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Jacobo Centanaro

Narrativa latinoamericana contemporánea (Siglo XX)


Relatoría sesión 10 de mayo

Esta sesión estuvo dedicada a debatir las ideas que nos despertó la lectura dos novelas
colombianas que se centran en el área cultural de la Amazonía: La vorágine de José
Eustasio Rivera y En el corazón de la América virgen de Julio Quiñones. Antes de
relacionar los puntos más importantes que surgieron en el debate, hay que anotar algunas
consideraciones preliminares con las que arrancó la clase.
En primer lugar, la profesora recomendó volver sobre las relatorías que hemos hecho con el
fin de repasar las ideas y problemas que han guiado al curso y que pueden contribuir a
encaminar mejor nuestros trabajos de investigación. También lanzó una alerta a propósito
de la utilización automática del concepto de fronteras culturales móviles, pues existe el
riesgo de usarlo sin mucho acierto para resolver cualquier problema investigativo o de
“aplicarlo” acríticamente a cualquier texto, cuando en realidad es más recomendable que a
partir de las obras literarias surjan los problemas y la necesidad de ciertos conceptos. En
segundo lugar, para introducirnos en el debate comenzamos por notar que la Amazonía es
un área cuyas características, límites y fronteras difieren mucho de las que presentan el
Cono Sur y el área andina, y quizá por eso es por lo que ha sido muy estudiada por la
antropología y muy poco por los estudios literarios. Esto tiene que ver con el hecho de que
la Amazonía se ha concebido fundamentalmente como un “allá lejos”, como una orilla
verdaderamente distante y desconocida dentro de los mapas que se han configurado bajo la
lógica de oposición entre ciudad y campo (o entre ciudad y aquello que no es ciudad). En
tercer lugar, señalamos los factores singulares que contribuyeron a escoger precisamente las
dos obras mencionadas arriba para pensar en el área cultural de la Amazonía. Ambas son
producciones nacionales y fueron publicadas en el mismo año de 1924, pero
desencadenaron procesos de recepción inversos: mientras que la de Rivera tuvo gran
fortuna crítica, la de Quiñones permaneció prácticamente desconocida hasta épocas
recientes; mientras que La vorágine contó con cinco ediciones en vida del autor, En el
corazón de la América virgen apenas tuvo algunos lectores de su primera edición en francés
y después de la traducción al español hecha por el propio autor en 1948. Además, estas dos
novelas ofrecen versiones muy diferentes de un mismo espacio geográfico, y ponen en
escena una densidad de preguntas, desplazamientos y capas que ayudan a ver cómo se
configura cultural y discursivamente el territorio amazónico. Por este motivo, la
comparación y el contraste entre las dos obras fue el método que seguimos durante la
sesión para pensar las diversas posibilidades de dicho territorio. Estas fueron algunas de las
ideas que surgieron de la discusión:
1) Tras analizar los inicios de las novelas, concluimos que los tipos de narrador y los
marcos narrativos elegidos son construcciones conscientes que plantean de entrada
un problema de representación relacionado con la conexión entre el autor y el
personaje/narrador. Las dos obras afirman relatar sucesos “reales”, vivencias o
anécdotas que experimentaron seres de carne y hueso y que han sido consignadas
por escrito. El pacto narrativo de “realismo” al que nos enfrentan las novelas puede
provocar dificultades: por ejemplo, puede hacer que La vorágine se lea solo como
un documento de denuncia ante los desmanes de las caucherías, o que En el
corazón de la América virgen resulte un texto demasiado antropológico para los
literatos a la vez que demasiado literario para los antropólogos. Este problema nos
lleva a preguntarnos otra vez por las características o elementos que nos llevan a
catalogar un texto en una u otra área del conocimiento. ¿En qué medida son estas
novelas testimonios antropológicos o etnográficos? ¿Por qué y para qué añadir estos
elementos a nuestra lectura?

2) Las dos novelas participan de la construcción del territorio de la Amazonía, de sus


fronteras y zonas de movilidad. En La vorágine, la ciudad, el llano y la selva son los
tres espacios que atraviesan los personajes en su tránsito. La ciudad es el punto de
partida que el poeta/narrador abandona para emprender un viaje hacia un mundo
desconocido, hacia ese “otro” que representa la selva en el imaginario occidental.
Los personajes de esta novela van a la selva a perderse, y su destino trágico lo
conocemos con anticipación. El mundo de tragedia que construye Rivera es un
elemento central en la configuración del territorio de la Amazonía como un lugar
distante que absorbe las posibilidades de la civilización. La selva es en esta novela
una prisión devoradora, un lugar inhabitable e inhabitado donde se hace evidente la
violencia y la tragedia. Por el contrario, En el corazón de la América virgen narra lo
que le sucedió a un personaje citadino después de que se ha perdido en la selva y ha
vivido por varios años con la tribu Nonuya de la etnia huitoto. Este personaje
ingresa a un lugar habitable y habitado donde sociedades y culturas originarias
conviven a veces conflictivamente en medio de una naturaleza paradisiaca. Así
pues, son las de estas novelas dos propuestas que van por vías muy diferentes y que
muestran las capas que se superponen en la construcción de un territorio, las
visiones a veces contradictorias que pugnan por dar sentido a un mismo espacio.

3) A pesar de esta gran diferencia de perspectivas, la Amazonía aparece en ambas


novelas como un mundo exótico o desconocido que despierta en el narrador una
necesidad descriptiva. La descripción es un elemento central de ambas obras, es la
forma literaria que se activa para representar y apropiarse el territorio. En esos
textos es a través del lenguaje descriptivo y gracias a él que se da forma a ese “otro”
desconocido, a ese lugar distante. Pero como hemos visto cada uno construye
formas de descripción diferenciadas, cada uno propone un lenguaje diferente para
representar la realidad del territorio amazónico, y en esa tensión es posible
identificar la heterogeneidad cultural del área y las fronteras que lo constituyen. En
este mismo sentido, se puede decir que Rivera y Quiñones adecúan a sus
necesidades las estructuras de dos moldes narrativos bien diferenciados: el primero
sigue más el naturalismo de final de siglo para retratar una situación de explotación,
mientras que el segundo utiliza un tipo de romanticismo francés para narrar un idilio
amoroso en medio de una naturaleza virgen. Ahora bien, ¿por qué la novela de
Quiñones prácticamente no se leyó mientras que La vorágine se convirtió en un
referente obligado? ¿Qué dice este hecho sobre la configuración del canon
nacional? Estas dos son preguntas que pueden plantarse a la historia literaria a la
hora de pensar en el área cultural de la Amazonía de cara a la historia y tradición
nacionales.
La clase concluyó con el anuncio de la participación de la investigadora Edna Guerrero en
la siguiente sesión, en la que seguiremos discutiendo sobre el área cultural de la Amazonía,
pero esta vez a la luz de los planteamientos de Ana Pizarro en El río tiene voces.

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