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Tabla de contenido

El libro de las mil noches y una noche Vol I


PRÓ LOGO DEL TRADUCTOR.
CONTENIDOS DEL PRIMER TOMO.
HISTORIA
CUENTO DEL TORO[23] Y EL ASNO.
CUENTO DEL COMERCIANTE Y EL JINNI.
LA HISTORIA DEL PRIMER SHAYKH.
LA HISTORIA DEL SEGUNDO SHAYKH.
LA HISTORIA DEL TERCER SHAYKH.
EL PESCADOR Y LOS JINNI.
EL CUENTO DEL WAZIR Y EL SABIO DUBAN.
EL REY SINDIBAD Y SU HALCÓ N.
EL CUENTO DEL MARIDO Y EL LORO.[90]
EL CUENTO DEL PRÍNCIPE Y LA OGRA.
EL CUENTO DEL PRÍNCIPE HEMBRADO.
EL PORTERO Y LAS TRES DAMAS DE BAGDAD.
EL CUENTO DEL PRIMER KALANDAR.
EL CUENTO DEL SEGUNDO KALANDAR.
EL CUENTO DEL ENVIDIDO Y EL ENVIDIDO.
EL CUENTO DEL TERCER KALANDAR.
EL CUENTO DE LA SEÑ ORA MAYOR.
CUENTO DE LA PORTRA.
EL CUENTO DE LAS TRES MANZANAS.
LA HISTORIA DE NÚ R AL-DÍN ALÍ Y SU HIJO BADR AL-DÍN HASAN
EL CUENTO DEL JOROBADO.
LA HISTORIA DEL CORREDOR NAZARENO.
EL CUENTO DE REEVE.
CUENTO DEL DOCTOR JUDIO.
CUENTO DEL SASTRE.
LA HISTORIA DEL BARBERO SOBRE SÍ MISMO.
LA HISTORIA DEL BARBERO DE SU PRIMER HERMANO.
EL CUENTO DEL BARBERO DE SU SEGUNDO HERMANO.
LA HISTORIA DEL BARBERO DE SU TERCER HERMANO.
EL CUENTO DE BARBERO DE SU CUARTO HERMANO.
EL CUENTO DEL BARBERO DE SU QUINTO HERMANO.
EL CUENTO DEL BARBERO DE SU SEXTO HERMANO.
EL FIN DEL CUENTO DEL SASTRE.
ÍNDICE.
NOTAS DEL TRANSCRIPTOR
Título: Una traducción simple y literal de Arabian nights entertainments, ahora
titulado The Book of the Thousand Nights and a Night, Volume 1 (of 17)

Autor: Richard F. Burton

"PARA LOS PUROS TODAS LAS COSAS SON PURAS".

Proverbio árabe .

" Pour ce que rire est le propre des hommes. "


— RABELAIS

"El placer que obtenemos al leer detenidamente las Mil y una historias nos hace lamentar
que poseemos solo una parte comparativamente pequeñ a de estas ficciones
verdaderamente encantadoras".
— " Historia de Arabia " DE CRICHTON .

TRADUCCIÓN SENCILLA Y LITERAL DE LOS ENTRETENIMIENTOS DE LAS NOCHES ÁRABES.


EL LIBRO DE LAS
Mil noches y una noche
 
CON INTRODUCCIÓN NOTAS EXPLICATIVAS SOBRE LOS USOS Y
COSTUMBRES DE LOS HOMBRES MUSULMANES Y UN ENSAYO
TERMINAL SOBRE LA HISTORIA DE LAS NOCHES
 
VOLUMEN I.
POR
RICHARD F. BURTON

IMPRESO POR EL CLUB BURTON PARA PRIVADO


SOLO SUSCRIPTORES
Edició n Shammar
Limitado a mil ejemplares numerados, de los cuales este es el
Nú mero 547
IMPRESO EN EE. UU.
PRÓ LOGO DEL TRADUCTOR.
Este trabajo, por laborioso que parezca, ha sido para mí un trabajo de amor, una fuente
inagotable de consuelo y satisfacció n. Durante mis largos añ os de destierro oficial a los
exuberantes y mortíferos desiertos de Á frica occidental ya los aburridos y lú gubres claros
de América del Sur, resultó ser un amuleto, un talismá n contra el hastío y el desá nimo.
Imposible incluso abrir las pá ginas sin que aparezca una visió n; sin hacer un dibujo de la
pinacoteca del cerebro; sin revivir un sinfín de recuerdos y reminiscencias que no son
propiedad comú n de los viajeros, por mucho que hayan viajado. De mi entorno aburrido,
comú n y "respetable", los genios me llevaron de inmediato a la tierra de mi predilecció n,
Arabia, una regió n tan familiar para mi mente que, incluso a primera vista, parecía una
reminiscencia de alguna vida metempsíquica pasada. en el pasado distante. De nuevo me
paré bajo los cielos diá fanos, en el aire glorioso como el éter, cuya respiració n eleva el
espíritu de los hombres como el vino espumoso. Una vez má s vi la estrella vespertina
colgando como un solitario del frente puro del firmamento occidental; y el resplandor
posterior transfigurando y transformando, como por arte de magia, las características
hogareñ as y á speras de la escena en un país de hadas iluminado con una luz que nunca
brilla en otros suelos o mares. Entonces aparecerían las tiendas de lana, bajas y negras, de
los verdaderos Badawin, meros puntos en la inmensidad del desierto. arcillas de color
leonado y gravas de color marró n gacela, y el fuego del campamento salpicando como una
luciérnaga el centro del pueblo. En ese momento, endulzado por la distancia, se oiría el
extrañ o y salvaje canto de muchachos y muchachas, conduciendo o má s bien arrojando, a
través del crepú sculo, a sus ovejas y cabras; y el canto mesurado de los lanceros que
acechaban gravemente detrá s de su carga, los camellos; mezclado con el balido de los
rebañ os y el bramido de las jorobadas manadas; mientras el rató n revoloteaba sobre sus
cabezas con su diminuto chillido, y el delirio del chacal resonaba a través de las tinieblas
cada vez má s profundas, y —mú sica muy musical— las palmeras respondían a los susurros
de la brisa nocturna con los tonos má s suaves del agua que caía.
Y luego un cambio de escena. Los Sheijs y "barbas blancas" de la tribu toman sus lugares
con gravedad, sentados con faldas extendidas como montículos en la llanura, como dicen
los á rabes, alrededor de la fogata, mientras yo recompenso su hospitalidad y aseguro su
continuidad leyendo o recitando algunas pá ginas de sus cuentos favoritos. Las mujeres y
los niñ os permanecen inmó viles como siluetas fuera del ring; y todos está n sin aliento por
la atenció n; parecen absorber las palabras con los ojos y la boca tanto como con los oídos.
Los vuelos má s fantá sticos de la fantasía, las improbabilidades má s salvajes, las
imposibilidades má s imposibles, les parecen completamente naturales, meras cosas que
ocurren todos los días. Entran a fondo en cada fase de los sentimientos tocados por el
autor: se enorgullecen personalmente de la naturaleza caballeresca y la destreza
caballeresca de Taj al-Mulú k; son tocados con ternura por el amor abnegado de Azízah; se
les hace agua la boca cuando oyen hablar de montones de oro incalculable que se regalan
en generosidad como el barro; se ríen con deleite cada vez que un pantagruelista del
desierto suplica sarcá sticamente a un ká zi oa un fakír —un juez o un reverendo—; y, a
pesar de su normal solemnidad e impasibilidad, todos se ríen a carcajadas, a veces rodando
por el suelo hasta poner a prueba la gravedad del lector, ante los cuentos del locuaz
barbero y de Ali y el kurdo Sharper. A este estado de á nimo magnetizador, la ú nica
excepció n es cuando un Badawi de logros superiores, que a veces dice sus oraciones,
eyacula un sorprendente "Astaghfaru'llah" (¡pido perdó n a Alá !) por escuchar, no las
"mentiras descaradas" de Carlyle, sino la ligera menció n del sexo cuyo nombre nunca se
escucha. entre la nobleza del Desierto.
No fue só lo en Arabia donde las Noches inmortales me prestaron un servicio tan notable:
descubrí que los salvajes de las tierras somalíes eran igualmente dó ciles a su disciplina;
nadie hizo oídos sordos al encanto y las dos cocineras de mi caravana, en su camino a
Harar, fueron apodadas incontinentemente por mis hombres "Shahrazad" y "Dinazad".
También se me permite señ alar que esta traducció n es un resultado natural de mi
peregrinaje a Al-Medinah y La Meca. Al llegar a Adén en el (llamado) invierno de 1852,
soporté a mi viejo y querido amigo, Steinhaeuser, a cuya memoria está inscrito este
volumen; y, al hablar sobre Arabia y los á rabes, llegamos inmediatamente a la misma
conclusió n de que, si bien el nombre de este maravilloso tesoro del folclore musulmá n es
familiar para casi todos los niñ os ingleses, ningú n lector en general es consciente de los
objetos de valor que contiene. , y de hecho la puerta no se abrirá a nadie má s que a los
arabistas. Antes de separarnos acordamos "colaborar" y producir una copia completa,
completa, sin barnizar, sin castrar del gran original, tomando mi amigo la prosa y yo la
parte métrica; y mantuvimos correspondencia sobre el tema durante añ os. Pero mientras
yo estaba en Brasil, Steinhaeuser murió repentinamente de apoplejía en Berna en Suiza y, a
la manera de Anglo-India, su valioso MSS. que quedaron en Adén se dispersaron, y muy
poco de su trabajo llegó a mis manos.
Así me quedé solo con mi trabajo, que progresó irregularmente en medio de una multitud
de obstrucciones. Finalmente, en la primavera de 1879, comenzó el tedioso proceso de
copiar y el libro comenzó a tomar forma. Pero, durante el invierno de 1881-82, vi en las
revistas literarias un aviso de una nueva versió n del Sr. John Payne, bien conocido por los
eruditos por su destreza en el verso inglés, especialmente por su traducció n de "Los
poemas del maestro Francis Villon, de París". Estando entonces comprometido en una
expedició n a la Costa Dorada (en busca de oro), que parecía probable que durara algunos
meses, escribí al "Athenæum" (13 de noviembre de 1881) y al Sr. Payne, quien estaba
completamente inconsciente de que está bamos se comprometió en el mismo trabajo, y
libremente le ofreció precedencia y posesió n del campo hasta que ya no lo necesitara.
Aceptó mi oferta con tanta franqueza, y su prioridad implicó otro retraso que duró hasta la
primavera de 1885. Estos detalles explicará n en parte mi retraso en la aparició n, pero hay
otra causa má s. La ambició n profesional sugería que las labores literarias, impopulares
entre el vulgo y el medio educado, probablemente no ayudarían a un hombre a ascender en
la escala de la promoció n. Pero el sentido comú n me sugirió que, profesionalmente
hablando, no tenía éxito; y, al mismo tiempo, que no tenía por qué avergonzarme de mi
fracaso. En nuestros días, cuando vivimos bajo el despotismo de la "clase media" baja
Filíster que puede perdonar cualquier cosa menos la superioridad, los premios de los
servicios competitivos son monopolizados por ciertas "mascotas" de la Médiocratie , y
principales favoritos de ese celoso y poderoso. mayoría: las Mediocridades que no saben
"tonterías sobre el mérito". Es difícil para un extrañ o darse cuenta de cuá n perfecto es el
monopolio del lugar comú n, y comprender cuá n fatal piedra de tropiezo pone en el camino
de su propio progreso el hombre que se atreve a pensar por sí mismo, o que sabe má s o que
hace má s. que la turba de señ ores-empleados que saben muy poco y que hacen aú n menos.
Sin embargo, por atrasado que pueda estar, todavía hay mucho espacio y margen para una
versió n en inglés de "Arabian Nights' Entertainments".
Nuestro siglo de traducciones, populares y verná culas, de la encantadora abreviatura y
adaptació n del (profesor Antoine) Galland (1704 dC), de ninguna manera representan el
original oriental. Los mejores y má s recientes, el del Rev. Mr. Foster, que es difuso y prolijo,
y el del Sr. G. Moir Bussey, que es una nueva correcció n, abundan en galicismos de estilo y
modismo; y todos y cada uno degradan una obra de arte del mayor interés e importancia
antropoló gicos y etnográ ficos a un mero libro de hadas, un bonito regalo para los niñ os
pequeñ os.
Después de que había transcurrido casi un siglo, el Dr. Jonathan Scott (LL.DHEIC's S.,
Secretario persa del GG Bengal; Profesor oriental, etc. , etc. ), imprimió sus "Cuentos,
anécdotas y cartas, traducidos del á rabe y persa," (Cadell y Davies, Londres, 1800 dC); y
siguió en 1811 con una edició n de "The Arabian Nights' Entertainments" del MS. de Edward
Wortley Montague (en 6 vols. , pequeñ o 8vo, Londres: Longmans, etc. ). Este trabajo que él
(y solo él) describe como "Cuidadosamente revisado y ocasionalmente corregido del
á rabe". El pú blico lector no lo rechazó por completo, varios textos se basaron en la versió n
de Scott y se ha reimpreso imperfectamente (4 vols. , 8vo, Nimmo and Bain, Londres, 1883).
Pero la mayoría de los hombres, sin importar la pequeñ a porció n del original que estaban
leyendo, se contentaron con el epítome y la metá frasis anglo-francesa. Finalmente, en 1838,
el Sr. Henry Torrens, BA, irlandés, abogado ("del Templo Interior") y ciudadano de Bengala,
dio un paso en la direcció n correcta; y comenzó a traducir, "El Libro de las Mil Noches y
Una Noche," (1 vol. , 8vo, Calcuta: W. Thacker and Co.) del á rabe del manuscrito egipcio (!) .
editado por el Sr. (luego Sir) William H. Macnaghten. El intento, o má s bien la intenció n, fue
muy loable; la copia fue moldeada cuidadosamente sobre el modelo y ofreció el mejor
ejemplo del estilo verbatim et literatim . Pero el valiente autor sabía poco de á rabe, y menos
de lo que má s se busca, el dialecto de Egipto y Siria. Su prosa es tan concienzuda como para
ofrecer el espíritu en el santuario de la letra; y sus versos, siempre caprichosos, tienen a
veces una especie de alarido hiberniano que es có mico cuando debería ser patético. Por
ú ltimo, imprimió solo un volumen de una serie que, completa, habría contenido nueve o
diez.
Ese amable y devoto arabista, el difunto Edward William Lane, no obtiene éxito en su
"Nueva traducció n de los cuentos de las mil y una noches" (Londres: Charles Knight and
Co., MDCCCXXXIX.) de la cual ha habido cuatro ediciones en inglés. ediciones, ademá s de la
americana, dos editadas por ES Poole. Eligió la abreviatura Bulak Edition; y, de sus
doscientos cuentos, ha omitido aproximadamente la mitad y con mucho la mitad má s
característica: la obra estaba destinada a "la mesa del saló n"; y, en consecuencia, el
trabajador se vio obligado a evitar lo "objetable" y todo lo "cercano al libertinaje".
Convierte Las mil y una noches en Capítulos á rabes, cambiando arbitrariamente la divisió n
y, peor aú n, convierte algunos capítulos en notas. Traduce la poesía en prosa y se disculpa
por no omitirla por completo: descuida la asonancia y es a la vez demasiado oriental y no lo
suficientemente oriental. Tenía una pequeñ a cantidad de á rabe en ese momento (Lane of
the Nights no es Lane of the Dictionary) y sus pá ginas está n desfiguradas por muchos
errores infantiles. Lo peor de todo es que los tres hermosos volú menes se vuelven ilegibles
como el Corá n de Sale por su latín anglicanizado, sus palabras sesquipedales no inglesas y
el estilo rígido y forzado de hace medio siglo cuando nuestra prosa era, quizá s, la peor de
Europa. Su cargamento de conocimientos musulmanes era de lo má s valioso para el
estudiante, pero completamente fuera de lugar para los lectores de "Las noches";
reeditados, como lo han sido estas notas por separado (Londres, Chatto, 1883), son un libro
de texto etnoló gico.
El Sr. John Payne ha impreso, para la Sociedad Villon y solo para circulació n privada, la
primera y ú nica traducció n completa del gran compendio, "que comprende
aproximadamente cuatro veces má s material que el de Galland, y tres veces má s que el de
cualquier otro". otro traductor;" y no puedo dejar de sentirme orgulloso de que me haya
honrado con la dedicatoria de "El libro de las mil noches y una noche". Su versió n es de lo
má s legible: su inglés, con un subsabor del arcaicismo mabinogionista, es admirable; y su
estilo da vida y luz a los nueve tomos cuya materia es frecuentemente bastante pesada.
Tiene un éxito admirable en los pasajes má s difíciles y a menudo da con términos selectos y
especiales y el equivalente verná culo exacto de la palabra extranjera, tan alegre y
pintorescamente que todos los futuros traductores deben usar la misma expresió n bajo
pena de quedarse cortos. Pero el erudito y polifacético autor se comprometió a publicar
só lo quinientos ejemplares, ya "no reproducir la obra en su forma completa y sin castrar".
En consecuencia, su excelente versió n es caviaire para el general, prá cticamente
improbable.
Y aquí me apresuro a confesar que se ha hecho un amplio uso de las tres versiones antes
mencionadas, siendo el todo mezclado por una callida junctura en una masa homogénea.
Pero en presencia de tantos predecesores, un escritor está obligado a mostrar alguna razón
de ser para hacer un nuevo intento y procedo a hacerlo con la debida reserva.
Brevemente, el objeto de esta versió n es mostrar lo que realmente es "Las mil noches y una
noche". Sin embargo, no por razones que se expondrá n con má s detalle en el Ensayo final,
forzando verbum reddere verbo , sino escribiendo como los á rabes habrían escrito en inglés.
En este punto estoy todo con San Jeró nimo (Pref. in Jobum) " Vel verbum e verbo, vel
sensum e sensu, vel ex utroque commixtum, et medie temperatum genus translationis ". Mi
obra pretende ser una copia fiel de la gran Saga-libro oriental, al conservar intacta, no só lo
el espíritu, sino también la mécanique , la forma y la materia. Por lo tanto, por prosaica y
prolongada que sea la fó rmula, conserva el esquema de las Noches porque son una
característica principal del original. El Rá wí o recitador, a cuyo ingenio se le deja la tarea de
suministrar detalles, conoce bien su valor: las aperturas repiten cuidadosamente los
nombres de los dramatis personæ y así los fijan en la memoria del oyente. ¡Sin las noches no
hay mil y una noches! Ademá s, es necesario conservar todo el aparato: nada má s
desacertado que el extrañ o artificio del Dr. Jonathan Scott de adornar Las Noches con
elegantes tocados. y piezas de cola o la divisió n de la narració n de Galland simplemente
prefijando " Nuit ", etc. , terminando ademá s, con ccxxxiv a Noche: sin embargo, esto se ha
la

hecho, aparentemente con el consentimiento del gran arabista Sylvestre de Sacy (París). ,
Ernest Bourdin). Ademá s, sosteniendo que la gloria del traductor es añ adir algo a su lengua
materna, evitando la horrible desnudez de bruja de Torrens y el literalismo descarado de
Lane, he inglés cuidadosamente los giros pintorescos y las expresiones novedosas del
original en toda su extravagancia. ; por ejemplo, cuando la nube de polvo levantada por una
hueste que camina se describe como "tapar el horizonte". De ahí que se haya prestado
especial atenció n a los tropos y figuras que la lengua á rabe a menudo empaqueta en un solo
término; y nunca he dudado en acuñ ar una palabra cuando quería, como "ella resopló y
gruñ ó ", para representar completamente el original. Estos, como muchos en Rabelais, son
meras barbaridades a menos que se adopten generalmente; en cuyo caso se convierten en
moneda corriente y civilizada.
A pesar de las mú ltiples y manifiestas objeciones, he conservado el equilibrio de las
oraciones y la rima y el ritmo de la prosa que los orientales consideran mera mú sica. Este
"Saj'a", o cadencia del arrullo de la paloma, tiene en á rabe sus deberes especiales. Agrega
un brillo a la descripció n y un punto al proverbio, epigrama y diá logo; se corresponde con
nuestra "aliteració n ingeniosa" (que en algunos lugares la he sustituido) y, en general,
define los límites entre los estilos clá sico y popular que se empujan entre sí en Las noches.
Si a veces parece forzado y forzado, segú n la costumbre de la prosa rimada, el erudito
observará que, a pesar de la inmensa abundancia de asonantes y consonantes en á rabe, a
menudo se le impone un esfuerzo intencionado, como los coches Rims de Dante y los
trovadores. Esta prosa rimada puede ser "no inglesa" y desagradable, incluso irritante para
el oído britá nico; todavía lo veo como un sine quâ non para una reproducció n completa del
original. En el ensayo final volveré sobre el tema.
Por otro lado, al tratar la parte del versículo, que puede representar un total de diez mil
líneas, no siempre me he ceñ ido a los lazos métricos del á rabe, que son extremadamente
artificiales y que en inglés só lo se pueden hacer soportables. por un tour de force . Aludo
especialmente a la monorima, Rim continuat o diatriba monorime , cuya monó tona sencillez
era preferida por los trovadores para los threnodies. Puede servir bien para tres o cuatro
pareados pero, cuando se extiende, como en el Ghazal-canzon, a dieciocho, y en el Kasidah,
elegía u oda, a má s, debe satisfacerse con palabras rimadas banales, cuando el las
asonantes deben ser, por regla general, expresivas y enfá ticas; o, debe mostrar un ingenio,
un olor a aceite, que seguramente no aumenta el placer del lector. Quizá se pueda y se deba
hacer; pero para mí la tarea no tiene atractivos: puedo esgrimir mejor con zapatos que con
zuecos. Finalmente imprimo las coplas en forma á rabe separando los hemistiquios por
asteriscos.
Y ahora para considerar un asunto de especial importancia en el libro: su turpiloquium .
Esta piedra de tropiezo es de dos clases, completamente distintas. Uno es la indecencia
simple, ingenua e infantil que, desde Tá nger hasta Japó n, ocurre en la conversació n general
de altos y bajos en la actualidad. Usa, como los libros sagrados de los Hebreos, expresiones
"claramente descriptivas de situaciones naturales"; y trata de una manera libre y desnuda
no convencional de temas y asuntos que por lo general, de comú n acuerdo, se dejan sin
describir. Como Sir William Jones observó hace mucho tiempo, "que cualquier cosa natural
puede ser ofensivamente obscena nunca parece habérseles ocurrido a los indios ni a sus
legisladores; una singularidad (?) impregna sus escritos y conversaciones, pero ninguna
prueba de depravació n moral". Otro observa con justicia, Les peuples primitifs n'y entendent
pas malice: ils appellent les chooses par leurs noms et net trouvent pas condamnable ce qui
est naturel. Y son curioseantes como niñ os. Por ejemplo el novelista europeo casa a su
héroe ya su heroína y los deja consumar el matrimonio en privado; incluso Tom Jones tiene
la decencia de echar el cerrojo a la puerta. Pero el narrador oriental, especialmente este
desconocido "Shakespeare en prosa", debe introducirte, con una floritura, en la cá mara
nupcial y narrarte, con infinito entusiasmo, todo lo que ve y oye. Una vez má s debemos
recordar que la grosería y la indecencia, de hecho les vilezas , son cuestiones de tiempo y
lugar; lo que es ofensivo en Inglaterra no lo es en Egipto; lo que ahora nos escandaliza
hubiera sido una broma mansa tempore Elisae . Sin embargo, Las Noches no se encontrará n
en esta materia má s toscas que muchos pasajes de Shakespeare, Sterne y Swift, y su
suciedad rara vez alcanza la perfecció n de Alcofribas Nasier, " divin maître et atroce cochon
". El otro elemento es la obscenidad absoluta, a veces, pero no siempre, atenuada por el
ingenio, el humor y las bromas; aquí tenemos una exageració n de Petronius Arbiter, obra
de escritores cuya ascendencia, la má s religiosa y la má s libertina de la humanidad,
practicaba todas las abominaciones ante el santuario de los Dioses Canó picos.
De acuerdo con mi propó sito de reproducir las Noches, no virginibus puerisque , sino en una
imagen tan perfecta como me lo permitan mis poderes, he buscado cuidadosamente el
equivalente en inglés de cada palabra á rabe, por baja que sea o "impactante" para los oídos
educados. ; conservando, por otra parte, toda la delicadeza posible donde la indecencia no
es intencional; y, como me aconseja decir un amigo, no exagerar las vulgaridades y las
indecencias que, por cierto, difícilmente pueden exagerarse. Porque la tosquedad y la
tosquedad no son má s que las sombras de un cuadro que, de otro modo, sería todo luces. El
tono general de The Nights es excepcionalmente alto y puro. El fervor devocional llega a
menudo al punto de ebullició n del fanatismo. El patetismo es dulce, profundo y genuino;
tierno, simple y verdadero, totalmente diferente a gran parte de nuestro oropel moderno.
Su vida, fuerte, espléndida y multitudinaria, está en todas partes sazonada con ese
pesimismo sin afectació n y esa melancolía constitucional. que echan raíces profundas bajo
los cielos má s brillantes y que suspiran en la faz del cielo:—
¿Qué es la vida del hombre? La flor verde de la muerte
El sol naciente saliendo, el sol cayendo.
La justicia poética es administrada por el Ká zí literario con imparcialidad y severidad
ejemplares; "denunciando a los malhechores y elogiando hechos admirablemente
logrados". La moral es só lida y saludable; ya veces vislumbramos, a través del cuadro
voluptuoso y libertino, visiones de una moralidad trascendental, la moralidad de Só crates
en Plató n. La corrupció n sutil y el libertinaje encubierto está n completamente ausentes;
encontramos má s "vicio" real en muchas breves novelas francesas, digamos La Dame aux
Camelias, y en no pocas novelas inglesas de nuestros días que en las miles de pá ginas de la
á rabe. Aquí no tenemos nada de la má s inmodesta modestia moderna que ve una
implicació n encubierta donde nada está implícito, y una alusió n "impropia", cuando no se
ultraja el decoro; ni nos encontramos con el refinamiento del siglo XIX; inocencia de la
palabra no del pensamiento; la moralidad de la lengua, no del corazó n, y el sincero
homenaje que se rinde a la virtud disfrazado de perfecta hipocresía. Es, de hecho, este
contraste ú nico de un elemento pintoresco, crudezas infantiles e indecencias infantiles y
frases "vanidosas y amatorias" que empujan las mejores y má s altas visiones de la vida y el
cará cter, que se muestra en los cambios caleidoscó picos de la maravillosa imagen con
muchos "ricos". la verdad en la pretensió n de un cuento"; señ alado por un humor á spero y
seco que se compara bien con "wut"; las alternancias de fuerza y debilidad, de pathos y
bathos, de la poesía má s atrevida (la dicció n de Job) y la prosa má s descarnada (la egipcia
de hoy); el contacto de la religió n y la moral con las orgías de los africanos Apuleyo y
Petronius Arbiter —a veces quitando el aliento al lector— y, finalmente, el conjunto
dominado por todas partes por esa maravillosa fantasía oriental, donde lo espiritual y lo
sobrenatural son tan comunes como lo material y lo natural; es este contraste, digo, el que
forma el encanto principal de Las noches, el que le da la originalidad má s llamativa y el que
la convierte en una perfecta expositora de la mente musulmana medieval.
Las notas explicativas no entraban en el plan del Sr. Payne. Lo hacen con el mío:
difícilmente puedo imaginar que The Nights sea leído con algú n beneficio por hombres de
Occidente sin comentarios. Mis anotaciones evitan só lo un tema, los paralelos del folclore
europeo y los fabliaux que, aunque interesantes, sobrepasarían la mayor parte de un libro
cuya especialidad es la antropología. Los accidentes de mi vida, puede decirse sin
presunció n indebida, mis largos tratos con á rabes y otros mahometanos, y mi familiaridad
no só lo con su idioma sino también con su forma de pensar y con esa individualidad racial
que desconcierta toda descripció n, me han dado ciertas ventajas sobre el estudiante medio,
por mucho que haya estudiado. Estos volú menes, ademá s, me brindan una oportunidad
largamente buscada de notar prá cticas y costumbres que interesan a toda la humanidad y
que la "Sociedad" no escuchará mencionar. Grote, el historiador, y Thackeray, el novelista,
lamentaron que la begueulerie de sus compatriotas los condenara a guardar silencio donde
se requería publicidad; y que ni siquiera podían reclamar la licencia parcial de un Fielding y
un Smollett. Por lo tanto, hace una veintena de añ os presté mi mejor ayuda al difunto Dr.
James Hunt en la fundació n de la Sociedad Antropoló gica, cuya silla presidencial ocupé por
primera vez (pp. 2-4 Anthropologia; London, Balliere, vol. i., No. 1 , 1873). Mi motivo era
proporcionar a los viajeros un ó rgano que rescatara sus observaciones de la oscuridad
exterior del manuscrito, e imprimiera su curiosa informació n sobre asuntos sociales y
sexuales fuera de lugar en el libro popular destinado a Nipptisch y, de hecho, es mejor
mantenerlo fuera de la vista del pú blico. Pero, apenas habíamos comenzado cuando la
"Respetabilidad", ese sepulcro blanqueado lleno de toda inmundicia, se levantó contra
nosotros. "Correcto" nos gritó con su voz descarada y descarada, y los hermanos débiles de
rodillas se alejaron. Sin embargo, el ó rgano era muy buscado y aú n lo es. Todas las tribus
bá rbaras ahora conocidas en Á frica Interior, América y Australia, cuyos instintos no han
sido superados por la razó n, tienen una ceremonia que llaman "hacer hombres". Tan
pronto como el muchacho muestra pruebas de la pubertad, él y sus coetá neos son tomados
de la mano por el curandero y el fetichista; y, bajo la tutela sacerdotal, pasan meses en el
"monte", soportando penurias y torturas que graban en la memoria hasta que dominan la
"teoría y la prá ctica" de las relaciones sociales y sexuales. Entre los civilizados, este fruto
del á rbol del conocimiento debe comprarse al precio de la experiencia má s amarga, y las
consecuencias de la ignorancia son peculiarmente crueles. Aquí, entonces, encuentro por
fin una oportunidad de notar en las notas explicativas muchos detalles del texto que
escaparían a la observació n del lector, y confío en que formará n un repertorio del
conocimiento oriental en su fase esotérica. El estudiante que añ ada a las mías las notas de
Lane ("Arabian Society", etc. , antes citadas) sabrá tanto del Oriente musulmá n y má s que
muchos europeos que han pasado la mitad de su vida en tierras orientales. Para facilitar la
referencia, se adjunta a cada volumen un índice de notas antropoló gicas.
El lector tendrá la amabilidad de soportar los siguientes detalles técnicos. Steinhaeuser y
yo comenzamos y terminamos nuestro trabajo con la primera edició n Bulak ("Bul.")
impresa en el puerto de El Cairo en AH 1251 = AD 1835. Pero al preparar mi MSS. para
imprimir encontré el texto incompleto, muchas de las historias se dan en epítome y no
pocas mutiladas despiadadamente con falta de cabeza o pies. Como la mayoría de los
escribas orientales, el editor no pudo abstenerse de "mejorar", lo que solo degradó el libro;
y su ú nico título para excusar es que la segunda edició n de Bulak (4 vols. AH 1279=AD
1863), a pesar de haber sido "revisada y corregida por Sheik Mahommed Qotch Al-Adewi",
es aú n peor; y lo mismo puede decirse del Cairo Edit. (4 vols. AH 1297 = AD 1881). La
edició n de Calcuta ("Calc."), con diez líneas de prefacio persa del editor, Ahmed al-Shirwani
(1814 d. C.), fue interrumpido al final de las primeras doscientas Noches, y así dio lugar a la
Edició n de Sir William Hay Macnaghten (4 vols, royal 4to) de 1839-42. Este ("Mac"), como
el menos corrupto y el má s completo con diferencia, se ha asumido como base con
referencias ocasionales a la edició n de Breslau ("Bres") mal editada de un espantoso
manuscrito egipcio . por el Dr. Maximiliano Habicht (1825-43). El texto de Bayrut "Alif-
Leila we Leila" (4 vols. gt. 8vo, Beirut. 1881-83) es una muestra melancó lica de Las noches
tomada enteramente de la Edició n Bulak por Khalil Sarkis y convertida al cristianismo;
comenzando sin Bismillah, continuando con una castració n escrupulosa y terminando en
hastío y desilusió n. No he usado esta producció n misionera.
En lo que respecta a la transliteració n de palabras á rabes, rechazo deliberadamente el
ingenioso y complicado sistema, ademá s de feo y torpe, afectado por los científicos
orientalistas modernos. Tampoco simpatizo con su objetivo principal, a saber, adaptar el
alfabeto romano para suplantar a todos los demá s. Quienes aprenden idiomas, y muchos lo
hacen, tanto con la vista como con el oído, conocen bien las ventajas de un cará cter especial
para distinguir, por ejemplo, el siríaco del á rabe, el gujrati del marathi. Nuevamente, esta
mano romana hechizada puede tener su uso en obras puramente científicas y literarias;
pero estaría totalmente fuera de lugar en uno cuyo propó sito es el de la novela, para
divertir en lugar de instruir. Ademá s, los dispositivos dejan perplejos a los simples y no
enseñ an nada a los eruditos. O bien el lector sabe á rabe, en cuyo caso las letras griegas,
cursivas y "mayú sculas", los puntos diacríticos y rarezas tipográ ficas similares son, por
regla general, con algunas excepciones, innecesarias; o no sabe á rabe, cuando ninguno de
estos recursos le será de utilidad. De hecho, es una cuestió n de consideració n secundaria
qué sistema preferimos, siempre que nos atengamos mayoritariamente a uno y el mismo,
en aras de una coherencia que ahorre confusió n al lector. He evitado especialmente la del
Sr. Lane, adoptada por el Sr. Payne por razones especiales contra las que era vano
protestar: representa el acento degradado de Egipto o má s bien de El Cairo; y una palabra
como Kemer (ez-Zeman) sería totalmente impronunciable para un Badawi. Tampoco he
seguido la prá ctica de mi erudito amigo, el reverendo GP Badger, de mezclar compases y
acentos agudos; las primeras recuerdan desagradablemente al hombre esos odiosos
dá ctilos y espondeos, y las segundas deberían, en mi humilde opinió n, aplicarse a las
vocales largas que en á rabe duplican, o deberían doblar, la longitud de las cortas. Dr.
Badger usa el símbolo agudo para denotar acento o énfasis de voz; pero tal appoggio es
desconocido para aquellos que hablan con la articulació n má s pura; por ejemplo, mientras
que el europeo pronuncia Mus-cat´, y el aldeano á rabe Mas´-kat; los Hijos del Yermo, "sobre
cuyas lenguas descendió Alá ", articulan Mas-kat. Por lo tanto, he seguido el sistema simple
adoptado en mi "Peregrinaje", y he acentuado las palabras á rabes solo cuando se usan por
primera vez, pensando que es innecesario conservar lo que es una molestia para el lector y
una angustia para el impresor. En general, sigo "Johnson on Richardson", una obra
conocida por todo angloorientalista como el viejo y fiel compañ ero de sus estudios
tempranos y tardíos; pero incluso aquí he hecho varias desviaciones por razones que se
explicará n en el Ensayo final. Así como las palabras son la encarnació n de las ideas y la
escritura es de las palabras, así la palabra es la palabra hablada; y deberíamos escribirlo
como se pronuncia. Estrictamente hablando, el sonido e y el sonido o ( a saber, el sonido
italiano o , no el inglés que es peculiar para nosotros y desconocido para cualquier otra
lengua) no se encuentran en á rabe, excepto cuando la figura Imá lah obliga: por lo tanto, se
llaman "Yá al-Majhú l" y "Waw al-Majhú l" las desconocidas y (í) y u. Pero en todas las
lenguas los sonidos vocá licos, la carne que reviste los huesos (consonantes) del lenguaje,
son afectados por las consonantes que les preceden y má s especialmente las que les siguen,
endureciendo y ablandando la articulació n; y sonidos má s profundos acompañ an a ciertas
letras como el sá d ( ‫ ) ص‬comparado con el sín ( ‫) س‬. ninguno guardar un oído defectuoso
diría, como hace Lane, "Maulid" (=festival de nacimiento) "má s propiamente pronunciado
'Molid'". Sin embargo, prefiero Khokh (melocotó n) y Jokh (tela ancha) a Khukh y Jukh;
Ohod (monte) a Uhud; Obayd (un pequeñ o esclavo) a Ubayd; y Hosayn (un fuerte, no el PN
Al-Husayn) a Husayn. En cuanto a la e corta en palabras como "Memlú k" por "Mamlú k"
(una esclava blanca), "Eshe" por "Asha" (cena) y "Yemen" por "Al-Yaman", lo considero un
egipcio plano. , insoportable para un oído que admira la pronunciació n badawi. Sin
embargo, prefiero "Shelebi" (un dandy) del turco Chelebi, a "Shalabi"; "Zebdani" (el pueblo
sirio) a "Zabdani", y "Fes y Miknes" (por la figura Imá lah) a "Fá s y Mikná s", nuestro "Fez y
Mequinez".
Con respecto a los nombres propios y las palabras á rabes no traducidas, he rechazado todo
sistema en favor del sentido comú n. Cuando se incorpora un término a nuestra lengua, me
niego a seguir al purista y mortificar al lector con una innovació n sorprendente. Por
ejemplo, se prefieren Alepo, El Cairo y Bassorah a Halab, Kahirah y Al-Basrah; cuando una
palabra está medio naturalizada, como Alcoran o Koran, Bashaw o Pasha, que los franceses
escriben Pacha; y Mahoma o Mahoma (por Mahoma), se adopta la forma moderna por ser
má s familiar. Pero no veo ninguna ventaja en retener, simplemente porque son los errores
de una generació n pasada, palabras como "Roc" (para Rukh), Khalif (un pretencioso error
para Khalífah y mejor escrito Caliph) y "genio" (=Jinn) una mera corrupció n gala no tan
terrible, sin embargo, como "un beduino" (=Badawi). Tampoco seguiría al Sr. Lane al
imponer al pú blico arabismos como "Khuff" (una bota de montar), "Mikra'ah" (una vara de
palma) y muchos otros para los que tenemos buenos equivalentes en inglés. . Por otro lado,
yo usaría, aunque con moderació n, ciertas exclamaciones á rabes, como "Bismillah" (=¡en el
nombre de Alá !) e "Inshallah" (=¡si Alá quiere!), que tienen aplicaciones especiales y que se
han hecho familiar a los oídos ingleses por el genio de Fraser y Morier.
Aquí termino estos detalles esporá dicos pero necesarios para dirigirme al lector con unas
pocas palabras finales. No pensará con ligereza en mi trabajo cuando le repita que con la
ayuda de mis anotaciones que complementan las de Lane, el estudiante aprenderá fá cil y
placenteramente má s sobre los usos y costumbres, las leyes y la religió n de los
musulmanes de lo que conoce el orientalista medio; y, si mis trabajos lo inducen a atacar el
texto de Las noches, dominará mucho má s el á rabe que el á rabe ordinario. Este libro es de
hecho un legado que lego a mis compatriotas en su hora de necesidad. La devoció n excesiva
a la literatura hindú , y especialmente a la sá nscrita, los ha desviado de los (llamados)
estudios "semíticos", que son los má s necesarios para nosotros, ya que nos enseñ an a tratar
con éxito con una raza má s poderosa que cualquier pagana: el musulmá n Aparentemente,
Inglaterra siempre está olvidando que en la actualidad es el imperio mahometano má s
grande del mundo. En los ú ltimos añ os, ha descuidado sistemá ticamente el arabismo y, de
hecho, lo ha desalentado activamente en los exá menes para el Servicio Civil indio, donde es
incomparablemente má s valioso que el griego y el latín. Por lo tanto, cuando de repente se
ve obligada a asumir las riendas del gobierno en tierras musulmanas, como Afganistá n en el
pasado y Egipto en el presente, fracasa de una manera que escandaliza a sus pocos (muy
pocos) amigos; y su crasa ignorancia acerca de los pueblos orientales que má s deberían
interesarle, la expone al desprecio tanto de Europa como del mundo oriental. Cuando las
incursiones lamentables de 1883-1884, que culminaron en los miserables asuntos de
Tokar, Teb y Tamasi, se hicieron contra los valientes negroides sudaneses, los bisharin de
las afueras de Sawakin, que luchaban por la sagrada causa de la libertad y la religió n y por
escapar de los turcos. capataces y recaudadores de impuestos egipcios, ningú n oficial inglés
en el campo, después de la muerte del valiente y lamentado mayor Morice, era capaz de
hablar á rabe. Ahora bien, los musulmanes no deben ser gobernados por jó venes inexpertos
que deberían estar en la escuela y la universidad en lugar de ocupar puestos de confianza y
emolumentos. El que quiera tratar con ellos con éxito debe ser, en primer lugar, honesto y
veraz y, en segundo lugar, familiarizado y favorablemente inclinado a sus usos y
costumbres, si no a su ley y religió n. Quizá nos resulte difícil devolver a Inglaterra esas
prístinas virtudes, ese tono y temperamento que la hicieron ser lo que es; pero en cualquier
caso nosotros (yo mismo y muchos otros) podemos ofrecerle los medios para disipar su
ignorancia acerca de las razas orientales con las que está continuamente en contacto.
En conclusió n, no debo olvidarme de señ alar que las ornamentaciones á rabes de estos
volú menes fueron diseñ adas por mi excelente amigo Yacoub Artin Pasha, del Ministerio de
Instrucció n, El Cairo, con la ayuda del conocido escritor-artista Shaykh Mohammed Muunis
the Cairene. . Mi nombre, Al-Hajj Abdullah (=el Peregrino Abdallah) fue escrito por un
calígrafo inglés, el lamentado Profesor Palmer, quien encontró una muerte prematura casi
a la vista de Suez.
RICHARD F. BURTON.
CLUB DE VAGABUNDOS , 15 DE AGOSTO DE 1885 .
CONTENIDOS DEL PRIMER TOMO.
PÁGINA

INTRODUCCIÓ N
1

HISTORIA DEL REY SHAHRYAR Y SU


2
HERMANO

un. CUENTO DEL TORO Y dieciséis


EL ASNO
(
Lane, vol. I. , 1-16.)

1. LA HISTORIA DEL COMERCIANTE Y


24
EL JINNI

Capítulo I. Historia del


(

Mercader y el Jinnee: p.
43. )

un. LA HISTORIA DEL 27


PRIMER SHAYKH
Historia del primer
(

jeque y la gacela: p. 48. )

B. LA HISTORIA DEL 32
SEGUNDO SHAYKH
Historia del segundo
(

jeque y los dos sabuesos


negros: pág. 52. )

C. LA HISTORIA DEL 36
TERCER SHAYKH
(
Historia del tercer jeque
y la mula: p. 56. )

2. EL PESCADOR Y LOS JINNI


38
(
Cap. II. Historia del
Pescador: p. 78. )

un. CUENTO DEL WAZIR Y 45


EL SABIO DUBAN
(
Historia del Rey Yoonan
y el Sabio Dooban: p. 84. )

ab. HISTORIA DEL REY 50


SINDIBAD Y SU
HALCÓ N

C.A. CUENTO DEL 52


MARIDO Y EL LORO
(
Historia del marido y el
loro: p. 89. )

anuncio. CUENTO DEL 54


PRÍNCIPE Y LA
OGRESA
(
Historia del Envidioso
Wezeer y el Príncipe y el
Ghoolah: p. 91. )

B. CUENTO DEL PRÍNCIPE 69


HECHIZADO
(
Historia del Joven Rey
de las Islas Negras: p.
106. )

3. EL PORTERO Y LAS TRES DAMAS DE


82
BAGDAD

(
Cap. III. Historia del
Portero y las Damas de
Bagdad, y de los tres
Mendicantes Reales, etc .:
p. 136. )

un. EL PRIMER CUENTO DE 104


KALANDAR
(
Historia del primer
mendicante real: p. 150. )

B. EL CUENTO DEL 113


SEGUNDO KALANDAR
(
Historia del Segundo
Mendicante Real: p. 157.
)
licenciado en Letras. CUENTO DEL 123
ENVIDIOSO Y EL
ENVIDIADO
(
Historia del Envidioso y
el Envidiado: p. 166. )

C. EL CUENTO DEL 139


TERCER KALANDAR
(
Historia del Tercer
Mendicante Real: p. 178.
)

D. EL CUENTO DE LA 162
DAMA MAYOR

mi. CUENTO DE LA 173


PORTERA

CONCLUSIÓ N DE LA 184
HISTORIA DEL
PORTERO Y LAS TRES
DAMAS

4. EL CUENTO DE LAS TRES MANZANAS


186
(
Cap. IV. Historia de las
Tres Manzanas, etc .: p.
250. )

5. LA HISTORIA DE NUR AL-DIN ALI Y


195
SU HIJO BADR AL-DIN HASAN

(
Historia de Noor ed-
Deen y su hijo, y de
Shems ed-Deen y su hija:
p. 253. )

6. EL CUENTO DEL JOROBADO


255
(
Cap. V. Historia del
Jorobado: p. 238. )

un. LA HISTORIA DEL 262


CORREDOR NAZARENO
(
Historia contada por
Christian Broker: p. 334. )

B. EL CUENTO DE REEVE 278


(
Historia contada por el
Mayordomo del Sultán:
p. 348. )

C. CUENTO DEL DOCTOR 288


JUDÍO
(
Historia contada por el
médico judío: p. 359. )

D. CUENTO DEL SASTRE 300


(
Historia contada por el
Sastre: p. 368. )

mi. EL CUENTO DEL 317


BARBERO SOBRE SÍ
MISMO
(
La historia de sí mismo
del barbero: p. 383. )
cada uno EL CUENTO DEL 319
BARBERO DE SU
PRIMER HERMANO
(
La historia del barbero
de su primer hermano: p.
385. )

eb. EL CUENTO DEL 324


BARBERO DE SU
SEGUNDO
HERMANO
(
La historia del
peluquero de su segundo
hermano: p. 389. )

CE. EL CUENTO DEL 328


BARBERO DE SU
TERCER HERMANO
(
La historia del barbero
de su tercer hermano: p.
392 )

edición EL CUENTO DEL 331


BARBERO DE SU
CUARTO HERMANO
(
La historia del barbero
de su cuarto hermano: p.
396. )

EE.UU. EL CUENTO DEL 335


BARBERO DE SU
QUINTO HERMANO
(
La historia del barbero
de su quinto hermano: p.
400. )

efecto EL CUENTO DEL 343


BARBERO DE SU
SEXTO HERMANO
(
La historia del barbero
de su sexto hermano. )

EL FINAL DEL 348


CUENTO DEL
SASTRE
EL LIBRO DE LAS
MIL NOCHES Y UNA NOCHE.
( ALF LAYLAH WA LAYLAH. )
¡En el nombre de Alá ,
el Compasivo, el Misericordioso!

LOADO SEA ALLAH ✿ EL SOBERANO BENÉFICO ✿ EL CREADOR DEL UNIVERSO ✿ SEÑOR DE


LOS TRES MUNDOS ✿ QUE INSTALÓ EL FIRMAMENTO EN SU LUGAR ✿ Y QUE E XTENDIÓ LA
TIERRA COMO LECHO ✿ Y GRACIA, Y ORACIÓN ES Y BENDICIONES SEAN PARA NUESTRO
SEÑOR MOHAMMED ✿ SEÑOR DE SUS SEGUIDORES ✿ Y SOBRE SU FAMILIA Y COMPAÑERO S
✿ ORACIÓN Y BENDICIONES PERMANENTES Y GRACIA QUE HASTA EL DÍA DEL JUICIO
PERMANECERÁ ✿ ¡AMÉN! ✿ ¡OH TÚ, SOBERANO DE LOS TRES MUNDOS!

Verdaderamente, las obras y las palabras de los que nos precedieron se han convertido en
instancias y ejemplos para los hombres de nuestros días, para que la gente pueda ver lo que
aconteció a otras personas y puedan recibir una advertencia; y para que puedan examinar
los anales de los pueblos antiguos y todo lo que les ha ocurrido, y ser así gobernados y
restringidos: ¡Alabado sea, pues, Aquel que ha hecho de las historias del Pasado una
amonestació n para el Presente! Ahora bien, de tales casos son los cuentos llamados "Mil
noches y una noche", junto con sus famosas leyendas y maravillas

En ellos se cuenta (¡pero Alá es Omnisciente y conocedor de las cosas ocultas y


Todopoderoso, Glorioso, Omnipotente y Misericordioso! ) que, en la marea de antañ o y en
[1]

un tiempo muy lejano, había un Rey de los Reyes de los Banu Sá sá n en las Islas de la India y
China, un Señ or de los ejércitos y guardias y sirvientes y dependientes. Dejó solo dos hijos,
[2]

uno en la flor de la edad adulta y el otro aú n joven, mientras que ambos eran Caballeros y
Valientes, aunque el mayor era un jinete má s valiente que el má s joven. Así sucedió en el
imperio; cuando gobernó la tierra y se enseñ oreó de sus señ ores con justicia tan ejemplar
que fue amado por todos los pueblos de su capital y de su reino. Su nombre era Rey
Shahryá r, y nombró a su hermano menor, Shah Zamá n hight, rey de Samarcanda en tierra
[3]

bá rbara. Estos dos no cesaron de morar en sus varios reinos y la ley siempre se cumplió en
sus dominios; y cada uno gobernó su propio reino, con equidad y trato justo para sus
sú bditos, en extremo consuelo y disfrute; y esta condició n perduró continuamente durante
una veintena de añ os. Pero al final del vigésimo añ o, el rey anciano anhelaba ver a su
hermano menor y sintió que debía mirarlo una vez má s. Así que tomó consejo con su Wazir
acerca de visitarlo, pero el El ministro, al encontrar desaconsejable el proyecto,
[4]

recomendó que se escribiera una carta y se enviara un regalo a su cargo al hermano menor
con una invitació n para visitar al mayor. Habiendo aceptado este consejo, el rey ordenó de
inmediato preparar hermosos obsequios, como caballos con monturas de oro con
incrustaciones de gemas; mamelucos, o esclavas blancas; doncellas hermosas, vírgenes de
pechos altos, telas espléndidas y costosas. Luego escribió una carta a Shah Zaman
expresando su cá lido amor y gran deseo de verlo, terminando con estas palabras: "Por lo
tanto, esperamos del favor y el afecto del amado hermano que condescienda a moverse y
volver su rostro hacia nosotros. Ademá s, hemos enviado a nuestro visir para que haga
todas las ordenanzas para la marcha, y nuestro ú nico deseo es verte antes de morir, pero si
nos retrasas o nos defraudas, no sobreviviremos al golpe. ¡Que la paz sea contigo! Entonces
el rey Shahryar, habiendo sellado la misiva y entregá ndosela al Wazir con las ofrendas
antes mencionadas, le ordenó acortar sus faldas y esforzarse y hacer toda la expedició n de
ida y vuelta. "¡Escuchar y obedecer!", dijo el Ministro, quien se puso a preparar sin demora
y empacó sus cargas y preparó todos sus requisitos sin demora. Esto le ocupó tres días, y al
amanecer del cuarto se despidió de su rey y marchó de inmediato, por desierto y camino de
montañ a, pedregoso yermo y placentero prado, sin detenerse de noche ni de día. Pero cada
vez que entraba en un reino cuyo gobernante estaba sujeto a su soberano, donde era
recibido con magníficos obsequios de oro y plata y todo tipo de regalos hermosos y raros,
se quedaba allí tres días, el término del rito de invitados; y, cuando partiera el cuatro, sería
[5]

escoltado honorablemente durante un día entero de marcha. Tan pronto como el visir se
acercó a la corte de Shah Zaman en Samarcanda, envió a informar de su llegada a uno de
sus altos funcionarios, que se presentó ante el rey; y, besando la tierra entre sus manos,
entregó su mensaje. Acto seguido, el Rey ordenó a varios de sus Grandes y Señ ores de su
reino que partieran y se encontraran con el Wazir de su hermano a la distancia de un día
completo de viaje; lo cual hicieron, saludá ndole respetuosamente y deseá ndole toda
prosperidad y formando escolta y procesió n. Cuando entró en la ciudad, se dirigió
directamente al palacio, donde se presentó ante la presencia real; y, después de besar tierra
y orando por la salud y la felicidad del rey y por la victoria sobre todos sus enemigos, le
informó que su hermano anhelaba verlo, y oró por el placer de una visita. Luego entregó la
carta que Shah Zaman tomó de su mano y leyó : contenía varias sugerencias y alusiones que
requerían reflexió n; pero, cuando el rey hubo comprendido completamente su significado,
dijo: "¡Escucho y obedezco las ó rdenes del amado hermano!", añ adiendo al visir: "Pero no
marcharemos hasta después de la hospitalidad del tercer día". Nombró para el ministro los
aposentos del palacio; y, levantando tiendas para las tropas, las racionó con lo que
pudieran necesitar de comida y bebida y otras necesidades. El cuarto día se preparó para el
viaje y reunió suntuosos regalos acordes con la majestad de su hermano mayor, y nombró a
su jefe Wazir virrey de la tierra durante su ausencia. Entonces hizo sacar sus tiendas,
camellos y mulos, y acampar, con sus fardos y cargas, asistentes y guardias, a la vista de la
ciudad, listos para partir a la mañ ana siguiente hacia la capital de su hermano. Pero cuando
ya había pasado la mitad de la noche, le pareció que había olvidado en su palacio algo que
debía haber traído consigo, por lo que volvió en secreto y entró en sus aposentos, donde
encontró a la Reina, su esposa, dormida sobre su propia alfombra. cama, abrazando con
ambos brazos a un cocinero negro de aspecto repugnante y sucio de grasa y mugre de
cocina. Cuando vio esto, el mundo se volvió negro ante sus ojos y dijo: "Si tal caso sucede
mientras estoy a la vista de la ciudad, ¿cuá les será n las acciones de esta maldita ramera
durante mi larga ausencia en la corte de mi hermano?" sacó su cimitarra y, partiendo a los
dos en cuatro pedazos de un solo golpe, los dejó sobre la alfombra y regresó luego a su
campamento sin avisar a nadie de lo que había sucedido. Entonces dio orden de partir
inmediatamente y partió de inmediato y comenzó su viaje; pero no pudo evitar pensar en la
traició n de su esposa y no dejaba de decirse a sí mismo: "¿Có mo pudo ella hacer esto por
mí? ¿Có mo pudo forjarse su propia muerte?", hasta que un dolor excesivo se apoderó de él,
su color cambió a amarillo, su cuerpo se debilitó y fue amenazado con una enfermedad
peligrosa, tal que lleva a los hombres a la muerte. Así que el visir acortó sus etapas y se
demoró mucho tiempo en las estaciones de agua e hizo todo lo posible para consolar al rey.
Ahora bien, cuando Shah Zaman se acercó a la capital de su hermano, envió correos
jactanciosos y mensajeros de alegría. noticias para anunciar su llegada, y Shahryar salió a
su encuentro con sus Wazirs y Emirs y Lords y Grandees de su reino; y lo saludó y se
regocijó con gran alegría e hizo que la ciudad fuera adornada en su honor. Sin embargo,
cuando los hermanos se encontraron, el mayor no pudo sino ver el cambio de complexió n
en el menor y le preguntó acerca de su caso, a lo que respondió : "Es causado por las
tribulaciones del camino y mi caso necesita atenció n, porque he sufrido del cambio de agua
y aire! pero ¡Alá sea alabado por reunirme con un hermano tan querido y tan raro! " De esta
manera disimuló y guardó su secreto, y agregó : "Oh Rey del tiempo y Califa de la marea,
solo el trabajo y la fatiga han teñ ido mi cara de amarillo con bilis y han hecho que mis ojos
se hunda profundamente en mi cabeza". Entonces los dos entraron en la capital con todo
honor; y el hermano mayor alojó al menor en un palacio que dominaba el jardín de recreo;
y, después de un tiempo, viendo que su condició n seguía sin cambios, lo atribuyó a su
separació n de su país y reino. Así que lo dejó seguir su propio camino y no le hizo
preguntas hasta que un día dijo de nuevo: "Oh, hermano mío, veo que el arte se vuelve má s
débil de cuerpo y má s amarillo de color". "Oh, mi hermano", respondió Shah Zaman "Tengo
una herida interna:" todavía no le decía lo que había visto en su esposa. Acto seguido,
[6]

Shahryar llamó a médicos y cirujanos y les pidió que trataran a su hermano de acuerdo con
las reglas del arte, lo que hicieron durante todo un mes; pero sus sorbetes y pociones no
sirvieron de nada, porque él se detendría en la hazañ a de su esposa, y el desá nimo, en lugar
de disminuir, prevaleció , y el tratamiento de sanguijuela fracasó por completo. Un día su
hermano mayor le dijo: "Salgo a cazar y correr y tomar mi placer y pasatiempo; tal vez esto
aligere tu corazó n". Sin embargo, Shah Zaman se negó y dijo: "Oh, hermano mío, mi alma no
anhela nada de este tipo y suplico tu favor para que me permita quedarme tranquilamente
en este lugar, estando completamente ocupado con mi enfermedad". Así que el rey Shah
Zaman pasó la noche en el palacio y, a la mañ ana siguiente, cuando su hermano se hubo ido,
salió de su habitació n y lo sentó en una de las ventanas enrejadas que daban a los terrenos
de recreo; y allí se quedó pensando con el má s triste pensamiento en la traició n de su mujer
y suspiros ardientes salían de su pecho torturado. Y como prosiguió en este caso he aquí!
una poterna de la El palacio, que se mantenía cuidadosamente en privado, se abrió y de él
salieron veinte esclavas que rodeaban a la esposa de su hermano, que era
maravillosamente hermosa, un modelo de belleza, gracia, simetría y hermosura perfecta, y
que caminaba con la gracia de una gacela que anhela ansiosamente. la corriente de
enfriamiento. Acto seguido, Shah Zaman se apartó de la ventana, pero mantuvo al grupo a
la vista, espiá ndolos desde un lugar desde donde no podía ser visto. Pasaron por debajo de
la misma celosía y avanzaron un poco por el jardín hasta que llegaron a una fuente que
echaba chorros en medio de una gran palangana de agua; luego se despojaron de sus ropas
y he aquí, diez de ellos eran mujeres, concubinas del Rey, y los otros diez eran esclavas
blancas. Luego todos se emparejaron, cada uno con cada uno: pero la Reina, que se quedó
sola, gritó en voz alta: "¡Aquí, oh mi señ or Saeed!" y luego saltó con un salto de una de las
á rboles un gran blackamoor baboso con los ojos en blanco que mostró el blanco, una visió n
verdaderamente horrible. Caminó audazmente hacia ella y le echó los brazos al cuello
[7]

mientras ella lo abrazaba con igual calidez; luego la abrazó y, enroscando sus piernas
alrededor de las de ella, como un lazo de un botó n cierra un botó n, la arrojó y la disfrutó .
Los otros esclavos hicieron lo mismo con las muchachas hasta que todos hubieron
satisfecho sus pasiones, y no cesaron de besarse y raparse, copular y divertirse hasta que el
día comenzó a declinar; cuando los mamelucos surgieron del seno de las doncellas y el
esclavo blackamoor desmontó del pecho de la reina; los hombres volvieron a sus disfraces
y todos, excepto el negro que trepó al á rbol, entraron en el palacio y cerraron la puerta
trasera como antes. Ahora, cuando Shah Zaman vio esta conducta de su cuñ ada, dijo para sí
mismo: "¡Por Alá , mi calamidad es má s leve que esto! Mi hermano es un Rey má s grande
entre los reyes que yo, pero esta infamia continú a en su propio palacio, y su esposa está
enamorada del má s inmundo de los inmundos esclavos. Pero esto só lo demuestra que
todos ellos eso y que no hay mujer que no engañ e a su marido, entonces la maldició n de
[8]

Alá sobre todos y cada uno y sobre los necios que se apoyan en ellos en busca de apoyo o
que ponen las riendas de la conducta en sus manos. Así que dejó de lado su melancolía y
abatimiento, arrepentimiento y resentimiento, y alivió su pena repitiendo constantemente
esas palabras, y agregó : "¡Estoy convencido de que ningú n hombre en este mundo está a
salvo de su malicia!". Cuando llegó la hora de la cena, lo trajeron. las bandejas y comió con
un apetito voraz, pues hacía tiempo que se abstenía de comer carne, sintiéndose incapaz de
probar ningú n plato por má s delicado que fuera. Luego dio gracias agradecidos a Allah
Todopoderoso, alabá ndolo y bendiciéndolo, y pasó una noche muy tranquila, ya que había
pasado mucho tiempo desde que había saboreado la dulce comida del sueñ o. Al día
siguiente rompió su ayuno de todo corazó n y comenzó a recuperar la salud y la fuerza, y
pronto recuperó una excelente condició n. Su hermano volvió de la caza diez días después,
cuando salió a su encuentro y se saludaron; y cuando el rey Shahryar miró al rey Shah
Zaman, vio có mo había vuelto a él el tono de la salud, có mo su rostro se había enrojecido y
có mo comía con apetito después de su ú ltima dieta escasa. Se preguntó mucho y dijo: "¡Oh,
hermano mío, estaba tan ansioso de que te unieras a mí en la caza y la caza, y tomaras tu
placer y pasatiempo en mi dominio!" Le dio las gracias y se excusó ; luego los dos montaron
a caballo y cabalgaron hacia la ciudad y, cuando estuvieron sentados có modamente en el
palacio, las bandejas de comida fueron puestas delante de ellos y comieron lo suficiente.
Después de que se retiraron las carnes y se lavaron las manos, el rey Shahryar se volvió
hacia su hermano y le dijo: "Mi mente está abrumada de asombro por tu condició n.
Deseaba llevarte conmigo a la caza, pero te vi cambiado de color". , pá lida y débil de ver, y
con graves problemas mentales también. Pero ahora, Alhamdolillah, ¡gloria sea a Dios!, veo
que tu color natural ha regresado a tu rostro y que está s de nuevo en el mejor de los casos.
Era mi creencia que tu enfermedad vino de la separació n de tu familia y amigos, y de la
ausencia de la capital y del país, así que me abstuve de molestarte con má s preguntas, pero
ahora te suplico que me expongas la causa de tu queja y tu cambio de color, y para explicar
la razó n de tu recuperació n y el retorno al tono rojizo de salud que suelo ver. ¡Así que habla
y no escondas nada! Cuando Shah Zaman escuchó esto, inclinó la cabeza hacia el suelo por
un momento, luego la levantó y dijo: "Te diré qué causó mi queja y mi pérdida de color;
pero disculpe que le informe sobre la causa de su regreso a mí y el razó n de mi completa
recuperació n: de hecho, te ruego que no me presiones para una respuesta ". Dijo Shahryar,
quien estaba muy sorprendido por estas palabras: "Déjame escuchar primero qué produjo
tu palidez y tu pobre condició n". "Sabe, entonces, oh hermano mío", replicó Shah Zaman,
"que cuando enviaste a tu Wazir con la invitació n de ponerme entre tus manos, me preparé
y salí de mi ciudad; en el palacio una sarta de joyas destinadas como regalo para ti. Regresé
solo por ella y encontré a mi esposa en mi cama alfombrada y en los brazos de un horrible
cocinero negro. Así que maté a los dos y vine a ti, pero mi pensamientos se cernieron sobre
este asunto y perdí mi flor y me debilité. Pero discú lpame si todavía me niego a decirte cuá l
fue la razó n por la que mi tez volvió ". Shahryar sacudió la cabeza, maravillado con extremo
asombro, y con el fuego de la ira ardiendo en su corazó n, gritó : "¡Ciertamente, la malicia de
la mujer es poderosa!". Luego se refugió de ellas con Allah y dijo: "En muy En verdad, oh
hermano mío, has escapado de muchos males dando muerte a tu mujer, y justamente[9]

perdonables fueron tu ira y tu dolor por tal percance que nunca ha sucedido hasta ahora
como rey coronado como tú . ¡Por Alá , si el caso hubiera sido mío, no me habría satisfecho
sin matar a mil mujeres y así es la locura! Pero ahora, alabado sea Allah, que te ha
apaciguado tu tribulació n, y es necesario que me hagas saber lo que tan repentinamente te
devolvió la tez y la salud, y explícame qué es lo que causa este ocultamiento". ¡Te ruego que
me perdones por hacerlo así! "No, pero debes hacerlo". "Temo, oh hermano mío, que el
relato te cause má s ira y dolor que los que me afligieron a mí". , y te conjuro por Alá que no
me ocultes nada". Acto seguido, Shah Zaman le dijo todo lo que había visto, de principio a
fin, y terminó con estas palabras: "Cuando vi tu calamidad y la traició n de tu esposa, oh mi
hermano, y reflexioné que eres mayor que yo en añ os y en soberanía mi superior, mi propio
dolor fue empequeñ ecido por la comparació n, y mi mente recuperó el tono y el
temperamento: así despojá ndome de la melancolía y abatimiento, pude comer, beber y
dormir, y así recuperé rá pidamente la salud y la fuerza. Tal es la verdad y toda la verdad".
Cuando el rey Shahryar escuchó esto, se enfureció con una ira excesiva, y la rabia estaba a
punto de estrangularlo; pero luego se recuperó y dijo: "Oh, hermano mío, no te mentiría. en
este asunto, pero no puedo acreditarlo hasta que lo vea con mis propios ojos". "Si quisieras
contemplar tu calamidad", dijo Shah Zaman, "levá ntate de inmediato y prepá rate de nuevo
para cazar y correr, [10]
y luego escó ndete conmigo, así lo presenciará s y tus ojos lo
comprobará n". la ciudad, acampando a la vista, y Shahryar salió con ellos y se sentó en
medio de su hueste, ordenando a los esclavos que no admitieran a nadie con él. Cuando
llegó la noche, llamó a su Wazir y le dijo: "Siéntate en mi lugar y deja que ninguno se enteró
de mi ausencia hasta el término de tres días.” Entonces los hermanos se disfrazaron y
regresaron por la noche con todo secreto al palacio, donde pasaron las horas oscuras: y al
amanecer se sentaron en la celosía que daba a los terrenos de recreo, cuando la reina y sus
doncellas salieron como antes, y pasando por debajo de las ventanas hechas para la fuente,
aquí se desnudaron, diez de ellos eran hombres por diez mujeres, y la esposa del rey gritó :
"¿Dó nde está s, oh Saeed? El espantoso blackamoor se dejó caer del á rbol inmediatamente y,
corriendo a sus brazos sin detenerse ni demorarse, gritó : "¡Soy Sa'ad al-Din Saood! " La [11]

dama se rió de buena gana, y todos se dedicaron a satisfacer sus lujurias, y así quedó
ocupada durante un par de horas, cuando las esclavas blancas se levantaron de los senos de
las doncellas y el moro negro desmontó del seno de la Reina: luego entraron en la
palangana y, después de realizar el Ghusl, o ablució n completa, se vistieron y se retiraron
como lo habían hecho antes. Cuando el rey Shahryar vio esta infamia de su esposa y
concubinas, se angustió y gritó : "¡Solo en la soledad total puede el hombre estar a salvo de
las acciones de este mundo vil! Por Allah, la vida no es má s que un gran mal". En el
momento agregó , "No me frustres, oh mi hermano, en lo que me propongo;" y el otro
respondió : "No lo haré". Así que dijo: "Levantémonos como estamos y partamos
inmediatamente de aquí, porque no nos preocupa la realeza, y deambulemos por la tierra
de Allah, adorando al Todopoderoso hasta que encontremos a alguien a quien le haya
sucedido una calamidad similar; y si no encontramos ninguno, entonces la muerte nos será
má s bienvenida que la vida". Así que los dos hermanos salieron de una segunda poterna
privada del palacio; y nunca escatimaron el caminar de día y de noche, hasta que llegaron a
un á rbol en medio de un prado junto a un manantial de agua dulce en la orilla del mar
salado. Ambos bebieron de él y se sentaron a descansar; y cuando había pasado una hora
del día, he aquí! oyeron un gran estruendo y alboroto en medio del mar principal como si
los cielos se derrumbaran sobre la tierra; y el mar rompía con olas delante de ellos, y de él
se elevaba un pilar negro, que creció y creció hasta que se elevó hacia el cielo y comenzó a
dirigirse hacia ese prado. Viéndolo, se llenaron de mucho miedo y subieron a la copa del
á rbol, que era muy alto; desde donde miraron para ver qué podía ser el problema. Y he
aquí, era un Jinni, enorme de estatura y fornido de pecho y corpulencia, ancho de frente y
[12]

negro de sangre, llevando sobre su cabeza un cofre de cristal. Caminó hacia tierra,
vadeando las profundidades, y al llegar al á rbol donde estaban los dos reyes, se sentó
debajo de él. Entonces puso el cofre sobre su fondo y de él sacó un ataú d, con siete
candados de acero, que abrió con siete llaves de acero que tomó de un lado de su muslo, y
de él se vio salir a una joven dama, de piel blanca y de porte encantador, de estatura fina y
delgada, y brillante como si fuera una luna del catorceavo. noche que ella había sido, o el sol
lloviendo brillo vivo. Incluso así el poeta Utayyah ha dicho excelentemente:—
Ella se levantó como la mañ ana mientras brillaba a través de la noche ✿ Y doró la arboleda con su graciosa vista:
De su esplendor el sol aumenta cuando ✿ Revela y avergü enza el brillo de la luna.
Inclina a todos los seres entre sus manos ✿ Mientras muestra encantos con su velo desabrochado.
Y ella inunda las ciudades [13] con torrentes de lá grimas ✿ Cuando destella su mirada de luz leve.

El Jinni la sentó debajo del á rbol a su lado y, mirá ndola, dijo: "¡Oh, el amor má s selecto de
este corazó n mío! ¡Oh, dama de la línea má s noble, a quien arrebaté en la noche de tu novia
para que nadie me impidiera tomar tu virginidad o caer! a ti antes que yo, y a quien nadie
salvo yo mismo ha amado o ha disfrutado: ¡Oh, amada mía! Quisiera dormir un poco. Luego
apoyó la cabeza sobre los muslos de la dama; y, estirando las piernas que se extendían
hasta el mar, dormía y roncaba y gruñ ía como el retumbar de un trueno. En ese momento
levantó la cabeza hacia la copa del á rbol y vio a los dos reyes posados cerca de la cima;
luego levantó suavemente de su regazo la cabeza de Jinni que estaba cansada de sostener y
la colocó en el suelo; luego, de pie bajo el á rbol, les hizo señ as a los reyes: "Bajen, ustedes
dos, y no teman nada de este Ifrít". Se asustaron terriblemente cuando descubrieron que
[14]

ella los había visto y le respondió de la misma manera: "Alá sobre ti". ¡y por tu modestia, [15]

oh señ ora, discú lpanos de bajar!" Pero ella respondió diciendo: "Alá sea con ustedes que
bajen de inmediato, y si no vienen, despertaré sobre ustedes mi esposo, esta Ifrit, y él os
hará morir por la peor de las muertes", y ella continuó haciéndoles señ ales. Entonces,
teniendo miedo, bajaron a ella y ella se levantó delante de ellos y dijo: "Dadme un golpe
fuerte, sin permanecer o retrasar, de lo contrario despertaré y pondré sobre ti este Ifrit que
te matará de inmediato ". Ellos le dijeron:" Oh nuestra señ ora, te conjuramos por Allah,
déjanos salir de este trabajo, porque somos fugitivos de tal y en extremo temor y terror de
este tu marido. ¿Có mo, pues, podemos hacerlo de la manera que tú deseas?" "Deja esta
charla: tiene que ser así", dijo ella, y les juró por É l. que levantó los cielos en alto, sin
[16]
apoyo ni columna, para que, si no hacían su voluntad, los mataría y los arrojaría al mar.
Entonces, por temor, el rey Shahryar le dijo al rey Shah Zaman: "Oh, hermano mío, haz lo
que ella te ordene que hagas"; pero él respondió : "No lo haré hasta que tú lo hagas antes
que yo". Y comenzaron a discutir acerca de fastidiarla. Luego les dijo a los dos: "¿Có mo es
que los veo discutiendo y objetando? Si no se presentan como hombres y hacen el acto de
bondad ustedes dos, despertaré sobre ustedes el Ifrit". Ante esto, debido a su gran temor a
los Jinni, ambos hicieron por ella lo que les ordenó que hicieran; y, cuando hubieron
desmontado de ella, dijo: "¡Bien hecho!" Luego sacó de su bolsillo un bolso y sacó una
cuerda anudada, en la que estaban ensartados quinientos setenta anillos de sello, y [17]

preguntó : "¿Sabes qué es esto?" Ellos le respondieron diciendo: "¡No sabemos!" Entonces
ella dijo; "Estos son los sellos de quinientos setenta hombres que me han engañ ado con los
cuernos de este inmundo, este tonto, este inmundo Ifrit; así que dadme también vuestros
dos anillos de sello, vosotros dos hermanos. Cuando hayan sacado sus dos anillos de sus
manos y se los dio, ella les dijo: "En verdad, este Ifrit me llevó en mi noche de bodas, me
puso en un ataú d y colocó el ataú d en un cofre y al cofre colocó siete fuertes candados de
acero y me depositó en el fondo profundo del mar que brama, precipitá ndose y chocando
con las olas; y me guardó para que pudiera permanecer casto y honesto, quotha! que nadie
excepto él mismo pueda tener conexió n conmigo. Pero me he acostado con tantos de mi
especie como he querido, y este desdichado Jinni no se da cuenta de que el Destino puede
no ser impedida ni estorbada por nada, y que lo que la mujer quiere lo mismo lo cumple sin
embargo el hombre no lo hace. Así dice uno de ellos:
No confíes en las mujeres; ✿ No confíes en sus corazones,
Cuyas alegrías y cuyas penas ✿ ¡Está n colgados a sus partes!
Amor mentiroso te jurará n ✿ De donde nunca parte la astucia:
Toma a Yusuf [18] para la muestra ✿ '¡Técnicas de mercadería y 'inteligencia de mercadería!
Iblis [19] expulsó a Adam ✿ (¿No ves?) a través de sus artes.
Y otro dice:—
"¡Reduce tu culpa, hombre! Te conducirá a una pasió n sin límites; ✿ Mi culpa no es tan grave como la que has encontrado.
Si me convierto en un verdadero amante, entonces a mí no me llega sino lo que les sucedió a muchos en el pasado.
Porque maravilloso es él y digno de nuestra alabanza ✿ Quien con artimañ as de ingenios femeninos lo mantuvo a salvo y
lo mantuvo sano".
Al escuchar estas palabras, se maravillaron con gran asombro, y ella se fue de ellos al Ifrit y,
tomando su cabeza sobre su muslo como antes, les dijo suavemente: "Ahora sigan sus
caminos y llévense má s allá de los límites de su malicia". Así que partieron diciendo uno al
otro: "¡Alá ! ¡Alá !" y, "No hay Majestad y no hay Poder sino en Alá , el Glorioso, el Grande; y
con É l buscamos refugio de la malicia y la artimañ a de las mujeres, porque en verdad no
tiene pareja en el poder. Considera, oh mi hermano , los caminos de esta dama maravillosa
con un Ifrit que es mucho má s poderoso que nosotros. Ahora que le ha acontecido un
percance mayor que el que nos aconteció a nosotros y que debe traernos abundante
consuelo, así que volvamos a nuestros países y mayú sculas, y decidamos nunca casarnos
con mujeres y ahora les mostraremos cuá l será nuestra acció n". Acto seguido cabalgaron de
regreso a las tiendas del rey Shahryar, a las que llegaron en la mañ ana del tercer día; y
habiendo reunido los Wazirs y Emirs, los Chambelanes y altos funcionarios, entregó una
tú nica de honor a su Virrey y dio ó rdenes para un regreso inmediato a la ciudad. Allí lo
sentó en su trono y mandó llamar al Ministro Principal, el padre de las dos doncellas que
(¡Inshallah!) se mencionará n en breve, dijo: "Te ordeno que tomes a mi esposa y la mates
hasta la muerte, porque ella tiene rompió su situació n y su fe". Así que la llevó al lugar de la
ejecució n y la hizo morir. Entonces el rey Shahryar tomó tizó n en la mano y reparando en el
Serraglio mató a todas las concubinas y sus mamelucos. También se juró a sí mismo con
[20]

un juramento obligatorio que cualquiera que fuera la esposa con la que se casara, abatiría
su virginidad por la noche y la mataría a la mañ ana siguiente para asegurarse su honor;
"Porque", dijo él, "nunca hubo ni hay una mujer casta sobre la faz de la tierra". Entonces
Shah Zaman rezó pidiendo permiso para viajar de regreso a casa; y salió equipado y
escoltado y viajó hasta que llegó a su propio país. Mientras tanto, Shahryar ordenó a su
Wazir que le trajera la novia de la noche para que él pudiera ir a ella; así que produjo una
niñ a muy hermosa, la hija de uno de los emires y el rey se acercó a ella al atardecer y
cuando amaneció ordenó a su ministro que le cortara la cabeza; y el Wazir hizo en
consecuencia por temor al sultá n. De esta manera continuó por espacio de tres añ os;
casarse con una doncella todas las noches y matarla a la mañ ana siguiente, hasta que la
gente lanzó un clamor contra él y lo maldijo, rezando a Alá por completo para destruirlo a
él y a su gobierno; y las mujeres armaron un alboroto y las madres lloraron y los padres
huyeron con sus hijas hasta que no quedó en la ciudad un joven apto para la có pula carnal.
En ese momento el rey ordenó a su principal visir, el mismo que estaba encargado de las
ejecuciones, que le trajera una virgen como era su costumbre; y el Ministro salió y buscó y
no encontró ninguno; así que regresó a su casa con tristeza y ansiedad temiendo por su
vida del Rey. Ahora tenía dos hijas, Shahrá zá d y Dunyá zá d hight, de los cuales el Elder
[21]

había leído detenidamente los libros, anales y leyendas de los reyes anteriores, y las
historias, ejemplos y casos de hombres y cosas del pasado; de hecho, se decía que había
coleccionado mil libros de historias relacionadas con razas antiguas y gobernantes
fallecidos. Había leído las obras de los poetas y se las sabía de memoria; había estudiado
filosofía y ciencias, artes y logros; y ella era agradable y educada, sabia e ingeniosa, bien
educada y bien educada. Ahora bien, en ese día le dijo a su padre: "¿Por qué te veo tan
cambiado y cargado de trabajo y cuidado? Sobre este asunto dijo uno de los poetas: -
Dile a quien tiene dolor ✿ El dolor nunca durará :
Así como la alegría no tiene mañ ana ✿ Así pasará la aflicció n".
Cuando el visir escuchó de su hija estas palabras, le contó , de principio a fin, todo lo que
había sucedido entre él y el rey. Acto seguido, ella dijo: "Por Alá , oh mi padre, ¿cuá nto
tiempo durará esta matanza de mujeres? ¿Te diré lo que tengo en mente para salvar a
ambos bandos de la destrucció n?" "Di, oh hija mía", dijo él y ella, "Me gustaría que me
dieras en matrimonio a este rey Shahryar; o viviré o seré un rescate para las hijas vírgenes
de los musulmanes y la causa de su liberació n de sus manos y las tuyas". "¡Alá sobre ti!"
[22]

gritó con una ira superior a la que no carecía de alimento: "¡Oh, escaso de ingenio, no
expongas tu vida a tal peligro! ¿Có mo te atreves a dirigirte a mí con palabras tan alejadas de
la sabiduría y tan alejadas de la necedad? las cosas caen fá cilmente en la desgracia; y quien
no considera el fin, no guarda el mundo como amigo, y el vulgo dice: "Estaba acostado en
mi comodidad: nada má s que mi oficio me inquietó ". "Es necesario que tú ", interrumpió
ella, "hazme una hacedora de esta buena obra, y deja que él me mate si quiere: solo moriré
como rescate por otros". "Oh, hija mía", preguntó él, "¿y qué te aprovechará eso cuando
habrá s desperdiciado tu vida?" y ella respondió : "¡Oh, padre mío, debe ser lo que sea!" El
visir se enfureció nuevamente y la culpó y reprochó , terminando con: "De hecho, temo que
te suceda lo mismo que le sucedió al toro y al asno con el labrador". "Y ¿Qué les sucedió , oh
padre mío?", preguntó ella. Entonces el visir comenzó la
CUENTO DEL TORO Y EL CULO. [23]

Sabe, oh hija mía, que había una vez un comerciante que poseía mucho dinero y muchos
hombres, y que era rico en ganado y camellos; también tenía mujer y familia y vivía en el
campo, siendo experto en labranza y dedicado a la agricultura. Ahora, Allah el Má s Alto lo
había dotado con la comprensió n de las lenguas de las bestias y aves de todo tipo, pero bajo
pena de muerte si divulgaba el don a cualquiera. Así que lo mantuvo en secreto por mucho
miedo. Tenía en su establo un toro y un asno, cada uno atado en su propio establo, uno
junto al otro. Un día, mientras el mercader estaba sentado cerca de su mano con sus
sirvientes y sus niñ os jugaban a su alrededor, escuchó al Toro decir al Asno: "¡Salve y salud
para ti, oh Padre del Despertar! porque disfrutas del descanso y del buen ministerio; todo
[24]

debajo de ti está bien barrido y recién rociado; los hombres te atienden y te alimentan, y tu
provaunt es cebada cernida y tu bebes agua pura de manantial, mientras yo (¡infeliz
criatura!) llamado yugo; y me canso de partir la tierra desde el alba hasta la puesta del sol.
Me veo obligado a hacer má s de lo que puedo ya soportar toda clase de malos tratos de
noche en noche; después de lo cual me llevan de regreso con los costados desgarrados, el
cuello desollado, las piernas doloridas y los pá rpados adoloridos por las lá grimas. Luego
me encierran en el establo y me tiran frijoles y paja triturada, mezclado con tierra y paja;
[25]

y yazgo en estiércol y suciedad y pestilentes hedores durante toda la noche. Pero tú está s
siempre en un lugar barrido, rociado y limpiado, y siempre está s acostado tranquilo,
excepto cuando sucede (¡y bastante rara vez!) que el maestro tiene algú n negocio, cuando
te monte y te lleve a la ciudad y regrese contigo inmediatamente. Sucede, pues, que estoy
fatigado y angustiado mientras tú te relajas y descansas; tú duermes mientras yo desvelo;
Todavía tengo hambre mientras comes hasta saciarte, y gano el desprecio mientras ganas
buena voluntad". Cuando el toro cesó de hablar, el asno se volvió hacia él y dijo: "Oh, frente
ancha, ¡Oh, perdido! no mintió quien te llamó cabeza de toro, porque tú , oh padre de un
[26]

toro, no tienes ni previsió n ni artificio; eres el má s simple de los simples, y no sabes nada [27]

de buenos consejeros. ¿No has oído el dicho de los sabios:—


Por otros estas fatigas y trabajos soporto ✿ Y de ellos es el placer y mío es el cuidado;
Como el blanqueador que se ennegrece la frente al sol ✿ Para blanquear las vestiduras que visten los demás". [28]
Pero tú , oh necio, está s lleno de celo y te afanas y molestas ante el amo; y te desgarras, te
desgastas y te matas a ti mismo por el consuelo de otro. ¿Nunca has oído la sierra que dice:
No hay quien guíe y se ensanche el camino? Saliste a la llamada de la oració n del alba y no
regresaste hasta la puesta del sol; y a lo largo del día soportas toda clase de penalidades; a
saber, golpes y palizas y malas palabras. ¡Ahora escú chame, Sir Bull! cuando te atan a tu
apestoso pesebre, pateas el suelo con tu mano derecha y golpeas con tus cascos traseros y
empujas con tus cuernos y bramidos en voz alta, para que te consideren satisfecho. Y
cuando te arrojan tu forraje, caes sobre él con avaricia y te apresuras a forrar tu hermosa y
gorda barriga. Pero si aceptas mi consejo, será mejor para ti y llevará s una vida má s fá cil
incluso que la mía. Cuando vayas al campo y te pongan algo llamado yugo en el cuello,
acuéstate y no te vuelvas a levantar aunque tal vez te columpien; y si te levantas, acuéstate
por segunda vez; y cuando te traigan a casa y te ofrezcan tus frijoles, tírate de espaldas y
solo huele tu carne y retírate y no la pruebes, y siéntete satisfecho con tu paja y paja
trituradas; y en este sabio fingir tú está s enfermo y no cesas de hacerlo durante un día o
dos días o incluso tres días, así descansará s del trabajo y la fatiga". Cuando el toro escuchó
estas palabras, reconoció que el asno era su amigo y le agradeció , diciendo: "Correcto es tu
pedido", y oró para que todas las bendiciones pudieran recompensarlo, y exclamó : "¡Oh
Padre Wakener! tú has compensado mis faltas." (Ahora el mercader, oh hija mía,
[29] [30]

comprendió todo lo que pasaba entre ellos.) Al día siguiente, el conductor tomó el toro, y
poniendo el arado en su cuello, lo hizo trabajar como de costumbre; pero el Toro comenzó
[31]

a eludir su arado, de acuerdo con el consejo del Asno, y el arador lo golpeó hasta que
rompió el yugo y se fue; pero el hombre lo atrapó y lo cortó de cuero hasta que perdió la
esperanza de su vida. No obstante, no haría otra cosa que quedarse quieto y dejarse caer
hasta la noche. Entonces el rebañ o lo condujo a casa y lo estabuló en su establo: pero él se
apartó de su pesebre y ni pateó , ni bramó , ni tocó ni bramó como solía hacer; por lo que el
hombre se preguntó . Le trajo los frijoles y las cá scaras, pero él los olió y los dejó y se acostó
lo má s lejos que pudo de ellos y pasó toda la noche en ayunas. El campesino vino a la
mañ ana siguiente; y al ver el pesebre lleno de judías, la paja triturada sin saborear y el buey
acostado boca arriba en una situació n lamentable, con las piernas estiradas y el vientre
hinchado, se preocupó por él y se dijo a sí mismo: "Por Alá , ciertamente ha enfermo y por
eso no quiso arar ayer". Luego fue donde el mercader y le informó : "Oh, mi amo, el toro está
enfermo; rechazó su forraje anoche; es má s, no ha probado ni una pizca de él esta mañ ana".
Ahora bien, el comerciante-granjero entendió lo que todo esto significaba, porque había
oído la conversació n entre el Toro y el Asno, así que dijo: "Toma ese burro sinvergü enza, y
ponle el yugo al cuello, y á talo al arado y hazlo". haga el trabajo de Bull". Acto seguido, el
labrador tomó el asno y lo trabajó durante todo el día en la tarea del toro; y, cuando
desfallecía por debilidad, le hacía comer palo hasta que le dolían las costillas y se le
hundían los costados y el yugo le desollaba el cuello; y cuando llegaba a casa por la noche,
apenas podía arrastrar las extremidades, ni las delanteras ni las traseras. Pero en cuanto al
Toro, se había pasado el día tendido de cuerpo entero y había comido su forraje con
excelente apetito, y no cesaba de invocar bendiciones sobre el Asno por sus buenos
consejos, sin saber lo que le había venido por causa de él. Así que cuando cayó la noche y el
Asno regresó al establo, el Toro se levantó ante él con honor, y dijo: "¡Que las buenas
nuevas alegren tu corazó n, oh Padre Wakener! a través de ti he descansado todo este día y
he comido mi carne". en paz y tranquilidad". Pero el Asno no respondió , por la ira y el ardor
y el cansancio y la paliza que había recibido; y se arrepintió con el má s doloroso de los
arrepentimientos; y se dijo a sí mismo: "Esto viene de mi locura en dar buenos consejos;
como dice la sierra, yo estaba en gozo y alegría, nada salvo mi oficiosidad me trajo esta
tristeza. Pero tendré en cuenta mi valor innato y la nobleza de mi naturaleza, pues ¿qué
dice el poeta?
¿Será el hermoso matiz de la albahaca [32] fallar ✿ Aunque el pie del escarabajo sobre el rastreo de Basilio?
Y aunque la arañ a y la mosca sean sus habitantes ✿ ¿La deshonra se unirá al saló n real?
el cauri, [33] Lo sé, tendrá moneda ✿ Pero la caída clara de la perla, ¿caerá su valor?
Y ahora debo pensar y engañ arlo y devolverlo a su lugar, de lo contrario me muero.
Entonces se fue cansado a su pesebre, mientras el Toro le agradecía y lo bendecía. Y aun así,
oh hija mía, dijo Wazir, morirá s por falta de ingenio; por lo tanto, quédate quieto y no digas
nada y no expongas tu vida a tal estrés; porque, por Alá , te ofrezco el mejor consejo, que
proviene de mi afecto y bondadosa solicitud por ti. "Oh, padre mío", respondió ella, "es
necesario que vaya a este Rey y me case con él". É l dijo: "No hagas esto", y ella dijo: "En
verdad lo haré", a lo que él respondió . , "Si no callas y te quedas quieto, haré contigo hasta
lo que el mercader hizo con su mujer". "¿Y qué hizo él?", preguntó ella. Wazir, que después
del regreso del Asno, el mercader salió al techo de la terraza con su esposa y familia,
porque era una noche de luna y la luna estaba en su plenitud. Ahora, la terraza daba al
establo y, mientras estaba allí sentado con sus hijos jugando a su alrededor, el comerciante
oyó que el asno le decía al toro: "Dime, oh padre Broad o' Brow, ¿qué te propones hacer
mañ ana? " El toro respondió : "¿Qué sino continuar siguiendo tu consejo, oh Alibaron? De
hecho, fue tan bueno como podría serlo y me ha dado descanso y reposo; mi carne, la
rechazaré y me volaré el vientre y la manivela falsificada". El Asno sacudió la cabeza y dijo:
"¡Cuidado con hacerlo, oh padre de un toro!" El Toro preguntó : "¿Por qué?", y el Asno
respondió : "Sabe que estoy por darte el mejor de los consejos, porque en verdad escuché a
nuestro dueñ o decir a la manada: Si el Toro no se levanta de su lugar para hacer su trabajo
esta mañ ana y si se retira de su forraje este día, entrégalo al carnicero para que lo mate y dé
su carne a los pobres, y haga un poco de cuero de su piel. Ahora temo por ti a causa de
[34]

esto. Así que sigue mi consejo antes de que te sobrevenga una calamidad; y cuando te
traigan el forraje, có melo y levá ntate y brama y patea el suelo, o nuestro amo seguramente
te matará : ¡y la paz sea contigo!" Entonces el Toro se levantó y mugió en voz alta y
agradeció al Asno, y dijo: " Mañ ana saldré de buena gana con ellos; y de inmediato comió
toda su carne y hasta lamió el pesebre. (Todo esto sucedió y el dueñ o estaba escuchando su
conversació n). A la mañ ana siguiente, el comerciante y su esposa al pesebre del toro y se
sentó , y el conductor vino y condujo al toro, quien, al ver a su dueñ o, agitó la cola y frenó el
viento, y retozó tan vigorosamente que el comerciante se rió a carcajadas y siguió riendo
hasta que cayó sobre su Su esposa le preguntó : "¿De qué te ríes con una risa tan fuerte
como esta?", y él le respondió : "Me reí de algo secreto que he oído y visto, pero que no
puedo decir para no morir mi muerte". , "Debes forzosamente descú bremelo, y revela la
causa de tu risa incluso si vienes por tu demonio". ¡Ath!" Pero él replicó : "No puedo revelar
lo que dicen las bestias y los pá jaros en su jerga por miedo a morir. Entonces ella dice: "¡Por
Alá , mientes! Esto es un mero pretexto: no te ríes de nadie excepto de mí, y ahora te
escondes un poco de mí. Pero por el Señ or de ¡los cielos! si no revelas la causa, no
cohabitaré má s contigo: te dejaré de una vez". Y ella se sentó y lloró . Entonces el mercader
dijo: "¡Ay de ti! ¿Qué significa tu llanto? Teme a Allah y deja estas palabras y no me hagas
má s preguntas". "Es necesario que me digas la causa de esa risa", dijo ella, y él respondió :
"Tú sabías que cuando le pedí a Allah que me concediera la comprensió n de las lenguas de
bestias y pá jaros, hice el voto de nunca revelar el secreto a nadie bajo pena de morir en el
acto.” “No importa,” exclamó ella, “dime qué secreto pasó entre el Toro y el Asno y morir en
esta misma hora una vez. tenlo en cuenta", y ella no cesó de importunarlo hasta que estuvo
exhausto y completamente angustiado. Así que finalmente él dijo: "Llama a tu padre y a tu
madre y a nuestros parientes y amigos y a varios de nuestros vecinos", lo cual ella hizo. ; y
envió por el Kazi y sus asesores, con la intenció n de hacer su testamento y revelarle su
[35]

secreto y morir la muerte; porque la amaba con mucho amor, porque era su prima, hija del
hermano de su padre, y madre de sus hijos, y había vivido con ella ciento veinte añ os.
Entonces, habiendo reunido a toda la familia y la gente de su vecindario, les dijo: "De mí
cuelga una historia extrañ a, y es tal que si descubro el secreto de alguno, soy hombre
muerto". Por lo tanto, cada uno de los presentes a la mujer dijo: "Alá sobre ti, deja esta
obstinació n pecaminosa y reconoce el derecho de este asunto, para que no muera tu esposo
y el padre de tus hijos". Pero ella replicó : "No me apartaré de él hasta que él me lo diga,
aunque venga por su muerte". Así que dejaron de apremiarla; y el comerciante se levantó
de entre ellos y se dirigió a una letrina para realizar la ablució n de Wuzu, y después de eso
[36]

se propuso volver y contarles su secreto y morir. Ahora, hija Shahrazad, ese comerciante
tenía en sus dependencias unas cincuenta gallinas debajo de un gallo, y mientras se
preparaba para despedir a su gente, escuchó a uno de sus muchos perros de granja
dirigirse así en su propia lengua al Gallo, que aleteaba. alas y cantando lujuriosamente y
saltando de una gallina a otra y pisoteando todas a su vez, diciendo: "¡Oh, Chanticleer! ¡Qué
mezquino es tu ingenio y cuá n desvergonzada es tu conducta! Que se decepcione quien te
crió ? ¿No te avergü enzas de lo que hiciste en un día como este?" "¿Y qué", preguntó el
[37]

Gallo, "ha ocurrido este día?", cuando el Perro respondió : "¿No sabes que nuestro amo es
este día prepará ndose para su muerte? Su esposa está decidida a revelar el secreto que
Allah le enseñ ó , y en el momento en que lo haga, seguramente morirá . Los perros estamos
todos de luto; pero tú bates tus alas y haces sonar tu clarín y pisas gallina tras gallina. ¿Es
esta una hora para el pasatiempo y el placer? ¿No te avergü enzas de ti mismo?" [38]

"Entonces, por Alá ", dijo el Gallo, "es nuestro amo un tonto y un hombre escaso de sentido:
si no puede manejar los asuntos con una sola esposa, no vale la pena prolongar su vida.
Ahora tengo unos cincuenta Dame Partlets; y complazco esto y provoco aquello y hago
pasar hambre a unos y atiborraré a otros; y a través de mi buen gobierno todos está n bien
bajo mi control. Este nuestro amo pretende ser ingenioso y sabio, y tiene una sola esposa, y
sin embargo no sabe có mo manejarla". Preguntó el Perro: "¿Qué, pues, oh gallo, debe hacer
el amo para librarse de su estrecho?" "Debería levantarse de inmediato", respondió el Gallo,
"y tomar algunas ramitas de esa morera y darle un rociado regular en la espalda y asado de
costillas hasta que ella grite: ¡Me arrepiento, oh mi señ or! Nunca te preguntaré ¡Una
pregunta mientras viva! Entonces que la golpee una vez má s y profundamente, y cuando lo
haya hecho, dormirá libre de preocupaciones y disfrutará de la vida. Pero este maestro
nuestro no posee ni sentido ni juicio. "Ahora, hija Shahrazad", continuó el Wazir, "te haré lo
que ese marido hizo con esa esposa". Shahrazad dijo: "¿Y qué hizo él?" É l respondió :
"Cuando el mercader escuchó las sabias palabras que su Gallo le había dicho a su Perro, se
levantó de prisa y buscó la habitació n de su esposa, después de cortar para ella unas
ramitas de morera y esconderlas allí; y luego la llamó : " Entra en el armario para que te
cuente el secreto mientras nadie me ve y luego muérete.» Ella entró con él y él cerró la
puerta y se abalanzó sobre ella con un sonido tan sonoro en la espalda, los hombros, las
costillas, los brazos y las piernas. , diciendo al mismo tiempo: "¿Alguna vez hará s preguntas
sobre lo que no te concierne?" que estaba casi sin sentido. En ese momento exclamó : "¡Soy
de los arrepentidos! Por Allah, no te haré má s preguntas y, de hecho, me arrepiento sincera
y sanamente". Luego le besó la mano y los pies y él la condujo fuera de la habitació n sumisa
como debe ser una esposa. Sus padres y toda la compañ ía se regocijaron y la tristeza y el
luto se cambiaron en gozo y alegría. Así el mercader aprendió la disciplina familiar de su
Gallo y él y su esposa vivieron juntos la má s feliz de las vidas hasta la muerte. ¡Y tú también,
oh hija mía! continuó el visir, "A menos que te apartes de este asunto, haré contigo lo que
ese comerciante le hizo a su esposa". Pero ella le respondió con mucha decisió n: "Nunca
desistiré, oh padre mío, ni esta historia cambiará mi propó sito. Deja tal charla y chisme. No
escucharé tus palabras y, si me niegas, me casaré conmigo mismo. a él a pesar de tus
narices. Y primero iré al rey solo y yo mismo y le diré: Le rogué a mi padre que me casara
contigo, pero él se negó , resuelto a decepcionar a su señ or, a regañ adientes. como yo a
como tú ". Su padre preguntó : "¿Debe ser esto necesario?" y ella respondió : "Aun así".
Entonces, el visir, cansado de lamentarse y contender, persuadirla y disuadirla sin ningú n
propó sito, se acercó al rey Shahryar y, después de bendecirlo y besar el suelo ante él, le
contó todo sobre su disputa con su hija de principio a fin. y có mo planeó llevá rsela a él esa
noche. El rey se maravilló con gran asombro; porque había hecho una excepció n especial
con la hija del visir, y le dijo: "Oh, el má s fiel de los Consejeros, ¿có mo es esto? te dirá
mañ ana por la mañ ana: ¡Tó mala y má tala! y, si no la matas, yo te mataré en su lugar sin
falta". "Alá te guíe a la gloria y alargue tu vida, oh Rey de la era", respondió el visir, "es ella
quien lo ha determinado: todo esto le he dicho y má s, pero ella no me escucha y persiste. de
paso esta pró xima noche con la Majestad del Rey". Entonces Shahryar se alegró mucho y
dijo: "Está bien; ve a prepararla y trá emela esta noche". El visir volvió a su hija y le informó
la orden diciendo: "¡Alá no haga que tu padre esté desolado por tu pérdida!" Pero
Shahrazad se regocijó con gran alegría y preparó todo lo que necesitaba y le dijo a su
hermana menor, Dunyazad: "¡Fíjate bien qué instrucciones te confío! Cuando haya ido al
Rey te enviaré a buscar y cuando vengas a mí y ves que él ha tenido su voluntad carnal de
mí, dime: - ¡Oh, hermana mía, y no tengas sueñ o, cuéntame alguna historia nueva, deliciosa
y deleitable, lo mejor para acelerar nuestras horas de vigilia; "y te contaré una historia que
será nuestra liberació n, si Alá lo permite, y que hará que el Rey se aleje de su costumbre
sedienta de sangre". Dunyazad respondió : "Con amor y alegría". Entonces, cuando se hizo
de noche, su padre, el visir, llevó a Shahrazad al rey, quien se alegró al verlo y preguntó :
"¿Me has traído lo que necesito?" y él respondió : "Yo tengo". Pero cuando el rey la llevó a su
cama y se puso a jugar con ella y deseó adentrarse en ella, ella lloró ; lo que le hizo
preguntar: "¿Qué te aflige?" Ella respondió : "Oh Rey de la era, tengo una hermana menor y
quisiera despedirme de ella esta noche antes de ver el amanecer". Entonces mandó llamar a
Dunyazad y ella vino y besó el suelo entre sus manos, cuando él le permitió tomar asiento
cerca de los pies del divá n. Entonces el Rey se levantó y acabó con la virginidad de su novia
y los tres se durmieron. Pero cuando era medianoche, Shahrazad se despertó e hizo una
señ al a su hermana Dunyazad, quien se incorporó y dijo: "Alá sobre ti, oh hermana mía,
recítanos alguna historia nueva, agradable y deliciosa, con la que pasar las horas de vigilia
de nuestra ú ltima noche". ." "Con alegría y buena fe", respondió Shahrazad, "si este rey
[39]

piadoso y auspicioso me lo permite". "Cuéntalo", dijo el rey, que por casualidad estaba
insomne e inquieto y, por lo tanto, estaba complacido con la perspectiva de escuchar su
historia. Así Shahrazad se regocijó ; y así, en la primera noche de las Mil Noches y una
Noche, empezó con la
1 . Ailaho A'alam, una fó rmula despectiva, utilizada porque el escritor se entregará a una
serie de lo que posiblemente sean falsedades.
2 . Los "Hijos de Sá sá n" son los famosos sasá nidas cuya dinastía terminó con la conquista
á rabe ( 641 d . C.). "Isla" (Jazírah) en á rabe también significa "Península", y causa mucha
confusió n en cuestiones geográ ficas.
3 . Shahryá r not Shahriyar (persa) = "Amigo de la ciudad". La edició n de Bulak la corrompe
a Shahrbá z (Ciudad-halcó n), y la de Breslau a Shahrbá n o "Defensor de la Ciudad", como
Marz-ban=Guardiá n de los Pantanos. Shah Zamá n (persa)="Rey de la Era:" Galland prefiere
Shah Zenan, o "Rey de las mujeres", y el Bul. editar. lo cambia a Shah Rummá n, "Rey de la
granada". Al-Ajam denota todas las regiones no á rabes (gentiles opuestos a judíos,
mlechchhas a hindú es, tayikos a turcos, etc. , etc. ), y especialmente Persia; Ajami (un
hombre de Ajam) siendo un equivalente del gr. Βά ρβαρος . Ver vol. ii., pá g. 1.
4 . Galland escribe "Vizier", una desdichada afrancesació n de una mala pronunciació n turca;
Torrens, "Wuzeer" (angloindio y gilchristian); Lane, "Wezeer" (egipcio o má s bien cairota);
Payne, "visir", segú n su sistema; Burckhardt (Proverbios), "Vizír"; y el Sr. Keith-Falconer,
"Vizir". Popularmente se supone que la raíz es "wizr" (carga) y el significado "Ministro";
Wazír al-Wuzará siendo "Premier". En el Corá n ( cap. xx., 30) Moisés dice: "Dame un visir
de mi familia, Harun (Aaró n) mi hermano". Sale, seguida de la excelente versió n del
reverendo JM Rodwell, traduce "Consejero" y explica "Aquel que tiene la administració n
principal de los asuntos bajo un príncipe". Pero ambos eruditos coranistas aprendieron su
orientalismo en Londres y, como tales estudiantes en general, fallan solo en los puntos má s
fá ciles, familiares para todos los antiguos habitantes de Oriente.
5 . Este plazo de tres días (día de descanso, día de descanso y día de salida) parece ser una
regla instintiva en la hospitalidad. Entre los musulmanes es una Sunnat o prá ctica del
Profeta.
6 _ es decir , estoy enfermo de corazó n.
7 . Las mujeres libertinas prefieren a los negros por el tamañ o de sus partes. Medí a un
hombre en tierra somalí que, cuando estaba inactivo, medía casi seis pulgadas. Esta es una
característica de la raza negra y de los animales africanos: por ejemplo , el caballo; mientras
que el á rabe puro, hombre y bestia, está por debajo de la media de Europa; una de las
mejores pruebas por cierto, que el egipcio no es un asiá tico, sino un negro parcialmente
blanqueado. Ademá s, estas piezas imponentes no aumentan proporcionalmente durante la
erecció n; en consecuencia, el "acto en especie" lleva mucho má s tiempo y aumenta mucho
el disfrute de la mujer. En mi época, ningú n musulmá n hindú honesto llevaría a sus mujeres
a Zanzíbar debido a las enormes atracciones y tentaciones que allí se les ofrecían. Sobre el
tema de Imsá k = retenció n del semen y "prolongació n del placer", encontraré necesario
decir má s.
8 _ Las mismas palabras se pronunciaron ú ltimamente en Inglaterra demostrando la eterna
verdad de Las noches que los ignorantes llaman "mentiras descaradas".
9 _ El á rabe Tue la!
10 _ Á rabe. "Sayd wa kanas": el primero generalmente se aplica a la pesca; de ahí Sayda
(Sidó n) = pueblo de pescado. Pero los á rabes nobles (excepto el Califa Al-Amin) no pescan;
así que aquí significa simplemente "deporte", perseguir, correr, observar pá jaros (oiseler),
etc.
11 _ en la mac Edit, el negro se llama "Mas'ú d"; aquí pronuncia una especie de grito de
guerra y juega con los nombres Sa'á d, Sa'íd, Sa'ú d y Mas'ud, todos derivados de una misma
raíz, "Sa'ad" = auspiciosidad, prosperidad.
12 _ El á rabe singular (de ahí el francés " génie "); mujer Jinniyah; el Div y Rakshah de la
antigua tierra de Guebre y el "Rakshasa" o "Yaksha" del hinduismo. Sería interesante
rastrear la conexió n evidente, de ninguna manera "accidental", de "Jinn" con el "Genio" que
llegó a los romanos a través de los etruscos asiá ticos, y cuyo nombre no puedo derivar de
"gignomai" o " genitus " . " Era desconocido para los griegos, que tenían los Daimon
( δαίμον ), una familia que se separaba, como los Genios y los Genios, en dos categorías, los
buenos (Agatho-daemons) y los malos (Kako-dæmons). Nada sabemos del estatus de los
Yinn entre los á rabes premusulmanes o paganos: los musulmanes hicieron de él un ser
antropoide sobrenatural, creado de fuego sutil (Corá n, caps. xv. 27; lv. 14), no de tierra
como el hombre. , propagando su especie, gobernado por poderosos reyes, siendo el ú ltimo
Já n bin Já n, misionarizado por Profetas y sujeto a muerte y Juicio. De la misma raíz son
"Junú n"=locura ( es decir , posesió n u obsesió n por los Jinas) y "Majnú n"=loco. Segú n R.
Jeremiah bin Eliazar en el Salmo xli. 5, Adá n fue excomulgado por ciento treinta añ os,
durante los cuales engendró hijos a su propia imagen (Gén. v. 3) y estos fueron Mazikeen o
Shedeem-jinns. Pró ximamente se dará n má s detalles sobre los genios.
13 _ Á rabe "Amsá r" (ciudades): en Bul. Editar. "Amtá r" (lluvias), como en Mac. Editar.
Entonces el Sr. Payne (I., 5) traduce:—
Y cuando lanza el relá mpago de su mirada, hace llover ojos, como aguaceros, con muchas lá grimas.
Lo traduciría: "Ella hace que ciudades enteras derramen lá grimas"; y lo prefiero por una
razó n que generalmente me influirá : su superior exageració n e imposibilidad.
14 _ No "A-frit", pronunciado Aye-frit, como dicen nuestros poetas. Esta variedad de los
genios, que, como se demostrará , se dividen en dos razas como la humanidad, es
generalmente, pero no siempre, un ser maligno, hostil y perjudicial para la humanidad
(Corá n xxvii. 39).
15 _ es decir , "Te conjuro por Allah"; la fó rmula se llama técnicamente "Inshá d".
16 _ Esta introducció n del nombre de Alá en un cuento indecente es esencialmente egipcia
y cairota. Pero véase Bocacio ii. 6; y vi. 9.
17 _ Así que en la Mac. Editar. ; en otros "noventa". Prefiero el mayor nú mero ya que la
exageració n es parte del humor. En el hindú "Kathá Sá rit Sá gara" (Mar de las Corrientes de
la Historia), los anillos son cien y la catá strofe es má s moral; el buen joven Yashodhara
rechaza los avances del malvado; ella despierta al duende del agua, que está a punto de
matarlo, pero los anillos se traen como testimonio y la nariz del joven impropio es
debidamente cortada. ( Cap. lxiii.; p. 80, de la excelente traducció n del Prof. CH Tawney:
para la Bibliotheca Indica: Calcuta, 1881.) El Kathá , etc. , de Somadeva (siglo xi), es una
versió n poética de la prosa compendio, el "Vrihat Kathá " (Gran Historia) de Gunadhya
( cent. VI).
18 _ El José del Corá n, muy diferente al del Génesis. Lo encontraremos bastante a menudo
en Las noches.
19 _ "Iblis", vulgarmente escrito "Eblis", de una raíz que significa El Desesperado, con una
sospechosa semejanza con Diabolos; posiblemente de "Balas", un libertino. Algunos lo
traducen The Calumniator, ya que Sataná s es el que odia. Iblis (que aparece en la versió n
á rabe del N. Testamento) sucedió a otro á ngel repugnante Al-Haris; y su historia de orgullo,
negá ndose a adorar a Adá n, se cuenta cuatro veces en el Corá n del Talmud (Sanhedrim 29).
Hizo que Adá n y Eva perdieran el Paraíso (ii. 34); él todavía traiciona a la humanidad (xxv.
31), y al final de los tiempos, él, con los otros demonios, será n "reunidos de rodillas
alrededor del Infierno" (xix. 69). Evidentemente ha tenido lo peor del partido y nos
preguntamos, con Origen, Tillotson, Burns y tantos otros, que no tira las cartas.
20 _ Todavía se cuenta una historia similar en Akká (St. John d'Acre) sobre el terrible
"carnicero": Jazzá r (Djezzar) Pasha. Difícilmente se puede compadecer a las mujeres que
son tan tontas como para correr tales riesgos. Segú n Frizzi, Niccolò , marqués de Este,
después de decapitar a Parisina, ordenó que todas las esposas infieles de Ferrara fueran
tratadas de la misma manera.
21 . "Shahrá zá d (Persa)=Ciudad-libre; en la versió n anterior Scheherazade (probablemente
ambos de Shirzá d=leó n nacido). "Dunyá zá d=Mundo-libre. Los Bres. Editar. corrompe al
primero a Shá hrzá d o Shá hrazá d; y la Mac. y Calc. a Shahrzá d o Shehrzá d. Me he aventurado
a restaurar el nombre como debe ser. Galland para el segundo prefiere Dinarzade (?) y
Richardson Dinazade (Diná zá d=Religion-freer): aquí he seguido a Lane y Payne; aunque en
"Primeros pasos" fui engañ ado por Galland. Ver vol. ii. pags. 1.
22 . Probablemente le propuso matrimonio a "Judith" el Rey. Estas jó venes doctas e
inteligentes son muy peligrosas en Oriente.
23 . En Egipto, etc. , el toro ocupa el lugar del buey occidental. El á rabe. palabra es "Taur"
(Thaur, Saur); en persa antiguo "Tora" y Lat. "Tauro", un remanente venerable de los días
antes de que las familias de habla "semita" y "aria" se dividieran en dos crecimientos
distintos. "Taur" termina en el sajó n "Steor" y el inglés "Steer".
24 . Á rabe. "Abú Yakzá n" = el que despierta; porque el asno rebuzna al amanecer.
25 . Á rabe. "Tibn"; paja triturada bajo el trineo: el heno de Egipto, Arabia, Siria, etc. La
antigua costumbre del país es arrancar el maíz a puñ ados desde las raíces, dejando la tierra
perfectamente desnuda: de ahí el "arrancar" de la Sagrada Escritura hebrea. El objeto es
preservar cada á tomo de "Tibn".
26 . Á rabe. "Yá Aftah": Al-Aftah es un epíteto del toro, también del camaleó n.
27 . Á rabe. "Balid", un egipcio favorito a menudo agradablemente confundido con "Wali"
(un Santon); por lo tanto, el ú ltimo viene a significar "un inocente", un "tonto".
28 . De la Calc. Editar. , vol. yo, pá g. 29
29 . Á rabe. "Abu Yakzá n" no es equivalente a " Père l'Eveillé ".
30 . en á rabe. el wa ( ‫ ) َو‬es el signo de paréntesis.
31 . En el Oriente má s cercano, el toro o el asno llevan el arado pequeñ o y ligero por el
campo.
32 . Ocymum basilicum, la "hierba real", tan apreciada en todo Oriente, especialmente en la
India, donde, bajo el nombre de "Tulsi", es un arbusto consagrado al alegre dios Krishna.
Encontré los versos en un MS. copia de las Noches.
33 . Á rabe. "Sadaf", el Kauri, o cauri, traído del archipiélago de Maldivas y Lakdivas. Los
Ká mú s describen este "Wada'" o Concha Veneris como "una concha blanca [de ahí
'desgranar'] que se saca del mar, cuya fisura es blanca como la del dá til. Se cuelga alrededor
el cuello para evitar el mal de ojo". La perla en á rabe. es "Murwarid", de ahí evidentemente
"Margarita" y Margaris (nombre de mujer).
34 . Á rabe. "Kat'a" (pedazo de cuero): algunos dicen "Nat'a", un cuero usado como mantel y
formando una bolsa para víveres; pero nunca está hecho de piel de toro.
35 . El "Cadi" Mayor, juez en materia religiosa. Los Shuhú d, o Asesores, son oficiales de la
Corte de Mahkamah o Kazi.
36 . De los cuales má s en una pá gina futura. Así se purificó ceremonialmente antes de la
muerte.
37 . Esto es má s cristiano que musulmá n: una maldició n maltesa favorita es "Yahrak
Kiddísak man rabba-k!" = ¡quema al Santo que te crió !
38 . Una frase popular egipcia: el perro y el gallo hablan como Fellahs.
39 . es decir , entre el ú ltimo sueñ o y el amanecer cuando se levantaban para lavarse y
rezar.
CUENTO DEL COMERCIANTE Y EL JINNI.
Se cuenta, oh rey auspicioso, que había un mercader de los mercaderes que tenía muchas
riquezas y negocios en varias ciudades. Ahora bien, un día montó a caballo y salió a
recuperar dineros en ciertos pueblos, y el calor lo oprimió mucho; así que se sentó debajo
de un á rbol y, poniendo su mano en sus alforjas, tomó de allí un poco de pan partido y
dá tiles secos y comenzó a desayunar. Cuando hubo terminado de comer los dá tiles tiró las
piedras con fuerza y ¡he aquí! apareció un Ifrit, de gran estatura y blandiendo una espada
desenvainada, con la que se acercó al mercader y dijo: "Levá ntate para que pueda matarte,
así como mataste a mi hijo!" Preguntó el mercader: "¿Có mo he matado a tu hijo?" Y él
respondió : "Cuando probaste los dá tiles y tiraste las piedras, golpearon a mi hijo de lleno
en el pecho mientras pasaba, de modo que murió al instante. " Dijo el mercader: [40]

"Ciertamente de Alá procedemos y a Alá volvemos. ¡No hay Majestad ni Poder excepto en
Alá , el Glorioso, el Grande! Si maté a tu hijo, lo maté por mezcla casual. Te ruego que ahora
me perdones. Se reincorporó al Jinni, "No hay ayuda, pero debo matarte". Entonces lo
agarró y lo arrastró y, arrojá ndolo a tierra, levantó la espada para herirlo; Entonces el
mercader lloró y dijo: "Encomiendo mi caso a Alá ", y comenzó a repetir estos versos:
Contiene el Tiempo dos días, el de la bendició n el de la ruina ✿ Y la Vida contiene dos mitades, la del placer la del dolor.
¿No ves cuando sopla el huracá n, arrasando con fuerza y golpeando con fuerza? ¿Nadie excepto el gigante del bosque
siente el sufrimiento de la tensió n?
¿Cuá ntos á rboles nutre la tierra de lo seco y de lo verde? Sin embargo, só lo se quejan los que dan frutos para moldear la
piedra.
¡No ves có mo los cadá veres se elevan y flotan en la superficie de la marea ✿ mientras que las perlas preciosas yacen
escondidas en lo más profundo del océano!
En el Cielo son innumerables las muchas estrellas ✿ Sin embargo, nunca una estrella excepto el Sol y la Luna es superada
por el eclipse.
Bien juzgas los días que vieron tu andar sano y bien ✿ Y no contaste las punzadas y el dolor de los cuales el Destino es
siempre bueno.
Las noches te han mantenido a salvo y la seguridad te trajo orgullo ✿ ¡Pero la dicha y las bendiciones de la noche son
'géneros de perdició n!
Cuando el mercader dejó de repetir sus versos, el Jinni le dijo: "¡Corta tus palabras, por Alá !
Debo matarte". Pero el mercader le habló así: "Sabe, oh tú Ifrit, que tengo deudas conmigo y
mucha riqueza e hijos y una esposa y muchas promesas en la mano; así que permíteme ir a
casa y pagar a cada reclamante su derecho; y Volveré a ti al comienzo del nuevo añ o. Alá
sea mi testimonio y seguridad de que volveré a ti; y entonces podrá s hacer conmigo lo que
quieras y Alá es testigo de lo que digo". Los genios se lo prometieron y lo dejaron ir; así que
volvió a su propia ciudad y tramitó su negocio y pagó a todos los hombres sus derechos y
después Informando a su esposa e hijos de lo que le había sucedido, nombró un guardiá n y
vivió con ellos durante un añ o completo. Luego se levantó e hizo la ablució n de Wuzu para
purificarse antes de la muerte y tomó su sudario bajo el brazo y se despidió de su gente, sus
vecinos y todos sus parientes y amigos, y salió a pesar de su propia nariz. Entonces [41]

comenzaron a llorar, a gemir y a golpearse el pecho por él; pero viajó hasta llegar al mismo
jardín, y el día de su llegada fue la cabeza del Añ o Nuevo. Mientras estaba sentado llorando
por lo que le había sucedido, he aquí, un shaykh, un hombre muy anciano, se acercó
[42]
conduciendo una gacela encadenada; y saludó a ese mercader y deseá ndole larga vida dijo:
"¿Cuá l es la causa de que te sientes en este lugar y estés solo y que este sea un lugar de
reunió n de espíritus malignos?" El mercader le contó lo que había sucedido con el Ifrit, y el
anciano, el dueñ o de la gacela, se maravilló y dijo: "Por Allah, oh hermano, tu fe no es otra
que fe superior y tu historia es muy extrañ a; si estuviera grabado con buriles en las
esquinas de los ojos, sería un advertidor para quien fuera advertido". Luego, sentá ndose
cerca del mercader, dijo: "Por Allah, oh hermano mío, no te dejaré hasta que vea qué puede
pasar contigo y este Ifrit". Y poco después, mientras se sentaba y los dos conversaban, el
mercader comenzó a sentir miedo y terror y un dolor y una pena mayores que el alivio y el
cuidado cada vez mayor y la desesperació n extrema. Y el dueñ o de la gacela estaba duro a
su lado; cuando he aquí, un segundo Sheij se les acercó , y con él estaban dos perros de raza
galgo y ambos negros. El segundo anciano, después de saludarlos con el salam, también les
preguntó sobre sus noticias y dijo: "¿Qué os lleva a sentaros en este lugar, una morada de
los Já nn?" Entonces le contaron la historia de principio a fin, y su estadía allí no había
[43]

durado mucho antes de que llegara un tercer shaykh, y con él una mula de color bayo
brillante; y él los saludó y les preguntó por qué estaban sentados en ese lugar. Así que le
contaron la historia de principio a fin: ¡y de nada sirve, oh mi maestro, es una historia
contada dos veces! Allí se sentó con ellos, y ¡he aquí! una nube de polvo avanzó y un
poderoso diablo de arena apareció en medio de la mayor parte de la basura. En ese
momento la nube se abrió y he aquí, dentro de ella estaba Jinni sosteniendo en la mano una
espada desenvainada, mientras sus ojos lanzaban chispas de fuego de rabia. Se acercó a
ellos y, llevá ndose al mercader de entre ellos, le gritó : "Levá ntate para que te mate, como
mataste a mi hijo, el alimento de mi hígado". El comerciante gimió y lloró , y los tres
[44]

ancianos comenzaron a suspirar y llorar y llorar y gemir con su compañ ero. En ese
momento, el primer anciano (el dueñ o de la gacela) salió de entre ellos y besó la mano del
Ifrit y dijo: "¡Oh, Jinni, corona de los reyes del Jann! Si yo te contara la historia de mí y esta
gacela y deberías considerarla maravillosa ¿me darías una tercera parte de la sangre de
este mercader? Luego dijo el Yinni: "¡Aú n así, oh shaykh! Si me cuentas esta historia, y la
considero maravillosa, entonces te daré un tercio de su sangre". Entonces el anciano
comenzó a contar
LA HISTORIA DEL PRIMER SHAYKH.
¡Conoce, oh Jinni! que esta gacela es hija de mi tío paterno, mi propia carne y sangre, y me
casé con ella cuando era una joven doncella, y viví con ella casi treinta añ os, sin embargo,
no fui bendecido con descendencia por ella. Así que me tomé una concubina, quien me [45]

trajo la bendició n de un niñ o varó n hermoso como la luna llena, con ojos de hermoso brillo
y cejas que formaban una línea, y miembros de diseñ o perfecto. Poco a poco creció en
estatura y se hizo alto; y cuando era un muchacho de quince añ os, se me hizo necesario
viajar a ciertas ciudades y viajé con gran acopio de bienes. Pero la hija de mi tío (esta
gacela) había aprendido gramá tica y egromancia y oficio de oficinista. desde su niñ ez; y
[46]

ella embrujó a ese hijo mío con un becerro, ya mi sierva (su madre) con una novilla, y los
entregó al cuidado del pastor. Ahora bien, cuando volví después de mucho tiempo de mi
viaje y pregunté por mi hijo y su madre, ella me respondió , diciendo: "Tu esclava ha
muerto, y tu hijo ha huido y no sé adó nde se ha metido". Así que permanecí durante un añ o
entero con el corazó n afligido y los ojos llorosos hasta que llegó el momento del Gran
Festival de Allah. Entonces envié a mi pastor para que me escogiera una novilla gorda; y
[47]

me trajo una que era la doncella, mi sierva, a quien esta gacela había hechizado. Me
arremangué las mangas y la falda y, tomando un cuchillo, procedí a cortarle la garganta,
pero ella mugió en voz alta y lloró amargas lá grimas. Entonces me maravillé y la lá stima se
apoderó de mí y tomé mi mano, diciendo a la manada: "Trá eme otra cosa que esto".
Entonces gritó mi prima: "¡Má tenla, porque no tengo una má s gorda ni má s hermosa!" Una
vez má s avancé para sacrificarla, pero ella volvió a mugir en voz alta, ante lo cual me
contuve y ordené a los pastores que la mataran y la desollaran. La mató y la desolló , pero
no encontró en ella ni grasa ni carne, solo piel y huesos; y me arrepentí cuando de nada me
sirvió la penitencia. Se la di al pastor y le dije: "Trá eme un becerro gordo"; así que trajo a mi
hijo hechizado. Cuando el becerro me vio, rompió su correa y corrió hacia mí, y me aduló y
gimió y derramó lá grimas; así que me compadecí de él y le dije al pastor: "¡Trá eme una
novilla y suelta este becerro!" Entonces mi prima (esta gacela) me llamó en voz alta,
diciendo: "Necesitas matar este becerro; este es un día santo y bendito, en el cual nada es
asesinado excepto lo que es perfecto-puro; ¡y no tenemos entre nuestros terneros ninguno
má s gordo o má s hermoso que este!" Dije yo, "Mira la condició n de la novilla que maté por
tu mandato y có mo nos alejamos de ella desilusionados y ella no nos aprovechó de ninguna
manera; y me arrepiento con un gran arrepentimiento de haberla matado: así que esta vez
no obedeceré tus ó rdenes para el sacrificio de este ternero". Dijo ella: "¡Por Allah, el Má s
Grande, el Compasivo, el Compasivo! no hay ayuda para ello; debes matarlo en este día
santo, y si no lo matas para mí, no eres hombre y yo para ti no soy esposa". en la mano——
Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir lo que le permitía decir. [48]

Entonces le dijo su hermana: "¡Qué hermosa es tu historia, qué grata, qué dulce y qué
sabrosa!" Y Shahrazad le respondió : "¿Qué es esto que podría decirte la pró xima noche, si
viviera y el Rey me perdonara?" Entonces dijo el rey en sí mismo: "Por Alá , no la mataré
hasta que haya escuchado el resto de su historia". Así durmieron el resto de la noche en un
abrazo mutuo hasta que amaneció por completo. Entonces el rey salió a su saló n de
audiencias y el visir subió con el sudario de su hija bajo el brazo. El Rey dio sus ó rdenes, y
[49]

promovió esto y depuso aquello, hasta el final del día; y no le contó al Wazir nada de lo que
había sucedido. Pero el ministro se maravilló de ello con gran asombro; y cuando la corte se
disolvió , el rey Shahryar entró en su palacio.
Ahora bien, cuando era la Segunda Noche,
dijo Dunyazad a su hermana Shahrazad, "Oh, mi hermana, termina para nosotros esa
historia del comerciante y el genio"; y ella respondió : "Con gozo y mucha alegría, si el Rey
me lo permite". entonces cito el Rey, "Cuenta tu historia"; y Shahrazad comenzó con estas
palabras: ¡Me ha llegado, oh Rey auspicioso y Gobernante dirigido por el Cielo! que cuando
el mercader se propuso el sacrificio del becerro pero lo vio llorando, su corazó n se
arrepintió y le dijo al pastor: "Guarda el becerro entre mi ganado". Todo esto le dijo el viejo
shaykh a los jinni, quienes se maravillaron mucho con estas extrañ as palabras. Entonces el
dueñ o de la gacela continuó : Oh Señ or de los reyes del Jann, esto sucedió y la hija de mi tío,
esta gacela, miró y lo vio, y dijo: "Matadme este ternero, porque seguramente es un gordo;"
pero le pedí al pastor que se lo llevara y él lo tomó y volvió su rostro hacia su casa. Al día
siguiente, mientras estaba sentado en mi propia casa, ¡he aquí! el pastor vino y, pará ndose
frente a mí, dijo: "Oh mi amo, te diré algo que alegrará tu alma, y me ganará el don de las
buenas nuevas". Respondí: "Aun así". Entonces dijo: "Oh comerciante, tengo una hija, y
[50]
ella aprendió magia en su niñ ez de una anciana que vivía con nosotros. Ayer, cuando me
diste el becerro, entré en la casa a ella, y ella lo miró . y se cubrió el rostro con un velo; luego
lloró y rió alternativamente y por fin dijo: "Oh, padre mío, ¿te ha abaratado tanto mi honor
que me traes a hombres extrañ os? Le pregunté: "¿Dó nde está n estos hombres extrañ os y
¿Por qué te reías y llorabas?; y ella respondió : Cierto que este ternero que está contigo es
hijo de nuestro amo, el mercader; pero está hechizado por su madrastra que lo hechizó a él
y a su madre: tal es el causa de mi risa; ahora la razó n de su llanto es su madre, porque su
padre la mató sin darse cuenta. Entonces me maravillé de esto con gran maravilla y apenas
me aseguré de que había amanecido antes de venir a decírtelo". Cuando escuché, oh Jinni,
las palabras de mi pastor, salí con él, y estaba borracho sin vino, por el exceso de alegría y
alegría que me sobrevino, hasta que llegué a su casa. Allí su hija me dio la bienvenida y me
besó la mano, e inmediatamente vino el ternero y me aduló como antes. Le dije a la hija del
pastor: "¿Es esto cierto lo que dices de este becerro?" Dijo ella: "Sí, oh mi amo, él es tu hijo,
el centro mismo de tu corazó n". Me regocijé y le dije: "Oh doncella, si lo sueltas, será s tuyo
todo el ganado y los bienes míos que estén bajo la tutela de tu padre". mano." Ella sonrió y
respondió : "Oh mi amo, no tengo codicia por los bienes ni los tomaré excepto con dos
condiciones; la primera, que me cases con tu hijo y la segunda, que pueda hechizar a la que
lo hechizó y encarcelarla, de lo contrario no puedo estar a salvo de su malicia y malas
prá cticas". Ahora, cuando escuché, oh Jinni, estas palabras del hija del pastor, le respondí:
"Ademá s de lo que pidas, todo el ganado y los enseres domésticos a cargo de tu padre son
tuyos y, en cuanto a la hija de mi tío, su sangre te es lícita". taza y la llenó con agua; luego
recitó un hechizo sobre ella y la roció sobre el becerro, diciendo: "Si Allah Todopoderoso te
creó un becerro, permanece así y no cambies; pero si está s encantado, vuelve a tu forma
original, ¡por orden de Allah el Má s Alto!" y ¡he aquí! él tembló y se convirtió en un hombre.
Entonces caí sobre su cuello y dije: "Allah sobre ti, dime todo lo que la hija de mi tío hecho
por ti y por tu madre". Y cuando me contó lo que había sucedido entre ellos, dije: "Oh, hijo
mío, Allah te favoreció con uno para restaurarte, y tu derecho ha vuelto a ti". Entonces, oh
Jinni, casé con él a la hija del pastor, y ella transformó a mi esposa en esta gacela, diciendo:
"Su forma es hermosa y de ninguna manera repugnante. Después de esto, se quedó con
nosotros noche y día, día y noche, hasta que el Todopoderoso la tomó para Sí. Cuando ella
murió , mi hijo se fue a las ciudades de Hind, a la ciudad de este hombre que te ha hecho lo
que te ha hecho; y también tomé esta gacela (mi prima) y anduve con ella de pueblo en
[51]

pueblo buscando noticias de mi hijo, hasta que el destino me llevó a este lugar donde vi al
mercader sentado llorando. ¡Tal es mi historia! Dijo el Jinni: "Esta historia es realmente
extrañ a y, por lo tanto, te concedo la tercera parte de su sangre". Acto seguido, el segundo
anciano, dueñ o de los dos galgos, se acercó y dijo: "Oh, Jinni, si te cuento lo que me sucedió
con mis hermanos, estos dos perros, y ves que es una historia aú n má s maravillosa y
maravillosa". de lo que has oído, ¿me dará s también a mí la tercera parte de la sangre de
este hombre? El Jinni respondió : "Tienes mi palabra, si tus aventuras son má s maravillosas
y maravillosas". Entonces comenzó así

LA HISTORIA DEL SEGUNDO SHAYKH.


¡Conoce, oh señ or de los reyes de Jann! que estos dos perros son mis hermanos y yo soy el
tercero. Ahora bien, cuando murió nuestro padre y nos dejó un capital de tres mil piezas de
oro, Abrí una tienda con mi parte, y compré y vendí en ella, y de la misma manera lo
[52]

hicieron mis dos hermanos, cada uno abriendo una tienda. Pero yo llevaba poco tiempo en
el negocio antes de que el anciano vendiera sus acciones por mil dinares, y después de
comprar ropa y mercadería, se fue a lugares extranjeros. Estuvo ausente un añ o entero con
la caravana; pero un día, mientras estaba sentado en mi tienda, he aquí, un mendigo se paró
frente a mí pidiendo limosna, y le dije: "¡Alá , á brete otra puerta!" Entonces él respondió ,
[53]

llorando: "¿Estoy tan cambiado que no me conoces?" Entonces lo miré fijamente y ¡he aquí!
era mi hermano, así que me levanté hacia él y le di la bienvenida; luego lo senté en mi
tienda y le hice preguntas sobre su caso. "No me preguntes", respondió él; "¡Mi riqueza se
ha desperdiciado y mi estado ha quedado sin declarar!" Así que lo llevé al Hammá m-bath [54]

y le puse un traje mío y le alojé en mi casa. Ademá s, después de revisar las cuentas de mis
acciones comerciales y las ganancias de mi negocio, descubrí que la industria me había
ganado mil dinares, mientras que mi principal, la cabeza de mi riqueza, ascendía a dos mil.
Así que compartí todo con él, diciendo: "Suponga que no ha hecho ningú n viaje al
extranjero sino que se ha quedado en casa; y no se desanime por su mala suerte". Tomó la
parte con gran regocijo y abrió para sí mismo una tienda; y las cosas continuaron
tranquilamente durante algunas noches y días. Pero poco después mi segundo hermano (el
otro perro), también con el corazó n puesto en viajar, vendió todos los bienes y acciones que
tenía en el comercio, y aunque tratamos de detenerlo, no lo detuvieron: puso un equipo
para el viaje, y partió con ciertos caminantes. Después de una ausencia de todo un añ o,
volvió a mí, como había vuelto mi hermano mayor; y cuando le dije: "Oh, hermano mío, ¿no
te disuadí de viajar?" derramó lá grimas y gritó : "Oh, hermano mío, este es el decreto del
destino: aquí estoy, un simple mendigo, sin un centavo y sin una camisa en la espalda". Así
[55]

que lo llevé al bañ o, oh Jinni, y lo vestí con ropa nueva de mi propia ropa, fui con él a mi
tienda y le serví comida y bebida. Ademá s Le dije: "Oh, hermano mío, suelo hacer mis
cuentas de la tienda al comienzo de cada añ o, y lo que encuentre de excedente es entre tú y
yo". Así que procedí, oh Ifrit, a hacer una balanza y, al encontrar dos mil dinares de
[56]

ganancia, devolví las alabanzas al Creador (¡sea ensalzado y exaltado!) y entregué la mitad
a mi hermano, guardando la otra para yo mismo. Acto seguido se ocupó de abrir una tienda
y así nos quedamos muchos días. Después de un tiempo, mis hermanos comenzaron a
presionarme para que viajara con ellos; pero yo me negué, diciendo: "¿Qué habéis ganado
con vuestro viaje que yo gane con él?" Como no les haría caso, volvimos cada uno a su
tienda, donde compramos y vendimos como antes. Siguieron instá ndome a viajar durante
doce meses completos, pero me negué a hacerlo hasta que hubieron pasado seis añ os
completos, cuando asentí con estas palabras: "Oh hermanos míos, aquí estoy, vuestro
compañ ero de viaje: ahora dejadme ver qué dinero tienes por ti". Descubrí, sin embargo,
que no tenían nada, habiendo derrochado su sustancia en dietas ricas, bebida y deleites
carnales. Sin embargo, no dije una palabra de reproche; tan lejos de eso, revisé las cuentas
de mi tienda una vez má s, y vendí los bienes y acciones comerciales que eran míos; y,
encontrá ndome dueñ o de seis mil ducados, procedí gustosamente a dividirlos sumar por la
mitad, diciendo a mis hermanos: "Estas tres mil piezas de oro son para mí y para ustedes
para comerciar con ellas", añ adiendo: "Sepultemos la otra mitad bajo tierra para que pueda
servirnos en caso de que nos suceda algú n dañ o, en en cuyo caso cada uno tomará mil con
que abrir tiendas". Ambos respondieron: "Correcto es tu cá lculo"; y di a cada uno sus mil
piezas de oro, quedá ndome la misma suma, a saber, mil denarios. Luego alistamos las
mercancías adecuadas y alquilamos un barco y, habiendo embarcado nuestras mercancías,
proseguimos nuestro viaje, día tras día, un mes completo, después de lo cual llegamos a una
ciudad, donde vendimos nuestra empresa; y por cada pieza de oro ganamos diez. Y cuando
volvimos de nuevo a nuestro viaje, encontramos en la orilla del mar a una doncella vestida
con un traje gastado y andrajoso, y me besó la mano y dijo: "Oh maestro, ¿hay bondad y
caridad en ti? Puedo hacerte un un retorno digno para ellos". Respondí: "Aun así;
verdaderamente en mí hay benevolencia y buenas obras, aunque no me devuelvas nada".
Entonces ella dijo: "Tó mame por esposa, oh mi amo, y llévame a tu ciudad, porque yo me he
entregado a ti; así que hazme un favor y soy de los que son dignos de buenas obras y
caridad: lo haré". te daré el pago justo por esto y no te avergonzará s de mi condició n".
Cuando escuché sus palabras, mi corazó n se anheló hacia ella, de la manera que Allah lo
quiso (¡sea exaltado y exaltado!); y la tomó y la vistió y preparó para ella un hermoso lugar
de descanso en el barco, y la honró honrosamente. Así continuamos navegando, y mi
corazó n se apegó a ella con gran apego, y no me separé de ella ni de noche ni de día, y le
tuve má s consideració n a ella que a mis hermanos. Entonces se enajenaron de mí, y se
pusieron celosos de mi riqueza y de la cantidad de mercancías que tenía, y sus ojos se
abrieron con avaricia sobre todas mis propiedades. Entonces tomaron consejo para
matarme y apoderarse de mis riquezas, diciendo: "Vamos a matar a nuestro hermano y
todo su dinero será nuestro"; y Sataná s hizo que este hecho pareciera justo a sus ojos; así
que cuando me encontraron en la intimidad (y yo durmiendo al lado de mi mujer) nos
cogieron a los dos y nos echaron al mar. Mi esposa se despertó sobresaltada de su sueñ o y,
convirtiéndose directamente en Ifritah, ella me levantó y me llevó a una isla y desapareció
[57]

por un corto tiempo; pero ella volvió por la mañ ana y dijo: "Heme aquí, tu esclava fiel, que
te ha dado la debida recompensa, porque te sostuve en las aguas y te salvé". de la muerte
por mandato del Todopoderoso. Sepa que soy un Jinniyah, y cuando lo vi, mi corazó n lo
amó por voluntad del Señ or, porque creo en Alá y en Su Apó stol (¡a quien el Cielo bendiga y
guarde!). Entonces vine a ti condicionado como me viste y te casaste conmigo, y mira ahora
que te he salvado de hundirte. Pero estoy enojado contra tus hermanos y ciertamente debo
matarlos." Cuando escuché su historia me sorprendí y, agradeciéndole por todo lo que
había hecho, dije: "Pero en cuanto a matar a mis hermanos, esto no debe ser". Entonces Le
conté la historia de lo que había sucedido con ellos desde el principio de nuestras vidas
hasta el final, y al oírlo dijo: "Esta noche volaré como un pá jaro sobre ellos y hundiré su
barco y los mataré. Dije yo: "Alá sobre ti, no hagas así, porque el proverbio dice: Oh, tú que
haces el bien al que hace el mal, deja al malhechor con sus malas acciones". Ademá s, siguen
siendo mis hermanos". Pero ella replicó : "Por Alá , no hay remedio para ellos sino los mato".
ella me sentó en la azotea de mi propia casa, abrí las puertas y recogí lo que había
escondido en el suelo, y después de saludar a la gente, abrí mi tienda y compré mercadería,
ahora cuando llegó la noche Fui a casa, y allí vi a estos dos perros atados; y, cuando me
vieron, se levantaron y gimieron y me adularon; pero antes de que supiera lo que sucedió ,
mi esposa dijo: "¡Estos dos perros son tus hermanos!" Respondió : "¿Y quién ha hecho esto
con ellos?" y ella replicó : "Envié un mensaje a mi hermana y ella les suplicó de esta manera,
ni estos dos será n liberados de su forma actual hasta que hayan pasado diez añ os. "Y ahora
he llegado a este lugar en mi camino a la hermana de mi esposa para que los libere de esta
condició n, después de haber terminado. rojo durante media veintena de añ os. Mientras
avanzaba, vi a este joven, que me informó de lo que le había sucedido, y decidí no irme de
aquí hasta ver qué podía ocurrir entre tú y él. ¡Tal es mi historia! Entonces dijo el Jinni:
"Seguramente esta es una historia extrañ a y por eso te doy la tercera parte de su sangre y
su crimen". Acto seguido, el tercer shaykh, el amo de la yegua-mula, dijo al jinni: "Puedo
contarte una historia má s maravillosa que estas dos, así que concédeme el resto de su
sangre y de su ofensa", y el jinni respondió . , "¡Que así sea!" Entonces el anciano comenzó

LA HISTORIA DEL TERCER SHAYKH.


Sabed, oh Sultá n y cabeza de los Jann, que esta mula era mi mujer. Ahora bien, sucedió que
salí y estuve ausente un añ o entero; y cuando regresé de mi viaje llegué a ella por la noche,
y vi a un esclavo negro acostado con ella en la cama alfombrada, y estaban hablando, y
jugando, y riendo, y besá ndose y jugando al juego de cerrar las nalgas. Cuando me vio, se
levantó y se me acercó apresuradamente con un gorgoteo. de agua; y, murmurando
[58]

hechizos sobre él, me roció y dijo: "Sal de esta tu forma en la forma de un perro"; y me
convertí en un instante en un perro. Ella me echó de la casa, y yo corrí por la puerta sin
dejar de correr hasta que llegué al puesto de una carnicería, donde me detuve y comencé a
comer los huesos que había allí. Cuando el dueñ o del puesto me vio, me tomó y me llevó a
su casa, pero tan pronto como su hija me vio, ocultó su rostro de mí, gritando: "¿Me traes
hombres y entras? con ellos para mí?" Su padre preguntó : "¿Dó nde está el hombre?"; y ella
respondió : "Este perro es un hombre a quien su esposa ha hechizado y puedo soltarlo".
Cuando su padre escuchó sus palabras, dijo: "Alá sobre ti, oh hija mía, libéralo". Así que
tomó un vaso de agua y, después de pronunciar palabras sobre él, me roció unas pocas
gotas, diciendo: "Sal de esa forma a tu forma anterior". Y volví a mi forma natural. Luego
besé su mano y dije: "Me gustaría que transformaras a mi esposa como ella me transformó
a mí". Entonces ella me dio un poco de agua, diciendo: "Tan pronto como la veas dormida,
rocíale este líquido y di las palabras que me escuchaste pronunciar, así se convertirá en lo
que tú desees". Fui a mi esposa y la encontré profundamente dormida; y, mientras rociaba
el agua sobre ella, dije: "Sal de esa forma a la forma de una yegua-mula". Así que ella se
convirtió en el instante en una mula, y ella es a quien ves con tus ojos, oh Sultá n. y cabeza
de los Reyes de Jann! Entonces el Jinni se volvió hacia ella y dijo: "¿Es esto suave?" Y ella
asintió con la cabeza y respondió por señ as: "Ciertamente, es la verdad: porque tal es mi
historia y esto es lo que me ha sucedido". Ahora, cuando el anciano dejó de hablar, el Jinni
se estremeció de placer y le dio la tercera parte de la sangre del comerciante. —— Y
Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir su permitido decir. Entonces dijo
Dunyazad: "¡Oh, hermana mía, qué agradable es tu historia y qué gusto, qué dulce y qué
agradecida!" Ella respondió : "¿Y qué es esto comparado con lo que podría decirte, la noche
por venir, si vivo y el Rey me perdona?" Entonces pensó el rey: "Por Alá , no la mataré
[59]

hasta que escuche el resto de su historia, porque verdaderamente es maravillosa". Así


descansaron esa noche en mutuo abrazo hasta el amanecer. Después de esto, el Rey salió a
su Saló n de la Hacienda, y el Wazir y las tropas entraron y la corte estaba atestada, y el Rey
dio ó rdenes y juzgó y nombró y depuso, ordenando y prohibiendo durante el resto del día.
Entonces el Divá n se disolvió y el rey Shahryar entró en su palacio.
Ahora bien, cuando era la Tercera Noche,
Y el Rey había tenido su voluntad de la hija del Wazir, Dunyazad, su hermana, le dijo:
"Termina para nosotros esa historia tuya"; y ella respondió : "¡Con alegría y gran agrado! Me
ha llegado, oh rey auspicioso, que cuando el tercer anciano le contó al Jinni una historia
má s maravillosa que las dos anteriores, el Jinni se maravilló con gran asombro; y,
temblando con deleite, exclamó : "¡Mira! Te he dado el resto del castigo del mercader y por
tu bien lo he liberado.” Acto seguido, el mercader abrazó a los ancianos y les dio las gracias,
y estos Shaykhs le desearon alegría por haber sido salvados y partieron cada uno hacia su
propia ciudad. Sin embargo, esta historia no es má s maravillosa que la historia del
pescador". Preguntó el Rey, "¿Cuá l es la historia del pescador?" Y ella respondió relatando
la historia de

40 . Los viajeros hablan de una peculiar habilidad para sacudir el hueso de dá til, lo que hace
que golpee con mucha fuerza: nunca vi practicar este "Inwá ", pero me recuerda al chapoteo
del agua con una mano en los bañ os alemanes.
41 . es decir , dolorosamente en contra de su voluntad.
42 . Á rabe. "Shaykh" = un anciano (principalmente), un anciano, un jefe (de la tribu, gremio,
etc. ); y honorablemente dirigida a cualquier hombre. compensació n entre los neolatinos
"Sieur", "Signore", "Señ or", "Senhor", etc. del lat. "Mayor", que dio nuestro "Señ or" y
"Señ or". Como muchos en á rabe, la palabra tiene una gran cantidad de significados
diferentes y la mayoría de ellos ocurrirá n en el transcurso de Las noches. Ibrahim
(Abraham) fue el primer shaykh u hombre que encaneció . Al ver que sus cabellos se volvían
blancos, gritó : "Oh, Dios, ¿qué es esto?" y llegó la respuesta de que era un signo de gravedad
digna. Acto seguido, exclamó : "¡Oh, Señ or, auméntame esto!" y así sucedió hasta que sus
mechones se pusieron blancos como la nieve a la edad de ciento cincuenta añ os. Fue el
primero en peinarse con raya, recortarse los bigotes, limpiarse los dientes con el Miswá k
(palillo de dientes), cortarse las uñ as, afeitarse el pecten, aspirar agua, hacer la ablució n
después de defecar y usar una camisa (Tabari).
43 . La palabra es en su mayoría plural = Jinnís: también es singular = un demonio; y Já n bin
Já n se ha hecho notar.
44 . Para nosotros, los modernos, "hígado" no sugiere má s que enfermedad: en á rabe y
persa, como en la literatura clá sica de Europa, es el asiento de la pasió n, siendo el corazó n
el del afecto. De esto má s presentemente.
45 . Originalmente en Al-Islam la concubina (Surriyat, etc. ) era una cautiva tomada en la
guerra y el Corá n no dice nada acerca de comprar esclavas. Pero si los cautivos eran
verdaderos creyentes, se ordenó a los musulmanes que se casaran para no conservarlos. En
los días modernos, el concubinato se ha convertido en un tema extenso. Prá cticamente la
desventaja es que las esclavas, sabiendo que son propiedad del amo, lo consideran obligado
a acostarse con ellas; que de ninguna manera es la opinió n de la amante. Algunas esposas,
sin embargo, cuando son ancianas y sin hijos, insisten, a la manera de Sara, en que el esposo
tome una concubina joven y la trate como a una hija, lo cual es raro. Las Noches abundan en
cuentos de concubinas, pero estos pertenecen principalmente a los califas y altos
funcionarios que hicieron todo lo que quisieron. El ú nico punto redentor del sistema es que
eliminó la necesidad de la prostitució n que es, quizá s, el mayor mal conocido por la
sociedad moderna.
46 . Á rabe. "Al-Kahá nah" = el oficio de un "Ká hin" ( Heb. Cohen) un adivino, adivino, etc.
47 . Á rabe. "Id al-kabír"=La Gran Fiesta; el Bayrá m turco y el Bakar-eed indio (Kine-fête), el
tiempo de peregrinació n, también denominado "Festival del Kurbá n" (sacrificio) porque se
matan víctimas; Al-Zuha (de Undurn o mañ ana), Al-Azhá (de noche serena) y Al-Nahr (de
degü ello). Para obtener detalles completos, debo remitir a los lectores a mi "Narrativa
personal de una peregrinació n a El-Medinah y La Meca" (3 vols. 8vo. London, Longmans,
1855). A menudo tendré que referirme a él.
48 . Á rabe. "Kalá m al-mubá h", es decir , la que le permitió o le permitió el Rey, su esposo.
49 . Se espera que los reyes musulmanes, como los antiguos monarcas de Guebre, celebren
"Darbar" ( es decir , den audiencia pú blica) al menos dos veces al día, por la mañ ana y por la
tarde. El descuido de esta prá ctica provocó la ruina del califato y de los imperios persa y
mongol: los grandes señ ores quedaron sin control y los señ ores se rebelaron para obtener
justicia. Los reyes de Guebre tenían dos lugares de levée, el Rozistan (estació n de día) y el
Shabistan (estació n de noche; istá n o stá n son una forma nominal de istá dan, estar de pie,
como Hindo-stá n). Ademá s, un día de la semana el soberano actuaba como "Mufti" o Juez
Supremo.
50 . Á rabe. "Al-Bashá rah", el regalo reclamado en todas partes en Oriente y en la Italia de
Boccaccio por quien trae buenas noticias. Los que hacen lo contrario se exponen a un
strappado sonoro.
51 . Una fó rmula eufemística, para evitar mencionar cosas desagradables. Los anotaré para
el beneficio de los estudiantes que honestamente se preparará n para el servicio pú blico en
tierras musulmanas.
52 . Á rabe. "Diná r", del latín denarius (una moneda de plata que vale diez onzas de lató n)
hasta el griego δηνά ριον : es una palabra corá nica ( capítulo iii) aunque su equivalente
á rabe es "Miská l". También aparece en el Kathá antes citado, mostrando claramente la
derivació n. En el "Libro de Kalilah y Dimnah" está representado por el Dá rico o Persa
Diná r, δαρεικό ς , de Dá rá =un Rey (de donde Darío). El Dinar, lentejuela o ducado, contenido
en diferentes momentos desde el 10 y el 12 (día de Abu Hanifah) hasta el 20 y hasta el 25
dirhams o dracmas; y, como peso, representaba una dracma y media. Su valor variaba
mucho, pero podemos suponerlo aquí en nueve chelines o diez francos por medio
soberano. Para un artículo elaborado sobre el Dinar ver "Cathay and the Way Thither" de
Yule (ii., pp. 439-443).
53 . La fó rmula utilizada para negar limosna a un "pedidor" o para rechazar una oferta
insuficiente: "¡Alá te abrirá !" (alguna puerta de ganancia, no la mía)! Otra eyaculació n
favorita es "Allah Karim" (que los turcos pronuncian "Kyereem") = Allah es todo-benéfico:
es decir, pregú ntale a É l, no a mí.
54 . El bañ o pú blico. London conoce la palabra a través de "The Hummums".
55 . Á rabe. "Dirham" ( plur. decirhim, también usado en el sentido de dinero, "siller"), el gr.
δραχμή y el drá chuma de Plauto (Trin. 2, 4, 23). La palabra aparece en el Panchatantra
mostrando también la derivació n; y en el siríaco Kalilah wa Dimnah es "Zú z". Esta pieza de
plata costaba = 6 ó bolos (9¾ d.) y como peso = 66½ granos. El Dirham de Las Noches valía
seis "Dá nik", siendo cada uno de estos una fracció n má s de un centavo. El dracma griego
moderno es = un franco.
56 . En á rabe, el hablante siempre se pone a sí mismo en primer lugar, incluso si se dirige al
Rey, sin intenció n de descortesía.
57 . Una ella-Ifrit, no necesariamente un espíritu maligno.
58 . Á rabe. "Kullah" (en Egipto pron. "gulleh"), la jarra de boca ancha, llamada en el Hiyaz
"baradiyah"; "daurak" siendo el estrecho. Se usan para agua o sorbetes y, al estar hechos de
arcilla porosa, "sudan" y mantienen fresco el contenido; de ahí que todos los antiguos
angloegipcios beban de ellos, no de botellas. A veces se perfuman con humo de incienso,
mastic o Kafal (Amyris Kafal). Para conocer sus elegantes formas, véase "Account of the
Manners and Customs of the Modern Egypts" de Lane ( capítulo v). Cito, aquí y en otros
lugares, de la quinta edició n, Londres, Murray, 1860.
59 . "¿Y lo que es?" etc. Una forma popular de expresar una gran diferencia. Así en la India:
"¿Dó nde está Rajah Bhoj (el gran Rey) y dó nde está Gangá el petrolero?"
EL PESCADOR Y LOS JINNI.
Me ha llegado, oh rey auspicioso, que había un pescador bien entrado en añ os que tenía
una esposa y tres hijos, y ademá s estaba en malas condiciones. Ahora bien, tenía por
costumbre echar la red cada día cuatro veces, y no má s. Un día salió cerca del mediodía a
la orilla del mar, donde dejó su cesta; y, arremangá ndose la camisa y zambulléndose en el
agua, hizo un lanzamiento con su red y esperó hasta que se hundió en el fondo. Luego
juntó las cuerdas y tiró de él, pero lo encontró pesado; y por mucho que lo atrajera hacia
tierra, no podía levantarlo; así que llevó los cabos a tierra, clavó una estaca en la tierra y
ató la red a ella. Luego se desvistió y se zambulló en el agua alrededor de la red, y no dejó
de trabajar duro hasta que la sacó . Se alegró de ello y, vistiendo sus ropas, fue a la red,
cuando encontró en ella un asno muerto que había roto las mallas. Ahora, cuando lo vio,
exclamó en su dolor: "¡No hay Majestad, y no hay Poder excepto en Allah el Glorioso, el
Grande!" Entonces dijo: "Esta es una manera extrañ a de pan de cada día;" y empezó a
recitar en verso improvisado:
¡Oh, trabajador a través de las tinieblas de la noche en el peligro y en el dolor ✿ Tu trabajo diario para el pan de cada día
no viene por fuerza y fuerza!
¿No ves que el pescador busca flotar en el mar ✿ Su pan, mientras brillan las estrellas de la noche enredadas en una
madeja?
Enseguida se sumerge a pesar del embate de las olas ✿ Mientras para avistar la red panza sus ansiosas miradas se
esfuerzan;
Hasta que, regocijá ndose por el éxito de la noche, trae un pez a casa ✿ Cuya garganta fue atrapada por el anzuelo del
Destino y cortada en dos.
Cuando compra ese pescado de él un hombre que pasó las horas de la noche ✿ Temerario del frío y la humedad y la
tristeza en la comodidad y la comodidad del deseo,
Alabad al Señ or que da a este, al que niega sus deseos ✿ Y condena a uno a trabajar y atrapar la presa y a otro comer los
peces. [60]
Luego dijo: "¡Arriba y a ello; estoy seguro de Su beneficencia, Inshallah!" Así que continuó :

Cuando seas presa del Mal Destino, asume ✿ La longanimidad del alma noble: es lo mejor para ti:
No te quejes a la criatura; esto sea 'queja ✿ Del más despiadado al má s despiadado.
El Pescador, cuando hubo mirado el asno muerto, lo liberó de las redes y lo escurrió y
tendió su red; luego se zambulló en el mar, diciendo: "¡En el nombre de Alá !" e hizo un yeso
y tiró de él, pero se hizo pesado y se asentó má s firmemente que la primera vez. Ahora él
pensó que había peces en él, y lo hizo amarrar, y quitá ndose la ropa entró en el agua, y se
zambulló y haló hasta que lo sacó a tierra firme. Entonces encontró en él un gran cá ntaro de
barro que estaba lleno de arena y lodo; y viendo esto se turbó mucho y comenzó a repetir
estos versos :— [61]

Residid, oh tribulaciones del mundo, ✿ Y perdonad a los que no soportá is:


Fui a buscar mi pan de cada día ✿ Encuentro que sin pan debo pasar:
Porque ni la artesanía me trae nada ✿ Ni el destino me asigna una parte:
A cuá ntos necios alcanzan las Pléyades ✿ Mientras que la oscuridad abruma a los sabios y a los sabios.
Así que pidió perdó n a Allah y, tirando el cá ntaro, escurrió su red y la limpió y volvió al mar
por tercera vez para lanzar su red y esperó hasta que se hundiera. Luego tiró de él y
encontró en él fragmentos de cerá mica y vidrios rotos; después de lo cual comenzó a
pronunciar estos versos:
É l es para ti el pan de cada día que no puedes desatar ni atar ✿ Ni la pluma ni la escritura te valen nada de tu pan de cada
día para encontrar:
Porque el gozo y el pan de cada día son lo que el Destino se digna permitir; ✿ Este suelo es suelo triste y estéril, mientras
que alegra la cierva.
Los ejes del Tiempo y la Vida derriban por completo a muchos hombres de valor ✿ Mientras soportan en alto grado a los
espectros de la mente innoble.
¡Así que ven tú , Muerte! porque en verdad la vida no vale un á pice ✿ Cuando cae bajo el halcó n con las alas del á nade real
el viento:
No es de extrañ ar que veas có mo los grandes de alma y mente ✿ son pobres, y muchos pierden carle a la altura de la
suerte diseñ ados.
Este pá jaro sobrevolará el mundo desde el este hasta el oeste má s lejano ✿ Y eso le ganará todos los deseos aunque nunca
abandone el nido.
Entonces, levantando los ojos al cielo, dijo: "¡Oh, Dios mío!" en verdad Sabes que no echo
[62]

mi red cada día sino cuatro veces; el tercero está hecho y todavía no me has concedido
[63]

nada. Así que esta vez, oh Dios mío, dígnate darme el pan de cada día. Entonces, habiendo
invocado el nombre de Allah, echó de nuevo su red y esperó que se hundiera y se
[64]

asentara; después de lo cual tiró de él, pero no pudo sacarlo porque estaba enredado en el
fondo. Gritó en su vejació n: "¡No hay Majestad ni Poder salvo en Allah!" y comenzó a
recitar:—
Fie en este mundo miserable, y que así sea ✿ Debo ser abrumado por el dolor y la miseria:
Aunque alegre sea la suerte del hombre cuando amanece la mañ ana ✿ Apura la copa de la aflicció n antes de que vea:
Sin embargo, ¿era yo uno de los cuales el mundo cuando se le preguntó ✿ "¿De quién es la suerte má s feliz?" a menudo
diría "¡Es él!"

Acto seguido se desvistió y, zambulléndose hacia la red, se ocupó de ella hasta que llegó a
tierra. Luego abrió las mallas y encontró en ellas un tarro de cobre amarillo con forma de
pepino, evidentemente lleno de algo, cuya boca estaba cerrada con una tapa de plomo,
[65]

estampada con el anillo de sello de nuestro Señ or Sulayman, hijo de David (¡Alá acepte a los
dos!). Al ver esto, el Pescador se regocijó y dijo: "Si lo vendo en el bazar de bronce, vale diez
dinares de oro". Lo sacudió y, al encontrarlo pesado, continuó : "Ojalá supiera lo que hay
aquí. Pero debo y lo abriré, miraré su contenido, lo guardaré en mi bolsa y lo venderé en el
mercado de bronce". Y sacando un cuchillo, tiró de la mina hasta que lo soltó del jarro;
luego puso la copa en el suelo y sacudió el jarró n para derramar lo que hubiera dentro. No
encontró nada en él; de lo cual se maravilló con gran asombro. Pero poco después salió de
la jarra un humo que se elevó hacia el cielo en el éter (de lo que se maravilló de nuevo con
gran asombro), y que se arrastró a lo largo de la superficie de la tierra hasta que poco
después, habiendo alcanzado su má xima altura, el espeso vapor se condensó y se convirtió
en un Ifrit, de gran tamañ o, cuya cresta tocaba las nubes mientras sus pies estaban en el
suelo. Su cabeza era como una cú pula, sus manos como horcas, sus piernas largas como
má stiles y su boca grande como una cueva; sus dientes eran como grandes piedras, sus
narices como jarrones, sus ojos dos lá mparas y su mirada era feroz y baja. Ahora, cuando el
pescador vio el Ifrit, sus mú sculos laterales temblaron, le castañ etearon los dientes, su
saliva se secó y se quedó ciego sobre qué hacer. Ante esto, Ifrit lo miró y gritó : "No hay má s
dios que el Dios, y Sulayman es el profeta de Dios"; agregando ahora: "Oh Apó stol de Alá , no
me mates; nunca má s te contradeciré de palabra ni pecaré contra ti de hecho". Dijo el [66]

Pescador: "Oh Má rid, dijiste, Sulayman el Apó stol de Alá ; y Sulayman ha muerto hace unos
[67]

mil ochocientos añ os, ¡y ya estamos en los ú ltimos días del mundo! ¿Cuá l es tu historia, y
[68]

cuá l es tu cuenta de ti mismo, y cuá l es la causa de que hayas entrado en esta


cucurbitá cea?" Ahora bien, cuando el Espíritu Maligno escuchó las palabras del Pescador,
dijo: "No hay má s dios que el Dios: ¡Ten á nimo, oh Pescador!". Dijo el Pescador: "¿Por qué
me ordenas que tenga buen á nimo?" Y él respondió : "Porque tienes que morir de mala
muerte en esta misma hora". Dijo el Pescador: " ¡Mereces por tus buenas nuevas que te
retiren la protecció n del Cielo, oh tú distante! ¿Por qué me has de matar y qué he hecho yo
[69]

para merecer la muerte, yo que te libré de la vasija, te salvé de las profundidades del mar y
te crié en tierra firme?" Respondió el Ifrit, "Pídeme só lo de qué modo de muerte morirá s, y
de qué manera te mataré." Replicó el Pescador, "¿Cuá l es mi crimen y por qué tal
retribució n?"
Dijo el Ifrit: "¡Escucha mi historia, oh pescador!" y él respondió : "Sigue hablando, y sé breve
en tus palabras, porque de verdad mi aliento vital está en mis fosas nasales". Acto seguido, [70]

los genios dijeron: "Sepa que soy uno de los herejes Jann y pequé contra Sulayman, David-
son (¡sobre los dos sea la paz!) Yo junto con el famoso Sakhr al-Jinni; después de lo cual el [71]

Profeta envió a su ministro, Asaf hijo de Barkhiyá , para apoderarse de mí; y este Wazir me
trajo en contra de mi voluntad y me condujo atado a él (yo estaba abatido a pesar de mi
nariz) y me puso de pie ante él como un suplicante. Cuando Sulayman me vio, se refugió en
Allah y me pidió que abrazara la Verdadera Fe y obedeciera sus mandatos; pero me negué,
así que envié por esta cucurbitá cea me encerró en él, y lo tapó con plomo en el que
[72]

imprimió el Altísimo Nombre, y dio sus ó rdenes al Jann que me llevó y me arrojó en medio
del océano. Allí residí cien añ os, durante los cuales dije en mi corazó n: "A quien me libere,
lo enriqueceré por los siglos de los siglos". Pero pasó el siglo completo y, como nadie me
liberó , entré en las segundas sesenta diciendo: "A cualquiera que me libere, para él abriré
los tesoros de la tierra". Todavía nadie me liberó y así pasaron cuatrocientos añ os.
Entonces dije: "Quien me suelte, para él cumpliré tres deseos". Sin embargo, nadie me
liberó . Entonces me enfurecí con gran ira y me dije a mí mismo: "A cualquiera que me libere
de ahora en adelante, lo mataré y le daré a elegir de qué muerte morirá ; y ahora, como me
liberaste, lo doy". completa elecció n de muertes". El Pescador, al escuchar las palabras del
Ifrit, dijo: "¡Oh Allah! ¡Qué maravilla que no haya venido a liberarte sino en estos días!” y
agregó : “Perdona mi vida, así Alá te perdona a ti; y no me mates, no sea que Allah mande a
alguien para que te mate.” El Contumaz respondió : “No hay remedio para eso; debes morir;
así que pregú ntame a modo de bendició n qué tipo de muerte morirá s". Aunque así lo
certifica, el Pescador se dirigió nuevamente al Ifrit diciendo: "Perdó name esta mi muerte
como una recompensa generosa por haberte liberado", y al Ifrit, "Seguramente yo no te
mataría sino por esa misma liberació n.” “¡Oh Jefe de los Ifrits,” dijo el Pescador, “¡Yo te hago
bien y tú me pagas con mal! en verdad, el viejo dicho no miente cuando dice:
Nosotros les hicimos bien, ellos enfrentaron nuestro bien con mal; ✿ ¡Tal, por mi vida! es el trabajo de todo hombre malo:
Al que beneficia a seres indignos ✿ Sucederá lo que le sucedió al vecino de Ummi-Amir. [73]
Ahora, cuando el Ifrit escuchó estas palabras, respondió : "No má s de esta charla, las
necesidades debo matarte". Ante esto, el Pescador se dijo a sí mismo: "Este es un Jinni; y yo
soy un hombre a quien Alá le ha dado un ingenio aceptablemente astuto, así que ahora me
lanzaré para evitar su destrucció n con mi ingenio y mi inteligencia; así como él tomó
consejo só lo de su malicia y su perversidad". Comenzó preguntando al Ifrit: "¿De verdad
[74]

has decidido matarme?" y, recibiendo por toda respuesta: "Así sea", exclamó : "Ahora, en el
Má s Grande Nombre, grabado en el anillo de sello de Sulayman el Hijo de David (¡la paz sea
con los santos dos!), y te pregunto sobre cierto asunto, ¿me dará s una respuesta verdadera?
El Ifrit respondió "Sí"; pero, al escuchar la menció n del Má s Grande Nombre, su ingenio se
turbó y dijo temblando: "Pregunta y sé breve". Dijo el Pescador: "¿Có mo entraste en esta
botella que no podía sostener tu mano; no, ni siquiera tu pie, y có mo llegó a ser lo
suficientemente grande como para contenerte por completo?" Respondió el Ifrit: "¡Qué!
¿No crees que yo estaba allí?" y el Pescador replicó : "¡No! Nunca lo creeré hasta que te vea
por dentro con mis propios ojos". Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir
su permitido decir.
Ahora bien, cuando era la Cuarta Noche,
Su hermana le dijo: "¡Por favor, termínanos este cuento, y no tengas sueñ o!" entonces
prosiguió : Me ha llegado, oh rey auspicioso, que cuando el Pescador le dijo al Ifrit: "Nunca y
de ningú n modo te creeré hasta que te vea dentro de él con mis propios ojos"; el Espíritu
Maligno en el instante sacudió y se convirtió en vapor, que se condensó , y entró en la
[75]

vasija poco a poco, hasta que todo estuvo bien adentro cuando ¡he aquí! el Pescador con
mucha prisa tomó la tapa de plomo con el sello y tapó con ella la boca de la jarra y llamó al
Ifrit, diciendo: "¡Pregú ntame a modo de bendició n de qué muerte morirá s! Por Allah, te
arrojaré en el mar delante de nosotros y aquí me construiré una casa de campo; y a
[76]

quienquiera que venga le advertiré que no pesque y le diré: ¡En estas aguas mora un Ifrit
que da como ú ltimo favor una opció n de muerte y forma de matanza al hombre que lo
salva!" Ahora, cuando el Ifrit escuchó esto de el Pescador y se vio a sí mismo en el limbo,
tenía la intenció n de escapar, pero esto fue impedido por el sello de Salomó n; por lo que
supo que el Pescador lo había engañ ado y burlado, y se volvió humilde y sumiso y comenzó
humildemente a decir: "No hice má s que bromeo contigo." Pero el otro respondió : "¡Tú
mientes, oh el má s vil de los Ifrits, y el má s vil y sucio!" y partió con la botella hacia el lado
del mar; el Ifrit gritando "¡No! ¡No!" y él gritando "¡Sí! ¡Sí!" Entonces el Espíritu Maligno
suavizó su voz y suavizó su discurso y se humilló a sí mismo, diciendo: "¿Qué harías
conmigo, oh Pescador?" sido alojado y alojado durante mil ochocientos añ os; y ahora te
dejaré allí hasta el día del Juicio: ¿no te dije: perdó name y Allah te perdonará a ti? y no me
mates para que Alá no te mate a ti? sin embargo, despreciaste mi sú plica y no tuviste
intenció n salvo tratarme con mala intenció n, y Allah ahora te ha arrojado en mis manos y
soy má s astuto que tú ". Dijo el Ifrit: "Á breme para que pueda traerte bienestar". el
Pescador: "¡Mientes, maldito! mi caso contigo es el del Wazir de El rey Yú ná n con el sabio
Dú bá n". "¿Y quién era el Wazir del rey Yunan y quién era el sabio Duban; y cuá l era la
[77]

historia sobre ellos?" dijo el Ifrit, con lo cual el Pescador comenzó a decir
EL CUENTO DEL WAZIR Y EL SABIO DUBAN.
"Sabe, oh tú , Ifrit, que en los días de antañ o y en épocas muy lejanas, un Rey llamado Yunan
reinó sobre la ciudad de Fars de la tierra de Roum". Era un gobernante poderoso y rico,
[78]

que tenía ejércitos y guardias y aliados de todas las naciones de los hombres; pero su
cuerpo estaba afligido con una lepra que las sanguijuelas y los hombres de ciencia no
lograron curar. Bebía pociones, tragaba polvos y usaba ungü entos, pero nada le hacía bien y
ninguno entre la multitud de médicos logró curarlo. Por fin llegó a su ciudad un poderoso
sanador de hombres y muy entrado en añ os, el sabio Duban Hight. Este hombre era un
lector de libros griegos, persas, romanos, á rabes y sirios; y era diestro en astronomía y en
sanguijuelas, tanto en la teoría como en la prá ctica; fue experimentado en todo lo que cura
y dañ a el cuerpo; versado en las virtudes de cada planta, pasto y hierba, y sus beneficios y
perjuicios; y entendía la filosofía y había abarcado toda la gama de la ciencia médica y otras
ramas del á rbol del conocimiento. Ahora bien, este médico pasó unos pocos días en la
ciudad, antes de enterarse de la enfermedad del Rey y de todos sus sufrimientos corporales
a causa de la lepra con la que Allah lo había herido; y có mo todos los doctores y sabios
habían fallado en curarlo. En esto se sentó durante la noche en profundo pensamiento y,
cuando rompió el alba y apareció la mañ ana y la luz nació de nuevo, y el Sol saludó al Bien
cuyas bellezas adornan el mundo, se puso su vestido má s hermoso y, yendo al rey Yunan,
[79]

besó el suelo delante de él: luego oró por la resistencia de su honor y prosperidad en el
lenguaje má s bello y se dio a conocer diciendo: "Oh Rey, me han llegado noticias de lo que
te sucedió a través de lo que está en tu persona, y có mo la hueste de médicos se ha
mostrado inú til para abatirlo; y he aquí Puedo curarte, oh rey, y sin embargo no te daré a
beber agua ni te ungiré con ungü ento. Ahora, cuando el rey Yunan escuchó sus palabras,
dijo con gran sorpresa: "¿Có mo vas a hacer esto? Por Alá , si me sanas, te enriqueceré
incluso hasta el hijo de tu hijo y te daré regalos suntuosos; sé tuyo y será s para mí un
compañ ero de copa y un amigo." Entonces el rey lo vistió con un vestido de honor y le
[80]

suplicó amablemente y le preguntó : "¿Puedes curarme de esta dolencia sin drogas ni


ungü entos?" Y él respondió : "¡Sí! Te sanaré sin los dolores y penas de la medicina.” El Rey
se maravilló con gran asombro y dijo: “Oh médico, ¿cuá ndo será esto de lo que hablas, y en
cuá ntos días sucederá ? ¡Apresú rate, hijo mío!” É l respondió : “Escucho y obedezco; la
curació n comenzará mañ ana. Diciendo esto, salió de la presencia y se alquiló una casa en la
ciudad para el mejor almacenamiento de sus libros y rollos, sus medicinas y sus raíces
aromá ticas. Entonces se puso a trabajar en la elecció n de las drogas má s adecuadas y las
má s sencillas y fabricó un bate hueco por dentro, y equipado con un mango por fuera, para
el cual hizo una bola, los dos preparados con arte consumado. Al día siguiente, cuando
ambos estaban listos para usarse y no necesitaban nada má s, se acercó al rey y, besando el
suelo entre sus manos, le ordenó que cabalgara por el patio de armas. allí para jugar en
[81]

Pall and Mall. Iba acompañ ado de su séquito, emires y chambelanes, visires y señ ores del
reino y, antes de sentado, el sabio Duban se acercó a él y, entregá ndole el bate, dijo: "Toma
este centro comercial y agá rralo como lo hago yo; ¡así! y ahora empuja hacia la llanura e
incliná ndote bien sobre tu caballo, lanza la pelota con todas tus fuerzas hasta que tu palma
estará hú meda y tu cuerpo transpirará : entonces la medicina penetrará a través de tu
palma e impregnará tu persona. Cuando hayas terminado de jugar y sientas los efectos de
la medicina, regresa a tu palacio y haz la ablució n de Ghusl. en el bañ o turco, y acuéstate a
[82]

dormir; así será s completo; ¡y ahora la paz sea contigo!" Acto seguido, el Rey Yunan tomó el
bate del Sabio y lo agarró con firmeza; luego, montando a caballo, impulsó la pelota delante
de él y galopó tras ella hasta que la alcanzó , cuando la golpeó con todas sus fuerzas. , su
palma agarrando el mango del bate mientras tanto; y no cesó de golpear la pelota hasta que
su mano se humedeció y su piel, sudando, absorbió la medicina de la madera. Entonces el
sabio Duban supo que las drogas habían penetrado en su persona y le ordenó volver al
palacio y entrar en el hammam sin demora ni demora, por lo que el rey Yunan regresó de
inmediato y les ordenó que limpiaran el bañ o para él. ropa para el Rey. Entró en el bañ o e
hizo la ablució n total larga y completa; luego se vistió dentro del Hammam y cabalgó desde
allí hasta su palacio donde lo acostó y durmió . Tal fue el caso del Rey Yunan, pero en lo que
respecta a el sabio Duban, volvió a casa y durmió como de costumbre y cuando amaneció se
dirigió a palacio y pidió audiencia. El rey ordenó que se le admitiera; luego, habiendo
besado el suelo entre sus manos, en alusió n al Rey, recitó estos versos con entonació n
solemne:
Feliz es Elocuencia cuando eres nombrado su padre ✿ Pero llora cuando como otro hombre reclama el título.
Oh Señ or de la má s bella presencia, cuyos rayos iluminadores ✿ Despejan las nieblas de la duda y velan los hechos de
gran fama,
¡Nunca dejes de brillar tu rostro como el Amanecer y el amanecer ✿ Y nunca muestres el rostro del Tiempo con el calor de
la ira inflamada!
Tu gracia nos ha favorecido con dones que obraron tan sabiamente ✿ Como nubes de lluvia que llueven sobre las colinas
enmarcadas por muros:
Prodigaste libremente tu riqueza para elevarte a lo alto ✿ Hasta conquistar del Tiempo las alturas a las que apuntaba tu
grandeza.

Ahora bien, cuando el Sabio cesó de recitar, el Rey se levantó rá pidamente para sus pies y
cayó sobre su cuello; luego, sentá ndolo a su lado, mandó que lo vistiera con un vestido
suntuoso; porque sucedió que cuando el Rey salió del Hammam, miró su cuerpo y no vio
rastro de lepra: la piel estaba toda limpia como plata virgen. Se regocijó de ello con gran
alegría, su pecho se ensanchó con deleite y se sintió completamente feliz. En ese
[83]

momento, cuando ya era de día, entró en su saló n de audiencias y se sentó en el trono de su


realeza, ante lo cual sus chambelanes y grandes acudieron en tropel a la presencia y con
ellos el sabio Duban. Al ver la sanguijuela, el rey se levantó en honor a él y lo sentó a su
lado; luego trajeron las bandejas provistas de las má s exquisitas viandas, y el médico comió
con el Rey, y no dejó de acompañ arlo en todo aquel día. Ademá s, al caer la noche le dio al
médico Duban dos mil piezas de oro, ademá s del habitual vestido de honor y otros muchos
regalos, y lo envió a casa en su propio corcel. Después de que el Sabio partió , el rey Yunan
volvió a expresar su asombro por el arte de la sanguijuela, diciendo: "Este hombre medicó
mi cuerpo desde el exterior ni me ungió con ningú n ungü ento: ¡por Alá , seguramente esto
no es má s que una habilidad consumada! Estoy obligado honrar a tal hombre con premios y
distinciones, y llevarlo como mi compañ ero y mi amigo durante el resto de mis días". Así
que el rey Yunan pasó la noche con alegría y alegría porque su cuerpo había sido sanado y
se había desembarazado de una enfermedad tan perniciosa. A la mañ ana siguiente, el Rey
salió de su Serraglio y se sentó en su trono, y los Señ ores del Estado lo rodearon, y los
Emires y Wazirs se sentaron como era su costumbre a su derecha y a su izquierda. Luego
preguntó por el Sabio Duban, quien entró y besó el suelo ante él, cuando el Rey se levantó
para saludarlo y, sentá ndolo a su lado, comió con él y le deseó larga vida. Ademá s lo vistió y
le dio regalos, y no cesó de conversar con él hasta que llegó la noche. Entonces el Rey le
mandó , en concepto de salario, cinco vestidos de honor y mil dinares. El médico volvió a [84]

su propia casa lleno de gratitud al Rey. Ahora bien, cuando amaneció la mañ ana siguiente,
el rey se dirigió a su sala de audiencias, y sus Lores y nobles lo rodearon a él y a sus
Chambelanes y a sus Ministros, como el blanco encierra el negro del ojo. Ahora bien, el rey [85]

tenía un Wazir entre sus Wazirs, desagradable a la vista, un espectá culo de mal agü ero;
só rdido, poco generoso, lleno de envidia y mala voluntad. Cuando este Ministro vio al Rey
poner al médico cerca de él y darle todos estos dones, le puso celosías y pensó en hacerle
un mal, como dice sobre tal cosa: "La envidia acecha en todos los cuerpos"; y el dicho: "La
opresió n se esconde en todo corazó n: el poder la revela y la debilidad la oculta". Entonces
el Ministro se presentó ante el Rey y, besando el suelo entre sus manos, dijo: "Oh Rey de la
era y de todos los tiempos, tú en cuyos beneficios he crecido hasta la edad adulta, tengo un
importante consejo que ofrecerte, y si yo retenlo, yo era un hijo de adulterio y no un
hombre de nacimiento; por lo tanto, si me ordenas que lo revele, lo haré de inmediato ".
Dijo el Rey (y estaba preocupado por las palabras del Ministro), "¿Y cuá l es este consejo
tuyo?" Dijo él: "Oh glorioso monarca, los sabios de antañ o han dicho: - Quien no considera
el fin, no tiene Fortuna para ser amigo; y de hecho, ú ltimamente he visto al Rey en un
camino muy diferente al correcto, porque prodiga generosidad en su enemigo, en uno cuyo
objeto es la decadencia y caída de su reinado: a este hombre ha mostrado favor, honrá ndolo
con exceso de honor y haciéndolo un íntimo. Por lo tanto, temo por la vida del Rey ". El rey,
que estaba muy preocupado y cambió de color, preguntó : "¿A quién sospechas y a quién
insinú as?" y el ministro respondió : "¡Oh rey, si está s dormido, despierta! Señ alo al médico
Duban". Replicó el Rey: "¡Vaya por ti! Este es un verdadero amigo a quien yo prefiero má s
que a todos los hombres, porque me curó con algo que yo tenía en la mano, y curó mi lepra
que había desconcertado a todos los médicos; de hecho, él es uno cuyo igual no se puede
encontrar en estos días, ¡no, no en todo el mundo desde el má s lejano este hasta el má s
lejano oeste! Y es de tal hombre que dices dichos tan duros. Ahora desde este día en
adelante le doy un soldado establecido y asignaciones, cada mes, mil piezas de oro; y, si
tuviera que compartir con él mi reino, no sería má s que un asunto menor. Forzosamente,
debo sospechar que hablas de esta manera por mera envidia y celos, ya que cuentan del rey
Sindibad ". —— Y Shahrazad percibió el amanecer del día, y dejó de decir lo que le permitía
decir.
Entonces dijo Dunyazad: "¡Oh, hermana mía, qué agradable es tu historia, qué gusto, qué
dulce y qué agradecida!" Ella respondió : "¿Y dó nde se compara esto con lo que podría
decirte la pró xima noche si el Rey se digna perdonarme la vida?" Entonces dijo el Rey en sí
mismo: "Por Alá , no la mataré hasta que escuche el resto de su historia, porque
verdaderamente es maravillosa". Así descansaron esa noche en mutuo abrazo hasta el
amanecer. Entonces el Rey salió a su Sala de Regla, y el Wazir y las tropas entraron, y la sala
de audiencias estaba abarrotada; y el Rey dio ó rdenes y juzgó y nombró y depuso y ordenó
y prohibió durante el resto del día hasta que la Corte se disolvió y el Rey Shahryar regresó a
su palacio.
Ahora bien, cuando era la Quinta Noche,
Su hermana dijo: "Termina para nosotros tu historia si no tienes sueñ o", y ella prosiguió : -
Me ha llegado, oh rey auspicioso y poderoso monarca, que el rey Yunan le dijo a su
ministro: "Oh Wazir, tú eres uno a quien el espíritu maligno de la envidia ha poseído a
causa de este médico, y tú conspiras para que lo mate, después de lo cual debo
arrepentirme profundamente, tal como se arrepintió el rey Sindibad por matar a su
halcó n". Dijo el visir: "Perdó name, oh rey de la era, ¿có mo fue eso?" Entonces el rey
comenzó la historia de
EL REY SINDIBAD Y SU HALCÓN.
Se dice (¡pero Allah es omnisciente! ) que había un rey de los reyes de Fars, aficionado a
[86]

los placeres y la diversió n, especialmente a las carreras y la caza. Había criado un halcó n
que llevó toda la noche en su puñ o, y cada vez que salía a cazar, llevaba consigo este pá jaro;
y mandó que le hiciera una copa de oro colgada de su cuello para darle de beber. Un día,
mientras el Rey estaba sentado tranquilamente en su palacio, he aquí, el alto cetrero de la
casa de repente se dirigió a él: "Oh Rey de la era, este es ciertamente un día apropiado para
la observació n de aves". El rey dio ó rdenes en consecuencia y partió tomando el halcó n en
el puñ o; y se fueron alegremente adelante hasta que hicieron un Wady donde plantaron
[87]

un círculo de redes para la caza; cuando mira! una gacela entró en los afanes y el rey gritó :
"Cualquiera que permita que esa gacela salte sobre su cabeza y la pierda, a ese hombre
ciertamente lo mataré". Estrecharon las redes alrededor de la gacela cuando se acercó a la
estació n del Rey; y, plantá ndose sobre su cuarto trasero, cruzó su mano derecha sobre su
pecho, como si estuviera a punto de besar la tierra ante el Rey. Inclinó la frente en
reconocimiento a la bestia; cuando saltó por encima de su cabeza y tomó el camino de la
basura. Acto seguido, el rey se volvió hacia sus tropas y, al verlas guiñ ar un ojo y señ alarlo,
preguntó : "Oh Wazir, ¿qué está n diciendo mis hombres?" y el Ministro respondió : "Dicen
que tú proclamaste que cualquiera que permita que la gacela salte sobre su cabeza, ese
hombre será muerto". Dijo el Rey: "¡Ahora, por la vida de mi cabeza! La seguiré hasta que la
traiga de vuelta". Así que partió al galope tras el rastro de la gacela y no dejó de rastrear
hasta que llegó a las estribaciones de una cadena montañ osa donde la cantera se convirtió
en una cueva. Entonces el rey le arrojó el halcó n que lo atrapó y, descendiendo en picado, le
clavó las garras en los ojos, desconcertá ndolo y cegá ndolo; y el Rey desenvainó su maza y
[88]

asestó un golpe que hizo rodar el juego. Luego desmontó ; y, después de degollar al antílope
y desollar el cuerpo, lo colgó del pomo de su silla. Ahora el tiempo era el de la siesta y el
[89]

mundo estaba reseco y seco, y no había agua en ninguna parte; y el Rey tuvo sed y su
caballo también; así que anduvo buscando hasta que vio un á rbol que arrojaba agua, como
si fuera mantequilla derretida, de sus ramas. Acto seguido, el rey, que llevaba guanteletes
de piel para protegerse de los venenos, tomó la copa del cuello del halcó n y, llená ndola con
el agua, la puso delante del pá jaro, ¡y he aquí! el halcó n lo golpeó con sus saltos y volcó el
líquido. El Rey lo llenó por segunda vez con las gotas que goteaban, pensando que su halcó n
tenía sed; pero el pá jaro volvió a golpear la copa con sus garras y la volcó . entonces el rey
se enojó con el gavilá n y, llenando la copa por tercera vez, se la ofreció a su caballo; pero el
gavilá n la volcó con un aleteo. Dijo el Rey: "¡Alá te confunda, eres el má s desafortunado de
las cosas voladoras! Me impides beber, y también te privas a ti y al caballo". Así que hirió al
halcó n con su espada y le cortó el ala; pero el pá jaro levantó la cabeza y dijo por señ as:
"¡Mira lo que cuelga del á rbol!" El rey levantó los ojos en consecuencia y vio una camada de
víboras, cuyas gotas de veneno confundió con agua; entonces se arrepintió de haberle
cortado el ala de halcó n y, montando a caballo, siguió adelante con la gacela muerta, hasta
que llegó al campamento, su punto de partida. Arrojó la cantera al cocinero diciendo:
"Toma y asa", y se sentó en su silla, el halcó n todavía estaba en su puñ o cuando de repente
el pá jaro jadeó y murió ; ante lo cual el rey gritó de pena y remordimiento por haber matado
al halcó n que le había salvado la vida. Ahora bien, esto es lo que ocurrió en el caso del rey
Sindibad; y estoy seguro de que si hiciera lo que deseas, me arrepentiría como el hombre
que mató a su loro. Quoth el Wazir, "¿Y có mo fue eso?" Y el rey comenzó a contar
EL CUENTO DEL MARIDO Y EL LORO. [90]
Cierto hombre y ademá s comerciante se había casado con una hermosa esposa, una mujer
de perfecta belleza y gracia, simetría y encanto, de la que estaba loco de celos, y que se las
arregló para impedirle viajar. Al fin, una ocasió n que lo obligó a dejarla, fue al mercado de
pá jaros y le compró por cien piezas de oro una lora que puso en su casa para que hiciera de
dueñ a, esperando que ella le informara a su regreso sobre lo que había pasado durante
todo el tiempo de su ausencia; porque el pá jaro estaba kenning y astuta y nunca olvidó lo
que había visto y oído. Ahora su bella esposa se había enamorado de un joven turco, que [91]

solía visitarla, y ella le daba banquete de día y se acostaba con él de noche. Cuando el
hombre hubo hecho su viaje y ganado su deseo, volvió a casa; e inmediatamente hizo que le
trajeran el loro, y la interrogó sobre la conducta de su consorte mientras estaba en el
extranjero. Dijo ella: "Tu esposa tiene un amigo que pasó todas las noches con ella durante
tu ausencia". Acto seguido, el esposo se acercó a su esposa con una ira violenta y la golpeó
con una paliza lo suficientemente severa como para satisfacer a cualquiera. La mujer,
sospechando que una de las esclavas le había estado chismeando al amo, las reunió y las
interrogó bajo juramento, cuando todas juraron que habían guardado el secreto, pero que
el Loro no, y agregó : "Y nosotros la escuchamos con nuestros propios oídos". Ante esto, la
mujer ordenó a una de las muchachas que pusiera un molinillo de mano debajo de la jaula y
moliera con él, y a una segunda que rociara agua a través del techo de la jaula y a una
tercera que corriera, a derecha e izquierda, proyectando un espejo de acero brillante a
través de ella. la noche viva. A la mañ ana siguiente, cuando el esposo regresó a casa
después de haber sido agasajado por uno de sus amigos, ordenó que trajeran al Loro ante él
y preguntó qué había sucedido mientras él estaba fuera. "Perdó name, oh mi amo", dijo el
pá jaro, "no pude oír ni ver nada debido a la excesiva oscuridad y los truenos y relá mpagos
que duraron toda la noche". Como era la marea de verano, el maestro se asombró y gritó :
"Pero ahora estamos en medio de Tammú z, y este no es el momento de lluvias y
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tormentas." "Ay, por Alá ", replicó el pá jaro, "vi con estos ojos lo que mi lengua te ha dicho".
fumando el complot, se enfureció sobremanera, y, teniendo en cuenta que su mujer había
sido injustamente acusada, extendió la mano y, sacando al loro de su jaula, lo arrojó al suelo
con tal fuerza que lo mató en el acto. de sus esclavas le confesaron toda la verdad, pero no
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lo creería hasta que viera el joven turco, amante de su esposa, saliendo de su cá mara,
cuando desenvainó su espada y lo mató de un golpe en la nuca; e hizo lo mismo con la
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adú ltera; y así los dos, cargados de pecado mortal, fueron directamente al Fuego Eterno.
Entonces el mercader supo que el Loro le había dicho la verdad sobre todo lo que había
visto y lamentó dolorosamente su pérdida, cuando el duelo no le servía de nada. El
Ministro, al escuchar las palabras del Rey Yunan, replicó : "Oh Monarca, alto en dignidad, ¿y
qué dañ o le he hecho, o qué mal he visto de él para que deba intentar su muerte? No haría
esto, excepto para servirte, y pronto verá s que es correcto; y si aceptas mi consejo, será s
salvado, de lo contrario, será s destruido incluso como cierto Wazir que actuó
traidoramente por el joven Príncipe ". Preguntó el Rey, "¿Có mo fue eso?" y el Ministro así
comenzó
EL CUENTO DEL PRÍNCIPE Y LA OGRA.
Cierto rey, que tenía un hijo mayor muy aficionado a la caza y la carrera, ordenó a uno de
sus visires que lo acompañ ara dondequiera que fuera. Un día el joven salió a la caza
acompañ ado del Ministro de su padre; y, mientras trotaban juntos, apareció una gran bestia
salvaje. Gritó el visir al hijo del rey: "¡Arriba y en esa noble cantera!" Así que el Príncipe lo
siguió hasta que se perdió de vista y la persecució n se escapó de él en el desierto; por lo
cual estaba confundido y no sabía qué camino tomar, cuando he aquí! una doncella
apareció delante y estaba llorando. El hijo del rey preguntó : "¿Quién eres tú ?" y ella
respondió : Soy hija de un rey entre los reyes de Hind, y andaba con una caravana en el
desierto cuando el sueñ o me venció , y caí de mi bestia sin saberlo; por lo cual quedé
separada de mi pueblo y dolorida. desconcertado." El Príncipe, al oír estas palabras, se
compadeció de su caso y, montá ndola en la grupa de su caballo, caminó hasta pasar junto a
una vieja ruina, cuando la doncella le dijo: "Oh, amo mío, quiero obedecer a una llamada
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de la naturaleza", por lo que la dejó en la ruina donde se demoró tanto que el hijo del Rey
pensó que solo estaba perdiendo el tiempo; así que él la siguió sin que ella lo supiera y he
aquí, ella era una Ghú lah, una ogresa malvada, que decía a su prole: "Oh, hijos míos, hoy os
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traigo un joven hermoso y gordo para la cena", a lo que respondieron: "Trá elo pronto, oh
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madre nuestra, para que podamos comerlo con nuestros vientres llenos". Temía por su
vida, así que se dio la vuelta y estaba a punto de volar. El Ghulah salió y, al verlo muy
asustado (porque temblaba en cada miembro), gritó : "¿Por qué tienes miedo?", y él
respondió : "Tengo miedo". golpeó a un enemigo al que temo mucho". Preguntó el Ghulah:
"¿No dijiste: soy el hijo de un rey?" y él respondió : "Aun así". Entonces ella dijo: "¿Por qué
no le das a tu enemigo algo de dinero y así satisfacerlo?" Dijo él, "É l no estará satisfecho con
mi bolsa, sino só lo con mi vida, y yo le temo mortalmente y soy un hombre bajo opresió n".
si lo consideras, pide ayuda contra él a Allah, quien seguramente te protegerá de su maldad
y del mal que temes". Entonces el Príncipe levantó los ojos hacia el cielo y exclamó : "Oh Tú
que respondes al necesitado cuando te invoca y disipas su angustia; ¡Oh Dios mío!
concédeme la victoria sobre mi enemigo y aléjalo de mí, porque Tú eres Todopoderoso
sobre todas las cosas". El Ghulah, al escuchar su oració n, se alejó de él, y el Príncipe regresó
a su padre y le contó la historia del Wazir; después de lo cual el rey convocó al ministro a su
presencia y en ese mismo momento lo mató . "Tú igualmente, oh rey, si continú as confiando
en esta sanguijuela, sufrirá s la peor de las muertes. Aquel de quien en verdad te
enorgulleciste y a quien trataste como un íntimo, obrará tu destrucció n. ¿No ves có mo sanó
la enfermedad de fuera de tu cuerpo con algo que tenía en la mano? ¡No estés seguro de que
él no te destruirá con algo sostenido de la misma manera!" El rey Yunan respondió : "Tú has
dicho la verdad, oh Wazir, bien puede ser lo que insinú as. ¡Oh mi buen consejero Ministro; y
tal vez este Sabio ha venido como un espía en busca de darme muerte; porque seguramente
si me curó con algo que sostuve en mi mano, puede matarme con algo que me dio a oler".
Luego preguntó al rey Yunan: "Oh, ministro, ¿qué se debe hacer con él?" y el visir
respondió : " Envía tras él en este mismo instante y llá malo a tu presencia; y cuando venga,
golpéale en el cuello; y así te librará s de él y de su maldad, y lo engañ ará s antes de que él
pueda engañ arte a ti". no sabía qué le había designado el Compasivo, como dice cierto
poeta a modo de ilustració n:
Oh Tú que temes al Destino, confiando en el destino, ✿ Confía todo en Aquel que construyó el mundo, y espera:
¡Lo que el Destino dice que "Sé" tiene que ser forzosamente, mi señ or! ✿ Y está s a salvo de lo no decretado del Destino.
Cuando entró Duban, el médico, se dirigió al rey en estas líneas:
¿Acaso no te agradezco ni te agradezco día a día? ¿Para quién compuse prosas y versos, para quién mis dichos y mis
mentiras?
Prodigaste tus generosos dones antes de que yo los deseara ✿ Prodigaste tus dones sin buscarlos sin pretexto o demora
¿Có mo escatimaré mi alabanza hacia ti, có mo dejaré de alabar ✿ Tu gracia en secreto y ostentació n patente?
No; Agradeceré tus beneficios, pues tus favores yacen ✿ Ligeros en mi pensamiento y lengua, aunque pesados en mi
espalda pesan.
Y dijo má s sobre el mismo tema:
¡Aléjate del dolor y no te preocupes ni un á pice! ✿ ¡Encomienda tus necesidades a Fate and Lot!
Disfruta el Presente pasando bien ✿ Y deja que el Pasado sea limpio olvidado;
Porque lo que quizá s parezca peor ✿ Hará tu bien como Dios sabe:
Allah hará lo que É l quiera ✿ Y en Su voluntad no se opongan a É l.
Y aú n má s:—
Al Omnisapiente Sutil confía en las cosas mundanas ✿ Descansa de todo aquello a lo que se aferra el mundano:
Aprende sabiamente bien, nada viene por tu voluntad ✿ Pero incluso como quiere Allah, Rey de Reyes.
Y por ú ltimo:-
Alegre y alegre olvida todas tus penas ✿ Con mucha frecuencia pena los corazones má s sabios superaron:
El pensamiento no es má s que locura en el esclavo débil. Evítalo y sé salvo para siempre.
Dijo el rey como ú nica respuesta: "¿Sabes por qué te he convocado?" y el Sabio respondió :
"¡Só lo Allah, el Altísimo, conoce las cosas ocultas!" Pero el Rey respondió : "Te convoqué
só lo para quitarte la vida y destruirte por completo". Duban el Sabio se maravilló ante esta
extrañ a direcció n con gran asombro y preguntó : "Oh rey, ¿por qué me has matado y qué
mal te he hecho?" y el rey respondió : "Dime que eres un espía enviado aquí con la intenció n
de matarme; y he aquí, te mataré antes de que me maten a ti". luego llamó a su espadachín
y dijo: "Arrá ncame la cabeza de este traidor y líbranos de sus malas prá cticas". Dijo el
Sabio: "Perdó name y Alá te perdonará a ti; no me mates o Alá te matará a ti". Y él le repitió
estas mismas palabras, incluso como yo a ti, oh Ifrit, y aú n así no me dejaste ir, estando
empeñ ado en mi muerte. El rey Yunan solo respondió : "No estaré a salvo sin matarte;
porque, como me curaste con algo que tenías en la mano, no estoy seguro contra tu muerte
con algo que me das para oler o de otra manera". Dijo el médico: "Esta es, pues, oh rey, tu
pago y tu recompensa: só lo devuelves mal por bien". El rey respondió : "No hay remedio
para eso; debes morir y sin demora". Ahora bien, cuando el médico fue certificado que el
Rey lo mataría sin esperar, lloró y se arrepintió del bien que había hecho a otros que no
fueran buenos. Como se ha dicho sobre este tema:
De ingenio y sabiduría es Maymú nah [98] desnudo ✿ Cuyo padre en sabiduría todos los ingenios superan:
El hombre no puede pisar el barro, el polvo o la arcilla ✿ Salvo con buen sentido, de lo contrario tropieza y resbala.
Acto seguido, el espadachín se adelantó y vendó los ojos del sabio Duban y desenfundó su
espada, diciéndole al rey: "Con tu permiso"; mientras el médico lloraba y exclamaba:
"Perdó neme a mí y a Allah te perdonaré, y no me matará s o Alá te matará ", y comenzó a
repetir:
Yo fui amable y no escapé, ellos fueron crueles y escaparon; ✿ Y mi amabilidad solo me llevó a Ruination Hall;
Si vivo nunca seré amable; si muero, entonces todos será n condenados ✿ Quienes me siguen, y maldicen su bondad.
"¿Es este", continuó Duban, "el regreso que recibo de ti? Me pareces, pero me das, pero un
favor de cocodrilo". Dijo el rey: "¿Cuá l es la historia del cocodrilo?", y dijo el médico: "Me es
imposible contarlo en este estado mío; Alá sea contigo, perdó name, como esperas que Alá
te perdone a ti". Y lloró con gran llanto. Entonces uno de los favoritos del rey se puso de pie
y dijo: "¡Oh rey! Concédeme la sangre de este médico; nunca lo hemos visto pecar contra ti,
o hacer algo que no sea curarte de una enfermedad que desconcertó a todos los
sanguijuelas y hombres de ciencia. " Dijo el Rey: "No sabéis la causa de que yo haya dado
muerte a este médico, y esta es. Si lo perdono, me condeno a una muerte segura; porque
alguien que me curó de tal enfermedad con algo que tenía en la mano , seguramente puede
matarme con algo que me ponga en la nariz; y temo que me mate por un precio, ya que tal
vez sea un espía cuyo ú nico propó sito al venir aquí fue preparar mi destrucció n. Así que no
hay ayuda para ello; muere debe hacerlo, y só lo entonces estaré seguro de mi propia vida.
Volvió a gritar Duban: "Perdó name y Alá te perdonará a ti; y no me mates o Alá te matará a
ti". Pero fue en vano. Ahora bien, cuando el médico, oh Ifrit, supo con certeza que el rey lo
mataría, dijo: "Oh rey, si no hay má s remedio que morir, concédeme un poco de retraso
para que pueda bajar a mi casa y liberarlo". yo mismo de mis obligaciones e indicar a mi
gente y a mis vecinos dó nde enterrarme y distribuir mis libros de medicina Entre estos
tengo uno, la má s rara de las rarezas, que te presentaría como ofrenda: guá rdalo como un
tesoro en tu tesorería." "¿Y qué hay en el libro?" preguntó el Rey y el Sabio respondió :
"Cosas má s allá de la comprensió n; y el menor de los secretos es que si, inmediatamente
después de que me hayas cortado la cabeza, abres tres hojas y lees tres líneas de la pá gina a
tu mano izquierda, mi cabeza se habla y contesta todas las preguntas que te dignes hacer".
El rey se preguntó con gran asombro y temblor con deleite por la novedad, dijo: "Oh
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médico, ¿realmente me dices que cuando te corte la cabeza me hablará ?" É l respondió : "¡Sí,
oh rey!" Dijo el Rey: "¡Este sí que es un asunto extrañ o!" e inmediatamente lo envió bien
custodiado a su casa, y Duban liquidó allí mismo todas sus obligaciones. Al día siguiente
subió a la sala de audiencias del rey, donde estaban reunidos emires y visires, chambelanes
y nababs, grandes y señ ores de la hacienda, haciendo la sala de presencia alegre como un
jardín de macizos de flores. ¡Y he aquí! el médico se acercó y se paró ante el rey, trayendo
un viejo volumen desgastado y un pequeñ o estuche de metal lleno de polvo, como el que se
usa para los ojos. Luego se sentó y dijo: "Dame una bandeja". Entonces le trajeron uno y él
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derramó el polvo sobre él y lo niveló y finalmente dijo lo siguiente: "Oh Rey, toma este libro
pero no lo abras hasta que mi cabeza se caiga; luego coló calo sobre esta bandeja y ordena
que lo presiones hacia abajo". sobre el polvo, cuando la sangre dejará de fluir. Ese es el
momento de abrir el libro ". Acto seguido, el rey tomó el libro e hizo una señ al al
espadachín, quien se levantó y cortó la cabeza del médico y, colocá ndola en el centro de la
bandeja, la apretó contra el polvo. La sangre dejó de fluir, y el Sabio Duban abrió los ojos y
dijo: "¡Ahora abre el libro, oh rey!" El Rey abrió el libro y encontró las hojas pegadas; así
que se llevó el dedo a la boca y, humedeciéndolo, volteó fá cilmente la primera hoja, y del
mismo modo la segunda y la tercera, abriéndose cada hoja con mucho trabajo; y cuando
hubo despegado seis hojas, las miró y, al no encontrar nada escrito en ellas, dijo: "¡Oh
médico, no hay escritura aquí!" Duban respondió : "Gira y le dio la vuelta a otros tres de la
misma manera. Ahora el libro estaba envenenado; y antes de que pasara mucho tiempo, el
veneno penetró en su sistema, y cayó en fuertes convulsiones y gritó : "¡El veneno ha hecho
su trabajo! Entonces la cabeza del sabio Duban empezó a improvisar:
Hay gobernantes que han gobernado con un inmundo dominio tirá nico ✿ Pero pronto se volvieron como si nunca, nunca
hubieran sido:
Justo, habían ganado la justicia: oprimieron y fueron oprimidos ✿ Por Fortuna, que los retribuyó con prohibició n y
perdició n y adolescente:
Así se desvanecieron como la mañ ana, y la lengua de las cosas repite ✿ "Toma esto por aquello, ni desahogues en los
caminos de la Fortuna tu ira".
Tan pronto como la cabeza dejó de hablar, el rey rodó muerto. Ahora quiero que sepas, oh
Ifrit, que si el Rey Yunan hubiera perdonado al Sabio Duban, Allah lo habría perdonado a él;
pero se negó a hacerlo y decretó matarlo, por lo que Allah lo mató ; y tú también, oh Ifrit, si
me hubieras perdonado, Allah te habría perdonado a ti. —— Y Shahrazad percibió el
amanecer del día y dejó de decir que le permitía decir: entonces dijo Dunyazad: "Oh,
hermana mía, qué agradable es tu historia y ¡Qué gusto, qué dulce y qué agradecido! Ella
respondió : "¿Y dó nde está esto comparado con lo que podría decirte la noche que viene, si
vivo y el Rey me perdona?" Dijo el Rey en sí mismo: "Por Alá , no la mataré hasta que
escuche el resto de su historia, porque verdaderamente es maravillosa". Descansaron esa
noche en un abrazo mutuo hasta el amanecer: luego el Rey salió a su Darbar; entraron los
visires y las tropas y la sala de audiencias estaba abarrotada; así que el rey dio ó rdenes y
juzgó y nombró y depuso y ordenó y prohibió el resto del día, cuando la corte se disolvió y
el rey Shahryar entró en su palacio.
Ahora bien, cuando era la Sexta Noche,
Su hermana, Dunyazad, le dijo. "Por favor, termina para nosotros tu historia;" y ella
respondió : "Lo haré si el rey me da permiso". "Dilo", dijo el Rey. Y ella continuó : Me ha
llegado, oh rey auspicioso, que cuando el Pescador le dijo al Ifrit: "Si me hubieras
perdonado, te habría perdonado a ti, pero nada te satisfaría salvo mi muerte; así que ahora
te lo haré". Muere encarcelá ndote en esta tinaja, y yo te arrojaré a este mar". Entonces el
Marid rugió en voz alta y gritó : "Alá sobre ti, oh pescador no! Perdó neme y perdone mis
acciones pasadas; y, como yo he sido tirano, sé generoso, porque entre los dichos corrientes
se dice: ¡Oh, tú que haces el bien al que te ha hecho el mal, basta al malhechor con sus malas
acciones, y hazlo! no trates conmigo como lo hizo Umamah con 'Atikah". Preguntó el
[101]

Pescador: "¿Y cuá l fue su caso?" y el Ifrit respondió : "Este no es el momento para contar
historias y yo en esta prisió n; pero déjame libre y te contaré la historia". Dijo el Pescador:
"Deja este lenguaje: no hay má s remedio que ser arrojado de nuevo al mar ni hay manera
de que salgas de él para siempre jamá s. En vano me puse bajo tu protecció n, y me humillé
[102]

ante ti con llanto, mientras que tú solo buscabas matarme a mí, que no te había hecho
ningú n dañ o que mereciera esto de tus manos; es má s, lejos de herirte con algú n acto malo,
no te hice má s que bien al liberarte de esa prisió n tuya. Ahora bien, sabía que eras un
malhechor cuando me hiciste lo que me hiciste, y sé que cuando te haya arrojado de nuevo
a este mar, advertiré a cualquiera que te pesque lo que me ha sucedido contigo, y Le
aconsejaré que te arroje de nuevo; así permanecerá s aquí bajo estas aguas hasta que el Fin
de los Tiempos acabe contigo”. Pero el Ifrit clamó en voz alta: “Libérame; esta es una noble
ocasió n para la generosidad y hago un pacto contigo y prometo nunca hacerte dañ o ni
dañ arte; es má s, te ayudaré en lo que te saque de la miseria.” El Pescador aceptó sus
promesas en ambas condiciones, no para molestarlo como antes, sino por el contrario para
hacerle un servicio; y, después de hacer firme la situació n y jurar le hizo un juramento
solemne por Allah el Altísimo, abrió la cucurbitá cea. Acto seguido, la columna de humo se
elevó hasta que se extinguió por completo; luego se espesó y una vez má s se convirtió en un
Ifrit de presencia espantosa, que directamente administró una patada a la botella y la envió
volando al mar. El Pescador, viendo có mo se trataba a la cucurbitá cea y asegurá ndose de su
propia muerte, orinó en sus ropas y se dijo a sí mismo: "Esto promete mal", pero fortaleció
su corazó n y exclamó : "Oh Ifrit, Allah ha dicho " :—Cumple tu pacto; porque el
[103]

cumplimiento de tu pacto será indagado en lo sucesivo. Me has hecho un voto y has jurado
no engañ arme para que Alá no te engañ e, porque en verdad es un Dios celoso que perdona
al pecador, pero no lo deja escapar. Te digo como dijo el Sabio Duban al rey Yunan:
"¡Perdó name para que Allah te perdone a ti!" El Ifrit se echó a reír y se alejó , diciéndole al
Pescador: "Sígueme"; y el hombre caminó detrá s de él a una distancia segura (porque no
estaba seguro de escapar) hasta que hubieron pasado los suburbios de la ciudad. Desde allí
se adentraron en los terrenos baldíos, y cruzá ndolos descendieron a un amplio desierto, y
¡he aquí! en medio de ella se alzaba una montañ a-tarn. El Ifrit vadeó hasta el medio y volvió
a gritar: "Sígueme"; y cuando esto hubo terminado, se paró en el centro y ordenó al hombre
que arrojara su red y pescara su pez. El Pescador miró dentro del agua y se asombró mucho
al ver en ella peces de varios colores, blanco y rojo, azul y amarillo; sin embargo, echó la red
y, tirá ndola, vio que había capturado cuatro peces, uno de cada color. Entonces se regocijó
mucho y má s cuando el Ifrit le dijo: "Llévalos al Sultá n y coló calos en su presencia; entonces
él te dará lo que te hará un hombre rico; y ahora acepta mi excusa, porque por Allah en este
tiempo no sé otra manera de beneficiarte, ya que he estado en este mar mil ochocientos
añ os y no he visto la faz del mundo excepto en esta hora. Pero no quiero que pesques aquí
excepto una vez al día ". El Ifrit luego le dio Godspeed, diciendo: "Alá nos conceda que nos
encontremos de nuevo"; y golpeó la tierra con un pie, después de lo cual la tierra se abrió
[104]

en dos y se lo tragó . El Pescador, muy maravillado por lo que le había sucedido con el Ifrit,
tomó el pescado y se dirigió a la ciudad; y tan pronto como llegó a casa, llenó un cuenco de
barro con agua y en él arrojó el pez que comenzó a forcejear y retorcerse. Luego se quitó el
cuenco sobre la cabeza y, dirigiéndose al palacio del Rey (tal como el Ifrit le había
ordenado), colocó el pescado ante la presencia; y el rey se maravilló con gran asombro ante
la vista, porque nunca en su vida había visto peces como estos en calidad o en
conformació n. Entonces él dijo: "Dad esos pescados a la esclava forastera que ahora cocina
para nosotros", es decir, la esclava que el rey de Roum le había enviado só lo tres días antes,
por lo que aú n no había puesto a prueba sus talentos en el aderezo de la carne. Acto
seguido, el visir llevó el pescado al cocinero y le pidió que los freíra, diciendo: "Oh [105]

doncella, el Rey te envía esto para decirte: ¡No te he atesorado, oh, lá grima mía! excepto por
mi tiempo de estrés; aprueba, entonces, para nosotros este día tu delicada obra y tu
sabrosa cocina; porque este plato de pescado es un regalo enviado al sultá n y
evidentemente una rareza". El visir, después de haberla encargado cuidadosamente, volvió
al rey, quien le ordenó que le diera al pescador cuatrocientos dinares: él se los dio en
consecuencia, y el hombre los tomó contra su pecho y salió corriendo a casa tropezando y
cayendo y levantá ndose de nuevo y considerando que todo es un sueñ o. Sin embargo,
compró para su familia todo lo que querían y finalmente fue a su esposa con gran gozo y
alegría. Hasta ahora con respecto a él; pero en cuanto a la cocinera, ella tomó el pescado y
lo limpió y lo puso en la sartén, rociá ndolo con aceite hasta que estuvo listo por un lado.
Luego les dio la vuelta y, he aquí, la pared de la cocina se partió en dos, y de allí salió una
joven dama, de hermosa forma, rostro ovalado, gracia perfecta, con pá rpados que bordean
las líneas de Kohl. Su vestido era un pañ uelo de seda con flecos y borlas azules: un gran
[106]

anillo colgaba de cada oreja; un par de pulseras adornaban sus muñ ecas; anillos con biseles
de gemas invaluables estaban en sus dedos; y ella tenía en la mano una larga vara de cañ a
de mimbre que metió en la sartén, diciendo: "¡Oh pez! ¡Oh pez! ¿Sed constantes en vuestro
pacto?" Cuando la doncella cocinera vio esta aparició n, se desmayó . La joven repitió sus
palabras una segunda y una tercera vez, y al fin los peces levantaron la cabeza de la sartén y
dijeron en un lenguaje articulado "¡Sí! ¡Sí!" comenzó con una voz a recitar:
¡Vuelve y yo también! ¡Mantén la fe y yo también! ✿ ¡Y si deseá is abandonar, os lo pagaré hasta que lloremos!
Después de esto, la joven volcó la sartén y salió por donde había entrado y la pared de la
cocina se cerró sobre ella. Cuando la doncella se recuperó de su desmayo, vio los cuatro
peces carbonizados y negros como el carbó n, y gritando: "Su bastó n se rompió en su primer
ataque". ella volvió a caer desmayada al suelo. Mientras ella estaba en este caso, el Wazir
[107]

vino por el pescado, y mirá ndola como si ella yaciera inconsciente, sin saber el domingo del
jueves, la empujó con el pie y dijo: "¡Trae el pescado para el Sultá n!" Entonces,
recuperá ndose de su desmayo, lloró y le informó de su caso y de todo lo que le había
sucedido. El visir se maravilló mucho y exclamando: "¡Esto no es má s que un asunto
realmente extrañ o!", envió tras el pescador y le dijo: "Tú , oh pescador, debes traernos
cuatro peces como los que trajiste antes". Entonces el hombre se dirigió al tarn y arrojó su
red; y cuando aterrizó , he aquí! cuatro peces estaban allí exactamente como el primero.
Inmediatamente se los llevó al visir, quien entró con ellos a la cocinera y le dijo: "Sube
contigo y fríelos en mi presencia, para que yo pueda ver este asunto". La doncella se levantó
y limpió los pescados, y los puso en la sartén sobre el fuego; sin embargo, permanecieron
allí poco tiempo antes de que la pared se partiera en pedazos y apareciera la joven, vestida
como antes y sosteniendo en la mano la varita que volvió a meter en la sartén, diciendo:
"¡Oh pez! ¡Oh pez! ¡Sed constantes! a tu antiguo pacto?" Y he aquí, los peces levantaron la
cabeza y repitieron: "¡Sí! ¡Sí!" y recitó este pareado:
¡Vuelve y yo también! ¡Mantén la fe y yo también! ✿ ¡Pero si deseá is abandonar, os lo pagaré hasta que lloremos!
Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir lo que le permitía decir.
Ahora bien, cuando era la Séptima Noche,
Ella continuó : Me ha llegado, oh rey auspicioso, que cuando los peces hablaron, y la joven
volcó la sartén con su cañ a, y salió por donde vino y la pared se cerró , el visir gritó : "Esto es
algo que no debe ocultarse al rey", así que fue y le contó lo que había sucedido, con lo cual
el rey dijo: "No hay otra solució n que ver esto". con mis propios ojos. Entonces mandó
llamar al Pescador y le mandó traer otros cuatro peces como el primero y llevar consigo a
tres hombres como testigos. El Pescador inmediatamente trajo el pescado: y el Rey,
después de ordenarles le dio cuatrocientas piezas de oro, se volvió hacia el visir y dijo:
"¡Levá ntate y fríeme los peces aquí delante de mí!" El ministro, respondiendo: "Oír es
obedecer", ordenó traer la sartén, arrojó en ella el pescado limpio y coló calo sobre el fuego,
cuando ¡he aquí!, la pared se partió en pedazos y salió disparado un esclavo negro como
una enorme roca o un remanente de la tribu. llevando en la mano una rama de un á rbol
[108]

verde; y exclamó en voz alta y terrible: "¡Oh pez! ¡Oh pez! ¿Sed todos constantes en vuestro
pacto antiguo?" Entonces los peces levantaron la cabeza de la sartén y dijeron: "¡Sí! ¡Sí!
Seamos fieles a nuestro voto"; y de nuevo recitaron el pareado:
¡Vuelve y yo también! ¡Mantén la fe y yo también! ✿ ¡Pero si deseá is abandonar, os lo pagaré hasta que lloremos!
Entonces el enorme blackamoor se acercó a la sartén y la volcó con la rama y salió por
donde había entrado. Cuando desapareció de su vista, el Rey inspeccionó el pescado; y, al
encontrarlos a todos carbonizados, negros como el carbó n, quedó completamente
desconcertado y le dijo al Wazir: "Verdaderamente, este es un asunto en el que no se puede
guardar silencio, y en cuanto a los peces, seguramente alguna maravillosa aventura se
conecta con ellos". Así que mandó traer al Pescador y le preguntó , diciendo: "¡Vaya, amigo!
¿De dó nde vienen estos peces?" y él respondió : "De un estanque entre cuatro alturas que
está detrá s de esta montañ a que está a la vista de tu ciudad". Quoth el Rey, "¿Cuá ntos días
de marcha?" Dijo él: "Oh, nuestro señ or el sultá n, una caminata de media hora". El Rey se
maravilló y, en seguida, ordenando a sus hombres que marcharan y a los jinetes que
montaran, se llevó al Pescador que iba delante como guía, maldiciendo en secreto al Ifrit.
Continuaron hasta que escalaron la montañ a y descendieron a un gran desierto que nunca
habían visto en toda su vida; y el sultá n y sus alegres hombres se maravillaron mucho ante
el wold situado en medio de cuatro montañ as, y el tarn y sus peces de cuatro colores, rojo y
blanco, amarillo y azul. El rey se quedó inmó vil en el lugar con asombro y preguntó a sus
tropas y a todos los presentes: "¿Alguno de vosotros ha visto alguna vez este pedazo de
agua antes de ahora?" Y todos respondieron: "Oh Rey de la edad, nunca la vimos en todos
nuestros días." y cada uno: "Nunca vimos un lago como este en este lugar". Acto seguido, el
rey dijo: "Por Alá , no volveré a mi capital ni me sentaré en el trono de mis antepasados
hasta que sepa la verdad sobre este lago y el pez". Luego ordenó a sus hombres que
desmontaran y vivaquearan alrededor de la montañ a, lo cual hicieron; y llamando a su
visir, un ministro de mucha experiencia, sagaz, de ingenio penetrante y bien versado en
asuntos, le dijo: en mi mente para hacer cierta cosa, de lo cual te informaré; mi corazó n me
dice que me vaya solo esta noche y descubra el misterio de este lago y sus peces. Siéntate a
la puerta de mi tienda y diles a los emires y visires, a los nababs y a los chambelanes, en fin,
a todos los que te pregunten: El sultá n está inquieto y me ha ordenado que rehú se toda
entrada. ; y ten cuidado de no dejar que nadie sepa mi diseñ o". Y el visir no pudo
[109]

oponerse a él. Entonces el rey cambió su vestido y adornos y, colgá ndose la espada al
hombro, tomó un camino que conducía a una de las montañ as y anduvo el resto de la noche
hasta que amaneció ; no dejó de caminar hasta que el calor fue demasiado para él. Después
de su larga caminata, descansó un rato, y luego reanudó su marcha y siguió adelante
durante la segunda noche hasta el amanecer. cuando de repente apareció un punto negro
en la lejanía. Ante esto, se regocijó y se dijo a sí mismo: "Quizá s alguien aquí me familiarice
con el misterio del tarn y sus peces". palacio construido de piedra oscura recubierta de
hierro, y, mientras una hoja de la puerta estaba abierta de par en par, la otra estaba
cerrada. ante la puerta y golpeó un ligero golpe; pero al no recibir respuesta, dio un
segundo golpe y un tercero; sin embargo, no llegó ninguna señ al. Luego llamó a la puerta
má s fuerte, pero aú n no había respuesta, así que dijo: "Sin duda, está vacío". Acto seguido,
tomó resolució n y audazmente atravesó la puerta principal hacia el gran saló n y allí gritó
en voz alta: "¡Hola, gente del palacio! Soy un extrañ o y un viajero; ¿tienen algo aquí de
víveres?" Repitió su grito una segunda vez y una tercera pero aú n no hubo respuesta; así
fortaleciendo su corazó n y tomando una decisió n, atravesó el vestíbulo hasta el centro
mismo del palacio y no encontró a nadie en él. Sin embargo, estaba decorado con telas de
seda con estrellas doradas; y se echaron las cortinas sobre las puertas. En medio había un
patio espacioso del que disponían cuatro salones abiertos, cada uno con su estrado elevado,
saló n frente al saló n; un dosel daba sombra al patio y en el centro había una fuente de
chorro con cuatro figuras de leones de oro rojo, de cuyas bocas salían aguas claras como
perlas y diá fanas gemas. En torno al palacio se soltaron pá jaros y sobre ella se tendió una
red de alambre de oro, impidiéndoles volar; en resumen, había de todo menos seres
humanos. El rey se maravilló mucho de eso, pero sintió tristeza en su corazó n porque no
vio a nadie que le diera cuenta de la basura y su estanque, los peces, las montañ as y el
palacio mismo. En ese momento, mientras estaba sentado entre las puertas en profundos
pensamientos, he aquí, llegó una voz de lamento, como de un corazó n consumido por el
dolor, y escuchó la voz que cantaba estos versos:—
Escondí lo que soporté de él [110] y sin embargo salió a la luz, ✿ Y de noche mis pá rpados huyeron del sueñ o y se
convirtieron en noche de insomnio:
¡Ay mundo! ¡Oh destino! retiene tu mano y cesa tu mal y dañ o ✿ Mira y contempla mi espíritu desventurado en dolor y
espanto:
Nunca muestres piedad al joven noble que lo perdió en el camino ✿ Del amor, y cayó de la riqueza y la fama al más bajo de
los seres má s bajos.
Celoso del aliento de Zephyr estaba yo como en tu forma él respiró ✿ Pero cuando el Destino desciende, ciega la vista
humana, [111]
¿Qué hará el desdichado arquero que cuando se enfrenta a su enemigo ✿ y tensa su arco para disparar la flecha encuentra
su cuerda desajustada?
Cuando las caricias y los cuidados son tan pesados para la juventud [112] de alma generosa ✿ ¿Có mo escapará de su suerte y
de dó nde el Destino su lugar de huida?
Ahora bien, cuando el sultá n escuchó la voz lastimera, se puso en pie de un salto; y,
siguiendo el sonido, encontró una cortina bajada sobre la puerta de una cá mara. La levantó
y vio detrá s de ella a un joven sentado en un lecho como a un codo del suelo; y él hermoso a
la vista, un wight bien formado, con elocuencia dight; su frente era blanca como una flor, su
mejilla rosada y brillante, y un lunar en su mejilla del ancho de un á mbar gris; tal como lo
indica el poeta:—
Un joven de cintura esbelta desde cuyos mechones y frente ✿ El mundo en tinieblas y en luz se establece.
A lo largo de la ronda de la Creació n no hay espectá culo má s hermoso ✿ No hay vista má s rara que tu ojo haya visto
jamá s:
Un lunar marró n nuez se sienta entronizado sobre una mejilla ✿ Del rojo má s rosado bajo un ojo de azabache. [113]
El Rey se regocijó y lo saludó , pero él permaneció sentado en su caftá n de tela de seda
ribeteada con oro egipcio y su corona tachonada de diversas gemas; pero su rostro estaba
triste con las huellas del dolor. Devolvió el saludo real de la manera má s cortés y agregó :
"Oh, mi señ or, tu dignidad exige que me levante ante ti; y mi ú nica excusa es anhelar tu
perdó n". Dijo el Rey: "Está s disculpado, oh joven; así que mírame como si tu invitado
[114]

viniera aquí con un objeto especial. Me gustaría que me familiarizaras con los secretos de
este lago y sus peces y de este palacio y tu soledad. en él y la causa de tus gemidos y
lamentos". Cuando el joven escuchó estas palabras, lloró con gran llanto; hasta que su [115]

pecho se empapó de lá grimas y comenzó a recitar:—


Di el que duerme descuidadamente mientras vuela el eje de la Fortuna ✿ ¿A cuá ntos este mundo cambiante se agacha y se
levanta para levantarlos?
Aunque tus ojos estén sellados en el sueñ o, no duerman los ojos del Todopoderoso ✿ ¿Y quién ha encontrado el Tiempo
siempre justo, o el Destino en forma constante?
Luego exhaló un largo suspiro y recitó :
Confía tu caso a É l, el Señ or que hizo a la humanidad; ✿ Abandona las caricias y los cuidados y cultiva la mente contenta;
No preguntes al Pasado o có mo o por qué sucedió : ✿ ¡Todas las cosas humanas fueron diseñ adas por el Destino y el
Destino!
El rey se maravilló y le preguntó : "¿Qué te hace llorar, oh joven?" y él respondió : "¡Có mo no
voy a llorar, cuando este es mi caso!" Acto seguido, extendió la mano y levantó la falda de su
manto, cuando ¡he aquí! la mitad inferior de él parecía piedra hasta los pies, mientras que
desde el ombligo hasta el cabello era un hombre. El rey, al ver esta su situació n, afligido con
gran dolor y de su compasió n, gritó : "¡Ay y bien lejos! En verdad, oh joven, tú acumulas
dolor sobre mi dolor. Pensé en preguntarte el misterio de los peces". solamente: mientras
que ahora estoy interesado en aprender tu historia así como la de ellos. Pero no hay
Majestad y no hay Poder salvo en Allah, el Glorioso, el Grande. No pierdas tiempo, oh [116]
joven, pero cuéntame francamente toda tu historia". Dijo él: "Préstame tus oídos, tu vista y
tu perspicacia", y dijo el Rey: "¡Todos está n a tu servicio!". joven comenzó : "Muy
maravilloso y maravilloso es mi caso y el de estos peces; y si estuviera grabado con buriles
en las esquinas de los ojos, sería un aviso para quien fuera advertido". "¿Có mo es eso?"
preguntó el Rey, y el joven comenzó a decir
EL CUENTO DEL PRÍNCIPE HEMBRADO.
Sepa entonces, oh mi señ or, que mientras mi padre fue Rey de esta ciudad, y su nombre era
Mahmú d, titulado Señ or de las Islas Negras, y dueñ o de lo que ahora son estas cuatro
montañ as. Gobernó sesenta y diez añ os, después de lo cual pasó a la misericordia del Señ or
y yo reiné como sultá n en su lugar. Tomé por esposa a mi prima, la hija de mi tío paterno, [117]

y me amó con tal amor que cuando yo estaba ausente no comía y ella no bebió hasta que me
vio de nuevo. Cohabitó conmigo durante cinco añ os hasta cierto día en que salió al bañ o
Hammam; y le pedí al cocinero que se apresurara a preparar todos los requisitos para
nuestra cena. Y entré en este palacio y me acosté en la cama donde solía dormir y mandé a
dos doncellas que me abanicaran la cara, una sentada junto a mi cabeza y la otra a mis pies.
Pero yo estaba preocupado e inquieto por la ausencia de mi esposa y no podía dormir;
porque aunque mis ojos estaban cerrados, mi mente y mis pensamientos estaban
completamente despiertos. En ese momento oí a la esclava que estaba a mi cabeza decirle a
mis pies: "Oh Mas'ú dah, qué miserable es nuestro amo y qué perdido en su juventud y ¡oh!
la lá stima de haber sido tan traicionado por nuestra señ ora, la maldita ¡puta!" El otro
[118]

respondió : "Ciertamente sí: Alá maldiga a todas las mujeres infieles y adú lteras; pero
alguien como nuestro maestro, con sus hermosos dones, merece algo mejor que esta
ramera que yace fuera todas las noches". Entonces dijo la que estaba sentada junto a mi
cabeza: "¿Es nuestro señ or tonto o apto solo para burbujear que no la cuestiona?" y dice el
otro: "¡Vaya por ti! ¿Nuestro señ or conoce sus caminos o le permite elegir? No, má s aú n,
¿no droga todas las noches la copa que le da a beber antes de dormir, y pone Bhang?" en [119]

él? Así que él duerme y no sabe adó nde va ni lo que hace; pero sabemos que, después de
darle el vino drogado, ella se viste con sus mejores ropas y se perfuma y luego se aleja de él
para estar lejos hasta el amanecer; entonces ella viene a él, y quema una pastilla debajo de
su nariz y él despierta de su sueñ o de muerte". Cuando escuché las palabras de las esclavas,
la luz se volvió negra ante mi vista y pensé que la noche nunca caería. En ese momento la
hija de mi tío vino de los bañ os; y pusieron la mesa para nosotros y comimos y nos
sentamos juntos una buena media hora bebiendo nuestro vino como era siempre nuestra
costumbre. Entonces ella pidió el vino en particular que solía beber antes de dormir y llegó
me la copa; pero, como si la bebiera como yo lo hacía, derramé el contenido en mi seno y,
acostá ndome, le hice saber que yo estaba dormido. no despiertes nunca má s: por Allah, te
aborrezco y aborrezco todo tu cuerpo, y mi alma se vuelve repugnante por cohabitar
contigo; ¡Y no veo el momento en que Alá te arrebatará la vida! Entonces ella se levantó y se
puso su vestido má s hermoso y se perfumó y colgó mi espada sobre su hombro; y, abriendo
las puertas del palacio, se fue por mal camino. se levantó y la siguió cuando salió del palacio
y recorrió las calles hasta que llegó a la puerta de la ciudad, donde pronunció palabras que
no entendí, y los candados cayeron por sí mismos como rotos y las hojas de la puerta se
abrieron. y yo tras ella sin que se diera cuenta de nada) hasta que llegó por fin a los
montículos y una cerca de juncos construida alrededor de una choza de adobe con techo
[120]
redondo. Cuando entró por la puerta, me subí al techo que dominaba una vista del interior.
¡Y he aquí! mi bella prima se había acercado a un espantoso esclavo negro con el labio
superior como la tapa de una olla y el inferior como una olla abierta; labios que podrían
barrer la arena del suelo de grava del catre. Debía patear a un leproso y un paralítico,
tendido sobre un montó n de basura de cañ a de azú car y envuelto en una manta vieja y los
harapos y andrajos má s asquerosos. Ella besó la tierra delante de él, y él levantó la cabeza
para verla y dijo: "¡Ay de ti! ¿Qué llamado tuviste que permanecer lejos todo este tiempo?
Aquí han estado conmigo varios de los hermanos negros, que bebieron sus vino y cada uno
tenía su doncella, y yo no me contentaba con beber por tu ausencia. Entonces ella, "Oh mi
señ or, el amor de mi corazó n y la frescura de mis ojos, ¿No sabes que estoy casada con mi
[121]

primo, cuyo mismo aspecto aborrezco y me odio a mí mismo cuando estoy en su compañ ía?
Y si no temiera por ti, no dejaría que un solo sol saliera antes de convertir su ciudad en un
montó n de ruinas donde el cuervo croara y aullara ululara, y el chacal y el lobo albergaran y
saquearan; es má s, había llevado sus mismas piedras a la parte trasera del monte Ká f". [122]

Replicó el esclavo: "¡Mientes, maldito seas! Ahora juro por el valor y el honor de los
hombres negros (y no considero que nuestra hombría sea la pobre hombría de los hombres
blancos), de hoy en adelante si tú aléjate hasta esta hora, no tendré compañ ía contigo ni
pegaré mi cuerpo con tu cuerpo y rasguearé y golpearé el vientre. ¿Juegas rá pido y suelto
con nosotros, vasija rota, para que podamos satisfacer tus sucias lujurias? ¡Perra! ¡La má s
vil de los viles blancos! Cuando escuché sus palabras y vi con mis propios ojos lo que
pasaba entre estos dos miserables, el mundo se oscureció ante mi rostro y mi alma no supo
en qué lugar estaba. Pero mi esposa humildemente se puso de pie llorando y halagando al
esclavo, y diciendo: "Oh mi amado, y el fruto mismo de mi corazó n, no queda nadie para
alegrarme sino tu amado ser; y, si me desechas, ¿quién me llevará ?" dentro, oh amado mío,
oh luz de mis ojos?" Y ella no cesó de llorar y de humillarse ante él hasta que él se dignó
reconciliarse con ella. Entonces ella se alegró mucho y se puso de pie y se quitó la ropa,
incluso hasta los pantalones de las enaguas, y dijo: "Oh, mi amo, ¿qué tienes aquí para que
coma tu sierva?" "Descubre el cuenco", refunfuñ ó , "y encontrará s en el fondo los huesos
asados de algunas ratas que comimos; pícalos y luego ve a esa olla donde encontrará s
algunos restos de cerveza". que puedes beber." Y ella comió y bebió y se lavó las manos, y
[123]

fue y se acostó al lado del esclavo, sobre los juncos y, desnudá ndose completamente, se
deslizó con él bajo su sucio cobertor y sus harapos y harapos. Cuando vi a mi mujer, mi
prima, la hija de mi tío, hacer esta obra "Perdí completamente mi juicio, y bajando del
[124]

techo, entré y tomé la espada que ella tenía consigo y la desenvainé, decidido a cortar a los
dos. Primero golpeé el cuello del esclavo y pensé que el el decreto de muerte había caído
sobre él:"——Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir su permitido decir.

Ahora bien, cuando era la Octava Noche,


Ella continuó : Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el joven príncipe hechizado le dijo al
rey: "Cuando golpeé al esclavo con la intenció n de cortarle la cabeza, pensé que lo había
matado, porque gimió con un fuerte silbido". gemido, ¡pero yo había cortado só lo la piel y la
carne de la garganta y las dos arterias! Despertó a la hija de mi tío, así que envainé la
espada y partí hacia la ciudad; y, entrando en el palacio, me acosté en mi cama y dormí
hasta mañ ana cuando mi mujer me despertó y vi que se había cortado el cabello y se había
puesto ropas de luto. Dijo ella: Oh, hijo de mi tío, no me culpes por lo que hago; me acaba de
llegar que mi madre ha muerto, y mi padre ha muerto en guerra santa, y de mis hermanos
uno ha perdido la vida por una picadura de serpiente y el otro por caer por algú n
precipicio; y no puedo ni debo hacer otra cosa que llorar y lamentarme. Cuando escuché
sus palabras me abstuve de todo reproche y dije solamente:—Haz lo que dices;
Ciertamente no te frustraré. Ella siguió afligida, llorando y gimiendo un añ o entero desde el
comienzo de su círculo hasta el final, y cuando terminó me dijo:—Quiero construirme en tu
palacio una tumba con una cú pula, que apartaré. para mi luto y nombraré la Casa de las
Lamentaciones". Vuelvo a decir: ¡Haz lo que dices! Entonces se edificó un cenotafio en el
[125]

que llorar, y puso en su centro una cú pula bajo la cual se veía una tumba como el sepulcro
de un Santon. Allí llevó al esclavo y lo alojó ; pero él estaba extremadamente débil a causa
de su herida, e incapaz de hacer el servicio de su amor; só lo podía beber vino y desde el día
de su herida no habló una palabra, pero siguió viviendo porque su hora señ alada no vino. [126]

Todos los días, mañ ana y tarde, mi mujer iba a él y lloraba y se lamentaba por él y le daba
vino y sopas fuertes, y no dejó de hacer de esta manera un segundo añ o; y la soporté
pacientemente y no le hice caso. Un día, sin embargo, fui a verla desprevenido; y la
encontré llorando y golpeá ndose la cara y llorando: ¿Por qué está s ausente de mi vista, oh
delicia de mi corazó n? Há blame, oh vida mía; habla conmigo, oh mi amor? Luego recitó
estos versos:—
Por tu amor me falla la paciencia y aunque te olvides ✿ no puedo; ni a otro amor mi corazó n puede responder:
Lleva mi cuerpo, lleva mi alma dondequiera que vayas ✿ Y donde plantes el campamento, deja que mi cuerpo yazca
enterrado:
Grita mi nombre sobre mi tumba, y una respuesta volverá ✿ El gemido de mis huesos responde a tu clamor. [127]
Entonces ella recitó , llorando amargamente mientras tanto:
El día de mi delicia es el día en que os acerco ✿ Y el día de mi espanto es el día en que os apartá is:
Aunque tiemble toda la noche en mi amargo temor a la muerte ✿ Cuando te tengo en mis brazos estoy libre de toda
refriega.
Una vez má s empezó a recitar:
Aunque por la mañ ana me despierte con toda la felicidad en la mano ✿ Aunque el mundo sea todo mío y como reyes Kisra
[128]
Yo reino;
Para mí tenían el valor del ala del mosquito ✿ Cuando dejo de ver tu forma, cuando en vano te busco.
Cuando hubo terminado por un tiempo sus palabras y su llanto, le dije: ¡Oh prima mía, que
este tu luto sea suficiente, porque en derramar lá grimas de poco se aprovecha! ¡No me
frustres, respondió ella, en nada de lo que haga, o me echaré mano violentamente! Así que
guardé silencio y la dejé que siguiera su propio camino; y ella no cesaba de llorar y llorar y
complacer su aflicció n por otro añ o má s. Al final del tercer añ o me cansé de este luto tan
largo, y un día entré en el cenotafio cuando estaba enojado y enojado con un asunto que me
había frustrado, y de repente la oí decir: ¡Oh, mi señ or, nunca ¡Escucha que me concedes
una sola palabra! ¿Por qué no me respondes, oh señ or mío? y empezó a recitar:—
¡Oh tumba! ¡Oh tumba! sea su hermosura puesta en sombra ✿ ¿Has oscurecido ese semblante reluciente como el
mediodía?
¡Oh tumba! ni la tierra ni el cielo son para mí ✿ Entonces, ¿có mo es que en ti está n unidos mi sol y mi luna?
Cuando escuché versos como estos, la ira se amontonó sobre mi ira; Grité: ¡Adió s! ¿cuá nto
durará este dolor? y comencé a repetir:—
¡Oh tumba! ¡Oh tumba! ¿Será n sus horrores asolados? ✿ ¿Has oscurecido su rostro que enferma el alma?
¡Oh tumba! Ni el pozo negro ni el jarro son para mí ✿ Entonces, ¿có mo es que en ti está n unidos la tierra y el carbó n?
Cuando escuchó mis palabras, se puso en pie de un salto y gritó : ¡Ay de ti, canalla! todo esto
es de tus obras; ¡Has herido al amado de mi corazó n y por lo tanto me has causado un gran
dolor y has desperdiciado su juventud de modo que estos tres añ os ha estado en la cama
má s muerto que vivo! En mi ira grité: ¡Oh, tú , la má s repugnante de las rameras y la má s
inmunda de las prostitutas jamá s cometida por esclavos negros que son contratados para
tener contigo! Sí, en verdad fui yo quien hizo esta buena obra; y tomando mi espada, la
[129]

desenvainé e hice ademá n de cortarla. Pero ella se rió de mis palabras y de mi intento de
desprecio gritando: ¡Al taló n, sabueso que eres! Pobre de mí por el pasado que ya no
[130]

volverá a suceder ni nadie aprovechará a los muertos para resucitar. ¡Alá ha entregado
ahora en mi mano a quien me hizo esto, un acto que ha quemado mi corazó n con un fuego
que no se apaga y una llama que no se puede extinguir! Entonces ella se puso de pie; y,
pronunciá ndome algunas palabras ininteligibles, dijo: En virtud de mi egromancia, vuélvete
mitad piedra y mitad hombre; entonces me convertí en lo que ves, incapaz de levantarme o
sentarme, y ni muerto ni vivo. Ademá s, hechizó la ciudad con todas sus calles y jardines, y
convirtió por su gramarye las cuatro islas en cuatro montañ as alrededor del lago del que
me preguntas; ya los ciudadanos, que eran de cuatro credos diferentes, musulmanes,
nazarenos, judíos y magos, los transformó con sus encantamientos en peces; los
musulmanes son los blancos, los magos rojos, los cristianos azules y los judíos amarillos. [131]

"Y todos los días me tortura y me azota con cien latigazos, cada uno de los cuales hace
brotar ríos de sangre y corta la piel de mis hombros en tiras; sobre ellos estos mantos".
Acto seguido, el joven volvió a derramar lá grimas y comenzó a recitar:
Con paciencia, oh Dios mío, soporto mi suerte y destino; ✿ Soportaré a voluntad de Ti cualquiera que sea mi estado:
me oprimen; me torturan; hacen de mi vida un dolor ✿ Sin embargo, afortunadamente la felicidad del Cielo compensará
mi estrechez:
Sí, estrecha es mi vida por la ruina y el odio de los enemigos ✿ Pero Mustapha y Murtazá [132]
me abrirá la puerta del cielo.
Después de esto, el sultá n se volvió hacia el joven príncipe y dijo: "Oh joven, has quitado un
dolor solo para agregar otro dolor; pero ahora, oh amigo mío, ¿dó nde está ella y dó nde está
el mausoleo donde yace el esclavo herido?" "La esclava yace debajo de esa cú pula", dijo el
joven, "y ella se sienta en la cá mara frente a esa puerta. Y todos los días al amanecer ella
sale, y primero me desnuda, y me azota con cien golpes del flagelo de cuero. y lloro y grito,
pero no hay poder de movimiento en mis extremidades inferiores para mantenerla alejada
de mí. Después de terminar de atormentarme, visita al esclavo, llevá ndole vino y carnes
hervidas. Y mañ ana a una hora temprana ella estará aquí". Dijo el Rey: "Por Alá , oh joven,
seguramente te haré una buena obra que el mundo no dejará morir voluntariamente, y un
acto de hazañ a que hará s. será narrado mucho después de que yo haya muerto y haya
pasado". Entonces el Rey lo sentó al lado del joven Príncipe y habló hasta el anochecer,
cuando se acostó y durmió ; pero, tan pronto como el falso amanecer mostró , se levantó y [133]

se quitó la ropa exterior desenfundó su espada y se apresuró al lugar donde yacía el


[134]

esclavo. Entonces se dio cuenta de velas y lá mparas encendidas, y del perfume de inciensos
y ungü entos; y, dirigido por estos, se dirigió hacia el esclavo y le dio un golpe matá ndolo en
el acto: después de lo cual lo levantó sobre su espalda y lo arrojó a un pozo que estaba en el
palacio. Al cabo de un rato regresó y, vistiendo el traje de esclavo, se tumbó largamente
dentro del mausoleo con la espada desenvainada colocada cerca ya lo largo de su costado.
Después de una hora má s o menos llegó la bruja maldita; y, dirigiéndose primero a su
marido, le quitó la ropa y, tomando un lá tigo, lo azotó cruelmente mientras él gritaba: "¡Ah!
¡Basta de mí el caso en el que estoy! ¡Ten piedad de mí, oh mi primo!" Pero ella respondió :
"¿Tuviste piedad de mí y perdonaste la vida de mi verdadero amor a quien yo adoraba?"
Luego pasó el cilicio sobre su piel en carne viva y sangrante y arrojó la tú nica sobre todos y
se acercó al esclavo con una copa de vino y un plato de caldo de carne en sus manos. Entró
bajo la cú pula llorando y gimiendo, "¡Bien fuera!" y gritando: "¡Oh mi señ or! ¡Há blame una
palabra! ¡Oh mi maestro! ¡Habla un rato conmigo!" y comenzó a recitar estos versos:—
¿Hasta cuá ndo durará esta aspereza, este desamor? ✿ ¿No te bastan las lá grimas que has visto?
Prolongas nuestra despedida a propó sito ✿ Y si complaces a mi enemigo, ¡está s satisfecho!
Entonces ella volvió a llorar y dijo: "¡Oh, mi señ or! ¡Há blame, habla conmigo!" El Rey bajó la
voz y, torciendo la lengua, habló a la manera de los blackamoors y dijo "¡falta! ¡falta! ¡No
hay Ma'esty y no hay Poder salvo en Allauh, el Glorioso, el Grande!" Ahora bien, cuando oyó
estas palabras, gritó de alegría y cayó a tierra desmayada; y cuando recuperó el sentido,
preguntó : "Oh, mi señ or, ¿puede ser verdad que tienes el poder del habla?" y el Rey,
haciendo su voz pequeñ a y débil, respondió : "¡Oh, maldició n! ¿Mereces que te hable y hable
contigo?" "¿Por qué y para qué?" se reincorporó ella; y él respondió : "El por qué es que
todo el día atormentas a tu esposo; y él sigue pidiendo ayuda al cielo hasta que el sueñ o es
extrañ o para mí, incluso desde la tarde hasta la mañ ana, y reza y maldice, maldiciéndonos a
los dos, tú y yo, causá ndome inquietud y mucha molestia: si esto no fuera así, hace mucho
tiempo que habría recuperado mi salud; y esto es lo que me impide responderte". Dijo ella:
"Con tu permiso, lo liberaré del hechizo que pesa sobre él"; y dijo el Rey, "¡Suéltalo y
descansemos un poco!" Ella exclamó : "Oír es obedecer"; y, yendo del cenotafio al palacio,
tomó un cuenco de metal y lo llenó de agua y pronunció sobre él ciertas palabras que
hicieron que el contenido burbujeara y hirviera como un caldero hirviendo sobre el fuego.
Con esto ella roció a su esposo diciendo: "En virtud de las temibles palabras que he dicho, si
te vuelves así por mis hechizos, sal de esa forma a tu propia forma anterior". ¡Y he aquí! el
joven se estremeció y tembló ; luego se puso de pie y, regocijá ndose por su liberació n, gritó
en voz alta: "¡Atestiguo que no hay má s dios que Dios , y en verdad Mahoma es Su Apó stol, a
quien Allah bendiga y guarde!" Entonces ella le dijo: "Ve y no vuelvas acá , porque si lo
haces, ciertamente te mataré;" gritando estas palabras en su cara. Así se fue de entre sus
manos; y ella volvió a la cú pula y, bajando al sepulcro, dijo: "¡Oh mi señ or, acércate a mí
para que pueda mirarte a ti y a tu bondad!" El rey respondió con débiles palabras bajas:
"¿Qué ¿Qué has hecho? Me has librado de la rama, pero no de la raíz". Ella preguntó : "¡Oh,
[135]

mi amor! ¡Oh mi negroling! ¿Cuá l es la raíz?” Y él respondió : “¡Ay de ti, oh maldició n mía! La
gente de esta ciudad y de las cuatro islas cada noche, cuando está a la mitad, levantan la
cabeza del tanque en el que los has convertido en peces y claman al Cielo y llaman su ira
sobre mí y sobre ti; y esta es la razon ¿Por qué mi cuerpo se resiste a la salud? Ve
inmediatamente y déjalos libres; entonces ven a mí y toma mi mano, y levá ntame, porque
ya hay un poco de fuerza en mí". Cuando escuchó las palabras del Rey (y ella todavía
supuso que él era el esclavo) exclamó con alegría: "Oh mi amo , sobre mi cabeza y sobre mis
ojos sea tu mandato, Bismillah !" Así que ella se puso de pie de un salto y, llena de gozo y
[136]

alegría, corrió hacia el lago y miró un poco de su agua En la palma de su mano—Y


Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir su permitido decir.
Ahora bien, cuando era la Novena Noche,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que cuando la joven, la hechicera, tomó en la
mano un poco de agua del lago y pronunció sobre ella palabras que no se entendían, los
peces levantaron la cabeza y se pusieron de pie sobre el agua. instante como hombres,
habiendo sido removido el hechizo sobre la gente de la ciudad. Lo que era el lago volvió a
convertirse en una populosa capital; los bazares estaban atestados de gente que compraba
y vendía; cada ciudadano estaba ocupado con su propia vocació n y las cuatro colinas se
convirtieron en islas como lo fueron mientras tanto. Entonces la joven, esa malvada
hechicera, volvió al Rey y (todavía pensando que él era el negro) le dijo: "¡Oh mi amor!
Extiende tu mano honrada para que pueda ayudarte a levantarte". "Má s cerca de mí", dijo el
Rey en un tono débil y fingido. Ella estuvo a punto de abrazarlo cuando él tomó la espada
que estaba escondida a su lado y la golpeó en el pecho, de modo que la punta apareció
brillando detrá s de su espalda. Luego la golpeó por segunda vez y la cortó en dos y la arrojó
al suelo en dos mitades. Después de lo cual se alejó y encontró al joven, ahora libre del
hechizo, esperá ndolo y le dio la alegría de su feliz liberació n mientras el Príncipe besaba su
mano con abundantes gracias. Dijo el Rey: "¿Te quedará s en esta ciudad o irá s conmigo a mi
capital?" Dijo el joven: "Oh Rey de la era, ¿no sabes qué camino hay entre tú y tu ciudad?"
"Dos días y medio", respondió él; Entonces dijo el otro: "¡Si duermes, oh rey, despierta!
Entre tú y tu ciudad hay un añ o de marcha para un caminante bien ceñ ido, y no habías
llegado aquí en dos días y medio, salvo que la ciudad estaba bajo tierra". encantamiento Y
yo, oh Rey, nunca me separaré de ti; no, no incluso por un abrir y cerrar de ojos". El rey se
regocijó con sus palabras y dijo: "¡Gracias a Allah que me ha concedido! Desde esta hora
eres mi hijo y mi ú nico hijo, porque en toda mi vida nunca he sido bendecido con flujo."
Entonces se abrazaron y se regocijaron con gran alegría; y, llegando al palacio, el Príncipe
que había sido hechizado: obligado informó a sus señ ores y a sus grandes que estaba a
punto de visitar los Santos Lugares como peregrino, y les ordenó que prepararan todo lo
necesario para la ocasió n. Los preparativos duraron diez días, después de lo cual partió con
el sultá n, cuyo corazó n ardía. añ orando su ciudad, de donde había estado ausente doce
meses, partieron con una escolta de mamelucos. llevando todo tipo de regalos preciosos y
[137]

rarezas, ni escatimaron su viaje día y noche durante un añ o completo hasta que se


acercaron a la capital del sultá n y enviaron mensajeros para anunciar su llegada. Entonces
el Wazir y todo el ejército salieron a su encuentro con alegría y alegría, porque habían
perdido toda esperanza de ver a su Rey; y las tropas besaron el suelo delante de él y le
desearon la alegría de su seguridad. Entró y se sentó en su trono y el Ministro se le
presentó y, cuando se enteró de todo lo que le había sucedido al joven Príncipe, lo felicitó
por haber escapado por los pelos. Cuando se restableció el orden en toda la tierra, el rey dio
generosidad a muchos de su pueblo y le dijo al visir: "¡Aquí el pescador que nos trajo los
peces!" Así que mandó llamar al hombre que había sido la primera causa de que la ciudad y
los ciudadanos fueran librados del encantamiento y, cuando llegó a la presencia, el sultá n le
otorgó un vestido de honor, y le preguntó sobre su condició n y si él tuvo niñ os. El Pescador
le hizo saber que tenía dos hijas y un hijo, por lo que el Rey envió por ellos y, tomando una
hija por esposa, dio la otra al joven Príncipe y nombró al hijo su tesorero principal. Ademá s,
invistió a su Wazir con el Sultanato. de la Ciudad en las Islas Negras mientras pertenecía al
joven Príncipe, y envió con él la escolta de cincuenta esclavos armados junto con vestidos
de honor para todos los Emires y Grandes. El Wazir besó las manos y siguió su camino;
mientras el Sultá n y el Príncipe moraban en casa con todo el consuelo y el deleite de la vida;
y el Pescador llegó a ser el hombre má s rico de su edad, y sus hijas se casaron con los Reyes,
hasta que les sobrevino la muerte. Y sin embargo, ¡oh rey! esto no es má s maravilloso que la
historia de

60 . Aquí, como en otros lugares, no he conservado la monorima, sino que he terminado


como el soneto inglés con un pareado; por regla general, las dos ú ltimas líneas contienen
un "Husn makta'" o clímax.
61 . Iluminado. "comenzó a decir (o hablar) poesía", siendo aú n comú n entre los badawin
esa improvisació n, como señ alaré má s adelante. Y aunque Mahoma censuró severamente a
los poetas profanos, que "vagan como privados de sus sentidos por todos los valles" y
fueron directamente inspirados por los demonios (Corá n xxvi), no es poco curioso notar
que él mismo habló en "Rajaz" (que ver) y que los cuatro primeros califas todos "hablaban
poesía". En épocas tempranas, el verso no se escribía, si es que se escribía, hasta después de
la muerte del autor. Traduzco "inshá d" por "versificar" o "repetir" o "recitar", dejando en
duda si la composició n es o no original. En algunos lugares, sin embargo, es claramente
improvisado y luego, por regla general, es doggrel modelo.
62 . Á rabe. "Allahuma"=Yá Allah (O Allah) pero con énfasis; siendo el Fath un sustituto del
voc. parte. Algunos lo conectan con el Heb. "Alihím", pero esa fantasía no es á rabe. En Al-
Hariri y los retó ricos a veces significa estar seguro; por supuesto; a menos que de hecho; a
menos que posiblemente = griego νὴ δἰα .
63 . Probablemente como consecuencia de un voto. Estas prá cticas supersticiosas, que
tienen muchos paralelos entre nosotros, no se limitan a las clases bajas de Oriente.
64 . es decir , diciendo "¡Bismillah!" la piadosa jaculatoria que debe preceder a todo acto. En
Boccaccio (viii., 9) es "recordar a Iddio e' Santí".
65 . Á rabe. Nahá s asfar=lató n, opuesto a "Nahá s" y "Nahá s ahmar,"=cobre.
66 . Esto alude a la leyenda de Sakhr al-Jinni, un famoso demonio arrojado por Solomon
David-son al lago Tiberíades cuyas tormentas lo convierten en un lugar adecuado. De ahí el
"diablillo de la botella", una ficció n mundial del folclore: lo encontraremos en el "Libro de
Sindibad", y no necesito recordar al lector el " Diable Boiteux " de Le Sage, tomado de " El
Diablo Cojuelo ". , la novela españ ola de Luiz Vélez de Guevara.
67 . Má rid (lit. "contumaz" de la raíz heb. Marad rebelarse, de ahí "Nimrod" en semítico
tardío) es una de las tribus de los genios, generalmente, pero no siempre, hostil al hombre.
Su hembra es "Má ridah".
68 . Cuando Salomó n comenzó a reinar (segú n la cronometría vulgar) en el añ o 1015 a. C.,
el texto colocaría el cuento circ. 785 dC = 169 d. C. Pero no podemos hacer hincapié en esta
fecha, que puede ser meramente fantasiosa. El profesor Tawney compara muy
acertadamente a este Salomó n musulmá n con el rey hindú , Vikramá ditya, que gobernaba
sobre las siete divisiones del mundo y que tenía tantos demonios para servirle como
quería.
69 . Á rabe. "Yá Ba'íd" un eufemismo aquí adoptado para evitar el uso de un lenguaje
groseramente abusivo. Otros ocurrirá n en el curso de estas pá ginas.
70 . es decir , a punto de volar; "Mi corazó n está en mi boca". El Pescador habla con el
humor seco de un Fellah.
71 . "Sulayman", al salir a descansar, confió su anillo de sello del que dependía su reino a
una concubina "Amínah" (la "Fiel"), cuando Sakhr, transformado a la semejanza del Rey,
entró y lo tomó . El profeta se vio reducido a la mendicidad, pero después de cuarenta días
el demonio huyó arrojando al mar el anillo que fue tragado por un pez y finalmente regresó
a Sulayman. Esta fá bula talmú dica se insinú a en el Corá n ( cap. xxxviii), y los comentaristas
la han bordado extensamente. Asaf, hijo de Barkhiya, fue Wazir de Sulayman y se supone
que es "aquel con quien estaba el conocimiento de las Escrituras" (Corá n, cap. xxxvii.), es
decir , quien conocía el Nombre Inefable de Allah. Véase el descendiente manifiesto de la
ficció n talmú dico-corá nica en el "Cuento del emperador Joviniano" ( nú m . lix.) de la Gesta
Romanorum, el libro má s popular de la Europa medieval compuesto en Inglaterra (o
Alemania) a finales del siglo XIII. siglo.
72 . Á rabe. "Kumkum", una botella con forma de calabaza, de metal, porcelana o vidrio, que
todavía se usa para rociar esencias. Lane da una ilustració n ( cap. viii., Mod. Egypt.).
73 . Á rabe. que significa "la Madre de Amir", un apodo para la hiena, que muerde la mano
que la alimenta.
74 . El intelecto del hombre es má s fuerte que el de los genios; el Ifrit, sin embargo, entra en
la vasija porque ha sido conjurado por el Má s Grande Nombre y no por mera estupidez. El
anillo de sello de Salomó n segú n los rabinos contenía una piedra tallada que le decía todo
lo que quería saber.
75 . El Mesmerista notará este estremecimiento que le es familiar como anterior al trance
"magnético".
76 . Á rabe. "Bahr" que significa mar, río grande, lá mina de agua, etc. , lit. corte de agua o
excavado en la tierra. Bahri en Egipto significa Norte; entonces Yamm (Mar, Mediterrá neo)
en hebreo es Oeste.
77 . En el Bul. Editar. "Ruyá n", evidentemente un error administrativo. El nombre es
fantasioso no significativo.
78 . La geografía es ultrashakspeareana. "Fars" (de donde "Persia") es la Provincia central
del gran Imperio antiguo ahora un mero naufragio; "Rú m" (que escribo Roum, para evitar
Jamaica) es el imperio neorromano o bizantino; mientras que "Yunan" es el término á rabe
clá sico para Grecia (Ionia) que los musulmanes ignorantes creen que ahora está bajo el
agua.
79 . El Sol saluda a Mahoma todas las mañ anas, incluso mientras baila el día de Pascua para
la cristiandad. Risum teneatis?
80 . Á rabe. "Nadím", un término que aparece a menudo. Denota a alguien que fue lo
suficientemente íntimo como para beber con el Califa, un honor muy alto y peligroso. El
ú ltimo que se sentó con "Nudamá " fue Al-Razi bi'llah AH 329=940. Ver la famosa "Historia
de los califas" de Al-Siyuti traducida y admirablemente anotada por Major HS Jarrett, para
la Bibliotheca Indica, Calcuta, 1880.
81 . Á rabe. Maydá n (del persa); Lane generalmente lo traduce como "carrera de caballos" y
Payne como "patio inclinado". Es ambos y algo má s; espacio abierto, dentro o cerca de la
ciudad, utilizado para repaso de tropas, carreras, jugar al Jeríd (cañ a-lanza) y otros
deportes y ejercicios: así Al-Maydan= Gr. hipó dromo. El juego al que se alude aquí es
nuestro "polo", o hockey a caballo, uno de los favoritos de los reyes persas, como muestran
todas las ilustraciones antiguas del Shahnamah. Maydan es también una llanura natural
para la que el á rabe copioso tiene muchos términos; Fayhah o Sath (una llanura en
general), Khabt (una llanura baja), Bat'há (una llanura arenosa baja), Mahattah (una llanura
apta para detenerse) y así sucesivamente. (Peregrinació n iii., 11.)
82 . Para obtener detalles sobre el "Ghusl", consulte Night xliv.
83 . Un lenguaje popular y muy expresivo, que contrasta el porte erguido del hombre
satisfecho de sí mismo con el encorvamiento del miserable y la falda arrastrada de la mujer
afligida. No veo la necesidad de latinismos como "dilatado" o "expandido".
84 . Todos estos signos supremos de favor predicen, en los cuentos orientales y en la vida
oriental, una pró xima caída de los má s pesados; son tan grandes que despiertan los celos
generales. Muchos de nosotros hemos visto esto en las cortes nativas.
85 . Esta frase está contenida en la palabra "ihdá k" = abarcante, como la conjuntiva abarca a
la pupila.
86 . He tomado nota de esta fó rmula, que se usa incluso en la conversació n cuando se trata
de relatar algú n gran hecho.
87 . Estamos obligados a utilizar en inglés la palabra "valley", que es casi tan correcta como
"brook Kedron", aplicada al má s espeluznante de los barrancos. El Wady (en copto antiguo
wah, oah, de donde "Oasis") es el lecho de un curso de agua que fluye só lo después de las
lluvias. Lo he traducido por "Fiumara" (Peregrinaje i., 5, y ii., 196, etc. ), una palabra italiana
o má s bien siciliana que describe exactamente el "wady".
88 . He descrito esta escena que el Sr. T. Wolf ilustró con una excelente litografía en
"Falconry, etc. " (Londres, Van Voorst, MDCCCLII. ).
89 . Á rabe. "Kaylú lah", sueñ o del mediodía; llamada siesta a partir de la sexta hora
canó nica.
90 . Esta historia de papagayos es mundial en el folklore y la creencia en la metempsicosis,
que prevalece má s o menos en todo Oriente, le da probabilidad. El "Libro de Sindibad" (ver
Night dlxxix. y "The Academy", 20 de septiembre de 1884, No. 646) lo convierte en la
"Historia del pastelero, su esposa y el loro"; y es la base del libro de texto hindú , "Tota-
Kahá ni" (Parrot-chat), un compendio del Tutiná mah (Parrot-book) de Nakhshabi (circ.
1300 d. C.), un congénere del sá nscrito "Suka Saptati , o Setenta historias de loros. El cuento
no está en el Bul. o mac. Editar. pero ocurre en el Bresl. (i., pp. 90, 91) muy mutilado; y
mejor en el Calc. Editar. No puedo abstenerme aquí de notar cuá n vilmente los doce vols. de
la edició n de Breslau . han sido editados; incluso una tabla de contenido está ausente de los
primeros cuatro volú menes.
91 . El joven "Turco" es probablemente una adició n tardía, ya que no aparece en muchos de
los manuscritos. , por ejemplo , el Bresl. Editar. La esposa suele extender un pañ o sobre la
jaula; esto en la traducció n turca se convierte en un trozo de cuero.
92 . El mes hebreo-sirio julio solía expresar el apogeo del verano. Como nos dice Heró doto
(ii. 4), los egipcios pretendían ser los descubridores del añ o solar y los que dividieron su
curso en doce partes.
93 . Este proceder es completamente característico de la clase servil; ocultan
concienzudamente todo al maestro hasta que encuentra una pista; después de lo cual le
cuentan todo y algo má s.
94 . Hasta los ú ltimos añ os, los mercaderes y tenderos del Cercano Oriente portaban
espadas y consideraban una vergü enza dejar la casa desarmado.
95 . El Bresl. Editar. absurdamente tiene Jazírah (una isla).
96 . El Ghú lah ( fem. de Ghú l) es el heb. Lilith o Lilis; la clá sica Lamia; el Yoguini hindú y
Dakini; los caldeos Utug y Gigim (demonios del desierto) en oposició n a Mas (demonio de la
colina) y Telal (que se infiltran en las ciudades); la Ogresa de nuestros cuentos y la Bala
yaga (Abuela-bruja) del folclore ruso. Etimoló gicamente "Ghul" es una calamidad, un miedo
de pá nico; y el monstruo es evidentemente el horror encarnado de la tumba y el
cementerio.
97 . Á rabe. "Shabb" ( lat. juvenis ) entre la pubertad y los cuarenta o segú n unos cincuenta;
cuando el paciente se convierte en un "Rajul ikhtiyá r" (hombre de libre albedrío), llamado
cortésmente, y luego en un Shaykh o Shaybah (anciano de barba gris).
98 . Algú n nombre proverbial ahora olvidado. Torrens (p. 48) lo traduce como "el giglot"
(¿Fortuna?) pero "no puede descubrir la deriva".
99 . Á rabe. "Ihtizá z", ese movimiento natural e instintivo provocado por una buena noticia
dada de repente, etc.
100 _ "Kohl" á rabe, en India, Surmah, no un "colirio", sino antimonio en polvo para los
pá rpados. El que se vende en los bazares no es el verdadero mineral gris de antimonio sino
una galena o sulfureto de plomo. Su uso surgió de la siguiente manera. Cuando Allah se
mostró a Moisés en el Sinaí a través de una abertura del tamañ o de una aguja, el Profeta se
desmayó y el Monte se incendió : entonces Allah dijo: "¡De ahora en adelante, tú y tu
descendencia triturará n la tierra de esta montañ a y la aplicará n a sus ojos! " El polvo se
guarda en un étui llamado Makhalah y se aplica con una aguja gruesa y roma en el interior
del pá rpado, pasá ndolo por el borde; por lo tanto, etui y sonda denotan el rem in re sexual y
en casos de adulterio se hará la pregunta: "¿Viste la aguja en el Kohl-pot?" Las mujeres
utilizan principalmente una preparació n de hollín o negro de humo (Hind. Kajala, Kajjal)
cuyo color se distingue fá cilmente del de Kohl. Esta ú ltima palabra, con el artículo (Al-Kohl)
es el origen de nuestro "alcohol"; aunque ni siquiera M. Littré muestra có mo el "polvo fino"
se convirtió en "espíritu de vino". Encontré este polvo (con el que Jezabel se "pintó " los
ojos) un gran preservativo de la oftalmía en los viajes por el desierto: el uso en la India era
universal, pero ahora el ejemplo europeo lo está aboliendo gradualmente.
101 . La historia de estas dos mujeres ahora está olvidada.
102 . Á rabe. "Atadakhkhal". Cuando el peligro amenaza, es costumbre agarrar la falda de un
hombre y gritar "¡Dakhíl-ak!" (=bajo tu protecció n). Entre las tribus nobles, los Badawi así
invocados defenderá n al extranjero con su vida. Los extranjeros se han despreciado a sí
mismos aplicá ndose así a las mujeres oa los meros jó venes.
103 . La fó rmula de citar del Corá n.
104 . Iluminado. "Alá no me desoles" (por tu ausencia). Esta sigue siendo una frase popular:
Lá tawá hishná = No me dejes desolado, es decir , quedá ndote fuera demasiado tiempo; y los
amigos que se encuentran después de un período de días exclaman "¡Auhashtani!" = me has
dejado desolado, Je suis désolé .
105 . Encantadora sencillez de modales cuando el Primer Ministro lleva el pescado (¡una
sombra de Vattel!) a la cocinera. La "Gesta Romanorum" no es má s ingenua.
106 . Á rabe. "Kahilat al-taraf"=lit. pá rpados forrados con Kohl; y en sentido figurado "con
pestañ as negras y mirada lá nguida". Esta es una frase que aparece con frecuencia en Las
noches y que, como se verá , se aplica tanto a los "animales inferiores" como a los hombres.
Los musulmanes en Á frica Central aplican Kohl no en el grosor del pá rpado sino en ambos
pá rpados exteriores, fijá ndolo con alguna sustancia grasosa. El peculiar ojo egipcio (y sirio)
con sus espesas franjas de pestañ as negro azabache, que parecen líneas negras dibujadas
con hollín, sugiere fá cilmente el símil. En Inglaterra he visto la misma apariencia entre los
mineros recién salidos de la mina.
107 . Por supuesto aplicando a su propio caso.
108 . Á rabes prehistó ricos que medían de 60 a 100 codos de altura: Corá n, cap. xxvi., etc. A
menudo se mencionará n en Las noches.
109 . Á rabe. "Dastú r" (del persa) = licencia, permiso. La palabra tiene dos significados (ver
Burckhardt, Arab. Prov. No. 609) y se usa mucho, por ejemplo , antes de subir escaleras o
entrar en una habitació n donde se pueden encontrar mujeres extrañ as. Entonces "Tarík" =
Despejar el camino (Peregrinació n, iii., 319). La antigua ocupació n persa de Egipto, por no
hablar de los circasianos de habla persa y otros gobernantes, ha dejado muchas de esas
huellas en el lenguaje popular. Uno de ellos es ese horror de los viajeros: "Bakhshísh" pron.
bakh-sheesh y abreviado a shísh del Pers. "propina." Nuestra " caja de Navidad " se ha
derivado innecesariamente de la misma, a pesar de nuestra lectura:—
Con mucho gusto el niñ o, con caja navideñ a en mano.
Y, como se verá , los persas han legado al mundo exterior cosas peores que las malas
palabras, por ejemplo , la herejía y la sodomía.
110 . Habla de su esposa, pero eufemísticamente en masculino.
111 . Un dicho popular en todo Al-Islam.
112 . Á rabe. "Fata": lit=un joven; un hombre generoso, de mente noble (como debe ser la
marea juvenil). Corresponde con el Lat. " vir ", y tiene mucho del significado del ital. "
Giovane ", el Germen. " Junker " y nuestro "caballero".
113 . Del Bul. Editar.
114 . La vaguedad de su afirmació n es eufemística.
115 . Esta disposició n a derramar lá grimas contrasta fuertemente con el estoicismo externo
de la civilizació n moderna; pero es fiel al cará cter á rabe; y los orientales, como los héroes
de Homero y los italianos de Boccaccio, no se avergü enzan de lo que consideramos el
resultado de la histeria femenina: "un buen llanto".
116 . La fó rmula (utilizada constantemente por los musulmanes) aquí denota desagrado,
duda sobre có mo actuar, etc. Pronuncia: "Lá haula wa lá kuwwata illá bi 'llá hi 'l-Aliyyi 'l-
Azim". Por regla general, los errores son maravillosos: Mandeville ( cap. xii.) para "Lá ilá ha
illa 'llá hu wa Muhammadun Rasú lu 'llah" escribe "La ellec sila, Machomete rores alla". El
primero (lá haula, etc. ), debido a las cuatro letras á rabes peculiares, se pronuncia de
manera diferente en todas partes; y la exclamació n se llama "Haulak" o "Haukal".
117 . Un á rabe sostiene que tiene derecho a casarse con su prima hermana, la hija del
hermano de su padre, y si alguien se la gana puede resultar en una muerte y una enemistad
de sangre. Lo mismo ocurría en forma modificada entre los judíos y en ambas razas el
matrimonio consanguíneo no se acompañ aba de los malos resultados (idiotez, sordera
congénita, etc. ) observados en razas mixtas como la inglesa y la angloamericana. Cuando
un Badawi habla de "la hija de mi tío" quiere decir esposa; y el primero es el título má s
caro, ya que una esposa puede divorciarse, pero la sangre es má s espesa que el agua.
118 . Á rabe. "Kahba"; el término má s burdo posible. De ahí el infeliz "Cava" de Don
Roderick el Gó tico, que simplemente significa La Puta.
119 . Tanto el á rabe "Banj" como el hindú "Bhang" (que uso como má s familiar) derivan del
antiguo copto "Nibanj" que significa una preparació n de cá ñ amo ( Cannabis sativa seu
Indica ); y aquí es fá cil reconocer el "Nepenthe" homérico. Al-Kazwini explica el término
por "cá ñ amo de jardín" (Kinnab bostá ni o Shá hdá naj). Por otra parte no pocos aplican la
palabra al beleñ o ( hyoscyamus niger ) tan usado en la Europa medieval. El Ká mú s
evidentemente significa beleñ o diferenciá ndolo de "Hashish al hará físh" = hierba de
bribones, es decir , la hierba Pantagruelion. El "Alfá z Adwiya" (traducció n al francés) explica
"Tabannuj" por " Endormir quelqu'un en lui faisant avaler de la jusquiame ". En el lenguaje
moderno, Tabannuj es nuestro anestésico administrado antes de una operació n, un
calmante del dolor como la mirra y otras drogas. Para este propó sito siempre se usa
cá ñ amo (al menos yo nunca oí hablar del beleñ o); y varias preparaciones de la droga se
venden en un bazar especial en El Cairo. Véase el "polvo de maravillosa virtud" en
Boccaccio, iii., 8; y iv., 10. De estos intoxicantes propiamente dichos, tendré algo que decir
en una pá gina futura.
El uso de Bhang sin duda data de los albores de la civilizació n, cuyos primeros placeres
sociales serían embriagantes. Heró doto (iv. c. 75) muestra a los escitas quemando las
semillas (hojas y cá psulas) en adoració n y embriagá ndose con los vapores, al igual que los
bosquimanos de Sudá frica en la actualidad. Esta sería la forma má s antigua de fumar:
todavía es dudoso si la pipa se usó o no. Galen también menciona la intoxicació n por
cá ñ amo. Entre los musulmanes, los persas adoptaron la bebida como un éxtasis, y hacia
nuestro siglo XIII Egipto, que inició la prá ctica, introdujo una serie de preparaciones que se
notan durante Las Noches.
120 . Los montones de basura que bordean las ciudades orientales, algunos (cerca de El
Cairo) tienen má s de treinta metros de altura.
121 . Á rabe. "Kurrat al-ayn"; frialdad de los ojos en oposició n a un ojo caliente ("sakhin"), es
decir , uno rojo por las lá grimas. El término es cierto y pintoresco, así que lo traduzco
literalmente. Toda frescura es agradable para los habitantes de las tierras ardientes: así en
Al-Hariri Abu Zayd dice de Bassorah: "Encontré allí todo lo que podía llenar el ojo de
frescura". Y un "botín fresco" (o premio) es aquel que ha sido asegurado sin sumergirse en
las llamas de la guerra, o simplemente un premio agradable.
122 . Popularmente traducido como Cá ucaso (ver Night cdxcvi): corresponde hasta ahora
con el hindú "Udaya" que el sol sale detrá s de él; y el "falso amanecer" es causado por un
agujero o brecha. Es también el persa Alborz, el indio Meru (Sumeru), el griego Olympus, y
la Rhiphæan Range (Veliki Camenypoys) o gran cinturó n estrellado del mundo, etc.
123 . Á rabe. "Mizr" o "Mizar"; vulgo Bú zah; de ahí el Lat médico. Buza, la Buza rusa (cerveza
de mijo), nuestra "bebida alcohó lica", la O. holandesa " buyzen " y la alemana " busen ". Este
es el viejo ποθὸ ς θεῖος del Á frica negra y negroide; la cerveza de Osiris, de la que se han
encontrado restos secos en tinajas entre las tumbas egipcias. En Á frica Ecuatorial se le
conoce como "Pombe"; en el Alto Nilo "Merissa" o "Mirisi" y entre los Kafirs (Caffers)
"Tshuala", "Oala" o "Boyala:" También he oído hablar de "Buswa" en Á frica Central que
puede ser el origen de "Buzah". " En Occidente se convirtió en ζῦ θος , (romá nico πίῤ ῥ α ),
Xythum y cerevisia o cervisia, el humor ex hordeo , mucho antes de los días del rey
Gambrinus. Los centroafricanos lo beben en cantidades inmensas: en Unyamwezi, las
camas de pie, cubiertas con losas de corteza, está n todas inclinadas para drenar el licor. Un
jefe vive enteramente de carne de vaca y Pombe, que es espesa como una papilla por
debajo. Se desconoce el lú pulo: el grano, principalmente Holcus, se hace germinar, luego se
tritura, se hierve y se deja fermentar. En Egipto, la bebida es utilizada principalmente por
bereberes, nubios y esclavos del Alto Nilo; pero es un artículo superior y má s parecido al de
Europa que el "Pombe". He dado cuenta de la fabricació n en The Lake Regions of Central
Africa, vol. ii., pá g. 286. Hay otras preparaciones, Umm-bulbul (madre ruiseñ or), Dinzá yah y
Sú biyah, para las cuales debo referirme al Shaykh El-Tounsy.
124 . Hay una terrible verdad en esta sá tira, que nos recuerda a la noble dama que prefirió
a su apuesto marido al palefrenier puesto, ord et infâ me de la reina Margarita de Navarra
(Heptameron nú m. xx). a sí mismos, por así decirlo, para el má s despreciable de los
hombres. El mundo mira y se burla y culpa y no entiende nada. Para cada mujer hay un
hombre y só lo uno en cuya esclavitud está "dispuesta a barrer el suelo". El destino se opone
principalmente a que ella lo conozca, pero, cuando lo hace, adieu esposo e hijos, honor y
religió n, vida y "alma". Ademá s, la Naturaleza (humana) ordena la unió n de contrastes,
tales como bello y sucio, oscuro y claro, alto y bajo; de lo contrario, la humanidad sería
como los caninos, una raza de extremos, enanos como los terriers de juguete, gigantes
como los mastines, calvos como los "perros de remedio" chinos o peludos como los
Terranova. El famoso Wilkes dijo só lo una verdad a medias cuando se apostó , con una hora
de ventaja, contra el hombre má s apuesto de Inglaterra; su fealdad fuera de lo comú n y
notable (era, como dicen los italianos, un bel brutto ), era la má xima recomendació n a los
ojos de las mujeres muy hermosas.
125 . Cada cementerio musulmá n tiene un lugar donde las mujeres honorables pueden
sentarse y llorar sin ser vistas por la multitud. Estas visitas son prescritas por el Apó stol:—
¡Frecuentad el cementerio, os hará pensar en el futuro! También: Quienquiera que visite las
tumbas de sus padres (o de uno de ellos) todos los viernes, se escribirá que es un hijo
piadoso, aunque haya sido en el mundo, antes de eso, un desobediente. (Peregrinació n ii.,
71.) Los edificios se asemejan a nuestras "capillas mortuorias" europeas. Saíd, Pasha de
Egipto, tuvo la amabilidad de erigir uno en la isla frente a Suez, para "uso de las damas
inglesas que quisieran refugio mientras lloran y se lamentan por sus muertos". Pero nunca
escuché que ninguna de las damas fuera allí.
126 . Á rabe. "Ajal" = el período de la vida, el tiempo señ alado de la muerte: la palabra es de
constante recurrencia y también se aplica a la muerte sú bita. Ver Diccionario de Lane, sv
127 . "El Badawi moribundo a su tribu" (y amante) me parece muy patético. A los salvajes
les encanta que los entierren en las laderas de las colinas desde donde pueden contemplar
el campamento; y todavía gritan los nombres de parientes y amigos cuando pasan por los
cementerios. Una pieza similar ocurre en Wetzstein (p. 27, " Reisebericht ueber Hauran ",
etc. ):—
Oh, lleva contigo mis huesos donde el camello lleva su carga ✿ Y entiérrame delante de ti, si debo ser sepultado;
¡Y que no me sepulten bajo la carga de la vid, sino en lo alto de la colina desde donde siempre veo tu vista!
Al pasar junto a mi tumba, grita en voz alta y nombra tus nombres ✿ El clamor de tus nombres revivirá mis huesos:
He ayunado a lo largo de mi vida con mis amigos, y en mi muerte, ✿ festejaré cuando nos encontremos, en ese día de
alegría y regocijo.
128 . El Aká sirah (plur . de Kasrá =Chosroës) es aquí un título de las cuatro grandes
dinastías de reyes persas. 1. La raza peshdadiana o asiria, protohistó ricos para quienes las
fechas fallan; 2. Los Ká yá niá n (medes y persas) que terminaron con la invasió n alejandrina
en el 331 a. C.; 3. Los Ashká niá n (Partenios o Arsá cidas) que gobernaron hasta el 202 d. C.;
y 4. Los Sassanides que ya han sido mencionados. Pero estrictamente hablando, "Kisri" y
"Kasra" son títulos aplicados solo a la ú ltima dinastía y especialmente al gran rey
Anushirwan. No deben confundirse con "Khusrau" (¿PN Cyrus, Ahasuerus? Chosroës?); y,
sin embargo, los tres parecen haberse combinado en "Cæsar", Kaysar y Czar. Para detalles
especialmente relacionados con Zoroastro ver vol. yo, pá g. 380 de Dabistan o School of
Manners, traducido por David Shea y Anthony Troyer, París, 1843. El libro es muy valioso,
pero los nombres propios está n impresos de manera tan descuidada e incorrecta que el
estudiante cae en un error perpetuo.
129 . Las palabras son las má s bajas y toscas; pero la escena es fiel a la vida á rabe.
130 . Á rabe. "Hayhá t:" la palabra, escrita en una variedad de formas es onomatopéyica,
como nuestro "¡heigh-ho!" a veces significa "¡lejos de mí (o de ti) sea!" pero en el uso
popular es simplemente "Alas".
131 . Lane (i., 134) encuentra una fecha para el libro en este pasaje. El soldá n de Egipto,
Mohammed ibn Kala'ú n, a principios del siglo VIII (Hégira = nuestro XIV), promulgó una ley
suntuaria que obligaba a cristianos y judíos a llevar turbantes azul índigo y amarillo
azafrá n, quedando el blanco reservado para los musulmanes. Pero la costumbre era mucho
má s antigua y Mandeville ( capítulo ix) la describe en el añ o 1322 dC cuando se había
convertido en regla. Y aú n perdura; aunque abolida en las ciudades es la regla para los
cristianos, al menos en las zonas rurales de Egipto y Siria. Puedo señ alar aquí que pasajes
separados como estos son absolutamente inú tiles para la cronología: pueden ser
simplemente adiciones de editores o meros copistas.
132 . El antiguo "Mustapha" = el Elegido (profeta, es decir , Mahoma), también titulado Al-
Mujtabá , el Aceptado (Peregrinació n, ii., 309). "Murtazá " = el Elegido, es decir , el Califa Ali
es el "Mortada" o "Mortadi" má s antiguo de Ockley y su época, que significa "uno que
agrada (o acepta) a Allah". Escritores aú n má s antiguos lo corrompieron a "Mortis Ali" y los
lectores supusieron que este era el nombre del Califa.
133 . El resplandor (luz zodiacal) que precede al verdadero amanecer; los persas llaman al
antiguo Subh-i-ká zib (falso o falso amanecer) opuesto a Subh-i-sá dik (verdadero
amanecer) y suponen que es causado por el sol que brilla a través de un agujero en el
monte Kaf que rodea al mundo.
134 . Entonces el heb. "Arú n"=desnudo, significa vistiendo só lo la tú nica inferior;=nuestro
"en su camisa".
135 . Aquí tenemos el coloquialismo egipcio vulgar "Aysh" (= Ayyu shayyin) por el clá sico
"Má " = qué.
136 . "¡En el nombre de Alá !" aquí dicho antes de tomar acció n.
137 . Á rabe. "Mamlú k" ( plur . Mamá lik) lit. un bien mueble; y en Las noches una esclava
blanca entrenada para las armas. Los "Mameluke Beys" de Egipto se llamaban localmente
"Ghuzz". Uso la palabra conveniente en su antiguo sentido popular;
Está cantado, hay un valiente mameluco
En tierras extranjeras ycleped ( Sir Luke )—
HUDIBRAS.
Y de ahí, probablemente, el "Mamamouchi" de Molière; y el francés moderno usa
"Mamaluc". Ver Cartas de Savary, No. xl.
EL PORTERO Y LAS TRES DAMAS DE BAGDAD.
É rase una vez un portero en Bagdad, que era soltero y no se casaría. Aconteció que cierto
día, mientras él estaba de pie en la calle, recostado ociosamente sobre su caja, he aquí,
estaba de pie ante él una mujer honorable con una mantilla de Mosul. seda, bordada con
[138]

oro y bordeada con brocado; sus zapatos para caminar también estaban adornados con
oro y su cabello flotaba en largas trenzas. Ella levantó su rostro-velo y, mostrando dos
[139]

ojos negros orlados de pestañ as de azabache, cuyas miradas eran suaves y lá nguidas y
cuya perfecta belleza siempre halagaba, se acercó al Portero y le dijo con los tonos má s
suaves y el lenguaje má s selecto: "Toma tu caja y sígueme". ." El portero estaba tan
deslumbrado que apenas podía creer que la había oído bien, pero se echó al hombro la
cesta con gran prisa y se dijo a sí mismo: "¡Oh, día de buena suerte! ¡Oh, día de la gracia de
Allah!" y caminó tras ella hasta que se detuvo en la puerta de una casa. Allí llamó , y luego
salió a ella un anciano, un nazareno, a quien le dio una pieza de oro, recibiendo de él a
cambio lo que ella pedía de vino colado claro como aceite de oliva; y ella lo puso a salvo en
el cesto, diciendo: "Levá ntate y sígueme". Quoth the Porter: "Este, por Alá , es en verdad un
día auspicioso, un día propicio para la concesió n de todo lo que un hombre desea". Volvió
a levantar la caja y la siguió ; hasta que ella se detuvo en la tienda de un frutero y le
compró Shá mi manzanas y membrillos Osmá ni y Omaní melocotones y pepinos del
[140] [141]

Nilo, y limas egipcias y naranjas Sultá ni y cidras; ademá s de jazmín de Alepina, bayas de
mirto perfumadas, nenú fares de Damasco, flor de ligustro y manzanilla, anémonas rojo
[142]

sangre, violetas y flor de granada, eglantine y narcisos, y lo puso todo en la caja del
portero, diciendo: "Arriba". Así que la levantó y la siguió hasta que ella se detuvo en el
puesto de un carnicero y dijo: "Có rtame diez libras de cordero". Ella le pagó su precio y él
lo envolvió en una hoja de plá tano, después de lo cual ella lo puso en la caja y dijo:
"Levanta, oh portero". É l se levantó en consecuencia y la siguió mientras ella caminaba
hasta que se detuvo en una tienda de comestibles, donde compró frutas secas y pistachos,
pasas Tihá mah, almendras sin cá scara y todo lo que necesitaba para el postre, y le dijo al
Portero: "Levá ntate y sígueme". ." Así que subió con su cesto y la siguió hasta que ella se
quedó en la confitería, y ella compró una fuente de barro y la llenó con toda clase de
dulces en su tienda, tartas caladas y buñ uelos perfumados con almizcle y "pasteles de
jabó n, y panes de limó n y melones en conserva, y "peines de Zaynab", y "dedos de
[143]

damas", y "golosinas de Kazi" y golosinas de todo tipo; y colocó la fuente en el Porter's


caja. Entonces dijo él (siendo un hombre alegre): "Deberías habérmelo dicho, y habría
traído conmigo un pony o una camella para llevar todas estas cosas del mercado". Ella
sonrió y le dio un pequeñ o golpe en la nuca diciendo: "Da un paso al frente y no te excedas
en palabras porque (¡Dios quiera!) tu salario no faltará ". Entonces se detuvo en la casa de
un perfumista y tomó de él diez clases de aguas, rosa perfumada con almizcle, azahar,
nenú far, flor de sauce, violeta y otras cinco; y también compró dos panes de azú car, una
botella para rociar perfume, un trozo de incienso masculino, madera de aloe, á mbar gris y
almizcle, con velas de cera de Alejandría; y ella puso todo en la cesta, diciendo: "Sube con
tu cajó n y sígueme". É l así lo hizo y la siguió hasta que ella se paró frente a la frutería, de
quien compró cá rtamo en escabeche y aceitunas, en salmuera y en aceite; con estragó n y
queso crema y queso sirio duro; y ella los guardó en la caja diciendo al portero: "Toma tu
cesta y sígueme". É l así lo hizo y fue tras ella hasta que llegó a una hermosa mansió n con
un patio espacioso al frente, un lugar alto y hermoso al que las columnas le daban fuerza y
gracia: y la puerta del mismo tenía dos hojas de ébano con incrustaciones de placas de oro
rojo. La dama se detuvo en la puerta y, volteá ndose el velo de la cara, golpeó suavemente
con los nudillos mientras el Portero estaba detrá s de ella, sin pensar en otra cosa que en
su belleza y hermosura. En ese momento la puerta se abrió y ambas hojas se abrieron,
entonces miró para ver quién la había abierto; y he aquí, era una señ ora de figura alta, de
unos cinco pies de altura; un modelo de belleza y hermosura, brillantez y simetría y gracia
perfecta. Su frente era blanca como una flor; sus mejillas como la anémona rojizas y
brillantes; sus ojos eran los de la vaca salvaje o la gacela, con cejas como la luna creciente
que termina Sha'abá n y comienza Ramazá n; su boca era el anillo de Sulayman, sus
[144] [145]

labios de color rojo coral, y sus dientes como una hilera de perlas ensartadas o de pétalos
de camomila. Su garganta recordaba a la del antílope, y sus pechos, como dos granadas del
mismo tamañ o, permanecían a raya; su cuerpo subía y bajaba en ondas bajo su vestido
[146]

como los rollos de un brocado, y su ombligo mantendría una onza de pomada de benjuí.
[147]

En fin, era como aquella de quien dijo el poeta:


En el Sol y la Luna del palacio echa tu vista ✿ Disfruta su rostro de flor, su luz fragante:
Tus ojos nunca verá n en un cabello tan negro ✿ La belleza encierra una frente tan puramente blanca:
La mejilla sonrosada y rojiza proclama su reclamo ✿ Aunque falle su nombre cuyas bellezas indicionamos:
Mientras balancea su andar le sonrío a las caderas tan grandes ✿ y lloro al ver la cintura que llevan tan leve.
Cuando el Portero la miró , su ingenio fue asaltado, y sus sentidos asaltados, de modo que su
caja estuvo a punto de caerse de su cabeza, y se dijo a sí mismo: "¡Nunca en mi vida he visto
un día má s bendito que este día! " Entonces dijo la dama-portres a la dama-catres: "Ven por
la puerta y libera a este pobre hombre de su carga". Así que entró el avituallador seguido de
la portera y el portero y siguieron hasta llegar a un espacioso saló n en la planta baja, [148]

construido con admirable habilidad y embellecido con todo tipo de colores y tallas; con
balcones superiores y arcos de crucería y galerías y armarios y nichos cuyas cortinas
colgaban ante ellos. En medio había un gran cuenco lleno de agua que rodeaba una
hermosa fuente, y en el extremo superior del estrado elevado había un lecho de madera de
enebro adornado con gemas y perlas, con un dosel como cortinas de mosquitos de seda
satinada roja enrollada. arriba con perlas tan grandes como avellanas y má s grandes.
Entonces se sentó una dama brillante de sangre, con la frente radiante de brillo, el sueñ o de
la filosofía, cuyos ojos estaban llenos de la gramá tica de Babel. y sus cejas estaban [149]

arqueadas como para el tiro con arco; su aliento respiraba á mbar gris y perfumería y sus
labios eran azú car al gusto y cornalina a la vista. Su estatura era recta como la letra ‫ ا‬y su ]150[

rostro avergonzó el resplandor del sol del mediodía; y ella era incluso como una galaxia, o
una cú pula con marquetería dorada o una novia exhibida en las mejores galas o una noble
doncella de Arabia. Muy bien de ella cantó el bardo cuando dijo:—
[151]

Sus sonrisas muestran filas gemelas de perlas ✿ Brotes de manzanilla o spray de rimey
Su cabellera se desvía como la noche y la avergü enza la luz del amanecer.
La tercera dama, levantá ndose del divá n, avanzó con paso elegante y vacilante hasta
[152]

llegar al centro del saló n, cuando dijo a sus hermanas: "¿Por qué está is aquí? ¡Quítenlo de la
cabeza a este pobre hombre!" Entonces la camarera fue y se paró delante de él, y la portera
detrá s de él mientras la tercera los ayudaba, y ellos levantaron la carga de la cabeza del
Portero; y, vaciá ndolo de todo lo que en él había, puso todo en su lugar. Finalmente le
dieron dos piezas de oro, diciendo: "Ve, oh portero". Pero no fue, porque se quedó mirando
a las damas y admirando la extraordinaria belleza que tenían, y sus modales agradables y
sus amables disposiciones (nunca las había visto tan buenas); y contempló con añ oranza
aquella buena reserva de vinos y flores y frutas de dulce fragancia y otras cosas. También
se maravilló con gran asombro, especialmente al no ver a nadie en el lugar y se demoró en
ir; ante lo cual la dama mayor dijo: "¿Qué te pasa que no vas, tal vez tu salario sea
demasiado bajo?" Y, volviéndose hacia su hermana, la camarera, dijo: "¡Dale otro dinar!"
Pero el Portero respondió : "Por Alá , mi señ ora, no es por el salario; mi salario nunca es má s
de dos dirhams; pero en verdad mi corazó n y mi alma está n ocupados con usted y su
condició n. Me asombra ver está s soltera sin un hombre a tu alrededor y sin un alma que te
acompañ e; y bien sabes que el minarete se derrumba a menos que esté sobre cuatro, y
quieres este mismo cuarto; y el placer de las mujeres sin un hombre es corto de medida, tal
como dijo el poeta:
¿No ves que queremos para la alegría cuatro cosas en total ✿ El arpa y el laú d, la flauta y la chirimía;
Y estén acompañ ados de aromas cuá druples ✿ Rosa, mirto, anémona y violeta;
Ni por favor los ocho ni los cuatro que negarías ✿ Buen vino y juventud y oro y linda mascota.
Sois tres y queréis un cuarto que sea persona de buen juicio y prudencia; ingenioso, y apto
para guardar consejo prudente." Sus palabras les agradaron y divirtieron mucho; y se
rieron de él y dijeron: "¿Y quién nos puede asegurar eso? Somos doncellas y tememos
confiar nuestro secreto donde no se puede guardar, porque hemos leído en cierta cró nica
las líneas de un tal Ibn al-Sumam:—
Aférrate a tu secreto y no lo descubras ✿ Un secreto se pierde cuando ese secreto se cuenta:
Y falla tu pecho tu secreto para ocultar ✿ ¿Có mo puedes esperar que el pecho de otro aguante?
y Abu Nowas [153]
dijo bien sobre el mismo tema:
¡Quien confía el secreto a la mano de otro ✿ Sobre su frente merece quemadura de tizó n!"
Cuando el Portero escuchó sus palabras, replicó : "¡Por vuestras vidas! Soy un hombre
sensato y discreto, que ha leído libros y hojeado cró nicas; revelo lo bello y oculto lo
inmundo y actú o como aconseja el poeta: -
Nadie sino los buenos guardan un secreto ✿ Y los hombres buenos lo mantienen sin revelar:
Para mí es una casa bien cerrada ✿ Con cerraduras sin llave y puerta sellada". [154]
Cuando las doncellas escucharon su verso y su aplicació n poética dirigida a ellas, dijeron:
"Tú sabes que hemos puesto todo nuestro dinero en este lugar. Ahora di, ¿tienes algo que
ofrecernos a cambio de entretenimiento? Porque seguramente no lo haremos". Permítete
sentarte en nuestra compañ ía y ser nuestro compañ ero de copa, y contemplar nuestros
rostros tan hermosos y raros sin pagar una suma redonda. ¿No aprendiste el dicho:—[155]

Sans esperanza de ganancia


¿El amor no vale un grano?"
A lo que la señ ora portera añ adió : "Si traes algo, eres algo; si nada, vete, no eres nada"; pero
la procuradora se interpuso, diciendo: "No, oh hermanas mías, dejad bromeando con él,
porque por Alá no nos ha fallado este día, y si hubiera sido otro, nunca habría tenido
paciencia conmigo, así que cualquiera que sea su tiro y golpe, lo haré yo mismo". El Portero,
lleno de alegría, besó el suelo. ante ella y le agradeció diciendo: "Por Alá , estos dineros son
los primeros frutos que me ha dado este día". Al escuchar esto, dijeron: "Siéntate y te
damos la bienvenida", y la señ ora mayor agregó : No puedo permitir que te unas a nosotros
excepto con una condició n, y esta es, que no se hagan preguntas sobre lo que no te
concierne, y la perversidad será severamente azotada". Respondió el portero: "Estoy de
acuerdo con esto, oh mi señ ora , en mi cabeza y mis ojos sea! Mirad, soy mudo, no tengo
lengua. Entonces se levantó la criada y apretá ndose el cinturó n puso la mesa junto a la
fuente y puso las flores y las hierbas aromá ticas en sus cá ntaros, y coló el vino y alineó los
frascos en fila y preparó luego se sentó ella, ella y sus hermanas, poniendo en medio de
ellas al Portero que se creía en sueñ os, y tomando la jarra de vino, vertió la primera copa y
se la bebió , y también una segunda y un tercio. Después de esto, llenó una cuarta copa
[156]

que entregó a una de sus hermanas; y, por ú ltimo, coronó una copa y se la pasó al portero,
diciendo:
Bebe el querido trago, bebe gratis y de buena gana ✿ Lo que cura todo dolor y pena.
Tomó la copa en la mano y, dando un grito bajo, devolvió sus mejores gracias e improvisó :
No vacíes el cuenco salvo con un amigo de confianza ✿ Un hombre de valía cuya buena sangre vieja todos conocen:
Porque el vino, como el viento, chupa la dulzura de la dulce ✿ Y apesta cuando sobre el hedor tal vez sople:
Agregando:—
No vacíes el cuenco, salvo de mano querida como la tuya ✿ La copa recuerda tus dones; vosotros, regalos de vino.
Después de repetir este pareado, les besó las manos y bebió y se emborrachó y se sentó
balanceá ndose de un lado a otro y prosiguió :
Todas las bebidas en las que la sangre es inmunda, la Ley las retiene excepto una, la sangre derramada de la vid:
¡Llenar! ¡llenar! toma todas mis riquezas legadas o ganadas ✿ ¡Cervatillo! un rescate voluntario para aquellos eyne.
Entonces la camarera coronó una copa y se la entregó a la portera, quien se la quitó de la
mano y le dio las gracias y bebió . Acto seguido, volvió a servir y pasó a la dama mayor que
estaba sentada en el sofá , y llenó otro y se lo entregó al portero. Besó el suelo ante ellos; y,
después de beber y agradecerles, comenzó de nuevo a recitar:
¡Aquí! ¡Aquí! por Alá , aquí! ✿ Tazas del dulce, el querido!
Lléname un cuenco rebosante ✿ La fuente de la vida que digo
Entonces el portero se puso de pie ante el ama de la casa y dijo: "Oh señ ora, soy tu esclavo,
tu mameluco, tu esclavo blanco, tu mismo siervo"; y comenzó a recitar:—
Un esclavo de esclavos se para a tu puerta ✿ Alabando tus generosas dá divas y tu abundancia de regalos:
¡Belleza! ¿Puede venir dentro de un rato a gozar de Tus encantos? ¡Por amor y yo nunca má s nos separamos!
Ella le dijo: "Bebe, y la salud y la felicidad acompañ an a tu bebida". Así que tomó la copa y le
besó la mano y recitó estas líneas cantando:
Le di un vino añ ejo valiente que como sus mejillas ✿ Enrojeció o llama de horno ardiendo:
Ella arrugó el borde y dijo con muchas sonrisas ✿ ¿Có mo te atreves a repartir la mejilla de la gente para que la gente
cene?
"¡Bebida!" (dije yo) "estas son lá grimas mías cuyo tinte ✿ Es la sangre del corazó n suspiros han hervido en la copa".
Ella le respondió en el siguiente pareado:
"Unas lá grimas de sangre por mí, amigo, has derramado ✿ ¡Déjame beberlas, por tu cabeza y tus ojos!"

Entonces la señ ora tomó la copa y la bebió para la salud de sus hermanas, y no cesaron de
beber (estando en medio de ellos el Portero), y de bailar y reír y recitar versos y cantar
baladas y ritornelos. Todo este tiempo el Portero estuvo con ellos, besando, jugando,
mordiendo, manipulando, toqueteando, toqueteando; mientras uno le metía un bocado
delicioso en la boca, y otro lo abofeteaba; y esto le abofeteaba las mejillas, y eso le arrojaba
dulces flores; y estaba en el mismísimo paraíso del placer, como si estuviera sentado en la
séptima esfera entre las Houris del Cielo. No dejaron de hacer de esta manera hasta que el
[157]
vino les jugó malas pasadas en la cabeza y les hizo perder el juicio; y, cuando la bebida los
superó , la portera se levantó y se quitó la ropa hasta quedar desnuda como una madre. Sin
embargo, se soltó el cabello alrededor del cuerpo a modo de cambio, y arrojá ndose a la
palangana se regocijó y se zambulló como un pato y nadó arriba y abajo, y se llevó agua a la
boca, y la echó a chorros por todo el Porter, y lavó sus miembros, y entre sus senos, y
dentro de sus muslos y alrededor de su ombligo. Entonces ella salió de la cisterna y,
echá ndose en el regazo del portero, dijo: "Oh mi señ or, oh mi amor, ¿có mo llamas a este
artículo?" señ alando su rendija, su solució n de continuidad. "A eso lo llamo tu hendidura",
dijo el portero, y ella respondió : "¡Wah! ¡Wah! ¿No te avergü enzas de usar esa palabra?" y
ella lo agarró por el cuello y lo golpeó con fuerza. Dijo de nuevo: "Tu vientre, tu vulva"; y
ella le dio una segunda bofetada gritando: "Oh, oh, oh, esta es otra palabra fea; ¿no hay
vergü enza en ti?" Quoth él, "Tu coynte;" y exclamó : "¡Oh, tú ! ¿Está s completamente
destituido de la modestia?" y lo golpeó y lo golpeó . Entonces gritó el portero: "Tu clítoris",
a lo cual la dama mayor se abalanzó sobre él con una paliza aú n má s fuerte, y dijo: "No"; y
[158]

él dijo: "Así es", y el Portero siguió llamando a la misma mercancía por varios otros
nombres, pero dijera lo que dijera, lo golpeaban má s y má s hasta que le dolía el cuello y se
le hinchaba con los golpes que había recibido; y así lo convirtieron en blanco y hazmerreír.
Al final, se volvió hacia ellas y les preguntó : "¿Y có mo llaman ustedes, mujeres, a este
artículo?" A donde la doncella hizo responder, "La albahaca de los puentes". Gritó el [159]

Portero: "Gracias a Alá por mi seguridad: ¡ayú dame y sé propicio, oh albahaca de los
puentes!" Pasaron la copa y volcaron el cuenco, cuando la segunda dama se puso de pie; y,
despojá ndose de toda su ropa, se arrojó en la cisterna e hizo como la primera había hecho;
luego salió del agua y arrojá ndose desnuda sobre el regazo del Portero señ aló su má quina y
dijo: "Oh luz de mis ojos, dime ¿cuá l es el nombre de esta preocupació n?" É l respondió
como antes: "Tu hendidura"; y ella replicó : "¿No te avergü enza tal término?" y lo
abofetearon y lo abofetearon hasta que el saló n resonó con los golpes. Entonces ella dijo:
"¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! ¿Có mo puedes decir esto sin sonrojarte?" Sugirió : "La albahaca de los
puentes"; pero ella no lo quiso y dijo: "¡No! ¡No!" y lo golpeó y lo abofeteó en la nuca. Luego
comenzó a gritar todos los nombres que conocía: "Tu raja, tu vientre, tu coynte, tu clítoris";
y las chicas seguían diciendo: "¡No! ¡No!" Así que dijo: "Yo me quedo con la albahaca de los
puentes"; y los tres se rieron hasta que cayeron de espaldas y le dieron palmadas en el
cuello y dijeron: "¡No! ¡No! Ese no es su nombre propio". Entonces exclamó : "Oh, hermanas
mías, ¿cuá l es su nombre?" y ellos respondieron: "¿Qué dices tú de la semilla de sésamo
descascarillada?" Luego, la camarera se vistió y volvieron a la juerga, pero el Portero seguía
gimiendo: "¡Oh! y ¡Oh!" por el cuello y los hombros, y la copa pasó alegremente dando
vueltas y vueltas durante una hora entera. Después de ese tiempo, la dama mayor y má s
hermosa se puso de pie y se quitó la ropa, después de lo cual el Portero tomó su cuello con
la mano, lo frotó y lo lavó con champú , diciendo: "¡Mi cuello y mis hombros está n en el
camino de Allah!" Luego se arrojó a la cuenca, y nadó y se zambulló , se divirtió y se lavó ; y
[160]

el Portero miró su figura desnuda como si hubiera sido un trozo de luna y en su rostro [161]

con el brillo de la Luna cuando está llena, o como el amanecer cuando brilla, y notó su noble
estatura y forma, y esos formas gloriosas que temblaban a su paso; porque estaba desnuda
como la hizo el Señ or. Luego gritó "¡Alack! ¡Alack!" y comenzó a dirigirse a ella, versificando
en estos versos:—
"Si comparo tu forma a la rama cuando está verde ✿ mi semejanza yerra y mal la confundo;
Porque la rama es má s bella cuando está má s vestida ✿ Y tú eres má s bella cuando está s desnudo como madre”.
Cuando la señ ora escuchó sus versos, salió de la jofaina y, sentá ndose en su regazo y
rodillas, señ aló su genitalia y dijo: "Oh mi señ or, ¿có mo se llama esto?" Dijo él, "La albahaca
de los puentes;" pero ella dijo: "¡Bah, bah!" Dijo él: "El sésamo descascarillado"; dice ella,
"¡Pooh, pooh!" Entonces dijo: "Tu matriz;" y ella exclamó : "¡Vaya, vaya! ¿No te avergü enzas
de ti mismo?" y lo golpeó en la nuca. Y cualquiera que sea el nombre que le dio al declarar
"Así es", ella lo golpeó y gritó "¡No! ¡No!" hasta que por fin dijo: "Oh, mis hermanas, ¿y cuá l
es su nombre?" Ella respondió : "Se titula el Khan de Abu Mansur", a lo que el Portero
[162]

respondió : "¡Ja! ¡decir ah! ¡Oh, Alá sea alabado por la liberació n segura! ¡Oh Khan de Abu
Mansur!" Entonces ella salió y se vistió y la copa dio vueltas durante una hora completa.
Por fin el Portero se levantó y se despojó de toda su ropa, saltó al tanque y nadó y se lavó
debajo de su barbilla barbuda y axilas, tal como lo habían hecho. Luego salió y se arrojó en
el regazo de la primera dama y apoyó los brazos en el regazo de la portera, y apoyó las
piernas en el regazo de la camarera y señ aló su pinchazo. y dijo: "Oh, mis amantes, ¿cuá l
[163]

es el nombre de este artículo?" Todos se rieron de sus palabras hasta que cayeron de
espaldas, y uno dijo: "¡Tu pinto!" Pero él respondió : "¡No!" y les dio a cada uno de ellos un
bocado a modo de presa. Entonces dijeron: "¡Tu pizca!" pero él gritó "No", y les dio a cada
uno de ellos un abrazo; —— Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir su
permitido decir.
Ahora bien, cuando era la Décima Noche,
Dijo su hermana Dunyazad: "Termina para nosotros tu historia"; y ella respondió : "Con
alegría y gran alegría". Me ha llegado, oh auspicioso Rey, que las doncellas no escatimaron
en decir al Portero: "Tu pinchazo, tu pincho, tu pinchazo", y él no cesó de besar y morder y
abrazar hasta que su corazó n estuvo satisfecho, y se rieron hasta que se no pudo má s.
Finalmente uno dijo: "Oh, hermano nuestro, ¿có mo se llama entonces?" Dijo él: "¿No
sabéis?" Ellos dicen, "¡No!" "Su verdadero nombre", dijo, "es mula Burst-all, que ramonea la
albahaca de los puentes, masca el sésamo descascarillado y duerme en el Khan de Abu
Mansur". Luego se rieron hasta caer de espaldas, y volvieron a su juerga, y no dejaron de
ser de esta manera hasta que comenzó a caer la noche. Acto seguido le dijeron al portero:
"Bismillah, ¡Oh, nuestro maestro, levá ntate y sigue con esos lamentables zapatos viejos
[164]

tuyos y vuelve tu rostro y muéstranos la anchura de tus hombros!" Dijo él: "Por Alá ,
separarme de mi alma sería má s fá cil para mí que partir de ti: ven, juntemos la noche con el
día, y mañ ana por la mañ ana cada uno seguiremos su propio camino." "Mi vida en ti", dijo la
procuradora, "deja que se quede con nosotros, para que podamos reírnos de él". : podemos
vivir nuestras vidas y nunca encontrarnos con él como él, porque seguramente es un
granuja alegre e ingenioso ". Así que dijeron: "No debes quedarte con nosotros esta noche
[165]

excepto con la condició n de que te sometas a nuestras ó rdenes, y que lo que veas, no hagas
preguntas al respecto, ni averigü es su causa". "Está bien", respondió él, y ellos dijeron: "Id a
leer lo que está escrito sobre la puerta". Así que se levantó y fue a la entrada y allí encontró
escrito en letras de oro lavado; " ¡QUIEN HABLA DE LO QUE NO LE CONCIERNE, OIRÁ LO QUE NO LE
AGRADEZCA! " El Portero dijo: "Sed testigos contra mí de que No hablaré de nada que no me
[166]

concierna. Entonces la camarera se levantó y puso comida delante de ellos y comieron;


después de lo cual cambiaron su lugar para beber por otro, y encendió las lá mparas y las
velas y quemó á mbar gris y madera de á loe, y se dispusieron a la fruta fresca y al servicio
del vino, cuando se dedicaron a la juerga y a hablar de sus amantes. Y no cesaron de comer,
beber y charlar, mordisqueando frutas secas y riendo y jugando durante una hora completa
cuando ¡he aquí! Se escuchó un golpe en la puerta. El golpe de ninguna manera interrumpió
la sesió n, pero uno de ellos se levantó y fue a ver qué era y luego regresó , diciendo:
"Verdaderamente, nuestro placer por esta noche es ser perfecto". ¿Es eso?" preguntaron
ellos; y ella respondió : "En la puerta hay tres Kalandars persas con la barba, la cabeza y
[167]

las cejas afeitadas; y los tres ciegos del ojo izquierdo, lo que seguramente es una extrañ a
casualidad. Son extranjeros de Roum-land con la marca del viaje en ellos; acaban de entrar
en Bagdad, siendo esta su primera visita a nuestra ciudad; y la causa de que llamen a
nuestra puerta es simplemente que no encuentran alojamiento. En efecto, uno de ellos me
dijo: —Tal vez el dueñ o de esta mansió n nos dé la llave de su establo o de alguna vieja
letrina donde podamos pasar esta noche; porque la tarde los había sorprendido y, siendo
extrañ os en la tierra, no conocían a nadie que les diera cobijo. Y, oh hermanas mías, cada
una de ellas es una figura de diversió n a su manera; y si los dejamos entrar, tendremos
cosas de las que burlarnos. No dejó de persuadirlos hasta que le dijeron: Déjenlos entrar, y
há ganles la condició n habitual de que no hablen de lo que no les concierne. , para que no
oigan lo que no les agrada. Así que ella se regocijó y, yendo a la puerta, volvió con los tres
monoculares. cuyas barbas y bigotes estaban bien afeitados. Ellos salam'd y se mantuvo a
[168]

distancia por respeto; pero las tres señ oras se les acercaron y les dieron la bienvenida y les
desearon alegría por su buena llegada y les hicieron sentarse. Los Kalandar miraron la
habitació n y vieron que era un lugar agradable, bien barrido y adornado con flores; y las
lá mparas ardían y el humo de los perfumes se esparcía en el aire; y ademá s del postre y las
frutas y el vino, había tres muchachas hermosas que podrían ser doncellas; así que
exclamaron a una voz: "¡Por Allah, es bueno!" Luego se volvieron hacia el Portero y vieron
que era un espectro de cara alegre, aunque no estaba sobrio y estaba dolorido después de
las bofetadas. Así que pensaron que era uno de ellos y dijeron: "¡Un mendigo como
nosotros! Ya sea á rabe o extranjero". Pero cuando el Portero oyó estas palabras, se
[169]

levantó y, fijando sus ojos con fiereza en ellas, dijo: "¡Siéntense aquí sin excederse en la
conversació n! ¿No han leído lo que está escrito sobre la puerta? Seguramente no conviene a
los compañ eros. que vienen a nosotros como mendigos para movernos la lengua".
"Pedimos tu perdó n, oh Fakír", respondieron ellos, "y nuestras cabezas está n entre tus
[170]

manos". Las damas se rieron a carcajadas de la riñ a; y, haciendo las paces entre los
Kalandars y el Porter, sentó a los nuevos invitados delante de la carne y comieron.
Entonces se sentaron juntos, y la portera les sirvió de beber; y, mientras la copa daba
vueltas alegremente, dijo el Portero a los que preguntaban: "Y ustedes, oh hermanos míos,
¿no tienen una historia o una aventura rara con la que nos diviertan?" Ahora que el calor
del vino se les había subido a la cabeza, pidieron instrumentos musicales; y la portera les
trajo un pandero de Mosul, y un laú d de Irá k, y un arpa persa; y cada mendigo tomó uno y
lo afinó ; este la pandereta y aquellos el laú d y el arpa, y entonaron una alegre melodía
mientras las damas cantaban tan vigorosamente que había un gran ruido. Y mientras [171]

iban, he aquí, alguien llamó a la puerta, y la portera fue a ver qué sucedía allí. Ahora bien, la
causa de esos golpes, oh rey (cita Shahrazad), fue que el Califa, Há rú n al-Rashíd, había
salido del palacio, como era su costumbre. de vez en cuando, para solazarse en la ciudad
esa noche, y para ver y oír qué cosa nueva se estaba moviendo; vestía ropa de mercader y
lo asistían Ja'afar, su Wazir, y Masrú r, su Espadachín de la Venganza. Mientras caminaban
[172]

por la ciudad, su camino los llevó hacia la casa de las tres damas; donde escucharon el
estruendo de los instrumentos musicales y el canto y la alegría; así que le dijo el califa a
Ja'afar: "Anhelo entrar en esta casa y escuchar esas canciones y ver quién las canta". Quoth
Ja'afar, "Oh Príncipe de los Fieles; esta gente seguramente está ebria de vino, y me temo
que nos acechará algú n dañ o si nos metemos entre ellos". "No hay má s remedio que entrar
allí", respondió el califa, "y deseo que inventes algú n pretexto para que aparezcamos entre
ellos". Ja'afar respondió : "Escucho y obedezco"; y llamaron a la puerta, y la portera salió y
[173]

abrió . Entonces Ja'afar se adelantó y besando el suelo delante de ella dijo: "Oh, mi señ ora,
somos mercaderes de la ciudad de Tiberíades: llegamos a Bagdad hace diez días; y,
descendiendo en el caravasar de los mercaderes, vendimos todas nuestras mercancías.
Ahora bien, cierto comerciante nos invitó a un entretenimiento esta noche, así que fuimos a
su casa y él puso comida delante de nosotros y comimos: luego nos sentamos a beber vino y
navegamos con él durante una hora má s o menos cuando nos dio permiso para partir; y
salimos de él a la sombra de la noche y, siendo extrañ os, no pudimos encontrar nuestro
camino de regreso a nuestro Khan. Así que, tal vez por su amabilidad y cortesía, permitirá
que nos quedemos con usted esta noche, y el Cielo lo recompensará . ¡usted!" La portera
[174]

los miró y, viéndolos vestidos como mercaderes y hombres de aspecto grave y macizo,
volvió junto a sus hermanas y les repitió la historia de Ja'afar; y ellos se compadecieron de
los forasteros y le dijeron: "Déjalos entrar". Ella les abrió la puerta, cuando ellos le dijeron:
"¿Tenemos tu permiso para entrar?" "Adelante", dijo ella; y el Califa entró seguido de Ja'afar
y Masrur; y cuando las muchachas las vieron, se levantaron hacia ellas con respeto y las
hicieron sentarse y miraron sus necesidades, diciendo: "Bienvenidos, y bien venidos y buen
á nimo a los invitados, pero con una condició n!" "¿Qué es eso?" preguntaron, y una de las
damas respondió : "No hables de lo que no te concierne, para que no oigas lo que no te
agrada". su vino y bebió profundamente. En ese momento, el Califa miró a los tres
Kalandars y, viéndolos a todos y cada uno de ellos ciegos del ojo izquierdo, se maravilló
ante la vista; luego miró a las niñ as y se sobresaltó y se maravilló con gran asombro ante su
belleza y hermosura. Continuaron de juerga y conversando y dijeron al Califa: "¡Bebe!",
pero él respondió : "Estoy comprometido con la Peregrinació n"; y se retiró del vino.
[175]

Entonces la portera se levantó y extendiendo ante él un mantel labrado en oro, puso sobre
él un cuenco de porcelana en el que echó agua de flor de sauce con un terró n de nieve y una
cucharada de azú car de azú car. El califa le dio las gracias y dijo para sí mismo: "Por Alá , la
recompensaré mañ ana por la bondad que ha hecho". Los demá s volvieron a dedicarse a
conversar y parrandear; y, cuando el vino los superó , la dama mayor que gobernaba la casa
se levantó y, haciéndoles reverencias, tomó a la camarera de la mano y dijo: "Levá ntate, oh
hermana mía, y hagamos lo que es nuestro deber". Ambos respondieron "¡Aú n así!"
Entonces la portera se puso de pie y procedió a retirar el servicio de mesa y los restos del
banquete; y renovó las pastillas y despejó el medio del saló n. Luego hizo que los Kalandar
se sentaran en un sofá al lado del estrado, y sentó al Califa, Ja'afar y Masrur al otro lado del
saló n; después de lo cual llamó al portero y dijo: "¡Qué escasa es tu cortesía! Ya no eres un
extrañ o; no, eres uno de la casa". Así que se puso de pie y, apretá ndose el cinturó n,
preguntó : "¿Qué queréis hacer?" y ella respondió : "Ponte en tu lugar". Entonces la
procuradora se levantó y puso en medio del saló n una silla baja y, abriendo un armario,
gritó al portero: "Ven a ayudarme". Entonces él fue a ayudarla y vio dos perras negras con
cadenas en el cuello; y ella le dijo: "Tó malos"; y él los tomó y los condujo al medio del saló n.
Entonces la dueñ a de la casa se levantó y se arremangó por encima de las muñ ecas y,
tomando un lá tigo, dijo al portero: "Trae una de las perras". La trajo hacia adelante,
arrastrá ndola por la cadena, mientras la perra lloraba y se sacudía. su cabeza hacia la dama
que, sin embargo, se abalanzó sobre ella con golpes en el candelabro; y la perra aullaba y la
señ ora no cesaba de golpearla hasta que le fallaba el antebrazo. Luego, arrojando el flagelo
de su mano, apretó a la perra contra su pecho y, secá ndose las lá grimas con las manos, le
besó la cabeza. Entonces dijo al portero: "Llévatela y trae la segunda"; y cuando él la trajo,
ella hizo con ella como había hecho con la primera. Ahora bien, el corazó n del califa se
conmovió por estas crueles acciones; se le oprimió el pecho y perdió toda paciencia en su
deseo de saber por qué las dos perras estaban tan golpeadas. Le lanzó un guiñ o a Ja'afar
deseando que preguntara, pero el Ministro volviéndose hacia él dijo por señ as: "¡Cá llate!"
Entonces dijo la portera a la dueñ a de la casa: "Oh mi señ ora, levá ntate y ve a tu lugar para
que yo a mi vez haga mi devoir". Ella respondió : "Aun así"; y, tomando asiento en el lecho
[176]

de madera de enebro, enchapado en oro y plata, dijo a la portera y a la camarera: "Haced


ahora lo que tengá is que hacer". Acto seguido, la portera se sentó en un asiento bajo junto
al sofá ; pero la procuradora, entrando en un armario, sacó de él una bolsa de raso con
flecos verdes y dos borlas de oro. Se puso de pie ante la dueñ a de la casa y sacudiendo la
bolsa sacó de ella un laú d que afinó apretando las clavijas; y cuando estuvo en perfecto
orden, empezó a cantar estas cuartetas:
Vosotros sois el deseo, el objetivo de mí ✿ Y cuando, oh amor, tu vista veo [177]
La mansió n celestial se abre; [178] ✿ Pero el Infierno veo cuando pierdo la vista.
De ti viene la locura; ni menos ✿ Viene la alegría má s alta, viene el éxtasis:
Ni en mi amor por ti temo ✿ O la vergü enza y la culpa, o el odio y el despecho.
Cuando el Amor se entronizó en mi corazó n ✿ Rasgué el velo del pudor;
Y no escatime Amor para rasgar ese velo ✿ Garring desgracia en la gracia para posarse;
La tú nica de la enfermedad entonces me puse ✿ Pero rasgado a harapos fue secreto:
Por tanto, mi amor y corazó n anhelante ✿ Proclama tu poder supremo;
La lá grima que corre por mi mejilla ✿ Cuenta mi historia de ignominia:
Y todo lo oculto fue visto por todos ✿ Y todo mi enigma recayó correctamente.
¡Cura, pues, mi mal, porque tú eres mal y remedio!
Pero aquella cuya cura está en tu mano ✿ Nunca estará libre de ruina y tizó n;
Quémame esos ojos que llueve radiante ✿ Má tame las espadas de la fantasía;
¿A cuá ntos ha abatido la espada del Amor, a pesar de su alto grado?
Sin embargo, nunca dejaré de languidecer ✿ Ni al olvido huiré.
El amor es mi salud, mi fe, mi alegría ✿ Pú blico y privado, equivocado o correcto.
¡Oh ojos felices que contemplan tus encantos ✿ que te contemplan en su gloria!
Sí, de mi má s puro deseo y voluntad ✿ El esclavo del Amor seré alto.
Cuando la doncella escuchó esta elegía en cuartetas, gritó : "¡Ay, ay!" y rasgó sus vestidos, y
cayó a tierra desmayada; y el Califa vio cicatrices de la vara de palma en la espalda y [179]

verdugones del lá tigo; y se maravilló con gran asombro. Entonces la portera se levantó y la
roció con agua y le trajo un vestido fresco y muy fino y se lo puso. Pero cuando la compañ ía
vio estos hechos, sus mentes se turbaron, porque no tenían idea del caso ni sabían la
historia del mismo; entonces el califa le dijo a Ja'afar: "¿No viste las cicatrices en el cuerpo
de la doncella? No puedo guardar silencio ni estar tranquilo hasta que sepa la verdad de su
condició n y la historia de esta otra doncella y el secreto de los dos perras negras". Pero
Ja'afar respondió : "Oh, nuestro señ or, nos pusieron como condició n que no hablemos de lo
que no nos concierne, para que no lleguemos a escuchar lo que no nos agrada". Entonces
dijo la portera: "Por Allah, oh hermana mía, ven a mí y completa este servicio para mí".
Respondió la procuradora: "Con alegría y buena fe"; así que tomó el laú d; y lo apoyó contra
sus pechos y barrió las cuerdas con la punta de sus dedos, y comenzó a cantar:—
Devuélveme a mis ojos el sueñ o largamente embelesado ✿ Y dime adó nde ha huido mi razó n:
Aprendí que prestando a tu amor un lugar ✿ sueñ o a mis pá rpados se hizo enemigo mortal.
Dijeron: "Te tuvimos por justo, ¿quién asaltó ✿ tu alma?" "Ve a preguntarle a sus ojos gloriosos", le dije.
Perdono toda mi sangre que se complació en derramar ✿ Ser dueñ o de sus problemas lo llevó a derramar sangre.
En el espejo de mi mente, un brillo similar al del sol proyectó ✿ Cuyo agudo reflejo el fuego en los ó rganos vitales
engendró
Aguas de Vida que Allah consuma a voluntad ✿ Basta mi salario esos labios de rocío rojo:
Si te diriges a mi amor, encontrará s una causa ✿ Para quejas y lá grimas o crueldad o lujuria.
En agua pura su forma saludará a vuestros ojos ✿ Cuando os falte la copa y no tengá is necesidad de beber vino. [180]
Luego citó de la misma oda:
Bebí, pero el trago de su mirada, no vino; ✿ Y su andar vacilante se tambaleó para dormir estos ojos:
No fue jugo de uva lo que me agarró , sino comprensió n del Pasado.
Su rizo enrollado deja mi alma enredada ✿ Y su cruel voluntad burla todo mi ingenio. [181]
Después de una pausa, prosiguió :
Si 'llamamos de ausencia, ¿qué diremos? ✿ ¿O si el dolor nos aflige por dó nde vamos?
Y contrato a un truchman [182] para contar mi historia ✿ El lamento de los amantes no se cuenta por pago:
Si me pongo paciencia, la vida de un amante ✿ Después de la pérdida del amor no durará un día:
Ahora no me queda nada má s que arrepentimiento, arrepentimiento ✿ Y lá grimas inundando las mejillas para siempre y
sí:
Oh tú que los niñ os de estos ojos [183] has huido ✿ Está s alojado en un corazó n que nunca se extraviará ;
¿Quisiera el cielo que hubieras mantenido nuestro pacto ✿ Mientras fluya la corriente, para tener la fe má s firme?
¿O te has olvidado del esclavo que llora ✿ A quien afligen los gemidos y acosan los dolores?
Ah, cuando termine la separació n y estemos uno al lado del otro ✿ Sofá , ¡culparé tus rigores y reprenderé tu orgullo!
Ahora, cuando la portera escuchó su segunda oda, gritó en voz alta y dijo: "¡Por Alá ! ¡Es
muy bueno!"; y poniendo sus manos sobre sus vestidos, los rasgó , como lo hizo la primera
vez, y cayó a tierra desmayada. Entonces la procuradora se levantó y le trajo una segunda
muda de ropa después de que ella la rociara con agua. Se recuperó y se sentó derecha y le
dijo a su hermana la camarera: "Adelante, y ayú dame en mi deber, porque só lo queda esta
canció n". Entonces la provisoria volvió a sacar el laú d y comenzó a cantar estos versos:
¿Cuá nto durará , cuá nto durará este rigor lleno de dolor? ¿No te bastará n todas estas lá grimas que ves fluir?
Nuestra separació n así con propó sito se prolongó ✿ ¿No es suficiente para alegrar el corazó n del enemigo envidioso?
Si este mundo mentiroso fuera una vez fiel al corazó n amante ✿ No había visto la noche cansada en lá grimas de dolor:
¡Oh, apiá date de mí, que abrumó tu cruel voluntad! Mi señ or, mi rey, es hora de que me muestres algo de piedad:
¿A quién revelar mis errores, oh tú que me asesinaste? ✿ ¡Triste, quien de fe rota debe sufrir los dolores!
Aumenta el amor salvaje por ti y el frenesí hora a hora ✿ Y los días de destierro minuto a minuto tan largos, tan lentos;
Oh musulmanes, reclamad vendetta [184] para este esclavo del Amor ✿ Cuyo sueñ o el Amor siempre desperdicia, cuya
paciencia el Amor abate:
¡La ley del Amor te lo permite, oh deseo mío! mentir ✿ Lap en los brazos de otro y gritarme "¡Ve!"?
Sin embargo, en tu presencia, di, ¿qué alegrías disfrutaré ✿ Cuando a quien amo pero trabaja mi amor para derrocar?
Cuando la portera escuchó la tercera canció n, lloró en voz alta; y, poniendo las manos sobre
sus vestidos, los rasgó hasta la misma falda y cayó al suelo desmayá ndose por tercera vez,
mostrando de nuevo las cicatrices del flagelo. Entonces dijeron los tres kalandares: "¡Ojalá
nunca hubiéramos entrado en esta casa, sino que hubiésemos dormido en los montículos y
montones fuera de la ciudad! Porque, en verdad, nuestra visita se ha visto perturbada por
visiones que nos hieren el corazó n". El Califa se volvió hacia ellos y preguntó : "¿Por qué?" y
ellos respondieron: "Nuestras mentes está n muy preocupadas por este asunto". Dijo el
califa: "¿No sois de la casa?" y ellos respondieron: "No; ni en verdad jamá s vimos el lugar
hasta dentro de esta hora". Ante esto, el Califa se maravilló y replicó : "Este hombre que se
sienta a tu lado, ¿no conocerá el secreto del asunto?" y diciendo esto guiñ ó el ojo e hizo
señ as al portero. Así que le preguntaron al hombre, pero él respondió : "¡Por el poder de
Allah, en el amor todos son iguales! Soy el crecimiento de Bagdad, pero nunca en mis días
[185]

de nacimiento oscurecí estas puertas hasta el día de hoy y mi compañ ía con ellos era un
asunto curioso". "Por Alá ", respondieron, "te tomamos por uno de ellos y ahora vemos que
eres uno como nosotros". Entonces dijo el califa: "Somos siete hombres, y ellos solo tres
mujeres". sin siquiera un cuarto para ayudarlos; así que interroguémoslos sobre su caso; y,
si no nos responden, de buena gana seremos respondidos por la fuerza". Todos estuvieron
de acuerdo con esto excepto Ja'afar, quien dijo: "Esta no es mi cuenta; déjalos ser, porque
[186]

somos sus huéspedes y, como sabéis, ellos hicieron un pacto y una condició n con nosotros
que aceptamos y prometimos guardar: por lo que es mejor que guardemos silencio sobre
este asunto; y, como queda poco de la noche, dejemos que cada uno de nosotros siga su
propio paso". Luego le guiñ ó un ojo al califa y le susurró : "Solo queda una hora de
oscuridad y puedo traerlos ante ti mañ ana, cuando puedas interrogarlos libremente sobre
su historia". Pero el Califa levantó la cabeza con altivez y le gritó con ira, diciendo: "No me
queda paciencia para mi anhelo de saber de ellos: que los Kalandars los interroguen
directamente". Dijo Ja'afar: "Esta no es mi red". Entonces las palabras se agolparon y la
charla respondió a la charla; y discutieron sobre quién debería hacer primero la pregunta,
pero al final todos se fijaron en el Portero. Y a medida que el tintineo aumentaba, el ama de
casa no podía dejar de notarlo y les preguntó : "¡Oh gente! ¿De qué está is hablando tan
alto?" Entonces el portero se levantó respetuosamente ante ella y dijo: "Oh, mi señ ora, esta
compañ ía desea sinceramente que les cuentes la historia de las dos perras y lo que te hace
castigarlas con tanta crueldad; y luego te pones a llorar por ellas y besarlas". y por ú ltimo
quieren oír la historia de tu hermana y por qué la han azotado con palos de palma como a
un hombre. Estas son las preguntas que me encargan que haga, y la paz sea contigo. [187]

Entonces la que era la dueñ a de la casa dijo a los invitados: "¿Es verdad lo que dice de
vuestra parte?" y todos respondieron: "¡Sí!" salvar a Ja'afar que guardó silencio. Cuando
escuchó estas palabras, exclamó : "Por Alá , nos habéis agraviado, oh nuestros invitados, con
graves injusticias; porque cuando vinisteis ante nosotros, hicimos pacto y condició n con
vosotros, que quien hablar de lo que no le concierne debe oír lo que no le agrada. ¿No os
basta que os acojamos en nuestra casa y os alimentemos con nuestra mejor comida? Pero la
culpa no es tanto tuya como de ella, que te dejó entrar." Luego se subió las mangas de las
muñ ecas y golpeó el suelo tres veces con la mano, gritando: "Vengan pronto", y he aquí, la
puerta de un armario se abrió y salió . de ella salieron siete esclavos negros con espadas
desenvainadas en las manos a quienes ella dijo: "Apriétame los codos de esos charlatanes y
á talos cada uno a cada uno". Hicieron su pedido y le preguntaron: "¡Oh velada y virtuosa!
¿Es tu alto mando que les cortemos la cabeza?"; pero ella respondió : "Déjalos un momento
para que les pregunte sobre su condició n, antes de que sus cuellos sientan la espada". "¡Por
Alá , oh mi señ ora!", Gritó el Portero. , "no me matéis por el pecado de otros; todos estos
hombres ofendidos y merecen la pena del crimen excepto yo. Ahora, por Alá , nuestra noche
hubiera sido encantadora si hubiéramos escapado a la mortificació n de esos Kalandars
monoculares cuya entrada en una ciudad populosa la convertiría en un desierto aullador".
Luego repitió estos versos:
¡Qué hermosa es Ruth el hombre fuerte no se digna sofocar! ✿ Y la má s bella justo cuando se muestra al hermano má s
débil:
Por el santo lazo del Amor entre nosotros dos, ✿ Que uno no sufra por el pecado del otro.
Cuando el Portero terminó su verso, la dama se echó a reír... Y Shahrazad percibió el
amanecer y dejó de decir lo que le permitía decir.
Ahora bien, cuando era la Undécima Noche,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que la dama, después de reírse del Portero a
pesar de su ira, se acercó a la fiesta y habló así: "Dime quién eres, porque solo tienes una
hora de vida; y si no fuerais hombres de rango y, tal vez, notables de vuestras tribus, no
habríais sido tan perversos y yo habría apresurado vuestra perdició n". Entonces dijo el
califa: "Ay de ti, oh Ja'afar, dile quiénes somos para que no nos maten por error; y há blale
bien antes de que nos sobrevenga algú n horror". "Es parte de tus merecimientos",
respondió él; ante lo cual el Califa le gritó diciendo: "Hay un tiempo para las palabras
ingeniosas y hay un tiempo para el trabajo serio". Entonces la dama abordó a los tres
Kalandars y les preguntó : "¿Está n hermanos?"; cuando respondieron: "No, por Alá , no
somos má s que faquires y extranjeros". Entonces ella le dijo a uno de ellos: "¿Naciste ciego
de un ojo?"; y él dijo: "No, por Allah, fue un asunto maravilloso y una maravillosa desgracia
lo que hizo que me arrancaran un ojo, y mi historia es una historia que, si se escribiera en
las esquinas de los ojos con grabadores de agujas, sería una advertencia para quien fuera
advertido. " Ella interrogó al segundo y tercer Kalandar; pero todos respondieron como el
[188]

primero: "Por Alá , oh señ ora nuestra, cada uno de nosotros viene de un país diferente, y los
tres somos hijos de reyes, príncipes soberanos que gobiernan soberanos y ciudades
capitales". Entonces ella se volvió hacia ellos y dijo: "Que cada uno de ustedes me cuente su
historia en el debido orden y explique la causa de su venida a nuestro lugar; y si su historia
nos agrada, que se golpee la cabeza". y sigue su camino." El primero en avanzar fue el
[189]

Hammá l, el Portero, quien dijo: "Oh mi señ ora, soy un hombre y un portero. Esta señ ora, la
camarera, me contrató para llevar una carga y me llevó primero a la tienda de un vinatero;
luego al puesto de un carnicero; de allí al puesto de un frutero; de allí a un tendero que
también vendía frutos secos; de allí a un pastelero y un perfumista y boticario y de él a este
lugar donde me pasó contigo lo que pasó . ¡Tal es mi historia y la paz sea con todos
nosotros!" Ante esto, la dama se rió y dijo: "¡Frota tu cabeza y sigue tu camino!"; pero él
gritó : "Por Alá , no me confundiré hasta que escuche las historias de mis compañ eros."
Entonces se adelantó uno de los monoculares y comenzó a decirle
EL CUENTO DEL PRIMER KALANDAR.
Sabe, oh mi señ ora, que la causa de que me cortaran la barba y me sacaran el ojo fue la
siguiente. Mi padre era rey y tenía un hermano que era rey sobre otra ciudad; y sucedió que
yo y mi primo, el hijo de mi tío paterno, está bamos · ambos nacidos en un mismo día. Y
pasaron los añ os y los días; y, a medida que crecíamos, solía visitar a mi tío de vez en
cuando y pasar un cierto nú mero de meses con él. Ahora mi primo y yo éramos amigos
jurados; porque siempre me trató con gran bondad; mató para mí las ovejas má s gordas y
filtró los mejores de sus vinos, y disfrutamos de largas conversaciones y juergas. Un día que
el vino nos había vencido, me dijo el hijo de mi tío: "Oh prima mía, tengo un gran servicio
que pedirte, y quiero que no me detengas en lo que quiero hacer". !" Y yo respondí: "Con
alegría y buena voluntad". Luego me hizo jurar los juramentos má s vinculantes y me dejó ;
pero al cabo de un rato volvió trayendo una dama velada y ricamente ataviada con alhajas
que valían una gran suma de dinero. Luego se volvió hacia mí (la mujer todavía estaba
detrá s de él) y dijo: "Llévate a esta dama contigo y ve delante de mí a tal cementerio"
(describiéndolo, para que yo conociera el lugar), "y entra con ella en tal sepulcro y allí
[190]

esperan mi venida." Los juramentos que le hice me hicieron callar y no me permitieron


oponerme a él; así que llevé a la mujer al cementerio y tanto yo como ella nos sentamos en
el sepulcro; y apenas nos habíamos sentado cuando entró el hijo de mi tío, con un cuenco
de agua, una bolsa de mortero y una azuela parecida a una azada. las piedras de un lado,
luego se puso a cavar en la tierra de la tumba hasta que dio con una gran placa de hierro,
del tamañ o de una puerta postiza, y al levantarla apareció debajo de ella una escalera
abovedada y de caracol. se volvió hacia la dama y le dijo: "¡Ven ahora y toma tu decisió n
final!" Ella bajó de inmediato por la escalera y desapareció ; luego me dijo: "Oh hijo de mi
tío, para completar tu bondad, cuando haya descendido a este lugar, restaurar la trampilla a
donde estaba, y volver a amontonar la tierra sobre ella como estaba antes; y luego de tu
gran bondad, mezcla esta cal viva que está en la bolsa con esta agua que está en el cuenco y,
después de construir las piedras, enyesa el exterior para que nadie que lo mire diga:—Esto
es una nueva apertura en una vieja tumba. Durante todo un añ o he trabajado en este lugar
del que nadie sabe sino Allah, y esta es la necesidad que tengo de ti", agregando luego: "Que
Allah nunca prive de ti a tus amigos ni los desole por tu ausencia, oh hijo de ¡Mi tío, oh mi
querido primo!" Y él bajó las escaleras y desapareció para siempre. Cuando se perdió de
vista volví a colocar la placa de hierro e hice todo lo que me ordenó hasta que la tumba
volvió a ser como era antes; y trabajé casi inconscientemente. porque el vino me calentaba
la cabeza.Volviendo al palacio de mi tío, me dijeron que había salido a hacer deporte y a
cazar, así que dormí aquella noche sin verlo, y cuando amaneció recordé las escenas de la
tarde pasada y de lo que pasó entre mi primo y yo, me arrepentí de haberle obedecido
cuando la penitencia no sirvió de nada, todavía pensaba, sin embargo, que era un sueñ o, así
que me puse a preguntar por el hijo de mi tío; pero no hubo quien me respondiera acerca
de él, y salí al cementerio y al sepulcro. hres, y buscó el sepulcro debajo del cual estaba,
pero no lo pudo hallar; y no cesé de vagar de sepulcro en sepulcro y de tumba en tumba,
todo sin éxito, hasta que cayó la noche. Regresé, pues, a la ciudad, pero no podía comer ni
beber; mis pensamientos estaban absortos con mi primo, porque no sabía qué había sido
de él; y me entristecí con gran dolor, y pasé otra noche de angustia, velando hasta la
mañ ana. Entonces fui por segunda vez al cementerio, pensando en lo que había hecho el
hijo de mi tío; y, arrepintiéndome profundamente de haberle escuchado, recorrí todas las
tumbas, pero no pude encontrar la tumba que buscaba. Me lamenté por lo pasado, y
permanecí en mi luto siete días, buscando el lugar y siempre extraviando el camino.
Entonces mi tortura de escrú pulos creció en mí hasta que casi me volví loco, y no
[191]

encontré otra forma de disipar mi dolor salvo viajar y volver con mi padre. Así que partí y
viajé de regreso a casa; pero cuando estaba entrando en la capital de mi padre, una
multitud de alborotadores se abalanzó sobre mí y me inmovilizó . Me maravillé con gran [192]

asombro, viendo que yo era el hijo del Sultá n, y estos hombres eran sú bditos de mi padre y
entre ellos había algunos de mis propios esclavos. Cayó un gran miedo sobre mí, y dije a mi
alma: "¡Ojalá supiera lo que le ha pasado a mi padre!" Pregunté a los que me obligaban
[193]

sobre la causa de que lo hicieran, pero no me respondieron. Sin embargo, después de un


tiempo uno de ellos me dijo (y había sido un jornalero de nuestra casa): "La fortuna ha sido
falsa para tu padre; sus tropas lo traicionaron y el visir que lo mató ahora reina en su lugar
y nosotros estar al acecho para apoderarse de ti por orden de él". Estaba casi angustiado y
me sentí a punto de desmayarme al enterarme de la muerte de mi padre; cuando me
llevaron y me pusieron en presencia del usurpador. Ahora bien, entre él y yo había un
antiguo rencor, cuya causa era ésta. Me gustaba disparar con el arco de piedra, y sucedió [194]

un día, mientras estaba parado en el techo de la terraza del palacio, que un pá jaro se posó
en la parte superior de la casa del Wazir cuando él estaba allí. Le disparé al pá jaro y fallé el
blanco; pero golpeé el ojo del Wazir y lo derribé como decretó el destino y la fortuna. Así
dice el poeta:—
Recorremos el camino donde el Destino nos ha llevado ✿ El camino que el Destino escribió que deseamos recorrer:
Y el hombre en una tierra condenado a morir ✿ La muerte en ningú n otro lugar lo matará .
Y del mismo modo dice otro:
Deja que la Fortuna se salga con la suya ✿ Anímate y obedece todas sus palabras:
Ni alegría ni luto por nada ✿ Porque todo pasa y nada permanece.
Ahora bien, cuando le saqué el ojo al visir, no pudo decir una sola palabra, porque mi padre
era rey de la ciudad; pero me odió para siempre y terrible fue el rencor causado entre
nosotros dos. Así que cuando me pusieron delante de él atado de manos y atado,
inmediatamente dio orden de que me decapitaran. Pregunté: "¿Por qué crimen me
matará s?"; a lo cual respondió : "¿Qué crimen es mayor que éste?" apuntando el tiempo al
lugar donde había estado su ojo. Dije yo: "Esto lo hice por accidente, no por mala
intenció n;" y dijo: "Si lo hiciste por accidente, yo haré lo mismo contigo con intenció n". [195]

Entonces gritó : "Traedlo adelante", y me trajeron hacia él, cuando me metió el dedo en el
ojo izquierdo y me lo sacó ; con lo cual me volví tuerto como me veis. Entonces ordenó que
me atara de pies y manos, me metió en un cofre y le dijo al espadachín: "Hazte cargo de este
hombre y vete con él a las tierras baldías alrededor de la ciudad; luego saca tu cimitarra y
má talo, y déjalo que alimente a las bestias y a los pá jaros". Así que el verdugo partió
conmigo y cuando estaba en medio del desierto, me sacó del cofre (y yo con ambas manos
amarradas y ambos pies encadenados) y estuvo a punto de vendarme los ojos antes de
cortarme la cabeza. Pero lloré con mucho llanto hasta que lo hice llorar conmigo y,
mirá ndolo, comencé a recitar estos versos:
Consideré que tu cota de malla debería resistir ✿ las flechas del enemigo; y probasteis la marca del enemigo;
Esperé tu ayuda en la mía en cada oportunidad ✿ Aunque falla mi mano izquierda para ayudar a mi mano diestra:
Distante te paras y escuchas la burla del burlador ✿ mientras llueven sus ejes sobre mí la banda de giber.
Pero si no me guardaréis de mis enemigos ✿ ¡Manteneos alejados, y no socorrá is a éstos ni a aquéllos!
Y también cité:—
Consideré a mis hermanos cota de malla del acero más fuerte ✿ Y así fueron, ¡de enemigos para defender mi dardo!
Consideré sus flechas má s seguras de su objetivo; ✿ ¡Y así eran—al apuntar a mi corazó n!
Cuando el verdugo escuchó mis líneas (había sido espadachín de mi padre y me debía una
deuda de gratitud) exclamó : "Oh, mi señ or, ¿qué puedo hacer si no soy má s que un esclavo
bajo ó rdenes?" agregando actualmente, "Vuela por tu vida y nunca má s regreses a esta
tierra, o te matará n y me matará n contigo, tal como dijo el poeta: -
Toma tu vida y vuela cuando el mal te amenace; ✿ Deja que la casa en ruinas cuente el destino de su dueñ o:
Nueva tierra para la vieja buscará s y encontrará s ✿ Pero para encontrar nueva vida no debes esperar.
¡Es extrañ o que los hombres se sienten en el lugar de la vergü enza, ✿ cuando el mundo de Alá es tan ancho y grande!
Y no confíes en otros, en asuntos graves ✿ La vida misma debe actuar por una vida acosada:
Nunca merodearía el leó n con el cuello crinado, ✿ ¿Contaba con la ayuda o con la de los demá s?
Apenas creyendo en mi escape, besé su mano y pensé que la pérdida de mi ojo era un
asunto de poca importancia en consideració n a mi escape de ser asesinado. Llegué a la
capital de mi tío; y, acercá ndome a él, le conté lo que nos había sucedido a mi padre ya mí; a
lo cual lloró con gran llanto y dijo: "Ciertamente tú añ ades dolor a mi dolor, y aflicció n a mi
aflicció n; porque tu primo ha estado desaparecido estos muchos días; no sé qué le ha
sucedido, y nadie puede darme noticias de él". él." Y lloró hasta desmayarse. me entristecí y
compadecí con él; y él me habría aplicado ciertos medicamentos en mi ojo, pero vio que se
había vuelto como una nuez con la cá scara vacía. Entonces dijo: "¡Oh, hijo mío, es mejor
perder el ojo y mantener la vida!" Después de eso ya no pude callarme má s acerca de mi
primo, que era su ú nico hijo y muy querido, así que le conté todo lo que había pasado. Se
regocijó con extrema alegría al oír la noticia de su hijo y dijo: "Ven ahora y muéstrame el
sepulcro"; pero respondí: "Por Allah, oh tío mío, no conozco su lugar, aunque lo busqué
cuidadosamente muchas veces, pero no pude encontrar el sitio". Sin embargo, mi tío y yo
fuimos al cementerio y miramos a derecha e izquierda, hasta que por fin reconocí la tumba
y ambos nos regocijamos con gran alegría. Entramos en el sepulcro y aflojamos la tierra
alrededor del sepulcro; luego, levantando la trampilla, descendimos unos cincuenta
escalones hasta que llegamos al pie de la escalera cuando ¡he aquí! nos detuvo un humo
cegador. Acto seguido, mi tío dijo ese dicho cuyo dicho nunca será avergonzado: "¡No hay
Majestad ni Poder, excepto en Alá , el Glorioso, el Grande!" y avanzamos hasta que de
repente llegamos a un saló n, cuyo piso estaba cubierto de harina, grano, provisiones y todo
lo necesario; y en medio de ella había un dosel que albergaba un lecho. Acto seguido, mi tío
se acercó al sofá e inspeccioná ndolo encontró su hijo y la dama que había bajado con él al
sepulcro, yaciendo abrazados; pero los dos se habían vuelto negros como madera
carbonizada; era como si los hubieran arrojado a un pozo de fuego. Cuando mi tío vio este
espectá culo, escupió en la cara de su hijo y dijo: "¡Tú tienes tu merecido, oh cerdo! este es
[196]

tu juicio en el mundo transitorio, y sigue siendo el juicio en el mundo venidero, má s duro y


má s perdurable.”——Y Shahrazad percibió el amanecer del día y cesó de decir su permiso
permitido.
Ahora bien, cuando era la Noche de Reyes,
Continuó : Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el Kalandar prosiguió así con su historia
ante la dama, el califa y Ja'afar: Mi tío golpeó a su hijo con su zapatilla. mientras yacía allí
[197]

un montó n negro de carbó n. Me maravilló la dureza de su corazó n y, apenado por mi prima


y la dama, dije: "Por Alá , oh tío mío, calma tu ira: ¿no ves que todos mis pensamientos está n
ocupados con esta desgracia y cuá n triste estoy?" porque ¿qué le ha sucedido a tu hijo, y
cuá n horrible es que nada de él quede sino un negro montó n de carbó n? ¿Y no es eso
suficiente, sino que debes golpearlo con tu zapatilla? É l respondió : "Oh hijo de mi hermano,
este joven desde su niñ ez estaba locamente enamorado de su propia hermana; y muchas
[198]

veces le prohibía de ella, diciéndome a mí mismo: Son pequeñ os. Sin embargo, cuando
crecieron, el pecado ocurrió entre ellos; y, aunque casi no podía creerlo, lo encerré y lo
reprendí y lo amenacé con las má s severas amenazas; y los eunucos y los sirvientes le
dijeron: - Cuídate de cosa tan inmunda que nadie antes de ti hizo, y que nadie después de ti
hará jamá s; y ten cuidado de no ser deshonrado y deshonrado entre los Reyes del día,
incluso hasta el fin de los tiempos. Y añ adí: —Tal informe como este será difundido por las
caravanas, y ten cuidado de no darles motivo para hablar o seguramente te maldeciré y te
mataré. Después de eso los alojé aparte y la encerré; pero la niñ a maldita lo amaba con un
amor apasionado, porque Sataná s se había apoderado de ella como de él y había hecho que
su vil pecado pareciera justo a sus ojos. Ahora bien, cuando mi hijo vio que los separaba,
construyó en secreto este terreno subterrá neo y lo amueblaba y transportaba víveres, tal
como lo ves; y, cuando había salido a hacer deporte, vino aquí con su hermana y se
escondió de mí. Entonces Su justo juicio cayó sobre los dos y los consumió con fuego del
Cielo; ¡y en verdad el juicio final les dará dolores má s duros y má s duraderos!" Entonces
lloró y lloré con él; y me miró y dijo: "Tú eres mi hijo en su lugar". y de sus casualidades,
có mo el visir había matado a mi padre y había tomado su lugar y me había sacado un ojo, y
có mo mi primo había llegado a su muerte por la má s extrañ a casualidad: y lloré de nuevo y
mi tío lloró conmigo. subimos los escalones, bajamos la placa de hierro y amontonamos la
tierra sobre ella, y, después de restaurar la tumba a su estado anterior, regresamos al
palacio. timbales y tá ntaras de trompetas y resonar de címbalos; y el repiqueteo de las
lanzas de los guerreros; y los clamores de los asaltantes y el repiqueteo de los frenos y el
relincho de los corceles; mientras el mundo estaba cubierto por un denso polvo y nubes de
arena levantadas por los cascos de los caballos. Está bamos asombrados de la vista y del
[199]

oído, sin saber qué podía ser; así que preguntamos y nos dijeron que el Wazir que había
usurpado el reino de mi padre había hecho marchar a sus hombres; y que después de
reclutar su soldadesca y tomando una hueste de á rabes salvajes [200]
en servicio, había
descendido sobre nosotros con ejércitos como las arenas del mar; su nú mero nadie podía
decirlo y contra ellos nadie podía prevalecer. Atacaron la ciudad desprevenidos; y los
ciudadanos, siendo impotentes para oponerse a ellos, rindieron el lugar: mi tío fue
asesinado y me dirigí a los suburbios diciéndome: "Si caes en manos de este villano,
seguramente te matará ". De esta manera se renovaron todos mis problemas; y reflexioné
sobre todo lo que había sucedido con mi padre y mi tío y no supe qué hacer; porque si la
gente de la ciudad o las tropas de mi padre me hubieran reconocido, habrían hecho todo lo
posible para ganarme el favor destruyéndome; y no se me ocurría otra forma de escapar
que afeitá ndome la barba y las cejas. Así que los desembarqué y, cambiando mis ropas finas
por harapos de Kalandar, partí de la capital de mi tío y me dirigí a esta ciudad; esperando
que por ventura alguno me asista a la presencia del Príncipe de los Fieles, y el Califa que
[201]

es el Vicerregente de Alá sobre tierra. Así he venido aquí para poder contarle mi historia y
exponer mi caso ante él. Llegué aquí esta misma noche y estaba dudando adó nde ir, cuando
de repente vi este segundo Kalandar; así que le dije: ¡Soy un extrañ o! y él respondió :—¡Yo
también soy un extrañ o! Y mientras conversá bamos, he aquí, llegó nuestro compañ ero, este
tercer Kalandar, y nos saludó diciendo: ¡Soy un extrañ o! Y respondimos: ¡Nosotros también
somos extrañ os! Luego caminamos los tres juntos hasta que la oscuridad nos alcanzó y el
destino nos llevó a tu casa. Tal es, pues, la causa de que me afeiten la barba, los bigotes y las
cejas; y la forma en que perdí mi ojo derecho. Se maravillaron mucho con esta historia y el
califa le dijo a Ja'afar: "¡Por Alá , no he visto ni oído nada parecido a lo que le ha sucedido a
este Kalandar!" Dijo la dueñ a de la casa: "Frota tu cabeza y sigue tus caminos"; pero él
respondió : "No iré hasta que oiga la historia de los otros dos". Acto seguido, el segundo
Kalandar se adelantó ; y, besando el suelo, empezó a contar
EL CUENTO DEL SEGUNDO KALANDAR.
Sabe, oh mi señ ora, que no nací tuerto y la mía es una historia extrañ a; y estaba grabado
con buril de aguja en las esquinas de los ojos, era un advertidor para quien fuera advertido.
Soy un Rey, hijo de un Rey, y fui educado como un Príncipe. aprendí a entonar el Corá n
segú n las siete escuelas; y leí todos los libros de moda, y celebré disputas sobre su
[202]

contenido con los doctores y hombres de ciencia; ademá s estudié la ciencia de las estrellas
y los bellos dichos de los poetas y me ejercité en todas las ramas del saber hasta superar a
la gente de mi tiempo; mi destreza en la caligrafía excedía a la de todos los escribas; y mi
fama se propagó en todos los países y ciudades, y todos los reyes aprendieron a conocer mi
nombre. Entre otros, el Rey de Hind oyó hablar de mí y envió a mi padre para que me
invitara a su corte, con ofrendas y regalos y rarezas como corresponde a las regalías. Así
que mi padre preparó seis barcos para mí y mi gente; y nos hicimos a la mar y navegamos
por el espacio de un mes completo hasta que hicimos la tierra. Entonces sacamos los
caballos que estaban con nosotros en las naves; y, después de cargar los camellos con
nuestros regalos para el Príncipe, partimos tierra adentro. Pero habíamos caminado só lo
un poco, cuando he aquí, una nube de polvo voló hacia arriba, y creció hasta formar una
pared. el horizonte de la vista. Después de una hora má s o menos, el velo se levantó y
[203]

descubrió debajo de él a cincuenta jinetes, leones hambrientos a la vista, envueltos en


armaduras de acero. Los observamos de frente y ¡he aquí! eran cortadores de la carretera,
salvajes como á rabes salvajes. Cuando vieron que éramos cuatro y que no teníamos má s
que diez camellos que llevaban los presentes, se lanzaron sobre nosotros con las lanzas en
alto. Les hicimos señ as, con nuestros dedos, como diciendo: "¡Somos mensajeros del gran
Rey de Hind, así que no nos dañ en!" pero ellos respondieron de la misma manera: "No
estamos en sus dominios para obedecer ni estamos sujetos a su dominio". Entonces nos
atacaron y mataron a algunos de mis esclavos y pusieron en fuga a las ovejas; y yo también
huí después de haber recibido una herida, una herida grave, mientras que los á rabes fueron
tomados con el dinero y los regalos que estaban con nosotros. Salí sin saber adó nde iba,
habiéndome vuelto tan mezquino como poderoso; y seguí adelante hasta que llegué a la
cima de una montañ a donde me refugié para pasar la noche en una cueva. Cuando
amaneció me puse en marcha de nuevo, y no paré de esta manera hasta que llegué a una
ciudad hermosa y bien llena. Ahora era la estació n en que el invierno se alejaba con su
escarcha y para saludar al mundo con sus flores llegaba la primavera, y las flores jó venes
brotaban y los arroyos fluían resonando, y los pá jaros cantaban dulcemente, como dice el
poeta acerca de cierto ciudad al describirla:—
Un lugar seguro de todo pensamiento de miedo ✿ Seguridad y paz para siempre señ or aquí:
Sus hermosuras parecen embellecer a sus hijos ✿ Y como en el Cielo aparece su pueblo feliz.
Me alegré de mi llegada porque estaba cansado del camino, y tenía el rostro amarillo por la
debilidad y la necesidad; pero mi situació n era lamentable y no sabía adó nde llevarme. Así
que me acerqué a un sastre sentado en su pequeñ a tienda y lo saludé; me devolvió el salam,
me dio la bienvenida amablemente y me deseó lo mejor y me suplicó amablemente y me
preguntó por la causa de mi extrañ eza. Le conté todo mi pasado desde el primero hasta el
ú ltimo; y él se preocupó por mi causa y dijo: "Oh joven, no reveles tu secreto a nadie: el Rey
de esta ciudad es el mayor enemigo que tiene tu padre, y hay sangre-ingenio". entre ellos [204]

y tienes motivo para temer por tu vida." Entonces puso comida y bebida delante de mí, y yo
comí y bebí y él conmigo; y conversamos libremente hasta el anochecer, cuando me hizo un
lugar en un esquina de su tienda y me trajo una alfombra y una colcha. Me quedé con él tres
días, al final de los cuales me dijo: "¿No sabes tú ningú n oficio para ganarte la vida, oh hijo
mío?" instruido en derecho, respondí, y doctor en doctrina; un adepto en el arte y la ciencia,
un matemá tico y un notable escritor ". É l replicó :" Tu vocació n no tiene importancia en
nuestra ciudad, donde nadie entiende la ciencia o incluso la escritura o cualquier otra cosa
que no sea hacer dinero ". Entonces dije: "Por Alá , no sé nada má s que lo que he
mencionado", y él respondió : "Cíñ ete por la cintura y tó mate un hacha y una cuerda, y ve y
corta leñ a en el bosque para tu pan de cada día, hasta que Alá te envíe alivio; y no digas a
nadie quién eres para que no te maten. Entonces me compró un hacha y una cuerda y me
dio a cargo de ciertos leñ adores; y con estos guardianes me adentré en el bosque, donde
corté leñ a todo el tiempo. mi día y volví por la tarde con mi bulto sobre la cabeza. Lo vendí
por medio denario, con parte de lo cual compré provisiones y eché el resto. En tal trabajo
pasé un añ o entero y cuando esto terminó , me Salí un día, como era mi costumbre, al
desierto y, alejá ndome de mis compañ eros, llegué por casualidad a unas tierras bajas
frondosas. en la que abundaba la madera. Así que entré y encontré el tocó n retorcido de
[205]
un gran á rbol y aflojé el suelo alrededor de él y removí la tierra con una pala. En ese
momento, mi hacha resonó en un anillo de cobre; así que quité la tierra y he aquí, el anillo
estaba unido a una trampilla de madera. Este lo levanté y apareció debajo de él una
escalera. Bajé los escalones hasta el fondo y llegué a una puerta, la cual abrí y me encontré
en un saló n noble de estructura fuerte y bellamente construido, donde estaba una doncella
como una perla de gran precio, cuyo favor desterró de mi corazó n todo dolor y cuidar y
cuidar; y cuya suave palabra sanó el alma desesperada y cautivó a los sabios y a los sabios.
Su figura medía cinco pies de altura; sus pechos eran firmes y erguidos; su mejilla un
verdadero jardín de delicias; su color vivo brillante; su rostro resplandecía como el alba a
través de rizos que se oscurecían como la noche, y sobre las nieves de su pecho brillaban
unos dientes de un blanco nacarado. Como dijo el poeta de alguien como ella:—
[206]

Encantador de cintura delgada, coronado de pelo de embarcadero ✿ Una varita de sauce en un montículo arenoso:
Y como dice otro:—
Cuatro cosas que no se encuentran, excepto que aquí se unen ✿ Para derramar la sangre de mi corazó n y violar mi
espíritu:
frente má s brillante; trenzas embarcadero brillante; ✿ Mejillas sonrosadas y estatura hermosa.
Cuando la miré me postré ante Aquel que la había creado, por la belleza y hermosura que É l
había formado en ella, y ella me miró y dijo: "¿Eres hombre o Jinni?" "Soy un hombre",
respondí yo, y ella, "¿Quién te trajo a este lugar donde he permanecido veinticinco añ os sin
ver aú n hombre en él?" Dije yo (y de hecho encontré sus palabras maravillosamente dulces,
y mi corazó n se derritió hasta la médula por ellas), "Oh mi señ ora, mi buena fortuna me
trajo aquí para disipar mi angustia y preocupació n". Entonces le conté todo mi percance
desde el primero hasta el ú ltimo, y mi caso le pareció muy grave; entonces ella lloró y dijo:
"Yo te contaré mi historia a mi vez. Soy la hija del Rey Ifitamus, señ or de las Islas de Abnú s,
que me casó con mi primo, el hijo de mi tío paterno; pero en mi boda noche un Ifrit
[207]

llamado Jirjís bin Rajmú s, primo hermano, es decir, hijo de la hermana de mi madre, de
[208]

Iblís, el Inmundo Demonio, me arrebató y, volando conmigo como un pá jaro, me dejó en


este lugar, donde me llevó todo lo que necesitaba de fino. alimentos, ropa, joyas, muebles,
comida, bebida y otras cosas. Una vez cada diez días viene aquí y duerme una sola noche
conmigo, y luego sigue su camino, porque me tomó sin el consentimiento de su familia; y ha
convenido conmigo que si alguna vez lo necesito de noche o de día, só lo tengo que pasar la
mano por esas dos líneas grabadas en la alcoba, y él se me aparecerá antes de que mis
dedos dejen de tocarlo. Ya han pasado cuatro días desde que estuvo aquí; y, como faltan
seis días antes de que vuelva, dime, ¿te quedará s conmigo cinco días y te irá s el día antes de
su venida?" Respondí: "¡Sí, y sí de nuevo! ¡Oh, raro, si todo esto no es un sueñ o! Entonces
ella se alegró y, poniéndose en pie de un salto, me tomó de la mano y me llevó a través de
una puerta arqueada a un bañ o turco, un saló n hermoso y ricamente decorado. Me
desnudé. y ella se quitó el suyo, luego nos bañ amos y ella me lavó , y cuando esto terminó
dejamos el bañ o, y ella me sentó a su lado en un alto divá n, y me trajo sorbete perfumado
con almizcle. bañ o, ella puso comida delante de mí y comimos y nos pusimos a hablar, pero
luego ella me dijo: "Acuéstate y descansa, que seguramente debes estar cansado." Así que le
di las gracias, mi señ ora, y me acosté. y dormí profundamente, olvidando todo lo que me
había pasado.Cuando desperté la encontré frotá ndome y lavá ndome los pies; así que de [209]

nuevo le di las gracias y la bendije y nos sentamos un rato a hablar. Dijo ella: "Por Alá ,
estaba triste de corazó n, porque he vivido sola bajo tierra durante estos veinticinco añ os; y
alabado sea Alá , que me ha enviado a alguien con quien puedo conversar". Entonces ella
preguntó : "Oh joven, ¿qué dices tú del vino?" y yo respondí: "Haz lo que quieras". Después
de lo cual fue a un armario y sacó una botella sellada de buen vino añ ejo y arregló la mesa
con flores y hierbas aromá ticas y comenzó a cantar estos versos:—
Si hubiéramos sabido de tu venida, de buena gana habríamos desparramado ✿ Las entrañ as de nuestros corazones o las
bolas de nuestros ojos;
Nuestras mejillas como una alfombra para saludarte se habían arrojado ✿ Y nuestros pá rpados se habían desparramado
para que tus pies los pisaran.
Ahora, cuando terminó su verso, le di las gracias, porque en verdad el amor por ella se
había apoderado de mi corazó n y mi pena y angustia se habían ido. Nos sentamos a
conversar y a la juerga hasta el anochecer, y con ella pasé la noche, ¡no había pasado una
noche así en toda mi vida! Al día siguiente, el deleite siguió al deleite hasta el mediodía,
momento en el cual había bebido vino tan abundantemente que había perdido el juicio, y
me levanté, tambaleá ndome a derecha e izquierda, y dije: "Ven, oh mi encantador, y lo
haré". sacarte de esta bó veda subterrá nea y librarte del hechizo de tu Jinni". Ella se rió y
respondió : "Conténtate y calla: de cada diez días, uno es para el Ifrit y los otros nueve son
tuyos". Dije (y con tranquilidad la bebida me venció ): "En este mismo instante derribaré el
nicho en el que está grabado el talismá n y convocaré al Ifrit para poder matarlo, porque es
una prá ctica mía matar Ifrits!" Cuando escuchó mis palabras, su color se debilitó y dijo:
"¡Por Alá , no lo hagas!" y ella empezó a repetir:—
Esta es una cosa en la que yace la destrucció n ✿ Te pido que la evites y que tu ingenio sea sabio.
Y estos también:—
Oh, tú que buscas la separació n, tira de las riendas de tu veloz corcel y no busques demasiado el avance;
¡Quédate! porque regla de vida es la traició n, ✿ y las dulzuras del encuentro acaban en ruptura.
Escuché su verso pero no presté atenció n a sus palabras, no, levanté mi pie y administré a
la alcoba una poderosa patada——Y Shahrazad percibió el amanecer y dejó de decir su
permitido decir.
Ahora bien, cuando era la Noche Trece,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el segundo Kalandar continuó así su historia
a la dama: Pero cuando, oh mi ama, pateé ese nicho con una poderosa patada, he aquí, el
aire se endureció y oscureció y tronó . y aligerado; la tierra tembló y tembló y el mundo se
volvió invisible. Inmediatamente los vapores del vino abandonaron mi cabeza: le grité:
"¿Qué pasa?" y ella respondió : "¡El Ifrit está sobre nosotros! ¿No te advertí de esto? Por Alá ,
me has traído la ruina; pero huye por tu vida y sube por donde has bajado!" Así que huí
escaleras arriba; pero, en el exceso de mi miedo, olvidé las sandalias y el hacha. Y cuando
había subido dos escalones me volví a buscarlos, y he aquí Vi la tierra partirse en dos, y de
ella surgió un Ifrit, un monstruo horrible, que le dijo a la doncella: "¿Qué problema y qué
potencia es esta con la que me perturbas? ¿Qué percance te ha sucedido?" "Ningú n
percance me ha sucedido", respondió ella, "salvo que mi pecho se estrechó y mi corazó n [210]

lleno de tristeza: así que bebí un poco de vino para ensancharlo y animarme; luego me
levanté para obedecer una llamada de la Naturaleza, pero el vino se me había metido en la
cabeza y caí contra la alcoba." "¡Mientes, como la puta que eres!" chilló el Ifrit; y miró
alrededor de la sala a derecha e izquierda. hasta que vio mi hacha y mis sandalias y le dijo:
"¿Qué son estas sino las pertenencias de algú n mortal que ha estado en tu sociedad?" Ella
respondió : "Nunca las he visto hasta este momento: deben haber sido traído por ti aquí
pegado a tus vestiduras.” Dijo el Ifrit, “Estas palabras son absurdas; tú ramera! ¡Tú ,
ramera!” Luego la desnudó completamente y, tirá ndola al suelo, le ató las manos y los pies a
cuatro estacas, como si fuera un crucificado; y se dedicaron a torturarla y tratar de
[211]

hacerla confesar. No podía soportar soportar escuchar sus gritos y gemidos; así que subí la
escalera en el temblor con miedo; y cuando llegué arriba volví a colocar la trampilla y la
cubrí con tierra. Entonces me arrepentí de lo que había hecho con gran penitencia; y pensé
en la dama y su belleza y hermosura, y las torturas que estaba sufriendo a manos del
maldito Ifrit, después de su vida tranquila de veinticinco añ os; y có mo todo lo que le había
sucedido a ella fue por mi causa. Me acordé de mi padre y de su realeza y de có mo me había
convertido en leñ ador; y có mo, después de que mi tiempo había estado un tiempo sereno,
el mundo se había vuelto turbio y perturbado para mí. Así que lloré amargamente y repetí
este pareado:
¿A qué hora te oprimirá má s la tiranía del Destino? ¡Perpende! ¡un día te alegrará , otro te afligirá !
Luego caminé hasta llegar a la casa de mi amigo, el Sastre, a quien encontré esperá ndome
ansiosamente; de hecho, él estaba, como dice el refrá n, en brasas de fuego por mi cuenta. Y
cuando me vio, dijo: "Toda la noche mi corazó n ha estado apesadumbrado, temiendo por ti
a causa de las fieras u otras desgracias. ¡Ahora, alabado sea Allah por tu seguridad!" Le
agradecí su amistosa solicitud y, retirá ndome a mi rincó n, me senté a reflexionar y meditar
sobre lo que me había sucedido; y me culpé y reprendí a mí mismo por mi insensatez
entrometida y mi desfachatez al patear la alcoba. Me estaba reclamando cuentas cuando he
aquí, mi amigo, el Sastre, vino a mí y me dijo: "Oh joven, en la tienda hay un anciano, un
persa, el que te busca tiene tu hacha y tus sandalias que había llevado a los leñ adores,
[212] [213]

diciendo: Estaba saliendo a la hora en que Mu'azzin comenzó la llamada a la oració n del
alba, cuando me encontré con estas cosas y no sé de quién son; así que dirígeme a su dueñ o.
Los leñ adores reconocieron tu hacha y te la dirigieron: está sentado en mi tienda, así que ve
a él y dale las gracias y toma tu hacha y tus sandalias.” Cuando escuché estas palabras me
puse amarillo de miedo y me sentí aturdido como por un golpe, y antes de que pudiera
recobrarme, ¡he aquí!, el piso de mi cuarto privado se partió en pedazos, y de él se levantó
el persa que era el Ifrit. Había torturado a la dama con torturas extremas, sin embargo, ella
no le confesaba nada. Así que tomó el hacha y las sandalias y le dijo: "¡Tan cierto como que
soy Jirjis de la simiente de Iblis, te traeré de regreso al dueñ o de esto y estos!" Entonces [214]

se dirigió a los leñ adores con el pretexto antedicho y, dirigiéndose a mí, después de esperar
un rato en la tienda hasta que se confirmó el hecho, de repente me agarró como un halcó n
agarra un rató n y voló alto en el aire; pero luego descendió y se sumergió conmigo bajo
tierra (estando yo adormecido mientras tanto), y finalmente me depositó en el palacio
subterrá neo donde había pasado esa noche dichosa. Y allí vi a la dama desnuda hasta la
piel, sus miembros atados a cuatro estacas y sangre brotando de sus costados. Al verlo, se
me llenaron los ojos de lá grimas; pero el Ifrit cubrió su persona y dijo, "Oh lasciva, es ¿No es
este tu amante?" Ella me miró y respondió : "¡No lo conozco ni lo he visto antes de esta
hora!" Dijo el Ifrit: "¡Qué! esta tortura y, sin embargo, no confesar", y dijo ella: "Nunca vi a
este hombre en mis días de nacimiento, y no es lícito a los ojos de Alá decir mentiras sobre
él". "Si no lo conoces", dijo el Ifrit a ella, "toma esta espada y có rtale la cabeza". Empuñ ó la [215]

espada en la mano y se acercó a mí; y le hice señ as con mis cejas, mis lá grimas mientras
corrían por mis mejillas. Ella me entendió y me respondió , también por señ as: "¿Có mo
pudiste traer sobre mí todo este mal?" y repliqué de la misma manera: "Este es el tiempo de
la misericordia y el perdó n". Y la lengua muda de mi caso habló en voz alta diciendo:—
[216]

Mis ojos eran de dragomanes por mi lengua traicionada ✿ Y dicho muy claro el amor que de buena gana escondería:
Cuando nos vimos por ú ltima vez y las lá grimas arreciaron a torrentes ✿ Porque la lengua enmudeció , mis miradas
testificaron:
Ella firmó con la mirada mientras sus labios estaban mudos ✿ Firmé con los dedos y ella entendió lo implícito:
Nuestras cejas cumplían con su deber entre nosotros dos; ✿ Y nosotros, sin palabras, el Amor habló alto y claro.
Entonces, oh mi señ ora, la dama arrojó la espada y dijo: "¿Có mo he de herir el cuello de
alguien que no sé, y que no me ha hecho mal? ¡Tal acto no es lícito en mi ley!" y ella tomó su
mano. Dijo el Ifrit: "Es doloroso para ti matar a tu amante; y, debido a que se ha acostado
contigo, soportas estos tormentos y te niegas obstinadamente a confesar. Después de esto,
es claro para mí que solo lo que ama y lo compadece". Entonces se volvió hacia mí y me
preguntó : "Oh hombre, quizá s tú tampoco conozcas a esta mujer"; a lo que respondí: "¿Y
quién puede ser ella? Seguramente nunca la vi hasta este instante". "Entonces toma la
espada", dijo él, "y có rtale la cabeza y creeré que no la conoces y te dejará libre para irte, y
no te tratará duramente". Respondí: "Eso haré"; y, tomando la espada, avancé bruscamente
y levanté mi mano para herir. Pero ella me hizo señ as con sus cejas: "¿Te he fallado en algo
de amor, y así me correspondes?" Entendí lo que su mirada implicaba y respondí. ella con
una mirada, "Yo sacrificaré mi alma por ti". Y la lengua del caso escribió en nuestros
corazones estas líneas:
Cuá ntos amantes con las cejas hablan ✿ A su amado, como suplica su pasió n:
Con ojos centelleantes inspira su pasió n ✿ Y bien ella ve lo que necesita su sú plica.
¡Qué dulce la mirada cuando uno mira al otro; ✿ Y con qué rapidez y con qué seguridad corre:
Y esto con las cejas escribe toda su pasió n; ✿ Y que con los ojos lee toda su pasió n.
Entonces mis ojos se llenaron de lá grimas hasta rebosar y arrojé la espada de mi mano
diciendo: "Oh poderoso Ifrit y héroe, si una mujer que carece de inteligencia y fe considera
ilegal cortarme la cabeza, ¿có mo puede ser lícito para mí, un hombre, para herirle el cuello
a quien nunca vi en toda mi vida. No puedo hacer tal maldad aunque me hagas beber la
copa de la muerte y la perdició n ". Entonces dijo el Ifrit: "Ustedes dos muestran el buen
entendimiento entre ustedes; pero les dejaré ver có mo terminan tales actos". Tomó la
espada y cortó primero las manos de la dama, de cuatro golpes, y luego los pies; mientras
yo miraba y me aseguraba de la muerte y ella se despedía de mí con sus ojos agonizantes.
Entonces el Ifrit le gritó : "Tú te prostitutas y me haces un wittol con tus ojos"; y la golpeó de
tal manera que su cabeza salió volando. Entonces se volvió hacia mí y dijo: "Oh mortal,
tenemos en nuestra ley que, cuando la esposa se declara en confesió n, nos es lícito matarla.
En cuanto a esta doncella, la arrebaté en la noche de su novia cuando era una niñ a de doce
añ os y no me conocía a nadie má s que a mí. Solía ir a verla una vez cada diez días y
acostarme con ella por la noche, bajo la apariencia de un hombre, un persa; y cuando
estaba bien seguro de que me había puesto los cuernos Yo la maté. Pero en cuanto a ti, no
estoy muy satisfecho de que me hayas agraviado en ella; sin embargo, no debo dejarte ir
ileso; así que pídeme un favor y te lo concederé. Entonces me regocijé, oh mi señ ora, con
gran alegría y dije: "¿Qué favor pediré de ti?" É l respondió : "Pídeme esta bendició n; en qué
forma te hechizaré; ¿será s un perro, un asno o un mono?" Repliqué (y de hecho había
esperado que se me mostrara misericordia): "Por Alá , perdó name, que Alá te perdone por
perdonar a un musulmá n ya un hombre que nunca te agravió ". Y me humillé delante de él
con gran humildad, y permanecí de pie en su presencia, diciendo: "Estoy muy oprimido por
circunstancia". É l respondió : "No me hables mucho, está en mi poder matarte; pero te doy a
ti tu elecció n." Le dije, "Oh tú , Ifrit, te convendría perdonarme así como el Envidiado
perdonó al Envidiador." Dijo él, "¿Y có mo fue eso?" y comencé a decirle
EL CUENTO DEL ENVIDIDO Y EL ENVIDIDO.
Cuentan, oh Ifrit, que en cierta ciudad había dos hombres que vivían en casas contiguas,
que tenían una pared medianera comú n; y uno de ellos tuvo envidia del otro y lo miró con
malos ojos, e hizo todo lo posible por herirlo; y, aunque en todo momento estaba celoso
[217]

de su pró jimo, su malicia finalmente creció en él hasta que apenas podía comer o disfrutar
de los dulces placeres del sueñ o. Pero el Envidiado no hizo má s que prosperar; y cuanto
má s se esforzaba el otro por hacerle dañ o, má s obtenía, ganaba y prosperaba. Por fin llegó a
su conocimiento la malicia de su pró jimo y el constante esfuerzo del hombre por hacerle
dañ o; así que dijo: "¡Por Alá ! La tierra de Dios es lo suficientemente ancha para su gente"; y
saliendo de la vecindad, reparó a otra ciudad donde se compró un terreno en el cual había
un pozo seco, viejo y en estado ruinoso. Aquí se construyó un oratorio y, amueblá ndolo
[218]

con algunas cosas necesarias, fijó su morada allí y se dedicó a la oració n y a adorar a Allah
Todopoderoso; y faquires y santos mendicantes acudían a él de todas partes; y su fama se
extendió por la ciudad y aquella campiñ a. Al poco tiempo llegó a oídos de su envidioso
vecino la noticia de la buena fortuna que le había sobrevenido y de có mo los notables de la
ciudad se habían convertido en sus discípulos; así que viajó al lugar y se presentó en la
ermita del santo varó n, y fue recibido por el Envidiado con bienvenida y saludo y todo
honor. Entonces dijo el Envidioso: "Tengo una palabra que decirte; y esta es la causa de mi
viaje hasta aquí, y deseo darte una buena noticia; así que ven conmigo a tu Entonces el
Envidiado se levantó y tomó al Enviado de la mano, y entraron en la parte má s recó ndita de
la ermita; pero el Enviado dijo: "Ordena a tus Faquires que se retiren a sus celdas, porque
no te diré lo que decir, salvo en secreto, donde nadie pueda oírnos". En consecuencia, el
Envidiado dijo a sus Faquires: "Retírense a sus celdas privadas", y, cuando todos hubieron
hecho lo que les ordenó , partió con su visitante y caminó un poco. camino hasta que los dos
llegaron al viejo y ruinoso pozo. Y cuando estaban en el borde, el Envidiador le dio un
empujó n al Envidiado que lo hizo caer de cabeza en él, sin que nadie lo viera; Sucedió que
este pozo estaba encantado por el Jann quien, al ver el caso, lo levantó y lo bajó poco a poco,
hasta que llegó al fondo, donde lo sentaron sobre una gran piedra. Entonces uno de ellos le
preguntó a su compañ eros, "¿Quién sois vosotros este hombre?" y ellos respondieron, "No".
"Este hombre", continuó el orador, "es el Envidiado h que, volando del Envier, vino a morar
en nuestra ciudad, y aquí fundó esta santa casa, y nos ha edificado con sus letanías y sus
[219]

lecciones del Corá n; pero el Envier partió y viajó hasta que se reunió con él, y astutamente
se las arregló para engañ arlo y arrojarlo al pozo donde ahora estamos. Pero la fama de este
buen hombre ha llegado esta misma noche al sultá n de nuestra ciudad que se propone
visitarlo mañ ana por causa de su hija. de un espíritu; porque Maymun, hijo de Damdam,
está locamente enamorado de ella; pero, si este hombre piadoso conociera el remedio, su
cura sería tan fá cil como podría ser". Entonces uno de ellos preguntó : "¿Y cuá l es la
medicina?" y él respondió : "El gato negro que está con él en el oratorio tiene, en la punta de
su cola, una mancha blanca, del tamañ o de un dirham; que arranque siete cabellos blancos
del lugar, luego que la fumigue con ellos y Marid huirá de ella y no volverá ; por lo que ella
estará cuerda por el resto de su la vida. Todo esto tuvo lugar, oh Ifrit, al alcance del oído del
Envidiado que escuchó con atenció n. Cuando rompió el alba y la mañ ana amaneció brillante
y resplandeciente, los faquires fueron a buscar al shaykh y lo encontraron trepando por la
pared del pozo; por lo cual fue magnificado a los ojos de ellos. Entonces, sabiendo que
[220]

nada excepto el gato negro podría proporcionarle el remedio requerido, arrancó los siete
pelos de la cola de la mancha blanca y los colocó junto a él; y apenas había salido el sol
cuando el sultá n entró en la ermita, con los grandes señ ores de su hacienda, mandando al
resto de su séquito que se quedara de pie fuera. El Envidiado le dio una calurosa
bienvenida y sentá ndolo a su lado le preguntó : "¿Quieres que te diga la causa de tu venida?"
El Rey respondió "Sí". Continuó : "Has venido con el pretexto de una visita; pero está en tu
[221]

corazó n preguntarme acerca de tu hija". El rey respondió : "Así es, oh santo shaykh", y el
Envidiado continuó : "Envía a buscarla, y confío en curarla". franca (¡así sea la voluntad de
Alá !). El rey con gran alegría mandó a buscar a su hija, y la trajeron prisionera y
encadenada. La Envidiada la hizo sentar detrá s de una cortina y sacá ndole los pelos la
fumigó con ella; entonces lo que estaba en su cabeza gritó y se alejó de ella. La muchacha
recuperó de inmediato su juicio y, velando su rostro, dijo: "¿Qué ha sucedido y quién me
trajo aquí?" El Sultá n se regocijó con una alegría que nada podría superar, y besó los ojos de
su hija, y la mano del hombre santo; luego, volviéndose hacia sus grandes señ ores,
[222]

preguntó : "¡Có mo decís vosotros! ¿Qué pago merece el que ha sanado a mi hija?" y todos
respondieron: "É l la merece por esposa"; y el Rey dijo: "¡Vosotros hablá is con verdad!" Así
que lo casó con ella y el Envidiado se convirtió así en yerno del Rey. Y después de un rato, el
visir murió y el rey dijo: "¿A quién puedo nombrar ministro en su lugar?" "Tu yerno",
respondieron los cortesanos. Entonces el Envidiado se convirtió en un Wazir; y después de
un tiempo el sultá n también murió y los señ ores dijeron: "¿A quién haremos rey?" y todos
gritaron: "El Wazir". Así que el Wazir fue directamente nombrado Sultá n, y se convirtió en
Rey reinante, un verdadero gobernante de los hombres. Un día mientras montaba su
caballo; y, en la eminencia de su realeza, cabalgaba entre sus emires y visires y los grandes
de su reino, sus ojos se posaron en su antiguo vecino, el Envier, que estaba de pie en su
camino; así que se volvió hacia uno de sus ministros y le dijo: "Trae a ese hombre y no lo
asustes". El Wazir lo trajo y el Rey dijo: "Dale mil miská ls de oro de la tesorería, y cargarle
[223]

diez camellos con mercancías para el comercio, y enviarlo con escolta a su propia ciudad."
Entonces se despidió de su enemigo y lo despidió y se abstuvo de castigarlo por los muchos
y grandes males que había hecho. Mira, oh Ifrit, la misericordia del Envidiado hacia el
Enviado, que lo había odiado desde el principio y le había llevado una maldad tan amarga y
nunca lo encontró sin causarle problemas; y lo había expulsado de casa y hogar. , y luego
había viajado con el ú nico propó sito de quitarle la vida arrojá ndolo al pozo. Sin embargo,
no pagó su trato injurioso, sino que lo perdonó y fue generoso con él. Entonces lloré [224]

delante de él, oh mi señ ora, con llanto doloroso, nunca hubo dolor má s doloroso, y recité:
Perdona mi culpa, porque es costumbre del hombre sabio ✿ Todas las faltas deben perdonarse y vengarse:
En verdad todas las faltas en mí contienen ✿ Entonces dígnate de bondad misericordia-gracia para mostrar:
Quien implora el perdó n de lo alto ✿ Debe alejarse de los pecadores de aquí abajo.
Dijo el Ifrit: "¡No alargues tus palabras! En cuanto a que te mate, no temas, y en cuanto a
que te perdone, no lo esperes; pero de mi hechizarte no hay escapatoria". Luego me
arrancó del suelo que se cerró bajo mis pies y voló conmigo hacia el firmamento hasta que
vi la tierra como una gran nube blanca o un platillo. en medio de las aguas. Luego me dejó
[225]

en una montañ a, y tomando un poco de polvo, sobre el cual murmuró algunas palabras
má gicas, me roció con él, diciendo: "¡Deja esa forma y toma la forma de un mono!" Y en el
instante me convertí en un mono, un babuino sin cola, el hijo de un siglo . Ahora, cuando [226]

me hubo dejado y me vi en esta forma fea y odiosa, lloré por mí mismo, pero resigné mi
alma a la tiranía del Tiempo y las Circunstancias, sabiendo bien que la Fortuna no es justa y
constante para ningú n hombre. I Descendí la montañ a y encontré al pie una llanura
desértica, larga y ancha, sobre la cual viajé durante un mes hasta que mi rumbo me llevó al
borde del mar salado. Después de estar allí un rato, me di cuenta de un barco que se
[227]

acercaba y navegaba empujado por un viento favorable que se dirigía a la orilla: me escondí
detrá s de una roca en la playa y esperé hasta que el barco se acercó , entonces salté a
bordo. . La encontré llena de mercaderes y pasajeros y uno de ellos gritó : "¡Oh Capitá n, este
bruto de mal agü ero nos traerá mala suerte!" y otro dijo: "Echad de en medio de nosotros a
esta bestia de mal agü ero"; el capitá n dijo: "¡Vamos a matarlo!" otro dijo: "Má talo a espada";
un tercero, "Ahogarlo"; y un cuarto, "Dispá rale con una flecha". Pero me levanté de un salto
y me apoderé de los Rais falda, y derramé lá grimas que corrían por mis chuletas. El
[228]

capitá n se compadeció de mí y dijo: "¡Oh mercaderes! Este mono me ha pedido protecció n y


yo lo protegeré; de ahora en adelante está a mi cargo: así que nadie le haga dañ o o dañ o, de
lo contrario habrá malas cosas". sangre entre nosotros". Entonces me suplicó amablemente
y todo lo que dijo lo entendí y atendí todas sus necesidades y lo serví como un sirviente,
aunque mi lengua no obedecía a mis deseos; para que llegara a amarme. El barco siguió
navegando, con buen viento, por el espacio de cincuenta días; al final de la cual echamos el
ancla bajo los muros de una gran ciudad en la que había un mundo de personas,
especialmente hombres eruditos, nadie podía decir su nú mero excepto Allah. Apenas
llegamos, nos visitaron ciertos oficiales mamelucos del rey de esa ciudad; quien, después de
abordarnos, saludó a los mercaderes y les dio la alegría de haber llegado a salvo, dijo:
"Nuestro Rey les da la bienvenida y les envía este rollo de papel, sobre el cual todos y cada
uno de ustedes deben escribir una línea. El ministro, un calígrafo de renombre, ha muerto,
y el rey ha hecho un juramento solemne de que no hará visir en su lugar a ningú n visir que
no sepa escribir tan bien como él". Entonces nos dio el rollo que medía diez codos de largo
por uno de ancho, y cada uno de los mercaderes que sabían escribir, escribió en él una
línea, hasta el ú ltimo de ellos; después de lo cual me puse de pie (todavía en forma de
mono) y les arrebaté el rollo de las manos. Temían que lo rompiera o lo arrojara por la
borda; así que trataron de detenerme y asustarme, pero les hice señ as de que podía
escribir, por lo que todos se maravillaron y dijeron: "Nunca hemos visto un mono".
escribe." Y el Capitá n exclamó : "Déjalo escribir; y si garabatea y escarba, lo echaremos a
patadas y lo mataremos; pero si escribe justo y erudito lo adoptaré por hijo; porque
seguramente nunca he visto un mono má s inteligente y educado que él. Quisiera el cielo
que mi verdadero hijo fuera su rival en moral y modales." Tomé la cañ a, y extendiendo mi
pata, la mojé en tinta y escribí, con la mano que se usa para las letras: estas dos coplas:— [229]

El tiempo ha registrado los regalos que le dio a los grandes; ✿ Pero ninguno registró el tuyo que sea mucho má s alto;
Allah nunca huérfano a los hombres por tu pérdida ✿ Que seas de bondad madre, padre de Generosidad.
Y escribí en Rayhá ni o letras má s grandes elegantemente curvadas: [230]

tienes una cañ a [231] de red a toda tierra, ✿ Cuya conducció n hace que todo el mundo prospere;
Nil es el Nilo de Misraim por tus dones ✿ Quien hace sonreír a la miseria con cinco dedos.
Luego escribí en los Suls [232]
cará cter:—
No hay escritor que huya de la Muerte, ✿ Sino lo que su mano ha escrito, los hombres lo repetirá n:
¡No escribas, pues, nada salvo lo que te sirva cuando lo veas en el Día del Juicio y así lo veas!
Luego escribí en el cará cter Naskh:— [233]

Cuando al destino doloroso de la despedida nuestro amor condenará , ✿ a la vida lejana por el destino decretado,
Hacemos que los labios del tintero 'limpien nuestras penas, ✿ Y lengua nuestra lengua con la cañ a parlante.
Y escribí en el cará cter de Tú má r [234]
:—
Reino con ninguno perdura; si niegas ✿ esta verdad, ¿dó nde estará n los reyes de la tierra anterior?
Pon á rboles de bondad mientras dure el gobierno, ✿ Y cuando hayas caído, contará n tu valor.
Y escribí en el cará cter Muhakkak [235]
:—
Cuando abras el tintero de tu riqueza y fama ✿ Toma tinta de corazó n generoso y mano graciosa;
Escribe hazañ as valientes y nobles mientras escribes tú puedes ✿ Y gana elogios de la punta de la pluma y la marca.
Entonces entregué el rollo a los oficiales y, después de que todos hubiéramos escrito
nuestra línea, lo llevaron ante el Rey. Cuando vio el papel, ninguna escritura le agradó salvo
la mía; y dijo a los cortesanos reunidos: "Id a buscar al escritor de estas líneas y vestidlo
con un espléndido manto de honor; luego montadlo en una mula, que una banda de [236]

mú sica lo preceda y lo traiga a la presencia". Ante estas palabras, sonrieron y el Rey se


enojó con ellos y gritó : "¡Oh malditos! ¿Te doy una orden y te ríes de mí?" "Oh Rey",
respondieron ellos, "si nos reímos no es de ti y no sin causa." "¿Y qué es?" preguntó él; y
ellos respondieron: "Oh Rey, nos ordenas traer a tu presencia al hombre que escribió estas
líneas; ahora bien, la verdad es que el que los escribió no es de los hijos de Adá n, sino un [237]

mono, un babuino sin cola, que pertenece al capitá n del barco". Dijo él: "¿Es eso cierto lo
que dices?" Contestaron ellos: "¡Sí! por los derechos de tu munificencia!" El rey se maravilló
de sus palabras y se estremeció de alegría y dijo: "Me propongo comprar este mono del
Capitá n". Entonces envió mensajeros al barco con la mula, el vestido, la guardia y los
tambores de estado, diciendo: "No menos vístanlo con la tú nica de honor y mó ntenlo en la
mula y dejen que lo rodeen los guardias y lo preceda la banda de mú sica". Me tomó del
Capitá n y me vistió con la tú nica de honor y, montá ndome en la mula, me llevó en gran
procesió n por las calles, mientras la gente estaba asombrada y divertida. Y la gente se decía
unos a otros: "¡Hola! ¿Está nuestro sultá n a punto de convertir a un mono en su ministro?»;
y todos se agolparon ansiosos para mirarme, y la ciudad estaba alborotada y se puso patas
arriba por mi culpa. Cuando me llevaron ante el rey y me pusieron en su En su presencia,
besé el suelo tres veces ante él, y una vez ante el Gran Chambelá n y los grandes oficiales, y
él me ordenó que me sentara, y yo me senté respetuosamente sobre las piernas y las
rodillas. y todos los que estaban presentes se maravillaron de mis buenos modales, y el
[238]

Rey sobre todo. Entonces ordenó a los señ ores que se retiraran; y como no quedaba nadie
excepto la majestad del rey, el eunuco de guardia y una esclava blanca, mandó que pusieran
delante de mí la mesa de comida, que contenía toda clase de pá jaros, todo lo que brinca,
vuela y pisa en el nido, como codornices y codornices. ortega. Luego me hizo señ as para
que comiera con él; así que me levanté y besé la tierra delante de él, luego me senté y comí
con él. Y cuando quitaron la mesa me lavé las manos en siete aguas y tomó la cañ a y la cañ a;
y escribió en lugar de pronunciar estas coplas:—
Lamento por las perdices en gachas y plato; ✿ Llorar por la ruina de las frituras y guisos bien marinados:
Ansiosa como yo por las amadas y perdidas hijas del urogallo de Katá , [239] ✿ Y tortilla en torno al aglomerado de gallinas
bien doradas:
Oh fuego en mi corazó n por los peces, esos dos venenos que vi, ✿ Acostados en bollos recién hechos [240] y tortas en
montones para laniar.
¡Para ti, oh fideos! me duele la boca! Yo sostengo ✿ Sin ti todos los gustos y alegrías son limpios aniquilados.
Esos huevos han rodado sus ojos amarillos en torturantes dolores de fuego ✿ Antes servidos con picadillo y buñ uelos
calientes, ese cate más delicado,
Alabado sea Allah por Su horneado y asado y ¡ah! que bueno ✿ Esta legumbre, estas hierbas aromá ticas remojadas en
aceite con eysill combinan!
Cuando el hambre estuvo saciada, me apoyé en el codo y caí sobre ✿ Pudín de carne [241] donde brillaban los brazaletes que
mi ingenio ama.
Entonces me despertó el apetito dormido para comer como en un deporte ✿ Dulces de bandejas brocadas y patinetes muy
elaborados.
¡Ten paciencia, alma mía! El tiempo es un espectro altivo y celoso; ✿ Hoy parece sombrío y mañ ana hermoso a la vista. [242]
Luego me levanté y me senté a una distancia respetuosa mientras el Rey leía lo que había
escrito y se maravillaba exclamando: "¡Oh, el milagro, que un simio sea dotado con este
estilo elegante y este poder de caligrafía! ¡Por Alá , es ¡una maravilla de maravillas!"
Luego pusieron ante el rey vinos escogidos en jarras de vidrio y él bebió : luego me pasó la
copa; y besé el suelo y bebí y escribí en él:—
Con fuego me hirvieron para soltarme la lengua, [243] ✿ Y el dolor y la paciencia dieron por comunió n:
¡De ahí vienen las manos de los hombres que me levantan en alto ✿ y el rocío de miel de los labios de la doncella bebo a
sorbos!
Y estos también:—
La mañ ana le dice a la noche: "Retírate y déjame brillar"; ✿ Así que drenamos las corrientes de aire que adormecen todo
dolor y pino: [244]
Dudo, tan fina la copa, tan claro el vino, ✿ Si es el vino en copa o copa en vino.
El Rey leyó mi verso y dijo con un suspiro: "¿Fueron estos regalos en un hombre, [245]

¡superaría a toda la gente de su tiempo y edad!" Luego llamó al tablero de ajedrez y dijo:
"Di, ¿quieres jugar conmigo?"; y señ alé con mi cabeza, "Sí". Entonces me acerqué y ordené
las piezas y jugué con él dos juegos, los cuales gané. Se quedó mudo de sorpresa; así que
tomé el estuche y, sacando una cañ a, escribí en la pizarra estos dos coplas:—
Dos huestes luchan a lo largo de todo el día ✿ Ni su batalla ha terminado jamás,
Hasta que, cuando las tinieblas los envuelven, ✿ Los dos se van a dormir en una cama individual. [246]
El rey leyó estas líneas con asombro y deleite y dijo a su eunuco: "Oh Mukbil, ve a tu [247]

señ ora, Sitt al-Husn, y dile: Ven, habla el Rey que te ordena aquí para tomar tu ¡Consuelo
[248]

en ver a este maravilloso simio!" Así que el eunuco salió y regresó con la dama quien,
cuando me vio, se cubrió el rostro con un velo y dijo: "¡Oh, padre mío! ¿Has perdido todo
sentido del honor? ¿Có mo es que te complace enviarme a buscar y mostrarme a hombres
extrañ os?" "Oh, Sitt al-Husn", dijo, "no hay nadie aquí excepto este pequeñ o pie de pá gina y
el eunuco que te crió y yo, tu padre. ¿De quién, pues, ocultas tu rostro?" Ella respondió :
"Este a quien tienes por mono es un hombre joven, inteligente y cortés, sabio y erudito, e
hijo de un rey; pero está hechizado y el Ifrit Jirjaris, que es de la simiente de Iblis, lo
hechizó , después de dar muerte a su propia esposa, la hija del rey Ifitamus, señ or de las
islas de Abnus". El rey se maravilló de las palabras de su hija. y, volviéndose hacia mí, dijo:
"¿Es esto cierto lo que ella dice de ti?", y señ alé con un movimiento de cabeza la respuesta:
"Sí, en verdad", y lloré amargamente. Luego le preguntó a su hija: "¿De dó nde sabías que
está hechizado?"; y ella respondió : "Oh mi querido papá , en mi niñ ez me acompañ ó una
anciana, una astuta y una sabia y una bruja para colmo, y ella me enseñ ó la teoría de la
magia y su prá ctica. ; y tomé notas por escrito y en ellas perfeccioné, y me he aprendido de
memoria ciento setenta capítulos de fó rmulas egromá nticas, con la menor de las cuales
pude transportar las piedras de tu ciudad detrá s de la Montañ a Kaf y el Circumambient
Main, o haz de su sitio un abismo del mar y su gente peces nadando en medio de él." "Oh
[249]

hija mía", dijo su padre, "te conjuro, por mi vida, desencanta a este joven, que yo que lo
convierta en mi visir y te case con él, pues en verdad es un joven ingenioso y
profundamente erudito. Caracteres hebreos, describió un amplio círculo——Y Shahrazad
percibió el amanecer del día y dejó de decir lo que le permitía decir.
Ahora bien, cuando era la Decimocuarta Noche,

Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el Kalandar continuó su relato de la


siguiente manera: ¡Oh, mi señ ora, la hija del rey se involucró ! mano un cuchillo en el que
estaban inscritos caracteres hebreos y describió un amplio círculo en medio del saló n del
palacio, y en él escribió en letras cú ficas nombres misteriosos y talismanes; y ella
pronunció palabras y murmuró encantamientos, algunos de los cuales entendimos y otros
no entendimos. En ese momento, el mundo se oscureció ante nuestra vista hasta que
pensamos que el cielo se estaba cayendo sobre nuestras cabezas, ¡y he aquí! el Ifrit se
presentó en su propia forma y aspecto. Sus manos eran como horcas de muchos dientes,
sus piernas como los má stiles de grandes barcos y sus ojos como haces de fuego
resplandeciente. Teníamos un miedo terrible de él, pero la hija del rey le gritó : "¡Ninguna
bienvenida para ti ni un saludo, oh perro!" después de lo cual cambió a la forma de un leó n
y dijo: "¡Oh traidora, có mo es que has roto el juramento que juramos que ninguno debería
contrariar al otro!" "Oh, maldito", respondió ella, "¿có mo podría haber un pacto entre yo y
alguien como tú ?" Entonces dijo: "Toma lo que te has traído"; y el leó n abrió sus fauces y se
abalanzó sobre ella; pero ella fue demasiado rá pida para él; y, arrancá ndose un cabello de
la cabeza, lo agitó en el aire murmurando sobre él mientras tanto; y el pelo se convirtió en
seguida en una hoja afilada de espada, con la cual hirió al leó n y lo partió en dos. Entonces
las dos mitades volaron por el aire y la cabeza se transformó en un escorpió n y la Princesa
se convirtió en una enorme serpiente y se abalanzó sobre el escorpió n maldito, y los dos
lucharon, enroscá ndose y desenroscá ndose, una dura lucha durante al menos una hora.
Entonces el escorpió n se transformó en un buitre y la serpiente se convirtió en un á guila
que se posó sobre el buitre y lo persiguió durante una hora, hasta que se convirtió en un
gato negro que maullaba, sonreía y escupía. Acto seguido, el á guila se transformó en un
lobo pinto y estos dos lucharon en el palacio durante mucho tiempo, cuando el gato,
viéndose vencido, se transformó en un gusano y se deslizó en una gran granada roja, que [250]

estaba junto a la fuente de chorros en medio del saló n del palacio. Entonces la granada se
hinchó al tamañ o de una sandía en el aire; y, cayendo sobre el pavimento de má rmol del
palacio, se rompió en pedazos, y todos los granos cayeron y se esparcieron hasta cubrir
todo el suelo. Entonces el lobo se sacudió y se convirtió en un gallo blanco como la nieve,
que se puso a recoger los granos con el propó sito de no irse. una; pero por fatalidad del
destino una semilla rodó hasta el borde de la fuente y allí se escondió . El gallo se puso a
cacarear y batir las alas y nos hizo señ as con el pico como si preguntara: "¿Quedan
granos?". Pero no entendimos lo que quería decir, y nos gritó con un grito tan fuerte que
pensamos que el palacio se nos iba a caer encima. Luego corrió por todo el suelo hasta que
vio el grano que había rodado hasta el borde de la fuente, y se apresuró a recogerlo cuando
he aquí, saltó en medio del agua y se convirtió en pez y se zambulló hasta el fondo de la
fuente. . Acto seguido, el gallo se transformó en un pez grande y se sumergió detrá s del
otro, y los dos desaparecieron por un rato y ¡he aquí! oíamos fuertes chillidos y gritos de
dolor que nos hacían temblar. Después de esto, el Ifrit salió del agua, y él era como una
llama ardiente; echando fuego y humo por su boca, ojos y narices. E inmediatamente la
Princesa salió igualmente de la palangana y ella era un carbó n encendido de bajo
llameante; y estos dos, ella y él, lucharon por el espacio de una hora, hasta que sus fuegos
los rodearon por completo y su espeso humo llenó el palacio. En cuanto a nosotros,
jadeá bamos por falta de aliento, está bamos casi sofocados, y anhelá bamos sumergirnos en
el agua por temor a quemarnos y destruirnos por completo; y el Rey dijo: "¡No hay
Majestad ni Poder excepto en Alá , el Glorioso, el Grande! ¡Ciertamente, somos de Alá y a É l
volvemos! ¡Ojalá no hubiera instado a mi hija a intentar desencantar a este mono! -
compañ ero, por lo que le he impuesto la terrible tarea de luchar contra ese maldito Ifrit
contra el cual todos los Ifrits del mundo no podrían prevalecer. ¡Y ojalá nunca hubiéramos
visto a este mono, Alá nunca asesinó ni bendijo el día de su venida! Pensamos hacer una
buena obra con él ante la faz de Allah, y para liberarlo del encantamiento, y ahora hemos
[251]

traído este problema y dolor sobre nuestro corazó n ". Pero yo, oh mi señ ora, estaba mudo e
incapaz de decirle una palabra. De repente, antes de que fuéramos conscientes de nada, el
Ifrit gritó desde debajo de las llamas y, acercá ndose a nosotros mientras está bamos en el
estrado, sopló fuego en nuestras caras. La doncella lo alcanzó y exhaló rá fagas de fuego en
su cara y las chispas de ella y de él. llovió sobre nosotros, y sus chispas no nos hicieron
dañ o, pero una de sus chispas se posó en mi ojo y lo destruyó convirtiéndome en un mono
monocular; y otra cayó sobre la cara del Rey quemá ndole la mitad inferior, quemá ndole la
barba y los bigotes y causando se le caen los dientes inferiores; mientras que un tercero se
posó sobre el pecho del Castrato, matá ndolo en el acto. Así que desesperamos de la vida y
nos aseguramos de la muerte cuando ¡he aquí! una voz repitió el dicho: "¡Alá es el Altísimo!
¡Alá es el Altísimo! Ayuda y victoria para todos los que creen en la Verdad; y desilusió n y
desgracia para todos los que no creen en la religió n de Mahoma, la Luna de la Fe". la
Princesa que había quemado el Ifrit, y él se había convertido en un montó n de cenizas.
Luego se nos acercó y dijo: "Alcá nzame un vaso de agua". Se lo trajeron y ella pronunció
sobre él palabras que no entendimos, y rociá ndome con él gritó : "En virtud de la Verdad, y
por el Má s Grande nombre de Allah, te ordeno que vuelvas a tu forma anterior". Y he aquí,
temblé y me volví un hombre como antes, excepto que había perdido por completo un ojo.
Entonces gritó : "¡El fuego! ¡El fuego! ¡Oh, mi querido papá ! Una flecha del maldito me ha
herido de muerte, porque no estoy acostumbrada a pelear con los Jann; si hubiera sido un
hombre, lo habría matado en el principio. No tuve problemas hasta el momento en que la
granada estalló y los granos se esparcieron, pero pasé por alto la semilla en la que estaba la
vida misma del Jinni. Si la hubiera recogido, habría muerto en el acto, pero como el Destino
y la Fortuna decretaron , no lo vi; por lo que vino sobre mí sin darse cuenta y se produjo
entre él y yo una dura lucha bajo la tierra y en el aire y en el agua; y, cada vez que le abría
una puerta, me abrió otra puerta y otra má s fuerte, hasta que al fin me abrió la puerta de
[252]

fuego, y pocos se salvan a los que se abre la puerta de fuego. Pero el Destino quiso que mi
astucia prevaleciera sobre su astucia; y lo quemé vivo después de haberlo exhortado en
vano a abrazar la religió n de Al-Islam. En cuanto a mí, soy una mujer muerta; ¡Alá os
proporcione mi lugar!" Entonces ella pidió ayuda al Cielo y no cesó de implorar alivio del
fuego; cuando ¡he aquí! una chispa negra se disparó desde sus pies vestidos hasta sus
muslos; luego voló a su pecho y de allí a su rostro. Cuando llegó a su rostro, ella lloró y dijo:
"¡Doy testimonio de que no hay má s dios que el Dios y que Mahoma es el Apó stol de Dios!"
Y la miramos y no vimos nada má s que un montó n de cenizas a un lado. del montó n que
había sido el Ifrit. Lloramos por ella y deseé haber estado en su lugar, así que no había visto
su hermoso rostro que había me ha trabajado tal riqueza convertida en cenizas; pero no
hay contradicció n con la voluntad de Allah. Cuando el Rey vio la terrible muerte de su hija,
se arrancó lo que quedaba de su barba y golpeó su rostro y rasgó sus vestiduras; y yo hice
como él y los dos lloramos por ella. Luego entraron los chambelanes y los grandes y se
sorprendieron al encontrar dos montones de cenizas y al sultá n desmayado; así que lo
rodearon hasta que revivió y les contó lo que le había sucedido a su hija del Ifrit; por lo que
su dolor era realmente doloroso y las mujeres y las esclavas chillaban y gemían, y
[253]

continuaron sus lamentaciones por espacio de siete días. Ademá s, el Rey mandó construir
sobre las cenizas de su hija una gran tumba abovedada, y quemar en ella velas de cera y
lá mparas sepulcrales: pero en cuanto a las cenizas de Ifrit, las esparcieron por los vientos,
apresurá ndolos a la maldició n de Allah. Entonces el sultá n enfermó de una enfermedad que
casi lo llevó a la muerte por espacio de un mes; y, cuando recuperó la salud y su barba
volvió a crecer y se convirtió por la misericordia de Allah a Al-Islam, envió a buscarme y
dijo: "Oh joven, el Destino nos ha decretado la má s feliz de las vidas, a salvo de todas las
casualidades y cambios del Tiempo, hasta que viniste a nosotros, cuando los problemas
cayeron sobre nosotros. ¡Ojalá nunca te hubiéramos visto a ti y a tu asqueroso rostro!
Porque nos apiadamos de ti y así lo hemos perdido todo. por ti he perdido primero a mi
hija, que para mí valía cien hombres, en segundo lugar he sufrido lo que me sucedió a causa
del fuego y la pérdida de mis dientes, y mi eunuco también fue asesinado. porque estaba
fuera de tu poder evitar esto: ¡la condenació n de Allah estaba sobre ti y sobre nosotros y
gracias sean dadas al Todopoderoso por que mi hija te liberó , a pesar de que ella perdió su
propia vida! hijo, de esta mi ciudad, y te baste lo que nos ha sucedido a través de ti, aunque
fue decretado para nosotros.Ve en paz; y si alguna vez te vuelvo a ver, seguramente te
mataré". Y me gritó . Así que salí de su presencia, oh mi señ ora, llorando amargamente y
apenas creyendo en mi escape y sin saber a dó nde ir. Y recordé todo lo que me había
sucedido, mi encuentro con el sastre, mi amor por la doncella en el palacio bajo tierra, y mi
escape por los pelos del Ifrit, incluso después de que él había decidido hacerme morir; y
có mo había entrado en la ciudad como un mono y ahora la dejaba como un hombre una vez
má s. Entonces di gracias a Allah y dije: "¡Mi ojo y no mi vida!" y antes de salir del lugar
entré al bañ o y me afeité la nuca y la barba y los bigotes y las cejas; y arrojé cenizas sobre
mi cabeza y me puse la tosca tú nica de lana negra de un Kalandar. Entonces partí, oh mi
señ ora, y todos los días reflexioné sobre todas las calamidades que me habían sobrevenido,
y lloré y repetí estas coplas:
"Estoy angustiado, pero en verdad Su piedad permanece conmigo, ✿ Aunque a mi alrededor se reú nen huestes de males,
de dó nde vienen no puedo ver:
Paciente seré hasta que la paciencia se vuelva impaciente conmigo; ✿ Paciente por siempre hasta que el Señ or cumpla mi
destino:
Paciente esperaré sin quejarme, un hombre agraviado y vencido; ✿ Paciente como espectro solar que se extiende por el
mar de arena del desierto:
Paciente seré hasta Aloe's [254] yo sin saberlo permito ✿ Soy paciente bajo cosas má s amargas que el aloe má s amargo:
No hay cosas má s amargas que el á loe o que la paciencia para la humanidad; ✿ Sin embargo, má s amarga que las dos para
mí fue la traició n de Patience:
Mi frente seca, cosida y chamuscada arrastraría mi llaga ✿ Si el alma pudiera buscar mi duende y allí un secreto secreto:
Si las colinas soportaran la carga que yo soporto, se derrumbarían bajo el peso; ✿ 'Aquietaría el viento rugiente, 'apagaría
la flagrancia de la lengua de fuego,
Y quien diga que el mundo es dulce certès un día verá ✿ Con má s amargura de á loe y acritud de á loe".
Luego viajé a través de muchas regiones y vi muchas ciudades que se dirigían a Bagdad,
para poder buscar audiencia, en la Cá mara. de paz, con el Comendador de los Fieles y
[255]

decirle todo lo que me había sucedido. Llegué aquí esta misma noche y encontré a mi
hermano en Allah, este primer Kalandar, de pie como perplejo; así que lo saludé con "La
paz sea contigo" y entré en conversació n con él. Enseguida vino nuestro hermano, este
tercer Kalandar, y nos dijo: "¡La paz sea con vosotros! Soy un extrañ o;" a lo que
respondimos: "Y nosotros también somos extrañ os, los que hemos venido aquí esta bendita
noche". Así que los tres caminamos juntos, ninguno de nosotros sabía la historia del otro,
hasta que el Destino nos llevó a esta puerta y entramos a ti. Tal es pues mi historia y mi
motivo de raparme la barba y los bigotes, y esto fue lo que provocó la pérdida de mi ojo.
Dijo el ama de casa: "Tu historia es realmente rara; así que fró tate la cabeza y sigue tu
camino"; pero él respondió : "No me moveré hasta que escuche las historias de mis
compañ eros". Entonces se adelantó el tercer Kalandar y dijo: "¡Oh, ilustre dama! Mi historia
no es como la de estos mis camaradas, sino má s asombrosa y mucho má s maravillosa.
destino sobre mi propia cabeza y trajo tristeza sobre mi propia alma, y me afeité la barba y
perdí mi propio ojo.
EL CUENTO DEL TERCER KALANDAR.
Sepa, oh mi señ ora, que yo también soy un Rey y el Hijo de un Rey y mi nombre es Ajíb hijo
de Khazíb. Cuando murió mi padre, lo sucedí; y goberné e hice justicia y traté con justicia a
todos mis señ ores. Me deleitaba en los viajes por mar, porque mi capital estaba en la costa,
ante la cual el océano se extendía a lo largo y ancho; y cerca había muchas islas grandes con
candelabros y guarniciones en medio del océano principal. Mi flota contaba con cincuenta
buques mercantes, y otros tantos yates de recreo, y ciento cincuenta velas preparadas para
la guerra santa con los Incrédulos. Sucedió que tenía intenció n de divertirme en las islas
antes mencionadas, así que tomé un barco con mi gente en diez quillas; y, llevando conmigo
las provisiones de un mes, emprendí un viaje de veinte días. Pero una noche nos golpeó un
viento en contra, y el mar se levantó contra nosotros con grandes olas; las olas nos
azotaron con fuerza y una densa oscuridad se apoderó de nosotros. nos dimos dado por
perdido y dije: "Quien pone en peligro sus días, aunque escape, no merece elogios". Luego
rezamos a Allah y Le suplicamos; pero las rá fagas de tormenta no cesaron de soplar contra
nosotros ni las marejadas de azotarnos hasta que amaneció , cuando cayó el vendaval, los
mares se hundieron en una quietud espejada y el sol brilló sobre nosotros amablemente
claro. Luego hicimos una isla donde desembarcamos y cocinamos algo de comida, y
comimos abundantemente y descansamos por un par de días. Luego partimos de nuevo y
navegamos otros veinte días, los mares se ensancharon y la tierra se encogió . Luego la
corriente corrió contra nosotros, y nos encontramos en aguas extrañ as, donde el Capitá n
había perdido la cuenta, y estaba completamente desconcertado en este mar; así le dijimos
al vigía, "Sube al tope del má stil y mantén los ojos abiertos". Se subió al má stil y miró
[256]

hacia afuera y gritó en voz alta: "Oh Rais, veo a estribor algo oscuro, muy parecido a un pez
flotando sobre la superficie del mar, y a babor hay un telar en medio de la vela mayor,
ahora negro y ahora brillante". Cuando el Capitá n escuchó las palabras del vigía, arrojó su
turbante sobre la cubierta y se arrancó la barba y se golpeó la cara diciendo: "¡Buenas
noticias de hecho! Todos somos hombres muertos; ninguno de nosotros puede salvarse". Y
se echó a llorar y todos lloramos por su llanto y también por nuestras vidas; y yo dije: "Oh
capitá n, díganos qué es la sierra vigía". "Oh, mi Príncipe", respondió él, "sabe que perdimos
nuestro rumbo en la noche de la tormenta, que fue seguida al día siguiente por dos días de
calma durante los cuales no hicimos camino; y nos hemos extraviado once días. contando a
partir de esa noche, sin viento que nos devuelva a nuestro verdadero rumbo, mañ ana, al
final del día, llegaremos a una montañ a de piedra negra, alta la Montañ a Magnética; [257]

porque allí nos llevan las corrientes, quiérase o no. Tan pronto como estemos bajo su lea,
los costados del barco se abrirá n y cada clavo de la tabla saldrá volando y se clavará
firmemente en la montañ a; porque Allah Todopoderoso ha dotado a la piedra imá n con una
virtud misteriosa y un amor por el hierro, por lo que todo lo que es hierro viaja hacia ella; y
en este monte hay mucho hierro, cuá nto nadie sabe sino el Altísimo, de los muchos vasos
que allí se han perdido desde los días de antañ o. El punto brillante en su cima es una cú pula
de lató n amarillo de Andalucía, abovedada sobre diez columnas; y en su corona hay un
jinete que monta un caballo de bronce y tiene en la mano una lanza de lató n; y de su pecho
cuelga una tablilla de plomo grabada con nombres y talismanes". Y luego añ adió : "Y, oh rey,
nadie destruye a la gente excepto al jinete sobre ese corcel, ni la egromancia se disipará
hasta que caiga de su caballo. ." Entonces, oh mi señ ora, el Capitá n lloró con mucho llanto
[258]

y todos nos aseguramos de la muerte y todos y cada uno de nosotros despidió a su amigo y
le encomendó su ú ltima voluntad y testamento en caso de que pudiera salvarse. No
dormimos esa noche y por la mañ ana nos encontramos mucho má s cerca de la montañ a
Loadstone, donde las aguas nos arrastraron con un envío violento. Cuando los barcos
estuvieron cerca bajo su lea, se abrieron y los clavos volaron y todo el hierro en ellos buscó
la Montañ a Magnética y se aferró a ella como una red; de modo que al final del día todos
está bamos luchando con las olas alrededor de la montañ a. Algunos de nosotros se salvaron,
pero má s se ahogaron y hasta los que habían escapado no se conocían entre sí, tan
estupefactos estaban por el batir de las olas y el bramido de los vientos. En cuanto a mí, oh
mi señ ora, Allah (¡exaltado sea Su nombre!) me preservó la vida para que pudiera sufrir lo
que É l quisiera de mí de penalidades, desgracias y calamidades; porque trepé sobre una
tabla de una de las naves, y el viento y las aguas la arrojaron a los pies de la Montañ a. Allí
encontré un camino practicable que conducía por escalones excavados en la roca hasta la
cima, e invoqué el nombre de Allah Todopoderoso ——Y Shahrazad percibió el amanecer
[259]

del día y dejó de decir su permitido decir.


Ahora bien, cuando era la Decimoquinta Noche,
Continuó : Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el tercer Kalandar le dijo a la dama (el resto
del grupo sentado atado y los esclavos de pie con las espadas desenvainadas sobre sus
cabezas):—Y después de invocar el nombre del Todopoderoso Alá y suplicá ndole
apasionadamente, emprendí la ascensió n, aferrá ndome a los escalones y muescas talladas
en la piedra, y subí poco a poco. Y el Señ or aquietó el viento y me ayudó en la subida, de
modo que logré llegar a la cima. Allí no encontré ningú n lugar de descanso excepto la
cú pula, en la que entré, regocijá ndome con gran alegría por mi escape; e hizo la ablució n de
Wuzu y rezó una oració n de dos arcos una acció n de gracias a Dios por mi conservació n.
[260] [261]

Entonces me quedé dormido debajo de la cú pula y escuché en mi sueñ o una Voz misteriosa.
diciendo: "¡Oh, hijo de Khazib! Cuando despiertes de tu sueñ o, cava bajo tus pies y
[262]

encontrará s un arco de bronce y tres flechas de plomo, inscritas con talismanes y


caracteres. Toma el arco y dispara las flechas al jinete. en la cú pula y libera a la humanidad
de esta dolorosa calamidad. Cuando le hayas disparado, caerá en el mar, y el caballo
también caerá a tus pies: entonces entiérralo en el lugar del arco. Hecho esto, el principal se
hinchará y se elevará hasta que esté al nivel de la cima de la montañ a, y aparecerá en él un
esquife que lleva a un hombre de lató n (que no sea el que habrá s matado) sosteniendo en
su mano un par de remos. y embá rcate con él, pero ten cuidado de decir Bismillah o de
nombrar de otro modo a Alá Todopoderoso. Te remará durante un espacio de diez días,
hasta que te lleve a ciertas islas llamadas Islas de la Seguridad, y desde allí llegará s
fá cilmente a un puerto. y encuentra a aquellos que te transportará n a tu tierra natal; y todo
esto te será cumplido para que no invoques el nombre de Alá ". Entonces me levanté de mi
sueñ o con alegría y alegría y, apresurá ndome a cumplir la orden de la Voz misteriosa,
encontré el arco y las flechas y disparé a el jinete y lo arrojó al agua principal, mientras que
el caballo cayó a mis pies; así que lo tomé y lo enterré. En ese momento, el mar se levantó y
subió hasta llegar a la cima de la montañ a; no tuve que esperar mucho antes de ver un
esquife que venía hacia mí. Di gracias a Alá y, cuando el esquife se acercó a mí, vi en él a un
hombre de bronce con una tabla de plomo en el pecho inscrita con talismanes y caracteres;
y me embarqué sin El barquero siguió remando conmigo durante el primer día, el segundo
y el tercero, en diez días completos, hasta que alcancé a ver las Islas de la Seguridad, por lo
que me regocijé con gran alegría y exclamé por la tensió n de la alegría: "¡Alá ! ¡Alá ! ¡En el
nombre de Alá ! No hay má s dios que Dios y Alá es Todopoderoso". Entonces volcó el bote
[263]

y me arrojó al mar; luego se enderezó y se hundió profundamente en las profundidades.


Ahora soy un buen nadador, así que nadé todo el día hasta el anochecer, cuando mis
antebrazos y hombros estaban entumecidos por la fatiga y sentí ganas de morir; así que
testifiqué de mi Fe, sin esperar nada má s que la muerte. El mar todavía estaba agitado bajo
la violencia de los vientos, y pronto se levantó una ola como un montículo; y, levantá ndome
en los aires, me arrojó de un largo tiró n a tierra seca, para que se cumpliese su voluntad.
Me arrastré hasta la playa y, quitá ndome la ropa, la escurrí para que se secara y la extendí
al sol: luego me acosté y dormí toda la noche. Tan pronto como se hizo de día, me vestí y me
levanté para mirar por dó nde debía caminar. Enseguida llegué a un matorral de á rboles
bajos; y, echando un vistazo a su alrededor, encontré que el lugar donde yo estaba era un
islote, un simple encinar, rodeado por todos lados por el océano; entonces me dije a mí
mismo: "¡Cualquier cosa que me libre de una gran calamidad me arroja a una mayor!" Pero
mientras meditaba sobre mi caso y anhelaba la muerte, he aquí, vi de lejos un barco que se
dirigía a la isla; así que trepé a un á rbol y me escondí entre las ramas. En ese momento, el
barco ancló y desembarcó a diez esclavos, moros negros, que llevaban azadones de hierro y
cestas, que caminaron hasta llegar al centro de la isla. Aquí cavaron profundamente en la
tierra, hasta que descubrieron una placa de metal que levantaron, abriendo así una
trampilla. Después de esto volvieron al barco y de allí trajeron pan y harina, miel y frutas,
mantequilla clarificada, botellas de cuero que contienen licores y muchos enseres
[264]

domésticos; también muebles, servicio de mesa y espejos; alfombras, moquetas y, de hecho,


todo lo necesario para amueblar una vivienda; y siguieron yendo y viniendo, y
descendiendo por la trampilla, hasta que hubieron transportado a la vivienda todo lo que
había en el barco. Después de esto los esclavos volvieron a subir a bordo y trajeron con
ellos ropas tan ricas como podían ser, y en medio de ellos venía un anciano, del cual muy
poco quedaba, porque el Tiempo lo había tratado con dureza y dureza, y todo lo que quedó
de él fue un hueso envuelto en un trapo de tela azul, a través del cual los vientos silbaban al
oeste y al este. Como dice el poeta de él:
El tiempo me hace temblar ¡Ay, có mo me duele la espalda! ✿ Mientras el Tiempo en el orgullo de la fuerza siempre
acecha:
Hace tiempo que caminé y nunca me sentí cansado, ✿ ¡Ahora estoy cansado aunque nunca camino!
Y el shaykh sostenía de la mano a un joven moldeado en el molde de la belleza, todo
elegancia y gracia perfecta; tan hermosa que su hermosura merecía ser proverbial; porque
él era como una rama verde o el tierno retoñ o del corzo, cautivando cada corazó n con su
hermosura y subyugando cada alma con su coquetería y formas amorosas. De él hablaba [265]

el poeta cuando decía:


Belleza que trajeron con él para hacer comparar; ✿ Pero la Bella agachó la cabeza avergonzada y preocupada:
Ellos dijeron: "Oh Belleza, ¿has visto a alguien como él?" ✿ Y Bella gritó : "¿Sus gustos? ¡No en ninguna parte!"
No escatimaron su ida, oh mi señ ora, hasta que todos bajaron por la trampilla y no
volvieron a aparecer hasta dentro de una hora, o mejor dicho má s; al cabo del cual los
esclavos y el anciano subieron sin el joven y, volviendo a poner la plancha de hierro y
cerrando con cuidado la puerta-losa, como estaba antes, volvieron a la nave y se hicieron a
la vela y se perdieron de mi vista. Cuando se dieron la vuelta para irse, bajé del á rbol y,
yendo al lugar que les había visto llenar, raspé y quité la tierra; y con paciencia poseyó mi
alma hasta que la hube limpiado por completo. Luego apareció la trampilla que era de
madera, en forma y tamañ o como una piedra de molino; y cuando lo levanté, reveló una
escalera de caracol de piedra. Me maravillé y, al descender los escalones hasta llegar al
ú ltimo, encontré un hermoso saló n cubierto con diversas clases de alfombras y telas de
seda, en el que había un joven sentado en un divá n elevado y recostado sobre un cojín
redondo con un abanico en la cabeza. su mano y ramilletes y ramilletes de flores y hierbas
aromá ticas dulces delante de él; pero estaba solo y sin un alma cerca de él en la gran
[266]

bó veda. Cuando me vio se puso pá lido; pero lo saludé cortésmente y le dije: "Tranquiliza tu
mente y calma tus temores; ningú n mal te alcanzará ; soy un hombre como tú y, ademá s,
hijo de un Rey; a quien los decretos del Destino han enviado a llevar". compañ ía y te alegra
en tu soledad. Pero ahora dime, ¿cuá l es tu historia y qué te hace morar así en la soledad
bajo tierra? Cuando estuvo seguro de que yo era de su clase y no un genio, se regocijó y
recuperó su hermoso color; y, haciéndome acercarme a él, dijo: "Oh, hermano mío, mi
historia es una historia extrañ a y es esta. Mi padre es un mercader-joyero que posee una
gran riqueza, que tiene esclavos blancos y negros que viajan y comercian en su casa".
cuenta en navíos y en camellos, y traficando con las ciudades má s lejanas; pero no fue
bendecido con un hijo, ni siquiera uno.Cierta noche tuvo un sueñ o que él debería ser
favorecido con un hijo, que sería de corta duració n; así amaneció sobre mi padre llevá ndole
aflicció n y llanto. A la noche siguiente mi madre concibió y mi padre anotó la fecha en que
quedó embarazada. su tiempo me dio a luz; ante lo cual mi padre se regocijó e hizo
[267] Cumplido

banquetes y convocó a los vecinos y alimentó a los faquires y a los pobres, porque él había
sido bendecido con flujo cerca del final de sus días. Entonces reunió a los astró logos y
astró nomos que conocían los lugares de los planetas, y los magos y sabios de la época, y
hombres entendidos en horó scopos y natividades; y sacaron mi esquema de nacimiento y
[268]

dijeron a mi padre:—Tu hijo vivirá quince añ os, pero en los quince hay un aspecto
siniestro; y lo supera con seguridad alcanzará una gran edad. Y la causa que lo amenaza de
muerte es esta. En el Mar del Peligro se alza la altura del Imá n de la Montañ a; en cuya
cumbre hay un jinete de lató n amarillo sentado sobre un caballo también de bronce y que
lleva sobre el pecho una tabla de plomo. Cincuenta días después de que este jinete se caiga
de su corcel, tu hijo morirá y su asesino será el que derribe al jinete, un príncipe llamado
Ajib, hijo del rey Khazib. Mi padre se afligió con gran dolor al oír estas palabras; pero me
crió de la manera má s tierna y me educó excelentemente bien hasta que cumplí los quince
añ os. Hace diez días le llegó la noticia de que el jinete había caído al mar y el que lo derribó
se llamaba Ajib hijo del rey Khazib. Mi padre entonces lloró lá grimas amargas ante la
necesidad de separarse de mí y se volvió como un poseído por un Jinni. Sin embargo,
teniendo un temor mortal por mí, me edificó este lugar debajo de la tierra; y, llená ndolo con
todo lo necesario para los pocos días que aú n quedaban, me trajo aquí en un barco y me
dejó aquí. Ya han pasado diez, y cuando hayan pasado los cuarenta sin peligro para mí,
vendrá y me llevará ; porque ha hecho todo esto só lo por temor al Príncipe Ajib. Tal,
entonces, es mi historia y la causa de mi soledad.” Cuando escuché su historia me maravillé
y dije en mi mente, “Yo soy el Príncipe Ajib que ha hecho todo esto; ¡pero como Alá está
conmigo, seguramente no lo mataré!" Entonces le dije, oh mi señ or, lejos de ti sea este dolor
y dañ o y luego, por favor, Alá , no sufrirá s dolor ni preocupació n ni inquietud alguna,
porque Me quedaré contigo y te serviré como un sirviente, y luego seguiré mis caminos, y
después de haberte acompañ ado durante cuarenta días, iré contigo a tu casa donde me
dará s una escolta de algunos de tus mamelucos. con quien pueda viajar de regreso a mi
propia ciudad, y el Todopoderoso te recompensará por mí. Se alegró de oír estas palabras,
cuando me levanté y encendí una gran vela de cera y arreglé las lá mparas y las tres
lá mparas, y puse sobre la carne y la bebida y los dulces. Comimos y bebimos y nos
sentamos a hablar sobre varios asuntos hasta que la mayor parte de la noche se hubo ido;
cuando él se acostó a descansar y yo lo tapé y me fui a dormir. A la mañ ana siguiente me
levanté y me calenté. un poco de agua, luego lo levantó suavemente para despertarlo y le
trajo el agua tibia con la que se lavó h es cara y me dijo: "¡Que el cielo me pague con toda
[269]

bendició n, oh joven! ¡Por Alá , si me libero de este peligro y me salvo de aquel cuyo nombre
es Ajib bin Khazib, haré que mi padre te recompense y te enviaré a casa sano y rico; y, si
muero, entonces mi bendició n sea contigo". Respondí: "Que nunca amanezca el día en que
te acontecerá un mal; y que Allah haga mi ú ltimo día antes del tuyo". Entonces puse delante
de él algo de comida y comimos; y preparé perfumes para fumigar el saló n, con lo cual
quedó complacido. Ademá s le hice una tela de Mankalah; y jugamos y comimos dulces y
[270]

volvimos a jugar y disfrutamos hasta el anochecer, cuando me levanté y encendí las


lá mparas, y puse delante de él algo de comer, y me senté a contarle historias hasta que las
horas de oscuridad estaban muy lejos. Luego se acostó a descansar y yo lo tapé y descansó
también. Y así seguí haciendo, oh mi señ ora, días y noches, y el cariñ o por él se arraigó en
mi corazó n y mi dolor fue alivió , y me dije a mí mismo: Los astró logos mintieron cuando
[271]

predijeron que Ajib bin Khazib lo mataría: por Alá , no lo mataré. No dejé de ministrarle y de
conversar y divertirme con él y de contarle todo tipo de cuentos durante treinta y nueve
días. En la cuadragésima noche el joven se regocijó y dijo: "¡Oh, hermano mío,
[272]

Alhamdolillah! ¡Alabado sea Allah! Quien me ha preservado de la muerte y esto es por tu


bendició n y la bendició n de tu venida a mí; y ruego a Dios que restaure a tu tierra natal.
Pero ahora, oh hermano mío, me gustaría que me calentaras un poco de agua para la
ablució n del Ghusl y que tuvieras la amabilidad de bañ arme y cambiarme de ropa".
Respondí: "Con amor y alegría"; y calenté agua en abundancia y llevá ndosela le lavé todo el
cuerpo, el lavado de la salud, con harina de altramuces y lo frotó bien y le cambió la
[273] [274]

ropa y le tendió una cama alta en la que se acostó a descansar, teniendo sueñ o después del
bañ o. Entonces dijo: "Oh, hermano mío, có rtame una sandía y endulzala con un poco de
azú car cande". Así que fui a la despensa y saqué una hermosa sandía que encontré allí, la
[275]

puse en un plato y se la puse delante de él diciendo: "Oh, mi amo, ¿no tienes un cuchillo?"
"Aquí está ", respondió él, "sobre mi cabeza en el estante alto". Así que me levanté de prisa y
tomando el cuchillo lo saqué de su vaina; pero mi pie resbaló al bajar y caí pesadamente
sobre el joven que sostenía en mi mano el cuchillo que se apresuró a cumplir lo escrito en el
Día que decidió los destinos del hombre, y se enterró , como plantado, en el corazó n del
joven. . Murió en el instante. Cuando vi que lo habían matado y supe que yo lo había
matado, maugre yo mismo, grité con un grito muy fuerte y amargo, me golpeé la cara y me
rasgué la ropa y dije: "Verdaderamente, somos de Alá y a É l regresaremos". "¡Oh
musulmanes! ¡Oh pueblo de Dios! A este joven le quedaba só lo un día de los cuarenta días
peligrosos que los astró logos y los eruditos le habían predicho; y la muerte predestinada de
este hermoso estaría en mis manos. Cielos, no había intentado cortar la sandía. ¿Qué
terrible desgracia es esta que debo soportar por miedo o por desprecio? ¡Qué desastre!
¡Qué aflicció n! Oh Alá mío, imploro tu perdó n y te declaro mi inocencia de su muerte. Pero
lo que Dios quiera, que eso suceda". ——Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó
[276]

de decir lo que permitía decir.


Ahora bien, cuando era la Noche Dieciséis,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que Ajib continuó así su historia a la dama:
Cuando me certificaron que lo había matado, me levanté y subiendo las escaleras volví a
colocar la trampilla y la cubrí con tierra como antes de. Entonces miré hacia el mar y vi que
el barco surcaba las aguas y se dirigía a la isla, por lo que tuve miedo y dije: "En el momento
en que vengan y vean al joven muerto, sabrá n que fui yo quien lo mató y mataré yo sin
tregua". Así que me subí a un á rbol alto y me escondí entre sus hojas; y apenas lo hube
hecho, cuando ancló el navío y desembarcaron los esclavos con el anciano, padre del joven,
y se dirigieron directo al lugar y cuando quitaron la tierra se sorprendieron de verla blanda.
Entonces levantaron la trampilla y bajaron y encontraron al joven tendido de cuerpo
[277]

entero, vestido con hermosas ropas nuevas, con el rostro radiante después del bañ o y el
cuchillo profundamente clavado en el corazó n. Al verlo, chillaron y lloraron y se golpearon
la cara, maldiciendo en voz alta al asesino; mientras que un desmayo se apoderó del Shaykh
de modo que los esclavos lo consideraron muerto, incapaz de sobrevivir a su hijo.
Finalmente, envolvieron al joven asesinado en sus ropas, lo levantaron y lo acostaron en el
suelo, cubriéndolo con un sudario de seda. Mientras se dirigían al barco, el anciano revivió ;
y, mirando a su hijo que estaba tendido, cayó en tierra y echó polvo sobre su cabeza y se
golpeó la cara y se arrancó la barba; y su llanto se redobló al pensar en su hijo asesinado y
se desmayó una vez má s. Después de un rato, un esclavo fue a buscar una tira de seda con
la que acostaron al anciano y se sentaron a su cabecera. Todo esto sucedió y yo estaba en el
á rbol por encima de ellos viendo todo lo que sucedía; y mi corazó n se encaneció antes de
que mi cabeza encaneciera, por la dura suerte que me tocó , y por la aflicció n y angustia que
había sufrido, y me puse a recitar:
"¡Cuá ntas alegrías por la voluntad de Allah han huido ✿ con el vuelo escapando de la vista de la cabeza má s sabia!
¡Cuá ntas tristezas comenzará n el día, ✿ Sin embargo, se volverá n alegres antes de que el día se acelere!
¡Cuá ntas riquezas pisan los talones de la enfermedad, ✿ haciendo que el corazó n del doliente se estremezca de alegría! [278]
Pero el anciano, oh mi señ ora, no cesó de su desmayo hasta cerca de la puesta del sol,
cuando volvió en sí y, mirando a su hijo muerto, recordó lo que había sucedido, y có mo
había sucedido lo que temía; y se golpeaba la cara y la cabeza y recitaba estos versos:
"Mi corazó n se estremece al separarse de mis amigos ✿ Y dos riachuelos brotan de mis pá rpados:
Con ellos [279] Salieron mis esperanzas, ¡Ah, bien lejos! ✿ ¿Qué turno me queda por decir o por hacer?
¿Nunca hubiera mirado su vista, ✿ ¿Qué cambio, hermosos señ ores, cuando los caminos se vuelven cada vez má s
estrechos?
¿Qué encanto calmará mis dolores cuando este sabio arda ✿ Anhelos de amor que en mis entrañ as brillan?
¡Ojalá hubiera recorrido con ellos el camino de la Muerte! ✿ Nunca nos había sucedido a los dos este golpe de despedida:
Allah: Ruego al despiadado que me muestre a Ruth ✿ ¡Y mezcle nuestras vidas ni las separe para siempre!
Cuá n bendecidos éramos cuando 'bajo un mismo techo vivíamos ✿ Unidos en alegrías sin preocuparnos por la aflicció n;
Hasta que Fortune nos disparó con el eje de separació n; ✿ ¡Ah, quién soportará pacientemente tal agonía de despedida?
Y el dardo de la Muerte golpeó en medio de la tribu ✿ La perla de la edad que Morn vio mostrar má s brillante:
Lloré mientras su caso tomaba la palabra y dije: ¡Que el cielo, hijo mío, la muerte acelere su destino!
¡Cuá l será el camino má s fá cil para encontrarte con ✿ Hijo Mío! ¿Por quién daría mi alma?
Si sol le llamo no! el sol se pone; ✿ Si luna lo llamo, mengü en las lunas; ¡Ay no!
Oh triste desgracia tuya, oh destino de los días, ✿ Tu lugar ningú n otro amor jamá s conocerá :
Tu padre distraído te ve, pero se desespera ✿ Por el ingenio o la sabiduría Destino para derrocar:
¡Algú n mal de ojo ha lanzado este día su hechizo ✿ y le aconteció lo mismo que le aconteció !"
Entonces sollozó un solo sollozo y su alma huyó de su carne. Los esclavos gritaron en voz
alta "¡Ay, nuestro señ or!" y echó polvo sobre sus cabezas, y redoblaron sus llantos y
gemidos. Luego llevaron a su amo muerto al barco junto con su hijo muerto y, habiendo
transportado todas las cosas de la vivienda al barco, zarparon y desaparecieron de mis ojos.
Descendí del á rbol y, levantando la trampilla, bajé a la vivienda subterrá nea donde todo me
recordaba al joven; y miré los pobres restos de él y comencé a repetir estos versos:—
Sus huellas veo, y sufro de dolor y angustia ✿ Y en hogares desiertos lloro y anhelo:
Y a Aquél que los condenó , pido que se vayan ✿ Algú n día conceda la bendició n de un regreso seguro. [280]
Entonces, oh mi señ ora, volví a subir por la trampilla, y todos los días vagaba por la isla y
todas las noches volvía a la sala subterrá nea. Así viví durante un mes, hasta que por fin,
mirando hacia el lado occidental de la isla, observé que todos los días la marea bajaba,
dejando aguas poco profundas que la corriente no compensaba; y al final del mes el mar
mostró tierra seca en esa direcció n. En esto me regocijé asegurá ndome de mi seguridad; así
que me levanté y vadeando lo poco que quedaba del agua llegué a tierra firme, donde caí
con grandes montones de arena suelta en la que hasta la pezuñ a de un camello se hundiría
hasta la rodilla. Sin embargo, envalentoné mi alma y, caminando por la arena, he aquí, un
[281]

fuego brillaba desde lejos, ardiendo con una luz resplandeciente. Así que me dirigí a ella
[282]

con la esperanza de encontrar socorro y prorrumpí en estos versos:—


"Como mi Fortuna, que su brida gire ✿ Y el Tiempo traiga bienestar aunque él esté celoso de altura;
Adelante mis esperanzas, y adelante todas mis necesidades, ✿ Y los males pasados con las riquezas presentes compensan
".
Y cuando me acerqué al mencionado fuego, ¡he aquí! era un palacio con puertas de cobre
bruñ ido rojo que, cuando el sol naciente brillaba sobre él, brillaba y centelleaba a lo lejos
mostrando lo que me había parecido un fuego. Me regocijé con la vista y me senté frente a
la puerta, pero apenas me había acomodado en mi asiento cuando me encontré con diez
jó venes vestidos con suntuosas ropas y todos ciegos del ojo izquierdo que parecía haber
sido arrancado. Iban acompañ ados por un shaykh, un anciano, y me maravilló mucho su
apariencia, y que todos fueran ciegos del mismo ojo. Cuando me vieron, me saludaron con
el Salam y me preguntaron por mi caso y mi historia; con lo cual les conté todo lo que me
había acontecido, y cuá n grande era mi desgracia. Maravillados por mi relato me llevaron a
la mansió n, donde vi alineados alrededor del vestíbulo diez sofá s cada uno con su ropa de
cama azul y su cobertor de tela azul. y en medio había un sofá má s pequeñ o amueblado
[283]

como ellos de azul y nada má s. Cuando entramos, cada uno de los jó venes se sentó en su
propio lecho y el anciano se sentó en el má s pequeñ o del medio y me dijo: "Oh joven,
siéntate en el suelo y no preguntes por nuestro caso ni por el de los demá s". la pérdida de
nuestros ojos". Luego se levantó y puso delante de cada joven algo de carne en un plato y
bebida en un mazer grande, tratá ndome de la misma manera; y después de eso se sentaron
a preguntarme sobre mis aventuras y lo que me había sucedido: y seguí contá ndoles mi
historia hasta que la noche estaba avanzada. Entonces dijeron los jó venes: "Oh nuestro
shaykh, ¿no nos presentará s nuestro ordinario? Ha llegado el momento". É l respondió :
"Con amor y alegría", y se levantó y entró en un armario y desapareció , pero al poco tiempo
regresó con diez bandejas en la cabeza, cada una cubierta con una tira de tela azul. Puso
una bandeja delante de cada uno, jó venes y, encendiendo diez velas de cera, puso una en
cada bandeja, quitó las tapas y ¡he aquí! debajo de ellos no había má s que cenizas, carbó n
en polvo y hollín de tetera. Entonces todos los jó venes se arremangaron hasta los codos y
se echaron a llorar y a lamentarse y se ennegrecieron los rostros y mancharon sus ropas y
se golpearon la frente y se golpearon el pecho, exclamando continuamente: "Está bamos
sentados a gusto, pero nuestra perversidad nos trajo malestar!" No cesaron de hacer esto
hasta que llegó el alba, cuando el anciano se levantó y les calentó agua; y se lavaron la cara,
y se vistieron con otra ropa limpia. Ahora bien, cuando vi esto, oh mi señ ora, con gran
asombro mis sentidos me abandonaron y mi ingenio se volvió loco y el corazó n y la cabeza
se llenaron de pensamientos, hasta que olvidé lo que me había sucedido y no pude guardar
silencio sintiendo que debo hablar. y pregú ntales de estas extrañ ezas; así que les dije:
"¿Có mo es que hacéis esto después de que hemos sido tan abiertos de corazó n y tan
juguetones? Gracias a Allah, está is sanos y cuerdos, pero acciones como estas no convienen
a nadie má s que a los locos o a los que está n poseídos de un espíritu maligno. Te conjuro
por todo lo que te es má s querido, ¿por qué te escatimas en contarme tu historia y la causa
de que perdieras los ojos y te ennegrecieras la cara con cenizas y hollín? Entonces se
volvieron hacia mí y me dijeron: "Oh, joven, no escuches las sugerencias de tu juventud y no
nos hagas preguntas". Entonces se acostaron y yo con ellos y cuando despertaron el viejo
nos trajo algo de comida; y, después de que hubimos comido y quitado los platos y las
copas, se sentaron a conversar hasta el anochecer, cuando el anciano se levantó y encendió
las velas de cera y las lá mparas y nos sirvió comida y bebida. Después de haber comido y
bebido, nos sentamos a conversar y divertirnos en compañ ía hasta el mediodía de la noche,
cuando le dijeron al anciano: "¡Trá enos nuestro ordinario, porque la hora del sueñ o está
cerca!" Así que se levantó y les trajo las bandejas de hollín y cenizas; e hicieron como la
noche anterior, ni má s, ni menos. Me quedé con ellos de esta manera por espacio de un mes
durante el cual solían ennegrecer sus rostros con cenizas todas las noches, y lavarse y
cambiarse la ropa cuando la mañ ana era joven; y yo me maravillé aú n má s y mis escrú pulos
y curiosidad aumentaron hasta tal punto que tuve que renunciar incluso a la comida y la
bebida. Por fin, perdí el control de mí mismo, porque mi corazó n estaba en llamas con un
fuego inextinguible y bajo imposible de ocultar y dije: "Oh, jó venes, ¿no aliviarían mi
problema y me informarían la razó n de ennegrecer sus rostros y el significado de tus
palabras: Está bamos sentados a nuestras anchas, pero nuestro ¿La perversidad nos
inquietó ?" Dijeron ellos "'Era mejor mantener estas cosas en secreto". Todavía estaba
desconcertado por sus actos hasta el punto de abstenerme de comer y beber y, no sirve de
nada: debes informarme cuá l es la razó n de estas acciones". Ellos respondieron:
"Guardamos nuestro secreto solo para tu bien: complacerte traerá el mal sobre ti y te
convertirá s en un monocular incluso como somos." Repetí, "No hay ayuda para ello y, si no
queréis, dejadme dejaros y volver a mi propio pueblo y estar tranquilo de ver estas cosas,
porque el proverbio dice:—
Es mejor que esperes y me despido: ✿ Porque lo que el ojo no ve, el corazó n nunca se entristecerá ".
Entonces me dijeron: "Recuerda, oh joven, que si te sucede algo malo, no volveremos a
albergarte ni permitir que permanezcas entre nosotros"; y trayendo un carnero, lo
degollaron y lo desollaron. Finalmente me dieron un cuchillo diciendo: "Toma esta piel y
estírate sobre ella y te la coseremos a tu alrededor; pronto vendrá a ti cierto pá jaro, alto
Rukh, que te atrapará en sus saltos y se elevará en el aire y luego te dejará en una
[284]

montañ a. Cuando sientas que ya no vuela, rasga la piel con esta hoja y sal de ella; el pá jaro
se asustará y volará y te dejará libre. Después de este viaje durante medio día, y la marcha
te llevará a un palacio maravillosamente hermoso para la vista, que se eleva en el aire y
está construido con Khalanj, á loes de lign y madera de sá ndalo, revestidos de oro rojo y
[285]

tachonados de esmeraldas de todo tipo y piedras preciosas aptas para anillos de sello.
Entra y ganará s tu deseo porque todos hemos entrado en ese palacio; y tal es la causa de
que perdamos los ojos y de que nos ennegrezcamos el rostro. Si ahora te contá ramos
nuestras historias, tomaría demasiado tiempo; porque todos y cada uno de nosotros perdió
su ojo izquierdo por una aventura propia". Me regocijé por sus palabras e hicieron conmigo
lo que dijeron; y el pá jaro Rukh me llevó y me dejó montañ a. Luego salí de la piel y seguí
caminando hasta que llegué al palacio. La puerta estaba abierta cuando entré y me
encontré en un espacioso y hermoso saló n, excesivamente ancho, como una carrera de
caballos; y alrededor de ella había cien cá maras con puertas de madera de sá ndalo y á loe
recubiertas de oro rojo y provistas de anillos de plata a modo de aldabas. En la cabecera o [286]

extremo superior del saló n vi cuarenta doncellas, suntuosamente vestidas y adornadas y


[287]

todas y cada una brillante como lunas; nadie se cansaba jamá s de contemplarlos y todos tan
hermosos que el devoto má s ascético al verlos se convertía en su esclavo y obedecían su
voluntad. Cuando me vieron, todo el grupo se me acercó y me dijo: "Bienvenido y bien, ven
y buen á nimo". a ti, oh nuestro señ or! Todo este mes te hemos estado esperando.
[288]

¡Alabado sea Allah que nos ha enviado a alguien que es digno de nosotros, tal como
nosotros somos dignos de él!" Luego me hicieron sentar en un alto divá n y me dijeron: "Hoy
eres nuestro señ or y maestro, y nosotros son tus siervos y tus siervas, así que ordénanos
como quieras. Y me maravilló su caso. Enseguida uno de ellos se levantó y puso carne
delante de mí y yo comí y ellos comieron conmigo, mientras que otros calentaban agua y
me lavaban las manos y y me cambiaron la ropa, y otros prepararon sorbetes y nos dieron
de beber, y todos me rodearon llenos de gozo y alegría por mi venida. Entonces se sentaron
y conversaron conmigo hasta el anochecer, cuando cinco de ellos se levantaron y se
acostaron. las bandejas y las untaron con flores y aromá ticas hierbas y frutas, frescas y
secas, y dulces en profusió n. Finalmente sacaron un buen servicio de vino con rico vino
añ ejo, y nos sentamos a beber y algunos cantaron canciones y otros tocaron el laú d y el
salterio y las flautas y otros instrumentos, y el cuenco sonaba alegremente ronda. Entonces
me invadió tal alegría que me olvidé de todas y cada una de las penas del mundo y dije: "Así
es la vida; ¡oh, triste, que sea fugaz!" Disfruté de su compañ ía hasta que llegó el momento
del descanso; y nuestras cabezas estaban todas calientes con el vino, cuando dijeron: "Oh
nuestro señ or, escoge de entre nosotros a la que será tu compañ era de lecho esta noche y
no se acostará contigo hasta que hayan pasado cuarenta días". Así que elegí una chica de
rostro claro y forma perfecta, con ojos de Kohl. por la mano de la naturaleza; cabello largo [289]

y negro azabache con dientes ligeramente separados y juntando las cejas: 'era como si
[290]

fuera una ramita elegante y á gil o el tallo delgado de la albahaca dulce para asombrar y
desconcertar la fantasía del hombre; tal como dijo el poeta de tal persona:
Incluso ella con rama verde fue vano ✿ Engañ ado quien encuentra sus hermosuras en las huevas:
¿Cuá ndo tiene el corzo esos miembros vivos y encantadores ✿ o los rocíos de miel que esos labios solos otorgan?
Esos ojos, ojos que traspasan el alma, que matan con amor, ✿ ¿Que atan a la víctima con sus flechas clavadas?
Mi corazó n a la segunda infancia engañ aron ✿ No es de extrañ ar: ¡el hombre enfermo de amor otra vez es niñ o!
Y le repetí las palabras del hacedor que dijo:
Ningú n otro encanto sino el tuyo saludará a mis ojos, ✿ Ni otra imagen podrá sorprender mi corazó n:
Tu amor, señ ora mía, cautiva todos mis pensamientos ✿ Y en ese amor moriré y resucitaré.
Así que me acosté con ella esa noche; ninguna má s hermosa que haya conocido; y, cuando
llegó la mañ ana, las doncellas me llevaron al bañ o turco y me bañ aron y me vistieron con
las ropas má s hermosas. Luego sirvieron la comida, y comimos y bebimos y la copa dio
vueltas hasta el anochecer cuando elegí de entre ellos uno hermoso de forma y rostro, de
lados suaves y un modelo de gracia, tal como el poeta lo describió cuando dijo :—
En su hermoso seno escudriñ é dos ataú des, ✿ Sellados rá pidamente con sellos de almizcle para resistir a los amantes;
Con miradas de flecha, pon en guardia sus ojos, ✿ Cuyos dardos dispararían a quien osa extender una mano.
Con ella pasé una noche muy agradable; y, para ser breve, oh mi ama, permanecí con ellos
en todo el consuelo y el deleite de la vida, comiendo y bebiendo, conversando y
parrandeando y todas las noches acostarse con uno u otro de ellos. Pero al comienzo del
nuevo añ o vinieron a mí llorando y despidiéndome, llorando y gritando y aferrá ndose a mí;
ante lo cual me quedé asombrado y dije: "¿Qué puede ser lo que pasa? ¡Verdaderamente me
rompes el corazó n!" Ellos exclamaron: "Ojalá nunca te hubiéramos conocido; porque,
aunque nos hemos asociado con muchos, nunca vimos a alguien má s agradable que tú o
má s cortés". Y volvieron a llorar. "Pero dime má s claramente", le pedí, "qué causa este
llanto que hace que mi vesícula biliar como para reventar", y ellos respondieron: "Oh,
[291]

nuestro señ or y maestro, es la ruptura lo que nos hace llorar; y tú , y só lo tú , eres la causa de
nuestras lá grimas. Si nos escuchas, nunca necesitamos separarnos y si no nos escuchas, nos
separaremos para siempre; pero nuestro corazó n nos dice que no escuchará s nuestras
palabras y esta es la causa de nuestras lá grimas y clamores." "¿Dime có mo está el caso?"
"Sabe, oh nuestro señ or, que somos hijas de reyes que nos conocimos aquí y hemos vivido
juntos durante añ os; y una vez al añ o nos ausentamos forzosamente durante cuarenta días
y luego regresamos y nos quedamos aquí por el resto de los doce meses comiendo y
bebiendo y tomando nuestro placer y gozando de delicias: estamos a punto de partir segú n
nuestra costumbre; y tememos que, después de que nos hayamos ido, vaya en contra de
nuestra acusació n y desobedezca nuestros mandatos. Aquí ahora te entregamos las llaves
del palacio que contiene cuarenta cá maras y puedes abrir de estas treinta y nueve, pero ten
cuidado (¡y te conjuramos por Alá y por nuestras vidas!) para que no abras la puerta
cuarenta, porque en eso está lo que nos separará para siempre". Dije yo: "Seguramente no[292]

lo abriré, si contiene la causa de la separació n de ti". Entonces uno de ellos se me acercó y,


cayendo sobre mi cuello, lloró y recitó estos versos:
"Si el Tiempo nos une después de un tiempo ausente, ✿ El mundo con el ceñ o fruncido en nuestra suerte sonreirá ;
Y si tu apariencia se digna adornar mis ojos, [293] ✿ Perdonaré los agravios del Tiempo pasado y la astucia del pasado".
Y recité lo siguiente:
"Cuando se acercó para despedirse con el corazó n alterado, ✿ Mientras el cuidado y el anhelo en ese día su pecho se
retorcía;
Perlas mojadas ella lloró y las mías como rojas cornalinas rodaron ✿ Y, unidas en triste rivière , alrededor de su cuello
colgaron.”
Cuando la vi llorar, dije: "¡Por Alá , nunca abriré esa cuadragésima puerta, nunca y de
ninguna manera!" y me despedí de ella. Entonces todos partieron volando como pá jaros;
haciéndome señ as con las manos despidiéndose a su paso y dejá ndome solo en el palacio.
Cuando se acercó la noche, abrí la puerta de la primera cá mara y al entrar me encontré en
un lugar como uno de los placeres del Paraíso. Era un jardín con á rboles del verde má s
fresco y frutos maduros de brillo amarillo; y sus pá jaros cantaban claros y agudos y los
riachuelos corrían gorjeando por el hermoso terreno. La vista y los sonidos trajeron
consuelo a mi espíritu; y caminé entre los á rboles, y olí el aliento de las flores en la brisa; y
escuché a los pá jaros cantar sus melodías alabando al Uno, al Todopoderoso en las letanías
má s dulces; y miré la manzana cuyo tono es rojo parcela y amarillo parcela; como dijo el
poeta:—
Manzana cuyo tono se combina en unió n suave ✿ La mejilla roja de mi bella, el amarillo de su desventurado amante.
Entonces miré el membrillo e inhalé su fragancia que avergü enza al almizcle y al á mbar
gris, tal como ha dicho el poeta:
Membrillo todos los gustos se unen; en ella se encuentran ✿ Regalos que por reina de frutos han coronado los
Membrillos;
Su sabor es el vino, su olor la bocanada de almizcle; ✿ Oro puro su matiz, su forma la bella ronda de la Luna.
Entonces miré la pera cuyo sabor supera al sorbete y al azú car; y el albaricoque cuya [294]

belleza sorprende a los ojos con admiració n, como si fuera un rubí pulido. Luego salí del
lugar y cerré la puerta como estaba antes. Cuando era de mañ ana abrí la segunda puerta; y
al entrar me encontré en un espacioso llanura rodeada de altas palmeras datileras y regada
por un arroyo cuyas orillas estaban cubiertas de arbustos de rosa y jazmín, mientras que el
ligustro y la eglantina, el ojo de buey, la violeta y el lirio, el narciso, el orégano y la aguileñ a
de invierno alfombraban los bordes; y el soplo de la brisa barría sobre estos crecimientos
de olor dulce, difundiendo sus deliciosos olores a diestra y siniestra, perfumando el mundo
y llenando mi alma de deleite. Después de disfrutar allí un rato, salí de allí y, habiendo
cerrado la puerta como estaba antes, abrí la tercera puerta en la que vi un saló n alto y
abierto revestido con má rmoles multicolores y pietra dura de precio y otras piedras
preciosas, y adornado con jaulas. de sá ndalo y de á guila; lleno de pá jaros que hacían mú sica
dulce, como el de las Mil Voces, y el cushat, el mirlo, la tó rtola y la tó rtola nubia. Mi
[295]

corazó n se llenó de placer por ello; mi pena se disipó y dormí en esa pajarera hasta el
amanecer. Entonces abrí la puerta de la cuarta cá mara y allí encontré un gran saló n con
cuarenta cá maras má s pequeñ as que daban a él. Todas sus puertas estaban abiertas; así
que entré y las encontré llenas de perlas y jacintos y berilos y esmeraldas y corales y
carbunclos, y toda clase de piedras preciosas y joyas, como la lengua del hombre no puede
describir. Mi pensamiento quedó ató nito ante la vista y me dije a mí mismo: "¡Estas son
cosas que creo unidas que no podrían encontrarse sino en las tesorerías de un Rey de
Reyes, ni los monarcas del mundo podrían haber reunido cosas como estas!" Y mi corazó n
se dilató y mis penas cesaron, "Porque", dije yo, "ahora en verdad soy el monarca de la era,
ya que por la gracia de Allah esta enorme riqueza es mía; y tengo cuarenta doncellas bajo
mi mano y no hay ninguna para reclamarlos salvarme a mí mismo ". Entonces no volví a
abrir lugar tras lugar hasta que pasaron treinta y nueve días y en ese tiempo había entrado
en todas las habitaciones excepto en aquella cuya puerta las princesas me habían
encargado que no abriera. Pero mis pensamientos, oh mi ama, siempre corrieron en ese
cuadragésimo prohibido y Sataná s me instó a abrirlo para mi propia perdició n; ni tuve
[296]

paciencia para aguantar, aunque faltaba el tiempo de la cita pero un solo día. Así que me
paré frente a la cá mara antes mencionada y, después de un momento de vacilació n, abrí la
puerta que estaba enchapada en oro rojo y entré. Me encontré con un perfume que me
gusta nunca antes había olido; y tan fuerte y sutil era el olor que embriagó mis sentidos
como con vino fuerte, y caí al suelo en un desmayo que duró una hora completa. Cuando
volví en mí fortalecí mi corazó n y, al entrar, me encontré en una cá mara cuyo piso estaba
cubierto de azafrá n y resplandecía con la luz de candelabros de oro con ramas y lá mparas
alimentadas con aceites costosos, que difundían el olor de almizcle y á mbar gris. Vi también
allí dos grandes incensarios, cada uno grande como un cuenco de Mazer, llameante con
[297]

lign-á loes, nadd-perfume, á mbar gris y aromas de miel; y el lugar se llenó de su fragancia.
[298]

En ese momento, oh mi señ ora, divisé un noble corcel, negro como las tinieblas de la noche
cuando está má s oscuro, de pie, ensillado y embridado (y su montura era de oro rojo) ante
dos pesebres, uno de cristal transparente en el que se descascarillaba sésamo, y otro el otro
también de cristal que contiene agua de la rosa perfumada con almizcle. Cuando vi esto, me
maravillé y me dije: "Sin duda, en este animal debe haber algú n misterio maravilloso;" y
Sataná s me engañ ó , así que lo saqué del palacio y lo monté; pero él no se movió de su lugar.
Así que golpeé sus costados con mis talones, pero no se movió , y luego tomé el lá tigo de
rienda. y lo golpeó con él. Cuando sintió el golpe, relinchó con un sonido como de trueno
[299]

ensordecedor y, abriendo un par de alas voló conmigo en el firmamento del cielo mucho
[300]

má s allá de la vista del hombre. Después de una hora completa de vuelo, descendió y se
posó en el techo de una terraza y sacudiéndome de su espalda, me azotó en la cara con su
cola y me arrancó el ojo izquierdo haciendo que rodara por mi mejilla. Luego se fue
volando. Bajé de la terraza y me encontré de nuevo entre los diez tuertos sentados en sus
diez sofá s con cobertores azules; y gritaron cuando me vieron: "¡Ninguna bienvenida para
ti, ni nada de buen á nimo! Todos vivimos de la vida má s feliz y comimos y bebimos de lo
mejor; sobre brocados y telas de oro descansamos, y nos ¡dormimos con la cabeza sobre el
pecho de la belleza, pero no podíamos esperar un día para obtener las delicias de un añ o!
Dije yo: "He aquí, me he convertido en uno como tú y ahora quiero que me traigas una
bandeja llena de negrura, con la cual ennegrecer mi rostro, y recibirme en tu sociedad".
"No, por Alá ", dijeron ellos, "no permanecerá s con nosotros y ahora te largará s de aquí". Así
que me echaron. Me acordé de las muchas miserias que el Destino había escrito en mi
frente, y me alejé de entre ellas con el corazó n apesadumbrado y los ojos llorosos,
repitiéndome estas palabras: "Estaba sentado a gusto, pero mi perversidad me inquietó ".
Luego me afeité la barba, el bigote y las cejas, renunciando al mundo, y deambulé con el
atuendo de Kalandar por la tierra de Alá , y el Todopoderoso decretó seguridad para mí
hasta que llegué a Bagdad, que fue en la tarde de esta misma noche. Aquí me encontré con
estos otros dos kalandares estaban desconcertados; así que los saludé diciendo: "¡Soy un
extrañ o!" y ellos respondieron: "¡Y nosotros también somos extrañ os!" el ojo izquierdo Tal,
oh mi señ ora, es la causa de que me corten la barba y la forma en que perdí un ojo. Le dijo la
dama: "Frota tu cabeza y sigue tus caminos"; pero él respondió : "Por Alá , no iré hasta que
escuche las historias de estos otros". Entonces la dama, volviéndose hacia el Califa, Ja'afar y
Masrur, les dijo: "¡Vosotros también rendid cuentas de vosotros mismos!" Entonces Ja'afar
se adelantó y le contó lo que le había dicho a la portera cuando entraban en la casa; y
cuando escuchó su historia de que eran mercaderes y hombres de Mosul que se habían
adelantado a la guardia, dijo: "Les concedo la vida a cada uno por el bien de cada uno, y
ahora vá yanse con todos". Así que todos salieron y cuando estaban en la calle, dijo el Califa
a los Kalandars: "Oh compañ ía, ¿adó nde vais ahora, viendo que la mañ ana aú n no ha
amanecido?" Ellos dijeron: "Por Alá , oh nuestro señ or, no sabemos adó nde ir". "Ven y pasa
el resto de la noche con nosotros", dijo el califa y, volviéndose hacia Ja'afar, "llévalos a casa
contigo y mañ ana trá elos a mi presencia para que podamos narrar sus aventuras". Ja'afar
hizo lo que el Califa le ordenó y el Comandante de los Fieles regresó a su palacio; pero el
sueñ o no dio señ ales de visitarlo esa noche y se quedó despierto pensando en los percances
de los tres príncipes Kalandar e impaciente por conocer la historia de las damas y las dos
perras negras. Apenas amaneció , salió y se sentó en el trono de su soberanía; y, volviéndose
hacia Ja'afar, después de que todos sus Grandes y Oficiales de estado se reunieran, dijo:
"Trá eme a las tres damas y las dos perras y los tres Kalandars". Entonces Ja'afar se adelantó
y los trajo a todos ante él (y las damas estaban veladas); entonces el ministro se volvió
hacia ellos y dijo en nombre del califa: "Os perdonamos vuestro maltrato hacia nosotros y
vuestra falta de cortesía, en consideració n a la bondad que la prescindió , y por la que no
nos conocisteis; ahora, sin embargo, quiero que vosotros saber que está is en presencia del
quinto de los hijos de Abbas, Harun al-Rashid, hermano del califa Mú sá al-Há di, hijo de Al-
[301]

Mansú r; hijo de Mohammed, hermano de Al-Saffá h bin Mohammed, que fue el primero de
la casa real. ¡Hablad, pues, delante de él la verdad y toda la verdad!" Cuando las damas
oyeron las palabras de Ja'afar sobre el Comandante de los Fieles, la mayor se adelantó y
dijo: "Oh Príncipe de los Verdaderos Creyentes, mi historia es una que, si fuera grabadas
con grabadores de agujas en las esquinas de los ojos eran una advertencia para quien sería
advertido y un ejemplo para quien pudiera sacar provecho del ejemplo.”——Y Shahrazad
percibió el amanecer del día y dejó de decir lo que permitía decir.
Ahora bien, cuando era la decimoséptima noche,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que ella se presentó ante el Comandante de los
Fieles y comenzó a decir
EL CUENTO DE LA SEÑORA MAYOR.
En verdad, una historia extrañ a es mía y es esta: Esas dos perras negras son mis hermanas
mayores por una madre y un padre; y estas otras dos, la que lleva sobre ella los signos de
azotes y la tercera nuestra procuradora son mis hermanas por otra madre. Cuando mi
padre murió , cada uno tomó su parte de la herencia y, después de un tiempo, mi madre
también falleció , dejá ndonos a mí y a mis hermanas alemanas tres mil dinares; así cada hija
recibió su parte de mil denarios y yo lo mismo, albe la menor. A su debido tiempo mis
hermanas se casaron con las festividades acostumbradas y vivían con sus maridos, quienes
compraban mercadería con el dinero de sus mujeres y salían juntas a sus viajes. Así me
tiraron. Mis cuñ ados estuvieron ausentes con sus mujeres cinco añ os, durante los cuales
gastaron todo el dinero que tenían y, quebrando, abandonaron a mis hermanas en el
extranjero entre gente extrañ a. Después de cinco añ os, mi hermana mayor volvió a yo en
ropa de mendigo con su ropa en harapos y andrajos y una mantilla vieja y sucia; y
[302] [303]

verdaderamente ella estaba en la peor y má s lamentable situació n. A primera vista no


reconocí a mi propia hermana; pero pronto la reconocí y dije: "¿Qué estado es este?" "Oh,
nuestra hermana", respondió ella, "las palabras no pueden deshacer lo hecho; y la cañ a del
Destino ha corrido a través de lo que Allah decretó ". Entonces la envié al bañ o y la vestí con
un traje mío, y herví para ella un caldo y le traje un buen vino y le dije: "Oh, mi hermana, tú
eres la mayor, que todavía está s para nosotros en en lugar de padre y madre; y, en cuanto a
la herencia que me llegó a mí como a vosotros dos, Allah la ha bendecido y me la ha
prosperado con aumento; y mis circunstancias son fá ciles, porque he ganado mucho dinero
hilando y limpiando seda; y tú y yo compartiremos mi riqueza por igual". La traté con toda
bondad y se quedó conmigo un añ o entero, durante el cual nuestros pensamientos y
fantasías estuvieron siempre llenos de nuestra otra hermana. Poco después, ella también
volvió a casa en una situació n aú n peor y má s triste que la de mi hermana mayor; y traté
con ella aú n má s honorablemente que con la primera, y cada uno de ellos tuvo una parte de
mis bienes. Después de un tiempo me dijeron: "Oh hermana nuestra, deseamos volver a
casarnos, porque ciertamente no tenemos paciencia para arrastrar nuestros días sin
maridos y llevar la vida de viudas embrujadas;" y yo respondí: "¡Oh ojos míos! Hasta [304]

ahora habéis visto escasa riqueza en el matrimonio, porque hoy en día los hombres buenos
y verdaderos se han convertido en rarezas y curiosidades; ni considero convenientes
vuestros proyectos, pues ya habéis probado el matrimonio y habéis fracasado. Pero ellas no
aceptaron mi consejo y se casaron sin mi consentimiento; sin embargo, les di ropa y dotes
de mi dinero, y partieron. con sus compañ eras, en muy poco tiempo sus maridos las
engañ aron y tomando todo lo que pudieron, las levantaron y las dejaron en la estacada,
entonces ellas vinieron a mí avergonzadas y abyectas y excusas, diciendo: Perdona nuestra
falta y no te enojes con nosotros; porque aunque eres má s joven en añ os, eres má s viejo
[305]

en ingenio; de ahora en adelante nunca haremos menció n del matrimonio; así que llévanos
de regreso como tus siervas para que podamos comer nuestro bocado". Dije yo:
"Bienvenidas, oh mis hermanas, no hay nada má s querido para mí que ustedes". Y las acogí
y redoblé mi bondad hacia ellas. No cesé de vivir de esta manera amorosa durante un añ o
completo, cuando resolví vender mis mercancías en el extranjero y primero prepararme un
medio de transporte para Basora; así que equipé una gran nave, y la cargué con mercancías
y bienes valiosos para el trá fico, y con provaunt y todo lo necesario para un viaje, y dijo a
mis hermanas: "¿Quedaréis en casa mientras yo viajo, o preferiréis acompañ arme en el
viaje?" "Viajaremos con vosotras", respondieron ellas, "porque no podemos soportar
separarnos de ti.” Así que dividí mi dinero en dos partes, una para acompañ arme y la otra
para dejarla a cargo de una persona de confianza, porque, como me dije a mí mismo,
“Quizá s algú n accidente pueda suceder a la nave y sin embargo seguimos vivos; en cuyo
caso encontraremos a nuestro regreso algo que nos sea ú til. Tomé a mis dos hermanas y
salimos de viaje algunos días y noches, pero el capitá n fue lo suficientemente descuidado
como para perder el rumbo y el barco se extravió . con nosotros y entró en un mar distinto
del mar que buscá bamos. Durante un tiempo no supimos nada de esto; y el viento sopló
favorablemente para nosotros diez días, después de lo cual el vigía subió a lo alto para ver a
su alrededor y gritó : "Buenas noches". ¡Noticias!" Entonces bajó regocijado y dijo: "He visto
lo que parece ser una ciudad como si fuera una paloma". Nos regocijamos por esto y, antes
de que hubiera pasado una hora del día, los edificios aparecían claramente a lo lejos y le
preguntamos al Capitá n: "¿Cuá l es el nombre de esa ciudad?" y él respondió : "Por Alá , no lo
sé, porque nunca la vi antes y nunca navegué por estos mares en mi vida: pero, dado que
nuestros problemas han terminado en seguridad só lo os queda desembarcar allí con
vuestras mercaderías y, si hallá is provechoso vender, vendá is y hagá is vuestro mercado de
lo que allí hay; y si no, descansaremos aquí dos días y nos aprovisionaremos y nos iremos.”
Así que entramos en el puerto y el Capitá n subió al pueblo y se ausentó un rato, después de
lo cual volvió a nosotros y dijo: “Levá ntense; sube a la ciudad y maravíllate ante las obras
de Alá con Sus criaturas y ora para ser preservado de Su justa ira!" Así que desembarcamos
y subiendo a la ciudad, vimos en la puerta hombres con palos en la mano; pero cuando
sacamos cerca de ellos, he aquí, habían sido trasladados por la ira de Alá y se habían
[306]

convertido en piedras. Luego entramos en la ciudad y encontramos a todos los que en ella
se convirtieron en piedras negras apedreados: no apareció una casa habitada en el espier,
ni había un soplador de fuego. Nos asombró el espectá culo y recorrimos las calles del
[307]

mercado donde encontramos las mercancías y el oro y la plata dejados en sus lugares; y nos
alegramos y dijimos: "Sin duda hay algo de misterio en todo esto". Luego nos dispersamos
por las calles y cada uno se ocupó de recoger las riquezas y el dinero y las cosas ricas, sin
prestar mucha atenció n a los amigos o compañ eros. En cuanto a mí, subí al castillo que
estaba fuertemente fortificado; y, entrando en el palacio del Rey por su puerta de oro rojo,
encontré toda la vaiselle de oro y plata, y al Rey mismo sentado en medio de sus
Chambelanes y Nababs y Emires y Wazirs; todos vestidos con vestiduras que confundieron
el arte del hombre. Me acerqué y lo vi sentado en un trono incrustado e incrustado de
perlas y gemas; y sus vestiduras eran de tela de oro adornadas con joyas de todo tipo, cada
una de las cuales resplandecía como una estrella. A su alrededor estaban cincuenta
mamelucos, esclavos blancos, vestidos con sedas de diversos tipos y con las espadas
desenvainadas en las manos; pero cuando me acerqué a ellos he aquí! todas eran piedras
negras. Mi entendimiento se confundió ante la vista, pero seguí caminando y entré en el
gran saló n del Harím, cuyas paredes hallé colgadas de tapices de seda rayada de oro y
[308]

cubiertas de alfombras de seda bordadas con flores doradas. Aquí vi a la Reina tendida de
cuerpo entero, ataviada con tú nicas adornadas con flores jó venes frescas. perlas; en su
[309]
cabeza había una diadema con muchos tipos de gemas, cada una adecuada para un anillo [310]

y alrededor de su cuello colgaban collares y collares. Toda su ropa y sus adornos estaban en
estado natural, pero la ira de Allah la había convertido en una piedra negra. Enseguida
divisé una puerta abierta por la que me dirigí directamente y encontré que conducía a ella
un tramo de siete pasos. Así que subí y llegué a un lugar revestido de má rmol y cubierto de
alfombras y tapices labrados en oro, en medio de los cuales había un trono de madera de
enebro con incrustaciones de perlas y piedras preciosas y engastado con incrustaciones de
esmeraldas. En la pared del fondo había una alcoba cuyas cortinas adornadas con perlas
estaban bajadas y vi salir una luz; así que me acerqué y vi que la luz provenía de una piedra
preciosa del tamañ o de un huevo de avestruz, colocada en el extremo superior de la alcoba
sobre un pequeñ o lecho criselefantino de marfil y oro; y esta joya, resplandeciente como el
sol, arrojaba sus rayos de lado y lado. El lecho también estaba cubierto con todo tipo de
telas de seda que asombraban al espectador con su riqueza y belleza. Mucho me maravillé
de todo esto, sobre todo al ver en aquel lugar velas ya encendidas; y dije en mi mente: "Es
necesario que alguien haya encendido estas velas". Luego salí y llegué a la cocina y de allí a
la manteca y las cá maras del tesoro del rey; y continuó explorando el palacio y paseando de
un lugar a otro; Me olvidé de mí mismo en mi asombro y asombro ante estos asuntos y me
ahogué en mis pensamientos hasta que llegó la noche. Entonces me hubiera ido, pero no
conociendo la puerta me perdí, así que regresé a la alcoba donde las velas encendidas me
indicaron y me senté en el lecho; y envolviéndome en un cobertor, después de haber
repetido algo del Corá n, me habría dormido pero no pude, porque la inquietud me poseía.
Cuando la noche llegó al mediodía, escuché una voz que cantaba el Corá n con los acentos
má s dulces; pero el tono de la misma era débil; así que me levanté, contento de oír que se
rompía el silencio, y seguí el sonido hasta que llegué a un armario cuya puerta estaba
entreabierta. Luego, asomá ndome por una rendija, consideré el lugar y ¡he aquí! era un
oratorio en el que había un nicho de oració n con dos velas de cera encendidas y lá mparas
[311]

que cuelgan del techo. En él también se extendió una alfombra de oració n sobre la cual se
sentó un joven hermoso para ver; y delante de él en su soporte era una copia del Corá n,[312]

que estaba leyendo. Me maravillé de verlo solo vivo entre la gente de la ciudad y entrando
lo saludé; después de lo cual levantó los ojos y me devolvió el salam. Dije: "Ahora, por la
Verdad de lo que lees en el Libro Sagrado de Alá , te conjuro para que respondas a mi
pregunta". Me miró con una sonrisa y dijo: "Oh sierva de Allah, primero dime la causa de tu
venida aquí, y yo a su vez te diré lo que me ha sucedido a mí y a la gente de esta ciudad, y
cuá l fue la razó n de tu venida". mi escape de su destino". Así que le conté mi historia de la
que se preguntó ; y le interrogué acerca de la gente de la ciudad, y él respondió : "¡Ten
paciencia conmigo por un tiempo, oh hermana mía!" y, cerrando con reverencia el Libro
Sagrado, lo guardó en una bolsa de raso. Luego me hizo sentar a su lado; y lo miré y vi que
era como la luna en su plenitud, hermoso de cara y raro de forma, de lados blandos y
delgados, de altura bien proporcionada, y mejillas suavemente brillantes y difundiendo la
luz; en fin un dulce, un palo de azú car, incluso como dice el poeta de su semejanza en
[313]

estos dísticos:—
Esa noche, el astró logo dibujó un esquema de planetas, ✿ ¡Y he aquí! una graciosa forma de juventud apareció a la vista:
Saturno había teñ ido sus rizos con el azabache má s saturnino, ✿ Y manchas de almizcle marró n avellana en el rostro
sonrosado soplaban: [314]
Marte tiñ ó ambas mejillas con un matiz de rojo marcial; ✿ Tomas sagitales de los pá rpados Sagitario lanzó :
le dotó Mercurio con ingenio mercurial brillante; ✿ Aburrir al oso [315] lo que crecieron todas las miradas malvadas del
hombre:
Asombrado se quedó Astró filo al ver el maravilloso nacimiento ✿ Cuando gritó baja la Luna en su plenitud para arrasar la
Tierra.
Y en verdad, Allah el Altísimo lo había vestido con las vestiduras de perfecta gracia y lo
había adornado y bordeado con una mejilla toda belleza y hermosura, incluso como dice el
poeta de tal persona:—
Por sus pá rpados que derraman perfume y su cintura fina y esbelta, lo juro, ✿ Por el disparo de sus flechas con pú as con
hechicería que pasa raro;
Por la suavidad de sus costados, [316] y la luz persistente de las miradas; ✿ Y frente de deslumbrante rayo de marea diurna y
noche dentro de su cabellera;
Por sus cejas que niegan el descanso a quien las mira, ✿ ahora ordenando ahora prohibiendo, siempre repartiendo alegría
y cuidado;
Por la rosa que engalana su mejilla, y el mirto de su musgo; [317] ✿ Por jacintos lecho en sus labios y perla su sonrisa pone al
descubierto;
Por su elegante cuello inclinado y la curvatura de su pecho; ✿ Cuya superficie pulida lleva esos granados, hermosa pareja;
Por sus pesadas caderas que tiemblan cuando pasa en su orgullo; ✿ O descansa con esa cintura que es má s delgada que la
comparació n;
Por el raso de su piel, por ese fino espíritu inmaculado; ✿ Por la belleza que contiene todas las cosas brillantes y
elegantes;
por esa mano siempre abierta; por el candor de su lengua; ✿ Por sangre noble y alto grado de que es esperanza y
heredero;
El almizcle de él toma prestado el almizcle que a ella le encanta exhalar; ✿ Y todos los aires de á mbar gris a través de él
perfuman el aire;
El sol, me parece, el amplio y brillante sol, antes de que mi amor palideciera; ✿ Y sin su esplendor aparecería un recorte
de su uñ a. [318]
Lo miré con una mirada de ojos que me provocó mil suspiros; y mi corazó n fue llevado
cautivo de inmediato; así que le pregunté: "Oh mi señ or y mi amor, dime aquello de lo que
te pregunté;" y él respondió : "¡Oír es obedecer! Debes saber, oh sierva de Allah, que esta
ciudad fue la capital de mi padre, que es el Rey que viste en el trono transfigurado por la ira
de Allah en una piedra negra, y la Reina que encontraste en el alcoba es mi madre Ellos y
toda la gente de la ciudad eran magos que adoraban el fuego en lugar del Señ or
Omnipotente y solían jurar por la luz, el calor, la sombra y la luz, y las esferas que giran
[319]

día y noche. Mi padre nunca tuvo un hijo hasta que fue bendecido conmigo cerca del final
de sus días; y me crió hasta que yo creció y la prosperidad me anticipó en todas las cosas.
Ahora bien, fue tan afortunado que estuviera con nosotros una anciana muy avanzada en
añ os, una musulmana que, creyendo interiormente en Alá y Su Enviado, se conformaba
exteriormente con la religió n de mi pueblo; y mi padre depositó en ella plena confianza por
cuanto la conocía digna de confianza y virtuosa; y él la trató con una bondad cada vez
mayor creyendo que ella era de su propia fe. Así que cuando era casi mayor, mi padre me
encomendó a su cargo diciendo: —Tó malo y edú calo y enséñ ale las reglas de nuestra fe;
deja que tenga las mejores instrucciones y no dejes de cuidarlo. Entonces ella me tomó y
me enseñ ó los principios de Al-Islam con las ordenanzas divinas. de la ablució n de Wuzu [320]

y las cinco oraciones diarias y me hizo aprender el Corá n de memoria, repitiendo a


menudo: ¡No sirvas a nadie salvo a Alá Todopoderoso! Cuando hube dominado tanto
conocimiento, ella me dijo: Oh, hijo mío, mantén este asunto oculto a tu padre y no le
reveles nada para que no te mate. Así que lo escondí de él y me quedé así por un término de
días cuando murió la anciana, y la gente de la ciudad redobló su impiedad. y la arrogancia
[321]

y el error de sus caminos. Un día, mientras estaban como de costumbre, he aquí, oyeron un
sonido fuerte y terrible y un pregonero que gritaba con una voz como un trueno rugiente
para que todos los oídos pudieran oír, lejos y cerca: ¡Oh, gente de esta ciudad, dejad vuestro
fuego! adorar y adorar a Alá , el Rey todo compasivo! Ante esto, el temor y el terror se
apoderó de los ciudadanos y se agolparon a mi padre (siendo él rey de la ciudad) y le
preguntaron: ¿Qué es esta voz terrible que hemos oído, que nos ha confundido con el
exceso de su terror? ; y él respondió : No dejes que una voz te asuste, ni sacuda tu espíritu
firme, ni te aparte de la fe que es recta. Sus corazones se inclinaron a sus palabras y no
cesaron de adorar el fuego y persistieron en la rebelió n durante un añ o completo desde que
oyeron la primera voz; y en el aniversario vino un segundo grito y un tercero a la cabeza del
tercer añ o, cada añ o una vez. Todavía persistieron en sus malas prá cticas hasta que un día,
al romper el alba, el juicio y la ira del Cielo descendieron sobre ellos de repente, y por la
visita de Allah todos se transformaron en piedras negras, ellos y sus bestias y sus
[322]

ganados; y nadie se salvó sino yo mismo que en ese tiempo estaba ocupado en mis
devociones. Desde ese día hasta hoy estoy en el caso que ves, constante en oració n y ayuno
y leyendo y recitando el Corá n; pero estoy verdaderamente cansado a causa de mi soledad,
al no tener nadie que me haga compañ ía." Entonces le dije (pues en verdad había
conquistado mi corazó n y era el señ or de mi vida y mi alma): "Oh joven, ¿Irá s conmigo a la
ciudad de Bagdad y visitará s a los olemas y a los hombres eruditos en la ley y a los doctores
en teología y obtendrá s aumento de sabiduría, entendimiento y teología? Y sabe que la que
está en tu presencia será tu sierva, aunque sea cabeza de su familia y señ ora de hombres y
eunucos y siervas y esclavas. De hecho, mi vida no era vida antes de que coincidiera con tu
juventud. Tengo aquí un barco cargado de mercancías; y en verdad el destino me llevó a
esta ciudad para que pudiera llegar al conocimiento de estas cosas, porque estaba
destinado que nos encontrá ramos. Y no dejé de persuadirlo y hablarle honestamente y usar
todas las artes hasta que él consintió .”——Y Shahrazad percibió el amanecer y dejó de
decir su permitido decir.
Ahora bien, cuando era la Noche Dieciocho,
Ella continuó : Me ha llegado, oh rey auspicioso, que la dama no cesó de persuadir al joven
con suaves palabras para que partiera con ella hasta que él consintió y dijo "Sí". Ella durmió
esa noche acostada a sus pies y sin saber apenas dó nde estaba por exceso de alegría. Tan
pronto como amaneció la mañ ana siguiente (prosiguió , dirigiéndose al Califa), me levanté y
entramos en los tesoros y tomamos de allí lo que era ligero en peso y grande en valor; luego
bajamos uno al lado del otro desde el castillo a la ciudad, donde nos recibieron el Capitá n y
mis hermanas y los esclavos que habían estado buscando para mi. Cuando me vieron se
regocijaron y me preguntaron qué me había quedado, y les conté todo lo que había visto y
les conté la historia del joven Príncipe y la transformació n con que los ciudadanos habían
sido justamente visitados. Por esto todos se maravillaron, pero cuando mis dos hermanas
(¡estas dos perras, oh Comandante de los Fieles!) me vieron al lado de mi joven amante, me
pusieron celosa por su causa y se enojaron y tramaron maldad contra mí. Esperamos buen
viento y subimos a bordo regocijados y dispuestos a volar de alegría por los bienes que
habíamos adquirido, pero mi mayor alegría estaba en la juventud; y esperamos un rato
hasta que el viento sopló favorablemente para nosotros y luego zarpamos y partimos.
Ahora, mientras nos sentá bamos a hablar, mis hermanas me preguntaron: "¿Y qué hará s
con este apuesto joven?"; y yo respondí: "¡Me propongo hacerlo mi esposo!" Entonces me
volví hacia él y le dije: "Oh, mi señ or, tengo que proponerte algo en lo que no debes
cruzarme; y esto es que, cuando lleguemos a Bagdad, mi ciudad natal, te ofrezco mi vida
como sierva tuya". en santo matrimonio, y tú será s para mí baró n y yo seré mujer para ti".
É l respondió : "¡Escucho y obedezco! Tú eres mi señ ora y mi señ ora y lo que hagas no lo
negaré". Entonces me volví a mis hermanas y dije: "Esta es mi ganancia; me contento con
esta juventud y aquellos que han tomado algo de mi propiedad, que se queden como su
ganancia con mi buena voluntad". "Tú dices y haces bien", respondieron los dos, pero ellos
imaginaron maldad contra mí. No cesamos de acurrucarnos ante un viento favorable hasta
que cambiamos el mar de peligro por el mar de seguridad y, en unos pocos días, llegamos a
la ciudad de Basora, cuyos edificios se alzaban claros ante nosotros al caer la tarde. Pero
después que nos retiramos a descansar y está bamos profundamente dormidos, mis dos
hermanas se levantaron y me levantaron, con cama y todo, y me arrojaron al mar; lo mismo
hicieron con el joven Príncipe que, como no sabía nadar, se hundió y se ahogó y Allah lo
inscribió en el noble ejército de los Má rtires. En cuanto a mí, el Cielo me había ahogado
[323]

con él, pero Allah consideró que yo debería ser de los salvados; así que cuando me desperté
y me encontré en el mar y vi que el barco se alejaba como un relá mpago, É l arrojó en mi
camino un trozo de madera en el que yo cabalgué, y las olas me sacudieron de un lado a
otro hasta que me arrojaron a una isla. costa, tierra alta y despoblada. Aterricé y caminé
por la isla el resto de la noche y, cuando amaneció , vi un camino accidentado apenas apto
para que un hijo de Adá n lo pisara, que conducía a lo que resultó ser un vado poco
profundo que conectaba la isla con el continente. Tan pronto como salió el sol, extendí mis
vestidos para que se secaran en sus rayos; y comió de los frutos de la isla y bebió de sus
aguas; luego eché a andar por el sendero y no dejé de andar hasta que llegué a tierra firme.
Ahora bien, cuando quedaba entre la ciudad y yo só lo un viaje de dos horas he aquí, una
gran serpiente, del tamañ o de una palmera datilera, vino corriendo hacia mí con toda prisa,
deslizá ndose ahora a la derecha luego a la izquierda hasta que estuvo se acercó a mí,
mientras su lengua colgaba hacia el suelo un palmo de largo y barría el polvo a medida que
avanzaba. Fue perseguida por un dragó n. que no era má s largo que dos lanzas, y de
[324]

complexió n delgada como el grueso de una lanza y, aunque su terror le dio velocidad, y ella
se retorcía de un lado a otro, él la alcanzó y la agarró por la cola, con lo que sus lá grimas
cayeron y su lengua fue sacada en su agonía. Me compadecí de ella y, tomando una piedra e
invocando a Alá en busca de ayuda, se la arrojé a la cabeza del Dragó n con tal fuerza que
murió allí mismo; y la serpiente abriendo un par de alas voló dentro del ascensor y
desapareció ante mis ojos. Me senté maravillado con aquella aventura, pero estaba cansado
y vencido por la somnolencia me quedé dormido un rato donde estaba. Cuando desperté
encontré a una doncella negra azabache sentada a mis pies lavá ndolos con champú ; ya su
lado estaban dos perras negras (¡mis hermanas, oh Comandante de los Fieles!). me
avergoncé ante ella y, sentá ndose, le preguntó : "Oh, hermana mía, ¿quién y qué eres?"; y
[325]

ella respondió : "¡Cuá n pronto me has olvidado! Soy aquella por quien hiciste una buena
acció n y sembraste la semilla de la gratitud y mataste a su enemigo; porque soy la serpiente
a quien con la ayuda de Allah acabas de liberarte del Dragó n. Soy un Jinniyah y él era un
Jinn que me odiaba, y nadie salvó mi vida de él excepto tú . Tan pronto como me liberaste de
él, volé sobre el viento a la nave de donde te arrojaron tus hermanas, y llevé todo lo que
había en ella a tu casa. Entonces ordené a mi asistente Marids que hundiera el barco y
transformé a tus dos hermanas en estas perras negras; porque sé todo lo que ha pasado
entre ellos y tú ; pero en cuanto al joven, de verdad está ahogado. Diciendo esto, voló
conmigo y las perras, y luego nos dejó en el techo de la terraza de mi casa, donde encontré
guardada toda la propiedad que había en mi barco, sin que faltara nada. Ahora (continuó la
serpiente que era), juro por todo grabado en el anillo de sello de Salomó n (¡con quién sea [326]

la paz!) a menos que inflijas a cada una de estas perras trescientos azotes todos los días,
vendré y te encarcelaré para siempre debajo de la tierra. Pero antes de irse me encargó de
nuevo diciendo: "De nuevo juro por Aquel que hizo fluir los dos mares (y este es mi [327]

segundo juramento) si me contradices, vendré y te transformaré como a tus hermanas".


Desde entonces nunca he fallado, oh Comandante de los Fieles, en golpearlos con ese
nú mero de golpes hasta su sangre. corre con mis lá grimas, los compadezco mientras tanto,
y bien saben que no es culpa mía que los azoten y aceptan mis excusas. ¡Y este es mi cuento
y mi historia! El Califa se maravilló de sus aventuras y luego le hizo señ as a Ja 'afar que dijo
a la segunda dama, la Portress: "Y tú , ¿có mo llegaste a los verdugones y ronchas en tu
cuerpo?" Así que ella comenzó la

CUENTO DE LA PORTRA.
Sabe, oh Comandante de los Fieles, que tuve un padre que, después de cumplir su tiempo,
falleció y me dejó gran caudal de riquezas. Permanecí soltero por un corto tiempo y
actualmente me casé con uno de los má s ricos de su época. Me quedé con él un añ o cuando
él también murió , y mi parte de su propiedad ascendió a ochenta mil dinares. en oro
conforme a la santa ley de la herencia. Así me hice rico y mi reputació n se extendió por
[328]

todas partes, porque me había hecho diez mudas de ropa, cada una de las cuales valía mil
denarios. Un día, estando yo sentado en casa, he aquí, vino a mí una anciana con [329]

mandíbulas de linterna y mejillas hundidas, y ojos arrugados, y cejas escasas y escaldadas,


y cabeza descubierta y calva; y los dientes rotos por el tiempo y mutilados, y la espalda
encorvada y el cuello y la nuca meneando, y la cara enrojecida, y las lá grimas corriendo, y el
pelo como una serpiente moteada de blanco y negro, en la tez un susto, incluso como dice el
poeta de como ella:—
¡Bruja de mal agü ero! inconmovibles sean sus pecados ✿ Ni la misericordia la visite en su lecho de muerte:
Mil cabezas de mulas má s fuertes querían sus astucias, ✿ A pesar de su desbocado, guiarían con hilo de arañ a.
Y como dice otro:—
Una bruja a la que le crecen lo ilegal, lo legal y la sabiduría de la brujería:
Una mocosa traviesa, una doncella demoníaca, ✿ Una mujer prostituta y una vieja proxeneta. [330]
Cuando entró la anciana me saludó y besando el suelo delante de mí, dijo: "Tengo en casa
una hija huérfana y esta noche son su boda y su exhibició n. Somos pobres y forasteros en
[331]

esta ciudad sin conocer a ningú n habitante y tenemos el corazó n destrozado. Así que gana
para ti una recompensa y una recompensa en el Cielo estando presente en su ostentació n y,
cuando las damas de esta ciudad oigan que vas a hacer acto de presencia, ellas también se
presentará n; así consolará s su aflicció n, porque está muy quebrantada de espíritu y no
tiene con quien mira para salvar a Alá , el Altísimo". Luego lloró y me besó los pies recitando
estos versos:
Tu presencia nos trae una gracia ✿ Reconocemos ante tu rostro encantador:
Y si estuvieras ausente, nadie ✿ podría reemplazarte o tomar tu lugar.
Así que la lá stima y la compasió n se apoderaron de mí y dije: "Oír es consentir y, por favor,
Allah, haré algo má s por ella; ni se mostrará a su novio excepto en mi ropa, adornos y
joyas". Ante esto, la anciana se regocijó e inclinó su cabeza hacia mis pies y los besó ,
diciendo: "¡Alá te devuelva bien y consuele tu corazó n como has consolado el mío! Pero, oh
mi señ ora, no te molestes en hacerme esto". servicio a esta hora; prepá rate para la hora de
la cena, cuando vendré a buscarte. Diciendo esto me besó la mano y se fue. Me puse a
[332]

enhebrar mis perlas y a ponerme mis brocados y a hacerme el tocador, sin importarme lo
que la Fortuna me tenía en el vientre, cuando de repente la anciana se paró frente a mí,
tomá ndose y sonriendo hasta que mostró cada muñ ó n de dientes, y dijo: "Oh, mi señ ora, las
señ oras de la ciudad han llegado y cuando les informé que prometiste estar presente, se
alegraron y ahora está n esperá ndote y esperando ansiosamente tu venida y el honor de
encontrarte. Así que me puse la mantilla y, haciendo caminar a la vieja bruja delante de mí
y a mis doncellas detrá s de mí, anduve hasta que llegamos a una calle bien regada y barrida.
limpio, donde la brisa aventadora soplaba fresca y dulce. Aquí nos detuvo una puerta
abovedada con una cú pula de piedra de má rmol firmemente asentada sobre los cimientos
má s só lidos, y que conducía a un palacio cuyos muros de la tierra se elevaban altos y
orgullosos, y cuyo piná culo estaba coronado por las nubes, y sobre la entrada estaban [333]

escritos estos pareados:—


Soy el vino donde la Alegría siempre sonreirá ; ✿ La morada de la Alegría a través de mi tiempo duradero:
Y 'en medio de mi corte una fuente brota y fluye, ✿ Ni lá grimas ni problemas contaminará esa fuente:
La marge con la real Nu'uman's [334] la floració n es ligera, ✿ Myrtle, Narcissus-flower y Chamomile.
Llegados a la puerta, ante la cual colgaba una cortina negra, la anciana llamó y se nos abrió ;
cuando entramos y encontramos un vestíbulo cubierto de alfombras y alrededor con
lá mparas todas encendidas y velas de cera en candelabros adornados con colgantes de
gemas preciosas y minerales nobles. Pasamos por este pasaje hasta que entramos en un
saló n, cuya grandeza y belleza no se encuentran en este mundo. Estaba colgada y
alfombrada con telas de seda, y estaba iluminada con ramas, candelabros y velas dispuestas
en doble fila, una avenida que lindaba con el extremo superior o noble del saló n, donde
estaba un sofá de madera de enebro incrustado con perlas y gemas y coronado por un
baldaquín con cortinas mosquiteras de raso enrolladas con margaritas. Y apenas nos
habíamos dado cuenta de esto, cuando salió del baldaquín una joven dama y miré, oh
Comandante de los Fieles, un rostro y una forma má s perfecta que la luna en su plenitud,
con un favor má s brillante que el alba resplandeciendo con luz color azafrá n, como cantaba
el poeta cuando decía:
Tú paseas por el palacio una vista maravillosa, ✿ ¡Una novia para una noche de Kisrá o Kaisar!
Quiere la rosa en tu mejilla rosada, ✿ Oh mejilla como la sangre del dragó n [335] brillante!
De cintura delgada, lá nguida, de ojos somnolientos, ✿ Con encantos que prometen todo el deleite del amor:
Y el neumá tico que adorna tu frente coronada de tiara ✿ es una noche de aflicció n en la luz alegre de una mañ ana.
La jovencita rubia bajó del estrado y me dijo: ¡Bienvenida y bien venida y buen á nimo a mi
hermana, la amadísima, la ilustre, y mil saludos! Luego recitó estas coplas:
Si la casa no supiera quién viene, se regocijaría, ✿ Y besaría el mismo polvo sobre el cual fue puesto tu pie;
Y con la lengua de las circunstancias las paredes dirían, ✿ "¡Bienvenido y salve a uno con generosos dones adornados!"
Entonces ella se sentó y me dijo: "Oh, hermana mía, tengo un hermano que te ha visto en
varias bodas y fiestas; es un joven má s hermoso que yo, y se ha caído desesperadamente
enamorado de ti, porque ese generoso Destino ha cosechado en ti toda belleza y perfecció n;
y ha dado plata a esta anciana para que te visite; y ella se las ha ingeniado de esta manera
para reunirnos a los dos. É l ha oído que tú eres uno de los nobles de tu tribu y él no es
menos en la suya; y, deseando aliar su suerte con la tuya, ha practicado este ardid para
traerme contigo; porque está dispuesto a casarse contigo segú n la ordenanza de Alá y su
Apó stol; y en lo que es lícito y justo no hay vergü enza.» Cuando oí estas palabras y me vi
bastante atrapado en la casa, dije: «Oír es consentir». Ella se alegró mucho y aplaudió ; [336]

entonces se abrió una puerta y salió de ella un joven floreciente en la flor de la vida,
exquisitamente vestido, un modelo de belleza y hermosura y simetría y gracia perfecta, con
modales gentiles y encantadores y cejas como un arco doblado y flecha en cordó n y ojos
que hechizaron todos los corazones con hechicería lícita a los ojos del Señ or; incluso como
dice un rimador que describe a alguien como él:
Su rostro como el rostro de la luna joven brilla ✿ Y la Fortuna lo estampa con perlas por signos. [337]
Y Allah favorezca a aquel que dijo:—
Bendita sea su belleza; Bendito sea el decreto del Señ or ✿ Quien moldeó y formó una cosa tan brillante de sangre:
Todos los dones de la belleza los une en uno; ✿ Perdida en su amor está toda la humanidad;
Por el yo de la Belleza inscrito en su frente ✿ "¡Atestiguo que no hay Bien sino él!" [338]

Cuando lo miré, mi corazó n se inclinó hacia él y lo amé; y él se sentó a mi lado y habló


conmigo un rato, cuando la joven volvió a batir palmas y he aquí, se abrió una puerta lateral
y por ella salió el Kazi con sus cuatro asesores como testigos; y nos saludaron y,
sentá ndose, redactaron y escribieron el contrato de matrimonio entre el joven y yo y se
retiraron. Luego se volvió hacia mí y dijo: "Bendita sea nuestra noche", luego agregó : "Oh,
mi señ ora, tengo una condició n que imponerte". Dije yo, "Oh mi señ or, ¿qué es eso?"
Entonces él se levantó y fue a buscar una copia del Libro Sagrado y me lo presentó
diciendo: "Jura aquí que nunca mirará s a nadie má s que a mí mismo ni inclinará s tu cuerpo
o tu corazó n hacia él". Juré y se alegró con gran alegría y me abrazó por el cuello mientras
el amor por él poseía todo mi corazó n. Luego pusieron la mesa. delante de nosotros y [339]

comimos y bebimos hasta quedar satisfechos; pero me moría por la llegada de la noche. Y
cuando llegó la noche, me llevó a la cá mara nupcial y durmió conmigo en la cama y
continuó besá ndome y abrazá ndome hasta la mañ ana, una noche que nunca había visto en
mis sueñ os. Viví con él una vida de felicidad y deleite durante un mes completo, al final del
cual le pedí permiso. para ir a pie al bazar y comprarme ciertas cosas especiales y me dio
[340]

permiso. Así que me puse la mantilla y, llevá ndome a la anciana y a una esclava, Fui al [341]

khan de los mercaderes de seda, donde me senté en la tienda de un joven comerciante a


quien la anciana me recomendó , diciéndome: "El padre de este joven murió cuando era un
niñ o y lo dejó gran reserva de riqueza: él tiene a su lado una multa poderosa reserva de [342]

mercancías y encontrará s lo que buscas con él, porque nadie en el bazar tiene mejores telas
que él." Entonces ella le dijo: "Muéstrale a esta señ ora las telas má s costosas que tienes
para ti", y él respondió : "¡Escuchar y obedecer!" Entonces ella me susurró : "¡Di una palabra
cortés a él!"; pero yo respondí: "Estoy comprometido a dirigirme a nadie excepto a mi
señ or". bruscamente a ella, "No queremos nada de tus dulces discursos; nuestro deseo es
comprarle todo lo que necesitemos y regresar a casa". me trajo todo lo que buscaba y le
ofrecí su dinero, pero él se negó a tomarlo diciendo: "¡Que sea un regalo ofrecido a mi
invitado este día!" Entonces le dije a la anciana: "Si no acepta el dinero, devuélvele sus
cosas". "Por Alá ", exclamó , "no te quitaré nada: no lo vendo por oro ni por plata, sino que lo
doy todo como regalo por un solo beso; un beso má s precioso para mí que todo lo que el la
tienda contiene". Preguntó la anciana: "¿De qué te sirve el beso?"; y, volviéndose hacia mí,
susurró : "Oh, hija mía, ¿oíste lo que dice este joven? ¿Qué dañ o te hará si recibe un beso
tuyo y tú obtienes lo que buscas a ese precio?" Respondí: "¡Me refugio en Allah de tal
acció n! ¿No sabes que estoy obligado por un juramento?" Pero ella respondió : "¡Ahora,
[343]

whist! Deja que él te bese y no le hables ni te inclines sobre él, así guardará s tu juramento y
tu plata, y no te sobrevendrá ningú n dañ o". Y ella no cesó de persuadirme e importunarme
y restar importancia al asunto hasta que el mal entró en mi mente y me metí en la cabeza. [344]

y, declarando que nunca consentiría, consintió . Así que cubrí mis ojos y levanté el borde de
mi mantilla entre la gente que pasaba y yo y él puso su boca en mi mejilla debajo del velo.
Pero mientras me besaba me dio un mordisco tan fuerte que me arrancó la carne de la
mejilla, y la sangre fluyó rá pidamente y me invadió el desmayo. La anciana me tomó en
[345]

sus brazos y, cuando volví en mí, encontré la tienda cerrada y ella lamentá ndose por mí y
diciendo: "¡Gracias a Dios por evitar lo que podría haber sido peor!" Entonces ella me dijo:
"Ven, anímate y vá monos a casa antes de que el asunto se haga pú blico y seas deshonrado.
Y cuando estés seguro dentro de la casa finge estar enfermo y acuéstate y cú brete; y te
traeré polvos. y emplastos para curar esta mordedura, y tu herida estará curada a má s
tardar en tres días". Así que después de un tiempo me levanté y estaba en extrema angustia
y el terror se apoderó de mí; pero seguí adelante poco a poco hasta que llegué a la casa
donde alegué enfermedad y me acosté. Cuando era de noche, mi esposo vino a mí y me dijo:
"¿Qué te ha sucedido, oh mi querida, en esta excursió n tuya?"; y yo respondí: "No estoy
bien: me duele mucho la cabeza." Entonces encendió una vela y se acercó a mí y me miró
fijamente y preguntó : "¿Qué es esa herida que veo en tu mejilla y en la parte má s tierna?" Y
yo respondí: "Cuando salí hoy con tu permiso para comprar cosas, un camello cargado de
leñ a me empujó y uno de los pedazos rasgó mi velo y me hirió la mejilla como tú ves;
porque, en verdad, los caminos de esta ciudad son estrechos". "Mañ ana", gritó , "iré a
quejarme al gobernador, y él le dará una patada a todos los vendedores de combustible en
Bagdad". "Alá sea contigo", dije yo, "No cargues tu alma con tal pecado contra ningú n
hombre. El caso es que yo estaba montado en un asno y se tropezó , tirá ndome al suelo; y mi
mejilla se tropezó con un palo o un trozo de vidrio y me hice esta herida". burro en
Bagdad". "¿Destruirías a todos estos hombres a causa de mi herida", dije, "cuando esto que
me sucedió fue por decreto de Alá y Su destino?" Pero él respondió : "No hay remedio para
eso". ;" y, poniéndose en pie de un salto, me acosó con palabras y me presionó hasta que me
quedé perplejo y asustado; y tartamudeé y tartamudeé y mi habla se volvió espesa y dije:
"Esto es un mero accidente por decreto de Allah". Entonces , Oh Comandante de los Fieles,
adivinó mi caso y dijo: "Faltaste en tu juramento." Inmediatamente gritó con un fuerte
grito, después de lo cual se abrió una puerta y entraron siete esclavos negros a quienes
ordenó que me arrastraran. de la cama y me arrojó en medio de la habitació n, ademá s
ordenó a uno de ellos que me sujetara los codos y se pusiera en cuclillas sobre mi cabeza, y
a otro que se sentara sobre mis rodillas y se sentara. cura mis pies; y sacando su espada, se
la dio a un tercero y dijo: "Golpéala, oh Sa'ad, y có rtala en dos y que cada uno tome la mitad
y la arroje al Tigris". para que los peces se la coman; porque tal es la retribució n debida a
[346]

los que violan sus votos y son infieles a su amor." Y redobló su ira y recitó estas coplas:
Si hay alguien que comparte conmigo su amor, yo estrangularía el Amor aunque la vida fuera muerta por el Amor;
Diciendo, oh alma, la muerte sería la elecció n má s noble, ✿ Porque malo es el amor cuando se comparte entre dos socios.
Luego le repitió al esclavo: "¡Golpéala, oh Sa'ad!" Y cuando el esclavo que estaba sentado
sobre mí se aseguró de la orden, se inclinó hacia mí y dijo: "Oh, mi señ ora, repite la
profesió n de fe y ten cuidado si hubieras hecho algo, porque en verdad esta es la ú ltima
hora de tu vida". "Oh, buen esclavo", le dije, "espera un poco y aléjate de mi cabeza para que
pueda acusarte con mis ú ltimos mandatos". Entonces levanté la cabeza y vi el estado en que
me encontraba, có mo había caído de un alto grado a la má s baja desgracia; y en muerte tras
vida (¡y tal vida!) y có mo había traído mi castigo sobre mí mismo por mi propio pecado;
entonces las lá grimas brotaron de mis ojos y lloré con gran llanto. Pero él me miró con ojos
de ira y empezó a repetir:
Dile a la que se aparta de nuestro amor para trabajar su herida dolorosa, ✿ Y le toma un hermoso nuevo amor que el viejo
amor arroja sobre él:
¡Te lloramos lo suficiente antes de que lloremos suficientes de nosotros! ✿ Lo pasado entre nosotros es suficiente y tal vez
algo más. [347]
Cuando escuché esto, oh Comandante de los Fieles, lloré y lo miré y comencé a repetir estos
versos:—
A la separació n condenas mi amor y todos permanecen inconmovibles; ✿ Mis pá rpados lagrimosos que haces desvelado y
duermes mientras me quejo:
Tú haces reinar la firme amistad entre mis ojos y el insomnio; ✿ Sin embargo, mi corazó n no puede olvidarte, ni lá grimas
puedo contener:
Me hiciste jurar con muchos juramentos mi juramento de mantener por sí; ✿ Pero cuando reinaste como el señ or de mi
pecho, me traicionaste como un traidor:
Te amé como un niñ o tonto que no sabe lo que es el Amor; ✿ Entonces perdona a la aprendiz, ¡que no sea asesinada por el
maestro!
Por el nombre de Allah, te ruego que escribas, cuando esté muerto y me haya ido, ✿ Sobre mi tumba, Esto murió de Amor
cuyos sentidos Amor había ta'en:
Entonces tal vez pase por ese camino aquel que ha sentido el fuego del Amor, ✿ Y al pisar el corazó n de un amante con
piedad y aflicció n se derretirá .
Cuando terminé mis versos volvieron a brotar las lá grimas; pero la poesía y el llanto só lo
añ adieron furia a su furia, y recitó :
No fue que la saciedad me mandó dejar al amado de mi alma, ✿ sino que ella cometió un pecado mortal que me atrapó en
su clip:
Ella buscó dejar que otro compartiera el amor entre nosotros dos, ✿ Pero mi Verdadera Fe de Unidad rechaza la
asociació n. [348]
Cuando dejó de recitar, lloré de nuevo y le pedí perdó n y me humillé ante él y le hablé en
voz baja, diciéndome a mí mismo: "Trabajaré en él con palabras; así que tal vez se abstenga
de matarme, aunque tome todo lo que tengo". ." Así que me quejé de mis sufrimientos y
comencé a repetir estos versos:
Ahora, por tu vida, y si fueras só lo mi vida, no la hubieras tomado, ✿ ¡Pero quién puede quebrantar la ley de separació n
que separa a dos amantes!
Me cargas con el pesado peso del amor anhelante, cuando ✿ Apenas puedo llevar mi camisola por la debilidad y el dolor:
Me maravillo de no ver mi vida y mi alma arruinadas Iain ✿ Me maravillo mucho de ver mi cuerpo sufrir tales dolores de
separació n.
Cuando terminé mi verso volví a llorar; y él me miró y me injurió en lenguaje injurioso, [349]

repitiendo estas coplas:—


Tú estabas lleno de amor por otro hombre, no por mí; ✿ Era tuyo para mostrarme la cara de separació n, era solo mío para
ver:
Te dejo por lo primero que fuiste de mí para despedirte ✿ Y soportar pacientemente ese golpe de despedida que con tanta
paciencia soportaste:
Así como tú buscaste otro amor, así otro amor buscaré, ✿ Y haz del crimen de asesinar el amor tu propia atrocidad.
Cuando hubo terminado sus versos, volvió a gritar a la esclava: "Có rtala por la mitad y
líbranos de ella, porque no tenemos ningú n beneficio de ella". Así que el esclavo se acercó a
mí, oh Comandante de los Fieles, y dejé de recitar versos y me aseguré de la muerte y,
desesperado por la vida, encomendé mis asuntos a Allah Todopoderoso, cuando he aquí, la
anciana se precipitó y se arrojó sobre la casa de mi esposo. pies y los besó y lloró y dijo:
"Oh, hijo mío, por los derechos de mi crianza y por mi largo servicio a ti, te conjuro que
perdones a esta joven dama, porque de hecho ella no ha hecho nada que merezca tal
condenació n. Tú eres un muy joven y temo que su muerte sea puesta a tu puerta, porque
está dicho: El que matare, será muerto. En cuanto a esta lasciva (ya que tú la tienes por tal),
échala de tus puertas, de tu amor y de tu corazó n." Y ella no cesó de llorar e importunarlo
hasta que él se arrepintió y dijo: "La perdono, pero debo ponerle mi marca que se mostrará
en ella durante toda su vida". Luego ordenó a los esclavos que me arrastraran por el suelo y
me tumbaran de cuerpo entero, después de despojarme de toda mi ropa; y cuando los [350]

esclavos se hubieron sentado tanto sobre mí que no podía moverme, cogió una vara de
membrillo y la bajó sobre mi cuerpo, y continuó golpeá ndome en la espalda y los costados
hasta que perdí el conocimiento de exceso de dolor, y me desesperé de la vida. Luego
ordenó a los esclavos que me llevaran tan pronto como oscureciera, junto con la anciana
para mostrarles el camino y arrojarme en el suelo de la casa donde yo vivía antes de mi
matrimonio. Hicieron la voluntad de su señ or y me arrojaron a mi antiguo hogar y se
fueron. No reviví de mi desmayo hasta que apareció el alba, cuando me apliqué a curar mis
heridas con ungü entos y otros medicamentos; y me medicé, pero mis costados y costillas
todavía mostraban señ ales de la vara como has visto. Estuve acostado en un caso débil y
confinado en mi cama durante cuatro meses antes de que pudiera levantarme y recuperar
la salud. Al cabo de ese tiempo fui a la casa donde había sucedido todo esto y la hallé en
ruinas; la calle había sido derribada a lo largo y montones de basura se levantaban donde
estaba el edificio anterior; ni pude saber có mo se había producido esto. Entonces me dirigí
a mi hermana por parte de mi padre y encontré con ella a estas dos perras negras. La
saludé y le conté lo que me había sucedido y toda mi historia y ella dijo: "Oh, mi hermana,
¿quién está a salvo del pesar del Tiempo y segura? Gracias a Allah que te ha sacado a salvo";
y ella comenzó a decir:—
¡Así es el mundo, así que ten un corazó n paciente ✿ cuando las riquezas te dejen y cuando los amigos se vayan!
Entonces ella me contó su propia historia, y lo que le había pasado a ella con sus dos
hermanas y có mo habían terminado las cosas; así que moramos juntos y el tema del
matrimonio nunca estuvo en nuestras lenguas durante todos estos añ os. Después de un
tiempo se nos unió nuestra otra hermana, la procuradora, que sale todas las mañ anas y
compra todo lo que necesitamos para el día y la noche; y continuamos en tal condició n
hasta esta ú ltima noche. Por la mañ ana, nuestra hermana salió , como de costumbre, a hacer
su mercado y luego nos sucedió lo que sucedió al traer al Portero a la casa y admitir a estos
tres Kalandar-hombres.
Les suplicamos amable y honorablemente y no había pasado un cuarto de la noche cuando
tres comerciantes serios y respetables de Mosul se unieron a nosotros y nos contaron sus
aventuras. Nos sentamos a hablar con ellos, pero con una condició n que violaron, después
de lo cual los tratamos como solucionados con su incumplimiento de la promesa, y les
hicimos repetir el relato que habían dado de sí mismos. Hicieron nuestra voluntad y
perdonamos su ofensa; así que partieron de nosotros y esta mañ ana fuimos llamados
inesperadamente a tu presencia. ¡Y esa es nuestra historia! El califa se maravilló de sus
palabras y ordenó que la historia fuera registrada y registrada y guardada en sus cá maras
de municiones.——Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir su permiso.
Ahora bien, cuando era la Noche Diecinueve,
Continuó : Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el califa ordenó que esta historia y las de la
hermana y los Kalandar se registraran en los archivos y se depositaran en las cá maras de
municiones reales. Luego le preguntó a la señ ora mayor, la dueñ a de la casa: "¿Sabes el
paradero de la Ifritah que hechizó a tus hermanas?"; y ella respondió : "Oh Comandante de
los Fieles, me dio un rizo de su cabello diciendo: - Cuando me veas, quema un par de estos
cabellos y estaré contigo de inmediato, aunque estaba má s allá de la montañ a del
Cá ucaso". ." Dijo el califa: "Trá eme aquí el cabello". Así que ella lo trajo y él arrojó todo el
mechó n al fuego. Tan pronto como el olor del cabello quemado se disipó , el palacio se
estremeció y tembló , y todos los presentes escucharon el estruendo y el retumbar de un
trueno y un ruido como de alas y ¡he aquí! el Jinniyah que había sido una serpiente estaba
en presencia del Califa. Ahora que ella era musulmana, lo saludó y dijo: "La paz sea contigo,
oh vicario". de Alá ", a lo que él respondió : "Y contigo también sea la paz y la misericordia
[351]

de Alá y Su bendició n". Luego ella continuó : "Sabe que esta doncella sembró para mí la
semilla de la bondad, por lo que no puedo recompensar lo suficiente". ella, en cuanto me
libró de la muerte y destruyó a mi enemigo. Ahora había visto có mo sus hermanas la
trataban y me sentía obligada a vengarla de ellos. Al principio pensé en matarlos, pero
temía que sería doloroso para ella, así que los transformé en perras; pero si deseas su
liberació n, oh Comandante de los Creyentes, los soltaré para complacerte a ti y a ella
porque soy de los musulmanes". considere su caso cuidadosamente; y si se prueba la
verdad de su historia, tomaré represalias de aquel que la perjudicó ". Dijo el Ifritah, "Oh
[352]

Comandante de los Creyentes, inmediatamente los liberaré y te descubriré al hombre que


cometió ese acto con esta dama y la perjudicó y tomó su propiedad, y él es el má s cercano
de todos los hombres a ti!" Diciendo esto, tomó una taza de agua y murmuró un hechizo
sobre ella y pronunció palabras que no hubo entendimiento; luego roció un poco de agua
sobre las caras de las dos perras, diciendo: " ¡Regresa a tu forma humana anterior!",
después de lo cual fueron restaurados a sus formas naturales y comenzaron a alabar a su
Creador. Entonces dijo Ifritah: "Oh Comandante de los Fieles, en verdad, el que azotó a esta
dama con varas es tu hijo Al- Amin hermano de Al-Maamun; porque él había oído hablar
[353]

de su belleza y hermosura y jugó con ella una estratagema de amante y se casó con ella de
acuerdo con la ley y cometió el delito (tal como es) de azotarla. Sin embargo, en verdad, él
no debe ser culpado por golpearla, porque él le puso una condició n y le hizo un juramento
solemne de no hacer cierta cosa; sin embargo, ella no cumplió su voto y él pensó en darle
muerte, pero temía a Dios Todopoderoso y se contentó con azotarla, como has visto, y con
enviarla de vuelta a su propio lugar. Tal es la historia de la segunda dama y el Señ or lo sabe
todo". Cuando el Califa escuchó estas palabras de Ifritah, y supo quién había golpeado a la
doncella, se maravilló con gran asombro y dijo: "Alabado sea Allah, el Altísimo. , el
Todopoderoso, que ha mostrado Su gran misericordia hacia mí, permitiéndome librar a
estas dos doncellas de la hechicería y la tortura, y dá ndose a conocer el secreto de la
historia de esta dama! Y ahora, por Alá , haremos una obra que se registrará de nosotros
cuando ya no estemos". Luego llamó a su hijo Al-Amin y le preguntó sobre la historia de la
segunda dama, la portera; y lo dijo de cara a la verdad; después de lo cual el Califa ordenó
llamar a la presencia de los Kazis y sus testigos y los tres Kalandars y la primera dama con
sus hermanas alemanas que habían sido hechizadas; y los casó a los tres con los tres
Kalandars que sabía que eran príncipes e hijos de reyes y los nombró chambelanes acerca
de su persona, asigná ndoles estipendios y asignaciones y todo lo que requerían, y
alojá ndolos en su palacio en Bagdad. Devolvió la mujer golpeada a su hijo, Al-Amin, renovó
el contrato de matrimonio entre ellos y le dio una gran riqueza y ordenó reconstruir la casa
má s bella de lo que era antes. En cuanto a él, tomó por esposa a la procuradora y se acostó
con ella esa noche: y al día siguiente le apartó un apartamento en su Serraglio, con
doncellas para su servicio y una asignació n diaria fija. Y el pueblo se maravilló de la
generosidad y la beneficencia natural y la sabiduría principesca de su Califa; tampoco se
olvidó de enviar todas estas historias para que quedaran registradas en sus anales. Cuando
Shahrazad dejó de hablar, Dunyazad exclamó : "Oh, mi propia hermana, por Alá , en verdad,
esta es una historia muy agradable y deliciosa; nunca se ha oído nada parecido, pero te pido
que me cuentes ahora otra historia para entretener lo que queda de ella". las horas de
vigilia de esta nuestra noche". Ella respondió : "Con amor y alegría si el Rey me da permiso";
y él dijo: "Cuenta tu historia y cuéntala pronto". Entonces ella comenzó , con estas palabras,

138 . El nombre de este célebre sucesor de Nínive, donde algunos suponen que se
escribieron Las Noches, es orig. Μεσοπύ λαι (puertas del medio) porque se encontraba en el
camino donde se unen cuatro grandes caminos. El á rabe. la forma "Mausil" (el vulgar
"Mosul") también es significativa, aludiendo al "cruce" de Asiria y Babilonia. De ahí nuestra
"muselina".
139 . Esta es la "bolsa de nariz" del Sr. Thackeray. Traduzco por "zapatos para caminar" el
á rabe "Khuff" que es una especie de bota suelta que cubre el tobillo; no suelen estar
bordados, reservá ndose el adorno para el interior del zapato.
140 . es decir , Siria (dice Abulfeda) la "tierra de la izquierda" (de uno que mira hacia el
este) en contraposició n a Al-Yaman la "tierra de la derecha". Osmani significaría turco,
otomano. Cuando Bernardo el Sabio (Bohn, p. 24) habla de "Bagada y Axiam" (texto de
Mabillon) o "Axinarri" (aú n peor), se refiere a Bagdad y Ash-Shá m (Siria, Damasco), palabra
que desconcierta a su editor. . Richardson ( Dissert. lxxii) parece apoyar un horrible intento
de derivar Shá m de Shá mat, un lunar o una verruga, ¡porque el país está salpicado de
montículos! Al-Shá m se aplica a menudo a la ciudad de Damasco cuyo nombre propio
Dimishk pertenece a los libros: este término se deriva generalmente de Dimashik b. Kali b.
Malik b. Sham (Shem). Lee (Ibn Batú tah, 29) niega que ha-Dimishki signifique "Eliezer de
Damasco".
141 . De Omá n = Arabia del Este.
142 . Á rabe. "Tamar Hanná " lit. dá til de Henna, pero aplicado a la flor del ligustro oriental (
Lawsonia inermis ) que tiene el dulce aroma del heno recién cortado. El uso de Henna como
tinte es conocido incluso en Inglaterra. El "mirto" al que se alude puede haber sido para un
perfume (ya que se considera un anti-intoxicante) o para comer, se supone que las bayas
aromá ticas amargas del "Á s" dan sabor al vino y especialmente a Raki (brandy crudo).
143 . Carril. (i. 211) comenta amablemente: "En mi original se da una lista de estos dulces,
pero pensé que era mejor omitir los nombres" (!) Dozy no elude su deber, pero no es
mucho má s satisfactorio al explicar palabras interesantes para los estudiantes porque no se
encuentran en los diccionarios y olvidadas por la gente "Akrá s" (pasteles) Laymuníyah (de
limas) wa "Maymuníyah" aparece en el Bresl. Editar. como "Ma'amuniyah", que puede
significar "pasteles de Ma'amun" o "pasteles deliciosos". "Amshá t" = (peines) quizá s se
refiera a un tipo fino de Kuná fah (fideos) conocido en Egipto y Siria como "Ghazl al-baná t"
= hilado de niñ a.
144 . La luna nueva muy buscada por todos los musulmanes porque da comienzo al
Ramazá n-ayuno.
145 . El anillo de sello de Salomó n se ha notado antes.
146 . La doncella de "pechos altos", con senos firmes como un cubo, es una de las favoritas
de los cuentistas á rabes. Fanno baruffa es el término italiano para senos duros que apuntan
hacia afuera.
147 . Un ombligo grande y hueco se considera no solo como una belleza, sino que en los
niñ os se considera una promesa de buen crecimiento.
148 . Á rabe. "Ka'ah", un saló n alto que da al patio central: encontraremos la palabra usada
para una mansió n, cuartel, alojamiento para hombres, etc.
149 . Babel=Puerta de Dios (El), o Puerta de Ilu (PN de Dios), que los judíos interpretaban
iró nicamente como "Confusió n". La tradició n de que Babilonia es el centro mismo de la
brujería y el encantamiento por medio de sus Siete Espíritus Mortíferos, ha sobrevivido en
Al-Islam; los dos á ngeles caídos (cuyos nombres aparecerá n) siendo confinados en un
pozo; Nimrod intentando llegar al Cielo desde la Torre en un carro má gico tirado por
pá jaros monstruosos y demá s. Ver pá g. 114, "Chaldean Magic" de Francois Lenormant,
Londres, Bagsters.
150 . Á rabe. "Ká mat Alfiyyah"=como la letra Alif, trazo recto perpendicular. En los
jeroglíficos egipcios, el origen de todos los alfabetos (no syllabarium) conocidos por el
hombre, una forma era una bandera u hoja de planta acuá tica de pie. De ahí probablemente
la forma á rabe de Alif; mientras que otras naciones preferían otras modificaciones de la
letra (cabeza de buey, etc. ), que en Egipto cuentan unas treinta y seis variedades, simples y
compuestas.
151 . No he intentado ordenar esta maravillosa confusió n de metá foras tan característica
de Las noches y las exigencias de Al-Saj'a=prosa rimada.
152 . Aquí y en otras partes omito el "ká la ( dice Turpino )" del original: Torrens conserva
"Así va el cuento" (que só lo interrumpe). Esto es simplemente letra-sabio y sentido-tonto.
153 . De este digno má s en un tiempo futuro.
154 . es decir , sellado con el Kazi o el sello del cargo de la autoridad legal.
155 . "Nada por nada" es una idea fija con la mujer oriental: no tanto por codicia como por
un point d'honneur sexual cuando se trata del adversario: el hombre.
156 . Ella bebe primero, la costumbre del Oriente universal, para demostrar que el vino que
había comprado no estaba envenenado. Los orientales, que ignoran por completo la "copa
social" de la civilizació n occidental, beben honestamente para emborracharse; y, cuando
está n muy lejos, son adictos a las payasadas (en pers. "Badmasti" = le vin mauvais ) que
conduce a peleas y derramamiento de sangre. De ahí que se considere sumamente
irreverente afirmar de los patriarcas, profetas y santos que "bebieron vino"; y los
musulmanes está n de acuerdo con nuestros "Teatotallers" en negar que, excepto en el caso
de Noé, los embriagantes se mencionan en alguna parte de las Sagradas Escrituras.
157 . Á rabe. "Hú r al-Ayn", lit. (Doncellas) con ojos de vivo blanco y negro, aplicadas a las
vírgenes del Paraíso que se desposará n con los felices Fieles. Retengo nuestro vulgar
"Houri", advirtiendo al lector que es un masc. para una mujer ("Huríyah") en á rabe, aunque
aceptado en persa, un discurso sin género.
158 . Á rabe. "Zambú r", cuya cabeza es amputada en la circuncisió n femenina. Véase Noche
cccclxxiv.
159 . Ocymum basilicum notado en la Introducció n; el bassilico de Boccaccio iv. 5. El Libro
de Kalilah y Dimnah lo representa como "brotando con algo también cuyo olor es
repugnante y repugnante y el sembrador inmediatamente se pone a recogerlo y quemarlo
con fuego". (Las fá bulas de Bidpai traducidas de la versió n siríaca posterior por IGN Keith-
Falconer, etc. , etc. , etc. , Cambridge University Press, 1885). Aquí, sin embargo, Habk es un
poleo ( mentha puligium ), y probablemente alude al pecten.
160 . es decir , propiedad comú n para todos a vencer.
161 . "Un dígito de la luna" es el equivalente hindú .
162 . Má s conocido por nosotros como Caravanserai, el "Bungalow de los viajeros" de la
India: en el Khan, sin embargo, hay refugio, pero ni cama ni comida.
163 . Á rabe. "Zubb". Nuevamente quisiera señ alar que este y sus sinó nimos son los
equivalentes del á rabe, que es de los má s bajos. El objetivo evidente del narrador es
acentuar el contraste con las trá gicas historias que siguen.
164 . "En el nombre de Alá " es aquí una forma civil de despido.
165 . Lane (i. 124) está escandalizado y con bastante naturalidad por esta escena, que es la
ú nica mancha en un cuento admirable narrado admirablemente. Sin embargo, incluso aquí
la grosería es apenas un poco má s pronunciada que la que encontramos en nuestro viejo
drama ( por ejemplo , El rey Enrique V de Shakespeare) escrito para el teatro, mientras que
cuentos como Las noches no se leen ni se recitan ante ambos sexos. Por ú ltimo, "nada sigue
a todo este trabajo de palmas:" en Europa la orgía terminaría de manera muy diferente.
Estas "monjas de Theleme" son físicamente puras: su libertinaje es de la mente, no del
cuerpo. Galland los convierte en cinco, incluidos los dos doggesses.
166 . Así que la frase de Sir Francis Walsingham "Aquellos que hacen lo que no deben,
deberían oír que no lo harían".
167 . El antiguo "Calendario", agradablemente asociado con esa forma de almanaque. La
mac. Editar. tiene "Karandaliyah", una corrupció n vil, como "Karandar" de Ibn Batutah y
"Kurundul" de Torrens: así que en inglés tenemos el vulgarismo aceptado de "Kernel" para
Coronel. El Bul. Editar. usa como sinó nimo "Su'ulú k" = un que pregunta, un mendigo. De
estos monjes mendicantes, porque tales son, muy parecidos a los Sarabaites de la Europa
medieval, he tratado, y de sus instituciones y su fundador, Shaykh Sharif Bu Ali Kalandar
(ob. AH 724 = 1323-24), con cierta extensió n en mi "Historia de Sindh", cap. viii. Véase
también el Dabistan (i, 136) donde el buen Kalandar exclama:—
Si la espina se rompe en mi cuerpo, ¡qué insignificante el dolor!
¡Pero cuá nto dolor siento por la pobre espina rota!
D'Herbelot tiene razó n cuando dice que el Kalandar generalmente no es aprobado por los
musulmanes: trabaja para liberarse de toda forma y observancia y se acerca al Malá mati
que oculta todas sus buenas obras y se jacta de sus malas acciones, nuestro "hipó crita del
diablo". ."
168 . El "Kalandar" se desfigura a sí mismo de esta manera para mostrar "mortificació n".
169 . Á rabe. "Gharíb:" el portero se ofende porque la palabra implica "pobre diablo";
especialmente uno fuera de su propio país.
170 . Un mendigo religioso en general.
171 . Muy escandaloso para la "respetabilidad" musulmana: Mohammed dijo que la casa
estaba maldita cuando las voces de las mujeres se podían escuchar afuera. Ademá s, los
vecinos tienen derecho a interferir y mitigar el escá ndalo.
172 . No necesito decir que ambos son personajes histó ricos; a menudo se mencionará n, y
se mencionará a Ja'afar en el Ensayo final.
173 . Á rabe. "Sama'an wa tá 'atan"; una frase popular de asentimiento generalmente
traducida como "oír es obedecer"; pero esta fó rmula puede y debe ser muy variada. En
algunos lugares significa "Oír (la palabra de Allah) y obedecer" (Su profeta, vicerregente,
etc. )
174 . Á rabe. "Sawá b"=recompensa en el Cielo. Esta palabra para la que no tenemos
equivalente se ha naturalizado en todas las lenguas ( por ejemplo , hindostani) habladas por
musulmanes.
175 . Beber vino, en todo momento prohibido a los musulmanes, vicia el rito de la
peregrinació n: el peregrino se compromete a una estricta observancia de la ley ceremonial
y muchos hombres datan su "reforma" del "Hajj". Peregrinació n, iii., 126.
176 . Aquí ha sido necesario algú n cambio; ya que el texto original confunde a las tres
"damas".
177 . En á rabe-el plural masc. se usa a modo de modestia cuando una chica se dirige a su
amante; y por la misma razó n habla de sí misma como hombre.
178 . Á rabe. "Al-Naim"; en su totalidad "Jannat al-Na'im" = el Jardín de las Delicias, es decir ,
el quinto Cielo hecho de plata blanca. El nombre genérico del Cielo (el lugar de la
recompensa) es "Jannat", lit. un jardín; "Firdaus" se deriva evidentemente del persa a
través del griego παρά δεισος , y significa una persecució n, un parque de caza. Los
escritores sobre este tema deben tener en cuenta la modestia de Mandeville: "Del Paraíso
no puedo hablar correctamente, porque no estuve allí".
179 . Á rabe. "Mikra'ah", la nervadura central seca de una hoja de dá til utilizada para
muchos propó sitos, especialmente el bastinado.
180 . Segú n Lane (i., 229), estos y los versos inmediatamente siguientes son de una oda de
Ibn Sahl al-Ishbili. Está n en el Bul. Editar. no la Mac. Editar.
181 . El original está lleno de presunciones y juegos de palabras que no se traducen
fá cilmente en inglés.
182 . Á rabe. "Tarjumá n", misma raíz que Chald. Targum (=una traducció n), el antiguo
"Truchman", ya través del Ital. " tergomano " nuestro "Dragoman"; aquí un mensajero.
183 . Iluminado. la "persona de los ojos", nuestro "bebé de los ojos", un concepto poético
favorito en todas las lenguas; muy utilizado por los isabelinos, pero ahora descuidado como
un tipo tonto de presunció n. Ver Noche ccix.
184 . Á rabe. "Sá r" (Thá r) el derecho de venganza reconocido por la ley y la costumbre
(Peregrinació n, iii., 69)
185 . Eso es "Todos nadamos en el mismo bote".
186 . Ja'afar siempre actú a, en tales ocasiones, como un hombre sabio y sensato obligado a
unirse a una tonta fiesta. Contrasta fuertemente con el califa, un déspota testarudo que no
se dejará engañ ar, cualquiera que sea el capricho del momento. Pero los orientales
considerarían esto como una prueba de su "majestad".
187 . Á rabe. "Wa'l-Salá m" (pronunciar Was-Salá m); que significa "y aquí termina el asunto".
En nuestra jerga decimos: "Está bien, y el nombre del niñ o es Antonio".
188 . Este es un jingle favorito; el juego es sobre "ibrat" (un buril de agujas) y "'ibrat" (un
ejemplo, una advertencia).
189 . Eso es "hacer su arco"; como el campesino inglés tira de su copete. Lane (i., 249)
sugiere, como una idea tardía, que significa: "Recupera tus sentidos; en alusió n a una
persona que se pasa la mano por la cabeza después de dormir o de un ataque". Pero
aparece en otra parte en el sentido de "corta tu palo".
190 . Este sería un edificio separado como nuestra tumba familiar y probablemente
abovedado, parecido al mencionado en "El Rey de las Islas Negras". Los europeos suelen
llamarlo "un pequeñ o Wali"; o, como ellos lo escriben, "Wely"; el contenido por el
contenedor; el "Santó n" por la "tumba de Santon". He notado esta curiosa confusió n (que
comienza con Robinson, i. 322) en "Unexplored Siria", i. 161.
191 . Á rabe. "Wiswá s;" = tentació n o sugestió n diabó lica. El "Wiswá sí" es un hombre con
escrú pulos (scrupulus, una piedra en el zapato), ej . uno que teme que sus abluciones sean
deficientes, etc.
192 . Á rabe. "Katf" = amarrar los brazos por detrá s de la espalda y los hombros (Kitf), una
terrible desgracia para los hombres nacidos libres.
193 . Á rabe. "Nafs." = Heb. Nephesh (Nafash) = alma, vida; a diferencia de "Ruach" =
espíritu y aliento. En estos lugares equivale a "me dije a mí mismo". Otra forma de la raíz es
"Nafas", aliento, con una idea de inspiració n: así "Sá hib Nafas" (=maestro del aliento) es un
santo menor que cura por expiració n, un asunto familiar para los hipnotizadores
(Peregrinació n, i. 86) .
194 . Á rabe. "Kaus al-Banduk"; el "arco de perdigones" de la India moderna; con dos
cuerdas unidas por un trozo de tela que sostiene una bola de arcilla seca o piedra. Se utiliza
principalmente para la observació n de aves.
195 . En Oriente, el cegamiento era una prá ctica comú n, especialmente en el caso de los
príncipes menores que no eran requeridos como herederos. Se hizo una incisió n
perpendicular profunda en cada esquina de los ojos; se levantaron los pá rpados y se
extrajeron las bolas cortando el nervio ó ptico y los mú sculos. Los califas posteriores
cegaban a sus víctimas pasando una hoja de espada al rojo vivo cerca de la ó rbita o una
aguja sobre el globo ocular. Casi al mismo tiempo, en Europa, la operació n se realizó con
una palangana de metal caliente, el conocido bacinare (usado por Ariosto), como le sucedió
a Pier delle Vigne (Petrus de Vineâ ), el "padrino del italiano moderno".
196 . Á rabe. "Khinzír" (por los europeos pronunciado "Hanzír"), prop. un jabalí; pero
popularmente usado como nuestro "¡eres cerdo!"
197 . Golpear con el zapato, la pipa y artículos similares es altamente insultante, porque no
está n hechos, como los lá tigos y los azotes, para tal fin. Aquí Oriente y Occidente difieren
diametralmente. "Las heridas que se dan con instrumentos que por casualidad está n en las
manos no deshonran al hombre", dice Cervantes (DQ i., cap. 15), y pasa a probar que si un
Zapatero (zapatero) golpea a otro con su forma o por ú ltimo, este ú ltimo no debe
considerarse apaleado. Lo contrario en Oriente, donde un golpe de pipa le costó la vida al
hijo de Mahommed Ali Pasna: Ishmail Pasha fue quemado vivo por Malik Nimr, jefe de
Shendy (Peregrinació n, i., 203). Ademá s, la herida propiamente dicha es menos
considerada en la ley musulmana que el instrumento que la causó : de modo que los palos y
las piedras son armas veniales, mientras que la espada y el puñ al, la escopeta y la pistola
son criminales. Véase ibíd. (i., 336) para una nota sobre las armas con las que se vigila a las
naciones.
198 . El incesto es ahora abominable en todas partes excepto entre los hacinados pobres de
las grandes y civilizadas ciudades. Sin embargo, tales uniones eran comunes y lícitas entre
pueblos antiguos y muy cultos, como los egipcios (Isis y Osiris), los asirios y los antiguos
persas. Fisioló gicamente son dañ inos só lo cuando los padres tienen defectos
constitucionales: si ambos son sanos, el resultado, como entre los llamados "animales
inferiores", es viable y saludable.
199 . Los habitantes de las zonas templadas del norte difícilmente pueden imaginar lo que
es una tormenta de polvo en las tierras tropicales resecas por el sol. En Sind a menudo nos
vimos obligados a usar velas al mediodía, mientras que sobre el polvo había un sol que
asaba un huevo.
200 . Á rabe. "'Urbano", ahora siempre usado para la gente salvaje, a quienes los franceses
nos han enseñ ado a llamar les beduinos ; "Badw" siendo un desperdicio o desierto; y
Badawi ( fem. Badawíyah, plur . Badá wi y Bidwá n), un hombre de la basura. Los europeos
también han aprendido a llamar erró neamente a los egipcios "á rabes": la diferencia es tan
grande como entre un inglés y un españ ol. Los á rabes propiamente dichos dividen su raza
en varias familias sucesivas. "Los á rabes al-Arabá " (o al-Aribah, o al-Urubíyat) son las
tribus autó ctonas, prehistó ricas, protohistó ricas y extintas; por ejemplo, algunos de los
aditas que estando en La Meca escaparon de la destrucció n de su nació n malvada, pero se
mezclaron con otras clases. Los "Arab al-Muta'arribah" (á rabes arabizados) son los
primeros advenæ representados por cepas tan nobles como los Koraysh (Koreish), algunos
aú n sobrevivientes. Los "Arab al-Musta'aribah" (á rabes insidiosos, naturalizados o
instituidos, hombres que dicen ser á rabes) son á rabes como los sinaítas, los egipcios y los
marroquíes descendientes de matrimonios mixtos con otras razas. De ahí nuestros
"Mosarabians" y los "Marrabais" de Rabelais (no, "una palabra compuesta de Maurus y
Arabs"). Algunos genealogistas, sin embargo, hacen que los Muta'arribah sean
descendientes de Kahtan (¿posiblemente el Joktan de Génesis x., un documento
comparativamente moderno, 700 aC?); y los Musta'aribah los descendientes de Adná n el
origen de la genealogía á rabe. Y, por ú ltimo, está n los "Arab al-Musta'ajimah", á rabes
bá rbaros, como la població n actual de La Meca y Al-Medinah. Ademá s de estos hay otras
tribus cuyo origen aú n se desconoce; como las tribus Mahrah de Hazramaut, los "Akhdá m"
(=serviles) de Omá n (Maskat); y el "Ebná " de Al-Yaman: Ibn Ishak supone que este ú ltimo
desciende de los soldados persas de Anushirwan que expulsaron al invasor abisinio del sur
de Arabia. (Peregrinació n, iii., 31, etc. ).
201 . Á rabe. "Amír al-Muuminín". El título fue asumido por el califa Omar para obviar el
inconveniente de llamarse a sí mismo "Khalifah" (sucesor) del Khalífah del Apó stol de Alá (
es decir , Abu Bakr); que después de unas pocas generaciones se volvería imposible.
Significa "Emir (jefe o príncipe) de los Muumins"; hombres que sostienen la Fe (verdadera
musulmana), el "Imá n" (teoría, artículos fundamentales) en contraposició n al "Dín",
ordenanza o prá ctica de la religió n. Una vez se convirtió en un título de Wazirial conferido
por Sultan Malikshah (Rey Rey-rey) a su Nizá m al-Mulk. (Disertació n de Richardson . lviii).
202 . Esto también puede significar "segú n las siete ediciones del Corá n", las revisiones
antiguas y demá s (Sale, Secc. iii. y D'Herbelot "Alcoran"). Las escuelas de "Mukri", que
enseñ an la pronunciació n correcta. donde un error puede ser pecaminoso, son siete,
Hamzah, Ibn Katír, Ya'akú b, Ibn Amir, Kisá i, Asim y Hafs, siendo este ú ltimo el favorito de
los Hanafis y el ú nico ahora generalmente conocido en Al-Islam.
203 . Á rabe. "Sadd" = muro, dique, etc. el "bund" o "banda" de Anglo-India. De ahí el "Sadd"
en el Nilo, los bancos de hierba y las islas flotantes que "muran" la corriente. Hay pocas
vistas má s espantosas que una tormenta de arena en el desierto, la "Zauba'ah", como la
llaman los á rabes. Diablos, o pilares de arena, verticales e inclinados, de mil pies de altura,
se precipitan sobre la llanura azotando la arena en su base como un mar agitado bajo un
torbellino furioso; cortando la hierba desde las raíces, arrancando á rboles, que se
arremolinan como hojas y palos en el aire, y barriendo tiendas y casas como si fueran
pedazos de papel. Finalmente, las columnas se unen en la parte superior y forman, quizá s a
tres mil pies sobre la tierra, una gigantesca nube de arena amarilla que borra no solo el
horizonte sino incluso el sol del mediodía. Estos chorros de arena son el terror de los
viajeros. En Sind y el Punjab tenemos la tormenta de polvo que, como he dicho, supera en
oscuridad a la niebla má s negra de Londres.
204 . Á rabe. Sá r = la vendetta, antes mencionada, tan temida en Arabia como en Có rcega.
205 . Á rabe. "Ghú tah", generalmente un lugar donde el riego es abundante. Se aplica
especialmente (en los libros) a la llanura de Damasco porque "abunda en agua y á rboles
frutales". Bochart (Geog. Sacra, p. 90) deriva ‫( עוטה‬utah) de ‫ עוץ‬Uz, hijo de Arab, quien
(dice) fundó Damasco. El Ghutah es uno de los cuatro paraísos terrenales, los otros son
Basora (Bassorah), Shiraz y Samarcanda. Su peculiaridad es la semejanza con un puerto
marítimo; el Desierto que se arremolina casi hasta sus puertas siendo el mar y siendo sus
naves los camellos. El primer á rabe al que debemos este término admirable para el
"Compañ ero de Job" es "Tarafah", uno de los poetas de los Poemas Suspendidos: compara
(vv 3, 4) los camellos que se llevaron a su amada a los barcos que navegan desde Aduli. .
Pero "barcos del desierto" es sin duda un término de la má s alta antigü edad.
206 . Las exigencias de la "Saj'a", o prosa rimada, desarticulan este y muchos pasajes
similares.
207 . Las Islas "É bano"; "Isla de Ebene" de Scott, i., 217.
208 . "Jarjarís" en el Bul. Editar.
209 . Á rabe. "Takbís". Muchos orientales apenas pueden dormir sin este amasado de los
mú sculos, este "frotar" cuyas propiedades higiénicas Inglaterra está aprendiendo ahora.
210 . Lo contrario del ensanchamiento del pecho, la marcha caída, de "cola arrastrada", en
comparació n con la cabeza en alto y el pecho inflado.
211 . Esta pena se menciona en el Corá n ( capítulo V) como adecuada para aquellos que
luchan contra Alá y su Apó stol; pero los comentaristas no está n de acuerdo si los pecadores
deben morir primero o colgarse en la cruz hasta que mueran. Faraó n (capítulo xx) amenaza
con crucificar a sus magos en palmeras, y se considera que es el primer crucificador.
212 . Á rabe. "'Ajami" = extranjero, esp. un persa: este ú ltimo en Las noches es
principalmente un villano. Debo señ alar aquí que la condició n despreciable de los persas en
Al-Hijá z (que señ alé en 1852, Peregrinació n i. 327) ha cambiado por completo. Ya no son,
“Las pantuflas de Ali y los sabuesos de Omar:” han aprendido la fuerza de la unió n y ahora,
en vez de ser acosados, acosan.
213 . El Calc. Editar. los convierte en Sastres (Khayyá tín) y Torrens no ve la errata.
214 . es decir , hacha y sandalias.
215 . Iluminado. "Golpéale el cuello".
216 . Una frase que se repetirá con frecuencia; es decir, la situació n sugería palabras como
estas.
217 . El que hiere con el mal de ojo se llama "A'in" y la persona que hiere, "Ma'ín" o "Ma'ú n".
218 . Á rabe. "Sá kiyah", la conocida rueda persa con ollas y baldes adheridos al neumá tico.
Es de muchas clases, la encajonada, etc. , etc .; y posiblemente se alude a él en el "cá ntaro
roto en la fuente" (Eclesiastés xii. 6), un accidente que le ocurre a menudo a la "Noria"
moderna. Los viajeros abusan principalmente de su "crujido lú gubre" y "monotonía
lú gubre": he defendido la mú sica de la rueda hidrá ulica en Peregrinació n ii. 198.
219 . Á rabe. "Zikr" encendido. recordar, mencionar ( es decir , los nombres de Alá ), aquí se
refiere a las reuniones de religiosos para ejercicios devocionales; los "Zikkírs", como se les
llama, en su mayoría de pie o sentados en círculo mientras eyaculan el Santo Nombre. Estas
"rogativas" se ven muy afectadas por los darwayshes, o frailes mendicantes, a quienes
Europa cortésmente divide en "bailadores" y "aulladores"; y, en una ocasió n, con gran
escá ndalo de ciertos ingleses a quienes les estaba mostrando el Ezbekiyah, me uní al círculo
de "aulladores". Lane (Mod. Egypt, ver índice) es abundante sobre el tema de "Zikrs" y
Zikkírs. No se debe suponer que son hombres sin educació n: la mejor clase, sin embargo,
prefiere má s privacidad.
220 . Como pensaban que había estado allí para la oració n o la penitencia.
221 . Á rabe. "Ziyá rat", una visita a una persona o lugar piadoso.
222 . Este es un saludo paternal en Oriente donde son particulares sobre la parte besada.
Un libro persa ingenioso y no inusualmente grosero, llamado "Al-Ná mah" porque todas las
preguntas comienzan con "Al" (el artículo á rabe) contiene un "Al-Wajib al-busídan?" (¿qué
es lo que má s merece un bussing?) y la respuesta es "Kus-i-nau-pashm" (una bobadilla con
un arbusto joven).
223 . Un peso de 71-72 granos ingleses en oro; aquí equivalente al dinar.
224 . Compare el cuento de Los tres cuervos en Gammer Grethel, Tarde ix.
225 . La comparació n es particularmente apropiada; la tierra vista desde arriba parece
hueca con un borde elevado.
226 . Cien añ os.
227 . "Bahr" en á rabe. significa mar, río, trozo de agua; por lo tanto, el adjetivo es necesario.
228 . El Capitá n o Capitá n de la nave (no el propietario). En Al Yaman, la palabra también
significa "barbero", en virtud de la raíz, Raas, una cabeza.
229 . El texto tiene "en el cará cter Ruká 'í", o Riká 'í, la mano de correspondencia.
230 . Un cará cter curvo que se supone que es como la hoja de albahaca (rayhá n).
Richardson lo llama "Rohani".
231 . No necesito decir que los orientales usan una cañ a, un Calamus (Kalam aplicado solo a
la cañ a cortada) para nuestras plumas y plumas de acero.
232 . Famoso por estar inscrito en la Kiswah (cubierta) de la tumba de Mahoma; una mano
grande y má s formal que todavía se usa para absorber y para inscripciones murales. Solo se
conocen setenta y dos variedades (Pilgrimage, ii., 82).
233 . La mano que copia y transcribe que es Arabi o Ajami. Recientemente se ha hecho un
gran descubrimiento que trastorna todas nuestras viejas ideas de Cufic, etc. El Sr. Lö ytved
de Bayrut ha encontrado, entre las inscripciones Hauranic, una en Naskhi puro, que data
del 568 d. C., o cincuenta añ os antes de la Hégira; y es aceptado como auténtico por mi
erudito amigo M. Ch. Clermont-Ganneau (pá g. 193, Pal. Explor. Fund; julio de 1884). En la
época de D'Herbelot y Sale, se suponía que el Corá n estaba escrito en caracteres toscos,
como los que posteriormente se llamaron "cú ficos", inventados poco antes del nacimiento
de Mahoma por Murá mir ibn Murrah de Anbar en Irá k, introducidos en La Meca por Bashar
el kindio, y perfeccionado por Ibn Muklah (Al-Wazir, ob. AH 328=940). Ahora debemos
cambiar todo eso. Véase Catalogue of Oriental Caligraphs, etc. , por GP Badger, London,
Whiteley, 1885.
234 . Letras mayú sculas y unciales; la mano en la que está inscrito el velo de la Ka'abah
(Peregrinaje iii. 299, 300).
235 . Una "mano de la corte" dice el Sr. Payne (i. 112): No sé nada de eso. Otras manos son:
el Ta'alík; colgante u oblicuo, utilizado para MSS má s finos. y teniendo, segú n Richardson,
"la misma analogía con el Naskhi que nuestra cursiva tiene con el romano". El Nasta' lík (no
Naskh-Ta'alík) muy utilizado en la India es, como su nombre indica, una mezcla de Naskhi
(escritura de transacciones) y Ta'alík. La Shikastah (mano rota) en todas partes representa
nuestra mano que corre y se convierte en una tarea difícil para el lector. El Kirmá es otro
cará cter cursivo, en su mayoría limitado a los recibos y desembolsos del tesoro turco. El
Divá ni, o Tribunal (de Justicia) es la mano oficial, audaz y redonda, un cará cter comercial,
las líneas a menudo se elevan con un barrido o una curva hacia el extremo (izquierdo). El
Já li o pulido tiene una variedad, el Jali-Ta'alik: el Sulsi (conocido en muchos libros) se
adopta para títulos de volú menes, edictos reales, diplomas, etc.; "respondiendo en gran
medida al mismo propó sito que las mayú sculas con nosotros, o las letras florecidas en los
manuscritos iluminados" (Richardson). El Tughrá i es el del Tughrá , la cifra del Príncipe o la
firma floreciente en los escritos ceremoniales, y contiene una oració n como: Que esto se
ejecute. Hay otros, por ejemplo , Yá kuti y Sirenkil conocidos solo por su nombre.
Finalmente, la mano magrebí (á rabe) difiere en forma y puntos diacríticos de los caracteres
que se usan má s al este casi tanto como la mano alemana que corre de la inglesa. Es curioso
que Richardson omita el Jali (intrincado y enrevesado) y las divisiones del cará cter Sulusí,
Sulsi o Sulus (Thuluth), el Sulus al-Khafíf, etc.
236 . Á rabe. "Baghlah"; el macho (Baghl) se usa solo para cargas. Esta es la regla en todas
partes: nada es má s inmanejable que un "Macho" inquieto; y sabe que siempre puede
sacarte de encima cuando así lo desea. De "Baghlah" se deriva el nombre de la artesanía
nativa Anglo-Indicè a "Buggalow".
237 . En Heb. "Ben-Adam" es cualquier hombre opp. a "Beni ish" (Salmo iv. 3) = filii viri , no
homines .
238 . Esta postura es terriblemente difícil para las piernas europeas; y pocos hombres
blancos (a menos que hayan sido educados para ello) pueden ponerse en cuclillas durante
algú n tiempo sobre sus talones. La "moda sastre", con las piernas cruzadas, se considera
libre y fá cil.
239 . Á rabe. "Katá " = Pterocles Alchata, el conocido urogallo del desierto. Es de carne
blanca muy pobre.
240 . Á rabe. "Khubz", que no traduzco como "pastel" o "pan", ya que eso sugeriría la idea de
nuestro pan. El sostén de la vida en Oriente es un círculo delgado y plano de masa cocida en
el horno o en la plancha, y que se corresponde con el "scone" escocés, la "tortilla" españ ola
y el "flap-jack" australiano.
241 . Á rabe. "Harísah", un plato favorito de trigo (o arroz) hervido y reducido a una pasta
con carne desmenuzada, especias y condimentos. El "brazaletes" es una linda chica
comiendo con él.
242 . Estas líneas se repiten con una diferencia en Night cccxxx. Afectan Rims cars , fuera del
camino, rimas pesadas: p. ej . aquí Saká ríj (plur . de Sakrú j, fuentes, gachas); Tayá híj (plur .
de Tayhú j, el cacabis-perdiz menor); Tabá híj (Persa Tabahjah, una tortilla o un guiso de
carne, cebollas, huevos, etc. ) Ma'á ríj ("en pilas escalonadas" como las pirá mides; que Lane
ii. 495, traduce "en las escaleras"); Maká ríj (plur . de Makraj, una olla pequeñ a); Damá líj
(plur . de dumlú j, pulsera, brazalete); Dayá bíj (brocados) y Tafá ríj (aberturas, goces). En la
noche cccxxx. encontramos también Siká bíj (plur . de Sikbá j, carne marinada explicada en
otra parte); Fará ríj (plur . de farrú j, un pollo, vulg. farkh) y Daká kíj (plur . de dakú jah, un
frasco pequeñ o). En la primera línea tenemos también (aunque no una rima) Ghará nik Gr.
Τερανὸ ς , una grulla, conservada en Romaic. Los llantos y lamentos son causados por el
recuerdo de que todas estas delicias han sido demolidas como un campamento Badawi.
243 . Este es el vinum coctum , el vino hervido, todavía un favorito en el sur de Italia y
Grecia.
244 . Los borrachos orientales se deleitan en beber al amanecer: sobre este tema tendré
má s que decir en otras Noches.
245 . Á rabe. "Adab", un quid para los traductores, que significa cualquier cosa entre buena
educació n y buenos modales. En mod. Turco. "Edibiyyet" (Adabiyat)=belles lettres y
"Edebi" o "Edíb"=a littérateur.
246 . El califa Al-Maamú n, que era mal jugador, decía: "Tengo la administració n del mundo
y estoy a la altura de ella, mientras que estoy acotado en el ordenamiento de un espacio de
dos palmos por dos palmos". El "tablero" era entonces "un campo cuadrado de cuero bien
trabajado".
247 . Los rabinos (después de Mateo xix. 12) cuentan tres tipos de eunucos; (1) Seris
chammah=del sol, es decir , natural: (2) Seris Adam=fabricado por homines ; y (3) Seris
Chammayim = de Dios ( es decir , abstemio religioso). Seris (castrado) o Abd (esclavo) es el
nombre hebreo general.
248 . La "Dama de la Belleza".
249 . "Ká f" se ha señ alado como la montañ a que rodea la tierra como un anillo al dedo: se
usa popularmente como nuestro Alp y Alpine. El "Océano circunambiente" (Bahr al-muhít)
es la corriente oceá nica homérica.
250 . La granada probablemente se elige aquí porque se supone que cada fruta contiene
una semilla del jardín del Edén. De ahí una serie de supersticiones (Peregrinaje iii., 104)
posiblemente relacionadas con el dios caldeo-babiló nico Rimmon o Ramanu. Por lo tanto,
Perséfone o Ishtar probaron la "rica semilla de granada". Lenormant, loc. cit. pá gs. 166,182.
251 . es decir , por el amor de Dios, una frase musulmana favorita.
252 . Á rabe. "Bá b", que también significa un capítulo (de magia, de guerra, etc. ),
correspondiente al persa "Dar" como en Sad-dar, las Cien Puertas. Aquí, sin embargo, es
figurativo "Probé un nuevo modo". Esta escena está en el Mabinogion.
253 . Uso este término irlandés = llorar por los muertos; ya que el inglés quiere la palabra
para præfica o myrialogist. La prá ctica no se fomenta en Al-Islam; y el califa Abu Bakr dijo:
"Verdaderamente, un cadá ver es rociado con agua hirviendo a causa de los lamentos de los
vivos", es decir , castigado por no haber tomado medidas para evitar sus inú tiles lamentos.
Pero la prá ctica es de Negrolandia de donde llegó a Egipto; y la gente allí ha desarrollado un
sistema curioso en el "canto de llanto": he notado esto en "Las Regiones de los Lagos de
Á frica Central". En el zoroastrismo (Dabistan, cap. xcvii.) las lá grimas derramadas por los
muertos forman un río en el infierno, negro y gélido.
254 . Estas líneas son difícilmente traducibles. Á rabe. "Sabr" significa "paciencia", así como
"á loes", prestá ndose así a una serie de juegos de palabras y dobles sentidos má s o menos
viles. El aloe, segú n Burckhardt, se planta en los cementerios como una lecció n de
paciencia: también se cuelga, como el cocodrilo seco, sobre las puertas de las casas para
evitar que entren los malos espíritus; "así colgado sin tierra ni agua", dice Lane (ME, cap.
xi.), "vivirá durante varios añ os e incluso florecerá . Por eso (?) se llama Sabr , que significa
paciencia". Pero tanto Sibr como Sabr (una raíz) significan "gran paciencia". Sostengo que
la prá ctica es una de las muchas supersticiones del interior de Á frica. Los Gallas salvajes
hasta el día de hoy plantan á loes en las tumbas, y suponen que cuando la planta brota, el
difunto ha sido admitido en los jardines de Wá k, el Creador. (Peregrinació n iii. 350).
255 . Cada ciudad del Este tiene su título específico: se le dio a Bagdad ya sea por su policía
superior o simplemente porque era la Capital del Califato. El Tigris también fue llamado el
"Río de la Paz (o Seguridad)".
256 . Esto es muy característico: los pasajeros que se encuentran en dificultades toman el
mando inmediatamente. Vea en mi Peregrinaje (I. cap. xi.) có mo golpeamos y maltratamos
al Capitá n del "Golden Wire".
257 . La fá bula probablemente se basa en las corrientes que, como en el este de Á frica,
desviará n un barco de su rumbo cincuenta millas diarias. Primero lo encontramos en
Ptolomeo (vii. 2) cuyas Islas Manió lai, de India extra Gangem, hacen que los clavos de
hierro salgan volando de los barcos, el efecto del Lapis Herculeus (Loadstone). Rabelais (vc
37) alude a él ya la vulgar idea de que el magnetismo es contrarrestado por Skordon (
Scordon o ajo). De ahí también las Adamant (Loadstone) Montañ as de Mandeville ( cap.
xxvii.) y la "Roca Magnética" en el ingenioso "Peter Wilkins" del Sr. Puttock. Supongo que el
mito también surgió al ver embarcaciones construidas, como en la costa este de Á frica, sin
clavos de hierro. Nos volveremos a encontrar con la leyenda. La palabra Jabal ("Jebel" en
Egipto) aparece a menudo en estas pá ginas. Los á rabes lo aplican a cualquier terreno
elevado o montó n de rocas; por lo que no siempre es = nuestra montañ a. Ha llegado a
Europa, por ejemplo , Gibraltar y Monte Gibello (o Mongibel en poesía) = "Mt. Ethne that
men clepen Mounte Gybelle". Ocurrirá n otros sentidos especiales de Jabal.
258 . Como sabemos del geó grafo nubio, los á rabes en edades tempranas exploraron las
Islas Afortunadas, Jazírá t al-Khá lidá t (=Islas Eternas), o Canarias, en una de las cuales se
informó un caballo y un jinete en bronce con su lanza apuntando hacia el oeste. Ibn al-
Wardi señ ala "dos imá genes de piedra dura, cada una de cien codos de alto, y en la parte
superior de cada una una figura de cobre que apunta con la mano hacia atrá s, como si
dijera: ¡Regresa porque no hay nada detrá s de mí!" Pero esta leyenda se une a hechos má s
antiguos. El Tobba 23 (que sucedió a Bilkis), Malik bin Sharhabíl, (o Sharabíl o Sharahíl) de
apellido Ná shir al-Ni'á m = esparcidor de bendiciones, perdió un ejército al intentar las
arenas occidentales y erigió una estatua de cobre sobre cuyo pecho estaba inscrito en
caracteres antiguos:—
No hay acceso detrá s de mí,
nada má s allá ,
(Dice) El Hijo de Sharabíl.
259 . es decir , exclamé "¡Bismillah!"
260 . La ablució n menor de manos, cara y pies; una especie de "lavado de puntos". Má s en
Noche ccccxl.
261 . Á rabe. "Ruka'tayn"; el nú mero de estas reverencias seguidas de las postraciones
distingue las cinco oraciones diarias.
262 . El "Beth Kol" de los hebreos; también llamado por los musulmanes "Há tif"; para lo
cual pregunten a los espiritistas. Es la "voz divina" hindú o "voz del cielo".
263 . Estas fó rmulas se denominan técnicamente Tasmiyah, Tahlíl (antes mencionado) y
Takbír: el "testimonio" es Tashhíd.
264 . Á rabe. "Samn" ( Pers. "Raughan" Hind. "Ghi") la "salsa ú nica" del Este; mantequilla
fresca puesta al fuego, desnatada y conservada (durante un siglo si es necesario) en
botellas de cuero y damajuanas. Luego se convierte en una masa negra y dura, considerada
una panacea para heridas y enfermedades. Es muy "lleno": le dices jocosamente a un
oriental amenazado con una repentina irrupció n de invitados: "Ve, inunda tu arroz con
Raughan". Una vez intenté entrenar, como un Pahlawan hindú o un atleta, con Gur (azú car
sin refinar), leche y Ghi; y el resultado fue cegarme por la bilis antes de que terminara la
semana.
265 . Estos hermosos jó venes siempre se describen en los términos que deberíamos aplicar
a las mujeres.
266 . El Bul. Editar. (i. 43) dice lo contrario: - Encontré un jardín y un segundo y un tercero
y así sucesivamente hasta que fueron treinta y nueve; y, en cada jardín, vi lo que la alabanza
no expresará , de á rboles y riachuelos y frutos y tesoros. Al final de la ú ltima avisté una
puerta y me dije: "¿Qué puede haber en este lugar? ¡Es necesario que la abra y mire
adentro!" Así lo hice y vi un corcel listo, ensillado, embridado y piqueteado; así que lo solté
y lo monté; y voló conmigo como un pá jaro hasta que me dejó en el techo de una terraza; y
habiéndome desembarcado, me golpeó con un lá tigo con la cola y me sacó un ojo y huyó de
mí. Acto seguido, descendí del techo y encontré a diez jó venes, todos tuertos, quienes,
cuando me vieron, exclamaron: "¡No te den la bienvenida ni el buen á nimo!" Les pregunté:
"¿Me admiten en su hogar y sociedad?" y ellos respondieron: "No, por Allah, no vivirá s
entre nosotros". Así que salí con los ojos llorosos y el corazó n afligido, pero Alá había
escrito mi seguridad en la Tabla Protegida, así que llegué a Bagdad a salvo, etc. Este es un
buen ejemplo de có mo se ha reducido el trabajo en ese tema.
267 . Los á rabes fechan el embarazo a partir de la interrupció n de la menstruació n, de la
que se supone que se alimenta el feto. Kalilah wa Dimnah dice: "El ombligo del niñ o se
adhiere al de su madre y, por lo tanto, succiona" (i. 263).
268 . Esto es contrario a los mandatos de Al-Islam; Mahoma dijo expresamente "¡Los
astró logos son unos mentirosos, por el Señ or de la Ka'abah!"; y su dicho es conocido por
casi todos los musulmanes, letrados o iletrados. Sin embargo, cuanto má s avanzamos hacia
el este (hacia la India), má s encontramos estas prá cticas en honor. Girando hacia el oeste
tenemos:
Iuridicis, Erebo, Fisco, fas vivere rapto;
Militibus, Médicis, Tortori occidere ludo est;
Mentiri Astronomis, Pictoribus atque Poetis.
269 . No realiza el Wuzu o ablució n menor porque descuida sus oraciones del amanecer.
270 . Para este juego, véase Lane (ME Cap. xvii). Por lo general, se juega en una tela a
cuadros, no en un tablero como nuestras damas; ya los orientales les gusta comer, beber y
fumar entre e incluso durante los juegos. Torrens (p. 142) traduce "Hice un postre",
confundiendo "Mankalah" con "Nukl" (fruta seca, quatre-mendiants).
271 . Citado de Mahoma, cuyo dicho se ha dado.
272 . Deberíamos decir "la noche del treinta y nueve".
273 . El bañ o que se toma por primera vez después de la enfermedad.
274 . Á rabe. "Diká k" usado a modo de jabó n o má s bien para suavizar la piel: la comida
suele ser de altramuces, "Adas"=" Revalenta Arabica ", que cuesta un centavo en Egipto y
media corona en Inglaterra.
275 . Á rabe. "Sukkar-nabat". Durante mi día (1842-49) no teníamos otra azú car en la
Presidencia de Bombay.
276 . Este es uno de los innumerables ejemplos á rabes de que los decretos de "Anagké",
Fate, Destiny, Weird, son inevitables. La situació n es muy dramá tica; y ciertamente Las
Noches, como aparecerá en el Ensayo final, ya han sugerido un drama nacional.
277 . Habiendo sido movido ú ltimamente por Ajib.
278 . Mr. Payne (i. 131.) omite estas líneas que parecen fuera de lugar; pero este modo de
cita inapropiada es una característica de los cuentos orientales.
279 . Anglicè "él".
280 . Esta marcha de la tribu es un lugar común de los versos á rabes, por ejemplo , la noble
elegía del poeta Labid sobre el "Campo Abandonado". Encontraremos decenas de casos en
Las noches.
281 . He oído hablar de tales arenas en el desierto al este de Damasco que se pueden cruzar
solo en tablas o muebles de camello; y lo mismo se informa de la infame Regió n "Al-Ahká f"
("Siria Inexplorada").
282 . De ahí el á rabe. diciendo: "El ladrido de un perro y no el brillo de un fuego"; el viajero
cansado sabe por el primero que el campamento está cerca, mientras que el segundo lo
muestra desde grandes distancias.
283 . El azul oscuro es el color del luto en Egipto como lo era en la Repú blica romana. Los
persas sostienen que este tinte fue introducido por Kay Kawú s (600 a. C.) cuando estaba de
luto por su hijo Siyá wush. Continuó hasta la muerte de Husayn el 10 de Muharram (el
primer mes, que entonces representaba el equinoccio vernal) cuando se cambió por negro.
Por regla general, los musulmanes no adoptan este símbolo de dolor (llamado "Hidá d"), ya
que consideran que la prá ctica es algo idó latra y ajena a las costumbres á rabes. En Egipto y
especialmente en el Alto Nilo, las mujeres se tiñ en las manos con añ il y se tiñ en la cara de
negro o má s negro.
284 . El Roc mayor, del cual má s en el Cuento de Sindbad. Mientras tanto, el lector curioso
sobre el persa Símurgh (treinta pá jaros) consultará Dabistan, i., 55, 191 y iii., 237, y
Richardson's Diss. pags. xlviii. Para el Anka (Enka o Unka = pá jaro de cuello largo) ver Dab.
iii., 249 y para el Humá (ave del paraíso) Richardson lxix. Todavía nos faltan detalles sobre
el Ben o Bennu (nycticorax) de Egipto que con el artículo pi dio origen al griego "phoenix".
285 . Probablemente el Haledj de Forskal (p. xcvi. Flor. Ægypt. Arab. ), "lignum tenax,
durum, obscuri generis". Los Bres. Edit, tiene "á kú l"=madera de teca, vulg. "Saj".
286 . La aldaba es un invento muy conocido por los romanos.
287 . Á rabe. "Sá dr"; el lugar de honor; de ahí el "Sudder Adawlut" (Tribunal Supremo) en la
jerga angloindia.
288 . Á rabe. "Ahlan wa sahlan wa marhabá ", las palabras todavía dirigidas popularmente a
un invitado.
289 . Esto puede significar "ojos negros líquidos"; pero también, como he notado, que las
pestañ as eran lo suficientemente largas y gruesas para hacer que los pá rpados parecieran
como si hubieran aplicado polvo Kohl en los bordes internos.
290 . Una ligera separació n entre los dos incisivos frontales, solo el superior, es
considerada una belleza por los á rabes; por qué es difícil de decir excepto por el amor
racial a la variedad. "Sughr" (Thugr) en el texto significa, principalmente, la apertura de la
boca, la boca abierta: de ahí los dientes frontales.
291 . es decir , me hace probar la amargura de la muerte, "reventar la vesícula biliar"
(Mará rah) siendo nuestro "romper el corazó n".
292 . Casi no hace falta decir que las puertas y habitaciones prohibidas forman un lugar
común en Fairie: se encuentran en el hindú Katha Sarit Sagara y se hicieron familiares a
nuestra infancia por "Bluebeard".
293 . Iluminado. "aplicar Kohl a mis ojos", así como Jezabel "pintó su rostro", en Heb. puso
sus ojos en la pintura (2 Reyes ix., 30).
294 . Á rabe. "Al-Barkú k", de ahí nuestro antiguo "Albaricoque". Clá sicamente es "Burkú k" y
Pers. para á rabe. "Mishmish", y también denota una pequeñ a ciruela o damascena. En Siria,
el "lado junto al sol" muestra un rubor rojo brillante.
295 . Á rabe. "Hazá ṙ" (en persa, mil) = una especie de pá jaro burló n.
296 . Algunos Editar. hacer que las puertas sean cien, pero las princesas eran cuarenta y
estas coincidencias, que parecen tener significado y no lo tienen salvo la simetromanía
á rabe, son comunes en las historias á rabes.
297 . Á rabe. "Má jú r": de ahí posiblemente nuestro "mazer", que popularmente se deriva de
Masarn, un arce.
298 . Un aroma compuesto de á mbar gris, almizcle y aloe.
299 . Los extremos de las riendas-riendas formando el lá tigo
300 . El caballo volador es Pegaso, que es una parodia griega de un mito egipcio
desarrollado en la India.
301 . Los Bres. Editar. mal dice "el séptimo".
302 . Á rabe. "Sharmutah" ( plur . Shará mít) de la raíz Sharmat, triturar, una palabra egipcia
favorita que también se aplica en el habla vulgar a una prostituta, un punk, una pieza.
También es el término popular para las tiras de carne seca o boucaned colgadas al sol para
que se sequen, y clá sicamente llamado "Kadíd".
303 . Á rabe. "Izá r", el cinturó n del hombre opuesto al Ridá o hombrera, es también la
sá bana de calicó blanco que usan las mujeres egipcias má s pobres al aire libre y que cubre
la cabeza y las manos. Véase Lane (ME, cap. i). Los ricos prefieren un "Habá rah" de seda
negra, y los pobres, cuando no tienen otra cosa, usan una sá bana.
304 . es decir , "Queridos míos".
305 . Á rabe. "Lá tawá khizná :" lit. "no nos castigues (o culpes)"; el pop. expresió n para
"disculpe (o perdone) nosotros".
306 . Á rabe. "Maskhú t", principalmente aplicado al cambio de forma como el hombre
encantado al mono, y en lenguaje vulgar aplicado a una estatua (de piedra, etc. ). La lista de
metamorfosis en Al-Islam es má s larga que la conocida por Ovidio. Aquellos que hayan
visto Petra, la ciudad griega de Haurá n y las ruinas romanas en el norte de Á frica
detectará n fá cilmente la base sobre la que se construyen estas historias. Volveré sobre este
tema en La ciudad de Iram (Noche cclxxvi.) y La ciudad de bronce (dlxvii.).
307 . Una frase pintoresca suficiente para expresar un sitio desierto, un espectá culo
familiar para los nó madas y siempre lleno de patetismo para los ciudadanos.
308 . El antiguo "Harem" (o gynæceum, Pers. Zenanah, Serraglio): Harím también se usa
por sinécdoque para los internos; especialmente la esposa.
309 . Se supone que la perla en Oriente pierde un 1% anual. de su esplendor y valor.
310 . Á rabe. "Fass", propiamente el bisel de un anillo; también una gema cortada en cabujón
y generalmente el contenido del contenido .
311 . Á rabe. "Mihrá b" = el nicho con cabeza de arco en el muro de la mezquita que mira
hacia la Meca. Aquí, de espaldas a la gente y frente a la Ka'abah o Casa Cuadrada de La Meca
(de ahí el nombre de "Kiblah" = direcció n de la oració n), se sitú a el Imá m, antistes o
fugleman, lit. "el que está delante de los demá s"; y sus reverencias y postraciones dan el
tiempo a la congregació n. Derivé el mihrab del nicho en el que se adoraba al dios egipcio:
los judíos lo ignoraron, pero los cristianos lo conservaron para sus estatuas y altares.
Maundrell sugiere que el nicho vacío denota un Dios invisible. Como el nicho (símbolo de
Venus) y el minarete (símbolo de Príapo) datan só lo de los días del décimo Califa, Al-Walid
(AH 86-96= 105-115), los hindú es acusan a los musulmanes de haber tomado prestados los
dos de sus ídolos favoritos: el Linga-Yoni o Cunnus-phallus (Peregrinació n ii. 140), y
claramente llaman al Mihrab un Bhaga = Cunnus (Dabistan ii. 152. ) Los Guebres también
denominan Meca "Mah-gah", locus Lunæ, y Al-Medinah, "Mahdinah", = Luna de religió n.
Véase Dabistan i., 49, etc.
312 . Á rabe. "Kursi", un taburete de hojas de palma, etc. , en forma de ❌ (ver la ilustració n
de Lane, Nights i., 197), ante el cual se sienta el lector. Los buenos musulmanes no
sostendrá n el Sagrado Volumen por debajo de la cintura ni lo abrirá n excepto cuando sea
ceremonialmente puro. Los ingleses en Oriente deberían recordar esto, porque descuidar el
"Adab al-Kú ran" (respeto debido a las Sagradas Escrituras) da un gran escá ndalo.
313 . El Sr. Payne (i. 148) cita el alemá n Zuckerpü ppchen.
314 . Los poetas persas tienen mil presunciones en elogio del "topo" (Khá l o Shá mah) por el
que Hafiz ofreció "Samarcanda y Bokhara" (que no son suyos, como comentaron sus
amigos). Otro "tema" es el vuelo de flechas disparadas por pestañ as.
315 . Á rabe. "Suhá " una estrella en la Osa Mayor introducida só lo para equilibrar
"wushá t"=espías, envidiosos, enemigos, cuyo "mal de ojo" ahuyentará .
316 . En los cuentos á rabes, la belleza siempre tiene "lados suaves", y una piel suave se
valora en proporció n a su rareza.
317 . El mirto es el cabello joven sobre el costado de la cara.
318 . En otras copias de estos versos, el cuarto pareado jura "por los escorpiones de su
frente" , es decir , los accroche-cœurs , los beau-catchers, bell-roes o "agravators", como los
llama BP. En el octavo pareado el poeta alude al "Unsur" o elemento de su amor, su
naturaleza compuesta por los cuatro clá sicos, y en el ú ltimo pareado hace que el corte de
uñ as se refiera a la luna y no al sol.
319 . Esta es la fó rmula habitual cuando se habla de Guebres.
320 . Á rabe. "Fará iz"; las ó rdenes expresamente dadas en el Corá n que el lector recordará ,
es Increado y Eterno. En India, "Farz" se aplica a mandatos judiciales repetidos tres veces; y
"Wá jib" a los entregados dos veces. En otros lugares se hace poca diferencia entre ellos.
321 . Á rabe. "Kufr"=rechazo de la Religió n Verdadera, es decir , Al-Islam, siendo tal rechazo
"Tughyá n" o rebelió n contra el Señ or. El "sonido terrible" está tomado de la leyenda del
profeta Sá lih y la tribu protohistó rica de los Thá mú d que por su impiedad fue fulminada
por un terremoto y un ruido del cielo. Esta ú ltima, segú n algunos comentaristas, era la voz
del Arcá ngel Gabriel que gritaba "Morid todos vosotros" (Corá n, caps. vii. xviii., etc. ).
Escucharemos má s sobre esto en la "Ciudad del Iram multicolor". Segú n algunos, Salih, un
misterioso profeta Badawi, está enterrado en el Wady al-Shaykh de la llamada Península
Sinaítica.
322 . Sin embargo, mantuvieron la apariencia del hombre, lo que demuestra que la idea
surgió de las estatuas basá lticas encontradas en las ruinas de Hauranic. Mahoma, en sus
diversas marchas a Siria, debe haber visto restos de asentamientos griegos y romanos; y
como se ha notado, "Sesostris" dejó su marca cerca de La Meca. (Peregrinació n iii. 137).
323 . Á rabe. "Shuhadá "; muy respetado por los musulmanes como por otros religiosos;
aunque su principal, si no el ú nico mérito, parece haber sido por regla general una intensa
obstinació n y devoció n a una idea por la que estaban dispuestos a sacrificar incluso la vida.
La categoría de Má rtires es extensa e incluye a los muertos por la caída de muros; víctimas
de la peste, pleuresía y embarazo; viajeros ahogados o perdidos cuando viajaban
honestamente, y amantes castos que mueren de "corazones rotos", es decir , problemas de
digestió n. Sus almas se guardan de inmediato en los cultivos de pá jaros verdes donde
permanecen hasta el Día de la Resurrecció n, "comiendo de los frutos y bebiendo de los
arroyos del Paraíso", un lugar, sin embargo, cuya topografía es totalmente incierta. Así, el
joven Príncipe fue recompensado con una especie de anti-Purgatorio, un cielo preparatorio.
324 . Á rabe. "Su 'ubá n:" los Badawin dan el nombre a una variedad de serpientes, todas
consideradas venenosas; pero en los cuentos la palabra, como "Tannín". expresa nuestro
"dragó n" o "cocatriz".
325 . Le dio vergü enza ver a la señ ora haciendo un deber servil frotá ndole los pies. Este
masaje , que B. de la Brocquière describe en 1452 como "amasar y pellizcar", ya se ha
señ alado. El término francés aparentemente se deriva del á rabe. "Mezcla."
326 . En alusió n al Altísimo Nombre, el centésimo nombre de Dios, el heb. Shem
hamphorash, desconocido excepto para unos pocos favorecidos que al usarlo realizan todo
tipo de milagros.
327 . es decir , el Mediterrá neo y el Océano Índico.
328 . es decir , establecido por el Corá n.
329 . Cuanto má s fea es la anciana, mejor se supone que debe hacer. Véase la Santa
Verdiana en Boccaccio v., 10. En á rabe. "Ajuz" (anciana) es muy insultante y si se dirige a un
egipcio, sea cual sea su edad, se volverá feroz y lo resentirá . El término cortés es Shaybah
(Peregrinació n iii., 200).
330 . Las cuatro edades de la mujer, consideradas después de Demó stenes en su triple
cará cter, prostituta por placer, concubina por servicio y esposa por crianza.
331 . Á rabe. "Jilá " (la julwa indostaní) = la exhibició n de la novia ante el novio por primera
vez, con diferentes vestidos, hasta el nú mero de siete que suelen tomarse prestados para la
ocasió n. El hombre feliz debe pagar una tarifa llamada "el impuesto de revelar el rostro"
antes de poder ver sus rasgos. Entre los cristianos sirios, a veces trata de levantar el velo
con un movimiento brusco de la espada que es detenido por las mujeres presentes, y la hoja
queda enredada en la tela. Por fin lo consigue, la novia se hunde en el suelo cubriéndose el
rostro con las manos y las tú nicas de sus amigas: luego se levanta, se reajusta el velo y se
deja el rostro al descubierto.
332 . Á rabe. "Ishá " = la primera vigilia de la noche, crepú sculo, hora de la cena, cena. Los
musulmanes han tomado prestados los cuatro relojes de los romanos desde las 6 ( am o pm
) hasta las 6; e ignore las tres vigilias originales de los judíos, incluso, la medianoche y el
canto del gallo (Sam. ii. 19, Jueces vii. 19 y É xodo xiv. 24).
333 . Una popular hipérbole á rabe.
334 . Á rabe. "Shaká ik al-Nu'umá n", lit. las fisuras de Nu'uman, la hermosa anémona, que un
tirá nico rey de Hirah, Nu'uman ibn Al-Munzir, contemporá neo de Mahoma, intentó
monopolizar.
335 . Á rabe. "Andam" = aquí la goma llamada sangre de dragó n; en otros lugares el tinte-
madera conocido como brasil.
336 . No necesito decir que en Oriente, donde las campanas no se usan, batir palmas llama a
los sirvientes. En India los hombres gritan "Quy hye" (Koi há i?) y en Brasil silban "¡Pst!" a la
moda de Españ a y Portugal.
337 . Los topos se comparan aquí con perlas; un símil en modo alguno comú n o apropiado.
338 . Una parodia sobre la testificació n de la Unidad de Allah.
339 . Á rabe. "Simá t" (prop. "Sumá t"); la "mesa del comedor", compuesta por un taburete
redondo de madera que sostiene una gran bandeja de metal, los dos se llaman "Sufrah" (o
"Simat"): así, "¡Sufrah há zirah!" significa que la cena está sobre la mesa. Después de la
comida se retiran inmediatamente.
340 . En el texto "Dastú r", la palabra persa antes notada; "Izn" sería el equivalente á rabe
apropiado.
341 . En el Oriente musulmá n a una mujer joven, soltera o casada, no se le permite aparecer
sola en las calles; y la policía tiene derecho a arrestar a los delincuentes. Como preventivo
de intrigas la precaució n es excelente. Durante la guerra de Crimea, cientos de oficiales
ingleses, franceses e italianos se familiarizaron con Constantinopla; y no pocos se
halagaban de su éxito con las mujeres turcas. No creo que haya ocurrido un solo caso de
buena fe ; las "conquistas" fueron todas griegas, valacas, armenias o judías.
342 . Á rabe. "Azím": los traductores no parecen saber que esta palabra en Las noches a
menudo tiene su sentido egipcio y de argot, algo equivalente a nuestro "deuced" o "mighty"
o "avery fine".
343 . Esto es algo muy serio entre los musulmanes y los hombres escrupulosos suelen
hacer grandes sacrificios para no prestar juramento.
344 . Deberíamos decir "en la soga".
345 . El hombre se había enamorado de ella y decidió marcarla para que pudiera ser suya.
346 . Á rabe. "Dajlah", en el que encontramos el Heb. Hid-dekel.
347 . Tal ejecució n sería contraria a la ley musulmana: pero la gente miraría con
indulgencia el pecado de decapitar o despedir a una esposa infiel. Ademá s, el joven era de
sangre real y A quoi bon être prince? como le dijo un muchacho de familia virreinal en
Egipto a su tutor quien le reprochó haberle disparado innecesariamente a un pobre
anciano.
348 . Á rabe. "Shirk", sociedad, velar o asociar dioses con Dios; politeísmo: especialmente
nivelado en el triadismo hindú , el dualismo de Guebre y el trinitarianismo cristiano.
349 . Á rabe. "Shatm" = abuso, generalmente expresado en el lenguaje má s obsceno con
especial referencia a las partes íntimas de las parientes femeninas.
350 . Cuando una mujer es bastinada en Oriente, le dejan una parte del vestido y le vierten
varios cubos de agua para una consideració n delicada. Cuando se golpean las manos, se
pasan a través de agujeros en la cortina que separa a la víctima de la humanidad y se
sujetan a una "falakah" o poste.
351 . Á rabe. "Khalifah", califa. La palabra también se usa para el sucesor de un Santon o
hombre santo.
352 . Á rabe. "Sar;" aquí la palabra corá nica para llevar a cabo la venerable e imperecedera
lex talionis , la base original de toda jurisprudencia penal. Su principal defecto es que la
justicia reincide en el delito.
353 . Ambos hijos de Harun se convirtieron en califas, como veremos en Las noches.
EL CUENTO DE LAS TRES MANZANAS.
Relatan, oh rey de la era y señ or del tiempo y de estos días, que el califa Harun al-Rashid
llamó a su visir Ja'afar una noche y le dijo: "Deseo bajar a la ciudad e interrogar a los gente
comú n acerca de la conducta de los encargados de su gobierno; y aquellos de quienes se
quejen los destituiremos de sus cargos y aquellos a quienes encomienden los
ascenderemos". Dijo Ja'afar: "¡Escuchar y obedecer!" Entonces el califa bajó con Ja'afar y el
eunuco Masrur a la ciudad y caminaron por las calles y los mercados y, mientras recorrían
un callejó n estrecho, se encontraron con un hombre muy anciano con una red de pesca y
una caja para transportar peces pequeñ os. sobre su cabeza, y en su mano un bastó n; y,
mientras caminaba a paso pausado, repetía estas líneas:—
Me dicen: ¡tú haces brillar una luz a la humanidad ✿ con tu saber como la noche que la luna ilumina!
Respondo: "Una tregua a tus bromas y tus burlas; ✿ Sin suerte, ¿qué es aprender? ¡Un pobre diablo!
Si me llevan a empeñ ar con mi saber en mi bolsa, ✿ Con mis volú menes para leer y mi tintero para escribir,
Para la provisió n de un día nunca podrían comprometerme; ✿ Lo má s probable en Doomsday para sacar factura a la
vista:"
¡Cuá n mal, en verdad, les va a los pobres, ✿ Con su existencia pobre y su condició n de mendigo:
En verano no encuentra provisiones; ✿ En invierno, la olla de fuego es su ú nica delicia:
Los perros de la calle con mordisco y con ladrido se le levantan, ✿ Y cada losel lo recibe con ladrido y con mordisco:
Si alza la voz y se queja de su mal, ✿ Nadie se apiada de él ni le hace caso, aunque tenga razó n;
Y cuando penas y males como estos debe afrontar ✿ Su hogar má s feliz estaba en la tumba.
Cuando el califa escuchó sus versos, le dijo a Ja'afar: "Mira a este pobre hombre y toma nota
de sus versos, porque seguramente apuntan a sus necesidades". Luego lo abordó y le
preguntó : "Oh Shaykh, ¿cuá l es tu ocupació n?" y el hombre pobre respondió : "Oh, mi señ or,
soy un pescador con una familia que mantener y he estado fuera entre el mediodía y esta
hora; y Allah no ha hecho nada para mi porció n con lo que alimentar a mi familia. Ni
siquiera puedo empeñ ar yo mismo para comprarles una cena y odio y asco mi vida y anhelo
la muerte". Dijo el califa: "Dime, ¿volverá s con nosotros a la orilla del Tigris y arrojará s tu
red sobre mi suerte, y todo lo que resulte te lo compraré por cien piezas de oro?" El hombre
se regocijó al oír estas palabras y dijo: "¡Que sea sobre mi cabeza! Volveré contigo;" y,
volviendo con ellos hacia el río, echó un vistazo y esperó un rato; luego tiró de la cuerda y
arrastró la red a tierra y apareció en ella un cofre cerrado con candado y pesado. El Califa lo
examinó y lo levantó encontrá ndolo pesado; así que le dio al pescador doscientos denarios
y lo envió a ocuparse de su negocio; mientras Masrur, ayudado por el Califa, llevó el cofre al
palacio y lo dejó y encendió las velas. Ja'afar y Masrur luego lo abrieron y encontraron en él
una canasta de hojas de palma atadas con estambre rojo. Esta la abrieron y vieron dentro
de ella un trozo de alfombra que sacaron, y debajo de ella estaba una mantilla de mujer
doblada en cuatro, la cual sacaron; y en el fondo del cofre se encontraron con una joven,
hermosa como un lingote de plata, muerta y cortada en diecinueve pedazos. Cuando el
Califa miró sobre ella gritó : "¡Ay!" y las lá grimas corrían por sus mejillas y, volviéndose
hacia Ja'afar, dijo: "Oh perro de Wazirs, ¿Deberá la gente ser asesinada en nuestro
[354]

reinado y arrojada al río para que sea una carga y una responsabilidad para nosotros en el
Día del Juicio Final? ¡Por Alá , debemos vengar a esta mujer de su asesino y él sufrirá la peor
de las muertes!" Y luego agregó : "Ahora, tan cierto como que descendemos de los Hijos de
Abbas, si no nos traes al que la mató , para que le hagamos justicia, te colgaré en la puerta
[355]

de mi palacio, a ti y a cuarenta de tus parientes y parientes a tu lado". Y el califa se enojó .


con excesiva ira. Dijo Ja'afar: "Concédeme tres días de retraso", y dijo el califa: "Te
concedemos esto". a sí mismo: "¿Có mo encontraré al que asesinó a esta doncella, para
llevarlo ante el Califa? Si traigo a otro que no sea el asesino, el Señ or me lo imputará : en
verdad no sé qué hacer. Guardó su casa tres días y al cuarto día el califa envió a uno de los
chambelanes por él. y, cuando llegó a la presencia, le preguntó : "¿Dó nde está el asesino de
la doncella?", a lo que Ja'afar respondió : "Oh Comandante de los Fieles, ¿soy yo el inspector
de la gente asesinada para saber quién la mató ? El califa se enfureció por su respuesta y
ordenó que lo colgaran frente a la puerta del palacio y ordenó que un pregonero gritara por
las calles de Bagdad: "Quien viera el ahorcamiento de Ja'afar, el barmaki, visir del califa, con
cuarenta de los Barmecidas, sus primos y parientes, ante la puerta del palacio, ¡que venga
[356]

y que mire!" La gente acudió en masa desde todos los barrios de la ciudad para presenciar
la ejecució n de Ja'afar y sus parientes, sin saber la causa. Luego instalaron la horca e
hicieron que Ja'afar y los demá s se pararan debajo en preparació n para la ejecució n, pero
mientras todos los ojos estaban atentos a la señ al del Califa, y la multitud lloraba por Ja'afar
y sus primos de los Barmecides, ¡he aquí! un joven rubio de rostro y bien vestido y de favor
como la luz de la luna que llueve, con ojos negros y brillantes, y frente blanca como una flor,
y mejillas rojas como rosas y jó venes debajo donde crece la barba, y un lunar como un
grano de á mbar gris, se abrió paso a través de la gente hasta que se paró inmediatamente
ante el Wazir y le dijo: "¡Seguridad para ti en este estrecho, oh príncipe de los emires y asilo
de los pobres! Soy el hombre que mató a la mujer que encontraste". en el cofre, ¡así que
cuélguenme por ella y há ganme justicia!" Cuando Ja'afar escuchó la confesió n del joven, se
regocijó por su propia liberació n, pero se entristeció y se entristeció por el hermoso joven,
y mientras aú n estaban hablando, he aquí, otro hombre ya entrado en añ os avanzó entre la
gente y se abrió paso entre la població n. hasta que llegó a Ja'afar y al joven, a quienes
saludó diciendo: "¡Oh, tú , el visir y el príncipe sans-peer! No creas en las palabras de este
joven. De seguro nadie asesinó a la doncella excepto yo; tó mame su culpa". este momento;
porque, si no lo haces así, te lo exigiré ante Allah Todopoderoso". Entonces dijo el joven:
"Oh Wazir, este es un anciano en su vejez que nunca sabe lo que dice, y yo soy quien la
asesinó , ¡así que véngala de mí!" Dijo el anciano: "Oh hijo mío, tú eres joven y deseas las
alegrías del mundo y yo estoy viejo y cansado y harto del mundo: ofreceré mi vida como
rescate por ti y por el Wazir y sus primos. Nadie asesinó a la doncella excepto yo, así que
Alá sea contigo, apresú rate a colgarme, porque no me queda vida ahora que la de ella se ha
ido". El visir se maravilló mucho de toda esta extrañ eza y, tomando al joven y al anciano, los
llevó ante el Califa, donde, después de besar el suelo siete veces entre sus manos, dijo: "Oh
Comandante de los Fieles, te traigo el asesino de la doncella!" "¿Donde esta el?"; preguntó el
califa y Ja'afar respondió : "Este joven dice: Yo soy el asesino, y este anciano, mintiéndole,
dice: Yo soy el asesino, y he aquí, aquí está n los dos de pie ante ti". El Califa miró al anciano
y al joven y preguntó : "¿Quién de ustedes mató a la niñ a?" El joven respondió : "Nadie la
mató sino yo"; y el anciano respondió : "Ciertamente nadie la mató sino yo mismo".
Entonces dijo el califa a Ja'afar: "Toma a los dos y cuélgalos a ambos"; pero Ja'afar replicó :
"Puesto que uno de ellos era el asesino, colgar al otro eran mera injusticia". "Por Aquel
[357]

que levantó el firmamento y extendió la tierra como una alfombra", exclamó el joven, "yo
soy el que mató a la doncella"; y pasó a describir la manera de su asesinato y la cesta, la
mantilla y el trozo de alfombra, de hecho todo lo que el Califa había encontrado sobre ella.
Así se certificó al Califa que el joven era el asesino; ante lo cual él se maravilló y le
preguntó : "¿Cuá l fue la causa de que injustamente hicieras morir a esta doncella y qué te
hizo confesar el asesinato sin el bastinado, y qué te trajo aquí a entregar tu vida, y qué te
hizo decir Hazla matar?" ¿Sobre mí?" El joven respondió : "Sabe, oh Comandante de los
Fieles, que esta mujer era mi esposa y la madre de mis hijos; también mi prima hermana y
la hija de mi tío paterno, este anciano que es el propio hermano de mi padre. Cuando yo se
casó con ella ella era una criada y Alá me bendijo con tres hijos varones de ella; ella me
[358]

amaba y me servía y no vi mal en ella, porque yo también la amaba con el mayor amor.
Ahora bien, el primer día de este mes ella se enfermó de una grave enfermedad y le fui a
buscar médicos; pero se recuperó poco a poco y, cuando le pedí que fuera al bañ o turco,
dijo: Hay algo que anhelo antes de ir al bañ o y lo anhelo con un anhelo extremo. Oír es
cumplir, dije yo. ¿Y qué es? Dijo ella, tengo un antojo nauseabundo de una manzana, para
olerla y morderla un poco. Respondí: ¡Si tuvieras mil anhelos, trataría de satisfacerlos! Así
que fui al instante a la ciudad y busqué manzanas, pero no pude encontrar ninguna; sin
embargo, si hubieran costado una pieza de oro cada uno, los habría comprado. Esto me
molestó , fui a casa y dije: ¡Oh, hija de mi tío, por Allah que no puedo encontrar ninguno!
Estaba angustiada, estando todavía muy débil, y su debilidad aumentó mucho en ella esa
noche y me sentí ansioso y alarmado por su causa. Tan pronto como amaneció , salí de
nuevo y di la vuelta a los jardines, uno por uno, pero no encontré manzanas por ninguna
parte. Por fin me encontró un viejo jardinero, a quien le pregunté por ellos y me contestó :
—Oh hijo mío, esta fruta es una rareza entre nosotros y no es ahora se encuentra excepto
en el jardín del Comandante de los Fieles en Bassorah, donde el jardinero lo guarda para
que lo coma el Califa. Regresé a mi casa turbado por mi mala suerte; y mi amor por mi
mujer y mi cariñ o me movieron a emprender el viaje. Así que me arreglé y me puse en
camino y viajé quince días y noches, yendo y viniendo, y le traje tres manzanas que compré
al jardinero por tres denarios. Pero cuando fui a mi esposa y se los puse delante de ella, ella
no se complació en ellos y los dejó acostarse a su lado; porque su debilidad y fiebre le
habían aumentado y su enfermedad duró diez días sin cesar, después de lo cual comenzó a
recobrar la salud. Así que salí de mi casa y llevá ndome a mi tienda me senté allí comprando
y vendiendo; y hacia el mediodía he aquí, un gran esclavo negro y feo, largo como una lanza
y ancho como un banco, pasó por mi tienda llevando en la mano una de las tres manzanas
con las que estaba jugando. Dije yo: Oh mi buen esclavo, dime ¿de dó nde tomaste esa
manzana, para que yo pueda obtener algo parecido a ella? É l se rió y respondió : —Lo
obtuve de mi ama, porque había estado ausente y a mi regreso la encontré enferma con tres
manzanas a su lado, y ella me dijo: —Mi cornudo wittol de esposo hizo un viaje. por ellos a
Basora y los compró por tres denarios. Así que comí y bebí con ella y tomé éste de ella. [359]

Cuando oí tales palabras del esclavo, oh Comandante de los Fieles, el mundo se puso negro
ante mi rostro, y me levanté y cerré mi tienda y me fui a casa fuera de mí por exceso de ira.
Busqué las manzanas y al encontrar só lo dos de las tres le pregunté a mi esposa:—Oh
prima mía, ¿dó nde está la tercera manzana?; y alzando lá nguidamente la cabeza, respondió :
¡No sé, oh hijo de mi tío, adó nde ha ido! Esto me convenció de que la esclava había dicho la
verdad, así que tomé un cuchillo y, viniendo detrá s de ella, me abalancé sobre su pecho sin
decir una palabra y le corté la garganta. Luego corté su cabeza y sus miembros en pedazos
y, envolviéndola en su mantilla y un trapo de alfombra, rá pidamente cosí todo lo que puse
en un cofre y, cerrá ndolo bien, lo cargué. lo monté en mi mulo y lo arrojé al Tigris con mis
propias manos. Así que Allah sobre ti, oh Comandante de los Fieles, apresú rate a colgarme,
ya que temo que ella pida venganza el Día de la Resurrecció n. Porque, cuando la tiré al río y
nadie sabía nada de eso, cuando volvía a casa encontré a mi hijo mayor llorando y, sin
embargo, él no sabía nada de lo que había hecho con su madre. Le pregunté: ¿Qué te ha
hecho llorar, muchacho?; y él respondió :—Tomé una de las tres manzanas que estaban
junto a mi mamá y bajé al callejó n para jugar con mis hermanos cuando he aquí, un esclavo
grande, largo y negro me la arrebató de la mano y dijo: ¿De dó nde tienes esto? Yo dije: Mi
padre viajó lejos por él y lo trajo de Basora para mi madre que estaba enferma y otras dos
manzanas por las que pagó tres ducados. No hizo caso de mis palabras y le pedí la manzana
una segunda y una tercera vez, pero me abofeteó y me pateó y se fue con ella. Temía que mi
madre me columpiara a causa de la manzana, así que por miedo a ella salí con mi hermano
fuera de la ciudad y me quedé allí hasta que cayó la tarde sobre nosotros; y en verdad tengo
miedo de ella; y ahora por Alá , oh mi padre, ¡no le digas nada de esto o puede aumentar su
dolencia! Cuando escuché lo que dijo mi hijo, supe que el esclavo era el que había
calumniado indebidamente a mi esposa, la hija de mi tío, y estaba certificado que yo la
había matado injustamente. Así que lloré con mucho llanto y al poco rato entró este
anciano, mi tío paterno y su padre; y le conté lo que había pasado y se sentó a mi lado y
lloró y no dejamos de llorar hasta la medianoche. Hemos guardado luto por ella estos
ú ltimos cinco días y la lamentamos con el má s profundo dolor por haber sido injustamente
hecha morir. Esto vino de la mentira gratuita de la esclava, la blackamoor, y esta fue la
manera en que la maté; así que te conjuro, por el honor de tus ancestros, que te apresures a
matarme y a hacerme justicia, ya que no hay vida para mí después de ella". El califa se
maravilló de sus palabras y dijo: "Por Alá , el joven es excusable: no ahorcaré a nadie má s
que al esclavo maldito y haré un acto que aliviará al inquieto y al que sufre, y que
complacerá al Rey Todoglorioso".—Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de
decir su permitido decir.
Ahora, cuando era la Noche Veinte,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el califa juró que no ahorcaría a nadie má s
que al esclavo, porque el joven era excusable. Luego se volvió hacia Ja'afar y le dijo: "Trae
ante mí a este esclavo maldito que fue la ú nica causa de esta calamidad; y, si no lo traes
ante mí dentro de tres días, será s asesinado en su lugar". Así que Ja'afar se alejó llorando y
diciendo: "Dos muertes ya me han acosado, y la vasija no saldrá a salvo de cada sacudida. [360]

En esto de nada sirven la astucia y la astucia; pero el que preservó mi vida la primera vez,
puede preservarla una segunda vez. Por Allah, no dejaré mi casa durante los tres días de
vida que me quedan y dejaré que la Verdad (¡cuya perfecció n sea alabada!) haga lo que É l
quiera". Al cuarto día convocó a los Kazis y a los testigos legales e hizo su ú ltima voluntad y
testamento, y se despidió de sus hijos llorando. Enseguida llegó un mensajero del Califa y le
dijo: "El Comandante de los Fieles está furioso. que puede ser, y envía a buscarte y jura que
el día ciertamente no pasará sin que te cuelguen a menos que el esclavo se acerque".
Cuando Ja'afar escuchó esto, lloró , y sus hijos y esclavos y todos los que estaban en la casa
lloró con él. Después de despedirse de todos excepto de su hija menor, procedió a
despedirse de ella, porque amaba a esta pequeñ a, que era una niñ a hermosa, má s que a
todos sus otros hijos; pecho y la besó y lloró amargamente al separarse de ella; cuando
sintió algo redondo dentro de la pechera de su vestido y le preguntó : "Oh, mi pequeñ a
doncella, ¿qué hay en el bolsillo de tu pechera?"; "Oh, padre mío", respondió ella, "es una
manzana con el nombre de nuestro Señ or el Califa escrito en ella. Rayhá n, nuestro esclavo,
me la trajo hace cuatro días y no me la permitió hasta que le di dos dinares por eso."
Cuando Ja'afar escuchó hablar del esclavo y la manzana, se alegró y metió la mano en el
bolsillo de su hijo. y sacó la manzana y lo reconoció y se regocijó diciendo: "¡Oh listo
[361]

Disipador de problemas!" Luego les ordenó que trajeran el esclavo y le dijo: "¡Ay de ti,
[362]

Rayhan! ¿De dó nde sacaste esta manzana?" "Por Alá , oh mi amo", respondió , "aunque una
mentira puede hacer que un hombre se deshaga una vez, sin embargo, que la verdad lo
saque de encima y le haga bien, una y otra vez. No robé esta manzana de tu palacio ni de la
jardines del Comandante de los Fieles. El caso es que hace cinco días, mientras caminaba
por una de las callejuelas de esta ciudad, vi a unos pequeñ os jugando y esta manzana en la
mano de uno de ellos. Así que se la arrebaté. y lo golpeó y él lloró y dijo: "Oh joven, esta
manzana es de mi madre y ella está enferma. Ella le dijo a mi padre cuá nto deseaba una
manzana, así que él viajó a Basora y le compró tres manzanas por tres piezas de oro, y Yo
tomé uno de ellos para jugar con él. Volvió a llorar, pero no hice caso de lo que decía y lo
llevé y lo traje aquí, y mi señ ora me lo compró por dos denarios de oro. Y esto es todo.
historia." Cuando Ja'afar escuchó sus palabras, se maravilló de que el asesinato de la
doncella y toda esta miseria hayan sido causadas por su esclavo; se afligió por la relació n
del esclavo consigo mismo, mientras se regocijaba por su propia liberació n, y repitió estas
líneas:
Si te cae mal a través de tu esclavo, ✿ Hazle directamente tu sacrificio:
Muchos serviles encontrará s, ✿ Pero la vida viene una vez y nunca dos.
Entonces tomó la mano del esclavo y, llevá ndolo al Califa, contó la historia de cabo a rabo y
el Califa se maravilló con sumo asombro, y se rió hasta caer de espaldas y ordenó que la
historia se registrara y se hiciera pú blica entre los gente. Pero Ja'afar dijo: "No te
maravilles, oh Comandante de los Fieles, con esta aventura, porque no es má s maravillosa
que la Historia del Wazir Nú r al-Dín Ali de Egipto y su hermano Shams al-Dín Mohammed".
Dijo el califa: "Fuera con eso, pero ¿qué puede ser má s extrañ o que esta historia?" Y Ja'afar
respondió : "Oh Comandante de los Fieles, no te lo diré, excepto con la condició n de que
perdones a mi esclavo"; y el califa replicó : "Si en verdad es má s maravilloso que el de las
tres manzanas, te concedo su sangre, y si no, ciertamente mataré a tu esclavo". Entonces
Ja'afar comenzó con estas palabras el

354 . "Perro" y "cerdo" siguen siendo términos de abuso muy populares. Los rabinos no
contaminará n sus labios con "cerdo"; pero di "Dabhar akhir" = "otra cosa".
355 . El "héroe epó nimo" de la dinastía abasí, habiendo sido Abbas el hermano de Abdullah,
el padre de Mahoma. Es un personaje famoso en Al-Islam (D'Herbelot).
356 . Europa traduce la palabra "Barmecides". Es persa de bar (arriba) y makídan (chupar).
La leyenda vulgar es que Ja'afar, el primero del nombre, se presentó ante el califa Abd al-
Malik con un anillo envenenado para su propia necesidad; y que el Califa, advertido de ello
por el golpeteo de dos piedras que calzaba ad hoc , acusó al visitante de intenció n de
asesinarlo. Se excusó y en su discurso apareció la palabra persa "Barmakam", que puede
significar "Lo cenaré", o "Soy un Barmak", es decir, un sumo sacerdote entre los Guebres.
Ver D'Herbelot sv
357 . Á rabe. "Zulm", el má s mortal de los pecados del monarca. Uno de los dichos de
Mahoma, citado popularmente, es: "El reino perdura con Kufr o infidelidad ( es decir , sin
aceptar Al-Islam) pero no perdura con Zulm o injusticia". Por lo tanto, el buen musulmá n
no se quejará del gobierno de Kafirs o Incrédulos, como los ingleses, mientras lo gobiernen
con rectitud y de acuerdo con su propia ley.
358 . Todo esto agrava su crimen: si hubiera sido viuda, no habría tenido sobre él "los
derechos de la virginidad", el premio della verginità de Boccaccio, x. 10
359 . Se supone que los esclavos no pueden evitar decir estas mentiras fatales. Los libros de
cuentos á rabes está n llenos de ejemplos antiguos y modernos y algunos se han convertido
en "Joe Millers". Ademá s, se considera indigno que un hombre libre se haga cargo de estas
villanías serviles; de ahí que el sinvergü enza de la historia escape impune. Ya he notado la
predilecció n de las mujeres libertinas por estos "zorrillos de la raza humana"; y el joven en
el texto evidentemente sospechaba que su esposa se había pasado a sí misma este
"pequeñ o capricho". La excusa que encontraría el Califa para él es el pundonor demostrado
al matar a quien amaba con tanto cariñ o.
360 . El equivalente á rabe de nuestro cá ntaro y pozo.
361 . es decir , donde el vestido queda holgado sobre el busto.
362 . Había confiado en Allah y su confianza estaba justificada.
LA HISTORIA DE NÚR AL-DÍN ALÍ Y SU HIJO BADR AL-DÍN HASAN
Sabe, oh Comandante de los Fieles, que en tiempos de antañ o la tierra de Egipto estaba
gobernada por un Sultá n dotado de justicia y generosidad, que amaba a los piadosos
pobres y se asociaba con los Olema y los sabios; y tenía un visir, un sabio y
experimentado, bien versado en los negocios y en el arte de gobernar. Este Ministro, que
era muy anciano, tenía dos hijos, como eran dos lunas; nunca hombre vio semejante
belleza y gracia, el anciano llamado Shams al-Din Mohammed y el má s joven Nur al-Din
Ali; pero el má s joven superaba al mayor en hermosura y apariencia agradable, de modo
que la gente escuchó su fama en países lejanos y los hombres acudieron en masa a Egipto
con el propó sito de verlo. Con el transcurso del tiempo, su padre, el visir, murió y el sultá n
lo lamentó profundamente y lo lloró , quien envió a buscar a sus dos hijos y, invistiéndolos
con vestidos de honor, les dijo: "No se turbe vuestro corazó n, porque os pondréis en el
[363]

lugar de vuestro padre y seréis ministros conjuntos de Egipto". En esto se regocijaron y


besaron el suelo delante de él y realizaron el duelo ceremonial. por su padre durante un
[364]

mes completo; después de lo cual entraron en el Wazirate, y el poder pasó a sus manos
como había estado en manos de su padre, cada uno cumpliendo con su deber durante una
semana a la vez. Vivían bajo el mismo techo y su palabra era una; y cada vez que el sultá n
deseaba viajar, se turnaban para asistirlo. Sucedió una noche que el sultá n se propuso
emprender un viaje a la mañ ana siguiente, y el anciano, a quien le tocaba acompañ arlo,
estaba sentado conversando con su hermano y le dijo: "Oh, hermano mío, es mi deseo que
nosotros ambos casaos, yo y tú , dos hermanas, y entrad con nuestras mujeres en una
misma noche". "Haz, oh hermano mío, lo que desees", respondió el má s joven, "porque tus
cá lculos son correctos y ciertamente cumpliré con tus deseos". ti en lo que dices". Así que
acordaron esto y dijeron a Shams al-Din: "Si Allah decreta que nos casemos con dos
doncellas y nos unamos a ellas en la misma noche, y ellas concebirá n en sus noches de
novia y dará n a luz hijos a nosotros en el mismo día, y por la voluntad de Allah tu esposa
te dé un hijo y mi esposa me dé a mí una hija, casémoslos con el otro, porque será n
primos". Quoth Nur al-Din, "Oh mi hermano , Shams al-Din, qué dote ¿requerirá s de mi [365]

hijo para tu hija?" Quoth Shams al-Din, "Tomaré tres mil dinares y tres jardines de recreo
y tres granjas; y no sería correcto que el joven hiciera un contrato por menos de esto".
Cuando Nur al-Din escuchó tal demanda, dijo: "¿Qué tipo de dote es esta que le impondrá s
a mi hijo? ¿No sabes que somos hermanos y ambos, por la gracia de Alá , Wazirs e iguales
en el cargo? Te corresponde ofrecer tu hija a mi hijo sin arreglo matrimonial; o, si es
necesario, debe representar un mero valor nominal a modo de exhibició n para el mundo:
porque tú sabes que lo masculino vale má s que lo femenino, y mi hijo es un varó n y
nuestra memoria será preservada por él, no por tu hija”. “Pero, ¿qué”, dijo Shams al-Din,
“va a tener ella?”; y Nur al-Din continuó : “A través de ella no seremos recordados entre los
emires de la tierra; pero veo que harías conmigo segú n el dicho: Y engañ arías a un
comprador, pidiéndole un precio alto y má s alto; o como lo hizo un hombre que, dicen, fue
a un amigo y le preguntó algo estando en necesidad y se le respondió :—Bismillah, ¡En el [366]

nombre de Alá , haré todo lo que me pidas pero ven mañ ana!" A lo que el otro respondió
en este verso:—
Cuando el que se le pide un favor dice: "Mañ ana", ✿ El sabio sabe que es vano mendigar o pedir prestado.
Dijo Shams al-Din: "¡Basta! Te veo fallar en mi respeto al hacer que tu hijo sea má s
[367]

importante que mi hija; y es claro que tu entendimiento es mezquino y que te faltan


modales. Me recuerdas tu asociació n en el Wazirate, cuando te admití para compartir
conmigo solo por lá stima por ti, y no deseando mortificarte; y que tú me ayudes como una
especie de ayudante. Pero ya que hablas de esta manera, por Alá , nunca casaré a mi hija con
tu hijo; no, ¡no por su peso en oro!” Cuando Nur al-Din escuchó las palabras de su hermano,
se enojó y dijo: “Y yo también, nunca, nunca casaré a mi hijo con tu hija; no, no apartar de
mis labios la copa de la muerte". Shams al-Din respondió : "Yo no lo aceptaría como esposo
para ella, y él no vale ni que le corten una uñ a. Si no estuviera a punto de viajar, haría de ti
un ejemplo; sin embargo, cuando regrese, verá s y te mostraré có mo puedo afirmar mi
dignidad y reivindicar mi honor. Pero Allah hace lo que quiere". Cuando Nur al-Din [368]

escuchó este discurso de su hermano, se llenó de furia y perdió el juicio por la ira; pero
ocultó lo que sentía y calló ; y cada uno de los hermanos pasó la noche en un lugar apartado,
loco de ira contra el otro. Tan pronto como amaneció , el sultá n partió con gran pompa y
cruzó desde El Cairo. a Jízah y se dirigió a las Pirá mides, acompañ ado por el Wazir
[369] [370]

Shams al-Din, a quien le correspondía el turno de su deber, mientras su hermano Nur al-
Din, que pasó la noche lleno de ira, se levantó con la luz y oró al alba: oració n. Luego se
dirigió a su tesoro y, tomando un pequeñ o par de alforjas, las llenó de oro; y recordó las
amenazas de su hermano y el desprecio con que lo había tratado, y repitió estos versos:
¡Viaje! y encontrará s nuevos amigos para los viejos que quedaron atrá s; ✿ ¡Esfuerzo! porque las dulzuras de la vida
humana se encuentran en el trabajo y la fatiga:
El que se queda en casa no gana el honor ni logra nada sino la miseria; ✿ Así que deja tu lugar de nacimiento [371] y vagar
por todo el mundo!
He visto, y he visto muchas veces, có mo apesta el agua estancada, ✿ y só lo el correr la endulza y el trotar la hace sonar:
Y si la luna estuviera siempre llena y nunca creciera ni menguara, ✿ el hombre no forzaría sus ojos vigilantes para ver su
ronda alegre:
A menos que el leó n deje su guarida, nunca caería en su juego; ✿ Excepto que la flecha dejara el arco nunca hubiera
llegado a su límite:
El polvo de oro es polvo mientras yace sin viajar en la mina, ✿ Y la madera de á loe es mero combustible en su tierra natal:
Y el oro ganará su valor má s alto cuando de su objetivo no se alcance; ✿ Y el á loe enviado al extranjero crece má s caro que
el oro.
Cuando terminó su verso, ordenó a uno de sus pajes que le ensillaran su yegua-mula nubia
con su silla acolchada. Ahora ella era un gris moteado, con orejas como cañ averales y
[372]

piernas como columnas y una espalda alta y fuerte como una cú pula construida sobre
pilares; su silla era de pañ o de oro y sus estribos de acero indio, y su armadura de
terciopelo de Ispahan; tenía atavíos que servirían a los Chosroës, y era como una novia
ataviada para su noche de bodas. Ademá s, ordenó que le pusieran sobre la espalda un trozo
de seda a modo de asiento y una alfombra de oració n debajo de la cual estaban sus alforjas.
Cuando hubo hecho esto, dijo a sus pajes y esclavos: "Me propongo salir a dar un paseo
fuera de la ciudad por el camino a la ciudad de Kalyú b, y pasaré tres noches en el [373]

extranjero; así que ninguno de vosotros me siga, porque algo me oprime el pecho. Entonces
montó a toda prisa en la mula y, tomando consigo alguna provaid para el camino, partió de
El Cairo y se enfrentó al campo abierto y baldío que lo rodeaba. . Alrededor del mediodía [374]

entró en Bilbays-city, donde desmontó y se quedó un rato para descansar él y su mula y


[375]

comió algo de su víver. Compró en Bilbays todo lo que quería para él y forraje para su mula
y luego se fue por el camino del desierto. Hacia el anochecer entró en un pueblo llamado
Sa'adiyah donde se apeó y sacó algo de su viá tico y comió ; luego extendió su tira de seda
[376]

sobre la arena y puso las alforjas debajo de su cabeza y durmió al aire libre; porque todavía
estaba vencido por la ira. Cuá ndo Amaneció , montó y cabalgó hasta llegar a la Ciudad Santa,
Jerusalén, y de allí a Alepo, donde desmontó en uno de los caravasares y se quedó tres
[377]

días para descansar él y la mula y oler el aire. Entonces, decidido a viajar lejos y habiendo
[378]

Alá escrito seguridad en su destino, se puso de nuevo en camino, sin saber a dó nde iba; y,
habiéndose encontrado con ciertos correos, no escatimó en viajar hasta que llegó a la
ciudad de Basora, aunque no sabía cuá l era el lugar. Era de noche oscura cuando se apeó en
el Khan, así que extendió su alfombra de oració n y tomó las alforjas de la parte trasera de la
mula y le dio sus muebles a cargo del portero para que pudiera pasearla. sobre. El hombre
la tomó e hizo lo que le pedía. Ahora bien, sucedió que el visir de Bassorah, un hombre
muerto en añ os, estaba sentado en la ventana de celosía de su palacio frente al Khan y vio al
portero paseando la mula de un lado a otro. Le llamó la atenció n su atavío de precio y
pensó que era una buena bestia apta para montar a caballo de Wazirs o incluso de la
realeza; y cuanto má s miraba, má s perplejo estaba, hasta que por fin le dijo a uno de sus
pajes: "Trae acá a ese portero". El paje fue y volvió al Wazir con el portero que besaba el
suelo entre sus manos, y el Ministro le preguntó : "¿Quién es el dueñ o de esa mula y qué
clase de hombre es él?"; y él respondió : "Oh mi señ or, el dueñ o de esta mula es un joven
hermoso, de modales agradables, pero grave y digno, y sin duda uno de los hijos de los
comerciantes". Cuando el visir oyó las palabras del portero, se levantó de inmediato; y,
montando su caballo, cabalgó hacia el Khan y se acercó a Nur al-Din quien, al ver que el
[379]

Ministro se dirigía hacia él, se puso de pie y avanzó a su encuentro y lo saludó . El visir le dio
la bienvenida a Bassorah y, desmontando, lo abrazó y lo hizo sentarse a su lado y dijo: "Oh,
hijo mío, ¿de dó nde vienes y qué buscas?" "Oh, mi señ or", respondió Nur al-Din, "he venido
de El Cairo, ciudad de la que mi padre fue visir mientras tanto, pero ha sido trasladado a la
gracia de Allah"; y le informó de todo lo que le había sucedido de principio a fin, y agregó :
"Estoy decidido a no volver nunca a casa antes de haber visto todas las ciudades y países
del mundo". Cuando el visir escuchó esto, le dijo: "Oh, hijo mío, no escuches la voz de la
pasió n para que no te arroje al abismo; porque en verdad muchas regiones son lugares
desolados y temo por ti los cambios del tiempo". Luego cargó las alforjas y las alfombras de
seda y de oració n en la mula y llevó a Nur al-Din a su propia casa, donde lo alojó en un lugar
agradable y lo trató con honor y lo engrandeció , porque se inclinaba. amarlo con sumo
amor. Después de un rato, le dijo: "Oh, hijo mío, he aquí, dejé un hombre en añ os y no tengo
hijos varones, pero Alá me ha bendecido con una hija que te iguala en belleza; y he
rechazado a todos sus muchos pretendientes, hombres de rango y riqueza. Pero el afecto
por ti ha entrado en mi corazó n; dime, entonces, ¿será s para ella un marido? Si aceptas
esto, subiré contigo al Sultá n de Basora y le diré que eres mi sobrino, el hijo de mi
[380]

hermano, y te traeré para que seas nombrado visir en mi lugar para que pueda cuidar la
casa porque, por Alá , oh hijo mío, soy entrado en añ os y cansado". Cuando Nur al-Din
escuchó las palabras del Wazir, inclinó la cabeza con modestia y dijo: "¡Oír es obedecer!".
saló n de asambleas, donde solían celebrar los matrimonios de los emires y los grandes.
Entonces reunió a sus amigos y a los notables del reino y a los mercaderes de Basora y
cuando todos se pusieron delante de él les dijo: "Yo tenía un hermano que era Wazir en la
tierra de Egipto, y Allah Todopoderoso lo bendijo con dos hijos, mientras que a mí, como
bien sabéis, me ha dado una hija. Mi hermano me encargó casar a mi hija con uno de sus
hijos, a lo que asentí; y cuando mi hija tuvo edad para casarse, me envió a uno de sus hijos,
el joven que ahora está presente, con quien pienso casarla, redactando el contrato y
celebrando la noche del develamiento con la debida ceremonia: porque está má s cerca. y
má s querido para mí que un extrañ o y, después de la boda, si le place, se quedará conmigo,
o si desea viajar, lo enviaré a él y a su esposa a la casa de su padre". tus cuentas", y miraron
al novio y se complacieron con él. Así que el Wazir envió por el Kazi y testigos legales y
escribieron el contrato de matrimonio, después de lo cual los esclavos perfumaron a los
invitados con incienso, y los sirvió con sorbete de azú car y los roció con agua de rosas y
[381]

todos siguieron sus caminos. Entonces el visir ordenó a sus sirvientes que llevaran a Nur al-
Din a los bañ os turcos y le envió un traje de lo mejor de su ropa especial, y servilletas,
toallas, cuencos, quemadores de perfume y todo lo demá s que se requería. Y después del
bañ o, cuando salió y se puso el vestido, estaba como la luna llena de la decimocuarta noche;
y montó su mula y no se detuvo hasta que llegó al palacio del Wazir. Allí desmontó y se
acercó al Ministro y le besó las manos, y el Wazir le dio la bienvenida. —— Y Shahrazad
percibió el amanecer del día y dejó de decir su permitido decir.
Ahora, cuando era la noche veintiuno,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el visir se le enfrentó y, dá ndole la
bienvenida, dijo: "Levá ntate y acércate a tu esposa esta noche, y mañ ana te llevaré ante el
sultá n y rezaré a Allah". te bendiga con toda suerte de bienes". Entonces Nur al-Din lo dejó
y se unió a su esposa, la hija del visir. Hasta ahora en lo que respecta a él, pero en lo que
respecta a su hermano mayor, Shams al-Din, estuvo ausente con el sultá n durante mucho
tiempo y cuando regresó de su viaje no encontró a su hermano; y preguntó a sus sirvientes
y esclavos, quienes respondieron: "El día de tu partida con el sultá n, tu hermano montó su
mula completamente enjaezada como para la procesió n estatal y dijo: Voy hacia la ciudad
de Kalyub y estaré ausente algú n día. o a lo má s dos días, porque mi pecho está oprimido, y
ninguno de vosotros me siga”. Luego partió y desde ese momento hasta ahora no hemos
tenido noticias de él. Shams al-Din estaba muy preocupado por la repentina desaparició n
de su hermano y se afligió con un dolor extremo por la pérdida y se dijo a sí mismo: "Esto
es solo porque lo reprendí y lo reprendí la noche antes de mi partida con el sultá n; tal vez
sus sentimientos eran herido y se fue de viaje; pero debo enviarlo tras él". Luego fue donde
el sultá n y le informó de lo que había sucedido y escribió cartas y despachos, que envió
corriendo lacayos a sus diputados en todas las provincias. Pero durante los veinte días de
ausencia de su hermano, Nur al-Din viajó lejos y llegó a Basora; así que después de una
bú squeda diligente, los mensajeros no encontraron ninguna noticia de él y regresaron.
Entonces Shams al-Din se desesperó de encontrar a su hermano y dijo: "De hecho, fui má s
allá de todos los límites en lo que le dije con referencia al matrimonio de nuestros hijos.
¡Ojalá no lo hubiera hecho! Todo esto proviene de mi falta de ingenio y falta de precaució n".
Poco después de esto buscó en matrimonio a la hija de un comerciante cairota. y redactó
[382]

el contrato de matrimonio y fue a ella. Y sucedió que, en el mismo la misma noche en que
Shams al-Din se unió a su esposa, Nur al-Din también se unió a su esposa, la hija del Wazir
de Bassorah; siendo esto de acuerdo con la voluntad de Allah Todopoderoso, que É l pueda
impartir los decretos del Destino a Sus criaturas. Ademá s, era como habían dicho los dos
hermanos; porque sus dos mujeres quedaron embarazadas de ellos en la misma noche y
ambos fueron llevados a la cama el mismo día; la esposa de Shams al-Din, Wazir de Egipto,
de una hija, nunca en El Cairo se vio má s bella; y la esposa de Nur al-Din de un hijo, no se ha
visto nunca má s hermoso en su tiempo, como dijo uno de los poetas sobre alguien como él:
Ese pelo azabache, esa frente brillante,
mi esbelta juventud de cintura, la tuya,
¿Puede la oscuridad arrojar alrededor de la creació n,
O haz que brille intensamente.
El lunar oscuro que muestra débilmente
Sobre su mejilla, ¡ah! no lo culpes;
La flor de tulipá n nunca sopla
Sin oscurecer por su mancha. [383]
Y como también dijo otro:—
Su olor era almizcle y su mejilla rosada; ✿ Sus dientes son perlas y sus labios destilan vino;
Su forma es una marca y sus caderas una colina; ✿ Su cabello es de noche y su rostro claro de luna.
Llamaron al niñ o Badr al-Din Hasan y su abuelo, el visir de Bassorah, se regocijaron en él y,
al séptimo día después de su nacimiento, organizaron entretenimientos y banquetes
acordes con el nacimiento de los hijos y herederos de los reyes. Luego tomó a Nur al-Din y
subió con él al Sultá n, y su yerno, cuando llegó ante la presencia del Rey, besó el suelo entre
sus manos y repitió estos versos, porque estaba listo para habla, firme de espíritu y bueno
de corazó n como lo era de buena forma:—
¡Las mejores alegrías del mundo sean tu suerte, mi señ or! ✿ Y por ú ltimo mientras la oscuridad y el amanecer se
superponen:
Oh tú que haces, cuando saludamos tus regalos, ✿ El mundo para bailar y el tiempo sus palmas para aplaudir. [384]
Entonces el sultá n se levantó para honrarlos y, agradeciendo a Nur al-Din por su excelente
cumplido, preguntó al visir: "¿Quién puede ser este joven?"; y el Ministro respondió : "Este
es el hijo de mi hermano", y contó su historia de principio a fin. Dijo el sultá n: "¿Y có mo es
que él es tu sobrino y nunca hemos oído hablar de él?" Dijo el Ministro: "Oh nuestro señ or
el Sultá n, yo tenía un hermano que era Wazir en la tierra de Egipto y murió , dejando dos
hijos, de los cuales el mayor tomó el lugar de su padre y el menor, a quien ves, vino a mí. Yo
había jurado que no casaría a mi hija con nadie sino con él, así que cuando vino lo casé con
ella. Ahora él es joven y yo viejo; mi oído está embotado y mi juicio es fá cilmente
[385]

engañ ado; por lo que solicito a nuestro señ or el sultá n para ponerlo en mi lugar, porque
[386]

es hijo de mi hermano y esposo de mi hija; y él es apto para el Wazirate, siendo un hombre


de buen consejo y listo ingenio". El sultá n miró a Nur al-Din y le gustó , por lo que lo
estableció en el cargo como el Wazir le había pedido y lo nombró formalmente,
presentá ndole un espléndido vestido de honor y una mula de su yeguada privada, y
asigná ndole soldadura, estipendios y provisiones. Nur al-Din besó la mano del sultá n y se
fue a casa, él y su suegro, regocijá ndose con gran alegría. y diciendo: "¡Todo esto sigue a los
talones del nacimiento del niñ o Hasan!" Al día siguiente se presentó ante el Rey y, besando
el suelo, comenzó a repetir:—
Haz crecer tu riqueza y tu bienestar día a día: ✿ Y tu suerte prevalecerá sobre el despecho de los envidiosos;
¡Y nunca cesen tus días de ser blancos como el día, ✿ y el día de tu enemigo de ser negro como la noche!
El sultá n le ordenó que se sentara en el asiento del visir, por lo que se sentó y se dedicó a
los asuntos de su oficina y se fue. en los casos de los señ ores y sus pleitos, como es
costumbre de los ministros; mientras el sultá n lo observaba y se maravillaba de su ingenio
y buen sentido, juicio y perspicacia. Por lo cual lo amó y lo acogió en la intimidad. Cuando el
Divá n fue despedido, Nur al-Din regresó a su casa y le contó lo que había sucedido a su
suegro, quien se regocijó . Y desde entonces Nur al-Din no cesó de administrar el Wazirate
de modo que el sultá n no se separara de él ni de noche ni de día; e incrementó sus
estipendios y suministros hasta que sus medios fueron amplios y se convirtió en
propietario de barcos que hacían viajes comerciales a su mando, así como de mamelucos y
esclavos negros; y dispuso muchas haciendas y erigió ruedas persas y jardines plantados.
Cuando su hijo Hasan tenía cuatro añ os de edad, el anciano Wazir falleció , e hizo para su
suegro una suntuosa ceremonia fú nebre antes de que lo enterraran. Luego se ocupó de la
educació n de este hijo y, cuando el niñ o se fortaleció y llegó a la edad de siete añ os, le trajo
un Fakih, un doctor en derecho y religió n, para que le enseñ ara en su propia casa y le
encargó que le diera darle una buena educació n e instruirlo en la cortesía y los buenos
modales. Entonces el tutor hizo que el niñ o leyera y retuviera toda variedad de
conocimientos ú tiles, después de haber pasado algunos añ os aprendiendo el Corá n de
memoria; y no cesó de crecer en belleza, estatura y simetría, tal como dice el poeta:—
[387]

En su rostro-cielo brilla la luna má s llena; ✿ En sus mejillas la anémona brilla el sol:


É l conquistó de tal manera la Belleza que ha ganado ✿ Todos los encantos de la humanidad uno por uno.
El profesor lo crió en el palacio de su padre enseñ á ndole a leer, escribir y cifrar, teología y
bellas letras. Su abuelo, el viejo visir, le había legado la totalidad de sus bienes cuando só lo
tenía cuatro añ os. Ahora bien, durante todo el tiempo de su primera juventud nunca había
salido de la casa, hasta que cierto día su padre, el visir Nur al-Din, lo vistió con sus mejores
ropas y, montá ndolo en una mula de las mejores, subió con él al sultá n. El rey miró
fijamente a Badr al-Din Hasan y se maravilló por su hermosura y lo amaba. En cuanto a la
gente de la ciudad, cuando pasó por primera vez ante ellos con su padre, se maravillaron de
su extraordinaria belleza y se sentaron en el camino esperando su regreso, para que
pudieran contemplar su belleza y hermosura y simetría y gracia perfecta; incluso como dijo
el poeta en estos versos:—
Mientras el sabio observaba las estrellas, la apariencia clara
De un hermoso joven en el pergamino que vio aparecer.
Esas miradas de embarcadero que Canopus lanzó sobre él,
y tiñ ó los rizos de sus sienes de un tono almizclado;
Marte se tiñ ó la rubicunda mejilla; y de sus ojos
La estrella del Arquero vuela su flecha resplandeciente;
Su ingenio vino de Hermes; y el cuidado de Soha,
(La estrella medio vista que vagamente acecha al Oso)
Alejó todos los ojos malvados que amenazan y atrapan,
El sabio se quedó ató nito al ver encontrarse tales fortunas,
Y Luna besó la tierra bajo sus pies. [388]
Y lo bendijeron en voz alta cuando pasó e invocaron a Allah Todopoderoso para que lo
bendijera. El sultá n trató al muchacho con favor especial y dijo a su padre: "Oh Wazir,
[389]

debes traerlo diariamente a mi presencia"; a lo cual respondió : "Escucho y obedezco".


Entonces el visir volvió a casa con su hijo y no dejó de llevarlo a la corte hasta que cumplió
los veinte añ os. En ese momento el Ministro se enfermó y, llamando a Badr al-Din Hasan, le
dijo: "Sabe, oh hijo mío, que el mundo del Presente no es má s que una casa de mortalidad,
mientras que el del Futuro es una casa de eternidad. Quiero, antes de morir, dejarte ciertos
cargos y que prestes atenció n a lo que digo e incline tu corazó n a mis palabras. Entonces le
dio sus ú ltimas instrucciones sobre la manera má s apropiada de tratar con sus vecinos y el
debido manejo de sus asuntos; después de lo cual recordó a su hermano y su hogar y su
tierra natal y lloró por su separació n de aquellos a quienes había amado primero. Luego se
secó las lá grimas y, volviéndose hacia su hijo, le dijo: "Antes de continuar, oh hijo mío, con
mis ú ltimos cargos y mandatos, debes saber que tengo un hermano, y tú tienes un tío,
Shams al-Din. alto, el visir de El Cairo, con quien me separé, dejá ndolo contra su voluntad.
Ahora toma una hoja de papel y escribe en ella lo que te digo. Badr al-Din tomó una
hermosa hoja y se puso a cumplir las ó rdenes de su padre y escribió en ella un relato
completo de lo que le había sucedido a su padre primero y ú ltimo; las fechas de su llegada a
Basora y de su encuentro con el Wazir; de su matrimonio, de su paso a la hija del Ministro y
del nacimiento de su hijo; breve, su vida de cuarenta añ os desde el día de su disputa con su
hermano, agregando las palabras: "¡Y esto está escrito a mi dictado y que Allah
Todopoderoso esté con él cuando me haya ido!" Luego dobló el papel, lo selló y dijo: "Oh
Hasan, oh hijo mío, guarda este papel con todo cuidado, porque te permitirá establecer tu
origen, rango y linaje y, si te sucede algo contrario, parte hacia Cairo y pregunta por tu tío y
muéstrale este papel y dile que morí como un extrañ o lejos de mi propia gente y lleno de
anhelo de verlo a él y a ellos". Entonces Badr al-Din Hasan tomó el documento y lo dobló ; y,
envolviéndolo en un trozo de tela encerada, lo cosió como un talismá n entre la tela interior
y exterior de su casquete y enrolló su ligero turbante redondearlo. Y se echó a llorar por
[390]

su padre y al separarse de él, siendo él só lo un niñ o. Entonces Nur al-Din cayó en un


desmayo, el presagio de la muerte; pero recuperá ndose dijo: "Oh Hasan, oh hijo mío, ahora
te legaré cinco ú ltimos mandatos. El PRIMER MANDATO es: no tengas demasiada intimidad con
nadie, ni frecuente ninguno, ni te familiarices con ninguno; así será s tú ". estar a salvo de su
maldad; porque la seguridad radica en la reclusió n del pensamiento y un cierto retiro de
[391]

la sociedad de tus semejantes; y lo he oído decir a un poeta:


En este mundo no hay nadie con quien puedas contar ✿ Para ayudar a tu caso en el momento de la necesidad:
Así que vive para ti mismo no alimentando esperanza de nadie ✿ Tal consejo te doy: ¡ahora, presta atenció n!
El SEGUNDO MANDATO es, oh hijo mío: no trates con dureza a nadie para que la fortuna no te
trate con dureza; porque la fortuna de este mundo está un día contigo y otro día contra ti y
todos los bienes mundanos no son má s que un préstamo que hay que devolver. Y he oído
decir a un poeta:
No te preocupes ni te apresures a ganar lo que quieres; ✿ Ten piedad del hombre por la piedad que puedas requerir:
No hay mano allí, pero la mano de Allah es má s alta; ✿ ¡Ningú n tirano se arrepentirá de la ira de un tirano peor!
El TERCER MANDAMIENTO es, Aprende a estar en silencio en sociedad y deja que tus propias
faltas distraigan tu atenció n de las faltas de otros hombres: porque está dicho:—En el
silencio mora la seguridad, y sobre eso he oído las líneas que nos dicen:—
Reserva es una joya, Silencio es seguridad; ✿ Cuando hablas muchas palabras retienes:
Por una vez te arrepentirá s del silencio, ✿ De la palabra te arrepentirá s muchas veces.
El CUARTO MANDAMIENTO , oh hijo mío, es Cuidado con beber vino, porque el vino es la
cabeza de toda perversidad y un excelente solvente del ingenio humano. Así que evita, y de
nuevo digo, evita mezclar licores fuertes; porque he oído decir a un poeta: [392]

del vino [393] Me vuelvo y quien bebe sus copas de vino; ✿ Convertirse en uno de los que lo consideran enfermo:
El vino lleva al hombre a perder el camino de la salvació n, [394] ✿ Y abre la puerta de par en par a los pecados que matan.
El QUINTO MANDATO , oh hijo mío, es Guarda tus riquezas y ellas te guardará n a ti; cuida tu
dinero y él te protegerá a ti; y no malgastes tus bienes, no sea que llegues a necesitar y
tengas que ir mendigando a los má s humildes de la humanidad. Guarda tus dirhams y
considéralos el mejor bá lsamo para las heridas del mundo. Y aquí otra vez he oído que uno
de los poetas dijo:
Cuando falta mi riqueza ningú n amigo se dignará hacerse amigo: ✿ Cuando abunda la riqueza todos los amigos tierna su
amistad:
Cuá ntos amigos prestaron ayuda para gastar mi riqueza; ✿ Pero los amigos a la falta de riqueza no rinden amistad.
De esta manera, Nur al-Din no cesó de aconsejar a su hijo Badr al-Din Hasan hasta que llegó
su hora y, con un suspiro sollozante, su vida se fue. Entonces la voz del duelo y lamento se
elevó alto en su casa y el Sultá n y todos los grandes se apenaron por él y lo enterraron; pero
su hijo no cesó de lamentar su pérdida durante dos meses, durante los cuales nunca montó
a caballo, ni asistió al Divá n ni se presentó ante el Sultá n. Al final, el rey, enojado con él,
nombró en su lugar a uno de sus chambelanes y lo nombró visir, dando ó rdenes de
apoderarse y sellar todas las casas, bienes y dominios de Nur al-Din. Así que el nuevo visir
salió con una poderosa partida de chambelanes y gente del Divá n, y vigilantes y una
multitud de ociosos para hacer esto y apoderarse de Badr al-Din Hasan y llevarlo ante el
rey, quien lo trataría como él. considerado apto. Ahora bien, había entre la multitud de
seguidores un mameluco del difunto Wazir que, cuando hubo oído esta orden, aguijoneó a
su caballo y cabalgó a toda velocidad hacia la casa de Badr al-Din Hasan; porque no podía
soportar ver la ruina del hijo de su anciano amo. Lo encontró sentado a la puerta con la
cabeza gacha y apenado, como era su costumbre, por la pérdida de su padre; así que
desmontó y besá ndole la mano le dijo: "¡Oh, señ or mío e hijo de mi señ or, apresú rate antes
de que venga la ruina y destruya!" Cuando Hasan escuchó esto, tembló y preguntó : "¿Qué
puede estar pasando?"; y el hombre respondió : "El sultá n está enojado contigo y ha emitido
una orden judicial contra ti, y el mal viene con fuerza sobre mi rastro; ¡así que huye con tu
vida!" Al oír estas palabras, el corazó n de Hasan ardió con el fuego de la paca, y sus mejillas
sonrosadas palidecieron, y dijo al mameluco: "Oh, hermano mío, ¿hay tiempo para que
entre y me consiga algú n equipo mundano que pueda resistir?" yo en su lugar durante mi
extrañ eza?" Pero el esclavo respondió : "Oh, mi señ or, levá ntate de inmediato y sá lvate y sal
de esta casa, mientras aú n es tiempo". Y citó estas líneas:
¡Huye con tu vida, si te oprime la opresió n, ✿ y deja que la casa hable del destino de su constructor!
País por país encontrará s, si lo buscas; ✿ Vida por vida nunca, temprano o tarde.
¡Es extrañ o que los hombres habiten en la casa de la abyecció n, ✿ cuando la llanura de la tierra de Dios es tan ancha y tan
grande! [395]
Ante estas palabras del mameluco, Badr al-Din se cubrió la cabeza con la falda de su manto
y siguió a pie hasta que estuvo fuera de la ciudad, donde escuchó a la gente decir: "El sultá n
ha enviado a su nuevo visir a la casa del viejo visir, que ya no existe má s, para sellar su
propiedad y apresad a su hijo Badr al-Din Hasan y llevadlo ante la presencia, para que lo
mate”; y todos gritaron: "¡Ay de su hermosura y de su hermosura!" Cuando oyó esto, huyó
al azar, sin saber a dó nde iba, y no dejó de correr hasta que el destino lo llevó a la tumba de
su padre. Así que entró en el cementerio y, abriéndose paso entre las tumbas, llegó por fin
al sepulcro donde se sentó y dejó caer de su cabeza la falda de su larga tú nica. que estaba [396]

hecho de brocado con un dobladillo bordado en oro sobre el que estaban trabajados estos
pareados:—
Oh tú cuya frente, como el Este radiante, ✿ Habla de las estrellas del Cielo y abundantes rocíos:
¡Soporta tu honor hasta el ú ltimo día, ✿ y cronometra tu crecimiento de gloria nunca rechaces!
Mientras estaba sentado junto a la tumba de su padre, he aquí, vino a él un judío como
Shroff, un cambista, con un par de alforjas que contenían mucho oro, que se le acercó y le
[397]

besó la mano, diciendo: "Hacia dó nde, oh mi señ or: es tarde en el día y está s vestido pero
ligero y ¿Leo signos de problemas en tu rostro? "Estaba durmiendo a esta misma hora",
respondió Hasan, "cuando mi padre se me apareció y me reprendió por no haber visitado
su tumba; así que me desperté temblando y vine aquí de inmediato para que no pasara el
día sin que yo lo visitara, lo cual hubiera sido doloroso para mí". "Oh mi señ or", se
reincorporó el judío "Tu padre tenía muchos mercantes en el mar y, como algunos de
[398]

ellos ya está n vencidos, es mi deseo comprarte la carga del primer barco que llegue a
puerto con estos mil dinares de oro". "Estoy de acuerdo", dijo Hasan, entonces el judío sacó
una bolsa llena de oro y contó mil lentejuelas que le dio a Hasan, el hijo del Wazir, diciendo:
"Escríbeme una carta de venta y séllala". Así que Hasan tomó una pluma y papel y escribió
estas palabras por duplicado: "El escritor, Hasan Badr al-Din, hijo de Wazir Nur al-Din, ha
vendido a Isaac el judío todo el cargamento del primero de los barcos de su padre que
viene". al puerto, por mil denarios, y ha recibido el precio por adelantado". Y después de
haber tomado una copia, el judío la puso en su bolsa y se fue; pero Hasan se echó a llorar al
pensar en la dignidad y la prosperidad que antes había tenido y empezó a recitar:
Esta casa, mi señ ora, desde que te fuiste ya no es un hogar ✿ Para mí, ni vecinos, desde que te fuiste, sed buenos y buenos
vecinos:
El amigo, mientras lo tomé a pecho, ¡ay! no más para mí ✿ Es amigo; y hasta el yo de Luna muestra locura:
Te fuiste y al irte dejaste el mundo un yermo, un pá ramo, ✿ Y yace una oscuridad sombría sobre la superficie de colinas y
pastos:
¡Oh, que el pájaro cuervo cuyo grito graznó nuestra desdichada despedida no encuentre nunca un hogar donde anidar y se
despoje de todas sus plumas!
Al fin me falla la paciencia; y esta ausencia consume mi carne; ✿ Cuá ntos velos rasgados nuestros ojos está n condenados a
ver:
¡Ay! ¿Alguna vez volveré a ver nuestras hermosas noches pasadas de antañ o? ✿ ¿Y una sola casa se convertirá en un hogar
para mí una vez más?
Entonces lloró con gran llanto y la noche cayó sobre él; así que apoyó su cabeza contra la
tumba de su padre y el sueñ o lo venció : ¡Gloria a Aquel que no duerme! No dejó de dormir
hasta que salió la luna, cuando su cabeza se deslizó de la tumba y quedó tendido de
espaldas, con los miembros extendidos, su rostro brillando a la luz de la luna. Ahora el
cementerio estaba embrujado día y noche por Jinns que eran de los Verdaderos Creyentes,
y en ese momento salió un Jinniyah que, al ver a Hasan dormido, se maravilló de su belleza
y hermosura y gritó : "¡Gloria a Dios! Este joven no puede ser otro que uno de los Wuldá n
del Paraíso". Luego voló hacia el firmamento para rodearlo, como era su costumbre, y se
[399]

encontró con un Ifrit en el ala. quien la saludó y ella le dijo: "¿De dó nde vienes?" "De El
Cairo", respondió . "¿Quieres venir conmigo y contemplar la belleza de un joven que duerme
en ese lugar de sepultura?" preguntó ella, y él respondió : "Lo haré". Así que volaron hasta
que se posaron en la tumba y ella le mostró al joven y dijo: "Ahora, ¿alguna vez en tus días
de nacimiento viste algo como esto?" El Ifrit lo miró y exclamó : "¡Alabado sea Aquel que no
tiene igual! Pero, oh hermana mía, ¿te diré lo que he visto este día?" Le preguntó : "¿Qué es
eso?" y él respondió : "He visto la contrapartida de esta joven en la tierra de Egipto. Ella es
la hija del Wazir Shams al-Din y es un modelo de belleza y hermosura, del má s bello favor y
forma fornida, y hermosa con simetría y gracia perfecta.Cuando ella había alcanzado la
edad de diecinueve añ os, el sultá n de Egipto se enteró de ella y, mandando llamar al visir
[400]

su padre, le dijo: Escú chame, oh visir: me ha llegado a oídos que tienes una hija y deseo
pedírtela en matrimonio. . El Wazir respondió : Oh nuestro señ or el Sultá n, dígnate aceptar
mis excusas y ten compasió n de mis penas, porque sabes que mi hermano, quien fue socio
mío en el Wazirate, desapareció de entre nosotros hace muchos añ os y no sabemos dó nde.
él es. Ahora bien, la causa de su partida fue que una noche, mientras está bamos sentados
juntos y hablando de futuras esposas e hijos, hablamos sobre el asunto y él se fue muy
enfadado. Pero juré que no casaría a mi hija con nadie sino con el hijo de mi hermano el día
que su madre dio a luz, que fue hace casi diecinueve añ os. Ú ltimamente he oído que mi
hermano murió en Bassorah, donde se había casado con la hija del Wazir y que ella le dio
un hijo; y no casaré a mi hija sino a él en honor a la memoria de mi hermano anoté la fecha
de mi matrimonio y la concepció n de mi mujer y el nacimiento de mi hija; y de su
horó scopo encuentro que su nombre está unido al de su prima; y hay doncellas en flor
[401]

para nuestro señ or el Sultá n. El rey, al oír la respuesta y la negativa de su ministro, se


enfureció con una ira excesiva y exclamó : Cuando alguien como yo pide en matrimonio a
una muchacha como tú , otorga un honor, y tú me rechazas y me rechazas con frialdad. [402]

excusas! ¡Ahora, por la vida de mi cabeza, la casaré con el má s humilde de mis hombres a
pesar de tu nariz! Había en el palacio un mozo de caballo que era un Gobbo con un bulto
[403]

en el pecho y una joroba en la espalda; y el sultá n envió por él y lo casó con la hija del
Wazir, por amor o por desprecio, y ordenó una pomposa procesió n nupcial para él y que
vaya a casa de su novia esta misma noche. Acabo de volar aquí desde El Cairo, donde dejé al
jorobado en la puerta del bañ o turco en medio de los esclavos blancos del sultá n que
agitaban antorchas encendidas a su alrededor. En cuanto a la hija del Ministro, ella se sienta
entre sus nodrizas y cantineras, llorando y gimiendo; porque han prohibido a su padre que
se le acerque. Jamá s he visto, oh hermana mía, ser má s espantoso que este jorobado [404]

mientras que la joven es la má s parecida de todas las personas a este joven, aunque incluso
má s bella que él."——Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir su
permitido decir.
Ahora, cuando era la noche veintidó s,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que cuando los jinni narraron a los jinniyah
có mo el rey había hecho que se redactara el contrato de boda entre el novio jorobado y la
encantadora joven que estaba desconsolada por el dolor; y como ella era la má s hermosa de
las cosas creadas e incluso má s hermosa que este joven, el Jinniyah le gritó : "¡Mientes! Este
joven es má s hermoso que cualquiera de sus días". El Ifrit volvió a desmentirla, y agregó :
"Por Dios, oh hermana mía, la doncella de la que hablo es má s hermosa que esta; sin
embargo, nadie má s que él la merece, porque se parecen entre sí como hermano y hermana
o al menos como primos. Y ¡Vaya, có mo se desperdicia con ese jorobado! Entonces dijo ella:
"Oh, hermano mío, pongá monos debajo de él y levantémoslo y llevémoslo a El Cairo, para
que podamos compararlo con la doncella de la que hablas y así determinar cuá l de los dos
es el má s hermoso". "¡Oír es obedecer!" respondió él, "hablas al punto; no hay un ajuste de
cuentas má s justo que este tuyo, y yo mismo lo llevaré". Así que lo levantó del suelo y voló
con él como un pá jaro que se eleva en el aire, manteniendo el Ifritah cerca a su lado a la
misma velocidad, hasta que se apeó con él en la ciudad de El Cairo y lo sentó en un banco de
piedra y despertó . él arriba Se despertó y al ver que ya no estaba en la tumba de su padre
en la ciudad de Basora, miró a derecha e izquierda y vio que estaba en un lugar extrañ o; y
hubiera gritado; pero el Ifrit le dio un golpe que lo convenció de guardar silencio. Luego le
trajo ricas vestiduras y lo vistió con ellas y, entregá ndole un flambeau encendido, dijo:
"Sabe que te he traído aquí, con la intenció n de hacerte una buena obra por el amor de
Allah: así que toma esta antorcha y mézclate con el gente en la puerta del hammam y
camina con ellos sin detenerte hasta llegar a la casa del banquete de bodas; luego avanza
audazmente y entra en el gran saló n; y no temas a nadie, pero ponte a la derecha del novio
jorobado y, cada vez que alguna de las nodrizas, las cantoras y las cantoras se acercan a ti,
pon tu mano en tu bolsillo que encontrará s lleno con oro Sá calo y tíralo a ellos y no
[405]

escatimes; porque cada vez que metes los dedos en la bolsa, la encontrará s llena de
monedas. Da generosidad a puñ ados y no temas nada, pero pon tu confianza en Aquel que
te creó , porque esto no es por tu propia fuerza sino por la de Allah Todopoderoso, para que
Sus decretos tengan efecto sobre sus criaturas". Cuando Badr al-Din Hasan Al escuchar
estas palabras del Ifrit, se dijo a sí mismo: "¡Ojalá supiera lo que significa todo esto y cuá l es
la causa de tanta bondad!" Sin embargo, se mezcló con la gente y, encendiendo su flambeau,
siguió adelante con la procesió n nupcial hasta Llegó al bañ o donde encontró al jorobado ya
a caballo, luego se abrió paso entre la multitud, una verdadera belleza de hombre en las
mejores vestiduras, vestido con tarbush. y mitra y una tú nica de mangas largas orlada de
[406]

oro; y cada vez que las cantoras se detenían para que el pueblo les diera dá divas, metía la
mano en el bolsillo y, encontrá ndolo lleno de oro, sacaba un puñ ado y lo echaba sobre el
pandero. hasta que lo llenó de piezas de oro para las mú sicos y las cantadoras. Los
[407]

cantores quedaron asombrados por su generosidad y la gente se maravilló de su belleza y


hermosura y el esplendor de su vestido. No cesó de hacerlo hasta que llegó a la mansió n del
Wazir (que era su tío), donde los chambelanes hicieron retroceder a la gente y les
prohibieron seguir adelante; pero las cantoras y las cantoras dijeron: "Por Alá , no
entraremos a menos que este joven entre con nosotros, porque nos ha dado longevidad con
su generosidad y no mostraremos a la novia a menos que él esté presente". Con esto lo
llevaron al saló n nupcial y lo hicieron sentar desafiando las miradas malignas del novio
jorobado. Las esposas de los emires y visires y chambelanes y cortesanos estaban de pie en
doble fila, cada una sosteniendo un macizo cierge listo para encender; todas llevaban finos
velos faciales y las dos filas derecha e izquierda se extendían desde el trono de la novia a [408]

la cabecera de la sala contigua a la cá mara de donde debía salir. Cuando las damas vieron a
Badr al-Din Hasan y notaron su belleza y hermosura y su rostro que brillaba como la luna
nueva, sus corazones se inclinaron hacia él y las muchachas cantantes dijeron a todos los
presentes: "Sabed que esta belleza cruzó nuestras manos con nada má s que oro rojo; así
que no seá is cautos". para hacerle un servicio femenino y cumplir con todo lo que él diga,
no importa lo que pida". Así que todas las mujeres se apiñ aron alrededor de Hasan con
[409]

sus antorchas y contemplaron su hermosura y le envidiaron su hermosura; y todos y cada


uno de ellos gustosamente habrían yacido sobre su pecho una hora o má s bien un añ o. Sus
corazones estaban tan turbados que dejaron caer los velos de sus rostros y dijeron: "¡Feliz
la que pertenece a este joven oa quien pertenece!"; e invocaron maldiciones sobre el novio
torcido y sobre él que fue la causa de su matrimonio con la niñ a-hermosa; y cada vez que
bendecían a Badr al-Din Hasan, maldecían al Jorobado, diciendo: "En verdad, este joven y
nadie má s merece a nuestra Novia: ah, bien lejos para alguien tan encantador con este
horrible Quasimodo; la luz de la maldició n de Allah sobre su cabeza y en el sultá n que
ordenó el matrimonio!" Entonces las muchachas cantoras tocaron sus tabrets y cantaron
arrullos de alegría, anunciando la aparició n de la novia; y la hija del visir entró rodeada de
sus damas de compañ ía que la habían hecho hermosa a la vista; porque la habían
perfumado e incendiado y adornado su cabello; y la habían vestido con ropas y adornos
dignos de los poderosos reyes de Chosroes. La parte má s notable de su vestido era una
tú nica holgada que se usaba sobre sus otras prendas: estaba adornada con pañ ales de oro
rojo con figuras de bestias salvajes y pá jaros cuyos ojos y picos eran de gemas y garras de
rubíes rojos y berilo verde; y su cuello estaba adornado con un collar de trabajo yamani,
valorado en miles de piezas de oro, cuyos biseles eran grandes joyas redondas, como las
que Kaysar o Tobba King nunca poseyeron. Y la novia era como la luna llena en su
[410]

plenitud en la decimocuarta noche; y mientras caminaba por el pasillo ella era como una de
las Houris del Cielo, ¡alabado sea Aquel que la creó en tal esplendor de belleza! Las damas
la rodeaban como el blanco contiene el negro de los ojos, arracimá ndose como estrellas
mientras ella brillaba entre ellas como la luna cuando se come las nubes. Ahora Badr al-Din
Hasan de Bassorah estaba sentado ante la mirada de la gente, cuando la novia se adelantó
con su elegante balanceo y su andar de natació n, y su jorobado novio se puso de pie para
recibirlo. y recíbela: ella, sin embargo, se apartó del espectro y caminó hacia adelante
[411]

hasta que estuvo frente a su primo Hasan, el hijo de su tío. Por lo que la gente se rió . Pero
cuando los invitados a la boda la vieron así atraída hacia Badr Al-Din, hicieron un gran
clamor y las mujeres cantantes gritaron má s fuerte; Entonces metió la mano en el bolsillo y,
sacando un puñ ado de oro, lo arrojó a sus panderetas y las muchachas se regocijaron y
dijeron: "¡Podríamos lograr nuestro deseo, esta novia fuera tuya!" Ante esto, sonrió y la
gente lo rodeó , flambeaux en mano como el globo ocular alrededor de la pupila, mientras
que el novio Gobbo se quedó sentado solo como un babuino sin cola; porque cada vez que
encendían una vela para él, se apagaba de cualquier manera, por lo que se quedó en la
oscuridad y el silencio y sin mirar nada má s que a sí mismo. Cuando Badr al-Din Hasan
[412]

vio al novio sentado solo en la oscuridad, y a todos los invitados a la boda con sus
flambeaux y velas de cera amontonados a su alrededor, quedó desconcertado y
maravillado; pero cuando miraba a su prima, la hija de su tío, se regocijaba y sentía un
deleite interior: ansiaba saludarla y miraba fijamente su rostro que resplandecía de luz y de
brillo. Entonces la mujer de las llantas le quitó el velo y la exhibió con el primer vestido de
novia que era de raso escarlata; y Hasan tuvo una vista de ella que deslumbró su vista y
aturdió su ingenio, mientras se movía de un lado a otro, balanceá ndose con paso elegante;
y volvió las cabezas de todos los invitados, tanto mujeres como hombres, porque ella era
[413]

tal como dice el poeta superior:—


Ella mostró un sol en varita má gica en un montículo de arena, ✿ Vestida con su camisola de color cramoisy:
De sus labios rocío de miel me dio a beber, ✿ Y con sus mejillas sonrosadas apagó el fuego prendió .
Luego cambiaron ese vestido y la exhibieron con una tú nica de azur; y reapareció como la
luna llena cuando asoma por el horizonte, con el pelo negro como el carbó n y las mejillas
delicadamente rubias; y dientes mostrados en dulce sonrisa y senos firmes alzá ndose y
coronando costados de los má s suaves y cintura de los má s redondos. Y en este segundo
traje ella era como un cierto maestro de alta presunció n dice de ella:
Ella vino ataviada con un chaleco azul, ✿ Ultramar, como los cielos está n cubiertos y oscuros:
Contemplé la vista sin paralelo, que mostró mis ojos ✿ Una luna de verano en una noche de invierno.
Entonces cambiaron ese traje por otro y, velando su rostro en la frondosidad de su cabello,
soltaron sus mechones de amor, tan oscuros, tan largos que su oscuridad y longitud
superaban a las noches má s oscuras, y ella atravesó todos los corazones con el má gico eje
de su ojos-bebés. La exhibieron con el tercer vestido y ella fue, como se dijo de ella, la que
dijo:—
Velando sus mejillas con cabello por la mañ ana viene, ✿ Y sus travesuras con la nube comparo:
Diciendo: "¡Tú velas la mañ ana con la noche!" "¡Ay no!" ✿ Dijo ella, "¡Yo envuelvo la luna llena con un aire oscuro!"
Luego la exhibieron con el cuarto vestido de novia y se adelantó brillando como el sol
naciente y balanceá ndose de un lado a otro con una gracia amorosa y una facilidad flexible
como un cervatillo de gacela. Y partió todos los corazones con las flechas de sus pestañ as,
como dice el que describió a un encantador como ella:—·
El sol de la hermosura ella a la vista aparece ✿ Y, encantadora-coqueta, se burla de toda hermosura;
Y cuando él enfrente su favor y su sonrisa ✿ A-morn, el Sol del día en las nubes debe vestirse.
Luego apareció con el quinto vestido, muy ligero de belleza como una varita de sauce
ondulante o una gacela del mundo sediento. Esos mechones que picaban como escorpiones
a lo largo de sus mejillas estaban torcidos, y su cuello estaba inclinado en halago, y sus
caderas temblaban mientras caminaba. Como dice uno de los poetas que la describen en
verso:
Ella viene como la luna llena en la noche feliz; ✿ Cintura có nica, con forma de poder má gico:
Ella tiene un ojo cuyas miradas sofocan a la humanidad, ✿ Y Rubí en sus mejillas refleja su luz:
envuelve sus caderas la negrura de sus cabellos; ✿ ¡Cuidado con los rizos que muerden con mordedura de víbora!
Sus costados son suaves como la seda, mientras que el corazó n ✿ mera roca detrá s de esa superficie acecha a la vista:
De las cortinas con flecos de su ojo ella dispara ✿ Flechas que en la distancia má s lejana en la marca se encienden:
Cuando rodeo su cuello o cintura lanzo mis brazos ✿ Sus senos me repelen con su altura endurecida.
¡Ah, có mo sobresale toda su belleza! ¡Ah, có mo ✿ Esa forma trasciende la graciosa rama ondulante!
Luego la adornaron con la sexta toga, un vestido que era verde. Y ahora ella avergonzó en
su esbelta rectitud la lanza marró n nuez; su rostro radiante atenuaba los rayos má s
brillantes de la luna llena y superaba a las ramas dobladas en movimientos suaves y gracia
flexible. Su hermosura exaltaba las bellezas de los cuatro á ngulos de la tierra y rompía los
corazones de los hombres por el significado de su apariencia; porque ella era incluso como
dice uno de los poetas en estas líneas:
Una doncella que el arte del tirador había engalanado con trampas y artimañ as: [414] ✿ Y vestida de rayos como si el sol de
ella hubiera tomado prestada la luz:
Ella vino ante nosotros maravillosamente vestida con una camisola verde, ✿ Como velada por su pantalla de hojas, la
granada se esconde de la vista:
Y cuando dijo: "¿Có mo llamas a la forma de tu vestido?" ✿ Ella nos respondió de manera amena con doble sentido dight;
"Llamamos a este vestido crève-coeur ; y con razó n es alto, ✿ Porque muchos corazones con esto rompimos [415] y conquistó
muchos duendes!"
Luego la exhibieron con el séptimo vestido, coloreado entre cá rtamo [416]
y azafrá n, tal como
dice uno de los poetas:—
Con un chaleco de color azafrá n pá lido y rojo cá rtamo ✿ Almizclado, calzado con sandalias, á mbar gris, pasó al frente:
"¡Aumento!" gritó su juventud, "¡Sal y muéstrate!" ✿ "¡Siéntate!" dijeron sus caderas, "¡no podemos soportar la peor
parte!"
Y cuando anhelaba un combate, su Belleza dijo ✿ "¡Hazlo, hazlo!" y dijo con bastante vergü enza: "¡No, no!"
Así, exhibieron a la novia con sus siete atavíos ante Hasan al-Basri, descuidando por
completo al Gobbo que estaba sentado solo y abatido; y, cuando abrió los ojos ella dijo: [417]

"Oh, Alá , haz de este hombre mi buen hombre y líbrame del mal de este novio jorobado".
Tan pronto como terminaron esta parte de la ceremonia, despidieron a los invitados a la
boda que salieron, mujeres y niñ os y todo, y no quedó ninguno excepto Hasan y el jorobado,
mientras que las damas de honor llevaron a la novia a una habitació n interior para
cambiarla. ropa y equipo y prepá rala para el novio. Entonces Quasimodo se acercó a Badr
al-Din Hasan y dijo: "Oh, mi señ or, nos has animado esta noche con tu buena compañ ía y
nos has abrumado con tu amabilidad y cortesía; pero ahora, ¿por qué no te levantas y te
vas?" "Bismillah"; él respondió : "¡En el nombre de Alá , que así sea!"; y levantá ndose, salió
por la puerta, donde el Ifrit le salió al encuentro y le dijo: "Quédate en tu lugar, oh Badr al-
Din, y cuando el Jorobado salga al cuarto de descanso entra sin perder tiempo y siéntate en
él". la alcoba; y cuando llegue la novia dile: -'Soy yo tu esposo, porque el rey ideó este truco
solo temiendo para ti el mal de ojo, y el que has visto es solo un Syce, un novio, uno de
nuestros caballeros. Entonces acérquense con denuedo a ella y descubran su rostro, porque
los celos nos han apartado de este asunto. Mientras Hasan todavía estaba hablando con el
Ifrit he aquí, el novio salió del saló n y entró en el armario de comodidad se sentó en el
taburete. Apenas había hecho esto cuando el Ifrit salió del tanque, donde estaba el agua, [418]

con la apariencia de un rató n y chilló "¡Zeek!" Quoth el Jorobado, "¿Qué te pasa?"; y el rató n
creció y creció hasta convertirse en un gato negro como el carbó n y maullaba "¡Meeao!
Meeao "! Luego creció aú n má s y má s hasta que se convirtió en un perro y ladró "¡Ay!
[419]

¡Ay!" Cuando el novio vio esto, se asustó y exclamó "¡Fuera de ti, oh desafortunado!" Pero [420]

el perro creció y se hinchó hasta convertirse en un pollino asno que rebuznaba y resoplaba
en su cara "¡Hauk! ¡Hauk!" Entonces el jorobado se estremeció y gritó : "¡Vengan en mi
[421]

ayuda, oh gente de la casa!" Pero he aquí, el asno creció y se hizo grande como un bú falo y
cerró el camino ante él y habló voz de los hijos de Adá n, diciendo: "¡Ay de ti, oh tú , estú pido,
oh, el má s sucio de los novios!" Al escuchar esto, el novio tuvo un có lico y se sentó sobre los
jakes en su ropa con dientes castañ eteando y chocando entre sí. Dijo el Ifrit: "¿Es el mundo
tan estrecho para ti que no encuentras a nadie con quien casarte excepto a mi amada?"
Pero mientras guardaba silencio, el Ifrit continuó : "Contéstame o te haré morar en ¡polvo!"
"Por Alá ", respondió el Gobbo, "Oh Rey de los Bú falos, esto no es culpa mía, porque me
obligaron a casarme con ella; y en verdad no sé que ella tenía un amante entre los bú falos;
pero ahora me arrepiento, primero ante Alá y luego ante ti.” Le dijo el Ifrit: “Te juro que si
te alejas de este lugar, o pronuncias una palabra antes del amanecer, seguramente te
retorceré el cuello. Cuando salga el sol, vete y nunca má s vuelvas a esta casa.” Diciendo
esto, el Ifrit tomó al novio de Gobbo y lo colocó con la cabeza hacia abajo y los pies hacia
arriba en la rendija del retrete, y le dijo: "Te dejaré aquí, pero estaré al acecho de ti hasta
[422]
el amanecer; y, si te mueves antes, te agarraré por los pies y te romperé los sesos contra el
pared: ¡así que cuida tu vida!" Hasta ahora con respecto al Jorobado, pero con respecto a
Badr al-Din Hasan de Bassorah, dejó al Gobbo y al Ifrit discutiendo y discutiendo y, al entrar
en la casa, lo sentó en el centro mismo de la alcoba; y he aquí, entró la novia acompañ ada
por una anciana que estaba a la puerta y dijo: "Oh Padre de Rectitud, levá ntate y toma lo [423]

que Dios te da". Entonces la anciana se fue y la novia, Sitt al-Husn o la Señ ora de la Belleza
alta, entró en la parte interior de la alcoba con el corazó n roto y diciendo en sí misma: "Por
Allah nunca le entregues mi persona; ¡no, ni siquiera si él me quitara la vida!" Pero cuando
llegó al otro extremo, vio a Badr al-Din Hasan y dijo: "¡Querido! ¿Sigues sentado aquí? Por
Alá , deseaba que fueras mi novio o, al menos, que tú y el jorobado caballerizo fueran socios
en mí". compartir contigo conmigo?" "Entonces", dijo ella, "¿quién es mi marido, tú o él?"
"Sitt al-Husn", replicó Hasan, "no hemos hecho esto por mera diversió n, pero só lo como [424]

un dispositivo para alejar el mal de ojo de ti; porque cuando las cantoras y las cantoras y los
invitados a la boda vieron tu hermosura exhibida ante mí, temieron la fascinació n y tu
padre alquiló al palafrenero por diez denarios y una escupidera de carne para quitarnos el
mal de ojo; y ahora ha recibido su salario y se ha marchado". Cuando la Dama de la Belleza
escuchó estas palabras, sonrió y se regocijó y rió con una risa agradable. Luego le susurró :
"Por el Señ or, has apagado un fuego que me torturaba y ahora ¡Por Alá , oh mi pequeñ a
querida morena, llévame hacia ti y apriétame contra tu pecho!" Entonces ella comenzó a
cantar:—
Por Allah, pon tu pie sobre mi alma; ✿ Desde hace muchos, muchos añ os solo por esto anhelo:
Y susurra cuentos de amor en mi oído; ✿ ¡Para mí es más dulce que la canció n má s dulce!
Ningú n otro joven en mi corazó n yacerá ; ✿ Así que hazlo a menudo, querida, y hazlo durante mucho tiempo.
Luego se quitó la ropa exterior y se abrió la camisa del cuello para abajo y mostró sus
partes genitales y toda la rondura de sus caderas. Cuando Badr al-Din vio la gloriosa vista,
sus deseos se despertaron, se levantó y se quitó la ropa y se envolvió en sus pantalones de
bolsa. la bolsa de oro que había tomado del judío y que contenía los mil denarios, lo puso
[425]

debajo del borde de la cama. Luego se quitó el turbante y lo puso sobre el banco encima [426]

de sus otras ropas, permaneciendo en su casquete y fina camisa de seda azul con encajes de
oro. Entonces la Dama de la Belleza lo atrajo hacia ella y él hizo lo mismo. Luego la tomó en
sus brazos y puso sus piernas alrededor de su cintura y a quemarropa ese cañ ó n colocado [427]

donde derriba el baluarte de la virginidad y lo devasta. Y él la encontró una perla sin


perforar y sin trillar y una potranca por todos los hombres menos él mismo sin montar; y él
disminuyó su virginidad y se regocijó de su juventud en su virilidad y luego sacó la espada
de la vaina; y luego volvió a la refriega justo a tierra; y acabada la batalla y el asedio, había
dado unos quince asaltos, y ella concibió de él aquella misma noche. Entonces él le puso la
mano debajo de la cabeza y ella hizo lo mismo y se abrazaron y se durmieron uno en brazos
del otro, como dijo cierto poeta de tales amantes en estas coplas:
Visita a tu amado, desprecia lo que dice la envidia; ✿ Ningú n churl envidioso sonreirá al amor con alma
Alá misericordioso no hizo una vista más hermosa ✿ que los amantes unidos que sostienen un solo lecho;
Pecho apretando pecho y vestido de alegrías propias, ✿ Con antebrazos almohadones fundidos en molde finísimo:
Y cuando el corazó n le habla al corazó n con la lengua del amor, ✿ Gente que los separaría martillando acero helado:
Si un amigo justo [428] si encuentras a quien se une a ti, ✿ vive para ese amigo, ese amigo de corazó n envuelve.
Oh, vosotros que culpá is por amarnos amadores amables ✿ Di, ¿puedes ministrar a la mente enferma?
Todo esto con respecto a Badr al-Din Hasan y Sitt al-Husn su prima; pero en cuanto al Ifrit,
tan pronto como vio a los dos dormidos, le dijo al Ifrita: "Levá ntate, deslízate debajo del
joven y llevémoslo a su lugar antes de que nos alcance el alba, porque el día está cerca".
Entonces ella se adelantó y, poniéndose debajo de él mientras él yacía dormido, lo levantó
vestido ú nicamente con su fina camisa azul, dejando el resto de sus prendas; y no cesó de
volar (y el Ifrit compitiendo con ella en el vuelo) hasta que el alba les avisó que les había
llegado a mitad de camino, y el Muecín comenzó su llamada desde el Minarete, "¡Date prisa
a la salvació n! ¡Apresú rense a la salvació n!” Entonces Alá permitió que Sus huestes
[429]

angélicas derribaran el Ifrit con una estrella fugaz, así que fue consumido, pero la Ifritah
[430]

escapó y ella descendió con Badr al-Din en el lugar donde se quemó el Ifrit, y no lo llevó de
vuelta a Bassorah, por temor a que sufriera algú n dañ o. Ahora, por orden de Aquel que
predestina todas las cosas, se apearon en Damasco de Siria, y la Ifritah dejó su carga en una
de las puertas de la ciudad y se fue volando. Cuando amaneció y se abrieron las puertas, la
gente que salió vio a un apuesto joven, sin má s ropa que su camisa azul de seda bordada en
oro y su casquete, tendido en el suelo ahogado en el sueñ o después del duro trabajo de la
[431]

noche que no le había permitido descansar. Entonces la gente, mirá ndolo, dijo: "¡Oh, suerte
con quién pasó la noche este! ¡Pero si hubiera esperado para ponerse sus vestiduras!" Otro
dijo: "¡Lamentables son los hijos de grandes familias! Quizá acababa de salir de la taberna
en alguna ocasió n por su cuenta y el vino se le subió a la cabeza, por lo cual ha perdido el
[432]

lugar al que se dirigía y se ha extraviado hasta llegar a la puerta de la ciudad; ¡y al


encontrarlo cerrado, lo acostó y se fue! "Mientras la gente estaba haciendo conjeturas sobre
él, de repente la brisa de la mañ ana sopló sobre Badr al-Din y levantando su camisa hasta la
mitad mostró un estó mago y un ombligo con algo debajo, y piernas y muslos claros como
[433]

el cristal y suaves como la crema. Gritó la gente: "¡Por Alá , es un tipo hermoso!"; y en el
grito Badr al-Din se despertó y se encontró acostado en la puerta de una ciudad con una
multitud reunida a su alrededor. Ante esto, se maravilló mucho y preguntó : "¿Dó nde estoy,
oh buena gente, y qué es lo que hace que me rodeen de esta manera, y qué he tenido que
ver con ustedes?"; y ellos respondieron: "Te encontramos acostado aquí dormido durante
la llamada a la oració n del alba y esto es todo lo que sabemos del asunto, pero ¿dó nde te
acostaste anoche?" "Por Alá , oh buena gente", respondió él, "anoche me acosté en El
[434]

Cairo". Alguien dijo: "Seguramente has estado comiendo Hashísh"; y otro, "Es un tonto"; y
[435]

un tercero, "É l es un citrouille "; y un cuarto le preguntó : "¿Está s loco? ¡Duermes en El Cairo
y despiertas por la mañ ana a las puertas de la ciudad de Damasco!" Gritó : "Por Alá , mi
[436]

buen pueblo, uno y todos, no os miento: de hecho, ayer por la noche yací en la tierra de
Egipto y ayer estuve en Basora". Uno dijo: "¡Bien! ¡Bien!"; y dice otro, "¡Jo, jo!"; y un tercero,
"¡Así! ¡Así!"; y un cuarto gritó : "¡Este joven está loco, está poseído por el Jinni!" Así que le
dieron palmadas y se dijeron unos a otros: "¡Ay, qué lá stima por su juventud: por Alá , un
loco! y la locura no hace acepció n de personas". Entonces le dijeron: "¡Serena tu ingenio y
vuelve a la razó n! ¿Có mo pudiste estar en Basora ayer y en El Cairo anoche y ademá s
despierto en Damasco esta mañ ana?" Pero él insistió : "De hecho, yo era un novio en El
Cairo anoche". "Es como si hubieras estado soñ ando", respondieron ellos, "y viste todo esto
mientras dormías". Así que Hasan pensó por un momento y les dijo: "¡Por Dios, esto no es
un sueñ o, ni parece una visió n! Ciertamente estuve en El Cairo, donde exhibieron a la novia
ante mí, en presencia de una tercera persona, el El jorobado novio que estaba sentado
cerca. Por Alá , oh hermano mío, esto no es un sueñ o, y si fuera un sueñ o, ¿dó nde está la
bolsa de oro que llevaba conmigo y dó nde está n mi turbante, mi tú nica y mis pantalones? "
Luego se levantó y entró en la ciudad, recorriendo sus caminos, callejones y calles de bazar;
y la gente se abalanzaba sobre él y se burlaba de él, gritando: "¡Loco! ¡Loco!" hasta que él,
fuera de sí de rabia, se refugió en la tienda de un cocinero. Ahora que Cook había sido un
poco demasiado inteligente, es decir, un granuja y un ladró n; pero Allah le había hecho
arrepentirse y volverse de sus malos caminos y abrir una tienda de cocina; y todo el pueblo
de Damasco tuvo miedo de su atrevimiento y de su maldad. Entonces, cuando la multitud
vio al joven entrar en su tienda, se dispersaron por miedo de él y se fueron. El cocinero
miró a Badr al-Din y, al notar su belleza y hermosura, se enamoró de él sin rodeos y dijo:
"¿De dó nde vienes, oh joven? Cuéntame de inmediato tu historia, porque me eres má s
querido que mi alma". ." Entonces Hasan le contó todo lo que le había sucedido de principio
a fin (pero en la repetició n no hay fruto) y el cocinero dijo: "Oh mi señ or Badr al-Din, sin
duda sabes que este caso es maravilloso y esta historia maravillosa; por lo tanto, oh hijo
mío, esconde lo que te ha ocurrido, hasta que Allah disipe tus males; y quédate conmigo
aquí mientras tanto, porque no tengo hijo y te adoptaré". Badr al-Din respondió : "¡Sea como
quieras, oh tío mío!" Entonces el cocinero fue al bazar y le compró un buen traje y se lo hizo
poner; luego viajó con él al Kazi y declaró formalmente que era su hijo. Entonces Badr al-
Din Hasan se hizo conocido en la ciudad de Damasco como el hijo del cocinero y se sentó
con él en la tienda para tomar la plata, y de esta manera se quedó allí por un tiempo. Hasta
ahora con respecto a él; pero en lo que respecta a su prima, la Dama de la Belleza, cuando
amaneció se despertó y extrañ ó a Badr al-Din Hasan de su lado; pero ella pensó que él
había ido al retrete y se quedó esperá ndolo durante una hora má s o menos; cuando he aquí,
entró su padre Shams al-Din Mohammed, Wazir de Egipto. Ahora estaba desconsolado por
lo que le había sucedido a través del sultá n, que le había suplicado con dureza y había
casado a su hija a la fuerza con el má s bajo de sus siervos y él también un bulto de novio
jorobado, y se dijo a sí mismo: "Mataré a esta hija mía si por su propia voluntad ha
entregado su persona a este maldito carle". Así que llegó a la puerta de la cá mara privada
de la novia y dijo: "¡Ho! Sitt al-Husn". Ella le respondió : "¡Aquí estoy! ¡Aquí estoy! Oh, mi
[437]

señ or", y vino fuera inestable de andar después de los dolores y placeres de la noche; y ella
le besó la mano, mostrando su rostro redoblado brillo y belleza por haberse echado en
brazos de aquella gacela, su prima. Cuando su padre, el visir, la vio en tal caso, le preguntó :
"Oh, maldita, ¿te está s regocijando por este criado de caballos?", y Sitt al-Husn sonrió
dulcemente y respondió : "Por Alá , no lo hagas". ¡Basta de lo que pasó ayer cuando la gente
se rió de mí y me igualó con ese novio que no es digno de llevarle los zapatos ni las
pantuflas a mi marido, es má s, que no vale que le corte las uñ as a mi marido! , ¡nunca en mi
vida había dormido una noche tan dulce como la de anoche!, así que no te burles
recordá ndome al Gobbo.” Cuando su padre escuchó sus palabras, se llenó de furia, y sus
ojos brillaron y miraron fijamente, de modo que poco de ellos se veían excepto los blancos
y gritó : "¡Vaya por ti! ¿Qué palabras son estas? Era el caballerizo jorobado que ¡Pasé la
noche contigo!" "Allah sea contigo", respondió la Dama de la Belleza, "no me preocupes por
el Gobbo, Allah maldiga a su padre; y deja de bromear conmigo; porque este mozo de
[438]

cuadra só lo fue contratado por diez denarios y una escudilla de carne y tomó su salario y se
fue. En cuanto a mí, entré en la cá mara nupcial, donde encontré sentado a mi verdadero
novio, después de que las cantoras me hubieran mostrado ante él; los mismos que habían
cruzado sus manos con oro rojo, hasta que todos los pobres que estaban presentes se
enriquecieron; y pasé la noche en el pecho de mi hombre hermoso, un amor muy vivaz, con
sus ojos negros y cejas unidas". Cuando su padre escuchó estas palabras, la luz ante su
[439]

rostro se convirtió en noche, y él le gritó diciendo: "¡Oh, ramera! ¿Qué es esto que me dices?
¿Dó nde está tu ingenio?" "Oh, padre mío", replicó ella, "me rompes el corazó n; ¡te basta que
hayas sido tan duro conmigo! De hecho, mi esposo, que me quitó la virginidad, acaba de irse
a la casa de tiro y siento que he concebido. por el." El Wazir se levantó con gran asombro
[440]

y entró en el retrete donde encontró al caballerizo jorobado con la cabeza en el agujero y


los talones en el aire. Al verlo, se confundió y dijo: "¡Este no es otro que él, el bribó n
Jorobado!" Así que lo llamó : "¡Ho, Jorobado!" El Gobbo gruñ ó : " ¡Taghúm! ¡Taghúm! " [441]

pensando que era el Ifrit le habló ; entonces el visir le gritó y dijo: "Habla, o te cortaré la
cabeza con esta espada". Entonces dijo el jorobado: "Por Allah, oh shaykh de los ifrits,
desde que me pusiste en este lugar, no he levantado la cabeza; ¡así que Allah sea contigo,
ten piedad y trá tame amablemente!" Cuando el Wazir escuchó esto, preguntó : "¿Qué es lo
que dices? Soy el padre de la novia y no tengo Ifrit". -Te basta que casi me has hecho morir -
respondió Quasimodo-; "Ahora vete antes de que te encuentre quien me ha servido de esta
manera. ¿No podrías casarme con alguien que no sea la amada de los bú falos y la amada de
Ifrits? Alá la maldiga y maldiga a quien me casó con ella y fue el causa de este mi caso.”——
Y Shahrazad percibió el amanecer del día, y dejó de decir su permitido decir.
Ahora bien, cuando era la noche veintitrés,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el jorobado novio le habló al padre de la
novia diciendo: "¡Alá maldiga a quien fue la causa de este caso mío!" Entonces le dijo el
visir: "¡Arriba y fuera de este lugar!" "¿Estoy loco", exclamó el novio, "para ir contigo sin el
permiso del Ifrit, cuyas ú ltimas palabras para mí fueron: - Cuando salga el sol, levá ntate y
sigue tu paso. ¿Así ha salido el sol o no?; porque no me atrevo a moverme de este lugar
hasta entonces". Preguntó el Wazir, "¿Quién te trajo aquí?"; y él respondió : "Vine aquí ayer
por la noche por un llamado de la naturaleza y para hacer lo que nadie puede hacer por mí,
cuando ¡he aquí! un rató n salió de la agua, y me chillaba y se hinchaba y engrosaba hasta
hacerse grande como un bú falo, y me hablaba palabras que entraban en mis oídos. Luego
me dejó aquí y se fue, ¡Alá maldiga a la novia y al que me casó con ella! dando crédito a que
el sol había salido, y se dirigió al sultá n a quien le contó todo lo que le había sucedido con el
Ifrit. Pero el visir regresó a la cá mara privada de la novia, muy preocupado en el espíritu
por ella, y le dijo: "Oh mi ¡Hija, explícame este extrañ o asunto!" Dijo ella, "Es simplemente
esto. El novio a quien me exhibieron ayer por la noche durmió conmigo toda la noche, y
tomó mi virginidad y estoy embarazada de él. Es mi marido y, si no me crees, ahí está su
turbante, retorcido como estaba, tirado sobre el banco y su daga y sus pantalones debajo de
la cama con algo, no sé qué, envueltos en ellos. su padre escuchó esto, entró en la cá mara
privada y encontró el turbante que había dejado allí Badr al-Din Hasan, el hijo de su
hermano, y lo tomó en la mano y le dio la vuelta, diciendo: "Este es el turbante usado por
Wazirs , excepto que es de material de Mosul". Entonces lo abrió y, encontrando lo que
[442]

parecía ser un amuleto cosido en Fez, descosió el forro y lo sacó ; luego levantó los
pantalones donde estaba la bolsa de las mil piezas de oro y, al abrirla también, halló en ella
un papel escrito. Esto lo leyó y era el recibo de venta del judío en nombre de Badr al-Din
Hasan, hijo de Nur al-Din Ali, el egipcio; y los mil denarios también estaban allí. Tan pronto
como Shams al-Din leyó esto, lanzó un fuerte grito y cayó al suelo desmayado; y tan pronto
como revivió y entendió la esencia del asunto, se maravilló y dijo: "¡No hay dios, sino el
Dios, cuyo Omnipotente está sobre todas las cosas! ¿Sabes tú , oh hija mía, quién fue el que
se convirtió en el esposo de tu virginidad?" "No", respondió ella, y él dijo: "En verdad, él es
el hijo de mi hermano, tu primo, y estos mil dinares son tu dote. ¡Alabado sea Alá ! ¡Y
quisiera saber có mo sucedió este asunto!" Luego abrió el amuleto que estaba cosido y
encontró en él un papel escrito a mano por su difunto hermano, Nur al-Din el egipcio, padre
de Badr al-Din Hasan; y, cuando vio la escritura, la besó de nuevo y otra vez; y lloró y se
lamentó por su hermano muerto e improvisó estas líneas:
Veo sus huellas y de dolor me derrito, ✿ Y sobre sus mientras tantos hogares lloro y anhelo:
Y ruego a Aquel que asestó este golpe de despedida ✿ Algú n día se digne conceder un regreso seguro. [443]
Cuando dejó de versificar, leyó el rollo y encontró en él las fechas del matrimonio de su
hermano con la hija del Wazir de Bassorah, y de su acercamiento a ella, y su concepció n, y
el nacimiento de Badr al-Din Hasan. y toda la historia y hechos de su hermano hasta el día
de su muerte. Así que se maravilló mucho y se estremeció de alegría y, comparando las
fechas con su propio matrimonio y entrando a su esposa y al nacimiento de su hija, Sitt al-
Husn, encontró que estaban perfectamente de acuerdo. Así que tomó el documento y,
reparando con él al sultá n, le puso al tanto de lo que había pasado, de principio a fin; de lo
cual el rey se maravilló y ordenó que se registrara el caso de inmediato. El visir se quedó [444]

ese día esperando ver al hijo de su hermano, pero no vino; y esperó un segundo día, un
tercer día y así hasta el séptimo día, sin ninguna noticia de él. Así que dijo: "¡Por Alá , haré
una obra como nadie ha hecho antes que yo!"; y tomó pluma de cañ a y tinta y dibujó en una
hoja de papel el plano de toda la casa, mostrando dó nde estaba la cá mara privada con la
cortina en tal lugar y los muebles en tal otro y así sucesivamente con todo lo que había en el
habitació n. Luego dobló el boceto y, haciendo que se recogieran todos los muebles, tomó
las ropas de Badr al-Din y el turbante y Fez y la tú nica y el bolso, y lo llevó todo a su casa y
lo encerró con llave para que no viniera su sobrino, Badr al-Din Hasan, el hijo de su
hermano perdido, con un candado de hierro en el que puso su sello. En cuanto a la hija del
visir, cuando se cumplió su cuenta de meses, dio a luz un hijo como la luna llena, la imagen
de su padre en belleza y hermosura. y justas proporciones y perfecta gracia. Le cortaron el
cordó n del ombligo y Kohl'd sus pá rpados para fortalecer sus ojos, y lo entregó a las
[445]

enfermeras y las institutrices de la guardería, nombrá ndolo Ajíb, el Admirable. Su día fue
[446]

como un mes y su mes como un añ o; y, cuando habían pasado siete añ os sobre él, su
[447]

abuelo lo envió a la escuela, ordenando al maestro que le enseñ ara a leer el Corá n y lo
educara bien. Permaneció en la escuela cuatro añ os, hasta que comenzó a intimidar a sus
compañ eros de escuela y a insultarlos y golpearlos y golpearlos y decir: "¿Quién de ustedes
es como yo? ¡Soy el hijo del Wazir de Egipto!" Por fin los chicos llegaron en masa a
denunciar al Monitor del duro trato que solían tener por parte de Ajib, y él les dijo: "Os
[448]

diré algo que podéis hacer con él para que deje de venir a la escuela, y es esto. Cuando entre
mañ ana, siéntense a su alrededor y digan uno de ustedes a otro: Por Alá , nadie jugará con
nosotros a este juego a menos que nos diga los nombres de su mamá y su papá ; porque el
que no sabe el nombres de su madre y su padre es un bastardo, un hijo de adulterio, y él [449]

no jugará con nosotros". Cuando amaneció , los niñ os llegaron a la escuela, Ajib era uno de
ellos, y todos lo rodearon diciendo: "Jugaremos un juego en el que nadie se unirá a menos
que pueda decir el nombre. de su mamá y su papá ". Y todos gritaron: "¡Por Alá , bien!"
Entonces dijo uno de ellos: "Mi nombre es Má jid y el nombre de mi mamá es Alawiyah y el
de mi papá es Izz al-Din". y aú n un tercero, hasta que llegó el turno de Ajib, y dijo: "Mi
nombre es Ajib, y el de mi madre es Sitt al-Husn, y el de mi padre Shams al-Din, el Wazir de
El Cairo". ellos, "el Wazir no es tu verdadero padre". Ajib respondió : "El Wazir es mi padre
en verdad". Entonces todos los niñ os se rieron y le aplaudieron, diciendo: "É l no sabe quién
es su papá : vete". de entre nosotros, porque nadie jugará con nosotros a menos que sepa el
nombre de su padre." Entonces se dispersaron de alrededor de él y se burlaron de él con
desdén; por lo que su pecho se estrechó y él casi ahogado por las lá grimas y los
sentimientos heridos. Entonces le dijo el Monitor: "Sabemos que el visir es tu abuelo, el
padre de tu madre, Sitt al-Husn, y no tu padre. En cuanto a tu padre, ni tú ni nosotros lo
conocemos; porque el Sultá n casó a tu madre con el caballerizo jorobado, pero vino el Jinni
y se acostó con ella y tú no tienes padre conocido. Deja, entonces, de compararte demasiado
ventajosamente con los pequeñ os de la escuela, hasta que sepas que tienes un legítimo
padre; porque hasta entonces pasará s por un hijo de adulterio entre ellos. ¿No ves que
incluso el hijo de un vendedor ambulante conoce a su propio padre? Tu abuelo es el visir de
Egipto; pero en cuanto a tu padre no lo conocemos y decimos que sí que no tienes ninguno.
¡Así que vuelve a tus sanos sentidos! Cuando Ajib escuchó estas palabras insultantes del
Monitor y los niñ os de la escuela y comprendió el reproche que le hicieron, salió de
inmediato y corrió hacia su madre, Sitt al-Husn, para quejarse; pero estaba llorando tan
amargamente que sus lá grimas le impidieron hablar por un rato. Cuando escuchó sus
sollozos y vio sus lá grimas, su corazó n ardió como si fuera fuego por él, y dijo: "Oh, hijo mío,
¿por qué lloras? ¡Alá guarda las lá grimas de tus ojos! Dime qué te ha sucedido". Así que le
contó todo lo que había oído de los muchachos y del Monitor y terminó preguntando: "¿Y
quién, oh madre mía, es mi padre?" Ella respondió : "Tu padre es el visir de Egipto"; pero él
dijo: "No me mientas. ¡El Wazir es tu padre, no el mío! ¿Quién es entonces mi padre? A
menos que me digas la verdad, me mataré con esta percha". Cuando su madre le oyó [450]

hablar de su padre, lloró , recordando a su prima y su noche de bodas con él y todo lo que
sucedió allí y entonces, y repitió estas coplas:
Amor en mi corazó n se encendieron y se fueron por sus caminos, ✿ Y todo lo que amo se retiró a tierras lejanas;
Y cuando me dejaron, también se fue el sufrimiento, ✿ Y cuando nos separamos, la Paciencia se despidió :
Huyeron y volando con mis alegrías huyeron, ✿ En mucha constancia voló mi espíritu:
Hicieron fluir mis pá rpados con lá grimas de ruptura ✿ Y a la punzada de despedida se deben estas gotas:
Y cuando anhelo ver el día del reencuentro, ✿ Prolongando mis gemidos doloridos por Ruth demando:
Entonces en mi corazó n de corazones trazo sus formas, ✿ Y el amor y el anhelo cuidan y renuevan:
Oh vosotros, cuyos nombres me envuelven como un manto, ✿ cuyo amor aú n más cerca que una camisa dibujé,
¡Seres queridos! cuanto tiempo esta duro a pesar de? ✿ ¿Cuá nto durará esta separació n y este vuelo tímido y tímido?
Entonces ella gimió y gritó en voz alta y su hijo hizo lo mismo; y he aquí, entró el visir cuyo
corazó n ardía dentro de él al ver sus lamentaciones y dijo: "¿Qué te hace llorar?" Entonces
la Señ ora de la Belleza le puso al tanto de lo sucedido entre su hijo y los niñ os de la escuela;
y también lloró , recordando a su hermano y lo que había pasado entre ellos y lo que había
sucedido a su hija y có mo no había logrado descubrir qué misterio había en el asunto.
Luego se levantó de inmediato y, dirigiéndose a la sala de audiencias, fue directamente al
rey y le contó su historia y pidió su permiso. para viajar hacia el este a la ciudad de
[451]

Basora y preguntar por el hijo de su hermano. Ademá s, rogó al sultá n que le escribiera
cartas de patente, autorizá ndolo a apoderarse de Badr al-Din, su sobrino y yerno,
dondequiera que lo encontrara. Y lloró ante el Rey, que tuvo piedad de él y escribió
autó grafos reales a sus diputados en todos los climas. y países y ciudades; ante lo cual el
[452]
visir se regocijó y oró por bendiciones sobre él. Luego, despidiéndose de su Soberano,
volvió a su casa, donde se equipó a sí mismo ya su hija y su hijo adoptivo Ajib, con todas las
cosas necesarias para una larga marcha; y partió y viajó el primer día y el segundo y el
tercero y así sucesivamente hasta que llegó a la ciudad de Damasco. Encontró que era un
hermoso lugar lleno de á rboles y arroyos, tal como el poeta dijo de él:
Cuando dormía y dormía en la ciudad de Damasco, ✿ El tiempo juró a tal otro que nunca debería ver:
Y descuidados dormimos bajo el ala de la noche, ✿ Hasta que la mañ ana moteada ganó sus sonrisas renovadas:
Y las gotas de rocío en las ramas colgaban en su hermosura, ✿ como perlas que se caen cuando sopla el Céfiro:
y el lago [453] era la pá gina donde los pá jaros leían y anotaban, ✿ Y las nubes ponían puntos a lo que escribían las brisas.
El Wazir acampó en el espacio abierto llamado Al-Hasá ; y, después de levantar tiendas,
[454]

dijo a sus sirvientes: "¡Un alto aquí por dos días!" Así que iban a la ciudad en sus varias
ocasiones, esto para vender y aquello para comprar; esto para ir al Hammam y aquello para
visitar la Mezquita-Catedral de los Banu Umayyah, los Ommiades, cuyo igual no hay en este
mundo. Ajib también fue, con su asistente eunuco, por consuelo y diversió n a la ciudad y
[455]

el sirviente lo siguió con un cuarto de personal de madera de almendro tan pesado que si
[456]

golpeaba a un camello con él, la bestia nunca se levantaría de nuevo. Cuando el pueblo de [457]

Damasco vio la belleza y el brillo y la perfecta gracia y simetría de Ajib (pues era una
maravilla de hermosura y cautivadora hermosura, má s suave que la fresca brisa del norte,
má s dulce que las aguas límpidas para el hombre adormecido, y má s placentero que la
salud por la que el enfermo demanda), muchos le siguieron, mientras otros corrían delante
y se sentaban en el camino hasta que él subía, para mirarlo, hasta que, como había
mandado el destino, el eunuco se detuvo. frente a la tienda del padre de Ajib, Badr al-Din
Hasan. Ahora su barba se había vuelto larga y espesa y su ingenio había madurado durante
los doce añ os que habían pasado sobre él, y habiendo muerto el cocinero y el ex pícaro, el
llamado Hasan de Bassorah había sucedido en sus bienes y tienda, por eso había sido
adoptado formalmente ante el Kazi y los testigos. Cuando su hijo y el eunuco se pararon
frente a él, miró a Ajib y, al ver lo hermoso que era, su corazó n se agitó y latió , y la sangre se
convirtió en sangre y el afecto natural habló y sus entrañ as se anhelaron por él. Acababa de
aderezar una conserva de granos de granada con azú car, y el amor implantado por el Cielo
obró en él; así que llamó a su hijo Ajib y dijo: "Oh mi señ or, oh tú que has conseguido el
dominio de mi corazó n y de mis propios ó rganos vitales y a quien anhelan mis entrañ as;
dime, ¿quieres entrar en mi casa y consolar mi alma comiendo de mi carne?" Entonces sus
ojos se llenaron de lá grimas que no pudo contener, porque pensó en lo que había sido y en
lo que se había convertido. Cuando Ajib escuchó las palabras de su padre, su Su corazó n
también lo animó y miró al eunuco y le dijo: "En verdad, oh mi buen guardiá n, mi corazó n
anhela a este cocinero; es como quien tiene un hijo lejos de él: así que entremos y alegrará
su corazó n saboreando su hospitalidad. Quizá por hacerlo, Alá pueda reunirme con mi
padre". Cuando el eunuco escuchó estas palabras, exclamó : "¡Algo bueno, por Alá ! ¿Se verá
a los hijos de Wazirs comiendo en una tienda de cocina comú n? De hecho, mantengo
alejada a la gente de ti con este bastó n para que no parezcan sobre ti; y no me atrevo a
permitir que entres en esta tienda en absoluto". Cuando Hasan de Bassorah escuchó su
discurso, se maravilló y se volvió hacia el eunuco con las lá grimas corriendo por sus
mejillas; y Ajib dijo: "¡Ciertamente mi corazó n lo ama!" Pero él respondió : "Deja esta
conversació n, no entrará s". Entonces el padre se volvió hacia el eunuco y dijo: "Oh, digno
señ or, ¿por qué no alegras mi alma entrando en mi tienda? ¡Oh, tú que eres como una
castañ a, oscura por fuera pero blanca de corazó n por dentro! cierto poeta dijo * * *" El
eunuco estalló en carcajadas y preguntó : "¿Dicho qué? Habla por Alá y sé rá pido al
respecto". Entonces Hasan el Bassorite comenzó a recitar estos versos:—
Si no es maestro de modales o algo más que discreto ✿ En la casa de los Reyes ninguna confianza podría tomar:
¡Y luego para el harén! que eunuco [458] es él ✿ A quien los á ngeles servirían por su servicio.
El eunuco se maravilló y se alegró de estas palabras, por lo que tomó a Ajib de la mano y
entró en la tienda del cocinero. Entonces Hasan el Bassorite sirvió en un platillo una
conserva de granos de granada maravillosamente buena, aderezada con almendras y
azú car, diciendo: " Me has honrado con tu compañ ía: ¡come entonces y salud y felicidad
para ti!" Entonces Ajib le dijo a su padre: "Siéntate y come con nosotros, para que quizá s
Allah nos una con él que anhelamos". Quoth Hasan: "Oh, hijo mío, ¿te has sentido afligido en
tu tierna edad por separarte de los que amas?" Dijo Ajib: "Aú n así, oh tío mío, mi corazó n
arde por la pérdida de un ser amado que no es otro que mi padre; y en verdad salgo, yo y
mi abuelo, para dar vueltas y buscar el mundo para él. ¡Oh, qué lá stima y cuá nto anhelo
[459]

encontrarlo!" Entonces lloró con gran llanto, y su padre también lloró viéndolo llorar y por
su propio duelo, que le recordó su larga separació n de sus queridos amigos y de su madre;
y el eunuco se compadeció de él. Luego comieron juntos hasta quedar satisfechos; y Ajib y
el esclavo se levantaron y salieron de la tienda. Aquí, Hasan el basorita sintió como si su
alma hubiera partido de su cuerpo y se hubiera ido con ellos. ; porque no podía perder de
vista al niñ o en un abrir y cerrar de ojos, aunque no sabía que Ajib era su hijo. Así que cerró
su tienda y se apresuró tras ellos; y caminó tan rá pido que los alcanzó antes. habían salido
por la puerta occidental. El eunuco se volvió y le preguntó : "¿Qué te pasa?", y Badr al-Din
respondió : "Cuando te alejaste de mí, me pareció que mi alma se había ido contigo; y, como
tenía negocios fuera de la puerta de la ciudad, me propuse acompañ arte hasta que se
ordenara mi asunto y así regresar". El eunuco se enojó y le dijo a Ajib: "¡Esto es justo lo que
temía! comimos ese desafortunado bocado (que estamos obligados a respetar), y aquí está
el tipo siguiéndonos de un lugar a otro; porque el vulgo es siempre el vulgo.” Ajib, dá ndose
vuelta y viendo al Cocinero justo detrá s de él, se enojó y su rostro enrojeció de ira y le dijo
al sirviente, “Déjalo caminar por el camino de los musulmanes; pero, cuando lo apaguemos
hacia nuestras tiendas, y descubramos que todavía nos sigue, lo enviaremos a ocuparse de
su negocio con una pulga en la oreja". Luego inclinó la cabeza y siguió caminando, el eunuco
caminando detrá s de él. Pero Hasan de Basora los siguió hasta la llanura de Al-Hasa; y,
cuando se acercaban a las tiendas, se volvieron y lo vieron pisando sus talones; por lo que
Ajib se enojó mucho, temiendo que el eunuco le contara a su abuelo lo que había sucedido.
Su indignació n fue mayor por el temor de que nadie dijera que después de haber entrado
en una tienda de cocina el cocinero lo había seguido. Así que se volvió y miró a Hasan de
Bassorah y encontró sus ojos fijos en los suyos, porque el padre se había convertido en un
cuerpo sin alma, y le pareció a Ajib que su ojo era un ojo traicionero o que era un tipo
lascivo. Entonces su ira se redobló e, incliná ndose, tomó una piedra que pesaba media libra
y se la arrojó a su padre. lo golpeó en la frente, cortá ndola de ceja a ceja y haciendo que la
sangre brotara: y Hasan cayó al suelo desmayado mientras Ajib y el eunuco se dirigían a las
tiendas. Cuando el padre volvió en sí, se limpió la sangre, se arrancó una tira de su turbante
y se vendó la cabeza, culpá ndose a sí mismo mientras decía: "Hice dañ o al muchacho
cerrando mi tienda y siguiéndome, de modo que pensó Yo era un tipo malvado". Luego
volvió a su lugar donde se ocupó de la venta de sus dulces; y añ oró a su madre en Basora, y
lloró por ella y prorrumpió en repetir:—
Injusto fuera a hacer una oferta al Mundo [460] sé justo ✿ Y no la culpes: Ella nunca fue hecha para la justicia:
Toma lo que te da, deja todo dolor a un lado, ✿ Porque ahora es hermosa y luego sucia es su lujuria.
Así que Hasá n de Basora se dedicó constantemente a vender sus dulces; pero el visir, su tío,
se detuvo en Damasco tres días y luego marchó sobre Emesa, y pasando por ese pueblo
hizo preguntas allí y en todos los lugares donde descansó . De allí siguió por el camino de
Hamah y Aleppo y de allí a través de Diyá r Bakr y Má ridin y Mosul, todavía investigando,
hasta que llegó a la ciudad de Bassorah. Aquí, tan pronto como hubo asegurado un
alojamiento, se presentó ante el Sultá n, quien le suplicó con gran honor y el respeto debido
a su rango, y le preguntó la causa de su venida. El Wazir le contó su historia y le dijo que el
Ministro Nur al-Din era su hermano; ante lo cual el sultá n exclamó : "¡Alá tenga piedad de
él!" y añ adió : "¡Mi buen Sá hib! ; fue mi visir durante quince añ os y lo amé sobremanera.
[461]

Luego murió dejando un hijo que vivió solo un mes después de la muerte de su padre;
desde entonces ha desaparecido y no hemos podido obtener noticias suyas. Pero su madre,
que es la hija de mi ex ministro, todavía está entre nosotros". Cuando el Wazir Shams al-Din
escuchó que la madre de su sobrino estaba viva y bien, se regocijó y dijo: "Oh rey, deseo
mucho conocerla. ." El Rey en el instante le dio permiso para visitarla; así que se dirigió a la
mansió n de su hermano, Nur al-Din, y lanzó miradas afligidas a todas las cosas dentro y
alrededor de ella y besó el umbral. Entonces se acordó de su hermano, Nur al-Din Ali, y de
có mo había muerto en una tierra extrañ a, lejos de parientes, parientes y amigos; y lloró y
repitió estas líneas:—
Deambulo entre estas paredes, las paredes de mi Lavla, ✿ Y besando esta y otra pared deambulo:
No son las paredes o el techo lo que ama mi corazó n, ✿ sino aquellos que en esta casa han hecho su hogar.
Luego atravesó la puerta hacia un patio y encontró una entrada abovedada construida con
la sienita má s dura. con incrustaciones de diversos tipos de má rmol multicolor. Caminó y
[462]

deambuló por la casa y, echando muchas miradas a su alrededor, vio el nombre de su


hermano, Nur al-Din, escrito en oro sobre las paredes. Así que se acercó a la inscripció n y la
besó y lloró y pensó en có mo había sido separado de su hermano y ahora lo había perdido
para siempre, y recitó estos versos:—
Te pido de cada sol naciente, ✿ Y también te pido cuando destella la luz del amanecer:
Inquieto, paso mis noches en pasió n-dolor, ✿ Sin embargo, nunca me explico mi dolorosa situació n:
¡Mi amor! si má s dura esta agonía de despedida ✿ Poco a poco desperdiciará mi alma.
Y bendecirá s estos ojos con verte ✿ Un día en la tierra, no anhelo otra vista:
No pienses que otro podría poseer mi mente ✿ Ni largo ni ancho por otro amor encuentro.
Luego caminó hasta que llegó al apartamento de la viuda de su hermano, la madre de Badr
al-Din Hasan, el egipcio. Ahora, desde el momento de la desaparició n de su hijo, nunca
había dejado de llorar y gemir en las horas de luz y en la oscuridad; y, cuando los añ os se
hicieron largos con ella, ella construyó para él una tumba de má rmol en medio del saló n y
allí solía llorar por él día y noche, sin dormir nunca excepto por eso. Cuando el visir se
acercó a su apartamento, oyó su voz y se paró detrá s de la puerta mientras ella se dirigía al
sepulcro en verso y decía:
¡Responde, por Alá ! Sepulcro, ¿se han ido todas sus bellezas? ✿ ¿Ha cambiado el poder para arruinar sus encantos, el
dechado de la Belleza?
¡Tú no eres tierra, oh Sepulcro! ni eres cielo para mí; ✿ ¿Có mo es, pues, que en ti veo unidos la rama y la luna?
Mientras ella se lamentaba de esta manera, he aquí, el visir se acercó a ella y la saludó y le
informó que él era el hermano de su marido; y, contá ndole todo lo que había pasado entre
ellos, expuso ante ella toda la historia, có mo su hijo Badr al-Din Hasan había pasado una
noche entera con su hija hace diez añ os pero había desaparecido por la mañ ana. Y terminó
diciendo: "Mi hija concibió de tu hijo y dio a luz un hijo varó n que ahora está conmigo, y él
es tu hijo y el hijo de tu hijo de mi hija". Cuando oyó la noticia de que su hijo, Badr al-Din,
todavía vivía y vio a su cuñ ado, se levantó hacia él y se arrojó a sus pies y los besó ,
recitando estas líneas:
Alá sea bueno con quien da buenas nuevas de tus pasos; ✿ En verdad, para mejores noticias, mis oídos nunca
demandarían:
Si se contentara con la tú nica gastada, sobre su espalda arrojaría ✿ Un corazó n hecho pedazos y desgarrado cuando oyó la
palabra Adieu.
Entonces el Wazir envió por Ajib y su abuela se puso de pie y se echó sobre su cuello y
lloró ; pero Shams al-Din le dijo: "Este no es momento para llorar; este es el momento de
prepararte para viajar con nosotros a la tierra de Egipto; quizá s Allah nos reú na a mí y a ti
con tu hijo y mi sobrino". Ella respondió : "Escuchar y obedecer"; y, levantá ndose de
inmediato, recogió su equipaje, sus tesoros y sus joyas, y se equipó a sí misma y a sus
esclavas para la marcha, mientras el visir iba a despedirse del sultá n de Basora, quien
enviaba regalos y rarezas para la marcha. Soldá n de Egipto. Luego emprendió de inmediato
su marcha de regreso a casa y viajó hasta que llegó a la ciudad de Damasco, donde se apeó
en el lugar habitual y montó tiendas, y dijo a su séquito: "Nos detendremos aquí una
semana para comprar regalos y cosas raras". cosas para el Soldan. Ahora Ajib lo recordó del
pasado y le dijo al eunuco: "Oh Lá ik, quiero un poco de diversió n; ven, bajemos al gran
bazar de Damasco, y mira qué ha sido del cocinero cuyos dulces comimos y cuya cabeza
[463]

rompimos, porque en verdad fue amable a nosotros y le suplicamos con sarcasmo". El


eunuco respondió : "¡Oír es obedecer!" Así que salieron de las tiendas; y el lazo de sangre
atrajo a Ajib hacia su padre, y en seguida atravesaron la puerta, Bá b al-Fará dís de altura, [464]

y entró en la ciudad y no dejó de caminar por las calles hasta que llegaron a la tienda de
cocina, donde encontraron a Hasan de Bassorah parado en la puerta. Era cerca de la hora
de la oració n de media tarde. y tuvo tanta suerte que acababa de preparar un dulce de
[465]

granos de granada. Cuando los dos se acercaron a él y Ajib lo vio, su corazó n se anheló
hacia él, y al notar la cicatriz del golpe, que el tiempo había oscurecido en su frente, le dijo:
"¡La paz sea contigo, oh hombre! ; sabe que mi corazó n está contigo.” Pero cuando Badr
[466]

al-Din miró a su hijo sus entrañ as anhelaron y su corazó n revoloteó , e inclinó su cabeza
hacia el suelo y trató de hacer que su lengua pronunciara sus palabras, pero no pudo. Luego
levantó la cabeza humilde y suplicante hacia su hijo y repitió estos versos:
Anhelaba a mi amado, pero cuando vi su rostro, ✿ Avergonzado, me mordí la lengua y me quedé con los ojos bajos;
Y agaché la cabeza con pavor y hubiera escondido mi amor, ✿ Pero hiciera lo que quisiera ocultar no mentiría:
Volú menes de quejas tenía preparadas, reproches y culpas, ✿ Pero cuando nos encontramos, ni una sola palabra
recordaba yo.
Y luego les dijo: "Sanad mi corazó n quebrantado y comed de mis dulces, porque, por Alá , no
puedo miraros, pero mi corazó n palpita. De hecho, no debería haberos seguido el otro día,
pero estaba fuera de mí. ." "Por Allah", respondió Ajib, "¡Tú nos amas! Comimos en tu casa
un bocado cuando estuvimos aquí antes y nos hiciste arrepentirnos de ello, porque nos
seguiste y nos habrías deshonrado; así que ahora lo haremos". No comeré nada contigo,
excepto con la condició n de que hagas juramento de no salir tras nosotros ni perseguirnos,
de lo contrario no volveremos a visitarte durante nuestra estadía actual, porque nos
detendremos aquí una semana, mientras mi El abuelo compra ciertos regalos para el rey".
Hasan de Bassorah dijo: "Te lo prometo". Así que Ajib y el eunuco entraron en la tienda, y
su padre puso delante de ellos un platillo lleno de conserva de granos de granada. Dijo Ajib:
"Siéntate y come con nosotros, tal vez Alá disipe nuestras penas." Hasan el basorita estaba
alegre y se sentó y comió con ellos; pero sus ojos seguían mirando fijamente el rostro de
Ajib, porque su corazó n y sus ó rganos vitales estaban unidos a él. ; y por fin el muchacho le
dijo: "¿No te dije que eres un idiota muy noyous?; ¡así que evita mirarme a la cara!" Pero
cuando Hasan de Basora escuchó las palabras de su hijo, repitió estas líneas:
Tienes algo que cortar en el corazó n de los hombres; ✿ Misterio oculto, oscuro y profundo:
¡Oh, tú cuyas bellezas avergü enzan a la luna reluciente, ✿ con la que el azafrá n Morn teme la rivalidad!
Tu belleza es un santuario que nunca decaerá ; ✿ Cuyos signos crecerá n hasta que todos superen; [467]
¿Debo ser quemado por la sed por esa frente del Edén ✿ y morir de pino para probar ese Kausar [468] -labio?
Hasan siguió poniendo bocados en la boca de Ajib en un momento y en otro momento hizo
lo mismo con el eunuco y comieron hasta que estuvieron satisfechos y no pudieron má s.
Entonces todos se levantaron y el cocinero les echó agua en las manos; y, soltando un chal [469]

de seda, las secó y las roció con agua de rosas de una botella de fundició n que tenía junto a
él. Luego salió y regresó poco después con un sorbete de sorbete aromatizado con agua de
rosas, perfumado con almizcle y enfriado con nieve; y les puso esto delante, diciendo:
"¡Completa tu bondad hacia mí!" Entonces Ajib tomó el gugglet y bebió y se lo pasó al
eunuco; y continuó hasta que sus estó magos estuvieron llenos y se saciaron con una
comida má s grande de lo que solían. Luego se fueron y se apresuraron a caminar hasta que
llegaron a las tiendas, y Ajib se acercó a su abuela, quien lo besó y, pensando en su hijo,
Badr al-Din Hasan, gimió en voz alta y lloró y recitó estas líneas:
Todavía esperaba verte y disfrutar de tu vista, ✿ Porque en tu ausencia la vida había perdido su luz bondadosa:
Juro que mis ó rganos vitales no tienen otro amor que el tuyo ✿ ¡Por Alá , que puede leer los secretos del duende!
Luego le preguntó a Ajib: "¡Oh, hijo mío! ¿Dó nde has estado?"; y él respondió : "En la ciudad
de Damasco;" Entonces ella se levantó y puso delante de él un trozo de bollo y un plato de
conserva de granos de granada (que estaba muy poco endulzada), y le dijo al eunuco:
"¡Siéntate con tu amo!" El sirviente se dijo a sí mismo: "Por Allah, no tenemos ganas de
comer: no puedo soportar el olor del pan"; pero él se sentó y Ajib también, aunque su
estó mago estaba lleno de lo que ya había comido y bebido. No obstante, tomó un trozo de
pan y lo mojó en la conserva de granada y se dispuso a comérselo, pero lo encontró
demasiado poco endulzado, porque estaba empalagoso y harto, así que dijo: bestia [470]

cosas?" "Oh, hijo mío", exclamó su abuela, "¿le encuentras falta a mi cocina? Lo cociné yo
mismo y nadie puede hacerlo tan bien como yo salvo tu padre, Badr al-Din Hasan". "Por Alá ,
oh mi señ ora", respondió Ajib, "este plato es una cosa desagradable; porque ahora vimos en
la ciudad de Basora a un cocinero que prepara los granos de granada de tal manera que el
mismo olor abre un camino al corazó n y el sabor hace que un hombre lleno anhele comer;
y, en cuanto a este lío comparado con el suyo, no vale ni mucho ni poco". Cuando su abuela
escuchó sus palabras, se enfureció con una ira extrema y miró al sirviente. Y Shahrazad
percibió el amanecer del día y dejó de decir. su permitido decir.
Ahora, cuando era la noche veinticuatro,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que cuando la abuela de Ajib escuchó sus
palabras, se enojó y miró al sirviente y dijo: "¡Ay de ti! ¿Está s echando a perder a mi hijo? [471]

y no lo llevas a los comedores comunes? El eunuco se asustó y se negó , diciendo: “Nosotros


no entramos en la tienda; só lo pasamos por allí". "Por Alá ", exclamó Ajib, "pero entramos y
comimos hasta que salió de nuestras fosas nasales, ¡y el plato era mejor que el tuyo!
"Entonces su abuela se levantó y fue y se lo dijo a su cuñ ado, quien estaba enojado contra el
eunuco, y mandá ndolo a buscar le preguntó : "¿Por qué llevaste a mi hijo a una tienda de
comida? y el eunuco, asustado, respondió : "Nosotros no entramos " . y el cocinero nos dio
de beber sorbete helado y azucarado". Ante esto, la indignació n del visir se redobló e
interrogó al castrato pero, como él seguía negando, el visir le dijo: "Si hablas en serio,
siéntate y come delante de nosotros. ." Así que se adelantó y trató de comer, pero no pudo y
tiró el bocado gritando "¡Oh mi señ or! Estoy harto desde ayer." Por esto, el Wazir estaba
certificado de que había comido en casa del cocinero y ordenó a los esclavos que lo
arrojaran. lo que hicieron. Luego cayeron sobre él con una herida en las costillas que lo
[472]

quemó hasta que clamó por misericordia y ayuda de Allah, diciendo: "Oh, mi maestro, no
me golpees má s y te diré la verdad"; ante lo cual el visir detuvo el bastinado y dijo: "Ahora
habla en serio". Dijo el eunuco: "Sepa entonces que entramos en la tienda de un cocinero
mientras preparaba conserva de granos de granada y puso un poco delante de nosotros:
¡por Alá ! Nunca comí en mi vida algo así, ni probé nada má s desagradable". que esto que
está ahora ante nosotros". La madre de Badr al-Din Hasan se enojó por esto y dijo:
[473]

"Necesitas que vuelvas con el cocinero y me traigas un platillo de granos de granada


conservados de lo que está en su tienda y mostrá rselo a tu amo, que él puede decir cuá l es
el mejor y el má s bonito, mío o de él". Dijo el no sexado "Lo haré". Así que en el instante ella
le dio un platillo y medio dinar y él regresó a la tienda y le dijo al cocinero: "Oh Sheij de
todos los cocineros, hemos hecho una apuesta sobre tu cocina en la casa de mi señ or,
[474]

porque allí también tienen conserva de granos de granada; así que dame el valor de este
medio dinar y míralo; porque he comido una comida completa de palo debido a tu cocina,
así que no me dejes comer nada má s". Hasan de Bassorah se rió y respondió : "Por Alá ,
nadie puede vestir este plato como debe estar, excepto yo mismo. y mi madre, y ella en este
momento está en un país lejano". Luego sirvió un plato lleno, y, rematando con almizcle y
agua de rosas, lo puso en un pañ o que selló . y se lo dio al eunuco, quien se apresuró a
[475]

regresar con él. Tan pronto como la madre de Badr al-Din Hasan lo probó y percibió su fino
sabor y la excelencia de la cocina, supo quién lo había aliñ ado, y gritó y cayó desmayada. El
visir, profundamente sobresaltado, roció agua de rosas sobre ella y después de un tiempo
ella se recuperó y dijo: "Si mi hijo todavía es de este mundo, nadie preparó esta conserva de
granos de granada excepto él; y este cocinero es mi propio hijo Badr". al-Din Hasan; no hay
duda de ello ni puede haber ningú n error, porque solo yo y él sabíamos có mo prepararlo y
yo se lo enseñ é". Cuando el Wazir escuchó sus palabras, se regocijó con una alegría inmensa
y dijo: "¡Oh, el anhelo mío por ver al hijo de mi hermano! ¡Me pregunto si los días alguna
vez nos unirá n con él! por llevar a cabo esta reunió n". Entonces se levantó sin detenerse ni
demorarse y, yendo a su suite, les dijo: "Vá yanse, unos cincuenta de ustedes con palos y
duelas a la tienda del cocinero y demuélvala; luego sujétenle los brazos a la espalda con su
propio turbante, diciendo: ¡Tú hiciste ese lío asqueroso de granos de granada! y lo
arrastraste aquí a la fuerza, pero sin hacerle dañ o". Y ellos respondieron: "Está bien".
Luego, el visir cabalgó sin perder un instante hacia el palacio y, reuniéndose con el virrey
de Damasco, le mostró las ó rdenes del sultá n. Después de leer atentamente, besó la carta y,
colocá ndola sobre su cabeza, dijo a su visitante: "¿Quién es este ofensor tuyo?". Preguntó el
visir: "Un hombre que es cocinero". Así que el virrey envió de inmediato a sus asistentes a
la tienda; que encontraron derruido y todo en él hecho pedazos; porque mientras el Wazir
cabalgaba hacia el palacio, sus hombres habían cumplido sus ó rdenes. Entonces esperaron
su regreso de la audiencia, y Hasan de Bassorah, que era su prisionero, decía: "¡Me
pregunto qué han encontrado en la conserva de granos de granada para llevar las cosas a
este punto!" Cuando el Visir volvió a ellos, después de su visita al Virrey que le había dado
[476]

permiso formal para tomar a su deudor y partir con él, al entrar en las tiendas llamó al
Cocinero. Lo trajeron adelante atado con su turbante; y, cuando Badr al-Din Hasan vio a su
tío, lloró con gran llanto y dijo: "Oh mi señ or, ¿cuá l es mi ofensa contra ti?" "¿Eres tú el
hombre que preparó esa conserva de granos de granada?"; preguntó el visir, y él respondió :
"¡Sí! ¿Encontraste en él algo que pidiera que me cortaran la cabeza?" Preguntó el visir: "¡Ese
fue el menor de tus merecimientos!" ¿No me dirá s mi crimen y lo que le pasa a la conserva
de granos de granada? " "Ahora mismo", respondió el visir y llamó en voz alta a sus
hombres, diciendo "Traigan aquí los camellos". Así que derribaron las tiendas y, por orden
del visir, los sirvientes tomaron a Badr al-Din Hasan y lo pusieron en un cofre que cerraron
con candado y lo pusieron en un camello. Luego partieron y no escatimaron el viaje hasta el
anochecer, cuando se detuvieron y comieron algunas vituallas, y sacaron a Badr al-Din
Hasan de su pecho y le dieron de comer y lo encerraron de nuevo. Partieron una vez má s y
viajaron hasta llegar a Kimrah, donde lo sacaron de la caja y lo llevaron ante el visir, quien
le preguntó : "¿Eres tú el que preparó esa conserva de granos de granada?" É l respondió :
"Sí, oh ¡mi señ or! "; y el visir dijo: "¡Engá rrenlo!" Así que lo encadenaron y lo devolvieron al
cofre y siguieron adelante hasta que llegaron a El Cairo y se apearon en el barrio llamado
Al-Raydaniyah. Entonces el visir dio orden de sacar a Badr al-Din Hasan del cofre y envió
[477]

a buscar a un carpintero y le dijo: "Hazme una cruz de madera para este tipo! Gritó Badr
[478]

al-Din Hasan, "¿Y qué hará s con él?"; y el visir respondió : "Quiero crucificarte allí, y clavarte
allí y hacerte desfilar por toda la ciudad". "¿Y por qué me vas a usar de esta manera?" "Por
tu villana cocina de granos de granada en conserva; ¿có mo te atreves a aliñ arla y venderla
sin pimienta?" "Y porque le faltaba pimienta me hará s todo esto ¿No es suficiente que hayas
roto mi tienda y destrozado mi equipo y me encerrado en una caja y me hayas dado de
comer solo una vez al día?" "¡Demasiado poca pimienta! la cruz! " Entonces Badr al-Din
Hasan se maravilló y se lamentó por su vida; ante lo cual el visir le preguntó : "¿En qué
piensas?"; y él le respondió : De cabezas de gusanos como las tuyas; porque aunque
[479]

tuvieras una onza de sentido comú n, no me habrías tratado así". Dijo el visir: "Es nuestro
deber castigarte para que no vuelvas a hacer lo mismo". Dijo Badr al-Din Hasan: "En verdad
mi ofensa fuere castigada en exceso por lo mínimo de lo que ya me has hecho; ¡Y Alá
maldiga toda conserva de granos de granada y maldiga la hora en que la cociné y ojalá
hubiera muerto antes de esto! Pero el visir replicó : "No hay remedio para eso: debo
crucificar a un hombre que vende conservas de granos de granada sin pimienta". Todo este
tiempo el carpintero estaba dando forma a la madera y Badr al-Din miraba; y así ellos hizo
hasta la noche, cuando su tío lo tomó y lo golpeó en el pecho, diciendo: "¡La cosa se hará
mañ ana! Luego esperó hasta que supo que Badr al-Din Hasan estaba dormido, entonces
montó ; y, tomando el cofre delante de él, entró en la ciudad y cabalgó hasta su propia casa,
donde se apeó y le dijo a su hija: Siéntate. al-Husn, "¡Alabado sea Allah que te ha reunido
con tu esposo, el hijo de tu tío! Levá ntate ahora, y ordena la casa como estaba en tu noche
de bodas." Así que los sirvientes se levantaron y encendieron las velas; y el visir sacó su
plano de la cá mara nupcial, y les indicó qué hacer hasta que hubieron puesto todo en su
lugar. en cambio, para que quien lo viera no tuviera dudas de que era la misma noche de la
boda. Luego les ordenó que pusieran el turbante de Badr al-Din Hasan en el asentar, como
lo había depositado con su propia mano, y de la misma manera su bolsa-pantaló n y la bolsa
que estaba debajo del colchó n; y le dijo a su hija que se desvistiera y se acostara en la
cá mara privada como en su noche de bodas, y agregó : "Cuando el hijo de tu tío venga a ti,
dile: Te has entretenido mientras ibas al retrete; y llá malo para que se acueste a tu lado y
mantenlo conversando hasta el amanecer, cuando le explicaremos todo el asunto". Luego
ordenó que sacaran a Badr al-Din Hasan del arcó n, después de quitarle las cadenas de los
pies y despojarse de todo lo que llevaba puesto excepto la fina camisa de seda azul con la
que había dormido en su noche de bodas; de modo que estaba casi desnudo y sin
pantalones. Todo esto se hizo mientras dormía completamente inconsciente. Entonces, por
sentencia del Destino, Badr al-Din Hasan se dio la vuelta y se despertó ; y, encontrá ndose en
un vestíbulo iluminado, se dijo: "Ciertamente estoy en los laberintos de algú n sueñ o". Así
que se levantó y siguió un poco hasta una puerta interior y miró dentro y ¡he aquí! estaba
en la misma cá mara donde le habían mostrado la novia; y allí vio la alcoba nupcial y el
asiento y su turbante y toda su ropa. Cuando vio esto, se confundió y siguió avanzando con
un pie y retirá ndose con el otro, diciendo: "¿Estoy durmiendo o despierto?" ¡En verdad, esta
es la cá mara de la novia que se mostró ante mí! ¿Dó nde estoy entonces? ¡Seguramente
estaba ahora en una caja! "Mientras hablaba consigo mismo, Sitt al-Husn levantó
repentinamente la esquina de la cortina de la cá mara. y dijo: "Oh, mi señ or, ¿no quieres
entrar? De hecho, has estado holgazaneando mucho tiempo en el inodoro". Cuando escuchó
sus palabras y vio su rostro, se echó a reír y dijo: "¡En verdad, esto es una verdadera
pesadilla entre los sueñ os!" Luego entró suspirando y reflexionó sobre lo que le había
sucedido y quedó perplejo acerca de su caso. , y su asunto se volvió aú n má s oscuro para él
cuando vio su turbante y sus pantalones y cuando, palpando el bolsillo, encontró la bolsa
que contenía las mil piezas de oro. Así que se quedó quieto y murmuró : "¡Alá lo sabe todo!
¡Ciertamente estoy soñ ando un sueñ o salvaje despierto!" Entonces le dijo la Dama de la
Belleza: "¿Qué te aflige para parecer desconcertado y perplejo?"; agregando: "¡Eras un
hombre muy diferente durante la primera noche!" É l se rió y le preguntó : "¿Cuá nto tiempo
he estado lejos de ti?"; y ella le respondió : "¡Alá te guarde y Su Santo Nombre esté contigo!
Tú solo saliste hace una hora para una ocasió n y regresaste. ¿Tus ¿Se ha ido el ingenio?
"Cuando Badr al-Din Hasan escuchó esto, se rió , y dijo: "Has dicho la verdad; pero, cuando
[480]

salí de ti, me olvidé un rato en la casa de tiro y soñ é que era un cocinero en Damasco y me
quedé allí diez añ os; y vino a mí un muchacho que era de los hijos del grande, y con él un
eunuco". Aquí se pasó la mano por la frente y, al palpar la cicatriz, exclamó : "Por Dios, oh mi
señ ora, debe haber sido verdad, porque me golpeó la frente con una piedra y me la cortó de
ceja a ceja". ; y aquí está la marca: por lo que debe haber sido en velatorio ". Luego añ adió :
"Pero tal vez lo soñ é cuando nos dormimos, tú y yo, uno en brazos del otro, porque me
parece que fue como si viajara a Damasco sin tarbush y pantalones y me estableciera allí
como cocinero". Luego se quedó perplejo y reflexionó por un momento, y dijo: "Por Dios,
también pensé que aliñ aba una conserva de granos de granada y le puse muy poca
pimienta. Por Dios, debo haber dormido en el nú mero-centavo y tener visto todo esto en un
sueñ o, pero ¡cuá nto duró ese sueñ o!” “Alá sea contigo”, dijo Sitt al-Husn, “¿y qué má s viste?”
Así que le contó todo; y luego dijo: "¡Por Dios, si no me hubiera despertado me habrían
clavado en una cruz de madera!" "¿Por qué?" preguntó ella; y él respondió : "Por poner muy
poca pimienta en la conserva de granos de granada, y me pareció que demolieron mi tienda
y destrozaron mis ollas y sartenes, destruyeron todas mis cosas y me pusieron en una caja;
entonces enviaron por el carpintero para hacerme una cruz y me hubiera crucificado en
ella. ¡Ahora Alhamdolillah! Gracias sean dadas a Allah, porque todo esto me sucedió
mientras dormía, y no cuando estaba despierto". Sitt al-Husn se rió y lo estrechó contra su
pecho y él a ella contra el suyo: luego pensó de nuevo y dijo: "Por Alá , no podría ser salvo
mientras estaba despierto: realmente no sé qué pensar al respecto". Luego lo acostó y toda
la noche estuvo desconcertado por su caso, ahora diciendo: "¡Estaba soñ ando!" y luego
diciendo: "¡Estaba despierto!", hasta la mañ ana, cuando su tío Shams al-Din, el Wazir, se
acercó a él y lo saludó . Cuando Badr al-Din Hasan lo vio, dijo: "Por Alá , ¿no eres tú quien
ordenó atarme las manos a la espalda, destrozar mi tienda y clavarme en una cruz sobre
una cuestió n de granos de granada conservados porque el plato carecía de la cantidad
suficiente? de pimienta? Entonces el visir le dijo: ¡Sabe, oh hijo mío, que la verdad ha
mostrado su certeza y lo oculto ha sido revelado! Eres el hijo de mi hermano, e hice todo
[481]

esto contigo para certificarme a mí mismo de que tú eras realmente el que se presentó a mi
hija esa noche. No pude estar seguro de esto, hasta que vi que conocías la cá mara y tu
turbante y tus pantalones y tu oro y los papeles en tu escritura y en la de tu padre, mi
hermano; porque nunca te había visto antes de eso y no te conocía; y en cuanto a tu madre,
la convencí para que viniera conmigo desde Bassorah". Diciendo esto, se arrojó sobre el
pecho de su sobrino y lloró de alegría; y Badr al-Din Hasan, al escuchar estas palabras de su
tío, se maravilló sobremanera. se maravilló y cayó sobre su cuello y también derramó
lá grimas por exceso de deleite. Entonces le dijo el visir: "Oh, hijo mío, la ú nica causa de todo
esto es lo que pasó entre tu padre y yo;" y le contó la forma en que su padre viajó a Basora y
todo lo que había ocurrido para separarlos. Por ú ltimo, el Wazir envió por Ajib; y cuando su
padre lo vio, gritó : "¡Y este es el que me golpeó con la piedra!" Dijo el visir "¡Este es tu hijo!"
Y Badr al-Din Hasan se arrojó sobre su hijo y comenzó a repetir:—
Mucho tiempo he llorado sobre la prohibició n y la ruina de la separació n, ✿ Mucho tiempo desde mis pá rpados lá grimas
rielan y llueven:
Y prometí que si la reunió n de Time trae ✿ Mi lengua del nombre de "Separació n" me reprimiré:
El gozo me ha sobrevenido a este estrés que ✿ De la repugnancia del gozo a derramar lá grimas estoy deseoso:
¡Está is tan entrenados hasta las lá grimas, oh ojo mío! ✿ Lloras de placer como lloras de dolor. [482]
Cuando hubo terminado su verso, su madre entró y se arrojó sobre él y comenzó a recitar:
Cuando nos encontramos nos quejamos, ✿ Nuestros corazones estaban doloridos:
Pero la queja no es agradable ✿ Para la lengua del mensajero.
Entonces ella lloró y le contó lo que le había sucedido desde su partida, y él le contó lo que
había sufrido, y le dieron las gracias. Allah Todopoderoso por su reencuentro. Dos días
después de su llegada, el Wazir Shams al-Din se acercó al Sultá n y, besando el suelo entre
sus manos, lo saludó con el saludo debido a los Reyes. El sultá n se alegró de su regreso y su
rostro se iluminó y, colocá ndolo a su lado, le pidió que relatara todo lo que había visto en
[483]

su camino y lo que le había sucedido en su ir y venir. Entonces el Wazir le contó todo lo que
había pasado desde el principio hasta el ú ltimo y el Sultá n dijo: "Gracias a Allah por tu
victoria". y la conquista de tu deseo y tu regreso seguro a tus hijos y tu pueblo! Y ahora
[484]

necesito ver al hijo de tu hermano, Hasan de Bassorah, así que llévalo a la sala de
audiencias mañ ana". Shams al-Din respondió : "Tu esclavo estará en tu presencia mañ ana,
Inshallah, si sea la voluntad de Dios." Entonces lo saludó y, volviendo a su propia casa,
informó a su sobrino del deseo del sultá n de verlo, a lo que respondió Hasan, mientras que
el basorita: "El esclavo es obediente a las ó rdenes de su señ or". Y el resultado fue que al día
siguiente acompañ ó a su tío, Shams al-Din, al Divá n; y, después de saludar al sultá n y
rendirle reverencia con la má s ceremoniosa reverencia y la má s cortés obsequiosidad,
comenzó a improvisar estos versos:
El primero en rango en besar el suelo se dignará ✿ Ante ti, y todos los fines y propó sitos alcanzará n:
Eres la fuente del Honor; y toda esa esperanza de vosotros, ✿ Ganará má s honra de la que la esperanza esperaba ganar.
El sultá n sonrió y le indicó que se sentara. Así que se sentó cerca de su tío, Shams al-Din, y
el Rey le preguntó su nombre. Quoth Badr al-Din Hasan, "El má s humilde de tus esclavos es
conocido como Hasan el Bassorite, quien es instantá neo en oració n por ti día y noche". El
sultá n se alegró de sus palabras y, dispuesto a poner a prueba sus conocimientos y probar
su buena educació n, le preguntó : "¿Recuerdas algú n verso en elogio del lunar en la mejilla?"
É l respondió : "Sí, quiero", y comenzó a recitar:
Cuando pienso en mi amor y en nuestra despedida inteligente, ✿ Mis gemidos salen y mis lá grimas brotan:
Es un lunar que me recuerda en color y encantos ✿ O' el negro del ojo y el grano [485] del corazó n.
El Rey admiró y elogió las dos coplas y le dijo: "Cita algo má s; ¡Alá bendiga a tu señ or y que
tu lengua nunca se canse!" Así que comenzó :—
La mancha de ese lunar en la mejilla igualaron con un grano ✿ De almizcle, ni ellos aquí la tensió n símil:
No, maravíllate ante el rostro que comprende toda ✿ Belleza, sin desfallecer en un solo grano.
El rey se estremeció de placer [486]
y le dijo: "Di má s: ¡Alá bendiga tus días!" Así que comenzó :

Oh tú , cuyo lunar en la mejilla entronizado recuerda ✿ Una gota de almizcle sobre una piedra de rubí,
¡Concédeme tus favores! ¡No seá is de piedra en el corazó n! ✿ Nú cleo de mi corazó n cuyo ú nico sustento eres tú !
Dijo el Rey: "¡Buena comparació n, oh Hasan! ¡Has hablado excelentemente bien y te has
[487]

mostrado consumado en cada logro! Ahora explícame cuá ntos significados hay en el idioma
á rabe. por la palabra Khál o mole ". É l respondió : "¡Alá guarde al Rey! Siete y cincuenta y
[488]

algunos por tradició n dicen cincuenta". El sultá n dijo: "Tú dices verdad", luego agregó :
"¿Tienes conocimiento sobre los puntos de excelencia en la belleza?" "Sí", respondió Badr
al-Din Hasan, " La belleza consiste en el brillo de la cara, la claridad de la tez, la forma de la
nariz, la dulzura de los ojos, la dulzura de la boca, la astucia del habla, la esbeltez de la
forma y la decoro de todos los atributos. al-Shihá b el Hijazi ha reunido todos estos
elementos en su verso doggrel del metro Rajaz y es esto:— [489]

Dile a la piel "Sé suave", a la cara "Sé justo"; ✿ Y mira, ni te reprochará n có mo miras:
La nariz fina en la lista de Beauty es muy apreciada; ✿ Ni menos un ojo lleno, brillante y elegante
Eke hicieron bien en alabar los hermosos labios ✿ (Que ni en mi sueñ o perdonará n jamás);
Una lengua ganadora, una estatura alta y recta; [490] ✿ Una unió n decorosa de dones má s raros raros:
Pero el apogeo de la Belleza en el cabello uno lo ve; ✿ ¡Así que escucha mi tensió n y con algunos disculpa!
El sultá n quedó cautivado por su conversació n y, considerá ndolo como un amigo, preguntó :
"¿Qué significado tiene el dicho 'Shurayh es má s astuto que el zorro'?" Y él respondió :
"Sabe, oh Rey (¡a quien Allah Todopoderoso guarde!) Que el legist Shurayh era [491]

costumbre, durante los días de la peste, hacer una visita a Al-Najaf; y cada vez que se
levantaba para rezar, venía un zorro que se plantaba frente a él y que, imitando sus
movimientos, lo distraía de sus devociones. Ahora bien, cuando esto se hizo largo para él,
un día se quitó la camisa y la puso sobre un bastó n y sacudió las mangas; luego, colocando
su turbante en la parte superior y ciñ éndolo por la mitad con un chal, lo colocó en el lugar
donde solía orar. Luego, el zorro trotó de acuerdo con su costumbre y se paró frente a la
figura, con lo cual Shurayh vino detrá s de él y lo tomó ". Por lo tanto, el dicho dice: "Shurayh
es má s zorro que el zorro". Como explicació n, le dijo a su tío, Shams al-Din:
"Verdaderamente, este hijo de tu hermano es perfecto en la educació n cortesana y no creo
que se pueda encontrar uno igual en El Cairo". y se sentó de nuevo como un mameluco
debe sentarse ante su amo. Cuando el sultá n se hubo asegurado así de su educació n y porte
cortesanos y su conocimiento de las artes liberales y las bellas letras, se alegró con gran
alegría y lo invistió con una tú nica espléndida. de honor y lo ascendió a un oficina por la
cual él podría mejorar su condició n. Entonces Badr al-Din Hasan se levantó y, besando el
[492]

suelo ante el Rey, le deseó la continuació n de la gloria y pidió permiso para retirarse con su
tío, el Wazir Shams al-Din. El sultá n le dio permiso y salió y los dos regresaron a casa,
donde les pusieron comida delante y comieron lo que Allah les había dado. Después de
terminar su comida, Hasan se dirigió a la sala de estar de su esposa, la Dama de la Belleza, y
le contó lo que había pasado entre él y el sultá n; a lo cual ella dijo: "É l no puede dejar de
hacerte un compañ ero de copa y darte generosidad en exceso y colmarte de favores y
dá divas; así tú , con la bendició n de Allah, esparcirá s, como la luz mayor, los rayos de tu
perfecció n dondequiera que estés". seas, en tierra o en el mar". É l le dijo: "Me propongo
recitar una Kasídah, una oda, en su alabanza, para que pueda redoblar su afecto por mí".
"Tienes razó n en tus intenciones", respondió ella, "así que junta tu ingenio y sopesa tus
palabras, y seguramente veré a mi esposo favorecido con su mayor favor". Entonces Hasan
se encerró y compuso estos pareados sobre una base só lida y abundante en gracia interior
y los copió con una letra del má s agradable gusto. Son los siguientes:—
Mío es un Jefe que alcanzó los más altos estados, ✿ Recorriendo los caminos de los buenos y de los grandes:
Su justicia hace seguras y seguras todas las regiones, ✿ Y contra enemigos perversos cierra todas las puertas:
Leó n audaz, héroe, santo, incluso si llamas a ✿ Seraph o Sovran [493] él con todo puede tasar!
El má s pobre suplicante rico de él vuelve, ✿ Todas las palabras para alabarlo fueron inadecuadas.
É l para el día de la paz es mañ ana azafrá n, ✿ y noche turbia en el batir de la guerra furiosa.
Inclínate bajo sus dones nuestros cuellos, y por sus obras ✿ Como rey de los nacidos libres [494] almas que 'goza de su
estado:
¡Alá nos aumente su plazo de añ os, ✿ y de su suerte evite todos los riesgos y temores!
Cuando terminó de transcribir las líneas, las envió , a cargo de uno de los esclavos de su tío,
al sultá n, quien las leyó y su imaginació n se complació ; así que las leyó a los presentes y
todos las alabaron con las má s altas alabanzas. Acto seguido, mandó llamar al escritor a su
cá mara de estar y le dijo: "Tú eres desde este día en adelante mi mejor compañ ero y te
asigno un soldato mensual de mil dirhams, ademá s de lo que te concedí anteriormente".
Entonces Hasan se levantó y, besando el suelo ante el Rey varias veces, oró por la
continuació n de su grandeza y gloria y longevidad y fuerza. Así, Badr al-Din Hasan, el
basorita, se elevó en honor y su fama se propagó a muchas regiones y vivió con toda
comodidad, consuelo y deleite de la vida con su tío y su propia gente hasta que la muerte lo
alcanzó . Cuando el califa Harun al-Rashid escuchó esta historia de boca de su visir, Ja'afar el
Barmecida, se maravilló mucho y dijo: "Conviene que estas historias se escriban con letras
de oro líquido". Luego puso en libertad al esclavo y asignó al joven que había matado a su
esposa un estipendio mensual suficiente para hacerle la vida fá cil; también le dio una
concubina de entre sus propias esclavas y el joven se convirtió en uno de sus compañ eros
de copa. "Sin embargo, esta historia" (continuó Shahrazad) "no es má s extrañ a que la
historia del Sastre, el Jorobado, el Judío, el Reeve y el Nazareno, y lo que les sucedió ". Quoth
el Rey, "¿Y qué puede ser eso?" Entonces Shahrazad comenzó , con estas palabras, [495]

363 . Á rabe. Accesorio "Khila'ah". lo que el hombre despoja de su persona: gen. un regalo de
honor. Es algo má s que el "traje de honor" de nuestras novelas caballerescas, ya que incluye
un caballo, una espada (muchas veces con empuñ adura de oro), un turbante negro (entre
los abasíes) bordado en oro, un manto de color violeta, un chal de cintura y cadena de oro
para el cuello y hebillas de zapatos.
364 . Á rabe. "Izá ", es decir , las visitas de pésame, etc., que son largas y terriblemente
fatigosas en el Oriente musulmá n.
365 . Á rabe. "Mahr", el dinero pagado por el hombre antes del matrimonio a la mujer y sin
el cual el contrato no es vá lido. Por lo general, la mitad se paga el día de la boda y la otra
mitad cuando el esposo muere o se divorcia de su esposa. Pero si se divorcia, pierde su
derecho a ello, y los individuos obscenos, especialmente los persas, a menudo la obligan a
pedir el divorcio mediante un uso antinatural y absurdo de su persona.
366 . Bismillah aquí significa "Eres bienvenido".
367 . Á rabe. "Bassak", mitad Pers. (bas=suficiente) y—ak=tú ; por ti. "Bas" suena como
nuestro "buss" (besar) y hay varios buenos chistes anglo-indios de errores femeninos sobre
el tema.
368 . Esta clá usula de salvació n empeora la amenaza. La escena entre los dos hermanos
está escrita con el característico humor á rabe; y es fiel a la naturaleza. En Inglaterra hemos
oído hablar de un hombre que se separó de su mujer porque deseaba cenar a las seis y ella
prefería las seis y media.
369 . Á rabe. "Misr" (vulg. Masr). La palabra, que proviene de una casa muy antigua, se
aplicó a la actual Capital en la época de su conquista por los turcos osmanli AH 923=1517.
370 . El á rabe. "Jízah,"=falda, borde; el pueblo moderno es el sitio de una antigua ciudad
egipcia, como lo prueba la "inscripció n de Ghizah" (Brugsch, Historia de Egipto, ii. 415).
371 . Á rabe. "Watan" que literalmente significa "lugar de nacimiento" pero también se usa
para "patria, país nativo"; así "Hubb al-Watan" = patriotismo. ¡Los turcos lo pronuncian
"Vatan", que los franceses han convertido en Va-t'en!
372 . Á rabe. "Zarzariyah"=el color de una mirada o estornino (Zurzú r).
373 . Ahora una estació n de tren en la línea Alexandria-Cairo.
374 . Incluso en 1852, cuando vi El Cairo por primera vez, la ciudad estaba rodeada de
tierras baldías y el clima era excelente. Ahora el cultivo llega hasta las paredes de la casa;
mientras que el Canal Mahmudiyah, la plantació n de calles con avenidas y el exceso de
riego lo han dañ ado gravemente; los que quieran el aire del antiguo Cairo deben ir a Tebas.
La gota, el reumatismo y la hidrofobia (antes desconocidos) se han vuelto comunes en los
ú ltimos añ os.
375 . Esta es la pronunciació n popular: Yá kú t lo llama "Bilbís".
376 . Un pueblo periférico en el "Desierto Largo", entre El Cairo y Palestina.
377 . Á rabe. "Al-Kuds" = santidad. Hay pocas ciudades que en nuestros días tengan menos
derecho a este título que Jerusalén; y, curioso decirlo, la "Tierra Santa" muestra a judíos,
cristianos y musulmanes en su peor forma. La ú nica religió n (si se puede llamar así) que
produce hombres en Siria es la drusa. "Heiligen-landes Jü den" son proverbiales y nada
puede ser má s malo que los cristianos, mientras que los musulmanes son famosos por su
traició n.
378 . Á rabe. "Shamm al-hawá ". En lenguaje vulgar, "olfatear el aire" es dar un paseo,
especialmente fuera de la ciudad. Existe una peculiar festividad egipcia llamada "Shamm al-
Nasím" (oliendo el Céfiro) que comienza el Lunes de Pascua (OS), correspondiendo así con
el persa Nau-roz, equinoccio vernal e introduciendo los cincuenta días de "Khammasín" o "
Mirisi" (vientos cá lidos del desierto). Al despertar, la gente huele y se bañ a las sienes con
vinagre en el que se ha remojado una cebolla y rompe el ayuno con un "fisikh" o "bú ri" seco
= salmonete del lago Menzalah: el difunto Hekekiyan Bey hizo contar las cabezas de
pescado en un jardín pú blico y encontró 70.000. El resto del día se pasa al aire libre
"girando", y las familias se divierten mucho en estas ocasiones. Para una descripció n má s
extensa ver un artículo de mi excelente amigo Yacoub Artin Pasha, en el Bulletin de
l'Institut É gyptien, 2nd series, No. 4, Cairo, 1884. He notado el Mirisi (Sudoeste) y otros
vientos en la Tierra de Madiá n, i., 23.
379 . Así que en los días de los "Mameluke Beys" en Egipto, un hombre de rango no cruzaría
la calle a pie.
380 . Á rabe. Basora. La ciudad, ahora en decadencia y que no volverá a florecer hasta el
advenimiento del RR del valle del É ufrates, es un lugar moderno, fundado en el añ o 15 de la
hégira, por el califa Omar sobre el Aylah, un alimentador del Tigris. Aquí, segú n Al-Hariri,
"las ballenas y los lagartos se encuentran"; y, como la marea afecta al río,
Su corriente muestra prodigio, flujo y reflujo.
En su famoso mercado, Al-Marbad, solían recitarse poemas; y la ciudad era famosa por sus
mezquitas y santuarios de santos, bellas mujeres y escuela de gramá tica que rivalizaba con
la de Kú fah. Pero ya en la época de Al-Hariri (446 d. H. = 1030 d. C.) Bagdad había retirado
gran parte de su població n.
381 . Esta fumigació n (Bukhú r) todavía se usa. Se quema un poco de incienso o madera
perfumada en un incensario abierto (Mibkharah) de loza o metal, y se hace circular, cada
invitado lo sostiene por unos momentos bajo su barba. En el país somalí, el mismo hogar
del incienso, ambos sexos fumigan a la persona entera después del coito carnal. Lane (Mod.
Egypt, cap. viii.) da una ilustració n del Mibkharah.
382 . El lector de Las noches observará que el mercader es a menudo un príncipe mercader,
que se asocia y se aparea con los má s altos dignatarios. Incluso entre los romanos, una raza
de soldados, estadistas y abogados, la "mercatura" a gran escala "no debía ser vituperada".
En Boccaccio (x. 19) son netti e delicati uomini. Inglaterra es quizá s el ú nico país que ha
hecho su fortuna con el comercio, y mucho de él con el comercio ilícito, como el de esclavos
que construyó Liverpool y Bristol, y que sin embargo desdeñ a o finge desdeñ ar al
comerciante. Pero el prejuicio indigno está desapareciendo con la ú ltima generació n, y
hombres que antes se habrían medio muerto de hambre como coadjutores y alféreces,
abogados y carabineros ahora está n má s que felices de convertirse en comerciantes.
383 . Estas líneas en el Calc. y Bul. Editar. ya han ocurrido (Noche vii.), pero tal descuido es
característico a pesar del proverbio, "En la repetició n no hay fruto". Cito a Torrens (pá g.
60) a modo de variedad. En cuanto a la anémona (aquí llamada tulipá n) que se llama
"Shakík" = fisura, conjeturaría que se deriva de la flor que a menudo forma largas líneas de
color rojo como rayas de sangre en el paisaje. Los viajeros en Siria siempre observan esto.
384 . Tal direcció n a una realeza (oriental) incluso en la actualidad, sería un pasaporte para
futuros favores.
385 . En Inglaterra el hombre se casa y la mujer está casada: no existe tal distinció n en
Arabia.
386 . "Sultá n" (y su corrupció n "Soldan") etimoló gicamente significa señ or, victorioso,
soberano, dominador. En Arabia es un nombre propio comú n; y como título lo toman una
hueste de pequeñ os reyezuelos. Los califas abasíes (como Al-Wá sik a quien se ha notado)
crearon formalmente a estos sultanes como sus regentes. Al-Tá 'i bi'llah (regn. AH
363=974), invistió al famoso Sabuktagin con el cargo; y, como solía hacer Alexander-
Sikandar, le amarró dos banderas, una de plata, a la manera de los nobles, y la otra de oro,
como virrey designado. El hijo de Sabuktagin, el famoso Mahmú d de la dinastía Ghaznavite
en AH 393=1002, fue el primero en adoptar "Sultá n" como título independiente unos
doscientos añ os después de la muerte de Harun al-Rashid. En los escritores antiguos
tenemos el Soldan de Egipto, el Soudan de Persia y el Sowdan de Babilonia; tres
modificaciones de una palabra.
387 . es decir , era un "Há fiz", uno que memoriza todo el Corá n. Es una tarea seria y debe
comenzar temprano. Aprendí de memoria el ú ltimo "Juzw" (o la trigésima parte) y lo
encontré suficiente. Este es el uso vulgar de "Hafiz": técnica y teoló gicamente significa la
tercera orden de Tradicionistas (siendo cinco en total) que se saben de memoria 300.000
tradiciones del Profeta con sus adscripciones. Un curioso libro "espiritualista" se llama a sí
mismo "Hafed, Príncipe de Persia", demostrando por el mismo título que los Espíritus
ignoran por igual el á rabe y el persa.
388 . Aquí de nuevo el Cairo Edit. repite las seis coplas ya dadas en Night xvii. Los tomo de
Torrens (p. 163).
389 . Esta ingenua admiració n por la belleza en ambos sexos caracterizó nuestra época
caballeresca. Ahora se limita principalmente a las "bellezas profesionales" de lo que
convencionalmente se llama el "sexo justo"; como si pudiera haber alguna comparació n
entre la belleza del hombre y la belleza de la mujer, el Apolo Belvidere con la Venus de
Medici.
390 . Á rabe. "Shá sh" (en pers. orina), un turbante ligero generalmente de muselina.
391 . Este es un lugar común de la sabiduría mundana oriental. ¡Muy cierto! Muy
desaconsejable sumergirse debajo de la superficie de los conocidos, pero esa intimidad es
como el matrimonio del que Johnson dijo: "Sin él no hay placer en la vida".
392 . Las líneas se atribuyen al famoso Al-Mutanabbi = el reclamante de la "Profecía", de
quien he dado algunos detalles en mi Peregrinaje (iii. 60, 62). Llevó la vida de un verdadero
poeta, algo chovinista ademá s; y, en lugar de huir, fue asesinado en 354 = 965 d. H.
393 . Á rabe. "Nabíz"=vino de pasas o dá tiles; cualquier licor fermentado; de una raíz para
"presionar" en siríaco, como la palabra "Talmiz" (o Tilmiz, dice el Kashf al-Ghurrah) un
alumno, estudiante. El vino de dá tiles (fermentado a partir de la fruta, no del Tá di, o jugo
del tallo, nuestro "toddy") se llama Fazikh. De ahí la Masjid al-Fazikh en Al-Medinah, donde
los Ansar o Auxiliares de esa ciudad estaban sentados copa en mano cuando escucharon la
revelació n que prohibía a los embriagantes y vertieron el licor en el suelo (Peregrinació n ii.
322).
394 . Á rabe. "Huda" = direcció n (hacia el camino correcto), salvació n, una palabra que
aparece en el capítulo inicial del Corá n. Por lo tanto, a un Kafir que ofrece el saludo Salam,
muchos musulmanes responden "Allah yahdík" = ¡Allah te dirige! ( es decir , hacerte
musulmá n), en lugar de Allah yusallimak = Allah te lleve a la salvació n. Es la palabra raíz
del Mahdi y Mohdi.
395 . Estas líneas ya han ocurrido en La historia del primer Kalandar (Noche xi). Cito a
modo de cambio y con permiso la versió n del Sr. Payne (i. 93).
396 . Á rabe. "Farajíyah", una tú nica de manga larga usada por los eruditos (Lane, ME, cap.
i.)
397 . Á rabe. "Sarrá f" (vulg. Sayrafi), de donde proviene el angloindio "Shroff", una
corrupció n familiar.
398 . Á rabe. "Yahú dí" que es menos cortés que "Banú Isrá íl" = Hijos de Israel. Así en la
cristiandad "israelita" cuando está a favor y "judío" (con un adjetivo o un participio)
cuando nada se le quiere.
399 . También llamados "Ghilmá n" = los hermosos jó venes designados para servir a los
Verdaderos Creyentes en el Paraíso. El Corá n dice ( cap. lvi. 9 , etc. ) "Jó venes, que
continuará n en su florecimiento para siempre, irá n alrededor para atenderlos, con copas,
vasos y una copa de vino que fluye", etc. Mahoma fue un á rabe (no un persa, un pederasta
nato) y le gustaban demasiado las mujeres para ser acusado de amor por los niñ os: incluso
Tristram Shandy ( vol. vii. cap. 7; "No, dijo un tercero; el caballero ha estado cometiendo
——") sabía que los dos gustos son incompatibles. Pero este y otros pasajes del Corá n han
dado a entender a los Chevaliers de la Paille que el uso de niñ os, como el del vino, aquí
prohibido, será permitido en el Paraíso.
400 . Que, por cierto, es la edad de una solterona vieja en Egipto. Dudo mucho que la
pubertad sea má s temprana que en Inglaterra, donde nuestras abuelas se casaron a los
catorce añ os. Pero los orientales saben que el período de especial diablura femenina es
entre la primera menstruació n y los veinte añ os cuando, segú n algunos, toda niñ a es una
"posible asesina". Así que sabiamente se casan con ella y se deshacen de lo que se llama el
"bulto del dolor", la "calamidad doméstica": una hija. Entre ellos nunca oímos hablar del
abominable egoísmo y la crueldad de la madre inglesa, que decepciona los anhelos
femeninos de su hija para mantenerla en casa para su propia comodidad; y una "solterona"
en la casa, especialmente una solterona gruesa y regordeta, no se considera "respetable".
La virgen antigua se caracteriza por ser flaca y descarnada; y quizá s este diagnó stico sea
correcto.
401 . Este pronó stico del destino por las estrellas y un sinfín de locuras que acaban en
mancia es. un tema complejo y extenso. Aquellos que quieran estudiarlo se remiten al
capítulo. xiv. del "Qanoon-e-Islam, o las costumbres de los musulmanes de la India; etc. ,
etc. , por Jaffur Shurreeff y traducido por GA Herklots, MD de Madrá s". Este excelente
trabajo apareció por primera vez en 1832 (Allen and Co., Londres) y así mostró el camino a
los "Egipcios modernos" de Lane (1833-35). El nombre fue desafortunado como
"Kuzzilbash" (que rimaba como guzzle y hash), y mantuvo el libro hasta que apareció una
segunda edició n en 1863 (Madras: J. Higginbotham).
402 . Á rabe. "Bá rid", lit. frío: metaf. vanidoso, tonto, insípido.
403 . No para "despecharte" sino "a pesar de ti". La frase todavía es utilizada por altos y
bajos.
404 . Á rabe. "Ahdab", el jorobado comú n: en el lenguaje clá sico, el Gobbo en el texto se
denominaría "Ak'as" de "Ka'as", uno con la espalda y el pecho sobresalientes; a veces se usa
para espalda hueca y senos sobresalientes.
405 . Esta es la costumbre entre tales nobles, quienes, cuando ven a un hombre probable
sentado, se les permite cabalgar a horcajadas sobre sus rodillas con los movimientos má s
sugerentes, hasta que los compra. Estos Ghawá zí son en su mayoría gitanos que se hacen
pasar por musulmanes; y han sido confundidas con las Almahs o bailarinas musulmanas
propiamente dichas (Awá lim, plural de Alimah, un femenino erudito) por una multitud de
viajeros. Se llaman a sí mismos Bará mikah o Barmecides solo para afectar el origen persa.
Bajo el dominio de los nativos, perpetuamente eran desterrados y regresaban a El Cairo
(Pilgrimage i., 202). Lane (ME, caps. xviii. y xix.) discute el tema, y derivaría Al'mah, a
menudo tan pronunciado, del heb. Almah, niñ a, virgen, niñ a cantora, por lo que traduciría
Al-Alamoth shir (Salmo xlvi.) y Nebalim al-alamoth (1 Cró n., xv. 20) por "canció n para niñ as
cantoras" y "arpas para canto". -muchachas." También cita a San Jeró nimo como autoridad
de que Alma en pú nico (fenicio) significaba una virgen, un artículo no comú n, puedo
observar, entre las cantoras. Notaré en una pá gina futura la descripció n de Burckhardt de
los Ghawazi, p. 173, "Proverbios á rabes"; etc. , etc. Segunda edició n. Londres: Quaritch,
1875.
406 . Apenas necesito describir el Tarbú sh, una corrupció n del Pers. "Sar-pú sh" (cobertura
de la cabeza) también llamado "Fez", por su antiguo hogar; y "Tarbrush" del viajero
britá nico. Antiguamente era una calota que se llevaba debajo del turbante; y estaba
protegido de la transpiració n del cuero cabelludo por un "Arakiyah" ( Pers. Arak-chín), un
casquete blanco. Ahora se usa sin ninguno de los dos y como tocado nada puede ser peor
(Peregrinaje ii. 275.)
407 . Á rabe. "Tá r.": la costumbre aú n prevalece. Lane (ME, cap. xviii.) describe y representa
este aro-tambor.
408 . El sofá en el que se sienta mientras se muestra. Es su trono, pues es la Reina de la
ocasió n, con toda la Majestad de la Virginidad.
409 . Esta es una "paja" solemne; tales libertades se permiten en bodas y ocasiones festivas.
410 . La dinastía preislá mica de Al-Yaman en Arabia Felix, una regió n antiguamente famosa
por la riqueza y el lujo. De ahí la menció n del trabajo Yamani. Las caravanas de Sana'á , la
capital, solían llevar patrones de jarrones que se hacían en China y traer las porcelanas al
final del tercer añ o: estas son las inscripciones á rabes que han desconcertado a tantos
coleccionistas. Los Tobba, o Sucesores, eran los antiguos reyes himyaritas, nombre
diná stico como Faraó n, Kisra (Persia), Negush (Abisinia), Khakan o Khan (Tartaria), etc. ,
que afirmaban haber extendido sus conquistas a Samarcanda y hacían la guerra . en China
Se puede consultar cualquier historia de Arabia (como Crichton I., capítulo iv.) para
conocer sus nombres y anales. Los á rabes me han dicho que "Tobba" (o Tubba) todavía se
usa en la antigua tierra de Himyar = el Grande o el Jefe.
411 . Lane y Payne (así como Bres. Edit. ) ambos traducen la palabra "besarla", pero esto
sería totalmente contrario al uso musulmá n.
412 . es decir , estaba lleno de rabia que ocultaba.
413 . Los hindú es (como muestra el Katha) comparan este andar de nado con el balanceo
de un elefante.
414 . Á rabe. "Fitnah", una palabra casi tan problemá tica como "Adab". En primer lugar,
rebelió n, seducció n, travesura: luego una hermosa niñ a (o niñ o), y por ú ltimo cierto
perfume afrodisíaco extraído de flores de mimosa (Peregrinació n i., 118).
415 . Iluminado. reventó la "vesícula biliar": en esta y en las alusiones al "hígado" no me
atrevo a ser llanamente literal.
416 . Á rabe. "Usfur" las semillas de Carthamus tinctorius=Cá rtamo (Forskå l, Flora, etc. lv.).
Las semillas se trituran para obtener aceite y las flores, que deben ser recolectadas por
vírgenes o perderá n el color, se utilizan ampliamente para teñ ir en el sur de Arabia y Á frica
oriental.
417 . En tales ocasiones, la señ orita Modestia cierra los ojos y parece a punto de
desmayarse.
418 . Después de la evacuació n, el musulmá n está obligado a lavar o lijar la pieza; sin
embargo, primero debe aplicar tres guijarros, o tiestos o terrones de tierra. De ahí la
alusió n en el Corá n ( cap. ix.), "hombres que aman ser purificados". Cuando el Profeta
estaba interrogando a los hombres de Kuba, donde fundó una mezquita (Peregrinaje ii.,
215), les preguntó acerca de sus abluciones legales, especialmente después de la
evacuació n; y le dijeron que usaban tres piedras antes de lavar. Musulmanes e hindú es (que
prefieren agua mezclada con tierra) aborrecen el uso impuro e insalubre del papel sin
ablució n; y la gente de la India llama a los europeos casas de tiro, a modo de oprobio,
"Ká ghaz-khá nah" = armarios de papel. Sin embargo, la mayoría de los ancianos angloindios
aprenden a usar el agua.
419 . "Miao" o "Mau" es el nombre genérico del gato en el egipcio de los jeroglíficos.
420 . Á rabe. "Ya Mash'ú m" dirigido a un espíritu maligno.
421 . "¡Rebuzno!" como deberíamos decir. El Bresl. Editar. hace que el gato grite "¡Nauh!
¡Nauh!" y el potro "¡Manu! ¡Manu!" Dejo estas onomatopeyas tal como está n en á rabe; son
curiosos, mostrando la unidad en la variedad de escuchar sonidos inarticulados. El pá jaro
que se llama "Whip pobre Will" en los EE.UU., es conocido por los brasileñ os como " Joam
corta pá o " (Juan corta madera); tan diferentes escuchan las mismas notas.
422 . Por lo general, es una losa de má rmol con una hendidura larga al frente y un agujero
redondo detrá s. El texto habla de un Kursi (=taburete); pero esto ahora es desconocido
para las casas nativas que no han adoptado las modas europeas.
423 . Esto nuevamente es una broma cuando se dirige al jorobado. El Bul. Editar. tiene "O
Abu Shihá b" (Padre de la estrella fugaz = espíritu maligno); el Bresl. Editar. "¡Oh hijo de un
montó n! ¡Oh hijo de Algo!" (al-Aísh, un vulgarismo).
424 . Como verá el lector, las ideas á rabes de "diversió n" y bromas pesadas son de las má s
grandes, poniendo al hiberniano en completa derrota y compará ndolas favorablemente con
las registradas en Don Quijote.
425 . Á rabe. "Sará wil" una corrupció n de la Pers. "Sharwal"; popularmente llamado "libá s"
que, sin embargo, también puede significar ropa en general y ropa exterior en especial.
Traduzco "bolso-pantalones" y "enaguas-pantalones", siendo estos ú ltimos la falda dividida
de nuestro futuro. En Oriente, donde el sentido comú n, no la moda, manda en el vestir, los
hombres, que tienen una protuberancia para disimular, llevan enaguas y las mujeres
pantalones. El artículo femenino es mayormente holgado pero a veces, como en la India,
apretado . Una parte casi sagrada de ella es la tinta, la cinta o la cuerda, a menudo un asunto
de lo má s magnífico, con borlas de perlas y piedras preciosas; y "laxitud en el cordó n del
pantaló n" equivale a la conducta má s relajada. Sobre el tema de "libá s", "sarwá l" y sus
variantes, el lector curioso consultará el " Dictionnaire Détaillé des Noms des Vêtements
chez les Arabes " del Dr. Dozy, una obra muy valiosa.
426 . El turbante por respeto no se pone en el suelo (Lane, ME, cap. i.).
427 . Á rabe. "Madfa'" mostrando la fecha moderna o la modernizació n del cuento. En Lebid
"Madá fi'" ( plur. de Madfa') significa cursos de agua o leats.
428 . En á rabe, el "él" es una "ella"; y Habíb ("amigo") es el á tico φίλος , un eufemismo para
amante. Esto ocurrirá a lo largo de Las Noches. Entonces los á rabes usan una frase
correspondiente al estoico φιλε~ι es decir , no es habitual, es fain.
429 . Parte del Azá n, o llamado a la oració n.
430 . Á rabe. "Shihá b", siendo estos meteoros los dardos voladores disparados contra los
espíritus malignos que se acercan demasiado al Cielo. La idea sin duda surgió de las lluvias
de meteoros de agosto y noviembre (las Perseides y Taurides) que sugieren una batalla en
el aire superior. La cristiandad también tiene su superstició n con respecto a ellos y llamó a
los de agosto las "lá grimas de fuego de San Lorenzo", cuya festividad era el 10 de agosto.
431 . Á rabe. "Takiyah" = Pers. Arak-barbilla; la calota usada bajo el Fez. Ya lo he dicho, está
obsoleto y el gorro de lana roja (en su mayoría hecho en Europa) se usa sobre el cabello;
una prá ctica impura.
432 . A menudo, el efecto del aire frío después de una habitació n con calefacció n.
433 . es decir , no era un eunuco, como suponía la gente.
434 . En á rabe, "esta noche" por la razó n antes dada.
435 . Es decir, especialmente la bebida preparada con las hojas tiernas y los cogollos de
Cannabis Sativa. La palabra literalmente significa "hierba seca" o "hierba". Este intoxicante
era muy utilizado por los magos para producir éxtasis y así "deificarse y recibir el
homenaje de los genios y espíritus de la naturaleza".
436 . Torrens, siendo irlandés, traduce "y se despertó por la mañ ana durmiendo en
Damasco".
437 . Á rabe. "Labbayka", el grito técnicamente llamado "Talbiyah" y utilizado por quienes
ingresan a La Meca (Peregrinació n iii. 125-232). También lo traduciré por "Adsum". El grito
completo es:—
¡Aquí estoy, oh Allah, aquí estoy!
No tienes pareja, aquí estoy yo:
En verdad, la alabanza y la gracia y el reino son tuyos:
No tienes compañ ero: ¡heme aquí!
Una sola Talbiyah es un "Shart" o condició n positiva: y su repetició n es una Sunnat o
Costumbre del Profeta. Ver Noche xci.
438 . El abuso bá sico de lo vulgar es maldecir a los padres y familiares, especialmente
femeninos, con alusiones específicas a su "vergü enza". Y cuando las damas de alto rango
está n enfadadas, la Naturaleza, tanto en Oriente como en Occidente, habla a veces con
suficiente claridad, a pesar de la señ ora Chapone y de todas las restricciones artificiales.
439 . Una gran belleza en Arabia y al revés en Dinamarca, Alemania y Eslavia, donde es un
signo de ser un hombre lobo o un vampiro. En Grecia también denota un "Brukolak" o
vampiro.
440 . Esto no es fisioló gicamente cierto: una novia rara vez concibe la primera noche, y
ciertamente no sabría que ha concebido. Ademá s, el nú mero de cursos proporcionados por
el novio estaría en contra de la concepció n. Se dice popularmente que una pareja joven
suele deshacer por la mañ ana lo que ha hecho durante la noche.
441 . Torrens (Notas, xxiv.) cita "Fleisher" sobre la palabra "Ghamghama" (Diss. Crit. de
Glossis Habichtionis), que compara con "Dumduma" y "Humbuma" determiná ndolas como
onomatopeyas, "un incompleto y un oscuro murmullo de una frase como si estuviera entre
los dientes y los labios y por lo tanto difícil de entender". De esta familia es "Taghú m"; no se
utiliza en los tiempos modernos. En mi Peregrinaje (i. 313) he notado otro, "¡Khyas, Khyas!"
ocurriendo en un Hizb al-Bahr (Hechizo del Mar). Herklots da una gran cantidad de ellos; y
sus ú nicas características son la aspereza y la extrañ eza del sonido, uniendo consonantes
que no está n unidas en á rabe. Los antiguos egipcios y caldeos tenían muchas palabras
compuestas a voluntad para operaciones teú rgicas.
442 . Esto puede significar "es de la moda de Mosul" o es de muselina.
443 . Para el lector inglés, estas líneas parecerían lo contrario de lo apropiado; pero los
orientales tienen sus propias formas de aplicació n, y todas las alusiones a las despedidas de
Badawi son efectivas y conmovedoras. Los poetas civilizados de las ciudades á rabes arrojan
el encanto del Desierto sobre sus versos con imá genes tomadas de su paisaje, el
dromedario, el espejismo y el pozo, con tanta naturalidad como algunos de nuestros bardos
que odiaban el país, balbuceaban sobre susurrantes riachuelos, etc. Para sentir a fondo la
poesía á rabe hay que conocer el Desierto (Peregrinació n iii., 63).
444 . En aquellos días, los á rabes y los portugueses registraron todo lo que les llamó la
atenció n, como lo hacen en nuestros días los chinos y los japoneses. ¡Y sin embargo nos
quejamos de la cantidad de nuestra escritura moderna!
445 . Esto se menciona porque es el acto preliminar para nombrar al bebé.
446 . Á rabe. "Kahramá ná t" de Kahramá n, un antiguo héroe persa que conversaba con el
Simurgh-Griffon. Por lo general, la palabra se aplica a las mujeres de armas que defienden
el harén, como las urdu-begani de la India, cuyos servicios se ofrecieron ú ltimamente a
Inglaterra (1885), o las "amazonas" de Dahome.
447 . Lo que significa que creció tan rá pido en un día como otros niñ os en un mes.
448 . Á rabe. Al-Aríf; el tutor, el ayudante-maestro.
449 . Á rabe. "Ibn hará m", un término comú n de abuso; y no una reflexió n fá ctica sobre el
padre. He oído a una madre aplicar el término a su propio hijo.
450 . Á rabe. "Khanjar" del persa, un syn. con el á rabe. "Jambiya". Se nota en mi Pilgrimage
iii., pp. 72, 75. "Platear la daga", significa convertirse en un hombre rico. De "Khanjar", no
de su lazo o correa con flecos, derivo nuestra tonta palabra "percha". El Dr. Steingass lo
conectaría con Germen. Fä nger, por ejemplo , Hirschfä nger.
451 . Nuevamente tenemos "Dastur" para "Izn".
452 . Á rabe. "Iklím"; los siete climas de Ptolomeo.
453 . Á rabe. "Al-Ghadir", lit. un lugar donde el agua se hunde, una tierra baja: aquí los lagos
de drenaje al este de Damasco en los que desemboca el Baradah (¿Abana?). La llanura
oriental má s alta es "Al-Ghutah" antes de notarse.
454 . La "Llanura de los Guijarros" todavía llamada así en Damasco; un espacio abierto al
oeste de la ciudad.
455 . Todas las guías, incluso el "Murray" del reverendo Porter, dan un largo relato de esta
iglesia cristiana convertida en mezquita.
456 . Á rabe. "Nabut"; peregrinació n i. 336.
457 . Los Bres. Editar. dice, "lo habría arrojado a Al-Yaman" (sur de Arabia) algo así como
nuestra frase de argot "a mediados de la pró xima semana".
458 . Á rabe. "Khá dim": lit. un sirviente, cortésmente aplicado (como Aghá = amo) a un
castrato. Estos nobles se enfurecen si se les llama calvamente "Tawá shi" = eunuco. Un
mauvais plaisant en Egipto solía llamarme el Agha porque un amigo había puesto a su
esposa a mi cargo.
459 . Esto suena bastante absurdo en inglés, pero los orientales siempre se ponen primero
por respeto.
460 . En á rabe el Mundo es femenino.
461 . Á rabe. "Sahib"=lit. un compañ ero; también amigo y especialmente aplicado a los
Compañ eros de Mahoma. De ahí que los sunníes reclamen para ellos el honor de la
"amistad" con el Apó stol; pero los chiítas responden que el á rabe dice "Sahaba-hu'l-himá r"
(el Asno era su Sahib o compañ ero). En el texto es un título Wazirial, en la India moderna
es=caballero, por ejemplo , "Sahib log" (el pueblo Sahib) significa sus conquistadores
blancos, quienes, dicho sea de paso, en su mayoría pronuncian mal la palabra "Sá b".
462 . Á rabe. "Suwá n", prop. Sienita, de Syene (Al-Suwan) pero aplicada al pedernal y
cualquier piedra dura.
463 . Fue famoso en la Edad Media, e incluso ahora es, quizá s, el má s interesante para los
viajeros después de la "Sentina Gentium", el "Bhendi Bazar" de la poco romá ntica Bombay.
464 . "La Puerta de los Jardines", en el muro norte, un arco romano de la construcció n
só lida habitual que avergü enza no solo a nuestras fachadas modernas, sino también a
nuestra mejor mampostería.
465 . Á rabe. "Al-Asr", que puede significar la hora o la oració n. Es también el momento en
que los Á ngeles de la Guarda se relevan mutuamente (Corá n de Sale, cap. v.).
466 . Á rabe. "Ya há zá " = ¡O este (uno)! una direcció n un tanto despreciativa equivalente a
"¡Heus tu! O tú , quienquiera que seas". Otra forma es "Yá hú "=¡Oh él! ¿Puede esto haber
originado el "Yahoo" de Swift?
467 . En alusió n a los τή ρατα ("milagros menores que causan sorpresa") realizados por las
tumbas de los Santos, la forma má s leve de taumaturgia. Uno de ellos gravemente
registrado en el Dabistan (ii. 226) es el del santo Jamen, quien abrió el Sá mran o brazalete
de cuentas del brazo de la hermosa Chistá pá con el miembro erguido, "evidenciando así su
fuerza varonil y su dominio sobre sí mismo". "(!)
468 . El Río del Paraíso, lugar común de los poetas (Corá n, cap. cviii.): el agua es má s blanca
que la leche o la plata, má s dulce que la miel, má s suave que la crema, má s olorosa que el
almizcle; sus orillas son de crisó lito y se bebe en copas de plata colocadas a su alrededor
gruesas como estrellas. Dos cañ erías lo conducen al Estanque del Profeta, que es un
cuadrado exacto, un mes de viaje en brú jula. Kausar es espirituosa como el vino; Salsabil
dulce como miel clarificada; la Fuente de la Suavidad es como la leche y la Fuente de la
Misericordia como el cristal líquido.
469 . El musulmá n no usa la cuenca europea porque el agua que ha tocado una piel impura
se vuelve impura. Por lo tanto, se vierte de un aguamanil ("ibrík" Pers. Abríz) sobre las
manos y cae en un cuenco ("tisht") con una tapa abierta.
470 . Á rabe. "Wahsh", una palabra de muchos significados; desagradable, insípido, salvaje,
etc. El fuera de juego de un caballo se llama Wahshi opuesto a Insi, el lado cercano. El Amir
Taymur ("Lord Iron"), a quien los europeos llaman sin saberlo por el apodo de sus
enemigos persas, "Tamerlá n", es decir , Taymur-i-lang, o Taymur cojo, todavía se conoce
como "Al-Wahsh" (la bestia salvaje) en Damasco, donde sus tá rtaros solían enterrar a los
hombres hasta el cuello y jugar a las bochas con la cabeza como bolos.
471 . Para "nieto" por ser má s cariñ oso. Los orientales aú n no han aprendido ese ingenioso
dicho occidental: Los enemigos de nuestros enemigos son nuestros amigos.
472 . Este fue un simple bastinado en la espalda, no el asunto má s ceremonioso de golpear
las plantas de los pies. Pero es sorprendente lo que los egipcios pueden soportar; algunas
de las varillas utilizadas en la época de los Mameluke Beys son casi tan gruesas como la
muñ eca de un hombre.
473 . El despecho femenino del eunuco pretendía herir los sentimientos de la abuela.
474 . La habitual "paja" cairota.
475 . Una precaució n necesaria contra el veneno (Peregrinaje i. 84, y iii. 43).
476 . El Bresl. Editar. (ii. 108) describe la escena con mayor extensió n.
477 . El Bul. Editar. da por error de puntos diacríticos, "Zabdaniyah:" Raydaniyah es o má s
bien fue un campamento al norte de El Cairo.
478 . Á rabe. "La'abat" = un juguete, una marioneta, una figura laica. Lane (i. 326) conjetura
que la cruz se llama así porque se asemeja a un hombre con los brazos extendidos. Pero los
musulmanes nunca oyeron hablar de las fantasiosas ideas de los teó logos cristianos
medievales que veían la cruz en todas partes y en todo. Los primeros sostienen que Faraó n
inventó el castigo doloroso e ignominioso. (Corá n, cap. vii.)
479 . Aquí la buena sangre, acorralada, habla con denuedo. Pero, por regla general, el
oriental má s humilde y apacible cuando está desesperado se vuelve contra sus opresores
como un gato salvaje. Algunos de los criminales a quienes Fath Ali Shah de Persia mató
cortá ndoles el tenedor, comenzando en el escroto, abusaron de su madre hasta que el
cuchillo llegó a sus ó rganos vitales y ya no pudieron hablar.
480 . Estas "risas" repetidas prueban el problema de su espíritu. Los á rabes nobles
"muestran sus muelas" tan raramente que sus bió grafos consideran que su risa es digna de
ser registrada.
481 . Una frase popular, derivada del Corá n "La verdad viene, y la falsedad se desvanece:
porque la falsedad es de corta duració n" ( cap. xvii.). Es un equivalente de nuestra
adaptació n de 1 Esdras iv. 41, "Magna est veritas et prævalebit". Pero la gran pregunta aú n
permanece, ¿Qué es la Verdad?
482 . En la noche lxxv. estas líneas ocurrirá n con variantes.
483 . Esto siempre se menciona: cuanto má s cerca esté el asiento, mayor será el honor.
484 . En alusió n a la frase "Al-safar zafar" = viajar es victoria (Peregrinació n i., 127).
485 . Á rabe. "hab;" aludiendo a la gota negra en el corazó n humano que el arcá ngel Gabriel
le quitó a Mahoma al abrirle el pecho.
486 . Esta frase, he dicho, se da a menudo: alude a la horripilació n ( á rabe. Kush'arírah),
horror o piel de gallina que, tanto en las fá bulas á rabes como en las hindú es, es síntoma de
una gran alegría. Así el "pelo arriciato" de Boccaccio v., 8: Germ. Gansehaut.
487 . Á rabe. "Hasanta ya Hasan" = Bene detto, Benedetto! el juego de palabras habitual
llamado vulgarmente "juego de palabras": Hasan (no Hassan, como lo escribiremos ) que
significa "hermoso".
488 . Á rabe. "Loghah" también = un vocabulario, un diccionario; los á rabes los tenían en
camellos.
489 . El séptimo de los dieciséis "Bahr" (metros) en prosodia á rabe; el má s fá cil porque
permite la mayor licencia y, en consecuencia, un favorito para temas didá cticos, homiléticos
y gnó micos. Significa literalmente "agitado" y se aplicó originalmente al canto grosero del
camellero. De Sacy llama a este doggrel "el asno del poeta" (Torrens, Notes xxvi.). Fue la
ú nica métrica en la que habló el Apó stol Mahoma: no era poeta (Corá n xxxvi., 69), pero
ocasionalmente recitaba un verso y lo recitaba mal (Dabistan iii., 212). En prosodia persa,
Rajaz es el séptimo de diecinueve y tiene seis variedades distintas (pá gs. 79-81,
"Dissertations on Rhetoric de Gladwin", etc. Calcuta, 1801). Tendré má s que decir al
respecto en el ensayo final.
490 . "Su estatura es alta: odio a una mujer regordeta" (Don Juan).
491 . Un digno que fue Kazi de Kufah (Cufa) en el siglo VII. Al-Najaf, generalmente titulado
"Najaf al-Ashraf" (el Venerand) es el lugar donde Ali, el yerno de Mahoma, yace o se supone
que está enterrado, y siempre ha sido un lugar sagrado para los chiítas. ah No estoy seguro
si traducir "Sa'alab" por zorro o chacal; los á rabes hacen escasa distinció n entre ellos. "Abu
Hosayn" (Padre del Fortlet) es ciertamente el zorro, y ciertamente "Sha'arhar" es el chacal
del Pehlevi Shagá l o Shaghá l.
492 . Usualmente por todo tipo de extorsiones y robos, corrupció n y soborno, siendo el
lema del gobernante
Fiat in justitia ruat Coelum.
No hay hombre má s honesto que el campesino turco o el soldado raso; pero el proceso de
deterioro comienza cuando es hecho corporal y culmina en el Pasha. Ademá s, la
deshonestidad oficial está permitida por la opinió n pú blica, porque pertenece a la
condició n de la sociedad. Un hombre compra un lugar (como en Inglaterra hace dos siglos)
y lo conserva mediante regalos a los jefes de oficina. En consecuencia, debe resarcirse de
alguna manera, y lo hace principalmente triturando las caras de los pobres y mimando a la
viuda y al huérfano. La cura radical es una paga alta; pero esa fase de la sociedad se niega a
permitírselo.
493 . Á rabe. "Malik" (Rey) y "Malak" (á ngel) siendo las palabras escritas igual al carecer de
vocales y justificando el jingle.
494 . Á rabe. "Hurra"; el latín "ingenuus", lit. nacido libre; metá fisis noble como opp. a un
esclavo del que no se espera que haga grandes o buenas obras. Empeñ ado. Su uso
corresponde, como "Fatá ", con nuestro "caballero".
495 . Este es uno de los mejores cuentos para el humor y el movimiento, y Douce y Madden
muestran qué rica cosecha de fabliaux, cuyo incidente principal fue la eliminació n de un
cadá ver, produjo.
EL CUENTO DEL JOROBADO.
Me ha llegado, oh rey auspicioso, que allí habitaron durante tiempos de antañ o, y añ os y
eras mucho antes, en cierta ciudad de China, un Sastre que era un hombre generoso que
[496]

amaba el placer y la diversió n; y que solían, él y su mujer, consolarse de vez en cuando con
diversiones y diversiones pú blicas. Un día salieron con las primeras luces del alba y
volvían al anochecer cuando se encontraron con un Jorobado, cuya fisonomía haría reír a
la preocupació n y disipar los horrores de la desesperació n. Así que subieron para
disfrutar mirá ndolo y lo invitaron a ir a casa con ellos y conversar y divertirse con ellos
esa noche. É l accedió y los acompañ ó a pie hasta su casa; después de lo cual el Sastre se
fue al bazar (acababa de caer la noche) y compró un pescado frito y pan y limones y dulces
secos para el postre; y puso las vituallas delante del Jorobado y comieron. En ese
momento, la esposa del sastre tomó un gran fid de pescado y se lo dio en un bocado al
Gobbo, tapá ndole la boca con la mano y diciendo: "Por Alá , debes tragarlo de un solo
bocado; y no te daré tiempo". para masticarlo". Así que lo echó el cerrojo; pero allí había
un hueso rígido que se le atascó en la garganta y, habiendo llegado su hora, murió . —— Y
Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir su permitido decir.
Ahora bien, cuando era la noche veinticinco,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que cuando la esposa del sastre le dio al
jorobado ese bocado de pescado que puso fin a su término de días, murió en el instante. Al
ver esto, el Sastre gritó en voz alta: "¡No hay Majestad ni Poder excepto en Alá ! ¡Ay, que este
pobre desgraciado haya muerto de una manera tan tonta en nuestras manos!" y la mujer
replicó : "¿Por qué esta palabrería? ¿No has oído lo que dijo el que dijo?
¿Por qué, pues, pierdo mi tiempo en pena, hasta que ✿ no encuentro ningú n amigo que lleve el peso de mi aflicció n?
¿Có mo dormir sobre un fuego que no se apaga? ✿ ¡Reposar sobre las llamas fue lo suficientemente difícil!"
Preguntó a su marido: "¿Y qué haré con él?"; y ella respondió : "Levá ntate y tó malo en tus
brazos y extiende un pañ uelo de seda sobre él; luego partiré, contigo siguiéndome, esta
misma noche y si te encuentras con alguien di: Este es mi hijo, y su mi madre y yo lo
llevamos al médico para que lo mire". Así que se levantó y, tomando al Jorobado en sus
brazos, lo llevó por las calles, precedido por su esposa que no dejaba de gritar: "¡Oh, hijo
mío, Alá te guarde! ¿Qué parte te duele y dó nde tiene esta viruela?" te atacó ?" Entonces [497]

todos los que los vieron dijeron: "Es un niñ o enfermo de viruela". Iban preguntando por [498]

la casa del médico hasta que la gente les indicó la de un sanguijuela que era judío. Llamaron
a la puerta, y descendió hacia ellos una esclava negra que abrió y, al ver a un hombre que
daba a luz, y una mujer con él, les dijo: "¿Qué pasa?" "Tenemos un pequeñ o con nosotros",
respondió la esposa del sastre, "y queremos mostrá rselo al médico: así que toma este
cuarto de dinar y dá selo a tu amo y déjalo que baje a ver a mi hijo que está muy enfermo. "
La muchacha subió a decírselo a su amo, entonces la mujer del sastre entró en el vestíbulo y
le dijo a su marido: "Deja aquí al jorobado y déjanos volar por nuestras vidas". Así que el
Sastre llevó al hombre muerto a la parte superior de las escaleras y lo apoyó contra la
pared y salió corriendo, él y su esposa. Mientras tanto la muchacha se fue al judio y le dijo:
En la puerta hay un hombre y una mujer con un niñ o enfermo y me han dado un cuarto de
denario para ti, para que bajes y mires al pequeñ o y le recetes. Tan pronto como el judío vio
el cuarto de dinar, se regocijó y se levantó rá pidamente en su codicia de ganancia y salió
apresuradamente en la oscuridad; pero apenas había dado un paso cuando tropezó con el
cadá ver y lo arrojó , cuando rodó hasta el pie de la escalera. Así que le gritó a la muchacha
que se diera prisa con la luz, y ella la trajo, entonces bajó y examinó al jorobado y descubrió
que estaba muerto como una piedra. Así que exclamó : "¡Oh, por Esdras! ¡Oh, por Moisés!
[499]

¡Oh por Aaró n! ¡Oh, por Josué, hijo de Nun! ¡Oh los Diez Mandamientos! ¡He tropezado con
el enfermo y se ha caído por las escaleras y está muerto! ¿Có mo sacaré de mi casa a este
hombre que he matado? ¡Oh, por las pezuñ as del asno de Esdras!" Entonces tomó el cuerpo
y, llevá ndolo a la casa, le contó a su esposa lo que había sucedido y ella le dijo: "¿Por qué te
quedas quieto? Si lo retienes aquí hasta el amanecer, ambos perderemos la vida.
Llevémoslo los dos a la azotea y arrojémoslo dentro de la casa de nuestro vecino, el
musulmá n, porque si se queda allí una noche, los perros se le echará n encima desde las
terrazas contiguas y se lo comerá n. El vecino era un Reeve, el controlador de la cocina del
sultá n, y solía traer una gran cantidad de aceite y grasa y carnes rotas; pero los gatos y las
ratas solían comerlo, o, si los perros olían la cola de una oveja gorda, lo hacían. bajaron de
los techos má s cercanos y lo desgarraron; y de esta manera las bestias ya habían dañ ado
mucho de lo que él trajo a casa. Entonces el judío y su esposa llevaron al Jorobado al techo,
y, dejá ndolo caer por las manos y pies a través del eje del viento en la casa de Reeve,
[500]

apoyado lo puso contra la pared y se fueron. Apenas habían hecho esto cuando Reeve, que
había estado pasando una velada con sus amigos escuchando una recitació n del Corá n,
llegó a casa y abrió la puerta y, subiendo con una vela encendida, encontró a un hijo de
Adá n parado en la esquina debajo de el ventilador Cuando vio esto, dijo: "¡Wah! ¡Por Allah,
muy bien! El que roba mis cosas no es otro que un hombre". Luego se volvió hacia el
jorobado y dijo: "¡Así que eres tú el que roba la carne y la grasa! Pensé que eran los gatos y
los perros, y mato a los perros y gatos del barrio y peco contra ellos matá ndolos. Y todo el
tiempo está s bajando de la terraza de la casa a través del pozo de viento. ¡Pero yo me
vengaré de ti con mi propia mano! Así que tomó un pesado martillo y se abalanzó sobre él y
lo golpeó de lleno en el pecho y lo hizo caer. Luego lo examinó y, al ver que estaba muerto,
gritó horrorizado, pensando que lo había matado, y dijo: "¡No hay Majestad ni Poder salvo
en Allah, el Glorioso, el Grande!" Y temió por su vida, y añ adió : "¡Alá maldiga el aceite y la
carne y la grasa y las colas de oveja para arrancar! ¡Có mo le ha dado el destino a este
hombre su quietus en mi mano!" Luego miró el cuerpo y al ver que era el de un Gobbo, dijo:
"¿No te bastaba ser un jorobado, ¡Pero tú también debes ser un ladró n y un pedante de
[501]

carne y grasa! Oh tú Velador, ¡Dígnate velarme con Tu cortina de ocultació n!" Entonces lo
[502]

cargó sobre sus hombros y, saliendo con él de su casa hacia el final de la noche, lo llevó al
extremo má s cercano del bazar, donde lo puso de pie contra la pared de una tienda a la
entrada de una calle oscura, y lo dejó y se fue.Después de un rato llegó un nazareno, el [503]

corredor del sultá n que, muy aturdido por el licor, se proponía para el bañ o turco mientras
su embriaguez le susurraba al oído: "Verdaderamente, la llamada a los maitines está [504]

cerca ". Llegó pesadamente y tambaleá ndose hasta que se acercó al Jorobado y se puso en
cuclillas para hacer agua frente a él; cuando miró a su alrededor y vio a un hombre
[505]

parado contra la pared. Ahora alguien le había arrebatado el turbante al cristiano en la [506]

primera de la noche; por eso, cuando vio pasar al Jorobado, imaginó que también pretendía
robarle el tocado. Entonces apretó el puñ o y lo golpeó en el cuello, derribá ndolo al suelo, y
llamó en voz alta al vigilante del bazar, y se abalanzó sobre el cuerpo en su furia ebria y
siguió golpeando y estrangulando el cadá ver. En ese momento se acercó el Charley y, al
encontrar a un nazareno arrodillado sobre un musulmá n y destrozá ndolo, preguntó : "¿Qué
dañ o ha hecho éste?"; y el Corredor respondió : "Ese tipo pretendía arrebatarme el
turbante". "Levá ntate de él", dijo el vigilante. Entonces se levantó y el Charley se acercó al
Jorobado y, al encontrarlo muerto, exclamó : "¡Por Alá , que bien! ¡Un cristiano matando a un
mahometano!" Entonces agarró al Corredor y, atá ndole las manos a la espalda, lo llevó a la
casa del Gobernador, y todo el tiempo el Nazareno no dejaba de decirse: "¡Oh Mesías! ¡Oh
[507]

Virgen! ¿Có mo llegué a matar a este hombre? ¡Y qué prisa debió haber tenido para dejar
esta vida cuando murió de un solo golpe! " En ese momento, mientras su embriaguez se
disipaba, vino el dolor en su lugar. Así que el corredor y el cuerpo se mantuvieron en el
lugar del Gobernador hasta la mañ ana siguiente, cuando el Wali salió y dio orden de colgar
al supuesto asesino y ordenó al verdugo. proclamar de la sentencia Enseguida pusieron
[508]

una horca debajo de la cual hicieron parar al Nazareno y el portador de la antorcha, que era
verdugo, le echó la cuerda alrededor del cuello y pasó un extremo por la polea, y estaba a
punto de izarlo. cuando he aquí! el Alguacil, que pasaba, vio al Corredor a punto de ser
[509]

ahorcado; y, abriéndose paso entre la gente, gritó al verdugo: "¡Espera! ¡Espera! ¡Soy el que
mató al Jorobado!" Preguntó el gobernador: "¿Qué te hizo matarlo?"; y él respondió : "Fui a
casa anoche y allí encontré a este hombre que había bajado por el ventilador para robar mi
propiedad; así que lo golpeé con un martillo en el pecho y murió en el acto. Entonces lo
tomé y lo llevé a el bazar y lo puso contra la pared en tal lugar cerca de tal calle;" y agregó :
"¿No es suficiente para mí haber matado a un musulmá n sin matar también a un cristiano?
Así que no cuelguen a nadie má s que a mí". Cuando el gobernador escuchó estas palabras,
soltó al corredor y le dijo al portador de la antorcha: "Cuelgue a este hombre por su propia
confesió n". Así que soltó la cuerda del cuello del Nazareno y la arrojó alrededor del cuello
del Reeve y, haciéndolo pararse debajo de la horca, estaba a punto de colgarlo cuando he
aquí, el médico judío se abrió paso entre la gente y gritó al verdugo: "¡Espera! ¡Espera! ¡Fui
yo y nadie má s mató al jorobado! Anoche estaba sentado en casa cuando un hombre y una
mujer llamaron a la puerta llevando a este Gobbo que estaba enfermo, y le dieron a mi
sirvienta un cuarto de dinar, pidiéndole que dame la paga y dime que baje a verlo. Mientras
ella no estaba, el hombre y la mujer lo llevaron a la casa y, dejá ndolo en las escaleras, se
fueron; y al poco tiempo bajé y no lo vi, porque Yo estaba en la oscuridad, tropecé con él y
cayó al pie de la escalera y murió en el momento. Luego lo subimos, yo y mi esposa, y lo
llevamos a la terraza superior; y, la casa de este Reeve estando al lado mío, bajamos el
cuerpo a través del ventilador. Cuando llegó a casa y encontró al Jorobado en su casa, se
imaginó que era un ladró n y lo golpeó con un martillo, de modo que cayó al suelo, y nuestro
vecino se aseguró de que lo había matado. Ahora bien, ¿no es suficiente para mí haber
matado a un musulmá n sin saberlo, sin cargarme con la carga de quitar la vida de otro
musulmá n a sabiendas?" Cuando el gobernador escuchó esto, le dijo al verdugo: "Libera al
Reeve y cuelga al judío".
Acto seguido, el portador de la antorcha lo tomó y colgó la cuerda alrededor de su cuello
cuando, he aquí, el Sastre se abrió paso entre la gente y gritó al verdugo: "¡Espera! ¡Espera!
Fui yo y nadie má s mató al Jorobado; y esta era la moda". Ayer había salido a dar placer y, al
volver a cenar, me encontré con este Gobbo, que estaba borracho y tocaba el tambor y
cantaba vigorosamente con su pandereta. Así que lo abordé, lo llevé a mi casa y compré un
pescado. , y nos sentamos a comer. Enseguida mi mujer tomó un fid de pescado y, haciendo
un trozo de él, se lo metió en la boca; pero parte se le fue por el camino equivocado o se le
[510]
atascó en la garganta y murió en el instante. Así que lo levantamos, yo y mi esposa, y lo
llevamos a la casa del judío donde la esclava bajó y nos abrió la puerta y le dije:—Dile a tu
amo que hay un hombre y una mujer y una persona enferma para que la veas! Le di un
cuarto de denario y ella subió a decírselo a su amo; y, mientras ella no estaba, llevé al
Jorobado al pie de la escalera y lo apoyé contra la pared, y me fui con mi esposa. Cuando el
judío bajó , tropezó con él y pensó que lo había matado". Entonces le preguntó al judío: "¿Es
esto cierto?"; y el judío respondió : "Sí". Acto seguido, el sastre se volvió hacia el gobernador
y le dijo: dijo: "Dejen ir al judío y cuélguenme." Cuando el gobernador escuchó el cuento del
sastre, se maravilló del asunto de este jorobado y exclamó : "¡Verdaderamente, esta es una
aventura que debería registrarse en los libros!" Entonces le dijo al verdugo , "Que vaya el
judío y cuelgue al Sastre por su propia confesió n." El verdugo tomó al Sastre y le puso la
soga al cuello y dijo: "Estoy cansado de tan lento trabajo: sacamos a éste y lo cambiamos
por aquél". otro, y nadie es ahorcado después de todo!" Ahora bien, el jorobado en cuestió n
era, segú n cuentan, un bufó n para el sultá n de China que no podía soportarlo fuera de su
vista; así que cuando el tipo se emborrachó y no hizo su aparició n que noche o al día
siguiente hasta el mediodía, el sultá n preguntó a algunos de sus cortesanos por él y
respondieron: "Oh, nuestro señ or, el gobernador ha venido sobre él muerto y ha mandado
ahorcar a su asesino; pero, cuando el verdugo estaba a punto de izarlo, vino un segundo y
un tercero y un cuarto y cada uno dijo:—Soy yo, y nadie má s mató al ¡Jorobado!; y cada uno
dio un relato completo y circunstanciado de la forma en que mataron al bufó n". Cuando el
rey escuchó esto, gritó en voz alta al chambelá n de turno: "Ve al gobernador y trá eme a los
cuatro". Así que el chambelá n bajó de inmediato al lugar de la ejecució n, donde encontró al
portador de la antorcha a punto de colgar al sastre y le gritó : "¡Espera! ¡Alto!” Entonces dio
la orden del Rey al Gobernador, quien tomó al Sastre, al Judío, al Nazareno y al Reeve (el
cuerpo del Jorobado siendo llevado sobre los hombros de los hombres) y subió con todos y
cada uno al Rey. llegó a la presencia, besó el suelo y le contó al gobernante toda la historia
que es innecesario relatar, como dicen: "De nada sirve un cuento contado tres veces. El
sultá n al oírlo se maravilló y se conmovió ". alegría y mandó que se escribiera la historia con
letras de oro líquido, diciendo a los presentes: "¿Habéis oído alguna vez una historia má s
maravillosa que la de mi Jorobado?" Acto seguido, el corredor nazareno se adelantó y dijo:
"Oh Rey de la edad , con tu permiso te contaré una cosa que me sucedió a mí y que es aú n
má s maravillosa, maravillosa, placentera y deliciosa que la historia del jorobado". Dijo el
rey: "¡Dinos lo que tienes que decir!". comenzó con estas palabras
LA HISTORIA DEL CORREDOR NAZARENO.
Oh Rey de la época, vine a esta tu tierra con mercadería y el Destino me detuvo aquí
contigo: pero mi lugar de nacimiento fue El Cairo, en Egipto, donde también me crié,
porque soy de los coptos y mi padre fue corredor antes que yo. Cuando llegué al estado del
hombre, él partió de esta vida y yo sucedí en su negocio. Un día, mientras estaba sentado en
mi tienda, he aquí, se me acercó un joven tan hermoso como podía serlo, vestido con
suntuosas vestiduras y montando un hermoso asno. Cuando me vio, me saludó y yo me
[511]

levanté para hacerle honor: luego sacó un pañ uelo que contenía una muestra de sésamo y
preguntó : "¿Cuá nto vale esto por Ardabb ?"; a lo que respondí: "Cien dirhams". Dijo él:
[512]

"Toma porteadores, calibradores y metesmen y ven mañ ana al Khan al-Jawá li, por el [513]

barrio de la Puerta de la Victoria, donde me encontrará s". Luego se fue dejá ndome la
muestra de sésamo en su pañ uelo; y yo hice la ronda de mis clientes y me aseguré de que
cada Ardabb traería ciento veinte dirhams. Al día siguiente tomé cuatro metesmen y
caminé con ellos hasta el Khan, donde lo encontré esperá ndome. Tan pronto como me vio,
se levantó y abrió su cargador, cuando medimos el grano hasta que el almacén estuvo
vacío; y encontramos el contenido de cincuenta Ardabbs, haciendo cinco mil piezas de
plata. Entonces él dijo: 'Sean diez dirhams en cada Ardabbs tu corretaje; así que toma el
precio y deja en depó sito cuatro mil quinientos dirhams para mí; y, cuando haya terminado
de vender las otras mercancías en mis almacenes, vendré a ti y recibiré la cantidad. mil
dirhams. Estuvo ausente un mes, al final del cual vino a mí y me preguntó : "¿Dó nde está n
los dirhams?" Me levanté y lo saludé y le respondí: "¿No quieres comer algo en mi casa?"
Pero él se negó con el comentario: "Prepara el dinero y regresaré en breve y me lo llevaré".
Luego se alejó . Así que saqué los dirhams y me senté para esperarlo, pero se quedó fuera
un mes má s, cuando volvió y me dijo: "¿Dó nde está n los dirhams?" Me levanté y,
saludá ndolo, le pregunté: "¿No comerá s algo en mi casa?" Pero él volvió a negarse y agregó :
"Prepá rame el dinero y pronto regresaré y Luego se fue cabalgando. Así que saqué los
dirhams y me senté a esperar su regreso; pero se mantuvo alejado de mí por tercer mes, y
dije: g el hombre es la liberalidad en forma encarnada.” A fin de mes subió , montado en una
yegua-mula y vestido con un traje de suntuosas vestiduras; era como la luna en la noche de
plenitud, y parecía como recién salido de los bañ os, con las mejillas sonrosadas y brillantes,
y la frente blanca como una flor, y un lunar como un grano de á mbar gris que deleita la
vista; incluso como fue dicho de tal persona por el poeta:—
Luna llena con sol en una sola mansió n ✿ En el brillo má s brillante y la fortuna se elevó y brilló ,
Con feliz esplendor cambiando cada sprite: ✿ ¡Salve a quien bendice la oració n con bendita bendició n!
Sus encantos y gracia han alcanzado el colmo de la perfecció n, ✿ Todos los corazones han vencido y todos los ingenios
han vencido.
¡Alabad al Señ or por obras tan maravillosas y extrañ as, ✿ y por la voluntad del Todopoderoso que ha hecho Su mano!
Cuando lo vi me levanté hacia él e invocando bendiciones sobre él le pregunté: "Oh mi
señ or, ¿no tomará s tu dinero?" "¿De dó nde la prisa?" dijo: "Espera hasta que haya
[514]

terminado mi negocio y luego vendré y los tomaré". Volvió a cabalgar y me dije a mí mismo:
"Por Dios, cuando venga la pró xima vez que lo necesite, debo convertirlo en mi invitado,
porque he negociado con sus dirhams y he obtenido grandes ganancias de ese modo". A fin
de añ o volvió , ataviado con un traje má s suntuoso que el anterior; y, cuando le conjuré por
el Evangelio para que se apeara en mi casa y comiera de la comida de mis invitados, dijo:
"Consiento, con la condició n de que lo que gastes en mí será de mi dinero que aú n está en
tus manos". Respondí: "Así sea", y lo hice sentarse mientras yo preparaba lo necesario de
comida y bebida y otras cosas; y coloque la bandeja delante de él, con la invitació n
"Bismillah"! Luego se acercó a la bandeja y extendió su mano izquierda y comiste
[515] [516]

conmigo; y me maravilló que no usara la mano derecha. Cuando terminamos de comer, le


eché agua en la mano y le di con qué se la limpiaba. Después de esto nos sentamos a
conversar después de que le puse delante algunos dulces; y yo le dije: "Oh mi amo, te ruego
que me alivie diciéndome por qué comes con tu ¿mano izquierda? ¿Quizá s algo te duele la
otra mano?" Cuando escuchó mis palabras, repitió estos versos:
Querido amigo, no preguntes qué arde en mi pecho, ✿ Para que no veas dolores de fuego que ojo nunca vio:
¿No quiere mi corazó n albergar a Salmá en lugar del de Laylá ? [517] amor, pero la necesidad nunca tiene una ley!
Y sacó su brazo derecho de su manga y he aquí, la mano estaba cortada, una muñ eca sin
puñ o. Yo estaba asombrado por esto, pero él dijo: "No te maravilles, y no pienses que comí
con mi mano izquierda por vanidad e insolencia, sino por necesidad; y el corte de mi mano
derecha fue causado por una aventura de lo má s extrañ a". Pregunté: "¿Y qué lo causó ?"; y él
respondió :—Sepa que yo soy de los hijos de Bagdad y mi padre fue de los notables de esa
ciudad. Cuando llegué a la condició n de hombre, escuché a los peregrinos y caminantes,
viajeros y mercaderes hablar de la tierra de Egipto y sus palabras se hundieron
profundamente en mi mente hasta que murió mi padre, cuando tomé una gran suma de
dinero y me proveí para comerciar con telas. de Bagdad y Mosul y, embalá ndolos en fardos,
emprendí mis viajes; y Allah me decretó seguridad hasta que entrara en esta vuestra
ciudad. Luego lloró y comenzó a repetir:—
Los ojos llorosos escapan de los pozos ✿ Donde caen los ojos de lince:
Una palabra mata el sabio ✿ Y salva lo natural:
El musulmá n falta de comida ✿ El Ká fir festeja en saló n:
¿Qué arte o acto es el del hombre? ✿ ¡La voluntad de Dios obliga a todos!
Ahora, cuando hubo terminado su verso, dijo: Así que entré en El Cairo, descargué mis
cargas y almacené mis cosas en el Khan "Al-Masrú r". Entonces le di al criado algunas
[518]

monedas de plata para que me comprara algo de comer y me acostara a dormir un rato.
Cuando me desperté fui a la calle llamada "Bayn al-Kasrayn" -Entre los dos Palacios- y
luego regresé y descansé mi noche en el Khan. Cuando llegó la mañ ana, abrí una paca y
saqué algunas cosas y me dije: "Me iré y pasaré por algunos de los bazares y veré el estado
del mercado". Así que cargué las cosas en algunos de mis esclavos y me fui hasta que llegué
a Kaysariyah o Exchange. de Jahá rkas; donde vinieron a recibirme los corredores que
[519]

sabían de mi venida. Tomaron las telas y las vendieron a gritos, pero no pudieron obtener
el costo principal de ellas. Esto me molestó , sin embargo, el shaykh de los corredores me
dijo: "Oh, mi señ or, te diré có mo puedes sacar provecho de tus bienes. Debes hacer lo que
hacen los mercaderes y vender tus mercancías a crédito por un precio". período fijo, en un
contrato redactado por un notario y debidamente atestiguado, y emplear a un Shroff para
tomar tus cuotas todos los lunes y jueves, así ganará s dos dirhams y má s, por cada uno, y te
consolará s y te divertirá s viendo El Cairo y el Nilo". Dije: "Este es un buen consejo", y llevé a
los corredores al Khan. Tomaron mis cosas y se fueron con ellas a 'Change donde las vendí
bien tomando bonos por el valor. Estos bonos los deposité con un Shroff, un banquero,
quien me dio un recibo con el que regresé al Khan. Aquí me quedé un mes entero, todas las
mañ anas rompiendo mi ayuno con una copa de vino y haciendo mis comidas con carne de
paloma, cordero y dulces, hasta que llegó el momento en que mis recibos comenzaron a
vencer. Así, todos los lunes y jueves solía ir a 'cambiar y sentarme en la tienda de uno u otro
de los comerciantes, mientras el notario y el cambista iban a recuperar el dinero de los
comerciantes, hasta después de la hora de mediados de oració n de la tarde, cuando me
trajeron la cantidad, y la conté y, sellando las bolsas, regresé con ellas al Khan. Cierto día
que resultó ser un lunes, Fui al Hammam y de allí regresé a mi Khan, y sentado en mi
[520]

propia habitació n rompí mi ayuno con una copa de vino, después de lo cual dormí un
[521]

poco. Al despertarme comí un pollo y, perfumando mi persona, me dirigí a la tienda de un


mercader alto Badr al-Din al-Bostá ni, o el Jardinero, que me acogió ; y nos sentamos a
[522]

hablar un rato hasta que abrieron el bazar. En ese momento, he aquí, apareció una dama de
figura majestuosa que vestía un tocado de lo má s magnífico, perfumado con el má s dulce de
los aromas y caminando con graciosa marcha oscilante; y al verme levantó su mantilla
dejá ndome entrever sus hermosos ojos negros. Saludó a Badr al-Din, quien le devolvió el
saludo y se puso de pie y habló con ella; y en el momento en que la oí hablar, el amor de ella
se apoderó de mi corazó n. Luego ella le dijo a Badr al-Din: "¿Tienes a tu lado un trozo de
tela tejida con hilo de oro puro?" Entonces él le sacó una parte de los que me había
comprado y se la vendió por mil doscientos dirhams; cuando ella dijo: "Me llevaré la pieza a
casa y te enviaré su precio". "Eso es imposible, oh mi señ ora", respondió el comerciante,
"porque aquí está el dueñ o de las cosas y le debo una parte de las ganancias". "¡Fuera de ti!"
ella gritó , "¿No suelo tomar de ti rollos enteros de cosas costosas, y te doy una ganancia
mayor de lo que esperas, y te envío el dinero?" "Sí", respondió él; pero necesito
urgentemente el precio este mismo día. Acto seguido, ella tomó la pieza y la arrojó sobre su
regazo, diciendo: "¡Fuera de ti! Alá confunda a la tribu de ustedes que no estima a nadie en
el valor correcto"; y ella se volvió para irse. Sentí que mi alma se iba con ella; así que me
puse de pie y la detuve, diciendo: "Te conjuro por el Señ or, oh mi señ ora, favoréceme
volviendo sobre tus gratos pasos". Se dio la vuelta con una sonrisa y dijo: "Por tu bien
vuelvo", y se sentó frente a mí en la tienda. Entonces le dije a Badr al-Din: "¿Cuá l es el
precio que te pidieron por esta pieza?"; y dijo: "Mil cien dirhams". Repliqué: "Los cien
impares será n tu ganancia: trá eme una hoja de papel y te escribiré una descarga por ella".
Entonces le hice un recibo de mi puñ o y letra y le di la pieza a la señ ora, diciendo:
"Llévatelo contigo y, si quieres, trá eme su precio el pró ximo día de bazar; o mejor aú n,
acéptalo como mi invitado". -regalo para ti". "Alá te pague con el bien", respondió ella, "y te
haga mi esposo y señ or y dueñ o de todo lo que tengo". Y Alá favoreció su oració n. Vi las
[523]

Puertas del Paraíso abrirse ante mí y dije: "Oh, mi señ ora, deja que este pedazo de cosas sea
ahora tuyo y otro como este está listo para ti; solo déjame echar un vistazo a tu rostro".
Entonces ella levantó su velo y vi un rostro cuya vista me legó mil suspiros, y mi corazó n
quedó tan cautivado por su amor que me ya no soberano de mi razó n. Entonces dejó caer el
velo de su rostro y, tomando el pedazo de tela, dijo: "¡Oh, mi señ or, no me dejes desolada
por tu ausencia!" y se alejó y desapareció de mi vista. Permanecí sentado en 'Change hasta
pasada la hora de la oració n de la tarde, perdido para el mundo por el amor que me había
dominado; y la violencia de mi pasió n me obligó a preguntar por ella al mercader, quien me
respondió : "Esta es una dama y una rica: es la hija de un cierto Emir que murió
recientemente y le dejó una gran fortuna". Luego me despedí de él y regresé a casa del
Khan donde me sirvieron la cena; pero no podía comer por pensar en ella y cuando me
acostaba a dormir, el sueñ o no llegaba a mí. Así que estuve despierto hasta la mañ ana,
cuando me levanté y me puse una muda de ropa y bebí una copa de vino; y, después de
romper mi ayuno en un asunto sin importancia, fui a la tienda del comerciante donde lo
saludé y me senté a su lado. Enseguida subió la dama como de costumbre, seguida de una
esclava y con un vestido má s suntuoso que antes; y ella me saludó sin darse cuenta de Badr
al-Din y dijo con fluidez y gracia (nunca escuché una voz má s suave o má s dulce): "Envía
uno conmigo para tomar los mil doscientos dirhams, el precio de la pieza". "¿Por qué esta
prisa?" pregunté yo y ella respondió , "¡Que nunca te perdamos!" y me entregó el dinero.
[524]

Entonces me senté a conversar con ella y luego le hice señ as en gesto mudo, con lo cual
comprendió que yo anhelaba gozar de su persona, y ella se levantó de prisa con una
[525]

muestra de disgusto. Mi corazó n se aferró a ella y salí del bazar y seguí su rastro. Mientras
caminaba de repente, una esclava negra me detuvo y dijo: "Oh, mi amo, ven a hablar con mi
ama". A esto me extrañ é y respondí: "Aquí no hay quien me conozca"; pero ella replicó :
[526]

"¡Oh mi señ or, cuá n pronto la has olvidado! Mi señ ora es la misma que estuvo este día en la
tienda de tal comerciante". Luego la acompañ é a casa de Shroff, donde encontré a la señ ora
que me atrajo a su lado y me dijo: "Oh, amado mío, tu imagen está firmemente grabada en
mi imaginació n, y el amor por ti se ha apoderado de mi corazó n: desde el principio". hora
en que te vi por primera vez, ni el sueñ o ni la comida ni la bebida me han dado ningú n
placer". Respondí: "El doble de ese el sufrimiento es mío y mi estado me dispensa de la
queja". Entonces ella dijo: "Oh, mi amado, ¿en tu casa o en la mía?" será en tu casa.” “Así sea;
pero esto es viernes noche y nada se puede hacer hasta mañ ana después de las oraciones
[527]

pú blicas; ve a la Mezquita y reza; entonces monta tu asno, y pregunta por el Habbá niyah [528]

cuarto; y, cuando esté allí, busque la mansió n de Al-Nakib Baraká t, popularmente


[529]

conocido como Abu Shá mah el síndico; porque vivo allí: así que no te demores, ya que te
estaré esperando". Me regocijé con una alegría aú n mayor por esto; me despedí de ella y
regresé a mi Khan, donde pasé una noche sin dormir. Apenas estaba seguro de que la
mañ ana había amanecido cuando me levanté, me cambié de ropa, me perfumé con esencias
y olores dulces y, tomando cincuenta dinares en un pañ uelo, fui del Khan Masrú r al
Zuwaylah puerta, donde monté un asno y le dije a su dueñ o: "Llévame a la Habbaniyah".
[530]

Así que partió conmigo y llegó en un abrir y cerrar de ojos a una calle conocida como Darb
al-Munkari, donde le dije: "Entra y pregunta por la mansió n del síndico". Se ausentó por un
tiempo y luego regresó y dijo: "Bajen". "Ve tú antes que yo a la casa", dije, y añ adí: "Regresa
con la primera luz del día y llévame a casa". y él respondió : "En el nombre de Alá "; Entonces
le di un cuarto de denario de oro, y él lo tomó y se fue. Entonces llamé a la puerta y salieron
dos esclavas blancas, ambas jó venes; vírgenes de alto pecho, como si fueran lunas, y me
dijo: "Entra, que nuestra señ ora te espera y no ha llegado". durmió toda la noche para su
deleite en ti. Atravesé el vestíbulo y entré en un saló n con siete puertas, con piso de
má rmoles multicolores y amueblado con cortinas y colgaduras de sedas de colores: el techo
estaba emplazado con oro y cornisa con inscripciones. blasonado en lapislá zuli; y las
[531]

paredes fueron estucadas con yeso Sultá ní que reflejaba el rostro del espectador.
[532]

Alrededor del saló n había ventanas enrejadas que daban a un jardín lleno de todo tipo de
frutas; cuyos riachuelos bramaban y bramaban y cuyos pá jaros triaban y chillaban; y en el
corazó n de la sala había una fuente de chorros en cuyas esquinas había pá jaros tallados en
oro rojo con incrustaciones de perlas y gemas y que brotaba agua cristalina. Cuando entré y
tomé asiento, —— Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir su permitido
decir.
Ahora, cuando era la noche veintiséis,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el joven comerciante continuó : Cuando
entré y tomé asiento, la dama entró de inmediato coronada con una diadema. de perlas y
[533]

joyas; su rostro salpicado de lunares artificiales en añ il, sus cejas delineadas con Kohl y
[534]

sus manos y pies enrojecidos con Henna. Cuando me vio me sonrió en la cara y me tomó en
sus brazos y me estrechó contra su pecho; luego puso su boca en mi boca y chupó mi lengua
(e hice lo mismo) y dije: "¿Puede ser cierto, oh mi pequeñ o oscuro, que has venido a mí?"
[535]

y agregó : "¡Bienvenido y buen á nimo para ti! Por Alá , desde el día en que te vi, el sueñ o no
ha sido dulce para mí ni la comida ha sido agradable". Dije yo: "Tal ha sido también mi caso:
y yo soy tu esclavo, tu esclavo negro". Luego nos sentamos a conversar y yo incliné la
cabeza hacia el suelo con timidez, pero ella no tardó mucho en ponerme delante una
bandeja con las má s exquisitas viandas, carnes marinadas, buñ uelos empapados en miel de
abeja. y pollos rellenos de azú car y pistachos, de los cuales comíamos hasta saciarnos.
[536]

Luego trajeron una jofaina y un aguamanil y yo me lavé las manos y nos perfumamos con
agua de rosas almizclada y nos sentamos de nuevo a conversar. Entonces ella comenzó a
repetir estas coplas: — [537]

Si hubiéramos sabido de tu venida, tu camino hubiera sido desolado


Con la sangre de nuestro corazó n y las bolas de nuestra vista:
Nuestra mejilla como un pañ o para los pies para saludarte ha sido arrojada,
Que tu paso sobre nuestros pá rpados se posa suavemente.
Y ella seguía quejá ndose de lo que le había sucedido a ella y yo de lo que me había sucedido
a mí; y el amor por ella se apoderó tan firmemente de mi corazó n que toda mi riqueza
parecía nada en comparació n con ella. Luego nos pusimos a jugar, manosear y besar hasta
el anochecer, cuando las doncellas pusieron delante de nosotros las comidas y un servicio
completo de vino, y nos sentamos a divertirnos hasta el mediodía de la noche; cuando nos
acostamos y me acosté con ella, nunca en mi vida vi una noche como esa noche. Cuando
amaneció por la mañ ana me levanté y me despedí de ella, arrojando debajo de la cama
alfombrada el pañ uelo en el que estaban los dinares. y cuando salí, ella lloró y dijo: "Oh,
[538]

mi señ or, ¿cuá ndo volveré a mirar ese hermoso rostro?" —Estaré contigo al ponerse el sol
—le respondí, y al salir encontré al burro que me había traído el día anterior, esperá ndome
en la puerta. Así que monté un asno y cabalgué hasta el Khan de Masrur, donde me apeé y
le di al hombre medio dinar, diciendo: "Regresa al atardecer"; y él dijo "lo haré". Luego
desayuné y salí a buscar el precio de mis cosas; después de lo cual volví, y tomando un
cordero asado y algunos dulces, llamé a un portero y puse la provisió n en su caja, y se la
envió a la señ ora pagá ndole al hombre su alquiler. Volví a mi negocio hasta la puesta del
[539]

sol, cuando el arriero vino a mí; y tomé cincuenta dinares en un pañ uelo y cabalgué hasta
su casa donde encontré el piso de má rmol barrido, los bronces bruñ idos, las velas
encendidas, las velas de cera encendidas, la carne servida y el vino colado. Cuando mi [540]

señ ora me vio, me echó los brazos al cuello y exclamó : «Me has asolado con tu ausencia».
Luego puso las mesas delante de mí y comimos hasta quedar satisfechos, cuando las
esclavas se llevaron las bandejas y sirvieron el vino. No dejamos de beber hasta que pasó la
mitad de la noche; y, estando bien calientes con la bebida, fuimos a la cá mara de dormir y
nos quedamos allí hasta la mañ ana. Entonces me levanté y me alejé de ella dejá ndole los
cincuenta dinares como antes; y, al encontrar al burro en la puerta, cabalgó hasta el Khan y
durmió un rato. Después de eso, salí a preparar la cena y tomé un par de gansos con salsa
en dos fuentes de arroz aliñ o y pimienta, y preparé colocasia. -raíces fritas y empapadas
[541]

en miel, y velas de cera y frutas y conservas y nueces y almendras y flores aromá ticas; y se
los envié todos. Tan pronto como se hizo de noche, volví a atar cincuenta dinares en un
pañ uelo y, montando el asno como de costumbre, cabalgué hasta la mansió n donde
comimos, bebimos y nos acostamos juntos hasta la mañ ana, cuando arrojé el pañ uelo y los
dinares. a ella y cabalgó de regreso al Khan. No dejé de hacer de esa manera hasta que,
[542]

después de una dulce noche, me desperté una hermosa mañ ana y me encontré mendigo, sin
dinares ni dirhams. Entonces me dije a mí mismo: "Todo esto es obra de Sataná s"; y
comenzó a recitar estos versos:—
La pobreza empañ a el brillo del hombre cualquiera que haya sido su riqueza, ✿ Incluso cuando el sol a punto de ponerse
brilla con una luz amarillenta:
Ausente cae de la memoria, olvidado por sus amigos; ✿ Presente no comparte sus alegrías porque nadie en él se deleita:
Camina por el mercado rehuido de todos, demasiado contento de esconder la cabeza; ✿ En lugares desiertos lá grimas
derrama y gime su amarga situació n:
Por Alá , 'en medio de sus parientes y amigos, un hombre, por bueno que sea, ✿ Asaltado por la miseria y la miseria, ¡no es
má s que un extrañ o espectro!
Me alejé del Khan y caminé por la calle "Entre los Palacios" hasta que llegué a la Puerta
Zuwaylah, donde encontré a la gente amontonada y la entrada bloqueada para la mucha
gente. Y por decreto del Destino vi allí a un soldado contra el cual apreté sin querer, de
modo que mi mano llegó a su bolsillo del pecho y sentí una bolsa dentro. Miré y al ver un
hilo de seda verde que colgaba del bolsillo supe que era un bolso; y la aglomeració n se
hacía má s grande cada minuto y en ese momento, un camello cargado con una carga de
combustible dio un empujó n al soldado en el lado opuesto, y él se dio la vuelta para
defenderse de él, para que no le rasgara la ropa; y Sataná s me tentó , así que tiré de la
cuerda y saqué una bolsita de seda azul que contenía algo que tintineaba como una
moneda. Pero el soldado, sintiendo que su bolsillo se aligeraba de repente, metió la mano
en él y lo encontró vacío; Entonces se volvió hacia mí y, cogiendo su maza del arzó n de la
silla, me golpeó con ella en la cabeza. Caí al suelo, mientras la gente nos rodeaba y,
agarrando la yegua del soldado por las bridas, le decía: "¡Le das a este joven un golpe como
este por un simple empujó n!" Pero el soldado les gritó : "¡Este tipo es un maldito ladró n!"
Entonces volví en mí y me puse de pie, y la gente me miró y dijo: "No, es un joven apuesto:
no robaría nada"; y algunos de ellos se pusieron de mi parte y otros estaban en mi contra y
las preguntas y respuestas aumentaron en voz alta y cá lida. El pueblo tiraba de mí y me
hubiera rescatado de sus garras; pero como el destino decretó he aquí, el Gobernador, el
Jefe de Policía, y el guardia entró por la puerta de Zuwaylah en ese momento y, al ver a la
[543]

gente reunida alrededor de mí y del soldado, el gobernador preguntó : "¿Qué sucede?" "¡Por
Alá ! Oh Emir", respondió el soldado, "¡esto es un ladró n! Tenía en mi bolsillo una bolsa de
seda azul forrada con veinte buenas monedas de oro y él la tomó , mientras yo estaba en la
aglomeració n". Dijo el gobernador: "¿Había alguien contigo en ese momento?"; y dice el
soldado, "No". Entonces el Gobernador clamó al Jefe de la Policía que me apresara, y así se
me retiró la cortina de la protecció n del Señ or. Luego dijo: "Desnú dalo"; y, cuando me
desnudaron, encontraron la bolsa en mi ropa. El Wali lo tomó , lo abrió y lo contó ; y,
encontrando en él veinte denarios como el soldado había dicho, se enojó mucho y Ordenó a
su guardia que me trajera ante él. Entonces me dijo: "Ahora, oh joven, habla con verdad:
¿robaste esta bolsa?" Ante esto, agaché la cabeza hasta el suelo y me dije: "Si niego
[544]

haberlo robado, me meteré en un gran problema". Así que levanté la cabeza y dije: "Sí, lo
tomé". Cuando el Gobernador escuchó estas palabras, se maravilló y llamó a testigos que se
acercaron y dieron fe de mi confesió n. Todo esto sucedió en la puerta de Zuwaylah.
Entonces mandó el gobernador al enlace que me cortara la mano derecha, y así lo hizo;
después de lo cual también me habría cortado el pie izquierdo; pero el corazó n del soldado
se ablandó y se apiadó de mí e intercedió por mí ante el Gobernador para que no me
mataran. Entonces el Wali me dejó y se fue y la gente se quedó a mi alrededor y me dio a
[545]

beber una copa de vino. En cuanto al soldado, me apretó la bolsa y dijo: "Eres un joven
agraciado y no conviene que seas un ladró n". Así que repetí estos versos:—
¡Lo juro por el nombre de Alá , hermoso señ or! no fui ladró n, ✿ Ni, ¡oh tú , el mejor de los hombres! Fui un bandido criado:
Pero el cambio de la fortuna y la casualidad me derribaron de repente, ✿ Y el cuidado, el cuidado y la penuria desviaron
mi curso:
No lo disparé, de hecho, fue Alá disparó el eje ✿ Que hizo rodar en polvo la diadema Real de mi cabeza. [546]
El soldado se dio la vuelta después de darme el bolso; y yo también seguí mi camino
envolviendo mi mano en un trapo y metiéndola en mi seno. Toda mi apariencia había
cambiado, y mi color se había vuelto amarillo por la vergü enza y el dolor que me había
sobrevenido. Sin embargo, me dirigí a la casa de mi ama, donde, en extrema perturbació n
de espíritu, me arrojé sobre la cama alfombrada.
Ella me vio en este estado y me preguntó : "¿Qué te pasa y por qué te veo tan cambiado de
aspecto?"; y respondí: "Me duele la cabeza y estoy lejos de estar bien". Entonces ella se
enojó y se preocupó por mi causa y dijo: "No me quemes el corazó n, oh mi señ or, sino
siéntate y levanta la cabeza y cuéntame lo que te ha sucedido hoy, porque tu rostro me
cuenta una historia". ." "Deja esta charla", le respondí. Pero ella lloró y dijo: "Parece que
está s cansada de mí, porque te veo contrario a tu costumbre". Pero yo estaba en silencio; y
ella siguió hablá ndome aunque yo no le respondí, hasta que llegó la noche. Entonces ella
puso comida delante de mí, pero la rechacé por temor a que me viera comiendo con la
mano izquierda y le dije: "No tengo estó mago para comer en este momento". Dijo ella:
"Dime qué te ha sucedido hoy, y por qué está s tan triste y quebrantado de espíritu y de
corazó n". Dije yo: "Espera un momento; te lo diré todo en mi tiempo libre". Entonces ella
me trajo vino, diciendo: "Abajo, esto disipará tu dolor: ciertamente debes beber y contarme
tus nuevas". Le pregunté: "¿Obligatoriamente debo decírtelo?"; y ella respondió : "Sí".
Entonces dije: "Si es necesario que así sea, entonces dame de beber con tu propia mano".
Ella llenó y bebió , y llenó de nuevo y me dio la copa que tomé de ella con mi mano
[547]

izquierda y sequé las lá grimas de mis pá rpados y comenzó a repetir:—


Cuando Alá quiere que algo le suceda a un hombre ✿ que tiene oídos, ojos e ingenio llenos;
Sus oídos los ensordece y sus ojos los ciega ✿ Y atrae su ingenio como dibujamos un cabello [548]
Hasta que, habiendo cumplido Su propó sito, É l restaura ✿ El ingenio del hombre, que advirtió má s prudente que le irá .
Cuando terminé mis versos, lloré, y ella gritó con un grito muy fuerte: "¿Cuá l es la causa de
tus lá grimas? ¡Tú quemas mi corazó n! ¿Qué te hace tomar la copa con tu mano izquierda?"
Dije yo: "Verdaderamente tengo en mi mano derecha un forú nculo;" y ella dice: "Apá galo y
te lo abriré". "Todavía no es tiempo de abrirlo", respondí, "así que no me inquietes con
[549]

tus palabras, porque no lo sacaré de la venda en este momento". Luego bebí de la copa y no
dejó de acosarme con la bebida hasta que me venció la embriaguez y me quedé dormido en
el lugar donde estaba sentado; después de lo cual miró mi mano derecha y vio una muñ eca
sin puñ o. Entonces ella me registró de cerca y encontró conmigo la bolsa de oro y mi mano
cortada envuelta en un trapo. Con esto se apoderó de ella tal pena como nunca la tuvo, y
[550]

no cesó de lamentarse por mí hasta la mañ ana. Cuando desperté descubrí que me había
preparado un plato de caldo de cuatro pollos hervidos, que me trajo junto con una copa de
vino. comí y bebí y dejando la bolsa, hubiera salido; pero ella me dijo: "¿Adó nde?"; y yo
respondí: "Donde mi negocio me llame;" y ella dijo: "No irá s; siéntate". Así que me senté y
ella prosiguió : "¿Tu amor por mí te ha dominado tanto que has desperdiciado toda tu
riqueza y has perdido tu mano por mi culpa? Te tomo como testigo en mi contra y también
Alá sea mi testigo de que nunca parte de ti, pero moriré bajo tus pies; y pronto verá s que
mis palabras son verdaderas". Luego mandó llamar al Kazi y a los testigos y les dijo:
"Escriban mi contrato de matrimonio con este joven, y den testimonio de que he recibido el
acuerdo de matrimonio". Cuando hubieron redactado el acta, dijo: "Sed testigos de que
[551]

todo mi dinero que está en este cofre y todo lo que tengo en esclavos y siervas y otras
propiedades se lo dan gratuitamente a este joven". Así tomaron acto de esta declaració n
habilitá ndome para asumir la posesió n en derecho de matrimonio; y luego se retiraron,
después de recibir sus honorarios. Entonces ella me tomó de la mano y, llevá ndome a un
armario, abrió un gran cofre y me dijo: "Mira lo que hay aquí"; y miré, y he aquí que estaba
lleno de pañ uelos. Dijo ella: "Este es el dinero que recibí de ti y todos los pañ uelos que me
diste, que contenían cincuenta dinares, los envolví y los eché en este cofre; así que ahora
toma el tuyo, porque vuelve a ti, y este día te conviertes". La fortuna y el destino te
afligieron de tal manera que perdiste tu mano derecha por mi causa, y nunca podré
corresponderte; es má s, aunque di mi vida fue poco y aú n debería sigue siendo tu deudor."
Luego agregó : "Hazte cargo de tu propiedad." Así que transfirí el contenido de su cofre a mi
cofre, y añ adí mi riqueza a la riqueza que le había dado, y mi corazó n se alivió y mi dolor
Me puse de pie y la besé y le di las gracias, y ella dijo: "Me has dado la mano por amor a mí y
¿có mo puedo darte un equivalente? Por Alá , si ofreciera mi vida por tu amor, sería en
verdad poco y no haría justicia a tu reclamo sobre mí". Entonces ella me entregó por
escritura todo lo que poseía en ropa y adornos de oro y perlas, y bienes y granjas y
muebles, y no me acosté a dormir esa noche, estando muy apenado por mi dolor, hasta que
le conté todo lo que me había sucedido. Pasé la noche con ella. Pero antes de que
hubiéramos vivido juntos un mes tiempo ella cayó gravemente enferma y la enfermedad
aumentó sobre ella, a causa de su dolor por la pérdida de mi mano, y ella soportó solo
cincuenta días antes de ser contada entre la gente del futuro y herederos de la
inmortalidad. su cuerpo en la madre tierra y dejar hacer una perlecció n piadosa del Corá n
para la salud de su alma, y dio mucho dinero en limosnas para ella; después de lo cual me
[552]

aparté de la tumba y regresé a la casa. Allí descubrí que había dejado mucha sustancia en
dinero al contado y esclavos, mansiones, tierras y dominios, y entre sus almacenes había un
granero de semillas de sésamo, del cual te vendí parte; y no tuve ni tiempo ni ganas de
contar contigo hasta que hube vendido el resto de las existencias almacenadas; ni, de
hecho, ni siquiera ahora he dejado de recibir el precio. Así que quiero que no me rechaces
en lo que voy a decirte: dos veces he comido de tu comida y quiero darte como regalo el
dinero por el sésamo que tienes. Tal es la causa del corte de mi mano derecha y de comer
con la izquierda. "Ciertamente", dije, "tú me has mostrado la mayor bondad y generosidad".
Entonces me preguntó : "¿Por qué no has de viajar conmigo a mi país natal, donde estoy por
regresar con cosas de El Cairo y Alejandría? Dime, ¿me acompañ ará s?"; y yo respondí "lo
haré". Así que acepté ir con él a principios de mes, y vendí todo lo que tenía y compré otras
mercancías; luego partimos y viajamos, yo y el joven, a este país de la tuya, donde vendió su
empresa y compró otra inversió n de productos del país y continuó su viaje a Egipto. Pero
fue mi suerte permanecer aquí, de modo que estas cosas me sucedieron en mi extrañ eza
que sucedió anoche, y ¿no es esta historia, oh Rey de la época, má s maravillosa y
maravillosa que la historia del Jorobado? "No es así", dijo el Rey, "no puedo aceptarlo: no
hay má s remedio que ser colgados, cada uno de ustedes". —— Y Shahrazad percibió el
amanecer y dejó de decir su permiso.
Ahora bien, cuando era la noche veintisiete,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que cuando el rey de China declaró : "No hay má s
remedio que colgarte", el juez de la cocina del sultá n se adelantó y dijo: "Si me lo permites,
te Te contaré una historia de lo que me sucedió justo antes de encontrar a este Gobbo; y, si
es má s maravilloso que su historia, concédenos nuestras vidas". Y cuando el Rey respondió
"Sí" comenzó a contar
EL CUENTO DE REEVE.
Sabed, oh Rey, que anoche estuve en una fiesta donde hicieron una perlecció n del Corá n y
juntaron doctores en derecho y religió n diestros en recitar y entonar; y, cuando terminaron
los lectores, la mesa estaba servida y entre otras cosas que nos pusieron delante estaba un
ragú adobado aromatizado con semillas de comino. Así que nos sentamos, pero uno de
[553]

los nuestros se contuvo y se negó a tocarlo. Lo conjuramos para que comiera, pero juró que
no lo haría; y, cuando volvimos a presionarlo, dijo: "No se den prisa conmigo; me basta lo
que ya me ha sucedido al comerlo"; y comenzó a recitar:—
Lleva tu bandeja al hombro y ve directo a tu meta; ✿ Y, si te conviene este Kohl, pues, ¡usa este Kohl! [554]
Cuando terminó su verso, le dijimos: "Alá contigo, dinos por qué te niegas a comer el ragú
de comino". "Si es así ser", respondió , "y tengo necesidad de comer de él, no lo haré a
menos que me lave la mano cuarenta veces con jabó n, cuarenta veces con potasa y cuarenta
veces con galanga, siendo un total de ciento veinte lavados." Acto seguido, el anfitrió n
[555]

hospitalario ordenó a sus esclavos que trajeran agua y todo lo que necesitaba; y el joven se
lavó la mano como se mencionó anteriormente. Luego se sentó , como si también estuviera
disgustado y asustado, y mojando su mano en el ragú , se puso a comer y al mismo tiempo
daba muestras de ira. Y nos maravillamos de él con extremo asombro, porque su mano
temblaba y el bocado en ella temblaba y vimos que su pulgar había sido cortado y comía
solo con sus cuatro dedos. Así que le dijimos: "Alá sobre ti, ¿qué le pasó a tu pulgar? ¿Tu
mano es así por creació n de Dios o le ha ocurrido algú n accidente?" "Oh hermanos míos",
respondió , "no só lo es así con este pulgar, sino también con mi otro pulgar y con los dos
dedos gordos de mis pies, como ya veréis. Dicho esto, descubrió su mano izquierda y sus
pies, y vimos que la mano izquierda era igual que la derecha y de la misma manera que
cada uno de sus pies carecía de su dedo gordo. Cuando lo vimos de esta manera, nuestro
asombro se hizo aú n mayor y le dijimos: "Apenas tenemos la paciencia suficiente para
esperar tu historia y escuchar la forma en que te cortaron los pulgares y la razó n por la que
te lavaste las dos manos ciento veinte veces". entonces, dijo, que mi padre era el jefe de los
mercaderes y el má s rico de todos en la ciudad de Bagdad durante el reinado del califa
Harun al-Rashid; y era muy dado a beber vino y a escuchar el laú d y el otros instrumentos
de placer, de modo que cuando murió no dejó nada. Lo enterré y tuve perlecciones del
Corá n hizo para él, y lloré por él días y noches: luego abrí su tienda y descubrí que había
dejado en ella pocos bienes, mientras que sus deudas eran muchas. Sin embargo, pacté con
sus acreedores por tiempo para liquidar sus demandas y me dediqué a comprar y vender,
pagá ndoles algo de semana en semana a cuenta; y no dejé de hacer esto hasta que hube
liquidado sus obligaciones en su totalidad y comencé a aumentar mi capital. Un día,
mientras estaba sentado en mi tienda, de repente e inesperadamente apareció ante mí una
joven, a la que nunca había visto má s hermosa, vestida con las má s ricas ropas y adornos y
montada en una mula, con un esclavo negro caminando delante. ella y otro detrá s de ella.
Ella tiró de las riendas a la cabeza del bazar y entró seguida de un eunuco que le dijo: "Oh,
mi señ ora, sal y vete sin decirle a nadie, para que no enciendas un fuego que nos queme a
todos". Ademá s, se paró frente a ella protegiéndola de la vista mientras ella miraba las
tiendas de los comerciantes. No encontró ninguno abierto excepto el mío; así que se acercó
con el eunuco detrá s de ella y sentá ndose en mi tienda me saludó ; nunca oí nada má s
hermoso que su discurso o má s dulce que su voz. Entonces ella desveló su rostro, y vi que
era como la luna y le di una mirada furtiva a ella cuya vista me causó mil suspiros, y mi
corazó n se cautivó de amor por ella, y seguí mirando una y otra vez su rostro repitiendo
estos versos:—
Dile al encantador del velo color paloma: ✿ ¡La muerte sería bienvenida para abatir tu fardo!
Favoréceme con tus favores que vivo: ✿ ¡Mira, extiendo mi palma para tomar tu velo!
Cuando oyó mi verso me contestó diciendo:—
He perdido toda la paciencia a tu pesar; ✿ ¡Mi corazó n no conoce nada salvo el amor por ti!
Si algo veo excepto encantos tan brillantes de ti; ✿ ¡Mi final de despedida no a la vista de ti!
Juro que nunca olvidaré tu derecho; ✿ Y quisiera que este pecho se elevara a tu altura:
Me hiciste vaciar la copa del amor, y me siento ✿ Una copa del amor tierna para tu deleite:
Toma esta mi forma dondequiera que vayas, y cuando ✿ mueras, sepultame en tu sitio:
Llá mame en mi tumba, y escucha mis huesos Suspirar sus respuestas a la voz de ti:
Y si me preguntaran "¿De Dios qué quieres ver?" ✿ Respondo, "primero Su voluntad, luego Tu decreto!"
Cuando terminó su verso, me preguntó : "Oh, joven, ¿tienes algunas telas hermosas para
ti?"; y yo respondí: "Oh mi señ ora, tu esclava es pobre; pero ten paciencia hasta que los
mercaderes abran sus tiendas, y yo te daré lo que quieras". Luego nos sentamos a hablar,
ella y yo (y yo estaba ahogado en el mar de su amor, aturdido en el desierto de mi pasió n [556]

por ella), hasta que los comerciantes abrieron sus tiendas; cuando me levanté y le fui a
buscar todo lo que ella pidió por una suma de cinco mil dirhams. Ella dio las cosas al
eunuco y, saliendo por a la puerta de la Lonja, montó en mula y se fue, sin decirme de
dó nde venía, y yo me avergoncé de hablar de tal tontería. Cuando los mercaderes me
reclamaron el precio, me hice responsable de cinco mil dirhams y me fui a casa, ebrio de
amor por ella. Pusieron la cena delante de mí y comí un bocado, pensando só lo en su
belleza y hermosura, y traté de dormir, pero el sueñ o no vino a mí. Y tal fue mi estado
durante toda una semana, cuando los mercaderes me pidieron su dinero, pero les convencí
de que tuvieran paciencia durante otra semana, al cabo de la cual apareció otra vez
montada en una mula y acompañ ada por su eunuco. y dos esclavos. Ella me saludó y dijo:
"Oh, mi amo, hemos tardado mucho en traerte el precio de las telas; pero ahora busca el
Shroff y toma tu dinero". Así que mandé llamar al cambista y el eunuco contó la moneda
delante de él y me la entregó . Luego nos sentamos a hablar, ella y yo, hasta que se abrió el
mercado, cuando ella me dijo: "Trá eme esto y aquello". Así que le conseguí a los
comerciantes lo que ella quería, y ella lo tomó y se fue sin decirme una palabra sobre el
precio. Tan pronto como la perdí de vista, me arrepentí de lo que había hecho; porque el
valor de las cosas compradas para ella ascendió a mil denarios, y dije en mi alma: "¿Qué
clase de amor es este? Ella me ha traído cinco mil dirhams, y ha tomado bienes por mil
denarios". Temía ser empobrecido por tener que pagar a los comerciantes su dinero, y
[557]

dije: "No conocen a nadie má s que a mí; esta bella dama no es má s que una estafadora y una
estafadora, que me ha engañ ado con su belleza". y gracia, porque vio que yo era un
muchacho y se burló de mí por no haberle preguntado su direcció n. No dejé de estar
preocupado por estas dudas y temores, ya que estuvo ausente má s de un mes, hasta que los
comerciantes me molestaron por su dinero y fueron tan duros conmigo que puse mi
propiedad en venta y estuve al borde de la ruina". Sin embargo, mientras estaba sentado en
mi tienda un día, ahogado en melancó licas cavilaciones, ella de repente cabalgó y,
desmontando en la puerta del bazar, vino directamente hacia mí. Cuando la vi, todas mis
preocupaciones se desvanecieron y me olvidé de todos los problemas. Se acercó a mí y me
saludó con su voz dulce y su discurso agradable y luego dijo: "Trá eme el Shroff y pesa tu
dinero. " Entonces ella me dio el precio de qué bienes Había conseguido por ella y má s, y
[558]

me puse a hablar libremente conmigo, hasta que estuve a punto de morirme de alegría y
deleite. Luego me preguntó : "¿Tienes esposa?"; y yo respondí: "No, en verdad: nunca he
conocido mujer"; y comenzó a derramar lá grimas. Ella dijo: "¿Por qué lloras?" Dije yo "¡No
es nada!" Entonces, dando al eunuco algunas de las piezas de oro, le rogué que fuera el
intermediario en el asunto; pero él se rió y dijo: "Ella está má s enamorada de ti que tú de
[559]

ella: no tiene necesidad de las cosas que te ha comprado e hizo todo esto solo por amor a ti;
así que pídele lo que quieras y ella no te negará nada". Cuando me vio dando los denarios al
eunuco, volvió y volvió a sentarse; y yo le dije: "Sé caritativa con tu esclavo y perdó nalo por
lo que va a decir". Entonces le dije lo que estaba en mi mente y ella asintió y dijo al eunuco:
"Tú le llevará s mi mensaje", y me agregó : "Y haz lo que el eunuco te mande". Entonces ella
se levantó y se fue, y yo pagué a los comerciantes su dinero y todos se beneficiaron; pero en
cuanto a mí, el pesar por la ruptura de nuestra relació n fue todo lo que gané; y no dormí en
toda la noche. Sin embargo, antes de que pasaran muchos días vino a mí su eunuco, y yo le
rogué honorablemente y le pregunté por su señ ora. "Verdaderamente está enferma de
amor por ti", respondió y yo le repliqué: "Dime quién y qué es". Dijo él: "La dama Zubaydah,
reina consorte de Harun al-Rashid, la compró como cría y la ha ascendido a mayordomo
[560]

del Harim, y le ha dado el derecho de entrar y salir por su propia voluntad. Habló de ti a su
señ ora y le rogó que la casara contigo; pero ella dijo: No haré esto hasta que vea al joven; y,
si es digno de ti, te casaré con él. Así que ahora buscamos el momento de introducirte de
contrabando en el Palacio y si logras entrar en secreto ganará s tu deseo de casarte con ella;
pero si el asunto sale a la luz, Lady Zubaydah te cortará la cabeza. ¿Qué dices a esto?"
[561]

Respondí: "Iré contigo y soporta el riesgo del que hablas". Luego dijo: "Tan pronto como
sea de noche, ve a la Mezquita construida por la Señ ora Zubaydah en el Tigris y reza las
oraciones nocturnas y duerme allí". "Con amor y alegría", exclamé. Así que al caer la noche
me dirigí a la mezquita, donde oré y pasé la noche. Con la madrugada, he aquí, llegaron
varios eunucos en un esquife con varios cofres vacíos que depositaron en la mezquita,
luego todos de ellos se fueron por su camino menos uno, y mirá ndolo con curiosidad, vi que
era nuestro intermediario. Enseguida entró la doncella, mi señ ora, caminando
directamente hacia nosotros; y me levanté hacia ella y la abracé mientras ella me besaba. y
derramar lá grimas. Hablamos un rato; después de lo cual me hizo entrar en uno de los
[562]

cofres que me cerró con llave. En ese momento, los otros eunucos regresaron con una
cantidad de paquetes y ella se puso a guardarlos en los arcones, que cerró , uno por uno,
hasta que todos estuvieron cerrados. Cuando todo estuvo hecho, los eunucos embarcaron
los cofres en el bote y se dirigieron al palacio de Lady Zubaydah. Con esto, el pensamiento
comenzó a acosarme y me dije a mí mismo: "Verdaderamente, tu lujuria y libertinaje será n
tu muerte; y la pregunta es, después de todo, ¿ganará s a tu deseo o no?" Y me puse a llorar,
encajonada como estaba en la caja y con calambres; y rogué a Alá que me librara del
peligroso aprieto en que me encontraba, mientras la barca no cejaba en su marcha hasta
que llegó a la puerta del Palacio donde sacaron los cofres y entre ellos aquel en el que yo
estaba. Luego los llevaron adentro, pasando a través de una tropa de eunucos, guardianes
del Harim y de las damas detrá s de la cortina, hasta que llegaron al puesto del Eunuco en
Jefe. quien sobresaltó de su sueñ o y gritó a la doncella: "¿Qué hay en esos cofres?" ¡Está n
[563]

llenos de mercancías para la dama Zubaydah! "Á brelos, uno por uno, para que pueda ver lo
que hay en ellos." "¿Y por qué los abrirías?" "¡No me des palabras y no te excedas en el
habla! estos cofres deben y será n abiertos.” Diciendo esto, se puso en pie de un salto, y lo
primero que le trajeron para que abriera fue en lo que yo estaba; y, cuando sentí sus manos
sobre él, mis sentidos fallaron y me me oriné en mi funk, el agua salió corriendo de la caja.
Luego le dijo al eunuco en jefe: "¡Oh mayordomo! hará s que me maten a mí y a ti también,
porque has dañ ado bienes por valor de diez mil dinares. Este cofre contiene vestidos de
colores y frascos de cuatro galones de agua de Zemzem; y ahora uno de ellos se ha
[564]

destapado y el agua corre sobre la ropa y estropeará sus colores." El eunuco respondió :
"¡Toma tus cajas y vete a la maldició n de Dios!" Entonces el Los esclavos se llevaron todos
los cofres, incluido el mío, y se apresuraron con ellos hasta que de repente oí la voz de uno
que decía: "¡Ay, ay! el califa! ¡El Califa!" Cuando ese grito golpeó mis oídos, morí en mi piel y
dije un dicho que nunca avergonzó al que lo dijo: "¡No hay Majestad ni Poder excepto en
Allah, el Glorioso, el Grande! Yo y só lo yo he traído esta calamidad sobre mí mismo.” En ese
momento escuché al Califa decir a mi ama: “Una plaga para ti, ¿qué hay en esas cajas?”; y
ella respondió : “Vestidos para la Señ ora Zubaydah”; entonces él, "¡Á brelos delante de mí!"
[565]

Cuando escuché esto, morí mi muerte y me dije a mí mismo: "Por Allah, hoy es el ú ltimo de
mis días en este mundo: si salgo a salvo de esto, me casaré con ella y no má s palabras, pero
la detecció n me mira fijamente a la cara y mi cabeza es como si me hubieran arrancado".
Luego repetí la profesió n de fe, diciendo: "¡No hay má s dios que el Dios, y Mahoma es el
Apó stol de Dios!"——Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir su permitido
decir.
Ahora bien, cuando era la noche veintiocho,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el joven mercader continuó de la siguiente
manera: Ahora bien, cuando testifiqué: "Doy testimonio de que no hay má s dios que Dios ,
escuché a mi señ ora el Sierva declara al califa: "Estos cofres, oh comandante de los fieles,
han sido entregados a mi cargo por la dama Zubaydah, y ella no desea que nadie vea su
contenido". "¡No importa!" dice el Califa, "necesita que se abran, veré lo que hay en ellos"; y
gritó en voz alta a los eunucos: "Traigan los cofres aquí delante de mí". En esto me aseguré
de la muerte (sin el beneficio de la duda) y me desmayé. Entonces los eunucos le fueron
subiendo los cofres uno tras otro y él se puso a inspeccionar el contenido, pero só lo vio en
ellos ottars y telas y vestidos finos; y no cesaban de abrir los cofres y él no cesaba de mirar
para ver lo que había en ellos, encontrando só lo ropa y otras cosas, hasta que no quedó
nada sin abrir excepto la caja en la que yo estaba encajonado. Extendieron sus manos para
abrirlo, pero mi ama, la sierva, se apresuró y le dijo al Califa: "É ste solo lo verá s en
presencia de la Señ ora Zubaydah, porque lo que está en él es su secreto". Cuando oyó esto,
dio orden de llevar los cofres; entonces ellos tomaron lo que yo estaba y lo llevaron con el
resto al Harim y lo pusieron en medio del saló n; y en verdad mi saliva se secó del mismo
miedo. Entonces mi ama abrió la caja y me sacó , diciendo: "No temas: ahora no te
[566]

sobrevendrá ningú n mal ni temor; ensancha tu pecho y fortalece tu corazó n y siéntate


hasta que venga la Señ ora Zubaydah, y seguramente tú ganará s tu deseo de mí". Así que me
senté y, después de un rato, entraron diez doncellas, vírgenes como lunas, y se pusieron en
dos filas, cinco frente a cinco; y tras ellas otras veinte doncellas, virginidad de pecho alto,
rodeando a la Dama Zubaydah que apenas podía caminar por el peso de sus ropas y
adornos. Cuando se acercó , las esclavas se dispersaron a su alrededor y yo avancé y besé el
suelo entre sus manos. Me hizo señ as para que me sentara y, cuando me senté frente a su
silla, comenzó a preguntarme sobre mis antepasados, mi familia y mi condició n, a lo que le
di tales respuestas que la complacieron, y le dijo a mi ama: "Nuestro cuidado de ti". oh
doncella, no nos ha defraudado. Entonces ella me dijo: "Sabe que esta sierva es para
nosotros como nuestra propia hija y ella es un encargo que Allah te ha encomendado".
Volví a besar el suelo ante ella, complacido de casarme con mi ama, y ella me pidió que me
quedara diez días en el palacio. Así que me quedé allí diez días, durante los cuales no vi a mi
ama ni a nadie má s que a una de las concubinas, que me trajo la mañ ana y la mañ ana. cenas
Después de esto, la dama Zubaydah tomó consejo con el califa sobre el matrimonio de su
sierva favorita, y él le dio permiso y le asignó una porció n de boda de diez mil piezas de oro.
Así que la Señ ora Zubaydah envió por el Kazi y los testigos que escribieron nuestro
contrato de matrimonio, después de lo cual las mujeres prepararon dulces y ricas viandas y
las distribuyeron entre todos los Odahs. del Harim. Así hicieron otros diez días, al
[567]

término de los cuales mi ama fue a los bañ os. Mientras tanto, pusieron delante de mí una
[568]

bandeja de comida en la que había varias carnes y entre esos platos, que bastaban para
aturdir los ingenios, estaba un plato de guiso de comino que contenía pechugas de pollo,
fricando y aromatizado con azú car, pistachos, almizcle y agua de rosas. Entonces, por Alá ,
[569]

hermosos señ ores, no dudé mucho; pero me senté ante el ragú y me dejé caer y comí hasta
que no pude má s. Después de esto me sequé las manos, pero olvidé lavarlas; y se sentaron
hasta que oscureció , cuando se encendieron las velas de cera y entraron las mujeres
cantoras con sus panderetas y procedieron a exhibir a la novia con diversos vestidos y a
llevarla en procesió n de habitació n en habitació n por todo el palacio, tomá ndose las palmas
de las manos. cruzado con oro. Luego me la trajeron y la desnudaron. Cuando me encontré
solo con ella en la cama, la abracé, sin creer apenas en nuestra unió n; pero ella olió los
fuertes olores del ragú en mis manos y de inmediato gritó con un grito muy fuerte, ante el
cual las esclavas corrieron hacia ella desde todos los lados. Temblé de alarma, sin saber qué
pasaba, y las muchachas le preguntaron: "¿Qué te pasa, oh hermana nuestra?" Ella les
respondió : "Apartaos de mí a este loco: ¡yo había creído que era un hombre sensato!" Le
dije: "¿Qué te hace pensar que estoy loco?" Dijo ella: "¡Tú , loco! ¿Qué te hizo comer ragú de
comino y olvidarte de lavarte las manos? Por Alá , te pagaré por tu mala conducta. ¿Se
acostará alguien como tú con alguien como yo con las manos sucias? "Entonces ella tomó
[570]

de su costado un lá tigo trenzado y bajó con él sobre mi espalda y el lugar donde estoy
sentado hasta que sus antebrazos se entumecieron y me desmayé de tanto golpear; cuando
dijo a las siervas: "Tomen él y llévenselo al Jefe de la Policía, para que le corte la mano con
la que comió del ragú de comino, y que no se lavó ". Cuando oí esto, dije: "No hay Majestad
ni Poder salvo en Alá ! ¿Me cortará s la mano porque comí un guiso de comino y no me lavé?"
Las criadas también intercedieron ante ella y le besaron la mano diciendo: "Oh hermana
nuestra, este hombre es un tonto, no lo castigues por lo que hace". ha hecho esto una vez",
pero ella respondió : "Por Alá , no hay má s remedio que cortarle un poco, especialmente el
miembro infractor". Luego se fue y no volví a verla durante diez días, tiempo durante el
cual me envió comida y bebida por medio de una esclava que me dijo que se había
enfermado por el olor del ragú de comino. ! ¡Te enseñ aré a comer ragú de comino sin
[571]

lavarte las manos!" Entonces ella gritó a las sirvientas, que me sujetaban; y tomó una
navaja afilada y me cortó los dedos pulgares y los dedos gordos de los pies; tal como ves, oh
hermosa Entonces me desmayé, y ella roció un poco de polvo de hierbas curativas sobre los
tocones y cuando la sangre se detuvo, dije: "Nunca má s comeré ragú de comino sin lavarme
las manos cuarenta veces con potasa y cuarenta veces con galanga y cuarenta veces con
jabó n!" Y ella me hizo un juramento y me obligó por un pacto a tal efecto. Por lo tanto,
cuando me trajiste el guiso de comino mi color cambió y me dije a mí mismo: plato que
causó que me cortaran los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies; y cuando
me forzaste, dije: "Es necesario que cumpla el juramento que he hecho". "¿Y qué te sucedió
después de esto?" preguntaron los presentes; y él respondió : "Cuando le juré, su ira se
calmó y me acosté con ella esa noche. Nos quedamos así un tiempo hasta que ella ayú dame
un día: "Verdaderamente, el Palacio del Califa no es un lugar agradable para que vivamos, y
nadie entró en él excepto tú ; y tú só lo por la gracia de la Señ ora Zubaydah. Ahora ella me ha
dado cincuenta mil dinares", y agregó : "Toma este dinero y ve y có mpranos una hermosa
casa". Así que me fui y compré una hermosa y espaciosa mansió n, donde ella se llevó todas
las riquezas que poseía y Cuantas riquezas había ganado en telas y costosas rarezas. Tal es
la causa de que me cortaran los pulgares y los dedos gordos de los pies. Comimos (continuó
el Reeve) y regresá bamos a nuestros hogares cuando me sobrevino el jorobado del que tú
sabes.
Esta es mi historia, ¡y la paz sea contigo! Dijo el Rey: "Esta historia no es má s deliciosa que
la historia del jorobado; no, lo es aú n menos, y no hay ayuda para que todos ustedes sean
ahorcados". Entonces se adelantó el médico judío y besando el suelo dijo: "Oh Rey de la era,
te contaré una historia má s maravillosa que la del Jorobado". "Cuenta", dijo el rey de China;
por lo que comenzó el
CUENTO DEL DOCTOR JUDIO.
Bien maravilloso fue algo que me sucedió en mi juventud. Vivía en Damasco de Siria
estudiando mi arte y, un día, mientras estaba sentado en casa, he aquí, vino a mí un
mameluco de la casa del Sá hib y me dijo: "¡Habla con mi señ or!" Así que lo seguí hasta la
casa del virrey y, entrando en el gran saló n, vi en su cabecera un lecho de cedro revestido
de oro, sobre el cual yacía un joven enfermizo y hermoso por todos lados; má s hermoso de
lo que uno no podía ver. Me senté junto a su cabeza y recé al Cielo por una cura; y él me
hizo una señ al con sus ojos, entonces yo le dije: "¡Oh mi señ or! ¡favoréceme con tu mano, y
la seguridad esté contigo!" Luego extendió su mano izquierda y me maravilló y dije: "Por
[572]

Alá , ¡qué raro que este apuesto joven, hijo de una gran casa, tenga tan poca educació n! ¡Esto
no puede ser má s que orgullo y presunció n!" Sin embargo, tomé su pulso y le escribí una
receta y continué visitá ndolo durante diez días, al final de los cuales se recuperó y fue al
Hammam, con lo cual el virrey me dio un hermoso vestido de honor y me nombró
[573]

superintendente del hospital que está en Damasco. acompañ é él a los bañ os, todos los
[574]

cuales habían mantenido privados para su alojamiento; y los sirvientes entraron con él y le
quitaron la ropa dentro del bañ o, y cuando lo desnudaron vi que su mano derecha había
sido cortada recientemente, y esta era la causa de su debilidad. Ante esto me asombré y me
apené por él: luego, mirando su cuerpo, vi en él las cicatrices de los azotes donde se había
aplicado ungü entos. Estaba preocupado por la vista y mi preocupació n apareció en mi
rostro. El joven me miró y, comprendiendo el asunto, dijo: "Oh, médico de la época, no te
maravilles de mi caso; te contaré mi historia tan pronto como salgamos de los bañ os".
Luego nos lavamos y, volviendo a su casa, comimos algo y descansamos un rato; después de
lo cual me preguntó : "¿Qué dices de consolarte inspeccionando el saló n de la cena?"; y yo
respondí "Que así sea". Entonces ordenó a los esclavos que sacaran las alfombras y los
cojines necesarios y asaran un cordero y nos trajeran algo de fruta. Ellos cumplieron sus
ó rdenes y comimos juntos, usando la mano izquierda para este propó sito. Después de un
rato le dije: "Ahora cuéntame tu historia". "Oh, médico de la época", respondió él, "escucha
lo que me sucedió . Sabe que soy de los hijos de Mosul, donde mi abuelo murió dejando
nueve hijos, de los cuales mi padre era el mayor. Todos crecieron y tomaron esposas para
ellos. , pero ninguno de ellos fue bendecido con descendencia excepto mi padre, a quien la
Providencia me concedió . Así que crecí entre mis tíos que se regocijaban en mí con gran
alegría, hasta que llegué a la condició n de hombre. Un día que resultó ser un viernes, Fui a
la mezquita-catedral de Mosul con mi padre y mis tíos, y rezamos las oraciones colectivas,
después de lo cual la gente salió , excepto mi padre y mis tíos, que estaban sentados
hablando de cosas maravillosas en lugares extranjeros y las maravillosas vistas de ciudades
extrañ as Finalmente mencionaron Egipto, y uno de mis tíos dijo: "Los viajeros nos dicen
que no hay en la faz de la tierra nada má s hermoso que El Cairo y su Nilo"; y estas palabras
me hicieron desear ver El Cairo. Dijo mi padre: "Quien no ha visto El Cairo, no ha visto el
mundo. Su polvo es dorado y su Nilo un refugio milagroso; y sus mujeres son como Houris
hermosas; marionetas, bellas imá genes; sus casas son palacios raros; su agua es dulce y
ligera y su barro una mercancía y una medicina incomparable, incluso como dijo el poeta
[575]

en esta su poesía:—
El nilo [576] -la inundació n de este día es la ganancia que posees; ✿ Tú solo en tal ganancia y generosidad ganaste:
El Nilo es mi torrente de lá grimas de separació n, ✿ Y aquí nadie está desamparado sino solo yo.
Ademá s, su aire es templado, y con una fragancia mezclada, que supera en olor a madera de
á loe; y ¿có mo podría ser de otra manera, siendo ella la Madre del Mundo? Y Allah favorezca
a quien escribió estas líneas:—
Si dejo El Cairo y sus placeres, ✿ ¿Adó nde puedo ir para encontrar caminos tan alegres?
¿Abandonaré ese sitio, cuyos olores agradecidos ✿ alegran a todas las almas y piden la alabanza má s sonora?
Donde cada palacio, como otro Edén, ✿ Alfombras y cojines ricamente labrados exhibe;
Una ciudad que corteja la vista y el espíritu de jú bilo, ✿ Donde el Santo se encuentra con el Pecador y cada uno 'goza de su
locura;
Donde el amigo se encuentra con el amigo, por la Providencia unida ✿ En un jardín verde y en un laberinto de palmeras:
¡Pueblo de El Cairo, y por la perdició n de Alá ✿ me voy, con ustedes en pensamientos siempre gané!
No susurres El Cairo al oído de Céfiro, ✿ No sea que por ella como de olores de jardín la atrape. [577]
Y si vuestros ojos vieran su tierra, y su adorno con flores, y el adorno de ella con toda clase
de flores, y las islas del Nilo, y cuá nto hay en ellas de vasto y extenso buena perspectiva, y si
fijas tu mirada en el estanque de Abisinia , tu mirada no se apartaría de la escena
[578]

completamente maravillada; porque en ninguna parte contemplarías al compañ ero de esa


hermosa vista; y, en verdad, los dos brazos del Nilo abrazan el verdor má s exuberante , [579]

como el blanco del ojo abarca sus crisó litos negros o como filigranas de plata que lo rodean.
Y divinamente dotado fue el poeta que luego dijo estos pareados:—
¡Por el estanque de Abisinia, oh día divino! ✿ En el crepú sculo matutino y con sol:
El agua prisionera en sus verdosos muros, ✿ como destellos de sable antes de encoger ojos:
Y en El Jardín nos sentamos mientras drena ✿ Corriente lenta, con lados purpurados teñ idos del más fino fino:
La corriente es ondulada por las manos de las nubes; ✿ También nosotros, ondeando, nos reclinamos sobre nuestras
alfombras,
Pasando vino puro, y quien nos deje allí ✿ Nunca se levantará de la caída de sus males designio:
Drenando largos tragos de cuencos grandes y rebosantes, ✿ Administrando la ú nica medicina para la sed: el vino.
¿Y qué hay que comparar con el Rasad, el Observatorio, y sus encantos de los cuales cada
espectador cuando se acerca dice: "¡En verdad, este lugar está especializado con todo tipo
de excelencia! Y si hablas de la Noche del Nilo lleno, ¡da el arco iris y distribú yelo! Y si
[580] [581]

contemplas el Jardín al anochecer, con las frescas sombras inclinadas a lo largo y ancho,
verías una maravilla y te inclinarías a Egipto en éxtasis. Y si estuvieras junto al río de El
Cairo, cuando el sol se está poniendo y la corriente se pone cota de malla y cota de malla
[582]

sobre sus otras vestiduras, será s vivificado a una nueva vida por sus suaves céfiros y por
[583]

su sombra suficiente". Habló él y los demá s se dedicaron a describir Egipto y su Nilo.


Mientras escuchaba sus relatos, mis pensamientos se detuvieron en el tema y cuando,
después de hablar hasta hartarse, todos se levantaron y se fueron, me acosté a dormir esa
noche, pero el sueñ o no vino a causa de mi violento anhelo por Egipto; y ni la comida me
agradó ni la bebida. Después de unos días, mis tíos se equiparon para un viaje comercial a
Egipto; y lloré delante de mi padre hasta que me preparó la mercancía adecuada, y él
consintió en que yo fuera con ellos, diciendo sin embargo: "Que no entre en El Cairo, sino
que lo deje para vender sus mercancías en Damasco". Así que me despedí de mi padre y
partimos de Mosul y no dejamos de viajar hasta que llegamos a Alepo. donde nos [584]

detuvimos ciertos días. Luego seguimos adelante hasta que llegamos a Damasco y
encontramos en ella una ciudad como si fuera un Paraíso, abundante en á rboles y arroyos y
pá jaros y frutas de todas clases. Nos apeamos en uno de los Khans, donde mis tíos se
quedaron un rato vendiendo y comprando; y también compraban y vendían por mi cuenta,
dando cada dirham una ganancia de cinco sobre el costo principal, lo que me agradó
mucho. Después de esto me dejaron solo y volvieron sus rostros hacia Egipto; mientras
residía en Damasco, donde había alquilado a un joyero, por dos dinares al mes, una
mansió n cuyas bellezas empobrecerían la lengua. Aquí me quedé, comiendo y bebiendo y
[585]

gastando el dinero que tenía en la mano hasta que, un día, mientras estaba sentado a la
puerta de mi casa, he aquí, apareció una joven dama vestida con las ropas má s costosas,
nunca vi mis ojos má s ricos. guiñ é hacia ella y ella entró sin dudarlo y se quedó dentro.
[586]

Entré con ella y cerré la puerta sobre mí y ella; Entonces se levantó el velo y se quitó la
mantilla, cuando la encontré como una luna dibujada de rara y maravillosa hermosura; y el
amor por ella se apoderó de mi corazó n. Así que me levanté y traje una bandeja con los
alimentos y frutas má s delicados y lo que convenía a la ocasió n, y comimos y jugamos y
después bebimos hasta que el vino nos volvió la cabeza. Luego me acosté con ella la má s
dulce de las noches y por la mañ ana le ofrecí diez piezas de oro; cuando su rostro bajó y sus
cejas se arrugaron y temblando de ira, exclamó : "¡Ay de ti, oh mi dulce compañ era! ¿Crees
que codicio tu dinero?" Luego sacó del seno de su camisó n quince dinares y, poniéndolos
[587]

delante de mí, dijo: "¡Por Alá ! Si no los tomas, nunca volveré a ti". Así que los acepté y ella
me dijo: "¡Oh, amado mío! Espérame de nuevo dentro de tres días, cuando estaré contigo
entre la puesta del sol y la marea alta; y prepá ranos con estos dinares el mismo
entretenimiento que ayer por la noche". Diciendo esto, se despidió de mí y se fue y todos
mis sentidos se fueron con ella. Al tercer día volvió , vestida con un tejido tejido con alambre
de oro, y con ropas y adornos má s finos que antes. Había preparado el lugar para ella antes
de que llegara y la comida estuviera lista; así que comimos y bebimos y nos acostamos
juntos, como lo habíamos hecho, hasta la mañ ana, cuando ella me dio otras quince piezas
de oro y prometió volver después de tres días. En consecuencia, me dispuse a ella y, a la
hora señ alada, ella se presentó má s ricamente vestida que en la primera y segunda ocasió n,
y me dijo: "Oh, mi señ or, ¿no soy hermosa?" "¡Sí, por Allah que lo eres!" respondí, y ella
continuó : "¿Me permitirá s traer conmigo una joven má s hermosa que yo, y má s joven en
añ os, para que juegue con nosotros y tú y ella puedan reír y alegrar y alegrar su corazó n,
porque ha estado muy triste desde hace mucho tiempo y me ha pedido que la saque y la
deje pasar la noche conmigo? "¡Sí, por Alá !" Respondí; y bebimos hasta que el vino nos
volvió la cabeza y dormimos hasta la mañ ana, cuando ella me dio otros quince dinares,
diciendo: "Agrega algo a tu provisió n habitual por cuenta de la joven que vendrá conmigo".
Entonces ella se fue, y al cuarto día acomodé la casa como de costumbre, y poco después de
ponerse el sol he aquí que vino acompañ ada de otra doncella cuidadosamente envuelta en
su mantilla. Entraron y se sentaron; y cuando los vi repetí estos versos:—
¡Qué querido es nuestro día y qué suerte nuestra suerte, ✿ cuando el cínico se aleja con su lengua maligna!
Cuando el amor y el deleite y el aleteo de la cabeza ✿ hacen trotar la astucia, la mejor bendició n del vino.
Cuando la luna llena brilla desde el velo de nubes, ✿ Y la ramita se mece en sus verdes que brillan:
Cuando la rosa roja se cubre en la mejilla má s fresca, ✿ Y Narciso [588] abre su ojo enfermo de amor:
Cuando el placer con los que amo es tan dulce, ✿ ¡Cuando la amistad con los que amo es completa!
Me regocijé al verlos y encendí las velas después de recibirlos con alegría y deleite. Se
quitaron sus pesados vestidos exteriores y la nueva doncella se descubrió la cara cuando vi
que era como la luna en su plenitud, nunca vi algo má s hermoso. Entonces me levanté y les
puse comida y bebida, y comimos y bebimos; y seguí dando bocados a la recién llegada,
coronando su copa y bebiendo con ella hasta que la primera doncella, cada vez má s celosa,
me preguntó : "Por Alá , ¿no es ella má s deliciosa que yo?"; a lo que respondí: "¡Ay, por el
Señ or!" "Es mi deseo que te acuestes con ella esta noche, porque yo soy tu amante, pero ella
es nuestra visitante". "Sobre mi cabeza sea, y sobre mis ojos". Luego se levantó y extendió
las alfombras de nuestra cama y tomé a la joven y me acosté con ella esa noche hasta la
[589]

mañ ana, cuando desperté y me encontré empapado, como pensé, de sudor. Me incorporé y
traté de excitar a la doncella; pero cuando la sacudí por los hombros, mi mano se puso roja
de sangre y su cabeza rodó fuera de la almohada. Entonces mis sentidos se desvanecieron y
grité en voz alta, diciendo: "¡Oh Protector Todopoderoso, concédeme Tu protecció n!"
Luego, al encontrar que le habían cortado el cuello, salté y el mundo se volvió negro ante
mis ojos, y busqué a la dama, mi antiguo amor, pero no pude encontrarla. Entonces supe
que era ella quien había asesinado a la damisela en su celos y dijo: "¡No hay Majestad ni
[590]

Poder salvo en Alá , el Glorioso, el Grande! ¿Qué hacer ahora?" Consideré un momento
entonces, quitá ndome la ropa, cavé un hoyo en medio del patio, donde puse a la niñ a
asesinada con sus joyas y adornos de oro; y, echando la tierra sobre ella, reemplazó las
losas de má rmol pavimento. Después de esto hice el Ghusl o ablució n total, y vístanse
[591] [592]

ropas limpias; luego, tomando el dinero que me quedaba, cerré la casa y armé coraje y fui a
ver a su dueñ o a quien le pagué el alquiler de un añ o, diciendo: "Estoy a punto de reunirme
con mis tíos en El Cairo". Luego me puse en marcha y, viajando a Egipto, me reuní con mis
tíos que se regocijaban en mí, y descubrí que habían terminado de vender sus mercancías.
Me preguntaron: "¿Cuá l es la causa de tu venida?"; y yo respondí: "Anhelaba verte"; pero no
les hice saber que tenía dinero conmigo. Me quedé con ellos un añ o, disfrutando de los
placeres de El Cairo y su Nilo, y malgasté el resto de mi dinero en fiestas y parrandas
[593]

hasta que se acercó el tiempo de la partida de mis tíos, cuando huí de ellos y me escondí.
Indagaron y me buscaron, pero al no tener noticias dijeron: "Habrá regresado a Damasco".
Cuando se fueron, salí de mi escondite y me quedé en El Cairo durante tres añ os, hasta que
no quedó nada de mi dinero. Ahora bien, todos los añ os solía enviar el alquiler de la casa de
Damasco a su dueñ o, hasta que al final no me quedó nada má s que lo suficiente para
pagarle el alquiler de un añ o y mi pecho se oscureció . Así que viajé a Damasco y me apeé en
la casa cuyo dueñ o, el joyero, se alegró de verme y encontré todo cerrado con llave como lo
había dejado. Abrí los armarios y saqué mi ropa y mis necesidades y encontré, debajo de la
cama alfombrada en la que me había acostado esa noche con la chica que había sido
decapitada, un collar de oro engastado. con diez gemas de belleza pasajera. Lo tomé y,
limpiá ndolo de la sangre, me senté a mirarlo y lloré un rato. Luego me quedé en la casa dos
días y al tercero entré en el Hammam y me cambié de ropa. Ahora no tenía dinero conmigo;
entonces Sataná s me susurró la tentació n de que se cumpliera el Decreto del Destino. Al día
siguiente llevé el collar enjoyado al bazar y se lo entregué a un corredor que me hizo sentar
en la tienda del joyero, mi casero, y me pidió que tuviera paciencia hasta que se llenara el
mercado. , cuando se llevó el ornamento y lo proclamó en venta, en secreto y sin mi
[594]

conocimiento. El collar tenía un precio de dos mil dinares, pero el corredor volvió y me dijo:
"Este collar es de cobre, una mera falsificació n a la moda de los francos". y se han ofrecido
[595]

mil dirhams por él". "Sí", respondí, "sabía que era de cobre, ya que lo hicimos hacer para
cierta persona para burlarnos de ella: ahora mi esposa lo ha heredado. y deseamos
venderlo; así que ve y hazte cargo de los mil dirhams.”——Y Shahrazad percibió el
amanecer del día y dejó de decir su permitido decir.
Ahora bien, cuando era la noche veintinueve,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el hermoso joven le dijo al corredor: "Toma
los mil dirhams"; y cuando el corredor escuchó esto, supo que el caso era sospechoso.
Entonces llevó el collar al síndico del bazar, y el síndico se lo llevó al gobernador que
también era prefecto de policía, y le dijo con bastante falsedad: "Este collar fue robado de
mi casa, y hemos encontrado al ladró n en vestido de los comerciantes". Entonces, antes de
que me diera cuenta, la guardia me rodeó y, haciéndome su prisionero, me llevó ante el
gobernador, quien me interrogó sobre el collar. Le conté la historia que le había contado al
corredor; pero él se rió y dijo: "Estas palabras no son ciertas". Entonces, antes de que
supiera lo que estaba haciendo, el guardia me quitó la ropa y bajó con varas de palma sobre
mis costillas, hasta que por el golpe del palo confesé: "Fui yo quien lo robó "; diciéndome a
mí mismo: "Es mejor para ti decir, robé que hacerles saber que su dueñ a fue asesinada en
tu casa, porque entonces te matarían a ti para vengarla. Entonces escribieron que yo lo
había robado y me cortaron la mano y escaldaron el muñ ó n en aceite, cuando me
[596]

desmayé de dolor; pero me dieron a beber vino y me recuperé y, tomando la mano, me


dirigía a mi hermosa casa, cuando mi amo me dijo: "Por cuanto, hijo mío, como esto te ha
sucedido, debes salir de mi casa y busca otro alojamiento para ti, ya que está s condenado
por robo. Eres un joven apuesto, pero ¿quién te compadecerá después de esto? "Oh, mi
amo", dije, "ten paciencia conmigo pero dos días o tres, hasta que me encuentre otro lugar".
É l respondió : "Así sea", y se fue y me dejó . Regresé a la casa donde me senté llorando y
diciendo: "¿Có mo voy a volver a mi propia gente con mi mano cortada y ellos no saben que
soy inocente? Quizá incluso después de esto, Alá pueda ordenarme algú n asunto". Y lloré
con gran llanto; el dolor me acosó y estuve en un gran problema durante dos días; pero al
tercer día vino de repente a verme mi patró n, y con él algunos de la guardia y el síndico del
bazar, que me habían acusado falsamente de robar el collar. Me acerqué a ellos y les
pregunté: "¿Qué pasa?" sin embargo, me inmovilizaron sin má s parlamentació n y me
arrojaron una cadena al cuello, diciendo: "El collar que estaba contigo ha resultado ser
propiedad del visir de Damasco, quien también es su virrey"; y agregaron: "Desapareció de
su casa hace tres añ os al mismo tiempo que su hija menor". Cuando escuché estas palabras,
mi corazó n se hundió dentro de mí y me dije a mí mismo: "¡Tu vida se ha ido sin lugar a
dudas! Por Alá , debo contarle mi historia al Jefe; y, si quiere, que me mate, y si quiere, que
me perdone". Así que me llevaron a la casa del Wazir y me pusieron de pie entre sus manos.
Cuando me vio, me miró con el rabillo del ojo y dijo a los presentes: "¿Por qué le cortasteis
la mano? Este hombre es un desgraciado, y no hay falta en él; de hecho, le habéis agraviado
en cortá ndole la mano". Cuando escuché esto, me animé y, presagiando mi alma algo bueno,
le dije: "Por Dios, oh mi señ or, no soy un ladró n; pero me calumniaron con una vil calumnia,
y me azotaron en medio del mercado, pidiéndome confesar hasta que, por el dolor de las
varas, mentí contra mí mismo y confesé el robo, aunque estoy completamente inocente de
ella". "No temas", dijo el virrey, "no te ocurrirá ningú n dañ o". Luego ordenó que el síndico
del bazar fuera encarcelado y le dijo: ; y, si te demoras, te colgaré y me apoderaré de todos
tus bienes”. Ademá s, llamó a sus guardias, quienes lo tomaron y lo arrastraron, dejá ndome
con el Jefe. Luego, por orden suya, soltaron la cadena de mi cuello y desataron mi brazos; y
me miró , y dijo: "Oh, hijo mío, sé sincero conmigo, y dime có mo llegó a ti este collar." Y
repitió estos versos:
La verdad te conviene, aunque la verdad ✿ te lleve a arder en el fuego amenazador.
"Por Alá , oh mi señ or", respondí, "no te diré nada má s que la verdad". Entonces le conté
todo lo que había pasado entre la primera dama y yo, y có mo ella me había traído a la
segunda y la había matado por celos, y le detallé la historia por completo. Cuando escuchó
mi historia, sacudió la cabeza y golpeó su mano derecha con la izquierda, y poniendo su [597]

pañ uelo sobre su rostro lloró un rato y luego repitió :—


Veo abundar los males del mundo, ✿ Y mundos enfermos de bazo y de adolescencia;
Hay Uno a quien el encuentro de dos separará , ✿ ¡Y quienes no se separan son pocos y distantes entre sí!
Entonces se volvió hacia mí y me dijo: "Sabe, oh hijo mío, que la doncella mayor que vino a
ti primero era mi hija, a quien yo solía mantener celosamente vigilada. Cuando creció , la
envié a El Cairo y la casé con ella". primo, el hijo de mi hermano. Después de un tiempo él
murió y ella volvió : pero ella había aprendido el desenfreno y la falta de gracia de la gente
de El Cairo. ; así que ella te visitó cuatro veces y finalmente trajo a su hermana menor.
[598]

Ahora eran hermanas alemanas y muy unidas entre sí; y, cuando aquella aventura le
sucedió a la mayor, le reveló su secreto a su hermana que deseaba salir con ella. Así que te
pidió permiso y te la llevó ; después de lo cual volvió sola y hallá ndola llorando, le pregunté
por su hermana, pero ella dijo:—No sé nada de ella. Sin embargo, ella le contó a su madre
en secreto lo que había sucedido y có mo le había cortado la cabeza a su hermana y su
madre me lo contó . Entonces no cesó de llorar y decir: ¡Por Alá ! Lloraré por ella hasta que
muera. Ni dejó de llorar hasta que se le partió el corazó n y murió ; y las cosas sucedieron de
esa manera. Mira pues, oh hijo mío, lo que ha sucedido; y ahora deseo que no me frustres
en lo que voy a ofrecerte, y es que me propongo casarte con mi hija menor; porque es
virgen y nacida de otra madre ; y no tomaré dote de ti, sino que, por el contrario, te daré
[599]

una asignació n, y tú te quedará s conmigo en mi casa en lugar de mi hijo". "Así sea",


respondí, "y có mo podría Espero tan buena fortuna?" Luego envió inmediatamente por el
Kazi y los testigos, y me dejó escribir mi contrato de matrimonio con su hija y fui con ella.
Ademá s, me consiguió del síndico del bazar una gran suma de dinero y me hice muy
favorecido con él. Durante este añ o me llegó la noticia de que mi padre había muerto y el
Wazir envió un correo, con cartas que llevaban el manual de la firma real, para que me
trajera el dinero que mi padre había dejado atrá s. él, y ahora estoy viviendo en todo el
consuelo de la vida. fue la forma en que me cortaron la mano derecha. "Me maravillé de su
historia (continuó el judío), y me quedé con él tres días después de lo cual me dio muchas
riquezas, y partí y viajé hacia el este hasta que llegué a esta tu ciudad y la estancia me fue
muy bien; así que Hice mi morada aquí y allí me sucedió lo que sabes con el Jorobado". Acto
seguido, el rey de China negó con la cabeza. y dijo: "Esta historia tuya no es má s extrañ a y
[600]

má s maravillosa y maravillosa y deliciosa que la historia del Jorobado; y así debo colgar a
todos ustedes. Sin embargo, todavía queda el Sastre que es la cabeza de toda la ofensa;" y
añ adió : "Oh sastre, si puedes decirme algo má s maravilloso que la historia del jorobado, te
perdonaré todas tus ofensas". Acto seguido, el hombre se adelantó y comenzó a decirle a la
CUENTO DEL SASTRE.
Sabe, oh Rey de la era, que lo má s maravilloso fue lo que me sucedió ayer, antes de que me
reuniera con el Jorobado. Sucedió que de madrugada estaba yo en la fiesta de bodas de uno
de mis compañ eros, que había reunido en su casa una veintena de los artesanos de esta
ciudad, entre ellos sastres y sederos y carpinteros y otros de la mismo riñ ó n. Tan pronto
como salió el sol, pusieron comida delante de nosotros para que pudiéramos comer
[601]

cuando he aquí, el dueñ o de la casa entró , y con él un joven extranjero y bien parecido de la
gente de Bagdad, vistiendo ropas tan hermosas como podía ser; y era de buena presencia,
excepto que era cojo de una pierna. Vino y nos saludó y nos pusimos de pie para recibirlo;
pero cuando estaba a punto de sentarse, vio entre nosotros a cierto hombre que era
barbero; ante lo cual se negó a sentarse y habría desaparecido. Pero lo detuvimos y nuestro
anfitrió n también lo detuvo, haciendo juramento de que no nos dejaría y le preguntamos:
"¿Cuá l es la razó n por la que entras y vuelves a salir a la vez?"; a lo que él respondió : "Por
Allah, oh mi señ or, no me lo impidá is; porque la causa de mi regreso es el Barbero del mal
presagio, ¡Ese negro de la cara, ese que nunca hace bien!" Cuando el maestro de la casa
[602]

escuchó estas palabras, se maravilló con extremo asombro y dijo: "¿Có mo es que este joven,
que es oriundo de Bagdad, es tan preocupado y perplejo por este barbero?" Entonces
miramos al extrañ o y dijimos: "Explica la causa de tu ira contra el barbero". Bagdad (que es
mi ciudad natal); él fue la causa de la fractura de mi pierna y de mi cojera, y he jurado
nunca sentarme en el mismo lugar con él, ni siquiera quedarme en ningú n pueblo donde él
se encuentre; y me he despedido de Bagdad y he viajado lejos de ella y he venido a
quedarme en esta vuestra ciudad; sin embargo, apenas he pasado una noche cuando lo
encuentro de nuevo. Pero no pasará otro día antes de que me vaya de aquí". Le dijimos:
"Alá sea contigo, cuéntanos la historia", y el joven respondió (el peluquero cambió de color
de marró n a amarillo mientras hablaba): Sabed, oh hermosa compañ ía, que mi padre fue
uno de los principales mercaderes de Bagdad, y Allah Todopoderoso no lo había bendecido
con ningú n hijo má s que yo mismo. Cuando crecí y llegué a la condició n de hombre, mi
padre fue recibido en la misericordia de Allah (cuya ¡Exaltado sea el nombre!) y me dejó
dinero y eunucos, sirvientes y esclavos; y solía vestirme bien y comer bien. Ahora Allah me
había convertido en un enemigo de las mujeres y un día, mientras caminaba por una calle
en Bagdad Un grupo de mujeres me encontró cara a cara en la acera, así que huí de ellas y,
al entrar en un callejó n que no era una vía pú blica, me senté en un banco de piedra en el
otro extremo. de una de las casas de enfrente se abrió de par en par, y por ella apareció una
joven, como si fuera la luna llena en su plenitud; nunca en mi vida la vi como; y empezó a
regar unas flores en el alféizar de la ventana. Dio vuelta a derecha e izquierda y, al ver que
[603]

yo la miraba, cerró la ventana y se fue.


Entonces el fuego se encendió repentinamente en mi corazó n; mi mente estaba poseída por
ella y mi odio a la mujer se convirtió en amor a la mujer. Seguí sentado allí, perdido en el
mundo, hasta la puesta del sol cuando ¡he aquí! el Kazi de la ciudad pasó cabalgando con
sus esclavos delante de él y sus eunucos detrá s de él, y desmontando entró en la casa en la
que se había aparecido la doncella. Por esto supe que él era su padre; así que me fui a casa
afligido y me arrojé sobre mi cama alfombrada en pena. Entonces mis siervas entraron en
tropel y se sentaron a mi alrededor, sin saber lo que me aquejaba; pero no les dirigí
ninguna palabra, y lloraron y se lamentaron por mí. En ese momento entró una anciana que
me miró y vio de un vistazo lo que me pasaba; así que se sentó junto a mi cabeza y me habló
con franqueza, diciendo: "Oh, hijo mío, cuéntamelo todo y seré el medio de tu unió n con
ella". Así que le conté lo que había sucedido y ella respondió : "Oh, hijo mío, esta es la hija
[604]

del Kazi de Bagdad que la mantiene en la má s íntima reclusió n; y la ventana donde la viste
es su piso, mientras que su padre ocupa el saló n grande en el piso inferior. A menudo ella
está allí sola y yo suelo visitarla en la casa; así que no la ganará s sino a través de mí. Ahora
pon tu ingenio a trabajar y ten buen á nimo. Con estas palabras se fue y yo me animé de lo
que decía y mi pueblo se alegró aquel día, viéndome levantarme por la mañ ana sano y
salvo. Poco a poco la anciana volvió luciendo picada y dijo: "¡Oh, hijo mío, no me
[605]

preguntes có mo me fue con ella! no hables así, te rogaré como te mereces y te haré morir
de la peor de las muertes, pero necesito tenerla por segunda vez. "Cuando oí esto, a mi
[606]

dolencia añ adió dolencia y los vecinos me visitaron y juzgaron que yo no era mucho tiempo
para este mundo; pero después de algunos días, la anciana vino a mí y, acercando su boca a
mi oído , susurró , "Oh hijo mío; Reclamo de ti el don de las buenas nuevas." Con esto mi
alma volvió a mí y dije: "Todo lo que quieras será tuyo". y derramando lá grimas de ojos
enrojecidos, me preguntó :—Oh nene mía, ¿qué te pasa, que veo tu pecho tan
[607]

estrechado?"; y yo le respondí, llorando amargamente: "Oh mi señ ora, acabo de llegar de la


casa de un joven que te ama y que está para morir por ti!" Dijo ella (y su corazó n se
ablandó ), "¿Y quién es este joven de quien hablas?"; y yo dije: "É l es para mí como un hijo y
el fruto de mis entrañ as. Te vio, hace unos días, en la ventana regando tus flores y espiando
tu rostro y tus muñ ecas se enamoró a primera vista. Le hice saber lo que me pasó la ú ltima
vez que estuve contigo, con lo cual su dolencia aumentó , se echó a la almohada y ahora no
es má s que un hombre muerto, y no hay duda alguna de eso. preguntó : "¿Todo esto por
mí?"; y yo respondí: "¡Ay, por Allah! ¿Qué quieres que haga?» Dijo ella: «Vuelve a él y
[608]

salú dalo de mi parte y dile que estoy dos veces má s triste que él. Y el viernes, antes de la
hora de la oració n pú blica, invítalo aquí a la casa, y yo bajaré y le abriré la puerta. Luego lo
llevaré a mi cá mara y me reuniré con él por un tiempo, y lo dejaré partir antes de que mi
padre regrese de la Mezquita". mi corazó n se consoló , me quité la ropa que tenía puesta y
se la di y, cuando se dio la vuelta para irse, me dijo: “¡Ten buen corazó n!” “No me queda ni
un á pice de pena”, le respondí. casa y allegados se regocijaron de mi recuperació n y así me
quedé hasta el viernes, cuando he aquí que entró la anciana y me preguntó có mo estaba, a
lo que respondí que estaba bien y en buenas condiciones, entonces me vestí y me perfumé.
y me senté a esperar a la congregació n que iba a la oració n, para que yo pudiera ir a ella.
Pero la anciana me dijo: "Tienes tiempo y de sobra; así que harías bien en ir al Hammam y
peinarte". afeitado (especialmente después de tu dolencia), para no mostrar rastros de
enfermedad". "Esta era la mejor manera", respondí, "yo recién me he bañ ado en agua
caliente; pero me haré rapar la cabeza.» Entonces le dije a mi paje: «Ve al bazar y trá eme un
barbero, un tipo discreto y que no sea propenso a la intromisió n ni a la curiosidad
impertinente ni que pueda partirme la cabeza con su charla excesiva. " El muchacho salió
[609]

inmediatamente y trajo consigo a este miserable anciano, este Shaykh de mal agü ero.
Cuando entró me saludó y yo le devolví el saludo; luego dijo: "En verdad te veo delgado de
cuerpo"; y dije: "He estado enfermo". Continuó : "Alá aleja de ti tu aflicció n y tu dolor y tu
problema y tu angustia". "¡Alá conceda tu oració n!" dije yo. É l prosiguió , "Toda alegría para
ti, oh mi maestro, porque de hecho la recuperació n ha llegado a ti. ¿Deseas ser molido o ser
desangrado? De hecho, era una tradició n de Ibn Abbas (¡Alá lo acepte!) que el Apó stol
[610]

dijo: A quien se corte el pelo en viernes, el Señ or evitará de él sesenta y diez calamidades; y
de nuevo se relata de él también que dijo: —La ventosatomía en viernes evita la pérdida de
la vista y una multitud de enfermedades. No lo soporto. Así que se levantó y extendió la
mano de la manera má s pausada y sacó un pañ uelo y lo desdobló , y he aquí que contenía un
astrolabio. con siete placas paralelas montadas en plata. Luego fue al centro del patio y
[611]

levantó la cabeza y el instrumento hacia los rayos del sol y miró por un largo rato. Cuando
esto terminó , volvió y me dijo: "Sabe que ha transcurrido de este nuestro día, que es
viernes, y este viernes es el diez del mes Safar en el añ o seiscientos cincuenta y tres desde
la Hégira. o Vuelo del Apó stol (¡a quien sea la mayor de las bendiciones y la paz!) y el añ o
siete mil trescientos veinte de la era de Alejandro, ocho grados y seis minutos.Ademá s el
ascendente de este nuestro día es, segú n la má s exacta ciencia de la computació n, el planeta
Marte; y sucede que Mercurio está en conjunció n con él, denotando un momento propicio
para cortarse el cabello; y esto también me hace manifiesto que deseas la unió n con cierta
persona y que tu relació n no será propicia. Pero después de esto se produce una señ al con
respecto a un asunto que te acontecerá y del cual no hablaré". "Oh, tú ", exclamé, "por Alá , tú
me cansas y disipas mi inteligencia y tu pronó stico no es bueno; Envié por ti para sondear
mi cabeza y nada má s: así que levá ntate y aféitame y no prolongues tu discurso. y te
aconsejo que actú es como te digo mediante el cá lculo de las constelaciones". "Por Alá ", dije,
"nunca vi a un barbero que sobresaliera en la astrología judicial salvo a ti mismo: pero creo
y sé que eres el má s pró digo de charla frívola. Envié por ti solo para afeitarme la cabeza,
pero vienes y me molestas con este lamentable parloteo". "¿Qué má s quieres?", Respondió
él. en alquimia y magia blanca ; sintaxis, gramá tica y lexicología; las artes de la ló gica, la
[612]

retó rica y la elocució n; matemá ticas, aritmética y á lgebra; astronomía, astromancia y


geometría; la teología, las Tradiciones del Apó stol y los Comentarios al Corá n. Ademá s, he
leído muchos libros y los he digerido y he tenido experiencia en asuntos y los he
comprendido. En resumen, he aprendido la teoría y la prá ctica de todas las artes y ciencias;
Me lo sé todo de memoria y soy un ex-maestro en totâ re scibili . Tu padre me amó por mi
falta de oficiosidad, argal, servirte es un deber religioso que me incumbe. No soy un
entrometido, como pareces suponer, y por eso se me conoce como El Hombre Silencioso,
también, El Hombre Modesto. Por tanto, te incumbe dar gracias a Allah Todopoderoso y no
contradecirme, porque soy un verdadero consejero tuyo y de mente benévola hacia ti. Ojalá
yo fuera a tu servicio todo un añ o para que me hagas justicia; y no te pediría ningú n salario
por todo esto". Cuando escuché su fluir de palabras, le dije: "¡Sin duda, tú será s mi muerte
este día!". decir.

Ahora bien, cuando era la trigésima noche,


Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el joven le dijo al barbero: "¡Ciertamente tú
será s mi muerte este mismo día!" "Oh, amo mío", respondió él, "yo soy él, el Hombre
Silencioso que, debido a la brevedad de mis palabras, se eleva para distinguirme de mis seis
hermanos. Porque el mayor se llama Al-Bakbú k, el parlanchín; el segundo Al-Haddá r, el
charlatá n; el tercero Al-Fakík, el charlatá n; el cuarto, su nombre es Al-Kuz al-aswá ni, el
Gugglet de cuello largo, por su eterna charla; el quinto es Al-Nashshá r, el chismoso y
cuentista; el sexto Shaká shik, o muchos clamores; y el séptimo es famoso como Al-Sá mit, el
Hombre Silencioso, ¡y este es mi noble ser!" Mientras redobló su charla, pensé que se me
iba a reventar la vesícula; así que le dije al sirviente: "Dale un cuarto de denario y despídelo
y déjalo ir de mí en el nombre de Dios que lo hizo. No quiero que me afeiten la cabeza hoy".
"¿Qué palabras son estas, oh mi señ or?" gritó él. "¡Por Alá ! No aceptaré ningú n pago de ti
hasta que te haya servido y haya atendido tus necesidades; y no me importa si nunca tomo
dinero de ti. Si tú no conoces mi calidad, yo conozco la tuya; y te debo "Padre, hombre
honesto, de quien Allah Todopoderoso tenga misericordia! Mucha bondad, porque era un
alma liberal y generosa. Por Allah, me envió a buscar un día, como si fuera este bendito día,
y fui a él y encontró un grupo de sus íntimos sobre él ". Me dijo: "Déjame sangrar"; así que
saqué mi astrolabio y, tomando la altura del sol para él, averigü é que el ascendente era
desfavorable y la hora desfavorable para sangrar. Le dije esto, e hizo de acuerdo con mi
oferta y esperó una mejor oportunidad. Así que hice estas líneas en honor a él:—
Fui a mi patró n un poco de sangre para dejarlo, ✿ Pero descubrí que el momento estaba lejos de ser bueno:
Así que me senté y hablé de todas las extrañ ezas, ✿ Y con bromas y chistes cortejé su buena voluntad:
Le complacieron y exclamó : '¡Oh, hombre de ingenio, ✿ has probado que eres perfecto en tu humor alegre!'
Dije yo, 'Oh tú , Señ or de los hombres, sá lvame ✿ Préstame arte y sabiduría Soy fou y madera:
En ti reú ne gracia, favor, generosidad, suavidad; ✿ Y guardo el mundo con sabiduría, ciencia y gravedad.
Tu padre se alegró mucho y gritó al siervo: "¡Dale ciento tres piezas de oro con un manto de
honor!" El hombre obedeció sus ó rdenes, y esperé un momento propicio, cuando lo
desangre; y él no me resistió ; no, él me dio las gracias y yo también fui agradecido y
elogiado por todos los presentes. Cuando terminó el derramamiento de sangre, no tuve
poder para guardar silencio y le pregunté: "Por Alá , oh mi señ or, ¿qué te hizo decirle al
sirviente: - Dale ciento tres dinares?"; y él respondió : "Un dinar fue para la observació n
astroló gica, otro para tu agradable conversació n, el tercero para la flebotomizació n, y los
cien restantes y el vestido fueron para tus versos en mi encomio". "Que Alá muestre poca
misericordia a mi padre", exclamé, "por conocer a alguien como tú ". Se rió y exclamó : "¡No
hay má s dios que Dios y Mahoma es el Apó stol de Dios! ¡Gloria a Aquel que cambia y no es
cambiado! Te tomé por un hombre sensato, pero veo que balbuceas y adoras la
enfermedad. Allah ha dicho en el Libro Bendito :—El paraíso está preparado para los
[613]

buenos que refrenan su ira y perdonan a los hombres, etc.; y en todo caso está s excusado.
Sin embargo, no puedo concebir la causa de tu prisa y frenesí; y debes saber que tu padre y
tu abuelo no hicieron nada sin consultarme, y de hecho se ha dicho con bastante verdad:
Que el consejero sea apreciado; y:—No hay vicio en el consejo; y también se dice en ciertas
sierras: Quien no tiene consejero mayor que él, nunca será él mismo un anciano. ; y el [614]

poeta dice:—
¡Cualquier cosa necesaria que emprendas, ✿ consulta al experimentado y no lo contraríes!"
Y en verdad nunca encontrará s a un hombre mejor versado en los asuntos que yo, y estoy
aquí de pie para servirte. No estoy enfadado contigo: ¿por qué te enfadas tú conmigo? Pero
pase lo que pase, tendré paciencia contigo en memoria de la gran bondad que tu padre me
mostró ". "Por Alá ", exclamé, "Oh tú , que tienes la lengua como la cola de un asno, te
empeñ as en acosarme con tu lengua y te vuelves má s largo en tus largos discursos, cuando
lo ú nico que quiero de ti es raparme la cabeza y seguir tu camino. cabeza diciendo: "Veo
que está s enojado conmigo, pero no lo tomaré mal de ti, porque tu ingenio es débil y no
eres má s que una dama: fue solo ayer que solía tomarte en mi hombro y te llevaré a la [615]

escuela". "Oh, hermano mío", dije, "por el amor de Alá , ¡haz lo que quiero y sigue tu paso!" Y
rasgué mis ropas. Cuando me vio hacer esto, tomó la navaja y se puso a afilarla y no dejó
[616]

de afilarla hasta que mis sentidos estuvieron a punto de abandonarme. Luego se me acercó
y me rapó parte de la cabeza; luego tomó su mano y luego dijo: "Oh mi señ or, la prisa es el
modo de andar de Sataná s, mientras que la paciencia es de Alá , el Compasivo. de reyes y
emires y visires, y sabios y doctores eruditos en la ley, y el poeta dijo de alguien como yo:—
Todas las artesanías son como collares ensartados en una cuerda, ✿ Pero este Barbero es la perla de unió n de la banda:
Se sitú a por encima de todos los artesanos, ¿y por qué? ✿ ¡Las cabezas de los Reyes está n bajo su mano!" [617]
Entonces dije: " Deja de hablar de lo que no te concierne: ciertamente has estrechado mi
pecho y distraído mi mente". Dijo él: "Me parece que eres un hombre apresurado"; y dije:
"¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!" y él, "Te rogué que practicaras la moderació n de ti mismo, porque la prisa es el
tesoro de Sataná s que só lo lega arrepentimiento y prohibició n y ruina, y É l (¡sobre quien la
paz y las bendiciones sean!) ha dicho: La mejor de las obras es aquella en la que acecha la
deliberació n: pero yo, ¡por Alá !, tengo algunas dudas acerca de tu asunto, y por eso me
gustaría que me hicieras saber qué es lo que tienes tanta prisa por hacer, porque me temo
que no es bueno. Luego continuó : "Aú n faltan tres horas para el tiempo de oració n; pero no
deseo tener dudas sobre este asunto; no, debo saber el momento exactamente, porque en
verdad: una suposició n hecha en tiempos de duda, a menudo". causa dañ o; especialmente
en personas como yo, una persona superior cuyos méritos son famosos entre la humanidad
en general; y no me conviene hablar al azar, como lo hacen los astró logos comunes".
Diciendo esto, arrojó la navaja y tomando el astrolabio, salió bajo el sol y se quedó allí
mucho tiempo; después de lo cual volvió y contando con los dedos me dijo: "Todavía
quedan para la oració n tres horas completas y completas, ni má s ni menos, segú n los má s
sabios astronó micos y los má s sabios hacedores de almanaques". "Alá sobre ti", exclamé,
"muévete la lengua conmigo, porque me rompes el hígado en pedazos". Así que tomó la
navaja y, después de afilarla como antes y afeitarme otros dos cabellos de la cabeza, volvió
a tomarme la mano y dijo: "Me preocupa tu precipitació n y, de hecho, harías bien en
dejarme participar en la causa". ; fuera mejor para ti, ya que sabes que ni tu padre ni tu
abuelo nunca hicieron una sola cosa excepto por mi consejo ". Cuando vi que no había
escapatoria de él, me dije a mí mismo: "El tiempo de la oració n se acerca y deseo ir a ella
antes de que la gente salga de la mezquita. Si me demoro mucho má s, no sé có mo hacerlo".
ven a ella". Entonces dije en voz alta: "Date prisa y apá rtate de esta charla e impertinencia,
que tengo que ir a una fiesta en casa de algunos de mis íntimos". Cuando me escuchó hablar
de la fiesta, dijo: "¡Este tu día es un día bendito para mí! En verdad lo fue, pero ayer invité a
una compañ ía de mis amigos y me olvidé de darles algo de comer. Esto en el mismo
momento en que estaba pensando en ello: ¡Ay, có mo seré deshonrado a sus ojos! "No te
angusties por este asunto", respondí yo; "¿No te he dicho que estoy invitado a un
entretenimiento este día? Así que todo en mi casa, comestible y bebible, será s tuyo, si tan
solo superas tu trabajo y te apresuras a afeitarme la cabeza". É l respondió : "¡Alá te pague
con bien! Dime lo que hay en tu casa para mis invitados, para que pueda estar al tanto de
ello". Dije yo: "Cinco platos de carne y diez pollos con pechugas enrojecidas. y un cordero [618]

asado". "Ponlos delante de mí", dijo él, "para que pueda verlos". Cuando lo vio, gritó : "Falta
el vino", y yo respondí: "Tengo una jarra o dos de buen jugo de uva en la casa", y él dijo:
"¡Haz que lo traigan!" Así que envié a buscarlo y exclamó : "¡Alá te bendiga por tu
disposició n generosa! Pero todavía quedan las esencias y los perfumes. Así que les pedí que
pusieran delante de él una caja que contenía a Nadd, el mejor de los perfumes
[619]
compuestos, junto con finos lign-á loes, á mbar gris y almizcle sin mezclar, todo por un valor
de cincuenta dinares. Ahora el tiempo se hizo estrecho y mi corazó n se estrechó con él; así
que le dije: "Tó malo todo y termina de afeitarme la cabeza por la vida de Mahoma (¡a quien
Allah bendiga y guarde!)". "Por Alá ", dijo él, "no lo tomaré hasta que vea todo lo que hay en
él". Así que le pedí al paje que abriera la caja y el barbero dejó el astrolabio, dejando la
mayor parte de mi cabeza sin pelar; y, sentá ndome en el suelo, repasé los aromas y el
incienso y la madera de á loe y las esencias hasta que estuve casi desconcertado. Luego
tomó la navaja y, acercá ndose a mí, se afeitó algunos cabellos y repitió estas líneas:—
Seguramente mostrará el niñ o como su padre, ✿ Como el á rbol crecerá desde su raíz principal. [620]
Luego dijo: "Por Allah, oh hijo mío, no sé si agradecerte a ti o a tu padre; porque mi
entretenimiento de este día se debe a tu generosidad y beneficencia; y, aunque ninguno de
los míos es digno de ello, sin embargo Tengo un grupo de hombres honorables, a saber,
Zantú t, el encargado de los bañ os, Salí'a, la vendedora de granos, y Sílat, la vendedora de
frijoles; y Akrashah el verdulero; y Humayd el carroñ ero; y Sa'íd el camellero; y Suwayd el
portero; y Abu Maká rish el bañ ista ; y Kasim el centinela; y Karím el novio. No hay entre
[621]

todos ellos un aburrido o un mató n en sus copas; ni un entrometido ni un avaro de su


dinero, y cada uno tiene algú n baile que baila y algunas de sus propias coplas que canta
villancicos; y lo mejor de ellos es que, como tu sirviente, tu esclavo aquí, no saben lo que es
hablar mucho ni lo que significa atrevimiento". El encargado del bañ o canta al tam-tom [622]

una canció n que encanta; y se pone de pie y baila y canta,


Voy, oh mami, a llenar mi olla.
En cuanto al velero, aporta má s habilidad que cualquiera; el baila y canta,
Oh má s entusiasta, [623] Oh, cariñ o, no te quedas corto
y no deja sonar las entrañ as de nadie por reírse de él. Pero el carroñ ero canta para que los
pá jaros se detengan a escucharlo y baila y canta,
¡Noticias que mi esposa no está encerrada en una caja! [624]
Y tiene privilegios, porque es un granuja astuto e ingenioso; [625]
y hablando de su excelencia
suelo decir:—
"¡Mi vida por el carroñ ero! Muy bien lo amo, ✿ Como una rama que se mece es dulce a mi vista:
El destino nos acompañ ó una noche, cuando le dije yo ✿ (mientras me debilitaba y el amor ganaba má s fuerza)
¡Tu amor quema mi corazó n! 'Y no es de extrañ ar,' dijo él ✿ 'Cuando el cajó n de estiércol se convierte en un fogonero
wight.' [626]
Y de hecho cada uno es perfecto en lo que puede hechizar el ingenio con alegría y
jovialidad", y añ adió enseguida: "Pero oír no es ver; y en verdad, si te decides a unirte a
nosotros y postergas ir a tus amigos, será mejor para nosotros y para ti. Los rastros de la
enfermedad aú n está n sobre ti y, afortunadamente, te encuentras entre personas que son
muy oradoras, hombres que comulgan juntos de lo que no les concierne; o puede haber
entre ellos algú n tipo adelantado que te parta la cabeza y te haga la mitad de tu tamañ o por
la enfermedad". "Esto será para otro día", respondí, y me reí con el corazó n enojado:
"termina tu trabajo y vete, en la guardia de Allah Todopoderoso, a tus amigos, porque
estará n esperando tu llegada". "Oh, mi señ or", respondió él, "solo busco presentarte a estos
compañ eros de alegría infinita, los hijos de hombres de valía, entre los cuales no hay
procacidad ni dicacidad ni locuacidad; porque nunca, desde que llegué a la edad de la
discreció n, pude soportar juntarme con alguien que hace preguntas sobre lo que no le
concierne, ni he frecuentado a nadie excepto a aquellos que son, como yo, hombres de
pocas palabras. En verdad, si estuvieras en compañ ía de ellos o incluso los vieras una vez,
abandonarías a todos tus íntimos". "Alá cumple con tu alegría con ellos", dije, "es necesario
que venga entre ellos algú n día u otro". él dijo: "Ojalá fuera hoy mismo, porque había
puesto mi corazó n en que hicieras uno de nosotros; sin embargo, si tienes que ir a tus
amigos hoy, llevaré estas cosas buenas, con las que me has honrado y favorecido, a mis
invitados y les dejaré comer y beber y no esperarme; mientras yo regresaré a ti a toda prisa
y te acompañ aré a tu pequeñ a fiesta; porque no hay ninguna ceremonia entre mis íntimos y
yo que me impida dejarlos. No temas, pronto estaré de vuelta contigo y te acompañ aré a
dondequiera que vayas. ¡No hay Majestad ni Poder salvo en Alá , el Glorioso, el Grande!"
Grité: "Ve con tus amigos y diviértete con ellos; y déjame ir a los míos y quédate con ellos
hoy, porque me esperan." Pero el barbero gritó : "No te dejaré ir solo", y yo le respondí: "La
verdad es que nadie puede entrar a donde yo voy sino yo mismo". replicó : "Sospecho que
hoy tienes una cita con una mujer, de lo contrario me habrías llevado contigo; sin embargo,
soy el hombre adecuado para tomar, uno que podría ayudarte hasta el final que deseas.
Pero me temo que corres tras mujeres extrañ as y perderá s la vida; porque en esta nuestra
ciudad de Bagdad no se puede hacer nada en esta línea, especialmente en un día como el
viernes: nuestro Gobernador es un hombre iracundo y una espada poderosa y afilada".
"¡Qué vergü enza, viejo malvado y malo!" grité, "¡Fuera! ¿Qué palabras son estas que me
das?" "Oh frío de ingenio", exclamó , "tú me dices lo que no es verdad y me ocultas tu
[627]

mente, pero yo sé todo el asunto con certeza y só lo busco ayudarte este día con mi mejor
esfuerzo". Tuve miedo de que mi gente o mis vecinos escucharan la charla del Barbero, así
que guardé silencio por largo tiempo mientras él terminaba de raparme la cabeza;
momento en el cual había llegado la hora de la oració n y el Khutbah, o sermó n, estaba a
punto de seguir. Cuando terminó , le dije: "Ve con tus amigos con su comida y bebida, y
esperaré tu regreso. Entonces nos iremos juntos". De esta manera esperaba derramar
aceite sobre las aguas turbulentas y engañ ar al maldito somorgujo, para tal vez librarme de
él; pero él dijo: "Me está s engañ ando y quieres ir solo a tu cita y ponerte en peligro, de
donde no habrá escapatoria para ti. Ahora, ¡por Alá ! ¡Y nuevamente por Alá ! No vayas hasta
que yo regrese, que yo te acompañ e y vigile el resultado de tu asunto". "Que así sea",
respondí, "no tardes mucho". Entonces tomó toda la comida y la bebida que yo le había
dado y el resto, y salió de mi casa; pero el maldito carle se lo dio a cargo de un porteador
para que lo llevara a su casa pero se escondió en uno de los callejones. En cuanto a mí me
levanté en el instante, porque ya los almuecines habían llamado el Salá m del viernes, la
salutació n al Apó stol; y me vestí de prisa y salí solo y, corriendo a la calle, me detuve
[628]

junto a la casa donde había visto a la joven. Encontré a la vieja de guardia en la puerta
esperá ndome, y subí con ella al piso de arriba, al apartamento de la doncella. Apenas llegué
a ella cuando he aquí, el dueñ o de la casa volvió de las oraciones y entrando en el gran
saló n, cerró la puerta. Miré hacia abajo desde la ventana y vi a este peluquero (¡que la
maldició n de Allah sea con él!) sentado contra la puerta y dije: "¿Có mo me descubrió este
diablo?" En este mismo momento, como Allah lo había decretado para rasgar mi velo de
secreto, sucedió que una sirvienta del amo de la casa cometió una ofensa por la cual él la
golpeó . Ella gritó y su esclavo corrió para interceder por ella, después de lo cual el Kazi lo
golpeó y él también rugió . El maldito Barbero imaginó que era yo quien estaba siendo
golpeado; así que él también se puso a gritar y rasgó sus vestiduras y esparció polvo sobre
su cabeza y siguió gritando y gritando ¡Socorro! ¡Ayuda! Así que la gente lo rodeó y siguió
gritando: "¡Mi maestro está siendo asesinado en la casa de Kazi!" Entonces corrió clamando
a mi lugar con la gente detrá s de él, y le dijo a mi gente y sirvientes y esclavos; y, antes de
que supiera lo que estaba haciendo, subieron rasgando sus ropas y soltá ndose el pelo y [629]

gritando: "¡Ay, amo nuestro!"; y este Barbero al frente de la marcha con la ropa desgarrada
y en la má s lamentable situació n; y él también gritando como un loco y diciendo: "¡Ay de
nuestro maestro asesinado!" Y todos asaltaron la casa en que yo estaba. El Kazi, al escuchar
los gritos y el alboroto en su puerta, le dijo a uno de sus sirvientes: "Mira qué pasa"; y el
hombre salió y volvió y dijo: "Oh mi amo, en la puerta hay má s de diez mil almas que con
hombres y mujeres, y todos gritando, ¡Ay de nuestro amo asesinado!; y siguen señ alando a
nuestra casa ." Cuando el Kazi escuchó esto, el asunto pareció serio y se enojó ; así que se
levantó y al abrir la puerta vio una gran multitud de gente; de lo cual se asombró y dijo:
"¡Oh gente! ¿Qué hay que hacer?" "¡Oh maldito! ¡Oh perro! ¡Oh cerdo!" respondieron mis
siervos; "¡Eres tú quien ha matado a nuestro amo!" Dijo él: "Oh, buena gente, ¿y qué me ha
hecho vuestro amo para que yo le mate?". Y Shahrazad percibió el amanecer y dejó de decir
lo que le permitía decir.
Ahora bien, cuando era la Noche Trigésimo Primera,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el Kazi dijo a los sirvientes: "¿Qué me ha
hecho vuestro amo para que lo mate? Esta es mi casa y está abierta para todos vosotros".
Entonces dijo el barbero: "Tú lo golpeaste y lo oí gritar;" y dijo el Kazi: "Pero, ¿qué estaba
haciendo para que yo lo golpeara, y qué lo trajo a mi casa, y de dó nde vino y adó nde fue?"
"¡No seas un viejo malvado y perverso!" —exclamó el barbero—, porque yo sé toda la
historia; y en pocas palabras, tu hija está enamorada de él y él la ama; y cuando supiste que
había entrado en la casa, mandaste a tus sirvientes que lo golpearan. y así lo hicieron: por
Alá , nadie juzgará entre nosotros y vosotros excepto el califa; o de lo contrario, saca a
nuestro amo para que su gente pueda tomarlo, antes de que entren y lo salven a la fuerza
de tu casa, y tú seas puesto Avergonzar." Entonces dijo el Kazi (y su lengua estaba
refrenada y su boca estaba tapada por la confusió n ante la gente): "Si dices algo, entra y
sá calo". Entonces el barbero se adelantó y entró en la casa. Cuando vi esto, busqué un
medio de escape y huida, pero no vi ningú n escondite excepto un gran cofre en la cá mara
superior donde estaba. Así que me metí en él y me tapé con la tapa y contuve la respiració n.
El peluquero apenas estaba en la habitació n cuando comenzó a buscarme, luego lo giró a la
derecha y a la izquierda y fue directamente al lugar donde yo estaba, se acercó al cofre y,
levantá ndolo sobre su cabeza, salió tan rá pido como como pudo. En esto, mi razó n me
abandonó , porque sabía que él no me dejaría ser; así que me armé de valor y abriendo el
cofre me tiré al suelo. Mi pierna se rompió en la caída, y estando la puerta abierta vi una
gran multitud de personas mirando adentro. Ahora llevaba en mi manga mucho oro y algo
de plata, que había provisto para un mal día como este y como tal. ocasió n; así que seguí
dispersá ndolo entre la gente para desviar su atenció n de mí y, mientras estaban ocupados
luchando por él, me puse en marcha, saltando lo má s rá pido que pude, a través de las calles
secundarias de Bagdad, cambiando y girando a derecha e izquierda. Pero donde quiera que
fuera, este maldito barbero me perseguía, gritando en voz alta: "¡Me habrían privado de mi
maa-a-ster! ¡Habrían matado al que era un benefactor para mí, mi familia y mis amigos!
¡Alabado seas! ¡Alá , que me hizo prevalecer contra ellos y libró a mi señ or de sus manos!"
Luego a mí: "¿Adó nde irá s ahora? Persistirías en seguir tus propios planes malvados, hasta
que te condujeras a este mal paso; has caído, porque te habrían arrojado a una calamidad
de la que nunca podrías haber salido libre. ¡Pero no te pediré cuentas por tu ignorancia, ya
que eres tan poco ingenioso e intrascendente y adicto a la precipitació n! Le dije: "¿No te
basta con lo que me has traído, sino que tienes que correr tras de mí y hablarme así en las
calles del bazar?" Y casi entregué el fantasma por exceso de rabia contra él. Entonces me
refugié en el taller de un tejedor en medio del mercado y busqué protecció n del dueñ o que
ahuyentó al Barbero; y, sentado en la trastienda, Me dije a mí mismo: "Si vuelvo a casa
[630]

nunca podré librarme de esta maldició n de un barbero, que estará conmigo noche y día; y
no puedo soportar verlo ni por un respiro- espacio." Entonces envié inmediatamente por
testigos e hice testamento, dividiendo la mayor parte de mis bienes entre mi pueblo, y
nombré un guardiá n sobre ellos, a quien encomendé el cargo de grandes y pequeñ os,
indicá ndole que vendiera mis casas y dominios. . Luego emprendí mis viajes para poder
estar libre de este proxeneta ; y vine a instalarme en tu pueblo donde he vivido algú n
[631]

tiempo. Cuando me invitaste y vine aquí, lo primero que vi fue a este maldito pander
sentado en el lugar de honor. ¿Có mo, pues, puede alegrarse mi corazó n y ser placentera mi
estancia en compañ ía de este compañ ero que trajo todo esto sobre mí, y que fue la causa de
la fractura de mi pierna y de mi destierro de la casa y de la tierra natal? Y el joven no quiso
sentarse y se fue. Cuando escuchamos su historia (continuó el sastre) nos quedamos
asombrados y divertidos y le dijimos al barbero: "Por Alá , ¿es verdad lo que dice esto?" dice
el joven de ti?" "Por Alá ", respondió él, "traté así con él por mi cortesía, sentido comú n y
generosidad. Si no hubiera sido por mí, habría perecido y nadie má s que yo fui la causa de
su escape. ¡Pues fue por él que sufrió en su pierna y no en su vida! Si yo hubiera sido un
hombre de muchas palabras, un entrometido, un cuerpo ocupado, no habría actuado tan
amablemente con él; pero ahora les contaré una historia que me sucedió , para que estén
bien seguros de que soy un hombre parco en palabras en quien no hay atrevimiento y una
persona muy diferente de esos seis Hermanos míos; y esto es".
LA HISTORIA DEL BARBERO SOBRE SÍ MISMO.
Vivía en Bagdad durante la época de Al-Mustansir bi'llah, hijo de Al-Mustazi bi'llah, el
[632]

entonces califa, un príncipe que amaba a los pobres y necesitados y acompañ aba a los
eruditos y piadosos. Un día le sucedió que estaba enojado con diez personas, salteadores de
caminos que robaban en la carretera del Califa, y ordenó al prefecto de Bagdad que los
trajera ante su presencia en el aniversario de la Gran Fiesta. Entonces el Prefecto salió y,
[633]

haciéndolos sus prisioneros, se embarcó con ellos en una barca. Los vi cuando se
embarcaban y me dije a mí mismo: "Seguramente está n reunidos para una fiesta de bodas;
me parece que está n pasando el día en ese barco comiendo y bebiendo, y nadie será
compañ ero de sus copas sino yo mismo. " Así me levanté, oh hermosa asamblea; y, por el
exceso de mi cortesía y la gravedad de mi entendimiento, me embarqué con ellos y entré en
conversació n con ellos. Pasaron remando hasta la orilla opuesta, donde desembarcaron y
allí subieron la guardia y los guardianes de la paz con cadenas, que pusieron al cuello de los
ladrones. Me encadenaron entre los demá s; y, oh pueblo, ¿no es una prueba de mi cortesía y
parsimonia de palabra, que callé y no quise hablar? Luego nos llevaron en bilbos ya la
mañ ana siguiente nos llevaron a todos ante Al-Mustansir bi'llah, Comandante de los Fieles,
quien ordenó golpear los cuellos de los diez ladrones. Así que el espadachín se adelantó
después de que se sentaron sobre el cuero de sangre: luego sacando su espada, cortó una
[634]

cabeza tras otra hasta que hubo golpeado el cuello de la décima; y yo solo quedé. El Califa
me miró y preguntó al Verdugo, diciendo: "¿Qué te pasa que has cortado só lo nueve
cabezas?"; y él respondió : "¡Alá me libre de decapitar só lo a nueve, cuando tú me ordenas
decapitar a diez!" Dijo el califa: "Me parece que has golpeado el cuello de só lo nueve, y este
hombre antes que tú es el décimo". "¡Por tu beneficencia!" respondió el verdugo: "He
decapitado a diez". "¡Cuéntalos!" gritó el Califa y cuando contaron cabezas, he aquí! había
diez. El Califa me miró y dijo: "¿Qué te hizo callar en un momento como este y có mo llegaste
a la compañ ía de estos hombres de sangre? Dime la causa de todo esto, que aunque eres un
hombre muy viejo, seguramente tu el ingenio es débil". Ahora bien, cuando escuché estas
palabras del Califa me puse de pie de un salto y respondí: "Sabe, oh Príncipe de los Fieles,
que yo soy el Shaykh Silencioso y por lo tanto estoy llamado a distinguirme de mis seis
hermanos. Soy un hombre de inmensa aprendiendo mientras que, en cuanto a la gravedad
de mi entendimiento, la astucia de mi ingenio y la parsimonia de mi discurso, no tienen fin,
y mi vocació n es la de un barbero. Salí ayer por la mañ ana temprano y vi a estos hombres
haciéndome un esquife, y creyendo que se dirigían a una fiesta de bodas, me uní a ellos y
me mezclé con ellos. Después de un rato llegaron los centinelas y los guardianes de la paz,
que les pusieron cadenas al cuello y al mío con los demá s. pero, en el exceso de mi cortesía,
callé y no hablé una palabra, y esto no fue otra cosa que generosidad de mi parte. Nos
trajeron a tu presencia, y tú diste la orden de degollar a los diez; sin embargo, no me di a
conocer a ti y permanecí en silencio ante el espadachín, puramente por mi gran
generosidad. y cortesía que llevó para compartir con ellos en su muerte. ¡Pero durante toda
mi vida he tratado así noblemente a la humanidad, y me devuelven la recompensa má s
inmunda y perversa!" Cuando el Califa escuchó mis palabras y supo que yo era un hombre
de gran generosidad y de muy pocas palabras, uno en quien es sin atrevimiento (como
quisiera este joven a quien rescaté de un riesgo mortal y que me ha pagado con tanta
vileza), se rió con una carcajada excesiva hasta caer de espaldas. Entonces me dijo: "Oh
Hombre Silencioso, haz tus seis hermanos te favorecen en sabiduría y conocimiento y
parsimonia en el hablar?" Respondí: "¡Nunca fueron como yo! Tú me reprochas, oh
Comandante de los Fieles, y no te conviene igualar a mis hermanos conmigo; porque de la
abundancia de sus palabras y de su falta de cortesía y gravedad, cada uno de ellos ha
sacado alguna mutilació n u otra. Uno es monocular, otro paralítico, un tercero ciego de
piedra, un cuarto cortado de orejas y nariz y un quinto cortado de ambos labios, mientras
que el sexto es jorobado y lisiado. Y no concibas, oh Comandante de los Fieles, que soy
pró digo en el habla; pero debo explicarte forzosamente que soy un hombre de mayor valor
y menos palabras que cualquiera de ellos. De cada uno de mis hermanos cuelga una historia
de có mo llegó a tener su defecto corporal y estos te los relataré.
LA HISTORIA DEL BARBERO DE SU PRIMER HERMANO.

Sepa entonces, oh Comandante de los Fieles, que mi primer hermano, Al-Bakbuk, el


charlatá n, es un Jorobado que se dedicó a la sastrería en Bagdad, y solía coser en una tienda
alquilada a un hombre de mucha riqueza, que vivía en la tienda, y había también un
[635]

molino harinero en el só tano. Un día, mientras mi hermano, el Jorobado, estaba sentado en


su taller de sastrería, alzó la cabeza por casualidad y vio a una dama como la luna llena
naciente en una ventana del balcó n de la casa de su casero, ocupada en mirar a los
transeú ntes. por. Cuando mi hermano la vio, su corazó n se enamoró de ella y se pasó todo
[636]

el día mirá ndola y descuidando su sastrería hasta recordar. A la mañ ana siguiente abrió su
taller y lo sentó a coser; pero, cada vez que cosía una puntada, miraba hacia la ventana y la
veía como antes; y su pasió n y enamoramiento por ella aumentaron. Al tercer día, mientras
él estaba sentado en su lugar habitual, mirá ndola, ella lo vio y, al ver que había sido
cautivado por el amor de ella, se rió en su cara, y él le devolvió la sonrisa. Luego
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desapareció y le envió a su esclava con un bulto que contenía un trozo de seda de flores
rojas. La criada lo abordó y le dijo: "Mi señ ora te saluda y desea que, por tu habilidad y
buena voluntad, le fabriques un vestido de esta pieza y la cosa hermosamente con tu mejor
costura". É l respondió : "Escuchar y obedecer"; y le di forma a una camisola y terminé de
coserla el mismo día. A la mañ ana siguiente volvió la muchacha y le dijo: Mi señ ora te
saluda y te pregunta có mo te ha ido anoche, que no ha gustado el sueñ o por estar su
corazó n contigo. Luego puso ante él un trozo de raso amarillo y dijo: "Mi señ ora te ordena
que cortes sus dos pares de enaguas con este trozo y los cosa este mismo día". ¡Escuchar y
obedecer!", respondió él, "saludadla de mi parte con muchos saludos y decidle: Tu esclava
es obediente a tu orden; así que ordénalo como quieras. Luego se dedicó a cortar y trabajó
duro en coser los pantalones; y después de una hora, la dama apareció en la celosía y lo
saludó por señ as, ahora bajando la mirada, luego sonriendo en su rostro. y comenzó a
asegurarse de que pronto haría una conquista. Ella no lo dejó moverse hasta que hubo
terminado los dos pantalones, cuando se retiró y envió a la criada a quien se los entregó ; y
ella los tomó y se fue. sus caminos. Cuando se hizo de noche, se arrojó sobre su lecho
alfombrado, y estuvo dando vueltas de un lado a otro hasta la mañ ana, cuando se levantó y
se sentó en su lugar. En ese momento, la doncella se le acercó y le dijo: te llama." Al oír
estas palabras, temió con gran temor; pero la esclava, al ver su temor, le dijo: "Ningú n mal
es para ti: nada sino el bien te espera. Mi señ ora quiere que conozcas a mi señ or. Entonces
mi hermano el sastre, lleno de alegría, fue con ella; y cuando llegó a la presencia de su
patró n, el esposo de la dama, besó el suelo delante de él, y el dueñ o de la casa le devolvió el
saludo y dio le dio una gran pieza de lino diciendo: "Hazme camisas de esta tela y có selas
bien"; y mi hermano respondió : "Oír es obedecer". Acto seguido se puso a trabajar de
inmediato, cortando, dando forma y cosiendo hasta que hubo terminado veinte camisas a la
hora de la cena, sin detenerse a probar la comida. El amo de la casa le preguntó : "¿Cuá nto
es el salario por esto?"; y él respondió : "Veinte dirhams". Entonces el caballero gritó a la
esclava: "Trá eme veinte dirhams", y mi hermano no dijo una palabra; pero la señ ora firmó ,
"No tomes nada de él"; ante lo cual mi hermano dijo: "Por Alá , no tomaré nada de tu mano".
Y se llevó sus atavíos de sastre y volvió a su tienda, aunque estaba desprovisto hasta de un
centavo rojo. Entonces se dedicó a hacer su trabajo; comiendo, en su celo y diligencia,
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só lo un poco de pan y bebiendo só lo un poco de agua durante tres días. Al cabo de este
tiempo vino la sierva y le dijo: "¿Qué has hecho?" Dijo él: "Está n terminadas", y llevó las
camisas al marido de la dama, quien le habría pagado el alquiler: pero él dijo: "No tomaré
nada", por miedo a ella y, volviendo a su tienda, pasó el noche sin dormir a causa de su
hambre. Ahora bien, la dama le había informado a su esposo có mo estaba el caso (mi
hermano no sabía nada de esto); y los dos habían acordado hacerle sastre gratis, para
burlarse y reírse mejor de él. A la mañ ana siguiente fue a su tienda y, mientras estaba
sentado allí, la criada se le acercó y le dijo: "Habla con mi amo". Así que la acompañ ó al
marido, quien le dijo: "Quiero que me cortes cinco tú nicas de manga larga. " Así que los
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cortó y tomó las cosas y se fue. Luego los cosió y se los llevó al caballero, quien elogió su
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costura y le ofreció una bolsa de plata. Extendió la mano para tomarlo, pero la señ ora le
hizo señ as desde atrá s de su marido para que no lo hiciera, y él respondió : "Oh, mi señ or,
no hay prisa, tenemos tiempo para esto". Luego salió de la casa má s mezquino y manso que
un asno, pues en verdad cinco cosas se reunían en él, a saber: amor, mendicidad, hambre,
desnudez y trabajos forzados. No obstante, se animó con la esperanza de ganarse los
favores de la dama. Cuando terminó con todos sus trabajos, le jugaron otra mala pasada y lo
casaron con su esclava; pero, en la noche en que pensaba ir a ella, le dijeron: "Acuéstate
esta noche en el molino, y mañ ana todo irá bien". Mi hermano llegó a la conclusió n de que
había una buena causa para esto y pasó la noche solo en el molino. Ahora bien, el marido
había encargado al molinero que hiciera girar el molino al sastre; de modo que, cuando la
noche estaba a medias, el hombre se acercó a él y comenzó a decir: "Este toro nuestro se ha
vuelto inú til y se detiene en lugar de dar vueltas: volverá ". No haré girar el molino esta
noche, y aú n tenemos una gran cantidad de grano para moler. Sin embargo, le pondré un
yugo a la fuerza y haré que termine de moler antes de la mañ ana, ya que la gente está
impaciente por su harina ". Entonces llenó las tolvas con grano y, acercá ndose a mi
hermano con una cuerda en la mano, se la ató alrededor del cuello y le dijo: "¡Arriba!
¡Vuelve con el molino! Tú , oh toro, no harías má s que comida". y rancio y estiércol!" Luego
tomó un lá tigo y lo puso sobre los hombros y las pantorrillas de mi hermano, quien
comenzó a aullar y bramar; pero ninguno vino a ayudarlo; y se vio obligado a moler el trigo
hasta bien entrada la madrugada, cuando entró el amo de la casa y, viendo a mi hermano
todavía atado al yugo y al hombre azotá ndolo, se fue. Al despuntar el día, el molinero volvió
a su casa y lo dejó todavía uncido y medio muerto; y poco después entró la esclava que lo
desató y le dijo: "Mi señ ora y yo estamos muy apenados por lo que ha sucedido y hemos
llevado tu dolor contigo". Pero él no tenía lengua con la que responderle por exceso de
palizas y de hacer girar el molino. Luego se retiró a su alojamiento y he aquí que el
escribano que había redactado el acta de matrimonio se le acercó . y lo saludó , diciendo:
[641]

"¡Alá te dé larga vida! ¡Bendito sea tu desposorio! Este rostro habla de actos placenteros y
coqueteos y besos y recortes desde el anochecer hasta el amanecer". "¡Alá no le conceda
paz al mentiroso, oh mil veces cornudo!", respondió mi hermano, "¡por Alá , no hice nada
má s que hacer girar el molino en el lugar del toro toda la noche hasta la mañ ana!"
"Cuéntame tu historia", dijo él; y mi hermano contó lo que le había sucedido y dijo: "Tu
estrella no está de acuerdo con su estrella; pero si quieres, puedo alterar el contrato por ti",
y agregó : "Ten cuidado de que no se haga otro engañ o". no hay para ti." Y mi hermano le
respondió : "Mira si no tienes otra invenció n." Entonces el empleado lo dejó y se sentó en su
tienda, buscando a alguien que le trajera un trabajo con el que pudiera ganarse el día. pan.
Enseguida la criada se acercó a él y le dijo: "Habla con mi señ ora". "Vete, oh mi buena
muchacha", respondió él, "no habrá má s tratos entre tu señ ora y yo". La criada volvió con
su señ ora. y le conté lo que mi hermano había dicho y en ese momento ella asomó la cabeza
por la ventana, llorando y diciendo: "¿Por qué, oh amado mío, no ha de haber má s tratos
entre tú y yo?" Pero él no respondió . "Entonces ella lloró y lo conjuró , jurando que todo lo
que le había sucedido en el molino no estaba sancionado por ella y que ella era inocente de
todo el asunto. Cuando él miró su belleza y hermosura y oyó la dulzura de su discurso, el El
dolor que lo había poseído pasó de su corazó n, él aceptó su excusa y se regocijó en su vista.
La educó y habló con ella y se sentó a hacer sastrería por un rato, después de lo cual la
criada se le acercó y le dijo: "Mi ama te saluda y te informa que su esposo se propone
dormir fuera esta noche en la casa de algunos amigos íntimos suyos; así que, cuando él se
haya ido, ven a nosotros y pasa la noche con mi señ ora en la má s deliciosa alegría hasta la
mañ ana". Ahora su esposo le había preguntado: "¿Có mo haremos para alejarlo de ti?"; y ella
Respondió : "Déjame jugarle otra broma y convertirlo en el hazmerreír de todo el pueblo".
Pero mi hermano no sabía nada de la maldad de las mujeres. Tan pronto como oscureció , la
esclava se le acercó y lo llevó . lo llevó a la casa, y cuando la dama lo vio, le dijo: "Por Alá , oh
mi señ or, te he anhelado mucho". "Por Alá ", gritó , "bésame rá pido antes de que me des algo
demá s. " Apenas había hablado, cuando el marido de la señ ora entró de la habitació n de al
[642]

lado y lo agarró , diciendo: "Por Alá , no te dejaré ir hasta que te entregue al jefe de la
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guardia de la ciudad". Mi hermano se humilló ante él; pero él no quiso escucharlo y lo llevó
ante el prefecto, quien le dio cien latigazos con un lá tigo y, montá ndolo en un camello, lo
paseó alrededor de la ciudad, mientras los guardias proclamaban en voz alta: "Esta es su
recompensa quien viola los Harim de ¡hombres honorables!" Ademá s, se cayó del camello y
se rompió la pierna y quedó cojo. Entonces el prefecto lo desterró de la ciudad; y salió sin
saber a dó nde ir; pero yo oí hablar de él y temiendo por él salió . después de él, y lo traje
secretamente a la ciudad y le restauró la salud y lo llevó a mi casa donde todavía vive". El
califa se rió de mi historia y dijo: "¡Has hecho bien, oh Samit, oh hombre silencioso, oh
parco en hablar!"; y me dijo que tomara un regalo y me fuera. Pero yo dije: "No aceptaré
nada de ti excepto que te diga lo que les sucedió a todos mis otros hermanos; y no me
consideres un hombre de muchas palabras". Entonces el Califa prestó oídos,
EL CUENTO DEL BARBERO DE SU SEGUNDO HERMANO.

Sabe, oh Comandante de los Fieles, que el nombre de mi segundo hermano era Al-Haddá r,
que es el charlatá n, y él era el paralítico. Ahora bien, le sucedió un día, mientras andaba en
sus asuntos, que una anciana se le acercó y le dijo: "Detente un poco, mi buen hombre, para
que te diga algo que, si es de tu agrado, hará s por mí y le rogaré a Allah que te lo dé bien".
Mi hermano se detuvo y ella prosiguió : "Te pondré en el camino de cierta cosa, para que no
seas pró digo en el habla". "Continú a con tu charla", dijo él; y ella: "¿Qué dices de las
hermosas habitaciones y un hermoso jardín con aguas que fluyen, flores que florecen y
frutos que crecen, y vino añ ejo que se va y un hermoso rostro joven cuyo dueñ o puedes
abrazar desde la oscuridad hasta el amanecer? Si haces lo que te ordeno verá s algo muy
ventajoso para ti". "¿Y todo esto está en el mundo?" preguntó mi hermano; y ella respondió :
"Sí, y será tuyo, así que sé razonable y deja la curiosidad ociosa y las muchas palabras, y
cumple mis ó rdenes". me prefirió en este asunto a todos los hombres y ¿qué es lo que tanto
te agrada de mí? Dijo ella: "¿No te pedí que te ahorraras palabras? Calla y sígueme. Debes
saber que la joven, a quien te llevaré, ama salirse con la suya y odia ser frustrada y todos los
que se oponen; así que, si la complaces, llegará s a tu deseo de ella". Y mi hermano dijo: "No
la voy a contrariar en nada". Luego siguió su camino y mi hermano la siguió , hambriento de
lo que ella describió . a él hasta que entraron en una hermosa casa grande, hermosa y
elegantemente amueblada, llena de eunucos y sirvientes y mostrando signos de
prosperidad de arriba a abajo. Y ella lo llevaba al piso de arriba cuando la gente de la casa le
dijo: "¿Qué haces aquí?" Pero la anciana les respondió : "Callen y no lo molesten: es un
trabajador y tenemos ocasió n para él". Entonces ella lo llevó a un hermoso gran pabelló n,
con un jardín en medio, ojos nunca vieron uno má s hermoso; y lo hizo sentar en un
hermoso lecho. No se había sentado mucho cuando escuchó un fuerte ruido y entró una
tropa de esclavas que rodeaban a una dama como la luna en la noche de su plenitud.
Cuando la vio, se levantó y le hizo una reverencia, después de lo cual ella le dio la
bienvenida y le pidió que se sentara. Así que él se sentó y ella le dijo: "¡Alá te dé honor! ¿Te
va bien?" "Oh, mi señ ora", respondió , "todo conmigo está bien". Entonces ella mandó traer
comida, y le pusieron delante delicadas viandas; así que ella se sentó a comer, haciéndole
demostraciones de cariñ o a mi hermano y bromeando con él, aunque todo el tiempo no
podía contener la risa; pero cada vez que él la miraba, ella hacía señ as a sus doncellas como
si se estuviera riendo de ellas. Mi hermano (¡el asno!) no entendió nada; pero, en el exceso
de su ridícula pasió n, imaginó que la dama estaba enamorada de él y que pronto le
concedería su deseo. Cuando terminaron de comer, se pusieron a beber vino y entraron
diez doncellas como lunas, con laú des encordados en sus manos, y se pusieron a cantar con
voces llenas, dulces y tristes, con lo cual el deleite se apoderó de él y tomó el copa de las
manos de la señ ora y la bebió de pie. Luego bebió una copa de vino y mi hermano (todavía
de pie) le dijo "Salud" y se inclinó ante ella. Ella le entregó otra taza y él se la bebió , cuando
ella le dio una fuerte palmada en la nuca. Ante esto, mi hermano habría salido de la casa
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enojado; pero la anciana lo siguió y le guiñ ó un ojo para que regresara. Así que volvió y la
dama le dijo que se sentara y él se sentó sin decir palabra. Luego ella volvió a abofetearlo
en la nuca; y la segunda bofetada no le bastó , debió hacer que todas sus doncellas también
lo abofetearan y abofetearan, mientras él decía a la anciana: "Nunca vi cosa má s linda que
esto". Ella por su parte no cesaba de exclamar: "Basta, basta, te conjuro, oh mi ama!"; pero
las mujeres lo abofetearon hasta que casi se desmayó . En ese momento mi hermano se
levantó y salió a obedecer un llamado de la naturaleza, pero la anciana lo alcanzó y dijo:
"Ten un poco de paciencia y vencerá s. a tu deseo." "Cuá nto má s tengo que esperar",
respondió mi hermano, "esta bofetada me ha hecho sentir débil". "Tan pronto como ella
esté caliente con el vino", respondió ella, "tendrá s tu deseo. Entonces volvió a su lugar y se
sentó , ante lo cual todas las criadas se pusieron de pie y la dama les ordenó que lo
perfumaran con pastillas y rociaran su rostro con agua de rosas. Entonces ella le dijo: "¡Alá
te dé honor! Tú has entrado en mi casa y has soportado mis condiciones, pues al que me
contradice lo rechazo, y al que es paciente tiene su deseo. mano!" "Sabe, entonces",
continuó ella, "que Alá me ha hecho apasionadamente aficionada a la diversió n; y el que cae
en mi humor, viene por lo que quiere." Entonces ella ordenó a sus doncellas que cantaran
en grandes voces hasta que toda la compañ ía se deleitó ; después de lo cual dijo a una de
ellas: "Toma a tu señ or, y haz lo que sea necesario. por él y trá emelo enseguida. Entonces la
doncella tomó a mi hermano (y él no sabía lo que ella haría con él); pero la anciana lo
alcanzó y le dijo: “Ten paciencia; queda muy poco por hacer.” Ante esto su rostro se iluminó
y se paró frente a la dama mientras la anciana seguía diciendo, “Tenga paciencia; ¡Ahora
ganará s tu deseo de inmediato!"; hasta que él dijo: "¿Dime qué quiere que la doncella haga
conmigo?" "Nada má s que bien", respondió ella, "ya que soy tu sacrificio! Ella só lo desea
teñ irte las cejas y arrancarte los bigotes". Dijo él: "En cuanto al tinte de mis cejas, eso
desaparecerá con el lavado, pero la depilació n de mis bigotes es ciertamente un proceso
[645]

algo doloroso." "Ten cuidado de có mo la cruzas", exclamó la anciana, "porque ella ha puesto
su corazó n en ti". Así que mi hermano sufrió pacientemente. ella para teñ irle las cejas y
arrancarle los bigotes; después de lo cual la doncella volvió a su ama y le dijo. Ella dijo:
"Ahora só lo queda una cosa por hacer; debes afeitarle la barba y hazle una cara suave. [646]

"Entonces la doncella volvió y le contó lo que su ama le había mandado hacer; y mi


hermano (¡el tonto!) le dijo: "¿Có mo haré lo que me deshonrará delante de la gente?" dijo:
"Ella haría de esta manera só lo para que seas como un joven imberbe y que no quede
cabello en tu rostro para rascar y pinchar sus delicadas mejillas; porque en verdad ella está
apasionadamente enamorada de ti. Así que ten paciencia y alcanzará s tu objetivo.” Mi
hermano fue paciente e hizo lo que le pedía y dejó que se rasurara la barba y, cuando lo
trajeron de regreso a la dama, ¡he aquí! apareció teñ ido de rojo hasta las cejas, arrancado
de ambos. mostacho, cortado de su barba, coloreado en ambas mejillas. Al principio ella se
asustó de él, luego se burló de él y, riéndose hasta caer de espaldas, dijo: "Oh mi señ or, en
verdad has conquistado mi corazó n por ¡Tu buena naturaleza!" Entonces ella lo conjuró ,
por su vida, para que se pusiera de pie y bailara, y él se levantó y dio cabriolas, y no había
un cojín en la casa que no se lo tiró a la cabeza, y de la misma manera lo hizo. todas sus
mujeres, que también lo seguían arrojando naranjas, limones y cidras, hasta que cayó sin
sentido por los golpes en la nuca, las almohadas y el lanzamiento de frutas. "Ahora has
logrado tu deseo", dijo la anciana. cuando volvió en sí, "no hay má s golpes reservados para
ti y só lo queda una pequeñ a cosa por hacer. Es su costumbre, cuando está en sus copas, no
permitir que nadie la tenga hasta que se quite el vestido y los pantalones y permanezca
completamente desnuda. Entonces ella te pedirá que te quites la ropa y corras; y correrá
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delante de ti como si huyera de ti; y síguela de un lugar a otro hasta que tu aguijó n esté en
su punto má ximo, cuando ella te ceda ;" y añ adió : "Quítate la ropa de inmediato". Así que
[648]

se levantó , casi perdido en éxtasis y, quitá ndose la ropa, se mostró desnudo como una
madre. —— Y Shahrazad percibió el amanecer del día y dejó de decir su permitido decir.

Ahora bien, cuando era la Noche Trigésimo Segunda,


Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que cuando la anciana le dijo al segundo
hermano del barbero: "Quítate la ropa", él se levantó , casi perdido en éxtasis; y,
despojá ndose de sus ropas, se mostró desnudo como una madre. Entonces la señ ora
también se desvistió y le dijo a mi hermano: "Si quieres algo, corre detrá s de mí hasta que
me atrapes". Entonces ella echó a correr y él corrió detrá s de ella mientras ella entraba a
toda prisa en una habitació n tras otra y salía corriendo de una habitació n tras otra, mi
hermano correteaba tras ella en un ataque de deseo como un verdadero loco, con el patio
terriblemente alto. Después de mucho de este tipo, ella se precipitó a un lugar oscuro, y él
corrió tras ella; pero de repente pisó un lugar que cedió , el cual cedió bajo su peso; y, antes
de darse cuenta de dó nde estaba, se encontró en medio de un mercado abarrotado, parte
del bazar de los vendedores de cuero que pregonaban los precios de pieles y cueros y
compraban y vendían. Cuando lo vieron en su situació n, desnudo, con el patio de pie,
rapado de barba y bigote, con las cejas teñ idas de rojo y las mejillas enrojecidas, le gritaron
y le dieron palmadas, y se dispusieron a azotarlo con pieles en la piel desnuda. cuerpo hasta
que se desmayó . Luego lo tiraron sobre el lomo de un asno y lo llevaron ante el Jefe de
Policía. Quoth el Jefe "¿Qué es esto?" Ellos dijeron: "Este individuo cayó repentinamente
sobre nosotros desde la casa del Wazir en este estado". Entonces el prefecto le dio cien
[649]

latigazos y luego lo desterró de Bagdad. Sin embargo, salí tras él y lo traje secretamente de
regreso a la ciudad y le di una asignació n diaria para su sustento: aunque, eran si no fuera
por mi generoso humor, no hubiera podido soportar a alguien como él. Entonces el califa
prestó oídos a
LA HISTORIA DEL BARBERO DE SU TERCER HERMANO.
El nombre de mi tercer hermano era Al-Fakík, el Charlatá n, que era ciego. Un día, el Destino
y la Fortuna lo llevaron a una casa grande y hermosa, y llamó a la puerta, deseando que su
dueñ o hablara de él. podría rogarle algo. Dijo el dueñ o de la casa: "¿Quién está a la puerta?"
Pero mi hermano no dijo una palabra y al poco tiempo lo escuchó repetir en voz alta:
"¿Quién es este?" Todavía no respondió e inmediatamente escuchó al maestro caminar
hacia la puerta y abrirla y decir: "¿Qué quieres?" Mi hermano respondió : "Algo por el amor
de Allah Todopoderoso. "¿Está s ciego?", preguntó el hombre, y mi hermano respondió :
[650]

"Sí". El otro dijo: "Extiéndeme la mano". Entonces mi hermano extendió la mano pensando
que le daría algo; pero lo tomó y, arrastrá ndolo dentro de la casa, lo llevó de escalera en
escalera hasta que llegaron a la terraza en el techo de la casa, mientras mi hermano
pensaba que seguramente le daría algo de comida o dinero. hermano: "¿Qué quieres, oh
ciego?", y él respondió : "Algo por el bien del Todopoderoso". "¡Alá , á brete otra puerta!" "¡Oh
tú ! ¿Por qué no lo dices cuando estaba debajo de las escaleras?" "Oh, ladró n, ¿por qué no
me respondes cuando te llamé por primera vez?" "¿Y qué piensas hacer por mí ahora?" "No
hay nada en la casa para darte. "Entonces llévame escaleras abajo". "El camino está delante
de ti". Así que mi hermano se levantó y bajó las escaleras, hasta que estuvo a veinte pasos
de la puerta, cuando su pie resbaló y rodó hasta el fondo y se rompió . salió sin saber
adó nde volverse, y al poco tiempo se encontró con otros dos ciegos, compañ eros suyos,
quienes le dijeron: "¿Qué has ganado hoy?" Les contó lo que le había sucedido y añ adió : "Oh
hermanos míos, quiero tomar algo del dinero en mis manos y proveerme de él." Ahora el
dueñ o de la casa lo había seguido y estaba escuchando lo que decían; pero ni mi hermano ni
sus compañ eros sabían Fue mi hermano a su posada y se sentó a esperar a sus compañ eros,
y el dueñ o de la casa entró tras él sin ser visto. n llegados, mi hermano les dijo: "Cierren la
puerta y registren la casa para que ningú n extrañ o nos haya seguido." El hombre, al oír
esto, agarró una cuerda que colgaba del techo y se aferró a ella, mientras daban la vuelta.
por la casa y buscó pero no encontró a nadie. Volvieron, pues, y sentá ndose al lado de mi
hermano, sacaron su dinero, el cual contaron, y ¡he aquí! fueron doce mil dirhams. Cada
uno tomó lo que quiso y enterraron el resto en un rincó n de la habitació n. Luego se
pusieron a comer y se sentaron a comer. En ese momento, mi hermano, al escuchar un
extrañ o par de mandíbulas masticando a su lado, dijo a sus amigos: "Hay un extrañ o entre
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nosotros"; y, extendiendo su mano, tomó la del dueñ o de la casa. Entonces todos cayeron
sobre él y lo golpearon; y cuando se cansaron de maltratarlo, gritaron: "¡Oh, musulmanes!
[652]

¡Un ladró n se ha acercado a nosotros para quitarnos nuestro dinero!" Una multitud se
reunió a su alrededor, por lo que el intruso se colgó de ellos; y se quejó con ellos como ellos
se quejaron; y, cerrando los ojos como ellos, para que nadie pudiera dudar de su ceguera,
gritó : "¡Oh musulmanes, me refugio en Alá y en el Gobernador, porque tengo un asunto que
hacerle saber!" De repente subió la guardia y, poniendo manos sobre todo el lote (mi
hermano estaba entre ellos), los llevó a los del Gobernador, quien se los puso delante y le
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preguntó : "¿Qué novedades tenéis?" Dijo el intruso: "Mira y descú brelo por ti mismo, no se
nos arrancará ni una palabra salvo mediante la tortura, así que empieza por golpearme y
después de mí golpea a este hombre, nuestro líder". Y señ aló a mi hermano. Así que
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arrojaron al hombre en toda su longitud y le dieron cuatrocientos palos en el trasero. Le


dolieron los golpes, por lo que abrió un ojo y, como redoblaban los golpes, abrió el otro ojo.
Cuando el Gobernador vio esto, le dijo: "¿Qué tenemos aquí, oh maldito?"; a lo que él
respondió : "¡Dame el anillo-sello del perdó n! Nosotros cuatro hemos fingido ser ciegos, e
imponemos a la gente que entremos en las casas y miremos los rostros descubiertos de las
mujeres y tratemos de corromperlas. De esta manera hemos obtuvo una gran ganancia y
nuestra tienda asciende a doce mil dirhams. Dije a mi compañ ía: —Dadme mi parte, tres
mil; pero se levantaron y me golpearon y me quitaron mi dinero, y busco refugio en Allah y
en ti; mejor tú tienes mi parte que ellos. Así que, si quieres saber la verdad de mis palabras,
golpea a uno y cada uno de los otros má s de lo que me has golpeado a mí, y seguramente
abrirá los ojos.” El Gobernador mandó que la pregunta comenzara con mi hermano, y lo
ataron al poste de flagelació n, y el Gobernador dijo: "¡Oh, escoria de la tierra, abusá is de
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los generosos dones de Alá y hacéis como si estuvierais ciegos!" "¡Allah Allah!" gritó mi
hermano, "por Alá , no hay nadie entre nosotros que pueda ver". Luego lo golpearon hasta
que se desmayó y el gobernador gritó : "Déjenlo hasta que vuelva en sí y luego lo golpearon
de nuevo". Después de esto hizo que cada uno de los compañ eros recibiera má s de
trescientos palos, mientras el sham-abraham les decía: "Abrid los ojos o seréis golpeados
de nuevo". Finalmente, el hombre dijo al gobernador: "Envía a alguien conmigo para que te
traiga el dinero; porque estos tipos no abren los ojos, no sea que incurran en deshonra ante
la gente". Así que el gobernador mandó a buscar el dinero y le dio al hombre su parte
pretendida, tres mil dirhams; y, guardando el resto para sí, desterró a los tres ciegos de la
ciudad. Pero yo, oh Comandante de los Fieles, salí y alcanzando a mi hermano le interrogué
sobre su caso; después de lo cual me dijo lo que te he dicho; así que lo traje en secreto a la
ciudad y le asigné (en la má s estricta privacidad) una asignació n para comida y bebida. El
Califa se rió de mi historia y dijo: "Dale un regalo y déjalo ir"; pero dije: "¡Por Alá ! No
tomaré nada hasta que le haya hecho saber al Comandante de los Fieles lo que sucedió con
el resto de mis hermanos; porque verdaderamente soy un hombre de pocas palabras y
parco en hablar". Entonces el Califa prestó oídos a
EL CUENTO DE BARBERO DE SU CUARTO HERMANO.
Ahora bien, en cuanto a mi cuarto hermano, oh Comandante de los Fieles, Al-Kuz al-aswá ni,
o el alto Gugglet de cuello largo, de su rebosamiento de palabras, el mismo que era tuerto,
él se hizo carnicero en Bagdad y vendía carne y carneros engordados; y los grandes y los
ricos compraban su comida de él, de modo que amasó muchas riquezas y consiguió ganado
y casas. Anduvo así mucho tiempo, hasta que un día, mientras estaba sentado en su tienda,
se acercó un anciano y de barba larga, que dejó algo de plata y dijo: "Dame carne para esto".
Le dio el valor de su dinero en carne y el anciano se fue. Mi hermano examinó la plata del
shaykh y, viendo que los dirhams eran blancos y brillantes, los colocó en un lugar aparte. El
de barba gris siguió volviendo regularmente a la tienda durante cinco meses, y mi hermano
no cesaba de guardar en su propia caja todas las monedas que recibía de él. Por fin pensó
en sacar el dinero para comprar ovejas; así que abrió la caja y no encontró nada, salvo
trozos de papel blanco recortados para que pareciera una moneda. ; así que se golpeó la
[656]

cara y gritó en voz alta hasta que la gente se reunió a su alrededor, después de lo cual les
contó su historia que los dejó maravillados en extremo. Luego se levantó como era su
costumbre, y sacrificando un carnero lo colgó dentro de su tienda; después de lo cual cortó
un poco de la carne y la colgó afuera y se decía a sí mismo: "¡Oh, Alá , que el anciano de mal
agü ero venga!" Y no había pasado una hora antes de que el shaykh llegara con su plata en la
mano; entonces mi hermano se levantó y lo agarró gritando: "¡Vengan a ayudarme, oh
musulmanes, y aprendan mi historia con este villano!" Cuando el anciano escuchó esto, le
dijo en voz baja: "¿Qué será mejor para ti, dejarme ir o ser deshonrado por mí entre la
gente?" "¿En qué me avergonzará s?" "¡En que vendes carne de hombre por cordero!"
"¡Mientes, maldito!" "No, él es el maldito que tiene un hombre colgando a modo de carne en
su tienda". "Si el asunto es como dices, te doy permiso legal para tomar mi dinero y mi
vida". Entonces el anciano gritó en voz alta: "¡Oye, gente! Si queréis probar la verdad de mis
palabras, entrad en la tienda de este hombre". La gente se apresuró a entrar y descubrió
que el carnero se había convertido en un hombre muerto. colgado para la venta. Entonces
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se lanzaron sobre mi hermano gritando: "¡Oh infiel! ¡Oh villano!"; y sus mejores amigos
empezaron a darle puñ etazos y patadas y seguían diciendo: "¿Nos haces comer carne de los
hijos de Adá n?" Ademá s, el anciano golpeó en el ojo y apagarlo. Luego llevaron el cadá ver,
con el cuello cortado, ante el jefe de la guardia de la ciudad, a quien el anciano dijo: "Oh,
Emir, este tipo mata hombres y vende su carne por cordero y te lo hemos traído; así que
levá ntate y ejecuta los juicios de Allah (¡a quien sea el honor y la gloria!)" Mi hermano se
habría defendido, pero el Jefe se negó a escucharlo y lo sentenció a recibir quinientos palos
y perder toda su propiedad. Y, en verdad, si no hubiera sido por esa misma propiedad que
gastó en sobornos, seguramente lo habrían matado. Entonces el Jefe lo desterró de Bagdad;
y mi hermano partió a la ventura, hasta que llegó a una gran ciudad, donde pensó que sería
mejor establecerse como zapatero; así que abrió una tienda y se sentó allí haciendo lo que
podía para ganarse la vida. Un día, mientras salía a su negocio, escuchó el lejano paso de los
caballos y, preguntando la causa, se le dijo que el Rey salía a cazar y correr; así que mi
hermano se detuvo a mirar la elegante suite. Fue tan afortunado que la mirada del Rey se
encontró con la de mi hermano; Entonces el rey bajó la cabeza y dijo: "¡Busco refugio en
Allah del mal de este día!" ; y giró las riendas de su corcel y volvió a casa con todo su
[658]

séquito. Entonces dio ó rdenes a sus guardias, quienes agarraron a mi hermano y lo


golpearon con una paliza tan dolorosa que estuvo a punto de morir; y mi hermano no sabía
cuá l podía ser la causa de su maltrato, después de lo cual volvió a su lugar en la má s
lamentable situació n. Poco después fue a uno de los de la casa del rey y le contó lo que le
había sucedido; y el hombre se rió hasta que cayó de espaldas y exclamó : "Oh, hermano
mío, debes saber que el rey no puede soportar mirar un monocular, especialmente si es
ciego del ojo derecho, en cuyo caso no lo deja ir sin él". matá ndolo". Oyendo esto mi
hermano, resolvió huir de aquella ciudad; así que salió de allí a otra donde nadie lo conocía
y allí se quedó por mucho tiempo. Un día, lleno de pesares por lo que le había sucedido,
salió a consolarse; y, mientras caminaba, escuchó el lejano paso de los caballos detrá s de él
y dijo: "¡El juicio de Allah está sobre mí!" y buscó un escondite pero no encontré ninguno.
Por fin vio una puerta cerrada que empujó con fuerza: cedió y entró en una larga galería en
la que se refugió , pero apenas lo había hecho, cuando dos hombres se abalanzaron sobre él
gritando: "Alabado sea Dios por haberte librado". ¡En nuestras manos, oh enemigo de Dios!
Estas tres noches nos has robado el descanso y el sueñ o, y en verdad nos has hecho gustar
la copa de la muerte. Mi hermano preguntó : "Oh gente, ¿qué os pasa?"; y ellos
respondieron: "¡Tú nos das el cambio y tratas de deshonrarnos y tramas algú n complot
para degollar al amo de la casa! ¿No es suficiente que lo hayas llevado a la mendicidad, tú y
tus compañ eros? Pero ahora dale levá ntanos el cuchillo con el que nos amenazas todas las
noches. Luego lo registraron y encontraron en su cinturó n el cuchillo usado para el cuero
de su zapato; y él dijo: "¡Oh gente, tengan el temor de Alá delante de sus ojos y no me
maltraten, porque sepan que mi historia es muy extrañ a!" "¿Y cuá l es tu historia?" dijeron
ellos; así que les contó lo que le había sucedido, esperando que lo dejaran ir; pero ellos no
hicieron caso de lo que dijo y, en lugar de mostrar algú n respeto, lo golpearon gravemente
y le rasgaron la ropa: luego, al encontrar en sus costados las cicatrices de los golpes con
varas, dijeron: "¡Oh maldito! Estas marcas son las signos manifiestos de tu culpa!" Lo
llevaron ante el Gobernador, mientras él se decía a sí mismo: "¡Ahora soy castigado por mis
pecados y nadie puede librarme excepto Allah Todopoderoso!" El Gobernador dirigiéndose
a mi hermano le preguntó : "Oh villano, ¿qué te llevó a entrar en su casa con intenció n de
matar?"; y mi hermano respondió : "¡Te conjuro por Alá , oh Emir, escucha mis palabras y no
te apresures a condenarme!". Pero el gobernador exclamó : "¿Escucharemos las palabras de
un ladró n que ha empobrecido a este pueblo, y que lleva en su espalda la cicatriz de sus
azotes?" agregando: "Seguramente no te habían hecho esto, excepto por algú n gran
crimen". Entonces lo sentenció a recibir cien cortes con el lá tigo, después de lo cual lo
subieron a un camello y lo hicieron desfilar por la ciudad, proclamando: "Esta es la
retribució n y muy poco para recompensar a quien irrumpe en las casas de la gente".
Entonces lo echaron fuera de la ciudad, y mi hermano vagó al azar, hasta que me enteré de
lo que le había sucedido; y, yendo en su busca, le interrogó sobre su caso; así que me contó
su historia y todas sus desgracias, y lo llevé en secreto a la ciudad donde le hice una
asignació n para su comida y bebida. Entonces el Califa prestó oídos a
EL CUENTO DEL BARBERO DE SU QUINTO HERMANO.
Mi quinto hermano Al-Nashshá r, el Charlatá n, el mismo que fue cortado de ambas orejas,
[659]

oh Comandante de los Fieles, era un preguntador acostumbrado a mendigar a la gente por


la noche y vivir de sus limosnas por el día. Ahora bien, cuando nuestro padre, que era un
anciano bien entrado en añ os, enfermó y murió , nos dejó setecientos dirhams de los cuales
cada hijo tomó los suyos cien; pero, cuando mi quinto hermano recibió su porció n, quedó
perplejo y no sabía qué hacer con ella. Mientras estaba en esta incertidumbre, pensó en
colocarlo en vasos de todo tipo y convertir un centavo honesto en su precio. Así que
compró verroterie por valor de cien dirhams y, poniéndolos en una gran bandeja, se sentó a
venderlos en un banco al pie de una pared contra la que se recostó . Mientras estaba
sentado con la bandeja delante de él, se puso a meditar y se dijo a sí mismo: "Sabe, oh mi
buen Ser, que la cabeza de mi riqueza, mi capital invertido en esta cristalería, es de cien
dirhams. Con seguridad venderé por doscientos, con los cuales compraré inmediatamente
otros vidrios y haré con ellos cuatrocientos, y no dejaré de vender y comprar de esta
manera, hasta que tenga cuatro mil y pronto me encuentre dueñ o de mucho dinero.
monedas compraré mercaderías y joyas y ottars y obtener gran provecho de ellos; hasta
[660]

que, Alá mediante, haga que mi capital sea de cien mil dirhams. Entonces compraré una
hermosa casa con esclavas blancas y eunucos y caballos; y comeré y beberé y me divertiré;
ni dejaré cantor ni cantora en la ciudad, sino que llamaré llévalos a mi palacio y haz que
actú en ante mí. Todo esto lo contó en su mente, mientras la bandeja de cristalería, que valía
cien dirhams, estaba en el banco frente a él, y, después de mirarla, continuó . , "¡Y cuá ndo,
Inshallah! mi capital se habrá convertido en cien mil dinares, enviaré comisionistas de
[661]

casamientos para que me pidan en matrimonio a las hijas de reyes y visires; y exigiré por
esposa a la hija mayor del Primer Ministro; porque me ha llegado que ella es perfecta en
belleza y primera en hermosura y rara en logros. Le daré una liquidació n de matrimonio de
mil dinares; y, si su padre consiente, bien; pero si no, la tomaré por la fuerza de debajo de
sus propias narices. Cuando esté segura en mi casa, compraré diez pequeñ os eunucos y [662]

para mí un manto de los mantos de reyes y sultanes; y consígueme una silla de montar de
oro y un freno engastado con piedras preciosas. Entonces subiré con los mamelucos
delante de mí y rodeá ndome, y daré la vuelta a la ciudad mientras la gente me saluda y me
bendice; después de lo cual me dirigiré al Wazir (el que es padre de la niñ a), con esclavas
blancas armadas delante y detrá s de mí, a mi derecha y a mi izquierda. Cuando me ve, el
visir se pone de pie y, sentá ndome en su propio lugar, se sienta muy por debajo de mí; para
eso seré su yerno. Ahora tengo conmigo dos eunucos que llevan bolsas, cada una con mil
denarios; y de estos le entrego los mil, el matrimonio de su hija, y le hago un regalo gratuito
de los otros mil, para que tenga razó n para conocer mi generosidad y liberalidad y mi
grandeza de espíritu y la pequeñ ez del mundo en mis ojos. Y por diez palabras que me
dirige yo le respondo dos. Entonces vuelvo a mi casa, y si alguno viene a mí de parte de la
novia, le doy un regalo de dinero y le echo un vestido de honor; pero si me trae un regalo,
se lo devuelvo y me niego a aceptarlo, para que aprendan qué espíritu orgulloso es el mío,
[663]

que nunca se digna menospreciar. Así establezco mi rango y estatus. ¡Cuando esto esté
hecho, designaré su noche de bodas y adornaré mi casa ostentosamente! gloriosamente! Y
como el tiempo de desfilando que ha llegado la novia, me visto con mi mejor atavío y me
siento sobre un colchó n de brocado de oro, apoyando el codo en una almohada, y sin
volverme ni a la derecha ni a la izquierda; pero mirando só lo de frente la altivez de mi
mente y la gravedad de mi entendimiento. Y allí, ante mí, está mi esposa con sus vestiduras
y adornos, hermosa como la luna llena; y yo, en mi altivez y pavoroso señ orío, no la [664]

miraré hasta que los presentes me digan: "Oh, nuestro señ or y nuestro maestro, tu esposa,
tu sierva, está delante de ti; concédele una mirada porque estar de pie la cansa". Luego
besan el suelo ante mí muchas veces; entonces levanto los ojos y lanzo una sola mirada y
vuelvo mi rostro hacia la tierra otra vez. Luego la llevan a la cá mara nupcial, y me levanto
[665]

y cambio mi ropa por un traje mucho má s fino; y, cuando traen a la novia por segunda vez,
no me dignaré mirarla hasta que me hayan rogado muchas veces; después de lo cual la
miro por el rabillo del ojo y luego inclino la cabeza. Continú o actuando de esta manera
hasta que se complete el desfile y la exhibició n". ——Y Shahrazad percibió el amanecer
[666]

del día y dejó de decir lo que le permitía decir.


Ahora bien, cuando era la Noche Trigésimo Tercera,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el quinto hermano del barbero procedió :
Entonces inclino la cabeza y continú o actuando de esta manera hasta que se completa su
desfile y exhibició n. Acto seguido, ordeno a uno de mis eunucos que me traiga una bolsa de
quinientos dinares que doy como regalo a las mujeres presentes y les ordeno que me lleven
a la cá mara nupcial. Cuando me dejan a solas con ella ni la miro ni le hablo, sino que miento
a su lado con el rostro contra la pared mostrando mi desprecio, para que todos y cada
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uno vuelvan a notar cuá n alto y altivo soy. En este momento su madre viene a mí; y
besando mi cabeza y mi mano, me dice: "Oh mi señ or, mira a tu sierva que anhela tu
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favor; ¡así cura su espíritu quebrantado!" No le doy ninguna respuesta; y cuando ve esto se
levanta y se va en autobus mis pies muchas veces y dice: "Oh mi señ or, en verdad mi hija es
una hermosa doncella, que nunca ha conocido a hombre; y si le muestras este atraso y
aversió n, su corazó n se romperá ; así que inclínate hacia ella y há blale y calma su mente y su
espíritu". Luego se levanta y trae una copa de vino; y dice a su hija: "Tó malo y dá selo a tu
señ or". Pero cuando se acerca a mí, la dejo de pie entre mis manos y me siento, apoyando el
codo en un cojín redondo adornado con hilos de oro, recliná ndome perezosamente y sin
mirarla en la majestad de mi espíritu, para que me considere en verdad. un sultá n y un
hombre poderoso. Entonces ella me dice: "Oh mi señ or, Alá sea contigo, no te niegues a
tomar la copa de la mano de tu sierva, porque en verdad soy tu sierva". Pero yo no le hablo
y ella me aprieta, diciendo: "No hay má s remedio que beberlo tú "; y ella lo lleva a mis
labios. Entonces sacudo mi puñ o en su cara y la pateo con mi pie así. Así que soltó con el
dedo del pie y tiró la bandeja de cristalería que cayó al suelo y, al caer del banco, todo lo
que había en ella se rompió en pedazos. "Oh, el má s repugnante de los proxenetas, ¡Esto [669]

viene del orgullo de mi espíritu!", exclamó mi hermano; y entonces, oh Comandante de los


Fieles, se golpeó la cara y rasgó sus vestiduras, y siguió llorando y golpeá ndose. La gente
que acudía en masa a sus Las oraciones del viernes lo vieron, y algunos lo miraban y lo
compadecían, mientras que otros no le hacían caso, y de esta manera mi hermano perdió
tanto el capital como la ganancia. señ ora, el olor a almizcle que exhalaba de ella, que iba a la
oració n del viernes montada en un mulo con silla de oro y seguida de varios eunucos, al ver
los cristales rotos y a mi hermano llorando, su bondadoso corazó n se conmovió de él, y ella
preguntó qué le pasaba y le dijeron que tenía una bandeja llena de cristalería con cuya
venta esperaba ganarse la vida, pero estaba rota, y (dijeron), "le sucedió lo que ves.
Entonces ella llamó a uno de sus eunucos y le dijo: "Dale lo que tienes contigo a este pobre
hombre". ¡Ay!” Y le dio a mi hermano una bolsa en la cual encontró quinientos denarios; y
cuando tocó su mano estaba casi muriendo por exceso de alegría y ofreció bendiciones por
ella. Luego volvió a su morada como un hombre sustancial; y, mientras estaba sentado
pensando, alguien llamó a la puerta. Así que se levantó y abrió y vio a una anciana a quien
nunca había visto. "Oh, hijo mío", dijo ella, "sé que la oració n está cerca y aú n no he hecho
mi ablució n de Wuzu". ; tan amablemente permíteme el uso de tu alojamiento para este
[670]

propó sito". Mi hermano respondió : "Oír es cumplir", y al entrar le ordenó que lo siguiera.
Así que ella entró y él le trajo una jarra para lavarse, y se sentó como volar de alegría a
causa de los dinares que había atado en su cinturó n como bolsa. Cuando la anciana hubo
terminado su ablució n, se acercó a donde él estaba sentado, y rezó una oració n de dos
arcos; después lo cual bendijo a mi hermano con una bendició n piadosa, y él mientras le
daba las gracias puso su mano en los dinares y le dio dos, diciéndose a sí mismo: "Estos son
mis voluntarios". Cuando vio el oro, exclamó : "¡Alabado sea Alá ! ¿Por qué miras a quien te
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ama como si fuera una mendiga? Recoge tu dinero: no lo necesito; o, si quieres, Si no lo


haces, devuélvelo a la que te lo dio cuando se rompió tu cristalería. Ademá s, si quieres
unirte a ella, yo puedo arreglar el asunto, porque ella es mi amante. "Oh, madre mía",
preguntó mi hermano, "¿por qué medios puedo llegar a ella?"; y ella respondió : "¡Oh, hijo
mío! Ella tiene una inclinació n por ti, pero es la esposa de un hombre rico; así que toma
contigo todo tu dinero y sígueme, para que pueda guiarte a tu deseo: y cuando tú está s en
su compañ ía y no escatimas en persuasió n ni en palabras amables, sino que las traes todas
para que se relacionen con ella; así disfrutará s de su belleza y riqueza al contenido de tu
corazó n". Mi hermano tomó todo su oro y se levantó y siguió a la anciana, casi sin creer en
su suerte. Ella no cesó de caminar, y mi hermano la siguió , hasta que llegaron a una puerta
alta a la que ella llamó y una esclava roumi. salió y les abrió . Entonces la anciana condujo
[672]

a mi hermano a una gran sala de estar cubierto con maravillosas alfombras finas y cubierto
con cortinas, donde se sentó con su oro delante de él, y su turbante en la rodilla. Apenas
[673]

se había sentado cuando se le acercó una joven (nunca ojo vio má s bella) vestida con ropas
de lo má s suntuosas; Entonces mi hermano se puso de pie, y ella le sonrió y le dio la
bienvenida, haciéndole señ as para que se sentara. Luego ordenó que cerraran la puerta y,
cuando estuvo cerrada, se volvió hacia mi hermano y, tomá ndolo de la mano, lo condujo a
una cá mara privada decorada con varios tipos de brocados y telas doradas. Aquí él se sentó
y ella se sentó a su lado y jugó con él un rato; después de lo cual ella se levantó y dijo: "No te
muevas de tu asiento hasta que yo vuelva a ti"; desaparecido Mientras tanto, como él estaba
en este sabio, he aquí! se acercó a él un esclavo negro de cuerpo y cuerpo grandes y con una
espada desenvainada en la mano, quien le dijo: "¡Ay de ti! ¿Quién te trajo aquí y qué quieres
aquí?" Mi hermano no pudo devolverle una respuesta, con la lengua trabada por el terror;
así que el blackamoor lo agarró y lo despojó de sus ropas y lo golpeó con la parte plana de
la hoja de su espada hasta que cayó al suelo, desmayado por el exceso de golpes. El negro
de mal agü ero pensó que había llegado a su fin y mi hermano lo escuchó gritar: "¿Dó nde
está la moza de la sal?" Entonces entró una criada que traía en la mano una gran bandeja
[674]

de sal, y el esclavo la restregaba en las heridas de mi hermano; pero no se movió por


[675]

temor a que el esclavo se enterara de que no estaba muerto y lo matara en el acto. Entonces
la salina se fue, y el esclavo gritó "¿Dó nde está el subterrá neo?" - ¿guardiá n?" Entonces
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entró la anciana y arrastró a mi hermano por los pies a un terreno subterrá neo y lo arrojó
sobre un montó n de cadá veres. En este lugar yació dos días completos, pero Allah hizo que
la sal fuera el medio. de preservar su vida restañ ando la sangre y deteniendo su flujo. para
moverse, Al-Nashshá r se levantó y abrió la trampilla con miedo y temblor y salió
sigilosamente a la intemperie; y Allah lo protegió , de modo que siguió en la oscuridad y se
escondió en el vestíbulo hasta el amanecer, cuando vio al maldito beldam salir en busca de
otra presa. Siguió su estela sin que ella lo supiera, y se dirigió a su propio alojamiento
donde vendó sus heridas y se medicó hasta que estuvo completo. Mientras tanto, él solía
observar a la anciana, siguiéndola en todo momento y estació n, y la veía abordar a un
hombre tras otro y llevarlos a la casa. Sin embargo, no pronunció una palabra; pero, tan
pronto como se recuperó , tomó un trozo de tela y lo convirtió en una bolsa que llenó con
vidrios rotos y se ató a la cintura. También se disfrazó de persa para que nadie pudiera
reconocerlo, y escondió una espada debajo de sus ropas de corte extranjero. Luego salió y
al poco tiempo, encontrá ndose con la anciana, le dijo, hablando en á rabe con acento persa:
"Venerable señ ora, Soy un extrañ o llegado pero este día aquí donde no conozco a nadie.
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¿Tienes tú una balanza en la que pueda pesar mil cien denarios? te daré algo de ellos por
tus dolores." "Tengo un hijo, un cambista, que maneja toda clase de balanzas", respondió
ella, "así que ven conmigo a él antes de que salga y él pesará tu oro". Mi hermano
respondió : "¡Muéstrame el camino!" Ella lo llevó a la casa y la joven misma salió y la abrió ,
con lo cual la anciana le sonrió y dijo: "Hoy te traigo carne gorda. " Entonces la doncella
[678]

tomó a mi hermano de la mano y lo llevó a la misma cá mara de antes; donde se sentó con él
un rato, luego se levantó y salió diciendo: "No te muevas de tu asiento hasta que yo vuelva a
ti". En ese momento entró el esclavo maldito con la espada desenvainada y gritó a mi
hermano: "¡Levá ntate y sé condenado por ti!" Así que se levantó , y mientras el esclavo
caminaba delante de él, sacó la espada de debajo de su ropa y lo golpeó con ella, haciendo
volar la cabeza del cuerpo. Luego arrastró el cadá ver por los pies hasta el suelo y gritó :
"¿Dó nde está la moza de la sal?" Llegó la muchacha que llevaba la bandeja de la sal y,
viendo a mi hermano espada en mano, se dio la vuelta para echar a correr; pero él la siguió
y le cortó la cabeza. Luego gritó "¿Dó nde está la vigilancia subterrá nea?"; y entró la anciana
a quien le dijo: "¿Me conoces de nuevo, oh bruja de mal agü ero?" "No, mi señ or", respondió
ella, y él dijo: "Yo soy el dueñ o de las quinientas piezas de oro, en cuya casa entraste para
hacer la ablució n y rezar, y a quien atrapaste aquí y traicionaste. la espada hasta que la
partió en cuatro, entonces fue a buscar a la joven, y cuando ella lo vio perdió la razó n y gritó
lastimosamente "¡Amá n! ¡Misericordia!" Así que la perdonó y le preguntó : "¿Qué te hizo
[679]

asociarte con este blackamoor?", Y ella respondió : "Yo era esclava de cierto comerciante, y
la anciana solía visitarme hasta que me gustó . a ella. Un día ella me dijo: Tenemos un
festival de bodas en nuestra casa como nunca se ha visto y deseo que disfrutes de la vista.
Oír es obedecer, respondí y levantá ndome me vestí con mis mejores ropas y adornos, y
tomé conmigo una bolsa que contenía cien piezas de oro. Entonces ella me trajo aquí y
apenas había entrado en la casa cuando el negro se apoderó de mí, y he permanecido en
este caso tres añ os enteros por la perfidia del maldito beldam". Entonces mi hermano le
preguntó : "¿Hay algo de su en la casa?"; a lo que ella respondió : "Gran cantidad de riqueza,
y si puedes llevá rtela, ¡hazlo y Alá te lo dará !" Mi hermano fue con ella y ella le abrió varios
cofres en los que había bolsas de dinero, de lo cual él se asombró ; entonces ella le dijo:
"Vete ahora y déjame aquí, y trae hombres para sacar el dinero." Salió y contrató a diez
hombres, pero cuando regresó encontró la puerta abierta. abierto, la doncella se había ido y
no quedaba nada má s que una pequeñ a cantidad de dinero y las cosas de la casa. Por esto
[680]
supo que la muchacha lo había sobrepasado; así que abrió los almacenes y se apoderó de lo
que había en ellos, junto con el resto del dinero, sin dejar nada en la casa. Pasó la noche
regocijado, pero cuando amaneció encontró en la puerta una veintena de soldados que le
echaron mano diciendo: "¡El Gobernador te busca!" Mi hermano les imploró fuertemente
que lo dejaran volver a su casa; e incluso, les ofreció una gran suma de dinero; pero ellos se
negaron y, atá ndolo con cuerdas, se lo llevaron. En el camino se encontraron con un amigo
de mi hermano que se aferró a su falda e imploró su protecció n, rogá ndole que se pusiera a
su lado y ayudara a librarlo de sus manos. El hombre se detuvo y les preguntó qué sucedía,
y ellos respondieron: "El Gobernador nos ha ordenado traer a este individuo ante él y,
miren, lo estamos haciendo". El amigo de mi hermano los instó a que lo soltaran y les
ofreció quinientos denarios para que lo dejaran ir, diciendo: "Cuando regresen al
Gobernador, díganle que no pudieron encontrarlo". Pero ellos no quisieron escuchar sus
palabras y tomaron a mi hermano, arrastrá ndolo sobre su rostro, y lo pusieron ante el
Gobernador quien le preguntó : "¿De dó nde sacaste estos bienes y dineros?"; y él respondió :
"¡Oro por misericordia!" Entonces el Gobernador le dio el pañ uelo de la misericordia; y le
[681]

contó todo lo que le había sucedido desde el principio hasta el fin con la vieja y la huida de
la doncella; terminando con "Todo lo que he tomado, toma de él lo que quieras, para que
me dejes lo suficiente para sustentar la vida". Pero el Gobernador tomó para sí todos los
[682]

bienes y todo el dinero; y, temiendo que el asunto llegara a oídos del sultá n, llamó a mi
hermano y le dijo: "Vete de esta ciudad, o te ahorcaré". "Oído y obediencia" dijo mi
hermano y partió para otro pueblo. En el camino, los ladrones se ensañ aron con él y lo
desnudaron, lo golpearon y le cortaron las orejas; pero yo oí noticias de sus desgracias y
salí tras él llevá ndole ropa; y lo traje secretamente a la ciudad donde le asigné una ració n
para comida y bebida. Y luego el Califa prestó atenció n a,
EL CUENTO DEL BARBERO DE SU SEXTO HERMANO.
Mi sexto hermano, oh Comandante de los Fieles, Shakashik, o Muchos-clamores, el
[683]

cortado de ambos labios, una vez fue rico y se hizo pobre; así que un día salió a mendigar
un poco para mantener la vida en él. Mientras estaba en el camino, de repente vio una
mansió n grande y hermosa, con un edificio separado, ancho y alto en la entrada, donde
varios eunucos estaban sentados ordenando y prohibiendo. Mi hermano preguntó a uno
[684]

de los que allí holgazaneaban y él respondió . "Los El palacio pertenece a un descendiente


de la casa Barmaki; así que se acercó a los porteros y les pidió una limosna. amo". En
consecuencia, entró y, pasando por la entrada exterior, caminó un rato y pronto llegó a una
mansió n de la mayor belleza y elegancia, pavimentada con má rmol, cubierta con cortinas y
que tenía en medio de ella un jardín de flores cuyo como nunca lo había visto. Mi
[685]

hermano se quedó un rato como aturdido sin saber adó nde dirigir sus pasos; luego, al ver
que el otro extremo de la sala de estar estaba ocupada, caminó hacia él y allí encontró a un
hombre de hermosa presencia y hermosa barba. Cuando este personaje vio a mi hermano
se paró frente a él y le dio la bienvenida y le preguntó por su caso; a lo que respondió que
estaba en necesidad y necesitaba caridad. Al oír estas palabras, el grande mostró gran
preocupació n y, llevá ndose la mano a su fina tú nica, la rasgó exclamando: "¡Qué! ¿Estoy yo
en una ciudad y tú aquí con hambre? ¡No tengo paciencia para soportar tal deshonra!"
Entonces le prometió todo tipo de buenos á nimos y dijo: "No hay má s remedio que
quedarte conmigo y comer de mi sal. " "Oh, mi señ or", respondió mi hermano, "no puedo
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esperar má s; porque en verdad me estoy muriendo de hambre.” Así que gritó : “¡Ho,
muchacho! trae palangana y jarro"; y, volviéndose hacia mi hermano, dijo: "Oh huésped
mío, acércate y lá vate las manos". jabó n en agua imperceptible y gritó : "¡Trae la mesa!"
Pero mi hermano de nuevo no vio nada. Entonces dijo el anfitrió n: "Hó nrame comiendo de
esta carne y no te avergü ences". Y siguió moviendo la mano de un lado a otro como si comió
y le dijo a mi hermano: "Me asombra verte comer tan poco; no te escatimes porque estoy
seguro de que está s hambriento". aunque estaba comiendo mientras su anfitrió n no dejaba
de decirle: "¡Cae, y nota especialmente la excelencia de este pan y su blancura!" Pero aun
así mi hermano no vio nada. Entonces se dijo a sí mismo: "A este hombre le gusta burlarse
de la gente"; y respondió : "Oh mi señ or, en todos mis días nunca conocí nada má s agradable
que su blancura o má s dulce que su sabor". El Barmecide dijo: "Este pan fue horneado por
una sierva mía a quien compré por quinientos dinares". Luego gritó : "Ho, chico, trae el
budín de carne". para nuestro primer plato, y que tenga mucha grasa", y, volviéndose
[687]

hacia mi hermano, dijo: "Oh, invitado mío, Alá sea contigo, ¿alguna vez has visto algo mejor
que este budín de carne? Ahora, por mi vida, come y no te avergü ences". Entonces volvió a
gritar: "Ay, chico, sírveme el estofado marinado. con el urogallo cebado en él", y dijo a mi
[688]

hermano: "Levá ntate y come, oh mi invitado, porque en verdad tienes hambre y necesitas
comida". Así que mi hermano comenzó a mover las mandíbulas e hizo como si masticando y
masticando, mientras el anfitrió n continuaba pidiendo un plato tras otro y sin embargo
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no producía má s que ó rdenes para comer. En ese momento gritó : "Ho, chico, trá enos los
pollos rellenos con pistachos"; y le dijo a mi hermano: "Por tu vida, oh huésped mío, he
engordado estos pollos con pistachos; come, porque nunca has comido uno igual". "Oh, mi
señ or", respondió mi hermano, "realmente son de primera clase". Entonces el anfitrió n
comenzó a hacer señ as con la mano como si le estuviera dando un bocado a mi hermano; y
no cesó de enumerar y explayarse sobre los diversos platos para el hombre hambriento
cuyo hambre se volvió aú n má s violenta, de modo que su alma codiciaba un poco de pan,
incluso un bollo de cebada. Quoth el Barmecide, "¿Has probado alguna vez algo má s
[690]

delicioso que el condimento de estos platos?"; y dijo mi hermano: "¡Nunca, oh mi señ or!"
"Comed bien y no os avergoncéis", dijeron el anfitrió n y el invitado, "He comido hasta
saciarme de carne". Así que el animador gritó : "Llévate y trae los dulces"; y volviéndose a
mi hermano dijo: "Come de esta conserva de almendras que es prima y de estos buñ uelos
de miel; toma éste, por mi vida, que se le acaba el almíbar". "Que nunca me falte de ti, oh mi
señ or", respondió el hambriento y comenzó a preguntarle sobre la abundancia de almizcle
en los buñ uelos. —Es mi costumbre —respondió — que me pongan un peso de dinar de
almizcle en cada buñ uelo de miel y la mitad de esa cantidad de á mbar gris. Todo este
tiempo mi hermano siguió moviendo la cabeza y las mandíbulas hasta que el maestro gritó :
"Basta de esto. Trá enos el postre". Entonces le dijo: "Come de estas almendras y nueces y
pasas; y de esto y aquello (nombrando diversas clases de frutos secos), y no te
avergü ences". Pero mi hermano respondió : "Oh, mi señ or, en verdad estoy lleno: no puedo
comer má s". "Oh, mi invitado", repitió el anfitrió n, "si tienes en mente estas cosas buenas,
come: ¡Alá ! ¡Alá ! no te quedes con hambre", pero mi hermano respondió : "Oh, mi señ or, el
[691]

que ha comido de todos estos platos, ¿có mo puede tener hambre?" arrepiéntete de estas
bromas". En ese momento, el animador gritó : "Trá eme el vino", y, moviendo las manos en el
aire, como si se lo hubieran puesto delante de ellos, le dio una copa a mi hermano y dijo:
"Toma esta copa y , si te place, há zmelo saber." "Oh, mi señ or", respondió , "es notablemente
bueno en cuanto a la nariz, pero suelo beber vino de unos veinte añ os". "Llama entonces a
esta puerta, "dice el anfitrió n, "porque no puedes beber de nada mejor". "Por tu bondad",
[692]

dijo mi hermano, señ alando con la mano como si estuviera bebiendo. "Salud y alegría para
ti", exclamó la casa. - el maestro y fingió llenar una copa y beberla, luego le pasó otra a mi
hermano, quien la apuró e hizo como si estuviera borracho. Enseguida tomó la hostia
desprevenida, y, levantando el brazo hasta que el blanco de su axila apareció , le dio tal
golpe en la nuca que el palacio resonó en él. Luego cayó sobre él con un segundo golpe y el
animador gritó en voz alta: "¿Qué es esto, oh escoria de la tierra?" "Oh mi señ or, respondió
mi hermano, has mostrado mucha bondad a tu esclavo, y lo admitiste en tu morada y le
diste a comer de tu vitualla; entonces le diste a beber de tu vino añ ejo hasta que se puso
borracho y bullicioso; pero eres demasiado noble para no soportar su ignorancia y
perdonar su ofensa". Cuando el Barmaki escuchó las palabras de mi hermano, se rió con
todas sus fuerzas y dijo: "Durante mucho tiempo he tenido la costumbre de burlarme de los
hombres y hacerme el loco entre mis íntimos. pero nunca me he encontrado con nadie que
haya tenido la paciencia y el ingenio de entrar en todos mis estados de á nimo, excepto a ti
mismo: así que te perdono, y será s mi mejor compañ ero en verdad y nunca me dejará s".
ordenó a los sirvientes que pusieran la mesa con diligencia y pusieron todos los platos de
los que él había hablado en broma; y él y mi hermano comieron hasta quedar satisfechos;
después de lo cual se trasladaron a la cá mara de beber, donde encontraron doncellas como
lunas que cantaban todas las canciones y tocaban todos los instrumentos. Allí se quedaron
bebiendo hasta que el vino los superó y el anfitrió n trató a mi hermano como a un amigo
familiar, de modo que se convirtió en su hermano y le otorgó un manto de honor y lo amó
con exceso ing amor. A la mañ ana siguiente los dos cayeron de nuevo en banquetes y
parrandas, y no cesaron de llevar esta vida por un período de veinte añ os; al final del cual
murió el Barmecide y el Sultá n tomó posesió n de todas sus riquezas y exprimió a mi
hermano de sus ahorros, hasta que quedó en la miseria sin un centavo para manejar. Así
que salió de la ciudad y huyó siguiendo su rostro; pero, cuando estaba a medio camino
[693]

entre dos pueblos, los á rabes salvajes se abalanzaron sobre él y lo ataron y lo llevaron a su
campamento, donde su captor procedió a torturarlo, diciendo: "Có mprame tu vida con tu
dinero, de lo contrario te mataré!" Mi hermano comenzó a llorar y respondió : "Por Alá , no
tengo nada, ni oro ni plata, pero soy tu prisionero, así que haz conmigo lo que quieras".
Entonces el Badawi sacó un cuchillo, de hoja ancha y tan afilado que si se clavaba en la
garganta de un camello lo cortaría de una yugular a la otra, y cortaría los labios de mi
[694]

hermano y se volvería má s rá pido en pedir dinero. Ahora bien, este Badawi tenía una
hermosa esposa que, en ausencia de su marido, solía hacer insinuaciones a mi hermano y
ofrecerle sus favores, pero él se resistió . Un día ella comenzó a tentarlo como siempre y él
jugó con ella y la hizo sentar en su regazo, cuando he aquí, entró el Badawi quien, al ver
esto, gritó : "¡Ay de ti, oh maldito villano, ¿quieres corromper a mi esposa por mí?" Luego
sacó un cuchillo y cortó la yarda de mi hermano, después de lo cual lo ató a lomos de un
camello y, llevá ndolo a una montañ a, lo dejó allí. Al fin lo encontraron algunos que lo
reconocieron y le dieron de comer y de beber y me informaron de su estado; después de lo
cual me acerqué a él y lo traje de regreso a Bagdad, donde le hice una asignació n suficiente
para vivir. Esta es, pues, oh Comandante de los Fieles, la historia de mis seis hermanos y
tuve miedo de irme sin contá rtelo todo y dejarte en el error de juzgarme como ellos. Y
ahora sabes que tengo seis hermanos en mis manos y, siendo má s recto que ellos, sostén a
toda la familia. Cuando el Califa escuchó mi historia y todo lo que le conté acerca de mis
hermanos, se rió y dijo: "¡Tú dices la verdad, oh Hombre Silencioso! Eres parco en el habla y
no hay nada de atrevido en ti; pero ahora sal de esta ciudad y estableceros en otra". Y me
desterró bajo edicto. Salí de Bagdad y viajé por el extranjero hasta que me enteré de su
muerte y del ascenso de otro al califato. Luego regresé a Bagdad donde encontré a todos
mis hermanos muertos y me encontré por casualidad con este joven, a quien presté el
servicio má s amable, porque sin mí seguramente lo habrían matado. En verdad me
calumnia y me acusa de una falta que no está en mi naturaleza; y lo que informa sobre
descaro e intromisió n y atrevimiento es vano y falso; porque en verdad por su causa dejé
Bagdad y viajé por muchos países hasta que llegué a esta ciudad y lo encontré aquí en tu
compañ ía. ¿Y no fue esto, oh digna asamblea, de la generosidad de mi naturaleza?
EL FIN DEL CUENTO DEL SASTRE.
Entonces dijo el sastre al rey de China: Cuando oímos la historia del barbero y vimos el
exceso de su locuacidad y la forma en que había agraviado a este joven, le echamos mano y
lo encerramos, después de lo cual nos sentamos. descendió en paz, y comió y bebió y
disfrutó de las cosas buenas de la fiesta de bodas hasta el hora de la llamada a la oració n de
media tarde, cuando salía de la fiesta y volvía a casa. Mi esposa me recibió con miradas
agrias y dijo: "Vas a divertirte entre tus amigos y me dejas aquí sola y triste. Así que ahora,
a menos que me lleves al extranjero y me dejes divertirme el resto del día, voy a cortar la
cuerda y será la causa de mi separació n de ti." Así que la saqué y nos divertimos hasta la
[695]

hora de la cena, cuando volvimos a casa y nos encontramos con este Jorobado que estaba
hasta los topes y cantaba estas rimas: —
Claro es el vino, la copa es fina; ✿ Me gusta como se combinan:
¡Es vino y no copa! ✿ ¡Es una copa y no vino!
Entonces lo invité a cenar con nosotros y salí a comprar pescado frito; después de lo cual
nos sentamos a comer; y luego mi esposa tomó un trozo de pan y un fid de pescado y se los
metió en la boca y se atragantó ; y, aunque le di una palmada larga y dura entre los
hombros, murió . Entonces lo llevé y me las arreglé para arrojarlo a la casa de este
sanguijuela, el judío; y la sanguijuela se las arregló para arrojarlo a la casa del Reeve; y el
Reeve se las arregló para arrojarlo en el camino del corredor nazareno. Esta es, pues, mi
aventura que me sucedió ayer. ¿No es má s maravilloso que la historia del Jorobado?
Cuando el Rey de China escuchó el cuento del Sastre, sacudió la cabeza con placer; y,
mostrando gran sorpresa, dijo: "Esto que pasó entre el joven y el entrometido de un
barbero es en verdad má s agradable y maravilloso que la historia de mi bribó n mentiroso
de un jorobado". Luego ordenó a uno de sus chambelanes que fuera con el sastre y sacara al
barbero de la cá rcel, diciendo: "Deseo oír hablar de este Hombre Silencioso y será la causa
de su liberació n de todos y cada uno: entonces enterraremos al Jorobado, porque él está
muerto desde ayer, y erigió una tumba sobre él.”——Y Shahrazad percibió el amanecer del
día y dejó de decir su permitido decir.
Ahora bien, cuando era la Noche Trigésima Cuarta,
Ella dijo: Me ha llegado, oh rey auspicioso, que el rey de China ordenó : "Trá eme al barbero
que será la causa de tu liberació n; entonces enterraremos a este jorobado, porque está
muerto desde ayer y levantaremos una tumba sobre él. Entonces el chambelá n y el sastre
fueron a la cá rcel y, liberando al barbero, regresaron con él al rey. El sultá n de China lo
miró y lo consideró cuidadosamente y he aquí que era un hombre anciano, de má s de
noventa añ os; rostro moreno, barba blanca y cejas pobladas; orejas caídas y nariz en forma
de probó scide, con una expresió n vacía, tonta y engreída de semblante. El Rey se rió de
[696]

esta figura divertida y le dijo: "Oh Hombre Silencioso, deseo que me cuentes algo de tu
historia". Dijo el barbero: "Oh Rey de la época, permíteme primero preguntarte cuá l es la
historia de este nazareno y este judío y este musulmá n y este jorobado (el cadá ver) que veo
entre vosotros. Y por favor, ¿cuá l puede ser el objeto de esta asamblea?" Dijo el rey de
China: "¿Y por qué preguntas?" —Lo pido —respondió — para que sepa Su Majestad el Rey
que no soy un atrevido ni un entrometido ni un impertinente entrometido, y que soy
inocente de sus calumniosas acusaciones de exceso de palabrería, pues soy aquel cuyo
nombre es el Hombre Silencioso, y de hecho peculiarmente feliz es mi apodo, como dice el
poeta:—
Cuando los hombres diseñ an un apodo o un pequeñ o nombre, ✿ Sepa que la naturaleza con el nombre se combinará con
mucha frecuencia".
Entonces dijo el Rey: "Explica al barbero el caso de este jorobado y lo que le sucedió a la
hora de la cena; repítele también las historias contadas por el nazareno, el judío, el alguacil
y el sastre; y de nada sirve para mí es un cuento contado dos veces". Cumplieron sus
ó rdenes, y el barbero sacudió la cabeza y dijo: "¡Por Dios, esto es una maravilla de
maravillas! Ahora descú breme el cadá ver de Jorobado". Deshicieron el enrollamiento y él
se sentó y, tomando la cabeza del Jorobado en su regazo, lo miró a la cara, y se rió y
carcajeó . hasta que cayó de espaldas y dijo: "Hay es maravilla en cada muerte, ¡pero la
[697] [698]

muerte de este Jorobado es digna de ser escrita y grabada con letras de oro líquido!" Los
presentes quedaron ató nitos ante sus palabras y el Rey se maravilló y le dijo: "¿Qué te pasa,
oh Hombre Silencioso? ¡Explícanos tus palabras!" "Oh, Rey de la era", dijo el barbero, "¡Juro
por tu bondad que todavía hay vida en este Gobbo Golightly!" Acto seguido, sacó de su
cinturó n un presupuesto de barbero, de donde tomó un bote de ungü ento y untó con él el
cuello del jorobado y sus arterias, luego tomó un par de pinzas de hierro y,
introduciéndolas en la garganta del jorobado, sacó el fid de pescado con su espina, y cuando
salió a la vista, he aquí que estaba empapado en sangre. Entonces el jorobado estornudó
con fuerza y dio un salto como si nada y pasá ndose la mano por la cara dijo: "Doy
testimonio de que no hay dios, sino el Dios, y yo testificar que Mahoma es el Apó stol de
Dios". Al ver esto, todos los presentes se maravillaron; el Rey de China se rió hasta que se
desmayó y de la misma manera lo hicieron los demá s. Entonces dijo el Sultá n: "Por Alá , en
verdad, este es el má s maravilloso cosa que he visto! Oh musulmanes, oh soldados todos,
¿alguna vez en vuestras vidas habéis visto a un hombre morir y ser resucitado de nuevo?
¡Ciertamente, si Alá no le hubiera concedido este barbero, habría sido un hombre muerto!"
Dijeron ellos: "Por Alá , es una maravilla de maravillas". en las salas de municiones reales,
después de lo cual otorgó costosas tú nicas de honor al judío, al nazareno y al reverendo, y
les ordenó que se marcharan con toda estima. Luego le dio al sastre un vestido suntuoso y
le nombró su propio sastre, con la ropa adecuada. e hizo las paces entre él y el Jorobado, a
quien también regaló un espléndido y costoso traje con un estipendio adecuado. Lo mismo
hizo generosamente con el Barbero dá ndole un regalo y un vestido de honor; ademá s se fijó
en él. un apuesto soldado y lo creó Barbero-cirujano de estado y lo hizo uno de sus
[699]

compañ eros de copa. Así que no cesaron de vivir la vida má s placentera y má s deleitable,
hasta que vino a ellos el Destructor de todas las delicias y el Seccionador de todas las
sociedades, el Despoblador de los palacios y el Cosechero de las tumbas. ¡Sin embargo, oh
auspicioso Rey! (continuó Shahrazad) esta historia no es má s maravillosa que la de los dos
Wazirs y Anís al-Jalís. Quoth su hermana Dunyazad, "¿Y qué puede ser eso?"; después de lo
cual ella comenzó a relatar la siguiente historia de

496 . Otras ediciones dicen, "en Bassorah" y el Bresl. (ii. 123) "en Bassorah y Ká jká r"
(Ká shghá r): algo así como en Dover y Sebastopol. Prefiero China porque má s lejos y
haciendo má s notables las improbabilidades.
497 . Á rabe. "Judri", iluminado. "pequeñ as piedras" por la sensació n de grava dura de las
pú stulas (Rodwell, p. 20). Generalmente se supone que la enfermedad es el crecimiento de
Á frica Central donde todavía es una plaga y pasó a Arabia alrededor del tiempo del
nacimiento de Mahoma. Así suele explicarse la "guerra del elefante" (Corá n, cap. cv.)
cuando el ejército abisinio de Abrahah, el cristiano, fue destruido por las golondrinas
(Abá bíl, que Major Price hace el plural de Abilah = una vesícula) que cayeron sobre ellos
"piedras de barro cocido", como arvejas (Peregrinació n ii. 175). Véase para má s detalles
Sale ( in loco ) que parece aceptar la defensa milagrosa de la Ka'abah. Para los horrores de
la viruela en Á frica Intertropical Central, la inoculació n, conocida también por los Badawin
de Al-Hijá z y otros detalles, los lectores consultará n "Las regiones lacustres de Á frica
Central" (ii. 318). Los hindú es "toman el toro por los cuernos" y audazmente hacen de
"Sítlá " (viruela) una diosa, una encarnació n de Bhawá ni, deëss de destrucció n-
reproducció n. En China, se cree que la viruela data del añ o 1200 a. C.; pero la cronología del
Reino Medio todavía espera al escéptico.
498 . En Europa habría que añ adir “y todos huyeron, especialmente las mujeres”. Pero el
fatalismo inherente a la mentalidad oriental marca la gran diferencia.
499 . Á rabe. "Uzair". Esdras era una manera de Ripp van Winkle. Cabalgaba sobre las ruinas
de Jerusalén cuando había sido destruida por los caldeos y dudaba por qué medios Alá la
restauraría; después de lo cual murió y al cabo de cien añ os revivió . Encontró su cesta de
higos y su cá ntaro de vino tal como estaban; pero de su asno só lo quedaron los huesos.
Estos se levantaron a la vida mientras Ezra miraba y el asno comenzó a rebuznar de
inmediato. Lo cual fue una lecció n para Esdras. (Corá n, cap. ii). El juramento por los cascos
del asno es ridiculizar al judío. Mahoma parece haber tenido una idea fija de que "los judíos
dicen que Esdras es el hijo de Dios" (Corá n ix.); puede haber surgido de la creencia judía
heterodoxa de que Esdras, cuando la Ley se perdió por completo, dictó todo de nuevo a los
escribas de su propia memoria. Su tumba con la enorme cú pula verde todavía es visitada
por los judíos de Bagdad.
500 . Á rabe. "Bá dhanj", la Pers. Bá d (viento)-gír (receptor): un á tico de madera en el techo
de la terraza universal en el Cercano Oriente.
501 . El jorobado, tanto en Arabia como en el sur de Europa, es mirado por el vulgo con
miedo y aversió n: la razó n es que suele ser má s agudo que sus vecinos.
502 . Á rabe. "Yá Sattá r" = Tú que velas los desacreditables secretos de Tus criaturas.
503 . Á rabe. "Nasrá ni", un seguidor de É l de Nazaret y un nombre má s antiguo que
"cristiano" que (Hch. 11, 26) se dio por primera vez en Antioquía alrededor del añ o 43 d.C.
El grito en Alejandría solía ser "¡Ya Nasrá ni, Kalb awá ni!" =¡Oh Nazareno! ¡Oh perro
obsceno! (Peregrinació n, 1., 160). "Cristiano" en á rabe só lo se puede expresar con "Masíhi"
= seguidor del Mesías.
504 . Á rabe. "Tasbíh", = Saludando en el Subh (mañ ana).
505 . En Oriente, las mujeres se ponen de pie en ocasiones menores, mientras que los
hombres se ponen en cuclillas de una manera difícilmente posible para un europeo sin
formació n. La costumbre es antigua. Herodoto (ii., 35) dice: "Las mujeres se levantan
cuando hacen agua, pero los hombres se sientan". ¿Se creerá que Canon Rawlinson fue
demasiado modesto para dejar este pasaje en su traducció n? La costumbre fue perpetuada
por Al-Islam porque la posició n evita que la eyecció n toque la ropa y la vuelva
ceremonialmente impura; posiblemente lo tomaron prestado de los Guebres. Dabistan,
Puerta xvi. dice: "Es impropio, en una postura erguida, hacer agua; por lo tanto, es
necesario sentarse en cuclillas y forzarla a cierta distancia, repitiendo mentalmente el
Avesta".
506 . Esta sigue siendo una forma popular de "Kinchin lay", y como los turbantes suelen ser
de tela fina, la pequeña industria paga bien.
507 . Á rabe. "Wali"=Gobernador; el término todavía en uso para el gobernador general de
una provincia en oposició n al "Muhá fiz" o gobernador de distrito. En el este de Arabia, el
Wali es el gobernador civil opuesto al emir o comandante militar. Bajo el Califato, el Wali
actuó también como Prefecto de Policía (el indio Faujdá r), que ahora se llama "Zá bit". El
nombre má s antiguo de este ú ltimo era "Sá hib al-Shartah" (=jefe de guardia) o "Mutawalli";
y era su deber hacer las rondas en persona. El viejo "Charley", con su linterna y su garrote,
todavía guarda los bazares en Damasco.
508 . Á rabe. "Al-Mashá ilí" = el portador de un cirio (Mash'al) que también era Jack Ketch.
En Anglo-India, el nombre se le da a un sirviente del cuerpo inferior. El "Mash'al" que Lane
(ME, cap. vi.) llama "Mesh'al" e ilustra, no debe confundirse con su congénere el "Sha'ílah" o
eslabó n (también lá mpara, mecha, etc. ).
509 . No necesito decir que la "gota" civilizada es desconocida en Oriente, donde se cuelga a
los hombres como si fueran un arma de fuego. Esto prolonga mucho el sufrimiento.
510 . Á rabe. "Lukmah": = un bocado. Todavía está de moda entre los orientales de
costumbres primitivas tomar un puñ ado de arroz, etc. , hacer una bola y ponerlo en la boca
de un amigo honoris causâ . Cuando el amigo es europeo, la expresió n de su rostro es
generalmente un estudio.
511 . No necesito notar que esta es una antigua prá ctica bíblica. El asno se usa para el
trabajo de la ciudad como el caballo para la lucha y el viaje, la mula para las cargas y el
dromedario para el desierto. Pero el badawi, como el indio, desprecia la montura y canta:—
El lomo del corcel es un lugar noble;
¡Pero la deshonra del mulo, la deshonra del asno!
Los finos asnos blancos, a menudo de trece palmos de altura, vendidos por los Banu Salíb y
otras tribus Badawi, se venderá n por 100 libras esterlinas y má s. Monté un pequeñ o bruto
de La Meca a Jedda (42 millas) en una noche y llegó conmigo a medio galope.
512 . Una medida seca de unos cinco bushels (El Cairo). La pronunciació n clá sica es Irdabb
y medía 24 sa'a (galones) cada uno llenando cuatro manos extendidas.
513 . "Al-Jawá li" debería ser Al-Já wali (Al-Makrizi) y Bab al-Nasr (Puerta de la Victoria) es
la que conduce a Suez. Viví en ese barrio como lo muestra mi Peregrinació n (i. 62).
514 . Á rabe. "Al-'ajalah", refiriéndose a un dicho en boca de todos los musulmanes, "La
paciencia es del Protector (Alá ): la prisa es del Infierno". Eso y "¡Inshallah bukra!" (¡Quiera
Dios mañ ana!) son las bestias negras del viajero .
515 . Aquí es un equivalente cortés de "fall to!"
516 . La mano izquierda se usa en todo Oriente con fines de ablució n y se considera impura.
Ofrecer la mano izquierda sería de lo má s insultante y ningú n hombre se acaricia la barba
con ella ni come con ella: por lo tanto, probablemente, nunca se ve a un zurdo en todo el
oriente musulmá n. En el Brasil por la misma razó n la gente anticuada no toma rapé con la
mano derecha. Y se relata de los Khataians que prefieren la mano izquierda, "Porque el
corazó n, que es el Sultá n de la ciudad del Cuerpo, tiene su mansió n en ese lado" (Rauzat al-
Safá ).
517 . Dos nombres femeninos; como podríamos decir María y Marta.
518 . Estaba cerca de los dos Palacios del Califa (Al-Kasrayn); y fue famoso en el siglo XV dC
El Mahkamah (Palacio de Justicia) de Kazi ahora ocupa el lugar de los Dos Palacios.
519 . Un Kaysariah es un tipo superior de bazar, un "bezestein". Que en el texto estaba al
este de la calle principal de El Cairo y fue construido en 502 AH (= 1108-9) por un emir
circasiano, conocido como Fakhr al-Din Jahá rkas, una corrupció n del persa "Chehá r-kas" =
cuatro personas (Lane, i. 422, de Al-Makrizi e Ibn Khallikan). Para Jahá rkas el Mac. Editar.
tiene Jirjís (George) un nombre cristiano comú n. Una vez me alojé en un "Waká lah (el Khan
moderno) Jirjis". peregrinació n, i. 255.
520 . Á rabe. "Segundo Día", es decir , después del sá bado, el verdadero sá bado, tan
maravillosamente ignorado por la cristiandad.
521 . Los lectores que deseen saber có mo se aloja un viajero en un Waká lah, Khan o
Caravanserai, consultará n mi Pilgrimage, i. 60
522 . La ocupació n original de la familia le había dado un nombre, como entre nosotros.
523 . La "broza" o broma habitual se permite incluso a las mujeres modestas cuando van de
compras, y muchas palabras verdaderas se dicen en broma.
524 . "La adamná k" = ¡Que el cielo no nos prive de ti, es decir , que te vea a menudo!
525 . Este es un estilo de avance algo arrogante; pero los orientales en tales circunstancias
van directo al grano, odiando presentar el parfait amour.
526 . La fó rmula perentoria de un esclavo entregando tal mensaje.
527 . Esta sería nuestra noche de jueves, anterior al día de las oraciones pú blicas que se
pueden realizar solo cuando se está en un estado de pureza ceremonial. Por lo tanto,
muchos musulmanes van al Hammam el jueves y no tienen contacto con sus esposas hasta
el viernes por la noche.
528 . Lane (i. 423) da amplios detalles sobre Habbá niyah, o barrio de los vendedores de
grano en la parte sur de El Cairo; y muestra que cuando este cuento fue escrito (¿o
transcrito?) la ciudad era casi tan extensa como lo es ahora.
529 . Nakíb es líder de caravana, jefe, síndico; y "Abú Shá mah"=Padre de un lunar en la
mejilla, mientras que "Abú Shá mmah"=Padre de un olfateador, una nariz, un hocico. El
"Kuniyah", apodo, patronímico o matronímico, es necesario entre los musulmanes cuya
lista de nombres, todos má s o menos relacionados con la religió n, es tan escasa. De ahí que
Buckingham el viajero fuera conocido como Abu Kidr, el padre de una olla y Hajj Abdullah
como Abu Shawá rib, padre de los bigotes (Pilgrimage, iii., 263).
530 . Má s correctamente Bab Zawilah del nombre de una tribu en el norte de Á frica. Esta
puerta data de la misma edad que la puerta oriental o del desierto, Bab al-Nasr (1087 d. C.)
y todavía es muy admirada. M. Jomard lo describe (Descripció n, etc. , ii. 670) y ú ltimamente
mi buen amigo Yacoub Artin Pasha ha llamado la atenció n sobre él en el Bulletin de l'Inst.
Egipto., Deuxième Série, No. 4, 1883.
531 . Este ornamento aú n se ve en los salones má s antiguos de Damasco: las inscripciones
suelen ser frases religiosas, extractos del Corá n, etc. , en caracteres unciales. Toman el lugar
de nuestros frescos; y, como obra de arte, son generalmente muy superiores.
532 . Á rabe. "Bayá z al-Sultá ní", el mejor tipo de yeso que brilla como má rmol pulido. El
estuco de los muros de Alejandría, construido por Alejandro de los dos Cuernos, estaba tan
exquisitamente templado y tan bellamente pulido que los hombres tenían que usar
má scaras por miedo a la ceguera.
533 . Este Iklíl, un asunto complicado, ahora está obsoleto, habiendo sido reemplazado por
el "Kurs", una placa de oro, de unas cinco pulgadas de diá metro, engastada con joyas, etc.
Lane (ME Apéndice A) lo representa.
534 . La mujer artista que aplica el tinte se llama "Munakkishah".
535 . "Besar con el labio interno", como lo llama Shakespeare; la langue fourrée francesa ; y
Sankrit "Samputa". El tema de los besos es extenso en Oriente. Diez variedades diferentes
está n debidamente enumeradas en el "Ananga-Ranga"; o El Arte Hindú del Amor (Ars
Amoris Indica) traducido del sá nscrito y anotado por AFF y BFR. También está relacionado
con la unguiculació n, o impresió n de las uñ as, de las cuales hay siete tipos; morsicació n
(siete tipos); manipulació n del cabello y golpecitos o palmadas con los dedos y la palma
(ocho tipos).
536 . Á rabe. "asal-nahl", para distinguirlo de "miel" , es decir , jarabe de cañ a de azú car y
frutas.
537 . Las líneas se han producido en la Noche xii. A modo de variedad doy la versió n de
Torrens p. 273.
538 . La forma de llevar dinero en la esquina de un pañ uelo de bolsillo sigue siendo comú n.
539 . Envió las provisiones para no estar obligado con ella en este asunto. Y ella los recibió
para juzgar así de su liberalidad.
540 . Quienes hayan visto el proceso de elaboració n del vino en el Líbano comprenderá n
fá cilmente por qué siempre se filtra.
541 . Á rabe. "Kulkasá ", especie de arum o ñ ame, que se come hervido como nuestras papas.
542 . Al principio deslizó el dinero en la ropa de cama: ahora lo da abiertamente y ella lo
acepta por una razó n.
543 . Á rabe. Al-Zalamah: lit. = tiranos, opresores, aplicado a la policía y, en general, a los
empleados del gobierno. Es una palabra que cuenta una historia.
544 . La ley musulmana nunca se cumple por completo hasta que el criminal confiesa.
También ignora por completo la evidencia circunstancial y por la mejor de las razones:
entre un pueblo tan agudo, la admisió n conduciría a un sinfín de abusos. Sorprendí mucho
a cierto gobernador general de la India al darle esta simple informació n.
545 . Cortar la mano derecha es el castigo corá nico ( cap. v.) para quien roba un artículo por
valor de cuatro dinares, unos cuarenta francos por chelín. El pie izquierdo debe ser
amputado a la altura del tobillo por una segunda infracció n y así sucesivamente; pero la
muerte está reservada para un criminal empedernido. La prá ctica ahora está obsoleta y el
robo se castiga con el bastinado, multa o prisió n. Los viejos Guebres eran igual de severos.
Por sustraer el valor de un dirham impusieron una multa de dos, cortaron los ló bulos de las
orejas, dieron diez palos y despidieron al criminal que había sido sometido a una hora de
prisió n. Un segundo robo hizo que se duplicaran las penas; y después de eso se cortó la
mano derecha o se infligió la muerte segú n la proporció n robada.
546 . Corá n viii. 17
547 . Una costumbre universal en Oriente, siendo originalmente el objeto mostrar que la
bebida no estaba envenenada.
548 . Fuera de pasta o budín.
549 . Se supone que los furú nculos y las espinillas son causados por las raíces rotas de los
cabellos y en hindú se llaman Bá l-tor.
550 . Tenía la intenció n de enterrarlo decentemente, un respeto que los musulmanes
siempre muestran incluso a las exuvias del cuerpo, como pelos y uñ as cortadas. Entre
Guebres estos ú ltimos fueron recogidos y llevados a alguna montañ a. La prá ctica se
intensificó por temor a que demonios o magos se apoderaran del botín.
551 . Sin los cuales el matrimonio no era vá lido. El mínimo es de diez dirhams (dracmas)
valorados ahora en unos cinco francos por chelín; y si un hombre se casa sin nombrar la
suma, la mujer, después de la consumació n, puede obligarlo a pagar este mínimo.
552 . Á rabe. "Khatmah" = lectura o recitació n de todo el Corá n, por una o má s personas,
generalmente en la casa, no sobre la tumba. Como el "Zikr", Letanía o Rogació n, es un acto
piadoso limitado a ciertas ocasiones.
553 . Á rabe. "Zírbá jah"=carne aliñ ada con vinagre, semillas de comino ( Pers. Zír) y especias
picantes. Má s de esto en la secuela del cuento.
554 . Un dicho que no tiene un significado poco comú n, que cada uno haga lo que le
parezca; also="age quod agis": y en ocasiones correspondiendo con nuestra sierra sobre el
ajuste de la tapa.
555 . Á rabe. "Su'ú d", una Alpinia con un rizoma picante como el jengibre; aquí se usa como
contraolor.
556 . Á rabe. "Tá 'ih" = perdido en el "Tíh", un desierto donde el hombre puede perderse,
traducido en nuestros mapas "El Desierto de las Errantes", scil. de los hijos de Israel.
"Credat Judaeus".
557 . es decir , £125 y £500.
558 . Un profesional pesó una gran suma en lugar de contarla, debido a que la moneda está
mayormente vieja y desgastada: de ahí nuestras palabras "libra" y "pensió n" (o lo que se
pesa).
559 . El eunuco es el mejor intermediario posible debido a su poder casi ilimitado sobre el
harén.
560 . es decir , una esclava criada en la casa y nunca vendida excepto por alguna razó n
especial, como ebriedad habitual, etc.
561 . El contrabando de hombres en el harén es un "tema" comú n de los cuentos orientales.
"Por medio de sus asistentes femeninas, las damas del harén real generalmente hacen que
los hombres entren en sus apartamentos disfrazados de mujeres". Dice Vatsyayana en The
Kama Sutra, Part V., Londres: Impreso para la Hindoo Kamashastra Society, 1883. Solo para
circulació n privada.
562 . Estas lá grimas son derramadas por la separació n pasada. De modo que los "indios"
del Nuevo Mundo nunca se encuentran después de una larga separació n sin llorar a los
amigos mutuos que han perdido.
563 . Un Jack muy importante en el cargo a quien uno puede ver con su barbilla suave y sus
labios grasosos, despertando de su siesta perezosa a la sombra y entregando sus ó rdenes
má s perentoriamente que cualquier Dogberry. Estos epicenos son tan curiosos y
excepcionales en cará cter como en conformació n externa. Desconectados, de alguna
manera, con la humanidad, son valientes, feroces y capaces de cualquier villanía o barbarie
(como Agha Mohammed Khan en Persia 1795-98). El cuerpo es anormalmente largo y
delgado, especialmente los brazos y las piernas; con hombros altos, planos y delgados;
grandes articulaciones salientes y un rostro por el contrario extraordinariamente grande,
una verdadera má scara; el Castrato es experto en el uso de armas y monta admirablemente
su caballo, cabalgando bien "a casa" en la silla por la mejor de las razones; y su voz ronca y
espesa, que aparentemente no se quiebra, como en el "Cá ppone" europeo, lo inviste de toda
circunstancia de mando.
564 . De la Meca muy utilizada por los musulmanes como Eau de Lourdes por los cristianos:
el agua es salada, de ahí el toque de humor á rabe (Peregrinació n III., 201-202.)
565 . Tales artículos serían sagrados a los ojos de los musulmanes.
566 . Fisioló gicamente cierto, pero generalmente no se menciona al describir las
emociones.
567 . Propiamente "Uta", las diferentes habitaciones, cada "Odalisca", o concubina, teniendo
la suya propia.
568 . Mostrando que su dolencia mensual había terminado.
569 . Á rabe. "Muhammarah" = dorado al fuego o enrojecido artificialmente.
570 . La insolencia y licencia de estas muchachas de palacio era (y es) ilimitada;
especialmente cuando, como en el caso que nos ocupa, tienen que lidiar con un "blandito".
Sobre este tema innumerables historias son corrientes en todo Oriente.
571 . es decir , ennegrecido por los fuegos de Jehannam.
572 . Á rabe. "Bi'l-Salá mah" = en seguridad (para evitar el mal de ojo). Cuando se visita a los
enfermos es habitual decir algo cortés; "¡El Señ or te sane! ¡Ningú n mal te suceda!" etc
573 . Los á rabes consideran peligroso lavarse durante la enfermedad; e "ir al hammam"
equivale, ya lo he dicho, a la convalecencia.
574 . Á rabe. "Má ristá n" (pronunciado Mú ristan) una corrupció n de la Pers. "Bímá ristá n" =
lugar de enfermedad, hospital muy afectado por los viejos Guebres (Dabistan, i., 165, 166).
El de Damasco fue el primer hospital musulmá n, fundado por Al-Walid Hijo de Abd al-Malik
el Ommiade en AH 88=706-7. Benjamín de Tudela (1164 dC) la llama "Dar-al-Maraphtan"
que su ú ltimo Editor explica por "Dar-al-Mora-bittan" (morada de los que requieren ser
encadenados). Al-Makrizi (Khitat) atribuye la invenció n de "Spitals" a Hipó crates; otro
historiador de uno de los primeros faraones "Maná kiyush"; ignorando así a los reyes
persas, San Efrén (o Efraín) Syru, etc. En el lenguaje moderno, "Maristan" es un manicomio
donde los maníacos son tratados con todos los horrores que eran universales en Europa
hasta dentro de unos pocos añ os y de los cuales ocasionalmente se les ocurren rastros. este
día. En 1399 d. C., Katherine de la Court ocupó un "hospital en la corte llamado Robert de
Paris"; pero el primer manicomio de la cristiandad fue construido por el legado Ortiz en
Toledo en 1483 dC, y por eso se llamó Casa del Nuncio. El "Maristan" de Damasco fue
descrito por todos los viajeros del siglo pasado: y mostraba un curioso contraste entre el
tratamiento del maníaco y el idiota u omadhaun, a quien humanamente se le permite
deambular ileso, si no se le considera un Santo. Cuando lo vi por ú ltima vez (1870) estaba
casi vacío y en su mayor parte en ruinas. Segú n mi experiencia, Estados Unidos es el ú nico
país donde los locos son tratados racionalmente por los cuerdos.
575 . De ahí el trillado dicho "Quien bebe el agua del Nilo deseará volver a beberla".
"Ligera" significa agua de fá cil digestió n; y la gran prueba es poder beberlo por la noche
entre los sueñ os, sin indigestió n.
576 . "Níl" en lenguaje popular es el Nilo en crecida, aunque también se usa para el río
como nombre propio. Los egipcios (tanto modernos como antiguos) tienen tres estaciones
Al-Shitá (invierno), Al-Sayf (verano) y Al-Níl (el Nilo , es decir , la temporada de
inundaciones, nuestro verano); correspondiente a los meses de Crecimiento; Meses de
vivienda (o granero) y Meses de inundació n de la raza má s antigua.
577 . Estas líneas está n en la Mac. Editar.
578 . Á rabe. "Birkat al-Habash", un tanque que existía anteriormente en el sur de El Cairo:
Galland (Noche 128) dice "en remontant vers l'É thiopie".
579 . Los Bres. Editar. (ii., 190) del que tomo prestada esta descripció n, aquí alude a la
conocida Isla, Al-Rauzah (Rodah) = El Jardín.
580 . Á rabe. "Laylat al-Wafá ", la noche de la plenitud o abundancia del Nilo (inundació n),
generalmente entre el 6 y el 16 de agosto, cuando el gobierno proclama que el niló metro
muestra una subida de 16 codos. Por supuesto que es un gran festival y una gran
ceremonia, porque Egipto sigue siendo el regalo del Nilo (Lane ME cap. xxvi, una obra que
mejoraría mucho con un mejor índice).
581 . es decir , la admiració n será completa.
582 . Á rabe. "Sá hil Masr" (Misr): de ahí supongo que las villes marítimas de Galland .
583 . Un símil favorito, sugerido por el brillo roto y el brillo de la corriente bajo los rayos
nivelados y la brisa de la tarde.
584 . Á rabe. "Halab", derivado por los musulmanes de "É l (Abraham) ordeñ ó ( halaba ) la
vaca blanca y parda". Pero el nombre de la ciudad aparece en los cuneiformes como Halbun
o Khalbun, y los clá sicos la conocían como Βέροια , Berea, escrita con variantes.
585 . Á rabe. "Ká 'ah", generalmente un saló n; pero también se aplicó a una hermosa casa
aquí y en otras partes de Las Noches.
586 . Á rabe. "Ghamz" = guiñ ar, hacer señ as con el ojo que, entre los musulmanes, no se
considera "vulgar".
587 . Á rabe. "Kamís" del lat bajo. "Camicia", encontrado por primera vez en San Jeró nimo: -
"Solent militantes habere lineas, quas Camicias vocant". Nuestra camisa, camisola,
camisola, etc. era desconocida para los Antiguos de Europa.
588 . Á rabe. "Narjís". Los á rabes no tomaron prestado nada, pero los persas mucho, de la
mitología griega. De ahí que el ojo de Narciso, idea apenas sugerida por la mirada de la flor
del narciso (o del asfó delo), sea a veces la mirada de un espía ya veces la mirada mortecina
de una amante. Algunos eruditos lo explican por la forma de la flor, el cá liz interno se
asemeja al iris y el tallo se dobla justo debajo de los pétalos, lo que sugiere pá rpados caídos
y ojos lá nguidos. De ahí que un poeta se dirija a Narciso:—
¡Oh Narjis, mira hacia otro lado! Ante esos ojos ✿ No puedo besarla como un pecho ella miente.
¡Qué! ¿Cierrará el amante sus ojos en el sueñ o ✿ mientras tú miras todas las cosas entre la tierra y los cielos?
El amante a la moda en Oriente debe fingir unos celos frenéticos si no los siente.
589 . En Egipto no hay somieres ni dormitorios: las alfombras y los colchones, las
almohadas y los cojines (no se conocen las sá banas) se extienden cuando se necesitan, y
durante el día se colocan en có modas o armarios, o só lo se enrollan en un rincó n de la
cama. habitació n (Peregrinació n i., 53).
590 . Las mujeres de Damasco siempre han sido famosas por los celos sanguinarios con que
los libros de cuentos y las novelas europeas atribuyen a la "dama españ ola". Los hombres
eran tan célebres por su intolerancia y fanatismo, que leímos por primera vez en los días de
Bertrandon de la Brocquière y que culminaron en la masacre de 1860. Sin embargo, son
una raza notoriamente tímida y son, física y moralmente, los peores soldados. : lo
demostramos con mi difunto amigo Fred. Walpole en Bashi-Buzuks durante la antigua
guerra de Crimea. Los hombres parecían muy buenos muchachos y después de un mes en el
campamento cayeron a la condició n de ancianas.
591 . Á rabe. "Rukhá m", propiamente = alabastro y "Marmar" = má rmol; pero los dos a
menudo se confunden.
592 . Estaba ceremonialmente impuro después de tocar un cadá ver.
593 . La frase es perfectamente apropiada: El Cairo sin "su Nilo" no sería nada.
594 . "El mercado estaba caliente", dicen los indostaníes. Esto comenzaría entre las 7 y las 8
de la mañ ana.
595 . Á rabe. Al-Faranj, europeos en general. Se deriva de "Gens Francorum" y data de los
días de las Cruzadas cuando los franceses desempeñ aban el papel principal. De ahí la
Lingua Franca, la jerga levantina, de la que Molière ha dejado tan ingenioso ejemplar.
596 . Un proceso familiar a la cirugía europea de la misma fecha.
597 . En señ al de desilusió n, arrepentimiento, vejació n; un gesto todavía comú n entre los
musulmanes y que corresponde en significado hasta cierto punto con nuestro pisoteo,
retorciéndose las manos y demá s. No se menciona en el Corá n donde, sin embargo,
encontramos "morderse las puntas de los dedos por la ira" contra un hombre ( cap. iii).
598 . Esto no es un escá ndalo inmerecido. Los cairotas, especialmente la mitad femenina
(por razones dadas en otra parte), siempre han sido considerados extremadamente
libertinos. Incluso el modesto Lane da una historia "espantosa" de una mujer que disfruta
de su amante en las narices de su marido y confina a este ú ltimo en un manicomio ( cap.
xiii). Con la civilizació n, que se opone al buen viejo remedio, la espada, ellos empeorar: y la
corte de Kazi está llena de aspirantes a divorciados. Bajo el dominio inglés el mal ha llegado
a su apogeo porque queda impune: en las avenidas del nuevo Barrio Isma'iliyah, habitado
por europeos, mujeres, incluso jó venes, amenazará n con exponer sus personas a menos
que reciban "bakhshísh". Ocurrió lo mismo en Sind cuando se aseguró a los maridos que
serían ahorcados por matar a las esposas adú lteras: inmediatamente después de su
conquista, las mujeres se soltaron; y en 1843-1850, si un joven oficial enviaba al bazar a
buscar una muchacha, media docena acudía en tropel a sus aposentos. De hecho, má s de
una vez las prostitutas profesionales amenazaron con recordar a Sir Charles Napier porque
las "mujeres modestas", las "damas" se estaban quitando el pan de la boca. Lo mismo
sucedió en Kabul (Caboul) de Afganistá n en la antigua guerra de 1840; y aquí las mujeres
tenían má s excusa, siendo los maridos notables sodomitas como dice la canció n:—
El valor de la hendidura el afgano sabe;
El valor del hoyo el Ká bul-man.
599 . Para que no tenga que ver con tres hermanas alemanas. Ademá s, entre los
musulmanes, la conducta de una niñ a es presagiada por la de su madre; y si una hermana
sale mal, se espera que la otra haga lo mismo. Prá cticamente la regla se aplica en todas
partes: "de tal madre tal hija".
600 . En señ al de disidencia; en lugar de asentir con la cabeza, lo que significa asentimiento.
Estos son dos elementos, aparentemente instintivos y universales, del lenguaje gestual del
hombre que ha sido tan altamente cultivado por diversas tribus norteamericanas y por los
establecimientos surdo-mudos de Europa.
601 . Este "Futur" es el verdadero "desayuno" de Oriente, el "Chhoti há zri" (petit déjeû ner)
de la India, un poco de pan, una taza de café o té y una pipa al subir. En el texto, sin
embargo, es un asunto ceremonioso.
602 . Á rabe. "Nahs", una palabra de muchos significados; un aspecto siniestro de las
estrellas (como en Heb. y Aram.) o, adjetivamente, siniestro, de mal agü ero. Vulgarmente se
usa como el reverso de agradable y corresponde, en cierto modo, con nuestro
"desagradable".
603 . La "jardinería de ventanas", nueva en Inglaterra, es una prá ctica antigua en el Este.
604 . Su instinto de proxeneta le reveló de inmediato el caso.
605 . El habitual "pander-dodge" para obtener má s dinero.
606 . El escritor quiere decir que el relato de la anciana era todo falso, para aumentar las
dificultades aparentes y pour se faire valoir .
607 . Á rabe. "Yá Khá lati" = hermana de la madre; una direcció n familiar para el anciano,
como tío o nucle (hermano del padre) para un hombre. Los á rabes también sostienen que
así como una niñ a se parece a su madre, un niñ o sigue a su tío (hermano de la madre): de
ahí la direcció n "Ya tayyib al-Khá l!" = ¡Oh, sobrino de un buen tío! He notado que
físicamente esto es a menudo un hecho.
608 . "Ay w' Allá hi", contraído popularmente a Aywa, una palabra en boca de todos los
musulmanes y rehuida por los cristianos porque va en contra de las ó rdenes hebreas y
cristianas. Los turcos mejor educados ahora evitan esa eterna referencia a Alá que aparece
en Las Noches y que todavía es la costumbre del vulgo en todo el mundo de Al-Islam.
609 . El “Muzayyin” o barbero en Oriente trae su palangana y presupuesto bajo el brazo: no
se contenta solo con afeitarse, debe raspar la frente, recortar las cejas, pasar la cuchilla
suavemente por la nariz y corregir las líneas superiores e inferiores. de los bigotes,
abriendo la raya central y así sucesivamente. No es menos chismoso y escandaloso que el
viejo tonsor romano o Fígaro, su cohermano en el sur de Europa. Toda la escena del
Barbero es admirable, una excelente muestra de humor á rabe y no demasiado
caricaturesca. Todos lo hemos conocido.
610 . Abdullah ibn Abbas era primo y compañ ero del Apó stol; también un conocido
comentarista del Corá n y conservador de las tradiciones de Mahoma.
611 . He notado la antigü edad de este padre de nuestro sextante, un fragmento del cual fue
encontrado en el Palacio de Senaquerib. Má s sobre el "Arstable" (como Chaucer lo llama) se
da en mi "Camoens: his Life and his Lusiads" p. 381.
612 . Á rabe. "Simiyá " para rimar con Kímiyá (alquimia propiamente dicha). Es una rama
subordinada de la Ilm al-Ruhá ni que yo traduciría como "Espiritualismo", y que se divide
en dos grandes ramas, "Ilwí o Rahmá ni" (la alta o relacionada con la Deidad) y Siflí o
Shaytá ni (la baja, satá nica). ). A esta ú ltima pertenece Al-Sahr, magia o arte negro
propiamente dicho, gramarye, egromancia, mientras que Al-Simiyá es magia blanca,
electrobiología, una especie de magia natural y engañ osa, en la que las drogas y los
perfumes ejercen una acció n importante. Una de sus ramas principales es el Darb al-
Mandal o espejo má gico, del que hablaremos má s adelante. Ver Día de Boccaccio x. novela
5.
613 . Capítulo iii. 128. Ver Sale (in loco) para la noble aplicació n de este texto por el Imam
Hasan, hijo del Califa Ali.
614 . Estos proverbios nos recuerdan a la vez a nuestro viejo amigo Sancho Panza y son
igualmente fieles a la naturaleza en boca del á rabe y del españ ol.
615 . Nuestras enfermeras siempre llevan en los brazos: Los á rabes colocan a los niñ os a
horcajadas sobre la cadera y cuando son mayores sobre el hombro.
616 . La indumentaria oriental permite esta muestra bíblica de pena y vejació n, que con
nuestro atuendo europeo parecería absurdo: debemos contentarnos con maltratar
nuestros sombreros.
617 . Corá n xlviii., 8. Se puede observar que de acuerdo con los Ahá dis (dichos del Profeta)
y la Sunnat (dichos y hechos de Mahoma), debe dejarse crecer todo el cabello o afeitarse
toda la cabeza. De ahí el "Shú shah", o moñ o que se supone que se deja como asa para llevar
al que lo lleva al Paraíso; y los Zulf, o rizos laterales, algo así como los rizos de los judíos
polacos, son ambos vanos "Bida'at", o innovaciones, y por lo tanto técnicamente
denominados "Makrú h", una prá ctica no loable, ni "Halá l" (perfectamente lícita). ) ni
"Hará m" (prohibido por la ley). Cuando los niñ os se afeitan por primera vez, generalmente
en el segundo o tercer añ o, se deja un mechó n en la coronilla y otro en la frente: pero esto
no es la moda entre los adultos. Abu Hanifah, si estoy bien informado, escribió un tratado
sobre el Shushah o mechó n largo que crece desde el Ná siyah (cabeza-nuez) que también es
una precaució n para que la boca del musulmá n decapitado no sea profanada por una mano
impura; y así se parecería al candado caballeresco por el que el bravo piel roja (y hasta el
"cowboy" de mejores tiempos) facilitaba la depilació n de su propia cabellera. Posiblemente
los turcos aprendieron la prá ctica de los chinos y la introdujeron en Bagdad (Pilgrimage i.,
240). Los Badawi trenzan sus mechones en Kurú n (cuernos) o Jadá il (rizos) que se
deshacen só lo para lavarlos con el agua de la camella. Los jerifes salvajes usan Haffah,
largos mechones de elfo que cuelgan a ambos lados de la garganta y se afeitan alrededor
del ancho de un dedo alrededor de la frente y detrá s del cuello (Peregrinació n iii., 35-36).
En otra parte he señ alado los accroche-cœurs , la "franja idiota", etc.
618 . Las carnes rara vez se colorean en los días modernos; pero los cocineros persas son
grandes expertos en teñ ir el arroz para el "Pulá o" (que llamamos por su corrupció n turca
"pilaff"): a veces aparece en los colores del arco iris, rojo, amarillo y azul; y en la India se
cubre con pan de oro y plata. Europa conserva la prá ctica de teñ ir los huevos de Pascua
(Pascua), la supervivencia del ó vulo mundano que se incubó en la marea de Pascua; y se
tiñ en de rojo en alusió n a la Sangre de la Redenció n.
619 . Como he notado esto es una mezcla.
620 . Decimos:-
Es raro el padre en el hijo que vemos:
A veces asciende en tercer grado.
621 . Á rabe. "Ballá n" es decir , la sirvienta del cuerpo: "Ballá nah" es una mujer cansada.
622 . Á rabe. "Darabukkah" un tambor hecho de madera o loza (Lane, ME, xviii.), y usado
por todos en Egipto.
623 . Á rabe. "Naihah" má s generalmente "Naddá bah" Lat. præfica o carina, un doliente
contratado, el "Keener" irlandés en la conclamatio o coronach, donde el Hullabaloo,
Hulululu o Ululoo mostraban el dolor de los sobrevivientes.
624 . Estos doggrels, que son como nuestras melodías callejeras, ya está n olvidados y otros
han ocupado su lugar. Hace unos añ os se escuchaba con frecuencia "Dus ya lallí" (Pasa, oh
mi alegría) y "Ná zil il'al-Ganínah" (Abajo al jardín) y estos a su debido tiempo se vuelven
obsoletos. Lane (ME cap. xviii.) da el primero, por ejemplo
¡Pasa, oh mi alegría! ¡Pasa, oh mi alegría!
El amor de mi amor trae molestias dolorosas,
Un coro de estrofas como:—
Doncellas alejandrinas raras! ✿ Con delicadeza sobre el suelo, os pasá is:
Tus labios son dulces, son dulces como el azú car, ✿ ¡Y llevas chales de Cachemira adornados!
Tal vez tenga en cuenta que "tararear" no es una prá ctica favorita entre los musulmanes; si
uno de la compañ ía comienza, otro dirá : "Ve al Kahwah" (la cafetería, el music-hall
apropiado) "¡y canta allí!" He observado en otra parte su disgusto por Al-sifr o silbar.
625 . Á rabe. Khalí'a = desgastado, astuto, forajido; utilizado como Span. " Perdido ".
626 . "Zabbá l" es el carroñ ero, lit. un cajó n de estiércol, especialmente para el uso del
Hammam que se calienta con los excrementos de los animales. "Wakká d" (fogonero) es el
sirviente que enciende el fuego. Los versos son meras tonterías para adaptarse al humor
del barbero.
627 . Á rabe. "Yá bá rid" = Oh tonto.
628 . Esta forma de bendició n se canta desde el Minarete aproximadamente media hora
antes del mediodía, cuando los fieles toman sus lugares en la mezquita. Al mediodía se hace
el habitual Azá n o llamado a la oració n, y cada hombre hace dos reverencias, en honor a la
mezquita y su reunió n, por así decirlo. Luego se bendice al Profeta y los teó logos llaman a
un segundo Salá m desde el ambó n o plataforma elevada ("dikkah") que repiten la llamada
del mediodía. Entonces un Imam recita el primer Khutbah, o sermó n "de alabanza"; y la
congregació n adora en silencio. A esto le sigue la segunda exhortació n "de Wa'az",
dispensando las palabras de sabiduría. El Imam ahora se pone de pie ante el Mihrá b (nicho
de oració n) y recita el Iká mah que es el Azan comú n con una sola diferencia: después de
"Hie vosotros a la salvació n" añ ade "Venid es el momento de la sú plica"; de ahí el nombre,
"causando" (oració n) permanecer ( es decir , comenzar). Acto seguido, los adoradores
recitan el Farz o la oració n del mediodía ordenada por el Corá n del viernes; y los unco'guid
añ aden una multitud de supererogatorios. Aquellos que estudien el tema pueden consultar
a Lane (ME cap. iii. y su resumen en sus "Arabian Nights", I, p. 430, o nota 69 al Cap. v.)
629 . es decir , las mujeres se soltaron el cabello; una inmodestia sancionada só lo por una
gran calamidad.
630 . Estas pequeñ as tiendas se componen de un "pero" y un "ben" (Peregrinació n i. 99.)
631 . Á rabe. "Kawwá d", un término popular de abuso; de ahí el lapso. y Puerto. " Alcoviteiro
". El " Galeotto " italiano es de Galahalt, no de Galahad.
632 . es decir , "uno que busca ayuda en Allah". Era hijo de Al-Zá hir bi'llá h (uno
preeminente por decreto de Allah). Lane dice (i. 430), "bisnieto de Harun al-Rashid", en
alusió n al primer hijo de Mustansir de Al-Mutawakkil (reg. AH 247-248 = 861-2). Pero este
es el 56º Abbaside y regn. 623-640 AH (=1226-1242).
633 . Á rabe. "Yaum al-Id", el Kurban Bairam de los turcos, el festival de peregrinació n. La
historia es histó rica. En el "Akd", una miscelá nea compilada por Ibn Abd Rabbuh (vulg.
Rabbi-hi) de Có rdoba, quien ob. AH 328=940 leemos:—Un spunger halló diez malhechores
y los siguió , imaginando que iban a una fiesta; pero he aquí, iban a la muerte. Y cuando
fueron asesinados y él permaneció , fue llevado ante el Khalifah (Al-Maamun) e Ibrahim,
hijo de Al-Mahdi, relató una historia para obtener el perdó n del hombre, después de lo cual
el Khalifah lo perdonó . Carril ii, 506.
634 . Á rabe. "Nata' al-Dam"; la primera palabra se notó en el Cuento del toro y el asno. El
cuero de sangre no era diferente a la Sufrah y podía doblarse en una bolsa con una cuerda
que pasaba por anillos alrededor de los bordes. Los verdugos musulmanes eran muy
expertos y rara vez fallaban en cortar la cabeza con un solo golpe de la hoja delgada y
estrecha con el filo de una navaja, dura como el diamante, que contrastaba tan fuertemente
con el gran hacha tosca del verdugo europeo.
635 . La planta baja, que en todos los países cá lidos se mantiene, y con razó n, insalubre
durante el sueñ o, se suele alquilar para tiendas. Este es también el caso de todo el sur de
Europa, y se extiende a Canarias y Brasil.
636 . Esta seria contemplació n del paisaje callejero es uno de los placeres de los harenes.
637 . Deberíamos decir "le sonreí": la risa no pretendía ser una afrenta.
638 . Á rabe. "Fals ahmar". Fals es una escama de pez, también la moneda menor y el plural
"Fulú s" es el término vulgar para dinero (= ital. quattrini ) sin especificar la moneda. No
debe confundirse con "Fazzah", alias "Nuss", alias "Pá rá h" (turco); este ú ltimo no está
hecho de "cobre rojo" sino de una aleació n vil que contiene como el griego "Asper", algo de
plata; y representando, cuando a la par, la cuadragésima parte de una piastra, siendo esta
ú ltima = 2d. ⅖ths.
639 . Á rabe. "Farajiyah", una tú nica de manga larga; "Farageeyeh" de Lane, ME, cap. I.
640 . El sastre en Oriente, como en el sur de Europa, está obligado a cortar la tela en
presencia de su dueñ o para evitar el "repollo".
641 . Esperando un regalo.
642 . En alusió n al dicho, "Kiss is the key to Kitty".
643 . El "panel-dodge" es fatalmente comú n en todo Oriente, donde un hombre que se
encuentra en la casa de otro está indefenso.
644 . Este fue el comienzo de payasadas que a menudo terminan en un bastinado.
645 . Los tintes para el cabello, en Oriente, son todos de materia vegetal, henna, hojas de
añ il, agallas, etc .: nuestros tintes minerales son, felizmente para ellos, desconocidos.
Herklots proporcionará una gran cantidad de recetas. La mezcla egipcia que cité en
Pilgrimage (ii., 274) es una parte de sulfato de hierro y amonio de hierro y dos partes de
agallas, infundidas en ocho partes de agua destilada. Es inocuo pero muy pobre como
colorante.
646 . Á rabe. Amrad, etimoló gicamente "imbudo y guapo", pero a menudo usado en un mal
sentido, para denotar a un afeminado, un catamita.
647 . Los hindú es prefieren "tener los puntos cardinales como su ú nica prenda". Vêtu de
climat, dice Madame de Stael. En París, las estatuas desnudas está n "cubiertas de azul
cerú leo". Rabelais (iv., 29) viste al rey Shrovetide en gris y dorado de un corte có mico, nada
delante, nada detrá s con mangas del mismo.
648 . Esta escena solía representarse hace unos añ os en París para beneficio de los
espectadores ocultos, siendo la víctima un joven estadounidense. Se dejó cuando uno de los
espectadores perdió el ojo por un cortaplumas clavado en la "grieta".
649 . Lo que significa que el truco lo había jugado la esposa o la hija del Wazir. Podría
mencionar varios nombres en El Cairo cuyos encantadores dueñ os han hecho cosas peores
que esta fiesta indecorosa.
650 . Á rabe. "Shayyun li'llá hi", la fó rmula de un mendigo = per amor di Dio.
651 . Notando lo agudos que se vuelven los ciegos.
652 . Los ciegos en Egipto son conocidos por su insolencia y violencia, fanatismo y
rapacidad. No pocos extranjeros las han sufrido (Peregrinació n i. 148). En épocas
anteriores, muchos fueron cegados en la infancia por sus madres, y otros se cegaron para
escapar del servicio militar obligatorio o del trabajo honesto y duro. Siempre podían
obtener comida, especialmente como Mu'ezzins; y eran preferidos porque no podían
aprovechar el minarete espiando en las casas de sus vecinos. La raza egipcia tiene una
visió n cró nicamente débil, efecto del clima cá lido y hú medo del valle, donde la oftalmía
prevalecía incluso durante los días prefaraó nicos. El gran Sesostris murió ciego como una
piedra y su sucesor perdió la vista durante diez añ os (Peregrinació n ii., 176). Que los
Fellahs ahora son congénitamente débiles en los ojos, se puede ver compará ndolos con los
negros importados de Á frica Central. La oftalmía se enfurece, especialmente durante la
estació n hú meda, en el bajo valle del Nilo; y la mejor cura para ella es un viaje de quince
días al desierto donde, a pesar del resplandor, la arena y el viento, la vista recupera pronto
el tono.
653 . es decir , con patadas y bofetadas, y golpes, como es costumbre. (Peregrinació n i.,
174.)
654 . Á rabe. Ká id (de ahí "Alcayde") una palabra que todavía se usa mucho en el noroeste
de Á frica.
655 . Á rabe. "Sullam" = lit. una escalera; un armazó n de palos, usados a modo de nuestros
triá ngulos o postes para azotar.
656 . Esta es una de las hazañ as de Al-Simiyá =magia blanca; fascinando los ojos. En Europa
ha tomado ú ltimamente el nombre de "Electro-biología".
657 . De nuevo por medio del "Simiyá " o poder de fascinació n que posee el viejo
sinvergü enza.
658 . Una fó rmula para evitar "Al-Ayn", el mal de ojo. Siempre es mala suerte encontrarse
con un tuerto, sobre todo a primera hora de la mañ ana y al salir a hacer algú n recado. La
idea es que el fascinado sufrirá por alguna acció n del ojo físico. Los monoculares también se
consideran pícaros: así dice el sá nscrito: "Pocos tuertos son hombres honestos".
659 . Al-Nashshá r de Nashr = aserrar: por lo que el violinista en italiano se llama "pueblo-
sierra" ( Sega del villaggio ). Es el Alnaschar de los ingleses Galland y Richardson. El cuento
es muy antiguo. Aparece como el Brahman y la Olla de Arroz en el Panchatantra; y el
profesor Benfey cree (como es habitual en él) que éste, junto con muchos otros, se deriva
de una fuente budista. Pero claramente lo derivaría de la mujer del mercado de Esopo que
pateó sus huevos; de donde el Lat. prov. Ante victoriam canere Trumpum = vender la piel
antes de atrapar al oso. En "Kalilah y Dimnah" y su numerosa descendencia es el "Asceta
con su Tarro de aceite y miel"; en Rabelais (i, 33) el zapatero de Echephron derrama su
leche, y así La Perette en La Fontaine. Véase "Chips" de M. Max Muller, vol. iii., apéndice. El
lector curioso comparará mi versió n con la que aparece al final de la Gramá tica á rabe de
Richardson ( Edició n de 1811): tenía un manuscrito mejor, o mejor dicho, má s completo .
(p. 199) que cualquiera impreso hasta ahora.
660 . Á rabe. "Atr" = cualquier perfume, especialmente aceite de rosas; de ahí nuestra
palabra "Ottar", a través de la corrupció n turca.
661 . Los textos dan "dirhams" (100.000 = 5.000 dinares) por "dinares", un error
administrativo como muestra la continuació n.
662 . "Jó venes esclavos", dice Richardson, perdiendo "color".
663 . Nada má s calculado para ofender que tal negativa. Richardson (p. 204) quien, sin
embargo, duda de su propia versió n (p. 208) aquí traduce, "y no daré libertad a mi alma
(esposa) sino en sus aposentos". El á rabe, o má s bien cairota, es "wa lá akhalli rú hi" = no
me dejaré llevar , es decir , seré mi yo de todos los días, etc.
664 . "Mientras ella está en asombro y terror". (Richardson).
665 . "Cá mara de tú nicas", Richardson cuyo texto tiene "Ná m" por "Maná m".
666 . "Hasta que complete su angustia", Richardson, cuyo texto está corrupto.
667 . "Dormir a su lado", R. la palabra "Ná ma" teniendo ambos sentidos.
668 . "Tomará mi mano", siendo R. "takabbal" también ambiguo.
669 . Á rabe. "Mu'arras" el que provoca "'Ars", matrimonios, etc. Entonces el Germen.
"Kupplerinn", una pareja. Es uno de los muchos sinó nimos de proxeneta y una palabra de
uso general (Pilgrimage i., 276). El término má s insultante, como Dayyú s, insinú a que el
hombre complace a su propia mujer.
670 . De manos y cara, etc. Ver Night cccclxiv.
671 . Á rabe. "Sadakah" (sinceridad), limosna voluntaria o superogatoria, en oposició n a
"Zaká t" (purificació n), limosna legal que es indispensable. "La oració n nos lleva a la mitad
del camino hacia Allah; el ayuno nos lleva a la puerta de Su palacio y las obras de limosna
(Sadakah) nos hacen entrar". Para el "Zaká t" no se fija una tasa especial; pero no debe ser
menor de la cuarentaava parte de la propiedad ni del dos y medio por ciento. Por lo tanto,
Al-Islam es, hasta donde yo sé, la ú nica fe que hace obligatoria una tasa de pobreza (Zaká t)
y que ha inventado un impuesto sobre la propiedad, en oposició n al injusto e injusto
impuesto sobre la renta del que Inglaterra se enorgullece.
672 . Una chica griega.
673 . Esto se estaba poniendo muy fá cil; y la idea es que el oro en la bolsa lo hizo ser tan
audaz. La explicació n de Lane (in loco) está completamente equivocada. El orgullo
engendrado por la repentina posesió n de dinero es un lugar común entre los narradores
orientales; incluso en las fá bulas de bestias, el rató n que ha robado algunas piezas de oro se
vuelve confiado y valiente.
674 . Á rabe. "Al-Má lihah" también significa lo bello ( fem. ), de "Milh"=sal, esplendor, etc. El
Mac. Editar. tiene "Mumallihah" = un vaso de sal.
675 . es decir , a ver si se sentía el inteligente.
676 . Á rabe. "Sardá beh" (persa) = una habitació n subterrá nea utilizada para refrescarse en
la estació n cá lida. Es desconocido en El Cairo, pero cada casa en Bagdad, de hecho en todas
las ciudades de Mesopotamia, tiene uno. Se basa en el principio de la bodega subterrá nea
sin la cual el vino no se conserva: Lane (i., 406) lo llama "bó veda".
677 . en el orig. "¡Oh anciana!" que es insultante.
678 . Por eso los italianos dicen "una codorniz para despellejar".
679 . "Amá n" es la palabra que se usa para cuartel en el campo de batalla; y hay Joe Millers
sobre nuestros soldados en India confundiéndolo con "un hombre" o ( Scotticè ) "un mon".
680 . Ilustrando el dicho persa "Alá mismo no puede ayudar a un tonto".
681 . Cualquier artículo tomado de la persona y entregado a un criminal es una promesa de
perdó n, por supuesto con la condició n implícita de confesió n plenaria y de convertirse en
"prueba del Rey".
682 . Una propuesta ingenua para compartir el botín.
683 . En la literatura popular "Schacabac". Y de este cuento viene nuestro dicho "Fiesta de
un Barmecida", es decir , una ilusió n.
684 . El Castrato en la puerta sigue siendo (lo he dicho) la moda de El Cairo y actú a como
"Suisse" con un testigo.
685 . Como es habitual en Oriente, la mansió n era un cuadrado hueco que rodeaba lo que
en Españ a se llama Patio : la entrada exterior estaba alejada de la interior, mostrando la
extensió n del terreno.
686 . "Nahnu má lihín"=estamos en términos de sal, decían y dicen los á rabes. Pero el
viajero no debe confiar en estos días al lazo otrora sagrado; hay tribus que dan pan con una
mano y puñ alada con la otra. El uso oriental de la sal es un curioso contraste con el de los
occidentales, que hicieron de ella una distinció n odiosa e inhó spita, por ejemplo , sentarse
encima del salero y debajo de la sal. Entre los antiguos, sin embargo, "tomó pan y sal"
significa que juró , la comida se comía cuando se hacía un juramento. De ahí el "Pastel de
novia" de sal, agua y harina.
687 . Á rabe. "Harísah", explicó el budín de carne anterior.
688 . Á rabe. "Sikbá j", antes explicado; se considera un plato señ orial, inventado por
Khusraw Parwiz. "Pato engordado" dice el Bresl. Editar. ii. 308, con má s razó n.
689 . Fui reprendido en el sur de Abisinia por comer sin este mordisqueo: "Te alimentas
como un mendigo que mastica en silencio en su rincó n"; y pronto descubrí que era un signo
de buena crianza comer lo má s ruidosamente posible.
690 . La cebada en Arabia es, como nuestra avena, alimento para los caballos: engorda al
mismo tiempo que los enfría. Si nuestra caballería hubiera sabido esto cuando ocupamos
Egipto por primera vez en 1883-4, nuestras pérdidas en carne de caballo habrían sido
mucho menores; pero la ignorancia oficial persistió en alimentar al ganado con avena
caliente ya los jinetes con carne de res, que es indigerible, en lugar de cordero, que es
saludable.
691 . es decir , "te conjuro por Dios".
692 . es decir , "Esto es lo mismo para ti".
693 . es decir , al azar.
694 . Esta es la forma de sacrificar al camello, cuya garganta nunca se corta debido al grosor
de los mú sculos. "É gorger un chameau" es un error que se comete a menudo en los libros
franceses.
695 . es decir , voy a romper los límites.
696 . Los á rabes tienen un dicho que se corresponde con el dicho de la escuela salernitana:
Noscitur a labiis quantum sit virginis antrum:
Noscitur a naso quanta sit hasta viro ;
(La boca de una doncella muestra cuá l es la marca de su elección ;
Y el mentule del hombre se conoce por la longitud de su nariz.)
A lo que añ adiría:—
Y las cejas revelan có mo crece la peluca inferior.
Las observaciones son puramente empíricas pero, en lo que respecta a mi experiencia,
correctas.
697 . Á rabe. "Kahkahah", un procedimiento muy bajo.
698 . O "por cada muerte hay una causa"; pero los á rabes má s antiguos tenían un dicho
correspondiente a "Deus non fecit mortem".
699 . El barbero del Rey suele ser un hombre de rango por la mejor razó n de que tiene la
vida de su Soberano entre sus dedos. Uno de estos nobles Fígaros de la India se casó con
una dama inglesa que, segú n dicen, quedó desagradablemente sorprendida al descubrir
cuá les eran los deberes oficiales de su marido.
FIN DEL VOL. I.
‫وآلسالم‬
ÍNDICE.
Abbas "héroe epó nimo" de la dinastía abasida, 188
Abdullah ibn Abbas, compañ ero y tradicionalista, 304
Abú Kidr=padre de la olla, ib.
Abú Shá mah=padre de un lunar en la mejilla, 269
Abú Shá mmah=padre de un olfato o nariz, ib.
Abú Shawá rib=padre de los bigotes, ib.
Abu Shihá b, padre de la estrella fugaz = espíritu maligno, 221
Abú Yakzá n=el velador=culo, 16
=polla, 18
Ad=tribu de á rabes prehistó ricos, 65
Adab = cualquier cosa entre la buena educació n y los buenos modales, 132
Aghá =maestro, cortésmente aplicado a un eunuco, 235
Ahdab, jorobado = Ak'as clá sico, 213
A'in = Herir con el mal de ojo, 123
Ajal = período de vida señ alado, 74
'Ajami = extranjero, esp. persa, 120
Ajuz, por vieja, altamente insultante; usar Shaybah, 174
Aká sirah=Kisra-Reyes, 75
Akrá s=pasteles, 83
Al-Aftah=Broad-o'-Brow, 17
Al-Ajam=regió n no á rabe, Persia, 2
Al-Amin, hijo y sucesor de Há rú n al-Rashíd, 185
Al-Aríf=monitor, 231
Al-Asr=tiempo u oració n de media tarde, 240
Al-Bashá rah = regalo de buenas nuevas, guerdon, 30
Al-Bostá ni=jardinero, apellido de la ocupació n original, 266
Al-Faranj=europeo, 296
Al-Hasá =llanura de guijarros, al oeste de Damasco, 234
Al-Kahá nah = el oficio de un Ká hin o adivino, 28
Al-Maamú n, hijo y sucesor de Há rú n al-Rashíd, 185
Al-Má lihah=niñ a de la sal; hermosa, 340
Al-Mustansir bi'llah = alguien que busca ayuda en Allah, 317
Al-Nashshá r=aserrar, 335
Al-Níl=temporada de inundaciones correspondiente a mediados de verano, 290
Al-Rauzah=los jardines, 291
Al-Safar Zafar=viajar es victoria, 250
Al-Sahr=magia, arte negro, 305
Al-Zá hir bi'llah = uno preeminente por decreto de Allah, 317
Al-Zalamah (tiranos, opresores) = policías y empleados, 273
¡Alá ! ¡Allah! = Te conjuro por Dios, Passim
Allah ha dicho, fó rmula de citar el Corá n, 61
Allah Karím = Allah es todo benéfico, 32
Allah te abrirá , una fó rmula de rechazo, ib.
Ailaho a'alam=Dios lo sabe todo, 2 ; 50
Allahumma=Yá Allah con énfasis, 39
Amá n=cuarto, misericordia, 342
Amír=Comandante militar, 259
Amír al-Muuminín=Príncipe de los Fieles, 112
Amrad = imberbe y guapo, afeminado, 327
Amsá r=ciudades, 11
Amshá t (peines) quizá s=Kuná fah (fideos), 83
Andam = la goma llamada sangre de dragó n; palo de brasil, 176
Arab al-Arabá =tribus prehistó ricas de los á rabes, 112
Arab al-Musta'ajimah = á rabes barbarizados, ib.
Arab al-Musta'aribah = á rabes naturalizados, ib.
Arab al-Muta'arribah=á rabes arabizados, ib.
Arakiyah=gorra blanca, 215
Ardabb (Irdabb) = alrededor de cinco fanegas, 263
Arú n (Heb.)=en su camisa, 78
Asal-nahl=miel de abeja, 271
Ashká niá n=raza de reyes persas, 78
Astrolabio, padre de nuestro sextante, 304
Atr=cualquier perfume, 335
Auhashtani = me has dejado desolado, 62
Awalim pl. de Alimah=bailarinas, 214
Aysh (Egipto)=Ayyu shayyin para la clá sica "Má "=qué, 79
Aywa (por Ay w' Allá hi) = Ay, por Allah, 303
Azim="deuced" o "muy bien", 178
Bá b=puerta; capítulo, 136
Bá b al-Fará dís=puerta de los jardines de Damasco, 240
Babel=Puerta de Dios, 85
Bebés de los ojos = pupilas, 100
La despedida de Badawi al morir, 75
Bá dhanj = eje de viento, ventilador, 257
Badmasti=le vin mauvais, 88
Baghlah=mula, 129
Bahr = agua cortada o excavada en la tierra, mar, gran río, 44
Bahr al-muhít=océano circunambiente, 133
Balid = tonto, 17
Ballá n=cuerpo servidor, 311
Ballá nah=mujer-llanta, ib.
Banj=Nibanj=Nepenthe, cá ñ amo, 70
Baradiyah = jarra de boca ancha, 36
Bá rid=vanidoso, tonto, insípido, 213
Cebada, alimento para caballos, 345
Barmecidas, 188 .
Las estatuas basá lticas de las ruinas de Hauranic dan lugar a la idea de hombres
metamorfoseados en piedras negras, 170
Albahaca = el indio Tulsi, Ocymum basilicum, 19
Albahaca de los puentes=poleo, 91
Bastinado de mujeres, 183 ;
Bayá z al-Sultá ni = el mejor tipo de yeso, 270
Bazar de Damasco famoso en la Edad Media, 2
Decapitar o despedir a una esposa infiel ilegal pero mirado con indulgencia, 181
Ante el rostro de Alá = por el amor de Dios, 135
Bi'l-Salá mah=en seguridad (para evitar el mal de ojo), 288
Birkat al-Habash=Estanque abisinio, 291
Bismillah=en el nombre de Dios, 40
—— dicho antes de actuar, 80
—— una forma civil de despido, 98
——="caer a!", 264
Blackamoors preferido por mujeres libertinas, 6
Ciego conocido por su insolencia, etc. , 330
Cegar una prá ctica comú n en Oriente, có mo se hace, 108
Turbantes azules y amarillos prescritos a cristianos y judíos, 77 ;
Forú nculos y granos supuestamente causados por raíces rotas del cabello, 275
Ensanchamiento de senos con deleite, 48
Pecho estirado, lo contrario de mama ensanchada (48), 119
trono de novia, 215 ;
Bú zah=cerveza, 72
Cairenes retenidos en extremo depravado, 298
El Cairo nada sin el Nilo, 295 ;
Camello, có mo sacrificado, 347
Alfombras-camas, 294
Bromas o bromas permitidas incluso a las mujeres modestas, 267
Champing signo de buena crianza, 345 ;
Ajedrez-anécdota, 132
Niñ os llevados a horcajadas sobre la cadera o el hombro, 308
Reclamaciones de virginidad, 190
Batir las manos para llamar a los criados, 177 ;
Jovencitas inteligentes peligrosas en el Este, 15
Concepció n en la noche de la novia rara, 227 ;
Confesió n después del encubrimiento, característica de la clase servil, 53 ;
Confesió n del criminal exigida por el derecho musulmá n, 274
Confusió n de metá foras característica de Las noches, 86 .
Contemplació n del paisaje callejero uno de los placeres del harén, 319 ;
El cadá ver contamina a quien lo toca, 295 ;
Cortar la mano derecha Castigo corá nico por robo, 274 ;
Corte del cordó n umbilical previo al nombramiento del bebé, 231
Cortar la cuerda = romper los límites, 349
Dajlah = Tigris, heb. Escondite, 180
Dakhíl-ak=bajo tu protecció n, 61
Mujeres de Damasco famosas por sus celos sanguinarios, 295 ;
Darabukkah = tom-tom, 311
Darbar=audiencia pú blica, 29
Dastú r=salir, permiso, 66
Hija de mi tío = mi esposa, 69
Daurak = jarra de boca estrecha, 36
A pesar de su nariz = contra su voluntad, 26
El destino ciega la vista humana, 67
Diná r=pieza de oro, Daric, Miská l, 32
Dirham=pieza de plata, 33
Términos populares de abuso "perro" y "cerdo", 188
Beber primero para demostrar que la bebida no está envenenada, 88 ; 295
"Gota" desconocida para la horca oriental, 260
Dunyá zá d=mundo libre, 14
Tormenta de polvo en tierras tropicales, 111
Rollo de elefante (para los hindú es) = andar oscilante y elegante, 217
Inferencias eró ticas extraídas de partes del cuerpo, 350
Eterna verdad de Las Noches, 7
Eunuco mejor intermediario, 282
Eunuco empleado como portero, 343 ;
Eunuco en jefe, el má s importante Jack en el cargo, 283
Eunucos, diferentes clases de, 132
Fó rmulas eufemísticas para no mencionar cosas desagradables, 31 ;
Exageració n parte del humor, 12
Las cejas unieron una gran belleza en Arabia, 227
Ojos míos=queridos míos, 163
Face-veil="nariz-bolsa", 82
Fakír=mendicante religioso en general, 95
Falcon=cegando la cantera, 51
Fals ahmar = un centavo rojo, 321
Fará iz=ó rdenes expresamente dadas en el Corá n, 169
Farajíyah=una tú nica de manga larga, 210 , 321
Fass=bisel de un anillo, gema tallada en cabujó n, contenido para contenido, 165
Fata=un joven; hombre generoso, etc. , 67
Favores presagiando caída, 48
La depravació n femenina va de la mano con la perversidad del gusto, 73 ;
Fiat in justitia ruat cœlum , 253
Primer pronombre personal colocado primero por respeto, 237
Fitnah=revuelta, seducció n, picardía; hermosa chica; perfume afrodisíaco, 219
Seguir la cara = al azar, 347
viernes por la noche = nuestro jueves por la noche, 269
Viernes Servicio descrito, 313
Juegos de damas de alta alcurnia, 328
"Diversió n"=bromas de los má s grandes, 20
Futuro=desayuno, 300
Alusiones vesícula biliar e hígado, 219
Ghadir = un lugar donde el agua se hunde, tierras bajas, 233
Ghamz=guiñ ar, hacer señ as con el ojo, 292
Gharib=extranjero, 95
Ghawá zí=chicas cantantes, 214
Ghazl al-baná t (hilado de niñ as) = fideos, 83
Ghilmá n=Wuldá n, los bellos jó venes del Paraíso, 211 ;
Ghú tah=tierra baja densamente cultivada, 115
Ghú lah=ogresa, 55
Ir directo al grano preferido a filer le parfait amour, 268
El oro hace negrita, 340
Planta baja habitualmente alquilada para comercios, 319
Habb=grano del corazó n, 250
Habbá niyah=barrio de los vendedores de cereales, 269
Habíb, eufemismo de amante, 223 ;
Hayhá t, onomatopéyica=¡alto!, 76
Se debe dejar crecer todo el cabello o afeitarlo, 308
Tintes para el cabello toda materia vegetal, 326
Halab=Alepo, 292
Hammam, ir a la=convalecencia, 288
——, mostrando que la dolencia mensual de una mujer ha terminado, 286
Harím=Harem, usado para las reclusas, esposa, etc. , 165
harísah, plato predilecto, 131 ;
Hasanta ya Hasan = bene detto, Benedetto! , 251
Hachís, embriagante preparado de cá ñ amo, 225
Apresuraos a la salvació n, parte del Azá n, 224
Há tif=voz misteriosa, 142
Hauk! Hauk! = jejeje!, 221
Cabeza en el empujó n = en la soga, 179
Doncella de grandes pechos favorita de los cuentistas á rabes, 84
Hog, término popular de abuso, 188
Horó scopos, etc. , 213
Payasadas que terminan frecuentemente en bastinado, 325
Casa de la Paz=Bagdad, 139
Casas de Lamentació n en cementerios musulmanes, 94 ;
Tararear no es una prá ctica favorita entre los musulmanes, 311 .
Jorobado mirado con miedo y aversió n, 258
Hú r al-Ayn = con ojos de vivos colores blanco y negro, 90
Hurr=caballero, 254
La prisa es del infierno, 264
Iblis = Desesperado, 13
Ibn Hará m=hijo de adulterio, abuso que no necesariamente se refleja en el padre, 231
Ibrat=aguja-graver e Ibrat=advertencia, un jingle favorito, 104
Ibrík = aguamanil, y Tisht = palangana, usada para lavarse las manos, 241
Id al-Kabír=la Gran Fiesta, 28
Ifrít, dividida en dos razas como la humanidad, 11
Ifritah=ella-Ifrit, 34
Ihdá k=abarcador, como el blanco encierra al negro del ojo, 49
Ihtizá z=temblando de placer, 50
Iklíl=diadema, ya obsoleta, 270
Iklím=los siete climas de Ptolomeo, 233
Ilm al-Ruhá ni=Espiritualismo, 305
Improvisar todavía comú n entre los Badawin, 39
Incesto lícito entre los pueblos antiguos, 110 ;
Herencia, derecho de, establecido por el Corá n, 174
Inshá d = conjuració n de Allah, 11
Insolencia y libertinaje de las muchachas de palacio, 286 ;
Intelecto del hombre má s fuerte que el de un Jinni, 43
Herido internamente = enfermo del corazó n, 5
Inwá = sacudir la piedra de dá til, 25
Ishá =primera vigilia de la noche, 175
Izá r = sá bana llevada como velo, 163
Ja'afar = contrastando fuertemente con su maestro, 102
Jahá rkas = Pers. Chehá r-kas, cuatro personas, 266
Jannat al-Na'ím = El jardín de las delicias , es decir , el cielo, 98
Jazírah=Península, Arabia, 2
Jazírá t al-Khá lidá t=Islas Eternas=Canarias, 141
Jilá = exhibir a la novia ante el novio, 174
Jinn = el genio francés, el hindú Rakshasa o Yaksha, 10
José del Corá n muy diferente al del Génesis, 13
Judri = viruela, 256
Junú n=locura, 10
Ká 'ah=saló n de la planta baja, 85
Ká 'ah (saloon)=buena casa, mansió n, 292
Ká bul-hombres destacados por la sodomía, 299
Ká f, popularmente=Cá ucaso, 72 , 133
Kahbah=puta, 70
Kahílat al-taraf = tener los pá rpados forrados con Kohl, 63
Kahkahah=risa de caballo, 350
Kahramá ná t=institutriz de guardería, 231
Ká id=líder, 330
Kalam = pluma de cañ a, 128
Kalá m al-Mubá h = el permitido decir, 29
Kalandar=monje mendicante, 94
Ká mat Alfiyyah=estatura recta, 85
Kamís=turno, etc. , 293
Kat'a = pedacito de cuero, 20
Katá = urogallo, 131
Katf = piñ ó n, 106
Kathá -Sarit-Sá gara=versió n poética del Vrihat-Kathá , 12
Kaus al-Banduk = arco de perdigones, 10
Kausar = lugar comú n de los poetas, 241 ;
Kawwá d=proxeneta, 316
Ká yá niá n raza de reyes persas, 75
Kaylú lah=siesta, 51
Kaysariyah = clase superior de Bazar, 266
Kazi = juez en asuntos religiosos, 21
Pañ uelo de la misericordia, 343 ;
Khá dim = sirviente, cortésmente aplicado a un castrato, 235
Khalí'a=agotado; meneo, 311
Khalífah=Vicario de Allah; sucesor de un Santon, 184
Khan = caravasar, 92
Khan Al-Masrú r, en El Cairo, famoso en el siglo XV, 265
Khanjar = percha, 232
Khatmah = leer o recitar todo el Corá n, 277
Khinzír=cerdo, 108
Khubz = bollos, 131
Khuff = zapatos para caminar, 82
Khyas, Khyas, onomatopéyico, usado en un hechizo de mar, 228
barbero del rey un hombre de rango, 351 ;
"Beso, llave de Kitty", 323
Besar los ojos un saludo paternal, 125 ;
Kohl = antimonio en polvo para los pá rpados, 89
—— usado proverbialmente, 278
Corá n citado (xx.), 2
—— (ii. 34), 13
—— (xxv. 31), ib.
—— (xix. 69), ib.
—— (xxvi.), 39
—— (xxvii.), 42
—— (v., xx.), 119
—— (vii., xviii.), 169
—— (i.), 208
—— (lvi. 9), 211
—— (lx.), 220
—— (v.), 240
—— (cviii.), 241
—— (xvii.), 249
—— (xxxvi. 69), 251
—— (cv.), 256
—— (ii., ix.), 257
—— (v.), 274
—— (viii. 17), ib.
—— (iii.), 298
—— (iii. 128), 307
Kufr = rechazar la verdadera religió n, 169
Kulkasá =raíces de colocasia, 272
Kullah=gugglet, 36
Kumkum=botella en forma de calabaza para rociar esencias, 42
Ká ri=maestro de la correcta pronunciació n del Corá n, 113
Kurrat al-Ayn = frialdad de los ojos, 72
Kurs ha tomado el lugar de Iklíl, 270
Kursi (coro, trono) = pupitre o taburete para el Corá n, 167
Kush'arírah=horripilació n, síntoma de gran alegría o miedo, 251
La'abat=un juguete, un títere, una figura laica, 245
Lá adamná k=El cielo no nos prive de ti, 268
Labbayka=Aquí estoy, llamado Talbiyah, 226
Laylat al-Wafá = la noche de finalizació n de la inundació n del Nilo, 291
Lá Haula, etc. = no hay Majestad etc. , 69
Lá tawá hishná =no nos dejes desolados, 62
Lá tawá khizná =no nos castigues=perdó nanos, 164
Ú ltima noche = horas entre el ú ltimo sueñ o y el amanecer, 24
Reírse en la cara sin que sea una afrenta, 320
Risa rara y signo de espíritu turbado, 248 ;
Aliento de vida en las fosas nasales = corazó n en la boca, 42
De tal madre tal hija, 299
Hígado = sede de la pasió n, 27
Loghah=Lengua á rabe, también vocabulario, diccionario, 251
Soltar los cabellos, inmodestia en las mujeres sancionada só lo por una gran calamidad,
314 .
Lukmah = bocado, 261
Madfa'=cañ ó n, que muestra la fecha moderna, 223
Magnet Mountains, fá bula probablemente basada en las corrientes, 140
Símil de cota de malla y cota de malla para un arroyo resplandeciente, 291
Ma'ín, Ma'ú n = herido del mal de ojo, 123
Majnú n=loco, 10
Hacer agua, 259
Mahkamah = Corte de Kazi, 21
Malik o Malak=Seraph o Sovran, 253
Mamlú k=esclavas blancas entrenadas para las armas, 81
Má rid=contumaz Jinni, 41
Má ristá n (del pers. Bímá ristá n = lugar de enfermedad), 288
Marmar=má rmol, 295
Matrimonio no vá lido sin recibo de finiquito, 276 ;
Mashá ilí=portador de un cirio (Mash'al), 259
Masíhi=seguidor del Mesías, 258
Maskhú t=transformado (principalmente en algo horrible); una estatua, 165
Masaje (lavado con champú ), 172
Mausil (Mosul) aludiendo al cruce de Asiria y Babilonia, 82
Maydá n=plaza de armas, 46
Maymú nah, nombre proverbial ya olvidado, 57
Carne raramente coloreada en los días modernos, 310
Comerciantes y tenderos portando espadas, 54
Miao o Mau=gato, 220
Mikra'ah = vara de palma, 99
Mihrá b y Minarete, ¿símbolos de Venus y Príapo?, 166
Milh=sal, 340
Milagros realizados por las tumbas de los santos, 241 ;
Miská l=71-72 gramos en oro, usado para dinar, 126
Mizr, Mizar=cerveza, 72
Topos comparados con perlas, 177 ;
Lunes = segundo día, contando desde el sá bado (sá bado), 266
Dinero llevado en la esquina de un pañ uelo, 271 ;
Monoculares desafortunados de conocer, 333
Cosas de Mosul = muselina, 229
Montículos = montones de basura en las afueras de las ciudades orientales, 71
Boca comparada con el anillo de Sulayman, 84
Mu'arras=proxeneta, 338
Muhá fiz=gobernador de distrito, 259
Muhakkak="Juez de la corte", 129
Muhammarah = fricandoed, 286
Mujtabá = el Aceptado, 77
Munakkishah = mujer que aplica el tinte a una cara, 270
Murtazá =el elegido, 77
Mustafá = el Elegido, ib.
Mutawalli = Prefecto de Policía, 259
Muzayyin=Figaro de Oriente, 304
Nabú t=cuarto de personal, 234
Nadd, un perfume compuesto, 310
Naddá bah=mujer de luto, 311
Nadím=copa-compañ ero, 46
Nafas=aliento, 107
Nafs=alma, vida, ib.
Nahá s asfar=lató n, 40
Nahá s (ahmar)=cobre, ib.
Nahnu má lihín=estamos en término de sal, 344
Nahs=desagradable, 301
Naihah = entusiasta, doliente contratado, 311
La desnudez parafraseada, 327 .
Nakíb un líder de caravana, jefe, síndico, 269
Nombre de Alá introducido en un cuento indecente esencialmente egipcio, 12
Narjis = Narciso, 294
Naskh = mano que copia, 128
Nasrá ni = seguidor del de Nazaret, 258
Nat'a = cuero usado como mantel, 20
Nata' al-dam = el cuero de sangre, 318
Ombligo en cuanto a belleza y salud, 84 ;
Cercanía del asiento una marca de honor, 250
Negros preferidos por mujeres libertinas, 6
Comienzo de luna nueva Ramazá n cuidadosamente buscado, 84
Agua del Nilo dulce y ligera, 290
Diecinueve añ os la edad de una vieja solterona en Egipto, 212
La alegría ruidosa escandalosa para la "respetabilidad" musulmana, 95
Nada por nada un point d'honneur sexual , 87
Juramento cosa seria entre musulmanes, 179 ;
Omá n = Arabia Oriental, 83
Orgía oriental diferente a la europea, 93
Pander-dodge para obtener má s dinero, 302
Esquivar el panel fatalmente comú n, 323
Escena anticipada del Jockey-club de París, 327
Parodia sobre el testimonio de la Unidad de Alá , 177 .
Cuento de loros, un folklore mundial, 52
Pasajeros en dificultades toman el mando, 140
Pearl, se suponía que perdería el uno por ciento. por añ o de su esplendor, 165
Peshdadians, raza de reyes persas, 75
Plain (suelo), sinó nimos de, 46
plural . usado por modestia cuando una chica se dirige a su amante, 98
La poesía de los á rabes requiere el conocimiento del Desierto para ser comprendida, 230
Se supone que la fruta de la granada contiene semillas del jardín del Edén, 134
Primer Ministro llevando pescado a la cocinera, 63
Privy, una losa con hendidura en el frente y un agujero redondo detrá s, 221
Proverbios fieles a la naturaleza, 307 ;
Qanoon-e-Islam citado sobre el tema de los horó scopos, etc. , 213
Raydaniyah, un campamento cerca de El Cairo, 245
Rayhá ni=un cará cter curvo, 128
Rais = capitá n de un barco, 127
Rajaz = el séptimo Bahr de la prosodia á rabe, 251
Rajul ikhtiyá r = hombre de mediana edad, 55
Rechazo de un don mayor afrenta, 336 ;
Desgarro de vestiduras en señ al de dolor o aflicció n, 308 ;
Respeto a las partes del cuerpo, exuvias, etc. , 276
Cabalgar sobre el asno, antigua prá ctica bíblica, 262 ;
Llantas coches, 131
Rozistan=estació n diurna, 29
Ruká 'í = mano de correspondencia, 128
Rukhá m=alabastro, 295
Ruka'tayn = oració n de dos arcos, 142
Sa'ad=auspiciosidad, prosperidad; derivados, 9
Sabr=paciencia y á loes, fuente de juegos de palabras, 138
Sadaf = cauri, 19
Sadakah=limosna voluntaria, opuesta a Zaká t, 339
Sadd=pared, dique, 114
Sá hib=compañ ero, usado como título Wazirial, 237
Sá hib al-Shartah=jefe de guardia (Prefecto de Policía), 259
Sá hib Nafas=maestro de la respiració n, santo menor curativo por expiració n, 107
Sá hil Masr=la orilla del río (en El Cairo), 291
Saj'a=prosa rimada, 116
Sakhr al-Jinni aludió , 41
Sá kiyah=la rueda hidrá ulica persa, 123
Sá lih, profeta enviado a Thá mú d, 169
Salmá y Layla=nuestras "María y Marta", 265
Sama'an wa ta atan para ser traducido de diversas formas, 96
Samn=mantequilla clarificada, 144
Sar=vendetta, 101 , 114
Sará wil=bolso o pantaló n enagua, 222
Sardá beh=cuarto subterrá neo, 340
Sarrá f=Angloindio "Shroff", 210
Sasá nides, 75
Sawá b=recompensa en el cielo, 96
Sayd wa Kanas = cazar y correr, 9
Escaldar un muñ ó n en la prá ctica de cirugía comú n de aceite, 297
Escorpiones de la frente = accroche-cœurs , etc. , 168
Sellar un plato tapado, precaució n necesaria contra el veneno, 244 ;
Mares, los dos = el Mediterrá neo y el Océano Índico, 173
Sepulcro, erró neamente llamado "pequeñ o Wali", 105
Siete escuelas o ediciones del Corá n, 113
Shá bb = juventud entre la pubertad y los cuarenta, 55
Shabistan=estació n nocturna, 29
Shaká ik al-Nu'umá n=anémona, 175
Shahrá zá d=ciudad-libre, 14
Shahryá r=amigo de la ciudad, 2
Shah Zamá n=Rey de la Era, ib.
Shaykh = anciano, anciano, jefe, 26
Shaykh, Shaybah = barba gris, anciano, 55
Sha'ílah=enlace (también lá mpara, mecha, etc. ), 259
Sacudir y asentir con la cabeza, elementos universales del lenguaje gestual, 300
Shá m (Siria)=tierra a la izquierda, opuesto a Al-Yaman=tierra a la derecha, 83
"Vergü enza" aludida al maldecir a los padres de una persona maltratada, 227 ;
Lavarse los pies con champú , 117
Sharmutah=harapos, andrajos; rameras; jirones de carne=Kadíd, 163
Shá mah=Khá l, lunar en la mejilla, 167
Shart = una sola Talbiyah o grito Labbayka, 226
Shatm=abuso obsceno, 182
Shayyun li'llá hi=per amor di Dio, 329
Derramar lá grimas no es desgracia para un hombre, 68
Sham hamphorash = el centésimo nombre de Dios, grabado en el anillo de sello de Salomó n,
173
Shihá b=estrellas fugaces, 224
Shirk (asociació n) = Sinteísmo, Dualismo, Trinitarianismo, 181
Tiendas compuestas por un "pero" y un "ben", 316
Estremecimiento que precede al trance magnético, 44
Shuhadá , má rtires, categoría extensa, 171
Shuhú d=asesores del Tribunal de Kazi, 21
Shurayh, má s zorro que el zorro, 252
Shú shah = moñ o de cabello, 308
Simá t=mesa de comedor, 178
Simiyá =magia blanca, 305 , 332
Sentado sobre las espinillas y las rodillas una postura difícil, 130
Esclavas apetecidos por mujeres libertinas, 191 ;
Rebanada de la luna = dígito de la luna, 91
Contrabando de hombres en el harén, 282 ;
Arrancarse el turbante industria de pago, 259 ;
Cara blanda, atributo de la belleza, 168 ;
La muerte de Salomó n fijando la fecha de un cuento, 41
"Hijo" usado para "nieto" má s cariñ oso, 243
Hijo de un siglo = cien añ os, 126
Hijos de Adá n = hombres, 130
Hijos de Sá sá n=Sassanides, 2
El orador se pone a sí mismo primero, 33
Saliva seca de miedo, 285 ;
Bastó n roto en el primer combate = fracaso en el primer intento, 64
Melodías callejeras que cambian con la moda, 311
Golpeando la mano derecha sobre la izquierda signo de vejació n, 298 ;
Golpear con el zapato, la pipa, etc. , muy insultante, 110
Subh-i-ká zib=falso amanecer, 78
Subh-i-sá dik=verdadero amanecer, ib.
Chupar la lengua = "besar con el labio interior", 270
Sufrah=mesa de comedor, 178
Palo de azú car = alemá n Zuckerpü ppchen, 167
Suhá , estrella en la Osa Mayor, ib.
Sulayman y Sakhr al-Jinni, 42
Sullam=escalera; poste de flagelació n, 331
Sulus=mano absorbente, 128
Sumas de gran cantidad pesadas, 281
Sol saludando a Mohammed, 45
Prá cticas supersticiosas que no se limitan a las clases inferiores, 40 ;
Surriyat=concubina, 27
Su 'ubá n=dragó n, cocatriz=Tannín, 172
Su'ú d usado como contraolor, 279
Suwá n=sienita, 238
Taghú m especie de gruñ ido onomatopéyico, 228
Hecho a medida para cortar la tela en presencia del dueñ o, 321
Tá kiyah, calota usada bajo el Fez, casquete, 224
Talbiyah = el grito Labbayka, 226
Tammú z=Julio, 53
Tamar Hanná =flor de ligustro, 83
Tá r=pandereta, 215
Tarbú sh= Pers. Sar-pú sh, cubierta de cabeza, ib.
Tarík=limpiar el camino, 66
Tarjumá n=truchman, dragoman, 100
Tasbíh = saludar en el Subh, 258
Taur (Thaur, Saur), un remanente venerable del habla no dividida, 16
Tawá shi, nombre detestable para un eunuco, 235
Lá grimas derramadas por pasadas separaciones, 283 ;
Mil dirhams y mil dinares = £ 125 y £ 500 respectivamente, 281
Plazo de hospitalidad de tres días, 3
Echar uno=bastinado por la espalda, 243
Tibn=paja triturada, 16
Tobba (Himyaritic) = el Gran o Jefe, 216
Lengua del caso = palabras sugeridas por las circunstancias, 121 ;
Tughyá n=Kufr, rechazo de la Religió n Verdadera, 169
Tú má r=letras unciales, 129
turbante no puesto en el suelo por respeto, 223 ;
"Turco" probablemente una adició n tardía, 52
Volviéndose desesperado contra un opresor, 246 ;
Odah, propiamente Uta = habitació n privada de una concubina, 286
Geografía ultrashakspeariana, "Fars of Roum", 45
Umamah y Atikah, historia de dos mujeres ahora olvidadas, 61
Umm Amir=Madre de Amir, apodo de la hiena, 43
'Urbano = á rabes salvajes, 112
Usfur = cá rtamo, 219
Uzayr = Esdras, 257
Variedades de escritura, 129 .
Wady, Anglicè "valle", 51
Wahsh=bestia salvaje y sinó nimos, 242
Wakalah; descrito en Peregrinació n i. 60, 266
Wakká d=fogonero, 312
Wali = gobernador (civil), 259
Wa'l-Salá m=y aquí termina el asunto, 102
Lavados después de la evacuació n, 220
Camino de Alá = propiedad comú n, 91
Wazir=Ministro, 2
"¿Con qué se compara?", forma popular de expresar gran diferencia, 37
Esposa eufemísticamente mencionada en masculino, 67
Ventana-jardinería, vieja prá ctica en Oriente, 301
Vino hervido=vinum coctum, 132
Beber vino vicia el rito de la peregrinació n, 97
Vino volando a la cabeza, efecto del frío después de una habitació n caldeada, 224
Vino por qué colado? 27
Wiswá s = tentació n o sugestió n diabó lica, 106
Mujeres bastinadas, 183
Maravilla (=causa) en cada muerte, 351 ;
Wuldá n=Ghilmá n, los bellos jó venes del Paraíso, 211 ;
Wuzu-ablution = abluciones menores, 142
Yá Ba'íd=Oh distante, eufemismo de abuso grave, 41
Yá bá rid=Oh tonto, 313
Yá hú =¡Oh él! ¿Yahoo de Swift? 240
Yahú dí por judío, menos cortés que Banu Isrá íl, 210
Yá Khá lati=hermana de la madre, al dirigirse al anciano, 303
Yá Mash'ú m=Oh desgraciado, 221
Yá há zá =O este (uno), un tanto despreocupado, 240
Yá Sattá r = Tú que velas los desacreditables secretos de Tus criaturas, 258
Yá Tayyib al-Khá l=Oh sobrino de un buen tío, 303
Yaum al-Id = la gran fiesta, 317
Jó venes descritos en términos aplicables a las mujeres, 144 ;
Zá bit=Prefecto de Policía, 259
Zaká t=limosna legal, 339
Zambur=clítoris, 90
Zemzem=agua salada, 284
Zikr = letanías, 124
Zírbá jah=carne aderezada con semillas de comino, etc. , 278
Ziyá rat = visita a una persona o lugar piadoso, 125
Zauba'ah = tormenta de arena del desierto, 114
Zubb=pene, 92
Zabbá l = carroñ ero, 312
Zulf=bloqueo lateral, 308
Zulm, injusticia, tiranía; peor de los crímenes de un monarca, 190
Puerta Zuwaylah, má s correctamente Bá b Zawilah, 269
NOTAS DEL TRANSCRIPTOR
1. Se agregaron los anclajes que faltaban para las notas al pie en la p. 44 , pá g. 87 ,
pá g. 181 , pá g. 208 , y pá g. 218 .
2. Se corrigió la numeració n de las notas a pie de pá gina en la p. 181 y pá g. 182 .
3. Se corrigió la numeració n del ancla de la nota al pie en la p. 263 y pá g. 272 .
4. Se agregó un nú mero de nota al pie en la p. 297 .
5. Se agregó la pá gina faltante 253 a la entrada del Índice "Malik or Malak=Seraph
or Sovran" en la p. 358 .
6. Las fechas ("AH 86-96=105-115") en la p. 208 probablemente sean incorrectos
ya que el califa vivió entre 691 y 743 d. C. segú n Wikipedia.
7. Correcció n silenciosa de errores ortográ ficos, gramaticales y tipográ ficos
simples.
8. Ortografías anacró nicas y no está ndar retenidas tal como está n impresas.

Fin del libro electrónico del Proyecto Gutenberg de Una traducción simple y literal de
los
entretenimientos de las noches árabes, ahora ent, por Richard F.

Burton ***

el archivo debe llamarse 51252-h.htm o 51252-h.zip *****


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Producido por Richard Tonsing, Richard Hulse y el


Equipo de corrección de pruebas distribuido en línea en http://www.pgdp.net (Este
archivo se produjo a partir de imágenes generosamente puestas a disposición
por The Internet Archive) Las

ediciones actualizadas reemplazarán a la anterior: las ediciones antiguas serán


renombradas.

La creación de las obras a partir de ediciones impresas que no están protegidas por la

ley de derechos de autor de los EE. UU. significa que nadie posee los derechos de
autor de los Estados Unidos sobre estas obras,
por lo que la Fundación (¡y usted!) puede copiarlas y distribuirlas en los Estados
Unidos sin permiso y sin pagar regalías por derechos de
autor. Se aplican reglas especiales, establecidas en la parte de Términos generales de
uso
de esta licencia, para copiar y distribuir
obras electrónicas de Project Gutenberg-tm para proteger el
concepto y la marca registrada de PROJECT GUTENBERG-tm. Project Gutenberg es una marca
registrada
y no se puede usar si cobra por los libros electrónicos, a menos que reciba
un permiso específico. Si no cobra nada por las copias de este
eBook, cumplir con las reglas es muy fácil. Puede usar este libro electrónico
para casi cualquier propósito, como la creación de trabajos derivados, informes,
representaciones e investigaciones. Pueden modificarse, imprimirse y
regalarse; puede hacer prácticamente CUALQUIER COSA en los Estados Unidos con libros
electrónicos que
no estén protegidos por las leyes de derechos de autor de los Estados Unidos. La
redistribución está sujeta a la
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INICIO: LICENCIA COMPLETA

LA LICENCIA COMPLETA DEL PROYECTO GUTENBERG


LEA ESTO ANTES DE DISTRIBUIR O UTILIZAR ESTE TRABAJO

Para proteger la misión del Proyecto Gutenberg-tm de promover la


distribución gratuita de trabajos electrónicos, mediante el uso o la distribución de
este trabajo
(o cualquier otro trabajo asociado en cualquier con la frase "Proyecto
Gutenberg"), usted acepta cumplir con todos los términos de la
Licencia completa del Proyecto Gutenberg-tm disponible con este archivo o en línea en
www.gutenberg.org/license.

Sección 1. Términos generales de uso y redistribución


de trabajos electrónicos de Project Gutenberg-tm

1. A. Al leer o utilizar cualquier parte de este


trabajo electrónico de Project Gutenberg-tm, usted indica que ha leído, comprende,
está de acuerdo
y acepta todos los términos de este acuerdo de licencia y propiedad intelectual
(marca registrada/derechos de autor). Si no acepta cumplir con todos
los términos de este acuerdo, debe dejar de usar y devolver o
destruir todas las copias de los trabajos electrónicos del Proyecto Gutenberg-tm que
tenga en su
poder. Si pagó una tarifa por obtener una copia o acceso a un
trabajo electrónico del Proyecto Gutenberg-tm y no acepta estar sujeto
a los términos de este acuerdo, puede obtener un reembolso de la
persona o entidad a la que pagó el tarifa prevista en el apartado
1. E.8.
1. B. "Proyecto Gutenberg" es una marca registrada. Solo puede ser
utilizado o asociado de alguna manera con un trabajo electrónico por personas que
acepten estar sujetas a los términos de este acuerdo. Hay algunas
cosas que puede hacer con la mayoría de los trabajos electrónicos del Proyecto
Gutenberg-tm
incluso sin cumplir con todos los términos de este acuerdo. Véase
el párrafo 1. C a continuación. Hay muchas cosas que puede hacer con
las obras electrónicas de Project Gutenberg-tm si sigue los términos de este
acuerdo y ayuda a preservar el acceso gratuito en el futuro a las
obras electrónicas de Project Gutenberg-tm. Véase el párrafo 1. E a continuación.

1. C. La Fundación del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg ("la


Fundación" o PGLAF), posee los derechos de autor de compilación en la colección
de obras electrónicas del Proyecto Gutenberg-tm. Casi todas las
obras individuales de la colección son de dominio público en los Estados
Unidos. Si un trabajo individual no está protegido por la ley de derechos de autor en
los
Estados Unidos y usted se encuentra en los Estados Unidos, no
reclamamos el derecho de evitar que copie, distribuya, interprete,
muestre o cree trabajos derivados basados en el trabajo, siempre y cuando
se eliminan todas las referencias al Proyecto Gutenberg. Por supuesto, esperamos
que apoye la misión de Project Gutenberg-tm de promover
el acceso gratuito a las obras electrónicas compartiendo libremente las obras de
Project Gutenberg-tm
de conformidad con los términos de este acuerdo para mantener el
nombre de Project Gutenberg-tm asociado con la obra. . Puede
cumplir fácilmente con los términos de este acuerdo al mantener este trabajo en el
mismo formato con su Licencia de Proyecto Gutenberg-tm completa adjunta cuando
lo comparte sin cargo con otros.

1. D. Las leyes de derechos de autor del lugar donde se encuentra también rigen
lo que puede hacer con este trabajo. Las leyes de derechos de autor en la mayoría de
los países están
en constante cambio. Si se encuentra fuera de los Estados Unidos,
consulte las leyes de su país además de los términos de este
acuerdo antes de descargar, copiar, mostrar, realizar,
distribuir o crear obras derivadas basadas en esta obra o cualquier
otra obra de Project Gutenberg-tm. La Fundación no se
responsabiliza del estado de los derechos de autor de ningún trabajo en ningún
país fuera de los Estados Unidos.

1. E. A menos que haya eliminado todas las referencias al Proyecto Gutenberg:

1. E.1. La siguiente oración, con enlaces activos u otro


acceso inmediato a la Licencia completa del Proyecto Gutenberg-tm, debe aparecer de
manera destacada siempre que cualquier copia de un trabajo del Proyecto Gutenberg-tm
(cualquier trabajo
en el que aparezca la frase "Proyecto Gutenberg", o con al que
se accede, muestra,
realiza, ve, copia o distribuye la frase "Proyecto Gutenberg"):

este libro electrónico es para el uso de cualquier persona en cualquier lugar de los
Estados Unidos y en la
mayoría de las otras partes del mundo sin costo y casi sin
restricciones de ningún tipo. Puede copiarlo, regalarlo o reutilizarlo
según los términos de la Licencia del Proyecto Gutenberg incluida con este
libro electrónico o en línea en www.gutenberg.org. Si no se encuentra en los
Estados Unidos, deberá consultar las leyes del país donde
se encuentra antes de utilizar este libro electrónico.

1. E.2. Si un trabajo electrónico individual del Proyecto Gutenberg-tm se


deriva
de textos no protegidos por la ley de derechos de autor de los
EE
. Unidos sin pagar tasas ni cargos. Si está
redistribuyendo o brindando acceso a una obra con la frase "Proyecto
Gutenberg" asociada o que aparece en la obra, debe cumplir
con los requisitos de los párrafos 1. E.1 a 1. E.7 u
obtener permiso para la uso de la obra y de la marca Project Gutenberg-tm
tal como se establece en los párrafos 1. E.8 o 1. E.9.

1.E.3. Si un trabajo electrónico individual del Proyecto Gutenberg-tm se publica


con el permiso del titular de los derechos de autor, su uso y distribución
deben cumplir con los párrafos 1. E.1 a 1. E.7 y cualquier
término adicional impuesto por el titular de los derechos de autor. Se vincularán
términos adicionales
a la Licencia del Proyecto Gutenberg-tm para todos los trabajos
publicados con el permiso del titular de los derechos de autor que se encuentra al
comienzo de este trabajo.

1.E.4. No desvincule, separe o elimine los


términos completos de la Licencia de Project Gutenberg-tm de este trabajo, ni ningún
archivo que contenga una parte de este
trabajo o cualquier otro trabajo asociado con Project Gutenberg-tm.

1. E.5. No copie, muestre, ejecute, distribuya o redistribuya este


trabajo electrónico, o cualquier parte de este trabajo electrónico, sin
mostrar de manera destacada la oración establecida en el párrafo 1. E.1 con
enlaces activos o acceso inmediato a los términos completos del Proyecto.
Licencia Gutenberg-tm.

1.E.6. Puede convertir y distribuir este trabajo en cualquier forma binaria,


comprimida, marcada, no propietaria o propietaria, incluido
cualquier procesamiento de texto o forma de hipertexto. Sin embargo, si proporciona
acceso
o distribuye copias de un trabajo de Project Gutenberg-tm en un formato
que no sea "Plain Vanilla ASCII" u otro formato utilizado en la
versión oficial publicada en el sitio web oficial de Project Gutenberg-tm
(www.gutenberg. org), debe, sin costo adicional, tarifa o gasto
para el usuario, proporcionar una copia, un medio para exportar una copia, o un medio
para obtener una copia previa solicitud, del trabajo en su original "Plain
Vanilla ASCII" u otra forma. Cualquier formato alternativo debe incluir la
Licencia completa del Proyecto Gutenberg-tm como se especifica en el párrafo 1. E.1.

1. E.7. No cobre una tarifa por acceder, ver, exhibir,


realizar, copiar o distribuir cualquier obra del Proyecto Gutenberg-tm
a menos que cumpla con el párrafo 1. E.8 o 1. E.9.

1. E.8. Puede cobrar una tarifa razonable por las copias de


las obras electrónicas del Proyecto Gutenberg-tm o por brindar acceso a ellas o
distribuirlas,
siempre que

* Pague una tarifa de regalías del 20 % de las ganancias brutas que obtenga
del uso de las obras del Proyecto Gutenberg-tm calculadas utilizando el método
que ya utiliza para calcular sus impuestos aplicables. La tarifa se le debe
al propietario de la marca comercial Project Gutenberg-tm, pero ha
aceptado donar las regalías en virtud de este párrafo a la
Fundación del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg. Los pagos de regalías deben
pagarse
dentro de los 60 días posteriores a cada fecha en la que prepara (o tiene
la obligación legal de preparar) sus declaraciones de impuestos periódicas. Los pagos
de regalías
deben marcarse claramente como tales y enviarse a la
Fundación del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg a la dirección especificada en
la
Sección 4, "Información sobre donaciones a la
Fundación del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg".

* Proporciona un reembolso completo de cualquier dinero pagado por un usuario que le


notifique
por escrito (o por correo electrónico) dentro de los 30 días posteriores a la
recepción que
no está de acuerdo con los términos de la
Licencia completa del Proyecto Gutenberg-tm. Debe solicitar a dicho usuario que
devuelva o destruya todas las
copias de las obras que posee en un medio físico y suspenda
todo uso y todo acceso a otras copias de las
obras del Proyecto Gutenberg-tm.

* Proporciona, de acuerdo con el párrafo 1. F.3, un reembolso completo de


cualquier dinero pagado por un trabajo o una copia de reemplazo, si
se descubre un defecto en el trabajo electrónico y se le informa dentro de los 90 días

posteriores a la recepción del trabajo . .

* Usted cumple con todos los demás términos de este acuerdo para la
distribución gratuita de las obras del Proyecto Gutenberg-tm.

1.E.9. Si desea cobrar una tarifa o distribuir una


obra electrónica de Project Gutenberg-tm o un grupo de obras en términos diferentes a
los establecidos en este acuerdo, debe obtener permiso por escrito
tanto de Project Gutenberg Literary Archive Foundation como de The
Project Gutenberg Trademark. LLC, propietaria de la
marca Project Gutenberg-tm. Comuníquese con la Fundación como se establece en la
Sección 3 a continuación.

1. F.

1. F.1. Los voluntarios y empleados del Proyecto Gutenberg realizan un


esfuerzo considerable para identificar, realizar investigaciones de derechos de autor,
transcribir y corregir
obras no protegidas por la ley de derechos de autor de EE. UU. al crear la
colección del Proyecto Gutenberg-tm. A pesar de estos esfuerzos, los trabajos
electrónicos del Proyecto Gutenberg-tm
y el medio en el que se pueden almacenar pueden
contener "Defectos", como, entre otros,
datos incompletos, inexactos o corruptos, errores de transcripción, derechos de autor
u otros derechos de propiedad
intelectual . infracción de propiedad, un disco u
otro medio defectuoso o dañado, un virus informático o códigos informáticos que dañan
o
no pueden ser leídos por su equipo.

1.F.2. GARANTÍA LIMITADA, EXENCIÓN DE RESPONSABILIDAD POR DAÑOS: excepto por el


"Derecho
de reemplazo o reembolso" descrito en el párrafo 1. F.3, la
Fundación del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg, el propietario de la marca
registrada del Proyecto
Gutenberg-tm y cualquier otra parte que distribuya un Proyecto
El trabajo electrónico de Gutenberg-tm en virtud de este acuerdo, renuncia a toda
responsabilidad ante usted por daños, costos y gastos, incluidos los
honorarios legales. USTED ACEPTA QUE NO TIENE RECURSOS POR NEGLIGENCIA,
RESPONSABILIDAD ESTRICTA, INCUMPLIMIENTO DE GARANTÍA O INCUMPLIMIENTO DE CONTRATO
EXCEPTO AQUELLOS
PROPORCIONADOS EN EL PÁRRAFO 1. F.3. USTED ACEPTA QUE LA FUNDACIÓN, EL
PROPIETARIO DE LA MARCA COMERCIAL Y CUALQUIER DISTRIBUIDOR EN VIRTUD DE ESTE ACUERDO
NO SERÁN
RESPONSABLES ANTE USTED POR DAÑOS REALES, DIRECTOS, INDIRECTOS, CONSECUENTES,
PUNITIVOS O
INCIDENTALES, INCLUSO SI NOTIFICA LA POSIBILIDAD DE DICHOS
DAÑOS.

1.F.3. DERECHO LIMITADO DE REEMPLAZO O REEMBOLSO: si descubre un


defecto en este trabajo electrónico dentro de los 90 días posteriores a su recepción,
puede
recibir un reembolso del dinero (si corresponde) que pagó enviando una
explicación por escrito a la persona que recibió el trabajo de. Si
recibió el trabajo en un medio físico, debe devolver el medio
con su explicación por escrito. La persona o entidad que le proporcionó
el trabajo defectuoso puede optar por proporcionar una copia de reemplazo en
lugar de un reembolso. Si recibió el trabajo electrónicamente, la persona
o entidad que se lo proporcionó puede optar por darle una segunda
oportunidad de recibir el trabajo electrónicamente en lugar de un reembolso. Si
la segunda copia también está defectuosa, puede solicitar un reembolso por escrito
sin más oportunidades para solucionar el problema.

1.F.4. Excepto por el derecho limitado de reemplazo o reembolso establecido


en el párrafo 1. F.3, este trabajo se le proporciona 'TAL CUAL', SIN
OTRAS GARANTÍAS DE NINGÚN TIPO, EXPRESAS O IMPLÍCITAS, INCLUYENDO, ENTRE OTRAS,
GARANTÍAS DE COMERCIABILIDAD O IDONEIDAD PARA CUALQUIER FIN.

1.F.5. Algunos estados no permiten renuncias de ciertas


garantías implícitas o la exclusión o limitación de ciertos tipos de
daños. Si cualquier exención de responsabilidad o limitación establecida en este
acuerdo
viola la ley del estado aplicable a este acuerdo,
se interpretará que el acuerdo establece la máxima exención de responsabilidad o
limitación permitida por la ley estatal aplicable. La invalidez o
inaplicabilidad de cualquier disposición de este acuerdo no anulará las
disposiciones restantes.

1.F.6. INDEMNIZACIÓN: acepta indemnizar y eximir a la Fundación, al


propietario de la marca comercial, a cualquier agente o empleado de la Fundación, a
cualquier persona
que proporcione copias de las obras electrónicas del Proyecto Gutenberg-tm de
conformidad con este acuerdo y a cualquier voluntario asociado con la
producción, promoción y distribución. de las obras electrónicas
del Proyecto Gutenberg-tm , libre de toda responsabilidad, costos y gastos,
incluidos los honorarios legales, que surjan directa o indirectamente de cualquiera de

los siguientes actos que usted haga o haga que ocurran: (a) distribución de este
o cualquier Proyecto Gutenberg- tm, (b) alteración, modificación o
adiciones o eliminaciones de cualquier trabajo del Proyecto Gutenberg-tm, y (c)
cualquier
Defecto que usted cause.

Sección 2. Información sobre la misión de Project Gutenberg-tm

Project Gutenberg-tm es sinónimo de la distribución gratuita de


obras electrónicas en formatos legibles por la más amplia variedad de
computadoras, incluidas computadoras obsoletas, antiguas, de mediana edad y nuevas.
Existe
gracias a los esfuerzos de cientos de voluntarios y donaciones
de personas de todos los ámbitos de la vida.

Los voluntarios y el apoyo financiero para brindarles a los voluntarios la


asistencia que necesitan son fundamentales para alcanzar los
objetivos de Project Gutenberg-tm y garantizar que la colección de Project Gutenberg-
tm
permanezca disponible gratuitamente para las generaciones venideras. En 2001,
se creó la Fundación del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg para proporcionar un
futuro seguro
y permanente para el Proyecto Gutenberg-tm y las
generaciones futuras. Para obtener más información sobre la Fundación del Archivo
Literario del Proyecto Gutenberg
y cómo sus esfuerzos y donaciones pueden ayudar, consulte las
Secciones 3 y 4 y la página de información de la Fundación en
www.gutenberg.org

Sección 3. Información sobre la Fundación del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg

El Proyecto Literario de Gutenberg Archive Foundation es una


corporación educativa sin fines de lucro 501 (c) (3) organizada bajo las leyes del
estado de Mississippi y con estatus de exención de impuestos otorgado por el Servicio
de
Impuestos Internos. El EIN o
número de identificación fiscal federal de la Fundación es 64-6221541. Las
contribuciones a la Fundación del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg
son deducibles de impuestos en la máxima medida permitida por
las leyes federales de EE. UU. y las leyes de su estado.

La oficina principal de la Fundación está en Fairbanks, Alaska, con la


dirección postal: PO Box 750175, Fairbanks, AK 99775, pero sus
voluntarios y empleados están dispersos en numerosos
lugares. Su oficina comercial está ubicada en 809 North 1500 West, Salt
Lake City, UT 84116, (801) 596-1887. Los enlaces de contacto de correo electrónico y
la información de
contacto actualizada se pueden encontrar en el sitio web de la Fundación y
en la página oficial en www.gutenberg.org/contact

Para obtener información de contacto adicional:

Dr. Gregory B. Newby


Director Ejecutivo y Director
gbnewby@pglaf.org

Sección 4 Información sobre donaciones al Proyecto Gutenberg


Literary Archive Foundation

El Proyecto Gutenberg-tm depende y no puede sobrevivir sin un amplio


apoyo público y donaciones para llevar a cabo su misión de
aumentar el número de obras de dominio público y con licencia que se pueden
distribuir libremente en formato legible por máquina. forma accesible por la más
amplia
gama de equipos, incluidos los equipos obsoletos. Muchas donaciones pequeñas
($ 1 a $ 5,000) son particularmente importantes para mantener el estado de exención de
impuestos
con el IRS.

La Fundación se compromete a cumplir con las leyes que regulan las


organizaciones benéficas y las donaciones benéficas en los 50 estados de los Estados
Unidos. Los requisitos de cumplimiento no son uniformes y se necesita un
esfuerzo considerable, mucho papeleo y muchas tarifas para cumplir y mantenerse al día

con estos requisitos. No solicitamos donaciones en lugares


donde no hemos recibido confirmación por escrito de cumplimiento. Para ENVIAR
DONACIONES o determinar el estado de cumplimiento de cualquier
estado en particular, visite www.gutenberg.org/donate

Si bien no podemos y no solicitamos contribuciones de estados donde no


hemos cumplido con los requisitos de solicitud, no conocemos ninguna prohibición
contra la aceptación de donaciones no solicitadas de donantes en dichos estados que
se nos acercan con ofertas para donar.

Las donaciones internacionales se aceptan con gratitud, pero no podemos hacer


ninguna declaración sobre el tratamiento fiscal de las donaciones recibidas desde
fuera de los Estados Unidos. Las leyes de los EE. UU. por sí solas inundan a nuestro
pequeño personal.

Consulte las páginas web del Proyecto Gutenberg para conocer los
métodos y direcciones de donación actuales. Las donaciones se aceptan de otras
maneras, incluidos cheques, pagos en línea y donaciones con tarjeta de crédito. Para
donar, visite: www.gutenberg.org/donate

Sección 5. Información general sobre las obras electrónicas del Proyecto Gutenberg-tm.

El profesor Michael S. Hart fue el creador del concepto Project


Gutenberg-tm de una biblioteca de obras electrónicas que se pueden
compartir libremente con cualquier persona. Durante cuarenta años, produjo y
distribuyó libros electrónicos del Proyecto Gutenberg-tm con solo una red flexible de
apoyo voluntario.

Los libros electrónicos del Proyecto Gutenberg-tm a menudo se crean a partir de varias

ediciones impresas, todas las cuales están confirmadas como no protegidas por derechos
de autor en
los EE. UU., a menos que se incluya un aviso de derechos de autor. Por lo tanto, no
mantenemos necesariamente los libros electrónicos de conformidad con ninguna
edición en papel en particular.

La mayoría de las personas comienzan en nuestro sitio web, que tiene la función
principal de búsqueda de PG
: www.gutenberg.org.

Este sitio web incluye información sobre el Proyecto Gutenberg-tm,


incluido cómo hacer donaciones a la
Fundación del Archivo Literario del Proyecto Gutenberg, cómo ayudar a producir nuestro
nuevo eBooks y cómo
suscribirse a nuestro boletín informativo por correo electrónico para enterarse de los
nuevos eBooks.

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