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Los Tuneles Secreto de Los Andes
Los Tuneles Secreto de Los Andes
RICARDO GONZALEZ
Kalasasaya
Tres horas en automóvil toma llegar desde la capital de Bolivia, La Paz, al yacimiento
arqueológico. A casi cuatro mil metros de altura, esta leyenda ya se respira en el Ande.
Hoy en día los pescadores del Titicaca – en el lado boliviano – recuerdan la historia de
la antigua Wiñaymarca, la morada prehistórica de los “gigantes” que acompañaron a
Huyustus. De hecho, el mismo Pedro Cieza de León, reputado cronista español, recogió
un dato interesante que sugiere la antigüedad real de esta ciudad: cuando los incas
llegaron a Tiahuanaco, la hallaron fragmentada, en ruinas, lo cual ya nos indica qué
tenía mucho tiempo de estar allí. Quizá desde los primeros tiempos post “diluvio”. El
inca Garcilaso de la Vega, apoyando esta posibilidad, escribía en sus Comentarios
Reales (1609) que un hombre extraño apareció en Tiahuanaco cuando “cesaron las
aguas”, lo que también nos hace recordar aquella teoría que sostiene una migración de
sobrevivientes atlantes hacia la Cordillera de los Andes.
Como fuere, la existencia de gigantes antiguos no nos debe sorprender, por cuanto
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cronistas de diferentes épocas hacen amplia referencia a ellos. En todas las culturas,
encontramos claras alusiones a seres de gran estatura. Por ejemplo, en la India se habla
de los Dânavas y los Daityas; en Ceilán de los Râksharas; en Grecia hallamos a los
legendarios Titanes; Caldea, por su parte, mantiene en su memoria la existencia de los
Izdubars (Nimrod); los judíos los Emins de la tierra de Moab. Y así podríamos continuar
ya que la lista es larga. Además, por si el lector aún tiene dudas, existen fósiles de los
gigantes, los mismos que alcanzan una estatura de 3.75 a 4.00 metros. No hay que
olvidar que los antropólogos han acuñado el término de “gigante pithecus” y
“megantropo” para identificar a grupos humanoides de gran estatura, que vivieron hace
millones de años en lugares tan diferentes como China, Java y Transwaal. ¿Todos se
extinguieron? ¿Cuál fue el origen del gigantismo?
Las leyendas incas mencionan a estos gigantes una y otra vez. En el Perú antiguo, por
citar un evento, se afirma que en tiempos del incanato hubo una llegada masiva de
gigantes en las costas de Lambayeque (!). ¿Quiénes eran? ¿De dónde venían? ¿Tenían
relación con la Atlántida y sus supuestos supervivientes.
Una teoría arriesgada para muchos – pero posible- sostiene que el gigantismo se debe a
la hibridación con seres extraterrestres de gran estatura; así se habría transmitido el
código genético necesario para una posterior mutación. Si fuese así, ello tampoco nos
debería sorprender. En la Biblia, así como en otros textos sagrados, existen diversos
relatos de la unión de “los dioses” o “seres angélicos” con las hijas de los mortales. Y de
estas uniones nacieron gigantes…
¿Fueron aquellos gigantes o “antilis” construyeron esta ciudad de piedra y sus túneles
en esos tiempos remotos?
Las leyendas andinas atesoran abundantes y extrañas referencias a esos seres poderosos
que habrían morado en Tiahuanaco. Aquellos titanes dominaban los elementos, hacían
llover fuego, partían la tierra formando quebradas o levantaban cerros. Les nacían alas,
y al final, después de prodigar sus profecías se convertían en huacas o númenes
protectores. No dudo en que los monolitos de Tiahuanaco encierran los principios de
todas las ciencias y artes. Esconden un mensaje.
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Yendo más al fondo, vemos que similitudes lingüísticas en el mundo nos permiten
deducir que la raíz aymará “Ti” del nombre Tiahuanaco o Tiwanaku evoca a la
divinidad misma, como el Tien chino, el Theos griego o el Teotl nahuált del México
antiguo. Es atrayente conocer el posible significado etimológico de la palabra
Tiahuanaco: “tio”, en aymará, quiere decir “dios”; “ti-huan” significa “de dios”, y
“aka”, significa “esto”. Entonces Tiahuanaco se traduciría como “esto es de dios”.
Los indios dicen que la grieta que muestra la Puerta del Sol fue hecha por un “rayo” que
del cielo cayó a Tiahuanaco (?). Existen muchos hechos extraños en torno a este enclave
A estas alturas, muchos se preguntarán cuál es la conexión de los túneles antiguos con
estas ruinas y sus olvidados habitantes.
Veámoslo a continuación.
Un tunel a Cusco
Huyustus ―según la leyenda que nos transmite Katari― era el “Señor Poderoso” de la
meseta del Collao, elaltiplano del Lago Titicaca. Aquel personaje procedente de tierras
lejanas estableció un sistema de fortificaciones colosales, conocidas con el nombre de
pukaras, que coronaban de baluartes inexpugnables los
picos de la cordillera. Antes de morir ―concluye el relato contenido en
el quipu inca― Huyustus dividió su reino “entre sus cuatro hijos”.
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En revelador este relato por cuanto uno de los hermanos, llamado “Ayar
Manco”, fue precisamente el fundador del Imperio Inca al salir airoso
de una caverna en el cerro Tamputoco, en el Cusco. Salió literalmente
del Mundo Subterráneo. Eran los “hijos de Huyustus”, o para ser más
precisos, sus descendientes.
Como ya adelantábamos en “Los Maestros del Paititi”, Manco Cápac o Ayar Manco
habría escapado de este ataque ―luego de ocultar el disco en una
galería subterránea― a través de un túnel que, desde la hoy llamada
Isla del Sol, le llevaría al Cusco, para fundar allí el Imperio Inca.
Esta historia está sostenida por diversas observaciones de los
cronistas de la conquista. Por ejemplo, el padre Bernabé Cobo, cuenta
en Historias del Nuevo Mundo (1653) que un tal Juan de Vargas halló
entre las ruinas de Tiahuanaco los restos de un gigante, como si
hubiese sido ultimado por un ataque. En relación a los “atajos
intraterrestres”, diversos cronistas mencionaron a boca de jarro la
existencia de un túnel subterráneo de más de 400 kilómetros que une el
Titicaca con Cusco. El mismísimo Garcilazo de la Vega, tan mesurado en
sus escritos, insiste en la importancia de estas chinkanas o
laberintos, como vemos, muy anteriores a los incas. El cronista español
Cristobal de Molina, ya en 1638, se une también a nuestro pensamiento
al afirmar que: “Manco Cápac pudo haber seguido esta galería
subterránea desde la isla en el Titicaca hasta Cusco”.
Incluso, hemos estado en las auténticas cuevas de donde habría salido el mismísimo
Manco Cápac, que al ser exploradas con calma el aspirante comprobará
que se ensanchan lo suficiente como para permitir a una persona caminar
de pie sin molestia alguna…
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Siguiendo los indicios de aquel Gran
Túnel que une el Titicaca con Cusco, llegamos inevitablemente a los
centros sagrados más importantes del “Ombligo del Mundo” inca,
descubriendo su contundente vinculación con el Reino Subterráneo o Uku
Pacha. Y es que, así como los mayas fueron los más diestros hombres en
la comprensión del Tiempo, los incas constituyen, sin duda, la
civilización de antiguo que más contacto tenía con los túneles sagrados
de América…
Los incas separaban en “tres mundos” la estructura del Universo: Uku Pacha o
“Mundo de Abajo”; Kay Pacha o “Mundo de Aquí”; y Hanan Pacha o “Mundo
de Arriba”. Aunque hay diversas interpretaciones filosóficas sobre este
particular, analizando estos antiguos conceptos andinos sin
apasionamiento alguno, vemos que es una sencilla y clara descripción
del Mundo Subterráneo, el Mundo de Superficie, y el Mundo de los Cielos.
Los incas pensaban que las chinkanas o túneles del “Gran Laberinto” ―que
realmente existen― conducían al Uku Pacha, donde vivían sus
“ancestros”, seres poderosos que les revelaron, entre otras cosas, el
arte de construir ciclópeas paredes de roca en las cumbres de los Andes.
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sospechosamente terminan interrumpidos por grandes rocas, como si éstas
hubiesen sido colocadas para ocultar alguna entrada secreta – como
vimos, son anteriores al establecimiento del Imperio Inca. Recordemos,
por ejemplo, que cuando llegaron los conquistadores al Perú,
consultaron a los indígenas por quiénes habían construido Sacsayhuamán
y los túneles adyacentes. Los relatos sostienen que los lugareños se
limitaron a responder que estas moles de piedra y los túneles “siempre
habían estado allí”, y que los más ancianos de la región las atribuyen
a una raza desconocida que precedió a los incas: los Ñaupa Machu (Los
muy antiguos, los de edad vieja).
Como fuere, la chinkana más significativa del Cusco la constituye el túnel subterráneo
de 2 kilómetros que une Sacsayhuaman con el Qoricancha o “Templo del
Sol”. Aunque siempre se relegó su existencia a los “cuentos de los
indios”, recientemente el arqueólogo español Anselm Pi Rambla demostró
que el legendario camino intraterrestre existe, afirmando inclusive que
este descubrimiento “puede cambiar la óptica de la historia antigua del
Perú”. Por si fuera poco, el investigador sostuvo que este camino
subterráneo formaría parte de un conjunto de galerías, cámaras, fuentes
y hasta antiguos mausoleos que se hallan bajo el mismísimo suelo de la
ciudad del Cusco…
Esta chinkana que une Sacsayhuamán con el Qoricancha guarda para nosotros un
interés medular, por cuanto fue a través de este camino, que el
príncipe Choque Auqui ―el último y secreto inca― huyó silenciosamente
del Cusco para dirigirse al Antisuyo, región selvática del oriente
peruano en donde yace la insondable Paititi o también llamada “El
Dorado”.
El enigma de la zona X
Por esta razón los chamanes del Cusco utilizan hongos y bebidas alucinógenas
para generar estados de “desdoblamiento” que les permitan ingresar a
ese mundo interno y recibir profundas enseñanzas de los Hombres-Cóndor
y Hombres-Amaru (serpiente en quechua), que no es más que una
denominación andina para los Maestros del “Cielo” y del Mundo
Subterráneo. Luego de haber hablado con un sinnúmero de Pacos o
Sacerdotes Andinos, de manera particular con los ancianos del Reino
Q’ero ―los descendientes auténticos de los incas― a más de 4.500 metros
de altura, no guardamos la menor duda que ellos conocen el “secreto”.
A 3.800 metros de altura, nos encontramos ante una obra soberbia que
muestra una compleja disposición de templos, palacios y observatorios
al filo de los abismos del Ande. Nadie ha podido explicar
satisfactoriamente cómo los incas trasladaron los pesados bloques de
piedra a estos riscos desde canteras alejadas – se dice que se utilizó
granito del río Urubamba, situado a más quinientos kilómetros por
debajo de la ciudadela – . Valga la aclaración, no creemos que haya
sido levantada por visitantes cósmicos, pero sí con la técnica de un
conocimiento perdido. En todo caso, lo más intrigante no es cómo se
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construyó Machu Picchu, sino por qué eligieron levantarla allí…
Machu Picchu
En verdad, son muchos los accesos a ese mundo mágico en esta región
cusqueña. Las montañas de Ollantaytambo, el Nevado Ausangate y los
túneles secretos de Chincheros son sólo algunos de los otros puntos que
se pueden investigar, obedeciendo siempre las señales sagradas que los
antiguos supieron dejar marcadas.
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Los incas, como los mayas,
también tenían profecías, y una de ellas menciona el ciclo del
Pachacuti o los “500 años de Purificación”, en donde el “Inca Rey” de
Paititi volvería del Uku Pacha al Kay Pacha o “mundo de afuera”,“mundo
de superficie”, para restituir la cabeza que fue cercenada en la
conquista. El retorno de la luz. El arribo de un Tiempo Nuevo.