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electronicas-en-la-acordada-csjn-42020

MIÉRCOLES, 18 DE MARZO DE 2020


Presentaciones electrónicas en la Acordada (CSJN) 4/2020
Dentro de la serie de medidas que decide adoptar la Corte Suprema de Justicia de la
Nación en la Ac. 4/2020, en el art. 11 dispone que las presentaciones que se
realicen en el ámbito de la Justicia Nacional y Federal serán completamente en
formato electrónico. Este punto en especial amerita ser meditado detenidamente por
sus implicancias en lo que hace al camino hacia el expediente digital.

Gabriel H. Quadri (*)


Dentro de la serie de medidas que decide adoptar la Corte Suprema de Justicia de la
Nación en la Ac. 4/2020, en el art. 11 de dicha Acordada se dispone que “a partir
del 18 de marzo del 2020 -con excepción de las presentaciones iniciales que no
puedan ser objeto de ingreso digital-, todas las presentaciones que se realicen en
el ambito de la Justicia Nacional y Federal serán completamente en formato digital
a traves del IEJ (Identificación Electrónica Judicial), registrada en cada una de
las causas”. Aclarando que “dichas presentaciones deberán estar firmadas
electrónicamente por el presentante” y que “tales presentaciones y su documentación
asociada tendrán el valor de Declaración Jurada en cuanto a su autenticidad, seran
autosuficientes y no deberá emitirse copia en formato papel”.
Este punto en especial amerita ser meditado detenidamente por sus implicancias en
lo que hace al camino hacia el expediente digital.
Recordemos que, en el ámbito de la justicia nacional y federal, la cuestión de la
digitalización de las presentaciones judiciales, a diferencia de lo sucedido con
las notificaciones, no había avanzado demasiado.
Al tema nos hemos referido en “Escritos de mero trámite presentados por vía
electrónica, ¿actos impulsorios?” (Temas de Derecho Procesal, Erreius, Junio 2018,
p. 547) donde analizamos su naturaleza jurídica.
Remarcábamos allí que no se podía hablar de un sistema de presentaciones
electrónicas propiamente dicho a nivel nacional; que lo que en general se imponía
allí era la necesidad de aportar copias digitales de las presentaciones efectuadas
en soporte papel [art. 5, Ac. (CSJN) 3/2015] y que las únicas presentaciones que
podrían efectuarse exclusivamente vía electrónica en el ámbito nacional eran las de
mero trámite (art. 6 Ac. citada).
Ahora, y respecto de este tipo de presentaciones, marcábamos el problema de su
firma, pues -en el contexto de los arts. 286 y288 delCCyCN- se trataba de
instrumentos particulares no firmados.
Así razonabamos por cuanto el art. 288 citado exige, para que los documentos
electrónicos puedan considerarse firmados, la presencia de “firma digital” y los
escritos presentados mediante el sistema del Poder Judicial de la Nación carecen de
ella contando solo con firma electrónica.
Allí analizamos el tema en profundidad, por lo que no cabe reeditar ahora esas
consideraciones, a las que podrá acudir el lector. Solo nos detenemos a señalar que
la interpretación que así efectuamos es la que, desde nuestro punto de vista, se
apega a la redacción dada al art. 288 del CCyCN; aclaramos, en cuanto a la norma,
que preferimos su redacción en el anteproyecto original (que también daba lugar al
uso de firma electrónica, en la medida en que ofreciera suficiente seguridad) pero
no siendo ese el texto que prosperó, nos toca trabajar con lo que la ley dice, y no
con lo que nos gustaría que dijera.
Pues bien, en la Acordada 4/2020 y luego de varios años, en el contexto de definir
cursos de acción frente a una crisis sanitaria de gran magnitud, la Corte Suprema
incluye la norma antes indicada y manda a efectuar presentaciones, directamente,
con “firma electrónica”.
La cuestión presenta varios puntos dignos de análisis.
Preliminarmente, dado el tenor del presente, marcamos que -desde nuestro punto de
vista- se trata de una normativa de emergencia, destinada a funcionar hasta tanto
se supere la situación sanitaria. Creemos que los Considerandos de la Acordada (mas
precisamente el VII) avalan este parecer. Allí leemos que “a fin de lograr una
menor afluencia los tribunales, se advierte la necesidad de que las presentaciones
que se realizan en las causas sean exclusivamente en formato digital, con firma
electrónica, eximiendo la exigencia de su presentación en soporte material (Ley
26.685)”.
Evidentemente, entonces, con esta regulación se ha intentado consagrar una
preceptiva que funcione frente a una situación sanitaria puntual y que, cuando ya
no sea necesaria evitar la afluencia a los tribunales, desaparecerá su razón de
ser.
No cabe, desde nuestro punto de vista, otra posibilidad y solo la emergencia puede
justificar esta solución ya que -no habiendo mayores modificaciones a nivel
estructural- hasta el 17 de Marzo del corriente solo se pudieran efectuar por esta
vía presentaciones de mero trámite y, ahora, todas ellas (cualquiera sea su
naturaleza, y salvo las iniciales de un proceso) deban efectuarse en este formato.
Entonces, y como sistema de emergencia, podemos ser mas elásticos al tiempo de
analizar sus virtualidades: frente a una crisis tan grave, no parece que debamos
atrancarnos en cuestiones dogmáticas.
En lo que hace a su funcionamiento, la norma es clara cuando señala que estas
presentaciones contarán con “firma electrónica” y no con firma digital. Con lo
cual, seguimos en el ámbito de la carencia de firma, por incumplimiento con las
reglas del art. 288 del CCyCN.
Y ello no se zanja por el hecho de que, al ingresar al sistema se nos pida aceptar
los términos, luego de la indicación que dice que “Por el presente solicito se me
otorgue firma electrónica, al solo efecto de su uso en expedientes digitales que
tramitan ante el Poder Judicial de la Nación, reconociendo la autoría de los
documentos validados con idéntica eficacia probatoria que la que provee la firma
ológrafa en los términos del art. 288 del Código Civil”, con alguna referencia en
cuanto al uso de la clave y el compromiso de no desconocer los documentos validados
y presentados con ella, asumiendo la responsabilidad a su respecto.
Así, nos hallamos ante escritos que siguen teniendo, solamente, “firma
electrónica”.
Hay un dato no menor; el Colegio Público de Abogados con fecha 17 de Marzo envió un
pedido de aclaración a la Corte indicando que, en atención a lo dispuesto en el
punto 11, precise los alcances de la presentación en formato digital a la que se
refiere, señalando que “los términos del art. 288 del CCyCN resultarían
incompatibles con lo establecido por los arts. 5 y 6 de la ley 25.506 y con lo
dispuesto por la ley 26.685” al no encontrarse satisfecho el requisito de firma
digital. O sea, y dicho de otro modo, lo mismo que estamos señalando aquí.
En cuanto a su uso en la práctica, tenemos que:
- Por esta vía, deberían efectuarse todas las presentaciones, salvo las iniciales
de un proceso.
- Las mismas contarán, a lo sumo, con firma electrónica del letrado. Se presenta,
entonces, la cuestión de la falta de firma del patrocinando (en los casos en que el
letrado no sea apoderado), tema acerca del cual la norma no dice absolutamente
nada. Salvo que se interprete que este mecanismo implica la necesidad de subir al
sistema la copia digital del original firmado por ambos, tal como lo establece el
art. 5 de la Ac. 3/2015. Ahora, y si esto fuera así, creemos que la norma es muy
poco clara.
- La adjunción de documentación a las presentaciones en formato digital (claramente
en referencia a los originales scaneados) conlleva una declaración jurada en cuanto
a su autenticidad. No se dice absolutamente nada en cuanto a la necesidad, o
tiempo, de presentación de los originales (y muchas veces los originales son
necesarios en el proceso). Tampoco hay alusión acerca de dónde deben quedar estos
originales (si en poder del letrado o de la parte). Quizás se ha procurado
instalar, de algún modo, la figura del “letrado depositario”; de ser así, creemos
que la normativa es claramente insuficiente para hacerse cargo de la totalidad de
las facetas de este instituto.
- No deberá emitirse copia en papel. Lo cual implica la innecesariedad de imprimir
las presentaciones que lleguen en formato digital. Esto conllevará, según creemos,
la instalación de un expediente híbrido (tal como ha sucedido en la Provincia de
Buenos Aires), con algunos problemas de compaginación.
De este modo, la lectura del precepto reafirma nuestra postulación previa en el
sentido de que se trata de una solución de emergencia. Es que solo el ser una
solución de emergencia, en medio de una crisis sanitaria, podría justificar que -
luego de cinco años- aparezca una norma que apunte a la despapelización, pero
planteada de una manera harto sintética y claramente insuficiente.
Por lo demás, la Acordada no ha previsto ninguna solución para dos problemas del
momento, interconectados: el de la digitalización de las resoluciones judiciales
(memoremos que en el ámbito nacional los magistrados no cuentan con firma digital
aún, como sí sucede en la Provincia de Buenos Aires) y la cuestión del teletrabajo
en el ámbito judicial (tema que sí se está estudiando en el ámbito de la provincia,
cfe. Res. 6/2020 Suprema Corte de Justicia, dada su importancia para permitir un
balance entre la continuidad del servicio de justicia y la seguridad de sus
operadores, en medio de una situación de crisis sanitaria).
En conclusión: creemos que, con este precepto, se ha intentado construir una
solución de emergencia, que solo procura evitar la afluencia de personas a los
estrados tribunalicios durante este lapso.
Sistema que, en esencia, implica que todas las presentaciones a efectuarse se
realicen como, hasta ahora, solo podían realizarse las de mero trámite.
Como solución de emergencia, y dictada en el singular contexto de la justicia
nacional (donde el avance hacia el expediente digital durante el último lustro
parece haber sido casi nulo), podemos considerarla razonable.
Aunque, paralelamente, entendemos que -superada la emergencia sanitaria- sería
menester volver al sistema anterior y emprender, con mayor rigor técnico, el camino
definitivo hacia la implementación del expediente digital en el ámbito de la
justicia nacional.
A raíz de las diferentes consultas de matriculados, el Colegio Público de Abogados
presentó una nota ante la Corte Suprema de Justicia con el fin de que el Máximo
Tribunal aclare el sentido de la misma. Asimismo, publicó en su página web una
Guía: "Acerca del punto 11) de la Acordada 4/2020".
Acceda a la guía haciendo click aquí http://www.cpacf.org.ar/noticia.php?
id=7390&sec=39
Fuente Erreius
(*) Coordinador de la publicación de Erreius “Temas de Derecho Procesal”

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