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Apuntes Colaborativos UNED. Año 2021-2022 (Realizados a partir del manual “Parte general y
persona. Principios de Derecho Civil I. VIGESIMOSEXTA EDICIÓN. AUTOR: CARLOS LASARTE)
IURIS CIVILIS
CAPÍTULO 1:
1.1.Introducción:
En pleno S. XIX, los juristas todavía buscan una definición de su concepto del derecho.
Esto pone en manifiesto la dificultad de suministrar una definición o conceptualización
del Derecho civil. Tras una multisecular vivencia jurídica, no se puede definir o
conceptualizar el Derecho.
Para los tratadistas franceses del S. XIX el Derecho civil venía representado única y
exclusivamente por el Code Civil de 1804. Los autores alemanes en el S. XX
identificaron el Derecho civil con el conjunto normativo mantenido en Bürgerliches
Gesetzbuch de 1896.Lo cierto es que ninguno de ambos Códigos llegó a formular una
definición concreta o aproximativa de aquello que había de ser el objeto de sus
normas.
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las instituciones jurídicas, sin que ello implique el desconocimiento o negación de las
relaciones de las mismas con los presupuestos o principios del denominado Derecho
natural.
F. de Castro destaca que el Derecho civil no puede definirse sobre bases lógicas, en
cuanto que “sus caracteres se han ido perfilando durante siglos y hoy se conservan
con valor de herencia tradicional”. Pone en relieve al mismo tiempo la relación entre el
Derecho civil y los principios del Derecho natural. “Aunque el Derecho civil se base
directamente en el Derecho natural, el ajuste entre aquel término y el actual contenido
ha sido determinado por las circunstancias históricas.
La forma codificada del Derecho civil ha sido el punto crítico de la evolución del mismo.
El Derecho civil codificado se considera exclusivamente como módulo de la
observación empírico-histórica que permita determinar la materia civil. El núcleo central
del Derecho civil viene representado por la persona en sí misma considerada, en su
dimensión familiar y en sus relaciones patrimoniales. En cuanto a la estructura del
Código civil español, las materias que recaerían su regulación son:
3. Las categorías de bienes que pueden ser objeto de tráfico; las clases y estructuras de
poder que las personas pueden ostentar sobre dichos bienes; los modos de
circulación y las reglas de transmisión de tales bienes cuando resulta necesario
atribuirlos a alguien.
En el Código civil se integraron normas jurídicas, por razones históricas, que no pueden
considerarse exclusivas del Derecho civil. Loas diferentes pautas normativas y los
distintos criterios de organización social matizarán el Derecho civil de cada época de
forma diferente, en razón directamente proporcional a las circunstancias socio-políticas
determinantes de la regulación jurídica.
Las situaciones típicas que pueden configurarse como contenido de las diversas
formas históricas del Derecho civil han sido tradicionalmente individualizadas en la
persona, en la familia y en el patrimonio:
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Aceptado el carácter social del Derecho supone la constante tensión existente entre el
grupo social políticamente organizado y el individuo o individuos. El problema de la
delimitación entre la esfera individual y la esfera social es un problema eterno, en
cuanto el propio ámbito de poder y libertad de la persona es igualmente una constante
histórica variopintamente resuelta. El problema es el marco de libertad y de autonomía
del individuo frente al grupo social políticamente organizado.
Nuestro Código debe adscribirse al plan romano-francés, por hundir sus raíces en la
propuesta sistemática del jurisconsolto romano. En el Código francés, la materia se
distribuye sistemáticamente en un título preliminar y tres libros, dedicados a las
personas, los bienes y las distintas modificaciones de la propiedad. Nuestro código
sigue este esquema añadiendo un cuarto libro “de las obligaciones y contratos”,
reconociendo a estos últimos la importancia
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dogmáticas propias de la Parte General han traído consigo críticas virulentas frente a la
misma, incluso en Alemania, por considerarla más ideológica que técnica, llena de
generalizaciones y construcciones dogmáticas.
Prof. F. de Castro proponía a mitad S.XX que “sin abandonar ninguna de las
aportaciones útiles de la antigua doctrina en la parte general, convendría sustituirla por
un Derecho de la persona”.
CAPÍTULO 2
Hasta ese momento se había clasificado como códex o códice un conjunto de folios en
forma de libro que tenía por objeto recopilar conjuntos muy heterogéneos de cuestiones
o máximas jurídicas sin criterio determinado. A partir de ahora, la palabra código pasa a
tener un significado preciso y representa un ideal a alcanzar para todas las naciones
europeas. Dicho periodo puede considerarse abierto con la publicación del Código Civil
francés en 1804 y cerrado a comienzos del siglo XX con la aprobación del Código Civil
alemán (BGB) en 1896.
El ideal codificador permite una mayor claridad en el sistema jurídico propio de cada uno
de los países europeos y se adecua a las estructuras sociopolíticas del momento. Se
trata de estructurar un sistema normativo que atienda a la superación de estamentos
sociales característicos de épocas pretéritas.
La idea motriz de la codificación como proceso cultural e histórico propio del siglo XIX se
caracteriza por las exigencias de claridad y sistematización derivadas del
iusracionalismo, reforzada por los ideales sociopolíticos de la concepción liberal-
burguesa, triunfante tras la Revolución francesa.
Hacia finales del siglo XVIII y comienzos del XIX se manifiesta con nitidez la posibilidad
de delimitación de sectores normativos con principios propios y característicos. El
derecho pasa a ser feudo exclusivo del poder legislativo de los Estados, interesados en
lograr la uniformidad jurídica.
Esta aspiración resultó relativamente pacífica en relación con algunas materias, como el
derecho mercantil; aunque mucho más problemática resultó la codificación civil, entre
otros motivos por la tensión existente entre el Derecho común y los Derechos forales.
En 1881 Manuel Alonso Martínez como Ministro de Justicia del gobierno liberal de
Sagasta impulsa la tarea codificadora, recurriendo a la idea de la Ley de bases: se
presentaría a las Cámaras legislativas una Ley en la que se contuvieran los principios y
fundamentos a desarrollar en el Código Civil. Sin embargo, no pudo llevar adelante este
procedimiento al ser rechazado en el Congreso el año siguiente, por lo que se vio
obligado a presentar ante las Cámaras el texto articulado que había preparado la
Comisión de Códigos.
Siguiendo las bases establecidas por dicha Ley, la Comisión de Códigos llevó a cabo su
misión de redactar el texto articulado publicado finalmente en la Gaceta (hoy, BOE) DE
25, 26 Y 27 de julio de 1889. Así, aunque no fue por demasiado tiempo, el Código Civil
español se aprueba en el siglo XIX.
Hasta la fecha, el Código Civil ha sido objeto de numerosas reformas, aunque la mayor
parte sigue fiel a los textos originarios. Las reformas ocurridas, son debidas a la
necesidad de adecuar el contenido del Código a la Constitución española de 1978.
Partiendo la CE de la igualdad entre mujer y hombre y de los hijos matrimoniales con los
extramatrimoniales, estos principios han sido desarrollados en el ámbito jurídico-privado
en las leyes 11/1981, de 13 de mayo; 30/1981 de 7 de julio y 11/1990, de 15 de octubre.
Todavía durante los siglos XVIII y XIX existía en España una cierta diversidad de
regulaciones civiles, pues Aragón, Navarra, Mallorca, Cataluña y las “Provincias
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vascongadas” mantenían reglas propias en materia civil (al menos en lo referido a familia
y herencia).
4.1 Ley de bases y redacción originaria del Código Civil: la técnica prevista de los
Apéndices.
A finales del siglo XIX la cuestión foral queda como una cuestión pendiente e irresuelta.
Del panorama legislativo del momento se concluye:
3º Las futuras leyes de cierre del sistema legalmente previsto deberían convertirse en
apéndices del Código Civil, lo que evidenciaba que el respeto de los Derechos forales no
llegaba hasta el extremo de considerarlos sistemas paralelos del Código, sino
complementos del mismo.
Este carácter apendicular otorgado a los Derechos forales gozó naturalmente de escasa
simpatía entre los foralistas. Esto, junto a la desidia respecto a los temas de derecho
privado, trajo consigo que la falta de resolución se prolongue hasta mediados del siglo
XX. De los apéndices previstos solo llegó a aprobarse el de Aragón con una ley en 1926.
Dado el fracaso del sistema de apéndices, en los años cuarenta del siglo XX, la tensión
entre Derecho Civil común y Derechos civiles forales se pretende superar mediante un
nuevo sistema de integración de ambos sistemas. El poder político propugnó la
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celebración de un Congreso Nacional de Derecho civil para tratar el tema. Se celebró en
Zaragoza en 1946 y se obtienen los siguiente puntos fundamentales de consenso:
Galicia no tuvo nunca normas escritas diferenciadas del Derecho común y, por tanto,
resultó llamativo que el RD de 1880 la considerara como país o territorio foral. La Ley de
2 de diciembre de 1963 publicó la Compilación del Derecho civil especial de Galicia, una
compilación de 93 artículos, cuya regulación se centraba especialmente en el estatuto
agrario de la tierra, con cinco artículos:
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-Aparcería.
5. Relaciones entre el Derecho civil General y los derechos civiles forales tras
la Constitución.
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Capítulo 3.
El carácter propio de las normas jurídicas no viene dado solo por su obligatoriedad. Es
fundamental también la nota de coercibilidad. Al afirmar que las normas jurídicas son
coercitivas, se pretende resaltar que la falta de observancia o respeto a las mismas
puede originar su imposición por la fuerza, conforme a los instrumentos previstos por el
ordenamiento jurídico.
Las normas jurídicas se caracterizan por tener un mandato de carácter general que
vincula a todos los miembros de una determinada comunidad organizada. Tan norma
jurídica es hoy en día una ley emanada de las Cortes Generales españolas, cuanto las
costumbres campesinas relativas a ciertos contratos agrarios.
Por ello, conviene diferencial entre norma jurídica en sí -<<mandato jurídico con eficacia
social organizadora (según el profesor CASTRO)>> o <<precepto regulador de la
conducta de los ciudadanos, de carácter obligatorio y coercible, inspirado en un criterio
de justicia (según profesor GARCIA)>>- y la disposición normativa que normalmente sirve
de vehículo a aquella, sobre todo hoy en día en que la mayor parte de las normas revisten
la forma de Derecho escrito.
1º. No es necesario que exista una disposición o texto normativo concreto para que
pueda hablarse de norma jurídica, las costumbres son normas jurídicas vinculantes y
normalmente no están recogidas en texto alguno – y, si lo están, ello no les añade fuerza
normativa, sino, en todo caso, la facilidad para probar su existencia. –
2º. Las disposiciones normativas escritas no son todas ellas portadoras de una norma
jurídica, sino que, al contrario, requieren comúnmente la combinación de varias para
delimitar el mandato jurídico que merece calificación de norma.
a) Las disposiciones que tienen por finalidad aclarar o desenvolver conceptos o ideas
fijadas en otras normas jurídicas.
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b) Las disposiciones de remisión o reenvío, en virtud de las cuales la solución a un
supuesto de hecho determinado se ha de lograr aplicando reglas previstas
expresamente por la ley para otro supuesto de hecho.
Así, la norma jurídica precisa de dos elementos fundamentales: una realidad social a
regular y un mandato (prohibitivo o permisivo) referido a dicha realidad. Ambos
elementos, son formulados en la norma con carácter general y abstracto y suelen ser
identificados por la doctrina como supuesto de hecho y consecuencia jurídica.
Atendiendo a la generalidad de las normas jurídicas y para evitar lagunas del Derecho, así
como reiteraciones innecesarias, es necesario distinguir entre normas de Derecho común
y de Derecho especial.
Se pretende destacar que ciertas normas tienen por objeto la regulación de materias o
relaciones jurídicas determinadas, dirigidas hacia un sector determinado de los
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destinatarios potenciales de las normas. Así pues, estos no vienen considerados o
contemplados como personas en si mismas, sino como integrantes de ciertos colectivos
que están dirigidos a un régimen jurídico propio al que se le considera especial: a los
comerciantes y empresarios se les aplicará el Derecho mercantil, a los trabajadores por
cuenta ajena el laboral…
Frente a ello, el sector normativo que constituye el tronco común del Derecho, se le
denomina Derecho común, teniendo una mayor generalidad, cumpliendo una función
supletoria respecto del Derecho especial de que se trate cuando este deja de regular
alguna cuestión o materia que se ve absorbida por una regulación de carácter más
general (Derecho común).
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desempeña una función supletoria de la propia capacidad de autorregulación del
problema reconocido por el Ordenamiento jurídico a los particulares (autonomía
privada). Es frecuente referirse a ella como normas del Derecho supletorio.
2.La génesis de las normas jurídicas: las fuentes del ordenamiento jurídico
español.
Según dispone el artículo 1.1 del Código Civil, la fuentes del ordenamiento jurídico
español son la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho.
En dicho artículo se están escalonando, los medios de expresión de las normas jurídicas
desde una perspectiva formal, en cuanto vehículos portadores de estas.
Pues bien, desde un punto de vista puramente técnico, al hablar de fuentes del Derecho
se está haciendo referencia al cómo se generan las normas jurídicas, al modo de
producción de las normas jurídicas en un doble sentido:
a) Al preguntarse sobre el por qué último del Derecho, se suele hablar de fuente
legitimadora del mismo, en el sentido de que el Ordenamiento jurídico se asienta
en las ideas comunes sobre la Justicia como último principio inspirador o en las
ideas generales del evanescente Derecho natural...
El titulo preliminar del Código Civil tiene valor constitucional, pero no cabe duda de que
mayor valor constitucional tiene el propio artículo 1.2 de la Constitución: <<la soberanía
nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado>>. Al ser la
Constitución una derivación de dicha soberanía nacional, es precisamente ella la que
delimita el verdadero sistema normativo y donde se asientan las capacidades normativas
de las instituciones y del pueblo, en su caso.
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De otra parte, resulta que la tensión entre ley y costumbre que planea en el articulado del
Código Civil no es expandible a otros sectores sistemáticos del Derecho, en los que la
costumbre no desempeña papel alguno. Así ocurre con todo el bloque del Derecho
público.
Así pues, en la costumbre no puede buscarse órgano alguno que la cree pues las normas
consuetudinarias son de emanación social directa.
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Es también característica de la costumbre que, a diferencia de lo que ocurre con la Ley y
los principios generales del Derecho, queda excluida la vigencia de la regla iura novit
curia, exige que quien pretenda que se le aplique una costumbre en juicio, alegue y
pruebe la existencia y vigencia de la costumbre en cuestión. Por eso se dice que la
costumbre es fuente del Derecho secundaria.
Tradicionalmente se decía de la costumbre que tenia que ser racional, esto es, no
contravenir los dictados de la razón. Como secuela de ese antiguo requisito, el art 1.3
exige que la costumbre no sea contraria a la moral o al orden público. Mas la virtualidad
de eso límites es en la actualidad dudosa, pues el llamado orden público normalmente se
infiere de disposiciones legales (y si hay ley no se aplica la costumbre) y la moral es la
moral social dominante y no la moral particular del aplicador del Derecho, no pareciendo
probable que la sociedad observe generalizada y reiteradamente conductas contrarias a
su propia moral social, perdiendo entonces vigencia esa antigua costumbre que ya no
encaja con lo que la sociedad demanda ahora.
La excepción viene determinada por los Derechos navarro y vasco, donde la costumbre
que no sea notoria es la que habrá de ser alegada y probada y últimamente también en el
gallego, donde <<Los usos y costumbres notorios no requerirán prueba.
El segundo párrafo del art 1.3 señala que <<los usos jurídicos que no sean meramente
interpretativos de una declaración de voluntad tendrán la consideración de costumbre; es
decir, que hay determinados usos que se equiparan a la costumbre, teniendo virtualidad
para generar normas jurídicas como las consuetudinarias y sometidas a las mismas
restricciones.
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contrato o se ignore la existencia de esta uso. Esto representa tanto como conferir un
cierto poder normativo, consagrado jurídicamente a los grupos dominantes en el mundo
de los negocios.
Quienes esto pretendían, lo consiguieron en la reforma del titulo preliminar del Código
Civil de 1974. A partir de entonces, hay base para sostener que el modo usual de
proceder en el tráfico tiene o puede tener eficacia normativa.
Esto deriva en que no hay que poseer una mente retorcida como para suponer que los
usos establecidos no perjudican a quienes lo crean. Por ello, los riesgos que la admisión
de los usos como fuente del Derecho crean se ven paliados por los límites que se
imponen en las condiciones generales de los contratos y por la existencia de
disposiciones legales que persiguen poner coto a los más graves abusos (como la Ley
General de Protección de Consumidores y Usuarios)
La enumeración de las fuentes del art.1 del Código Civil se cierra con los llamados
principios generales de Derecho, fuente subsidiaria de segundo grado, las normas que
contienen se aplican solo en defecto de ley o costumbre aplicables al caso.
La inclusión de estos principios generales como fuente del Derecho debe ser atendida
como medio para negar que los jueces tengan las manos libres a la hora de fallas un
pleito, en el cual no hay ley o costumbre aplicable. El art 1.7 del Código Civil impone a los
Jueces fallas en cualquier caso los pleitos que sean sometidos a su decisión, de no
hacerlo pueden cometer el delito de prevaricación, tipificado en los artículos 446 a 449
CP. Pero ocurre a veces que no hay ley o costumbre aplicable, por ello cabe la alternativa
de que el Juez falle como personalmente entienda. Pero nuestra tadición jurídica, cultural
y política es contraria a eso. Por ello, el Juez debe acudir a una norma que le viene
previamente dada, aunque deba buscarla, encontrarla y adaptarla al caso, y que se
encuentra en lo que se podría llamar el <<limbo de las normas jurídicas>>: los principios
generales del Derecho, o principios básicos que inspiran a todo nuestro Ordenamiento.
La generalidad y vaguedad de tales principios dejan amplio margen al Juez.
Es común afirmar que los principios generales del Derecho se integran de una parte, por
los principios del Derecho tradicional, por los principios del Derecho natural, por las
convicciones éticos-sociales imperiales en la comunidad; y, de otra los llamados
principios lógico-sistemáticos o mas simplemente, los principios lógicos positivos.
Las convicciones personales se basan en que hay criterios o principios que socialmente
se consideran justos y que deben ser aplicados cuando no hay norma legal o costumbre.
Pero la transcendencia real de semejantes principios no deja de ser secundaria.
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En la actualidad una buena parte de los principios que tradicionalmente se afirman ser de
justicia o de Derecho natural tienen un rango normativo especialísimo, al estar recogidos
en la Constitución, aplicándose, pues, como verdaderas supernormas, pero
por ser constitucionales, más que por ser principios generales del Derecho.
7. La Jurisprudencia.
El término jurisprudencia, se identifica con los criterios sentados por los Jueces y
Tribunales en su cotidiana tarea de interpretación y aplicación del Derecho. Supone que
los Jueces, al igual que cualquier otra autoridad, se encuentran sometidos al imperio de
la ley o, dicho en palabras constitucionales, <<están sujetos a la Constitución y al resto
del ordenamiento jurídico>> (art 9.1 CE). En el artículo 6 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial resalta la misma idea aún con mayor claridad: <<los Jueces y Tribunales ni
aplicarán los reglamentos o cualquier otra disposición contrarios a la Constitución, a la
ley o al principio de jerarquía normativa>>
Afirmación ratificada desde el prisma constitucional. Según establece el art. 5.1 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, <<la Constitución es la norma suprema del ordenamiento
jurídico, y vincula a todos los Jueces y Tribunales, quienes interpretarán y aplicarán las
leyes y los reglamentos según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la
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interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal
Constitucional en todo tipo de procesos>> Conforme ello, la jurisprudencia constitucional
constituye igualmente fuente material del Derecho.
Bastan los datos apuntados para manifestar que si, en términos teoréticos, la
jurisprudencia carece del rango de fuente de Derecho, en términos prácticos cabe incluso
dudar de que los criterios jurisprudenciales, no sean realmente el verdadero Derecho
vivido en nuestra sociedad. Sin olvidar, que los criterios jurisprudenciales no significan la
creación libre del derecho, como ocurre en los países anglosajones, sino que han de
encontrarse fundamentados en el propio sistema de fuentes legalmente establecido. En
consecuencia, la primacía de la ley es innegable y la actividad jurisdiccional se encuentra
contemplada como una función nobilísima y trascendental, pero secundaria en relación
con aquella expresión de voluntad general.
El Tribunal Supremo tiene por misión básica resolver recursos de casación. La creación
de la técnica del recurso de casación (original de la Revolución francesa) tiene como
objetivo unificar la doctrina jurisprudencial, al tiempo que permite respetar la libertad
decisoria de los Tribunales inferiores. De tal forma, recurso de casación y Tribunal
Supremo responden a una función unificadora de la correcta interpretación de las normas
jurídicas por parte del conjunto de jueces y Tribunales del país, procurando una vez más
que la primacía de las normas jurídicas no pueda ser puesta en duda por cualquier
Tribunal, sino solo por el Supremo.
En definitiva, aunque los Jueces y Tribunales inferiores sean libres para interpretar y
aplicar el Ordenamiento jurídico, su criterio queda mediatizado por el propio Tribunal
Supremo, el cual puede casa (anular) las sentencias o resoluciones de aquellos cuando
no se adecuen a la doctrina jurisprudencial establecida por él mismo.
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casos, la tarea de interpretación unificadora compete a las Audiencia Provinciales o a los
Tribunales Superiores de Justicia.
Las ideas desarrolladas, se han visto ratificadas por lo establecido en la nueva Ley de
Enjuiciamiento Civil en el artículo 477 (retocado por la Ley 37/2011, de 10 de octubre, de
medidas de agilización procesal) establece lo siguiente:
2)Serán recurribles en casación las sentencias dictadas en segunda instancia por las
Audiencias Provinciales, en los siguientes casos:
- Cuando se dictaran para la tutela judicial civil de derechos fundamentales, excepto los
que reconoce el art 24 de la Constitución
Cuando se trate de recursos de casación de los que deba conocer el Tribunal Superior de
Justicia, se entenderá que también existe interés casacional cuando la sentencia
recurrida se oponga a doctrina jurisprudencial o no existe dicha doctrina del Tribunal
Superior sobre normas de Derecho especial de las Comunidades Autónomas
correspondiente.
Así pues, queda fuera del ámbito de la casación la infracción de las normas procesales
propiamente dichas, pero por lo demás se mantiene el sentido y significado propio del
recurso de casación en nuestro sistema, procurando no excluir de dicho recurso ab initio
a ninguna materia civil o mercantil y, atendiendo, de otro lado, a la necesidad de
fortalecer la relevancia de la doctrina jurisprudencial, en general del Tribunal Supremo y,
en su caso, de los correspondientes Tribunales Superiores de Justicia.
La estructura de las sentencias, con independencia del Tribunal que las dicte, es siempre
la misma, encontrándose dividida en tres partes:
a) Antecedentes de hecho
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c) Fallo: Parte dispositiva de la sentencia en la que el órgano jurisdiccional establece
cuál es la solución que merece el caso planteado. El fallo suele ser brece y
conciso, condenando o absolviendo al demandado de las pretensiones del
demandante
Pues bien, para casar una sentencia por infracción de la jurisprudencia o por interés
casacional se requiere en primer lugar que la doctrina jurisprudencial en que se
fundamente el recurso haya sido dictada en un caso similar al debatido: lo que, en
definitiva, significa que las normas jurídicas aplicables sean sustancialmente las misma.
En segundo lugar, se requiere que la argumentación realizada por el Tribunal en los
fundamentos de Derecho que se traen a colación haya sido precisamente la causa
determinante del fallo (ratio decidendi) y no una mera consideración o argumentación
hecha incidentalmente, o de pasada, o referida a una cuestión marginal del proceso
(obiter dicta)
▪ Calificación:
Con frecuencia, el mismo nombre jurídico de las instituciones coincide con el nombre que
se da a la situación planteada en la vida ordinaria. (ejemplos: el matrimonio es una
institución jurídica y una realidad social típica bajo el mismo nombre; así también la
compraventa, o el préstamo, o la hipoteca).
▪ Analogía:
▪ Interpretación:
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5.1. Concepto y clases de analogía
Según el artículo 4.1 del Código Civil: «procederá la aplicación analógica de las normas
cuando éstas no contemplen un supuesto específico, pero regulen otro semejante entre
los que se aprecie identidad de razón».
Clases de analogía:
Por tanto, la diferencia entre ambas analogías reside en que la iuris es técnica de
aplicación de principios generales del Derecho, que solamente se aplican en defecto de
ley o costumbre; la legis es una técnica de aplicación de la ley, que es la fuente del
Derecho primaria con carácter general en nuestro ordenamiento (a excepción de algunos
sistemas forales). Por eso, la analogía legis produce como resultado la extensión de la
aplicación de las leyes, antes de acudirse a las fuentes subsidiarias del Derecho.
Para que una norma determinada pueda ser aplicada analógicamente debe haber
ausencia de cobertura normativa concreta (visto en el punto anterior) e identidad de
razón entre el supuesto contemplado por la norma y el supuesto que se quiere
solucionar. (Art. 4.1 del CC)
Identidad de razón significa que el criterio que inspira a la norma que resuelve un caso
concreto, sea adecuado y apto para solucionar el caso carente de regulación; esto es,
que la ratio decidendi a la vista de la solución propiciada valga para el caso regulado y
los similares. Y la función de semejanza se decide en cada caso teniendo en cuenta la
similitud fáctica entre los supuestos y la finalidad perseguida por la norma que se trata de
aplicar.
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normas penales el resultado es más favorable para el ciudadano, sí que es de
aplicación.
El aplicador del Derecho (Juez) encontrará siempre norma jurídica aplicable, ateniéndose
al sistema de fuentes establecido. Si no encuentra ley aplicable al caso, directamente o
por analogía (legis), acudirá a la costumbre. Si no la encuentra, acudirá a los principios
generales del Derecho (mediante la analogía iuris si se trata de los principios lógico-
sistemáticos; directamente en los demás casos).
Esto es así porque en la aplicación de las normas preexistentes, se requiere una labor de
adaptación del mandato general contenido en la norma a las circunstancias del caso
concreto, y además las normas son tan generales o emplean conceptos tan abstractos y
flexibles que se acaba dejando en manos del juzgador una cierta libertad de decisión al
establecer la solución concreta del caso. Y más especialmente cuando las normas
emplean conceptos indeterminados (justa causa, buen padre de familia) o se aplican los
principios generales del derecho.
6.3. La equidad
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El art. 3.2 del CC indica que las resoluciones de los Tribunales solo podrán descansar de
manera exclusiva en la equidad cuando la ley expresamente lo permita.
2. Además de ser un criterio con que se debe dar solución a un caso concreto, es un
instrumento en la aplicación del derecho, sirviendo para adaptar la generalidad y el
rigor de las normas jurídicas a las circunstancias del caso concreto (Ej: art. 1103
del CC: la responsabilidad en que incurre el deudor que incumple negligentemente
una obligación podrá ser moderada por los Tribunales según los casos)
Concepto: Es la tarea de averiguación del sentido de las palabras que integran la norma,
con la finalidad de aplicarla al caso planteado. El objetivo es hallar el criterio de
ordenación de conductas que se contenga en la norma, para hacerlo efectivo en el caso
concreto planteado.
Las normas se interpretarán según el sentido propio de sus palabras (criterio literal o
gramatical), en relación con el contexto (criterio sistemático), los antecedentes históricos y
legislativos (criterio histórico), y la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas
(criterio sociológico), atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad (criterio lógico o
ideológico) de aquellas.
7 .3. La interpretación literal
Interpretar según el sentido propio de las palabras. El problema es que las palabras no
tienen normalmente un único sentido propio, habiéndose de averiguar en cuál de sus
posibles sentidos ha querido emplearlas la norma.
Por tanto, el objetivo es evitar interpretaciones que fuercen el tenor literal de la norma
más allá de unos límites razonablemente permisibles. Por ello, se dice que cuando el
sentido de una norma se desprende con claridad de las palabras que emplea, no hace
falta interpretar (in claris non fit interpretatio).
(Ej: responsabilidad en leyes civiles significa que el sujeto responsable puede padecer un
menoscabo patrimonial; en sentido penal el sujeto arriesga incluso su libertad.
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Las normas nacen en un contexto histórico determinado y persiguiendo fines muy
específicos que solamente se explican bien si se conoce el ambiente histórico. Además,
las normas suelen arrastrar parte de su contenido histórico.
Por otro lado, cuando se trata de una norma de carácter legal, existirán borradores,
proyectos, textos extranjeros que sirvieron de inspiración (EJ: Código Civil español,
inspirado por el Código Civil francés), actas de la discusión parlamentaria, etcétera.
(ej: regulación del contrato en el CC prescinde de la figura del promotor, porque no existía
cuando se aprobó; posteriormente ha sido incorporada por su continuada presencia en la
realidad social mediante L38/1999)
• Espíritu de la norma: las normas poseen una fuerza que sobrepasa a las
palabras y que debe mantenerse separada de la motivación concreta que
indujo a un determinado legislador a dictarla. Es la voluntad de la norma, como
algo independiente del espíritu o voluntad del autor de ella. Así se distinguen 2
conceptos:
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interpretación determinada de una norma se consiga un resultado
contradictorio con el que la norma pretende con carácter general, tal
interpretación debe ser rechazada.
Atendiendo al resultado:
En la actualidad y sin perjuicio de que los principios generales puedan seguir cumpliendo
esa función informadora, el intérprete debe hacer que la interpretación de las normas
esté en consonancia con la Constitución y los valores que la misma proclama como
superiores:
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CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 5
LA VIGENCIA Y EFICACIA DE LAS NORMAS
Tras la Constitución de 1978 y una vez producida la efectiva consolidación de las CCAA,
las disposiciones estatales se publican en el BOE y las autonómicas en el
correspondiente Boletín Oficial de la Comunidad de que se trate. Los actos normativos
de las distintas instituciones comunitarias, por supuesto, se publican (en las diferentes
lenguas) en el correspondiente Diario Oficial de la Unión Europea.
Las leyes tienden a ser permanentes, sin establecer un periodo de vigencia limitado. Sin
embargo, la permanencia no es característica o requisito de la ley. Existen supuestos en
los que la propia ley se autoestablece un periodo de vigencia determinado, tal es el caso
de las Leyes Generales de Presupuestos, de vigencia anual. En tales casos, se habla de
leyes temporales, o, en términos del artículo 4.2 del Código Civil leyes de ámbito
temporal.
En principio y como regla general tenemos la vigencia de una ley se proyecta al futuro
mientras que no se dicte una nueva ley que la contradiga o derogue, tal y como lo afirma
el art. 2.2 de CC que establece que las leyes solo se derogan por otras posteriores.
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Así pues, derogar significa dejar sin efecto, sin vigor, una ley preexistente por publicarse
una nueva disposición normativa que contempla o regula los mismos supuestos o
materias que la antigua. La derogación depende en exclusiva de cuanto disponga la
nueva ley que puede ser:
(b) DEROGACIÓN PARCIAL: una parte de la ley se anula, el resto sigue en vigor.
La derogación depende de muchos factores, de allí que el Art. 2.2 del C.C. se limite a
decir que “la derogación tendrá el alcance que expresamente se disponga y se extenderá
siempre a todo aquello que en la ley nueva sea incompatible con la anterior”. De allí, la
derogación puede tener lugar de dos formas fundamentales:
•EXPRESA: cuando la ley nueva indica de forma concreta o explícita que las leyes
anteriores quedan derogadas, relacionándolas o identificándolas; o bien cuando el
legislador opta por la cómoda fórmula de establecer que cualquier disposición que se
oponga a la nueva regulación queda derogada.
Este principio queda recogido en el Código Civil en Art. 2.3 al establecer que: “Las leyes
no tendrán efecto retroactivo si no dispusieren lo contrario”, reforzado por el ya citado art.
9.3 de la Constitución Española al señalar: “la Constitución garantiza…la irretroactividad
de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales,
la seguridad jurídica…”. De lo anterior, se evidencia una clara conexión entre el principio
de irretroactividad de las leyes y el principio de seguridad jurídica, la cual determina la
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regla de que los actos realizados bajo un determinado régimen normativo no deben verse
enjuiciados con la ley nueva.
(b) En cualquier otro caso, la ley puede ser retroactiva con absoluto respeto de la
Constitución y sin violentar el tradicional precepto civil; el cual, por una parte, se ha
limitado siempre a ser una llamada de atención sobre la delicadeza del problema y a
presumir o presuponer que, por principio, las leyes son irretroactivas; y por la otra, el
Código Civil, al tener rango de ley ordinaria, podría ser modificado por cualquier otra.
29
No obstante, las reglas de la lógica general no son las mismas que las reglas de la lógica
y el razonamiento jurídico. Jurídicamente el problema tiene que ser enfocado desde la
óptica de la efectividad del ordenamiento; han de organizarse las cosas de forma que las
normas sean efectivamente aplicadas. La norma se aplicará, sea conocida o no por el
sujeto determinado. En otro caso, bastaría con alegar la ignorancia para que uno quedara
a salvo del deber de cumplir y observar la norma.
Este problema es abordado y resuelto por nuestro sistema jurídico sobre las siguientes
bases:
(a) Las normas deben ser objeto de publicidad. Así lo reconoce el art. 9.3 de la CE.
Esta publicidad formal implica la teórica posibilidad de que cualquiera pueda tener
acceso a la norma legal en cuestión, no extendiéndose a las normas
consuetudinarias, pero que, por su naturaleza están dotadas de publicidad material
por su reiterada observancia.
Para entender esta exclusión voluntaria de la ley hay que conocer la distinción entre
normas de Derecho imperativo y normas de Derecho dispositivo. Las NORMAS
IMPERATIVAS se imponen absolutamente siempre con o contra la voluntad y deseos de
sus destinatarios. Las NORMAS DISPOSITIVAS frecuentemente autorizan a los propios
interesados a reglamentar las situaciones que les afectan privadamente, es así como se
establecen en el ordenamiento jurídico un conjunto de reglas particulares que traen su
fuerza de la llamada autonomía de la voluntad de los particulares o autonomía privada.
Así pues, cuando se esta frente a una norma de Derecho dispositivo, la regulación
contenida en la norma jurídica solamente entra en juego en defecto o ausencia de
regulación convencional por parte de los interesados y es allí que se está ante un caso de
exclusión voluntaria de la Ley aplicable, por ejemplo, es regla contenida en la ley que el
préstamo de dinero no produce intereses, pero la propia disposición legal autoriza la
posibilidad de pacto expreso en contrario. Son frecuentes las normas dispositivas en el
ámbito del Derecho patrimonial privado. Cuando, por el contrario, la norma es imperativa,
la voluntad o deseo de los destinatarios de la misma de excluirla es absolutamente
irrelevante.
En conclusión, las condiciones y requisitos a que se refiere el artículo 6.2 para que sea
posible la exclusión voluntaria de la ley aplicable se refiere a la posibilidad de que la
norma tenga naturaleza o carácter dispositivo o no.
30
7.2. Actos contrarios a las normas imperativas
La modalidad más sencilla de la infracción de las normas es la realización de actos
contrarios a lo dispuesto en ellas, contemplada en el artículo 6.3. del C.C: “Los actos
contrarios a las normas imperativas y a las prohibitivas son nulos de pleno derecho, salvo
que en ellas se establezca un efecto distinto para el caso de contravención.” Así la
observancia de una conducta, un acto aislado o un comportamiento omisivo que vaya en
contra de lo dispuesto por una norma imperativa, constituye infracción del ordenamiento
y producirá las oportunas consecuencias de toda índole. Las hipótesis imaginables son
casi infinitas. Todas ellas, en términos generales, quedan incluidas en esa previsión de los
actos contrarios a las normas.
Capítulo 6.
1. La relación jurídica.
Consiste en " cualquier tipo de relación entre seres humanos que se encuentra regulada
por el Derecho o que, sin estarlo, produce consecuencias jurídicas". y ésta Relación
31
Jurídica es " un vínculo de persona a persona determinado por una regla
jurídica" ( Definición de F.k. VON SAVIGNY)
Son los distintos componentes que pueden analizarse por separado en la relación
jurídica, se compone por:
* Situación de poder: cuando una persona tiene autoridad para reclamar a otra LADO
ACTIVO
*Situación de: poder de los sujetos activos implica que una persona tiene autoridad
suficiente para reclamar a cualesquiera otras una posición de sumisión y respeto del
propio derecho.
• Por otra parte, un mismo sujeto puede ser activo y pasivo: por ejemplo, derecho a
cobrar una deuda y obligación de entregar un recibo.
32
Se establecen los sistemas jurídicos respetuosos de la libertad de las personas y de los
colectivos sociales, a quienes las normas deben reconocer y respetar su propio ámbito
de decisión y de actuación, con plena eficacia.
Poder que el Ordenamiento otorga o reconoce a los particulares para que satisfagan sus
propios intereses: “tener derecho a...”. Poder de exigir algo a alguien, la observancia de
una determinada conducta a alguna otra persona en concreto o en general a los demás.
-Han de considerarse dependientes de la vida del propio derecho subjetivo, sin embargo,
pueden independizarse, dando lugar al nacimiento de un nuevo derecho subjetivo.
-Ej: la facultad de goce del propietario puede dar lugar al Do de usufructo (derecho subj.
distinto al d propiedad).
CAPÍTULO 7
Ejercitar un derecho es hacer uso del poder que entrañan. En función del derecho así
serán los actos de ejercicio.
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No es preciso que sea el propio titular quien ejercite sus derechos subjetivos.
Cuando el titular es incapaz de ejercitar sus derechos como por ejemplo por no haber
alcanzado la edad precisa para hacerlo. El ordenamiento jurídico establece que los
derechos del incapaz sean ejercitados en interés de este por sus representantes
legales.
Ejercitar los derechos por el titular bien por persona interpuesta, persigue procurar
satisfacción al interés del titular, precisamente lo que justifica el otorgamiento del
derecho subjetivo que se trate. El titular de un derecho subjetivo puede ejercitar el
conjunto de facultades o poderes concretos que forman parte de su derecho. La
satisfacción del propio interés no autoriza a cualquier acto de ejercicio del derecho,
sino que por el contrario existen límites que restringen la posibilidad o las
modalidades del ejercicio de los derechos algunos.
Debemos dejar a un lado la idea de que los derechos subjetivos otorguen a su titular
una capacidad de actuación ilimitada o un poder infinito.
Estos mecanismos suelen identificarse con los límites de los derechos, dentro de los
cuales han de distinguirse los siguientes:
➢ Límites extrínsecos.
➢ Límites intrínsecos.
➢ Límites temporales.
Los límites vienen dados por un factor externo o extrínseco el ejercicio del derecho
propiamente dicho o en sí mismo considerado punto los supuestos típicos de la materia
se subsumen dentro de la llamada colisión de derechos y, en su caso, de las situaciones
de cotitularidad.
34
2.1. La colisión de derechos.
• Mientras que, en relación con los derechos patrimoniales, suele ser frecuente el
sacrificio parcial de los contenidos de los derechos ejercitados.
El ordenamiento jurídico exige que los derechos subjetivos sean ejercitados conforme a
su propia función y significado vetando su ejercicio de manera desorbitada o contraria a
los parámetros de conducta socialmente asumidos.
35
y el abuso del derecho constituyen límites intrínsecos, esenciales o institucionales de
los derechos subjetivos con carácter general, cualquier derecho ha de realizarse de
acuerdo con tales principios generales del derecho, no han dejado de serlo por haber
sido incorporados a una norma positiva concreta (art. 7).
Desde la reforma del título preliminar del código de 1973- 1974, el primer párrafo del
artículo 7 dispone que: <<los derechos deberán ejercitarse conforme a las exigencias
de la buena fe>>.
La Ley de Enjuiciamiento Civil 2000 regula la buena fe del artículo 247, un precepto
extenso en el que se puede diferenciar perfectamente 3 partes distintas:
36
Artículo 3.1. e) de la ley 40/2015 del 1 de octubre de régimen jurídico del sector público
establece que: << las Administraciones Públicas sirven con objetividad los intereses
generales y actúan de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización,
desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la Constitución, a la ley y al
Derecho>>, señala que deberán respetar en su actuación y relaciones el principio de
buena fe confianza legítima y lealtad institucional.
5. Son numerosas las sentencias del Tribunal Supremo que recurren a la idea de la
doctrina de los actos propios, rechazando el ejercicio de un derecho cuando resulta
incompatible.
La alegación de la doctrina de los propios actos requiere que el sujeto pasivo demuestre
que en relación con el mismo el sujeto activo del derecho subjetivo haya desplegado con
anterioridad una conducta que interpretada de buena fe demuestra la contradicción o
incompatibilidad de la nueva postura del titular del derecho subjetivo.
En tal sentido sin duda la regla contra factum propium non venire constituye un límite
institucional más del ejercicio de los derechos subjetivos que ha sido incorporado a la
jurisprudencia constitucional desde el primer año de funcionamiento.
37
Por otra parte, resulta innegable su matriz jurisprudencial.
1. El clásico axioma qui iure suo utitur neminem laedit, proclamado en las fuentes
romanas y que se plasmó, dentro de nuestro derecho histórico en la regla non fase
tuerto a otro, quien usa su derecho, quiere decir que el ejercicio del derecho es
lícito aun cuando a merced se seleccionen simples intereses de terceras personas.
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El daño puede consistir tanto en la aparición de consecuencias imprevistas para el
tercero cuando en la agravación de la situación jurídica en que éste se encuentre, con
carácter general coma según que exista o no una previa relación jurídica entre el agente
del ejercicio abusivo y el tercero.
La incorporación del abuso del derecho por el conjunto propio de la normativa civil
ha traído consigo una notoria vitalidad del principio, dada la característica función del
derecho común representada por el derecho civil y, en particular, por las normas que se
encuentran ubicadas en el título preliminar del Código Civil.
Por tanto, quede claro que la ilegitimidad del abuso del derecho tiene carácter
general y es observancia en cualesquiera disciplinas jurídicas, aunque naturalmente ello
no obste a su formulación originaria se deba al desarrollo teórico y jurisprudencial del
derecho civil.
3. Igualmente, conviene precisar que la aplicación del principio del abuso del
derecho debe ser rogado solicitado por quien lo estime aplicable, ya que es
materia dispositiva que procesalmente debe actuarse como excepción.
CAPÍTULO 8
LA PRESCRIPCIÓN Y LA CADUCIDAD
Esta precisión temporal durante la cual puede ejecutarse dichas facultades variará,
naturalmente, de acuerdo con la naturaleza del derecho que se trate, con el acto
39
concreto de ejercicio que se pretende efectuar, de las previsiones legislativas o de las
particularidades, etc.
La razón de acotar el pazo viene porque quien tiene un derecho subjetivo tiene el poder
(más o menos amplio) de imponer una decisión sobre otras personas, que se verán
afectadas como consecuencia del ejercicio de aquel derecho. Por lo que es justo que la
situación de poder que otorga cualquier derecho subjetivo pese sobre los sujetos pasivos
del mismo de forma temporalmente limitada. Como ejemplo y haciendo un reductio ad
absurdum, ¿tendría sentido que los herederos de un sastre reclamaran en 1992 el precio
de un traje a los herederos de cualquier ciudadano del S. XVIII? En definitiva, las
exigencias de la buena fe y de la seguridad en el tráfico imponen la necesidad de que se
marquen límites temporales máximos de ejercicio de los derechos que permanecen
actualmente inactivos.
Es natural que las leyes establezcan reglas acerca del cálculo del tiempo, pues la
determinación del momento de nacimiento, modificación o extinción de los derechos (y
sus deberes conexos) provoca numerosísimos problemas en la práctica.
3. Los días inhábiles (feriados, festivos...), se cuentan como si no fueran tales, pues el
CC sigue el sistema del llamado cómputo continuo, en cuya virtud no se exceptúan los
días inhábiles del cómputo de los plazos. Ocurriendo lo contrario en el llamado cómputo
útil.
40
También en esta materia, las disposiciones del CC han desempeñado durante años un
claro papel estelar y han sido aplicables, con carácter general, al conjunto del
ordenamiento jurídico, siendo rara las disposiciones que se entretenían en establecer un
cómputo propio o distinto.
2. La prescripción
2.1. Prescripción extintiva y prescripción adquisitiva
- Cuando el transcurso del tiempo acarrea la pérdida del ejercicio de los derechos para
su titular se habla de prescripción extinta.
-Cuando el transcurso del tiempo, junto con una situación de apariencia jurídica,
provoca el nacimiento o consolidación de un derecho en favor de una persona, se habla
de prescripción adquisitiva o, preferiblemente, de usucapión.
41
2. Que el titular del derecho en cuestión permanezca inactivo (sin ejercer su derecho).
3. Que transcurra el plazo señalado por la ley para el ejercicio del derecho sin que se
haya llevado a cabo la actuación del mismo.
El cómputo del plazo prescriptivo establecido en cada caso se inicia desde el momento
en que el derecho pudo haber sido ejercitado, salvo que se disponga otra cosa. Dicho
mandato normativo, contenido en el art. 1969 CC, requiere escasa explicación por lo
obvio.
La expresión del art. 1969 <<desde el día en que pudieron ejercitarse>> los derechos (o
las acciones, según el tenor literal del CC) ha de ser entendida en el sentido de que debe
iniciarse el cómputo del plazo prescriptivo desde que el titular del derecho tuvo o pudo
tener conocimiento (dentro de lo razonable) de que podía ejercitar el derecho.
Se recordará que al señalar que el art 5 CC excluía del cómputo el día inicial, advertimos
que dicha regla conocía ciertas excepciones como la vista en el art 315 CC. Pues bien,
otra excepción más es la establecida en el art 1960.3 CC en materia de prescripción
adquisitiva o usucapión, pues según dicho precepto el primer día del plazo se tiene por
entero, en vez de excluirse del cómputo. Por lo demás, se aplican en materia de
prescripción las reglas generales del cómputo civil establecidas en el art 5 CC.
Según las reglas generales de renuncia de derechos y atendiendo al art. 1935 CC, se
autoriza <<renunciar la prescripción ganada>> a todas las personas con capacidad para
enajenar, al tiempo que prohíbe renunciar al <<derecho de prescribir para lo sucesivo>>.
Según dicho precepto, parece claro que la situación de poder otorgada al beneficiario de
la prescripción es realmente un derecho subjetivo autónomo al que puede renunciarse
una vez adquirido y consolidado; mientras que, por el contrario, la renuncia futura queda
vetada de forma absoluta.
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5. Principales plazos de prescripción
1. Los derechos reales sobre bienes inmuebles prescriben a los treinta años (art. 1963),
salvo la acción hipotecaria que lo hace a los veinte (art. 1964).
2. Los derechos reales sobre bienes muebles prescriben a los seis años (art. 1962).
3. Desde la redacción originaria del CC, los derechos de crédito o personales han
contado con el plazo general de prescripción de quince años, aplicable salvo que se
dispusiera otra cosa por cualquier ley al respecto. A partir de la aprobación de la Ley
42/2015, reformadora de la LEC, el apartado 2 del art 1964 dispone <<Las acciones
personales que no tengan plazo especial prescriben a los cinco años desde que pueda
exigirse el cumplimiento de la obligación. En las obligaciones continuadas de hacer o no
hacer, el plazo comenzará cada vez que se incumplan>>.
6. La caducidad
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La agrupación de tales casos se realiza bajo la institución de la caducidad, que
podríamos conceptuar como la extinción de un derecho por su falta de ejercicio durante
un plazo temporal prefijado que no es susceptible de ser interrumpido.
2. Los plazos de caducidad suelen ser breves, cuando no brevísimos (también algunos
plazos de prescripción pueden circunscribirse a cortos períodos de tiempo).
3. La caducidad puede ser declarada judicialmente de oficio, sin que haya sido alegada
o argüida por el beneficiario por ella. Esta apreciabilidad de oficio denota que el
fundamento de la caducidad se encuentra en un interés público de que ciertos derechos
se ejerciten, precisamente, dentro del plazo temporal predeterminado.
CAPÍTULO 9: LA PERSONA
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Las denominadas personas jurídicas son tales sólo porque están reguladas y admitidas
por el Derecho positivo.
Sea por la inmanente personalidad del ser humano o por la asimilación al mismo,
mediante la personificación de ciertas entidades o agrupaciones de individuos, el
Derecho acaba reconociendo o atribuyendo personalidad tanto a las personas naturales
como a las jurídicas. Personalidad que puede definirse como el reconocimiento de
alguien como sujeto de derechos y obligaciones.
Nuestro CC, solo utiliza la expresión “personas naturales”, ya que se entiende que las
personas sólo deben adjetivarse cuando resulte absolutamente necesario.
El Art. 14 de la Constitución española establece que los españoles somos iguales ante la
ley, no iguales entre sí, sin que prevalezca discriminación por circunstancias personales o
45
sociales. Está basada en la ley consagrada con la Revolución francesa que anulaba las
diferencias ante la ley según la clase o sector social.
La mayor parte de la doctrina afirma que los estados civiles son situaciones permanentes
(o relativamente estables) o cualidades de la persona que predeterminan la capacidad de
obrar de ésta, debiéndose en consecuencia señalar como estados civiles los siguientes:
1. La ausencia declarada.
Planteamiento constitucional
La utilidad del concepto de estado civil es más que discutible, pues realmente tal
calificación no conlleva la aplicación de un régimen normativo prefigurado y común a
todos los pretendidos estados civiles antes citados.
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La restricción, limitación o determinación concreta de la capacidad de obrar, se pretende
explicar de forma teórica y no atendiendo a la razón legal (ratio legis) de los preceptos
específicos (ad hoc), es decir, la protección de la persona que lo necesita, no la
construcción de grupos sociales permanentes y estables.
Explicación histórica
Como dijimos antes, el concepto de estado civil es muy discutible, existen muchos
motivos que justifican la utilización del término estado civil como una rémora histórica
con escaso valor normativo, sólo algo puramente descriptivo.
La vigente Ley de Enjuiciamiento Civil 2000 mantiene, en el Título I del Libro IV (art.
748-781), los procesos especiales sobre capacidad, filiación, matrimonio y menores, que
resultan totalmente coincidentes con la temática tradicional concerniente a los “estados
civiles”.
No obstante, lo hace sin utilizar en ninguna ocasión ese término, sino que usa la
denominación técnica del asunto o cuestión que en cada caso resulte oportuno
(capacidad o incapacitación, determinación o impugnación de la filiación…).
Además, el Art. 751.1, establece que “en los procesos a que se refiere este título no
surtirán efecto la renuncia, el allanamiento ni la transacción”, al tratarse de procesos que
no son susceptibles de libre disponibilidad para las personas o particulares, y lo hace sin
recurrir a la previa atribución de carácter de estado civil, sino que sencillamente declara
que no se puede transigir sobre la capacidad, ni negociar con la incapacitación de las
personas por ser cuestiones reservadas a reglas de Derecho imperativo, dada su
trascendencia.
4.-EL NACIMIENTO
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La ley 20/2011 del Registro civil, en su disposición final tercera, modificó la antigua
redacción del artículo 30 del Código Civil, dejándola de la siguiente forma: “la
personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida y enteramente
desprendido del seno materno”.
Desparecen pues los dos requisitos necesarios para la adquisición de la personalidad del
nacido,
• Tener figura humana. Provisto de una conformación somática común, esta, no excluye
evidentemente, deformaciones o falta de miembros o extremidades, ni requiere ser
constatada con los patrones de la escultura griega.
• Vivir 24 horas enteramente desprendido del seno materno. Vida extrauterina, de un día,
es decir, la personalidad se adquiría desde el momento del nacimiento, pero solo si vivía
más de 24 horas, aunque se tenga incertidumbre de la muerte posterior del nacido.
De todos modos, todos los hermanos son iguales ante la ley, por lo que el primogénito no tiene
mayor importancia. Sólo adquiere importancia en el caso de la Corona (Art. 57 de la Constitución
establece que la sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura) y en los títulos
nobiliarios.
Múltiples razones de orden familiar y sucesorio han planteado, ya desde los viejos
tiempos romanos, la necesidad de considerar la situación jurídica de quienes se
encontraban gestándose en el claustro materno, dotándoles de una especial protección.
Los modernos Códigos destinan una serie de preceptos al nasciturus para “reservarle”
ciertos beneficios o efectos favorables para el caso de que llegue a nacer y adquirir la
capacidad jurídica.
Según el Art. 29 del Código Civil “el concebido se tiene por nacido para todos los efectos
que le sean favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo
siguiente”. Esto también se reconoce reiterativamente en el LEC-2000 que en su art.
6.1.2 reconoce la capacidad de las personas físicas para ser parte en los procesos civiles
y también hace lo propio para el concebido, pero no nacido, para todos los efectos que
le sean favorables.
Desde el punto de vista moral, filosófico, ético o incluso médico, puede discutirse sobre
el momento genético de la vida humana, desde el punto de vista legal no hay dudas, la
personalidad se adquiere con el nacimiento regular, conforme a los dispuesto en el art. 30
CC.
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SSAP de Cuenca, 27Mayo 1999 y, La Coruña, 26 de Abril 2012 : Se ha considerado
“efecto civil favorable” que una mujer embarazada solicite la pensión de alimentos antes de
que el hijo nazca y en previsión de su nacimiento.
La expresión latina es habitual para referirse a personas que, pese a no haber sido “aún
concebidas” pueden llegar a nacer (p.e: el hijo mayor de mi nieto). Tales personas, en
principio, no pueden considerarse como titulares de posición jurídica alguna, ni de un
derecho subjetivo concreto, pues representan un futurible. Sin embargo, existen
mecanismos en cuya virtud la atribución de derechos a los nondum concepti resulta
admisible, como la donación con cláusula de reversión en favor de terceros y la
sustitución fideicomisaria (más adelante, arts. 641 y 781).
El art. 32 del Código Civil establece que: “la personalidad civil se extingue por la muerte de las
personas”, regla obvia que no requiere explicación alguna.
En cambio, sí requiere explicación el art. 34 del Código Civil “presunción de muerte del
ausente” o persona desaparecida sin que se tenga noticia alguna de ella durante un plazo
de tiempo prudencial (arts. 183 y 193) o bien de aquellas personas que hayan participado
en campañas bélicas, sufrido naufragio o accidente aéreo y de cuya supervivencia no se
tengan noticias. La suerte del ausente o desaparecido no puede constituir una incógnita
permanente y sin límite temporal alguno, ya que las relaciones jurídicas atinentes al
ausente y, lógicamente, a terceros no pueden quedar indefinidamente en suspenso. Para
evitar esto se puede instar judicialmente la declaración de fallecimiento, la cual establece
plazos según el tipo de desaparición que sea.
Las consecuencias de la muerte como hecho físico incontestable que a todos nos ha de
llegar son claras: al extinguirse la personalidad del difunto, todas las situaciones o
relaciones sociales a él pertenecientes habrán de darse igualmente por extinguidas, por
desaparición del sujeto. Su cuerpo pasa a ser cadáver y, por consiguiente, no puede ser
calificado como persona, sino como cosa. Por ello, resulta necesario precisar el
momento del fallecimiento y, en tal sentido, establece la Ley de Registro Civil 1957 que la
inscripción de defunción hace fe de la fecha, hora y lugar en que acontece la muerte
(Art.81 LRC) y que, para proceder a la inscripción “será necesaria certificación médica de
la existencia de señales inequívocas de muerte” (Art.85 LRC), con indicación de la causa.
Tanto el actual RD 1723/2012, como el artículo 10.2 del derogado Real Decreto
2070/1999 sobre trasplantes de órganos, tratan el tema en parecidos términos, este
último establecía que “la muerte del individuo podrá certificarse tras la confirmación del
cese irreversible de las funciones cardiorrespiratorias o del cese irreversible de las
funciones encefálicas. Será registrada como hora del fallecimiento del paciente la hora en
la que se completó el diagnóstico de muerte.”. Si bien la ley actual (Real Decreto
1723/2012, de 28 de Diciembre) sustituye la referencia a la “actividad cardiorrespiratoria”
por “funciones circulatoria y respiratoria”.
5.3. La conmoriencia
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La determinación del momento de la muerte adquiere tintes de particular complejidad cuando
fallecen simultáneamente dos o más personas que tuvieran recíprocamente derecho a
heredar a las otras, como ocurriría en el supuesto típico de nuestros días: accidente
aéreo, automovilístico, etc, en el que fallecen padres e hijos.
En tales casos, tradicionalmente (desde el Derecho Romano, pasando por las partidas de
aprobación del CC) se solucionó el tema recurriendo a una serie de presunciones
basadas en la fortaleza física de los conmorientes, de tal forma :
Pero el artículo 33 de nuestro Código Civil cambió la tradición, según ese artículo “si los
conmorientes fallecen de forma simultánea no tiene lugar la transmisión de derechos de
uno a otro”.
El tenor literal de este artículo, es tributario de la occasio legis de la norma, es decir, parte
de la base de que los conmorientes son herederos entre si, y , sin duda, fue redactado
pensando en una muerte simultánea por la misma causa (accidente, terremoto…). No
obstante, se mantiene, aunque la causa y el lugar sea distinta, siempre y cuando la
muerte sea simultánea. La norma deberá aplicarse a todo caso de duda sobre la
supervivencia entre dos personas fallecidas simultáneamente, aún en circunstancias
normales o excepcionales.
La Ley Orgánica 1/1982 en su artículo 4, faculta para ejercitar las acciones de protección
civil del honor, la intimidad o la imagen a los herederos o parientes de las personas
fallecidas previamente y en su defecto, al Ministerio Fiscal, ya que, como reza la
exposición de motivos de la propia ley : “ Aunque la muerte del sujeto de derecho
extingue los derechos de la personalidad, la memoria de aquel constituye una
prolongación de esta última que debe ser también tutelada por el Derecho.”
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pocos días después. La retransmisión televisiva se ocupaba especialmente de mostrar, el
rostro del fallecido. La viuda demanda a TeleMadrid y consigue una indemnización
económica por los daños morales producidos y, los fotogramas relativos al accidentado
no podían considerarse en modo alguno accesorios de la nota principal.
CAPÍTULO 10
Es necesario reconocer que la doctrina civilista, que hoy considera que los
derechos de la personalidad es un punto clave del Derecho Civil, no comenzó a ocuparse
del tema hasta el primer tercio del siglo XX.
2. Epígrafe eliminado
3. EL DERECHO A LA VIDA
3.1 La vida y la integridad física
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guerra”. El desarrollo de tal precepto exige, como es obvio, atender a la regulación del
Código Penal con la prohibición del homicidio, asesinato, lesiones, … que aquí no vamos a
estudiar. El código penal militar aprobado por la Ley Orgánica 13/1985, de 9 de diciembre,
preveía la pena de muerte en tiempos de guerra, pero fue abolida definitivamente, incluso en
tiempos de guerra por la Ley Orgánica 11/1995, de 27 de noviembre.
Por tanto, no todo acto relativo a la integridad física puede considerarse que atenta
contra dicho derecho, a no ser que realmente ponga en peligro de manera injustificada la
vida de la persona en cuestión, ya que el derecho a la integridad física se encuentra
directamente subordinado a la vida. Es por ello que, de manera evidente, debemos
analizar como actuaciones subordinadas a la subsistencia o a la mejora de la calidad de
vida, acciones como las intervenciones higiénicas o quirúrgicas.
Lo anterior queda en peccata minuta comparado con los problemas que originan los
trasplantes de órganos.
52
- Carácter gratuito de la cesión, para evitar comercializar con órganos vitales.
Conviene observar que, aunque la LTO indica que una vez fallecido, la voluntad de los
familiares resulta intrascendente, en la práctica la oposición de estos suele conllevar de
facto la inaplicación del artículo 5 de la LTO y por tanto la imposibilidad de obtención de
órganos.
Hay que tener en cuenta también la modificación que hace del artículo 4 de la LTO la Ley
26/2011, de 1 de agosto, de adaptación normativa a la Convención internacional sobre
los derechos de las personas con discapacidad, que dice que si el donante fuese una
persona con discapacidad {…} la información y el consentimiento deberán efectuarse en
formatos adecuados, siguiendo las reglas marcadas por el principio del diseño para
todos, de manera que le resulten accesibles y comprensibles a su tipo de discapacidad.
En un sentido similar se modifica el artículo 6 apartado C) referido al responsable médico
que haya de practicar el trasplante.
53
podrá hacerse constar por quienes hubieran ostentado en vida de ellos su representación
legal (art. 8).
El artículo 5 (Requisitos para recibir la prestación de ayuda para morir) de la LORE dice
así en sus puntos 1 y 2:
1. Para poder recibir la prestación de ayuda para morir será necesario que la persona
cumpla todos los siguientes requisitos:
54
d) Sufrir una enfermedad grave e incurable o un padecimiento grave, crónico e
imposibilitante en los términos establecidos en esta Ley, certificada por el médico
responsable.
e) Prestar consentimiento informado previamente a recibir la prestación de ayuda para
morir. Dicho consentimiento se incorporará a la historia clínica del paciente.
2. No será de aplicación lo previsto en las letras b), c) y e) del apartado anterior en
aquellos casos en los que el médico responsable certifique que el paciente no se
encuentra en el pleno uso de sus facultades ni puede prestar su conformidad libre,
voluntaria y consciente para realizar las solicitudes, cumpla lo previsto en el apartado 1.d),
y haya suscrito con anterioridad un documento de instrucciones previas, testamento vital,
voluntades anticipadas o documentos equivalentes legalmente reconocidos, en cuyo caso
se podrá facilitar la prestación de ayuda para morir conforme a lo dispuesto en dicho
documento. En el caso de haber nombrado representante en ese documento será el
interlocutor válido para el médico responsable.
Y el articulo 6 (Requisitos de la solicitud de prestación de ayuda para morir) establece
que la solicitud de prestación de ayuda para morir se deberá hacerse por escrito,
debiendo estar el documento fechado y firmado por el paciente solicitante, o por
cualquier otro medio que permita dejar constancia de la voluntad inequívoca de quien la
solicita, así como del momento en que se solicita. En el caso de que por su situación
personal o condición de salud no le fuera posible fechar y firmar el documento, podrá
hacer uso de otros medios que le permitan dejar constancia, o bien otra persona mayor
de edad y plenamente capaz podrá fecharlo y firmarlo en su presencia indicando la
situación del paciente.
- Artículo 17: Libertad personal por el cual nadie puede estar detenido por más de
72h sin ser puesto a disposición judicial, ello se garantiza además por el
procedimiento de origen anglosajón llamado habeas corpus.
55
- Artículo 19: Libertad de fijación de residencia y de circulación por el territorio
nacional, incluyendo la entrada y salida del país.
- Artículo 20.1.c: Libertad de cátedra, desarrollada por varias leyes orgánicas como
la Reguladora del Derecho a la Educación, de la de Reforma Universitaria o
posteriormente por la de Universidades.
La libertad se manifiesta en todos y cada uno de los sectores del Derecho, tanto en el
público como en el privado, es más incluso se hizo realidad antes en los textos legales de
Derecho privado que en los de Derecho público. Por tanto, desde un punto de vista
iusprivatista, la libertad es indiscutiblemente un derecho de la personalidad de carácter
básico.
El artículo 15 de la CE, reconoce junto a la integridad física el derecho que tenemos todos a la
integridad moral, es decir, el reconocimiento a la propia dignidad y al respeto y consideración por
parte de los demás miembros de la comunidad. Se garantiza este derecho genérico además en el
artículo 18.1 de la CE se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la
propia imagen y desarrollado este precepto por la LO 1/1982, de protección civil del derecho al
honor, la intimidad personal y familiar y a la propia imagen (LOHIP), modificadas por Las Leyes
Orgánicas 10/1995, de 23 de noviembre y 5/2010 de 22 de junio. Los restantes párrafos del
artículo 18 realizan una concreción inicial de la intimidad personal y familiar, la inviolabilidad del
domicilio, el secreto de la correspondencia y de las comunicaciones y la limitación del uso de la
informática.
La referida Ley Orgánica, responde al hecho de que tanto el honor, la intimidad como la
propia imagen, también se encuentran protegidos por la legislación penal, aunque en los últimos
tiempos parece haber un abandono de estos procesos penales frente a un incremento de los
civiles. De cualquier modo, cabe advertir que la verdadera importancia de la LOHIP radica en que
haya delito o no, las reglas indemnizatorias son las mismas, las cuales y en virtud del artículo 9 de
la citada LO se separan de las reglas generales aplicables en materia de responsabilidad
extracontractual.
56
La mayoría de los autores coinciden en la dificultad que entraña definir cualquiera de
estos conceptos, honor, intimidad e imagen. Incluso la LOHIP, regula tales derechos, pero
no los define.
La LOHIP se encarga de subrayar que las ideas de honor, intimidad e imagen son
contingentes y variables, dependiendo del momento y de las circunstancias sociales de
cada época. Así se establece en el artículo 2 de la LOHIP cuando dice la protección civil
del honor, de la intimidad y de la propia imagen quedará delimitada por las leyes y por los
usos sociales atendiendo al ámbito que, por sus propios actos, mantenga cada persona
reservada para sí misma o su familia. Si tuviéramos que realizar una explicación o
interpretación de dicho precepto, se debería destacar que:
- Los criterios generales para acceder a dicho análisis son de dos tipos: unos
generales y de marcado carácter objetivo; y otro de acusado cariz subjetivo.
- Los criterios objetivos vienen determinados por las propias leyes vigentes y por los
usos sociales de carácter general. Ambos delimitan la protección del honor,
intimidad e imagen.
Aunque es difícil definir honor en términos positivos, cabe afirmar que se trata de la
estimación y el respeto que la persona se profesa a sí misma y que le reconozca la
comunidad en que se desenvuelve. Es por ello por lo que debe abrazar todas las
manifestaciones del sentimiento de estimación de la persona (honor civil, comercial, literario,
científico…) como afirma la STS de 7 de febrero de 1962. Desde un punto de vista negativo es
más fácil identificar los actos en cuya virtud una persona queda deshonrada.
Según la STS 408/2016, de 15 de junio, ha declarado que las personas jurídicas de Derecho
público (como un ayuntamiento) no son titulares del derecho al honor garantizado por el artículo
18.1 de la CE. La STS 606/2019, de 13 de noviembre, destacó la prevalencia de la libertad de
expresión en relación con un artículo que criticaba a una asociación de consumidores.
57
b)3.Privacidad personal y libertad informativa
En términos prácticos los tribunales de justicia y en particular el TS han sido siempre muy
reacios a otorgar indemnizaciones por la vulneración de tales derechos, dando mayor prevalencia
al derecho a la información que a los derechos de la personalidad. Aunque empiezan a verse
signos de una valoración más ajustada a los principios aplicables en la materia, equilibrando de
una manera más cuidadosa entre la privacidad ye el derecho a la información. Hay varias
sentencias a las que podemos hacer referencia en este sentido, como la STS-1ª
518/2012, de 24 de julio, donde la actriz Elsa Pataky demandó a una serie de medios de
comunicación y resultaron condenados a indemnizarla con más de 400.000€, o la STS
538/2016, de 14 de septiembre, donde se condenó a una revista a indemnizar a Penélope
Cruz con 15.000€ ya que se apreció una intromisión ilegítima en sus derechos
fundamentales a la propia imagen ya al a intimidad. Es más, la STS de 15 de febrero de
2017 y más recientemente la 697/2019, de 19 de diciembre, entienden que el ejercicio del
derecho a la libertad de información no legitima la publicación no consentida de una
imagen obtenida de un perfil de Facebook, y aunque es lícito el acceso a una fotografía
por parte de terceros, no queda excluido del ámbito protegido por el derecho a la propia
imagen la facultad de impedir la publicación de su imagen por parte de terceros, que
siguen necesitando el consentimiento expreso del titular para poder publicarla. La STS
201/2019, de 3 de abril, entiende que un mensaje publicado en una red social constituye
una intromisión ilegítima del derecho al honor de una persona cuando, tras la
ponderación de las circunstancias conforme a los usos sociales, se concluye que debe
prevaler el derecho al honor frente a la libertad de expresión.
58
personales del buscador. O más reciente es la STS 24/2019, de 16 de enero (Sala 3ª) que
ampara el derecho al olvido digital frente a Google, al fijar como jurisprudencia que “la
persona afectada por una supuesta lesión del derecho al honor, la intimidad personal y
familiar ya la propia imagen está legitimada para fundamentar válidamente una acción de
reclamación ante la entidad proveedora de los servicio de motor de búsqueda en internet
o ante la Agencia Española de Protección de Datos cuando los resultados del motor de
búsqueda ofrezcan datos sustancialmente erróneos o inexactos que supongan una
desvalorización de la imagen reputacional que se revele injustificada por contradecir los
pronunciamientos formulados en una resolución judicial firme”
59
8. La utilización del delito por el condenado en sentencia penal firme para conseguir
notoriedad pública u obtener provecho económico, o la divulgación de datos falsos sobre los
hechos delictivos, cuando ello suponga el menoscabo de la dignidad de las víctimas.
No obstante, hay excepciones previstas en el artículo 8 de la propia LO 1/1982 y ley 4/1997,
de 4 de agosto, por la que se regula la utilización de videocámaras por las fuerzas y cuerpos de la
Seguridad del Estado que en su artículo 2.1 establece que “la captación, reproducción y
tratamiento de imágenes y sonidos, en los términos previstos en esta Ley, así como las
actividades preparatorias, no se considerarán intromisiones ilegítimas en el derecho al honor, a la
intimidad personal y familiar y a la propia imagen”.
60
términos previstos en esta Ley, así como las actividades preparatorias, no se considerarán
intromisiones ilegítimas en el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la
propia imagen”. Con relación a ello, caben destacar: sentencia del TJUE de 11 de
diciembre de 2014 o la STS 13/2018, de 12 de enero.
CAPÍTULO 12
Desde su publicación, el Código Civil establecía en el artículo 200 que estaban sujetos
a tutela, además de los menores no emancipados, aquellas personas sobre las que
pesaban una serie de circunstancias de innegable gravedad que deberían traer consigo el
que se las privase de la capacidad de obrar: Tales circunstancias se encontraban
legalmente tasadas, es decir, constituían un numerus clausus: locura o demencia;
sordomudez, acompañada de la falta de saber leer y escribir (incomunicación absoluta de
la persona); prodigalidad; y estar sufriendo la pena de interdicción civil.
Los menores de edad no emancipados, quedaban sujetos a tutela siempre y cuando sus
padres no pudieran ejercer la patria potestad.
En aquellos casos en que los intereses del hijo y de los padres pudieran ser contrastantes
o antagónicos (por ejemplo, herencia de un familiar), se les debía nombrar un defensor
judicial.
61
2. Además de la tutela y de la figura del defensor judicial, introduce un nuevo órgano
tuitivo de la persona: la curatela.
De otra parte, las fronteras entre tutela y curatela quedan legalmente demasiado
desdibujadas, dependiendo -acaso en exceso- del pronunciamiento del Juez en la
correspondiente sentencia.
4. Permite incluso incapacitar a los menores de edad, cuando se prevea que la causa de
incapacitación persistirá después de la mayoría de edad (art. 201). En tal caso, superada
la mayoría por el incapacitado, se originará la patria potestad prorrogada, y, cuando ella
resulte imposible, la tutela (art. 171).
En términos contemporáneos, una persona con discapacidad es aquella que, por causa
física, sensorial o psíquica, tiene algún grado de minusvalía que pueda dificultar o
dificulta su normal desenvolvimiento. Ello podía requerir o hacer conveniente su
incapacitación en sentido técnico o, por el contrario, desaconsejarla y sustituirla por
medidas de protección de otra naturaleza.
Así pues, las ideas de persona con discapacidad y de persona judicialmente incapacitada
no tenían por qué coincidir necesariamente, pues como es obvio existían grados de
minusvalía que no debían dar origen a declaración judicial de incapacitación alguna.
62
de las personas con discapacidad y de su inclusión social, a la que han de sumarse la
reforma del Código penal llevada a cabo por la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, la
nueva legislación de jurisdicción voluntaria (Ley 15/2015, de 2 de julio, modificada por la
Ley 4/2017, de 24 de junio, precisamente en relación con el derecho de las personas con
discapacidad a contraer matrimonio en igualdad de condiciones) o las más recientes Ley
Orgánica 1/2017, de 13 de diciembre, de modificación de la Ley Orgánica 5/1995, de 22
de mayo, del Tribunal del Jurado, para garantizar la participación de las personas con
discapacidad sin exclusiones, y Ley Orgánica 2/2018, de 5 de diciembre, para la
modificación de la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General
para garantizar el derecho de sufragio de todas las personas con discapacidad.
La Ley 8/2021, de 2 de junio, con entrada en vigor el día 3 de septiembre de 2021, por la
que se reforma la legislación civil y procesal para el apoyo a las personas con
discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica, como proclama en su Exposición
de Motivos, supone un hito fundamental en el proceso de adaptación de nuestro
ordenamiento a la Convención de Nueva York, así como en la puesta al día de nuestro
Derecho interno en un tema, como es el del respeto al derecho de igualdad de todas las
personas en el ejercicio de su capacidad jurídica, que viene siendo objeto de atención
constante en los últimos años, tanto por parte de las Naciones Unidas, como por el
Consejo de Europa o por el propio Parlamento Europeo y, como lógica consecuencia,
también por los ordenamientos estatales de nuestro entorno.
Las medidas relativas al ejercicio de la capacidad jurídica han de respetar los derechos,
la voluntad y las preferencias de la persona, han de ser proporcionales y adaptadas a las
circunstancias de la persona, deben aplicarse en el plazo más corto posible y tendrán
que estar sujetas a exámenes periódicos por parte de una autoridad o un órgano judicial
competente, independiente e imparcial. Estas medidas serán proporcionales al grado en
que afecten a los derechos e intereses de las personas. Se impone, de este modo, el
cambio de un sistema como el hasta ahora vigente en nuestro ordenamiento jurídico, en
el que predomina la sustitución en la toma de las decisiones que afectan a las personas
con discapacidad, por otro basado en el respeto a la voluntad y las preferencias de
la persona quien, como regla general, será la encargada de tomar sus propias decisiones.
La nueva regulación está inspirada, como nuestra Constitución en su artículo 10 exige, en
el respeto a la dignidad de la persona, en la tutela de sus derechos fundamentales y en el
respeto a la libre voluntad de la persona con discapacidad.
63
preferencias de la persona. Se requiere, por tanto, la confección de «un traje a medida»,
diseñado a mano y pensado en las concretas
Este nuevo modelo debe respetar los principios de necesidad y proporcionalidad de las
medidas de apoyo que se establezcan y ha de ser «revisado» permanentemente Y en
este nuevo universo, siguiendo a la Convención de la ONU de 2006 sobre los derechos
de las personas con discapacidad, se da preferencia en todo caso a las medidas
voluntarias, que haya podido adoptar preventivamente
Tales medidas propuestas por las personas pueden ser la escritura pública de autoayuda,
la autocuratela, los poderes preventivos, las instrucciones previas a la toma de
decisiones sobre el cuidado de la salud.
1) Fin de la incapacitación judicial: el Título XI del Libro Primero del Código Civil se
redacta de nuevo y pasa a rubricarse «De las medidas de apoyo a las personas con
discapacidad para el ejercicio de su capacidad jurídica», de forma que el elemento sobre
el que pivota la nueva regulación no va a ser ni la incapacitación de quien no se
considera suficientemente capaz, ni la modificación de una capacidad que resulta
inherente a la condición de persona humana y no puede modificarse, todo lo contrario: la
idea central es la de apoyo a la persona que lo precise, apoyo que engloba todo tipo de
actuaciones: desde el acompañamiento amistoso, la ayuda técnica en la comunicación
de declaraciones de voluntad, la ruptura de barreras arquitectónicas y de todo tipo, el
consejo, o incluso la toma de decisiones delegadas por la persona con discapacidad.
En aquellas situaciones en las que el apoyo no pueda darse de algún modo, y solo ante
esa situación de imposibilidad, este pueda concretarse en la representación en la toma
de decisiones.
Podrá beneficiarse de las medidas de apoyo cualquier persona que las precise, con
independencia de si su situación de discapacidad ha obtenido algún reconocimiento
administrativo. Esta particularidad, de importante trascendencia práctica, fue incluida en
el Senado. No se trata, solo, de un mero cambio de terminología que sustituya los
términos tradicionales de «incapacidad» e «incapacitación» por otros más precisos y
respetuosos, sino de un nuevo y más acertado enfoque de la realidad porque no hay que
olvidar que las personas con discapacidad son titulares del derecho a la toma de sus
propias decisiones, derecho que ha de ser respetado. Muchas limitaciones vinculadas
tradicionalmente a la discapacidad no han procedido de las personas afectadas por ella,
sino de su entorno: barreras físicas, comunicacionales, cognitivas, actitudinales y
jurídicas que han cercenado sus derechos y la posibilidad de su ejercicio. La reforma
normativa impulsada por esta ley debe ir unida a un cambio del entorno, a una
transformación de la mentalidad social y de la de aquellos profesionales del Derecho
-jueces y magistrados, personal al servicio de la administración de justicia, notarios,
registradores- que han de prestar sus respectivas funciones, a requerimiento de las
personas con discapacidad, partiendo de los nuevos principios.
64
2) La tutela queda limitada a los menores de edad no emancipados y no sujetos a patria
potestad. Se eliminan del ámbito de la discapacidad, no solo la tutela, sino también la
patria potestad prorrogada y la patria potestad rehabilitada, figuras demasiado rígidas y
poco adaptadas al sistema de promoción de la autonomía de las personas adultas con
discapacidad que ahora se propone. En este sentido, conviene recordar que las nuevas
concepciones sobre la autonomía de las personas con discapacidad ponen en duda que
los progenitores sean siempre las personas más adecuadas para favorecer que el hijo
adulto con discapacidad logre adquirir el mayor grado de independencia posible y se
prepare para gestionar su futuro sin la presencia de sus padres, unido ello a la elevada
carga que puede suponer el ejercicio de la patria potestad para padres que se hacen
mayores. Por ello, en la nueva regulación, cuando el menor con discapacidad llegue a la
mayoría de edad se le prestarán los apoyos que necesite del mismo modo y por el mismo
medio que a cualquier adulto que los requiera.
Nos encontramos ante una reforma ambiciosa que opta por el cauce de la jurisdicción
voluntaria de manera preferente, considerando de manera esencial la participación de la
propia persona, facilitando que pueda expresar sus preferencias e interviniendo
activamente y, donde la autoridad judicial interese la información precisa, ajustándose
siempre a los principios de necesidad y proporcionalidad. Todo ello sin perjuicio de que el
procedimiento se transforme en uno contradictorio.
El proceso debe alejarse del esquema tradicional para pasar a orientarse hacia un
sistema de colaboración interprofesional o, como va hemos señalado, «de mesa
65
redonda», con profesionales especializados de los ámbitos social, sanitario y otros que
puedan aconsejar las medidas de apoyo que resulten idóneas en cada caso. A diferencia
de lo que sucedía en la normativa anterior, el contenido de la sentencia que ha de dictar
el Juez se remite a las normas de Derecho Civil que resulten de aplicación, al
considerarse una cuestión más de Derecho sustantivo que procesal.
1a La tutela.
2ª La curatela.
3ª El defensor judicial».
La frontera teórica entre los cargos citados podría señalarse diciendo que el tutor es el
representante legal del menor o incapacitado con carácter estable; mientras que el
curador, gozando igualmente de estabilidad, limita sus funciones a complementar la
capacidad del sometido a curatela, sin sustituirlo, por tanto, ni ser propiamente su
representante. Por su parte, el cargo del defensor judicial es asimilable al del curador,
aunque se caracteriza por su ocasionalidad (cfr. art. 299). Su regulación ha sido
modificada parcialmente por la Ley 15/2015, de la jurisdicción voluntaria, que da una
nueva redacción al art. 299 bis del CC, permitiendo al defensor judicial designado por el
secretario judicial (actualmente LAJ) asumir la administración de los bienes de la persona
que deba ser sometida a tutela o curatela.
La Ley 13/1983 se caracteriza por una enorme ductilidad en la fijación de funciones a los
diversos cargos tuitivos o tutelares: puede haber uno o varios tutores; puede haber
incapacitados en sentido técnico que no queden sometidos a tutela, sino a curatela (art.
287); las atribuciones del defensor judicial no están diseñadas legalmente, quedando
encomendadas a la sentencia judicial, etcétera.
Ante ello, en una obra como esta v advertido el lector de la «flexibilidad» de la Ley
13/1983, lo más prudente es señalar que la reducción a esquema de los numerosos
artículos del Código Civil dedicados a la materia es punto menos que imposible, y
trataremos de señalar algunos extremos generales antes de considerar brevemente y por
separado los distintos cargos tuitivos.
66
4. Una vez inscrita la resolución judicial sobre capacidad, la realización de contratos por
el afectado le conllevará las siguientes consecuencias generales:
a) Los celebrados por personas sometidas a tutela son nulos de pleno derecho, pues
deberían haber actuado a través de su representante: el tutor.
c) Los actos y contratos celebrados por el tutor sin contar con la autorización judicial,
cuando esta sea preceptiva, serán radicalmente nulos (arts. 271 v 272, antes de la
reforma de la Ley Orgánica 1/1996; después de ella, solo el primero de los artículos
citados).
El cambio normativo instaurado por la Ley de 2001, cuya entrada en vigor está prevista a
los tres meses de su publicación en el BOE contempla, como no podía ser de otro modo,
una serie de disposiciones transitorias que se encargan de preparar, de acoplar las
situaciones ya existentes en el momento de entrada en vigor de la norma a la nueva
realidad y a las nuevas medidas de apoyo.
A los tutores de las personas con discapacidad se les aplicarán las normas establecidas
para los curadores representativos, a los curadores de los emancipados cuyos
progenitores hubieran fallecido o estuvieran impedidos para el ejercicio de la asistencia
prevenida por la ley y de los menores que hubieran obtenido el beneficio de la mayor
edad se les aplicarán las normas establecidas para el defensor judicial del menor.
Quienes vinieran actuando como guardadores de hecho sujetarán su actuación a las
disposiciones de esta ley. Quienes ostenten la patria potestad prorrogada o rehabilitada
continuarán ejerciéndola hasta que se produzca la revisión a la que se refiere la
disposición transitoria cuarta.
67
3. LA TUTELA EN EL SISTEMA INSTAURADO POR LA LAPCD O LEY 8/2021, DE 2 DE
JUNIO
En el nuevo sistema normativo, sin embargo, es el régimen jurídico de la curatela el que
se aplica supletoriamente a la tutela, al defensor judicial y al guardador de hecho (art. 224
CC).
Solamente los menores de edad pueden ser sujetos a tutela, reservando la curatela y
otras medidas de apoyo a los mayores que así lo necesiten para el ejercicio de su
capacidad jurídica. En el sistema anterior; también estaban sometidos a tutela las
personas judicialmente incapacitadas cuando la sentencia así lo hubiera establecido (art.
222 CC).
El nuevo artículo 200 CC, al igual que en el sistema precedente, dispone que: «Las
funciones tutelares constituyen un deber; se ejercerán en beneficio del tutelado y estarán
bajo la salvaguarda de la autoridad judicial». El nuevo artículo 213 CC se encarga de
regular los sujetos que podrán ser nombrados tutores, disponiendo que: «Para el
nombramiento de tutor se preferirá:
La consideración detenida de la tutela debe ser objeto del Derecho de familia. Sin
embargo, razones de orden pedagógico aconsejan una aproximación a ella.
1º Al designado por el propio tutelado, conforme al párrafo segundo del artículo 223.
3º A los padres.
68
La tutela puede ser desempeñada por una sola persona o por varias simultáneamente
(art.
236), e incluso por las personas jurídicas que no tengan finalidad lucrativa y entre cuyos
fines figure la protección de menores e incapacitados (art. 242).
- Los condenados por cualquier delito que haga suponer fundadamente que no
desempeñarán bien la tutela
Los progenitores del menor o incapacitado pueden «inhabilitar» a los parientes que en
principio serían llamados a la tutela (cfr. art. 234), mediante testamento o cualquier otro
documento notarial (cfr. art. 245), por considerar que no reúnen las mínimas condiciones
de familiaridad y afecto con el posible pupilo (supongamos, tío carnal del menor que no
lo identificaría en la calle). Mas incluso en tal caso la resolución judicial motivada puede
decretar otra cosa en beneficio del menor o incapacitado.
La lectura del artículo 217 de la vigente redacción del Código Civil sugiere que la
obligatoriedad de los cargos tuitivos es una regla drástica que, por ende, solo admite
«excusa [...] en los supuestos legalmente previstos» y que estos son escasos. Sin
embargo, no es así.
69
podrá ser alegada en cualquier momento (art. 255). Así pues, bastará alegar un aumento
de las ocupaciones o una agravación de cualquier enfermedad para excusarse de la
tutela por mucho que el Código Civil lo constituya como un deber.
B) Que el tutor «se conduzca mal en el desempeño de la tutela» (esto es, no desempeñe
adecuadamente la tutela), sea por incumplimiento de los deberes propios del cargo, sea
por notoria ineptitud en su ejercicio.
El nuevo artículo 212 CC permite que puedan ser tutores «las fundaciones y demás
personas jurídicas sin ánimo de lucro, públicas o privadas, entre cuyos fines figure la
protección y asistencia de menores».
En el nuevo sistema, se diferencian las causas legales de incapacidad absoluta para ser
tutor de otros casos en los que el juez no podrá nombrar tutor a determinadas personas.
No podrán ser tutores, establece el nuevo artículo 216 CC:
«1.° Los que por resolución judicial estuvieran privados o suspendidos en el ejercicio de
la patria potestad o, total o parcialmente, de los derechos de guarda y protección. 2.° Los
que hubieren sido legalmente removidos de una tutela, curatela oguarda anterior». Y la
autoridad judicial no podrá nombrar tutor a las siguientes personas (art. 217 CC):
«l.° A quien haya sido excluido por los progenitores del tutelado.
2.° A quien haya sido condenado en sentencia firme por cualquier de-
4.° A quien le sea imputable la declaración como culpable de un concurso, salvo que la
tutela lo sea solo de la persona.
Las causas de excusa de la tutela, al contrario de lo que venía sucediendo hasta ahora,
son las reguladas para la curatela (art. 223). Y lo mismo sucede respecto a las causas y
70
procedimientos de remoción, debiendo recordar que «remoción» de la tutela no equivale
a extinción de la misma, sino sencillamente el cese como tutor de la persona que
previamente había sido nombrada judicialmente por alguna causa imputable a esa
persona, a diferencia de lo que sucedería en los procedimientos de excusa en los que
interviene una causa ajena a la voluntad del tutor.
Estarán legitimados para ejercer las acciones de privación de patria potestad, promover
la remoción del tutor y solicitar el nombramiento de tutor de los menores en situación de
desamparo, el Ministerio Fiscal, la entidad pública y los llamados al ejercicio de la tutela».
4. Las nuevas medidas de apoyo a las personas con discapacidad para el ejercicio de su
capacidad jurídica
Las medidas de apoyo a las personas mayores de edad o menores emancipados que las
necesiten para el ejercicio de su capacidad jurídica son, además, de las de naturaleza
voluntaria, la guarda de hecho, la curatela y el defensor judicial (nuevos arts. 249 y 250
CC que presiden el Título XI de este cuerpo le-gal).
Las personas que presten apoyo deberán actuar atendiendo a la voluntad, deseos y
preferencias de las personas que necesiten tales sustentos, procurando que la persona
con discapacidad pueda llevar a cabo su propio proceso de toma de decisiones y
fomentando, incluso, que la persona con discapacidad pueda ejercer su capacidad
jurídica con menos apoyo en el futuro.
escaso valor.
2.° Prestar medidas de apoyo cuando en el mismo acto intervenga en nombre propio o
de un tercero y existiera conflicto de intereses.
71
3.° Adquirir por título oneroso bienes de la persona que precisa el apoyo o transmitirle
por
su parte bienes por igual título En las medidas de apoyo voluntarias estas prohibiciones
no resultarán de aplicación cuando el otorgante las haya excluido expresamente en el
documento de constitución de dichas medidas».
La primera medida voluntaria que se regula en el artículo 254 viene a sustituir a la patria
potestad prorrogada.
La curatela es una medida formal de apoyo que se aplicará a quienes precisen el apoyo
de modo continuado. Su extensión vendrá determinada en la correspondiente resolución
judicial en armonía con la situación y circunstancias de la persona con discapacidad y
con sus necesidades de apoyo. Las medidas de apoyo adoptadas judicialmente, como la
curatela, han de ser revisadas periódicamente en un plazo máximo de tres años, si bien la
autoridad judicial podrá, de modo excepcional y motivado, en el procedimiento de
provisión o de modificación de apoyos, establecer un plazo superior de revisión, no
superior, en todo caso, a los seis años. La curatela aparece configurada en el nuevo
sistema no solo como medida subsidiaria respecto a cualquier medida voluntaria
adoptada por la persona, sino como medida supletoria cuando no exista ninguna otra
medida de apoyo suficiente, es decir, es la última medida (entre las judiciales) a la que
puede acudirse (art. 269 CC).
Es muy importante destacar los dos tipos de curatela ante los que nos podemos
encontrar a partir de ahora y que diseña el artículo 269 CC.
«La autoridad judicial determinará los actos para los que la persona requiere asistencia
del curador en el ejercicio de su capacidad jurídica atendiendo a sus concretas
72
necesidades de apoyo. Solo en los casos excepcionales en los que resulte
imprescindible por las circunstancias de la persona con discapacidad, la autoridad
judicial determinará en resolución motivada los actos concretos en los que el curador
habrá de asumir la representación de la persona con discapacidad».
para otros de especial trascendencia patrimonial, personal o familiar para esa persona
(art. 287 CC). En la fase de tramitación del Proyecto de Ley en el Senado se insiste en
esta diferencia exigiendo que: «Los actos en los que el curador deba prestar el apoyo
deberán fijarse de manera precisa, indicando, en su caso, cuáles son aquellos donde
debe ejercer la representación». Y, en ningún caso, la resolución judicial que establezca la
tutela podrá incluir la mera privación de derechos.
Del mismo modo que existía la denominada «autotutela» en el sistema anterior, la nueva
normativa regula la «autocuratela» en los artículos 271 y siguientes.
Al nombramiento del curador se destina, ahora, una extensa regulación que, como
hemos señalado, se aplicará supletoriamente al nombramiento del tutor, figura reservada
exclusivamente para los menores de edad. La autoridad judicial nombrará curador a
quien haya sido propuesto para su nombramiento
por la persona que precise apoyo o por la persona en quien esta hubiera delegado,
según establece el artículo 276 CC. En defecto de tal propuesta, la autoridad judicial
nombrará curador:
2. Al hijo o descendiente. Si fueran varios, será preferido el que de ellos conviva con la
persona que precisa el apoyo.
6. Al hermano, pariente o allegado que conviva con la persona que precisa la curatela.
73
7. A una persona jurídica en la que concurran las condiciones indicadas en el párrafo
segundo del apartado 1 del artículo anterior.
En efecto, al igual que hemos señalado para la tutela, podrán ser curadores las
fundaciones y demás personas jurídicas, sin ánimo de lucro, públicas y privadas, entre
cuyos fines figure la promoción de la autonomía y asistencia a las personas con
discapacidad (art. 275, equivalente al antiguo art. 242 CC). El orden del precepto que
acabamos de referir puede ser alterado por el juez, una vez oída la persona que requiera
apoyo; y cuando, una vez oída, no resultare clara su voluntad, el juez podrá alterar el
orden, nombrando a la persona más idónea para comprender e interpretar su voluntad,
deseos y preferencias (art. 276 CC).
El nuevo panorama normativo distingue entre el defensor judicial del menor de edad y el
defensor judicial de la persona con discapacidad. La regulación del segundo es
supletoria del primer para todo aquello que no esté previsto en la regulación ad hoc de la
figura.
74
El artículo 235 establece que cabrá el nombramiento de un defensor judicial del menor en
los siguientes casos:
- Cuando en algún asunto exista conflicto de intereses entre los menores y sus
representantes legales, salvo en los casos en que la ley prevea otra forma de
salvarlo.
- Cuando, por cualquier causa, el tutor no desempeñare sus funciones, hasta que
cese la causa determinante o se designe otra persona.
previsto en los artículos 247 y 248 y a quienes corresponda prestarlo no puedan hacerlo
o exista con ellos conflicto de intereses.
1º Cuando, por cualquier causa, quien haya de prestar apoyo no pueda hacerlo, hasta
que cese la causa determinante o se designe a otra persona.
2º Cuando exista conflicto de intereses entre la persona con discapacidad y la que haya
de prestarle apoyo.
La guarda de hecho de las personas con discapacidad es una medida informal de apoyo
que puede existir cuando no haya medidas voluntarias o judiciales que se estén
aplicando eficazmente. La Ley de 2021 potencia la figura del guardador de hecho de la
persona con discapacidad fomentando la continuación en el desempeño de esta función
por parte de quien la viniere ejerciendo adecuadamente, y ello incluso en el caso de que
75
ya existan medidas de apoyo, sean voluntarias o judiciales, que no se estén aplicando
eficazmente (art. 263).
En todo caso, para actos considerados de menor trascendencia, como el de solicitar una
prestación económica a favor de la persona con discapacidad «que no suponga un
cambio significativo en la forma de vida de la persona, o realice actos jurídicos sobre
bienes de esta que tengan escasa relevancia económica y carezcan de especial
significado personal o familiar», no será necesaria autorización judicial (art. 264 in fine).
Sumario
1. Fundamento de las instituciones relativas a la ausencia en su sentido amplio
2. Medidas provisionales en caso de desaparición de la persona
2.1 En general: presupuestos y requisitos
76
Se denomina ausente a quien además de encontrarse fuera del lugar en el que desarrolla
su vida ordinaria ha desaparecido sin dejar noticias y se desconoce su paradero. Como
esto no puede ser una incógnita permanente, el sistema jurídico reacciona estableciendo
las siguientes normas. Así pues, nuestro CC establece una serie escalonada de medidas,
que llegan a considerar finalmente muerto al ausente:
- Ley 4/2000, del 7 de enero, que amplía la regulación de la declaración del fallecimiento
de los desaparecidos con ocasión de naufragios y siniestros, que acorta los plazos
establecidos en la regulación anterior del código. En relación con las normas procesales
debe tenerse en cuenta el art.749 de la LEC 2000, que insiste en que la intervención del
ministerio fiscal es preceptiva, entre otros casos, cuando en los procedimientos sobre
capacidad, filiación, matrimonio o menores, pueda encontrarse interesada una persona
que se encuentre en situación de ausencia legal. La regulación procedimental de tales
aspectos se encuentra contemplada actualmente por la Ley 15/2015, 2 de julio de la
Jurisdicción Voluntaria, en el Título II, capitulo IX (art 66 a 67), que otorgan al secretario
judicial ( Letrado de la Administración de justicia o LAJ- por la Ley orgánica 7/2015, del
21 de julio, que modifica la Ley Orgánica 6/1985 de 1 de julio, del Poder Judicial) un
poder destacado a estos procedimientos, que antes estaban atribuidos a la decisión del
Juez. Asimismo, la nueva LJV prevé la modificación de diversos art del CC (181,183,
185, 186,187, 194, 196 y 198 ) relativos a la ausencia y a la declaración del fallecimiento .
- Legítimos. Son aquellos que por derecho de sangre o parentesco les corresponde este
puesto por el siguiente orden (salvo que el secretario judicial considere que debe
alterarse:
Las funciones del defensor las delimitará el Secretario Judicial en su propio decreto
según las circunstancias concretas del caso.
77
3. La declaración legal de ausencia
3.1 Requisitos exigidos para proceder a la declaración de ausencia legal
(Art 183 del cc): Transcurrido un año de la desaparición en caso de que el desaparecido
no tuviera un apoderado legal y tres años si no lo hubiere
3.2 Personas legitimadas para promoverla
Según la ley 182 de CC y 68.2 del LJV podrá pedirla cualquier persona que estime que
pudiere tener algún derecho ejercitable sobre los bienes del desaparecido. Por otro lado.
El ministerio fiscal y los familiares quedarían obligados a pedirla. Dichas personas
obligadas son:
-El cónyuge no separado legalmente y/o persona unida por análoga relación de
afectividad a la conyugal (art.68 LJV)
- los parientes consanguíneos hasta el cuarto grado incluyendo al parentesco adoptivo
El efecto fundamental es que el cónyuge del desaparecido ejercerá la patria potestad (art
156.4) y éste tendrá derecho a la separación de bienes Ley 11/1981, de 13 de mayo,
concordante con los artículos 1393.1, y por remisión 1415.
Según el art 71.1 de la LJV, el secretario judicial será quien nombre representante legal
del ausente. Según el art 184.1 de CC habría que distinguir entre dos tipos de
representantes:
A) Legítimos:
- Ascendiente más próximo (padre, abuelo, bisabuelo, tatarabuelo) de menor edad por
línea materna o paterna
- Los hermanos ven restringidas ciertas atribuciones. Serían por tanto representantes
legítimos impropios
B) Dativos:
78
juzgado y prestar la garantía judicial que el Secretario J. Y udicial considere pertinente
(art.185.2 del CC) y solo pueden realizar los actos de administración que el Secretario
Judicial señale en cada caso (art71.2 LJV)
El art 186 del CC califica de “poseedores temporales del patrimonio del ausente”,
únicamente a los representantes legítimos, quienes tienen derechos a hacer suyos los
productos líquidos del patrimonio del ausente en la cuantía que el juez señale. Así pues,
la cuantía depende de sus propias aptitudes y capacidad técnica para administrar el
patrimonio, que sigue perteneciendo al ausente en exclusiva. El juez, realmente, más que
fijar una cuantía de los productos líquidos, señalará un determinado porcentaje en
concepto de retribución del representante. Según el art 185.2 del CC y el 71.2 de la LJV
En el caso de legítimo impropio no puede superar 2/3 de los bienes. En el caso del
representante dativo conlleva que aquel solo tiene derecho a la retribución fijada para el
tutor (mínimo 4% y máximo 20% del rendimiento líquido de los bienes)
b) Los herederos no podrán disponer a título gratuito hasta 5 años después de dichos
bienes, aunque si podrán hacerlo a título oneroso.
79
Según el vigente art. 85 del CC “el matrimonio se disuelve por la muerte o declaración de
fallecimiento o el divorcio” por tanto el cónyuge podrá volver a contraer matrimonio.
Según el art 197 CC “recuperará sus bienes en el estado en que se encuentren y tendrá
derecho al precio de los que se hubieran vendido, o a los bienes que con este precio se
hayan adquirido, pero no podrá reclamar de sus sucesores rentas, frutos o productos
obtenidos con los bienes de su sucesión, sino desde el día de su presencia o de la
declaración de no haber muerto”. Dicha recuperación no tiene carácter retroactivo, ya
que se parte de la base de que durante su ausencia, los sucesores del ausente han sido
legítimos propietarios de sus bienes.
14.1 La Nacionalidad
Es frecuente definir la nacionalidad como la condición que tienen las personas que
integran la comunidad nacional española. El autor, personalmente considera preferible
afirmar que la nacionalidad es la integración de la persona en cualquier organización
política de carácter estatal; de tal manera que la persona queda sometida al
ordenamiento jurídico de dicho Estado, mientras que éste queda obligado a reconocer y
respetar los derechos fundamentales y las libertades cívicas de aquella.
80
*Importancia de la nacionalidad estatal, por lo que los controles para su eventual
adquisición de forma sobrevenida parecen ser difíciles de superar y pretender la
limitación del número de nacionales.
Respecto a las apátridas considera el CC que les será de aplicación, como ley personal,
la ley del lugar de su residencia habitual, denominada técnicamente Lex loci.
Nacionalidad y ciudadanía
Hoy día nacionalidad y ciudadanía son términos sinónimos, aunque el tema está lejos de
ser pacíficamente aceptado por la doctrina española.
La afirmación de F. Puig Peña de que “el ciudadano es siempre nacional, pero el nacional
no es siempre ciudadano”, fue utilizada para defender instrumentalmente que los
menores de edad, siendo españoles, no son ciudadanos porque carecen de derechos
políticos, ni posibilidad de acceder a funciones públicas.
Regulación Normativa
La regulación de la nacionalidad se ha encontrado siempre ubicada en el Título I del Libro
del Código Civil “de los españoles y de los extranjeros” que comprende los art.17-28
81
origen y naturalizados ha quedado rota. Nuestra vigente legislación permite adquirir la
nacionalidad de origen de forma sobrevenida o con posterioridad al nacimiento.
1.El nacimiento en España del hijo de padres extranjeros si, al menos, uno de ellos
hubiere nacido también en nuestro territorio nacional.
LA NACIONALIDAD
82
Ley 18/1990: “las normas que regulan la nacionalidad son, para cada Estado, de una
importancia capital, pues delimitan el elemento personal insustituible de aquel. Este
carácter fundamental de las normas exige […] la claridad y coherencia de criterios, de tal
forma que la Administración pueda saber en todo momento quienes son sus ciudadanos”
Artículo 15 Declaración Universal de Derechos Humanos: “1. Toda persona tiene derecho
a una nacionalidad 2. A nadie se le privara arbitrariamente de su nacionalidad ni del
derecho a cambiar de nacionalidad”
Artículo 9.10 CC: le será de aplicación como ley personal, la ley del lugar de su residencia
habitual.
Artículo 23 CE: los menores de edad siendo españoles no son ciudadanos porque
carecen de derechos políticos, ni posibilidad de acceder a funciones y cargos públicos.
Artículo 17.1 b CC: el nacimiento en España del hijo de padres extranjeros si, al menos,
uno de ellos hubiere nacido también en nuestro territorio nacional. (atribución ius soli) la
aplicación de la norma no tiene lugar respecto a los hijos de funcionario diplomático o
consular acreditado en España.
Articulo 17.1 d CC: se atribuye a los nacidos en España cuya filiación no resulte
determinada. (recién nacido abandonado en el portal de una casa) Artículo 19.1 CC: se le
otorga asimismo la nacionalidad española de origen al xtranjero menor de dieciocho años
adoptado por un español.
Artículo 19.3 CC: establece que el menor extranjero adoptado podrá mantener su
nacionalidad y esta será reconocida en España (doble nacionalidad)
Artículo 20.1 a: (adquisición mediante opción) estar o haber estado el interesado sujeto a
la patria potestad de un español.
83
Artículo 20.1 b: (adquisición mediante opción) las personas que sean descendientes de
padre o madre que hubiera sido originariamente español y nacido en España. En este
caso no estará sujeto a limite alguno de edad (art. 20.3)
Artículo 20.2: el mayor de catorce años puede formular por sí mismo la declaración de
opción, asistido simplemente de su representante legal.
Artículo 22.2 b: los plazos son de caducidad, esto es, una vez transcurridos, el optante
pierde todo derecho a utilizar dicha vía si bien podrá naturalizarse mediante el plazo de
residencia de un año.
Artículo 21.1: “la nacionalidad española se adquiere por carta de naturaleza, otorgada
discrecionalmente mediante Real Decreto, cuando en el interesado concurran
circunstancias excepcionales”
Ley 29/2011: establece que la condición de víctima del terrorismo a que se refiere el art.
4.1 de esta Ley se considerara como circunstancia excepcional a los efectos de la
adquisición de la nacionalidad española por carta de naturaleza.
Artículo 22.3 CC: (naturalización por residencia) la residencia “habrá de ser legal,
continuada e inmediatamente anterior a la petición” (ver epig. 3.3 los plazos)
Artículo 2.1: advierte que la concesión podrá denegarla el Ministerio de justicia “por
motivos razonados de orden público o de interés nacional”
Artículo 22.4: exige que el interesado en obtener la naturalización por residencia “deberá
justificar en el expediente regulado por la legislación del RC, buena conducta cívica y
suficiente grado de integración en la sociedad española”
Artículo 22 último párrafo: expresa que la decisión administrativa “deja a salvo la vía
judicial contencioso-administrativa”
Artículo 21.3: regula quienes pueden ser peticionarios de la naturalización por residencia:
a. el interesado emancipado o mayor de dieciocho años b. el mayor de catorce años
asistido por su representante legal c. el representante legal del menor de catorce años d.
el representante legal del incapacitado o el incapacitado (según sentencia)
3. La nacionalidad derivativa.
Con dicha expresión, pretendemos únicamente agrupar aquellos procedimientos
necesarios para adquirir la nacionalidad española a personas originarias de otra
nacionalidad o excepcionalmente personas que carezcan de la misma.
84
Encontramos tres procedimientos:
3.1. La opción.
3. Estar o haber estado el interesado sujeto a la patria potestad de un español [art. 20.1.a)]
4. Ser descendiente por parte de padre o madre originariamente español y nacido en España.
[art. 20.1.b)], en este caso según el art. 20.3, <<no estará sujeto a ningún límite de edad>>.
Según el [art. 20.2.b)] el mayor de catorce años puede formular por sí mismo la
declaración de opción, asistido simplemente por su representante legal.
Los plazos legales previstos para ejercitar la opción son naturalmente de caducidad, por
tanto, una vez transcurridos, el optante pierde todo derecho a utilizar dicha vía de
adquisición derivativa de la nacionalidad española, lo dicho anteriormente apenas reviste
gravedad pues es el optante podrá naturalizarse mediante el plazo de residencia de un
año [art. 20.2.b)]
1) Las personas cuyo padre o madre hubiese sido originalmente español podrán optar a
la nacionalidad de origen si formalizan su declaración en el plazo de dos años desde la
85
entrada en vigor de la presente disposición adicional. Este plazo podrá ser prorrogado
por Acuerdo de Consejo de Ministros con una prorroga máxima de un año.
2) Este derecho también reconocerá a los nietos de quienes perdieron o tuvieron que
renunciar a su nacionalidad debido al exilio.
El texto actual del código civil conserva singularidades características de dicha forma de
obtención de la nacionalidad española, estas consisten principalmente en las
circunstancias excepcionales del interesado y su otorgamiento discrecional (es decir, no
reglado).
B) él cónyuge y los familiares en línea recta y en primer grado de los fallecidos en los
atentados.
86
<< 1. Con el fin de hacer efectivo el derecho que reconoció el RD 39/1996, de 19 de
enero, a los voluntarios integrantes de las Brigadas Internacionales que participaron en la
Guerra Civil de 1936 a 1939, no les será de aplicación la exigencia de renuncia a su
anterior nacionalidad requerida en el (art. 23.b) del código civil, en lo que se refiere a la
adquisición de la nacionalidad mediante carta de naturaleza.
1º: Acreditando ser sefardí y probando su residencia legal durante al menos dos años, tal
como establece el art. 22
Actualmente esta ley entiende que tales circunstancias concurren en los ciudadanos
sefardíes originarios de España que prueben dicha condición y una especial vinculación
con España, aun cuando no tenga residencia legal en nuestro país
Así pues, el dato inicial a considerar es el periodo de residencia que habilita para solicitar
la concesión de la nacionalidad española. A tal efecto, el Código Civil prevé que, en todo
caso, la residencia <<habrá de ser legal, continuada e inmediatamente anterior a la
petición>> formulada por el interesado (art. 22.3)
A) Residencia Decenal: constituye la regla general, aunque las excepciones son tantas
que posiblemente no merezca tal calificación
87
Portugal o sefardíes, el adjetivo bienal hace referencia al plazo de tiempo (2 años) que
debe transcurrir para que se considere superado el periodo temporal.
D) Residencia Anual:
El último párrafo del art. 22 expresa que la decisión administrativa <<deja a salvo la vía
judicial contencioso-administrativa>>, el peticionario que crea reunir los requisitos
legalmente fijados puede recurrir a la autoridad judicial para que, mediante la oportuna
sentencia, establezca si realmente la naturalización debería haber tenido (o no) lugar.
88
La competencia de la jurisdicción contencioso-administrativa para el conocimiento de la
materia es una novedad de la Ley 18/1990, pues hasta su aprobación la competencia
correspondía a la jurisdicción civil (pero vid. STS, sala 4.ª, de 7 de julio de 1986)
A) El mayor de catorce años y capaz de prestar una declaración por si, jure o prometa
fidelidad al Rey y obediencia a la Constitución y a las Leyes
Los requisitos considerados deben ser cumplidos por los interesados en la adquisición
derivativa de la nacionalidad española mediante la oportuna declaración del interesado
ante el Encargado del Registro Civil correspondiente y su concreción depende de la
modalidad de adquisición llevada a cabo:
Capítulo 15.
Al igual que la nacionalidad permite saber cuál es el ordenamiento estatal aplicable a las
personas, la llamada «vecindad civil» es un criterio de determinación de la legislación civil
(común o foral) aplicable a los ciudadanos españoles. Por consiguiente, la consideración
de la vecindad civil es una consecuencia necesaria de la coexistencia de los diversos
regímenes jurídico-civiles existentes en España: los comúnmente denominados Derecho
civil común, de una parte, y, de otra, los Derechos forales.
89
En tal sentido, afirma el artículo 14.1 que «la sujeción al Derecho civil común o al especial
o foral se determina por la vecindad civil».
(cfr. arts. 15 y 16 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las Bases del Régimen
Local, modificados por las Leyes 4/1996 y 27/2013).
Y, verdaderamente, solo altera los principios vigentes sobre vecindad civil en el momento
de su publicación, en cuanto deriva de la igualdad de los cónyuges en el matrimonio. Si
antes la mujer debía seguir la vecindad civil del marido (art. 14.4, derogado), ahora el
principio sentado es precisamente el contrario: «el matrimonio no altera la vecindad
civil» (art. 14.4).
90
Cualquier menor de edad que haya cumplido catorce años podrá optar por la vecindad
civil del lugar de nacimiento o por la última vecindad de cualquiera de sus padres.
Hoy día el criterio del ius sanguinis solo puede ser considerado un criterio prioritario de
atribución de la vecindad civil en los casos de coincidencia de vecindad civil en los
progenitores
En caso de falta de acuerdo entre los padres, la facultad de atribución comentada decae,
en sí misma considerada, pues la decisión final la habría de adoptar el Juez, quien habrá
91
de tener en cuenta para ello los criterios legales de atribución de la vecindad civil
establecidos en el primer párrafo del artículo 14.3, que seguidamente veremos.
El primer párrafo del artículo 14.3 determina que respecto de los padres con distinta
vecindad civil los criterios de atribución de vecindad civil al hijo son «el lugar de
nacimiento y, en último término, la vecindad de derecho común».
Uno de los criterios inspiradores de la Ley 11/1990 consiste en que «el matrimonio no
altera la vecindad civil». El matrimonio entre españoles de diferente vecindad civil puede
verse extraordinariamente complicado en cuestiones de régimen económico patrimonial
y hereditarias.
El vigente artículo 14.4 atribuye a cualquiera de los cónyuges la facultad de optar, en
cualquier momento de vigencia real del matrimonio, por la vecindad civil del otro, permitiendo así
una relativa unificación de las reglas civiles aplicables.
El último párrafo del artículo 14.3 permite a los hijos pronunciarse de forma personal
acerca de la vecindad civil que desean ostentar, dentro de un amplio margen de decisión,
pues pueden optar tanto por la vecindad civil correspondiente al lugar de nacimiento,
cuanto por la última vecindad de cualquiera de sus padres.
La redacción dada al artículo 14.3.4.° por la Ley 11/1990 permite realizar la opción
incluso a tales menores, siempre que hayan cumplido catorce años, estén o no
emancipados .Solo que, naturalmente, en caso de no estar emancipados, habrán de
actuar con la asistencia de su representante legal.
92
5.3. La opción por adquisición de la nacionalidad española
(«El cambio de vecindad civil se produce ipso iure por la residencia habitual durante diez
años seguidos en provincia o territorio de diferente legislación civil, a no ser que antes de
terminar este plazo el interesado formule declaración en contrario»; según redacción
dada por el Real Decreto de 8 de mayo de 1987).
9. CLASES DE DOMICILIO
9.1. El domicilio real o voluntario
El primero de los domicilios reseñados sería el identificado al comienzo del artículo 40.1,
que podría ser considerado o calificado bien como domicilio real. en cuanto se asienta en
la circunstancia cierta de ser una derivación de la residencia efectiva; bien como
93
domicilio voluntario, dado que la fijación del lugar de residencia, legalmente hablando,
depende en exclusiva de la voluntad de la persona.
La norma citada no distinguía entre empleados públicos o privados. Por ello, la doctrina
entendía comúnmente que había de entenderse referida tanto a unos como a otros.
El alcance real de las disposiciones legales reseñadas (con excepción acaso de las
enumeradas sub 2) era francamente discutible en términos sociológicos. En las últimas
décadas de aplicación de la derogada Ley de Enjuiciamiento Civil, gran parte de militares
empleados o funcionarios, etcétera, tengan su residencia efectiva o habitual en
poblaciones distintas a aquellas en que desempeñaban sus funciones profesionales.
Domicilio de los litigantes como lo que es: un dato de carácter puramente instrumental dirigido a que las
partes conozcan los actos procesales que sean de su interés, sin que, por tanto, la fijación de un «domicilio
procesal» (esto es, domicilio a efectos de notificación) pueda predeterminar el domicilio propiamente dicho.
94
Se trata solo de que los litigantes tengan un lugar donde ser localizados y donde hacerle llegar las
oportunas notificaciones, sin imputarle «residencia habitual» alguna en dicho lugar; como de forma
indiscutible pone de manifiesto el número 3 del propio artículo 155 de la LEC-2000:
«3. A efectos de actos de comunicación, podrá designarse como domicilio el que aparezca en el
padrón municipal o el que conste oficialmente a otros efectos, así como el que aparezca en
Registro oficial o en publicaciones de Colegios profesionales, cuando se tratare, respectivamente,
de empresas y otras entidades o de personas que ejerzan profesión para la que deban colegiarse
obligatoriamente. También podrá designarse como domicilio, a los referidos efectos, el lugar en que
se desarrolle actividad profesional o laboral no ocasional».
El Código Civil no regula con carácter general dicho domicilio electivo, ni utiliza para nada
semejante expresión, que tiene un claro origen doctrinal.
CAPITULO 16
EL REGISTRO CIVIL
1. EL REGISTRO CIVIL: NOCIONES FUNDAMENTALES
1.1 Introducción
Las relaciones sociales requieren acreditar de forma segura las condiciones de capacidad
y entorno familiar de la persona. Al mismo tiempo, los Estados, han mostrado interés por contar
con un “fichero” de sus ciudadanos, útil para cuestiones como el censo electoral, protección de
familia numerosa, etc.
En el Registro Civil constan los actos concernientes al estado civil de las personas y
conviene advertir que aunque coloquialmente la expresión “estado civil” se usa para referirse al
hecho de estar soltero, casado, … en términos propiamente técnico jurídicos la situación
del estado civil es mucho mas amplia, son cualesquiera cualidades o circunstancias
estables de la misma, que de una forma u otra, afecten a su capacidad de obrar.
Hay que destacar que la LRC de 1957 ha estado vigente hasta la completa
entrada en vigor de la nueva LRC de 2011, en cuanto la vacatio legis de esta última se
fue prorrogando reiteradamente hasta que la LRC 6/2021, de 28 de abril, ha establecido
como fecha de entrada en vigor del nuevo Registro Civil el día 30 de abril de 2021.
95
La LRC-2011 dispuso en su disposición derogatoria dejar sin efecto la LRC-1957,
salvo las disposiciones transitorias 3ª, 4ª y 5ª, que permitían un periodo transitorio hasta
que entrase en funcionamiento de manera integra el nuevo sistema informático del
Registro Civil. (disp. trans. 4ª LRC-2011) Por lo tanto, hasta la plena integración del nuevo
sistema informático, será posible la dualidad del sistema tradicional (practica de asientos
en los libros) y el nuevo registro individual y la asignación del código personal regulado en
la nueva LRC, en las que el Registro Civil se configura como un Registro único para toda
España, informatizado y accesible electrónicamente, creando un registro individual para
cada persona, a la que desde la primera inscripción se le debe asignar un código
personal alfanumérico.
1º El nacimiento.
2º La filiación.
15º La defunción.
También interesa destacar que el Registro Civil no afecta solo a los españoles, sino
que constarán los hechos y actos inscribibles que afecten a los españoles y los hechos y
actos acaecidos en el territorio español, aunque afecten a extranjeros. (art. 9, LRC-2011).
Asimismo, se inscribirán en todo caso los hechos y actos ocurridos fuera de España
cuando las correspondientes inscripciones deban servir de base a inscripciones
marginales exigidas por el Derecho español.
1.3 El nombre
96
El nombre es el dato identificador inicial y posiblemente principal de toda persona.
Según el art. 51 RC-2011 “El nombre propio será elegido libremente y sólo quedará
sujeto a las siguientes limitaciones, que se interpretaran restrictivamente: 1º No podrán
consignarse mas de dos nombres simples o uno compuesto. 2º No podrán imponerse
nombres que sean contrarios a la dignidad de la persona ni los que hagan confusa la
identificación. 3º No podrá imponerse al nacido nombre que ostente uno de sus
hermanos con idénticos apellidos, a no ser que hubiera fallecido”.
Hasta la aprobación de la Ley 13/2005, el tenor literal del articulo 53 LRC seguía
afirmando que “las personas son designadas por su nombre y apellidos, paterno y
materno, que la ley ampara frente a todos”, y el encabezamiento del articulo 109 del
Código Civil continuaba estableciendo que “la filiación determina los apellidos con
arreglo a lo dispuesto en la ley”, esto es, primero el paterno y después el materno.
97
violencia de género no ha de consistir siempre en un simple cambio de orden. Al
contrario puede desembocar en una modificación que implique la utilización de otros
apellidos, teniendo en cuenta que puede necesitar modificar su identidad frente al resto
de la comunidad y, en particular, frente a los maltratadores. De parecida manera cabría en
los supuestos en los que la persona quiera desvincularse de su origen familiar por ser
descendiente de un asesino, tirano, …
98
un código personal. Se abandona por tanto el sistema territorial sustituyéndolo por un
sistema que prioriza el historial de cada individuo.
El nuevo Registro Civil se configura como una base de datos única que permite
compaginar la unidad de la información con la gestión territorializada y la universalidad
de acceso. Este salto conceptual implica la superación del Registro físicamente
articulado en libros custodiados en las oficinas distribuidas por toda España y obliga al
replanteamiento de toda la estructura organizativa, que ahora ha de tener por objetivo
principal eximir al ciudadano de la la carga de tener que acudir presencialmente a las
oficinas del Registro.
1ª Nacimientos y general.
2ª Matrimonios.
3ª Defunciones.
99
individuales todas las inscripciones de nacimiento practicadas en los Registros Civiles
municipales, tanto principales como delegados, Consulares y Central, desde 1920 y
todas las inscripciones de matrimonio, defunciones y tutelas y demás representaciones
legales practicadas en los Registros Civiles municipales, tanto principales como
delegados, Consulares y Central, desde 1950 … La publicidad formal de los datos
incorporados a los libros no digitalizados continuará rigiéndose por lo previsto en la
LRC-1957”
Se regula una organización del Registro Civil mucho mas sencilla que la anterior,
diferenciándose entre Oficinas Generales, Oficina Central y Oficinas Consulares, dotadas
de funciones y competencias propias y dependiendo de la Dirección General de
Seguridad Jurídica y Fe Pública como centro superior directivo, consultivo y responsable
último del Registro Civil
“Existirá una Oficina General por cada CCAA o Ciudad Autónoma y otra más por
cada 500.000 habitantes, frente a la cual se encontrará un Encargado al que se le
asignarán funciones de recepción de declaraciones y solicitudes, la tramitación y
resolución de expedientes, la práctica de inscripciones y, en su caso, la expedición de
certificaciones. A la Oficina Central le corresponde, entre otras funciones, practicar las
inscripciones derivadas de las resoluciones dictadas por la Dirección General de
Seguridad Jurídica y Fe Pública en los expedientes que son de su competencia. En
cuanto a las Oficinas Consulares, su régimen jurídico no difiere sustancialmente del
vigente.
El carácter principal de estas inscripciones radica en que cada una de ellas “abre
folio registral”, esto es, ocupan el espacio principal reservado en el modelo de folio
registral reglamentariamente aprobado, mientras que las restantes inscripciones se
califican legalmente de marginales, en atención a que ocupan el margen interior del folio
registral principal, que será, precisamente, el de nacimiento.
4.2 Anotaciones
100
simplemente informativo” y que “en ningún caso las anotaciones constituirán la prueba
que proporciona la inscripción”. Son por tanto asientos de carácter secundario, aun en el
caso de que instrumenten declaraciones con valor de simple presunción y adquieran, en
consecuencia, un valor probatorio iuris tantum del hecho o circunstancia que a través de
la anotación publique el Registro.
4.4 Indicaciones
4.5 Cancelaciones
La mayor parte de las inscripciones del Registro Civil, aunque sean obligatorias,
tienen carácter declarativo, siendo claramente excepcionales las llamadas constitutivas.
En estas, la inscripción en el Registro Civil se considera legalmente como un requisito
101
más del acto jurídico que conlleva una modificación de las circunstancias personales, de
forma tal que sin dicha inscripción dicho acto no produce efectos. Son inscripciones de
carácter constitutivo:
En los casos en los que decae el monopolio probatorio por falta de inscripción o
por impugnación de las existentes la Ley procura la inmediata restauración de la
exactitud de los hechos inscritos:
- “La inscripción (de nacimiento) hace fe del hecho, fecha, hora y lugar del
nacimiento, del sexo y, en su caso, de la filiación del inscrito” (art. 44.2
LRC-2011 que incluye como novedad la identidad.
- “La inscripción (de matrimonio) hace fe del matrimonio, y de la fecha y lugar en
que se contrae, y produce el pleno reconocimiento de los efectos civiles del
mismo frente a terceros de buena fe” (art. 59.5 LRC-2011)
- “La inscripción (de defunción) hace fe de la muerte de una persona y de la
fecha, hora y lugar en que se produce” (art. 62.1 LRC-2011)
Las inscripciones constituyen la verdad oficial de los hechos y circunstancias de
que cada inscripción hace fe.
6. LA PUBLICIDAD FORMAL
102
Con este término se pretende hacer referencia a todos los aspectos relacionados
con el conocimiento de los asientos del Registro y con los medios a través de los cuales
se consigue dicho conocimiento.
El Registro Civil, como regla general, tiene carácter público, presumiendo que
quien solicita una certificación tiene interés en conocer los asientos y, por consiguiente,
derecho a obtener la oportuna certificación.
El art. 15 LRC-2011 reconoce que “los ciudadanos tendrán libre acceso a los
datos que figuren en su registro individual” y añade “”podrá obtenerse información
registral, por los medios de publicidad previstos en los artículos 80 y siguientes de la
presente Ley, cuando se refieran a persona distinta del solicitante, siempre que conste la
identidad del solicitante y exista un interés legitimo”.
103
6.4 Referencia al Libro de familia
La llevanza del Registro Civil será asumida por funcionarios públicos distintos de
aquellos que integran el poder judicial. Es la llamada desjudicialización del Registro Civil.
Existirá un único Registro Civil para toda España, informatizado y accesible
electrónicamente.
104
El párrafo primero del artículo 35 enuncia en nuestro sistema jurídico tres tipos de
personas jurídicas:
1. Corporaciones
2. Asociaciones
3. Fundaciones
Con ello, el Código pretende poner de manifiesto que la agrupación de personas con un
fin común puede encontrar origen o fundamento en actos de muy diversa naturaleza:
105
Comunidades Autónomas, la Provincia, el Municipio, las Universidades, los Colegios
Profesionales, etc.
En tal sentido, el Código utiliza el termino corporaciones para referirse a todas las
personas jurídico-publicas que deben su nacimiento al propio impulso de la
Administración pública y de los diferentes organismos políticos.
Respecto de las corporaciones es necesario para evitar una falsa lectura del articulo 35
del Código Civil, cuyo primer párrafo exige que tanto las corporaciones cuanto las
asociaciones y las fundaciones sean “de interés público reconocidas por la ley”. ¿La
referencia al “interés público” significa que todas las personas jurídicas contempladas
por el Código Civil deben conceptuarse como personas jurídico-públicas?
No, sino solo que los fines perseguidos por ellas han de ser de interés general.
Como textualmente indica el articulo 34.1 de la Constitución para las fundaciones. Las
asociaciones y las fundaciones han de ser consideradas privadas, en el sentido de que,
una vez permitidas legalmente, la iniciativa de su creación o constitución corresponde, a
los particulares (aunque no con exclusividad, pues las propias personas jurídico-públicas
pueden crear igualmente fundaciones y, mas dudosamente, asociaciones).
La exigencia de que las personas jurídico-privadas sean “de interés público” no puede
ser interpretada en el sentido de que las fundaciones o asociaciones deban tener por
objeto la satisfacción de fines públicos o la atención de servicio públicos, como el caso
de las corporaciones. La razón de dicho requisito es clara: el Ordenamiento jurídico no
puede, consagrar la existencia de personas jurídicas cuyos objetivos sean contrarios a
los intereses generales de la comunidad.
El articulo 35, una vez enunciado el requisito del interés público de las asociaciones en su
primer párrafo, reconoce como personas jurídicas en su párrafo segundo las
asociaciones de interés particular, tales asociaciones de interés particular constituyen un
subtipo de la figura de la asociación propiamente dicha: las sociedades, sean civiles,
mercantiles o industriales, tienen por objeto conseguir un lucro o ganancia repartible
entre los socios. Las sociedades pueden ser calificadas como “de interés particular”: las
ganancias, no se reparten o prorratean más que entre quienes las han constituido o se
han integrado posteriormente en las mismas como socios.
CAPITULO 18
LAS ASOCIACIONES
106
1. ASOCIACIONES Y DERECHO DE ASOCIACIÓN
2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito con
ilegales.
•
2.3 La asociación normativa actual: Los tipos particulares de asociaciones.
• La situación ha devenido.
• Esta ley implica, que el régimen general de este derecho sea compatible con las
modalidades específicas reguladas en leyes especiales.
3. CONSTITUCIÓN DE LA ASOCIACIÓN.
3.1 La pluralidad de personas.
107
La asociación nace debido a la agrupación de un número de personas para conseguir un
objetivo que por separado es imposible o inoportuno.
• La CE no precisa un número mínimo de asociados. Aunque, La La Ley Orgánica
1/2002 establece que se necesitan mínimo 3 personas físicas o jurídicas. (Como
socios iniciales o fundadores).
• Para crear o pertenecer a una asociación las personas físicas o jurídicas deben
tener capacidad de obrar.
• Los menores de edad no podían excepto algunos casos, como las asociaciones
deportivas, culturales.... (constituidas a propósito para la juventud).
•
3.2 El acta fundacional.
• Puede tratarse como un documento público (acta notarial) como privado. La gran
mayoría privadas. Tienen que disponer de:
asociación.
4.Aprobación de estatutos.
• Fines. Han de ser lícitos y determinados. Así como las actividades para
conseguirlos. (La CE declara ilegal las que persigan fines y medios delictivos, las
secretas y las paramilitares).
108
• 11. Causas de disolución, destino del patrimonio en ese caso (sin desvirtuar su
carácter NO lucrativo).
• Art. 22.3 CE: “las asociaciones deberán inscribirse en un Registro a los solos
efectos de publicidad”.
Sin embargo, hasta que una asociación no esté inscrita, no tendrá plena capacidad de
obrar y no gozaría de personalidad jurídica.
Las INSCRITAS responden con sus bienes (los asociados NO responden personalmente)
presentes y futuros.
4. LA CONDICIÓN DE SOCIO.
4.1 Voluntariedad e intransmisibilidad de la cualidad de socio.
• Cuando el interesado manifiesta su voluntad en tal sentido. (Esta libertad del interesado
no puede verse limitada en los estatutos. Como mucho pueden establecer un plazo de
preaviso para la renuncia).
• Los estatutos pueden establecer razones para causar baja, como: impago de cuotas,
actuación desleal…
109
★ La ley 1/2002 considera que el destino del patrimonio “no podrá desvirtuar el
carácter no lucrativo de la entidad”; “en todos los supuestos de disolución deberá
darse al patrimonio el destino previsto en los Estatutos”.
Aun siendo cierto que la idea de lucro es extraña y que la disolución de la asociación no
debería tener como resultado el enriquecimiento de los asociados, parece aceptarse que, en
caso de disolución, el patrimonio restante podrá distribuirse entre los asociados.
• Únicamente podrán ser disueltas las asociaciones ilícitas que tipifica el art. 173 del
Código Penal:
1. Las que tuvieren por objeto cometer algún delito o después de constituidas,
promuevan su comisión.
110
2. Las que aun teniendo por objeto un fin lícito, emplearen medios violentos para su
consecución (bandas armadas, organizaciones o grupos terroristas)
Capítulo 19.
LAS FUNDACIONES
2. TIPOS DE FUNDACIONES
Las actividades de carácter escolar han sido habituales desde que aparecen las
fundaciones. De ahí que durante largo tiempo se hablase de fundaciones benéfico-
docentes.
111
Las fundaciones culturales privadas han tenido un relativo éxito dentro de nuestra nación.
No obstante, tampoco el Ministerio de Educación ha demostrado un gran interés hacia
ellas, o a estructura el Registro ad hoc.
A) Fundaciones de financiación: las que tienen por objeto conceder ayudas económica
para el desarrollo de actividades culturales y seleccionar los beneficiarios de las
mismas con arreglo a sus estatutos.
Junto a los tipos reseñados era necesario considerar que, conforme al Acuerdo sobre
Asuntos Jurídicos entre la Iglesia y el Estado sobre Fundaciones Religiosas de la Iglesia
Católica, estas también podrán adquirir personalidad jurídica civil mediante su inscripción
en el Registro de Entidades Religiosas.
3. CONSTITUCIÓN DE LA FUNDACIÓN.
La constitución de una fundación puede llevarse a cabo tanto por personas física como
por personas jurídicas, mediante acto ínter vivos o mortis causa (en testamento). La
voluntad del fundador asume un protagonismo especial ya que la fundación es
exclusivamente dependiente de los designios del fundador.
Ahora bien, la voluntad del fundador queda sometida a las exigencias del Ordenamiento
jurídico. El mínimum exigible al fundador es:
B) A pesar de que los estatutos fundaciones deben ser interpretados según la voluntad
del fundador, éste no tiene facultad para decidir qué tipo de fundación será una vez
esté constituida. La pervivencia o extinción de la fundación dependerá de lo
dispuesto en los Estatutos, y habrá de tener en cuenta el artículo 39 del Código Civil
in fine.
112
La dotación patrimonial es un requisito sine qua non de la existencia y constitución de la
fundación. Sin embargo, hay autores como García Valdecasas, partidarios de distinguir
entre el llamado negocio fundacional y la dotación patrimonial: “la dotación de un
patrimonio no es esencial para la constitución de la fundación, ni forma parte del negocio
fundacional”.
- Los fines perseguidos por el fundador han de ser determinados. Por ello, los fines
fundaciones constituyen una de las menciones imprescindibles de los estatutos.
- Los fines han de ser lícitos y legales. La fundaciones que persigan fines o utilicen
medios tipificados como delito son ilegales y, por tanto, pueden ser suspendidas o
extinguidas, siempre mediante sentencia.
1. El decreto de 1961 (actualmente derogado) preveía que los pactos de creación de las
fundaciones laborales deberían observar las formalidades de los Convenios colectivos
sindicales.
113
Los patronos suelen identificarse al redactar los Estatutos, con vistas a constituir el
primer Patronato; para el futuro, sus componentes se señalan de forma indirecta (ej: hijos
y demás descendientes) o por indicaciones de cargos (ej: obispo, rector, alcalde).
5. LA ACTIVIDAD DE LA FUNDACIÓN.
Algunos autores son completamente contrarios a la idea de que la fundación pueda ser
accionista mayoritaria de sociedades mercantiles, porque consideran que las
fundaciones no deben estar relacionadas con la idea de lucro. Sin embargo, los
estudiosos del tema defendieron abiertamente la posibilidad de que las fundaciones
desplegasen actividades de explotación patrimonial para aumentar la rentabilidad de la
dotación y mejorar el cumplimiento del fin fundacional.
6. El protectorado.
114
Junto al Patronato, las disposiciones legales prevén la existencia del Protectorado,
término con el que se indica al Departamento administrativo que tiene encomendada la
vigilancia y control del devenir de la fundación.
2. La Ley 30/1994 y la Ley 50/2002 se limitan a indicar que “el Protectorado será
ejercido por la Administración General del Estado”.
En realidad, tales causas son más bien teóricas. Çuando se da una situación de
insuficiencia patrimonial se origina la modificación o fusión de las fundaciones. Esta
modificación y/o fusión de las fundaciones requiere, además del correspondiente
acuerdo del Patronato, la autorización o control del Protectorado.
Con la Ley 30/1994 se excluyó la posibilidad de revertir los bienes restantes a los
herederos o familiares del fundador en caso de depauperación del patrimonio
fundacional. Deben ser destinadas a fundaciones o entidades no lucrativas privadas que
persigan fines de interés general.
115
CAPÍTULO 20
1. El objeto de la relación
1.1. Ideas generales
Las relaciones jurídicas tienden por lo general a conseguir una cosa determinada o bien
la prestación de una conducta concreta por parte de cualquier persona. Por este motivo,
resulta lógico hablar del objeto de la relación jurídica, para poner de manifiesto que
cuando los sujetos de Derecho se relacionan unos con otros el fin por ellos perseguido
(una cosa, una conducta concreta) puede identificarse con el elemento objetivo de la
relación entablada.
Dicho elemento objetivo consiste en gran cantidad de casos en alguno de los bienes
objeto de tráfico económico que nos resultan necesarios (o convenientes) para la
subsistencia cotidiana, casi siempre cosas, esto no siempre es así y requiere de algunas
precisiones:
Los bienes tienen interés para el Derecho en cuanto resulten susceptibles de apropiación
o de atribución a una persona (física o jurídica), por lo tanto, las cosas materiales de uso
común y generalizado (sol, aire, lluvia) en sí mismas consideradas no constituyen un bien
autónomo, ni lógicamente, son objeto de relaciones jurídicas, aunque tengan previsiones
116
normativas encaminadas a su protección. Ello no quiere decir, evidentemente, que no
existan previsiones normativas que protejan el medio ambiente.
El Código Civil dice en el primer artículo del libro II, es decir, el artículo 333 que “todas
las cosas que son o pueden ser objeto de apropiación se consideran como bienes
muebles o inmuebles”, por lo que resulta de suma importancia determinar, a priori, si
frente a una relación jurídica el elemento objetivo del mismo es un bien mueble o
inmueble, para determinar las normas jurídicas aplicables al caso.
La línea divisoria entre bienes muebles e inmuebles la fija el artículo 334 del CC,
realizando una extensa enumeración de bienes inmuebles, para decir a continuación en el
artículo 335 que los bienes no comprendidos en la lista del art. 334 deben considerarse
bienes muebles. Resulta necesario partir de la enumeración del art. 334 distinguir entre
bienes inmuebles por naturaleza, por destino y por analogía.
El bien inmueble por excelencia es la tierra, en cuanto elemento físico que sirve de
soporte a la existencia de los seres humanos (art. 334.1) y, por consiguiente, todo lo que
se encuentra unido de forma estable a ella, sea de forma natural o de forma artificial (por
incorporación), es considerado por el Código Civil como bien inmueble:
— Los árboles y plantas y los frutos pendientes, mientras estuvieras unidos a la tierra
o formaren parte integrante de un inmueble (334.2).
— Las aguas (334.8), ya sean vivas (ríos, arroyos, etcétera) o estancadas (lagos,
lagunas, pantanos…).
De otra parte, refiriéndose ya no sólo a la tierra, sino a cualquier otro bien inmueble,
considera como tal “todo lo que esté unido a un inmueble de manera fija…(334.3)”
Esta última referencia hace que algunos autores prefieran subdistinguir entre inmuebles
por naturaleza e inmuebles por incorporación, pues evidentemente cualquier bien mueble
unido establemente a un inmueble (lavabo, grifo, chimenea empotrada, etc.) era, antes de
su incorporación, un bien mueble “por naturaleza”. Otros autores, en cambio, consideran
que el propio acto de incorporación transmuta la naturaleza del bien mueble según la
propia literalidad del artículo 334.8.
117
El art. 334 requiere que la unión se lleve a cabo “de una manera fija”. La fijeza o
perdurabilidad de la unión la explica el CC en el propio precepto “… de suerte que no
pueda separarse de él sin quebrantamiento de la materia o deterioro del objeto”.
Interesante en este punto la STS 305/2000, de 30 de marzo.
— Los abonos destinados al cultivo que estén en las tierras donde hayan de
utilizarse. (Art. 335.7 CC)
118
1. Que exista una subordinación o un destino de una cosa a otra, para que esta
pueda cumplir su propia función económica.
Ahora bien, semejante esquema teórico es, desde luego, aplicable a lo que, según
nuestra propia tradición jurídica, son los inmuebles por destino, pero no porque estos
sean pertenencias, sino sencillamente porque son conceptos clasificatorios o
sistemáticos paralelos, desarrollados en sistemas jurídicos distintos.
Según el art. 334.10 del CC son bienes inmuebles las concesiones administrativas de
obras públicas y las servidumbres y demás derechos reales (por ejemplo, derecho de
paso) sobre bienes inmuebles.
Al ser estas concesiones incorporales, existen dudas sobre que puedan ser calificadas
como bienes, y con más motivos calificarlas como bienes inmuebles y bienes muebles,
debido a la naturaleza del bien sobre el que recae el derecho.
El CC reputa bienes muebles, de una parte, por vía negativa, a todos aquellos bienes que
no se encuentran relacionados en el artículo 334; de otra parte, establece el criterio
general de que tienen carácter mueble << todos los (bienes) que se pueden transportar
de un punto a otro sin menoscabo de la cosa inmueble a que estuvieren unidos>> (art
335). El criterio de determinación resulta cuanto menos curioso, porque el artículo 334.3,
otorga también, sgún acabamos de ver, el carácter de inmueble a <<todo lo que esté
unido a un inmueble de una manera fija, de suerte que no pueda separarse de él sin
quebrantamiento de la materia o deterioro del objeto>>
Así pues, la clave se encuentra en la expresión <<unión de una manera fija.>> Cuando
entre el mueble y el inmueble exista una verdadera adherencia o inseparabilidad
estaremos ante un “inmueble por incorporación”; en caso contrario, se tratará de un bien
mueble, por existir una unión meramente pasajera o accidental. El Código Civil considera
también bienes muebles por analogía a determinados derechos entre los que se
encuentran “las rentas o pensiones, sean vitalicias o hereditarias”.
3. Otras cualidades de las cosas
En muchas relaciones jurídicas es interesante saber si una cosa, según sus
características, puede ser sustituida por otra sin detrimento de las expectativas de quien
ha de recibirlas.
De acuerdo con ello se puede determinar las siguientes clasificaciones de las cosas:
119
aunque materialmente sigan íntegras (por ejemplo, el dinero que gastamos
habitualmente). Se usan y desaparecen.
Se denominan cosas fungibles a aquellas que pueden sustituirse por otras en caso de ser
necesario, dado que son entre sí homogéneas o equivalentes y contempladas en
atención a sus características o cualidades genéricas (un libro, el dinero, un coche, cinco
litros de aceite). En general, las cosas fungibles son al mismo tiempo consumibles,
aunque los conceptos no son sinónimos.
Los bienes infungibles son los que tienen características propias que no tienen por qué
darse en el resto de los bienes de la categoría (un libro dedicado por su autor para
alguien en concreto, un cuadro determinado).
El dinero, como tal, es una cosa material, representada por papel moneda o por monedas
fraccionadas, de naturaleza absolutamente fungible, y por lo tanto sustituible en las
relaciones jurídicas. En casos excepcionales puede considerarse infungible, cuando por
cualquier circunstancia, la numeración y otros signos alcancen valor de coleccionista (o
como prueba en un juicio).
120
Partiendo del hecho de que (salvo rarísimas excepciones, como los gases nobles) todas
las cosas se componen de diversos elementos, la frontera divisoria generalmente
aceptada para mantener doctrinalmente esta clasificación, estriba en la «separabilidad» o
«inseparabilidad» de sus diversos elementos o componentes. Así pues, tenemos que las
cosas simples son aquellas que, una vez formadas (natural o artificialmente) traen
consigo una unidad inescindible, dada la imposibilidad de fragmentar los diversos
elementos de la cosa sin provocar de forma simultánea la destrucción de la propia cosa
simple (una hoja de papel, un pan, un cristal).
Las cosas compuestas se caracterizan por estar formadas por la adición de una serie de
cosas simples cuya unión persigue conseguir una determinada función, pero que son
susceptibles de separación (automóvil).
En la actualidad, el Código Civil considera que los animales son cosas, en concreto
bienes muebles, ignorando que son seres vivos dotados de “sensibilidad”. La reforma del
CC sigue la línea de otros ordenamientos jurídicos de nuestro entorno, dejando penetrar
en ellos la sensibilidad que existe hacia los animales. El TFUE, en el artículo 13, exige que
tanto la Unión como los Estados miembros tengan en cuenta “las exigencias en materia
de bienestar de los animales como seres sensibles”.
La reforma del Código Civil parte de la base que “la naturaleza de los animales es distinta
que la de las cosas o bienes y que dicho principio debe presidir la interpretación de todo
el ordenamiento”. Así, los animales pasarán a estar sometidos parcialmente al régimen
121
jurídico de bienes o cosas siempre que no existan normas destinadas a regular las
relaciones jurídicas en las que estén implicados animales y siempre que dicho régimen
jurídico de bienes sea compatible con su naturaleza de ser vivo dotado de sensibilidad.
El artículo 338 del CC dice que Los bienes son de dominio público o de propiedad
privada, para precisar en el art. 339 que son bienes de dominio público:
1.º Los destinados al uso público, como los caminos, canales, ríos, torrentes, puertos y
puentes construidos por el Estado, las riberas, playas, radas (ensenadas) y otros análogos.
2.º Los que pertenecen privativamente al Estado, sin ser de uso común, y están
destinados a algún servicio público o al fomento de la riqueza nacional, como las
murallas, fortalezas y demás obras de defensa del territorio, y las minas, mientras que no
se otorgue su concesión.
Además, según el artículo 344.1, son bienes de uso público, en las provincias y en los
pueblos, los caminos provinciales y los vecinales, las plazas, calles, fuentes y aguas
públicas, los paseos y las obras públicas de servicio general, costeadas por tales
pueblos o provincias.
De todas formas, no hay que olvidar, que las entidades públicas (Estado, CCAA,
Provincias y Municipios), también pueden ser titulares de bienes en régimen de
propiedad privada (artículos 340, 341 y 344.2 del CC).
Los bienes y derechos que pertenecen a las entidades públicas pueden ser:
La Constitución establece en el artículo 132 que: “1. Ley regulará el régimen jurídico de
los bienes de dominio público y de los comunales, inspirándose en los principios de
inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad, así como su desafectación. 2. Son
122
bienes de dominio público estatal los que determine la ley y, en todo caso, la zona
marítimo-terrestre, las playas, el mar territorial y los recursos naturales de la zona
económica y la plataforma continental. 3. Por Ley se regularán el Patrimonio del Estado y
el Patrimonio Nacional, su administración, defensa y conservación”. La CE solamente
hace referencia, por razones obvias, a bienes de dominio público estatal y Patrimonio del
Estado, así pues los bienes de los Municipios, Provincias se regulan en el RD 1372/1986,
de 13 de junio, y el de las CCAA se regulan en normativas propias de cada una de ellas.
6.2. Los distintivos entre ambas categorías: las pretendidas notas características
exclusivas de los bienes demaniales
Legal y doctrinalmente, la frontera entre ambos tipos de bienes se delimita en base a los
dos criterios descritos previamente:
1.º La naturaleza de los bienes: excluiría del ámbito de la propiedad privada a una serie
de bienes que no son susceptibles de apropiación por los particulares: mar, playas,
recursos naturales…
Según ello, serían bienes patrimoniales de los entes públicos aquellos que le pertenezcan
y no estén afectos al uso o servicio público y, en particular, los siguientes:
Los bienes patrimoniales serían los que no están afectos al uso o servicio público (ya sea
por naturaleza o por destinación especial). Es común resaltar la diferencia entre ambos
tipos de bienes subrayando el régimen jurídico de los bienes de dominio público y
dejando en la sombra el régimen propio de los bienes patrimoniales.
123
— Imprescriptibilidad: no son susceptibles de convertirse en propiedad de los
particulares mediante usucapión (adquisición de un derecho) o prescripción
adquisitiva.
6.3. Identidad básica del régimen jurídico de los bienes demaniales y patrimoniales
La identidad básica del régimen jurídico de los bienes demaniales y patrimoniales es muy
parecida, aunque con algunas diferencias. Por ejemplo, los bienes patrimoniales tampoco
pueden ser objeto de embargo salvo escasas excepciones.
Por otro lado, aunque en los bienes patrimoniales tiene menor importancia la
inalienabilidad conviene no olvidar que:
De este modo hay un relativo parecido entre la desafectación para los bienes demaniales
y la autorización para los bienes patrimoniales.
Otras notas o características asociadas a los bienes demaniales están presentes en los
bienes patrimoniales, como por ejemplo las facultades de deslinde de los bienes de oficio
(determinación por las propias Administraciones Públicas de la extensión y linderos de
sus bienes inmuebles) y las facultades de recuperación de los bienes de oficio (potestad
exorbitante de la Administración, según la cual puede recuperar la posesión de los bienes
de que haya sido despojada, antes del transcurso de un año y un día, por sí misma;
mientras que los particulares, en caso similar, habrán de recurrir a la autoridad judicial a
través del anteriormente denominado interdicto de recobrar).
Por otro lado, el dominio público entraña una forma de explotación caracterizada por la
esencialidad del interés general, que es el interés de todos los ciudadanos y por la
existencia de unas formas de control administrativo de dicho interés.
7. Los frutos
7.1. Concepto
En términos jurídicos, fruto es todo rendimiento o producto que genera cualquier cosa,
sin perder su propia individualidad y sustancia. Puede hablarse de bienes (o cosas)
fructíferos y no fructíferos, división que tiene un valor fundamentalmente descriptivo,
pues el problema radica en determinar a quién corresponden los frutos de una cosa; y la
respuesta es inicialmente fácil: los frutos pertenecen al propietario de la cosa principal (o
fructífera).
124
Según el art. 354 del Código Civil, los frutos pertenecen al propietario los frutos naturales,
frutos industriales y los frutos civiles, procediendo en el siguiente artículo 335, determinar
el significado o alcance de los mismos, a saber:
• Frutos naturales son las producciones espontáneas de la tierra, y las crías y demás
productos de los animales. (art. 355.1)
• Frutos industriales son los que producen los predios (fundo o finca) de cualquiera
especie a beneficio del cultivo o del trabajo. (art. 355.2)
• Frutos civiles, tienen tal carácter: El alquiler de los edificios, el precio del arrendamiento
de tierras y el importe de las rentas perpetuas, vitalicias u otras análogas. Son
denominados o calificados así, para resaltar que no son productos que se deriven
directamente de la cosa, sino “como consecuencia de haberla hecho objeto de una
relación jurídica de la que nace el derecho a obtener el fruto”. (art. 355.3)
La descripción legal de los frutos permite deducir las características propias de estos,
elaboradas doctrinalmente y pueden ser resumidas de la siguiente forma:
A) Los frutos son bienes que llegan a tener independencia y propia autonomía desde
el momento en que son separados de la cosa matriz (las frutas o los intereses de
una cantidad depositada en el banco).
B) Sólo se entienden por frutos los beneficios o productos de una cosa que se
generen conservando la cosa matriz su propia sustancia y funcionalidad
económica (el peral sigue siendo tal y la cantidad depositada bancariamente sigue
íntegra).
125
1 LA NOCION DE PATRIMONIO
Sin embargo,la mayor parte de los juristas la expresiòn de patrimonio no debe referirse a los
bienes en si mismo considerados, sino sòlo a los derechos que sobre ellos recaen .
+ De la nacionalidad.
+ De la vecindad civil
+ Del domicilio...
En cuanto que son atributos de la persona que carecen de entidad económica concreta.
+ Casa mal con "el patrimonio es una universalidad de derechos. Lo cierto es que la
generalización del término patrimonio es fruto de una abstracción motivada por el nacimiento en
el Derecho comtemporáneo de la responsabilidad patrimonial universal , en cuya virtud las
personas deben responder frente a las demas de sus deudas con todos los bienes que tengan o
que puedan tener en el futuro (art.1.911 del CC).
+ Asimismo se restringen las facultades de cobro de los acreedores sólo a los bienes y no a los
atributos personales e incluso a los derechos subjetivos del deudor.
+ Del mismo modo , cuando se plantea la posibilidad de embargar , no se fija solo en los
derechos , sino fundamentalmente en los bines propiamente dichos,por considerarles elementos
patrimoniales con sustantividad propia , con independencia de los derechos que sobre tales
bienes pudiera tener la persona embargada.
1.Dinero si se encontrase.
7. Bienes inmuebles.
8 Sueldos o pensiones.
Estos se regulan en :
126
+ Derechos reales: Se establece el precio no por la propiedad en sí , sino por el
valor presumible de ese objeto o inmueble.Afecta normalmente a la venta de
viviendas ,pues una casa puede variar el precio segun el mercado. de ahi que la
LEC no hable de embargar el derecho de la propiedad , sino de lo bienes muebles
o inmuebles objeto de dicho derecho, mientras que, pueden ser objeto de
embargo los créditos.
Constituyen un factor de disminución del valor econónomico del conjunto patrimonial que
, restado de éste daría el resultado correspondiente. Aunque sea un elemento pasivo
forman parte del patrimonio.
Teoria Clásica o personalísima: toda persona (física o jurïdica) tiene un patrimonio y todo
patrimonio requiere la existencia de un titular(conjunto de bienes y derechos).Teoría de
los juristas franceses AUBRY y RAU (s.XXI).
Teoría de la Finalidad del Patrimonio: resaltan que el patrimonio debe ser conectado con
las mismas masas de bienes que el ordenamiento individualice para conectarlas con
destino o finalidad concretos , no sólo con el individuo.
+ Por incapacitado: existen dos partes. Una reservada a la gestión y administración del
órgano tutelar correspondiente, y la otra masa patrimonial reservada. Y también ocurre
con el pródigo.
+ Por personas con discapacidad:Los bienes y derechos que forman este patrimonio ,
que no tiene personalidad juridica propia, se aislan del resto de patrimonio personal de su
titular-beneficiario, sometiéndoles a un régimen de administración y supervisión
especifíco.
127
+ En los supuestos en que la declaración de ausencia legal respecto de una persona
provoca el bloqueo de patrimonio hasta que se despeje la incógnita acerca de su
existencia o se realice la declaracion de fallecimiento.
+ El ausente puede tener otro patrimonio en el lugar en que se encuentra, éste séria su
verdadero"patrimonio personal" pasando su anterior patrimonio a ser uno separado o
interino.
Se refiere a los patrimonios de fundaciones que una vez constituida como tal , el
patrimonio que pertenecía a la propia persona jurídica y pasa a ser patrimonio personal
de la fundación.
Son las masas patrimoniales pertenecientes a dos o más peronas (naturales o jurídicas)
que, en cuanto componente de un determinado grupo carente de personalidad jurídica,
tendrían acceso a tales bienes.
128
de actuación de los sujetos de derecho permite establecer reglas de conducta que
no se encuentran expresamente contempladas en el Derecho positiva de forma
detallada.
Este paralelismo entre las normas jurídicas y las reglas contractuales hace que
frecuentemente la doctrina hable de la lex contractus. El Código Civil español va más
allá, al afirmar en el artículo 1091 que “las obligaciones nacen de los contratos tienen
fuerza de ley entre las partes contratantes y deben cumplirse a tener de los mismos”.
2. EL NEGOCIO JURÍDICO
2.1.Introducción: la categoría conceptual del negocio jurídico.
Nuestros CC, al igual que el resto de Códigos latinos, no utiliza la expresión “negocio
jurídico”. En contadas ocasiones, el Código usa el vocablo “negocio”, pero en el sentido
de “asunto” o “trato” con contenido patrimonial de interés para cualquiera, en términos
jurídicos.
Sin embargo, todas las exposiciones generales de Derecho civil dedican amplias páginas
a esta temática, al menos desde que los Profesores C. VALVERDE Y F. CLEMENTE DE
DIEGO, la impusieron en el primer tercio del siglo XX. La razón de ello estriba en que la
dogmática alemana (ante la falta de Código en su país) se vio obligada en la segunda
mitad del siglo XIX a construir una teoría general aplicable a todos los actos y contratos
subsumibles en la idea de autonomía privada. Esta circunstancia, y el gusto germano por
la abstracción, hizo que finalmente el “negocio jurídico” hasta entonces un mero
concepto organizador, fuera consagrado legislativamente en el BGB de 1896, con
entrada en vigor del uno de enero de 1900.
129
El modelo legislativo alemán ha sido seguido posteriormente por algunos, aunque
realmente pocos, Códigos Civiles elaborados ya en el siglo XX. El esquema doctrinal que
en su día lo sustentó, sin embargo, ha conocido su éxito sin precedentes: la superación
de la conocida dificultad de la lengua alemana por algunos autores pioneros y el
conocido poderío ideológico y filosófico de los grandes pensadores germanos del siglo
XIX hacen que la doctrina o teoría del negocio jurídico sea importada a otros países, entre
los que sobresalen Italia y España. Por ello, es doblemente llamativo que, con ocasión e
la elaboración del nuevo Codice Civile italiano de 1942 y pese a la generalizada
aceptación doctrinal del negocio jurídico por casi todos los autores transalpinos del
momento, este no aparezca por parte alguna en el articulado de dicho Código.
Actualmente, en Alemania, Italia y España existe una profunda disputa doctrinal acerca
de la pertinencia o inoportunidad de mantener la teoría general del negocio jurídico
-cuestión que debe ser planteada de forma diferente bajo el régimen del BGB y del CC
español- ya que en aquel negocio jurídico es un referente normativo de necesaria
consideración, mientras que en nuestro Ordenamiento jurídico es una mera referencia
sistemática para referirse al conjunto de actos jurídico que encuentran su fundamento en
la autonomía privada.
• Por su parte, la jurisprudencia es cierto que acude con alguna frecuencia al uso del
término en muchas de las sentencias; no obstante, en la mayoría de los casos,
semejante utilización es puramente epidérmica, gramatical o sistemática.
• Ante ello, dado el desarrollo técnico que actualmente alcanza la temática del negocio
jurídico, muchos autores subrayan que el estudio del “negocio jurídico” en nuestro
sistema normativo conserva el innegable valor de servir como estudio introductorio
para el análisis posterior de las figuras particulares y concretas de negocios jurídicos.
130
4. CLASIFICACIÓN DE LOS NEGOCIOS JURÍDICOS.
Dada la generalidad del concepto utilizado, los criterios de clasificación de los negocios
son virtualmente ilimitados.
• Negocios mortis causa: son aquellos que tienen por objeto regular las relaciones
jurídicas de una persona para después de su fallecimiento (el testamento).
• Negocios inter vivos: los que regulan las relaciones jurídicas de una persona (o,
normalmente, dos o varias) durante su vida (todos los contratos).
Generalmente los negocios mortis causa son simultáneamente unilaterales y, por tanto,
revocables mientras no se produzca el fallecimiento de la persona que los ha creado.
Atiende esta división a la propia naturaleza de las relaciones jurídicas reguladas por tales
negocios.
• Negocios personales: son los referidos jurídicas de las personas cuyo objeto
fundamental radica en aspectos de naturaleza primordialmente extrapatrimonial
(matrimonio, adquisición de nacionalidad).
• Negocios típicos: aquellos que, al tiempo que tienen un reconocimiento legal expreso,
gozan de un régimen normativo específico (adopción, contrato de compraventa o
arrendamiento, testamento, etc.).
• Negocios atípicos: serían los acuerdos de voluntades que, siendo lícitos y admisibles
con carácter general, como derivación de la autonomía privada, carecen de una
regulación institucional, por no haber sido contemplados expresamente por el
legislador (uniones de hecho, contrato de garaje, etc.).
131
4.6.Negocios bilaterales y negocios unilaterales.
• Negocios bilaterales: aquellos que para ser eficaces requieren la emisión de las
declaraciones de voluntad de dos o más personas que ocupan posiciones jurídicas
distintas o contrapuestas, como ocurre en todos los contratos.
Conviene advertir que en relación con los contratos de contraposición entre bilaterales y
unilaterales se utiliza en sentido muy diverso al apenas visto. En efecto, la razón distintiva
entre contratos unilaterales y bilaterales se fundamenta en el nacimiento de obligaciones
de una o de ambas partes.
b) Serían contratos unilaterales: los que generan obligaciones para una sola de las
partes contratantes. Ej: cuando presto a un amigo cien euros, es evidente que solo
él queda obligado por mor del contrato de préstamo.
Negocios solemnes son aquellos que para producir los efectos que le son propios deben
asumir una forma determinada, legalmente prescrita. Sin embargo, es necesario distinguir
entre “forma” propiamente dicha y “formalidad” para aclarar la contraposición entre
negocios solemnes y no solemnes, pues es evidente que toda declaración de voluntad
tiene que asumir una forma determinada.
Capítulo 25
Siguiendo a F. Messineo, bastara con indicar que los supuestos de ineficacia negocial
pueden integrarse en 2 grandes grupos.:
132
1. Nulidad
2. Anulabilidad
1. Mutuo disenso.
2. Desistimiento unilateral.
4. Rescisión.
5. Revocación.
2 La nulidad
Es el supuesto mas grave de ineficacia, suele ser adjetiva como nulidad absoluta o
nulidad de pleno derecho. En una sentencia del Tribunal Supremo se remarca la ineficacia
absoluta propia de la nulidad diciendo que constituye “la expresión del nada
jurídico” (STS del 13 de febrero de 1985) Los negocios jurídicos nulos, no merecen mas
que rechazo para el Derecho, no puede reconocer el ordenamiento jurídico ningún efecto
del negocio jurídico nulo, ni siquiera su admisibilidad como tal negocio jurídico.
Las causas son de extraordinaria gravedad, y en efecto así es, “la nulidad propiamente
dicha, absoluta o de pleno derecho tiene lugar cuando el acto es contrario a las normas
imperativas o prohibitivas o cuando no tiene existencia por carecer de alguno de sus
elementos esenciales… pues según el articulo 1261 del Código Civil no existe si faltan el
consentimiento el objeto o la causa. (dice la citada STS de 13 de febrero de 1985)
Dado que los art. 1261 y los siguientes del Código Civil, son los reguladores de los
elementos esenciales del contrato, tienen en general carácter imperativo, bastaría con
afirmar que la nulidad del negocio jurídico se deriva de la contrariedad al Derecho
imperativo.
133
representación de quienes eran codueños, en nombre de estos) o es enajenado mental
(“loco” y en el CC hasta la Ley 13/1983, cfr: STS de 21 de mayo de 1984)
5. La contrariedad a las normas imperativas, a la moral y al orden publico (cfr: arts. 6.3 y
1255 in fine) en cuyo caso se habla directamente de negocio jurídico ilegal.
6. Los actos a titulo gratuito sobre bienes comunes realizados por un cónyuge sin el
consentimiento del otro. (art. 1322.2)
Aunque un negocio jurídico sea nulo, en caso de haberse celebrado producirá los efectos
propios del negocio jurídico de que se trate, como si fuera valido. Para evitar esta
“apariencia negocial”, el Derecho dota a la acción de nulidad de una serie de caracteres
que conviene retener:
2.3.Consecuencias de la nulidad.
A) En general: la restitución.
El art. 1303 del Código civil “declara nulidad (…) los contratantes deber restituirse
recíprocamente las cosas que hubiesen sido materia del contrato, con sus frutos y el
precio con sus intereses” (el Articulo esta pensado para la compraventa), el mandato
debería ser generalizado (STS de 22 de noviembre de 1983).
El art. 1307 establece que siempre que el obligado por la declaración de nulidad a la
devolución de la cosa, no pueda devolverla por haberse perdido, deberá restituir los
frutos percibidos y el valor que tenia la cosa cuando se perdió, con los intereses desde la
misma fecha.
134
En el código civil no resulta aplicable el art. 1303 a los supuestos en que el objeto (del
contrato) o la causa (del negocio) sean ilícitos, o sea contrarios al Ordenamiento jurídico
en su conjunto.
En esos casos se aplicará las reglas establecidas en los art. 1305 y 1306.
Se habla de nulidad parcial cuando el negocio jurídico contiene una o varias clausulas o
determinaciones ilegales, pese a la validez y adecuación al Ordenamiento jurídico del
conjunto esencial del mismo. Esto es, el consentimiento, el objeto, la causa y en su caso,
la forma, son intachables, pero algunos aspectos del negocio jurídico son contrarios a
una norma imperativa.
La coexistencia de clausulas nulas – por ilegales- con los restantes pactos validos del
negocio jurídico, plantea el problema de determinar si la invalidez de la clausula nula
debe afectar al conjunto negocial.
3. La anulabilidad
Un negocio jurídico anulable será aquel que puede ser impugnado o por el contrario,
seguir produciendo efectos en caso de que su efectiva anulación no tenga lugar.
3.1.Causas de anulabilidad
1. Todos los vicios de la voluntad o, en su caso, del consentimiento: error, violencia (no
absoluta), intimidación, y dolo, que no van a volver a ser considerados.
2. A raíz de la nueva Ley 8/2021, de 2 de junio (BOE 3), reformadora de la legislación civil
y procesal en protección de la discapacidad, el contrato será anulable en el periodo
de4 años, cuando, como establece el nuevo articulo 1302 CC.
Así pues los contratos celebrados por personas con discapacidad provistas de medidas
de apoyo para el ejercicio de su capacidad de contratar podrán ser anulados por ellas.
También podrán ser anulados por sus herederos durante el tiempo que faltara para
completar el plazo si la persona con discapacidad hubiere fallecido antes de ejercitar la
acción.
Por otra parte, también podrán ser anulados por las personas a las que hubiera
correspondido prestar apoyo, en este caso, la anulación solo procederá cuando el otro
contratante fuera conocedor de la existencia de medidas de apoyo en aquel momento.
(Art. 1302 CC)
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3. Inexistencia de consentimiento marital o uxorio, respecto de los actos o negocios
jurídicos onerosos realizados por el otro cónyuge cuando legalmente se requiere el
consentimiento de ambos (art 1322 y cfr. Arts. 1320 y 1377)
a) Plazo de ejercicio: Art. 1301.1 la acción de nulidad solo durara 4 años, el plazo que
conlleva la caducidad queda atenuado a un buen numero de supuestos de
anulabilidad en atención a diez a quo del cómputo.
En el art. 1301, indica que el plazo empezara a correr según la naturaleza de la causa de
nulidad:
1. Punto inicial: la consumación del contrato, solo en casos de error o dolo. Es natural:
el error o el dolo.
3.3.Efectos de la anulabilidad.
Bastaría con tener en cuanta el trato favorable que dispensa el art. 1304 a quienes
realizan negocios jurídicos sin tener plena capacidad de obrar.
Los arts. 1305 y 1306 quedan restringidos al ámbito estricto de la nulidad radical y no
pueden expandirse a los supuestos de anulabilidad.
Debe ser tenido en cuenta el art. 1308 del CC, “mientras uno de los contratantes no
realice la devolución de aquello a que en virtud de la declaración de nulidad este
obligado, no puede el otro ser compelido a cumplir por su parte lo que le incumba.
136
En tanto no se declare judicialmente la nulidad o anulabilidad, los negocios jurídicos
invalidad pervivirán como si no fueran tales. ¿Qué consideración merecen para el
Ordenamiento jurídico?
a) Aunque no se ejercite la acción de nulidad, el negocio jurídico nulo será tal para el
derecho. Por tanto, se tratará solo de una apariencia de negocio jurídico que no podrá
ver sanados sus vicios de raíz.
Las causas de anulabilidad son disponibles para las partes y sanables. Las causas de
nulidad por el contrario son de derecho necesario y de carácter absolutamente
indisponible, por atentar el orden publico.
Si las causas de anulabilidad son disponibles para las partes, existe un cauce para sanar
el negocio jurídico anulable antes de que la acción de anulabilidad precluya.
Este cauce se conoce con el nombre de confirmación (y con el de ratificación: cfr. STS de
21 de mayo de 1984).
Conforme el art. 1313 “la confirmación purifica al contrato de los vicios de que adoleciera
desde el momento de su celebración” (tiene eficacia retroactiva) y por lo tanto extingue la
acción de anulabilidad (art. 1309)
Para que la confirmación sea valida se requiere quien la lleve a cabo (Arts. 1312 y 1302)
Por ello requiere el Código (vid. Art. 1311) que el confirmante tenga conocimiento de la
causa de anulabilidad y que el vicio no le siga afectando.
Para realizarse la confirmación de forma expresa o tacita, consiste, según el Art. 1311,
que el legitimado para ejercitar la anulabilidad “ejecutase un acto que implique
necesariamente la voluntad de renunciarlo”
La confirmación es solo aplicable a los anulables, se afirma que el negocio jurídico nulo
es susceptible de conversión.
La conversión del negocio jurídico consistiría en que un negocio jurídico con tacha de
nulidad pueda ser reconducido a un tipo negocial diverso para ser considerado valido.
5. La rescisión
Es una forma particular de ineficacia del contrato que procede de un momento posterior
a la celebración de este, el cual nace valido, pero posteriormente puede ser declarado
ineficaz por sus efectos lesivos o perjudiciales para una de las partes o un tercero (Art
1291)
137
a) Rescisión por lesión: significa prejuicio patrimonial para uno de los sujetos del negocio
y para una de las partes contratantes. Declara el código rescindible:
1. los contratos que pudieran celebrar los tutores sin autorización judicial, siempre que
las personas a quienes representan hayan sufrido lesión en mas de la cuarta parte del
valor de las cosas que hubiesen sido objeto de aquellos (Art. 1291.1 conforme a la Ley
Orgánica 1/1996 de Protección al menor, hasta la reforma por la ley 13/1983)
Presupuesto sine qua non de aplicación del Art. 1291.1, es que el tutelado sufra lesión en
mas de la cuarta parte, a causa de la celebración por el tutor de un contrato que no
requiera autorización judicial.
1 Los contratos que celebre el menor por si solo serán anulables y no rescindibles y los
que celebre el tutor con autorización judicial tampoco serán rescindibles.
2 Los celebrados en representación de los ausentes, siempre que estos hayan sufrido la
lesión a que se refiere el numero anterior. (Art 1291) y (art 1296)
Fuera de los casos indicados, concluye el art. 1293 “ningún contrato se rescindirá por
lesión”
C) Rescisión por otros motivos: el Art. 1291.5 deja la puerta abierta a cualquier caso en
que especialmente determine la ley de rescisión. El Código utiliza el termino rescisión
en varios artículos. Ej.: 1074, 1469, 1479, 1483, etc.
1. Que el perjudicado carezca de otro recurso legal para obtener la reparación del
prejuicio (Art. 1294), se trata de una acción subsidiaria.
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2. Que el perjudicado pueda devolver aquello a que estuviera obligado. (Art. 1295)
3. Que las cosas objeto del contrato no se hallen legalmente en poder de tercas
personas que hubieren procedido de buena fe (Art. 1295.2) ya que la pretensión
del lesionado o defraudado ha de limitarse a reclamar la indemnización de
perjuicios al causante de la lesión. (Art. 1295.3)
CAPÍTULO 26
LA REPRESENTACIÓN
1. IDEAS GENERALES
Art. 1259.1 CC
Ninguno puede contratar a nombre de otro sin estar por éste autorizado o sin que
tenga por la ley su representación legal. El contrato celebrado a nombre de otro por quien
no tenga su autorización o representación legal será nulo, a no ser que lo ratifique la
persona a cuyo nombre se otorgue antes de ser revocado por la otra parte contratante.
Por dicho artículo, el fenómeno representativo consiste en actuar en el tráfico jurídico una
persona por otra, puede encontrar su origen en:
B) La propia ley, representación legal. Por mandato de la ley, una persona tiene
encomendada la gestión de los intereses de un incapaz o de una persona que no puede
(el ausente, el nasciturus ) o no debe (el concursado) desplegar la actividad que requeriría
la marcha de sus asuntos. Según A. de Cossio “la voluntad del representante no depende
de la voluntad de la persona representada, sino que goza de su propia autonomía”.
139
1.2. La actuación en nombre ajeno o contemplatio domini : la representación
directa.
- La actuación gestora puramente auxiliar: en todos aquellos casos en los que las
terceras personas intervienen en cualquier acto o negocio jurídico sin capacidad
decisoria alguna, sino desempeñando un papel puramente material, asesorando al
interesado (ej. Abogado o intérprete).
- El nuncio (nuntius), emisario o mensajero: persona que, actuando por otra, lleva a
cabo un acto jurídico cualquiera, pero de carácter material y sin posibilidad de
modificar su alcance. Así al nuncio no se le requiere capacidad de obrar (ej. Puede
pagar una deuda o realizar un pago).
La representación directa (la verdadera representación) coexiste con tres datos básicos:
140
La contemplatio domini es una característica privativa de la representación directa de
carácter voluntario, sino que también es un presupuesto de la regulación de los diversos
supuestos de representación legal.
Art. 439 CC
Puede adquirirse la posesión por la misma persona que va a disfrutarla, por su
representante legal, por su mandatario y por un tercero sin mandato alguno; pero en este
último caso no se entenderá adquirida la posesión hasta que la persona en cuyo nombre
se haya verificado el acto posesorio lo ratifique.
Art. 1259 CC
Ninguno puede contratar a nombre de otro sin estar por éste autorizado o sin que
tenga por la ley su representación legal.
El contrato celebrado a nombre de otro por quien no tenga su autorización o
representación legal será nulo, a no ser que lo ratifique la persona a cuyo nombre se
otorgue antes de ser revocado por la otra parte contratante.
Art. 1725 CC
El mandatario que obre en concepto de tal no es responsable personalmente a la
parte con quien contrata, sino cuando se obliga a ello expresamente o traspasa los límites
del mandato sin darle conocimiento suficiente de sus poderes.
Art. 1727 CC
El mandante debe cumplir todas las obligaciones que el mandatario haya contraído
dentro de los límites del mandato.
141
En lo que el mandatario se haya excedido, no queda obligado el mandante sino
cuando lo ratifica expresa o tácitamente.
Sin embargo, la cuestión no es segura, ni el criterio interpretativo parece
compatible, aun admitiendo pleno la teoría del negocio jurídico, cuyo ámbito propio de
desarrollo se ve superado, con mucho, por la idea de representación en nuestro
Ordenamiento jurídico. Nuestro propio sistema normativo requiere entender que solo los
actos personalísimos quedan excluidos del ámbito de la representación, ya que en el
ámbito estrictamente civil (art. 670), ya se trate de actuaciones procesales (de las cuales
únicamente se excluye de la representación la antigua confesión judicial, identificada
ahora como interrogatorio de las partes).
Art. 670 CC
El testamento es un acto personalísimo: no podrá dejarse su formación, en todo ni en
parte, al arbitrio de un tercero, ni hacerse por medio de comisario o mandatario.
Tampoco podrá dejarse al arbitrio de un tercero la subsistencia del nombramiento de
herederos o legatarios, ni la designación de las porciones en que hayan de suceder
cuando sean instituidos nominalmente.
Para que una persona pueda presentarse legítimamente ante la comunidad como
representante de otra, ha de tener un “poder” para actuar como tal (estar facultada, legal
o convencionalmente para ello).
Art. 1709 CC
Por el contrato de mandato se obliga una persona a prestar algún servicio o hacer
alguna cosa, por cuenta o encargo de otra.
Las mutuas relaciones entre el mandato (contrato) y el poder como acto (o negocio)
unilateral han originado problemas doctrinalmente. Desde finales del siglo XIX, se afirma
que la communis opinio, en el intento de conceder una posición autónoma al
apoderamiento y separarlo del contrato de mandato, ha llegado a la conclusión de que el
poder puede fundarse no solo en un contrato de mandato, sino también en otras figuras
contractuales, citando casi siempre el contrato de arrendamiento de servicios y el
contrato de sociedad como soportes alternativos del apoderamiento. Sin embargo, tales
contratos son fundamentalmente inadecuados para servir el fundamento directo al
142
apoderamiento ( art. 1697. 2ª), así es más seguro concluir que tales contratos han de
verse completados con un contrato de mandato para generar el apoderamiento. En
nuestro CC el mandato puede carecer de efectos representativos (art. 1717); por
consiguiente, el mandato puede ser representativo o no serlo, pero en todo caso la
representación es una modalidad del mandato.
Art. 1697. 2 CC
Para que la sociedad quede obligada con un tercero por los actos de uno de los
socios, se requiere:
2.º Que tenga poder para obligar a la sociedad en virtud de un mandato expreso o
tácito.
Art. 1717
Cuando el mandatario obra en su propio nombre el mandante no tiene acción contra
las personas con quienes el mandatario ha contratado, ni éstas tampoco contra el
mandante.
En este caso el mandatario es el obligado directamente en favor de la persona con
quien ha contratado, como si el asunto fuera personal suyo. Exceptuase el caso en que se
trate de cosas propias del mandante.
Lo dispuesto en este artículo se entiende sin perjuicio de las acciones entre mandante
y mandatario.
Poder general: Cuando el principal autorice al representante para gestionar una serie
múltiple de asuntos del poderdante o incluso todos los asuntos y negocios del
representado, pese a que esta última hipótesis sea más teórica que real incluso en la
representación legal; en la que, por cierto y como es lógico, el representado, incapaz o
cuasiincapaz, no apodera al representante, sino que este asume su papel por darse el
supuesto de hecho legalmente previsto y, en su caso, la preceptiva intervención judicial.
- Poder solidario: el otorgado a varias personas para un mismo asunto de forma que
cualesquiera de ellas pueden celebrar individual y separadamente el negocio en
cuestión.
143
causa o de fundamento concreto alguno. (Ley 49 de la Comp. navarra: “El poder de
representación podrá revocarse libremente por el poderdante”).
Sin embargo, no son extraños los casos en que el propio representado tiene interés en
conceder las atribuciones correspondiente al representante de forma irrevocable, para
evitar “males mayores”. La ley 49 de la Com. navarra también incluye la posibilidad del
otorgamiento del poder irrevocable.
Son numerosos los casos en que el representante se prevale de un poder que, después,
le ha sido revocado por el principal o aquellos en que el representante se extralimita de
las instrucciones recibidas en el poder, por entender de buena fe que con ello consigue
mayores beneficios para el poderdante o por querer, maliciosamente, cerrar de una vez el
negocio para cobrar.
Falsus procurator: Cuando por cualquier circunstancia no hay adecuación entre la actuación
representativa y el apoderamiento.
144
El contrato celebrado a nombre de otro por quien no tenga su autorización o
representación legal será nulo, a no ser que lo ratifique la persona a cuyo nombre se
otorgue antes de ser revocado por la otra parte contratante.
Dicha aceptación ex post facto de la actuación del representante viene a suponer, pues,
un apoderamiento a posteriori que, no obstante, tiene eficacia retroactiva y sana el
defecto de poder de la actuación del representante, originalmente no apoderado. Por
tanto, a efectos prácticos, la fecha del contrato en su caso será la del celebrado por el
falsus procurator y no la de la ratificación.
1. Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir
error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno.
2. También se consideran reos de estafa:
a) Los que, con ánimo de lucro y valiéndose de alguna manipulación informática o artificio
semejante, consigan una transferencia no consentida de cualquier activo patrimonial en
perjuicio de otro.
b) Los que fabricaren, introdujeren, poseyeren o facilitaren programas informáticos
específicamente destinados a la comisión de las estafas previstas en este artículo.
145
c) Los que utilizando tarjetas de crédito o débito, o cheques de viaje, o los datos obrantes
en cualquiera de ellos, realicen operaciones de cualquier clase en perjuicio de su titular o
de un tercero.
El tercero habrá que pechar con todos los riesgos de la operación: desde la localización y
búsqueda del falsus procurator hasta su propia insolvencia.
Autocontrato: todos aquellos casos en los que una persona, actuando en nombre de otra, de un
lado, y, de otro lado, en nombre propio, celebra el contrato asumiendo roles diversos y aparece,
aunque solo sea formalmente, como comprador o vendedor o como arrendador y arrendatario.
Es decir, el apoderado firma en las dos casillas del contrato; en una como representante de X; y
en la otra como representante de Y o bien en su propio nombre o derecho.
- Art. 1459 CC 1º y 2º “No podrán adquirir por compra, aunque sea en subasta
pública o judicial, por sí ni por persona alguna intermedia:
1.º Los que desempeñen el cargo de tutor o funciones de apoyo, los bienes de la persona
o personas a quienes representen.
2.º Los mandatarios, los bienes de cuya administración o enajenación estuviesen
encargados.”
- Art. 163 CC “La patria potestad se acaba:
1.° Por la muerte o la declaración de fallecimiento de los padres o del hijo.
2.° Por la emancipación.
3.° Por la adopción del hijo”.
- Art. 244.4º CC “4.º Los que tuvieren importantes conflictos de intereses con el
menor o incapacitado, mantengan con él pleito o actuaciones sobre el estado civil o sobre
la titularidad de los bienes, o los que le adeudaren sumas de consideración.”
146
- Art. 267 C Comercio “Ningún comisionista comprará para sí ni para otro lo que
se le haya mandado vender, ni venderá lo que se le haya encargado comprar, sin licencia
del comitente.
Tampoco podrá alterar las marcas de los efectos que hubiere comprado o vendido por
cuenta ajena.”
Conforme a los dos párrafos del artículo 1717, cuando el mandatario obra en su propio
nombre, resulta que:
- El mandante no tiene acción contra las personas con quienes el mandatario queda
obligado directamente con la persona con quien ha contratado, ni estas tampoco
contra el mandante.
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8. La representación legal.
Entre la representación directa y la representación legal existen innegables diferencias.
Pero, en definitiva, el substratum básico de ambas es el mismo: una persona actúa en
nombre y por cuenta de otra, que será la titular de los derechos y obligaciones
dimanantes de la actuación representativa.
- Los progenitores que ostenten la patria potestad sobre sus hijos menores o la
“patria potestad prorrogada” sobre los hijos mayores incapacitados.
- Con las atribuciones conferidas por el juez (art. 302) , el “defensor judicial que
repesente y ampare los intereses”, de menores emancipados (art. 299 y ss.).
Hoy en día, la doctrina mayoritaria, niega que la forma de actuar característica de las
personas jurídicas deba configurarse como un supuesto de representación. Así
concluimos que los órganos de la persona jurídica contribuyen a crear la propia voluntad
del ente personificado, si es que no la crean directamente. Es decir, no hay una voluntad
autónoma de los órganos de la persona jurídica.
Los órganos de las personas jurídicas legitimados para ello designan representantes –
directos o indirectos – de la misma manera que las personas propiamente dichas. Tales
representantes, son personas extrañas a la organización interna de la persona jurídica,
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actúan en nombre y por cuenta de la propia persona jurídica y no de la persona natural o
física que las haya apoderado.