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Los 7 cabritos

EL LOBO FEROZ Y LOS 7 CABRITOS.

Eran bastante felices todos ligados y los pequeños cabritillos querían mucho a su madre.

Una mañana, madre cabra tuvo que ausentarse para visitar mercar comida, sin embargo antecedente de salir advirtió a los 7
cabritillos que tuvieran mucho cuidado con un lobo que andaba merodeando por el bosque.

Poco después de irse madre cabra, el lobo se acercó a la vivienda – ahora que permanecen solos, seguro que puedo engañarlos
para que me abran la puerta – pensó el malvado lobo.

Toc, toc, toc

Al escuchar la llamada, los 7 cabritillos dejaron de jugar y se acercaron a la puerta para a ver quién podía ser.

– ¿Quién es? – pregunto el más grande de los cabritillos.

– Soy madre – contestó el lobo – abridme hijos que traigo la comida – continuó.

Corrió hacia una granja de gallinas y se ingirió todos los huevos que localizó, hasta que logró una voz tan tierna como la de madre
cabra.

Velozmente, para eludir perder dicha aterciopelada voz, fue a la vivienda de los 7 cabritos.

¿Quién llama? – preguntó el hermano más grande.

Los cabritillos tenían dudas puesto que, aunque la voz era bastante parecida a la de su mamá, no estaban plenamente seguros.

Al observar la horroroso y oscura pezuña del lobo, los cabritillos gritaron – Tú no eres nuestra madre, ella tiene las patitas
blancas y suaves, empero las tuyas son oscuras y estropajosas.

Una vez ahí, entró sin ser observado y se embadurnó las patas de harina hasta sacarlas blancas y de aspecto delicado. Regreso lo
más veloz que ha podido a la vivienda de los cabritillos y retornó a llamar a la puerta con impaciencia.

Toc, toc, toc.

Los cabritillos, que estaban jugando al escondite, salieron para revisar quién denominaba a la puerta.

¿Quién es? – preguntaron los cabritillos.

Soy vuestra mamá, abridme que vengo bastante cargada – contestó el lobo con su falsa voz.

Enséñanos la patita por la rendija de la puerta – mencionaron los cabritillos.

El lobo les demostró su pata blanca y de aspecto suave.

Los cabritillos creyeron al embustero lobo y abrieron la puerta a quien creían era su madre.

El pequeñín le contó todo lo ocurrido y madre cabra tomó la decisión de salir en busca del malvado lobo.

Entonces, madre cabra ha podido ver que algo se movía en la tripa de la fiera y envió al pequeñín en busca de unas tijeras, aguja
e hilo.

Madre cabra, que cosía de maravilla, inició a recortar la tripa de lobo tan suavemente que éste no se despertó.

Madre cabra relleno la tripa del lobo con un montón de rocas y regresó a coserla para que no se diera cuenta del cambio.

Lobo tubo mucha sed y murió sediento .

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