La cerámica para revestir paredes es el material elegido en la
mayoría de las obras de construcción. Esto sucede por varias razones: es un revestimiento impermeable, de fácil limpieza, alta resistencia a los impactos y a los rayos UV y con colores inalterables a pesar del paso del tiempo. Tipos de cerámicas en paredes Principalmente, existen cuatro tipos bien diferenciados de revestimiento: Azulejos, Gres, Gres Porcelánico y Barro. Los Azulejos con una absorción entre el 10% y el 15% , sus características las hacen adecuadas para uso predominante como revestimiento de paredes interiores en viviendas o locales comerciales. Tiene una cara vista esmaltada que puede ser blanca, monocolor, marmoleada, moteada, multicolor o puede llevar decorados con motivos diversos. El Gres es el tipo de revestimiento cerámico más adecuado para suelos interiores en viviendas residenciales o locales comerciales. Este tipo de revestimiento es el que más ha evolucionado El Gres Porcelánico, es un tipo de gres se caracteriza por su dureza y resistencia, con una muy baja absorción de agua del 0,5% es el material idóneo para suelos y revestimientos exteriores expuestos a cambios de temperaturas y al agua o con un gran tránsito, como pueden ser terrazas, locales o centros comerciales, etc. El barro, de la misma composición que el Gres Normal, este tipo de revestimiento está cocido a bajas temperaturas y luego sometido a un secado al aire libre, lo que le da un acabado natural, pero también se le puede añadir un acabado esmaltado que es más fácil de limpiar. Proceso Una vez tengas decidida la pared donde harás el revestimiento, deberás hacer las mediciones exactas con ayuda del nivel para su correcta ubicación. Ni se te ocurra guiarte por otros objetos como el lavamanos, o el inodoro, es muy probable que no estén tan nivelados como crees. Para crear las filas marca con un lápiz o tiza la medición que hiciste. Un consejo antes de empezar, es que para que se adhieran bien las cerámicas necesitan una superficie porosa y algo irregular por lo que te sugerimos que piques la pared con un cincel y un martillo de goma, haciendo pequeñas hendiduras por toda la superficie. Cerciórate del tamaño de las baldosas, cuádralas en seco para que las cortes en el tamaño que necesites. Una vez cortadas, fija un listón de madera (bien recto) con los clavos, para que te sirva de borde a lo largo de la pared y también como soporte hasta que el adhesivo se seque. Los separadores se colocan después de la primera baldosa y antes de la segunda. Deberás empezar con líneas horizontales desde abajo hasta el techo. Para aplicar el adhesivo puedes hacerlo de dos formas, colocándolo detrás de cada baldosa o en pequeñas áreas de la superficie con ayuda de la llana dentada. Para asegurar la adhesión y quede sin burbujas de aire, da pequeños golpes con un martillo de goma sobre la baldosa. Retira el excedente de pegamento con la llana lisa y con el taco de madera asegúrate que queden parejas las baldosas dándole pequeños golpes con el martillo. Una vez pasadas 24 horas para que el pegamento se haya secado bien, puedes aplicar la lechada o preparación para las juntas. Es decir, para tapar las uniones, aplicas la lechada en sentido contrario, de arriba hacia abajo. De esta manera, lograrás una buena cobertura. Puedes repasarlo con un paño o una esponja húmeda. Debes dejar pasar 24 horas luego de aplicar la lechada, para que se endurezca completamente. Una vez instaladas las baldosas puedes volver a instalar todos los elementos de tu baño. Para un mejor acabado también es recomendable aplicar un sellador de lechada. De esta forma evitarás la creación del desagradable moho. Aplica este sellador fácilmente con un paño en movimientos circulares. Haz esto dos veces al año, cada seis meses, para un buen mantenimiento.
Una última recomendación que te podemos dar es que, al
momento de comprar las cerámicas, no compres la cantidad exacta, sino, un poco más. De esta manera, podrás tener de repuesto ante cualquier inconveniente al momento de colocarlas o en un futuro en caso de deterioro. Así asegurarás tener la misma cerámica en caso de emergencia y evitarás tener que colocar otras distintas, o peor aún, cambiar toda la pared. Recuerda, persona prevenida ¡vale por dos!