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TAREA DEL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

Fichas textuales
Nombre del trabajo
Período lectivo Sección Aula
Fecha de evaluación Horario

N° Apellidos y Nombres de los estudiantes Nota


1 Renato Alvaro Huari Bedón
2
3
4
5

Instrucciones:
 Redactar mínimo 20 fichas textuales.
 Puede haber más de una ficha textual de la misma referencia bibliográfica.
 El líder del grupo envía la tarea al profesor en la fecha de entrega establecida. No se acepta en fechas
posteriores.
 El o los alumnos del grupo que no participaron en la elaboración de la tarea, tendrán de nota NS.

Problema en los mares


Cerca de la localidad de Antibes, en la Costa Azul, la ONG francesa Opération Mer
Propre (Operación Mar Limpio) ha filmado imágenes de un Mediterráneo plagado de mascarillas y
guantes con las que denuncian "el comienzo de un nuevo tipo de contaminación", que se suma a un
problema crónico de gestión de plásticos que es ya inabarcable a nivel mundial.
“Sabiendo que se han comprado más de 2.000 millones de mascarillas desechables, pronto podría
haber más mascarillas que medusas en las aguas del Mediterráneo. (Laurent Lombard,2020)
Antes de la aparición de esta nueva plaga de desechos, entre 70 y 130.000 toneladas de plástico son
vertidas al agua cada año tan sólo por Europa, según el informe liberando plástico en el mar
Mediterráneo de WWF. Por su naturaleza, el agua del Mediterráneo no puede renovarse a la
velocidad de otros océanos, por lo que la plaga de plásticos supone ya el 95% de los residuos de este
ecosistema.

Datos importantes
Mascarillas quirúrgicas empapadas y cubiertas de algas en el lecho del mar. Guantes de plástico
sucios y llenos de agua saludando espeluznantemente desde las olas del Mediterráneo.

Un grupo ambientalista francés está encontrando estos residuos de la era del coronavirus en el lecho
del Mediterráneo cerca del centro turístico en la rivera francesa de Antibes e intenta crear conciencia
mientras limpia.

Un legislador local propuso endurecer las multas por tirar basura “Nos quedamos bastante
sorprendidos para mal cuando comenzamos a ver guantes que estaban enterrados en la arena”. Una
mascarilla “parecía como una medusa, al principio no sabíamos exactamente qué era” (Joffrey
Peltier,2020).
Los barrenderos en París también se han quejado del aumento de mascarillas tiradas en las aceras en
momentos en que Francia comienza a relajar las medidas de confinamiento y más espacios públicos
requieren que la gente las use.

Contaminación reciclable
La empresa de reciclaje Plaxtil, en Châtellerault, Francia. En sus inicios se fijaron en los residuos
textiles. Desarrollaron un proceso para convertir tejido en un nuevo material reciclable, que ellos
describen como "plástico ecológico”.
"No podíamos simplemente ignorar este desperdicio”. "Habíamos encontrado una solución para
reciclar tejidos, tal vez podíamos encontrar una para reciclar mascarillas” (Neveu,2017)

Pero tan pronto como las mascarillas se convirtieron en el atuendo estándar para ayudar a combatir la
propagación del COVID-19, los socios empezaron a encontrar mascarillas esparcidas por las calles y
parques de su ciudad, que habían sido desechadas o perdidas.

Seguimiento al proyecto
Con la crisis de la Covid-19, los franceses están usando unos 50 millones de mascarillas desechables
por semana para protegerse. Mascarillas que una vez usadas ensucian las calles, las alcantarillas, los
parques e incluso los mares, con el riesgo de crear contaminación ambiental. En la ciudad de
Châtellerault, en el centro de Francia, una empresa les da una segunda oportunidad, con una
tecnología única e innovadora.
“Una vez reciclado, el plástico puede ser usado para hacer todo tipo de objetos. Por el momento, la
empresa se centra en productos que son útiles en la lucha contra el coronavirus, como viseras
protectoras y abridores de puertas, un pequeño instrumento que evita que se toque la manilla de una
puerta” (Olivier Civil,2021).
A principios de septiembre, estos productos serán entregados a la Alcaldía de la ciudad para su
distribución gratuita a los empleados municipales o a asociaciones. Ya fueron recicladas más de
50.000 mascarillas (Olivier Civil,2021)

Problema de nunca acabar

Se han fabricado vacunas en un tiempo récord para combatir la COVID-19. Sin embargo, resulta que
la basura en tiempos de pandemia sigue sin solución.

La idea de que las mascarillas, guantes y toallitas desechables pudieran convertirse en contaminantes
ambientales a nivel global no era una preocupación acuciante. El equipo de protección individual
(EPI, para abreviar) se consideraba esencial para prevenir la propagación de la COVID-19. Nadie se
imaginaba qué cantidad ni durante cuánto tiempo lo necesitaríamos. Entonces, la producción se
disparó y ahora la basura es ineludible. (National Geografic,2021)

Peligro ambiental
Según Éric Pauget (2020), cuya región incluye a la Costa Azul, las mascarillas a menudo contienen
plásticos como el polipropileno. “Con una vida útil de 450 años, estas mascarillas son auténticas
bombas de tiempo ecológicas dadas sus duraderas consecuencias medioambientales para nuestro
planeta”, a si fue el artículo que escribió en la que pedía al presidente de Francia que se esforzara
más para abordar el problema medioambiental que representan las mascarillas desechables.
Con sede en Hong Kong, la organización OceansAsia comenzó a expresar preocupaciones similares
a principios de este año, cuando un estudio de los desechos marinos en las deshabitadas y
hongkonesas Islas Soko reveló decenas de mascarillas desechables. “En una playa de unos 100
metros de largo, encontramos unas 70”, (Gary Stokes,2020). Una semana después, otras 30
mascarillas habían llegado a las costas del lugar. “Y eso es en una isla deshabitada, en medio de la
nada”.

Residuos dañinos

Aunque los países europeos han elegido diferentes estrategias de gestión de residuos las mascarillas
y los guantes, la mayoría de los estados de la UE han aconsejado a sus ciudadanos que los tiren en
contenedores de residuos sólidos urbanos mixtos, que normalmente se incineran, aunque los
vertederos siguen, siendo una práctica común en algunas regiones de Europa, según la AEMA.
Incineración y depósito son dos de las prácticas menos eficientes además de no conseguir reutilizar
una gran cantidad de materia prima que se pierde.

“Aunque pueden perderse involuntariamente, una encuesta realizada en julio de 2020 reveló que el
5% de las personas en Francia (es decir, más de 2 millones) admitieron haber tirado sus mascarillas
en la vía pública” (AEMA,2021). La basura abandonada tiende a viajar de manera
perniciosa. Especialmente si acaban en cursos de agua. El destino final suele ser el mar donde se
acumulan desechos y plástico de manera creciente: unas 126 toneladas de plástico desechable solo
desde España a los océanos, según estimó la ONU.

Peligro futuro
Si nos fiamos de los datos históricos, sus cifras nos indican que alrededor del 75% de las mascarillas
usadas, así como otros residuos relacionados con la pandemia, acabarán en vertederos o flotando en
los mares. De no gestionarse adecuadamente el gran aumento de los residuos médicos, muchos de
ellos fabricados con plásticos de un solo uso, podría producirse un vertido incontrolado.
"La contaminación producida por los plásticos ya era una de las mayores amenazas para nuestro
planeta antes del brote de coronavirus"(Hamilton,2021).
El repentino auge del uso cotidiano de ciertos productos que sirven para mantener a salvo a las
personas y detienen la enfermedad está empeorando mucho las cosas.

Crecimiento extremo
El flujo de ventas el año pasado de las mascarillas ha sobrepasado notablemente al del 2019. Se
calcula que estas ascenderán a unos 166 mil millones de dólares en el 2020, una cifra fuera de serie
frente a los anteriores 800 millones de dólares.(Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio
y Desarrollo,2021)
En ese sentido, instan a que la gestión de residuos de este tipo de materiales sea catalogada como
esencial. Es importante que se le dé una manipulación y eliminación final correcta, para así evitar
otros problemas de salubridad que puedan resultar de su desecho en otros espacios inadecuados.
Evitar contaminación
Mientras el mundo sigue haciendo frente a la covid-19, varios países como Tailandia, Francia,
España y China enfrentan una avalancha de desechos de plásticos, guantes y mascarillas, la solución
más simple y barata como medida de protección contra el virus.
“Nos quedamos bastante sorprendidos cuando comenzamos a ver guantes que estaban enterrados en
la arena. Una mascarilla parecía una medusa, al principio no sabíamos exactamente qué era. Esto es
solo el comienzo y si nada cambia, se va a convertir en un verdadero desastre ecológico”. (Joffrey
Peltier,2020)
Pero no es solo responsabilidad de las instituciones estatales, la conciencia ciudadana también juega
un rol fundamental. Una simple acción como no arrojar a la calle su tapabocas puede hacer la
diferencia. Además, hay otras opciones, como el uso de los tapabocas de tela que se pueden reutilizar
solo si previamente han sido desinfectados y lavados con agua y jabón.

Datos y medias
Si no se toman las medidas adecuadas, la cantidad de plásticos vertidos en el océano se triplicará en
2040, pasando de 11 a 29 millones de toneladas al año. (Inger Andersen,2021)
Sin embargo, cerca del 80% de la contaminación producida por plásticos podría eliminarse en ese
mismo periodo simplemente sustituyendo una regulación inapropiada: cambiar el modelo de negocio
e introducir incentivos que conduzcan a la reducción de la producción de plásticos. Otras medidas
recomendadas son diseñar productos y envases que puedan reciclarse más fácilmente, y aumentar la
recogida de residuos, especialmente en los países de menor renta.

Necesidad de Alianzas Mundiales


En un análisis sobre plásticos, sostenibilidad y desarrollo del pasado julio, la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo llegó a la conclusión de que las políticas comerciales
mundiales también pueden desempeñar un importante papel en la reducción de la contaminación. "El
modo en que los países han utilizado sus políticas comerciales para luchar contra la contaminación
por plásticos ha sido en su mayor parte descoordinado, limitando la eficacia de sus esfuerzos. “Hay
límites a lo que cualquier país puede lograr por sí solo”. (Hamilton,2021).
Aunque durante la última década muchos países han introducido normativas relativas a la
contaminación producida por plásticos, un indicador de la creciente preocupación que rodea a este
tema.

Trabajo Necesario
Algunas personas se preguntan si es adecuado poner las mascarillas en el contenedor de desechos
reciclables y la respuesta es no: esto podría poner en riesgo la salud de los recolectores de basura y
otros trabajadores de la industria del reciclaje. “Las mascarillas quirúrgicas que han sido utilizadas
son biopeligrosas y no deben desecharse junto a otros desechos reciclables domésticos”. “En
términos prácticos, incluso las mascarillas que no están contaminadas son imposibles de reciclar, ya
que están hechas de múltiples capas y tipos de plásticos que tendrían que ser separados. Las
instalaciones de reciclaje simplemente no están equipadas para manejar estos artículos” (George
Leonard,2020).
Por eso, él le hace un llamado a las autoridades para que aumenten la inversión en esta área y en la
salud pública, lo cual se traduciría en océanos más limpios y ecosistemas más sanos.

Vida Marina en peligro


Además de los productos tóxicos que liberan al degradarse, tales productos representan un peligro
para la fauna. Los delfines y algunas tortugas marinas pueden confundir los guantes con medusas. Si
los ingieren, están condenados a una muerte segura. También corren el riesgo de quedar atrapados en
los elásticos de las mascarillas, de verse limitados en sus movimientos y asfixiarse o ya no poder
alimentarse. Además, cuando los EPI se descomponen, forman micropartículas de plástico. En el
mar, estas son tragadas por los peces y luego terminan en nuestros platos. En tierra, son transportadas
por el agua, se filtran en la capa freática y terminan en nuestra agua potable (ONG,2021)

Prueba en investigación

En Suiza, la joven compañía HMCARE lidera este campo. Como filial de la Escuela Politécnica


Federal de Lausana, ha desarrollado una mascarilla protectora cuyos materiales se derivan en un 99%
de la biomasa. La llamada HelloMask es transparente, reciclable y debería estar disponible en 2021.

Algunos argumentan que las mascarillas reutilizables no son ecológicamente neutras, ya que
requieren un paso por la lavadora a una temperatura de 60°C para desinfectarlas. Según
un estudio realizado por el University College London, lo que marca la diferencia es la manera en
que son tratadas las mascarillas.  El equipo analizó el impacto ambiental de la fabricación, el uso y la
eliminación de las mascarillas desechables, reutilizables y reutilizables con filtros desechables. Su
conclusión: durante un año, las mascarillas reutilizables sin filtros, lavables en lavadora, tienen el
menor impacto. (Swissinfo.ch,2020)

Prevenir la contaminación
La empresa emergente Plaxil se dedica principalmente al reciclaje de mascarillas antiepidémicas. En
la epidemia, las mascarillas se han convertido en productos de uso diario. La empresa desinfecta las
mascarillas recicladas con rayos ultravioleta. Posteriormente, se procesan en plástico para producir
máscaras, abrepuertas y otros productos. Al tiempo que ayudan a prevenir y combatir la epidemia,
millones de mascarillas no degradables también se han convertido en un problema ambiental.
(CGTN,2021)

Iniciativas
Es indispensable una mayor innovación e inversión en más productos que sean alternativas al
plástico. En la actualidad, los trabajos que se fomentan no alcanzan para disminuir la contaminación,
ya que calculan que a este ritmo se seguirán vertiendo cinco millones de toneladas a las aguas
marinas anualmente. (The Pew y Systemiq,2021).

Por ello, desde el organismo internacional motivan a seguir promoviendo el empleo de sustancias no
tóxicas, biodegradables o de fácil uso reciclable. El caucho y las fibras naturales, o hasta productos
orgánicos como la cáscara de arroz, son grandes alternativas. (ONU,2021)
Recojo de Mascarillas
Esther Röling, coorganizadora de la campaña de limpieza "Adventure Clean Up Challenge”, que se
celebra anualmente en la isla de Hong Kong, ha visto estos residuos de primera mano. En octubre, el
desafío deportivo enfrentó a diferentes equipos en una competición para extraer la basura de 13
zonas costeras de difícil acceso alrededor de la ciudad.

A casi 10.000 kilómetros de distancia, en Antibes, en la soleada cosa Azul (también conocida como
Riviera Francesa), se puede encontrar una imagen similar. Durante los últimos meses, buzos y
voluntarios de limpieza, que trabajan con la ONG Opération Mer Propre, han recogido un número
creciente de mascarillas en tierra y mar.

"Desde el comienzo del confinamiento hasta hoy hemos recolectado casi 1.000 mascarillas” (Joko
Peltier,2020)

Limitaciones
No todos los expertos creen que sea posible el reciclaje de estos residuos a escala mundial.

"Lo que los movimientos ciudadanos están haciendo en las playas es muy beneficioso, pero una vez
que se recogen los residuos, deberían ir a un vertedero o un incinerador” (Jonathan Krone,2021). Los
procesos de producción en la mayoría de plantas de reciclaje convencionales no se pueden adaptar
fácilmente. Incluso en países con una sólida infraestructura de reciclaje, los sistemas están diseñados
para clasificar tipos específicos de residuos como botellas o cartón. "Imagino que sería técnicamente
factible desarrollar un proceso de separación para filtrar las mascarillas, pero no hay suficientes para
que este proceso sea económicamente viable” (Krone,2021). Recoger las mascarillas del medio
ambiente es una tarea difícil y costosa, así como separarlas de la basura en la que terminan junto con
otros residuos, según el ecologista industrial. Y es que cada mascarilla solo pesa una fracción de
gramo.

Alternativas sostenibles
Algunas empresas están dirigiendo su atención a los materiales utilizados en la producción de las
mascarillas en lugar de reciclar. Por ejemplo, la empresa francesa Géochanvre ha desarrollado una
mascarilla hecha principalmente de cáñamo, mientras que en Australia, los investigadores de la
Universidad de Tecnología de Queensland están experimentando con un producto desechable
fabricado a partir de desechos agrícolas.

Las opciones biodegradables son alternativas interesantes para reducir el uso de plásticos a base de
petróleo en la producción de mascarillas, pero no exime al usuario de la responsabilidad de
desecharla adecuadamente. “Mientras dediquemos nuestros esfuerzos principalmente a la
eliminación de mascarillas, tendremos que aceptar muchas desventajas para el medioambiente”
(Krone,2021).

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