Dentro de la educación y la formación de las personas adultas se siguen los principios de la
andragogía, entendiéndola como la disciplina que se ocupa del estudio de la educación y proceso de enseñanza-aprendizaje en las personas adultas.
Los principios de la andragogía son cuatro:
• Realidad: El proceso de aprendizaje está centrado sobre la realidad por lo que la
formación se ha de construir no sobre temas sino sobre situaciones; los adultos se motivan en torno a necesidades y centros de interés. • Participación: La participación se requiere, ya que el estudiante no es un mero receptor, sino que es capaz de interactuar con sus compañeros, intercambiando experiencias que ayuden a la mejor asimilación del conocimiento. Es decir, el participante puede tomar decisiones en conjunto con otros participantes y actuar con estos en la ejecución de un trabajo o una tarea asignada. • Horizontalidad: La horizontalidad se manifiesta cuanto el facilitador y el estudiante tienen características cualitativas semejantes (adultez y experiencia). La diferencia estriba en las características cuantitativas (diferente desarrollo de la conducta observable). • Flexibilidad: Las personas adultas, al poseer una carga educativa-formativa de antemano, llena de experiencias previas y cargas familiares y/o económicas, necesitan lapsos de aprendizaje acordes con sus aptitudes y destrezas.