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PRÁCTICAS IFA:
Ceremonias: Dentro de Ifa, hay numerosas ceremonias y rituales
utilizados para la protección personal, la mejora de la salud de uno, el
logro de metas, que se preparan para el embarazo, la obtención de la
sabiduría y el conocimiento, la eliminación de la energía espíritu negativo,
aumentando su productividad, llegando a ser casado, etc. 6
Adivinación: Babalawos (sacerdotes iniciados), se cree que son capaces
de ponerse en contacto con Orunmila durante sus rituales de
adivinación. Él es el orisha de la sabiduría Youruba, la profecía y la ética. El
ritual consiste en la transferencia de babalawo nueces de palma de una
mano a la otra. Si uno o dos tuercas permanecen en la mano original, ese
número se registra haciendo comillas simples o dobles en polvo sobre una
bandeja de adivinación. Dieciséis dichas transferencias apuntan a uno de
los dieciséis posibles combinaciones de | | | | a || || || ||. El proceso se
repite, dando otra combinación de 16. Juntos, estos puntos a uno de 256
posibles "ODU" (combinaciones). Asociado con cada odu es un conjunto
tradicional de "ese" (versos) que explican su significado.
" ... El contador determina entonces si el Odu viene con Ire (que está mal
traducida en el sentido de la buena suerte) o Ibi (que podría ser visto como
obstáculos o impedimentos para el éxito). Después de este proceso, el
contador del tiempo determina ahora las ofertas adecuadas, espiritual
disciplinas y / o cambios de comportamiento necesarios para llevar,
mantener u obligar éxito para la persona que recibe el consejo de
adivinación. " 7 En algunas tradiciones, el individuo que busca la
orientación hace que la interpretación final.
Ellos ( los 16 Mayores ) andaban por ILE-IFE para pedir larga vida.
¿Viviremos tan larga vida como declaró Olodumare (Dios de los Yoruba)?
Esta pregunta fue a IFA, IFA contestó
1- No digan lo que no saben.
2- No haga ritos de los que no tenga conocimientos básicos.
3- No desorientar jamás a las personas ni llevarlas por falsos caminos.
4- Nunca se debe engañar a las personas.
5- No pretendas ser sabio cuando no lo eres.
6- Ellos avisaron que se debe ser humilde y no egocéntrista.
7-No deberás tener malas intenciones con nadie y ser falso.
8- No romper tabú prohibiciones.
9- Debemos mantener los instrumentos sagrados limpios.
10- Debemos mantener nuestros templos bien limpios.
11- Es decir que debemos respetar siempre a los que son más débiles que
uno y tratarlos bien y con mucho respeto.
12- Se debe cuidar, respetar y tratar muy bien a nuestros mayores /
ancianos.
13- Respetar las leyes morales.
14- Ellos avisaron que nunca se acueste con la esposa de un amigo. Es decir
nunca se traiciona a un amigo.
15- Ellos avisaron que nunca seas chismoso. Es decir que nunca reveles
secretos encomendados.
16- Ellos avisaron que no le falten respeto ni se acuesten con la esposa de
un Babalawo. Es decir que se debe respetar a los que tienen cargos
importantes, el respeto mutuo deberá conservarse.
Hablemos de IFA y Orichas
▼
II
El conocimiento viene, pero la sabiduría se demora
Ante la pregunta ya común sobre si un iniciado en América debe ir a Nigeria
y volver a iniciarse, el sacerdote de Ifá Abiodun Agboola de origen yorubá
respondió:
Esto es un error y siempre me lo han preguntado, el babalawo de esas
tierras es babalawo, no debe hacer Ifá en ninguna otra parte del mundo, es
y será babalawo ante los ojos de Oloddumare. Las consagraciones que se
realizan en cualquier parte del mundo son verdaderas y las respetamos
como cualquier ceremonia tradicional; solamente debe hacer una pequeña
ceremonia que se llama acercamiento a Elá, que le otorgará linajes
ancestrales nigerianos además de los que ya posee. Al igual que para
nosotros es muy importante que la persona tenga ceremonias
consagratorias de oricha.
Este hecho suele recordarme el caso de muchos latinos que han
emprendido ese camino —lo cual no me parece mal—, pero en particular
hay uno que llamó poderosamente mi atención: la experiencia del joven
sacerdote de Ifá venezolano José Hidalgo (Idí Ogbe). Fue consagrado al
estilo afrocubano por el sacerdote de Ifá venezolano Julio Prado; pocos
años después decidió ir a África:
Estando allá me dije: yo vivo de Orúnmila y creo rotundamente en él, por lo
tanto si lo que tengo no está bien debo rectificarlo. Un sacerdote de Ifá,
dirigido por el Chief Sikiru Solagbade Popoola, que es el custodio de las
escrituras de Ifá, me realizó mis primeras consultas para verificar mi
consagración de Ifá estuviera bien, para mi sorpresa, el primer odu de Ifá
fue Idí Ogbe [el mismo odu que había atefado cuando fue consagrado como
babalawo años atrás] dándome una alegría extraña con un poco de miedo.
El segundo odu fue Ogbe Osa y el tercero fue Idí Ogbe nuevamente. En ese
pe ueño lapso pasa o u has osas egativas po i a eza […]. Los
sacerdotes de Ifá empiezan su conversación felicitándome y haciendo
hi apié e ue O ila esta a u ie e i o sag a i a ue
está a os a sueltos po falta de ulpas. [¿Culpas? ¿Es ue ha e se Ifá al
estilo afrocubano es un error?]
Desde ese momento realmente me sentí orgulloso de todo el sacrificio que
he venido haciendo hasta el día de hoy [Yo agregaría algo mucho más
importante que el sacrificio personal que debió experimentar José Hidalgo
y parece no tuvo en cuenta y es que las consagraciones que recibió del
padrino venezolano, su benefactor, estaban bien hechas y ningún yorubá
pudo hacer crítica alguna según el proceso adivinatorio a que se sometió.
Sin embargo, puntualiza el sacerdote]: «a raíz de todo esto tomé la decisión
de traer a Venezuela al Chief Sikiru Solagbade Popoola para que se
encargara de dirigir y de enseñarnos cómo es que realmente se consagra
u Ifá […].
Si su Ifá estaba bien consagrado como manifestó ¿por qué habría de
enseñar el señor sacerdote Solagbade Popoola cómo consagrar un Ifá? Y
continúa:
[…] Llega do a uest o pa s —suscribe José Hidalgo — tuvimos la
oportunidad de que este babalawo dirigiera y nos enseñara en los treinta y
cinco ifases que hizo y las setenta y cuatro iyanifá [que consagró] dejando
en nosotros enseñanzas [y finaliza diciendo] Sres. lectores como ustedes se
pueden dar cuenta, mi Ifá fue aceptado entre todos estos obas dando a
entender que nuestras consagraciones, a pesar de que perdieron la mayor
parte de su linaje están bien.
Estas palabras me recuerdan un refrán español: «Deuda pagada, otra
empezada» y de su propio odu de Ifá —con el que fue consagrado por un
venezolano y también repitió en África—, el proverbio que dice: «Usted
puede volver con lo que siempre tuvo». Como afirman muchos viejos
sacerdotes cubanos, «Ifá no se equivoca, su palabra nunca cae al piso
porque siempre habrá una cabeza para recogerla».
Entonces cabe preguntarse: ¿alguien puede atestiguar un Ifá «puro»
africano?
El asunto del linaje es como el as bajo la manga de quienes han movido el
péndulo hacia el extremo africanista. Aunque las invocaciones en América
también confirman su linaje ofreciendo sus respetos a Akodá y Asedá como
los primeros sacerdotes entrenados por Orúnmila en el arte de Ifá, es cierto
que los siguientes nombres son criollos —a excepción de Addé Iná y otros
pocos de ascendencia yorubá—, porque con la desarticulación de la familia
africana se fracturaron también los linajes y las estructuras de parentesco;
el anclaje identitario se extraspoló del nexo biológico al espiritual.
El u do o u á fue estau ado […] e to o del ulto de los o i has o o
encarnaciones modelares de tipos de personalidad. La personalidad fue la
noción que permaneció cuando las ataduras regionales y de linaje que
sustentaban los cultos de orichas particulares y los vinculaban a la familia y
a la lo alidad se pe die o o o o se ue ia de la t ata de es lavos. […]
la línea de descendencia fue transferida para una familia no-biológica,
ritualmente constituida y reproducida.
El oráculo se convirtió en el único medio para develar la ascendencia
sagrada porque ya no había familiares de quienes heredar la deidad que
acompañaría al individuo en la realización de su destino, y en las
ceremonias de Ocha —también a partir del oráculo— se revela el segundo
oricha que completará el matrimonio sagrado, homenajeando así a los
linajes patriarcal y/o matriarcal.
No debe olvidarse que en la propia Nigeria, la trata y las luchas internas
contra cruzadas cristianas hicieron desaparecer o quebraron fraternidades
completas.
Confío en que seremos capaces de resolver este conflicto y de lograr el
reconocimiento de nuestros ancestros nacidos en estas tierras de América.
Debemos partir del convencimiento cultural yorubá de que los seres
humanos reencarnamos habitualmente dentro de la misma familia y no
podemos excluir la posibilidad de que algunos de nosotros cambiamos de
color. Pero nuestros ancestros, con su infinita sapiencia, recompusieron en
otra geografía linajes rotos por la barbarie.
Los mitos de la cultura Ifá han demostrado que toda representación del
mundo gira alrededor del hombre, él es la más importante realidad, los
otros reinos giran a su alrededor. Por eso mientras más lejos de él se haga
el análisis y la comprensión de la naturaleza y su comportamiento, menos
comprensible se hará este. En estos tiempos de rápidos cambios sociales y
ambientales, se hace mucho más necesario conocer al hombre, al ser
humano individual, al ser humano colectivo, porque de la experiencia
acumulada depende no mucho, sino todo. De ahí que sea imprescindible
conocer su auténtica identidad: su pasado, y esto sólo es posible bebiendo
de la savia depositada en los mitos a través de sus símbolos.
Dios me dé en mi casa tomates y berenjenas
y no faisanes y salmones en la ajena
El prestigioso y experimentado sacerdote de Ifá cubano Lázaro Cuesta —
quien goza de reconocimiento dentro y fuera de la Isla por la ya famosa
letra del año en Cuba, conocida como «la letra de 10 de Octubre»—,
responde la siguiente pregunta: ¿Qué piensa usted de todo este proceso
que se está llevando a cabo dentro y fuera de la Isla en relación con eso que
algunos llaman yorubización o africanismo dentro del culto de Ifá?
Nuestra religión en este momento vive momentos difíciles, pues una
corriente de revisionistas trata de demostrar en el mundo que nuestras
prácticas están distantes de lo real, según las costumbres de nuestros
hermanos africanos.
Yo considero que las cosas que nos llegaron, por haber sido trasmitidas de
una generación a otra por la vía oral, pueden haber perdido algo de lo
original, pero con lo que nos legaron nuestros ancestros hemos vivido y
actuado con acierto, y hemos logrado con eso cumplir nuestro papel ante
la sociedad.
Con las prácticas que aprendimos hemos salvado vidas, curado enfermos,
restablecido matrimonios, mejorado la conducta social de un sinnúmero de
personas; en fin, hemos podido cumplir con nuestro juramento prestado
ante Olofin. Y aún mucho más: hemos sido capaces de exportar a todos los
rincones del mundo nuestra religión cubana de origen africano y hacer
posible que ella viva hoy con muy buena salud.
Los hermanos que hoy tratan de desacreditar lo que hacemos,
desconociendo todo cuanto hemos hecho por mantener viva nuestra fe, sin
mirar los sacrificios que hemos hecho, por los avatares que hemos
atravesado, no son revisionistas sino traidores merecedores del más grande
de los desprecios.
En mi caso particular, aprendí y practico lo que me enseñaron nuestros
ancestros que vinieron de África. De forma oral aprendimos sus cantos, sus
toques, sus danzas y todo cuanto hacemos. Por respeto a su memoria y por
una profunda gratitud, no permito ni permitiré que en mi familia religiosa
se cambien las costumbres y los ceremoniales. Eso sí, a mi poder llegaran
documentos que por su originalidad merecieran crédito, tomaría lo mejor y
con ello enriquecería lo que conozco, pero nunca las sustituiría.
Considero que todos estos trastornos han sido motivados por beneficios
económicos que la religión cubana de origen africano ha generado a partir
del interés de muchísimas personas en el mundo por iniciarse en sus
secretos.
Las religiones y las instituciones crecen y con ellas sus miembros. Los de hoy
ven las cosas acorde a su alcance y eso merece respeto por parte de los más
viejos, pero los de hoy está obligados por principio a respetar y reconocer
a los precursores y cuando eso no se hace se pierde lo principal: su historia.
A más saber, más nos queda por aprender
Una opinión muy diferente a la del sacerdote Lázaro Cuesta la tiene el
también sacerdote de Ifá cubano Víctor Betancourt. En un boletín fechado
el 11 de septiembre de 2004, decía: «Nuestro objetivo esencial es el
es ate de las t adi io es pe didas po e e p á ti a sus e e o ias e
ie del ejo a ie to hu a o. […] Nuest a asa te plo tie e el orgullo
de ha e i i iado el p i e Oloku di e to de A é i a, la p i e a
e e o ia del aile Égu gu , el p i e Aga j di e to, la i i ia i de las
primeras gelede de América, las segundas mujeres iyanifá de Cuba, la
p i e a i a ifá de Ve ezuela […] Todos los iniciados con nuestros métodos
han experimentado una mejoría en sus vidas [y puntualiza finalmente]:
¿Cuál es el temor? Por supuesto, y es una realidad, si se produce un
intercambio socio-religioso tradicional y se establecen las normas docentes
sobre un estudio metódico de Ifá, la mayoría de los babalawos cubanos
tendrían que buscarse su sustento en la agricultura, como sepultureros o
cazadores de cocodrilos en la Ciénaga de Zapata. Creo que ahí está el temor
por lo que se convierten en ignorantes a ue: Ig o a te o es a uel ue
o sepa; si o, el ue o uie e ap e de .
El hombre cauto jamás deplora el mal presente;
emplea el presente en prevenir las aflicciones futuras
Veamos la visión académica de la doctora Lázara Menéndez. Se trata de
algunos puntos de vista que deben tenerse en cuenta cuando se aborda una
diversidad de opiniones o pareceres respecto al tema que nos ocupa:
Hacer descansar la caracterización y valor de la Santería sólo en la
conservación de sus antecedentes africanos sin una valoración histórica,
sistemática y sistémica de estos, es una pretensión ingenua. La tácita o
explícita negación del fenómeno transculturativo puede convertirse en un
problema ontológico.
Si nada se hubiera modificado desde la introducción de los primeros
africanos en Cuba; si el medio sociocultural, criollo primero, cubano
después, no hubiera logrado influir y atrapar en su órbita a aquellos y sus
descendientes —sobre todo a estos últimos—; si los descendientes en
primera y segunda generación no hubieran sentido como suyos los valores
que se fueron creando en el nuevo contexto y no se hubieran definido como
cubanos por conciencia y voluntad, como afirma Ortiz, habría que aceptar
la inmovilidad de la historia, negar la existencia de nuestra cultura, la
concepción orticiana de transculturación y quemar en una pira a los que
suscriben que la cultura es un fenómeno dinámico.
La sustantivación indiscriminada y acrítica del componente yorubá y su
pretendida demostración por encima de los mecanismos de discontinuidad
que operaron en las transformaciones culturales, tiende a bloquear la
acción cognoscitiva y a negar la estratégica acción desacralizante y
revitalizadora que proponen los mismos patrones cristalizados dentro del
universo santero.
El énfasis en el eje africano, por encima de los rasgos que cualifican el
fenómeno como cubano, tiende a agudizar el distanciamiento, desde la
perspectiva sociocultural, con el universo santero, a entorpecer la asunción
intelectual de dicho fenómeno más allá de las relaciones modales y volitivas
que individualmente se establezcan con él, y a dificultar su reconocimiento
como expresión cultural autónoma, bien diferenciada de sus antecedentes
y de otras prácticas contemporáneas a ella.
[…] Las est u tu as so ioe o i as ultu ales a las que se vio sometido
el africano en el nuevo contexto colonial cubano, la dislocación de valores
y mecanismos culturales autóctonos, su reducción a la condición de
esclavo, implicaron y determinaron cambios en las acciones y significados.
Sufrieron modificaciones las relaciones económicas, las instituciones
rituales, las formas de agrupación, las relaciones de parentesco, el
intercambio de bienes y servicios, las formas de vida doméstica, la
institución matrimonio, el valor tradicional de la hospitalidad, sustentada
frecuentemente en el matrimonio polígamo y las descendencias
unilineales.
Por consiguiente, no debe parecer extraño que el yanrin empleado para
mezclar con ñame salcochado y aplastado —que solía ofrecérsele a la
divinidad Ochún en tierras yorubás—, fuera sustituido por la verdolaga; que
la nuez de cola, utilizada como alimento, medicina, material de ofrendas y
como símbolo de la oración para hacer preguntas a las deidades se supliera
por el coco. La rata de bosque por la jutía, la boa constrictora por el majá
de Santa María o el toque de los cinco tambores yorubás por los tres
tambores cubanos.
En cuanto a la parafernalia de Ifá —por ejemplo—, la vara de autoridad
empleada por los sacerdotes cubanos es un tarro de venado, pero en
Nigeria se talla en colmillos de elefantes, bronce o madera; el polvo sagrado
de adivinación yorubá, obtenido del polvo que roen las termitas del árbol
de osun, fue reemplazado por el polvo de ñame y el de otros palos llamados
«fuertes», como el moruro e incluso por gofio o harina de trigo.
El tiempo transcurre y aún siguen latentes las controversias. El número de
iyanifás consagradas en América aumenta cada vez más, al igual que los
nuevos sacerdotes de Ifá al estilo ¿tradicional yorubá? —por ejemplo, de
los siete días que habitualmente se dedicaban a la consagración de un
babalawo ahora se emplean tres. ¿Cómo se vería esto en Nigeria? El vocero
de la Cultura Yorubá para el Mundo atestigua:
Si una persona está siendo iniciada, permanecerá en un lugar confinado al
menos por siete días. El número siete es muy importante en los rituales.
Ol g k so , k k je.
Arèsà, àjèjé, cótù làlò,
Kì í, sorò, kó mó kìje....