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Capitulo IL El Estilo Romanico ‘Desde 1000 hasta 1200, aproximadamente | No habjan transcurrido atin treinta afios desde la muerte de Carlomagno, cuando el Imperio se dividié. A partir de entonces Francia y Alemania tomaron caminos distintos. Luchas intestinas de conde contra conde y duque contra duque, hicieron estremecer a ambos paises. Desde el exte- rior, los vikingos, conocidos por el nombre de “normandos” en Francia y “daneses” en Inglaterra, asolaron el noroeste, mientras que los hin- garos amenazaban al este y los mahometanos al sur. Ningin adelanto fue posible en arte o arquitectura, Lo que conocemos de esta & casi tan primitivo como las construcciones merovingias, aunque | se siguieron empleando ciertas formas, adoptadas bajo sus inmediatos sucesores. Pero el espiritu con que las man tosco y rudo. En los siglos anteriores a Carlomagno la influe antigua arquitectura romana nunca habia dejado de hacerse senti parado con lo anterior, el periodo comprendido entre los afios 950 parece todavia mas barbaro. alte todo, fue precisamente durante. ‘A pesar de tos t ios cuando se echaron los cimientos de_ ° s em 25, Tours: San Martin. Los muros Ienos después de 997. Consagrada en 1014 y nu indican tal como fue reconstrufda poco evamente en 1020, La razén funcional determinante fue el aumento progresivo del culto a J é os santos y la creciente costumbre- de. i ods ln ser el braban misa diariamente, Por consiguiente fue aumentar numero de altares, y para acomodarlos la solucién evidente era cons- truir mds capillas en la cabecera, la parte reservada al clero. Cabe” imaginar con qué falta de habilidad las hubieran agregado los arqui- tectos anglosajones y ramirenses. El arquitecto de esta nueva época las agrupa dentro de una coherente y unificada organizacion, ya mediante el desarrollo de un deambulatorio alrededor del abside con capillas radiales, ya mediante la prolongacién de las naves laterales més alla del crucero, terminandolas en absides secundarios paralelos o casi paralelos a la capilla mayor, y colocando uno, dos y hasta tres absides mas a lo largo del muro de cabecera de ambos brazos. Casi exactamente al mismo tiempo en que los franceses comenzaban a elaborar estas nuevas distribuciones, aparecié en Sajonia, provincia cen- tral del imperio de Otén, justamente al norte de las montafias de a otro “sistema de medidas”, todavia mds comprensivo, para articular conjunto de una iglesia, al que se adhirieron los arquitectos centro- europeos en los dos siglos inmediatos. San Miguel de Hildesheim (figu- ras 27, 29 y 32) se imicié justamente después del afio 1000. Tenia —pues desgraciadamente esta ahora completamente destruido— dos c ceros, dos presbiterios y dos absides; es el légico desarrollo de | ideas levadas a la practiea por primera vez, aunque en forma , en Centula 4, De esta manera se sustituyé la moné cién de las iglesias cristiano-primitivas por una o bien lograba su efecto de manera menos ca sante desde el punto de vista ° sivo hacia adelante con relacién a Centula tramos cuadrados (no sousene u \ Bak son naves laterales separadas de la central p v proyectados como tales) ee po enialg una arcada de soportes dis tintos, de tal modo que cuadrados, con co intercaladas. ra acentuar los angulos de | on columess ntercaladl Se on todor tambisn de form uadrad: ios posteriores dichos brazos son todos tambié = undead, mientras que las naves laterales co e de ambitos Giadtados, En Ia cabecera de Hildesheim se intercald un presbiterio cuadrado entre el erucero y el absidle. Exist nas, capillas en los bbrazos dispuestas en sentido parulelo a los absides principales. El resul- tado es una planta complicada, pero al mismo tiempo integramente tiva y triunfante. mente por m uyen n, aden ordenada por la fuerza de una razén a Se ignora quién pudo concebir este “sistema de medidas”, pero si se sabe, gracias a la noticia transmitida por su bidgrafo (y no hay por qué dudarlo), que San Bernuerdo, el obispo a quien se debe Ja construccién de San Miguel, fue “eminentisimo en letras, experto en pintura, maestro en la ciencia y arte de fundir el bronce, y en toda clase de obras de arquitectura”. Asimismo, sabemos de Aethelwold, el gran obispo inglés, Por ejemplo, que fue un theoreticus architectus, muy diestro en la cons- ttuecién y restauracién de monasterios; de Benno, obispo de Osnabruck en el siglo x1, que fue “destacado arquitecto y habil proyectista (dispo- stor) de obra de canteria”. También poseemos el proyecto de San Gal, al que ya se ha hecho referencia, que data aproximadamente del aio 0, y que claramente fue concebido por el que lo habia enviado, e3 _ por un abad o un obispo. Estas y otras suchas referencias con- raneas de esta indole justifican la opinién de que mientras, co Ja ejecucién de la obra se debié siempre a maestros n ; fueron clérigos los autores. Burlington el 4 bon he. Slqe Dueiie x1. En aquel tiempo hacia ya cien afios que los n este de Francia, y de aventureros vikingos se ‘iores de un gran terzitorio, hombres. decidides y con afanes de progreso. Adoptaron de los los adelantos en que vieron posibilidades, tales como el mas flexible que el suyo, el feudalismo y la reforma infundieron la energia de su espiritu de raza, En conquistaron Sicilia y parte del sur de Italia, y alli crea cién sumamente interesante, mezela de lo mas avi nistracién normanda y del pensamiento y costumbres Mientras tanto también habian conquistado a Inglat su propia manera de vida, mucho més avanzada, de los invasores del norte que les habian precedido, El est ténico normando fue el més consistente de las ve en Oceidente e influyé poderocamente en Fi En Inglaterra logré algo més: crear la arq No se puede hablar del estilo romanico y abadias normandas de Inglaterra, Los hist negado por regla general a reconocer este iniciado en Jumidges hacia 1040 y ¢ plenitud en las catedrales inglesas d mencionar sélo unos cuantos ej ae: El nuevo principio consistia en medio de altos fustes todos SL abovedar Ja anchura de una nave central se habia perdido casi por i erin senictralforma” do articulasion qualape Tg sensacion de firmera y estabilidad, No impresiona al momento con la sensacién de ; existe vacilaciGn alguna, como tampoco la hubo en Ia manera en que Guillermo el Conquistador realiz6 su politica de sojuzger y normanizar a los ingleses. Las formas individuales que emplearon los arquitectos fen sus primeras construcciones son redas, robustas y de una solidez abrumadora, tanto en lo civil como en lo religioso. Pues la misma simplicidad compacta y el mismo desprecio por el adorno, que carac- terizan las iglesias de los Normandos, se encuentran en el otro tipo de edificio que trajeron consigo de Francia: la fortaleza. La primera for- taleza que se puede fechar es la de Langeais, sobre el rio Loira (Fran- cia), construida en el afio 992. Las mayores son inglesas: la Torre Blanca de Londres (3936 metros) y la de Colchester en Essex (50 X 37 metros). Ambas pertenecen al iiltimo tercio del siglo x1, La desnuder de sus fortificaciones se explica, naturalmente, por razones de defensa, pero al mismo tiempo obedece a otras de expresién artistica, ‘es decir, estética. Esto se hace patente si las comparamos con una obra ‘como los brazos del crucero de la catedral de Winchester, construidos aproximadamente entre 1080 y 1090 (lam. 17). Lo que mas impresiona aqui es la solidez del muro, a pesar de las arcadas de la planta inferior, la galeria de la intermedia y el pasadizo que corre ante las ventanas del claristorie. Por todas partes sentimos la fuerza de presencia del uro; los altos fustes estin empotrados en él, y éstos a su vez tienen la enormes troncos de drboles, Las columnas de la galeria son $, mientras que sus capiteles tienen forma de toscos blo- ‘ms rudimentaria de lograr Ja transicién de un ele- otro cuadrado. Si, por acaso, se abandona es para sustituirlo por una variante deco (martirizado en 1170). Se presentan ante y hueso: tal un Guillermo el Conqui ’ meno de la naturaleza, irresistible y avasallador. se convirtié en Pleno Roménico. En } 1093, constituye el monumento decisit (Naranco, por ejemplo); y ain més pequefias naves centrales con bé- veda de cafién flanqueada de naves laterales**. Ahora se resolvié el problema de cémo abovedar la mayor anchura de una gran iglesia, y como suele suceder cuando una innovacién encarna por completo la ex- presién del espiritu de una época, se cons a solucién indepen- dientemente y casi al mismo tiempo por diversos maestros en diversos centros de actividad constructora. Borgoiia permanecié fiel al empleo de sélidas bovedas de cafién. En Francia los ejemplos més antiguos que se pueden fechar con seguridad parecen ser de principios del siglo x1 (planta superior de la antecapilla de Tournus, y Inego Conqués, que data aproximadamente del afio 1060). Las bovedas de Cluny, cuando alre- dedor del afio 1100 se reconstruyé este monasterio, el més importante de Europa, tenfan una anchura de doce metros y una altura de treinta, | En Speier, la catedral imperial sobre el Rin, se construyeron sus pri- meras bévedas de arista entre 1080 y 1090, todavia mds anchas (catorce metros) y més altas (treinta y cinco metros). Ademas, las bévedas de Speier parecen ser las primeras grandes bévedas de arista de la Europa medieval. Luego vino Durham. Todavia se discute mucho sobre las fechas de las primeras bévedas (sefialadamente en torno de San Ambrosio de Mildn, cuyas bévedas de cruceria algunos consideran entre las pri meras que se levantaron, mientras que otros las sittian entre el segundo l tercer cuarto del siglo xm). Pero lo que si queda fuera de toda el poderoso impulso que se manifiesta en la segunda mitad del colocarian sus florones, cada uno de estos tramos) nities altar sin interrupeién, como en las iglesias eristiano-p pasando de un émbito espacial a otro en un nuevo acompas y la introd todo el zigzag. Pero no obstante este apresu circulares de las arcadas nunca pierden su f impresién de masa se acenttia mediante una decora puesta de rombos, zigzags y estrias, exquisitamente perficies. Es de notar, sin embargo, que esta pr por una ornamentacién exclusivamente abstracta ¢ arquitectura de Inglaterra y Normandia, y no de nica en general, Alemania, es verdad, ered a de capitel ain més severamente abstract que, también conocido, aun cuando equivo Pero en Francia, Espafia e Italia hay mu con decoracién foliada, y también di [ye bsbeda, s ‘ ~ Co 80, Nevers; San Esteban. Capitel corintio decadente; fines del siglo x1, montan al siglo x, alcanzéndose notorios logros a mediados de la centuria posterior (San Pedro de Nave, Jaca, San Isidoro, Leén, St. it-sur-Loire). El ejemplo mejor conocido en Inglaterra se halla, ignificativamente, en la cripta de la catedral de Canterbury, con- signific ste por el cual hacia 600 ya se habia abierto paso un estilo una decoracién vegetal, algunos de ellos incluso con Ja naturaleza no ejercia sobre ellos una influen- los libros de modelos que se y fuerza disciplinaria, regia tan indiscutido en la como la auto humano que Winchester, y los capiteles del siglo xr s que los de bloque del siglo x1, de la misma rmones de Si los de los tedlogos que le precedieron, El exterior de la catedral de Durham constituye u més impresionantes de Inglaterra. Se alza, junto en la cima de una empinada colina cubierta de con su imponente torre sobre el crucero y las otras fachada, que no son roménicas, pues las torres laterales siglo xm y la del crucero (antiguamente aguja) del siglo xv. Pero desde un principio s donde se construyeron, terminaban en agujas nicas diferian de las primi exterior como en el interior. Mientras exterior carecia de importancia, pues éstas se levantaban exentas del conjunto carolingias, y luego la mayoria de las | pproyectaron con el Bropésiio de hacer cu mera as in remonta a la catedrel deren mmediatamente fue adoptada esta de las provincias de Francia: Norman: 3 abadias de Guillermo el en nm Esteban, de aproximadamente 1062 y oe ROVENZA TAGS pp L sea inexacto hablar de Francia como unidad, El pa‘s estaba todavia dividido haba entre si Las iglesias mas importantes de Borgofia, Provenza, Aquitania (o més rales, todo el suroeste), Auvernia y Pe tradicionales, fueron atravesadas por un norte y del oeste de Francia, que se noroeste de Espaii Las peregrinaciones constituian uno nicacién cultural en la Edad Medie arquitectura religiosa son muy S Sowa oedesde Chartres y ea por 83, Santiago de Compostela: planta de la catedral roménica; comenzada en 1075, bign gran parte de los brazos del crucero. En 1128 estaba totalmente concluido, Era de incomparable esplendor, con no menos de nueve torres —ninguna cuales se conserva— ofreciendo un noble fin al camino de pere- Era tan grande su fama que, cuando en 1122 un i ‘iglesia de San Martin de T semicirculares, como es costumbre en las demés iglesias de este tipo. pilla central, por ejemplo, tiene forma de rectangulo; termina en abside en cuyos muros se han rehundido como otros dos pequetios des de planta de herradura. En cuanto a las otras cuatro capilli girola, las contiguas a la central son de forma semicircular restantes hexagonales. Pero lo que nos hace recordar que S a pesar de su planta francesa, se halla emplazada en suelo sus varios elementos exéticos: arcos de herradura, a veces dos, repi rm Cluny. Esta altima, tal como fue reconstruida a fines principios del xi, poseia dos cruceros *8, cada cual con 1 gonal en el centro **. El mas importante aa éstos, 0 a los pies, tenia ademés otra torre octogonal en a y dos dbsides orientados en la misma direccién ¢ Vézela} tel. Renovado interés por la Antigiiedad; hacia 1120, = ioe feel Temane lg eética; hacia 1190, Ait. gLa espléndida iglesia de la Magdalena en Véelay, de la misma fecha, incluso carece de triforio; of una arcada y un amplio claristorio. Aqui las bévedas a me al modelo de Speier. Se creia que la iglesia -de la Magdalena, Io que la convirtié en populari Se levanta sobre la cima de un monte ciudad. La entrada principal se ef de cafién de arco apuntado en las naves princi laterales 0, cuando las tienen, muy angostas y eubi cafién io caiién, Carecen de galerias, pero m fle claristorio. Los detalles decorativos evideneian, qui Borgofia, la conciencia de un renacimiento clasi sorprendente en una provincia tan rica en vestigios En Normandia, hasta fines del siglo x1, 0 sea en Ia povedas de cruceria de Durham, se cubren los techumbres de madera. En Jumiéges y San se encuentran galerias espaciosas y ampli nera que en la catedral de Speier, de mediados maestras apoyan sobre fustes parecidos a m desde el suelo hasta el techo. La béveda més antigua parece ser la presbiterio de la iglesia de la Trinidad siglo x1. Poco después se incorpord de cruceria; pero cuando se reem madera de la Trinidad y San litaban automaticamente), san 36. Périgueux: San Fronte; mediados del siglo x1. tales de igual altura que la central— cor tramos cubiertos con ciipulas. Se o con abside 0 sin Abside, con nnstituidos por una sucesién de frecen, ya con crucero 0 sin él, capillas o sin elles, pero nunca con deam- bulatorio. La grave majestuosidad de sus ciipulas no tiene rival, La tendencia centralizadora, que resulta siempre que se emplean cipulas, San Fronte de Périgueux (lim, 28 y fig. 36). Aqui, on el Tae que italianos del Renacimiento. Si un hilo conductor pareciera vincular en este caso el R Renacimiento, hay sin embargo conexiones més nico y el Gdtico. Ellas son el uso del arco Durham (lam. 19), el uso del arbotante oculto b naves laterales, pero de todos modos cumpliendo ~ de la béveda (San Saturnino de Tolosa, nave de Durham), y por supuesto el uso Existe atin otra conexién mas un desarrollo del siglo x11. Durante Espaiia se encontraba en la var ria, no sdlo en lo que se refiere al el dominio de Ia escultura de ba mingo de Silos es el ej tanciales, flanquean el grandioso portico dela Gloria de Santiago de “* Compostela, la obra de Maestre Mateo, de 1188 (fig, 33). —pleg Santiago es la obra roménica m como ya hemos visto, al grupo de importante de Espaiia. Pertenece, sias de peregrinacién francés y es, merced al granito gris-plateado con que fuera ejecutada, més impre sionante que cualquiera de las erigidas en suelo de Francia, Pero si Espafia queda mencionada al tratar de la catedral de Santiago de Compostela, ésta es en realidad una iglesia francesa sobre suelo espafiol Y por lo tanto una floracion extrafia. Su influencia en la peninsula fue escasa. Tales iglesias resultaban excesivamente complejas y costosas para un pais donde siempre existia el peligro de su destruccién por manos de los infieles del sur. Esto explica el aspecto acusadamente militar de tan- | tas iglesias espafiolas de esta época; por su sencillez y vigor parecen | fortalezas./ Asi, la catedral de Lérida.con.su lienzo de murallas, las de E Coimbra y Lisboa en Portugal, con sus frentes almenados, y las abadias | fortificadas de Loarre y Turégano, para citar s6lo los ejemplos més salientes. En Avila, el bloque dominante de la cabecera de la catedral queda incorporado al recinto de las murallas de la ciudad, que. o Sue hacia 1100, son el ejemplo més puro que se conserva de foi - ficaciones roménicas. Otro tipo de iglesias relacianadas con lo_militar las de 1 ios, generalmente de planta circular, Re vex expulsados los arabes, fue repoblada por los cristianos, se adju caron determinados barrios a las diversas nacionalidades: castellanos, “> portugueses, mozarabes y Sranceses, la mayoria extranjeros. Mas cuando ®* se decidié erigir una iglesia a Santo Tomas Becket, recientemente eano- nizado, se encargé la obra a dos arquitectos ingleses, llamados Ricardo y Randulfo, Es posible que este illimo interviniera en la construccion'® de la catedral, puesto que se le concedié sepultura en el claustro. Pero, en todo caso, su papel debié de ser. secundario, en vista del acentuado sabor francés de este templo, del mismo modo que la de Zamora res pira un ambiente oriental. Las dos se trazaron conforme a la planta de tres naves, crucero y triple abside. Posteriormente los tres absides de Zamora se transformaron en una cabecera gotica, mientras que en Salamanca, en el siglo xv1, se suprimié el brazo izquierdo del crucero, asi como también parte de la naye lateral con su 4bside correspon- diente, para abrir paso a la nueva catedral gotica (fig. 57). Como ya hemos sefialado, en las dos se utilizan arcos apuntados y bévedas de eruceria. Son anchas y relativamente bajas, debido a galeria, sino Sélo claristorio,..Una diferencia notable entre ambas un severidad y casi total ausencia de ornamentacién en con la riqueza escultérica de Salamanca. Pero el principal interés son sus cipulas. La de Zamora se termin6 antes y delo para la otra. Aunque, como hemos visto, las cfipu ‘en su interior por un tambor sobre pechinas, serie de ventanas —doble en_Salamanca— sep efecto Hamativo, queda muy lejos de ofrecer Ia gracia de e tiene la de Zamora. Mas caracteristicamente arabes resultan los s de las cipulas de la iglesia octogonal del Santo Sepulcro en lel Rio (Navarra) y la de San Miguel de Almazin (Soria), as bévedas estrelladas reproducen con notable fidelidad de Cérdoba. En el claustro de San Juan de Duero Jos arcos entrelazados de la Mezquita. Estos y seme- i © mozdrabes, ‘un sabor especial a estas construcciones, sino que ez mas el cardcter esencialmente cosmopolita del Roma- nia, ésta no pudo haber hecho nada mejor que establecido en Hildesheim. Las catedrales ¢ igle- ‘central, sefialadamente Speier, Mainz, Worms y un magnifico espectéculo con sus torres de crucero - iceros y dobles presbiterios en una interminable sy detalles (lém. 32). La segunda en importan- | wmrw_— OW a Z época del Barroco. Encontramos sus hu Alsacia Be, 5 un hombre procs Cline see oo Baresi (Esta corriente lombarda alcanzé a Catalufa y el noreste de Eqage ye se explica por cl hecho de que la zona de influencia pol de Barcelona, Ramén Berenguer I, se extendia por hasta llegar a los limites mismos de Italia, EL leitmotiv de este « Tombardo-renano cs la pequefia galeria, esto es, la decoracién muros, y mas especialmente la parte superior de los abs mente debajo de los aleros, con diminutas arquerias. El norte de Italia se mostré menos ambicioso en cuanto a la p gunas de las mas famosas iglesias ni siquiera destacan el decir, que se mantienen fieles a las tradiciones de lo cristi Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en la catedral de Ambrosio de Milan (lam. 33), Esta ultima, con su nave central, sus macizos pilares, oy ig T,cruceria de grucsas y primitivas nervaduras, resulta \g

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