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Néstor Saporiti
Fugaz
Como la luz
Páginas de vida
de la sierva de Dios
Clara Segura
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Diseño de Tapa:
Luciana Plataroti
Diseño de interior:
Néstor Saporiti
Impreso en Argentina
Email:
postulación@losrobles.esc.edu.ar
Web:
www.claritasegura.org
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Prólogo
A la Tercera Edición
Todo esto hace que uno desee que su vida sea conocida, pues estamos seguros –
jóvenes y adultos- encontraremos en ella un camino concreto hacia Jesús.
Por esto mismo es que hoy editamos nuevamente este pequeño libro, que nos
servirá de guía, para adentrarnos en la vida de una chica que llegó a los 17 años
ya madura para encontrarse con el Padre.
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Introducción
Estamos ya en los comienzos del siglo XXI y nos encontramos con la clara
acentuación de un contraste lamentable entre esa realidad a la que llamamos
“Dios” y los aspectos oscuros de una humanidad que apenas se sostiene
tambaleante, muy creída de sí misma en una andanada narcisista que no parece
decaer. Por un lado se da primacía a la diosa técnica –y ni siquiera a la ciencia- en
un afán incontenible de tener cada vez mayor placer en todos los órdenes de la
vida. Pero sin embargo en un verdadero contraste no han dejado de aparecer
esos seres privilegiados capaces de encender la luz de una esperanza
trascendente, poniendo su nota de luminosidad en el tráfago oscuro de un mundo
frívolo.
De vez en cuando surgen entonces esos personajes que muestran una faceta
distinta de la vida, y una felicidad verdadera y sólida, que no se asienta sobre los
arrullos pasajeros y engañosos de un placer efímero. Las aspiraciones profundas
del ser humano miran más allá. Pero esto crea una paradoja extraña porque el
goce se torna fuerte mientras el ser sigue siendo al mismo tiempo tan débil.
Pareciera cumplirse lo que dijera el poeta:
Así sucede típicamente con aquellos que han descubierto en Dios la felicidad
verdadera y el goce que no se apaga, aun en medio de las telarañas de este
mundo. Pero al mismo tiempo sienten su natural insuficiencia si ese mismo Dios
no los sostiene en el amor. Sólo así la vista sigue sin desfallecer, por más que el
pie se doble cada vez por el peso de la caminata.
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Es que Dios sigue estando ahí, sin más vueltas. A veces lo encuentra el
hombre adulto: y se apasiona por Él. A veces lo descubre la mujer simple: y se
apasiona por Él. A veces, ¿por qué no? es el adolescente o el niño quien se topa
con Él: y también lo siguen apasionadamente. Ante esto sólo cuenta callar y
sumergirse en la admiración de la escultura interior que este gran Artista va
cincelando en sus elegidos.
Era Clarita una adolescente enamorada. Por eso no necesitó muchos años para
unirse con Aquel a quien amó con el típico apasionamiento de la adolescente que
ha descubierto su primer amor. Su muerte no fue más que el traspaso de un
mundo a otro. Digámoslo con ese encanto de la poesía que tiene la virtud de darle
a lo humano una pincelada de lo divino:
(Villarejo)
La barca de Clarita ya está amarrada a otra ribera, porque amó tanto que su amor
ya no cabía en este mundo. Por eso Dios dejó que se fuera con Él.
Su enfermedad duró apenas quince días. Aunque dolorosa, jamás se quejó. Quizá
tenía la certeza de estar a las puertas de un viaje definido que ya no se iba a
postergar. Y el 7 de marzo de 1995 cerró sus ojos de aquí y abrió los ojos –sus
otros ojos- para contemplar, como una adolescente deslumbrada y desbordante
de asombro, aquella nueva aurora que ninguna noche podrá apagar jamás.
El sol de otoño
-Dígame doctor, no tenga miedo, soy una mujer fuerte que ya concibió a cinco
varones: ¿estoy embarazada?
-Sí, Clara, está embarazada una vez más. Pero tendremos que tomar recaudos
porque usted ya tiene cuarenta y dos años. De todos modos, y como usted dice,
es una mujer fuerte. No creo que tengamos dificultades.
¿Estás contenta?
Sin embargo, Clara madre puede afirmar que nunca tuvo un embarazo más feliz y
pacífico, a pesar de lidiar con los cinco hijos varones que ya tenían. De papá
Diego sólo recibió comprensión y un amor perfectos a lo largo de las nueve lunas
que precedieron el esperado nacimiento.
Clara madre sintió la misma intensa felicidad que había experimentado ante el
nacimiento de cada uno de sus hijos varones. Para ella siempre había sido
indistinto el sexo. Cada hijo era un regalo de Dios y con eso ya era suficiente para
ser inmensamente feliz y sentirse orgullosa por el don recibido.
-¡Riiiing!
-Sí.
-¿Y?
Su nacimiento fue eufórico. Los cinco hermanos saltaron de alegría ante la noticia.
Era “la señorita” entre tantos varones. Sólo Juan recuerda con simpatía que,
aunque se puso a llorar de tristeza, pues había hecho muchas apuestas que iba a
ser varón, igual la adoró desde un primer momento. Como él sabía cambiar
pañales (había aprendido con su quinto hermano, Ramón), ayudó bastante a su
madre en esta tarea, cosa que hizo que desarrollara un vínculo muy fuerte con
Clarita, hasta el punto de que ella, siendo muy pequeña, lo llamaba “mi amor
imposible”:
Cuando Clarita nace, la familia vive en una casa antigua emplazada en un amplio
terreno en la localidad de Bella Vista, localidad que se extiende desde el río
Reconquista hasta donde comienza Muñiz, un poco antes de la ciudad de San
Miguel. Zona residencial, de quintas de fin de semana, habitada por familias de
clase media alta, donde predomina el ambiente pueblerino y las relaciones entre
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vecinos, cuando se dan, son más humanas y profundas de lo que pueden ser en
una gran ciudad, más anónima e impersonal.
Si bien la posición económica de la familia le impide temer no poder contar con los
medios suficientes para criar y educar a tantos hijos, en el modo en que encaran la
organización familiar y, sobre todo, su educación, es fácil descubrir el espíritu con
el que ambos progenitores viven su compromiso conyugal. En efecto, la fidelidad a
las enseñanzas de la Iglesia sobre el respeto a la vida hace que el matrimonio
Segura conciba y reciba a cada uno de sus hijos como un don de Dios.
Por ese motivo, apenas cinco días después de su nacimiento, la recién llegada
recibe el bautismo con el nombre de Clara María. Como es evidente, el primer
nombre repite el de su mamá, mientras que el segundo hace referencia a la
Virgen. Según el testimonio de su madre:
Y, así, comenzó una vez más para su madre la rutina del recién nacido: Comer,
dormir, llorar y amamantar. Clarita engordaba, crecía y se iba convirtiendo en una
beba preciosa. Era rubia, con ojos celestes y una piel rosada que, puesta al sol, se
tornaba marrón. Era exquisita.
La experiencia de la madre después de haber criado cinco hijos varones, así como
la armonía familiar hicieron que el crecimiento de Clara fuera absolutamente
normal, sin sobresaltos ni dificultades que pudieran imprimir en ella huellas
psicológicas con consecuencias futuras. Su misma figura, de singular belleza, era
expresión de este crecimiento sano y sereno en el seno de una familia donde es
profundamente amada.
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Con más de cuarenta años de edad y después de haber criado a cinco hijos
varones, para la madre, la educación de una hija mujer no se presenta como una
tarea fácil. Las eventuales “fórmulas” y “métodos” aplicados a los varones
evidentemente no podían aplicarse sin ser cuestionados. Y, al mismo tiempo,
existía el peligro de que, por tratarse de la hija menor y la única mujer se la
consintiera, haciendo de ella una niña caprichosa, desobediente y centrada en sí
misma. Sin embargo, nada de esto ocurrió. Con intuición y buen tino el camino
para educarla fue haciendo de Clarita una chica autónoma y dócil al mismo
tiempo, con un temperamento fuerte y obediente a la vez. Cuenta su mamá:
vestido, saquito de lana y una campera. Sus mejillas rozagantes se paspaban con
el frío y por las noches, después de bañarse, se le ponían como dos frutillas.
Clarita se iba perfilando como una criatura ideal. Nunca dio trabajo para vestirse.
No protestaba por esta ropa o aquella. Se ponía lo que su madre le decía sin
argumentar problemas.
Gozaba con la naturaleza y los perros. Varias veces la familia tuvo cachorros y a
ella le encantaba sentarse entre ellos y acariciarlos. Casi nunca jugaba con
muñecas. No le interesaban, no las miraba. Hasta le regalaron un cochecito para
que las paseara en el jardín, pero jamás lo usó. Otras chiquititas iban de visita y
encantadas paseaban las muñecas, pero ella prefería jugar en un cuadrado de
arena que había al borde de la pileta. Eso sí, hablando de piletas, su gran pasión
era el agua. Desde chiquitita se metía en un gran tacho con agua y se pasaba las
horas jugando hasta que sus dedos se arrugaban como pasas de uva.
Ella actuaba, vivía y crecía y su madre la miraba de lejos, feliz de ver esta hija tan
querida, este regalo de Dios, ese sol de otoño que sorpresivamente, aunque
esperado, vuelve a calentar la vida de quien lo recibe con amor y gratitud…
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-Sí, mami, pero también tengo que aprender a no ser tan desordenada…
Pero aun así, con el tiempo va a saber corregir este aparente defecto que,
mirado en perspectiva, tiene que ver, en cambio, con generosidad, Con la
capacidad de valorar otras cosas, no precisamente materiales.
Pero Clarita lo hizo, leyendo toda la noche, con una lucecita prendida, siempre
atenta a la enferma. Acostumbrada al gran sentido de la responsabilidad y a la
generosidad que la caracterizaba, a su madre le pareció lógico permitirle que lo
hiciera. Una vez más Clarita demostró que podía hacerlo, y que, además, podía
hacerlo bien.
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Cuando era chiquita siempre se iba a acostar antes que sus hermanos,
pero jamás se dormía si no rezaba antes. Esto demuestra que otro elemento
importante en la educación que recibió fue la formación a los valores religiosos, la
comunicación de la fe, el encuentro con Dios a través de la oración cotidiana. Esto
valores los respira principalmente en su familia, pero los refuerza en la educación
religiosa que recibe en el colegio y, especialmente, al prepararse para los
sacramentos de la Eucaristía, Confirmación y Reconciliación.
Su fe fue notoria, al igual que otro de mis hermanos. Algo que siempre
destaqué en ellos dos. Confiaba plenamente en Dios, porque nuestros
padres supieron mostrarnos cuán importante era tener Fe en Él. (Su
hermano Agustín)
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Desde chiquita fue una chica muy religiosa que rezaba y confiaba en Dios.
(Su hermano Diego)
Hola, Diario
-Nada de especial, Clarita. Sólo las cosas que voy viviendo a diario, y algunos
recados, para no olvidarme de hacerlos; a veces también escribo lo que pienso y
siento, como si al escribir hablara conmigo misma; otras veces les escribo cosas a
Dios…
Los escritos de los cuadernos que cubren los años 1988 hasta 1990, en que
concluye la escuela primaria no presentan textos significativos. Más bien resaltan
la normalidad de su vida, su espontaneidad y lo sana que era. Como toda chica de
su edad, demuestra ser muy sensible al afecto de sus amigas, a las que es capaz
de describir con virtudes y defectos. Por ejemplo, en 1990 escribe:
buen carácter pero me la banco; M., divina, sincera, re buen carácter, simpática,
humilde y re buena alumna y compañera; C., buena, mona, simpática, agrandada,
sarpada, pero me la re banco; R., insoportable, se cree mil, pero me la banco.
En los diarios de esta época llega a expresar algo referido a su relación con
los chicos. Es la edad de los primeros enamoramientos. A los 11 años confiesa
que en los primeros años de primaria siempre le gustó algún chico, pero que en
ese momento no:
Como podrán ver, yo, Clara, no gusto de nadie, ya tengo 11 años. Primero
me gustaba (en 1er. Grado) M. G., después en 2º Manuel C., en 3º y en 4º T.C. Y
en 5º y en 6º nadie. A veces me pongo a pensar si me gusta alguien pero NO
nadie, no hay caso, no hay ninguno, bueno, pero prometo que cuando me guste
alguien lo voy a escribir acá.
El otro día encontré el amor de mi vida que se llama Manuel L.: es petiso
(más o menos), rubio, ojos verdes, ni flaco ni gordo y muy tímido: por
primera vez encontré al más lindo, bah, no es muy lindo, no sé cómo
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explicarlo, pero ¡me copa! Paulina le quiere regalar algo de parte mía. Y
digo que no quiero que sepa, pero si le regala a mí no me importa. […]
Todo cambió el día que resolvimos irnos a vivir a Buenos Aires. Allí me di
cuenta que Clarita había crecido una tarde que me dijo: “Mamá, me voy a
comprar una remera.” Y en vez de decirme: “¿Me acompañás?”, me dijo:
“Voy con mis amigas a un Shopping y vuelvo a las 7.”
Era muy estudiosa y por las noches eran las once y ella seguía con la luz
prendida y nosotros, que teníamos el dormitorio al lado del de ella le decíamos:
Clari, es tarde y tenés que madrugar. Ya termino, decía ella y un ratito después
apagaba la luz. (Testimonio de su mamá)
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Mi modelo de vida
-¡Mamina, mamina!
-Clari, entiendo que estés tan contenta, ¡pero con esos pellizcos finitos me hacés
doler!
Cuando se acostaba antes que sus padres, los llamaba para que fueran a
darle las buenas noches; cuando se agachaban para besarla ella les pasaba sus
brazos por el cuello y los retenía besándolos y diciendo: “Un ratito más…”,
permaneciendo abrazada. Era muy cariñosa con toda la familia.
formar una familia católica, donde se sigan los principios religiosos en los que ella
fue educada. Cabe notar aquí que la formación religiosa de Clara no es delegada
a la que pueda recibir en el colegio; mas bien las bases de la misma han sido
puesta y fortalecidas en el ámbito de su propia familia y el colegio servirá a
completarla y enriquecerla. Ella misma escribe en su cuaderno de apuntes del
retiro que hace en 1994, el último antes de morir:
Mi ideal en la vida: Formar una familia perfecta y tener hijos súper católicos
y sanos. […] El motivo principal de mi vida es formar una familia católica.
[…] Quiero recibirme de algo, casarme, tener hijos y educarlos bien tanto
en la parte de religión como para la vida.
Papilines:
A pesar de que a veces los desilusiono con algunas cosas quiero que
sepan que no me cambiaria por nada del mundo y que estoy viviendo los mejores
momentos de mi vida. Realmente la familia y amistades que tengo son para estar
feliz siempre. Todo se lo debo a ustedes y a Dios, ya que lo único que hice fue
nacer en el lugar donde nací. Quiero que sepan que los QUIERO MUCHISIMO A
LOS 2 y que siempre voy a estar a su lado para cuidarlos y guiarlos igual que
como lo hicieron ustedes conmigo. Las palabras son pocas para demostrar lo
agradecida que estoy y los hechos también. Como todo ser humano, tengo mis
defectos y debilidades. Ayúdenme a eliminarlas.
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Su única hijita.
Su madre cuenta:
En nuestro último verano con ella salía con sus amigas y paseaban. […] El
atardecer era, a veces, el momento en que salíamos a pasear juntas.
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Esta estrecha unión familiar hace que se ponga triste cuando sus hermanos
se casan y se van a vivir con sus esposas o cuando uno de ellos se va a vivir solo.
Por este motivo, cuando cada fin de semana toda la familia logra reunirse en la
casa de Bella Vista, para ella es una fiesta.
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El tesoro de la amistad
-¿Dale que te senitas al lado mió en el cielo? La que llega primero reserva el lugar
de la otra.
-Dale…
Los recuerdos que tengo al lado de ella son muchísimas. Como buenas
amigas de la adolescencia pasamos mucho tiempo juntas, en el colegio y
fuera de el. Muchas son las impresiones que Clara dejo en mí; tenía una
gran capacidad de liderazgo. Creo que la mayoría de las chicas, más o
menos amigas, la querían; ella podía encontrar algo en común con cada
una. Creo que en principio Clara te daba un lugar dentro de su espacio, no
tenia miedo en corregirte cuando lo consideraba necesario, pero eso no te
distanciaba de ella; tenía un carácter importante, con mucha personalidad,
arrasador seria la palabra. Eso provocaba que estuviera a la cabeza tanto
de líos que se armaban en el aula como de las cruzadas (rezos de Rosario,
peregrinaciones, misas de 1º viernes).
En Clara había una gran inquietud por los demás, era quien nos motivaba
para integrar a las chicas del año que no tenían amigas. De echo, en una
época se proponía prestarle atención a una por semana o DIA, no me
acuerdo; nos incluía en esas cruzadas. Y puedo decir que nos dio la
posibilidad de conocer a otras personas a las cuales no nos hubiéramos
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acercado. Creo que tenia mucha conciencia del valor de la persona, aunque
su carácter podía resultar en contra de esto cuando reaccionaba
impositivamente; su seguridad en lo que hacia podía llevarla a atropellar a
otros. Amaba a los suyos con especial cuidado, teniendo en cuenta como
no lastimarlos, sus deseos. Con sus amigas era exigente, porque quería
sacar lo mejor. Siempre cuento algo que me dio ganas de pegarle, pero que
implica ese fan por sacar lo mejor de los otros. Yo me caracterizo por mi
ansiedad; entonces en clase me dijo (una o mas veces, no me acuerdo) que
tenia algo para contarme. Yo me di vuelta dispuesta a escuchar
atentamente; entonces ella me dijo que esperara hasta el recreo por que
tenía que aprender a ser más paciente. En ese momento tome conciencia
de mi carácter ansioso, aunque creo que debo haberle molestado hasta el
final de la hora para escuchar lo que tenia que contarme.
Clara, como repetí mucho, era líder. Marcaba el paso. Tenía amigos de
todas las edades, lo que se noto los días de su internación. Había desde
dos años más chicos hasta dos años más grandes alumnos del colegio que
la querían. De hecho creo que no había ninguna de nuestras compañeras
que no tuviera un lazo con ella. (Testimonio de su amiga María Agustina
Punte)
Chu y yo nos conocimos en 1er. Año del colegio Los Robles en 1991.
Desde entonces somos amigas.
Era una amiga especial, ella era especial. Tenia mucho carácter, cabeza
dura, pero lo que se proponía lo lograba, con espíritu de líder, dulce, muy
dulce y algunas veces un poco brusca, por haber crecido con cinco
hermanos varones…
Chu era muy respetuosa de lo religioso y lo familiar, para ella lo primero era
la familia, amaba con locura a su padre, a todos; con cada uno tenia una
relación diferente; le encantaba estar con sus sobrinos, y me tenia al tanto
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de todo lo que pasaba. Era muy reservada, les costaba mucho abrirse en
sus cosas íntimas. Era muy rígida con los valores en los que creía.
Era muy sociable, se llevaba bien con casi todas las compañeras del año.
Le gustaba ser centro, pero no seguía al ganado, sabia perfecto lo que
quería; era una chica muy normal, que, por eso, también cometía errores.
Es mas, le divertía hacer alguna “travesura” de vez en cuando.
La verdad es que Chu era una chica muy especial, querible y accesible, con
muy buen corazón, sin maldad, solidaria, simple y buena amiga; una buena
persona que conocía a la perfección sus limitaciones. (Testimonio de su
amiga Vicky Jaeggli)
Era fugaz, como una luz que pasaba fuerte y dejaba la marca. Pura
energía, corría por las escaleras del colegio, dando pellizcotes. El DIA que
se corto el pelo corto, se puso la capucha para que no le dijeran nada. No le
gustaba nada ponerse la ropa que su madre le hacia poner, cuando había
algo que organizar ella estaba a la cabeza y si no lo estaba desde un
principio de alguna forma iba a llegar a tomar las riendas.
Un fin de semana del mismo año, 2º del colegio creo, nos fuimos a Bella
Vista, con otras amigas. Chu siempre estaba llena de energía y por eso
siempre insistía para que jugáramos a algo. Ese mismo fin de semana, nos
habíamos repartido los cuartos para dormir. Me acuerdo haberme
despertado porque Chu me estaba arrancando las sabanas, axial que ahí
empezó la lucha, el tironeo de sabanas y el tratar de sacarle las de ella, era
una forma divertida de despertarnos. Otro fin de semana, en invierno,
termine en la pileta vestida y no dudo que haya sido su idea.
Era una persona muy frontal con nosotras, si tenia algo que decirte lo hacia,
era apasionada. La verdad es que conmigo era una gran amiga, en esa
edad en la que uno, además de ser reservado, no hablaba de todo con todo
el mundo. No hablábamos de sexo como se hace ahora, hablábamos de
chicos, les poníamos sobrenombres y cada una tenía el suyo. Cruzarlos en
el pasillo del colegio nos ponía nervioso y si encima nos hablaban,
estábamos en las nubes. Nos gustaba hablar de los chicos más grandes;
por eso el año que se fue nuestro cuarto año fue realmente aburrido por no
tener de quien hablar.
cualquier persona, le divertía; pero ese DIA lo miramos tanto que, después
de un rato en que le divertía la idea se puso nervioso y termino enojándose
con nosotras, porque encima todas las chicas miraban la escena desde
afuera: Chu y yo habíamos logrado el cometido de ponerlo nervioso y no
nos importaba ser obvias; aunque después nos dio un poco de pena, había
sido divertida nuestra aventura.
Era en primer año cuando el colegio era chico todavía, que al profesor de
Historia, que era un ángel, se le ocurrió, motivar la clase o traer algo
entretenido para hacer relacionado con el tema. Así que decidió que
trajéramos jabones para hacer puntas de flecha. La actividad concluyó
luego de que cada una empezó a tirar los sobrantes de jabón dentro de la
camisa de la compañera de adelante, fue un caos, guerra de jabón,
patinadas sobre el piso de madera enjabonado, por supuesto que nos
retaron y nos hicieron sacar el jabón del piso, pero fue divertido, ese tipo de
cosas a Chu también le divertían.
Clara siempre fue muy divertida, alegre, pero con una alegría sana y
profunda. Tenía muchísimas iniciativas y una capacidad de organización
muy grande. Movilizaba a todas sus compañeras, era una líder natural. A
quinto año sin ella le faltó mucho más que una compañera, le faltó parte de
su alma.
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Clara era una chica normal, intensa, plena, en la que convivían una
profunda humanidad y una sólida vida interior. Creo que eso es lo que la
había atrayente para el resto, el verla como una chica de su edad pero con
ideas y principios muy sólidos y trascendentes. (Testimonio de la Directora
de Orientación del Colegio “Los Robles”, Graciela Roldán)
Yo creo que las chicas, por un lado, tenían una relación de amistad
lindísima, porque era un grupo de amigas espectacular, son bárbaras. Pero
yo creo que ninguna de ellas lograba llegar a lo profundo de Clara por una
cuestión de madurez, era como que siempre estaba un escalón más arriba
del resto. Sin alejarse por eso de las chicas, compartiendo porque eran
intimas amigas, pero era como que Clara estaba más allá.
lugar porque las cosas eran así. Y si Dios las había dispuesto así era
porque estaba bien y punto. Yo, entonces, la cargaba y la frenaba porque el
resto necesitaba todo otro camino mucho mas largo para llegar
exactamente al mismo lugar. Pero ella lo tenia claro de entrada. Y las
chicas la escuchaban muchísimo, porque es muy distinto que lo diga la
catequista a que lo diga una amiga de ellas. Ella decía: Esto es así y
nosotras tenemos que vivir esto y nuestra vida cristiana tiene que ser de tal
forma. Lo decía con tanta claridad y tanta precisión que las chicas la
escuchaban muchísimo.
Clara siempre fue la “distinta”. Cuando Clara murió todo 5º se vino abajo
porque tenía una capacidad de líder, de líder positivo muy grande y siempre
fue distinta también para nosotros, porque era distinta a todas; te creaba un
vínculo de unión muy profundo. Y sobre todo cuando, por ahí, nosotras que
somos más grandes, porque, quizás, cuando son personas como Clara,
entre que compañeras por ahí mucho no puede lograr hablar de cosas más
íntimas. Era muy difícil que entendieran la profundidad de Clara. Tenía otros
razonamientos. Yo creo que siempre tuvo claro cuál era su ideal. Tal vez
por eso, cuando vino al Cenáculo le quedaba chico, porque siempre tuvo
claro su ideal de toda la vida. Si su sueño era casarse porque era una
persona católica, no aspiraba a encontrar un hombre que la quisiera
solamente. Era tan fuerte su unión con Dios que su futuro marido tenía que
ser católico, porque Dios impregnaba todo su futuro, no sólo su pasado o su
presente. Todo lo que ella planeaba, todos sus sueños estaban
impregnados por Dios. Una de las cosas que ví en ella era que tenía muy
claro qué era lo más importante en su vida y cuál era su ideal. Y en su
acercamiento a las personas, lo que más quería ella era acercarlos a Dios.
Sin embargo, también era una chica normal como cualquiera. Estábamos
en 3º cuando hablábamos del pecado, tratando de explicarlo de tal manera
que las chicas lo entendieran. Entonces empezamos por la parte natural,
por qué esto es malo, etc. Y Clara, dándome la espalda, empieza a decirle
a las chicas cómo era el tema, pero en forma pasional: Esto es así, esto es
de esta manera, etc. Y claro, yo seguía dándole vueltas al asunto, para
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No solo era líder para las cosas espirituales y profundas. También era así
para organizar todo lo de “Tasmania”. Era también como muy del mundo.
Estaba muy bien plantada en la realidad. Era como cualquier chica de su
edad, pero con una profundidad muy distinta.
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Por eso logró un vínculo tan fuerte con nosotras, sus catequistas, porque
ciertos temas los podía hablar solo con nosotras. (Testimonio de la
coordinadora de catequesis del Colegio “Los Robles”, Cecilia Largerén)
Por favor, Dios, te pido que ilumines a las chicas que no te sienten o que no
les dio frutos el retiro, no son conscientes de lo que se pierden; si querés
sécame un poco a mí, pero dejame la base, y dáselo a ellas, ya que yo lo
puedo volver a obtener…
de las veces me ensordezco ya que soy muy pero muy terca y cabeza dura,
además de opinar completamente distinto a ellas.
Es de notar que en ese retiro su opción religiosa será más fuerte y definida
y que, cada vez que se dirige a Dios lo hace como a un amigo. Da la impresión de
que con las amigas logra compartir muchas cosas importantes, pero que lo que a
ella le pasa y siente en lo más profundo de su corazón sólo logra “hablarlo” con
Dios. Evidentemente hay algo que la aleja interiormente de sus amigas y la
acerca a Dios.
En su relación con los varones no se deja llevar por lo que hacen otras
chicas de su edad. En este sentido se comporta según sus propias convicciones,
aceptando lo que sus padres creen más oportuno para ella. A propósito de esto,
su madre cuenta:
Y llegó, sin saberlo, nuestro último verano con ella. Ya que había cumplido
16 años, resolvimos que tenía edad como para que pudiéramos veranear
con ella en la playa de moda de los argentinos, Punta del Este, Uruguay,
cerca de Buenos Aires. Allí podría conocer más gente y por qué no, tal vez,
a su futuro marido. Alquilamos con Diego una casa lindísima en el bosque,
a tres cuadras del mar y allí nos trasladamos con los cinco hijos.
Durante dos años el hermano menor de Clarita, que se ganaba unos pesos
como disc-jockey organizó fiestas con baile semanales para chicos de colegio, de
8 a 12 de la noche, en la zona de Recoleta. Clarita se convirtió en una pieza
importantísima de estos eventos (matinées). Era la que más entradas vendía y
ganaba un porcentaje sobre las ventas, con lo que redondeaba los $100
semanales. Ramón pasaba música, rodeado de sus amigos; su madre y una prima
atendían la barra de bebidas sin alcohol; un primo de Clarita era socio de Ramón y
atendía la boletería, y todas las amigas de ella iban cada viernes.
Otro color parecía un sacrilegio. Pues tantas veces la hice cambiar antes de
salir y ella…¡me obedecía! A veces con lágrimas en los ojos, y yo no
aflojaba.
[…] Lo más increíble es que habiendo sido Clarita preciosa, era tímida. No
se daba cuenta lo dulce y linda que era. […]
Gracias, Diosito
-Sí, Chu, ya sé, tenemos que pensar en el sacrificio que vamos a hacer
durante esos cuarenta días…
-¡Dale!
Con respecto al uso del dinero, era una excelente administradora: hasta le
aconsejaba a su madre los precios de cosas baratas y buenas. Esta le daba todos
los lunes una “semanalidad” y Clarita con ese dinero debía atender a su necesidad
hasta la semana siguiente. Nunca le pidió un extra, ni un adelanto. Siempre tenía
su dinero y además se pagaba todos los útiles del Colegio: apuntes, libros,
fotocopias y hacía regalos de cumpleaños a todos cuando la fecha llegaba.
Clarita era ese tipo de mujer que domina sin proponérselo, por presencia,
por trayectoria. Si a todo lo dicho hasta acá se le agrega su belleza, la
conclusión es obvia: lejos de dejarse llevar por la moda, era la que imponía
el camino a seguir, sobre todo con el ejemplo. No la considero vanidosa, y
con respecto a la moda, por supuesto que le llegaba, pero ella procesaba y
adaptaba a sus principios y moralidad.
Durante los viajes que realiza se maravilla de todo, pero nunca hace alarde
de lo que tiene. Al contrario, expresa una profunda gratitud por todo lo que recibe,
aunque sienta que no lo merece.
Querido Dios:
Sí, te escribo yo, tu hija. Dios no sé qué decir, no sé qué sentir, sólo que no
sé qué hice yo para merecer todo lo que me das y todo lo que me ofrecés.
(…) Yo de vez en cuando me quejo porque, no sé, me peleo con Mamá, o
me viste, o no me deja hacer alguna cosa insignificante. No me doy cuenta
que vos me diste: el don de la inteligencia, la fe, familia, amistades,
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posibilidades, salud, moral y un millón de cosas más sin contar con la salud
y la buena formación (ni sorda, ni muda, ni nada de eso). Creo Diosito que
no me puedo quejar de nada absolutamente, ya que tengo tanto más de lo
que debería…
Es sensible ante el dolor ajeno y no sólo en la oración pide por los que no
conoce, sino que también se compromete afectivamente a la hora de recoger
donativos y ayudas para una escuela pobre.
Muchas veces a lo largo de los cuatro años vino a plantearme que teníamos
que organizar alguna actividad en función de los más necesitados: visitas a
hospitales o a asilos de ancianos.
Clarita era increíblemente golosa y saboreaba los dulces con fruición, cosa
que le producía unos kilos de más que no le quedaban bien. Una vez a la
vuelta de estas vacaciones le dije: Clari, estás un poco gordita; me
interrumpió y me dijo: Sí mamá, ya sé, mañana empiezo un régimen y tengo
que bajar 6 kilos. Y así fue; a partir del día siguiente hijo su propia dieta,
comía de todo un poquito y así bajo sus 6 kilos.
Tres momentos más felices: Charla con mamá la semana pasada, mi 14º
cumpleaños, mi noche del retiro de 2º año.
Mi ideal en la vida: Formar una familia perfecta y tener hijos súper católicos
y sanos.
Ocupación preferida: Cualquier cosa que sea contacto con chicos más
chicos (profesora). […]
5) enemigos.
Una catequista…
desde el cielo
no nos habían dejado por que éramos muy chicas, así que ese era
nuestro proyecto para 5º, y nuestra última conversación rondó en ver cómo
íbamos a lograrlo juntas.
[…] Para nosotras era más que muy importante prepararnos para ser
catequistas. […] Clara vivió una búsqueda de la Santidad en lo ordinario.
Una de las cosas que más me llaman la atención en Clarita es ver esa
conjunción entre madurez humana y madurez espiritual. No obstante el caudal de
talentos que poseía, trataba de no sobresalir; aun comprometiéndose en primera
persona, buscaba desaparecer a la hora de los aplausos; siendo una líder natural
para sus compañeras, estaba dispuesta a ocupar el último lugar. A este propósito,
es particularmente iluminador el testimonio de una de sus educadoras en la fe:
No voy a poder estar en esta peregrinación a Luján. Creo que tenía que
viajar con su familia y ella estaba muy enojada porque no iba a la
peregrinación. Entonces le dije: Bueno. Clarita, pero ¿qué es lo que la
Virgen te pide en este momento? Y ella me respondió: Sí, lo sé, tengo que ir
con papá y mamá. Lo tenía clarísimo: su deber era estar con sus padres.
Claro, pero ella era la que estaba detrás de la organización. Entonces a las
dos horas aparece de vuelta y me dice: Cecilia: yo sé que este año no
puedo ser ni capitana ni nada, pero lo que necesites, barrer, juntar
papelitos, lo que quieras, quiero que, aunque yo no vaya, yo te quiero
ayudar. O sea que ella me estaba pidiendo el último lugar. Inmediatamente
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le digo: Sí, Clarita, yo ya pensé en el lugar para vos: quiero que seas la
coordinadora general. Entonces me dijo: ¿Cómo la coordinadora general? Y
le respondí: Sí, quiero que hagas lo que yo hago, que organices, que
dividas todo, a las personas: quién va a hacer esto, quién lo otro, lo que
hace la coordinadora general.
La relación que ella tenía con Dios era una relación totalmente personal.
Dios era “Diosito”, su amigo, a quien le escribe y le habla con total confianza,
gratitud, humildad, como si lo viera cara a cara. Lo mismo le sucede con la Virgen
hacia quien siente especial devoción, expresada especialmente a través de su
participación activa en las peregrinaciones a Luján y a San Nicolás.
Queridos hijos:
situación. Yo les quiero contar algo que creo que les va a ser de mucha
ayuda el día de mañana o cuando se sientan abandonados. Dice así:
“Volteaba para atrás y veía dos huellas, una eran las mías y las otras eran
las tuyas, pero en los momentos más duros, de dolor y desamparo, de
confusiones e injusticias, al darme vuelta sólo veía un par de huellas;
entonces te pregunté, Jesús: ´¿Por qué en los momentos más duros sólo
veía un par de huellas?, ¿Por qué me abandonaste cuando más te
necesitaba?´ Y él me respondió con clama: "Yo no te abandoné en ningún
momento, hijo mío, tus ojos veían un par de huellas solamente porque yo te
llevaba en mis brazos’.”
Nunca dejen de luchar, hijos míos, por lo que más quieran, se los ruego,
nunca dejen de luchar.
MARÍA
En esta relación que Clara instaura con Dios, la opción fundamental por sus
valores, la relación con María, todo esto aparece expresado en forma clara y
contundente en los cuadernos de apuntes de los retiros escolares anuales
llamados “Cenáculos”.
Según esos apuntes, tiende a comunicarse con Dios más que con Jesús.
Esto puede deberse a la catequesis recibida, que tiene que ver solamente con el
modo de nombrarlo. En efecto, el modo en que ella se relacionaba con Dios no es
abstracto sino absolutamente personal: Dios es persona, y por eso Clara lo trata
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Dios, desde el Cenáculo de 1992 aparece como el que puede colmar ese
espacio vacío que ni la gran cantidad de muy buenas amigas que tiene lo puede
colmar. En Él encuentra esa persona, ese Amor en el que puede confiarlo todo,
Aquel al que puede, finalmente, abrirle el corazón.
A dios le pide que le haga ver lo que quiere que haga con su vida. Con
impresionante profundidad, parece abrirle el corazón sólo a él para confiarle
ciertas cosas: ¿Se trataba de ideas, sentimientos, dudas? No lo dice. Pero sobre
todo en una oración, aunque no exclusivamente, hablaba de la cruz que le ha
tocado llevar y de la certeza de que Dios le pedirá algo muy grande por cumplir:
11/11/92
Querido Dios:
12/11/92
Querido Dios:
Vamos a analizar mi vida antes del retiro. Mi vida no tenía mucho sentido
ahora que lo miro desde el punto de vista religioso. Siempre fui a misa y me
confesé como toda persona católica pero nunca le encontré el gustito que le
encuentro ahora; o sea, no te había encontrado a vos, a tu amor. "Espero
que no te separes nunca ahora que te encontré; yo voy a tratar de poner
TODO de mi parte para que no nos separemos. Obviamente vamos a tener
días y días, algunos más juntos o más tiempo, y otros más fríos y alejados,
como es costumbre; pero, como buenos amigos nunca nos vamos a
separar ¿No?
Ahora hablemos después del retiro, ya que antes hablamos de antes del
retiro. Voy a tratar de cumplir con todo lo que me propuse que te lo voy a
decir: Primero, les voy a tener paciencia a las que en general les grito o las
trato de ignorar, de tomarme trabajo. Voy a tratar de ayudar a los fríos a que
se acerquen a vos, compartiendo un amigo (vos) con ellos, a que te
conozcan y a que aprendan a valorarte como lo que sos (difícil y creo que
es imposible). Y voy a tratar de llevar una vida un poco más de cristiana,
voy TRATAR de dedicarte un poco más de tiempo, porque creo que nos va
a hacer bien a los dos para conocernos más y llevarnos más. Voy a tratar
de no decir tantas malas palabras, ya que con ellas, sólo consigo herirte a
vos…qué horror, Dios, qué bueno que sos, quererme como me querés con
todo lo malo que yo te hago, qué increíble, qué bondad infinita, qué lejos de
la santidad que estoy!!! Qué increíble lo que sos AMADO Dios.[…] Un
besote enorme. Clara.
PD: TE QUIERO
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Querido Dios:
Sí, te escribo yo, tu hija. Dios, no sé qué decir, no sé qué sentir, sólo que no
sé qué hice yo para merecer todo lo que me das y lo que me ofrecés, qué
hice yo para ser una persona tan querida por mis seres queridos. No hice
más que lo justo y necesario, me siento una traidora, Diosito, con lo poco
que hice y hago, mirá lo mucho que me das. ¿Es justo esto Dios que yo dé
un 1 miligramo de lo que vos me das? Yo que de vez en cuando me quejo
porque, no sé, me peleo con mamá o me viste, o no me deja hacer alguna
cosa insignificante. No me doy cuenta que vos me diste el don de la
inteligencia, la fe, la familia, amistades, posibilidades, salud, moral y un
millón de cosas más sin contar con la salud y la buena formación (ni sorda,
ni muda, ni nada eso). Creo, Diosito, que no me puedo quejar de nada,
absolutamente, ya que tengo tanto más de lo que debería, que no sé por
qué. Tengo una gran responsabilidad sobre mis espaladas, ya que si me
diste tantas cosas no es para que me duerma en los laureles sino para
utilizarla en tu bien. Cuanto más cerca te siento más y mejor hago las
cosas; si vos no sé qué haría, Dios. Realmente ¿Cuál es el objetivo de las
personas que no tiene fe? ¿Para qué vivirán? ¿Con qué fin? Pobres, Dios.
Te pido por ellos, perdonalos, no saben lo que hacen.
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Dios, que habitas en los cielos y en la tierra, danos fuerza para seguir por
este camino.
Sé que me mandaste una cruz, pero también sé que con esa sola cruz
vinieron muchas gracias y viniste vos para ayudarme.
2/11/93
3/11/93
Gracias, Dios por hacerme feliz. Diosito, sos lo mejor de mi vida. Me quiero
acercar a vos, por favor, hablá un poco más alto que mucho no te oigo. Te
quiero, Dios. Te pido por todas las personas que no te conocen y te
ofenden porque deben tener un gran vacío en su interior y muchos miedos,
empezando por el miedo a la muerte, ayudalos a que encuentren el camino
hacia vos, son buenos, Diosito, son buenos a pensar de que lo hagan. Dale
fuerzas para luchar.
Dame fuerzas y ganas para poder llevar con amor y cariño mi cruz.
Prendeme al igual que el fósforo a la vela y consumime con tu fuego de
amor y cariño. Enseñame, yo estoy dispuesta a aprender y luchar por mis
principios. Estoy dispuesta a ayudarte, tanto en las buenas como en las
malas, contá conmigo, que yo SIEMPRE voy a estar acá. Voy a tratar de
cumplir con lo que me pidió mi abuela de transformar y hacerte conocer a
Margarita, que sería una muy buena hija. GRACIAS, DIOS!
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En el cenáculo de 1994, las oraciones escritas son más breves, pero no menos
intensas:
Gracias a Dios por mi familia, gracias por dejarme sentir querida. Nunca
hubiera imaginado que mis hermanos rezarían y menos que menos en la
hora que se anotaron. Realmente, Dios, MIL GRACIAS. ¿Qué hago yo por
ellos? ¿Realmente me lo merezco? Mi Diosito, tanto te debo! Qué espanto,
qué suerte tengo!
Diosito, permitime sentir dentro mío mis errores, poder expresarlos para
conseguir tu perdón. Ya sé que no soy nadie para ofenderte y que no
merezco tu cariño, pero TE QUIERO TANTO. Sos mi amigo del alma, y
recién te descubrí, me quedé todo este tiempo durmiendo en los laureles,
pensar que te tenía al lado y ni bolilla que te di. Pero por suerte me abrieron
los ojos, ahora que veo con claridad. Te pido POR FAVOR, amigo, no dejes
que ni la sociedad ni yo cierre los ojos, no me dejes caer de vuelta en el
abandono, te lo suplico, agárrame de la mano como buen amigos y llevame.
TE QUIERO MUCHO, DIOS!
encontrarme, saber qué quiere Dios de mí. Ya sé que tengo que ser
paciente y que me están preparando para algo enorme y muy duro, pero lo
único que pido desesperada es ayuda, algo o alguien en quien apoyarme, a
quien abrirme, explayarme. Estoy como ciega ante tus pedidos, no puedo
oír y eso me pone más nerviosa y sorda todavía. Por lo menos y tengo una
pista que la encontré luego de una larga caminata. Es más o menos así.
Siempre que te recemos y adoremos, vos no vas a guiar. Te tengo que
entregar mi corazón y rezarte y vos me guiarás a donde yo debo ir. Así que
ya lo estoy haciendo pero, por favor, no me abandones nunca, te necesito,
abrime los ojos, te lo ruego.
En este Cenáculo la necesidad de saber lo que Dios le pide la lleva a abrirse con
su catequista. Por primera vez logra desahogarse y, después de esa crisis de
llanto, sigue el consejo de la catequista y pasa dos horas en oración contemplativa
frente al sagrario, sin moverse, en absoluto silencio. Sólo así recuperó la paz,
junto a su Dios-amigo:
En el Cenáculo yo tuve una conversación muy profunda con ella, muy pero
muy íntima, tanto que estábamos en el jardín y Clara lloraba muchísimo,
lloraba y lloraba y lloraba. Y las chicas, que nunca la habían visto llorar,
estaban impresionadas. Se preguntaban: ¿Qué le está pasando a Clarita?
¿Por qué está llorando? No podían creer que Clarita estuviera llorando,
porque ella era siempre la fuerte. Y se acercaban a mí para ver qué estaba
pasando. Estuvimos como dos o tres horas hablando. Pero lo que ella pudo
ver más claramente no fue en ese Cenáculo. Lo que vio claramente fue en
la peregrinación a San Nicolás. Vio muy clara su vocación y que estaba
hecha para algo grande y doloroso. Eso le quedó clarísimo.
El resumen del mes fue perfecto pues hacía años que no pasábamos, la
familia completa, todo un mes juntos. La vuelta a Buenos Aires, al
departamento, fue durísima: 35° de calor, ciudad ardiente. Sin la quinta que
habíamos vendido y sin verde por donde caminar descalzos.
A los pocos días de nuestra llegada una amiga de Chari la invitó al campo,
donde ya había estado varias veces. Ella adoraba el campo y andar a
caballo. La dejé que fuera y partió feliz, pues además era una familia
encantadora que todos queríamos muchos. […]
Cuando Clarita volvió de este campo, […]días después la llamó por teléfono
otra amiga para invitarla 8 días a su quinta. No me gusta la idea, le dije, ya
estuviste en Punta del Este, volvimos y te fuiste al campo y ahora otra vez.
¿Por qué no te quedás en casa ordenando tus cosas y preparándote para
cuando comiencen las clases? Como era ella, sin protestar, acató lo que yo
había dicho, pero qué disparate mi teoría. Siguieron pasando días
bochornosos y Clarita en el departamento pudiendo estar en una quinta, así
que le dije: Chari, podés ir, total la ciudad era un infierno y ella merecía los
pases por excelente hija y alumna.
Dos días antes de lo previsto para que Clarita volviera, (el 21 de febrero de
1995) llegue a casa al mediodía y me recibió Ramón, mi hijo menor de los
varones, diciéndome: Mamá, volvió Clarita y está destruida. Hablé con papá
y llamé al servicio médico de urgencia, que viene para acá. Cuando entré al
dormitorio de ella no pude creer lo que veía. En la cama, transpirada y
temblorosa, respiraba con dificultad y se quejaba de un gran dolor en le
pecho. Volaba de fiebre y estaba deshidratada. Llegó el médico la reviso y
me dijo: Hay que internarla urgentemente. Llamó al sanatorio y yo partí con
Clarita gravemente enferma hacia su meta final. (Testimonio de su madre)
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NO ME CUREN, ACOMPÁÑENME
Los testimonios sobre los últimos días de Clara son invalorables. Ante todo, la
descripción detallada de su madre, redactada, junto a otras memorias sobre su
hija, el 26 de octubre de 1996:
Ya con suero y de noche vino autoridad del Sanatorio (el Dr. Cazenave), la
revisó y dijo: A terapia intermedia, y así pasó a otra habitación, en otro piso
con enfermos más graves.
Recuerdo que una vez me dijo: Mamá, me hacen cada pregunta; primero, si
tuve relaciones con hombres y, después, si tomé drogas; están locos. La
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noche del 24 dormí con ella. Estaba inquieta. Le dije: ¿Qué te pasa? Me
respondió: No sé, estoy nerviosa y me duele mucho la espalda, lugar donde
le habían punzado dos veces. Esa noche terrible para Chari, le recé a la
Virgen de San Nicolás: Virgencita, mañana es tu día; si te vas a llevar a
Clarita, llevátela ya, pro no la hagas sufrir más. Al día siguiente, a las 3 de
la tarde Clarita dormitaba y de repente, dos paros cardíacos. En su propia
habitación la abrieron y masajearon su corazón hasta recuperarlo, pero de
allí en más la pasaron a terapia intensiva, en coma profundo, con respirador
artificial por boca. Era el día 25.
Siguió con respirador, pero sin ningún otro aparato. A sus cicatrices se
agregó otra en la cabeza. Un agujero practicado para monitorear su
cerebro. Su cara era de paz. Su figura, preciosa como siempre. Nada en su
exterior aparente había cambiado. Su piel, su belleza, su juventud. Todo
seguía igual, pero el ritmo del respirador había comenzado a decaer. Justo
llegó al Sanatorio el Padre Raúl Sidders, nuestro amigo y confesor. Toda la
familia alrededor de la cama de Clarita rezando y ella, lentamente,
suavemente, yéndose al Cielo.
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Y así fue como a las 10.15 de la noche Chari se nos fue, en paz, sin
alteraciones, sin estertores, suavemente, dulcemente, como ella había sido.
Como un ángel.
del Sanatorio. 16 hs. Esta muy agitada y respira mal. Le ponen oxigeno y le
sacan radiografía de los pulmones.
27 de febrero: Por la mañana los médicos nos dicen que son pesimistas y
que Chuchi está peor. A las 15 hs. Nos llaman para informarnos que la van
a volver a operar del corazón pues otra vez está con coágulos y
pegajosidades que le están apretando el corazón. Son más de 2 horas de
operación. Le sacan casi todo el pericardio que cubre el corazón pues
crecía en forma agigantada y le sacan un pedazo para hacer una biopsia.
Mas tarde le hacen la 1º resonancia con estimulo cerebral para saber su
estado neurológico. Parecería que fue normal, aunque esta muy
anestesiada. Dios quiera. Las oraciones crecen cada día y los amigos se
multiplican. María, ayúdanos.
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3 de marzo: Por 1º vez desde que Chuchi está internada nos dicen que está
mejor. La veo y ha vuelto a ser mi Chuchi preciosa y finita, con buen color.
Con la diálisis le han sacado 4 lts. de líquido. Mil amigos, miles de
oraciones. María nos lleva de la mano.
4 de marzo: Según nos dice Gerardo (Lorenzino), el medico, Chari hoy esta
mejor que ayer. Sigue en coma. Le hablamos y la acariciamos pero la única
señal que vemos es que se le acelera el pulso. La misa lindísima. Mil
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5 de marzo: Todo sigue igual. Hoy es un día regular pues los médicos no
son caras conocidas y el informe es poco personal. La vimos. Sigue
amorosa. Le destaparon los ojos. A las 19 hs. Vuelven a hacerle diálisis.
Buenas noches.
6 de marzo: 8 hs. Diego ha ido al Sanatorio para darme el parte medico por
teléfono. Lo estoy esperando. Yo almuerzo a las 11 hs. Y luego me voy al
Sanatorio y me quedo el resto del día. No hubo parte matutino. Al mediodía
nos llamaron los médicos que la habían llevado a Chari a una tomografía
computada y que tenia un edema cerebral, o sea se le estaba llenando de
liquido el cerebro. Le pusieron una droga en la diálisis y a esperar. Podía
haber gran daño neurológico. La vi. Estaba amorosa y tranquila. María, si la
quieres, es tuya, pero como nos gustaría que la dejaras con nosotros.
Habitualmente los pacientes graves, sobre todo los casos como los
de Clarita (2000- 3000 anuales) son atendidos en dos servicios de terapia
intensiva donde no siempre se da una corriente entre ellos y el médico. En
el caso de Clarita no fue así. Fue distinto. No sentí en ella el desafío del
enfermo grave. Apenas la vi le tomé las manos porque tenia que explicarle
que tenia que ir a terapia donde ser controlada. Recuerdo que tenia una
mirada dulcísima. Sonreía. Su enfermedad la vi en una mujer mas grande.
En ese caso ordene un cultivo de sangre urgente durante el pico de
temperatura. La salvé de una severa enfermedad porque la traté con el
antibiótico adecuado. En Clarita también se dio esta situación pero fue
invadida totalmente, como si ella hubiera bajados sus defensas
voluntariamente. No había una situación de stress; era como algo que ella
esperaba. Nada que fuera exógeno le dio posibilidad de recuperarse, o no
la usó, casi volitivamente. En muy poco tiempo todas las maniobras sólo la
llevaron a complicar la situación. No sé cómo sobrevivía. En una
insuficiencia respiratoria nunca vi en ella la sed de aire, la desesperación
por vivir. Era como si todo hubiera sido esperado.
Requirió dos veces cirugía. Ella estaba mas allá de todo lo que sucedía. Se
agradaba desde el punto de vista médico por que nadie se daba cuenta.
Cuando fui a hablar con ella para decirle que iría a terapia intermedia, sentí
que ella no me pedía que la curara, sino que la acompañara, porque nada
podía cambiarse. Cuando paso a terapia intensiva porque todo empezó a
complicarse tuve la sensación de que en una cama estaba la paciente y en
otra estaba Clarita; era como si no fuera la que protagonizaba la
enfermedad, sino su espectadora. Esta serenidad no es común en los
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Su enfermedad fue una sorpresa para todos ya que hasta ese entonces
había sido una chica sin ningún tipo de problemas de salud. Todavía tengo
grabado en la cabeza la sonrisa con la que me recibió en el sanatorio poco
antes de su muerte. Poseía una madurez que no cuadraba con su edad. En
su lecho de muerte demostró tener mucha esperanza ya que nunca la vi
afligida por la enfermedad que la estaba consumiendo. Todo lo contrario. La
vida eterna era su aspiración. Amaba a Dios ya que le entrego su corta vida
con la más absoluta resignación y felicidad. En sus días de internación,
previos a su muerte, jamás demuestro miedo ante lo que le estaba
pasando. Era como si supiera que ella estaba predestinada a partir. Nunca
se quejó. Su calvario fue aceptado sin ningún temor, resentimiento o enojo,
con una amplia sonrisa en la cara. Esa sonrisa la tuvo hasta la muerte. Pero
no era una sonrisa cualquiera. Era una sonrisa tranquilizadora,
reconfortante, de paz interior, como diciendo: No se preocupen por mi. Yo
estoy 100 puntos. Se lo que me espera. Tengo fe, no me extrañen mucho,
yo los voy a cuidar desde arriba. (Testimonio de su hermano Diego)
Los últimos momentos de su vida los vivió con mucha fortaleza y serenidad.
La internaron con apenas 16 años de edad, y en ningún momento se
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comportó como una chica de esa edad. Seguro que tuvo temor, por
supuesto. Inclusive lloró. Pero en ningún momento perdió la calma. Tuve la
suerte de darle el último almuerzo, en el cuarto de terapia. Tenia
dificultades para respirar, se fatigaba mucho al comer. Comió muy poco, y
me dijo que quería descansar. Unas horas más tarde entró en coma y
nunca recuperó el conocimiento. (Testimonio de su hermano Juan)
Vivió su enfermedad con mucha paz; me tocó estar muy cerca de ella y la
verdad es que fue un placer. En ningún momento mostró miedo, tristeza o
bronca. En síntesis, a juzgar por los momentos previos a su muerte, nunca
hubiera pensado que se iba a morir. (Testimonio de su hermano Ramón)
A medida que iban pasando los días y su estado físico se complicaba, tenia
la esperanza de que Clara se iba a mejorar, pero en lo más profundo sabia
que ya estaba preparada para unirse a Dios. Humanamente me costó
entender su partida pero tenia y tengo la certeza de que está muy cerca de
Quien tanto amó. (Testimonio de la Directora de Orientación del Colegio
“Los Robles”, Graciela Roldán)
pensé que era algún tipo de chiste desde el campo, que hubiera sido mas
apropiado para ella). Cuando fui esa mañana a visitarla no pude entrar a
verla, así que me volví a casa, pero las que fueron a la tarde me pasaron
de parte de ella un pedido de disculpas porque no me habían dejado pasar.
Me pareció difícil que en ese momento se preocupara por mis sentimientos.
Al día siguiente la visité por la mañana y la conversación rondó sobre el
deporte que no iba a poder hacer, y arreglamos como íbamos a hacer para
no atrasarnos con el Seminario de Catequesis que queríamos empezar
juntas. De hecho, el año anterior (4º) no nos habían dejado porque éramos
muy chicas, axial que ese era nuestro gran proyecto para 5º, y nuestra
ultima conversación rondó en ver como íbamos a lograrlo juntas. Ahora que
lo pienso, es llamativo estar en el hospital y preocuparte por el estudio.
Aunque para nosotras era más que muy importante prepararnos pasa ser
catequistas. (Testimonio su amiga María Agustina Punte)
La ultima vez que la vi fue en terapia intensiva y la visita duro cinco minutos
aproximadamente. La verdad es que hablamos de cosas como que se
salvaba de ir a gimnasio todo el año, nunca pensé que iba a ser la última
vez que la íbamos a ver. Estaba como entregada, pero dentro de todo
tranquila; conociéndola, estaría un poco triste por su familia, por que la iban
a extrañar (De eso puedo darme cuenta ahora), por que hasta que me
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Epílogo
Dice Jesús que “no se enciende una lámpara para meterla debajo de un
cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que
están en la casa. Así debe brillar antes los ojos de los hombres la luz que hay en
ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está
en el cielo.” (Mt 5, 15-16)
Pero, por sobre todo, nos dice que la santidad es posible; sobre todo esa
santidad hecha de fidelidad cotidiana a las pequeñas cosas que nos presenta la
vida, vividas con naturalidad y normalidad, pero también con profundidad y alegría.
Índice
Introducción……………………….………..4
Hola Diario……………………………………16
Mi modelo de vida…………………………..20
El tesoro de la amistad……………………24
Gracias, Diosito…………………………….40
No me curen, acompáñenme…………….62
Epílogo……………………………………….73
Índice………………………………………….74