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MEDITACIÓN SOBRE CÓMO HAY QUE ORDENAR LOS

DESEOS

I. Nuestra felicidad en esta vida depende de la regla que


impongamos a nuestros deseos. Aprende a limitarte en el deseo
de los bienes naturales. Quisieras gozar de mejor salud, poseer
más ingenio, más fuerzas, más hermosas cualidades naturales;
este deseo es fuente de inquietudes. Conténtate con lo que Dios te
ha dado, agradécele; acaso te condenarías si tuvieses los
brillantes talentos que deseas. Aunque ahora tuvieras lo que
deseas, no por ello estarías más contento. Sólo Dios puede
colmar tus anhelos. Dedícate a hacer su voluntad y todos tus
deseos serán satisfechos.
II. Conténtate asimismo con los bienes de fortuna que Dios te ha
dado; no son las riquezas, ni los honores, los que te harán feliz.
¡Cuántas personas hay más pobres que tú y sin embargo son más
dichosas, porque no desean sino lo que Dios quiere que posean! El
pecador es infeliz, tenga o no tenga lo que él desea (San
Próspero).
III. Un deseo te es permitido: es el llegar a un grado más alto de
santidad; hasta debes imitar las heroicas virtudes que admiras
en los santos, en la medida en que tu estado y condición te lo
permitan. Examínate acerca de los deseos de tu alma; desea con
ardor llegar a la santidad. Nada esperes, nada temas, y habrás
reducido a la impotencia la cólera de tu enemigo (Boecio).

La resignación a la voluntad de Dios. Orad por vuestra patria.


La semana pasada en una recorrida por los hospitales, mi amigo
retiro esta cinta con este objeto. ¿Saben lo que significa?

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