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Buenas noches con todos. Hoy les hablare de la neuroanatomía de las emociones.

Empezando por indicarles que el rasgo de conductas que se catalogan como afectivas es muy
amplio y de límites no del todo claros que pueden ser la emoción, estados de ánimo,
sentimientos, disposiciones anímicas, entre otras. Por otra parte, los fenómenos descritos como
emoción propiamente tal, también son múltiples, heterogéneos y muchas veces contradictorios
entre sí.
Por ende, la emoción es el resultado de una compleja interacción entre múltiples variables en
múltiples niveles. Por lo cual, podemos definir a las emociones como los episodios de cambios
coordinados, en varios sistemas de respuesta ante un evento de importancia para el organismo.
Todo esto surge de la Neurociencia Afectiva, disciplina que examina el sustrato cerebral de las
emociones valiéndose de principios, métodos y técnicas de diversas áreas científicas afines. Por
ello Phan y colaboradores reportan la variedad y
distribución de los hallazgos en neuroimagen asociados a la emoción que es difícil proponer la
existencia de un sistema cerebral netamente especializado, por lo que la respuesta emocional
humana se distribuye y representa en múltiples regiones de la corteza y de las estructuras
subcorticales.
Todo esto se da mediante una investigación científica, empezando por la biología evolucionista
y la psicología, respectivamente de Charles Darwin y William James.
Darwin concibió las emociones humanas como la expresión de conductas evolutivamente
primigenias, que se observaban en el reino animal. William Jameses el co-autor de la llamada
teoría periférica de las emociones. Según su explicación, las emociones serían una forma de
percepción, principalmente de los cambios somáticos asociados a una reacción emocional.
Luego de esto en los años setenta se puso la validez anatomofuncional del concepto de sistema
límbico en el escenario, sino que además se considera a la afectividad como una función cerebral
representada en todo el eje neuronal, en múltiples regiones y estructuras.
Ahora bien, existen tres regiones cerebrales claves en la organización de la respuesta emocional
humana; la amígdala, la corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal.
En primer lugar la amígdala participa de la respuesta emocional al menos en tres niveles. En
primer lugar los datos provenientes de numerosas investigaciones en animales y humanos
muestran que las hormonas del estrés liberadas por experiencias emocionales influencian la
consolidación de memorias y que esa influencia es mediada por la amígdala. Dentro de esta
consilacion de la memoria se han dado estudios de imagen funcional en personas normales, los
cuales confirman los hallazgos en lesiones cerebrales mostrando además que la amígdala
permite un procesamiento automático, breve y no necesariamente consciente de la expresión
emocional de un rostro.
Dentro de la zona cerebral donde confluyen múltiples sistemas funcionales y por ende es una
estructura clave en la integración y modulación de éstos. Existe una creciente evidencia de
diferenciación funcional en la CCA y se ha propuesto la existencia una porción rostral emocional
y una ventral cognitiva. Y por ello existe un tercer proceso. El cual es el procesamiento del
miedo durante el condicionamiento conductual. por ende se darian dos vías del procesamiento de
un estímulo condicionado en la amígdala; una vía talámica de procesamiento rápido que
representa imprecisamente la entrada sensorial y una vía cortical lenta que implica una
representación de mayor complejidad del estímulo.
Para ello se debe hacer una aclaración,mientras que la amígdala juega un rol en el aprendizaje y
almacenamiento de memorias implícitas de miedo, el hipocampo sería responsable de la
adquisición de memoria declarativa.
En segundo lugar. La corteza cingulada anterior (CCA) es una zona cerebral donde confluyen
múltiples sistemas funcionales y por ende es una estructura clave en la integración y modulación
de éstos. Específicamente, las tareas que requerían la coordinación de recursos cognitivos así
como el control ejecutivo de la atención consistentemente reclutaban a la CCA. Por ello se
afirma actualmente que el componente cognitivo asociado a la CCA no es exclusivo sino que
incluiría una función emocional―evaluadora. Mostrándonos que la CCA se activaba con mayor
magnitud en tareas donde había mayor participación de la emocionalidad. Así mismo, cuando se
recibe una retroalimentación negativa. Por lo que, la respuesta de la CCA es mayor en
condiciones en las cuales los sujetos reportan haber estado más involucrados emocionalmente,
por ejemplo una calificación alta por la tarea. En congruencia, las lesiones de la CCA se
acompañan de cambios conductuales y psicológicos acordes con la evidencia antes presentada.
Por ejemplo, Damasio y Van Hoesen, así, como Cohen y asociados , reportan alteraciones de la
espontaneidad del comportamiento que se traducen en ausencia de conductas voluntarias o de la
motivación a iniciar conductas.
Por ultimo, la CPF varía su activación sistemáticamente según se trate de emociones relativas a
los llamados sistema de aproximación y sistema de inhibición/evitación.
Específicamente, la generación de afectos de aproximación está asociada a la activación de la
CPF izquierda, mientras que la generación de afectos de evitación se asocia a la activación de la
CPF derecha. En otras palabras, los sistemas motivacionales que subyacen a la respuesta
emocional están representados asimétricamente en la CPF.
Donde el estilo afectivo corresponde al rango de
diferencias individuales en los múltiples componentes de las disposiciones anímicas y la
reactividad afectiva. Varios fenómenos se incluyen bajo este término, por ejemplo, el nivel
emocional tónico, el umbral de reactividad emocional, la amplitud de la respuesta emocional y el
tiempo de recuperación. Por esto, los aspectos motivacionales que subyacen a los procesos de
supresión de la interferencia y flexibilidad en el establecimiento de estrategias conductuales,
estarían también lateralizados. De tal manera que existe un considerable cuerpo de evidencia
científica que muestra que los niveles de asimetría funcional de la corteza prefrontal tiene una
fuerte influencia en el estilo afectivo humano, que sus variaciones predisponen al surgimiento de
distintos trastornos afectivos y/o alteraciones del comportamiento, y que dicho efecto se observa
en distintos momentos del ciclo vital.
En conclusión, las emociones como cualquier función mental compleja parecen tener una
representación cerebral distribuida y difícilmente puede hablarse de un sistema cerebral
exclusivamente emocional. Como se mencionó, existen estructuras cerebrales involucradas en la
respuesta emocional en todo el eje neural. De ellas, la amígdala, la corteza cingulada anterior y la
corteza prefrontal parecen jugar un rol significativo en la conformación de la experiencia
afectiva.
Por ello, todas estas asimetrías de representación neuroanatómica de la respuesta emocional se
podria decir que derivan evolutivamente de la representación asimétrica de la actividad
homeostática que se origina a partir de asimetrías del sistema nervioso periférico autonómico.
Lo que nos hace recordar las palabras del autor, el cual nos dice que la dinámica de las
alteraciones emocionales asociadas a las lesiones cerebrales sea especialmente ardua de abordar
experimental y clínicamente. El futuro de las ciencias de la afectividad justamente tiene como
uno de sus grandes desafíos explicar la integración cognición/emoción,tanto desde el punto de
vista normativo como de sus alteraciones.

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