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DINAMICA ECONOMICA EN LA REGION APURIMAC

La Evolución de la población en la Región Apurímac

Como se observa en el cuadro, Apurímac se ha caracterizado en las últimas


décadas como una región expulsora de población hacía las ciudades importantes
del sur del Perú (Cusco, Arequipa) y principalmente a la ciudad de Lima. En el año
de 1940, la población rural fue de 221,158 habitantes, 77 años después de
acuerdo a la población censada en el año 2017, la población rural descendió a
219,795 habitantes, lo que evidencia la magnitud de la migración; por otro lado, la
población urbana de Apurímac se incrementó de 36,936 habitantes en el año 1940
a 185,964 habitantes en el año 2017; en este caso la población urbana se ha
quintuplicado.

La población rural de Apurímac ha tenido un ligero crecimiento sostenido en el


periodo 1940-1993; a partir de ese año se ha producido un sistemático
decrecimiento de la población rural, lo que nos indica que la situación en el campo
apurimeño se ha agudizado en los últimos 27 años.

La migración del campo a las ciudades y de las regiones más pobres a las
regiones más dinámicas se ha producido a nivel mundial, no es algo extraordinario
este fenómeno, simplemente expresa que las regiones expulsoras no están
produciendo una suficiente demanda de empleo para su pobladores y por ello se
ven obligados a trasladarse a otras zonas en busca de mejores oportunidades de
vida y progreso para sus familias; no es casual que además de las ciudades, la
selva peruana, entre ellas la selva central y la selva del sur del Perú (Madre de
Dios), tiene un contingente importante de migrantes apurimeños.

La migración puede ser de tipo estructural o de tipo temporal; en el primero de los


casos las poblaciones migrantes se trasladan para asentarse definitivamente en
los lugares donde pueden construir un futuro mejor y en el otro caso, los
desplazamientos son temporales en busca de trabajo para obtener ingresos que
les permita mejorar sus condiciones de vida de su familia.

La población de la provincia de Abancay se ha triplicado en el periodo de 1940 a


2017, muy por encima del incremento poblacional de la región Apurímac; la
población de la provincia de Andahuaylas se ha incrementado en 75% en el
periodo mencionado; la población de Antabamba ha crecido ligeramente hasta el
año 1972 y en los años siguientes ha descendido de manera sostenida a tal punto
que la población del año 2017 es inferior a la población del año 1940; el caso de
Aymaraes es particularmente preocupante en la medida que la población ha
descendido de 36,421 habitantes en el año 1940 a sólo 24,307 habitantes en el
año 2017.

La provincia de Cotabambas ha incrementado su población en más del 40% en el


periodo 1940 a 2017; la población de la provincia de Chincheros ha tenido un
crecimiento sostenido en el periodo de 1940 al año 2007 y ha descendido en el
último periodo intercensal; la situación de la población de la población de GRAU
es una demostración de la migración sostenida de su población, lo que explica el
descenso de 29,370 habitantes en el año 1940 a 21,242 habitantes en el año
2017.

EL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO (IDH) Y LA POBREZA EN APURÍMAC

La región Apurímac, se ubica en el penúltimo lugar en el Índice de Desarrollo


Humano (IDH) de todas las regiones del Perú. En efecto, en el año 2019 de
acuerdo a la publicación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), muestra que el IDH nacional es 0.5858, mientras que Apurímac se ubica
en 0.4109, comparado con Lima que tiene un IDH de 0.7073, la diferencia sin
duda es significativa. Esta realidad muestra que, si analizamos la evolución del
IDH en el periodo de 2003 al 2019, el IDH de Apurímac ha descendido del puesto
19 al puesto 23 de las regiones, solamente superado por Huancavelica que se ha
mantenido en el último lugar del ranking a nivel nacional.

La medición de la pobreza monetaria que registra el INEI muestra que la Región


Apurímac registra uno de los mayores porcentajes de pobreza y pobreza extrema
de nuestro país, que ha ocasionado entre otros graves problemas, altas tasas de
desnutrición crónica infantil, la cual se encuentra principalmente en su población
rural, la que se dedica en gran medida a la agricultura y/o a la actividad pecuaria.
El IDH de la provincia de Abancay está por encima del promedio regional, lo que
estaría mostrando que los indicadores económicos y sociales son mejores que en
el resto de las provincias; Andahuaylas está ligeramente por encima del promedio
regional y es evidente que las provincias altoandinas de la región como
(Antabamba, Cotabambas y Grau) se encuentran en condiciones económicas y
sociales más bajos que el promedio regional.

En cuanto al IDE, las provincias de Abancay y Andahuaylas se benefician de una


mayor presencia de la presencia del Estado traducido en bienes y servicios
públicos; en cambio las provincias altoandinas están por debajo de este promedio
regional y la novedad es la provincia de Chincheros que sería la provincia menos
atendida por el Estado.

El porcentaje de la población de la región Apurímac en pobreza total para el año


2019 fue de 30.5% de la población por encima del promedio nacional de 20.2%. El
24.3% de la población de la provincia de Abancay se encontraba en situación de
pobreza y esta cifra es inferior al promedio regional. Las poblaciones de
Cotabambas, Chincheros y Grau muestran cifras elevadas de pobreza.

Esta información no estaría completa, sino se analiza la población que se


encuentra por debajo de la línea de pobreza extrema que son aquellos que no
cubren sus necesidades básicas de alimentación, por ello, los compromisos de
todas las naciones del mundo se han comprometido en la Agenda 2030 de las
Naciones Unidas erradicar la pobreza a extrema.

En efecto, la región Apurímac muestra un porcentaje de la población en extrema


pobreza todavía elevado (16.5%) comparado con el promedio nacional de 2.9%.
La situación de la provincia de Chincheros es realmente singular porque muestra
un elevado porcentaje de la población que se encuentra en pobreza extrema
(34.3%) y las provincias de Antabamba (28.2%), Cotabambas (21.2%) y Grau
(21.1%), muestran elevados porcentajes de pobreza extrema.

Los indicadores económicos y sociales que se muestra indica que se tiene que
trabajar particularmente el sector agropecuario que contiene a la mayoría de la
población de Apurímac (54% de la población), por lo tanto, existe la necesidad de
mejorar los ingresos de las familias en el campo, incrementando su productividad
en la actividad agropecuaria, siendo este inferior al promedio nacional en cuanto a
la productividad de varios productos agropecuarios.

Entre otras entidades internacionales el Banco Mundial considera que la finalidad


de toda políticas pública es mejorar las condiciones de vida de las familias que
viven tanto en zonas urbanas como en las zonas rurales; sostiene que las políticas
tienen que ser integrales, que no solamente deben atacar uno o dos aspectos de
la situación de pobreza como es el acceso a la alimentación, educación, salud;
sino también debe abarcar los servicios sociales y económicos como aspectos que
ayudan a mejorar de manera integral el nivel y calidad de vida de las poblaciones.

La experiencia desarrollada en diferentes países y en el ámbito nacional, enseñan


que no es suficiente desarrollar políticas sectoriales como es el caso de la
reactivación o promoción de la actividad agropecuaria, sino tiene que estar
acompañada de políticas que consideren a otros sectores económicos y sociales
que están interrelacionados, tampoco tiene que estar circunscrito solamente a la
parte rural, la visión tiene que considerar a las zonas urbanas, sean que se
encuentren dentro del ámbito de la región o estén en otras regiones.
Sin duda, lo que se trata es que, si bien son políticas integrales y por tanto el
enfoque tiene que ser sistémico, no hay que perder de vista que el aspecto
principal es la política dirigida a las poblaciones rurales como la parte principal, no
solamente porque en ellas hacen vida la mayoría de la población, sino, sobre todo,
que históricamente son las poblaciones más vulnerables.

La debilidad del agro apurimeño, se puede transformar en una fortaleza en la


medida que las políticas públicas apoyen de manera integral todas las actividades
del ámbito rural; en la actualidad en el medio rural están las potencialidades que
deben ser reactivadas.

El actual fenómeno de retorno poblacional de las ciudades hacía los pueblos


rurales que se está produciendo y seguirá por un tiempo todavía, es una
oportunidad para que se utilice el potencial humano para reactivar las actividades
agropecuarias, acuícolas, forestales y el consiguiente procesamiento de la
producción local.

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