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T. J.

Klune El Consumo
de la Magia

1
TRADUCCIÓN:

Klaus Haziel

Jeny82 Thinmellian

Rosmery Lis@35

Armando R. Chavez Minek

CORRECCIÓN:
Lelu SD

MAQUETA:
Klaus

FORMATOS:
Pedro

2
Un Deseo A Las Estrellas
Por TJ Klune
Serie Cuentos de Verania 4

Hace casi un año, cegado por el dolor y la traición, Sam


de lo Salvaje tomó la desesperada decisión de seguir al Gran
Blanco hacia los Bosques Oscuros. Ahora, emerge a un mundo
cambiado.

La ciudad de Lockes es una prisión. El Rey ha sido


encerrado en las mazmorras. El Reino de Verania ha caído, y
el mago oscuro Myrin se sienta en el trono.

Pero poco después de su regreso, Sam se entera de la


existencia de una resistencia que lucha en su nombre dirigida
por un valiente caballero, un príncipe desafiante, un unicornio
cabreado y un medio gigante que quiere aplastar todo lo que
se ve. Si tiene alguna esperanza de derrotar a los villanos que
han tomado su hogar, Sam debe enfrentarse a las
consecuencias de sus decisiones y a los amigos que dejó atrás.

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Nota del Autor

Un sueño es un deseo que tu corazón pide.

Mack David, Al Hoffman y Jerry Livingston

4
Prólogo
La Caída de Verania

ÉRASE UNA VEZ, en el Reino de Verania, nació un chico


impresionante en los barrios pobres de la ciudad de Lockes.
Sus padres eran trabajadores y, a veces, la vida podía ser
difícil, pero estaban vivos y tenían todos los dientes. Lo cual
era muy importante.

Un día, el chico fue perseguido en un callejón por un


grupo de gilipollas adolescentes, solo para convertirlos
accidentalmente en piedra. Incluyendo, según el destino, al
amor de su vida. Solo que el chico no sabía eso entonces. De
hecho, el chico pensaba que el amor era algo asqueroso,
porque sus padres se besaban todo el tiempo y se veía bastante
desastroso. No quería que nadie le comiera la cara así.

Probablemente era mejor que el chico no supiera quién


sería su piedra angular. Las cosas podrían haber tomado un
camino diferente, y no necesariamente uno mejor.

Un hombre con zapatos rosa puntiagudos vino a buscarlo


en el callejón y le dijo que tenía magia dentro de él y que algún
día sería mago.

―Harás cosas maravillosas ―dijo el hombre de los zapatos


puntiagudos color rosa―. Te lo prometo.

―Soy increíble ―suspiró el chico―. ¡Lo sabía!

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Y el hombre lo sabía, ¿no? Porque era Morgan de las
Sombras, el Mago del Rey. Pero incluso más que eso, tenía una
barba increíble.

El chico fue sacado de los barrios marginales junto con


su madre y su padre y se le dio una vida que la mayoría de las
personas solo podría soñar.

Pero sin importar lo que sucediera, a qué aventuras lo


llevara su nueva y emocionante vida, el chico nunca olvidó de
dónde venía.

A veces aún pedía a las estrellas que otros fueran tan


afortunados como él.

¡Y creció! Creció y creció hasta que fue un joven bastante


guapo. Sí, posiblemente su nariz estaba un poco torcida, y tal
vez sus cejas estaban un poco tupidas, pero oye, era parte de
su encanto natural. Y, además, había gente que creía que las
narices torcidas y las unicejas eran de ensueño, si el correo de
admiradores que recibía de vez en cuando daba alguna
indicación. (―Oh, esta buena mujer me escribió que quiere que
vaya a su casa a tomar té y pastel y una discusión madura
sobre cómo le gustaría que me sentara en su cara para poder
lamerme mi... guau, está bien. Eso bórralo rápidamente. No
esperaba eso. Vaya. Quema esto. Quema esta carta ahora.).

Podría haber sido una vida solitaria, dado que el chico fue
sacado de los barrios bajos a un mundo del cual no tenía ni
idea, pero no tenía que hacerlo solo. Tenía a sus padres y al
rey. Tenía a Morgan. Y también tenía más que eso, después de
que el mago lo enviara al bosque para encontrar algo
inesperado. El chico regresó con un unicornio gay sin cuerno
y un medio gigante, y recibió el nombre de Sam de lo Salvaje.

El unicornio y el medio gigante se convirtieron en sus


compañeros constantes, quienes se mantendrían a su lado y le

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respaldarían siempre que se encontrara en una situación
precaria.

Lo cual, para ser justos, pasaba mucho.

―¿Por qué estás colgando boca abajo de una red en un


árbol? ―le preguntó Gary una vez, resoplando chispas de color
rosa y blanco por su nariz―. ¿Y por qué hay un hombre
inconsciente debajo de ti?

Sam suspiró.

―Es todo está… cosa. No lo sé. Todo lo que estaba


haciendo era ocuparme de mis propios asuntos, y luego este
tipo se me acercó y me dijo que quería mi autógrafo, y luego
dije que sí, suena bien, y luego dijo: Salgamos del camino, lejos
de todos porque me pongo tímido frente a otras personas, y
luego dije que parecía ser una petición perfectamente razonable
y así lo hice, pero luego me dijo: te tengo ahora, y pediré un
rescate, y conseguirás todos los sellos del centenario de la
edición especial emitidos por el administrador de correo la
semana pasada para honrar el aniversario del acuerdo
veraniano con las Sirenas del Mar del Este. Y luego dije, amigo,
¿de qué estás hablando? ¿Sellos? ¿Esto es todo por los sellos?
Y luego dijo que todo se trataba de sellos, lo cual es una
estupidez porque ¿quién colecciona sellos? Y luego comenzó a
hacer un monólogo sobre cómo su padre le enseñó filatelia, que
aparentemente es el estudio de los sellos, por el amor de Dios,
y que quería honrar a su padre al conseguir los centenarios. Y
ya sabes lo que siento por los monólogos y los sellos.

―Lo sé ―dijo Gary―. Por extraño que parezca, conozco


bastante bien tu posición en ambos temas.

―Tiggy lo sabe también ―dijo Tiggy―. Sam odia los sellos.

―¡Tienes toda la razón! ―se quejó Sam, todavía colgando


boca abajo de una red en un árbol―. Y no tiene absolutamente

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nada que ver con el hecho de que el director de correos se riera
de mí el mes pasado en la cena del estado cuando le pedí que
me hiciera un sello por lo espectacular que soy. No tiene
relación alguna.

―Por supuesto, gatito ―dijo Gary―. Sin ninguna relación


en absoluto. Entonces, ¿cómo es que estás en el árbol?

―No tengo idea. En un minuto, este imbécil hablaba de


su padre y de sus sentimientos y de sus malditos sellos, y al
siguiente estaba en una red hecha de raíz bermellón, así que
no puedo usar mi magia. Pero aún pude darle una patada en
la cabeza, y luego se cayó, y ahora aquí estamos.

―Eso suena bastante como un resumen de tu vida ―dijo


Gary.

―Boom ―dijo Tiggy, y golpeó al unicornio.

―Tan defectuoso ―murmuró Sam.

Así que el chico de los barrios pobres no pudo haber


tenido una vida solitaria, porque estaba rodeado de personas
que lo amaban (en su mayoría; el Príncipe Justin no parecía
haberse subido a ese carro, aunque no por falta de intentarlo
por parte de Sam. El Príncipe simplemente no parecía apreciar
sus mejores cualidades). Tenía amigos, tenía familia, tenía a
Morgan, al rey y a Pete, el guardia, y claro, Randall que era
aterrador y un gilipollas, pero Sam podía trabajar con eso. No
necesitaba nada ni a nadie más.

―¿Quiénes son esos? ―respiró Sam mientras veía a un


nuevo grupo de caballeros entrar al castillo.

―Oh, dioses míos ―gritó Gary―. ¿Tienes una erección?


¡Oye Sam! ¿Por qué tienes una erección ahora mismo?

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Todos se giraron para mirar a Sam, incluido el recluta con
cabello rubio y ojos verdes y un trasero que parecía que debería
haberse comido un pastel.

―Ehhh ―dijo Sam.

Tal vez no fue amor. No de inmediato. Ciertamente era


lujuria, claro; Sam era un adolescente, después de todo, y casi
cualquier cosa lo excitaba.

―¿Por qué el puré de patatas me está poniendo caliente?


―murmuró Sam en voz baja en una cena para un dignatario
visitante.

Morgan comenzó a atragantarse junto a él.

Sam ayudó dándole palmaditas en la espalda porque eso


era lo que uno hacía cuando otro se atragantaba con el puré
de patatas.

Así que no, no fue amor a primera vista, porque un Sam


de lo Salvaje adolescente estaba regido por hormonas y
fantasías sexuales de estar atrapado en una torre con cabello
muy largo y que un cierto caballero usara dicho cabello como
cuerda para subir a su torre, luego chuparía su polla y luego
se acurrucarían o comerían un poco de pastel o lo que sea que
hacía la gente después de una mamada. Sam no estaba muy
seguro de eso, pero eso no le impidió desearlo.

Pero sí creció. Lo que fuera al principio se convirtió en


mucho más. Cuando Sam creció, comprendió que había
entregado su corazón a un hombre que ni siquiera sabía que
existía.

Ryan Foxheart, el sueño más soñado de todos. Quien


luego comenzó a salir con el Príncipe Justin, porque la vida no
era justa.

9
―¿Por qué lloras en la oscuridad en tu habitación y comes
un pudín cubierto con… eso... es eso tocino? ¿Sam? ¿Estás
llorando en la oscuridad de tu habitación y comiendo un plato
de pudín con tocino?

―¡No me mires! ―gimió Sam con la boca llena de carne de


cerdo y puré―. ¡Soy horrible! Y también, mi corazón se ha roto
y nunca volveré a amar.

―Oh chico ―dijo Tiggy.

―De hecho ―dijo Gary.

Sam aceptó la asquerosa y francamente desconcertante


decisión de Ryan de salir con el Príncipe como un mago
maduro y responsable.

―Aprendiz ―tosió Gary―. Y también, ayer pasaste cuatro


horas intentando inventar un hechizo para que Justin
empezara a hervir.

Sam aceptó la asquerosa y francamente desconcertante


decisión de Ryan de salir con el Príncipe como un mago
maduro y responsable. Además, ¡él no necesitaba a Ryan
Foxheart! Se iba a convertir en el mejor mago del mundo, e iba
a pasar las Pruebas en el momento en que tuviera treinta años,
más joven que nadie que lo hubiera hecho antes. ¡Él no tenía
tiempo para un romance, no, señor! No cuando su Grimorio
aún tenía que ser atado y completado y mientras el cuerno de
Gary necesitara ser localizado. Tenía prioridades.

Pero el corazón no escucha a la mente. No siempre. Había


días en que se movían independientemente el uno del otro, y
aunque se dijo a sí mismo que necesitaba seguir adelante, su
corazón todavía le dolía al ver a Ryan y Justin sonriéndose el
uno al otro como si estuvieran tan enamorados que nada más
importaba.

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Y en uno de esos días, cuando su corazón dominaba su
mente, se encontró en el Bosque Oscuro.

Y en este bosque, encontró un pájaro muerto con una


herida en la espalda.

No era justo.

La magia se derramó. El pájaro vivió.

La tierra bajo sus pies no.

Y él nunca le dijo una palabra de eso a nadie.

Pero el destino era algo gracioso. Sus hilos podrían haber


parecido frágiles y débiles, pero ya había muchos de ellos
estirándose a su alrededor, cada vez más fuertes y más tensos.
El chico de los barrios pobres no lo sabía entonces, pero era el
centro del tapiz tejido por los dioses, los hilos atados a él,
envolviéndose alrededor de sus brazos y piernas y garganta,
atrapándolo en una telaraña que no podía sacudirse de
encima.

Fue así que, mientras estaba en una cita con un hombre


llamado Todd que tenía orejas adorables, que se enfrentó a un
grupo de Magos Oscuros, con un caballero a su lado, con su
magia cantando al fin, al fin, al fin.

Fue en la forma en que un gran dragón estaba sobre él,


con los labios hacia atrás, los dientes descubiertos, y se
quejaba de sus whizbangs1 y bonitos destellos antes de
derribarlo a través de un cobertizo y secuestrar al Príncipe.

Fue en la forma en que el muchacho y sus compañeros


se alzaron en la carrera en nombre de la aventura para salvar
al Príncipe de Verania de las garras del malvado dragón.

1
Un proyectil de alta velocidad de pequeño calibre.

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Fue en la forma en que dormían bajo las estrellas, el fuego
parpadeaba entre ellos, en la que la mirada de Sam se detuvo
en Ryan Foxheart.

Fue en la forma en que el rayo recorrió su corazón en un


camino polvoriento al lado de un campo lleno de maíz.

Fue de la forma en que el dragón anunció al mundo que


se llamaba Kevin, y que había venido de las selvas del este,
buscando un lugar al que llamar hogar.

Fue en la forma en la que un chico y su caballero estaban


en lo alto de un dragón, las palabras hacían eco en la
oscuridad cuando las voces rompían con un dolor agridulce:
porque siempre has sido tú, Sam. Lo prometo. Lo prometo. Lo
prometo, porque cuando miro estas estrellas, no hay nada que
desee más que a ti.

Esos fueron los momentos ligados al destino. Y eso fue


solo el principio.

Incluso entonces, en lo profundo del Bosque Oscuro, un


sello se estaba agrietando y las sombras se filtraban. Todo lo
que necesitaba era una llave.

EL CHICO de los barrios pobres tuvo su final feliz, ¿no es


así? Claro, Ryan había esperado hasta que estaba literalmente
a punto de casarse con alguien más como un gilipollas, pero
aún así. Ryan Foxheart amaba a Sam de lo Salvaje y lo anunció
para que lo escuchara todo el reino.

Eso debería haber sido todo.

Ese debería haber sido el final.

Pero los hilos se estaban apretando.

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El phuro vino del desierto con una historia de un destino
escrito en las estrellas, trayendo con ella a un hombre llamado
Ruv, quien dijo que era la verdadera piedra angular de Sam.

Y claro, tocó mal a su nieto para que entendiera su punto


de vista, pero ¿a quién no le ha pasado eso? No era como si
significara algo. Tampoco lo hizo Ruv, sin importar cuán
flexible pudiera ser o cómo la magia de Sam parecía tirar en su
dirección.

Lo que sí significaba algo, sin embargo, eran los secretos


que se le habían ocultado. Historias de visiones de dragones
estelares, de Vadoma instruyendo a Morgan de un chico que
nacería en los barrios pobres. De un caballero que caería y
descansaría sobre una losa de piedra, sin importar lo que
hiciera Sam. De un hermano y una piedra angular que
eligieron un camino hacia la Oscuridad contra las súplicas de
quienes más lo querían.

El hermano de Morgan. La piedra angular de Randall.

No ayudó que la voluntad de la gente pareciera volverse


contra él. Y sí, Lady Tina DeSilva era el peor ser humano en el
planeta, y un día Sam iba a maldecirla por lo que se volvió del
revés, pero no fue todo ella. Simplemente había recurrido a
una furia oculta que hacía tiempo que se cocía a fuego lento
contra un chico de sangre mixta de los barrios marginales que
lo tenían todo entregado.

O al menos eso pensaban todos.

El aprendiz de mago y su alegre banda de inadaptados


huyeron de la Ciudad de Lockes al Desierto de Luri en el oeste.
Fueron al castillo olvidado en las arenas, y Sam desató sus
poderes contra los villanos que intentaron tomar lo que era
suyo.

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Y luego, solo porque era la forma en que parecía que iba
su vida, fue perseguido por un monstruo serpiente adolescente
llamado Zero Ravyn Fuegodeluna que pensaba que todo era
patético y nadie entendía los graznidos en su alma, o alguna
tontería para la que Sam no tenía tiempo.

Pero el monstruo dragón serpiente finalmente accedió a


ayudar al chico, solo porque quería un lugar para cultivar su
bosque y hacer cosas hermosas.

Sam no entendió, incluso entonces. Cuánto más grande


era todo esto. A qué distancia se extendía el tapiz. Sabía de su
Destino de Dragones (con mayúsculas para hacerlo realidad,
aunque lo odiaba), y comprendía las implicaciones de lo que
Myrin podía traer, pero aún era joven. Ingenuo. Él estaba
haciendo esto para los más cercanos a él, y nada más. Bajo las
estrellas del desierto, deseaba ser mortal para que nunca
tuviera que dejar el lado de su amado.

Pero Sam ya estaba atrapado en los hilos, y se estaban


haciendo más fuertes.

Mas apretados.

Y vino, entonces. A Sam. El hombre en las sombras.

Myrin.

Un corazón golpeado por un rayo es algo gracioso. Late


con fuerza inesperada. Sam todavía era solo un niño, pero su
corazón era maravilloso. Incluso cuando dominaba su mente,
era verdadero, valiente y salvaje, crepitante con electricidad.

Y Myrin quería consumirlo. Él lo intentó.

Y falló.

Había subestimado a Sam de lo Salvaje. Aún así, dejó


marcas en la piel del joven mago, envolviendo su pecho y

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estómago como raíces de un árbol, con cicatrices de rayos y
truenos.

Las cosas se movieron rápidamente después de eso.


Meridian City.

Mama.

Letnia.

Feng.

Morgan sido había contenido. Comprimido.

El Castillo Congela tu Culo caído.

Todos los secretos de Sam de lo Salvaje se habían


revelado a Randall. Y a cambio, Randall de los Dragones le dio
los suyos.

Porque a Randall lo amó. Él había sido amado. Y casi lo


había destruido. Había desterrado su piedra angular al reino
de las sombras, y con ello, partes de su corazón y alma. Había
recuperado al Rey de los Dolores de las profundidades de la
locura, una acción que casi le costó su cordura. Y luego se
había ido al Norte, y durante un tiempo, se había vuelto
Oscuro.

Pero él había salido por el otro lado, saliendo de la


oscuridad y volviendo a la luz.

Luego vinieron los dragones del norte apareados,


cubiertos de plumas y capaces de provocar el sueño. Ellos
también habían esperado al joven mago. Lo habían probado.
Se habían comprometido con su causa después de
considerarlo digno.

El último dragón, sin embargo, no lo había hecho.

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El Gran Blanco le había dicho esto a Sam, incluso antes
que saliera de la ciudad de Lockes. Había retumbado
profundamente en el Bosque Oscuro, advirtiendo a Sam de lo
Salvaje: no estás listo.

Y cuando Sam finalmente se paró frente a él, el Gran


Blanco dijo que el mago no sabía nada de sacrificios, que una
piedra angular no era el final de todo. Pero incluso entonces,
hizo una oferta.

Ven conmigo, chico humano.

En el profundo bosque.

En la oscura naturaleza.

Un año es lo que solicito de ti.

El chico de los barrios pobres dijo no.

Más tarde, después de todo lo que siguió, se preguntó qué


habría cambiado si hubiera estado de acuerdo. Si se hubiera
ido con el Gran Blanco entonces. Con un corazón destrozado
como un cristal, él pensaría que era su culpa. Que todo podría
haberse evitado si se hubiera ido con el Gran Blanco, si
hubiera hecho lo que se le había pedido.

El destino puede ser una cosa terrible.

Caleb, el hijo de la líder del culto del maíz de verdad.

Lady Tina, la perra malvada de Lockes.

Ruv. Sí, Sam debería haber visto que venía.

¿Y cuándo Ruv había tomado la propia espada de Ryan y


la había empujado en el pecho del caballero?

Sam sabía que el dolor era diferente a todo lo que había


experimentado. Y sólo empeoró a partir de ahí.

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Myrin.

Y Morgan.

¿Recuerdas el día que vine a tu casa por primera vez?


Estabas en tu habitación con los ojos tan abiertos. Te amé, Sam
de lo Salvaje. Incluso entonces. Recuérdalo cuando el mundo
parece oscuro. Recuerda que siempre has sido amado.
Necesitas correr.

Sam había conocido el sacrificio entonces, ¿no?

Lo sabía mientras estaba por encima del amor de su vida,


los curanderos revoloteaban a su alrededor como pajaritos,
diciéndole en voz baja que habían hecho todo lo posible y que
ahora dependía del Comandante Caballero.

Lo sabía mientras estaba sobre una losa de piedra, otro


amor de su vida se veía pálido y tranquilo, a pesar de que la
muerte lo había llevado a través del velo.

Él lo sabía entonces.

Lo que se requería de él. Lo que se esperaba.

Y así, el chico de los barrios marginales, el aprendiz de


mago conocido como Sam de lo Salvaje, hizo la única opción
que pudo.

Aceptó su destino.

RYAN…

Te despertaras. Sé que lo harás. No hay otra opción. Y


cuando lo hagas, no voy a estar allí. Lo siento por eso. Te vas a
enojar. No te culpo Estaría enojado contigo si me estuvieras
haciendo esto.

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Pero creo que, tal vez, después de que la ira se haya
desvanecido un poco, lo entendería. Espero que puedas hacer
eso por mí.

No quiero dejarte.

Pero creo que esto es más grande que solo tú o yo. Es mi


destino.

Y todavía odio esa palabra tanto, tanto. Porque no es justo.

Nunca quise esto.

Nunca pedí por esto.

Pero me fue dado, a pesar de todo.

Morgan se ha ido.

Randall se ha perdido.

Y si voy a tener la fuerza que necesito para detener a


Myrin, entonces necesito el Gran Blanco.

Y para ponerlo de nuestro lado, necesito hacer lo que me


pide.

Un año, Ryan. Como máximo.

Espera, ¿de acuerdo?

Solo espera.

Porque un día, y un día pronto, volveré por ti. Y nunca te


dejaré ir.

Te amo.

La Dama Foxy más astuta del mundo…

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Sam

EL MUCHACHO de los barrios pobres, que un día había


deseado a las estrellas hacer algo que importaba, fue al Bosque
Oscuro.

Finalmente, se le unieron las hadas del Bosque Oscuro,


sus luces brillantes y cálidas en un bosque tan implacable.

¿Estás seguro de esto, Sam?

Sí.

Entonces te guiaremos y nos quedaremos contigo hasta el


final.

Y esa fue una promesa cumplida.

Sam de lo Salvaje fue una gran cantidad de cosas. Fue


descuidado. Temerario. Inexperto. Inteligente e ingenioso,
aunque probablemente a medias.

Pero él amaba a aquellos que le importaban, y ferozmente.


Él haría cualquier cosa por ellos. Independientemente de lo
que se pudiera decir sobre él, él amaba profundamente.

Es por eso que se paró frente al Gran Blanco por tercera


vez, esta criatura que había sido mentora de Randall, de quien
se dice que construyó el mundo entero sobre su espalda.

Y acordó un año.

Porque amaba con todo su corazón. Los otros estaban


allí.

Kevin

Pat.

19
Leslie.

Zero.

Los dragones de Verania, por fin juntos.

Y cuando los ojos del Gran Blanco comenzaron a brillar


con una poderosa luz, los dragones rugieron alrededor de Sam
de lo Salvaje, y sintió que su magia explotaba.

Con el tiempo la luz se desvaneció.

Los dragones y Sam se habían ido.

Las hadas desaparecieron en los árboles, sus luces se


apagaron.

UNA VEZ HACE mucho tiempo, vivía un chico de los


barrios pobres que tenía un destino.

Un día desapareció.

Y en una habitación blanca, un Comandante Caballero


llamado Ryan Foxheart abrió los ojos y dijo:

―Sam.

Verania contuvo el aliento.

Y entonces…

Los Oscuros descendieron, saliendo de los árboles.

Meridian City cayó primero.

Luego los pueblos.

Luego el puerto.

La ciudad de Lockes fue la última fortaleza.

20
Pero al final también cayó.

Seis meses después de la desaparición de Sam de lo


Salvaje, el Rey fue encerrado en las mazmorras y el Príncipe se
había escondido bajo tierra con un caballero, un unicornio sin
cuernos y un medio gigante a su lado. Se mantuvieron en las
sombras, buscando formas de levantarse. De defenderse.

¿Y Myrin?

Bueno.

Myrin se sentó en el trono del rey en el Castillo de Lockes.

Y cuando Verania cayó ante él, sonrió.

21
I: EL BOSQUE OSCURO

22
Capítulo 1:
Rudo Hijodefruta

PERO.

Había esperanza, ¿no?

Porque incluso cuando el mundo parece estar en su


punto más oscuro, siempre hay una luz en la distancia, un faro
en la noche, una fuerza silenciosa a la que se debería llamar...

―Está bien, Sam. Sabes que te quiero, ¿verdad?

Parpadeé hacia Kevin, quien se elevó sobre mí mientras


nos abríamos paso a través del Bosque Oscuro.

―Sí. Por supuesto. Yo sé eso. Es muy bonito y lo aprecio


un poco.

―Así que no tomes esto de la manera equivocada.

―Guau. Nada bueno sigue a alguien diciendo algo así. No


lo tomes a mal, pero aquí hay razones por las que apestas y a
nadie le gustas y debes morir de una muerte horrible.

―Si quieres hablar sobre algo que apesta2, ¿puedo sugerir


mi pene?

2
Juego de palabras entre las diferentes definiciones de la palabra suck: cuando una
situación es mala y chupar, sorber.

23
―No, no puedes. De hecho, esa podría ser la peor
sugerencia que he tenido que escuchar alguna vez.

―Bien entonces. No me siento mal por lo que voy a decir


a continuación.

―Recuerda, soy frágil, aunque no lo parezca.

―No tomes esto de la manera incorrecta.

―Apuntalarme emocionalmente.

―Pero te has estado narrando en tercera persona durante


la última hora, y aún no se te ha ocurrido una excusa para que
no nos den una paliza cuando volvamos a casa después de
haber abandonado a todos durante un año. Pensé que ese era
el punto central de esto. Eso es lo que me dijiste. Así que no lo
tomes a mal...

―Aquí viene ―le susurré fervientemente.

―...pero no eres un faro en la oscuridad. Y una vez que


volvamos con los demás, obtendrás mucha mierda, dado que
Verania probablemente no habría caído si nos hubiéramos
quedado. Y te voy a culpar. De todo.

Me estremecí.

―Sí, ahí está. El dolor. Duele.

―¿Sabes lo que Gary nos va a hacer? ―preguntó Kevin


con un resoplido.

―Él nunca va a dejar de asesinarnos, eso es seguro.


¿Saben que los unicornios pueden guardar rencor para toda
su vida? Es un rasgo de la especie. Si ignoras a un unicornio,
puede permanecer en él durante décadas antes de que un día,
cincuenta y siete años en el futuro, de repente te encuentras
pisoteado hasta la muerte en lo que será oficialmente descrito
como un accidente de trabajo, pero será rotundamente

24
asesinato. Sería maravilloso si no fuera tan aterrador. Si
muero bajo circunstancias misteriosas, deberías mirarlo
primero.

―Sí ―suspiró Kevin―. ¿No es maravilloso? Es bueno que


esté planeando decirles que me obligaste a ir contigo.

―¡Oye! ¡No lo hice! ¡Me perseguiste!

Sus ojos se agrandaron mientras su labio inferior tembló.

―Ni siquiera sé lo que pasó, Gary. En un momento estaba


dormido a tu lado, donde pertenezco, y luego al siguiente me
había hechizado el mago terrible que me hizo hacerle cosas a
él que no fueron totalmente consentidas, pero que de todos
modos disfruté.

Yo resoplé.

―Oh por favor. Si alguna vez decidiera hacerte algo,


darías mucho consentimiento. Como, todo el consentimiento.

―Con entusiasmo. ―Kevin estuvo de acuerdo―. Pero has


visto lo que pasa cuando Gary se enoja. Él va a escupir toda
su Rabia de Unicornio por toda tu cara. Vas a verte como el
resultado de un gangbang en una tienda de artesanías. Todo
arco iris y brillo.

―Si hubieras terminado de dejarme contar mi asombrosa


historia, habrías escuchado la forma en que nos iba a sacar de
los problemas.

―Puedes continuar.

―Tal vez no quiero hacerlo ahora.

―No tenías ningún plan, ¿verdad?

―Ni siquiera remotamente. Pero estoy seguro que algo me


habría venido. Pero desde que interrumpiste mi narrativa,

25
estamos jodidos, y ninguno de los dos tendrá sexo. ―Me detuve,
considerando―. O rescatará a nuestros seres queridos y
salvará el reino de las garras de los villanos. Porque debería
haber dicho eso primero.

―Prioridades. Tú las tienes. ¿Crees que es tan malo como


dijo Dimitri?

Suspiré.

―No lo sé. Supongo que lo veremos muy pronto. Tiende a


ser todo fatalidad y tristeza. Eso es lo que pasa cuando mides
15 centímetros.

―Pero…

―Pero hemos estado fuera durante once meses. Eso es un


largo tiempo.

―Sí ―suspiró Kevin―. Probablemente no ayude que


estemos...

Un grito en el bosque por delante.

Los dos nos congelamos.

―Es…

―Déjame ―le dije. Cerré mis ojos.

Y empujé.

Había verde. Y oro. Y se derramó de mí, mucho más fuerte


de lo que nunca había sido antes. Un pulso recorrió el bosque
cuando el Bosque Oscuro respondió, tirando de él hacia
afuera, ondeando entre los árboles. Era puro y simple y llegó
sin siquiera el más mínimo de los pensamientos.

Y allí estaban ellos.

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Siete destellos que hicieron eco de mí. Cinco eran oscuros
y fétidos, hirviendo con magia corrupta. Los otros dos
estaban... silenciados, de alguna manera. Me di cuenta que
estaban allí, pero era como una ausencia de luz. Un espacio
oscuro en los remolinos de colores del bosque.

Pero quienquiera que fueran, había problemas.

Abrí mis ojos.

Los ojos de Kevin brillaron oscuramente. Él había sentido


lo que yo. Él era un conducto, después de todo, capaz de
ayudarme a canalizar mi magia, para expandirla. Era un regalo
que había despertado en él en nuestro tiempo lejos. Él
magnificaba todo sobre mí.

―Al cielo ―le dije en voz baja―. Dile a los demás. Espera
hasta que te dé la orden.

―En eso. ―Extendió sus alas y, con un empuje muscular,


se elevó por encima de los árboles y se adentró en las nubes
oscuras de arriba.

Levanté la mano y me puse la capucha de la capa sobre


la cabeza.

―Apuesto a que me veo tan rudo en este momento


―murmuré―. Todo ondeando y toda esa mierda. Joder, sí.
Mostrémosles a estos cascarrabias cómo hacer que les pateen
el trasero.

SE MOVÍAN RÁPIDAMENTE a través de los árboles, cinco


en busca de los otros dos. Las palabras de Kevin resonaron en
mi cabeza. Si salvábamos a los que estaban siendo
perseguidos, era probable que les contaran a otros acerca de
sus rescatistas, y la noticia de mi regreso saldría antes de lo

27
que yo quisiera. No sabía lo que íbamos a decir cuando
estuviéramos cara a cara con los que habíamos dejado atrás.

No quería estar cubierto de furia y arco iris. Eso iba a


apestar.

Me moví a través del Bosque Oscuro, seguro y rápido. Los


dos adelante comenzaban a quedarse atrás, y no tenía mucho
tiempo antes que los demás los alcanzaran. Necesitaba hacer
un infierno de entrada.

Los encontré cerca del borde de un acantilado. Los dos


perseguidos llevaban una armadura improvisada. No tenían
cascos, sino que llevaban tela sobre sus cabezas y caras,
dejando solo sus ojos visibles. Uno era más grande que el otro,
y había forzado a la figura más pequeña detrás de él en un
gesto protector. Sostenía una espada en una mano,
levantándola desafiantemente. Era familiar, que practicara la
voltereta, y pensé en mi caballero, pero no podía ser él. Había
una ligera torpeza en él que Ryan nunca tuvo.

Pero pronto, sin embargo. Lo encontraría muy pronto. Y


esperaba que no se enfadara demasiado conmigo.

Pero había uno que reconocí.

Se paró frente a los otros magos oscuros, luciendo tan


calmado como si estuviera dando un paseo por la tarde. Había
sido ligero cuando lo había visto por primera vez, encorvado y
tartamudeando sobre su enfermiza hermana que amaba a
HaveHeart y no quería nada más que reunirse con nosotros.
Pero tan pronto como habíamos llegado a la casa, el
tartamudeo había desaparecido, y él comenzó a hacer un
monólogo sobre su madre y el maíz de verdad y bla, bla, bla,
solo poniéndose en mi lista de mierda con todo lo que había
sucedido después.

28
Esto es lo que era ahora: una serpiente deslizándose.
Llevaba un abrigo largo, el collar volteado alrededor de su
cuello como un imbécil. Su cabello oscuro era más largo, tirado
hacia atrás en una cola de caballo apretada, y tenía una
sonrisa en la cara, con los dientes brillando.

Y lo que hizo que las cosas fueran más extrañas era la


magia oscura que lo rodeaba. Él no había sido un mago cuando
lo había visto por última vez. No que yo hubiera sabido. Ni
siquiera parecía que hubiera tenido una tendencia a la magia.
Parecía como si Myrin hubiera estado ocupado.

―Bueno, ¿qué tenemos aquí? ―preguntó Caleb,


inclinando la cabeza hacia los dos en el borde del acantilado.
Sonaba como un gilipollas, y quería quitarle la nariz de la
cara―. Y con ningún otro lugar para correr.

Puse los ojos en blanco al ver el cliché en el que se había


convertido Caleb. Iba a asesinar todo su cuerpo por ser
cómplice de la muerte de Morgan de las Sombras y las lesiones
de Ryan Foxheart.

―Venganza ―siseé.

Caleb sacudió la cabeza en mi dirección.

―Joder ―susurré, tendido en el suelo.

No pudo verme, pero observó la línea de árboles durante


un largo minuto antes de volverse hacia la gente que estaba al
borde del acantilado.

―Dime. ¿Qué esperabas lograr? Te dije que te infiltraste


en mis filas hace una semana. ¿Qué es exactamente lo que
estabas buscando?

―¡Bésame el culo! ―gritó el de la retaguardia. Una mujer.


Más joven, por lo que sonaba―. No te estamos diciendo nada.

29
―Katya ―gruñó el otro. Un hombre―. Cierra la boca y
déjame manejar esto.

―Sí, Katya ―dijo Caleb, un poco burlón―. Déjalo manejar


esto.

―¡Déjame ir a él! ―espetó Katya, tratando de sortear al


hombre―. Vamos a ver lo engreído que puede ser cuando meta
las uñas en sus ojos.

―Ooh ―susurré―. Ella me gusta.

Caleb se rió.

―Divertida, pequeña niña. Pensar que alguna vez podrías


tocarme. Tú sabes quién soy. Lo que significa que sabes de lo
que soy capaz ―negó con la cabeza―. Es una pena, de verdad.
Tienes bolas. Podría haber usado a alguien como tú.

―Nunca me uniría a ti ―gruñó ella.

―¿No? Pareces bastante... firme en esa decisión.

El hombre luchaba por retenerla y mantener su espada


al mismo tiempo.

―Déjanos ir.

―¿O qué? ―preguntó Caleb, sonando curioso.

―O te arrepentirás ―gruñó la niña.

―¿Y cómo te imaginas eso?

―Katya ―dijo el hombre de nuevo―. No...

―Vendrá por nosotros ―dijo Katya, desafiante y


enojada―. Lo sé. Tal vez no hoy, y tal vez no mañana, pero lo
hará. Y te arrepentirás.

Caleb parpadeó.

30
―¿Él? ¿Quién, seguro que no te refieres a...? ―Él echó la
cabeza hacia atrás y se rió a carcajadas. Los Oscuros a su lado
parecían desconcertados, moviéndose sobre sus pies como si
no entendieran lo que estaba pasando.

Katya no estaba teniendo nada de eso.

―¡Déjame ir, Brant! Voy a apuñalarlo en el culo.

Era raro tener un enamoramiento directo con una dama.


Pero lo superé.

―Así que tú eres la Resistencia ―se rió Caleb, limpiándose


los ojos―. Oh mi… Hoy... hoy es un buen día.

Resistencia, me dije a mí mismo. ¿A qué se resistían? ¿Los


Oscuros? Dimitri no había dicho nada sobre...

―Déjame decirte algo sobre él ―dijo Caleb, dando un paso


adelante. Brant obligó a Katya a dar un paso atrás, sus pies
casi al borde del acantilado―. Lo pusiste sobre un pedestal que
no merece. Yo lo sabría. Asesinó a mi madre por no hacer nada
más que querer que la verdad se muestre al mundo. Él te ha
abandonado. Él te ha dejado a esta vida. El hombre que todos
consideran como su salvador es un fantasma. Verania pidió
ayuda y él le dio la espalda. No es que lo culpe. ―Caleb se
encogió de hombros―. Ustedes lo rechazaron. Y luego los dejó
a todos atrás para que sufrieran. Confía en mí. No va a venir
por ti. Nadie lo hará.

―Sam de lo Salvaje regresará ―dijo Katya desafiante―. Y


cuando lo haga, te arrepentirás.

―Santa mierda ―susurré en la hierba―. Ella está


hablando de mí. Necesito abrazarla tan mal ahora por lo menos
durante catorce minutos. Dulce melaza.

Cuando uno tropieza con gente en peligro abordada por


villanos repugnantes y luego oye decir su nombre con

31
reverencia, uno tiende a tener una erección de poder bastante
dura. Sabía que cuando hiciera mi entrada, iba a tener que ser
épica, y que debería tener el mejor eslogan que el mundo haya
conocido. Quería hacer que mis superfans se desmayaran.

―Sam de lo Salvaje ya no existe ―dijo Caleb―. Ya me


cansé de los dos. Lo que sea que hayas tomado, lo recogeremos
de tus cadáveres. Estoy pensando que tu espada lo hará muy
bien. Jerome, ¿quieres, por favor?

Uno de los magos Oscuros al lado de Caleb dio un paso


adelante. Levantó las manos, moviendo los dedos, moviendo la
boca con palabras que no podía escuchar. Su frente se frunció
un poco mientras murmuraba por lo bajo. Podía sentir el
sonido agudo de su magia reuniéndose, y era débil y enfermiza,
pero la espada de Brant aún se sacudía de su mano, causando
que él gruñera de sorpresa. La espada giró hacia los Oscuros
hasta que Caleb la atrapó por la empuñadura.

―Eso fue un regalo ―gruñó Brant.

―Crudamente hecho ―dijo Caleb, soportando un poco su


peso―. Pero fuerte. Tienes materiales. Interesante. E
inesperado. Tu armadura demuestra ingenio. Ciertamente
engañó a los Oscuros por un rato. ―Miró a Jerome.

―Um ―dijo Jerome, cambiando de un pie a otro―. Bueno.


Puedo explicarlo.

―Por favor, hazlo.

Jerome tragó saliva.

―Ellos.... nos dijeron. Eso. Eran oscuros. ¿Verdad? ¿Y


qué eran herreros vendiendo sus mercancías? Y habían
diseñado la armadura ellos mismos. Y que era lo último en
moda oscura.

―Y te enamoraste.

32
―No me enamoré ―dijo Jerome, limpiándose el sudor de
su frente.

―Pusiste una orden por cuatro juegos ―dijo otro


Oscuro―. No es que sepas nada de la moda oscura, ya que te
vistes como una prostituta sin hogar adicta a los hongos.

―¡No ordené cuatro juegos!

―Yo estaba literalmente parado allí cuando lo dijiste.

Otro Oscuro gimió.

―Oh, aquí vamos de nuevo. ¡Pensé que habíamos


superado que usaras esa palabra! ¿Por qué insistes en decirlo
todo el tiempo?

Maldita sea. No estos putos gilipollas otra vez. Quería


hacer explotar sus pezones.

―Literalmente no hago eso. De hecho, me molesta la


implicación de que...

―Tal vez si hubiera desayunado hoy, podría haber...

―¡Sabes cómo me siento con el desayuno! ¿Por qué sigues


intentando cambiarme?

―Suficiente ―dijo Caleb bruscamente.

―Eep ―dijeron todos los otros Oscuros.

Caleb dio un paso hacia Brant y Katya.

―He terminado con esto. Ha llegado tu hora. Te agradezco


por tu servicio. Porque al final, serás un ejemplo para el resto
de la Resistencia. Morgan de las Sombras se ha ido. Randall se
ha ido. Sam de lo Salvaje se ha ido. No son más que recuerdos
de un pasado veraniano. Y pronto, incluso eso se desvanecerá.
Te lo prometo.

33
―Él te detendrá ―dijo Katya, todavía rebelde―. Tal vez no
con nosotros, no ahora, pero él te detendrá. Myrin fallará. Yo
sé esto. Lo sé porque creo en Sam de lo Salvaje.

Mi magia cantaba.

La recogí a mi alrededor. El verde. El oro. Se sentía como


volver a casa.

Caleb sonrió.

―Déjalo venir. Estaremos esperando ―levantó la espada.

Brant se volvió y tiró de Katya contra él, protegiéndola.

―Cierra los ojos ―le oí murmurar cuando mi sangre


comenzó a zumbar justo debajo de mi piel―. Cruzaremos el
velo juntos. Todo irá bien. Sólo cierra los ojos.

Ella temblaba

Fue en ese momento cuando ya había tenido suficiente.

Porque que se joda Caleb justo en su maldita boca gorda.

Me puse de pie.

Y dije:

―Parece que estamos en un lio aquí, ¿no?

Todos se volvieron hacia mí.

―Maldita sea ―gemí, sabiendo que la capucha ocultaba


mi rostro―. Está bien, mira. ¿Puedo intentar eso otra vez? No
sé por qué dije lio de todas las cosas. Como, he estado sentado
aquí casi todo este tiempo, y podría haber encontrado algo
diferente. Porque los pepinillos3 son asquerosos, lo que es
extraño, porque me gustan los pepinos. Como, ¿por qué es eso

3
Juego de palabras con las diferentes acepciones de pickle: pepinillo, encurtir, lio, estar
en apuros.

34
una cosa? En cualquier caso, no sé por qué lo usé así. Bonito
lio, incluso. Estoy un poco oxidado al hablar con otras
personas, así que tendrás que perdonarme.

Todos me miraron fijamente.

―Está bien ―le dije―. Vamos a intentarlo de nuevo. Bien,


entonces, malditos villanos, voy a monologar y decir
estupideces sobre cosas, y luego Katya y Brant dirán: Sam de
lo Salvaje vendrá a salvarnos porque es tan genial y guapo, y
todo el mundo piensa lo mismo, y me gusta su pelo, su cara y
su forma de bailar.

―No dije eso ―dijo Katya―. Nada de eso, en serio.

―Um, bastante seguro que eso es lo que estabas


insinuando. Y quiero decir, es verdad, obviamente. Sam de lo
Salvaje es genial y guapo, tiene una gran cara y cabello y hace
un vals promedio. Además, es un amante muy generoso.

―No sabría nada de eso ―dijo Katya―. No sé porque me


gustaría saber eso. Es un poco... no lo sé. ¿Flaco? Para mi
gusto. Me gustan más gruesos.

―¿Te gustan qué? ―preguntó Brant, sonando ultrajado―.


Tienes dieciséis años. No se te permite que te guste a nadie.

Katya puso los ojos en blanco.

―Oh, cariño, tienes razón. No sé por qué pensé lo


contrario. Estoy muy contenta de tener a mi hermano mayor
aquí para señalar que soy incapaz de tener mis propios
pensamientos. Que yo haría sin ti.

―Santo maldito maestro de la osadía ―suspiré.

―¿Qué? ―dijo Caleb, frunciendo el ceño.

Tosí.

35
―Uh. Nada. Nada. Bueno. Entonces, estamos haciendo
esto de nuevo. Villanos, bla, bla, bla, Katya y Brant, Sam de lo
Salvaje es increíble y maravilloso y tiene nudillos súper
geniales...

―Literalmente, nada de eso sucedió ―dijo uno de los


Oscuros.

―Es como si lo estuvieras haciendo a propósito


―murmuró otro Oscuro.

―…Y aquí estamos, con Caleb levantando su espada,


preparándose para matar a gente inocente y… ¿Caleb?
¿Puedes... puedes sostener la espada otra vez? No lo estás
haciendo bien, y es realmente molesto.

―¿Quién eres? ―preguntó Caleb, entrecerrando los ojos.

―Tu peor pesadilla ―le dije― ¡Eso! No es la línea que


quiero usar, así que levanta la maldita espada.

Levantó la espada sobre Brant y Katya.

―¡Épico! ―dije, moviendo mi cuello y el estrés de mis


hombros―. Ahora estamos hablando. Bien, Katya, necesito que
digas lo que dijiste otra vez. Sobre todo el hecho de creer en
Sam de lo Salvaje.

Ella me frunció el ceño.

―Um. ¿Bueno? Creo en Sam de lo Salvaje.

―Guau. No pareces que quisieras decir eso en absoluto.

―Oh. Lo siento.

―Necesitas venderlo. ¡Pretende que tu vida está en peligro


mortal aquí!

―Lo está ―dijo Caleb―. Estoy a punto de apuñalarlos.

36
―Correcto. Katya, ¡vamos! Estás a punto de ser
apuñalada.

―¿Qué diablos es esto? ―preguntó Brant.

―¡Oh no! ―dijo Katya, sonando como la actriz más terrible


del mundo―. Mi vida está en peligro mortal por el
apuñalamiento. ¡Creo en Sam de lo Salvaje!

―Mejor ―dije―. Tendré algunas notas sobre tu


desempeño, pero podemos hablar de eso más adelante. Pero
como bromista, dejaste de ser de madera e increíble, y yo no te
pondría en ninguna obra que yo hubiera puesto para un teatro
de verano. Caleb, ¿tu última amenaza?

―¿Voy a... matarlos? ¿A ellos?

Cuadré mis hombros mientras una ráfaga de viento


soplaba sobre mí, causando que mi capa ondulara a mi
alrededor.

―Oh mis malditos dioses ―susurré―. Me veo muy bien.


Vamos, Sam. Deslúmbralos con un eslogan impresionante.
―Me aclaré la garganta y levanté la voz―. Bien ahora, ¿qué
tenemos aquí? Parece como si estuviéramos en un bonito lío
de... ¡Maldita sea!

―Suficiente ―gruñó Caleb. Y alzó la espada hacia Brant y


Katya.

¡Un momento estaba de pie cerca de la línea de árboles, y


al siguiente estaba agachado frente a Brant y Katya, con el
antebrazo levantado, la espada golpeando con un golpe fuerte!
Apreté los dientes contra las vibraciones de mi brazo.

Los Oscuros dieron un paso atrás al unísono. Caleb me


miró con los ojos muy abiertos.

Le sonreí, aunque él no podía verlo.

37
―Oye. Hola. ¿Cómo estás? Un guantelete, ¿no lo sabías?
Hecho de escamas de dragón. Un regalo.

―¿Cómo...?

―¿Llegar aquí frente a ti en un abrir y cerrar de ojos? Aquí


hay una pista: magia.

Él asintió, retirando la espada, cuadrando sus hombros.

―Te vas a arrepentir de la intrusión. Quienquiera que


seas.

Me puse de pie lentamente.

―No lo he decidido todavía.

Me miró de reojo.

―¿Decidir qué?

―Si vas a alejarte de esto. Oooh. Santa mierda. Me he


dado escalofríos. ―Miré a Brant y Katya―. ¿Tienen escalofríos?
Porque yo sí.

Ambos sacudieron la cabeza, luego parecieron cambiar de


opinión antes de asentir.

Yo fruncí el ceño.

―Bueno, esto es incómodo.

―Atrápenlo ―gruñó Caleb.

Los Oscuros levantaron sus manos, y su magia comenzó


a reunirse, salvaje e indómita. El relámpago crepitaba de los
Oscuros que había conocido hacía mucho tiempo en la
carretera, arrastrándose por la punta de los dedos, y casi me
reí de ellos.

En lugar de eso, dije:

38
―Flora Bora Slam, mi madre. ―Apenas tuve que empujar.
Hubo un fuerte chasquido antes que un silencio cayera sobre
el acantilado―. Eh ―dije―. Eso fue más fácil de lo que pensé.
Soy tan bueno en esto.

Caleb se volvió lentamente para mirar detrás de él.

Allí había cuatro estatuas de piedra, con las manos


levantadas y los dedos abiertos.

―No puedo discutir con los clásicos ―le dije―. Entonces,


¿queremos rendirnos, o deberíamos hacer esto de manera
divertida?

La espada cayó de su mano, erguida en la tierra blanda.

―Estás bien ―dijo en voz baja―. Pero


desafortunadamente para ti, soy mejor. Voy a tratar contigo yo
mismo.

―La forma divertida, entonces. Estoy abajo con...

Se movió entonces, casi más rápido de lo que podía


seguir, levantando las manos, moviéndose peligrosamente.
Hubo una oleada de magia, un amarillo enfermo e infectado,
golpeando mi pecho y tratando de envolver mi corazón. Me
levanté, volé hacia arriba y sobre Caleb y los oscuros de piedra,
y luego aterricé al otro lado de ellos. Katya gritó cerca del
acantilado, pero no tuve tiempo de concentrarme en ellos.
Caleb era más fuerte de lo que esperaba. Lo subestimé.

No volvería a cometer ese error.

Incliné mi cabeza hacia atrás a tiempo para ver cómo las


estatuas de los Oscuros comenzaban a romperse bajo la magia
de Caleb. No debería haberme sorprendido tanto como lo hizo
porque estaba sacrificando a sus propios hombres. Había
escuchado las historias, por supuesto, de Dimitri, sobre cómo
los Oscuros habían descendido sobre Verania, pero nada de lo

39
que habían hecho hasta ahora había igualado este nivel de
brutalidad. Nunca antes me habían convertido en piedra, así
que no sabía cómo se sentía. Casi esperaba que los oscuros de
piedra no se dieran cuenta de que se rompían.

Me levanté del suelo cuando los últimos fragmentos de


las estatuas se separaron y giré perezosamente alrededor de
Caleb.

―Está bien, lo admito, se ve muy bien ―le dije―. Sin


embargo, es un poco difícil para mi gusto. Quiero decir, esos
son trozos de personas, amigo. Podría haberlos devuelto
totalmente.

Los ojos de Caleb se estrecharon.

―¿Te conozco de algún lado? Suenas familiar.

―Llegaremos a eso en un momento. Primero, necesito...


oh, eso fue una distracción.

Caleb se estaba moviendo incluso antes que terminara de


hablar. No tuve tiempo para pensar, y mucho menos para
encontrar un contrahechizo. Las piedras se estrellaron contra
mí, comenzando con mis pies y piernas, envolviéndose
alrededor de mí, fusionándose en su lugar. Subieron por mis
piernas, pasaron mis rodillas hasta mis muslos y caderas. Me
golpearon las manos y los brazos, el estómago y el pecho, y mi
corazón latía con estruendo cuando las piedras subían a mis
hombros y cuello.

―No ―susurró Katya detrás de él. Entonces―: ¡Basta!


¡Déjalo! ―Brant la retuvo mientras trataba de ir a Caleb.

―¿Alguna última palabra antes que te asfixies enterrado


en una roca? ―me preguntó Caleb, con una sonrisa torcida en
su rostro.

40
―Sí ―dije, sumergiéndome en oro y verde―. No deberías
haberme traicionado.

La piel bajo los ojos de Caleb se contrajo. Y luego me


detoné.

Los relámpagos salieron de mi corazón, arrastrándose a


lo largo de las cicatrices en forma de árbol en mi piel hasta que
estuve completamente electrificado. La roca a mi alrededor
comenzó a partirse y agrietarse hasta que se rompió en polvo
y se filtró hacia el suelo del bosque. Di un paso adelante.

Caleb vino tras de mí. Tenía que reconocérselo, su


tenacidad era verdaderamente impresionante, especialmente
ante tantas probabilidades.

Pero pasé casi un año en este bosque, en lo profundo de


la naturaleza. Conocía sus secretos, la forma en que los árboles
susurraban al viento, sus hojas y ramas temblaban como
huesos. Conocía el suelo bajo mis pies y el toldo arriba.

Ahora formaba parte del Bosque Oscuro.

Sentí que la infección de Caleb se disparaba hacia mí. Ya


era hora de una manifestación.

Él consiguió tal vez tres o cuatro pasos antes que


levantara mis propias manos en respuesta.

Apenas vaciló. Lo que estaba bien.

Él vería de lo que era capaz.

Una rama de un gran roble brincó y se envolvió alrededor


de su brazo izquierdo, deteniéndolo bruscamente.

Su boca cayó abierta.

41
Las vides irrumpieron en el suelo bajo sus pies,
envolviéndose alrededor de sus piernas, obligándolo a
arrodillarse.

Otra rama de árbol (arce, esta vez) se enroscó alrededor


de su otro brazo y lo mantuvo en su lugar.

Se acabó en segundos. Apenas tuve que moverme.

Respiré con el bosque.

Caleb luchó contra sus ataduras, mirándome.

―Ese nivel de magia no es posible ―espetó―. Sabríamos


si algo como esto existiera. ¿Cómo haces esto? ¿De dónde es?
¿Quién eres tú?

Oh dioses míos. Esto iba a ser tan genial. Tenía que hacerlo
bien.

Di un paso hacia él.

― Todas preguntas interesantes. Puedo hacer esto gracias


a lo que mis mentores me han enseñado, a los tres. Vengo de
los bosques oscuros para acabar contigo y con los tuyos. Y en
cuanto a quién soy, bueno. Eso es lo mejor de todo. ―Levanté
la mano y me quité la capucha de la cabeza. El segundo exacto
en que me reconoció fue probablemente uno de los tres mejores
momentos de mi vida. Le sonreí burlonamente―. Soy Sam de
los Dragones.

Y, justo como habíamos practicado, llegaron los dragones


de Verania.

Primero, una criatura roja serpentina irrumpió entre las


nubes, aterrizó detrás de Katya y Brant, y enroscó su cuerpo
debajo de él, con las alas batiendo furiosamente a los costados.

―Rawr ―dijo Zero Ravyn Fuegodeluna―. Lo que es tan


jodidamente patético. Ni siquiera quería hacer esto. Estaba

42
escribiendo un poema lamentando mi alma negra, que nadie
entiende.

Malditos sean los dioses.

Luego vinieron dos dragones azules y blancos, que


aterrizaron a ambos lados de Katya y Brant, el suelo temblando
debajo de nosotros. Sus plumas temblaron al estirar sus alas,
con los ojos brillantes.

―Oh, querido ―dijo Leslie―. Zero, sabes que te dije que te


ayudaría con tu poesía.

―Querías escribir sobre conejitos.

―Los amo ―estuvo de acuerdo Leslie―. Además, conejito


rima con gracioso, con sol y miel, todas las cosas dulces y
encantadoras y...

―¡No puedes escribir sobre los lamentos de mi alma con


dulce y encantadora!

―Y te dije que la poesía no era una habilidad sostenible


―gruñó Pat―. Necesitas hacer algo que realmente contribuya a
la sociedad. Como la carpintería.

―Vieja tortillera ―dijo Leslie, sonando insoportablemente


cariñosa.

Maldita sea.

―¡Ta-daaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ―gritó Kevin mientras


aterrizaba detrás de Caleb―. ¡Soy yo! La bestia del Este. Señor
Dragón de los Bosques Oscuros. He vuelto a gobernar a mis
súbditos para que me cubran con sus lluvias doradas.

―Eso es tan asqueroso ―gimió Zero―. ¿Por qué dices


cosas así? Los adultos son lo peor.

43
―¡Me refiero a sus brillos y preciosidades, pequeño
hermano! No su orina. No me gusta el juego de mear. ¡Sam!
Sam. Dile a mi hermanito que no me gusta que me meen.
Bueno, no es que lo haya intentado, así que no puedo decirlo
con seguridad. No importa, Sam. No le digas nada todavía.
Debo explorar más mis problemas antes de poder decidir de
una manera u otra.

Maldita sea.

Y entonces llegó, como una luna estrellándose contra la


tierra. Empequeñeció todo lo demás.

―GB ―le dije.

―Te dije que nunca me llamaras así ―retumbó el Gran


Blanco, los árboles se derrumbaron cuando aterrizó sobre
ellos―. Es degradante, y no lo toleraré.

―No lo toleraré ―me burlé por lo bajo. Los ojos de Caleb


se hincharon.

―Todos apestan ―les dije a los dragones de Verania―.


Practicamos esta entrada. Durante semanas. Lo menos que
podrías hacer es rugir al unísono para que podamos salvar esta
atrocidad.

―Miau ―dijo Leslie, los labios temblando.

―Los odio tanto, chicos.

―¡Oye! ―dijo Kevin―. ¿Qué hay de mí?

―Ni siquiera me refiero a...

―Dragones ―gruñó GB―. Rugir.

Los ojos de Kevin se volvieron negros. Los de Leslie y Pat


se pusieron azules y de un rojo quemado los de Zero. Los de
GB se volvieron opacos.

44
Y sentí que cada uno de ellos palpitaba en mi cabeza.
Entonces rugieron.

―Sí ―siseé―. Esto. Es. Increíble.

Cuando el sonido hizo eco a través del bosque, me agaché


frente a Caleb.

―He soñado con este momento durante casi un año ―le


dije en voz baja―. Por el papel que jugaste. Tú. Yo. Cara a cara.
Podría usar la espada de Brant. Empujarla a través de tu
pecho. Hacerte sentir cada centímetro de ella. Y tal vez lo haga.
Algún día. Pero primero necesito que entregues un mensaje.
¿Puedes hacer eso?

Él asintió lentamente.

―Bueno. Aquí está: He regresado. Y llevaré a Verania de


vuelta a su gente. Dile a Myrin... dile que iré por él. Que iré por
todos ustedes. He aceptado mi destino, como él lo ha hecho con
el suyo. Estos caminos en los que estamos, incluso si estuvieran
grabados en piedra, él haría bien en recordar que la piedra se
desmorona. Me lo ha quitado. Y mi objetivo es quitarle todo.
Ahora vete, antes que cambie de opinión.

Arqueé una ceja, y las ramas y raíces de los árboles se


desplegaron desde su cuerpo. Se puso de pie, retrocedió un
paso y tropezó con la pierna de Kevin. Kevin estiró el cuello
hacia abajo hasta que estuvo cara a cara con Caleb, las puntas
en la parte posterior de su cuello sonaban.

―¿Estás seguro que no puedo comérmelo? ―gruñó


Kevin―. De tal palo, tal astilla.

La cara de Caleb palideció.

―Guau ―suspiré―. Eso fue duro. Lo apruebo. Lo que


dijiste, no lo de comer.

―¿Pero algún día?

45
―Posiblemente. Quizás yo también te ayude.

―Ooh, canibalismo. Lo puedo entender. ¿Oíste eso,


traidor? Mi chico se va a comer los dedos de tus pies.

Caleb se fue corriendo por el bosque.

―Eso fue bien ―anuncié tan pronto como sus pasos se


alejaron―. Tengo algunas notas, como indiqué anteriormente.
Dragones, todos apestan. Es como si no hubieras recordado
absolutamente nada de lo que practicamos. Estoy avergonzado
por todos. Estoy dando todas las consideraciones para
despedirlos.

Todos empezaron a protestar de inmediato. Bueno, todos


excepto GB. Parecía que deseaba que nunca hubiéramos
existido.

―Sí, sí ―dije, agitando sus quejas―. Tal vez si hubieras


aprendido tus líneas. ¡Y Katya! ―Me volví hacia las personas
que estaban detrás de mí. Ambos se habían quitado sus
máscaras, y podía ver el parecido ahora. Tenían el pelo rojo
ardiente, el de Brant corto y el de Katya recogido en una cola
de caballo suelta. Sus rostros eran una explosión de pecas
entrañables. Y ambos eran extraordinariamente pálidos, con
los ojos muy abiertos, como si hubieran visto un fantasma. Lo
cual era ridículo, por supuesto, porque los fantasmas no
existían.

―¿Alguna vez has pensado en ser una actriz?

Ella sacudió la cabeza lentamente.

―Bueno. Porque fuiste terrible. Mis dioses, mujer. Tu


llamada no está en el teatro, déjame decirte… ¡oomph!

Se lanzó hacia mí, envolviendo sus brazos con fuerza


alrededor de mi cuello, su armadura improvisada clavándose
en mi pecho.

46
―Oh hombre ―respiré―. Me encanta abrazar. Señora,
estás en mi lista épica. Aparte de la actuación.

Y así le devolví el abrazo, porque eso era lo que uno hacía.

―Estás aquí ―susurró, con voz temblorosa―. Eres real, y


estás aquí.

―Esto es cierto ―estuve de acuerdo, absurdamente


conmovido por esta chica que nunca había conocido. Era
extraño, abrazar a otra persona después de tanto tiempo. Los
dragones no eran tan tiernos como uno podría pensar, no
importa cuánto lo intentara Kevin―. Soy real.

Ella se apartó con cuidado, buscando en mi cara.

―No van a creer esto en Campamento HaveHeart.

―Estoy seguro de que no... esperen. ¿En dónde?

Su sonrisa era amplia y hermosa.

― El campamento base. Por la Resistencia, dirigida por el


Comandante Caballero Ryan Foxheart, el Gran Príncipe Justin
de Verania, y su segunda al mando, Lady Tina DeSilva de la
Brigada Dama Foxy.

Estaba bastante seguro que se me había roto el cerebro.

47
Capítulo 2:
El Lamento de Sam de los
Dragones

―DEMONIOS DIMITRI ―murmuré mientras nos abríamos


paso a través del Bosque Oscuro―. El maldito Dimitri no me
dijo nada sobre Resistencias o campamentos HaveHeart o
Brigadas Foxy Lady. Y los dioses lo llevarán directamente al
inframundo por no decir nada sobre Lady Tina DeSilva. Tendré
su cabeza en mi..

―¿Sobre qué está gruñendo? ―Katya le susurró a Kevin.

―No me importa. ―Kevin susurró de vuelta―. He tenido


que escuchar su angustia durante los últimos once meses. Ya
lo he superado. En realidad, ni siquiera lo estoy escuchando
en este momento. Tu hermano es sexy.

Brant se sonrojó furiosamente cuando Katya gimió.

―Grosero ―le dije―. Además, ¿necesitas que te recuerden


lo que he tenido que escuchar durante los últimos once meses?
Tú fuiste la razón por la que GB me hizo participar en el
seminario sobre acoso sexual.

―Soy sexualmente aventurero...

―Agresivo.

48
―Y no es mi culpa que fueras la única cosa a cualquier
distancia en la que podía intentar subirme. Estábamos con un
chico, dos lesbianas y un viejo pedorro. ¿Qué más se supone
que debo hacer, ya que me obligaste a ir contigo?

―¡Eso no es lo que pasó!

―Sam me embrujó para seguirlo en el bosque ―le dijo


Kevin a Katya y Brant―. Quería quedarme con mi horda y mi
unicornio, pero noooo. Sam aquí me hizo irme con él a la tierra
del celibato. ¿Sabes lo ocupado que estoy ahora mismo?
Probablemente podría impregnar una roca.

―Oh, Dios mío ―respiró Katya―. Eso fue más información


de la que necesitaba.

―Será mejor que no impregnen a mi hermana ―dijo Brant


seriamente, con la mano en su espada―. O yo…

El labio de Kevin se curvó con disgusto.

―No seas grosero. Yo nunca lo haría. Sólo hay una


criatura digna de llevar a mis hijos, y su nombre es Gary.

―Gary no puede cargar a tus hijos ―le recordé,


sintiéndome enfermo de que esas palabras incluso salieran de
mi boca―. Ambos son machos. Él no tiene un útero.

―Ya que eres un experto en el interior de Gary y todo eso.


Te lo dije, bonito, todo lo que tenías que hacer era preguntar,
y te incluiríamos en nuestro...

―No. No, no, no. Te detendré allí mismo. Eres terrible, y


tenemos otras cosas en las que centrarnos. Como Lady Tina
DeSilva y cómo vamos a deshacerla de ella.

―¿Estás seguro que este es Sam de lo Salvaje? ―Brant le


preguntó a su hermana―. Porque pensé que sería más... no
esto.

49
―Estoy completamente segura ―dijo Katya. Ella me
miró―. Está bien, un poco segura.

―¡Oye! Ya no soy Sam de lo Salvaje. Ahora soy un mago


de pleno derecho. ¡Sam de los Dragones a la victoria!

―Crecen tan rápido ―dijo Kevin, sonriéndome.

Estábamos siguiendo a Katya y Brant a través del Bosque


Oscuro, supuestamente a este campamento HaveHeart. No
confiaba en ellos, no del todo (¿y cómo podría después de lo de
Lady Tina? Eso era ridículo), pero pensé que era un buen lugar
para comenzar como cualquier otro. No estaba demasiado
preocupado porque nos traicionaran. Si se convirtieran en
villanos, haría que sus entrañas salieran a la intemperie, y eso
sería todo.

Los otros dragones se habían quedado en el bosque bajo


la dirección de GB. Cinco dragones descendiendo sobre un
campamento probablemente enviarían a la gente al pánico. A
Kevin se le había permitido venir porque él era tan parte de
esto como lo era yo. Los demás vendrían cuando los llamara.

Katya y Brant nos habían dicho a su vez que el


Campamento HaveHeart era un bastión en lo que quedaba del
puerto de Verania, fuera de la ciudad de Lockes. Con el mar a
sus espaldas, habían podido recuperar el puerto de los
Oscuros, quienes se habían escondido en los cuadrantes
medio y superior de la ciudad alrededor del Castillo de Lockes.
Habían recuperado el control de la ciudad marítima hace unos
seis meses, y estaban construyendo un ejército de
combatientes de la Resistencia formado por caballeros y
ejército y civiles por igual. Allí era donde Ryan Foxheart y el
Príncipe Justin habían empezado a conspirar para intentar
tomar la Ciudad, aunque era lento.

―Él va a estar tan feliz de verte ―me dijo Katya―. Todos


lo harán.

50
Me costaba creerlo, pero lo rechacé. Una cosa a la vez.

―¿Gary y Tiggy?

Brant gimió.

―Están con ellos. Gary es... supongo que nunca he


conocido a un unicornio antes, porque no esperaba que fuera
así...

―Sí ―dijo Kevin―. ¿No es maravilloso?

―Uh. Sí. Eso es exactamente lo que quise decir.

―Los cuatro se fueron a una misión cuando nos fuimos


―dijo Katya―. Vuelven en unos pocos días. Lo más probable es
que lleguemos antes que ellos.

―¿Y mis padres? ―pregunté, con la garganta


repentinamente gruesa. Dimitri me había dicho que estaban
bien, pero necesitaba escucharlo de nuevo.

―Joshua y Rosemary son algunos de los mejores


peleadores que tenemos.

―¿Son los mejores qué?

Brant y Katya intercambiaron una mirada que no entendí


del todo.

―Rosemary entrena a todos los civiles ―dijo Katya


lentamente.

―Y Joshua fue quien me hizo mi espada ―dijo Brant.

―Tantas palabras ―gruñí―. Tendremos muchas palabras


cuando regresemos, ni siquiera lo saben.

―Este va a ser el mejor día de todos ―dijo Kevin―. Excepto


por la parte en la que todos me van a gritar por haber sido

51
hechizado por Sam. Además, Sam, una pregunta, si me lo
permites.

―No.

―Lo voy a preguntar de todos modos.

―No, puedes...

―Cuando lleguemos al Campamento HaveHeart… lo cual,


no sé por qué no pudieron haber ido con Campamento Cuerno
Dragón, ya que suena mucho mejor, ¿podría regalarles a todos
con una historia completamente verdadera de cómo salvé
totalmente tu vida hoy. Para que pueda retrasar cualquier
animosidad que pueda venir en mi dirección?

―No.

―Pregunta de seguimiento, si me lo permites. ¿Por qué


eres tan perra?

―Es bueno estar de vuelta ―suspiré.

NOS LLEVÓ tres días llegar a lo que quedaba del Puerto.

Durante ese tiempo, aprendí lo siguiente:

Brant y Katya intentaban infiltrarse en un campamento


oscuro al azar para reunir información. Resultó que no era más
que una granja mal administrada, pero antes de irse, habían
podido envenenar el pozo con una mezcla que les había dado
Letnia de Meridian City, garantizada para matar cualquier
cosa que entrara en contacto con ella. Me alegró saber que ella
todavía estaba pateando y aterrorizando.

Letnia estaba ayudando a Mama y Moishe a dirigir la


Resistencia en las afueras de Meridian City. Al parecer, se
habían apoderado de Old Clearing y lo estaban usando como

52
base para su ejército de putas y cortesanas. Lo último que
habían escuchado de Mama fue dos semanas antes, cuando
dijo que no tenían ninguna operación planificada en un futuro
cercano, ya que se estaban quedando sin suministros.

El buen Rey Anthony estaba retenido en las mazmorras


del Castillo de Lockes, probablemente forzado a hacer caca en
un cubo. Los espías dentro de Castillo dijeron que lo estaban
tratando bastante bien, dado que era intimidante y tenía un
bigote asesino. Al parecer, Myrin no necesitaba al rey y, en su
mayoría, lo dejó solo.

La Brigada Dama Foxy aparentemente estaba formada


por los miembros del Club de Fans de Ryan Foxheart del
Castillo de Lockes, y eran los asesinos más mortíferos que
tenía la Resistencia.

―Aparentemente, conoces a toda esa gente, ¿verdad,


Mervin? ―me preguntó Katya, y consideré regresar para
encontrar a Caleb y entregársela. No hice ninguna pregunta
sobre Lady Tina, porque me negué a creerlo.

Gary todavía no había encontrado su cuerno, lo que le


ponía de mal humor, y regularmente amenazaba con ‘cortar a
algunas perras, porque Gary está a punto de causarles dolor’.

Tiggy había acumulado una colección de escobas aún


más grande por razones que nadie entendía.

Nadie sabía dónde estaba Randall. El Castillo Congela tu


Culo estaba vacío.

Pete se había ido.

―¿Qué? ―susurré, deteniéndome en medio del bosque.


Kevin gimió, con las alas caídas.

Brant suspiró.

53
―Durante un rescate. De uno de los campos de
esclavitud. Regresó por algunas personas que tuvimos que
dejar atrás y... bueno. Ellos salieron. Él no lo hizo Él los salvó.

―¿Cuándo? ―pregunté con voz ronca.

―Hace cuatro meses ―dijo Brant―. Fue una buena


muerte. La muerte de un héroe. ―Como si eso lo mejorara.

LA NOCHE ANTES de llegar al Campamento HaveHeart,


no pude dormir, así que me ofrecí para la primera guardia. No
queríamos arriesgarnos a un incendio, y el aire de la noche era
frío hasta el punto de ser enérgico. Tenía una fina manta
envuelta alrededor de mis hombros, y entonces me di cuenta
de que estaba malditamente harto de estar en el bosque.

Brant y Katya estaban acurrucados uno al lado del otro,


con una sola manta extendida sobre los dos. Aparentemente
estaban acostumbrados a tales condiciones, como los soldados
lo estaban. El ejército de Verania por lo general no permitía
que nadie menor de diecisiete años se alistara, pero dadas las
circunstancias actuales, no me sorprendió que a Katya se le
permitiera entrar. Me hizo preguntarme cuántos otros chicos
estaban involucrados, y eso hizo que mi estómago se curve.

Las estrellas de arriba se asomaban a través de las


pesadas nubes, y estaba seguro que vi el Dragón de David
parpadeando burlonamente hacia mí. Lo miré, desafiando al
dragón a hacer cualquier tipo de aparición. Él no lo hizo, por
supuesto. No lo había visto desde ese día en el Castillo Congela
Tu Culo cuando me dijo que los dragones del norte eran
lesbianas apareadas. Aparentemente, yo había hecho mi parte
en el destino de los dioses y él no había necesitado ofrecer más
instrucciones como un imbécil.

54
Suspiré y jalé mi mochila hacia mí. Era pesada, pero no
por mis muchas posesiones. No, GB tenía la impresión que las
cosas materiales no eran propicias para el entrenamiento de
un mago. El hecho de que ese decreto viniera de un dragón,
una especie conocida por acumular cualquier cosa, era casi
ridículo. Pero desafortunadamente para mí, él era serio y solo
me había dejado guardar algunas cosas.

Habíamos discutido. Por supuesto lo hicimos. Yo era yo,


y él era una perra. Me recordó a Randall en ese sentido, un
tema sobre el que se negó a hablar. Pero había una cosa de la
que no me movería, una cosa que me negué rotundamente a
descartar. Una pequeña nota, el papel gastado y arrugado, con
palabras escrita en ella que significaban más para mí que
cualquier cosa que poseía.

Para Mervin:

No te preocupes

Yo también soy una Sam Girl. ¿Nuestro secreto?

Ryan Foxheart.

GB había dicho que una piedra angular era una


debilidad. Que distraía del potencial de un mago. Mira a
Randall y Myrin, me había susurrado al oído. Mira lo que ha
sido de ellos.

Le dije que Ryan era una de las razones por las que había
acudido a él, y nada podía quitarme eso.

Continuó empujando.

Yo empuje en respuesta.

Concedí muchas cosas.

Ryan Foxheart nunca fue una de ellas. Y nunca lo sería.

55
Suspiré, luego doblé la nota y la puse cuidadosamente en
mi mochila. Mañana llegaríamos al Campamento HaveHeart y
pronto veríamos a todos los que dejamos atrás. Kevin tenía
razón en que cualquier reacción que tuviéramos no iba a ser
buena. Esperaba que todavía estuvieran felices de verme,
incluso si odiaban mis entrañas. Y ni siquiera quería pensar en
Justin y Ryan como amigos, haciendo aventuras juntos,
luchando codo con codo, recuperando su país. Nos llevaría a
una noche cuando se miraron al otro lado del fuego, y de
repente Ryan le dice a Justin que cometió un error conmigo y
que lo quiere para siempre, y que probablemente ya habrán
adoptado un bebé y lo habrán llamado algo que está de moda
como Mango o Lima Bean, y entonces yo me presentaré y Ryan
dirá: ‘Lo siento, Sam. Te fuiste, y ahora Justin es dueño de mi
corazón y Lima Bean es dueño de mi alma, y estamos felices
trabajando en nuestra granja orgánica y...’

Dios, odiaba a Lima Bean, y ni siquiera sabía si existía.

Había otras cuatro cosas en mi mochila.

Un conjunto de pantalones de repuesto, porque siempre


me enseñaron que nunca debes ir de viaje sin un par de
pantalones limpios.

¿Las otras cosas? Grimorios.

El mío.

El de Morgan.

El de Myrin.

En el último año, nunca había abierto ninguno de los dos.

El de Myrin, porque no pude superar la ira que sentía por


él. El de Morgan, porque mi corazón aún se rompía cada vez
que lo miraba.

56
GB no había dicho nada sobre sus grimorios, solo me
instruyó por mi cuenta.

De hecho, a Morgan y Myrin no se les había mencionado


mucho.

Eso fue algo que no presioné, solo porque todavía estaba


sumido en mi propia culpa.

―Te ves preocupado, bonito ―una voz retumbó desde


arriba de mí. Incliné mi cabeza hacia atrás para ver un ojo
brillante mirándome. Estaba sentado a su lado, mi espalda
calentada por el fuego que ardía dentro de él―. ¿Te preocupa
el mañana?

Me encogí de hombros, apartando la mirada.

―Está bien tener miedo.

―No tengo miedo. ―Era más fácil mentir.

―Bien, yo sí.

No esperaba eso.

―¿Lo tienes?

Retumbó en voz baja, la punta de su cola se retorcía


acurrucada cerca de mis pies.

―¿Por qué?

―Nos hemos ido hace mucho tiempo. Las cosas pueden


cambiar. Las cosas han cambiado. No somos los mismos que
solíamos ser. Tampoco podemos esperar que ellos lo sean.

―¿Y si...? ―suspiré―. Siempre supimos que llegaría este


día.

―Lo hicimos, sí.

57
―Y lo hemos estado esperando desde el momento en que
nos fuimos.

―Eso es cierto.

―Entonces, ¿por qué nos sentimos de esta manera?

No habló por un tiempo, solo siguió respirando


profundamente y dejándolo salir lentamente. Fue calmante, y
ayudó un poco. Él dijo:

―Porque todavía no sabemos si tomamos la decisión


correcta al elegir al Gran Blanco. En hacer lo que tu destino
espera de ti.

―Todavía odio esa palabra ―me quejé.

―Puedo ver por qué. Creo que la mayoría de las personas


que tienen uno crecen para despreciarlo. Pero lo que más
cuenta es lo que haces con él al final.

―Eso fue muy poco convincente.

―Y sin embargo, ahí está.

―Ugh.

―¿Correcto?

Volví a mirarlo. Su ojo todavía estaba en mí.

―¿Y si ya no soy yo?

―¿Quién serías?

―Yo era Sam de lo Salvaje antes. Ahora soy... no soy eso.

―¿Te sientes diferente?

Lo hacía. La magia siempre había sido parte de mí,


incluso si no lo hubiera sabido. Y finalmente me di cuenta de
quién era yo, qué podía hacer, siempre estaba revoloteando en

58
los bordes de mi visión, esos colores brillantes que solo yo
podía ver. Cuando los usaba, cuando los tiraba hacia mí y los
empujaba hacia afuera, siempre había una sensación de fuerza
detrás de ellos, como si estuviera ejerciendo copiosas
cantidades de energía para usarlos.

¿Ahora, sin embargo? Ahora era la cosa más fácil del


mundo. Estaba sumido en el verde y el oro, moviéndome en
armonía con ellos, manipulándolos a mi antojo. Había visto el
alcance de la magia de Randall, el poder de su relámpago y la
fuerza de Morgan en su contención y compresión, y siempre
habían sido drenados después, y con razón. La magia tenía un
costo, un precio que pagar por usarla.

Un techo, incluso.

Y cuando era aprendiz, lo sabía. Experimenté eso. Cada


vez que me forzaban a usar grandes cantidades de magia,
haciéndola estallar de mi cabeza y mi corazón, me sentía débil
y prácticamente inútil después.

Ya no era así.

Y aunque no dijo nada en voz alta, sabía que se refería a


GB. No sabía si por las implicaciones de mi fuerza o por la
posibilidad de usarme como arma. Si me convertía en Oscura,
no habría Resistencia. Serían aniquilados antes de que
pudieran defenderse. Sabía que le preocupaba, especialmente
cuando trataba de perforar mi cabeza para que yo dependiera
de mí mismo y de nadie más.

―Una piedra angular es un humano ―me dijo―. Los


humanos son falibles. Frágil. Se doblan y luego se rompen. O
peor aún, se vuelven un mago y los obligan a formar una
espiral, llevándose todo lo que aprecian. ¿Por qué deberías
tener tanta fe en una sola persona? ¿Por qué no puedes pararte
por tu cuenta?

59
Eso había resonado conmigo por más tiempo. Era una
mierda. Tenía que ser una mierda.

Porque creía firmemente que Morgan y Randall no


habrían alentado mi relación con Ryan después de todo lo que
habían pasado si no hubieran pensado que valía la pena. Que
era lo correcto para hacer.

Pero hubo pensamientos, tarde en la noche, mientras


yacía en la cabaña que había construido en las profundidades
del Bosque Oscuro bajo las instrucciones del Gran Blanco,
donde me preguntaba si también habían mentido sobre eso.

―Ahora soy Sam de los Dragones ―le dije a Kevin―. No es


lo mismo.

―Bastante rudo, si lo digo yo mismo.

―Porque eres uno de esos dragones.

―Bueno, sí. Pero aún así. Es un buen nombre para ti.


Pero es solo un nombre. No te define.

Yo resoplé.

―Ambos sabemos que eso no es cierto. Todo el punto de


esto debía ser definido. Para convertirme en esta persona que
soy ahora.

Se movió un poco detrás de mí, bajando la cabeza hasta


que presionó su hocico contra mi frente, con la apariencia de
un beso.

―Un nombre es un nombre es un nombre ―dijo.

―Eso no tiene ningún sentido.

―O tiene todo el sentido. Soy bastante filosófico, como


sabes.

―¿Lo hago?

60
―Por encima de todo, bonito, eres Sam. Cualquier título
que tengas no cambia eso. Tal vez hayas crecido desde la
última vez que te vieron, pero al final, sigues siendo el Sam que
conocen. Eso nunca cambiará.

―Tengo miedo ―admití.

―Lo sé.

Entonces di voz a las palabras que eran gruesas y


pegajosas, pegadas a mi garganta y lengua.

―¿Y si ya no hay lugar para nosotros? ¿Y si se han ido sin


nosotros?

―Entonces les recordamos por qué debemos estar con


ellos. Para ellos. Porque son nuestros, tanto como nosotros
somos suyos. Ya lo verán. Con el tiempo.

―¿De verdad crees eso?

―Lo hago ―dijo en voz baja―. Con todos mis corazones.

Volví a mirar mi mochila y los grimorios que conocía


estaban dentro.

―¿Alguna vez vas a abrirlos?

Me encogí de hombros.

―No lo sé. Quizá algún día. Pero no hoy.

―Él querría que lo hicieras.

Me tensé ante eso.

―No.

―Sam…

―Por favor.

61
―No fue tu culpa.

Me reí a carcajadas.

―Entonces, ¿de quién fue la culpa?

―Myrin. Siempre él. Nunca tú. Tú no eres responsable de


sus acciones.

―Si no hubiera sido engañado por ese bastardo de Caleb,


entonces nosotros...

―Y ese fue Caleb. No tú. Fueron él y Ruv y Myrin. Morgan


hizo lo que hizo porque sabía que tú harías lo mismo por él. Él
te amo, Sam. Más que cualquier otra cosa en el mundo. Por
supuesto que él se interpondría entre tú y la oscuridad.
Habrías hecho lo mismo por él, como lo harías con cualquiera
de nosotros. Y demostraste lo fuerte que eras cuando dejaste
ir a Caleb. Sé que eso debe haber sido difícil.

―No soy como ellos. No puedo simplemente... matar. No


importa cuánto quiera. Pero estaba cerca.

―Lo sé. Lo sentí.

―Estúpidos dragones.

Él se rió suavemente. Luego:

―Tendrás que hacerlo. Matar. Se reducirá a ello, creo. O


Myrin o tú. Si pudiera hacerlo por ti, lo haría. Tu corazón es
amplio, Sam, pero también es suave. Llevaría esa carga por ti
si pudiera. No tengo reparos en comer hombres.

―¿A pesar que eres vegetariano?

―Sí. Puedo cagar algunos huesos y carne si eso significa


mantenerte a salvo.

―Eso es asqueroso. Dulce, pero sobre todo asqueroso.

62
Sentí su aliento en la parte posterior de mi cuello.

―Estamos casi en casa. Y luego veremos lo que veamos.


Estará bien, Sam. Lo prometo. Ellos entenderán al final.
Hicimos lo que hicimos por ellos. Vamos a arreglar las cosas.
Lo prometo.

Y yo quería creerle. Con todo lo que tenía.

Mucho después de que se durmiera y de que los sonidos


del bosque por la noche resonaran a nuestro alrededor, miré
hacia arriba y vi una ruptura en las nubes, el cielo negro y
entintado más allá. Me permití algo que no había tenido en
mucho tiempo.

Un momento para pedir un deseo a las estrellas.

He hecho todo lo que me has pedido. Y no he pedido


mucho a cambio. No soy la misma persona que una vez fui. Eso
ya lo sé. Pero por favor, que me vean por lo que soy. Que me
quieran de todos modos. Deseo eso más que nada. No tienen
que perdonarme por todo, no de inmediato, pero por favor. Deja
que me vean por lo que soy. Yo soy Sam. Yo soy Sam. Yo soy
Sam.

LAS CARRETERAS principales entre el Castillo de Lockes


y el puerto estaban sorprendentemente vacías. Antes de irme,
a esta hora del día, habría docenas de personas caminando,
cargando carretas a mano o a caballo. El aire debería haberse
llenado de voces hablando y riendo y cantando sobre cualquier
cosa y todo.

Nos mantuvimos en los árboles, Brant y Katya dijeron que


era más seguro. Si bien los Oscuros tendían a mantenerse
alejados del Puerto después de sufrir una derrota humillante
allí, eso no significaba que no estuvieran en la carretera en
algún momento.

63
―Tenemos que mantenerte en secreto todo el tiempo que
podamos ―me dijo Brant cuando intenté objetar porque podía
manejar un puñado de Oscuros―. Era parte del plan de
contingencia.

―¿La contingencia qué, ahora?

―Para cuando regresaras.

Miré a Kevin, quien se encogió de hombros.

―Sabes que te hemos estado esperando, ¿verdad?


―preguntó Katya lentamente―. Es por eso que la Resistencia
existe en absoluto. Gracias a ti. El General Gary y el Mayor
Tiggy siempre creyeron...

―¿General y Mayor quién?

―Sí. Escogieron sus propios nombres.

―Oh mis dioses. Ellos son los peores. Los amo tanto, que
ni siquiera lo sabes.

Le sonrió brevemente a su hermano cuando él le quitó


una rama de árbol para que ella pudiera pasar.

―Siempre supieron que volverías en algún momento.


Ellos son los que presionaron por la Resistencia.

―Esos idiotas ―dije, acicalándome un poco. Entonces


espera―. ¿Qué hay de Ryan? ¿Y Justin?

Brant tosió.

Katya vaciló.

―Um. Justin siguió junto con Gary y Tiggy. Ryan fue...


una venta más difícil.

Me detuve. Me miraron con nerviosismo.

64
―No creía que volviera, ¿verdad?

―No es que él no...

―Katya ―dijo Brant―. Tal vez esto debería venir del


Comandante Caballero. No tiene nada que ver con nosotros.

Parecía que quería discutir, pero se mantuvo en silencio.

Me había repetido una y otra vez que tomaba las


decisiones para el bien mayor. Que estaba pensando en mi
destino y en lo que los dioses me habían pedido cuando dejé
atrás la Ciudad de Lockes y entré en el Bosque Oscuro en
busca de un gran dragón. Que a pesar de que mi corazón se
estaba rompiendo ante la idea de dejar atrás a aquellos que
amaba, estaba haciendo lo correcto. Que no estaba huyendo.

No sabía si creía eso. No completamente. Traté de


convencerme de las mismas cosas cuando salimos para
Mashallaha. Ryan incluso me había preguntado entonces, en
algún lugar del desierto, si estaba huyendo en lugar de
enfrentar mis problemas.

Así fue como debió haberlo visto. Debió haber leído la


carta que le dejé cuando se había despertado de una herida
grave que bien podría haber causado. Le dije que volvería por
él, pero ni siquiera estaba allí cuando se despertó. Por
supuesto que no me creyó.

―Um ―dijo Katya―. ¿Por qué están tan abiertos tus ojos
y por qué siento que mi corazón se está rompiendo?

―Oh no ―murmuró Kevin desde algún lugar por encima


de mí―. Te has ido y lo has hecho ahora, nena. ¿Ves esa mirada
en su rostro? Como si fuera el cumpleaños de Sam y luego
hubo una fiesta y mucha gente vino y todos le trajeron un
regalo a Sam y todos los regalos resultaron ser cachorros, y
Sam se tumbó en el suelo y los cachorros se arrastraron sobre
él y estaba tan feliz. y luego todos gritaron: “Ja ja, solo estamos

65
bromeando, ninguno es para ti”, ¿y luego se llevaron a todos
los cachorros? ¿Esa mirada?

―Eso es exactamente ―dijo Brant.

―Esa es la cara de angustia de Sam ―explicó Kevin―.


Significa que está lamentando todo sobre su vida y
cuestionando todas sus decisiones y probablemente terminará
sonando como un dragón emo de catorce años en tres... dos...
uno...

―Mi alma se ha convertido en una cáscara seca, y siento


la necesidad de sentarme en una habitación oscura y leer
poesía de un monstruo serpiente dragón sobre la oscuridad
que hay dentro de todos nosotros ―le dije a nadie en particular.

―Y ahí está ―dijo Kevin―. Si tenemos suerte, tal vez recite


su propia poesía, aunque niegue que haya escrito alguna.
Confía en mí cuando digo que es increíble.

―Mi alma es negra como un gato. Y aquí estoy, y eso es


todo. Mis sentimientos consumen mi mente, pero en
apariencia, les digo a todos que estoy bien.

Kevin frunció el ceño.

―¿Dije increíble? Quise decir espantoso. Mi error.

―¿Este es tu héroe? ―Brant le susurró a su hermana.

Ella me miró de reojo.

―¿Creo que sí?

―Deberías dejarme aquí ―gemí―. Me acostaré aquí y


moriré y luego me volveré uno con el bosque. Décadas a partir
de ahora, mis huesos se habrán fusionado con las raíces de un
sauce llorón, y la leyenda dirá que si el viento sopla a través de
mis ramas de manera correcta, puedes oírme gritar por mi
amado. ¡Cariño! ¡Caaaaariño!

66
―Oh chico ―dijo Kevin―. No te preocupes, personas que
acabo de conocer y que deberían estar más impresionadas por
mí de lo que realmente estás. Sé cómo manejar esto. ―Se aclaró
la garganta antes de mirarme―. Oye, campeón. Oye. Hola.
¿Qué está pasando en esa cabeza tuya? ¿Eh? ―Golpeó con una
sola garra contra mi frente―. ¿Qué hay de nuevo en los fideos,
mi pequeño garabato? ¿Necesitas tirar la pelota con tu padre?
¿Eh? ¿Es eso lo que necesitas? ¿O sólo necesitas que te follen?
Sí, sólo necesitas que te jodan, ¿no? De acuerdo. Bueno, si
insistes, Baladush y Kaliope pueden esperar aquí...

―Brant y Katya ―dijo Katya.

―... y tú y yo podemos encontrar un bonito claro junto a


un arroyo donde puedes golpear mi paquete por un rato.

―Normalmente no somos así ―le dije a Katya―. ¿Pero


honestamente? Básicamente, me has dicho que el amor de mi
vida me odia. En todo caso, esto es tu culpa. Bueno, en
realidad, retiro eso. No la parte de que esto sea tu culpa,
porque lo es. Pero la parte de cómo no somos normalmente.
Así es como Kevin es todo el tiempo, y no, Kevin, no quiero
encontrar un claro al lado de un arroyo para golpear tu
paquete.

―Tu cuerpo está diciendo que no, y tu corazón también


está diciendo que no ―ronroneó Kevin―. Sabes que me gusta
una pelea, ¿sabes qué? Eso cruzó una línea. Me disculpo.
Nunca haría nada para quitarte tu autonomía. ¿Me perdonas,
bonito?

―Estás perdonado ―le dije, dándole una palmadita en la


nariz―. Solo no vuelvas a decir algo así.

―Sabes que no puedo prometerte eso.

―Lo sé.

―¿Estamos bien?

67
―Estamos bien.

Miramos a Katya y Brant con expectación. Ellos nos


miraron boquiabiertos.

―¿Por qué estamos parados? ―les pregunté―. Tenemos


lugares a donde ir, gente que nos grita, nos odia y nos rompe
el corazón, en caso de que lo hayas olvidado.

―Es muy difícil encontrar una buena ayuda en medio de


un bosque ―dijo Kevin, frunciendo el ceño a nuestros nuevos
compañeros―. Hasta ahora no estoy impresionado. Y pensar
que iba a ofrecerles volar el resto del camino. Yo creo que no.

―Oooh ―dije―. Están en la Lista de Apestan ahora. Eso


está en mayúsculas, así que sabes que es verdad.

―También tengo una lista de mamadas.

―Kevin, no es el momento.

―Correcto.

―Quiero decir, se parece a Sam, ¿verdad? ―Katya le


preguntó a su hermano―. ¿Creo que sí?

Puse los ojos en blanco.

―Ustedes son irritables. De verdad. ¡Chop-chop!

RODEAMOS la línea de árboles cerca del puerto, después


de asegurarnos que no hubiera nadie más en la carretera. Miré
hacia el este y, en el horizonte, distinguí un tenue contorno de
la Ciudad de Lockes y del Castillo de Lockes. Visto desde una
gran distancia, era brumoso y parecía tan lejano como lo había
sido cuando había estado con GB y los demás en el bosque.
Era solo un vistazo, pero hizo que mi corazón se subiera a mi
garganta.

68
Ahí, detrás de esas paredes, estaba mi hogar. Mi Rey,
atrapado en las mazmorras.

Mi mentor, y todos los recuerdos que venían con él.

Mi enemigo, sentado en un trono que no le pertenecía.


¿Myrin ya sabía de mi regreso?

Si no, sería pronto. Caleb se encargaría de eso.

Una parte de mí quería exigir que Kevin me llevara al


Castillo de Lockes ahora para poder enfrentar a Myrin y
terminar con esto. Tenía los dragones. Tenía mi magia. GB
pensaba que aún no estaba listo, y me dijo que aún había
mucho que necesitaba aprender, sobre todo porque Myrin
tenía la magia de Morgan combinada con la suya.

Pero eso no importó al final. Porque mientras Gran


Blanco había podido ralentizar el ciclo de Zero, quizás nos
quedaba un mes antes que sintiera la llamada de su clase y
regresara a su casa en el desierto para dormir durante los
próximos cien años. Y si los dioses tenían razón, lo necesitaba
tanto como a los demás.

El reloj estaba corriendo.

En el próximo mes, esto terminaría, de una manera u


otra.

―¿Estás bien? ―Kevin me preguntó en voz baja mientras


Brant y Katya cruzaban la calle.

―Sí ―le dije.

Siguió mi mirada hacia la Ciudad de Lockes.

―Lo recuperaremos, bonito. Todo. Lo sé.

Asentí y crucé la carretera hacia el puerto.

69
EL PUERTO había sido un centro de comercio para
Verania, una bulliciosa extensión de la Ciudad de Lockes.
Siempre fue un poco más sombrío y apestaba a pescado y sal,
pero era una parte importante de la economía. Barcos de todos
los tamaños navegaban desde tierras lejanas, trayendo
mercancías para comerciar: especias que hacían que el humo
se filtrara por las orejas, telas que se sentían como la caricia
de un amante, alcohol que hacía que uno creyera que uno era
un cantante fantástico y que llevara a uno a deleitar a
cualquiera que estuviera a su alcance con las alegrías de
‘Cheesy Dicks and Candlesticks’, sin importar cuántas veces
el público lo hubiera escuchado antes. (‘¿Por qué Ryan tiene
esa asquerosa mirada de ensueño en su cara cada vez que
escucha esa canción?’ Justin había exigido. ‘Es como si hubiera
sido encantado por una maldita sirena. Y Sam, ¿realmente
tienes que volver a cantarla? Voy a hacerte daño
irreparablemente!’) La gente de la ciudad marítima era de la
clase trabajadora, que se levantaba incluso antes del amanecer
para dirigirse a los muelles, los barcos de pesca zarpaban
mientras que las estrellas de arriba comenzaban a
desvanecerse y una luz aparecía en el este, pasando por los
barcos de los pescadores nocturnos que volvían después de
horas en el mar. Serían recibidos por otros en los muelles,
listos para empacar el botín en hielo y transportarlo a los
mercados del Puerto y de la Ciudad de Lockes.

La gente aquí no era como la de la Corte del Rey.


Trabajaban desde el amanecer hasta la puesta del sol,
mientras que otros trabajaban toda la noche. Era un ciclo
interminable, y mantenía las ruedas de Verania girando sin
problemas.

Eran del tipo rudo, los trabajadores portuarios y los


pescadores y las mujeres. Tal vez no tanto como los que se
escondían en las sombras de Meridian City, pero
probablemente se sentirían más en casa allí que nunca en la
Ciudad de Lockes. Pero amaban a su Rey tanto como al resto

70
de nosotros, y rara vez tenían problemas con la Corona. Aparte
del momento en el que existía la amenaza de una huelga en la
que el Rey había intervenido y mediado, nunca había sabido
que hubiera alguna lucha.

Probablemente ayudó que de todas las ciudades y aldeas


de Verania, el Puerto tuviera el menor número de personas que
firmaron la petición para que me destituyeran de mi posición
de aprendiz de mago del Rey y me expulsaran de Verania. Me
gustaba la gente que no le importaba una mierda sobre cosas
como esa.

Hablando de eso.

―Entonces, hipotéticamente ―le dije a Brant y Katya


cuando nos acercamos a un conjunto de grandes puertas en
la entrada al Puerto, algo que no había estado allí antes que
me fuera―. Digamos que llegamos al puerto, quiero decir, al
Campamento HaveHeart, y me encuentro cara a cara con una
adolescente que no me parece adecuada para vivir. ¿Habría
consecuencias si yo, hipotéticamente, la explotara delante de
todos con nada más que el poder de mi mente?

―¿Puedes hacer eso? ―preguntó Brant, con los ojos muy


abiertos.

Le sonreí tranquilizadoramente.

―Hipotéticamente.

No se veía muy tranquilo. En todo caso, pensé que tal vez


se alejó más de mí, arrastrando a su hermana con él. Que,
grosero.

―Hipotéticamente, probablemente te arresten ―dijo


Katya.

71
―Interesante. Seguimiento hipotético. ¿Qué pasaría si
dicha adolescente fuera la encarnación del mal, y al
erradicarla, el mundo sería un lugar mucho mejor?

―Está hablando de Lady Tina ―le susurró Kevin a


Brant―. En caso de que no puedas resolverlo por tu cuenta. Y
no está siendo hipotético. Él está siendo realista.

Katya se erizó un poco.

―Lady Tina ha sido fundamental para ayudar a la


Resistencia a llegar tan lejos como nosotros. La Brigada Dama
Foxy ha sacado más Oscuros de alto rango que cualquier otro
grupo, incluidos los caballeros. Ella es la segunda al mando
por una razón.

―Sí ―le dije―. Sobre eso. ¿Hay alguna posibilidad de que


todos ustedes hayan perdido sus malditas mentes? ¿Sabes lo
que hizo ella? Además de comenzar todo el movimiento en mi
contra, ¡siempre me acusó de llevar panecillos secos! Mis
panecillos no estaban secos, sin importar lo que ella dijera o
su sabor a papel de lija.

―Ella también tuvo un papel en llevarte a Ruv y Myrin


―agregó Kevin.

―Oh. Cierto. Eso también. ―Miré a Brant y Katya―. Ella


nos traicionó. Por Myrin. ¿Esperas que crea que Ryan y Justin,
ambos con quienes está obsesionada, la perdonaron por todo
lo que ha hecho? Me niego a creerlo, y a ti te digo buen día.

―Tal vez deberías solo…

―Dije buen día, Brant. ¿Qué parte de eso no entiendes?

Él frunció el ceño.

―¿Todo?

―Ella ha cambiado ―dijo Katya.

72
―Las serpientes se despojan de su piel, pero siguen
siendo serpientes ―repliqué.

―Oooh, quema ―dijo Kevin―. Todos ustedes solo tienen


quemaduras de tercer grado. ¿Qué se siente al tener
quemaduras que destruyeron su epidermis y van más lejos
para afectar el tejido más profundo?

―Este chico lo entiende ―le dije.

Katya negó con la cabeza.

―Ella se arrepiente de muchas cosas. Ella conoce los


errores que cometió y está haciendo todo lo posible para
solucionarlos. Si el Comandante Caballero y el Príncipe pueden
confiar en ella, ¿no crees que deberías darle una oportunidad?

―Ellos no toman las mejores decisiones. Probablemente se


perdieron sin mí, y ella susurró su dulce veneno en sus oídos
acerca de cómo Rystin es mucho mejor que HaveHeart, y eso,
espera un minuto. ¿Fuiste parte de Odiamos A Sam Un
Montón?

―No lo era ―me aseguró Katya.

―Um ―dijo Brant.

―¡Traidor! ―jadeó Kevin.

―¡Kevin! ¡Hazme ondear!

―¿Ahora? ¿Estás seguro que este es el momento


adecuado para ondear...?

―¡Kevin!

Aspiró profundamente y sopló en mi dirección. Mi capa


ondeó a mi alrededor, mi cabello se movió dramáticamente.
Cuadré mis hombros y mantuve mi cabeza alta. Pensé en
levantarme la capucha, pero no quería exagerar.

73
―Soy Sam de los Dragones, regresé con mi gente para
salvarlos de la oscuridad y derrotar al malvado mago Myr…
amigo.... Kevin, ¿qué comiste? Tu aliento es terrible. Dios, es
como el interior de uno de esos baños de descanso en el camino
a Meridian City, donde básicamente es un agujero en el suelo
en el que hacer su negocio. Mis dioses.

―Tú no hueles a sol y a rosas, bonito ―me gruñó Kevin―.


Has estado viviendo en el bosque por un año. Estoy bastante
seguro que tus cejas están empezando a rivalizar con las de
Randall.

―¿Qué estamos esperando? ―le pregunté a Brant y


Katya―. ¡Necesito desplumarme antes de intentar cortejar a mi
amado! ¡Adelante, cretinos!

―Esto va a ser una pesadilla ―murmuró Brant―. ¿Estás


seguro que tenemos que decirles a todos que los encontramos?
Tal vez podamos actuar como si llegáramos al mismo tiempo.

―Podríamos terminar con esto ―dijo Katya, dándole una


palmada en el brazo a su hermano―. Quiero decir, ¿qué tan
malo podría ser?

LAS ALARMAS empezaron a sonar tan pronto como nos


acercamos a las puertas.

Guardias a lo largo de los pasillos en las paredes


alrededor del puerto comenzaron a gritar y trepar, tirando de
sus armas.

Alguien nos disparó una flecha.

Rebotó en las escamas de Kevin y cayó al suelo.

―Huh ―dijo Kevin, mirando hacia abajo―. Creo que


alguien acaba de intentar matarme. ¿Permiso para destruir
todo?

74
―Permiso denegado. Por ahora. Espera hasta que nos
acerquemos para ver quién lo hizo. Si fue Lady Tina, entonces
tienes mi permiso. Si no fue así, renegociaremos dependiendo
de quién fue. Tengo la sensación que ya no me gusta mucha
gente aquí.

―Entendido. Además, eres muy sexy cuando te haces


cargo.

―Vete a la mierda.

―Entendido.

Katya y Brant le gritaron algo a los guardias, pero yo no


les prestaba atención, porque pensé que reconocí a uno de los
hombres que estaba sobre nosotros. Llevaba un uniforme que
no le quedaba bien y agarraba una lanza como si su vida
dependiera de ello, sus orejas sobresalían adorablemente.
Conocía esas orejas.

―¿Todd?

―¿Sam? ―chilló, mirándome, con los ojos muy abiertos―.


Santa mierda ¿Es Sam de lo Salvaje?

Todos se callaron casi de inmediato.

Le sonreí.

―¡Tío! ¡Mírate! Siendo todo hombre y asombroso. ¿Has


apuñalado a alguien con esa cosa?

―¡Por supuesto que no!

―Oh. Guau. Eso es... extrañamente decepcionante.

―¿Dónde diablos has estado?

Yo ladeé la cabeza.

75
―En el bosque. Con este chico. ―Kevin le sonrió. Tenía
muchos, muchos dientes. A los guardias no les gustó mucho
eso.

―¿Cómo sabemos que eres el verdadero Sam de lo


Salvaje? ―gritó un hombre al lado de Todd―. ¡Podrías ser uno
falso! Y ese dragón podría ser... falso. También.

―Todd sabe que no soy una falsificación ―le dije,


guiñándole un ojo―. ¿No es así, Todd?

Él balbuceó. Sus orejas se pusieron un poco rojas. Yo


quería pellizcarlas.

―Todavía tan encantador como siempre ―le dije.

―¿Estás... estás coqueteando conmigo?

―¿Qué? ¡No! Quiero decir, tengo mi amor y todo eso. Pero


si me ha dejado por Justin o por otro tipo, no es que Justin
sea flojo o algo así, porque es mi mejor amiga 5eva, pero si me
ha dejado por mi mejor amigo 5eva, entonces probablemente
me desmoralizaré emocionalmente y necesitaré alguien en
quien apoyarme… y en un momento de debilidad, podemos
tener accidentalmente sexo de lástima que ambos
lamentaremos. A la mañana siguiente nos despertaremos y te
ofreceré hacerte panqueques, aunque no quiero nada más que
te vayas y dirás: ‘¡Claro, me encantan los panqueques!’ Porque
no entiendes la indirecta. Y luego diré: ‘No te haré panqueques,
vete’. Y luego, años después, nos cruzaremos por la calle y nos
saludaremos incómodamente y pensarás en lo increíble que
son mis habilidades de garganta profunda y yo pensaré en
cómo llego tarde a una reunión de negocios importante, porque
aparentemente tengo reuniones de negocios en esta extraña
fantasía tuya, y luego nos iremos por caminos separados.

Todos me miraban fijamente.

76
―Lo siento ―dije apresuradamente―. No he tenido mucha
interacción humana en mucho tiempo. Estoy un poco oxidado.
También podría haber olvidado las normas sociales. ¿Hacemos
comentarios sexualmente agresivos ahora, o es solo una cosa
del dragón?

―Lo he entrenado muy bien ―dijo Kevin con cariño.

―Es Sam de lo Salvaje ―suspiró Todd―. Reconocería esa


tontería en cualquier parte.

―Ooh, actuando familiar, ¿verdad? Todd, eres descarado,


oh mira, las puertas se están abriendo. Ya era hora, maldita
sea.

Y lo estaban. Con un gran gemido, las puertas se abrieron


para revelar…

A un grupo de mujeres fuertemente armadas.

Todas las cuales chillaron cuando me vieron. Bueno, la


mayoría de ellas lo hicieron.

Y las habría reconocido en cualquier parte.


Especialmente desde que me había infiltrado en treinta y dos
de sus reuniones vestido como un hombre barbudo llamado
Mervin.

Deirdre.

Wanda.

Mary.

Crissy.

Nicole.

Courtney.

Griselda.

77
Las damas del Club de Fans de Ryan Foxheart del Castillo
de Lockes.

Y en su centro, la única que no chillaba, estaba Lady Tina


DeSilva, vestida como si fuera una especie de princesa
guerrera, con la espada agarrada firmemente en su mano, su
pelo rubio rizado en tirabuzones.

Ella entrecerró los ojos al verme.

―Venganza ―siseé.

78
II: EL PUERTO

79
Capítulo 3:
Campamento HaveHeart

PERO ANTES que pudiera golpearla donde estaba,


Deirdre, que se veía tan pequeña como la última vez que la
había visto hace un par de años, estalló en lágrimas.

―Oh, Dios mío ―sollozó ella―. Él está a…a… aquí. Voy a


vomitar por todo.

―Ahí, allá ―dijo Mary, palmeando su brazo―. Sabes lo que


pasa cuando tienes vómitos de llanto. Lo hiciste la semana
pasada cuando el Comandante Caballero te saludó con la
mano, ¿recuerdas? No queremos tener que pasar por eso otra
vez. Fue una pesadilla.

―He matado a gente ―respiró Nicole―. Pero el subidón


que siento en este momento hace que se sienta como nada en
comparación. Alguien debería detenerme antes que me lance
hacia él y le toque la boca con mi boca y le susurre cosas al
oído que ninguna dama debiera decir en voz alta.

―Esa podría ser la mejor idea ―dijo Griselda―. Sam dijo


que extrañaba el toque de otro humano, y podría hacerte cosas
que solo has soñado. Alguien me retiene también antes de
probar mi teoría en todo su cuerpo.

―Oh, ni siquiera quieres saber mis sueños ―dijo Crissy,


sonrojándose―. Mi esposo me despertó una vez y dijo que me
estaba retorciendo como si tuviera dolor, y no tuve el valor de

80
decirle que estaba en medio de una sesión de DP4 con Sam y
su gemelo, más, porque no tengo ningún problema con el
incesto de gemelos, si sabes lo que quiero decir.

―¿Qué demonios es DP? ―preguntó Courtney―. ¡Yo


también quiero eso! Mis sueños siempre son tan aburridos,
con mis cuatro caminos con Sam, Ryan y Justin. ¿ Por qué no
puedo tener el mejor DP?

―Significa doble penetración ―dijo Wanda, mirándome de


una manera que no hubiera esperado de una señora mayor
como ella―. Relleno como un pavo en las fiestas.

―Yo… yo sólo tengo ca…ca… catorce ―hipó Deirdre―. No


sabía que... ¡podrías ponerlo en más lugares!

―Oh, eso no es ni la mitad de eso ―dijo Nicole―. Tienes


tu puerta de entrada, tu puerta de atrás, tu boca y tus oídos.
Por qué, consigue tres tipos y dos hadas, y ni siquiera podrás
respirar ―frunció el ceño―. Bueno, lo harías, debido a tu nariz,
que probablemente no deberías poner nada ahí, dado que
morirías.

―¿Quiénes son estas criaturas gloriosas? ―susurró


Kevin―. Quiero abrazarlas y hacer que me susurren sus
secretos sucios al oído.

―Se ve tan desaliñado ―dijo Crissy, mirándome de arriba


abajo―. Como en esa persona de ficción que escribí,
¿recuerdas? Cuando fue atacado y tuvo amnesia y se convirtió
en un chico malo que usaba cuero y Ryan tuvo que hacer que
se enamorara de él otra vez.

―¿Es en ese lugar donde Ryan le dijo que el corazón de


Sam le mostraría el camino a casa y que le haría nuevos
recuerdos si no podía recuperar los viejos? ―preguntó Griselda

4
Doble penetración.

81
con los párpados revoloteando―. Porque juro por los dioses,
cuando leíste esa línea, estaba mojada.

―Está bien ―dijo Kevin―. Tal vez no quiero ser amigo de


ellas ahora.

―No soy una niña ―exclamó Deirdre―. Pero tampoco soy


una mujer ¿Por qué estoy hormigueando?

―¿No es esa la letra de una canción? ―Wanda frunció el


ceño―. De esa cantante que era linda, y luego se volvió loca, y
luego no estaba loca y aún se las arregla para usar disfraces
que muestren un cuerpo que nunca voy a tener.

―Probablemente ―dijo Mary―. Pero los chicos de estos


días escuchan las cosas más extrañas.

―¡Damas! ―ladró Tina―. ¡Atención!

Era como si ella hubiera pulsado un interruptor.


Juntaron los pies, con las espinas rígidas, los brazos a los
lados y las barbillas levantadas. Incluso Deirdre logró detener
el sollozo, con la cara mojada pero los ojos decididos. Lady Tina
me miró fijamente por un momento más antes de volverse
hacia los demás y caminar delante de ellas, paseando de lado
a lado. Una multitud comenzó a reunirse detrás de ellas, con
los ojos muy abiertos, sus susurros sonaban como el viento
sobre la hierba cuando la gente señalaba a Kevin y a mí.

―¿Quiénes somos? ―preguntó Tina.

―¡La Brigada Dama Foxy! ―gritaron las mujeres.

―¡Y cuál es nuestro principal objetivo!

― ¡Para preservar y proteger los derechos del pueblo de


Verania!

―¿Y cómo hacemos eso?

82
―Identificando amenazas contra la Corona y sus
ciudadanos, catalogando sus debilidades y luego
eliminándolas.

―¿Y por qué lo hacemos?

―Porque contribuimos a la seguridad de Verania.

―¿En nombre de quién?

―¡En nombre del Rey de Verania, el Príncipe de Verania,


de Morgan de las Sombras, de Randall, y de Sam de lo Salvaje!

Mis ojos se ampliaron.

―¿Y cuándo nos detendremos?

―¡Nunca! ―gritaron.

―¡Descansen!

Se pararon, con los pies separados, los codos doblados,


las manos juntas detrás de ellos. Tina se paró frente a cada
una de ellas, una a la vez, como si las estuviera
inspeccionando. Solía arreglar un collar o enderezar una vaina,
murmurando palabras que no podía descifrar del todo. Las
damas no reaccionaron, los ojos rectos hacia adelante, apenas
parpadeando.

Una vez que terminó con la última, Lady Tina DeSilva se


volvió hacia mí. Tenía una expresión determinada en su rostro.
La multitud detrás de ella se había reunido en cientos, y
parecía como si todos estuvieran conteniendo la respiración,
esperando a ver qué iba a pasar a continuación.

Casi me sentí mal porque iba a explotarla delante de


todos.

―Sam de lo Salvaje ―dijo Lady Tina, con voz tranquila―.


Qué bonito es verte otra vez.

83
―Estoy seguro que lo es ―dije, igual de suave―. Ojalá
pudiera decir lo mismo. Así lo haré. Qué hermoso debe ser para
ti verme otra vez.

La piel debajo de su ojo izquierdo se contrajo.

―Hemos estado esperando su regreso con algo parecido a


la anticipación.

―De verdad ―le dije―. Comprendí que aquellos que


experimentan la anticipación son capaces de tales cosas
porque tienen un alma. Dime, Lady Tina. ¿Cómo es que puedes
anticipar cualquier cosa cuando no eres más que una cáscara
vacía de un caparazón humano?

―Ooh ―dijo la multitud.

―¡He estado esperando todo el año por este momento!


―gritó alguien histéricamente―. ¡Hasta ahora no estoy
decepcionado!

Ahora la piel debajo de su ojo derecho también se


contraía.

―Has estado fuera mucho tiempo, Sam de lo Salvaje. Las


cosas han cambiado.

―Bien, me di cuenta. Especialmente aquí en lo que solía


llamarse el puerto. ¿A qué se le ha cambiado el nombre? ¡Katya!
Oh, querida Katya. ¿Cómo dijiste que se llamaba este lugar?

―Campamento HaveHeart ―ella proporcionó


amablemente. Me gustaba.

―Eso es correcto ―canté―. Campamento HaveHeart. Lady


Tina, ¿cuál fue tu opinión sobre HaveHeart otra vez? Parece
que me he olvidado.

Ella estaba apretando sus dientes juntos.

84
―Es una relación estable y amorosa que debe
considerarse con reverencia.

―¡Ajá! ¿Ven? Ella no es más que malvada y... espera.


¿Qué?

―Me encanta HaveHeart ―dijo, y de repente dejó de


temblar y comenzó a sonreír. Era una cosa terrible, llena de
una dulce malicia que estaba seguro que nadie podía ver más
que yo―. De hecho, se podría decir que soy la mayor fan de
HaveHeart que hay.

Escupí un poco. Su sonrisa se ensanchó.

―Tú, bruja ―gruñí, dando un paso hacia ella―. Sé lo que


estás haciendo. Marca mis palabras, enfrentarás mi ira.

―Pero, Sam ―dijo Lady Tina, con una voz dulce y


pegajosa―. No sé qué harían nuestro Príncipe y el Comandante
Caballero sin mí. Soy su segunda, después de todo.

―Ahh ―dijo la multitud.

Ahora estábamos casi a la altura. Olía a perfume florido.


Y a maldad.

―No conozco tu juego aquí ―le gruñí en voz baja―. Pero


confía en mí cuando digo que lo resolveré. Y cuando lo haga,
lamentarás el día en que me miraste. ¿Me escuchas? Tanta.
Ruina.

―Oh, Sam ―dijo ella, con los ojos ardiendo―. No hay


juego. He cambiado. Ahora soy una persona diferente, una que
ha visto el error de sus maneras. No has estado alrededor para
ver mi transformación. Donde una vez fui una oruga hermosa,
ahora me he transformado en una magnífica mariposa capaz
de matar.

85
―Bueno, soy un... espera. Espera un momento. Las
mariposas no pueden matar gente. Eso es una estupidez. Eres
una tonta. Todo en ti es una tontería.

―Oh, dioses míos ―gimió una mujer en la multitud―. La


tensión sexual es tan palpable. ¿Por qué no pueden
simplemente besarse ya? ¡ SilvaHeart de por vida!

―Ew. ―Tina y yo dijimos al mismo tiempo.

―Como si alguna vez lo hiciera ―le espeté.

―¿Lo has visto? ―ella gruñó―. Él es tan... no atractivo. Y


al menos me parece el único de los dos que entendemos de
higiene básica.

―Te dije que he estado viviendo en el bosque. En una


choza.

―Ooh, abusivo para ti. El gran Sam de lo Salvaje ha...

―Sam de los Dragones, en realidad.

La multitud jadeó dramáticamente.

―Todavía no me decepcionó ―gritó de nuevo esa primera


voz―. De hecho, estoy muy lejos de estar decepcionado, ¡es
ridículo!

La expresión de Tina vaciló cuando dio un paso atrás.


Había un destello de miedo en su rostro, y lo disfruté.

―Oh, no te habías enterado ―le dije―. Que gracioso, eso


―inflé mi pecho y saque mi barbilla―. Los dioses me
encargaron un destino. He cumplido esa tarea sin ninguna
queja...

―Bueno, eso no es cierto en lo más mínimo ―dijo Kevin


con suavidad.

86
―…Sin quejas, y he recogido los dragones de Verania. Y
cuando entré...

―¡De lo cual soy uno! ―proclamó Kevin―. El Señor Dragón


ha regresado. Puedes darme todas tus posesiones en gratitud.
Así habla la Bestia del Este. ¡Eth!

―¿Podrías dejar de interrumpirme? Estoy intentando ser


cool aquí.

―Palabras clave intentar ―murmuró Kevin en voz baja.

―¿Qué fue eso?

―Nada nada. Sigue adelante. Realmente lo estás haciendo


bien.

―Gracias.

―Para una mota de polvo insignificante.

―¡Oye!

―Alguien tiene que mantener tu ego bajo control.

―Maldita sea, ahora olvidé lo que estaba diciendo.

―Estabas tratando de ser cool.

―Correcto. Correcto. Entré en el bosque como Sam de lo


Salvaje, aprendiz de mago. ¡Y ahora he vuelto como Sam de los
Dragones, un mago! ―Fruncí el ceño―. Sin la parte de
aprendiz, en caso que no estuviera claro. Como, mago
completo ahora. Es la Ciudad de los Magos en esta perra.

Alguien comenzó a aplaudir lentamente en la audiencia.


Algunas personas siguieron.

―No he terminado. No puedes aplaudir lentamente para


empezar a aplaudir antes de que yo termine.

87
Dioses, ¿no entiendes la etiqueta del aplauso lento?

―¡Mi error!

―Gracias. De acuerdo. Entonces. Soy un mago. Estoy


aquí para patear algunos culos y tomar algunos nombres.
Corre la voz por todas partes! ¡Sam de los Dragones ha
regresado! ―Sonreí y esperé.

Silencio.

―Amigo, ahora es un buen momento para comenzar ese


aplauso lento.

―Oh, lo siento ―comenzó a aplaudir de nuevo.


Probablemente otras seis personas se unieron.

―Deberíamos volver al bosque ―murmuré―. Siempre


podemos...

Todd salió de la multitud, tropezando hasta detenerse,


patinando sobre la tierra. Hurgó con su lanza y estuvo a punto
de apuñalarse en el pecho. Realmente era bastante adorable
cuando sus orejas se volvieron un poco rosadas en las puntas.

―Santo cielos ―dijo, respirando pesadamente―


¡Regresaste!

―Uh, ¿sí? ¿Tenías alguna duda?

Me miró con incredulidad.

―Sam, nadie sabía dónde habías ido. ¡Todos pensaron


que te habías escapado!

―¿Qué? No me escapé. ―Miré a la multitud. ―Fui en una


búsqueda. Para ser increíble. ¿Y adivina qué? Funcionó.

―¿Lo hizo? ―preguntó dudoso―. Porque te pareces al tipo


sin hogar que seguía entrando al hotel de mi papá para orinar
en la fuente.

88
―Guau. Ese no es el look que buscaba. Ya no sé si creo
que tus oídos son atractivos.

―¿Está coqueteando con Todd? ―Nicole le susurró a


Crissy―. ¿Cuál sería el nombre de su shipeo? Necesito saberlo
para poder shippearlos si empiezan a chuparse el uno al otro.

Crissy frunció el ceño.

―Bueno, no sé el apellido de Todd, por lo que la etiqueta


de shipeo dice que tenemos que combinar ambos nombres. Así
que. Sam Todd. Eso sería... Sadd5. El nombre de su shipeo es
Sadd.

―Eso es deprimente ―dijo Courtney―. No puedo


imaginarme masturbándome con Sadd.

―¡Courtney! ―ladró Lady Tina―. Guarda tu lado puta


ahora mismo.

―Bueno, es cierto ―murmuró Courtney.

―Nunca me he masturbado ―exclamó Deirdre. ―¡Mi


abuela me dijo que me peinaría las palmas y que podría
quedarme atrapada allí y morir!

Un silencio incómodo siguió mientras todos arrastraban


los pies. Luego:

―¿Has venido a salvarnos? ―preguntó Todd, sonando


esperanzado.

Me encogí de hombros.

―Supongo.

Todd parpadeó.

―Eso es... no es tan afirmativo como esperaba.

5
Triste.

89
―Lo siento. ¡Oh si! Estoy aquí para salvarte y esas cosas.

―No ha hablado con humanos en mucho tiempo ―dijo


Kevin―. Ha olvidado cómo. No lo he hecho, y me he dado
cuenta que nadie me ha dado todas sus cosas. Lo que significa
que has decepcionado a Señor Dragón. Puede que tenga que
consumir a tus hijos.

La multitud dio un paso atrás.

―Estoy bromeando ―dijo Kevin, poniendo los ojos en


blanco―. Quiero decir, estaré bromeando si me das algo
brillante en este momento.

―No vas a comer a sus hijos ―le dije.

―¿Verdad? ¿Te imaginas? Quiero decir, sería como el


control de la población, pero aún así.

―Lo consideraremos si no hay suficiente comida para...

―¿Sam? ¿Sam?

Mi aliento quedó atrapado en mi pecho ante el sonido de


su voz. Mis ojos ardieron de inmediato.

Se abría paso entre la multitud. No se veía muy diferente


a como se veía antes. Tal vez su cabello tenía unas cuantas
rayas más de canas, y tal vez las líneas alrededor de sus ojos
eran un poco más pronunciadas, pero nada de eso importaba.
Porque ella estaba aquí, viva y bien por lo que podía ver, y no
podía pedir nada más.

Bueno, hasta que vi al gran hombre detrás de ella,


gruñendo a todos para que se salieran de su camino, maldita
sea, porque ese era su hijo.

La gente se movió bastante rápido después de eso.

90
Mis rodillas se sintieron un poco débiles cuando salieron
de la multitud. Me dolía el corazón, pero era un buen dolor.

Mi madre, Rosemary Haversford, no se detuvo. Ella se


precipitó hacia mí, con la cara mojada, los brazos extendidos,
y me quedé indefenso al verla. Gemí: ―¿Mamá? ―Antes que ella
chocara conmigo, casi nos derribó a los dos. Su agarre fue
fuerte cuando lanzó sus brazos alrededor de mi cuello, mi
barbilla en la parte superior de su cabeza mientras temblaba
contra mí. Sentí sus lágrimas en mi garganta, pero antes que
pudiera hacer nada, mi padre, Joshua Haversford, nos levantó
en sus grandes brazos y nos apretó contra su pecho.

Una vez, cuando era joven, Morgan de las Sombras vino


a nuestra casa en los barrios pobres para alejarnos de esa vida
y ofrecernos otra.

Esa fue la primera vez que vi llorar a mi padre.

Había sido un hombre al respecto, sus ojos estaban


húmedos pero las lágrimas se negaban a caer. Pero su voz
había sido ronca, y recuerdo haberlo mirado con tanto temor
al saber que mi padre, mi héroe, podía llorar como todos los
demás.

Y aquí, ahora, lo hizo de nuevo. Excepto que no retuvo


nada esta vez. Su mejilla estaba presionada contra la parte
superior de mi cabeza y estaba sollozando, con la voz rota
mientras decía:

―Mi niño, mi niño, mi niño.

Solo podía aguantarme sin poder hacer nada, parte de mí


sentía que estaba siendo unida de nuevo.

Estaba en casa. Estaba en casa.

Estaba en casa.

91
ELLOS NO ME dejaron ir por un tiempo.

Espera. Déjame decir eso de vuelta.

No los deje ir por un tiempo.

Cuando mi padre trató de alejarse para mirarme mejor,


hice un ruido herido en la parte de atrás de mi garganta y los
apreté con más fuerza, negándome a permitir más distancia
entre nosotros de lo que era absolutamente necesario.

A lo largo de los bordes de mi visión y entre el borrón de


las lágrimas, pude ver a la multitud dispersándose a petición
de Lady Tina y la Brigada Dama Foxy. Ella me miró, con una
expresión extraña, casi suave en su rostro, hasta que me vio
observándola. Ella se puso rígida, me miró con el ceño fruncido
y luego se dirigió al Campamento HaveHeart.

Me ocuparía de ella más tarde.

Kevin había curvado su cola alrededor de nosotros de


forma protectora, vigilando, gruñendo a cualquiera que
intentara acercarse demasiado. Escuché a Katya y Brant
susurrarles mientras caminaban hacia el campamento, y me
acordé de buscarlos más tarde y darles mi agradecimiento.

Eventualmente fuimos reducidos a sollozar. Pensé que tal


vez podría arreglármelas lo suficiente para intentar una
conversación, e hice ademan para alejarme.

Les di una sonrisa acuosa mientras retrocedía.

―Hola ―le dije.

―Hola ―dijo mamá rotundamente, secándose los ojos―.


Hola, él dice. Joshua, querido. ¿Manejarías esto, por favor?
Porque no sé si puedo decir algo constructivo en este momento.

Los ojos de papá se entrecerraron. Cruzó los brazos sobre


su considerable pecho.

92
―Con placer. Sam. Te amamos más que cualquier otra
cosa en este mundo. Además, estás castigado.

―Aw, también los extrañé. ¿Qué?

―Castigado, señor ―dijo mamá, sonando furiosa―. Por el


resto de tu vida. Lo cual, dado que aparentemente eres un
mago ahora, probablemente continuará por siglos.

―¡Oye!

―Tienes suerte que estemos en público ―dijo papá―. De


lo contrario, estaría bronceando tu trasero con mi cinturón en
este momento.

―Ooh, pervertido.

―¡Sam!

―No me azotarías ―dije, rodando los ojos―. Soy un


hombre adulto, no un pequeño... bien, la expresión de tu cara
sugiere lo contrario. Eso... no es lo que esperaba en un regreso
a casa.

―Dejaste una carta ―dijo papá―. Nos despertamos una


mañana, todos nosotros, y Kevin y tú se habían ido. ¿Y crees
que puedes volver a entrar aquí y no estar en problemas? No
te educamos para que seas un idiota, así que no empieces a
actuar como uno ahora.

―Guau ―suspiré―. Salvaje.

―Y te buscamos ―dijo mamá―. Por meses. Gateando por


el Bosque Oscuro y gritando tu nombre. Solo paramos cuando
los Oscuros atacaron Meridian City y se volvió inseguro. ¿Y
ahora te presentas aquí y no esperas que haya consecuencias
por tus acciones? Chico, por favor. Te traje a este mundo.
Ciertamente puedo sacarte de eso.

―Estos son mis padres ―le susurré fervientemente.

93
―Castigado ―insistió papá.

―De por vida ―agregó mamá.

―No quiero ―dije, frunciéndoles el ceño―. Puedo hacer lo


que quiero. Soy un adulto. No me conoces. ¡No conoces mi vida!

Mamá tuvo que evitar que papá se quitara el cinturón en


ese momento. Estuvo cerca, pero volvió su mirada hacia Kevin,
que nos observaba con interés.

―¿Estás bien también?

―Ahora soy casi un dios, pero aparte de eso, estoy bien.

Mamá puso los ojos en blanco.

―Es bueno saber que nada ha cambiado. ―Extendió la


mano y le tocó el costado de la pierna―. Estamos felices de que
tú también estés en casa.

Él retumbó felizmente.

―Parece que has estado en el camino por un tiempo ―dijo


mamá mientras retrocedía, mirándome con preocupación―.
Vamos a limpiarte. Hay mucho que tenemos que discutir.

NOS DIRIGIMOS más profundamente hacia el


Campamento HaveHeart, la gente correteaba a nuestro
alrededor como si cada uno de ellos llegara tarde a algo
importante. Todos me miraron abiertamente cuando pasaron
junto a nosotros, y eso hizo que me picara la piel. Había pasado
mucho tiempo desde que había estado alrededor de tanta
gente, y al parecer me había acostumbrado a la tranquilidad
del bosque.

Y si miraba lo suficientemente de cerca, podía ver su piel


pálida, los círculos oscuros debajo de sus ojos. La forma en

94
que todos parecían asustados y agotados, desviando sus
miradas tan pronto como los sorprendía mirándome. Como si
yo fuera algo a lo que temer. Algo desconocido. Miraron a Kevin
de la misma manera que él caminaba a nuestro lado, dejando
grandes huellas en la tierra.

En la Ciudad de Lockes, no era infrecuente caminar por


una vía principal y ver a personas de todos los estados
económicos. Mujeres con vestidos de volantes, hombres con
corbatas y sombreros de ala ancha. Chicos con pantalones
sucios corriendo y riendo, caras pegajosas con caramelos de
una tienda.

Pero aquí, ahora, el cielo de arriba era gris, y la apariencia


y el estado de ánimo del Campamento HaveHeart coincidían.

Todas las personas vestían de forma similar con ropa gris


que parecía como si hubieran sido remendadas o
improvisadas. Estaban limpios, en su mayor parte, pero era
una apariencia uniforme que nunca había visto antes en la
gente de Verania. Por una vez, todos se veían igual. Ni siquiera
la Brigada Dama Foxy se veía mejor que nadie. Esperaba que
Lady Tina se sintiera malhumorada hasta el final.

El suelo debajo de nuestros pies era tierra, con los más


pequeños trozos de hierba. Había charcos de agua estancada,
como si la tormenta por la que habíamos viajado hubiera
pasado aquí unos días antes.

Vi lo que parecían ser signos de una batalla peleada aquí.


Marcas de quemaduras a lo largo de los costados de los
edificios, estructuras colapsadas donde los trabajadores aún
estaban tamizando entre los escombros. En el lado de lo que
solía ser una de las pesquerías más grandes, había una marca
de sombra con forma de persona, como si alguien hubiera sido
frito contra ella. Un ramo de flores yacía en el suelo debajo de
él, atado con una cinta blanca.

95
―Solía ser peor ―dijo mamá mientras me observaba
asimilando todo―. Estamos poniendo las cosas de nuevo
juntas.

Asentí fuertemente.

―Y ahora que estás aquí, las cosas comenzarán a mejorar


―dijo papá, dándome una palmadita en el brazo―. Sabíamos
que volverías. Solo era cuestión de tiempo. Verás. Todos
estarán tan agradecidos de que estén aquí una vez que la
palabra se haya extendido.

―De verdad. Entonces, ¿supongo que es solo un


remanente de tiempos pasados? ―Señalé un cartel que colgaba
de un tablero de anuncios lleno de folletos de personas
desaparecidas y solicitudes de servicios. Estaba en la esquina
superior izquierda, ligeramente erosionado, como si hubiera
estado allí durante mucho tiempo. Solo pude distinguir las
primeras frases, pero fue suficiente.

¡SAM DE LO SALVAJE HA ABANDONADO A VERANIA!

¡SU VERGÜENZA POR LA MUERTE DE MORGAN DE


LAS SOMBRAS ERA MUY GRANDE!

¡ODIAMOS A SAM UN MONTÓN ESTÁ AQUÍ PARA


VOSOTROS EN ESTE TIEMPO DE NECESIDAD!

LA PRÓXIMA REUNIÓN SE ESTABLECE PARA

El resto se desvaneció.

―Pensé que habías acabado con todo eso ―le susurró


mamá a papá.

―También pensé que lo hice ―dijo pensativo, pasándose


una mano por la barba―. Las cosas ya no son así, Sam. No lo
han sido desde hace mucho tiempo.

96
―Bueno, no del todo ―agregó mamá a toda prisa―. Una
vez que Lady Tina dejó el Odiamos A Sam Un Montón...

―Oh, genial. Hablemos de ella un poco más.

―...Se separaron y trataron de seguir adelante por su


cuenta. No sé qué tan bien le fue a la larga.

―Comí una mujer una vez ―dijo Kevin, sacando la lengua


a un grupo de personas que se dispersaron, gritando, con los
brazos agitando por encima de sus cabezas―. No tengo ningún
problema en hacerlo de nuevo si surge la situación. Y no, no
estoy siendo misógino. Igualmente, me comería a un hombre
si intentaran meterse con Sam.

―Tu amenaza de asesinato es conmovedora ―le dije


honestamente―. Me gustas. ―Me sonrió.

―Es diferente ahora, Sam ―dijo papá, no sin


amabilidad―. Obviamente. Te fuiste, y Verania cambió. Pero no
siempre para peor. En los tiempos más oscuros, una luz
aparecerá en los lugares más improbables. Lady Tina ha
trabajado duro para corregir errores pasados. Hemos tenido el
beneficio de verlo de cerca. Tu última interacción con ella fue
de traición. Ella sabe lo que hizo y ha intentado redimirse por
eso.

―Lo que ella hizo ―repetí con incredulidad―. ¿Estás...


estás hablando en serio? Déjame decirte lo que hizo. Ella luchó
activamente contra todo lo que defendía, volvió a miles de
personas en mi contra, planeó mi fallecimiento en
innumerables ocasiones y fue cómplice en un complot que casi
mató a Ryan y llevó a Morgan a sacrificarse por mí. ¿Y crees
que ella misma se ha redimido?

―Sam…

Negué con la cabeza.

97
―No puedo creer que esté escuchando esto. No de ti. Se
supone que ustedes no deben ser así. Se supone que están de
mi lado.

Los ojos de mamá se estrecharon.

―Siempre hemos estado de tu lado. Cada día de tu vida.


Incluso cuando desapareciste sin dejar rastro. Tenemos la
ventaja de la retrospectiva. Tú no. Hay cosas que no sabes,
cosas por las que hemos tenido que vivir mientras no estabas.
No te estoy culpando por nada, Sam. Nunca haría eso. Sabía
en mi corazón que volverías a nosotros. No puedes esperar...

―Morgan murió a causa de ella ―le espeté, y antes que


pudiera detenerlo, el suelo se agrietó bajo mis pies. En el gran
esquema de las cosas, fue un pequeño evento; la tierra y la
hierba se movieron y se partieron dos veces la longitud de mi
pie. Pero se construyó sobre la ira y una sensación de pérdida,
algo que el Gran Blanco me había advertido una y otra vez. Se
suponía que la magia provenía de un lugar racional de mente
clara y pensamiento. Había control en la impasibilidad, me
había dicho. Un mago que podía permanecer tranquilo, fresco
y sereno podía realizar hazañas a pasos agigantados por
encima de uno que no podía.

Morgan había sido así.

Así lo había hecho Randall, en su mayor parte.

Durante mucho tiempo después de entrar en el Bosque


Oscuro y enfrentar al Gran Blanco, fui un esclavo de mis
emociones. No sentí nada más que rabia y pena por todo lo que
había visto. Todo lo que había perdido. Hubo días en que no
podía hacer magia en absoluto; aún otros cuando no tenía
control sobre el verde y el oro que se escapó de mí y destruyó
partes del bosque a mi alrededor. Mi cabeza había estado
golpeando con...

98
Te amé, Sam de lo Salvaje. Incluso entonces. Recuérdalo
cuando el mundo parece oscuro.

Todo lo que me habían quitado, lo que se había


sacrificado para mantenerme vivo porque los dioses lo habían
exigido así. Culpe a todos menos a mí mismo por el tiempo más
largo. Los árboles se incendiaron; la tierra tembló bajo mis pies
mientras gritaba al cielo. Yo quería venganza.

Y lo sentí entonces, ¿verdad? Las sombras se curvaban a


mis pies. Porque hubiera sido tan fácil para mí.

Rechazar a los dragones.

Rechazar a los dioses.

Rechazar mi piedra angular.

Abandonarlos a todos, sumergirme en la Oscuridad.


Randall lo había hecho una vez, y él había regresado de allí. Yo
podría hacer eso también.

No me ayudó cuando me volví hacia mí mismo, cuando


puse la culpa directamente sobre mis propios hombros,
aceptando mi parte en todo. Si no hubiera convertido a esos
muchachos en piedra en el callejón ese día, si no me hubiera
mudado al castillo con Morgan cuando me había preguntado,
si hubiera hecho las preguntas tan evidentes en retrospectiva
sobre los secretos que me ocultaba, si hubiera escuchado a
Randall y Morgan cuando intentaban darme su sabiduría, si
hubiera confiado más en ellos, si hubiera hecho preguntas en
una página mientras nos guiaba hacia una casa oscura en la
ciudad de Lockes, si hubiera luchado más cuando Myrin tomó
a Morgan y lo consumió.

Si. Si. Si.

―Sam ―dijo una voz cerca de mi oído.

Tenía pulso en la cabeza. Seguido por otro. Y otro. Y otro.

99
Uno era rojo, dos eran azules, otro blanco.

El último era negro, brillante y cálido, no vacío de luz,


sino que absorbía toda la luz.

―Sam ―dijo Kevin de nuevo―. Estamos aquí. Todos


estamos aquí.

―Sí ―murmuré―. Bueno.

Respiré y lo dejé salir lentamente, recordando lo que me


habían enseñado.

Recordando lo que significaba ser un mago.

No estoy gobernado por mis emociones. Soy un mago.


Tengo fuerza y poder, y no los usaré contra aquellos que no lo
merecen.

El verde y el oro, más afilados que nunca en mi vida,


empezaron a desvanecerse.

Miré de nuevo hacia arriba.

La gente que nos rodeaba estaba mirando de nuevo. La


mayoría de ellos parecían temerosos. Mis padres no.

Solo parecían preocupados. No sobre lo que podría hacer.


Sino sobre mí.

Les sonreí débilmente.

―Todavía un trabajo en progreso. Mi error. ―Levanté mi


voz a la gente del Campamento HaveHeart―. ¡Mi error, gente!
Prometo que no los encenderé a todos accidentalmente por
poner carteles que son completamente falsos y que hieren mis
sentimientos. No puedo prometer que no encenderé a algunos
de ustedes en llamas por eso, oh dios mío, fue una broma. ¿Por
qué están huyendo?

100
―Has olvidado cómo ser humano ―dijo Kevin, sonando
divertido cuando la gente gritaba y se dispersaba―. Tienes un
poco de dragón en ti.

―Guau. Qué cosas tan bonitas dices. Gracias.

―Tal vez te gustaría un poco más de dragón en ti.

―Eres la cosa más terrible que he conocido.

―Lo sé, ¿no es maravilloso?

―¿Bien? ―preguntó mamá.

―Está bien ―dije, aunque me preguntaba cuánto de eso


era cierto.

Papá se había movido al tablón de anuncios para


arrancar el póster y destruirlo.

―¿Ves? ―dijo él―. Es así de simple.

Me dije que le creía.

MAMÁ Y PAPÁ tenían una pequeña casa al final de una


hilera de edificios destartalados construidos
apresuradamente. Habían sido construidos cuando el puerto
había sido retirado de los Oscuros, poco después de la caída
de la ciudad de Lockes. Fue una de las primeras cosas que se
hicieron después que Ryan y Justin tomaron el control, me
dijeron mis padres.

Y, de alguna manera, Lady Tina encajaba en esos planes,


y estaba considerando seriamente la posibilidad de investigar
si de alguna manera había lanzado un hechizo sobre ellos para
cumplir sus órdenes, de la misma manera que una vez me
había acusado. Después de todo, Caleb tenía un nivel de magia
del que no debería haber sido capaz. ¿Quién iba a decir que a

101
lady Tina no se le había dado lo mismo? Estaba un tanto
perdido en la fantasía de revelar su traición a la gente del
Campamento HaveHeart y hacer que cantaran mi nombre y me
organizaran una fiesta en la que Ryan, Justin, Tiggy y Gary
volverían a la mitad. Se lanzaban a mí y sollozaban porque no
me permitirían dejarlos nunca más, y luego le trenzaba el pelo
a Justin, le aplastaba la cara a Tiggy, le permitía a Gary que
me gritara y luego aullaba en mi pecho y luego le daba por el
culo a Ryan.

Era una buena fantasía. Incluso si dudara que


funcionara de esa manera.

Mamá señaló una estructura que parecía casi un granero


a la derecha de su casa.

―Esa es de Gary y Tiggy. Hay... muchos colores brillantes.


Parece una venta de negocios en una tienda que atiende a drag
queens. Y unas cuarenta escobas.

Y mi corazón dolió dulcemente con el pensamiento.

Señaló una casa a la izquierda.

―Y ahí es donde Ryan y Justin se quedan.

Mi corazón no me dolió tan dulcemente por eso.

―¿Perdóname?

Papá parpadeó ante el tono de mi voz.

―Ryan y el Príncipe viven allí.

―Oh ―dije―. Gracias por aclarar eso para mí. De verdad.


Te lo agradezco.

Mamá puso los ojos en blanco.

―En habitaciones separadas, Sam. Ayuda a ahorrar


espacio.

102
―Estoy seguro. Apuesto a que son solo buenos
compañeros de cuarto. Se quedan hasta tarde hablando de
todo y nada al mismo tiempo. Y tal vez sus miradas comienzan
a chocar un poco más, y la conversación se desvanece, pero no
es un silencio incómodo, ¿no? Es tenso y crepitante, lleno de
un deseo anónimo, y toserán torpemente, ambos se sonrojarán
porque son vírgenes, y luego Justin estirará su rostro de león
hacia Ryan...

―¿Su león qué? ―preguntó mamá, entrecerrando los ojos.

―Sam ha leído La Manticora y el mayordomo muchas


veces ―dijo Kevin―. Por alguna razón, fue la única novela que
trajo con él en nuestra pequeña excursión al bosque.

―No pensé que fuera un libro real ―dijo papá.

Kevin se encogió de hombros.

―Quién sabe si quiera. Sólo sigue la corriente.

―No hay nada entre ellos ―dijo mamá con firmeza―. Son
amigos y nada más, así que quita ese pensamiento de tu
cabeza ahora mismo. Justin no ve a Ryan así. E incluso si lo
hiciera, Ryan nunca lo haría porque su corazón te pertenece.
Siempre lo ha hecho.

―Él está enojado, sin embargo.

―¿Quién te dijo eso? ―preguntó papá.

―Katya y Brant lo implicaron.

Papá gimió.

―No deberían haberte dicho nada sobre eso. No es para


que lo digan. Es complicado. Él es…

La puerta de su casa se abrió.

103
Una mujer mayor apareció en la puerta. Su cabello
oscuro estaba recogido, más gris que negro ahora. Tenía un
chal envuelto alrededor de sus delgados hombros y brazaletes
que tintineaban en sus muñecas. Ella no se sorprendió al
verme, sus ojos se entrecerraron ligeramente. Tuve que evitar
alcanzarla y darle en la boca. No lo hice, porque un hombre
nunca debe golpear a una dama, a menos que fuera Lady Tina,
porque se lo merecía más que nadie en el mundo.

Aunque estaba cerca.

―Chava ―dijo ella―. Ya era hora de que aparecieras.


Chico tonto. Tomando para siempre el bosque. ¿Eres un gran
mago ahora? No pareces eso. He visto tu regreso a casa por la
vista. Sabía que caminarías por las puertas este día. Por
primera vez, pensé que la visión me había fallado.
Seguramente un cobarde no regresaría después de tanto
tiempo.

―Vadoma ―suspiré.

―¿ELLA VIVE aquí? ―susurré en la cocina, papá me hizo


pasar por delante de Vadoma antes que pudiera hacer nada,
como devastarla emocionalmente con una púa bien colocada―
¿Han perdido sus malditas mentes? Me voy por once meses
para aprender a ser incluso más rudo de lo que ya soy, solo
para regresar y encontrar que todos están codeándose con la
mayoría de mis enemigos.

Arrebatado, papá le hablaba a mamá, poniendo los ojos


en blanco.

―Sólo dos de tus enemigos ―dijo mamá, palmeando mi


hombro―. Estoy segura que tienes muchos más que eso. Hay
algo en tu cara que a la gente no parece gustarle, a veces. No
puedo entender qué podría ser eso. Es una buena cara.

104
―Tal vez incluso la mejor cara ―dijo papá―. Deberíamos
saberlo. Lo hicimos.

―Además de marcarme con esa imagen mental, ¿puede


alguien por favor explicarme porque Vadoma vive aquí. En esta
casa. Con ustedes? En caso que no puedan recordar, aquí hay
un repaso. ¡Es una persona terrible que debería caerse de un
acantilado y morir cuando aterriza sobre rocas muy afiladas!

Mamá me abrazó.

―Qué demonios ―murmuré, pero le devolví el abrazo,


porque era mi madre, y la había echado de menos.

―Es bueno saber que todavía eres extrañamente


específico acerca de las formas en que las personas deben
morir ―dijo mamá, sollozando en mi oído.

―No soy tan malo.

Ella se rió húmeda y besó mi mejilla antes de alejarse.

―Te extrañé. Más que nada.

Tragué más allá del nudo en mi garganta.

―Yo también.

―Si vuelves a hacer eso otra vez, te empujaré a un volcán


activo y observaré cómo el magma fundido derrite tu piel y tus
huesos. ¿Nos entendemos?

―Tan específico ―susurré―. Eso fue increíble. ―Me aclaré


la garganta. Luego―: Nos entendemos.

Ella asintió lentamente.

―Bueno. Todavía estás castigado.

105
―Soy un hombre ahora. No puedes simplemente…
¿Acabas de lamer la servilleta? ¿Por qué me la pones en la
cara? ¡Eso es asqueroso!

―Estás cubierto de tierra ―dijo, sosteniendo mi


mandíbula y frunciendo el ceño con concentración mientras
me frotaba la cara.

―¿No escuchaste lo que acabo de decir? Soy un hombre...


¡Mamá, en serio, deja de frotarme con tu servilleta ensalivada!

―Sigues siendo tan ruidoso como siempre ―dijo una voz


desde la entrada a la cocina―. Ruidoso y tonto. Ese debería ser
tu nombre ahora. Sam el ruidoso y tonto.

―Hola, Vadoma ―me quejé cuando me rendí y dejé que


mi madre me frotara la saliva en las mejillas―. Me alegro de
verte, Vadoma. Me alegra que estés aquí, Vadoma.

Ella resopló con desdén mientras caminaba hacia la


cocina, moviéndose como siempre lo había hecho, con la
cabeza bien alta y los pies deslizándose por el suelo de madera
como si estuviera casi bailando. Sus brazaletes tintinearon,
sonando como carillones de viento en una suave brisa de
verano.

―Predije tu regreso. Es bueno saber que tengo razón.

Yo resoplé.

―Sí, apuesto a que lo hiciste.

Ella me entrecerró los ojos.

―Dudas de mí.

―Sí, mira, no sé si eso encapsula completamente los


pensamientos que pasan por mi cabeza. No es que acabe de
dudar de lo que dijiste. Es más que lo dudo todo sobre tu

106
existencia entera. En la visión demasiado larga de las cosas
que no leíste, creo que estás llena de mierda.

―Sam ―reprendió mamá, apretando mi barbilla un poco


más fuerte antes de dejarme ir. La servilleta blanca ahora era
negra como la parte más oscura de la noche. Lo cual, ya sabes.
Horrible.

―¿Qué? ¡Es verdad!

―No se equivoca ―dijo papá con suavidad.

―¡Joshua!

Choqué los cinco con mi padre porque era maravilloso y


lo adoraba.

―Todavía lo mismo ―dijo Vadoma―. Pensé que ir al


bosque te habría cambiado. Que decepcionante. Los dioses
seguramente deben estar arrepintiéndote ahora. Y ese dragón.
Criatura sucia. Nunca debió haber sido parte de la profecía.
Un desperdicio, él es. Es una pena.

―Tal vez deberías mantener a Kevin fuera de esto ―le


dije―. No me gusta la gente que habla mal de mis amigos.
―Porque ese era mi trabajo. Y ya le iba a dar tanta mierda, ya
que me había dicho que iba a rodar por el olor de Gary en el
establo como la aberración que era. Pero probablemente era
algo inteligente, ya que potencialmente evitaría que Gary
dejara que su furia cayera sobre él. Me pregunté si debería
hacer lo mismo en la cama de Ryan. ¿Eso era raro? Parecía un
poco raro―. Y puedo asegurarte que no soy la misma persona
que viste por última vez en Mashallaha. Pensar lo contrario
sería un error del que te arrepentirías.

―¿Me estás amenazando, chava?

Me encogí de hombros.

107
―Tómalo como quieras. Pero como una amenaza sería
bueno. Me estoy poniendo bastante bueno en eso, al parecer.
¿Cómo está Ruv, por cierto? No he visto a tu Lobo desde que
apuñaló a Ryan en el pecho después de revelar que trabajó
para Myrin.

―¡Sam! ―soltó mamá.

―No. Merezco una respuesta. Ella lo trajo a nuestra casa


y él trató de matar mi piedra angular.

Silencio. De todos.

Arqueé una ceja a Vadoma, desafiándola a hablar.

Ella lo hizo, y su voz sonó temblorosa.

―No sabría cómo es él.

Me reí.

―No importa, supongo. Voy a llegar a él con el tiempo. Y


a ti, por supuesto, si la necesidad lo requiere. No sé cómo lo
hiciste, abriéndote camino de regreso a las vidas de mis
padres, pero si sospecho que estás haciendo algo al revés,
acabaré contigo. Es tan simple como eso.

Sus ojos estaban muy abiertos.

―Me equivoqué ―dijo ella lentamente―. Has cambiado y


no sé si es para mejor.

Ella salió de la cocina después de eso, con el chal detrás


de ella.

Y luego mamá dijo:

―Mashallaha fue destruida. Fue una de las primeras en


caer. Arrasada. Los gitanos esclavizados. Vadoma fue incapaz
de detenerlo. Ella escapó, pero apenas. Vino al castillo de
Lockes cerca de la muerte.

108
Cerré mis ojos.

―Mierda.

―Sé que tienes... historia ―dijo papá―. Con ella. Y está


manchada, como la nuestra. Y con razón. Lo que ella dijo, lo
que hizo. No fue justo ni para ti ni para nadie más. Pero si ella
tiene que ser creída, fue influenciada. Por Ruv y cualquier
magia que poseyera.

Suspiré.

―Sí. Me lo dijo. Cuando lastimó a Ryan. Nos dijo que se


inculcó en los recuerdos de los gitanos para que pensaran que
era algo más de lo que era. Que era el Lobo del phuro. Que
estaba destinado a ser mi piedra angular. No creí una palabra
que saliera de su boca, pero es... ¿es eso lo que pasó?

―Eso dice ella ―dijo mamá.

―Le crees.

―¿Crees a Ruv?

―No lo sé ―admití―. He tenido mucho tiempo para pensar


en ello. Hablas de retrospectiva y de ver lo bueno en las
personas. Pero ninguno estuvo allí ese día. En esa casa.
Ninguno vio lo que yo. Caleb, que nos llevó allí. Lady Tina,
quien lo planeó, trabajando con un hombre que pensé que era
mi amigo. Ruv apuñaló a Ryan en el pecho. Myrin consumió la
magia de Morgan. Hablas de perdón, pero no sé si puedo hacer
eso. Ahora no. Tal vez nunca. Y todo vuelve a Vadoma. Su
visión de mi destino.

―¿Lo hace, sin embargo? ―preguntó papá―. Pensé que


ella era solo una mensajera.

Lo fulminé con la mirada.

109
―Semántica. Si ella nunca hubiera venido al Castillo de
Lockes...

―Entonces podríamos haber sido sorprendidos sin


darnos cuenta ―dijo papá―. Porque no habríamos sabido lo
que venía. Nos hizo un favor a nosotros y a ti.

Suspiré.

―Sabes que odio cuando usas la lógica en mi contra. No


es justo.

Papá se encogió de hombros.

―Mi poder como padre es explotar tu mayor debilidad.

―Voy a fingir que dices que me amas más que a nada.


Debido a mi autoestima.

―Probablemente sea mejor así.

―No podíamos dejarla sola ―dijo mamá―.


Independientemente de lo que haya hecho, sigue siendo mi
madre. Ella podría haberme rechazado, pero yo no podía hacer
lo mismo, porque eso no es lo que soy. Somos más fuertes
juntos de lo que nunca separados. Eso es algo que he
aprendido, Sam. Aquí. En este lugar. Después que Lockes
cayó, nosotros... fue difícil. Por todos. Todos perdimos gente.
Algunos en las mazmorras. Otros cruzaron el velo. Y algunos
desaparecieron en el bosque, dejando tras de sí una letra de
diez oraciones como si fuera cualquier tipo de justificación.

Parpadeé ante la ira en su voz.

―Yo no...

―Tengo que hacer lo correcto ―me dijo bruscamente―. Lo


que me han pedido. No puedo detenerlo. Ahora no. No como
soy. A veces tienes que enfrentar tu destino. Y eso es lo que

110
voy a hacer. Los amo a todos. Manténganse a salvo. Regresaré
tan pronto como pueda.

La miré boquiabierta.

―Ella lo memorizó el segundo día ―me susurró papá―.


Así podría gritarte cuando regresaras. Es mejor seguirle la
corriente ya que ha estado trabajando en esto durante mucho
tiempo.

―Pero ¿qué pasa con todos los abrazos y el llanto y la


felicidad? Quiero decir, claro, dijiste que estaba castigado, lo
cual, en realidad, eso no va a suceder, pero ¿pensé que ya
habíamos pasado todo esto? Vamos chicos. Abracémonos de
nuevo, solo para desviarnos un poco más, quiero decir, porque
se siente bien y te amo más que a nada. ―Terminé dándoles
los ojos de Miren que precioso es Sam.

―Oh no ―dijo mamá―. Absolutamente no. Guarda esas


cosas ahora mismo.

Amplié mis ojos un poco más. Probablemente parecía que


estaba tratando de sacarlos de mi cabeza.

―Sé que fuiste traicionado ―dijo mamá, con la boca en


una línea delgada―. Y sé que tienes todo el derecho de estar
enojado. Pero nosotros también. Tu padre y yo. Gary Tiggy
Justin y Ryan. Estabas herido. Tu corazón se había roto.
Sabemos lo mucho que Morgan significó para ti. Cómo se debe
haber sentido el peso de todo esto. Pero eso no te excusa para
escabullirte en medio de la noche. El no confiar en nosotros lo
suficiente como para decirnos lo que estaba pasando. Lo que
ibas a hacer. Todos perdimos a alguien ese día, Sam. No solo
tú. Y luego lo empeoraste al marcharte con Kevin.

―Él me siguió ―murmuré, incapaz de mirarla a los ojos―.


No pregunté…

111
―No tienes que preguntar ―replicó ella―. Porque te
seguiríamos a cualquier parte. Pero no podemos a menos que
nos lo digas. ¿Sabes lo devastados que estaban Tiggy y Gary?
Sam, te buscaron. Por meses. Más que incluso nosotros.

―Yo no…

―Y Ryan. Ni siquiera me hagas empezar con Ryan.


Despertó días después que te fueras, y lo primero que dijo fue
tu nombre.

Colgué mi cabeza, mi corazón dolorido, mis ojos ardiendo.

―Fuiste traicionado. Pero nosotros también. Vimos como


Mashallaha cayó. Como Meridian City cayó. Como los muros
de la ciudad de Lockes fueron violados. Como nos dimos
cuenta que no podíamos ganar. Como el rey fue hecho
prisionero. Mientras Myrin se sentaba en su trono y se reía.
Como nos obligaron a salir de nuestras casas. Todo el tiempo
sin saber dónde estabas o cuándo volverías. Tuvimos fe en ti,
Sam, incluso si no sabíamos dónde estabas. ―Hizo una pausa,
mirándome.

Me inquieté.

―Esta es la parte en la que nos dices dónde estabas


―susurró papá―. En caso que no lo supieras.

―Yo... no puedo. Aún no. Sé que es... solo. Aún no.

Mamá negó con la cabeza, pero no presionó.

―Hemos hecho lo que pudimos mientras te esperamos. Y


durante ese tiempo, hemos tomado decisiones con las que
podrías no estar de acuerdo. Pero eso está en ti, no nosotros.
Estabas herido. Lo entiendo. Te quiero, Sam, de verdad, pero
necesito que lo superes y te enfrentes a esta realidad. Vadoma
está aquí porque no tiene a dónde ir. Lady Tina está aquí

112
porque ha pecado y ahora busca el arrepentimiento. Sé que no
confías en ellos. Te estoy pidiendo que confíes en mí.

―Eso fue terrible y manipulador ―dije con asombro―. Y


no puedo creer que me estoy enamorando de todo. ¿Quién
sabía que podrías ser tan calculadora?

Parecía bastante contenta consigo misma.

―¿De dónde crees que lo conseguiste?

―Ciertamente no fui yo ―dijo papá―. Fui inocente antes


de conocer a tu madre. La gente del norte tiende a ser tan pura
como la nieve en la que vivimos.

―De nada ―dijo mamá, besando su mejilla.

―Los extrañé chicos ―dije con voz ronca―. Solo para que
sepas. Pensé en ambos todos los días. Siempre estuvieron
conmigo.

Ambos me abrieron los brazos.

Y si corrí hacia ellos, no era asunto de nadie más que del


nuestro.

SALÍ POR LA PUERTA principal de la casa, con la


intención de ir a revisar a Kevin y todas sus perversidades,
cuando encontré a Vadoma en el porche, sentada en una silla.
Sus dientes estaban apretados alrededor de un tubo de madera
adornado, espeso humo azul rizado alrededor de su cabeza
como una pesada niebla. Pensé en ignorarla y seguir mi
camino, pero por supuesto, ella no dejaría pasar el momento.

―Estaba equivocada.

Suspiré mientras me detenía.

―Eso dijiste. ¿Es eso una disculpa?

113
―No tengo nada de qué disculparme.

―Bueno, no sé si eso es cierto.

―Necesitas un corte de pelo. Te ves como un perro


enfermizo y corpulento.

―Vaya gracias.

Sus ojos se estrecharon.

―Algunas cosas cambian. Parece que otros no lo hacen.


Eres diferente, sí, pero sigues siendo Sam.

―Muy astuto de tu parte. Ahora, si no hay nada más,


necesito...

―Mi casa se ha ido. Mi gente me ha sido arrebatada.

Maldita sea.

―Mamá y papá me lo dijeron.

Ella frunció el ceño, chupando su pipa antes de expulsar


aún más humo.

―No sabía sobre Ruv. Él... me hechizó. Me hizo creer


cosas.

―Así me lo han dicho.

―Yo no lo sabía.

―Genial. Me alegro que hayamos tenido esta charla.


Realmente tengo que ir a revisar...

―Dijiste que terminarías con él. Y conmigo, si es


necesario.

―Y lo dije en serio.

114
―Sin embargo, también has dicho que no eres un asesino.
¿Cuál es?

―Yo no...

―No tendrás una opción, creo. Serán ellos o tú. Él. Los
oscuros. Ruv. Myrin. Has hecho que otros hagan tu trabajo por
ti. Tu gigante. Tu dragón. Tu caballo.

―¡Oye! Cuida tu lengua. Es un maldito unicornio hecho


de sol, arco iris y buenos sentimientos...

―Bah ―dijo ella, agitando su mano hacia mí―. Criaturas


inmundas. Todos ellos. No tengo necesidad de caballos. Pero el
punto sigue siendo. Este es tu destino, Sam. Has mostrado
misericordia. Es una debilidad y algún día será tu perdición.
Él no te mostrará lo mismo.

Ella tenía razón, pero como el infierno alguna vez lo


admitiría.

―Haré lo que tenga que hacer.

―Estaba equivocada. Acerca de ti.

―Guau. Una tercera vez. Para. Por favor. No sé si mi ego


puede...

―Detente.

Lo hice.

―Te he subestimado. Toda tu vida. Eras mi nieto, pero tu


padre... diluyó tu sangre.

―No es lo mejor que puedo decir ahora, si soy sincero.

Ella me ignoró.

―No pensé que serías como eras. Incluso cuando vine al


Castillo de Lockes, te consideré débil e inmaduro. Viniste a mi

115
casa y, de alguna manera, pusiste al dragón del desierto de tu
lado, y todavía no creía que pudieras hacer lo que los dioses te
pedían. Te enfrentaste a Myrin, y sus marcas estaban en tu
piel, y me dije que eras un niño, incapaz de hacer nada en
serio. Tal vez fue el encantamiento puesto sobre mí, pero creo
que no. Creo que eso es lo que realmente sentí.

―Guau, abuela. Gracias por esto. Es tan agradable.

―Pero luego te fuiste. Y los otros están enojados contigo


por eso. No te envidio frente a su ira.

―Sí, va a ser un espectáculo de mierda, eso es seguro.

―Pero me pareció valiente.

Parpadeé hacia ella.

―Eso sonó sospechosamente como un cumplido.

Ella puso los ojos en blanco.

―Hiciste una elección que pocos pudieron haber hecho. Y


aunque creo que parte de ello fue huir de aquellos que dejaste
atrás, elijo creer que hiciste lo que hiciste porque sabías que
era necesario. Para ti. Para la gente de Verania. Y aunque
puede que no lo entiendan, te fuiste para ser más de lo que
eras.

―Guau ―suspiré―. Me amas.

―No dije eso…

―Quiero decir, el sentimiento no es mutuo ni nada,


porque oye, realmente no te conozco, aparte de todos los malos
tocamientos, pero maldición. Crees que soy estupendo.

―Creo que eres estúpido ―replicó ella.

―Juego de palabras. Bonito. Lo apruebo.

116
―Todavía eres tonto, chava. Ningún tiempo te curará de
eso.

―Me gustaría pensar que soy un trabajo en progreso.

―¿Los tienes?

―¿Qué?

―Los dragones.

―Sí ―dije lentamente.

Vadoma asintió.

―Bien. Los necesitarás. Y no debes dejar que te lleve. Si


consume tu magia, también la controlará. Creo que eso es lo
que él quiere, al final. Tu magia, irradia de ti. Pero atraerá la
atención, como lo hace todo el poder. Él te verá. Y él vendrá
por ti.

―Estaré listo.

―¿Por qué ahora?

―¿Qué?

―¿Por qué has vuelto ahora?

―Porque era el momento. ―La mayor parte. Parcialmente.


Vale, claro, GB quería esperar un poco más, y sí, esa discusión
había sido muy ruidosa, pero yo estaba cansado de estar en el
bosque, cansado de ver árboles y hierba y hojas y de ser un
estúpido.

Quería ir a casa. Quería una cama de verdad, comida de


verdad, gente real de la que estuviera preocupado. Fue...
brumoso, casi como un sueño, mi tiempo en el Bosque Oscuro
con el Gran Blanco y los demás. Hubo días que pasaron en un
instante, pasaron semanas sin que las reconociera, solo para

117
que luego me diera cuenta con un lento y creciente horror de
que había pasado un mes.

Y luego había días que simplemente se arrastrarían, mis


dientes se apretarían mientras la magia me recorría, mientras
el GB se alzaba sobre todos nosotros, gruñendo y chasqueando
los dientes mientras cometía error tras error. Días de mí
encorvado sobre mi Grimorio, con las manos doloridas
mientras escribía febrilmente, garabateando página tras
página, la mente expandiéndose ante el pensamiento de todos
los tipos de magia que podía haber. Debe haber sido lo mismo
para Randall, excepto que Myrin lo había alejado y lo había
distraído. El Gran Blanco debe haber odiado eso, al final.

―Negocio absurdo, piedras angulares ―gruñía desde


algún lugar por encima de mí―. Un mago debe aprender a
controlar su propia magia y no confiar en la fuerza de los
demás.

Una parte de mí quería creerle.

Fue la parte que vio a Ryan, sangre saliendo de su pecho,


la cabeza inclinada hacia adelante, la piel pálida, el aliento
poco profundo.

Fue la parte hecha de mis pesadillas.

―¿Y cómo supiste que era la hora? ―preguntó Vadoma.

―¿Cómo supiste que era hora de venir al Castillo de


Lockes cuando lo hiciste?

―Simplemente lo sabía.

―Ahí tienes.

―Me preocupa.

Genial. Simplemente genial.

118
―¿Acerca de?

―La profecía. Sobre lo que vi. Lo que te mostré.

―No sabemos cuánto de eso fue real. ¿Cuánto eras tú, o


los dioses, o Ruv jugando con todos nosotros?

Ella asintió lentamente.

―Esto es cierto. Pero Sam, no sé si eso importa. Lo viste


tan claro como el día. Ryan, tu piedra angular, la vida que le
quitaron, su cuerpo frío. Escapó de la muerte una vez, pero me
temo que no volverá a pasar. Sé que piensas que mi magia es
falsa, que no soy más que un mago de la calle, pero te lo
prometo, ese no es el caso. Me preocupa que pueda suceder.
Que Ryan Foxheart desempeñará su parte para que la profecía
se cumpla.

―Pero te equivocaste ―le dije con frialdad―. No fue Ryan.


Fue Morgan. Morgan es quien yace sobre la piedra. Nunca se
suponía que fuera Ryan. Fue un truco. Un juego de manos. Ya
sea por ti. O Ruv. O los dioses. Pero ahora no importa. No
confío en ninguno de ustedes.

Ella sopló otra columna de humo. Colgaba pesado sobre


su cabeza.

―O tal vez el destino de Morgan se me ocultó y lo que


vimos aún no ha sucedido. No puedes descartarlo, Sam. O
corres el riesgo de perder todo lo que amas. El caballero caerá.
Nada de lo que puedas hacer lo detendrá, si eso es lo que
exigen los dioses.

―¿Ya terminaste?

Ella se rió con amargura.

―Estaba equivocada. Sobre ti.

― Lo estabas.

119
La dejé allí en el porche, fumando su pipa. Y mientras me
alejaba, podía sentir su mirada siguiendo cada paso que daba.

KEVIN estaba gimiendo mientras rodaba alrededor de las


bufandas de Gary. Casi me di la vuelta y me dirigí de nuevo al
Bosque Oscuro. De alguna manera, pude detenerme.

―¿De verdad?

―No juzgo nada raro que hagas ―dijo, acercándose un


pañuelo a la nariz e inhalando profundamente.

―Uh, sí lo haces. Lo haces todo el tiempo.

―Oh. Bien. Ahí tienes.

―Eres un imbécil.

Se encogió de hombros.

―No estoy en desacuerdo.

―Legítimo, amigo. No está bien.

―No seas celoso porque todavía no tienes nada de tu


amado para oler. ¿Quieres una de las bufandas de Gary? Sólo
voy a mirar un poco.

―Todo ese tiempo en el bosque, y todavía no sé por qué


eres como eres.

―Me gusta lo que me gusta, y no me avergüenzo de


admitirlo.

―Deberías estarlo ―insistí―. Deberías estar tan


avergonzado y… wow, no estaban bromeando. Parece que las
drag queens fueron masacradas aquí.

120
Y lo hizo. El suelo del granero estaba cubierto de
secciones de alfombras de color púrpura brillante. Había
docenas de boas de plumas y bufandas colgadas en una pared,
algunas desaparecidas por razones en las que no quería
concentrarme.

Había un gran lecho de heno en un extremo, construido


como una especie de nido en el que sabía que Tiggy y Gary
dormían, con una gran manta doblada en una silla al lado. En
otra esquina había docenas de escobas de todas las formas y
tamaños, colocadas al azar para facilitar el acceso.

En medio del establo, colgando del techo, había una gran


bola de espejos.

―Maldita sea, estos cabrones son increíbles ―murmuré.

―¿No lo son? ―dijo Kevin, una bufanda azul todavía


colgando de sus garras―. Sabes que probablemente se tomó el
tiempo para tomar todas estas cosas mientras se suponía que
debían estar huyendo del castillo.

―Sí ―suspiró Kevin soñadoramente―. Realmente lo hace


por mí.

―Ugh.

―Oh, por favor, como si no supieras lo que siento por tu


madre.

―Él no es mi madre, mierda.

―¿Qué?

Me estremecí.

―Tu tesoro. Deben haber tenido que dejar tu tesoro atrás.


Amigo, lo siento mucho. Lo recuperaremos. Tal vez. Con
suerte.

121
Kevin inclinó la cabeza hacia mí.

―No entiendo.

―Tu tesoro ―dije lentamente, seguro de que los sesos de


Kevin debían haber salido de su polla junto con su esperma―.
Eso estaba en el castillo.

―Oh eso. Supongo. No sé cuánto me importan las cosas


materiales.

Lo miré fijamente.

―Eres un dragón. Las cosas materiales son lo que más te


importa.

Él puso los ojos en blanco.

―Tengo parte de mi tesoro aquí. Y espero que más de esto


esté aquí pronto.

Estaba confundido, mirando alrededor para ver alguno de


los tesoros de Kevin que podría haber perdido. No había nada.

―No entiendo.

―Tú, Sam. Eres parte de mi tesoro. Tus padres están en


la casa de al lado. Y Gary y Tiggy y Ryan y Justin, volverán a
casa mañana o al día siguiente, o eso he oído.

―Pero, yo no... ¡se supone que los tesoros son tus cosas
más preciosas!

―Lo sé.

―¿Y qué... sólo... somos parte de tu tesoro?

―Siempre rápido en la aceptación, Sam es. Es lo que


siempre le digo a la gente.

122
―Amigo ―exigí―. Tengo una maldita erección de corazón
ahora mismo, ni siquiera sabes ¡Recógeme porque
necesitamos un abrazo!

Y él hizo precisamente eso. Intenté no pensar en lo que


su mano había estado haciendo recientemente, porque eso
estaba causando que mi corazón se marchitara.

Tomé su hocico en mis manos mientras me acariciaba la


cara.

―Si yo fuera un dragón, estarías en mi tesoro también.

Gruñó bajo en su garganta, algo que hacía cuando estaba


feliz.

―Serías un buen dragón, creo. Tal vez incluso uno


grandioso.

Puse mi cabeza entre las hendiduras de su nariz. Su


aliento estaba caliente contra mi piel.

―Todavía estoy asustado. Un poco.

―¿Por qué ellos vuelvan?

Me encogí de hombros, sin mirarlo.

―Estarán enojados.

Mis hombros se hundieron.

―Y probablemente nos van a gritar ―suspiré.

―Y pueden no perdonarnos por mucho tiempo.

―Genial ―murmuré―. Eso es simplemente genial.

―Pero solo será así porque nos quieren mucho.

―¿Sí?

123
Él murmuró en respuesta.

―Hicimos lo correcto ―sabía que estaba tratando de


convencerme a mí mismo, y no sabía si estaba funcionando.

―Lo hicimos.

―Incluso si comenzó porque estaba huyendo.

―Incluso sí.

―Y los dejaremos gritar.

―Lo haremos.

―Y lo tomaremos porque tal vez lo merecemos.

―Nos lo tomaremos muy en serio.

―Cállate. Pero al final, estará bien, porque tiene que


estarlo. E incluso si Ryan y Justin se han enamorado
accidentalmente y se han hecho mamadas descuidadas,
lucharé para recuperarlo.

―E incluso si Gary ha sido golpeado por tantas personas


diferentes que se le escapa cuando camina, meteré mi polla
dentro de su culo y lo haré sentarse allí durante al menos una
semana, porque una vez que tomas dragón, todo lo demás
queda atrás.

―Oh mis dioses. ¿Por qué haces esos sonidos con tu


boca?

―Es lo que Gary dirá cuando me coma su...

―Momento arruinado.

Me abrazó un poco más fuerte.

―¿Puedo… puedo quedarme aquí? Contigo. A dormir.

Se retiró, mirando un poco sorprendido.

124
―Llevas mucho tiempo queriendo una cama. De hecho,
no sé si alguna vez te he oído hablar de algo más que esa
misma cosa.

―Lo que sea ―murmuré―. Yo solo... es raro aquí. Las


cosas son... no lo que esperaba que fueran.

―Las cosas cambian, bonito. Hemos hablado de esto.

―No me gusta.

―Y sin embargo, así son las cosas.

―Odio cuando te vuelves filosófico.

―Soy un dragón. Es lo que hago.

Yo resoplé.

―Sí, eso no es ni siquiera remotamente cierto.

―Sí, Sam. Puedes quedarte conmigo. De hecho, prefiero


que lo hicieras. Me he acostumbrado a tenerte siempre que te
he querido.

―Ugh. No lo digas así.

Él me sonrió.

―No lo querrías de ninguna otra manera.

Tal vez tenía razón, pero yo no le diría eso.

Más tarde, cuando estábamos en la cúspide del sueño,


Kevin se acurrucó a mi alrededor protectoramente, susurré la
única pregunta que había enterrado profundamente en mi
corazón hace mucho tiempo.

―¿Qué pasa si no nos perdonan por lo que hemos hecho?

―Entonces trabajaremos mucho más duro y les


demostraremos que los amamos con todo lo que tenemos

125
―susurró Kevin en respuesta―. Y haremos lo que sea necesario
para que ellos nos crean. Porque al final, es posible que
hayamos tenido que dejarlos, pero dejamos nuestros corazones
atrás en su cuidado. Debemos tener la esperanza de que los
mantuvieron a salvo.

Y luego me dormí.

ESTABA SOÑANDO con luces de verde y oro, blanco y


negro y azul y rojo. Caminaba en un campo, y me rodeaban
como hadas, con un brillo cálido y acogedor. Las luces azules
eran las más vivas de todas, revoloteando a mi alrededor en
patrones vertiginosos. Sabía que eran los dragones del norte,
la pareja apareada, y me pregunté si esto era real. Si yo estaba
soñando por culpa de ellas.

La hierba en el campo se balanceaba con una suave brisa,


el sol brillaba en lo alto del cielo y...

―¿Sam?

Mi corazón tartamudeó. Me quedé sin aliento.

―Sam ―dijo de nuevo detrás de mí.

No podía darme la vuelta. No sabía cómo podía mirarlo a


los ojos sin romperme.

―Esto se siente tan real ―dijo, sonando abatido―. Es


como cuando estabas en el Castillo Freesias y nosotros...

―En el camino ―le dije con rudeza―. Viniendo a mí.

―Sí. Así.

―Lo sé.

―¿Lo haces? Porque he soñado contigo. Pero nunca de


esta manera. Puedo verte. A todos. No es una bruma. No es…

126
El sol se puso rápidamente. La noche se tragó el día y las
estrellas estallaron en el cielo, el Dragón de David casi cegador.
Me pregunté si él estaba mirando. Si todos los dioses lo hacían.

Pasos se acercaron por detrás de mí, y dije:

―Para.

Él lo hizo.

―¿Por qué? ¿Qué es esto? ¿Esto es… es real? Oh, dios


mío, Sam, esto es...

―Creo que sí.

―Jodido infierno, dónde están...

―Lenguaje. Eres un maldito caballero de Verania.


Necesitas…

Se atragantó húmedamente.

―Tú no... Sam. ¿Dónde estás? Ahora mismo. En este


preciso momento. Dime donde estas.

Suspiré.

―Campamento HaveHeart.

El sonido que hizo me recordó cuando lo habían clavado


en la pared con una espada: profundo y herido, como si doliera
más que nada.

―¿Regresaste?

―Te dije que lo haría.

―Pero, eso no es... Ya voy. Casi estamos allí. Espera. No


muevas un maldito músculo, ¿me oyes?

―Yo…

127
―Lo digo en serio, Sam. No te gustará lo que suceda si
llego allí y tú no estás.

Eso envió un escalofrío por mi espina dorsal.

―Pero, ¿cómo puedo saber qué sucede si no estoy allí para


verlo?

―Sam.

―Correcto. No es el momento.

―Estoy tan enojado contigo.

Incliné la cabeza.

Su mano cayó sobre mi hombro. Su frente se presionó


contra la parte posterior de mi cuello, y me estremecí al
sentirlo, el peso. Me respiró mientras temblaba.

―Pero sigo viniendo por ti ―susurró contra mi piel―. Lo


sé.

―¿Por qué no me miras?

―No sé si puedo.

―Sam.

―Por favor. Sólo…

Labios rozaron contra mi cuello.

―Quédate Allí. ―Y luego se fue.

Estaba solo en un campo bajo un mar de estrellas, las


mismas a las que había deseado una y otra vez.

Y él había hecho lo mismo, ¿no? O eso dijo él.

―¿Por qué? ―le pregunté a las luces azules que pulsaban


a mi alrededor.

128
Porque después de todo lo que has hecho, susurró Leslie,
mereces tener un momento de felicidad antes que veamos esto
hasta el final.

El camino por delante está hecho de piedra, dijo Pat,


revoloteando alrededor de mi cabeza. Y la piedra siempre se
desmorona. Debes recordar eso. Este fue nuestro regalo para ti.
Por todo lo que has hecho.

Y luego yo…

ABRÍ MIS ojos.

La débil luz de la mañana se filtraba a través de las


tablillas de las paredes del granero.

Había una manta que me cubría, gruesa y cálida,


habiendo sido colocada sobre mí por alguien durante la noche.
Pensé que probablemente era mi madre.

Suspiré, tratando de trabajar con lo que Pat y Leslie me


habían dado. Este no iba a ser el mejor día de mi vida.

Probablemente muchos gritos. Y purpurina.

Tal vez incluso algunos aplastamientos.

Al menos tendría a mi mejor amigo 5eva. Él estaría de mi


lado, lo sabía.

Pero incluso cuando el temor circulaba en la boca de mi


estómago, había una sensación de excitación. Porque ellos
venían. Y ellos iban a...

Un clamor se levantó afuera.

La gente comenzó a gritar y correr por la puerta del


granero.

129
Kevin resopló por encima de mí.

―¿Quiénes? ―murmuró, parpadeando lentamente―.


¿Qué pasa?

Me levanté sobre mis codos, haciendo una mueca de dolor


en mi cuello.

―No lo sé. Algo está pasando.

La cola de Kevin se movió peligrosamente cuando se


despertó.

―¿Piensas que Caleb ya entregó tu mensaje?

―No lo sé. Tuve un sueño que…

Hubo una explosión de ruido, gente riendo y vitoreando.


Yo parpadeé.

―Eso es bueno, ¿verdad? Estoy seguro que todo está bien.

―¿DÓNDE COÑO ESTÁN ESOS HIJOS DE PUTA? VOY A


DESOLLARLOS VIVOS, LUEGO COMERME SUS RESTOS,
LUEGO LOS CAGUARÉ, ASÍ QUE SERÁN MONTONES DE MI
MIERDA, ¡LO JURO POR LOS MALDITOS DIOSES!
¡LÁRGUENSE DE MI CAMINO, BURROS DE DOS PATAS!
TENGO QUE LIDIAR CON LA MUERTE DE UN PAR DE
MALDITOS IDIOTAS!

―Todo no está bien ―le dije débilmente.

―Gary ―respiró Kevin.

Luché por pararme.

―Corre, oh dioses míos, tenemos que correr. Levántate,


levántate.

―Pero, ¡pero sabes cómo me siento con respecto al sexo


enojado!

130
―Y no sé por qué tengo que saber eso, pero él nos va a
asesinar.

―Me voy a quedar y lo tomaré como un dragón.

―Vete a la mierda, a la mierda con ellos, a la mierda con


todo este lugar, estoy fuera.

Él me enganchó por el cuello de mi camisa cuando intenté


correr más allá de él. Pero no importaba para entonces.

Ya era demasiado tarde.

―¡TIGGY! ¡DESTROZA ESA PUERTA AHORA MISMO!

―Pero esa es nuestra puerta.

―¿Qué? Ya lo sé. Pero me ha ofendido ocultándome a


quienes van a tener mi rabia sobre ellos.

―Es una buena puerta.

―Bueno, sí. Es una buena puerta. Una gran puerta,


incluso. Pero, ¿cómo nos tomarán en serio si no nos
presentamos de manera drástica?

―Oh. Correcto. ¿Tiggy aplastar?

―Sí, gatito. Aplastar. Y hazlo como tú lo dices. Hazme


creer que quieres destruirlos a ellos.

―Está bien. ―Entonces―: ¡TIGGY APLASTA!

Tenía que admitirlo, él realmente lo vendió.

La puerta del granero explotó.

131
Capítulo 4:
Reunidos y Se Siente Tan Bien

CUANDO UNO tiene a un unicornio gay cachondo como


mejor amigo, uno tiende a saber ciertas cosas.

Primero, los unicornios no son tan puros como se lo


imaginan. Ellos tienden a ser unas putas y duermen con casi
todo lo que se mueve. Pueden estar en relaciones monógamas,
pero es una rareza. Generalmente, si tienen un compañero,
tienden a participar en tríos o cuartetos o hasta con veintisiete.

Segundo, tú no jodes a un unicornio, porque van a


cortarte como a una perra. Son capaces de generar una furia
aterradora que usualmente se revela en forma de secreción
brillosa. Nadie sabe de dónde proviene el brillo, pero cuando
un unicornio comienza a brillar, es probablemente una buena
idea correr en la dirección opuesta, porque sin duda estás a
punto de ser asesinado horriblemente de una manera que será
dolorosa y prolongada.

Tercero, ellos forman lazos extraordinariamente fuertes


con aquellos a los que consideran dignos. Si eres capaz de
ganarte la confianza de un unicornio, generalmente es de por
vida. E incluso si ellos te molestan todos los días y se burlan
de ti y hablan a tus espaldas, significa que te aman más que a
cualquier cosa en el mundo. Lo demostraran dañando tu
autoestima.

132
Cuarto, si tienes un vínculo extraordinario con un
unicornio y resulta que ese unicornio es tu mejor amigo a
quien dejaste en medio de la noche casi un año atrás sin
dejarle siquiera una carta específicamente dirigida a él,
entraran por las puertas de cualquier ciudad en la que podrías
estar quedándote, gritando sobre asesinato y muerte y como si
tuvieran su cuerno, el campamento HaveHeart pasaría a
llamarse Ciudad Gore, porque iba a haber una Ciudad Gore
justo aquí, ¿entiendes, maldito imbécil?

Pero lo que lo hace realmente peor es cuando decimos que


ese mejor amigo unicornio está unido con otro mejor amigo que
resulta ser un medio gigante.

Se alimentan el uno del otro.

Los gigantes (y también los medio gigantes) tienen una


mala reputación. Son considerados brutos y violentos y muy
estúpidos, y tal vez hay algo de verdad en eso. Hablan en su
mayoría en gruñidos y son propensos a usar más sus puños
que sus palabras. Y sí, hubo una batalla hace 900 años atrás
en la que trataron de tomar Verania en la Batalla de Entrañas
Aplastadas donde mucha gente murió debido a que fue
aplastada, pero eso fue en el pasado. Ahora, ellos se mantienen
detrás de las Montañas del Norte y nadie los molesta, y eso
estaba bien.

Tiggy, por supuesto, era la excepción.

Tiggy, a pesar de su discurso recortado y su amor por las


escobas, ciertamente no era como el típico estereotipo del
gigante. La gente lo había subestimado, pensando que él era
lento e irracional, incapaz de los sentimientos humanos reales.
Pero, por supuesto, se equivocaban, ya que Tiggy
probablemente tuviera el corazón más grande entre todos
nosotros y era más inteligente que la mayoría de las personas
que conocía. Era muy protector con la gente que amaba y

133
usualmente destruía cualquier obstáculo en su camino para
llegar a ellas.

De ahí que la puerta del granero, que explotó hacia el


interior, enviara fragmentos de madera volando por la
habitación con un impresionante dramatismo. Digan lo que
quieran de Gary y Tiggy, pero ellos sí que sabían cómo hacer
una entrada. Los amaba con todo lo que tenía.

Pero eso no significaba que quería morir.

―¡Escóndeme! ―le chillé a Kevin―. Oh mis dioses, tienes


que esconderme. ¡Trágame y luego me vomitas cuando sea
seguro! Ok, espera. Eso sonó desagradable. No hagas eso. Solo
con mi suerte, te ocasionaría una reacción en tus jugos
gástricos y todos sabemos cómo es que eso sale.

―Estamos tan muertos ―graznó Kevin, con los ojos muy


abiertos―. No quedará nada de nosotros para enterrar. ¿Crees
que ellos nos mostrarán piedad si es que te ato y te azoto
delante de ellos? Sí, creo que lo harán. Hagamos eso. Tu
palabra de seguridad es pastel de carne.

―¡Sam de lo Salvaje! ―una voz ominosa se escuchó a


través de la espesa polvareda―. Prepárate para cumplir tu
condena.

―¡No mi condena! Sabes cómo me siento sobre mi


condena.

―Sí. Lo sé. Es por lo que lo dije, tú pequeño desagradable.

―Oh. Correcto. Continua.

El polvo comenzó a esparcirse, y ahí, en la entrada


deshecha del granero, estaban un unicornio cachondo y un
medio gigante.

Tiggy estaba parado con sus manos en su cintura,


ceñudo, pero también tratando de no sonreír, lo que hizo una

134
combinación interesante cuando me miró de arriba abajo, con
anhelo. No se veía tan diferente a la última vez que lo había
visto. Su delgado y oscuro cabello aún estaba ralo alrededor de
su cabeza, su nariz bulbosa, amable y dulce, a pesar que
acababa de romper la puerta del granero. Llevaba unos
pantalones que le llegaban justo debajo de sus rodillas, y un
chaleco de retazos que mi madre le había hecho unos años
antes para el Día de Todos los Santos, lo cuidó mucho y dijo
que nunca antes había tenido algo tan bonito.

Quería apretar su rostro hasta cansarme.

A su costado estaba parado Gary, el aire a su alrededor


chispeaba brilloso. Su melena y cola estaban teñidas con rayas
de color púrpura y rosa. Su pecho estaba hinchado, una pierna
levantada en el aire, doblada por la rodilla y… espera.

―¿Están posando?

Gary resopló. Las chispas que salieron eran de color azul


claro y verde azulado.

―Por supuesto que no ―gruñó―. Eso sería ridículo.


―Movió su melena. Y esta cayó con gracia hacia el otro lado de
su cabeza.

―Tiggy.

―Hola, ¡Sam!

―¿Estás posando?

―Sí.

―Tiggy ―siseó Gary―. Recuerda el plan.

El rostro de Tiggy se arrugó.

―Oh. Cierto. El plan. ―Me descubrió los dientes―. Sam


en grandes problemas. Gary traerá mucho dolor.

135
―Oh ―dijo Gary, volteando lentamente a mirarme―. Eso
es correcto.

―Justo ahora estoy tan duro como una maldita roca


―murmuró Kevin.

―¡Amigo!

―¿Qué? Lo estoy.

―¡No es el momento!

―Nunca es el momento.

―Sí, pero de todos los momentos, este es el momento en


el que es más inoportuno que este no sea el momento.

―Qué… guau. Tu Veranio realmente sufrió un daño en


los bosques, no es así. ¿Son las oraciones coherentes difíciles
para ti?

―¡Suficiente! ―gritó Gary.

―Eeeehhhh ―dijimos Kevin y yo.

Gary y Tiggy nos miraban.

Kevin y yo tratamos de hacernos más pequeños.

―Ahora ―dijo Gary― así es como va a funcionar esto. Voy


a asesinarlos a ambos. Luego voy a resucitarlos usando magia
arcana. Una vez más los asesinaré. Los resucitaré otra vez. Y
solo entonces tendré una idea de fijar una fecha muy lejana en
el futuro en la que consideraré la posibilidad de perdonar a
alguno de ustedes por sus crímenes contra Tiggy y contra mí.

―¿Tiggy abraza a Sam ahora? ―murmuró Tiggy a Gary.

―No, no puedes abrazar a Sam ahora. Todavía tenemos


que hacer que se arrastre… y tú ya estás abrazándolo.

136
Y lo hacía. Tomó tres grandes pasos adelante, y antes que
pueda reaccionar, fui levantado hacia arriba en sus grandes
brazos y sostenido firmemente contra su pecho. Su corazón
latía rápidamente, y respiraba pesadamente, y me di cuenta
que mi maravilloso amigo temblaba. Mis ojos picaban con
lágrimas mientras lo escuchaba sollozar. Pasé mis brazos
alrededor de su cuello y enterré mi cara en su garganta.

―Mi Sam ―dijo él tranquilamente―. Mi Sam. Mi Sam.

―Hola, Tiggy.

―Hola.

―Te extrañé.

―Yo también. No más, ¿está bien? Tú te quedarás aquí


con Gary y Tiggy por siempre.

―Ok.

―¿Lo prometes?

―Sip ―le dije, mi voz quebrándose un poco. E incluso


sabiendo que era una promesa que ninguna persona podría
cumplir, le dije―: Por siempre, porque no deseo ninguna otra
cosa.

―¡Tiggy! ―gritó Gary―. Nunca antes había experimentado


tal decepción. Teníamos un plan. Ellos serían amenazados e
intimidados y sangrarían, y luego los pondríamos a hacer
cosas por nosotros como lavar nuestras ropas y bailar
coreografías en disfraces realmente horribles solo para tener
algo de diversión. Y luego íbamos a llorar y abrazarlos, y hacer
toda esa cosa de tonto sentimentalismo.

―¿Lloro ahora? ―dijo Tiggy, con ojos llenos de lágrimas.

―Oh, no ―susurré―. Esto se va a tornar muy húmedo.

137
―Pero si comienzas, lo haré también ―dijo Gary, sus
labios temblaban. La rabia del unicornio comenzaba a
desvanecerse―. Al menos uno de nosotros necesita
permanecer furioso con ellos.

―¡No furioso! ―gimió Tiggy, inclinando su cabeza hacia


atrás―. ¡Abrazando y llorando! ¡Muy felices y tristes!

―¡No quería irme! ―lloré―. ¡Tienen que perdonarme!

Gary corrió hacia adelante hasta que chocó con Tiggy,


quien lo atrapó en su otro brazo, apretándonos contra su
pecho.

―Esto va a arruinar mi maquillaje ― sollozó Gary, sus


fosas nasales apretadas contra mis ojos. Era terrible y
maravilloso al mismo tiempo―. Me caerá por la cara, y parecerá
las consecuencias de un festival que celebra el arte del
Bukake6

―Eso es tan asqueroso ―chillé―. Te odio por decir eso tan


cerca de mi cara.

―Bueno, es cierto. ¡Y yo te odio por hacerme decirlo!

―¿Qué bukake? ―preguntó un lloroso Tiggy.

Gary seguía llorando cuando dijo:

―Es cuando un grupo de personas se turnan para


eyacular encima de otra.

―Asqueroso ―chilló Tiggy―. Todo feliz y triste y


asqueroso.

―Los extrañé jodidamente demasiado chicos ―dije,


presionándome más contra Gary―. No tienen idea.

6Es un género pornográfico, práctica de sexo en grupo, dónde los hombres eyaculan
sobre una persona.

138
―Espero que lo hayas hecho ―dijo Gary―. Y si crees que
te dejaré apartarte de mí vista en un futuro, estarías
cometiendo un gran error. Me voy a pegar a ti como el herpes7,
¿me entiendes?

―Tiggy también ―dijo Tiggy, apretándonos fuertemente―.


Seré el herpes en tu boca.

Suspiré felizmente ante la idea, lo que fue una hazaña


impresionante, considerando que todavía estaba llorando
junto con ellos.

―Oh mira ―dijo una voz sobre nosotros―. Kevin también


está aquí. Deberíamos darle amor también así él no se sentiría
dejado a un lado o algo parecido y comenzaría a dudar del
lugar al que pertenece.

Lentamente miramos hacia arriba.

Él miraba alrededor, los ojos muy abiertos.

―Ahora, ¿quién habrá dicho eso? Quiero decir, es verdad,


por supuesto, así quienquiera que haya dicho eso sabía de lo
que hablaba.

Gary se separó de mí y de Tiggy, su cola hacia arriba, el


pecho sobresaliendo mientras se acercaba a Kevin.

―¿Te follaste a otros dragones? ―preguntó Gary.

Kevin miró hacia él.

―¿No? Uno es como mi hermano. Dos son lesbianas, uno


piensa que soy su bebé. Que es cierto. El otro es un viejo
maniático.

―¿Te follaste a Sam?

7
Herpes oral y genital es un virus común que provoca llagas en los genitales y la boca.
Puede ser molesto y doloroso.

139
Me atraganté.

―¿Qué? ¡Por supuesto que no!

―Ni siquiera cuando él rogó por hacerlo ―le dijo Kevin a


Gary.

―Yo no rogué por nada.

―Sí ―dijo Gary― eso suena como él.

―¿En qué jodido mundo eso suena como yo?

―Se vistió descaradamente para tratar de seducirme


―dijo Kevin, agachándose hasta que estuvo al nivel de los ojos
de Gary―. Pero me resistí, no importaba las veces que él me
presentaba su trasero para que lo inspeccione.

―Nada de eso pasó ―le dije a Tiggy―. Literalmente nada


de eso.

―Shh ―dijo Tiggy, apretando mi cara contra su pecho―.


Shhh, promiscuo Sam. Eso está resaltado. Ahora es verdad.

―Lidiaré con esa perra luego ―dijo Gary―. Así que si no


tuviste sexo con Sam ni con los dragones, ¿con quién tuviste
sexo?

―Con nadie,―dijo Kevin―. Porque me estaba guardando


para ti.

Gary suspiró.

―¿Lo estabas?

―Soñé que iba a tu pastelería ―gruñó Kevin―. Y ponía


todos tus muffins de semillas de amapolas sobre mi rostro.

―Bueno tal vez mi pastelería esté cerrada


permanentemente ―dijo Gary, volteándose a mirar hacia la

140
distancia―. Tal vez se salió del negocio y no tengo las
posesiones para volver a abrirla.

―O tal vez necesita una inyección de efectivo ―dijo Kevin,


sacando su lengua―. Algo para darle un impulso.

―Oh dioses ―respiró Gary―. Me gustan las inyecciones de


efectivo. Y luego podría abrir mi pastelería y poner mi tarta de
nueces y plátano por todo tu pecho.

―Tiggy ―dije, luchando para liberarme― tenemos que


salir de aquí. Ellos están por tener una reunión de sexo sucio,
¡y tu alma es demasiado pura como para presenciar estas
atrocidades!

―¿Sientes eso? ―ronroneó Gary, sobando su hocico en


Kevin―. Siento que mi pastelería está teniendo una gran
celebración de re-apertura justo ahora. De hecho, creo que hay
algo calentándose en mi horno mientras hablamos.

―Tal vez debería ir ahí y sacarlo antes que se queme


―gimió Kevin.

―Gary ―dijo Tiggy― ¿qué hay de los otros?

―Síí, deberías ir ahí, pegar tu cara y sacar mis muffins


fuera del horno antes que… oh rayos. Los otros. ―Él se alejó
de Kevin―. Gracias por recordármelo, gatito. Perdí mi cabeza
por un momento.

―Pero ―gimió Kevin― qué hay de mis pastelitos.

―Todavía sigo molesto contigo ―dijo Gary, tirando de su


melena como una maldita diva―. Y no te perdonaré, no importa
cuán tentador te encuentre y cuánto hagas temblar mis
muslos. Estás en mi lista de mierda. De hecho, estás cubierto
en mi lista de mierda. Eres una pila de mierda en una lista que
poseo.

141
―Podría haberlo hecho sin esa descripción ―dije a nadie
en particular.

―Y no creas que me he olvidado de ti ―dijo Gary, con los


ojos brillantes.

―Pero lloramos juntos ―farfullé―. ¡Así es cómo supimos


que todo estaba bien!

―¿Bien? ―dijo de manera tensa―. Desapareciste y te


llevaste a mi ex esposo, de quien estaba separado pero
estábamos considerando una reconciliación de prueba. ¿Cómo
en el mundo algo de eso está bien?

―Aunque nos abrazamos.

―Sí, lo hicimos. Y eres bienvenido por ello. Debes de


haber disfrutado estar tan cerca a mí. Pero el hecho que nos
hayamos abrazado no significa que haya decidido quitar o no
la piel de tus huesos hasta el momento y usarla como un traje
de Sam para asustar a todos los niños.

―Tan gráfico ―suspiré.

―De hecho.

―Puedo usar tu cara ―dijo Tiggy, besando mi frente―.


Una máscara de Sam.

―Te verías tan genial con mi rostro ―le aseguré―. ¿Y qué


hay de los otros? ¿Ryan y Justin? ―Tragué audiblemente―.
¿No están con ustedes?

―Están llegando en breve ―dijo Gary―. Ryan nos despertó


en medio de la noche, diciendo que había tenido un sueño en
el que regresabas al campamento HaveHeart y que pensaba
que era real, así que Tiggy y yo comenzamos a correr,
dejándolos atrás, porque teníamos que ser los primeros,
Odiamos Su Reencuentro, y sí, fue en mayúscula, porque es
realmente una locura, ya que somos tus amigos más antiguos.

142
Ryan y Justin se quedaron atrás gritándonos por alguna razón
en la que no tuve tiempo para pensar.

Ladeé mi cabeza hacia él.

―¿Tal vez porque los dejaron atrás?

―Oh. Claro. Sip. Umh. Qué te parece eso. Creo que tenía
mucha prisa de llegar aquí y gritarte porque te odio.

―No me odias.

―Un poco.

―¿Dónde estaban, de todas formas? Me dijeron que


estaban en una misión…

Sus ojos se estrecharon.

―¿Quién te dijo eso?

―Katya y Brant.

―Ah sí ―dijo Gary―. Esos dos. Personajes auxiliares que


no tienen otro propósito real que el de volver a presentar a un
héroe intrépido y que probablemente nunca volverán a ser
mencionados.

―Probablemente ―concordé―. Pero son buenas personas.


Y gracias por el comentario de héroe intrépido. Calzo
completamente.

―Era un discurso en sentido figurado que no


necesariamente describe mis sentimientos por ti, tú perra
extraña. Y sí, ellos son buenos. ¿Cómo los conociste? Se
suponía que iban a infiltrarse en un trabajo en las sombras.

―Los encontramos en el bosque acorralados por Caleb y


algunos otros Oscuros. Los rescaté y…

―¿Acabaste con su maldita existencia? ―demandó Gary.

143
Me encogí de hombros.

―Nah. Lo usé para enviarle un mensaje a Myrin que


estaba de vuelta, más rudo que nunca y demás. Hice toda esa
cosa mágica que fue realmente impresionante, si lo digo yo
mismo.

―Bueno ―dijo Gary―. No es el camino que hubiese


tomado, pero está bien. Lo permitiré.

―Además, vestía mi capa mientras pateaba sus traseros


y no revelé mi identidad hasta el final.

―Tu perra. Cómo te atreves a intentar escenificarme con


ese teatro. Te odio.

Le sonreí, sintiendo la cara un poco apretada.

―Amigo, te amo.

―Obviamente. Soy la luz de tu vida, como debería de ser.


―Se detuvo, y luego movió su cabeza―. Solo… no. Nunca otra
vez, ¿me entiendes? No podemos… ―Tosió y miró hacia otro
lado―. No podemos estar sin ti. No es que te necesite o algo
parecido. Soy un fuerte e independiente unicornio que no
necesita de los hombres, y no tomaré tu mierda, ¿está claro?

―Como un cristal.

―Bien. ¡Correcto! Todo está perdonado.

Parpadeé.

―¿De veras? Eso… umh. Eso fue más fácil de lo que


pensé.

Sus fosas nasales se ensancharon peligrosamente.

―¿Te gustaría que repensara mi decisión?

144
―Nop ―dije precipitadamente―. Estoy totalmente de
acuerdo.

―¡Hurra! ―dijo Kevin―. Nunca me he sentido tan jubiloso


como lo estoy ahora mismo…

―Tú no ―gruñó Gary, girando hacia el dragón―. Tú vas a


enfrentar mi ira cuando menos lo esperes.

―¡Tú perdonaste a Sam!

―Por supuesto que no lo hice. Solo dije eso para ponerlo


en un sentido de falsa seguridad así un día, cuando venga por
él, no me estará esperando… Quiero decir, sí, sí, lo perdoné. Él
es mi mejor amigo y lo amo tanto. ―Sus ojos se desplazaban
de un lado a otro. Astutamente.

―Oh no ―murmuré―. Mi vida está acabada.

Sonrió dulcemente.

―En el momento en el que pusiste un pie en el


Campamento HaveHeart.

―¿Deberíamos haber esperado por Justin y el Caballero


Cara Deliciosa? ―preguntó Tiggy.

―Para nada ―le respondió Gary―. Ellos tienen piernas.


No somos sus perras. Si tienen tantas ganas de ver a Sam,
pueden correr hasta aquí tal como hicimos nosotros. Y los
dioses los ayuden si es que no traen consigo mi equipaje.
Joderé su mierda.

―Estoy tan muerto ―murmuré.

EL CAMPAMENTO HAVEHEART estaba despierto y en


movimiento cuando caminamos a través de la puerta
destruida, una multitud reunida que se dispersó rápidamente

145
como si quisieran que pensáramos que no habían escuchado
cada palabra. Mamá y papá estaban esperándonos en el
porche, Vadoma sentada a su lado, con su pipa entre los
labios. Mis padres se veían aliviados mientras caminábamos
uno al lado del otro, como si esperasen extremidades faltantes
y dientes pateados. Lo que, para ser justos, yo también me
esperaba. Mamá le dijo algo a Vadoma que no pude escuchar,
pero fuese lo que fuese, Vadoma solo movió su cabeza. Madre
suspiró y luego empujó a papá para que se acercaran a
nosotros.

―Papá Josh ―dijo Tiggy, cogiendo a mi padre y sentándolo


en su hombro―. ¡Hola! Te extrañé. ¿Están mis escobas bien?

―No tienes que cargarme ―refunfuñó mi papá―. ¿Qué si


todos los caballeros lo ven? ―Tiggy hizo el intento de bajarlo,
pero papá no estaba molestando a nadie cuando empujó a un
lado la mano de Tiggy―. Tus escobas están todas contadas. Me
aseguré de ello.

―Bien Papá Josh ―canturreó Tiggy.

Mamá estaba acariciando la melena de Gary.

―¿Le diste el viejo lo que sea?

―Estaba llorando y todo eso ―dijo Gary arrogantemente―.


Fue tan embarazoso para él. Mocos saliendo de su nariz.

―¡Oye! ¡Tú también lloraste! ¿Recuerda toda la cosa del


bukake?

Gary me miró.

―Sam, cómo te atreves a hablar de esa manera enfrente


de tu querida y dulce madre. Honestamente, Rosemary, no sé
de dónde saca esas cosas. Es obvio que ha pasado mucho
tiempo en el bosque. Lo corregiré inmediatamente. Puedes
contar con ello.

146
―Malditos estúpidos mejores amigos ―murmuré―. Los
amo malditamente tanto.

―Bien ―le dijo mamá a Gary―. ¿Y Kevin?

―La pastelería está cerrada en un futuro previsible ―dijo


Kevin con tristeza―. Ni siquiera puedo conseguir ningún
biscotti8.

―Puaj ―dijimos al mismo tiempo mamá, papá, Tiggy y yo.

―¿La misión? ―preguntó papá desde el hombro de Tiggy.

―Desafortunadamente parcialmente exitosa ―refunfuñó


Gary―. Pero ya te había dicho que ellos no serían más que un
dolor en el trasero. Había una razón por la que no les pedí nada
para empezar. No me gustan mucho.

―Pero si ellos pueden ayudarte a encontrar tu cuerno,


¿entonces no crees que vale la pena? ―preguntó mamá
besándolo en un lado de la cabeza.

―Eso dices ahora.

―¿Tu cuerno? ―pregunté―. ¿Lo encontraste? ¿Quién


viene? ¿Qué pueden hacer ellos? ¿Por qué estoy gritando?

―No ―dijo Gary― no lo hemos encontrado todavía. No


tiene sentido.

―Por supuesto que lo tiene ―dijo mamá rápidamente―. Y


no trates de convencernos de otra manera. Si es que hay
alguna esperanza, entonces tenemos que hallarlo. Lo sabes.
Todo cuenta ahora.

Gary suspiró.

―Lo sé.

8
Galleta dulce.

147
―¿Por qué nadie me está diciendo qué está pasando?

―¿Así como nos dijiste que te irías? ―preguntó papá.

―Boom ―dijo Tiggy, Ofreciéndole a mi papá un golpe de


puño, que él aceptó con gusto.

―Ustedes chicos apestan ―murmuré―. Soy un mago. No


entienden…

―Aprendiz ―tosió Gary.

Le sonreí con suficiencia.

―No más, amigo, así que muérdeme.

Gary se detuvo con un chirrido.

―¿Dijiste qué?

―Nunca más vas a usar aprendiz en una conversación


con una pseuda-tos ridícula. Ahora soy un completo-duro-
mago.

―Wau ―dijo Tiggy―. ¿De veras?

―De veras, mi amigo de altura favorecida.

Gary estaba inmediatamente en mi espacio, las fosas


nasales se ensancharon mientras presionaba su nariz contra
la mía. Me quedé un poco bizco tratando de concentrarme en
él.

―Hola ―jadeó pesadamente.

―Ah. ¿Hola?

―No eres más un aprendiz.

―Nop.

―Un gran Mago.

148
―Sip.

―¿No más Sam de lo Salvaje?

―Nop.

―Sam de…

―Los Dragones.

―Uh. Eso es sexy.

―Gracias.

―Podría estar atraído por ti.

―Uh.

―Es posible que quisieras seguir revisando tu correo.

―Para…

Su boca se presionó contra mi cachete.

―Para tu invitación de la gran re apertura de mi


pastelería.

Moví su cabeza hacia un lado.

―No iré a tu gran celebración de re apertura, tú tonta


bestia.

―¿Dónde está mi invitación? ―preguntó Kevin.

―Se perdió ―dijo Gary agitadamente―. Qué triste.


Sigamos adelante.

―¿Qué? Maldito cartero. Lo veré entre mis dientes.

―Bueno, deberías haber pensado en eso antes de


perseguir a esta pequeña pieza caliente de trasero hacia el
bosque. Hablando de eso, Sam. ¿Alguna vez te he dicho que

149
puedo abrir mi boca muy, pero muy grande? Es como si
pudiera destrozar mi mandíbula. Y no me da ningún reflejo
nauseoso.

―No lo hace ―dijo Kevin tristemente, sus alas cayendo―.


Es una de las cosas que me gustan de él. Otra aparte de su
corazón.

―No te atrevas ni intentes hacer que me desmaye, Kevin.


Mierdecilla lista. Estás cubierto en ella.

―La peor reunión de todas ―murmuré.

Y AHÍ ESTABAN otros mirones en la puerta, y me


preguntaba si esta gente no tenía otra cosa que hacer en todo
el día más que quedarse boquiabiertos. Y no ayudaba que no
estaba seguro como Ryan y Justin iban a reaccionar. Me dije a
mi mismo que estaría listo si ellos caminaban por la puerta
tomados de la mano, mirándose profundamente uno a otro,
riéndose de sus propios chistes. Sería la esposa rechazada que
se queda sosteniendo a un niño en cada cadera, mirando a
Ryan y Justin en toda su felicidad. Mi corazón se marchitaría
de amargura y comenzaría a girar en espiral hacia la locura.
Los niños serían alejados de mí, y Ryan y Justin los criarían.
Eventualmente, seis años después, me encontraría atrapado
en una telaraña de mentiras y engaños, parándome sobre el
cuerpo de Justin después que lo hubiera envenenado
comiendo sopa de calabaza, sollozando y preguntando si Ryan
estaba feliz ahora, de haberme obligado a hacer esto, él me hizo
asesinar a mi mejor amigo 5eva…

―Guau ―murmuré―. Estoy un poco psicópata. Espero


que esa no sea una revelación en esta coyuntura.

―¿Qué fue eso? ―preguntó Gary.

150
―Oh, nada. Solo haciendo planes para asegurarme que
Ryan me ame por siempre.

―Espeluznante ―susurró Tiggy.

―Eso es lo que pasa cuando te vuelves un mago ―explicó


Gary pacientemente―. Sam no es más adorable. Tiene cejas
espesas y…

―¡Me olvidé de depilarme! ―grité, cubriendo mi rostro―.


¿Cómo es que me dejaste salir al público luciendo así?

―Pensé que simplemente lo ignoraríamos con la


esperanza de que desapareciera.

―Bien ―dije―. Nueva idea. Huiré, entonces Ryan y Justin


vivirán felices por siempre con mis bebes…

―Buen intento ―dijo Gary, presionando mi espalda con


su cabeza, forzándome hacia la multitud―. ¿Sabes cuánto
tiempo he esperado para poder presenciar esto?

―No te atrevas a decir once…

―Once meses. No me privarás del drama cuando está tan


fácilmente disponible. Ha sido absolutamente terrible sin tu
dramática vida. ¿Quién crees que alimenta mi necesidad de
dramatismo? ¿Tiggy?

―No soy un truco barato ―dijo Tiggy, para mi gran


consternación.

―Le enseñé eso ―dijo Gary con orgullo.

―Genial ―le dije―. Fantástico. Me alegra ser de ayuda.

―Calla tu perra boca ―dijo Gary refunfuñando. Luego


pestañeó―. Uy. Lo siento por eso. Aparentemente sigo
ligeramente molesto contigo. Raro cómo funciona eso, haces
algo sin mí y luego regresas como si nada.

151
―No tienes que… ―Pero entonces Gary me empujó hacia
alguien. Antes que me pueda disculpar por el comportamiento
ridículo de Gary, vi contra quién tropecé.

Ella se volteó a mirarme, manteniendo su cabeza erguida.

―Por supuesto que eras tú.

―Lady Tina ―dije―. Qué lamentable que no hayas pasado


el velo de la noche a la mañana. Esperaba más de ti.

―Me disculpo por desilusionarte ―dijo primordialmente,


la Brigada Foxy Lady parada detrás de ella, frente a las
puertas―. Estaba demasiado ocupada protegiendo lo que
queda del orgulloso país de Verania.

―Sííííííí ―siseó Gary―. Esto es lo que me he perdido.


Córtense con púas semi pulidas. ¡Peleen hasta la muerte!

Nos quedamos mirándolo.

Ni siquiera tenía la decencia de lucir mortificado. Lo


amaba más por eso.

No sabía lo que eso decía de mí.

―¿Por qué estás aquí? ―pregunté.

Ella se puso rígida.

―En caso te lo hayas perdido ayer, estoy a cargo aquí bajo


las órdenes del Comandante Caballero Foxheart y el Príncipe
Justin. Mientras ellos están ausentes, el Campamento
HaveHeart es dejado en mis capaces manos.

―Ohhh ―susurró Gary.

―Bueno, eso es algo que se debe arreglar una vez que los
demás regresen. De hecho, creo que deberías desaparecer.
Mejor aún, ¿por qué no empacas tus cosas ahora así no
tenemos que retrasar lo inevitable?

152
La multitud comenzó a murmurar furiosamente
alrededor mío.

Los ojos de Lady Tina se estrecharon.

―Creo que te encontrarás superado en ese sentido. Me he


probado a mí misma ante aquellos que importan.

―Oh, chica ―susurró Gary―. No deberías de haber dicho


eso, chica.

―Correcto ―dije fríamente―. Trataste de volver a la gente


de Verania en mi contra. Jugaste tu papel en la muerte de
Morgan de las Sombras. Casi logras que maten a Ryan
Foxheart. Randall está desaparecido. Fui forzado al Bosque
Oscuro para buscar una manera de terminar con todo esto.
Dime, ¿cómo exactamente has probado a aquellos que
importan cuando no estaba aquí?

Por un momento ella lució un poco temerosa, y creí que


había ganado. Pero de algún modo encontró la fuerza para
sobreponerse a mi espíritu de venganza. Se paró en toda su
altura, y si hubiese sido alguna otra persona, podría haber
estado impresionado.

―Acepto mis acciones por lo que fueron ―dijo ella, con voz
calmada―. Cometí errores. Pero como antes, colocas la culpa
sobre otros sin aceptarla tú. ¿Qué hay de tus acciones? ¿Qué
hay de todo lo que hiciste que nos condujo a dónde estamos
ahora?

Estaba considerando seriamente en convertir todo su


cuerpo en un montón de pus, pero antes de intentarlo, algo en
mí se sobresaltó, un vacío en mi cabeza y mi corazón se llenó
como no lo había sentido en mucho tiempo. Mi magia comenzó
a cantar, y tuve que cerrar mis ojos ante todo ese sentimiento.
Era mucho mejor de lo que lo recordaba, pero entonces, yo era
una persona diferente a la de ahora.

153
Y sabía lo que significaba.

Lady Tina fue olvidada. Gary y Tiggy y Kevin fueron


olvidados. Mis padres fueron olvidados.

La multitud alrededor nuestra, indudablemente estaban


esparciendo rumores, no parecía importar ahora.

Todo lo que importaba ahora era que mi piedra angular


estaba cerca.

Incluso cuando éramos niños y él era un adolescente


necio que se había convertido en mi piedra, había una
conexión entre nosotros. Realmente creía que debido a él mi
magia se manifestaba del modo en que lo hacía. Randall una
vez me dijo estábamos unidos incluso más fuerte de lo que él
habría esperado, y no sabía si alguna vez lo había escuchado
hablar con tanta verdad.

Recuerdo la manera en la que se sentía su mano sobre la


mía cuando bailamos en el baile que ofreció el Rey al
promoverlo como Comandante Caballero. La forma en la que
Ryan me miraba mientras bailamos esos tres valses, como si
fuera la única persona en el mundo, hacía escocer mi piel y
doler mi corazón.

Él me amaba incluso entonces, y yo no lo sabía. Pensaba


que estaba fuera de mi alcance.

Y luego estuve a su lado, enfrentando la Oscuridad, y el


cruel cambio del destino revelándose cuando mi magia cantó
por primera vez de una manera que pude reconocer como el
hogar. Él era mi hogar, y pertenecía a otro.

Se mantuvo alejado de todo lo que conocía y no deseaba


nada más que a mí.

Pero los deseos dichos en voz alta nunca se vuelven


realidad. Todos sabían eso. Así que lo dejé ir.

154
Pero estábamos atados. El uno al otro. Randall había
tenido razón sobre eso. Algo acerca de nosotros había estado
siempre destinado a ser realidad, y el vacío se llenó y creí que
habría una oportunidad que pudiera hacer cualquier cosa que
se me pidiera, si solamente él se mantenía a mi lado.

Hace un tiempo atrás, estaba sentado en el desierto bajo


una noche de estrellas e hice un deseo. Uno que nunca le dije
a nadie, porque quería que se volviera realidad.

Hazme mortal. Cuando todo este dicho y hecho. Protegeré


a mi Rey, este y el siguiente. Protegeré mi reino. Haré todo lo que
me pidas, pero quiero una vida mortal para mi final feliz. Este
es mi deseo.

Tenía la esperanza que él no haya tenido a los bebés de


Justin.

Porque odiaría tener que alejar al padre de unos chicos.


Me sentiría realmente mal por ello durante al menos una
semana, y no quería eso.

Comencé a abrirme paso a través de la multitud, pero no


ofrecieron resistencia. Se separaron como si ellos también
hubieran estado esperando este exacto momento.

Cuando llegué a la puerta abierta vi algo inesperado.

Me detuve.

Respiré:

―He tenido sueños húmedos que han comenzado


exactamente de esta manera.

Debido a que un gran rayo de sol había atravesado las


nubes y brillaba sobre Ryan Foxheart, quien galopaba hacía
mí sobre un corcel, su melena blanca se alzaba
majestuosamente. Llevaba su armadura de Comandante
Caballero, que parecía como si hubiera sido limpiada

155
impecablemente, con cortes de roca roja incrustados en el
metal plateado. Su espada estaba desenvainada y, mientras lo
observaba, pareció casi como si estuviera en cámara lenta, con
su cabello ondulado empujando alrededor de su cabeza, con
los ojos verdes brillantes.

Él se veía como cada una de las fantasías que alguna vez


tuve, y era necesario que lo follara con locura en la superficie
más cercana, no importaba si teníamos audiencia o no. Incluso
el hecho de que mis padres estuvieran aquí no me pararía. Iba
a destruirlo. Iba a estar cubierto de mi corrida, tanto así que
haría que la dona glaseada de Gary se viera hecha por un
amateur.

―Sip ―murmuré, no importando quien pueda oírme―.


Monta ese corcel hacia mí, tú sucia puta. No vas a poder
caminar en una semana para cuando termine con…

Y fue ahí que vi el caballo sobre el que montaba no era un


caballo exactamente.

Se veía sospechosamente como mi mejor amigo parado a


mi costado. Salvo por el hecho de que tenía un largo, y brillante
cuerno en lo alto de su cabeza.

Lo que mató todos los pensamientos sexys. En su


mayoría.

Porque qué.

―Qué maldito espectáculo ―murmuró Gary, viniendo a


mi lado―. ¿Realmente pensó que se saldría con la suya? Es tan
racista.

―¿Quién? ―le pregunté, sin saber qué demonios estaba


pasando―. ¿Ryan?

Gary rodó los ojos.

―No Ryan. Terry.

156
―Terry.

―Sí, Terry.

―Terry.

―¿Por qué sigues repitiendo su nombre? ¿Realmente me


odias tanto?

―No lo hago… un momento. Terry. Así como tu hermano


gemelo Terry.

Gary cerró los ojos.

―¿Así que te volviste estúpido en los bosques, uh? Eso es


desafortunado.

―Tu hermano gemelo. Está aquí.

―No tienes que seguir recordándomelo. Estaba en contra


de eso, pero Ryan y Justin pensaron que podríamos
necesitarlo.

―No tengo idea de lo que está pasando justo ahora.

Gary suspiró.

―Tal vez si te detuvieras de babear sobre tu novio


montando a mi hermano, serías capaz de comprenderlo.

―Oh dioses míos, frasea. ¡No puedes decirlo de esa


manera!

―Es literalmente lo que está pasando. Ryan está


montando a ahorcajadas a mi hermano, muslos envueltos
alrededor de su cintura mientras se balancea hacia adelante y
hacia atrás… oh mira. Ahí está el Príncipe.

El Gran Príncipe Justin de Verania caminaba por las


puertas, apenas una distancia lejos de Ryan y Terry. No se veía
muy complacido, mientras cargaba unas cuantas maletas.

157
―Oh gracias a los dioses él recordó mis cosas ―dijo
Gary―. Hubiera odiado ver su sangre derramada debajo de mis
cascos.

―Tu hermano ―insistí.

―Sip ―suspiró Gary―. Mi hermano.

Gary y su familia… bueno. Ellos no tenían exactamente


la relación más amorosa. Oh, claro, sabía que se preocupaban
por los otros, y Gary no había tenido exactamente una terrible
niñez, pero las cosas eran extrañas entre ellos. Lo último que
había escuchado, es que su papá y mamá habían ido a un tour
de intercambio que aparentemente había durado al menos tres
años, donde harían una gira por el mundo y aparentemente
intercambiarían con otras criaturas mágicas en grandes orgías
que sonaban increíbles en teoría (¡prueben el arco iris!) pero
repugnantes en realidad (¡no sabía nada bien el arco iris!)

E incluso si Gary y yo hemos sido amigos por años,


todavía no había conocido a su familia. Enviaban cartas de vez
en cuando que parecían cubiertas de abundante brillo, y Gary
y Tiggy fueron a visitarlos una vez hace años, Morgan se negó
a dejarme ir con ellos, diciendo que yo, de diecisiete años, no
necesitaba estar rodeado de tres unicornios. Algo sobre la
posibilidad de desencadenar un apocalipsis o lo que sea. Le
hice prometer a Gary que me traería un recuerdo. Me había
dicho que me fuera a la mierda, y luego me había traído una
camiseta que decía ‘No soy gay, pero mi novia lo es’. Me había
confundido mucho.

Terry, por otro lado, era más un misterio. Por lo que había
reunido en las pequeñas piezas que Gary había dejado caer de
vez en cuando, su relación era… contenciosa. Gary había dicho
una vez que deseaba haber consumido a Terry mientras aún
estaban en el útero para evitar que tuviera que lidiar con su
existencia.

158
Me reí porque pensé que estaba bromeando.

Mirando hacia atrás, no creo que haya estado


bromeando.

Así que la peor cosa que podría haber dicho fue:

―Tu hermano se ve malditamente majestuoso.

Gary jadeó.

―Tú puta vendida. ¡Cómo te atreves a decir eso en mi


cara!

―Oh, hombre, lo siento mucho. Quiero decir por pensar


eso, no por decirlo en voz alta. Amigo, mi culpa.

―Te odio. Este es el peor día de mi vida.

―¡Oye! Acabo de llegar después de estar fuera por casi un


año. Este es el mejor día de tu vida.

―¡Gary! ¡Oye, Gary! ¡Mírame! ¡Mira lo audaz que soy!


Dejando que un hombre viaje a mi lomo. ¿Quién está atascado
ahora, tú tonto de pies ligeros?

Tonto de pies ligeros, me silencié a mí mismo.

Terry se paró frente a las puertas, jadeando un poco por


el esfuerzo. Su pecho y piernas eran musculosos, y su cola y
melena eran blancas, gruesas y onduladas. Su cuerno era
mucho más grande y más grueso de lo que esperaba, y si no
hubiera sido por Ryan Foxheart en su lomo, podría haberme
desvanecido un poco, lo que era una idea muy extraña.

Ryan desmontó con facilidad, su armadura sonando


mientras se apartaba de la espalda de Terry

Deseaba más que nada en el mundo que todos se fueran.

159
Pero no lo hicieron, por supuesto. Ellos estaban
esperando para ver lo que iba a pasar tanto como yo.

Ryan se veía… bien. Muy bien. Estaba un poco más


delgado, sus pómulos más pronunciados, y la barba que había
usado temporalmente en el Castillo Congela tu Culo
reapareció. Su cabello rubio estaba tan largo como siempre
había sido, y se estiró para apartarlo de su rostro en un
movimiento practicado que hubiera sido estúpido para
cualquier otra persona, pero me dio ganas de comerlo vivo.

Había una cicatriz también, en su rostro, que antes no


estaba. Era delgada y blanca y comenzaba en el lado izquierdo
y se abría camino por su nariz. En medio de todo, era menor,
pero me golpeó, realmente lo hizo, que había una historia ahí
de la cual fui privado. Eventos de los que no fui parte habían
ocurrido. Alguien lo había lastimado… un tiempo atrás, por
cómo se veía… y yo no estaba ahí para protegerlo.

Ese pensamiento hizo doler mi pecho.

―Ryan ―grazné y me adelanté un paso hacia…

Lady Tina se acercó a él. Me empujó a un lado,


marchando hacia adelante, y se puso de pie delante suyo como
si fuera uno de sus caballeros. Ryan la miró antes de mirarme
con esa intensa mirada, como si pensara que había una
posibilidad de que desapareciera.

―Comandante ―dijo Lady Tina, un toque de ronroneó en


su voz―. Bienvenido de vuelta al Campamento HaveHeart. Me
complace ver que la misión fue un éxito. Si gusta, puedo darle
un reporte detallado de las actividades que ocurrieron en su
ausencia.

Se veía un poco sorprendido, mirando detrás de ella otra


vez.

160
―Lo escucharé, y estoy seguro de que será tan…
exhaustivo como siempre, pero hay asuntos de suma urgencia
que debo atender primero.

Lady Tina se puso algo rígida, y yo estaba a punto de


sostener mi corona de victoria de vuelta, porque yo era ese
asunto de suma urgencia que debía atender primero, y yo
estaba a punto de atenderlo de muchas maneras.

Si él me dejaba.

―Comprendo ―dijo Lady Tina lentamente como si no


entendiera en lo más mínimo―. Supongo que podría darle mi
reporte al Príncipe Justin.

―Sip ―dijo Ryan, una vez más distraído por mí―. Eso
suena… bien.

―Ohhhh ―una de las Foxy Ladies que se encontraban ahí


respiró profundamente mientras las otras se reían
disimuladamente―. Creo que estoy empezando a temblar. Ya
sabes. Ahí abajo.

Lady Tina las miró, y ellas se callaron automáticamente.

Dio un paso al costado.

Ryan avanzó un paso hacia mí mientras guardaba su


espada.

―Comandante ―dijo Terry, y pensé que sería capaz de


matar a la siguiente maldita cosa que nos interrumpa―. ¿O
debería llamarte Ryan ahora? Quiero decir, somos cercanos
ahora que dejé que subas a mi espalda. Ryan. Sí. Creo que
debería de llamarte Ryan. Lo que sea. Ryan, desde que soy un
huésped en tu campamento, me gustaría…

―¿Cerrarías tu gorda boca? ―le siseó Gary―. Estás


interrumpiendo la reunión de la que pienso escribir un fanfic.

161
Esto ha tomado casi un año en fabricarse. Juro por los dioses,
Terry, si me arruinas esto, te patearé en la puta úvula9.

Terry resopló delicadamente. Las chispas eran


chartreuse10.

―Como si pudieses encontrar mi úvula. Ni siquiera sabes


lo que es una úvula. ―Su voz era más profunda que la de Gary.
Era realmente un poca soñadora para un unicornio.

―Bueno… está bien. Es cierto. Eso suena desagradable.


Pero no me detendré hasta encontrarla, incluso si eso significa
que tenga que pisotear todo tu estúpido cuerpo, así que
ayúdame.

―En tu garganta ―susurró Tiggy―. Colgando.

―Gracias, gatito, no sabría qué hacer… yyyyyy Sam está


mirándome. Me gustaría decir que me perdí eso, pero sería una
mentira. Él se ve como un cachorrito adicto al crack frustrado.
Es tan adorable, siento la necesidad de hacerle una
intervención.

―¿Ese es Sam? ―preguntó Terry, mirando hacia donde


estaba―. ¿El temible mago que nos salvará a todos? Qué
decepcionante.

―Terry ―dijo Ryan, una advertencia en su voz―. Deja


tranquilo a Sam.

―Bien ―suspiró él―. Sabes que haría cualquier cosa por


ti.

Ryan volvió a mirarme.

―Cuándo fue que tú…

9
Campanilla.
Color que varía del verde amarillo al amarillo grisáceo que corresponde a la
10

coloración del licor del mismo nombre.

162
―Solo bésalo ―silbó Deidre―. Necesito verlo.

―Por favor no permitan que comiencen ―dijo Justin,


sonando más seco que nunca. Se acercó a la puerta, viéndose
tan perfecto como siempre, rizos marrón oscuro cayendo
artísticamente de su cabeza. Era frío y distante, y sabía que
intentaba desesperadamente evitar lanzarse hacia mí,
sollozando para que no volviera a dejarlo nunca. Era bueno
para mantener sus emociones debajo de su frío exterior, pero
todavía podía ver a través de él―. Nunca se detendrán, y es
algo que no quiero tener que presenciar hasta que lo haya
superado.

―Gary ―susurró Kevin.

―¿Sí, dragón al que no he decidido si he perdonado ya?

―¿Qué piensas de tener sexo con gemelos?

―Bueno, supongo que no lo pensaría mucho. Quiero


decir, si hubiera dos tú… un maldito minuto.

―¿Has hablado de mí con tu hermano? ―le pregunté a


Gary, sintiéndome extrañamente conmovido.

―Nada bueno ―dijo Gary salvajemente―. Porque haces


estupideces como dejarme atrás. De hecho, dudo que alguna
vez haya elogiado algo de ti cuando hablaba con él.

―Oh, por favor ―dijo Terry, rodando sus hermosos ojos―.


Si no lo supiera, habría asumido que querías montarlo.

―No puedo creer que esto sea real ―susurré febrilmente―.


Estoy tan feliz. No sobre la cosa esa de montar, por supuesto,
sino todo lo demás. Oh, y una vez, solo una vez, me gustaría
conocer a una criatura mágica cuyo nombre es algo como Volos
o Fraenier.

―Conoces a un dragón llamado Zero Ravyn Fuegodeluna,


―señaló Gary―. Y también, tu nombre es Sam. Eso es

163
sumamente aburrido, justo como todo lo demás sobre ti, tu
pequeña follada.

―Voy a darte un puñetazo en la cara ―le advertí―. Ven a


mí, hermano. Te metes con el toro, vas a tener el cuerno.

Gary jadeó.

―¡Cómo te atreves a burlarte de que todavía no consiga


mi cuerno! ―Sus ojos llenos de lágrimas―. Cómo si alguna vez
te haría algo como eso.

―¿Vamos a llorar otra vez? ―preguntó Tiggy, con los


labios temblando.

―No ―dije, con voz gruesa―. No podemos llorar. No


tenemos tiempo para…

―¡Sí! ―gimió Gary―. ¡Sam se fue por un año, y ahora


regresa y se burla de mí!

―¡Tú te burlaste de mis pestañas!

―¡Porque son odiosas! ¿Qué esperabas que hiciera?

―Eso significa… bien, tiempo fuera.

Las lágrimas de Gary y Tiggy se secaron inmediatamente.

―Bien ―dije―. Nueva regla. ¿Vamos a acordar que si uno


de nosotros tiene que irse al bosque por un periodo de tiempo
considerable, los otros no pueden burlarse de su apariencia
cuando regrese? Quiero decir, no es como si hubiera muchas
facilidades para mantener nuestra belleza al nivel que solemos
tenerla.

―Eso es cierto ―dijo Gary―. Y también, y no


necesariamente tienes control de cómo deberías lucir. Es como
reírse de alguien que es calvo. ¿Por qué harías eso? No es justo,
porque no pueden controlar su caída de cabello.

164
―A mí me gusta toda la gente ―dijo Tiggy.

―Bien, estamos de acuerdo en que no podemos burlarnos


de la forma en que otros se ven después de entrar al Bosque
Oscuro durante mucho tiempo y al volver tener cejas rebeldes.

―Y la piel grasosa ―agregó Gary―. Y los pelos alborotados


en la peluda nariz y…

―Gracias, Gary ―dije entre dientes―. Esas cosas, y


tampoco podemos burlarnos de los calvos, porque no es justo.
¿De acuerdo?

―Yeah ―dijeron Tiggy y Gary.

―Los yeah recibidos ―dije―. Regla número mil


ochocientos cuarenta y siete de la amistad de Sam, Gary y
Tiggy ha sido…

―¡Todos fuera! ―rugió Ryan Foxheart, mandando


temblores a través de mí.

Este era el Comandante que conocía.

―Si alguien nos molesta a Sam o mí por la siguiente hora,


habrá consecuencias.

La multitud ni siquiera dudó en dispersarse, Gary y Tiggy


detuvieron sus lágrimas mientras nos miraban a Ryan y a mí.

―¿Qué está pasando? ―Tiggy le susurró a Gary.

―El culo de alguien va a ser perforado.

―¿De buena o mala manera?

―Podrían ser las dos, gatito. Podría ser las dos. Ahora,
vamos. Puedes ayudarme a ignorar a Kevin y también en tratar
de deshacerme de mi hermano. Vamos a pretender que
tenemos una reunión importante a la que asistir, pero en
realidad, el tiempo lo pasaremos contigo diciéndome cuán

165
hermoso soy mientras me alimentas con uvas peladas. Y
cuando digo peladas, me refiero a peladas. Pondré una plaga
en tu cabeza si queda algo de piel. ¿Entiendes?

―Me gustan mis escobas.

―Sí, sí, lo sé, tú gigante rarito al que amo


desesperadamente.

No los vi irse, ya que solo tenía ojos para Ryan Foxheart,


mi estómago revoloteaba nerviosamente.

―¿Estás seguro? ―le preguntó Terry a Ryan en voz baja―.


Puedo permanecer aquí si crees que me necesitarás.

―No lo haré ―dijo Ryan.

―Bueno, entonces ―dijo Terry rígidamente―. Si lo vas a


poner de esa manera. Te perdono. Sé que la tensión a la que
estás sometido debe ser extraordinaria. Estaré aquí cuando
termines.

Y entonces había solo tres de nosotros: Justin, Ryan y yo.


El Príncipe miró entre Ryan y yo y luego volteó los ojos.

―Dioses, ustedes dos son de lo peor. Tienen una hora.


Tenemos muchas cosas que discutir ahora que Sam finalmente
ha regresado. Ni un minuto más. Si tengo que enviar a alguien
a encontrarlos, habrá un problema. Esta no será la Verania
que conocimos, pero sigo siendo el maldito Príncipe, y hasta
que tengamos a mi padre de vuelta, actuaré en su lugar.

Y así… mierda. Eso era algo en lo que no había pensado


mucho. O cierto, me enfermaba la idea de que Myrin haya
encarcelado al Rey, y estaba planeando al menos cuarenta y
siete maneras de vengarme, pero no me había puesto en los
zapatos de Justin. Había perdido mucho, pero en mi ausencia,
el país que Justin había conocido había cambiado y su padre
le había sido arrebatado.

166
Y eso pesaba sobre mis hombros. Si me hubiese quedado,
las cosas podrían haber sido diferentes.

Pero el padre de Justin había sido tomado, no solo el Rey.


Sólo podría imaginarme cómo me sentiría si Myrin tomara a mi
padre.

―Lo siento ―traté de decirle mientras se alejaba, con una


mirada molesta en su rostro mientras soltaba el equipaje de
Gary―. No quise…

―Sam. ―Se detuvo a mi lado, hombro con hombro―. No.

Asentí, porque estaba en lo correcto. Él no quería


escuchar una disculpa de mi parte. No lo culpaba por estar
molesto conmigo.

Él suspiró ruidosamente como si yo fuera un idiota. Lo


cual, para ser justos, probablemente era cierto.

Y luego hizo algo que no me esperaba.

Me jaló en un abrazo.

Mientras el abrazo avanzaba, no era bueno. Su armadura


era voluminosa y me presionaba en el pecho y estómago. Se
sentía rígido, y era raro. Pero el hecho de que él lo haya iniciado
después de todo significaba más de lo que podía expresar en
palabras.

―Estoy contento de que estés en casa ―susurró en mi


oído―. Y te mataré si le dices a alguien que dije eso. En serio,
Sam. Cortaré tu cabeza yo mismo. Pero estoy contento. Incluso
si tus parloteos insanos me dan ganas de apuñalar mis propios
tímpanos, no… no ha sido lo mismo sin ti.

―Lo traeremos de vuelta ―dije, mi voz entrecortada contra


su hombro―. Lo prometo. Haré todo lo necesario para traerlo
de vuelta.

167
Se tensó un poco pero no se alejó.

―Lo sé ―dijo, la voz entrecortada―. Y no te culpo por esto.


Sé que piensas que lo hago, y no importa que diga, no me
creerás. Pero es cierto. Esto es de Myrin y de nadie más.

No dije nada, porque no pensaba que tuviera nada por


decir.

―¿Y ve con cuidado con Ryan, bien? Él está… Déjalo decir


lo que necesita. Estará bien al final.

Se alejó luego de aquello, la estoica máscara de Príncipe


otra vez sobre su rostro. Miró a Ryan.

―Una hora. Lo digo en serio. No me pruebes.

Y luego se había ido.

Por encima de nosotros, los guardias del Campamento


HaveHeart se movieron a lo largo de los pasadizos, la madera
se movía y gemía. Estaban hablando en voz alta, como si
pensaran que eso nos daría algo de privacidad a Ryan y a mí.
No pensé que funcionara tanto como ellos pensaban que lo
haría.

Ryan tampoco debió haberlo pensado, porque en un


momento me estaba mirando con una expresión extraña en su
rostro, y al siguiente se dirigió hacia mí, frunciendo el ceño.
Me agarró con fuerza por el brazo, ignorando mi graznido
mientras me jalaba detrás de él.

―Oye, oye, tal vez deberías comprarme una cena antes de


maltratarme, tú gran…

La mirada que me lanzó sobre su hombro no era para


bromear, así que cerré la boca y me dejé llevar a mi destino.

Dioses. Realmente odiaba mi condena.

168
Capítulo 5:
Cuando el Caballero Cara
Deliciosa Patea El Trasero De
Alguien.

ÉL NO habló mientras me llevaba a través del


Campamento HaveHeart, su agarre en mi brazo nunca se
perdió. En todo caso, se apretó más, y estaba seguro que
tendría moretones allí más tarde. La idea de ello me envió una
emoción enferma a través de mi espina dorsal, que demostró
de una vez por todas que estaba un poco jodido de la cabeza.
Por lo que sabía, este iba a ser el único toque que obtendría de
él.

La gente nos miraba abiertamente cuando pasábamos


junto a ellos, los caballeros gritaban y aullaban como si
pensaran que estábamos en camino a una buena follada, la
Brigada Foxy Lady se sonrojaba, mirándonos fijamente de
manera impropia para un grupo de asesinos, y Gary hacía la
señal de la cruz con su casco por alguna razón que no
entendía. Pensé en pedirle a Ryan que tal vez se calmara un
poco, ya que sus pasos eran mucho más largos que los míos,
pero no podía encontrar mi voz.

Me llevó a la casa que compartían Justin y él. Quería


tener mi brazo de vuelta y correr en la dirección contraria.
¿Qué si entrabamos y había evidencia de su nuevo descubierto

169
amor por toda la casa? ¿Cómo sus toallas y las toallas de baño
con monograma11 colgando en el baño? ¿O como sus
consoladores con monogramas en la mesa de la cocina después
de un combate todo pegajoso y todavía con rastros de
lubricante, brillando, con semen seco en una corteza escamosa
en el piso? No sabía si podría sobrevivir a sus consoladores con
monograma en la mesa de la cocina con mancha de lubricante
y esperma. Mi corazón se partiría limpiamente en dos.

Mientras me enfocaba en los consoladores (¿cuán


grandes serían? ¿Tendrían pedrería encima? ¿Vibrarían?),
Ryan espoleó la puerta abierta, me empujó bruscamente hacia
dentro, la cerró con fuerza detrás nuestro y me miró.

Soltó mi brazo.

Y esperó.

Cómo no tenía idea de qué hacer, miré alrededor.

La casa era superficial. Estaba escasamente amueblada


y no se parecía a un nido de amor de una pareja que había
reavivado sus sentimientos y sentía la necesidad de hacerlo en
cada habitación. Pero por todo lo que sabía, Justin era raro y
solo le gustaba tener relaciones en una habitación. Si ese era
el caso, sentía lástima por Ryan, a él le gustaban las mamadas
en los armarios y pasillos. Mi revisión de la habitación tomó
cinco segundos, incluso cuando esperé que me tomara algunas
horas. No estaba seguro de qué hacer, así que hice lo que mejor
sabía: me moví torpemente, atrapando la mirada de Ryan
antes de apartarla.

El silencio se prolongó por un interminable minuto, cada


conversación abierta que podría comenzar sonaba totalmente
ridícula al final.

Dibujo o figura hechos con las iniciales u otras letras del nombre de una persona o
11

una institución, que se emplea como abreviatura, símbolo o emblema.

170
¡Hola! Te ves bien.

¡Es genial verte de nuevo! Lo siento por la desaparición


repentina y por la caída de Verania. ¡Totalmente mi culpa!

¿Quisieras saltarte toda la parte de Grgrgr Estoy Enojado


e ir directamente a la parte del sexo?

¿Pensaste siquiera en mí? Porque pensé en ti. Cada día, lo


primero y lo último. Creo que siempre lo hacía.

En su lugar rompí el silencio y dije:

―Lo siento por el estado de Bosque de mis Cejas.

Y luego me estremecí, porque por supuesto esta era mi


vida.

Él bufó y movió su cabeza como si me encontrara gracioso


pero estaba tratando desesperadamente de no hacerlo.

―¿Pusiste eso en mayúsculas no es así?

Me encogí de hombros.

―Sí. Eso significa que ahora es verdad.

―¿Es eso cierto?

―Sabes cómo es.

―¿Lo hago? ―preguntó, y sentí la ira en su voz―. Tal vez


ya no lo sé. Tal vez ninguno de nosotros lo hace.

Eso dolió. Era lo esperado, pero aún así. No lo culpaba.


No podría.

―Eso es justo ―dije lo más equitativamente posible,


porque podía recibir los golpes siempre y cuando saliéramos
por el otro lado aún de pie.

171
Comenzó a sacarse su armadura pieza por pieza, el metal
chirriando fuertemente en la silenciosa habitación.

―Es lo justo ―repitió―. Estoy contento que pienses eso.

―Bien ―dije, moviendo mis manos―. Estás molesto. Lo


entiendo. Y respeto tu derecho a estar enojado. Lo has ganado.
Así que. Gracias por compartirlo conmigo. Lo aceptaré como
parte de quien eres ahora y no haré nada por calmar la forma
en la que te sientes. ―Me sentí tan orgulloso de mí y de la forma
madura en la que me estaba comportando.

―Oh, no estoy molesto, Sam.

Parpadeé.

―¿No lo estás?

―No.

―Oh. Fabuloso, tal vez podríamos…

―Estoy furioso.

Uh-Oh.

―¿Qué estabas pensando? ―Sus guantes cayeron al


suelo. Él no apartó la mirada de mí―. Me desperté y te habías
ido. ¿Sabes cómo me sentí? La última cosa que recordaba era
a Myrin, Morgan y a ti, y luego me desperté en la sala de
curación con una carta tuya diciendo que te ibas a hacer lo
que tenías que hacer. Morgan estaba muerto. Randall
desaparecido.

Me estremecí.

―¡No quería irme! Simplemente no pude…

―Entonces no tenías que hacerlo ―replicó. No sabía si


alguna vez lo había visto tan molesto―. No tengo magia como
tú, Sam. No tengo toda esa… lo que sea que fluya de mí hacia

172
ti, ¿pero sabes lo que siente ser apartado totalmente de ti? Ni
siquiera sabía que podía sentirme de esa manera, como si una
parte de mi corazón hubiese sido arrancada. Soy tu piedra
angular, y me dejaste atrás como si no te importara.

―¡No es así! No estaba tratando de…

―¿Te buscamos, bien? Por semanas. Y no había nada.


Gary estaba devastado, Tiggy inconsolable. El Rey no tenía
consejero, y Justin no tenía a su mejor amigo…

―Sabía que éramos mejores amigos.

―Y no me dejes comenzar con tus padres. Escapaste tal


como hiciste cuando dejamos Mashallaha. Cuando las cosas
se ponen muy duras, tú huyes.

Y aunque luché contra ello, no pude contener mi propia


irritación.

―Eso es lo que piensas. Piensas que soy un cobarde.

Él vestía únicamente su ropa interior de lana ahora, todo


rojo y ridículo y terriblemente atractivo, y yo estaba molesto.

―No dije eso. Tú lo hiciste.

―Lo insinuaste.

―Tómalo como quieras.

Quería golpearlo en su perfecta boca.

―¿Quieres saber por qué me fui?

―Sé por qué lo hiciste.

―Ven conmigo, chico humano. En el profundo bosque. En


la oscura naturaleza. Un año es lo que solicito de ti.

El rostro de Ryan de granito.

173
―Es la cosa más estúpida que he escuchado nunca. GB
es tan viejo que piensa que puede salirse con la suya. Noticia
de último minuto, no lo hace. ¿Pero acaso me escucha al
respecto? Nooooo. Por supuesto que no lo hace. Soy la cosa
más antigua en el mundo, Sam. Puedo hacer lo que quiera, Sam.
Tienes que hacer todo lo que te diga, Sam, porque soy un maldito
bastardo. ―Fruncí el ceño―. Sabes realmente estoy harto de
los dragones. No me pondría triste si toman vuelo y se largan
para nunca volver. Después de haber salvado el día, por
supuesto. Si se van ahora, eso sí apestaría por toda esa cosa
del supervillano.

―Porque por supuesto tú lo llamas GB ―murmuró él,


pasando su mano por su rostro―. Esencialmente él creó el
mundo, así que por qué no darle un apodo.

―Por favor. A él le gusta, incluso si lo niega


vehementemente y me amenaza con una muerte feroz si
continuo llamándolo de esa forma.

―Es bueno saber que tu auto-preservación sigue


marcadamente intacta.

―¡Por qué gracias… oye!

―¿El poema? ―preguntó, cruzando sus brazos y


apoyándose en la puerta. Intenté desesperadamente no mirar
el contorno de su paquete a través de su ropa interior, porque
estábamos siendo serios en este momento. Pero era obvio que
él no vestía nada más que su ropa interior, y no pensé que me
pudieran culpar por maldecir a Ryan Foxheart en mi cabeza
por posar tan provocador, especialmente ahora que estábamos
tan cerca después de mucho tiempo.

Me limpié la baba de la barbilla y dije

―Blargh urgh a mí.

Arqueó una ceja.

174
―¿Otra vez?

―Sí, por favor. Quiero decir, ¿qué?

―El poema, Sam. ¿El que te dijo el dragón? ¿Y luego


decidiste que estaba lleno de mierda y que podías salvar el
mundo sin él y después por alguna razón cambiaste de parecer
en el peor momento? ―Sip, estaba molesto, bien.

―Muy bien, entonces. Retrocede. ¿Estás molesto conmigo


porque no fui con él la primera vez, o lo estás porque me fui la
segunda? Porque no puedo averiguar qué...

―¡Todo! Estoy molesto por todo.

―Oh, bueno eso… abarca muchas cosas.

―Sam ―rugió él.

―Uh, ¿sí?

―Idiota.

―¡Oye! Cuida tu lenguaje. ¡Tienes que pensar en los


chicos!

―¡Que se jodan los chicos! ―bramó.

―Guau ―susurré―. Eso se intensificó rápidamente.

Ryan comenzó a caminar.

―Él te dijo que lo acompañes. Tú le dijiste que no. Y luego


cuando todo se fue al infierno te fuiste. ¿Qué mierda, Sam?
¿Qué cambió?

―No quise dejarte ―dije débilmente. ―No sin…

―Seguro como el demonio que no tuviste ningún


problema con eso después que me apuñalaron ―replicó.

Me estremecí, dando un paso hacia atrás.

175
―Sí. Correcto. Ningún problema. Eso es exactamente
correcto. No me partió por la mitad. Buena cosa que me
conozcas tan bien.

Se rio amargamente.

―¿Conocerte? Sam, No te he visto en casi un año. No sé


quién eres ahora. Antes que te fueras, siempre podía sentirte,
como si hubiera este pequeño y extraño hilo que me ataba a ti.
Pensé que eso era ser una piedra angular. ¿Pero ahora? Ahora
es como si fuera consumido por ti, y no sé por qué. Las cosas
han cambiado. Tú has cambiado. Y no sé qué es lo que eso
significa. O qué te ha pasado mientras…

―No soy más un aprendiz ―murmuré, rascándome la


parte de atrás de mi cabeza―. Es por eso que te sientes de ese
modo.

Se detuvo, con la boca abierta.

―¿Qué?

Suspiré. Esta no era la manera que había planeado para


decírselo. Pensé que sería mejor durante la charla después del
sexo, luego de cumplir las fantasías que tenía en mi cabeza.

―Sip. ¡Hola! Soy Sam de los Dragones ahora. Mago


extraordinario. ―Moví mis dedos hacia él, pequeños rastros de
verde y oro alrededor de ellos.

―Ahhh ―dijo Ryan, ojos ligeramente vidriosos al mirar


mis dedos. Movió su cabeza como si estuviera alejando
cualquier pensamiento carnal que estuviera teniendo. Pensé
que era una buena señal si él todavía tenía un problema
mágico. Tal vez era un poco manipulador, pero tomaría lo que
pudiese―. ¿Qué hay de las pruebas?

Me encogí de hombros.

176
―¿De algún modo… las pasé? GB fue mentor de Randall
antes de toda la cosa de Myrin, y él hizo lo mismo por mí, sólo
que un poco más… intensivo. Randall solía ser Randall de los
Dragones, y supongo que ese soy yo ahora. GB me dio el
nombre.

―Yo no… santa mierda.

―¿Verdad? Y lo dejaré pasar. Cuidado, Foxheart. Tu boca


te va a llevar a una paliza, sólo espera.

Él rodó los ojos.

―¿Cómo es que fue mentor de Randall? Pensé que los


dragones solo podían hablar cuando estabas cerca.

―Aparentemente alguna estúpida conexión mística que


tenían o algo así. No tengo muchos detalles sobre ello. Es mejor
no prestarle mucha atención. Toma menos sentido cuando
más lo piensas, así que elegí no hacerlo.

―¿Eso es prácticamente la historia de tu vida, no es así?

―¿Eso fue una broma? Puedo reírme, o todavía sigues


molesto conmigo y estamos peleando y cosas similares.

―Y cosas similares ―repitió―. Por qué deberías tú…


vamos hombre. ¿Eso significa que eres Randall Versión Dos?

Me sorprendí.

―Oh mis dioses, no has dicho eso. Y encima en


mayúsculas. ¡Qué demonios está mal contigo!

―¡Ahora es cierto! ―gritó, con los ojos muy abiertos―.


¡Eres Randall Versión Dos!

―Nop. Nop. Nop. Nop. No soy Randall Versión Dos. De


hecho, ¿sabes qué? Voy a cambiar mi nombre justo ahora. No
soy más Sam de los Dragones. Soy Sam de… bien. No puedo

177
pensar en nada particularmente impresionante en este
momento porque estoy indignado, pero lo haré. Y recuerda mis
palabras, cuando lo haga, va a sorprender a todo el mundo, y
van a decir, ¡Oh eso es tan formidable! Miren, todos, vean que
genial es con su nuevo nombre que no tiene nada que ver con
Randall.

―Sam de los Dragones ―dijo Ryan, asombrado.

―¡Por qué sigues diciéndolo de esa manera!

―No puedo creer que seas…

―¡Voy a derretir tu cara, Foxheart, recuerda mis palabras!

―Ahhh.

Gemí.

―Deja de mezclar mis amenazas contigo siendo atractivo.


Estamos discutiendo ahora. No puedes ser el Caballero Cara
Deliciosa cuando estamos discutiendo, tu idio…

―Oh, por favor. Soy el Caballero Cara Deliciosa no


importa lo que haga. Casi todos me aman.

―Correcccctoooo. Porque casi todos han visto la forma en


la que babeas tu almohada y despiertas con tus mejillas
crujientes. Tú gran cosa chorreante.

―¡No lo hago!

―Sí, lo haces. De hecho, algunas veces te llamo Caballero


Mejillas Crujientes. Así que ja. Toma esa y llévala a tu Brigada
Foxy Lady. Lo que, por cierto, seguro como el demonio vamos
a tener una larga charla sobre eso, especialmente dado que
ahora parece que confías en Lady Tina, de todas las personas.
¿Mi enemigo jurado es ahora tu segundo? ¿Qué diablos está
mal con todos ustedes? ―Tuve una idea en ese momento―.
¿Está ella manteniéndolos como rehenes? ¿Está escuchando

178
ahora? Parpadea una vez para sí y dos para probablemente, e
iré afuera y la haré morir horriblemente. Al final, todo lo que
quedará será un charco de sangre y cartílagos. Será fantástico.

Él no parpadeó.

―Bien, no estoy muy seguro de lo que eso significa. Te


diré algo, solo asumiré que están siendo tomados contra su
voluntad. Déjame ir y matarla y luego continuaremos con esta
conversación algo así como en la próxima década…

―¿Todavía me amas?

No me jodas.

Cerré mis ojos y tomé una respiración que me hizo


estremecer. Esa era una pregunta que no me esperaba. Fuera
de todo lo que había pasado, pensé que si esas palabras eran
dichas en voz alta, yo sería el que las pronuncie. Y
definitivamente no con esa voz tan diminuta como nunca lo
había escuchado.

―Eres mi piedra angular ―dije tontamente.

―Eso no es lo que pregunté.

Abrí mis ojos y lo miré. Ahora que estábamos cerca, podía


ver las bolsas oscuras bajo sus ojos, la preocupación grabada
en su frente como si hubiera estado allí por mucho tiempo.
Estaba más delgado, como si el estrés del último año de
repente hubiese caído sobre él. Me preguntaba por la cicatriz
en su torso, qué tan profunda era. Si alguna vez sería capaz de
trazarla con mi lengua, silenciosamente agradeciéndoles a los
dioses porque él seguía respirando. Y estaba la otra cicatriz, la
de su rostro, parcialmente oculta por su espesa barba.

No creía que me viera mejor. No había encontrado la


manera de mirarme en un espejo, pero por todas las reacciones
que había recibido, probablemente no me veía muy bien.

179
Cuando dormía en los bosques oscuros, era el sueño de los
exhaustos, de haber sido agredidos por la magia día tras día,
el Gran Blanco me obligaba a hacer algo de lo que no había
pensado que era capaz. Funcionó, eventualmente, pero me
había pasado factura. Las voces de los dragones, de Morgan,
Randall y de Myrin murmurando alrededor, diciéndome que
debía ser más fuerte, mejor, que iba a fallar, que todos a los
que amaba morirían.

Pero una cosa me mantenía regresando a mí mismo. Una


persona me mantuvo empujando hacia adelante para que un
día, pueda pararme delante de él y decirle que lo sentía.

Y cuanto lo amaba.

―No estaba… ―moví mi cabeza―. Él me dijo que no te


necesitaba.

Ryan retrocedió un paso, apretando los puños a su


costado.

Seguí.

―Me dijo que las piedras angulares eran una debilidad.


Que no llevan a nada más que a la ruina. Que Randall había
puesto su fe en la suya y fue traicionado. Después de... Myrin,
después de todo lo que hizo, y después de que lo desterraron
al reino de las sombras, Randall trajo de vuelta al Rey de los
Dolores del borde de la locura, sólo para sucumbir a los suyos.
Él... se volvió oscuro, Ryan. Se encerró en el Castillo Freesias
y se fue a la Oscuridad, Intentó luchar durante mucho tiempo,
pero… Se volvió a la Oscuridad, y le tomó mucho tiempo
regresar de ahí. Para volver a unir su propia mente y volver al
lado correcto de la magia.

Miré hacia abajo a mis manos.

―El Gran Blanco estaba… preocupado. Pensaba que era


demasiado joven para ya haber encontrado a mi piedra

180
angular, que tú eras un obstáculo en el plan que tenían los
dioses para mí.

―Tu destino.

Suspiré.

―Realmente odio esa maldita palabra.

―Y aun así parece que lo aceptas bastante bien.

―Bien, me merezco eso.

―Malditamente lo haces. ¿El Gran Blanco?

Bien podría sacarlo todo ahora.

―Trató de convencerme que todo el asunto de la piedra


angular era una ilógica falacia, que poner el destino, la
confianza y la magia en una persona era un error. Porque la
gente puede ser cruel. O corruptos. O pueden seguir un
camino de la magia que los lleve a las sombras. O pueden
morir. Ya que no importa lo que pase, una piedra angular
morirá. Tú no tienes la magia que yo tengo. Ya sea que caigas
en una batalla o tu cuerpo sea destruido por una enfermedad.
O incluso si nada de eso pasara, eventualmente el tiempo te
llegará. Será mejor, dijo él, solo confiar en mí mismo.

―Eso… suena realmente estúpido.

Bufé.

―¿Cierto, no? Fui al Bosque a aceptar mi destino de los


Dragones, y el Gran Blanco, la criatura viviente más antigua
del mundo conocido, me dijo que el secreto para vencer al más
poderoso mago oscuro de todos los tiempos es creer en mí
mismo. Casi lo golpeo en el ojo.

―¿Por qué no lo hiciste?

―Es súper grande. No podía alcanzarlo.

181
―Como si eso te hubiera detenido antes.

―Qué puedo decir. He madurado como persona.

Él sonaba nervioso cuando preguntó:

―¿Y qué elegiste?

―¿Qué?

―¿Creíste en ti mismo? ¿O sigues poniendo tu destino en


mí? ¿O puedes hacer ambos? ¿Algo cómo, creer en ti y en mí?

Gruñí.

―Esta es una conversación estúpida.

―¿Cómo se supone que debería preguntarlo? Toda esta


cosa es mal… jodidamente estúpida.

―Es como uno de esos juegos especiales que solían poner


en la plaza después de la escuela. ¿Lo recuerdas? Era todo
sobre aprender lecciones de vida, no comer los hongos que
encontraras en el bosque ya que podías volverte una prostituta
o no quedar embarazado cuando eres joven porque tendrás un
bebé y luego te volverías una prostituta. ―Fruncí el ceño―. Oh,
ahora que pienso en ellos, la mayoría de ellos resultó ser gente
que se volvió prostituta.

―Podrías…

―Te amo ―le dije, y él se apoyó en la puerta como si sus


rodillas se dieran por vencidas―. Más que a nada. Eres mi
piedra angular. Y no me importa lo que un dragón anciano diga
al respecto. O lo que digan los dioses. O nadie. Puedo confiar
en mí mismo y todavía tener fe en ti. En lo que eres para mí.
Que me traerás de vuelta cuando lo necesite. Te he dado mi
corazón, Ryan. Y la única manera de tenerlo de vuelta es si es
que ya no lo quieres. Lo que espero que no pase, ya que te
quiero para siempre. ―Mi voz se quebró un poco mientras

182
seguía―. Te prometo, que cuando estuve en el bosque, mirando
las estrellas, no había nada que deseaba más que a ti.

Inclinó la cabeza, tomando un profundo respiro.

―¿Por qué regresaste? ―Se las arregló para preguntar―.


¿Por qué ahora?

Estaba caminando sobre terreno difícil aquí.

―Era tiempo. No había nada más que GB podía hacer por


mí, incluso si él pensaba de otro modo. Y Zero solo tiene unas
pocas semanas antes que regrese a hibernar. Así que hacemos
esto ahora o no lo hacemos nunca.

Su cabeza se movió rápidamente hacia arriba, y creí que


todavía se veía molesto, sus ojos estaban húmedos. Había
hecho llorar al Caballero Cara Deliciosa. Era la peor persona
en el mundo.

―Regresaste porque el tiempo de Zero estaba por


terminar.

―Sip. ―Oh mierda―. Y por toda esa cosa del amor.


¿Recuerdas esa parte? Espero que lo hagas, viendo cómo
estabas hace un minuto y todo ese infierno romántico. Dije que
te amo, amigo, por eso de los deseos, y tú estabas como, oh no,
estoy llorando un poco porque pueda que sea un caballero,
pero no tengo miedo en mostrar mis sentimientos.

―No estaba llorando ―dijo, una lágrima rodando por su


mejilla.

―Sí, por supuesto. Lo que sea que necesites decirte a ti


mismo, tu grandísimo tonto.

―Eres un idiota.

―No puedo decir lo contrario. Mira, puedes estar todo lo


enojado conmigo, ¿pero puedes besarme ahora? ¿Por favor? Me

183
encantaría que lo hagas. Y si no quieres, estaría bien. Bueno,
realmente no lo estaría, y probablemente me sentiría
emocionalmente devastado y tendría que escribir en mi diario,
quiero decir mi grimorio, sobre mis sentimientos con
fragmentos de canciones emo escritas en los rincones con
letras sobre como rompiste mi corazón / por qué comenzamos /
para amar, a mi amor amoroso. Quiero decir, sé que tú y Justin
probablemente tienen consoladores con sus monogramas
adornados con joyas con los que se follan en la mesa de la cena
y…

Y él estaba besándome. De alguna manera, como por arte


de magia, se movió a través de la cocina, tomó mi rostro entre
sus manos, y me estaba besando con todo lo que tenía. Sus
dedos presionaban mi piel, sus labios estaban calientes y…

Se alejó, frunciendo y respirando irregularmente


mientras que todo alrededor parecía que volvía a la
normalidad.

―¿Sus monogramas de qué?

―No ―murmuré, tratando de poner mi cara otra vez en la


suya―. No, ignora eso. Regresa a toda la cosa del beso.
Realmente me gusta todo lo del beso. Eres tan bueno en eso.
Para de hablar y pon tu boca en la mía.

―No estoy seguro si pueda hacerlo luego de eso.

―Sí, si puedes. Creo en ti.

―¿Acaso los consoladores adiamantados no duelen?


Como, esos que…

Lo besé. Se quejó en mi boca y me sostuvo tan fuerte


como yo lo hacía con él. Mi magia cantó, el verde y dorado
brillando chispeantemente dentro de mí. Y supe el momento
en el que él lo sintió porque jadeó, la boca abierta, caliente y
húmeda, y había lenguas y dientes y un sentido de tal

184
familiaridad. De haber regresado a donde pertenecía. Porque
no importaba lo que haya dicho el Gran Blanco, no importaba
lo que él quisiera que yo crea, Ryan Foxheart era mi piedra
angular. Probaría a GB que puedo valerme por mí mismo.
Haría lo que se me había pedido. Pero él no podía entender que
mientras yo crea en mí mismo, mientras pueda pararme por
mí mismo, no tenía que hacerlo. Tenía gente que me sostendría
cuando comenzara a tambalearme. Tenía a Gary, Tiggy, Kevin,
Justin y al Rey. Tenía a mis padres. A Randall, dónde sea que
estuviese. Y tenía las memorias de Morgan, algo que jamás
podría ser tomado de mí.

Y tenía a Ryan Foxheart.

Mi corazón brillaba como un rayo de luz, y él lo sostuvo


entre sus manos como si fuera algo milagroso. Algo precioso.
Incluso después de todo este tiempo, después de todo lo que
había hecho.

El Gran Blanco no podía entender eso. Y pensaba que


nunca lo haría.

Pero no era mi trabajo hacer que cambie de parecer.

Fui al bosque como un aprendiz.

Y encontré algo inesperado.

A mí mismo.

Y ahora había regresado como un mago, y estaba a punto


de…

―Oh mis dioses ―suspiré mientras Ryan comenzaba a


besar mi cuello, dejando marcas―. Voy a jodidamente
destruirte. Realmente espero que no te guste caminar erguido,
ya que cuando haya acabado contigo la gente pensará que una
de tus piernas es más corta que la otra. Estarás caminando en
círculos. De hecho, voy a follarte tanto que quedarás bizco, tú

185
hijo de perra, así que espero que estés bien con terminar hecho
un desastre.

―Sigo molesto contigo ―gruñó en mi garganta―.


Realmente molesto.

―Ningún problema, amigo. El sexo estando molesto es


genial. Como, estar contra la pared y luego guau, tu polla en
mi muslo. Voy a ser sincero, ha sido mucho tiempo, así que
esto probablemente dure alrededor de unos veintiséis
segundos. Ni siquiera me siento avergonzado.

―No me importa ―murmuró, presionando sus caderas


contra la mía―. Malditamente vente en tu ropa interior si lo
necesitas. Solo lo chuparé cuando termines.

―Eso es malditamente asqueroso. Lo apruebo totalmente,


no puedes imaginarte…

Y luego llegó un golpe en la puerta.

―Ignóralo ―dije, agarrando la polla de Ryan a través de la


lana y tratando de moverla. El ángulo era incómodo, hizo que
tire de mi muñeca, pero aún así era bastante torpe, así que
pensé que podría hacer que funcionara―. Probablemente no
sea algo importante. Un vendedor o algo parecido.

―¡Les dije que tenían una hora! ―Una voz atravesó la


puerta.

―Eso probablemente sea nada, también ―dije, Ryan


gemía mientras lo acariciaba, apretándolo fuerte―. Dudo que
incluso sea Justin. Suena como un impostor.

―Les ordeno como Príncipe de Verania no tener sexo en


este momento. ¡Saquen sus malditos traseros de ahí! No me
hagan entrar y ver algo que no me gustaría, especialmente si
es Sam en algún estado de desnudez.

186
―Me ama ―le dije a Ryan y su cadera se movió contra mi
mano―. ¿Ustedes chicos se sentaban frente al fuego y
contaban historias sobre lo mucho que me extrañaban y cuan
vacías sentían sus vidas sin mí?

Los ojos de Ryan estaban cristalizados cuando presionó


su frente contra la mía. Hice un movimiento practico con mi
muñeca y Ryan se vino con un gemido prolongado, un calor
que se extendió debajo de mi mano.

―No ―dijo Justin, sonando horrorizado―. No tengo


porque escuchar esto. ¡Qué diablos está mal con ustedes dos!
Yo vivo ahí. Voy a traer a sus padres, ¡lo juro por los dioses!

―Mierda ―murmuré―. Probablemente lo dice en serio.


Tenemos que apurarnos. Quiero correrme en tu cara. Ponte de
rodillas.

Él ni siquiera dudó. Se tiró al suelo, su cara hacia mí.


Solté mi ropa interior, suspirando de alivio por la falta de
presión. Me miró hacia arriba con una expresión aturdida, y
gruñí.

―Cierra tus ojos. ―Mientras comenzaba a joder mi puño.


Él hizo lo que le dije. Tomó solo unas cuantas jaladas antes
que me venga, manchando su rostro. Mi mano estaba pegajosa
y húmeda, y él se veía tan jodidamente bien haciendo lo que se
le dijo, su lengua afuera, saboreándome en sus labios―. Mierda
―respiré cuando me desplomé frente a él, mi polla aun
colgando. Había un lugar húmedo en la parte delantera de su
ropa interior y su cara goteaba con mi esperma, pero me
incliné y lo besé por todo lo que valía la pena.

Fue bastante asqueroso, y posiblemente lo mejor de todo


el mundo.

Estaba bien, y verdaderamente en casa.

187
Capítulo 6:
Una Reunión de Mentes

RYAN SE veía bastante satisfecho al verme vestido con su


ropa cuando salimos de la casa, como si una parte primaria de
él ahora me viera marcado. Dado el hecho de que acababa de
correrme por su rostro en una casa en la que vivía con Justin,
no le di demasiada importancia a esa mierda, aunque quería
hacerlo. Todavía estábamos en un terreno irregular, pero
pensé que sería algo que podríamos superar.

Pero no estaba bajo ninguna ilusión de que las cosas


volverían a ser como eran. Los dos nos convertimos en
personas diferentes en el último año, tanto por las decisiones
que tomamos como por las cosas más allá de nuestro control.
Le eché la culpa directamente a Myrin por la mayor parte,
aunque sabía que algo caía sobre mí. Porque no importaba lo
que quisiera creer, había algo de verdad en lo que Ryan había
dicho. Yo hui. Morgan se había acostado en una losa de piedra,
Ryan había estado flotando entre esta vida y la siguiente, y
Randall había desaparecido. El rey se había dirigido a mí para
ser su hechicero, y había sentido todo eso encima de mí, y
había corrido. Claro, me había dicho a mí mismo que era lo
correcto, que era lo que los dioses querían, y tal vez eso era
parcialmente correcto.

Ryan no tomó mi mano cuando salimos de la casa, pero


se mantuvo cerca de mí mientras caminamos por el
Campamento HaveHeart, rozando los hombros. La gente se

188
iluminaba al verlo, asintiendo o gritando en señal de saludo.
Respondió a todos y cada uno de ellos con una pequeña
sonrisa.

Ellos fueron más cautelosos conmigo. No los culpo. Si


bien reconocieron a Ryan, las sonrisas en sus rostros cayeron
un poco cuando me vieron a su lado, y nerviosamente
desviaron sus miradas como si estuvieran intimidados. Hace
un año, me habría sentido extrañamente emocionado.

No me sentía así ahora.

Principalmente.

Fue después que una niña pequeña corriera gritando en


dirección opuesta a medida que nos acercábamos, agitando las
manos sobre su cabeza, que dije:

―De acuerdo, correcto, ¿qué está pasando? Es como si


pensaran que voy a hacer explotar sus pezones o algo así.

Ryan frunció el ceño tras la niña, sus lamentos se


desvanecieron en la distancia.

―Eso es probablemente correcto.

―¿Qué? No voy a hacer explotar sus pezones. Nunca haría


una cosa así. Bueno, no a alguien que no lo mereciera.

―No, no es que lo hagas… espera. ¿Puedes hacer eso


ahora?

Me encogí de hombros.

―Tal vez. Creo que puedo hacer muchas cosas con. y


ahora tienes esa mirada mágica de Sam Es Tan Bueno. No
puedo creer que hablar de mí explotando mágicamente los
pezones te pone cachondo.

Me frunció el ceño.

189
―No estoy cachondo con la idea de que hagas estallar los
pezones.

―Sí. Bueno. Dile eso a tu pene.

―No voy a decirle nada a mi pene.

―Vamos. Solo dilo. Solo dile a tu pene que...

―Sam.

―Correcto. Entonces, ¿por qué la rareza?

―Se sienten culpables.

―¿Sobre qué?

―Cómo te trataron antes que te fueras.

Me detuve en medio de la concurrida calle, gente


corriendo a mí alrededor.

―¿Vamos12 de nuevo?

―Ya lo hice una vez. Necesitas darme un poco más de


tiempo antes de intentarlo.

Yo lo miré boquiabierto.

―Acabas de…

Él estaba sonrojándose brillantemente.

―No quise decir eso. Ignóralo.

―No sé si puedo ahora. Acabas de decir un juego de


palabras sexuales.

―¿Entiendes… Tú, entiendes lo que realmente es un


juego de palabras? Porque yo no pienso que...

12
Juego de palabras con acabar, correrse.

190
―Ryan. Deja de concentrarte en tus pensamientos sucios
y sensuales que tienes sobre mí, independientemente de lo
halagador que sea. Estamos tratando de ser serios ahora. El
destino de nuestro país está en juego, y estás siendo
pervertido.

Suspiró como si yo fuera la cosa más ridícula del mundo.

―Había mucha ira hacia ti. Antes. Los Odiamos A Sam Un


Montón aprovecharon eso. Y tal vez la gente lo hubiera dejado
pasar, pero luego se le dio un nombre y un enfoque, y
decidieron que era más fácil estar enojado que no.

―Todavía no te impidió poner a su líder en tu bolsillo


trasero ―murmuré.

―Lady Tina es...

―Si vas a decir que lo siente, no quiero oírlo. Tú has la


perdonaste. Genial. No lo he hecho, y dudo que lo haga.

―Ella ha…

―Y tampoco me digas que ella ha cambiado. Porque el mal


siempre será malo, especialmente cuando se trata de una
adolescente.

―Confío en ella.

Lo miré fijamente. Se encogió de hombros.

Miré un poco más.

Se inquietó. Era adorable. Yo estaba tan enojado.

―Recuerdas que ella estaba allí en esa casa con Myrin y


Ruv, ¿no? ―le pregunté lentamente―. Porque si lo has
olvidado, te lo puedo recordar.

―Lo sé. Pero ella dice que no sabía sobre los vínculos de
Ruv con Myrin.

191
―¿Y tú le crees? Ryan, ella podría estar mintiendo...

―Por supuesto que no ―dijo―. Pero ella se ha demostrado


una y otra vez durante el último año, y ella...

―Podría ser una espía. Por lo que sabemos, ¡ella está


informando a Myrin mientras hablamos! No, probablemente es
mejor que la desterremos para siempre. Me encargaré de eso
ahora mismo.

―¿Confías en mí?

Eso me detuvo.

―¿Qué?

―Es una pregunta simple, Sam. ¿Confías en mí?

Lo miré de reojo.

―Esto parece un truco. Como, diré que sí, y serás todo lo


que necesitas para confiar en ella. O si digo que no, entonces
dirás bien, ahora necesitamos divorciarnos.

―No estamos casados.

―Bueno, todavía no. Una vez que hayas terminado de


enojarte conmigo, y después que venzamos a todos los villanos,
hablaremos. En serio, Ryan, proponer en este momento es un
momento realmente malo...

―No te lo propuse. Y además, ¿no me lo habías propuesto


ya en el Bosque Oscuro cuando íbamos tras el Gran Blanco?
Te recuerdo claramente...

―Guau ―suspiré―. Quieres casarte conmigo tan mal.


Estás discutiendo conmigo al respecto, aunque estoy tratando
de hablar contigo sobre tu traición. Esto es épico.

Me miró fijamente.

192
―No estoy discutiendo contigo... ¿Confías en mí?

Y no dudó cuando dijo:

―Sí.

―Entonces necesito que me creas sobre...

―¿Confías en mí?

―Sí.

―Y yo confío en ella. No te estoy pidiendo que lo hagas.


Pero te estoy diciendo que confíes en mí sobre ella.

―Eso fue... tortuoso. Bien jugado, Comandante Caballero


Cara Deliciosa. ¿Pero qué demonios tiene esto que ver con que
todos me miren de forma extraña?

―Creen que estás enojado con ellos ―dijo. Agitó la mano


al campamento―. Estas son las personas que pensaron que los
habías dejado por lo que te hicieron. Te dieron la espalda y
pensaron que tú habías hecho lo mismo con ellos. Están
asustados, Sam. Lo han estado durante mucho tiempo. Y luego
vuelves y es... ―Sacudió la cabeza con cansancio―. Quieren
tener esperanza. Todo el asunto del destino es bien conocido
ahora. Ha crecido. Hablan de ello como una leyenda.

―Katya y Brant.

―¿Qué pasa con ellos?

―Cuando quedaron atrapados en el borde del acantilado


por Caleb y los Oscuros, Katya dijo... ella dijo que creía en mí,
que vendría a salvarlos. Que algún día regresaría.

―Y entonces apareciste e hiciste exactamente eso.

―¿Cierto? Así de rudo.

―Sí, estoy seguro que hizo maravillas por tu frágil ego.

193
―Sarcasmo. Bonito. Lo apruebo. No podía decepcionar a
mis fans.

Ryan puso los ojos en blanco y quería ver su rostro por el


resto de mis días, asimilando todo lo que me había perdido.

―Están asombrados de ti, Sam. Ellos saben de los


dragones. Lo que los dioses han puesto sobre tus hombros. En
qué estás encargado. Ellos te necesitan. Y les preocupa que no
te importe.

―¿Cómo sabes todo esto?

Se encogió de hombros.

―Llevo meses viviendo con eso. Mira, Sam. Cuando


somos niños, escuchamos historias de héroes y villanos, de
caballeros y magos que luchan contra los pícaros y los
sinvergüenzas. El bien siempre triunfa sobre el mal. Luego
crecemos y los pasamos a la siguiente generación, incluso si
ya no creemos en ellos. Pero eso ha cambiado ahora. Porque
quieren creer. Te necesitan, Sam. Necesitan que seas su héroe.
Y tienen miedo que no quieras serlo.

Miré a la gente que nos rodeaba, la forma en que se


encogieron de hombros cuando pasaron a nuestro lado,
mirando el suelo mientras arrastraban los pies en el suelo,
hierba y tierra. Algunos de ellos me miraron con los ojos muy
abiertos cuando me vieron mirar hacia atrás y luego se alejaron
rápidamente. Los chicos se quedaron boquiabiertos mientras
sus padres luchaban para empujarlos por el camino de tierra.
Solo los caballeros que se encontraban en sus puestos en todo
el campamento parecían encontrarme con la mirada durante
algún tiempo, pero siempre me habían apoyado.

―No soy una especie de salvador ―dije en voz baja,


comenzando a sentir el peso de la expectativa presionando
sobre mis hombros.

194
―¿No es así? ―preguntó Ryan, arqueando una ceja―.
Porque eso es lo que necesitan que hagas. Sálvalos. Eso es lo
que han estado esperando.

―Se burlaron de mí. Me dieron la espalda. Me odiaban.


Hicieron todo lo posible para que me retiraran como aprendiz
de Morgan.

―Lo hicieron.

―Y ahora que no tienen otra opción, me necesitan.

―Lo hacen.

―Crees que es así de simple.

Se encogió de hombros.

―Probablemente.

―Huh. Seré honesto. Probablemente me encargaré tanto


de ellos que incluso Kevin estará impresionado. Voy a ser tan
insoportable, lamentarás todo este viaje de culpa. Bueno. Lo
haré.

Ryan parpadeó.

―¿Eso es todo?

Lo miré de reojo.

―¿Debería haber dicho que no?

―Tú... ―negó con la cabeza―. Justo cuando creo que ya


no puedes sorprenderme, lo haces de todos modos.

Sonreí desenfadadamente.

―Claro que sí. Soy Sam de los Dragones.

―Agg.

195
―Ryan, por favor. No delante de mi público adorador.

Tomó mi mano y la apretó con fuerza.

―Vamos a estar bien.

―¿Cómo todo el mundo? ¿O nosotros como tú y yo?

―Ambos.

―Sin embargo, vas a estar enojado, ¿eh?

―Es mejor que lo creas. La cagaste, Sam. Y me deberás


por el resto de nuestras vidas.

Lo besé. Pensé que ambos lo merecíamos.

***
Estaban esperándonos en una gran carpa cerca de la
entrada a los muelles. El olor a sal en el aire y el sonido de las
gaviotas que gritaban en lo alto me recordaron la forma en que
solía ser el puerto antes que cayera Verania, y me prometí que
volvería a ser así.

Dos caballeros estaban parados fuera de la tienda,


atrayendo atención y saludándonos a Ryan y a mí cuando nos
acercamos. Uno de ellos me guiñó un ojo cuando pasamos y
comentó lo bien que se veía la marca en mi cuello. Ryan lo
miró, pero los caballeros simplemente se rieron.

―Él no sabe cómo controlarse a mi alrededor ―les dije―.


Le echa un vistazo a este cuerpo caliente y no puede evitar
hacer cosas con él.

―¿Podrías dejar de socavar mi autoridad? ―murmuró


Ryan, sus mejillas rojas mientras me empujaba hacia la
tienda.

196
―Te permitiré socavar mi autoridad si te sometes a mi...
y esos son mis padres que están allí con sus caras de juicio.
Mamá. Papá. Ignoren lo que acabo de decir. Mi virtud está
intacta.

―Creí que el Comandante Caballero Cara Deliciosa se


comía tu flor ―dijo Tiggy, con la cara arrugada―. ¿Sam va al
bosque y se vuelve virgen otra vez?

―He echado de menos estos momentos dignos de pena


―le dijo papá a mamá―. Se siente como que las cosas
finalmente están volviendo a la normalidad. Bueno, tan normal
como las cosas pueden ser en un campamento improvisado
después de ser expulsados de nuestras casas por hordas de
Oscuros.

―Es bueno saber que incluso como mago ahora, puede


hacer que una habitación entera se sienta incómoda con solo
unas pocas palabras ―dijo la mamá―. ¿Recuerdas cuando era
pequeño y se asustaba del monstruo de polvo que creía que
vivía debajo de su cama? Él vendría llorando en nuestra
habitación y exigiría dormir con nosotros. Fue más fácil decir
que no cuando cumplió quince años.

―Ja ja ―me reí torpemente―. Ella está bromeando, todos.


Nunca hice eso. Jajaja. Qué graciosa es.

―Me alegro que ambos puedan unirse a nosotros ―dijo


Justin con frialdad, de pie frente a una gran mesa llena de
papeles y pergaminos, incluido lo que parecía ser un esquema
detallado del Castillo de Lockes―. Tal vez la próxima, tómate la
hora que te di y utilízala sabiamente sin perder mi tiempo.
¿Nos entendemos?

―Tan real ―le susurré a Ryan―. Me da escalofríos.

Ryan me dio un codazo y sacudió la cabeza.

―¿Estamos bien? ―preguntó Justin, mirando a Ryan.

197
Esperé, temiendo qué respuesta me daría, o que sería una
mentira.

―Llegando allí ―dijo Ryan, y le creí. Su mano todavía


estaba en mí, y no parecía como si quisiera dejarla ir.

El interior de la tienda era espacioso pero desordenado.


Había tableros colocados en soportes de madera que parecían
estar cubiertos por estrategias destinadas a la batalla, líneas
que mostraban movimiento y dirección contra una fuerza
opuesta. Varias mostraban varios métodos de ataque, y
aunque pensé que parecían bien planeados, no pude evitar
preguntarme qué esperaban que sucediera, enviando su fuerza
y espadas contra oleadas de magia oscura. No lo vi terminar
bien, incluso si me impresionó que parecían estar
preparándose para defenderse.

De pie cerca del Príncipe estaba Lady Tina, con la espada


en su funda a su lado, su cabello recogido en una cola de
caballo. Si no supiera que en su pecho palpitó una cosa fría de
malicia, habría pensado que parecía que ella pertenecía a su
lado. No me gustó ni un poco. Si ella pensaba que podía entrar
y robar a mi mejor amigo 5eva, entonces iba a tener una pelea
en sus manos. Me miró desconcertantemente, como si me
desafiara a decir algo sobre su presencia. Yo también lo habría
dicho, y probablemente habría sido algo tan ingenioso y
desmoralizador que ella hubiera corrido llorando del
Campamento HaveHeart, para que nunca volviera a verme,
pero otra persona que estaba en la habitación junto a mis
padres me distraía.

Vadoma. Por qué ella tendría que estar aquí con los
demás estaba más allá de mí. Ella podría irse con lady Tina.

Y junto a ella estaba Terry, un espectáculo que no sabía


si alguna vez iba a acostumbrarme. Tenía una expresión de
desdén en su rostro, se parecía tanto a su hermano que hice

198
una doble toma, especialmente cuando vi que estaba dirigida
a mí. Se burló un poco antes de mirar al caballero a mi lado.

―Ryan, ¿estás bien? Esa pequeña cosa miserable parece


estar aferrándose a ti como si fuera una especie de percebe
malévolo. Si lo deseas, puedo sacártelo y tú puedes quedarte a
mi lado y sentirte reconfortado por el hecho que te he salvado.

―Así es como son ―le dijo lady Tina―. Es una especie de


aflicción para la que aún tengo que encontrar una cura.

―Qué terrible ―dijo Terry. Miró a lady Tina de arriba


abajo―. He decidido que me gustas. Deberías sentirte
bendecida, ya que no me gusta la mayoría de la gente. ―Miró
a Ryan―. También me gusta Ryan. Mucho.

Lady Tina se pavoneó.

Ryan se sonrojó.

Decidí que odiaba a Terry.

―Hola, Terry ―dijo Ryan, con una sonrisa tonta en su


rostro―. Espero que te estés asentando bien en el campamento
HaveHeart.

Pequeños rayos de luz empezaron a dispararse desde el


cuerno de Terry mientras miraba a Ryan.

Decidí que realmente odiaba a Terry.

―Así que ―dije―. Esto es solo una reunión de todas mis


personas favoritas en todo el mundo. Qué bien. Estoy
encantado que algunos de ustedes estén con otros.
Emocionado.

―Tuve una visión en la que dirías eso ―dijo Vadoma, los


brazaletes en sus muñecas golpeando juntos―. Tengo muchas
visiones sobre todo lo que dices. Ninguna de ellas es buena.

199
―Bueno, eso no es sorprendente ―dijo Terry.

―Realmente no lo es ―estuvo de acuerdo Lady Tina.

Sí, esto no iba a funcionar.

―Creo que deberíamos votar sobre la expulsión de ciertas


personas del Club Guay, porque ciertas personas no están
siendo guays...

―Lo siento, lo siento ―dijo Gary, irrumpiendo en la


tienda, jadeando salvajemente―. Fui detenido inevitablemente
haciendo... trabajo de caridad.

―Trabajo de caridad ―repetí―. Tu melena y tu cola


parecen haber sido violadas por el viento.

Jadeó.

―¿Cómo te atreves a decirle a un unicornio tal cosa? Me


ofende que esas palabras puedan salir de tu...

―¿Qué caridad?

―¿Qué?

―Dijiste que estabas ocupado haciendo caridad. ¿Qué


caridad?

Sus ojos se movieron de lado a lado.

―Ya sabes. La que tiene. A los chicos… albinos.

―¿Y qué haces por los chicos albinos?

―¿Protegerlos? Del sol. Los rayos del sol. Sí, los protejo
del sol con mi melena y cola, lo que explica por qué me veo tan
desaliñado como lo hago.

―¿Cuál es el nombre de la caridad?

200
―La Casa de Gary para la Juventud Pigmentariamente
Desafiada Donde Finjo Ser Caballeroso, Pero Lo Hago Para
Sentirme Mejor Conmigo Mismo.

―¿Qué demonios...?

El suelo tembló cuando la tienda se abrió y Kevin asomó


la cabeza. Él sonrió cuando me vio.

―Mira eso ―dijo―. Justo a tiempo como siempre. Ya sabes


lo que dicen, un dragón nunca llega tarde, y eso es lo que los
hace tan geniales.

―Literalmente nadie lo dice... Kevin.

―Sí, Sam.

―Tienes arco iris goteando de tu boca

―Oh. ¿Lo hago? ¿Qué te parece eso? Qué gracioso. ―Su


lengua salió de su boca y se movió a lo largo de sus labios. Sus
ojos se agitaron por el sabor―. Debe haber sido ese... arco iris...
que atravesé volando. De camino a la reunión.

―Y obviamente no tiene nada que ver conmigo ―dijo Gary


rápidamente―. Por los chicos albinos. Quien yo amo.

―Todos juntos de nuevo ―dijo Tiggy, sonriendo


ampliamente―. Tan feliz.

―¿Hemos terminado? ―preguntó Justin―. Porque no solo


viajé por días trayendo al hermano de Gary para escuchar esto.
Teníamos un punto, que parece haber sido puesto en desorden
debido al regreso de alguien.

Miré alrededor de la habitación, frunciendo el ceño de


acuerdo.

201
―El príncipe tiene razón. Todos ustedes lo están
distrayendo de... oh. Cierto. Estabas hablando de mí. Ahora lo
entiendo. Culpa mía.

―Estoy de acuerdo ―dijo Terry, mirando a Gary con


desdén―. El príncipe ha hablado y ha pedido tu atención.
Hermano, tus perversiones no son necesarias. Ryan, deberías
venir a mi lado para que pueda escuchar mejor y contribuir
con mi opinión. Deja a Sam donde está. No quiero pulgas.

―No tengo pulgas ―gruñí mientras picaba mi cuero


cabelludo―. Tuve que bañarme en un arroyo. Por meses. Lo
siento si me veo como un adicto sin hogar. Tú también lo
harías si hubieras pasado por lo que yo.

―No lo sabría ―dijo Terry―. Soy contador. Lo que, como


todos saben, es un trabajo estable con beneficios de salud que
se extenderían a cualquier compañero que pueda tener ―miró
a Ryan.

―Oh, aquí vamos ―dijo Gary, poniendo los ojos en blanco


dramáticamente―. ¡Escucha a mi hermano, a todos! Él tiene
un trabajo y un seguro y una casa y responsabilidades. Es tan
perfecto con su hipoteca y sus baldosas importadas y su
cuerno.

―He visto el interior del lugar al que llamas hogar ―replicó


Terry―. Parece una choza que pertenece a una anciana ciega
que una vez tuvo habilidades de decoración impecables, pero
luego decidió matar a todos dentro de una tienda de hilados y
dejar sus partes en las paredes y pisos.

―Ooh ―Tiggy y yo dijimos.

El brillo comenzó a desprenderse de Gary.

―Perra, te cortaré, perra. ¿Quieres sabes lo que Gary va


a hacer? Gary va a traer el maldito dolor.

202
―Estoy tan en conflicto ―me dijo Kevin―. Por un lado,
siento que debería intervenir. Por otro lado, nunca he estado
tan excitado.

―¿Eso es todo lo que vas a traer? ―preguntó Terry,


sonando aburrido― Que pintoresco.

―Oh, ya ha sido traído. De hecho, he traído mucho,


vamos a tener sobras.

―Ooohhh ―Tiggy y yo dijimos.

―Voy por ti ―dijo Gary, saltando en su lugar―. Ya voy.

―Yo también ―susurró Kevin.

―Asqueroso ―murmuré.

Hubo un momento en el que sentí pena por Terry, a pesar


que obviamente quería escalar a Ryan. Cuando Gary tenía una
buena Furia Unicornio en marcha, la persona que la recibía
muy probablemente sería aplastada física o emocionalmente.
No podría decir honestamente qué era peor.

Y aunque sentí pena por Terry, pensé que probablemente


era un buen momento para que lo pusieran en su lugar.
Obviamente, no entendía el orden jerárquico por aquí, y era
necesario establecer el dominio. Después que Gary lo
aplastara, yo jalaría a Ryan y le pondría el saco en la cara
mientras Terry miraba, sólo para que supiera cuál era su
posición. Era duro pero necesario.

Así que imagina mi sorpresa cuando Gary vociferó su


grito de batalla y cargó contra su hermano, solo para que el
cuerno de Terry brillara de manera radiante. El aire en la
habitación se volvió instantáneamente frío, y un fuerte
chasquido hizo eco cuando una ola de magia pura cayó sobre
mí. Tuve que dar un paso atrás por la fuerza de la misma. Pero

203
a diferencia de la magia del dragón o la magia oscura, esto se
sentía puro y brillante, como si viniera del sol.

La habitación quedó en silencio mientras la magia se


desvanecía. Entonces:

―¿Acabas de convertirlo en hielo? ―preguntó Ryan,


sonando impresionado.

―También puedo hacer cosas así ―dije con el ceño


fruncido.

Kevin comenzó a gruñir bajo y profundo en su garganta,


y Tiggy dio un paso adelante, sus manos se curvaron en
grandes puños.

―¿Tiggy aplastar? ―preguntó con voz peligrosa, mirando


directamente a Terry, quien apenas se estremeció.

―Qué brutal ―dijo―. No, no puedes aplastar. Me estaba


defendiendo. Todos lo vieron. Él venía tras de mí. Los dioses
solo saben por qué es tan rápido para enojarse. Debería pensar
que habría algunos problemas subyacentes que no tienen nada
que ver conmigo que necesitan resolución. Estoy seguro que
hay terapeutas que se especializan en su forma específica de
psicopatía. ―Me miró―. O tal vez tiene que ver con aquellos con
los que se rodea.

Gary gritaba enojado, pero estaba amortiguado bajo el


hielo. Y eso... bueno.

Eso no me sentó bien.

Había verde y oro, y empujé y el hielo se agrietó por la


mitad y luego se derritió instantáneamente.

―¡Y destruiré todo por lo que vives, marca mis palabras!


―Gary estaba gruñendo―. Te arrepentirás el día en que... huh.
Parece que ya no estoy congelado. Pero no lo hiciste, ¿por qué
estás mirando a Sam de esa manera?

204
Y Terry estaba, con una expresión de enfado mezclada
con un respeto de mala gana. Era una mirada extraña, pero a
la que estaba acostumbrado.

―¿Cómo hiciste eso? ―exigió―. Soy un unicornio. Mi


magia es pura. No deberías haber podido interrumpirlo. Eres
humano.

―Te lo dije ―le dije―. Soy un mago ahora.

―Agg ―dijo Ryan, y todos nos giramos lentamente para


mirarlo.

Terry dio un paso hacia él.

―¿Estás bien, Ryan? Te ves enrojecido. ¿Estás enfermo?

―Dioses ―dijo Justin―. He pasado un año sin tener que


ver esa expresión. Y ahora la estoy viendo todo el tiempo.

―Ryan tiene una perversión por la magia ―dijo Tiggy


sabiamente―. Lo hace todo estúpido y pegajoso.

Los ojos de Terry se ensancharon cuando sacó su pecho.

―¿Lo hace? Bueno, bueno, bueno, por suerte, tengo


magia...

―Es solo por la magia de Sam ―dijo Justin―. Nadie más.

―Ryan ―le susurré―. Estás babeando un poco.

―¿Queeeeeé? ―Se veía un poco aturdido mientras trataba


de limpiar su barbilla. Falló y se clavó en la nariz.

―Él me ama ―anuncié a la habitación, pero sobre todo a


Terry y Lady Tina―. En caso que alguien aquí tenga alguna
duda al respecto ¿Además, Terry? Toca a Gary de nuevo y no
te gustará lo que va a pasar.

―¿De verdad? ―Se burló―. Dudo mucho que...

205
―Adelante ―dije, asintiendo a Gary―. Hazlo otra vez.
Ponme a prueba.

Gary frunció el ceño.

―Bueno, no pruebes conmigo. Eso es sólo...

Terry parecía ofendido.

―Solo eres un humano...

―Pruébame.

Se negó.

―Ooohhhh ―dijo Tiggy.

―Sí ―dijeron Ryan y Kevin.

―Nunca he oído hablar de un ser humano capaz de


interrumpir la magia de un unicornio ―dijo Terry, sonando
agraviado―. Es antinatural. Los unicornios son puros e
incorruptos, incapaces de pecar.

―Correeecto ―le dije―. Porque obviamente nunca has


conocido a tu hermano en absoluto.

―Hago cosas groseras ―anunció Gary.

―Tal vez deberíamos centrarnos en por qué se convocó


esta reunión ―espetó Lady Tina―. O podríamos seguir
perdiendo el tiempo del Príncipe.

―Me gusta ella ―dijo Vadoma, evaluando a Lady Tina―.


Bien hablado. Haz una buena esposa para mi nieto. ¿Quieres
ser piedra angular? Sí. Tengo una visión. Ooooooh, los veo a
Sam y a ti enamorándose y...

―Quemadla en la hoguera ―siseé.

206
―Como dije antes que ocurriera esta farsa ―dijo Justin,
mirándome como si todo fuera mi culpa― como es evidente por
nuestros invitados, la misión fue parcialmente exitosa.
Pudimos localizar al hermano de Gary. Desafortunadamente,
no pudimos encontrar a sus padres.

―La gira de los swingers aparentemente los sacó del país


―me susurró Ryan al oído.

―Dioses ―le susurré de vuelta―. ¿Cuánto tiempo han


estado haciéndolo?

Justin nos ignoró, girándose e inclinándose ante Terry.

―Como Gran Príncipe de Verania, le expreso mi gratitud


por su ayuda en este asunto tan importante. Y como estoy
seguro que puedes ver, las circunstancias ciertamente... han
cambiado... de lo que te dije que eran. ―Miró en mi dirección.

Le devolví la mirada, esperando que continuara. No lo


hizo

Miré detrás de mí. No había nadie ahí.

―Oh, ¿te refieres a mí? Soy la circunstancia que... está


bien. Porque no esperabas que estuviera aquí. Lo tengo. ¿Ves?
Incluso después de todo este tiempo, todavía estamos en la
misma onda. Los mejores amigos 5eva. ¿Recuerdas el apretón
de manos secreto que te enseñé? Deberíamos hacerlo ahora
mismo para reafirmar nuestro… bueno, no es el momento.
Puedes guardar tu espada.

Lo hizo pero mantuvo su mano en la empuñadura.

―Y mientras las circunstancias han cambiado, el


resultado final no lo ha hecho. Te hemos traído aquí porque
necesitamos tu ayuda. Al final, si queremos salir victoriosos
contra los Oscuros, necesitaremos a todos los que podamos.
Pero antes de comenzar a discutir la próxima fase, me gustaría

207
invitar a Sam a hablar sobre su plan para derrotar a Myrin con
los dragones de Verania. Es posible que lo que tengo en mente
ni siquiera sea necesario, pero es mejor prevenir que lamentar.
Sam, por favor.

―Oh chico ―le dije―. Sí. Um Sobre eso.

―Uh… oh ―dijo Tiggy.

―No puedo esperar a escuchar esto ―le susurró Gary―.


Probablemente va a ser histérico. Oh, cómo he echado de
menos sus chanchullos.

Me rasqué la parte de atrás de mi cabeza.

―Entonces, historia divertida ¿Podría haber... pasado


todo mi tiempo en el Bosque Oscuro aprendiendo a ser mago y
no exactamente ideando un plan para derrotar a Myrin?

La cara de Justin se puso roja.

―Tú, ¿qué?

―Oh, no ―le dije rápidamente―. No, no, no. Hay un


esquema sólido de un plan del que estoy realmente orgulloso.
Es solo que, ya sabes, debo completarlo todo de principio a fin.

―¿Por qué no nos iluminas alrededor? ―dijo Justin con


los dientes apretados.

―El esquema podría ser un poco exageradoooo ―dijo


Kevin―. No es que yo sepa nada sobre exagerarrrr.

―Está bien ―le dije―. Mira. Así que. Aquí está el plan.
Paso uno: volver como un rudo. Hecho y hecho. Paso dos: dejar
que todos me adulen a mi regreso y se pongan cachondos
conmigo. Hecho y hecho.

―No nos pusimos cachondos ―murmuró Ryan.

208
―Paso tres: derrotar a Myrin usando los dragones y
golpeando a todos nuestros enemigos y recuperando todo lo
que hemos perdido... de alguna manera. Ese es el trabajo en
progreso, en caso que no puedas decirlo. Y por último, paso
cuatro: vivir felices para siempre. Y también encontrar un
novio a Justin. ―Lo miré con los ojos entrecerrados. ―¿A
menos que ya hayas encontrado un novio? Porque si lo hiciste,
ese tipo de cosas arruina todo mi plan, por lo que deberíamos
ir con lo que quieras hacer. Estoy totalmente de acuerdo con
eso. Estoy tan feliz por ti.

Justin golpeó su cabeza en la mesa.

―Así que no hay novio, entonces. Huh. Bueno, puedo


ponerme en esa parte si queremos volver a convocar, digamos,
una semana más o menos...

―Te has pasado ―dijo Justin, mirándome― todo ese


tiempo en el bosque, ¿y no tienes un plan?

―¡Oye! Te lo dije. Estaba aprendiendo a hacer magia.

―¿Por qué no puedes simplemente asaltar el castillo


usando esas cosas? ―preguntó Lady Tina―. ¿No es para eso
que los conseguiste? Quiero decir, ¿para qué más es un
dragón?

Kevin le gruñó, con los dientes afilados y relucientes


cuando dije:

―Esas cosas tienen nombres. Y no podemos simplemente


asaltar el castillo de Lockes. No sin saber a qué nos
enfrentamos. No quiero arriesgarlos solo para descubrir que
estamos superados. No sé qué le ha pasado a Myrin desde que
él ... ―suspiré―. Desde que consumió la magia de Morgan. No
sé qué tan fuerte es. No puedo arriesgarlos así. No es justo para
ellos. Porque aunque pueden ser dragones, siguen siendo mis
amigos. La mayoría de ellos. De acuerdo, todos excepto uno,

209
pero solo porque es un gilipollas y piensa que es mejor que
todos, lo cual, para ser justos, es más viejo que la basura
literal, así que... ―Nadie parecía muy tranquilo. Tuve que
tratar de hacerlo mejor―. Mira, siempre se me ocurre un plan,
¿verdad? Y siempre están...

Gary tosió.

―Bien vale. Y por lo general son... ―Tiggy estornudó.

―Oh mis dioses. Y a veces son... ¿alguien más?


¿Ninguno? Genial. A veces son buenos y terminamos saliendo
bien. No veo por qué ahora debería ser diferente.

―Eso puede ser cierto ―dijo Justin―. Pero los riesgos son
mucho más altos de lo que nos hemos enfrentado antes. No se
trata que uno de nosotros sea capturado y los otros están en
el rescate. Esto es sobre la libertad de la gente de Verania. La
ciudad de Lockes se ha convertido en la prisión más grande del
país. Nuestra gente está atrapada.

―Lo sé pero…

―No ―dijo, entrecerrando los ojos―. No lo sabes. No has


estado aquí. No has visto lo que nosotros. El trato a los
ciudadanos que se supone que he protegido. ¿Crees que es un
poco duro aquí? Él ha esclavizado a nuestro pueblo. Esto es
más grande que cualquier cosa que hayas visto.

Un escalofrío me recorrió la espalda.

―Lo siento.

Ryan tomó mi mano cuando Justin negó con la cabeza.

―No quiero que te disculpes. Quiero que lo averigües.


¿Bueno?

Asentí y silenciosamente le prometí a mi mejor amigo


5eva que lo haría.

210
―Bien. ―Miró a los demás en la habitación―. Ahora,
tenemos dos cosas para centrarse en lo que tiene prioridad
sobre cualquier otra cosa: rescatar al Rey y encontrar el cuerno
de Gary.

―¿Por qué se enfocan el cuerno? ―preguntó Vadoma,


sonando descontenta―. ¿No deberían nuestras prioridades ser
dirigidas a otra parte?

―Sam.

―Sí, Gary.

―Tengo una gran aversión por tu abuela.

―Tomo nota. Apoyo su derecho a tener esos sentimientos


y estoy completamente de acuerdo con ellos.

―Tiggy también ―dijo Tiggy, mirando a Vadoma.

―Un unicornio es un ser de pura magia ―dijo mamá―.


Son incapaces de corrupción. ¿Correcto?

Terry resopló.

―Bueno, solíamos serlo.

―Terry ―lo regañó papá―. No seas malo. Y Gary, deja de


tener brillo por todas partes. ¿No están ambos en los setenta
ahora? Ya no son más niños. Es hora de que empiecen a actuar
como tal.

―Pero él comenzó... ―dijo Gary.

―Ridículo ―murmuró Terry―. Ryan debería venir a mi


lado y consolarme.

―El cuerno es el foco ―gruñó Justin―. Porque por lo que


entiendo, es un conducto para la magia de un unicornio.

211
―Lo es. ―Terry estuvo de acuerdo rígidamente―. Los seres
humanos son capaces de entrar en la luz o sucumbir a la
oscuridad. O incluso permanecer firmemente en las sombras.
Los unicornios solo conocen la pureza. Somos incapaces del
mal debido a la claridad de nuestras almas.

―Y necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir


―dijo Justin―. Terry ha aceptado...

―Tal vez cambie de opinión. No me convenciste.

―…ha accedido a unirse a nuestra causa. No solo porque


es lo correcto, porque esta es su casa también. Myrin y los
Oscuros nos afectan a todos, a los humanos y a las criaturas
mágicas por igual. Y aunque tenerlo aquí es un estímulo para
nuestra causa, tenerlo ayudándonos a encontrar el cuerno de
Gary es la razón por la que le pedí que viniera. ―Miró a Gary y
su rostro se suavizó un poco. Fue sorprendente verlo dirigiendo
tal expresión hacia Gary―. Sé que es un... tema difícil, y
obviamente traumático, pero cualquier información que
puedas dar sin duda ayudaría.

―Probablemente te vas a arrepentir de haber dicho eso


―le advertí a Justin, incluso cuando los ojos de Gary se
ensancharon.

Justin frunció el ceño.

―¿Por qué me arrepentiría...?

―¡Sam! ¡Tiggy! ¿Escuchaste eso?

Suspiré.

―Sí, Gary. He oído.

―¿Tenemos que hacerlo? ―preguntó Tiggy con tristeza.

―¿Qué está pasando? ―preguntó Vadoma.

212
―Justin le preguntó a Gary sobre su cuerno ―le dijo
mamá―. Hay una... actuación. Acerca de lo que pasó. Es muy
teatral.

―¡Sam! ¡Tiggy! Tomen sus lugares. ¡No me hagan pedirlo


otra vez!

―¿Qué estás haciendo? ―preguntó Ryan cuando comencé


a alejarme de él.

Me encogí de hombros.

―Es parte del Pacto de Amistad de Amor y Respeto Sam


/ Gary / Tiggy. Cada vez que alguien tiene las bolas para
preguntarle a Gary acerca de su cuerno directamente, tenemos
que realizar la historia.

La cara de Justin estaba en sus manos y su voz estaba


apagada cuando dijo:

―No sé por qué no puedo ver venir estas cosas.

―¿Recuerdas tus líneas? ―me susurró Gary cuando


llegué a pararme a su lado. Tiggy estaba hurgando con una
linterna, envolviendo un trozo de papel de pergamino que
había enganchado de la mesa alrededor para hacer un foco.

―¿Me acuerdo de mis líneas? ―me burlé.

―Es una pregunta justa. Por lo que sé, tus cejas niegan
tus habilidades de actuación, lo poco que hay. Eres un hijo del
bosque ahora. Tal vez no recuerdas cómo es la gente.

―Nos hiciste practicar esto durante cuatro semanas


seguidas con solo tres horas de sueño por noche en caso de
que este momento pasara. No podré olvidarlo, no importa
cuánto lo intente.

―No fue tan malo.

213
―Me amenazaste con matarme si no me despertaba
durante la tercera semana.

―Bueno, sí, estabas siendo perezoso.

―Creo que hay una diferencia entre desmayarse debido al


agotamiento y…

―Semántica ―dijo, moviendo su melena muy bien―. Todo


lo que importa es que mi historia finalmente será contada, y
este es mi momento de brillar. Si me arruinas esto, nunca te
lo perdonaré hasta mañana.

―Haré mi mejor esfuerzo ―le prometí.

―Bueno. Ahora pliega el pedazo de papel que está sobre


la mesa de allí con la forma de un cuerno y únelo a una cuerda
alrededor de mi cuello para que se asiente sobre mi cabeza.

―¿Dónde diablos se supone que tengo que conseguir un


pedazo de...?

Se volvió lentamente para mirarme.

Tragué y me moví lo más rápido posible.

―Todos ―gritó Gary mientras encontraba un trozo de


papel en blanco y comencé a doblarlo―. ¡Yoo-hoo, todos! Sí, eso
es correcto. Mírenme. Mírenme bien. Gracias. Ahora que tengo
su atención, me gustaría darle las gracias por asistir a la
presentación debut del Campamento HaveHeart de la trágica
historia que es mi vida. Pido que nadie hable durante la
producción a menos que sea para elogiarme profusamente o
para llorar ante la belleza que soy yo. Si deciden tirarme flores
al final, lo permitiré. Y, por favor, recuerden que mientras hay
otros involucrados en la historia, interpretados hábilmente por
Tiggy y algo menos hábil por Sam...

―¡Oye!

214
―….su enfoque debe estar en mí. Pero dada la seriedad
con la que me llevo, ¡dudo que tengas muchos problemas con
eso! ―Se rió con ganas. Nadie más lo hizo―. De todos modos,
mantengan su aplauso hasta el final, y firmaré autógrafos
durante cuatro minutos después. Si vienen a mí en el minuto
cinco, Tiggy los matará.

Tiggy sonrió.

―Matar tan duro.

―Ahora, cuando Sam termine la única tarea simple que


le di en la que parece estar fallando de manera espectacular,
comenzaremos la historia conocida como Requiem de Gary:
Una historia de desamor, redención y Ser fabuloso. Música y
letra de Gary. Playbook de Gary. Diseño de vestuario de Gary.

―Música y letra. ―Ryan le dijo a nadie en particular.

―¡Lo tengo! ―dije―. Un cuerno falso atado a una cuerda,


tal como lo pediste.

―Umm ―dijo Gary, inspeccionando mi trabajo―. ¿Y qué


cuerda es esta?

―Es el pelo de mi padre ―admití.

―Apoyo las artes ―dijo papá.

Gary se sonrojó pero trató de actuar como si no estuviera


afectado.

―Correcto. Me alegro que pudieras hacer la cantidad


mínima de trabajo requerida. Felicitaciones, Sam.

Puse los ojos en blanco mientras lo deslizaba sobre su


cabeza y le ataba el pelo debajo de la barbilla.

―¿Cómo me veo? ―susurró.

215
―Completamente estúpido ―le susurré de vuelta
mientras lo besaba en la mejilla―. Rómpete una pierna, idiota.

―Silencio, por favor ―dijo Kevin, sonando completamente


cautivado―. ¡Si pudiéramos tener silencio! Mi amado está listo
para comenzar. Si tienes un invocador de cristal, le pedimos
que lo apague para no interrumpir el espectáculo. Y por favor,
nada de hacer dibujos de la actuación. Al final, firmaremos
programas a la venta a un precio exorbitante que comprará
para financiar la colección de bufandas de Gary, porque su
crin es preciosa y debe ser protegida a toda costa.

Y luego Gary tomó el centro del escenario.

(Que era justo el medio de la tienda en la tierra, así.)

216
Capítulo 7:
Réquiem de Gary:
Una Historia de Angustia,
Redención y Ser Fabuloso

COMO SI hubiéramos practicado, Tiggy enfocó


directamente a Gary, que se quedó inmóvil, posando con el
pecho hinchado y la cabeza echada hacia atrás. Parecía uno
de los caballos que los chicos montaban en carruseles cuando
los carnavales llegaban a la ciudad de Lockes durante el
verano, aunque decirle eso probablemente resultaría en mi
muerte. Sin embargo, estaba magnífico, la luz lo atrapó de la
manera correcta, y por un momento me permití ver a uno de
mis mejores amigos en toda su gloria, antes de resignarme a
los chanchullos que seguirían.

―Esto es ridículo ―escuché murmurar a Lady Tina antes


que fuera silenciada por al menos un dragón y tres humanos.

Mientras esperaba en la esquina mi señal, levanté mi


mano a mi cara, el pulgar en una mejilla, cuatro dedos en la
otra. La acaricié hacia abajo, y una barba brotó debajo de mi
toque, creciendo larga y llena hasta que se acurrucó contra mi
pecho. No teníamos tiempo para los disfraces que Gary había
hecho (si no hubieran sido destruidos en la caída del Castillo
de Lockes), y quería darle todo lo que pudiera para

217
compensarlo. Sentí una punzada agridulce en mi pecho, al
escuchar a Morgan decir que dar forma a la magia era algo
frívolo, nada más que un truco de salón. Probablemente estaría
irritado que yo hiciera tal cosa, pero pensé que estaría
orgulloso de lo llena que se veía mi barba. Había sido tan
complejo como eso.

Y entonces comenzó el Requiem de Gary.

―Érase una vez ―recitó Tiggy obedientemente― donde allí


estaba el bello Gary. Era bonito, y Tiggy lo ama. Gary el mejor
unicornio. Todo el mundo pensaba así. Un día, Gary fue al
bosque a recoger flores porque a Gary le gustaban las flores.
También me gustan las flores. Y las papas. Y los mapaches.
―Su cara se arrugó―. Y las escobas.

―Tiggy ―siseó Gary, todavía posando, apenas moviendo


la boca―. Apégate a tus líneas.

―Hola, Gary.

―Hola, Tiggy.

―Está bien ―gruñó Tiggy―. Gary en el bosque.


Recogiendo flores. Estaba soleado. Muy agradable. A Tiggy le
gusta cuando Gary al sol. Él es cálido. Me hace sentir bien.

―Voy a aplastar tu cara cuando esto termine ―murmuré


en voz baja.

―¡Tra-la-la! ―dijo Gary en voz alta mientras comenzaba a


saltar, la bocina de papel se deslizó un poco―. Estoy aquí en el
bosque, solo, buscando flores. Es un día maravilloso, soy joven
y colgado y muy hermoso.

―Creo que el realismo de esto es mi parte favorita ―le


susurró Kevin a mi padre―. Se siente como si supiera lo
colgado que está.

―Ojalá no te hubiera oído decir eso ―le susurró papá.

218
―Ooh ―dijo Gary― ¡Mira! ¡Es una lila! Mi favorita. La
recogeré y me la llevaré de regreso a mi casa, donde finalmente
se colocará en mi melena y todos me dirán lo increíble que me
veo y... ―Dio un paso adelante tartamudeando.

Kevin y Tiggy se quedaron sin aliento. Terry puso los ojos


en blanco.

No me gustaba mucho Terry.

―¿Qué es esto? ―preguntó Gary con voz temblorosa―.


¿Por qué me siento tan débil? ¿Qué me ha pasado? No puedo
mover mis piernas o mi cuerpo. ¿Me has traicionado, lila?
¡Cómo te atreves! ―Sus pestañas se agitaron cuando parecía
que iba a desmayarse. Dio otro paso adelante y, justo antes de
caer, se congeló de nuevo.

―Pobre Gary. ―Tiggy el narrador continuó


monótonamente. ―No sabía que había sido envenenado.
Realmente, muy triste. La flor no era una flor bonita. Era una
trampa.

―Lo sabía ―susurró Kevin fervientemente. ―¡Sabía que


era una trampa!

―Sí ―dijo Tiggy―. Una trampa. Oh no. Gary en


problemas. Lo que Gary no sabe es que había un chico malo
siguiéndolo. En las sombras. Un villano.

¡Mi señal! ¡Qué glorioso!

―Muajajajaaa ―dije tan profundamente como pude,


todavía de pie fuera de la luz en la esquina de la tienda―. Mi
malvado plan del mal está funcionando.

Ryan sonaba como si se estuviera ahogando. Esperaba


que estuviera bien.

―Esto no es bueno para Gary ―dijo Tiggy―. Él no podía


moverse. Es súper triste.

219
―¡No puedo moverme! ―se lamentó Gary―. Soy un
unicornio, un ser de luz pura y sol y arco iris que los chicos
adoran a pesar que generalmente no me gustan porque son
pegajosos y estúpidos y no estaría triste si todos se fueran.
¡Pero oh no! ¡Esta situación en la que me he encontrado no es
ciertamente buena!

―No es buena en absoluto ―dijo Tiggy.

―O es lo mejor ―gruñí―. Porque soy un villano, y planeo


mostrarte mis formas de villano.

―Oooh, ―susurró Kevin―. Es uno de esos shows


sensuales.

―Bum ―cantó Tiggy―. Vago, vago bu-bum.

―Estoy realmente triiiiiste ―trinó Gary, retomando la


melodía.

―Y soy realmente maaaaloooo ―rechiné.

―¡Escuchen! ―gritó Gary―. ¡Quién anda ahí! ¡Y qué me


has hecho!

Salí de la esquina, caminando lentamente hacia Gary.

―¡Soy yo, un villano!

―Santa barba realista ―respiró Ryan.

―Oh, maldita sea, Ryan ―dijo Justin con el ceño


fruncido―. Contrólate.

―No es tan genial ―murmuró Terry―. Mi melena es más


larga y mucho más exuberante. Ryan, ¿quieres tocar mi
melena? Puedes, si quieres.

―¿Quién eres? ―preguntó Gary dramáticamente―. ¿Qué


quieres de mí? No puedes tener tu malvado camino conmigo.
Mi virtud está intacta. ¡Soy prístino y permaneceré como tal!

220
No me quitarás eso, aunque me hayas drogado para tratar de
hacerme dócil.

―¡No voy a tener mis caminos contigo! ―escupí,


acariciando mi barba, porque según Gary en sus notas de
producción, los villanos acariciaban sus barbas hasta el punto
que parecía que estaban tratando de arrancarse el vello facial.
Traté de programar una reunión con él para hablar sobre la
dirección en la que iba la obra, pero su secretaria (Tiggy) había
dicho que Gary no estaba disponible en el futuro inmediato.
Pensé que estaba mintiendo―. Aunque ese culo no se rinda.

―¿Este culo? ―preguntó Gary, moviendo un poco su


trasero.

―¡Ese culo! ―estuve de acuerdo, solo porque estaba en el


guión. Tiré de mi barba un poco más, tratando de vender mis
formas de villano.

―¡Es bueno! ―dijo Gary―. Gracias por notarlo. Hago


muchas sentadillas.

―Gary las hacia todas las mañanas ―narró Tiggy―. A


todos les gustaba ese culo.

―Pero si no quieres un pedazo de todo esto, entonces,


¿qué estás buscando? ―preguntó Gary, golpeando sus
pestañas hacia mí.

―¡Algo mucho más siniestro! ―le dije, frunciéndole el ceño


y acariciando mi barba con furia―. He venido... ¡por tu cuerno!

Kevin gimió. Curiosamente, también lo hizo Ryan.

―¡Oh no! ―dijo Tiggy―. Esto es terrible. Gary solo en el


bosque y envenenado.

―¡Oh no! ―dijo Gary―. Esto es terrible. Estoy solo en el


bosque, y me han envenenado. ¿Qué me va a pasar? A mí,
Gary...

221
―¡Era la flor! ―dije salvajemente―. ¡Eso es lo que te
envenenó!

―Sam ―siseó Gary―. ¡Entraste demasiado pronto! No he


terminado con mi monólogo interno todavía.

Me estremecí.

―Lo siento. Estoy feliz de estar aquí. Me emociono


fácilmente.

―¡Ni mierda! No dejes que vuelva a suceder. Te despediré


y le daré tu trabajo a tu suplente, así que ayúdame, dioses.
¿Nos entendemos?

―Sí.

―Bueno. Ejem. Tiggy, línea, por favor.

Tiggy frunció el ceño.

―¡Tiggy! Línea.

―Lo que sea que pase...

―Sí. ¿Qué me va a pasar? Porque yo, Gary, la reina del


bosque, he sido capturado por un villano que por alguna razón
no quiere golpear este culo, pero tiene otros propósitos
nefastos en mente para mí. No sabe con quién juega, y si yo no
estuviera tan mareado, le estaría apuñalando en los ojos ahora
mismo, porque el hijo de puta no se va a librar de esto. ¿Quién
se cree que es?

―Bum ―cantó Tiggy―. Bum, bum bu-buuuummmm.

―¡Yo... soy... Gary! Yo hago al mundo feliz. La gente


piensa que soy aterrador, mejor que las perras sean
cautelosassssssss.

222
―¿Sabías sobre esto? ―le preguntó Justin a Ryan,
sonando extraordinariamente acusador―. ¿Sabías que habría
canciones?

―Esa barba, sin embargo ―dijo Ryan, sonando


estupefacto.

―¡Era la flor! ―dije de nuevo―. Eso es lo que te envenenó.

―¡Era la flor! ―dijo Tiggy―. Maldición.

―¿La flor? ―preguntó Gary, indignado―. ¿Cómo supiste


que estaría buscando flores?

Merodeé a su alrededor.

―Te he estado siguiendo durante días, mi dulce. Vi todos


tus movimientos como un gilipollas espeluznante que no
conoce el significado de los límites personales. He estado
planeando este momento durante al menos seis horas, y ahora
que te tengo en mis garras, te quitaré lo que será mío.

―¿Mi cuerno? ―susurró Gary con los ojos muy abiertos.

―Tu cuerno. Porque todos saben que el cuerno de un


unicornio es uno de los objetos mágicos más poderosos que
han existido. El que tenga tal cosa en su poder será capaz de
muchas cosas malvadas, como el caos y los escándalos.

―¡Caos y escándalos! ―dijo Tiggy―. Dos cosas que son


malas.

―Caos y escándalos ―exclamó Gary―. ¡Oh, corazón! Bate


lentamente en mi pecho. ¿No hay nadie superior que pueda
salvarme?

―Nadie más allá ―dijo Tiggy con tristeza―. Gary


completamente solo.

223
―No hay nadie que pueda salvarte ―dije, con una sonrisa
terrible en mi cara―. Pronto, no podrás moverte, y te cortaré el
cuerno de la cabeza.

Mamá y papá se veían perturbados. Incluso Terry parecía


afectado.

―¿Por qué? ―preguntó Gary, con los ojos brillando con


lágrimas mientras se tiraba al suelo―. ¿Por qué le harías tal
cosa a un ser tan magnífico como yo?

―Es realmente bastante simple ―dije, de pie encima de


él―. Porque puedo.

Y alcancé su cuerno.

El de papel.

Había caído y descansaba sobre su mejilla. El teatro


comunitario era duro.

―Haz lo de la cinta ―susurró Gary mientras agarraba el


cuerno de papel.

―¿No crees que es un poco gráfico?

―Wow, vaya manera de cuestionar a la estrella. Sólo


jodidamente hazlo.

Puse los ojos en blanco pero obedecí. Tan pronto como


comencé a sacar lentamente el cuerno de su cabeza, reuní un
poco de magia y disparé cintas de seda rojas de mis mangas,
simulando sangre por razones que no entendía. El cuerno de
un unicornio estaba hecho de hueso, y no debería haber
sangrado profusamente, pero no quería que mi suplente
obtuviera mi trabajo, a pesar que en realidad no tenía un
suplente.

―Ungh ―dijo Ryan, con los ojos vidriosos.

224
―Oh, dioses míos ―gimió Justin.

―Bleh ―dijo Gary, como si se estuviera muriendo―. Ack.


Argh. Blech Urgh. Bleh.

―No ―susurró Kevin―. No, no, no. No puedo ver esto. Es


demasiado terrible. ―Cerró los ojos con fuerza.

―Muajajajjajaja ―dije mientras cortaba el cabello que


sostenía el papel doblado en su lugar. Sostuve el cuerno por
encima de mi cabeza, las cintas todavía salían de mis mangas.
Probablemente estaba exagerando, pero se veía muy bien, y
Ryan parecía como si quisiera que me follara su cara en ese
momento, así que era un ganar / ganar―. He tomado el cuerno
de unicornio. Su poder será mío.

Y luego me desvanecí de nuevo en la esquina de la tienda.

Tiggy volvió a centrar la atención en la figura caída de


Gary. Estaba tendido en el suelo, con la lengua saliendo de su
boca, los ojos cerrados.

―¡Mi amor! ―dijo Kevin―. Debes levantarte. ¡Levántate!


¡Levántate muy lejos en el futuro, podemos vernos y puedo ir
a tu panadería y comerme el infierno real de tus croissants!

Gary abrió un solo ojo y miró a Kevin.

―¿Te callarías? Estoy actuando.

―Oh. Correcto. Lo siento.

Cerró su ojo otra vez, la lengua cayendo de su boca.

―Esto fue triste ―dijo Tiggy―. El bosque lloró. La tierra


lloró .

Y a pesar que todo esto era una tontería, a pesar que


estábamos sumidos en la ridiculez de todo esto, no pude evitar
sentir mis ojos arder un poco. Porque a pesar de lo demasiado

225
dramáticos que estábamos siendo, esto no estaba muy lejos de
la verdad. Un día, Gary había sido envenenado e incapaz de
moverse, un hombre parado sobre él, cortando el hueso en su
cabeza, quitándole parte de su identidad. Y había estado solo.
Esto fue antes de mí. Antes de Tiggy. Había estado en el bosque
sin nadie que lo ayudara, y había sido atacado. Él no merecía
tal cosa. Ninguna criatura mágica lo hacía. A pesar que trató
de reírse, trató de poner esta obra como una forma de
sobrellevarla, sabía cómo le había afectado. Fue despojado de
su autonomía y luego asaltado. Le había llevado mucho tiempo
decirme lo que había sucedido, y cuando lo hizo, no había
podido mirarme a los ojos. Tiggy y yo lo retuvimos durante
mucho tiempo después de eso, hasta que nos dijo que a la
mierda, que era un unicornio independiente que no necesitaba
ser mimado.

Mi mamá estaba llorando, el brazo de papá envuelto


alrededor de sus hombros. Los ojos de Terry eran grandes y
sospechosamente brillantes.

De hecho, las únicas personas en la habitación que no


parecían afectadas en absoluto eran Lady Tina y Vadoma. La
primera parecía aburrida y la última molesta. Si esta no
hubiera sido la actuación de Gary, con mucho gusto les habría
abofeteado a ambas.

―Todo fue triste ―continuó Tiggy―. Porque el pobre Gary


no tiene cuerno.

Los ojos de Gary se abrieron de golpe.

―Oh no ―susurró―. ¿Qué me ha pasado? Alguien me ha


robado mi identidad.

―¿Por queeeeeé? ―se lamentó Kevin―. Oh dioses, por


queeeeeé.

226
―Yo... he perdido mi cuerno. Ahora desearía no haber
nacido... ―Tomó una gran bocanada de aire.

―Tiggy triste ahora ―dijo Tiggy, grandes lágrimas corrían


por su rostro―. Tiggy tan triste.

Gary comenzó a levantarse, todavía cantando.

―Estoy hirviendo con una ira trascendental. ―Se


incorporó sobre sus piernas delanteras, apoyadas en el suelo―.
Mi corazón ha sido encerrado en una jaula irrompible.

Quería correr y abrazarlo, pero no podía, porque ya había


salido del escenario, y él me mataría si interrumpía sus
momentos finales.

Gary estaba de pie sobre sus piernas temblorosas.

―¿Quién se supone que soy? ¿Cuándo ya no puedo ser el


yo que veo?

―Está bien ―dijo Kevin, las lágrimas corrían por su


hocico―. Creo que podemos estar de acuerdo en que la línea
fue redactada torpemente. Sigue siendo efectivo.

―Mi cuerno ―cantó Gary― oh, ¿por qué me han


abandonado? Mi mundo, cómo ha sido sacudido. ¡Y ahora!
¿Cómo voy a seguir? Cuando todo lo que conocía ahora se ha
ido?

Y luego se fue a arrasar con el último verso.

―Estoy lleno de tan terrible remordimiento. ¿Ahora no soy


mejor que un simple... caballo?

Tiggy cubrió completamente la linterna. La tienda cayó en


la oscuridad.

Luego Tiggy sacó el pergamino completamente de la


linterna, iluminando la tienda, y Gary hizo una reverencia.

227
―¡Bravo! ―gritó Kevin―. ¡Bravo! ¡Ha nacido una estrella!
Estamos presenciando el comienzo de una leyenda.

Mamá y papá aplaudieron. Después de un momento,


Justin se unió, y nunca había visto un aplauso tan de mala
gana. Era un espectáculo digno de contemplar.

Fui hacía Tiggy y le di un golpecito en el brazo. Me miró y


sonrió, algo frágil.

Levanté la mano y aplasté su rostro.

―Te amo, amigo. Me gustas mucho. Ni siquiera lo sabes.

Se agachó y me dio un abrazo de un solo brazo.

―Tiggy lo sabe. ―Puso su cara en mi cabello y respiró


profundamente―. No nos dejes de nuevo. ¿Bien?

―Bien.

Me abrazó con más fuerza.

Sentí una mano en mi hombro y me giré, esperando que


fuera Ryan quien quisiera hacer cosas sexys a todo mi cuerpo,
pero resultó ser Justin.

―Sé lo que vas a decir ―le dije antes que él pudiera


hablar―. Estábamos un poco oxidados, pero aún era increíble.
Gracias por eso. Es realmente maravilloso de tu parte decirlo.

―No iba a decir eso, Sam.

―Tonto.

Extendió la mano y tiró de mi barba.

―¿Esto es real? ¿Cómo?

Aparté su mano de mí, porque realmente me dolió.

―Conformar la magia. Puedo modificar mi aspecto.

228
―¿Como un disfraz?

―Sí.

―¿Esto es nuevo? ¿Por qué eres un mago?

―Nah. Podía hacerlo antes.

Me frunció el ceño.

―Entonces, ¿por qué demonios no lo has hecho? ¡Siempre


llevabas barbas falsas!

Me encogí de hombros y desvié mi mirada.

―Uh. Morgan, él... bueno. Él lo llamó magia frívola. A él


no le gustaba cuando hacía cosas así. Dijo que era una pérdida
de tiempo.

Justin suspiró.

―No, está bien. Mira. Tal vez ese fue el caso entonces. Y
tal vez podría haber tenido razón. Los dioses solo saben en qué
tipo de problemas te habrías metido si él te hubiera permitido
hacer lo que quisieras cuando eras más joven.

―Tantas narices se habrían convertido en pollas ―estuve


de acuerdo.

―Correcto. Porque eras un adolescente siempre caliente y


codiciando a mi novio.

―En secreto. ¡Y mira cómo resultó todo! Vale la pena ser


espeluznante a veces, supongo. ¿Quién lo habría pensado?

Él puso los ojos en blanco.

―¿Hasta dónde puedes ir con esto?

―¿Qué? ¿Las modificaciones?

Él asintió, mirándome con curiosidad.

229
―Bastante lejos ―dije lentamente, sin saber a dónde iba―.
Color de los ojos. Vello facial. Panza cervecera. Pero
reconfigurar a alguien puede doler. No es solo la magia. Estás
cambiando la forma en que se ven.

―Pero será suficiente ―murmuró, levantando la mano


para tirar de la barba de nuevo―. Podemos….

―Sam―, dijo Gary, empujando a un Justin chillón fuera


del camino― tengo notas sobre tu actuación.

―Oh chico.

―Sí. Cielos. Tu entrega fue de madera. Tu voz era áspera


en los números musicales. Interrumpiste mi soliloquio. Quiero
decir, ¿acaso entiendes el fino arte de la actuación? Sé que
ahora eres una persona del bosque, pero mi opinión. ¿Qué es
lo que te pasa?

―¡Hice lo mejor que pude!

―¡Un anciano sin brazos, piernas y laringe hubiera sido


más creíble que tú!

―Bueno, tal vez si me hubieras avisado con antelación,


habría podido prepararme mejor.

―Literalmente acabamos de volver al campamento


HaveHeart ―me dijo con brusquedad.

Fruncí el ceño.

―¿En serio? ¿Sigue siendo el mismo día? Huh. Wow. Han


pasado tantas cosas que parece que ha pasado una semana.
―Me quedé sin aliento―. ¡Eso significa que mis cejas aún no
han sido arrancadas! ¿Cómo te atreves a dejarme actuar así?
Espera. Cierto. Formando magia. ―Hice un gesto con la mano
delante de mi cara y tomé unos cuantos―. ¡Ow! ¡Ow! Mierda,
las mujeres que hacen esto regularmente son los verdaderos
héroes, qué demonios. Vale. ¿Mejor?

230
―Hmmm ―dijo Gary, inclinándose cerca e
inspeccionando cada ceja individualmente―. Si te gusta estar
siempre sorprendida, entonces sí. Eso está mejor. Parece que
acabas de entrar en una fiesta que no sabías que te estaban
preparando.

Le aparté la cara.

Justin aún me miraba fijamente.

―¿Qué? ―hablé bruscamente.

―Planeando ―dijo misteriosamente.

―Eso no suena bien.

―¿Para ti? Probablemente no.

―Genial ―suspiré.

―Necesito hablar con Sam ―dijo Ryan bruscamente,


viniendo a pararse a mi lado.

Me agarró el codo como si estuviera a punto de alejarme.


Conocía esa mirada en su cara, y sonreí porque estaba a punto
de ser lamido.

―Absolutamente no ― dijo Justin, tirando de mí hacia la


mesa―. Sé lo que vas a hacer. Guarda tu maldita polla. Lo
necesito.

―Ooh ―dije, moviendo mis sorprendidas cejas hacia


Ryan―. Parece que el Príncipe quiere pelear contigo por mí.

Ryan empezó a sacar su espada.

Justin lo miró y puso los ojos en blanco.

―Ya basta, Comandante Caballero. Puedes confiar en mí


cuando digo que puedo hacerlo mucho, mucho mejor que Sam.

231
―Eso fue cruel ―le dije―. Pero no puedo esperar a que
encuentres el amor para ver quién es mejor que yo. Ese tipo
debe ser tan jodidamente genial. ―Fruncí el ceño cuando se me
ocurrió algo―. Pero sólo porque lo encuentres no significa que
ya no puedas ser mi mejor amigo 5eva. Eso es de por vida. Lo
prometiste.

―No te prometí nada. Me obligaste a hacerlo.

―Es lo mismo.

Los demás nos siguieron y se pararon alrededor de la


mesa de nuevo. Justin sacó el mapa del Castillo de Lockes, y
luego otro, que mostraba la ciudad de Lockes. Tina estaba de
pie a su lado, mirándolos, con los ojos saltando de uno a otro.

―Lo primero es lo primero ―dijo Justin―. Gary, lo siento.

Todos miramos hacia arriba, sorprendidos. Bien. Todos


los demás parecían sorprendidos. Si había que creer a Gary,
yo seguía allí.

―Um ―dijo Gary, nervioso―. ¿Gracias?

―¿Y por qué nos disculpamos?

Justin suspiró.

―Por tanto tiempo como te conozco, no has tenido tu


cuerno. Y para ser honesto, antes de todo esto con Myrin,
nunca lo pensé mucho. Siempre fuiste el compinche de Sam
que...

―Fue incorrecto decir eso ―murmuré.

―Patada lateral ―dijo Gary, entrecerrando los ojos. El aire


a su alrededor comenzó a brillar― .¿A quién llamas compinche,
pequeño pedazo de...?

232
―El hecho es ―dijo Justin suavemente― que no tomé en
consideración lo que pasaste. No puedo imaginar el dolor que
debes haber sentido. Y eso estuvo mal de mi parte. Lo siento y
te pido que un día consideres perdonarme.

El brillo desapareció cuando Gary se sonrojó, mirando


hacia la mesa y riendo.

―Oh . Como si alguna vez pudiera estar enojado contigo.

Miré entre los dos.

―¿Qué está pasando ahora mismo?

―No parezcas tan sorprendido ―dijo Gary como un


gilipollas―. Sólo porque el príncipe de Verania quiera estar a
mi altura no significa que tengas que estar celoso. Ya tienes
los restos de Justin. ¿Qué más podrías necesitar?

―¿Restos? ―exclamó Ryan.

―Whoa ―dijo Justin, pareciendo alarmado―. Eso no es…

―¿Intentas conseguir algo de maíz? ―preguntó Kevin,


sacando la lengua peligrosamente―. Debes tener pelotas
grandes y peludas tratando de hacer eso frente a su esposo.

―Ex marido en una reconciliación de prueba ―le recordó


Gary―. En lo que a mí respecta, si llegara un mejor trato, no
diría que no. ―Se volvió hacia Justin―. Y parece que uno acaba
de hacerlo. Dime, Justin, ¿cuán rico eres? No es que importe,
por supuesto. Excepto por lo mucho que me importa.

―No tengo nada ―le recordó Justin―. Porque todo está en


el castillo. ¿Recuerdas la fuga, la huida y el escondite?

―Correeecto ―dijo Gary―. Bien entonces. Justin, lamento


decir que no vamos a resolver el problema. Te pido que respetes
mi decisión. Kevin. ¡Buenas noticias, te estoy considerando
otra vez!

233
―¡Oh, día feliz! ¡Chúpate esa, Justin!

―¿Sabes qué? ―dijo Justin―. Ni siquiera importa. El


punto que intentaba señalar es que nadie debería tener que
sufrir como tú lo hiciste.

―Eso es muy amable de tu parte, Príncipe ―dijo Terry.


Que lameculos―. Si solo otros sintieran lo mismo. Hay gente
por ahí que no le importa. Intentan tomar lo que no les
pertenece porque se enloquecen con el poder.

―No confié en los humanos ―dijo Kevin en voz baja―. No


después de lo que me habían hecho. Tratando de tomar mis
corazones o mi sangre por mi magia.

―La gente como Ruv ―dije con amargura.

Todos se volvieron a mirarme. La expresión de Vadoma


estaba preocupada.

―¿Qué pasa con él? ―preguntó mamá.

Miré hacia abajo, a la mesa, al mapa de la casa que nos


habían quitado.

―Ese día... Mierda. ―Me froté la cara con una mano―. Ese
día. En la casa de Lockes. Con Caleb. Y Ruv. Y Myrin. ―Miré a
lady Tina, cuyos ojos estaban muy abiertos y temerosos―.
Nunca dije nada porque había otras cosas más importantes en
marcha. ―Como la muerte de mi mentor, pero no dije eso en
voz alta―. Pero así es como estaba atrapado. Por qué no pude
defenderme. Ruv había robado la sangre de dragón de Zero.
Había... símbolos. En un círculo, escrito con la sangre de Zero.
En el momento en que entré, me quedé atascado. Ruv había
tomado algo de Zero y lo había usado como un arma contra mí.
No pude evitar que Ruv... cuando él y Myrin...

La mano de Ryan estaba en mi hombro, apretándola con


fuerza, haciéndome asentar de una manera que había echado

234
de menos. Se sentía diferente a lo que había hecho antes, pero
eso tenía sentido. No era la misma persona.

―Y sé que me estás pidiendo que confíe en todos ustedes,


y lo hago, pero lo que sucedió ese día, lo que me fue arrebatado,
eso es... No voy a confiar en ella. Ella puede estar a tu lado,
pero nunca la dejaré que me cubra la espalda en caso que sea
donde decida clavar el cuchillo.

La cara de lady Tina se endureció.

―No sé de qué otra manera puedo...

Justin levantó la mano, y ella se quedó en silencio.


Parecía frustrada y un poco asustada, pero parecía escuchar
al Príncipe.

―Entiendo lo que dices, Sam ―dijo―. Realmente lo hago.


Y te prometo que escucharé tus inquietudes. Siempre. Pero
necesito a todos aquí para lo que viene. ¿Bien? Te pedí que
confiaras en mí, y lo dije en serio. Nunca haría nada para poner
en peligro a aquellos que amas.

Casi le creí. Debió aparecer en mi cara, porque él suspiró


y sacudió la cabeza.

―Volveremos a eso. Pero primero, Gary. ¿Quién fue el que


te robó el cuerno?

Gary se sobresaltó un poco.

―Oh. Keith.

―Keith ―repitió Justin.

―Keith.

―Y este... Keith. ¿Dónde está él ahora?

―Muerto.

235
Justin lo miró de reojo.

―¿Accidental?

Gary sonrió.

―Sí. Fue accidentalmente pisoteado hasta la muerte.


Bastante trágico.

―Pisoteado.

―Oh, sí. Ese... equipo... de caballos salió de la nada.

―¿Y por casualidad sabes cómo?

Gary se encogió de hombros.

―¿Ya sabes? No lo recuerdo bien.

―Tan sediento de sangre ―susurré.

―Correcto ―dijo Justin lentamente―. ¿Y tu cuerno? Lo


robaron o lo vendió, o...

―Entonces, ¿cuál fue el punto de toda la producción que


hiciste? ―preguntó Vadoma.

―Perra, lo hice porque quería ―le dijo Gary


bruscamente―. Dioses.

―Sí, perra ―dijo Tiggy―. Eres una exagerada.

A Vadoma no le gustó eso.

―¿Y esa es la única pista que tuviste? ―preguntó Justin,


sonando agraviado.

―Hemos estado buscando durante años ―le dije―. Cada


pedacito de información que teníamos se verificaba y se volvía
a verificar, pero cada vez que pensábamos que estábamos
cerca, resultaba ser sólo otro callejón sin salida. Y a menos que

236
algo haya sucedido mientras estaba fuera, ese sigue siendo el
caso.

Gary negó con la cabeza.

― Nada. No ha habido tiempo para mirar en ningún otro


lado. ―Él sollozó―. Y le preguntamos a mis padres, pero
estaban demasiado ocupados follando con extraños para que
les importara un bledo...

―Eso no es cierto ―dijo Terry―. Gary, ellos... ―suspiró―.


¿Por qué crees que se unieron a la gira de los swingers justo
después que les dijeras?

―¿Por qué no querían pensar en mi dolor y en su lugar


querían centrarse en la inserción de objetos?

―No, idiota. Se unieron porque pensaron que era la mejor


manera de viajar y buscar tu cuerno.

Gary lo miró boquiabierto.

―¿Mamá y papá fueron a buscar mi cuerno con el


pretexto de tener sexo de intercambio de pareja?

Terry asintió.

―Ellos usaron el recorrido para localizar pistas.


Especialmente porque estarían tratando con... criaturas
menos reputadas.

―Pero, pero nunca me lo dijeron.

―Ellos no querían despertar tus esperanzas en caso de


que nada saliera de eso.

―Eso es verdadero amor ―dijo papá―. No sé si haríamos


lo mismo por Sam si perdiera su cuerno.

Lo fulminé con la mirada.

237
―Soy tu hijo. Oh, cierto. No tengo cuerno. Aún así.

―Grosero.

Gary suspiró.

―Por lo que sabemos, ya no está en Verania...

―Lo está ―dijo Terry en voz baja.

Todos nos volvimos lentamente para mirarlo.

―¿Qué? ―preguntó Kevin.

Terry movió sus piernas delanteras con nerviosismo.

―Todavía está en Verania. O al menos lo estaba.

―¿Y cómo sabes eso? ―preguntó Gary, dando un paso


hacia su hermano. Su cola se movía de la misma manera que
lo hacía cuando las zorras estaban a punto de ser apuñaladas.

―Porque hace seis meses, me lo dieron.

―Giro ―dijo Tiggy―. Oooh.

―¿Qué? ―gritó Gary―. ¿Y no pensaste decirme? Terry, te


lo juro por los dioses, si no me das mi cuerno en este maldito
segundo, voy a terminar contigo aquí y ahora.

Terry retrocedió un paso, resoplando ansiosamente, sus


fosas nasales se ensancharon. Las chispas que salieron fueron
varas de oro y oliva.

―Ya no lo tengo. Y no podía dártelo sin más. Me dijeron


que no lo hiciera. Lo mantuve a salvo hasta que regresó. hace
un mes para recuperarlo. Le dije que no era justo que no lo
tuvieras, porque a pesar de lo que pienses de mí, no soy tan
idiota. Quiero decir, cielos, Gary. Tú eres mi hermano. Puede
que no siempre nos llevemos bien, pero no quiero que te

238
lastimes. Ni siquiera puedo imaginarme lo que es no tener tu
cuerno.

―¡Voy a hacerte daño, maldito montón de pollas! ―gritó


Gary―. Tiggy, ¡detenme!

Tiggy lo agarró por los hombros. Inmediatamente, Gary


comenzó a luchar, soltando un gruñido y gruñendo a su
hermano, el brillo que se desprendía de él tan grueso como lo
había visto nunca. Esperaba que Tiggy no lo dejara ir, porque
Gary tenía sus ojos asesinos, y eso nunca terminó bien.

Y aunque pensé que tenía un buen punto y merecía darle


una patada en el culo a su hermano, estaba atrapado en el
pequeño detalle que no tenía sentido.

―¿Quién? ―le pregunté a Terry, y la habitación se calló


de inmediato.

―¿Qué? ―preguntó Terry, mirando a Gary con cautela.

―Dijiste que te lo dio. Te dijo que lo mantuvieras a salvo.


Te dijo que no podías devolvérselo a Gary. Él lo tomó de ti.
¿Quién es él?

―Correcto. Bien. Nunca lo había visto antes, fíjate, pero


había oído hablar de él. Quiero decir, ¿quién no? Vives en
Verania, sabes quién es. Su nombre es solo una de esas cosas
que toda la gente sabe. Admito que esperaba que él fuera... No
lo sé. ¿Más alto? Ciertamente con menos cejas. Le ofrecí un
lugar para pasar la noche porque parecía que estaba listo para
caer, pero se negó. Se veía aún peor cuando regresó el mes
pasado, pero se había ido antes que yo pudiera preguntarle
algo sobre él. ―Terry frunció el ceño―. No es que le cuestionara.
No soy un idiota, después de todo.

―Maldita sea ―le espeté―. Deja de ser vago y solo dinos


quién es. Cejas. Dijiste cejas. ―Apreté mis manos en puños a

239
mis costados mientras tomaba un aliento estremecedor―.
¿Terry, fue Randall?

Eso atrajo la atención de todos.

―Sí ―dijo Terry, mirando un poco apagado―. El mago


principal Randall vino a mí con el cuerno de mi hermano y me
pidió que lo mantuviera a salvo. Y luego vino y se lo llevó de
nuevo. Él es el que me dijo que guardara silencio al respecto.
Si vas a estar enojado con alguien, enójate con él.

―Gracias a los dioses ―respiró Justin. Puso las manos


sobre la mesa, con las palmas hacia abajo, y agachó la cabeza.

―¿Randall tiene mi cuerno? ―exigió Gary, comenzando a


ponerse nervioso de nuevo―. ¿Qué demonios está haciendo con
él? ¿Por qué no solo lo traería? Será mejor que no esté
planeando usarlo en algún tipo de hechizo. No me importa
quién es. Si se niega a devolverlo, le arrancaré el estómago y
luego lo meteré en su maldita garganta.

Ni siquiera podía tomarme el tiempo para sorprenderme


por su salvajismo innecesario. Demasiados pensamientos se
arremolinaban en mi cabeza, sobre todo que Randall estaba
vivo, que lo habían visto. Me importaba, sí, que él tuviera el
cuerno de mi amigo, y estaba irritado porque estaba siendo tan
jodidamente secreto, pero estaba vivo. No había sido
encarcelado o, peor aún, consumido por Myrin. Después de
haber aparecido en esa casa después de la muerte de Morgan,
pasaron solo unos segundos antes que desapareciera con
Myrin. Esa había sido la última vez que lo había visto. Al
parecer, había estado ocupado.

―¿Sam? ―preguntó Ryan, y todos volvieron su atención


hacia mí―. ¿Estás bien?

240
―Sí ―dije con voz ronca. Tosí, sacudiendo la cabeza―. Sí.
Yo solo es bueno ¿Ya sabes? Quiero decir, es... es bueno. Eso
es todo.

―¿Qué crees que podría estar haciendo? ―Justin me


preguntó―. Lo conocías mejor que ninguno de nosotros.

―No lo sé ―admití―. Pero Randall no hace algo sin tener


una razón. Nunca. ―Miré a Gary―. Y aunque sea un gilipollas,
nunca haría algo para lastimarte intencionalmente. Él no es
así. Si él tiene tu cuerno, es parte de un plan que aún no
conocemos. No lo usaría para un hechizo. No es de él. Es tuyo.
Él lo sabe.

―Todavía voy a pisotear su viejo trasero ―murmuró


Gary―. Ocultando mi cuerno y mi mierda. Gary va a traer el
dolor, marca mis palabras. ―Se inclinó contra Kevin mientras
el dragón le susurraba algo al oído. Gary asintió con fuerza
antes de suspirar, sus hombros cayendo.

―Entonces, qué ―dijo Ryan―. Nosotros solo...


¿esperamos? ¿Hasta que Randall decida dejarnos entrar en lo
que esté planeando?

―Eso parece ―dije―. Intenté convocarlo en su cristal la


última noche antes de irme, pero no tengo nada. Puedo
intentarlo más tarde, pero creo que se ha ido a la
clandestinidad.

―¿Qué pasa con los dragones? ―preguntó Justin―. El


Gran Blanco. ¿Podría encontrar a Randall?

Negué con la cabeza.

―No si no quiere ser encontrado. Y realmente dudo que


Randall quiera ser encontrado por nadie, y mucho menos por
el Gran Blanco. Solo tenemos que esperar que se revele pronto.
No nos queda mucho tiempo, independientemente de lo que
esté planeando

241
Justin parecía resignado a eso, pero pensé que esperaba
la respuesta.

―Bueno. Vamos a posponer eso por ahora. Gary, lo


siento, pero debemos tener fe en que Randall sabe lo que está
haciendo. ―Tragó saliva y miró el mapa del Castillo de
Lockes―. Ahora tenemos que hablar de mi padre.

Me preguntaba por el precio que el año pasado le había


costado a Justin. Había crecido sabiendo que algún día sería
rey. Se había entrenado para ello, había hecho todo lo que se
le pedía: las lecciones, la capacitación, la diplomacia. Y donde
antes había estado frío y rígido, ahora lo era menos, y sabía
que un día sería un gran rey al que me sentiría honrado de
servir, y no solo porque era mi mejor amigo 5eva.

Pero ninguno había esperado que él tuviera que actuar en


lugar de su padre tan pronto. El Rey todavía tenía unos sesenta
años, y aunque había estado de luto como el resto de nosotros
la última vez que lo había visto, había estado sano y fuerte.
Estaba destinado a gobernar durante los próximos años, y
Justin iba a pasar ese tiempo aprendiendo todo lo que podía.
Y aunque yo estaría aconsejando a Justin cuando tomara el
trono, todas las decisiones vendrían de él. El peso de Verania
estaría sobre sus hombros.

Como era ahora.

Como lo había sido desde que su padre había sido hecho


prisionero. Y no había estado aquí para ayudar.

―¿Por qué el rey sigue vivo? ―preguntó Kevin.

Me estremecí ante eso. Era una pregunta justa, pero aún


así no fue muy amable.

Lady Tina me sorprendió cuando fue la que respondió.

242
―Es una manera de mantener a los veranianos en línea.
Mientras el Rey siga vivo y razonablemente bien, Myrin puede
amenazar a las personas con dañar a su Rey.

―Matarlo habría provocado una revolución ―dijo Justin


en voz baja―. Hubiera habido una guerra total. Muchas
personas habrían muerto. Al mantenerlo vivo, Myrin puede
jugar con sus miedos. Por lo que saben, su Rey está siendo
torturado diariamente.

―¿Y él no lo es? ―pregunté, aunque no quería.

Justin sacudió la cabeza.

―Por lo que nos dicen nuestros espías, se ha mantenido


razonablemente bien en las mazmorras. Myrin no ha ido a verlo
en meses.

―¿Tienes gente en el interior? ¿Cómo?

Justin me miró.

―¿Esperabas que nos sentáramos a esperarte?

Ay. Me lo merecía.

―No ―dije uniformemente―. No lo hice.

Parecía apenado.

―No quise decirlo como...

―Lo hiciste. Y eso está bien. No te culpo Si acaso, deberías


echarme la culpa. Debería haber… no lo sé. Hecho algo
diferente.

Ryan se puso rígido un poco a mi lado pero no habló.

―Hiciste lo que tenías que hacer ―dijo Justin―. Y aunque


no me gusta cómo lo hiciste, tuviste tus razones, lo cual estoy
seguro que sabré más adelante. Pero ahora no tenemos tiempo

243
para eso. ―Respiró hondo y dejó escapar el aire lentamente―.
Porque vamos a infiltrarnos en el Castillo de Lockes y rescatar
a mi padre.

Di un paso adelante, la magia comenzó a zumbar en mi


sangre.

―¿Tienes un plan?

Él asintió hacia Lady Tina.

―Ella lo tiene. Y vas a estar trabajando con ella en eso. Te


necesitamos ahora, Sam, más que nunca. Ahora que ha
regresado, es hora que recuperemos a Verania.

Malditos sean los dioses.

244
Capítulo 8:
Los Magos Oscuros Pueden
Besarnos El Trasero

―Y otra cosa, ¿de dónde saca ella ser la mejor amiga de


Justin? ―Me enfurecí―. No es su mejor amiga 5eva. Él es mi
mejor amigo 5eva, y ella está celosa porque a Justin le gusta
cuando le doy abrazos y trenzo su cabello. Tenemos peleas de
almohadas y comemos flan y hablamos de chicos y lo que sea.
Ella no hace eso con él, ¡y nunca lo hará!

―Estoy tan contento de no haber ido nunca a tus


pijamadas con Justin ―dijo Gary, acostado en un montón de
mantas en el establo de Tiggy y él―. Te he visto comer flan
antes. No es atractivo.

Lo despedí con desdén mientras seguía caminando.

―No hay manera de comer flan de forma atractiva. Es


imposible.

―Mentira. Puedo hacer cualquier cosa de forma atractiva.


No es una cosa del flan. Es una cosa tuya.

Le fruncí el ceño.

―Tiggy, dile a Gary que deje de ser un imbécil y que tengo


razón, y también dime que soy atractivo porque necesito
sentirme bien conmigo mismo.

245
Tiggy levantó la vista de donde estaba sentado entre sus
escobas, después de haber pasado la última hora
organizándolas en un sistema que solo él entendía.

―Gary no es un idiota. Estamos bien Y te amo.

―Eres lo mejor del mundo ―le dije seriamente, y él me


sonrió. Miré a Gary―. Y diría lo mismo de ti, pero
aparentemente has desarrollado un gusto por Lady Tina
extraño desde que me fui, así que..

Gary se quedó sin aliento.

―Te limpias esa suciedad de la boca. Quiero que sepas


que no me interesan las damas. No es que haya nada de malo
en eso, pero sabes lo que siento por los hombres.

―Te gustan dentro de ti ―dijo Tiggy, frunciendo el ceño


hacia una escoba como si lo hubiera ofendido de alguna
manera.

―Exactamente, gatito. Soy una puta por polla. Quiero


decir, claro, dejé que la Honesta Helga me atara y me azotara,
pero eso no fue sexual. Simplemente me gusta cómo maneja
un látigo.

―Hay tanto malo en ti ―murmuré. Entonces―: ¿Podemos


por favor volver a mis problemas porque me gustaría hablar de
mí un poco más?

―Me parece que tú eres el celoso ―dijo Gary.

―¡No! ¿No escuchaste nada de lo que dije? Ella es la que


está celosa por el vínculo que comparto con Justin y con lo
mucho que Ryan me ama y adora el terreno por el que camino
cuando no está muy enfadado conmigo como en este preciso
momento.

―¿Y dónde están Justin y Ryan? ―preguntó Gary.

246
―Con Lady Tina y la Brigada Foxy Lady en los campos de
entrenamiento ―dije―. Porque aparentemente quieren ver en
qué han estado trabajando las mujeres, y tal vez, Sam,
deberías descansar un poco porque aún te ves cansado y…
Espera. Puedo ver todo eso de los celos ahora. Maldita sea. Y
ahora que lo pienso, estoy realmente muy celoso. Como si me
estuviera quemando por dentro.

―Las revelaciones al amanecer son mi tipo favorito ―dijo


Gary―. Cómo te he extrañado a ti y a tu particular
autoconciencia.

―Voy a tomar eso como un cumplido ―decidí―. Porque


necesito eso ahora mismo.

―Te aman ―dijo Tiggy, dejando a un lado una escoba que


parecía haber visto días mejores―. Como te amamos.

―Gracias, amigo. Eso es bueno de tu parte para…

―No he terminado.

―Oh. Claro.

―Aunque se enojaron. Como si estuviéramos enojados. Te


fuiste. ―Se encogió de hombros―. Todos se fueron. Kevin
también se fue. Todos asustados. Los villanos vinieron y Tiggy
se estrelló, pero no fue suficiente. Y ahora tú aquí, pero
diferente. Tú eres Sam, pero Sam más grande. Gran magia,
¿sabes?

―Algunas personas piensan que no tiene mucho que decir


―dijo Gary, mirando a Tiggy con cariño―. Están equivocados.
Solo habla la verdad. No hay relleno. No como con el resto de
nosotros.

Miré a los dos.

―Ya me he disculpado. No sé qué más decir para que me


crean.

247
―Algo así como Lady Tina, ¿verdad? ―preguntó Gary.

Yo parpadeé.

―Oh, hijo de un...

―Mira, Sam. Estamos tan felices que estés en casa. Todos


lo estamos. Te hemos estado esperando durante mucho
tiempo. Y durante ese tiempo que esperamos, sucedieron
cosas. Cosas de las que no eras parte. ―Suspiró mientras
negaba con la cabeza―. Lo entiendo. Realmente lo hago. De
dónde vienes. Y es válido. Es como si estuvieras atrapado en el
tiempo, ¿sabes? Lo último que recuerdas de todos nosotros fue
cómo éramos cuando te fuiste. Pero para nosotros, el tiempo
no se ha detenido. Hemos tenido que seguir adelante, y...

―Y me dejaron atrás ―dije, tratando de mantener la


amargura fuera de mi voz. Fracasé de forma espectacular.

―No ―dijo Gary bruscamente―. Nunca eso. Aquí hay un


lugar para ti, como siempre ha habido. Pero ahora eres
diferente. Al igual que nosotros. Y tenemos que averiguar cómo
encajar de nuevo. Tú eres mi mejor amigo. Mi mejor hermano
poco atractivo.

―Oye, hombre, he conocido a tu hermano, y todo lo que


escucho sobre tus padres, tal vez les gustaría...

―Cortaré tu corazón y lo comeré delante de ti.

―Podría levantarme a tu papá ―le dije alegremente―. Y tu


madre probablemente no estaría muy molesta por ello.
Probablemente incluso se uniría. Solo piensa, si Ryan decide
que no valgo la pena y él busca consuelo en los brazos de
Justin como estoy seguro que Lady Tina tiene en esos
pensamientos masturbatorios (o incluso con Terry, ¿qué
diablos)? entonces tal vez necesito encontrar consuelo en otro
lugar. Yo podría ser tu padrastro. Me pregunto cómo es estar
entre dos unicornios. Apuesto a que es cósmico.

248
Gary se puso de pie en una fracción de segundo.

―No te atreverías.

―¿Sam va a comprar un unicornio? ―preguntó Tiggy,


ladeando la cabeza.

―Tal vez ―le dije―. Todos somos diferentes ahora,


¿verdad? Tal vez eso es algo que le gusta a Sam de los
Dragones. Tráeme un poco de maíz.

―De verdad ―dijo Gary, con un brillo en sus ojos―.


Entonces no te importará besarte conmigo, si te gustan los
unicornios ahora. ―Dio un paso hacia mí.

Tragué saliva, pero puse cara de valiente.

―Por supuesto que no. Eso suena... justo. Como. Tan.


Caliente.

―¿Sí? ―dijo Gary, con la voz cayendo una octava o dos.


Estaba seguro que se suponía que era erótico, pero causó que
mis bolas se marchitaran―. Tengo una lengua muy larga.
Probablemente podría lamer todo el camino hacia tus
pulmones con la punta.

―Wow ―dije débilmente―. Eso suena... invasivo.

―Kevin va a estar triste porque no está aquí ―dijo Tiggy―.


Me entristece que lo esté.

―Tan invasivo ―dijo Gary mientras se acercaba a mí―. No


puedo creer que finalmente vaya a meterme dentro de ti.

Tenía que ser fuerte ante semejante adversidad. Dos


podrían jugar en este juego. Le arqueé una ceja y le sonreí
ampliamente de una manera que esperaba que dijera que
estaba considerando seriamente besarme con un unicornio sin
cuerno.

249
―Sí ―dije, seguro que sonaba ronco y sensual―. He
pensado en esto una o dos veces.

―Malos pensamientos ―gimió Tiggy en el fondo―. Malos,


malos pensamientos.

―¿Qué? ―chilló Gary. Tosió―. Quiero decir, sí,


totalmente, yo también. Esto va a ser tan dulce. Estoy bastante
seguro que estoy pensando en conseguir una erección en este
momento.

―Oh bien ―le dije―. Porque ya he empezado a conseguir


un poco una.

―No ―dijo Tiggy, meciéndose hacia adelante y hacia


atrás―. No, no, no, no.

Podía sentir el aliento de Gary en mi cara. Olía a galletas


calientes y a felicidad.

―Bueno ―dijo Gary― quizás sea hora que descubras


exactamente de qué se trata mi panadería. Pasa por aquí.
Toma asiento. Déjame cuidarte. Tal vez tenga un panecillo
gigante de banana y caramelo.

Oh mis dioses. Esa era una de las cosas más


desagradables en el menú de la panadería. Involucraba… no.
No, ni siquiera podía imaginármelo, porque la sola idea de la
depravación del panecillo gigante de banana con caramelo de
Gary era suficiente para que quisiera encontrar la iglesia más
cercana y orar durante horas.

―Suena genial ―me las arreglé para salir―. Asegúrate que


tenga caramelo extra.

―Porqueeeeeeee ―gimió Tiggy.

Los ojos de Gary se ensancharon un poco.

―Oh, tengo todo el caramelo para ti.

250
Tiggy se atragantó.

―Bien ―le dije―. Ahora, ¿me vas a besar o vas a quedarte


ahí para hablar de eso?

―Aquí voy ―dijo Gary.

―Que es lo que voy a decir en unos tres minutos.

Gary se estremeció.

―Eso es tan sexy ―se las arregló para decir, aunque


parecía estar a punto de enfermarse violentamente―. No puedo
esperar a ver tu cara de orgasmo.

Ugh. Eso no es algo que deberías escuchar de tu mejor


amigo unicornio.

―Sí, es bastante... genial.

―Voy a poner mucho arco iris en ti. Probablemente va a


terminar goteando por las orejas.

Vomite un poco en mi boca, pero logré tragarlo.

―Sí, quizás después puedas lamerlo.

Frunció el ceño.

―¿Quieres que lame mi secreción arco iris de tus oídos?

Me encogí de hombros.

―¿Por qué no? ¿Asustado?

Él entrecerró los ojos.

―Nunca.

―Lugar feliz ―murmuró Tiggy―. Ir a mi lugar feliz.

251
―Aquí vamos ―le dije, inclinándome hacia adelante,
tratando de forzarme a fruncir el ceño, pero mi boca realmente
no entendió bien el mensaje.

―Aquí viene el panecillo ―canturreó Gary y ¿realmente iba


a hacer esto?

Sí. Sí, lo haría, porque besarme con Gary iba a demostrar


que Lady Tina era malvada. O algo así.

Realmente no recordaba cómo habíamos llegado a este


punto. Lo cual, para ser sincero, sucedía con bastante
frecuencia.

Gary me lanzó su lengua carnosa, y yo iba a dejar que eso


entrara en mi boca y ...

―¿Qué demonios está pasando aquí?

―Eep. ―Gary y yo dijimos al mismo tiempo que


saltábamos lejos el uno del otro.

Parados en la entrada en ruinas del granero estaban


Kevin y Ryan. Kevin, por supuesto, nos miraba con un interés
desnudo, mirándonos a los dos como si supiera exactamente
lo que había estado a punto de suceder.

―Holaaaa ―dije, saludando incómodamente a los dos―.


¿Te he dicho alguna vez que tu tiempo es lo mejor de ti?

―¿Qué estas…? Mmph.

―Ignóralo ―dijo Kevin, la punta de una de sus garras


presionada contra la boca de Ryan―. Finge que ni siquiera
estamos aquí. Solo... continúa la conversación que estabas
teniendo. Y si no puedes fingir que no estamos aquí, Sam,
entonces, ¿qué tal te va con la dirección? Porque quiero que
pongas tus dedos encima de Gary. ¡Tú me mordiste!

252
Ryan miró a Kevin cuando el dragón retiró su mano,
antes de volverse hacia mí.

―Explícalo ―exigió, y eso no debería haber sido tan


caliente como lo era, especialmente porque había estado a dos
segundos de que Gary se metiera en mi mierda.

―Oh claro ―le dije―. Sí, eso es muy fácil. Me gusta.


Bueno. Así que. Estaba viniendo aquí solo para salir con mis
mejores amigos porque los extrañaba, ¿verdad? Y luego Gary
comenzó a coquetear conmigo porque, ya sabes. Él es Gary. Y
yo dije, ‘No, Gary. No puedes hacer eso. Debido a Ryan y sus
sentimientos’. Y luego dijo que quería alimentarme con su
panecillo o algo así. Esa parte es un poco confusa porque es
asquerosa. Y luego me iba a administrar una inyección de arco
iris o lo que fuera, y luego dije: ‘Oye, chico, solo retrocede un
poco, porque tengo mi único e inigualable’. Y luego dijo que
todos confían en Lady Tina, y así es como empezó todo esto,
porque queeeee. Y luego... me gusta. Su papá. ¿Verdad?
Quiero decir, su padre podría querer tener algo de esto, como
wow… Y, entonces, Gary dijo: ‘Eres diferente, Sam, y nosotros
somos diferentes, y yo soy un imbécil porque no aprecio todo
lo que has hecho por nosotros’. Y luego dije: ‘Sí, eres un imbécil
por no apreciar todo lo que he hecho, gracias por decirlo’, y eso
es cuando se abrió la panadería.

Él me miró fijamente. Yo le sonreí.

―No confías en Lady Tina y estabas celoso del hecho que


parece tener un lugar aquí ―dijo Ryan lentamente―. Y no sabes
dónde pareces encajar. Ni siquiera empieces con la
justificación de que ella está tratando de unir a Justin y a mí,
como si este hubiera sido su plan desde el principio. Así que te
peleaste con Gary e intentaste usar a sus padres y su hermano
contra él para ponerlo celoso, y luego ambos terminaron en un
juego de gallina gay entre especies que ninguno de los dos iba
a abandonar.

253
―Mi tipo favorito de pollo ―respiró Kevin pesadamente.

―Sí ―le dije, asintiendo furiosamente―. Eso es


exactamente lo que dije. Me conoces tan bien.

―Gary ―dijo Ryan, sonando increíblemente


decepcionado―. Sabes cómo es Sam. No puedes tratar de
incitarlo así.

―¿Verdad? Gary, ya sabes cómo soy, espera. ¿Qué


diablos se supone que significa eso?

―Tienes razón ―suspiró Gary―. Sé cómo es él y, sin


embargo, continué presionándolo. Y pensar que, una vez que
probó todo esto, se habría enganchado de por vida. Soy la
droga más peligrosa que existe.

―Tiene razón ―dijo Kevin, soñadoramente―. Soy un


adicto. No quiero nada más que recibir un buen golpe ahora
mismo.

―Hoy es un día triste ―dijo Tiggy, mirando fijamente a


sus escobas.

―Me disculpo, Caballero Cara Deliciosa ―dijo Gary―. No


debería haber intentado tentar a tu hombre para que se aleje
de ti como la ramera que soy. Tengo que recordar que mi
sexualidad es el arma más letal que llevo en mi arsenal. Por
supuesto que no pudo resistirse.

―¿Qué? ¡Puedo resistir! Puedo resistir tanto, ¡ni siquiera


lo sabes! Fuiste tú quien quiso darme tu panecillo gigante de
plátano y caramelo y...

Ryan se atragantó cuando Kevin dijo:

―Pero incluso yo no lo haré, ¿y consideraste hacer una


prueba de reconciliación con mi exmarido? Sam, estoy
impresionado. Eres repugnante.

254
Lancé mis manos al aire.

―Odio a todos aquí y desearía no haberlos conocido a


ninguno.

―Mentira ―dijeron todos.

―Lo que sea ―me quejé―. Estoy enojado con todos, y


todos están enojados conmigo por hacer lo que tenía que hacer,
y ahora me están haciendo trabajar con mi enemigo más
mortal porque creen que es una buena persona, aunque sé que
no tiene más que malicia en su corazón. Pero, por favor, dime
más sobre cómo ella no se volverá contra nosotros cuando más
importa.

―Ella me salvó la vida ―dijo Ryan.

Cerré mis ojos.

―Cuando vinieron, vinieron en números que no


esperábamos. Luchamos por días, pero al final quedamos
abrumados. El Castillo de Lockes iba a caer. El Rey ya había
sido hecho prisionero, y yo estaba en la sala del trono,
sangrando, cansado y perdiendo. Fue... bueno. ―Se tocó la
cicatriz en la cara―. Ruv estaba allí. Él tenía la ventaja, y lo
sabía. Se paró sobre mí, con la espada en las manos, y me dijo
que iba a disfrutar de quitarme la vida, y que cuando te volviera
a ver, iba a describir en detalle mis últimos momentos. Iba a
decirte que suplicaba y rogaba. Que dije que ya no te quería.
Que te había abandonado porque nos habías dejado. Que te
vendí y le dije todo lo que pude sobre ti. Que morí cobarde,
débil y frágil. Estaba haciendo un monólogo, y ni siquiera podía
encontrar en mí mismo el odiarlo por eso, porque podía
escuchar tu voz en mi cabeza. Burlándose de él, llamándolo un
villano idiota al igual que todos los demás. Que a pesar que se
creía diferente, era exactamente lo mismo. Y si hubiera muerto
en ese momento, en ese mismo momento, lo habría hecho con
una sonrisa en mi cara, porque estaba contigo. Escuchándote.

255
―Pero no moriste ―susurré mientras abría los ojos.

―No. No lo hice Debido a que Ruv seguía hablando y


hablando, y estaba tan distraído, no escuchó a Lady Tina venir
detrás de él, empuñando el cetro del Rey. Ella lo golpeó en la
nuca. Quedó inconsciente. Y pudimos encontrar a Justin y los
demás y escapar de la ciudad a través de los túneles de
alcantarillado debajo de Lockes. Ella... yo sé la historia, Sam.
Sé lo que ha hecho. He estado allí por mucho tiempo. Pero ella
salvó mi vida y las vidas de muchas personas ese día con sus
acciones. Ella y la brigada. Eso no significaba que confiara en
ella de inmediato. La encerramos en cuanto recuperamos el
puerto.

―Pero ella está fuera entre todos los demás.

Sacudió la cabeza.

―Necesitábamos a todos los que pudiéramos conseguir.


Me arriesgué, Sam. No tenía otra opción.

―Es como si quisieras que me olvidara de todo lo que pasó


antes ―le dije a él y, a su vez, a los demás―. No, no estaba
aquí. Sí, ya me había ido. No, no he visto las cosas que tú. Pero
viste lo que me hizo antes. Lo que ella...

―La guerra cambia a la gente, Sam ―dijo Ryan―. Puede


sacar lo mejor y lo peor. Ella intentó odiar. Volvió a la gente en
tu contra, dejando que infectara sus corazones. Pero vio de
primera mano lo que pasa cuando odias...

―¿Te refieres a cuando Ruv te apuñaló en el pecho y luego


Morgan murió? ―mordí.

―Sí ―dijo Ryan―. Eso es lo que ella vio. Y ella tuvo un


papel que jugar en ello, seguro. Pero no sabía para quién
trabajaba Ruv. Ella no sabía de lo que él era capaz.

―Sigue siendo culpable por asociación.

256
―¿No lo somos todos un poco?

―Eso no es justo.

Él suspiró.

―No estoy pidiendo justicia, Sam. Estamos en un


campamento improvisado tratando de sobrevivir. Nada de esto
es justo. Lo que pido es una oportunidad para arreglar las
cosas de nuevo. Para que todos aquí vivamos. Para recuperar
lo que es nuestro. Para darle un momento a la gente que
alguna vez estuvo en tu contra para demostrarte que están de
tu lado.

―Conveniente, sin embargo, ¿no crees? ―pregunté,


tratando de mantener mi ira bajo control―. Estar de mi lado.
Déjame adivinar. De repente, se encontraron conmigo en el
momento en que todos escucharon la verdadera historia detrás
del Destino de los Dragones. Que iba a ser Myrin o yo. Y Myrin
acababa de entrar y se había llevado sus casas. Así que, por
supuesto, iban a poner su esperanza en mí, porque no tenían
otra opción.

Ryan no dijo nada.

El verde y el oro comenzaron a juntarse en el aire a mi


alrededor. Había pulsos en mi cabeza, azul y rojo y blanco y
negro. Me susurraron para que me calmara y respirara y
pensara, Sam, sólo piensa. Eres más fuerte que tu ira. Mejor que
tu odio. No estás envuelto en sombras. Estás en casa, y es cálido
y seguro y…

No es justo, pensé.

Simplemente no es justo.

―¿Qué está pasando? ―Escuché decir a Gary desde algún


lugar detrás de mí.

―¿Sam? ―preguntó Tiggy.

257
―Muévete ―gruñó Kevin, y supe que sus ojos serían
completamente negros―. Él necesita…

Ryan me besó.

Yo respiré.

Él dijo:

―Sam.

Abrí mis ojos.

Ryan Foxheart se paró frente a mí, mi cara ahuecada en


sus manos. Sus ojos eran brillantes y su toque suave, y todos
esos pulsos en mi cabeza se desvanecieron cuando solo fui
consumido por él. Esto era algo que el Gran Blanco nunca
podría entender. Sí, era peligroso que alguien tan poderoso
como yo pudiera poner mi fe en alguien tan quebradizo,
alguien tan humano. Si algo le pasara a él, si me lo quitaban,
no sabía qué pasaría. En lo que me convertiría.

Pero lo que el Gran Blanco no entendía de mi piedra


angular (o las piedras angulares en general) era que ellos
mismos eran buenos, amables y fuertes. Ryan fue elegido por
una razón. Era valiente y desinteresado, elegante e
inmaculado, y lo amaba desde hace casi tanto como lo conocía.
Él era el fundamento sobre el cual había construido todo lo
que tenía.

Mi maravilloso y tonto caballero. Y así es que... lo dejé ir.

El verde y el oro se desvanecieron.

La magia reunida se disipó.

―¿Estás conmigo? ―preguntó en voz baja, su aliento


cálido en mi cara.

―Sí ―murmuré―. Estoy contigo.

258
―¿Qué demonios fue eso? ―exigió Gary detrás de mí.

Me alejé un paso de Ryan, sus manos cayendo de mi cara.

―Ese era yo convirtiéndome en un mago mucho más


rápido de lo que se suponía. ―Negué con la cabeza―. Lo que el
Gran Blanco me hizo, no soy inestable, pero es....

―Grande ―dijo Tiggy―. Sam tiene gran magia. Grande


grande.

―Grande grande ―estuve de acuerdo―. Todo lo que soy,


todo en lo que me he convertido, es muy grande. Más grande
de lo que cualquier persona ha tenido antes. Agrega los
dragones a esa mezcla y soy un poco... volátil. Es difícil estar
de vuelta aquí. Rodeado de gente en la que no confío. No
ustedes ―agregué rápidamente, antes que pudieran
protestar―. Sólo... todos los demás. Dices que creen en mí.
Bien. Vale. Pero no creo en ellos. Aún no. Especialmente Lady
Tina. No sé si alguna vez lo haré. Y tú, no me puedes culpar
por eso.

―¿Tienes el control? ―preguntó Gary.

Me encogí de hombros.

―Principalmente.

―Eso no me hace sentir mejor.

―Oh. Lo siento. Uh Sí. Sin duda, en control. Yo me


encargo, amigo.

―Me siento un poco peor ahora. ¿Qué demonios te hizo?

Ah, y no era esa la cosa. Todavía podía escuchar su voz


en mi cabeza, susurrándome, diciéndome que había una
posibilidad muy real de que no sobreviviera. Eres fuerte, había
dicho. Más fuerte de lo que nunca he visto. Pero tienes meses
para aprender lo que debería llevarle a un mago, décadas. Hay

259
una posibilidad de muerte. Y si no la muerte, entonces la locura.
Averiguaremos qué tan golpeado está tu corazón por el rayo y si
es capaz de ser destrozado en pedazos.

―Lo que tenía que hacer ―dije, seguro que cualquier


respuesta que estuviera dispuesta a dar sería insatisfactoria.

―Los ojos de Kevin se vuelven negros ―dijo Tiggy


pensativamente―. Con tu grande grande.

―Sí ―dije rascándome la nuca―. Tienden a hacer eso.

―¿Otros también?

―Sí.

Frunció el ceño antes de golpearse el costado de su


cabeza.

―¿Los escuchas? ¿En la cabeza?

Lo miré de reojo.

―¿Cómo lo sabes?

―Como antes. Zero. Pat y Leslie en la nieve. ¿Todo el


tiempo ahora?

―No. Sólo…

―Con el grande.

―Si con el grande grande.

―Tu cabeza debe ser tuya ―dijo, y me mostró que no


importaba cuanto tiempo lo conociera, todavía podía
sorprenderme―. Piensa por ti mismo.

―Eres el mejor medio gigante vivo ―dije con asombro. Se


pavoneó.

260
―Pero todavía los ayudarás ―dijo Ryan, porque
aparentemente todavía estaba atrapado en eso―. La gente.
Incluso si no crees en ellos.

Yo resoplé.

―Bueno, sí. No soy tan imbécil. Y tengo fe en ti. Si pones


la tuya en ellos, supongo que puedo confiar en eso.

Ryan miró aliviado.

―¿Y Lady Tina?

―Sabes, tu enamoramiento por ella realmente está


empezando a preocuparme.

―Sam.

Yo le fruncí el ceño.

―No empujes tu suerte, Foxheart.

Él puso los ojos en blanco.

―Bueno, la gente del Campamento HaveHeart está


organizando una fiesta en tu honor esta noche, así que podrás
ver de primera mano lo mucho que creen en ti.

Sí, no, eso no iba a suceder.

―Oh no ―dije―. ¿Podrías ver eso? Tengo algo más que


hacer esta noche que implica no ir a un banquete y que me
miren fijamente. Maldita sea. De toda la mala suerte. Quizás
la próxima vez. Aunque probablemente tampoco entonces.

―¿Oh? ―preguntó Ryan, arqueando una ceja hacia mí y,


combinando eso con su barba, me dio muchas ganas de
golpear mi polla contra su boca. Era injusto lo bien que se veía.
Iba a ir sobre su elegante e inmaculado trasero más tarde―. De
verdad. ¿Y qué es exactamente lo que tienes que hacer esta
noche?

261
¡Maldición! Iba a tener que mentir. ¡Mi mayor debilidad!

―Um. Tengo que ir. A esa. Reunión.

―¿Qué reunión?

Me rompí.

―¡Maldito seas tú y tus increíbles técnicas de


interrogación! No puedo soportar tu brutalidad y ahora debo
admitir que no quiero ir a un banquete porque suena terrible.
Qué vergüenza, Comandante Caballero, qué vergüenza. ¿Como
duermes en la noche?

Brutalidad, Ryan le dijo a Tiggy, quien se encogió de


hombros.

Yo podría ser misericordioso.

―Bien. Supongo que asistiré a esta fiesta en mi honor,


donde la gente ooh y aah se apoderarán de mí y esencialmente
me pedirán perdón, y tal vez, solo si tienen suerte, consideraré
otorgarles mi perdón, porque soy un mago ahora, y un mago
debe mostrar tanto misericordia como magnanimidad, las
cuales tengo en abundancia. Ahora, si me disculpan, me
retiraré por la tarde, ya que hoy ha sido agotador y merezco
descansar. Les digo buen día a todos.

―Sí, no acabas de pasar un año en el bosque con Kevin o


algo así ―murmuró Gary.

Me moví para irme.

―Sam…

―¡Dije buen día! ―clamé por encima de mi hombro.

Y estaba a punto de salir del establo cuando recordé que


no tenía idea de dónde me alojaba.

262
Suspiré y tuve que reconocer que mi dramática salida
estaba arruinada.

Me di la vuelta y los demás me miraron, pareciendo


demasiado divertidos para mi gusto.

―No sé dónde vivo ―murmuré.

―Estás conmigo ―dijo Ryan secamente―. Como si


estuvieras en cualquier otro lugar.

―Bueno, entonces, salta, Foxheart. No tengo todo el día.


Si voy a saludar a mi público adorador y arrepentido, entonces
tengo que ponerme la careta. ―Ryan suspiró, pero caminó
hacia mí.

Fue cuando dejamos el establo que tomó mi mano entre


las suyas y se inclinó para susurrar: ―Te extrañé, todavía estoy
furioso contigo, te amo y estoy tan feliz de que estés en casa.
―Que supe que lucharía como el demonio para asegurarme
que todo saliera bien.

Incluso si eso significaba trabajar con Lady Tina DeSilva.

***
CUANDO LLEGUÉ al Campamento HaveHeart no estaba
seguro de qué tipo de recepción iba a recibir.

¿Pero ahora?

Nada dice lamentamos ser idiotas racistas e intentar que


te maten y un montón de otras cosas malas como una fiesta en
tu honor para que la gente pueda arrastrarse y comer grandes
trozos de carne de cerdo.

El Campamento HaveHeart estaba iluminado con luces


de colores brillantes colgando de cuerdas alrededor del centro
del campamento. Los fuegos rugían, cocinaban carnes que

263
chisporroteaban y crepitaban cuando la grasa se secaba.
Había mesas de frutas y verduras, pan en tazones iluminados
a la luz de las velas. Se desplegaron barriles de vino, las tazas
se llenaban y salpicaban mientras las personas se hundían en
la bebida. Se había colocado un escenario junto a las mesas,
rodeado de caballeros que prestaban atención, y sobre él había
un quinteto de músicos, con una alegre melodía que fluía
brillantemente en el aire fresco de la noche. Hombres y mujeres
bailaban, los niños se reían y aplaudían, y todo parecía alegre
y ligero. Me pregunté si esto era para ellos tanto como para mí.

También sentí que se estaban esforzando demasiado,


porque vi las miradas en sus caras cuando nos acercamos,
Ryan a mi lado. Era una maravillosa visión, guapo y fuerte,
con los hombros rectos y la cabeza bien alta.

Y yo estaba a su lado, adornado con algo que no había


tenido que usar en mucho tiempo: una túnica larga y fluida,
verde como el bosque y cubierta de cristales que reflejaban la
luz del fuego como estrellas. La capucha estaba levantada y
sobre mi cabeza, las mangas tan largas que casi cubrían mis
manos. Había sido un regalo del Rey cuando cumplí dieciocho
años. Ryan la había guardado durante el éxodo del Castillo de
Lockes, aunque estaba seguro que había muchas otras cosas
importantes que podría haber agarrado.

Pero no se detuvo ahí. Gary había decretado que


necesitaba maquillaje alrededor de mis ojos, líneas negras que
hacían que mis ojos parecieran más grandes de lo que
realmente eran, ahumados y oscuros. Le dije que no estaba
tratando de parecer una zorra, que necesitaba ser respetable.
Luego vi la expresión de Ryan cuando entró en la habitación y
le exigí a Gary que me hiciera mi otro ojo lo más rápido posible,
porque planeaba acostarme con el cuándo terminara la fiesta.

Ryan se había sonrojado. Gary había sonreído.

264
Hacíamos una gran pareja, mi caballero y yo, y la gente
del Campamento HaveHeart no pudo evitar detenerse y mirar,
como si estuvieran esperando algo. Sí, se reían, cantaban y
bailaban, pero sus miradas seguían dirigiéndose hacia
nosotros, hacia mí, y no sabía qué esperaban de mí. Era una
sensación embriagadora, tener tal dominio sobre todos ellos,
pero era más molesto de lo que parecía. Nunca pedí nada de
esto. Su dolorosa reverencia, estos dragones, Myrin, este
destino. Solo quería vivir mi vida con mis amigos y mi caballero
y ser el mejor mago que podría ser.

Las cosas eran diferentes ahora. Nada volvería a ser lo


mismo.

Nadie intentó detenernos mientras nos movíamos entre la


multitud, y nadie nos habló. Recibimos un reconocimiento con
un gesto de asentimiento aquí o allá, o una inclinación y una
reverencia. Me sentí aliviado, porque me sentía un poco
abrumado, todavía no estaba acostumbrado a estar rodeado
de tanta gente. Las luces eran casi demasiado brillantes, la
gente demasiado ruidosa. Ryan debió sentir mi inquietud,
porque me apretó un poco más el codo, clavó sus dedos en mi
piel y me inmovilizó.

Fue suficiente.

Una larga mesa estaba situada frente al escenario donde


los demás ya estaban esperando. Kevin yacía boca abajo, con
las patas delanteras dobladas frente a él, las alas a los
costados, la cola moviéndose con el ritmo de la música. Gary
estaba sentado a su lado, con la cara dentro de una jarra de
vino, como el jodido exuberante que era. Tiggy estaba en una
silla grande junto a él, con la cabeza inclinada hacia atrás
mientras sonreía a las estrellas.

Mamá y papá eran los siguientes. Mi madre se veía


hermosa con una larga falda azul, con los pies descalzos y una
banda atada alrededor de la cintura. Su estómago estaba

265
expuesto y llevaba una blusa campesina de manga
abuchonada, que se parecía más a una gitana de lo que había
visto en ella desde hacía mucho tiempo. Ella tenía grandes
pendientes de argolla y un collar hecho de grandes monedas
de oro.

Mi padre llevaba un abrigo sin mangas, cuyo cuello


estaba forrado de piel, como la gente del norte. Sus brazos
estaban llenos de músculo. Una banda de metal que parecía
que se rompería si se flexionaba, incluso un poco alrededor de
un bíceps.

Vadoma estaba sentada junto a mi padre, pero ella lo


estaba ignorando a cambio de susurrar con Lady Tina. Eso no
podría terminar con nada más que destrucción, y tendría que
encontrar una manera de separarlas lo más rápido posible.

Justin estaba al lado de Lady Tina, vestido de forma más


relajada de lo que esperaba. No llevaba una corona (si es que
aún tenía una) ni ningún tipo de túnica real. Llevaba una
camisa blanca de manga larga con un jubón negro sobre ella,
acentuando su pecho y sus brazos. Sus pantalones eran
ajustados y sus botas polvorientas.

Se veía regio, pero más de la gente que nunca antes.

―Puedo ver por qué tuviste sexo con Justin ―le susurré a
Ryan―. Ese culo, ¿sabes?

Ryan se tropezó con sus propios pies.

―Whoa allí. ¿Caminas mucho? Eh. Clásico.

―¿Por qué estás mirando el culo del Príncipe? ―me


susurró.

―Está justo ahí. Pero no tengas miedo. Me gusta más el


tuyo.

Puso los ojos en blanco, pero murmuró:

266
―Maldición, claro que sí.

Había dos sillas libres al lado del Príncipe, que supuse


que eran para Ryan y para mí. En el otro extremo de la mesa
estaba Terry, con su cuerno brillando a la luz del fuego. Sonrió
al ver a Ryan, y juré coquetear agresivamente con su padre si
alguna vez nos encontrábamos.

―Nuestras vidas son realmente extrañas ―dije.

―Me alegra que acabes de descubrirlo ―dijo Ryan, con


una sonrisa falsa en su rostro mientras saludaba con la cabeza
a la gente del Campamento HaveHeart.

―¿Podemos sentarnos en el otro extremo de la mesa? No


sé si quiero estar al lado de Terry. Me asusta la forma en que
quiere poner su cara en tu culo.

―Sam.

―Oh, por favor. Como si no pudieras verlo, él está


enamorado de ti.

―Él no lo está.

―Él te está mirando ahora mismo como si no le importara


si dejas caer tu polla en su boca. Yo debería saberlo. A menudo
te miro de la misma manera.

―Así es como se ve normalmente.

―UH Huh. ¿De quién fue la idea de montarlo cuando


entraste en el campamento?

―Suya. Eso no significa...

―¿Cuándo has conocido a un unicornio que te ofrezca


permitirte montarlos?

―Gary. En la casa de Kevin. Después del maíz de la


verdad.

267
―Bueno, sí. Gary me dijo más tarde que quería odiarte.

―¿Qué?

Me encogí de hombros.

―No le gustabas mucho en ese entonces, pero aún podía


apreciar tus mejores cualidades. Como tus muslos envueltos
alrededor de su cuello.

―Me siento tan cosificado en este momento. Y un poco


mareado. No sé si alguna vez podré volver a mirar a Gary a los
ojos.

―Te acostumbras, confía en mí.

―Eso no debería ser algo a lo que te acostumbras.

―¿Qué? ¿Quién eres tú para decirme cómo vivir mi vida?


Cierto. Novio monógamo. Lo siento, amigo. Prometo no
mencionar lo que Gary ha dicho de ti si no te acuestas con
Terry.

―Ni siquiera voy a valorar eso con una respuesta.

Jadeé.

―¿No estás diciendo que no? ¿Nuestro amor significa tan


poco para ti que ni siquiera puedes refutar la mirada lujuriosa
del contador unicornio? Huh. Eso suena como el comienzo de
un porno realmente extraño. ¿Sabes qué? Lo permitiré. Haz lo
que quieras.

―Voy a noquearte.

―Estoy tan contento que hayas decidido unirte a nosotros


―dijo Justin, sonando molesto―. ¿Y por qué parecen estar
conspirando sobre algo que no me gustara?

―Ryan me dijo que me va a engañar con un unicornio


―dije malhumorado.

268
Justin miró a Ryan, quien frunció el ceño.

―¿Eso suena como algo que yo diría?

― Normalmente diría que no. Pero cuando estás con Sam,


eres tan raro como él. Es contagioso. Como una enfermedad.
Pero en el otro lado de las cosas, has sido bastante aburrido
desde que se fue.

―Justin me ama más que nada en el mundo ―le dije a


Ryan―. Bien podrías aceptar eso ahora.

―Apenas tolero tu presencia ―replicó Justin porque era


complicado y tenía que salvar la cara.

―Sí ―dije, guiñándole un ojo, porque sabía lo que quería


decir―. Apenas tolero tu presencia también, mi mejor amigo
5eva.

―Lo que sea ―se quejó―. Sam, te sentarás a mi lado


derecho ya que eres mi mago. Espero que tú... ¿por qué me
miras así? ¿Cómo, en nombre de los dioses, tus ojos son tan
grandes?

―Acabas de llamarme tu mago ―suspiré.

―Oh no, Sam, quitas esa mirada de tu cara en este


momento. No me abrazarás cuando te pones así, maldita sea.

―Shh ―le susurré al oído, envolviendo mis brazos


alrededor de él, abrazándolo con fuerza―. Este es un momento
mágico que necesitamos compartir tocándonos unos a otros.

Él suspiró.

―Tienes que saber cómo suena eso.

―Sí. Como te amo.

―Sam.

269
―Sí, Justin.

―Dos minutos.

―Diez.

―Uno.

―Cinco.

―Ninguno.

―Shhhhh. Está bien. Sé que tienes que actuar de cierta


manera, pero que desearías que estuviéramos solos para poder
devolverme el abrazo y no dejarme ir por mucho tiempo. Está
bien. Te tengo. Te tengo, Justin.

―No me gustaría que estuviéramos solos, ridículo cretino.


De hecho, este abrazo ha terminado. Ryan, quítame esta cosa
antes que la atraviese donde está.

―Estoy sintiendo muchas cosas en este momento


―anuncié cuando Ryan, de alguna manera, logró alejarme del
Príncipe, quien dio un resoplido altivo antes de avanzar hacia
el escenario.

―Eres un idiota ―me dijo Ryan, pero sonaba bastante


cariñoso.

Me encogí de hombros.

―Algunas veces. ¿Pero te das cuenta que Justin no me


echó de inmediato? Y me abrazó cuando ustedes volvieron al
campamento. Mi plan está funcionando.

Me volví para ver a Tiggy saludándome furiosamente


desde más abajo de la mesa.

Le devolví el saludo con la misma fuerza, porque cuando


un medio gigante gasta tanta energía en un saludo, significa
que eres amado. Ojalá nos hubiéramos sentado junto a ellos,

270
pero comprendí que no siempre iba a ser así. Yo era, como
Justin señaló con alegría, su mago ahora, lo que significaba
que mi posición estaba a su lado. Tenía un trabajo que hacer
y me iba a asegurar que Justin no se arrepintiera demasiado.

Ryan se sentó a mi lado, con su armadura voluminosa e


incómoda, aunque había tenido años de experiencia con ella.
Terry golpeó sus pestañas y le susurró un saludo a Ryan que
se suponía que era inocente, pero me dio ganas de darle un
puñetazo en el ojo, porque honestamente.

Justin subió al escenario cuando le dimos la vuelta a


nuestras sillas, y la música llegó a su fin con un estallido
rítmico. La gente del Campamento HaveHeart comenzó a
animarse al ver a su Príncipe. Rugió sobre nosotros como una
ola rompiendo, y me sorprendió la ferocidad de ella. Incluso
Justin se quedó sorprendido, con la boca abierta mientras sus
súbditos lo aplaudían, mientras los caballeros que
custodiaban el escenario giraban como uno solo, doblando sus
manos derechas en puños y presionándolos contra los lados
izquierdos de sus pechos mientras se inclinaban.

Continuó y continuó, hasta que Justin finalmente levantó


las manos para calmar a la multitud. Cumplieron, y los
caballeros que custodiaban el escenario se dieron la vuelta,
prestando atención.

―Gracias ―dijo Justin, su voz oyéndose sobre la fiesta―.


No esperaba... esto. No sé por qué no lo hice. Yo debería.
Ustedes son mis súbditos. Son... no. No sólo mis súbditos. Son
mi gente y yo soy su Príncipe, y debería haber esperado que
me cuidaran tanto como yo cuido de todos ustedes.

―¡Te queremos, Justin! ―gritó una mujer―. ¡Wooo!

Justin se sobresaltó al ver eso, y su rostro se rompió en


una rara sonrisa. En ese momento se parecía mucho a su
padre.

271
―Gracias ―dijo, riendo―. Eso es... muy agradable de tu
parte decirlo. Yo, uh... no soy muy bueno en esto. Como estoy
seguro que se puede decir. Mi padre, él... um. Él es genial en
este tipo de cosas. Más que nadie que haya conocido. Me
enseñó todo, y si tengo algún tipo de éxito, si me convierto en
la mitad del Rey que es, entonces sé que es por él.

―¡Por el Rey! ―gritó otra voz, seguida de cientos de voces


que lo repetían una y otra vez. Se levantaron vasos, y hombres
y mujeres por igual, secaron las lágrimas de sus caras.

―Por el Rey ―dijo Justin cuando los aplausos se


apagaron―. Por el Rey, porque somos Verania, y el Rey
Anthony nos pertenece a todos. Es... un prisionero de guerra
ahora. Arrebatado de nosotros por un hombre que quiere
separarnos, para debilitarnos. Eso es lo que este hombre cree
que ha hecho. Y tal vez comenzó de esa manera. Perdimos
muchas cosas. Nuestros hogares. Nuestros amigos. Nuestra
familia. Meridian City. La ciudad de Lockes. ―Miró a Vadoma―.
Mashallaha, el hogar de nuestros hermanos gitanos, muchos
de los cuales han sido esclavizados por los magos Oscuros que
vinieron por nosotros en un momento de gran luto.

La multitud estaba completamente en silencio, y aunque


miraba hacia el frente, sentía como si todos los ojos estuvieran
sobre mí.

Justin se miró las manos y negó con la cabeza.

―Desearía... desearía haber estado aquí en este escenario


mucho antes de ahora. Debería haber sido el Príncipe que
necesitaban y, en lugar de intentar saludar de paso, haber
hablado como tal. Hemos perdido mucho con este... hombre.
Este mago oscuro. Tomó a Morgan de las Sombras. ―Miró de
nuevo a la multitud, con la mandíbula tensa, la mirada de
acero―. Tengo miedo de muchas cosas. Tengo miedo por
ustedes. Por mi padre. Por nuestro futuro. Pero no le tengo
miedo. Y no tengo miedo de decir su nombre. Sólo hay una

272
persona a quien culpar. Una persona que ha traído su furia
sobre nosotros. Una persona que intenta tomar todo lo que
aprecias. Y su nombre es Myrin.

La multitud suspiró como una sola, y la piel de gallina


pinchó a lo largo de mis brazos y mi nuca.

―Su nombre es Myrin, y él es el enemigo de Verania. Y los


dioses sabían de él, sabían de lo que era capaz. Ellos sabían lo
que venía, y al final, eligieron a uno de nosotros para
levantarnos contra la oscuridad.

―Oh no ―susurré―. Ese bastardo.

―Él sabe lo que está haciendo ―dijo Ryan, respirando con


fuerza contra mi oído―. Necesitas confiar en él en esto.

―Como saben, Sam de lo Salvaje ha regresado a nosotros,


después de... estar en comunión en el Bosque Oscuro con los
dragones de Verania.

En comunión, articulé furiosamente, y juró que vi los


labios de Justin temblar.

―Excepto que ya no es Sam de lo Salvaje, aprendiz de


Mago del Rey. Ahora es Sam de los Dragones, Mago. Y si tengo
voz, si lo que espero se hace realidad, entonces él servirá a mi
padre como el Mago del Rey durante mucho tiempo. Y una vez
que se me solicite que tome la corona, espero que me sirva de
la misma manera.

La multitud estalló de nuevo, y Justin me miró


desafiante, como si me retara a hablar contra él.

En vez de eso, elegí balbucear. Iba a darle tanta mierda


después.

―Pero no podemos depender de una persona ―continuó


Justin―. Incluso si ha sido elegido por los dioses. Cada uno
debe contribuir si queremos tener alguna esperanza de que

273
Verania vuelva a ser como antes. Y creo que podemos, porque
creo en todos ustedes. Entonces, mientras ahora tenemos la
ventaja de nuestro mago, todos debemos enfrentarnos a la
Oscuridad antes que el país que conocemos y el amor se
convierta en sombras. Recuperaremos lo que es nuestro, se los
prometo. Soy vuestro Príncipe, sí, pero también soy uno de
ustedes. Me han quitado tanto como a ustedes. Y no lo
soportaré más.

La multitud aplaudió con aprobación.

―Él va a hacer un rey noble ―murmuré.

―Yo también lo creo ―dijo Ryan―. Y tú tampoco lo vas a


hacer tan mal.

―Caramba, gracias. Eso es reconfortante.

―Aún estoy molesto contigo. Toma todo lo que puedas.

―Oh, lo tomaré todo muy bien. Y luego lo obtendrás,


recuerda mis palabras.

Se estremeció un poco.

Yo sonreí.

―Ahora ―dijo Justin, sonando más molesto― antes de


continuar, me dicen que hay un... artista aquí que le gustaría
interpretar una canción que dice que creó justo hoy.

Fruncí el ceño. ¿Por qué me sonaba familiar? Ryan


simplemente se encogió de hombros ante mi mirada
interrogante, así que volteé mi mirada más abajo de la mesa
para ver a Tiggy y Gary susurrándose el uno al otro. Debieron
de haberme sentido mirándolos, porque inmediatamente se
tranquilizaron y me sonrieron como si supieran algo que yo no.

Justin parecía que acababa de chupar un limón bastante


jugoso cuando dijo:

274
―Damas y caballeros, les presento a... Zal el Magnífico.

Esos. Joder. Imbéciles.

La gente del Campamento HaveHeart perdió la cabeza.

Comencé a levantarme de mi asiento, pero Ryan apretó


su agarre en mi mano.

―Siéntate.

―¿Sabías sobre esto? ―le gruñí, tratando de alejar mi


brazo para poder ir a golpear a un unicornio sin cuernos y a
un medio gigante.

―Absolutamente ―dijo, sin siquiera tener la decencia de


parecer arrepentido―. ¿Por qué crees que te mantuve alejado
toda la tarde? Gary y Tiggy no querían correr el riesgo que te
encontraras con él y arruinaras la sorpresa.

―¿La sorpresa? ¿Sabes cuánto tiempo me ha costado


sacar esa maldita canción de mi cabeza? Años, Ryan. Ha
llevado años.

Se encogió de hombros.

―Pensé que era algo agradable.

Yo lo miré boquiabierto.

―¿Pensaste que Cursis pollas y candeleros era bonita?

―Si te hace sentir mejor ―dijo Lady Tina desde mi


izquierda―. También odio la canción.

―Gracias, Lady Tina ―le dije―. Al menos alguien aquí está


en su sano juicio, incluso si es mi enemigo mortal.

―De nada.

Me giré lentamente para mirarla.

275
―No presiones.

Escuché reírse más abajo de la mesa y vi a Gary y Tiggy


luciendo excesivamente complacidos con ellos mismos.
Asegurándome que los estaban mirando, los señalé y luego me
pasé un dedo por el cuello antes de imitar gotas de sangre que
salían de mi garganta.

―Estamos, como, a seis personas de distancia ―dijo


Gary―. Podemos escucharte bien.

Yo parpadeé.

―Oh. Claro. Lo siento. Bueno. Entonces, en caso que no


puedas decir lo que acabo de hacer, voy a cortarte las
gargantas y toda tu sangre saldrá al suelo y esas cosas. Va a
ser súper violento y realmente asqueroso, y los odio mucho a
ambos.

―Nada de odio ―dijo Tiggy, frunciéndome el ceño―. El


odio es malo. No está bien.

Si alguna vez has sido reprendido por un querido medio


gigante, entonces sabes que es como si te golpearan el pecho
con todos los sentimientos del mundo.

―Lo siento, Tiggy ―murmuré.

―Gracias.

―Todavía voy a tener mi venganza.

―Tonto Sam, las cursis pollas son para todos.

Y luego Zal el Magnífico subió al escenario.

No se veía diferente a cuando nos topamos con su taberna


en nuestra búsqueda para salvar al Príncipe del dragón
malvado. El bardo era un hombre alto y delgado con una perilla
que no se veía fuera de lugar en un villano que monologaba a

276
todos en su vecindad inmediata a la muerte. Su cabello oscuro
estaba recogido en una cola de caballo, y su ropa estaba
polvorienta y desgastada de viajar, como si hubiera estado en
la carretera durante mucho tiempo. Pero tenía esa misma
sonrisa maliciosa en la cara y llevaba el mismo laúd de roble
que había tenido en la taberna.

―¿Sabes qué? ―dije, empezando a levantarme de nuevo―.


Esto ha sido divertido, pero creo que voy a...

―¡Terry! ―gritó Gary―. ¡Ahora!

―¿Tengo que hacerlo? ―suspiró.

―¡Sí!

Le fruncí el ceño.

―¿Qué vas a hacer? Oh, dioses míos, no, por favor, no…

Pero ya era demasiado tarde, porque Terry ya me había


atacado, me hizo girar, y se sentó en mi regazo.

―¿Por qué? ―jadeé mientras la silla crujía debajo de mí―.


¿Por qué... es... toda la familia... así?

―Esto no fue idea mía ―murmuró Terry―. De hecho, me


negué absolutamente. Luego Gary me recordó todo el tema del
cuerno, y no tuve otra opción.

― He tenido... tantos... imbéciles unicornios... en mi


persona.

―Oh, por favor ―dijo Gary con un resoplido―. Sabes lo


que dicen sobre el trasero de un unicornio. Toca el trasero de
un unicornio, y el mundo te amará en masa.

―Nadie... dice eso. Literalmente... nadie.

―Lo escuché antes ―dijo Tiggy―. De Gary.

277
―Ustedes son tan vergonzosos ―murmuró Terry.

―Tú eres el único... sentado sobre mí.

―Si te hace sentir mejor, no quiero estarlo.

―Ryan... ayúdame.

―Nah. Estoy bien.

―Tú ... bastardo.

―Lo más probable.

―Campamento HaveHeart, ¿cómo estamos esta noche?


―gritó Zal.

Al parecer, el Campamento HaveHeart estaba muy bien,


si el sonido que hacían daba alguna indicación.

―Espero que estén disfrutando de su noche aquí. Pero


como esto es esencialmente un campo de refugiados, ya que
nos han quitado nuestras casas, probablemente no se estén
divirtiendo mucho.

La multitud se echó a reír.

―¡Tiene razón! ―gritó una voz―. Me estoy riendo, ¡pero


también me estoy muriendo un poco por dentro!

―Él está... repitiendo... material ―logré decir―. No...


divertido... la segunda vez...

―Pero estamos realmente en presencia de grandeza esta


noche, ¿no? Estoy encantado de haber sido invitado por los
emisarios del Príncipe de Verania, el General Gary y el Mayor
Tiggy. Denles un aplauso, amigos, ¿verdad?

―¿General y mayor? ―dijo Justin, de pie al lado del


escenario―. ¿Qué demonios…?

278
Gary se puso de pie altísimo junto a Tiggy, moviendo
innecesariamente su melena.

―Gracias ―dijo a los aplausos―. Simplemente feliz de


estar aquí. Gracias. Gracias. Oh por favor. Paren. En realidad,
no me refería a parar. Dios mío, ¿ninguno de ustedes sabe
cómo ser humilde? Una causa perdida, todos.

―Me gustan las piñas de pino ―dijo Tiggy, saludando


jovialmente a la multitud.

―Sí, sí, si alguna vez ha habido un dúo más capaz,


entonces nunca los he conocido ―dijo Zal―. Por supuesto,
nunca he conocido a ningún otro unicornio o medio gigante,
por lo que podría estar completamente equivocado.

―Wow, no te pagamos para que nos insultes ―dijo Gary


en voz alta―. Sólo a Sam.

―Qué gracioso ―dijo Zal―. Todavía no me has pagado en


absoluto. ¡Pero! Estoy divagando. Antes de pasar al evento
principal, disfrute de esta breve palabra de nuestro
patrocinador, que ayuda a pagar las facturas, ya que los
unicornios son aparentemente baratos como el infierno.

―¡Perdóname, puta extraña!

Zal salió del escenario a la izquierda, y ese mismo maldito


hombre que había estado con el bardo la primera vez con la
misma maldita melena, caminó hacia el escenario, luciendo
aburrido mientras fruncía el ceño al sucio pedazo de
pergamino en sus manos. Cuando habló, su voz era tan
monótona como siempre.

―¿Parece que tu vida hubiera perdido algún significado?


¿Tienes las cañerías atascadas? ¿Te despiertas en medio de la
noche gritando por la sombra del monstruo en el techo que
está a punto de descender y festejar en tus entrañas? Si
respondiste afirmativamente a alguna de esas preguntas,

279
entonces tengo una gran noticia para ti. El Asombroso Elixir
del Dr. Troy para la Depresión, el Estreñimiento y la
Defenestración. Solo un sorbo y tu vida será brillante, tus
intestinos estarán apretados y podrás dormir toda la noche. El
Asombroso Elixir del Dr. Troy para la Depresión, el
Estreñimiento y la Defenestración. Cómpralo hoy. ―Bajó la voz
y habló rápidamente―. El Doctor Troy está bajo decreto real de
revelar que él no es un médico de verdad, nunca ha estado en
la escuela de medicina, y hace el elixir en su choza en el
bosque. No debe ser consumido por chicos, mujeres
embarazadas o, en realidad, por cualquier persona que no
quiera correr el riesgo de aprender lo que se siente verter sus
entrañas hacia afuera por cada orificio disponible. Se le puede
dar a los animales, pero tenga en cuenta que los volverán locos
y te atacarán hasta que no seas más que un montón de huesos,
cartílago y arrepentimiento.

Salió corriendo del escenario.

―Yo... odio... a todo el mundo ―siseé.

―Lo estoy pasando de maravillas ―dijo Gary―. Tiggy. Oh,


Tiggy. ¿Lo estás pasando de maravilla?

―Eh ―dijo Tiggy―. Parece una repetición innecesaria.

―Supongo ―dijo Gary―. Pero ahora todo es tan diferente,


sabes que habrá gente que se quejará cuando las cosas no
sean exactamente como solían ser.

―¿De qué… diablos… estás hablando?

Gary movió su melena a la perfección.

―No te preocupes. ¡Oh mira! Zal está de vuelta. ¡Qué


divertido va a ser esto!

―Tu hermano pesa menos que tú ―gruñí.

280
―¡Tu perra! Si no estuviera ya sentado para escuchar el
desastre que saldrá de la boca del bardo, estarías muerto. ¿Me
escuchas, Haversford? Muerto.

―Gracias, Jerome ―dijo Zal, tocando su laúd―. Eres un


faro de belleza en un mundo oscuro.

Jerome curvó su mano en un puño y la movió hacia arriba


y hacia abajo rápidamente, poniendo los ojos en blanco.

―¡En efecto! ―dijo Zal―. No he estado en el puerto en


años, y veo que todavía huele a pescado muerto. Nunca
cambies, ¿me escuchas? Quiero decir, ¿por qué lo harías
cuando literalmente puedes saborear la espesa niebla de los
mariscos en el aire?

―¡Gracias! ―gritó alguien entre la multitud―. ¡Es muy


amable por tu parte!

―Lo sé ―dijo Zal fácilmente―. Pero debo admitir que no


tenía planes de quedarme aquí. Después de todo, cuando los
magos Oscuros se han apoderado de un país, uno tiende a
seguir moviéndose, especialmente cuando uno es un bardo, ya
que todos saben que un bardo es probablemente uno de los
individuos más buscados del país en este momento.

―Los bardos son lo peor ―dije, seguro de que mi cara se


estaba poniendo azul.

―Pero tan pronto como Jerome y yo estábamos a punto


de pasar por aquí ¿A quién oí gritar deliciosamente detrás de
mí, sino a mis viejos amigos Gary y Tiggy, a quienes conocí
hace mucho tiempo en una pequeña aldea que de alguna
manera logró evitar ser erradicada por los magos oscuros? Pero
eso es solo porque en realidad nadie quiere ir allí.

Silencio. Bueno, hasta que alguien tosió.

281
―Siiii ―dijo Zal, completamente afectado―. Un público
difícil. Siguiendo adelante Gary y Tiggy me dijeron que nuestro
salvador había regresado después de una larga y ardua
ausencia, y eso es algo que tenía que ver por mí mismo. ―Me
sonrió mientras me agitaba, tratando de mover el culo gordo
de Terry―. ¡Sam! Qué adorable de tu parte hacer una
aparición. Las cosas ciertamente han cambiado desde la
última vez que nos conocimos. Una vez estabas en una
búsqueda para salvar a un príncipe, y ahora tienes la tarea de
salvar al mundo. Hablando de un ascenso. ¿Cómo te sientes
esta noche?

―¡Como si me estuvieran asfixiando!

―Fantástico ―dijo―. Tenemos un dicho de dónde vengo.


―Tocó de nuevo su laúd―. Viajamos lejos, viajamos mucho,
historias contamos con cerveza y canciones.

―Yaaaayyyy ―dijo un hombre de la audiencia.

―Ahora, sabemos que mis habilidades con el laúd son


únicas ―dijo Zal, y pensé que ahora era el mejor momento para
dejarme morir―. Mi voz ha sido llamada melodiosa y a punto.
Ahora os cantaré una canción prohibida en todas las santas
misas. Señoras y señores, Gran Príncipe de Verania, les
presento... Los magos oscuros pueden besar nuestros culos.

―Oh no ―gemí.

―¿Qué? ―dijo Ryan.

―¿Qué es esto? ―Justin gruñó a Gary.

―Me encanta todo sobre mi vida ―suspiró Gary.

―¡Hurra! ―exclamó Tiggy.

Y Zal el Magnífico comenzó a cantar.

Una vez hubo un país fuerte,

282
con un pueblo muy dulce y orgulloso.

Siempre pensaron en lo que está bien y lo que está mal,

y ante un gran Rey se inclinaron.

Luego llegó el día más oscuro,

de todos nosotros esta fue tomada.

Las sombras vinieron y se salieron con la suya,

y nos dejó a todos temblando.

Peeeeero... para ellosssss... nosotros decimossssss...

¡Los magos oscuros pueden besarnos el culo!

Los apuñalaremos en el estómago.

Escúchenme, muchachos y muchachas,

¡Vamos a follarles por el culo!

―Wow ―dijo papá―. Puedo ver por qué te gusta.

―¿Cierto? ―dijo Gary alegremente―. Es como si fuera de


mis sueños.

Había un muchacho de recursos simples,

sobre cuyos hombros se depositaron las esperanzas.

Más peso que en reyes y reinas,

A él miramos y rezamos.

Invocó las esperanzas de los hombres,

Necesitará la ayuda de dragones,

283
de los cuales se puede volver a hablar,

Que todos los demás se están quedando atrás.

―¡Sam! Sam! ¿Escuchaste eso?

―Apenas… puedo... respirar...

―Sí. Escuchó eso.

Yyyyyyyyy... al malignoooo...nosotros decimossssss...

¡Los magos oscuros pueden besarnos el culo!

Los apuñalaremos en el estómago.

Escúchenme, muchachos y muchachas,

¡Vamos a follarles por el culo!

La gente había comenzado a unirse al coro. Lo estaba


pasando muy mal.

Los dioses tenían un elegido,

para representarnos a todos.

Y si en algún momento él está realmente acabado,

El resto de nosotros caerá.

Es algo bueno, entonces, descansa en Sam.

¡Un niño que se ha convertido en un mago!

¡Él es el único al que le importará!

Y posiblemente conjurar una ventisca.

―Ungh ―dijo Ryan, con los ojos vidriosos cuando el coro


se reanudó.

284
―Ni siquiera estoy haciendo nada ―le dije bruscamente.

―Sí ―dijo―. Pero una ventisca. Eso es tan sexy.

―Oh, por favor ―dijo Terry con un resoplido―. No es tan


genial.

Ha vuelto a nosotros para salvar el mundo,

¡y darles a algunos oscuros el viejo por qué!

Golpéalos y haz que se arremolinen.

¡Escucha a la gente detrás de ti, Sam, cuando empiezan a


rugir!

La multitud rugió.

Zal sonrió.

Le di un puñetazo a Terry en el muslo.

Él gruñó, pero no se movió.

Te pedimos que nos salves a todos,

Y lamentamos las transgresiones del pasado.

Estaremos contigo, Sam, en la pelea,

todas nuestras agresiones!

Y a esas perras nosotros les decimossssssssss….

―Debería haberme quedado en el maldito bosque


―murmuré mientras la multitud cantaba en voz alta.

―Nah ―dijo Ryan―. Te habría encontrado con el tiempo.

―Eso sonó espeluznante.

―¿O sonó como ‘te amo’?

285
―Eso no es una erección para ti ―le dije a Terry―. Es para
Ryan.

Y por desgracia, después de un verso o seis,

Estamos llegando a su fin.

¡Cursis pollas y candeleros!

Estamos buscando que nuestros corazones se reparen.

Mis ojos comenzaron a arder cuando la canción se


desaceleró, cuando la voz de Zal se quebró un poco.

Nos dirigimos a ti, el chico que perdimos,

tu cuerpo ahora está lleno de cicatrices.

Sabemos lo que cuesta tu valentía,

y por ti deseamos a estas estrellas.

Yyyyyyyy nosotros decimosssssss.

¡Los magos oscuros pueden besarnos el culo!

Los apuñalaremos en el estómago.

Escúchenme, muchachos y muchachas,

¡Vamos a follarles por el culo!

Terminó con un floreo, ruidoso y estridente, la multitud


gritando alegría y dolor, felicidad y tristeza. Vi lágrimas en los
rostros de muchos, y cuando Terry finalmente se puso de pie
y respiré hondo, tuve que limpiarme los ojos.

Ryan estaba allí a mi lado, su frente presionada contra la


mía, y dijo:

―Te lastimaron. Sé que lo hicieron. Y no te merecen.


Ninguno de ellos lo hace. No después de la forma en que te

286
trataron. Pero te necesitan, Sam. Casi tanto como yo. Porque
sin ti, hemos perdido. Cree en mí, porque siempre he creído en
ti, incluso cuando estaba más enojado.

―Eres tan estúpido ―murmuré humildemente―. Te odio


mucho, maldita sea. Todos son manipuladores, y yo debería
maldecirlos y luego irme muy lejos.

Sentí su sonrisa más que la vi.

―Pero no lo harás.

―No lo haré.

―Porque me amas.

―Más que nada, creo.

Se rio en voz baja, y pensé que era el sonido más


maravilloso que había escuchado. Me pregunté cuándo fue la
última vez que había hecho eso, que fue despreocupado y feliz.

―Si ustedes dos han terminado de ser repugnantes,


necesito a Sam.

Ryan suspiró pero se alejó.

Justin se paró al otro lado de la mesa, viéndose incómodo.

―No tuve nada que ver con eso.

―Lo sé. Me ocuparé de ellos más tarde. ―Dirigí una


mirada a Tiggy y Gary, pero solo me saludaron con un gesto.
Sus muertes serían lentas y dolorosas. Después los abrazaré.

―Te necesito ahora.

―Justin, por favor. No delante de Ryan. Sabes lo celoso


que se pone.

Justin puso los ojos en blanco.

287
―Necesito que hables con ellos. A nuestra gente. Ellos
necesitan saber de ti. Necesitan saber que los perdonas.

―¿Y si no lo hago?

―¿Hablar o perdonar?

Me encogí de hombros, porque parecía ser lo mismo.

―Entonces no lo haces. Y pierden la esperanza. Ellos no


sabrán lo que hacemos, que lucharás por ellos hasta tu último
aliento. Que harás todo lo que esté a tu alcance para eliminar
las sombras y devolverlas a la luz.

Lo miré de reojo.

―¿Y cómo sabes que voy a hacer eso?

Él resopló.

―Te conozco, Sam. Muy bien.

―No carnalmente. Eso es solo para mi bebé.

―Gracias a los dioses por los pequeños favores.

―Yo no…

―Lo diré.

―¿Decir qué?

Parecía como si estuviera a punto de aguantar la mierda


más dura. No era una mirada halagadora.

―Ya sabes. La cosa.

―¿Qué cosa?

Si fuera posible, la mirada de santa mierda esta porquería


duele se hizo más profunda.

288
―Ya sabes. La cosa.

Jadeé.

―¿Vas a…?

Él asintió como si le doliera.

―En frente de todos ―decidí―. De hecho, deberías pararte


en el escenario y decirlo, y luego te creeré.

―¿De qué están hablando? ―le preguntó Terry a Ryan.

―Honestamente, ya ni siquiera hago preguntas al


respecto. Así es más fácil, en lugar de saber que mi exnovio y
mi novio actual tienen algo en común. ―Frunció el ceño antes
de volverse hacia mí―. No me gusta el sonido de mi propia
frase.

Le di una palmadita en el brazo, porque era especial para


mí.

―Puedo consolarte ―dijo Terry amablemente―. ¿Quieres


que me siente contigo como hice con Sam?

―Uh. ¿No? Gracias de cualquier forma. Eso es muy


amable de tu parte.

―En cualquier momento. Y me refiero a eso. En cualquier


momento.

Lo fulminé con la mirada.

―No sabía que se suponía que los contadores eran


retorcidos.

―¿Conoces a muchos contadores?

―Bueno... no.

―Entonces cállate.

289
―¿Tengo que hacer la cosa? ―gimió Justin.

―Sí ―dije―. En el escenario, frente a todos, y eso me


ayudará a decidir si quiero dar un gran discurso que inspirará
a la gente en las próximas generaciones.

―¿Sabes qué? Cambié de opinión. No quiero que hables.

Me encogí de hombros.

―Tú te lo pierdes.

―Maldita sea ―murmuró―. Bien vale. Lo haré. Pero


entonces nunca volveré a hacer nada por ti.

Yo le sonreí.

―Ambos sabemos que eso no es cierto, pero lo que sea


que tengas que decirte a ti mismo.

Gruñó mientras volvía a subir al escenario.

Agarré la mano de Ryan y lo jalé hacia el extremo opuesto


de la mesa.

―Lady Tina, Vadoma. Las dos se ven... vivas. Mamá.


Papá. Me encantan sus caras, así que nunca las cambien. Gary
Tiggy Sus muertes no serán rápidas, y gritarán cuando les
quite los intestinos uniéndolos a un cabrestante y luego
girando dicho cabrestante y tirando de tus entrañas
lentamente. Kevin, no has estado en mi lista de mierda en los
últimos veinte minutos, así que mantenlo así y estaremos en
paz.

―Es una perra tan llorona ―le dijo Gary a Tiggy.

―¿Verdad? ―dijo Tiggy―. Las perras se quejan.

Golpeé a Gary en su flanco izquierdo.

290
―Grosero. Además, necesito tu ayuda. Tengo que dar un
discurso que inspirará a generaciones, y acabo de darme
cuenta que tengo un miedo sorprendente a hablar en público.
Necesito que me ayudes a superar ese miedo, y también
escribas un discurso conmigo.

Ryan suspiró como la reina del drama que era.

―Estás de suerte ―dijo Kevin―. Me gusta hablar en


público porque eso significa que la atención de todos está en
mí, donde pertenece.

―Y escribo buenos discursos ―dijo Tiggy.

―Y arreglaré tu apariencia ―dijo Gary―. Para que la gente


no se desanime por cómo te ves normalmente, quiero decir,
sacar a relucir tu ser interior para que todo el mundo pueda
verlo. ¿Cuánto tiempo tenemos? ¿Tres días?

Miré a Justin, que estaba subiendo los escalones hasta el


escenario.

―Probablemente treinta segundos.

Me miraron boquiabiertos.

―Justin va a hacer la cosa ―le dije―. ¡Él me enganchó en


esto con promesas que eran como un bálsamo para mi alma
asediada!

―Huh ―dijo Gary―. Bueno, estás jodido.

―Esto va a ser divertido ―dijo Tiggy―. O triste.

―Una de las lecciones que siempre he enseñado acerca


de cómo hablar en público es que necesitas imaginarte a toda
la audiencia desnuda ―dijo Kevin.

Yo parpadeé.

―Oh gracias. Supongo que eso podría...

291
―Si ayuda, siempre estoy desnudo.

―Y ahora estoy asustado de nuevo.

―¿Sabes qué? ―dijo Gary―. Ahora que lo pienso, también


estoy siempre desnudo.

―¿Tiggy estar desnudo?

Mis ojos se abrieron a causa de los chicos.

―No...

―Tiggy estar desnudo.

Y dejó caer sus calzoncillos antes de sostener sus manos


sobre su cabeza y cacarear a carcajadas.

―Es tan maravilloso ―me susurró Gary―. Todos lo somos.

Puse mi cara en mis manos.

―Estoy colgado ―proclamó Tiggy en voz alta.

―Le enseñé eso ―dijo Gary―. Porque es verdad.

―Estoy tan contenta que vuelvan a estar todos juntos


―escuché decir a mamá.

―Se estaba volviendo un poco aburrido vivir en el campo


de refugiados después que los magos malvados nos hubieran
quitado nuestras casas ―dijo papá.

Justin se aclaró la garganta ruidosamente. La multitud


volvió a guardar silencio.

Tiggy no se subió los pantalones.

Era bueno estar en casa.

―Gracias a Zal el Magnífico por la conmovedora


interpretación de... lo que sea que fue ―dijo Justin al

292
campamento―. Verdaderamente. Y como ahora sé a quién
culpar por Cursis pollas y candeleros, estoy aún más
agradecido por su presencia.

Tiggy y Gary tragaron saliva.

―Ya he dicho la mayor parte de lo que podía decir


―continuó―. Y espero que tomen mis palabras en serio. No
están solos. No estamos derrotados. No nos inclinaremos ante
las sombras que se arrastran a lo largo de nuestros pies. Se
los prometo, vamos a recuperar a Verania.

La multitud aplaudió.

―Y ahora, quiero cederle el escenario a alguien que creo


que merece toda nuestra atención.

―Él lo va a hacer ―susurré fervientemente.

―Alguien que ha sacrificado mucho por el Rey y la


Corona.

―Oh, mis dioses. Oh, mis dioses.

―Alguien que un día estará a mi lado en el trono en el


Castillo de Lockes.

―Oh, mis dioses, oh, mis dioses, oh, mis dioses.

Justin se mostró bastante dolido cuando dijo:

―Damas y caballeros, les presento a mi...

―Dilo ―siseé―. Siiiii, dilo.

―Les presento a mi mejor amigo 5eva, Sam de los


Dragones.

El ruido que hice en ese momento exacto no se describirá


en detalle aquí. Basta con decir que no me arrepentí ni un
poco, incluso si todos en mi vecindad inmediata se giraran

293
para mirarme, como si no pudieran creer que un sonido así
pudiera provenir de un ser humano.

―Eso fue increíble ―le dije con entusiasmo―. Sabía que


me amaba más que a nada en el mundo entero. Solo
necesitaba que lo coaccionaran para que lo dijera...

―Ejem ―dijo Justin, mirándome―. ¿Sam? ¿Si no te


importa?

Lo miré fijamente, confundido.

―¿Por qué me importaría? Justin, eso fue lo mejor...

―Tienes que ir a dar tu discurso ―me susurró Ryan.

―Oh. Oh. Corrrrrrecto. Eso. ¿Sabes qué? Estoy bien. Sin


embargo, gracias.

―Kevin ―dijo Justin.

―Estoy en ello, jefe. ―Y luego el dragón traidor me sacó


de donde estaba parado.

―Jefe ―grité, indignado―. Eres un traidor. ¡Soy tu jefe!


¡Yo! Sam de los Dragones. ¡Suéltame ahora, vil criatura!

―Él es tan ruidoso para una cosa tan pequeña ―dijo


Kevin―. Pero como desees. ―Me puso en el escenario frente a
la multitud de cientos de personas.

Sudor de estrés instantáneo.

―Wow ―le susurré a Justin―. ¿Sabías que tus intestinos


pueden aflojarse casi instantáneamente? No lo supe hasta este
momento.

―Dije la cosa ―gruñó de nuevo hacia mí―. Ahora, da el


mejor discurso que jamás hayas dado en tu vida.

―¡Nunca he dado un discurso!

294
―Bueno, este es un buen lugar para comenzar.

―Justin, ¿por qué lo harías, a dónde vas? ¿Me vas a dejar


aquí solo? ¿Por qué le harías eso a tu mejor amigo 5eva?
¿Sabes qué? Revoco ese título. Tú no eres, ah, hombre, no
puedo hacerte eso. Serías aplastado. ¡No importa! Justin ¡No
importa! ¡Sigues siendo mi mejor amigo 5eva!

Alguien en la multitud tosió con bastante fuerza. Como


un gilipollas. Y entonces sucedió algo extraordinario.

Ryan Foxheart, el Comandante Caballero más elegante e


inmaculado que jamás haya existido, comenzó a aplaudir.

Despacio.

En la historia de su vida, nunca había empezado a


aplaudir lentamente. Pensaba que era estúpido.

Pero aquí estaba él, haciéndolo solo por mí.

―Te lo voy a hacer tan asqueroso más tarde ―lo amenacé


por lo bajo―. Tu culo va a estar abierto.

Tiggy, con sus piezas todavía colgando, se dio cuenta lo


que estaba haciendo Ryan y comenzó a aplaudir con él. Kevin
comenzó a continuación. Gary siguió raspando el suelo con su
casco delantero izquierdo. Mis padres se unieron.

Y fue como si la presa se rompiera después de eso.

Pronto todo el campamento me aplaudió, incluso Lady


Tina y Vadoma, aunque no parecían estar muy
entusiasmadas. Lo atribuí al hecho de que las odiaba.

Ahora entendía por qué las personas se paraban frente a


los demás.

―Soy tan poderoso ―susurré―. Sí, ámenme. Ámenme.


―Levanté una mano hacia la multitud.

295
Ellos rugieron en respuesta.

Levanté mi otra mano.

Se hicieron aún más fuertes.

Me moví un poco.

Los aplausos se callaron ante eso.

Grosero.

Yo podría hacer esto.

Yo podría hacer esto.

Al final volvieron a quedar en silencio, todos los ojos


puestos en mí.

Tragué saliva, deseando poder levantar mi túnica para


que soplara una buena brisa en mi región inferior, pero me di
cuenta que probablemente no era educado, especialmente
porque estaba bastante libre por debajo.

―Um. Hola ―le dije.

Buen comienzo.

―¡Habla más fuerte! ―gritó alguien―. No puedo


escucharte, ¡y quiero diseccionar cada una de tus palabras por
su veracidad y validez!

Genial. Sin presión. ¿Cómo hacían esto el Rey y Justin?


¿Cómo hacia Morgan cuando él...?

Morgan. Siempre volvía a él, ¿no?

Estaba donde todo comenzó. Y él estaba donde había


terminado. Lo último que esta gente había visto de mí fue el
día en que Morgan de las Sombras fue enterrado.

Siempre él.

296
Les dije:

―Yo era sólo un niño. De los barrios pobres. Me


despertaba todos los días sabiendo que era amado. Sabiendo
que tenía un techo sobre mi cabeza, incluso si goteaba a veces.
Que tenía dos personas que me querían más que a nada en el
mundo. Y era bueno. Era bueno, porque me enseñaron a estar
agradecido por lo que tenía.

»Pero algunos días fueron duros. Algunos días nos


acostábamos con hambre, y podía escuchar a mi mamá llorar
a través de la pared y mi papá diciéndole que estaría bien, que
mientras estuviéramos juntos, lo resolveríamos. Esos eran los
días en que me acostaba en mi cama y miraba por la pequeña
ventana de mi habitación. Si estiraba mi cuello justo a la
derecha, podría ver el cielo y las estrellas, y... lo deseaba a
veces. No eran nada especial, solo los deseos de un chico que
quería que su madre fuera feliz y que su padre fuera saludable.
Deseaba ser alguien genial algún día. Pero no solo para mí. No
lo quería para mí. Lo quería para ellos. Porque yo…

Negué con la cabeza

―No sé si los deseos funcionan. No sé si los dioses los


escuchan. Considéralos. Descartarlos o hacer que sucedan. Si
es algo frívolo o si es algo que todos debemos hacer. Pero lo
hice de todos modos, porque era un chico que creía que el
mundo era un lugar brillante y maravilloso. Y si fueron mis
deseos, o si fueron los propios dioses, él vino por mí. Me dijo
que estaba destinado a algo más grande, algo más, y que yo…
No lo sé. No sé si eso importaba. Lo que me ocultó. Lo que él
sabía incluso antes que yo naciera. Has oído hablar de la...
profecía. Probablemente se ha exagerado mucho. Se ha
convertido en algo irreconocible por personas que no querían
nada más que ponerme de rodillas.

Lady Tina miró la mesa. Vadoma me miró fijamente.

297
―No me... gusta. La palabra. Destino. Porque significa
que no tengo opción. Que mis decisiones no importan. Que
todo lo que he hecho en mi vida ha sido preordenado por
poderes superiores, moviéndome como una pieza de ajedrez a
través de un tablero. Que lo que soy, en lo que me he
convertido, quedó grabado en piedra mucho antes que fuera
un pensamiento consciente.

»Pero la piedra, sin embargo. Se desmorona. Un amigo


me enseñó eso. Y Morgan estaba haciendo lo que él creía
correcto, y tal vez lo era. O tal vez no lo era, pero al final no
importa. Estaba enojado con él. Por mucho tiempo. Por lo que
pensé que era una traición. Pero ahora es diferente. Porque
independientemente de sus acciones, independientemente de
lo que me ocultó, sé que una cosa es cierta con todo mi
corazón: Morgan de las Sombras me amaba. Él me amaba y no
quería nada más que mantenerme a salvo. Al igual que él los
amaba a todos ustedes. Al igual que él amaba a Verania.

Moqueaba mientras me limpiaba los ojos.

―Se ha ido ahora. Y no por las acciones de nadie aquí. No


por algo que hiciste, o lo que yo hice, o... por nada.

Los hombros de Lady Tina temblaban.

―Sino a causa de su hermano.

La multitud suspiró.

―Por la piedra angular de Randall.

Ellos inclinaron sus cabezas. Todos, excepto Justin y


Ryan, que estaban uno al lado del otro, mirándome con feroz
orgullo.

Tomé una respiración profunda.

―Fue Myrin. Me quitó a Morgan. A nosotros. Él tomó


nuestras casas y nuestros pueblos y nuestras ciudades. Se

298
llevó a nuestros amigos y nuestras familias. Una vez, él fue
bueno. Y amable. Era amado. Pero se dejó enredar en las
sombras y eligió un camino que llevó al oscurecimiento de su
magia. Fue detenido, una vez. Por un tiempo. Pero él volvió y
tomó y tomó y tomó de todos nosotros. Y yo corrí.

Todos estaban en silencio.

―Me quitó a Morgan. Y no pude hacer nada para


detenerlo. Lo intenté. Por favor. Tienen que creerme cuando
digo que lo intenté. Tengo este... corazón, este corazón
iluminado que late en mi pecho, y me hubiera dado por vencido
si eso significara que Morgan todavía podría estar... aquí. Con
todos ustedes. Ese día, en esa casa, Myrin nos quitó todo a
nosotros, pero solo pude concentrarme en lo que él tomó de
mí. Mi piedra angular estaba terriblemente herida, me habían
traicionado personas que no esperaba, Randall se había ido y
Morgan estaba...

»Y corrí. Incluso si se hubiera esperado de mí, incluso si


la única forma en que podría haber cumplido mi destino era
entrar en el Bosque Oscuro con los dragones de Verania,
todavía tenía una opción. Pude haberme quedado. Y peleado a
tu lado. Hice lo que pude para asegurarme que sabía que algún
día volvería a estar bien. Tal vez si me hubiera quedado, las
cosas serían diferentes. Estaríamos... y el Rey todavía...

El movimiento me llamó la atención. Un hombre


abriéndose paso entre la multitud hacia el frente, pero no hacia
mí.

―Y por eso, lo siento.

La gente del Campamento HaveHeart respiraba como uno


solo.

―Lamento haberte dejado para que lidies con esto por tu


cuenta. El Rey me pidió que fuera su mago, y tomé su mano,

299
una promesa hecha que no cumplí. Debería haber hecho más.
Debería haber sido mejor. Debería haber... bueno, ¿sabes qué,
amigo? Puedo ver totalmente lo que vas a hacer, así que
deberías parar ahora mismo. Estoy siendo súper emocional
aquí, derramando mi corazón y mi mierda, y no estoy de humor
para los chanchullos que estás por probar. Y fíjate cómo dije
intentarlo. Porque si das un paso más, te patearé el culo como
no lo creerías.

La multitud se sobresaltó, mirando a su alrededor


salvajemente. Los caballeros se tensaron frente al escenario.

Ryan sacó su espada y Tiggy chasqueó los nudillos.

Gary comenzó a llover brillo, y un rizo de humo salió de


las fosas nasales de Kevin.

El verde y el oro estaban allí, más fuertes que nunca.

El hombre no dudó. Vi el brillo de un cuchillo cuando


comenzó a correr hacia Justin.

Suspiré incluso cuando la gente comenzó a gritar.

Levanté mi mano, con la palma hacia afuera, y la cerré en


un puño. Fue hecho sin el uso de la lengua antigua.

Sin esfuerzo, de verdad.

El suelo alrededor del hombre se movió y se rompió, la


roca se elevó de la tierra y se envolvió alrededor de sus brazos
y piernas incluso antes que pudiera dar otro paso. Terminó en
cuestión de segundos, la gente gritaba en advertencia mientras
se alejaban de él.

Ryan estaba gruñendo mientras apuntaba su espada a la


garganta del hombre, Justin siendo arrastrado por mis padres
y rodeado por los caballeros, sacando sus armas.

300
―Maldita sea ―le dije―. ¿Sabes lo difícil que fue ser tan
profundo? Quiero decir, estaba derramando mi alma en este
escenario. ¡Ni siquiera me gusta hablar en público! Y el
Príncipe acababa de llamarme su mejor amigo 5eva, e iba a
destrozar a mi novio más tarde, y sería una buena noche para
todos nosotros...

―Tal vez no sea el momento ―dijo Ryan con los dientes


apretados, la punta de su espada presionando contra la suave
piel de la garganta del aspirante a asesino. Sólo la cabeza y la
garganta del hombre estaban expuestas, el resto de él cubierto
de roca.

―Correcto ―le dije―. No es el momento. Sin embargo, si


alguna vez tengo que dar un discurso de incitación
nuevamente, siempre voy a pensar en cómo este tipo arruinó
mi primera vez.

―Es tan consciente de sí mismo ―le dijo Gary a Tiggy―.


Le enseñé eso.

―Muy orgulloso ―gruñó Tiggy, golpeando un puño en su


otra mano amenazadoramente.

―Myrin sabe que has regresado ―el hombre jadeó


desafiante―. No hay nada que puedas hacer para detenerlo. Él
te está esperando ahora. No vas a ganar. El momento de los
Oscuros ha llegado, y nosotros somos...

Ryan suspiró.

―¿Realmente tienes que decir eso? Dioses, todos ya deben


saber cómo se siente él acerca de...

―Monólogos ―exclamé―. ¿Acabas de intentar matar al


Príncipe y estás monologando? Oh, dios mío, voy a explotar tus
putos pezones con tanta fuerza que ni siquiera lo sabes.
¿Quieres el Flora Bora Slam, hijo de puta? Porque lo tienes.

301
¡Gary! ¡Tiggy! ¡Detenme antes que mate a cada parte de su
cuerpo!

―Pero estás en el escenario ―dijo Gary―. Y estamos aquí


abajo. Sabes lo que siento por las escaleras, Sam. Los seres
con cuatro patas no deberían tener que intentar navegar por
las escaleras...

―Maldita sea ―murmuré―. El momento de furia


arruinado. Gracias, Gary.

―De nada.

―¡Todo el mundo! Todo el mundo. Lo siento mucho que


mi discurso se haya arruinado. Iba a ser increíble y todos se
iban a sentir mal por volverse contra mí y entonces
probablemente todos íbamos a abrazarnos en grupo y esas
cosas y tal vez llorar en los hombros del otro. Entonces habría
dicho que estaba en el camino para perdonarles a todos o lo
que sea. Hubiera sido increíble y hubiera caído en los anales...

―Heh ―dijo Kevin―. Estaría en tus anales...

―Kevin. Cállate. ¡Estoy tratando de hablar en serio!

―Oh. Claro. Lo siento.

―Maldición, ahora olvidé lo que estaba diciendo, espera.


Espera. Los abrazos en grupo, llorar, perdonar, ser
maravilloso, anales, ¡bien! Y luego hubiera anunciado que
tenemos un plan, algo así como recuperar lo que es nuestro, y
bla, bla, bla, habríamos terminado la noche en una juerga
semidesnuda, y todo habría estado estupendo. ―Miré fijamente
al hombre de piedra―. Pero entonces este tipo tuvo que
arruinar eso. Amigo, no estoy muy feliz contigo ahora mismo.

―¡En el nombre de Myrin! ―gritó―. Volveremos para...

302
Chasqueé mis dedos, y la piedra se arrastró hacia arriba,
cubriendo su boca. Pensé en acercarla a su nariz, pero no lo
hice.

―¡De acuerdo! ―dije, aplaudiendo― .¿Quién está listo


para patear algunos culos y tomar algunos nombres? Sé quién
soy. Voy a patear algunos culos... y tomar. Um. Nombres. O lo
que sea. ¿Sabes qué? Ni siquiera importa. Estoy aquí, soy raro
y estoy súper enojado. Es hora de recuperar lo que es nuestro.

―¿Siiiii? ―dijo alguien en la audiencia.

―A ver si alguna vez trato de dar un discurso conmovedor


de nuevo ―murmuré―. Todos ustedes apestan.

303
Capítulo 9:
Siempre Confiésate Antes de
un Gangbang

―Sí, no voy a entrar allí ―le dije―. No. Me niego.


Absolutamente no. ¿Necesitas que lo diga en élfico? Glaarka-
darkk-fuggit. O como suena en su lenguaje. No lo sé, no puedo
hablar élfico.

―No tenemos otra opción ―dijo Justin, sonando molesto.


Y también con una voz notablemente más profunda, viendo
cómo había modificado mágicamente su rostro y su voz, por lo
que ahora se parecía a un hombre calvo y robusto que tal vez
fumaba demasiados cigarros. No estaba muy contento conmigo
por eso―. Las alcantarillas son el único camino hacia la Ciudad
de Lockes. Hemos hablado de esto. Es parte del plan.

―Bueno, tal vez necesitamos un nuevo plan ―repliqué―.


¿Hueles eso? Eso es mierda. Ese olor es de mierda real. No
quiero caminar en la materia fecal de otra persona. Ya pasé un
año en el bosque teniendo que cagar en agujeros y luego
cubrirlo.

―Probablemente fue demasiada información ―dijo Ryan,


acariciando su barba hasta el pecho como solía hacerlo desde
que se la había dejado crecer. Su piel era casi tan oscura como
la mía ahora, y aunque pensé que debería haberlo cambiado
un poco más, no podía convencerme a mí mismo de

304
deshacerme de ese culo o de esos bíceps, así que eso fue todo―.
Y hay pasarelas en las alcantarillas. En realidad, no vamos a
estar caminando en... nada.

―Pero el olor...

―Tal vez deberías haberte quedado en el campamento con


los demás ya que eres tan incapaz ―dijo Lady Tina con sorna.
O, mejor dicho, dijo el mago Oscuro Tim, porque ella era mi
mayor creación. Decidimos que solo cuatro de nosotros
entraríamos en la Ciudad de Lockes, mientras que los demás
permanecerían en el Campamento HaveHeart. Gary, Tiggy y
Kevin no estaban contentos de quedarse atrás, pero no pude
transformarlos en algo que no nos delatara. Y parecía más fácil
mantener bajo el número de personas involucradas, en caso
que las cosas se agriasen.

Discutí en contra de que Justin fuera, diciendo que


necesitaba quedarse con nuestra gente, ser la cara de la
Resistencia en caso que algo le sucediera al resto de nosotros.
Él había rechazado eso al instante. Estábamos rescatando a
su padre, y si pensaba que se quedaría atrás y nos dejaría que
el resto de nosotros lo echara a perder, entonces estaba
equivocado. Él había sido bastante apasionado con todo el
asunto, y estuve impresionado.

Durante casi treinta segundos.

Porque entonces se preguntó en voz alta si yo debía


quedarme atrás, dado que Myrin ya había sido informado de
mi regreso. Respondí que Myrin no esperaría que yo viniera a
la Ciudad de Lockes tan pronto. Realmente no sabía si eso era
cierto, porque realmente no sabía cómo pensaba Myrin, pero
intenté ponerme en su posición. Yo tampoco me esperaría.

Justin termino por poner los ojos en blanco.

305
Pero cuando se decidió que Lady Tina sería el cuarto
miembro de nuestro grupo, tanto Ryan como Justin en
acuerdo, hice lo único que podía.

La hice muy joven.

Er. Masculina.

Ella era totalmente un chico.

Tenía una barba desaliñada y un terrible corte de pelo en


tazón, y parecía que no estaría fuera de lugar en el Hogar de
St. Bernadine para Adultos Criminales y Locos, una
instalación psiquiátrica en una de las zonas bajas de la Ciudad
de Lockes. Ella todavía sonaba como Lady Tina, pero a través
del filtro de una voz áspera y agrietada. Además, tenía una
obesidad atroz, porque yo era un gilipollas y ella era mi
enemiga mortal.

Me veía increíble, por supuesto. Mi barba era larga y


exuberante, mi cabello se posaba en mis hombros como la gran
melena de una criatura feroz y salvaje. Me hice treinta
centímetros más alto y mi pecho un poco más grande, y me
sonreí en el espejo al ver al nuevo y mejorado Sam de los
Dragones.

Los otros no estaban muy contentos conmigo.

Les había dicho que mi magia reaccionaba a cómo eran


en el interior. Lo que era una tontería total, pero, aún así, la
mirada horrorizada de Justin y la cara de Lady Tina habían
valido la pena.

Todos estábamos lo más vestidos posible, dado que


estaríamos tirando la ropa después de salir de las alcantarillas.
Lo más probable es que el olor se adhiriera a las telas y sería
un regalo inapreciable. Cada uno de nosotros llevaba un
paquete con nuestros disfraces y armas surtidas. Ryan, Tina y
Justin tenían sus espadas a sus lados, los brutos aficionados.

306
Pero éramos prácticamente irreconocibles. Todo gracias a
mí.

Por eso sentí que estaba dentro de mis derechos no


querer revolcarme en caca.

―Podríamos simplemente pasear por la puerta principal


―murmuré―. Sería más fácil y no tendría que vomitar mucho.

―Te lo dije ―dijo Justin―. Para ingresar a la Ciudad de


Lockes ahora se requieren documentos de identificación que
no tenemos. Ni siquiera sabemos cómo se ven, ya que cambian
cada dos semanas, por lo que no podríamos hacer que
falsifiques nada. De esta manera, entraremos en la ciudad sin
ser detectados.

―¿Y si nos paran dentro? ―pregunté.

―Supongo que veremos si algo del tiempo en el bosque te


hizo capaz de correr más rápido

―¡Oye! Puedo correr rápido. Como, muy rápido. ¿Sabes


cuántas veces he tenido que correr por mi vida?

―Esto no va a salir bien ―murmuró Lady Tina―. Entonces


puedes quedarte atrás ―le espeté a ella.

―Sam ―advirtió Ryan.

Gruñí.

―Lo siento. Todavía no estoy acostumbrado a pararme


cerca de ella sin hacer planes para darle un puñetazo. Es difícil
cambiar mi visión del mundo en tan poco tiempo.

―Intenta más duro ―dijo Justin, mirando hacia la rejilla


de la alcantarilla―. Porque se está acercando al alba.
Necesitamos estar escondidos en los barrios marginales para
cuando salga el sol y podamos descansar para entrar al castillo

307
esta noche. Enloquece, Haversford, y mete tu trasero en la
maldita alcantarilla antes que te apuñale en la garganta.

―¿Puedo excitarme con eso? ―le susurré a Ryan.

―No ―me susurró de vuelta.

―Mierda. Bueno.

―Si ambos han terminado de susurrar palabras dulces,


¿podríamos por favor sacar esta reja ahora? ―preguntó Justin.

Oh. Claro. Ese era yo.

―Retrocedan ―les dije―. Mi magia es una cosa poderosa,


y no quisiera que dos tercios de ustedes queden atrapados en
la reacción.

Lady Tina puso los ojos en blanco mientras retrocedía.

Miré hacia arriba a través de los árboles para ver el


contorno de la Ciudad de Lockes en la oscuridad, antorchas
parpadeando a lo largo de la pared que rodeaba a la Ciudad.
En la distancia, pude ver las banderas sobre el castillo de
Lockes ondeando en la brisa fresca. Esto era lo más cerca que
había estado de mi ciudad desde la noche en que me dirigí al
bosque para enfrentar al Gran Blanco. Me sorprendió el nudo
en mi garganta al verla, podías extrañar un lugar casi tanto
como a las personas.

Pero no había tiempo para eso ahora. Teníamos un rey


que salvar.

Saqué las cantidades mínimas de verde y oro, y la rejilla


se derrumbó en polvo que cayó al suelo.

―Dioses ―dijo Justin en voz baja―. Eso es ... ¿podrías


haber hecho eso antes? ―Me encogí de hombros―. Tal vez. Es...
más fácil de manejar ahora. Probablemente siempre pude
hacer estas cosas, pero podría haberse salido fácilmente fuera

308
de mi control. La gente podría haberse lastimado sin haberlo
merecido.

―Ungh ―dijo Ryan, mirándome con ojos acalorados.

―¿Eso pasa siempre? ―le preguntó Lady Tina a Justin.

―Sí. E incluso cuando tenemos tiempo para eso, todavía


es horrible.

―Entonces no te importará ir primero ―dije


alegremente―. Especialmente porque todos están muy
entusiasmados por ir A los Túneles de la Mierda.

―Lo dijiste en mayúsculas, ¿verdad? ―dijo Justin,


mirando hacia la alcantarilla―. Claro que sí. Así es como sabes
que va a apestar.

―Bien ―dijo Justin, cuadrando sus hombros―. Soy el


Gran Príncipe de Verania. Vamos a salvar a mi padre, nuestro
Rey. Guiaré el camino.

―A los Túneles de la Mierda. Sólo dilo. Di A los Túneles


de la Mierda.

―A los Túneles de la Mierda ―me dijo bruscamente y


luego desapareció en la alcantarilla. Lady Tina dejó escapar un
suspiro enojado, se subió la túnica y siguió al Príncipe.

Giré sobre Ryan mientras teníamos un momento a solas,


lo agarré por la nuca y lo besé ferozmente. Gruñó sorprendido,
pero su boca se abrió inmediatamente, su lengua en mi boca,
caliente y resbaladiza. Puse mis caderas en su contra mientras
sus manos se dirigían a mi culo y tiraban. Jadeé en su boca
mientras le apretaba el pelo.

―¿Por qué fue eso? ―preguntó mientras me alejaba, sus


ojos encapuchados y oscuros.

309
―Eso fue por decir no al sexo y asegurarte, como un
imbécil, que pudiéramos dormir bien anoche. ¿No sabes nada
de misiones peligrosas? Se supone que debes tener sexo para
afirmar tu vida antes de irte.

Puso los ojos en blanco, pero si el bulto en sus pantalones


significaba algo, no se quedó indiferente.

―Vamos a estar bien ―dijo―. Mientras nos mantengamos


unidos. No vas a hacer nada estúpido o sin sentido.
¿Entiendes?

Me burlé.

―¿Cuándo he hecho algo estúpido o...?

―Todo el tiempo. Como, todo lo que haces. Es,


literalmente, quién eres.

―No soy…

―Prométemelo, Sam. ―Había perdido el brillo de la lujuria


en sus ojos. Maldita sea. Él estaba hablando en serio, y yo no
podía ignorarlo ni rechazarlo―. Me prometes que te quedarás
a mi lado.

―Sí ―le dije―. Por supuesto.

Me empujó un poco.

―Sam.

―Lo prometo.

Buscó en mi cara, tratando de decidir si estaba siendo


sincero. Le puse los viejos ojos de Mira-Cuan-Precioso-es-Sam,
y él asintió lentamente.

―Tendremos tiempo. Después. ―Y me besó, rápido y


dulce, y desapareció en la alcantarilla.

310
Antes de seguir, miré hacia el cielo nocturno, las estrellas
brillando intensamente.

―Será mejor que cuides de ellos ―dije en voz baja―. Pase


lo que pase. Justin y Ryan y Lady Tina, si tienes tiempo. No les
puede pasar nada, o no te gustará lo que haré.

Pensé que tal vez el Dragón de David brillaba un poco


más, pero podría haber sido lo que quería ver.

Me di la vuelta y entré en las alcantarillas.

E INMEDIATAMENTE quede ahogado porque, queridos


dioses.

―¿Qué comen los Oscuros? ―gemí, cubriéndome la nariz


y la boca―. ¿Sus sentimientos? Dulce melaza, esto es terrible.

Era como ser golpeado con una ola de carne podrida y


malvada. El aire era espeso y pesado, y estaba bastante seguro
que los vómitos eran una reacción aceptable a nuestra
situación actual. Los otros fueron afectados de manera similar,
respirando superficialmente por la boca. Se pararon en una
pasarela de madera que se había construido sobre una
corriente de agua nociva y muchas otras cosas en las que no
quería pensar. La alcantarilla estaba oscura, pero no podíamos
arriesgarnos a encender un fósforo o una antorcha, dados los
gases que se elevaban desde debajo de nosotros. Chasqueé mis
dedos, y una pequeña ráfaga de luz explotó sobre mi mano y
comenzó a revolotear como un hada.

Las paredes de ladrillo y el techo estaban mojadas y


goteando, cubiertas de un musgo negruzco que parecía crecer
a nuestro alrededor. Agité mi mano hacia la oscuridad ante mí

311
y la luz se disparó hacia adelante, dejando un rastro delgado
detrás de ella.

―Cuanto más rápido nos movamos, más rápido


saldremos de aquí ―dijo Lady Tina.

Odiaba cuando tenía razón. Así que la ignoré a favor de


Ryan.

―¿Estás seguro qué esta es la alcantarilla correcta? Esos


esquemas eran densos. No pude hacer cara o cruz de ellos.

―Es algo bueno que pueda, entonces, ¿eh? ―dijo Ryan―.


Parte de mi entrenamiento era asegurarme que supiera cada
entrada y salida del castillo.

―Tan glamoroso. Puedo ver por qué querrías ser un


caballero.

Se rio en voz baja mientras golpeaba su hombro contra el


mío.

―Tiene sus ventajas. Me has notado, después de todo.

―Dioses ―dijo Lady Tina―. Me gustaba más cuando Sam


no estaba aquí. Al menos Ryan actuaba como un caballero y
no como un adolescente enamorado.

―Te acostumbras ―dijo Justin―. La mayor parte. Ryan


liderará. Luego yo. Sam será el siguiente, y Lady Tina cerrará
la retaguardia.

Lady Tina parecía sorprendida por eso.

―Su Majestad, creo que yo debería ser la que está detrás


de usted. No sabemos qué problemas tenemos por delante.

Antes que pudiera replicar (cómo se atreve a


cuestionarme), Justin dijo:

312
―Sam me cubrirá las espaldas, tal como sé que tú
cuidarás la suya. Es mi mago. Él... Sam, quita esa mirada de
tu cara. No nos abrazaremos en este momento, así que ni
siquiera lo pienses.

―Solo estoy de acuerdo con la cosa de no abrazar porque


estoy bastante seguro que acabo de ver algo que solía estar vivo
flotando debajo de nosotros, así que... Sí. Estoy bien con eso.
Pero no pienses que no te atraparé más tarde. Me llamaste tu
mago otra vez. Me adoras.

Murmuró algo que no pude descifrar, pero supuse que


era un cumplido. Entonces:

―¿Más preguntas? Bueno. Vamos a movernos.

CUANDO UNO está atravesando los Túneles de la Mierda


en la oscuridad tratando de infiltrarse en un castillo para
rescatar a un rey de un grupo de villanos, uno tiene tiempo
para reflexionar sobre todo lo que los ha llevado a este
momento. Pensé que tal vez esto era un castigo divino por
todas las cosas que había hecho mal. Pero luego recordé que
parte de esta mierda podría pertenecer al Rey, habiendo tenido
que hacer caca en un cubo, y fortaleció mi resolución, aunque
nunca le diría a nadie que había pensado así. Bueno, quizás
años y años a partir de ahora cuando podamos mirar hacia
atrás en todo esto y reírnos.

La luz se deslizó de un lado a otro en el túnel mientras


seguíamos a Ryan, primero girando a la izquierda, luego a la
derecha, luego a la derecha, luego a la izquierda y la izquierda
y la derecha. Confié en él para saber adónde nos estaba
llevando, porque ya me había mezclado tres o cuatro vueltas
atrás.

313
Y de alguna manera me había acostumbrado al olor. Por
lo menos, la bilis en mi garganta se había ido, y podía respirar
un poco más profundo. De vez en cuando pasábamos una
abertura por encima de nosotros, la luz de la luna descendía e
iluminaba el camino por delante.

Hubo un momento, quizás una hora más tarde, cuando


sentí que algo me inundaba. No físicamente, porque habría
habido muchos gritos, sino mentalmente, como una ráfaga de
aire fresco en mi mente que estalló en la niebla. Me tomó un
minuto darme cuenta de lo que era. Y lo que significaba. A
quién se refería.

―Acabamos de cruzar a la ciudad ―dije en voz baja.

Ryan me devolvió la mirada.

―¿Cómo sabes eso?

―Lo sentí. Es... Randall y Morgan quedaron grabados en


los huesos de la ciudad de Lockes. En la madera y la piedra.
En todas partes. Morgan se ha ido, y Randall sólo los dioses
saben dónde está, pero su magia sigue aquí. Es... disipada.
Pero la reconocería en cualquier parte. Siempre lo percibía
cuando volvía de nuestras aventuras. Siempre pensé que era
la sensación de estar en casa. Pero son... son ellos. Ni siquiera
los oscuros han sido capaces de sacarlo. Eso es algo bueno.

Una mano me apretó el hombro mientras suspiraba.

Ryan asintió lentamente.

―Eso es genial. Eso significa que estamos en el camino


correcto.

Yo le entrecerré los ojos.

―¿Por qué suenas tan aliviado? ¡Dijiste que sabías a


dónde íbamos!

314
Se encogió de hombros.

―Siempre es bueno tener una validación.

―Estoy contigo, Foxheart.

―Sam, te lo dije. Ahora no. Obviamente estoy ocupado


liderando una misión para salvar al Rey.

―Dios, es tan excitante cuando te pones en plan


Comandante Caballero.

―¿Sí? ―dijo, mirándome de arriba abajo―. ¿Te gusta


cuando me hago cargo?

―Oh, sí. Si no estuviéramos en medio de una neblina de


orina y materia fecal, estaría en tu mierda.

Ryan se estremeció.

―Tal vez quieras trabajar en la redacción.

―Oh, dios mío ―gimió Lady Tina―. Odio todo.

―Sólo empeora ―murmuró Justin.

―Justin, Tina, dejen de perder el tiempo ―los regañé―.


Larguémonos de aquí, entonces, ¿sí? Tenemos que estar cerca.
Los barrios bajos no estaban tan lejos de las puertas de Lockes.

Tenían la misma mirada de irritación en sus caras.


Hubiera sido dulce si uno de ellos no hubiera sido Lady Tina
en la piel de un hombre.

Pero como sea.

Nos tomó un poco más de tiempo antes que Ryan se


detuviera junto a los peldaños de metal oxidados que se
elevaban por la pared hacia una rejilla de alcantarillado.

315
―Creo que esto es todo ―dijo, entrecerrando los ojos.
Podíamos ver parches de cielo más allá de los edificios que se
avecinaban, y las estrellas se estaban desvaneciendo en un
azul más claro. No teníamos mucho tiempo antes que la
Ciudad despertara a lo que fuera ahora. Como mínimo, asumí
que habría Oscuros en las calles. Necesitábamos apurarnos.

―¿Estás seguro? ―preguntó Justin―. Podría haber jurado


que nos faltarían unos cuantos giros más.

―Bastante seguro ―dijo Ryan―. Yo iré primero. Echaré un


vistazo. Quédate aquí.

―No te atrevas a hacer nada estúpido, Foxheart ―le


gruñí―. Si tenemos que pasar a la siguiente, lo haremos.
Podemos dar la vuelta si tenemos que hacerlo.

Me guiñó un ojo como un imbécil. Pero como yo amaba


su rostro, no lo acusé.

Dejó caer su mochila en la pasarela de madera y comenzó


a subir la escalera. Lo ayudé tocándole su culo con el pretexto
de ayudarlo a subir los peldaños inestables.

―Es tan bonito ―suspiré.

―Realmente lo es ―estuvo de acuerdo Lady Tina antes de


toser y sacudir la cabeza―. Quiero decir, uno podría pensar
que al menos podrías controlarte en una alcantarilla, Sam. Sin
embargo, lo único sorprendente de esto es que no me
impresiona.

―Me sorprendió lo fácil que me aclimaté al olor de las


alcantarillas ―dije suavemente―. Pero luego me di cuenta que
he estado cerca de ti durante el último día más o menos y que
no hay mucha diferencia en los olores. Además, pareces un
hombre feo.

316
Antes que pudiera alcanzar su espada y darme una
justificación a Flora Bora Slam, Justin intervino:

―¿Pueden callarse los dos? No tenemos tiempo para


pequeñas disputas.

―Sí, mi Príncipe ―dijo Lady Tina, inclinándose.

―Sí, mi Príncipe ―me burlé en voz baja.

Miré hacia atrás para ver que Ryan había llegado a la


rejilla de la alcantarilla. Su cabeza estaba inclinada en un
ángulo incómodo mientras trataba de ver a su alrededor antes
de intentar levantar la rejilla y dejarla a un lado. No íbamos a
desintegrarla, dado que sería más notable si faltara.

Entonces un pensamiento alarmante me golpeó.

―¿Qué pasa con el mapa?

Justin me miró.

―¿Qué mapa?

―El mapa de los elfos. En la oficina de tu padre. ¿Eso no


nos mostrará? ¿Cómo una amenaza?

Justin sacudió la cabeza.

―No funciona de esa manera. Solo muestra villanos con


intenciones maliciosas. En todo caso, es probable que esté
lleno de Oscuros en este momento. Aunque nos mostrara, no
nos destacamos. Es una de las cosas que desearía haber
podido agarrar cuando cayó la Ciudad, pero no tuve tiempo.

Tragué un nudo en mi garganta al pensar en lo que él


debió haber pasado mientras yo no estaba.

―Debería haber estado allí.

317
―Tal vez. O tal vez hiciste lo que debías hacer. No importa
ahora, Sam. Lo hecho, hecho está. Lo único que importa en
este preciso momento es llegar a mi padre.

Antes que pudiera responder, Ryan había bajado la


escalera.

―La calle parece vacía ―dijo, limpiándose las manos en


los pantalones antes de recoger su mochila―. Y la rejilla es fácil
de mover. ―Él me sonrió en voz baja―. No vas a creer donde
estamos.

―¿Dónde?

―Verás. O lo harás si te acuerdas. Venga. El sol está


saliendo. Las campanas de la mañana empezarán a sonar
pronto.

Esperé un par de peldaños debajo de Ryan mientras él


gruñía mientras empujaba la rejilla de la alcantarilla otra vez.
Subió, luego se dio la vuelta y se agachó para ayudarme a
levantarme. No lo necesitaba, pero como tenía una perversión
por la caballerosidad, lo permití, y absolutamente no solté
ninguna risita ni agité mis pestañas hacia él mientras
estábamos parados cara a cara, mis manos sobre sus
hombros, las esquinas de sus ojos arrugándose ligeramente
mientras se inclinaba para...

―En serio ―dijo Justin―. ¿Ahora? ¿Estás haciendo esto


ahora?

Puse los ojos en blanco y me alejé.

―Una vez que todo esto esté dicho y hecho y haya salvado
a Verania de las garras del mal, te buscaré un novio, así
cuando tengas momentos especiales e íntimos, estaré allí para
interrumpirlos como un imbécil.

318
―Buena suerte con eso ―murmuró―. Porque no me
importa… ¿qué pasa?

Apenas lo oí.

Porque estaba demasiado ocupado con nuestro entorno.


Donde estábamos paramos

Era…

―Santa mierda ―le susurré.

―Te lo dije ―dijo Ryan, deslizando la rejilla sobre la


alcantarilla de nuevo después que Lady Tina salió.

―¿Qué? ―preguntó ella. Entonces ella frunció el ceño―.


Dioses, ¿estos son los barrios pobres? Es mucho peor de lo que
nunca imaginé. ¿Y vienes de aquí? No me extraña que...

―No es el momento ―espetó Justin, y ella pareció


suficientemente intimidada.

―Esto es... ―empecé, pero no pude encontrar las palabras


para continuar.

Ryan vino a pararse a mi lado.

―Me quedé justo allí ―dijo cerca de mi oído, señalando


hacia abajo la carretera adoquinada agrietada que se extendía
ante nosotros―. No sabía por qué estaba tan molesto al ver que
te ibas con Morgan. Te odiaba. Eras irritante y estúpido, y
pensé que estaría feliz que te fueras. Me dije a mi mismo que
solo estaba enojado porque estabas teniendo una vida que yo
nunca tendría. Que era injusto.

―Pero ya estabas deseándome.

―Tenías once años.

―Está bien, tal vez no deseando.

319
―Te volviste y me saludaste. Sólo una vez. Y luego te
fuiste.

―Lo recuerdo. Fue... ―Negué con la cabeza―. No sé lo que


fue. Es curioso cómo se dan las cosas.

Su sonrisa era una cosa hermosa.

―Sí. Es curioso cómo funcionan las cosas.

―¿Ya terminaron ustedes dos? ―preguntó Justin―.


Porque no tenemos mucho tiempo.

Lo miré por encima del hombro.

―Disculpa. Estamos siendo románticos. No es como si...

Las campanas de la mañana comenzaron a hacer eco


sobre la ciudad.

―Mierda ―dijo Ryan―. Necesitamos movernos. Ahora.


¿Sam?

―Lo tengo. Sé dónde estamos ahora. ¿Estás seguro que


está vacío?

Él asintió, pero no me miró a los ojos por razones que no


entendí.

―Está vacío. Lidera el camino.

No tuve tiempo de interrogarlo. Me moví hacia un callejón


a nuestra izquierda, los otros nos siguieron.

Era extraño, realmente, una rara sensación de


disonancia arrastrándose sobre mí mientras nos abríamos
paso a través de los barrios pobres. Antes que Myrin subiera
al poder, antes de Vadoma y mi Destino de Dragones, me
propuse volver a los barrios tan a menudo como podía, aunque
solo fuera para recordar de dónde venía.

320
Ryan nunca vino conmigo, más inclinado a olvidar el
pasado y centrarse en el futuro, pero estaba bien con eso. Solo
éramos diferentes de esa manera.

Los barrios marginales parecían casi iguales, tal vez un


poco más desaliñados y deteriorados, pero los edificios
permanecían como siempre lo habían hecho, con las persianas
colgando de sus goznes, las canaletas goteando agua sobre el
adoquín roto. Estaba sucio y oscuro y se sentía más como en
casa de lo que me sentía en el Campamento HaveHeart.

Justin y Ryan me habían dicho que aquellos que habían


sido capturados en la Ciudad habían sido relegados a los
barrios pobres, que era más una prisión que otra cosa. A nadie
se le permitía salir, fueran ricos o pobres. Todos fueron
tratados de la misma manera aquí, y aunque pensé que había
una especie de justicia retorcida, todos los que estaban aquí
estaban prisioneros. Realmente no importaba lo que pensaban
de mí o lo que habían hecho antes que desapareciera. Todos
eran iguales y no merecían nada de esto.

Las velas y las antorchas se encendían en las ventanas y


en las puertas mientras nos acercábamos a las sombras,
moviéndonos por los barrios marginales hacia nuestro destino
donde acamparíamos durante el día, esperando el anochecer
antes de dirigirnos hacia el castillo.

No pasó mucho tiempo antes que saliéramos de un


callejón hacia la calle donde yo... me detuve.

Ryan se estrelló contra mi espalda y di un paso hacia


delante. Me agarró por los hombros, pero no podía apartar la
mirada de la vista que tenía ante mí.

Allí, entre dos edificios en ruinas, estaba nuestra casita.


En la que yo había crecido.

321
Se veía igual que el día que me fui. Sí, regresaba a los
barrios bajos a menudo, pero nunca me atreví a venir aquí,
seguro que perdería mi deseo que de alguna manera se había
hecho realidad. Había sido parte de algo más grande que yo, y
estaba convencido qué, si regresaba aquí, todo lo que me
habían dado se desvanecería como si fuera un sueño.

Esta era la primera vez que vi mi casa desde que Morgan


de las Sombras me tomó de la mano y me llevó al castillo.

Y sí, la casa en sí se veía igual, pero las pilas de flores


recién cortadas a su alrededor eran diferentes. Los trozos de
pergamino clavados en las paredes y la puerta eran diferentes,
garabateados con palabras que no podía descifrar. El dibujo de
tiza de un corazón con un rayo a través de él en el suelo cerca
de la puerta era diferente, el corazón verde, el rayo dorado.

―¿Qué es esto? ―pregunté en voz baja.

―Comenzó un tiempo después que te fueras ―dijo Ryan,


tomando mi mano entre las suyas―. Cuando los Oscuros
comenzaron a venir del bosque.

―La gente oró aquí ―dijo Justin, viniendo a pararse al


otro lado de mí―. A los dioses. A ti. Por ayudar. Para confiar en
ellos. Vinieron aquí porque no sabían a dónde ir. Pensaron
que los habías abandonado. ―Él negó con la cabeza―. Y no
importa lo que dijimos, no podrían ser convencidos de lo
contrario. Comenzó solo con gente de los barrios pobres. Pero
luego creció a los otros cuadrantes de la ciudad. Y luego más
allá de la ciudad.

―No entiendo.

―Tú eres su esperanza, Sam ―dijo Justin―. Es tan simple


como eso. Y la esperanza puede convertirse en un arma cuando
todo lo demás parece perdido. Han estado esperando que
regreses. Y ahora lo has hecho.

322
Caminé por la calle, los otros detrás de mí. La puerta de
la choza estaba cubierta de flores y notas, y mientras las leía,
me preguntaba si merecía tanta fe, tanta fe y veneración.

Por favor vuelve.

Espero que estés a salvo, Sam.

Lo siento por lo que dije sobre ti, mago. Simplemente no


entendí. MYRIN APESTA.

Mi hermano ha desaparecido. Él creía en ti más que nada.


Ya no quiero tener miedo.

¡Al diablo con los Oscuros! ¡Sam de lo Salvaje es el mejor


mago que existe! ¡HAVEHEART POR SIEMPRE! :) :) :)

Y uno, escrito en un garabato infantil: Siempre creeremos


en la luz.

No los merecía. Cualquiera de ellos.

―¿Qué pasa si los decepciono? ―le pregunté, mirando las


docenas de notas clavadas en la puerta y la pared―. ¿Qué pasa
si no puedo ser lo que ellos necesitan que sea?

Fue Lady Tina quien dijo:

―No estás solo, Sam. No solo descansa sobre ti. Todos


lucharemos para recuperarlo. Y vamos a ganar.

Por una vez, no podía pensar en una sola cosa sarcástica


que decirle.

Ryan pasó por encima de las flores y abrió la puerta. Me


miró y me tendió la mano.

―¿Estás listo?

Dudé, pero sólo brevemente. Tomé su mano y entré.

323
―NECESITAS dormir un poco ―dijo Ryan. Estaba tendido
en el suelo en mi antigua habitación, con la cabeza apoyada en
su mochila. La luz del sol comenzaba a filtrarse a través de los
listones de la choza, y sabía que la habitación se calentaría
más tarde. Estaba ocupado mirando una colección de rocas
apiladas en la esquina―. Vamos a tener que estar lo más
descansados posible.

Yo resoplé.

―Solo porque puedes hacer esa cosa rara y quedarte


dormido de inmediato no significa que el resto de nosotros
podamos.

―Entrenamiento militar. Aprendí a dormir donde sea y


cuando sea posible.

―Sí. Raro.

―¿Por qué estás mirando esas rocas?

Me encogí de hombros.

―Solían ser mías.

Él me miró con los ojos entrecerrados.

―¿Qué?

―Recolectaba rocas cuando era un niño.

―¿Por qué?

―Porque éramos pobres y no había nada más que pudiera


conseguir gratis. Y eran bonitas. A veces.

―Eras un niño extraño.

324
―¿Verdad? Y mírame ahora. Coleccionen piedras, niños,
porque un día llegarán a acostarse con un caballero y harán
magia y vivirán aventuras.

Él rio.

―Tal vez refine ese mensaje un poco antes que realmente


le diga eso a los niños.

Arqueé una ceja.

―Es bastante cierto.

―Creo que podrías ser un caso especial.

―Escuché eso antes.

―Ven acá.

Suspiré y puse mi mochila junto a la suya. Abrió los


brazos cuando me acosté, con la cabeza apoyada en su pecho.
Envolvió sus brazos alrededor de mí, sosteniéndome cerca.
Besó mi pelo falso, y le acaricié la barba falsa. Era agradable.
La mayoría de las veces.

―Todavía estás enojado conmigo.

Él resopló.

―Sí, pero se me permite estarlo. No cambia el hecho que


siempre he creído en ti, incluso cuando me dije a mí mismo
que no.

―Dejarte fue una de las cosas más difíciles que he tenido


que hacer.

Él suspiró.

―Lo sé. Pero hiciste lo que pensaste que era correcto.

―¿Lo era?

325
―El tiempo lo dirá, Sam. Pero lo creo. Vamos a salir de
esto. Me niego a creer que los villanos ganen al final. Se
levantan, pero también lo hacen los héroes. Y nos
defenderemos hasta que no nos quede nada. Porque eso es lo
que somos.

―Te crees un héroe, ¿verdad?

―Soy bastante elegante e inmaculado, por si no lo sabías.

―Lo sé. Pero todavía es un poco tonto, por si no lo sabías.

―Y en caso que no lo supieras, estas paredes son muy


finas y podemos escuchar cada palabra que dices ―dijo Justin
irritado desde el viejo dormitorio de mis padres.

―Es como que nunca se detuvieran ―gimió Lady Tina―.


Es por eso que me gustaba Rystin.

Ryan resopló en mi cabello. Se quedó dormido poco


después.

Me quedé despierto por más tiempo, mirando la luz del


sol atravesar la pared.

LA NOCHE HABÍA caído para cuando salimos de la choza


de nuevo. Todos nos habíamos cambiado la ropa del día
anterior y llevábamos ropas de mago Oscuro que la Resistencia
había reunido en los últimos meses. Eran negras y pesadas, el
material era áspero, pero eran lo suficientemente gruesas
como para esconder armas, y junto con mi magia modeladora,
nos veíamos bastante fieros.

Ryan fue primero, asegurándose que la calle estuviera


despejada antes de indicar al resto de nosotros que lo sigamos.
Aparentemente había un toque de queda en efecto para todos
los residentes de los barrios pobres, lo que significaba que las

326
únicas personas que deberían haber salido a las calles eran los
mismos Oscuros.

―Incluso se habló de obligar a la gente a construir un


muro ―murmuró Ryan mientras cruzábamos la calle
rápidamente―. Mantener a la gente alejada del resto de la
ciudad. Todavía no lo han hecho.

―Dioses, son unos idiotas ―dije cuando entramos en un


callejón vacío―. ¿Realmente creen que una pared ayudaría si
la gente quisiera atravesarla?

―Hicimos lo mismo ―nos recordó Justin―. En el


campamento HaveHeart. Para mantenerlos fuera.

―Sí, pero seamos honestos aquí. Los Oscuros apestan. No


importa de qué color es tu piel o cuánto dinero tienes. Preferiría
estar con esa gente que con idiotas.

―Por muy actual que sea eso ―dijo Lady Tina con los
dientes apretados― ¿tal vez podrían callarse por ahora? No
vamos a ser exactamente los únicos en las calles.

Ella tenía razón, por supuesto.

Nunca lo admitiría en voz alta.

Porque ella también apestaba.

Nos mantuvimos en las sombras, moviéndonos por la


ciudad tan rápida y silenciosamente como pudimos. Me
sorprendió la poca resistencia que encontramos, dado que
esperaba ver puntos de control en casi todos los rincones. Tal
vez fue porque conocíamos esta ciudad mejor de lo que los
Oscuros podían, conocían las calles laterales y los tejados que
nos permitían movernos casi sin ser detectados. De hecho,
estaba empezando a sentirme un poco arrogante por todo
cuando...

―¡Paren!

327
Todos nos congelamos en la acera.

―Tú, allí. ¡Los cuatro!

Nos giramos lentamente.

Un solo mago Oscuro corrió hacia nosotros, batiendo su


túnica. Tenía un bigote delgado como un lápiz sobre el labio
superior. Su boca estaba torcida, su frente arrugada en un
fruncido ceño. Grandes mechones de pelo negro volaron
alrededor de su cabeza mientras se movía. Llevaba gafas
grandes con lentes gruesos que hacían que sus ojos parecieran
enormes.

Estaba jadeando cuando nos alcanzó. Se agachó, con las


manos en las rodillas, jadeando.

Estaba a punto de darle una patada en la cara cuando


dijo:

―¿A dónde crees que vas?

―Um ―le dije.

―Bueno ―dijo Ryan.

―Ya ves ―dijo lady Tina.

―Idiotas ―murmuró Justin. Luego―: Estamos de


patrulla, por supuesto. ―Oh. ¡Claro! Teníamos una historia de
cubierta.

―Sí ―dije, porque sentía la necesidad de ayudar―. Eso.


Exactamente eso. Patrullar, por supuesto.

Justin me dio una patada en la parte posterior de la


pierna para recordarme que no tenía permiso para hablar,
dado que no podía mentir ni para salvar mi vida.

―¿Quién es tu supervisor? ―exigió el Oscuro.

328
―Merle ―espeté.

Justin gimió detrás de mí.

―Merle ―dijo el Oscuro―. No conozco a ningún Merle.

Jadeé.

―¿No? Oh dios mío, eso es horrible. No le va a gustar


cuando le digamos eso. No, espero que él realmente esté muy
molesto por eso. Y luego, probablemente hará algunas cosas
de Mago Oscuro, como un monólogo innecesario o patear
gatitos con ojos grandes que no lo merecen porque todo lo que
quieren es tener su propia casa.

El Oscuro me miró fijamente.

―¿Qué?

Sacudí la cabeza tristemente.

―Qué decepcionante.

―¿Él patea gatitos?

―Bastante cruel. ―Miré hacia otro lado, mirando a la


distancia, pensando en lo terrible que era todo―. Una vez, él
tiró uno sobre la pared. Dijo que la próxima vez que alguien no
supiera quién era él, les daría una patada.

El Oscuro se estremeció.

―Suena muy estricto.

―El más estricto.

―Una vez tuve un gatito.

―Oh. Genial. Um. Por favor. Dime más.

El Oscuro suspiró.

329
―Él era esta pequeña cosita. Mi papá lo consiguió para
mí. Por mi cumpleaños. Tengo problemas con mi padre, ya
sabes, problemas muy arraigados que probablemente nunca
superaré, pero ese día pensé que tal vez iba a estar bien. Pero
resultó que no era un gatito en absoluto. Verás, yo estaba
prácticamente ciego en ese momento, aún no me habían
colocado gafas, y resultó que mi gatito era en realidad una rata.

―Eso es... um. Eso es super triste. Oh, tú. Bueno. Bueno.
Está bien.

El Oscuro se encogió de hombros torpemente.

―Sí, realmente duele. Todavía pienso en eso a veces.


¿Alguna vez has tenido una rata?

―No puedo decir que lo haya hecho.

―No se sienten muy bien.

―No me digas.

―Sí.

―Bueno ―dije mientras aplaudía―. Esto ha sido


estupendo. Aprendiste cosas, aprendimos cosas,
desafortunadamente, y ahora continuaremos nuestro camino
y puedes olvidar que alguna vez nos viste.

―Sí ―dijo el Oscuro―. Eso suena bien. Gracias por


escucharme. Debería... espera. ¿Por qué debería olvidar que
alguna vez te vi? ¿Quién dijiste que era tu supervisor?

Abrí mis ojos con sorpresa, mirando por encima de su


hombro.

―¡Oh no, mira! ¡Ahí está tu padre trayéndote otra rata!

―¡No, papá, no! ―gritó el Oscuro mientras se giraba.

Le di un puñetazo en la nuca.

330
―Hijo de puta ―aullé, estrechando mi mano contra el
dolor penetrante―. ¿De qué está hecha tu cabeza? ¿Hueso?

Él sostuvo su cabeza mientras se giraba hacia nosotros.

―¿Acabas de golpearme?

―Sí. ¿Por qué no estás inconsciente? ¡Todo el mundo


sabe qué, si golpeas a alguien en la parte posterior de la
cabeza, te eliminan!

―¡No entiendo por qué me golpeaste! Que improcedente.


Aquí estoy, despotricando sobre mi padre que da ratas, ¿y me
pegas? ¿Estás tratando de hacerme retroceder a mi infancia?
Papa eres tú ¿por qué no puedes amarme?

―Heeeee-yaaaah ―gritó Lady Tina mientras me empujaba


a un lado y giró dándole una patada al Oscuro en la cara.
Inmediatamente se desplomó en el suelo, inconsciente

―Guau ―dije―. Todavía no me gustas, colega, tanto,


tanto, así que no te tomes esto como un cumplido. Pero eso fue
genial.

―Gracias ―dijo ella, ajustando su túnica.

―Todavía no era un cumplido, entonces. Ya sabes. No hay


necesidad de gracias.

―¿Dejarían de coquetear? ―dijo Justin bruscamente―. No


tenemos tiempo para esto.

―¿Coquetear? ―jadeé―. ¿Estás fuera de tu maldita


mente?

―Como si alguna vez lo hiciera ―exclamó Lady Tina.

―Aléjate de él ―le advirtió Ryan―. No me importa que


tengan un historial de adorarme mutuamente. No puedes
tocarlo.

331
―¡Ja! ―le grité―. No puedes tocarme.

―Como si quisiera ―me gruñó―. No me gustan las


personas poco atractivas.

―Oooh ―suspiré―. ¡Gary! ¿Escuchaste eso? Necesitas


provocar dolor, oh, espera. No están aquí. Maldita sea ¿Por qué
no podríamos traer a Gary y Tiggy de nuevo para que me
cubran la espalda? Correcto. Los Oscuros los reconocerían por
su existencia. Maldita sea. Supongo que eso significa que Lady
Tina puede quedarse.

Ella me fulminó con la mirada. Le guiñe un ojo.

―Deja de coquetear―me gruñó Ryan.

―¿Por qué esta es mi vida? ―preguntó Justin a nadie en


particular.

COMO NO PODÍAMOS marchar hasta las puertas


delanteras del Castillo de Lockes y exigir la entrada por muy
buenos que fueran nuestros disfraces, tuvimos que encontrar
otra forma de entrar.

Ryan tenía una alternativa. Dado su papel como


Comandante Caballero, tuvo acceso a una llave maestra que
abría la mayoría de las puertas en el Castillo de Lockes. Oh,
no todas, por supuesto, porque el Rey entendía el valor de la
privacidad, pero ¿las puertas necesarias? Todas de Ryan. Y él,
aparte del Rey, era el único en posesión de esa llave.
Probablemente podría romper cualquier puerta en la que
tuviéramos que entrar, pero cuanta menos magia usara, mejor,
especialmente dado que no sabíamos hasta qué punto se
extendía el alcance de Myrin. Lo había sentido antes, de vuelta
en Mashallaha, llamándome. Y ahora que había consumido la
magia de Morgan, tenía que hacer todo lo que podía para estar
en silencio.

332
Así que la puerta principal estaba fuera.

¿Pero una entrada lateral? ¿Tal vez una utilizada por los
caballeros para entrar y salir del castillo en su camino a los
campos de entrenamiento?

Eso era posible.

Bien. Debería haber sido posible.

Excepto por el hecho que había cuatro Oscuros frente a


ella, disparando a la mierda sin ninguna preocupación en el
mundo.

―Maldita sea ―susurró Ryan mientras mirábamos


alrededor de uno de los establos del Rey―. Hay demasiados. No
podemos arriesgarnos a que activen una alarma. Necesitamos
encontrar otra...

―No te preocupes ―dije, mirando a cada uno de los


Oscuros individualmente―. Yo me encargo de esto.

―¿Qué? ―siseó Justin―. No puedes simplemente...

―Cariño, dile cómo me quieren los villanos.

―No necesita decírmelo. Todo el mundo sabe acerca de su


extraña obsesión contigo. Pero en caso que no lo sepas,
estamos tratando de permanecer encubiertos. ¡No puedes
simplemente salir y ser grosero con ellos!

―Voy a estar de acuerdo con Justin ―dijo Ryan.

Lo fulminé con la mirada.

―Así que esto es a lo que sabe la traición. Amargo.

Ryan puso los ojos en blanco.

―Y no se trata de Sam de los Dragones ―le dije a Justin―.


Solo tengo que ser yo mismo. Puedo encantar a cualquiera,

333
incluso viéndome así. Jugaré el papel para el que Gary dice
que nací, el novato con los ojos abiertos que se topa con un
grupo de hombres rudos y tiene su inocencia devorada en un
gangbang, ¿sabes qué? Realmente debería dejar de escuchar a
Gary. Y voy a hacer eso. Empezando mañana. ¡Oigan,
muchachos grandes!

―Eso es lo que elegiste ―susurró Lady Tina detrás de mí


cuando salí a la luz―. Sobre Justin. ¿Me estás tomando el pelo?

Los cuatro Oscuros se volvieron hacia el sonido de mi voz.


Me recordé a mí mismo que no estaba mintiendo, per se, sino
actuando. Había una diferencia, y este sería el papel de mi
carrera. Habría historias contadas de mi actuación esta noche,
y yo...

―Bien, bien, bien ―dijo Oscuro Uno lujuriosamente, lo


que significaba que esto saldría exactamente como lo esperaba.
Tenía una mirada cruel en su cara y una tripa inclinada―.
¿Qué tenemos aquí?

Yo podría hacer esto. Yo podría hacer esto.

―Bueno, unte mis galletas con mantequilla y me cubrí


con salsa, y declaro que me he perdido sin escolta.

Gary estaría muy orgulloso.

―¿Es cierto? ―preguntó Oscuro Dos, el de los nudillos


peludos y la nariz bulbosa que parecía como si hubiera sido
enrojecida permanentemente por la bebida―. Estás solo,
¿verdad?

Le pestañeé.

―Muy solo. Porque, cuando dejé la granja para dirigirme


a la gran ciudad para ser un Oscuro, nunca pensé que me
perdería. Esos edificios son tan grandes.

334
El Oscuro Tres se rió cruelmente. Tenía los dientes
torcidos y amarillentos, y olía a queso muy viejo.

―¿Te gustan otras cosas que son grandes?

―¿Por qué, a qué te refieres? ―pregunté, con la mano en


mi garganta―. ¿Qué otra cosa por aquí podría ser grande para
mí?

Oscuro Cuatro dio un paso hacia mí.

―¿Cuál es tu nombre mágico, cariño?

¡En ese instante! ¡Dioses!

―Pureza de las vírgenes ruborizadas ―solté. Me miraron


boquiabiertos.

Escuché silbidos detrás de mí.

Guiñé un ojo a los Oscuros, esperando que fuera


suficiente para que su ropa interior se cayera, se enredara en
sus piernas, y para que se hundieran, se golpearan la cabeza
y murieran.

No lo fue.

Estaba decepcionado de mí mismo.

Oscuro Dos hizo estallar sus nudillos peludos.

―Pureza de las vírgenes ruborizadas ―repitió―. Cómo. Es.


Eso.

―Sí ―respiré―. Cómo es eso. Yo, por supuesto, no elegí


ese nombre para mí. Bueno, me lo dio el monje donde vivía.

―¿El monje? ―preguntó Oscuro Uno―. Pensé que venías


de una granja, no de un monasterio.

¡Podían recordar cosas! Maldiciones.

335
―Sí, exactamente. La granja. Era una granja de monjes
Donde los monjes... cultivaban. Y um, ¿me adoptaron? Sí, me
adoptaron después que me encontraran en el bosque cuando
era niño, y me acogieron. Trabajé en su granja y me mantuve
puro y sin mancha porque quería asegurarme que
permanecía... intacto y guardándome para el hombre que
amaba. ―Lamí mis labios―. O tal vez cuatro hombres que
conocí en un camino oscuro cerca de un castillo.

Intercambiaron miradas antes de volverse hacia mí y


sonreír. Oscuro Tres dijo:

―Bueno, parece que nos hemos encontrado en una


situación para ayudar a que todos tus sueños se hagan
realidad. Especialmente los húmedos.

―Vaya, supongo que sí ―dije mientras mi polla se


marchitaba y mis bolas se arrastraban de nuevo en mi
cuerpo―. ¿Qué haremos con tal situación?

Oscuro, el Cuarto agarró su entrepierna y miró de reojo.

―Estoy seguro que podemos averiguarlo. ¿Por qué no te


acercas un poco para que podamos... conocernos mejor?

No pensé que él estaba hablando de té y conversación.

―Pero estoy tan asustado ―gemí―. ¿Dolerá?

―Sólo un montón ―prometió Oscuro Uno―. Pero después


de un tiempo, estarás tan lleno que ni siquiera recordarás tu
propio nombre.

―Ugh ―dije, haciendo una mueca―. Quiero decir, ohhhh.


Sí. Eso es exactamente lo que quiero. Tengo tantos agujeros en
los que poner cosas. Dime, ¿me tratarás bien, ¿verdad?

―Probablemente no ―dijo Oscuro Tres―. Pero una cosa


joven como tú puedes soportarlo, ¿no crees?

336
―Dulce melaza ―respiré mientras se acercaban―. Puede
que no haya pensado en esto por completo. Y antes que
pudieran alcanzarme, grité―: ¡Espera!

Se detuvieron, mirándome con avidez.

―Antes de hacer tal cosa, ¡debo ir a confesarme!

Me miraron un poco menos hambrientos después de eso.

―¿Confesión? ―preguntaron los Dos Oscuros.

―Sí ―balbuceé―. Confesión. Debo confesar mis pecados a


los dioses antes de entregarme a ti y a tus hombres. Te pido
que me encuentres en la iglesia y te sientes conmigo mientras
confieso antes de dejar que me llenes con lo que espero sea un
jugo de amor extremadamente potente.

Oscuro Cuatro frunció el ceño.

―Eso suena como un montón de trabajo.

―Ohh ―dije, frotando mi mano a lo largo de mi torso y


cuello―. Puedo prometerte que valdrá la pena. ―Me golpeé
accidentalmente en el ojo―. Ay. Mierda. Ignora esa parte. Por
eso, declaro que no puedo esperar a montar a cada uno de
ustedes mientras los demás se ponen de pie y se acarician
alrededor de mí.

―¡A la iglesia! ―gritó Oscuro Uno.

―Pero no podemos dejar nuestro puesto ―argumentó


Oscuro Dos―. Sabes que podríamos meternos en problemas.

―Bah ―dijo Oscuro Cuatro―. Este es un trabajo de


mierda de todos modos. Nadie viene por aquí. Y no es como si
alguien pudiera entrar. La puerta está cerrada.

―Y, además ―dijo Oscuro Tres― ¿cuándo fue la última


vez que tuviste a un virgen? ¿Te imaginas lo apretado que va a

337
estar? Será como tratar de forzar tu puño en un agujero de
ratón.

―Exactamente como un puño en un agujero de ratón


―logré decir, incluso mientras luchaba contra la necesidad de
vomitar―. Ahora, como me enseñaron los monjes, no puedo
verme en público con hombres de su... voracidad. Así que
vayan a la iglesia, y yo los seguiré apresuradamente. Y una vez
que haya hecho mi confesión, espero ser devastado. Aunque
no en la iglesia, porque eso sería blasfemo. Y también, la iglesia
necesita ser la única al otro lado de la ciudad. Por razones.

―No lo sé ―dijo Oscuro Dos, frunciéndome el ceño―. Algo


sobre esto no huele bien.

Era hora de mejorar mi juego. Golpeé las pestañas con


tanta fuerza que pensé que se iban a caer cuando di un paso
hacia Oscuro Dos. Respiraba pesadamente mientras rodaba
mis caderas, agradecido que Gary me había enseñado a
caminar como una bestia sexy cuando tenía catorce años. Por
supuesto, en ese momento, había fallado miserablemente y él
me había dicho que iba a estar solo para siempre, pero, aún
así. Estaba haciendo esto.

Llegué a Oscuro Dos y puse mi mano en su pecho y chupé


mi labio inferior entre mis dientes.

―Mis entrañas ―le susurré, mirándolo―. Duelen por ti.


Creo que te dejaría ir primero y enseñarme los caminos de la
carne. Por qué, debería pensar que alguien de tu clase sabe
exactamente qué hacer con alguien tan dulce como yo. Espero
que me sepa a pastel de cereza. En todos lados.

Asintió furiosamente.

―Iglesia. Vamos a la iglesia. Ahora mismo. Ahora mismo.

Chillé y aplaudí mientras me alejaba.

338
―Oh, la alegría en mi apretado, apretado culo no tiene
límites. Estoy todo estremecido. Estoy temblando de necesidad
y, todos ustedes están huyendo. Genial. Fantástico. Bueno, no
me siento usado. ―Miré la espalda de los Oscuros en retirada
mientras corrían por la carretera. Pronto desaparecieron de la
vista.

Me volví hacia mis compañeros de aventura.

Justin se veía horrorizado.

Tina parecía disgustada.

Ryan se veía encendido y furioso, lo que me dio ganas de


ahogarme con su polla, pero ahora no era el momento para
tales esfuerzos, dado que estábamos en una misión para salvar
al Rey sin ser detectados, y la felación pública no era propicia
para estar de incógnito.

―¿Qué? ―pregunté.

Justin dijo:

―He perdido toda fe en el gusto de las personas.

Tina dijo:

―¿Estaban todos ciegos? Porque eso es lo único que tiene


sentido para mí.

Ryan dijo:

―Podría haberlos tomado a todos con una mano atada a


la espalda, con los ojos vendados, una espada de madera y
ninguna pierna.

Todos nos volvimos lentamente para mirarlo.

Se veía extraordinariamente gruñón mientras cruzaba los


brazos sobre su pecho.

339
―¿Qué? Podría haberlo hecho. Soy genial en todo lo que
hago.

―Absolutamente no tenemos tiempo para tu ego en este


momento ―le dije, agitando mi mano―. En caso que no lo
recuerdes, estamos tratando de rescatar al Rey.

Se veía aún más gruñón por eso. Tuve que recordarme


que ya había decidido no hacer mamadas. Las cosas que
sacrificaba por Verania. Una vez liberado de las mazmorras, el
Rey tendría que ser consciente de mi abnegación.

―Ahora ―dije, aplaudiendo―. ¿Vamos?

Ryan me empujó, murmurando lo que supuse que eran


cumplidos sobre el poder de mi sexualidad en voz baja.
Escuché el tintineo de las llaves de uno de los bolsillos de su
túnica. Se paró frente a la puerta, mirándola con recelo.

―¿No recuerdas cómo funcionan las llaves? ―le pregunté


lentamente―. Porque yo puedo mostrarte si...

―Me estoy preparando ―dijo bruscamente―. Por lo que


sabemos, la puerta es una trampa y explotará en el momento
en que la abramos.

―Entonces, ¿por qué la habrían estado protegiendo los


Oscuros? Por tu expresión, eso era algo incorrecto que decir.
En su lugar, voy a validar tus preocupaciones, porque eso es
lo que hace un buen novio.

―Oh, ¿eso es lo que hace un buen novio? Pensé que un


buen novio se ofrecía a sí mismo como una bandeja sexual
para que lo disfrutaran los Oscuros.

Bandeja sexual, le dije a Justin, quien suspiró y sacudió


la cabeza.

―No me hubiera acostado con ellos ―le dije a Ryan―. Eres


mi único e inigualable.

340
Sus cejas parecían no estar de acuerdo conmigo.

Le besé la mejilla.

Su boca se movió un poco.

―¿Sabes esa cosa que te gusta que hago con mi lengua


debajo de tus bolas? ―le susurré al oído―. Te haré eso más
tarde.

―Cielos ―dijo Lady Tina―. Podemos escucharte.

Ryan se sonrojó furiosamente, pero parecía aplacado. La


promesa de una chupada hará eso a cualquiera.

Metió la llave en la cerradura, y aunque no pensé que


explotaría en el momento en que se abriera, no iba a
arriesgarme. Me preparé para congelar el tiempo si tenía que
hacerlo (algo que ni siquiera sabía si podía hacer, pero sonaba
bien, por lo que sea).

Los tambores hicieron clic en voz alta mientras giraba la


llave. Todos contuvimos la respiración.

La puerta no explotó.

Sacó la llave.

Suspiramos

―Está bien ―dijo, sacudiendo la cabeza―. Creo que


estamos bien.

Y luego alcanzó la manija y abrió la puerta del Castillo de


Lockes.

341
Capítulo 10:
¿Incluso Te Levantas,
Hermano?

Fue extraño estar de vuelta en el Castillo Lockes después


de todo este tiempo. Había pasado por la entrada de los
caballeros innumerables veces, pero en el momento en que
entramos por la puerta y la cerramos detrás de nosotros, fue
como si estuviera viendo todo con nuevos ojos.

Un largo pasillo de piedra se extendía frente a nosotros,


iluminado por antorchas que colgaban de las paredes. El techo
estaba tan bajo, que Ryan pudo haberlo tocado. El aire estaba
húmedo y rancio, y olía tanto a casa que tuve que tomarme un
momento para respirarlo y volver a memorizarlo.

―Recuerda ―dijo Justin, sonando igual de afectado―. Nos


movemos rápida y silenciosamente. No lo hagan a menos que
sea necesario. Mantengan la cabeza baja y no llamen la
atención. Sam, eso significa que no te distraigas, ¿me estás
escuchando?

No era sino que dije: ―Sí, sí, claro ―mientras miraba una
pintura de un mago oscuro que tiraba a un niño en un foso
mientras los otros oscuros vitoreaban a su alrededor.

―¿Estaba esto aquí antes? Porque si lo estaba,


recuérdame que le pida al Rey que envíe al artista a las

342
mazmorras. Y si no lo estaba, pido que se lleve al artista que
cree que puede pintar mejor que yo.

―Tomó nota ―dijo Justin a través de apretados dientes―.


Ahora, ¿podemos concentrarnos, por favor?

―Quiero decir, ¿creen que está bien que cuelguen el arte


donde quieran…?

―¡Sam!

―Correcto. Enfocando. Continúa.

―Sin distracción, sin desviaciones, sin complicarlo.


Estamos dentro y fuera, y eso es todo.

―Sí ―estuve de acuerdo―. Después de todo, ¿qué podría


salir mal?

Los otros gimieron.

―¿Por qué dirías eso? ―preguntó Tina.

―Es como si quisieras que fracasáramos ―gimió Justin.

―Quiero decir, sólo eran cuatro ―gruñó Ryan―. Y por si


no te habías dado cuenta, mis bíceps eran más grandes que
todos los suyos. Combinados.

Lo miramos fijamente.

Nos miró fijamente.

―Genial ―murmuró Justin―. Simplemente genial.

El pasillo estaba vacío, y mientras avanzábamos,


escuchamos el movimiento. Aparte de los habituales sonidos
de un castillo crujiendo y asentándose, era tranquilo.

―Demasiado silencioso ―murmuré.

―¿Qué? ―preguntó Ryan.

343
―Dije, es un poco demasiado... ―Y luego me encontré con
alguien que venía de un pasillo a mi izquierda.

―¡Mátalo con fuego! ―chillé, porque aparentemente me


asustaba con facilidad.

―¡Por favor, no me mates con fuego! ―respondió ella


apartándose―. Realmente preferiría no quemarme hasta morir,
mis señores.

Era una mujer que reconocí, un miembro del personal de


limpieza elegido por el Rey. Se tomaban en serio su trabajo y
consideraban un honor trabajar en el servicio. Las criadas y
los mayordomos tenían sus propias habitaciones en el castillo,
se les pagaba y se les daba de comer bien, y se les trataba como
a cualquier otro miembro del personal del rey. O al menos lo
eran antes que Myrin tomara el poder.

Parecía cansada ahora, de más de cuarenta y tantos


años. Sus ojos se abrieron de par en par, temerosa al apartar
la mirada de nosotros, retorciéndose las manos. Me
preguntaba por qué estaba tan asustada y estaba a punto de
consolarla hasta que recordé que estábamos disfrazados.

Lo cual era genial. No éramos reconocibles. Pero horrible


también, porque eso significaba que nos tenía miedo.

―Sí, bueno ―dije, odiándome por ello―. Asegúrate que no


vuelva a pasar. ¿Por qué estás levantada? Es de madrugada.

Parecía confundida.

―Sólo nos permiten dormir unas pocas horas a la


semana, mi señor. Ahora no es mi hora de dormir.

―Esos monstruos ―respiré. Luego tosí―. Quiero decir,


claro. Cierto. Bueno, entonces, ocúpate de tus asuntos y no
dejes que te pille holgazaneando.

344
Ella asintió y se giró, obviamente queriendo alejarse de
nosotros lo más rápido posible.

―¡Espera! ―dijo Justin antes que pudiera llegar


demasiado lejos.

Se puso rígida pero se dio la vuelta lentamente.

―¿Mi señor?

―El Rey.

Dio un paso atrás.

―¿Está protegido?

―¿Sí? ―dijo ella, como si pensara que era una pregunta


capciosa―. Siempre.

―¿Cuántos?

―Dos de ustedes ―ella le escupió. Y luego añadió―: Mi


señor. ―El orgullo se hinchó en mi pecho ante la ira de su voz.

Justin asintió y ella huyó.

―Exactamente lo que dijeron los prisioneros oscuros en


el campamento HaveHeart ―dijo Ryan―. Es bueno saberlo.

―Dos ―dijo Lady Tina―. Podemos coger a dos de ellos.

Justin se frotó la barbilla pensando.

―Quiero que te quedes aquí ―dijo, mirando hacia donde


había desaparecido la criada―. Mantén el pasillo libre de
cualquier obstrucción. Cuando hayamos liberado a mi padre,
tendremos que movernos rápidamente. Y cuanto menos nos
movamos por el castillo, mejor. ¿Lo entiendes?

Lady Tina se enfocó, asintiendo con fuerza. Hubiera sido


impresionante si no me hubiera disgustado todo de ella.

345
―Sí, Su Alteza.

―Toma las medidas que consideres necesarias para


mantener el pasillo despejado, pero mantente fuera de la vista
tanto como sea posible. Cuento contigo.

Se pavoneó un poco como un perro de exposición con


sarna indeseable, pero se puso de pie contra la lejana pared,
donde tenía una vista de todos los accesos.

Ryan asintió mientras seguía a Justin.

―Sam ―dijo mientras pasaba de largo.

Suspiré cuando me detuve.

―¿Qué?

―Mantenlos a salvo.

Me burlé.

―Los he mantenido a salvo más tiempo del que tú has


decidido fingir que tienes alma. No tienes que preocuparte por
eso.

Me entrecerró los ojos.

―Y los he estado protegiendo desde que decidiste


desaparecer en el bosque.

¿Por qué seguía teniendo puntos válidos? ¿Qué clase de


magia oscura era esta?

―Voy a...

―¡Sam! Mueve el culo.

Tina sonrió con suficiencia.

―Ya oíste al Príncipe, Sam.

346
Si las miradas pudieran matar, toda la línea de sangre de
Lady Tina habría sido borrada en ese mismo momento, a pesar
de estar impresionado casi a regañadientes.

Me quejé mientras seguía a mi caballero y a mi mejor


amigo 5eva, dejando atrás a Lady Tina.

No fue hasta que llegamos a un conjunto de escaleras que


conducían a la planta principal del castillo que empecé a ver
cambios notables. Hacía sólo un año que no lo veía pero no
creía que los oscuros estuvieran tan preocupados por la
decoración del hogar como lo estaban por hacer a todos
miserables con su existencia.

Pero las pinturas de reyes pasados, dignatarios y jefes de


estado que habían forrado las paredes habían sido removidas
(probablemente destruidas) y reemplazadas por pancartas
rojas y blancas que tenían una gran M negra justo en el centro.

―No es muy sutil, ¿verdad? ―dijo Justin, sonando


adolorido.

―Los villanos no suelen serlo ―respondí.

―¿Estás bien? ―preguntó Ryan a Justin, dejando caer


una mano sobre su hombro y apretando.

Justin se deshizo de él.

―Lo estaré una vez que lleguemos a mi padre. Sigue


moviéndote.

Ryan me miró, pero yo sólo pude encoger los hombros.

Subimos las escaleras hasta el piso principal. A la


izquierda había otro grupo de escaleras que conducían a

347
nuestras antiguas habitaciones, y me estremecí al pensar lo
que les había pasado y quién se quedaba en la casa que Ryan
y yo habíamos construido para nosotros mismos.

―Oye.

Me asusté al mirar a Ryan y lo encontré mirándome con


una expresión consciente.

―Todo va a salir bien.

―¿Lo prometes?

―Sí, Sam. Te lo prometo. Pero tenemos que seguir


adelante, ¿de acuerdo? Antes de...

―Caballeros ―dijo una voz.

Nos dimos la vuelta.

Caleb Marlowe.

No se veía peor desde la última vez que lo vi. Estaba


vestido igual que nosotros, con túnicas negras que raspaban
los pisos de piedra, el dobladillo salpicado de polvo. Parecía
severo pero no sospechoso.

―¿Adónde vas?

Estaba luchando por mantener mi magia bajo control


porque él estaba allí, y ya le había dejado marcharse una vez.
No sabía si podía hacerlo de nuevo.

Como si supiera que estaba luchando, Justin se paró


frente a mí, bloqueando a Caleb. Fuera de la vista, Ryan agarró
mi mano, apretando fuertemente. Me calmé un poco, la furia
burbujeante bajando a un lento hervor.

―Nuevos reclutas, señor.

348
Justin dijo, inclinando su cabeza deferentemente, y
odiaba verle tratando a Caleb con cualquier signo de respeto,
no importa cuán falso sea.

―Sólo les enseño el camino.

Caleb tarareó un poco.

―¿A estas horas de la noche?

―Llegaron tarde.

―¿En esa caravana de antes?

―Sí.

Caleb dio un paso hacia nosotros.

―Interesante. Pensé que sólo eran suministros que se


estaban entregando. No me gusta cuando las cosas se
retrasan.

―Mis disculpas, señor ―dijo Justin―. No volverá a pasar.


Por eso estoy tratando de poner al día a estos holgazanes para
que no le hagan perder el tiempo a nadie más.

―Bien. Si hay más problemas, me gustaría que me


informara. ¿Está claro?

―Sí, señor.

Caleb asintió e hizo como si fuera a irse. Pero luego se


detuvo y se volvió hacia Justin.

―Una cosa más. Ni siquiera sé si te reconozco.

―Estuve en Meridian City hasta la semana pasada ―dijo


Justin apresuradamente―. Pero Craven el Temerario me
asignó al Castillo Lockes.

Caleb hizo una cara por eso.

349
―Craven. ¿Todavía respira? Que... desafortunado. Pero
supongo que obtiene resultados, por poco ortodoxo que sea el
método. Bueno, entonces te dejo con ello. Recuerda, si alguien
se pasa de la raya, vienes a mí.

Justin se inclinó un poco.

―Por supuesto, señor.

―Bien. Fuera de aquí, entonces. Tengo asuntos que


atender.

Se dio la vuelta y se alejó, con las túnicas girando detrás


de él.

Justin respiró aliviado mientras se volvía hacia nosotros.


Me miró con recelo.

―¿Todo bien?

Asentí pero no hablé.

―Lo atraparemos, Sam ―dijo Ryan en voz baja―. Hoy no,


pero pronto. Lo prometo

Tenía razón en eso.

Los atraparíamos a todos.

LA SIGUIENTE sala contenía las Grandes Puertas de la


sala del trono del Castillo de Lockes.

Suspiré al verlas.

Permanecían como siempre, altas y orgullosas e


imponentes. Había caminado a través de ellas innumerables
veces y sabía que en el otro lado estaban los tronos del Rey y
del Príncipe, ahora convertidos en una retorcida burla de lo

350
que una vez habían sido desde que Myrin había llegado al
poder.

Alguien aclaró su garganta detrás de mí.

Me di la vuelta y encontré a Justin y Ryan mirándome,


preocupados.

Agité la cabeza.

―Estoy bien ―dije―. Sólo... no importa.

― Es igual ―dijo Justin, mirando a las Grandes Puertas.

―Para mí.

― También yo ―dijo Ryan―. Sea lo que sea, es lo mismo.

Les creí.

―Deberíamos seguir moviéndonos.

Ryan parecía que iba a protestar, pero cambió de opinión


después que Justin asintió y se volvió hacia las Grandes
Puertas. Puso sus manos sobre ellos y empezó a empujar.

―¿Qué estás haciendo? ―pregunté, confundido―.


Tenemos que ir a las mazmorras.

Me miró a los ojos.

―Lo haremos. Sabemos cuántos están vigilando a mi


padre, pero no sabemos cuántos están en la entrada de las
mazmorras. Vamos por un camino diferente.

Parpadeé.

―¿Qué otro camino hay?

Sonrió.

―Hay una entrada secreta.

351
―¿Qué? Vale, sin mencionar lo conveniente que es, pero
¿cómo demonios no lo sabía?

Se encogió de hombros, sus manos aún sobre las


Grandes Puertas.

―Sólo unos pocos de nosotros lo hacemos. Mi padre.


Ryan. Yo. ―Se detuvo. Luego―: Tu madre.

Me quedé boquiabierto con él.

―¿Mi madre? ―Y entonces recordé lo que había al otro


lado del salón del trono―. Su jardín. ¿Me estás diciendo que
hay un pasaje a través del jardín hacia las mazmorras y mi
madre lo sabía?

―Ella era su cuidadora ―dijo Ryan en voz baja―. El Rey


le confió el secreto.

―No lo entiendo. Conozco cada centímetro de este castillo.


¿Dónde...?

Suspiré.

―Su jardín secreto. Ahí es donde está, ¿no? Por eso ella…
maldita sea. No me lo esperaba. Bien jugado. Estoy un poco
molesto porque todos lo sabían y yo no, pero aún así. Buen
trabajo con eso.

―¿Has terminado? ―preguntó Justin.

Puse los ojos en blanco.

―Sí. Por favor, adelante. Llévame hacia el secreto que me


ocultaron porque apestan o lo que sea. Quiero decir, aceptaría
una disculpa, pero podemos preocuparnos por eso más tarde.
Deja de perder el tiempo.

Justin suspiró, pero abrió las Grandes Puertas.

352
LOS TRONOS estaban como siempre, el del Rey más
grande que el del Príncipe. Myrin no los había quitado.
Probablemente disfrutaba de la ironía de alguien como él
sentado en un lugar destinado a alguien que gobernaba con
una mano amable y gentil.

Pero todo lo demás era diferente.

Las pancartas también estaban aquí, mucho más


grandes y colgando del techo. Fue casi chocante verlos, con un
aspecto brutal y cruel en lo que debía ser un lugar de paz.

Myrin había hecho suyo este lugar, y yo odiaba todo lo


que tenía que ver con él.

La mandíbula de Justin se apretó, pero no dudó en


marchar por el salón del trono, con los hombros rectos y la
cabeza bien alta. Miró una vez a los tronos, pero no se detuvo,
dirigiéndose a las puertas de la pared opuesta.

Ryan lo siguió con la misma rapidez.

Me detuve cuando pasamos los tronos. Envié una oración


silenciosa a los dioses, por muy inútil que fuera.

Pero eso era todo lo que podía hacer por ahora.

Entramos por las puertas y salimos al jardín antes de ser


notados.

El cielo estaba lleno de estrellas.

El Dragón de David centelleaba brillantemente, e hice


todo lo que pude para no fruncir el ceño.

Las flores de mi madre estaban casi todas muertas y


podridas, el suelo despejado. Estaría furiosa al verlas. Me
prometí que sería una de las primeras cosas que corregiríamos.
Estaría aquí con ella de sol a sol si fuera necesario. Nos
movimos a través del jardín, atravesando ramas frondosas que

353
se extendían a nuestro alrededor, espinas que pinchaban, el
perfume de las flores muertas, enfermizo, dulce y empalagoso.
Ryan conocía el camino a la parte secreta del jardín, pero
nunca había visto a Justin allí, así que me sorprendió un poco
encontrarlo guiando el camino con confianza. Por supuesto, yo
tampoco sabía lo de la entrada secreta, así que tal vez Justin
había estado allí más de lo que yo pensaba.

Justo antes de doblar la esquina al comienzo del jardín


secreto, Ryan y Justin se detuvieron, intercambiaron una
mirada y luego se dieron la vuelta para mirarme.

No me gustó el aspecto de esto.

―Morgan lo sabía ―dijo Justin en voz baja.

No tenía ni idea de lo que estaba hablando.

―¿Sabía qué?

―Sabía que venías aquí ―dijo Ryan―. Cuando tenías que


pensar. Cuando necesitabas despejar tu mente. Cuando
pedías un deseo a las estrellas.

No, no iba a hacer esto ahora.

―Bien por él. No sé cómo lo sabes, pero es genial. Así que,


si podemos...

―Dejó una carta ―dijo Justin, y tragué con un sonido


audible.

―Mi padre la encontró en su oficina. Juró que no estaba


allí antes, y tal vez con toda la conmoción, no la vio, pero la
encontró. El día después que te fuiste.

―¿Qué decía? ―pregunté roncamente.

―Donde quería que lo enterraran ―dijo Ryan, levantando


una mano como si fuera a consolarme, pero pensando mejor

354
en ello―. Donde sintió que estaría más cerca de ti. Lo sabía,
creo. Que te irías.

―¿Dónde? ―Me las arreglé para decir―. ¿Dónde. ?


―Luego―: En el jardín. Por eso no me lo dijiste. ―Estaba
enfadado ahora―. Por eso no dijiste nada. Porque pensaste que
no podía lidiar con...

―No dijimos nada porque necesitábamos que estuvieras


concentrado ―dijo Justin―. Necesitábamos que estuvieras
aquí, con nosotros. ¿Has tenido tiempo de llorar, Sam?
Nosotros sí. Incluso con todo lo que pasamos, con la caída de
Verania, nos afligimos. Aún no has dicho qué te pasó en el
bosque con los dragones.

―No importa ―solté, las manos en los puños a los lados.

―Por supuesto que importa ―dijo Ryan, suplicando en voz


alta mientras daba un paso hacia mí―. Sam, él era tu familia.
Y todos sabemos cómo se interioriza...

―No ―gruñí―. No te atrevas a intentar analizarme. Eso no


es justo. Estamos aquí para salvar al Rey. Nada más importa.

―Su hito está en el jardín secreto ―dijo Justin―. Cerca de


la entrada. Puedes presentar tus respetos si quieres, si Myrin
no lo ha destruido, cosa que no creo que ni siquiera él sea
capaz de hacer. Podemos encargarnos de las mazmorras y de
mi padre. Puedes esperarnos allí.

Agité la cabeza.

―Vámonos, ¿de acuerdo?

Intercambiaron otra mirada, lo que me irritó muchísimo,


pero elegí ignorarlo. Justin se dio la vuelta y entró en el jardín
de mi madre, dejándonos a Ryan y a mí atrás.

355
Intenté pasar por delante de Ryan, pero me cogió por el
brazo. No traté de deshacerme de él. Estaba furioso, pero no
quería desquitarme con él. Sólo pensaba en mí.

―Él te amaba ―dijo Ryan―. Más que cualquier otra cosa


en este mundo.

―Lo sé.

―Y él creyó en ti.

Parpadeé para alejar el ardor, sólo asintiendo en


respuesta.

Sentí la mirada escrutadora de Ryan, pero no me atreví a


mirarlo.

Me dejó ir.

Seguí a Justin.

AL FINAL, NOS convertimos en huesos y polvo, y si


tenemos suerte, quedará alguien que se preocupe lo suficiente
como para dejar un recuerdo de madera o piedra para mostrar
que estuvimos aquí, que vivimos y nos reímos y amamos. Que
existíamos.

No importa lo que se levantó en honor de Morgan, no sería


suficiente.

Así que no me sorprendió cuando entramos en el jardín


de mi madre para encontrar una pequeña placa colocada sobre
un obelisco de ónix, la piedra brillando torpemente a la luz de
las estrellas. Estaba en medio de un pequeño claro,
levantándose del suelo, casi tan alto como yo. Era suave, las
líneas cortadas limpiamente, obviamente hechas a mano con
mucho cariño.

356
La base estaba rodeada de las flores más brillantes,
azules y verdes y rojas y doradas y rosadas, la última de las
cuales me recordaba los zapatos puntiagudos que sobresalían
de debajo de las túnicas de colores brillantes.

La placa decía:

Aquí yace Morgan de las Sombras

El Mago del Rey

Hermano, amigo, mentor

Amó, y fue amado a cambio

Extendí la mano y pasé mis dedos por los surcos de cada


palabra.

―¿Cómo es que sigue aquí? ―susurré―. Myrin debería


haber...

―A pesar de lo que hizo ―dijo Justin, con voz baja― a


pesar de quién era y en quién se ha convertido, seguía siendo
el hermano de Morgan en primer lugar. Creo que eso importa.
Incluso para él.

Me limpié la cara, y mi mano se mojó.

―Eso no lo detuvo de llevarse a Morgan.

―No ―dijo Ryan―. No lo hizo. Y él pagará por eso. En esta


vida o en la siguiente.

―En esta ―dije―. Pagará por ello en esta.

No tuvieron respuesta a eso.

Me dejaron solo por un momento, moviéndose hacia el


rincón más alejado del jardín.

357
No sabía qué decir. ¿Lamento haberte fallado? Ojalá
hubiera sido más fuerte. Ojalá nunca hubieras venido por mí
ese día a los barrios bajos. Nada parecía ni remotamente
adecuado para el nudo enredado en mi pecho. Él me amaba
como yo lo amaba a él.

Y tal vez eso fue suficiente.

―Idiota ―dije con un resoplido―. Idiota. Eres un valiente,


tonto idiota.

Dondequiera que estuviera, me imaginé que se reiría de


mí de esa manera, con los ojos arrugados, la boca estrujada en
una pequeña y sabia sonrisa.

Hubo un fuerte gemido mecánico, y levanté la cabeza a


tiempo para ver a Justin alejando su mano de la pared
mientras se deslizaba hacia la derecha. Hice una mueca de
dolor ante el rasguño de metal y piedra, esperando que los
árboles que nos rodeaban amortiguaran lo peor de ello.
Cuando crujió hasta detenerse, lo que quedaba era una
pequeña puerta, escondida detrás de gruesas vides.

Una entrada secreta.

Incluso con la gravedad de la situación, incluso de pie


sobre la tumba de mi mentor, no pude evitar sentir una
pequeña sacudida de emoción corriendo a través de mí ante
semejante espectáculo. Me preguntaba si había más en el
castillo. Parecía posible.

Seguí con mi mano las palabras de la placa una vez más


antes de dirigirme a Ryan y Justin, ambos estaban mirando
un conjunto de escaleras que habían aparecido detrás de la
pared, de las cuales sólo los primeros escalones eran visibles.

Me miraron cuando vine a pararme a su lado. Agité la


cabeza antes de que pudieran hacer cualquier pregunta que
tuvieran en la lengua.

358
―Así que, esto es divertido.

―Divertido ―repitió Justin.

―Pasadizos secretos en jardines secretos. Si. Eso es muy


divertido.

Ryan sonrió.

―Yo pensé lo mismo cuando me enteré.

Le arqueé una ceja.

―¿Y cuándo fue eso?

―Después de ser ascendido a Comandante Caballero.

―De verdad. ¿Me lo ocultaste por tanto tiempo? Y después


de que me diste tanto mierda en el Castillo Freesias por
ocultarte cosas. Eres una perra, Foxheart. Sexy como el
infierno, pero aún así una perra.

Su sonrisa se amplió.

―Oh dioses míos ―murmuró Justin―. No puedo llevarlos


a ninguno de los dos a ningún lado.

―¿Hasta dónde bajan estas escaleras? ―pregunté,


mirando hacia la puerta de nuevo―. No estamos por encima de
las mazmorras aquí.

― Un camino ―dijo Justin vagamente.

―No lo sabes realmente, ¿verdad?

―Había arañas cuando papá me las mostró la primera vez


―murmuró.

―No me gustan las arañas.

―Ah ―dije sabiamente―. Qué bueno que nos tienes,


entonces, ¿eh? Y por nosotros, me refiero a Ryan, porque a mí

359
tampoco me gustan las arañas, así que él puede ir primero y
asustar a todos y asegurarse de que no nos muerdan y nos
maten.

Ambos lo miramos expectantes.

―Los dos apestan ―dijo con un suspiro.

―Tú lo sabrías ―dijo Justin.

Me quedé sin aliento.

―¿Acabas de hacer un chiste sexual sobre chupársela13 a


Ryan?

Justin gimió.

―No. Eso no fue lo que yo...

―Este es el mejor día de mi vida ―dije asombrado―.


Quiero decir, aparte de todo lo de entrar en el castillo y ver la
tumba de mi mentor y estar triste y todo eso. Esa parte fue
horrible, pero acabas de hacer un chiste sexual. El mejor. Día.
Jamás. No puedo esperar a decírselo a tu padre. De hecho, eso
es lo primero que le diré. Entonces lo abrazaré y
probablemente lo felicitaré por su bigote, porque no importa lo
que pase, sigue siendo un KILF14, y eso necesita ser
reconocido.

―Tal vez deberíamos dejarlo en las mazmorras ―dijo


Ryan, mirándome con malos ojos.

A Justin no pareció gustarle esa idea, especialmente


cuando agarró una antorcha de la pared y la puso en las
manos de Ryan antes de empujarlo hacia las escaleras.

―Menos charla. Más rescate.

13
Juego de palabras con los diferentes significados de la palabra suck apestar / sorber
/ chupar.
14
Rey al que me gustaría follar del inglés King I’d Like to Fuck.

360
Ryan nos miró fijamente a los dos antes de darse la vuelta
y empezar a descender.

Justin lo siguió.

Sólo miré hacia atrás una vez, al hito de Morgan de las


Sombras.

―Volveré ―le susurré―. Lo prometo.

Porque amó con todo su corazón y fue amado de la misma


forma.

HABÍA arañas.

Una tonelada de ellas.

Ryan era el peor en ahuyentar a las arañas.

―¡Acaba de caer una sobre mí! ―grité después de haber


caminado lo que me parecieron mil pasos―. Se está
arrastrando en mi oreja y va a poner huevos.... espera. No te
preocupes. Sólo era el cuello de mi bata. Culpa mía.

Como apenas podía ver delante de mí, tenía que


imaginarme sus miradas de desdén. Dado que yo estaba bien
versado en tales expresiones, no requería mucho esfuerzo.

― Tal vez puedas bajar la voz ―dijo Justin a través de lo


que sonaba como dientes apretados.

―Sólo estaba practicando en caso que me cayera una


encima ―respondí―. Porque mi novio no está haciendo un
buen trabajo. Me he topado con cuatro telarañas. Los dioses
sólo saben cuántos insectos muertos hay en mi pelo ahora
mismo. Ya sabes lo que pienso de los bichos muertos en mi
pelo.

―Desafortunadamente ―dijo Ryan, la antorcha


moviéndose a izquierda y derecha delante de mí.

361
Justin no estaba bromeando cuando dijo un camino.
Sentí como si hubiéramos descendido durante horas, aunque
sabía que ese no era el caso. Las escaleras eran largas y
sinuosas, y parecían moverse por el castillo escondido tras las
murallas. Juré que nos encontramos con otras puertas, pero
Justin no nos dejó parar para estudiarlas, diciendo que
teníamos que seguir moviéndonos antes que se nos acabara el
tiempo. Lo llamé aguafiestas, y Ryan le dijo que no podía
apuñalarme, y seguimos bajando.

―¿Cuál es el plan para los oscuros que protegen al Rey?


―pregunté después de otros diez minutos de escaleras. Mis
muslos estaban gritando. Probablemente debería haber hecho
más sentadillas, pero el ejercicio era lo peor―. Dijiste que sólo
debería haber un par de ellos, ¿verdad? ¿Debería tratar de
seducir a estos también? Soy muy bueno en eso, ¿eh?

―No vas a tratar de seducirlos ―dijo Ryan, sonando


malhumorado como siempre―. De hecho, eso no es algo que
debas hacerle a nadie nunca más.

―¿Incluso a ti?

―Bueno, no vayamos tan lejos...

Justin sonó irritado cuando dijo:

―Si sólo hay un par de ellos, eso quiere decir que son más
numerosos. Ellos...

Esperé.

Nada.

Decidí ayudar.

―Ellos... ¿no saben cómo terminar sus frases?

362
Pero Justin no respondió. En vez de eso, estaba mirando
otra puerta cubierta de telarañas y sombras, la llama de la
antorcha parpadeando a lo largo de la piedra.

―¿Éste es? ―preguntó Ryan en voz baja.

―Creo que sí ―dijo Justin, levantando la mano para frotar


las telarañas y el polvo de la puerta para revelar una sola
palabra:

Temniță

Parpadeé.

―Esa es... la lengua de mi madre. ―¿Por qué demonios


hay una palabra gitana en una puerta de un túnel secreto en el
Castillo de Lockes?

―Los gitanos ayudaron a construir el castillo ―murmuró


Justin, echando una mano por la puerta―. Hicieron estos
pasadizos secretos bajo la instrucción del rey de la época,
Barry el Paranoico.

―El tipo que pensaba que todo el mundo estaba en su


contra y que había conspiraciones para robar la corona que
corría a través de los miembros de más alto rango de su Corte,
sólo para morir trágicamente de hambre cuando se negó a
comer comidas que creía que estaban envenenadas...

―Sí. Ese tipo.

―Verania tiene una historia extraña e histérica. Además,


desciendes de él, así que espero que la locura no pase por la
familia. No dejaré que nadie te envenene.

―Eso no fue tan reconfortante como crees que fue.

―Me esforzaré más la próxima vez. ¿Qué significa


temniță?

363
―Literalmente se traduce en calabozo ―dijo Justin,
frunciendo el ceño a la puerta―. Creo. Pero no parece que haya
una manija.

―¡Genial! ―le dije alegremente, empujándolo a un lado―.


Permíteme, entonces.

―¿Por qué tú?

―Tus parientes hicieron construir este castillo a espaldas


de mis parientes ―le dije.

―Esta es una puerta gitana, y yo tengo sangre gitana.

―No fue así ―dijo Justin―. No eran esclavos.

Le hice un gesto de desdén con la mano.

―Espero reparaciones en algún momento, pero podemos


hablar de eso más tarde, siempre y cuando estemos de acuerdo
en que los blancos son los peores.

―¡Oye! ―dijo Ryan―. No todo blanco... ¿sabes qué? Es un


argumento terrible.

―Lo es ―dije, poniendo mis manos sobre la piedra. Estaba


fresco debajo de las yemas de mis dedos―. Pero te perdono
porque me mantienes la polla mojada.

― Los odio tanto a los dos ―murmuró Justin.

Era más o menos mentira, toda la puerta gitana, la cosa


de la sangre gitana. Dudaba mucho que se abriera sólo para
mí por eso. Pero no quería que Justin fuera el que se tropezara
con la puerta hacia las mazmorras en caso de que hubiera
oscuros ahí dentro. Conocía mi deber como su mago, y eso
significaba mantener a salvo al antiguo y futuro Rey.

Empujé la piedra y, por supuesto, no pasó nada.

Presioné un poco más fuerte.

364
Todavía nada.

―Bueno, entonces ―dije―. Este es un gran enigma.

―¿Qué pasa? ―preguntó Justin.

―Aparentemente, y quédate conmigo aquí porque puede


ser difícil de entender, pero la piedra es muy pesada y difícil de
mover.

―¿Sam?

―Sí, Justin.

―Eres un maldito idiota.

―¡Oye!

―Los dos muévanse ―dijo Ryan, moviéndose el cuello de


lado a lado―. Esto probablemente requiere fuerza bruta. Y
todos sabemos lo mucho que hago ejercicio.

―Vaya ―dije, mirándolo fijamente―. Eso fue una cosa tan


estúpida de decir. Y puedo hacerlo.

Ryan arqueó una ceja hacia mí.

―¿Al menos puedes levantar, hermano?

Le di una bofetada en la cabeza.

―Basta. Detente ahora mismo. No soy uno de tus


caballeros. No soy tu hermano.

Se frotó la cabeza y me miró fijamente.

Suspiré.

―Bien. Usa tus músculos grandes y empuja la puerta


fuera del camino.

365
―Actúas como si esto no te excitara ―susurró Justin
mientras yo me alejaba de la puerta.

―Lo sé, ¿verdad? ―respondí susurrando―. Pero su ego ya


está fuera de control, así que no necesita saber eso. ¿Has
tenido alguna vez una erección mientras tenías bichos muertos
en el pelo? En realidad es bastante molesto. Estoy
terriblemente molesto.

Ryan apretó las manos contra la puerta y gruñó mientras


empujaba.

―Bíceps sagrados ―respiré―. Parece que están a punto de


atravesar su túnica. ¿Crees que sus muslos tiemblan con el
esfuerzo?

―Trato de no pensar en sus muslos.

―Eso fue una mentira. Todo el mundo piensa en los


muslos de Ryan Foxheart.

―En caso que no lo recuerdes, estamos tratando de


rescatar a mi padre. No tengo tiempo para lidiar con la cosa
enferma y retorcida que tienes con Ryan.

―Sí ―suspiré feliz―. Nuestro amor es uno para siempre.


Hola, Foxheart. ¿Terminaste de tratar de mover la pared de
piedra inamovible?

Su cara estaba enrojecida por el esfuerzo, el sudor


goteando por su frente.

―Casi lo tengo ―gruñó.

―Correcto. Bueno, mientras casi lo tienes, tal vez


considera tirar de la palanca a tu derecha que noté justo
después que me llamaste hermano.

Justin resopló.

366
Ryan me miró fijamente.

Le sonreí dulcemente.

―Te amo.

Murmuró algo en voz baja que supuse que era él diciendo


que también me amaba antes de llegar y agarrar la palanca de
madera que sobresalía de la pared. Lo bajó y...

No pasó nada.

―Somos los peores rescatando gente ―le dije―. Vale, eso


es todo, voy a hacerla desaparecer de la existencia y espero que
Myrin no se dé cuenta de mi magia...

La puerta se abrió con un gemido desgarrador, polvo


derramándose desde el techo sobre nosotros.

Ryan me miró y sonrió.

―¿Ves? Te dije que podía hacerlo.

Y entonces una mano atravesó la puerta abierta, se


enroscó alrededor de su garganta, y lo sacudió hacia la
oscuridad que lo esperaba.

367
Capítulo 11:
El Rey y Yo

Yo no dudé. No cuando se trataba de él. Nunca lo había


hecho. Y nunca lo haría.

En el momento en que desapareció de la vista, lo seguí a


través de la puerta.

Inmediatamente me caí por las escaleras del otro lado y


caí de espaldas, parpadeando en el techo.

―Quise hacer eso ―gemí mientras me empujaba sobre


mis codos.

―Eso fue totalmente planeado. Sí, yo.

A los lados, celdas vacías, antorchas encendidas en las


paredes, agua que goteaba del techo. Las mazmorras estaban
frescas y húmedas, y se sentía tan bien estar de vuelta en casa.
Pero tuve poco tiempo para apreciarlo, porque tenía una mano
que cortar por atreverse a tocar a Ryan Foxheart.

La mano, al final, estaba unida a un brazo, que a su vez


estaba unido a una figura encapuchada que sostenía a Ryan
Foxheart contra una de las celdas de la cárcel. La espalda de
Ryan fue empujada dentro de las barras de metal, y estaba
pateando sus piernas en vano, con la mano apretando
alrededor de su garganta.

368
Me levanté lentamente, tratando de mantener el oro y el
verde a raya. En el momento en que lo dejé salir, en el momento
en que llamé a mi magia, Myrin sabría que estaba aquí, y
estaríamos jodidos.

Me esforcé al máximo, seguro que me veía


extraordinariamente malvado e intimidante.

―Harías bien en soltarlo ―dije en tono grandioso―. Antes


de que yo lo suelte.

La figura encapuchada resopló.

Ryan dejó de luchar.

―Eso... no tiene sentido.

Le entrecerré los ojos.

―Uh, sí lo tiene. Voy a soltarlo, lo que significa que haré


que suelte su mano.

―Eso no es lo que significa soltar la mano.

―Tenía sentido en el contexto.

―¿De verdad estamos haciendo esto ahora? ―preguntó


Justin, incrédulo al entrar por la puerta―. En serio.

―Sólo está celoso porque tengo eslóganes increíbles ―le


dije a Justin.

―Eso no es un eslogan ―dijo Justin.

Le entrecerré los ojos.

―¿Estás seguro?

―¿Sabes siquiera lo que es un eslogan?

―Uh, sí, amigo. Es lo que dices cuando tus batas se


hinchan y te ves intimidante y todo eso. Confía en mí, lo sabría.

369
A menudo me encuentro con túnicas ondulantes y con una
apariencia intimidante.

―Es bueno saber que incluso cuando tu apariencia ha


cambiado ―dijo la figura encapuchada― nada más de ti lo ha
hecho. Incluso después de todo este tiempo. ¿Asumo que este
es el Comandante Caballero al que he derrotado?

― ¿Derrotado? ―gruñó Ryan―. Bájame, cabrón, y te


enseñaré lo bueno.

―Ya que yo sabría que Sam balbucea en cualquier parte


―continuó el extraño― eso deja al tipo más bien corpulento
como el Príncipe. Espero que te decapite por algo así cuando
todo esto esté dicho y hecho.

―Lo estoy considerando ―estuvo de acuerdo Justin―.


Pero ya que nos conoces, es justo que te conozcamos. Revélate
antes que mi mago acabe con tu vida.

―¡Mejores amigos 5eva! ―susurré fervientemente.

―Tu mago ―dijo el hombre lentamente―. ¿De verdad?

―Claro que sí ―dije, de pie junto a Justin, donde


pertenecía―. Soy su mago, y tienes a mi novio de la garganta.
Voy a asesinarte de inmediato si no lo dejas ir en este
momento.

―Ah ―dijo―. ¿Es eso cierto? Me gustaría verte intentarlo.

Fruncí el ceño.

―¿En serio? Porque no estaba hablando en serio. Quiero


decir, lo haré si es necesario, pero matar gente es malo,
¿sabes? Preferiría que lo dejaras ir, y luego te golpearía en la
cabeza o algo así.

―O algo así ―resonó el hombre.

370
―¿Quién eres tú? ―preguntó Justin.

―Un maestro del disfraz, aparentemente ―dijo


secamente―. O eso o siguen siendo un montón de idiotas. Lo
cual, lo más probable es que ambas cosas sean ciertas.

Y yo lo supe.

Porque nadie me insultaba como él.

Recordé lo último que me dijo, y yo…

Haré lo que pueda, pero él será más fuerte que yo. Debes
hacer lo correcto, Sam de lo Salvaje. Debes hacer lo que sea
necesario, incluso si tu corazón se está rompiendo.

―¿Eres tú? ―Me desplomé, dando un paso adelante―.


¿Eres real?

Se rió mientras daba un paso atrás y bajaba la mano. Se


volvió hacia mí, se levantó para jalar la capucha hacia atrás y-

Randall estaba ante mí. Sus cejas estaban tan salvajes


como siempre, pareciendo monstruosidades peludas
empeñadas en consumir su frente. Su nariz bulbosa tenía
recuerdos de una vez que un adolescente cachondo con un
pene en el cerebro lo convirtió en un pene. Las arrugas de su
cara eran más pronunciadas, y parecía que estaba al borde del
agotamiento total, pero no creí que nunca me hubiera alegrado
tanto de verlo como entonces.

Lo que explica por qué di tres pasos hacia adelante y lo


abracé sin pensarlo mucho. Gruñó sorprendido mientras yo lo
sostenía tan fuerte como podía, con las manos pegadas a su
espalda y la frente sobre su hombro. Respiraba con dificultad,
tratando de mantener la compostura, pero temblaba y no podía
parar.

Por un momento no se movió, permaneciendo rígido e


inflexible. Pero luego suspiró e hizo la cosa más notable.

371
Me devolvió el abrazo.

De todos los abrazos que recibí en mi vida, probablemente


fue uno de los peores. Era delgado y huesudo, y olía a naftalina
y a caramelos duros con sabor a cereza. Me di cuenta que se
sentía incómodo y que probablemente me seguía la corriente,
al menos tanto como lo haría alguien como Randall.

Pero no importaba.

Porque aunque era uno de los peores, también era uno de


los mejores.

Estaba aquí.

Estaba vivo.

Tal vez un poco más gastado, pero eso no importaba.


Estábamos juntos de nuevo, y tal vez, sólo tal vez, todo estaría
bien.

―Te estás avergonzando a ti mismo ―dijo Randall


bruscamente cerca de mi oreja.

―Tal vez ―dije con un resoplido―. Pero noté que aún no


me dejas ir.

―Alguien me dijo una vez que todos saben que los abrazos
deben durar al menos un minuto. Sólo han pasado treinta
segundos.

―Inteligente, eso.

―Siempre pensé que era ridículo.

―Uh-huh. ¿Y ahora?

―¿Ahora? No es tan malo.

Lo abracé un poco más fuerte.

372
Eventualmente me alejé pero mantuve mis manos en sus
codos.

Sus ojos brillaban mientras me miraba de arriba a abajo,


y luego por encima de mi hombro a Justin de pie detrás de mí.

―¿Magia modeladora? ―preguntó.

Me encogí de hombros.

― No es nada.

Me frunció el ceño.

―Frívolo. Sabes cómo me siento al respecto. No es más


que magia callejera, un truco para apaciguar a las masas.

Se acabó el momento.

―Es nuestro disfraz ―le contesté mientras bajaba los


brazos―. Era parte de nuestra misión de rescate.

―¿En serio? Tu misión de rescate. Para rescatar a quién,


¿puedo preguntar?

―El rey.

Randall puso los ojos en blanco.

―¿Así que traes al príncipe al castillo que está repleto de


oscuros? Realmente eres un idiota.

―¡Oye! Traté de dejarlo atrás, pero me dijo: ‘Sam, es a mi


padre a quien rescatamos, iré, y si dices que no, te haré cagar
en un cubo por el resto de tu vida, a pesar que seamos mejores
amigas 5eva’.

―Yo no lo dije así ―respondió Justin.

―Más o menos ―dijo Ryan.

373
―Gracias, cariño. Eres mi persona favorita aquí, porque
todos los demás apestan. ―Entonces fruncí el ceño a Randall―.
¿Qué estás haciendo aquí?

―Rescatando al Rey, obviamente.

Me quedé boquiabierto ante él.

―¿Qué quieres decir con obviamente? Y no puedes


rescatar al Rey. Estamos rescatando al Rey.

―Tal vez todos podamos rescatar al Rey ―dijo Ryan.

―Maldita sea, Ryan.

Se encogió de hombros.

Aplaudí.

―Acabo de tener una gran idea. Creo que deberíamos


trabajar juntos, ya que estamos todos aquí.

―¿No es eso lo que acabo de...?

―Ryan, ahora no es el momento para lo que ibas a decir.


Necesitamos salvar al Rey.

Él suspiró.

Lo ignoré.

―El plan es que tenemos que acabar con cualquier oscuro


que esté protegiendo al Rey. Estaba pensando que debería ser
yo quien lo hiciera, ya que soy súper guay y técnicamente el
héroe de la historia...

―Ya está hecho.

Me quedé boquiabierto ante Randall.

―¿Qué?

374
―Los Oscuros ―dijo Randall lentamente―. Ya me he
ocupado de ellos.

―¿Lo hiciste? Pero... lo iba a hacer.

―¿Está aquí? ―preguntó Justin.

Randall miró por encima de mi hombro.

―Lo está. Estaba en el proceso de tratar de abrir la puerta


cuando oí que ustedes, tontos torpes, se movían como una
manada de salamandras de fuego en el pasillo. Entiendes el
significado del sigilo, ¿no?

―Soy la persona más sigilosa del mundo ―le dije.

Ryan me dio una palmadita en el brazo.

―Eso literalmente no es verdad.

Entonces, desde más abajo en las mazmorras, llegó una


voz temblorosa.

―¿Papá?

―Que... ¿Justin? ¿Eres realmente tú?

Me di vuelta para ver a Justin parado frente a una celda


más abajo en el pasillo.

A sus pies, dos oscuros yacían en el suelo derrumbados.


Justin dio un paso hacia la celda que tenía enfrente, y una
mano fuerte se extendió y le apretó la nuca, acercándolo.

―Hola ―dijo una voz, fuerte y amable―. Hola, hijo mío.


Hola.

―Probablemente voy a llorar ―le dije a Ryan―. Reuniones


y cosas así.

―Eso es porque eres un tonto.

375
―Tus ojos están húmedos.

―Alergias. Todo el polvo.

―Uh-huh.

Justin estaba susurrando algo, pero no era para mí, así


que no me concentré en sus palabras. La mano alrededor de
su nuca se apretó, y yo estaba lleno de este gran y cálido alivio
de poder estar aquí para ver esto.

Pero entonces el Rey dijo:

―¿Está aquí?

Justin asintió y se volvió para mirarme. Me llamó,


haciéndome señas para que me acercara.

Tragué con fuerza, pero hice lo que me pidió. Era mi


príncipe, después de todo.

El buen Rey Anthony de Verania estaba erguido y


orgulloso dentro de su celda en las mazmorras del Castillo
Lockes. Llevaba pantalones andrajosos y una camisa tosca y
manchada que colgaba suelta de su delgado cuerpo. Siempre
había sido un hombre fuerte y grueso. Ahora era una sombra
de su antiguo yo, hombros huesudos y rodillas nudosas, pero
sus ojos brillaban con ese fuego que siempre había tenido
ardiendo dentro de él, y su bigote seguía siendo una cosa bella,
masiva y exuberante.

Yo amaba mucho a mi Rey.

Me sonrió.

―Pues bien, entonces. Mira quién ha vuelto. Bienvenido,


Sam. Se te ha echado mucho de menos.

Me eché a llorar.

―Ay, caray ―murmuró Justin.

376
―Ha sido un día muy largo ―dijo Ryan, que vino a pararse
a mi lado―. Y un año aún más largo. ―Levantó su mano con
un puño sobre su pecho y se inclinó profundamente―. Mi Rey.

―Y éste sería el Comandante Caballero ―dijo el Rey, con


una sonrisa cada vez más amplia―. Formal incluso en medio
de un rescate. Respeto eso.

―¿Puedes reconocernos? ―preguntó Ryan, asombrado.

―Por supuesto que puedo. Soy tu Rey. Te reconocería en


cualquier parte.

―Eso o me oyó decir sus nombres cuando llegaron.

Randall dijo:

―Sam de lo Salvaje, deja de lloriquear ahora mismo. No


tenemos tiempo para lágrimas. Sé un hombre.

―No soy Sam de lo S-S-S-Salvaje ―sollocé―. Ahora soy un


mago.

Randall y el Rey me miraron fijamente.

Me limpié los mocos mientras mi aliento se enganchaba.


No fue mi momento de mayor orgullo.

―¿Qué dijiste? ―preguntó Randall débilmente.

―Es un mago de pleno derecho ―dijo Ryan con orgullo―.


Sam de los Dragones.

Randall no podría haber parecido más sorprendido.

―Fascinante ―dijo el Rey―. Es un motivo de celebración.


Pero quizás pueda esperar hasta que hayamos escapado.
Randall golpeó a ambos oscuros en la cabeza. No sé cuánto
tiempo más estarán fuera.

377
Todavía estaba llorando cuando pateé a los dos oscuros
inconscientes en la cara.

Justin me miró fijamente.

―Eso fue... No sé qué fue eso. Ryan, ¿la llave?

―¿Tienes la llave maestra? ―preguntó Randall―. Eso


ciertamente hará las cosas más fáciles. Ninguno de los dos la
tenía, y no podía arriesgarme a que Myrin fuera alertado de mi
presencia.

Ryan asintió, se adelantó y abrió la puerta de la celda.

Como fui magnánimo, dejé que Justin abrazara a su


padre primero. Me limpié la cara y esperé mi turno.

Fue tan glorioso como esperaba que fuera.

Ryan pareció sorprendido cuando el Rey también lo


arrastró, pero con entusiasmo lo abrazó.

Incluso Randall se metió en esa acción, aunque se quejó


por ello.

―¿Todas estas celdas están vacías? ―preguntó Justin,


sonando confundid―o. Esperaba que hubiera más aquí abajo.

―Había ―dijo el Rey, alejándose de Randall―. Pero fueron


llevados y puestos a trabajar en la ciudad. Pensaron que si mi
gente estaba aquí abajo, tratarían de trabajar en connivencia
conmigo para planear un golpe.

―¿Y lo hiciste? ―pregunté, limpiándome la cara.

El Rey asintió.

―Casi me salgo con la mía. Pero alguien nos escuchó por


casualidad, y eso fue todo. Así que esperé mi momento, me
mantuve alerta y aguardé.

378
―¿Por qué?

El Rey parpadeó.

―Tú, por supuesto.

―Pero, ¿cómo pudiste...?

―Siempre supe que volverías ―dijo el Rey, poniendo una


mano sobre mi hombro―. Y aunque no lo hicieras, sabía que
Justin vendría por mí. Porque si los papeles fueran al revés, no
habría nada que me impidiera llegar a él. Así que esperé.

Justin parecía sorprendido por la declaración de su


padre.

―Papá ―dijo.

El Rey sonrió en silencio a su hijo.

―Así que imagina mi sorpresa cuando Randall de toda la


gente apareció. No a quien esperaba, pero aún así. Y luego
vinieron todos y pensé que los dioses me sonreirían esta noche.

―Sí, sí ―dijo Randall enfadado―. Por muy conmovedor


que sea esto, sería prudente que cerraran la boca y movieran
los culos.

Culos, rechiné a través de mis lágrimas.

―Ahora, Sam, sécate los ojos. Si eres un mago como


dices, no tienes tiempo para sentimientos.

―Estoy tan feliz de que estemos todos juntos de nuevo


―dijo el Rey―. Una vez que venza a todos nuestros enemigos y
restaure a Verania a su brillante gloria, creo que haré una gala
para honrarlos a todos. Además, me encantan las fiestas.

―Tan majestuoso ―respiré.

379
Randall recogió un paquete que no había notado antes de
cerca de la puerta de la celda. Abrió la parte superior y empezó
a cavar a través de ella, murmurando en voz baja sobre la
incompetencia de los que le rodeaban, pero tenía una gran
afición por él, así que lo dejé ir.

Estaba a punto de volverme hacia el Rey para contemplar


su gloria cuando vi que algo salía de la mochila por el rabillo
del ojo.

Los otros estaban distraídos, así que no vieron lo que yo.

Un pequeño arco iris crepitando con chispas de colores


brillantes.

Desapareció cuando Randall lo cubrió con una fina malla


metálica.

De. Ninguna. Jodida. Manera.

―Eso es...

La mirada de Randall se fijó en mí. Su voz era baja cuando


habló.

―Ni una palabra más, Sam.

―Pero...

―Sam.

Asentí, por mucho que me doliera hacerlo. Él tenía razón.


Teníamos que salir del castillo. Incluso si parecía tener un
tesoro maravilloso escondido en su mochila.

Sacó otra capa con capucha de su mochila y se la dio al


Rey.

―Ponte esto. Funcionará hasta que podamos escapar.

380
―¿No puedes chuparnos a través de tu agujero mágico?
―le pregunté. Entonces―: Dioses, uno pensaría que mi
redacción mejoraría a medida que envejezco. Qué
decepcionante.

Alzó su mochila mientras el Rey envolvía el manto


alrededor de sus hombros.

―A menudo me decepcionas, así que no es nada nuevo.


Tendrías que haberte dado cuenta de los pabellones de
amortiguación situados por todo el castillo. Myrin parece tener
el control absoluto de los oscuros. No tengo tiempo para
romper sus guardas, y no tengo la fuerza para atravesarlas. No
sin necesidad de tiempo para recuperarme. Y el tiempo es algo
que no tenemos.

Fruncí el ceño.

―No sentí nada de eso.

Randall me miró fijamente antes de suspirar.

―Por supuesto que no lo hiciste. Otra cosa que Sam de lo


Salvaje puede hacer inexplicablemente.

―Sam de los Dragones.

Gruñó, pareciendo un poco dolorido.

―Correcto. Eso es algo que vamos a discutir, recuerda


mis palabras. Pero ahora tenemos que movernos. Una vez
fuera del castillo, seré capaz de chuparnos a través de mi
agujero mágico… maldita sea.

Le sonreí.

―Me extrañaste. Admítelo.

―No admitiré tal cosa.

381
―No podemos olvidar a Lady Tina ―dijo Justin―. Nos está
esperando cerca de la entrada del jardín secreto.

―Podemos olvidarnos de ella ―le dije―. De hecho, es muy


fácil de hacer.

―¿Lady Tina? ―preguntó Randall, sonando confundido―.


En nombre de los dioses, ¿qué hace ella aquí?

Puse los ojos en blanco.

―Aparentemente es la nueva mejor amiga de Ryan y


Justin, cosas de asesinos o lo que sea. Aparentemente cuando
tú y yo desaparecimos, decidieron llenar el vacío con maldad.

―Ella no es tan mala ―dijo Ryan.

―Ayudó en el complot que llevó a la muerte a Morgan de


las Sombras ―gruñó Randall―. ¿Y te quedas ahí y me dices que
no es tan mala?

―Eep ―chirrió Ryan.

―Está reformada ―dijo Justin―. Yo respondo por ella.

Randall miró a Justin durante un largo instante antes de


asentir.

―Que así sea.

―Maravilloso ―murmuré en voz baja.

―¿Qué hacen ahí parados? ―ladró Randall―. Muévanse.

Nos movimos.

HABÍA sido fácil, en realidad.

Nuestra suerte tenía que acabarse en algún momento.

382
Había voces fuera del pasillo que conducía de vuelta al
jardín.

No entendía muy bien lo que decían. Ryan se paró


rígidamente frente a mí después de apagar la antorcha que
llevaba. Los otros estaban reunidos detrás de nosotros con
Randall en la retaguardia.

―¿Por qué has parado? ―nos siseó.

―Hay alguien ahí fuera ―le susurré―. No sabemos quién


es.

Randall gimió.

―La huida del Rey no pasará desapercibida por mucho


tiempo. No tenemos tiempo para esto. Averigua qué está
pasando y enfréntate a ello.

―¡Tú lidia con ello!

―Soy viejo y acabo de subir la escalera más larga del


mundo. ¿Crees que estoy en posición de manejar a los
rufianes?

―Esta es la razón por la que las personas mayores son


internadas en residencias ―le murmuré a Ryan.

―¡Escuché eso!

―Mira ―susurró Ryan―. Voy a subir. Quédate aquí y


protege a los demás...

―¿Con qué? ¿Magia? Myrin sabrá que estamos aquí. Es


mejor que te quedes. Iré a ver quién es. Si se trata de eso, sabes
que puedo hablar para salir de cualquier cosa.

―Eso no es...

―Confía en mí. Soy Sam de los Dragones. Yo me encargo


de esto.

383
Me frunció el ceño, pero me dejó pasar.

Antes de estar fuera de alcance, tomó mi mano. Lo miré


de nuevo.

―No te mueras ―dijo en serio―. Acabo de recuperarte, y


me enojaré si te pasa algo.

Le apreté la mano y me dejó ir.

Me quedé en las sombras de los últimos escalones. Las


gruesas vides que cubrían la entrada seguían colgando como
antes, y me preguntaba si eso era suficiente para que no se
viera. O eso, o alguien había descubierto el pasadizo, y
estábamos totalmente jodidos.

Realmente esperaba que ese no fuera el caso. No quería


morir con una túnica de mago oscuro. Eran terribles.

Llegué a la parte superior de la escalera y no vi a nadie.


Las voces eran un poco más fuertes, y parecía que venían de
más allá del pequeño claro. Empujé a través de las
enredaderas, silenciosa y cuidadosamente, hacia el aire fresco
de la noche. Miré hacia atrás, y las enredaderas obstruyeron
la mayor parte de la entrada.

Las sombras hicieron el resto. Nadie vería el pasillo a


menos que inspeccionaran las vides de cerca.

Había algo familiar en una de las voces, incluso si no


podía entender las palabras. Reconocí la cadencia del discurso,
aunque no pude ubicarlo. Estaba fuera de mi alcance, una
picazón que no podía rascar.

Me acerqué un paso más.

―…y estamos tan seguros como siempre, señor ―dijo la


voz que no reconocí.

384
―No hay nada de qué preocuparse. Nadie puede meterlo
en el Castillo Lockes sin que nosotros lo sepamos.

―¿Es eso cierto? ―fue la respuesta, y un oscuro escalofrío


corrió por mi espina dorsal.

Mis rodillas se sentían débiles, y puse una mano encima


del obelisco que marcaba el lugar de descanso final de mi
mentor. Hubo un cálido pulso bajo mi mano, aunque podría
haber sido sólo mi imaginación. Se sentía real, pero mi corazón
tronaba en mi pecho y la sangre corría por mis oídos, porque
estaba muy cerca.

De Morgan.

Y de Ruv.

―Gracias por tu informe ―dijo Ruv con frialdad, con un


acento espeso y melodioso―. Espero que tus palabras
demuestren ser ciertas. Por tu bien. Myrin no estaría contento
si algo pasara. Especialmente desde que Sam ha regresado de
su... estadía.

―Señor, si me permite.

―¿Sí?

―¿Es...? ¿Realmente lo crees? ¿Lo qué se dijo? ¿Qué


ahora es Sam de los Dragones? ¿Qué ha reunido a los dragones
de Verania a su lado?

―No importa ―dijo Ruv sin rodeos―. Ha estado fuera


demasiado tiempo. Verania ha caído ante los oscuros. Ante
Myrin. No importa quién sea ahora ni de lo que sea capaz. El
Rey está en las mazmorras, y los dioses han abandonado el
país. La Resistencia fallará. Sam caerá. La gracia de Myrin es
absoluta. Gobernará Verania con un puño de hierro. Y pronto
su alcance se extenderá más allá de las fronteras y el mundo
caerá de rodillas en veneración.

385
―Oh mis dioses ―me quejé―. Los villanos monologan
incluso cuando hablan entre ellos? Son los peores.

―¿Quién está ahí?

Me puse la mano sobre la boca.

Los setos crujieron, y antes que pudiera moverme, Ruv


entró en el claro, mirándome con curiosidad.

Se veía exactamente igual que antes, aparte del hecho


que llevaba una túnica similar a la mía. Su piel era oscura, su
largo pelo tirado hacia atrás y atado con un trozo de cuero
crudo. Pude ver los tatuajes en su pecho que se asomaban
sobre el cuello abierto de su garganta, y él llevaba pendientes
al estilo de los gitanos, largos y colgantes, y sentí un torrente
de ira por el hecho que todavía podía reclamar una cultura que
él había ayudado a destruir y encarcelar. Traté de mantener
una expresión neutra mientras dejaba caer mi mano, pero
hubo un momento en que casi di un paso adelante para
ahogarlo.

Pero entonces el obelisco volvió a latir, y era cálido y


dulce, y lo sentí hasta los huesos. La ira se redujo a un lento
hervor, burbujeando justo debajo de la superficie. Esto no se
trataba sólo de mí. Había gente escondida en el pasillo que
contaba conmigo. Ahora no era el momento de la venganza.

―¿A quién tenemos aquí? ―preguntó Ruv, ladeando la


cabeza hacia mí.

―Soy nuevo ―dije―. Y me perdí. ¿No odias cuando eso


sucede? Sé que lo hago.

Me sonrió, y si no supiera quién era y de qué era capaz,


lo habría considerado amable.

―¿Qué te parece eso?

Asentí con furia.

386
―Sí. Totalmente perdido. Como si estuviera en el castillo,
y luego no supiera dónde estaba y me diera la vuelta, y de
repente aquí estoy. Sólo... de pie aquí. Contigo.

―Aquí estás ―dijo, dando un paso hacia mí―. No creo


haberte visto antes.

―Bueno, sí. Acabo de decir que soy nuevo, así que...

Se rió.

―Correcto. Lo hiciste. Perdóname. ¿Tu nombre?

Mi garganta chasqueó al tragar. No pensé que Pureza de


las vírgenes ruborizadas fuese a entrar aquí. Así que le dije:

―Bill ―porque era el único nombre inocuo que se me


ocurrió.

―Bill.

―Sí. Ese soy yo. Soy Bill. Bill el... Oscuro. Caballo. ¡Sí! Bill
el Caballo Oscuro. Ese es mi nombre de mago. Porque soy
malvado. Igual que tú. ¡Malditos sean, héroes! ¡Te odio tanto!

Su sonrisa era dentada. Me recordó a un dragón.

―Eres un tipo raro.

Me encogí de hombros torpemente.

―Sí. Ese soy yo y toda esta situación. Ja, ja, ja. Incómodo.

―¿Sabes quién soy? ―preguntó mientras daba otro paso


hacia mí.

No iba a darle esa satisfacción. Agité la cabeza,


manteniendo mi expresión sosa.

―De verdad. Eso es... inesperado. Permíteme


presentarme. Soy Ruv.

387
Extendió una mano hacia mí.

Tuve una fracción de segundo para decidir si debía


estrecharle la mano a un traidor o romperle los dedos y luego
darle una patada en las bolas.

Le estreché la mano.

Fue una de las cosas más difíciles que he tenido que


hacer. Su mano estaba fría, su agarre firme y su pulgar rozado
contra mis nudillos. Tuve que recordarme que tenía que dejarlo
ir, que probablemente no era inteligente intentar
desmembrarlo aquí y ahora.

Me tomó de la mano durante un rato más de lo debido y


me dijo:

―Me pareces familiar. Me pregunto por qué es eso.

Me encogí de hombros mientras apartaba la mano.

―Me lo dicen mucho. Tengo una de esas caras, supongo.

―¿Nunca nos hemos visto?

―No. Por eso nos dimos la mano en la presentación.

―Eso hicimos. Interesante. Dime, Bill el Caballo Oscuro.


¿Por qué estás aquí?

Le entrecerré los ojos.

―¿Como en el castillo? O existencialmente. Porque esas


son dos cosas muy diferentes.

Se rió.

―Me gustas. Eres diferente.

Ese no era el cumplido que él creía que era.

―Gracias. Lo intento.

388
―Estás tocando el hito. Lo has estado desde que te
encontré.

Apresuradamente aparté mi mano del obelisco. Sentí frío


al hacerlo.

―Sí, es....

Él esperó.

Agité la cabeza.

―No es nada.

―Oh, no es nada ―dijo Ruv, moviéndose así que se paró


al otro lado del obelisco―. No creo que esa palabra pueda ser
usada para describir al hombre que representa. Morgan de las
Sombras era ciertamente más que nada.

Escuchar el nombre de mi mentor en sus labios fue casi


suficiente para hacerme olvidar por qué estaba aquí y a quién
estaba protegiendo. No quería nada más que destrozar a este
hombre, romperlo hasta que me rogara que parara, e incluso
entonces, diría que no, y él podría…

Respiré profundamente.

Lo dejé salir lentamente.

―Morgan de las Sombras ―dije―. He oído hablar de él.

Ruv hizo una mueca de dolor.

―Por supuesto que sí. Todo el mundo lo ha hecho. Es una


leyenda. ―Miró hacia el obelisco―. Bueno. Era una leyenda.

―Supongo.

Ruv trazó un dedo a lo largo de las palabras talladas en


la piedra negra.

389
―Lo conocía. Tal vez no tan bien como otros podrían decir.
Pero me paré ante él. Lo miré a los ojos. Y no tenía ni idea de
quién era yo. o de lo que era capaz. ―Suspiró y me sonrió con
tristeza―. Es curioso cómo funciona eso. Una de las personas
más poderosas del mundo, y fui capaz de engañarlo. Yo
estaba... asustado. Ese día. Nervioso, aunque no pude
demostrarlo. Tenía un papel que interpretar.

Tragué con fuerza, las manos en puños a los costados.

Ruv suspiró mientras agitaba la cabeza.

―Ahora ya no importa. Morgan se ha ido. Myrin se ocupó


de eso, como lo hará con el resto del mundo. Yo sólo... entiendo
que la gente esté asustada. A menudo lo son de cosas que no
entienden. No veo por qué no pueden darle una oportunidad.

Lo miré fijamente.

―El hombre que se apoderó de su país y obligó a la gente


a salir de sus casas y a ir a prisión por el color de su piel y la
fe a la que pertenecían y la clase en la que nacieron, ¿y quieres
que le den una oportunidad?

Ruv frunció el ceño.

―Suenas... liberal.

Mis ojos se abrieron de par en par.

―Oh no. No, no, no, no. Quiero decir. Muahahahaha.


Cosas malas. Estoy tan feliz con todo lo que ha pasado. ¡Patada
voladora bestias indefensas! O cualquier villano como
nosotros. ¿Electrocutamos a los gays para que no se acerquen
a la gente? No lo sé. Soy nuevo en todo esto de los malos. Aún
no soy muy bueno.

―No hay nada malo en ser gay.

390
Estaba muy sudoroso. No ayudó que Ruv tuviera toda la
razón.

―¡Bien! Cierto. No quise decir eso. De hecho, deberíamos


electrocutar a la gente.

―Interesante ―dijo Ruv, frotándose la barba


pensativamente―. No sé si Myrin ha pensado en eso antes. Tal
vez debería llamar su atención sobre eso. Podrías ser bueno en
todo eso de ser un villano después de todo.

Yo era la peor persona viva.

―¡O! Quizás en vez de electrocutar a alguien, podríamos


dejar a la gente en paz y permitir que hagan lo que quieran y
ser feliz y dejar que las cosas vuelvan a ser como antes...

Ruv me hizo un gesto con la mano.

―Eso no suena muy villano. ―Sus ojos se entrecerraron


mientras me miraba de nuevo―. De hecho, suena a traición.
¿De dónde dijiste que venías?

Pero antes que Ruv descubriera que no podía mentir, otro


oscuro irrumpió en el claro, jadeando mientras se agachaba,
con las manos en las rodillas.

―Señor ―se las arregló para salir―. Se requiere su


presencia. Ha habido una brecha.

Sentí frío al instante.

Ruv parecía sólo ligeramente interesado.

―¿Qué clase de brecha?

―No tenemos claro eso, señor. Falta una rejilla de


alcantarilla fuera de la ciudad, y hay huellas a su alrededor.

―La Resistencia se está volviendo valiente ―dijo Ruv,


sonando divertido.

391
―Fascinante. Sam regresa, y ahora esto. Él los inspira.

Los ojos del Oscuro se ampliaron.

―¿S-S-Sam? ¿Estás seguro de eso? Tal vez ni siquiera ha


llegado a la Resistencia todavía.

―¿Le tienes miedo?

―Oh, sí ―dijo el Oscuro―. Extremadamente. La mayoría


de nosotros lo hacemos.

Ruv frunció el ceño.

―¿Y por qué es eso?

El Oscuro dudó.

―Se dice que puede hacer explotar tus pezones con un


solo pensamiento.

¡Ja! ¡Flora Bora Slam, hijo de puta!

―Bah ―se mofó Ruv―. Dudo mucho que pueda hacer algo
así.

Me dije a mí mismo que Ruv sería el primero. Y lo


disfrutaría.

Me miró, observándome durante más tiempo del


necesario.

―Te irá bien aquí, creo. No dejes que te pille en este lugar
otra vez. ¿Me entiendes?

Asentí.

Se giró sobre sus talones, las túnicas flameando como un


gilipollas mientras seguía al Oscuro fuera del claro.

Respiré aliviado.

392
Y luego grite un poco cuando metió la cabeza entre los
arbustos.

―Estoy deseando volver a verte ―dijo, guiñándome el ojo.

Luego se fue.

Esperé un momento o dos antes de volver a la entrada del


pasillo.

―Ya pueden salir ―llamé en voz baja.

Ryan fue el primero, irrumpiendo entre las enredaderas,


una expresión furiosa en su cara.

―¿Estás bien? ―preguntó, apuntando su espada en todas


direcciones como si estuviésemos rodeados de villanos―.
¿Dónde está? Déjame a mí con él. Juro por los dioses, que
separaré su cabeza de su cuerpo, le cortaré el corazón del
pecho y le cortaré el pito...

―Tan violento ―susurré con asombro.

―¿Supongo que la rejilla de la alcantarilla en cuestión fue


cómo entraron a la ciudad? ―Randall le preguntó a Justin,
quien asintió―. Eso explica el olor.

Lo miré con los ojos muy abiertos.

―¿Nosotros olemos?

―Ciertamente no quería decir nada ―dijo el Rey, dándome


palmaditas en el hombro―. Pero sí. Todos lo hacen. Y esto viene
de alguien que ha pasado los últimos seis meses en una
mazmorra.

―Tienes ideas terribles ―le dije a Justin.

Puso los ojos en blanco.

393
―Tenemos a mi padre, ¿no? Lo considero un éxito,
incluso si olemos a mierda.

―…le cortaré la lengua traidora de la boca, y alimentaré


con su nariz a un grupo de furiosos selkies, y le cortaré los
dedos uno por uno hasta que me pida misericordia…

―¿No puedes chuparnos a través de tu agujero ahora? ―le


pregunté a Randall―. Quiero decir, no podemos salir por donde
vinimos.

―Lady Tina ―me recordó Justin.

―Podríamos dejarla. Quiero decir, ella lo entendería,


¿verdad? Yo lo entendería si fuera ella.

―Sabes ―dijo Justin, mirándome con desdén― si no


estuvieras con Ryan, juraría por los dioses que Lady Tina y tú
se gustan el uno al otro.

Me quedé boquiabierto ante él.

Se encogió de hombros.

―Oye, ¿Justin?

―Sí, Sam.

―¿Recuerdas todas esas veces que te llamé mi mejor


amigo 5eva?

―Desafortunadamente.

―Los retiro ―dije salvajemente―. ¿Qué… si puedo


preguntar… qué carajo?

―Oh no. Estoy tan triste. Randall, no puedes chuparnos


por tu agujero mágico hasta que tengamos a Lady Tina.

―Te culpo por todo ―me gruñó Randall.

394
―…y luego pagaré a una prostituta enferma para que
frote su herpes en su cepillo de dientes y vea cómo se cepilla
los dientes...

―Muchas cosas cambian ―dijo el Rey, inclinándose para


besar la parte superior del obelisco―. Pero también siguen
siendo iguales. Te divertirías y te exasperarías, viejo amigo.
Como siempre lo has hecho.

―Ryan ―dije―. ¡Deja de apuñalar el suelo! Mi madre


plantó esa hierba!

―…y luego lo coceré sobre un asador abierto hasta que


su piel se agriete y su jugo goteé de su carne caliente…

―Si alguno lo llama chupar a través de mi agujero mágico


una vez más, voy a dejarlos a todos aquí para que mueran
―amenazó Randall.

―Esta misión de rescate será eliminada de todos los libros


de historia ―dijo Justin, cruzando los brazos sobre su pecho.

―Realmente divertido y exasperado ―dijo el Rey en voz


baja.

LA CAMINATA a través del castillo fue mejor de lo


esperado. Sólo nos encontramos con unos pocos Oscuros, y
nos prestaron poca atención mientras pasaban corriendo.

Mientras nos movíamos por el salón del trono, el Rey


frunció el ceño, mirando su trono con nostalgia. Justin se
aferró a su brazo, tirando de él. Él ofreció poca resistencia
cuando pasamos por las Grandes Puertas, pero no pareció
encontrar muy divertidas las nuevas pancartas que colgaban
de los techos y paredes.

―Son tan totalitarios ―murmuró―. El castillo Lockes es


para todos. Realmente lo desprecio.

395
Las escaleras estaban vacías mientras descendíamos
hacia las profundidades del castillo, trazando nuestro camino
de vuelta hacia Lady Tina. Tenía una pequeña esperanza de
que hubiera huido o hubiera sido capturada, o simplemente
hubiera sido borrada de la existencia, pero eso resultó ser falso
cuando doblamos la esquina y la encontramos esperando
donde la habíamos dejado.

Sus ojos se abrieron de par en par cuando nos vio, y


específicamente al Rey.

―¿Dónde estabas? ―nos siseó―. Hay movimiento en el


castillo.

―Qué astutas son tus habilidades de observación


―respondí.

―¿Quién es este hombre de aspecto extraño? ―preguntó


el Rey.

―Lady Tina ―dijo Justin.

Los labios del Rey se movieron.

Randall gimió:

―Sam.

―¿Qué? ¡Yo no hice nada! Oh. Espera. Lo hice, pero aún


así. Creo que el castigo encaja con el crimen.

―¡Ja! ―gritó Lady Tina―. Sabía que me hiciste esto a


propósito.

―Tienes toda la razón, lo hice ―dije alegremente―. Y si


tenemos suerte, tal vez me olvide de cómo volver a cambiarte,
y siempre estarás atrapado como si uno de tus padres fuera
una comadreja.

396
―Al menos no convirtió tu nariz en un pene ―le dijo
Randall.

―Ahora Randall ―dijo el Rey―. Eso sonó peligrosamente


cerca de recordar con cariño.

―Lamento haber venido a rescatarte ―dijo Randall.

―¿Podemos movernos? ―estalló Justin―. ¿Ahora?

Ryan ya estaba en la puerta, con la oreja presionada


contra la madera.

―No creo que el grupo de hombres con los que Sam se iba
a prostituir y que hizo que corrieran a la iglesia haya regresado.

Randall y el Rey se volvieron lentamente para mirarme.

Puse los ojos en blanco.

―No es como suena. Bueno. En realidad. Es como suena,


pero no iba a hacerlo. Ya sabes cómo se pone Ryan cuando la
gente quiere meterme cosas.

―Literalmente todos quieren acostarse con él ―murmuró,


abriendo la puerta de un golpe para espiar―. Por una vez, me
gustaría conocer a alguien que no quiera tener sexo con mi
novio.

―No lo hago ―dijo Lady Tina.

―No lo hago ―dijo Justin.

―No lo hago ―dijo Randall.

―Lo haría ―dijo el Rey.

Todos se volvieron hacia él.

Se encogió de hombros.

―¿Qué? Es adorable. Si fuera treinta años más joven…

397
―¡Papá!

―Oh dioses míos ―susurré―. ¡Sabía que era irresistible!


Justin, ¿has oído eso? Podría ser tu nuevo padrastro… y nop.
Eso estuvo peligrosamente cerca de sonar como Kevin.
Gracias, Su Alteza, pero voy a pasar. Incluso si eres todas las
fantasías de papi que he tenido.

El Rey parecía bastante contento con eso.

―Estoy tan confundido ―dijo Ryan a través de los dientes


apretados―. Sé que tengo que protegerlo con mi vida, pero
también quiero retarlo a un duelo.

―No tenemos tiempo para eso ―dije, dándole una


bofetada en el culo antes de empujar la puerta―. Todo el
mundo fuera para que Randall pueda chuparnos a través de
su...

―Te dejaré aquí ―amenazó Randall.

Ellos obedientemente salieron por la puerta hacia el aire


fresco, el cielo nocturno comenzando a desvanecerse en el este.
Lo seguí y empecé a cerrar la puerta detrás de mí.

―Sam.

Me detuve.

Respiré profundamente.

Miré hacia atrás en el pasillo.

Myrin se hallaba allí de pie, con un aspecto muy divertido.

Y exploté.

El verde y el oro vinieron corriendo a mi alrededor, el aire


ondulando mientras mi magia reventaba de mi pecho,
arrastrándose a lo largo de mis cicatrices, que se sentían como
si estuvieran ardiendo. La furia que se desbordaba a fuego

398
lento, y en todo lo que podía pensar era en destruir todo lo que
me rodeaba, haciendo que el Castillo de Lockes cayera sobre
él. Esto era lo más cerca que había estado desde que me quitó
a Morgan, y tenía que pagar. Por todo.

―Ah ―dijo, una sonrisa arrugando sus labios, y por un


momento, se pareció tanto a su hermano que mi aliento se
detuvo―. Eres más fuerte de lo que eras antes. Estoy
impresionado. No esperaba eso.

Había oleadas de luz en mi cabeza, azul y rojo y negro y


blanco, y dijeron no y Sam corre corre corre, y el mayor de ellos,
el blanco, era el más ruidoso de todos, y él dijo, te prometí que
te ayudaría, te prometí, te prometí, te prometí, pero no ahora, no
ahora, Sam, no puede ser ahora, no puede ser ahora, ahora, tú
morirás, y no se te permite tener eso porque necesitas huir.

―¡Sam!

Una mano fuerte alrededor de mi brazo, un pecho


presionado contra mi espalda, aliento caliente y desgarrado
cerca de mi oreja.

Traté de alejarme, porque Myrin estaba justo ahí y…

―No ―susurró Randall con fiereza―. Ahora no. No de esta


manera.

Un parpadeo de algo cruzó la cara de Myrin al ver a


Randall a mi lado, y casi parecía remordimiento, como dolor,
pero se había ido antes que pudiera ver lo que era.

―Randall ―dijo Myrin―. Pensé que había sentido... algo.


Puro. Y brillante. Fue.... ―Agitó la cabeza―. No importa. Ya no
más.

―No ―dijo Randall en voz baja―. Supongo que no. Ni


siquiera yo puedo salvarte ahora.

La sonrisa se deslizó de la cara de Myrin.

399
―Nunca te pedí que me salvaras, cariño.

―Lo sé. Y nunca te he perdonado por eso. O a mí mismo.

Myrin se estremeció.

Él se estremeció.

―Suéltame ―le gruñí a Randall, mientras las luces de


dragón en mi cabeza latían tan brillantes como nunca antes lo
habían hecho.

―¡Sam! ―gritó una voz detrás de nosotros, y a través de


la neblina verde y dorada, a través de la rabia que rugió a
través de mí, exigiendo venganza contra este mago de la
Oscuridad que me había robado a Morgan, lo oí. Mi piedra
angular. Me estaba llamando y parecía aterrorizado.

―Esto no ha terminado ―le dije a Myrin.

―No ―dijo en voz baja―. No creo que lo haga.

Randall me sacudió a través de la puerta, levantando la


mano mientras se cerraba detrás de nosotros. Un torrente de
magia que se sentía dolorosamente familiar se disparó de él, y
la piedra que rodeaba la puerta se derrumbó, polvo se elevó
mientras el suelo temblaba.

Randall me lanzó hacia adelante y golpeé el pecho de


Ryan, con sus brazos a mi alrededor. Yo lo miré. Su frente
estaba arrugada, y me sostuvo de forma protectora contra su
pecho mientras los demás se reunían a nuestro alrededor.

La puerta derrumbada empezó a retumbar, y Randall


gritó:

―¡Aguanta!

Y luego fuimos chupados a través del agujero mágico de


Randall y…

400
Capítulo 12:
Las Monjas que Cometen Robo
a Mano Armada, son el Mejor
Tipo de Monjas.

ATERRIZAMOS en una pila de hojas y polvo afuera de las


puertas del Campamento HaveHeart.

―Hijo de puta ―gruñí―. Alguien tenía su pie presionando


muy cerca de mi ano, y yo no soy ese tipo de hombre.

―Esa es una mentira total ―alguien murmuró. Pensé que


fue Justin, y podría haber estado un poco ofendido si es que
no hubiese un poquito de verdad en eso. Una historia larga.

Los gritos comenzaron a escucharse dentro del


campamento HaveHeart, pero los ignoré para tratar de
desenredarme de la orgía de aspirantes. Comencé a
levantarme, pero fui empujado hacia abajo por un caballero
bastante obstinado que no parecía dispuesto a dejarme ir.

―Estoy bien ―le dije, incluso si pensaba que eso no era


cierto.

―Eres un idiota ―murmuró, presionando sus labios


contra mi frente―. No puedes asustarme de esa forma. ¿Qué
demonios estabas pensando?

―¿Honestamente? No estoy seguro de que lo hiciera.

401
―Tonto.

―Probablemente. ¿Pero qué puedes hacer?

―Puedes salirte de encima de mí ―dijo una voz desde


debajo de él.

Ryan se vio repentinamente temeroso.

―Creo que estoy encima de Randall.

―Lo estás ―dijo Randall―. Y aunque esta no es la primera


vez que he estado abajo, mis caderas no se mueven como
antes, y te agradecería que te alejaras de mí. No he tenido tanta
carne encima desde que pasé unos días con los cuatrillizos de
Luftia. Eran de un tipo bastante despiadado, sintiendo la
necesidad de narrar cada pequeña cosa que me estaban
haciendo…

―Por quéééé ―gemí, incluso cuando Ryan me apartó de él


con un grito ahogado que estaba seguro que más tarde
negaría―. ¿Por qué debes decir esas cosas?

Hubo un batir de grande alas antes que el suelo


retumbara debajo de nosotros. Una cabeza gigantesca nos
miró, con sus ojos oscuros brillando.

―Bueno, ahora, ¿qué tenemos aquí? ―preguntó Kevin,


con una sonrisa lujuriosa en su rostro―. ¿Y por qué no fui
invitado? Además, como nota extra, Randall no parece estar
usando ropa interior.

―¡Ahh! ―lloré, rodando para tratar de alejarme lo más


rápido posible de él―. ¡Por qué! ¡Por qué actúas de esa manera!

―Soy viejo ―murmuró Randall―. Se me permite hacer lo


que sea que quiera, incluso si eso significa no usar ropa
interior. Son restrictivas.

―No soy una reina de la talla, pero hola, Randall.

402
―¡Kevin! ¡No es el momento!

―Nunca lo es.

―Sí, pero ahora tampoco lo es.

―Oh, bueno. Cuando lo pones de esa forma. ¡Oh mira! ¡El


Rey! Caramba, el Rey.

―Kevin ―dijo el Rey, aceptando la ayuda del dragón para


ponerse de pie―. Qué adorable es volver a ver tu cara.

―Es un rostro agradable, si me permite decirlo.

―Uno de los mejores ―el Rey agregó―. Ahora, si


pudiésemos…

Pero cualquier cosa que planeara decir fue silenciada por


los llantos de alegría que atravesaron las puertas al ser
abiertas. La gente del Campamento HaveHeart podía ver a su
Rey parado delante de ellos en una sola pieza, y sus emociones
los sobrepasaban. Casi inmediatamente fueron rodeados, la
gente gritando, llorando y riendo, acercándose y tratando de
tocar las manos del Rey, sus brazos o su pecho. Él se lo tomo
todo con una sonrisa, saludando a tantos como le fuera
posible, dándoles la mano y besando mejillas. Lady Tina, Ryan
y Justin parados a su lado, los dos primeros con sus armas
desenvainadas y el último aparentemente no estaba dispuesto
a dejar a su padre por nada. No lo culpo. Me estaba costando
mucho no correr hacia él.

Pero antes siquiera de pensar en pasar a través de la


multitud, se escuchó un grito sobrenatural, que pareció
provenir de detrás de mí, y fui levantado por unos grandes
brazos y sostenido contra un gran pecho mientras un
unicornio gemía contra mi cuello, diciéndome en términos
inequívocos que no se me permitía dejarlos de nuevo, y que si
me atrevía a hacerlo, mis intestinos serían arrancados de mi
cuerpo, y envueltos alrededor de un árbol, y se me obligaría a

403
alejarme de dicho árbol a un ritmo lento mientras mis tripas
iban saliendo de mí.

―Tan explícito ―me las arreglé para decir mientras Tiggy


me apretaba más fuerte.

―Tienes toda la maldita razón, es muy gráfico ―lloró


Gary―. ¿Sabes cuánto estrés me has causado? Juro por todos
los dioses, Sam, que si tengo un cabello gris debido a ti, voy a
castrarte y darle de comer tus testículos a los niños sin techo.
¿Me entiendes?

―Oye ―dije―. Eso es… bueno. Tal vez fue un poco de más.

Los ojos de Gary se secaron al instante.

―¿Sabes?, tan pronto como lo dije, me pregunté si me


había excedido. Supongo que hay maneras de expresar mi
punto de vista sin la necesidad de amenazar con tu pene
cortado siendo usado para alimentar a los pobres huérfanos.
Quiero decir, la parte de la castración se mantiene, pero la
próxima podría decir que alimentaré a los adultos huérfanos
sin hogar.

Le di unas palmaditas a su nariz.

―También los extrañé.

Tiggy besó la parte superior de mi cabeza.

―¿Todo bien?

―Sip ―suspiré―. Excepto por todo el hecho de tener que


escabullirme de un grupo de rufianes, enfrentarme cara a cara
con el traidor que apuñaló a mi querido mentor, y luego fui
absorbido por el agujero mágico de Randall cuando un
supervillano estaba a punto de dar su discurso.

―Así que, un martes normal, entonces ―dijo Gary.

404
―¿Recién es martes? Oh. La. Peor. Semana. De. Todas.

―¿De qué están hablando? ―departió Kevin mientras se


abría camino―. ¿De mí? Si lo es, pueden continuar.
Especialmente si es algo bueno. Me gusta cuando la gente dice
cosas buenas de mí.

Pero antes de asegurarle que ciertamente no estábamos


hablando de él, fui tirado de los brazos de Tiggy hacia los de
mis padres, y se sintió casi tan bien como cuando hice mi
camino fuera del Bosque Oscuro y encontré mi camino a casa.

El REY fue trasladado casi inmediatamente después de


que yo cambiara al equipo de rescate a la normalidad (incluso
Lady Tina), llevado a la tienda de campaña de Justin para que
pudiera ser alimentado y limpiado mientras Justin le
informaba de lo que se había perdido. Ryan parecía estar en
conflicto, mirándonos a los dos, pero lo despedí, sabiendo que,
por el momento, su juramento al Rey era lo primero. Me besó
en la mejilla, luego me prometió bañarme y encontrarme más
tarde para que pudiéramos intentar dormir un poco.

Lady Tina se encontró con la Brigada Foxy Lady, gritando


órdenes sobre las defensas alrededor del campamento y que
necesitaban ser triplicadas en caso de represalias de los magos
Oscuros. No tenía la fuerza para decirles que creía que Myrin
no haría nada, al menos no por el momento. Él no era alguien
que se arrojara cegado por la ira, no cuando había tantas
variables desconocidas.

Gary y Tiggy exigieron inmediatamente que les narre la


historia de nuestra aventura, viendo que ellos habían sido
dejados atrás. Kevin había conocido partes y piezas, ya que
estaba conectado conmigo de una manera que los otros no,
pero llené los espacios en blanco lo mejor que pude. Cuando
llegué a la parte de Ruv, una gran multitud se había reunido
alrededor de nosotros, todos callados y pálidos, pero había un
extraño que me llamó la atención, alguien que estaba parado

405
al borde de la multitud. Me encontré con la mirada de Vadoma
cuando hablé de Ruv, y por una vez, ella fue la primera en
apartar la mirada.

No sabía cómo sentirme al respecto.

Terry se paró torpemente a un lado, pretendiendo no


escuchar, incluso pensé que no lo hacía. Estaba a punto de
rogar y dejar que Gary, Tiggy y Kevin me llevaran a casa
cuando una mano nudosa cayó sobre mi hombro, el agarre
fuerte e inflexible.

―Necesito tener unas palabras con Sam ―dijo Randall


sonando ominoso.

―Hola, Randall ―dijo Gary―. Un gusto verte también,


Randall. Gracias por la postal que enviaste, Randall. ―Él
olfateó ruidosamente, sus fosas nasales se ensancharon.
Parecía decepcionado, pero lo cubrió rápidamente. No sabía lo
que había planeado Randall, pero no iba a dejar que
mantuviera el cuerno de Gary en secreto por mucho tiempo.

―¿Envió una postal? ―preguntó Tiggy.

―No, gatito. No lo hizo. Ese era yo siendo gracioso, viendo


cómo es que él desaparece sin dejar rastro, casi como nuestra
perra aquí.

Tiggy me sonrió.

―Tú eres mi perra.

―Lo sé ―dije cansadamente, esperando que Randall


repentinamente se olvide quién y dónde estaba así podría
escabullirme y evitar cualquier conversación que esté por
venir. No esperaba nada bueno.

―¿Vas a asesinarlo? ―le preguntó Gary a Randall.

―No hoy ―dijo Randall.

406
―Bien. ―Y luego―: Es realmente bueno volverte a ver.

Y maravilla de todas las maravillas, Randall sonrió. O tal


vez tenía un gas. No podía estar seguro.

―Gracias, Gary, Tiggy. Estoy contento de verlos bien a


ambos. Y Gary, hablaremos luego. Lo prometo.

―Acerca de…

―Sí. Acerca de.

―Umm. Lo permitiré. Y ahora que esto está fuera del


camino, Tiggy, Kevin. Vayamos a ver si podemos sacarle al Rey
la promesa de una recompensa del tesoro una vez que se lo
devuelvan por nuestro valor sin igual. Espero ser
recompensado generosamente, dado que soy el unicornio más
valiente de toda la tierra. ¿Escuchaste eso, Terry? El unicornio
más valiente en toda la tierra.

Ellos nos dejaron, Terry por detrás, murmurando lo que


asumí era amenazas para Gary dichas en voz baja.

―¿Alguna oportunidad de que pospongamos esto?


―pregunté esperanzadamente―. ¿Tal vez en algún momento
del próximo año? ¿O posiblemente nunca?

―Seguro.

―¿De veras?

―No.

―Maldita sea. Te hago saber que estamos perdiendo


tiempo valiosísimo cuando podría estar molestando a mi
hombre, viendo que realmente no hemos tenido tiempo a solas
desde que regresé.

―Mi corazón llora por ti.

407
Dudaba altamente de ello. Para comenzar, él debería
tener un corazón.

ÉL DIJO:

―Los grimorios. ¿Los tienes?

Dudé, pero eso fue toda la respuesta que él necesitaba.

―Tráelos, por favor.

No discutí. No habría razón alguna.

Estaban en el paquete en donde los había dejado,


colocados en el suelo de la habitación que Ryan había ocupado
en mi ausencia. La cama estaba sin hacer, las sábanas
arrojadas alrededor, y yo no quería nada más que arrojarme a
ellas y dormir por horas. Estaba exhausto, pero Randall
esperaba, y sabía que no podía evitar lo que estuviese por
venir. Tenía una pequeña idea de lo que iba a tratar esta
conversación, y no la esperaba con ansias.

Me quité la túnica y me lavé antes de ponerme un par de


pantalones que colgaban sueltos de mi cintura. Eran de Ryan,
pero me hacían sentir mejor. Coloqué el paquete sobre mis
hombros y caminé descalzo hacia el corredor donde se
encontraba Randall sentado frente al fuego, las llamas crujían.
Una silla, obviamente para mí estaba puesta al frente. Me sentí
como si fuera un niño otra vez, y estuviera en problemas con
mis padres.

―Siéntate ―dijo sin dejar de mirar el fuego.

Miré largamente hacia la puerta, pero como él había


pedido me senté dejando el paquete sobre el suelo junto a mis
pies y cerré la boca, rehusándome a hablar primero, incluso si
creía tener un montón de preguntas.

408
Él no esperó mucho.

―Estoy sorprendido.

―¿Acerca de?

―Que no le hayas dicho a Gary que tengo su cuerno.

Oh, mierda.

―Lo olvidé.

―Lo hiciste.

―Pasaron muchas cosas. Pero…

―¿Pero?

―¿No debería haberlo sentido? Pensaría que lo sabría de


inmediato. Lo sentí en el Castillo de Lockes. ―Fruncí el ceño―.
Y aparentemente también lo hizo Myrin. ¿Era eso a lo que se
refería, correcto? Puro. Brillante.

Randall asintió.

―Un error inoportuno. Y sí, Gary lo sabría. Excepto que


la magia está… amortiguada en este momento.

―¿Qué? Amortiguada. Cómo es eso… ¿esa malla de


alambre que tienes sobre ella? ―Recuerdo cómo cubrió el
cuerno en su envoltura―. ¿Qué es eso?

Suspiró.

―Solo una de las muchas, muchas cosas que pueden


contener magia. Es antigua. Un sudario15 hecho por una raza
de criaturas extinta hace mucho tiempo, que caminaban sobre
la tierra mucho antes que el hombre. Es así como el cuerno de
Gary se mantuvo oculto por mucho tiempo.

15 Sudario,
de la palabra latina sudarium, significa en su origen un lienzo o pañuelo que sirve para cubrirle el rostro a las
personas muertas y demostrarles sus respetos.

409
―¿Quién lo tenía? ¿Y dónde?

―¿Acaso importa?

Era realmente molesto. Sentía como si estuviese jugando.

―Por supuesto que lo hace. No les pertenecía.

―¿Y qué hubieras hecho si lo hubieras encontrado en mi


lugar?

―Lo hubiese tomado.

―Como lo hice yo. ¿Qué más?

Lo miré.

―¿Qué estás preguntando?

Él se veía relajado, sus dedos descansaban delante suyo


como si tuvieran todo el tiempo del mundo.

―Simplemente lo que pregunté. ¿Si tú te hubieras


encontrado con la persona que tenía el cuerno de Gary, qué es
lo que hubieras hecho?

―Le hubiese pedido que lo devuelva.

―¿Y si se negaban?

―Lo hubiese tomado.

―Por la fuerza.

―Si fuera necesario.

―Y si hubiesen peleado por él, ¿entonces qué?

―Tendría que haberlos detenido.

―¿Cómo?

―Por cualquier medio que sea necesario.

410
―¿Por qué?

―Porque tenían algo que no les pertenecía. Mira.


Entiendo lo que estás haciendo.

―¿Lo haces?

―Sí. Me conociste como Sam de lo Salvaje. Quien era.


Estás intentando saber quién soy yo ahora como Sam de los
Dragones. En qué tipo de mago me he convertido. Qué es lo
que estoy dispuesto a hacer por aquellos a los que amo.

―¿Y qué estás dispuesto a hacer por aquellos a los que


amas?

Lo miré a los ojos.

―Lo que sea.

Asintió lentamente como si hubiese estado esperando esa


respuesta.

―Sam de los Dragones.

Puse mis ojos en blanco.

―Créeme, no fue mi elección. GB casi lo forzó en mí.

―¿GB? Quién… ah. Ya veo. Te queda, eso creo.

―Solo te gusta porque solía ser tuyo.

Sonrió un poco.

―Vaya, yo nunca lo haría.

―Mentira.

―Tal vez un poco. Es como si tú fueras nombrado debido


a mí.

411
―Ugh ―grazné―. Yo quería ser Sam el Magníficamente
Sorprendente o Sam el Mejor Mago de Todos los Tiempos, pero
GB dijo que eran estúpidos y que sería Sam de los Dragones,
o me comería.

―Lo hizo.

―Sí. Es un imbécil. Casi que me recuerda a ti. Sin


mencionar que era tu mentor.

―También el tuyo.

―Maldición.

―Fue en un país en el norte ―dijo―. Fuera de las fronteras


de Verania. Más allá de las montañas, dentro de la tierra de
los gigantes.

A pesar de la gravedad de la situación, a pesar de mi


cansancio, sentí ese pequeño cosquilleo de excitación.

―¿Fuiste a la tierra de los gigantes? Oh, mis dioses,


cuéntamelo todo. ¿Qué tan grande son? ¿Comen carne
humana? ¿Son bárbaros o civilizados?

―Tal vez algún día lo haga.

Lo miré fijamente.

―Amigo, eso no es nada genial. No puedes solo decir que


fuiste a la tierra de los gigantes y luego no contarme nada de
ellos. Eso es descortés.

―¿Acaso importa a largo plazo?

―Bueno… no. Pero, de todas maneras. Espera. ¿Ellos


tenían el cuerno de Gary?

Él movió su cabeza.

―No. Pero me indicaron el camino.

412
―Dioses ―susurré―. ¿Qué tipo de villano sería capaz de
fugarse de Verania con el cuerno de Gary? Quiero decir, pensar
en lo malvados que deben haber sido, en lo ruin y nefastos…

―Eran monjas.

―… y capaces de arrancar la carne de los huesos de los


cachorros y alimentarse con ella y… qué.

―Monjas ―volvió a decir.

Esperé a que dijera que era una broma.

No parecía que fuese una.

―Monjas.

Asintió.

―¿Estás… siendo serio?

―Mucho. Un grupo de monjas viajeras de algún modo se


tropezó con el cuerno de Gary y pensaron que era una
herramienta de los dioses. Lo mantuvieron cubierto con el
sudario excepto por los momentos en que fue descubierto para
adorarlo.

―Oh no ―gemí, colocando mis manos en mi cara―. No


podemos decirle eso. Ya tengo una criatura mágica con
complejo de dios. No necesito a otra. No. Absolutamente no. De
hecho, dile que lo encontraste en una cueva y estaba sin
custodiar y que fue súper fácil de conseguir, y así será.

―¿Qué hay de la parte donde, a parte de la adoración, las


monjas lo usaron como un arma mientras recorrían el campo,
robando a todos a los que se encontraban en su camino?

Me asomé a través de mis dedos.

―Dijiste qué.

413
―Aparentemente estas monjas no eran exactamente del
tipo piadoso, y financiaron sus viajes cometiendo robos a mano
armada.

Suspiré.

―Porque por supuesto. Nunca debes decírselo. Dios mío,


¿tienes idea de lo que eso le haría a su ego?

―Se volvería insufrible, estoy seguro. Incluso más de lo


que es ahora.

―Sip, es maravilloso como es. ―Bajé mis manos hasta mi


regazo y me desplomé en la silla―. ¿Cómo conseguiste devuelta
el cuerno?

Se encogió de hombros.

―Me vestí como monja, me infiltré en sus filas, gané su


confianza durante cuatro meses, y luego, una vez que se me
asignó como uno de los Guardias del Cuerno, se los robé.
―Frunció el ceño―. Eso no salió exactamente como lo había
planeado. Como resultado, una monja llamada Marsha, con
quien desarrollé una amistad cercana, descubrió mi engaño e
intentó apuñalarme con una horquilla mientras alertaba a las
otras hermanas. Aprendí rápidamente que no hay furia como
el de una monja ladrona despreciada. Me persiguieron por
mucho tiempo, aunque finalmente pude dejarlas atrás cuando
entre en la tierra de los gigantes. Ya que ellos consideran a las
monjas como sus más peligrosos enemigos, y se produjo un
enfrentamiento que me permitió volver a Verania.

Lo miré boquiabierto.

Me sonrió, sus labios se estiraron finamente.

―Dulce melaza ―le dije―. No sé qué hacer con algo de eso.

―Tampoco esperaría que hicieras algo.

414
―¿Por qué no usaste tu agujero mágico?

Se encogió.

―¿Dónde estaría lo divertido en hacer eso? Solo porque


pueda hacer cierto tipo de magia no significa que siempre la
haré. La magia no siempre es la respuesta a todo Sam.

―¿Me estás diciendo que te fuiste todo este tiempo porque


estabas encubierto? ¿Con monjas?

―No todo el tiempo ―dijo―. La mayor parte.

―Nunca más vas a volver a llamarme la atención por mis


cosas. Nunca. Qué demonios, Randall.

―Tengo muchas dudas que eso vaya a suceder. Haces


muchas cosas estúpidas que necesitan ser resaltadas.

―Le dijo la sartén al cazo.

―Bueno, supongo que eso tiene sentido. Ahora te llamas


como yo, después de todo.

―Nop. Nop. Nop. Nop. Eso es todo. Desde ahora en


adelante, seré Sam el Asombrosamente Maravilloso, y nadie
puede decir otra cosa. Tú eres espantoso, y me niego
absolutamente a que me pongan tu nombre, oh dioses míos. Y
si alguna vez me vuelves a llamar tu hijo, voy a convertir tu
jodida lengua en una polla y te ahogarás.

―No sería la primera vez que me ahogue…

―No. Detente. ¿Por qué eres así? ¿Quién te lastimó? Oh.


Cierto. Myrin. Ups. Bien. Te lo permitiré. Por los próximos
cinco minutos. Después de eso, se termina, y no se te permitirá
ser grosero por el resto de tu vida. Y si lo haces, estamos
acordando que podré golpearte en la garganta para detenerte.
Es lo justo.

415
―Sí ―dijo―. Myrin. Gracias por el discurso.

―No fue un discurso…

Y luego él dijo:

―Morgan sabía que algo se apagaría ese día. No pudo


poner sus dedos en ellos, pero estaba agitado. Ansioso en una
forma en la que no lo había visto en mucho tiempo. De algún
modo, lo sabía.

Cerré mis ojos. No quería saber nada de eso.

―Cuando era joven, era como tú en ese sentido. Siempre


en movimiento. Su mente. Su cuerpo. Todo estaba a un ritmo
que era difícil de comprender para otros. Tenía ideas que lo
hacían concentrarse en un minuto, y luego las descartaba por
algo totalmente diferente. Hechizos. Conjuros.
Encantamientos. Su visión de la magia iba mucho más allá de
sus habilidades. Sus padres no sabían qué hacer con él. No
calzaba en el molde de cómo debería ser un mago. No como yo
lo hacía. Tomé mis estudios en serio, hasta el punto donde
podía alejarme por décadas en una idea en particular que
permitía que me consuma.

―¿Y Myrin? ―pregunté quedamente.

Randall rio despacio.

―Myrin no se interesaba mucho por la magia.

―¿Qué?

―Él era la perdición de la existencia de sus padres.


Realmente, los dos lo eran, pero al menos cuando llegó
Morgan, estaba haciendo los intentos necesarios, incluso si
estaba por todos lados. Myrin no lo hacía… pensó que la magia
era demasiado fácil. Que aquellos a los que les era natural, los
hacía superiores. No le gustaba la idea de ser mejor que nadie.
Sus padres eran… bueno. Tenían desprecio por los no-

416
mágicos. Y a pesar que se pronunciaron públicamente contra
los Oscuros, tenían cierto respeto por ellos. Porque aún tenían
magia cuando la mayoría de los demás no. Myrin fue su gran
decepción. Y él lo sabía.

―¿Qué cambió?

Randall miró hacia abajo, a sus manos.

―Me conoció.

El fuego se encendió y explotó.

Y aunque estábamos hablando del mago más oscuro de


todos, mi lado romántico no podía dejar de preguntar:

―¿Fue amor a primera vista?

Randall se rio.

―Oh, dioses, no. Despreciaba el tan solo verlo. Y él


pensaba lo mismo de mí.

―No entiendo.

―Lo sé. Y tal vez nunca lo hagas. Lo odié hasta que ya no


lo hice más. No sé si alguna vez podré determinar con precisión
el momento en el que me di cuenta que mis sentimientos hacia
él cambiaron, pero sí recuerdo que un día lo miré y me di
cuenta de lo hermoso que era. Cuán maravillosa podía ser su
sonrisa. Cuán ingenioso. Y mientras me daba cuenta, él había
estado tratando de impresionarme por algún tiempo sin que
me dé cuenta.

―Al Gran Blanco no le gustaba mucho, no es así. Ser tu


mentor y todo.

―No, no creo que lo hiciera. Las cosas eran diferentes


entonces, Sam. Los magos eran más comunes. No solamente
los Oscuros, aunque nunca tuvieron problemas para

417
prosperar. Después que todo cambiara, luego que Myrin cayera
en las sombras, los Oscuros se refugiaron en el bosque, y
aquellos que seguían el camino de la luz eligieron
simplemente… alejarse, más allá de las fronteras de Verania.
Al final, solo había unos cuantos de nosotros.

»Pero antes de eso, era bueno. Tenía al hombre que


estaba convencido que sería mi piedra angular, ya había
pasado las pruebas por mi cuenta. Y yo tenía a Morgan. El
Gran Blanco se había ido, pero estaba convencido que tomaría
la mejor elección.

Me miró, una expresión sombría en su rostro.

―Morgan tenía tal potencial. A pesar que me pareció


descarado y tonto, podría ver la fuerza en él. Myrin lo hacía
también, y aunque pensé que había algunos celos allí, no era
suficiente para interponerse entre ellos. Morgan amaba a su
hermano más que a nada en el mundo. Él adoraba el camino
por el que Myrin caminaba. Casi lo destruye cuando…
―suspiro espaciadamente―. Casi nos destruye a ambos.

―Te volviste Oscuro.

Asintió.

―Después que desterráramos a Myrin al reino de las


sombras y después que regresé de la locura al Rey de los
Lamentos, lo sentí. En mi cabeza. Y en mi corazón. Comenzó
pequeño y silencioso y siguió por años. Era una seducción,
siempre presente y susurrándome. Todo lo que tenía que hacer
era rendirme y todas mis heridas serían sanadas. Todo mi
sufrimiento sería… alejado. Y me gustaría decirte que luché
contra él valientemente. Que me resistí y que estuve a punto
de escapar, y que al final, demostré ser fuerte. Pero eso sería
una mentira. Fue impactante, Sam, lo fácil que fue dejarme
caer, doblegarme a sus caprichos. Me encerré en el Castillo
Freesias y solo… lo dejé consumirme.

418
Una emoción retorcida recorrió a lo largo de mi piel, y me
moví en mi asiento.

―No tenía un orden ―dijo Randall, la voz plana―. Sin


razón. Era caos, pero había tal belleza en ello que me
preguntaba porque no lo había considerado antes. ¿Por qué
había depreciado a los Oscuros como lo había hecho?, dado lo
bien que me sentía. Estaba sin una piedra angular, pensé que
nunca necesitaría una. Las piedras angulares mueren, Sam.
Un día mueren, y eres dejado solo. Lo sabía. Y todavía no
estaba preparado para ello. Tal vez mis circunstancias eran
diferentes, tal vez el haber peleado con Myrin había agravado
mi situación, pero no sé si puedo usar eso como una excusa.
Estaba molesto. De luto. Y furioso contra todos y todo. Y fue
fácil. Ceder.

―¿Cómo regresaste?

―Solo porque me había dado por vencido no significa que


los otros se hubieran dado por vencidos conmigo. ¿Los viste
antes, no? Los adictos. En el hospital. En las calles de Meridian
City.

Asentí.

―Era de esa forma, pienso. Una adicción. Y debía ser


desintoxicado.

―Morgan…

―Morgan ―aceptó Randall―. Y con un gran costo sobre


su vida. Podía haberlo matado. Casi lo hice. Nunca se rindió
conmigo, incluso cuando yo me rendí conmigo.

―¿Y el Gran Blanco? Por qué el no…

Randall resopló.

―Él no necesitaba palabras para dar a entender su


desdén por mi relación con Myrin. Entendí que tuve una

419
opción. Podía haber continuado mi educación con él, o podía
haber elegido a Myrin. Hice mi elección. No he visto al Gran
Blanco desde entonces. Y no puedo decir que no tomaría la
misma decisión si tuviera que volver a pasar por todo otra vez.
Por todo eso perdí, por todo lo que Myrin ha hecho, lo amé una
vez. Y él me amó también. Tal vez pude haber hecho más para
intentar salvarlo, pero… no sé si hubiese importado. No ahora.
―Sonrió tristemente―. Ese es el precio a pagar por vivir una
vida tan larga, Sam. Tienes tiempo de fijarte en todos tus
errores.

―¿Puedes ver por qué no lo quería?

―Puedo ―dijo, no desagradable―. Pero no sé si hubieses


tenido alguna elección.

Y dudé.

―Ahí ―dijo Randall frunciendo el ceño―. Eso. ¿Qué fue


eso?

―Yo…

Me observó con una mirada pensativa en su rostro.

―¿Qué te pasó? En el Bosque Oscuro. No eres quien


solías ser.

―¿Lo es alguno de nosotros?

―Desvío.

Puse mis ojos en blanco.

―Así que tal vez algunas cosas se mantienen.

―Puedo sentirlo, lo sabes. Tu magia. Incluso cuando eras


joven, era expansiva. Más de lo que había visto antes o con
algún objeto mágico.

―¿Y ahora?

420
―Ahora parece casi sin límites.

No me gustaba como sonaba eso, incluso aunque creyera


que era cierto.

―No puedo hacer las cosas que tú puedes.

―No, no espero que las hagas. Pero también soy mucho


más viejo que tú. Dale tiempo.

Estaba molesto con eso.

―No tenemos tiempo. Myrin está…

―Myrin puede esperar. Por ahora. Sam. Los Bosques.


Que…

―No lo haré.

―Lo harás ―chasqueó―. No te hagas el tímido conmigo,


muchacho. No se ve bien en ti, y no soy el tonto por el que
pareces tomarme. Los Grimorios.

Me desplomé en la silla.

―Hombre, pensé que habíamos terminado de ser serios y


formales. Después, una vez que me sienta mejor conmigo
mismo, iba a tener sexo con mi novio, tal vez hasta comer algo
de queso y luego dormir.

―Hay cosas más importantes que el queso después del


sexo.

―Eso ciertamente no es verdad.

―¿Los tienes? ¿El de Morgan? ¿El de Myrin? El tuyo.

Asentí.

―¿Los abriste?

―Solo el mío cuando GB me hizo trabajar en ello.

421
―Él lo odia, ¿no es así?

Yo sonreí.

―Bastante.

Randall se veía como si tuviera una sonrisa. O estuviera


teniendo un pequeño derrame cerebral.

―¿Por qué?

―¿Qué?

―¿Por qué no abriste los otros dos?

Decidí ser lo más honesto posible.

―Dolía mucho.

―El de Morgan.

―Sip.

―¿Y el de Myrin?

―Demasiada rabia.

―No te culpo por ello.

―¿No lo haces?

―No.

―Oh. Bueno. Gracias. Supongo.

―Pero vas a tener que.

Me senté derecho en la silla, mi piel pegajosa.

―¿Por qué?

―Porque necesitas ver. El pasado. El futuro.

―Eso… es vagamente ominoso. No gracias.

422
―Eso no fue una petición, Sam.

―Podemos pretender que sí lo fue. Que usaste la palabra


pedir, después de todo.

―Sam.

Lo miré.

Estaba exasperantemente calmado.

Suspiré y recogí el paquete de al lado de mi silla. Lo puse


en mi regazo y simplemente… lo dejé allí. Había algo que debía
decir antes de comenzar a hacer lo que sea que estuviéramos
por hacer. Tenía un presentimiento que no me gustaría la idea,
así que mientras más tiempo perdiera, mejor.

―Las pruebas.

Pestañeo.

―¿Qué hay de ellas? Ahora te son irrelevantes, es lo que


pienso.

―Lo sé. Pero si piensas que debería pasar por ellas, lo


haré.

―No necesitas probarte conmigo.

Enarqué una ceja.

―Siempre he tenido que probarme ante ti. Eso es algo


como nuestro rollo.

―Siempre he deseado lo mejor para ti.

―Incluso cuando convertí tu nariz en un pene.

―Incluso entonces.

Suspiré y miré abajo, hacia el paquete en mi regazo.


Tengo que sacarme esto antes que no pueda.

423
―Hay una parte que no recuerdo. Cuando estaba en el
bosque. Es como… un sueño. Mientras más trato de removerlo,
más difícil se vuelve.

Randall no dijo nada.

―Aunque no todo. Algunas cosas se mantienen claras.


Recuerdo la lluvia sobre mi rostro cuando caminaba a través
del Bosque Oscuro. Recuerdo el dolor que sentí. El alivio.
Recuerdo cuestionarme a mí mismo, si estaba haciendo lo
correcto. Si tan solo estaba huyendo. O si estaba haciendo lo
que se esperaba de mí. Después… después de la muerte de
Morgan, cuando viniste y te llevaste a Myrin, me dijiste que
tenía que hacer lo que fuera necesario, incluso si se me rompía
el corazón.

Randall cerró sus ojos y respiró.

―Y lo hice. Lo hice, Randall, incluso cuando mi corazón


estaba roto. Por lo que había perdido. Morgan ya no estaba. Tú
no estabas. Ryan fue… herido. El Rey proclamó que yo sería
su mago cuando tú volvieras. Y los dioses, ellos… tú sabes lo
que ellos quieren de mí. Lo que pedían. El Gran Blanco me lo
dijo la primera vez que fui con él. Que tenía que dejar a los
otros detrás y entrar en los bosques.

Randall abrió sus ojos.

―Pensé que ese podría ser el caso.

Sonreí débilmente.

―Es por eso que dijiste lo que hiciste.

―No lo…

Moví mi cabeza.

―¿Después de tomarlo, a dónde fuiste?

424
―A los confines de la tierra. A un lugar donde el fuego y
el hielo se encuentran a lo largo de grandes bloques congelados
y el suelo se divide y la lava se derrama. Lo dejé ahí, pero sabía
que sería un arreglo temporal. Que al final, lo retrasaría hasta
su regreso. Era la única cosa que podía hacer para
conseguirnos más tiempo. Pero él era más fuerte de lo que
esperaba, y no le tomó mucho tiempo encontrar su modo de
regresar a Verania.

―Debido a lo que había consumido.

―Sí, Sam. Debido a lo que había consumido.

―Me dijiste una vez que tenías la esperanza que él


encuentre su camino a la luz así como lo hiciste tú.

―Sí.

Lo miré directamente a los ojos.

―Perdió eso, correcto. Cuando asesinó a Morgan. Lo que


sea que quedaba de Myrin sabes que ahora se ha ido.

―Lo sé ―dijo tranquilamente―. Pero creo que mi piedra


angular se perdió mucho antes de volver a colocar un pie en
Verania.

Le creí.

―Viajamos a través de los bosques. Por semanas. No


sabía… no imaginaba que podía ser tan amplio. Estaba seguro
que mientras más lejos caminábamos, mayor era la
oportunidad de salir por el otro lado y que podría ver las
Montañas del Norte a la distancia. Pero no sucedía. El Bosque
seguía y seguía y seguía, y eventualmente ya no estábamos
más en Verania. Estábamos… más allá. Entre este mundo y el
siguiente. Los árboles eran antiguos. El sol era más grande.
Las estrellas eran diferentes. Le pregunté al Gran Blanco
dónde estábamos, y me dijo que no importaba. Que tenía que

425
aclarar mi mente. Que tenía que olvidar. Mis amigos. Mi
familia. Mi piedra angular. ―Me reí amargamente―. Era un
arma de los dioses, después de todo. Y aquí estaba, lejos de
casa, saturado de magia, tanto que pensaba que mi alma se
rompería, preparándome para hacerle frente a un hombre que
había tomado tanto de todos nosotros. ¿Y qué elección tenía
yo? Si los dioses querían que Myrin desapareciera, entonces
sucedería. Si querían que yo lo detenga, entonces lo haría. En
su lugar yo era un peón en el tablero, una pieza que sería
movida de cuadrado en cuadrado, y era un juego.

―Estabas molesto.

―Mucho ―admití―. Estaba furioso con las estrellas, con


los dragones. Contigo con Morgan y Vadoma por ponerme en
esta posición. Contra mi magia por siquiera existir. Era una
carga, una que no había pedido.

Suspiré.

―Pero luego me di cuenta que había pedido por ello.


Cuando era un niño, pedí un deseo a las estrellas. Deseé ser
alguien importante. Alguien que importara. Y mi deseo fue
concedido. Porque yo era importante, no de la manera que
esperaba. Importaba. Y no por lo que los dioses habían puesto
sobre mí. Importaba porque era amado. Mis padres. El Rey.
Morgan. Justin. Gary y Tiggy y Kevin. Pete. Ryan, siempre mi
piedra angular. Tú.

Él respiró bruscamente.

―Mi deseo se cumplió ―continué, sobando mis dedos


sobre el paquete, sintiendo los Grimorios sellados―. Era
importante, y no por lo que podía hacer. Sino por la gente que
sería capaz de dar su vida por mí. Importaba, y no por la magia
que tenía, sino porque había gente que contaba conmigo. Y yo
haría todo lo que fuera necesario para regresar a ellos. Tal vez
sea egoísmo, pero no me quedé en los bosques por el bien de

426
Verania. Me quedé porque era amado, y los amo. Y eso es algo
que los dioses no pueden entender. Que el Gran Blanco nunca
podrá entender, por todo ese odio hacia las piedras angulares.
Que la magia no importa, nada de esto importa, si tienes que
ir solo.

―¿Qué hiciste? ―susurró Randall.

Todo lo que saqué fue la verdad.

―Accedí ir con el Gran Blanco. Accedí dejarlo cambiarme.


Convertirme en un mago. Volverme en alguien capaz de ser el
maestro de los dragones de Verania. Aceptar mi destino y
volverme en lo que los dioses me habían forzado ser, sí y solo
sí, después que todo sea dicho y hecho, después que Myrin
haya sido vencido y los Oscuros desterrados de Verania, él
tomaría mi magia y me haría mortal.

El único sonido que se escuchaba era del fuego.

―Peleó conmigo por eso ―dije―. Por mucho tiempo. En


ese nebuloso lugar. Por semanas, creo, peleamos.

―¿Y accedió?

Puse mis ojos en blanco.

―¿Qué? Por supuesto que no. Es un imbécil. Como el


infierno que lo haría. Estaba ofendido que incluso se lo haya
preguntado, y eventualmente me dijo que me callara o que me
llevaría a un reino lleno de peces diminutos que me roerían por
décadas.

―Eso… suena como él.

―Y luego remarcó que siempre habría villanos incluso


después de Myrin, y que yo sin magia era realmente una idea
estúpida. Lo que sabes, tiene su punto.

―Pero entonces cómo…

427
―Le sonreí burlonamente. Soy Sam de los Dragones.
¿Crees realmente que dejaría que algo como eso me detenga?
Lo dijiste tú mismo. Mi magia se siente sin límites. Y es lo que
extiende mi vida. Lo que el Gran Blanco no se dio cuenta fue
que al enseñarme el control, para aprovechar todo lo que
estaba saliendo de mi corazón, me dio las herramientas para
hacerlo yo mismo. Morgan y tú siempre me dijeron que yo era
el mago más poderoso en una era. No sé si eso es verdad. Pero
tengo el suficiente poder en mí para detenerlo de seguir
extendiendo mi vida. Soy un mago, Randall. Pero envejeceré,
tal como mis padres. Como el Rey. Y Justin. Y Ryan.
Envejeceremos juntos. Y uno de nosotros cruzará el velo antes
que el otro, y es sabido que pronto volveremos a estar juntos
otra vez.

Se veía abrumado.

―Te hiciste mortal a ti mismo.

Me encogí de hombros.

―Sip. Tal vez tenga algunos años clavados al final, pero


mi magia no me controla. Yo la controlo. No soy marioneta de
nadie. No fue fácil, y dioses, dolió, pero… valdrá la pena.
Pienso. Al final.

Randall movió su cabeza lentamente.

―Tú estúpido, y maravilloso chico.

Me reí.

―El Gran Blanco no estaba muy contento conmigo


cuando lo averiguó. Pero, ehhh, qué puedes hacer.

―¿Y qué hay con Kevin? ¿Y Tiggy? ¿Gary?

Mi sonrisa falló un poco.

428
―Ellos se tendrán a sí mismos. Y una vida de recuerdos.
Porque una vida vivida es una vida con recuerdos, no importa
cuán larga o corta sea. Myrin ha olvidado eso. El Gran Blanco
también. Pero yo no. Viviré mi vida lo mejor que pueda. Voy a
patear el trasero de algunos villanos, voy a remover alguna
mierda, y luego voy a vivir, Randall. Y nadie, ni tú, ni el Gran
Blanco, ni los dioses, pueden decir otra cosa. Controlo mi
propio destino. Mi camino podrá haber estado escrito en
piedra, pero las piedras se desmoronan, y algunas veces
tenemos que hacer nuestro camino a través de ellas.

Me miró por algún tiempo. Fijamente, su mirada


buscando. Eventualmente suspiró y movió su cabeza.

―Eres un dolor en el trasero.

―Oh, por favor. Como si eso fuera a cambiar alguna vez.


‘Mano16, estás atrapado conmigo ahora. Somos magos
hermanos.

―No somos magos hermanos.

―Tales magos hermanos. Enfréntalo. Soy un mago, tú


eres un mago, y somos ‘manos, por lo tanto, somos magos
hermanos.

―Detesto todo sobre ti.

―Ambos sabemos que eso no es cierto.

Me miró.

―Lo que has hecho ni siquiera debería ser posible.

Me encogí de hombros.

―Me describe muy bien, ¿verdad?

16
Diminutivo de hermano.

429
La piel bajo su ojo comenzó a temblar.

―Ahora ―dije, chocando mis manos― tan divertido como


ha sido esta conversación, pienso que es tiempo del queso y un
montón de sexo, así que voy a…

―Abre tu paquete y saca los Grimorios.

―Maldita sea ―murmuré. Pero hice lo que pidió. Los


tomos eran pesados y sentía descargas en mis manos, como si
estuvieran irradiando energía. Las mías me resultaron
familiares y ligeras, las páginas que conocía. Myrin era oscuro
y pesado, un misterio podrido susurrando en mis oídos.

Morgan se sentía cómodo y como en casa. Fue el que más


evite.

―Si quieres vencer a Myrin ―dijo Randall― la respuesta


está en esas páginas.

Le fruncí el ceño.

―Eso suena sospechosamente como algo que Vadoma


diría. Sé más específico, por favor.

Parecía como si apenas pudiera contenerse de


alcanzarme y golpearme en la cabeza.

―¿Qué es el Grimorio de un mago?

―Su historia ―dije prontamente―. La historia de sus


vidas. Sus triunfos y fracasos, su magia y sus pensamientos
más profundos. Aunque me das una mierda por poner mis
pensamientos más íntimos en el mío.

―Eso es porque los tuyos están hechos con plumas de


color rosa brillante y generalmente tienen que ver con la
firmeza de las nalgas de Ryan Foxheart.

430
―Sip ―suspiré soñadoramente―. Puedes poner cosas ahí,
créeme lo he hecho.

―La mayoría de los magos tienen la suficiente madurez


emocional para no escribir Sra. Sam Foxheart en los márgenes.

―Me dan tanta lástima.

―Como sea, si tienes alguna esperanza de derrotar a


Myrin, entonces aquí es donde debes mirar. Tienes el poder,
Sam. Tienes a los dragones. Ahora es tiempo de llevar a cabo
el plan.

―¿Cómo sabes que ya no tengo un plan?

Me miró fijamente.

―De acuerdo. De acuerdo. Es de mí de quien estamos


hablando. Apesta, amigo.

―Deberías comenzar con el de Morgan. El debería… te


dije que él sabía. Ese día.

Asentí, tragando para pasar el repentino nudo en mi


garganta.

Randall evitó su mirada, repentinamente viéndose muy


cansado.

―Pienso, que al final, él sabía lo que vendría. Lo que


estaba haciendo. Lo que pasaría. Y sé que te culpas a ti mismo,
Sam. Por lo que pasó. Pero tu culpa es infundada. O al menos,
sin lugar. Morgan de las Sombras te eligió porque te amaba
más que nada ni nadie en este mundo.

Mis ojos escocían y estaban húmedos. No había nada que


pudiera hacer para detenerlos. Las manos de Randall
temblaron.

431
―Sé que si se diera la oportunidad él lo haría otra vez. Y
otra vez. Y otra vez, ya que más que cualquier otra cosa, él
creía en ti. Creía que el bien siempre conquistaría al mal, que
la luz siempre alejaría a las sombras. Él hizo una elección ese
día, Sam. Te eligió a ti. Y pienso que siempre lo haría.

Bajé la cabeza. Lágrimas goteaban sobre su grimorio en


mi regazo.

―Ve a la página quinientos veintisiete en el Grimorio de


Morgan, por favor. Lee lo que está escrito, y luego únete a mí
afuera. Es hora que reunamos a un unicornio con su cuerno.
Solo los dioses saben cómo resultará eso.

Se levantó de su silla, sus rodillas crujiendo mientras


gruñía algo sobre ser demasiado viejo para esta mierda. Hubo
un breve momento cuando pasó por mi costado que puso su
mano sobre mi hombro y apretó.

Y luego se marchó.

La casa estaba tranquila a mí alrededor.

El fuego no era nada más que madera e hilos de humo.

Yo…

―…PIENSO QUE ES tiempo para que regrese ―dije


mientras el Gran Blanco se alzaba a mirarme. Los otros estaban
ahí pero no lo estaban a la vez, perdidos en la bruma, los colores
del bosque sangrando alrededor mío como pintura húmeda. Los
sentía, sus pequeños pinchazos de luz, brillo y fuerza. Los lazos
entre nosotros habían crecido desde el primer día que entré en
el bosque, la pena cegada y golpeada por las lágrimas. Los llevé
conmigo, cada uno de ellos pulsando y reverberando junto a mí.

―¿Lo haces? ―preguntó GB―. ¿Por qué?

432
―Porque estoy listo.

―¿Cuál es tu plan para Myrin?

Le agité la mano con desdén.

―Lo pensaré en el camino. Soy bueno haciendo mierda


sobre la marcha. Sabes cómo es.

―No estás listo.

―Me has dicho eso antes. Y aquí estoy, todo desbordante


de magia, con cinco diferentes dragones que flotan alrededor de
mi cabeza. Estoy bastante seguro que me encuentro tan listo
como debería estar.

Él rumió su disconformidad.

―Conoces los riesgos.

―Sí. Me las has metido en la cabeza un millón de veces.


Muerte, destrucción, el fin del mundo. Pierde su urgencia cuando
siempre estás afligido y pesimista. ¿Eres en lo que Zero se
convertirá al crecer? ¿Eres algo así como un emo-dragón
crecido? ¿Escribes poemas tristes en tu diario…?

―Piensas que me has engañado, niño. Pero no lo haces.

Forcé una expresión neutral en mi rostro.

―No tengo idea de lo que hablas.

Bajó su cabeza hasta que tuvimos la mirada al mismo


nivel. O al menos, lo que podría ser a la altura de los ojos de un
pequeño humano parado (¿flotando?) frente a un gigantesco
dragón.

―No te tomas en serio mi advertencia.

―Oh, claro. Lo hago. Todas las seis mil. Pero solo por el
bien de esta conversación, ¿qué advertencia en específico?

433
―Que todavía eres capaz de corrupción.

Parpadeé.

―Ah. Claro. Esa. Mira, amigo. Sé que estás preocupado de


que sea muy joven y que Myrin vaya a jugar con mi cabeza…

―Sam.

Miré a otro lado, no queriendo que él vea lo que me afanaba


por ocultarle. Me pareció que estaba al margen de todo esto.

―Si no tienes cuidado, Myrin usará tu magia en tu contra


y contra toda la gente de Verania. O tal vez podría quitártela, o
podrías unírtele.

―Hombre, qué pesimista.

Se mofó.

―Tonto humano que no tomas nada en serio.

―Otra vez, permíteme recordarte que estoy aquí, ¿lo estoy?

―Todavía sigues creyendo en ellos. En él.

Había terminado con esto. Con él.

―He hecho mucho. Acepté esta cosa, este destino, sin


quejarme en lo más mínimo.

Él bufó.

―Ok, bien. Con una cantidad normal de quejas, pero te lo


dije desde el comienzo. No alejarás a mi piedra angular de mí.
Estás tan preocupada de Myrin convirtiéndome a la Oscuridad,
bueno, para eso es para lo que está Ryan. Sé que no crees en la
fuerza que ellos te dan. No hay nada que pueda hacer por
cambiar eso. Pero yo sí creo en ellos, en él. Nadie, ni tú, y
ciertamente no los dioses, me convencerán de lo contrario. Ellos
son mi familia. Mi hogar. Haré lo que sea para protegerlos.

434
―Te llevarán a tu ruina. Serás cegado debido a él.

―No soy Randall ―dije, ¿ya que no era ese el quid del
asunto? ¿No era eso lo que GB intentaba probar?― Y Ryan no
es Myrin. Él va a estar furioso conmigo, y lo aceptaré, pero sé
que estaremos bien. Él me ama, y yo lo amo. Y si a ti o a los
dioses no les gusta, pueden cagarse es sus estúpidas caras.

Se echó hacia atrás descubriendo los dientes.

Puse mis ojos en blanco.

―No me asustas, amigo. Te he visto cagar. No puedes ser


intimidante cuando cagas pequeñas montañas.

―He decidido enviarte de vuelta.

―Dulce melaza ―dije, con los ojos totalmente abiertos―. No


creí que eso realmente funcionara. ¡Sí! Puedo convencer a
cualquiera de lo que sea. Soy un maestro de la manipula…
Quiero decir, genial. Maravilloso. Estoy feliz de que llegaras a
esa conclusión toda por ti mismo, la que de todo corazón
apruebo.

―Pero harías bien en prestar atención a mi


advertencia. No estás seguro, Sam de los Dragones. Eres
fuerte, y tu corazón es salvaje, pero Myrin sabrá dónde
golpearte para que te duela en lo más profundo. No debes
perder de vista tu camino, o presiento que todo estará
perdido. Y eso debe venir desde lo más profundo de ti. No
puedes depender de nadie más para que te traiga de la
Oscuridad. Eso es algo que tienes que hacer por ti mismo.

Le sonreí.

―Lo entiendo. Entonces, ¿puedo irme? Algo así como, ¿me


lo permites?

―Has escuchado mi…

435
―Sí, escuché tu advertencia, por el amor de dios. Vamos.
Dilo. Dilo. Dilo…

―Puedes irte.

Levante mis manos por encima de mi cabeza y grité.

―¡Diablos sip, amigo! Voy a malditamente sacudir esta


mierda. Solo mira. Lo tengo. Lo…

―…TENGO ―murmuré a la vacía casa en el Campamento


HaveHeart. Tracé mis dedos sobre el Grimorio de Morgan, el
mío y el de Myrin puesto al costado.

No me iba a convertir a la Oscuridad.

No lo haría.

No lo haría.

Me preguntaba si Myrin había pensado lo mismo.

Y si Randall lo había hecho también.

Abrí el Grimorio, pasando las delgadas páginas, viendo


los garabatos familiares ante mis ojos. Había un pequeño dolor
en un lado de mi cabeza, y quería detenerme, examinar
detenidamente cada página. Pero no había tiempo. Randall me
estaba esperando, y tenía que ver a mi mejor amigo recuperar
finalmente su cuerno. Se lo merecía.

Así que fui hasta la página quinientos veintisiete.

Estaba hacia el final del libro, justo antes de la sección


de realmente oscura mierda que todo mago tenía listado. La
parte final del Grimorio siempre estaba dedicada a las cosas
que ningún mago debería hacer nunca. Incluso las buenas…
las mejores… algunas veces tenían pensamientos oscuros, la
diferencia era que estaban escritos y nunca actuados. No

436
pensé que estuviera listo para ver lo que Morgan había escrito
al final de su Grimorio y estaba agradecido que Randall no me
hubiera dirigido a ello.

En su lugar, en la página quinientos veintisiete había una


página dedicada a mí, lucia como si hubiera sido escrita
apresuradamente, las palabras se inclinaban tanto que parecía
que se iban a caer con el menor aliento. Tracé mi nombre
escrito con un dedo, escuchando a Morgan en mi cabeza,
diciéndome que tenía magia en mí y que quería llevarme al
castillo.

―Oh ―dije―. Oh, Morgan.

Sam…

Si estás leyendo esto, he atravesado el velo.

―Reina del drama ―murmuré, con la voz rota.

Y no, no estoy siendo dramático. La única razón por la que


un aprendiz debe leer el Grimorio de su mentor es porque este
ha dejado este mundo para pasar al siguiente. Si estás leyendo
esto y todavía sigo vivo, tienes que saber que tu castigo vendrá
pronto. Sé de una maldición que causa impotencia y disfunción
eréctil, y dado que estás en la flor de tu vida y “teniendo sexo
regularmente”, como insistes en contarme diariamente, creo que
este sería un castigo apropiado. Así que, cuidado.

Pero si me he ido, entonces… bueno. Conoce esto: He vivido


una buena vida. Una larga vida. Una vida plena debido a ti. Si
debo pararme delante de los dioses y señalar la única cosa que
me haga sentir más orgulloso, la única cosa que piense que
muestra el resumen de mi valor, serías tú, Sam. Y mi alma.

Sé que parte de ti todavía sigue molesta conmigo por


ocultarte lo que hice. Y se justifica tu rabia. Deseo que hubiese
hecho las cosas diferentes en ese aspecto. Todo lo que siempre
quise fue mantenerte a salvo y feliz, para nutrir esa chispa

437
dentro de ti hasta que se convierta en una lucha. Sabía de ti,
Sam. Pero no quién eras hasta el día que nos conocimos. El chico
que eras. El hombre en el que te convertirías. Debo decir sin
ninguna duda que tú excediste cada una de mis expectativas.
Eres cálido, amable, impetuoso, ridículo, y tan lleno de vida que
apenas podía quitar mis ojos de ti.

Me temo… creo que el tiempo se acaba. Mientras escribo


estas letras, un rizo de miedo llena mi cabeza y mi corazón. No
sé de los planes de Myrin para ti. Me preocupa dejarte fuera de
mi vista. Por qué, incluso ahora, has ido a visitar a una niña
enferma con el Comandante Caballero, y aunque sé que puedes
cuidarte a ti mismo, no puedo evitar la sensación de que no
debería haberte dejado ir. Hay algo que no puedo…

No lo sé. Tal vez estoy dramatizando un poco. Tal vez me


preocupo por nada. Eres fuerte y valiente y…

No. Algo está mal. Algo está m…

Sam. Debes escucharme. Si estás leyendo esto, entonces


me he ido. Lo que sea que pase, tienes que saber que hice mi
elección. Te elegí porque te amo.

Si tan solo pudiera hacerte recordar una cosa, sería esta:


un mago no es tan fuerte como la magia que usa. Es la magia
que no usa una medida de su verdadera fuerza.

Espera.

Estoy en camino.

Dioses, protéjanlo de la Oscuridad.

El mundo lo necesita.

Yo lo necesito.

Yo…

438
Y ALLÍ, En la casa vacía, incliné la cabeza y lloré.

439
Capítulo 13:
El Cuerno del Unicornio

ME UNÍ a Randall en el patio poco tiempo después,


parpadeando contra la luz del sol, el sonido del bullicioso
campamento cayendo sobre mí. Aspiré profundamente el aire
fresco y limpio y me froté la cara con una mano.

Randall estaba sentado en una silla de madera, viendo al


campamento moverse alrededor suyo, el paquete a sus pies.

―¿Todo bien?

Me encogí de hombros.

―¿Lo leíste? Después…

―No estaba dirigido a mí.

―Él… ―Moví mi cabeza―. No sé qué pensar ahora.

―No espero que lo hagas. Pero he aprendido que algunas


veces está bien no saber. Lo sabrás cuando estés listo.

―Ugh. ¿Me veo hinchado?

Me miró.

―Bastante. Y tu nariz está goteando, y tus ojos están


rojos. Te ves terrible.

―No tienes que sonar tan contento.

440
―Probaste mi paciencia hoy. Pienso que se me está
permitido.

―Estás celoso porque soy un mago de veintidós años y tú


no puedes hacer nada al respecto. Bueno, aparte de ayudar a
Morgan a guiarme desde una edad muy temprana,
desafiándome a cada momento, golpeando mi ego hasta
hacerlo una pulpa sangrienta, animándome a seguir mi
corazón con mi piedra angular y salvando mi vida una o dos
veces. Así que. Jódete.

Randall me miró con cautela.

―Si intentas abrazarme, te prometo que las


consecuencias serán severas.

Tomé eso en consideración.

Encontré la amenaza viable y mantuve mis manos en mí,


incluso cuando picaban por acercarse a él.

―Además ―dijo, recogiendo su paquete― creo que quieres


ver qué es lo que va a pasar.

Tenía un punto.

―¿Alguna vez habías visto a un unicornio reunirse antes


con su cuerno?

―No. Gary es el único que he conocido que tenía


completamente removido su cuerno. Hay… historias acerca de
otros antes de él, pero no puedo asegurar su veracidad. Los
unicornios son raros, y el hecho que están protegidos… o más
bien, estaban protegidos… bajo las leyes de Verania hace que
removerles sus cuernos sea algo irrazonable.

―Así que lo que estás diciendo es que no tenemos idea de


qué es lo que puede pasar.

―Precisamente.

441
―Nada podría pasar.

―Supongo.

―Puede que ni siquiera se vuelva a unir.

―Está eso.

―Y si sucede, será el mismo de siempre.

―Eso también es una posibilidad.

―O el cuerno se unirá, habrá una explosión de arcoíris y


escarcha, y luego Gary será tan poderoso que cantará una
canción con un grupo de bailarines sin camisa y con una
coreografía inmaculada antes que se vuelva contra nosotros y
nos asesine a todos por esconder su cuerno debajo de tu malla
mágica después de habérselo robado a una banda de monjas
ladronas.

Randall suspiró.

―No sé cómo es que me dejé atrapar por tus engaños.

―No hay forma de escapar. ―Le dije solemnemente―.


Deberíamos intentar esto fuera del campamento así nadie sería
pisoteado y/o recibiría un boleto a Ciudad Gore17 después de…
Oh. Ya has abierto tu paquete y descubierto el cuerno. Bien.
Sinceramente, no tengo idea de cómo va a ir todo esto.

El cuerno era… etéreo. Relucía en la mano de Randall


mientras lo sacaba de su empaque, escarcha llenaba el aire
alrededor y salpicaba en el suelo. Pequeños arcoíris salieron
disparados desde la punta, fractales de luz que se movían casi
como si sintieran, girando con un propósito, brillante y
hermoso. Entonces me golpearon, justo en el centro de mi
pecho, con un sentido de pureza, una luz blanca que se sentía
cálida, acogedora e incapaz de corrupción. Nunca antes había

17 Terror que se centra en lo visceral y la violencia gráfica extrema.

442
sentido magia como esta, tan impoluta y limpia. El hecho que
perteneciera a Gary era casi increíble, dado que tendía a gritar
mi nombre mientras era estimulado en el trasero por un
dragón.

Me sorprendió entonces que tal vez deberíamos tener una


charla sobre ello.

Pero antes de formular un grupo de acciones a seguir


(Gary, por favor no digas mi nombre mientras Kevin que está
follando con su lengua tu trasero, gracias, realmente lo aprecio
mucho), hubo un chillido sobrenatural desde algún lugar del
campamento.

Todos se congelaron y voltearon hacia la fuente del


sonido.

―Oh no ―suspiré.

Desde el granero surgió un estallido de luz e


inexplicablemente el fuerte olor de galletas de chocolate recién
horneadas, lo que probablemente significaba que Gary se
había cagado encima. Los unicornios eran criaturas
fascinantes que tendían a hacer que las cosas asquerosas
olieran como la cocina de una abuelita bondadosa. Una vez me
topé con que Tiggy y él planeaban vender la caca de Gary con
fines de lucro, tratando de decir que las heces de un unicornio
tenían propósitos medicinales mágicos. De alguna manera me
involucraron en todo el lío (―¡Solo piénsalo, Sam! Lo podríamos
llamar La Mierda Maravillosa, Mágica y Mística de Gary y
haríamos una fortuna), pero Morgan nos descubrió
alimentando a Gary con grandes cantidades de comida fibrosa
y rápidamente le dio un toque especial a todo el asunto. (―Solo
piénsalo, Morgan. Lo llamaremos…” No, Sam). Pero eso fue
hace mucho tiempo, cuando éramos más jóvenes y más tontos.

(Fue dos días antes que Justin fuese secuestrado por


Kevin.)

443
(Casi siempre hacía cosas de las que me arrepentía luego.)

―Tal vez no pensé esto tan bien como creía ―dijo Randall
frunciendo las cejas.

―¡Gwaaaaaahhhhh! ―bramó Tiggy.

―Probablemente no ―dije débilmente―. Sea lo que sea, no


corras. La vista de un unicornio se basa en los movimientos.

―¿No es eso en lo que se basan todas las visiones…?

Llega un momento en la vida de cada joven mago cuando


tiene un mejor amigo unicornio llamado Gary que irrumpe
desde un granero en un campamento improvisado con un
aspecto majestuoso como todos los carajos. Es parte de crecer.

Y Gary no decepcionó.

Saltó a la vista, con la cabellera blanca prácticamente


brillando (o en realidad resplandeciendo, no estaba seguro), su
melena ondeando a su alrededor como si los propios dioses
estuvieran enviando un viento sólo para él. Tenía la cabeza en
alto y una pierna levantada delante de él, doblada a la altura
de la rodilla.

―¿Qué está haciendo? ―preguntó Randall.

Suspiré.

―Está posando. Lo juro, ese unicornio. Lo hace delante


de Ryan. O Ryan lo hace delante de él. De cualquier forma, es
un círculo vicioso.

―¿Y está él… cantando?

Suspiré pesadamente.

No pienso que cantar sea la palabra correcta para ello. Sí,


su boca estaba abierta, y sí, estaba haciendo un sonido que
asumo pensaba que sonaría como un coro de ángeles, pero en

444
todos estos años que conozco a Gary, aprendí que si querías
que pasara o no, los unicornios tendían a sorprenderte.

―Ooooh ―dijo la multitud.

―Sí ―dijo Gary, sacando más su pecho―. Ooooooh es


correcto.

Una gran sombra cayó sobre la multitud, provenía de una


criatura que daba círculos sobre sus cabezas. La gente se calló
inmediatamente y miró el aterrizaje de Kevin, levantando tierra
y pasto.

―¡Mi amor! ―gritó―. ¡Sentí algo que no había sentido


antes! Mientras volaba sobre el campamento HaveHeart… el
cual creo que debería ser renombrado el Campamento
DragonCorn en honor a nuestro épico amor… protegiéndote a
ti y a los pequeños bichos conocidos como humanos de
cualquier peligro que se atreviera a mostrar su cara, ¡un
choque de gran poder se abrió paso a través de mí! Fue la cosa
más extraña, pero se sintió familiar, como si hubiese estado
dentro de quienquiera que fuera el dueño de ese poder. Así que
hay una posibilidad que uno de mis ex esté aquí, y les pido que
no se peleen por mí, aunque sientan la necesidad de cubrirse
con aceite y pelear. No lo permitiré.

―No puedo creer que él sea uno de los dragones que


supuestamente ayudará a salvar el mundo ―murmuré.

―Estos son tus amigos ―agregó Randall de modo


innecesario, ya que era un imbécil.

―Oh por favor ―dijo Gary con un delicado bufido,


continuando de algún modo con su magnífica pose―. Si uno
de los desastres de tu pasado se atreviera a mostrar su rostro
en mi presencia, serían superados por la gloria que soy yo y
huirían avergonzados de haber intentado volver a mirarte

445
porque pensaron en ti al azar el otro día y querían saber cómo
estabas

―Sí, exacto ―dijo Kevin, agitando la cola como hacía


cuando estaba comenzando a exaltarse. Alguien tiene que
ponerle un alto a esto antes que se vuelva más grande. Había
niños aquí. Pobres, inocentes niños que creían que los
unicornios eran puros―. Estoy tan contento que nuestra
relación haya avanzado del estado de una reconciliación de
prueba a Estamos Juntos otra vez.

―Él lo puso en mayúsculas ―le susurré a Randall―. Así


que es cierto.

―No me importa en lo absoluto.

―Lo sé. ―Gary le dijo a Kevin―. Eres muy afortunado de


que haya perdonado tus atroces transgresiones las cuales no
recuerdo ahora.

―Fue porque Kevin puso su nombre primero ―dijo Tiggy,


saliendo del granero.

―¡Eh tú, Tiggy! ―chilló Kevin.

―Gesundheit18 ―dijo Tiggy.

―¡No tengo tiempo para tus engaños! ―chilló Gary―. ¡Mi


cuerno está aquí!

La multitud se quedó boquiabierta.

Kevin se llevó una garra a la garganta.

―Lo juras.

―¿De verdad? ―preguntó Tiggy.

18
Alemán: Salud.

446
―Sí, gatito. De verdad. ¡Lo que significa que alguien en
este campamento lo ha tenido escondido de mí, en
consecuencia me ha traicionado! Y tendré mi venganza.

Todos juntos, la multitud dio un paso atrás.

―Oh mis dioses ―le dije a Randall―. Él sabe que lo


tenemos y está haciendo drama. Tienes que esconderlo. ¡Ponlo
de nuevo bajo su cubierta! Por amor a todo lo sagrado, Randall,
ponlo de vuelta en la maldita cubierta.

―Eh ―dijo Randall―. Me gustaría ver cómo se desarrolla


todo esto. Toma.

Y luego me pasó el cuerno.

Mi vida pasó delante de mí.

Había tenido mucho más sexo con cierto caballero


caliente de lo que imaginaba.

Lo cual, ya sabes. Fue bastante impresionante.

Al menos tendría ese frío y pegajoso recuerdo antes de


morir.

El cuerno me golpeó en el pecho, e hice malabares con él


antes de lograr sostenerlo con las manos.

La cabeza de Gary se movió en mi dirección.

Sus ojos se arrugaron.

Sus fosas nasales se ensancharon.

―Sam ―graznó.

―¡Santos cojones malditos! ―chillé mientras él


comenzaba a venir hacia mí.

447
Pero antes que pudiese embestirme con su considerable
peso (algo que aprendí a nunca decirlo en su cara, por miedo a
la castración), otra voz se alzó:

―¡Gary Mathias Pontificus Esmerelda Juanita López


Alabaster Kennedy IV!

Se detuvo, polvo girando alrededor suyo.

Parpadeé, sin saber si ya había muerto.

Y luego el hermano de Gary irrumpió a través de la


multitud, una mirada irritante en su rostro. Acechó a Gary con
la mirada, los ojos entrecerrados. Gary lo miró de vuelta, luego
a mí, luego otra vez a Terry, saltando en su lugar como si no
pudiera quedarse quieto, su escarcha fluyendo de él.

―¿Qué piensas que estás haciendo? ―le preguntó a Gary


mientras se paraba al costado de su hermano.

―¡Mi cuerno! ―chilló Gary―. Sam tiene mi cuerno. Me lo


robó, y lo voy a aplastar, y luego aplastaré sus restos con
arándanos.

Terry ladeó su cabeza con confusión.

―Es alérgico a los arándanos. Entrará en un shock


anafiláctico19, su cara sudorosa, su garganta se cerrará, y
luego morirá.

―Guau ―respiré―. Eso es diabólicamente detallado. Y tu


nombre completo es ridículo, para tu información.

―Sam es tu amigo, así que no entiendo por qué.

―Quiere tener sexo con Ryan ―le dije a Randall.

―Por supuesto que lo hace ―suspiró Randall.

1Laanafilaxia es una reacción alérgica grave que se produce ante una sustancia alérgena, que puede ser un medicamento, un
compuesto químico, veneno de animales o plantas, alimentos, etc.

448
―Pero… mi cuerno ―gimoteó Gary.

―Puedo ver eso. Y a pesar que él sea completamente


decepcionante, ¿realmente crees que podría mantener algo
oculto de ti?

―Siempre pensé que era una pequeña bestia de ojos


esquivos ―dijo Kevin hacia un hombre de la multitud, que
parecía como si estuviera aterrorizado de los dragones.

―Tiene la enfermedad de la rabia brillante ―dijo Terry,


sonando aburrido.

―Comeré la carne de tus huesos ―gritó Gary, con los ojos


relampagueando.

―Ehh ―dije, porque ser amenazado por un unicornio


siempre sería petrificante.

Terry se encogió de hombros.

―¿Enfermedad de la rabia brillante? ―preguntó Randall


como si tuviera todo el tiempo del mundo.

―Sucede cuando un unicornio se pone muy nervioso y no


atiende a razones. No puede dejar de filtrar purpurina, y se le
está empañando la mente. Todos sus buenos sentimientos y
su sol interior están enterrados en esa cosa.

―Los unicornios son tan estúpidos ―dije.

Y entonces Ryan, desenvainado con la espada, salió a la


luz, seguido por casi todos los demás que conocía. Su mirada
voló de Gary a Terry, de Tiggy a Randall antes de que se fijara
en mí. Le dio a Gary un amplio espacio antes de saltar sobre
la vía con fluidez como el imbécil que era. Terry suspiró de
tristeza al verlo, y me prometí a mí mismo que si vivía más allá
de los cinco minutos siguientes, iba a tener que hablar con ese
unicornio sobre la posibilidad de alejarme de mi hombre.
Empecé a formular un plan en el que de alguna manera

449
conseguiría que Terry y Justin tuvieran una cita en la que se
enamoraran y tuvieran lo que supuse que sería sexo entre
especies asqueroso y tierno cuando Ryan dijo:

―¿Es ese el cuerno de Gary?

―Oh querido ―soltó mi madre―. Esta es ciertamente una


situación tensa. ¿Alguien está tomando una foto de esto? Me
gustaría una copia para mi álbum de recortes.

―¡Se te ve bien, hijo! ―gritó papá―. Tal vez podrías verte


un poco más alto y menos como si estuvieras a punto de
vomitar.

―Gracias, papá ―dije dócilmente, cuadrando mis


hombros, ya que tenía razón. Era un hombre, y tenía que
afrontarlo como tal.

―Criaturas inmundas ―murmuró Vadoma mientras se


colocaba al lado de mis padres.

―¿Es así como normalmente se ve el campamento?


―preguntó el Rey―. Porque si lo es, realmente voy a extrañar
estar en las mazmorras.

Justin suspiró.

―¿Te sorprendería saber que era casi normal hasta antes


que Sam regresase?

―En lo más mínimo ―dijo el Rey afectuosamente.

―Ok, Gary ―dijo Terry―. Por qué no dejamos que Sam nos
explique la razón por la que él tiene tu cuerno, y si es por algún
motivo inofensivo, entonces fantástico. Si no lo es, entonces
podemos pisotearlo hasta la muerte.

―Sííí ―siseó Gary en una voz extraña―. Él lo tiene.


Devuélvenoslo, precioso. ―Tosió, aclarando su garganta―.
Quiero decir, sí, por favor, Sam. Por favor explícanos la razón

450
por la que sostienes mi cuerno antes que te quite la vida…
quiero decir, así puedo oírte como el amigo que soy.

―Los amo, chicos ―dijo Tiggy alegremente.

Todo el mundo volteó a mirarme.

―Umh ―dije.

Esperaron.

Miré a Randall.

Me sonrió, indicándome que continuara.

Lo odiaba con cada fibra de mí ser.

Así que decidí tirarlo bajo el carruaje.

―¡Randall lo tenía!

Randall puso los ojos en blanco.

―Eso es imposible ―dijo Gary―. Lo olisqueé cuando


regresaron. E incluso pensé en ordenarle que me diga dónde
estaba, te permití tener tu charla con él. Bien, ¿adivina esto,
Sam? El tiempo de las palabras ha acabado. Estamos a punto
de pelearnos. ¡Lucha conmigo!

―¡Esto es tan erótico! ―le dijo Kevin a la Brigada Foxy


Lady, que parecía estar de acuerdo. Bueno, la mayoría lo hacía,
de todos modos. Lady Tina se veía como si hubiera mordido un
limón y luego se hubiera golpeado el rostro.

―Lo tenía cubierto con una tela mágica ―dije―. Eso


bloqueaba a cualquiera de sentirlo.

―No tengo idea de lo que está hablando ―dijo Randall―.


¿Tela mágica? ¿Qué ideas fantasiosas son esas? Estoy viejo y
senil e incapaz de hacer lo que dice Sam.

451
―¿Por qué eres así?

Me miró socarronamente.

―Estoy viejo, Sam. Me lo he ganado.

Volteé hacia Gary.

―Sabes que él lo tenía. Terry te dijo que lo hacía.

―Wow ―dijo Terry―. ¿Tal vez deberían dejarme fuera de


esto, umh, Sam? No me involucres en tu complot hacia mi
hermano, a quién amo y respeto más que a nadie…

Gary inmediatamente dejó de producir escarcha.

―Está bien ―dijo―. Enfermedad de la rabia brillante


fuera, ya que sé que Terry está lleno de mierda. ¿Respeto? Tú
no me respetas. ¡Cada vez que iba a tu casa, me hacías
sentarme sobre plástico porque decías que gotearía semen
sobre tus muebles!

Tiggy resopló pero inmediatamente lo cubrió con una tos.

―Tal vez deberías darle de vuelta su cuerno ―murmuró


Ryan.

―Lo intento. ¡Y tal vez tú deberías dejar de coquetear con


su hermano!

―¡No estoy coqueteando con su hermano!

―Oh, por favor. He visto la forma en que miras sus


caderas cuando camina. Sabes que estoy tratando de juntarlo
con Justin.

―¿Qué? ―dijo Justin.

Ryan se veía horrorizado.

452
―¿Sus caderas? ¿Estás fuera de tu jodida y rota mente?
¿Y cuándo demonios me dijiste que estabas intentando
juntarlo con Justin?

Fruncí el ceño.

―Oh. Espera. Acabo de pensar en eso hace dos minutos.


Mi error. Pero aún así. Lo has montado. ¡He vuelto durante
días, y no me has montado en absoluto!

―Bueno ―papá suspiró hacia mamá― al menos podemos


decir que lo intentamos.

Mamá lo miró de soslayo.

―¿Podemos?

―¿Tal vez deberíamos hablar de esto luego? ―dijo Ryan


entre dientes.

―Mi vida sexual está condenada ―me quejé.

―¡Puedo ayudarte con eso!

―¡Cállate, Kevin!

―¡PODEMOS POR FAVOR VOLVER A ENFOCARNOS EN


MÍ! ―bramó Gary, y todo el mundo se quedó en silencio―.
Quiero decir, no es que estuviéramos hablando de mi cuerno o
algo con lo que no he estado por años.

―Él tiene razón ―le dije a Ryan―. Deja de coquetear con


Terry. Estás perdiendo el tiempo de todos.

―Eres tan estúpido ―murmuró Ryan, mirándome.

Lo ignoré, ya que eso es lo que uno hace cuando es


insultado.

453
―Gary, tú sabes que yo no te ocultaría tu cuerno. Amigo,
en realidad me estoy excitando un poco con la idea de que lo
recuperes. No te lo ocultaría.

Los ojos de Gary se llenaron de lágrimas.

―Eso fue la cosa más dulce que alguien me ha dicho.

―Eso dice bastante de todos nosotros ―dijo Kevin.

Tiggy pasó su mano sobre la melena de Gary.

―Lindo Gary. ¿Estás caliente por tu cuerno?

―Un poco ―dijo Gary, sollozando―. Y también nervioso.


He estado sin él por mucho tiempo, y ¿qué si he olvidado cómo
ser un unicornio?

―No puedes convertir palabras en verbos simplemente


porque quieras ―dijo Randall―. Para. Todos necesitan
detenerlo.

―El tener un cuerno no hace al unicornio ―le dijo mamá


a Gary.

―Así es ―dijo papá―. Es lo que hay dentro lo que cuenta.

―Y tu interior está lleno de arcoíris y rayos de sol ―dije―.


Y también fuego, intenciones asesinas, un poco de sarcasmo
que puede destruir la autoestima en cuatro palabras o menos,
desviaciones sexuales que pueden poner incluso a las
prostitutas con baja moral en vergüenza, una tendencia a
pisotear primero y preguntar después, una ferocidad sin igual
entre todos los que alguna vez conocí y la habilidad de hacer
que cualquier situación sea mucho más complicada
simplemente por existir.

―Soy tan adorable ―sollozó Gary―. Todos lo piensan.

454
―Te amo con o sin cuerno ―dijo Kevin―. Y también, me
gusta poner cosas dentro de ti.

―Algún día ―dijo el Rey a Justin― esta será la gente a la


que gobiernes.

Justin nos miró a todos.

―¿Es demasiado tarde para ser puesto en adopción?

―Bien ―dijo Gary, ojos repentinamente secos―. Creo que


estoy listo. Tenía dudas, pero luego todos hablaron de lo
glorioso que soy, lo que honestamente ya sabía, pero no hace
daño escucharlo, así que ahora estoy listo para tener de vuelta
mi cuerno.

―Bien ―dije, mordiendo mis labios nerviosamente―.


¿Entonces, solo lo… pego en tu cabeza?

Gary parpadeó.

―No tengo idea.

Justin graznó.

―¿Es en serio? ¿Ninguno sabe lo que está haciendo?

Gary volteó hacia Terry.

―¿Tú sabes?

Terry se encogió de hombros.

―Nunca he sido un idiota que pueda perder mi cuerno.

Tiggy se inclinó hacia adelante para mirar el hueso que


sobresalía de la cabeza de Gary. Frunció el cejo por un
momento. Luego:

―Pegamento.

―Pegamento ―repitió Gary.

455
―Pegamento. Solo pégalo.

―No vamos a pegarlo.

Tiggy sonrió.

―No más ideas.

Randall suspiró.

―Sam, solo… colócalo sobre su cabeza.

―¿Yo? ―Miré alrededor, pero nadie más parecía ofrecer


ninguna solución―. ¿Por qué yo?

―Eres un mago, ¿no es así?

―Bueno, sip.

―Confía en mí.

―Es más fácil decirlo que hacerlo ―murmuré, pero me


alejé del porche hacia Gary.

Y fue en ese primer paso que sentí el cuerno pulsar en


mis manos, duro y caliente…

―Esto es tal vez un poco más sexual de lo que había


pensado.

―¿Podrías dejar de acariciarlo? ―aulló Gary―. ¡Me estás


avergonzando!

―¡No era mi intención! ¡Solo que es tan firme!

―¿A alguien le importaría si me toco inapropiadamente?


―preguntó Kevin.

―Sí ―respondió la multitud.

456
Rayos de luces de colores comenzaron a salir del cuerno
y chocaron en mi mano, goteando hasta el piso. Hice una
mueca al sentir la consistencia espesa.

―Oh, dioses, está salpicando sobre mí. Estoy siendo


cubierto por los chorros de Gary. Amigo, eso es asqueroso.

Ryan sonaba como si se estuviera ahogando detrás de mí.


Esperaba que estuviera bien.

Las chispas comenzaron a disparare desde la punta,


colores como: cartujo20, caléndula21, verde coral. El cuerno se
estaba calentando y comenzaba a vibrar. Me quejé de la
sensación, los arco iris salían disparados y aterrizaban en mi
pecho.

―Sííííí ―siseó Kevin―. Esto es fantástico.

―¡Gary! No solo te pares ahí y ven por tu maldito cuerno.

―Pero estoy nervioso.

―Juro por los dioses, ¡voy a tirar esto a la basura si tú no


traes tu trasero aquí! ―Me atraganté con un poco de arcoíris
que entró a mi boca. Sabía a pan recién horneado, y todo lo
que podía hacer era pensar en el menú de la panadería de
Gary, y estaba traumatizado.

Gary puso sus pies sobre la tierra, viendo a su cuerno y


luego a mí.

―Bien. Bien. Puedo hacer esto. Puedo hacer esto.

―Puaj, está por todo mi rostro.

―Sip ―suspiró Kevin―. Seguro que lo está.

20
Chartreuse o cartujo es un color que puede variar del verde amarillo al amarillo grisáceo, es claro y de
saturación variable.
21
La caléndula es un color amarillo-naranja. Lleva el nombre de la flor del mismo nombre.

457
―¿Todavía es posible para mí regresar a las mazmorras?
―preguntó el Rey.

―Absolutamente no ―dijo Justin―. Si yo tengo que ver


esto, tú también.

El cuerno comenzó a brillar, y el arcoíris derritiéndose se


volvió resbaladizo mientras luchaba por aferrarme a él. Los
surcos y las crestas se deslizaban contra mis palmas y dedos,
y apenas podía distinguir la sombra de Gary que se acercaba
con todos sus jugos de cuerno cubriendo mi cara.

―Ohhh ―gimió Gary―. Puedo sentirlo. Se siente tan bien.

―Tan bien ―susurró Kevin―. Todo esto es tan bueno.


Toma ese cuerno. Deja que Sam te lo de.

―Voy a regresarme al desierto ahora ―dijo Vadoma.

―Puedes tocar mi cuerno ―Terry le dijo a Ryan―. Si


quieres.

―Umh ―dijo Ryan―. No, gracias.

―¡Sam! ―lloró Gary―. ¡Colócalo en mi cabeza! ¡Date prisa!

Gruñí mientras levantaba el cuerno. Temblaba mucho,


los arcoíris se esparcían por todos lados, pequeñas chispas
salían disparadas y golpeaban contra mi piel. Mis brazos
estaban adoloridos, mis manos temblaban, mi cara cubierta
en arcoíris, pero di ese último paso…

Y estrellé el cuerno en la cabeza de Gary.

Sentí el momento en el que la base del cuerno chocó con


la protuberancia del hueso en su cabeza. Hubo un choque de
hueso contra hueso, y luego una descarga de puro poder me
atravesó, dorado y verde y seguía en cada color del arcoíris. Un
viento creciente nos azotó, y la respiración de Gary se sintió

458
caliente contra mi cara. Apreté los dientes y me aferré a mi
vida.

Luego, solo porque parecía que necesitaba más rarezas


en mi vida, escuché lo que sonaba como un coro cantando.

Solo para darme cuenta, minutos después, que era Gary.

―¿Qué estás haciendo? ―Me las arreglé para decirle.

―Aahhhh ahhhhhhh AAAAAAAAaaaaahhhh… ¿qué?

―¿Por qué estás cantando?

―Porque este es un momento mágico, y siempre me dije


que cuando recuperaría mi cuerno, cantaría. Por los dioses
Sam, no seas una perra. Este es mi momento, y no permitiré
que te lo apropies. Permíteme tener esta única cosa, por el
amor de dios.

Suspiré, incluso cuando el viento rugía alrededor nuestro


y me sentía asaltado por la magia.

Así que Gary siguió cantando, moviendo la cabeza, y yo


la sostenía por mi vida, cerrando los ojos contra los brillantes
flashes de luz que comenzaron a emanar de donde el cuerno
presionaba contra su cabeza.

Y luego había terminado.

El viento cesó.

La magia se desvaneció.

Gary dejó de cantar.

Solté el cuerno.

Y luego la gente jadeó.

459
―Santa mierda ―dijo Ryan desde algún lugar detrás de
mí.

Abrí mis ojos.

Gary estaba delante de mí, viéndose rudo como el


demonio. El aire alrededor suyo brillaba, pero con una luz más
suave como si estuviera a la mitad de su furia brillante. Su
melena y cola ahora eran de los colores del arcoíris y
revoloteaban debido a la suave brisa. Sus pestañas se veían
como si hubieran crecido unos centímetros mientras
lentamente bateaba sus ojos.

Y su cuerno. Su cuerno. Era más largo y rígido, cortado


en espirales perfectos que se acercaban a una punta filosa. Era
más largo que el de Terry y también más ancho. La punta
brillaba con una hermosa luz, como si tuviera una estrella.

―Santa mierda ―jadeé―. Es enorme.

―Sí ―dijo Gary, su voz tenía una extraña cualidad


etérea―. Siempre he sido un poco… más grande que otros
unicornios.

―No es sobre el tamaño ―murmuró Terry― sino lo que


haces con él.

Gary lo ignoró y se volteó hacia la multitud, que lo miraba


con la boca abierta.

―Soy yo ―dijo, su voz sonando musicalmente―. Gary.


Puedes contemplar mi magnificencia y… oye. Oye. Tú allí. El
de las fosas nasales anormalmente grandes. ¡Al final! ¿Qué
estás haciendo?

La multitud se volvió para mirar a un tipo al azar cerca


de la parte trasera de la multitud. De hecho, tenía fosas
nasales anormalmente grandes.

―¿Yo? ―preguntó.

460
―Sí, tú. ¡No estás admirando mi glorioso ser!

Él se encogió de hombros, se veía aburrido.

―Hay literalmente otro unicornio parado a su costado.


Una vez que has visto un unicornio, ya los viste a todos. Todos
se ven iguales.

―Oh, no ―dije.

Los ojos de Gary se agrandaron y purpurina comenzó a


salir de él.

―¿Disculpa?

Mamá dio un paso adelante.

―Gary, tal vez deberías tomar un respiro. Acabas de


recibir de vuelta tu cuerno. No tienes control…

―Los unicornios son tontos ―dijo el hombre,


aparentemente incapaz de sentir temor―. E innecesarios. Y me
molestan. ―Hizo una pausa, pensando―. Y no me gustan sus
caras.

Antes que pueda adelantarme y hacer algo, un brillante


arcoíris salió desde el cuerno de Gary. Golpeó el aire como
fuegos artificiales se elevó y luego comenzó a caer dirigiéndose
al suelo.

La multitud comenzó a correr despejando el camino.

El hombre no tuvo tiempo de moverse.

La luz lo golpeó en la parte superior de la cabeza y explotó.


Esperé a que el hombre se arrodillara y explotara en un
destello de sangre y cartílago. Ya me encontraba pensando en
un plan para sacar a Gary del campamento HaveHeart, a un
lugar donde él pase su tiempo por el resto de sus días como
fugitivo. Tal vez algún día podamos volver a reunirnos, pero

461
tendría que ser a escondidas, y recordaríamos aquel tiempo
que pasamos juntos antes que lo traicionara al delatarlo por
cobrar una recompensa ofrecida por su paradero. Me sentiría
mal por ello, estoy seguro, y cuando testificara en su contra en
la corte, lloraría confesando cómo me sentía cuando lo
ayudaba a escapar, y que mi conciencia no me dejaba dormir
por las noches sabiendo que un asesino caminaba por las
calles debido a mí.

Pero no tenía que preocuparme, ya que el hombre no


había muerto.

En su lugar, su piel se volvió azul.

―Qué ―dije.

―Qué ―dijo Ryan.

―Lindo ―dijo Tiggy.

―¡Ja! ―chilló Gary comenzando a saltar―. ¡Jódete, raro


espécimen que piensa que todos somos iguales! ¡Vas a ser azul
por el resto de tu vida!

―Oh querido ―dijo el Rey cuando el raro espécimen


comenzó a gritar.

―Un día ―dijo Justin, mirando a los cielos―. Eso es todo


lo que pido. Un día en el que nada extraño suceda y todo sea
normal.

―¿Qué has hecho? ―demandé mientras el hombre seguía


gimiendo.

Gary frunció el ceño.

―Lo he vuelto azul.

―¿Pero qué es lo que eso le hará?

―Nada. Él solo… es azul.

462
Parpadeé.

―Pero por qué.

―Soy un unicornio. Con un cuerno. No debo tener una


razón para hacer cualquier cosa.

―Regrésalo.

―No.

―Gary.

―Sam.

―¡Tiggy! ―dijo Tiggy.

―Lo tengo ―dije―. El tipo es un idiota. Pero tú no puedes


simplemente cambiarle el color de piel a alguien porque te ha
insultado.

―Sam ―dijo Gary lentamente―. ¿Acaso no volviste a Ryan


en piedra cuando él intentó patearte el trasero cuando eran
niños?

―No lo hice a propósito.

―Casi se sintió como que lo hiciste a propósito ―murmuró


Ryan.

―Es la misma cosa ―dijo Gary, moviendo su nueva y


coloreada melena―. Él hirió mis sentimientos, así que yo tomé
mi venganza.

―Tú no puedes solamente tomar venganza sobre quien…

―En realidad, él puede ―dijo el Rey levemente.

Volteé a mirarlo.

El Rey alzó los hombros.

463
―Ley de Criaturas Mágicas. Ellos son protegidos de
cualquier daño, pero hay una sub cláusula que les permite
tomar venganza si sus sentimientos son lastimados, siempre
que no terminen quitando una vida. Pensaba en cambiarla,
pero luego Gary me recordó que la mayoría de las criaturas
mágicas son emocionalmente maduras y no buscan venganza.

Balbuceé.

―P-pero… Gary. ¡Y Kevin!

―¡Oye! ―dijo Kevin―. Yo soy muy maduro


emocionalmente.

―Este es el día más tonto ―me quejé―. Randall me hizo


hablar de sentimientos y toda esa mierda, luego casi soy
asesinado cuando me lanzó el cuerno, después lo sacudí
accidentalmente hasta que estalló un arcoíris sobre mí, y
ahora ese hombre es azul, y yo me estoy preocupando por todo
esto.

―¿Qué quieres decir con que lo sacudiste? ―gruño


Ryan―. Por qué tú…

Pero fue interrumpido cuando un sonido salió de los


guardias que estaban a lo largo de los muros del Campamento
HaveHeart.

Mi corazón comenzó a latir cuando me volteé hacia ellos,


la luz de los dragones pulsando en mi cabeza.

―¡Jinetes! ―gritó Todd, sus orejas moviéndose


adorablemente bajo el casco demasiado grande para su
cabeza―. Acercándose rápidamente.

―Kevin ―chaqueé.

―En ello, jefe. ―La multitud se asustó cuando abrió sus


alas, las membranas estrechándose mientras las movías de
arriba a abajo, ascendiendo rápidamente hacia el cielo.

464
Ryan estaba gritándole órdenes a sus caballeros, algo que
nunca me hartaría de ver. Justin estaba empujando a su padre
hacia la parte posterior del campamento, aunque el Rey estaba
protestando arduamente, diciendo que él era el Rey, maldita
sea, y que podía pelear si así lo quería.

Limpié mi rostro lo mejor que pude mientras andaba


hacia la puerta. Randall y Ryan se colocaron a mi lado, Tiggy
y Gary en la retaguardia.

―No es Myrin ―habló Randall, su mirada ligeramente


desenfocada―. Sabría si él se acercara.

―Eso no significa que no sea alguna otra cosa.

―¿Tiggy aplasta?

―Tal vez, amigo, te dejaré saber.

El verde y dorado danzaba alrededor mío, estaba tenso,


mis hombros rectos. Para ahora, Myrin ya debería saber que el
Rey se había ido, y aunque no creía que él mismo se acercara,
lo más seguro es que enviaría otros Oscuros. Sería una tontería
hacerlo, y si intentaban algo, yo los borraría de Verania. No
molestaba tener a un recién acuñado unicornio gruñendo
detrás de mí, todavía brotando arco iris como si no tuviera
control sobre eso. Era terriblemente asqueroso.

―¡Abran las puertas! ―grité mientras nos acercábamos.

Todd se veía como si fuera a quejarse, pero luego asintió


hacia el hombre en el suelo debajo de él. Levantaron la mano
y comenzaron a girar las ruedas de madera a ambos lados de
las puertas, que gimieron cuando se abrieron ante nosotros.

Podía ver a Kevin dando vueltas sobre nosotros, y les dije


a los otros dragones que se agarraran, que se calmaran, que
esperaran hasta que pudiera estar seguro de lo que estábamos
mirando.

465
A la distancia, tres figuras se acercaban a caballo a gran
velocidad, polvo levantándose detrás de ellos. Una tormenta
parecía que los perseguía.

―¿Los oscuros montan caballos? ―pregunté.

―Sí ―dijo Gary―. Porque son racistas.

―Amigo, te lo he dicho. Eso no es racismo… ¿sabes qué?


Ni siquiera voy a volver sobre eso contigo ahora.

―¿Cuál es el plan, Sam? ―preguntó Ryan.

Lo miré.

―Esperamos hasta que estén a una distancia en la que


podamos identificarlos. Si son buenos, los ayudaremos.

―¿Y si son villanos?

Le sonreí.

―Entonces podrás ver lo que he estado haciendo durante


todo este tiempo.

―Ungh ―dijo, con los ojos ligeramente vidriosos.

―¿Sí? ―le pregunté, frunciendo un poco el labio―. ¿Te


gusta eso? ¿Quieres verme haciendo magia?

―Mucho ―dijo con la voz ronca―. ¿Vas a hacer mucho?

―Voy a cubrirlos con mi magia ―gruñí, girándome hacia


él y golpeando nuestros pechos, mi nariz raspando su mejilla―.
Van a estar cubiertos con ella.

―Oh mis dioses ―gimió Gary―. Estás cubierto de mi arco


iris y haciendo sexo estúpido con Ryan. Esta es la peor
Reunión de Cuernos que he tenido. Y sí, eso fue en
mayúsculas, porque creo que esa debería ser una cosa anual
de ahora en adelante.

466
―¿Yo sexo estúpido?

―No, gatito. Tú no tienes la extraña perversión de Ryan.

―Puaj ―dijo Tiggy, haciendo pucheros.

―No tenemos tiempo para tus mayúsculas ―dije―.


Estamos intentando ser serios. Por cierto, te ves increíble,
amigo.

―Gracias ―dijo Gary, acicalándose―. Y si alguna vez


vuelves a decirme que no tenemos tiempo para mis
mayúsculas, voy a jodidamente apuñalarte con mi cuerno, tú
pequeña perra.

―Guau ―respiré―. Esta vez eso fue creíble. Ya sabes, por


el cuerno.

―Niños, enfóquense ―siseó Randall.

Una sombra cayó sobre nosotros mientras Kevin


descendía. Los caballeros de Ryan estaban a lo largo de la
muralla externa, Lady Tina estaba gritando órdenes a la
Brigada Foxy Lady, cada una de ellas moviéndose rápidamente
y con un objetivo, mientras se dispersaban detrás de nosotros.
Las puertas rechinaron otra vez al cerrarse.

Kevin aterrizó detrás de nosotros, la tierra temblando


ligeramente. Le hizo un guiño a Gary, que se embelesó antes
de mirarme.

―Oscuros ―dijo.

―¿Y los jinetes?

―Mamá. Moishe. Letnia.

―¿Qué? ¡Creí que lideraban la Resistencia de Old


Clearing!

467
―Algo debió haber sucedido ―dijo Ryan, sacando su
espada, ya que era incapaz de ser ese tipo de hombre sin tener
alguna arma en sus manos.

―Mierda. Bueno. Aquí está el plan. Chicos, quédense aquí


y mírenme patear algunos traseros. Kevin, nosotros vamos a…

―No ―sostuvo Ryan, sujetando mi brazo―. No puedes


enfrentarlos por tu cuenta. Puedes salir herido, o peor,
capturado y ellos querrán tener sexo contigo.

Liberé mi brazo.

―Realmente, amigo, las cosas son un poco diferentes en


estos días. Quédate aquí. Te prometo que estará bien.

Y como yo era el héroe de la historia, besé ferozmente a


mi amado, apretando sus labios contra sus dientes. Gruñó en
mi boca, sus labios golpeando mientras me alejaba.

―Estoy a punto de ser tan jodidamente rudo, que no te


imaginas ―dije con una sonrisa―. ¡Kevin! ¡Vamos a rockear!

―Espera, Sam…

Pero Kevin ya me había levantado y colocado sobre su


hombro. Caí en su espalda, cogiéndome de una de sus espinas
afiladas, me deslicé hasta que aterricé en su lomo. Sus alas se
abrieron y levantó vuelo antes que los otros pudiesen
detenernos. Escuché a Gary decir―: Santa mierda, quiero
acostarme con los dos. ―Antes que Kevin nos pusiera en el
aire.

Había rojo, azul y blanco en mi cabeza, y pensaba espera,


espera, tenemos esto, lo prometo, y ellos estuvieron de acuerdo,
aunque GB no parecía estar muy complacido.

―Es un dolor en mi trasero ―murmuré.

468
―Él solo está molesto porque cree que estás posponiendo
lo inevitable.

―Gracias, Kevin. Realmente necesitaba esa contribución.

Fue un vuelo corto, considerando todas las cosas. Kevin


era rápido, el viento azotaba mi rostro, causando que mis ojos
lagrimearan. Verde y dorado en remolinos alrededor mío,
arrastrándose a lo largo de mi piel, las cicatrices en mi torso
pulsaban y se sentían calientes. Mi corazón latía fuertemente
en mi pecho, y de repente estaba molesto, furioso al darme
cuenta que Mamá y los otros estaban prácticamente
cabalgando por sus vidas. Letnia y Moishe importaban, sí. Pero
era Mamá en quien pensé, la hermosa y terrorífica Mamá,
quien en su mayoría estaba llena de ira al ser forzada a salir
de su hogar. Y dado que ella estaba aquí, quería decir que su
armada de putas había caído o lo más seguro es que hayan
sido capturadas.

Kevin descendió rápidamente, mi estómago subió hasta


mi garganta. Sus alas estaban dobladas a los costados
mientras nos lanzábamos hacia la tierra. Justo en el último
minuto extendió sus alas, que se expandieron, lo que nos hizo
frenar. Aterrizó, garras clavándose en la tierra. Bajó la cabeza
hacia el suelo y yo me deslicé.

Gruñó cuando el sonido de los cascos de los caballos se


hizo más fuerte. Le di una palmadita en el costado y me paré
cerca de su cabeza.

Mamá estaba a la cabeza, se veía feroz en su huida


mientras galopaba hacia nosotros. Sus ojos se agrandaron
cuando me vio de pie junto a Kevin, y comenzó a frenar su
caballo.

―¡Sigue avanzando! ―le grité.

469
Se veía como si fuera a discutir, pero luego miró sobre su
hombro detrás de Moise y Letnia y vio a las sombras
persiguiéndolas, Oscuros usando magia para correr mucho
más rápido de lo que cualquier humano era capaz. Ella golpeó
sus tacones a los costados del caballo, urgiéndolo a acelerar.

―¡Será mejor que no mueras, precioso! ―gritó mientras


nos pasaba―. ¡Te asesinaré si lo haces!

La miré. Letnia ni siquiera nos dio una mirada mientras


pasaba. Moishe me miró curioso, su mirada desconcertada. Él
debería de saber que ahora era un mago hecho y derecho. Los
elfos podían probar la magia como si fuera algo físico. Podía
sentir lo que los otros no.

Había cinco de ellos, todos Oscuros. Ellos vieron al


dragón y comenzaron a detenerse, pero cuando fijaron su
mirada en mí, se detuvieron con un chirrido, la tierra y el polvo
se levantaron a su alrededor. Habría sido cómico si no
hubieran intentado capturar a Mamá.

―¡Hola! ―grité alegremente, entrecerrando los ojos contra


la luz del sol.

Un Oscuro corpulento dijo:

―Santa mierda, es él.

―¿Qué es lo que está encima de él? ―preguntó el


segundo―. ¿Es eso… pintura húmeda? ¿Por qué está cubierto
con pintura?

―Tal vez estaba pintando algo ―un tercero habló.

― De hecho, está cubierto por los chorros de mi recién


reconciliado esposo ―gruñó Kevin.

Ellos lo miraron.

470
―Maldita sea ―murmuré―. ¿Tenías que decirlo de esa
manera?

Kevin miró hacia abajo, a mí.

―Pero es la verdad.

―Bueno, sip, pero no tenías que decirles eso. Vamos,


amigo. Solo tengo una oportunidad de dar una primera
impresión.

―En realidad ―el cuarto habló― ya te había conocido


antes.

Giré mi cabeza hacia él.

―¿Lo hiciste? ¿Cuándo fue eso?

―En el restaurante, esa vez que estabas en una cita


―explicó―. El caballero era tu acompañante, incluso pensé que
querías hacerle el amor. Y luego nos cubriste de roca.

―Oh dioses ―dijo el quinto Oscuro―. Escuchen a este


tipo. Hacer el amor. Vamos.

―¡Oye! Solo porque tú seas un vulgar no significa que yo


lo sea.

―Ohhh ―dije―. Correeeeeeecto. Recuerdo eso. Oh,


hombre, eso fue hace mucho tiempo. ¿Cómo has estado?

―Bastante bien, creo. Ya sabes. Tomando villas.


Saqueando tesoros. No es una mala vida, para ser honesto.

―Genial, genial. Así que, no hay una primera impresión


para ti, pero pienso que toda esa cosa del restaurante estuvo
bien, así que. Estamos a mano. Y para el resto de ustedes,
bueno. Permítanme presentarme. ―Hice una reverencia―. Mi
nombre es Sam de los Dragones.

471
―Y yo soy uno de los dragones mencionados ―habló
Kevin, mostrando sus dientes―. El más bello, por cierto.

―Pienso que Pat probablemente discutiría contigo sobre


eso.

Kevin rodó los ojos.

―Ella es una lesbiana. No puede apreciar mi excelente


forma masculina.

Fruncí el cejo.

―Eso no suena como algo amable.

―Lo sé. Por favor no le digas que dije eso. Ella me asusta.

―Todo queda entre nosotros ―miré a los Oscuros―. ¿De


acuerdo?

―De acuerdo ―dijeron ellos.

El musculoso dijo:

―¿Sam de los Dragones? Eso es… bueno, eso es


realmente muy impresionante. Diablos. Esperaba que sea algo
tonto, y así todos pudiéramos burlarnos de ti y decir algo como,
oh, mira a ese idiota. Su nombre es tan estúpido.

Asentí simpáticamente.

―Sip. Eso hubiera sido bueno si mi nombre de mago no


fuese tan duro. Como, quiero decir. Es Sam de los Dragones,
¿entienden? Realmente no puedes ser mejor que eso.
Especialmente desde que en realidad tengo un dragón de
verdad y ustedes chicos tienen… ¿qué?

―Tengo un arma Bo22 ―habló uno de los Oscuros,


sacando su arma de la espalda.

22
Es un arma en forma de vara alargada o pértiga, generalmente hecha de madera.

472
―Guau ―dije―. Eso es… eso es lindo.

―Gracias. Realmente es un palo que encontré en los


bosques, pero. ¿Es… grande? Supongo. Así que le digo a la
gente que es un arma Bo.

―¿Y ellos te creen?

Otro Oscuro tosió.

―Para nada.

―Me gusta, Brad. No me ves riéndome de tus cosas.

―Eso es porque todas mis cosas son geniales, Neil. No voy


por el bosque y digo, oh para que lo sepas, aquí hay un palo
grande que encontré en la tierra y lo voy a llevar conmigo y
decirle a la gente que es un arma bo.

―Brad ―dijo el musculoso―: ya hemos hablado de esto.


Neil puede hacer lo quiera, ya que se lo ha ganado localizando
a la Resistencia en Old Clearing y reportándolo a nosotros. Si
él quiere usar su recompensa recogiendo un palo… disculpen,
un arma Bo… entonces ese es su derecho.

―Gracias ―dijo Neil―. Me siento mejor con eso. ―Intentó


girar el palo, pero terminó golpeándose en la cara―. ¡Ups! Está
bien, es un trabajo en progreso, pero ya me las arreglaré.

―Sí ―dije―. Eso está bien. ―Golpeé mis manos―.


¡Entonces! Ya me presenté. Ustedes me han dicho unas
cuantas cosas suyas. Como, Neil y su arma Bo. O Brad siendo
un idiota.

―¡Oye!

―Y ya conocieron a mi amigo Kevin ―continué―. Creo que


eso es más que suficiente para conocernos. Supongo que eso
nos deja solo una cosa más. ¡Una elección!

473
El Oscuro robusto frunció el ceño.

―¿Una elección?

Asentí sabiamente.

―Sí. Una elección. Ustedes pueden dar la vuelta y


comenzar a correr, y luego seguir corriendo hasta que estén
fuera de Verania donde nadie sepa dónde se encuentran. Y
deberán prometerme que nunca volverán a lastimar a ninguna
alma viviente.

―Eso suena como mucho trabajo ―dijo Neil―. Quiero


decir, entiendo lo que quieres decir, pero es mucho correr.

―Sí ―estuve de acuerdo―. Lo es. Pero es mejor que la


alternativa.

―¿Qué es? ―preguntó Brad suspicazmente, y decidí que


lo odiaba.

Lo miré. Se sobresaltó. Eso me hizo feliz.

―Gracias por preguntar, Brad. La alternativa es que


Kevin y yo les patearemos colectivamente sus traseros y luego
los llevaremos con Randall, quien está esperando allá atrás en
la puerta… ¡ah! Puedo darme cuenta por cómo reaccionaste
que conoces el nombre bastante bien. Sí, Randall está aquí, y
no está de buen humor. ―No sabía si eso era verdad, pero era
Randall, y usualmente se veía molesto―. Así que, la elección es
vuestra, mis amigos.

―Solo son dos ―espetó Brad, lleno de osadía. Esperaba


que escogiera luchar, ya que moría por golpearlo.

―Uno es un dragón. Pero sí. Estas en lo correcto.

Brad se veía menos osado entonces.

―Y Randall es viejo y está allá en la puerta.

474
―Oh, Brad. Brad, Brad, Brad. No suenas como si fueras
a hacer la mejor elección.

Entonces, más rápido de lo que esperaba, una maldita


bola de fuego se acercó a mí, brillante y caliente y quemando
el aire alrededor como si hubiera sido tirada a mi cabeza.
Sostuve mi mano delante y la bola de fuego se detuvo, flotando
en el aire a centímetros de mi palma.

―Neil ―dije, un poco asombrado―. No me esperaba eso de


ti. Pensé que éramos amigos. Hiciste tu elección… pobrecillo.

Neil se veía en shock.

―¿Cómo estás haciendo eso? ―demandó.

―Oh, ¿la cosa de detener la bola de fuego en el aire?


Bueno, como se habrán percatado, soy más fuerte que la
mayoría de las personas. Gracioso cómo funciona eso. Y
también ayuda cuando este chico está conmigo. ―Asentí hacia
Kevin―. Él actúa como una especie de conductor. Concentra
mi magia con tanta precisión que no pueden imaginarlo.

―Lo domestiqué ―dijo Kevin―. Todo lo que necesitaba era


una mano severa. Llámenme, Amo Kevin de los Vientos.

―Dioses míos, ya hemos hablado de esto.

―Correcto. Solo me aseguro que no hayas cambiado de


opinión o algo parecido.

Miré de vuelta a los Oscuros por encima de la bola de


fuego.

―Disculpen el inconveniente. ¿Dónde estábamos? Oh,


cierto. Oye, Brad. Atrapa.

Apenas puse algo de esfuerzo, y la bola de fuego regresó


al Oscuro. Neil gritó en advertencia, pero Brad ya se estaba
moviendo, los dedos retorciéndose, y la tierra se rajó delante

475
de ellos, una ola de tierra se levantó chocando con la bola de
fuego, la que escupió y silbó antes de caer. La tierra regresó al
suelo, pero ya era muy tarde para ellos.

Antes, con las sirenas de arena y contra Myrin en


Mashallaha, no podía controlar el furioso estallido de magia
que explotaba de mí. Estaba lleno de desesperación, miedo de
estar perdiendo a los más cercanos a mí. Ver a Tiggy y Ryan
ahogarse en la arena había sacado cualquier pensamiento, y
había actuado instintivamente.

No tenía el control entonces.

Pero lo tenía ahora.

Ya no había que empujar y jalar la magia.

Era todo sobre reflexionar.

Casi como si lo estuviera deseando.

Kevin ayudaba, así como lo hacían los otros, pero aún así
venía desde dentro de mí.

Levanté mi mano.

El aire ondeó como la superficie de un lago, y el pulso


verde y dorado era más brillante de lo que había sido alguna
vez. Rayos saliendo de las cicatrices en mi pecho y
repiqueteando a lo largo de mi piel, enredándose alrededor de
mi brazo, mano y dedos. Las ondas se electrizaron, y con Kevin
gruñendo detrás de mí, el rayo saltó desde las puntas de mis
dedos, entrecruzándose hasta que se convirtió en una malla,
una red mucho más grande que cualquier otra cosa que haya
creado antes. Cayó sobre los Oscuros, juntándolos en una
estructura abovedada que crepitaba y chispeaba.

Tomó segundos.

Apenas sudé.

476
Bajé mi mano.

―Umh ―dijo Kevin―. Eso fue nuevo. Ellos no se ven muy


felices.

Levanté mi cabeza hacia él y sonreí.

―Bastante genial, ¿no? Podrías decir que los envolví… en


relámpagos. ¿Entiendes? Porque están atrapados en luz que…
¡No tienes por qué golpearme!

―Te lo mereces ―dijo Kevin―. Apruebo tu juego de


palabras sexuales ya que son sobre sexo. Pero trazo una línea
en el jugo de rayos. Porque esos son estúpidos y los odio.

Me froté la parte trasera de la cabeza mientras veía a Brad


ser electrocutado cuando intentaba toca el domo. Fue golpeado
y cayó de trasero, humo saliendo de sus orejas, los ojos
ampliamente desenfocados.

―¡Ja! Apuesto a que Brad encontró ese Hertz23.


¿Entiendes? Hertz con una z, porque… ¡guau! Kevin, si me
golpeas una vez más, voy a… oof.

Fui arrojado hacia atrás y aterricé en mi espalda, de


repente cubierto de la cabeza a los pies por un caballero
bastante juguetón. Sus labios estaban sobre los míos y sus
manos se paseaban, tratando de abarcar la mayor cantidad de
piel que podía. Su lengua estaba en mi boca antes que pudiera
pensar, pegajosa y caliente, y no pude detener el gemido que
salió de mí. Ryan presionó sus caderas con las mías, y me alejé
de su boca con un suspiro. Él procedió a morder mi mandíbula
antes de atacar mi cuello, chupando hasta marcarlo.

23
Los hercios o Hertz (Hz) son una unidad de frecuencia para medir ondas y vibraciones
electromagnéticas.

477
―Qué diablos… ―intenté decir, pero se convirtió en un
graznido estrangulado cuando su lengua entró en mi oído y
mis ojos se pusieron en blanco.

―Umh ―dijo Ryan.

Oh. Oh.

―¿Te gusta eso? ―le gruñí―. Te gusta cuando pongo mi


magia sobre ellos.

Su respiración se sentía caliente contra mi cuello cuando


jadeó.

―Ellos te dispararon una bola de fuego y tú la atrapaste.

―Sí, lo hice. Y ahora tengo fuego en mis pantalones y


necesito que te saques…

―Dioses míos ―gimió el corpulento Oscuro―. Esto es peor


que cualquier tortura a la que podríamos ser sometidos. Por
favor, se los suplico. Ahóguenme. Lo que sea así no tengo que
ser testigo de este horror.

―¿Qué están haciendo? ―preguntó Neil, sonando


horrorizado―. ¿Se están comiendo el uno al otro?

―Shhhh ―siseó Kevin―. Van a arruinarlo.

Y podría haber empeorado si no nos hubieran derramado


agua en ese momento. Ryan escupió mientras se levantaba de
un salto. Pero luego tropezó con mis piernas y cayó de
espaldas, respirando pesadamente.

Randall estaba parado cerca de nosotros, con el mayor


ceño fruncido que le haya visto nunca.

―¡Eso no está bien, hermano! ―lo miré―. No tenías que


ponernos húmedos.

Él rodó los ojos.

478
―Eso es lo que haces cuando los perros están calientes y
abotonados.

Hice una mueca.

―Uhg. Mis ganas se fueron.

―Noooooo ―se quejó Kevin―. ¿Por qué has hecho eso?


¿Has visto el trasero de Ryan? Es una cosa bella.

―Gracias ―dijo Ryan, levantándose―. Hago bastantes


sentadillas.

―Podrías estar sentándote en mi pene justo ahora


―murmuré. Él resopló, extendiendo una mano hacia mí. Lo
dejé jalarme.

Pero en lugar de dejarme ir, me jaló hacia su pecho, su


boca cerca de mi oreja.

―Esta noche.

―¿Sí? ¿Sigues molesto conmigo?

―Sí. Pero he escuchado que el sexo furioso es catártico.

Asentí furiosamente.

―Sí. Sí, lo es. Estoy de acuerdo. Sobre todo eso. Deberías


molestarte más conmigo. Y luego yo me molestaré… guau.24
―Mis ojos se sobresalieron―. He ido muy lejos. Muy lejos.

―¿Por qué dirías eso? ―preguntó Ryan, sonando


horrorizado.

―¡Fue cosa del momento! ¡Esto es tú culpa! ¡Me tacleaste!

―¡Bueno, fuiste tú el que atrapó una bola de fuego y luego


hiciste un domo brillante! ―Miró alrededor, sonrojándose.

24
En el original, juego de palabras con pissed (molestar) y piss (mear, miccionar).

479
Cuando volvió a hablar, su voz era más baja―. Sabes que tengo
una manía con ese tipo de cosas.

―Por favor, mátennos ―suplicaba Neil detrás de las


barras electrificadas―. No puedo seguir escuchándolos.

―¿Han terminado?

Me volteé a mirar a Randall.

―La próxima vez que te sientas cachondo, voy a… ¿sabes


qué? Olvida eso. Si alguna vez te sientes caliente, no quiero
saberlo.

―Cachondo ―murmuró Ryan a nadie en particular.

Randall apuntó hacia el domo.

―Esto es impresionante.

―Guau. Gracias. Tal vez la próxima vez, no suenes tan


estreñido cuando lo digas.

―Oh, créeme, probablemente no haya una próxima vez.

―Grosero. Pero lo esperaba. Gracias, Randall.

―¿Puedes moverlo?

―¿El domo? ―le sonreí―. Diablos que sí puedo. Amigo,


soy un mago ahora. Puedo hacer casi cualquier cosa.

Él suspiró.

―Tal vez los dioses tengan misericordia de todos nosotros.


Tráelos al campamento, por favor. Necesitamos saber que ha
pasado con Mama. Ryan, quédate con Sam. Kevin, ven
conmigo. Tengo un trabajo para ti.

480
―Ohh, ¿es una mamada? Y si lo es, la siguiente pregunta
es. ¿Estás usando dentadura postiza? Te aseguro que esas dos
cosas están relacionadas, te lo explicaré luego.

―¡No! ―el robusto Oscuro lloró―. ¡No nos dejes con ellos!
¡Qué si comienzan a atacarse con sus bocas otra vez!

―Estoy teniendo un momento duro pensando y


moviéndome ―dijo Brad, todavía sonando aturdido. Las
puntas de su cabello estaban chamuscadas.

Pobre tipo.

Esperaba que su cerebro estuviera revuelto.

481
Capítulo 14:
Cortando la Cabeza de la
Serpiente

MAMA, como solía hacer, estaba sentada regiamente en


una silla de respaldo alto (sacada de algún lugar) en el centro
del granero de Gary y Tiggy mientras Gary se reía a su
alrededor, chispas goteando de su cuerno, el aire brillando a
su alrededor. Letnia estaba apoyada contra una pared, con los
brazos cruzados sobre el pecho y los ojos entrecerrados
mientras fruncía el ceño. Había un cigarro en su boca, el humo
se enroscaba alrededor de su cabeza. Moishe a un lado, con la
piel pálida y los ojos entrecerrados mientras seguía mis
movimientos cuando entramos en el granero.

El Rey y Justin también estaban allí, y Tiggy, estaba


sentado en el suelo con algunas escobas agarradas a su pecho.
Me saludó cuando entré.

―Precioso ―dijo Mamá―. Qué lindo es verte de nuevo,


incluso si las circunstancias no son las ideales. No fui
consciente de tu regreso a este mundo nuevo y valiente. ―Y
podía escuchar la dureza en sus palabras, la ira subyacente.
Se veía... menos arreglada de lo que normalmente estaba. Su
maquillaje estaba manchado y tenía bolsas debajo de los ojos,
como si no hubiera tenido una buena noche de sueño en
mucho tiempo.

482
―Es algo reciente ―dije a la ligera―. Bienvenida al
Campamento HaveHeart. ―Sus labios temblaron―. Lo
disfrutas demasiado.

Me encogí de hombros.

―Tú también lo harías.

―Supongo. Gracias Gary. Me siento menos cansada


ahora. Tu cuerno ha hecho maravillas. Estoy feliz de que te lo
hayan devuelto .

Las chispas dejaron de caer del cuerno de Gary.

―Yo también, aunque todavía no estoy acostumbrado. No


he tenido mi cuerno en años. Es como si hubiera olvidado de
lo que soy capaz. Grandes cantidades de muertes, estoy
seguro.

―Como debe ser un unicornio.

―Puede que necesites esto ―me dijo el Rey, entregándome


un paño. Fue entonces cuando me di cuenta que todavía
estaba cubierto por el arcoíris de Gary. Miré a Ryan y vi colores
manchando en su boca y mejillas.

―Tan asqueroso ―respiré y procedí a frotar mi cara tan


fuerte como pude. Una vez que estuve lo más limpio posible,
se lo entregué a Ryan―. Tienes algo en la cara.

Él frunció el ceño.

―¿Tengo? ¿Qué?

―Mi cuerno ―dijo Gary con bastante alegría.

Aunque lo negaría más tarde, todos escuchamos el


pequeño grito que Ryan dio mientras empujaba su rostro
contra la tela.

―¿Lo conseguí?

483
―Sí. No. No, ¿hay algo en tus dientes? Um. Entonces.

―¡Esto es tu culpa!

―¡Oye! Tú eres el que trató de acosarme delante de los


villanos y Kevin. No intentes echarme la culpa a mí.

―¿Hiciste qué? ―gritó Gary―. ¿Y no me invitaste? Sam,


estoy ofendido. ¿Cómo te atreves?

―¡Hola Sam!

―Hola, Tiggy.

―¿Oscuros?

―Siendo custodiados por Lady Tina y las Foxy Lady ―dije


de mala gana.

Tiggy tarareó su aprobación.

―¿Dónde está Kevin?―preguntó Gary―. Necesito que me


felicite continuamente porque tengo el cuerno de vuelta. Mi
autoestima no podría sobrevivir sin ello.

Sacudí mi cabeza.

―Estaba con Randall. Dijo algo sobre un trabajo que tenía


para Kevin. No sé qué.

―¿Era una mamada?

―No, Gary. No creo que Randall le pidiera a Kevin una


mamada.

―Oh. Correcto. Porque eso sería extraño.

―Porque nada de esto es extraño ―murmuró Justin.

―Estas diferente.

Todos nos volvimos lentamente hacia el dueño de la voz.

484
Moishe me estaba mirando, con la cabeza ladeada, el
cabello rubio plateado colgando en mechones alrededor de su
rostro.

―¿Perdón?

―Tú ―dijo―. No eres igual que antes.

Su penetrante mirada me hizo sentir incómodo. Se sentía


como si mi piel se estuviera erizando.

―No sé si alguno de nosotros lo es. Las cosas han


cambiado.

―Sí. Eso es verdad. Pero quizás más para ti que otros.


Dime, mago, ¿dónde has estado?

Mago.

―Aprendiendo ―dije lentamente.

Mamá nos miró con interés.

―Aprendiendo ―repitió Moishe―. ¿Y qué es lo que has


aprendido?

―Muchas cosas.

―En tan poco tiempo, parece.

―¿Tienes un punto?

Él sonrió. Fue escalofriante.

―Solo conversando. No te hemos... visto, Sam. Desde el


funeral de Morgan. Y ahora, aquí estás. Diferente. Es curioso
Tu magia Es... muy vasta. ¿Cuándo pasaste las pruebas?

Putos elfos. Sabían demasiado para su propio bien.

―Las cosas han cambiado ―dije de nuevo.

485
―Ya lo has dicho. Me preocupas.

―Moishe ―dijo Mamá, sonando irritada― sugiero que, si


tienes algo que decir, lo digas.

―Sí, Moishe ―dijo Randall, entrando en el granero―.


Ciertamente me interesaría saber lo que tienes que decir
también.

Moishe se inclinó hacia Randall. Independientemente de


lo que pensara de los humanos en general, siempre parecía
tener un profundo respeto por el mago.

―Randall. Lo ves. Sé que lo haces.

Randall suspiró.

―Él tiene su piedra angular. Tiene los dragones. Tiene el


control.

Moishe no parecía muy impresionado.

―Nadie, ni un elfo, ni un hombre, ni siquiera un dragón,


debería tener tanta magia metida en ellos tan rápido como él.
Incluso con una... piedra angular. ―Dijo esto último con un
gesto de desdén, mirando a Ryan, que se erizó a mi lado.

―¿De qué está hablando? ―me preguntó.

Puse los ojos en blanco.

―No tengo la menor...

―La magia no debe ser forzada ―dijo Moishe―. Es una


cosa poderosa con la que no se puede jugar. Sam está vibrando
con eso. Ninguno puede sentirlo como yo. Es abrumador. Su
aura es como el sol. Ningún hombre puede contener tanta
magia por mucho tiempo sin consecuencias.

―Tengo control ―dije, dando un paso hacia Moishe.

486
―¿Si? ―preguntó.

―Te salvé, ¿no?

―Moishe ―dijo Mamá― o hablas específicamente o deja de


perder el tiempo. Estoy exhausta y preferiría terminar esto
ahora para poder dormir.

―Si Sam pierde el control, podría destruirnos a todos


―dijo Moishe sin rodeos―. O peor, podría ser tan consumido
por la magia que se volvería Oscuro. Sería como el pájaro, ¿no
es así, Sam? Esa parte muerta en el bosque que nunca más
conocerá la vida. Podrías quitarle mucho a este mundo para
transformarlo en el tuyo.

Todos menos Randall se volvieron lentamente para


mirarme. Realmente odiaba a Moishe.

―No voy a ir a la Oscuridad ―dije, tratando de sonreír lo


más tranquilizadoramente que pude―. Por un lado, para
convertirte en villano, tienes que monologar. Y todos sabemos
cómo me siento al respecto. Creo que lo conseguí de mi padre...

Gary jadeó.

―¡Ya ha comenzado! Él está monologando. ¡Sam! Sam,


¿puedes escucharme? No puedes volverte malvado todavía.
¡Acabo de recuperar mi cuerno y necesito usarlo para las
fuerzas del bien!

Tiggy me miró de reojo.

―¿Sam es un chico malo?

―¡Sí! ―se lamentó Gary―. Se va a convertir en un villano,


y luego tendré que convertirme en el héroe de la historia como
estaba destinado a ser, y habrá un enfrentamiento final en la
cima de una montaña, y despedazaré a Sam en dos y él se
convertirá en bueno otra vez justo antes de morir...

487
―¡Gary monologando ahora!

―Cierra la boca ―le gruñó Gary a Tiggy―. No puedo ser


un villano. Soy un unicornio. Es imposible para mí ser
malvado. ―Frunció el ceño―. Espera. ¿Es correcto? ¿Es eso
cierto? ¿No puedo ser malvado porque soy un unicornio?
Sinceramente, no tengo idea. Quiero decir, no sé si he conocido
a un unicornio malvado antes. Excepto por Terry, pero es un
contador, así que eso es de esperarse.

―¿Eso es cierto? ―me preguntó Ryan.

―¿Sobre los contadores? No lo sé. Quiero decir, suena


bien...

―Sam. Lo que dijo Moishe.

―No ―dije, mirando a Moishe―. No lo es.

―Más o menos ―dijo Randall.

―¡Traidor!

―Pero no creo que sea tan grave como Moishe lo está


haciendo parecer ―dijo Randall―. Sam siempre ha desafiado
las expectativas. Lo estoy observando de cerca, pero creo que,
con Ryan como su piedra angular, tenemos poco de qué
preocuparnos. Por ahora.

―Tiggy aplastar si Sam es malvado ―anunció Tiggy.

―Será mejor que no me aplastes.

―Tiggy aplastar ―insistió.

―Ugh. Bien

Tiggy lucia complacido.

―Deja de mirarme como si fuera a ir a la Oscuridad en


este momento ―le dije a Ryan.

488
Cruzó los brazos sobre el pecho, mirando hacia afuera.

―¿Cómo se supone que debo saber qué va a pasar? Ni


siquiera sé dónde estuviste el año pasado.

―Está enojado conmigo ―le dije a Mamá―. Por todo el


asunto de la partida.

―No lo culpo en lo más mínimo ―dijo Mamá―. Estoy


bastante enojada contigo, precioso, aunque Randall me explicó
tu búsqueda. Tengo muchas ganas de patearte el culo. No me
sorprende que tu trozo de carne quiera asesinarte.

―Gracias, señora ―dijo Ryan, sonrojándose ligeramente.

Ella le sonrió.

―¿Recuerdas cuando solías llamarme Reina del Palacio


de la Mierda? Esos fueron los viejos tiempos.

Ryan bajó la mirada al suelo mientras raspaba un pie


contra la tierra. Iba a arruinarle el trasero más tarde, era tan
adorable.

―Genial ―murmuré―. Esto es simplemente genial.


Gracias, Moishe. Tú, perra. ―Moishe continuó mirándome.

―¿Dónde está Kevin? ―preguntó Gary a Randall―. Lo


necesito aquí para que me diga cuán no malvado soy y cuán
hermoso me veo ya que nadie más me lo dice.

―Te ves hermoso ―dijo Randall―. Y Kevin nos ha dejado


por el momento en un recado. Regresará en breve. Tenemos
otros asuntos que atender.

―¿Otros asuntos aparte de mí? ¿Qué podría…? Oh.


Correcto. Salvar al mundo. Supongo que lo permitiré.

―Mamá ―dijo Justin― ¿qué pasó? ¿Por qué estás aquí?

489
―Letnia ―dijo Mamá―. Creo que estoy abrumada por la
emoción. Con su permiso.

Letnia exhaló un espeso humo azul y su cigarro ardió


entre sus dedos. Su único ojo se movió infaliblemente por la
habitación, mirándonos uno por uno. Levantó la mano y ajustó
su parche en el ojo antes de levantarse de la pared.

―Fuimos traicionados.

El Rey suspiró.

―Una de las putas ―escupió Letnia― cubrió sus apuestas


y decidió unirse con los Oscuros. Entregó planes. Les dijo
donde éramos más débiles. Old Clearing cayó. Saqué a Mamá,
aunque ella se resistió.

―No corro ―dijo Mamá, golpeándose el pie


peligrosamente―. Mis tacones altos no lo permiten.

Letnia resopló.

―En realidad, si lo haces. Porque lo hicimos. No teníamos


otra opción. O corríamos o éramos capturados como tus
cortesanas.

―Sí ―dijo Mamá, con los labios curvados―. Eso. Me lo han


quitado todo. Tomaron la Meridian City. Tomaron la Cruz
Inclinada. Pero ahora se han llevado a mis hijos y quiero
venganza. ―Miró al Rey antes de mirar a Justin―. Has
rescatado a tu padre. Tu familia. Estoy aquí para pedir tu
ayuda para rescatar la mía.

Justin dudó.

―No tenemos los recursos para recuperar Meridian City.


No cuando la ciudad de Lockes está tan cerca.

A Mamá no le gustó esa respuesta.

490
―¿Entonces la gente de la Ciudad de Lockes es más
importante que la de Meridian City?

Oh, chico. Justin probablemente debería detenerse ahora


antes de empeorar las cosas.

―¡Por supuesto no! Tenemos otras prioridades en este


momento.

Y lo empeoró.

―Otras prioridades ―repitió Mamá, e inmediatamente


comencé a hacer planes para encontrar otro heredero al trono,
viendo cómo éste estaba tan muerto―. Otras prioridades. Veo.
Entonces, lo que estás diciendo es que no somos realeza. No
estamos en la Corte del Rey. Estamos aquí para que su ejército
y sus caballeros pasen su tiempo follando, bebiendo y
esnifando por la nariz lo que puedan pagar. Por lo tanto,
nuestra situación no importa tanto como la tuya. Somos el
excremento de Verania. No importamos.

―Mamá ―dijo el Rey, interviniendo antes que su hijo


pudiera empeorar las cosas― por supuesto que importas. Al
igual que las vidas de tus hijos. Justin me ha informado, tanto
como el tiempo ha permitido, sobre el estado de la Resistencia.
Gran parte de nuestro ejército ha sido derrotado y esclavizado.
Los Caballeros del Castillo de Lockes se han movilizado aquí al
Campamento HaveHeart, pero también son pocos en número.

Ella lo miró fijamente, sin retroceder.

―¿Cómo es posible que no supieras que esto iba a pasar?


¿Cómo es que no sabías lo grande que era el grupo que habían
amasado?

―Aprendí que las fuerzas del mal a menudo se mueven de


una mayoría silenciosa ―admitió el rey―. Se encuentran
desilusionados y privados de sus derechos. Se reúnen detrás
de alguien que les habla, que les promete cosas que son

491
absolutamente poco éticas e ilegales, por no mencionar
imposibles. Y escuchan, porque no conocen nada mejor. Estos
Oscuros, han... perdido su camino. Y no solo por los caminos
que tomaron en la magia. Sino porque se propagan. Como una
enfermedad, difundiendo noticias falsas sobre la Corona o sus
magos.

―Entonces, ¿qué esperas lograr aquí? ―preguntó


Mamá―. Tienes tus caballeros. Tienes este campamento. Eres
la Resistencia. ―Ella me miró antes de volver a mirar al Rey―.
Tienes a Sam. Y si lo que me dijeron sobre la profecía es verdad,
eso significa que él tiene los dragones.

―Estamos trabajando en ello ―dijo Justin―. Antes que


supiéramos que Sam regresaría, habíamos hecho planes para
sacar a mi padre y encontrar el cuerno de Gary. Tenemos dos
unicornios ahora, y Gary tiene su cuerno. Randall ha
regresado y Sam está de regreso. Estamos mejor de lo que
estuvimos.

―Eso no responde a mi pregunta ―dijo Mamá con


suavidad, pero nadie pareció dejarse engañar por su tono―.
Tienes todas estas cosas. ¿Ahora qué?

Justin me miró suplicante. Y como era mi mejor amigo


5eva, sabía que probablemente era hora de intervenir y
ayudarlo.

―No tenemos idea ―dije.

Bueno, mierda.

―¿Repítelo? ―preguntó mamá, en voz baja.

La cara de Justin estaba en sus manos.

―Um ―dije―. Sí. Voy a necesitar una segunda


oportunidad. Vale. Entonces, estabas siendo intimidante,
asombrosa y hermosa y decías cosas como ‘Eso no será lo que

492
está sucediendo, y eres bienvenido a estar en mi presencia,
¿ahora qué vas a hacer?’ Y a eso digo: Todavía estoy trabajando
en eso. ―Fruncí el ceño―. Maldita sea. ¿Por qué siempre tengo
que decir la verdad cuando intento mentir con tópicos
tranquilizadores?

Gary resopló. Salió el rosa más brillante que había visto


en mi vida. Era bonito.

―Sam tan especial ―dijo Tiggy.

Mamá me miró fijamente.

―Si lo que Moishe ha dicho sobre ti es verdad y si


realmente tienes tanta magia como parece, ¿qué te impide
marchar a la Ciudad de Lockes y recuperarla tú mismo?
Seguramente si tú eres el que los dioses han elegido, entonces
ahora sería el momento de hacer lo que sea para lo que fuiste
elegido. Demonios, si eres tan malditamente poderoso, ¿por
qué no puedes desear que se vaya? O muerto. Preferiblemente
muerto.

Hice una mueca.

―No funciona del todo... ¿así?

―Precioso, me estoy cansando de tus caprichos. Te


sugiero que hables claro antes que pierda los estribos. Ambos
sabemos lo que sucede cuando pierdo los estribos.

―¿Mamá aplastar?― Preguntó Tiggy.

―Sí, precioso ―dijo―. Mama aplastar.

Suspiré.

―Soy... volátil.

Ella parpadeó.

―Así que había verdad en lo que dijo Moishe.

493
―No. Absolutamente no voy a volverme Oscuro. ¿Me has
visto? Sería el peor villano. Como desde, siempre.

―Pero…

Miré a Ryan, que me estaba mirando con los ojos


entrecerrados.

―Peeeero. ¿Podría? Han sido algunas verdades. Por todo.


Um. La cosa mágica. Es… mucho. En mí. Ahora mismo. En
poco tiempo.

―Lo que Sam está tratando de decir y fallando


miserablemente ―intervino Randall― es que un mago tarda
décadas en construir su magia. Para construirla, para
familiarizarse con ella, para confiar en ella y en sí mismo.
Entonces, y solo entonces, toma las Pruebas. E incluso
entonces, a veces un mago falla y debe volver para averiguar
dónde se equivocó para poder intentarlo de nuevo.

―Pero no Sam ―dijo Mamá.

―No Sam ―estuvo de acuerdo Randall―. Sam es diferente.


Siempre lo ha sido, para mi consternación. ―Eso ciertamente
no me hizo sentir mejor―. ¿Pero no es lo que siempre hemos
dicho sobre él? Desde que vino al castillo, siempre ha sido
diferente.

Justin abrió la boca, pero antes que pudiera hablar, le


dije:

―Supongo que vas a decir algo realmente bueno sobre mí


en este momento, así que gracias de antemano.

Cerró la boca de inmediato.

―Morgan lo sabía ―continuó Randall―. Mejor que nadie,


creo. Él… había algo sobre los dos juntos. Morgan, él... bueno.
Le dio un propósito. Morgan estuvo... solo por mucho tiempo.
No sin un propósito, no, porque tenía su papel como el Mago

494
del Rey. Pero yo... le fallé. Me convencí que volverme solitario
era la única forma de lidiar con mi dolor. Debería haberlo
hecho de otra manera. Pero no lo hice, y las cosas cambiaron.
―Él sonrió con tristeza―. Y entonces Vadoma se le acercó y le
dio una razón. Lo condujo, y aunque a Morgan le dolió mucho
saber que Sam estaba en los barrios bajos, todavía se tomaba
en serio su papel. El día que él... El día en el callejón cuando
Sam exhibió por primera vez su propensión a la magia fue,
creo, el mejor día de su vida.

Miré hacia otro lado, tragando saliva. Ryan curvó su


mano alrededor de mi codo, una presencia sólida ofreciéndome
consuelo.

―Pero al final, Morgan cayó ―dijo Letnia―. Incluso él no


podía enfrentarse a Myrin. ¿Y se supone que debemos confiar
en Sam para hacer lo que él no pudo?

Gire mi cabeza hacia arriba, gruñendo en su dirección.

―Si pudiera ser la mitad del mago que era Morgan,


entonces me consideraría afortunado. Se sacrificó por mí. Él
creía en mí, y no voy a decepcionarlo. Voy a derrotar a Myrin.
No me importa lo que haga falta.

―¿Incluso si eso significa la muerte de tu piedra angular?


―respondió Letnia.

Fui por ella, pero Ryan me contuvo. Por suerte para ella.

―Así es ―espetó Letnia―. Ahora sabemos todo acerca de


la profecía. Todo lo que nos ocultaste ese día en la oficina de
Mamá en Meridian City. Nos guardaste secretos, secretos que
podrían habernos ayudado. De lo que eres capaz. El pájaro en
el bosque. Y luego corriste después que Morgan murió por ti...

―Letnia ―ladró Mamá― cierra la boca antes que te la


cierre yo.

495
―No ―dijo Letnia―. Él necesita escuchar esto. Si es el
elegido, necesita saber lo que sus acciones nos han traído.
―Ella se levantó de la pared, dejó caer su cigarro y lo aplastó
bajo el tacón de su bota. Gary la miraba como asesino, pero le
sacudí la cabeza, sabiendo que ella no debería ser la primera
persona que apuñalara con su cuerno ahora que lo había
recuperado. Necesitaba guardar ese honor para alguien
verdaderamente despreciable―. Te fuiste, Sam de lo Salvaje.
Morgan murió por ti, y aunque tenías el poder de traerlo de
regreso, no lo hiciste. Todos los que murieron a causa de Myrin
podrían haber sido traídos de vuelta, pero en su lugar
desapareciste y sufrimos. Puede que no hayamos estado tan
cerca de Morgan como tú, pero aún sentimos su pérdida. Él no
te pertenecía. Pertenecía a Verania. A todos. Todos nos
afligimos. Especialmente después de lo que luego pasó. Pero
nos quedamos y luchamos para salvar nuestros hogares. Sin
ningún mago de nuestro lado. Porque los dos magos que
podrían habernos ayudado se habían ido. ―Ella escupió en el
suelo a mis pies―. Piensa en los que están sufriendo ahora y
sabe que depende de ti.

Sería fácil, ¿no?

Hacerla callar.

Silenciarla.

Yo podría hacerlo. Realmente podría.

Algo simple, como quitarle la voz. O fusionar sus labios.

O…

O nada.

Porque yo no era así.

Tal vez ella tenía razón. Tal vez no.

496
Pero ella nunca podría ser tan dura conmigo como yo lo
fui conmigo mismo.

Y ella no merecía mi ira.

Entonces, en cambio, me concentré en Gary. Y Tiggy Mis


padres estaban a salvo. El Rey y Justin estaban juntos.
Randall estaba aquí. Y Ryan. Siempre Ryan.

A mi lado. Anclándome a él, sin dejarme flotar demasiado


lejos. Él estaba aquí. Era real. El mundo a mi alrededor estaba
coloreado con una claridad sorprendente, a diferencia de la
bruma del año perdido en el bosque.

Esto era algo que el Gran Blanco nunca podría entender.

Estas eran las personas por las que luchaba.

Estas eran las personas por las que daría mi vida.

Abandonarlos significaría volverse Oscuro.

Y eso no es quien era.

Entonces, en lugar de hacer que su cabeza se hinche


como un globo, respiré hondo. Di un paso atrás hasta que
estuve hombro con hombro con Ryan. Apretó mi codo
suavemente en reconocimiento. Le di una sonrisa débil y volví
a mirar a Letnia.

Quien me sonreía con gran temor.

―Bien ―dijo.

Parpadeé hacia ella.

―¿Disculpa?

―Necesitaba ver qué tan en control estabas realmente.

―¿Me estabas probando?

497
Ella se encogió de hombros.

―Aún hablé lo que hay en mi corazón.

―Bien jugado ―dije, adecuadamente impresionado―.


Esos fueron algunos de los niveles de diabolicidad de Mamá.

Mamá frunció el ceño a Letnia.

―Sí. Sí, lo fue. Gracias, Letnia, por permitirnos ver cómo


reaccionaría Sam. Además, si intentas algo así de nuevo sin
consultarme de antemano, te destriparé. ¿Estamos claros?

Letnia le guiñó un ojo a Mamá. Lo cual, si nunca has visto


a alguien con un parche en el ojo, te lo recomiendo.

Mamá se volvió hacia mí y me pregunté cuándo había


empezado a celebrar la corte con el verdadero Rey en su
presencia. El Rey no parecía muy desanimado, así que decidí
dejarlo pasar.

―Eres un arma.

Fruncí el ceño ante eso.

―No lo soy. Soy una persona.

―Pero los dioses te han dado el poder de poner fin a toda


esta tontería.

―Supongo que esa es una forma de verlo...

―Entonces, ¿qué eres sino un arma?

―No sé si me gustas en este momento.

―Me malinterpretas, precioso. No te estoy denigrando.


Simplemente estoy señalando lo obvio. ―Ella suspiró―. Y creo
que es un problema que muchos tenemos. Las historias
contadas sobre ti desde que desapareciste se han convertido

498
en algo parecido a la leyenda. Y ahora que has regresado, hay
grandes expectativas.

―No pedí esto.

―¿No lo hiciste? Una vez me dijiste que cuando eras


joven, habías deseado ‘deseaste que las estrellas hacer algo
que importara, ser alguien que importara’.

―Bueno. Cierto. Pero creo que esto está exagerando un


poco.

Ella se encogió de hombros.

―Tal vez. Pero aquí estamos. Lo siento

―¿Por qué?

―Todo por lo que has pasado. Verte como un salvador. No


puedo imaginar el peso sobre tus hombros. Puedo admitir que,
en mis momentos más oscuros, pensé en ti como un medio
para un fin. Cuando me quitaron a mis hijos, me pregunté qué
podría hacer para que me ayudaras. Quería usarte. Y sería
negligente si no dijera que parte de mí todavía lo hace.

―Y eso es algo que tenemos en común ―dijo Randall―. He


cometido... errores. Pensé que... bueno. Sin rodeos, hubo un
momento en que pensé en usar a Sam. O más bien de lo que
es capaz. Su magia está más allá de mí, algo que puedo admitir
claramente. Tenía la esperanza, por breve que fuera, que Sam
pudiera traer de vuelta a Myrin. El pájaro en el bosque
alimentó esa esperanza. Porque ¿qué es la muerte si no una
limpieza? ―Me miró―. Pero las cosas no son así, ¿verdad, Sam?

No sabía qué decir a eso, así que no dije nada.

Randall suspiró.

―Parte del bosque murió ese día cuando le devolvió la vida


al pájaro. La criatura más pequeña, y el suelo y los árboles

499
eran negros. Lo he visto. Y me ayudó a darme cuenta que a
veces, es la magia que no usamos lo que nos hace poderosos.

Recordé estar de pie sobre el cuerpo de Morgan, con la


vida a mi alrededor mientras la gente de Verania lloraba,
recordando que podía sacarles algo si realmente quisiera. Que
podría quemar la vida de sus huesos y empujarla dentro de
Morgan.

―Entonces, ¿dónde nos deja eso? ―preguntó Letnia.

―Cuando era niña ―dijo Mamá― mi madre solía contarme


una historia.

―¿Tenías padres? ―preguntó Gary―. Guau. Pensé que en


el mundo no había ferocidad y, de repente, exististe en una
explosión de fuego y corsés increíbles.

―Me halagas.

―Sí. Así es. Ahora es tu turno.

―Espero ver cuántas personas invitas a Gore City ahora


que tienes tu cuerno.

Gary le sonrió.

―¡Házmelo! ―dijo Tiggy, quitando las escobas de su


regazo y poniéndose de pie―. Házmelo ahora.

―Eres el mejor medio gigante que he conocido ―le dijo


Mamá, e incluso si no hubiera conocido a ningún otro o a cien,
sabía que lo decía en serio. Ella los amaba tanto como parecía
amarme.

Tiggy sonrió tímidamente antes de inclinarse y besar su


mejilla.

Ella me miró e hice mi mejor esfuerzo para no retorcerme.

―¿Conoces a Naag?

500
Sacudí mi cabeza.

―Naag era una serpiente que podía tomar forma humana.


Se dice que ella se movía entre ambos, una mujer y una
serpiente, para preservar el veneno que llevaba dentro. Se
alimentaba de hombres, los paralizaba con su mordisco y luego
les quitaba la sangre y la semilla mientras aún estaban
despiertos.

―Ella suena increíble ―dijo Gary.

―Era una asesina monstruosa ―le dijo Mamá.

―Oh. Correcto. Quiero decir, ella suena terrible. ―Miró a


Tiggy y sacudió la cabeza, diciendo era increíble como si
ninguno de nosotros pudiera verlo.

―Un día, Naag quedó embarazada ―dijo Mamá―. Y mil


serpientes comenzaron a crecer dentro de ella, todas
potencialmente capaces de volverse como su madre. Si los
niños hubieran nacido, habrían envenenado y luego
consumido el mundo, lenta pero seguramente. Entonces se
decidió que debía ser detenida. Y al final, su cabeza fue
separada de su cuerpo y murió, al igual que sus hijos no
nacidos. Pero a pesar que su corazón se había detenido, su
cabeza todavía era capaz de morder, por lo que se quemó.

Mamá se recostó, luciendo complacida consigo misma.

La miré fijamente.

―¿Estas fueron las historias que te contaron cuando eras


niña?

―Explica mucho, ¿no?

―Realmente lo hace. No sé si estar horrorizado por ti o


asombrado. Creo que es un poco de ambos. Quiero decir,
murieron serpientes y todo eso.

501
―Lo hicieron.

―¿Puedo ser honesto?

―¿No lo eres siempre?

―Eh, estoy seguro que un par de personas aquí estarían


en desacuerdo con eso. ―Ryan tosió como un imbécil.

―Está bien, pero, entonces. No entiendo qué tiene que ver


eso con lo que estamos hablando.

Mamá suspiró.

―Es obvio, Sam ―dijo Gary―. Necesitas encontrar la


cabeza de Naag y luego usarla para envenenar a Myrin. O algo
así.

―¿Pero Naag es incluso real? ―preguntó Justin―. Quiero


decir, siempre pensé que era una alegoría. Se suponía que
debía enseñar una lección a los niños.

―Supongo que hay verdades en esas historias ―dijo Ryan,


frotándose la mandíbula pensativamente―. Quiero decir,
tienen que venir de algún lado, ¿verdad?

―Bien ―dije―. Entonces, encontramos una cabeza de


serpiente gigante y luego... qué. ¿Mordemos a Myrin con eso?

―Mis dioses ―dijo Mamá―. Son unos idiotas.

―Es la juventud de hoy ―le aseguró el Rey―. Siempre


mirando sus pergaminos.

―Esto no es nuevo para nosotros ―dijo Randall.

―Grosero ―le dije―. Además, ¿de qué demonios estás


hablando?

―No es una verdadera cabeza de serpiente ―dijo Tiggy―.


Simbólico.

502
―¿De qué? ―pregunté confundido.

―Córtale la cabeza. El cuerpo muere. Los bebés mueren.

―Gracias, amigo. Tengo esa parte Eso todavía no explica


dónde voy a encontrar una cabeza gigantesca o...

―Myrin es la cabeza ―explicó Tiggy lentamente.

Lo cual no explicaba nada.

―Entonces le cortamos la cabeza y la usamos para


envenenar… ohhh. Espera. ¡Chicos! ¡Tengo una idea! Ya sabes
cómo Myrin está a cargo de los Oscuros, ¿verdad? ¿Qué pasa
si lo derrotamos? Entonces ¿no morirían todos los Oscuros? O
se detendrían, por lo menos, porque no tendrían a nadie que
los respalde. Me gusta, piénsenlo. Es como esa historia que
Mamá nos contó esa vez. Le cortas la cabeza y el cuerpo muere.

―Wow ―dijo Gary―. Esa es realmente una muy buena


idea por una vez. ¿Cómo demonios se te ocurrió eso?

―Sabes cómo es, amigo. Entras al bosque con cinco


dragones y sufres de malos tratos durante un año, y luego
regresas como un mago. Tengo muchas buenas ideas. ¿Te
acuerdas de los fuegos artificiales de maíz? Vale, quédate
conmigo aquí. ¿Y si tuviéramos fuegos artificiales de
calabacín? Sería lo mismo que el maíz, excepto que es
calabacín.

Esperé aplausos entusiastas. No hubo ninguno.

―Um, pueden aplaudir ahora. Por eso me detuve.

―Tus ideas son horribles ―dijo el Rey, sonriéndome con


cariño.

―Sí, Sam ―dijo Mamá secamente―. Es exactamente como


esa historia que te conté una vez. Si nuestros recursos se
distribuyen tan poco como todos dicen, entonces no tenemos

503
ninguna posibilidad de vencer a los Oscuros. La Resistencia
será destruida incluso antes que salga del Campamento
HaveHeart. Pero si nos enfrentamos a Myrin, si lo derrotamos,
entonces los Oscuros no tendrán a nadie que los lidere. Y se
dispersarán como cucarachas a la luz. Ojalá.

―Lo sé, ¿verdad? Estoy tan contento de haberlo pensado.


¡Bueno! Entonces, el plan es derrotar a Myrin… espera. ¿No
fue ese el plan todo este tiempo?

―Deberías haberlo llevado contigo ―dijo Randall, mirando


hacia el techo. Me preguntaba con quién estaba hablando.

―Ahí es donde entras tú ―dijo Mamá, con los labios


crispados―. Tú eres el que tiene un...

―No, no te atrevas a decirlo. ¡Tú también, no!

―…Destino de dragones, después de todo.

―Ugh.

―Y contarás con nuestro apoyo ―dijo Letnia―. Porque


¿qué más tenemos que perder?

Bueno, nuestras vidas, por ejemplo, pero a nadie le


gustaba un Negativo Ned25, así que me lo guardé para mí.

―Ese es el optimismo que estoy buscando. Hurra.


Estamos salvados.

―Deberíamos tener ayuda en breve ―dijo Randall―. Pero


antes que lleguen nuestros invitados, sugeriré nuevamente a
Sam lo que ya le dije. Ya tienes en tu poder la llave de todo.

Todos me miraron de nuevo, con sorpresa en sus rostros.

Puse los ojos en blanco.

Negative Ned: Se dice de una persona que, por muy positiva que sea la atmósfera,
25

aporta su negativismo y, por lo tanto, vacía el lugar de su vibración positiva.

504
―Él no está hablando de mí, per se. Se refiere a los
estúpidos Grimorios.

Los ojos de Justin se abrieron.

―¿Tienes el Grimorio de Myrin?

―Y el de Morgan ―dijo Randall―. Y pronto tendrá el mío.

Eso… fue inesperado.

―¿Me vas a dar tu Grimorio? Pero…

―Hubiera sido tuyo cuando crucé el velo ―dijo Randall―.


También podría dártelo ahora. No creo que duela. Mucho.

Estaba aturdido. El Grimorio de Randall era legendario.


Un registro de siglos de magia. La última vez que le pedí verlo,
él me tiró por una ventana. y en una zona de brezos. No era mi
recuerdo favorito de él.

―Amigo ―dije sin aliento―. Solo... amigo.

―¿Lo rompiste? ―preguntó Ryan, empujándome un poco.

―Dale unos momentos ―dijo Randall―. Está procesando.

―Morgan me dijo una vez que los Grimorios de los magos


eran su legado ―le dijo el Rey a Randall―. Que era su pasado
mágico, presente y futuro.

―Sí ―dijo Randall.

―Entonces, ¿es prudente darle todo este poder a una


persona?

―Tal vez no. Pero nunca ha habido un mago como Sam


antes. Y no tenemos otra opción. El tiempo se acaba, Anthony.
Myrin no permitirá que el Campamento HaveHeart exista por
mucho más. Lo hemos desafiado por demasiado tiempo. Y
ahora que Sam ha regresado y estamos todos en un solo lugar,

505
él... Sam es su antítesis. Su contrapunto. No lo ve en términos
de bien y mal. Los dioses le habrán dado las mismas
herramientas que le han dado a Sam. Olvidamos, creo, que
Myrin también tiene un destino. Queda por ver quién llegará a
buen término.

―¿Por qué suena demasiado cerca de una misión suicida?


―preguntó Mamá, y por primera vez desde que la conocí, en
realidad sonaba asustada.

Le sonreí descaradamente.

―Amigo. No te preocupes. Soy Sam de los Dragones. ¿Qué


es lo peor que puede pasar?

RYAN NO HABLÓ mientras me sacaba del granero, con la


mandíbula tensa y el agarre firme. Tropecé un poco, pero me
contuve antes de caer al suelo.

―Oye, hombre, ¿dónde está el fuego? Más despacio. No


debí haber dicho eso. Quiero decir, sí, sé que lo peor que podría
pasar es que un loco se apodere de todo y de Verania, pero aún
así, vale, sí, me callo. Dioses, esa mirada es impresionante.
¿Alguna vez te he felicitado por tu cara? Porque felicitaciones
por tu cara.

Estábamos subiendo las escaleras del porche y dentro de


la casa de Justin y la suya, la puerta se cerró de golpe detrás
de nosotros, antes que pudiera abrir la boca de nuevo. Ryan
dejó caer mi mano y se apoyó contra la puerta, con los ojos
cerrados, la cabeza hacia atrás y golpeando la madera en un
ritmo constante.

Esperé, porque la mierda se había vuelto real y Ryan


estaba enojado. Los minutos pasaron.

Luego:

506
―Simplemente no lo entiendes, ¿verdad?

―¿Entender qué?

Abrió los ojos y parecía absolutamente exhausto.

―Esto. Todo. Todo es una broma para ti. Un juego.

Me enfurecí ante eso.

―No creo que este sea un juego.

Gruñó mientras se empujaba fuera de la puerta,


comenzando a caminar.

―Pensé que todo lo arrogante que haces era solo parte de


tu encanto. Que era una faceta de quién eres. Una especie de
máscara. Para protegerte de que te lastimes. Los dioses solo
saben que yo hago lo mismo. Creo que todos lo hacemos. Es
parte de estar vivo. Tenemos que protegernos de las cosas que
más nos asustan.

―No entiendo.

Sus ojos ardían cuando me miró, y no pude evitar dar un


paso atrás.

―Sam, podrías morir.

―Oye, eso es un hecho. Quiero decir, todos vamos a morir


alguna vez, ¿verdad? Como dijiste, es parte de estar vivo.

Se pasó una mano por la cara.

―¿Por qué haces esto? ¿Por qué te desvías? ¿No ves lo


serio que es esto? ¿Qué significa todo esto?

―Confía en mí, sé exactamente lo que todo esto significa


―le espeté―. He tenido que vivir con esto, esta cosa sobre mi
cabeza desde hace mucho tiempo. ¿Sabes cómo me hizo sentir
eso? ¿Qué me hizo?

507
Dejó de pasearse y se quedó mirando.

―Me hizo sentir que nada de lo que hacía importaba.


Porque todo ya estaba decidido para mí. Joder, por lo que sé,
no tenías elección al respecto. Piénsalo, Ryan. Un mago
necesita una piedra angular, ¿verdad? Y se supone que soy el
mago para acabar con todos los magos. ¿Qué dice eso de ti?
¿Tu vida? ¿Qué pasaría si tampoco tuvieras elección en esto?

Entrecerró los ojos.

―Me niego a creer eso. Hice mi elección, Sam. Te elegí ese


día. En frente de todos. Y lo hice por lo que siento por ti. La
piedra se desmorona, Sam. Lo dijiste tú mismo. Que nuestros
caminos están establecidos, pero la piedra se desmorona.

―¿Cómo lo sabes?

Me frunció el ceño.

―¿De verdad crees que los dioses hicieron que tus padres
te quisieran más que a nada en el mundo? ¿Que obligarían a
Kevin, Tiggy y Gary a dar sus vidas por ti si fueran llamados a
hacerlo? Los dioses no hicieron que Morgan quisiera ayudarte
a convertirte en lo mejor que podrías ser. No hicieron de Justin
tu mejor amigo 5eva. No hicieron que el Rey confiara en ti para
convertirte en su mago. ―Su aliento se enganchó en su
pecho―. Y seguro que no me hicieron amarte. Lo hice por mi
cuenta. Ese fui yo. Yo lo hice. Y lo volvería a hacer, Sam. Y otra
vez. Y otra vez. Pero llevas tu maldita máscara. No sé lo que
estás pensando realmente. Cuál es tu plan. Lo que vas a hacer.
Todo lo que sé es que parece que tienes un deseo de muerte.

Me reí amargamente.

―No quiero morir.

508
―¿No? Porque estás actuando descuidadamente con todo.
Los Oscuros fuera del castillo. Myrin en Mashallaha. Joder,
Justin y Kevin incluso antes que supiéramos que era Kevin

―Sí. Excelente. Saca a relucir cosas viejas. Eso ayudará.

―¡Es quién eres! ―me gritó de repente―. ¿Por qué no


puedes ver eso?

―Bien ―dije con firmeza―. Eso es lo que soy. Supongo que


no hay nada más sobre mí. Gracias por señalar eso. Lo
recordaré cuando...

―Ya basta, Sam. Nunca has sido bueno jugando al mártir


antes. No necesitas comenzar... ahora. ―Él sacudió la cabeza
y soltó un suspiro―. Eso es lo que es, ¿no? Esto...
bravuconería. Crees que no vas a salir vivo de esto. Que no hay
otra salida.

―Bueno, cuando lo pones de esa manera…

Entonces se paró frente a mí, agarrándome por los


hombros y me miró fijamente a la cara.

―Dime ―exigió―. Dime que eso no es cierto. Dime que no


estás planeando sacrificarte.

―¿No harías lo mismo?

Él parpadeó.

―Yo no…

―Hiciste un juramento al Rey. De seguirlo. De protegerlo.


Si te pidieran que lo hicieras, darías tu vida por él. ¿No es así?

No le gustaba mucho si la expresión de su rostro decía


algo.

―No es lo mismo.

509
―¿No? Acabas de decir que Gary, Tiggy y Kevin darían la
vida por mí si se lo pidieran. Y tal vez tengas razón. Porque son
mis amigos y yo haría lo mismo por ellos. Darías tu vida por el
Rey y Justin, porque eres un caballero. Y ese es tu trabajo. Es
tu juramento, Ryan. Te comprometiste con ellos. Y yo...
―Negué con la cabeza―. Tienes tu juramento. Y yo tengo el mío.
Es solo un poco más... cósmico.

―No puedes morir ―dijo Ryan con voz ronca―. No lo


permitiré.

―No quiero hacerlo. Pero tenemos que saber que hay...


No lo sé. No puedo decirte lo que va a pasar, Ryan. Quiero,
pero no puedo. Porque, curiosamente, los dioses son unos
imbéciles así.

―Increíble hijo de puta.

―¡Oye!

―Todavía no lo entiendes, ¿verdad? ―gruñó en mi cara,


sacudiendo mis hombros―. Maldito gilipollas.

―Sabes, creo que he sido bueno al no corregirte en tu


habla hasta ahora, pero amigo, hay una línea. Piensa en los
niños...

―Soy tu piedra angular.

Lo miré de reojo.

―Sí.

―¿Alguna vez te detuviste a pensar que también eras la


mía?

Los pelos de mi nuca se erizaron, y mis ojos se sintieron


muy abiertos e impactados.

―Pero... no eres un mago.

510
―Ni mierda, Sam. Pero una piedra angular no se trata de
magia. No se trata de cuál de nosotros es un mago y puede
hacer cosas imposibles. Se trata de tú y yo y todo lo que somos.
Eres mi hogar, Sam. Eso es lo que es una piedra angular. Estoy
a salvo contigo. Estoy completo por tu culpa. Estoy enamorado
de ti y te admiro. Te fuiste y no sabía qué hacer. No sabía quién
debía ser.

―Lo hiciste bien sin mí ―susurré, con los ojos ardiendo.

―Porque tenía que hacerlo. Tenía mi deber. Mi juramento.


Hice lo mejor que pude con lo que tenía. Y sobrevivimos. De
algún modo. Pero todas las noches miraba esas estrellas y te
deseaba. Siempre lo he hecho, Sam. Y siempre lo haré.

―Ryan…

―No, escúchame ahora. Hablas y hablas y hablas, y ahora


es mi turno. Así que mantén la boca cerrada hasta que te lo
diga. ¿Entiendes?

Asentí lentamente.

―Eres estúpido.

Le fruncí el ceño.

―No, tú lo eres. Eres imprudente y ridículo, y a veces


quiero encadenarte y encerrarte en una habitación y no dejarte
salir nunca más.

―Eso es espeluznante, si soy sincero. Y un poco erótico...

―No. Hables.

Correcto. Era una charla que realmente estaba haciendo


cosas por mí.

―Pero, aunque sé que todo lo que quiero hacer es


mantenerte a salvo, hay miles de personas que cuentan

511
contigo, aunque la mayoría de ellas no te merecen. Te
traicionaron, te expulsaron, te odiaron, y aún así regresaste.
Para ellos. Para nosotros. Para mí. Porque sabías que era lo
correcto. No puedo decir que entenderé por qué te fuiste
cuando lo hiciste, pero sé que tuviste tus razones. Y esperé.
¿De acuerdo? Esperé, y deseé, y ahora estás aquí. Pero sigues
usando esa maldita máscara, y no puedo soportarlo. Soy yo,
Sam. Tu piedra angular. No lo hagas. No lo hagas. No conmigo.

Puse mi frente contra la suya. Su aliento era cálido en mi


cara.

―Estoy... asustado.

Suspiró, sus hombros cayendo.

―Lo sé.

―Y no sé lo que estoy haciendo.

―Yo también lo sé.

―Y realmente creo que necesitas lavarte los dientes.

Se rio en silencio.

―Dioses. ¿Dije que te deseaba? Retiro lo dicho. Fuera de


aquí.

―Lo siento amigo. Estás un poco atrapado conmigo


ahora. Como, para siempre.

―Me gusta cómo suena eso. Es... espera. ¿Qué? Sam, vas
a vivir muchísimo más tiempo que yo si salimos de esto. Va a...

―Sí. Um. Sobre eso.

Él se apartó.

―¿Qué hiciste...?

512
―Está bien, mira ―le dije―. Tal vez deberíamos haber
hablado de esto, pero demonios, me imaginé que, siendo tú la
piedra angular, ya era algo así como el resto de nuestras vidas.
Quiero decir, te amo y tú me amas, ¿verdad? Y yo... ―Suspiré―.
En el desierto. En el camino a Mashallaha, pedí un deseo a las
estrellas. Yo quería ser mortal. Como tú. Y mis padres. Y Justin
y el Rey. Quería envejecer contigo hasta que los dos tengamos
el pelo pegado a las orejas y estemos frunciendo el ceño a todos
los jóvenes que están arruinando a la sociedad con sus ideas
extremadamente liberales para poder casarse con sus
hermanastras o cabras o algo así.

―¿De qué diablos estás hablando?

Yo fruncí el ceño.

―No lo sé. Me distraje por ser viejo y aún más caliente que
el sol, y eso llevó a las cabras y...

―Sam. Concéntrate.

―Correcto. ¿Dónde estaba? Oh sí. No quería... esto. No


quería la vida de Randall, ni siquiera la de Morgan. No puedo...
simplemente no puedo, ¿de acuerdo? Así que les pedí a los
dioses que, cuando todo estuviera dicho y hecho, me haría
mortal.

―¿Y estuvieron de acuerdo?

Sacudí mi cabeza, y la expresión cautelosamente


esperanzada en su rostro cayó.

―No. Porque los dioses son imbéciles, y estoy bastante


seguro que me odian tanto como yo a ellos.

―No entiendo ―dijo impotente, tratando de alejarse.

No lo dejé. Besé su frente, sus mejillas, la punta de su


nariz.

513
―Lo hice yo mismo.

―¿Qué? ―susurró.

―Resulta que había otra cosa para el mago más poderoso


en una época aparte de alimentar mi ego. Yo... Desde que
Vadoma llegó al Castillo de Lockes, he estado en este camino,
este camino establecido donde parecía que no tenía otra
opción. Que todo estaba girando fuera de control. Fui al bosque
después… después que te lastimaste, porque no vi que pudiera
haber otra manera. Tenía que hacer lo que me pidieron, porque
era más grande que solo tú o yo. Lo que tenemos. Te amo Ryan.
Más que nada. Pero como dijiste, tengo un juramento. A la
corona. Al país. A la gente de aquí. Incluso a maldita Lady Tina,
y no puedo creer que lo haya dicho en voz alta. Creo que me
hechizaron y...

―Sam.

Le sonreí temblorosamente.

―Tomé el control de mi propio destino. Establecí mi


propio camino. Hice de mi magia, mi perra. El Gran Blanco
empujó todo lo que tenía dentro de mí, y dioses, eso suena
terrible, y lo tomé. Porque tuve que hacerlo. Me enseñó más en
un año de lo que cualquier mago debería aprender en la vida.
Y gracias a él, por el jodido Destino de los Dragones, aprendí
cosas que ningún mago había aprendido antes. ―Respiré
hondo y lo dejé salir lentamente―. Como ser mortal. Era... una
luz. Todo lo que tenía que hacer era apagarla. Y lo hice.

Me besó entonces. Con todo lo que tenía. Sus mejillas


estaban húmedas, y yo estaba riendo, riendo, riendo contra su
boca, sus dedos clavándose en los costados de mi cabeza.
Estaba frenético en sus movimientos, murmurando:

―Eres tan estúpido, eres tan estúpido, Sam, te amo,


dioses, te amo. ―Y fue el sentimiento más grande del mundo.

514
Ser besado por él. Ser sostenido por él. Ser amado por él―.
¿Estás seguro? ―preguntó, a pesar que no dejó de besarme.

―Sí, amigo ―dije, las palabras amortiguadas contra su


boca―. Más seguro de lo que he estado sobre cualquier cosa.

―No puedo creer... ―Sacudió la cabeza mientras se


alejaba―. ¿Hiciste eso por mí?

―Sí. Y por mí también. Porque quiero vivir mi vida como


quiero. No como los dioses quieren. O Randall, o incluso
Morgan.

―Randall se enojará.

―Eh. Se lo tomó bastante bien.

―¿Le dijiste?

―Sí. Estaba más... sorprendido que enojado. De acuerdo,


aún podría estar enojado conmigo más tarde. Ya sabes cómo
es él. Se venga cuando menos lo esperas.

―Eres tan jodidamente estúpido.

Le sonreí.

―¿Todavía estás enojado conmigo?

Él frunció el ceño.

―¿Por qué? Pensé que de eso se trataba todo esto, así no


estaríamos enojados el uno con el otro.

―Sí. Bueno. Guay. Genial, genial, genial. Pero si todavía


estuvieras enfadado conmigo, podríamos estar totalmente
enfadados, estamos peleando por sexo en el que me manoseas
y tal vez te joda contra la pared. O podrías follarme, y yo podría
ser un mandón increíble que te dice qué hacer, porque así es
como lo hacemos.

515
Me miró boquiabierto.

Le meneé las cejas.

Y entonces yo estaba arriba y por encima de su hombro,


con los brazos colgando de su espalda mientras me llevaba
hacia su habitación. Me reí de él y le di una nalgada en el culo,
porque estaba ahí y merecía ser azotado. Me gruñó y le pegué
otra vez, con la palma de mi mano ardiendo. Me hizo sentir un
gran entusiasmo, y sabía que eso sería algo que tendríamos
que explorar más tarde, especialmente cuando él jadeó por
segunda vez, agarrándome más fuerte contra él.

No fue gentil cuando me tiró sobre la cama, pero no


esperaba que lo fuera. Todo estaba demasiado acelerado
después de finalmente llegar a un punto crítico, y no me
importaba quién follara a quién, siempre y cuando uno de
nosotros finalmente estuviera dentro del otro.

Tenía una idea de cómo iban a ir las cosas casi


inmediatamente. Se alzaba sobre mí, con las rodillas
presionadas contra el borde de la cama. Le sonreí
perezosamente, mirándolo y esperando. Deslizó su túnica
hacia arriba y sobre su cabeza, y había kilómetros de piel para
que yo los mirara por primera vez desde que había regresado.
Estaba más delgado, sí, los músculos de su pecho y estómago
se inclinaban y apretaban. También había cicatrices en su
pecho, que no habían estado allí cuando me fui. Solo las había
visto brevemente el día que había regresado al campamento
HaveHeart. Había historias en su piel por las que no había
estado allí, y más tarde, cuando todo terminara y estuviéramos
felices, exigiría una explicación para todas y cada una de ellas.
Por supuesto, la que no necesitaba explicación era la cicatriz
en la que me concentré. La que estaba justo debajo de su caja
torácica.

Así que lo ignoré por el momento, la forma en que se paró


frente a mí, posando y flexionando (porque sin importar lo que

516
sucediera, Ryan Foxheart siempre sería un poco imbécil), y me
empujé hacia arriba. Me arrastré hasta el borde de la cama y
me senté sobre mis talones. Extendí la mano y tracé la cicatriz
con un dedo. Era gruesa y desigual pero blanca, del color de
algo que ya había sanado. No era muy grande, y me sorprendió
el hecho que algo tan insignificante podría haber llevado a algo
tan devastador.

Podía sentirlo mirándome, pero todavía me incliné hacia


adelante y presioné mis labios contra la cicatriz donde un
hombre llamado Ruv había empujado la espada de Ryan en su
pecho, clavándolo contra una pared. Los músculos de su
estómago saltaron, y él llevó una de sus grandes manos a mi
nuca, sin acercarme ni alejarme, sino solo para... abrazarme.

Besé la cicatriz una y otra vez.

Lo permitió, pero un momento después, la mano en la


parte posterior de mi cabeza se movió hasta que tomó mi
mandíbula, obligándome a mirarlo. Succionó su labio inferior
entre sus dientes, y se hincharon sus pupilas . A través de sus
pantalones, podía sentir su polla en una línea dura contra mi
pecho

Nos miramos por un momento o dos antes que él se


inclinara, besándome ferozmente, todavía agarrando mi
mandíbula, su barba raspando maravillosamente contra mi
cara. Seguía siendo una novedad, y yo estaba encantado con
ella y con él. Me lamió la boca, caliente y húmeda, y yo ya
estaba buscando las ataduras de sus pantalones, tratando de
exponer la mayor cantidad de piel posible. Estaba a punto de
romper los nudos cuando se soltaron, y metí mi mano dentro,
agarré su polla y apreté. Él gimió contra mi boca. Aparté su
rostro mientras bajaba sus pantalones hasta sus rodillas, su
polla dura, la cabeza enrojecida. Antes que pudiera decir una
palabra, me incliné hacia adelante y lo tragué.

517
Jadeó mientras se mantenía erguido, las caderas
temblando como si quisiera follarme la cara. La saliva ya
estaba goteando por mi barbilla mientras lo mojaba lo más
posible. Me atragantó cuando intenté llevarlo más lejos, fuera
de práctica después de haber estado lejos por tanto tiempo.
Salí y respiré hondo.

―Sam.

―Cállate. Voy a ahogarme con tu polla todo lo que quiera.

Él cerró los ojos con fuerza, apretando los dedos en mi


cabello.

―No tengo ningún argumento en contra de eso.

―Bien. ―Lamí una línea en su polla gorda, trazando la


vena debajo. Alcé la mano y tiré de sus bolas, su vello púbico
peludo al tacto. Llevé la polla de nuevo a mi boca, presionando
la lengua en su raja. Su agarre en mi cabello ahora era más
duro, casi hasta el punto del dolor, pero me deleité con él,
porque era agudo, brillante y cristalino. No era como uno de
los sueños brumosos que había tenido en el bosque, mi cuerpo
temblaba de magia, un rayo se arrastraba por mi piel mientras
los dragones me susurraban al oído. Era real, y casi
sorprendente.

Dijo mi nombre desde algún lugar por encima de mí, y


extendí mi mano libre hacia su estómago y hacia el pelo de su
pecho hasta que encontré un pezón. Lo giré suavemente
mientras movía mi cabeza sobre su polla, empujándome más
y más rápido.

Sus caderas comenzaron a moverse entonces, ya sea por


su propia voluntad o por una acción involuntaria. Tomó
algunos empujes, pero luego presioné mi nariz contra su pubis
y me lloraron los ojos. Olía a sudor limpio y a algo tan
claramente Ryan que un ataque de recuerdos se apoderó de

518
mí, desde la primera vez que estuvimos juntos en el Castillo de
Lockes hasta la última vez en Meridian City antes que todo se
fuera al infierno. Estaba un poco delirante al pensar en él,
después de haber pasado tanto tiempo apartándolo de mi
mente.

Estaba murmurando por lo bajo, diciendo:

―Eso está bien, Sam, oh, eso es tan bueno, mírate, mira
qué tan bien lo estás tomando, lo estás haciendo tan bien ―y
gemí ante los elogios, y sentí como un rayo se arqueaba por mi
columna vertebral.

Antes no jugábamos de esta manera. Siempre era Ryan el


que hacía un buen trabajo, Ryan lo hacía muy bien, porque así
éramos nosotros. No lo necesitaba, no antes, y él sí.

Pero ahora, escucharlo susurrar cosas sucias sobre mí


mientras sacaba su polla de mi boca y la golpeaba contra mis
labios, diciéndome que me iba a comer antes que me follara,
porque necesitaba probarme en su lengua, no pude evitar
sentirme agradecido que se estuviera haciendo cargo. Era
como si supiera que estaba cansado de mantener los hombros
cuadrados y la cabeza en alto. Estaba cansado de ser fuerte y
hacer lo correcto. No quería eso ahora. Quería que alguien que
me amaba me dijera qué hacer y que solo se preocupara por
hacerme sentir bien.

El sonido que hice cuando dijo:

―Abre de nuevo para mí, ¿de acuerdo? ―Fue uno de esos


de los que probablemente me avergonzaría más tarde, pero no
pude encontrar motivos para preocuparme en ese momento.
Abrí la boca y su polla estaba caliente y pesada en mi lengua.
Mi cara era un desastre de saliva, y había un sabor amargo de
advenimiento en mis labios, pero tomé tanto como él me dio.

519
Estaba parado encima de mí, casi completamente
desnudo, fuerte, lleno de cicatrices y vivo, y estaba vestido
delante de él, tomando lo que él me daba. No había otro lugar
donde quisiera estar. Todo lo demás podría esperar. Verania
podía esperar. Me lo gané. Me dolían la garganta y la
mandíbula cuando él gruñó y se retiró, jadeando por encima
de mí. Sus ojos estaban vidriosos mientras me miraba,
trazando su pulgar sobre mi labio inferior.

―Dioses ―susurró―. Mírate. Solo mírate.

Le chupé el pulgar, y él siseó antes de apartarlo y alcanzar


el bajo de mi túnica.

―Levanta los brazos.

Lo hice.

La sacó, y el aire estaba ligeramente frío contra mi piel


caliente. Hacía tiempo que había dejado de ser consciente de
las cicatrices producidas por los relámpagos de cuando Myrin
había intentado consumir mi magia. Eran parte de mí y me
marcaban como un sobreviviente.

Ryan se quitó los pantalones y los pateó. Se inclinó y me


besó, mis labios hinchados y doloridos. Sus manos ásperas
trazaron las cicatrices en mi pecho, suaves y dulces. Alcanzó
los lazos en mis propios pantalones y tiró de ellos, mi polla
dolía contra la tela. Levanté la mano y ahuequé su rostro
mientras trabajaba, suspirando en su boca, su barba rascando
mis mejillas y barbilla.

―Levántate ―murmuró, y lo hice. Me bajó los pantalones


y mi polla golpeó mi estómago. Una vez que pasó por mis
caderas, presionó una mano contra mi pecho, obligándome a
volver a la cama. Se puso de pie nuevamente y me quitó los
pantalones de las piernas antes de dejarlos fuera de la vista.
Dejó que mi pierna izquierda se cayera del borde de la cama

520
pero mantuvo la derecha en su mano, tirando de ella contra su
pecho, girando su cabeza y besando el hueso de mi tobillo.

―Tengo que admitir ―le dije, sonando un poco mareado―


que la barba lo está haciendo por mí. Como no tienes ni idea.

Él sonrió contra mi pantorrilla, el sudor goteaba de su


frente.

―¿Sí?

―Oh, sí. No me malinterpretes. El Comandante Caballero


Ryan Foxheart está buenísimo, pero el Obsceno Ryan Foxheart
del Campamento HaveHeart es realmente lo mío ahora mismo.

―Obsceno Ryan Foxheart del Campamento HaveHeart


―repitió―. Lo pusiste en mayúsculas, ¿no?

Le sonreí.

―Tiene que ser cierto ahora. Así que, idea.

―¿Cuál?

―Veamos cómo se siente en todas mis partes. Porque por


mucho que te quiera masticando mi pierna, tengo algunas
ideas sobre dónde más puedes poner tu cara.

Él resopló contra mi pierna, y aunque era asqueroso,


estaba tan malditamente caliente que pensé que era lo más
sexy que había visto en mi vida. La gente no entendía la
necesidad de reír durante el sexo. No siempre puede ser
caliente y pesado. Necesitaba ser dulce e incómodo también.

―Idea, ¿eh?

Asentí rápidamente.

―Tantas ideas. Como, ni siquiera sabes cuántas.

521
―¿Es cierto? Veamos si puedo entender algunas de ellas.
¿Qué tal aquí, por ejemplo? ―Él se inclinó ligeramente hacia
adelante, enganchando mi pierna sobre su hombro, sus labios
y barba raspando contra mi rodilla.

Tragué.

―Bueno. Eso es... es un buen comienzo.

―Lo es. ¿Y aquí? ―Se inclinó sobre el borde de la cama,


una mano a mi lado en el colchón, su cara en mi muslo interno.
Apreté el edredón mientras me retorcía contra la forma en que
mordía mi piel.

―Sí ―jadeé―. Ese también es un buen lugar. Deberíamos


haber hecho todo esto de la barba hace muchísimo tiempo.
Nunca se te permite afeitarte. Nunca. A menos que empieces a
parecer un vagabundo. Lo cual, supongo que eres
técnicamente en este momento, entonces. Quiero decir, ¡Dios
mío! ―Porque estaba en el pliegue de mis piernas y pelvis, y mi
pene estaba tan duro que me dolía. Lo sentí reír mientras salía
de su alcance y levantaba ambas piernas hacia mi pecho,
exponiéndome a él.

Es difícil de creer que alguna vez había sido extrañamente


mojigato sobre el sexo cuando esencialmente le pedía a Ryan
que me lamiera el culo sin decir una palabra.

Él hizo un ruido como si lo hubieran golpeado, y levanté


la cabeza a tiempo para verlo caer de rodillas al borde de la
cama. Hubo un momento de anticipación casi insoportable en
el que no pasó nada, y no pude evitar mover un poco las
caderas.

Luego sentí las manos en la parte posterior de mis


muslos, empujando mis piernas más contra mi torso, casi
doblando por la mitad. Lo observé, y sus ojos estaban
encapuchados, el verde de sus iris era tan oscuro que me

522
recordó mi magia. Su nariz chocó con mis bolas, su aliento
contra mi perineo, y estaba listo para salir de mi piel cuando
sentí la parte plana de su lengua contra mi culo, lamiéndome
las bolas.

Grité, tratando de empujar hacia él y alejarme al mismo


tiempo, mi piel demasiado sensible. Di lo que quieras sobre
Ryan Foxheart, pero el hombre seguramente sabía cómo comer
el culo. Su agarre en mis piernas era fuerte mientras
presionaba su rostro contra mí, deslizando su lengua a lo largo
de mi agujero. Giré mi cabeza de lado, tratando de recuperar
el aliento, mi mano yendo entre mis piernas y envolviendo mi
dolorida polla, dándole un buen golpe o dos.

―Detente ―gruñó.

―Hijo de puta ―gemí―. Venga. Solo déjame...

―No te toques a ti mismo. Hoy no.

―Pero…

―Sam. Lo digo en serio. Mantén tus manos lejos de tu


polla. Voy a ser el único que te toque.

―Bastardo ―le espeté cuando él me lamió el culo otra vez.

―¿Lo entiendes?

―Jódete.

Se rio en voz baja.

―Esa es otra cosa que no está sucediendo hoy.

Y luego su boca volvió a estar en mi trasero, sus manos


se deslizaron por la parte posterior de mis piernas, y un dedo
presionó dentro de mí junto a su lengua. Estaba balbuceando
entonces, diciendo que sí y Ryan y por favor y más, tienes que
darme más. Un segundo dedo entró con el primero, y envolví

523
mis piernas alrededor de su cuello cuando lo sentí golpear
contra mi agujero mojado. Apreté sus dedos y él gruñó como si
le hubieran quitado el aliento.

Estaba temblando cuando él levantó la cabeza, su barba


brillaba con saliva. Se deslizó por mi cuerpo, la mayor parte de
su peso me sujetó, y apreté mis ojos cerrados mientras sus
caderas se hundían contra las mías, nuestros penes rozándose
entre sí. Luego me estaba besando, y sabia mal y jodidamente
sucio, pero perseguí el sabor de su lengua, chupándolo en mi
boca, mis piernas alrededor de su cintura, una mano en la
parte posterior de su cabeza, sosteniéndolo contra mí. Empujó
sus caderas, jadeando en mi boca. Las cicatrices en mi pecho
y estómago parecían arder, y giró la cabeza, jadeando
fuertemente cerca de mi oreja mientras me frotaba.

―Dioses ―murmuró mientras desaceleraba sus


movimientos, en lugar de elegir rodar sus caderas.

―Si no hay aceite aquí, voy a asesinarte ―lo amenacé―.


No me vas a follar sin él, no importa cuánto me pongas la
lengua en el culo.

Me miró fijamente.

Golpeé mis pestañas dulcemente hacia él.

―Creo ―dijo débilmente― que hay aceite en la mesa al


lado de la cama.

―Probablemente deberías conseguirlo.

―Sí.

―Ahora incluso podría ser bueno.

Él frunció el ceño.

―Oye, estoy a cargo. ¿Recuerdas que no tocas tu polla?

524
―Claramente. Siempre quedará grabado en mis
recuerdos, porque amigo, tu charla sucia es un trabajo de
primera. Pero es lindo cómo crees que estás a cargo.

―Estoy a punto de follarte ―señaló.

Puse los ojos en blanco.

―¿Y cuándo no me has visto ir de abajo hacia arriba?


Vamos, Foxheart. Actúas como si no hubiéramos tenido sexo
en un año o algo así.

Algo extrañamente cariñoso cruzó por su rostro.

―Eres ridículo.

Me incliné y lo besé nuevamente antes de caer de nuevo


en la cama.

―Toda la razón. Ahora toma el aceite, lubrícame y vamos


a poner este espectáculo en movimiento. He decidido que
quiero montarte.

Respiró con dificultad.

Palmeé su sudoroso y peludo pecho.

―Me alegra que eso funcione para ti.

Casi se cae de la cama con la rapidez con que alcanzó la


mesita de noche. Luché por no reír, pero luego dije que se joda
y me reí de él de todos modos. Me miró con el ceño fruncido
antes de abrir el cajón y hurgar en él. Cuando encontró lo que
estaba buscando, cerró el cajón y se movió sobre mí otra vez,
dejando el vial en mi pecho.

―Supongo que debería preguntar por qué tienes esto,


¿verdad? Quiero decir, mientras huías del Castillo de Lockes,
decidiste salvar el lubricante.

525
― Sabía que cuando volvieras te quejarías de mí por no
tenerlo ―dijo secamente―. Fue una de las primeras cosas que
agarré.

Parpadeé.

―¿Entonces... lo que estás diciendo es que mientras todos


planeaban huir para salvar sus vidas, tuviste los medios para
pensar en follarme, sabiendo que cuando volviera iba a gritarte
por no agarrar el aceite?

Parecía presumido.

―Suena correcto.

―Te amo ―susurré fervientemente―. Amigo, eres la mejor


persona siempre.

―Oh, lo sé.

―De acuerdo. Whoa. Cálmate, Capitán Ego. Vuelve a


ponerle freno. No vayamos demasiado lejos

―Pero acabas de decir...

―Sé lo que dije. Y ahora te estoy diciendo que te calmes,


joder.

―El ambiente arruinado.

―Gracioso, eso. Tu pene dice lo contrario.

―Oh, Dios mío.

―Está diciendo ohh, estoy tan duro y no puedo esperar


para subir al trasero de Sam.

Puso su mano sobre mi boca.

Lamí su palma.

526
Hacía mucho tiempo que no me encontraba en esa
posición. Cuando uno está en el medio del Bosque Oscuro
rodeado de dragones y siendo golpeado por la magia, uno no
encuentra mucho tiempo para tocarse. Y si estaba siendo
honesto, no podía recordar si alguna vez me la había sacudido
en el bosque.

Así que mientras me trabajaba para abrirme, me dedeaba


y yo respiraba por la nariz, lento y constante, Ryan
murmuraba un suave elogio mientras me abría más. Abrí un
ojo para mirarlo, solo para encontrarlo mirando a su propio
dedo con algo parecido a asombro mientras empujaba, como si
la simple acción fuera suficiente para dejarlo sin aliento. Era
un caballero, un guerrero, endurecido en la batalla y capaz de
matar si se le pedía que lo hiciera. Pero Ryan Foxheart también
era un tonto.

―Pinta un cuadro, durará más ―bromeé.

Él resopló.

―Eres un idiota.

―Nunca he afirmado lo contrario. Ya sabes, es... y eso es


un segundo dedo. Mierda. Joder, joder, joder.

―¿Quieres que me detenga?

Lo fulminé con la mirada.

―Si lo haces, voy a asesinar todo sobre ti.

Él rodó los ojos.

―Muy romántico.

―Amigo, tu mano está en mi trasero. No sé tú, pero eso


no es realmente romántico.

527
―Son dos dedos. No es mi mano Dioses, Sam, estás
actuando como si te estuviera fisteando.

Gruñí, presionando contra sus dedos mientras los torcía.

―Trabajaremos en eso en otro momento. Ahora necesitas


follarme.

Sus ojos estaban muy abiertos.

―¿Qué demonios quieres decir con que trabajaremos para


un fisting? No voy a poner mi puño en tu...

―Estaba hablando de hacértelo yo ―le espeté.

Tragó con un sonido audible.

―Uh. Sí. Por supuesto. Bueno. Correcto. Eso. Sería. Um.

Suficiente. Basta, basta, basta, basta.

Puse mi pie plano contra su pecho, empujándolo lejos de


mí. Hice una mueca cuando sus dedos se soltaron, pero lo
ignoré. Me miró sorprendido, pero antes que pudiera
reaccionar, hubo un pulso de magia y cambiamos de lugar,
Ryan de espaldas en la cama, yo sentado encima de él.

Sus ojos se agrandaron.

―¿Acabas de... ungh?

―Sí, sí ―gruñí―. Te puse mágicamente debajo de mí


porque te estabas moviendo demasiado lento. ―Alcancé detrás
de mí, corriendo mi palma a lo largo de la grieta de mi culo,
deslizando mi mano antes de agarrar su polla y acariciarla. Las
cuerdas de su cuello se destacaban mientras inclinaba la
cabeza hacia atrás, con la garganta expuesta y tensa.

―Pensé que habías dicho que la magia en la cama no


era...

528
―Soy un maldito mago ahora. Lo haré cuando quiera.

―Oh, Dios mío ―murmuró―. Eso no debería ser tan


caliente. ¿Qué demonios es lo que me pasa?

Y me dolió cuando me levanté, alineé su polla con mi


trasero y me hundí lentamente. Ryan Foxheart no estaba
exento de fallas, pero el tamaño de su polla no era una de ellas.
Y aunque no estaba de este lado muy a menudo, habría sido
un desperdicio no haberlo dejado follarme de vez en cuando.

Para cuando estaba al ras contra sus caderas, ambos


estábamos jadeando, mis manos se curvaron en el pelo de su
pecho. Tenía las rodillas dobladas y los pies apoyados contra
la cama cuando me levanté y comencé a bajar de nuevo. Él
agarró mis caderas y empujó hacia arriba, quitando el aliento
de mi pecho. Me miró atentamente mientras lo hacía una y otra
vez, mi polla golpeando contra su estómago, el sonido obsceno
y húmedo.

―Vamos ―murmuré―. Más fuerte. Fóllame más fuerte.

Gruñó mientras me empujaba duramente hacia arriba,


casi tirándome de su regazo en el proceso, sus gruesos muslos
temblando por debajo de mí. El dolor que había sentido había
desaparecido hacía mucho tiempo, y me sentía como si
estuviera flotando. Era diferente, sin embargo, de lo que había
sido en el Bosque Oscuro. Entonces estaría inmerso en una
densa niebla durante días y días, con las voces de los dragones
y de Morgan susurrándome al oído. Aquí había dedos que se
clavaban en mis caderas lo suficientemente fuerte como para
preguntarme si me dejarían moretones y estaba lleno, con la
boca abierta en un gemido silencioso.

Ryan se sentó rápidamente, con las piernas fuera del


borde de la cama y los pies en el suelo. Me abrazó con sus
brazos, con mis piernas a cada lado. Él gritó en mi garganta

529
mientras me follaba profundamente, mi nombre en sus labios,
mi polla rozando contra la piel de su estómago.

Incliné mi cabeza hasta que mi frente presionó contra la


suya, y él alcanzó entre nosotros, su mano aún pegajosa con
aceite mientras rodeaba mi polla. Me masturbó rápidamente,
la práctica torsión de su muñeca me hizo jadear. Un momento
después me corrí entre nosotros y le di en el pecho y en la
barbilla. Me mordió brutalmente el hombro, me clavó unos
dientes rotos en la piel mientras se tensaba, sus caderas
tartamudeando, un gemido bajo saliendo de su garganta.

Nos quedamos así por un tiempo, inhalando y exhalando,


pegajosos y saciados.

Finalmente logré decir:

―Amigo. Ganaremos. En todo.

Él solo me abrazó más fuerte.

MÁS TARDE, DESPUÉS que desarmáramos la cama y nos


limpiáramos, el crepúsculo comenzaba a ponerse, las
antorchas encendidas alrededor del campamento, su luz
entrando por una ventana abierta. Tenía hambre, pero quería
dormir más. La idea de mover mi cabeza del pecho de Ryan era
demasiado difícil de comprender, especialmente con su mano
trazando pequeños círculos en mi espalda desnuda.

Ninguno de los dos había hablado durante un rato,


contento con solo los sonidos del campamento que entraban
por la ventana. Randall dijo que no esperaba a Kevin hasta el
día siguiente, y aunque no me dijo con quién regresaría el
dragón, no había tenido la fuerza para discutir con él.

Ryan rompió el silencio primero.

―Lo que ellos dicen. En el granero. Mamá. Randall.

530
Había estado a punto de quedarme dormido, y me tomó
un momento analizar sus palabras.

―Dijeron muchas cosas.

―Sobre que eres un arma. Sobre usarte.

―Oh. Eso.

―No me gustó.

Besé su pecho.

―Me alegra que me cubras las espaldas.

Resopló.

―Estoy hablando en serio.

―Lo sé. Pero tenían un punto.

―No. No lo tenían. No eres algo para ser usado.

―Bueno, me acabas de usar muy bien, así que...

―Sam.

Suspiré.

―Mira. Yo... lo entiendo. ¿Bien? Lo hago. Realmente,


realmente lo hago. Sabes mejor que nadie cuánto odio toda
esta... cosa. Tener todo esto puesto sobre mí. Quiero decir,
amigo. ¿Me has visto? ¿Quién en su sano juicio pondría el
destino de Verania en mis manos?

―¿Verdad?

―Grosero. Pero también es cierto. No estoy… enojado.


Con ellos. Por decir lo que hicieron. Porque no puedes evitar
cómo te sientes. Y no puedo decir si nuestros roles se
invirtieran que no hubiera pensado lo mismo que ellos.

531
―¿Qué tan cerca estabas?

―¿Qué?

―En el funeral de Morgan. ¿Qué tan cerca estuviste de


traerlo de vuelta?

Cerré mis ojos. No le había dicho a nadie sobre eso, pero


por supuesto que él lo sabía.

―Estaba cerca ―admití―. Más de lo que me importa


pensar. Estaba herido y asustado y... no lo sé. No sabía dónde
estaba Randall. No sabía dónde estaba Myrin. No sabía si ibas
a despertar. El Rey proclamó que yo iba a ser su mago, y tenía
esta voz en mi cabeza, esta estúpida y jodida voz que me decía
Ven conmigo, oh niño humano, en el bosque profundo, en la
oscuridad de la naturaleza, y me dije a mí mismo que tenía que
hacer lo correcto, y que no iba a ser lo que yo quería hacer.

―Eres más fuerte de lo que te crees.

Sacudí mi cabeza.

―Si hubieras estado allí en esa losa, no sé si podría


haberme detenido.

―Sam.

―No. No puedes quitarme eso. Todos esperan que los


salve porque eso es lo que me dijeron que iba a hacer. Que soy
esta buena persona, que soy esta luz, pero si hubieras sido tú
en lugar de Morgan, no sé si me hubiera importado. Hubiera
quemado la vida si solo significara que podrías tomar otro
respiro.

―No lo creo.

―No sé si necesito que lo hagas.

―¿Qué te ha pasado? ¿En el bosque?

532
Pasé la punta de un dedo por su hueso de la cadera.

―¿Alguna vez te has despertado de un sueño y está tan


claro que estás seguro que lo recordarás para siempre? Pero
luego continúas con tu día y se desvanece lenta y seguramente
hasta que solo puedes recordar partes y piezas, e incluso
entonces, no estás seguro de si lo estás recordando
correctamente.

―¿Cómo eso?

―Mucho de eso. Pero lo que recuerdo es a Kevin


coqueteando conmigo, a Leslie siendo su madre y a Pat
enfadándose, a Zero quejándose de todo, y a GB deseando que
todos nos fuéramos y lo dejáramos en paz.

―Entonces... bastante normal.

―Nuestras vidas son tan raras, hombre.

―¿Valió la pena?

―No lo sé todavía. Pero lo descubriremos pronto. De una


forma u otra.

―Te amo, lo sabes.

Sonreí contra su pecho.

―Lo sé. Yo también te amo, amigo.

Sentí más que escuché su risa, su pecho retumbando


contra mi oído.

―Ya no estoy enojado.

―¿No?

―Nah.

―El sexo fue tan bueno, ¿eh?

533
―Oh, Dios mío.

― En serio. Te acabo de sacar la rabia de forma legal.


Wow. Soy increíble.

―Sam ―gimió.

― Lo tendré en mente para el futuro si te vuelvo a hacer


enojar. Sólo lo joderemos todo.

―Sí, hazme saber cómo te va con eso.

Y cuando estalló en una brillante y hermosa risa cuando


le mordí la piel del pecho, me prometí a mí mismo que haría lo
necesario para asegurarme de escuchar ese sonido por el resto
de mi vida.

ESTABA A PUNTO de dormir cuando murmuró:

―No puedo creer que hicieras eso por mí.

―¿Hacer qué? ―pregunté, parpadeando lentamente.

―Ser mortal. Envejecer conmigo. No puedo esperar, Sam.


Va a ser bueno Lo prometo. No te arrepentirás. ―Y luego estaba
roncando.

Y más tarde, antes de seguirlo, miré por la ventana y vi el


brillo de las estrellas en el cielo.

Y pedí un deseo.

Por favor. Por favor. Por favor déjame tener esto. Déjame
tener estos momentos todo el tiempo que pueda.

Cerré mis ojos.

Y por primera vez en mucho tiempo, no soñé.

534
535
Capítulo 15:
Randall y el Gran Blanco

―SHH.

―Tú shhh. Te diré, gatito, que estoy tan callado como un


ratón cuando quiero estarlo. No necesitaba mi cuerno para eso.
Pero ahora que lo tengo, ni siquiera me escucharán venir.

―Todos te escuchan venir.

―¿Acabas de hacer una broma sexual?

―Tiggy es gracioso.

―No sé si alguna vez he estado más orgulloso de alguien


en mi vida. Bravo, mi buen gigante. Bravo.

―Shh.

―Oh, por favor. Como si fueran remotamente conscientes.


No es como si… Dios mío, ¿hueles eso? Es como las secuelas
de un gangbang de un grupo de pigmeos particularmente
picantes. ¿Qué estaban haciendo aquí?

―¿Caballero Cara Deliciosa comiendo la flor de Sam?

―Más bien todo su jardín. Quiero decir, estoy a favor del


sexo por el culo, como bien sabes, pero esto es... carnoso. Es
uno de esos olores que puedes saborear, ¿sabes? Realmente
puedo saborear su acoplamiento.

536
Incapaz de ignorarlos más, abrí los ojos.

Gary y Tiggy estaban parados al lado de mi cama,


mirándome.

―¡Hola! ―dijo Tiggy, encorvado para que su cabeza no


golpeara el techo.

―Oh, mira ―dijo Gary―. Se despertó solo. Qué fortuito.


―Se inclinó hacia adelante y puso su hocico contra mi mejilla,
apretándolo―. Puedo saborear tu sexo ―susurró.

Aparté su rostro de mí.

―¿Qué demonios les pasa a los dos?

―¿Qué pasa con nosotros? Bueno, ¿por dónde debería


comenzar? ¿Qué tal entrar en tu apestosa guarida de amor?
¿Qué tal eso, Sam?

―No es tan malo.

―Sam, he hecho cosas a la gente que ni siquiera podrías


comenzar a imaginar. Nunca ha olido así después.

―¡Estaba reprimido!

―Asqueroso ―dijo Tiggy.

Gruñí, dándoles la espalda y acurrucándome de nuevo


al lado de Ryan.

Tal vez si los ignoraba, se irían.

―Sam. Sam Sam Sam SamSamSamSamSam…

―¡Qué!

―Así está mejor ―dijo Gary―. No me des la espalda otra


vez, o te apuñalaré. En caso que no lo recuerdes porque te

537
sacaron los sesos literalmente de la cabeza, tengo mi cuerno
otra vez, y ahora puedo responder por las amenazas.

Suspiré, frotando una mano sobre mi cara.

―Lo recuerdo.

―Bueno. Para compensar tu rudeza, aceptaré un


cumplido por ello.

―Se ve bien.

―Eso fue débil. Inténtalo de nuevo.

―Se ve muy bien.

―Gracias ―dijo Gary, sonriendo ampliamente―. Así es,


¿no? Anoche solo dormí tres horas, y aunque podría decir que
es porque los unicornios no necesitan dormir tanto cuando
tienen sus cuernos, sería mentira. Pasé la mayor parte de la
noche mirándome en el espejo, contemplando la magnificencia
que soy yo.

―Eso no me sorprende en lo más mínimo.

―Como no debería. ¿Quieres tocarlo?

―No. Estoy bastante seguro que me harté de eso ayer.


¿Recuerdas ayer? ¿Cuándo disparó su carga de arcoíris sobre
mí?

―Vamos, Sam. Solo tócalo. Solo un poco. Solo la punta.

―Tiggy toca la punta ―dijo Tiggy.

―Si lo hiciste. Y con un agarre tan firme también.

―¿Por qué estás aquí? ―gemí.

―Randall nos envió a buscarte ―dijo Gary―. Kevin ha


vuelto. Con invitados.

538
Abrí los ojos de nuevo.

―¿Por qué lo dijiste así?

―No lo dije como nada.

―Si lo hiciste. Lo dijiste de esa manera cuando sabes algo


que no sé y hay un sesenta y ocho por ciento de posibilidades
que no me guste.

―Dioses, Sam, ¿te oyes? ¿Qué pensaría Ryan si supiera


que estás tan obsesionado conmigo?

―Estaría bien con eso ―murmuró Ryan―. Si eso


significara que todos se irían y me dejarían dormir.

―Hola, Comandante Caballero Cara Deliciosa.

―Hola, Tiggy.

―No me va a gustar, ¿verdad?

―Probablemente no ―dijo Gary alegremente―. Ahora


levántate para que pueda dar testimonio de tu reacción cuando
veas a quién trajo Kevin, quiero decir, para que puedas
levantarte y saludar a este hermoso nuevo día. Te amo. Te amo
Boo. Los quiero mucho. Te amo. ―Me dio un beso baboso en el
cuello antes de que saliera de la habitación, con chispas que
lo perseguían, oliendo extrañamente a cacao caliente de menta
y buenos sentimientos.

―Tiggy, ¿qué haces aquí?

―¡Adiós Sam! ¡Adiós! ¡Adiós Sam!

―Traidor ―murmuré mientras salía corriendo de la


habitación.

―¿Kevin ha vuelto? ―preguntó Ryan, con voz gruesa.

539
―Por supuesto que estuviste despierto todo el tiempo y no
hiciste nada para rescatarme.

―Esperaba que, si te ignoraba, me dejarías en paz.

Lo adoraba.

ESTÁBAMOS VESTIDOS y salimos a la luz del sol de la


mañana diez minutos después. Me estaba metiendo pan en la
boca, sin importarme lo poco atractivo que me veía. Estaba
hambriento, y si me obligaban a salir de mi cama a una hora
impía, me llenaría la cara de pan duro. Era mi derecho como
ser humano.

El campamento ya estaba despierto y moviéndose a


nuestro alrededor, la gente todavía me miraba abiertamente
mientras caminábamos junto a ellos, Ryan cerca de mí, con su
espada en su vaina a la altura de su cadera. Había planeado
entrenar con sus caballeros esta mañana, pero me di cuenta
de que la curiosidad por saber con quién había regresado Kevin
lo había superado.

Hablando del diablo, pude ver la cabeza y las alas de


Kevin sobresaliendo sobre la pared fuera del campamento
HaveHeart, así que nos dirigimos hacia las puertas delanteras.

―¿Cuánto apuestas que no me va a gustar esto? ―le


pregunté a Ryan.

―Sí, no voy a aceptar esa apuesta. Randall dijo que


quienquiera que fuera se supone que nos ayude, ¿verdad?
Todavía no estoy convencido que te haya perdonado por lo de
la nariz de pene. Por lo que sabemos, este es él finalmente
vengándose. Y si ese es el caso, debes pensar en la peor
persona posible a la que Randall podría traer a ayudarte.

―Lady Tina ya está aquí.

Ryan puso los ojos en blanco.

540
―Bien, la siguiente.

―Vadoma. Y probablemente esté en su habitación,


tratando de leer las hojas de té para que pueda ser todo
pesimista.

―Está bien, la persona después de eso.

Lo miré de reojo.

―¿Quién sería el tercero en mi lista de personas que no


me gustan y que aún están de mi parte y que Randall querría
haber traído para ayudarme?

―NO ―dije, mirando a Randall―. Absolutamente no.

No parecía impresionado.

―Así has dicho. Durante los últimos cinco minutos.

―Entonces tal vez debería repetirme, porque parece que


no estás haciendo algo al respecto. No. Randall No.

―Sin ofender ―dijo Ryan― pero estoy un poco con Sam en


este caso.

―Gracias, Ryan.

―Solo porque Sam acordó casarse con él antes que lo


pateara en la cara y escapáramos ―susurró Gary.

―Esto es cierto ―coincidió Ryan.

―¡Maldita sea!

El hombre desnudo de quince centímetros con alas


revoloteando ante nosotros acarició su delgado bigote.

―Todavía no estoy convencido que Sam no quiera hacer


todo esto ―dijo el rey de las hadas de Bosque Oscuro,

541
mirándome de arriba abajo. Lo cual, dado que tenía ojos
pequeños, tomó mucho más tiempo de lo que cabría esperar.

―No lo hago ―le aseguré a Dimitri―. No quiero meterme


con eso.

―Lo que sea que te ayude a dormir por la noche, Sam. No


dije nada cuando te estaba sacando del Bosque Oscuro porque
sabía lo cansado que estabas, pero tengo que decir que la
magia te queda bien.

―Gracias.

―Y también mi cara.

―Jódete.

―¿Qué quieres decir cuando te sacó del bosque?


―preguntó Ryan.

Agité mi mano despectivamente.

―Dimitri nos encontró a Kevin y a mí cuando


regresábamos de nuestra aventura en el Bosque Oscuro

―No dijiste nada sobre eso antes.

―Era nuestro pequeño secreto ―dijo Dimitri―. Sam y yo


tenemos esos, ya sabes.

El resto de su corte de hadas tarareó apreciativamente


detrás de él. Vi al hada Harry que había tratado de casarse
gaymente con Dimitri y conmigo, y saludé con la mano.

No me devolvió el saludo. Probablemente todavía molesto


por el hecho de patearlo en la cara también.

―¿Qué otros secretos tienes con Dimitri? ―exigió Ryan―.


¿Te tocó? ¡Muéstrame dónde te tocó!

―Cálmate amigo. No me tocó. Esta vez.

542
―¿Qué están haciendo aquí? Oh.... Oh, no.

Nos volvimos para ver a Justin parado cerca de la puerta,


mirando directamente a Dimitri.

―Mi Príncipe ―Dimitri casi ronroneó―. Qué lindo es verte


de nuevo. Vienes a discutir más... ¿relaciones diplomáticas?

―Wow ―dijo Kevin―. Eso sonó sucio. ¿Cómo lo hace?

―Kevin, querido ―dijo Gary mientras se encaminaba


hacia el dragón.

―¿Sí, mi amor?

―Me di cuenta que estás prestando más atención a una


pequeña hada cuando tengo mi cuerno de regreso y todavía no
me has felicitado por eso. Eso es lamentable. Para ti.

―¡Lo hice antes!

Gary entrecerró los ojos.

―Y creo que discutimos que me ofrecerías un cumplido


cada hora hasta que yo considere lo contrario, y luego te daría
un panecillo que nunca has tenido.

―El panecillo de queso de hierbas con mantequilla


―respiró Kevin.

―¿Conozco esa? ―preguntó Ryan―. ¿Quiero saber eso?

―Probablemente no ―le dije―. Es aquella donde... ―Y


susurré el resto en su oído, porque decir las palabras más
fuertes condenaría mi alma al infierno.

―¿Por qué? ―gimió Ryan cuando terminé―. ¿Por qué, por


qué, por qué es eso una cosa? ¿Cómo podrías reunirlo todo
para ponerlo allí?

543
―Tengo mis maneras ―dijo Gary simplemente, como si no
fuera la criatura más repugnante del mundo.

―Sin tu cuerno, estabas radiante ―ronroneó Kevin―. Con


él, tu belleza no tiene paralelo. Quiero adorarte por todas
partes.

―Eso servirá por ahora ―dijo Gary mientras Kevin le


lamía el cuello―. Ya siento las hierbas mantecosas.

―Creo que voy a enfermar ―dijo Ryan mientras empezaba


a sentir náuseas.

―No quiero saber ―dijo Justin―. Rey Dimitri. Es un honor


verte de nuevo.― Él se inclinó, con un brazo doblado a la
espalda―. Aunque debo admitir que no eres el invitado que
esperaba. ―Echó un vistazo a Randall, luciendo un poco
irritado―. Quizás sea necesaria una explicación para que
pueda informar a mi padre.

―Me encantaría proporcionarte una ―dijo Dimitri,


aleteando furiosamente―. ¿Deberíamos retirarnos a tus
cuartos extremadamente privados? ¿Y qué Sam venga
también?

―No va a suceder, amigo ―le dije, frotando la espalda de


Ryan mientras su cabeza estaba entre sus rodillas.

―Lástima ―dijo Dimitri―. El dragón me informó del


rescate del rey. Me alegró saber que una vez más estaba a salvo
y relativamente sano.

―Ahora está con un médico que está haciendo un examen


físico completo ―dijo Justin. ―Se quejo de eso, por supuesto,
pero no me arriesgaré. Myrin lo tuvo cautivo durante seis
meses. Dijo que nada malo sucedió durante ese tiempo, pero,
aún así. No está de más ser inteligente al respecto.

544
―De hecho ―dijo Dimitri―. Aunque debo admitir que
estoy confundido acerca de por qué nos han convocado. ―Se
giró y voló frente a Randall. Cruzó sus pequeños brazos sobre
su pequeño pecho, y si no hubiera sido por su polla cayendo
por todo el lugar y el hecho que había tratado de tener un trío
con Justin y conmigo, lo habría arrullado por ser tan
pequeño―. Randall. ¿Te importaría explicar? Te dije antes que
las hadas no nos involucramos en las peleas de hombres.

Randall resopló.

―Y aún así te entrometes sin cesar. Pequeñas pistas aquí,


torciendo un brazo allí. Curioso cómo no estás involucrado,
parece exactamente lo contrario.

―Cuidado, mago ―advirtió Dimitri cuando entrecerró los


ojos.

―Sam tiene los dragones.

Dimitri me miró por un largo momento antes de mirar a


Randall.

―Soy consciente.

―Y eso incluye al Gran Blanco.

―Soy consciente de eso también.

―Nuestra despedida fue... desafortunada.

Dimitri se rio burlonamente.

―¿Es así como quieres decirlo? Ciertamente, una


revisionista visión de las cosas.

Y tal vez por primera vez desde que lo conocía, Randall


parecía nervioso. Fue asombroso verlo buscar sus palabras.

545
―Sí, bueno, es… había circunstancias atenuantes que me
obligaban a una…

―Dejaste a tu mentor por amor ―dijo Dimitri, no sin


amabilidad―. Amabas a otro, él no lo quería, y tú hiciste tu
elección. Y aunque no podían hablar directamente, no con
palabras, ambos sabían las consecuencias. Hice de mediador
para ti entonces. No lo haré ahora.

―¿Estabas con ellos cuando fue mentor de Randall?


―exigí―. ¿Por qué demonios estoy descubriendo esto ahora?

Randall estaba apretando los dientes, una vena palpitaba


en su frente.

―No importaba antes.

Dimitri me miró con curiosidad.

―Sabes que somos los Guardianes del Bosque.

―Lo dijo en mayúscula ―le susurró Tiggy a Gary―. Es


verdad ahora.

―Y el Gran Blanco es del Bosque Oscuro ―dijo Randall a


regañadientes―. Las hadas siempre han tenido una... relación
simbiótica con él. Las creó. Y las hadas lo hicieron florecer.

―No muy diferente a tu Zero ―dijo Dimitri―. Pero a una


escala mucho mayor. ―Parecía demasiado presumido para mi
gusto.

―Amigo, ¿cuántos años tienes? ¿Y quisiste casarte


conmigo? Esa es una brecha de edad con la que no me siento
cómodo.

―Todavía soy viril ―dijo mientras sus secuaces se reían


furiosamente detrás de él―. Puedo darte una demostración si
quieres.

546
―Te golpearé en tu carita ―gruñó Ryan.

―Él es un Rey ―le siseó Justin―. ¿Quizás no intentes


cabrearlo?

―Sam convocará a los dragones ―dijo Randall sobre todo


el ruido, y todos callaron.

Me volví lentamente hacia él.

―Lo siento. ¿Qué voy a hacer ahora?

Randall no parecía satisfecho. No me hizo sentir mejor.

―Vas a convocar a los dragones. Es hora que nos


reunamos con ellos cara a cara. ―La piel debajo de su ojo
izquierdo se contrajo―. Todos ellos.

―Por eso me has llamado ―dijo Dimitri, sonando


acusador―. Deseas conversar con el Gran Blanco, y quieres
que yo sea el intermediario.

―Ooooh, niña ―respiró Gary―. Draaaama.

―Ahora que tenemos a Sam aquí ―dijo Randall― el Gran


Blanco y yo podremos tener... unas palabras. Y espero que
haya muchos de ellas. Es mejor si las hadas median en alguna
reunión, dada nuestra historia.

―No veo por qué tengo que estar aquí para esto ―le dije―.
No quiero ver las cosas más antiguas que conozco peleando
entre sí.

Las cejas de Randall hicieron un baile complicado.

―Estarás aquí ―dijo con los dientes apretados― porque


los dragones te pertenecen tanto como tú a ellos.

―¿Escuchaste eso? ―susurró Kevin―. Me perteneces.

Lo ignoré a favor de mirar a Randall.

547
―¿Por qué ahora?

―Porque nos estamos quedando sin tiempo. Myrin no


permitirá que el rescate del Rey quede impune. Me temo que
la caída de Old Clearing es solo el comienzo. ―Miró a Dimitri
antes de volver a mirarme―. Y como has dicho tú mismo, Zero
pronto tendrá que dormir el próximo siglo. No podemos seguir
perdiendo el tiempo. El fin se acerca, Sam. De una forma u
otra.

―Reina del drama ―murmuré―. Entonces, ¿quieres que


traiga otros cuatro dragones aquí, uno de los cuales es
básicamente del tamaño de una pequeña montaña que
también guarda rencor porque elegiste a tu supervillano sobre
él, para que puedas tener a un pequeño hombre desnudo con
alas que juegue de mediador y podamos tratar de descubrir
cómo salvar a Verania de las garras del mal?

Me di cuenta que le costó mucho estar de acuerdo


conmigo. Pero él dijo:

―Sí, Sam.

Me encogí de hombros.

―Bueno.

Él parpadeó.

―¿Qué?

―Dije que está bien.

―Realmente esperaba más resistencia.

―Nah. Quiero ver lo incómodo que será cuando se reúnan


después de todo este tiempo.

―Eres una perra ―dijo Gary con orgullo―. Le enseñé


eso―.

548
―Necesitamos advertir al campamento ―dijo Justin―.
Para que la gente no se asuste cuando los dragones de repente
desciendan sobre nosotros.

―Yo lo hago ―dijo Tiggy.

―No asustes a la gente ―le advirtió Justin―. No


necesitamos causar pánico.

Tiggy parecía ofendido.

―No lo haré. ―Luego se volvió y comenzó a correr hacia


las puertas, agitando las manos por encima de su cabeza
mientras gritaba―: ¡VIENEN LOS DRAGONES! ¡NO TE
ASUSTES! ¡ VIENEN LOS DRAGONES, PERO NO TE COMEN!

―Se esfuerza tanto ―le dije a Justin, quien solo suspiró.

Ryan había sacado su espada y estaba mirando su reflejo


en la hoja, pasándose una mano por el pelo.

―¿Qué estás haciendo?

―No esperaba encontrarme con dragones ―dijo―.


Necesito estar presentable.

―Oh, mis dioses.

―Tengo pelo sexual. Pelo sexual , Sam. Estoy literalmente


a punto de encontrarme con el Gran Blanco por primera vez, y
él podrá decir que me sedujiste.

―¿Te seduje? ¡Oye, en caso que lo hayas olvidado, fuiste


el que me saltó porque obtienes una erección cada vez que
hago magia!

―Qué grosero ―dijo Dimitri mientras las hadas


zumbaban detrás de él.

Resoplé.

549
―No tienes espacio para hablar sobre problemas, amigo.
Toda tu existencia es esencialmente una locura.

―Uno de estos días, vas a comenzar una guerra con solo


hablar ―me dijo Justin.

―Tu cabello se ve bien ―le dije a Ryan, quitando su mano


antes que empeorara―. Quiero decir, sin ofender, pero a GB no
le va a importar cómo se vea tu cabello.

―¿GB? ―preguntó Dimitri―. ¿Te atreves a insultarlo al no


referirte a él como deberías? Él es un dragón.

―Sam es una pequeña mierda irrespetuosa ―dijo Kevin―.


Lord Dragon, me llaman. La bestia del este. ¿Pero Sam alguna
vez se refiere a mí así? Noooo. Por supuesto que no. Siempre
es Kevin esto, o Kevin lo otro, o Kevin, por favor pon tu lengua
en mi trasero tan lejos que puedas saborear lo que cené.

―Kevin, ¡qué demonios!

―¿Ves? ―Kevin le dijo a Dimitri―. Sin respeto.

―Como si quisiera acostarme con Kevin ―le dije a Ryan―.


Fue solo un año. Además, viste lo apretado que estaba anoche.
Si Kevin realmente hubiera metido su lengua en mi trasero,
hubieras podido meter toda tu cara allí cuando me lo hiciste.

―Sam ―silbó Ryan―. ¡Todos pueden escucharte!

―Wow ―dijo Gary―. Necesito ir a masturbarme, quiero


decir, tengo que masturbarme ahora mismo. Ups. Eso fue lo
mismo. Mierda.

―He estado pensando en ti ―dijo Dimitri, volando frente


a la cara de Justin―. Acerca de... unificar nuestros dos reinos.
¿Qué dices, mi príncipe? ¿Quieres estar... unificado conmigo?

―Qué oferta ―dijo Justin―. Necesito tomarme el tiempo


para pensarlo.

550
―Por supuesto.

―Me he tomado suficiente tiempo. Debo respetuosamente


rechazar su oferta.

De repente, el cielo se ennegreció con nubes y


relámpagos. Randall tronó:

―Basta.

Todos dejamos de hablar.

El sol volvió a salir cuando las nubes se disiparon.

―Huh ―dije―. Ese frente de tormenta salió de la nada


perfectamente sincronizado con tu enojo y... oh. Sí. De
acuerdo, lo entiendo. Relacionado.

Los ojos de Randall estaban ardiendo.

―Necesitas tomar esto en serio.

―Sí, chicos ―dije, mirando a los demás―. Habla en serio.

―Sam ―susurró Ryan―. Te está mirando.

―Eso se debe a que en silencio me está pidiendo que sea


su respaldo mientras los mastica a los demás por actuar de
manera ridícula.

―¿Cómo sigues vivo? ―me preguntó Dimitri.

―Pura fuerza de voluntad ―dije alegremente―. De todos


modos, Randall cree que todos apestan y que todos deberían
callarse porque estamos tratando de ser serios en este
momento, ¿de acuerdo? ―Le sonreí a Randall―. Adelante. Te
tengo, amigo. No es necesario, ¿estás bien? Tienes la cara muy
roja. ¿Te sientes enfermo? ¿Estas muriendo? Hombre, habla
sobre tiempos terribles. No puedes morir todavía. Tenemos que
patear el culo de un villano antes que tu cuerpo pueda colapsar
sobre ti mismo ya que eres muy viejo.

551
―¡VIENEN LOS DRAGONES! ¡NO TE ASUSTES! NO
COMEN...

Tiggy se detuvo junto a Gary.

―Hecho y hecho. Rápido. ―Golpeó la pezuña/puño de


Gary.

Randall miró hacia el cielo. Todos volvimos la cabeza


hacia el cielo también.

―¿Qué estamos viendo? ―susurró Gary.

―No tengo idea ―le susurré―. Esa nube de allá parece


una polla.

―¡Ja! El cielo tiene una polla.

Miramos hacia abajo cuando Randall lo hizo. Parecía que


se sentía un poco mejor. Su cara no era tan roja. Le guiñé un
ojo, solo para hacerle saber que entendí totalmente lo que
estaba haciendo.

―Sam ―dijo, con voz extrañamente plana―. Convócalos.

Suspiré.

―Esperaba que te hubieras olvidado de eso. ¿Realmente


tengo que hacerlo?

―Sí.

―Bien. Es posible que todos deseen dar un paso atrás.


Esto podría ponerse un poco pegajoso.

―¿Por qué demonios se pondría pegajoso? ―Escuché


decir a Justin antes de respirar profundamente y cerrar los
ojos.

Siempre estaban allí, esos bajos pulsos de luz, esos hilos


que se habían unido a los impulsos eléctricos de mi cerebro,

552
bajando por mi columna hasta que rodearon mi corazón
golpeado por un rayo. Kevin era el más fuerte. Sí, todos
habíamos pasado un año prácticamente en la mente del otro,
pero Kevin era... diferente. Encajaba con nosotros aquí.
Después de él estaba Zero Ravyn Fuegodeluna, el monstruo
dragón serpiente emo adolescente que actuaba como si tuviera
cuervos en su alma, pero solo quería alguien a quien amar
mientras cultivaba sus árboles y sus flores. El pulso y el hilo
de Zero eran tan rojos como sus escamas, ardiendo bajo el sol
del desierto. Luego venían los pulsos azules, el aleteo de las
plumas. Pat y Leslie, los dragones de nieve apareados que una
vez nos habían perseguido a Randall y a mí al borde de un
acantilado como su forma de ver si yo era digno de su tiempo.
El último hilo era el más brillante. No por nuestra conexión,
sino porque era el ser vivo más antiguo del mundo conocido, y
estaba hecho de magia. El Gran Blanco era un dragón, pero
era diferente. Kevin era un conducto, ayudando a dirigir mi
magia. Pat y Leslie eran caminantes de sueños. Zero podría
cultivar sus bosques. Esa era su magia. Sus dones

El Gran Blanco nos mantenía a todos unidos.

El Gran Blanco era quien me había impregnado de magia


que debería haber tardado décadas en aprender.

El Gran Blanco era el unificador, la razón por la que los


sentía a todos en mi cabeza y corazón para empezar.

Había aprendido en el bosque que mi vínculo con el Gran


Blanco era la razón por la que mis ojos se habían vuelto negros
para Kevin, rojos para Zero y azules para Pat y Leslie.

Él fue la razón por la que los escuché en mi cabeza en el


desierto y las montañas del norte. Había estado al tanto de
nuestra conexión. De mí. De todo. Todo el tiempo. Desde la
primera visión cuando Vadoma apareció en el Castillo de
Lockes y me presionó contra una pared, la segunda vez que me

553
dijo que no estaba listo, lo sabía. Cuánto sabía todavía era un
misterio. No sabía si podía ver el futuro. No sabía si realmente
era un dios. El mundo supuestamente había sido construido
sobre su espalda. No sabía si eso era cierto, pero no por falta
de intentarlo.

Había hecho todas estas preguntas.

Por lo general, me había ignorado.

Ahora, sin embargo.

Ahora no me estaba ignorando.

Me preguntaba si había estado esperando este momento.


Los pulsos eran brillantes y las cicatrices de los rayos en mi
pecho ardían.

Ven, le dije a esas luces.

Ya estoy aquí, dijo el negro, porque era un imbécil.

No estaba hablando de ti.

Oh. Correcto. Todavía puedes pedirme que vaya26, si


quieres.

Qué asco. Basta ya.

¡Oye! Soy divertido.

Finalmente, el rojo dijo. Esto ha tomado una eternidad y


estoy aburrido y empezando a tener sueño, y Pat y Leslie no me
dejan ir a hacerme amigo de los zorrillos a pesar que son los
únicos que me entienden.

Eso es porque huelen mal, querido, dijo una de las luces


azules. Vaya, Pat se comió uno una vez, y no la dejé besarme
durante un año después.

26
Juego de palabras con correrse.

554
Eso no es algo que necesiten saber, dijo la otra luz azul
con brusquedad.

Tan patético, murmuró la luz roja.

Hola, hermanito, dijo la luz negra. Prueba con ovejas.


Gritan cuando las persigues. Es histérico ¡Además, Gary
recuperó su cuerno!

Oh, dijo una luz azul. Qué lindo para él. Apuesto a que los
dos están encantados. Ya era hora, dijo la otra luz azul.

¿Ves? Te dije que era una blandita. Una lesbiana por fuera,
pero nada más que pelusa en el interior.

Estamos llegando, dijo el pulso blanco, y los demás se


callaron.

Suspiré y abrí los ojos. La neblina de verde y oro se sentía


espesa a mi alrededor. Volví a mirar a Kevin, cuyos ojos
estaban completamente negros mientras me miraba. Estaba
retumbando felizmente profundo en su pecho, con zarcillos de
humo saliendo de sus fosas nasales. No había pasado tanto
tiempo desde que habíamos visto a los demás, pero había una
sensación de alivio ante la idea que todos estuviéramos juntos
de nuevo, sin importar cómo me ponía los nervios de punta
GB. Aunque para ser justos, yo hacía lo mismo con él.

―Vienen ―dije.

―Sentí eso ―dijo Ryan, sonando asombrado.

―¿Lo hiciste? ¿A cada uno de ellos individualmente?


¿Pudiste oír lo que decían?

Sacudió la cabeza lentamente.

―No. No escuché nada. Era más como... un sentimiento.


Aquí dentro. ―Se tocó el costado de la cabeza―. Creo que fue
más de ti que otra cosa.

555
Dimitri revoloteó frente a él, mirando a Ryan con
curiosidad.

―Piedras angulares. ―Miró a Randall―. Su vínculo es


fuerte. Especialmente siendo tan jóvenes.

―Su historia se remonta más allá de lo que yo sabía ―dijo


Randall―. Y he aprendido a nunca establecer expectativas para
ellos. Por lo general, terminan desafiándolas, de una forma u
otra.

―¿Fue un cumplido? ―me susurró Ryan.

―Sí. No ¿Quizás?

―Gracias por aclararlo.

Del bosque llegó un gran rugido.

―Aquí vamos ―murmuré―. Hagas lo que hagas, no


corras.

Zero apareció primero, explotando desde la línea de


árboles hacia la luz del sol, el cuerpo musculoso retorciéndose
y levantando polvo mientras se deslizaba hacia nosotros. Tuve
que recordarme a mí mismo tomar mi propio consejo y no
correr gritando al ver una gigantesca serpiente monstruo
dragón lanzándose hacia mí, porque Zero era sensible a su
aspecto. La capucha huesuda alrededor de su rostro estaba
plana contra su cabeza, y sabía que estaba presumiendo
cuando rompió el aire, colmillos grandes y bastante
aterradores.

―Mierda ―suspiró Justin, y me di cuenta que nunca


había visto a Zero antes. No había estado en el desierto―. Eso
es… Creo que me cagué encima.

―Qué principesco de tu parte ―dijo Gary secamente.

556
Zero disminuyó la velocidad cuando se acercó, y pude
sentir un pulso bajo de incertidumbre, como si fuera tímido,
de todas las cosas, así que me adelanté y le sonreí.

―Hola, amigo.

―Sam ―dijo Zero, con el cuerpo enrollado debajo de él


cuando se detuvo a unos metros de distancia―. Hola. ―Sus
ojos serpentinos se dirigieron a las personas detrás de mí, y
tragó saliva antes de mirarme de nuevo―. Eso te llevó una
eternidad.

Puse los ojos en blanco.

―Solo han pasado unos días.

―Sí, pero me dejaste con gente mayor. ―Él frunció el


ceño―. Eso fue muy tonto. Y el bosque olía raro. Y lo odiaba. Y
luego Pat y Leslie no me dejaron ir muy lejos, a pesar que tengo
catorce años y eso es prácticamente ser un adulto. ¡Puedo
tomar mis propias decisiones!

―Oh, chico.

―¡Oye, hermanito! ―dijo Kevin, acercándose a mí―.


¿Cómo va todo?

―Mi vida es muy difícil ―gimió Zero―. Todo es oscuro y


húmedo, como los fétidos recovecos de mi mente.

―Sí ―dijo Kevin―. Eso es tan... tú. Ven a ver el cuerno de


Gary. ―Se inclinó hacia delante y bajó la voz, aunque todos
claramente todavía podían escucharlo―. Asegúrate de decirle
lo bien que se ve, porque si no lo haces, es posible que no me
deje tener el panecillo de queso de hierbas con mantequilla
más tarde.

―¿Qué es un panecillo de queso de hierbas con


mantequilla?

557
―Mantén tu depravación para ti mismo ―le advertí a
Kevin―. Zero no necesita ser corrompido.

―¡Oye! ¡Puedo soportarlo!

―Gary también ―dijo Kevin―. Es por eso por lo que


tenemos una panadería para empezar.

Dos dragones emplumados caminaron regiamente desde


los árboles, con la cabeza en alto, sus plumas endurecidas
centelleando como el hielo a la luz del sol. Los ojos de Pat se
entrecerraron, observando cada pequeña cosa a su alrededor,
evaluando posibles amenazas contra su pareja. Leslie me
estaba sonriendo, y no pude evitar sonreírle. Había sido
amable conmigo en el Bosque Oscuro y había hablado más de
una vez en contra de GB cuando pensó que ya había tenido
suficiente por el día.

―Sam ―dijo Pat mientras me inclinaba ante ellas. No


tenía que hacerlo, pero pude ver que estaba contenta con la
acción.

―Oh, miren a todos ―bromeó Leslie―. Como una banda


de felices héroes reunidos. Tan valiente con sus caritas. Kevin,
ven aquí y trae a tu joven para que pueda mirarlo. Escuché
que su cuerno es bastante largo, y si no fuera lesbiana,
seguramente sería una reina de tamaño27. Dimitri, te ves en
forma.

―Pat ―dijo Dimitri, asintiendo―. Leslie.

―Pequeña mota de polvo ―dijo Pat, y yo la adoré. Y luego


el sol fue bloqueado.

Suspiré mientras miraba a Randall.

―No hagas esto extraño.

27
Size queen: Una reina de tamaño es un tipo que le gusta el pene masivamente grande.

558
Todos volvieron la cara hacia el cielo, excepto Randall.
Tenía esa mirada gruñona que a veces tenía cuando, por
ejemplo, su antiguo mentor estaba volando por encima.

―No tengo idea de lo que quieres decir.

―Sí, lo sabes. Vas a estar todo rígido y gruñón, y él va a


estar todo gruñón y reticente, y luego las paredes se
derrumbarán y ambos llorarán y se abrazarán. Y luego le dirás
que lo amas, y él dirá lo mismo, y luego pueden ir a hacer cosas
de ancianos como ir a cenar a las tres de la tarde o jugar al
ajedrez en el parque, y sí, me doy cuenta no tenemos un parque
en este momento, pero entiendes lo que quiero decir, y luego
te sentaras y te quejaras de que los jóvenes de hoy no saben
cuan bueno lo tienen y cómo en tu día, tenías que trabajar
para conseguir lo que querías, no como los niños a quienes se
les entrega todo.

―Eso no va a suceder.

―Díselo a Eduardo y a Morely.

―¿Voy a lamentar preguntar esto, pero ¿quiénes son


Eduardo y Morely?

―Dos ancianos personajes secundarios de la original


novela La Manticora y el mayordomo, que nunca quiero volver
a leer.

Parecía que Randall no sabía si estrangularme o alejarse.


Estaba acostumbrado a eso de él.

―¿Por qué está dando vueltas por encima? ―preguntó


Justin, sonando reverente.

―Está presumiendo ―le expliqué―. Es un dragón. Es lo


que hacen.

―¡Oye! ―Cuatro dragones me atacaron.

559
Esperé.

―Está bien ―permitió Kevin―. Eso podría ser cierto.

―Me gusta cuando la gente me mira ―dijo Leslie,


acicalándose las plumas.

―Tengo grandes dientes ―arrastró Zero mientras sus


colmillos caían.

―Somos dragones ―dijo Pat―. Todos deberían estar


asombrados de nosotros.

―Odio a los dragones ―murmuré.

El Gran Blanco aterrizó en el campo vacío al lado del


Campamento HaveHeart. Si quisiera, solo tomaría un par de
golpes y el campamento quedaría reducido a escombros,
enterrando a sus habitantes. Me pregunté si los Oscuros en la
Ciudad de Lockes podrían verlo sobre el campamento.
Esperaba que pudieran y comenzaran a entrar en pánico.
Bajó su gran cabeza hacia nosotros, y pude escuchar a la gente
en el Campamento HaveHeart gritando y llorando por él. Los
otros dragones eran respetuosos, Ryan parecía que estaba
luchando contra el impulso de sacar su espada de nuevo, los
ojos de Justin estaban muy abiertos y sin parpadear, Gary
tenía pequeños arcoíris disparando desde la punta de su
cuerno (por razones que no quería pensar). Dimitri y sus hadas
zumbaban intensamente, y Tiggy saludaba frenéticamente al
dragón más grande del mundo.

Yo dije:

―GB. Me alegro que pudieras unirte a nosotros. Gracias


por el vuelo elevado. Al menos tres personas quedaron
impresionadas. Yo no era uno de ellos.

Todos se volvieron lentamente para mirarme,


boquiabiertos.

560
Randall dijo:

―Has envejecido bastante mal. No me sorprende.

Todos se giraron lentamente para mirarlo, las bocas se


abrieron aún más. Incluso yo.

El Gran Blanco retumbó, con los ojos fijos en Randall.

―Puedes entenderme, ¿no?

―Sí ―dijo Randall.

―Bueno. Eras un terrible aprendiz.

―Eras un mentor terrible ―respondió Randall.

―Draaaammmmmmaaaaaaaa ―susurró Gary―. Síííííí.

―¿Es así? ―preguntó GB.

―Bastante.

―Tus emociones humanas se convirtieron en tu ruina.

―No todos nacemos sin alma. ―Randall olisqueó


delicadamente―. O más bien, una tan negra como el interior
de una cueva de trol.

―Oh, Dios mío ―susurré fervientemente―. Están siendo


gruñones y reticentes. Son Eduardo y Morely. Lo sabía. ¡Rompe
y llora para que puedas ser viejo en el parque!

GB miró en mi dirección.

―¿De qué está murmurando ahora?

Randall agitó una mano despectivamente hacia mí.

―Si lo ignoras, eventualmente se distrae por algo brillante


o comienza a tener relaciones con el caballero.

561
―Grosero ―le dije―. Pero también es bastante cierto.

―Desearía haberlo sabido antes de aceptarlo como mi


aprendiz ―dijo GB, con un gigantesco movimiento de cabeza―.
Soy antiguo. Un siglo no es más que una gota en el océano
para mí. Dicho esto, el año pasado fue el más largo de mi vida.

―Aww ―le dije.

GB parpadeó lentamente.

―Qué.

Randall puso los ojos en blanco.

―Decidió tomar eso como un cumplido.

―No es así como funciona.

―Lo hace en la mente de Sam.

―Soy un puñado ―dije―. ¿Verdad, Ryan? ―Lo golpeé en


el estómago con el codo―. ¿Verdad? ¿Soy un puñado? ¿Lo
entiendes? Si. Lo entiendes.

Estaba sudando profusamente.

―¿Ryan? ―gruñó el Gran Blanco―. ¿El Comandante


Caballero? ¿Es este el que está delante de mí?

―Eep ―dijo Ryan―. Quiero decir, sí, señor. Lord Dragon.


Señor. Gran blanco. Maestro. Su excelencia.

―A veces se pone raro ―le dije, frunciendo el ceño a Ryan.

―No me pongo raro ―dijo Ryan con el costado de su boca,


con la mirada aún centrada en GB.

―Una piedra angular ―chasqueó GB burlonamente―. Un


desperdicio.

562
―Oh hombre ―respiré―. No deberías haber dicho eso.
Estás tan muerto y ni siquiera lo sabes. Ryan! ¡Apuñálalo en
el ojo y muéstrale que nadie habla de mi piedra angular de esa
manera!

―No puedo apuñalarlo ―dijo Ryan frenéticamente―. ¡Es


el Gran Blanco!

―Ciertamente puedes apuñalarlo.

―Hiciste un trabajo maravilloso con tu aprendiz ―dijo


Randall a GB―. De verdad. Debes estar muy orgulloso.

―Él vino a mí así ―espetó GB―. Por lo tanto, cualquier


culpa recae firmemente en aquellos que tenían su custodia
antes que yo. Como tú, por ejemplo.

―Tienes suerte que me duela la cadera hoy. De lo


contrario, estaría dispuesto a mostrarte mi final de mi
negocio28.

―¿Tu cadera? ―resopló GB―. Me sorprende que aún estés


de pie con lo frágiles que deben ser tus huesos.

―Me di cuenta que tu mano izquierda se curvaba y la


apoyaste al aterrizar. La artritis es algo tan horrible. Me alegra
que lo tengas.

―¡Defiende mi honor! ―exigí.

―Defiende tu honor ―dijo Ryan―. Tú eres el que puede


hacer magia. Solo tengo una espada.

―Sí, ¡pero siempre presumes de lo grande que es!

―¿Tienes alguna idea de cuán grande es ese dragón?

28
En jerga se refiere a mostrarle el culo.

563
―Di algo. Odia las piedras angulares. Eres una piedra
angular. Ergo, te odia. Debes mostrarle lo equivocado que está
y lo genial que eres.

―Sí, por favor ―dijo Gary alegremente―. Ryan, muéstrale


al dragón más grande del mundo lo genial que eres.

―¿Pero pensé que el Comandante Caballero Cara


Deliciosa no era genial? ―susurró Tiggy.

―Oh, él no lo es ―susurró Gary―. Solo quiero ver qué


sucede.

―Defenderé su honor ―dijo Dimitri, revoloteando


alrededor de mi cara. Su pequeño pene estaba al nivel de los
ojos, y no podía mirarlo fijamente.

―Creo que te refieres a algo completamente diferente de


lo que estoy pidiendo ―le dije.

―Probablemente. Aún así. ¿Debería?

―No lo harás.

―Las personas mayores son lo peor ―gimió Zero―. Dioses,


¿por qué no puede haber alguien normal aquí?

―Soy bastante normal ―le dijo Tiggy―. Tengo escobas.

―Siento que necesito hacer algo con mi cuerno ―dijo Gary


a nadie en particular―. ¿Alguien necesita ayuda con mi
cuerno?

―Me vendría bien un buen polvo ―dijo Kevin.

―Crecen tan rápido ―dijo Leslie con cariño.

―Bien ―dijo Pat―. Entonces, tal vez podamos irnos y


volver a casa y nunca más tener que tratar con ninguno de
ellos.

564
―Me arrepiento de todo sobre ti ―le gruñó GB a Randall.

―Mi corazón se rompe con tal pensamiento ―respondió


Randall.

―¡Suficiente!

Todos nos volvimos hacia la fuente de la voz enojada.


El Gran Príncipe Justin de Verania se puso de pie, mirándonos
a todos con los brazos cruzados sobre el pecho. Una brisa sopló
sobre él en ese momento, haciendo que su ropa ondeara
ligeramente, sus soñadores rizos rebotando en su cabeza.
Parecía majestuoso como el infierno, y yo estaba celoso de lo
increíble que se veía y orgulloso que fuera mi mejor amigo 5eva.

―Te ves muy bien ―le dije, en caso que no lo supiera―.


Como, amigo. Estoy pensando en romper con Ryan y cortejar
a mis amigos. Oh, Dios mío, estoy bromeando. Ryan, guarda
tu espada. Justin, deja de vomitar.

―Te estoy mirando ―advirtió Ryan a Justin.

Justin puso los ojos en blanco.

―Eso espero. Ese es tu trabajo.

―Oh. Correcto. Bien. Continúa, entonces.

Justin parecía querer golpear algo

―Tan encantador como todo esto es...

―No creo que quiera decir eso en absoluto ―le susurró


Gary a Tiggy.

―…no nos reunimos aquí para más de tus travesuras.


Cualesquiera que sean las quejas que tengan, es hora de
dejarlas de lado. O al menos, reténganlas hasta que hayamos
salvado a Verania.

565
―Quejas ―retumbó GB, ladeando su cabeza
excepcionalmente grande―. Reduces la traición de un aprendiz
a una queja. ¿Quién te crees que eres, humano?

Cualquier persona normal se habría estado cagando


encima. Justin no era una persona normal. Cuadró los
hombros y entrecerró los ojos.

―Soy el futuro rey. Soy el príncipe de Verania. Tendré tu


respeto si esperas tener alguna vez el mío.

―Mierda ―respiró Gary―. ¿Alguien más acaba de obtener


una erección de poder?

Kevin levantó la mano. Igual que Dimitri. Iba a hacerlo,


pero Ryan me estaba mirando. Inexplicablemente, Leslie
también levantó una mano. Me pareció mejor no preguntar.

Justin los ignoró, solo miraba a GB.

―Esto es más grande que tú. Que yo. Que cualquiera de


nosotros. Nuestra propia forma de vida está amenazada. Myrin
no se detendrá hasta que controle todo lo que ve. Este es mi
país. Esta es mi gente. Me ha quitado todo, a todos nosotros,
y me ocuparé que haya pagado por sus crímenes contra
Verania. No me importan los aprendices, las piedras angulares
o lo que sea que nos haya traído a este momento. El tiempo de
la culpa ha pasado. Estamos hechos de nuestras historias,
pero controlamos nuestro futuro. Sam es mi mago. Ha sido
elegido por los dioses para provocar el fin del hombre en las
sombras. Y lo apoyaré. Espero que hagan lo mismo. Sam,
quítate esa mirada de la cara. Ahora no es el momento de
abrazarse.

―Pero…

―No.

―Yo solo…

566
―No.

Suspiré.

El Gran Blanco miró a Justin por un momento que alargó


demasiado. Hubo un segundo o dos en los que estaba seguro
que GB solo iba a comer a Justin, pero él resopló.

―Debes tener un corazón de acero para hablarme de esa


manera.

―He descubierto que hay un momento y un lugar para la


diplomacia. Este no lo es. Seré franco, como se requiere de
alguien en mi posición .

―No puedes borrar los pecados del pasado.

―Cierto ―Justin estuvo de acuerdo―. Pero cuando todo el


mundo depende de ti, espero que al menos puedan pasarlos
por alto por ahora.

El labio de GB se curvó.

―¿Y dices que serás rey?

―Sí.

―Puedo ver eso. Eres impresionante.

―Wow ―le dije―. Estoy tan contento que lo hayas


conocido durante cinco minutos y llegues a esa conclusión
cuando te conozco desde hace un año y lo mejor que me has
dicho es que al menos yo era más hábil en magia que un
cadáver podrido.

―Eres mi aprendiz ―dijo GB―. Se supone que no debo ser


amable contigo.

―Ha sido mimado demasiado ―dijo Randall.

―Me di cuenta. Bastante blando, ¿no?

567
―― Como la masa.

―Bueno ―dije, aplaudiendo―. Tan divertido como es esto,


y realmente, me encanta cómo aparentemente ya han olvidado
una disputa de siglos para poder culparme a mí, tan
maravilloso, gracias. Creo que deberíamos seguir adelante y
hacer lo que dijo Justin. Concentrarnos en el panorama
general y patear algún trasero y, bueno, realmente no recuerdo
lo que dijo Justin porque estaba distraído por lo majestuoso
que estaba siendo.

―Oh, antiguo ―dijo Dimitri, volando frente a la cara de


GB―. Perdónanos por esta burla. Estos humanos no saben con
quién hablan. Eres la luz del mundo, la razón por la cual todos
respiramos. Pues, los latidos de tu corazón son el pulso de la
tierra bajo nuestros pies, tu aliento el viento entre los árboles,
el...

―Dimitri.

―Sí, antiguo.

―Basta.

―Sí, antiguo.

GB se volvió hacia Randall.

―¿Por qué ahora?

Randall arqueó una de sus tremendas cejas hacia él.

―Porque nos estamos quedando sin tiempo. Hemos


rescatado a nuestro Rey. Myrin ha visto a Sam con sus propios
ojos. No pasará mucho tiempo antes que descienda.

―¿Puede ser salvado?

Randall pareció sobresaltado ante la pregunta.

―¿Qué?

568
―Myrin. ¿Puede ser traído de vuelta de las sombras?

Randall lo miró fijamente.

―Incluso si hubiera una manera, ¿por qué te importaría?

―Me crees insensible.

―Creo que eres obstinado. Y antipático. Incapaz de ver


cualquier cosa fuera de las formas en que ves el mundo.

―¿Pero?

Los hombros de Randall se hundieron.

―Nunca pensé que fueras frío. Te preocupaste por mí. A


tu manera.

―Lo amabas.

―Lo hice.

―Él era tu piedra angular.

―Lo era.

―Y se apartó de ti.

―Sí.

―Y aun así sobreviviste. Incluso después del Rey de los


Dolores. Incluso después de tu... experiencia en el Castillo
Freesias. De alguna manera, sobreviviste. Dime, Randall.
¿Cómo es posible?

―¿Lo sabías? Acerca de…

―Eras mi aprendiz. Por supuesto que lo sabía. ¿Cómo lo


hiciste? ¿Cómo encontraste tu camino hacia la luz?

―Morgan.

569
―¿Eso es todo?

Randall suspiró.

―Recordé lo que me habían enseñado.

GB pareció desconcertado.

―¿Verdaderamente?

―Sí.

―¿Se puede hacer lo mismo por Myrin?

Randall dudó.

―No.

El Gran Blanco asintió lentamente.

―¿Y por qué es eso?

―Debido a la corrupción en su corazón, la oscuridad que


acecha debajo de su piel. Me convertí en lo que hice debido a
la magnitud de mi dolor. Myrin hizo lo mismo, pero por su
propia voluntad. Era poder lo que buscaba, y nada más.

Randall me miró y un escalofrío me recorrió la espalda.

―Y para hacer lo que le hizo a Morgan.... Consumir la


magia ajena es la más oscura de todas las artes. Se llevó algo
que no le pertenecía. La forma en que debe haber fracturado
su alma. Así que, no. Creo que no hay vuelta atrás en eso. Ha
hecho su elección.

―Y tú has hecho la tuya.

―Sí.

―¿Van a abrazarse? ―Tiggy le susurró a Gary.

570
―Mas les vale ―susurró Gary―. No se puede ser viejo y
decrépito y hablar de cosas malas de su pasado y perdonarse
sin abrazarse después.

Le había enseñado bien.

GB miró a cada uno de nosotros a su vez. Kevin y Zero y


Pat y Leslie. Gary y Tiggy. Dimitri y sus hadas. Ryan. Justin.
Yo.

―Me recuerda a ti ―le dijo a Randall―. Obstinado.


Indignado. Pomposo. Habla antes de pensar y es más probable
que ignore mis órdenes más que realmente seguirlas.

Me habría opuesto, pero eso era casi todo cierto.

―Una vez convirtió mi nariz en un falo ―dijo Randall,


sonando resignado.

―Eso no me sorprende en lo más mínimo. Pero, aún así,


a pesar de todas sus faltas, su corazón es resistente. Ha sido
golpeado por un rayo, y se ha hecho más fuerte gracias a eso.
Nunca había conocido a alguien como él.

―Confuso, ¿no es así?

―Extraordinariamente, sí. ¿Crees que es capaz?

―Sí.

―Crees en él.

No hubo dudas.

―Sí.

―¿Porque?

―Porque a pesar de toda su bravuconería, de toda la


astucia y el sarcasmo, sigue siendo el mago más grande que

571
he conocido. Él es la mejor parte de todos nosotros. Y me siento
honrado de estar en su presencia.

No pude encontrar mi voz.

El Gran Blanco se rió entre dientes.

―Tal vez los dioses eligieron sabiamente después de todo.

―Sorprendente, ¿no?

―Nos has llamado aquí.

―Lo hice.

―¿Tienes un plan?

Randall comenzó a sonreír.

ESCUCHÉ ALGO que no era para mí. Debería haber


seguido caminando. Pero yo estaba arraigado en el lugar.

―Estoy orgulloso de ti ―dijo el Rey a su hijo justo dentro


de las puertas del Campamento HaveHeart.

―¿Qué? ―preguntó Justin.

―Yo no...

―Lo que dijiste. Sobre Verania. Y su gente.

Justin suspiró.

―Solo estaba tratando de hacer que se concentraran.

―Sí.

El rey se echó a reír.

572
―Incluso cuando eras niño, tenías esa misma expresión
de mal humor en tu cara cuando te sorprendían mostrando tu
corazón. Siempre me pareció lo más entrañable.

―Papá, no estoy…

―Un rey pone a todos los demás antes que a sí mismo.


Hace todo lo que puede por los débiles y los cansados, los
pobres y los hambrientos. Es amable con quienes lo merecen.
Es firme con los que no. Defiende la corona con todas sus
fuerzas.

―Lo sé. Me lo has dicho muchas veces.

―Supongo que sí. Un rey también inspira. ¿Te he dicho


eso?

―Yo... no. No sé si lo has hecho.

―Hmm. Bien. Él inspira, porque sin esperanza, todo está


perdido. La esperanza es una luz en la oscuridad, algo que
puede ayudarnos a llevarnos a casa. Eres una luz, hijo mío. Y
sé que un día serás un rey maravilloso. Estoy orgulloso del
hombre en el que te has convertido.

―Papá.

―Deja que un anciano tenga sus palabras.

―No eres tan viejo.

―Muy amable de tu parte.

―Vas a estar aquí por mucho tiempo.

―Eso espero.

Silencio. Luego:

―¿Cómo lo sabes?

573
―¿Qué?

―Que seré un buen rey.

―Porque un buen rey inspira. Y me inspiras.

Los dejé solos después de eso.

574
Capítulo 16:
Los Tres Grimorios

LA MAGIA que he aprendido, es un don, capaz de realizar


las cosas más extraordinarias pero en las manos equivocadas
los deseos más oscuros.

Puedo hacer cosas que muchos otros pueden solo soñar.

Tenía diecisiete años cuando le devolví la vida a un


pájaro.

Durante mucho tiempo, no se lo conté a nadie.

Absorbí la vida de la tierra y los árboles y la introduje en


ese pequeño pájaro, haciendo que sus pulmones se expandan
y su corazón vibre.

El suelo se quemó bajo mis pies y aún se mantiene como


tal hasta el día de hoy.

Morgan había caído, y había habido un momento en que


me paré sobre su pálido cuerpo, con los ojos de la corte del
Rey sobre mí, y pensé: podría traerlo de vuelta a la vida, sería
tan fácil hacerlo.

De alguna manera había resistido a la tentación.

Porque un gran hombre me había enseñado que solo


porque yo podía hacer algo no significaba que debiera.

575
―Puede salirse de tus manos si lo dejas ―me dijo una vez
Morgan de las Sombras, poco después de haber venido al
Castillo de Lockes―. Puede ser algo difícil de manejar,
creciendo más allá de tu control.

Lo mire con los ojos muy abiertos.

―¿Y eso es malo?

Él asintió con gravedad.

―Sí, pequeño. Es malo, porque tu mente podría nublarse


y podrías perder tu camino. Es por eso que es muy importante
entender de lo que eres capaz.

―No lo haré ―dije―. No voy a ser malo.

Él sonrió entonces, esa sonrisa que pensé era solo para


mí.

―Sé que no lo harás y yo estaré aquí para ayudarte.

―¿Lo prometes?

―Lo prometo.

SAM.

Pronto, Sam.

Te lo prometo.

Estaré allí pronto.

Y entonces terminará.

Me desperté, el corazón palpitando, la piel resbaladiza


por el sudor. Ryan dormía a mi lado, el pecho subiendo y
bajando lentamente.

576
Lo vi dormir durante mucho tiempo.

DEL GRIMORIO de Morgan de las Sombras:

Es extraño, en verdad, estar solo. Durante mucho tiempo,


Myrin y Randall estuvieron a mi lado, siempre vigilantes. Mis
guardianes. Mis protectores. Mis mentores. Me sentía...
completo. Juntos, parecíamos imparables. Siempre había oído
que dos magos nunca deberían ser la piedra angular del otro,
pero ¿por qué no? Si funcionaba, ¿por qué no iban a funcionar
como antes?

Ahora sé por qué. Pienso que tal vez jugó un papel en todo
lo que vino después o tal vez no lo hizo. Tal vez Myrin siempre
tuvo la intención de quedar atrapado en la oscuridad. Tal vez
ese era su destino.

Randall dijo que volvería a mí cuando se hubiera curado.

Solo necesito esperar.

Espero que no sea por mucho.

Pero las cosas se sienten... diferentes. Ahora, la oscuridad


se ha ido.

Anya es extraordinaria. Me alegra que ella no sea un


mago.

UN GRAN AVANCE.

Desearía poder decirle a Randall.

1 OJO DE lagartija de fuego

577
1½ tazas de ajenjo molido

1setas kontashi

1 lágrima de un gusano troll espectacularmente agitado

HAY HISTORIAS que vienen de las montañas del norte, de


un Castillo encantado hecho de hielo. Los viajeros dicen que la
mera vista de esto provoca una sensación de miedo, que se oyen
gritos del interior, gemidos como de lamentos, luces brillantes
que estallan desde dentro.

Fantasmas, dicen.

Quédate lejos, dicen.

No puedo.

Tengo que saber.

RANDALL ES OSCURO. Él me atacó. Estaría muerto ahora,


si no fuera porque se retiró en el último momento. Parece...
salvaje.

Desquiciado Su magia giraba a su alrededor como la


niebla. No me reconoció al principio. No podría haberlo detenido.
No si realmente hubiera querido acabar con mi vida.

No fue hasta que dije su nombre que la niebla se levantó,


aunque solo por un momento.

Me vio, creo.

Él realmente me vio.

―Morgan ―dijo―. Morgan, vete...

―Lucha ―le supliqué―. Tienes que luchar contra eso,


porque no puedo perderte a ti también.

578
Él se había ido, después de eso.

Pero entonces los gritos se reanudaron desde lo más


profundo del Castillo Freesias.

Si eso es lo que te sucede al perder a tu piedra angular,


¿qué pasará cuando yo pierda la mía?

¿QUÉ PASARÍA si combinaras ciertas palabras? Shri y


Mao y Bre, están aparentemente desconectados, pero ¿lo están
realmente? ¿Qué si fueran pronunciadas juntas? ¿Qué podría
traer eso?

LO HICE.

Lo ayudé en su camino de regreso a la luz.

Llevaré cicatrices de la batalla de por vida, pero vale la


pena.

RANDALL HA REGRESADO.

Él es diferente de lo que era hace una década.

Pero entonces yo también.

Le presente nuevamente a Anya. Ella es mayor ahora.

Él sonrió.

Pero no antes de captar la mirada de miedo en sus ojos.

No es él mismo.

No lo es.

579
GLANDUR PASO más allá del velo.

Randall es el mago principal ahora.

No quedamos muchos de nosotros.

Randall no parece preocupado.

―Aún eres joven ―dijo―. Más vendrán si es necesario.

Pero, ¿y si no lo hace? ¿La magia simplemente… morirá?

Él ME DIJO una vez que sería mejor si el nombre de Myrin


fuera borrado de la historia.

No le creí.

Nunca intenté detenerlo.

NUNCA pensé que llegaría el día en que me diera cuenta


que no había pensado en Myrin en años.

Hoy fue ese día.

Ahora no puedo sacarlo de mi mente.

Deberíamos comprobar el sello. Solo para estar seguros.

A VECES todavía dudo de mí mismo.

Anya se rió de mí, su cabello es gris ahora, las líneas


alrededor de su cara y boca más pronunciadas. Ella sigue
siendo la persona más hermosa que he visto en mi vida.

580
―Tú puedes hacer esto . ―Me reprendió suavemente―. Lo
sé, yo creo en ti.

Ella cree en mí.

Ella cree en mí.

Gracias, Anya.

MORGAN de las Sombras.

Mi nombre. Nunca pensé demasiado en ello.

¿Pero no es verdad que Randall tiene el sentido del humor


más curioso?

ANYA ESTA ENFERMA

Sabía que este día llegaría.

Dioses, cómo me gustaría estar mejor preparado para ello.

Tal vez ella…

FUE RAPIDO, al final, fue rápido. Ella sonrió. Ella cerró los
ojos.

Ella inspiró e espiró, inspiró y espiró, y ...

Eso fue todo.

El fin.

Sentí el momento en el que cruzó el velo.

Cuando su corazón se detuvo, cuando suspiró ese último


aliento.

581
Lo sentí.

Brutal. Salvaje.

Randall me había advertido. Cómo podría ser.

Se sentía como si me hubiera roto limpiamente en dos.

Yo lloré, por supuesto. ¿Cómo no iba a hacerlo? La amo.

Pero.

No me sentí... oscuro.

Nunca sentí sombras.

Nada susurró en mi cabeza.

Mi magia es como siempre fue.

Estoy de duelo, sí. Me duele el cuerpo. Todavía puedo oler


su aroma en la almohada, aunque ya ha empezado a
desvanecerse.

Pero no me he vuelto hacia la oscuridad.

Creo que es porque me dividí en dos.

Y si ese es el caso, entonces Randall se rompió en pedazos


irregulares.

Sabía que el fin se acercaba.

Tuve tiempo. Ella se mantuvo durante semanas.

Randall también lo hizo.

Pero nunca pudo decir adiós.

Los dioses me ayuden, pero deberíamos haber matado a


mi hermano.

Deberíamos haber acabado con su vida.

582
Por su bien.

Y por el de Randall.

LA MAGIA ES algo curioso, incluso después de todo este


tiempo. Hoy mismo hice florecer una flor con sólo un
pensamiento en mi cabeza.

Es hermosa. Me recuerda a ella.

RANDALL ME DIJO que se va del Castillo Lockes.

―Es hora ―dijo―. Tú serás el mago del rey.

―Pero...

―No discutas conmigo, Morgan. Estas listo.

―¿Pero qué hay de ti?

Él sonrió.

―La jubilación se ve bien para mí hasta que encuentres


un aprendiz, entonces le daremos un infierno y le haremos un
gran mago.

YA LO ESTÁN llamando el Buen Rey Anthony de Verania.

Es joven, pero su corazón es puro.

Él lo hará bien.

ELLA VINO A MI.

Desde el desierto.

583
Vadoma, y ella habló de una profecía.

SU NOMBRE es Sam.

Es un buen nombre.

No sé si estoy listo para ser un mentor. ¿Y si me equivoco?


Que si él no me escucha ¿Y si lo vuelvo oscuro?

No puedo hacerle eso.

Dioses, no sé si puedo hacer esto.

DUELE. Dejarlo en los barrios pobres. Randall dice que es


necesario, que debemos permitirle ser un niño antes que
intervengamos y cambiemos su vida.

No estoy de acuerdo

Necesita saber de lo qué es capaz. Lo que él será. En lo que


se convertirá.

Tal vez si solo... pudiera hablar con él. Con sus padres. Yo
podría...

No. Randall tiene razón. Necesito esperar.

ME HAN convocado.

Él se mostró

Hay chicos hechos de piedra en un callejón.

Qué… maravilloso.

584
ÉL HABLA y habla y habla.

Randall se rió de mí cuando se lo conté.

―Cosechas lo que siembras.

―Estoy preocupado.

―¿Acerca de?

―¿Qué pasa si no hago lo correcto por él? Randall, ya le


estamos ocultando muchas cosas...

―Lo harás bien. No podía estar en manos más capaces.


Confía en ti mismo, Morgan, tus instintos rara vez te han
fallado.

LO ENVIE al bosque oscuro para encontrar algo


inesperado.

Solo se ha ido por dos horas, y sin embargo estoy


preocupado como si hubiera sido días.

Tengo que recordarme que es necesario.

Él estará bien. Es como cuando tuve que hacer lo mismo.

Me pregunto qué traerá de vuelta.

GARY Y Tiggy

En lo salvaje y eso es lo que él trajo de vuelta.

Realmente inesperado.

Dioses. Cuan encantador puede ser.

Sam de lo Salvaje.

585
Es un buen nombre.

EL CORAZON quiere lo que quiere. Pero a veces el corazón


no puede tener lo que quiere Tal vez el Príncipe y el caballero
no están enamorados, pero están juntos. Sam respeta eso,
aunque sé que le duele.

Pero todavía….

Él piensa que el caballero ni siquiera sabe que existe, y


mucho menos sabe su nombre.

Si eso es cierto, ¿por qué Ryan Foxheart nunca aparta la


vista cuando Sam entra en una habitación?

Me pregunto…

SU PIEDRA ANGULAR.

Ryan es la piedra angular de Sam.

Porque por supuesto que lo es.

Maldita sea.

ÉL ES amado

Por encima de todo, es amado.

Por supuesto, pasó tres horas regalándome una historia


que comenzó con él perdiendo su virginidad: ‘Fue espectacular,
Morgan, como, ahora soy un hombre’ y terminó siendo una
diatriba sobre la forma en que la sociedad ve el sexo y la
sexualidad. Para el momento en que terminó, dudo que él
supiera de qué estaba hablando.

586
Pero él sonríe más de lo que lo he visto antes.

Y eso es gracias a Caballero Cara Deliciosa.

No puedo creer que escribí eso.

Sam está feliz.

Espero que nunca tenga que quitarle eso.

Tal vez Vadoma se equivocó.

VADOMA ESTÁ AQUÍ.

Los dioses me perdonen.

ÉL ESTÁ ENFADADO.

Tan, tan enojado.

Y no puedo culparlo. Por todo ello.

No deberíamos haberle ocultado esto.

Si solo nosotros…

ÉL ESTA PARTIENDO. Al desierto.

Y sé que Vadoma le ha mostrado cosas que no ha


compartido conmigo.

Pude verlo claramente en su cara en el momento en que se


despertó después que ella sopló su polvo en su cara.

Lo asusto.

Sam, lo siento mucho

587
Desearía que las cosas fueran... diferentes.

Pero debes recordar: tu corazón es tu mejor arma.

MYRIN.

Lo juro por todo lo que tengo, si tocas un pelo de la


cabeza de Sam, voy a acabar contigo No le harás daño.

No te dejaré.

Te detendré. De algún modo.

Nunca debió haber llegado a esto, hermano.

Pero ahora que lo ha hecho, haré lo que debo.

SAM…

―Si estás leyendo esto, he pasado más allá del velo...

DEL GRIMORIO DE Randall de los Dragones:

La magia lo es todo.

Me tomaré mi tiempo con eso.

No puede ser apresurado.

MI MENTOR será el Gran Blanco.

Esto es... inesperado.

Por un lado, no podemos entendernos.

No puedo hablar dragón

588
Él no puede hablar en una lengua humana.

¿Se supone que debemos gruñirnos el uno al otro?

Si es así, lo hemos logrado perfectamente.

LO ODIO tanto.

EL GRAN BLANCO parece creer que estoy perdiendo el


tiempo. Cada mago sabe que eventualmente, una piedra
angular llegará a existir. Al Gran Blanco no le gusta el hecho
que estoy haciendo espacio para esa persona en mis
pensamientos.

No puedo negar que tiene un punto. Depender de una


persona para articular mi magia parece ser una falacia lógica.
Tanto podría salir mal.

Pero a pesar de ello, no puedo decir que no me seduzca la


idea de una persona así. Hecha para mí, tal como yo he sido
hecho para ella.

Mientras tanto, me encontré con las más curiosas trillizas


el otro día, las hermanas Berlotti, y todas ellas parecían
encontrarme irresistible, si las próximas diecisiete horas
significan cualquier cosa…

¿DE DÓNDE viene la magia? ¿Está en el aire? ¿Está en mi


sangre? ¿Está en mi mente o en la tierra bajo mis pies? Parece...
confuso que tal cosa pueda existir. Y ¿por qué yo? ¿Por qué hay
tan pocos que podamos hacer las cosas que puedo? ¿Estoy en
sintonía con el mundo en la forma en que otros no lo están?
Ninguno en mi familia parece ser capaz de las cosas de las que
soy, aunque todos se han ido ya.

589
Mi vida será larga. Apenas he empezado a raspar la
superficie.

Si la magia viene de la mente, ¿es como una limitación de


la imaginación?

Qué pensamiento tan aterrador.

EL GRAN BLANCO dice que no necesito una piedra


angular.

Yo le creo.

LAS PRUEBAS.

No eran nada.

Soy Randall de los Dragones.

ENCONTRÉ otro mago.

Él es…

Arrogante.

Irritante.

Piensa que sabe mucho cuando, obviamente, sabe muy


poco.

No soporto la vista de él.

Él me sonríe como si me conociera.

Es exasperante.

No tengo tiempo para gente como él.

590
Tengo trabajo que hacer.

PARECE encantado por mí.

Deseo su muerte diariamente.

¿Cuándo se irá?

DESCANSO HOY.

Entiendo más que nunca antes.

Estaba mirando una ecuación que he estado estudiando


durante años, la solución fuera de mi alcance, cuando de
repente, tenía sentido. No sé cómo nunca lo vi antes, parece
tan simple ahora. Si Myrin no hubiera chocado cuando me
tocó el codo, derramando la tinta, podría haber...

Espera.

Él no es...

No puede...

Oh, no.

¿DOS MAGOS? ¿Juntos? ¡Absolutamente no!

Es lo que diría el Gran Blanco.

Piedras angulares. Son inútiles.

Solo distraen de lo que es importante.

Estoy de acuerdo con él.

Pero aún así….

591
¿Y sí…?

No.

Es mejor si ni siquiera lo piense.

MYRIN me dio una flor hoy.

Era una pequeña cosa sucia que parecía como si se


hubieran sentado encima después de haber sido arrancada de
la tierra.

Él estaba sonriendo cuando me la entregó.

La tomé, solo porque él hubiera continuado parado allí con


esa mirada atontada en su rostro.

No significa nada.

Obviamente.

(FLOR SECA. Pétalos presionados entre las páginas.)

MYRIN me mira fijamente cuando piensa que no estoy


mirando.

Es espeluznante.

Debo verlo más de cerca cuando no me está mirando.

SOLO UNA cita, dice.

No te arrepentirás, dice.

Dame una oportunidad, dice.

592
No, yo digo.

No y no y no.

El GRAN Blanco me acusó de estar distraído hoy.

Ni siquiera trato de entender cómo lo sé.

Él es como esta... presencia. En mi cabeza.

Es magia de dragón. Tiene que ser. Él no tiene que abrir la


boca y yo sé lo que me está diciendo.

Y me está acusando de estar distraído.

Si solo él supiera.

MYRIN ME HA BESADO hoy.

Ese gilipollas.

ÉL ES MI piedra angular.

Él es mi piedra angular.

Él es mi piedra angular.

Joder, joder, joder, joder, joder…

ES DE LA MENTE, pero también es del aire y la tierra, las


plantas y los árboles y el cielo y las estrellas. La magia está en
todas partes, pero empieza en la mente. No puedo decir si es lo
mismo para otras criaturas mágicas, pero ellos no piensan como
lo hacemos, ellos ven las cosas de manera diferente. Estoy

593
seguro que los elfos probablemente dicen lo mismo de nosotros,
pero siempre han sido del tipo superior. No es como si hubiera
muchos alrededor.

Pero empieza en la mente.

Es una... chispa.

Y se reúne...

Puedo ver mucho de eso ahora, mucho más de lo que


podría incluso después de los ensayos

Los contornos. La construcción. Cómo construye y


construye y construye…

Myrin está aquí, también puedo decirle.

TENGO QUE hacer una elección.

El Gran Blanco.

O Myrin.

Él me está haciendo hacer esto.

Ese bastardo gigante me está obligando a hacer esto.

Cómo se atreve.

¿Cómo se atreve a hacerme esto?

No es como si...

YO…

Dioses

¿Puedo hacer esto?

594
―¿POR QUÉ no puedes confiar en que yo sepa lo que estoy
haciendo? ―le pregunté al Gran Blanco hoy y en mi cabeza,
tengo una imagen de un niño gateando en sus manos y rodillas.
Mensaje recibido, alto y claro.

No está equivocado.

Para él, todos somos niños.

Pero él no entiende.

Lo que significa ser humano.

Lo que significa cuidar a otro. Él…

―CONFIA EN MI ―me dijo Myrin―. Esto será lo mejor para


los dos.

―¿Cómo puedes estar seguro?

Me sonrió, soleado y brillante.

―¿Alguna vez te he guiado mal?

Dioses, lo amo.

SENTÍ la ira del Gran Blanco.

Su rabia.

Su furia.

Pero debajo de todo, sentí su dolor. Estaba herido por mi


decisión.

No cambio mi decisión, pero...

No esperaba eso.

595
OH, ¿QUÉ hay en un nombre?

Myrin la Estrella Brillante.

Es... apropiado.

No sé porque.

El Dragón de David son las estrellas más brillantes del


cielo.

Randall de los Dragones.

Myrin la Estrella Brillante.

Estábamos destinados a ser.

El Gran Blanco no sabía de qué estaba hablando.

YO SOY el Mago del Rey.

Tengo un aprendiz.

Tengo mi piedra angular.

Es todo lo que podría haber querido.

MYRIN ESTABA susurrándole algo al Rey hoy.

Él sonrió y me guiñó un ojo cuando me vio observando.

Me pregunto si está planeando una sorpresa.

Por alguna razón, me gustan las sorpresas, pero solo


cuando vienen de él.

596
MORGAN ES... brillante. Inquisitivo. Estudioso. Enfocado
Espero grandes cosas de él.

EL REY parece... apagado últimamente. Una sombra de su


antiguo yo. Él dice que está bien, pero...

Tendré que vigilarlo.

MYRIN se ha ido.

Dejó una nota diciendo que regresaría en unos días.

No dijo a dónde iba.

Esta es la tercera vez que lo hace.

Sé que él tiene un espíritu errante, pero pensé que esto


sería suficiente.

Que yo sería suficiente.

Está bien, sin embargo. Tengo mucho para mantenerme


ocupado.

EL REY tuvo un susto hoy.

Él estaba hablando frente a su corte y luego se detuvo,


mirando fijamente a la distancia.

Sus ojos estaban desenfocados y su mandíbula floja.

Pensé que era el inicio de un ataque.

Me acerqué a él, pero Myrin estaba allí primero.

597
Podría haber jurado que Myrin le dijo algo, pero no vi mover
sus labios El rey salió de esto un momento después.

Dijo que la noche anterior no había dormido bien.

Pesadillas.

Le haré una dosis de un calmante para esta noche.

MORGAN me preguntó hoy si había sentido el cambio en el


viento.

―Se siente como algo que está viniendo ―dijo.

Me reí de mi aprendiz y le di una palmadita en el hombro.

―Por supuesto que no ―dije―. Todo está bien.

Odio mentirle.

EL REY ejecutó a un ladrón hoy.

Vino de la nada. En un momento el hombre estaba siendo


juzgado y muy probablemente enfrentaría a unos pocos días en
las mazmorras, pero luego el rey dijo que necesitaba dar un
ejemplo.

―Muerte ―dijo el rey―. Por decapitación.

Estaba demasiado sorprendido para decir algo.

―¿Estás seguro? ―Myrin le preguntó―. No parece...

―¿Me estás cuestionando? ―preguntó el Rey.

Myrin se inclinó en deferencia.

El hombre gritó.

598
Una hora después, el hacha del verdugo estaba
ensangrentada, y eso fue todo.

MYRIN y yo fuimos a dar un largo paseo hoy.

Ha pasado un tiempo desde que éramos solo nosotros dos.

Tomé su mano.

Él besó mi mejilla.

Él dijo:

―Me pregunto cómo sería si todo esto fuera diferente.

Me sonrió cuando le pregunté qué quería decir.

Y eso está bien. Estoy feliz de estar con él.

LO ESTAN LLAMANDO el Rey del Dolor ahora, por toda la


disensión y dolor que ha traído a su pueblo. Él no me escucha,
no importa cuán duro lo intento. No sé qué hacer.

FUE Myrin.

Fue Myrin.

Fue Myrin.

Fue...

―TU ME AMAS ―dijo.

―Lo hago.

599
―¿Entonces por qué?

―Porque tienes que ser detenido.

―Randall, estás limitado por las reglas que se han


colocado sobre ti. Mi mente se ha expandido de maneras que no
creerías. La magia es mucho más de lo que nos enseñaron. Por
favor. Escúchame. Todo... esto...puede ser nuestro. Si solo tu…

―No.

―Te amo.

―Lo sé.

―Entonces lo siento.

No recuerdo mucho después de eso.

NO SÉ cómo no lo vi venir. Cómo nunca vi nada de esto.

Él es tan fuerte y los Oscuros se han reunido detrás de él.

Dioses.

Mi corazón.

Cómo duele.

UN SELLO podría ser hecho si es necesario.

Después de echar a alguien al reino de las sombras.

Podríamos...

No no no.

Si no ...

600
Tendré que matarlo

MORGAN VINO a verme hoy.

Él me rogó.

Me rogó que hiciera lo que pudiera.

Luego me mostró algo. Algo que nunca pensé que podría


hacer.

Contención.

Compresión.

Tal vez…

TE AMO, Myrin. Incluso ahora.

ESTÁ HECHO.

Casi morimos, pero ya está hecho.

Está encerrado.

Gritó y gritó y gritó, pero al final, fuimos más fuerte que su


rabia.

Los dioses nos ayuden a todos.

ÉL HABIA estado versando veneno en los oídos del Rey de


los Dolores por más tiempo de lo que pensaba.

Apenas pude traerlo de vuelta.

601
Pero sus ojos se aclararon.

TENGO QUE ser fuerte, por Morgan.

Pero está ahí, ¿verdad?

En el fondo de mi mente.

Tengo que ser fuerte.

DURE MAS de lo que nunca pensé que podría.

Pero todavía no es suficiente.

Debo huir de este lugar.

Castillo Freesias.

Es mi última esperanza.

DEJE regalos para los dragones en la cueva.

Sus plumas son extraordinarias.

Las sombras se arrastran a lo largo de mi piel.

No pasará mucho tiempo ahora.

MALDITA SEA, Myrin.

Tu hiciste esto, tu hiciste esto.

Te amé, y tú me hiciste esto.

602
(LAS SIGUIENTES páginas son ilegibles, cubiertas con
símbolos irreconocibles, algunas han sido arrancadas.)

ÉL SONRIÓ cuando me vio. Yo quería matarlo.

―Randall ―dijo―. Yo...

Morgan apenas escapó.

Si regresa, será lo último que haga.

PUEDO respirar.

El sol, es... brillante hoy.

UNA MUJER llamada Vadoma vino del desierto.

Morgan parece perturbado.

Creo que es una mentirosa.

SU NOMBRE es Sam

Su nombre es Sam, y él es real.

Me pregunto cómo será.

ÉL ES UN gilipollas

MORGAN QUIERE decirle la verdad.

Quiere poner sobre sus hombros el peso de su destino.

No.

603
No, no podemos hacer eso.

No si nunca llega a pasar.

Tal vez los dioses estaban equivocados.

ÉL TIENE una piedra angular.

Porque por supuesto que lo hace.

Quiero estrangularlo tanto como quiero mantenerlo a salvo.

Ese niño idiota.

ES MYRIN.

Debería haberlo visto venir.

Porque por supuesto que encontraría un camino.

Tenaz. Siempre.

¿Por qué todavía lo amo? Después de todo?

YO PODRÍA….

La muerte es una purificación.

Te libera de las cadenas de este mundo.

El velo es atravesado.

Los pecados son perdonados.

Y Sam ...

Bueno, él puede traer cosas de vuelta, ¿verdad?

604
Él no sabe que lo sé.

Yo podría….

Debo pensar en ello.

CERRÉ el Grimorio de Randall, con la mente acelerada.

Ryan yacía durmiendo a mi lado en la cama, su mano


curvada contra mi cadera.

Era tarde, y me ardían los ojos. La luz de las velas


parpadeaba.

Randall había dicho que encontraría las respuestas que


necesitaba entre estas páginas, pero hasta ahora todo lo que
había conseguido era que Randall y Morgan eran unos
malditos mentirosos y que cada mago trataba a su Grimorio
como un diar... un libro.

― Te daré tanta mierda ―susurré con cansancio.

No habían visto venir a Myrin. O para cuando lo habían


hecho, había sido demasiado tarde.

Lo habían subestimado.

Al igual que Myrin lo había hecho conmigo.

No sabía lo que se suponía que estaba viendo.

Aunque era curioso.

Tanto Morgan como Randall habían escrito que la magia


venía de la mente.

Que era como la imaginación.

¿Por qué no puedes simplemente desear que se vaya?,


había dicho mamá.

605
¿Por qué de hecho?

Había reglas, ¿verdad?

Barreras.

No era ilimitado.

Pero, ¿no me habían dicho siempre que las reglas


normales no se aplicaban a mí?

Que no era como los que me habían precedido.

¿Y si yo pudiera...?

―¿Por qué sigues despierto? ―murmuró Ryan a mi lado.

Me sobresalté un poco.

―Pensando.

―¿Acerca de?

―Cosas mágicas.

―Suena complicado.

―Tal vez.

Se frotó los ojos con una mano.

―¿Necesitas ayuda?

No me dejes nunca

―Ahora no. No esta noche. Duerme es tarde.

―Tú también.

―Sí. Está bien

Cuando me deslicé en la cama, él levantó el edredón sobre


nuestras espaldas. Nos acostamos en su almohada, nuestras

606
narices y rodillas chocando. La vela chisporroteaba, las
sombras bailaban a lo largo de sus brillantes ojos.

Él dijo:

―No puedes hacer nada estúpido.

Yo resoplé.

―Es posible que tengas que aclarar eso.

―Autosacrificio.

Yo dudé.

―Sam ―dijo, tomando mi mano entre las suyas―.


Prométeme.

―Pero que si…

―No. No hay un ‘si’. No es una opción.

―No sabemos qué va a pasar.

―No lo hacemos. Pero eso no significa...

―No lo haré.

Buscó mi cara. No sé si había encontrado lo que buscaba,


pero él asintió lentamente.

―Voy a sostenerte con eso.

―Entonces eso significa que tampoco puedes hacerlo. Y


no puedes tirar de tu ‘pero yo soy un caballero y tengo que ser
caballeresco y estúpido y usar mi espada como un gilipollas
para que todos me quieran’.

―No sueno así.

―Bastante.

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―Tú eres tan tonto.

―Sí, pero eso parece ser algo que te gusta.

Sonrió lento y dulce antes de estirarse y trazar un dedo.


Sobre mis cejas.

―Supongo que sí. Randall está planeando algo, ¿no es


así?

―Creo que sí. ―Pero yo también.

―No me va a gustar, no es así.

―Probablemente no. Quiero decir, es un plan. De Randall.


Dudo que le guste a alguien.

―No piensas que...

Yo fruncí el ceño.

―¿Qué?

―Quiero decir, sé que no, pero, no crees que él... ¿Y si


todavía está tratando de salvar a Myrin? ¿Y si te está usando?

Y Sam...

Bueno, él puede traer cosas de vuelta, ¿verdad?

Piensas... ¿que si él muriera, yo podría traerlo de vuelta y


él podría ser...purificado?

Sí. Pero estoy equivocado sobre eso, Sam. Estábamos


equivocados, por mantenerlo atrapado en el reino de las
sombras, por no haber terminado esto cuando tuvimos la
oportunidad.

Tú sabias, sobre el pájaro, ya lo sabías. Y… qué, ¿ibas a


usarme?

608
El más breve de los pensamientos, pasó por mi mente.
Entonces me acordé de la verdad de todas las cosas, Myrin
había elegido su camino y continuará en él, no importa lo que
hiciéramos. Y me di cuenta que la muerte es definitiva, Sam, la
muerte es el fin. Es la limpieza de la vida, la ruptura de los
grilletes. Es un final. No puedes corregir ese final, aunque te esté
doliendo el corazón.

―Confío en él ―dije simplemente.

―¿Lo haces?

―Sí.

―Está bien.

―¿Esta bien?

Se encogió de hombros.

―Está bien.

―Duerme ―le dije.

Él lo hizo.

Y AUNQUE debería haberlo dejado para la luz del día, no


pude esperar, Ryan estaba roncando suavemente; el fuego
apenas crepitaba, solo las brasas, en serio. La vela casi había
desaparecido. Todo lo que quería hacer era hundirme de nuevo
en el colchón, acurrucarme junto a Ryan y dormir junto a él.

Pero el Grimorio de Myrin estaba en la mesa cerca de la


ventana.

Cerré los ojos, forzándome a relajarme.

Lo abrí un momento después.

609
―Sólo un vistazo ―dije―. Unas pocas páginas. Luego me
voy a la cama, ya he leído una parte, verdad? Sólo un poco
más.

Miré de nuevo a Ryan, su boca relajada, un poco de baba


en la barbilla, si sus caballeros pudieran verlo ahora.

Me levanté de la cama.

Siempre me habían enseñado que una vez que un mago


estaba listo, él tenía que encuadernar su Grimorio con la piel
de un enemigo caído derrotado en batalla o un material duro
ganado frente a la adversidad. Se hacía para sellar la magia en
el interior, para hacerlo pasar de la teoría a la realidad.

El de Morgan estaba cubierto de hermosos cristales


tomados de una cueva lejana en la selva del este. Casi había
perdido la vida, ya que el furioso troll de la cueva no había
querido desprenderse de sus piedras. Pero había logrado
superar al troll sin matarlo y unió los cristales a su Grimorio.

El Grimorio de Randall estaba cubierto en madera de


Mujor, un árbol que los elfos creen sostiene el cielo de caer. La
madera era oscura y endurecida, casi como piedra y había sido
un regalo después que Randall se hubiera ganado la confianza
del Rey de los Elfos.

Ambos materiales fueron ganados duramente.

El Grimorio de Myrin estaba atado con la piel de una


sirena, duro y con costra y tan estirado que estaba tan fino que
era casi translúcido. Por la forma en que sonaban las historias,
la sirena era particularmente desagradable, causando que los
barcos chocaran contra las rocas, matando a todos aquellos a
bordo que no podían resistirse a la canción.

Me preguntaba si era así de simple.

Presioné mi mano contra la tapa.

610
Casi se sentía... húmeda.

Me dije a mí mismo que debía volver a la cama.

En vez de eso, abrí el libro y empecé a leer.

DEL GRIMORIO de Myrin la Estrella Brillante

La magia es... todo.

Está en todas partes.

Y encontraré la manera de dominarlo todo.

ENCONTRÉ a Randall sentado en el porche a la mañana


siguiente, con los ojos cerrados mientras él inhala y exhala
lentamente.

Él no me reconoció cuando me senté a su lado, pero él


sabía que yo estaba allí.

Esperé, poniendo en orden mis pensamientos, queriendo


asegurarme de lo siguiente que diría fuera lo correcto. Mi
cabeza estaba llena a punto de estallar.

―Entonces ―dije finalmente.

―Entonces ―dijo Randall, pero no abrió los ojos.

―Hice lo que me pediste.

―Hmm.

―Y ahora no podrás decir una mierda sobre mi Grimorio


nunca más, porque, amigo, los diarios, todos ellos, eran
horribles, para ser sincero.

―Piensas eso.

611
―Y tu prosa es un poco extravagante para mi gusto.

―Todo el mundo es un crítico.

―Pero ahora sé por qué querías que los leyera todos.

Abrió los ojos y me miró.

―¿Fue ese tu plan todo el tiempo? ¿Para mostrarme los


detalles? Los pedacitos y piezas?

Él sonrió tristemente.

―Somos magos, Sam. Somos capaces de grandes y


terribles cosas, pero también somos humanos, cometemos
errores, herimos a otros y a veces, lo peor de nosotros sale y
nos encontramos envueltos en las sombras.

―La muerte es liberadora. Una limpieza.

―Sí.

―Los grilletes liberados.

―Sí.

―Va a ser él o yo.

―Y ahí es donde te equivocas ―dijo Randall―. Porque


nunca fuiste sólo tú, Sam, nunca has estado solo, no en esto.
Jamás. Siempre tuviste a Ryan y Gary y Tiggy y Kevin. El Rey
y el príncipe. Tus padres, Pete, Morgan y yo. Entonces, no, no
es entre tú y él, será él o todos nosotros.

Tomé aliento temblando.

―Tengo un plan.

Su sonrisa se desvaneció.

612
― Siempre que has dicho esas palabras, siempre las he
temido porque normalmente significaban que algo terrible iba
a pasar.

―Grosero. Pero justo.

―¿Funcionará?

Le sonreí burlonamente.

―Soy Sam de los Dragones.

―Eso no inspira la confianza que crees que parece. ¿Cuál


es tu plan?

Lo miré a los ojos y dije:

―Voy a traicionarlos a todos.

613
Capítulo 17:
La Traición

―ESTA ES LA COSA más estúpida que hemos hecho.

Puse los ojos en blanco.

―Así lo dijiste, Tiggy. Repetidamente. Durante las últimas


tres horas. Con esas mismas palabras. Una y otra vez.

―Asegurándome que lo oigas.

―Te escuché.

―¿Todavía lo haremos?

―Sí, Tiggy.

―Eres estúpido.

―¡Oye!

―No se equivoca ―dijo Gary mientras marchábamos por


la carretera, las banderas en la cima del Castillo Lockes
ondeando visiblemente en la distancia―. Quiero decir, te he
seguido a través de algunas cosas bastante estúpidas antes.

―Actúas como si todo lo que hacemos fueran estupideces.

―¿Recuerdas aquella vez que hiciste alas con pergaminos


y palos que encontraste en el suelo y que estuviste listo para
saltar del parapeto trasero antes que nos encontrara tu mamá

614
y te dijo que si te movías un centímetro más, estarías castigado
por el resto de tu vida natural?

―¡Tú fuiste el que me dijo que lo hiciera! Y además, ¿sabes


cuántas veces me han castigado por el resto de mi vida? Siete
veces.

No, espera. Ocho veces, porque lo hizo de nuevo cuando


volví de mi Aventura Dragón de los Bosques Oscuros.

―¿O qué hay de la vez que te encadenaste en medio de un


campo porque querías que te acariciara con mi boca? ―dijo
Kevin.

―Ni siquiera nos conocíamos. Eso fue bastante estúpido.


Y también sexy.

Le fruncí el ceño.

―Ese era el culto al maíz de la verdad. No tuve nada que


ver con eso.

―¿O qué hay de la vez que llevaste a un dignatario de


visita a uno de los bares de los barrios bajos para que pudiera
tener la verdadera experiencia de la ciudad de Lockes?
―preguntó Ryan.

―¡Se divirtió! Bueno, durante las primeras horas. Los


siguientes diecisiete días fueron negociaciones sobre rehenes,
pero fueron negociaciones muy buenas. Esos bandidos
terminaron alejándose con expresiones confusas y trescientas
libras de sal marina que no sabían que querían. Y luego fueron
arrestados. ¡Todo salió bien!

―Esto es lo más estúpido que hemos hecho.

―¡Tiggy! ―Me quedé sin aliento―. ¿Tienes tan poca fe en


mí?

Tiggy me dio una palmadita en la cabeza.

615
―Yo creo en ti.

―Aww.

―Pero eres estúpido.

―Todo va a estar bien. Mientras todos sigan los puntos


extremadamente detallados que les expliqué al pie de la letra
sin desviaciones, no deberíamos morir de una muerte horrible
después de haber sido torturados durante semanas en las que
se nos arrancan las uñas una a una.

―No tengo uñas ―dijo Gary―. Así que debería estar bien.
Puedo soportar un poco de tortura

―Una vez gritaste asesinato sangriento cuando te


clavaste una astilla en la pierna.

―Me dolió.

―Resultó no ser una astilla, sino un trozo de pelusa


atascado en tu pelo.

―Tenía que asegurarme que supieras que necesitaba


ayuda.

―Lo que sea. Dimitri, tienes fe en mí, ¿no?

El hombre desnudo de quince centímetros con alas


revoloteaba cerca de mis hombros.

―Rompiste conmigo huyendo.

―Por el amor de Dios ―murmuré―. La buena ayuda es


tan jodidamente difícil de encontrar hoy en día.

Éramos un grupo heterogéneo, los seis. Un medio


gigante, un unicornio, un caballero, un dragón, un rey de las
hadas y un mago pateaculos, todos marchando con la cabeza
bien alta hacia la ciudad de Lockes con una firme creencia en

616
los planes establecidos por dicho mago, por mucho que se
quejara para aportar pruebas de lo contrario.

Llevaba las mejores túnicas que pude encontrar en tan


poco tiempo, un verde profundo y fluido con incrustaciones de
un diseño dorado a lo largo del dobladillo. Gary dijo que
parecía un vestido que ni siquiera podía soñar con quitarme,
pero que se había hecho la melena en un peinado estilizado
por razones que ni siquiera él podía explicar, así que pensé que
no tenía espacio para hablar.

Ryan fue investido como caballero con armadura


completa, algo de lo que probablemente se arrepentía dado lo
lejos que habíamos caminado y lo cálido que estaba. Pero se
rehusaba a reconocer su incomodidad, porque era un hombre
que hacía cosas de hombres.

Como un imbécil.

Tiggy usaba pantalones, aunque no quería. Todos


estábamos agradecidos.

Dimitri no llevaba nada. Porque nadie tenía ropa


pequeña.

―Vamos a estar bien ―dije, más para todos que para mí,
ya que estaba absolutamente convencido de que esto iba a
funcionar―. Ya verás. Quiero decir, si lo piensas, incluso si
algunas de mis ideas han sido menos que estelares, todavía
estamos vivos por el momento, ¿no?

―Vaya ―dijo Ryan―. Qué manera de ser inspirador.

Le fruncí el ceño.

―Estás sudando mucho porque llevas toda la armadura


como un idiota. Cállate.

―¿Vamos a morir?―preguntó Tiggy a Gary.

617
―Eh, probablemente. Pero ya sabes lo que siempre digo.
Muere joven, deja un cadáver apuesto que la gente
probablemente querrá que lo embalsamen y lo coloquen en
una exhibición de arte bastante morbosa dentro de uno de esos
museos estériles a los que la gente acude y que pretenden
entender exactamente lo que el artista intentaba decir porque
los hace sentir profundos.

―Siempre dice eso ―dijo Kevin con cariño―. Estoy tan


feliz que estemos casados de nuevo después de haber roto,
separados, escudriñado el alma, tenido una reconciliación de
prueba llena de una carnalidad que me hizo sonrojar hasta a
mí, y luego se dio cuenta que Gary no puede ser mejor que la
Bestia del Este.

Gary le entrecerró los ojos.

―Querido, creo que tienes un par de esas palabras


confundidas. Gary no se dio cuenta de nada. Te diste cuenta
de que tu vida era superficial y vacía sin mí, y por eso me
rogaste que te diera otra vez la hora del día, y cuando
finalmente acepté, lloraste y me dijiste que no se me permitía
dejarte nunca más porque estabas solo sin mí y no podías
imaginarte existir sin mí.

―Ja ja ―se rió Kevin torpemente―. Es tan gracioso,


¿verdad? Inventando cosas como esa.― Luego bajó la voz como
si pensara que no podíamos oírlo, a pesar de que estaba
literalmente parado a nuestro lado―. ¿Podrías dejar de decir
eso? Estamos con nuestro hijo y los niños. No me avergüences
delante de ellos. Ya no pensarán que soy guay, y entonces Sam
no querrá salir y tirar la vieja piel de cerdo conmigo nunca más
y/o finalmente ceder a la palpable química que hierve a fuego
lento entre nosotros.

―Era una piel de cerdo literal ―le dije a Ryan―. No sé de


dónde la sacó, pero era fresca. Me la tiró y yo corrí gritando
porque algo de ella se me echó encima.

618
―¿Alguna vez descubrimos por qué él y Gary a veces
piensan que son tus padres? ―preguntó Ryan―. O es una de
esas cosas que aceptamos como un hecho y no tratamos de
mirar demasiado porque no tiene sentido.

―Como nuestras vidas ―dijo Tiggy.

―El medio-gigante es bastante profundo ―dijo Dimitri―.


Tal vez pueda apreciar a un hombre de mi calibre. Tú, el de
ahí. Medio gigante. ¿Cómo te sentirías si fueras mi reina

―Yo aplasto ―gruñó Tiggy.

―Eep ―dijo Dimitri.

―Esto va a funcionar ―decidí.

A medida que nos acercábamos, podíamos ver


movimiento sobre las pasarelas de las murallas que rodeaban
la ciudad de Lockes. Dado el tamaño de Kevin, estaba seguro
que nos habían visto hace mucho tiempo, pero no me
preocupaba demasiado. Al menos no todavía.

De acuerdo. Quizás empecé a preocuparme un poco


cuando las puertas se abrieron y los magos oscuros salieron,
parados en una fila reglamentada incluso antes que
pudiéramos anunciarnos. Tenía una fe completa y absoluta del
cuarenta y siete por ciento en mi plan, pero todavía quedaba
ese pequeño cincuenta y tres por ciento que me molestaba en
el fondo de mi mente. Todo dependía de los siguientes
momentos, y yo esperaba que todos estuvieran listos para
jugar sus papeles a la perfección.

Supe que estaríamos un poco jodidos cuando Gary


exclamó en voz alta:

―¡Oh, no! ¡Son los magos Oscuros! ¿Qué vamos a hacer?


El miedo me hormiguea en los muslos como si tuviera el
síndrome de las piernas inquietas.

619
―Oh dioses míos ―murmuré―. Gary, cállate.

―Sólo me estoy metiendo en el personaje ―siseó él―.


Sabes que no soy bueno haciendo de damisela en apuros. Soy
demasiado duro para tales frivolidades. Soy un unicornio
fuerte e independiente que no necesita hombres para
rescatarlo, muchas gracias.

―No necesito hombres ―gruñó Tiggy, sus grandes manos


doblándose en puños mientras miraba a los magos oscuros
que teníamos ante nosotros.

―Estamos condenados ―le dije a Ryan―. Sólo para que lo


sepas.

―Siempre dices eso.

―Sí, bueno. Lo digo en serio esta vez.

―¡Tú! ―gritó uno de los magos oscuros―. ¡Detente donde


estás!

―Tal vez quiero parar donde no estoy ―dijo Kevin.

―¡Kevin!

― Qué. Sabes que no me gusta que me digan qué hacer.


Cierto. El plan.

Me guiñó un ojo.

―Papá te tiene.

―¿Es eso lo que habría costado? ―Dimitri me preguntó


con dureza―. ¿Jugar al papá? Porque puedo hacerlo. En caso
de que no lo sepas, tengo bigote. No hay nada más papi que
tener un bigote.

―Deja de coquetear con él o te golpearé con mi dedo ―le


dijo Ryan en un chasquido.

620
―¡Hola! ―Llamé a los oscuros, desesperadamente
tratando de mantener el control de la situación, porque esta
era la idea más estúpida que había tenido―. ¿Sabes quién soy?

Los oscuros se miraron unos a otros antes de encogerse


de hombros.

―¿Te llamas John?

Me quedé boquiabierto.

―Entonces, John no ―dijo otro oscuro―. Para ser justos,


no parece un John. Más bien un Terrance.

―Terrance ―se burló un tercer oscuro―. Crees que todo


el mundo se parece a un Terrance, sólo porque tu nombre es
Terrance. Sólo porque ese sea un terrible nombre de mago no
significa que tengas que cargar con tus inseguridades sobre el
resto de nosotros―. Se burló―. Terrance.

―Aw ―dijo Terrance, mirando hacia abajo y pateando la


tierra.

―Voy a ser honesto ―dije― mi ego recibió un pequeño


golpe porque no saben quién soy. Quiero decir, sé que no
debería dejar que cosas así me afecten, pero realmente me
afecta.

―Todavía llevas puesta tu capucha ―dijo Gary―.


Probablemente no puedan ver tu cara. También, puta egoísta.

Tiré de mi capucha, revelándome.

Los magos oscuros jadearon y dieron un paso atrás.

―¡A ha! ―dije―. Así está mejor. Aunque se podría pensar


que el unicornio, medio gigante y el dragón me habrían
delatado.

―¿Qué hay de mí? ―preguntó Ryan, con el ceño fruncido.

621
―Eres un caballero ―le dije, dándole palmaditas en el
hombro de metal―. Todos se ven iguales.

―Ja ―dijo Kevin―. Eso es tan cierto.

Ryan suspiró.

―¡Es Sam de los Dragones! ―gritó uno de los oscuros―.


¡Suena la alarma!

―¡Espera!

Todos me miraron.

―Huh ―dije―. No pensé que eso funcionaría.


Legítimamente están esperando.

―Concéntrate ―me siseó Dimitri.

―Oh. Claro. Hola! Sí, hola. Tienes razón, soy yo. Sam de
los Dragones. Pero no estoy aquí por la razón que crees.

―¿No estás aquí para intentar destruir a los oscuros,


rescatar a la gente de la ciudad de Lockes y derrotar a Myrin
como predijo la profecía?― preguntó Terrance.

Maldito Terrance.

―No ―dije tan uniformemente como me fue posible―. No


lo hago.

―¿Qué? ―dijo Kevin, en voz alta―. ¿Por qué? ¿Qué quieres


decir, Sam? Pensé que esa era la razón exacta por la que
vinimos aquí. Para destruir a los Oscuros, rescatar a la gente
y derrotar a Myrin. Eres el elegido, después de todo.

―Correcto ― dije―. Yo soy el elegido.

Gary se rió a mi lado antes que le disparara una mirada.


Fue capaz de encubrirlo semicreíblemente con una tos.

622
―Sí, Sam ― dijo―. Como dijo mi marido, ¿qué quieres
decir?

―Sí ―dije―. Mira, sólo dije eso para que tú...

―¡Traidor! ―dijo Kevin.

Entrecerré los ojos al mirarlo.

―Dijiste tu línea demasiado pronto.

―Le dijo la sartén al cazo ―murmuró Gary.

―Oh. Claro. Lo siento. Sólo me emocioné.

―¿Qué está pasando? ―preguntó uno de los oscuros.

―No tengo ni idea ―dijo otro.

―Como decía ―continué― lo dije para traerlos a todos


aquí, porque, como ven, tengo una sorpresa para todos
ustedes.

―¿Tiene una sorpresa para todos nosotros? ―preguntó


Terrance―. Me gustan las sorpresas.

Maldito Terrance.

―No para ti. para mi variopinto grupo de viajeros.―

―¿Qué sorpresa? ―preguntó Tiggy en el momento justo,


porque a diferencia de algunas de las personas que estaban a
mi lado, él entendió el guión.

Me reí de lo que esperaba que fuera una manera


desconcertantemente malvada.

―Ah, mi querido amigo, estoy tan contento que


preguntes. Porque verás, la verdad es...

Todos los oscuros se inclinaron hacia delante.

623
―¡Me he vuelto hacia el otro lado! ―grité.

Silencio.

Un silencio auténtico.

―Kevin ―murmuré―. En cualquier momento.

―¿Hmm? ¿Qué estás...? ¡De acuerdo! ―Se aclaró la


garganta―. Traidor.

―Exactamente ― cacareé, empezando a caminar delante


de mis amigos―. Yo, Sam de los Dragones, he abandonado las
enseñanzas de mis mentores y ahora soy un mago oscuro.―

―Ooh ―dijeron los magos Oscuros.

―Sabía que eso iba a pasar ―dijo Terrance.

―No lo hiciste, Terrance ―dijo uno de los Oscuros.

―Lo hice ―insistió Terrance―. Me dije a mí mismo,


Terrance, amigo, apuesto a que un día Sam de los Dragones
vendrá aquí a las puertas y luego traicionará a su gente.

―Maldito Terrance ―murmuró otro Oscuro.

Gary se abalanzó hacia mí.

―Pero Sam ―gritó dramáticamente. Su bufanda se


tambaleó ridículamente sobre su cabeza―. Somos amigos.
Incluso mejores amigos. Tal vez incluso más que eso, porque
esa línea se nubló un par de veces, especialmente cuando
bebiste demasiado y comenzaste a mirar mis flancos como si
quisieras levantar mi cola y meter tu cara ahí dentro.

Gary y su improvisación iban a ser nuestra muerte.

―Sí ―dije.

624
―Eso. Bueno, ni siquiera tú podrías convencerme con tus
suculentas artimañas. Me he convertido en Oscuro, y eso es
todo lo que hay que hacer.

Parecía alegre cuando se suponía que iba a ser destruido


emocionalmente.

―¿Mi suculento qué? Ryan, ¿has oído eso? Cree que soy
suculento.

―Oí ―dijo Ryan entre apretados dientes.

―Y tú ―le dije a Dimitri, tratando de volver a


encaminarnos―. Te he traicionado porque creo que eres una
ofrenda perfecta al mago más grande del mundo. Después de
todo, a Myrin le encantaría tener al rey de las hadas como
prisionero.

Los oscuros parecían muy contentos con eso.

―Eso es verdad ―dijo uno de ellos.

Dimitri zumbó enojado.

―¿Crees que puedes detenerme? ―preguntó―. Soy el rey


de los Bosques Oscuros. Soy el Guardián del Bosque. El
Guardián de los Árboles. El…

―Lo entendemos ―dije.

―Bien ―dijo―. Porque nada de lo que puedas hacer puede


detenerme.

―Te olvidaste ―le dije, arqueando una ceja malvada hacia


él―. Soy el amo de los dragones. Me pertenecen a mí. Están
bajo mi control. Tal vez una exhibición de mi poder te muestre
lo equivocado que estás.

―Haz lo que puedas ―dijo Tiggy―. Te aplastaré bien.

625
―¡Ja, ja, ja, ja! Me gustaría verte intentarlo, hombre
gigantesco. ¡Ya basta de hablar! ¡Contemplen la fuerza de Sam
de los Dragones!

―Tengo escalofríos por eso ―me susurró Gary―. Si esto


fuera real, consideraría tener miedo.

―Genial, ¿verdad? ―le respondí susurrando.

Y entonces una luz brillante surgió de mi mano, una bola


de energía arremolinada que no era absolutamente nada en
absoluto. Había usado una versión más pequeña en los túneles
de alcantarilla. Ni siquiera estaba caliente.

Pero los oscuros no lo sabían.

―Y ahora ―dije―. Por uno de mis hechizos más


diabólicos. ¡Flora Bora Slam!

Le arrojé la luz a Kevin. Le dio en el pecho y se dispersó.


Ni siquiera habría sentido nada, pero se agarró el pecho y
gruñó, su lengua saliendo de su boca. Un pequeño chorro de
humo salió de sus fosas nasales. Se desplomó, con la cabeza
agachada durante un rato.

Le arrojé la luz a Kevin. Le dio en el pecho y se dispersó.


Ni siquiera habría sentido nada, pero se agarró el pecho y
gruñó, su lengua saliendo de su boca. Un pequeño chorro de
humo salió de sus fosas nasales. Se desplomó, con la cabeza
agachada un par de veces, antes de levantar la cabeza y
mirarme.

―Amo ―dijo con voz aburrida―. Estoy aquí para cumplir


tus órdenes.

Los oscuros aplaudieron.

―Espera ―dijo Terrance―. Pensé que los dragones eran


impermeables a la magia.

626
Maldito Terrance. Era mi mayor enemigo. Después de
Lady Tina, Myrin, Ruv, Caleb y Vadoma. Tendría mi venganza.

―Tienes toda la razón, Terrance. Lo son. Excepto por


Flora Bora Slam. Es un hechizo de mi propio diseño, algo que
inventé mientras estaba en el bosque oscuro. Estudié a todos
los dragones y aprendí de una debilidad en su composición.
Esa debilidad me permite controlarlos.

―En todos los sentidos ―dijo Kevin con esa misma voz
plana―. Podrías hacerme cosas y yo no podría resistirme. Soy
tu marioneta sexy.

―Bien ―dije rápidamente― u otras cosas no tan


asquerosas y/o relacionadas con la bestialidad.

―¿Controlas a los dragones? ―preguntó uno de los


oscuros.

―¡Bwahahaha! Estoy tan contento que lo hayas


preguntado. ¡Kevin! Elimina a Gary y Tiggy y Ryan y Dimitri!

―Rawr ―dijo Kevin, mostrando ligeramente los dientes.


Se agachó y tocó a Tiggy en el hombro.

Tiggy gritó:

―GWAAAH ―mientras caía al suelo, con el polvo a su


alrededor.

―Vaya ―dijo uno de los oscuros―. Parecía que apenas le


había pegado.

―Grr ―dijo Kevin mientras le clavaba una garra en el


cuello a Gary, los surcos en la piel.

―¡Ay! ―Gary lloró mientras tropezaba―. He sido


derrotado. Mi cuerno, que recientemente me ha devuelto y que
nadie me ha felicitado en los últimos treinta y seis minutos,
me ha fallado. Siento que la oscuridad se cierne sobre mi

627
visión. Mi vida está pasando ante mis ojos. La pasé de
maravilla en este mundo. Vaya, hubo un tiempo en el que fui
un pequeño tropezón y me encontré perdiendo mi virginidad
con un centauro rudo llamado Douglas Von Snapperstein.
Tenía unos bíceps tan maravillosos que me hicieron sentir
seguro mientras saqueaba mi agujero virgen. Y luego está la
vez que me encontré comiendo ketchup caliente por primera
vez y me di cuenta de que la gente que abre los condimentos y
luego los devuelve a la despensa en vez de a la nevera son
esencialmente equivalentes a los que cometen crímenes de
guerra. Y luego estaba la vez que yo...

―Dijiste que estabas derrotado ―le recordé, empezando a


sudar un poco.

―Bueno, discúlpenme si he vivido una larga e histórica


vida que todavía tengo que escribir en una autobiografía
titulada Yo sí lo hice, donde discuto todas las cosas malas e
ilegales que potencialmente he hecho y les digo exactamente
cómo las habría hecho si las hubiera hecho. Habría habido un
sorprendente evento de seguimiento cuatro meses después
llamado Yo lo hice, donde la gente desembolsaría la misma
cantidad para leer el hecho de que yo hice esas cosas malas e
ilegales.

―Cae. Abajo.

―Dioses, eres una perra agresiva, ¿no? ¿Es una cosa de


magos? ¿Así es como vas a ser ahora? Porque si ese es el caso,
eres malvado, si esa expresión en tu cara es una indicación.
―Empezó a ahogarse antes de caer de rodillas y luego de lado―.
Gahhhhhh ―dijo, con la lengua saliendo de su boca.

―Fue desgarrador ver eso ―dijo uno de los oscuros―.


Porque eran amigos y todo eso. Verdaderamente triste. ―Los
otros oscuros murmuraron su acuerdo.

628
―Te destruiré ―dijo Ryan, sacando su espada y
haciéndola brillar en un círculo practicado. La hoja captó la
luz del sol, y me habría excitado mucho si no fuera tan imbécil
y no estuviera fingiendo que lo traicioné―. Y luego traeré de
vuelta a mi único amor verdadero del borde de la oscuridad.

―¡Kevin! ―grité―. ¡Derrota al caballero!

―Tus deseos son órdenes, oh amo de mis dominios ― dijo


Kevin.

Ryan le atacó, levantando su espada. Él la bajó


suavemente (pero no muy suavemente) en la pierna de Kevin,
donde se inclinó inútilmente fuera de las escamas del dragón.
Kevin le quitó la espada de la mano con un movimiento de su
cola y luego lo empujó al suelo un poco más fuerte de lo
necesario. Ryan patinó en la tierra antes de detenerse cerca de
mis pies.

Lo miré por encima del hombro.

Puso los ojos en blanco.

Lo amaba tanto, carajo.

―Como pueden ver ―exclamé, mi actuación


probablemente era tan buena, si no mejor, que la de los que se
presentaron en el escenario de Lockes― tres han sido
derrotados. Todo lo que queda es el rey de las hadas. Y como
su trabajo es proteger a los dragones, no puede luchar contra
Kevin. Por lo tanto, todos aquí han sido derrotados, y yo he
completado mi traición.

―Tiene razón ―dijo Dimitri, con las alas caídas―. He sido


derrotado y no puedo hacer una sola cosa.

Los oscuros volvieron a aplaudir.

629
Excepto Terrance. Terrance, que ya había pasado a
Vadoma en mi lista de enemigos, miró a mis amigos en el suelo
antes de decir:

―Pero aún no has monologado.

Los oscuros dejaron de aplaudir.

―¿Perdona? ―le pregunté a Terrance tan cortésmente


como pude, aunque en mi cabeza estaba decidiendo cómo
quitarle los fémures de su cuerpo de la manera que le causaría
más dolor.

―Dices que ahora eres un mago oscuro.

―Correcto.

―Y has traicionado a todos tus amigos.

―Eso es verdad.

―Pero aún no has monologado sobre tus sentimientos y


cómo te volviste malo porque tu padre no te amaba, o porque
encontraste animales muertos en el bosque cuando eras un
niño y los pinchaste con palos.

Lo miré fijamente.

―Yo no...

―Monologa ―siseó Gary mientras me entrecerraba los


ojos antes de volver a poner la lengua en el suelo.

―Pero...

―Creo en ti ―dijo Tiggy.

―Aw ―dije―. Gracias, amigo. Pero no hay forma que vaya


a...

630
Los oscuros me miraban con el ceño fruncido,
perturbados.

―Oh, maldita sea. ¿Tengo que hacerlo?

―Solo un verdadero mago oscuro monologaría después de


haber derrotado a sus enemigos a sus pies ―dijo Terrance―.
Todo el mundo lo sabe.

Los otros oscuros asintieron.

―Ugh. Bien. Yo lo haré. No estoy contento, pero lo haré.

Ellos esperaron.

―Vale, así que, como. Um. Veamos. Monólogo. Monólogo.


Quiero decir, ¿acabo de empezar o...? Como, ¿presentar mis
planes de maldad y luego...? Vale. Puedo hacerlo. ―Me aclaré
la garganta―. Así que. Aquí va. Ahora les contaré mi plan para
aplastar a la Resistencia.

Gary estaba temblando en el suelo. El hijo de puta se


estaba riendo de mí. Pensé en prenderle fuego a su bufanda,
pero como tenía su cuerno de vuelta, pensé que probablemente
me dispararía más arco iris por toda la cara, y no podía
permitirlo. Así que decidí ignorarlo.

―Todo comenzó cuando yo era joven y me di cuenta que


mi padre pensaba que yo era débil. Él venía del Norte y
trabajaba en los aserraderos y era más fuerte de lo que yo
podría ser.

―Ohhh ―dijo uno de los oscuros―. Ya es un buen


comienzo.

―Sí, mi padre pensaba que era demasiado pequeño e


incapaz de hacer cosas varoniles y también un desperdicio de
espacio. Todo lo que quería hacer era impresionarlo, pero nada
de lo que hice funcionó. ―Lo que, por supuesto, era una
estupidez. Se impresionaba muy fácilmente―. Le rogué. Le dije:

631
Papá, ¿por qué no puedes amarme tal como soy? Y él dijo: Eres
demasiado manso y suave para que yo te ame... Ojalá
hubiéramos tenido un hijo que importara.

Dos de los labios de los oscuros se tambaleaban.

Era tan bueno en esto.

―Y luego crecí y me convertí en un mago y me dijeron que


iba a ser un buen tipo, pero luego pensé que era aburrido y
predecible. ¿Por qué demonios querría hacer eso? Así que
cuando oí que había una profecía sobre mí, decidí desafiar a
los dioses. Fingí que iba con ellos, pero en secreto estaba
aprendiendo a ser un mago oscuro, porque todo el mundo sabe
que los magos oscuros son más guays que la mayoría de los
demás y muy difíciles de engañar.

―¡Claro que sí! ―dijo un oscuro―. ¡Somos tan geniales! Y


nadie consigue nada de nosotros!

―¡Exactamente! Así que aunque parecía que era un buen


tipo, ¡en realidad era el peor de todos! Una vez Gary me
preguntó si el magenta de su melena le hacía ver gordo, y le
dije que no. Pero en realidad, lo hacía.

Arco iris y purpurina salieron de su cuerno y aterrizaron


en mi bota.

―El siguiente va a tu boca ―me susurró.

Tragué.

―Y... ¡así que sí! Quería decirles que era malo, pero cada
vez que veía a un mago oscuro, había un montón de gente a
mi alrededor y no podía romper mi tapadera.

―¿Qué hay de la vez que viste a Myrin en Mashallaha?


―preguntó Terrance.

632
―Gracias, Terrance ―dije tan uniformemente como
pude―. Esperaba que me lo preguntaras. Había sido seducido
por el amor. Verás, tengo una piedra angular. Él me amaba, y
yo lo toleraba, pero él usó ese amor en mi contra, y yo me sentí
atraído hacia la luz. Esa vez en Mashallaha cuando peleé con
Myrin, Ryan acababa de decirme lo mucho que me amaba, y
que yo era lo mejor de su mundo, y que no creía que podría
seguir adelante sin mí, y que si lo dejaba, probablemente se
acostaría y moriría.

―Exageras un poco ―murmuró Ryan.

―Asqueroso ―dijo un oscuro―. Las piedras angulares son


tan pegajosas.

―¿Verdad? Pero ya me estaba ahogando en su amor, y


por eso luché contra Myrin. Pero me sentí muy mal después, y
me disculparé la próxima vez que lo vea.

Terrance asintió.

―Vale. Puedes continuar con tu monólogo.

Me estremecí.

―¿Tengo que hacer más?

―Aún no has dicho tus malvados planes.

―Oh, claro. De acuerdo, de acuerdo. Mis planes.

―Tus malvados planes.

―Dioses, el maldito Terrance, quiero decir, sí, Terrance.


Estás en lo cierto. Mis malvados planes. Verás, fui al bosque
para aprender a controlar a todos los demás dragones.
Esperaba que para cuando volviera a servir a Myrin hubiera
destruido a la Resistencia. Pero no lo había hecho. Así que me
infiltré en su campamento, aprendí sus caminos y gané su
confianza, y ahora sé todo sobre la Resistencia.

633
―Acabo de tener escalofríos ―dijo el primer Oscuro―.
¿Alguien más tuvo escalofríos? Porque lo hice.

―¿Verdad? ―dije, encantado―. Así que, si nos llevas a mí


y a mis prisioneros a Myrin, todo será estupendo y podremos
seguir adelante con lo de destruir el Campamento HaveHeart.
Además, ese nombre apesta porque HaveHeart es asqueroso.
Además, odio el amor. Y los cachorros. Y sentirse bien. Porque
me gustan las cosas oscuras. Como.... um. ¿Qué les gusta a
ustedes?

―Patatas ―dijo un oscuro.

―Empujar a la gente a los lagos ―dijo otro oscuro.

― Encender fuego a las cosas.

―¡Saqueo y pillaje!

―¡Golpear a los huérfanos!

― ¡Caos en general!

―Sí ―dije, asintiendo furiosamente―. A mí también me


gustan todas esas cosas. Como, tanto. Bien. Ese es el final de
mi monólogo. Me alegro de que todos estemos de acuerdo.

―Excepto... ―dijo Terrance.

―Cállate, Terrance ―le dije bruscamente.

Los otros oscuros se rieron.

―Sí, Terrance ―dijo uno―. Cállate. Le gustan las patatas


y el caos general. Obviamente es un mago oscuro. Myrin va a
estar muy contento. No puedo esperar a ver la mirada en su
cara cuando traigamos a su enemigo jurado al castillo, sólo
para que se dé cuenta de que dicho enemigo es ahora un mago
oscuro y nos ayudará a aplastar a la Resistencia.

Todos empezaron a reírse malvadamente.

634
Me reí malvadamente con ellos, porque eso era lo que uno
hacía cuando se hacía pasar por un Mago Oscuro.

Ya tenía esto.

BAJO MI instrucción, Kevin había reunido a Ryan, Tiggy


y Gary en sus brazos, Dimitri siguiéndolo obedientemente
mientras nos llevaban a la ciudad de Lockes. Los magos
oscuros dentro de la Ciudad se acercaron a nosotros hasta que
se escuchó el clamor que el gran Sam de los Dragones se había
convertido en un villano y estaba aquí para poner fin a todo lo
bueno y feliz y lleno de sol. Los oscuros vitorearon. Los
prisioneros me miraban con los ojos muy abiertos, llenos de
conmoción y traición. Los ignoré, asegurándome que mis
vestiduras ondearan maliciosamente a mi alrededor. Saludé a
los magos oscuros, aceptando felicitaciones por mi decisión de
explorar el fino arte de la villanía. Me estrecharon la mano, me
palmaron la espalda y sonreí tan malvadamente como pude
para asegurarme que nadie viera a través de mi artimaña.

Cuanto más nos adentrábamos en la ciudad, más


oscuros salían de los edificios y callejones hasta que las calles
se colmaron de ellos que se arrastraban detrás de nosotros.
Claro, algunos se quedaron en las puertas y en los parapetos,
pero la mayoría nos seguían.

Mientras nos abrimos camino a través de la ciudad hacia


el Castillo Lockes, Kevin mantuvo su mirada recta, Tiggy, Gary
y Ryan laxos en sus brazos. Dimitri revoloteaba detrás de él, la
cabeza inclinada. El hecho que esto funcionara tan bien como
lo había hecho era un poco chocante pero no imprevisto.
Obviamente, yo era uno de los mejores actores del mundo,
ahora que estaba entrando en mi nuevo talento.

Mientras nos acercábamos, las banderas de Myrin


ondeaban en la brisa, el Castillo Lockes se erguía ante

635
nosotros. Podía ver a los oscuros reunidos en la entrada del
castillo y me preguntaba si Myrin ya sabía de mi llegada. No
había hecho nada para proteger mi magia desde que nos
quedamos fuera de la ciudad. Si era tan poderoso como yo
pensaba y tan conectado a mí como los dioses decían, entonces
pensé que él habría sabido que yo estaba aquí.

Así que me sentí un poco decepcionado cuando llegamos


a la entrada del Castillo de Lockes sólo para ser saludado
por Caleb.

―¿Qué es esto? ―preguntó, con los ojos bien abiertos.


Miró a Kevin y a quién cargaba antes de mirarme a mí―. ¿Qué
está haciendo aquí?

―¡Se ha convertido en un villano! ―exclamó uno de los


oscuros―. Monologó y todo.

―Fue realmente impresionante ―dijo otro oscuro―. Ni


siquiera era un monólogo de un principiante. Bastante
avanzado, si me preguntas. Bastante natural.

Qué cosa más cruel se decía en ese momento.

―Bwahahahaha ―me reí, tratando de demostrarle a Caleb


que yo era, de hecho, un villano como los oscuros decían.

Los ojos de Caleb se entrecerraron.

―¿Sam de los Dragones se ha. .. convertido?

―Bueno, eso es lo que parece ―dijo Terrance, porque


nunca supo cuándo mantener la boca cerrada.

―Cállate, Terrance ―dijo Caleb.

―Aw ―dijo Terrance, mirando el adoquinado.

―Ahora soy muy malvado, amigo ―le dije a Caleb―.


Puedes confiar en mí en eso.

636
―Muy malvado ―repitió lentamente―. ¿Y cómo sucedió
esto?

Me encogí de hombros.

―No puedes pasar tanto tiempo en los bosques oscuros


donde los dragones te meten magia antes que tu mente
empiece a... expandirse. ―Miré a Kevin para ver a Gary
mirándome fijamente, una extraña mirada en su cara―.
Empiezas a ver las cosas bajo una luz diferente. Ya no soy la
persona que una vez fui.

Caleb me miró fijamente durante un largo momento.


Luego:

―Esperas que me crea eso.

―Sí ―dije.

―Tú, Sam de los Dragones, ahora eres un villano.

―Más o menos.

―Tienes que saber lo ridículo que suena eso.

Ladeé mi cabeza hacia él.

―¿Por qué es tan difícil de creer? Yo era pobre, crecí en


los barrios bajos mientras que el uno por ciento superior
gobernaba sobre esta tierra y no nos daba nada. Y cuando
finalmente me sacaron de los barrios bajos, fue por una
mentira que me contaron personas en las que confiaba y me
encontré con burlas de todas partes. Y eso es algo que nunca
cambió. No importa lo que haya hecho, la gente de Verania me
ha odiado. Se unieron y marcharon contra mí. Exigieron mi
destitución como aprendiz de Mago del Rey. Y entonces mi
mentor murió frente a mí. Dejé atrás a aquellos a los que
cuidaba mientras iba a obtener poder de medios cuestionables.
Si esa no es la historia de un villano, no sé lo que es.

637
―Bien ―dijo Caleb lentamente―. ¿Pero por qué aquí? ¿Por
qué ahora?

Sonreí maníacamente. Dio un paso atrás.

―Porque he visto de lo que soy realmente capaz. Hasta


dónde llega mi magia. Podría eliminarte con un solo
pensamiento, pero en vez de eso te dejo vivir.

Caleb tragó en forma espesa.

―¿ Qué les pasó? ―preguntó, asintiendo a la preciosa


carga en brazos de Kevin.

―Sam afirmó su control sobre el dragón y lo obligó a


eliminarlos frente a nosotros ―dijo un oscuro―. Nunca he visto
algo así. Quiero decir, ya es hora de que ese insufrible
unicornio finalmente sucumba. Soy tan anti-Gary, que ni
siquiera sé qué hacer conmigo mismo.

Anti-Gary, no le hablé a nadie en particular, porque la


frase no funcionaba. Gary era una de las criaturas más
maravillosas que han existido. Todo el mundo le quería. Y
ahora que tenía su cuerno de vuelta, había algo más que amar.
Claro, podía ser autoritario y mezquino y malvado, y no
entendía los límites personales o la cortesía común, o que los
funerales no eran el momento adecuado para atacar a un
leñador recién enviudado, pero que no le caiga bien a alguien
era simplemente alucinante.

Y cuando los oscuros empezaron a murmurar su


asentimiento detrás de nosotros, fue todo lo que pude hacer
para no golpearlos donde estaban. Gary era increíble y genial,
y me gustaba mucho cuando cantaba canciones sobre matar a
gente que no le gustaba.

―¿Tienes control sobre el dragón? ―preguntó Caleb,


sonando incrédulo.

638
Le entrecerré los ojos.

―¿Qué parte de Sam de los Dragones no entiendes?

―¿Eso incluye al Gran Blanco?

―Es un dragón, ¿no?

―¿Qué significa esto? ―dijo otra voz al entrar en el patio


donde nos habíamos reunido. Ni siquiera necesitaba mirar.
Reconocería esa voz en cualquier parte.

Ruv.

Vino a pararse junto a Caleb. No parecía sorprendido de


verme, aunque su arrebato sugiriera lo contrario. Parecía
bastante petulante, lo que me llevó a sospechar que Myrin
percibía mi presencia tal y como yo esperaba. De hecho, pensé
que era posible que Myrin estuviera en algún lugar entre la
multitud, escuchando cada palabra. Muchos de los oscuros
tenían capuchas sobre sus cabezas, oscureciendo sus rostros.
Myrin probablemente iba a dejar que Caleb y Ruv me
investigaran antes de revelarse de una manera dramática que
se suponía que iba a causar temor y asombro en los corazones
de todos los presentes. Me recordé a mí mismo de mostrar
miedo y temor cuando llegara el momento.

―Parece que Sam ha cambiado de opinión ―dijo Caleb,


sonando nervioso―. Ahora dice ser un villano. Dice que tiene
control sobre los dragones.

Pude ver el momento en que Ruv registró a quién tenía


Kevin. Sus ojos se abrieron un poco, pero eso fue todo. Lo
escondió bien. No los había estado esperando.

―Un villano ―dijo Ruv lentamente.

Me encogí de hombros.

639
―Eso pasa, supongo. Pero oye, tal vez no quiera tener que
repetirme una y otra vez. Entonces, ¿por qué no se nos une
Myrin para que pueda decir esto una sola vez? ―Me mofé de
Ruv―. Además, no creo que responda ante alguien como tú.
Quiero decir, eres lindo y todo, con tu sucia magia callejera,
pero creo que es hora de que los adultos hablen, ¿no?

No le gustó mucho.

―Yo soy su segundo ―siseó Ruv, dando un paso hacia


mí―. Y en cuanto a mi sucia magia callejera, ciertamente se
llevó lo mejor de ti, ¿no? Myrin me lo dio, y me aseguré de
usarlo en tu contra como mejor pude. Mi tabla de vela, por
ejemplo. Pensaste que era un regalo del corazón, cuando en
vez de eso me permitió rastrear cada uno de tus movimientos
hasta que desafortunadamente fue destruida.

Whoa. Esto escaló rápidamente. Y por un breve instante,


mi control se tambaleó y una gran y terrible furia se elevó
dentro de mí, y se sintió negro y oscuro, que alguien como él
pudiera ser tan arrogante…

Me tomé un respiro. Y lo aparté.

―¿Es eso lo que piensas? ―le pregunté con frialdad.

―Es lo que sé. ―Dio otro paso hacia mí―. Me quedé en


esa casa y sentí tu ira cuando te diste cuenta de lo
completamente que te había traicionado. Lo bien que te habían
engañado. Me revolqué en tu angustia cuando le clavé la
espada de tu piedra angular en el pecho. Estuve delante de tus
narices todo el tiempo, y nunca me viste venir. Así que no me
hables como si no fuera digno de tu atención. Porque yo te he
quitado más que casi nadie aquí, y tendré tu respeto.

Tenía razón, por supuesto. No se trata de respetarlo,


porque al carajo con eso.

640
Pero no, no había visto su traición hasta que fue
demasiado tarde. Me tenía allí. Pero no podía dejar que eso me
distrajera. No cuando…

Allí. En la multitud. A la derecha.

―Myrin ―dije, levantando la voz. Un silencio cayó sobre


los oscuros―. Tal vez podrías sacar a tu perro guardián para
que podamos tener una discusión civilizada.

Nadie se movió.

Me volví y miré directamente al encapuchado Oscuro que


emanaba de esa enferma infección amarilla teñida de algo
mucho más, algo que se sentía como en casa, pero que se
retorcía en una salvaje burla de lo que había sido una vez.
Tenía su propia magia, sí, pero también la de Morgan, y me
llegó, pegajosa y dulce, susurrándome que la amara, que la
tocara, que me fusionara con ella como lo habíamos hecho una
y otra vez.

Alcancé y presioné mi mano contra el pecho de Ruv,


empujando hasta que dio un paso atrás. Sus ojos se
entrecerraron, pero le ignoré.

―Myrin ―dije otra vez.

― Si me permites.

Levantó la mano y tiró de su capucha hacia atrás y…

No era Myrin. Ni siquiera se parecía a él. Era un hombre


al azar, un Oscuro que sonreía nerviosamente y…

―Eres una criatura curiosa, Sam de los Dragones.

Sacudí la cabeza a la izquierda. Myrin estaba fuera de mi


alcance, su larga túnica roja fluyendo a su alrededor. Llegó ese
sentimiento discordante de nuevo, una sensación de bordes
borrosos, de una imagen colocada encima de otra, porque

641
Myrin se parecía mucho a Morgan. La misma barba y la misma
complexión. La misma cara. Pero fueron los ojos los que
causaron la disonancia, los ojos que se sintieron a un paso de
distancia. Los de Morgan siempre habían sido cálidos y
amables, teñidos de exasperación y alegría. Los de Myrin eran
fríos y calculadores, desconcertantes, ya que no parecía
parpadear.

Y aquí, por fin, estaba el principio del fin de mi historia.

642
Capítulo 18:
La Muerte Viene por Ti

―SABES ―dijo Myrin con voz suave― me toma mucho


sorprenderme.

No dije nada.

Sólo esperé. Y esperé.

Él sonrió, una versión perversa de la misma que tenía


Morgan cuando me veía.

―Este mundo no me guarda muchos secretos. Ya no. Lo


he estudiado por más tiempo de lo que posiblemente puedas
imaginar. E incluso cuando estaba... lejos, todavía podía
escuchar sus susurros, aunque estaba cubierto de sombras.

Ya estaba monologando. Divertido. Como parecía que


estaba esperando que yo dijera algo, dije:

―Eso suena bien.

Su sonrisa no vaciló.

―Bien ―repitió―. Sí, una criatura curiosa. No hay duda


de eso. Como he dicho, me lleva mucho sorprenderme. He visto
cosas que desafían la lógica. He sentido cosas que estirarían
los límites de tu imaginación. El dolor. La agonía. La muerte y
la destrucción. Traición. Sí, Sam, incluso la traición. Pero no
de la manera que piensas. Es cierto que por lo que se ha dicho,

643
fui yo quien traicionó a Morgan. Fui yo quien traicionó a
Randall. ―Sacudió la cabeza con pesar―. ¿Pero qué pasa
cuando me traicionaron?

―Porque no entendieron por lo que estabas pasando ―le


dije―. Lo que has experimentado. Y el conocimiento que tienes.

Pareció un poco sorprendido por eso antes de reírse. Ni


siquiera era necesariamente una risa malvada, pero aún así
me irritaba.

―Ahí estás de nuevo. Sorprendiéndome. Ahora, y cuando


sentí que te acercabas a la Ciudad de Lockes, tu magia se
desvanecía. Yo también sentí el dragón, sí, pero solo uno. Me
dije a mí mismo que seguramente ni siquiera tú podrías ser
tan estúpido como para llamar a mi puerta e intentar
enfrentarme, sabiendo lo que sabes sobre mí. De lo que soy
capaz. Así que admito estar interesado en el por qué de todo
esto. Me confundes, Sam. Siempre lo has hecho, incluso
cuando no eras más que un pensamiento.

―Sí, no es la primera vez que escucho eso, amigo. Por lo


general, lo dicen con un poco más de irritación, pero yo sigo
adelante, ¿sabes? Así es más fácil.

―¿Tú? ―preguntó él―. Supongo que si eso es lo que


funciona para ti.

Me encogí de hombros.

―Me ha traído hasta aquí.

Sacudió la cabeza.

―No lo creería si no tuviera la evidencia justo frente a mí.


¿Por qué estás aquí?

Puse mis ojos en blanco.

―Has estado escuchando todo el tiempo. Sabes por qué.

644
―Sí ―dijo lentamente―. Dices que eres un villano.

―Como, muy villano. Acabo de aceptarlo, ¿sabes? Así es


más fácil.

Se alejó un paso de la multitud de Oscuros. Si no pudiera


verlos a todos, hubiera pensado que Myrin y yo estábamos
solos, dado lo silencioso que estaba. Era como si todos
estuvieran conteniendo el aliento, esperando a ver qué pasaba
a continuación. Esperaba que no estuvieran decepcionados.

―¿Qué cambió? ―preguntó.

―Un deseo de poder.

―¿Por qué?

―Porque lo quería.

―Se suponía que eras la fuerza del bien.

―Aburrido, ¿verdad? En serio, vamos. Todo el elenco


elegido está exagerando, ¿no crees? ―Le guiñé un ojo―. ¿Quién
esperaría que el bueno se vuelva malo? Creo que es una
historia de lo más interesante.

Él inclinó su cabeza hacia mí.

―¿Y cómo ves que se está desarrollando esta historia?

―He estado dentro del Campamento HaveHeart. Lo sé


todo al respecto. La gente. Los Caballeros. Los guardias. La
ubicación del príncipe y el Rey.

―El Rey al que ayudaste a escapar.

―Sí ―admití―. Pero solo piensa: ahora él está con todos


los demás. Todo en un solo lugar.

Myrin se rio entre dientes.

645
―Lo hace ser un objetivo más fácil.

―Exactamente.

―Mira, solo hay un problema con eso, Sam ―dijo,


llegando para situarse en frente a Ruv. Myrin se estiró pasando
un dedo por la mejilla de Ruv. Ruv apenas se estremeció.

―¿Oh? ¿Y que sería eso?

Se volvió hacia mí.

―No te creo.

Bien, mierda.

―Eso apesta.

Él suspiró.

―Realmente lo hace. Quiero decir, por toda esa


bravuconería, por la forma en que armas las palabras, debajo
de todo eso todavía veo al niño asustado, extraordinariamente
fuera de lugar. Eres un niño jugando un juego de ajedrez con
los dioses, Sam.

―Amigo, no hay necesidad de ser tan condescendiente.


Podrías decir que no me crees y dejarlo así. Sinceramente. Mis
sentimientos están heridos.

Estaba delante de mí antes que pudiera parpadear, con


una mano agarrando mi cara, dedos clavándose en mi piel. Me
tomó todo lo que tenía para mirarlo suavemente, mostrándole
lo poco que me afectaba.

―Tú hablas ―susurró, con un aliento cálido en mi cara―


sin decir nada. Tus palabras son un confuso caos de burlas de
adolescentes derivadas de un sentido inmerecido de la
realización. Realmente esperaba más de alguien que fue
ordenado por los dioses para ser mi igual. No eres nada para

646
mí. Eres insignificante. Tienes dragones, sí. Y una magia difícil
de manejar. Pero dime, Sam. ¿Qué me detendría, aquí y ahora,
de quitártelo?

―Consumir. Mi magia.

Su agarre se apretó.

―Sí, Sam. De consumir tu magia.

―Porque entonces estarías pasando por alto que soy tu


igual.

Sus ojos se estrecharon.

―¿Repítelo?

―Lo leí.

―¿Qué?

―Tu Grimorio.

El agarre en mi cara se aflojó cuando él parpadeó


sorprendido.

―¿Tú qué?

―Tu Grimorio. Lo tengo. Lo leí. No toda la cosa, por


supuesto, porque, amigo, realmente podrías usar un editor.
Quiero decir, tenías cosas allí que no tenían sentido y no
avanzaba en absoluto la narrativa, pero aún así elegías
dedicarle algunas páginas. ¿Por qué haces eso? ¿No sabes que
a la gente no le gustan las cosas superfluas que hacen que
parezca que lo único que te gusta es el sonido de tu propia voz?
Porque es legítimo, deberías realmente devolverle el tono a esa
mierda. Y ahora olvidé por completo de qué estábamos
hablando, porque todavía estás respirando en mi boca, y me
siento muy incómodo con eso.

―El Grimorio ―gruñó.

647
―Oh. Correcto. Tu Grimorio. Sí, tío, todos leen los
detalles. No sé si alguna vez conociste al monstruo dragón
serpiente, pero tienen mucho en común. Todo es Oscuro esto
y Oscuro aquello y nadie me entiende en absoluto.

―Haz tu comentario antes que decida que no vale la pena


escucharlo.

―Guau. Eso fue... una amenaza efectiva. Mi punto, ya que


eres tan insistente, es que no somos tan diferentes, tú y yo.

―Y cómo es eso.

―Hemos sido traicionados por los que amamos.

Me soltó la cara, pero no antes de palmear mi mejilla en


límite de ser demasiado fuerte.

―¿Tú?

Asentí.

―Yo.

―Sigue.

―Morgan. Randall.

―¿Qué pasa con ellos?

―Nunca me hablaron de ti.

Se burló.

―¿Eso es todo?

―No. Eso no es todo. Nunca me hablaron de ti. O sobre


cualquier parte de esto.

Pude ver el momento en que lo entendió.

―La profecía.

648
―Sí.

―¿Cuándo?

―Después que mi abuela vino a la ciudad por primera vez.

Una nube de algo cayó sobre su cara, y se volvió para


mirar a Ruv por encima del hombro.

―¿Sabías sobre esto?

Ruv parecía nervioso.

―No sabía hasta qué punto había sido informado antes


de nuestra llegada. No quería especular.

Myrin se volvió hacia mí.

―Sigue.

―Me mintieron ―dije, poniendo toda la ira que había


sentido en mi voz―. Ellos sabían cosas sobre mí, sobre mi
futuro, y no me dijeron nada hasta que quedaron atrapados en
la mentira. Si Vadoma no se hubiera mostrado cuando lo hizo,
si no te hubieras escapado del reino de las sombras, quién sabe
cuándo, o si, me lo hubieran dicho.

―Y eso te molesta.

―Estás en lo cierto. ¿Qué me digan que debo hacer esto…


esta cosa de la que no tengo otra opción? ¿Dónde no soy más
que una herramienta utilizada por los dioses en un juego del
que no quiero participar? No es justo. ¿Y para qué fin? ¿Para
detenerte? ¿Para proteger a la gente de Verania? ¿Las personas
que me dieron la espalda solo porque no les gustaba el color
de mi piel o la magia que ejercía o el hecho de proceder de los
barrios pobres? ¿Cómo es eso justo? ¿Por qué querría proteger
a aquellos que tan pronto pudieran me apuñalarían por la
espalda mientras mirabas? ―Y lo odiaba, odiaba las palabras,
porque había verdad en ellas. No importaba lo que me dijera a

649
mí mismo, no siempre fui una buena persona. Fui mezquino y
vengativo. Yo podía ser un gilipollas. Y estaba enojado, aún
estaba tan malditamente enojado, por haberme convertido en
este paria, expulsado por las mismas personas que ahora se
acurrucaban con aquellos a quienes amaba como si no hubiera
pasado nada. Me fui a hacer lo correcto, a hacer lo que se
esperaban de mí, solo para volver y encontrar a Vadoma con
mis padres, a Lady Tina sonriéndole a Ryan y Justin, al lado
de ellos, como si ella perteneciera allí. No era justo. Nada de
eso era justo.

―Puedo sentirlo ―dijo con algo parecido a asombro en su


voz―. Tu ira. Estás diciendo la verdad.

―Estás malditamente en lo cierto ―le espeté―. Y sé que


tú también lo sentiste. Leí lo que escribiste. Lo vi en tu
Grimorio. Intentaste expandir la forma en que la gente pensaba
en la magia. Intentaste mostrarle a los demás una manera
diferente de pensar sobre los límites en lo que eran capaces de
hacer los magos. Les dijiste que no creías que los Oscuros
fueran algo por lo que ser temidos o condenados, que
simplemente eran mal interpretados. Que habían elegido un
camino diferente, y que debían ser admirados.

―Randall me miró como si estuviera loco ―dijo Myrin―.


Pensó que esas eran las palabras de un hereje. ‘No entiendes
lo que estás diciendo’ me dijo. ‘No sabes de lo que estás
hablando’. Como si yo no fuera más que un niño. Y tal vez no
sabía tanto como él. Dudo que alguien alguna vez lo haya
hecho. Pero solo porque no tuviera todo él conocimiento que él
tenía, no significa que no pudiera pensar por mí mismo.

―Y luego te traicionaron.

Sus ojos brillaron y sentí el pulso de su magia, espesa y


viciosa.

650
―No sabes cómo se sintió eso. Intenté mostrarles una
forma diferente. Intenté mostrarles cuál era la verdad de todo
eso. Que había diferentes caminos en la magia. Que nada
estaba escrito en piedra.

―Porque la piedra se desmorona ―dije en voz baja.

―Lo hace ―él estuvo de acuerdo―. O se puede romper.


Admito que estaba... demasiado entusiasta con el nombrado
Rey de los Dolores. Empujé demasiado lejos, y su mente... se
deformó. Más de lo que esperaba. Pero necesitaba que Randall
y Morgan vieran qué se podía hacer, qué era capaz, para que
me tomaran en serio. Para considerar unirse en mí búsqueda
para atravesar los límites de la magia. ―Él negó con la
cabeza―. Pero me llamaron ‘malvado’, aunque pude ver cómo
se rompían sus corazones. Dijeron que yo era un villano, que
no era mejor que los Oscuros que se escondían en los bosques
y practicaban la magia de la forma en que eligieran. ¿Sabes por
qué somos tantos, Sam? ¿Por qué hay tantos magos oscuros
mientras que solo hay unos pocos como Randall y Morgan?

―No.

―Es porque nos dicen cómo actuar. Cómo ser. Aquellos


con una agenda más liberal no pueden entender lo que
significa ser marginado, tener las formas de otros forzados
sobre nosotros. ¿Tienes magia? Correcto. Así es como
necesitas actuar. Así es como necesitas practicar. Esto es lo
que puedes y no puedes hacer. Y hay muchos más de nosotros
que rechazamos esa falsa narrativa, que no creemos que
debamos ser establecido y definidos por lo que somos capaces
de hacer. Nos hemos escondido en las sombras, esperando que
nuestro tiempo se levante. ―Miró a Kevin y luego a mí―. Y
habrá una piedra angular, una persona que evitará que
alcances tu verdadero potencial. Y debes amarlos. Debes
apreciarlos. Debes ponerlos por encima de todos los demás, y
los dioses te ayudan si te rechazan. Te traicionan. O Mueres.

651
¿Sabes lo que le pasa a la mente de un mago que pierde su
piedra angular, Sam?

Tenía una idea. Tenía la evidencia justo delante de mí.

―Te rompe. Te desgarra. No hay nada que pueda


repararte de la pérdida, Sam, no de esta magnitud. Ya sea la
muerte o un acto de traición, duele. No es un proceso rápido,
no. Incluso antes que me revelara, podía sentir el vínculo entre
Randall y yo. Lo amaba, Sam. Espero que lo entiendas. Si lees
mi Grimorio, entonces deberías haber visto lo mucho que lo
amaba.

―Pero amabas más la magia.

Él se estremeció y trató de ocultarlo, pero lo vi por lo que


era. Vergüenza.

―No se trataba de amar algo más que él. Se trataba de


liberarme de las restricciones que me imponían.

―¿Y si te hubiera dicho que sí? ―le pregunté, de repente


con curiosidad―. ¿Y si hubiera decidido unirse a ti? Él todavía
habría sido tu piedra angular. Todavía habrías dependido de
él.

Él sonrió con tristeza.

―Supongo que nunca lo descubriremos, ¿verdad?

No, no lo haríamos. Porque Myrin no era ni la mitad del


mago que Randall. Y nunca lo sería.

―Fuiste arrojado a las sombras entonces.

―Lo fui. Y aprendí cosas que este mundo no podría


haberme enseñado. Que no hay nadie en quien confiar sino en
mí mismo. Que controlo mi destino. No los dioses. No una
profecía. Y ciertamente no un niño que se suponía que era mi
antítesis.

652
Yo le sonreí.

―Es gracioso, entonces, cómo resultó todo esto.

―Oh, lo es. Y pronto verás exactamente por qué.

Bueno, eso era siniestro. No había muchas posibilidades


que se refiriera al gracioso ja ja como hice yo.

―Bueno, monologue, te dije que leí tu diario, y ahora


estamos totalmente en la misma página, así que tal vez
deberíamos...

―Te creo.

Arqueé una ceja hacia él.

―¿Qué dijiste?

Me miró fijamente.

―Te creo. Que has abandonado a la gente de Verania. Que


has abrazado la oscuridad. Lo puedo ver en tus ojos. Puedo
sentir tu furia. Parte de eso todavía está dirigido a mí, pero es...
más que eso ahora. No es como lo fue en Mashallaha. O incluso
en esa casa con Morgan. Tu tiempo afuera te cambió de una
manera que Randall y Morgan no pudieron.

―Bien ―le dije, aliviado―. Estoy tan contento que me


creas. Ahora, vamos a hacer oscuras cosas mágicas, solo tú y
yo. No quiero que haya nadie... escuchándonos, si sabes a qué
me refiero.

Miré fijamente a Ruv, que me frunció el ceño.

―Por supuesto ―dijo Myrin―. Solo hay una cosa más.

Uh-oh.

―Oh. Bien. Si insistes.

653
―Me temo que debo hacerlo.

―Tú eres el jefe, entonces. Cualquier cosa listillo.

―Todavía está el asunto de tu piedra angular.

―¿Qué pasa con él?

―Estás atado a él, Sam. Mientras él respire, no puedes


avanzar. El vínculo debe ser roto. La profecía debe ser
cumplida.

―Oh sí. Eso. Amigo, entiendo totalmente lo que estás


diciendo. Y si te hace sentir mejor con toda esta situación, ya
le dije que estábamos rompiendo porque él ya no va a follar
conmigo. Sabes lo que dicen, una vez que vas hacia el dragón,
todo el resto se queda atrás.

Kevin resopló.

―¡Lo sabía! Quiero decir, digas lo que digas, Amo.


―Entonces, resoplando por un lado de su boca―: Pero lo sabía.

Myrin me miró de reojo.

―¿Estuviste con un... dragón?

Me encogí de hombros.

―Eh. Algo tenía que pasar. Quiero decir, estuve en el


bosque durante mucho tiempo, ¿sabes?

Nunca había visto tanta gente disgustada en mi dirección


al mismo tiempo. Era realmente notable.

―Como sea ―dijo Myrin lentamente― no creo que


necesitemos más... detalles sobre tus actividades
extracurriculares.

―Respeto eso. Por lo tanto, estábamos en camino de estar


solos para que pudiéramos...

654
―Tu piedra angular, Sam.

―Correcto ―dije apresuradamente―. Eso. No te


preocupes. Como dije, ya lo traicioné, así que estoy bastante
seguro que el vínculo está en camino de romperse. Quiero
decir, ¡oh no! Todo duele porque él es mi piedra angular y
apesta, me siento un poco loco y todo eso.

Myrin se veía divertido de nuevo. Estaba descubriendo


rápidamente que no me gustaba esa expresión en él.

―Sí estoy seguro. Puedo verte dividirte por la mitad. Sin


embargo, no es suficiente. Piensa en ello como una prueba
para demostrar tu lealtad.

Los pelos en la parte posterior de mi cuello se levantaron.

―¿Mi lealtad?

―Sí, Sam. Tu lealtad. Vienes aquí diciendo cosas bonitas


sobre el abandono de tu gente y el deseo de unirte a mí, aunque
ya te di esa oportunidad una vez en Mashallaha, que
rechazaste con firmeza.

―¿Verdad? ―dije―. Lo siento por eso. Supongo que fue...


impactante, ¿no? ―Gary resopló mientras seguía fingiendo
estar fuera de combate. Era bastante increíble.

―Lo fue ―dijo―. Es por eso que no volveré a cometer ese


error. Respecto a Ryan Foxheart...

―Él no significa nada para mí.

―¿No? Entonces tu tarea será simple.

Mierda.

Myrin la Estrella Brillante sonrió con una sonrisa terrible


y dijo:

―Debes matar tu piedra angular.

655
Hubo un latido de silencio, y luego Tiggy y Gary
explotaron, luchando contra el agarre de Kevin.

―¡No! ―gritó Gary―. ¿Quién diablos te crees que eres? Me


escuchas, pequeña perra. Te voy a destripar. ¡Kevin! ¡Ponme
abajo! ¡Es hora de terminar con esto, Estilo Unicornio!

―¡Sam! ―gritó Tiggy―. No, Sam. ¡Malo, es malo!

Kevin no los dejó ir, incluso cuando el cuerno de Gary


comenzó a disparar arco iris y brillo. Rebotó en el pecho del
dragón, su sangre impidió que la magia de Gary lo dañara.
Ryan me miró fijamente, con la mandíbula apretada.

Miré hacia otro lado.

―Dices palabras bonitas que deseo escuchar ―dijo Myrin


con suavidad―. Y me muestran cuánto tenemos en común.
Has leído mi Grimorio. Sabes hasta dónde me gustaría hacer
realidad mi visión de un futuro glorioso. A lo que he
renunciado. Cómo aquellos que estaban cerca de mí eligieron
encerrarme cuando las sombras derribaron mi mente y me
reconstruyeron desde el principio. No te haré pasar por eso,
Sam. Eres poderoso, sí. Tengo un gran respeto por ti. Pero
incluso uno como tú debe hacer lo que sea necesario para
alcanzar todo su potencial.

―Kevin ―dije con los dientes apretados― deja a Ryan


abajo.

―¡Kevin! ¡Haz eso y nunca te lo perdonaré! ―gruñó Gary―.


Sam, ¿qué diablos te pasa? ¿No puedes estar considerando
esto seriamente?

―¿Es Sam un Sam malo ahora? ― preguntó Tiggy entre


lágrimas.

656
―No ―replicó Gary―. Esto es sólo un juego, ¿verdad? Un
truco. Esta bromeando. Él no... Kevin, ¿por qué diablos estás
haciendo esto?

―Porque Sam me dijo que lo hiciera ―gruñó Kevin―. Y


debo obedecer.

―Pero nosotros éramos… él no nos controla… ¡Ryan!


¡Corre! ¡Corre, maldita sea!

Pero Ryan se quedó allí, fuera de su alcance. Sus ojos se


estrecharon y su mandíbula se tensó, pero se mantuvo erguido
y orgulloso, con la mano izquierda en un puño a su lado, su
espada recta. Su armadura brillaba al sol. Nunca lo había visto
tan guapo. A pesar que los magos Oscuros comenzaron a gritar
insultos, abucheándolo violentamente, nunca apartó la vista
de mí.

―Entonces, esto es todo ―dijo.

―Sí ―dije―. Supongo que lo es.

―Siempre supe que serías mi muerte.

Sonreí levemente.

―¿Qué puedo decir? Los dioses así lo deseaban. Estoy...

―Suficiente ―dijo Myrin―. No más discusión. Sam Hazlo


ahora, o lo haré por ti. De cualquier manera, el Comandante
Caballero Ryan Foxheart morirá.

Asentí.

Ryan nunca apartó la mirada.

Me preocupa.

¿Sobre qué?

La profecía. Sobre lo que vi. Lo que te mostré.

657
No sabemos cuánto de eso fue real. ¿Cuánto estabas tú o
los dioses o Ruv jugando con todos nosotros?

Esto es cierto. Pero Sam, no sé si eso importa. Lo viste tan


claro como el día. Ryan, tu piedra angular, la vida que le
quitaron, su cuerpo frío. Escapó de la muerte una vez, pero me
temo que no volverá a pasar. Sé que piensas que mi magia es
falsa, que no soy más que un mago de la calle, pero te lo
prometo, ese no es el caso. Me preocupa que pueda suceder. Que
Ryan Foxheart encontrará su fin para que la profecía se cumpla.

Vadoma tenía razón.

Se cumpliría.

Pero no de la manera que ella, ni los dioses, esperaban.

Un héroe debe sufrir antes del final. Así es como las


historias siempre eran, ¿no es así?

―Hazlo ―gruñó Ryan.

Yo ya lo había sufrido.

―Sam, hazlo. ¡Hazlo, maldita sea! Si esto es lo que eres,


entonces ¡maldita sea hazlo!

―No maldigas así ―dije suavemente―. Necesitas pensar


en los niños.

El verde y el oro llegaron rápidamente. Siempre lo hacían.

Hubo un fuerte chasquido y Ryan se tambaleó hacia


adelante, con las manos dirigiéndose a su garganta. Cayó de
rodillas. Su boca se abrió y se cerró. Abriéndose y cerrándose.
Él dejó escapar un fuerte suspiro. Una mano fue al suelo
cuando se desplomó. Su armadura chocó cuando tocó el suelo.
Su cara estaba roja, los ojos afuera.

Y luego cayó hacia delante, boca abajo en el suelo.

658
Su pierna izquierda pateó una vez. Dos veces.

Sentí el momento en que murió. Sentí como si me


hubieran desgarrado en dos. Mi magia brotó de mí
salvajemente, y luché por controlarla, mi mente gritaba.

Todo era demasiado brillante y ruidoso, la sangre corría


por mis oídos. Podía escuchar a Gary gritando y Tiggy
rugiendo.

Me quedé sin aliento cuando me incliné, con arcadas, una


delgada cadena de bilis goteaba de mi boca abierta.
Una mano cayó sobre mi hombro, los dedos clavándose en mi
piel.

Myrin.

―Impresionante ―susurró cerca de mi oído―. Debo


admitir que no pensé que lo harías. Pensé que tú... bien. No
importa ahora. Dime, Sam ¿Qué le hiciste?

―Detuve su corazón ―logré escupir por encima de todo el


ruido en mi cabeza. Sentí como si hubiera caído en una gran
tormenta sin un final a la vista.

―¿De verdad?

―Sí.

―Fascinante. Ruv. Si no te importa.

Ruv corrió junto a nosotros para arrodillarse junto a


Ryan. Pareció sorprendido y pálido cuando se agachó y le dio
la vuelta. La armadura raspó contra el suelo. Puso una mano
en la garganta de Ryan. Entonces:

―Yo... él está muerto.

Myrin se echó a reír.

659
―Oh, Sam. Si tan solo Morgan pudiera verte ahora y en
todo lo que te has convertido. Si te sirve de consuelo, estoy
seguro que le dará la bienvenida a Ryan con los brazos abiertos
cuando cruce el velo. Pueden llorar lo que han sido juntos.

―Tiggy estaba llorando.

Gary parecía devastado.

Kevin no dijo una palabra.

Las alas de Dimitri zumbaban furiosas.

No quería nada más que acurrucarme en el suelo y nunca


volver a levantarme. Se sentía como si me estuviera rompiendo.

―Sí ―dijo Myrin. Pasó sus dedos por la pendiente de mi


espina―. Lo sé. Lo sé. Entiendo, tal vez mejor que nadie, Sam.
La forma en que quema. La forma en que se siente como si
pequeños pedazos se estuvieran desprendiendo. Si eres lo
suficientemente fuerte, pasará. Yo... te subestimé. Otra vez. No
sabía de lo que eras capaz. Ahora lo hago. Y estoy contento.

Jadeé cuando un temblor rodó a través de mí.

―No soy cruel ―dijo Myrin en voz baja―. Te permitiré


decirle adiós a tu caballero. Arrástrate, Sam. Arrástrate hacia
él.

Y lo hice.

Mis manos estaban polvorientas.

Mi visión estaba borrosa.

Mi cabeza palpitaba.

Pero me arrastré.

660
Ruv me miró con los ojos muy abiertos al lado del cuerpo
de Ryan. Se tambaleó hacia atrás, cayendo al suelo, apoyado
en los codos.

El Comandante Caballero Ryan Foxheart se veía en paz


en la muerte. Tenía los ojos cerrados, la cara floja, la boca
ligeramente abierta. Su pecho no se levantó. Su espada yacía
desechada a su lado. La recogí, el metal arrastrándose a lo
largo de la piedra. Era más pesada de lo que esperaba. O era
más débil. Yo no lo sabía.

La coloqué sobre su pecho, la hoja apuntando hacia sus


piernas. Tomé cada una de sus manos y las llevé a su pecho,
puse sus dedos en la empuñadura de su espada.

Ahí.

Era como Vadoma me había mostrado.

Como los dioses le habían mostrado.

Todo había sucedido.

Y dije:

―Érase una vez un niño.

Todos a mi alrededor se callaron.

―Repite eso, Sam ―dijo Myrin―. No creo haberte oído


bien.

Me obligué a mirarlo, aunque me dolía cada parte de mí.


Me limpié la boca con el dorso de la mano.

―Érase una vez, un niño.

Myrin parpadeó.

―Un niño.

661
Apenas podía respirar. Tuve que forzar las palabras.

― Era un chico estupendo nacido en los barrios bajos de


la ciudad de Lockes.

Los magos oscuros comenzaron a murmurar.


Mi corazón se sentía como si estuviera lleno de rayos.

―Sus padres eran trabajadores, y en ocasiones la vida


podía ser difícil, pero estaban vivos y tenían todos los dientes.
Lo cual era muy importante.

Caleb frunció el ceño.

La cara de Ruv estaba pálida mientras se levantaba


lentamente.

Myrin me miró con una expresión ilegible.

―Un día, este chico fue al bosque ―le dije con los dientes
apretados―. Le dolía el corazón y estaba triste.

Myrin dio un paso atrás.

―¿Qué estás...?

―Y en ese día, en esos bosques, el chico encontró un


pájaro.

―Oh, mierda ―susurró Gary.

―Un pájaro ―repitió Myrin.

―Sí. Un pájaro. Estaba muerto Y el niño con el corazón


roto hizo algo que no creía posible. Él le devolvió al pájaro la
vida.

Silencio.

Entonces:

―Mientes.

662
El sudor goteaba por mi frente.

―No. No lo hago.

―No es posible ―gruñó Myrin―. La muerte es definitiva.


Nadie puede...

Un chasquido agudo sobre nosotros.

Todos miraron hacia el cielo.

Todos, es decir, excepto Myrin y yo. No apartamos la vista


el uno del otro.

―Eso ―dije― fue una señal. De Randall. Para demostrar


que los barrios marginales han sido evacuados. Porque
mientras estábamos aquí, mientras seguías y seguías, la gente
del Campamento HaveHeart vulneraba la ciudad. Salvaron a
los que encarcelaron. Todos ustedes fueron tan arrogantes
como para pensar que nada podría pasarle conmigo aquí.

Myrin dio un paso hacia mí.

Me reí. Sonaba como si me estuviera ahogando.

―Y mientras recuperamos nuestro hogar, tres de los


dragones de Verania están en Meridian City en este mismo
momento, arrasando todo lo que nos has traído.

―Mataste a tu piedra angular ―dijo Myrin con frialdad―.


No hay vuelta atrás de eso. ―Su expresión tartamudeó―. Tres.
Dijiste tres dragones. Hay cinco en total. Dónde está el…

Un rugido fuerte partió el aire a nuestro alrededor. No


vino de Kevin.

―¿Qué es esto? ―exigió Myrin.

―No sabes de lo que soy capaz ―le dije―. Porque hay una
cosa que has olvidado una y otra vez.

663
―¿Y eso que sería?

Le sonreí burlonamente.

―Soy Sam de los Dragones.

Zero Ravyn Fuegodeluna volvió a rugir cuando aterrizó


sobre el Castillo de Lockes, su cuerpo musculoso se enroscó
alrededor de una torrecilla y la cola se contrajo peligrosamente.
Sus ojos estaban ardiendo al rojo vivo.

¿Ahora? gruñó en mi cabeza.

Ahora.

La cobertura que rodeaba su cara se ensanchó, las


puntas huesudas se sacudieron mientras temblaban. Los
Oscuros apenas tuvieron tiempo de reaccionar antes que la
piedra se rompiera bajo sus pies mientras las raíces oscuras y
gruesas los rodeaban como tentáculos, envolviéndose
alrededor de piernas y torsos, manteniéndolos en su lugar.
Algunos de ellos tuvieron la oportunidad de gritar antes que
las raíces los cubrieran completamente, cortándolos.
Se acabó en cuestión de segundos. Donde una vez estuvieron
los Oscuros de Verania, solo había una gran prisión de raíces
de bermellona, manteniendo su magia en el lugar.
Pero tres permanecieron intactos.

Caleb.

Ruv.

Y Myrin.

Porque había un precio que tenía pagar por lo que habían


hecho.

Por lo que me habían quitado.

Había un niño nacido en los barrios pobres.

664
Los dioses susurraban acerca de él.

Dijeron que tenía un destino.

Que un día se enfrentaría a un gran mal y todo el mundo


colgaría en la balanza.

Este chico fue amado.

Y amó a cambio. Con todo lo que tenía.

Y recordó cómo se había sentido.

La magia que se arqueaba dentro de él como un rayo.

Pensó: No es justo.

No es justo.

No es justo.

Y no lo era. Porque los dioses le habían quitado su


elección.

Así que hice lo único que pude.

Se los regrese.

Levanté mi brazo, con la palma hacia el cielo, incluso


mientras pensaba: No, no, no, este no es el camino, este no es
el camino.

La corona que giraba en mi mano era más brillante que


cualquier otra cosa que hubiera visto, como si tuviera una
estrella. La magia se precipitó a través de mí y la corona
comenzó a caer en cascada hacia abajo como una catarata, las
gotas de luz que se extendían por el suelo, pulsando
lentamente.

665
Ellos me lo habían quitado. Los borraría a todos. Mata a
cada uno de ellos y devuélveme mi amor sin dejar nada más
que cenizas a mi paso.

El pájaro había vuelto.

Ryan también lo haría.

Ellos morirían.

Todos morirían y...

Si pudiera hacer que recuerdes una cosa, sería esto: un


mago no es tan fuerte como la magia que usa. Es la magia que
no usa esa es la verdadera medida de su fuerza.

La estrella en mi mano se desvaneció.

Bajé mi mano.

Myrin se echó a reír.

―Ni siquiera puedes...

Yo dije:

―Kevin. Vuela.

El dragón extendió sus alas mientras extendía la mano y


enganchaba a Dimitri.

Escuché a mis mejores amigos gritar por mí, pero se


desvanecieron cuando Kevin se elevó hacia el cielo.

Miré de nuevo a Myrin.

Sentí su magia reunirse, esa fiera infección amarilla


mezclada con hogarhogarhogar el que nunca le perteneció.

Él gruñó: ―No puedes vencerme.

Puse mis ojos en blanco.

666
―Amigo, eres un maldito cliché. Vete a la mierda y muere.

Los relámpagos brotaron de mi corazón cuando exploté.

Grande, grande.

―¿ESTÁS seguro de esto? ―Randall me preguntó.

―Sí ―le dije―. Algo así.

―Eso no suena convincente.

―Bueno, es una idea bastante jodidamente lejana.

―Eso podría ser una subestimación. Estás sudando.

―Oh, sí.

―También lo estarías si estuvieras a punto de decirle a tu


sexy novio que necesitas matarlo para salvar a Verania de un
supervillano.

Justin gimió.

―¿Cómo es esta nuestra vida?

El Rey le dio una palmadita en el brazo.

―Me lo pregunto todo el tiempo. ¿No es maravillosa?

Randall no parecía convencido.

―Nosotros no...

―Mira ―le dije―. No puedo... no quiero matarlos a todos.


Eso no es lo que soy. Pero hay que hacer algo. Y tienes que
dejarme ser el que se lo cuente. Este es un tema sensible, y...

667
La tapa de la tienda de mando de Justin se abrió. Ryan
entró, frunciendo el ceño. Miró a Randall, a Justin, al Rey, antes
de finalmente fijarse en mí.

―Recibí tu mensaje. ¿Qué está pasando?

―Hola ―le dije―. Necesito asesinarte para salvar al


mundo. ―Me estremecí―. Mierda.

Randall puso una mano en su cara.

El rey negó con la cabeza.

Justin suspiró.

Ryan dijo: ―¿Qué?

―Tema sensible ―Randall me siseó.

―Está bien, escucha ―le dije a Ryan―. ¿Sabes que todo lo


mío es raro y que volví un pájaro a la vida? Entonces, quiero
matarte y luego devolverte a la vida, pero sin hacer toda la cosa
de las aves, porque no sabemos lo que eso te haría. Y esas
cosas.

―Y esas cosas ―dijo Ryan.

Yo le sonreí.

―¿Ven? Lo entendió de inmediato.

―Esto es una locura ―dijo Randall―. Sam, ¿sabes lo que


te pasará en el momento en que muera? Él ha sido tu piedra
angular por solo un corto período de tiempo. Su vínculo es fuerte,
pero incluso tu no podrás escapar a las repercusiones de un
impacto tan devastador en tu sistema. Esto no es algo que deba
tomarse a la ligera. Estás hablando de matar a Ryan. Yo
desterré a Myrin al reino de las sombras y perdí una década.
¿Qué crees que te hará matar a la persona que amas?

668
―No soy tú ―repliqué―. Algo que me has recordado una y
otra vez. No me voy a volver Oscuro.

―¿Cómo lo sabes?

―Porque no lo haré.

―¿Cómo sabes que eso es lo que te va a pedir hacer Myrin?


―preguntó Justin.

―Porque verá a Ryan como la última conexión de Sam con


el mundo de la luz ―murmuró Randall―. Él pensará que es el
mayor sacrificio. Si Sam está dispuesto a matar a su piedra
angular, entonces no hay nada que no haga para convertirse en
un Oscuro. Estará convencido. Y luego está el asunto de la
profecía.

―Me gusta estar vivo ―dijo Ryan, sonando aturdido―. No


sé si alguna vez te lo he dicho antes. Pero realmente me gusta.

―Te traeré de vuelta ―le prometí―. Como si alguna vez te


dejara escapar de mí. Tenemos que envejecer juntos,
¿recuerdas?

―Sam ―dijo el Rey con suavidad― tu magia. Te mantendrá


joven durante mucho tiempo.

Randall suspiró.

―Sam encontró una manera de manipular su magia. Él


envejecerá de manera normal.

―¿Hiciste qué? ― preguntó Justin.

Me encogí de hombros.

―No es gran cosa.

El Rey sonrió.

669
―Por supuesto que sí. Por favor, no dejas de sorprenderme.
Me gustaría que todos saliéramos vivos de esto. Quiero ver las
maravillas que todos ustedes lograrán.

―Y lo hiciste por mí ―dijo Ryan en voz baja. Todos nos


volvimos hacia él. Me miró con algo parecido al temor.

Me sonrojé, raspando mi bota contra la tierra.

―Ya te lo había dicho, pero sí. Principalmente. Claro, parte


de eso era que yo quería vivir una vida normal. Buena. Una vida
tan normal como es posible para alguien como yo. Pero cuando
deseé que las estrellas hicieran algo importante, que fuera
alguien importante, no quise decir todo esto. Este... destino. Creo
que me refería a ti. Porque eres mi algo importante. Tú me
ayudas a ser ese alguien que importa. ―Miré hacia otro lado―.
Eres mi deseo, ¿sabes? Creo que siempre lo has sido.

Un par de dedos se metieron bajo mi barbilla y levantaron


mi cabeza. Luego sus labios se presionaron contra los míos, un
beso tan agridulce y teñido de desesperación que me dejó sin
aliento. Todo lo demás se desvaneció, solo por un momento.
Cuando rompió el beso, presionó su frente contra la mía, su
nariz rozando mi mejilla.

―Lo hiciste por mí ―dijo de nuevo, en voz baja.

―Haría cualquier cosa por ti. Y este país.

Él se alejó, pero sólo un poco. Su mirada estaba


escaneando cuando dijo:

―Incluido matarme.

Tragué saliva.

―Correcto.

―Y luego me traes de vuelta.

670
―Ese es el plan. Sacó la mierda de ti. Y de Myrin. Es más,
de lo que he hecho antes. Esperemos que le fría el cerebro y
salve el tuyo.

Él me miró fijamente.

―Este podría ser el plan más estúpido que hayas ideado.

Yo le sonreí.

―Yo también pensé lo mismo.

―¿Cómo se te ocurrió esto? ―preguntó, retrocediendo un


paso y soltando mis brazos.

―Los grimorios. De Morgan. De Randall. Y el de Myrin.


Eran... la magia está en la mente. Eso era algo que todos habían
escrito. Un hilo en común. Eso es lo que creían, y... tal vez tengan
razón. ―Negué con la cabeza―. Pero tal vez están equivocados,
porque no creo que la magia venga solo de la mente. Creo que
también viene del corazón. Y creo que Morgan lo sabía. Y tal vez
Randall también lo hace. ¿Pero Myrin? Myrin... él no lo entiende.
Es frío y calculador porque no entiende cuán extensa puede ser
la magia. Él quiere poder. Él tomó ese poder. Ergo29, él se ha
vuelto más poderoso. ¿Pero qué puede hacer él, con eso? Está
cubierto de sombra. Creo que siempre lo ha estado. Él tiene un
enfoque singular, quiere demostrar que es el mago más grande
que el mundo ha conocido. Y todo está en su mente. Nada de
eso viene de su corazón.

―Morgan lo vio ―dijo Randall en voz baja―. Y creo que fue


por ti.

No pude mirarlo.

―¿Qué te va a suceder a ti? ―preguntó Ryan.

―¿A mí? Yo no…

29
Es decir, en latín.

671
―Estás hablando de potencialmente matar gente.

―Ellos son oscuros...

―No los estoy defendiendo. Estoy preocupado por lo que


esto te hará. Soy un caballero. Un soldado. Sé que es tomar una
vida para proteger al Rey y al Príncipe. Para protegerte. Es mi
trabajo. Mi juramento a la corona.

―No soy un caballero.

―Lo sé.

―Y no soy un soldado.

Parecía frustrado.

―También lo sé.

―Pero tengo un juramento.

―Todos fuera ― gruñó Ryan. Comenzó a pasearse


mientras los demás huían.

Yo esperé, porque necesitaba resolver esto.

―Eres un estúpido ―dijo.

―Probablemente.

―Y vas a conseguir que nos maten a todos.

―Esa es una posibilidad definitiva.

Apuntó un dedo a mi cara.

―Si te matan, te mataré.

―Eso ni siquiera tiene sentido...

―Y si me matas y no puedes traerme de vuelta, te


perseguiré para siempre.

672
―Oooh, sexo fantasmal. Pon tu ectoplasma sobre mi...

―Y si te conviertes en Oscuro, te patearé el trasero con


tanta fuerza que no tendrás más remedio que volverte bueno de
nuevo.

―No entiendo muy bien cómo...

―No me gusta esta idea.

Resoplé delicadamente.

―Sí, me di cuenta.

―Creo que es ridículo.

―Más o menos la historia de nuestras vidas, amigo. Sólo


sigue la corriente.

De repente se vio afectado.

―Tienes que estar bien ―dijo con rudeza―. ¿Me entiendes?


Necesito que estés bien. No puedo hacer esto sin ti, Sam. No
puedo Esta vida... no tiene sentido a menos que esté a tu lado.

Lo abracé con fuerza.

―Nunca ―le susurré al oído―. Yo nunca te dejaré marchar.

SAM,

Sam

Sam

SAM

Mi cabeza se balanceó hacia un lado, una brillante


llamarada de dolor en mi mejilla.

673
Gemí mientras abría los ojos. Mi visión era borrosa y mi
cabeza estaba latiendo.

―¿Qué pssooo? ―pregunté coherentemente.

―Dioses, no me asustes así. ¡No estabas respirando,


maldito idiota!

―Y’leng ―dije con extraordinaria presteza.

―No te atrevas a desmayarte de nuevo. Golpearé el otro


lado de tu cara, así que ayúdame dioses.

Parpadeé ante la figura oscura que se inclinaba sobre mí,


bloqueando el sol.

―Hola ―dije.

―Hola. Hola él dice Hola. Dioses, realmente te odio a


veces.

―No es agradable.

―Se me permite no ser amable contigo. Me acabas de


matar, luego me resucitas con un impacto en mi corazón, y
luego te desmayas, como haces siempre para asustarme. Te
voy a dar tanta mierda por el resto de nuestras vidas, que no
tienes idea...

Y luego todo se convirtió en un sorprendente foco.

Ryan Foxheart, estaba vivo, me estaba regañando.

―Dioses ―le susurré―. Yo…

―¿Sí? ―dijo, entrecerrando los ojos.

―Yo…

―¿Sí? ―dijo, inclinándose hacia lo que probablemente iba


a ser el momento más romántico de mi vida.

674
―¡Soy tan increíble! ―canté, sentándome rápidamente. Lo
que fue una mala idea, ya que me golpeé la cara contra la suya.

―¿Qué demonios? ―gimió, cayendo sobre su trasero,


haciendo sonar su armadura―. ¿Me acabas de dar un
cabezazo?

―¿Por qué estaba tu cara tan cerca? ―gemí, sujetándome


la nariz, seguro que se había roto en mil millones de pedazos y
quedaría desfigurado por el resto de mis días. Ryan me dejaría
porque era secretamente superficial y no podía tener a alguien
con la nariz aplastada montando en su polla, y luego tendría
que volver a vivir en una cabaña en el bosque y los padres les
contarían a sus hijos sobre el Hombre con la nariz aplastada.
Hombre (en mayúsculas, para que sepan que es verdad) que
saldría por la noche y les robaría los dedos si no comían sus
vegetales y ...

Y luego recordé que había cosas mucho más importantes


que Él Hombre con la Nariz Aplastada.

Abrí mis ojos.

Ryan Foxheart estaba sentado en el suelo frente a mí, con


aspecto irritado y molesto, frunciendo el ceño bellamente
mientras se frotaba la frente. Me miró y abrió la boca para
decir…

Bueno, yo no sabía lo que él quería decir, porque me


levanté y lo abordé, lamentando inmediatamente la decisión
mientras llevaba una armadura completa, pero aceptando con
gusto el dolor de aplastar mis costillas en polvo dado que me
besaba con la misma frenesí.

―Estás vivo, estás vivo, estás vivo ―balbuceé contra su


boca.

―Eres un idiota ―gruñó, sus manos yendo a mi trasero―.


Te odio muchísimo. No vuelvas a asustarme así otra vez.

675
―¿Te asusta? ¡Moriste, idiota!

―¡Me mataste!

―¡Eso fue como hace cinco minutos! ¿Cuándo vas a


superarlo? Dioses, Ryan, tu fijación en esa única cosa nos va
a destrozar. ¿Por qué nunca mencionas que también te devolví
la vida?

―No sé por qué te aguanto.

―Tampoco sé por qué.

―Deja de hablar. Estoy tratando de besarte.

Sonreí contra su boca. Era tan cálido, vivo y fundamental


que nunca quería dejarlo ir. Era…

Una brisa sopló en mi cara, y con ella vino el hedor de


algo terriblemente quemado.

Me alejé de Ryan.

Y miró a su alrededor.

―Santa mierda ―suspiré.

El camino debajo de nuestros pies estaba cubierto de


marcas de quemaduras, extendiéndose como las raíces de un
árbol alrededor de donde Ryan y yo estábamos parados. Los
lados del castillo se veían como si hubieran sido marcados, con
profundas líneas negras que se extendían casi hasta la cima
donde se había posado Zero.

Se había ido, pero estaba a salvo. Podía sentir el pulso de


él en mi cabeza.

La raíz bermellona que sostenía a los Oscuros había


sobrevivido a mi rayo, aunque parecía mala por el desgaste.
Pequeños arcos de electricidad aún se arrastraban sobre la

676
superficie. Los Oscuros encerrados en el interior se habían
salvado de mi ataque.

Pero…

Donde Ruv había estado parado no había nada más que


un montón de cenizas.

Donde Caleb había estado parado no había nada más que


un montón de cenizas.

Donde Myrin había estado parado no había...

Yo parpadeé.

―¿Qué demonios?

Parecía que parte del Castillo de Lockes se había roto con


la explosión, la piedra se había estrellado contra el suelo. Una
pila de escombros se extendía ante nosotros, el polvo aún se
elevaba en el aire.

Mi magia se sentía como si estuviera enloqueciendo, algo


de lo que Randall me había advertido. Mi piedra angular había
muerto y luego volvió. Tomaría un poco de tiempo antes que
pudiera calmarme.

―Funcionó ―susurró Ryan.

Lo mire. Él estaba mirando a nuestro alrededor las


marcas de quemaduras en la piedra, con los ojos muy abiertos,
las manos temblorosas.

―Sí ―le dije―. Funcionó.

Extendió la mano y tomó mi mano en la suya.

―¿Se acabó?

―Yo…

677
Sam

Grité cuando un pulso de magia infectada estalló en mi


cabeza. Ryan gritó mi nombre, pero no pude concentrarme en
él, mi cabeza se inclinó, apreté los dientes mientras intentaba
resistir el asalto en mi cabeza. Ya estaba debilitado por haber
resucitado a Ryan, y no podía alejar la magia amarillenta
mientras se lanzaba sobre mí.

El suelo debajo de nosotros retumbó.

Levanté la cabeza.

La pila de piedra que había caído del castillo comenzó a


moverse.

Y mientras las piedras se movían, vi un destello de


amarillo debajo.

―No ―respiré.

Me puse de pie lentamente.

Ryan se levantó para colocarse a mi lado, espada en


mano.

―¿Qué es esto? ―me preguntó.

Sam

Mis ojos se humedecieron cuando me incliné, las manos


sobre mis oídos, tratando de bloquear el rugido que comenzó a
girar alrededor de nosotros. Hizo que mi piel zumbara, que me
dolieran los huesos. Mis dientes se sentían flojos en sus
cavidades, y no podía respirar cuando...

Las piedras cayeron.

Debajo, en una esfera de magia giratoria, estaba Myrin.


No estaba ileso. Tenía cicatrices de relámpago que se parecían
a las de mi pecho a lo largo de sus manos y en su cara. Su

678
barba había sido parcialmente quemada, los extremos se
enroscaban ennegrecidos. Un corte en su mejilla goteaba
sangre sobre su barbilla. Estaba respirando pesadamente,
pero estaba vivo.

Ryan trató de ponerme detrás de él.

―Qué demonios…

―Contención ―le susurré.

Myrin sonrió con una sonrisa sangrienta.

―Eso es correcto. Contención. Un regalo de mi querido


hermano difunto. ¿Pensaste que podrías vencerme? Oh, Sam.
Finalmente, me has subestimado. Y será lo último que harás.

―Dulce melaza ―logré decir―. ¿Oyes, Ryan?

―¿Sí? ―dijo, con los ojos solo en Myrin.

―Ahora podría ser un buen momento para correr.

―¿Qué?

―Corre.

Y agarré su brazo cuando las manos de Myrin se


movieron en un gesto complicado, y empuje a Ryan, lejos, lejos.
Chilló con enojo, ambos deslizándonos en la ceniza bajo
nuestros pies. Nos las arreglamos para mantenernos erguidos,
y mientras corría, apretando el brazo de Ryan con fuerza, miré
por encima del hombro a tiempo para ver a Myrin detonar, ese
pulso de magia infectada desbordó, rompiendo la carretera
bajo sus pies.

La persecución estaba en marcha.

679
Capítulo 19:
A Casa Otra Vez

FUE en esa ocasión cuando estábamos corriendo por


nuestras vidas, un loco imbécil supervillano volando
esencialmente tras nosotros, con su magia retorcida y tan
jodidamente enojado, que me di cuenta de que estábamos
jodidos.

Así que, naturalmente, sentí la necesidad de compartir


esto con mi amado.

―¡Vamos a morir! ―le grité.

―¿Qué? ―gritó de nuevo.

―¡Vamos a ser tan asesinados!

―Joder ―me gruñó―. Ya morí una vez hoy. No lo voy a


hacer de nuevo.

―Ahora es probablemente un mal momento para decirte


que necesitas cuidar tu puta boca, pero en serio. Ryan Cuida
tu puta boca. Eres un maldito caballero que... ¡Dios mío,
agáchate!

Y lo hicimos, justo a tiempo para que ver pasar un


carruaje sobre nuestras cabezas y estrellarse contra un
escaparate, rompiendo los cristales, la madera, y un toldo cayó
al suelo.

680
―Está bien, ¡así que podría estar un poco enojado!

―¿En serio? ¿Lo crees?

―No te enojes conmigo, Foxheart. Acabo de devolverte la


vida.

―Después que la tomaste… ¡por aquí, vamos!

Casi pierdo el equilibrio mientras él me arrastraba por un


estrecho callejón. Hubo un gran choque detrás de nosotros, y
miré hacia atrás a tiempo para ver el edificio en el lado opuesto
de la calle colapsarse.

―Ahora sería un buen momento para hacer algo mágico


― me dijo Ryan bruscamente―. ¿No puedes chuparnos en un
agujero como lo hace Randall?

―Oh mis dioses, estas fraseando. ¿Por qué lo dirías así?


Y sabes que no puedo hacer eso como él lo hace. ¡Qué forma
de hacerme sentir inadecuado!

Salimos del otro lado del callejón, el cielo sobre nosotros


se oscureció cuando aparecieron nubes negras de la nada. El
trueno retumbó en lo alto mientras las calles se atenuaban. El
viento se estaba levantando como si una gran tormenta se
estuviera gestando.

Podíamos escuchar cómo la Ciudad de Lockes se rompía


detrás de nosotros, pero no nos detuvimos para ver qué estaba
pasando. Ryan miró a la izquierda, luego a la derecha, luego a
la izquierda antes que empezáramos a correr de nuevo.

―Necesitas hacer algo ―gritó por encima del hombro


mientras el aire se llenaba con el olor de una fuerte lluvia.

―UM Hola. ¿Acaso no te devolví la vida? Sabes lo que pasa


cuando uso un montón de magia. No tengo suficiente fuerza
para enfrentarlo en este momento.

681
―Pensé que la tenías… ¡No estoy hablando de tomarlo de
frente, Sam! Necesitamos salir de aquí.

Y luego me golpeó.

―Kevin.

―¿Qué?

―¡Kevin! Amigo, soy el maldito encantador de dragones.


¡Solo conseguiré que Kevin venga y me joda en la cara! ―La
última parte salió como un grito cuando una pared de roca
brotó del suelo ante nosotros. La evitamos en el último
segundo cuando Ryan nos llevó a la derecha por otro callejón.
Oí un gran estruendo y miré hacia atrás a tiempo para ver
cómo el callejón detrás de nosotros se estrechaba cuando los
edificios a ambos lados se acercaban―. ¡Más rápido! ―chillé―.
Tenemos que correr más rápido.

Miró por encima del hombro, y sus ojos se ampliaron


cuando vio lo que estaba sucediendo. Escuché el gemido de la
madera, la piedra y el yeso a nuestro alrededor cuando los
edificios se movieron. Las macetas de los balcones llovían a
nuestro alrededor, y Ryan gruñó cuando una le golpeó el
hombro y la cerámica se rompió contra su armadura. Sin
embargo, siguió moviéndose y salimos del callejón en el último
segundo cuando los edificios se estrellaron. Caí de rodillas,
gruñendo mientras el camino raspaba mi piel. Ryan se
mantuvo erguido, aunque su espada fue derribada de sus
manos. Rebotó en la carretera y se detuvo en el lado opuesto
de la calle.

―Tenemos que seguir moviéndonos ―dijo bruscamente


mientras me ponía de pie―. Tenemos que ir al norte. Podemos
llegar a la puerta y...

Incluso antes que terminara, otra pared de roca se


levantó del suelo, bloqueando el camino del norte.

682
―Maldito chiflado ―gruñó―. Venga. Encontraremos otra
manera.

Seguimos adelante. Se agacho sin ralentizar el paso y


agarró su espada, con una floritura mientras se levantaba,
porque no podía dejar de actuar como un gilipollas, incluso
cuando estábamos corriendo por nuestras vidas.

Me estremecí ante el dolor en mis rodillas, sintiendo


salpicaduras de sangre y manchas en el interior de mi túnica.
Pero aparté el aguijón, reuniendo mi magia lo mejor que pude.
Traté de alcanzar los pulsos en mi cabeza, el negro, el rojo, el
azul y el blanco, pero estaban ausentes, como si hubieran sido
silenciados de alguna manera, y me pregunté si era Myrin
quien lo hacía, si de alguna manera él hubiera lanzado un
hechizo sobre toda la maldita ciudad. No presioné demasiado.
Quería evitar regalar nuestra ubicación. Ya no podía escuchar
a Myrin detrás de nosotros, pero cada vez que intentábamos ir
hacia el norte, la mayoría de las veces, el camino estaba
bloqueado. Pudimos avanzar, pero en su mayoría nos
movíamos hacia el este, y tarde un momento antes de darme
cuenta de hacia dónde nos dirigíamos.

―Los tugurios.

―¿Qué? ― me gritó Ryan, el sudor goteaba de su frente.

―Es como si estuviéramos siendo acorralados. Nos


dirigimos a los barrios pobres.

Él frunció el ceño.

―¿Por qué haría eso? No importa. Conocemos los barrios


pobres mejor que él. ¿Él quiere llevar la lucha allí? Bien. Deja
que la traiga.

―Amigo, eso fue tan jodidamente caliente, cierto, sí, no es


el momento.

683
Con renovada determinación, Ryan dejó de intentar
avanzar hacia el norte y se dirigió a los barrios pobres. Mi
cuerpo estaba débil y cansado, correr por nuestras vidas no
estaba ayudando. No me sentía tan agotado como después de
las sirenas de arena o incluso cuando me enfrenté a Myrin en
Mashallaha. Por supuesto, no era la misma persona que había
sido en ese entonces, pero aún así. No podía hacer lo que había
hecho…

asesinar matar muerte

…sin… consecuencias….

¿Qué demonios fue eso?

Negué con la cabeza, tratando de aclarar mis


pensamientos. No tenía tiempo para nada más en este
momento. La conexión con los dragones se sentía delgada, y si
Myrin estaba haciendo algo para evitar que los alcanzara, iba
a necesitar todo lo que tenía para abrirme paso.

Comenzamos a anticipar por dónde saldrían las paredes


de roca, y eso nos puso un paso adelante. Ya no podía
escucharlo detrás de nosotros, y no estaba seguro de si eso era
algo bueno. Ryan no vaciló mientras nos guiaba por calles
laterales y callejones, destellos de lo familiar que pasaba
mientras corríamos por la Ciudad vacía. Encontramos el
espacio de los bultos de raíz bermellón donde los magos
Oscuros yacían atrapados debajo. Todavía vivían, incluso
después de todo lo que habían hecho. Yo había elegido dejarlos
después que siguieran a Myrin.

¿Por qué?

Yo podría haberlos detenido.

Yo podría haberlos detenido a todos.

684
Es lo que quería hacer desde el principio. Yo tenía el poder
dentro de mí. Pude haber terminado todo de una sola vez.
Nunca más los Oscuros podrían lastimar a los que amaba.
Habría sido mi decisión...

―…Y NECESITO que respetes eso ―dije en voz baja,


mirando el amanecer.

Randall suspiró.

―Lo hago, Sam. Te lo prometo, realmente lo hago. Pero


estoy preocupado.

―¿Acerca de?

―Tu corazón. Tu mente. Tu alma.

―Eso es... lo abarca todo. Qué demonios, Randall.

―¿Cuántas personas conoces que han perdido su piedra


angular?

Tragué saliva.

―Tres.

Él parpadeó.

―¿Tres? ¿Quiénes?

―Morgan y tú.

―Correcto. ¿Y?

―Y Myrin.

Cerró los ojos.

―Ni siquiera había.... pero eso me preocupa aún más. Con


Anya, Morgan sabía que el final se acercaba. Ella era... vieja.

685
Frágil. Todavía tenía esa chispa en sus ojos que había atraído
a Morgan hacia ella. Pero había llegado su hora. Y Morgan había
hecho las paces con eso. Estaba a su lado cuando ella respiró
por última vez. Cuando cruzó el velo. Él la lloró. Celebró su vida.
Pero no se perdió a sí mismo.

―No como tú ―dije antes de hacer una mueca―. Oye, no


quise decir…

―Sí. Lo hiciste. Y es verdad. ―Randall suspiró―. Mira,


Sam. Perder tu piedra angular es un shock para el sistema. Te
agarrará, te morderá y te hará sangrar antes que intente
desgarrarte por la mitad. Perdí mi piedra angular por la
oscuridad. Myrin perdió la suya por las decisiones que tomó.
Mira cómo resultó para los dos. Perdí mi mente durante una
década. Myrin estaba encerrado en el reino de las sombras.
Acabas de conseguir tu piedra angular…

―Han pasado dos años...

Él resopló.

―Ah, cómo el tiempo se mueve de manera diferente para


los jóvenes. Sam, vas a matar tu piedra angular.

―Y luego la traeré de vuelta a la vida.

―Mientras que potencialmente matas a otros. Esto podría


romperte.

Lo miré, realmente lo miré, este hombre. Este mago. El


humano vivo más antiguo del mundo. Este hombre que me había
contrariado, me irritaba, me hacía querer sacarme el pelo
mientras él enumeraba mis faltas regularmente.
Y ahora, tal vez por primera vez, pude ver cuánto se preocupaba
por mí.

Así que dije:

―Yo también te amo, ya sabes.

686
Parecía sorprendido. Luego frunció el ceño y sacudió la
cabeza.

Y luego, maravilla de todas las maravillas, el ceño se


desvaneció, y Randall sonrió.

Era una cosa retorcida, sus dientes amarillentos, sus


labios de hígado estirados. Su barba estaba desaliñada, y
estaba bastante seguro que sus cejas habían adquirido
recientemente el resto de su cara y se estaban moviendo
gradualmente, pero aún así. Él sonrió.

―Eres un idiota ―dijo.

―Lo sé.

Puso su mano sobre la mía y apretó.

―Necesito que te cuides, Sam. Si pudiera quitarte esta


carga, lo haría. Debes recordar que no importa cuánto llame la
oscuridad, no puedes responderle. Eres más fuerte que eso. Que
cualquier profecía. Eres más valiente de lo que jamás hubiera
esperado. No dejes que eso te lleve lejos.

―No lo haré.

Él retiró su mano. Y luego dijo:

―Morgan estaría orgulloso del mago en el que te has


convertido.

No hablamos mucho después de eso.

ENTRAMOS en los barrios pobres, ambos comenzando a


decaer. Ryan estaba sudando profusamente. Tenía una
puntada en mi costado y luchaba por recuperar el aliento.

687
―¿Por qué nos querría aquí? ―jadeó Ryan, empujándome
por un camino oscuro justo cuando las primeras gotas de
lluvia caían del cielo oscuro.

―No lo sé. Él es…

Doblamos una esquina familiar, y Ryan casi me hizo caer


cuando me deslicé hasta detenerme, mis pies se deslizaron
sobre el empedrado.

―¿Qué estás haciendo? ―exigió, mirando alrededor―.


Tenemos que seguir moviéndonos, Sam. Su…

―Mira.

―¿Qué? No sé lo que quieres… oh.

Había un callejón a nuestra derecha. En el gran esquema


de las cosas, no era mucho. Era lo suficientemente ancho para
que, digamos, un grupo de adolescentes que perseguían a un
niño que le había robado una bolsa de tela a una anciana.
Conduciéndolo a un callejón sin salida, un gran muro
conectado a algunos apartamentos en ruinas en la siguiente
calle.

En lo alto, el trueno ondeó en el cielo. Momentos después,


los rayos brillaron.

―Aquí es donde...

―Sí ―dijo Ryan―. Lo es.

―Míranos ahora ―le dije, sonriéndole como loco―. Quién


hubiera pensado que estaríamos huyendo por nuestras vidas
de un supervillano enloquecido mientras sostienes mi mano
porque me amas tanto.

Él me besó. Allí, bajo la lluvia.

Lo di todo porque no se merecía nada menos.

688
―Oye ―dijo mientras se alejaba―. ¿Recuerdas cuando me
pediste que me casara contigo?

Me encogí de hombros.

―Eso creo.

―Tal vez deberíamos hacer eso. Cuando todo esto haya


terminado.

―¿Vas a pararte frente a todos conmigo?

―Sí.

―¿Me vas a decir que quieres estar conmigo para


siempre?

―Para siempre, Sam.

―En el último minuto, ¿vas a decirle a alguien más que


los amas?

Me frunció el ceño.

―¿Por qué incluso dirías eso? Oh dioses...

―Ya lo has hecho una vez, Foxheart, ni siquiera empieces


conmigo ahora…

―Te dije que te amaba. Tú eras...

―Si vas a romper mi corazón, solo asegúrate que no sea


con Lady Tina o Terry. Porque Terry quiere montarte tanto
como tú ya lo has montado...

―Te odio tanto ahora. ¿Sabes qué? Boda cancelada.

Toqué su mejilla.

―Sí. Sí. Ryan Me casare contigo.

La sonrisa que me dio fue cegadora.

689
―Vamos a ser tan felices, solo espera y...

―Que adorable.

Ryan se giró, empujándome detrás de él, agarrando su


espada con fuerza.

Miré por encima de su hombro.

Myrin estaba un poco más abajo en el camino. La lluvia


caía a su alrededor, pero no caía sobre él. Era como si estuviera
rodeado por una especie de cúpula, las gotas de lluvia
salpicaban una superficie invisible y dura, los senderos
goteaban a su alrededor. Nos estaba sonriendo, algo suave que
había visto una y otra vez en la cara de su hermano.
Me golpeó entonces.

Justo con lo molesto que estaba.

Cómo la rabia amenazaba con derribarme.

Estaba sumido en eso, y no quería pelear más.


Le gruñí por encima del hombro de Ryan, tratando de
sobrevivir. Pero Ryan tenía una mano envuelta alrededor de mi
muñeca, manteniéndome en el lugar mientras se enfrentaba a
Myrin. La lluvia se deslizó por la hoja de su espada, y no quería
nada más que llevarnos a un lugar donde Myrin nunca volviera
a poner los ojos en mi piedra angular.

―Has luchado valientemente, Sam ―dijo Myrin―. Creo


que, al final, deberías estar orgulloso de lo que has logrado. No
fue suficiente, pero has hecho cosas que no esperaba.

―No des un paso más ―le espetó Ryan.

―¿O qué? ―dijo Myrin, quedándose justo donde estaba―.


¿Qué harás exactamente? Eres un caballero y nada más. No
tienes una oportunidad contra alguien como yo.

690
―Tal vez ―Ryan estuvo de acuerdo―. Pero no soy solo un
caballero.

―¿No?

Ryan negó con la cabeza.

―No. Soy Ryan Foxheart, Comandante Caballero de la


Guardia Real. Y soy la piedra angular de Sam de los Dragones.

Y mi valiente y tonto caballero cargó contra el mago


Oscuro Myrin.

No tuve tiempo de detenerlo. En un momento me sostenía


detrás de él, y al siguiente corrió hacia Myrin, con la espada a
su lado, la punta de la hoja chisporroteando mientras se
arrastraba por el suelo. El agua salpicó los cuatro pasos que
dio antes de saltar sobre Myrin, con ambas manos en su
espada mientras la levantaba por encima de su cabeza para
bajarla y...

Myrin levantó su brazo, cruzándolo sobre su pecho.


Luego lo hizo girar en un arco plano.

Ryan gruñó cuando fue arrojado por el callejón, chocando


contra la pared del fondo. Oí su armadura estrellarse contra la
piedra. Su espada cayó fuera de su alcance. Se deslizó por la
pared en el callejón donde todo había comenzado.
Quedó quieto después de eso. Él no se movió.

―No ―le susurré a la lluvia. Ignoré a Myrin.


Corrí por el callejón.

Me deslicé sobre las rodillas, con la piel desgarrada.


Apenas sentí el dolor.

―¿Ryan? ―dije, pasando mis manos por su placa


pectoral―. ¿Ryan? Necesito que te levantes. Ryan, necesitas
levantarte, necesitas levantarte.

691
Él no se movió Ni siquiera podía decir si él estaba
respirando.

Yo…

―Sam.

Miré por encima de mi hombro.


Myrin estaba en la entrada del callejón.

―Tú ―le dije.

Él ladeó la cabeza.

―Tu hiciste esto.

―Oh, Sam. Si realmente lo piensas, esto…. y todo lo que


ha sucedido…. fuiste tú. Te di una oportunidad. Allá en
Mashallaha. Entonces te dije que, si no te unías a mí, te
quitaría todo. No es posible que te sorprenda porque hice
exactamente lo que te dije. Morgan. Ryan. Y cuando termine
contigo, iré por los demás. Tus amigos. Tu familia. Ese
insoportable unicornio. Caerán, como tú lo harás.

―No.

Él rió.

―¿No? No puedes decirme que no. Porque aquí, y ahora,


es donde termina tu historia. No con un felices para siempre.
Sino con la destrucción de todo lo que has querido.

Me puse de pie lentamente, girándome hacia él.

Él sonrió.

―Bueno. Esto es bueno. Lo has hecho bien, Sam. Estoy


seguro que cantarán canciones sobre ti. El joven mago que
luchó audazmente hasta el final cuando su magia fue
consumida.

692
―No va a suceder ―le dije en voz baja―. No ganarás.

―Esto nunca fue sobre héroes y villanos. Y nunca lo será.


Eres el último paso necesario para realizar el nuevo orden
mundial. Mi orden mundial. Porque una vez que te tenga,
tendré los dragones, y mi alcance se extenderá más allá de las
fronteras de Verania. Voy…

―Estás monologando.

Pareció sobresaltado.

―¿Perdóname?

―Estás ... monologando. Como siempre. Malditos


villanos. Nunca cambian. Nunca cambian.

A él no le gustó mucho eso.

―No soy nada como los otros que has...

Me reí ásperamente.

―Tú eres exactamente igual. Oh, claro, eres más fuerte


que cualquiera de los que me he enfrentado. Has llegado un
poco más lejos. Pero al final, eres exactamente como los demás.
¿Y sabes qué les pasó a todos? Les pateé sus putos culos.

Su mirada se estrechó.

―¿Quién te crees que eres, muchacho?

Le sonreí burlonamente.

―Soy Sam de los Dragones.

Entonces me moví. Por ese callejón. Corriendo hacia


Myrin la Estrella Brillante, sintiendo las cicatrices a lo largo de
mi pecho crepitando con electricidad. Una ráfaga de truenos
estalló en lo alto, y luego un relámpago se arqueó desde el cielo
y se estrelló contra mi mano levantada. Se arrastró por mi

693
brazo y se envolvió alrededor de mi corazón, el verde y el dorado
brillaron contra la electricidad azul que rodaba a través de mí.
Me moví más rápido que nunca, como si fuera un rayo,
golpeando a Myrin antes que él siquiera pudiera...

Una mano se cerró alrededor de mi garganta. Me levantó


del suelo.

Mis pies patearon.

―Hemos estado aquí antes ― me gruñó Myrin―. ¿De


verdad pensaste que caería en esto otra vez, pequeña mierda?
El tiempo de Sam de los Dragones ha terminado. Perdiste.

Un rayo me atravesó y cayó sobre él. Los músculos de su


brazo se contrajeron, sus pelos se erizaron, pero su agarre solo
se tensó. Empujé tan fuerte como pude, pero fue inútil.
Abrió la boca de par en par.

Y ese horrible tirón del que solo había sentido una


fracción en Mashallaha comenzó de nuevo.

Sus ojos estaban oscuros cuando comenzó a consumir mi


magia.

Fue una sensación terrible, como si me estuvieran


drenando de adentro hacia afuera. Sentí que era atraído hacia
él, como si hubiera caído en una tormenta de la que no podía
escapar. Grité en su cara, incapaz de...

Y luego disminuyó. Simplemente... desapareció. Todo.

Él dijo:

―¿Cómo estás haciendo eso?

Luché débilmente con su agarre.

Él dijo:

694
―¿Cómo haces para que tus ojos cambien de color? ¿Qué
es esto?

Los sentía.

Negro. Azul. Rojo.

Y blanco. Tanto blanco.

―¿Esto? ―le espeté―. Esta es la segunda parte de Patearle


el Trasero a Myrin. Con mayúscula, así que estoy seguro que
sabes que es verdad.

Se burló de mí mientras apretaba mi cuello aún más


fuerte.

―¿Y cuál es tu plan?

―¿Querías los dragones? ―logré decir―. Bueno, adivina


qué, hijo de puta. Los tienes.

Desde arriba llegó un gran estruendo.


Los pulsos en mi cabeza florecieron brillantes y fuertes. Los
azules fueron los más fuertes.

Ellos dijeron:

Aquí, Sam. Estamos aquí. Estamos aquí. Y tenemos un


plan. Debes confiar en nosotros. Debes poner tu fe en nosotros.
Prepárate. Porque esto debe terminar, de una manera u otra.

El mundo explotó a nuestro alrededor y ...

695
Capítulo 20:
Un Destino de Dragones

ABRÍ los ojos

A través de una arboleda, vi un mar de estrellas.

Me senté.

Estaba en medio de un bosque. El aire era cálido. La


hierba era fresca.

Casualmente, en mis pies había un par de zapatos rosas,


con las puntas enroscadas hacia arriba.

Me levanté lentamente.

A lo lejos, a través de los árboles, vi lo que parecían luces


de hadas.

Lo recordé todo.

La manera en que Ryan había caído, con sus pulmones


hechos piedra. Como eso me había desgarrado por la mitad.

Las vidas que había quitado después. Caleb y Ruv.

Los había sentido morir.

Y, por un momento, ¿no lo había disfrutado? ¿Acaso no


había deseado hacerlo con todos los Oscuros?

Sí. En ese momento, fui más poderoso que nunca.

696
Pasé a través de los árboles.

Morgan me dijo una vez que cada persona, sea mago o


no, tenía la inclinación a la oscuridad en su interior. Que todo
se reducía a la elección.

―Tu eres ―me dijo una vez― quien eliges ser. Es tan
simple como eso, pequeño. Y estoy aquí para ayudarte a tomar
la decisión correcta, porque creo en ti más de lo que nunca he
creído en nadie.

Yo había sido demasiado joven, demasiado ingenuo, para


entender lo que quería decir.

Ahora lo hacía.

Porque ser una fuerza para el bien era mucho más difícil
que ser una para el mal.

Llegué a un gran claro, donde las luces de las hadas


brillaban.

Excepto, que no eran hadas, ¿o sí?

Había una luz roja revoloteando. Cuando entré en el


claro, zumbó a mi alrededor rápidamente, cálida y segura, y
pude escuchar una voz que decía: Dioses, esto es tan patético.
Sam, si mueres, nunca te lo perdonaré y cuando despierte
nuevamente en cien años, encontraré tu tumba y moleré tus
huesos.

Las luces azules eran brillantes y amables mientras se


posaban en mis hombros. La de la izquierda dijo: Estás
soñando Sam. Estás soñando, excepto que esto es lo más real
posible. Lo que sea que suceda aquí, ocurrirá en el mundo real.
Te puedes lastimar aquí, Sam. Puedes morir aquí.

La luz de la derecha dijo: Pero será mejor que no dejes que


eso pase, Leslie estará muy decepcionada si sucede. Ella se ha
encariñado contigo, en caso que no lo sepas.

697
Vieja bruja, dijo la luz de la izquierda dulcemente. Lo
amas tanto como yo. Nos pertenece. Le pertenecemos. Así son
las cosas.

La luz negra, tan oscura que parecía tragar toda la luz


que la rodeaba, rondó por mi cara. ¡Mírame! Decía alegremente
¡También estoy aquí! ¡Kevin está aquí para salvar el díííaaa!
Chocó contra mi nariz, vibrando ligeramente y haciéndome
estornudar. Lo escuché reír por eso y, en ese instante, no creí
que fuera posible amarlo más de lo que ya lo hacía.

Pero estas luces se fueron atenuando al acercarse la luz


final.

Era la más brillante de todas. La blanca.

Dijo: Sam de los Dragones.

―GB.

Te dije que no me llamaras así.

―Sí, bueno. Es posible que eso no vaya a cambiar, amigo.


Si te soy honesto.

Estás cerca.

―¿De qué?

Del final. Pero me temo que no será tan simple como crees.
Tu corazón está en conflicto. Tu alma está fracturada.

Tragué fuertemente.

―Hice lo que tenía que hacer. Sé que no te gustó el plan,


pero aun así…

Lo hecho, hecho está. Y no puedo culparte por eso. Pero


esto es lo más cerca que estarás de perderte en la Oscuridad.
Has probado el poder. Debes dejarlo ir.

698
―No voy a…

Él está aquí, dijo Leslie. También lo trajimos aquí.

―¿Quién?

Myrin, dijo Pat. Está en el sueño.

―¿Qué hay de Ryan? ―exigí―. Él está…

Está a salvo, susurró Kevin. Por ahora. Pero no durará


mucho. Myrin es fuerte, Sam. Más fuerte de lo que esperábamos.

Así que tienes que patearle el trasero, dijo Zero. Porque me


estoy cansando de todos ustedes, viejos peleando por
estupideces.

―¿Tú hiciste esto? ―le pregunté en voz baja―. ¿El


bosque? Es… familiar

See, dijo Zero, sonando extrañamente orgulloso. Pat y


Leslie hicieron el sueño. Yo hice el bosque. Kevin será tu
conducto y el Gran Blanco nos mantiene a todos juntos.

Tenemos una sola oportunidad, dijo Kevin. Así que no hay


presión ni nada.

―Idiota ―murmuré.

Dragones, cortó GB, saben qué hacer. Es hora de afrontar


sus destinos. El mago oscuro despertará pronto y debemos…

See, see, see, dijo Kevin. Sabemos qué hacer, no somos


idiotas.

Yo no iría tan lejos, murmuró GB.

Lo tienes, dijo Leslie. Sé que tú puedes Sam.

Solo no lo jodas, refunfuñó Pat. Te mataré si lo haces.

699
No puedo esperar para irme a dormir y poder ignorarlos a
todos durante cien años, dijo Zero con un resoplido.

Oye, hermanito, no te preocupes por eso, dijo Kevin. Estaré


ahí cuando despiertes nuevamente.

Las luces revolotearon a mi alrededor, girando en


círculos, acelerando hasta mezclarse. Era casi como un halo
que se arremolinaba sobre mí, que se dirigió hacia el cielo,
elevándose hacia las estrellas. Alcanzó su cúspide y luego cayó
sobre mí. Cerré los ojos mientras me golpeaban y yo…

Tanta energía, tanto poder, podría, podría, podría, esto


podría ser mío.

Inhalé y exhalé, una y otra vez, mientras mis cicatrices


ardían, mi corazón se aceleraba, mientras yo…

Fácil, sería fácil mantenerlos aquí, atraparlos, hacerlos


obedecer.

Luché por tener el control nuevamente. Fue más de lo que


esperaba. Nunca habíamos hecho esto en los Bosques
Oscuros. Nunca habían tenido que darme su magia de dragón,
aunque habíamos hablado de ello. GB había pensado que era
demasiado pronto, y yo estaba de acuerdo.

Aún ahora era casi demasiado.

Porque tenía estos pensamientos, estos pensamientos


oscuros rondando en mi interior. Como tomar a los dragones
y mantenerlos aquí. Dentro de mí. Su magia siempre sería mía.
Nada se interpondría en mi camino. Ningún villano podría
volver a lastimar a mi familia. La gente que se había vuelto en
mi contra, caería a mis pies.

Myrin lo había hecho todo mal. Como todos los villanos


que le precedieron, él había pensado demasiado en pequeño.
No tenía el alcance que yo tenía. La visión. Nadie pensaría

700
jamás enfrentarse a mí de nuevo, porque yo era Sam de los
Dragones, y tenía cinco almas de dragones diferentes dentro
de mí. Podría atraparlos aquí y ellos no podrían…

Un gemido del otro lado del claro.

Miré hacia allá.

Myrin se sentó, sosteniendo su cabeza como si le doliera.


La ira que sentí al ver a mi piedra angular colapsar sobre el
sucio suelo de un callejón en los barrios bajos, regresó con toda
su fuerza. Caminé hacia él.

Mientras me acercaba, me miró con una expresión


aturdida en su cara.

―¿Qué es esto? ―exigió―. ¿Dónde estamos?

No respondí. Arremetí contra él pateándolo en la cabeza.


Gritó mientras caía de espaldas, rodando por la hierba hasta
la orilla del claro. Me aferré a la magia de Zero cuando Myrin
se detuvo, e imaginé un árbol echando raíces justo debajo del
Mago Oscuro. Lo deseé, así que se hizo realidad. El suelo
tembló y se partió, y un árbol se abrió paso a través de la tierra
y la hierba, debajo de Myrin. Él gritó mientras el árbol brotaba,
arrojándolo a un lado. Aterrizó con un golpe en el suelo,
abrazando sus costados y enroscándose.

Lo ignoré por un momento, y miré alrededor del claro. Los


árboles brotaron a lo largo de los bordes, creciendo mucho más
alto de lo que debería haber sido posible. Solo pasaron unos
cuantos segundos hasta que estuvimos completamente
rodeados y encerrados. Myrin no podría escapar.

Me volví hacia él mientras los dragones gritaban en mi


cabeza. Los ignoré. Tenía lo que necesitaba. Esto era en lo que
los dioses me habían convertido. Esto era para lo que mi
destino me había llamado. Nada podía detenerme ahora.

701
Myrin se levantó del suelo. Estaba de pie sobre sus
piernas temblorosas, con un brazo alrededor de su costado.
Estaba jadeando ligeramente, con el pelo colgando alrededor
de su cara.

―Los dragones ―dijo escupiendo una buena cantidad de


sangre―. Este es el poder de los dragones.

Me encogí de hombros.

―Eso parece.

Se rió. Sonaba adolorido.

―Debería haberlo sabido. Tú, me sorprendes Sam. No sé


por qué. Solo… lo haces.

―Porque no esperabas a alguien como yo.

―No. Supongo que no. Pero entonces, tú no me esperabas.


―Y rápidamente junto sus manos frente a él. Grandes
columnas de roca salieron del suelo en ángulos pronunciados,
dirigiéndose hacia mí. Salté a la derecha, rodando por el suelo
y terminando en cuclillas―. Porque, Sam, si esto es un sueño,
significa que yo también estoy soñando. Así que tengo el
control y…

―¡Oh dioses, amigo, cállate, de una jodida vez! ―Corrí


hacia él, zigzagueando de un lado a otro, evitando las
columnas de piedra que se levantaban, hierba y tierra lloviendo
a mi alrededor. Vino una rápida advertencia, brillante como
una estrella, a mi cabeza por debajo, por debajo, SAM POR
DEBAJO…, pero no fui lo suficientemente rápido y la roca
golpeó mi pierna izquierda, desviando mi curso. Patiné por el
suelo mientras los dragones rugían. Myrin reía de nuevo, una
burla salvaje que sonó muy parecida a Morgan.

Me levanté mientras me aferraba a Kevin, enfocando mi


magia con precisión milimétrica. Mi corazón estalló y un rayo

702
salió de mis manos golpeando a Myrin en el pecho. Él se cargó,
las venas de su cuello sobresalieron mientras su cabeza se
inclinaba hacia atrás, con la mandíbula desencajada,
relámpagos saliendo de su boca y crujiendo en el aire sobre él.
Conduje la corriente eléctrica que venía de mí, un momento a
través del claro y al siguiente justo enfrente de él. Mi puño
estaba electrificado cuando lo llevé hacia atrás para
descargarlo en su pecho. Hubo una explosión de brillante
energía azul mientras volaba y aterrizaba con un choque
devastador. El rayo se alejó de él a través de la hierba, dejando
marcas de quemaduras que agrietaban la tierra como las
marcas en mi pecho.

―Inteligente ―se las arregló para decir, con su cuerpo


todavía temblando―. Muy… inteligente.

Yo estaba agotado pero decidido a no dejar que lo notara.


Me moví lentamente hasta quedar sobre él. Sus ojos brillaban
cuando me miró.

―Has perdido ―le dije―. Después de todo, después de


todo lo que has hecho, perdiste.

Sonrió débilmente

―Eso parece. ¿Y me matarás ahora? ¿Cómo mataste a tu


piedra angular?

Lo miré fijamente.

―La mirada en su cara, Sam. Oh, eso estaba planeado.


Puedo verlo ahora. Pero, ¿viste la mirada en la cara del
caballero? Intentó esconderla. Realmente lo hizo. Pero había
traición en ella. Como si no pudiera creer que realmente
estuviera pasando. Mataste a tu amado. El vínculo con tu
piedra angular se rompió. Aunque fuera por poco tiempo, se
rompió. Y tú lo causaste. No somos tan diferentes después de

703
todo, Sam. Porque hiciste lo que tenías que hacer para
conseguir ventaja. Como yo lo hice.

―No soy para nada como tú ―gruñí.

―¿No lo eres? ¿o eres más? Sam, las vidas perdidas desde


que yo me hice cargo son mínimas. Encarcelé al pueblo de
Verania. No los maté. No como tú querías hacer con los
Oscuros. Lo sentí. Cuán cerca estabas. Cómo querías acabar
con la vida de todos ellos. Casi matas a más gente que yo. ¿En
qué te convierte eso? Y ni siquiera me hagas empezar con Ruv
y Caleb.

―¡Cállate! No sabes de lo que estás…

Tosió mientras se levantaba lentamente.

―No viste lo que yo. No los escuchaste morir como yo,


Sam. En esos últimos segundos, ellos sabían lo que venía. Lo
sintieron. Sam, gritaron cuando tu rayo les cayó encima.
Cuando sus cuerpos comenzaron a arder hasta convertirse en
cenizas. Vi como morían. Y tú lo hiciste. Nadie más. Tú lo
hiciste, Sam. Ellos tomaron un camino diferente al tuyo, y los
hiciste sufrir por eso. Mataste a la madre de Caleb y luego lo
mataste a él. Y Ruv. Oh, pobre y dulce Ruv, un niño perdido
hasta que lo encontré y le di lo que deseaba más que a nada
en el mundo. Importancia. ¿Eso no te suena familiar? Después
de todo, tu deseabas lo mismo. Y mi hermano vino por ti, como
yo por Ruv.

―No, no, no, no puedes decir eso, no puedes…

―La verdad duele, ¿no? ―dijo―. Saber que eres capaz de


tanta oscuridad como yo, que tú…

Sam.

No, Sam.

¡No lo escuches!

704
Eso no es verdad.

Eres mejor que eso. Que él.

Tú eres más.

Los dragones. Sonaban tan lejos.

―… y sé, Sam, de verdad, que podrías ser mucho peor de


lo que fui. Toda esa magia en ti. Todo ese poder. ¿No te das
cuenta? Es más fácil… dejarlo fluir. La oscuridad no te juzgará.
No te limitará. No…

―¡Cállate! ―le grité―. No puedes…

Sus ojos brillaron.

―Los dioses se equivocaron. No se supone que seas el


héroe de la historia. Sam, ¿no lo ves? ―Me agarró, sus dedos
temblaban―. Tú siempre serás el villano.

Pareció sorprendido cuando cerré mi mano alrededor de


su garganta, como si no hubiera esperado que me moviera tan
rápido. Los dragones rugían en mi cabeza: por favor, Sam, por
favor, Sam, detén esto, no lo hagas, eres mejor, eres más, eres
bueno, y, y, y, pero los ignoré. El viento empezó a azotar y las
estrellas sobre nosotros se oscurecieron.

Sus manos se acercaron a mis antebrazos, sujetándolos


fuertemente.

―¿Tú… conoces mi… nombre de mago?

―Myrin la Estrella Brillante ―le dije bruscamente,


sintiendo el verde y el dorado creciendo furiosamente dentro
de mí.

―Sí ―jadeó―.¿Sabes por qué?

―Eso no importa, Tú has…

705
―Porque destello intensamente… como las estrellas.

Jalé su rostro hacía mí.

―Hasta las estrellas se apagan.

Hizo una mueca de dolor mientras su corrupta magia


amarilla empujaba contra la mía, pero no fue suficiente. Yo
estaba sumido en el verde y dorado. Eso era todo. Yo lo era
todo.

Los dragones apenas estaban allí, enterrados bajo la


tormenta.

―Te dije que leí tu Grimorio.

―Sí.

―Que vi quien eras. En qué te convertiste.

―Sí.

―Hasta leí las páginas finales.

Sus ojos se agrandaron.

―Vi como lo hiciste. Cómo averiguaste como consumir


magia.

Empezó a golpear.

Y fue fácil, ¿verdad? Ceder. Porque aquí, aquí, aquí yo era


un dios. Yo era el ser más poderoso que había existido. Tenía
a los dragones. Tenía a Myrin la Estrella Brillante, y él tenía a
Morgan de las Sombras dentro de sí. Pero no importaba.
Porque todo sería mío.

―Tú no… ―susurró.

Le sonreí.

706
―Oh, Myrin. Ahí es donde te equivocas. Porque lo haría.
Y lo haré.

Una pequeña parte de mí sabía que lo que estaba


haciendo estaba mal. Yo no era esto. Pero eso era cosa del
pasado. No importaba quien solía ser. Los dioses me habían
hecho así. Querían a alguien a quién culpar por el destino del
mundo, y me eligieron a mí. Pero nunca esperaron lo que
podría llegar a ser. Vadoma no lo había visto. El Dragón de
David ciertamente no lo había visto. Ninguno de ellos. Me
obligaron a venir aquí, me llenaron con magia suficiente para
mil magos, y esperaban ¿qué? ¿Qué simplemente lo dejara
todo? ¿Qué dejara que ir todo esto? ¿Qué me quedara con
Myrin en mis garras, este hombre que me había quitado tanto,
y que no lo hiciera sufrir? ¿Qué no le quitara todo, dejando
nada más que una cáscara, piel fría y ojos en blanco, como él
le había hecho a Morgan?

Y la gente de Verania. Ellos no habían confiado en mí. No


habían creído en mí. Me habían dado la espalda, diciendo que
no era lo suficientemente bueno, que el color de mi piel no era
el correcto, que venía de los barrios bajos y que no valía nada.
Y solo cuando no tuvieron otra opción, me rogaron que los
salvara.

Yo les mostraría. Les enseñaría a todos. Consumiría la


magia de Myrin, y luego regresaría a Verania y le mostraría a
su gente exactamente de lo que era capaz.

Habría un nuevo orden mundial.

Mi orden mundial.

Muy dentro de mí, dos pulsos azules se elevaron,


entrelazándose mientras giraban juntos. Estaban tratando de
desafiarme y…

No, Sam.

707
No desafiar. Salvar.

Tratamos de salvarte.

Y yo…

―¿Sam?

Giré la cabeza.

El Comandante Caballero Ryan Foxheart estaba en el


claro, justo fuera del alcance de mis brazos. Sus ojos estaban
enormes y temerosos mientras me miraban.

―Es un truco. ―Me quebré―. Tú no estás aquí. No eres


real. ―Me volví hacia Myrin―. ¿Eres tú? ¿Estás haciendo esto?
Porque si crees que esto me detendrá, te equivocas. No voy a
caer en tus juegos, Myrin. Ahora no. Otra vez no. No me
detendrás esta vez.

―No soy yo ―jadeó Myrin.

Apreté su cuello más fuerte.

―Sam, por favor, ¡escúchame! ―gritó Ryan mientras el


viento se levantaba, azotándonos a Myrin y a mí―. ¡Éste no
eres tú! Esto no es lo que eres.

Reí.

―¿Y qué sabrías tú de mí? Maté a gente, Ryan. Y lo


disfruté. Quería que se fueran de este mundo. Casi tomo a
todos los Oscuros, pero era débil. Ahora lo veo. Ya no soy débil.
Los terminaré después que me ocupe de…

Sacudió su cabeza enfadado.

―Lo hiciste para salvar a Verania. Lo hiciste por el Rey.


Por Justin. Tus padres y Gary y Tiggy y Kevin. Por mí. Nosotros
somos la razón por la que eres quien eres. No lo que has hecho.
No Myrin. No tu magia. Tú eres Sam. Eso es lo que eres. No

708
esto. Nunca esto. No puedes rendirte. No puedes. No lo
permitiré. ¿Y sabes por qué?

Y había algo en sus palabras, ¿no es así?

Una pequeña chispa en toda esa oscuridad.

Mientras me acercaba a Myrin y abría mi boca, pensando


en las palabras negras que había visto en la parte posterior de
su Grimorio, la más oscura de todas las magias, había una
chispa, y chisporroteaba, queriendo arder…

La boca de Myrin se abrió mientras sus ojos se ponían en


blanco. Podía tomarlo. Aquí. Ahora. Su magia, la magia de
Morgan, serían mías, y podría…

Ryan resbaló, el viento era demasiado fuerte para él.


Apenas pudo mantenerse de pie, su armadura reflejaba los
rayos que brillaban por encima.

La magia de Myrin comenzó a escapar de él y pude


sentirlo, esa infección extendiéndose hacia mis brazos y
manos. Lo consumiría todo…

Una mano sobre mi hombro.

Una boca cerca de mi oreja.

Ryan Foxheart dijo:

―Porque siempre has sido tú, Sam. Lo juro. Lo juro. Te lo


juro, porque cuando miro las estrellas, no hay nada que deseé
más que a ti.

La chispa estalló intensamente, y yo…

Lo solté todo.

Los dragones rugieron, arremolinándose rojo y azul y


negro y blanco, tanto blanco que me estremecí con él.

709
Myrin dio un grito ahogado cuando fue arrojado por el
claro, aterrizando de espaldas con un estruendoso golpe,
hierba y tierra amontonándose a su alrededor.

Los vientos murieron.

¡Idiota! gruñó Kevin desde mi interior. Te voy a patear tu


puto trasero cuando lleguemos a casa y luego se lo contaré a
Gary. Oh, estarás en un mundo de dolor cuando se entere que
tú…

Por favor, resopló Leslie. Como si fuera a quedar suficiente


para Gary cuando termine con él. Y de nada por traer a Ryan
aquí, a pesar que intentaste detenernos.

Está lista para eso, dijo Pat. Da miedo cuando quiere.

Y yo que pensaba que todo era oscuro y emo, dijo Zero,


asombrado. Sam, ¡Sam! Necesitas pintarte las uñas y teñir tu
cabello de negro y caminar en las sombras, diciendo cosas como
‘nadie me entiende’ y ‘Pude haber destruido totalmente al
mundo de haberlo querido, pero era patético, así que cambié
de opinión por amor.’ O lo que sea. ¡Esto es tan romántico!
Quiero decir, esto es estúpido y lo odio y desearía que me
dejaran en paz.

Sam, dijo GB. Es hora de terminar esto. Debes matar a


Myrin la Estrella Brillante.

―Oh, dioses ―murmuré―. ¿Podrían callarse, chicos?


Están arruinando mi momento aquí.

No estaban muy contentos con eso si sus murmullos


significaban algo.

Ryan todavía se aferraba a mí, con la frente apoyada en


mi hombro y su cabello haciéndome cosquillas en la oreja.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo sujeté tan fuerte
como pude.

710
―¿Estás bien? ―le pregunté en voz baja.

―Sí, ¿tú?

―Sí.

―Bien. Ryan, yo… ―Pero las palabras murieron en mi


garganta cuando el bosque comenzó a iluminarse a nuestro
alrededor.

No era como las luces de dragón. No era como las hadas.


Los miles de pequeños y resplandecientes orbes que
comenzaron a surgir del claro que nos rodeaba, no se sintieron
como magia. Pero no eran amenazantes. En vez de eso, se
sintieron… pacíficos. Tranquilos y relajantes. No sabía si eso
era otro truco. Los dragones no hablaban, así que no creí que
estuviéramos en peligro inmediato.

―No lo estás ―dijo una voz detrás de nosotros.

Ryan y yo nos dimos vuelta.

Allí, del otro lado del claro, estaba el Dragon de David.

La constelación era más brillante que nunca. Sus


enormes alas se extendieron de par en par, las estrellas
parpadeaban en sus puntas. Su cabeza se inclinó hacia mí
mientras me estudiaba con curiosidad. Había sujetado a Myrin
debajo de él, sus garras clavadas en el suelo alrededor del
mago Oscuro. Myrin parecía aturdido, sus ojos reflejaban la
luz del dragón sobre él.

―Genial ―murmuré―. Exactamente a quien quería ver en


este segundo, justo después de estar a punto de volverme
malvado. Maravilloso.

―Eh ―dijo Ryan, estupefacto―. ¿Es quién creo que es?

711
―Si estás pensando que es el Dragón de David, el dios
que prácticamente empezó todo este lío y es un estúpido
imbécil, entonces sí. Es quién crees que es.

―No soy un imbécil ―dijo el Dragón Estelar―. Tú eres un


imbécil.

Ryan chilló a mi lado.

El Dragon Estelar lo miró.

―¿Qué fue ese ruido que hizo?

Sacudí la cabeza.

―Ese fue su sonido de Sam Se Está Burlando De Un Ser


Superior Directamente En Su Cara Otra Vez.

―Eso supones tú ―se quejó Ryan, con los ojos


desorbitados al contemplar a la constelación delante de
nosotros.

―Bueno, sí. Porque es verdad.

―¿Supongo que pasa a menudo entonces si le has dado


un nombre? ―preguntó el Dragon Estelar.

―Tiendo a ser insolente ―admití―. Es algo de lo que soy


consciente y me esforzaré por ser mejor en el futuro.

―Lo dudo mucho.

―Vete a la mierda… quiero decir, oh vaya. No puedo


esperar para demostrar que estás equivocado.

Las luces eran más brillantes ahora y más numerosas.


Dejaron de elevarse al nivel del pecho, hasta que pareció que
el claro estaba cubierto por un mar de ellos. Extendí la mano
y toqué una y sentí…

Gracias, gracias, gracias por mantenernos a salvo

712
… algo vibró justo debajo de la punta de mis dedos. Fue
benevolente y dulce, y me sorprendió que se dirigiera a mí.

―¿Qué es esto? ―pregunté.

―Las esperanzas de tu gente ―dijo simplemente el Dragón


Estelar.

―No lo entiendo.

―Los héroes normalmente no lo hacen ―dijo―. Y es por


eso que eres uno.

Miré hacia otro lado.

―No me siento mucho como un héroe en este momento.

―¿Y eso por qué?

―Yo… seguramente viste de lo que soy capaz. Lo que hice.


Lo que pude haber hecho.

―Los Oscuros.

―Sí.

―Tu piedra angular

―Sí.

―Y la oscuridad dentro de ti.

―Sí.

El Dragón Estelar suspiró.

―Siempre ibas a llegar a eso, Sam. No importa como lo


veas, siempre ibas a ser tú o ellos.

―Así que no tenía elección ―dije amargamente, mirando


a Myrin aún atrapado bajo el Dragon Estelar. Su boca estaba
abierta en un grito silencioso.

713
―La tuviste ―dijo el Dragón Estelar―. Podrías haber
hecho caso omiso a todo esto. Ignorar tu destino. Ignorar a tus
dragones. Permitir que Verania cayera en la oscuridad.

―Y así fue.

―Pero no por culpa tuya ―dijo ligeramente―. Sam, hiciste


lo que se te pidió. Al final, incluso después de todo lo que has
pasado, después de perder a la gente que amas, aún así,
aceptaste tu destino.

Agité la cabeza con furia.

―Estaba huyendo. Como siempre. Estaba enojado y


asustado, y hui.

―Y volviste. Volviste para enfrentarte a los que habías


dejado atrás. Te convertiste en el mago que siempre debiste
ser.

―No lo entiendo. Eso no es una elección. Eso es…

―Te dieron a elegir ―dijo el Dragón Estelar―. Poder


ilimitado. Te paraste al filo de un acantilado. Y aún así, no
saltaste. Pienso que tu piedra angular tuvo algo que ver con
eso.

Eché un vistazo a Ryan, que estaba congelado, mirando


al Dragón Estelar.

―Eh ―dijo.

Resoplé.

―Elocuente como siempre.

―Es un dios ―me siseó―. ¿Qué demonios se supone que


le diga? ¿Sabes qué? No. No quiero que me lo digas. Lo tengo.
―Se enderezó mientras miraba al Dragon Estelar―. Hola. Hola.
Eh. Dios. Señor. Dragón Estelar. O lo que seas. Mi nombre es

714
Comandante Caballero Ryan Foxheart. Y tú eres muy grande.
Y hecho de estrellas.

El Dragón Estelar entrecerró los ojos.

―¿Él siempre es así?

―No lo hace bien con las figuras de autoridad ―dije,


dándole palmaditas en el brazo a Ryan―. Llamó a mamá la
Reina del Jodido Palacio cuando la conoció por primera vez.

Ryan gimió.

―¿Por qué le dirías eso a un Dios? ¡Él podría golpearnos


justo aquí!

―Podría ―dijo él―. Pero suena a demasiado trabajo.

―Eeeh ―dijo Ryan.

―¿Por qué no lo tomaste? ―me preguntó el Dragón


Estelar―. Podrías haber tomado fácilmente la magia de Myrin
y hacerla tuya. ¿Qué te detuvo?

Miré las luces que nos rodeaban.

―Yo… oí la voz de Ryan. Y la promesa que me hizo una


vez.

―Sobre lo que él deseaba.

―Sí.

―Y eso te hizo retroceder. De la Oscuridad.

―Él tiende a hacer eso.

―Incluso después que lo mataras. Debo admitir que ni


siquiera nosotros lo vimos venir.

―¿Qué puedo decir? Tenía que cumplir la profecía de


alguna forma.

715
―Apesto ―dijo Ryan antes de taparse la boca con su
mano.

Puse los ojos en blanco.

El Dragón Estelar movió sus alas.

―El Gran Blanco no cree en las piedras angulares.

Sentí a la luz blanca murmurar irritada en mi cabeza.

―No ―dije lentamente―. No lo hace.

―Pero incluso bajo su tutela, aún tenías fe en el


Comandante Caballero.

―Siempre.

―Y esa fue tu elección.

Fruncí el ceño.

―¿Qué tiene que ver eso con…?

―Siempre se ha tratado de elegir, Sam. Puede que no lo


hayas pensado, pero así es. Elegiste ir con Morgan ese día en
el callejón. Elegiste convertirte en su alumno. Elegiste traer
contigo a Gary y a Tiggy inesperadamente. Elegiste rescatar al
Príncipe, encontrar a un dragón y hacerlo parte de tu familia.
Elegiste levantarte cuando una profecía fue puesta sobre tus
hombros. Elegiste reunir a los dragones de Verania. Elegiste
alejarte del Gran Blanco, solo para regresar a él. Y al final,
elegiste ignorar la magia dentro de ti y escuchar a tu piedra
angular, al relámpago golpeando tu corazón, y dejar ir las
sombras y la oscuridad que amenazaban con surgir en tu
interior. Y los otros, tus amigos y familia, tu maestro y tu Rey,
eligieron poner su fe en ti. Esto nunca se trató de un camino
escrito en piedra, Sam. Porque…

―Las piedras se desmoronan ―susurré.

716
―Así es ―dijo el Dragon Estelar―. Todas esas elecciones,
desde el principio, condujeron a este momento. Eres como eres
gracias a ellas. Por la gente con la que te rodeas. Por la fuerza
que siempre ha estado dentro de ti. ―Él asintió hacia las luces
que se arremolinaban a nuestro alrededor―. Y la gente de
Verania también ha tomado sus elecciones. Muchos de ellos se
alejaron de ti. Te reprendieron. Te rechazaron. Podría decirse
que lucharon contra ti. Pero la gente a menudo teme lo que no
entiende, y Sam, estaban asustados. Pero incluso ahora, están
pidiendo a las estrellas que vuelvas a salvo con ellos. Todos
ustedes son criaturas tan complejas, capaces de tener las luces
más brillantes y las noches más oscuras. Tu Príncipe dijo que
la esperanza es un arma. Y lo que ves ante ti, es a tu gente
tomando las armas en tu nombre. En nombre de la esperanza.
En nombre de Sam de los Dragones.

Me quedé mirando las luces con asombro.

―No sé… ¿cómo puedo merecer esto?

El Dragon Estelar sonrió.

―Nadie lo ha merecido más. Puede que no lo creas, pero


está bien. Porque ellos lo creen por ti. Al igual que yo.

Dejé caer la cabeza. Ryan estaba ahí, presionado contra


mí, susurrándome al oído palabras de fe y amor, diciéndome
lo orgulloso que estaba, que, sin importar lo que pasara, su
deseo siempre había sido yo, y si tuviera que hacer todo otra
vez, desearía lo mismo.

―Estoy enojado ―admití―. Por lo que me quitaron.

―Eres humano ―dijo el Dragón Estelar―. Se te permite


estarlo. ―Dudo. Luego dijo―: Pero…

―¿Pero?

―Hay magia en todas partes, Sam

717
―Lo sé. Morgan me enseñó eso.

―Y Myrin lo olvidó. Tomó algo que no le pertenecía.

Mis ojos ardieron.

―Y no sé si pueda perdonarlo por eso.

―¿Recuerdas lo que deseaste? ¿En el desierto?

Hazme mortal. Cuando todo esté dicho y hecho. Protegeré


a mi Rey, a éste y al siguiente. Protegeré mi reino. Haré todo lo
que me pidas, pero quiero una vida mortal para mi final feliz.
Este es mi deseo.

―Sí.

―Y lo hiciste por tu cuenta.

―Si. Lamento eso. Supongo que no podía esperar.

El Dragon Estelar se rió.

―Si pudieras tener un deseo, ¿qué sería?

Mi cabeza se levantó. Mi aliento se atoró en mi pecho.

―¿De verdad?

El Dragón Estelar asintió.

―No todos los que están perdidos se han ido para


siempre. Especialmente cuando una parte de ellos permanece.

―¿Sam? ―preguntó Ryan―. ¿De qué está hablando?

―¿Y él? ―pregunté, señalando a Myrin―. ¿Qué será de él?

El Dragon Estelar miró hacia abajo.

―Para que otra historia comience, primero debe haber un


final. Creo que es hora que Myrin termine, ¿no crees?

718
Levantó al mago Oscuro del suelo. Myrin no se resistió.
Sus miembros colgaban entre garras hechas de estrellas.

El Dragón Estelar inclinó su cabeza hacia atrás…

… y se tragó a Myrin entero.

Ryan gritó de sorpresa al ver a Myrin deslizarse por la


garganta translúcida del Dragón Estelar, con el pelo
chamuscado flotando a su alrededor. Cuando llegó al vientre
del dragón, las estrellas comenzaron a moverse, cayendo sobre
su piel y cubriéndolo completamente. En el último momento,
su conciencia se filtró y juré que Myrin se veía… aliviado.

Y luego estalló con fuerza.

Cubrí mis ojos mientras el claro se iluminaba a nuestro


alrededor.

Eventualmente, se desvaneció.

Mi mano cayó mientras miraba al Dragón Estelar. Dos


luces ardían dentro de él. Una de un amarillo enfermizo y otra
que se sintió familiar.

―Nos has hecho un gran servicio, Sam de los Dragones.


Has sacrificado mucho. Tu corazón es tan salvaje como el día
en que Morgan de las Sombras te encontró en ese callejón. Y
por eso, te concederemos un deseo. Elije sabiamente, hijo,
porque una vez hecho, no se podrá deshacer.

No lo dudé.

―Deseo…

JADEÉ mientras abría los ojos.

719
El cielo estaba despejado, la tormenta había pasado. Las
estrellas brillaban, el Dragón de David era la más brillante de
todas.

Me senté, gimiendo por la rigidez de mi espalda. Miré a


mi izquierda, donde Ryan estaba gruñendo, parpadeando
rápidamente.

―¿Realmente acaba de pasar?

―¿Eso… creo? Quiero decir, siento como si me hubieran


dado una paliza, así que…

Myrin.

Miré hacia donde lo vi por última vez en el callejón.

Se había ido.

Suspiré aliviado.

―Mierda. Amigo, creo que ganamos.

Ryan se levantó, su armadura estaba abollada y raspada.


Cogió su espada y frunció el ceño.

―Solo estuve en presencia de un Dios.

―Sí. También causaste una buena impresión.

―Cállate.

―Fue mi cuarta o quinta vez, por eso fui tan amable.

Sacudió la cabeza.

―No sé si te llamaría amable.

―Tonterías. Soy impresionante. Acabo de salvar el día y


todo eso.

Él resopló.

720
―Y todo eso. Tal vez necesitas que te recuerde que fui yo
quien evitó que te convirtieras en un villano psicópata.

Le sonreí.

―Por tu amor por mí. Me salvaste con el poder de tu amor.

―Idiota ―murmuró, pero se sonrojó, así supe que estaba


lleno de mierda―. Yo no… ¿qué paso? Al final. No pude oír que
fue lo que deseaste.

Oh, joder.

―¡Tenemos que llegar al castillo!

Parpadeó.

―¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué está pasando…?

Me levanté rápidamente, mirando hacia el cielo.

―¡Kevin! ―grité cuando estalló mi magia.

Escuche el rugido de respuesta del dragón.

―Eh ―dije―. No pensé que eso funcionaría. Que bien.


¿Por qué estás ahí parado? ¡Tenemos que irnos!

―Te ayudé a enfrentar al mago Oscuro más grande de


todos los tiempos. Creo que se me permite quedarme quieto
un rato… ¡y qué carajo es eso!

Lo miré furioso.

―Mira, sólo porque me ames tanto que me sacaste del


borde del abismo no significa que puedas... ¡qué carajo es eso!

A veces en la vida, ves algo tan ridículo que


inmediatamente desafía toda lógica y causa que todas las
sinapsis en tu cerebro fallen al mismo tiempo. Estos

721
momentos son extraordinariamente raros, y una vez vistos, no
puedes dejar de verlos.

Ese fue uno de esos momentos.

Porque por encima de nosotros, corriendo en un puente


hecho de arcoíris disparado desde su cuerno, estaba Gary.

Con Randall cabalgando sobre su espalda.

Y Tiggy.

Montando a Kevin.

―Esto podría ser la cosa más asombrosa que he visto en


mi vida ―suspiré.

El puente de arcoíris comenzó a descender en espiral


hacia nosotros, Gary corriendo a lo largo de él. Había una
posibilidad de que estuviera cantando. Randall parecía
enfermo y molesto. Kevin le dijo algo abiertamente sexual a su
esposo, y Tiggy solo estaba gritando:

―Aaahhhggg.

―Los amo tanto ―le dije a Ryan.

―No sé por qué siguen sorprendiéndome cosas como ésta


―dijo con un suspiro.

El arcoíris se estrelló en el suelo momentos antes que las


pezuñas de Gary golpearan la piedra del callejón.

―¿Viste esa mierda? ―preguntó.

―Bueno ―dije débilmente―. Tengo ojos.

―Tienes toda la razón, tienes ojos. No es que los vayas a


tener por mucho más tiempo, porque te los voy a sacar de la
cara, pequeña perra. ¿Cómo te atreves a tener un plan secreto
a mis espaldas para hacerme creer que te volviste malvado y

722
luego mataste a Ryan, sólo para traerlo de vuelta a la vida en
una trama tan ridícula?, tu cerebro debería ser muy estudiado
después que mueras para descubrir por qué estás tan
trastornado. ―Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras
Randall se deslizaba de su espalda, murmurando que no
quería ser parte de esto.

―Oh, no ―dije.

―¡Oh, sí! ―se lamentó―. ¿Sabes cuánto me has envejecido


en las últimas cuatro horas? ¿Sabes cómo se ven las arrugas
en un unicornio, Sam? ¿lo sabes? Porque si lo hicieras, te
darías cuenta del alcance de tu traición.

―¿Lloramos? ―preguntó Tiggy, con el labio inferior


temblando mientras saltaba de la espalda de Kevin.

―No ―dije, con la voz quebrada―. Está bien, tal vez.

Y luego me eché a llorar, porque si no puedes tener un


buen llanto con tus mejores amigos después de salvar el
mundo, entonces, ¿cuándo puedes?

Tiggy nos envolvió a Gary y a mí en sus brazos,


abrazándonos mientras llorábamos uno sobre el otro.

―Ay ―le sollocé a Gary―. Tu cuerno me golpeó en la


mejilla.

―Te lo mereces ―gritó―. ¿Sabes qué? ¡Voy a hacer mi


propio plan secreto sobre algo y sólo se lo diré a Tiggy!

―Yo te lo diré ―me dijo Tiggy, con grandes lágrimas


cayendo por sus mejillas―. Yo te lo diré, Sam.

―¿Qué está pasando? ―preguntó Kevin desde algún


lugar detrás de nosotros―. ¿Por qué lloran?

―Ya deberías saber que es mejor no preguntar ―dijo


Randall―. Además, si los ignoramos, será más rápido.

723
―¡Lo siento! ―gemí―. Pensé que, si lo sabían, nunca me
dejarían hacerlo.

―Tienes toda la razón, no lo hubiéramos hecho ―dijo


Gary, con los ojos repentinamente secos―. ¡Porque fue
estúpido, como tú! ¿En qué demonios estabas pensando?

―¡Oye! ¡Funcionó!

Parpadeó.

―¿Lo hizo? Oh. Bien, entonces. ―Se alejó de los brazos


de Tiggy―. Eso es bueno. Ahora que esto ha terminado,
¿podemos hablar de mí? ¿Me viste correr sobre un arcoíris?

―Lo hice ―le aseguré, acariciando a Tiggy en el brazo


mientras me alejaba―. Eres la cosa más extravagante que he
visto en mi vida.

Gary se pavoneó, hinchando su pecho.

―¿Verdad? No puedo esperar a ver qué más puedo hacer


con este arcoíris.

―¿Cómo qué, mi amor? ―preguntó Kevin, muy


interesado.

―Estoy tan contento que me lo preguntaras ―dijo Gary,


saltando hacia él―. ¿Has estado alguna vez en una panadería
que tuviera salpicaduras de arcoíris en sus pasteles?

―Ooh ―gruñó Kevin―. ¿Y en qué pasteles estarían las


chispas?

―En todos ―ronroneó Gary.

―Dioses ―dije tratando de no vomitar―. No le tomó


mucho tiempo arruinar su cuerno para siempre.

―Te culpo por la mayor parte de esto ―dijo Ryan, con


aspecto verde.

724
―¡Alto! ¡Todos ustedes!

Nos dimos la vuelta justo a tiempo para ver a un mago


Oscuro salir por detrás de Kevin, en la entrada del callejón. Se
veía un poco peor que su ropa, por el hecho que sus cejas
parecían haberse quemado.

―Oh ―dije―. Uno debe haber escapado. Eso apesta.

―¡Ajá! ―gritó―. ¡He vencido a Sam de los Dragones! Seré


el mago supremo de la Oscuridad. Si mi padre pudiera verme
ahora. Verás, él nunca respetó...

Y fue entonces cuando Gary lo apuñaló en el pecho con


su cuerno, clavándolo contra la pared.

―Acabas de comprar un boleto de ida a Gore City, perra


―le gruñó.

Todos aplaudieron menos yo.

―Mis frases son mucho mejores ―murmuré―. Eso fue


estúpido.

―Sam.

Cuando Gary empezó a quejarse y gemir de la suciedad


de mago oscuro en su cuerno, me volví hacia Randall. Parecía
tenso y cauteloso.

―Yo….

―¿Está hecho?

No sabía muy bien qué decir.

―Él está... el Dragón Estelar. Él... lo consumió. Myrin


está...

Randall asintió con fuerza.

725
―¿Y tú estás bien?

―Estoy bien.

Y entonces Randall me abrazó.

Estaba tan sorprendido que no sabía qué hacer. Mis


brazos estaban a mis lados y no podía ni pensar, mucho menos
corresponder.

―¿Vas a hacer esto aún más incómodo? ―murmuró


contra mi hombro.

―Eh. No. No, no lo haré.

Y levanté los brazos y le devolví el abrazo.

Estuvo bien.

De lo mejor, en realidad.

―Gracias ―susurró―. Por hacer lo que tenías que hacer.


Por hacer lo que yo no pude.

Tragué a pesar del nudo en mi garganta.

―Lo siento. Por no poder... no pude...

―Lo sé ―dijo―. Pero nunca se trató de eso. Él tomó sus


decisiones. Estoy feliz que estés bien. ¿Dijo algo más?

―¿El Dragón Estelar?

―Sí.

―Sólo... ―Mis ojos se abrieron de par en par―. Santa


mierda. ―Empujé a Randall―. Chúpame a través de tu agujero
―le exigí.

―Espera un maldito minuto… ―comenzó Ryan.

Randall frunció el ceño.

726
―¿De qué estás hablando ahora?

―¡El castillo! ¡Tenemos que llegar al castillo! ¡Randall!


¡Ahora!

Parecía confundido.

―No puedo...

―Confía en mí ―le supliqué―. Te necesito para...

Y nos fuimos.

TROPECÉ mientras reaparecíamos en el salón del trono.

Estaba espeluznantemente vacío. Los Oscuros habían


sido derrotados, y pronto llenaríamos la sala y los pasillos con
los sonidos de la vida como antes, pero por ahora, todo estaba
en silencio.

―¿Por qué estamos aquí? ―preguntó Randall, mirando a


su alrededor―. ¿Qué ha pasado?

―¿Hola? ―Llamé a la puerta. No hubo respuesta.

Moví la cabeza. Está bien. Está bien. Sólo


necesitábamos…

Salí por la puerta trasera que conducía a los jardines.


Randall gritó, diciéndome que esperara un maldito minuto. Lo
ignoré. Los dragones brillaban en mi cabeza, agitados por la
forma en que zumbaban, pero los ignoré. Kevin todavía estaba
con los otros en el callejón. Zero se había unido a ellos. Los
demás dragones se acercaban a la ciudad de Lockes. Habían
tenido éxito, lo sabía, en recuperar Meridian City. Quedaban
pequeños territorios de Oscuros, pero pronto se dispersarían.
No todos los Oscuros habían sido capturados, pero

727
desaparecerían en el Bosque Oscuro. Si no lo hacían, bueno.
Nos encargaríamos de ellos entonces.

Todos nosotros.

Abrí las puertas, la madera gimiendo bajo mis manos. El


aire estaba impregnado de flora y fauna. Las estrellas
brillaban en el cielo y yo grité:

―¡Hola! ―otra vez, pero no había nada, no había nada, y


me habían mentido, me habían engañado.

Me abrí camino a través de las plantas, ramas raspando


mis manos y mejillas mientras me dirigía hacia el jardín
secreto de mi madre. Mi corazón latía en mi pecho, los gritos
de Randall sonaban en mis oídos, los dragones sonaban en mi
cabeza, y pensé, por favor, por favor, por favor. Allí, en el jardín
secreto estaba...

Nada.

Casi nada.

El obelisco de Morgan seguía en pie como lo había hecho


antes, durante nuestro rescate del Rey.

Pero eso era todo.

Oí el trinar de un pájaro.

Di un paso adelante.

―Hola ―me las arreglé para repetir.

Nada.

Caí.

Entonces…

Era como si tuviera once años.

728
Era como si tuviera once años, de pie en un callejón de
los barrios bajos, después de haber convertido a un grupo de
adolescentes imbéciles en piedra.

Porque dijo:

―Bueno, esto sí que es una sorpresa.

Cerré los ojos y respiré y respiré y respiré y respiré.

―Me gustan tus zapatos.

Él dijo:

―Gracias, pequeño. Los hice con las lágrimas de una


súcubo y un tronco de árbol golpeado por un rayo que encontré
bajo la Luna de Invierno. Me gusta tu cara.

Mis lágrimas se derramaron.

―Gracias, grandulón. Mis padres la hicieron cuando se


casaron. Fui un bebé de luna de miel, lo que sea que eso
signifique.

Hubo una profunda risa que había extrañado mucho.

―Sam, mírame.

Negué con la cabeza.

―No sé si puedo.

―¿Por qué?

―Tengo miedo.

―¿De qué?

―Que esto no sea más que un sueño.

Un par de manos cálidas sostuvieron mi cara. Cerré los


ojos con más fuerza.

729
―Es real ―dijo―. El Dragón Estelar me habló de tu deseo.
Que vino de las profundidades de tu corazón. Y yo... me dieron
a elegir.

Intenté sonreír, pero mi sonrisa tembló y se rompió.

―¿Tú estabas..?

―Sí, pequeño.

―¿Y qué elegiste?

―A ti, Sam. Siempre a ti.

Abrí los ojos.

Y allí, con una tranquila sonrisa en su rostro, estaba


Morgan de las Sombras.

730
Epílogo:
Un Deseo A Las Estrellas

―Y AHORA, les contaré sobre mis brillantes planes para


poner a Verania de rodillas ―dijo con una carcajada el malvado
centauro, y completo imbécil, Jeffrey.

―Te culpo por todo ―dijo Gary irritado.

―¿A mí? ―reclamé―. ¿Cómo puede ser mi culpa?

―¡Tú eres la razón por la que estamos aquí en primer


lugar!

―Mmm, ¿disculpa? Si recuerdas, tú fuiste quien dijo que


necesitabas que te acompañara a buscar a un compañero
potencial para que Kevin y tú tuvieran su extraño trío sexual.
¿Cómo iba a saber que resultaría ser este imbécil?

―Mmm ―dijo Jeffrey―. Estoy justo aquí.

―Oh, por favor ―se burló Gary―. Solo porque crees en la


monogamia completa no significa que puedas despreciar a
aquellos que tienen un estilo de vida más liberal.

―¡Oye! ¡No te juzgo! Tú lo haces, ¿sabes? Pero de entre


todos los días, ¿tenía que ser hoy? Dijiste que sería rápido.

―Tu decir eso ―dijo Tiggy, luciendo extraordinariamente


malhumorado por haber sido limitado por algún tipo de raíz de
bermellón que nunca había visto antes. De hecho, todos lo

731
estábamos, e incluso de alguna forma, inhibió la magia de
Gary. Su cuerno era inútil.

―Si te hace sentir mejor ―dijo Jeffrey―. Planeaba tener


sexo contigo. No fue hasta que me di cuenta de quiénes eran
que se me ocurrió este plan.

―No, Jeffrey ―gruñó Gary― eso no me hace sentir mejor.


De hecho, hace que me sienta peor.

―Oh. Bien, si pudiera seguir hablándoles de…

―¿Cómo conociste a este imbécil? ―pregunté a Gary.

―Es un cliente de la Honesta Helga ―dijo Gary, mirando


de reojo al mierda de Jeffrey―. Le gusta atar cosas y azotarlas,
y ya sabes cómo me siento al respecto.

―Por desgracia, sí ―murmuré―. Realmente necesitamos


renegociar los límites de nuestra amistad.

―Si recuerdas ―dijo Gary― lo hicimos hace cuatro meses


y esas reglas son válidas por al menos otro año. No es mi culpa
que seas pésimo negociando.

―Tu apestas ―dijo Tiggy―. Está bien. Eres lindo.

―Gracias Tiggy, eso es muy amable de tu parte… ¡Oye!

―Ejem ―dijo Jeffrey, comenzando a caminar por la boca


de la cueva en la que nos había atrapado, en algún lugar del
Bosque Oscuro. Realmente estaba empezando a cansarme su
actitud.

―Todo el mundo ―dije―. Todos. Jeffrey obviamente tiene


algo importante que decir, por eso sigue interrumpiéndonos
bruscamente.

Gary y Tiggy giraron despacio para mirarlo fijamente.

732
Jeffrey se sonrojó, su pezuña delantera derecha rozando
en la tierra. Si él no fuera un imbécil malvado, pensaría que
este mitad hombre/mitad caballo, era guapo. Y estaba… no.
No, no, no.

―Sí, bien. Agradezco su atención en lo que es un asunto


muy serio. Verán, todo empezó con mi padre…

―¿He mencionado lo guapo que te ves hoy? ―me preguntó


Gary.

―Gracias ―dije complacido―. Me preocupaba que


pareciera que me estaba esforzando demasiado, pero Lady Tina
dijo que…

―Ah, sí, Lady Tina, quien parece ser tu nueva mejor


amiga. Me alegro que sacaras el tema, porque ciertamente, yo
no iba a…

Lo miré.

―Ella no es mi nueva mejor amiga. En todo caso, somos


amienemigos y apenas reconozco su existencia. No es mi culpa
que ella dijera que me vestía como si todavía viviera en los
barrios bajos.

Gary se veía divertido.

―Bueno, para ser justos, ella tiene un punto.

―Uno pequeño ―convino Tiggy.

―Los odio tanto a ambos.

―¿Podemos… eh, volver a concentrarnos? ―preguntó


Jeffrey, señalándose―. Como, ¿todos los ojos en mí? Eso sería
genial

―Grosero ―dije―. En caso que no lo hayas escuchado,


estaba en medio de un cumplido, y por casualidad…

733
―¿Por qué estás vestido así? ―preguntó Jeffrey,
mirándome de arriba a abajo―. Parece un poco extraño estar
tan elegante y salir al bosque para ayudar a tu amigo a
encontrar un ligue.

―Oh ―dije, mirando mi ropa. Llevaba pantalones


ajustados de seda blanca con botas negras hasta la rodilla,
una túnica blanca con volantes abierta en la garganta y un
jubón verde bosque que tenía botones dorados en la parte
delantera y moldeado perfectamente a mi figura―. Es como el
día de mi boda.

Jeffrey palideció.

―Que dices qué.

―Me voy a casar, amigo. Como, sujetar la vieja bola y la


cadena a mi tobillo para que nunca sea libre. Casarme con mi
único amor verdadero. Atando el nudo. Tomando un marido.
Eh. Y luego, voy a tomar a mi marido tres o cuatro veces, si
sabes a qué me refiero…

―Sí, sí ―dijo Gary―. Todos sabemos a qué te refieres.


Realmente debes mantener tu desviación sexual para ti mismo.

―Mmm, ¿estamos, o no estamos, capturados por el


centauro con el que ibas a hacer un trío?

Gary sonrió.

―Mi vida es tan excitante.

―Y ahora que lo mencionas ―dijo Jeffrey débilmente― el


resto de ustedes también está muy elegante.

¡Y lo estaban! Las crines y la cola de Gary estaban


salpicadas de flores rosas y púrpuras del jardín de mi madre,
tejidas en su cabello trenzado. Su cuerno había sido pulido y
sus cascos pintados. Pensé que también llevaba rímel, pero no
pregunté, porque uno nunca se pregunta a un unicornio si

734
lleva rímel. Ciertamente, no quería comprar un boleto de ida a
Gore City, viendo que ahora era un destino viable.

Tiggy, como era su costumbre, no aceptó ninguna ayuda


para elegir su atuendo. Llevaba pantalones verdes y una
camisa amarilla con mangas abultadas. Lo remató todo con un
sombrero de copa morado que mamá había hecho
especialmente para él. Parecía el proxeneta más grande del
mundo. Randall lo aprobó.

―Gracias por notarlo ―dijo Gary, pestañeando a nuestro


secuestrador―. Encantado.

―Eres tan desagradable ―murmuré.

Jeffrey parecía bastante temeroso.

―Entonces, lo que estás diciendo es que te he secuestrado


el día de tu boda.

―Guau. Eres tan rápido. Buen trabajo, amigo.

―Y eso probablemente significa que hay gente


buscándote.

―Literalmente miles, o más. No sé si lo sabes, pero mis


últimas encuestas salieron, y al parecer soy bastante popular
ahora. La gente me encuentra atractivo.

―Que apenas estaba por delante de desagradable ―dijo


Gary alegremente.

―Te aplastaré pronto ―le prometió Tiggy a Jeffrey.

―Oh no ―dijo Jeffrey.

―¡Entonces! ―dije―. Ya que hemos establecido que me


voy a casar con el sueño más soñado que jamás se haya
soñado, y que mil millones de personas probablemente están
descendiendo a este mismo lugar mientras hablamos, tal vez

735
podrías simplemente dejarnos ir, ¿eh? Juro que no dejaré que
Tiggy te aplaste.

―Te aplastaré biiiiieeeen ―dijo Tiggy.

―Bien, entonces te aplastará ―admití―. Pero esto es sólo


una parte. A menos que vaya a ser otra cosa de Lartin. Porque
amigo, eso apesta. ¿Eres súper famoso en el mundo de los
centauros?

―No. Bueno, quiero decir, no súper famoso, pero me las


arreglo…

―Eh, bastante cerca. Tiggy, tal vez no matarlo, aplastarlo,


pero la clase de aplastamiento donde sus huesos se rompen y
se arrepiente de estar vivo durante los próximos seis meses, y
cada vez que escuche nuestros nombres, tiemble de miedo.

―Yo hago eso ―dijo Tiggy.

―Bien ―dije―. Ahora que está arreglado, ¿qué tal si nos


dejas salir de aquí para que podamos tener este show en…?

―¡No! ―reclamó Jeffrey―. ¿Sabes qué? Estoy a cargo aquí.


Lo que significa que vamos a hacer lo que yo diga. Los he
capturado, y por lo tanto, este es mí momento. Escucharán
mientras expongo mi plan para apoderarme de Verania, y les
gustará.

―Oh, perra ―respiró Gary―. No debería haber dicho eso,


perra.

―¿Así es como quieres hacerlo? ―pregunté, entrecerrando


los ojos―. Bien.

Jeffrey parecía sorprendido.

―¿De verdad?

―Quiero decir, sí. Claro. Supongo.

736
―Oh. Bueno. Yo solo… pensé que habría más resistencia.

―No, fuiste muy contundente, amigo. Estaba


impresionado.

―¡Ja! ―se jactó Jeffrey―. Si mi padre pudiera estar aquí


para oírte decir eso. ¿Oíste eso, Papá? Soy contundente.
¡Chúpate eso, imbécil ausente!

―Ibas a tener sexo con él ―le susurré a Gary.

―Sí ―dijo Gary, mirando a Jeffrey―. Mi error.

―Tenía siete años cuando mi padre se fue a buscar un


paquete de cigarrillos y nunca regresó ―comenzó Jeffrey―.
Enseguida vuelvo, dijo. No te preocupes, dijo. Pero lo hice. Sí me
preocupé. ¡Y por una buena razón! ¡Porque nunca regresó!

―¿Por qué tantos villanos tienen problemas con sus


padres? ―le susurré a Gary y a Tiggy.

―¿Tiggy aplasta ahora?

―Aún no, amigo mío. No todavía.

―Tengo problemas con mi padre, y no me ves convertirme


en un villano ―dijo Gary.

―Biiiieeen ―dije―. Estas firmemente situado en un área


moralmente gris, así que no deberías colgar tu sombrero en
eso.

―Y qué si escribí una obra de teatro en cuarenta y siete


actos cuando estaba en sexto grado titulada ¿Papi, por qué no
me quieres? ¡Sólo estaba tratando de encontrar una salida
creativa para lidiar con el trauma de mi infancia!

―Sí, está bien ―le dije―. Creo que estoy harto de esto. Me
gustaría ser rescatado ahora mismo

737
―Sabes ―dijo Gary― para alguien que recientemente
derrotó a un malvado mago y salvó al mundo, todavía necesitas
ser rescatado mucho.

Me encogí de hombros.

―Sólo lo hago para que otras personas sientan que


contribuyen. No me gusta llevarme todo el mérito.

―Sam, el Rey hizo un desfile en tu honor, y tú insististe


en ser el gran mariscal y tener una carroza con tu cara en ella.

―Te pregunté si era demasiado. ¡Dijiste que no!

―Sí, para un unicornio no. Eres un humano, Sam. Tu ego


necesita ser controlado. Un unicornio, sin embargo, como yo,
necesita que su ego sea alimentado, porque ayuda a aumentar
nuestra magia, y por lo tanto nos mantiene vivos.

―Tiggy, ¿eso es verdad?

―No ―respondió Tiggy―. Gary un mentiroso y bocazas.

―¡Tiggy! ―jadeó Gary―. ¿Cómo te atreves a decir algo tan


sincero?

Tiggy se encogió de hombros.

―Sólo quiero aplastar, pero nadie deja que Tiggy aplaste.


¿Qué hay de lo que Tiggy quiere?

―Oh ―dijimos Gary y yo.

―Amigo, voy a abrazarte muy fuerte cuando salgamos de


aquí.

―Jeffrey, yú-ju, Jeffrey ―dijo Gary con voz chillona.

Jeffrey parpadeó, con sus palabras sobre algo de papi


muriendo en su garganta.

738
―¿Qué?

―¿Ves a ese gigante alto, robusto y guapo?

―Mmm… ¿sí?

―Es muy querido para mí.

―Esta… ¿bien?

―Sé un buen compañero y libéralo para que pueda


aplastarte. Se lo ha ganado.

Jeffrey frunció el ceño.

―Pero… no quiero que me aplasten.

Los ojos de Gary se entrecerraron.

―Mira, Jeffrey, va a pasar de una manera u otra. Creo


que será mejor para ti si solo lo aceptaras. No te gustará
cuando se enfade.

―Muy tarde ―gruñó Tiggy.

―Oh oh ―dijo Gary siniestramente.

―Oh oh ―estuve de acuerdo.

―Por supuesto que aquí es donde te encontraría, Sam


―dijo una voz desde la boca de la cueva.

Y así de fácil, sabía que estaríamos bien.

Jeffrey se dio la vuelta justo a tiempo para ver a Morgan


de las Sombras avanzar hacia él. Parecía perplejo mientras veía
la escena delante de él. Tiggy lo saludó con la mano y Gary le
lanzó besos.

¿Y yo?

739
Solo… me quedé asombrado, como lo había hecho desde
el día que lo encontré en los jardines. Habían pasado cuatro
meses desde el enfrentamiento con Myrin y todavía no podía
superar el hecho de que Morgan estaba aquí, vivo, que había
elegido la vida, a Verania, a nosotros, a mí, por encima de
cruzar el velo.

Cuando Myrin había tomado su magia, Morgan había


muerto. Él se sacrificó por mí, por mi Destino de Dragones.
Pero no había cruzado el velo, no en ese momento. Había
estado en una especie de limbo que aparentemente no era tan
diferente al centro de la ciudad de Lockes. Había platicado con
dioses en aceras bordeadas de nubes, comido con viejos
amigos en un restaurante dirigido por elfos casi tan viejos
como el Gran Blanco. Sabía que había visto a Anya, su piedra
angular, de nuevo, pero él no dijo mucho al respecto. No
presioné. No era de mi incumbencia.

Pero con todo eso, incluso con la promesa de una vida


eterna llamándolo, el Dragón de David le había dado a Morgan
una opción: o regresaba al mundo viviente o cruzaba el velo
para recompensarlo por una vida bien vivida.

Eligió al Rey y al Príncipe. Eligió sus laboratorios y su


Grimorio. Eligió a Randall y Gary y Kevin y Tiggy. Eligió a Ryan.
Eligió a Verania.

―Pero por encima de todo ―me susurró al oído mientras


yo sollozaba en su hombro, en el jardín―. Te elegí a ti, pequeño,
porque un mundo en el que no podía ver tu rostro no es un
mundo en el que esté listo para vivir.

Así que sí. Asombro. Cada maldita vez.

―Oh niña ―le dijo Gary a Jeffrey―. Estás listo para eso
ahora.

―Oh niña ―estuvo de acuerdo Tiggy―. Muy listo

740
―Morgan de las Sombras ―chilló Jeffrey.

―Eso parece ―dijo Morgan levemente―. Me preocupé


cuando me di cuenta que nadie los había visto durante al
menos una hora. Lo que, como todos sabemos, es sin duda
señal de travesuras.

―Tantas travesuras ―dijo Gary―. Y me disculpo, Morgan,


pero ya sabes cómo es Sam.

―Sí ―dije―. Ya sabes cómo… espera un minuto.

―Quiero decir, traté de decirle que hoy de entre todos los


días no era momento de intentar una aventura ―dijo Gary―.
Pero ¿crees que me escuchó? Por supuesto que no. Hizo lo que
siempre hace. Por eso, vine para asegurarme que no terminara
hiriéndose a sí mismo.

Yo estaba indignado.

―¡Eso no fue lo que pasó en absoluto! ¡Se suponía que


Jeffrey iba a ser el compañero sexual de Gary y Kevin después
de la boda! Gary nos pidió a mí y a Tiggy que fuéramos con él
en caso que Jeffrey resultara ser, y cito, un psicópata loco que
quiere lamerme las pelotas y luego cortarlas y usarlas como
pendientes. ―Fruncí el ceño―. Lo cual, ahora que lo pienso, es
algo tan extrañamente específico, que debería haber notado lo
estúpido que era esto. Debería haberme dado cuenta que Gary
era un jodido hijo de puta con ideas terribles.

―Tengo las mejores ideas ―me gruñó Gary―. ¡Tiggy,


díselo!

―¡No Tiggy! Dile a Gary que sus ideas son tontas y


estúpidas y que me adoras.

Tiggy parecía en conflicto. Entonces se volvió hacia


Morgan y dijo:

741
―Tiggy no quería formar parte de esto. Sólo me importan
mis asuntos. Vestirme. Contar escobas. Entonces Sam y Gary
dicen: ‘Tiggy, tienes que hacer cosas malas’. Tiggy no quería
hacer cosas malas. Pero los quiero, así que lo hice.

―Oh mis dioses ―me quejé―. ¡Morgan! Libéranos ahora


mismo. ¡Necesito aplastar malditamente fuerte su cara!

Morgan suspiró, pero agitó la mano.

Las raíces del bermellón se desmoronaron, y Tiggy ya


estaba esperando con los brazos abiertos mientras Gary y yo
lo atacábamos.

Diecisiete minutos más tarde (después de llegar a tres


nuevas reglas para la Amistad de Sam/Gary/Tiggy),
finalmente dejamos de abrazarnos y nos volvimos hacia los
demás.

Jeffrey estaba charlando amablemente con Morgan,


completamente inconsciente del mundo de dolor que se le
avecinaba.

―Morgan ―dije ligeramente― tal vez quieras dar un paso


atrás y a la derecha.

Él hizo justamente eso.

―Oooh ―dijo Jeffrey―. ¿Debería moverme también?


¿Estamos jugando?

―Sí. Un juego. Y no, puedes quedarte donde estás.

―De acuerdo. Dios mío, esto es muy divertido. Oye,


espero que no te importe, pero Morgan dijo que podía ir a la
boda, así que…

―¡Tiggy! ―grité.

―¡TIGGY APLASTAR!

742
Tiggy corrió hacia Jeffrey, tiró un gran puño hacia atrás,
listo para volar.

―¡Oh, dios mío! ―susurró Jeffrey.

¿Alguna vez has visto a un medio-gigante enojado, que no


aprecia cuando sus mejores amigos son capturados, golpear a
un centauro a toda velocidad?

¿No?

Yo tampoco. Pero basta decir que no me decepcionó.


Realmente no esperaba que Jeffrey saliera volando de la cueva,
girando de extremo a extremo, con las piernas totalmente en
jarras. Fue algo para contemplar. Llegó tan lejos, que ni
siquiera podía asegurar dónde aterrizó. O si estaba vivo.

―Bien, entonces ―dije, aplaudiendo―. Esto fue


emocionante. ¿Vamos?

GARY Y Tiggy caminaban delante de nosotros, Gary


alabando lo grandes que eran los puños de Tiggy y lo orgulloso
que estaba de la valentía del medio-gigante. Tiggy, por
supuesto, se contoneaba como pavo real en celo.

Morgan y yo los seguimos mientras regresábamos a la


ciudad de Lockes. Nuestros hombros chocaron al caminar. Yo
había tomado su mano en la mía, algo que realmente no había
hecho desde que era niño, pero me encontré haciéndolo más y
más últimamente. Había noches en las que me despertaba
jadeando, con el sudor bañando mi cara, seguro que todo
había sido un sueño, que aún estaba en los Bosques Oscuros
siendo golpeado por la magia del Gran Blanco, Morgan muerto.
Algunas mañanas me había encontrado acurrucado junto a él
en su propia cama después de haber entrado a hurtadillas,
necesitando la seguridad que realmente estaba aquí, que había
regresado tal como lo recordaba.

743
Estaba mejorando.

Pero eso no significaba que no quisiera seguir


sosteniendo su mano.

A él no parecía importarle.

―La próxima vez, espera hasta el día en que no te cases


para hacer algo así ―me reprendió.

Puse los ojos en blanco.

―Como si tuviera que preocuparme por eso otra vez. Es


la única vez que me voy a casar. Ya le he echado el guante a
Ryan. Nunca va a escapar de mí, no importa cuánto lo intente.

―Ah, amor joven ―dijo, con una pequeña sonrisa en la


cara―. Es muy. intenso.

―Excepto que ahora probablemente me va a matar


―murmuré―. Tú sabes, por todo lo de ser secuestrados el día
de nuestra boda.

―Eh. Si no te ha dejado por todas tus otras faltas, dudo


mucho que esto sea lo que le lleve al límite.

―Guau ―respiré―. Eso fue tan rudo. Eres increíble.


Quiero decir, estoy emocionalmente devastado como no lo
creerías, pero, vaya. Buen trabajo.

―Gracias ―dijo, obviamente satisfecho consigo mismo―.


Me encuentro a mí mismo ignorando mi habitual vacilación al
insultarte directamente a la cara. Supongo que una segunda
oportunidad en la vida le hace eso a una persona.

―Sigue así ―dije―. Mientras no esté siempre dirigida a


mí, claro. Todavía me gusta pensar que soy buena persona a
veces.

744
―Lo eres ―dijo, apretando mi mano―. El mejor, en
realidad.

Sonreí cabizbajo.

Mucho había cambiado desde la Última Batalla, como


estaban empezando a llamarla (en mayúsculas, así sabes que
es verdad). Lloramos a los que habíamos perdido (Pete, mi
siempre adorable guardia) y conmemoramos sus vidas.
Habíamos empezado a reconstruir las aldeas, pueblos y
ciudades de Verania. El Rey había abierto el tesoro, y miles de
personas se habían unido para restaurar la brillante joya que
era nuestro país. Aún no llegábamos a eso pero pensé que lo
lograríamos pronto.

Los Oscuros habían sido llevados a Mantok, la prisión en


el desierto de Luri.

Vadoma decidió que supervisaría la transferencia, y de


alguna manera se le había dado el puesto de Guardián de
Mantok, mientras que simultáneamente supervisaba la
reconstrucción de Mashallaha. Hubo peticiones para que los
Oscuros fueran ejecutados por su parte en la caída de Verania,
pero el Rey decretó que no habría más derramamiento de
sangre. En vez de eso, Randall, Morgan y yo habíamos
protegido la prisión contra la Magia Oscura. Sería imposible
que los Oscuros escaparan.

¡Y los dragones! Los dragones de Verania fueron


celebrados con asombro y apreciados como se debía. GB, por
supuesto, odiaba la atención, al igual que Pat. Kevin pasaba la
mayor parte del tiempo exigiendo brillantes. Leslie pidió
quedarse con todos los huérfanos que pudiera encontrar. Zero
frunció el ceño a todos, diciéndoles que simplemente no lo
entendían, que su alma ardía con los fuegos del
arrepentimiento, pero rara vez podía terminar sus quejas sin
que terminaran en un bostezo.

745
Porque su tiempo se había acercado.

Cuando necesitó dormir.

Los dragones y yo habíamos ido al desierto con él,


regresándolo a su guarida.

Nos habíamos sentado en las ruinas de esa ciudad


olvidada bajo un océano de estrellas, los seis, sabiendo que
sería la última vez que estaríamos todos juntos, al menos en
esta vida. Porque cuando Zero volviera a despertar, yo no sería
nada más que huesos y polvo. Estaba de acuerdo con eso.
Pienso que él también.

A medida que se acercaba el amanecer y los ojos de Zero


empezaban a caer, los dragones me entregaron cinco regalos.

Una escama roja.

Una escama negra.

Dos plumas azules.

Y una escama blanca.

Limpié mis ojos, sabiendo lo preciosos que eran esos


regalos. Pero aún así, estaba confundido.

―¿Para qué son?

Zero puso los ojos en blanco.

―Para unirlo a tu Grimorio.

―Es tu recompensa tras tu difícil victoria ante la


adversidad ―dijo Pat.

―Porque la adversidad a la que te enfrentaste te desafió


mucho ―dijo Leslie.

746
―Y fuiste tan valiente como sabíamos que podías ser
―dijo el Gran Blanco.

―Y también porque quiero que lleves un pedazo de mí


para siempre ―dijo Kevin―. Cada vez que levantes tu Grimorio,
puedes acariciar mi escama y pensar en mí.

Todos volteamos lentamente a mirarlo.

―¿Qué? ―dijo―. ¡El mío fue tan sincero como el suyo!

Los otros nos dejaron solos a Zero y a mí después de


despedirse, los dragones le prometieron estar allí cuando
despertara de nuevo. Me tranquilizó saber que estarían juntos
incluso después que me fuera.

―Nos volveremos a ver ―le dije.

Zero me miró.

―¿De verdad crees eso?

―Sí, amigo. Quiero decir, todos somos iguales, ¿verdad?


Puede que tarde un poco, pero volveremos a estar juntos. Lo
sé.

―Te voy a obligar a hacerlo, mago.

―Y oye, piensa, cuando te despiertes la próxima vez,


tendrás quince años. ―Moví las cejas―. Tal vez encuentres un
buen chico o chica y los beses en el rostro.

Se sonrojó bastante mientras me reía de él.

No se dijo mucho después de eso. Y cuando dio un fuerte


bostezo y sus mandíbulas se abrieron de par en par, supe que
era hora que se fuera.

Presionó su hocico contra mi mano.

―Te echaré de menos, Sam.

747
Mi sonrisa tembló un poco.

―Sí, yo también. Y recuerda algo, ¿está bien?

Asintió.

―Eres hermoso. Y tu magia es algo maravilloso. El


mundo lo sabe ahora. Ya no tienes que esconderte.

Y luego entró a su guarida.

Esperamos en esa ciudad olvidada en el desierto, sólo un


rato.

Pero entonces los dragones suspiraron como uno solo, y


supe que nuestro amigo se había dormido.

Mientras volábamos por el desierto, miré hacia atrás, sólo


una vez, prometiendo que volvería tan pronto como pudiera.
Él estaría dormido, pero pensé que sabría que yo estaba allí
mientras soñaba.

Así que, sí. Mucho había cambiado.

Morgan era el Mago del Rey, y aún mi mentor. Decidimos


que continuaría trabajando con Justin para prepararnos a
ambos para el día en que él asumiera el trono. Suspiré de
alivio cuando se llegó a un acuerdo, aún no estaba listo para
asumir las responsabilidades del trabajo. Necesitaba tiempo
para sanar, tiempo para tener un mejor control de la magia
que fluía a través de mí. Era tan fuerte como siempre, pero aún
me faltaba mucho por aprender.

―¿En dónde estás? ―preguntó Morgan, apretando mi


mano de nuevo.

―¿Qué pasó?

―Te perdiste en esa cabeza tuya.

748
―Oh. Uh, supongo. Sólo estaba... pensando. Sobre lo
agradecido que estoy.

―¿Por?

Me encogí de hombros.

―Todo.

Me sonrió, esa misma sonrisa que me había dado por


primera vez cuando estábamos en un callejón de los barrios
bajos.

―Es muy bueno estar agradecido por eso. Ahora,


deberíamos darnos prisa. Me han dicho que tu caballero
estaba teniendo un pequeño colapso porque no podías ser
localizado.

―Qué reina del drama.

―Cuando uno de los novios desaparece el día de su boda,


uno tiende a pensar lo peor.

―Bien, mierda. No lo había pensado de esa manera.

―Pensé que no.

―Es bueno tenerte cerca. ¿Sabes qué? Como mago en


pleno derecho y futuro Mago del Rey, voy a hacer un decreto
real.

―No creo que puedas hacer uno real...

―Mi decreto real es que tienes que estar conmigo durante


mucho tiempo para asegurarte que cuando haga cosas
estúpidas, estarás ahí para decirme que las cosas son
estúpidas. Probablemente pensaré que estás siendo
autoritario, y lo más seguro es que discutamos, pero aún así.

Miró hacia los árboles, pero no antes que viera el brillo en


sus ojos.

749
―Es un buen decreto, Sam.

―Yo también lo creo.

Y seguimos caminando.

LA CIUDAD estaba bulliciosa cuando entramos por las


puertas. Una ovación creció al verme, algo a lo que nunca
pensé que me acostumbraría.

Sólo saludé con la mano y sonreí.

Las calles de Verania habían sido decoradas con


serpentinas y banderas en honor al día de nuestra boda. Había
sido declarado día festivo, y estaba seguro que al menos el
sesenta y cuatro por ciento de la gente había estado ebria
desde las nueve de la mañana, pero eso estaba bien. Si
hubiera podido emborracharme, lo habría hecho, pero mamá
y papá le habían puesto un alto al vino de manzana, y por
alguna razón Gary y Tiggy habían estado de acuerdo con ellos.

―Ahí estás ―dijo una aguda voz.

Apreté los dientes.

―Lady Tina ―dije mientras Morgan soltaba mi mano. Ella


se paró frente a nosotros, frunciendo el ceño. Su cabello
estaba perfectamente peinado en rizos rubios y su maquillaje
aplicado de manera experta. Pero se acabaron los días de los
vestidos con volantes. En vez de eso, llevaba la delgada
armadura rosa de la Brigada del Rey, una facción recién
formada de los Caballeros de Verania. Ella había abogado por
la igualdad de la mujer en la caballería y se le había concedido
su propia unidad, que estaba compuesta por la antigua
Brigada Foxy Lady. Se habían convertido en un grupo
formidable y tenían planes de empezar a entrenar a otras

750
mujeres para que se unieran a sus filas a partir del próximo
verano.

El Rey había reunido a sus jefes de Estado y a sus


asesores más cercanos para aprobar dicho grupo. Todos
habían votado a favor hasta que llegó mi turno. Miré a todos
en la habitación antes de murmurar mi voto.

Me arrepentía de todo.

―¿Crees que puedes irte al bosque el día de tu boda?


―preguntó ella―. Como si este no fuera uno de los días más
importantes de mi vida?

―¿Tú vida? ―reclamé―. Esto no tiene nada que ver


contigo.

Ella puso los ojos en blanco.

―Pues sí. Si no fuera por mí, tú y el Comandante


Caballero probablemente no estarían juntos.

―¿Qué? ¿En qué realidad es eso? ¡Estás fuera de tus


cabales!

―Por favor ―sorbió delicadamente―. Nunca subestimes


el poder de una fanática. Rystin, HaveHeart, lo que sea. Los
emparejamos, por lo tanto, hicimos de su amor una cosa real.
De nada.

―Emparejé a Sam y a Ruv ―le susurró Gary a Tiggy―. Es


mi mal toque de casamentero.

―Ruv está muerto ―contestó Tiggy en susurros―.


Emparejo a Sam y escoba. Porque tengo una escoba.

―Te quiero tanto, maldita sea ―dijo Gary con fiereza.

―Voy a exigir que te despojen de tu rango ―le gruñí a Lady


Tina―. Sólo espera. ¡Lamentarás el día en que te tomaste el

751
crédito de mi enamoramiento! Lo lamentaras, ¿me oyes? Lo
lamentaras.

Seguimos molestándonos el uno al otro mientras nos


dirigíamos al castillo. Por casualidad, miré por encima de mi
hombro y vi a Morgan siguiéndonos, con las manos pegadas a
la espalda, con una sonrisa serena en la cara.

No podría pedir nada más.

TODA HISTORIA tiene un final.

Y los cuentos de hadas suelen ser los más felices de todos.

Los de vivieron felices para siempre.

Este, aquí, es mi final:

Me quedé fuera de las Grandes Puertas que conducían al


salón del trono, respirando en una bolsa de papel, tratando de
no hiperventilar, mamá y papá frotándome la espalda,
diciéndome que todo iba a estar bien.

―De verdad, Sam ―dijo mamá―. Todo va a salir bien.

―Lo sé ―resollé―. Sólo estoy contemplando el hecho de


que sólo voy a estar con esta persona por el resto de mi vida.

Papá frunció el ceño.

―¿No es él tu piedra angular? Pensé que eso ya era algo.

Parpadeé.

―Eh. No lo había pensado de esa manera. Supongo que


tienes razón. Guau, que tal eso. ¡Oh mira! Estoy
perfectamente bien ahora. ¡Hagámoslo!

752
―No puedo evitar sentir que algo de esto es culpa nuestra
―le dijo mamá a papá.

―Difícilmente ―dijo papá―. Somos buenos padres. No es


nuestra culpa que sea de esta manera.

―¿Todavía siguen hablando? ―exigí―. Tengo que ir a


casarme. ¡Están gastando mi tiempo!

―Oh, chico ―dijo papá, pero se inclinó hacia la pequeña


puerta lateral, diciéndole al Anunciador Real que estábamos
listos.

Los cuernos sonaron majestuosos.

Oí al Anunciador Real haciendo su trabajo, y respiré


hondo.

―¿Estás listo? ―preguntó mamá.

―Muy listo ―dije.

Papá estaba llorando, pero no lo señalamos, porque era


un hombre fuerte del Norte, y los hombres del Norte no
lloraban (excepto por todas las veces que lo hacían).

Se pararon a ambos lados, cada uno de ellos me tomó del


brazo. Las Grandes Puertas se abrieron ante nosotros con un
poderoso gemido.

―Dulce melaza ―me las arreglé para decir.

Mil personas se pararon como una sola y se volvieron


hacia nosotros. Tragué saliva pero puse un pie delante del
otro.

A mi derecha estaba la Brigada del Rey, todas suspirando


y sollozando. Deidre tuvo que ser detenida mientras intentaba
lanzarse hacia mí.

753
Estaba Todd, el de las orejas adorables. Había traído una
cita, y me sorprendió ver que era William, el hombre con el que
había intentado emparejar a Justin hace tanto tiempo, quien
nos había hecho llamarlo Señor. Me recordé a mí mismo de
felicitar a Todd por el collar de cuero que llevaba alrededor de
su cuello y de preguntarle cuáles eran sus límites.

Estaban Katya y Brant, que... eh. Había olvidado que


existían. Qué amable de su parte estar aquí.

Allí estaba Vadoma, rodeada de otros gitanos, sus ojos me


seguían de forma inquietante con cada paso que daba. Nuestra
relación era... polémica, por no decir más, pero parecía
emocionada de haber recibido la invitación e incluso se había
ofrecido a leer mi fortuna antes de la boda. Yo había declinado
educadamente, diciéndole que preferiría apuñalarme en la
cara con una cuchara sin filo hasta morir.

Mamá estaba sentada al frente, porque no estaría en


ningún otro lugar. Llevaba un vestido ceñido y revelador que
probablemente se consideraría inapropiado en al menos tres
cuartas partes de Verania, pero como a ella no le importaba un
carajo, tampoco a mí. A su lado estaban Letnia y Moishe, este
último me miraba fijamente, sin duda pensando en cómo le
gustaría lamer la magia de mi piel, el asqueroso imbécil.

Dimitri zumbaba con sus hadas alrededor del estrado,


sus luces parpadeando brillantemente.

―Di la palabra ―susurró mientras pasaba junto a él―.


Puedo sacarte de aquí y nuestro amor puede florecer en el
Bosque Oscuro.

―No es el momento, amigo ―dije con los dientes


apretados.

―Tenía que intentarlo. La última vez que se celebró una


boda aquí, funcionó.

754
No estaba equivocado, pero, aún así. Que imbécil.

Gary y Tiggy se pararon a un lado del estrado junto con


Terry, quien por alguna razón había decidido quedarse en la
ciudad de Lockes, para consternación de Gary. Terry nos había
dicho recientemente que sus padres estaban terminando su
gira de swingers y que probablemente deberíamos esperarlos
pronto. Gary no estaba muy contento de oír eso, pero yo estaba
emocionado, porque todos sabían que lo único mejor que dos
unicornios eran cuatro unicornios.

Las puertas del jardín estaban abiertas para que Kevin


pudiera meter la cabeza para participar en el acto. Me guiñó
un ojo, chasqueó su lengua en tono irónico hacia mí, luego
procedió a derramar una lágrima porque su hijo se iba a casar,
¡Gary, mira a nuestro pequeñín!

La multitud titubeó.

Los ignoré.

El Rey y el Príncipe se veían jodidamente magníficos, con


coronas sobre sus cabezas mientras se sentaban en sus
tronos. El Rey asintió hacia mí, con un brillo en los ojos, y
Justin parecía aburrido, pero antes que pudiera voltear y mirar
a mi futuro esposo, Justin rompió el protocolo, saltó, cruzó el
estrado y me envolvió en un fuerte abrazo.

―Estoy tan feliz por ti ―murmuró―. Y si le dices a alguien


que dije eso, te encerraré en las mazmorras por el resto de tu
vida. Mejores amigos 5Eva.

Me quedé atónito.

―Me amas más que a nada en el...

―Ni. Una. Palabra.

Cerré la boca inmediatamente.

755
Randall estaba de pie cerca del Rey, sus cejas finalmente
habían roto la última de las defensas de su rostro, librando
ahora la batalla final por el control de su cabeza. Me frunció
el ceño, probablemente ya planeaba reprenderme por mi
tardanza. Morgan estaba a su lado, pareciendo divertido. Y
sólo porque pude, lo miré con asombro, aún sin creer del todo
que estuviera aquí.

Pero todos se desvanecieron ante el último.

Comandante Caballero Ryan Foxheart.

Estaba de pie ante mí, con un aspecto inusualmente


nervioso y extraordinariamente guapo con su mejor armadura,
la única con roca roja, que había vestido la noche que había
sido ascendido a Comandante Caballero. Su pelo ondulado era
entrañable, su barba bien recortada (ya que me negué a dejar
que se deshiciera de ella después de haber podido sentarme en
su cara). Se mordió el labio inferior, con los ojos muy abiertos.
Cuando mis padres me besaron la mejilla y me dejaron ir, se
sonrojó cuando mi padre se adelantó, lo abrazó y le susurró
palabras que no pude entender. Ryan solo asintió a lo que sea
que mi padre estaba diciendo, mirándome. Papá lo dejó ir, le
besó la frente y luego fue a pararse junto a mi madre.

Éramos sólo nosotros dos.

(Rodeados de mil personas y de todos nuestros seres


queridos, pero como sea.)

―Hola ―dijo en voz baja.

―Hola.

―¿Todo bien?

Asentí.

―Sí, sólo esta… cosa. Gary quería hacer un trío con un


centauro llamado Jeffrey, y nos secuestró y...

756
Randall aclaró su garganta.

―Claro, claro ―dije apresuradamente―. No es el


momento. Te lo diré más tarde.

Ryan asintió de forma bastante maníaca.

―Sí, está bien. Seguro. Bien. Lo que sea.

Fruncí el ceño.

―¿Estás bien?

―Bien, bien. Sólo. Ya sabes. ¡Casarse!

―Eso fue.... un chillido. ¿No quieres hacerlo?

Sus ojos se desorbitaron.

―¿Estás loco de remate?

―¡Cuidado con lo que dices! ¡Hay niños presentes!

Agarró mis manos y las sostuvo con fuerza.

―Sam, no hay nada que quiera más.

Parpadeé rápidamente.

―Vale. Sí. Yo también.

Él asintió, y eso fue todo.

El Rey se puso de pie. Nos sonrió a Ryan y a mí antes de


mirar a sus súbditos.

―Mucho ha pasado desde la última vez que nos reunimos


aquí para un evento así. Hemos visto la valentía de los
hombres y mujeres de Verania al enfrentarse a la adversidad.
Hemos visto el bien en todos nosotros, y el mal de aquellos que
intentaron ponernos de rodillas. Hemos vivido. Y hemos
perdido. Pero sé que los que no pueden estar aquí hoy nos

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sonríen desde las alturas, su gracia alivia lo que queda de
dolor. Hemos recuperado nuestro país, gracias en gran parte
a los hombres que hemos reunido hoy aquí.

Nos sonrió a cada uno.

―Tienen un juramento a la Corona. Al país. A mí y a mi


hijo. Y el uno al otro. Aunque no se necesita legalidad para
ver el vínculo entre ambos, me siento honrado de estar
presente en su unión. Mi hijo dijo una vez que la esperanza es
un arma. Y lo es. Pero a veces tenemos que dejar las armas
para aceptar nuestras recompensas. Y hoy, creo que el amor
entre estos dos hombres es una recompensa para todos
nosotros. Y así, como su Rey, les doy mi bendición. Que sólo
conozcan la felicidad por el resto de sus días.

Asintió hacia nosotros, y luego se sentó en su trono.

Randall dio un paso adelante.

Mierda. Esto estaba sucediendo.

Realmente estaba sucediendo.

Joder, sí.

Randall dijo:

―Ahora, debo preguntar antes de proceder. Y voy a


empezar con el Comandante Caballero Foxheart, porque la
última vez no parecía muy seguro.

La gente rió.

Ryan se sonrojó aún más.

Dioses, iba a destruirlo más tarde.

―Comandante Caballero, ¿está aquí por su propia


voluntad y tranquilidad?

758
―Sí ―dijo Ryan inmediatamente.

La multitud suspiró aliviada, las jodidas reinas del


drama. (Suspiré por dentro)

―Sam de los Dragones, ¿estás aquí por tu propia


voluntad y tranquilidad?

―Diablos, sí ―solté.

Morgan puso su cara en sus manos.

Ryan sonrió alegremente.

Randall puso los ojos en blanco.

―Estamos aquí reunidos hoy para unir al Comandante


Caballero Foxheart y a Sam de los Dragones, que algún día
será el Mago del Rey. Ambos hablaron y acordaron que están
aquí por su propia voluntad y tranquilidad. Antes de comenzar
la ceremonia, uniendo a estos hombres en un vínculo que no
se rompe fácilmente, hay una pregunta que debo hacer.

―Oh, esto va a estar bueeenooo ―escuché a Gary


susurrar.

Y como no podía dar la vuelta y decirle que muriera


horriblemente, apreté la mandíbula en su lugar.

Entonces Randall hizo su pregunta, y juré una vez más


que todo el mundo contuvo la respiración.

―Si alguien aquí presente sabe de alguna razón por la que


esta pareja no deba ser unida en sagrado matrimonio, hable
ahora o calle para siempre.

Nadie habló.

Alguien tosió, pero eso fue todo.

759
Me aseguré de ver quién era para poder pedirle al Rey que
lo decapitara más tarde.

Era Lady Tina.

Perfecto.

Respiré aliviado.

Y entonces:

―¿Están seguros? ¿Nadie en absoluto?

Me volví lentamente para mirar a Randall.

―Cualquiera que no quiera ver a estos dos casados.

Silencio.

―Por cualquier razón. Ni siquiera tiene que ser una


buena razón. Sólo... cualquier cosa.

Silencio.

―¿Qué estás haciendo? ―le susurré.

Me miró suavemente y se encogió de hombros.

―Sólo tenía que darles a todos una buena sacudida. Lo


hice la última vez. Pensé que era justo hacerlo aquí también.

―Oh dioses, ¡te odio tanto! ¡Capullo! ¡Un imbécil con


todas las letras

Me sonrió.

―Soy viejo. Se me permite hacer lo que quiera.

―Tiene un punto, Sam ―dijo Morgan.

―¡Vil traidor!

―Me encanta el amor ―dijo Tiggy en voz alta.

760
―A mí también, querido. Realmente es una cosa mágica
entre dos personas.

―O tres ―señaló Kevin―. Si uno estaba convencido y


hacía lo que se supone que debía hacer en lugar de elegir a
alguien loco y ser capturado por ellos.

―¿Disculpa? ―gruñó Gary―. No es mi culpa yo...

―Dioses ―dijo Terry con un resoplido―. ¿Has pensado


alguna vez en no ser una puta?

―Queee está sucediendo ―dijo Ryan.

―¡Randall! ―grité―. ¡Si no nos enlazas en este momento,


nunca te lo perdonaré!

―Oh, no ―dijo Randall teatralmente―. Por favor,


cualquier cosa menos eso.

Morgan le dio un codazo.

―Bien, bien. Queridos hermanos… oh, ya dije esa parte.


De todos los... ¿dónde estaba? Cierto, cierto. El acto del
matrimonio es una unión sagrada entre dos…

―¡Y ahora los declaro marido y marido! ―grité―. ¡Puedo


besar a dicho marido!

Y así lo hice.

La multitud se quedó boquiabierta.

¿Pero Ryan?

Dioses, cómo me sonrió. Sus fuertes brazos me rodearon,


y me levantó mientras lo besaba con todo lo que tenía. Le di
cada gramo de amor, esperanza y deseos sobre las estrellas
para el futuro que pudiéramos tener.

Él me dio lo mismo a cambio.

761
¿Y sabes qué?

Vivimos felices para siempre.

HASTA EL día siguiente, cuando me desperté después de


darle a Ryan la follada de su vida y me di cuenta que el Príncipe
seguía soltero, y no podía permitirlo. Juré en ese momento
que mi misión sería encontrar al amor de la vida de mi mejor
amigo 5Eva, aunque fuera lo último que hiciera.

Poco sabía entonces que casi lo haría. Porque


aparentemente había un decreto de generaciones pasadas de
un matrimonio arreglado entre el príncipe de una tierra lejana
y el primogénito del Rey de Verania.

Pero eso... bueno.

Esa es una historia para otro día.

Fin

762
Nota del Autor

Siempre es difícil escribir FIN para un autor.


Dependiendo de la duración de la historia, uno podría haber
pasado semanas, meses o incluso años con un grupo de
personajes. Comencé las aventuras de Sam de lo Salvaje en lo
que fue una época muy oscura en lo personal para mí.
Necesitaba reírme y olvidarme del mundo real por un tiempo,
y Sam y Ryan y Tiggy y Gary y Kevin me ayudaron a hacerlo.
Me dieron más de lo que esperaba.

Pero incluso entonces, cuando empecé El Relámpago que


Golpeó el Corazón, no tenía ni idea que la historia llegaría tan
lejos como hasta ahora. Pensé que estaría contando una visión
abiertamente inmadura de un cuento de hadas común. Y
ahora, cuatro volúmenes más tarde, he concluido una historia
mucho más grande de amor y amistad, de dolor y sacrificio.
Estoy orgulloso de cómo ha terminado esto, los lectores de la
línea de la historia saben que me refiero cariñosamente a esto
como el arco de El Destino Jode Oh Sí. Y aunque Sam y su
banda de alegres inadaptados son más maduros (aprox.) que
cuando empezaron en una cueva con Lartin el Hoja Oscura,
siguen siendo los personajes que me hicieron sonreír cuando
lo necesitaba más que nada.

Este es su final feliz.

Pero no creo que pueda dejarlos ir todavía.

Después de todo, Justin sigue soltero, ¿no?

No puedo permitirlo.

763
Volveré a Verania algún día. Por ahora, tengo otras
historias que quiero contar.

Pero cuando lo haga, será desde el punto de vista de


Justin. Ya tengo algunas ideas extravagantes sobre lo que va
a pasar con ese príncipe de una tierra lejana.

No puedo esperar.

¡Gracias, como siempre, por leer!

TJ

764
T. J. Klune Un Deseo A
Las estrellas

765

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