Está en la página 1de 10
10 PRACTICAS Y CREENCIAS TRADICIONALES: ;ALGUNAS SON MEJORES QUE OTRAS? ROBERT B, EDGERTON Para aquellos de nosotros que nos vemos sitiados cliariamente por titulares pandillas, et ligro, los sin techo, el abuso infancil, la amenaza de dio ambiente en pe einformes televisivos sobre la violencia d was, el sida y los fac cionalismos politicos, la idea de que algunas de I nas pueden ser per parezca controversi ele Fsead hace con respecto a ote08 paises También se evalian los sistemas politicos. Seguramente, mucha gente se Preocuparia ante ana insistencia relativistaen que los sistemas politicos de Lak fs Alemania de Hitler 0 el Khmer Rouge en Camboya eran, 0 30n, tar rea de ellos como, por eje vos para las personas que viven en ellos de Noruega, Canadi o Suiza, La mayoria de las personas probablemente rea. bse clentficas para evaluar a otra sociedad en sus pedericas de, por ejemplo, | sacrificio humano, el genocidio o la tortura estatal, salvo jaa lis evaluneig, nes que de ellas hace la misma gente que vive en esa sociedad. Sin embargo, weg defensores del adaptabilisina y r ‘ss exactamente lo que han afirmado ma Lavvismo cultural y algunos siguen sosteniendo firmemente esos princpies, en especial en la antropologgia. Estas ieleas estan enraizadas en la creencia de que las sociedades “peimiti was" erat mucho més arménicas que las “modernas”. La desdicha, el miedo, Ig ‘oledad, el dolor, la enfermedad y la muerte prematura son un lugar comin en turbanos de Estados Unidos y entre los sin techo, asi como e los ghee 15 po. blaciones negras de Sudifrica, los villorios hambrientos del Sudin, las ville fegiones “étnicamente limpias” de los Baleanes deemergencia de Brasil, yb En esos sitios, parece que hs personas son victimas despraciadas de diversas ely ses de presiones sociales, culturales y ales, incluyendo el abandone ge bernamental, el ricismo, la corrupeiin, las contiendas étnicas, reliziosas y py licicas, asi como la explocacién econsmica nbargo, muchos px y otras disc. plinas crven que ese tipo de desgracias no es natural a la condicién humana ‘Creen que las personas que se encuentran en sociedades mis pequietias, mis ho. mogéneas, rurales’, han Vivi > histérican a armonéa y felicidad my Jores, ¥ que en numerasas sociedades pequerias las personas contintan asi en la actualidad. La ereencia de que las sociedades primitivas son mais a josas que las moderns, que los “salvajes” 1 “nobles”, que la vida en ef p sauto era mas idilica que la de la actualidad, y que wna vez los seres humanos tt wi ea de comunidad ese ha perdido, no sélo se refleja en peliculas y novelas de nuestea eu bien esed fuertemente popular, sine que ta fa en el discurso académico, EL FELIZ satvaye Septin ese punto de vista, la desgracia humana es el resultado de una desor: _ganizaci6n social divisoria, de diversidades ¢tnicas 0 religiosas, de conflicto de clases, o de intereses en compecencia que infectan las sociedades grandes, en es- pecial las nac nes 0 estados, Las sociedades 1 imples y ans pequedias, por el conteario, han desarrolladosus elt como respuesta las exigencias de bientes estables; por lo tanto, su made de vida debe haber producide much armonia y felic lad para sus poblaciones. El ancrapsiloga Robie Fox, por ejem plo, describi6 vividamente ef ambiente de eazadores de presas grandes que ca racterizé el paleolitico superior como un entorno en el que “habia una aemoni le nuestras atribuciones evolucionadas como especie, incluyendo muestra intel _gencia, nuestra imaginaciéin, nuestea violenc Y nuestras pasiones; una armonia (que se ha perdido” (1990, 3), Cuando se enetentea una sociedad pequetit que la conclusin de que esa condicién debe ser restltado de los efectos desorganizade 0s del contac ccarece de esa clase de armonta, los cientifices sociales egan con frecuenc de cultura ico y la urbanizacig. Al igual que el relativismo cultural, esa idlea se ha hecho fuerte en el pensamien 6 (Nisher 1973; Shaw 1985) al descle hace varios si * EI concepeo de fo puede eraduciese como popular, tudicir lo, se prefiere la traduccidn de “eral” por ser la wt os para Ta eipoly 1.0 rural. En este cap zada por anttopélogos mexica fade Robert Redfield mencioiada mis adelante, (Nl T) ces yrsencies tricia: alga wm ragjones ue oP Ww poetics “Cuando en 1947, Robert Redfield publicé st ahora funosa ipo fa esa antigua discusién (Red arid de la aero arbors, aports la all Feld 19.47). Ha idea dle que has ci ef sufrimiento humano mienteas que las sociedades rules eran + estaban asediadas por et delita, el de sorden 1s arménicas se remonta a Aristéfines, Técito y el Antiguo Testa spento, Recibi6 un apoyo renovado en el pensamienta del siglo XIX figueas fa influyences come Ferdinand Tonnies, Henty Maine, Fustel cle Cvs anges, Emile Durkheim y Max Weber. Orr sode que el compromiso moral y emocional, a intimichal personal, la cobesidin foial y la continuidad a lo largo del tiempo que earacterizaban a las socied ala vida urban, en la que predo- des eurales no sobrevivieron a La transic Durante el siglo XX, el contraste entre la “comunidad” rural y la “socie ‘urbana se convirtié en ana de las ideas mis fandamentales del pensamiento oe ntal, y cobs peso entre filisofos sociales, cientificos politicos, socidlogos, Joen general, Como riattas, tedlogos, novelistas, poetas y el pablica educ niga las 1 par fos de América insistien plo, se puede mencionar el caso de Kiekpatrick Sale, quien resp i que analiza la conquista enrope r io) he Conquest of Paradis La comguista los pueblos aa doen que, a diferencia de las eulturas de Europa, las “comunidades primates dela América anterioe a la conquista eran notablemente mas “arménieas, pact fieas, benignas y satisfechas” (Sule L991), Alps pélogos existe la fuerte suposicién de que las cteencias y pricticas 1 ste cultuea y sts instituciones sociales—deben de tener un mplemente les de una pobl rol positive en sus vidas, caso contrario esas creencias y psitieas hohabeian persistid, Asi, muchas veces se ha escrito que el canibalismo, b tura, el infanticidio, las luchas entee tribuss, la brajerta, [a mutilacién genital femenina, la violacién ceremonial, la caceria de cabezas, ¥ otras prict los forasteros les resultan aborsecibles deben de camplir alums fianeién Geil en 1 por ba mente se las prac las sociedades en donde tradicio a. Impeesion sahiddaria de la evoluci sa que crea milagros de adaptacidn tales come biol tina coloracién protectora de las plumas para el vulo, La mayoria de los erudi~ I evolucidn cultural fae yuiad tos han supuesto que tambi renido las creencias y prietieas tradicionales de seleecién natural que han que satisfacen las necesidades de la gente, Por lo canto, cuando se encontraba tuna sociedad que aparentaba casecer de un sistema bencticioso de creencias € instituciones, por lo general se supona que lt ausa estaba en fa perniciosa in fluencia de otros pueblos —funcionarios coloniales, seldados, misionetos o eo, ances de que Hegaran los ancropélogos, a frecuencia de aparicién en las sociedades de pequetia escala de rasgos que pueden haber sido de inadaptacién simplemente no se conoce, porque los tes. icos casi nunca consideran la posibilidad de que las ercencias © pricticas del pueblo que se describe pueden ser otra cosa que de adaptac rer sustancioso de monografias etnog.ificas miso mye Sise seleccionara un nti nos al azar, probablemente se descubriria, como lo hice yo, que no mis de un Slisis de las consecuencias de pufiado conriene an wptacion de cualquier creencia 0 prictica en particular. En cambio, ctiando se describen creencias 6 pricticas aparencemente birartas, itracionales, ineficientes o peligeosas, por lo _xeneral se presume que sonadaptables y se las tra a como si cuvieran alsin pro, extremas de mu pésito itil. Por ejemplo, hasea las formas m icibn del pe fhe abrir de un tajo la urecra, fregarlo con callos de plantas abrasivas u oteas plantas, mutilar ol glande a jnfibularlo~ se han analizado tipicamente en lah 4 etnogrifica (si no la psiquistrica) no como pedcticas irracionales, de inadapracién © de mala adapracién, sino en términos de Favazza 1987) rucales 0 psicolégicas (Cawte, Djagamata y Barrect 1966; RACIONALIZANDO LA INADAPTABILIDAD EL impacto acumulacivo de las supesiciones relativistas y adaptabilistas ha hecho creer a generaciones de etndgeatos que simplemente debe de haber una buena « Lo cullcural por la que una creencia o practica establecia ce tiempo todavia existe. Si se ha mantenido durante un tiempo, debe d adaptable; 0 al menos asi lohan supuesto, ya sea explicita o implicitamente, la os sobre las vidas de las mayorfa de las personas que han escrito lo que sab personas en socied sin es pequefias y tradicionales, nbaryo, no todos han seguide esa hipstesis. Algunos etndgeafos de orientacién ecologists, por ejemplo, han producido descripciones que evalian cuiidadosamente cuzin adaptables pueden ser las ercencias o instituciones de una poblacién en particular. La ctnogeafia de Walter Goldschmide sobre los sebei de Uganda es un buen ejemplo. Despueés de ansalizar las adaptaciones culeura les y sociales relacivamente positivas que los sebei realizaron durante su histo- it reciente, describié lo que él denominaba “desequilibrio e inadaptacién’, ea o de los sebei para establecer un orden social eapaz cle mante- dias yrencastradiionales: algunas son majeure. 19 rnersus limites, y el fracaso de desarrollar un compromiso hacia un conjunte re a especificando Jevante de prineipios morales” (1976, 353). Su anilisis conti las eambiantes circunstancias socioeconémicas que cattsaron esos “Fracasos Deh mista manera, Klaus-Friedrick Kock, cuando escribié sobre los en. ronces no culturizados jalé, que a mediados de los sesenta vivian en las ren ales Mon cytes as Nevadas de Irian Jaya ances de que la influencia ex ranjera cambiara sus vidas, Ilex6.a la conclusin de que las dispuitas y matanzas aque eran tan comunes y divisorias entee ellos eran resultado de que los méto- dos de administracién de conflictos de los jalé eran Wuy pocos y muy inefica CR. Hallpike, han Ha de inadapeacién e ces" (Koch 1974, 159). Ott0s, entre los que se dest Lares p ides mado la atencién sobre sin (1972, 1986), Sin emba ccoldgica han prestado escasa atencién a la inadaptabilidad. En cambio, se ha 10, por lo general incluso los etndgrafos de orientacin fasis en mostrar la concorclancia de adaptabilidad entre diversas ac puesto el tividades econémicas y el amb Tn Ia mayoria cle los easos, cuando en los textos etnopifivus se debate so bre los costos y beneficios de una determinada creencia 0 prictica inst d to sistema de creencias, como la brujeria, puede ocasionar costes lizada, ef resultado es siempre el mismo. Por ejemplo, si se reconoce que cier poblacién, ripidamente se afirma que también tiene beneficios que los supecan por lejos. Cuando Clyde Kluckohn y Dorothea Leighton escribieron su elisica ‘exnografia The Navaho (Los navjos), Hegaron a la conclusidn de que la teadicio ral ereencia de los navajos e1 aba temor, Heva Ih existencia de beujas engs baa la violencia y a veces causaba que gente inocente sufriera “trigicarente’ Aun asi, sostenfan que las ereencias en la brujeria “mantenian sélido el nvicleo de la sociedad” porque permits aque los navajos dirigieran a los beujos toa la hostilictad que sentian hacia amigos y parientes. Mas atin, esas ereencias evita- ban que los ricos y los ceremonialmente poderosos actmularan demasiado po: dee y, en general, servi (Kluckhoha y Leig! en la raz6n por la que los navajos necesitaban crce ara impedir acciones socialmente destructivas hon 1962, 240). Kluckhohn y Leighton no se det nla bruje ‘0s fines con el temor, lt violencia y los sufrim tos trejgicos que causaban a mucha gente, cuando otras sociedaces habjan enconteada soluciones menos con ficcivas para los mismos problemas. No estab 1 psicélogo Donald T. Campbell, quien escribiéa favor de suponer la adaptabi 1 solos. La mayoria de los etnédpeafos parece estar de acuerdo con lidad porque sin importar lo "bizarea” que pueda parecer una ereencia o priieti- ‘1 tradicional, una ver que se entiende se descubre stt “sentido de adaptacién (Campbell 1975, 1104), Oreos han aceptado la declaracién de Marvin Har {que no es necesarie uypaner que las ereencias © pricticas son adaptables, porque Jo que fos sistemas socioculcurales estan “en ya se ha demost n medida, 5 bles (1960, 601). Tam la sy, posicién de que la cultura siempre dhe see adaptable como la afiermacin de que ya se ha probado que las culturas consisten en gran medida o excluasivamente en rasyos adaptables, se quiebran frente a considerables pruebas de to contrario, Con parcial de las pricticas econdmicas, no se ba producido ni la except nade mostracién de una adaptabilidad tan extendida (Edgerton 1992 Este tema es de interés no s6lo para los antropélogos, una tempestad conf adla a tina exética y "prinnitiva” taza de té. Los registros etnogsriticos son iy. portantes para cualqu nterés en entender por qué las sociedades numanas, incluyendo la nuestra, a veces no funcionan lo bien que deberian. Bs 1s soriedades rurales han sido relativa innegable que als pente aenvsnicas y que algunas todavia lo son, pero la vida en las soctedades mas pequetias y mis sitnples diffcilmente ha estado exenta de insatisfaccign y sue Aunqite no tengo suficiente espacio nentar mi afirmacién, algunas poblaciones pequeilas no han poside lidiar con las exigencias de str ambiente yalyunas han vivide en apatéa, conflicto, temor, hambre y desesperacion. Otras han abrazado practicas como las luchas tribales, que han causade su destruc cid. No obstante, signe manteniéndose la creencia de que las sociedades a pe “queia eseala se adaptan mejor que nosotros a sus eircunstancias ecobigicas. Eso puede ser asi en algunos eases, pero en otros decididamente no, Los humanos de distintas sociedades, ya sean urbanas 0 urales, son capaces de empatia, entileza e inclaso amor, y a veces pueden aleanzar un dominio Pero también son ssombrose de los desafios que les presenta el ambiente ces de mantener ervencias, valores ¢ instivuciones sociales que tienen como re sultado cmueldades sin sentido, sufrimientos innecesarios y tuna estupider mo: humental en sus relaciones entce sf, asi como con otras sociedades y com ambiente fisico en el que viven. La gente no siempre es sabia, y las sociedades ¥y enleuras que crean no son mecanismos de adaptacién ideales, perfectamente disefadlos para satisfacer las necesidades humanas. Es un error sostener, como hacen muchos especialistas, que si una poblacién ha mantenido una creencia 0 ichos afios, entonces éstas deben juy prictica tradicional durante Fn papel itil en sus vidas. Las creencias y peicticas tradicionales pueden ser diles, in- cluso pueden servir come importantes mecanismos de adaptaci6n, peto & bien pueden ser ine icaces, caiinas y hasta morcales. sy crcenies tnaiciomales: alguna som majors que obras 191 Pe Los VALORES positivos ¥ NEGATIVOS DEL RELATIVISHO CULTURAL Fl principio del relativismo cultural no eatece de valor histérico, Ha ay dado acontrartestar el etnocentrismo e incluso el acismo. También ha aport oimportantes correcciones a lis ideas de la evolucisn unifincal, segsin Ia cual focks Jas sociedades atravesaron los misios estados de “progreso” hasta que fe spalmente Hlegaron a la casi perfeceiGn de wna w otra versisin de la “eivilizaciGn’ europea occidental. Mas atin, la insistencia de los relacivistas en el respeto por Jos valores de otras personas puede haber eausado: mayor ben dad humana y a los degechos humanos que el dann que provecé a lac ones de fos denominadas relativistas epistemols seradas aie {cos han side icles, puesto que recordaron a cualquiera que haya sido to suficientemente audaz para comparae la adecuaci6n de las culturas, que cada sistema sociocultural 6s tna compleja red de significados que deben ser exten: didos dencro de su contexto y, hasta el punto en que sea posible, de mado en que les entienden sus miembros Spiro 1990), Indluso pueden tener tazdn cnae dososticnen que algunas compren ura en particular, y que los significados y funciones de den quiedae para siempre fuera del alcance de la compeensivin de los observadotes exteriores perteneeivntes «una cultura fordines Sin embargo, los relativistas epistemobdgices no sélo sostienen que cada tuno de esos mundos €s completamente inico ~inconmensurable yen gran medida incomprensible-, también afieman que las personas que los fnabitan pueden tener diferentes habilidades cogmoseitivas. En lo gue Dan Sperber ha denomi parquin ado “upartheid cogooscitivo” y Ernest Gellner ha Hamado “ cognoscitiva’, distintos relativistas e interpretativistas posmodernos pos lan diferencias fandamentales de una culeura a la otea en los procesos Cognos citivos relacionados con Ia Iégiea, la inferencia causal y el procesamiento de formaciin (Gellner 1982; Spetber 1982), La existencia de tales diferencias cognescitivas bisicas todavia no se ha demostrado, y si uno se guia por la bis Je ln investigacién sobre Ia cognicidn y by incersubjetividad de Jos hn La historia del relativismo o adapcabilismo cultural es incluso ms norable porque alunos de los mus respetados antropalogos del mundo, todos tos cuales antes habjan avalado el principio del relativisme cultural, finalmente publica ron evala uuivistas de las sociedaes rurales, Por ejemplo, en 1948 192 La CULTURA #5 t0 QUE MMFORA Alfred Kroeber, que en esa época era el decano de la antropologia estadouniden, sdidla que las socie. 10 s6lo rechazé el relativismo sino que dec dades “progresaban” de simples a mis complejas, se volvian mas “humanas”, y 4a los antropélo. aje calewlade para poner los pelos de pun rmé en un leng 208 contemporineos~ que “los mentalmente insanos en las culturas modeenas y Asya el “progreso”, como él se refe- avanzadas corresponiden a los sanos e influyentes en las culturas a sdas” (1948, 300). Mi n cultural, no sélo implicaba a ces en la tecnologia y la cien- ia sino también el abandeno de pricticas tales como la prostitucién citual, la ince la mensteuacidn, la tortura, eL sucrificio y la ereencia en la magia o la supersticidn, Des aitos mas tarde, Ralph Linton, otro eminente antropélogo, quien posefa quizais un conocimiento ene clopédico de la etno} mundial mayor que cualquier otra persona vi cen esa época, escribié que podia haber patrones éticos universales, wna posicién ‘que Clyde Khickhohe, que para entonces ya no ¢ 14 compromet seribié recs aiios después (Kluelchohn 1955; Linton 1952). Robert Redfield, dla con Kroeber ena VJarbansa, escuvo de acer 1080 por su comparaci ilo declars.en 1953 quie las saciedacles primitivas eran me nos “decentes” y “humanas” que las “civilizaciones mis avanzadas": “En gene- ral, la taza humana ha Hepailo a desarrollar una medicién mas decence y humana de la bonclad; se ha producico una transformacién del juicio érico que nos be ce mirar a las personas no civilizadas no como iguales, sine come personas con tun diferente nivel de experiencia humana” (1953, 163). En 1965, George Peter Murdock, qu tante del mundo respecto de los estudios culturales comps Ia ide do salvo en sti contexto, jue una creencia cultural no tenia sig Je Melville Hers: kovits dle que bay que adjudicar la misma dignidad y respero a todas las cul sentimental” (1965, 146). Agten6 ar la misma “dignidad” relativista de Benedict “una tonteria” y que la afiemacié que era un “abst JF que habia que adjudi “valides” al canibalis itu, Ia terapia mica y la matanza de los an- ota tefactos de metal. Todas las personas, insistié Murdock, prefieren la tecnologia cianos que a la pensidn médica para los occidental y preferivian poder alimentar a sus nifios y ancianos en vex de ma- tarlos (1965, 149). Con muy pocas excepciones, los antropélogos no s6lo abe ue sostuvieron con una firme: zaron esos puntos de vista antirtelativistas sino za ain mayor la conviccién de que la cultura es y debe ser adaptable Prien y cveciastraiciomale:callgnnas som mares qn 13 INADAPTABILIDAD Hay muchas rarones por las que algunas creencias y pricticas tradicionales pueden volverse inadaptables, El cambio ambiental es una de ellas, Ottas son. Sy tienen que ver con diversos aspectos de Ja resolucién de pro blemas hiuimanos. Hay amplias evidencias, por ejemplo, de que en muchas so ciedades las personas no pueden ofeecer ninguna raz al para ciertas ereencias © pricticas, y que algunas de sus decisiones mas importantes alone cazar, esi acaral enemigo, cuindo pescar, qué culeivar-estin ba sadas en profectas, stefios, adivinanzas y otros fendmenos sobrenararates. Un Africa del Sur quedé completamente destruide cuando sus qu profetas instaron a marar todo el ganado ya que no se realizaran cultivos, Se predijo que el resultado iba a ser un milenio; en fue inanicién, como habria predicho un sistema de ereencias més racional (Peites 1989), ido int fracasa. Por un lado, ning Incluso ¢ tomar derisies poblacisn, espe a poblacisn rw tal, puecle jamis poscer todo el conocimiento relevante que necesita para tomar decisiones completamente informacas sobre su ambiente, sts vecinos 0 inclu so sus propias instituciones sociales. Mas atin, hay un gran corpus investigati vo respecto a la coma de decisiones humanas, tante bajo condiciones expe mentales como en situaciones de ocurrencia natural, que demostes que los 1s nuevos © aquellos que requieren calcular ls proba. bilidades de resultados. Es0s so precisan fe lactase de problemas que offre cen los desafios mayores a la adaptacidn human. La mayoria de los humanes no tiene ge talento para evaluar el riesgo, especial cuando Ia amenaza es nueva, y tiende a subesti ar los efectos futuros de la guerra y de los cambios tecnolgicos y ec ade desastres ales como sequias, inundaciones, huracanes 6 erupeiones voles nicas que suceden periddicamente, la gente siempre juzga mal las consecuen- cas (Douglas y Wildavsky 1982, Lumsden y Wilson 1981), poco se aptican Adesarrollar nuevas cecnologias, incluso cuando las presiones del ambiente ha cen imperative un cambio tecaolkigico (Cowgill 1975). Los economistas occ: dentales emplean el concepto de “racio wlidad sestrin ela” para referiese limicada capacidad de la gence de recibir, almacenar, recuperar y procesar i formacin, y la teoria de la decisin econsmica tema en cuenta esas limitacio ties. Debido a sus limitaciones cognoscit ia Ly cOLTURA #8 10 QUE IstrOR, perfecto de su ambiente, ¢s inevitable que la gente tome alg perfectas (Karan 1988) Los ys decisions iene nanos son con frecuencia ieracionales, una afiemacion que Dan Sper ber consigné nitidamente, cuando eseril 5 que “es obivio que las creencias cul turales son bastante notables: no parecen ieracionales apartindose levemnente del sentido conuin, » yendo timidamente més allé de lo que las pruebas permicen suponer. Bn cambio, parecen provocaciones directas a la racionalidad del sent. 1” (1985, 85). Como Sperber y otros han ser des rurales la gente esti convencida de que los humanos © animales pheden es de cerar el mundo fisico de distintas ma 1 eransformarse en ote ccriaturas o volverse invisibles, y puedes fas medliance sus propia ¢ ensan migicamente al menos cencias. ‘También parte del tiempo; por cierto, es muy probable que los priacipios de la m ‘evolucidn que la hizo pensar de esa manera (Rozin y Nemeroff 1990). Mas a mente los que viven en sociedades rarales, toman sus clecisiones a través de n, todas las evidencias disponibles indican que los humanos, espe una h fatica que los alienta a «lesarrollar opiniones fijas, inclase Jectada o falsa, La misma heurist opiniones estén basadas en informacidn in ‘ca también alienta a la gente a aferrarse a sus opiniones, incluso cuando apare ce considerable evidlencia de fo contrario, Como concluyé R. A. Shweder, el piento humano ests “limitado a pens 1s procedimicatos cientificos, ¢ poco sofisticado en el razonamienta abstracto, y bastante impermeable a la eviden: ia de la experiencia” (1980, 76) RACIONALIDAD E IRRACIONALIDAD Nada de esto deberia sorprencler, en realidad, sise considera que un pensa lor tan racional como Aristiteles estaba convencido de que los bebés varones se de muchas generaciones de concebian cuando soplaba el viento norte, y a p “educacidn secular, los estadouniclenses contemporineos siguien siendo incorple camente code icionales. Diversas enctiestas han informado gue el 80 por cie los estadounidenses contempordneos todavia ereen que Dios hace milagros, el 50 por ciento creeen angeles, y mis de un cercio cree en un diablo personal (Ga Hup y Castelli 1989; Greeley 1989; Wills 1990). Mis arriba, nuestra capacidad para identificar los riesgos del niente es limitada, Como se ron Mary Douglas y Aaron Wildavsky, todas las poblaciones se con- 1 en sélo unos pacos de los peligros que los acechan y dejan cle lado el res rive yoroncan tacoma: calgunes wn majors gust 195 to, incluyerulo alunos que son manifiestamente yeligeosos. Los lele de Zaire porejemplo, tsi 108 serios, incluyendo un fran abanice de enfermedades potencialmente mortles, Aun as, solo se con venteaeon en tres: [a bronguitis, que es menos grave que la eum pin sufven- la snferilidad, y la posibiidad de que los aleance un raya, un tes stante menos comin que kx tuberculosis, enferme prestan atencién (Douglas y Wildavsky 1982) septin el Directorio Asesor en Ciencia de la Agencia de Proteceién Ambiental go ba que sufren con frecuencia pero a la que cas qos estalouinidenses hacen lo misma, se preocupan en st mayoria por an ambientales telativamente poco importantes mientras que cast prestan aren: cidw a riesgos potencialmente mucho mis peligrores, incluso estado 1s Gilovich ha descripto los procesos cognoseitivas que permiten que ielenses dle educacién elewada se afeeren fervientemente a cree de Bstados Unidos que indiean que hasta un 58 por ciento cree que las predicci. pes astrol6gicas son valialas, mientras que el 90 por Gento piewsa que las pies n constridas con ayuda extratertestee, Giloviel describe his ds de Egipto fuer muchas maneras en que los estadounislenses contemporineos distorsionan la rea lida recordando sélo aquellos casos que confieman sus ereencia cliante su tendencia a imputar sigaificadoy orden a fendmenos azaroses, que olvidan aquellos que las desmienten (Gilovich L991). Si los estadounidenses modernos no Heysan a ser ealenbalore ales -y Jos ejemplos anteriores de ningiina manera agoran el cata slimencan aquellos de nosotros que se supone que son los in como ingeniecos, isicos, cientificos y educadlores- entonces es poco esperar que la gente euya cultura es incluso menos secular que fs iis eficaz para resolver problemas, No estoy diciendo que fa gente de las so- Giedades curales tome decisiones no del todo rationales © ma renga ceeencias inacaptables porque sea copnoscitivamente menus comperenre que la gente de las sociedades letrachs ¢ industeializacss. CR. Hallpike, entre otcos, ha Hegado a la conclusién de que los procesos de pensarniento entee las personas de las sociedades de escala pequeia son in. capaces de aprehender fa cattsalidad, el tiempo, el realismo, ef espacio, 1a in. la abstraccién como se las utiliza en la ciencia oceidental (Hath trospeecién y pike 1972). Todavéa se debate si el pensamiento de las sociedades der primicivas es menes abstracto, mis magico © menos capaz de evaluar las pro- babilidacles marginales, pero la resolucidin de ese debate es, em gean medida, to de demosirar. Yo afirme que la mayoria niliarizadas de las personas en sodas las sociedades, ineluyendo aquellas mis f con la ciencia occidental, a veces comete errores potencialmente perjudiciales y tiende a mantenerlos. Es posible que las personas de las sociedades de peaue ese tipo, pero en todas las sociedades se toman decisiones de inadapracién, IDENTIFICANDO LOS PROBLEMAS, Japtabilidad de sus creencias y pecticas, no Para que la gente optimice la si racionalmente sino también debe ser capaz de identifi, sélo tiene que pe los problemas que se necesita resolver, Con frecuencia eso es dificil. Alginos problemas, como los cambios en el clima o la erosidn de los suelos, se desarro- a humana ya no es efieaz. Oreos, como an tan gradualmente que para cuando pueden ser identificados la respuesta invasi6n de enfermedades 0 los riesgos de los cambios de dieta, pueden no ser percibides como problemas. Los burn les dle aftos con el riesgo de la malaria hasta quie por fin os vivieron durante 1 se encendié a fines del siglo XIX que era transmitida por los mosquitos. Mu: les chas poblaciones siguen sin entender las causas de las enfermedades los infestan. Y hay incluso oteos fenémenos que pueden ser percibidos ¢o- mo problemas pero que resultan insolubles porque la sociedad esti desarrada por grupos de interés o valores en conflicto. ¢Cuxinta energia esti dispuesta a zgastar la gente para incremencar su provision de alimentos? La gente es capa de abandonar wna dicta sabrosa pero perniciosa por otra que es n pero menos agradable? Los dirigentes son capaces de ceder algunos de sus pri- vilegios para heneficiae a la totalidad de Ia sociedad? ;Hargn los hombres lo las mujeres? ¢Los ancianos son capaces de delegar par mismo para benetici te de st autoridad y derechos a hombres mis jévenes? Los hombres son capa ces de ceder derechos a kas mujeres? 10 no equivale a decir que las personas de distintas sociedades no se preo- capen por lo que perciben como problemas; las sociedades con dirigentes reco- ias con frecuencia toman decisiones con la inten cidn de que sean soluciones. Los miembros del clevo y Ia aristacracia hawaiana abolieron su sistema de tabties alimenticios en un esfuerzo por resolver lo que percibfan como problema, y un jefe pawnee trat6 de aboli el sacrificio huma- tno. Entre los sebei de Uganda, un profeta de nombre Matui instituyé un nue: vo ritual, craducido como la “aprobacién de fa ley", en el que todos Jos hom: bres de una parroquia se reunfan y ju ide 1976, 204), La innovacién de Matui fue probablemente de acap- (Goldschn Pricias y erences tradiciomsles: cage tan mers que tras 17 tacién para los sebei porque redujo la violencia entre clanes, pero un liderazgo tan visionario debe de h per sido muy poco comin en la historia humana. La sabiduria de las decisiones de diferentes dirigentes en a rotalidad del curso de nevolucion humana es desconocida, pero si los eegisttos eseritos d Ia historia pueden usarse de gua, pocas de ellas cuvieron resultados 6ptimos y benéficos. en The March of Folly (Lat mar in cantidad de ellas fue horriblemente contraprod: ceate (Tuchman 1984). Marvin Harr cipales defensores del punto de vist Por el contratio, como sefialé Barbar achman cha de lr tonteréa), wna. 0 de los prin. ote mucho tiempo Vireualmente todas las creencias y prictieas tradicionales son adaptables, hace poco leg a la sorprendente con clusién de que “todos los pasos ps »cipales de la evolucidn cultural eavieron Int sgarsin que nadie encendiera conscient sate lo que estaba pasando”. ¥ age ga, “el siglo XX parece un verdadero everno de la abundancia de cambios 1 bles y no anticipados” (Hare's 1989, 495) planeados, indes Las decision sy calculadas pensadas para resolver los problemas de un pueblo casi nunca ocurren en las sociedades pequehias. La mayoria de la veces, Ia man fen que la gente caza, pesca, cultiva, leva a cabo rituales, eon. trolaa sus hijos y disfruta de su tiempo Libre 1 son cuestiones a discutie o al menos no se discute cm hacer que esas actividades sean mis eficientes 0 pl centeras. La gente se queja sin cesar sobre distintas cosas en su vida, A veces puede pr pac algo nuevo, pero con muy poca frecuencia inte latin cambio fundamental en sus prdcticas o creencias tradicionales, Los cambios i po WF Lo general son impucstos por algin suceso o circunstanc ‘exterior: invasiones, epidemias, sequias, En ausencia de tales sucesos, *s tradicionales que rgieron como es puesta a eircunstancias ant ores. La mayoria de las poblaciones se las arregla para sobrevivir sin ser calculadores racionales en busca «le soluciones dptimas Parece, por ejemplo, que las poblaciones curales por lo genecal adoptan estra eguiran un rendimiento de alimentes qu vida pero es inferior al cegias aleanea par isten a los cambios que impli can lo que ellos perciben como riesgos, atanque esas nuevas prictieas de provi sidn alimenticia producie fs comida, La resistencia al cambio que demuestea la gente ha Hevado a algunos antro: Pélogos mo" y “menor esfuerzo”. Las ervenci referirse a sus estrategias econ cas en términas de “riesgo mini Y pricticas tienden a persistie no pore son dptimas y beneficiosas, sino porque por lo general fancio in lo sutici mente bien como para que no sean evidentes las necesidades «le cambios. Con Siderando todo lo que conacemos sobre los etrores de juicio ~en algunos casos Ppavcas yervenciastradicomales: algunas son mejores ue vrs 199 ws La CULTURA Fs Lo QUE IMPORTA 2 = ee ideal; s6lo gi slaptac Jos de imperfeccién. A veces a sabiendas y otras ve asombrosos~ de los planificadores “racionales” de las sociedacles modernas, pa: heel [es n0, las po teran sus modos de vida en un esfuerzo para mejorar rece improbable que la gente de sociedades mis pequenias y mis simples, que P i Ios, pero hasta ahora no se ha creado la sociedad Sptima. Los humanos no slo dec carecen de nuestra sofisticacién cientifica y tecnoldgica, siempre tome jon capaces de cometer errores y de juzgae mal as circunstancias ecol6gicas con aan. Mas atin, incluso si una pobl siones de adaptaci6n, auungue lo int Le as peieunreeien sro deen ida, sino que también son propenson defender ss propios in consigiera de algun tereses a expensas de los demés y a preferie mantener costumbres viejas en vez te, es impeobable que puadiera mancenetla en el tiempo * No choy afiemand. i ‘i desarollar nuevas, La cultura puede tendee a sce adaprable, pero nunc de ando que las creencias y pricticas tradicionales jams sean aclaptables ni contribuyan jams al bienestar dle una poblacién, y tampoco sos. manera perfecta, venpo que Iu gente nea piense con la sufcente racionaidad com para to Por lo ant, no deberia suponerse, como stele hacerse, que cualquier ereen= thar levisiones eficaces contra los desaffos que presenta el ambiente. Ta ciao prictica tradicional persistence en una sociedad que hn sobrevivido debe ee deset adaptable. En cambio, deberia suponerse que cualquier creeneia 0 pric estoy diciendo que la conducta humana esté impulsada Gnicamente por los as pectos scialmente destructives de las predisposiciones biolGgicas, tales «om cespunde-oer a sot: Higa dein don cele Weare Teenay Biuctaasreoeriee nimanoongn tngaslusla én. Puede ser simplemente neutral o colerable, o puede beneficiar a algunos Ia ideacién paranoiea y el € miembros de la sociedad a la ver que perjudica s otros. A veces puede ser per por la codicia, la lujuria, la envidia y ottos atribucos que se enfrentan al biew judicial para todos comin, Pero la gente también tiene predisposicién a coopera, a ser amables tentre si, ya veces incluso a sacrificar sus intereses por el bienestar de tos dems, aca terminar, cito al antropélogo briténico Roy Ellen: “Las adaptaciones (Edgerton 1978, 1985). Sin embargo, si las creencias y pric clturales casi nunca son la mejor de todas f soluciones posibles y j totalmente racionales” (1982, 251). s inadapeables son tan comunes ¢o- mo parecen, su existencia presenta un desaffo al paradigms adaprabilista domi REFERENCIAS, ante, Las actividades de subsistencia deben ser razonablemente eficientes pa (en el sentidode ra que una poblacidn sobreviva, pero no necesitan ser 6ptis Campbell, D. T1975. "On the Conflicts Berween Biological and Social Evo- aportar la mejor nutricién posible con el menor gasto de tiempo y enersia). Es Beare ve tSaloce le conicksc | Beeween Psychology and Moral Tradit muy improbable que alguna poblacién haya alcanzado una dptima adapracién Iau aacién secial y la cultura estin afectadas por la tecnologia dis entre la evolucién social y a biol’gica y entre la psicologia y la tradicion jera est claro que 1a poblacién lo hay: econdmica; por cierto, ni 5 moral). American Psycholagist 30. 1103-1126 tentado, La org Cawte, J.,N. Djagamara y M.G. Barrett, 1966. “the Meaning of S pponible para la poblaci6a y por sus actividades econdmicas, pero ni wf the Urethea to Aboriginal Australians” (El significado de la ‘Giones sociales ni los sistemas de creencias culturales han Hlevado, por lo general, dle la uretra para los aborigenes australianos) British Jaurnal of Medical Psy chology 39: 243-253, |G. 1, 1975. "On Causes and Conseqe nada que pucliera considerarse una utilizacién del ambiente de muéxima adap- ar infaliblemente el bienestar de tabilid J. Tampoco han censeguido incremen nces of Ancient and Modern todos los miembros de esa poblacisin. Population Changes”. (Sobee las causas y consecuencias de los cambios en ‘Asi como todavia ninguna poblacién ha disefiaco los meclios éptimos para poblaciones antiga jiwideniny. Asura Aantroplegn 77:505-525 Douglas, M. y A. Wildavsky, 1982. Risk amd Cafture: an Esay om th Tihnological and Environmental Dangers (Rieig y cultura: un ensayo sobre la slo explotar su ambiente, de la misma manera ¢s muy improbable que todos les Sele jembros de una poblacién se hayan puesto de acuerdo sobre qué seria wna ex plotacién ambiental éptima. Més ain, hasta ahora ninguna poblacion estudia: iin de peligyostcnolégcosy ambiontals). Berkeley. University of California Press. Edgerton, R. B. 1978. "The Study of Deviance ~ Marginal Man or {El estudio de la desviacién ~ £1 hombre marginal o el hombre como (o- da cumplié con las necesidades de todos sus miembros a su total satisfaccién. ‘A todos, incluyendo a los miembros mis sanos, mis felices y que hayan vivide mis, podria irles mejor; todos podeian mejorar su salud y seguiridad; codes po dos?) en The Making of Psychological Anthropslogy (Let formaciin de la antropo drian ampliar la satisfacciGn de vida. No existe ninguna sociedad perfeeta ni 200 La CULTURA ES t0 QUE BWORY Prices y crencias tradicional: calgnnat som mejores qu otras? a5 ogi pricoligica),editado por G. D. Spindler; pags. 444-476. Berkeley. Unial (Nuestra clase: quiénes somes, de dinde venimos y adénde vamos). Nueva York Harper & Row. iKluckhohn, C. 1995. "Ethical Relativity: Sicet Now” Rel on). Journal of Philosophy 52: 663-677 E Kluckhohn, C. yD. Leighton. 1962, The Navaho (Lar mavujar). Edicién revisa- versity of California Pees. q 1985. Rules, Exceptions, and Social Order (Reglat,exeepciones y orden social). Begs keley. University of Ca — 1992, Sick Societies: Challenging the Myth of Primitive Harmony (Socieda: des enfermas: detafiando ol mito de la armonta primitiva). Nueva York. Free vida Eviea: Sic et fornia Press da, Garden City, N-¥. Doubleday. Publicado en cooperacién con el M Bstadounidense de Historia Natural. Koch, K. F. 1974, War and Peace in Jailemo: The Management of Conflict in High land New Guinea (Guerra y pax en Jailemo: la administracin de conflictoren las Press en, R. Environment, Subrisience, and Systom. The Ecology of Small Scale Social Fo. mations (Ambiente, subsistoncia y sistema. Lea ecolegha de las formaciones sociales de tierras altas de Nueva Guinea). Cambridge. Harvard University Press. Keoeber, A. L. L948, Anthropology (Antropol Kuran, T. 1988. “The Tenacious Past: Theories of Personal and Collective Con- equeia excala). Nueva York. Cambridge University Press. Favarea, A. R. Con B, Favazza. 1987. Bodies Under Siege: Slf-Mailation in Cul ‘ture and Paychiatry (Cuergos sitiados: la automautilacién en la cultura y a pico. ). Nueva York, Harcoure, Brace servation” (EI pasado cenaz: teorias de conservacién personal y colectiva), vanization \O: 143-171 Linton, R. 1952. “Universal Ethical Principles: An Anthropological View" ‘g/4). Baltimore. Johns Hopkins University Press, Journal of Economic Bebavior and ( Fox, R. 1990. The Violent Imagination (La imaginacién violenta). New Branswick, N. J. Rutgers University Press. lup, G., Je, y J- Castelli. 1989. The People's Religion: American Pith in the Ni- eties (La retigiin popuar: La fe worteamericana en los noventa). Nueva York. Mac (Principios éticos universales: una posicién antropol6gica) en Moral Princ es of Action: Man's Ethical Imperative (Principios morales de ascién: el imperati 0 tico del hombre), editadto por RN. Anshen. Nueva York. Harper. Lumsden, C, J. y EO. Wilson, 1981, Gems, Mind, amd Culture (Genes, mente y cultura). Cambridge. Harvatd University Press rian Gellner. E. 1982, “Relativism and Universals” (Relativismo y universales). En lo por M. Hollis Rationality and Relativiim (Racionalidad y relativiom), ed yS. Lukes, pig. 181-256. Oxford. Basil Blackwell Gilvovich, T. 1991. How Ws Know What Isn't So: The Fallibility of Human Rea- rom in Eveyday Life (Como rabemas lo que no ex asi: ta falibilidad de a razin bu Murdock, G. P. 1965. Culture and Society (Cultura y sociedad). Pittsburgh. Uni versity of Pittsburgh Press Nisbet, R. 1973. The Social Philowphers: Community and Conflict in Western Thought (Los filsofos socials: comunidad y comflictaen el pensamiento occidental). Nueva York. Crowell, Peites, J. B. 1989, The Dead Wil Killing Movement of 1856-6 (Los muertos se levantarcin: Nomggawuse y el gran mana en La vida cotidianal, Nueva York. Free Press. Goldschmide, W. R. 1976. The Ciliure and Behavior of the Sebel (La cultura y la conducta de los sebvi). Berkeley. University of California Press, ceeley, A. 1989. Religious Change in America (Cambio religioso on Estados Uni- rie: Nowgqawuse and the Great Xhoua Cattle- movioionto de mata sa de ganado de Xhova de junio de 1836). Londees. Curry. Redfield, R. 1947. “The Folk Society” (La sociedad rural). American Journal of Sociology 52: 293-308, — 1953. The Primitive World and its Transformations (El mundo primitivo y sus dos). Cambridge. Harvard University Press 1990. The Human Career (La carrera humana). Cambridge. Blackwell Hallpike, C. R. 1972. The Konso of Ethiopia. A Study of the Values of Cushitie Society (Los konso de Etiopla. Un estudio sobre los valores de una sociedad cushi transformaciones). Ithaca, Cornell University Press, Rosaldo, R., R. A. Calvert y G. L. Selig «1 People (Los chicanos: ha evoluctin de un pusblo). Malabar, Florida, Krieger. Rozin, P, y C, Nemeroff. 1990. “The Laws of Symp ical Analysis of Similarity and Contagion” (Las leyes de la m: @2). Oxford. Clarendon, 18, 1982, Chicana: ‘The Evolution of — 1986. The Principles of Social Evolution (Los principios de la evobuci6n cial). OX: ford. Clarendon, Harris, M. 1960. “Adaptation in Biological and Culcural Science” (La adapta ci6n en la ciencia biolégica y culeural). Transactions of the New York Academy (of Science 23: 59-65, — 1989. Our Kind: Who We Are, Where We Came Prom, and Where We Are Going hetic Magic: A Psycholo a simpsiciea: lun andlisis sociol6gico de la similaridad y el contagio), en Cultural Prychology: Essays on Comparative Human Development (Pricolegéa cultural: encayar sobre desa 202 La CULTURA #5 10 QUE IMPOR} 11 CULTURA, NINEZ Y PROGRESO EN EL AFRICA SUBSAHARIANA rrollos humans comparativos), edlitado por J. W. Stigler, R. A. Shweder y G, Herde, prigs. 205-232. Nueva York. Ca Sale, Kirkpatrick. 1991, Carta al director. New York Times, 25 de julio, Shaw, P. 1985. "Civilizatio Tizaci6n y sus descontentos, Respuestas a Typee). New Criterion, enero, pag, 23-33. Shweder, R.A. 1980. “Rethinking Culture and Personality Theory, Part 3, abridge University Press. 1d Its Malcontents. Responses to Typee” (La civ. THOMAS S. WEISNER From Genesis and Typology to Hermeneutics ane! Dynamics” (Replantean. do la teorfa de la cultura y la perse alidad, parte 3, desde el génesisy lati. 94 Sperber, D. 1982. “Apparently Irrational Beliefs” (Creencias aparentemente ala hermenéutica y la dinimiea). Eehor 8: 60 polog Todos los sistemas econdmicos consisten en un mundo de seres sociales vi icracionales) en Rationality and Relativism (Racionalidad y relaivismo) edit viendo carcenss culeurales, quienes aportan sus metas, motives, capacicades y do por M. Hollis y S. Likes, pigs. 149-180. Oxford, Basil Blackwell nodelos culturales del mundoa la vida econdmica. En todo el planeta, las cul — 1985. “Anthropology and Psychology: Towards an Epidemiology of Repre- turas imaginan carreras culcurales maravillosas y variadas y tratan de guiar a sentations", (Anteopologia y psicologia: hacia una epidemiologia de las re Jos nifios a través de ellas con la esperanza de producir la clase de seres sociales presentaciones). Man 20: 73-89. Spire, M. E. 1990. "On the Strange and Familiar in Recen Thought” (Sobre lo extraiio y Io familiar en el pensamien nran, Las carreras culturales comicniean ences de que nacemos y est4n an. pological ticipadas en fos senderos de fa nifiez. clas carveras culturales de los nifos cel vit poligico mundo menos desarvollado representan un estorbo si vo pana la activi reciente), en Cultural Psychology: Essays on Comparative Haman Development dad econémica del mercado o para las nuevas formas de sociedad civil? Y, em (Psicologia cultura: Ensayos sobre derarvollo humana comparative), editado por ‘JW. Stigler, R. A. Shweder y G. Herdt, pags. 47-61, Nueva York. Cam. tse caso, cla Libor de los padres y la vida de los ninios deberia convertirse en 1 un cambio con el objetivo dealemtar el prog. tro de los esfunerzos para le bridge University Press Tuchman, B. 1984. The March of Folly (La marsha de ka tonteria). Nueva York Knopf. Wills, Lea relgitn y a politics en Estados Unidos). Nueva Mis comentarios se centran en ef Africa Subsahariana ~el concinente “excep. lo” (Roe 1999)-, esa parte del mundo que parece ser la menos favorecida en. 5.1990. Under Go: Religion and American Politics. (Baja demini de Dias Méeminos econdmicosy la que ms se ale del ial de una politica plucaista ik. Simon & Schuster. Sexsin mi punto de vista, en el Affiea actual no hay nada fundamental en Tas P ‘econimico bajo aly ticas de los padres y en la erianza de los hijos que impediia el desarrollo na version dle un modelo de mercado o bajo una versién To cal de tna sociedad mis pluralista. Maichos de los valores y pricticas de la vida familiar y la erianza de los nifios de Africa sonal menos compatibles con el de sarrollo cconémico y el pluralismo politico, Entre ellas se incluye la crianza de Jos hijos, que es compartida y socialmente distribuida, el valor elevado que se da Jos hijos, la evidencia cle que los padres quieren que sts hijos exhiban una la combinaciéa de educacién y «le participaci6n en el trabajo familiar de jas de las eedes ta dle astucia individ y respeco por los mayores, ¥ las ve sociales que pueden mediae entre los emplazamientos rurales y wrbanos ‘Ademés, los padres debaten de manera activa la forma de edueac asus hijo

También podría gustarte