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Cuáles son los errores más

comunes a la hora de innovar en el


ambiente laboral
El mundo evoluciona, y la tecnología se convierte en un nuevo factor
económico que elimina, reemplaza y desplaza lo que se hace, cómo se hace,
además de cuándo y dónde. Así, la clave de éxito está definido por el grado de
preparación por parte de las organizaciones para hacer frente a los nuevos
desafíos que depara el futuro.

4 de cada 10 encuestados (39,7%) no cuentan con una estrategia ni cultura


que fomente la innovación
“Todos hablan de innovación, pocos la implementan y solo un pequeño grupo
obtiene buenos resultados”, afirmó Santiago Murtagh presidente del espacio
Excelencia, conformado por las fundaciones FUNDECE, FPNC e IPACE.
Según un reciente estudio desarrollado durante el Forum Excelencia 2019 del
que participaron más de 400 empresarios, profesionales y funcionarios, 4 de
cada 10 encuestados (39,7%) no cuentan con una estrategia ni cultura que
fomente la innovación.
Entre las empresas que sí indicaron ser innovadoras, el 60% se encuentra en
una etapa incipiente de innovación, es decir, aun no definieron una clara visión
de negocios ni tampoco han logrado resultados sistemáticos en este campo.
El 18,1% de los participantes indicó liderar su segmento sobre la base de la
innovación; mientras que el 21,9% se reparte en porciones similares entre
empresas que dicen generar soluciones innovadoras o que tienen un sistema
para hacerlo en cuanto detectan una necesidad.
Pero, si tanto se habla de innovación y los empresarios dicen ser conscientes
de que es un elemento vital para sostener las empresas en un mundo cada vez
más competitivo e integrado: ¿por qué es tan difícil innovar?

La inercia organizacional, desarrollada para que la empresa entregue


resultados confiables y predecibles, es justamente el problema a la hora de
innovar
Innovar no significa necesariamente inventar un nuevo material, fórmula o
producto nuevo, sino que puede ser cualquier cosa diferente que cree valor,
como la integración de tecnología existente para mejorar un proceso, un
modelo de negocios, o una forma de comunicar un producto o servicio.

De este modo, las organizaciones más innovadoras comparten cinco


conductas clave: 1. siempre asumen que existe una mejor forma de hacer las
cosas; 2. ponen foco en entender profundamente los deseos y necesidades
declaradas y no declaradas de los consumidores; 3. colaboran entre y más allá
de la organización generando ‘polinización cruzada’ de ideas; 4. reconocen que
el éxito requiere experimentación, interacción rápida y fracasos frecuentes; y 5.
empoderan a las personas a tomar riesgos aceptables, a brindar opiniones y
críticas y a buscar los recursos necesarios.
Ferran Adrià, cocinero y empresario considerado por la revista Time como una
de las 100 personas más influyentes del mundo, que también fue parte del
Forum Excelencia, indicó que “para jugar al máximo nivel, hay que estudiar y
aprender permanentemente. El profesionalismo es indispensable y la pasión es
el motor para transformar e innovar, y la verdadera revolución, la más
importante si se quiere innovar, se da en la gestión de los proyectos”.

Por otro lado, un informe de Harvard, destacó que las barreras que dicen
enfrentar los ejecutivos que desean implementar innovación son falta de
tiempo, la percepción de que hacer las cosas de manera diferente no
genera beneficios sino más costos (y posiblemente castigos), falta de
habilidades para innovar y una falta de infraestructura para hacer que las
ideas rindan frutos. La inercia organizacional, desarrollada para que la
empresa entregue resultados confiables y predecibles, es justamente el
problema a la hora de innovar.

Las “4 M”

Hay factores deben operar balanceados e interrelacionados, y se requieren de


ellos para sostener una cultura y estrategia basada en la innovación.
Si tratamos de llevar a un modelo simple los pilares para desarrollar
organizaciones innovadoras, podríamos resumir en cuatro elementos
esenciales: management (gerenciamiento), minds (mentes), money (dinero)
y market (mercado). Estos factores deben operar balanceados e
interrelacionados, y se requieren de ellos para sostener una cultura y estrategia
basada en la innovación.

Por ejemplo, ninguna organización científica formada por investigadores o


tecnólogos de avanzada, con recursos y capacidades, y atendiendo a pedidos
o necesidades podrá sostenerse en el tiempo si los proyectos no son
gestionados teniendo en cuenta los costos, alcances y tiempos que demanda el
mercado para aprovechar una oportunidad.

Es, justamente, el balance entre las ´4M’ lo que permite establecer


objetivos y definir estrategias, en donde si faltara alguno de estos elementos
deberá accederse a modelos de alianzas, tercerización, crowdfunding o
estructuras colaborativas de innovación abierta que permitan servir como
palanca de desarrollo.

El éxito de las empresas estará definido por el grado de inversión en desarrollo


tecnológico e innovación que las mismas apliquen
Los trabajos desarrollados coinciden que para que un sistema de gestión de la
innovación se implemente con éxito se requiere alinear estrategias, estructuras,
procesos y cultura de las organizaciones, animándose a cuestionar el status
quo, asumiendo riesgos, estar dispuestos a resolver problemas en lugar de
encontrar culpables, enfocarse en el mercado, fomentar la transparencia y la
colaboración, gestionar adecuadamente la diversidad de proyectos, y
empoderar a quienes posean las habilidades requeridas.

Si hiciéramos una analogía con la Industria 4.0 podemos decir que el


management 1.0 es aquel que domina el conocimiento, actitudes y aptitudes
técnicas para fabricar la un producto o servicio. Ante la mayor competencia, el
nivel 2.0 será aquel que domine aquellos elementos asociados a la venta;
mientras que el 3.0 pertenecerá al que tenga el saber, querer y poder de servir
y fidelizar a su mercado. Finalmente, el management 4.0 será el que sepa
integrar la tecnología existente para generar nuevo valor en productos,
procesos y la gestión de las personas.

El mundo evoluciona, y la tecnología se convierte en un nuevo factor


económico que elimina, reemplaza y desplaza lo que se hace, cómo se hace,
además de cuándo y dónde. El éxito de las empresas estará definido por el
grado de inversión en desarrollo tecnológico e innovación que las mismas
apliquen, y dos buenas herramientas que pueden ayudar a diagnosticar cuan
preparadas están las organizaciones para hacer frente a los nuevos desafíos
que depara el futuro son la Norma IRAM 50501:2016 y los modelos de
excelencia de la Fundación Premio Nacional a la Calidad.

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