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Mutilación genital en mujeres embera: una cicatriz que no desaparece

La mutilación femenina es una práctica ancestral oriunda de Etiopía, Egipto e Indonesia.


Consiste en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, este
procedimiento es llevado a cabo durante la infancia o adolescencia. La ablación genital
femenina se realiza en contra de la voluntad de las niñas y mujeres; por ello se cataloga
como una violación a los derechos humanos, al ser un acto de violencia sexual, una
forma de abusar y controlar el cuerpo y la mente.
De esta manera, muchos estudios han verificado que en los países donde se
emplea esta práctica hay violencia contra las niñas y las mujeres, lo cual es común en
estos lugares donde hay desigualdad de género. Esto permite múltiples abusos sin
derecho a reclamar por parte de las afectadas. Algunos argumentos que justifican tal
hecho macabro, es la aceptación social, ideas erróneas sobre la higiene, una forma de
conservar la virginidad para hacer que sea más fácil casar a la mujer y para aumentar el
placer sexual masculino.
Sin embargo, las mujeres que son sometidas a estás prácticas tienen
consecuencias físicas y psicológicas a largo plazo. Las complicaciones médicas van
desde dolor intenso hasta hemorragias duraderas, infecciones, infertilidad e incluso la
muerte. Además, puede aumentar el riesgo de transmisión del VIH. Los efectos
psicológicos pueden ir desde la pérdida de confianza de la niña en sus cuidadores hasta

ansiedad y depresión a largo plazo en la vida adulta. Las mujeres que han sido
mutiladas pueden presentar complicaciones al dar a luz como hemorragias posteriores al
parto, muertes fetales o muertes prematuras de sus hijos recién nacidos.
Así mismo, en Colombia la comunidad indígena embera, ubicada en el
noroccidente de Risaralda, práctica la MGF, la cual va dirijida exclusivamente a las
niñas del resguardo, ya que se deben preparar para atender a su esposo y conformar una
familia númerosa. Esta práctica realizada por parteras o abuelas maternas se conoció
hasta el 2007 cuando dos niñas murieron a causa de una infección genital.
En conclusión, se debe buscar una estrategia que trabaje los derechos sexuales y
reproductivos de las comunidades indígenas, con el fin de llevarles talleres, campañas y
capacitaciones dirigidas a la eliminación de prácticas “nocivas”; como lo es la
mutilación genital femenina. Así mismo, es necesario regular los cambios legales que
surjan con la educación y con la voluntad de las comunidades de adoptar unas normas
sociales que fomenten la emancipación de la mujer y aborden la desigualdad de género.
¡Debemos alzar la voz todos juntos y debemos hacerlo ahora!
Bibliografía:
 Cobo, Rosa. Ana de Miguel. La mutilación genital femenina y los derechos
humanos. Universidad de La Coruña. [Internet].1998. España. [citado 06 de Dic
2020] Pag. 1-110. Disponible en: https://www.corteidh.or.cr/tablas/12056.pdf

 El tiempo. [Internet]. Mutilación genital en mujeres embera: una cicatriz que no


desaparece.[Citado 06 Dic 2020]. Disponible en:
https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/mutilacion-genital-femenina-
colombia-la-vida-de-indigenas-embera-527072

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