Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
No sólo es de una manera tomar en serio estricto lo que nos ha dicho, ni por
ello hemos de tomar como bandera esto mismo que el autor dice, debemos
tener una mente crítica con los pronunciamientos que el hace, en verdad será
necesaria nuestra propia autocrítica, pero lo que representa en verdad la
estulticia, es llegar a ciertas situaciones o personas con menos complejos en
nuestra base de vida, pues si bien, siendo estultos también, no tendríamos que
preocuparnos de si nuestra obra, por cierto, es aceptada, porque escribiríamos
con vehemencia pero por gusto, antes que por aceptación y reconocimiento,
aún, de aquellos que nos rodean, por esto y para esto, se aconseja también
que nuestra necesidad o el modo de relacionarnos con nuestros amigos de
vida cotidiana, se acepte la locura, para no caer en prejuicios, para llevar una
vida mucho más cercana al desinterés, a la inmediatez, no caer en
acomplejamientos, pues sí los sentimientos comienzan a razonarse, hemos de
tener muchos problemas, si pensamos porque nuestros amigos, son éstos y no
aquellos, si comenzamos por mezclar la materialidad o a poner ciertos cánones
para hacernos de su compañía o de condicionarlos para la nuestra, esto de
verdad sería estulto.
Pero también se tiene que mencionar que es importante no caer en el error que
se ha mencionado y vivido durante mucho tiempo, haciendo una fuerte crítica a
aquellos que han vivido a costa de otros, que han llevado sus lujos y suplir más
que sus necesidades, sus extravagancias a merced del apoyo del pueblo, pues
el momento estelar en mi escrito, es la crítica que se arroja sobre aquellos que
son los sacerdotes, obispos y todos aquellos que se han encargado y
autoafirmado como representantes de Dios en la tierra, y es que las máximas
autoridades, aquellas personas a las que no se tiene que negar absolutamente
nada es a este cuerpo que ha sido fiel, fiel siempre, no importa el lujo
desmedido del que se tiene en registro sus ropas, pues ellos son los pastores
del pueblo de Dios, pero no sé representan tan bien, por las acciones, pues en
ellas dejan mucho que desear, me mientras algunos desgraciados no tienen
que comer, los otros señores glotones, no conciben sino ciertos alimentos, y
con refractarios y todo aquel aditamento, por muy estúpido que sea, no, no hay
ningún problema, tiene lugar y es vigente aquí, y siendo los abandonados de
Dios y de sus súbditos, pues, ellos no se regocijan en convivir con los
mendigos, miserables y muertos de hambre, enfermos y la parte más
marginada de la sociedad, es indigna de convivir con un ser tan estudiado, tan
importante para Dios mismo, podría ensuciarlo, podría que Dios mismo se
sienta avergonzado si el cardenal es visto compartiendo su mesa con los
limosneros del pueblo, que dirá el santo padre, con que clase de personas se
relaciona mi “secre”, si no fuera una extrañeza y rara evocación, Dios mismo,
diría, Santo Dios, que pasa.