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LA CRIMINOLOGIA EN

VENEZUELA
Breve informe que presenta el alumno Eduardo Inglés Morín en la cátedra de Criminología
regentada por la Profesora Dorelis Pérez

Barquisimeto 2013
LA CRIMINOLOGÍA EN VENEZUELA
Referirse a la criminología en Venezuela, presupone un ejercicio de
templanza al concepto de etnocentrismo cultural, puesto que indudablemente
algunos compatriotas destacaron a nivel continental y le dieron notoriedad y brillo
a la criminología no podemos hablar de una escuela criminológica venezolana
como tal, o sea es menester entender que la reflexión criminológica en Venezuela
no ha sido tan determinante en el desarrollo de esta ciencia, tanto a nivel mundial
como regional.

Pero no sólo este país, presenta especie de “mutismo” en la reflexión


criminológica es más tomando como fuente la obra de Rosa del Olmo “América
Latina y su Criminología” entenderemos esta ausencia como un fenómeno socio-
cultural propio del momento histórico y los esquemas políticos imperantes para el
momento y que compartimos con otros países del continente americano.
Consideramos que una de las causas de este solapamiento nacional y regional,
estriba en que la criminología estuvo por mucho tiempo en una especie de
“incapsulación” en los grupos de nuestras academias, desarrollándose a través de
la participación de nuestros mejores intelectuales; la conexión entre conocimiento
académico y aplicación práctica, en materia de criminología definitivamente es
particularmente relevante, dado que sus contenidos y productos están
estrechamente vinculados a la gestión social y a las políticas públicas.

A pesar de lo antes expresado, es pertinente y a los fines de cumplir con


una asignación académica, señalar como una fecha relevante en la criminología
vernácula el año 1992, ya que fue en tal oportunidad cuando se creó en la
Universidad de Los Andes la primera Licenciatura en Criminología a nivel
Suramericano. Esta Escuela, a diferencia de la de Monterrey en México, se ha
caracterizado por desarrollar una criminología causal-explicativa, de corte

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sociológico, y no una criminología pericial, fundamentada en el conocimiento
técnico-policial.
También es necesario hacer mención de algunos venezolanos que le dieron
notoriedad a la profesión del criminólogo tales como José Rafael Mendoza
Troconis, Carmen García de Mármol León, Carmelo Flores Cazorla, Elio Gómez
Grillo y Lolita Aniyar de Castro.
El Doctor José Rafael Mendoza Trocónis fue un eminente jurista y sociólogo
venezolano, positivista de longeva existencia y fecunda producción intelectual, en
el campo de la criminología realizó una importante clasificación de los
delincuentes; también se dedicó al estudio de los factores geográficos e históricos,
propios de nuestra idiosincrasia caribeña y tropical, para hacer una análisis
referente a la criminalidad, el crimen y el criminal, basados en las particularidades
específicas de Venezuela. A tales efectos, señala que la criminalidad es típica en
Venezuela, y se da como resultado del factor individual en combinación con una
geografía y medio social peculiares, observándose la predominancia de delitos
violentos en las zonas rurales, en cambio, en las zonas urbanas tienen incidencia
los delitos fraudulentos o culposos con relación a delitos de índole doloso.
A juicio de Mendoza, la criminalidad en Venezuela es primitiva, grosera, violenta,
propia de una raza en formación.

La Doctora Carmen García de Mármol León, catedrática venezolana,


integrante de una familia muy ligada a la materia criminológica, valiéndose de
estadísticas recogidas en sus investigaciones ha planteado un diagnóstico actual
de las circunstancias criminógenas productoras de delitos, haciendo énfasis en las
últimas décadas, las cuales según esta autora, manifiestan una cruel agresividad,
como resultado del odio social presente, que afecta a una colectividad que vive
aterrada. Mármol León señala que los factores que influyen en la variación de la
criminalidad son: factores geográficos, ecológicos, económicos, políticos y
culturales. Existiendo asimismo, aspectos diferenciales de la criminalidad, como lo
son: la edad, el sexo, la nacionalidad (etnias). Así pues, en virtud de estos
lineamientos, realiza un análisis de las variaciones de la delincuencia en

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Venezuela. Dentro de los factores geográficos, son determinantes el medio físico
(clima, temperaturas, presión barométrica, lluvias, etc.), así como también los
factores ecológicos o residenciales (el campo y la ciudad; barrios, aspectos
cuantitativos, cualitativos y socioculturales).

El Doctor Carmelo Flores Cazorla, docente de la Universidad de Carabobo


y profesor de un completo texto sobre la materia criminológica, ha sido muy denso
en sus aportes. Flores Cazorla postula que la Criminología debe intentar ser una
disciplina con criterio de totalidad, que analice tanto la sociedad donde surge el
delito, como el acto desviado en sí mismo con todas sus implicaciones
psicológicas, donde además, el criminólogo, debe ser un científico social que
participe en la política. Asimismo, resalta que en el control de la criminalidad, el
Estado cumple un rol fundamental, ya que éste debe ser garante de la seguridad
jurídica, lo que requiere de un amplio soporte en la política social, que incluya
además, una eficaz política criminal que asegure el respeto y la integridad de los
bienes sociales considerados fundamentales para la existencia de la sociedad.

El Doctor Elio Gómez Grillo, es considerado uno de nuestros más brillantes


criminólogos y un penitenciarista afamado que propugna constantemente por la
superación de esa materia; Gómez Grillo, en su obra “introducción a la
Criminología”, realizó un minucioso enfoque histórico de la criminología,
estableciendo especial referencia en el caso venezolano (período 1951-1962).
En tal sentido, expuso diversos aspectos del fenómeno de la delincuencia, dentro
de lo que denominó geografía criminal de Venezuela, derivando
esquemáticamente la frecuencia y tipología de delitos, no como pura condición
físico-geográfica, sino desde el punto de vista de múltiples factores, donde lo
geográfico solo intervenía de forma indirecta como un factor integrante de las
motivaciones culturales imperantes en las distintas regiones.

Gómez Grillo, plantea a la delincuencia como un fenómeno social, que


deviene de factores de formación de valores familiares, educativos, así como
ocupacionales o laborales (socioeconómicos). A lo que además, añade como

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factor incidente, la corrupción evidente en los cuerpos policiales, así como la
carencia de medidas gubernamentales en torno a la prevención y corrección del
fenómeno de la criminalidad, que también carece de estructuras penitenciarias
óptimas y de políticas de reinserción social del reo una vez cumplida con las
sanciones que le fueron impuestas.

Finalmente es justo mencionar a la Doctora Lolita Aniyar de Castro,


abogada penalista y criminóloga, posgraduada en París y Roma, de rutilante
incursión en la política de su estado donde fue diputada, Senadora y hasta
Gobernadora amén de haber representado a nuestro país en la Unesco, El
Instituto de Criminología de la Universidad del Zulia, lleva su nombre. Podemos
decir, que la Doctora Aniyar en la materia criminológica si ha desempeñado un
papel destacadísimo desde los tiempos en que fue precursora de la llamada
Criminología de la liberación, donde sostuvo que la función constitutiva o creadora
del Control Social se manifiesta en tres planos principales: en la creación del
delito, en la creación del delincuente y en la creación de la delincuencia.
Igualmente esta criminóloga afirmaba que la agencia legislativa crea el delito al
definir determinadas conductas como tipos penales; señala que la acción policial-
judicial (criminalización secundaria) determina selectivamente a que individuo se le
asigna la etiqueta delincuencial y configura el fenómeno de la criminalidad al
estructurar funcionalmente la acción interdependiente del plano normativo y del
plano práctico del Sistema Penal, como instancia formalizada del Control Social.
En 1987 la revista argentina “Doctrina Penal” publicó un interesante debate entre
Eduardo Novoa y Lola Aniyar, donde la zuliana demostró un conocimiento
profundo de la materia y un estilo sobrio y elegante.
Finalmente, en la actualidad la reflexión criminológica ha de luchar por no
ser desbordada por la realidad misma del delito, en su expresión más cruenta que
son los llamados delitos de odio, el reto es grande pero la Academia Venezolana
inmersa en la realidad circundante saldrá adelante. Respecto a esto último, de
forma anexa y como apéndice se encontrará una extensa cita de una ponencia de

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Lola Aniyar que describe la situación actual y que por motivos de espacio no
forma parte del cuerpo de este informe.

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REFERENCIAS

 ANIYAR DE CASTRO, Lolita (2008) LOS CRÍMENES DE ODIO:


DISCURSO POLITICO Y DELINCUENCIA VIOLENTA EN VENEZUELA. EL
RESPETO A LAS DIFERENCIAS Y EL ROL DE LA CRIMINOLOGÍA
CRÍTICA EN VENEZUELA EN LOS INICIOS DEL SIGLO XXI Capítulo
Criminológico Vol. 36, Nº 2, Abril-Junio 2008, 5-39 ISSN: 0798-9598 en
http://www.scielo.org.ve/pdf/crimi/v36n2/art01.pdf
 BuenasTareas.com. (2010,3). ESCUELAS DE LA CRIMINOLOGÍA Y LA
CRIMINOLOGIA EN VENEZUELA en
http://www.buenastareas.com/ensayos/Escuelas-De-La-Criminologia-y-
La/166551.html
 DEL OLMO, Rosa (1999) AMERICA LATINA Y SU CRIMINOLOGIA 4ta.
Edición, Siglo XXI editores, Méjico
 GABALDON, Luis (2010) CRIMINOLOGÍAS LATINOAMERICANA Y
NORTEAMERICANA: UNA VISIÓN DESDE EL SUR Revista de Derecho
penal y Criminología, 3.a Época, N°4, págs. 219-248 en http://e-
spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:revistaDerechoPenalyCriminolo
gia-2010-4-5060&dsID=Documento.pdf

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APENDICE
(Fragmento del artículo LOS CRÍMENES DE ODIO: DISCURSO POLITICO Y
DELINCUENCIA VIOLENTA EN VENEZUELA. EL RESPETO A LAS
DIFERENCIAS Y EL ROL DE LA CRIMINOLOGÍA CRÍTICA EN VENEZUELA EN
LOS INICIOS DEL SIGLO XXI de Lola Aniyar de Castro)

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“Seremos responsables del silencio, porque las experiencias ya están
dadas. Supimos de las consecuencias. Conocimos la infelicidad de pueblos
enteros. Seremos responsables, repito, porque nuestras ideas se escribieron y se
divulgaron. Hemos sido una vanguardia. Pero no se nos puede chantajear con ello
para aceptar lo inaceptable, acusándonos con calificativos injustos. Loque
pedimos a la derecha para que una acción de justicia fuera posible, tenemos que
exigírselo, con más fuerza, a quien se dice de izquierda. Con esa concepción
finisecular de la izquierda no nos queremos identificar.

El camino de la criminología crítica, y del Derecho Penal crítico están hoy,


más que nunca, abiertos en América Latina. Pero como dijimos hace más años de
los que quiero recordar: no basta la conciencia, es necesario el compromiso, la
denuncia, el desmantelamiento de la mentira. Eso es Criminología de la
Liberación. Nuestra intransigencia humanista nos obliga a hacer la crítica a una
falsa izquierda. No puede llamarse izquierda un régimen no humanista, que
esparce el terror y la violencia con su discurso, que cercena libertades inocuas
para otros ciudadanos, que no da felicidad a un país, que utiliza el control penal
como instrumento de terror, de sometimiento y de poder, para generar más
violencia; en vez de utilizar el poder y la violencia que se le otorga legalmente al
Estado para crear convivencia, justicia, desarrollo, solidaridad y paz. El
totalitarismo y el pensamiento único son fascismo. Este es el momento de trabajar
para construir con ideas y valores que sean el producto del pensamiento
progresista de la humanidad. El momento de in surgir contra un totalitarismo
violento, derogatorio, que utilice ilegítimamente nuestros sueños y nuestras
luchas, para embozar la paranoia del poder, el delirio de grandeza internacional, el
derroche de los recursos del pueblo, el amparo de la corrupción, el culto a la
personalidad y la vergonzosa utilización interesada de las necesidades sociales
para esos fines.

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Todo esto se refleja en el control social formal e informal. El poder, en su
tarea de generar sanciones penales y no penales, se ha utilizado como cacería de
enemigos y como instrumento de venganzas particulares. Se ha utilizado para
limitar derechos. Se ve claramente en las definiciones de delitos, en las
modificaciones legales, en las sanciones extra penales. De que eso tenga sus
efectos sobre la conducta violenta y delictiva de la población, no tenemos duda.
Venezuela se ha convertido en un torbellino de violencia y de limitaciones, de
asfixia y de humillación del diferente. En esa apoteosis destructiva, en ese
desmoronamiento institucional, discurso político y delincuencia violenta se
encuentran en el mismo equipo en el terreno de juego.

Una criminología crítica retraída, o colaboracionista, o conformista, sería


una negación de nuestra vocación transformadora. Sólo en un régimen de
libertades, donde el Poder esté sometido al escrutinio de la lupa ciudadana, puede
desarrollarse la criminología crítica. Ciudadano y pueblo no son la misma cosa. El
pueblo debe ser ascendido a la condición de conjunto de ciudadanos, que ejerzan
sus derechos y obligaciones. Esto implica también que ningún ciudadano ya
investido pierda esos derechos o se les impida el ejercicio cívico de sus
obligaciones.

Los Derechos Humanos, por los cuales la criminología crítica se bate, son
irrenunciables pero además indivisibles; como dijimos, no hay igualdad sin
libertad. Ni libertad sin igualdad. Ese equilibrio,- que sólo trabajadores políticos,
sabios pero humildes-, pueden lograr, es precisamente el reto.

La vergüenza no asumida de la izquierda es nuestra pérdida de legitimidad.


La bandera crítica debe seguir abierta a los nuevos vientos, pero a conciencia de
que no es sólo una cuestión de banderas, sino de construcción de un nuevo
paradigma de justicia, paz, igualdad y libertad para todos.

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En una sociedad más justa no debe aparecer como techo la sombra de la
sangre derramada, ni el puño vengador contra la palma de la mano abierta. Hay
símbolos de muerte que son peores que las mismas palabras.”

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