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Segunda Guerra Civil Romana
Segunda Guerra Civil Romana
En el año 50 a. C. el Senado votó una moción para que César abandonase su cargo de
gobernador. Marco Antonio, con el poder que le otorgaba ser tribuno de la plebe,
vetó la propuesta, evitando que se trasformase en ley. Tras esta votación se inició
un violento acoso a los cesaristas auspiciado por la facción conservadora. Antonio
abandonó Roma ante el peligro de ser asesinado. Sin la oposición de Antonio el
Senado declaró el estado de emergencia concediéndole a Pompeyo poderes
excepcionales. César respondió con el célebre cruce con sus tropas del río Rubicón,
en dirección a Italia, dando así inicio a la guerra civil.
Índice
1 Antecedentes
2 Causas
2.1 El triunvirato
2.2 Crisis política
3 Inicio de la guerra civil
3.1 Rubicón
4 La guerra en Italia
4.1 Persecución de Pompeyo
4.2 El sitio de Brindisi
4.3 Estancia en Roma
4.4 Operaciones menores
5 Guerra en Hispania
5.1 Batalla de Ilerda
5.2 Regreso a Roma
6 Guerra en Grecia
6.1 Batalla de Dirraquio
6.2 Batalla de Farsalia
7 Guerra en Oriente
7.1 César en Egipto
7.2 Guerra contra Farnaces
8 África
8.1 Batalla de Tapso
8.2 Triunfos en Roma
9 Rebelión en Hispania
9.1 Batalla de Munda
10 Consecuencias
10.1 Legislación juliana
10.2 Asesinato de César
10.3 Repercusión histórica
11 Fuerzas militares
12 Cronología
13 Véase también
14 Notas y referencias
15 Bibliografía
15.1 Fuentes
15.2 Obras modernas
16 Enlaces externos
Antecedentes
Cicerón ataca en el Senado al conspirador Catilina (fresco del siglo XIX de Cesare
Maccari).
Fue la primera vez en la historia que un ciudadano romano marchaba contra Roma al
mando de sus legiones, quebrantando la legalidad republicana y creando un peligroso
precedente para la posteridad. Sila dejó Roma a cargo de un cónsul popular y otro
optimate, y marchó a librar la primera guerra mitridática. Entretanto, Mario y sus
partidarios populares retornaron y realizaron una sangrienta represión, instaurando
un régimen autocrático anticonstitucional que, tras la muerte de Mario, recayó en
la persona de Lucio Cornelio Cinna.
Ese mismo año Julio César, Cneo Pompeyo y Marco Licinio Craso formaron el llamado
Primer Triunvirato (60 a. C.-53 a. C.), una alianza informal de ayuda mutua para
ocupar los más altos puestos del Estado. Así, tras el fin de su consulado, César
recibió poderes proconsulares y el gobierno de la Galia Cisalpina y de Iliria,
provincias poco pobladas y pobres. En su primer año de mandato tuvo que hacer
frente a una enorme invasión de helvecios y a varias invasiones de germanos que
pretendían ocupar Italia. En una rápida campaña exterminó a los helvecios y derrotó
a los germanos.
Con el ascenso del triunvirato para garantizar sus intereses y su poder, César
mantuvo tranquilamente su mando sobre la Galia. Sin embargo, esta alianza política
se desintegró tras la muerte de Craso en Carras durante la guerra contra Partia, y
de la mujer de Pompeyo, a su vez hija de César, cuyo matrimonio había servido como
alianza entre ambos personajes. Por otra parte, los logros de César en la Galia a
largo plazo ponían en peligro la fama y la influencia de Pompeyo en Roma.
Tras la victoria de César en Alesia, Celio, como tribuno, lanzó una propuesta de
ley adicional: César recibiría el privilegio único de verse libre de no acudir a
Roma para presentarse al consulado. Esta medida suponía que los opositores y
enemigos de César que pretendían procesarle por los supuestos crímenes de su primer
consulado perderían toda posibilidad de juzgarle, puesto que César en ningún
momento dejaría de ostentar una magistratura. Mientras fuese procónsul, César
tendría inmunidad judicial, pero si se veía obligado a entrar en Roma para
presentarse al consulado perdería su cargo y, durante un tiempo, podría ser atacado
con toda una batería de demandas de sus enemigos.
La Curia Julia, lugar de reunión del Senado romano, mandada edificar por César
durante su dictadura, tras la destrucción de la Curia Hostilia, por los seguidores
de Clodio.
El poder de César fue visto por muchos senadores como una amenaza. Si César
regresaba a Roma como cónsul, no tendría problemas para hacer aprobar leyes que
concediesen tierras a sus veteranos, y a él una reserva de tropas que superase o
rivalizase con las de Pompeyo. Catón y los enemigos de César se opusieron
frontalmente, y el Senado se vio envuelto en largas discusiones sobre el número de
legiones que debería de ostentar y sobre quién debería ser el futuro gobernador de
la Galia Cisalpina e Iliria.
Cayo Marcelo, cónsul en el 50 a. C., entregó una espada a Pompeyo ante la mirada de
un inmenso número de senadores encargándole ilegalmente marchar contra César y
rescatar a la República. Pompeyo se pronunció a favor de esta medida si llegase a
ser necesaria.
A finales del mismo año César acampó amenazadoramente en Rávena con la XIII legión.
Pompeyo tomó el mando de dos legiones en Capua y empezó a reclutar levas
ilegalmente, una vergüenza que como era predecible aprovecharon los cesarianos en
su favor. César fue informado de las acciones de Pompeyo personalmente por Curión,
que en esos momentos ya había finalizado su mandato. Mientras tanto su puesto de
tribuno fue ocupado por Marco Antonio que lo ostentó hasta diciembre.
Metelo Escipión dictó una fecha para la cual César debería haber abandonado el
mando de sus legiones o considerarse enemigo de la República. La moción se sometió
inmediatamente a votación. Solo dos senadores se opusieron, Cayo Escribonio Curión
y Celio. Marco Antonio, como tribuno, vetó la propuesta para impedir que se
convirtiera en ley.
Rubicón
Tras el veto de Marco Antonio a la moción que obligaba a César abandonar su cargo
de gobernador de las Galias, Pompeyo notificó no poder garantizar la seguridad de
los tribunos. Antonio, Celio y Curión se vieron forzados a abandonar Roma
disfrazados como esclavos, acosados por las bandas callejeras.
Según Suetonio, que tradujo la frase al latín, César dijo iacta alea est,6 que se
puede traducir por "los dados han sido lanzados", aunque popularmente se asimila
como "la suerte está echada". Plutarco, por otra parte, debió usar como fuente a
Asinio Polión, amigo íntimo de César y testigo presencial de aquel momento
histórico. Polión escribió una historia de las guerras civiles que no ha llegado
hasta nosotros, pero que seguramente contenía la frase original. La que Plutarco
transmitió, en griego, es ἀνερρίφθω κύβος,7 "sea lanzado el dado", dando a entender
que la partida acababa de comenzar y todo estaba aún por decidir.8
La guerra en Italia
Persecución de Pompeyo
César inició su marcha hacia Roma y tomó por sorpresa Arímino, ciudad en la que se
encontraba Marco Antonio. Sin perder tiempo, ordenó a Antonio que con cinco
cohortes atravesara los Apeninos y tomara la ciudad de Aretio, mientras él con
otras cinco cohortes ocupó en forma sucesiva Pisauro, Fano y Ancona.
César aguardó unos días la llegada de otras cuatro legiones de la Galia, e inició
la persecución del Senado. El 1 de febrero marchó sobre Osimo donde derrotó a
Publio Atio Varo que reclutaba soldados para Pompeyo, mientras este trataba de
concentrar sus tropas en Brindisi donde fletaba barcos frenéticamente, intentando
salir de Italia hacia Grecia cruzando el Adriático.
En Corfinium se encontraba el nuevo gobernador de la Galia Transalpina, Lucio
Domicio Enobarbo, quien odiaba por igual a Pompeyo y a César. Se le ordenó que
marchara hacia el sur con sus hombres, pero este desobedeció las órdenes de
Pompeyo. Llevó a cabo el único intento de contener a César en Italia: decidió
encerrarse en la ciudad de Corfinium, situada en un estratégico cruce de caminos.
Era la misma ciudad que los rebeldes italianos habían convertido en su capital
cuarenta años atrás.10
El sitio de Brindisi
Pompeyo, con el resto de senadores y su ejército, tras abandonar Roma se dirigieron
a Brindisi con la intención de cruzar el Adriático y adentrarse en Grecia y
oriente, donde Pompeyo contaba con innumerables recursos con los que hacer frente a
César.11César marchó rápidamente hacia Brindisi. El 20 de febrero Pompeyo trasladó
la mitad de su ejército al otro lado del Adriático bajo el mando de los dos
cónsules, a Dirraquio, pero la otra mitad siguió bajo el mando de Pompeyo atrapado
en la ciudad y esperando al regreso de la flota.
Estancia en Roma
Los restos del Templo de Saturno en el Foro Romano, donde Julio César tras
conquistar a los galos y terminar con su amenaza, se apropió del tesoro público,
acumulado durante años para prevenir una invasión gala, ante la impotencia del
tribuno de la plebe Quinto Cecilio Metelo Escipión.
Tras la huida de Pompeyo, César entró en Roma el 29 de marzo pero la ciudad le
acogió fríamente. Designó a Marco Antonio como jefe de sus fuerzas en Italia y
convocó a los pocos senadores que todavía quedaban, exigiendo el derecho a quedarse
con los fondos de emergencia de la ciudad, creados para sufragar los gastos ante
una posible invasión Gala.12 Cuando los senadores, atemorizados, aceptaron, Cecilio
Metelo vetó la propuesta. Entonces César ocupó el Foro con sus legionarios, forzó
las puertas del templo de Saturno y se apoderó del tesoro público. Cuando Cecilio
Metelo intentó parar el sacrilegio, César amenazó con hacerlo pedazos y Metelo se
apartó. César estuvo durante dos semanas en Roma asegurando suministros y la
retaguardia. Tras él dejó como Pretor a Marco Lépido, obviando la autoridad del
Senado. Aun siendo Lépido de sangre azul y magistrado electo, seguía siendo un
nombramiento inconstitucional.
En abril ordenó a las antiguas tropas de Domicio invadir Sicilia y Cerdeña para
proteger las rutas y suministros de trigo. César, por su parte, inició su marcha
hacia Hispania, donde había legiones pompeyanas activas. La larga estancia de
Pompeyo en Hispania durante sus campañas, propició que la provincia estuviese
repleta de clientes y oficiales fieles a su causa.
Operaciones menores
Cayo Escribonio Curión desembarcó con éxito en Útica al mando de dos legiones para
tomar la provincia, que permanecía bajo autoridad conservadora establecida por
Publio Atio Varo. Las tropas de Curión eran las levas reclutadas originalmente por
Lucio Domicio Enobarbo para defender Corfinium. Tras una victoria inicial de Curión
en una escaramuza cerca de Útica, su ejército fue aniquilado el 24 de agosto en la
batalla del río Bagradas por las fuerzas combinadas de Juba I y Varo. Curión
resultó muerto en combate.
Guerra en Hispania
Artículo principal: Sitio de Massilia
Los ejércitos pompeyanos estaban controlados por los legados Lucio Afranio, Marco
Petreio —el vencedor sobre Catilina— y Marco Terencio Varrón. César, por su parte,
concentró 9 de sus legiones y más de 6000 jinetes en las cercanías de Marsella.
La ciudad de Massalia (actual Marsella), en plena ruta de paso, era controlada por
Lucio Domicio Enobarbo, procónsul de la Galia, que tras haber sido perdonado por
César reclutó un nuevo ejército y, por segunda vez, cerró las puertas de una ciudad
a la llegada de César. César ordenó sitiar la ciudad a sus legados Cayo Trebonio y
Décimo Junio Bruto Albino. Inmediatamente, y sin perder tiempo, se dirigió con el
resto de las tropas a la Hispania Citerior para reforzar las tres legiones que
había enviado allí anticipadamente.
Batalla de Ilerda
Artículo principal: Batalla de Ilerda
Las tres legiones enviadas por César a la vanguardia contuvieron a las tropas
pompeyanas dentro de Hispania y mantuvieron el control de los principales pasos de
los Pirineos. Con la llegada de César y los refuerzos, el ejército cesariano se
adentró en Hispania y a mediados de marzo acampó cerca de Ilerda, frente las
fuerzas pompeyanas, con el fin de forzar la batalla.
Regreso a Roma
En Marsella, César recibió la noticia de que había sido nombrado dictador por lo
que partió a Roma. Allí dictó una serie de leyes, entre ellas la de la situación
entre deudores y acreedores, llamó a varios exiliados y garantizó la plena
ciudadanía romana a todos los habitantes nacidos libres en la Galia Cisalpina.
Desempeñó su cargo de dictador por solo 11 días, renunció a este, y se dirigió a
Brindisi.
Guerra en Grecia
César concentró su ejército en Brindisi con intención de zarpar hacia Grecia en
busca de Pompeyo. En total su ejército estaba formado por 12 legiones y 1000
jinetes, según Apiano. Sin embargo, muchas de las legiones no reunían el número de
efectivos prácticos, maltrechas por sus recientes campañas en la Galia e Hispania.
La armada pompeyana comandada por Marco Bíbulo ostentaba la superioridad naval, con
cerca de 300 naves repartidas por el sur del Adriático, vigilando los lugares de un
posible desembarco enemigo. César, no obstante, lo hizo con éxito un día después de
zarpar, en una playa lejos de las grandes ciudades de la región, cerca de Palase, a
150 kilómetros al sur de Dirraquio, evitando así ser descubierto e interceptado
puesto que, según Dión Casio, temía que los puertos estuviesen guarnecidos por las
flotas rivales. Marco Bilbulo fue sorprendido por el inesperado desembarco en pleno
invierno y a partir de ese momento puso todo su empeño en que ningún navío
cesariano cruzase el Adriático.13
César inició la toma de las plazas costeras cercanas, asegurándose puertos navales
en donde preparar la llegada de las legiones de Italia. La escuadra pompeyana,
advertida de los movimientos, se hizo a la mar, interceptando en su regreso la
flota cesariana y apresando 30 transportes. César, mientras tanto, se dirigió al
norte tomando Oricus y Apolonia e iniciando la marcha hacia Dirraquio. La noticia
del desembarco de César sorprendió a Pompeyo camino de Macedonia, donde pensaba
reclutar tropas. Se dirigió a Dirraquio a marchas forzadas, entrando en ella muy
poco antes que llegara César. Después armó su campamento en la orilla norte del río
Semani, en la localidad de Kuci, frente al de César, que estaba en la ribera sur.
La flota pompeyana dirigida por Bíbulo inició un férreo bloqueo sobre las
posiciones cesarianas, apostándose en los fondeaderos marinos cercanos a la costa e
impidiendo la llegada de refuerzos. Mientras, las escuadras pompeyanas del Ilírico
y Acaya, lideradas por Marco Octavio y Escribonio Libón con ayuda de los dálmatas,
sitiaron Salona, capital de la provincia de Iliria, gobernada por César. Los
defensores rechazaron el sitio en un ataque sorpresa obligando a los pompeyanos a
reembarcar y huir. Marco Octavio renunció a tomar Salona y se unió junto a sus
fuerzas a Pompeyo, que estaba acampado en Dirraquio.
Tras la muerte de Marco Bíbulo por causas naturales, Escribonio Libón quedó al
frente de la escuadra pompeyana e inició el bloqueo del puerto de Brindisi,
apostándose en una cercana isla a la entrada al puerto, imposibilitando a Marco
Antonio reunirse con César. Marco Antonio, sabedor de la necesidad de agua de las
fuerzas de Escribonio, mandó custodiar todas las fuentes cercanas de agua, lo que
obligó a Escribonio a levantar el bloqueo y retirarse a las costas de Épiro.
Llegado el buen tiempo, las condiciones del mar mejoraron y Marco Antonio se
dispuso a satisfacer las continuas demandas de César en pos de cruzar el Adriático
y recibir refuerzos, haciéndose a la mar un día favorable a finales de febrero. Al
día siguiente de la partida la flota fue divisada por César y Pompeyo, apostados
cerca de Dirraquio, separados por el río Apsus, si bien un fuerte viento del
suroeste, empujó inevitablemente la flota al norte. Marco Antonio desembarcó
finalmente con cuatro legiones y 500 jinetes y tomó Lissus. Pompeyo, por su parte,
enterado de la ubicación de los refuerzos de César, inició su marcha hacia el norte
con la intención de derrotar por separado a sus enemigos, tomando una preciada
ventaja sobre las fuerzas de César. Alertado este de las intenciones de Pompeyo,
reccionó desplazándose hacia el noreste en dirección a Tirana, intentando reunirse
con sus esperados refuerzos. Marco Antonio, por el contrario, marchó hacia el sur
con celeridad, sin percatarse de la situación. Sin embargo, César logró hacer
llegar a Marco Antonio un mensaje advirtiéndole de las intenciones de Pompeyo
gracias al cual Marco Antonio tomó la decisión de acampar durante un día, dando
tiempo a César para adelantar su posición. Pompeyo, temiendo quedar rodeado por los
dos ejércitos cesarianos, que en conjunto le superaban en número, dio media vuelta
y regresó a Dirraquio. Las fuerzas de César y Marco Antonio se reunieron,
finalmente, en Scampi.
Batalla de Dirraquio
Artículo principal: Batalla de Dirraquio
César, ante esta situación, decidió dar la batalla ante su adversario. Descendió
hasta Asparagium y dispuso su ejército en orden de batalla frente al campamento de
Pompeyo, pero este rehusó el combate. Entonces César se dirigió hacia Dirraquio
para aislar a Pompeyo de su base mediante la construcción de un cerco al campamento
de su enemigo. El 10 de julio de madrugada Pompeyo atacó las posiciones de César
confiriéndole una derrota. El día 11 por la mañana, César llegó a su antiguo
campamento de Asparagium y el 14 de julio llegó a Apolonia.
Batalla de Farsalia
Artículo principal: Batalla de Farsalia
Después de Dirraquio, César huyó hacia el sur, alejándose de Pompeyo tras perder la
iniciativa y verse obligado a moverse siguiendo una senda que le permitiera
abastecerse, puesto que se encontraba en una situación de total aislamiento, sin
flota y sin suministros. Según Dión Casio, Pompeyo no celebraba el haber derrotado
militarmente a las legiones de César, sino el haber evitado derramar sangre romana,
por lo que su plan era acosarlo y obligarlo a rendirse por la falta de víveres.
Pompeyo decidió marchar contra Domicio en Macedonia, tras considerar poco probable
dar alcance a César. Domicio, por su parte, recibió la noticia de la retirada de
Dirraquio y las intenciones de Pompeyo con unas pocas horas de antelación, tiempo
suficiente para emprender la huida dirección a Tesalia y unirse al ejército de
César. Pompeyo, que vio frustradas sus esperanzas, decidió marchar hacia Larissa
donde acampaba Escipión, uniendo sus fuerzas para con ello reunir un ejército
superior en número al cesariano.
Esto es lo que han querido, y a este extremo me han traído, pues si yo, Cayo César,
después de haber terminado gloriosamente las mayores guerras, hubiera licenciado el
ejército, sin duda me habrían condenado.
Cayo Julio César.14
Guerra en Oriente
Tras su derrota en Farsalia, Pompeyo huyó hacia la costa del Egeo escondiéndose de
los cazarrecompensas que le pisaban los talones; allí fletó un barco para navegar
hasta Mitilene, donde estaba su mujer Cornelia. Tras reunirse con ella, partieron
rumbo a Egipto con una pequeña flota, con la intención de pedir ayuda a Ptolomeo
XIII, el joven faraón de Egipto de tan solo 12 años. Un mes después de Farsalia
Pompeyo llegó a las costas de Egipto y envió emisarios al Rey y, tras unos días
esperando anclado frente a los bancos de arena, el 28 de septiembre del 48 a. C.,
una pequeña barca se acercó hasta los navíos romanos invitando a subir a bordo a
Pompeyo. En la otra orilla aguardaba Ptolomeo XIII, por lo que tras despedirse de
su mujer Pompeyo fue conducido hasta la orilla. Mientras avanzaba trató de entablar
conversación con la gente de la barca pero no obtuvo respuesta y tras tomar tierra
un mercenario romano, el excenturión Aquila, desenvainó su espada y atravesó a
Pompeyo que acto seguido fue apuñalado repetidas veces. Cornelia y el resto de los
tripulantes de la pequeña flota observaron, impotentes, los sucesos desde el mar.
El cadáver de Pompeyo fue decapitado, y su cuerpo abandonado en la playa fue
rescatado e incinerado por un veterano de las primeras campañas de Pompeyo junto
con uno de los libertos del general.
César en Egipto
Artículo principal: Guerra Alejandrina
Estatua de Cleopatra.
En 47 a. C., César se dirigió a Egipto en busca de Pompeyo con apenas 4000
soldados. Allí lo sorprendió la ofrenda de bienvenida que le presentó el primer
ministro de Ptolomeo XIII, el eunuco Potino: el sello personal y la cabeza de
Pompeyo. Egipto se encontraba en guerra civil, y los consejeros del rey creyeron
erróneamente que César estaría agradecido y apoyaría a Ptolomeo contra su hermana
Cleopatra. Al saber de su suerte, César estalló en lágrimas, tanto por la muerte de
un cónsul romano, su antiguo amigo y yerno, como por haber perdido la oportunidad
de ofrecerle su perdón.
En marzo del 47 a. C. llegaron los refuerzos romanos a Alejandría que hicieron que
Ptolomeo XIII huyera de Alejandría preso del pánico. Lastrado por su armadura de
oro, se ahogó en el Nilo, dejando a Cleopatra sin rival al trono.
César tuvo noticias de los hechos en Egipto e inició la marcha hacia el Ponto para
enfrentarse a Farnaces. La batalla entre las tropas romanas y las de Farnaces tuvo
lugar en el norte de Capadocia, cerca de la ciudad de Zela. El enfrentamiento
derivó con celeridad en una victoria romana, aniquilando completamente las fuerzas
enemigas. Farnaces huyó hacia el Bósforo con una pequeña sección de sus tropas de
caballería. Sin poder alguno, fue asesinado por un antiguo rival al trono del
Bósforo.
César inmortalizó esta batalla, utilizándola como arma propagandística contra los
antiguos méritos militares de Pompeyo en Oriente, todavía presentes en la
mentalidad colectiva romana, y acuñó una celebérrima frase:
Batalla de Tapso
Artículo principal: Batalla de Tapso
En febrero del 46 a. C., tras recibir los refuerzos y la suma de dos legiones de
desertores constitucionalistas, César cercó la ciudad de Tapso. Los
constitucionalistas plantaron batalla ante las murallas de Tapso saliendo
derrotados en un enfrentamiento que degeneró en una carnicería. Catón se suicidó en
Útica al tener noticias de la derrota ante César.
Estatua de Catón.
César regresó a Roma a finales de julio de 46 a. C.. La victoria total cesariana
dotó a César de un poder enorme y el Senado, estupefacto e intimidado, se apresuró
a legitimar su victoria nombrándolo dictador por tercera vez en la primavera del
46, por un plazo sin precedentes de diez años.
Somos sus esclavos, pero él, esclavo de su época.
Marco Tulio Cicerón.
Acuñó su legitimidad y el desprestigio de sus enemigos en un gran acto
propagandístico. En septiembre, celebró sus triunfos, orquestando cuatro desfiles
triunfales consecutivos. Galos, egipcios, asiáticos y africanos desfilaron
encadenados ante la multitud mientras jirafas, carros de guerra britanos y batallas
en lagos artificiales dejaban boquiabiertos a sus conciudadanos. La guerra entre
romanos fue enmascarada por las victorias contra extranjeros y las celebraciones no
tuvieron precedentes en sus dimensiones y duración.
En el invierno del año 46 a. C., estalló una nueva rebelión en Hispania, liderada
por los hijos de Pompeyo.
Rebelión en Hispania
Después de las derrota de Tapso los conservadores republicanos Cneo Pompeyo el
Joven, Sexto Pompeyo y Tito Labieno, huyeron a Hispania con los restos de su
ejército. Tras su llegada a Hispania, dos legiones ubicadas en la Hispania Ulterior
formadas en gran parte por veteranos de Pompeyo, derrotadas en Ilerda se sublevaron
y expulsaron a los legados de César jurando fidelidad a Cneo Pompeyo.
Batalla de Munda
Artículo principal: Batalla de Munda
Los dos ejércitos se reunieron en los llanos de Munda, cerca de Osuna, en la
Hispania meridional. Los conservadores se situaron en una colina fácilmente
defendible. Iniciada la batalla transcurrió largo tiempo sin debatirse a favor de
ningún bando, pero finalmente las tropas conservadoras interpretaron erróneamente
que Tito Labieno estaba huyendo y rompieron las líneas buscando refugio en la
ciudad de Munda. Tito Labieno murió en el campo de batalla.
La armada cesariana mandada por Cayo Didio hundió la mayor parte de los navíos
pompeyanos en una batalla naval cercana a Cartagena, comandados por Publio Atio
Varo, abortando cualquier intento de huida por mar, Cneo Pompeyo el Joven y su
hermano Sexto trataron de buscar asilo en tierra refugiándose en Córdoba. César
dejó a su legado Quinto Fabio Máximo al mando del sitio de Munda e inició la
persecución de los hijos de Pompeyo. César tomo Córdoba donde se ocultaba Cneo
Pompeyo, matando a todos los defensores como correctivo por ocultar a su enemigo.
Su hermano Sexto Pompeyo consiguió escapar.
La ciudad del Munda sostuvo por algún tiempo el asedio, pero tras un fallido
intento de romper el sitio se entregaron 14 000 hombres a Cayo Didio. Fue el último
acto de resistencia a César.
Consecuencias
Legislación juliana
El calendario hasta entonces vigente en Roma era un calendario solar con 365 días,
sin incluir un día más cada cuatro años. Al no tener en cuenta los años bisiestos,
con el curso de los siglos se había producido un desfase entre el calendario y las
estaciones. Durante su estancia en Egipto, César mando elaborar al astrónomo
egipcio Sosígenes un nuevo calendario basado en el sistema solar, de 365 días e
intercalando un año bisiesto cada cuatro años. Este calendario, llamado juliano,
fue utilizado en occidente hasta la creación del calendario gregoriano en 1582 que
anulaba tres años bisiestos cada 400 años. En las naciones ortodoxas de Europa del
este fue utilizado hasta principios del siglo XX. Además, tras la muerte de César
el mes de su nacimiento pasó a denominarse julio.
Tras su victoria final en Hispania, y antes de volver a Roma, César recorrió las
provincias occidentales dotando a muchas ciudades de la ciudadanía romana, entre
ellas más de 20 ciudades hispanas; también dotó de la ciudadanía romana a toda la
Galia Cisalpina (el norte de Italia, que fue definitivamente anexado al territorio
de la Italia propiamente dicha).15 Estos hechos estremecieron a la aristocracia
romana.
Asesinato de César
Repercusión histórica
La victoria cesariana convirtió a la República en una abstracción, iniciando la
transición hacia el régimen imperial que eliminaría el poder del Senado y las
votaciones para elegir a los magistrados. Exceptuando pequeñas excepciones como la
Serenísima República de Venecia, hasta la revolución americana el mundo no
conocería otra nación autogobernada por ciudadanos.
En lo que respecta a la rebelión contra la monarquía; Una de las causas más comunes
es el haber leído libros sobre política e historia de los antiguos griegos y
romanos.
Thomas Hobbes
Sin embargo, no todos los ejemplos seguidos y las lecciones aprendidas de la
República dieron lugar a estados libres. Napoleón pasó de ser cónsul a emperador y
durante todo el siglo XIX el adjetivo con el que se identificaba a los regímenes
bonapartistas era «cesaristas». El fascismo también se inspiró en la época de la
segunda guerra civil. En 1922, Benito Mussolini propagó deliberadamente el mito de
su marcha heroica contra Roma, similar a la de César. Y no fue el único:
La marcha de César sobre Roma fue uno de los puntos de inflexión de la historia.
Adolf Hitler16
Fuerzas militares
Artículo principal: Legiones tardo-republicanas
La fuerza principal de los dos ejércitos enfrentados era la infantería pesada; las
legiones tardo-republicanas inusualmente fueron reclutadas en gran parte por los
dos bandos entre hombres sin ciudadanía romana. Cada facción llegó a contar con más
de una docena de legiones en el transcurso de la guerra, compuesta cada una por
cerca de 3500 hombres.
Los auxiliares utilizados fueron más numerosos y más exóticos en los ejércitos
pompeyanos, destacando en ellos la utilización de elefantes de guerra, caballería
pesada romana, capadocia y póntica, caballería ligera tracia, gala, armenia y
númida, junto con contingentes de auxiliares de infantería ligera, entre ellos
arqueros, vélites, honderos, jabalineros, o lanceros procedentes de Macedonia,
Beocia, África, Siria, Hispania y Tracia.
Cronología
52 a. C.
Enero
18 Asesinato de Publio Clodio Pulcro.
Febrero
25 Pompeyo es elegido cónsul único de Roma.
septiembre
Julio César derrota a Vercingétorix, en la batalla de Alesia.
49 a. C.
Enero
1 El senado romano recibe la oferta de Julio César de dejar sus mando
simultáneamente con Pompeyo. El senado impone una fecha para la cual César debía
entregar su mando.
10 Julio César cruza con su ejército el río Rubicón, iniciando la guerra civil.
febrero
13 Sitió de Confirnio.
19 Rendicición de Confirnio.
20 La mitad del ejército pompeyano se hace a la mar con destino a Epiro, César
cerca el resto en Brindisi.
Pompeyo logra hacerse a la mar.
marzo
29 César entra en Roma.
Sitio de Marsella.
Junio
César llega a Hispania.
Julio
30 César rodeó el ejército de Afranius y de Petreius en Ilerda.
Agosto
2 Los pompeyanos se rinden finalmente en Ilerda.
24 El general cesariano Cayo Escribonio Curión, es derrotado en África del norte
por el pompeyano Publio Atio Varo y el rey Juba I de Numidia.
Septiembre
El cesariano Decimus Brutus, derrota las fuerzas navales combinadas de pompeyanas
de Marsella naval, mientras las fuerzas navales cesarianas en el Adriático fueron
derrotadas cerca Curicta.
6 Marsella se rinde al regreso de César de Hispania.
Octubre
César es designado como dictador, ejerce el cargo durante 11 días.
48 a. C.
Enero
4 César desembarca cerca de Dirraquium.
Julio
10 Batalla de Dirraquium.
Agosto
9 Batalla de Farsalia.
Pompeyo huye a Egipto.
Asesinato de Pompeyo.
Julio César es nombrado cónsul por un período de cinco años.
Septiembre
28 César llega a Alejandría.
Romance entre César y Cleopatra.
Lucha en Alejandría, Egipto.
47 a. C.
Los conservadores retoman la resistencia en África.
Mayo
César derrota a Farnaces II del Ponto, rey del Bosporus, en la batalla de Zela.
Octubre
28 César desembarca en África.
46 a. C.
Febrero
6 Batalla de Tapso.
Muerte de Catón.
Muerte de Metelo Escipión.
Numidia es anexionada a la República.
César es nombrado dictador por 10 años.
Cneo Pompeyo el Joven y Tito Labieno, organizan la resistencia a César en Hispania.
45 a. C.
Enero
1 El calendario Juliano entra en vigor.
Marzo
7 Escaramuza en Solicaria.
17 Batalla de Munda.
Muerte de Tito Labieno.
Muerte de Cneo Pompeyo.
44 a. C.
Julio César es nombrado dictator vitalicio.
Marzo
15 Julio César es asesinado en los Idus de Marzo.
Véase también
Guerras
Cesarianos
Pompeyanos
Optimates
Populares
Personajes
Apiano
Notas y referencias
En una reunión en el Senado, durante el consulado de César, Catón se entregaba a
una de sus frecuentes críticas a Julio por sus reformas populares. Cuando un ujier
le entregó a César una nota, Catón, al ver que su rival se dedicaba a leer la nota
en lugar de atender a su discurso estalló, gritando a César y exigiendo que leyese
la nota en público por su presunta relación en una conspiración. César dio al ujier
la nota para que la leyera. La nota era de Servilia, la hermanastra de Catón:
citaba a César en su casa al anochecer y describía con bastante detalle todo lo que
tenía pensado hacerle aquella noche. Las carcajadas estuvieron a punto de derrumbar
la Curia.
Gayo Julio César: Comentarios de la guerra civil Libro Primero I. Archivado el 3
de julio de 2016 en Wayback Machine.
«The Roman Italy. Encyclopaedia Britannica».
, «La suerte está echada», Alea iacta est. Se suele creer que César pronunció esta
frase en latín. Originalmente es una frase del dramaturgo ateniense Menandro, uno
de los autores preferidos de César y la pronunció en griego. Pompeyo, 60 y César
32.
Cuando supo que, rechazada la intercesión de los tribunos, habían tenido éstos que
salir de Roma, hizo avanzar algunas cohortes en secreto para no suscitar recelos;
con objeto de disimular, presidió un espectáculo público, se ocupó en un plan de
construcción para un circo de gladiadores, y se entregó como de costumbre a los
placeres del festín. Pero en cuanto se puso el sol mandó uncir a su carro los mulos
de una tahona próxima, y con pequeño acompañamiento, tomó ocultos caminos.
Consumidas las antorchas, extravíase y vagó largo tiempo al azar, hasta que al
amanecer, habiendo encontrado un guía, prosiguió a pie por estrechos senderos hasta
el Rubicón, que era el límite de su provincia y donde le esperaban sus cohortes.
Detúvose breves momentos, y reflexionando en las consecuencias de su empresa,
exclamó dirigiéndose a los más próximos: Todavía podemos retroceder, pero si
cruzamos este puentecillo, todo habrán de decidirlo las armas. Suetonio los doce
cesares, cesar xxxi
Vida de los doce Césares - Vida del Divino Julio, XXXII. ISBN 9786074157291.
Plutarco. Vidas paralelas. Vida de César, XXXII, 8. Gredos. ISBN 9788424919009.
OCLC 700175409.
Marqués, Néstor F. (2018). Un año en la antigua Roma : la vida cotidiana de los
romanos a través de su calendario. Espasa. p. 123. ISBN 9788467051513. OCLC
1027691248. Consultado el 28 de diciembre de 2018.
Corrían rumores de que Cayo Mario se había levantado de su tumba, mientras que en
el Campo de Marte, donde fue incinerado Sila, se vio a su espectro entonar
profecías apocalípticas.
Gayo Julio César: Comentarios de la guerra civil Libro Primero XVIII. Archivado el
3 de julio de 2016 en Wayback Machine.
Gayo Julio César: Comentarios de la guerra civil Libro Primero XXVI. Archivado el
3 de julio de 2016 en Wayback Machine.
Argumento utilizado por César ante los senadores: «¿Y quién se merecía más ese
tesoro que él, el conquistador de la Galia?».
Durmió en la cubierta de su barco, incluso los días mas duros del invierno; se
esforzó hasta la extenuación; se negó a delegar sus obligaciones; hizo todo lo
posible para descubrir y enfrentarse al enemigo, tras el cruce del Adriático de las
tropas cesarianas murió de unas fiebres. (César, Comentarios de la guerra civil,
3.8).
Plutarco, Vida de César, 46, en: Vidas Pararelas.
«Enciclopedia Treccani: Gallia Cisalpina, Lex Roscia, 49 a.C.».
Hitler's Table-Talk, edición a cargo de Hugt Trevor-Roper (1988, Oxford), pág. 10.
Bibliografía
Fuentes
CÉSAR, Cayo Julio & autores del Corpus Cesariano. Guerra civil; Guerra de
Alejandría; Guerra de África; Guerra de Hispania. 2005. Madrid: Editorial Gredos.
ISBN 978-84-249-2781-3.
——. Guerra civil. Obra completa. Traducción a cargo de J. Calonge, 2 volúmenes,
bilingüe latín-español. Madrid: Editorial Gredos.
Volumen I: Libros I-II. 2ª edición, 1994. ISBN 978-84-249-3530-6.
Volumen II: Libro III. 2ª edición, 1989. ISBN 978-84-249-3531-3.
—— (1985). Guerra civil. Traducción a cargo de J. Calonge, un volumen anotado,
latín, 6ª edición revisada, 1995. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-3393-7.
PLUTARCO. Vidas paralelas. Obra completa. Volumen VI: Alejandro & César; Agesilao &
Pompeyo; Sertorio & Eumenes. 2007. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-2881-
0.
SUETONIO TRANQUILO, Cayo. Vida de los doce césares. Obra completa. Madrid:
Editorial Gredos.
Volumen I: Libros I-III. 1992 [1ª edición, 2ª impresión]. ISBN 978-84-249-1492-9.
Volumen II: Libros IV-VIII. 1992 [1ª edición, 2ª impresión]. ISBN 978-84-249-1494-
3.
Obras modernas
FULLER, J. E. C. (1963). Batallas decisivas del mundo occidental y su influencia en
la historia. Barcelona, Luis de Caralt.
GUGLIELMO, Ferrero (1952). Grandeza y decadencia de Roma. Córdoba, Ediciones Siglo
Veinte.
HOLLAND, Tom. Rubicón. Auge y caída de la República Romana.
KINDER y HILGMAN (1972). Atlas histórico mundial. Madrid. Ediciones Istmo.
Enlaces externos
Textos de Apiano sobre las guerras civiles: bilingües griego-francés, con
introducción y comentarios en este idioma, en el sitio de Philippe Remacle (1944-
2011).
Julio César: Comentarios de la guerra civil.
Libro Primero.
Libro Segundo.
Libro Tercero.
Sobre las guerras cesarianas, en el sitio de la Enciclopedia Aragonesa.
Las legiones de Julio César.
Análisis de los preparativos y de la batalla de Farsalia.
Texto en el sitio Sátrapa I.
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