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SEGUNDA PARTE DEL ARTÍCULO “EL ESTADO MEXICANO CONTEMPORÁNEO”, DE

LORENZO MEYER.
Cárdenas y la culminación del nuevo modelo político.
La serie de reformas emprendidas durante el cardenismo, modificaron notablemente la naturaleza
del régimen revolucionario y consolidaron el proceso de centralización estatal. Cárdenas supo
granjearse el apoyo de los obreros, dirigidos por Vicente Lombardo Toledano, y de los
campesinos, quienes agrupados en la Confederación Campesina Mexicana (CCM) le dieron su
apoyo durante la crisis con Calles en 1935. posteriormente se ampliaron estas bases de apoyo y se
constituyeron la Confederación de Trabajadores de México (CTM, 1936) y la Confederación
Nacional Campesina (CNC, 1938). Para Meyer estas organizaciones constituyeron los pilares en
los que Cárdenas se apoyó para llevar a cabo su política. El PNR también se transformó,
convirtiéndose en el PRM (1938). La idea era convertir al partido tanto en un partido de cuadros
como en un partido de masas, las cuales estarían afiliadas a partir de cuatro sectores, que
constituirían la estructura básica del partido: campesino, agrupado principalmente en la CNC;
obrero, agrupado principalmente en la CTM; militar y popular, que en un principio estuvo
dominado por el sector de la burocracia, agrupado en la Federación de Sindicatos de Trabajadores
al Servicio del Estado (FSTSE). La base social del régimen creció considerablemente. Si unos
actores perdían influencia, como es el caso del ejército, otros cobraban fuerza, como el sector
burocrático. También desde el Estado se organizaron los empresarios: en 1936 se expidió la Ley
de Cámaras de Comercio e Industria, que motivo la creación de la Confederación Nacional de
Cámaras Industriales (COMCAMIN) y la Confederación de Cámaras de Comercio
(CONCANACO), organismos encargados de establecer las relaciones entre el gobierno y los
empresarios, y a la vez elaborar junco con el gobierno, las políticas relativas a estos ramos.
Según Meyer “para el momento en que el gobierno del presidente Cárdenas tocaba su fin, la
actividad del Estado mexicano se encontraba enmarcada dentro de un tipo de sistema político que
puede definirse como autoritario”. El aparato estatal se estaba consolidando, prueba de ello es la
elección presidencial de 1940, cuyo resultado fue favorable al candidato del presidente, el general
Manuel Ávila Camacho.
Las estructura semicorporativa del régimen “tendía a concentrar excesivamente el poder de
decisión en manos de la elite política y el particular del presidente”.
A pesar de las reformas, de corte socialista, la economía se mantuvo y en algunos casos creció
aunque de manera mínima. Lo más notable del periodo fue la expropiación petrolera, por la cual
el Estado aumentó su poder. PEMEX se erigió como uno de los pilares de la economía nacional.
El Estado participó mas activamente en actividades económicas como la construcción de
carreteras, proyectos de irrigación y la creación de instituciones bancarias. “Por primera vez la
mayor partida del gasto federal estuvo destinada a gastos en obras de carácter económico
(37.6%) y no al mero mantenimiento del aparato administrativo: había surgido el “Estado
activo””.
La reforma agraria trajo consigo el beneficio para casi la mitad de la población rural del país. 1 Al
mismo tiempo que existía la propiedad privada de la tierra, también existía la propiedad comunal,
el ejido. La hacienda sería sustituida por predios más pequeños, que utilizarían de manera
intensiva el capital y que emplearían técnicas modernas de cultivo.
El sector obrero también fue beneficiado. El número de huelgas creció considerablemente durante
el periodo cardenista. También las cooperativas de productores crecieron. “...el objetivo final de
toda la reforma cardenista era la creación de una democracia de los trabajadores... El proyecto
nunca llegó muy lejos. Las posibilidades a este “socialismo mexicano”... no fueron muchas.
Fuertes presiones internas y externas en contra surgieron desde un principio, y se acentuaron a
raíz de la expropiación petrolera de 1938, terminando por anular la alternativa”. Esto se
comprueba al determinar al próximo candidato del partido: el general Manuel Ávila Camacho,
relativamente conservador, en contra de Francisco J. Múgica.
El estado mexicano y los regímenes posrevolucionarios.
A partir de la década de los cuarenta México entra en una “segunda fase de industrialización” que
transformó radicalmente al país. como si las cuestiones sociales y políticas ya estuvieran
resueltas, el gobierno se concentró en propiciar el crecimiento económico. La actividad
económica rural fue cediendo el paso a la actividad industrial. La segunda guerra mundial
contribuyó a que crecieran al doble las exportaciones mexicanas, de las cuales las manufacturas
ocupaban un 25%. El turismo y el dinero enviado por los inmigrantes mexicanos en EU,
contribuyeron al proceso de industrialización. Es importante subrayar que la segunda guerra
mundial constituyó un factor coyuntural para el desarrollo del proceso de industrialización en
México. El capital externo perdió terreno ante el nacional. Entre 1939 y 1950 solamente el 8% de
1
El problema es que para hacer producir la tierra no sólo se necesita ésta, sino que hacen falta herramientas,
semillas, fertilizantes, tecnologías de riego, etc.
la inversión total fue hecha por capital externo. Sin embargo, los inversionistas extranjeros
contaban con una ventaja: la disponibilidad de la alta tecnología, monopolizada por las grandes
corporaciones internacionales, situación esta que “ha restado vitalidad e independencia a la
burguesía industrial mexicana que surgió a la sombra protectora de los gobiernos
revolucionarios”.
Esta industrialización se ha debido en gran parte a la producción de excedentes del sector
agropecuario. “De este sector provienen –vía exportación- las divisas para la importación de
bienes de capital, las materias primas y los alimentos para los centros urbanos. En el campo
mexicano se observa cada vez más una marcad división entre aquellas zonas y sectores dedicados
a producir para los mercados externos y en donde la producción se realiza en extensiones
relativamente grandes y con técnicas modernas, y la agricultura de subsistencia, minifundista, que
da empleo a la mayor parte de la población agrícola”. La primera tiende a estar controlada por el
capital privado y la segunda tiende a ser de propiedad ejidal.
La marginalidad del sector rural, que trae como consecuencia la migración campo-ciudad,
contribuye a la la marginalidad urbana, ya que el sector industrial no puede absorber toda la mano
de obra que llega a las ciudades.
La clase media también crece considerablemente. Entre el 20 y el 30% de la población pertenece
a la clase media. La polarización de la distribución de la riqueza no varió mucho con respecto al
pasado: “El proceso de industrialización y el contexto político dentro del cual tuvo lugar,
propiciaron una distribución particularmente unilateral de los beneficios del esfuerzo colectivo”.
Sin embargo el control estatal no permitía que las capas sociales menos favorecidas pudieran
imponer reclamos radicales. Para consolidar esta posición, el gobierno eliminó al sector militar
que se encontraba dentro del partido oficial. En 1943 se creó la Confederación Nacional de
Organizaciones Populares (CNOP), que agrupaba al llamado sector popular dentro del partido.
En 1946 el partido oficial nuevamente se reestructuro y cambio su nombre por el de Partido
Revolucionario Institucional (PRI), “que ya no tenía como meta formal una democracia de los
trabajadores, sino el desarrollo económico a través de una colaboración entre las clases”. Aparte
de la CTM, se incorporaron al partido diferentes sindicatos independientes y otras organizaciones
como la CROM y la CROC. Las organizaciones campesinas también se incorporaron al partido
oficial. “la cooptación ha sido sistemática”. Los opositores fueron reprimidos.
La oposición electoral no rendía frutos. La presencia de los partidos de oposición “legitimó la
hegemonía del PRI en la medida en que se dio la apariencia de un sistema pluripartidista pero sin
afectar su contenido autoritario”. Sólo el PAN ha logrado crear una base electoral de cierta
importancia en las zonas urbanas. Con la transformación del PRM en PRI la autonomía del
partido frente al presidente se hacía más notable. Tal como lo apunta Meyer, “el PRI no es un
partido político en el sentido tradicional, sino una organización gubernamental encargada de
coordinar los procesos electorales (cuyo sentido no es realmente el de elegir entre varias
alternativas, sino legitimar las decisiones tomadas por el gobierno), movilizar y disciplinar a los
miembros de sus organizaciones y avalar las políticas gubernamentales, en cuya formulación no
tienen injerencia efectiva”.
Por otro lado, apunta Meyer, ni el sistema federal ni la división de poderes son cuestiones que
funcionen en el país. El gobierno central absorbe el 90% de los recursos del Estado, y los poderes
judicial y legislativo son visiblemente controlados por el ejecutivo. “Hasta la fecha no se ha dado
el caso de que el poder legislativo rechace un proyecto de ley enviado por el Ejecutivo”.2
Las relaciones con los EU han sido cordiales. Se dio una “relación especial” entre ambos países.
El autor concluye el artículo comentando como dentro de la misma elite política existen una serie
de tensiones y como la elite económica influye más dentro de la toma de decisiones a nivel
político.

2
Esto cambia con la entrada del PAN al gobierno, en el 2000. En 2002 la iniciativa de reforma económica es
rechazada por el congreso, cuya mayoría es de oposición (PRI, PRD, PT y PV)

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