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Revista anual de la Unidad de Historiografía e Historia de las Ideas - INCIHUSA / Mendoza
Año 9 / N° 10 / ISSN 1515-7180 / Diciembre 2008 / Dossier (29-45)
Resumen
Los problemas, teorías y metodologías utilizadas para producir conocimiento histórico cambiaron notablemente
en la segunda mitad del siglo XX. Algunas de esas transformaciones conciernen al campo de los estudios feministas y
las derivas posteriores, bajo el nombre de historia de las mujeres y estudios de género. Este vasto campo no es
inmutable y muchos han sido los debates que involucraron a estudiosas de diferentes disciplinas y, por eso también,
ni la historia de las mujeres ni los estudios de género se basan en las mismas premisas iniciales. Si bien es cierto que
existen diferentes perspectivas de análisis, los estudios provenientes de este campo comparten una actitud crítica
frente a la pretendida objetividad y universalidad del conocimiento, subrayan las diferencias en las relaciones de
poder existentes entre varones y mujeres, toman la experiencia de las mujeres evitando objetivarlas, convertirlas en
víctimas, en sujetos románticos, cuyas experiencias pueden generalizarse sin prestar atención a las diferencias de
clases, de raza o generacionales y, sobre todo, persiguen cambiar la situación desventajosa en la que se encuentran las
mujeres. Desde el punto de vista de la disciplina historia los debates historiográficos no fueron menores. A lo largo
de las últimas décadas los modos de hacer historia fueron amenazados y desafiados, de un modo u otro y con
distintos grados de intensidad, por los estudios sobre las mujeres, el “giro lingüístico”, la historia cultural, los
estudios postcoloniales y de la subalternidad. Un examen analítico de esa ahora amplia producción requiere de
aproximaciones recortadas a problemas específicos. Por eso me propongo en este artículo analizar la literatura
socio-histórica sobre trabajo, considerando que éste se encuentra estrechamente imbricado con cultura y poder. No
obstante la importancia del tema en nuestras sociedades y de la relevancia de la presencia femenina tanto en el
trabajo doméstico como en el asalariado, la historiografía ha construido los relatos nacionales sobre la base de una
presencia considerada universal aunque enfocada en las prácticas políticas, sociales y culturales de los varones. Este
sesgo sólo ha comenzado a matizarse y hacerse más complejo en las últimas tres décadas en nuestro país.
Palabras clave: Mujeres; Estudios de género, Feminismo, Historia del trabajo; Mercado laboral; Inequidad.
Abstract
Problems, theories and methodologies used to produce historical knowledge underwent a remarkable change during
the second half of the XX century. Some of these changes are related to feminist studies and the issues derived from them
under the name of history of women and gender studies. This vast field is not immutable and has involved a lot of discussion
among women from different disciplines; for this reason neither the history of women nor gender studies are based on
the initial premises. Though there are different approaches, the studies coming from this field share a critical attitude
towards the so-called objectivity and universality of knowledge, underline the different power relations between men an
women, take the experiences of women avoiding turning them into victims or romantic subjects whose experiences can
be generalized regardless race, class or generation, and, above all, try to change the disadvantageous situation of women.
On the historical side historiographical debates were not lesser. Along the last decades the ways of making history were
threatened and defied—in various ways and with different intensities—by studies on women, the linguistic turn, the history
of culture, the post-colonial and subordination studies. An analytical examination of this now wide production requires
an approach focused on specific problems. For this reason I intend to analyze the social-historical literature on work issues,
closely related to culture and power. Despite the importance of this subject in our societies and of the presence of women
in the working market, either at home or earning a wage, historiography has built the national discourse based on political,
social and cultural practices of men. Such bias has only started to change in our country during the last three decades.
Key words: Women; Gender studies; Feminism; History of work; Work market; Inequity.
1 Agradezco los comentarios de las colegas del Archivo Palabras e imágenes de mujeres (APIM) y de Silvana Palermo.
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Formas de hacer historia: los héroes Lo notable es que esas influencias fueron
proletarios poco receptivas al debate que plantearon las fe-
ministas, en particular las marxistas, a los histo-
Las historias de los trabajadores escritas tan- riadores varones. Las limitaciones de la historia
to por militantes del movimiento obrero como del trabajo identificada con la organización y el
por historiadores profesionales trataban de res- potencial revolucionario de la clase obrera se atri-
ponder a las preguntas sobre quiénes eran los buyó tanto a los prejuicios masculinos como a
trabajadores, qué labores realizaban y, sobre todo, otros factores, tales como la naturaleza de las
qué tipo de organizaciones crearon, cuáles fue- fuentes (la información sobre los hombres se
ron las ideologías dominantes y cuáles las formas encuentra más fácilmente en la prensa e infor-
de protestas. Desde la década de 1960 el interés mes oficiales) y las características del trabajo de
por develar cuál había sido el papel de los obre- los varones y su comportamiento en las protes-
ros en la vida económica y política del país ocu- tas (los varones con empleo regular y mejor pa-
pó las páginas de algunos libros sobre la historia gado son más proclives a participar en sus aso-
de la sociedad (Germani, G. 1968), sobre la indus- ciaciones gremiales, en cambio las mujeres reali-
tria (Dorfman, A. 1970) y sobre la economía zan trabajos irregulares y precarios y sus accio-
(Ortiz, R. 1978; Ferrer, A. 1968), mientras que las nes están condicionadas por sus obligaciones fa-
historias obreras editadas en esa década y en las miliares) (Davin, A. 1984). (El texto original en
siguientes se vertebraron alrededor de los traba- inglés fue publicado en History Workshop Journal,
jadores industriales varones, urbanos y organiza- Londres, 1981).
dos, enfatizando el papel de las ideologías y los Parece ser que los historiadores del trabajo
vínculos con el Estado (entre otros, Panettieri, J. repitieron una y otra vez, en Inglaterra, en Fran-
1967; Godio, J. 1972; Belloni, A.1960; Falcón, R. cia, en Brasil, en la India y también en Argentina,
1986; Bilsky, E. 1984 y 1985; Torre, J. C. 1988 y que no existía material para escribir una historia
1990). de las mujeres. El desarrollo de los estudios de
Este modo de hacer historia era parte de un género y de la historia de las mujeres ha demos-
movimiento más amplio, de carácter mundial, trado que el material se encuentra si uno hace
relacionado con la emergencia y consolidación de las preguntas adecuadas y se tiene la paciencia
una estructura de pensar basada en la importan- para encontrar documentos dispersos o catalo-
cia asignada a la industria y a sus trabajadores. gados con marcas androcéntricas, lo que hace
En este sentido se debería enfatizar que un seg- difícil su búsqueda. Historiadoras como Michelle
mento de las ciencias sociales en general y de la Perrot (1992), Arlette Farge (1991), Anne Davin
historia en particular se constituyó en Europa, (1984), Mary Nash (1991), Joan Scott y Louise Tilly
desde mediados del siglo XIX, a partir de las ideas (1984) y otras han demostrado que bajo el am-
de Carlos Marx sobre el proletariado europeo y paro de cualquiera de las experiencias de las que
que alcanzó notable fuerza al finalizar ese siglo y se partía (feministas, mujeres, género) las prácti-
principios del XX. Como derivación, los concep- cas historiográficas puestas en juego constituye-
tos de clase y lucha de clases rigieron buena par- ron un desafío real a la búsqueda de nuevas fuen-
te de los estudios convirtiéndose en fuerzas di- tes (testimonios, fotografías, cartas), a la relectura
námicas que organizaron temas y problemas. de las ya transitadas y a la formulación de inte-
Posteriormente, en países como Inglaterra, los rrogantes y teorías que produjeran una renova-
estudios históricos sobre trabajadores adquirieron ción, ampliación y reformulación de esas prácti-
mayor complejidad en la obra de autores como cas y de los temas y problemas que concitaban
Eric Hobsbawn o Edward P. Thompson en las la atención de la disciplina en general y de la his-
décadas de 1960 y 1970, y un poco más tarde, de toria laboral en particular.
Ralph Samuel y Gareth S. Jones entre otros. Es- Al mismo tiempo, la vieja historia laboral
tos autores, de un modo u otro y con más o comenzó a ser arrinconada cuando se cuestiona-
menos influencia, despertaron nuevos interrogan- ron claramente las formas consagradas de hacer
tes, renovaron la historiografía sobre los trabaja- historia. Aunque la crítica fue alimentada desde
dores e impulsaron novedosos estudios no sólo temprano en el propio seno del marxismo, fue-
en Argentina sino también en Chile y Brasil. ron las lecturas de Gramsci las que empujaron las
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reflexiones sobre las clases subalternas y abrie- sociedad y la emergencia de este tipo de organi-
ron un espacio para la emergencia de una litera- zaciones. Como es conocido también, hasta co-
tura que cuestionaba el descuido historiográfico mienzos de los años 80 la visión del mundo del
sobre vastos sectores de la población como el trabajo no era una preocupación central de la
campesinado, crucial en la vida económica, so- historia académica, fuera de algunas honrosas
cial y cultural no sólo de Italia o España sino tam- excepciones (Panettieri, J. 1967; Godio, J. 1972). Sin
bién de China, India o México. En algunos países embargo, en ese momento comenzó a abrirse
de América Latina, como en Chile, los estudiosos una nueva etapa en los estudios sobre la clase
plantearon la importancia de “las clases popula- obrera y los trabajadores argentinos, que permi-
res” (“los modestos labriegos”, “los artesanos”), en tía alentar la posibilidad de la conformación de
Argentina se incorporó el concepto de “sectores una “nueva historia de los trabajadores” con la
populares” y en Brasil adquirió densidad la dis- incorporación de temas y preocupaciones que
cusión sobre la esclavitud y su relación con la habían estado ausentes de la agenda de proble-
conformación del mundo del trabajo y de dere- mas. Esos temas referían a la experiencia de la
chos. Para investigadores de distintos países la clase obrera, las condiciones de existencia mate-
noción de clase aparecía como fuertemente etno rial, la importancia del lugar del trabajo, el rol
y eurocéntrica y por eso omitía las diferencias y desempeñado por el Estado, la vida cotidiana, la
peculiaridades nacionales, raciales y de género. No comunidad, la etnicidad, las simbologías y los ri-
sólo eso, en algunas regiones se discutió clara- tuales. (Lobato, M. y Suriano, J. 1993 y 2006; Lo-
mente el papel del imperialismo, del colonialis- bato, M. 2003 y 2005)
mo y de las elites locales en la difusión de un La corriente de transformación rápidamente
discurso historiográfico que asignaba un papel se concentró en los estudios sobre cultura popu-
secundario a los trabajadores en los procesos de lar, en especial la urbana, y en los temas que vin-
descolonización. Así lo plantearon los historiado- culan cultura y política, y se fue alejando del
res indios en sus estudios sobre la subalternidad, análisis de la experiencia trabajadora, incluso en
ideas que retomaron estudiosos europeos en un el plano de la cultura y la política (Gutiérrez, L. y
intento de revitalizar los estudios sobre el mun- Romero, L. A. 1985). Por otra parte el interés por
do del trabajo en sus propios países2. las problemáticas de género se hizo evidente en
La historiografía argentina sobre los trabaja- unas pocas investigaciones, entre las que se des-
dores puede leerse dentro de este movimiento taca el estudio de Daniel James (2004) sobre la
historiográfico general, aunque tiene algunas par- importancia de la desigualdad sexual en la expe-
ticularidades. La presencia ineludible de los tra- riencia política de las clases subalternas.
bajadores en la organización capitalista del país La incorporación de la problemática de gé-
trajo como derivación su organización en asocia- nero llegó en nuestro país de la mano de la so-
ciones gremiales, la definición de los modos de ciología, y la relación entre la disciplina historia
lucha más adecuados para obtener mejoras en las y los estudios de género ha sido y sigue siendo
condiciones de trabajo y el reconocimiento de la bastante compleja. En las últimas décadas ambas
legitimidad de los derechos que ellos contribuye- han establecido sus fronteras y sus dilemas epis-
ron a definir. temológicos y políticos y eso incluye la publica-
El proceso abarca, sin duda, todo el siglo XX, ción de trabajos donde algunos editores sugieren
y las historias laborales han enfatizado en sus la eliminación de la palabra género, tal vez por-
análisis el proceso de formación de sindicatos y que se la considera demasiado militante y sub-
federaciones gremiales, los debates ideológicos y versiva.
las grandes huelgas. El punto de partida era una La relación conflictiva y problemática entre
visión de conjunto (global o macro) que buscaba trabajo y género no es nueva, tiene más de medio
establecer nexos entre el desenvolvimiento gene- siglo de constantes y persistentes debates y la his-
ral de la economía, las transformaciones de la toria del trabajo muestra una notable resistencia
2 La literatura sobre los debates historiográficos es extensa. Pueden consultarse International Labor and
Working Class History (2000), Batalha, Claudio, Fernando Teixeira da Silva y Alexandre Fortes (2004),
Paniagua, J., J. Piqueras y V. Sanz (1999) e Historia social 10 (1991). Para un acercamiento a la problemática de
los estudios subalternos: Rivera Cusicanqui, Silvia y Rossana Barragán (1997).
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existencia de dos mercados de trabajo –uno pri- Los debates continúan pero al calor de ellos
mario y otro secundario, según los términos y las se han realizado numerosas investigaciones em-
condiciones de empleo– afirman que en el pri- píricas que se cobijaron bajo el ala de los estu-
mero se ofrecen salarios altos, buenas condicio- dios feministas y/o de género para criticar esas
nes de trabajo y seguridad en el empleo y que, teorías. El punto central es que el concepto de
en cambio, en el segundo la remuneración es más género es clave en la organización del trabajo y
baja, hay mayor inestabilidad y las posibilidades que alrededor de él es posible repensar la orga-
de prosperar son menores. La mayoría de las nización de las empresas, las tecnologías, las ca-
mujeres trabajaban (y trabajan) en el sector se- lificaciones, los salarios, pero también las organi-
cundario (Roldán, M. 1992; McDowell, L. 1999; zaciones sindicales, los estereotipos culturales de
Borderías, C. 1992). empresarios y líderes sindicales, el papel del es-
La literatura sociológica ofrece un espectro tado a través de la legislación (Bock, G. y Thane,
bastante amplio de ópticas que permiten explicar P. 2006; McDowell, L. 1999), las instituciones, la
los cambios en las formas de organización del tra- justicia y las ideas.
bajo, la naturaleza del mismo, las relaciones que
se establecen en los ámbitos laborales y la magni- a) Medir el trabajo femenino
tud de los cambios técnicos. Sin duda la mayor En la Argentina las primeras investigaciones
parte de estas cuestiones han sido colocadas con se desarrollaron a partir de los años sesenta y con
más fuerza en los últimos años, al calor de los más fuerza en la década siguiente. Fue con el
cambios en los procesos de trabajo industrial y en inicio del “decenio de la mujer” cuando comen-
los regímenes de acumulación capitalista. La Teo- zaron a surgir algunos trabajos –fundamentalmen-
ría del Proceso de Trabajo permite pensar las re- te a partir de la demografía y de la sociología –
laciones entre naturaleza del trabajo y formas de que planteaban la preocupación sobre la cantidad
conducta y conciencia social. La perspectiva que y la calidad de la participación femenina en el
enfoca sobre dichos procesos coloca la actividad mundo “público” del trabajo, relacionándolo con
básica de transformación de los bienes prestando el “despegue” o el “desarrollo económico”, que por
atención a la tecnología empleada, pero también entonces se pensaba como posible para los lla-
a la dinámica en la que se producen los antago- mados países del Tercer Mundo (Boserup, E.
nismos de clases (algunos enfatizarán la produc- 1993). (La primera edición en inglés es de 1970).
ción del consenso o la construcción de la hege- Las investigaciones de sociólogas y demógra-
monía en las fábricas). El tema ha tenido conti- fas introdujeron en nuestro medio las discusio-
nuidades y rupturas en la formulación del debate, nes alrededor de los determinantes de la partici-
siendo dos las cuestiones centrales en su expre- pación de las mujeres en el mercado laboral:
sión temprana: 1) los problemas vinculados con la edad, estado civil, educación, condición de migra-
pérdida de autonomía de los trabajadores y 2) la ción, localización urbana–rural, la discriminación
llamada degradación del trabajo, además del én- ocupacional por sexo, así como los problemas
fasis puesto en las variaciones de la calificación, el derivados de la medición censal de la mano de
mercado de trabajo y las resistencias de los traba- obra femenina y del trabajo doméstico y las teo-
jadores (Thompson, P. 1983; Giddens, A. y Held, rías acerca de la oferta de mano de obra (entre
D. 1983). Sin embargo, aunque el debate es impor- otras Recchini de Lattes, Z. y Wainerman, C. 1977,
tante y la crítica feminista ha puesto en cuestión 1981 y 1983; Jelín, E. 1978; Sautu, R. 1980;
esas formulaciones, se puede señalar con las pala- Wainerman, C. 1980; Kritz, E. 1984 y 1985; Feijoó,
bras de Martha Roldán (1992, 89) que “las teorías M. 1989).
pueden usar diferentes conceptos y nociones para Centrada en el tema de las mediciones, su
descubrir y designar una variedad de actores y sus prédica produjo importantes modificaciones en
trabajos como paradigmáticos, o, por el contrario, los criterios estadísticos y se continúa en el tra-
negar la existencia de aquellos que no se ajustan a bajo que se realiza actualmente para incorporar a
esos marcos condenándolos al olvido, relegándo- la información cuantitativa el trabajo precario de
los al mundo fuera de las fronteras de la teoría, las mujeres y las jefaturas de hogar femeninas.
de la investigación, de las prescripciones de políti- Este grupo pionero se orientó a examinar también
cas públicas y de la negociación contractual”. el mundo de las representaciones simbólicas
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acerca del trabajo doméstico/extradoméstico de espacio se libran varias batallas: las que enfren-
las mujeres y su incidencia sobre la participación tan a trabajadores, patrones y estado, las relacio-
en el mercado laboral ( Wainerman, C. 1981; nadas con el desigual acceso a los bienes econó-
Wainerman, C. 1991). micos y simbólicos entre varones y mujeres y las
Las evaluaciones y sugerencias sobre la me- que se producen entre distintos grupos étnicos.
dición del trabajo femenino en la información Al generizar el lugar de trabajo es posible anali-
estadística han sido ampliamente discutidas por zar y explicar las relaciones entre los trabajado-
diferentes autores y, como resultado, fueron res (varones y mujeres) y no sólo entre empre-
modificados muchos instrumentos de medición sarios y trabajadores, y tratar de comprender
en el presente, pero la información fragmentaria además las diferencias existentes entre varones y
y heterogénea sobre el pasado no puede ser al- mujeres, entre mujeres solteras y casadas, entre
terada. Entonces la combinación de datos y los jóvenes y adultas, entre trabajadores nativos e
estudios sobre cédulas censales, cuando se tienen, inmigrantes varones y mujeres, así como el pa-
permiten volver sobre el tema de la subestima- pel de las familias y los roles que tiene cada uno
ción e invisibilidad de ciertas ocupaciones y ac- de sus miembros. (Lobato, M. 2001 y 2007).
tividades para producir su efecto contrario. Des- La reducción de la escala de análisis de los
de esta perspectiva se puede afirmar que la pre- trabajadores y sus organizaciones a una fábrica
sencia femenina en el mercado laboral registra- o a un conjunto de ellas no fue, en los trabajos
do en Argentina, ya sea en la industria o en los más representativos, el resultado del influjo de la
servicios, era importante, similar a algunos paí- corriente historiográfica que se conoció y difun-
ses europeos y más alto que en otros países de dió con el nombre de microhistoria, sino que se
América Latina; que la actividad laboral de las reconoce el impacto de algunas de las búsquedas
mujeres se concentró en algunas ramas de la pro- del enfoque microhistórico sugerido desde la an-
ducción industrial (alimentación, textiles, vesti- tropología por González y González (1999). Lo
menta) en particular en las grandes empresas que importante aquí es que el estudio del trabajo en
controlaban el mercado (Rocchi, F. 2000; Lobato, escalas reducidas como las fábricas permitió es-
M. 2001); y que fue dominante en el trabajo a do- tablecer las edades de las trabajadoras, sus res-
micilio y en el comercio (Lobato, M. 2007). Las ponsabilidades familiares, las calificaciones y dura-
estadísticas muestran también el peso que tuvie- ción en el empleo; lo que permite discutir las po-
ron las mujeres en la educación y en el cuidado líticas empresariales y gremiales. (Lobato, M. 1990
de la salud de la población (Wainerman, C. 1993; y 2001). Otra corriente se alimentó de las investi-
Morgade, G. 1997). Maestras y enfermeras hicie- gaciones provenientes del campo de los estudios
ron realidad la idea de que la mujer tenía la mi- migratorios, en particular el análisis de cadenas y
sión de cuidar y consolar a los que la rodean. Se redes, aunque el interés por los y las trabajadoras
destaca también la presencia femenina en el ser- y sus familias fue un poco posterior a los prove-
vicio doméstico alimentado por mujeres prove- nientes de la historia laboral (Ceva, M. 2005).
nientes de las clases populares. (Zurita, C. 1981 y Una derivación importante de estos estudios
1996; Zurutuza, C. y Bercovich, C. 1987). es que permite volver la mirada sobre los análi-
sis alrededor de la inmigración. El carácter
b) Reducir la escala y aguzar la mirada universalizador y homogeneizador de las expe-
La mirada sobre el trabajo femenino deriva- riencias de varones y mujeres bajo el común de-
da de los censos constituye una radiografía bas- nominador de los hombres no es patrimonio ex-
tante general. Los estudios que se concentran en clusivo de los estudios sobre trabajadores. La his-
determinadas ramas de actividad y, particular- toriografía sobre inmigración presentaba las mis-
mente, los análisis de empresas ayudan a profun- mas dificultades. Recordemos como punto de
dizar el examen sexuado de los puestos de tra- partida los trabajos de Gino Germani (1955 y
bajo, las calificaciones y salarios, así como el ejer- 1962) y las discusiones que tuvieron lugar en los
cicio del poder en las fábricas y en el sindicato. años ochenta sobre la base del reconocimiento del
Las identidades de género se crean y recrean en multiculturalismo (Baily, S. 1985, 1985ª y 1988;
el trabajo y la cultura de fábricas y talleres es un Devoto, F. 1992) y los vínculos entre inmigración
campo tensionado por múltiples factores. En ese y política (Cibotti, E. y Sabato, H. 1986).
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En Europa este proceso se ubica hacia fines trabajo que genera ingresos, el lugar de la acción
del siglo XVIII, y en América Latina a partir del colectiva y del poder, en una palabra, donde se
siglo XIX, cuando la “doctrina” de las dos esferas produce y transcurre la historia; y al mundo pri-
excluyentes de actividad humana (lo público y lo vado como aquel de lo doméstico, del trabajo no
privado) surge como componente de la ideología remunerado ni reconocido como tal, el de las
victoriana sobre la mujer, apoyada y reforzada relaciones familiares, los afectos, la vida cotidia-
por nuevas formas de organización económica y na. El primero era exclusivamente (o casi) mas-
social que fueron redefiniendo las relaciones fa- culino y el segundo femenino. Esta visión ence-
miliares y la división sexual del trabajo. Esta ideo- rraba un correlato de carácter político: si la mu-
logía se vio reforzada por las teorías funcionalistas jer permanecía confinada a los estrechos límites
para las cuales los procesos de industrialización del mundo privado, un mundo que era ajeno a
y modernización de los siglos XIX y XX crearon los ámbitos de decisión y de poder, su incorpo-
esos dos mundos separados: la “familia” y el “tra- ración a la esfera pública estaría acompañada de
bajo”, y una sociedad dividida en dos esferas de una mayor integración a esas esferas de decisión.
acción: la pública y la privada. Mientras que la Entonces, para las mujeres de cualquier clase
familia dejó de ser una unidad de producción social, su ingreso al mercado laboral significaría
para transformarse en una de tipo emocional, la también una paulatina liberación de las ataduras
producción material de bienes pasó a realizarse que le imponía su domesticidad.
socialmente fuera del hogar y se enfatizó que Algunos estudios marcaron los límites de la
entre ambos espacios no había ningún tipo de dicotomía público–privado (Peck, E. 1976; Fraser,
interferencias. La separación entre la familia y el N. y Gordon, L. 1992), aunque en nuestro medio
trabajo, entre producción doméstica y formas fue Elizabeth Jelín (1984) quien mostró los incon-
socializadas de producción, reconfiguró las ante- venientes derivados de esa división y enfatizó la
riores divisiones del trabajo entre hombres y importancia de analizar el “ámbito doméstico”,
mujeres. pero sin concebirlo como una unidad aislada y
Esta noción que presentaba las esferas públi- contrapuesta al ámbito público del poder. Para
cas y privadas como dicotómicas, separadas y ella la unidad doméstica es clave y permite exa-
divididas, no sólo en el espacio sino por las acti- minar la complejidad y el carácter multidimen-
vidades realizadas y por el sexo de los sujetos, fue sional de lo cotidiano. No fue sólo una postura
clave también en el análisis político que conside- teórica, ya que estuvo presente en el análisis de
raba la cuestión de la ciudadanía y la participa- biografías de mujeres de sectores populares y en
ción en el debate sobre los asuntos públicos, la atención prestada al ciclo de vida como una
donde la intervención de las mujeres quedó a dimensión que define y redefine posiciones y ro-
veces subsumida en el universal de los ciudada- les de la mujer dentro de la familia y de la uni-
nos varones, y otras marginada, en tanto se con- dad doméstica (Jelín, E. y Feijoó, M. 1984).
sideraba que su esfera de actuación privilegiada Sin embargo, la idea de lo privado cobró
era el hogar (Habermas, J. 1986; Fraser, N. 1994). fuerza posteriormente en textos que exploraron
Los componentes básicos de esta ideología las transformaciones culturales, la organización
eran: a) separación rígida de las esferas de parti- del espacio familiar y doméstico, lo íntimo y lo
cipación del varón en el área pública de la pro- afectivo. En algunos de ellos se presta atención a
ducción y de la práctica política y el confinamien- la intervención del estado, pero reconociendo la
to de la mujer a la esfera doméstica, al hogar y a maleabilidad de las fronteras en la relación pú-
la familia; b) la idealización de la mujer madre y blico–privado (Devoto, F. y Madero, M. 1999;
de la femineidad mediante el “culto de la verda- Cicercchia, R. 1999). Temas asociados con el
dera mujer” y, por último, c) la doble moral sexual mundo del trabajo aparecen claramente para el
y la consideración de la mujer como ser asexuado, siglo XX en los análisis sobre la sexualidad de las
cuyo impulso a la maternidad sería análogo al trabajadoras (Barrancos, D. 1999) o en la expe-
impulso sexual del varón. riencia laboral bajo un régimen paternalista (Bar-
Esta visión tiñó también los estudios prove- bero, M. I. y Ceva, M. 1999).
nientes del campo feminista y se produjo la iden- La producción historiográfica privilegió el
tificación del espacio público como el lugar del análisis de los espacios femeninos en detrimento
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