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En este trabajo de grado estudiamos las funciones elípticas jacobianas y sus inversas.
muchos textos– de las inversas, a saber: ellas definen biyecciones de los hemisferios de
una esfera sobre ciertos paralelogramos planos. Esta propiedad permite, entonces, conce-
bir mapas del globo terrestre, los cuales generalizan la famosa proyección quincuncial de
Charles S. Peirce. Además de demostrar que todas las funciones consideradas poseen di-
cha propiedad quincuncial, damos expresiones prácticas concretas de las aplicaciones con
Abstract
In this undergraduate thesis we study the Jacobi elliptic functions together with their in-
verse functions. Along the way we elucidate a property –practically ignored in many texts–
of the inverse functions, namely: they provide bijective maps of a hemisphere onto certain
plane parallelograms. So, this property enables us to get geographical projections genera-
lizing the famous quincuncial projection of Charles S. Peirce. Besides proving that all the
considered functions possess such a quincunal property, we give concrete practical formu-
iii
Índice general
Introducción viii
3. Quincuncialidad 53
3.1. Superficies topológicas y diferenciales . . . . . . . . . . . . . . 53
3.2. Superficies de Riemann . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
3.3. Aplicaciones conformes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
3.4. Hemisferio y paralelogramo con frontera . . . . . . . . . . . . . 55
iv
3.5. Propiedad quincuncial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
A modo de conclusión 58
v
Índice de figuras
Introducción viii
1. Quincux bizantino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ix
2. Módulo de una función elíptica . . . . . . . . . . . . . . . . . x
3. Quincuncialidad 53
vi
A modo de conclusión 58
vii
Introducción
viii
negros, dispuestos en un cuadrado con un punto en el centro y los demás simétri-
camente hacia las esquinas del cuadrado. Durante la segunda época dorada de la
ortodoxa ciudad de Bizancio, el vocablo quincux pasó a significar una catedral de
cinco cúpulas, con la más grande y llamativa cúpula elevándose sobre el centro de
un cuadrado y las cuatro cúpulas pequeñas hacia los vértices.
ix
su dominio, tales nuevas curvas definirían trayectorias ortogonales, imagen de los
paralelos y los meridianos (geográficos) de la esfera.
x
una referencia bibliográfica que trate o pruebe este hecho o un hecho similar.
Tenemos la convicción que este trabajo tiene grandes aplicaciones en cartogra-
fía, pues generaliza el lacónico artículo de Peirce [11], en el cual la función cosinus
√
amplitudinis con módulo 1/ 2 proyecta un hemisferio sobre cierto cuadrado. En
verdad, desde las aplicaciones de las Matemáticas, debemos señalar que el uso de
las funciones elípticas en la elaboración de mapas planos de la tierra (o cartas geo-
gráficas) reviste gran interés para los cartógrafos. A los interesados en el tema, los
remitimos al artículo clásico de Lee [9].
Agradecemos al profesor Fernando Zalamea, de la Universidad Nacional de Co-
lombia en Bogotá, por hacernos entender, entre otras cosas, que la palabra latina
quincux se refiere también a un modelo arquitectónico para una catedral bizantina.
Nuestra gratitud es mucho mayor con el profesor Arnold Oostra, de la Universidad
del Tolima, quien alguna vez preguntó –pensando en la proyección de Peirce– si
todas las funciones elípticas se comportan como la función coseno de la amplitud
cerca a sus puntos singulares. Este trabajo quiere ser una respuesta más o menos
completa a su pregunta.
xi
Funciones theta y funciones elípticas
1
Al final de sus Fundamenta Nova de 1829 [7], después de arduos trabajos,
Jacobi descubrió que “la manera correcta” de establecer fácilmente las propieda-
des de las funciones elípticas (de Jacobi) se logra con ayuda de las funciones theta
(de Jacobi). Como en este trabajo de grado queremos usar las funciones elípticas
lo más pronto posible con miras a una implementación numérica posterior, recu-
rrimos a las funciones theta. Los detalles que aquí se omiten sobre las funciones
theta se pueden consultar en Rodríguez y Susa [15] o en textos estándar de Varia-
ble Compleja.
12
1.1. La función theta clásica
Proposición 1.2. La función θ clásica tiene las cuatro propiedades siguientes y se ca-
racteriza totalmente por ellas.
Periodicidad. θ es periódica con periodo elemental 1 con respecto a z para τ fijo. Es decir,
θ(z + 1, τ) = θ(z, τ), para todo z ∈ C.
13
Definición 1.3. Funciones theta auxiliares.
( 1 ) ∑∞
2
θ0 (z, τ) := θ z + , τ = (−1)n eπin τ+2πinz ,
2 n=−∞
( ) ∑∞
πi 4τ +πi(z+ 21 ) τ+1 1 2 1
θ1 (z, τ) := e θ z+ ,τ = i (−1)n eπi(n+ 2 ) τ+2πi(n+ 2 )z ,
2 n=−∞
τ
( τ ) ∑∞
1 2 1
θ2 (z, τ) := eπi 4 +πiz θ z + , τ = eπi(n+ 2 ) τ+2πi(n+ 2 )z ,
2 n=−∞
θ3 (z, τ) := θ (z, τ) .
( )
πi 4τ +πi(z+2+ 21 ) τ+1
θ1 (z + 2, τ) = e θ z+2+ ,τ
2
( )
τ 1 τ+1
= eπi 4 +πi(z+ 2 ) θ z + , τ = θ1 (z, τ),
2
τ
( τ )
θ2 (z + 2, τ) = eπi 4 +πi(z+2) θ z + 2 + , τ
( 2
πi 4τ +πiz τ )
=e θ z + , τ = θ2 (z, τ).
2
14
De otro lado, también con respecto a z, para m, n ∈ Z,
( )
πi 4τ +πi(z+ 21 +τ) τ+1
θ1 (z + τ, τ) = e θ z+ + τ, τ
2
( )
πi 4τ +πi(z+ 21 ) πiτ τ+1
, τ e−πiτ e−2πi(z+ 2 )
τ+1
=e e θ z+
2
= −θ1 (z, τ) e−πiτ e−2πiz ,
τ
( τ )
θ2 (z + τ, τ) = eπi 4 +πi(z+τ) θ z + + τ, τ
( 2
πi 4τ +πiz πiτ τ ) −πiτ −2πi(z+ τ ) −πiτ −2πiz
=e e θ z+ ,τ e e 2 = θ (z, τ) e
2 e .
2
Las funciones elípticas de Jacobi son funciones de una variable compleja z, las
cuales toman también valores complejos. Ellas dependen de un parámetro k, el cual
15
se supone aquí tal que 0 ≤ |k| ≤ 1, aún cuando en otros contextos puede asumir
otros valores, reales o complejos. Este k se llama módulo elíptico y el número k′ , tal
que k2 + k′2 = 1, es el módulo (elíptico) conjugado a k. Es fácil ver que la llamada
integral “completa de la primera especie”
∫ π
2 dϕ
K (k) := √
0 1 − k2 sen2 ϕ
Los nombres latinos originales para sn, cn, dn son –respectivamente– sinus am-
plitudinis, cosinus amplitudinis y delta amplitudinis. Ellos evocan la manera como
fueron definidas originalmente en los Fundamenta Nova (1829) [7]. Tal manera
de definir las funciones elípticas jacobianas es equivalente a la nuestra y se usará
en el próximo capítulo. En virtud de dicho origen trigonométrico, es útil definir
las recíprocas multiplicativas
1 1 1
ns (z; k) = , nc (z; k) = , nd (z; k) = .
sn (z; k) cn (z; k) dn (z; k)
16
De forma similar se obtienen las otras seis funciones elípticas “menores” de Jacobi:
sn (z; k) sn (z; k)
sc (z; k) = , sd (z; k) = ,
cn (z; k) dn (z; k)
cn (z; k) cn (z; k)
cs (z; k) = , cd (z; k) = ,
sn (z; k) dn (z; k)
dn (z; k) dn (z; k)
ds (z; k) = , dc (z; k) = .
sn (z; k) cn (z; k)
√ ( ) √ ( )
k′ θ2 2Kz + 2; τ k′ θ2 2Kz ; τ
cn (z + 4K; k) = ( )= ( ) = cn (z; k) ,
k θ0 2Kz + 2; τ k θ0 2Kz ; τ
17
( ) ( )
√ θ 2Kz + 1; τ √ θ 2Kz ; τ
dn (z + 2K; k) = k′ ( z ) = k′ ( z ) = dn (z; k) .
θ0 2K + 1; τ θ0 2K ; τ
Para los periodos con parte imaginaria, se usan las propiedades modulares:
( ′ ) ( ′ )
′ 1 θ1 z+2iK ;τ 1 θ1 2Kz + iKK ; τ
sn (z + 2iK ; k) = √ ( 2K
′ )=√ ( ′ )
k θ0 z+2iK ;τ k θ0 2Kz + iKK ; τ
( 2K
) ( )
1 −θ1 2Kz ; τ e−πiτ e−2πi 2K
z
1 θ1 2Kz + τ; τ
=√ ( )=√ ( )
k −θ0 2Kz ; τ e−πiτ e−2πi 2k
z
k θ0 2Kz + τ; τ
( )
1 θ1 2Kz ; τ
=√ ( ) = sn (z; k) ,
k θ0 2Kz ; τ
( √ ) √ ( )
′ k′ θ2 2Kz + 1 + τ; τ k′ θ2 2Kz + τ; τ
cn (z + 2(K + iK ); k) = ( )= ( )
k θ0 2Kz + 1 + τ; τ k θ0 2Kz + τ; τ
√ ( ) √ ( )
k′ −θ2 2Kz ; τ e−πiτ e−2πi 2K
z
k′ θ2 2Kz ; τ
= ( ) z = ( )
k −θ0 2Kz ; τ e−πiτ e−2πi 2k k θ0 2Kz ; τ
= cn (z; k) ,
( )
z+4iK′ (z 2iK′
)
√ θ 2K
;τ √θ + ; τ
dn (z + 4iK′ ; k) = k′ ( ′ ) = k′ (2Kz k
2iK′
)
θ0 z+4iK ; τ θ 0 2K + ;τ
( 2K
) ( )k
√ √ θ 2Kz ; τ e−2πiτ e−4πi 2K
z
θ 2Kz + 2τ; τ
= k′ ( )= k ′ ( )
θ0 2Kz ; τ e−2πiτ e−4πi 2k
z
θ0 2Kz + 2τ; τ
( )
√ θ 2Kz ; τ
= k′ ( ) = dn (z; k) .
θ0 2Kz ; τ
Los ceros son los puntos donde se anulan los numeradores. Respectivamente
para sn, cn y dn, valen
para n, m ∈ Z.
18
( z
)
Finalmente, los polos ocurren donde se anula el denominador θ0 2K
;τ :
Corolario 1.6. Para las recíprocas multiplicativas de las funciones elípticas básicas, se
tiene
función periodos ceros polos
elementales
ns(z; k) 4K, 2iK′ 2mK + (2n + 1)iK′ 2mK + 2niK′
nc(z; k) 4K, 2(K + iK′ ) 2mK + (2n + 1)iK′ (2m + 1)K + 2niK′
nd(z; k) 2K, 4iK′ 2mK + (2n + 1)iK′ (2m + 1)K + (2n + 1)iK′
Corolario 1.7. Las demás funciones elípticas de Jacobi (no básicas) también son me-
romorfas, doblemente periódicas y poseen las siguientes propiedades:
( )
z
θ1 ( 2K ;τ )
√1
sn(z; k) z
k θ0 ( 2K ;τ ) 1 θ1 2Kz ; τ
sc(z; k) = = √ =√ ( ).
k′ θ2 2Kz ; τ
z
cn(z; k) ′ θ2 ( 2K ;τ )
√k
z
k θ0 ( 2K ;τ )
19
En el eje real, por la periodicidad de θ1 y θ2 ,
( ) ( )
1 θ1 z+2K ;τ 1 θ1 2Kz + 1; τ
sc(z + 2K; k) = √ ( 2K )=√ (z )
k′ θ2 z+2K ; τ k′θ
2 + 1; τ
(2K ) 2K
1 −θ1 2Kz ; τ
=√ ( ) = sc(z; k).
k′ −θ2 2Kz ; τ
En el eje imaginario,
( )
z 4iK′ (z )
1 θ 1 2K
+ 2K
; τ 1 θ + 2τ; τ
sc(z + 4iK′ ; k) = √
1
( ′ ) =√ ( 2Kz )
k′ θ2 2Kz + 4iK ; τ k ′θ
2 2K + 2τ; τ
( ) 2K
1 θ1 2Kz ; τ e−2πiτ e−4πi 2k
z
=√ ( ) z = sc(z, k).
k′ θ2 2Kz ; τ e−2πiτ e−4πi 2k
( )
z
θ1 ( 2K ;τ )
√1
sn(z; k) z
k θ0 ( 2K ;τ ) 1 θ1 2Kz ; τ
sd(z; k) = =√ = √ √ ( z ).
k′ k θ 2K ; τ
z
dn(z; k) θ( 2K ;τ )
′
k θ z ;τ
0 ( 2K )
En la parte real,
( ) ( )
1 θ1 z+4K ;τ 1 θ1 2Kz + 2; τ
sd(z + 4K; k) = √ √ ( z+4K ) = √ √ ( z
2K )
k′ k θ 2K ; τ k′ k θ 2K + 2; τ
( )
1 θ1 2Kz ; τ
= √ √ ( z ) = sd(z; k).
k′ k θ 2K ; τ
20
En la parte imaginaria,
( )
′ 1 θ1 2Kz + 1 + τ; τ
sd(z + 2(K + iK ); k) = √ √ (z )
k′ k θ 2K + 1 + τ; τ
( )
1 −θ1 2Kz + τ; τ
= √ √ ( )
k′ k θ 2Kz + τ; τ
( )
1 θ1 2Kz ; τ e−πiτ e−2πi 2k
z
= √ √ ( z ) −πiτ −2πi z
k′ k θ 2K ; τ e e 2k
( )
1 θ1 2Kz ; τ
= √ √ ( z ) = sd(z; k).
k′ k θ 2K ; τ
Así pues,
( ) (z )
1 θ2 z+4K ; τ 1 θ 2 + 2; τ
cd(z + 4K; k) = √ ( z+4K 2K ) = √ ( 2K )
k θ 2K ; τ k θ 2Kz + 2; τ
( )
1 θ2 2Kz ; τ
= √ ( z ) = cd(z, k).
k θ 2K ; τ
También,
( ′ ) ( )
′ 1 θ2 z+2iK ;τ 1 θ2 2Kz + τ; τ
cd(z + 2iK ; k) = √ ( z+2iK′ ) = √ ( z+
2K )
k θ 2K ; τ k θ 2K + τ; τ
( )
1 θ2 2Kz ; τ e−πiτ e−2πi 2k
z
21
meradores y denominadores, y aplicar la proposición anterior.
ej
22
recíprocas multiplicativas de estas funciones, se debe intercambiar el lugar de los
ceros y los polos.
(a) sn (b) cn
(c) dn
(b) sd (c) cd
(a) sc
Puesto que lo que nos interesa aquí tiene que ver con las inversas de las fun-
ciones elípticas jacobianas, debemos considerar la cuestión de su inyectividad. A
propósito, dos puntos del toro van al infinito de la esfera de Riemann y otros dos
puntos van al 0 ∈ C. En verdad, las funciones elípticas son dos-a-uno y hay varias
simetrías que resuelven fácilmente para nosotros la manera de restringir el domi-
nio para obtener funciones inyectivas y biyectivas.
23
La primera de estas simetrías tiene que ver con los conocidos teoremas de Liou-
ville para las funciones elípticas, en general. Al respecto, por cuestiones de espacio,
remitimos el lector al original de Liouville [10]; o a las presentaciones más de-
talladas de Robert [14], o al trabajo de grado de Gutiérrez y Trujillo [6]. Como
consecuencia de tales notables resultados, los dominios tóricos de nuestras fun-
ciones pueden dividirse en dos partes o mitades, cada una de las cuales contiene
solamente un cero y un polo. Con esta restricción del dominio, las funciones de
Jacobi se vuelven inyectivas. A continuación, para cada función básica, esbozamos
(resaltando y rellenando) una de las dos mitades posibles, teniendo la precaución
de no dejar el cero y el polo en la frontera de tal región (esto es posible por la doble
periodicidad: el dominio es un toro).
(a) sn (b) cn
(c) dn
Figura 1.4: Algunos dominios maximales en los cuales las funciones elípticas básicas
son inyectivas.
Para las demás funciones elípticas jacobianas, los dominios de inyectividad son
como en la Figura 1.5.
(b) sd (c) cd
(a) sc
24
La segunda simetría tiene que ver con el hecho de que los puntos singulares (ce-
ro y polo) se aplican sobre los polos sur y norte de la esfera. En concordancia, las
divisiones en línea punteada de los dibujos antes mencionados (Figuras 1.4 y 1.5)
parten el domino de inyectividad en dos partes, correspondientes a los hemisferios
sur y norte. La frontera de cada una de estas mitades o subparalelogramos del do-
minio de inyectividad se aplica sobre el ecuador o paralelo de latitud cero. Sobre
esto volveremos en el Capítulo 3. Allí precisamos completamente el asunto de la
biyectividad.
En este capítulo hemos definido las funciones elípticas de Jacobi por medio de
las funciones theta y hemos establecido algunas propiedades importantes que las
caracterizan. Quedan, sin embargo, muchas otras propiedades, sobre todo las lla-
madas identidades elípticas, similares a las famosísimas identidades trigonométri-
cas. En el capítulo que sigue vamos a estudiar las funciones inversas de las funcio-
nes elípticas de Jacobi con la ayuda de tales identidades elípticas.
25
Funciones elípticas inversas
2
La proyección quincuncial de Peirce [11] es, según su descubridor, útil para
la meteorología y la magnetología. En ella se compone la proyección estereográ-
√
fica con la inversa de cn, el cosinus amplitudinis de Jacobi, de módulo k = 1/ 2.
Además, ella aplica los hemisferios norte y sur de la esfera terrestre sobre sendos
cuadrados, a la manera que indica la Figura 2.1.
En este capítulo generalizamos este resultado para todas las doce funciones elíp-
ticas de Jacobi, provistas de un módulo arbitrario k. El hilo conductor ha consistido
en extender –con cierto trabajo adicional– el algoritmo desarrollado en Solanilla,
Oostra y Yáñez [17].
26
Figura 2.1: Proyección quincuncial de Peirce.
27
misferio (digamos, el hemisferio norte pinchado en el polo) sobre un subparale-
logramo de inyectividad. De esta forma, las variables se relacionan mediante fun-
ciones (θ, p) = ζ 7→ z = x + iy, donde
para un k cualquiera, el cual (como veremos muy pronto) se debe especificar siem-
pre en este Capítulo.
También necesitamos profundizar en otras propiedades importantes de las fun-
ciones elípticas de Jacobi.
Las formulas de adición de las funciones elípticas básicas de Jacobi son, por cier-
to, una de sus propiedades más importantes. Para no alargar innecesariamente esta
presentación, las aceptamos sin demostración. El lector interesado puede recurrir
directamente a Abel [1] o a Solanilla, Tamayo y Pareja [18] para ver dos demos-
traciones distintas de tales fórmulas. En fin, estas fórmulas esenciales dominan las
investigaciones originarias de Abel [1] y de Jacobi [7]. Este último, empero, las
abandona al final de los Fundamenta nova por las funciones theta, que reportan
ventajas computacionales considerables.
Para un módulo elíptico dado k, las fórmulas de adición básicas son
28
demás funciones elípticas de Jacobi (los módulos quedan claros de lo anterior):
Además de las poderosas fórmulas de adición, nos permitiremos usar otras mu-
chas identidades elípticas. Ellas incluyen identidades del tipo pitagórico, como por
ejemplo,
También debemos saber que las funciones cn, dn, cd, nc, nd y dc son pares. Las
demás funciones elípticas son impares.
Y aún más, emplearemos libremente las 74 identidades dadas en Wolfram Math-
World [20], las contenidas en la Digital Library of Mathematical Functions [4] y
todas las propiedades que podamos demostrar a partir de ellas. A medida que se
necesiten identidades que no sean tan evidentes, se las irá mencionando a conve-
niencia, en el momento adecuado.
29
que las impares (tratadas en la sección siguiente). En verdad, el proceso de Sola-
√
nilla, Oostra y Yañez [17], para la función cn(z; 1/ 2), se generaliza –con cierto
trabajo extra– para cualquier función elíptica par de módulo k, cualquiera.
Hemos considerado necesario introducir una nueva notación para abreviar al-
gunos símbolos usuales y para tener a la mano toda la información necesaria para
encontrar las inversas. Los nuevos símbolos constan de una letra principal y cuatro
atributos. Las letras principales van en el centro del símbolo y pueden ser única-
mente dos: ρ, que indica el módulo complejo; o θ, para el argumento (principal)
complejo. Alrededor de estas letras van cuatro subsímbolos más, los cuales espe-
cifican una función elíptica, una potencia a la cual se eleva la letra principal, un
módulo elíptico y un punto en el que se evalúa la función elíptica. Estos atributos
se escriben en sentido antihorario, comenzando por la esquina inferior derecha
de la letra principal. Nada mejor que un par de ejemplos para explicar aquello a lo
que nos referimos. En ellos presentamos el equivalente de nuestro símbolo en la
notación usual de la Variable Compleja:
k 2
z ρsn := |sn(z; k)|2 ,
k′ 1
e θ cn
w w; k′ )).
:= Arg(cn(e
30
función condición sobre x condición sobre y
ρ − k ρ2 k ρ2
k 2
1 − k2 kz ρ4sn
cn(z; k) cn(2x; k) = z cn z2 ksn z4 dn cn(2y; k′ ) = k 2
1 − k z ρsn k 2 k 2
z ρcn + z ρsn z ρdn
z ρdn − k2 kz ρ2sn kz ρ2cn
k 2
′
k 2
z ρdn + k2 kz ρ2sn kz ρ2cn
dn(z; k) dn(2x; k) = dc(2y; k ) =
1 − k2 kz ρ4sn 1 − k2 kz ρ4sn
ρ − k ρ2
k 2
ρ + k ρ2
k 2
cd(z; k) cd(2x; k) = z cd2 k 2z ksn 2 nd(2y; k′ ) = z cd2 k 2z ksn 2
1 − k z ρsn z ρcd 1 + k z ρsn z ρcd
1 − k2 kz ρ4sn k 2
ρ + k ρ2 k ρ2
nc(z; k) cn(2x; k) = k 2 cn(2y; k′ ) = z cn z2 ksn z4 dn
z ρcn − z ρsn z ρdn 1 − k z ρsn
k 2 k 2
1 − k2 kz ρ4sn 1 − k2 kz ρ4sn
nd(z; k) dn(2x; k) = k 2 dc(2y; k′ ) = k 2
z ρdn − k z ρsn z ρcn
2k 2 k 2 2k 2 k 2
z ρdn + k z ρsn z ρcn
ρ − k2 k ρ 2
k 2 k 2
ρ + k2 k ρ2
dc(z; k) cd(2x; k) = z dc k 2 kz 2sn nd(2y; k′ ) = z dc k 2 kz 2sn
1 − z ρsn z ρdc 1 + z ρsn z ρdc
Cuadro 2.3.1: Dependencia de los módulos básicos.
31
2. Para dn, de manera análoga,
Las tres funciones restantes son las recíprocas multiplicativas de las anteriores.
Este lema reduce el problema de las inversas complejas a las restricciones de las
funciones elípticas al eje real. Esto simplifica mucho las cosas ya que estas dichas
restricciones son conocidas de vieja data.
32
Queda, empero, una dificultad que enfrentar: las expresiones anteriores debe-
rían depender solamente de la función que se invierte y no de las otras. Esto se
resuelve con ayuda de las identidades elípticas de tipo pitagórico.
Lema 2.2. Los módulos complejos de las funciones elípticas pares se relacionan como
se explica en el Cuadro 2.3.2. En breve, dado el módulo (complejo) de una de estas fun-
ciones, los demás módulos (complejos), necesarios para encontrar la inversa, dependen
del módulo y el argumento (complejos) de la función dada.
33
La múltiplicación de este complejo por su conjugado produce
( k1 )
= 1 − kz ρ2cn e2i z θcn + e−2i z θcn + kz ρ4cn
k 4 k 1
z ρsn
( )
= 1 − 2 kz ρ2cn cos 2 kz θ1cn + kz ρ4cn .
Conjugando y multiplicando,
( k1 )
= k4 kz ρ4cn + k2 k′2 kz ρ2cn e2i z θcn + e−2i z θcn + k′4
k 4 k 1
z ρdn
( )
= k4 kz ρ4cn + 2k2 k′2 kz ρ2cn cos 2 kz θ1cn + k′4 .
k 1 k 1
k2 kz ρ2sn e2i z θsn = 1 − kz ρ2dn e2i z θdn .
( )
= 1 − 2 kz ρ2dn cos 2 kz θ1dn + kz ρ4dn .
( )
= kz ρ4dn − 2k′2 kz ρ2dn cos 2 kz θ1dn + k′4 .
34
3. Observemos que las fórmulas del teorema anterior para cd se pueden escri-
bir, después de una división conveniente, como
z ρcd − z ρsn
k 2 k 2
cd(2x; k) = ,
1 − k2 kz ρ2sn kz ρ2cd
k 2 k 2
z ρcd + z ρsn
nc(2y; k′ ) = .
1 + k2 kz ρ2sn kz ρ2cd
Esto significa que el único módulo requerido es el de la función sn. Por ello,
consideramos
Es decir,
1 − kz ρ2cd e2i z θcd
k 1
k 2 2i kz θ1sn
z ρsn e = .
1 − k2 kz ρ2cd e2i z θcd
k 1
( )
1 − 2 kz ρ2cd cos 2 kz θ1cd + kz ρ4cd
= ( ) .
1 − 2k2 kz ρ2cd cos 2 kz θ1cd + k4 kz ρ4cd
4. Como tenemos cierta diferencia entre las formas modulares de cd y dc, bus-
camos el módulo requerido sn de manera independiente a cd. Por esta razón,
consideramos
Es decir,
1 − kz ρ2dc e2i z θdc
k 1
k 2 2i kz θ1sn
z ρsn e = .
k2 − kz ρ2dc e2i z θdc
k 1
35
Por multiplicación con el conjugado,
( )
1 − 2 kz ρ2dc cos 2 kz θ1dc + kz ρ4dc
= 4 ( ) .
k − 2k2 kz ρ2dc cos 2 kz θ1dc + kz ρ4cd
La dificultad queda, pues, resuelta. Con el fin de mostrar las fórmulas completas,
resumimos –poniendo juntos– los dos lemas anteriores.
Teorema 2.3. Las proyecciones o inversas de todas las funciones elípticas jacobianas
pares se explicitan en los Cuadros 2.3.3 y 2.3.4.
36
z = x + iy partes real e imaginaria
√( ( k ) )( ( k ) )
k 2 k 2 1 k 4 4 k 4 2 ′2 k 2 1 ′4
1 z ρcn − 1 − 2 z ρcn cos 2 z θcn + z ρcn k z ρcn + 2k k z ρcn cos 2 z θcn + k
cn−1 (·, k) x = cn−1 ( ( ) ) ; k
2 1 − k2 1 − 2 kz ρ2cn cos 2 kz θ1cn + kz ρ4cn
(
2 k 2
( k 1 ) k 4)
1 1 − k 1 − 2 z ρcn cos 2 z θcn + z ρcn ′
y = cn−1 √( ( k ) )( ( k ) ); k
2 k ρ2 +
z cn 1 − 2 kz ρ2cn cos 2 z θ1cn + kz ρ4cn k4 kz ρ4cn + 2k2 k′2 kz ρ2cn cos 2 z θ1cn + k′4
√( ( ) )( 4 ( ) )
k 2 −2 ′4
ρ
z dn − k 1 − 2 k ρ2 cos 2 k θ 1
z dn z dn + k ρ4
z dn
k ρ − 2k′2 k ρ2 cos 2 k θ 1
z dn z dn z dn + k
37
1
dn−1 (·, k) x = dn−1 ( 2
( k 1 ) 4
) ; k
2 −2 k
1 − k 1 − 2 z ρdn cos 2 z θdn + z ρdn k
√( ( ) )( 4 ( ) )
k 2 −2 ′4
1 ρ
z dn + k 1 − 2 k ρ2 cos 2 k θ 1
z dn z dn + k ρ4
z dn
k ρ − 2k′2 k ρ2 cos 2 k θ 1
z dn z dn z dn + k
y = dc−1 ( 2
( k 1
) 4
) ; k′
2 −2 k
1 − k 1 − 2 z ρdn cos 2 z θdn + z ρdn k
√ ( )
k 2
1 − 2 kz ρ2cd cos 2 kz θ1cd + kz ρ4cd
z ρcd − ( )
1 − 2k 2 k ρ2 cos 2 k θ 1 4k 4
−1 1 −1 z cd z cd + k z ρcd
cd (·, k) x = cd √ ( ) ; k
2 k 2 k 1 k 4
2
1 − 2 z ρ cd cos 2 z θ cd + z ρ cd
1 − k2 kz ρcd ( k
) 4
1 − 2k2 kz ρ2cd cos 2 z θ1cd + k4 kz ρcd
√ ( )
k 2
1 − 2 kz ρ2cd cos 2 kz θ1cd + kz ρ4cd
z ρcd + ( )
1 −1 1 − 2k2 kz ρ2cd cos 2 kz θ1cd + k4 kz ρ4cd ′
y = nd √ ( ) ;k
2 k 2 k 1 k 4
2
1 − 2 z ρ cd cos 2 z θ cd + z ρ cd
1 + k2 kz ρcd ( k
) 4
1 − 2k2 kz ρ2cd cos 2 z θ1cd + k4 kz ρcd
38
1 −1
nd−1 (·, k) x= dn √( ( ) ) ( ); k
−2 k 1 −4 −4 −2
2 ( k 1 )
k ρ−2 − k−2 k k k ′2
1 − 2 z ρnd cos 2 z θnd + z ρnd z ρnd − 2k z ρnd cos 2 z θnd + k k ′4
z nd (
k −2
−2
( k 1 ) k −4 )
1 −1 1 − k 1 − 2 z ρnd cos 2 z θnd + z ρnd ′
y= dc √( ); k
−4
2 −2
( k 1 ) ) ( −4 −2
( k 1 )
k ρ−2 + k−2 k k k ′2 k ′4
z nd 1 − 2 z ρnd cos 2 z θnd + z ρnd z ρnd − 2k z ρnd cos 2 z θnd + k
√ ( )
2k 2
1 − 2 kz ρ2dc cos 2 kz θ1dc + kz ρ4dc
1 − k z ρdc ( )
1 −1 k4 − 2k2 kz ρ2dc cos 2 kz θ1dc + kz ρ4cd
dc−1 (·, k) x=
cd √ ; k
2 k 2
( k 1) k 4
k 2 1 − 2 z ρdc cos 2 z θdc + z ρdc
z ρdc −
( k
) 4
k4 − 2k2 kz ρ2dc cos 2 z θ1dc + kz ρdc
√ ( )
2k 2
1 − 2 kz ρ2dc cos 2 kz θ1dc + kz ρ4dc
1 + k z ρdc ( )
1 −1
k4 − 2k2 kz ρ2dc cos 2 kz θ1dc + kz ρ4dc ′
y= nd √ ;k
k 2
( k 1) k 4
2 k 2 1 − 2 z ρdc cos 2 z θdc + z ρdc
z ρdc +
( k
) 4
k4 − 2k2 kz ρ2dc cos 2 z θ1dc + kz ρdc
Lema 2.4 (Algunas transformaciones del argumento complejo). Las funciones elíp-
ticas impares verifican las identidades siguientes:
Estos hechos sugieren ya una prueba para invertir formalmente las funciones
elípticas impares. A continuación, damos los detalles.
39
función condición sobre x condición sobre y
ρ − k ρ2
k 2 k 2 k 2
w ρcd + w ρsn
sn(z; k) cd(2(x − K); k) = w cd2 k 2w ksn 2 nd(2y; k′ ) =
1 − k w ρsn w ρcd 1 + k2 wk ρ2sn wk ρ2cd
ρ + l ρ2
l 2
ρ − l ρ2
l 2
isc(z; k) nd(2x; l′ ) = v−K2 cd l 2v−K lsn 2 cd(2(y + K); l) = v−K2 cd l 2v−K lsn 2
1 + l v−K ρsn v−K ρcd 1 − l v−K ρsn v−K ρcd
ρcn − uk ρ2sn uk ρ2dn
k 2
1 − k2 uk ρ4sn
−k′ sd(z; k) cn(2(x + K); k) = u ′
cn(2y; k ) = k 2
1 − k2 uk ρ4sn k 2 k 2
u ρcn + u ρsn u ρdn
1 − k2 k ρ2 k ρ2 1 + k2 k ρ 2 k ρ 2
ns(z; k) cd(2(x − K); k) = k 2 w snk w2 cd nd(2y; k′ ) = k 2 w snk w2 cd
w ρcd − w ρsn w ρcd + w ρsn
′ 1 + l v−Kl ρ2sn v−Kl ρ2cd
2
1 − l2 v−Kl ρ2sn v−Kl ρ2cd
−ics(z; k) nd(2x; l ) = cd(2(y + K); l) =
v−K ρcd − v−K ρsn
l 2 l 2 l 2 l 2
v−K ρcd + v−K ρsn
1 − k2 uk ρ4sn k 2
ρ + k ρ2 k ρ2
−k′−1 ds(z; k) cn(2(x + K); k) = k 2 cn(2y; k′ ) = u cn u2 ksn u4 dn
u ρcn − u ρsn u ρdn 1 − k u ρsn
k 2 k 2
Cuadro 2.4.1: Dependencia de los módulos para las funciones impares. Aquí, usamos
las convenciones z = x + iy, w = z − K; v = iz, l = 1 − k; u = z + K.
w ρcd − w ρsn
k 2 k 2
cd(2(x − K); k) = ,
1 − k2 wk ρ2sn wk ρ2cd
k 2 k 2
w ρcd + w ρsn
nd(2y; k′ ) = .
1 + k2 wk ρ2sn wk ρ2cd
40
Antes de comparar con la tabla, recordemos que la función cd es par.
3. Para sdz, −k′ sd(z, k) = cn(z + K; k). Esta vez, por la inversa del coseno,
con u = z + K,
k 2
u ρcn− uk ρ2sn uk ρ2dn
cn(2(x + K); k) = ,
1 − k2 uk ρ4sn
′ 1 − k2 uk ρ4sn
cn(2y; k ) = k 2 k 2 k 2
.
u ρcn + u ρsn u ρdn
Esta demostración ha sido posible porque hemos podido reducir las funciones
impares a ciertas funciones pares evaluadas en un dominio resultante de cierto mo-
vimiento (traslación o rotaci �on). Además, el módulo elíptico de tales funciones
pares es distinto al de la función original.
Lema 2.6. En el Cuadro 2.4.2 se muestra cómo, dado el módulo (complejo) de una
función elíptica impar, los demás módulos (complejos), necesarios para encontrar su
inversa, se expresan como funciones del módulo y el argumento (complejos) de la fun-
ción impar dada.
41
función ( ) módulo(s) requerido(s)
sn(z; k) = kz ρ1sn exp i kz θ1sn k 2 k 2
w ρcd = z ρsn
k 2 k 2 k 2 k −2
w ρsn = z ρsn z ρcn z ρdn ,(donde)
z ρcn = 1 − 2 z ρsn cos 2(z θ sn +
k 4 k 2 k 1 k 4
) z ρsn4yk 4
z ρdn = 1 − 2k z ρsn cos 2 z θ sn + k z ρsn
k 4 2k 2 k 1
( )
sc(z; k) = kz ρ1sc exp i kz θ1sc v−K ρcd = v ρsn = − z ρsc
l 2 l 2 k 2
l 2 l 2 l 2 l −2
v−K ρsn = v ρsn v ρcn v ρdn ( , kdonde ) k 4
l 4 k 2 1
v ρcn = 1 + 2 z ρsc cos 2(z θ sc ) + z ρsc y
l 4 2k 2 k 1 4k 4
( ) ρ
v dn = 1 + 2l ρ
z sc cos 2 z sc + l z ρsc
θ
′2 k 2
sd(z; k) = kz ρ1sd exp i kz θ1sd k 2
u ρcn = k z ρsd ( k 1)
′2 k 2
k 4
u ρ sn = 1 − 2k z ρ sd cos 2 z θsd + (k′4 kz ρ4sd)
k 4 4 ′4 k 4 2 ′4 k 2 k 1 ′4
( ) u ρdn = k k z ρsd + 2k k z ρsd cos 2 z θ sd + k
k −2
ns(z; k) = kz ρ1ns exp i kz θ1ns k 2
w ρcd = z ρns
k 2 k −2 k 2 k −2
w ρsn = z ρns z ρcn z ρdn ,(donde)
k −2 k −4
z ρcn = 1 − 2 z ρns cos 2(z θ ns +
k 4 k 1
) z ρns y
2 k −2 4 k −4
z ρdn = 1 − 2k z ρns cos 2 z θ ns + k z ρns
k 4 k 1
( ) k −2
cs(z; k) = kz ρ1cs exp i kz θ1cs v−K ρcd = v ρsn = − z ρcs
l 2 l 2
l 2 l 2 l 2 l −2
v−K ρsn = v ρsn v ρcn v ρdn(, donde ) k −4
l 4 k −2 k 1
v ρcn = 1 + 2 z ρcs cos 2(z θ cs ) + z ρcs y
l 4 2 k −2 k 1 4 k −4
( ) v ρdn = 1 + 2l z ρcs cos 2 z θ cs + l z ρcs
′−2 k −2
ds(z; k) = kz ρ1ds exp i kz θ1ds k 2
u ρcn = k z ρds ( k 1)
u ρsn = 1 − 2k
k 4 ′−2 k −2
z ρds cos 2 z θ ds + ( k′−4 )kz ρ−4
ds
4 ′−4 k −4 2 k −2
k
ρ
u dn
4
= k k ρ
z ds + 2k ρ
z ds cos 2 k 1
z θ ds + k′4
Cuadro 2.4.2: Reducción de módulos para las funciones impares.
42
Finalmente, de la identidad pitagórica fundamental dn2 (z; k) = 1−k2 sn2 (z; k),
se obtiene
( k 1)
z ρdn = 1 − 2k z ρsn cos 2 z θ sn + k z ρsn .
k 4 2k 2 4k 4
Ahora, tal como en el inciso anterior, v−Kl ρ2sn = vl ρ2sn vl ρ2cn vl ρ−2
dn . Esta vez,
( )
l 4
v ρcn = 1 − 2 vl ρ2sn cos 2 vl θ1sn + vl ρ4sn ,
( )
l 4
v ρdn = 1 − 2l2 vl ρ2sn cos 2 vl θ1sn + l4 vl ρ4sn .
Todo cobra sentido cuando se recuerda que isc(z; k) = sn(v; l). O sea,
l 1 k 1 l 1 k 1
v ρsn = i z ρsc y v θ sn = z θ sc , mód 2πZ.
Todos los resultados para las funciones elípticas impares se ponen ahora juntos
en el resultado siguiente
Teorema 2.7. Las inversas de las funciones elípticas jacobianas impares se muestran
respectivamente en los Cuadros 2.4.3 y 2.4.4.
43
imaginaria
z = x + iy partes real e
( √
k 2
( k 1) k 4 )
1 − 2 ρ
z sn cos 2 θ + ρ
kz ρ2sn 1 − ( kz sn) z sn
1 − 2k 2 k ρ2 cos 2 θ 1 + k 4 k ρ4
1 −1 z sn z sn z sn
sn−1 (·, k) x = cd √ ( ) ; k + K
2 k 2 k 1 k 4
1 − 2 z ρsn cos 2 z θsn + z ρsn
1 − k2 k ρ4
z sn ( )
2 k 2 k 1
1 − 2k z ρsn cos 2 z θsn + k z ρsn 4 k 4
( √
k 2
( k 1) k 4 )
1 − 2 ρ
z sn cos 2 θ + ρ
kz ρ2sn 1 + ( kz sn) z sn
1 − 2k 2 k ρ2 cos 2 θ 1 + k 4 k ρ4
1 −1 z sn z sn z sn ′
y = nd √ ; k
k 2
( k 1) k 4
2 1 − 2 ρ cos 2 θ + ρ
z sn z sn z sn
44
1 + k2 k ρ4
z sn
( )
2 k 2 k 1
1 − 2k z ρsn cos 2 z θsn + k z ρsn 4 k 4
(√ )
k 2
( k 1) k 4
1 + 2 ρ
z sc cos 2 θ + ρ
kz ρ2sc ( z sc) z sc −1
1 + 2(1 − k) 2 k ρ4 cos 2 k θ 1 + (1 − k)4 k ρ4
1 −1 z sc z sc z sc
sc−1 (·, k) x = nd √ ( ) ; 1 − k
2 k 2 k 1 k 2
1 + 2 ρ
z sc cos 2 θ
z sc + ρ
z sc
1 + (1 − k)2 k ρ4
z sc
( )
1 + 2(1 − k)2 kz ρ2sc cos 2 kz θ1sc + (1 − k)4 kz ρ4sc
( √ )
k 2
( k 1) k 4
k 2
1 + 2 z ρsc cos 2 z θsc + z ρsc
z ρsc 1 +
( )
1 + 2(1 − k)2 kz ρ4sc cos 2 kz θ1sc + (1 − k)4 kz ρ4sc
1 −1 ′
y = − cd − √ ( ) ; (1 − k) − K
2 k
1 + 2 kz ρ2sc cos 2 z θ1sc + kz ρ2sc
1 − (1 − k)2 k ρ4
z sc
( )
1 + 2(1 − k)2 kz ρ2sc cos 2 kz θ1sc + (1 − k)4 kz ρ4sc
√( ( ) )( ( ) )
′2 k 2 ′4
1 k z ρ sd − 1 − 2k ′2 k ρ2 cos 2 k θ 1
z sd z sd + k ′4 k ρ4
z sd k 4 k′4 k ρ4 + 2k2 k′4 k ρ2 cos 2 k θ 1
z sd z sd z sd + k
sd−1 (·, k) x = cn−1 ( 2
( k 1) 4
) ; k − K
2 2 ′2 k
1 − k 1 − 2k z ρsd cos 2 z θsd + k z ρsd ′4 k
( )
2 ′2 k 2
( k 1) ′4 k 4
1 1 − k 1 − 2k z ρsd cos 2 z θsd + k z ρsd
y = cn−1 √( ( ) ) ( ( ) ) ; k′
2 k 4 4 k
k′2 kz ρ2sd + 1 − 2k′2 kz ρ2sd cos 2 z θ1sd + k′4 kz ρsd k4 k′4 kz ρsd + 2k2 k′4 kz ρ2sd cos 2 z θ1sd + k′4
45
1 −1 1 − 2k z ρns cos 2 z θ1ns + k4 kz ρ−4 ns ′
y = nd ( √ ); k
k −2
( k 1 ) k −4
2 1 − 2 ρ cos 2 θ + ρ
z ns z ns z ns
k ρ−2 1 +
z ns
( )
2 k −2
1 − 2k z ρns cos 2 z θns + k z ρnsk 1 4 k −4
√
k −2
( k 1 ) k −2
1 + 2 z ρcs cos 2 z θcs + z ρcs
1 + (1 − k)2 kz ρ−4 cs ( k )
1 + 2(1 − k)2 kz ρ−2 1 4 k −4
1 −1 cs cos 2 z θ cs + (1 − k) z ρcs
cs−1 (·, k) x = nd (√ ( ) ) ; 1 − k
2 k 1 k −4
1 + 2 kz ρ−2 cs cos 2 z θ cs + z ρcs
k ρ−2
z cs
( k 1
) − 1
1 + 2(1 − k)2 kz ρ−4 cs cos 2 θ
z cs + (1 − k) 4 k ρ−4
z cs
√ ( )
k −2 k 1 k −2
1 + 2 z ρcs cos 2 z θcs + z ρcs
1 − (1 − k)2 kz ρ−4 cs ( )
1 + 2(1 − k) 2 k ρ−2 cos 2 k θ 1 + (1 − k)4 k ρ−4
1 −1 z cs z cs z cs ′
y = − cd − ( √ ) ; (1 − k) − K
k −2
( k 1 ) k −4
2 1 + 2 ρ cos 2 θ + ρ
z cs z cs z cs
k ρ−2
z cs 1 + 2 k −4
( k 1
)
4 k −4
1 + 2(1 − k) z ρcs cos 2 z θcs + (1 − k) z ρcs
( )
2 ′2 k −2
( k 1) ′4 k −4
1 1 − k 1 − 2k z ρds cos 2 z θds + k z ρds
ds−1 (·, k) x = cn−1 √( )( ); k − K
−2 −2 −4 −4 −2
2 ( k 1) ( k 1)
′2 k
k z ρds − ′2 k ′4 k 4
1 − 2k z ρds cos 2 z θds + k z ρds k k z ρds + 2k k z ρds cos 2 z θds + k ′4 k 2 ′4 k ′4
√( ( ) )( ( ) )
′2 k −2 ′4
1 k ρ
z ds + 1 − 2k ′2 k ρ−2 cos 2 k θ 1
z ds z ds + k ′4 k ρ−4
z ds k 4 k′4 k ρ−4 + 2k2 k′4 k ρ−2 cos 2 k θ 1
z ds z ds z ds + k
y = cn−1 ( −2
( k 1) −4
) ; k′
2 2 ′2 k
1 − k 1 − 2k z ρds cos 2 z θds + k z ρds ′4 k
46
que dan el resultado directamente, sin componer funciones. El problema radica
en programarlas, puesto que no son tan comunes como las anteriores. Dejamos a
los especialistas del Análisis Numérico la tarea de decidir cuál de los dos métodos
siguientes es más eficiente y pertinente para los cómputos.
cnz = cos amz, snz = sen amz, dnz = Δamz, scz = tan amz, etc.
√
Aquí, Δz = 1 − k2 sen2 z. Esto vale para z ∈ C. Aquí, empero, sólo necesita-
mos sus versiones reales. Esta definición explica los nombres latinos originales de
coseno (seno, delta, tangente, etc.) de la amplitud (cosinus amplitudinis, sinus am-
plitudinis, etc.). Por el Teorema de la Función inversa y el Teorema Fundamental
del Cálculo, la función amplitud real es siempre creciente y, así, éstas y las demás
funciones están definidas –al menos– para todo z ∈ R. Ahora bien,
cn−1 z = F(arc cos z), sn−1 z = F(arc sen z) y sc−1 z = F(arctan z).
47
Proposición 2.8. Con sólo un poco más de esfuerzo,
( (√ ))
1 − z2
dn−1 z = F arc sen ,
k2
( (√ ))
1 − z 2
cd−1 z = F arc sen ,
1 − k2 z2
( (√ ))
1 − z2
dc−1 z = F arc sen .
k2 − z2
√
Demostración. 1. Para w = dn−1 z, partimos de z = dnw = 1 − k2 sn2 w. Por
1 − z2
esto, sn2 w = . De lo dicho más arriba,
k2
( (√ ))
1 − z2
w = F arc sen .
k2
2 1 − cd2 w 1 − z2
sn w = = .
1 − k2 cd2 w 1 − k2 z2
La afirmación es inmediata.
Fórmulas integrales
48
necesitamos. Con el fin de abrir distintas posibilidades a la futura implementación
numérica de las fórmulas, presentamos a continuación, sin demostración, dichos
resultados.
Comencemos por la función coseno de la amplitud cn : R → R. Es sabido que
su gráfica es como en la Figura 2.2. El eje horizontal lleva la coordenada x y el ver-
tical, la imagen cn(x, k) = cn(x). La gráfica es tomada de HHH/jacobi_cn.html,
donde hemos usado la abreviatura HHH=https://www.boost.org/doc/libs/
1_67_0/libs/math/doc/html/math_toolkit/jacobi. A todas luces, esta fun-
1
k=0
k=0.5
0.5
k=0.75
k=0.95
0
k=1
-0.5
-10 -5 0 5 10
ción no es inyectiva. Así pues, como es costumbre con las funciones trigonomé-
tricas, podemos restringir su dominio para que lo sea. De esta forma obtenemos
la función inversa cn−1 : [−1, 1] → R. Las inversas de las funciones elípticas son
las antiguas integrales elípticas, que tanto estudió Legendre. Para el caso que nos
ocupa, tenemos
∫ 1
−1 −1 dξ
cn (x) = F(cos x) = ,
x (1 − ξ )(k′2 + k2 ξ 2 )
2
49
[k′ , 1] → R dada por
∫ 1
−1 −1 dξ
dn (x) = F(δ x) = ,
x (1 − ξ )(ξ 2 − k′2 )
2
√
donde δx = 1 − k2 sen2 x. Cf. [3], fórmula 22.15.14.
1
k=0
0.9
k=0.5
0.8
k=0.75
0.7
0.6
k=0.95
0.5
k=1
0.4
0.3
0.2
0.1
-10 -5 0 5 10
k=0
1
k=0 k=0.5
50
k=0.5
k=0.75
0.5
k=0.75
k=0.95
k=0.95
0 k=1
0
k=1
-0.5 -50
-100
-10 -5 0 5 10
-10 -5 0 5 10
(b) dc
(a) cd
50
para las inversas cd−1 : [−1, 1] → R y dc−1 : [1, ∞) → R son respectivamente
∫ 1
−1 dξ
−1 cos x
cd (x) = F(ε x) = , εx = ,
x (1 − ξ )(1 − k ξ )
2 2 2
δx
∫ x
−1 −1 dξ δx
dc (x) = F(η x) = , ηx = .
1 (ξ − 1)(ξ − k )
2 2 2 cos x
k=0.5 k=0.5
k=0.75 3 k=0.75
0
k=0.95 k=0.95
-200
1.5
-300
1
-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 -2 -1 0 1 2
(a) nc (b) nd
51
La gráfica x vs. sn(x) se ilustra en la Figura 2.6 (HHH/jacobi_
sn.html). Para ella, sn−1 : [−1, 1] → R dada por
∫ x
−1 −1 dξ
sn (x) = F(sin x) = .
0 (1 − ξ )(1 − k2 ξ 2 )
2
Cf. [3], fórmula 22.15.12. Claro que la referencia a esta fuente bibliográfica no es
necesaria, puesto que se trata de la integral elíptica de la primera especie (forma
canónica), con un cambio de variable bastante evidente.
1
k=0
k=0.5
0.5
k=0.75
k=0.95
0
k=1
-0.5
-10 -5 0 5 10
k
52
Quincuncialidad
3
Para terminar el trabajo, formalizamos el camino recorrido dentro de una
noción de propiedad quincuncial. En la consecución de tal fin, dotamos a los he-
misferios de una esfera unitaria con una estructura canónica de superficie de Rie-
mann y consideramos aplicaciones a un paralelogramo dado. Las aplicaciones de-
ben cumplir algunas propiedades especiales para que se pueda hablar de aplicacio-
nes quincunciales.
Partimos del concepto conocido de superficie, es decir, una variedad de dos di-
mensiones, cf. [8]. Asumimos algunas nociones básicas de Topología.
Una superficie topológica es un espacio topológico de Hausdorff S, en el cual
53
cada punto posee una vecindad U que es homeomorfa a un subconjunto abierto de
R2 (usual). Dichos homeomorfismos f : U → V se llaman mapas de la superficie
S. Un atlas topológico para S es una familia de mapas {fα , Uα } tal que los dominios
Uα forman un cubrimiento abierto de S.
Un atlas topológico {fα , Uα } para una superficie S es diferenciable si todos los
cambios de mapa fβ ◦ f−1 α son de clase C
∞
(entre abiertos de R2 , cuando Uα ∩
Uβ ̸= ∅). Un mapa es compatible con un atlas diferenciable si, al añadirlo al atlas,
se obtiene –de nuevo– un atlas diferenciable. Una estructura diferencial para una
superficie S es un atlas maximal, es decir, un atlas formado por todos los mapas
compatibles con un atlas diferenciable dado.
Una superficie diferencial es una supeficie topológica provista con una estruc-
tura diferencial.
Sea pues S una superficie diferencial, cuyos mapas se denotan ahora con la letra
z, para evocar una variable compleja. Un atlas diferenciable para S se dice conforme
si los cambios de mapa zβ ◦ z−1
α son todos holomorfos (analíticos). Una estructura
conforme para S se obtiene agregando todos los mapas compatibles con un atlas
conforme dado, es decir, el atlas ampliado sigue siendo conforme después de aña-
dir cada nuevo mapa. Una superficie de Riemann es una superficie diferencial con
una estructura conforme.
54
3.4. Hemisferio y paralelogramo con frontera
La noción de propiedad quincuncial que buscamos tiene que ver con las carac-
terísticas de una aplicación f : M1 → M2 que se extiende conformemente a las
fronteras, salvo por un número finito de puntos.
En primer lugar, notamos que el exigir que la aplicación f sea biholomorfa (ho-
lomorfa biyectiva con inversa holomorfa) desemboca irremediablemente en un
asunto trivial, ya conocido:
Cf. [2], p. 172. Además, ésta no es la situación que hemos considerado en los
capítulos anteriores. Lo que sí es interesante es que la aplicación r es conforme en
virtud del Teorema de la función inversa: debemos tener que r′ (z) ̸= 0 en todo D.
En nuestro caso buscamos una aplicación meromorfa, con un solo polo, en lugar
55
de una función holomorfa. Tal es lo que se logra con la proyección estereográfica.
En otras palabras, bien debemos usar el atlas maximal que contiene a esta famo-
sa proyección, o bien debemos introducir el polo en el nivel de las aplicaciones.
Escogemos este último camino, por medio de una función que es biconforme (bi-
yectiva conforme con inversa conforme), excepto en un punto.
Estas reflexiones nos llevan a formular las condiciones buscadas como se expli-
ca a continuación. Decimos que una aplicación f : S → C posee la propiedad
quincuncial si
La restricción f|M1 , de f a un hemisferio abierto M1 ⊂ S, es una aplicación
biconforme salvo en un punto, sobre cierto paralelogramo M2 ⊂ C.
56
Las imágenes de los demás paralelos del hemisferio M1 se obtienen fijando el
módulo complejo ρ de la función considerada y variando la longitud θ entre 0 y
2π en las expresiones para x, y obtenidas en el Capítulo 2. Las imágenes de los
meridianos, se logran –de forma análoga– fijando θ y permitiendo que ρ tome
todos sus valores posibles.
57
A modo de conclusión
¿Son las inversas de las funciones elípticas de Jacobi las únicas aplicaciones
que tienen la propiedad quincuncial? Acaso, ¿existe una clase más grande
de aplicaciones con esta propiedad?
Con respecto a las ecuaciones paramétricas x(ρ, θ), y(ρ, θ) que realizan la
propiedad quincuncial, ¿es posible eliminar los parámetros ρ, θ para descri-
bir algebraicamente las imágenes de los paralelos y los meridianos del he-
misferio? Sobre esto hay evidencia de que puede ser así, tal como se puede
ver en [19], Capítulo 2.
Hay otro asunto que no queda como pregunta porque ya está resuelto: las apli-
caciones con la propiedad quincuncial producen teselaciones en el sentido que los
paralelogramos del rango recubren o pavimentan el plano sin que queden espacios
sin cubrir y sin que ellos se traslapen. Tales teselados son similares a los encontra-
dos por Peirce [11], véase la Figura 2.1.
58
En la base del método usado para este trabajo están las transformaciones elíp-
ticas de Jacobi. A propósito, tales transformaciones son el objeto principal de los
famosos Fundamenta nova [7] de 1829. Los mismos asuntos se han bosquejado
también en Solanilla [16]. En efecto, la solución al problema de las funciones elíp-
ticas impares ha sido posible gracias a las llamadas transformaciones imaginarias
y reales de Jacobi. Tales transformaciones tienen un significado geométrico muy
preciso: expresan la forma cómo las funciones elípticas jacobianas se transforman
cuando ocurren movimientos euclidianos muy particulares (translaciones por K,
rotaciones de 90◦ , dilataciones por el módulo elíptico). Tales movimiento pueden
ocurrir tanto en el punto donde la función es evaluada, como en el valor de la fun-
ción.
Queda pendiente la implementación numérica de las fórmulas desarrolladas en
este trabajo.
59
Bibliografía
[1] N. H. Abel. Recherches sur les fonctions elliptiques. Journal für die reine und ange-
wandte Mathematik, herausgegeben von Crelle, 2, 3:263–388, 1827-1828.
[5] H. Durège. Theorie der elliptischen Funktionen. Druck und Verlag von B. G.
Teubner, 4th (vierte Auflage) edition, 1887.
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[10] J. Liouville. Leçons sur les fonctions doublement périodiques faites en
1847 par M. J. Liouville. Journal für die reine und angewandte Mathematik,
LXXXVIII(4):277–310, 1880.
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Colophon
T
his thesis was typeset
using LATEX, originally developed by
Leslie Lamport and based on Donald
Knuth’s TEX. The body text is set in 11 point
Arno Pro, designed by Robert Slimbach in
the style of book types from the Aldine Press
in Venice, and issued by Adobe in 2007. A
template, which can be used to format a PhD
thesis with this look and feel, has been
released under the permissive mit (x11)
license, and can be found online at
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suchow@post.harvard.edu.
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