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El presentarse a recibir procedimiento dental implica una situación estresante para la

mayor parte de los individuos, lo cual puede acrecentarse una vez que el paciente
muestra ciertos temores o miedos. Muchos son los componentes que se han involucrado
en el desencadenamiento y/o acentuación de la ansiedad en el consultorio dental, a partir
de inconvenientes individuales (edad, sexo, temperamento, inconvenientes emocionales
y de comportamiento, herencia cultural, presencia general de temor y ansiedad,
etcétera.) a situacionales (experiencia de dolor y desagrado en el gabinete dental, falta
de control, dentista con inadecuado comportamiento, etcétera.).
La falta de los papás en el gabinete se estima en los componentes psicológicos dada la
enorme interacción que muestra con la ansiedad por división que experimenta el
paciente infantil. Existe enorme disputa sobre este punto, encontrando resultados
contradictorios.
Un área de recepción y una sala de espera amistoso para los chicos tienen la posibilidad
de dar distracción, lo que ayuda a una disminución de la ansiedad como para los chicos
como para sus papás. Estas primeras impresiones son radicalmente relevantes debido a
que tienen la posibilidad de influir en los comportamientos futuros.
Hay artefactos en la consulta dental que tienen la posibilidad de provocar más o menos
ansiedad a los pacientes infantiles, aquel miedo a la jeringa provoca que la colocación
de la anestesia sea uno de los instantes críticos con alta posibilidad de eludir o eludir los
tratamientos dentales que necesitan la colocación de anestesia local tanto en jóvenes
como en pacientes de temprana edad

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