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Podemos hablar de tres lugares donde podemos tener la experiencia del encuentro
con Jesucristo vivo y liberador.
LA PERSONALIDAD DE JESUS
Jesucristo no puede ser considerado tan solo como un hombre sabio o como gran
filósofo o político que revoluciono el mundo con su enseñanza y su praxis. En sus
misterios se nos revela como el Hijo eterno de Dios que asumió la condición humana y
se encarnó en el seno de María; nació como un hombre de su tiempo, a la vez que es
Dios. Crece como cualquier judío de su época bajo el amparo de la familia, la sinagoga
y el entorno político-económico. Se deja impregnar por la esperanza del pueblo humilde
y su fe en Yahvé, asumiendo así la plena voluntad del Padre.
B) JESUS, FIEL AL PADRE. Jesús vive en constante dialogo con Dios a través de la
oración. Se dirige a Él, llamándolo “Abbá”, es decir, papa; manifestando una
profunda confianza y familiaridad. Jesús es obediente y fiel en todo al Padre hasta
el grado supremo de entregar su vida en la cruz para cumplir su misión.
CONOCERLO Y AMARLO
Tal es nuestra situación y razón de ser, como nos lo enseñan los santos y sobre
todo, la Virgen María. Abrir el corazón a Jesús, amarlo y dejarse amar por Él, es un
encuentro íntimo, transformante y dinámico que nos impulsará a seguirlo como sus
discípulos y a darlo a conocer a los demás.
CONCLUCION
Lo que Jesús VE: Desde pequeño, son situaciones difíciles de la gente pobre de
su país, de la gente que ha tenido que emigrar lejos de sus casas. De adolescente, está en
búsqueda de observar que su pueblo es muy religioso; pero que las costumbres no
ayudan a salir de la pobreza. Ya de joven ve a su pueblo oprimido, que sufre mucho; ve
a los pobres, a los mendigos, a los enfermos, ve que Juan el Bautista ha sido
encarcelado.
Lo que Jesús HACE: Anuncia el reino de Dios, denuncia el pecado del hombre y
por eso exige conversión. No solo habla de Dios, sino del Reino de Dios, como tarea a
realizar juntos en fraternidad.
Canto vocacional