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EL ESTADO Y LAS POLITICAS DE POBREZA Akhil Gupta D exco deconstruir la idea del Estado como una entidad unificada para revelar sus limitaciones, presentes en varias de las teorias con- vencionsles, y asi poder abordar la violencia perpetrada contra las pobl ciones pobres de la India, Sostengo quella constante invocacién del Estado refuerza una barrera discursiva y conceptual, la cual evita que se vean las variadas modalidades y técnicas que permiten a las burocracias ser indi- ferentes al padecimiento social de la pobreza, Si hemos de comprender la relacion paraddjica de diferentes grupos de pobres con el Estado, quien si- multineimente articulainclusin y asistencia con arbitrariedad y violencia, estructural, entonces necesitamos prestar mucha atencién a las pricticas rutinizadas de sus diferentes ramas y escalas, Sugiero que el fracaso de la discusiéa de Foucault sobee la biopolitica y del concepto de Agamben de prohibiccén soberana para aceprar esta paradoja de inclusién y violencia puede tener que ver con la perspectiva del Estado implicita en su trabajo, Foucault y Agamben aprovechan una teoria de aparato estatal fuerte- mente uaificado para elaborar sus argumentos acerca de la biopolitiea y la soberania, respectivamente Oftezco dos ejemplos de la discusiGn de Foucault sobre biopoliti- ca para ilustrar cémo una teoria particular del Estado afianza su andlisis. La biopolitica como una modalidad de poder depende del manejo de la poblacién, Aunque no plantea explicitamente qué ambito del gobierno es responsable del manejo demogrifico, su posicién sobre la eapilaridad del poder implica que la biopolitica no requiere control centralizado. El asgumento de Foucault para el surgimiento de ia biopolitica depende de la convergencia de diversas instituciones en diferentes escenarios alrede- dor de una forma particular de conceptualizar un problema, para el cual busean soluciones que involucran el control y la asistencia dela poblacida, Aunque las instcuciones no estatales pueden ser significativas en algunos regimenes biopoliticos, diferentes organismos, agencias y escalas del Es tado deben de ser vistos como importantes actores en la formacién de ‘cualquier régimen biopolitico. La aproximacién de Foucault no ayuda a comptender ls crcunstancias que levaron a la convergencia que produjo ua régimen biopolitico frente a situaciones donde supuestos problemas en varios dominios —educacién, les, justicia criminal, salud— permanecea separados. Aunque su aproximacidn sugiere que el manejo de la pobla- cidn en cualquier ségimen biopolitico se dispersa ampliamente a través de las instituciones, su anlisis de la Francia del siglo XVIII implica que Durdcratas y consejeros en el Ambito central del Estado jugaton el rol mis importante (Foucault 2007: 55-86). EI segundo ejemplo concieene al hecho de que el orden biopolitico de Foucault depende del poder normalizador de las estadisticas. $i no se alia crticamiente eGmo aquellas estadisticas se xecolectan y se emplean, centonces la relacién entre biopoder y temas como soberania y violencia probablemente se malinterprete. Como ciertos procesos sociales llegan a ser representados estadisticamente y qué ramas de la burocracia y qué fancionarios emprenden la labor masiva de recolectar y organizar estos simetos puede revelar mucho acerca del manejo de la poblacién. Esto 5 asi porque las estadisticas estin frecuentemente ligadas a lo que James Scott (1998) ha llamado legibilidad, y un registro estadistico detallado se ssocia normalmente con la vigilancia que es més intensiva. Sin embargo, poser més estadisticas detalladas no siempre se corresponde con tn me- jor conocimiento acerea del sujeto de escrutinio. Un anilisis de los mé. todos de recopilacin de datos puede muy bien llevar a concluir que las cestadisticas no son muy efectivas como instrumento de biopolitca. La ‘tata potes [257 observacién exnogrifica de cbmo se recolecta la informacién estadistica acerca de los sujetos, entonces, puede servie como un importante meca- ‘nism para comprender la efectividad de la biopolitca Mientras hacia trabajo de campo en la sldea de Alisur, observaba cémo se reeopilaban los datos para los censos. Hice mi propio censo de cada casa de la aldea con el interés de descubtt si mis métodos diferian de los de los trabajadores del empadronamiento, Cuando preguntaba alas personas sobre qué preguntas les habian hecho esos trabajadores, ellos expresaban sorpresa de que tal ejecicio hubiera sido conducido, dado que ninguno tecordaba haberse encontrado con uno de aquelles trabajadores, El misterio fnalmente se rompi6 cuando formulé la misma pregunta en la casa donde estuve primero, en la calle principal que conduca al pueblo. El sranjero que vivia en ella me contd que el censista habia lezado a su casa, se habia sentado en su catre y le habia preguntado los nombres de todos fos otros pobladores de la ala y cuntos miembros tenia cada case, entre otras interrogantes. A pesar de que alguna informacién recogida acerca de 4a aldea de esta forma podia resnltar cierta, esta indagacién estaba lejos de ser precisa. El proyecto biopolitico de conocimiento de la poblacién para mmanejarla mejor estaba profundamente comprometido por los métodos utiizados para recolectar sus datos. La pasada década ha sido testigo del creciente interés en el estudio exnogrifico del Estado moderna, Un importante tema que atraviesa esta literatura es que los Estados no simplemente son aparatos burocriticos fancionales, sino poderosos sitios de produecién simbdlica y cultural que siempre se representan 2 si mismios culturalmente y se cemprenden en formas particulars (Jessop 1999), Se ha vuelto posible hablar no solo de naciones, sino también de Estados imaginados (Anderson 1991), esto es, como entidades que son conceptualizadas y se hacen socilmemte efec- tivas a través de patticulares dispositivos imaginativos y simbdlicos? Sin 1. llery Harriss (2003; 1.2) sostenen que hasta hace poco la antropologi prestaba escasa atencid alas dindmicas euleurales de los Extdos moderns, Esto no des «arta una extensa literatura antzopolbgicasabee el Estado en gener tase nota} Laliteraura sobre ese tépico es por ahora muy exten inelayea Abrams 1985, Alesander 1997; Althusser 1971; Anagnost 1998, 1997, Ashfoeth 1590; Baya (995, embacgo, la aticulacion de la creacién eultural con el biopoder y la sobe- ania esti lejos de estar establecida. Aunque algunos estudios han tratado de demostrarcuin importante es el contenido cultural de a biopolitia y la soberania, el proyecto més radical de demostraz que estos conceptos son, cen esencia, construcciones culturales que han surgido dentro un contexto cultural social e hist6rico distinto ain no se ha Uevado @ cabo. El punto es aque se necesita reflexionar critieamente sobre la asuncién de la universs- lidad implicit en las teorias de biopoltica y soberania, Hacetlo permitira pensar en conceptualizaciones y afrmaciones alternativas de universalidad (Tsing 2005), El marco metodologico y epistemotdgico que propongo camina en paralelo a la aproximacién pionera de Philip Abrams (1988). Este autor ‘ecomienda suspender la ereencia en el Estado como una realidad ontol6- sgica que sustenta lo que él lama “sistema estatal”, l aparato institucional y sus prctica,y la “idea de Estado”, el eoncepto que lo dota de coherencia, singularidad y legitimidad. En lugar de eso, dirige su atencién a cémo el sisternaestatal y la idea de Estado se combinan para legitimar el gobierno y tn dominacién. Lo central de este argumento es emo dicha idea se movi- liza en diferentes contextos y cémo se imbrica en instituciones y pricticas cestatales? Esta conceptvalizacidn vamis alli de comparar similtudes 0 di- ferencias en la forma funcional de los Estados, enfatizando sus contextos histricos y especificidades coyunturales. AI mismo tiempo, la dicotomia centre Iv insivaclonal y lo concepeal parece desnudar Ia antigiedad de sus fundamentos culturaes y suprimir la constitucién cultural del sistema ‘stata. A pesae de esto, Abrams lama a considerar un macco analitico en el que las aproximaciones fancionales e institucionales al Estado puedan Boutdica 199; Brow 1988; Brubaker 1992; Clarke 2004; Con 1987s, 1987b, 1996; Cotonil 1997; Corigany Saser 1985; Cousin 2003; Enloe 2000; Eyal 2005; Feld rman 2008; Gal y Kligman 2000; Geers 1980; Handelman 1978, 198; Hansen y Steppurat 2001; Herzfeld 1992; Joseph y Nugent 1994; Kesaba 1994; Mann 1986; Meme 1992: Mitchell 1989, 991; Moker 1997; Navaro-Yashin 2002; Nelson 1999; Nugent 195, 1997; Scot 1998; Sharma y Gopta 2006; Steinmetz 1993;Stoler 2002, 2004; Tausig 1992, 1997; Ut 199; Verdery 1996, 2008 y Yang 1989. 3, Nielsen (2007; 695) peesenta a fscnante ejemplo de un contextoenelcual aides de Estado es prodcida y aetoadaincuso en I ausencia de Estado ‘easy mepotear de cena | 28 articularse con construcciones culturles « ideolégicas, analizando mas ccercanamente las pricticas y representaciones burocriticas. Este no ¢s un asunto de balancear diferentes aproximaciones a su estudio sino un llama- do a ver las conexiones consttutivas entre economia politica, estructura estat, dsefo institucional, prcticas cotidianas y representacié ‘Tal complejidad es precisamente lo que se ha perdido cuando los in- vestigadotes hablan con seguridad del Estado y las politcas de gobierno. Al hacetlo, se refieren una entidad que ha comenzado a considerarse, simplemente, como de sentido comin. No obstante, precsamente a causa de que parece autoevidente, uno se pregunta: gqué es exactamente este objeto, organizacién o estructura? ¢Dénde se encuentra? ¢Mediante qué :mecanismos se revela su presencia? , 28 de oeabee de 2007 latsaoyle peace utes 12 sobre todo las representaciones engendradas en aquellas pricicas eutini- zadas y repetitivas que constituyen la actividad burocritica diaia. Final- mente, tales pricticassignificativas ponen de manifiesto cuestionescriticas de la andiencia a quienes tales signficaciones se dirigen pars tener sentido, Cémo son comprendidas tales representaciones, por quignes y con qué ‘propésito son temas exiticos que tienen que ser abordado: por cualquier teoria del Estado. En la India, la répida expansin de proyectos de desarrollo y el incre ble crecimiento de la burocracia del desarrollo, después de la independen- cia, constituye una parte importante de los procesos cultures y politicos que ayudaton a representar al Estado ante sus ciudadanos rurales, No obs- tante, el hecho de que estos esfuerzos se manifiesten a través de pricticas cotidianas que son arbitrarias y no sistemiticas hace problemiticas las re presentaciones de un Estado unificado. Los estudios de re>resentaciones, sehan centrado abrumadoramente sobre los despliegues espectaculares de poder y sucesos extraordinarios (Cohn 1987b, Navaro-Yashin 2002), Me ror atencidn se ha dado a la peicticas communes de los orgaaismos del Es- tado, Por consiguiente, tales investigaciones han tendido a reforzar, quiza involuntariamente, ideas unitarias del Estado, enfocando la stencién en los lideres centeales y siuaciones en las que el Estado se moviliza alrededor de tazeas especificas. Finalmente, la audlencla para dichas represenraciones se entiende que es toda la poblacién, y las interpretaciones diferencales de ‘magia o fantasia de diferentes grupos del pablico han sido rramente tema de estudio profundo, La discusion hasta aqui puede resumirse como sigue: mas que tomar el Estado unificado, coherente como un punto de partida para el anlisis social, ls condiciones copunturales que permiten a cualquier Estado par- ticular ser exitosamente representado como tal deberian trtarse como un problema analitco que requiere explicacién. PPienso que seria justo decir que las cuestiones de tepresentaciin no han sido centrales para las teorias del Estado; esto es especialmente cierto ccuando se piensa en reas politicas tales como la pobreza y el desarrollo. Si este argumento se acepta, cualquier discusién sobre el Estado debe con- ia politica, el isefio instcucional, la estructura social y las pricicas coxidianas. sideras la atticulacién de las representaciones con la econ La pobreza como un concepto biopolitico debe tanto a ls represen taciones ded Estado como a las representaciones hechas porel Estado. Este iikimo punto es claro si se considera que la categoria integral de pobreza cemerge de la representacién estadistic. La téenica estindar para calcular el _nimeto de la poblacin que vive debyjo de la lines imaginaria de ingreso inventada por el Estado (la linea de pobreza) o la emision del documento de identidad para hogares que califcan por debajo de la linea de pobreza crcan y definen la categoria de pobreza, que emerge de las representacio- nes estadisicas generadas por el Estado, Imigenes més complejas de los pobres dignos, que necesitan ayuda, frente a los pobres indignos, que son tun drenaje de los recursos piiblicos, son entonces superpuestas sobre tales cjercicios estadisticos y son frecuentemente indistinguibles de ellos, con lo que sobredetermina su significado y rango semidtico (Broch-Due 1995). Me refiero a que categorias como “debajo de la linea de pobreza” hacen algo mas que construir simplemente una eategorfa de personas como los pobres;simultineamente también crean una imagen del Estado. La repre- sentacién aqui tiene dos caras: abierta a un esquema clasficatorio a tra- vvés del cual la poblacién puede subdividirse los pobtes, los analfabetos, las castas registradas, etc. — para los propésitos biopoliticos del Estado, mientras que al mismo tiempo representa al Estado como una entidad para las personas definidas por aquellas categorias. Mi argumento difiere de algunos otros que se enfocan en la repre sentacion que enfatiza menos la tradicional érea donde los investigadores tienden a buscar representaciones, esto es, la esfera piblica y los medios, de comunicacién, y por el conteario se contra en las practicas cotidianas de los organismos del Estado. Las operaciones cotidianas de las oficinas burocriticas tienen funciones sigaificativas muy importantes, y sus efec- tos representacionales deberian tomarse seriamente. Tales pricticas, que median el contacto de los ciudadanos con los funcionatios y despachos del Estado, pueden tener un impacto ain mis grande en engendrar repre- sentaciones particulares del Estado que cuslquier otra afirmacién explicita que circule en la esfera piblica. Un importante discurso del primer minis- to acerca de cémo el gobierno se dedica a servie a los pobres haciendo insttuciones estatales mas responsables podria bien set socavado cuando tun pobre se encuentra com los burécratas de la ofcina distrital, Una vez que el vinculo con las funciones significativas de las pricticas cotidianas se establece, el problema se torna en cémo lidiar con plenitud ‘mis que con escasez. Las representaciones del Estado parecen estar en todas partes, y se vuelve dificil justfcar clegir un conjunto de represen- taciones en lugar de otros. Los puntos mis obvios de enfoque son los medios de comunicacién de masas y Ia discusién pibliee mediada por 1a masa: los discursos y entrevistas oftecidas por los lideres, los debates en el parlamento, las discusiones sobre politica pablica que se dan en los ‘medios principales, las peliculas, los programas de televisién, la musica y la Internet, (Taylor 1997, Navaro-Yashin 2002), Otra mis, la fuente frecuen- temente pasada por alto a través de la cual la presencia del Estado se ejem- plifica cn las vidas de las personas, puede verse en lo que deberia llamarse microindicadores. Pata usar unos pocos ejemplos de los Estados Unidos, los mictoindicadores incluyen simbolos comunes de poder estatal, como sellos y firmas sobre el dinero, y logos de la Coxporacién Federal de Se ‘puro de Depésitos (FDIC) sobre los edifcios bancarios. Los contenidos y etiquetas de advertencia en los alimentos envasados también indican la ubicuided de la representacién estatal en la vida cotidiana, De hecho, tan ominaate es la idea de que el Estado salvaguardari la salud y seguridad de sus cudadanos que cuando ocurre una lesidn o muerte causada por un [producto 0 prictica peligrosa, como el mal de ls vacas locas, hay indigna «ida por su fracaso para regular el producto y prevenir el dao." ‘Como mencioné al inicio de este libro, principalmente me basaré en otra fuente de tepresentacin que frecuentemente escapa de la atencién de los ciudadanos ¢ investigadores: fas pricticas cotidianas de las buroeracias cestatalet Los pobres en la India rural se encuentran con los funcionarios estatales en numerosos contextos en el curso de su vida diasia —el Estado 10 ¢s nitremoto ni inaccesible—. Sostengo que la eficacia representacional de estos encuentros para construir una imagen del Bstado es mucho ma- yor que la de los especticulos y sucesos excepcionales.”” 16. El pico de los efectos estarales creados por los microindicadores ha sido apenas cescubado en ba lieratur académica exsteste 17. Este no peetende ser un argumento panhittsicn, Un hecho como un diseutbio puede configura la percepcin de las personas que experimentan la violencia muy Es dificil demostrar la importancia de las pricticas cotidianas, porque tales pricticas no llaman la atencién sobre si mismas y frecuentemente se vvuelven el objeto del discurso una vez que sus convenciones han sido vio- ladas, Es solo cuando una persona fala en detenerse cuando es coaminada ‘hacerlo por las luces parpadeantes de un patrullero 0 cuando alguien se pasa la luz roja de la autoridad de la poticia local y la regulacién estatal de trifico que se vuelven visibles estas prcticas. Quien obedienternente sigue Ia regla de detenerse frente a la luz roja no tematiza discursivamente, de este modo, sobre la presencia del Estado en hacer cumpli tales reglas y fForeat su cumplimicnto, Mi interés radica precisamente en aquellos meca- nismos por los cuales la presencia del Estado impregna la vida cotidiana cen formas que no son evidentes. :Cuiles son los efectos estatales de esas pricticas? {Qué tipo de Estado se esti imaginando aqui, especialmente cuando tales imaginaciones constituyen una comprensién que permanece ‘en gran medida bajo el umbral del discurso? Mas que centrarse en aquellos ‘momentos en que la reconfortante realidad de la vida diaria se rompe, deberia cuestionarse cémo el Estado mantiene un estado de cosas supues- tamente normal donde los pobres son objeto de tal viotencia estructural intensiva, He demosteado que una enorme cantidad de trabajo cultural se des- tina en representar al Estado como si este fuera entidad extraordinaria, en lugar de un conjunto de organismos desiguales, fojamente conectados, yy con despachos en varios lugares. Pero za quignes estin dirigidas estas pricticas de representaciSn? Espectficamente, gedmo se dirigen 2 grupos heterogéneos de pobres? Como ha demostrado Shore, estas cuestiones pasan a primer plano en relacién con formaciones emergentes como la Unién Europea (2000: 1-2). Por un lado, si el Estado se muestra unitario para las poblaciones pobres, puede hacerlo solo en tanto dichas habitantes perciben este Es- tado imaginado como legitimo, Por otto lado, esto no significa que la ‘profundamente, Pero incluso en tales casos, como ha sostenido Das (2007), es €l ‘encuentro con varias formas de burocracia después de los desdedenes, desde Ia policia los politico y las oficinas de alivis de eevuelas, lo que debe ser de mis trande importaneia para deteminas ls ideas de las personas sobre el Esexdo, legitimidad pueda obtenerse solo siempre y cuando los esfuerzos para for: jar un Estado imaginario sean exitosos. La legitimidad es una condicion necesatia pero no suficiente pata parantizat la efectvidad de las represen- taciones del Estado, porgue no es una propasicién de todo o nada. Un poder particular del Estado como el judicial puede disfrutar de un alto grado de legitimidad, mientras que otros como el administativo pueden generar sospecha, Por otto lado, un ambito del Estado, como el central 0 federal, puede disfrutar de la confianza de los pobres, mientras que otro como d local puede generar recelo, Finalmente, un érea funcional como la ensefianza puede disfrutar de alta confianza entse los ciudadanos pobres, pero no sucede lo mismo con otras, como la policial. En todos estos ejem- plos, no puede verse al Estado como coherente precisamente porque la Jegitimidad se extiende a solo algunas butocracias en ciertos dmbitos. Los esfuerzos por representarlo como un actor cohesivo fallan precisamente porque los ciudadanos pobres tienen tna clara idea de que este no es, en efecto, extraordinario y que algunas de sus ramas, despachos y niveles son is receptivos a sus necesidades que otros. Peasando en el Estado de esta forma dferimos fandamentalmente de Jas concepeualizaciones de aquellos que preguntan sy bajo qué condicio- res logra legtimidad (Habermas 1975). Bn el tltimo enfogue, la premise de que el Estado es un aezor racional y una entidad coherente constituye cl punto de partda del anilsis, y la euestidn es saber si tal actor es capaz de gan el consentimiento de las masas para su gobierno, En contraste, a aproximacion que estoy defendiendo liga al Fstado como imaginatio con cel tema de la legitimidad: para que sea representado como un actor delibe- rado, el aseguramiento de su legitimidad debe ser exitoso, Si el Estado es lun constructo cultural, las cuestiones de legitimidad se integran dentro de su construccién como un objeto. En tal perspectva, los Estados no llegan primero al poder y luego intentan asegurar su legitimidad, En la medida en que un partido politico, una junta o un blogue de poder puedan, exi- tosamente, pretender hablar por el Estado, es porque tienen asegurada la Jegieimdad para su gobierno, Lo que estoy sugiriendo, entonces, es que representar exitosamente al Estado siendo unitario para cualquier electorado requiere el constante ¢ incesinte trabajo de un bloque hegemsnico, que por tres razones esti siempte involucrado en una fucha cultural para constituir tal imaginario. Primero, puede haber intereses politicos que compiten, alineados por re- gi6n, etnicidad, eligién, lengua, género, sexualidad, raza 0 casta, que estin Jnteresados en mantener una idea de un Estado desarticulado. Estos gra pos pueden no desear ver a ningin bloque de poder hablando pot el Esta- do, Ellos pueden resistirse a la ageegacién suprarregional de la autoridad. Segundo, puede haber diferentes visiones de lo que es el Estado, de modo que se puede encontrar varios electorados que estin cada uno intexesados en el Estado como un imaginario, pero no estin de acuerdo con lo que constituye tal imaginario, Grupos que demandan derechos para los traba jadotes pobres, inmigeantes 0 minosas pueden invocarlo por dichos reco- nocimientos, pero también mantener una idea muy diferente del Estado comparado con la idea preconizada por los lideres de las grandes corpo: raciones. Finalmente, podria haber ahi visiones diferentes del futuro que podian configurar expectativas de lo que el Estado deberia ser, aunque pudiera haber considerable acuerdo sobre lo que es en el presente. De esta ‘manera, los bloques hegeménicos constantemente luchan para consteuie el Estado como un imaginatio. Por esta razén, los conflicts culturales deberian verse como constitayentes del Estado més que como un efecto de las prcticas estatales o de las elaciones Bstado-sociedad, La violencia ‘estructural es siempre el resultado de tales luchas culturales inequitaivas. {Cuil es el terreno sobee el cual se libran tales luchas por imaginar el Estado? La respuesta que viene més ficilmente a la mente es la nacién, Macho de la discusién académica y piblica acerca del Estado frecuente- mente se centra en el Estado nacional. Es importante subrayat esto por- que tales debates asumen un espacio nacional, , por lo tanto, les resulta dificil analizar los diferentes mbitos de las insttuciones estatales que fancionan en diferentes entornos geogrificos. Qué raz6n posible podria haber para incluir ua osfanato en Tamil Nadu y una oficina diplomitiea en Washington D.C, bajo la misma ribbrica, el Estado? Si cada vez que se encuentra a palabra “Estado” en tratados académicos, se sustituyera “Es- tado regional” ea lugar de “Estado-nacién’, se aclararia que mucho de lo escrito sobre el Estado es, de hecho, sobre el Estado-nacién, no sobre el Estado en otros ambitos de agregacién, Sin embargo, si se quiere decir el Estado-nacién, se tiene que investiga la relacin entre formas de imaginar ‘eras pn de pees | 28, 1h nacidn y formas de imaginar el Estado sin asumir la convergencia de aquellos imaginatios. La telaciGn entre pertenencia, territorio y burocracia se vuelve extremadamente importante para grupos de pobres desde que influyen en las decisiones acerca de quién puede ser excluido de la asisten- cia del Estado, Las formas hegeménicas de imaginar el Estado esti inextiicable- ‘mente ligadas a las formas de imaginar la nacién (Nugent 1997). Pocas personas discutrfan que la nacién se constituye a teavés de la disputa cultural y que todas las naciones luchan por naturalizarse como objetos contolégicos. Los mismos argumentos son vilidos para los Estados. Las ideas de la nacién son frecuentemente propagadas por organizaciones y actividades del Estado, como escuelas estatales y programas de desarrollo como los Servicios de Desarrollo Infantil Integrados (CDI). Los Estados necesitan ser imaginados no menos que las naciones, y la tarea de ha- cet es0 10 es menos dificil. Considérese por un momento una burocracia como la de los CDI. Sus oficinas se localizan en diferentes lugares dentro del teritorio de la naci6n ¢, incluso, dentro de un Estado regional y un distrto, Por sus funcionarios, no menos que por sus clientes a unidad de esta burceracia esti compuesta de representaciones que brotan de formas de accidn repettivas que involucran el movimiento de personas, archivos, ordenes, requerimientos y recursos, a través de lugares geogrificos. La translocalidad de las instituciones del Estado, su dispersiOn en el terzitorio que administran, ineludiblemente lo hace una entidad imaginada, La ad- ministracién biopolitca de la poblacién, entonces, esta inextricablemente ligada a la institucién imaginaria del Estado, y las luchas culeurales que alteran aeste timo cambiaria también la anterior. Asintismo, no hay razén para pensar que los procesos que hacen posi- ble que c. Estado exista como imaginatio social se estringen alas fronteras territories de los Estados-nacién, De hecho, fuerzas transnacionale, in- cluyendo importantemente el sistema interestatal, jegan un rol crtico en ccémo el imaginario estatal se construye (Chalfin 2006; Gledhill 1999; Me- yer 1980; Meyer, Boli, Thomas y Ramirez 1997). Dichos sistemas no solo adquierea un rol crtico en configurar la identidad de los Estados —paises ‘menos desarrollados, paises recientemente industrializados, ete—, sino ‘que también ayudan a configurar los valores normativos del Estado y los tipos de actividades en las cuales se deberia 0 no involucrar. Adems, estas ideas acerca de los Estados se originan no solo de otros Estados-nacién en cl sistema interestatal, sino en las ONG, corporaciones transnacionales y cuerpos de gobernanza internacional que forjan tratados y leyes (Kapferer 2008, véase esp. Chalfin 2006). Un Estado que desplaza a su poblaciéa a la fuerza dentro de sus fronterasy Ia arrest sin un juicio, o que rehisa educar 1 sus nifios, es probable que esté bajo presin politica y diplomitica dentro del sistem interestatal. La legitimidad de cles regimenes seria probable- mente desafiada por onganizaciones internacionales 0 nacionales. Dado todo esto, puede parecer sorprendente que el fracaso del Esta do en la India para proveer asistencia médica y comida para su poblacign. indigente haya atraido tan poca extica internacional, cEsto ¢s porque falar en ayudar a los necesitados no viola el gobierno de la ley ni las normas de la ciudadania y los derechos humanos? Ademis, ges porque la ligica de los _mercados privilegia Ia preservacin de las concepciones liberales de liber- tad por encima de toclo —tanto asi que la preocupacidn de la comunidad internacional se centra mas en Ia derogacin del Estado de las libertades in- dlividuales que en sw negligencia con el derecho de una persona 2 vivie? En suma, el Estado esti formado por prcticas y representaciones que sungen cn varios hugares geogrificos y escalas institucionales. La biopolitica esti inteinsecamente relacionada con los imaginarios estaales que son transna- cionales. El Estado y los imaginarios nacionales no siempre coinciden. Los problemas de localidad y eseala nos levan a un muy importan- te punto, Estudiar el Estado levanta molestas interrogantes sobre méto- dos que rara vez se comentan explicitamente. Estas interrogantes pueden agruparse en cuatzo titulos principales: (i) el desafio de la translocacién, Gi el desafio de Ia plusicentralidad, (i) el desafio de la ubicuidad y (x) el desafio de la reificacin, Cualquier estudio sobre el Estado necesita con- frontar estos cuatro desafios a la misma vez. El resultado no es obtener luna mejor imagen del conjunto; ya he sugerido que esta tarea es imposible. Quizé, enfeentindose explicitamente a estos cuateo problemas, se gane un mejor sentido de cémo se obtiene una particular visién del Estado, Juntos, los cuatro problemas nos fuerzan a pensar més cuidadosamente 6:0 comprender su papel en la especifica forma de violencia constituida por 1h pobreza aguda. ‘ay a etn dpe | 85 ‘La naturaleza transloca del Estado dificulta seriamente decidicen qué «scala uno deberia concentrarse en hacer trabajo de campo. Al estudiar las buroctacias, os investigadores tienen que confrontarse con la dificultad de «que cualquier burocracia tiene oficinas en vatios émbitos administativos. ¢Se deberia estudiar el blogue?, cel subdisteto?, cel distrito?, cel Fstado re- gional, go se deberia estudiar las oficinas principales en el centro (imbito federal)? La respuesta depende de la pregunta que se desee formular sobre 1 Estado, pero una gran variedad de problemas involucran vatios imbitos al mismo tiempo. Si se esté haciendo observacin etnogrifica en algtin imo se conoce los efectos de actividades simultineas en otros? ‘Como observé anteriormente, la imposibilidad de conocer qué esti ocu- rriendo en ottos sectores en tiempo real convierte al estudio del Estado, ‘como del de otras instituciones translocales, necesariamente parcial ¢ in completo. Al mismo tiempo, esto hace que la eleccién de métodos sea extremadamente dificil, porque tenemos que set muy claros de por qué es- tudiamos tno en lugar de otro, Elegi estudiar los sectotes més bajos de la jerarquia administrativa porque es ahi donde podia observar ala poblacién pobre rural entrar en contacto con los funcionarios estatales. Cuanto més se asciende en la jerarquia burocritica, menos de esas interacciones son probables de encontrarse. También es probable que el estudio de dmbitos superiores de administracién pueda revelar menos condiciones eadticas de accién burocritica simplemente porque el control ha sido mis cen- tralizado y focalizado. Por ejemplo, en el distrits, la DM sirve como un punto central para la coordinacién de todas las cuestiones de desarrollo, judiciales y policies. El problema de la pluricentrlidad conciemne a la sclacn entre las ramas de! Estado, Aunque podemos decidir concentrarnos en un émbito ‘especitico, por ejemplo, la sede central del subdistito, e6mo vinculamos los despachos unos con otros? No me estoy reiriendo aqui a las conexio- nes entre las tamas legislaiva judicial y administratva del Estado en el sector local. Incluso si se est estudiando una de estas ramas, por ejemplo, Jn rama administrativa, ge6mo se dan las relaciones entre el departemento de hacienda, las oficinas de registros de tierra las escuclas y hospitales, cl sistema de desarrollo y la policia?

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