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Verdades eternas

Muerte, juicio, Cielo, purgatorio, infierno

Muerte. María en el colegio. El accidente de María en Buda del Sol

San Francisco de Borja 1500, duque de Gandía, marqués de Lombay: Le encargan que escolte para
enterrar el cuerpo de la emperatriz Isabel de Portugal, mujer bellísima. Su conversión: Cuando llega a
Granada y abren el féretro. Al ver descompuesto el rostro más bello que su tiempo había admirado. Y
pronuncia la frase: “Si la mujer más bella que conozco ha quedado así de putrefacta Todo aquí en la
tierra no vale nada”. “Nunca más servir a señor que se me pueda morir”.

Dónde pongo mi interés

Ev: “Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ¿Qué haré,
pues no tengo dónde reunir mi cosecha? Y dijo: Voy a hacer esto: voy a demoler mis graneros y
edificaré otros más grandes y juntaré todo mi trigo y mis bienes. Y diré a mi alma: alma, tienes
muchos bienes de reserva para muchos años. Descansa, como, bebe, banquetea. Pero Dios le dijo:
¡Necio!, esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán? Así
es el que atesora riquezas para sí y no se enriquece delante de Dios” (Lc 12, 16-21).

La brevedad de este tiempo. Lo que vale la pena.

SJ: ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde el alma?. ¿Qué valen todos los placeres,
riquezas, ambiciones, éxitos,…

La muerte será el encuentro con Jesús. Hemos de estar preparados.

Al atardecer de la vida se nos examinará en el amor

Juicio particular

Catalina de Génova: Me hizo saber cuánto nos ama el Señor, y cuánto desea, a cada alma, descubrir
las maravillas de su amor.

¿Cuánto has amado? ¿Qué me has dado? Nos veremos cómo somos y seremos conscientes de toda
nuestra vida.

Veremos como quedó nuestra relación con las personas. Hubo compasión, interés, quedó odio,
ayudamos, si nos quedamos enfadados y por orgullo se quedó así …

Oportunidades perdidas, intenciones buenas pero que luego no hicimos,… 

O quizá verá una vida generosa. De hacer el bien a los demás pasando por encima de nuestros
intereses…

A los que aman se les perdonarán muchos pecados: Evangelio. Perdón mujer pecadora: Uno de los
fariseos le rogaba que comiera con Jesús; y entrando en casa del fariseo se recostó a la mesa. 37Y
entonces una mujer pecadora que había en la ciudad, al enterarse de que estaba recostado a la mesa
en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro con perfume, 38y por detrás se puso a sus pies
llorando; y comenzó a bañarle los pies con sus lágrimas, y los enjugaba con sus cabellos, los besaba y
los ungía con el perfume. Por eso te digo: le son perdonados sus muchos pecados, porque ha amado
mucho. Aquel a quien menos se perdona menos ama.

Purificar nuestros pecados. Amando mucho.

Purgatorio

Historia: Un sacerdote visitó en el hospital a un enfermo que había llevado una vida miserable de
alcoholismo, infidelidad y otros pecados graves que habían hecho infeliz a su mujer y avergonzado a
sus hijos, sumió en la pobreza a la familia. En su lecho de muerte se confesó y reconcilió con Dios. No
tengo duda de que Dios ha perdonado mis pecados pero aún no estoy preparado para estar junto a
Él. Sé que aún no he reparado todo el daño causado por mis pecados.

Distinguió el perdón que compensa los pecados. Como lo hizo el ladrón que estaba a su derecha. 
Pero decía que sufrimos el debido castigo por nuestros pecados. Una cosa es ser perdonado y otra lo
que expiar, es decir, lo que debo sufrir para purificar el daño de ese pecado.

Viven presas. No pueden rezar por sí mismas pero si por nosotros. Acto de caridad con ellas por las
almas olvidadas. Buen Samaritano

Santa Faustina durante la convalecencia de una enfermedad recuerda haber pedido a Jesús: “¿Por
quién tengo que rezar?”. “Jesús me respondió que me lo diría la noche siguiente. Vi al Ángel de la
Guarda, que me ordenó seguirle. En un momento me encontré en un lugar nublado, lleno de fuego, y
en él una muchedumbre enorme de almas sufrientes. Estas almas rezan con gran fervor, pero sin
eficacia para sí mismas: sólo nosotros podemos ayudarlas. (…) Pregunté a esas almas cuál era su
mayor tormento. Y unánimemente me respondieron que su mayor tormento es el ardiente deseo de
Dios”. “Vi a la Virgen que visitaba a las almas del purgatorio. Las almas llaman a María ‘Estrella del
Mar’. Ella les da alivio”. “Oí dentro de mi una voz que decía: ‘Mi Misericordia no quiere esto, pero lo
exige la justicia’. Desde entonces estoy más cerca de las almas sufrientes del purgatorio”.

Se benefician de los sufragios de los vivos:

Son auxiliadas por las intercesiones de los fieles, en especial por el sacrificio propiciatorio del altar.
Valor infinito de la sangre de Cristo. Eucaristía.

Infierno

El infierno consiste esencialmente en estar privados de la visión de Dios.

Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa
permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección.

El camino del infierno se hace en la tierra: con el egoísmo, la lujuria, la envidia, el afán de poder, la
avaricia...
Jacinta luego reveló que, según Nuestra Señora, “los pecados que causan que la mayoría de las
almas vayan al infierno son los pecados de la carne”, o pecados contra la castidad.

Tres misterios revelados a los pastores de Fátima:

Visión del infierno: Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la
tierra. Hundidos en este fuego estaban los demonios y almas, como si fuesen brasas transparentes y
negras o bronceadas con forma humana, que flotaban en el incendio llevadas por las llamas que de
ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo, cayendo para todos los lados, semejantes al
caer de las chispas en los grandes incendios, sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y
desesperación, que horrorizaba y hacía temblar de pavor. Los demonios se distinguían por sus formas
horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros.

Esta visión duró un momento y no morimos de terror y espanto gracias a que nuestra buena Madre
del Cielo en la primera aparición nos había prevenido con la promesa de llevarnos para el cielo.

Luego, después de la visión, María nos indicó una oración esencial para ayudar a los pecadores:
“Cuando ustedes recen el Rosario, digan después de cada misterio: Oh Jesús mío, perdona nuestros
pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más
necesitadas de tu infinita Misericordia”.

Reza por la conversión de las almas y haced penitencia.

Cielo

Ev: El Reino de los Cielos es como un rey que celebró las bodas de su hijo.

Encuentro con el Esposo

Ev. Transfiguración del Señor. Hagamos 3 tiendas.

"Ni ojo alguno vio, ni oreja oyó, ni pasaron a hombre por pensamiento las cosas que tiene Dios
preparadas para aquellos que le aman"

Gozar de la compañía de Dios

Gabriella Bossis: El que no disfrute con la presencia y el cariño de Dios va a tener más purgatorio

Gastarse y morir

Que son todos los sufrimientos en esta vida si el Cielo es para siempre.

Que me mueva tu entrega. No las penas del infierno. Ni el premio del Cielo.

Poema (atribuido quizá a santa teresa o San Juan de la Cruz):

No me mueve, mi Dios, para quererte


el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,


que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,


pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

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