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Contraste

Los elementos de tu portada deben contrastar entre sí para llamar la atención.


Juega con los grosores y tamaños de las letras que aparecen en la portada para
crear efectos atractivos. Existen dos tipos de contraste: el contraste de peso y el
contraste de tamaño.
El contraste de tamaño consiste básicamente en jugar con los tamaños de las
letras o tipografías. Aumenta el tamaño de las fuentes o elige tipografías de
diferentes tamaños para crear focos de atención: por ejemplo, puedes destacar el
título o una palabra relevante del mismo.
Por su parte, el peso se refiere a el grosor de los trazos que forman cada letra de
una fuente. Dentro de una familia de fuentes puede haber varios tipos de peso
asociados: light, regular, medium, bold. Para crear contrastes de peso deberás
igualmente crear focos: aumenta el peso del título o aligera el del autor.

Repetición
Repite elementos visuales en la composición de una portada de un libro,
permitiendo que ésta adquiera fuerza y entidad. Por ejemplo, puedes repetir la
tipografía usada con el título del libro para el nombre del autor, o usar el mismo
color en los diferentes elementos de portada y contraportada.

Alineación
Al alinear determinadas secciones de portada y contraportada conseguirás una
imagen armoniosa. Cada elemento tiene que tener alguna conexión visual con
otro elemento de su entorno.
Por ejemplo, agrupa título y autor en un área, nombre de la editorial y colección
en otra, opiniones de lectores o críticos en otra. Como verás es otra manera, de
crear diferentes focos de atención. Eso sí, trata de que el título y el autor sean
siempre los focos principales.

Proximidad
Como hemos visto en el punto anterior, los elementos de una portada
relacionados entre sí deberían estar próximos unos a otros. Cuando esto sucede,
se convierten en una unidad visual más que en unidades separadas.
Al usar este recurso contribuyes a que la estructura de la portada sea clara y
concisa.

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