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Kovel Translations

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor

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Kovel Translations

Mi prometido está enamorado


de mi hermana menor
de Hanabusa

Ilustración: Yoimachi

Volumen 1

Titulo original: 婚約者は、私の妹に恋をする / Konyakusha wa, watashi


no imouto ni koi o suru

Otro Titulo: My Fiance is in Love with My Little Sister

Género: Drama, Fantasía, Josei, Misterio, Romance, Tragedia, Bucle


temporal

Traducción: Kavaalin

Edición: Sakuya, Sharon

Diseño: Nidhogg, Yousei

Confección de PDF: Kuromi

Aclaración:

La siguiente traducción ha sido realizada por fans y para fans, sin


ánimo de lucro, con objetivo de difundir obras orientales desconocidas en
países de habla hispana a través de diferentes fuentes gratuitas online. En
caso de licenciamiento de la obra en países de habla hispana o por pedido
del autor se procederá a eliminar esta publicación y su correspondiente ver-
sión web.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor

Contenido

Capítulo 01 ................................................................................................................................. 6
Capítulo 02 .............................................................................................................................. 16
Capítulo 03 .............................................................................................................................. 31
Capítulo 04 ............................................................................................................................. 44
Capítulo 05 ..............................................................................................................................55
Capítulo 06 ............................................................................................................................. 68

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Kovel Translations

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor

Capítulo 01
—Mi bebé, ¿dónde está…?

Una voz que sonaba como si estuviera medio dormida, se elevó en medio de la
luz del sol.

— ¿Ilya? ¿Qué sucede?

Los ojos de Soleil, teñidos con un rastro de hostilidad, me contuvieron. Silvia,


quien había aparecido mucho más tarde de lo previsto acababa de sentarse en la silla
que le había sido preparada. Ella ladeó su cabeza, perpleja y dijo ¿Hermana? Mientras
mantenía su figura en el borde de mi línea de visión, cuando parpadeé una vez, reme-
moré la escena donde Soleil y ella intercambiaban palabras mientras se miraban. Los
dos sentados, lado a lado, cruzando sus miradas. Recordé que esto me hizo sentir
como si estuviera a punto de llorar mientras pensaba que debía tratarse de alguna
clase de error. Sólo observaba como las pupilas de Soleil reflejaban a Silvia mientras
este sonreía gentilmente.

¿Qué es esto…? ¿Qué diablos están diciendo? Como para deshacerme de esa
sensación que persistía en lo profundo de mis ojos, dejé casualmente en su platillo la
taza que estaba sosteniendo. Las porcelanas al chocar hicieron un gran ruido, el té ne-
gro desbordante se derramó sobre el mantel. Aunque era mi propia mano, no podía
moverla de la manera en que quería. Los dedos temblorosos se aferraban al aire. Una
dama no debería comportarse de esta manera. Pero eso no me importaba.

— ¿Dónde está mi bebé? ¿Quién se lo llevó?

Mi propia voz sonaba distante. La escena desarrollándose frente a mis ojos era
la de esa fiesta de té en donde se conocieron Soleil y Silvia. No, eso está mal. Esa es-
cena ya había acabado. Yo di a luz a un bebé. Al bebé de Soleil. Me pregunto, ¿es un
niño o una niña? ¿Cuál de los dos? Pero, estoy segura, ciertamente di a luz a un bebé.
Yo, sobrellevando el dolor y el sufrimiento tan grandes como para morir, fui bendecida
con un hijo de Soleil y mío.

— ¿Qué estás diciendo Ilya?

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Soleil se paró y me sujetó del brazo. No, lo odio, duele, suéltame. Después de
tanto tiempo por fin tengo una utilidad. Déjenme sola. Di a luz al hijo de Soleil por mi
propia cuenta. Mientras escupía palabras sin sentido, me liberé del agarré de Soleil y
tiré del mantel, buscando a mi hijo, cuyo nombre ni siquiera conocía. Las sirvientas de-
bieron llevárselo. Incluso cuando les dije que no usaran a una nodriza, ¿mi opinión ni
siquiera fue tomada en cuenta? ¿O acaso mis suegros tomaron cartas en el asunto y se
lo llevaron? Ni siquiera lo he tomado en brazos. Ni siquiera he visto su rostro.

— ¡¡Devuélvanmelo, devuélvanme a mi bebé…!!

Ante mis gritos, Silvia perdió su compostura y gritó ¡Hermana! en confusión.


Mientras me llamaba con su usual dulce voz enfermiza, me preguntaba ¿Qué pasó?
mientras se aferraba a mi cuerpo. Pero no podía retenerme con sus muy delgados bra-
zos mientras yo luchaba duramente.

— ¡Suéltenme! ¡No me toquen!

Y aun así, en el momento en que mi mano en movimiento estuvo a punto de gol-


pear el rostro de Silvia, mi instinto entró en juego y me dijo que no dañara a mi herma-
nita. Mientras aún estaba sujetándome confundida el brazo que había parado a medio
camino, mis labios comenzaron a soltar arbitrariamente:

—O fuiste tú, ¿fuiste tú quien se llevó a mi bebé?

— ¿De qué estás hablando…?

—Además de robarme a Soleil. ¡¿También te llevaste a mi bebé…?!

Regrésamelo, regrésamelo, ¡regrésamelo! ¡Regrésame todo lo que me robaste!


Mientras gritaba agarré los pequeños brazos de Silvia. Cuando instintivamente dismi-
nuí la fuerza de mis dedos al ver el rostro de Silvia distorsionado de dolor, esta vez, mi
brazo fue torcido por Soleil. ¿Fue Silvia la que gritó, o fui yo?

— ¡Detente, Ilya!

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
Aún no te has casado, aún no has dado a luz a ningún bebé. Tampoco nadie te ha
robado nada. Las palabras de regaño que dijo Soleil mientras me miraba al rostro pa-
saron a través de mis oídos. En sus ojos, los cuales normalmente no deberían mos-
trarse el deseo de discutir conmigo, en algún momento, un color de desprecio que co-
nocía bien comenzó a salir a la superficie. Ciertamente vi el momento en que su inteli-
gente mirada fue teñida con odio.

— ¡Devuélvanme a mi bebé! ¡Mi bebé, ese bebé es mío!

Mientras gritaba sin preocuparme por mi propia apariencia, en algún lugar den-
tro de mi corazón, un yo murmuró en voz baja. Ilya murió. Y entonces, todo comenzó
una vez más.

— ¡Eso… no es cierto! ¡Diferente! ¡Es diferente! ¡Eso es falso! ¡No es verdad!

— ¡Ilya…!

Mi brazo capturado hizo un sonido de crujido. Recordé ese gesto desprovisto de


compasión. Con el fin de silenciar a esa boca que gritaba, la gran mano de Soleil agarró
mi cuello. Incluso si no apretó el agarre, ese acto violento fue suficiente para matar mi
ímpetu.

—No. Te odio… Ya tuve suficiente. No puedo. Alguien, quien sea…

Mi voz no podía formar las palabras, ayúdenme. Justo como ese día, mis sollo-
zos ahogaron dichas palabras. Siempre era igual. Gritaba de todo corazón. Ayúdenme,
alguien ayúdeme. Rescátenme de aquí. Pero, esa voz nunca llegaba a nadie. Es cierto,
así era… Esa es la razón por la que fallecí. Mis palabras nunca alcanzaron a nadie. Mis
sentimientos y emociones fueron completamente aplastados. Sin haber tomado a mi
hijo en brazos, sin haberle dado un nombre, abandonada por la persona que amaba, sin
nadie a mi lado, completamente sola, morí… Mi voz hizo un ruido cuando inhalé con mi
boca y este resonó a través de toda esta fiesta de té que había vuelto a silenciarse an-
tes de que me diera cuenta. Soleil siguió agarrándome del brazo y se quedó mirándome
ya que había parado abruptamente de moverme.

—Estoy aquí, por qué, yo, diablos…

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Debería haber terminado. Debería haberlo terminado todo. Y, sin embargo… ¿Por
qué estaba aquí otra vez? Recuerdo el color del cielo. Y la sensación del césped, tam-
bién las rosas germinantes, el patrón del mantel y también el té, y los postres prepara-
dos. La figura de pie junto a Soleil, la figura de mi encantadora hermanita quien había
llegado tarde, también la recuerdo. Mis ojos estaban grabando a fuego estas imágenes
en mi memoria. Esta es esa fiesta de té. El punto de partida. Y también, el punto que
implicaba mi final.

— ¿Por qué, por qué?

Estas escenas que no son ni un poco diferentes de mis recuerdos, los cuales
bien podrían ser un sueño, tal vez no eran más que mis insulsas esperanzas. Ilusiones
vistas al borde de la muerte, quizás solo un sueño. Sin embargo, mi ruidosamente pal-
pitante corazón me encomendaba la realidad de que ciertamente estaba viva, aquí y
ahora. En el instante en que me di cuenta de esto, de repente, la temperatura de mi
cuerpo cayó. Incluso yo sabía que mis labios perdieron su color.

— ¿Ilya…?

La perpleja voz de Soleil me alcanzó. ¿Cuándo fue? ¿Cuándo fue que pensé que
su voz diciendo mi nombre era realmente encantadora?

— ¿Hermana…?

Me pregunto, ¿Cuándo fue que me volví incapaz de mirar directo a los ojos púr-
puras de esta hermanita que me admiraba? Mis recuerdos y pensamientos trataban de
robar mi consciencia. Mi cuerpo se tambaleó violentamente y cayó.

En ese intervalo, mi escolta quien había estado aquí desde quién sabe cuándo
apareció sin hacer ruido y me tomó en brazos mientras decía:

—Perdónenme por mi rudeza. —Soleil, quien era el más cercano a mí, ni siquiera
me prestó apoyo y soltó fácilmente mi brazo. En un tono de voz que no distaba de lo
normal ni que carecía de calma, mi escolta dijo:

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
—Como parece que mi señorita no se siente bien, por favor concédanle el per-
miso para retirarse primero. —Esa voz sonaba distante, como si la estuviera escu-
chando mientras buceaba en el fondo del mar.

Tanto Soleil como Silvia solo se quedaron mirándome cuando dejé mi lugar. In-
cluso en mi visión levemente temblorosa y mi estado ido, seguí repitiendo las palabras
—Devuélvanme a mi hijo. —Pensé que debía detenerme, pero mis labios seguían di-
ciendo esas palabras por su propia cuenta. Mi escolta me apoyaba desde la espalda
mientras la frotaba con su mano de manera gentil y reconfortante. Esta era segura-
mente la realidad. Es la realidad. Pero no podía reconocerla. No podía bloquear la vista
de esa fiesta de té que se estaba alejando, la vista de Soleil consolando a la temblo-
rosa Silvia, quien estaba perdida en un aturdimiento. Hubiera sido suficiente con par-
padear una vez, solo bajar mis párpados hubiera sido suficiente, pero no podía hacerlo.
Las dos personas se acurrucaban juntas. Sus siluetas se superponían. Muchas, muchas
veces, se me había mostrado esa escena y cada vez se grababa a fuego en mis ojos.

—Al… ¿Dónde has estado hasta ahora?

Cuando murmuré esto con los ojos abiertos de par en par, él me dio su respuesta
sin rastro de dudas.

—Siempre he estado a su lado…

—No, no estabas. Yo, te llamé.

—Si mi señorita me llama, yo vendré corriendo, incluso si es desde el otro lado


del mundo.

—No, no viniste. No viniste. Yo, estaba sola, di a luz y morí sola.

—Mi señorita…

—Nadie estuvo allí. A mi lado, nadie, estuvo allí.

—Mi señorita… en toda ocasión, yo he estado a su lado.

—No, no.

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Kovel Translations
Entendía que mi caballero escolta estaba haciendo coincidir sus respuestas con
mis palabras. A pesar de que eran palabras carentes de todo sentido, él las contestó
concienzudamente sin defender una opinión diferente, sin dejarlas de lado. Mi cabeza
era capaz de entender esto correctamente. Sin embargo, mi boca pronunciaba arbitra-
riamente palabras diferentes de mis pensamientos. Era la sensación de que mi corazón
y mi cuerpo estuvieran completamente separados entre sí. Ah, ya me he vuelto loca,
concluyó una parte de mí que había permanecido lúcida.

—Pero eso no está bien, Al. No deberías quedarte a mi lado.

— ¿Por qué no debería…?

—Porque, porque…

Morirás si te quedas a mi lado, trató de decir mi boca, pero la yo pasada me de-


tuvo. Yo soy una humana que ya debería haber perdido su vida. Esto me advirtió que
eso era algo que no debería ser dicho. Si él escuchara algo tan perturbador como, po-
drías morir, este excesivamente serio y amable caballero escolta se preocuparía, no
hay dudas de eso. Y entonces, al contrario de distanciarse de mí, él se comprometería a
quedarse más cerca de mí que nunca. Si yo podría estar en peligro, entonces mi ama
estaría en mayor riesgo. Él era un hombre que podría pensar de esa manera. Un hom-
bre que, por sobre todo, se enorgullecía en blandir su espada por el bien de proteger a
alguien. Esa es la razón por la que, en mi primera vida, él fue inevitablemente arras-
trado en los problemas de su ama.

— ¿Señorita…?

—Otra vez, esto comenzó. Yo, otra vez…

Otra vez, yo estoy incorregiblemente enamorada de esa persona. Aunque los pa-
sos de mi escolta, quien se dirigía hacia la mansión, se estaban haciendo constante-
mente más veloces, en el jardín al aire libre no había obstáculos que obstruyeran la
ubicación de esa fiesta de té. A pesar del hecho de que se estaba alejando, podía ver
claramente la mano de Soleil cernirse en el aire como para tocar a mi hermanita. Aun-
que esa debería ser una escena a la que ya debería estar acostumbrada, esta me lasti-
maba cada vez que la veía.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
—Mi señorita está, probablemente, exhausta. Si descansa en su habitación, se
pondrá mejor.

La voz de Al se hacía distante. Mientras yo respondía es verdad y ya que eres tú


el que lo dice, seguramente me pondré mejor como si este fuera el problema de alguien
más, sabía que el momento en que me pusiera mejor nunca llegaría. Sin importar nada,
la confianza para decir esta es la tercera vez, así que, esta vez todo irá bien nunca ven-
drá. Mi vida pasada y aquella previa a esa, han sido más que suficientes para sobrepa-
sarme y derrotarme.

—Pero, si, si no mejoro, entonces…

Mi voz murmurante cayó en el césped.

—Al.

Mi escolta quien ya no quería responder usó sus dedos para cepillar suavemente
los cabellos que cubrían mi rostro. Cuando levanté la vista para ver su rostro, este es-
taba teñido de una clara angustia.

—Al, Al, por favor.

— ¿Qué…?

—Si yo, si digo que ya no estoy bien… Mi corazón, destrózalo.

—Señorita…

—Para que así ya no pueda sentir nada nunca más.

Para que así, nunca más sea herida por nadie.

—Tal cosa… no puedo hacerlo.

No puedo hacerlo, nunca. La voz de mi escolta se volvió ronca al murmurar eso.


Justo como esa vez, como ese día en el que me dijo que me tomaría y huiría.

♦♦♦

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Mi nueva vida que había comenzado de esta manera, siempre estaba repleta de
confusión. Yo, quien había revelado una más escandalosa desgracia que en la fiesta de
té de mi primera vida, fui reprendida por mis padres y, además, puesto bajo arresto do-
miciliario en mi habitación. Aunque tenía una sensación de déjà vu cuando observé la
mirada fría mezclada con decepción que mis padres me dirigían, confinada en mi pro-
pia habitación, simplemente pasé un tiempo ordenando mis recuerdos. Mientras me
convencía de que esto era la realidad, rememoré mi primera y segunda vida y sentí
como si estuviera viendo algunos sueños y, me metí en la cabeza las cosas que debía
hacer.

Y luego, después de una semana, las cosas volvieron completamente a ser como
antes. No, debería decir que logré actuar como la yo de antes. En la superficie, actuaba
como la Ilya normal, me comportaba como la prometida de Soleil y me desempeñaba
como la hermana mayor de Silvia.

—Me disculpo por el desastre que causé en la fiesta de té. Me alegra que hayan
tenido la amabilidad de dejar que me expiara por ello.

Incluso sin hacer un esfuerzo consciente, esas palabras salieron muy fácilmente
de mis labios. Probablemente se debía a la experiencia que cultivé en mis vidas hasta
ahora, pero pensaba que realmente lo estaba haciendo bien. En la superficie, claro
está. Por ejemplo, cuando estaba sola en la noche o cuando estaba fuera del alcance
de la vista de alguien, eso irrumpía de repente.

—Tú, tú mataste a Silvia, ¡¿verdad?!

Mis vidas pasadas eran revividas vívidamente dentro de mi cabeza, entremez-


clándose. Cuando estaba en la oscuridad carente de toda luz, cuando recordaba esa
estrecha prisión, mi cuerpo temblaba y me encogía, incapaz de moverme. Los sonidos
metálicos resonando desde la distancia eran las voces de los otros prisioneros sumer-
gidos en la locura. Era el sonido de sus gritos pidiendo ser liberados mientras sacudían
las rejas de hierro. De repente, todo desaparecía. Me daba cuenta de que no me salía la
voz, incluso cuando trataba de gritar. Hasta un patético sonido de tragar saliva se des-
vanecía en la oscuridad. Cuando pensaba que se había acabado, el sonido del llanto de

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
un bebé recién nacido hacía eco desde algún lugar. Incluso si chillaba, incluso si gri-
taba, incluso si vociferaba, incluso si me quejaba, no importaba lo que hiciera, el llanto
del bebé no abandonaba mis oídos. Probablemente fuera la voz del bebé que había
perdido. Ese bebé debió haber crecido bien. Pero, en el momento en que morí, me se-
paré eternamente de él. No importaba cuántas veces repitiera mi vida, nunca jamás
podría conocer al bebé que di a luz ese día. Mi amado, muy amado bebé. Pero ni si-
quiera recordaba su rostro. No importaba cuán amada, preciosa y deseada fuera su
existencia, mi deseo de agarrar la mano de ese bebé nunca se haría realidad. Pero a ve-
ces, en mis sueños o mis alucinaciones, sostenía a mi hijo en brazos. O tal vez solo es-
taba copiando la acción de sostenerlo.

Estoy dañada. En algún lugar de mi cabeza, lo entendía claramente. Pero no es-


taba completamente dañada. Estaba lo suficientemente cuerda como para comprender
el hecho de que estaba dañada.

—Eso es correcto, estás cuerda. En comparación conmigo, es una cordura intole-


rable.

Y entonces, mientras no dejaba de ir y venir entre ilusión y realidad, eso llegó a


mi vida. Cuando entró por la ventana de mi habitación, al principio imitaba la figura de
un pájaro. Tenía plumas negras y un cuerpo considerablemente más grande que el de
las aves pequeñas que se divisaban temprano en la mañana. Era una existencia que
parecía que se fundiría con la oscuridad si no lo mirabas fijamente. Al principio, simple-
mente volaba sin hacer ni un sonido bajo el oscuro cielo. No sabía si poseía un objetivo
o no. Pero, sin que lo notara, eso voló imprudentemente y entró en mi habitación.

En poco tiempo, caminaba por el suelo y, un día, de repente, eso habló en len-
guaje humano.

— ¿Cuál es tu nombre, oh, princesa cautiva?

Me habló con la voz de un joven.

—Princesa, ¿conoces mi nombre? Mi nombre es Cuervo.

Sus ojos amarillos me miraban, con su pequeña cabecita inclinada hacia un lado.

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—El pájaro portentoso del mal augurio.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor

Capítulo 02
¿Portentoso de mal augurio? No, eso no tiene ningún sentido. Porque es dema-
siado tarde, la calamidad y la desgracia ya están sucediendo. Mirándome a mí, quién
había dicho tal cosa, Cuervo abrió bastante los ojos y sonrió lentamente... en cualquier
caso, eso es lo que parecía. El pico de Cuervo, el cual no debería haber sido capaz de
hacer ninguna expresión, ciertamente lucía como si eso estuviera riendo lentamente; el
pájaro negro que estaba aquí era probablemente una ilusión.

— ¿Lo que estás sosteniendo en tus brazos es tu hijo?

¿Por qué Cuervo me preguntó acerca de mi bebé a pesar de que él era algo que
no debería ser visible? Cuando incliné la cabeza preguntándome por qué Cuervo sabía
de la cosa que tenía entre mis brazos, este respondió.

—Por supuesto que lo sé. Porque siempre he estado observando.

Como era de esperar, mostraba una sonrisa en su cara.

—Te he visto abrazar a ese niño.

— ¿De verdad?

—Apuesto a que seguramente es adorable.

—Sí, es correcto. Es muy… adorable.

A pesar de que se presentó con palabras tan siniestras, daba una conversación
tan gentil. Cuando moví mi línea de visión del fantasma que había dicho que se llamaba
Cuervo, mis blancos brazos que estaban acomodados en forma de ovalo frente a mi
pecho se destacaban contra la oscuridad de la habitación. Aunque ciertamente sentía
un peso en esos brazos, sabía que era una ilusión, porque no podía ver la cara del bebé
que debería haber estado sosteniendo. Dentro de la oscura habitación, el contorno de
todo era muy vago, no sabía con certeza qué estaba aquí o qué no. Por eso, no podía
ver el rostro del bebé en mis brazos. Trataba de creer esto firmemente. Yo sabía que él
era adorable. Era imposible que no fuera lindo. Porque era mi hijo. Hijo mío y de él.

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Pero, el bebé dentro de mis brazos no tenía rostro. Ni siquiera podía imaginar el rostro
del niño al que no se me concedió la oportunidad de ver.

—Tú, ¿para qué demonios has venido aquí? Aquí no hay nada.

Cuando lo cuestioné mientras sostenía en mis brazos a un fantasma que era


mucho más sombrío y desolador que la desesperante oscuridad de la habitación,
Cuervo se echó a reír de manera sugestiva mientras volaba alrededor. Eso decía que
era un ave, pero que ridícula manera de reír.

— ¿No has considerado que vine aquí precisamente porque no hay nada?

Eso saltó ligeramente en la parte superior de la cómoda, volteó el cuello una vez
y luego lo inclinó de una manera encantadora.

— ¿Qué puedes estar tratando de querer decir?

—En todo caso, ¡supongo que estoy aburrido!

Cuervo abrió sus grandes alas y dio una voltereta. O eso pensé, pero al momento
siguiente:

—Miau.

Por encima de la cómoda, había un gato negro. Su cuerpo se revolvió con un re-
pentino temblor como si estuviera sacudiéndose algo, luego, después de mirarme fija-
mente para observar mi reacción, exclamó:

— ¿Oh…? ¿No fue de tu agrado?

Mientras frotaba sus bigotes contra su pata delantera, inclinó la cabeza y dijo
que las mujeres generalmente aplaudían al ver esto.

—Yo creo que es lindo.

—No me gusta demasiado.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
Cuando dije eso, — ¿De verdad? Es una pena, es realmente una pena, —respon-
dió y sonrió como si no le importara en absoluto. Cuando estaba mirando distraída-
mente su figura, el gato negro de repente saltó de la cómoda. Tan pronto como ate-
rrizó en el suelo, volvió a su anterior forma de pájaro negro.

— ¿Y entonces? Princesa, ¿por qué demonios estás cautiva en un lugar así?

—No soy una princesa…

—Oh, bien. Incluso si te llamo princesa, no sería una exageración, ya que eres
encantadora.

—No soy encantadora…

—Eh, ¿en serio? Mmm, qué problema, qué problema, qué problema.

Cuervo saltó varias veces en el suelo mientras hacía sonidos de bien, bien y la-
deaba su cabeza hacia un lado. Tenía alas pero no las usaba para volar, qué desperdi-
cio.

—Bueno, no importa. Entonces, ¿está bien preguntar por qué estás en un lugar
así?

Cuervo, que finalmente saltó cada vez más alto con sus patas, aterrizó en la
cama en la que yo estaba sentada.

—En un lugar así dices, pero esta es mi habitación.

—Sí, eso lo sé.

Aunque no debería tener ninguna expresión, me pregunto por qué sentía que su
cara mostraba una expresión alegre.

—Lo que quiero saber es, ¿por qué hay una noble princesa como tú en una habi-
tación así?

—Eso, ¿qué quieres decir con una habitación así...? No es un lugar tan horrible
como lo haces sonar.

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— ¿Qué…? ¿Hablas en serio cuando dices eso?

— ¿Eh…?

Inclinando la cabeza, Cuervo miró impotente alrededor de la habitación.

—Dale una mejor mirada, princesa. En esa ventana.

Como me dijo que lo hiciera, volteé mis ojos hacia la ventana cubierta por una
cortina a la que se voltearon sus ojos amarillos. Pero, solo había una cortina azul pá-
lido, igual que siempre. Cuando incliné la cabeza con una expresión confusa, al lado
mío, resonó el sonido de alas batiendo.

—Listo, mira ahora.

Cuervo, que finalmente llegó a la ventana después de deslizarse en el aire, usó


su pico para pellizcar la cortina y tiró de ella hábilmente. El marco de la ventana que
apareció en el hueco mostraba vívidamente una noche oscura.

— ¿Esto... no es una reja con barrotes de hierro?

Cuando concentré mi mirada con ojos inquisitivos, supe que las formas de las
barras de hierro se reflejaban en el vidrio. Seguramente debe ser esto. Sin dudas, en el
exterior de la ventana, se había colocado una reja de hierro.

— ¿Por qué estás encarcelada en una habitación que parece una prisión?

Cuervo una vez más volteó su pequeña cabeza en mi dirección.

—Tú, dijiste que te llamabas Cuervo ¿verdad?

— ¿Eh? Ah, sí.

—Tú, ¿no entraste por esa ventana? Me pregunto ¿cómo entraste?

— ¡¿Eh?! ¿Eso es lo que te preocupa?

Pero, yo ya sabía que ahí había una reja de hierro. Cuando le dije eso, un ceño
fruncido apareció entre las cejas que Cuervo no debería de haber tenido.
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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
—Es cierto que ya lo habías dicho, pero ciertamente estás un poco dañada.

Mientras suspiraba de una manera bastante humana, Cuervo dejó escapar un


sonido de risa desde la profundidad de su garganta.

—Estoy complacido contigo, realmente complacido. Sí, eso es bueno. Eres muy
buena. Por eso, ¿puedo prestarte mi cooperación? — La voz del joven cambió por com-
pleto y se convirtió en la de un hombre adulto. Era grave y seductora, era una voz in-
fluenciante que te capturaría si te descuidaras.

—Cooperación dices, ¿para qué?

— ¿Para cualquier cosa relacionada contigo?

— ¿Cualquier cosa...?

—Si dices que quieres matar a una persona o algo por el estilo, está bien. Para
mí, es muy fácil.

Era una conversación absurda. Eran solo tonterías. Pero aun sabiendo eso, sen-
tía que estaba a punto de asentir espontáneamente y decir sí. Mientras reflexionaba en
silencio.

— ¿Qué? y yo que estaba seguro de que no eras una princesa pura e inocente. —
Dijo con un tono complacido en lugar de uno decepcionado.

—Como pensaba, estabas bromeando ¿verdad?

—Ah, quién sabe. Si realmente lo deseas, estoy listo para darte una mano.

Entonces, cuando estaba considerando cómo responder, sin ningún signo de ad-
vertencia y con un sonido de estallido, el pájaro negro literalmente estalló en risas.
Mientras cubría mis ojos para protegerlos de las plumas negras que se esparcían en
todas direcciones.

—Jajajajajajaja… —alguien se rio escandalosamente.

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Cuando abrí ligeramente los ojos, al otro lado de las plumas revoloteando den-
tro de la habitación, vi la figura de una persona. Cuando los abrí completamente, mien-
tras quitaba las plumas que obstruían mi campo de visión, antes de darme cuenta, un
hombre estaba de pie junto a mí. No era ni alto ni pequeño, si debía describirlo, tenía
una figura delgada. Sin embargo, no se veía débil. Tal vez era que el manto que vestía
escondía muy bien su figura. Con la sensación de que estaba mirando un truco de ma-
gia, solo observé distraídamente el cuerpo del hombre. Al verme así, dentro de las pro-
fundidades de la capucha que llevaba puesta, el hombre inclinó su pequeño cuello y de
repente se encogió de hombros para burlarse de mí.

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—La expresión de tu rostro no muestra tu asombro, ¿sabes? —Dijo con una pe-
queña risa. —Déjame presentarme una vez más, princesa. Soy cuervo... sin apellido.
Llámame como mejor te parezca.

Su sonriente rostro blanco mientras decía eso, era elegante y hermoso. Esta fi-
gura se balanceaba dentro de la brillante luz de la luna que brotaba desde el hueco de
la cortina que había abierto anteriormente. Cuando instintivamente escruté sus ojos
radiantes, él profundizó aún más su sonrisa.

—Entonces, ¿cuál es la calamidad que estás sufriendo?

Los esbeltos dedos que estiró tocaron mi mejilla. Su mano no tenía ninguna tem-
peratura. Como si perteneciera a un cadáver. Cuando me vio dar un salto inconsciente-
mente, hizo una sonrisa llena de satisfacción.

— ¿Es el niño que está entre tus brazos? ¿O es esa ventana cubierta con barro-
tes de hierro? Puede ser que... sea un incidente que ni siquiera yo ¿puedo predecir...?

Su cabello, que era de un negro más profundo que el de Soleil, se balanceaba


suavemente sobre sus hombros; sus ojos de un color oscuro aún más profundo me mi-
raban fijamente. Mirando a esos ojos que me reflejaban, vi la tonta expresión que es-
taba haciendo.

—El color de tus ojos es diferente al de cuando eras un ave.

Cuando murmuré inconscientemente eso, el hombre se rio y habló con una voz
alegre y encantada.

—Dime princesa. ¿Te ayudo?

Habiendo acortado la distancia entre nosotros, el hombre, no, Cuervo, susurró


esto en mi oído a una distancia en la que podía sentir su aliento. Mezclado en su sereno
tono de voz había un malvado eco que incitaba a hacer actos malvados.

—Tú… ¿Cuál es tu intención?

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
—Hemos llegado tan lejos en el juego y ¿eso es lo que preguntas? Ya lo había di-
cho antes.

El vaho de aliento que salió de su boca cuando se rio se sentía agradable y frío.
Cuando retrocedí instintivamente, por un instante, Cuervo pareció profundizar aún más
su sonrisa y dijo sin rodeos:

— ¿Sabes? estoy muy, ¡muy aburrido...! ¡Me he cansado de esta aburrida vida!
Por eso, ayudarte está bien. Te daré un servicio especial completamente gratis. ¿Qué
dices, Ilya?

Ese fue mi primer encuentro con él. Hablando estrictamente, él había estado vi-
sitando mi habitación desde mucho antes, me pregunto si es mejor decir que nos hici-
mos conocidos ese día. Esa era la primera vez que aparecía en su forma original. Él era
un ser que no me había encontrado en mis dos vidas anteriores. No era seguro que
fuera un sueño o una ilusión. En primer lugar, no importaba cuán naturalmente inter-
cambiamos palabras en esta ocasión, conversar con animales no era una situación
normal. Por esa razón, creo que la yo de mi tercera vida dudó de su existencia hasta el
final.

No obstante, dado que seguí repitiendo mi vida muchas veces, llegué a darme
cuenta. Él era, de hecho, real. Ciertamente estaba aquí, mirándome.

♦♦♦

—Mi señorita, eso, ¿está realmente bien?

Mientras miraba un libro de historia en la biblioteca de la mansión, una voz ner-


viosa se escuchó desde detrás de mí. Cuando volteé la cabeza, mi escolta estaba pa-
rado ahí con el ceño fruncido. Reflejando la luz del sol que fluía desde la ventana, su
cabello rubio daba la apariencia de estar conteniendo algo de esa luz. Cuando entrece-
rré los ojos debido al resplandor, él cambió su posición despreocupadamente. Era un
hombre verdaderamente atento. Cerré el libro y encaré a mi escolta.

—Cuando preguntas si eso está realmente bien, ¿a qué te refieres? —Le pre-
gunté mientras inclinaba la cabeza.

24
Kovel Translations
—Hoy también, para visitar a la señorita Silvia, el joven Soleil ha... ha venido al
feudo. —Fueron las palabras que vaciló en decir antes de bajar los ojos.

—Lo sé. Lo vi un poco antes.

Es cierto. Antes de llegar a la biblioteca, ciertamente vi a Soleil caminando de un


lado a otro dubitativo frente a la habitación de Silvia. Él, quien nunca mostraría un
comportamiento vacilante frente a mí, vagaba indeciso en círculos, dudando sobre si
entrar o no en la habitación de Silvia. La sirvienta de Silvia quien probablemente lo ha-
bía guiado hasta ahí se encontraba en silencio haciendo una expresión muy peculiar. Ni
siquiera fue a saludar a su prometida, sino que fue directamente a visitar a la herma-
nita de esta. Aunque me sorprendía su falta de consideración, incluso entonces, sentía
un poco de envidia de mi hermanita por ser capaz de verlo. Este tren de pensamientos
míos no era realmente normal. Parecía que algo estaba descompuesto. A pesar de sen-
tir tanta envidia, cuando estuvo frente a mis ojos, no pude llamarlo.

—Es exactamente por eso que pregunté si las cosas estaban bien de esta ma-
nera.

Su voz era serena, pero estaba mezclada con irritación. Creo que es bastante
raro que mi escolta exprese alguna clase de frustración.

—Como sabes, no está bien, en lo más mínimo.

—Si es así, entonces ¿por qué usted está aquí buscando por un libro sin decir
nada...?

—Por un libro, dices, pero los libros no son cosas atroces.

Cuando hice una sonrisa irónica, él de inmediato bajó la cabeza sin honestidad,
diciendo: —Perdóneme por mi grosero comportamiento —mientras hacía una expre-
sión que parecía decir que no lo lamentaba en absoluto. Y luego, manteniendo la ca-
beza gacha, preguntó con una voz cuya impaciencia se había vuelto más notable.

—Mi señorita, ¿está realmente bien dejar las cosas como están?

—Por supuesto que no.

25
Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
— ¡Entonces…!

Mi escolta, quien se había precipitado y levantado la cabeza, ahora tenía una ex-
presión distorsionada como si estuviera a punto de llorar. Era realmente extraño. Aun-
que la persona más preocupada debería de haber sido yo, mis lágrimas ya se habían
secado.

—Dime, Al.

—Sí.

— ¿Has visto la ventana de mi habitación?

—Sí…

—La persona que colocó esos barrotes de hierro, fue mi padre.

Silencio.

—Jaja, obviamente eso ya lo sabías.

Desde la gran equivocación que podría llamarse un acto de locura que cometí
ese día, aunque después actué con normalidad, no fui capaz de engañar a mis padres.
Por el contrario, estos no me creyeron completamente cuando les dije que había recu-
perado la cordura. De hecho, sus temores eran correctos. Después de todo, ni siquiera
yo podía creer en mí misma. Y así, cuando mi padre puso esa reja de hierro por si sal-
taba desde la ventana, me sentí aliviada. Mirando esos barrotes de hierro, mientras es-
taba de pie junto a Al, quien tenía una expresión amarga, di un suspiro de alivio. Incluso
si me recordaban a la prisión en la que me habían encarcelado, todavía pensaba que
era mejor que estuvieran ahí.

—Sin embargo, señorita, usted no es del tipo de persona que elegiría terminar
con su propia vida.

—Oh, eso es... creo. Yo no estoy tan segura.

—Sin importar lo que piense mi señorita, así es como usted es.

26
Kovel Translations
Debido a que lo había declarado con excesiva confianza, involuntariamente es-
tallé en risas.

—Señorita…

—Jaja, no, está bien. Lo siento. Al, eres una buena persona.

Fui regañada por Al, quien estaba haciendo una expresión alicaída, pero sabía
que la mirada de este hombre nunca mostraría desagrado.

—No es como si mi padre estuviera preocupado de que me fuese a suicidar, ¿sa-


bes?

— ¿En otras palabras…?

—Lo hizo para que no saltara por la ventana, para que no pudiera huir por nin-
gún motivo.

—Eso, ¿qué quiere decir...?

—Exactamente lo que acabo de decir.

Al puso una expresión perpleja y se quedó en silencio, sumido en sus pensa-


mientos.

—Hey, Al. Si alguien nace en una casa noble, además, si el recién nacido es mujer,
es de sentido común que ella termine en un matrimonio político. Es lo normal para
cualquier casa.

—Pero…

—Todos se casan pensando eso. No soy sólo yo, es lo mismo para las otras ca-
sas. No soy la única que piensa así. Por consiguiente, eso es algo que sí o sí tienes que
aceptar.

—Algo que debes forzarte a aceptar, ¿hay algo...?

27
Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
De repente, como si hubiera tomado una decisión, Al puso una de sus rodillas en
el suelo y me miró, a mí que estaba sentada en una silla.

—Si usted se enfrenta a cosas dolorosas, no tiene que tolerarlas. Sé cuánto


tiempo y esfuerzo ha dedicado mi señorita a preparar su matrimonio con el joven So-
leil. Ciertamente tiene al menos el derecho de expresar las cosas que quiera decir.

Tenía una mirada gentil. Esas sinceras palabras apuñalaron mi pecho. Pero en-
tendía lo absolutamente inútil que sería decir lo que pensaba. No importaba lo que di-
jera, no importaba lo que hiciera, el corazón de Soleil ya estaba enfocado en mi herma-
nita. Ya sabía eso.

—Mi señorita, ¿no se ha estado esforzando hasta ahora? Usted había estado
frenando rigurosamente a las mujeres que se acercaban al joven Soleil confrontándo-
las y explicando las cosas claramente. Yo no creo que ese fuera el método correcto.
Pero, no importa cómo se mire, la situación actual no es normal. —Dijo mientras frun-
cía el ceño en desconcierto. — ¿Por qué demonios no hace eso ahora?

Es cierto. Hasta esa fiesta de té, eso es lo que había estado haciendo. Indepen-
dientemente de si tenían un estatus social mayor o menor, me escondía detrás del he-
cho de que Soleil era mi prometido para controlar a todas las mujeres sin preocuparme
por sus identidades. Por eso había fallado…

—No puedo actuar como lo he hecho hasta ahora. Porque el que se está acer-
cando a alguien es el mismo Soleil.

—Eso es, ciertamente, verdad…

En esta vida, Soleil visitaba a mi hermanita sin vergüenza ni temor de las habla-
durías de la gente. Como ella era la frágil hermana de su prometida, la gente de su sé-
quito fingía estar de acuerdo con que no era extraño que él se encontrara con ella y se
preocupara por su salud. Las dos vidas pasadas en las que se escondían de las miradas
de los demás e intercambiaban secretamente sus sentimientos parecían mentira. Esos
sentimientos de culpabilidad que sentían ambos por el simple acto de intercambiar mi-
radas no estaban por ninguna parte. Incluyendo a nuestros padres que les permitían

28
Kovel Translations
reunirse repetidamente, se sentía como si todos fueran completos extraños. ¿No es-
taba esto un poco distorsionado?

Mi segunda vida parecía haber seguido por el mismo camino que mi primera
vida. Pero en esta vida, tanto Soleil como Silvia casi parecían actuar como dos perso-
nas completamente diferentes. No, eran dos personas diferentes, ¿verdad? Me pre-
gunto si este lugar es un mundo totalmente diferente. Si ese es el caso… Si ese es el
caso, entonces, ¿por qué yo sigo siendo igual? Pensaba en todo esto mientras recibía la
mirada de Al frente a mí; Su mirada límpida no había cambiado de la que poseía en mis
vidas pasadas. Me pregunto si esta persona es realmente el escolta que solía conocer.
Ni siquiera de eso estaba ya segura.

Mi vida hasta esa fiesta de té, casi no había tenido discrepancias con la primera
vida que, por así decirlo, solo se relacionaba conmigo. Es por eso que todavía me en-
contraba aquí, habiéndome enamorado de Soleil. En el momento en que nos conoci-
mos, me había enamorado de él, hasta el punto en que mis sentimientos se fortalecían
con cada palabra que compartíamos, aunque estas hubieran sido tan pocas.

Lo había pensado muchas veces. Si, solo si, hubiese poseído mis recuerdos
desde el principio. Me pregunto, ¿me hubiese enamorado de Soleil? Incluso si me ter-
minaba enamorando, para acabar con ese sentimiento, para no fomentar esa emoción,
¿podría haber vivido manteniendo una distancia moderada de Soleil y Silvia? Y luego,
eventualmente, podría haber llegado a amar a alguien más. Incluso si ese amor me tra-
jese momentos dolorosos a veces, al final construiría una familia y seríamos una pa-
reja de casados, como de esas que los demás imaginaban que los esposos deberían
ser. Tal pensamiento cruzó por mi mente. Sin embargo, una y otra vez, me enamoraba
sin aprender mi lección. Así es como era. Porque mientras yo fuera la misma, no podría
evitar enamorarme de Soleil. La yo original desconocía el destino que le esperaba al
momento de conocerlo. Por lo que, hasta la fiesta de té donde esos dos se encontra-
ron, creyó que su amor sería correspondido. Si mis recuerdos regresaran, ¿podría
abandonar mis sentimientos? No, tal cosa era ciertamente imposible.

Porque soy una humana que lo recordaba todo. Porque soy una persona que no
podía olvidar a la yo, que lo amaba. A medida que mis vidas se apilaban, mis sentimien-
tos se hacían más fuertes. Las emociones que no podía olvidar se estaban acumulando

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
dentro de este cuerpo. Los sentimientos de mi yo pasado, los de la anterior a esa y los
de la de esta vida, incluso si ya formaban parte del pasado, no podía olvidarlos.

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Kovel Translations

Capítulo 03
—Quiero que protejas a mi hermanita.

Cuando le dije eso, Cuervo sólo ladeó su cabeza mientras hacía una expresión de
sorpresa. Seguidamente, mientras seguía en esa pose, me preguntó,

— ¿Por qué?

—Porque quiero protegerla.

Cuando le respondí, ladeó su cabeza aún más. Ese movimiento parecía algo ex-
traño. Debido a que estaba envuelto en mantos negros, lucía como un mago o un títere
de tamaño natural.

Recientemente, Cuervo venía a mi habitación cada día sin falta. A diferencia de la


primera vez que entró sin permiso, ahora golpeaba concienzudamente el cristal de la
ventana con su pico y esperaba a que le abriera, sin embargo, todavía no sabía cómo
lograba pasar a través de los barrotes de hierro. Si mis ojos se apartaban de él por un
instante, antes de que me diera cuenta, en el siguiente segundo, se encontraría parado
en medio de la habitación. Y al mismo tiempo habría tomado su forma humana.

—Bien, de acuerdo. Ya que así lo deseas.

Cuervo se echó a reír con una pequeña sonrisa hechizante. La expresión ilegible
y artificial que estaba haciendo era algo similar a la de Soleil, pero pensaba que esta
parecía más humana y ese desequilibrio me recordó que no sabía la verdadera natura-
leza de este ser. Diciéndolo cruelmente, me pregunto si podrías decir que parecía in-
quietante.

—Pero es extraño. ¿Por qué atesoras tanto a esa hermanita?

Caminando sin rumbo por la habitación, su apariencia, mientras revisaba la có-


moda y la estantería como si no fuera gran cosa, no era tan diferente de cuando era un
ave. Por eso sentía que eso probaba que el pájaro y el hombre eran el mismo ser.

— ¿No crees que una hermanita es una existencia que debería ser atesorada?

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
Cuando respondí esto, Cuervo se tiró en la cama donde yo estaba sentada y rio.

—Bien, supongo que sí. Pero, ¿sabes? eso, creo que es un sofisma.

— ¿Un sofisma?

—Sip. Decir ya que es una hermanita, debe ser atesorada, es solo un fragmento
de la verdad.

Creía que él era mayor que yo. Pero según lo que había visto, también tenía la
corazonada de que era considerablemente más joven. Si te fijabas bien, sus rasgos
eran los de un chico joven, pero en el momento en que pensabas eso, mostraba una ex-
presión madura. Realmente creía que era un hombre misterioso.

—Te gusta tu prometido, ¿verdad? ¿No es ella tu rival amoroso?

Dijo el hombre tirado en la cama mientras levantaba sus ojos almendrados.

— ¿Te había hablado de Soleil?

—No. Pero puedo saberlo sólo con mirar.

Cuervo se rio alegremente. Realmente me pregunto desde dónde miraría. Al me-


nos nunca he intercambiado palabras con Soleil delante de él. En primer lugar, Cuervo
aparecía en mitad de la noche y como solo venía a mi habitación, aunque dijera que me
observaba, en realidad no sentía que ese fuera el caso. Tal vez, ¿durante el día tomaba
una forma diferente? Pensé en preguntarle, pero, de repente, me di cuenta de que él no
era el tipo de hombre que respondería obedientemente a ese tipo de preguntas con ho-
nestidad.

—Decir es porque ella es mi rival en el amor no lo convierte en una razón sufi-


ciente como para no atesorarla…

Al menos ese era el caso para mí. Para la yo, que sabía lo que pasaría de ahora
en adelante, había una razón para atesorarla. Esta vez también era igual. Para no per-
der a mi hermanita, haré las cosas que deban hacerse. Eso era todo. Y así, usaré las co-
sas que puedan ser usadas. Al igual que la última vez.

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Kovel Translations
—Además, ¿no dijiste que no sería necesaria una compensación? ¿Qué me ten-
derías tu mano?

—Bueno, ciertamente lo dije. No necesito de ningún pago. Me refiero a pago mo-


netario, eso sí.

—…

—No pongas esa cara. Cumpliré mi promesa. Pero no he escuchado tu respuesta.

Cuervo se levantó bruscamente y puso su cabeza en mi regazo, comportándose


como un niño mimado.

—Quiero un motivo.

— ¿Un motivo?

—Un motivo para que yo haga un movimiento.

El aire se congeló. Lo sentía. No era ni cálido ni frío, por así decirlo, era como si
hubiese sido atravesada por un par de ojos que eran como dos piedras negras. Era
como si estos me dijeran que no me permitirían evadir la pregunta.

—Una vez…

— ¿Mm?

—Una vez, mi vida fue salvada por mi hermanita.

Es cierto. Y por eso, difícilmente puedo abandonar a mi hermanita. Me siento en


deuda con ella. Tengo la obligación de proteger a esa frágil hermanita.

—En mi infancia, hubo una ocasión en la que estuve a punto de ser pateada por
el caballo al que cuidaba.

Dije que cuidaba del caballo, pero no es como si lo hubiese hecho con seriedad.
De vez en cuando, iba a los establos para tomar un respiro de mis estudios y ayudaba
al mozo de cuadra, pero en verdad sólo le daba una mano. En realidad se podría decir

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
que me metía en su camino. Yo también lo pensaba. Y por eso, todos los que se encon-
traban ahí en ese momento eran descuidados. Usualmente ese era un caballo dócil, na-
die pensaba que algo así sucediera. El mozo de cuadra también estaba a mi lado, sos-
teniendo la brida del caballo. Por eso, nadie esperaba que el caballo levantara sus pa-
tas delanteras, asustado porque yo tropezara con una piedra y me cayera delante de
él.

¡Hermana!

Recuerdo claramente las manos de mi hermanita cubriéndome la espalda. Mi


hermanita no estaba ahí desde el principio, simplemente pasaba cerca por casualidad.
Como de costumbre, había estado enferma y postrada en cama hasta hace unos pocos
días y probablemente ya que no era bueno para su salud permanecer siempre ence-
rrada en su habitación, sus sirvientas la sacaron a pasear para que se ejercitara un
poco. Ahí, ella me vio, a punto de ser pateada por el caballo. Realmente solo sucedió
por casualidad. Entonces ella trató de protegerme tanto como pudo.

El caballo relinchó y su enorme figura se cernió sobre nosotras. Yo, que ni si-
quiera podía moverme por el miedo, estaba siendo protegida por mi muy pequeña her-
manita. En el momento crítico, si el mozo de cuadra no hubiera tirado de la brida al
darse cuenta de la situación, la cabeza de mi hermanita seguramente habría sido gol-
peada por el caballo. Eso probablemente no hubiera terminado bien.

— ¿Eso es todo?

Cuervo, quien estaba escuchando mi historia mostró una expresión de asombro.

—Sí, eso es todo.

Pero eso era más que suficiente. En aquellos días, debido a que mi enfermiza
hermanita había estado aislada la mayor parte del tiempo, apenas intercambiaba pala-
bra alguna con ella. A pesar de que una cierta distancia había nacido porque ella era
una hermana de una madre diferente, ya que estábamos separadas físicamente, había
incluso menos ocasiones para que nos pusiéramos en contacto. Sabía que tenía una

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Kovel Translations
hermana pequeña, pero no era muy consciente de su existencia. Ya fuera que ella estu-
viera o no, pensaba que daba igual. Y, aun así. Esa niña, me llamó hermana y trató de
protegerme. Hasta el punto de no importarle utilizar su cuerpo.

—En resumen, te conmovió su amabilidad.

—Sí… Tal vez sea por eso.

Silvia me protegió en el calor del momento, cuando volvió en sí y vio que las dos
estábamos a salvo, comenzó a temblar un poco. Apretó sus extremidades excesiva-
mente indefensas y delgadas y se lanzó hacia mí, gritando que había sido aterrador. Es
por eso que abracé ese cuerpecito mientras hacía una promesa. Juré que protegería a
esa pequeña y frágil hermanita. La próxima vez que algo sucediera, pensé que yo debía
protegerla. Y aun así.

—Jaja, bien… Está bien, muy bien.

Un par de ojos negros como el carbón miraron en mi dirección. No sabía lo que


estaba pensando, pero sus afilados ojos se habían suavizado, se relajaron con alegría.

—Bien, entiendo. Protegeré a tu hermanita. Ya que no me disgustan esas emo-


ciones humanas, —dijo Cuervo mientras jugaba y frotaba su nuca sobre mi regazo.
Cuando, por un segundo, le acaricié instintivamente la frente, Cuervo hizo una expre-
sión absorta y después rio con satisfacción.

Solo me quedaba un poco de tiempo antes de graduarme de la academia. Si las


cosas continúan así, sin que nada extraño suceda, Soleil y yo nos casaremos. Luego,
después de tres años, ese verano volverá. Ese verano donde Silvia será atacada en un
robo y muera. Esta vez, me pregunto ¿qué demonios va a pasar? ¿Podré hacerlo bien?
Estoy asustada. Creo que sólo es miedo. Pero, si no lo hago bien, seré condenada por
Soleil nuevamente.

♦♦♦

El día en que Soleil y yo nos casamos, Silvia tomó parte en la ceremonia como
familiar.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
Después de la ceremonia, nos reunimos afuera de la iglesia donde se había pre-
parado un pequeño jardín y recibimos bendiciones de nuestros parientes y viejos ami-
gos. Mi hermanita se paró ante nosotros con mis padres y nos felicitó con una sonrisa.
Sean felices, dijo ella mientras reía. A pesar de ser mi propia ceremonia de boda, solo
recordaba con claridad la apariencia de mi hermanita. Sus cabellos plateados estaban
sueltos y llevaba un lápiz labial rojo claro que atraía la atención de uno. Se veía real-
mente atractivo en su blanca piel. Al igual que en la fiesta de té donde los dos se cono-
cieron por primera vez, ella llevaba un vestido beige cercano al blanco y mostraba una
pequeña sonrisa. La figura efímera de la pequeña y delicada hermanita que no salía
mucho de casa llamaba la atención y destacaba mucho más que yo, la novia.

Soleil agradeció las felicitaciones que expresó Silvia. A mi lado, ese par de ojos
fríos se suavizaron un poco. Pero el rostro que vi de perfil tenía un tinte de lamenta-
ción que no se podía ocultar. No podía estar con la persona que amaba. Una vez más,
se estaba dando cuenta de esto. No podía mirar su rostro por más tiempo y cuando le-
vanté mis ojos repentinamente, por encima de mi cabeza vi a un pájaro negro volando
en grandes círculos. Como si se estuviera riendo de mí.

—Cuervo…

Soleil, quien escuchó mi murmullo con sus afilados oídos, inclinó la cabeza con
expresión perpleja. Cuando negué con la cabeza y dije que no era nada, lo dejó estar,
reprimió un bostezo y lo descartó con un aburrido ya veo. Era como si no tuviera nin-
gún interés. Como si no valiera la pena preocuparse por eso. Y entonces, su mirada una
vez más se volvió hacia mi hermanita.

Hoy debería haber sido el día más feliz de mi vida. La yo de la primera vida cier-
tamente había creído eso. Tomó varias semanas elegir el vestido de hoy. Y sin em-
bargo, como todavía había una parte de este con la que no me sentía satisfecha, lo
bordé yo misma. Cada vez que insertaba la aguja, sentía que daba un paso más hacia la
felicidad. Mi boca sonreía ampliamente mientras pedía ese deseo. Pero, si observabas
atentamente la situación como yo lo estaba haciendo ahora, podrías ver qué Soleil no
tenía el más mínimo afecto hacia mí. Para no dejar que nadie lo sintiera, para no dejar
que nadie se diera cuenta, fingía que todo estaba bien, pero yo sabía que en realidad él

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Kovel Translations
me encontraba molesta y que estaba cansado de mí. Hasta ese punto, hasta ese ex-
tremo, no era amada por Soleil.

Mientras observaba el perfil serio de Soleil quien había prometido amor eterno
ante Dios, me di cuenta de que este hombre era capaz de engañar incluso a Dios. Era
una persona que sellaba su amor por el bien de la política. Una persona que elegía de-
fender sus tierras y su gente en lugar de amar. De esa manera, se puede decir que,
dado que podía controlar sus emociones y tomar decisiones racionales, era la figura
ideal para un administrador. Las personas que perdían de vista su camino por amor no
eran pocas. Pero él, nunca haría eso. Él me eligió por ese motivo. Y era de esa persona
de la que me había enamorado. Incluso cuando veía su apariencia que se podía inter-
pretar como frialdad, no había forma de que mis sentimientos cesaran. Por eso, ante
Dios, hice un verdadero juramento. Seguiría amándolo en todo momento. Incluso si él
no me amara, yo podría jurar por el amor de dos personas. Al hacerlo, tal vez algún día
llegarían tiempos gratificantes. Y así, me convertí en la esposa de Soleil.

Creo que mi tercera vida, en comparación con las anteriores, transcurrió en días
abrumadoramente más tranquilos. Al hacer los preparativos para ese día de verano,
también llevé una vida social como la esposa de un Marqués, cumpliendo con mis de-
beres como cónyuge de Soleil sin cometer ningún error. Todo era para evitar el inci-
dente que sucedería durante el verano del tercer año. Era necesario construir conexio-
nes personales y, además, fortalecerlas. Trabajé vigorosamente para hacer los arre-
glos necesarios y sentar las bases.

—Ya que fuiste tú, Ilya, quien me lo dijo, los busqué, pero ¿qué diablos quieres
hacer con un grupo tan pequeño de bandidos?

Cuervo inclinó su cabeza, desconcertado. Pero había cooperado sin mayor pre-
sión, mientras yo eludía su pregunta de manera ambigua y no le daba ninguna razón.

—No sé lo que estás tratando de hacer, pero de todos modos, ya que estoy abu-
rrido, darte una mano no es ningún problema, —dijo con una sonrisa.

Y luego, un día. Ocurrió un incidente imprevisto. Cuando llegué al lugar a donde


me había mandado a llamar porque Soleil tenía algo de qué hablar conmigo, descubrí

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
que también había traído a mi hermanita. Silvia tenía una expresión pálida y rígida y
Soleil estaba de pie frente a ella como para protegerla. Cuando observé sus figuras
preguntándome qué pasaba, Soleil me habló con un rostro solemne no diferente del
habitual.

—Silvia no tiene la culpa…

Iniciando la conversación abruptamente con esas palabras, primero que nada,


Soleil instó a mi hermanita, cuya complexión era mala a sentarse. Pero Silvia negó en
silencio con la cabeza. Las lágrimas se acumulaban en sus grandes ojos, como si estu-
viera soportando algo, cerraba los labios con fuerza como si estuviera a punto de llo-
rar en cualquier momento. Embargada por un presentimiento, mi espalda tembló un
poco.

—Ella está embarazada…

Soleil, quien repentinamente inhaló profundamente, declaró esto con una voz
desprovista de cualquier entonación.

— ¿De quién...?

Mis palabras murmuradas cayeron dentro de la amplia sala de estar. Lo sabía en


mi mente, pero mi boca no podía terminar de comprenderlo y se movió involuntaria-
mente.

—Silvia está embarazada de mi hijo.

Esta vez, cuando las palabras fueron dichas claramente, mi mente se quedó en
blanco. Literalmente de blanco puro. Solo estábamos los tres en la sala de estar que
había sido vaciada de gente de antemano. Es por eso que mi respiración inestable se
escuchaba claramente. La voz que finalmente logró soltar las palabras ¿por qué? tem-
blaba enormemente. Las palabras temblorosas que dije como si estuviera escupiendo
un trozo de piedra desde la profundidad de mi pecho rodaron sin ningún significado.

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Kovel Translations
Silvia tenía un cuerpo frágil, se había llegado a la conclusión de que probable-
mente sería difícil para ella querer tener hijos. Por esa razón, ella no tenía un prome-
tido. Dentro de la sociedad aristocrática donde se decía que dar a luz a un heredero era
el papel de la mujer, ella estaba en una desventaja abrumadora. Se suponía que era el
caso. Hasta ese momento.

Sin saber qué hacer, repetía ¿por qué? Como una idiota. Con una voz que parecía
estar a punto de desaparecer, Silvia respondió con un murmullo.

—Hermana, lo siento. —Mientras mantenía su figura en el rabillo de mi campo


de visión, mis ojos se movieron hacia el rostro de Soleil. Estoy segura de que hoy era
nuestro aniversario de boda. El aniversario de nuestro segundo año. Solo habían pa-
sado dos años.

Mientras yo hacía los arreglos para enfrentar el verano del tercer año, en un lu-
gar del que no tenía idea, esos dos tuvieron repetidas reuniones de amantes.

El único que mantuvo su compostura en ese momento fue probablemente Soleil.


A pesar de que esto podía contar como una infidelidad, él lo había revelado con una voz
que no mostraba el más mínimo sentimiento de culpa.

—Estoy enamorado de Silvia.

En mi vida anterior, y en la anterior a esa, esas fueron las palabras que no recibí
ni una sola vez. Sin importar cuánto me comprometí, sin importar cuántas veces le dije
a Soleil que lo amaba, esas palabras nunca me fueron devueltas, ni una sola vez. Esas
palabras, ¿mi hermanita las obtuvo solo porque era Silvia? ¿Construiría una familia fe-
liz mientras yo literalmente ni siquiera pude sostener en mis brazos al niño que di a
luz? Esas cosas, eran las que originalmente yo debería de haber conseguido.

Grité estruendosamente. Como si mi grito pudiera hacer añicos el mundo. Aun-


que sabía que una cosa tan estúpida nunca sucedería.

♦♦♦

—Ilya, ¿por qué lloras?

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
Estaba tendida en el suelo, en posición fetal, cuando una voz extrañamente
dulce me habló desde arriba. Cuando miré, el hermoso rostro de Cuervo estaba justo
ahí. En ese momento, cuando me oyeron gritar, los escoltas irrumpieron en la sala. In-
conscientemente busqué la figura de Al, pero luego recordé que después de casarme,
lo dejé en casa de mis padres. Cuando le dije que protegiera a mi hermanita en lugar de
a mí, su rostro parecía dolido por un segundo antes de lograr borrar su expresión. Des-
pués de haber irrumpido en la habitación, el escolta de la casa del Marqués con quien
nunca había intercambiado ni una sola palabra me tomó en brazos mientras todavía
estaba confundida y conmocionada, luego me dejó en mi habitación y cerró la puerta
desde el exterior.

—Cuervo, Cuervo…

Si se me permite dar una excusa, entonces diría que en ese momento, segura-
mente me encontraba en mi límite. Yo, que había sobrepasado mis puntos críticos mu-
chas veces, que había probado la verdadera desesperación, en ese momento, me afe-
rré a la persona más cercana que me ofreció una expresión amable, Cuervo. Por eso, le
hablé sobre el camino que estaba siguiendo, sobre todo lo relacionado con los inciden-
tes que no podía percibir como realidad. Seguramente, debo haber deseado que alguien
me compadeciera y me mostrara algo de compasión. Deseaba que alguien me conso-
lara “te has esforzado soportando todo sola”. Y luego, deseaba que me dijeran “Ya no
necesitas preocuparte”. Cualquier cosa estaba bien, solo quería una razón para seguir
viviendo en esta cruel realidad.

—Ilya, Ilya...

Después de escuchar hasta el final la historia que le conté mientras sollozaba


convulsivamente y escupía palabras poco a poco, Cuervo pronunció mi nombre. ¿Cree-
ría en una historia tan absurda? Pero yo quería que lo hiciera. Sí no lo hacía… Un dedo
delgado recogió mi barbilla. En mi campo de visión, el cual había sido elevado a la
fuerza, el rostro de Cuervo apareció. Con respecto a lo que estaba pensando este ros-
tro blanco que era como una máscara, nada podía leerse de su expresión. Su par de
ojos negros como el carbón reflejaban mi expresión de llanto y ansiedad.

—Si lo que dices es verdad, entonces...

40
Kovel Translations
Cuervo cortó sus palabras en ese punto y me miró intensamente a los ojos. Era
como si intentara asomarse a las profundidades de mi corazón. Cuando pensé que,
como era de esperar, no lo creería, mi corazón se quebró, pero luego fue sanado con
sus siguientes palabras. Sin embargo, estas no fueron ni de simpatía ni de amabilidad.

—Es casi como estar en el infierno.

Lamiendo las lágrimas derramadas en mis mejillas, Cuervo se echó a reír.

—Hey, Ilya. El lugar llamado infierno, es donde van los pecadores, ¿verdad?

— ¿Pecadores…?

—Las personas que cometieron pecados caen a ese lugar después de su muerte,
¿no? Y luego, ahí reciben su castigo, ¿no?

— ¿Ellos reciben…?

¿Su castigo...?

—Si este es el infierno. Si estás recibiendo tu castigo. Entonces, ¿qué clase de


pecado cometiste?

Los fríos dedos de Cuervo agarraron con fuerza mis manos como si estuviera
rasguñando una alfombra y me sujetó desde arriba.

— ¿Por qué esto te está pasando a ti y solo a ti? ¿Por qué solo eres tú quien re-
pite lo mismo?

Varias gotas de agua cayeron en las manos de Cuervo que cubrían mis dedos
temblorosos. Si esto era un castigo. Si esta era la indemnización por cometer un pe-
cado. Entonces mi pecado seguramente debe ser haber deseado mi propia felicidad.
Porque, en otras palabras, significaba lo mismo que desear la infelicidad de Soleil y Sil-
via. Ciertamente, la yo de mi primera vida estuvo encantada con la muerte de Silvia.
¿Pero era un pecado digno de dar lugar a este gran tormento?

—Puede ser que tú, ¿crees que eres la única infeliz...?

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
¿Cómo respondí a la pregunta de Cuervo? Ya no me acuerdo. Lo que recuerdo, es
mi propia figura parada completamente sola en mi habitación.

Sin embargo, señorita, usted no es del tipo de persona que elegiría terminar con
su propia vida.

Eso era lo que había afirmado la voz de Al. No obstante, siempre me encontraba
ansiosa y, después de mi casamiento, nunca mantuve una herramienta afilada dentro
de mi habitación. Porque temía a la posibilidad de lastimarme a mí misma. Ya fueran
tijeras, cuchillos o navajas, no mantuve nada de eso en mi habitación. Entonces, trencé
una cuerda con las sábanas que había rasgado con mis dientes.

No estaba cuerda. No estaba cuerda, pero entendía completamente lo que es-


taba haciendo. El bebé que nunca podría abrazar ni una sola vez, mi hermanita segura-
mente lo sostendría entre sus brazos. Cuando me imaginaba el rostro de Soleil mien-
tras sonreía de felicidad al mirarlos, era fácil llevarlo a cabo. Ya se había terminado. Ya
había perdido mi propósito. No podía ver la apariencia feliz de ese niño, no podía ver a
Soleil construyendo un futuro con otra persona. Si era un castigo, si era la indemniza-
ción por haber cometido un pecado, entonces… Esta realidad simplemente continuaría.
Un repentino completo giro de los acontecimientos no ocurriría. Coloqué la cuerda al-
rededor de mi cuello. Las puntas de los dedos de mis pies se deslizaron de la silla en la
que estaba parada.

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Kovel Translations

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor

Capítulo 04
—Es un placer conocerlo. Mi nombre es Ilya Il Machisse.

—El placer es mío. Yo soy Soleil Van Nortis.

El día de nuestro primer encuentro, Soleil ladeó su pequeña cabecita y mostró


una sonrisa. Ese sencillo saludo no estaba dirigido a mí, sino a mis padres, quienes mi-
raban desde detrás de mí la presentación de los niños. Al igual que él, yo también me
presenté, pero no pude evitar sentir la diferencia en nuestro rango social y por conse-
cuencia mi semblante se volvió rígido al estar temerosa del estado de ánimo de la otra
familia. Sin embargo, creo que los padres de Soleil no tuvieron una mala impresión de
mí. Oh, qué damita tan adorable, dijo su madre con una sonrisa en su rostro y, Soleil
también dirigió su mirada hacia mí. En el momento en que su sonrisa se fortaleció y su
rostro, el cual se había convertido en una elaborada y hermosa máscara como la de
una muñeca de porcelana, se giró en mi dirección, me di cuenta. Esta persona, estaba
herida. Entendía el por qué. Escuche que su prometida había fallecido recientemente. Y
que ellos eran muy buenos amigos de la infancia. Yo nunca la conocí, pero sabía de los
rumores. A pesar de su juventud, era inteligente y hermosa. Además, mi padre me ha-
bía dicho que me convirtiera en alguien como ella. Me dijo que si mi objetivo era con-
vertirme en una dama, entonces esa niña de una edad cercana a la mía era un buen
modelo a seguir. Aunque era una demanda irrazonable el querer que tomara como ob-
jetivo a alguien a quien ni siquiera conocía, muchas de las personas que trabajaron
como mis tutores privados también le habían enseñado a esa chica y, todos y cada uno
de ellos, decía lo mismo sobre ella. Que esa chica, era maravillosa.

Tan pronto como ella falleció, dado que el puesto de ser la prometida de Soleil
me fue impuesto inesperadamente a mí, podría decirse que me volví su sustituta, justo
como mi padre me había dicho que fuera.

Ese primer encuentro, el cual tuvo lugar en el jardín del Marqués, progresó bas-
tante calmadamente. Dado que los padres de ambos mantenían relaciones amistosas y
nuestras madres también se llevaban bien en la alta sociedad, las conversaciones pa-
recían progresar animadamente. En cuanto a Soleil y a mí, después de intercambiar
presentaciones, ambos permanecimos en silencio, pero mientras yo me encontraba
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Kovel Translations
confundida, Soleil me guió y me enseñó desinteresadamente qué es lo que debía hacer.
Por ejemplo, me mostró cuándo tomar el té, cuándo comer postres, cómo pedir per-
miso para retirarme de mi asiento cuando me sentía cansada; con su mirada o sus ges-
tos, él hacía una demostración de todo esto para mí. Esa es la razón por la que todo lo
que debía hacer la mayoría del tiempo era sonreír y dejar el tiempo pasar. No sabía en
qué pensaba Soleil, pero el tiempo que pasamos encontrando nuestras miradas y que-
dándonos al margen de las conversaciones, no era tan malo. Cuando nuestros padres
nos permitieron retirarnos de nuestros asientos, dimos una pequeña caminata en el
jardín. Yo no estaba acostumbrada al vestido que había sido preparado para la reunión
de presentación de hoy y, tampoco es que fuera fácil caminar con dicho vestido, pero
cada vez que mis pies se detenían, unos cuantos pasos delante de mí se encontraba
Soleil esperándome. Nunca dijo apresúrate o ¿aún no has acabado de descansar? Sim-
plemente esperaba. Cuando me apresuré a alcanzarlo, la expresión en sus ojos, la cual
tenía un dejo de dureza a pesar de sus rasgos infantiles se volvió un poco más gentil.
Enseguida, sus pequeños dedos sujetaron mis aún más pequeños dedos y dijo.

—Llevémonos bien. A partir de ahora, vamos a siempre, siempre llevarnos bien.

Soleil era dos años mayor que yo. Él sólo tenía siete años, pero sus ojos siempre
miraban al futuro. Naturalmente yo también debería y, ambos planeamos convertirnos
en una pareja armoniosa.

Me pregunto, ¿en qué me equivoqué…?

♦♦♦

Vi claramente que mi mano soltaba la taza llena con té negro. La taza rota pro-
vocada por el choque contra su platillo era, indudablemente, una representación de mi
relación con Soleil. Cuando levanté la cabeza, mis ojos reflejaron el inusualmente sor-
prendido rostro de Soleil. A su lado, habiéndose encogido de hombros debido al susto
que le provocó el sonido de la porcelana al chocar, estaba Silvia.

Los dos se habían encontrado por primera vez.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
En ese instante, los recuerdos recuperados llenaron mi mente. Junto a la aterra-
dora sensación de que la sangre de mi cuerpo era drenada, varias escenas se desple-
gaban rápidamente y después desaparecían. Mis vidas pasadas. Mi vida anterior y la
previa a esa, la anterior a esa e incluso la de antes de esa, la anterior a esa. Me pre-
gunto, ¿en cuál dejé de contar?

—Ilya, ¿qué pasa…?

Mientras miraba la expresión dubitativa de Soleil, recordé las vidas que había
vivido hasta ahora. Era un ser humano que no podía olvidar nada y a la vez olvidaba
todo. Se suponía que era así. ¿Desde qué punto comenzaron a aparecer espacios en
blanco en los recuerdos que recuperaba? Recuerdo la vida anterior, pero no puedo re-
cordar claramente la vida previa a esa. Puedo recordar perfectamente la vida anterior
a esa, pero estoy olvidando la vida de mucho antes. Esto da a entender cuánto he es-
tado repitiendo lo mismo.

Cuando miré hacia el cielo inconscientemente, pude ver a una pequeña ave vo-
lando en lo alto. Pero no era negra. No era Cuervo.

—No… no pasa nada. Mis disculpas. Mi mano se resbaló.

Al, quien se encontraba cerca de mí, llamó a la sirvienta y la observó levantar


hábilmente los pedazos de la taza rota. Mientras sentía como mi pulso resonaba al
elevarse violentamente, mi mente se enfriaba y me decía calmadamente que este
acontecimiento era sólo el principio. Si me retiraba de mi asiento, si en ese momento
me levantaba lentamente mientras decía no me siento muy bien, ¿les parecería bien si
me retiro antes? Soleil frunciría el ceño con una expresión cada vez más dubitativa. Si
los demás lo vieran, esto no sería un gran cambio como para deducir esto, pero para
mí, quien había estado observándolo desde nuestra infancia, podía entender perfecta-
mente cada una de las emociones de Soleil. Además, el lapso de tiempo que había pa-
sado observándolo no se limitaba sólo a esta vida.

—Hermana, ¿estás bien?

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Kovel Translations
Me di cuenta que la taza que había dejado caer cuando Soleil estaba saludando a
Silvia, había cortado el dulce ambiente que había entre ellos. Mi hermanita ni siquiera
se había sentado todavía.

—Joven Soleil, por favor, cuide de Silvia.

Cuando dije eso, su expresión se relajó de inmediato y se volteó para encarar a


mi hermanita.

—Me disculpo, —dijo y, en mi lugar, bajó su cabeza y corrió la silla para Silvia.

—No, yo debería ser la que se disculpe, —respondió mi hermanita, quien se había


puesto nerviosa y cuyas mejillas se habían teñido de rojo. Mientras su belleza robaba
las miradas de todos, le rogué a Al con mi mirada y este tomó mi mano derecha para
escoltarme. No pensé que él, como mi escolta, cometería un acto tan grosero frente a
mi prometido, pero en esta situación, ni siquiera Soleil lo regañaría. Además, no había
dudas de que ya no estaba prestándome atención. Mientras mantenía a Soleil, quien
miraba fijamente a las redondas mejillas de mi hermanita, en el rabillo de mis ojos, me
retiré de mi asiento. Sin saber cuántas veces había visto aquella escena que se seguía
repitiendo, bajé mi mirada. Cuando Al susurró señorita en mis oídos, me di cuenta de
que había dejado de caminar.

Mientras me agarraba el pecho, el cual había sido asaltado por un dolor similar a
un fuerte tirón, sentía como si este hubiese sido abierto con un cuchillo. ¿Por qué soy
así? ¿Por qué no me cansaba de ser herida una y otra vez?

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor

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Kovel Translations
Cuando vi el rostro preocupado de Al mirándome, lo recordé súbitamente. En
una de mis vidas pasadas, tomé su mano y me fugué. Al principio, rechazaba su mano
obstinadamente, pero después de experimentar vidas donde era acorralada implaca-
ble e incansablemente, había caído ante una profunda desesperación y, al final, había
tomado su mano. Si esta fuese una de esas novelas románticas que eran populares en-
tre los plebeyos, esta se hubiese convertido en el tipo de historias de amor que todas
las doncellas leían con fascinación. Un amor prohibido con un escolta, esta sería na-
rrada bajo esa perspectiva. Pero, Al y yo no estábamos enamorados. Al sólo sentía lás-
tima por mí. Por otra parte, él era la clase de persona que llevaría a cabo su deber.

Eso es, su deber.

Yo sabía que si me escapaba de la casa de mis padres antes de casarme con So-
leil, nunca podría volver. El hecho de que en cada vida, nos casábamos después de que
yo me graduara de la academia no era por voluntad ni mía ni de Soleil. Todo era contro-
lado por la casa del Marqués. La hija del Conde llamada Ilya, parecía ser mucho más
capaz de lo que ella misma pensaba y cuando esta estaba asistiendo a la escuela, otras
familias habían tratado de entrometerse y prevenir que se uniera a la familia del Mar-
qués. Dado que su rango social no coincidía, hubo casas que trataron de romper el
compromiso con Soleil y formar un nuevo acuerdo matrimonial con él. Esa es la razón
por la que, antes de que las cosas se volvieran más complicadas, la casa del Marqués
se apresuró en acogerme y realizó una ceremonia que había sido realizada rápida y
coercitivamente bajo su influencia. Sin embargo, yo no albergaba ningún tipo de insa-
tisfacción con respecto a eso. De hecho, estaba deleitada de convertirme en la esposa
de Soleil lo más pronto posible. Por lo que, incluso si yo no hacía nada, las preparacio-
nes para mi matrimonio con Soleil avanzaban favorablemente.

Me pregunto por qué había pensado abruptamente que si iba a escapar, debería
ser ahora o nunca. Creo que, sólo pensé que debía huir.

—Mi señorita, por favor, declare su deseo. Por favor, elija tomar esta mano. —
¿Fue su mirada sincera la que conmovió mi terco corazón o fue solamente que había
llegado el momento? Ya que Al había dicho que yo era más importante que cualquier
otra cosa en el mundo. Podría haber pensado que no sería malo creer en esas palabras.
O tal vez, era que mi corazón se encontraba agotado por esas vidas repetitivas y no

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
podía tomar la decisión correcta. Cuando el corazón de Soleil comenzó a inclinarse ha-
cia Silvia, decidí alejarme de ellos. Ni siquiera yo creía que fuera capaz de hacer algo
así, pero después de determinarme, todo lo que quedaba era perfeccionar un plan. Po-
dría haber sido un plan cuidadosamente preparado, pero ocurrió una situación inespe-
rada. Lo que nos faltaba a Al y a mí, era probablemente la capacidad para verificar to-
dos y cada uno de los detalles con ojo crítico. Escapamos juntos en medio de la noche,
tomando prestada la ayuda de varias personas, tratamos de dejar la ciudad y, fuimos
acorralados. Cuando comprendí que aquellas personas eran los protegidos del Mar-
qués, ya me encontraba en una situación donde me era imposible hacer movimiento al-
guno. Estaban minuciosamente preparados y no le dieron importancia a nuestra resis-
tencia. Era natural. Ellos eran la denominada Unidad de Inteligencia del Marqués. El
lado oscuro de la nación. Algo como capturarnos a Al y a mí, para la unidad principal-
mente encargada de asesinatos, era más fácil que torcerle el cuello a un bebé. No es
que Al fuese débil. Él trabajaba como un caballero escolta. Sus habilidades estaban ga-
rantizadas por el simple hecho de servir a mi Casa Condal. Pero no podía pelear equita-
tivamente con humanos pertenecientes al lado oscuro que mataban personas como
forma de vida.

Como si fuera natural, Al se paró delante de mí. Para protegerme. Como para ex-
presar que este era su deber como un escolta. Y entonces, frente a mí, fue acuchillado
y murió.

—Llegados a este punto, si abandonas tus obligaciones, sería problemático para


mí. —Me dijo la esposa del Marqués con la misma sonrisa calmada que tenía la primera
vez que nos vimos, cuando vino a visitarme después de que regresara a casa.

—No es como si hubieses crecido tanto tú sola, ¿no? No fueron sólo tus padres
quienes te criaron para que fueses la próxima esposa del Marqués. Por ese propósito,
nuestra casa también hizo uso de su poder. La mayor parte de los gastos por tu educa-
ción fueron pagados por nuestra casa. ¿Lo sabías? —La esposa del Marqués, quien sólo
declaraba hechos con un tono indiferente, ladeó su rostro hacia mí, el cual se parecía
mucho al de Soleil, añadió:

—Debes entender que no existe un reemplazo apropiado para ti.

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Kovel Translations
De hecho, nunca pensé que la unidad llamada Los Sabuesos Del Marqués se mo-
vilizarían sólo para buscarme a mí. Yo, que no pude predecir eso, había sido demasiado
ingenua. La fuga de la prometida de un marqués era un gran escándalo en la alta socie-
dad. Después de todo, la sociedad aristocrática se preocupada más por las apariencias
y la dignidad.

Y seguidamente, Al, como la persona que había cooperado para la fuga, fue eti-
quetado como el principal criminal por haber instigado todo el asunto. En primer lugar,
los principales empleadores de Al eran mis padres y, al tratar de liberarme, había trai-
cionado a la casa del Conde. Esa es la razón por la que había sido desechado despiada-
damente. A mí no se me dio ni la más mínima oportunidad de defenderlo. Ya era dema-
siado tarde para decir que yo había sido quien había planeado todo, que no había sido
su culpa. Porque él ya estaba muerto.

—Ya que murió protegiendo a su ama, cumplió con su ansiada ambición como
caballero, ¿no?

La esposa del Marqués rio con extrema satisfacción. Sus palabras eran correc-
tas en cierto sentido. Ya que él había deseado vivir y morir como un caballero. Su sala-
rio era pagado por la casa del Conde, pero él había dicho que yo era su única ama. Dijo
que no tenía intención de obedecer a nadie más. En mi vida pasada, había sido igual
cuando le pedí que protegiera a mi hermanita en vez de a mí. Debido a que fue mi or-
den, él aceptó a regañadientes. Ya que aceptó mientras exteriorizaba una frustración
proveniente desde el fondo de su corazón, creo que terminé malinterpretando la bon-
dad de Al. Antes de darme cuenta, llegué a creer que sólo existía por mi bien. Lo había
perdido en mi primera vida, por lo que después de eso me esforcé por mantenerlo ale-
jado de mí. Quizás porque preví que lo perdería algún día. Así es como solía ser mi anti-
guo ser. Y sin embargo, esta vez lo había llevado conmigo.

—Yo soy la prometida de Alfred… No, era su prometida.

Pocos días después de ese drama de la fuga, yo, quien había sido obviamente
encerrada, recibí una visita. Era una mujer joven. Por su ropa, me di cuenta de que no
era de la aristocracia, sino que probablemente era la hija de un comerciante. Su diseño

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
era moderno y estaba decorada con muchos adornos que recientemente causaban fu-
ror entre las chicas de la ciudad. No obstante, nada de eso se ajustaba al color oscuro
de la tela que recordaba a un vestido de luto. No, me equivocaba. Esta mujer definitiva-
mente llevaba un vestido de luto. La razón por la que no estaba claro si eran o sólo pa-
recían ropas de luto, era porque esta mujer todavía era su prometida, aún no se había
convertido en su esposa legal. En otras palabras, todavía era una extraña que solo es-
taba prevista para convertirse en un miembro de la familia. Era diferente del luto por la
muerte de un miembro de la familia.

— ¿Sabías de mi existencia?

Todavía era una jovencita con rasgos adorables. Al era mayor que yo por cinco
años, por lo que puede que ella tuviera aproximadamente la misma edad que yo. Debe-
ría tener diecisiete o dieciocho años. A pesar de ello, despedía un aire calmado. Tal vez
era debido a su profunda pena. Su rostro salpicado de pecas me miraba fijamente. Pa-
recía que sus ojos cuyos contornos estaban teñidos de rojo me estaban culpando y
sentenciando. A pesar de que me había preguntado si la conocía, no esperó una res-
puesta antes de decir:

—Alfred y yo habíamos planeado casarnos una vez que tu vida se hubiera esta-
blecido. Nosotros teníamos tal promesa.

Ella dijo que no sabía cuántos años tomaría, pero que tenía la intención de espe-
rar, luego se cubrió los ojos. Sus lágrimas cayeron en sus manos, las cuales estaban
fuertemente apretadas sobre sus rodillas. Tomó en consideración tanto mi situación
como la de Al, cada pequeña cosa y, sin embargo, cuán profunda debe haber sido la de-
terminación de la joven que, ¿aun así decidió esperar? Incluso si no se veía como una
aristócrata, por su ropa podía adivinar que era de una familia adinerada. Una mujer na-
cida en tal familia tenía el deber de unir dos casas a través del matrimonio. Al y ella
probablemente se comprometieron para ganar tal unión. Pero Al eligió escapar con-
migo. Porque yo había querido. Fue imposible para él revertir la decisión de su ama ele-
gida. Es por eso que ella también debe haber tomado su propia decisión. Ella no tenía
más remedio que decidirse. Planeaba elegir a Al, planeaba abandonar a su familia. Esa
es la cantidad de determinación que ella puso en esa decisión.

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Kovel Translations
Oh, Señor. Yo, qué he hecho. Qué diablos había hecho.

Sabía que palabras como lo siento no significarían nada para ella. Yo siempre
estuve del lado de los que le robaron cosas. Por eso sabía que tales palabras no le pro-
porcionarían el más mínimo alivio. ¿Puede ser que tú, crees que eres la única infeliz...?
En ese momento, recordé las palabras de Cuervo.

—Alfred me da lástima. Murió porque te eligió a ti como su ama…

Aunque sus lágrimas que seguían cayendo parecían pasajeras, la fuerte mirada
que me dirigía perforaba mi pecho. Yo no sabía. No sabía en lo más mínimo. Ni siquiera
era consciente del hecho de que Al tuviera una prometida. No, eso está mal. Ni siquiera
intenté saberlo. Como Al lo sabía todo acerca de mí, tenía la impresión de que no nece-
sitábamos palabras entre nosotros. Y entonces, me dormí en los laureles, di por senta-
das las gentiles palabras de Al y dependí de la mano que absolutamente nunca debí to-
mar. Por eso, Al murió. Yo le robé a Al.

Ah, me pregunto, ¿qué tan tonta puedo ser?

Lo que pasó después de eso, no lo recuerdo bien. Solo que la alta sociedad no
era particularmente amable con una mujer noble que había intentado fugarse una vez.
A pesar de que tenía la intención de mantener un perfil bajo, antes de darme cuenta es-
taba en un lecho de espinas y aún peor que eso, la actitud de Soleil, quien no ocultaba
su mirada decepcionada, nunca dejó de lastimarme. Sus ojos fríos ya no reflejaban mi
figura y nuestras miradas nunca se encontraban. No podía alcanzar su mano cuando
caminábamos, nuestros dedos ni siquiera se tocaban entre sí.

Recuerdo su voz cuando dijo: Aunque soy el que fue abandonado, ¿por qué estás
haciendo una expresión tan adolorida? Creo que en esta vida, Soleil y Silvia no perma-
necieron casados de por vida. Pero, como era de esperar, no puedo recordar bien.

En la siguiente, en la siguiente con seguridad, tengo que llevar a cabo el plan yo


sola. Eso es lo que pensé mientras rememoraba mi vida pasada.

Y así, en mi vida que volvió a comenzar, planeé mi fuga.

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Kovel Translations

Capítulo 05
Debes entender que no existe un reemplazo apropiado para ti.

Recordaba las palabras dichas por la esposa del Marqués. Por esa razón, co-
mencé por educar a una persona capaz de convertirse en mi reemplazo.

Mientras actuaba de manera casual, fingiendo que todo estaba bien y que es-
taba relajada, le enseñé a mi gentil hermanita Silvia todo lo que había aprendido hasta
ahora fingiendo que era un entrenamiento en las artes del cuidado del hogar.

Puede haber sido duro hacerle esto a ella, quien ni siquiera tenía un prometido.
Desde la perspectiva de una tercera persona, pareciera que la estaba acosando y, de
hecho, eso era lo que murmuraban las sirvientas. Sin embargo, cuando le dije que era
necesario por el bien de su futuro, Silvia sólo entornó un poco los ojos y, de pronto, co-
menzó a reír con una alegría proveniente desde el fondo de su corazón.

—Hasta hoy, me sentía como si ya estuviera muerta.

Mi hermanita me miró con ojos determinados. Las palabras que dijo como en un
suspiro sonaban como si estuvieran cargando con un sentimiento de agotamiento.

—No hay nada que pueda hacer acerca de mi débil cuerpo. En el mejor de los ca-
sos, todo lo que puedo hacer para tratar de fortalecerlo es dar un pequeño paseo dia-
rio. Incluso se me prohíbe conversar un poco ya que eso podría agotarme. Estoy siendo
cuidada con cariño y esmero, se me dijo que estaba bien que no hiciera nada, que sólo
necesitaba seguir viviendo, pero por el contrario, siento como si muriera gradualmente
—dijo Silvia mientras lloraba tiernamente. Y luego, tomó mi mano. —Gracias.

Sí, me agradeció. Yo, que le respondí que no había necesidad de agradecerme y


le mostré una sonrisa, me pregunto ¿cuánto tiempo podré mantener mi fingida estoici-
dad?

Todo el tiempo, el principio que rigió mis actos fue mi interés propio. Quería es-
tar al lado de Soleil. No podía soportar ser mirada con desprecio y desdén por sus ojos.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
No podía soportar morir sola, en completa soledad. Tampoco podía soportar que al-
guien me inculpara, estaba harta de ser siempre condenada en cada final de mis vidas.

Por eso, para no dejar que eso sucediera, intenté salvar a Silvia.

Pero pasó lo mismo todas las veces. Esta vez probablemente pasará lo mismo.

No era por su bien. Sólo se trataba de mí persistiendo en las cosas que debían
hacerse por mi propio bien e interés.

Sin embargo, esta era la primera vez que algo parecido a la culpa se mostraba a
través de mis sentimientos.

Observando las mejillas de mi hermanita enrojecerse de alegría mientras me mi-


raba, me di cuenta de que era yo la que la hacía mostrar tal expresión y llegué a pensar
que esta era la primera vez en que realmente actuaba como una hermana mayor.

Esta niña un día me robará a Soleil.

Siempre lo he sabido. Por un lado, me puse la meta de salvarla, pero en realidad


me preguntaba por qué debía hacerlo. Me sentía en conflicto.

Sin darme cuenta, esto dio nacimiento a un distanciamiento entre mi hermanita


y yo o, más bien, yo me comportaba como si quisiera mantenerme alejada.

No sólo mis padres y nuestros sirvientes decían que ella debía estar encerrada
en su habitación debido a su. Seguramente estaban preocupados por mi hermanita,
pero yo era diferente.

Simplemente me sentía tranquila pensando que mientras ella se quedara quieta


en su habitación, no tendría que verla.

Siempre estaba buscando una razón legítima para alejarme de mi hermanita.

Si reflexiono sobre cuándo comencé a pensar así, probablemente fuera desde


esa fiesta de té. Hasta ese momento, Silvia había sido mi incomparablemente adorable
hermanita.

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Kovel Translations
Apretando mi mano con fuerza, Silvia dijo con voz debilitada que había estado
sola todo este tiempo. Mientras observaba su perfil apático, sentí vagamente que el
momento de enfrentarnos podría haber llegado.

Sabía que Silvia, cuyo cuerpo se decía que era demasiado frágil como para tener
hijos, podía quedar embarazada. En otras palabras, como yo, ella también tenía las
cualidades para casarse en una casa aristocrática. Una casa Condal de tercer rango no
era demasiado acomodada, pero como una familia noble, su estatus no podía ser criti-
cado y, más que nada, la apariencia efímera de Silvia era habitualmente muy valorada.

Originalmente, el futuro de mi hermanita debería haber estado asegurado. De-


bería haber muchos hombres más que dispuestos a ser adoptados en nuestra familia e
incluso si Silvia dejara la casa, la sucesión no sería un gran problema.

Ya que yo me casaría en la casa del Marqués, en el peor de los casos en que Sil-
via falleciera debido a su enfermedad, se había decidido que el hermano menor de
nuestro padre, el cual era bastante joven, heredaría el título nobiliario. Si Silvia hubiera
estado sana, entonces no habría habido ningún elemento en su vida con el que pudiera
estar insatisfecha.

En mi caso, el estatus de la familia de Soleil era demasiado alto. Me aferré a él


desesperadamente debido a que por varias coincidencias, la responsabilidad de ser su
prometida recayó en mis hombros.

Sé que la única manera de quedarme a su lado era como su prometida.

Podría haber sido diferente si los dos fuéramos del mismo sexo. Si Soleil lo hu-
biera deseado, probablemente podría haberme convertido en amigo suyo.

Pero éramos de sexos opuestos, si no me convertía en su prometida, no se me


permitiría quedarme a su lado. Ser hijo de un Marqués era una posición demasiado alta.

Tal vez, toda esta discordia ocurrió porque yo fui la que se convirtió en la pro-
metida de Soleil.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
¿Y si hubiera sido Silvia? Soleil seguramente se ofrecería voluntariamente para
protegerla. Sin importar lo que alguien más le dijera, no había dudas de que la habría
apreciado y protegido hasta el final, envolviéndola en capas de seda como si fuera una
frágil muñeca de porcelana. Incluso si su amada Silvia era puesta en peligro debido al
hecho de que él había sido conferido con una posición social sólo por debajo de la
Realeza, él no dejaría que nadie se saliera con la suya y se quedaría siempre a su lado,
cuidándola.

Estoy segura de que lo haría. Incluso si yo no estuviese aquí la protegería.

Después de todo este tiempo, había llegado a esa conclusión.

—Daré mi mayor esfuerzo, hermana. Haré que te sientas orgullosa de mí...

Los delgados dedos de mi hermanita agarraban su lápiz y anotaban la fórmula


matemática en el cuaderno. Por el bien de aprender a administrar un feudo, la materia
de economía no podía omitirse. Silvia había dicho que no era buena con los cálculos,
pero perseveraba. Quería que al menos memorizara los idiomas de las naciones veci-
nas aliadas y cuando invité a un maestro de idiomas extranjeros, ella comenzó a
aprender el nuevo vocabulario felizmente.

Al principio, probablemente fue una gran carga mental para ella el que se le di-
jera que recibiría lecciones de un extraño, ya que anteriormente no había tenido la
oportunidad de relacionarse con personas que no fueran nuestros familiares o em-
pleados. Pero Silvia, cuyos grandes ojos brillaban de felicidad, no tenía miedo de
aprender. Repasaba lo que había aprendido durante el día hasta tarde en la noche e,
incluso si a veces su falta de sueño le causó anemia, yo pensaba que eso no era una
mala señal.

No sabía que Silvia era el tipo de persona capaz de poner tanto esfuerzo.

Mientras más amablemente la trataba, más entusiasta se volvía. Había días en


que se enfermaba como de costumbre, pero estos eran notablemente menos que an-
tes.

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Kovel Translations
El médico personal de la casa del Conde había ladeado su cuello con asombro e
hizo el siguiente diagnóstico,

—Su enfermedad hasta ahora probablemente fuese consecuencia de alguna de-


presión mental.

Se había dicho que Silvia era demasiado frágil como para que pudiera tener una
vida larga. Puede que eso se convirtiera ya en cosa del pasado.

Y entonces, Soleil con frecuencia nos observaba a Silvia y a mí, quienes nos ha-
bíamos hecho cercanas y parecíamos íntimas a simple vista.

En ese alegre rostro que no había podido conseguir ver ni una sola vez en todas
mis vidas pasadas, sus ojos se entrecerraban con ternura. Solo con reducir ligeramente
la distancia entre nosotras, él había cambiado completamente su fría expresión.

—Ustedes dos se llevan realmente bien —dijo mientras movía la vista hacia Sil-
via, cuyas mejillas se habían enrojecido mientras soñaba con el futuro.

Esa figura que miraba a mi hermanita con un profundo amor era similar a una
que había visto en algún lugar, en algún momento.

Soleil se enamora de mi hermanita. Mi hermanita se apodera de Soleil y de su fe-


licidad. Y yo… ¿qué hay de mí…?

En esas vidas mías que parecían cambiar, pero donde nada cambiaba realmente,
sentía como si me estuviera ahogando. Seguramente habría algún motivo para todo
este sufrimiento.

♦♦♦

El día en que escapé de la mansión, estaba lloviendo.

A diferencia de la última vez, ahora me había puesto una capa negra para mez-
clarme con la oscuridad mientras me escabullía.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
Había empacado suficiente ropa para unos pocos días en una pequeña maleta y
había traído conmigo joyas que podrían intercambiarse por efectivo. El dinero que ha-
bía preparado de antemano estaba escondido en mi ropa interior, los utensilios diarios
se podían comprar en cualquier lugar, por lo que al no llevar casi nada, corrí al lugar
donde la persona que actuaría como mi guía me esperaba.

Probablemente nadie se había dado cuenta de que había escapado de la man-


sión.

La razón de esto era que mi boda con Soleil sería dentro de dos días, por lo cual
la casa del Marqués y la mía estaban ocupadas debido a los preparativos y no tenían
tiempo alguno para preocuparse de otra cosa.

Los guardias eran bastante negligentes, así que no me había costado escabu-
llirme.

Para hacer que Silvia se convirtiera en mi sustituta, juzgué que lo mejor sería
mejor huir este día. Ya que sería imposible cancelar la ceremonia de boda con tan po-
cos días de anticipación, nuestra casa no tendría otra opción más que ofrecer un reem-
plazo. La única persona adecuada, era mi hermanita Silvia.

La situación era diferente a la de la última vez que escapé, ella fue educada para
convertirse en una novia. Nuestros padres podrían mantener su orgullo como aristó-
cratas. Además, siempre que hubiera una novia, la casa del Marqués pasaría por alto
mi escape.

Incluso mi caballero escolta, Al, quien tuvo que tirar por la borda su vida por
culpa de mi yo pasada, aunque podría ser un poco criticado por dejar que su ama hu-
yera bajo sus narices, no le ocurrirá nada grave.

Al menos no se convertiría en una situación donde tuviera que perder la vida.


Porque de todos modos, no sabía absolutamente nada sobre el plan en sí.

Había hecho todos los preparativos por mi cuenta, de principio a fin. Si tan solo
hubiera sido una adolescente normal, probablemente no habría podido pensar en todo

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Kovel Translations
esto. Como nací y me crié como aristócrata, nadie pensaría que podría huir, desapare-
cer en las calles y vivir allí.

Sin embargo, poseía recuerdos. Recuerdos de un gran número de vidas pasadas.

Había repetido lo mismo, había cometido errores una y otra vez y, finalmente,
encontré mi determinación. La determinación de huir de aquí, la determinación de dis-
tanciarme de Soleil.

Si es ahora, puedo hacerlo, pensé mientras desechaba todo.

Sintiéndome como si me hubieran crecido alas, creí que podría escapar de este
desgraciado destino. Estaba convencida de que esta vez podría lograrlo con toda segu-
ridad.

Probablemente por eso todo terminó así.

En lugar de tropezar y caer por las escaleras, esto se sentía más como si hu-
biese sido empujada por un acantilado. Di un paso adelante pensando que habría un
sendero pero resulta que no había suelo alguno bajo mis pies y, antes de darme
cuenta, mi cuerpo ya había sido arrojado al fondo del abismo.

Había dejado mi corazón botado en la parte superior del acantilado y había


caído.

No sé quién fue el traidor.

La última vez que escapamos, Al había encontrado a nuestros cómplices él solo.


Probablemente serían compañeros caballeros o amigos cercanos en los que podía con-
fiar.

Pero esta vez no tomé prestada la ayuda de estas personas. Debido a que los ca-
balleros se confiaban sus vidas entre ellos, estaban especialmente unidos. Si buscaba
la cooperación de cualquiera de ellos, existía la posibilidad de que este plan llegara a
oídos no solo de Al, sino también de Soleil.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
Así que esta vez solicité la ayuda de uno de los comerciantes de confianza con
los que comerciábamos con frecuencia.

¿Había sido un error? ¿O uno de los hombres a quienes este pidió ayuda nos trai-
cionó?

En cualquier caso, antes de darme cuenta, fui retenida por un traficante de es-
clavos.

Todas mis posesiones me fueron arrebatadas y entregadas a alguien más, en


ese momento nadie creería que yo era una mujer noble.

Era natural.

Porque era improbable que una joven de una familia aristócrata anduviera sola
en el centro de la ciudad y sin ningún escolta. Cambiarme de ropa para mezclarme en
las calles me había pasado una mala jugada.

Por supuesto, mis joyas y mi dinero también fueron robados. Mi cabello y mi


cuerpo estaban sucios debido a la lluvia que caía cuando había escapado y, ya que te-
mía que me rastrearan, no había traído conmigo nada que pudiera probar mi identidad.

Todo funcionó, pero para mal. Ahora que Silvia se había convertido en mi susti-
tuta, no había nadie que intentara encontrarme. Después de haber sido vendida y re-
vendida una y otra vez, no quedaron rastros de mi ubicación actual y nada pudo evitar
que cayera en aquel lugar al que llamaban el peor de los burdeles.

Manché la reputación de mis padres sólo por el hecho de haber huido. Después
de haber hecho algo así, no podría rogar por su ayuda.

Aunque creo que lloré al principio, al no poder llamar a nadie por ayuda, dejé que
el tiempo pasara. Mientras mi cuerpo y carne eran violentados, mi corazón y mi mente
también me fueron arrebatados.

Estaba viva, pero muerta.

Así se siente perder tu mente y tu corazón.

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Kovel Translations
No pensaba, nunca soñaba, tampoco albergué esperanzas. No podía recordar
por qué motivo había tratado de huir.

Pero tenía esta intuición. En algún lugar dentro de mi cabeza, creía que esto se
volvería a repetir.

El sonido de la porcelana al chocar interrumpió la ligera ensoñación en la que se


encontraba vagando mi mente.

Al otro lado de las manchadas sábanas, en la parte superior del solitario y de-
solado velador, temblaba un vaso de agua colocado encima de una taza.

Reflejado en la superficie de aquel vaso, se encontraba un rostro que había per-


dido su color, un rostro que me daba una impresión de deja vu. Posiblemente fuera
porque esta era la expresión que había visto reflejada en el espejo al que había mirado
justo antes de fallecer en mi vida pasada.

Ya no sabía el tiempo que había estado viviendo de esta manera. Lejos de contar
el pasar de los días, ni siquiera tenía constancia del tiempo porque en este lugar no ha-
bía nada que nos lo mostrara.

Era el vigilante fuera de la habitación quien fijaba las tarifas por hora. No se nos
daba la más mínima libertad. Aquí ni siquiera existía la libertad de saber qué hora era.

—Es medicina.

Tal vez debido a que parecía que era reacia a moverme, la silenciosa voz me
instó impacientemente a tomarla.

Seguí recostada en la cama, sólo levantando mi vista, pero cuando lo hice, vi a


un niño mirándome, con la mitad de su cuerpo inclinado sobre mí. Lucía como de cuatro
o cinco años. Un par de ojos negros se posaban en su blanco rostro, sus cabellos eran
negros como los de Soleil, su delgado cuello estaba inclinado en diagonal.

Una por una, fui comprobando sus facciones y confirmé que coincidían con la
descripción de la persona que tenía en mente.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
Cuervo.

No fui capaz de pronunciar la palabra, el nombre de esa persona desapareció


cuando alcanzó mis labios. Su gesto de ladear el cuello mientras miraba fijamente a los
ojos era completamente igual al del cuervo adolescente. Sabía que podía cambiar li-
bremente su apariencia, pero no creía que también pudiera cambiar liberalmente su
edad.

Naturalmente, al principio pensé que era mi propia imaginación engañándome.


Que era alguien más quien accidentalmente se parecía a él. No importaba cuánto se
pareciera de cara, él era mucho más joven que el Cuervo que yo conocía. Como era un
niño, es poco probable que fuera la misma persona.

Era más fácil pensar que era un pariente suyo o algo por el estilo. Era completa-
mente diferente del Cuervo con el que había pasado mi tiempo en mi vida anterior.

Pero Cuervo era Cuervo. No había duda. Aunque el Cuervo de esta vida ni siquiera
me había dicho su nombre.

— ¿Puedes levantarte?

Suavemente puso su mano en mi espalda para ayudarme y finalmente pude le-


vantar un poco mi cuerpo. Cuervo desenvolvió el medicamento en polvo rojo y lo co-
locó sobre su pequeña mano. Sabía que seguramente era caro y que el chico lo había
obtenido secretamente de algún lugar.

No lo dije en voz alta porque probablemente Cuervo no quería que yo lo supiera.

Ni siquiera me exigió dinero a cambio. Es probable que el chico que había apare-
cido de la nada tan pronto como me enfermé me haya estado observando desde algún
lugar, como lo hacía cuando nos conocimos en una de mis vidas anteriores.

Apareció en este burdel que lucía como una caverna mientras afirmaba que era
mi cuidador y se instaló en mi habitación como si fuera la cosa más natural del mundo.

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Kovel Translations
Pero nadie más parecía saber de él. Para empezar, en este tipo de lugares no ha-
bía ocupación como un cuidador. Porque prostitutas del grado más bajo como nosotras
ni siquiera eran consideradas humanas.

Además, Cuervo no fue presentado por nadie, pero antes de darme cuenta, es-
taba aquí, cuidándome.

—Bebe aunque sea sólo un poco —dijo Cuervo, con una expresión huraña en su
rostro, al ver que yo mantenía la boca cerrada sin importar cuánto tiempo pasara.

Cuando me reí involuntariamente debido su expresión inusual, puso el borde de


la taza en el hueco entre mis labios ligeramente abiertos. Tosiendo varias veces, final-
mente logré beber un poco de agua y tragar la medicina.

Mi garganta se sentía débil. Una vez que comencé a toser, ya no pude parar y mi
pecho hizo un desagradable sonido sibilante.

Seguramente hoy también vendrán clientes. Debía recuperarme y levantarme de


alguna manera.

Mientras murmuraba y movía mi lengua, en la cual permanecía el sabor amargo


de la medicina, de repente, Cuervo se subió a mi cama. Preguntándome qué pretendía
hacer, él sólo mantuvo silencio y se tumbó a mi lado. Entonces, agarró mi mano exten-
dida.

Su mano, la cual como de costumbre no transmitía calor se sentía agradable,


probablemente porque tenía fiebre. Comprendí que la sensación de agotamiento físico
después de tomar el medicamento significaba que mi fiebre era alta.

A pesar de que existía la posibilidad de contraer esta enfermedad desconocida,


el hecho de que los clientes aun así venían a esta habitación evidenciaba cómo la luju-
ria de los humanos es realmente infinita.

—Ilya, ¿hay algo que desees?

En el momento en el que me vi arrastrada en el tráfico humano, me dijeron que


desechara mi nombre.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
Al principio, lo hice y cambié de nombre varias veces. Luego, cuando llegué a
aquí, comencé a usar mi nombre real.

Me deshice del apellido de mi familia. Pero, sin importar qué, no podía renunciar
a mi nombre.

—Ilya —llamó una vez más una voz infantil.

Los ojos negros me estaban vigilando, en la pequeña habitación sin ventanas.


Dominada por un profundo silencio, sólo continuaron observándome.

Sabía que me presionaban para que respondiera, pero la verdad sea dicha, ya
estaba demasiado cansada como para incluso pronunciar una sola palabra. A ese ex-
tremo me había debilitado, sólo quería caer dormida de una vez.

—Oye, Ilya. ¿Debería darte una mano?

En mi adormecimiento, escuché a Cuervo murmurar gentilmente.

La primera vez que nos conocimos, Cuervo ciertamente me había hecho la


misma pregunta. Consecuentemente, se convirtió en mis manos y pies como dijo que lo
haría y me prestó su ayuda para todo tipo de cosas.

Sin embargo, este Cuervo no es el Cuervo de esa época. No había nada que
deseara del ave negra que había tomado la apariencia de este chico.

Ciertamente era un pájaro portentoso de mal augurio. Sin embargo, en un


mundo donde solo existían calamidades, eso ya no era una desgracia.

—¿Por qué, por qué, por qué solo a mí, por qué es que solo a mí me suceden co-
sas como esta…?

Ese día, fui cargada en un carro como si fuera mercancía, con mis manos y mis
pies atados. A mí, que me lamentaba por todas las vidas que había experimentado
hasta ese momento y de la actual, una chica que había sido capturada de manera simi-
lar me dijo:

—No eres la única.


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Kovel Translations
Sí, su silenciosa mirada nublada y abatida, me dijo esto.

Es cierto. No era la única.

Ser engañada, capturada, vendida, tratada como si fuera un objeto, amontonada


en un carruaje como un equipaje. Cambiada por dinero. No era la única atada con cade-
nas y vendida. Pero seguramente, la única que no podía escapar de este infierno era yo
y sólo yo.

Silvia seguramente vive felizmente bajo la protección de Soleil.

Sin ser atacada por una banda de ladrones, sin colapsar por una enfermedad,
dará a luz, criará a un hijo y cumplirá con su deber como la esposa del Marqués.

Ese niño seguramente estaría riendo.

Yo creé ese escenario y escapé.

Sé que Soleil relajará su expresión con solo mirar a esa niña. Lo sé. Porque siem-
pre había sido así.

En un lugar donde ya no estoy, Soleil y Silvia probablemente se mirarán con feli-


cidad.

Por eso, me quedaré así, en este lugar oscuro, para siempre.

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor

Capítulo 06
— ¡¡Señorita…!!

Escuché el grito de un hombre junto al estruendoso ruido de la puerta al ser


abierta,

Mis ojos se movieron desde la cabeza de cabello dorado en la parte superior de


mi campo de visión hasta la otra esquina de la habitación donde se encontraba parado
un chico.

¿Qué hora es? ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué Cuervo estaba en ese lugar?

Debido a la medicina, mi conciencia está nublada, por lo que no podía ordenar


mis pensamientos. ¿Hace cuánto que Cuervo estuvo tumbado en la cama conmigo?
¿Hace unas horas? ¿Hace unos días? ¿O hace ya bastantes meses? ¿Cuánto tiempo ha-
bía pasado desde eso?

— ¡Aaah! ¡Aaah! ¡Oh, Dios…! ¡Oh, Dios…!

De repente, una sensación de suspensión alojada en el fondo de mi estómago


me hizo sentir incómoda.

Comprendiendo que había sido tomada en brazos por alguien, traté de mover
mis piernas para resistirme, pero no pude. Las sábanas estaban envueltas a mí alrede-
dor. Tal vez era porque el hombre que se lamentaba por algo temblaba y sollozaba
convulsivamente, pero el rápido latido de su corazón hacía eco en mis oídos.

— ¡Imaginar que estaría en un lugar como este…! ¡Vamos a casa, mi Señorita…!

Ser llamada reiteradamente de esa forma me hizo sentir dolorosamente nostál-


gica. Recordé que hubo una época en la que fui llamada así.

El hecho de que la voz de este hombre me sonara familiar, probablemente no


era mi imaginación.

— ¿A…l…?

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Kovel Translations
Cuando murmuré ese nombre, los grandes brazos que sostenían mi cuerpo tem-
blaron enormemente.

—He venido, a recogerla, mi señorita… En serio, en serio, lo siento, por llegar tan
tarde. ¡Lo siento tanto…!

Pensaba en los meses y años que habían pasado mientras miraba el rostro de Al,
quien seguía disculpándose por sus errores a la vez que apretaba los dientes mortifi-
cado. El joven Al que recordaba ya no estaba.

—Vayamos a casa, mi Señorita… —susurró suavemente, como para tranquili-


zarme, con su voz ronca. Como si ir a casa fuera lo más natural del mundo.

Ir a casa. Ir…a casa. ¿A casa?

Ladeé mi cuello mientras gesticulaba esas extrañas palabras cuyo significado


no podía comprender del todo. Para mí no había un lugar al que pudiera regresar. ¿A
dónde demonios pretende llevarme? Después de todo este tiempo, ¿a dónde?

En este estado de una cautiva, sólo pude dejar que mis ojos vagaran por la habi-
tación y, cuando llegaron a la esquina, capturé la figura de Cuervo mientras trataba de
ocultar su respiración.

—Cuervo…

Intenté gritar su nombre pero terminé tragándome mis palabras. Todavía no co-
nocía su nombre. El niño no me había dicho su nombre ni una sola vez.

Cuando solté aire en lugar de las palabras, Cuervo, consciente de mi llamada o


no, puso una pequeña sonrisa en sus labios y dijo:

—Bien por ti, ¿no?

Ciertamente sonaba como una voz, pero Al no se dio cuenta y ya estaba a punto
de abandonar la habitación.

No era eso. No es que no se diera cuenta, sino que Al no podía ver la figura de
Cuervo en absoluto.
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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
—A…l, espe…ra, espera…

—Todo estará bien. Mi señorita, no tiene nada que temer. Su habitación fue de-
jada intacta. Todo se quedó en el mismo lugar. Puede volver a su vida pasada, como si
nada hubiese ocurrido.

—Equivocas…

Te equivocas, Al. Eso no es lo que estoy tratando de decir. Espera, por favor.
Quiero hablar con Cuervo. No puedo ir a ninguna parte, bájame, por favor, bájame.

Debido a mi enfermedad, ninguno de mis órganos estaba cumpliendo su función


adecuadamente. Ni siquiera tenía la fuerza suficiente para hacer vibrar mis cuerdas
vocales.

Cuando intenté elevar mi voz, sentí que mis pulmones se desgarraban. Y así, no
podía expresar mis sentimientos y transmitir las palabras que quería decir.

Probablemente no alcancen a Al, quien parecía estar murmurando para sí mismo


con indignación. Todo lo que podía hacer era dirigir mi vista hacia el interior de la sucia
habitación que se estaba alejando cada vez más, hacia Cuervo quien me miraba desde
la esquina. Sus ojos negros como el carbón que parecían negarse a reflejar incluso la
luz parecían querer pedir algo.

Al ver su expresión, gané convicción.

Determinar mi identidad, localizar a Al, decirle mi paradero, todo fue obra de


Cuervo…

—Espera, Al, ese niño, Cuervo... a… él… a ese niño también… a él también…

También llevémoslo.

Como para acallar esas palabras, la puerta de la habitación se abrió sonora-


mente. Solo pude mirar por encima del hombro de Al cómo Cuervo era dejado atrás.

—Al… Al…

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Kovel Translations
—Está bien, mi señorita. Ahora, todo va a estar bien.

Al, quien no era consciente de nada, me respondió en un tono amable. Pero ni


una sola palabra que quisiera decir, ni un solo significado que quisiera transmitir lo al-
canzaba. Creo que probablemente quería dejar este lugar lo más rápido posible.

Y, tomó la iniciativa necesaria para hacerlo. Al, no tenía mala voluntad al cerrar
la puerta estruendosamente, pero para mí esa acción era como descargar tu enojo por
perder el lugar al que podrías regresar.

Detrás de esa puerta cerrada estaba Cuervo. Si él quisiera, le sería fácil salir de
este burdel. Pero Cuervo no saldría. Comprendí que no saldría para perseguirme.

Vi cómo sus temblorosos labios se curvaban en una pequeña sonrisa y me decía:

—Bien por ti.

Seguramente eran sus palabras de despedida. Logré sacar un brazo del someti-
miento de las sábanas y lo estiré instintivamente hacia la puerta. Mis uñas, las cuales
Cuervo había cortado se raspaban contra la superficie de la delgada puerta.

—Nunca dije, que quería que me ayudaras…

Aunque apenas lograra pronunciar esas palabras, ya no le llegarían a Cuervo.

La yo de mi vida anterior ciertamente le había pedido a Cuervo que le prestara su


ayuda.

Pero, yo, la yo presente, nunca había pedido ayuda. Porque estaba bien con la si-
tuación a la que había llegado. Estaba bien con morir así, sin que nadie lo supiera. Por-
que creía que Cuervo seguramente se quedaría a mi lado hasta el final.

Mientras él estuviera aquí, todo hubiera estado bien.

Y, sin embargo, ¿por qué…?

♦♦♦

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
Sentía el contraste de las mullidas sábanas contra mis resecos dedos. Haciendo
rodar mis globos oculares que se habían vuelto casi completamente inútiles, esperaba
encontrar cabellos negros para retirarlos de las inmaculadas ropajes.

Sus cabellos negros desprovistos de calor alguno se sentían agradablemente


fríos. En algún momento comencé a querer tocarlos porque me hacían sentir cómoda.
Quería abrigar de nuevo aquella sensación.

— ¿Hermana…?

Justo a mi lado, recuperando el aliento, mi encantadora hermanita me llamó en


tono de imploración. En mi borroso campo de visión se reflejaban los colores nostálgi-
cos de su blanco rostro y sus cabellos plateados. Sin embargo, no podía ver lo suficien-
temente claro como para percibir su expresión. Solo podía adivinar que, seguramente,
estaba preocupada.

Lo siento, hice que te preocuparas, pensé, pero no pude expresarlo con palabras.

Sólo un largo suspiro podía filtrarse a través de la abertura de mis secos labios.
Una sirvienta considerada mojó mis labios con un algodón húmedo, pero esa acción no
tenía sentido. El interior de mi boca estaba tan caliente que parecía que estuviera ar-
diendo.

Sabía que mi final se acercaba.

— ¿Qué? Hermana, ¿qué tratas de decir?

Cuando Al me sacó del burdel, pensé que seguramente me llevaría de vuelta a la


casa del Conde, pero por alguna razón fui llevada hasta la mansión del Marqués.

Allí, Soleil y Silvia, y sus hijos, esperaban mi llegada.

El burdel que lucía como una caverna donde yo había estado estaba tan alejado
de los territorios donde se ubicaban las casas del Conde y del Marqués como lo estaba
el cielo de la tierra. Ese lugar era una extraña área sin ley dentro de nuestro Reino.

En otras palabras, era un barrio rojo.

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Kovel Translations
Parecía que Al me había estado buscando todos estos años, pero se lamentaba
por el hecho de que no importaba a dónde fuera, no podía encontrar mi paradero.

Durante el viaje de regreso a la mansión del Marqués, lloró tantas veces, gi-
miendo y clamando por qué no pudo encontrarme antes.

Todo esto me pasó debido a mi propio egoísmo. Al no había cometido el menor


mal y, sin embargo, cuando le transmití esto en palabras rotas y desconectadas, pare-
cía que no le traía ningún consuelo. El que me disculpara sólo parecía deprimirlo aún
más.

Aunque llegamos a la mansión después de varias semanas de viaje en ese es-


tado de ánimo, para aquel momento, ya me encontraba al borde de la muerte.

El médico privado de la Casa del Marqués vino a examinarme inmediatamente,


pero su diagnóstico fue que ya no había nada que hacer. Creo que escuché su voz pro-
nosticando que me quedaban un par de días en el mejor de los casos.

—Hermana, ¿puedes escucharme? Escuché que Soleil tiene algo de lo que quiere
hablarte…

Ya no podía mover ni la punta de mis dedos, solo podía mover mi vista cada vez
más oscura y cuando lo hice, ciertamente noté que una persona que parecía ser Soleil
me estaba mirando.

Eran unos ojos fríos como el hielo. Esos ojos de los que me había enamorado es-
taban a mi lado. Pero incluso aunque intenté concentrarme no podía percibir su expre-
sión. Ya no podía distinguir nada con mis débiles ojos.

—Ilya, todo este tiempo… te he odiado…

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor

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Kovel Translations
En el borde de mi campo de visión, había dos pequeñas sombras que deberían
ser sus hijos. Me pregunto si están preocupados por sus padres.

En el momento en que fui traída a esta mansión, los que mostraron la mayor in-
comodidad fueron ellos dos. A pesar de que apenas pude ver sus expresiones, lo en-
tendí claramente. Tuve la sensación de que abrigaban cautela hacia la persona desco-
nocida que apareció de repente.

Pude comprender por qué no aceptaban a una mísera prostituta que, ni siquiera
como una forma de adulación, podía ser llamada una sirvienta noble. Aunque fuera la
hermana consanguínea de su madre.

Aparte de Silvia, Soleil y Al, nadie más podía probar mi identidad. Mi apariencia
probablemente había cambiado completamente. Sin embargo, como Soleil y Silvia me
habían recibido como la persona llamada Ilya, tenían que aceptar este hecho.

Supongo que la razón por la que la Casa del Conde no me recibió, fue porque la
ira de mis padres aún no se había apaciguado. Probablemente me despojaron de mi po-
sición como la hija de un Conde cuando escapé.

—Te fuiste tan repentinamente, pensé que me habías traicionado. Desde nuestra
infancia estuviste a mi lado, y juramos convertirnos en esposos. Cuando abandonaste
tu deber y huiste, fui devorado por el odio, pensaba que eras una mujer sin corazón.
¿Sabes lo herido que me sentí cuando Silvia me dijo que probablemente había alguien a
quien amabas…? Si bien prometiste ser mi cónyuge, no confiaste en mí lo suficiente
como para confiarme toda esa angustia.

Eso era cierto. Le había revelado tal cosa a Silvia. Que había alguien a quien
amaba. Que por su bien, podría hacer cualquier cosa. Sin embargo, esa persona era So-
leil…

Ah, ya veo. Mi escape los hizo llegar a esa conclusión.

—Ya que eras inteligente, probablemente te diste cuenta. Que no te amaba. Pero,
por esa misma razón, pensaba que ambos podríamos hacer que las cosas funcionaran

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Mi prometido está enamorado de mi hermana menor
bien como marido y mujer. Con afecto y amistad, creía que podríamos establecer una
relación armoniosa con el tiempo.

Las palabras de Soleil que eran como un monólogo resonando dentro de la apa-
cible habitación.

—Todos esos planes a futuro, todos, fueron aplastados por tu partida. Cuanto
más pensaba en aquello, más pensaba que te odiaba. Entonces, incluso si sabía que se-
ría realmente difícil para ti, que pertenecías a una familia noble, el vivir en las calles,
deliberadamente te dejé sola.

Soleil detuvo sus palabras en este punto.

Me pregunto si quería decir que había cosechado lo que sembré.

Entiendo bien lo que Soleil está tratando de decir.

Para él, su vida era, naturalmente, su primera y su última. Sólo se enamoró de


Silvia, pero no me traicionó. Él no me amaba, pero al menos, como mi prometido, trató
de encararme tan sinceramente como pudo.

Es por eso que se hizo de tiempo para venir a visitarme. Por ese motivo, a me-
nudo aparecía cuando Silvia y yo estábamos estudiando. En realidad, pudo haber sido
solo para ver a Silvia, pero aun así él no cometió ninguna infidelidad.

La única traidora fui yo y quien resultó odiada también fui yo.

Sin importar cuántas veces Soleil me traicionó en mis vidas pasadas, sin impor-
tar cuántas veces Silvia me robó a la persona que amaba, sin importar cuántas veces
terminé muriendo violentamente, era irrelevante. No tenía nada que ver con el Soleil de
esta vida.

Porque él no lo sabe. Él no sabe que no podemos lograr los ideales que él anhe-
laba. Él no sabe que llevarnos bien como esposos es imposible.

—Y, aun así, ahora… Te estoy agradecido. Porque gracias a lo que hiciste pude
construir una familia con Silvia…

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Kovel Translations
La voz de Soleil se estaba alejando cada vez más. A diferencia de las otras vidas,
esta vez era diferente, Soleil estaba a mi lado, mi hermanita también. Era diferente de
la época en que morí sola y desesperada mientras escuchaba el llanto de un recién na-
cido, era diferente de la vez que elegí morir por mis propias manos con una cuerda. No
estaba en una prisión, tampoco sufrí tortura. Con vista a un techo impoluto, arropada
gentilmente en una cama nueva, no estaba muerta de frío.

Pero, debería haber muerto en ese momento mientras esos ojos negros me cui-
daban gentilmente. No quería morir de esta forma. En este lugar donde lo tenía todo,
pero a la vez nada.

La mano que sostenía estaba fría, no transmitía ningún calor a mi cuerpo tibio,
pero no necesitaba nada más. En esa habitación donde no tenía nada, pero segura-
mente, lo tenía todo.

Cuervo…

Cuervo…

¿Por qué no estás aquí ahora…?

♦♦♦

— ¿Señorita Ilya…? ¿Qué sucede?

Escuché una dulce y suave voz y me volteé hacia su procedencia.

Marianne frunció el ceño, agitando su exuberante cabello rubio.

—Ah, son esos dos otra vez…

Cuando entramos a la cafetería de la escuela para almorzar, el lugar estaba un


poco alborotado.

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Al mirar en dirección de la causa del revuelo, vi a mi prometido y a mi hermanita
caminando juntos. Mientras inconscientemente seguía sus figuras con mi mirada, po-
día escuchar susurros diciendo que los dos se veían bien juntos. Para el joven Soleil, en
vez de la señorita Ilya, su hermana menor, la señorita Silvia le aviene mejor.

Marianne, que había venido conmigo para almorzar, siguió mi línea de visión y
reparó en ellos.

—Señorita Ilya, ¿no cree usted también que esto ya es pasarse?

Con un toque de crítica implícito, me estaba preguntando si la conducta de Silvia,


al ser la hija de un aristócrata, no era desatinada. Es verdad que caminaba junto a un
hombre comprometido. Y que incluso sin necesidad de enseñanzas, uno ya debería sa-
ber que tal acto no era digno de alabanza. Sin embargo…

—Mi hermanita posee un cuerpo delicado y debido a esto, no le fue enseñado


mucho sobre etiqueta social…

Era mi papel decir eso y respaldarla. Porque yo era su hermana mayor.

—Señorita Ilya, ya me estoy cansando de escuchar esa excusa. Además, como no


parece haberse dado cuenta, se lo diré yo…

— ¿Qué cosa?

—Su expresión luce como si estuviera a punto de romper en llanto.

Con su delgada mano, Marianne tomó la mía, la mano con la cual estaba aga-
rrando fuertemente una taza de té sobre la mesa.

— ¿Está realmente bien dejarlo todo cómo está?

¿No ama al joven Soleil?

Sus palabras, dichas con dulzura y gentileza, ejercieron mucha presión en mí. La
yo pasada sin duda estaba enamorado de Soleil. Y la yo de esta vida también, en cuanto
conoció a Soleil, se enamoró de él. Después de esa fiesta de té, no podría decir que mi

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amor por él decayó, después de ver a Soleil y a Silvia enamorarse delante de mis pro-
pios ojos.

Pero…

Pero, algo no estaba bien.

Algo, era diferente.

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