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1- La SUBJETIVACION PATRIARCAL Y LA FUNCION PATERNA DE RECHAZO DE LO FEMENINO* Agradezco a los organizadores del Congreso por esta invitacién y muy ticularmentea Georges Pragier a quien se debe la iniciativa. Para empe zat, haré dos observaciones acerca del titulo de la mesa redonda: “El padre en la cultura’, Prin ro: en el campo social, el psicoandlisis se articula con las dems figuras que asume el “padre”. Por un lado estin los roles sociales del padre, pore! otro sus figuras psicoanaliticas. Se ubican sobre dos planos diferen- tes, pero ambos necesariamente estin unidos y ademds son histéricos, Del lado de la historia de los padres, el retroceso de la autoridad patriarcal por via legal, iniciado en el siglo XVII, no ha dejado de hacerse més marcado. Asistimos, en el derecho, la justicia, el trabajo social, los dre servicios a a primera infancia, al avance de las cuestiones que conciernen ala implicacién del padre en los cuidados y en el desarrollo psiquico: un rol paterno muy diferente a las atribuciones d Del otro lado, el de las figuras psicoanaliticas del padre, encontramos alos padres freudianos del patriarcado liberal “de la prehistoria personal” 1 pater familias. yal “padre de la horda” especulativo, y luego a la Trinidad lacaniana de los padres real, im: nario, simbélico y como remate final a la “funcién Paterna” de posguerra, etc. E nal que constituye una de las formas de la excepcién francesa. Esas figuras Psicoanaliticas se desarrollan al mismo tiempo que los roles sociales del “padre. Segundo punto: en el titulo de la mesa redonda se enlaza la categoria del “padre” a la de la “cultura”, Se toma como “cultura” a laépoca contem- Porénea: eso remite a los textos freudianos sobre la “cultura” fuertemente cnchavetados ala cuesti6n del “padre”. “El padre” en Freud esta planteado a inflacién de la cuesti6n paterna nacio- Vy icado en Topia Revista N°70, Bs. As., abril 2014 "como jugando en la cultura y “la vida del esprieu", un rol prevalent so | madre. “Cultura” designa el paso pane mal que ls pese,Serioras dice Lev 5 ale pide el pensamint smb aerate ora bien, ese manejo de la “cultura” es incompatible via real. La historia freudiana del padre se reduce al tame de Esta Jaan no conoce ni sociedades ni politicas. Su desvelo es saber cémo se garantiza la i aa a tiza la transmisiOn del Padre. Lo que cues El desarrollo de mi planteo es simple: me tomo primero la libertad cereaedt de qué historia real de los padres se trata; muestro lis ae ea centre a Gee Psicoanalitica del padre y la historia de los 3 finalmente saco dos conclusiones de las d reformulacién de la teoriapsicoanalitia del padre. nae 4 La historia de los padres Dos aspectos del tratamiento psi padre se confi mi icoanalitico del constantemente en el picoandisic’ Sue aa -la clinica y la teorfa n nociones en relacién cor : Producen nociones en nm inconscientes que obran en los padres y en las ae de las pulsiones, complejo de Edipo, ete; a = ee a Sobre el padre no procede en modo alguno del psicoa- » Sino que se compone de variaciones sobre I “ nls, sno ques 0 x re la partitura “disc a ee »sowrenidas por “Los Padres” desde ls origenes del patriarcado Nersién actual. En lo que sigue, el patriarcado no designan ino Prehistérico lefano, sino al régimen general que hasta hoy a is ‘aciones entre los hombres y las mujeres asumiendo diferentes formas histéricas (pati i ica, il rap. Patiarcado antiguo, monoteista, liberal, fnalmente neolibe. relaciones con ellos: eorfa ‘épicas del funcionamiento psiquico, 68 Si admitimos que tcoria clinica y discurso del padre son distintos, dos movimientos contradictorios: -por tn lado, la teorfa psicoanalitica se define sustrayendo continua- mente sus constantes a los estereotipos sociales fantasmiticos. Ejemplo: la seduccidn, cn el sentido psicoanalitico “seduecién generalizada’, tardé un siglo en deshacerse de su sujeci6n a los envites de a sociedad (discurso del padre), del ejercicio social de la seducci6n, de la incriminacién encarniza- . da ya sea de los padres o de las madres que impide pensar en la “primacia del Otro”, adulto generador de lo sexuals -por otra parte, al mismo tiempo que el psicoandlisis se apoderé, con sus propios instrumencos, de su experiencia, integré también irreflexi- | vamente a su conceptualizacién una parte notable de las construccio- = nes sociales dominantes concernientes al sexo, al género, al parentesco, a la filiacién, solidarios con el orden patriarcal, como si el todo fuera en. bloque resultante del psicoandlisis. En los conciertos socio-politicos domi- nantes tales como los sistemas patriarcales que se han sucedido histérica- mente -desde el derecho romano o canon hasta las legislaciones sexistas y homofébicas que imperan hoy en forma aplastante en el planeta-, se nota Ja reconduccién de fantasfas vinculadas a la psico-sexualidad conceptua- lizadas por los psicoanalistas, tales como la supuesta superioridad de los hombres ligada a su filo, la inferioridad de las mujeres vinculada a su falta de pene, etc. Pero eso no es razén para que consideremos que el psicoa- nilisis ha producido ciertas construcciones desde su sola entrafia: funcién paterna que subordinaa la madre, rechazo de lo femenino, no han espera- | do al psicoanalisis para exists, sino tinicamente para ser formulados como fantasias y tratados como tales. or otra parte no podemos olvidar que existen desde los origenes de la | humanidad conciertos sociales de la ley que hacen explicitamente obsté- culo a los funcionamientos pulsionales: algunos, como la prohibicién del incesto, se imponen desde el origen de las sociedades humanas, otros, como los derechos humanos, han sido establecidos desde hace algunos siglos 0 incluso mas recientemente por la comunidad nacional inter- nacional. Desde hace siglos, y mis atin desde los afios “60, en Occidente todo el afin de invencién de las legislaciones se esfuerza especialmente | Ij i or contrarrestarsistematicamente la idea, la realidad y el ejercicio una suerte de omnipotencia supuestamente ineludible de un conci desigual fijo de lo masculino y lo femenino. Es extrafio que nos analistas tengamos tendencia a considerar que esas leyes de lo simbélico.. Porque no alcanza con que distingamos en nosotros mismos medio de un singular clivaje, por otra parte-, al ciudadano que acept de buen grado (o no) ls exigencias democriticas (a paidad, por ejemplo) yal psicoanalista que advertiria: “jgué quiere usted, el wSeor Inconscienten 10 lo ve de la misma maneral”, y sigue luego haciendo funcionar tranqui- lamente el conjunto de sus operaciones sobre el modo patriarcal de la falicdad, del rechazo de lo femenino, Todo ello para sacar generalmente en conelusién que el poder seguird de todos mods siendo siempre mascu lino y lo femenino siempre el horror femtinae. Sin embargo, todo el mundo slente que no podemos limitarnos a eso. Evidentemente no podriamas ‘wabajar como analistas echindole la culpa a los i Peto cicrtamente tampoco sin detectar y analizar sus ef ‘nues- - t10s conceptos. Concluyamos este punto: cuando Freud declara en uno de los miér- oles de la Sociedad de Viena en 1908: “Una mujer no puede cercer ab smo tiempo una actividad profesional y eriar nies. [Las mujetes como 1p0] nada ganan con los movimientos feministas modernos”, no formula Es el enunciado de un burgués “discurso del padre” se insin f liticas del pad freudiana de la cul 2 Les premier: prchanalyies. Minates de la socité prychanelytgue de Vienne, (Las Drimeros psicoanalistas, Aca de la sociedad psicoanalitica de Viena) Pars, Gallimard, 1276. Tp. 364. Edicibn en espatol de las Actas: Actas de la Sociedad Pveoaneliten 4 Viena 1906-1908, Nueva Vision, Buenos Aires, 1979, 70 Le imprimo a la teorfa, por la cual desde siempre la misma pasién devoradora que la que tengo por Ven mi imo al pee, dildo a Hes el 29 de dldembre }; busco sin pausa, hasta en las curas, hacer avanzar la teorfa del fuera en perjuicio de esas curas. Pero nunca he logrado hacer iaderamente al padre en la metapsicologia. Nunca eigen junto de is de transferencid". Como yaleshe dicho storia del pari itv aho a Fe i gféndose realmente a Kardines): “Es algo que soé un domingo de lia. “Sin embargo (contin) yo habia esbozado mejor esa teorfa com la intzo- duccién del Superyé, que resulta de mi dilogo con el jurista Kelser”. Fin immagini ble lucidez. No se puede enunciar con Sapo Senta velar poles qc sna as et padre": plantea a la vex ¢l verdadero: objeto que de definir psicoa- nalticamente Dain) Yel obs uc de distingui del “discurso dl padre”) y el obsticulo q rep * en virtud de los elementos de contrattans- representa la “teorfa del padre” : ). ‘Teoria psicoanalitica e historia de los padres, La solidaridad entre la “torfa del padre” freudiana y el “discurso del padre” liberal-victoriano se muestra de manera notable en el trabajo de tuna filésofa politica briténica, Carole Pateman (2010). Ella demuestra luminosamente lo siguiente: los te6ricos del contrato que ee el fundamento del poder politico del derecho parerno arraigado en el 3 Abraham Kardiner, Mon analyse avec Freud, Les Belles Lettres, 2013. Edicién en castellano: Mi andiisis con Freud: reminiseencia, Mossi, 1979. - Génesis 3/16 (“Dios ordend a Adin dominar a su mujer y sus deseos deben someterse a él") definen el contrato politico excluyendo a las mujeres, es decir manteniendo la sumisién, convertida en “natural” y no divina, de las mujeres. Freud reconduce este andlisis: relacién “natural” de las mujeres con Ia familia y la reproduccién, hostilidad de las mujeres hacia la vida _ civil, insuficiencia de sus investimentos intelectuales y sublimatorios, ete, Los (grandes) hombres mantienen la civilizacién imponiendo la ley del derecho sexual masculino. - Carole Pateman- “reprime la histria de los origenes politicos para que la ley del derecho sexual masculino pueda ser ignorada”. Simplemente acusa un cambio del tipo de patriarcado, Partamos ahora de algunas constataciones: las funciones parentales son atribuidas y transmitidas a las mujeres y a los hombres en referen- cia a fundamentos que remiten ya sea a representaciones tradicionales de tipo religioso, ya sea a representaciones que combaten el predominio de las evidencias de desigualdad, fundamentalmente las que conciernen a las relaciones de sexo y las relaciones entre las generaciones (autoridad, violencias legitimadas), La organizacién de las funciones parentales depende en adelante de politicas sociales que transforman a las funciones parentales transmitidas, en el sentido de una modificacién voluntarista de la relacién de fuerza centre los sexos. Se lo lamente o no, en los paises democriticos esa exigencia Politica reemplané a todas ls exigenciastrascendentes. Hoy el depositario. dela funcién de tercero entre padres ¢ hijos es una singular trinidad: 1) el “Padre® del patriarcado tradicional monoteista transmitido por el superyé cculeural; 2) de jurey de facto, cl Estado de los ciudadanos y ciudadanas; 3) el padre de la “funcién paterna”, derivado “psicoanalitico” lejano del Nel desde los aftos ‘50. La critica encarnizada de la parentalidad y de la teoria de género entre los psicoanalistas en Francia (en los Estados Unidos pare- ‘cen integradas al psicoandlisis) resulta de esta competencia en el mercado de la tercerizaciOn y de las normas sexuadas. Ocupémonos del Espiritu Santo de esta neo-trinidad: la “funcién paterna”, Al mismo tiempo que se operaba esta transformacién de las funcio- nes parentales, se ha asistido al desarrollo de concepciones psicoanaliticas de esas funciones que son mixtos hechos de construcciones propiamente icoanalfticas intrincadas con nociones que orquestan las distribuciones sociales patriarcales de los roles parentales. 2 Se trata de describir las condiciones supuestas dl desarrollo psiquico temprano, la eseructuracin del infans. Ahora bien, se constata muy pronto que sa descripeién metap- sicol6gica, especulativa en parte, se efectia ineludiblemente asignandole al paie el papel que le roca en su figura cultural. Esa armonia preestablecida La dave de gran parte de esa teorfasprcoanalcas ex consiuida por lo que he eco como “olin pa fina de cién por el padre que ve en la figura patera la instancia de esolucién del FEdipo, He intentado en otra parte demostrar que la base de esto esté en tuna divisién sexuada hist6rica de los cuidados parentales, que por otra ie prevaleciendo, aunque cada vez sea ms diffe considerala ', teniendo en cuenta la transformacién de las relaciones entre los sexos. S de magi dela *funcin paterna” el hacer aparecer que eso no lucién paterna es una formacién del inconsciente determinante «x las religions; también es central en la teoria freudiana, debido al apego pasional de Freud a la figura parerna, El desarrollo mismo del psicoané- lisis en Francia difunde socialmente Jarga man la funcién paterna en las instituciones de atencién, de gesti6n y de control de la primera infancia, donde se enfrenta a la resistencia de las criticas feministas a las normas de -cién” ilustra por sf sélo. ; Quisiera ahora sefialar que sobre los dos puntos ligados fundamentales que son “funcién paterna” y “rechazo de lo femenino”, ya disponemos de earnest) construcciones psicoanaliticas que, en lugar de hacer operar las fantasias patriarcales en la construccién metapsicoldgica, las toman por objeto de anilisis. Iréal grano, He tomado conocimiento de la presentacién realizada por Christian Delourmel del conjunto de los argumentatios, todos ellos fran- ceses, de la funcién patemna. Me asocio sin reservas a las criticas hechas a 1a teorfa del padre de Lacan, pero simplemente me asombra que todos los trabajos metapsicol6gicos expuestos, lo sean antes de la perspectiva laca- niana cuando son todos ellos posteriores y estan en total continuidad de su problemética, como lo demuestra una de las conclusiones. Mayormen- ', todos los autores de esos modelos “concuerdan en introducir al padre 4 su funciin en el fundamento del priquisino y de su funcionamiento.™ Ahora bien, por mucho que la descripcién de la estructura enmarcante de la madre, el papel asignado a la doble inversién de la pulsién, a una tercerizaci6n, etc., me parecen adelantos, la atribucidn al padre -no crti- ca, supuesta evidente-, del monopolio de un rol inhibidor de la descarga pulsional cada vez mas temprana, asi como de las modalidades de repre- sentacién, no me convence. Admio las proeeas que 5 necesario desple- gar en las presentaciones clinicas para hacer aparecer que la escucha y las intervenciones ilustran el argumentario te6rico que muestra a lo paternal operando el fiat een la materia materna. Esta atribucién al padre de ese poder representa puramente un abuso que hace eco directamente a la figura social transmitida del padre y al discurso del padre, con la subordi- nacién de la funcién materna y de lo femenino, que se ven ast justificadas por el funcionamiento psiquico temprano, Este abuso esti por as decitlo amortiguado en la metapsicologéa presentada, ala que yo llamaria “posla- caniana”, mientras que en Lacan la intromisién del padre patriarcal en la tcorfa es resplandeciente, y expone el rutilante tejido patriarcal con un sece cinico que le ha dado su éxito piblico y social. Recuerden a la madre cocodrilo con bastén parerno en la boca en el Seminario IV de Tintin- Lacan en el Congo. Yo pediria: por favor, un esfuerzo mas para rompet on el embrujo de esa “funcién” que no procede del psicoandlisis. 4 Delourmel, C., “De la fonction du pére au principe paternel” (De la funcién del padre al principio paternal) in “Le patcrnel”, Bulletin de la Socictépsychanahytique de Paris oct-nov. 2012, p. 78 a ‘Conclusiones a, Reivindico la responsabilidad de las consecuencias que saco de dos articulos de Jean-Luc Donnet, quien tuvo la primicia de mi intervenci6n ‘me hizo algunas observaciones criticas que le agradezco mucho. El problema de la tcorfa de la funcién llamada paterna fue muy bien detectado por JL. Donnet en “la impersonalzacién del supery6” (Donnes, 2009, p. 141-157). eee ponuna amazes. ls Lunciia. paneno-en-e- ee Geman Pe Bip Saco aqui las consecuencias de otra tesis de J.-L. Donnet que, en un texto reciente, abre una nueva perspectiva sobre el rechazo de lo feme- hino® (Donnet, 2010). Partiendo del texto de Freud Anéliss erminable ¢ interminable, se toma de la famosa “roca de lo biolégico”. En lugar de sumirse en una racionalizacién “filogenética” del recurso a lo bioldgico, se ici srniente a la 5 Punto que ha dado lugar a la formulacién explicita de Lacan concer invencién del psicoandliss por parte de un hijo del patriacado judio. 6 JLDonnet, “Freud etle refus dela féminié entre ‘roc biologique’ et contre-transfere’ (CFreud y drechazo dela femineidad enue ‘roca bioligies y contra-transerencia") en Revue Francaise de puchankye, 2010-5. interesa por los afectos, vinculados en Freud a la resistencia que encuen- tran sus esfuerzos por modificar la relacién de los sujetos de ambos sexos con la femineidad, relacién que Freud identifica como “rechazo de lo femenino”. JL. Donnet ve en la “apelaci6n’” a lo bioldgico la invocacién de una ayuda trascendente a la que interpreta como una resistencia de ‘contra-transferencia. Abre lugar de paso a la idea de que las identidades secuadas sein m de la biologla por la historia socio- cultural: sonrmarién: del echo. de que a cuestién psi tic de una it o sexual y de sus relaciones. J-L. Donner busca a respuesta ala dificultad clinica del “rechazo de lo femenino” en el terreno de la claboracién de una estrategia psicoanalitica. No tengo tiempo para exponer sus operaciones en detalle: es la idea de una regresién contra-transferencial que da acceso a una ferninizacién subjeti- va. En lugar de naturalizar una dificultad del psicoanilisisy las identidades sexuadas mismas, describe el rechazo de la femnineidad como una configu- racién clinica, como el sintoma de una ferninizacién primaria que hubiera quedado como enclave imagoico no subjetivable. Este anticipo nos deja frente a cantidad de preguntas acerca de los vinculos que ese sintoma, delimitado asf psicoanaliticamente, mantiene con las culturas en el espacio y el tiempo. Si el rechazo de lo femenino es una teorfa freudiana del varén patriarcal y (me ha hecho notar J-L. Donnet) de la nena patriarcal, yes recuperada en el psicoandlisis como un aspecto de una configuracién muy particular de la relacién con lo mater- no, se convierte en una teorfa particular, deja de ser la encarnacién de lo universal. Es un sintoma: devuelto ala fantasfa, se hace mucho més dificil = vale de dl para fund de lo femenino. spies prev lo ERuayaberis Wie brace 1940 Ga psicoandlisis patriarcal y las transformaciones sociales; o bien el patriar cado no es el horizonte definitivo de la historia y ser necesario revisar la contingencia de nuestras construcciones psicoanaliticas del tercero, tanto més cuanto otros conceptos del Otro y del Nebenmensch han sido desa llados a partir de las funciones maternas. Bibliografia Delourmel C.: “De a focntion du pére au principe paternel”, Bulletin de la SPP, octobre 2012 Donnet J.-L. (2009): LAumour et la honte, Paris, Puf. Donnet J.-L. (2010): “Freud et le refus de la féminité: entre “roc du biologique” ct contre-transfert”, Revwe francaise de psychanalyse, 5, p. 1495- 1503. Pateman C. (2010): “Le contrat sexuel” (1988), Paris, “La découver- te”, 2010. Les premiers psychanalystes. Minutes de la société psychanalytique de Vienne, Paris, Gallimard, 1976, TL 2-CUESTIONES SOBRE LA FUNCION PATERNA? Se trata de interrogar frontalmente la relacién entre una nocién psicoanalitica que ha ocupado para algunos psicoanalistas un lugar arquitecténico, y su relacién con la historia. Antes del psicoandlisis, y ‘completamente al margen del mismo, la figura paterna ocupaba un lugar mayor. ‘Cuiles eran los ejes de esta funcién, que se encuentran reflejados en dl psicoandlisis? Por otro lado, qué relacién existe entre el Padre utilizado por los psicoanalistas y la figura social del padre, objeto de numerosos trabajos histéricos? Estas son las cuestiones estructurales de mi trabajo anterior. Lo que introduce, implicitamente, una nueva perspectiva en el psicoandlisis. Hasta aqui, en efecto, nos hemos dedicado a “aplicar” el psicoaniliss a la historia, a objetos o situaciones histéricas cualesquicra, lo que por defini- cidn separa al psicoandlisis de la historicidad. Es decir, que definimos al psicoanilisis en sf mismo como algo que esté por fuera de la historicidad. Los objetos desconocidos de la experiencia y del pensamiento psicoana- Iiticos, los ovais que son las pulsiones, las fantasfas, la envidia de pene, tc. aparecen como ahistéricos, habiendo existido siempre, por lo tanto, sin historia y fuera de ella, como particulas que prescinden de nosotros. Presentamos de buena gana asi las cosas cuando invitamos a un psicoa- nalista a un debate sobre cuestiones sociales: el psicoanalista dice: verin ustedes, renemas dos objetos que no estén en la sociedad sino en el famoso inconsciente con el que tratamos. Mi postura consiste, por el contrario, en cambiar totalmente de pers- Pectiva y considerar que todo el aparejo meta-psicolégico que define nues- tras particulas es intrinsecamente histérico, que ha sido fabricado a partir 1 Conferencia dictada el 9 de noviembre de 2015 en la Asociacién Argentina de Pricologiay Prcorerapia de Grupos (AAPPG), Buenos Aires 79, de nociones que tienen un sentido histérico, y que se basan en configura Reflexionen: el simple hecho de que haya controversias sobre lo mascu- lino-femenino, padre-madre, mujer-hombre, que son hoy temas polémi- 0s, traiciona magnificamente, en el mismo momento en que queremos plantear una analogia con elementos eternos, el hecho de que nuestro punto de vista en s{ mismo cs histérico. Es precisamente en los afios 80 cuando todo lo que implica la procrea- cidn se modifica con las nuevas précticas, que producen otras versiones del pretendido objeto universal psicoanalitico. Esta es una nueva perspectiva que intento promover en mi libro Fin del Dogma Paterno’, pata una categoria que trato de introducir, por ast decirlo, en la metapsicologia, donde nunca antes ha tenido el derecho de ser citada. El vinico amago que Freud ha hecho es la especulaci6n prehis- {rica expuesta en Nuevos puntos de viea sobre las neurosis transferenciales donde perdié su oportunidad, fabricando una prehistoria psiquica imagi- naria. en efecto, las construcciones psicoanaliticas son estructuralmente histéricas y estén dererminadas por una historia cultural, lo que el tema parental ilustra de sobra, esta historia esti hegemonizada de modo incon- testable por la dominacién masculina: ningin antropélogo o historiador ha dicho lo contratio, @Cémo ¢s que esta dominacién masculina universal aunque histérica A rrstucehoyencl Psicoanlisis? Respuesta: en las teorfas sobre lo mascu- ino y lo femenino, cvidentemente, implicitas en Freud hasta los afios 20 (cf. la declaracién realizada en 1908) y claramente explictas después de cesta fecha, En este punto hay que tener mucho cuidado. En efecto, podemos ser vicrimas de un truco de prestidigitacién. Hagan darse cuenta a sus colegas de esta colusién entre el pensamiento burgués liberal de comienzos del Siglo XX y la “posicién de psicoanalista: es en las reuniones de la Socie- dad de Psicoandlisis de Viena donde estos propésitos fueron expresados Por el fundador del psicoanalisis. En consecuencia, esto implica al psicoa- nilisis y al psicoanalista, ya sea que resulte agradable © no para nuestro 2 Tors, Michel, Fin del dogma paterne op. cit 80 aquerido Sigmund. Este es entonces, un punto destacado para que los mis obtusos psicoanalistas admitan que, si, estan enraizados en el pensamiento ; Ey eatmeeiiensaianadimaias Les dirén a ustedes: de acuerdo, es verdad que es el pensamiento burgués liberal quien habla y que el psicoanalista es un ventrilocuo que lo repive en lugar de quedarse en su rol de psicoanalista. Sin embargo, no puede decirse que las teorias producidas a continuacién sobre la primacta del falo, el desarrollo de la fase filica en los dos sexos, la envidia de pene, etc. no sean construcciones. exteriores a la dominacién masculina, ya que son productos puramente psicoanaliticos. Es un hecho, es as ; Pues bien, no, no son “puramente psicoanaliticas”. La escucha de la “Radio La Cura’, que se supone deberia captar el inconsciente en directo, deja entrever un inconsciente que se parece curiosa y furiosamente al estado perceptible delas cosas que escuchamos “a oreja descubierta’. Primacfa del filo? Es lo que dice el chico sobre la fase filica, es lo que tepiten los machis- tas en todas sus formas, es decir, los varones, y ¢s con eso mismo con lo que _ suefian las neurosis, de lo que los perversos viven, en fin, es lo que imaginan desde hace lustros las leyendas de héroes difundidas por los blockbusters. funcionamiento tipico a= cexclusivo) del chico en la fase félica, que reproduce la organiza- cién social, en una norma psiquica inexorable para los dos sexos. jEs como si decretdiramos que | pia fantaseada por los jihadistas del velo isldmico y de la burka, corresponde a una necesidad psiquica fundamental para mujeres y hombres! Prestemos ahora atencién a lo siguiente, Acabamos de ver que la xpresin “primacta” sefala asf el punto en el que se evidencia la influen- cia social sobre la construccién psicoanalitica. Pero en sentido inverso, el Psicoandliss, que leva esta construccién hasta una teorfa sexual adulta derivada de una tcorfa infantil, va a producir en retorno consecuencias en ta cultura: ta va.a re-produciry reforzar los estereotipos sociales de sexo, afiadiendo la autoridad (masculina) que le da su supuesta confrontacién con el inconsciente. | __Esel espectdculo al que vamos a asistir a partir de un determinado "momento dela historia: an naturalmente... los psicoanalistas més sordos respecto de la indole social del inconsciente, van a darse a la defensa posicionamicntos normativos iniciados en reaccién ante transformacio1 politicas y sociales. No hay que sorprenderse de que se acerquen asi discurso de los curas, de los mullahs, que son los administradores atent y Violentos de la dominacién masculina y que, manifiestamente, es amenazados de muerte por la transformacién contagiosa de los hibitos costumbres en Occidente. Ahora tenemos ya los medios para responder a algunas de las pregu tas que me han sido formuladas, desde una nueva base. Si la consecuen- cia de estos procesos es una generalidad fenoménica transformada cn universalidad merafisica de la desigualdad, de la dominacién masculina y de la posicién paterna dominante, ;qué es lo que se repite obstin mente y en qué nos empefiamos? La fantasfa masculina de superiori falica que intentan hacer compartir a los dos sexos y transmitir a los hijos, j La tinica universalidad es la dominacién empirica de dicha fantasia, q 4 | revela una cuestin: pero por qué, para remediar a qué dai nos han creide que era bueno erigirse en dominantes. Antes de entrar en esta cuestién fundamental, hay dos cosas importantes, muy sencillas, que subrayar: 1. A partir del momento en que se plantea la pregunta acerca d sO ee estes ares eameeaee eeebcteecsill -tido, gracias a la pregunta, en un objeto de estudio, destinatario de una | critica, algo que combatir, 2. Peto todavia hay mas y mejor: la experiencia histérica vigente desde hhace siglos en Occidente, su existencia, su desarrollo, pone en duda preci mente todos los aspectos del edificio de las dominaciones (masculina, ligiosa, econémica, etc.). Es en s{ misma la prueba irrefutable de la contingencia de dichos érdenes. Cabe afadir que el psicoandlisis ha sido lc entrada vivido intuitivamente como uno de los aspectos de esta revolu- i6n cultural, yatacado como tal. La experiencia histérica dice, entonees: los discursos y pricticas que tocan a la organizacién social, a las relaciones entre los sexos, a la fami- lia, ala procreacién.... pueden ser cambiados por via legal y democritica, fas relaciones sociales son el lugar de una invencién. Nada esté escrito, ‘0 mejor dicho, lo que esté escrito puede re-escribirse. Y esto ha tenido | Jugar ya con respecto a numerosos aspectos de importancia capital en una minorla de paises, pero, sin embargo, continia siendo imposible en la mayor parte de los paises, en nombre de la impiedad. Podemos, asi, cambiar y dejar de repetir siempre lo mismo. Y esto ‘ya ha tenido lugar, no es un suefio. No esté precisamente en cel corazn_ de nuestra experiencia como analistas? Fl psicoandlisis es el invento en el Siglo XX de una nueva prictica de transformacién del yo, diferente de las religiones y de las filosofias. No dejamos de tener esta experiencia: el cambio es una lucha. En otras palabras, este ¢s el sentido que yo doy al punto de vista “dindmico” de Freud. Cnet El psicoandlisis ¢s una dinémica. Pero deberiamos ser los tltimos en sorprendernos de la transformacién de las condiciones que he descrito antes: la dominacién masculina y la funcién parental son dificiles de cambiar. Nuestro trabajo dura con frecuencia vatios afios: “no basta con ser psicoanalista, hay que seguir siéndolo” Estamos bien situados para invi- tara nuestros contemporneos a ser pacientes, a continuar como nosotros inventando (es la tinica urgencia). Pero los politicos, los abogados, los sabios, estin lentos en este momento. ‘No hay que perder de vista lo esencial: el cambio, la realidad de lo que ha cambiado ya profundamente, y la posibilidad de cambios futuros. Enel interior mismo del psicoanilisis, numerosas modificaciones han sido realizadas a medida en que las mujeres han ido entrando en él, y esto cocurrié en oleadas sucesivas, Algunas se expresaron mientras atin vivia Freud (Lou Andreas Salomé, Sabina Spiclrein, Melanie Klein). Otras se apoyaron en el culturalismo de post-guerra, en el feminismo de los aftos 50-60, Su posicionamiento ha dado lugar a un contrataque masculino- paterno més bien violento, sin llegar a frenar este movimiento. Las cuestiones de género son el punto donde se libran batallas decisi- vas, en las que lo que esté en juego es explicito. No ¢s sorprendente que la confrontacién sea tan feroz. en el psicoandlisis, como también lo es en las organizaciones religiosas diversas que se reparten la solucién dominante masculina desde siempre, con sus consecuencias conocidas para todos: tuna carniceria. Pero la solucién masculina ya no funciona. No voy a desa- rrollar més este punto capital. Digamos ripidamente que el ntideo de esta solucién es, sin duda una organizacién social fantaseada, dirigida a controlar al mismo tiempo la sexualidad de las mujeres y su rol en la reproduecién. Sin embargo, los mecanismos de control estén ya muy destruidos y son opuestos a las disposiciones legales tomadas (solo en algunos paises, ¢s cierto). Disposie ciones tomadas una a una para transformas la situaci6n: acerca del aborto, de los métodos anti-conceptivos, del divorcio, la invencién de situaciones procreativas nuevas, el desarrollo de otra percepcién sobre la homosextia- lidad, la igualdad en todas sus formas, la lucha contra la discriminacién er las empresas, el castigo de las violencias sexuales: en todos estos casos, las ‘mujeres participan encabezando la lucha por su liberacién. ‘No tengo la inocencia o la estupidez de pensar que hayamos vencido una fuerza tan poderosa, No estamos més que en el comienzo. Es, sin’ embargo, con este horizonte como quiero responder alas demés preguntas. formuladas. 4 d Por supuesto que estin relacionadas con el “dogma patemo” de las mas dominantes que afectan a los psicoanalistas Las contradicciones de los dispositivos sociales igualdad, se encuentra ante un problema doble: representaciones acerca de las madres que funcionan como dogmas: reduc= cién de la mujera ser madte, reivindicaciones por parte de las mujeres de | laprimacia de los cuidados més precoces. Pero hay que examinar mds de cerca estas cuestiones. Voy a dedicar un ‘tiempo a algunos aspectos fundamentales en esta reorganizacién formida- ble de los sexos y los géneros que ha comenzado, que ha ilustrado ciertas contradicciones que vamos a encontrar a lo largo del camino y que, a | veces, vamos a analizar, pero que en buena medida implica alos psicoana- listas sobre un terreno exterior, donc ‘otras personas. En nuestras sociedades, la regulacién de estas funciones depende de : dispositivos juridicos (que cambian) y de la elaboracién psiquica permi- I] ~ tida a los sujetos gracias a los espacios sociales y a las personas que taba jan en ellos (trabajadores sociales, psicélogos, psicoterapeutas, psiquiatras, i Psicoanalistas segdn sus competencias). El rol de los psicoanalistas . 94 jntegrado como una referencia de las précticas sociales, pero depende también de la evolucién particular de su conceptualizacién de las funcio- nes parentales. Parece ldgico empezar por un “inventario” de los proble- Estos dispositivos inmovilizan a las instituciones destinadas al cuidado de la infancia de muy diversas formas. ;Qué sefalan los trabajos dedica- dos a estudiar estas practicas? En primer lugar, la liberacién de los modos de vida, segin la perspectiva de aquellos preocupados por la libertad y la vs ‘masivo (sobre estas situaciones) de las diferencias de case y origen social: las separaciones matrimoniales adoptan una configura- én diferente segiin la pertenencia social, segiin que los sujetos pertenez~ alas clases superiores de la sociedad o a las clases desfavorecidas. ate a nant eles oocyte todo Jas mujeres, que muestran las contradicciones entre la accién publica y_ el hecho de compartir algunas representaciones del ptiblico con el que tienen que tratar. Esto ocurre con los estereotipos sobre las funciones de las madres y el rol del padre, (lo que significa ser una buena madre o una mala madre). Muchos estudios muestran que lo que suelen encontrar en las madres, lo que denominan “el flo”, lo encuentran a la vez en ellas mismas, ya que se reprochan no estar a la altura de esta funcién maternal, puesto que trabajan y tienen que dejar a sus propios hijos al cuidado de Sin embargo, en el origen de estas paradojas encontramos la politica de género fundada sobre el tratamiento desigual de los roles femeninos y ST areca ae Jos cuidados y ala i6n, la custodia principal de rimer lugar, la inversin afec- también una reivindicacién dela dencia fem ‘poco ocupados con los hijos, reivin: mujeres. Las historias privadas estan enraizadas en un sistema simbélico de Bees | dificil de superar. El efecto negativo de este posicionamiento le ake bape graces Lane made eke lnsiines dl cond G oanbies Glamis MOM Wilpere describié finamente los efectos desastrosos de su posicién de facta dominante socialmente, que los ha descargado (por la divisién social del trabajo) de las tareas domésticas y de la educaci6n basica de los nifios?. Ellos sacan beneficios inmemoriales dejando el ejercicio dela parentalidad librado a las madres, por lo cual su acceso al trabajo es més ficil (aunque todo es relativo, dadas las cifras de desempleo). En fin, han tardado en econ va, Sop ce aeolian a reducira su minima expresin el acceso a sus orden gene! ‘ A eae ee a En estas condiciones, las nuevas leyes liberales hacen pagar a los padres: la responsabilidad de sus insuficiencias legales, ya que, laudando de modo imperturbable a favor de la custodia principal de las madres, bloquean el cambio de la constitucién de un ejercicio real de la paternidad por parte de los hombres, y reconducen a la pareja hacia la relacién entre un padre virtual, llamado simbélico, y una madre doméstica aunque ya no esté domesticada. “No hay nécesidad de ocuparse de los hijos para ser padre, su aura simbélica es suficiente”. Se trata, entonces, no tanto (como defiende el discurso tradicional) de acabar con el padre simbélico, sino de llevar lo simbéico del lado de Jos padres, acabando n aquello en lo que se arraigaba: la dominacién masculina. Lo que esti en juego es salir de la tragedia que representan actualmente sobre la escena piiblica los padres mal separados. Estos, pot ahora, campean, cada uno en nombre de la ley, sobre los beneficios dudo- S05 que encuentran en su alienacién. 3 “Lobjet maternel dans le champ des institutions de la petite enfance: une lute de représentations autour dela place de la mére”, tess de 2009. Para las madres, el refugio en el nifio genera efectos téxicos de fusi6n _ y bloqueo de su evolucién. Para los padees, el sistema produce la ausencia - de relacibn con el nifo, falsamente compensado por su “pscudo-control - simbélico” y reproduce la dominacién masculina. Hay dos formas de - reconducir esta dominacién. A la vez que se maneja la libertad de la sepa - racién, podemos imaginar un sistema en el que los padres separados sigan siendo padres y constituyan un soporte de la encarnacién provisoria y parcial de la ley. Situacién del psicoanalisis en el espacio social Me refiero aqui a las problematicas “psis” histéricas que he desarrolla- do en milibro Fin deldogma parerno’, Querrla subrayar esta dimensi6n de Jo hist6rico dado que se corresponde con una manera concreta de abordar el modo en que las dimensiones psiquicas estin enraizadas en las proble- miticas sociales. ‘Me voy a contentar en este punto con subrayar dos aspectos: 1. La colusién entre el planteamiento psicoanalitico y la psiguiatrica-

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