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La tarea de clasificar podemos definirla como la actividad de agrupar los elementos de información de acuerdo a

atributos o propiedades comunes entre ellos.


Por tanto, definir un sistema de clasificación es elegir en base a qué atributos vamos a agrupar los contenidos y cómo
vamos a organizar estos atributos.
Sistemas de clasificación exactos
Estos sistemas agrupan los contenidos en secciones perfectamente definidas y diferenciadas del resto. Son útiles cuando
el usuario va a realizar una búsqueda o navegación por "elementos conocidos"
Cuando buscamos en nuestra agenda qué reuniones o tareas tenemos programadas, conocemos la fecha.
Tipos de clasificación:
Clasificación alfabética: En este sistema, los elementos de información son organizados a través de la clasificación en
orden alfabético de algún atributo (nombre, título, formato...).

Clasificación cronológica: La clasificación por fecha puede ser muy útil, sobre todo para clasificar contenidos de
constante actualización

Clasificación geográfica: Los elementos a organizar se clasifican atendiendo a la zona geográfica a la que pertenecen. La
selección de la zona geográfica se realiza comúnmente a través de un mapa, donde cada región es una zona sensible que
funciona como enlace a los contenidos pertenecientes a dicha región.

Sistemas de clasificación ambiguos


Hay veces que el usuario no sabe exactamente lo que busca, y se dedica a realizar una exploración o navegación por los
contenidos de forma aleatoria o azarosa (navegación "serendípica"). Otras, aunque sabe lo que busca, no es capaz de
expresarlo con palabras, por lo que no utilizará el buscador para encontrarlo.

En estos casos es necesario ofrecer al usuario una forma de acceder a los contenidos a través de opciones o enlaces a
priori no conocidos. El usuario, explorando visualmente estas opciones, deberá poder intuir dónde encontrar aquellos
contenidos de su interés.

Los sistemas de clasificación ambiguos organizan los contenidos en categorías no definidas de forma exacta y precisa. Es
el tipo de sistema de clasificación más común y útil en sitios web, aunque tiene ciertas desventajas. Por un lado, la
subjetividad de la clasificación puede desorientar al usuario. Por otro, la propia ambigüedad del lenguaje natural
(polisemia, sinonimia, ...) puede resultar una barrera para el usuario en el proceso de búsqueda o exploración.

Clasificación temática o por categorías: Es la más útil de las clasificaciones. Se trata de organizar los contenidos en
categorías definidas en función de la temática de los contenidos a clasificar.

Clasificación orientada a tareas: Los elementos se organizan en función de las posibles tareas que puede realizar el
usuario a través del sitio web. Un ejemplo de clasificación orientada a tareas es la que utilizan muchas aplicaciones
software (abrir, guardar, cerrar, imprimir...).

Clasificación orientada a la audiencia: Cuando un sitio web tiene una audiencia claramente definida, con intereses y
necesidades diferentes, resulta de gran utilidad clasificar los contenidos en secciones específicas y adaptadas a cada
grupo o clase de usuarios.

Clasificación metafórica: Es un tipo de clasificación cuyo objetivo es hacer familiar, comprensible e intuitivo aquello que
es novedoso o desconocido para el usuario. El ejemplo más famoso de metáfora es el de la "metáfora del escritorio",
utilizada por los sistemas operativos para familiarizar el usuario con el uso de directorios, ficheros y aplicaciones: En el
escritorio, las herramientas y contenidos se organizan en carpetas; cuando un documento no es útil, lo "tiramos" a la
papelera de reciclaje; el escritorio tiene incluso su propio ordenador, "Mi PC".

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