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Tamizamos la harina con un colador. Este paso es muy importante para que luego no
se produzcan grumos.
Ponemos en un cazo a calentar a fuego medio el litro de leche durante 4-5 minutos sin
que llegue a hervir. Este paso es para luego acelerar el proceso de preparación de la
salsa.
En otro cazo introducimos la mantequilla y la calentamos a fuego bajo hasta que se
derrita, tiene que tornar a un color avellana y sacará un poco de espuma que podemos
quitar si queremos. Luego añadimos la harina tamizada (Roux, es el nombre que tiene
este paso o mezcla de harina y mantequilla, que nos ayudará a ligar la bechamel, no
sólo se utiliza en esta salsa sino en muchas otras) y dejamos que se mezcle hasta que
formen pequeñas masas de tono dorado. Esto es muy importante porque si la harina
queda cruda la bechamel sabrá mucho a harina y no es lo que queremos.
En el paso anterior he utilizado mantequilla, pero si queremos podemos utilizar a
medidas iguales mantequilla y aceite de oliva. El aceite le dá un toque especial. Podéis
probar a ver si os gusta.
Removemos muy bien con una cuchara de madera la harina con la mantequilla hasta
quede como una bola.
Echamos la leche caliente en el cazo con la harina y la mantequilla. Añadimos sal,
pimienta al gusto y un poco de nuez moscada molida.
Removemos de manera continua con una varilla (5-6 minutos). Vamos controlando la
temperatura, en este paso lo mejor es dejarlo al mínimo. Quedará un mezcla
homogénea y lo más importante sin grumos. Si no tenéis controlada esta salsa y os
quedan grumos, podéis arreglarla con un toque de batidora. Así os quedará perfecta.
Son muy importantes las proporciones dependiendo de lo que vayáis a preparar, no es
lo mismo una crema que una salsa, las medidas son menores dependiendo del cuerpo
que quieras darle a la bechamel. Por ejemplo, en unas croquetas por cada litro de
leche, 3-4 cucharadas de harina y 3 de mantequilla. En unos canelones, por cada litro
de leche, 2 de harina y 2 de mantequilla. Siempre podemos corregir con un poco más
de harina que es el ingrediente que hace de espesante para preparar una bechamel
más espesa o todo lo contrario, añadir leche para hacerla más suave o líquida.