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Peste negra

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Este artículo trata sobre la pandemia histórica del siglo XIV. Para la descripción
clínica de la enfermedad, véanse Peste y Peste pulmonar.

Ciudadanos de Tournai enterrando víctimas de la peste negra. Miniatura de Pierart


dou Tielt, c. 1353.
La peste negra o muerte negra fue la pandemia de peste más devastadora de la
historia de la humanidad, que afectó a Eurasia en el siglo XIV y que alcanzó un
punto máximo entre 1347 y 1353. Es difícil conocer el número de fallecidos, pero
modelos contemporáneos los calculan entre 80 a 200 millones en Eurasia y África del
Norte. Habría provocado la muerte de entre el 30 y el 60% de la población de
Europa, siendo un tercio una estimación muy optimista.1 La teoría aceptada sobre el
origen de la peste explica que fue un brote causado por una variante de la bacteria
Yersinia pestis.234 Es común que la palabra «peste» se utilice como sinónimo de
«muerte negra», aun cuando aquella deriva del latín «pestis», es decir,
«enfermedad» o «epidemia», y no del agente patógeno.

De acuerdo con el conocimiento contemporáneo, la pandemia irrumpió en primer lugar


en Asia, para después llegar a Europa a través de las rutas comerciales.
Introducida por marinos, la epidemia dio comienzo en Mesina, actual Italia.
Mientras que algunas áreas quedaron despobladas, otras estuvieron libres de la
enfermedad o solo fueron ligeramente afectadas. En Florencia, solamente un quinto
de sus pobladores sobrevivió. En el territorio actual de Alemania, se estima que
uno de cada diez habitantes perdió la vida a causa de la peste negra. Hamburgo,
Colonia y Bremen fueron las ciudades en donde una mayor proporción de la población
murió. En cambio, el número de muertes en el este de Alemania fue mucho menor.

Las consecuencias sociales de la muerte negra llegaron muy lejos; rápidamente se


acusó a los judíos como los causantes de la epidemia por medio de la intoxicación y
el envenenamiento de pozos. En consecuencia, en muchos lugares de Europa se
iniciaron pogromos judíos y una extinción local de comunidades judías. Aun cuando
líderes espirituales o seculares trataron de impedir esta situación, la falta de
autoridad debido a la agitación social, que a su vez era consecuencia de la
gravedad de la epidemia, generalmente no les permitía a aquellos tener éxito.5

Índice
1 Antecedentes
2 La enfermedad
2.1 Síntomas y mortalidad
2.2 El agente infeccioso
2.2.1 La Yersinia pestis
2.2.2 Otro u otros patógenos
3 Expansión de la enfermedad
4 Consecuencias
5 Interpretación histórica
6 Véase también
7 Notas
8 Referencias
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
Antecedentes

Escudo de Plagas: La muerte coronada como vencedora. 1607-37, Augsburg, Alemania.


Realmente la peste negra no cuenta con antecedentes, por su carácter
multicontinental.nota 1 Griegos y romanos relataron infinidad de pestilencias,
algunas de gran mortalidad o morbilidad, como la que debió asolar el norte de
África hacia 125 a. C.; (Gonzálves Cravioto, 2003, p. 44) pero eran epidemias muy
localizadas en una ciudad o región concretas. La peste negra fue un mal que atacó
el norte de África, Asia, Oriente Medio y Europa, excepto Islandia y Finlandia,7
con una mortalidad no alcanzada después por las más graves epidemias como la
viruela, diezmadora en América, o la pandemia de gripe de 1918.8

La situación política encontrada por el agente infeccioso fue de relativa


estabilidad comparada con lo vivido siglos antes en Europa y en buena parte de
Asia. Por una parte, las grandes migraciones con sus saqueos y ataques se habían
detenido, los vikingos, vándalos, húngaros o árabes se asentaron en distintos
territorios de una forma más o menos definitiva.9 En Asia, el imperio mongol se
había dividido en dos reinos que se despreciaban, indicando la poca cohesión
interna según Solar (2001, p. 52). Por su parte, toda la costa mediterránea de
África ya no sufría los envites de cristianos en forma de cruzada o invasiones
provenientes de la península arábiga, pues Bagdad había perdido el poder político
tras los ataques de Gengis Kan.10 Con todo, el ambiente político en Europa y Asia
distaba mucho de ser estable y en paz, entre otros motivos por la Guerra de los
Cien Años, que se solaparía con la epidemia y los acontecimientos vividos en el
desmembrado Imperio mongol, que terminaría arrasando Bagdad, la capital abasí.11

La situación demográfica por su parte también aparentaba cierta prosperidad. Tras


vivir varios años de un clima benigno y buenas cosechas, la población en el Viejo
Continente aumentó hasta los 80 millones de habitantes aproximadamente.1 A esto
también contribuyeron las nuevas técnicas y artes agrarias, Walter de Henley (1971)
indicaba varias como el empleo de caballos en lugar de bueyes,nota 2 la utilización
del arado con reja de hierro y la división de la tierra en tres cultivos en lugar
de dos, lo que se denomina cultivo de alternancia trienal,nota 3 Sin embargo, esta
situación tan benigna cambió en torno al 1300. Autores como Jacques Le Goff (2002,
p. 264 y siguientes) indicaban que dicho modelo comenzó a presentar signos de
agotamiento por la necesidad de más tierras y más caballos disponibles para lograr
alimentar a toda la población, el cultivo trienal no lograba regenerar totalmente
los campos. Tampoco el ganado tenía pastos suficientes por lo que continuó la
desforestación y esta la reducción de lugares para la caza con la subsiguiente
reacción de nobles. Estos problemas convergieron o fueron causados por la conocida
como Pequeña Edad de Hielo, según investigadores como Brian Murray Fagan (2008),
que debió comenzar hacia 1300, produciendo una disminución en las cosechas, con el
consiguiente incremento de hambrunas o malnutrición. Por tanto, la epidemia
encontró a dos o más generaciones debilitadas desde la infancia por estos sucesos.

La economía por su parte había recibido cierto empuje debido a las buenas
producciones agrarias, a la reanudación constante de las caravanas comerciales por
la Ruta de la Seda gracias al control territorial de los mongoles y, dato de gran
importancia para la propagación de la enfermedad, la mejora de las técnicas de
navegación y construcción de navíos, con las que poder transportar cargamentos de
gran tamaño desde puertos en mar Negro o el Mediterráneo hasta Barcelona, Marsella
o las ciudades italianas.9 Este aumento de la riqueza se puede constatar en las
construcciones de importantes catedrales europeas cada vez más grandes y más
altas.13

En el aspecto social, la llamada época del gótico trajo el crecimiento de las


ciudades respecto del campo, así como el progresivo desprecio a las personas que no
vivían en ellas, como eran los buhoneros, los pastores trashumantes y los gitanos
que aparecen por primera vez en la Historia de Occidente. Otro cambio importante en
las consecuencias traídas por la peste fueron las costumbres de diferenciar a los
grupos sociales por la indumentaria. Así la casada, la soltera y la barragana
pasarían a vestir de forma diferente; también los cristianos de los judíos, para
desgracia de estos últimos.9

Por lo que a la ciencia se refiere, realmente no existía como tal. La medicina


poseía cierta independencia de la filosofía en cuanto a disciplina impartida en las
universidades, pero era más empírica que científica y seguía influida en buena
medida por los conocimientos aportados por otros autores griegos y latinos como
Galeno de Pérgamo. El "desarrollo" se realizaba de una forma reflexiva, partiendo
de los textos clásicos, y no científica, basada en la experimentación
metodológica.14

Por último, la religión seguía unificando a Europa bajo la Iglesia Católica, si


bien existía cierta desafección debido al traslado de la corte papal a la ciudad
francesa de Aviñón y al consentimiento de Clemente VI a la hora de perder su
autonomía en aras de la seguridad brindada por el rey Felipe VI de Francia, como lo
habían hecho los tres pontífices anteriores en el Papado de Aviñón. Por otra parte,
muchos clérigos, obispos e incluso los propios papas eran dados a los placeres
mundanos, poseer y pasearse con concubinas o aceptar la simonía.15

La enfermedad
No termina de haber acuerdo entre los historiadores, médicos y biólogos sobre qué
agente infeccioso causó la enfermedad, por lo tanto, no hay consenso si fue o no
una variedad de la peste bubónica u otra enfermedad distinta, como el carbunco, la
llamada peste negra. En aquel tiempo la medicina no estaba preparada, no ya para
tratar la enfermedad, ni tan siquiera para investigarla, pese a los heroicos
esfuerzos y sacrificios de personas como Juan Tomás Porcell. No obstante, la
mayoría de variedades de Yersinia pestis se han encontrado en China, lo que sugiere
que la epidemia podría haberse originado en esa región 16

Síntomas y mortalidad
Varios cronistas de la época indican la brusquedad con la que aparecían los
síntomas. Una persona podía estar sana por la mañana y tener fiebre alta por la
tarde para morir al llegar la noche. Según la literatura médica y de otra índole,
los afectados padecían todos o varios de los siguientes síntomas según Giovanni
Boccaccio (2013) y otros autores:

Fiebre alta incluso superando los 40 grados.


Tos y esputos sanguinolentes.
Sangrado por la nariz y otros orificios.
Sed aguda.
Manchas en la piel de color azul o negro debido a pequeñas hemorragias cutáneas.
Gangrena en la punta de las extremidades.
Aparición de bubones negros en ingles, cuello, axilas, brazos, piernas o detrás de
las orejas, debido a la inflamación de los ganglios linfáticos.
Rotura de los bubones supurando líquido con un olor pestilente.
Giovanni Boccaccio y otros autores describen un tipo de peste casi asintomático que
provocaba la muerte a las 14 horas aproximadamente. El calificativo negra se debe a
las manchas, bubones y al aspecto producido por la gangrena en los dedos de manos y
pies. La connotación de mal olor que posee la palabra peste 17 la dieron los
hedores emanados al romperse los bubones, ganglios linfáticos inflamados. Según
varios testimonios, el surgimiento de dichos bubones y de las manchas negras
terminaba con la muerte del paciente en la inmensa mayoría de los casos. Desde
notar los primeros síntomas hasta producirse la defunción pasaban cinco días
habitualmente.

Por medio del ensayo y el error, las autoridades de distintas ciudades llegaron a
la conclusión de que la enfermedad tardaba no más de 39 días en aparecer y los que
lograban sobrevivir no volvían a contagiarse nuevamente. Esto se infiere de los
cuarenta días que pasaban viajeros y navegantes confinados a la llegada de algunas
ciudades italianas.nota 4 Científicos del siglo xxi indican que la enfermedad
podría tener un periodo de incubación no contagioso de unos diez o doce días. A
este seguiría un periodo de latencia asintomático, pero contagioso de unos veinte o
veintidós días. Posteriormente aparecerían los síntomas y la enfermedad mataba en
cuatro o cinco días más. De ser así, este periodo de incubación y latencia tan
largo sería una de las causas que permitió su rápida propagación.nota 5

Benedictow (2004, p. 9) reconoce lo poco preciso de las fuentes disponibles sobre


población existente y, por tanto, el porcentaje de afectados y de muertos. Los
documentos más fiables son censos con fines recaudatorios que no tienen en cuenta
la población exenta de impuestos por distintos motivos. Pese a todo, indica que la
peste negra pudo presentar una mortalidad del 80 %, extrapolando datos de la
epidemia padecida en Cantón hacia 1894.nota 6

El agente infeccioso
Hasta el siglo xix no había una propuesta sólida sobre qué organismo habría causado
tal mortalidad sin comparación.19 Sin embargo, ese consenso se rompió en la década
de 1980 y en el siglo xxi aún perduran las discrepancias por distintos motivos. A
principios del siglo xxi, no existía consenso sobre si la peste negra fue una
enfermedad emergente o reemergente. Para Christopher Duncan pertenecería al primer
tipo proveniente quizá de mamíferos africanos.1 Para Ole J. Benedictow (2004, p.
66) sería del segundo, detenida durante siglos como consecuencia de la interrupción
comercial con África y Oriente Medio debido a la caída del Imperio Romano.

La Yersinia pestis

San Roque en una pintura de Pietro Perugino de 1476-78, mostrando un bubón en el


mismo lugar que los producidos por la Yersinia pestis.
En 1894 el gobierno francés envió a Alexandre Yersin y al japonés Kitasato
Shibasaburō hasta la colonia británica de Hong Kong para enfrentar una epidemia que
se había llegado a la Provincia de Cantón ese año y causaba un 80% de mortalidad en
los afectados. Por supuesto una epidemia así alertó a las naciones occidentales por
la disminución del comercio y el peligro de que dicha plaga llegase a las distintas
metrópoli, por lo que destinaron gran cantidad de recursos para indagar sobre la
misma. Al examinar a los afectados ambos científicos comprobaron que desarrollaban
un bubón de color oscuro, parecido a las representaciones de San Roque. Yersin
escribió una carta a su familia en Gran Bretaña mostrando su regocijo por haber
encontrado la enfermedad causante de la Gran Muerte. Sus informaciones serían
publicadas en una revista científica con el título La peste bubonique a Hong-Kong.
El Dr. Yersin indicó como posible vehículo de transmisión del mal a las ratas.20

Cuando la epidemia llegó a la India en 1905, las autoridades coloniales crearon la


Comisión de la India para la investigación de la peste con algunos de sus mejores
especialistas entre los que incluyeron al entomólogo William Glen Liston, quien
llevaba estudiando las pulgas dos años antes. Según comprobaciones de Liston, la
bacteria mataba a las ratas negras,nota 7 anfitrión natural de las pulgas
Xenopsylla cheopis. Estas, al verse privadas de su anfitrión, se veían obligadas a
buscar otro del que alimentarse, como los seres humanos.nota 8 Al hacerlo
inoculaban el patógeno. Cuando el humano moría, la colonia de parásitos que se
había criado alimentándose de su sangre podía infectar a otros humanos u otras
ratas.19

Además del bubón los datos que avalan el contagio por pulgas de la rata negra eran:

Las profesiones en contacto con las ratas se veían más afectadas, caso de los
carniceros, molineros o panaderos.21
En Asia suelen aparecer cientos o miles de ratas muertas antes de comenzar la
infección. Los asiáticos lo saben y toman medidas.
Las profesiones que repelían a las pulgas se veían menos afectadas, por ejemplo,
los toneleros, pastores o aceiteros.21
La peste actual también puede contagiarse de persona a persona, pero necesita
previamente la infección de las ratas para producir la variante pulmonar.22
Pese al parecido entre la peste y el carbunco, las diferencias también son muy
grandes, por lo que no representa una explicación válida.
Según Julio Martín (2011, p. 10), un equipo de científicos de Canadá, Reino Unido y
Alemania logró localizar bacterias en los restos exhumados de un cementerio inglés
en agosto de 2011 y en diciembre del mismo año lograron secuencia el ADN de la
bacteria, encontrando que se trataba de la Yersinia pestis.
La teoría de las ratas y la Yersinia pestis cuenta con el mayor número de
partidarios. Tanto entre profesionales sanitarios, como puede ser el caso de Luis
Enjuanes,8 Rafael Nájera,23, Grahan Mooney o Ken Cage, y también historiadores como
María Jesús Fuentes (2008), Enrique Gonzálves Cravioto (2003) o Ole J. Benedictow
(2004).

Otro u otros patógenos

Ilustración de la Peste en la Biblia de Toggenburg (1411) representando a dos


apestados con gran número de bubones, algo que no produce la Yersinia pestis.
El biólogo, zoólogo y experto en ratas Graham Twigg (1985) publicó que la peste
bubónica no pudo ser la causante de la peste negra por razones como:1

La peste bubónica de Asia y otras posteriores se desplazan a unos 20 km por año,


cuando la peste negra lo hizo entre 2 y 8 km por día.
Las fuentes literarias y archivísticas no mencionan o lo hacen pocas veces el hecho
de aparecer ratas muertas en los lugares afectados por la peste; además la especie
o subespecie de rata que transmite la enfermedad era poco abundante, sobre todo en
ciertas regiones como Bretaña o Dinamarca.
La peste bubónica es una enfermedad casi tropical que requiere de unas temperaturas
no inferiores a los 20 grados Celsius durante varios meses consecutivos para
desarrollarse, por lo que no hubiese podido hacerlo en los inviernos europeos,
especialmente teniendo en cuenta que a mediados del siglo xiv se atravesaba una de
las etapas más frías de la Pequeña Edad del Hielo, sin embargo la enfermedad sí se
propagó en invierno e incluso afectó a Rusia y el norte de la península
Escandinava.
La peste bubónica tiene un índice de contagio del 1% y la peste negra lo tuvo como
mínimo de un 10%, cuando no de un 78%.24
La peste bubónica no es contagiosa de los enfermos a los sanos, así ninguna de las
cuatrocientas personas que mantuvieron contacto con los afectados en la epidemia de
1896 la contrajo. En cambio, los testimonios medievales informan que la peste negra
era muy contagiosa.
Solo un síntoma, el bubón, es lo que tienen en común ambas enfermedades. Pero según
escribió Giovanni Boccaccio (2013) en el prólogo del Decamerón, la peste negra
desarrollaba varios bubones y pústulas, cuando la enfermedad asiática sólo producía
uno y a veces dos, en un porcentaje no superior al 5 % de los casos mortales,
además dichos bubones aparecieron en la ingle en un 60 o 70 % de los casos, cuando
la plaga europea los producía también en piernas, brazos y tras las orejas.
La variedad pulmonar de la peste bubónica posee muy poco alcance porque desarrolla
los síntomas en unas 48 horas, por lo que se la puede atajar con cierta rapidez.
Uno de los grupos más afectados fueron los comerciantes de telas, pero la
posibilidad de que una pulga de rata alimentándose de sangre humana pueda contagiar
a otro ser humano es muy baja.nota 9
Esta hipótesis la defienden entre otros el propio Twigg (1985), Samuel Cohn o
Christopher Duncan.

Expansión de la enfermedad

Difusión de la Peste negra. En verde, las áreas de menor incidencia.


El a veces calificado "peor desastre biológico de la historia de la Humanidad",15
posee un origen desconocido. En India y China no hay datos de una epidemia
especialmente relevante hacia el siglo xiv, en este último país la referencia más
antigua data del siglo vii, pero como descripción sintomática, no epidémica y en la
gran Enciclopedia de China no se menciona hasta la década de 1640, pese a que Lien-
Tê Wu (1936, p. 47) atribuye un origen chino a la enfermedad hacia 1346. Por lo
tanto, solo existen hipótesis sobre si apareció en el desierto de Gobi25 o en su
llamada "patria ancestral",26 es decir, los actuales Yemen, Kenya y Uganda. Los
árabes dan referencias de primera mano y en especial Abu Halfs Umar Ibn al-Wardi
quien indica que la epidemia surgió en la Tierra Oscura,nota 10 pero sin precisar.
El también musulmán Muhammad al-Maqrizi es más detallado al indicar su aparición en
Kanato a lo largo del año 742 de la Hégira (1341-1342 d.C.).27Es Gabriele de Mussis
quien da un lugar exacto para constatar la propagación de la plaga cuando nombra la
ciudad de Caffa como el primer foco y cuenta la historia según los ejércitos
mongoles que asediaron el enclave genovés lanzando cadáveres infectados con
catapultas dentro de la ciudad para propagar la enfermedad y acelerar su caída.27
Sí se tiene constancia de que la enfermedad salió en barco de dicha colonia
genovesa en la península de Crimea, en octubre de 1347 y llegó a Mesina a finales
de dicho año.19

Algunos barcos no llevaban a nadie vivo cuando alcanzaban las costas. En 1347
sucedió una guerra entre el Reino húngaro y el napolitano, puesto que el rey Luis I
de Hungría reclamaba el trono luego del asesinato de su hermano Andrés, quien murió
asesinado por su propia esposa, la reina Juana I de Nápoles. De esta manera, Luis
condujo una campaña militar que coincidió con el estallido de la Peste Negra. Ante
tanta muerte por la enfermedad, la campaña pronto tuvo que ser suspendida y los
húngaros regresaron a casa, llevándose consigo varios de ellos la enfermedad,
cobrando vidas, como la de la propia esposa del rey húngaro. Así, la peste se
extendió desde Italia por Europa afectando territorios de las actuales Francia,
España, Inglaterra (en junio de 1348) y Bretaña, Alemania, Hungría, Escandinavia y
finalmente el noroeste de Rusia. Se considera que fue la causa de la muerte del
entonces rey de Castilla Alfonso XI durante el sitio a Gibraltar en 1350.

Consecuencias

El triunfo de la Muerte (Museo del Prado, c. 1562), de Pieter Brueghel el Viejo,


refleja la agitación social y el terror que desató la peste negra, que devastó la
Europa medieval.
La información sobre la mortalidad varía ampliamente entre las fuentes, pero se
estima que entre el 30 % y el 60 % de la población de Europa murió desde el
comienzo del brote a la mitad del siglo xiv.28 Aproximadamente 25 millones de
muertes tuvieron lugar sólo en Europa junto a otros 40 a 60 millones en África y
Asia. Algunas localidades fueron totalmente despobladas y los pocos supervivientes
huyeron y extendieron la enfermedad aún más lejos.

La gran pérdida de población trajo cambios económicos basados en el incremento de


la movilidad social según la despoblación erosionaba las obligaciones de los
campesinos (ya debilitadas) a permanecer en sus tierras tradicionales. La peste
provocó una contracción del área cultivada en Europa, lo que hizo descender
profundamente la producción agraria. Esta caída llegó a ser de un 40 % en la zona
norte de Italia, en el periodo comprendido entre 1340 y 1370.29

La repentina escasez de mano de obra barata proporcionó un gran incentivo para la


innovación que ayudó a traer el fin de la Edad Media. Algunos argumentan que dio
pie al Renacimiento, a pesar de que el Renacimiento ocurriera en algunas zonas
(tales como Italia) antes que en otras. A causa de la despoblación, sin embargo,
los europeos supervivientes llegaron a ser los mayores consumidores de carne para
una civilización anterior a la agricultura industrial.

La peste negra acabó con un tercio de la población de Europa y se repitió en


sucesivas oleadas hasta 1490, llegando finalmente a matar a unos 200 millones de
personas. Ninguno de los brotes posteriores alcanzó la gravedad de la epidemia de
1348.
Interpretación histórica

Honras fúnebres al pintor Tiziano, muerto durante la epidemia de peste en Venecia


en 1576. Pintura de Alexandre Hesse (1832).
Al margen del análisis de sus causas obvias, tales como la presencia del bacilo
Yersinia pestis, los historiadores han buscado, desde diversas perspectivas, el
significado de este gran acontecimiento. Corrientes herederas del marxismo y
estudiosos como el francés Guy Bois atribuyen a esta epidemia el papel de
demostración de la crisis del sistema feudal. Sin embargo, también murieron
muchísimos representantes de la nobleza. Reyes como Alfonso XI de Castilla o Juana
II de Navarra murieron de peste negra, así como Margarita de Luxemburgo, la reina
consorte húngara esposa de Luis I y Felipa de Lancaster, la reina consorte
portuguesa de Juan I de Portugal. Lo que contradice la teoría de Guy Bois, ya que
no era la pobreza el lugar exclusivo donde atacaba la «peste», sino que nadie
estaba a salvo.

Así, el gran crecimiento demográfico que el mundo feudal había vivido durante la
Plena Edad Media había puesto en cultivo tierras cada vez de menor calidad y de
bajo rendimiento, lo que provocó una paulatina caída de la productividad y una
creciente malnutrición. En este contexto llegó un bacilo que en otra situación
habría sido recibido con fuertes defensas fisiológicas y no habría provocado gran
mortandad, pero que esta vez encontró un sistema inmunitario debilitado.

El principal medio de contagio de la peste eran las picaduras de las pulgas, que
campaban a sus anchas en una sociedad con tan poca higiene como la medieval. Pese a
que es difícil constatarlo con una enfermedad que afectó a tantas personas de todo
tipo y condición, sí que parece que determinadas ocupaciones estaban más expuestas
a padecer peste que otras, siendo más peligroso ser comerciante de paños (las
pulgas se esconden entre los tejidos) que, por ejemplo, herrero. De hecho, pronto
se dieron cuenta del peligro de las vestiduras y entre las primeras medidas que se
emplearon en Europa para evitar el contagio fue el de quemar la ropa de los
infectados o prohibir la entrada de cargamentos de tejidos en las ciudades. Incluso
en algunas ciudades se permitía la entrada al viajero solo después de haberse
deshecho de las ropas que se traía puestas, cambiadas por otras «seguras» prestadas
por la propia ciudad.30

Véase también
Peste de San Cristóbal de La Laguna (1582)
Epidemia de 1649
Peste italiana 1629-1631
Gran plaga de Londres
Gran peste de Viena
Peste de Marsella (1720)
Peste
Decamerón
Flagelación
Pogromo
Danza de la Muerte
Peste pulmonar
Crisis del siglo XIV
Anexo:Cronología de las pandemias
Notas
Debido a su tamaño y población, debió ser Asia el continente más afectado por la
plaga, pero la mucha documentación elaborada en las distintas dinastías chinas, así
como en la India, no hacen mención a una epidemia de parecidas características,
sólo a brotes esporádicos.6 Ha sido Europa la que ha capitalizado el mayor número
de referencias a la misma, tanto literarias como archivísticas. Desgraciadamente,
indica Benedictow (2004, p. 9), dichas referencias son muy dispares, al no haber
sido realizados con fines demográficos sino tributarios y estar en gran cantidad de
lenguas distintas.
Los caballos eran más rápidos, podían dar la vuelta en menos espacio y tiempo, no
se detenían con tanta facilidad ante los obstáculos y eran más persistentes, como
han demostrado pruebas realizadas en el siglo xxi.12
En lugar de arar la mitad del terreno y dejar la otra mitad en barbecho, se
plantaba en un tercio un cereal de verano como el trigo, en el otro uno de invierno
como el centeno y la última tercera parte se dejaba en barbecho. Los tercios iban
rotando todos los años.
De ahí proviene "cuarentena" para referirse a cualquier periodo de aislamiento y
vigilancia médica.
En comparación con otras epidemias, la peste negra las supera por el doble o más.
La viruela posee un periodo de contagio asintomático comprendido entre los cuatro y
los ocho días.18 El SARS, por su parte, comienza a mostrar sus síntomas a los ocho
días aproximadamente.
De ser correcta la extrapolación, la peste negra dejaría muy atrás a la variedad
variola mayor de la viruela, con su 30 % de mortalidad18 y el SARS posee un índice
de mortalidad en torno a un 10 %.
También conocida como rata doméstica o rata de barco por su especial capacidad
para vivir junto a los seres humanos y junto al grano, indica Benedictow (2004, p.
28).
Los habitantes de un atestado edificio de Bombay indicaban que se habían visto
atacados de repente por pulgas que no les dejaban dormir en sus habitaciones, según
recoge Benedictow (2004, p. 28)
Benedictow (2004, p. 31) hace hincapié en el dato de la Comisión India para
investigación de la peste según el cual cada cm³ necesita 10 000 bacterias como
mínimo para causar la infección y esa cantidad solo apareció en un 14 % de los
casos.
"It began in the land of darkness." en el original de Joseph Patrick Byrne (2006,
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Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Peste negra.
Crisis demográfica, económica y política en España
BBC news story on controversy over Black Death origins
Mark Derr, "New Theories Link black Death to Ebola-Like Virus", The New York Times,
Science Section, October 2, 2001
Examination of Ring around the Rosy's relationship to the plague
La muerte negra
Reseña de una reciente investigación genómica; en El País, 13/10/2011
Graham Mooney, Ph.D.
Control de autoridades
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Categorías: Peste negraHistoria de la medicinaEdad Media
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