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Maestría en CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
Quiero iniciar este trabajo crítico con un poco de antecedentes, para dar lugar a lo
que nos apremia La Sociología hace su aparición como reacción ante el
contractualismo, la fisiocracia y el liberalismo utilitarista (Lucas, 1995: 33). A lo
largo de los siglos diversos pensadores han intentado explicar la condición social
del hombre: Platón, Aristóteles, Hobbes, Locke, Rousseau, entre otros. Pero la
sociología, como perspectiva peculiar desde la que observar la sociedad, aparece
propiamente a principios del siglo XIX, momento en el que impera el pensamiento
ilustrado que exalta la razón, la libertad y la igualdad. Es una época en la que la
ciencia y el saber científico sustituyen al saber tradicional considerado irracional y
asociado a la religión y lo supersticioso. La noción de progreso es inherente a
todos los cambios que se producen a todos los niveles. Todo ello genera un clima
generalizado de optimismo y el análisis científico se traslada al ámbito social,
incidiendo en la organización, la política y la economía.
En este contexto de enormes cambios sociales industrialización, urbanización,
progreso científico, mejoras sociales, cambios políticos, etc.se consolida un modo
de pensar que atribuye a la ciencia positiva la posibilidad de mejora y progreso en
todo lo referente a lo social, del mismo modo que había hecho posible el avance
económico. Sin embargo, la Sociología se encarga del estudio de cuestiones que
tienen que ver con lo humano, con el vivir de los hombres y el hacer sociedad y es
por ello que parece no alcanzar la categoría del resto de ciencias positivistas que
emplean el método científico. Al mismo tiempo que su patente cercanía al resto de
ciencias humanistas (filosofía, antropología, ética, política, etc.) impide delimitarla
claramente como ciencia y distinguirla respecto del resto de saberes. De ahí que
a partir de Montesquieu o de Hume importará explicar la realidad social en
función de sus leyes propias y no de la naturaleza humana (Garmendía, 1979:
20). Ahí comienza la separación entre lo social y lo humano que continuará hasta
nuestros días y que hoy es preocupación de algunos de los teóricos de la
sociología y otras disciplinas afines.
Partiendo de esta premisa la educación se ha globalizado y esto es un hecho
innegable. Con todas las ventajas y desventajas que esto supone, el caudal de
información es enorme; es necesario enseñar estrategias vitales que nos ayuden a
pensar, discernir, y discriminar la información masiva. La sociología como ciencia
nos da estas herramientas que nos permite acercarnos al conocimiento real de lo
vivido La sociología es un saber que debe interesar y que puede apasionar a
cualquier persona, pues se ocupa de analizar y conocer las fibras íntimas de los
elementos de la vida cotidiana en su dimensión esencial de vida en común. Es un
saber que, en cierta manera se ocupa de algo obvio, como son las relaciones
humanas que todos vivimos. No obstante, esta reflexión es precipitada y, por
tanto, falaz. Para el ser humano no se trata simplemente de saber, sino de saber
más. El conocimiento real; si no se considera así, es porque verdaderamente no
hay afán de conocer algo nuevo. (Rodríguez, Parra y Altarejos, 2003: 15-16).