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Seminario:
Investigación en Psicoanálisis
Profesor:
Alfonso Sarabia
Presenta:
Ahora bien, será complicado entender dichos conceptos sin retornar a los
comienzos del psicoanálisis, en donde Freud (1915/2012) define a la pulsión como
un proceso dinámico que hace tender al organismo hacia un fin. De esta definición
se desprende la llamada teoría de las pulsiones, la cual ha tenido su carácter
dualista. Freud contrapone las pulsiones sexuales a las pulsiones de
autoconservación, donde la energía de las primeras es la libido y se caracterizan
por su objeto, el cual no está predeterminado biológicamente, y a su vez su
modalidad de satisfacción es variable (Cervetti, 2011). La pulsión sexual no se
encuentra unificada desde un principio, sino fragmentada en pulsiones parciales
que se satisfacen en determinadas zonas erógenas. Con respecto a las pulsiones
de autoconservación, éstas son un conjunto de necesidades ligadas a las
funciones corporales que se utilizan para la conservación de la vida del individuo,
por este motivo, su energía es el interés egoísta (Freud, 1905/2012).
Sin embargo, a partir de su texto Introducción del narcisismo de 1914, si bien las
pulsiones de autoconservación siguen oponiéndose a las pulsiones sexuales,
estas últimas se encuentran ahora subdivididas en función de su objeto de catexis:
libido objetal y libido del yo.
Objetivo generales
Objetivos específicos