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Ruleta Rusa.

Un bostezo empieza a recorrer las calles de Chile. Es el bostezo de la auto compasión y resignación.
Van 200 años de lo mismo. He de suponer que en escuálidos momentos de nuestra historia algo de
fiesta debe haber existido. Pero por regla general el bostezo es nuestra forma endémica de aceptar la
realidad. Y así como la estructura mental patria se adapta al eterno gato pardo del poder, entonces entre
la imaginación y la memoria se mata el agobio de ser parte de la circularidad de los actos. Como en
esas prisiones turcas de “Expreso de Medianoche”; giramos sobre un mismo punto. Abortando energías
y sueños. Mientras las ideas se diluyen y estrellan contra las puertas de lo existente... el imaginario se
deja diluir y escuchar en doscientos años de silencio.
Quizá disentir sea salir del circulo y echarse en un rincón para esperar cuanto tiempo pasa hasta que
llegue el gendarme de turno e intente enrielarte. O tal vez oponerse a la lógica imperante es tratar de
caminar más lento o invertir el sentido de asumir el circulo.
Una de las formas de acabar con el aburrimiento es liquidarlo todo y ver que sorpresas hay después del
suicidio. O mejor dicho jugar a morir. Y si lo combinas con sexo... aseguro que dicho cóctel puede
tornarse de manera impresionante muy atractivo.
Casi al termino de mi carrera, iba de lo que fuese por unos pesos. También le había agregado un
consumo frecuente pero controlado de algunas sustancias ilegales. Ya no iba de marihuanera de fin de
semana. Le estaba dando a las esnifadas, pastillas con estrellas y un lamentable coqueteo con el caballo
(heroína). Algún día tendré que decir como me salí rapido del tema pero lo de hoy va por la estupidez
de mantenerse consumiendo cualquier cosa para ir por más. Como decía Nietzsche: “Cuando miramos
al abismo,e s el abismo el que nos mira también”. Pues bien en esos instantes miraba al abismo y tenía
cierta inquietud de conocer lo que había mas abajo de él.
Estaba en esas tardes de contactarme con un cliente para consumir drogas. Tenía mis razones para
practicar la autodestrucción con cierta benevolencia para con lo que venga. Mi cliente me daba el
dinero de mi hora y media de atención. Y allí estaba Gianina aspirando mierdecilla blanca en polvo
mientras él hacia lo propio. Desnudos pero absortos en nuestra destrucción. De repente un amago de
mamada. Un escarseo sucio parecido a una caricia malsana. Y alguna promesa estúpida de amor aliñada
de falsos y malos besos. Era de esas putas que besan a los clientes...O.K?
- ¿Te atreves? - lo preguntó levantando una jeringa.
- Dale – dije sin conocer las consecuencias. Algo había leído pero allí estaba.
¿Algún problema con que una mierda sin auto estima y que con su actividad económica evade
impuestos se destruya?.
¿Algún problema con alguien que destruye familias, parejas y vidas?.
¿Algún problema con una muchacha cuyo valor social no es ser más que una bolsa de enfermedades
sociales?. Muerta la puta, se acaban los problemas...¿cierto?.
Mi cliente calentó en una cuchara una cosa blanca. Se quemó como azúcar. Se lleno de un olor extraño:
humo de cocina y semen... no sé. Algo indescriptible el aroma. Vertió un liquido y lleno la jeringa. La
puso en su muñeca y algo de sangre lleno el embolo. Yo esnifaba algo de un espejo. Golpeó mi brazo y
pincha. Un fuego liquido entró por mi sangre y llega hasta mi cabeza. Vi colores horribles y una
extraña sensación de mareo, vómitos y de estar en el aire observando mis tripas desparramarse sobre
arenas. Debe haber pasado algo extraño. Bueno era todo raro. Me refiero a que una extraña y relativa
sensación de muerte inundo la pieza. Vómito. Sangre seca. Y semen en mi vagina.
Con él también practiqué la ruleta. ¿Cuál es esa?. Fácil (sic). Se reunen igual número de mujeres (la
mayoría prostitutas) con igual número de hombres y se tiene sexo heterosexual sin condón. Cuando
escribo estás cosas hago exculpación de mis memorias del subdesarrollo y la idiotez humana.
Se llama ruleta porque una vez desnudos todos, lo suficientemente borrachos y drogados todos y todas,
se disponen hombres a tomar a las féminas por donde se quiera. Para eso han pagado bastante bien, por
lo demás. Por lo tanto el riesgo de contraer esa muerte que se empieza escribir con una S bien
mayúscula son altísimas.
Se llama ruleta en alusión al juego de casino donde la bolita va dando vueltas en círculos. Yo en
realidad le diría ruleta rusa. Donde una sola bala va dando vueltas hasta encontrar la boca o sien donde
alojarse. Una sofisticada forma de morir.
Nunca supe porque no contraía SIDA. Entre jeringas – fueron varias las veces en que me piqué los
brazos – y las ruletas, también lo realicé varias veces y las eyaculaciones recibidas en mi matriz aún no
se explica.
Quizá era necesario mi pánico para entender que los círculos del bostezo albergan más de una potencial
suicida.
7 años atrás
Días de furia son aquellos cuando tienes ganas de repasar a media creación con una uzi y a la otra
mitad lanzarle una bomba anticonceptiva. Soy una mujer de gustos básicos y clásicos a la vez: un poco
de buen sexo duro, algo de THC, café, cigarrillos y esencialmente, material que estimule mi hemisferio
izquierdo. Soy de aquellas que cuando chatea, da de baja rápido a los lenguajes minimalistas de
emoticones graciosos. No me gusta la internet para algo más que buscar lo que necesito y punto.
Cuando voy por la calle me molestan tanto los piropos como la total ausencia de inteligencia para todo.
No leo libros de autoayuda, autoconocimiento ni mucho menos best seller escritos en claves de guía
espirituales. Si les va: soy una puta de malas pulgas y coño siempre húmedo. Mejor dicho, lo fui...quizá
lo sigo siendo pero como ya no cobro por comer vergas ni vaginas eso de la prostitución queda más en
el imaginario colectivo de la moralina nacional: la mujer poliandrica es la disidente sexual 2.0 de
nuestros tiempos.
Así que hoy voy por eso que le llaman amor y que solo en dos ocasiones a “golpeado a la puerta de mi
corazón”.
Si, lo cursi y fácil siempre funciona. Nunca falta el idiota que se frota el pico o la tontita sin autoestima
que ahce lo propio con su clítoris; leyendo insultos gratuitos sazonados de mal sano resentimiento
emocional y alguna escaramuza política.
Me fascina esto de ser la secreta inspiración de gorditos y gorditas noñas, nerds, geek... en fin vagos
que se hacen llamar, de manera eufemística, internautas.
Onán jamás pensó que su progenie fuese tan fea y solitaria.
En fín. Si le va y debido a que es su aniversario, esto fue mi primera vez.
Tenía 14 años y gracias a la comida transgénica, instalada en Chile desde los 80, ya tenía tetas y
menstruaba. Vivía en un barrio casi algo y siempre nada. Ni clase media teñida pero tampoco
“proletarias avenidas sucias y peligrosas”. Digamos, mi barrio era de taxistas, almaceneros, profesores
y esa especie en extinción: trabajadores de toda una vida en la misma empresa. Como buena hija de
madre soltera y hermana mayor de otros cuatro polvos o violaciones, debía ser el ejemplo familiar. Así
que sin nada de erotismo en mi cuerpo, andar, vestidura o maquillaje; iba de ñoña pinguina por la vida.
Buen promedio de notas. Jumper azul marino corto pero no explicito y cola de caballo. Mochila media
caída y lo justo y suficiente como para sobrevivir durante un día. Me gustaba escribir cosas extrañas:
guiones de cómics de superheroés, clonar a J.K.Rowling en blogs de niña y niños de mi edad y ya sabía
granear arroz o cocer fideos para mis hermanos y hermana menor. Mi madre siempre se las ingenió
para dotarnos de un nutrido destacamento de tíos y de una tía cariñosa. Parece que esto de lo bisexual
me bien por parte de ella. Los sábados aparte de lavar la ropa, asear el departamento, hacer mis tareas y
ayudar a mis hermanos y hermana; mientras mi madre bebía cervezas con “los tíos o la tía”, reír,
escuchar música tropical o llamar la atención por cualquier gesto infantil o adolescente que fastidiara
su hermoso derecho a rehacer su vida de manera permanente.
Acostumbraba de 19 hasta que las velas no ardieran a juntarme con gente de mi edad a cometer
estupideces propia de mi edad. Esto es: beber alcohol barato y mezclado con cualquier cosa que le
diese color, sabor y empeorará el aroma; atracar con muchachos de mi edad, besarme y tocarme con
compañeras de colegio, gritar o cantar canciones básicas (soy de la generación del reggaeton pero no
me gusta el reggaeton pero tuve que bailar reggaeton) y enarbolar sueños que no estaban ligados al
dinero. En fin, no era nadie fuera de lo común. Como dice mi jefe: un buen proyecto de ilustre gente
anónima. Hago por mi jefe lo que no hace su mujer... lo valoro.
Pero ocurrió que apareció un muchacho en el grupito de mi desbande natural.
Era un okupa.
Al parecer iba de vez en cuando para una universidad “alternativa” y hacia malabarismo. Genial: me
calenté con un hombre de 21 años cuya aspiración era salvar al mundo como un saltimbanqui post
moderno y globofobo a la vez.
Cruzamos miradas y yo reía.
Y me hacia la grande y madura con frases del tipo: No es que tenga baja la autoestima, lo que pasa es
que no tengo estima por los demás... o este es un mundo triste y enfermo... Vamos, yo no tuve 31
minutos. Crecí viendo Daria del MTV. Y uno cuando es menor tiende a imitar a sus referentes. El
problema está cuando eres adulta y no encuentras el original porque pasas a ser una mala copia de tu
referente.
En fin. Al segundo encuentro acepte una invitación a conversar una cerveza y fumar marihuana en una
plaza rasca cerca de La Perrera.
Mi okupa era un chico guapo: medio culo al aire, algo de barba, pelo sucio con dreadlocks, tatuajes,
piercings y una polera del Che Guevara. Nada mas estiloso para hacer de una existencia rasca algo con
cierto glamour de la marginalidad. Hablaba bien y no bebía como alcohólico profesional ni fuma
marihuana como un ritual religioso. Digamos, estaba bien. Al fin y al cabo en ese tiempo iba de
frenillos (regalo de alguna fundación en apoyo a niños en riesgo social), lentes (regalo de un candidato
a concejal de derecha) y ropa bien normalita de mall, persa, feria libre y calle Bandera. Aparte de los
zapatos, el uniforme y los calzones mi madre siempre me impuso una lógica de sobre viviente que
hasta el día de hoy estoy agradecida. ¿Quien necesita de la ropa de diseño cuando tus amigas lesbianas
te la pueden modificar?. Yo era flaquita, culona y con tetas. No me había teñido el pelo. Y según mis
amigos del Lastarria, Nacional, Aplicación o mis amigas del Carmela o compañer del Javiera Carrera,
era lo que se conoce hasta el día de hoy una mina rica. Los viejos cochinos del metro siempre se
encargaron, hasta el día de hoy, de alabar con sus manos mi culo. Pero estaba con mi chico okupa:
bebíamos de una botella de Escudo e intercambiábamos caladas a un pito de regular tamaño. Luego
vieron los besos. Y mi “guashón” tiró las manos. De mi grupo era la última virgen... si , alguna vez tuve
himen y miedos.
Alguna vez me sacaron sangre con ternura. Si, alguna vez tuve “una flor” que regalar en un momento
“especial”. Si alguna vez creí que se podía cambiar el mundo y vivir para siempre con al misma
persona. Si alguna vez fui inocente.
Le dí la pasada a mi okupa.
Primero acarició suavemente mis tetas de 14 años algo desarrolladas. Pellizco suavemente mis pezones.
Yo, solo me quedaba en un entrecortada respirar. Y sentía como mi cuerpo se calentaba. Le besaba y
jugaba con su lengua. Él, acariciaba mi cabeza. Peinaba con sus manos mi cabellera lacia y lisa. Sentía
todo el amor del mundo. Encontraba tan lindo el momento. Me daba lo mismo que fuese a unos 10
metros del Mapocho. Era feliz. Era especial.
Mi okupa besaba mi cuello. Su lengua trabajaba bien las zonas mas ardientes de mis venas excitadas.
Sus manos iban de mis pechos hasta el ombligo. Lo detuve. Él me miró y me dijo:
- Entiendo – y se levanto como para irse.
Lo detuve. Bueno, eso nos pasa a todas al menos una vez en la vida. Fidelizadas para ser mascotas
sexuales de los hombres y por mucho porno y suciedad que tengamos en la cabeza, las mujeres caemos
en esos rituales básicos de galantería barata y sensibilidad. Más que mal mi muchacho globofobo con
su renuncia aseguraba su ración de himen y una rayita al catre para contar las desvirgadas en su vida.
Pensar que la virginidad es una condición muy subvalorada al tiempo de hoy. Maldito Yingo, Mekano y
Rojo: por culpa de las camboyanas famosas, un coño apretadizo y sangrante vale muy poco.
- parece que no estás lista, Gianina – lo dijo con un aire a River Phoenix en Mi mundo privado. Que me
calentó hasta la perdida de la noción y el comportamiento. Me lo imagine besando a una mina
alcoholica y fácil me lo imagine masturbandose junto a sus aparatos de malabarismo. Me lo imagine
ignorando por el resto de su existencia mis pechos, mi lengua... ignorandome.
- Solo tengo algo de miedo – allí pude haber exigido alguna condición sanitaria básica: una pieza, un
colchón, una ducha. Pero no. estaba dominada por el miedo a lo desconocido.
Un miedo que durante 3 años tuve que ir perdiendo día a día. Cama a cama. Cliente a cliente. Condón a
condón. Peso a peso.
Pero a los 14 años me bastaba con estar lejos de mi madre, el olor a pobreza material de mis hermanos
y hermana y soñar con que alguna día sería una profesional que se iría de Chile a vivir a cualquier parte
desarrollada. Cosas de pendeja, ustedes entenderán.
Mi okupa me dio un gran beso y me lanzó a una cosa verde que para efectos narrativos llamaremos
césped pero no es mas que un montón de pasto casi siempre maloliente. Y yo lancé mi última sonrisa
de niña. Abrí mi camisa de franela (ya me creía novia de Kurt Cobain en ese tiempo) y dejé que besará
mis pechos. Con habilidad de macho con practica desabrocho el sostén negro y bajo sus manos hasta la
mini de mezclilla. Caricia a mi húmeda concha virgen. Palpó los pocos vellos púbicos que tenía y sacó
sus dedos. Los llevo hasta su boca. Me besó y dijo:
- Chiquitita linda -
Recogí mis piernas y él saco el calzón blanco de encaje. Lo guardo en su morral de guerrillero pasmado
y tísico. Cerré mis ojos. Apreté mis dientes. Debo haber sacado chispas con los frenillos. Él abrió, no
con mucha delicadeza mis piernas y sentí por primer vez un pico duro entre mis piernas. Las luces de
los autos, entrecortadas con los escasos arboles a medio crecer y la bulla permanente de la gente
peligrosa que bebe, viola, se droga y mata en aquella plaza parecían lejanos a mi primera vez.
- Me duele – dije. Aguantando el llanto y clavando mis uñas limpias en su espalda flaca, huesuda y con
algo de fibra. Él no pareció escuchar y continuo con un vaivén desconocido para mí... en ese entonces.
Siguió su vaivén y en mi vagina húmeda, como recién meada, había un ardor como cuando se te sale un
poco de piel. Apenas llevaba un año de pajas... siempre esporádicas pero sabía que un pico era mejor
que un dedo frotando el clítoris. Aguanté. Hasta cuando sentí un desgarro: NUNCA  ES UN
PEQUEÑO DESGARRO.  Quería gritar de dolor y mi galán, oportuno como la pus y con la delicadeza
de un matarife, me besaba. No por cariño o agrade cimiento por tan “especial flor entregada”, sino para
acallar el aullido de muerte que provenía de mi más profundo recoveco... desde ya erotizado. Siguió su
vaivén. Entra y sale. Cada vez duele más. Pero nada. Tampoco nada de orgasmo. Apenas la comodidad
de estar enfrentada a una nueva rutina. De pronto se mueve más y más rápido. Su respirar se confunde
con un quejido extendido. Y siento como me entra pichi. Bueno en realidad era semen pero ene se
entonces lo sentí como si mearán para adentro. La dureza de su verga desaparece. Él saca un papel
confort. Se limpia el pico y lanza el resultado del asunto unos metros más allá. Me pasa algo para que
me limpié. Lo hago. Sale semen mezclado con sangre. Si, semen mas sangre... SIDA?. Si, idiota
maraca adolescente weona tercer mundista: bautizada con SIDA al primer polvo.
Eso pensé durante largos días. Salió el resultado del test Elisa. Bien. Nunca me pegué nada y de allí a
comer vergas con plástico no más. Luego agregue conchas con plástico y en fin, pero eso es parte de un
currículum que construiría más tarde.
Mi okupa me llevo hasta un carro de completos. Me compró una bebida y un italiano. Conversamos 
bastante. Luego me llevo hasta el block donde vivía. Me dio su número de celular. Yo el mío. Llegue
como a las 2 de la mañana a mi pieza. Dormí tranquila. Mejor dicho vi el techo de mi pieza haciendo
corazones con los dedos en el aire y con el calorcito de mi hermana chica al lado me fui quedando
dormida hasta el otro día.
Fuimos pareja como 6 meses. Mis hermanos chicos disfrutaban con él. Les enseñaba cosas de
malabarismo. Los llevaba a comer porotos con riendas a su casa okupa. Poco a poco le fui tomando
ritmo a nuestros polvos semanales. Bajé algo las notas ese año. No mucho. En realidad seguí siendo de
las primeras del curso. Las cosas terminaron porque yo dije no más. Lo ponía en riesgo. Mi madre lo
aceptaba en casa. Quizá le echo el ojo. No sé.
Siempre lo recuerdo. Una vez al año lo recuerdo. Cuando terminé con él tuve dos parejas más: uno de
mi edad en 2° medio con quien duré casi un año y otro en 4° Medio...  medio cuico de Ñuñoa. Cuando
salí de 4° Medio me fui de la casa.
Entre a estudiar periodismo y para pagar mis gastos... me hice puta.
Mi okupa jamás me devolvió mis calzones.
Supongo que eran su trofeo.
Nunca se los cobré.
Temporadas en el infierno
Hay un limbo sexual, la mayoría de las veces avalado por eso que dicen se llaman fantasías. En lo
personal, son parafilias disfrazadas de fantasías. Digamos, el manotazo de ahogadao de lo racional, de
lo consciente frenet a una marejada d eirracionalidad y locura que está devorando el cerebro. Así que de
una pasadita lo raro, extraño y bizarro pasa a transformarse en el significado de una bienvenida a los
terrenos de locura.
Y mientras observo mis brazos, aún inmaculados de cualquier marca de amor; miro al espejo y me doy
cuenta que estoy sonriendo. Me siento hermosa frente al espejo. ¿Soy el reflejo de alguien horrible?...
¿Si lloró frente a un espejo... donde estoy sonriendo?... suena el timbre. Hago como que no existo.
Lloró en este lado del espejo y en otro debo estar sonriendo. ¿Un número?. Vale... es decir, digo doble
V... me gusta cuando dicen doble u vé. Me gusta el sonido de esa letra. ¿Preguntas por números?...
verdad... ¿basta con uno?... entonces uno... basta con un recuerdo para entender mis temporadas en el
infierno.
Tarde oscura y fría de Julio. Húmedas veredas que reflejan el brillo de la luz callejera. Hojas secas
remojadas en la humedad del todo. Los tacos de las botas golpeando contra la piedra fría y húmeda. De
tanto en tanto, pasan autos. Luces bajas y vapor. Esa cosa como si Jack, El Destripador va motorizado.
Santaigo en más de un sentido es igual Whitechapel.
Voy haciendo calle.
- ¿Cuánto? - dice la voz. Fría. Mecánica. Es solo una voz acompañada de dos ojos negros, pequeños y
perversos. Dos ojos absortos en el movimiento de las plumillas que limpian parabrisas. Como si esas
plumillas que barren agua en un vidrio fuesen su conexión con este mundo.
- 30 mil – digo. Dejo que el humo del ciaggro se cuele entre mi cabellera. No hago el clásico: mano en
el capot y culo levantado. No soy (¿era?) un puat cualquiera. Soy una puta. Soy una cualquiera. Pero
como Kurt Cobain, me siento lo mejor d e lo peor.
- Sube – y nos perdimos por calles cada vez más oscuras. Música extraña. No hay diálogos. Voy en el
asiento trasero. ¿secuestrada, bien atendida?... ¿Igor buscando presas para Dracúla?. En el radio del
auto se escucha swastika eyes.
Llegamos hasta un lugar cercano a Villa Grimaldi. Árboles altos. De raices nudosas. De corteza gruesa.
De formas macabras. Se escucha una puerta eléctrica que se abre. Como un monstruo que lo fagocita
todo y los desgarra con dientes oxidados y carcomidos. La puerta se cierra y se ve una puerta bien
iluminada. Es una casa de piedra. Aiere señorial, si. Pero mucho más de mazmorra de torturas. ¿Será
por la cercanía de Villa Grimaldi?.
- Baje – me ordena el chofer.
- Hola – digo a un hombre bajo, enjuto y de cabello cano largo. Viste un abrigo de cuero negro lustroso.
Botas de igual tono. Tiene una mirada verde de esas que penetra y destruye. Hay puro odio en esos
circulos verde agua. Se acerca hasta mí y me tiende un paraguas
- Quiero verte disfrazada – lo dice con la sequedad de un voz que corta el frío pre cordillerano con la
certeza de lo indefinible.
- ¿Puedo pasar? - lo digo mientras trago saliva y me empiezo a cuestionar todo: Jon Osterman,
taquiones, relojes que se diluyen en el flujo del tiempo. Soy una partícula en movimiento por el flujo de
una modernidad líquida.
- En el baño está el disfraz – me lo dice mientras sostiene el paraguas y las gotas que caen desde las
negras y macabras ramas le desgreñan el peinado. Y sus mechones canos le cubren la cara.
Baño antiguo. Azulejos bien cuidados. Grecas con aire de... ¿runas?. Seco mi cabello. Y sobre una silla
de paja hay un disfraz de ¿escolar fetichista de cuero?. Es decir, va más allá del simple fetiche de la
mina que s eviste de escolar (algún día daré mi opinión acerca de esas enfermas practicas) pero en
versión cuero, remaches, puás, cadenas. Y un jumper azul marino que deja las tetas al aire. Me visto
para fornicar. Golpean la puerta, es el enfermito mental del chofer. Pasa el dinero. 60 lucas.
- El señor está pagando por su silencio... - y se retira dando la siguiente orden – cuando este lista
dirigase al living... allís erá el trabajo -
Envió un mensaje a un amigo gay que es abogado. Por si acaso y por prevención. Guardo el dienro en
mi cartera. Y me dirigo – sigilosa como una gatita asustada – hacai el living: oscuro, de cuero y con
piso de piedra pulida.
En un telón polvoriento se proyectan imagenes de cosas extrañas: insectos, marchas nazis, budistas,
animales que corren. El sonido es un bong permanente. Mi cliente se trat de masturbar. Desde la
ventana el monstruitod e su chofer fuma de espaldas a la escena.
- Te pareces a mi nieta menor – dice mientras se sigue masajeando un trozo inherte de carne. Pelos
canos. Su carne está seca. Un hilo de babas cae por la comisura de sus labios.
- ¿Sí? - pregunto con aire de actriz porno barata: voz de idiota aderezad de gestos calentones.
- Si... ahora me la puedes chupar como lo hace ella -
Meto en mi boca un trozo seco de carne. Un trozo muerto. Huele a orines. Un capa de grasa pestilente y
casi amarillenta cubre su glande. Mantengo el pene en mi boca. Si es un pene... a cierta edad los
hombres ya tienen pene. No pico. Y le acaricio el glande con mi lengua de vibora malsana. De pendeja
caliente y barata. Pienso en eld ienro. En las cosas que puedo comprar con él: ropa, comida, droga, ir al
cien, libros, droga, cigarros, beber alcohol, encargar cosas por catálogo, novelas gráficas. Ir a eventos
ABC1... no sé con dienro puedees ser alguien. Sin este solo un animal anónimo que depreda lo que
dejane l resto. Chupo. Chupo. Lamo. Lamo. Y nada. Esto parece un cuadro de necrofilia.
- ¿Sabes lo que es un Khlysts ? - pregunta el anciano.
- No – digo. Frustrada. Incompetente. Maldecida por una verga imparable. Huele a cadaver.
- Eran santos que redimián a la humanidad pecando... me gusta mastubarme viendo este video de un
cineasta ruso... tambien me gusta masturbarme comiendo pastillas de menta con una bolsa plástica en la
cabeza. Me gusta pensar en mi nieta. En mis hijos. Me gusta saber que hay escoria humana como tú
dispuesta hacer cosas por dinero...¿te gustan las moscas? -
- Tengo miedo, señor... me puedo ir... - lo dije de verdad.
- ¿Qué has dicho? -... siento en mis manos algo pequeño. Pero duro.
- Tengo miedo... - entiendo.
- Las moscas son como tú... cosas voladoras, pasajeras que descomponen lo bello y natural. Tambien
me gusta masturbarme chupando el cañón de mi pistola -
- Tengo miedo, abuelito -
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii -
- Tengo miedo, abuelito -
- Yaaaaaaaaaa – y un liquido espeso. Amarillento. De fuerte aroma a nada caía desde mi boca hasta mis
tetas.
- Me puedes pasar mi pistola... me gusta disparar a las moscas como tú -
Salgo hacia el baño. Corriendo. Me visto. Corriendo. Y huyó. Siempre huyendo. Bajo la lluvia.
Contando dinero, arrancando de todos los lugres. Todos los conejso son blancos y las mesas de té
siempre están servidas. Corriendo. Huyendo. Dejando que la realidads e haga mierda.
Lanzo un joyero de plástico contra el espejo. Rebota. Suena el teléfono. Suelto la hoja de afeitar.
Enciendo el cigarrillo. No contesto nada. Nada. Sigo huyendo.
Mi dragón cubano
Ir de puta por la vida tiene sus ventajas. No hay nada que ocultar en lo escencial y en lo particular, se
asume que una por muy puta que sea, no va por la vida pensando con la entrepiernas.
Y no hay nada mejor que ir de puta: arrabalera y explicita, una tarde fría de otoño por el Parque
Forestal y realizar una transa por unas puercas monedas, algo de THC y la promesa de un polvo
internacional.
Caminaba como una ninfula buscando violadores en un bosque amarrillento, de vientos fríos y
crujiente relieve. Ataviada de lo que había en el ropero. Disfrutando del ejercicio de sacar cuentas y no
poder celebrar un destacado rendimiento acádemico. Agobiada por las cuentas. Con el corazón sin
aguante para seguir sosteniendo una relación de pareja destruída por el consumismo y la droga. Y la
irresponsabilidda. Y la incompresión. Y la enajenación. Y la rutina. Y todo lo que hace mierda eso que
dicen que se llama amor.
Estaba en esos días en que solo se necesita un regaloneo. Un cariño. Esos días de estar en calzones y un
polerón, tumbada en en la cama sin más preocupaciones que recibir afecto. Pero no. era una tarde
donde no caen clientes y necesitas dinero. Liquidando mi cuerpo en las calles por algo de dinero y al
mejor postor.
Capa de lana. Jeans ajustados. Botas negras. Bufanda multicolor. Bolso de cuero y un celular prepago si
carga y escasa batería. Apenas 3 cigarrillos en la cajetilla. Un par de chicles. Dos condones. Las hojas
caen al ritmo miserable del viento sucio de una ciudda permanente que expira la ceniza humana al
ritmo de las bocanadas de la miseria viral que el frío construye.
Desesperada enciendo un cigarrillo y me acoquino en una banca del parqué. El pasto, esa alfombra de
pecadao nocturno y de tardes bien manoseadas de los pokemones; es un lienzo a lo Jackson Pollock de
basura, hojas rojas, amarillas y algo de verde. El humo del cigarro se confunde en la bruma fría y seca
del aire patrio. Una guitarra se escucha lejana. Acordes dispares y una voz caribeña que engrupe
pendejas con un tema de Carlos Varela :” No tengo a Superman... tengo a Elpido Valdéz”...
Y la puta chilena se hace cubana. La maraca se hace jinetera. No me llevan por pantys, calzones,
desodorante o algún embeleco barato. Voy por mis pesos diarios. El salario de sobrevivencia en la
patria que si no te jode, es porque te está defecando.
- ¿Te molesta? -
-Para nada mi amor... - lo dice con ese acento que huele a ron con menta y harta mentira.
- ¿Cómo te llamas? - el frío. El hambre. La desesperación. La imperiosa necesidad de realizar la transa
por lo que venga.
- Gustavo... ¿y tú? - lo dice sin más. ¿Cancha, experiencia o rollos míos?. Esa cosa paranoica de
sentirse una mina por sobre la media y que te piropeen. Te cortejen. Te quieran montar a la primera.
Solo así funciono: frente al acoso. No frente a la galantería. Esa cosa me derrité. Moral y en términos
fisicos, también.
- Gianina – con vergüenza. “Hola soy Gianina. Te lo chupo rico y cobro 30 lucas”... no puede ser mi
vida así.
- ¿Segura? - y larga un rasgueo suavecito. Denunciando mi oficio. Anunciando que todo va mal por
acá.
- ¿Te sirve un nombre o un cuerpo? - el frío del otoño se hace carne acá. Donde abunda la
desesperación.
- Cuerpo... ¿ te van 20 lucas? -
- Si -
Me fui con él a un cuartucho del Bellas Artes. Calle Mosqueto. Nada muy sucio ni turbio. Solo
pobreza. Cuarto pequeño de inmigrantes. Mucho libro. Mucha botella. Un televisor transmite lineas y
un cenicero con mata colas de pitos.
Gustavo tiene unos ojos verdes preciosos. Dorado. Y un mechón que le cae entre sus cejas. Habla bien.
Habla cosas importantes pero sin convicciones. Le salen pelitos de su pecho y muestra sin más su
herramienta caribeña: nada del otro mundo. Pero tampoco nada mal.
- ¿Me comes la pija, amol? - lo dice mientras la contemplo. A medio hinchar y algo venosa. Buen
aroma. Masajeo sus huevos y me como su glande. Suave cuerpo rosado y palpitante. Que crece y
termina por golpear mi garganta.
Toma mi cabeza y la hace hacia su verga erecta. Mientras yo introduzco mis manos en sus velludas
nalgas y me atrevo en acariciar el ojo de su culo con mi dedo indice. No encuentro resitencia fisica ni
moral. Excelente.
Detengo por un momento la sesión de sexo oral y saco un condón. Lo miro traviesa y caliente y se lo
pongo con la boca.
- No saques tu dedito del culo, amol – dice Gustavo mientras recibe el masaje de mi lengua en su verga
enfundada de latéx.
- Me tiendo en la cama y le indico el camino hacia mi humeda concha. Pero él no quiere penetrarme.
Solo quiere ser mamado hasta quedar seco y que juegue con mi dedo en su velludo culete del caribe. El
cliente tiene la razón. Lo chupo. Le suuciono su verga e introduzco mi dedo indice haciendo circulos
que le penetran. Mi nudillo golpea su ano y él me larga su verdadero deseo:
- Amolcito... traga mi lechecita -
Retiro el condón (con la boca) y le trabajo su verga dura. La introduzco hasta casi sentirme ahogada. Él
pierde el control. Contengo la arcada y mantengo el dedo en su culo. Él grita ya y mantengo la verga en
mi boca. Trato de respirar y me ahogo. Su leche sale por mis narices: espesa, amarillenta, abundante.
Gustavo enciende un cigarrillo de aquellos. Damos caladas largas y risueñas. Desnudos. Le acaricio su
cabello. Me vsito. Me voy. Antes de despedirme, mi Gustavo del caribe, me pasa junto al dinero una
servilleta desechable.
- Para tus narices -
Afuera cae una lluvia fina y fría. Hay viento. La gente tose. Fuma. Las bocinas suenan. La noche ya es
ciudad. La servilleta la dejo en un basurero cercano al Museo de Bellas Artes.
Un auto para y me hace señas.
- Hola...¿ Te puedo invitar un trago? - dice el hombre bien trajeado y con cara de necesitar algo rápido.
- Sale 30 mil la hora – digo cuando subo al automóvil con el semaforo aún en rojo.
Esa noche me gané 50 mil.
Estar nunca pornostar
Fui puta por la misma razón que una persona termina vendiendo celulares o friendo papas: por
necesidad. A los 19 años estuve a punto de ser actriz porno. Y no lo fui por la simple razón que no
quería ser puta con salario de freidora de papas.
No sé quien echo a correr el mito que una latina, en su respectivo país de origen; puede ganar una
fortuna haciendo pornografía. De seguro fue un descerebrado de aquellos que piensan tener una gran
idea para hacer fortunas espontáneas. Por supuesto, el asociar ideas exitosas con fortunas tiene un
mínimo común denominador: profitar del esfuerzo y miseria del prójimo.
Mi vida deambulaba entre aulas de clases semi vacías y un departamento auto regentado con mi una ex
pareja, Renatte... ya he hablado bastante de ella en anteriores post. Es decir, mi vida transcurría de la
cama al notebook, de la cama la universidad, de la cama a la cama. Por momentos, alcohol y sustancias
duras mediantes, llegaba a concluir que había nacido con las piernas abiertas.
Atendía a un cliente extraño. Bueno, en lineas de todos los colores; los clientes frecuentes del rubro son
personas que proyectan un conjunto de ideas, emociones, sentimientos y deseos a lo menos enfermizos.
Mi cliente era un publicista de edad mediana. Gran pero gran, de esas grandes de verdad... barrigas:
velluda, algo venosa, suelta. Y una pequeña verga que con ayuda de farmácos lograba mantener erecta
el tiempo que duraba su atención.
Acostumbrabab llegar algo pasado de copas (whisky, vodka y todo el arsenal alcohólico) y hablando de
lo bien que le iba en todo lo que creaba, pensaba y ejecutaba. Una manifestación prístina de la mano
invisible del mercado. Huelga comentar que cuándo alguien ajeno a su ego osaba enunciar una idea.
Esta desde su genesis era objetode critica y de manera amable que tu cerebro existía para generar
formatear ideas destinadas al fracaso. Mejor dicho: que no tenías buenas y exitosas ideas como las de
él.
Una de las maravillosas y exitosas ideas de este señor era la de producir pornografía. De ser famosa en
formato HI 8 e internet.
- Tengo dos potenciales socias que quieren conocerte – me dijo después de acabar en mi cara. Mientras
me limpiaba su semen y él encendía un cigarrillo blanco. La imagen no era muy glamuorosa. Yo
tratando de ser delicada, retirando el semen de mi cara en ese tiempo llevaba el pelo corto como una
versión porno de Winona Ryder... (alguna vez tendré que comentar la de pajas que me he dado
pensando en Winona); con una toallita humectada. Y mi cliente de barriga venosa y velluda calzando
unas zungas rojas. Cuando lo recuerdo, el primer café de la mañana se hace ácido y todo lo pone malo.
- ¿Si quienes y para qué? - dije de espaldas ha él. Estrategicamente de espaldas ha él.
- Venus y Cherry... actrices porno chilenas... quieren conocerte para llevarte al mundo porno – dijo.
- ¿por qué? -
- Por que fueron putas como tú – dijo. Le devolví la mirada. No sé como dejando en claro que no era
muy oportuna su frase. Que mas bien era el reflejo de un ser abstraído en su personal mundo. En su
triste y enfermo mundo de éxito, - ¿qué me dices? -, cerrando el comentario con una sonrisa libidinosa
acompañada de movimientos lingüísticos.
- Ah!! qué más da... lo suficientemente decadente, lo suficientemente maraca, lo suficientemente
desesperada y buscando nuevas formas de auto destrucción de la personalidad. Más encima en peak de
mi carrera. Suponía, que tarde o temprano, la siguiente escala era ser actriz porno.
- Por qué no las traes... nos montamos una fiestecilla... y conversamos – dije.
- ¿Cómo vas de tiempo el sábado? - preguntó mientras se calzaba sus pantalones obvios.
- Ocupada -
- ¿Con quien? - y yo me largo un cierre de dialogo obvio. Digno de un capítulo de Infieles o alguna
mierdecilla audiovisual chilena.
- Contigo y tus socias -
- ¿Dónde vas tú? - me pregunta Renatte. Tendida en el sofá, haciendo zapping y recuperando el aire
después de una atención. Lo nuestro ya estaba más bien liquidado. Lo más cercano al amor que
experimentábamos era cuando nos pagaban por escupirnos o lamer el rostro de la otra. No sé como
lesbianas erámos unas grandes putas. Como putas unas mujeres decadentes. Como mujeres... bueno
trabajabamos de putas y la una le mentía a la otra con eso del amor.
- Al cine – dije y me largué. Me preocupé de dejar en el velador mi celular. Apagado.
Llegué hasta un bar del sector Suecia - ¿mejor barrio para establecer negocios ilegales en chile, no
existe, verdad? - pedí una Stella Artois y mi mórbido y eexitoso cliente apareció saludando a garzones
y habituales buena onda del tugurio. Me hizo una seña y me tuve que ir a sentar con él y dos señoras de
algo más de 35 años que aparte de su edad obvia, las distinguía unas muy mal oxigenada cabelleras
sobre morenos (casi cholitos, hay que decirlo) rostros. Digamso eran dos señoras con aspecto putas de
puerto, un gordito bien vestido de sport y yo. Una pendeja con tanta incertidumbre y fracaso sobre la
piel como thc fluyendo por mi sangre.Presentaciones de rigor y las señoras me largan sus discursos.
- Tení facha galla para este negocio – dijo Venus: ubres bien sujetas en un no muy recatdado boddy
rosado, jeans nevados y botas blancas. Bueno: la onda ochentera
- ¿Cuál negocio? - dos sorbos y saco un cigarrillo de esos que fuma mi cliente. Venus lo enciende y
continúa con su show de ventas. O seducción comercial para ingresar al porno bussines.
- Puedes llegar a ganar 5 mil euros al mes -
- ¿Y cuánto empiezo a ganar antes de llegar a los 5 mil? - dos bocanadas y la actriz chilena, Cherry,
polera blanca. Sostenes a igual tono con bretel transparente. Jeans negro. Y labios rojos con ojos
delineados como mona japonesa. Como recién saliendo de una escena de Panochitas 12 y haberse
engullido por sus tres orificios a la bien dotada verga primer mundista de lexington Steele.
- ¿Gianina te llamas, cierto? -
- Si... por lo menos así me hago llamar... - en fin respondiendo como una puta muy cinematográfica.
- Hablemos a calzón quitado -
- ¿Conoces otro tipo de diálogo? - yo estaba mostrando mis dotes para el porno argumental: bella y
mala actriz. Muerdete el clítoris, Tracy Lords.
- Me gusta eso tuyo... mira te pagamos 200 lucas por película y la vendemos en Europa donde se
mueve la Venus... de allí puedes llegar a una productora española o francesa y empieza a llegar la
platita sola – ella también es una cabrona hijoputesca de esas que son capaces de dar todo por más. Y
Cherry siempre a demostrado que es capaz de dar todo por más. Ex mina de un prostíbulo que un negro
arrendó por una noche, salto al porno...¿se puede saltar a la fama con una película de porno gonzo
chileno? Y se quedo pegadita en roles bien secundarios de películas sin argumento acerca de latinas
penetradas de mil formas brutales.
- ¿Y qué debo hacer? - pregunto. Sin mas convicciones que las de largarme de este país y hacer del
maraqueo algo más rentable que tener dienro para pagar cuentas, estudios, ropa y mariguana. Quizá en
orden inverso, también.
- ¿Te tinca ir a ver como filmamos? - abrió la boca mi mórbido cliente.
Y así fue como terminé en el casting porno de otra chica. Pobre idiota: trabajaba en un topless de
Santiago Centro. Con suerte 18 años – hay que decirlo: el porno gonzo de productoras europeas
dedicadas al sub genero latinas es bastante escabroso. Supongo que la idea subyacente se entiende de
sobra – casi como una recluta de la Anita Alvarado dispuesta en sacar a su familia de la pobreza con el
sudor de la que ya todos sabemos bien. Una emprendedora chilena.
En el living habían un par de luces tapadas con filtros de papel mono lúcido, un micrófono de caña. Un
monitor plasma de 17 pulgadas conectado con los cables RCA a una cámara digital 8 y otra cámara, al
parecer Beta Digital. Un mocoso de unos 20 y algo años, sucio y con olor a arte que probaba cámaras
luces. Una mujer gorda, infame, fría y bien maquillada que le echaba kilos de base en la cara a la
muchacha que vestía una humilde bata de toalla y un bikini verde flúor. La muchacha fumaba y
masticaba chicle a la vez.
- Ella es Sabrina... nuestra futura super estrella – dijo Cherry que se hacia tocaciones vulgares y sin
gracia con un actor de torso desnudo y moreno. Hasta el momento sin ninguna gracia. Pero bueno... ya
sabemos de que efectos especiales hablaremos en unos minutos más.
- Es sin condón – recalcó Venus a la pendejita que tenía ese aire de nos haber muy bien que estaba
haciendo y por lo tanto tenía a todos los productores bastante contentos. La memoria emotiva de la
inocencia corruptible estaba asegurada.
- ¿Y si lo quiero con condón? - dijo la muchacha. Nerviosa e impaciente por hacerse famosa.
- si la queris con condón ganai la mitad - dijo Venus.
¿Cuántas películas pornos e están haciendo en este instante?¿Cuántas actrices porno serán famosas
después de su primera película?. Una actriz porno en promedio hace 200 películas en 3 años. Sabrina
quería ganar con un casting realizado una tarde fría de Santiago otoñal. ¿Qué le escribiría Gabriela
Mistral a esta muñequita de pieceitos azulosos de frío?
Tomo asiento en una silla. Mi pésima calidad actoral me obliga a reír mientras acomodo la silla de
revés y acomodo mis brazos en el respaldo. Fumo y miró.
Venus da las primeras indicaciones.
- Él te va hacer unas preguntas y tú se las respondis como haciéndote la weona que no cacha ni una -
- ¿Cómo? - dice Sabrina de pie y sonriendo mientras el gañán que la violará de manera romántica ante
las camáras se masturba y me revela su muy bien desarrollado talento actoral. Cherry lo masturba, me
invita a tocar la herramienta. Yo me hago la imbécil y paso.
- No sé responde cualquier huevá pero te metis el dedo en la boca y caminai como pendeja – dijo
Cherry en el momento que se aseguraba que el burrito moreno este a full. El cholo se toma su viagra y
se sube los pantalones.
- ¿Puedo bailarle? - pregunta Sabrina.
- No – dice Venus y da órdenes de alistarse cada uno en su puesto. Mi campo visual oscila entre el
monitor comandado por mi cliente publicista y los torpes movimientos actorales de Sabrina. Para
colmo de males. Venus y Cherry son las que espetan las preguntas.
- ¿Cómo te llamai? - pregunta Venus.
- CORTEN – dice el gordo que por lo menos habla bien – se dice cómo te llamas -
- ¿Cómo te llamas, Sabrina? - vuelve a preguntar Venus.
- CORTEN... probemos con Cherry entrevistando – ordena el gordo.
- ¿Cómo te llamas? - pregunta Cherry con una muy sobre actuada buena pronunciación.
- Sabrina – y lo dice moviendo su culo de perfil.
- ¿Cuántos años tienes?... - pregunta Cherry.
- CORTEN... no es necesaria esa pregunta, Cherry... vas bien. Sabrina... más inocente, mijita -
- ¿Qué haces, Sabrina? - pregunta Cherry.
- Quiero ser actrí – mis queridas y queridos ciber lectores, efectivamente dijo actrí. Si, sin zeta.
- ¿Y sabes actuar? - pregunta otra vez Cherry. No sé, Cherry refleja la subcultura del periodismo y la
entrevista en profundidad de las Andrea Molina, Elli de Casso... no sé... como un buena dueña de casa.
Sabrina dice si. Le preguntan que tal lo hace y vuelve a decir que si, que lo hace bie., y le preguntan
que tan bien y ella saca un cosolador de 10 lucas y lo chupa. Luego entra el morenito y le pregunta, en
el mejor lenguaje carcelario posible, que si le gusta ser puta y ella dice que si y se lo chupa.
Tras 45 minutos de filmación, Sabrina llora desconsolada en un sofá de plástico verde que hasta un
momento atrás era el mejor atrezzo en su debut como “actrí porno”. Hay mancahas de sangre. y mucho
rimel corrido en su rostro. A nadie parece importar.  Cherry se acerca y le paga. Sabrina cuenta el
dinero y pregunta:
- ¿15 lucas? -
- Por que no pasaste el chico... arregla la cara, weona y te vamos a dejar tu casa – ordena Venus. Mi
cliente, gira su rostro de libidinoso con serios problemas mentales y pregunta:
- ¿Te tinca? -
- ¿Qué cosa? -
- Trabajar para mí -
 No – y hasta hoy, nunca hice pornografía... filmada.
La orgía del fracaso y miedo
B_I_M, nuestro editor estaba con la mierda a full. Sus fantasmas: ex preso politico, ex torturado y los
fantasmas del fracaso. Aparecieron todos los del Sindicato de Viejos Cochinos (en realidad: sus amigos
de café y puteríos).
Por mi parte evaluando posibilidades: seguir en este digno medio de meta periodismo vivencial o
largarme del país hasta cuando pasé lo que ya tenemos encima. Siendo bisexual, media ninfo, ex
prostituta y bastante rojilla para colmo. NO.  Soy el grupo objetivo de los Ku Klux Klan que
proliferarán con la mierda ultra conservadora que empieza a gobernar Chile.
Llegaron unos amigos gays, una ninfo bisexual y una pareja de lesbianas adolescentes emparentadas
con la administarción.
Vodka, whisky, ron. Cigarros. Conversa. Música cachonda. Nuestro quitapenas pornográfico para
recibir al fascismo y por cuatro años volver a nuestros respectivos clóset. Miserias. Fantasmas. O
simple y llanamente: irnos a la chucha con una sonrisa. Triste y pequeña sonrisa de perdedores.
Queridas y queridos lectores... una orgía post adolescente con música grunge y exactas dosis de sano
resentimiento social.
Las Lelas tienen miedo.
Paula, lesbiana militante tiene 21 años y está próxima a entrar a estudiar una carrera de lenguas (no hay
nada más irónico que la vida, cierto). Su pareja es Catrala (22), nada mucho que comentar que sus
verdes ojos agua y su pelo lustroso como ala de cuervo. Atracan en el living. Se gritan su amor. Y
bailan ritmos weones de onda disco y pop ochentero (el soundtrack oficial de nuestro revival fascista).
Se besan. Se manosean. Lamen sus tetas. El dueño de www.sexchile.cl, mira de reojo la pasión
explicita de su hermana menor. Bebe whisky y otea a una Diosa Porno Bisexual (D.P de ahora en
adelante) que se sienta en el paquete de dos gays, más yeguas que Allen Gisnberg con Viagra. El dueño,
ese neoliberal recalcitrante que sabe que el boliche se le puede ir a la mierda en 24 horas más, revuelve
su whisky con el dedo. Y yo me río. Pero es una de esas risas macabras. Desquiciadas. Másbien río
porque me da plancha llorar. Los viejos cochinos, periodistas adictos a la nicotina y al culo joven;
beben y hacen recuerdos de 20 años de ir por la vida escribiendo de una realidad sin pautas y muchas
putas.
- Gianina... ¿tú eris, Gianina... cierto? - me lo dice Catral. Recibe un buen lamido de tetas de su pareja.
Paula, sabe como morder, sobar y lamer.
- Si … dime... - digo sin perder la perspectiva de la DP sobando los paquetes de los gays y un viejo
cochino le soba las tetas.
- Sabis... nosotras nos amamos... - aliento de insecticida saturado de espanto. Mano derecha en la teta
izquierda de Paula. Y ella recibiendo un gatillo.
- ¿Por qué no van a otra pieza tirar? - les digo. Mis ovarios periodisticos mi indican que todo aquí no es
más que un simbolo retorcido y en formato hiper realista de una condición objetivamente superior al
sexo como estilo de vida y modelo de negocios. Aquí se está concentrando algo.
- ¿Sabis por qué?... por que nos cansamos de andar por allí recibiendo la mierda de la exclusión. Si le
quiero chupar als tetas a mi mina lo hago y punto – dice Paula.
- Mi amor... no siento nada – dice Catrala y se compone. Beben un trago. Y se largan. Antes de dar el
portazo y perderse en las calles de un Santiago asolado por el rumor del estado de sitio, Catrala me lo
grita.
- Escribe hueona... de está hueá... que estamos tan cagadas de miedo que no podemos calentarnos en
una partuza -
Doy un piquito a cada una. ¿Qué tal trabajarácon sus dedos esa tal Paula?. No sé. Un viejo rubio y de
aspecto rancio me agarra el culo. La DP se la quiere chupar a un gay. B_I_M me mira y me hace una
mueca risueña. Como la de un condenado.
Chucha que estamos mal.
- Te pareces a mi hija menor – me dice el amigo de mi editor.
- ¿me puede sacar las manos del poto, por favor? -
- Pero mijita... sí aquí estamos todos para puro gozar – me dice un tipo con aspecto a Chuck Norris con
deliriums tremens. Me mira. Morboso. Cochino. Violador. Alcohólico. Sucio. Exquisitas manos. Tomo
su paquete. Y no siento nada. Miro a Chuck y él tras sus gafas mira a los míos. Ríe. Otra vez la mueca
de la derrota.
- La DINA... huachita... esto es mi herencia de los tiempos que están por volver – y se larga a llorar. Mi
jefe observa la situación y ríe. B_I_M mantiene la mueca y la mirada perdida entre los cubos de su vaso
de vodka naranja. La DP a logrado su objetivo y les chupa el pico a sus amigos gays que s ebesan.
Todos nos arrimamos al cuadro. Los viejos se masturban. Yo abrazo a B_I_M. Él fuma y se le acen
lágrimas de macho alfa derrotado. Yo no estoy caliente. Desde un equipo suena Tata Golosa.
DP lamiendo condones en una escalera.
DP es una yegua de algo más de 20 años. Voluptuosa. Morena y con el pelo teñido con visos rojizos.
Tiene unas tetas preciosas, gigantescas y naturales. Su culo compatibiliza volumen con gravedad. Está
bien. Pero se le lee el carrete más allá de sus tatuajes de yakuza. El rimel está descorrido. Es
pornográfica y bella. Una perra deliciosa. Una hembra alfa convocando al semen fleto que no sale. Las
vergas se sacuden. Y no se erectan. La música se vuelve más idiota. Más reiterativa. Más inútil. Más
insustancial. Más ineficiente. Más impotente.
DP lame con oficio las vergas depiladas de sus amigos. Los viejos no pueden acabar. Los gays desisten
y se abstraen de todo en un atraque que se pierde en la salida de la oficina. Un viejo dice:
- Me vengo -
DP recoge un condón a medio usar de sus amigos. Recibe el chorro blanquecino y juega con la
sustancia hasta que la traga. Luego se tiende medio desnuda en la escalera que lleva al segundo piso.
Medio violada. Se escucha un pedete. DP bebe un poco de whisky. En sus labios pende un hilo de
semen impotente de generar otra cosa que no sea asco.
Yo miro a B_I_M. Acaricio su rostro de escritor cabrón. Y le trato de besar. Él rehuye el acto.
Se vacián las botellas. Se retira todo el mundo.
- B_I_M... no vengas mañana... - dice el dueño – Gianina se hace cargo de la nota principal de
mañana... esta hueá va durar 4 años no más, hueón – y se retira. Trastabillando y abrazado de un par de
amigotes. Están llamando putas. A llá él si quiere botar su dinero como mejor le plazca.
- El problema no son los 4 años, hueón... es el día a día... el polvo a polvo, hueón – y mi editor
enciende un cigarro y desaparece. Quería darle la pasada.
Y aquí estoy escribiendo una crónica decadente de una orgía no concretada. En el momento que se suba
el post, de seguro la derecha se abrá calzado la banda presindecial. En el trayecto de este día especial
para algunas personas y maldito para el resto, han transcurrido dos réplicas entre grado 6 y 7 escala
Richter.
La oficina se ha vaciado y me dieron ordenes estrictas de postear desde un ciber. En el facebook de
B_I_M reza el siguiente estado: Ya van dos réplicas y aún no lo entienden: LA MADRE TIERRA NO
QUIERE FASCISMO.
Los gays. Las lesbianas. Los viejos cochinos que saben hablar. Los escritores malditos anónimos. Las
diosas porno. Los dueños de medios porno. Las periodistas ex prostitutas. Y estoy segura que el
verdadero auditorio de www.sexchile.cl; tampoco.
Lluvia dorada para un Santiago solidario
Mientras la sociedad chilena, eufórica y más chauvinista que nunca, celebra su condición de ser el país
más solidario del mundo.Orgullo nacionalista fundado sobre ser el país con el primer y cuarto
terremoto más grande del mundo. Pienso, café y cigarrillos mediante; en lo necesaria que se vuelve la
condición políticamente incorrecta de compartir mesa, aire y culo con gente que no me parece del todo
relevante.
Debo ser parte de un colectivo social, y a veces humano; con quien no comparto ni el apéndice de un
sinapsis. No es que me moleste que la gente se organice para salir en ayuda de otras personas aquejadas
por calamidades ambientales. Lo que me molesta es la frase de buena crianza, la salamería y
principalmente, si es que no de forma exclusiva; el hecho de pertenecer a un colectivo y generación que
otorga propiedades mágicas al dinero.
Se le aplaude, saluda, besa, agradece. Saca lágrimas, emociona. En fin, en una sociedad como la
sociedad chilena no es que sea lo más cercano a la felicidad. Simplemente, la ha superado.
El dinero mejora, construye casas, levanta puentes. Tan divino elemento, administrado por la banca
mundial y sus fieles intermediarios, multiplica panes y peces.
A consecuencia de tanta felicidad y dinero circundante en el ambiente, se me vienen a la memoria
algunas situaciones estrechamente ligadas con el verdadero objetivo del presente post que no es otro
que hablar de la vida sexual de la gente nacionalista y solidaria.
Entre las muchas situaciones que necesito exorcizar se encuentra: lo que he debido hacer por dinero, lo
que he terminado hacer por dinero y por último, lo que simplemente no pude hacer por dinero.
Curiosamente todas unidas por el común denominador de lo dorado. Más bien de la lluvia dorada.
Lo que he debido hacer por dinero
Hubo una ocasión en que se me canceló una ingente cantidad de dinero tan solo por servir de manera
bastante humillante, vasos de orina a una selecta concurrencia de féminas y varones en un
departamento de Eliodoro Yañez.
- ¿Cuánto nos cobrai por echarnos pipí? - preguntó una rubia natural pero lamentablemente
sobrevalorada en medio de una orgía del tipo mujeres bisexuales, borrachas, con strap y cocaína;
mezcladas con hombres borrachos y drogados a tope. Tres parejitas de misa dominical, si me lo
permiten y entienden.
- La hora y media atención pareja es de $ 200 mil pesos - dije.
- ¿Incluye caquita? - preguntó la poco inteligente y hueca vocecilla de clase media aspiracional.
- No, no incluye caquita porque yo no hago esas cosas – dije. Molesta y con cara de “otro remake de
Salo a la chilena”.
- Oye es solo una pregunta, poh... te cuento linda somos tres parejas que solo queremos una puta
decente (sic) que nos mee -
- Entonces son $ 600 mil pesos -
- Es que no nos entendis, gaia... no queremos chuparte ni que te la metan... solo queremos que nos
largues unos buenos meados... -
- solo eso? -
- Si poh... queremos lluvia dorada -
- Te parece que dejemos todo en $ 200 mil – dije
- ... ¿tú pones el móvil o debemos pagarlo también? -
- Ustedes... -

Trato echo. Y me instalé en el regio apart hotel de Providencia al que se me indicó ir. Entré y la fiesta
iba ya en la etapa de pijas flácidas, mujeres borrachas tendidas de piernas abiertas en alfombras y
demás comensales aspirando cocaína en mesas saturadas de vasos a medio vaciar y un suelo que olía a
semen y condones.
Besitos en la mejilla. Saludos cachondos varios. Cuento el dinero y lo ingreso a mi billetera. Y me largo
a beber agua tónica mezclada con hielo. Bebo de manera frenética. Mientras el hígado se hace papilla
con el amargor y la vejiga se llena y llena de líquidos fríos. Mi muchedumbre decante, perversa, exitosa
y enajenada. Celebra mi accionar. Soy la dosis final de su coqueteo caliente con la muerte. Como
sacada de un acto final de La máscara roja de Alan Poe. Como una muralla con costras de sangre del
Arkham Asylum de Morrison. Mi propia estancia en una correccional francesa dirigida por Monsieur
de Sade. Gritan. Aplauden. Se besan. Se manosean. Jalan. Beben. Tratan de fornicar. Están felices. Y yo
bebo y bebo más vasos de liquido amargo con cubos de hielo.
Luego me sacó la mini de mezclilla y los colaless blanco – nunca hubo una solicitud explicita de ropa
muy funcional a la ocasión. Lo recalcó por si alguien encuentra muy chula la descripción del vestuario
– me paró en la mesa. Y largo el chorro amarillo de mis meados. Allí mi auditorio se deleita y recibe mi
orina en vasos y rostros. Algunos lo reciben en su bocas. Lo contienen para luego lanzarlos al rostro de
quien tienen al lado. Otros y otras hacen brindis y lo beben. Otras lamen el rostro de otros. Y todos se
unen en una danza desquiciada de orina, saliva y cocaína.
Voy al baño. Me limpio y visto.
La rubiecita, toda meada y drogada; vuelve a la carga con otro fajo de billetes azules para tentarme con
que les lancé mi mierda. Digo que no. Y me devuelvo caminado a mi departamento. Primera vez que
mear me fue tan rentable.
Lo que he terminado hacer por dinero
En otra ocasión recibí otra buena cantidad de dinero por mantener relaciones urofilicas con una dama
de buen ver y excelente pasar económico. La prostitución lesbica es uno de los tabués donde menos se
ha escarbado en Chile, principalmente porque suele estar disfrazada del eufemismo de la fantasía. Sin
embargo, la mujer sola que pide otra mujer es bastante común en el mercado escort. Y responde a la
patética realidad de chilenas que viven en el absoluto ostracismo y enajenadas en el consumismo más
recalcitrante. No está bien el consumir para proyectar desde un articulo determinado tal o cual rasgo de
tu personalidad, pero el común de esta polis dependiente así lo tolera, acepta y promueve. No está bien
construir tu identidad social e individual (aquí no existe la palabra colectivo por ortodoxia y
principismo) sobre la base de lo que has adquirido, adquieres y vas adquirir; pero el mercado está para
eso: para construir nichos (que palabra más brutal y contundente esa) donde cada cuál se ubica y
disfruta de los beneficios del consumo.
Pero lo que realmente da vergüenza hasta al más recalcitrante de los neoliberales, es desarrollar
patologías clínicas serias con respecto a la divinidad (a secas) de un objeto en relación a tu
personalidad.
Mi clienta recurría a mis servicios cada vez que cambiaba de estilo en su bien cuidado apartamento de
Vitacura.
Digamos, mi rol era el de actuar – al parecer, bastante bien – como una agente invasivo y delictual en
su morada. Me pagaba para poner a prueba la capacidad erótica de sus muebles y refinado buen gusto.
Mi buena señora de rosario y misa diaria. Mi buena dama, anónimo símbolo de seguridad contra la
delincuencia. Mi buena dama de cuidado cabello ceniza, ojos verdes y respingada nariz. Mi dama de
culo duro, tetas firmes y enorme clítoris. Y sus alaridos sobreactuados. Digna representante de nuestra
rancia oligarquía castellana vasca. Mi buena señora que pagaba por chupar mis calzones meados
mientras ella se introducía el falo de Dios.
¡¡AHHHH!!
Procedo a explicitar los actos.
Llegué a prestar servicios a esta mujer por recomendación de otra clienta que gustaba de vez en cuando
ser vista por su marido violando a una muchacha vestida de actríz porno. Nada del otro mundo: fingir
orgasmos, placer y diálogos sobreactuados acerca de lo experta que puede ser una mujer de treinta y
algo años con la lengua y consoladores varios. Excelente clienta con la que aún mantengo contacto por
messenger y me cuenta sus desventuras sexuales en su cuarto embarazo.
Una tarde post gimnasio, recibo el llamado de una mujer críptica y refinado hablar. Un castellano casi
provinciano que me hizo suponer que Catalina de los Ríos y Lisperguer se comunicaba de ultratumba
conmigo. Acordamos el encuentro en un café de Isidora Goyenechea. Debía ir de riguroso y austero
vestir y ni hablar de maquillaje y joyas. Más bien todo lo contrario. Austera, simple, elegante y bella a
la vez. Nada de faldas arriba de la rodilla o cosas ajustadas.
Nos reconocimos y acordamos ir a su bunker. Perdón, departamento.
Acto seguido de haber sido presentada en consejería como una ahijada del sur. Llegamos hasta la
mazmorra en cuestión. Nuevamente, pido disculpas: el penthouse en cuestión.
Cerrada la puerta me ordena: - ve al baño y ponte lo que deje... - contado y guardado el dinero, envío
un mensaje de texto a una amiga con la cual nos protegíamos mutuamente. Nada del otro mundo:
dirección y hora término del trabajo. Solo eso.
Salgo del baño vestida de escolar fiscal y mi clienta me espera desnuda con unas lindas medias negras
y el pelo tomado. Y luego me grita:
- ¿Qué me has robado, puta asquerosa? -
- Nada señora – le digo. Confundida.
- ¿Cómo que nada, mierda?... tendré que revisarte - y se larga sin más a meter sus dedos en mi
entrepiernas. No hay caricias ni cosas morbosas. O peor aún: a la ausencia de caricias y manoseos
varios, aparece la humillación como sustituto. Sus dedos firmes, huesudos y hábiles escarban mi vulva.
Yo estoy contra la pared y ella grita:
- Todas las cholas hijas de empelada son iguales... ladronas y putas... - entiendo el código de su
enferma y fascista fantasía y tomo el control.
- No señora... yo solo quería mirarla... -
La dama en cuestión escupe mi rostro y lo abofetea. Para luego gritar:
- Chola asquerosa... lame mis pies – y yo paso mi lengua en sus pies cuidados, suaves y enfundados en
medias que por lo bajo deben costar lo mismo que la deuda externa de Haití  - Ahora baila con mis
dedos dentro, ladrona de mierda... querías robarte mis joyas,¿verdad? -No, señora... se lo juro por Dios
que solo quería verla – lo digo con voz lloriqueante mientras miro al suelo y muevo mi culo como una
especie de baile del vientre bastante mal logrado.
Me abofetea. Y escupe. Toma un consolador celeste con púas de látex y lo agita ante mis ojos. Yo lloró.
No sé si de verdad o por memoria emotiva, pero lloro. Y ella grita.
- Dios es sagrado, chola asquerosa... negra de mierda... Dios es esto – y me pone ante mis ojos el
consolador. Bello y perturbador trozo de goma.
Lo trato de tomar. Y ella me lo niega.
- Lame... chola asquerosa... lame negra de mierda -. Por cierto, la cantidad de melamina de mi piel es
idéntica a la de señora. Por lo tanto, la condición racial pasa a transformarse en un sinónimo de lo
social. Así que lamo su vulva fría y depilada. Introduzco mi lengua en sus rosadas carnes de alcurnia y
descubro un delicioso clítoris de proporciones mágicas: un pequeño pene erecto que con fruición
mordisqueo y disfruto del ocre sabor de sus jugos corriendo hacia mi boca. Mi señora chupa su falo
divino. Se produce arcadas. Trato de besarla. Y ella me dice:
- Yo no beso cholas putas y ladronas -. Así que me devuelvo a su concha mientras ella me da nalgadas.
Crueles, elitistas y racistas palmas abiertas en mi culo. Trato de sacar mis calzones y ella ordena.
- No quiero ver tu concha, negra asquerosa – así que sigo lamiendo.
Paramos un poco. Me lanza unos billetes a la cara y me ordena:
- Meate, puta asquerosa -
- ¿Dónde? - pregunto.
- Aquí mismo... quiero verte mear -
Acto seguido me largo a mear y observar lo que hace la dominatriz nazi que tendida en el suelo se
introduce el falo. El tibio liquído escurre por mis piernas y moja el calzón. Y ella reza. Le implora a su
Dios por el pecado del mundo. Por el perdón de las almas perdidas. Y el falo hace lo propio. Horada
sus carnes y la orina moja su rostro y cabello. Termino de largar el tibio chorro. Y ordena.
- Sacate los calzones, puta asquerosa -.
Me saco mis calzones blancos de quinceañera virgen. Están mojados. Y ella lo exprime en su boca
como quien arranca la última gota de jugo de un limón. Veo estupefacta la imagen. Veo como primero
un grueso y poco uniforme chorro de orina sale del trapo hacia la boca de la mujer. Y luego se
transforma en gotas que son absorvidas con desesperación. El falo de Dios se mantiene fijo en la
concha.
- Exquisito – dice. Extasiada introduce el calzón en su boca. Y se masturba con la replica de látex del
creador. Acaba en un aullido que estremece la tarde del Santiago ABC1.
Me ordena salir del pasillo. Me escondo en el baño. Me ducho rápidamente. Y me largo. Antes de irme
la señora me aclara que debo bajar por el ascensor y nada más.
La atendí más de una vez.
Lo que simplemente no pude hacer por dinero
Lo último que debo decir es que también tengo escrúpulos. El dinero estaba en la mesa y lo rechacé.
Era un hombre de algo más de 50 años. Separado y de buena situación. Pagaba por fornicar sucio
conmigo. Su manía era sentirse la cosa más miserable del universo. Me vestía de ángel y me violaba
por el culo en su living con un plasma gigantesco transmitiendo imagenes de porno sado maso extremo
asiático. Me regalaba disfraces de escolar japonesa y él se masturbaba en mi rostro mientras yo le
contaba cosas guarras que hacia con juguetes, amigos y compañeras de colegio. Me pagaba por
introducirme cosas no convencionales en la vagina: vegetales, lapices y adornos que el olía o comía
frente a mis ojos. Lamia mi culo y me penetraba de manera inexperta y salvaje. Bebía de mis meados y
quizó que me practicara un enema en su cara. Ofreció 30 mil extras por mi mierda liquificada. Ofreció
60 mil por mi diarrea en su cara. Ofreció 100 mil por introducir una manguerita de goma, infiltrar un
liquido jabonoso y que yo vaciara mis intestinos en su cara. Y siempre dije: NO.
Lo atendí más de una docena de veces. La última fue cuando enema y dinero en mano me suplicaba
que le diese un paraíso de mierda, miseria y según él, placer. Le negué su explicita solicitud. Y él se
largo a llorar. Como un niño malcriado. Un berrinche enfermo y absurdo. Gracias a él dejé de ser puta.
He bebido más de 4 tazas de café. He fumado bastante frente al notebook. El jolgorio nacionalista se
traduce en algo más de 30 mil millones de pesos. Muy pronto se hará poco. No importa. El único
triunfo colectivo que se puede permitir una sociedad individualista como la chilena, es acumular la
mierda suficiente como para mantener a raya el monstruo insaciable que todo lo necesita.
Permiso soy disidente.
Permiso voy al baño.
Una noche y dos privados.
- Gianina, necesitamos que te vayas por una noche a una casa de putas – dijo mi editor. Es verdad,
todos los editores son iguales. Son como esos viejos periodistas con cáncer a la próstata que salen en
los cómics, cine y obviamente, en la realidad.
- Voy si usted va a uno de putos –
Conclusión: Gianina pasó la noche del martes para el miércoles en un privado para gays. Y mi jefe en
un privado heterosexual de Las Condes. El objetivo: hacer un reportaje muy gonzo, muy vivencial. No
sé. Buscar esa cosa que el eufemismo patrio denomina como lado humano de la verdad.
Va para ustedes lectoras y lectores de www.sexchile.cl esta crónica mixta de una noche en
departamentos de fiesta pero como simples observadores de la necesidad de afecto capitalino en el
Chile post terremoto.
Taxi Boys: machos enceguecidos.
Por convicciones de medio y ética profesional diré solo el sector: Santiago Centro. Me recibe Pablo, 27
años y gay asumido. Pero hablo de ese tipo de homosexual que es un desperdicio para nosotras: alto,
trigueño, ojos verdes, un poto que se lo envidio, fibroso, bien vestido, buena manicure. En fin, un
Fulvio Rossi con pene.
Se independizo de un sauna gay de calle Marcoleta hace 5 años. Lleva en el rubro casi 8 años. Junto a
él, que solo atiende a una selecta clientela heredada de sus tiempos de taxi boy regentado; trabajan un
estudiante universitario que hace las de chofer y 3 chicos que de vista y herramienta están más que
bien. Y una nana que es la madre del chofer. Cariñosa como ella sola la señora, fíjense.
Subimos a su departamento. Amplio y con una estética que demuestra un buen gusto minimalista. Los 3
chicos me miran hostiles y la nana me saluda. Me sirven un rico sándwich de queso y un cafecito
caliente. Comenzamos el diálogo.
- Atendemos a la antigua. El cliente llama, confirmamos por Internet el teléfono y la dirección y
fijamos la atención. Cada chico lleva en su mochila lubricante y condones… si el cliente lo necesita
también puede atenderse acá…- dice Pablo. Hasta el momento nada ajeno a mi pasado.
- Cuando el cliente llega le pido a los chicos que se presenten y luego decide con quien quiere
atenderse – dice Pablo con una frialdad de Chicago boy que avergüenza a Milton Friedman – allí el
chico… a veces piden dos, va en zunga o boxer y lleva en una bolsa toallas, condones, lubricante y
toallas desechables … la atención dura una hora –
Suena el teléfono. Contesta un chico moreno con visos que se dice llamar Andrés. Ojos celestes
postizos, polera blanca ceñida que marca su delgado y fibroso cuerpo de 1.70 mts. Es bastante
amanerado.
- Si… dime?… ¿Activo o pasivo? .. Si… ¿Quieres atenderte con algún chico en especial?
Andrés, Ignacio y Ian… disculpa amor, quieres saber cuánto sale estar con dos chicos?... espérame un
poquito… -
Andrés se acerca hasta Pablo y este le entrega un pequeño papel que a escrito con premura.
- Serian 80 mil pesos… domicilio tiene un recargo de 20 mil pesos por el móvil ida y vuelta… entonces
vienes para acá… (aquí Andrés le da un punto estratégico y acuerda el encuentro)… nos vemos…
disculpa entonces te atiendes con Ignacio y Andrés… OK – y corta el teléfono.
Ignacio parece un chico normal. Tez blanca, ojos celestes y el pelo con algo de gel. Lleva una camisa
del tipo guayabera, jeans y zapatillas todo terreno. Es el único que ha estado pegado todo el tiempo
frente a un notebook. Me saluda y este chico parece una quinceañera con yumbina cuando habla.
- Cuando hago tríos es cuando más disfruto de este trabajo… ojala me pidan ser pasiva, pasiva… me
cansó menos – y se deja ir cuan Barfly tras la puerta del baño. A los tres minutos sale. Zunga negra
brillante y haciendo ejercicios pectorales y me pregunta que como se ve. Le hago un pulgar para arriba
y sigo hablando con Ian y Pablo.
- Los chicos se llevan la mitad de lo que cobró – dice mirando de manera libidinosa a Ian – además que
cuentan con una serie de beneficios… -
- ¿Cuáles? –
- Internet, comida y controles sanitarios… mis chicos se controlan todos los meses – lo dice mirando
fijamente a Ian. Este sonríe de manera nerviosa. Se levanta y mira por la ventana. Se muerde las uñas.
Se dirige a la cocina. Le sigo.
- ¿Qué pasa? – le pregunto mientras lleno un vaso con agua. Se lo ofrezco. Ian lo acepta.
- Hace dos noches que no atiendo a nadie… Pablo me dijo que ya no le sirvo – y traga rápido un sorbo
de agua – y yo… -
- Tú sientes algo por Pablo – lo miro con una sonrisa cabrona y tierna a la vez. Del tipo Olivia Wilde
como 13.
- Si… - y se pierde en el living. Se acurruca a un costado de Pablo que habla por celular. La nana
prepara dos bolsas plásticas y las llena con toallas y cosas.
Aparece Andrés con el cliente. Ignacio le espera en el dormitorio. El cliente paga a Pablo mientras que
Andrés se dirige al baño y sale con un boxer. Toma las bolsas que le pasa la Nana y de la mano entra
con el cliente al dormitorio. Ian sube el volumen de un CD de Caetano Veloso.
Pablo se acerca y me dice:
- Veamos -
- ¿Qué cosa? – con gestos de asombro, espanto. Y mucho morbo.
- A mis niños trabajando – y levanta un cuadro del tamaño de un plasma. Da a un espejo de una cara.
Ignacio está chupando al cliente, un viejo de unos 50 años de pelo cano en pecho y una incipiente
calvicie. Acaricia la cabeza de Ignacio mientras mama la verga erecta de Andrés. Ignacio se pone en
cuatro y el cliente lo penetra. Andrés hace lo propio con el cliente. No sigo viendo más. Demasiada
pornografía en mi vida me acredita como una guionista experta en las escenas que se sucederán.
Suena el teléfono. Mientras Pablo cubre el espejo secreto, Ian contesta.
- ¿Los Leones con Bilbao?… te recuerdo… voy a estar allá  en unos 20 minutos -
Lo acompaño junto al chofer. Este último no se cansa de recalcar la cobranza y ciertos códigos de
seguridad para Ian. Él mira las luces que se reflejan en los vidrios de un automóvil, piensa en el dinero,
piensa en Pablo que no lo va expulsar. Ian piensa en un futuro labrado en la explotación de su culo.
Un viejo con pantuflas se acerca al móvil. Entrega el dinero al chofer y se lleva a Ian por el hall del
hotel.
Siendo las 6:45 A.M de un día miércoles, Pablo baja hasta un cajero automático y deposita 100 mil
pesos. Andrés, Ian, Ignacio, la Nana y el chofer cuentan en sus billeteras 20 mil pesos cada uno. Así es
6 madrugadas de 7 que tiene cada semana.
Putas noches cesantes.
Las Condes es una comuna que debe su nombre a unas prostitutas. Las Condes es el fetiche de lo
aspiracional. De lo que debemos ser como sociedad. Las Condes es la comuna de mayor ingreso per
capita en Chile. ¿Cómo funciona una casa de putas en esta comuna?
En eso estuve.
Arropado como un loser estructural y con mis gónadas periodísticas a full, llego hasta el departamento
en Encomenderos. Me recibe Belladona, lo siento no es la diosa anal porno yankee. Por teléfono
acordamos el trato. Nada de números, nombres ni direcciones. Apenas lo suficiente como para quien
lea esto entienda donde estamos. Bebo café. Mientras las chicas van llegando. Visten como muchachas
con buen trabajo, buen teñido y un exceso de melamina que denuncia su origen humilde. Vidas
construidas en base al fracaso: críos no deseados, abortos mal echos,  matrimonios fallidos. Tíos,
abuelos, padres, padrastros, hermanos. Excesivamente cariñosos todos. En fin. La vida y sus
circunstancias que hacen als consecuencias.
- Hace 4 días que no llama nadie – dice Belladona.
Bueno. Hay cierta ausencia de sentido común en Belladona. Las chicas se arropan para sus labores.
Dos en ropa interior y bata transparente. Las otras dos bastante bien producidas como promotoras
ABC1. Un tipo de aspecto rudo y soez. Como un mafioso mexicano se pasea realizando chistes
vulgares y obvios entre las muchachas que juegan carioca. Me sumo a la partida. Soy un hombre que ha
echado mal sus cartas en más de una ocasión.
El cuarto – al parecer ex cocina – se satura de música de Américo, La Noche, perfume donde el único
barato era el mío, cigarrillos y risotadas. Vamos por un trío y una escala. Reparte Camila Andrea.
- Hasta antes del terremoto tenía en promedio dos atenciones diarias… -
- ¿y eso cuánto era en plata? – me siento un personaje secundario de una película de Tarantino.
El chofer me mira con cara de dialogo cortante. Como preguntando si quiero calzarme un buen par de
zapatos de cemento.
- 50 mil – dice seca Camila Andrea.
- Pasó – digo. Tengo el trío pero me falta o un Rey o un 10 de pick.
Suena el teléfono. Cartas a la mesa. Contesta Belladona. Un dialogo familiar.
- Debe ser el pololo de la jefa – dice Francisca, morena de mechas rubias y excelente culito enfundado
en un buen conjunto blanco – te toca – indicando a Romina, trigueña algo pecosa y de buen hablar.
Viste ceñidos jeans y blusa color palo rosa. Pelo liso y bien maquillada.
- Tal como va la cosa vamos a tener que quemar la concha – dice. Genial. Nada como un código de
oficio para entrar a preguntar.
- ¿Y eso qué es? –
Camila Andrea saca de un estante una concha de loco. Un clásico cenicero de patio chileno. Camila
Andrea mira a Romina y esta se larga una risotada Francisca y Lola. Dos morenas de temer. Y erectar.
- ¿Lo hacemos, chiquillas? – dice picarona Camila.
Francisca es la primera y se saca un vello pubico, le siguen Romina, Lola y termina el tramité Camila
que vierte un poco de whisky y le da fuego.
Belladona entra al cuartucho. Se lleva la concha al living y da vueltas. Es un ritual digno de vudú o
santería cubana. Pero son solo unas putas tratando de convocar clientes.
- Esta huevada no funciona – dice y lava la concha de loco en el lavamanos. Camila Andrea se viste. Y
se larga. Le siguen Jennifer y Romina. Fiel a su suerte nocturna se queda Lola. Si caen clientes serán de
ella y de Belladona.
Al final de la jornada, Lola duerme en el living tapada por una frazada de polar. El chofer se ha largado
hace una hora ya. Belladona hace zapping entre los canales d ela televisión abierta que hablan de
saqueos y de la miseria humana post terremoto.
Me voy hasta la oficina. Me llama mi mujer. No cree que estuve trabajando toda la noche. Tampoco yo.
Devoción anal.
Tengo 21 años. Durante 3 ejercí la prostitución en diferentes estratos sociales y trama de precio. Fui de
los 30 mil  a los 150 mil pesos. Realicé distintos tipos de servicios y practicas sexuales por dinero. Me
acosté con mujeres y hombres por dinero. Nada más que por dinero. Siempre me he reconocido
bisexual. Y una adicta al sexo anal. Al buen sexo que te rompe el culo sin que aquello impliqué la
destrucción de mi esfínter. Lo he practicado con hombres (de manera unitaria y grupal) como con
mujeres (vía puño o con juguetes). He logrado los mejores orgasmos de mi vida por este camino. Y me
veo obligada en este artículo en reconocer cosas que hacen del sexo anal una práctica placentera,
segura e higiénica.
Mi primer recuerdo anal (¿tiene memoria el culo?) se remite a una afortunada sucesión de hechos
regulados por la calentura y el negocio. Trabajaba para un par de milicos retirados en un departamento.
En ese bendito día no tuve jefes ni cabrona que nos supervisará. Éramos 3 guapas putitas con edad
legal. Y los clientes llamaban y nosotras les atendíamos. Precioso en términos comerciales y en cierta
medida, en términos sexuales que procedo a explicar.
Llegaron dos muchachos de algo más de veinte años y querían darnos por el culete a Giselle (nombre
artístico de una estudiante universitaria oriunda de Arica que trataba de sacar su titulo de Ingeniería en
la Católica de Santiago) y a mi. Dos frágiles ya ardientes gatitas de un poco más de 18 años.
-          ¿cuánto sale por el chico? – OJO USUARIOS: hay eufemismos más decorosos para
Pedir precio por sexo anal: greco por ejemplo.
Nos miramos con Giselle y la tarifa permanente del rubro indica pedir lo mismo que por una atención
normal. Es decir, si se cobra por hora servicio 30 mil pesos, el anal tiene un recargo de igual valor.
Realizada la transacción comercial me fui con un muchacho de 21 años. Chico guapo de facciones
infantiles y buena herramienta de mejor grosor. Un machote juvenil de 20 X4, si me entienden.
Pero mi niño dotado quería entender las reglas del enculamiento. Mejor dicho querían que le enseñaran.
Y mi muchachote  20 X 4 cm pagaba por un buen servicio que esta servidora se lo dio.
-          Papito – esa cosa que describe al pedófilo que habita tanto al hombre chileno – méteme la
lengüita en el culito, mi amor –se lo dije desnuda y mientras él recibía una rica felación de esas casi
adolescentes: mucha lengüita masajeando el glande y suaves tragadas de su buena herramienta. Y mi
niño introdujo su lengua desesperada entre mis nalgas abiertas y dispuestas a recibir su bien provisto
trozo de burro.
-          Más lengua, papito – chicas escort: la palabra papito gatilla dispositivos de excitación en el
macho chileno que le descontrolan y nos hacen el trabajo más rápido – méteme esa lengüita rica – le
decía en cuatro y pajeando su cosita exquisita de buen aroma y mejor presentación. Cuando sentí que
cierta cantidad de líquido salía dese mi culo y se estaba confundiendo con la baba de mi galán
veinteañero.
Procedí a sacar un tubo de glicerina (en ese tiempo no había mucho dinero para los buenos lubricantes
que más tarde desfilaron por mi esfínter) y mientras enverdugaba mi culito de quinceañera rica,
masturbaba a mi niño que solo atinaba a besuquear, de manera morbosa, mis tetitas duritas y ricas. Una
vez que considere que estaba lo suficientemente lubricada y húmeda para recibir su herramienta,
procedí a enfundar su verga en un condón de color azul, quizá porque soy chuncha. Y me dispuesta a
guiar sus primeros pasos de sodomizador en posición cucharita.  Al principio mi niño quería ir rápido
(clásico error adolescente) pero yo le explique entre quejidos y explícitos gestos pornográficos que la
vía anal requiere de paciencia mas que rudeza. Nada de esas cosas que se ven en los videos pornos de
culos prolapsados dispuestos a recibir violentos actos de auscultación y prácticas cercanas a la
proctología. Si dichas imágenes responden a alguna fantasía erótica es porque la esquizofrenia es un
sano estado de salud mental.
Vuelvo a mi machote 20X4 cm. Al controlar la velocidad aseguramos el ingreso paulatino del miembro
en el recto. A la vez, vamos “tanteando” nuestra capacidad de recibir en lo profundo la herramienta
masculina. Y dichos sea de paso, cada centímetro que va horadando nuestra humanidad va lubricando
de manera más profunda. Una vez que sentí el golpe de su escroto contra mi culo, sentí que era el
momento de enseñar a mi chico superdotado (y durísimo como porra de paco del GOPE) un para de
posiciones amatorias que le dejarían como rey frente a cualquier fémina no prostituta siempre y cuando
se encuentre lo suficientemente borracha, drogada o excitada. De preferencia los tres estados.
Me pongo en cuatro y obligo a “mi papito” a que me de con todo. ¿Por qué? Estoy lo suficientemente
dilatada y lubricada: no puedo perder el tiempo en cerrarme o secarme. Lo mismo con la verga
enfundada en un condón reluciente de lubricación natural y vaselina. Así que mi niño me da  lo bruto
por el culete y le grito que me está rompiendo. Que me hace daño. Que es un bruto, mi papito y él solo
contiene el grito. Condición que aprovecho y paso por la parte baja mi mano derecha para apretar sus
testículos. ¿Para qué? Simplemente para disfrazar mí aparente rol pasivo en ser yo quien controla la
intensidad de la penetración. De paso si logramos apretar de lleno ele escroto podemos acelerar la
eyaculación y nuestro amigo se sentirá ordeñado como nunca.
La próxima posición que aplico con mi machote es una cabalgada brutal. Lo tumbo en la cama. Me
siento en su erecto miembro, lo masturbo de manera frenética, acomodo su lubricado glande, vierto en
la palma de mi ano un cúmulo de babas espesas y las introduzco  en mi culito. Tomo su verga y cuando
la siento a medio camino. Salto sobre ella. Y grito. Salto sobre su pico duro y le miro a la cara. Le dejo
pellizcar mis tetitas mientras entrecierro los ojos y saco mi lengua. Le guío sus manos hasta mi cinturita
de maraca
Y salto sobre su pico duro. Le beso. Le meto la lengua en su boca con aliento de alcohol. Y siento su
pico perforando mi culo. Cabalgo sobre mi burro de 20X4 cm. Me corro. Y lanzo un alarido de hembra
en celo que mi machote entiende como un logro. Yo, cuan actriz porno, me deleito en mi sobreactuada
realidad de placer. Goce. Y dinero fácil ganado con el sudor de mi culo.
La última clase que le doy a mi macho es una variante de la posición del misionero. Me tiendo sobre
las húmedas sabanas de mi sitio de trabajo. Abro mis piernas y pongo mis muslos sobre sus hombros
delgados, sudorosos, lampiños. No tiene calugas. Pero tiene una verga que es una bendición perversa y
erecta. Benditos veinteañeros sin grasa.
OK. Le indico que me penetre sin piedad. Que meta ese pedazo de piedra roja en mi culo rosado y que
salte sobre mí. Empieza el vaivén y lo hago hacia mí con mis piernas. Él trata de moverse pero yo lo
mantengo firme. Todo dentro mío y realizo movimiento verticales que le descontrolan. Luego de
manera violenta junto mis nalgas y cierro mi esfínter. Y obtengo lo que busco y mi niño me dice: -
Quiero acabar –
De rodillas, le sacó el condón, lo masturbo un poco y recibo en mi carita de ángel su lechecita espesa.
Hay $60.000 pesos en mi mochila y aproximadamente el semen suficiente como para llenar un vaso de
tequila.
Así es como practico el sexo anal: posiciones y frenesí erótico controlado. Por cierto el último consejo
que debo entregar es el tema higiénico para evitar sorpresas. Lo mejor una lavativa previa. En lo
posible con un enema flexible y una solución jabonosa dos horas previas a la acción. El tramite dura 5
minutos. La evacuación unos 20 minutos. Luego infiltrar liquido con algún aromatizante. Evacuar
nuevamente. Y después, seguras de no tener nada que pueda producir algo bochornoso… a gozar.

Ass to mouth
Guarra. Si. Así soy yo: sucia, caliente y tan morbosa como mi cuerpecito de putita cara me lo permita.
Hago la confesión luego de un agradable encuentro con ex colegas de oficio. Cruzamos un par de cosas
de lo que va nuestras vidas y al cabo de dos Grolsch en un happy hour de Orrego Luco, salió el tema:
¿qué es lo más cochino que te ha gustado hacer con un cliente?
Llegado mi turno y apelando a mi buena memoria, saturada de sardónicas carcajadas, humo de
cigarrillos cubanos y un constante aguantar ir al baño; concluí con mis antiguas colegas que en mi caso
lo más sucio fue practicar el ass to mouth.
¿Qué es eso?, me dijeron las diosas de cuerpo fácil y tarifa diversa.
-          Cuando te la meten por el culo y se la chupas inmediatamente –
Silencio. Risas y tallas de grueso calibre. Otra ronda de Grolsch y el garzón (clásico universitario
desabrido) hizo como si no exitiesamos más allá de la propina.
 Al volver a mi departamento, bastante ebria y luego de haber compartido un buen cigarrillo de THC
con Viviana (trabaja en el sector Suecia); me largo en la cama.  A medio desvestir y solo recordando
cosas estupidas y sucias. Cosas que mojan y que dan risas. Cosas de mina caliente.
Recuerdo, entre el vaho del alcohol y la dulce tranquilidad otorgada por el THC; que en una ocasión
atendimos junto a Renatte a un tipo que no nos explicábamos porque debía recurrir a nosotras: alto,
fibroso esculpido en roca dura y con una verga del tamaño que hacia palidecer al mismísimo Rocco
Siffredi. Tenía una verga erecta de más de 20 cm – un mutante para estos parajes patrios – rosados y
lustrosos. Bien depilado. Nada de olores extraños. E insisto: un mino que te obliga a una catarata
después de verlo en cueros. Pero a él, mi Rocco personal, le gusta pagar por montarse el trío con
nosotras dos.
No entrare en detalles de las penetradas y cosas obvias. Hoy hablare de cómo nos rompía el culo y
como nos la gozábamos. En realidad yo. Renate, esa yegua morena de tetas de diosa era más lesbiana,
yo era la que me lo gozaba.
Mi primer ass to mouth me recuerda el sabor de Renatte entre mezclado con el regusto del lubricante y
el condón de mi Rocco. Sacaba esa estaca de carne rosada desde el culo casi en prolapso de Renatte y
me obligaba, jalando mi cabello, a su verga. Y yo chupaba. Lo lamía. Y seguía chupando mientras mi
amiga – amante le lamía sus huevos de hierro depilados. Hasta que  rápidamente se retiraba el condón y
aguantando como buen macho que era nada más para untarnos nuestras bocas de puta con su espesa
esperma.
Enciendo el cigarrillo. Pongo algo de música obvia en laptop. Mi gata ronronea a mis orejas. Enciendo
un cigarrillo blanco. Y vuelvo a mis viajes de maraca por pago.
La segunda vez que practique esta peligrosa tendencia oral ( es obvio lo del peligro y no pienso entrar
en mayores detalles debido a que esto es porno periodismo y no un tratado de infecciones
gastrointestinales generadas por la ingesta de lo que es obvio) fue cuando atendía a una pareja de
abogados gays.
Ambos buenos hombres de familia y cuidada imagen pública. Pero en la cama me daban clases de puta.
Me pagaban por verlos y recibir su esperma en mi cara.
Allí estaban dándose a la bestia y gritándose una vida de pasiones reprimidas, escondidas en sus
siempre lucrativas carreras de abogados y matrimonios de fin de semana.
-          ¿Te la calienta la puta, maricón? –
-          NO… solo tu mi amor… yo te soy fiel… rómpeme el culo, mi vida –
-          Te gusta que la puta nos vea, cierto? –
-          Si me gusta como me haces tu puta, mi vida –
-          Mira lo que hace la puta… mira como me la chupa, pedazo de maricón de mierda –
Acto seguido quien las oficiaba de eterno activo en aquella relación adultera me hace chupar su verga
desnuda y recién salida del ano del amor de su vida.
Y yo la chupo. La como entera. Una buena verga recubierta de natural lubricación rectal. Una especie
de gel de olor indefinible y textura semejante a jalea a medio cuajar. Mientras lo chupo. Su amante se
masturba. El activo descarga su leche traslucida en mi garganta mientras que su amante pasivo lo hace
en mi cara. Ambos me lamen la cara y caen en un infernal atraque. Es todo amor. Es todo lujuria. Es un
secreto que el mundo no sabe porque yo callo. Parto al baño. Me limpio la cara. Enjuago mi boca con
ese alcohol barato que se llama enjuague bucal de supermercado. Y trago antibióticos. Allí está el
secreto de no morir de triquinosis, difteria o hepatitis. En anular el efecto que pueda ocasionar algún
“resto” de lo obvio.
Cobro. Y me voy.

Me gusta el jazz en mi laptop. El sincopado desorden del todo. Las imágenes que se acercan a un
collage perverso y perturbador de un Dave McKeane. La ropa en el suelo. Como si recién estuviera
violada. Envoltorios de dulce de menta. La gata maullando. Los afiches de películas que solo a mi me
comunican cosas relevantes. Libros. Cómics. Colas de pitos. Vasos a medio vaciar. Papelillos y demás
artefactos para evadirme. Un DVD cuneteado de Michael Moore. Mi consolador. Unas monedas. Un
arrugado billete de luca. El consolador y mi tercer ass to mouth.
Mi relación con Renatte, como cualquier relación de amantes, tuvo sus altos y sus bajos. Se movió
siempre por esta última altura. No iba por buen camino y decidimos que por un par de semanas de
invierno dedicarnos a nosotras. Mientras yo estudiaba, Renatte hacia cosas de mujer ociosa: comprar
ropa y planificar fines de semana perfectos. También cocinaba. Y bueno se drogaba con cocaína. Yo
estudiaba, flirteaba en la calle con cuanto ser humano de mi edad se me cruzará en el camino. También
leía. Escribía. Fumaba cigarros con mis compañeros de la U. Y marihuana con mis compañeras. Esto
último por si alguna pajarita necesitaba explorar su sexualidad y yo darme el gustito de ser la
desvirgadora cuan Safo postmoderna.
Y estaban nuestras noches. Renatte, siempre eufórica y casi demente. Tener sexo con ella se había
transformado como estar lidiando con el Guasón de Batman. Una perversa pesadilla sazonada de
muerte y orgasmos. De chorros de deseos oscuros lanzados a nuestros rostros. De dedos untados de
sometimiento. Y de juguetes embetunados de lo mas nuestro y perceptible.
Noche por medio nos hacíamos trizas en la cama, la cocina, el living, el baño, el ascensor y en los
parques atracábamos sucio. Las dos sin calzones y con vestidos o minis. Y nos besábamos frente a
todos los mirones y mironas que desconcertados entre la escasa maleza del Parque Forestal se
masturbaban o fingían hacerlo. Bebíamos los fines de semana hasta caer en cualquier lugar cercano a 
nuestro departamento. Y de vez en cuando. Ella sin coca en el cuerpo. Yo sin THC. Ambas sin alcohol
ni maquillaje. Solo con el deseo y las ganas de amar por delante. Depiladas. Suaves. Impolutas. Ella
con un consolador. Yo en cuatro recibiendo sus te amo. Sus te quiero. Sus besos. Sus caricias. Sus
manos que me integraban como a otra línea de sus palmas. Sus quejidos. Mis gritos. Mis te amo. Mi
culo abierto, lubricado y pornográfico. Así era nuestra pasión con 3 X. Así era nuestro amor.
Renatte saca el consolador de mi culo. Jala de mi cabello. Escupe mi rostro y viola mi boca. Me dan
arcadas. Siento un ahogo en mi pecho. Un hielo y un dolor en mi frente. Y yo se la chupo. No es su
verga, por momentos esperaba que la tuviera… aún recuerdo cuando arrendamos a un travesti. Pero ese
es polvo de otro costal. Y yo chupo el consolador que es la extensión de la locura y calentura de
Renatte.
La trato de besar. Y me rehúye.
-          Lávate la boca – me dice.
Ahora me estoy masturbando. En el laptop los quejidos de Jenna Haze. En mi vagina… mi consolador.
En el aire. Mis recuerdos y quejidos.
WENA, WENA XD
En mi anterior artículo aludí al tema del chat. Corresponde esta vez profundizar algo más del asunto.
Antes de entrar en los húmedos detalles, me veo obligada en confesar algo que me lo vengo guardando
desde cuando empecé a usar msn para estar en contacto con mis amistades escolares hasta el día de hoy
en que hay una mezcla de ex amantes, ex clientes, amigas con ventaja, amigos con ventaja y algún par
de sicóticos online.
Soy una convencida que el lenguaje de chat es la reducción última de la idiotez humana. Soy una
dogmática en cuanto a entender al lenguaje como la forma del pensamiento. Es decir, hablamos o
leemos lo que pensamos. Gracias al chat, no pensamos ni leemos. Simplemente vemos caritas o
diferentes gifts animados que representan algo. Y ese algo no lo puedo asumir como algo que
comunique. Interpreto la escritura de chat y sus emoticones como una proyección del infantilismo
contenido que llevamos todos los(as) usuarios(as). Sumen a esta norma de la idiotez digital una cámara
web capaz de transmitir en tiempo real imágenes con movimiento y… hágase la masturbación online.
Hay días en que una puta no puede trabajar. Y si lo hace es suicidio laboral. Me refiero a los días rojos
y a ese día en que sospechas que pueden bajar el néctar de Drácula. En mi caso, dichos días me los
dejaba para mí y para chatear. Es decir, para calentar motores, masturbarme y obviamente ampliar el
círculo de influencias con potencial de explotación comercial.
Recluida en mí cuarto. Junto a peluches, mascotas y consoladores. Dedicaba mis días rojos especiales a
estudiar y a chatear. Como escort no tienes mucho tiempo como para establecer amistades por amistad
y buena onda. NO. Si alguna vez chateas es para cerrar negocios o simplemente usas tu tiempo en
actividades más productivas que estar “hablando” acerca de sexo con onanistas compulsivos al otro
lado de tu ordenador.
Tenía mis horarios. Pero me las ingeniaba como para estar de 21 horas a 1 A.M. Y siempre estaba
alguien dispuesto a masturbarse conmigo. Con mis imágenes. Con mis frases. Con mi ideas perversas
de placer.
Siempre iba de calzones blancos y sin maquillaje. Me instalaba frente al teclado y empezaba a saludar
gente que jamás conoceré. ¿Cuántas mujeres se presentaron como hombres? ¿Cuántos hombres me
ofrecieron su vagina? ¿Cuántos hombres impotentes volcaron en mi imagen de pendeja caliente su ira
blanda? ¿Cuántas dueñas de casa me ofrecieron casarse conmigo? Nunca lo sabré. Quizá porque la
magia del chat es precisamente esa: no saber quien es en realidad la persona que te envía emoticones y
frases que parecen arrancadas de un video de Spiniak (los he visto) o de una sesión de torturas con
Krasnoff, Corvalan o Romo, versiones criollas de Jack, el destripador.
Pero debo confesarlo: en que más desesperado, violento y pervertido era el mensaje. MAS ME
CALIENTO. Si y lo mágico es cuando te exigen prender la cámara y hacer cosas guarras para que ellos
se masturben. Para que ellos se froten el pico. Para que ellos reciban la descarga en su mano y estén tan
calientes que se deban chupar los dedos. Para que ellas se mojen. Se froten. Se metan cosas en sus
conchitas reprimidas. Para que ellas hagan frente a un par de letras y una mina bailando en pelotas, lo
que nunca harán con sus parejas. Eso siempre me ha calentado. Y he de suponer que siempre me
calentara.
Me gustaba ver esas manos frotando sus vergas tamaño nacional. Pero en versión pixelada. O sus
manos descorriendo calzones baratos y con pelos. E introduciéndose dedos añosos. Me gusta ver sus
culos. Sus lenguas. Las imagino recorriendo mi cuerpo como una especie de remake de “Behind the
green door”. Sus tetas caías y de pezones oscuros. Sus estrías jugando a ser bellas. Su celulitis
cuarentona que me bailan por Webcams.
Y yo. La más maraca de todas. Yo la pendeja en calzones hasta las rodilals. Riendo. Sacando lenguas.
Frotando mis pezones de putita. Me gusta que chile se masturbe conmigo. Me gusta saber que en la
ventanita de sus pantalla. Estoy yo. Diminuta y menuda. Como una virtual girl que guía su paja. Me
gusta saber que me graban y me transformo en una versión 2.0 de un virus que lo infecta todo de
semen, jugos vaginales y de frases irreproducibles.
Me gusta que Chile se masturbe conmigo, Que todos me quieran violar. Que todas me quieran lamer.
Que un mismo instantes existan 6 vergas medianamente erectas dispuestas a descargarse en mi cara.
Que existan consoladores y lenguas dispuestas a destruir mi frágil cuerpecito de actriz porno gonzo con
orgasmos profundos y cortos.
Me gusta inspirar desahogos de pulsiones oscuras y malévolas. Me gusta inspirar una gran orgía de los
frustrados de la patria. Me gusta la paja tortillera. Me gusta ser una especie de ángel decadente que
tolera todo solo porque esta abierta a más. Y más.
¿Y por qué?
Tan simple porque cuando me pides mostrarme por cámara y yo te envió la invitación. Y tú dices
acepto. Adjuntas una frase sin mayor sentido que la imbecilidad en formato de frase down al ver mis
tetitas duras y calentonas: WEna, weNA… XD

Walking Around o ya sabes a qué hora nos conectamos Francisca Ignacia


Sucede que cuando chateo quedo con una percepción mental que se puede resumir en un verso del
poema Walking around (Residencia en la tierra, Pablo Neruda). El verso al que aludo reza lo siguiente:
“sucede que me canso de ser hombre…”.
Y es que las mujeres con las que suelo masturbarme vía msn son una heterogénea cofradía de madres
devotas, esposas abnegadas, bisexuales resentidas con algún hombre capullo (¿existen hombres que no
practiquen el pastelismo?), lesbianas con claros síntomas de deterioro mental y feministas que no me
dejan clara la diferencia entre ellas y algún seguidor de Miguel Serrano.
Uuyy que ando buena para hacer referencias a la literatura hoy día.
Y es qué la cantidad de solicitudes de introducir consoladores, practicar strap, doble dildo, meter dedos
en cavidades vaginales y anales. Lindan en lo patológico. Debo confesar que mientras chateo (a veces
con cam, la mayoría de las veces no) y llega el momento de la cochinada online, yo también me
masturbo. También me humedezco y acaricio mis pechos, me relamo los labios y si… cuando tengo
cerca de mí uso el consolador o simplemente mis dedos, me auto penetro. Soy un ser humano. Por lo
tanto soy sexual y tengo derecho a calentarme con quien me plazca. Y de la manera que considere
idónea.
Otra de las sensaciones mentales que me deja la post masturbación online, es la de percibir que la
fémina nacional más allá de estar explorando su sexualidad y capacidad regenerativa desde el erotismo;
en realidad está buscando reafirmar un compromiso que no le convence del todo. Es decir, quiere sentir
- en términos estrictamente mentales - algo que va tener que hacer y no precisamente por iniciativa
propia o pulsiones eróticas personales. Lo va hacer para complacer a otro u otra. Lo que me trae al
recuerdo una particular experiencia (orgía) en la que me vi muy bien remunerada e involucrada en mi
etapa de escort de 70 lucas para arriba.
Establecida en un confortable loft del verdadero barrio universitario de Santiago que es el área cool del
Barrio Yungay y no ese picanterío repleto de botillerías y universidades de la UDI que es Avenida
República. Dediqué mis días a estudiar, gimnasio y atender a domicilio a una lucrativa y reducida
cartera de clientes. Era un enjambre de gente bien (hombres y mujeres) que construían el sagrado deber
de llevar a nuestro país hacia el desarrollo y éxito desde el sector privado. Entre ellos destacaba un
joven y muy guapo odontólogo de 27 años a quien para efectos narrativos y con la leve impresión que
puede ser desde Marzo funcionario gubernamental, lo llamaré Felipe.
Felipe estaba a cargo del área gestión de una clínica del sector de Chicureo. ¿Para que diablos estudian
carreras médicas si lo suyo son los negocios?
Felipe era del tipo de mino que camina por la orinal de la playa con un suéter de hilo al cuello. Con un
mechón de sus cabellos que le daban un aire al Peter Petrelli de la serie Héroes. En fin. Un mino guapo
con mucho potencial económico y una historia de amor de aquellas que el paso del tiempo solo hace
mas supurante las heridas y cicatrices.
Felipe estaba enamorado (¿Qué es eso?) de una ex que se casó con un socio comercial de él.
Con Felipe teníamos buen sexo. De vez en cuando me pregunté como carajos un mino como él debía
recurrir a los servicios de tan guapa prostituta como yo. Y al excusa para que me pagará era que le
recordaba a su ex. Debo ser muy común porque a más de un cliente le recordé a alguien: esposas
muertas, ex novias, ex pololas, ex amantes, nietas, hijas, hermanas, madres, etc. Y así transcurrían mis
horas con Felipe. Era la mejor excusa para que su mente siguiera violando a un recuerdo.
Un día me llamó algo presuroso para que nos juntásemos en algún café porque me tenía una
proposición muy provechosa. Como no quería casarme sospeche que se trataba de otra cosa.
- ¿Cuánto me cobras por ir conmigo a una orgía como mi esposa? – dijo mi galán con potito de billetera
repleta de tarjetas platino.
Reí un poco. Encendí un cigarrillo. Y sorbí algo de la garza de horchata goteada.
- ¿Orgía… tú metido en una orgía?... explícate –
Felipe me largo una historia bastante patética que para hacerla mucho más sintética se resumiría en lo
siguiente: La ex de Felipe junto a su marido y otras 3 parejas lo habían invitado a una orgía de
matrimonios amigos a una parcela en Chicureo. Y él había aceptado con la grata sorpresa para sus
amistades que era la ocasión precisa para presentar a su secreta esposa.
- ¿Tú entiendes lo qué me pides, corazón? – le dije.
Felipe puso un sobre de papel kraft con sello de lacre rojo sobre la mesa. Lo tomé y me dirigí al baño
del local. Conté el dinero.
- ¿Cuándo nos juntamos? – le pregunté mientras terminaba mi garza de horchata.
- El viernes… pasa a la clínica y desde allí nos vamos – dijo al despedirse con un caballeroso beso en
mis labios.
Horas más tarde me envió un mail dejando en claro que por favor no fuese vestida de manera muy
explicita ni juvenil.
- De acuerdo – dije.
Algo fashion y casual era lo indicado.
Estuve en la recepción ojeando a un par de revistas en inglés y viendo el desfile de algunas clientas y
colegas por el despacho. Felipe salió algo incomodo y me hizo una seña sutil para que lo siguiera de
manera anónima. Me inventé el nombre de una doctora inexistente y la niña de la recepción me dijo
que dicha doctora atendía en otra clínica. Me fui con la sensación que los mundos paralelos se cruzan
en más de un punto de la realidad.
En el estacionamiento, Felipe me saludo afectuosamente y enfilamos por autopistas privadas sin la
molesta visión de esos perdedores que no se esfuerzan en surgir y deben ir en transporte público. Me lo
dijo Felipe, un odontólogo que me pagaba para ir a una orgía como su esposa.
Tras pasar una cadena de controles de vigilancia privados, llegamos hasta una fina casa estilo georgian
con tejas de alerce. Un monumento al buen gusto y a la depredación del bosque nativo, si me lo
permiten.
Todo bien dispuesto. Cuidadosamente cuidado la ubicación de bandejas de sushi y fuentes con frutas
orgánicas y ensaladas thai. Un muy bien estudiado y casual bar de autoservicio. Así como la
iluminación que te obligaba la vista a un precioso ventanal que daba a una piscina con forma de riñón
bordeada por piedras y cerámica, al parecer, mexicana. Me presente como Catalina. Allí estaban los
señores, bastante asépticos e impolutos. Como recién salidos del confesionario. Y sus señoras. Algo
dicotómicas en relación a sus maridos. No era un tema de ropa ni presencia física. Ni hablar. Hablaban
como cuicas. Que es lo mismo que el hablar de los flaites pero de otro estrato social. Es decir,
castellano mal pronunciado y condicionado por el estrato social. No sé. Las esposas de los amigos de
Felipe tenían algo extraño. Y estaba ella: Francisca Ignacia. Para los amigos: Francisca Ignacia. Una
exquisita representante de la belleza trigueña nacional. Fina y sinuosa con profundos ojos verde agua y
una melena lacia sin ninguna punta demás.
Alguien puso música. No era algo invasivo. Era una cosa bien estudiada. Una música que estimulaba
los sentidos a partir de pequeños riffs de guitarra y un sincopado ritmo de teclados y baterías. Ana
María, una yegua voluptuosa y morena, preguntó si podía ir al baño. El marido de Francisca Ignacia, un
rubio cuarentón de bastante buen ver, indico la dirección. Luego nos sumamos el resto de “las esposas”
menos la dueña de casa.
Ana María intercalaba esnifadas de coca blanquita como la nieve con un hablar cuidadoso desde su
celular.
- te dije que hoy no puedo – era la frase que más se escuchaba desde los celulares.
- Parece que estamos entre colegas – dije mientras me acomodaba el pelo y retocaba con algo de brillo
mis labios.
- ¿A ti también te pagaron por hacer de esposa? – me preguntó Ana María.
- Si… ¿a quien no? – mantuve el tacto de saber estar participando de una farsa social y sexual bien
retribuida
- La mina dueña de casa – dijo Ana María en el momento que se acomodaba sus tetas artificiales en su
sostén negro.
- Bueno chicas… A TRABAJAR – dije y nos lanzamos.
Tomé al dueño de casa por el cuello y le besé. Él respondió como diciendo agua va. El resto con “sus
esposos” y permitiendo que Felipe atacará a su ex amor. Buena amante era Francisca Ignacia. Una
lengua experta y rápida. Mientras se la comía a su marido ella me lamía y Felipe la enculaba.
El resto es por todos sabidos.
Lo interesante fue el ritual de acabar.
Todos los esposos acabaron en la boca de sus mujeres. La única forma de no recibir sus semen en
nuestros cuerpos sin condones. Francisca Ignacia la recibió en su vulva bien depilada. Mientras yo
bebía sus jugos y restos de esperma matrimonial. Felipe se masturbaba. Y lloraba.
Si mal no lo recuerdo era 14 de Febrero.  La fecha en que suelo encontrame con Francisca Ignacia vía
cam.
Te espero, linda...
Carta abierta a una chica de la farándula
Tras el fallido intento de hacer un Tarantino porno tale. Vuelvo toda apercollada y soportando el joteo
incesante de mi editor. Estamos en Febrero mes de cosas estúpidas e irrelevantes como el Festival de
Viña y demás sandeces. Quizá para matar el aburrimiento le dé la pasada a mi editor y de paso asegure
un contrato estable. En fin. Febrero y su insoportable pasividad.
Ya he dicho, de muy mala manera, porque me largué del primer prostíbulo en donde ejercí. También
que monté mi emprendimiento con una casi amante mía. Ahora vienen los tiempos de la escort cara y
sola. Ayer no tenía nada mejor que jugar con el control y hacer zaping. Y allí estaba hablando cosas
obvias en esos execrables programas de verano. Sentada en una mesa con gente interesante que
veranea. Allí estabas. Te escuche y dí con el tema de hoy.
Allí estaba mi chica de la farándula.
Lo mío por hoy no es un relato.
Es simplemente una carta que explica las razones de mi alejamiento a tus incesantes llamadas y
recriminaciones. No es necesario que nos lancemos cosas por la cabeza – nos lanzamos otras y no
precisamente al cráneo - es solo un ejercicio de sacar un esqueleto de mi closet, bastante abierto y en
dicho acto dejar que las cosas sigan su inefable tránsito al olvido. Aunque hay cosas que aún me duelen
y se vienen al recuerdo como ráfagas de mis personales estadías en el infierno.
Recuerdo cosas bastante escabrosas como cuando me llamaste a eso de las 11 de la noche y me
invitaste – por pago – a una fiesta con unos futbolistas chulos. O cuando te dije que me estaba cansando
de esto y me lanzaste una bofetada que me dejo algo inconsciente y por temor a cometer un asesinato
me diste un suculento cheque sin fondos.
Sin embargo, lo nuestro Bella (te gustaba que te dijera así pese al descontrol de tu cuerpo por crecer
para otros lados no indicados) fue algo profundamente destructivo. Pero provechoso para una zorrita
astuta. No como las actrices negras y gordas que me suplicaste que les escribiera un Fondart. Las
negras se ganaron el Fondart y nunca pagaron la comisión de gestión. Hasta el día de hoy espero mi
20% de comisión por hacer atractiva una obra de teatro irrelevante.
En fin, gracias a ti pude solventar el pago de mi departamento. Mi preciosa mediagua Hi Tech. Y en
síntesis: gracias a ti y a tus contactos. Y a los que llegaron a pagar por mis servicios pude solventar mi
independencia económica sin que esta sea dependiente de mi entrepiernas, culo, boca y tetas.
Bella, tú nunca me dedicaste un buen apodo. Nunca saliste del putita rica.
Yo tengo claro lo que fui y lo que soy.
¿Cómo vamos por casa, Bella?.
Sin duda alguna lo más interesante y sustancioso fue nuestro primer encuentro. Yo estaba algo retirada
del oficio. Me planteaba si seguir en esto o no. Tenía mi pequeño capital, esa droga eclipsante de la
moral patria. Y no sabía si invertirla en mis estudios y algún negocio decente. O apostar firme a seguir
de maraca. También venía saliendo de una tortuosa relación comercial y amorosa con otra mujer. Y de
paso me las enfrentaba con un alcoholismo no reconocido. Desafiando la miseria de estar viviendo el
presente sin más objetivo que practicar el arte de mirar las cosas y de vez en cuando hacer un cariñito a
cierta navaja que guardo en mi armario, me las dí de Go go dancer. Un cliente tenía una disco y me
ofreció alcohol y algo de dinero para bailar dentro de una jaula con un minúsculo trikini flúor rosado.
Allí estaba yo,medio borracha. Moviendo el culo y sobando mis tetas. Frenética. Desvanecida en el
universo de los bits y golpes techno. Y soportando el babeante clamor cuico:
- En pelota!! En pelota!! - y Gianina aceptaba empelotarse a eso de las 3 A.M. Luego me tendía en la
barra libre. Que para mi era puro libertinaje. Enfundada en estrechos pantalones y petos. Con el pelo
mojado y fumando como carretonera. De repente llegaba uno y bailaba con él. Si el tipo confundía
cortejos con pagos bienvenido era a mi siempre mojada concha. Si el tipo se creía un winner, le
invitaba al baño para luego avergonzarlo con sus amigos. Es tan fácil avergonzar a un hombre chileno:
basta que gatilles su única inseguridad que se encuentra estrechamente relacionada con el tamaño de
sus verguitas. Tristes y flácidas verguitas nacionales. Entre tanta droga y copete y estres laboral ya no
hay buenos picos heterosexuales en Chile.
- ¿Te puedo invitar un trago preciosa? - dijiste susurrante desde mi costado derecho. Te reconocí como
te debe reconocer todo el mundo. No acepte. Para que debía aceptar si ya estaba lo suficiente  borracha
y el alcohol, gracias a mi culo y tetas, me era gratis.
- ¿Quieres que te baile en el VIP? - dije. Me sentía como las eternas Wandas de Bukowski. Me sentía
como esas mujeres decentes que lo siguen siendo. Independiente del trabajo que realicen. Te tomé de la
mano y nos fuimos hasta tu mesa en el VIP. Allí estaban tus amistades. Algo borrachas. Algo jaladas.
Haciendo la previa de la orgía.
Todos pusieron su respectivo Andrés Bello en un platillo que contenía algunas almendras y demás
mierdecilla salada comparada a granel en La Vega. Hace poco vi a uno de tus amigos muy feliz el 17 de
Enero por televisión. En fin, se supone que estamos en democracia. Todos podemos ejercer nuestro
derecho a callar y bajar la cabeza. En definitiva todos tenemos derecho a obedecer.
Me empine. Sí, así de flaite y camboyana. Me empiné lo que quedaba de champagne y me largué a
moverme sobre la mesa. Mientras ustedes reían y observaban. Los varones lanzaban manotazos que
para ellos eran caricias pagadas previamente. Ustedes, las damas, reían sardónicamente mientras me
empelotaba y me tumbaba en la mesa. Me masturbe para ustedes. Les mostraba mi concha:peladita,
rosada, húmeda y cargada de algo que solo se da muy de vez en cuando.
Lanzé mi chorrito limpio en dirección a quien tenía en frente. Eras tú. Recibiste de lleno en tu cara el
fino hilo de mis jugos vaginales contenidos. Tus amigos rieron. Tus amigas rieron. Se produjo un
silencio desagradable.
Me fui.
Luego me largué a Viña del Mar. La idea de volver al maraqueo me estaba seduciendo. Principalmente
porque no tenía una fuente de ingreso permanente. Me instalé en una pensión muy flaite que albergaba
a putitas argentinas de temporada. El soundtrack oficial era una amalgama de esnifadas y llamadas por
celular donde las palabras que más se repetían eran : hijo, hija y mamá. Puse mi aviso de servicios
sexuales en el promotor oficial de la prostitución chilena: El Mercurio.
“Gianina, la diosa sexual chilena está en Viña del Mar...”. Los llamados de mis clientes varones y
mujeres que veraneaban con sus familias. Con sus hijos. Mis clientes preocupados de la delincuencia y
esas paranoias neo fascistas de la sociedad chilena. No tardaron en contactarse conmigo.
Y llamastes tú. Pero a mi otro celular. Al que tenían acceso mis amigos y compañeros de la universidad.
Y un par de familiares que veo muy a lo lejos en algún funeral de una persona que pertenece a eso que
llaman familia.
- ¿Te acuerdas de mí? - dijiste.
- Como olvidarme de mi regalo en la disco – dije.
- UUYY... si cochina – respondiste risueña y con un acento que delataba la falsedad en todo su
esplendor – oye linda … estoy solita en un departamento … ¿te tinca que nos juntemos a conversar? -
- Estoy trabajando, Bella – esa fue la primera vez que te llamé así – no puedo salir solo para conversar
con una amiga – dije.
- ¿Y tú piensas qué te llamó solo para que conversemos... cuánto sale la noche contigo? - dijiste.
Alguna diferencia con los periodistas impotentes que me tiré. Alguna diferencia con los ejecutivos
coqueros con los que tuve que acostarme para pagar mis estudios universitarios.
NADA.
Largué mi tarifa nocturna corrida. Aceptaste y me diste la dirección. Recalcaste que me querías muy
linda y “qué el conserje no sé de cuenta que eres puta, ¿ya?”.
Finita mi Bella. Digna representante de personajes arrancados de la Cavalleria rusticana , esa ópera que
tributa la caballerosidad de la ordinariez. Un buen soundtrack de mafiosos. ¿Alguna diferencia con
nuestra gente famosa?.
Me largué una ducha tibia pero corta. Lo suficiente como para higienizar mis cavidades. Humecté mi
cuerpo con aceites fragantes. Mi compañera de pieza, una putita argentina preciosa, me repaso el culo
con una navajita desechable y aprovecho de tocarme los pezones. Nos entendimos bien dos noches
después. Y me largué. Toda bella y esplendorosa. Toda enyeguecida. Llamé un radiotaxi (chicas escort:
jamás en taxi. Siempre es bueno causar al impresión de solvencia económica. El truco es hablar un par
de idioteces a la ventanilla del chofer para quien te arriende crea que es un matón peligroso que sabe
perfectamente donde se ubica el cliente); y me fui hasta tu departamento. El conserje me miró y me
saludo. De seguro pensó que era alguien importante que no respondería a sus gestos de mono de
organillo amaestrado. Bueno, eso mismo hice.
Toque el timbre y allí estabas tú. Esplendida y en baby doll.
Me saludaste con un beso apasionado. Violento. Caliente. Yo respondí igual y engarzo mis manos en tu
culo. Majestuosa masa de uniforme proporción entre músculos y grasa.
- Si mi gatita caliente... si mi putita rica... si mi maraquita lesbiana...siii – me dijiste. Supuse que eso
debía motivar en mi halagos y excitación. Y una vez más mentí. Mejor dicho: me tuve que mentir y
dejarme llevar por la pasión que entregaba el dinero de la sobrevivencia. Y me sumergí en su boca.
Acaricie su rostro caliente. Lamí de sus orejas y mordisque su cuello. Deje que sus manos de hembra
lesbiana en celo recorrieran la tersitud de mi bronceada piel. Y que sus uñas tan bien manicuradas como
las mías dieran gatillo a mi húmeda conchita protegida por un minúsculo calzón negro transparente.
- UUYY zorra con razón eres puta... mira que mojada estás – dijo mi Bella.
- ¿Puedo ver como andamos por casa, Bella? - dije. Al momento que sumergía mi boca en su depilada
vulva. Escarbe con mi lengua y dedos, su humanidad desbordante y perfumada a jazmín. Fabulosa
hembra de gran clítoris. En el momento que lo masajeaba con mi lengua y dedo índice se me vinieron a
la cabeza dos cosas: el cuasi hermafoditismo de la actriz Vanessa del Río, poseedora de un
hipertrofiado clítoris que la transformo en leyenda. Y que Bella era más hipertrofiada que la porno star
de origen cubano.
Nos tumbamos en la mullida alfombra. La vista al mar no era gran cosa. La música de Tatoo y yo en
cueros. Saltando en la boca de una yegua farandulera.
- dame tu chorro, putita linda – gemía mientras que giraba mi cuerpo en su boca babeante. Una vez
teniendo su concha en perspectiva de picado cenital, deje caer mi humanidad tersa, caliente e interesada
en el dinero para sobrevivir. Lamía su concha mientras ella largaba largos lengüetadas que iban de mi
clítoris hasta el nudillo de mi culo.
- ¿Te meto las bolitas chinas en la raja? - dijo mi Bella.
- Dale – mientras me calzaba un guante quirurgico. Lo embetune bien en lubricante. E inicie un amago
de fist fucking vaginal que tuve que desistir para que quien pagaba introdujera unas bolitas
transparentes unidas por una cadenita de látex rígido.
Bella disfrutaba de mis movimientos maracos en cuatro y apoyada en el sofá. En las discos disfrutaban
del ron y de las minas que bailan sexy. Yo tenía a esa misma hora cinco bolas insertadas en mi culo. Y
al parecer no era tiempo de ser sacadas.
Dispuse a Bella a que se sentara de piernas abiertas en el sofá mientras yo me la trabajaba con el puño.
Si ella me estaba produciendo una extraña sensación invasiva. Yo haría lo propio con mi aceitoso puño
enfundado en látex quirurgico.
Primero introduje mis tres dedos largos. Primero suave y luego más rápido. Entraron fácil. Sin grandes
resistencias y pésima calidad actoral debo admitirlo. Intento con el cuarto dedo, el meñique. Cuesta dar
la figura de la palma. Es como una navaja que trata de cortar algo viscoso, vivo, caliente, escurridizo.
Una mezcla de pornografía con una película de Ed Wood. El cuarto dedo logra entrar. Al estar dentro
los muevo. Dilato más la concha. Que se humedezca. Que el lubricante se mezcle con la viscosidad de
sus paredes internas. Ahora viene lo difícil. El puño entero.
Tapo su boca. El gemido a dado paso a un alarido. Ya no hay sobreactuación. Esto es dolor y goce
carnal en vivo y en directo. Lamo sus tetas de silicona. Sus pezones son de piedra. Nos yo de las que le
van los pezones morenos. Soy más d ella teta rosada. Pero esa piedrecilla erecta era todo lo que podía
necesitar. Si hubiese podio restregar mi concha contra ese carajo de carne dura
Pero era yo quien debía procurarlos.
Junte las puntas de mis dedos en una punta de lanza. No sin antes que Bella, lamiera mi mano
enguantada. E introduje.
Entró la primera sin gran trabajo. Pero quedo atascada en medio trayecto. Luego la segunda encontró
mayor resistencia. Así hasta tener calzadas a medio trayecto anal a cinco bolitas transparentes. Bella
besaba mi ano. No sentía grandes molestias. Más que mal estaba acostumbrada a jugar con las mías: un
collar doble que daba cuatro bolitas al culo y otras cuatro hacia la concha. Quedaba un poco de cadena
para tirar. Renatte me la sacaba de golpe. Imprescindibles para una sesión de sexo lesbico amistoso.
Siempre que Renatte quedaba con ellas en la mano, yo las lamía con entusiasmo.
- Despacio mi amor – dijo.
Mantuve la firmeza pero con sutil energía. Dosificando. Sabia que de llegar a la tercera coyuntura de
mis dedos solo había un camino. Seguir entrando. Y así fue. Entre. Primero la palma deformada como
la punta de una lanza. Una vez que la muñeca de mi diestra mano perversa se vio perdida en la cavidad,
dilatada y viscosamente húmeda, de Bella. Insiste en seguir entrando. No había resitencia alguna de
ella. Bella solo mordía la punta de un cojín y clavaba sus manos en mis hombros para que continuase
entrando.
- Sigue amor... - dejaba escapar entre sus gemidos. Hasta que detuvo mi ingreso. Una cuarta antes del
codo.
- ¿Quieres acabar, Bella? - dije con tono perverso. Entrecortado y jadeante.
- Dale – me dijo. Y yo hice caso.
Abrí mi puño con furia. Logre mover algo mis dedos y recibí de lleno en mi cara un chorro violento de
un lechoso y tibio liquido que baño mi cara. Lanze un alarido de caliente. En el cato algo del liquido se
coló en mi boca. Salado. Contenido. Penetrante. Saque rápido mi mano de su concha. Bella vio mi
rostro y simplemente dijo:
- Puta -
Bella desnuda camino hasta su cuarto. Yo quede en cuatro mirándola de espaldas. Luego llego hasta mi.
Se arrodillo y largo un cosa imperceptible en mis nalgas. Y luego escuché el clásico.
- SNIFFF -
Mi bella chica farandulera aspiraba cocaína desde mis nalgas.
- ¿Quieres? - me dijo.
- SI – dije. Ya lo he expuesto iba por ese tiempo con la guardia baja. Cualquier cosa que asegurase
autodestrucción me iba bien.
-  Tienes que ganártela – dijo con tono autoritaria. Deprevada y decadente. Jaló de mis nalgas y también
jaló de la cadena. Fuera la primera bolita. No fue muy agradable la sensación. Sonó como ese sonido
que hacemos al jalar un dedo desde el interior de nuestra boca hacia fuera. Ella escucho el sonido y
solo dijo;
- mmm.... rico -
Seguía aspirando la cocaína y tirando de la cadena. Cada vez que salía una bolita el sonido era mas
sucio. Más cercano a un sopapo provocando vacío. Y sí, cada vez me tenía mas lista para acabar.
Hizo su última jugada y sacó la bolita número cinco. Sentí un vació en mi culo que rápidamente se
mudo a mi concha. Fue un golpe eléctrico automático que apago por escasos segundos mi conciencia.
Caí desvanecida hacia la alfombra. Mullida y húmeda. Era un orgasmo que no había sentido antes. En
cierta medida aquello fue uno d ellos tantos temas que me llevo a enamorarme de ti. Quedé tensa.
Tendida. Vulnerable. Y tiritando. Fue un orgasmo extraño. Doloroso. Una cosa que te afiebra y te hace
replantear cosas esenciales del universo.
Bella se engullía por las narices unas lineas gorditas como lombrices desde mi culo.
Nos tendimos en su cama y ella se largo unas lineas en su estomago. Yo aspiraba largo. Fue rico. No lo
niego. Hasta para destruirse la gente de la farándula tiene mejor opciones que el resto. Mi diosa
decadente me alimentaba de droga y dinero.
Así fuiste conmigo. Una eterna orgía de dinero y distintas drogas: éxtasis, un par de pinchazos. ¿Te
acordarás de esas tardes en Pica y la s dos con un trip?. ¿O cuando para el cumpleaños de un amigo me
rifaste entre tus amistades para que hiciera un trío público?. O nuestras tardes eternas en jacuzzis. Aún
conservo tus regalos.
Y si aún conservo tu recuerdo.
Para mi, lo nuestro no fue un eterno jalar. Reconozco que de todos mis proxenetas... has sido la mejor.
Poco sé de ti. Nuestros caminos siempre fueron distintas. Nunca me vino el divismo.
La vida es una broma con escasa gracia, así que prefiero ir de una comediante cínica.
Lamento lo que pasa contigo. Pero Bella, la vida sigue riendo.
Yo aquí frente al notebook que me regalaste, ahora escribo de ti.
¿Y tú?...¿Qué tal?

irreversible
El siguiente Confesiones de una Ex Scort, es un ejercico creativo sugerido por mi jefe. Así que para
entenderlo va tener que ser leído desde el final hacia el principio. Surgió de una reunión de pauta donde
en la palestra quedo un comentario acerca de la estructura de guión de la película IRREVERSIBLE
protagonizada por esa yegua italiana llamada Mónica Bellucci.
Así que como nunca voy a necesitar de vuestros sardónicos y asertivos comentarios. Por cierto el tema
es el sadomasoquismo.
Para sexchile.cl Gianina Camaras.
No importa . Al fin y al cabo he reunido el dinero para independizarme.
Violada. Algo golpeada. Meada. Medio desnuda. Los calzones a la altura de las rodillas. Ante mis ojos
un condón recién usado.
Y siento su descarga en mis tetas.
Lanza su último quejido. Jalo de la cuerda y sus huevos están rojos de dolor. Una linea morada les
decora. Siento que su bella callampa parece estallar. La masajeo con mi lengua. Me escupe. Me grita.
Yo introduzco mi dedo índice en su culo velludo y húmedo. Jalo fuerte de las cuerdas. Sus huevos son
roca dura. Su callampa parece girar dentro de mi boca. Soy una perra. Las perras no tienen boca.
Tienen hocico. Esto es brutalidad y animales calientes buscando en el sexo la muerte. El dolor. Soy una
perra. Tengo en mi hocico su callampa. Me gusta.
Lo chupo. Lo lamo. Y el meado sigue cayendo de su verga erecta. Aún mantengo la venda en mis ojos.
Aunque descorrida. Esta mojada de su meado. Limpio. El lápiz labial se diluye junto al rimel. Que
importa. Me han reventado el culo. Me friccionaron la concha. Me mordieron el clítoris casi al punto de
ser apuntado. Me gusta este viaje en caída al placer. Me pagan. Disfruto el momento. Me pagan. Esto
no es un trabajo. Me pagan bien. Esto no es un trabajo. Soy una puta. Lo tengo claro.
- Quiero mearte – dice.
Masajeo sus huevos y siento el tibio chorro. Apenas salobre. Pongo mi lengua y algunas gotas se van a
mis papilas gustativas acostumbradas al semen y los jugos vaginales.
Saca su verga de mi culo. Siento su condón deslizándose después de su verga. Me lo lanza a la cara. Me
duele el culo me ha dado duro. Introduzco mis dedos y percibo algo mas que lubricación y semen. Es
sangre. Su consistencia tibia ensucia mis uñas. Da lo mismo. Me he corrido. Y he llegado al orgasmo
por el culo. Me gusta estar casi prolapsada. Su verga es depositada en mi boca. Me gusta. Tiene olor y
sabor a hembra en celo. Yo soy la caliente.
Lanza mi cuerpo al suelo. Mi cara golpea contra el suelo. Grito. No parece preocuparle. Me pone en
cuatro y mete su verga en mi culo. No lo ha lamido. Apenas escupe su mano e introduce sus babas en
mi ojete. Aprieto la cuerda en sus pelotas. Gime pero es fuerte y aguanta. Mete la punta y puja fuerte y
da con todo su pico en mi culo de puta.
- Ladra – me ordena.
Y yo ladro.
Mis manos están atadas a un poste. Me hace daño pero no me quejo. El solo hecho de saber lo que mi
vulva alberga se transforma en un bálsamo de placer inconmensurable. Él es una verga perversa que se
deleita pellizcando mis pezones, azotando mis nalgas con sus manos y lo alterna con tirones de cabello.
- Te duele – me pregunta al oído casi con ternura y cinismo. Cruel.
- Si – digo con voz ahogada y quejumbrosa.
-Que bueno – dice y larga una carcajada antes de morder mis labios. Rojos. Si... de un rojo de maraca
absoluta.
Lleva mis manos hasta un madero largo y viejo. El piso es sucio. Hay algunos trapos y ropa vieja
amontonada. Un olor a encierro y polvo inunda mis narices. Mis calzones blancos apenas han bajado.
Él me abofetea y se masturba. Toma mis manos en unas cadenas. Las cuelga en un clavo viejo y
oxidado. Así quedo con algo de ropa explicita a medio romper. Mis calzones casi abajo. Mis piernas
abiertas y recibiendo esa verga que es hierro caliente. Me penetra fuerte. Soy un objeto. Introduce su
mano en mi boca hasta provocar una arcada y mientras la mete pellizca mis pezones.
Mientras le amarro los huevos y me exige que mas fuerte, él lame mi concha. Muerde mi vulva.
Introduce sus sucios dedos y pellizca mi clítoris. Lo muerde. Fuerte. Lanzo un grito y jalo del cordón
con el que he amarrado su huevos. Pero lo dejo que siga lamiendo. Mordiendo. Lo dejo que me siga
haciendo lo que quiera.
Jala mi cabeza hasta su verga. Pongo el condón. Esta algo blando y lo muerdo. Introduzco mi dedo
índice en su culo y no encuentra resistencia. Su culo es velludo. Esta sudoroso. Y lo chupo. Su verga
empieza a crecer de forma vertiginosa. Aprieto sus cocos velludos y gigantescos. No los acaricio. Los
exprimo como si fuese un limón que no quiere dar su última gota. Lo chupo. Él me escupe. Sus babas
corren por mi cuello. Por mis tetas. Con el pie masajea mi vulva húmeda y aún cubierta por el calzón.
Introduce sus dedos en mi concha. Me abofetea. Tira de mi pelo. Yo no puedo hacer nada. Tengo mis
manos atadas con un cordel de rafia gruesa. Muerde mi teta derecha. Lo hace sobre la polera. Yo grito.
Pido auxilio. Socorro. Me abofetea y me lanza al suelo. Me deja de rodillas. Mientras saca su verga me
aclara mi situación.
- Estás sola...- y sonríe malevolamente.
Me hace pasar hasta un galpón interior. Oscuro. Apenas una ampolleta de baja intensidad se bambolea
en un espacio dominado por cables, fierros y herramientas. Me toma por la cintura e introduce su
lengua en mi boca. Rehuyo su lengua. Soy una puta... no su amante. Insiste y lo logra. Agarra mis
manos con su fuerza de bruto y debo ceder a su lengua. También me puntea por sobre mi vestido.
Siento sus manos rasgando mi piel. Sus manos son fuertes. Están sucias. Me estoy mojando.
Bajo de la camioneta. Mariano va detrás mío y silba. Lleva sus manos con guantes. Y golpea las latas
de su especial refugio de pasión.
Acordamos el precio en el trayecto. Nunca he probado este tipo de practicas. Va siendo la hora que “me
capacite” en otras técnicas.
- Acepto – le digo con una sonrisa temblorosa. Él mantiene firme el volante. Desliza una mano hacia mi
entrepiernas. Batuco es como un paraje de Texas... como los de la mascare de Texas. Él sonríe.
Levanta una ceja como dando a entender cuál es el problema. Yo pongo mi cara de pensar. De que de
tiempo de pensar. Solo un poco.
- Si aceptas te pago 100 mil por la hora – dice Mariano.
- Es qué nunca lo he echo – le digo.
Mariano hace un alto cerca de una laguna. Me hace salir y se apoya de espaldas en su camioneta.
Enciende un cigarrillo. Me larga otro a mí. Lo acepto. Hombre fornido. Grueso. Parece jugador de
rugbby. Lleva un poco de barba y el cabello corto. Parece luchador de la WWF pero con mejor dicción
y algo de cerebro.
- ¿Has echo sadomasoquismo? - mientras deja escapar una bocanada de humo y me hace ingresar al
vehículo.
Hablamos un poco mientras deduce mi precio. Bebo rápido mi café. Él hace lo propio con su jugo de
piña. Cruzamos la puerta y le digo que bueno. Y él me dice cuanto. Yo respondo que 40 mil y él insiste
en profundizar la tarifa y yo explico que implica sexo oral y contactos con posiciones y condón. Él me
dice que cuanto sale algo más.
- ¿Cómo qué? - sonríe, enciende el motor y mientras me acomodo en el asiento enfila hacia Batuco.
Brian J.C se alejo en el automóvil. No me importaba. Mariano me invitó un café a una estación de
servicio. Estoy algo confundida. Vestida como pendeja ecológica y sin trabajo. Por lo menos Brain J.C
no jugo al sicario hollywoodense y simplemente me dejo botada en la autopista.
- No puedo hacerle nada señorita Titi... vayase y no aparezca nunca más donde mi tío – dijo Brian J.C.
Yo estaba en el suelo llorando. La sombra de un tipo me cubrió.
- No porque sea puta vas a matar a la mina...-
Brian J.C, se mantuvo firme en el volante. Guardo la Smith &Wesson. Y encendió el motor. El tipo me
levantó y me invitó a componerme algo a una estación de servicio en la autopista. Yo lloraba. ¿Tan
explicita soy que aún con ropa holgada y muy neo hippie parezco puta?.
Brian J.C me lanza por la puerta y apunta con al pistola. Esta nervioso. Es un bruto. Un subnormal.
Pero no es una mala persona. Apenas alguien con elc erebro de una ameba al servicio de dos milicos
reconvertidos a proxenetas.
- Brian... no eso no...déjeme aquí yo me las arreglo pero no me dispares - le dije suplicando desde el
suelo.
Brian J.C conduce impertérrito. Le suplico. Me ofrezco. Le digo que se lo chupo y que me la puede
meter sin condón. En fin... cualquier recurso es válido para salvar mi lindo culo blanco.
Bajamos por la escalera de servicio. Es temprano. Poco movimiento. Evito gritar porque siento el
cañón en mi cabeza. Además la mayoría d ella gente que trabaja en el edificio está coimeada por los
milicos. Brian J.C me mete a la fuerza al auto. Y me dice
- Tranquilita señorita Titi... -. No sé donde me lleva.
Así que recibo un golpe de puño en mi estomago por parte de Emilio. Bernardo ríe. Brian J.C observa
junto a la nana y las chicas. Ellas hacen como que no ven nada. La nana sonríe. Estoy en el suelo
llorando.
- Ya hueón llevate a la mina y ya sabí el trabajo que hay que hacerle – dijo Bernardo – y espero que
esto les sirva de lección maracas de mierda... las hueonas vivas no se hacen ricas a costa de mis clientes
- . Brian J.C me toma fuerte y cierra la puerta de un solo golpe.-
Digo que lo hice una sola vez y fue porque el tipo quería tirar sin condón – dije sentada en el sillón
frente a Bernardo y Emilio.
- Y vó esperai que te creamos hueona – dice Emilio.
- Solo espero que me deje salir para no volver, Don Emilio – dije.
Bernardo lanza un grito y llegan la nana, las chicas y Brian J.C.
- Esta hueona se va ir bien maquineá de acá porque se quizo hacer la viá con nosotros... - dice
Bernardo. Emilio se levanta y se dirige hacia mí.
- Puta de mierda – dice.
Entro al departamento. Ando con esa sensación de ser un personaje secundario en una película de
gansters. De esos que se terminan probando los zapatos de cemento en el agua. Me abre la nana, una
vieja seca y con bigotes canos.
- DON BERNARDO... AQUÍ LLEGÓ LA TITI – dice con un dejo irónico.
Bernardo es el más sofisticado y cruel de mis proxenetas. Se acerca hasta mí y me dice al oído:
- te pillamos hueona -
- ¿Qué pasa? - digo.
- Así que le cobrai extra a los clientes por que te lo metan en el culo, hueona – dice irónicamente
Bernardo.
- Mi sobrino te echo al agua – dice la nana mientras cierra la puerta y se dirige a la cocina.
- Estai fuera cabra... pero bien fuera.... - recalca Emilio.
- ¿Cuánta plata juntaste, hueoncita? - dice Bernardo.
Allí estoy. Frente a dos ex CNI. Vestida como mina hippie cuica.
Acepte lo que me propuso Renatte. Ella se comunicó con el local y dijo que no podía ir hoy por qué
estaba con la roja y a ella no le gusta trabajar así. La nana acepto su excusa. Tomé el Metro y llegué al
edificio. El conserje no me piropeo con sus frase s obvias y vulgares de siempre. Me miro y siguió
leyendo La Cuarta.
- entre las dos podemos hacer muchos clientes – me recalcó Renatte. Sacando cuentas era factible. Ya
tenía ahorrado lo mío y entre las dos aparte de llevarnos bien eramos conocidas en el circuito escort de
Plaza Italia para arriba.
Bebí mi café escuchando la propuesta de Renatte. Ella manejaba telefonos de clientes y desde hacia
poco tiempo empecé a practicar lo mismo. La universidad ya estaba pagada. Y con los trabajitos extras
realizados a mis clientes había amasado un pequeño capital que me hacia tentadoras las ideas de
Renatte.
- Y te lo digo flaca...estoy cansada de trabajar para esos viejos culiaos – sentenció Renatte.
Mientras me duchaba, Renatte insistía en la idea de la noche anterior. No paraba de hablar y de
mirarme. No somos pareja. Pero no solo somos amigas. Es extraño. Me gusta.
Este es mi último día de trabajo en el Hot Girls Santiago. Renatte me convenció luego de un gran
cunnilungis mutuo y un black kiss de esos que te ponen los pelos de la nuca tiesos. Renatte me
convenció de independizarnos de los viejos de mierda.
Anoche no fui al gimnasio. Me masturbe motivada por mi amiga Carolita del facebook. Fue tanta la
energía puesta en la deliciosa paja online que me trajo al recuerdo la forma en como salí de mi primer
trabajo de escort. Una mezcla de película de Tarantino y mucho sadomasoquismo. Si lo vemos con
atención es casi lo mismo que desenvolverse de manera anormal en al sociedad actual.

Un trío blando
Estaba por cumplir un mes en mi primer lugar de trabajo. Con suerte estaba llegando a lo prometido en
términos económicos. Con suerte y mucho esfuerzo. Las primeras semanas fueron las más chocantes.
Luego simplemente como cualquier trabajo, la rutina hace lo suyo. Confirmando una vez esa vieja
tautología que es algo tan malo que deben ofrecerte dinero para que lo hagas. En el caso del comercio
sexual eso se ve amplificado por una parte y la paga rara vez compensa "el valor agregado" que se le
entrega en la banda productiva. 
Ya había tenido mis primeros pagos  por atención a mujeres y en un día de mucho trabajo supe lo que
es trabajar 6 horas continuadas.
Por favor dueños y dueñas de privados todas tenemos un limité y gracias a nuestra pujante economía
social de mercado, la mano de obra es cada vez más disponible y barata. Aquí no se pagan
imposiciones ni derechos laborales algunos. Basta con tener más  chicas y el negocio se les hará mas
sustentable.
Hasta casi un mes de trabajo no había tenido la experiencia de atender parejas o que pagasen por hacer
tríos con dos hombres. A lo sumo habíamos atendido al típico oficinista soltero que paga por
masturbarse mirando a dos guapas mujeres darse como una película porno: palabras sucias,
movimientos obscenos y acciones morbosas. Pero para todo hay una primera vez.
Hasta el departamento llegaron dos tipos. 30 y algo de años. Vestían sport pero por lo bien afeitados y
el cabello disciplinariamente corto que llevaban más el regusto de la colonia Avon, una advertía a 
ciencia cierta de que tipo de clientes se trataba.
Nos hicieron pasar  una a una a las 5 chicas disponibles que estábamos en ese momento.
El protocolo era dar un beso en la mejilla, decir el nombre y dar una vuelta para que nos oteasen el
cuerpo. Los militares jubilados tenían un estricto código de trabajo. De las 8 que trabájabamos en en
Hot Girls Santiago, 3 se dedicaban a domicilios y 5 para atender en el departamento ubicado en... lo
siento, es solo  hecho de saber que son milicos me para los pelos de la nuca.
El tema es que debíamos vestirnos de forma "sensual y sexy". Eso en lenguaje chileno es  andar como
una mina de cafés con piernas mejor maquillada y con desodorante. No es que las chicas de café anden
pasadas a harina de pescado pero las condiciones de hacinamiento en que laboran mis cuasi colegas se
impregnan en la piel, calzones y boca.
Allí partí yo: conjunto blanco con portaligas y tacones altos. Salude (poniendo una voz sensual y sexy...
así como una mezcla entre borracha y down), giré y puse mi culito respingon para que ellos quisieran
tocarlo. Lo intentaron y yo me golpee la cadera. Haciendo una huevada muy de maraca: Quedo con el
culo levantado, sosteniendo una mano en mi cadera, lanzo un beso del tipo calendario de taller
mecánico y les hago con la otra mano el gesto de hay que pagar para tocar.
- La de blanco - se escucha tras la cortina que nos separa del living. Las  chicas se ríen y otras
continúan jugando carioca. Otra colega repasa para una prueba de no sé que cosa. Creo que estudia
para ser parvularia.
- ¿Y quién más? - pregunta nuestro cabrón que tiene aspecto de ex  CNI.
- No, al de blanco... nos queremos atender los dos con la de blanco - dice el uniformado de civil que
fuma un cigarrillo blanco.
- ¿Uno primero y el otro después? - dice mi proxeneta.
- No los dos a la vez -
- 80 mil pesos - dice mi proxeneta. Un hombre con cara de tener la prostata tumorosa y serios
problemas de flatulencia. Realiza el negocio y llega  moviendo un billete de 20 mil pesos  para
decirme:
- Titi..te vai con los dos ... allí esta lo que te ganai -
Julieta, nombre no muy apropiado pára una puta, se acerca y me dice:
- Weona son dos minos... cobrai adentro por las weas extras que te van a pedir... y tenís que echarte
harto aceite -
- ¿Cómo qué? - preguntó algo nerviosa y apresurada acomodando condones, toallas desechables y
sacando una bolsa plática transparente que contiene dos toallas de baño.
- El chico poh,  weona... si te lo quieren meter por el poto tenís que cobrar el doble - y yo hago como
que entiendo el asunto comercial.
En el dormitorio - cortinas verdes de tela. Un closet vacío, un velador con citofono, una lampara
comprada en la zofri de calle Merced y una cama de dos plazas con plumón y dos sabanas; me esperan
los uniformados de civil.
Llevan algo de alcohol en el cuerpo. Lo sé por el efusivo - casi futbolero - aplauso que me dan cuando
entro a la pieza. Me sacó el sostén y lo dejo en el closet.
Ellos quedan en boxers. Uno lleva de color café oscuro con filetes blancos (chulo del verbo chulo) y
responde al nombre de Felipe. Sospecho que puede tener un nombre anglo con apellido mapuche por
sus rasgos y acento. Falsamente serio. Mezcla comentarios obvios y rascas - estai rica, huachita...
incluido - con una mirada llena de odio. Resentimiento. Vacía de humanidad. Torpemente pellizca mis
pezones y yo, amablemente, le digo que lo haga más suave. Dice llamarse Alejandro. Es más creíble en
su perfomance de amante que paga.
Lleva un boxer gris. Lampiño y moreno. Él solo ríe y lanza torpes manotazos. Es el primero en mostrar
armas:  delgada, curva y con la longitud estándar nacional. Empeñoso el hombre. Se tiende en la cama
y me dice que se la chupe. Yo hago como que se la chupo. Intercalo movimientos calientes de lengua,
cercanos a su verga erecta con risillas llenas de malicia e intensidad. De un costado del velador acerco
un condón. Lo abro. Lo extiendo para que entre su rojiza callampa nacional y envuelvo su falo. Para
que no se le baje la verga empiezo de manera rápido a chupar, también. Meto todo su bulto en mi boca.
Aún esta blando producto del contacto del pene con el espermicida. Le digo que esta rico y acaricio mis
cachetes pálidos con su verga húmeda por mi saliva.
Felipe se da cuenta que requiere atención y luego de un fallido intento de tratar de puntearme sin
condón; se frota su verga: gruesa, pequeña y negra. para que se la chupe. Hoy será un día de esos en
que lo único bueno que pase por mi boca es el enjuague bucal.
Lo envuelvo en el condón. Sobra bastante abajo y antes que se sienta mal - y se le baje -, digo:
- Esta durita y gruesa...como me gustan a mi - y la chupo al compás de la paja que le realizo a
Alejandro.
Los tengo a mil. Intercalo pajas y mamadas entre mis dos clientes. Uno ya me esta lamiendo la concha.
Yo sentada en su boca. Siento la baba y la torpeza de su lengua. Solo lame. No penetra. No acaricia mi
culo. No me estimula. Es mecánico. Felipe lame mi vagina. Y de vez en cuando dice, con voz enferma
y sicótica : - estai ricaaaaa -
Mientras el negrito poco dotado me la come. Yo se la chupo a Alejandro. Fingo arcadas. Les digo que
lo hagan más rico. Felipe para y dice.
- Ya ponte en cuatro y se la chupai a  él mientras te la meto -
Me pongo a lo perro. En realidad a lo perra. Tomo su verguita resentida. La sacudo un poco. Y la
introduzco en mi concha repleta de babas. Fingía dolor. Fingía placer. Fingía estar siendo penetrada por
un adonis de hierro y con falos de fuego.Lanzo un grito profundo de placer mentiroso.
Sigo chupando a Alejandro. Se siente en la gloria. Se nota que esta algo desconcertado por la habilidad
de mi lengua de vibora caliente. Esta despertando la yegua en celo. Quiero un pico de verdad.
NO.
Quiero dos picos de verdad.
Alejandro sugiere que lo cabalgue y Felipe asiente. Ahora siento su corcho de garrafa que apenas toca
mi concha parece expandirse... hacia los lados. Mientras salto en su proyecto de masculinidad sacudo la
verga de Felipe. Este se la toma y golpea mi cara.
- Que rico...así papito... así bien porno y caliente, papito -
Felipe se compra entero el cuento y trata de besarme. Rehuyo su boca babeante y me meto sola su
verga en la boca. Luego los dos se ponen de pie en la cama y yo los chupo a ambos.
- ¿Quién la tiene más rica mi amor? - dice Felipe. Con falso acento de macho experimentado.
- Las dos están super ricas, mi amor - digo.
Empezó el juego de cabros chicos: quien la tiene más larga. Da lo mismo. Bueno no da lo mismo pero
por alguna razón solo existe un hombre elefante. La gracia esta en como la usen y en el esfuerzo que
pongan, niños. Y esfuerzo no es aguantar la eyaculación sino que entrega. Si la entrega dura un minuto
corra directamente a un médico. Si dura cinco minutos... beba menos. Si va en los 15 minutos
considérese parte de la media superior nacional. Si dura 15 minutos y un segundo. Usted es un
potencial actor porno chileno.
Se los dice una mujer que sabe y porque sabe prefiere o el consolador o a otra mujer insatisfecha que
no le quedó otra que ser lesbiana. Nadie a dicho que la verdad deba ser dulce como mis jugos
vaginales.
Invento una posición graciosa. Me tiendo de costado y mientras chupo a uno obligo a que el otro se
interese en mi culo. Resulta. Alejandro trata de penetrarme sin preguntar nada. Su intento es en
cucharita. Le digo que por allí se cobra extra. Y me largo con un show de ventas de lo más freak.
- haber papitos... el asunto es así. Lo normal es que mientras lo hago con uno... el otro mire. Y se van
turnando. Ahora si quieren cositas extras... allí es otro el trato y directo conmigo. Por ejemplo si
quieren anal deben pagar cada uno 30 mil pesos... -  cuando me quería exponer los otros servicios,
Felipe me interrumpe.
- ¿Haces doblé penetración? -
- Bueno... eso sale un poquito más caro - digo con ojos de  caja registradora.
- ¿Cuánto? - dice Alejandro.
- 100 mil -doy la cifra cerrada.
- ¿Das algo gratis? - pregunta Felipe.
- Una americana doble... ¿les tinca? - lo digo tendida de espaldas mientras ellos se miran con algo de
desconcierto.
- ¿Cuál es esa? - pregunta Alejandro.
- Los hago que acaben en mi cara -
Una vez entregado el dinero y puesto en el interior de la plataforma de mi zapato blanco, la escena es la
siguiente. Estoy sobre la algo floja verga de Alejandro. Con movimientos circulares logro mantenerla
erecta lo suficiente como para que no se le despierten fantasmas infantiles. Felipe observa
detenidamente como echo lubricante en mi culo. Observa como mis dos dedos entran y salen suaves y
húmedos. Le doy las ordenes que debe hacerlo suave. Lo intenta una vez y su verga golpea el escroto
de Alejandro. Lo intenta por segunda vez. Fingí que siento placer cuando en realidad es algo más bien
escatológico, así que reservo para otra situación y lugar la sensación que me provoca alojar el glande de
Felipe. Lo intenta nuevamente. Mi culo esta dilatado así que esta vez ingresa. No siento nada. Entre el
lubricante y la falta de pericia de mis amantes me siento como si estuviera viendo un programa de
semana santa. Solo me falta bostezar. Pero estoy trabajando.
Al tener las dos vergitas alojadas en mi cuerpecito de putita cara controlo la situación.
ATENCIÓN MUCHACHAS.
Realizo un suave vaivén para impedir que los niños se muevan. Hay que jugar con fobias del hombre
chileno: que si se rozan las vergas son gays y cosas por el estilo. Grito bastante, al parecer la mezcla de
dolor, sexo y placer, gatilla en nuestros varones sutiles placeres eróticos... después nos preguntamos lo
del femicidio.Insisto en el vaivén. Yo controlo la intensidad. Yo controlo el nivel de profundidad que
alcanza la penetración y en ningún momento les hago saber quien domina a quién.
¿Cómo?.
Simplemente esa mezcla enferma de palabras tiernas y cochinadas: papitos ricos...así...rompan a us
pua,  papitos calientes... ricos mis papitos ...ricos lo picos...y demás cosas.
Se acerca el término del servicio. Así que me largó el show del orgasmo.
- Ahhh mi amor...me vengo... me vengo... - y los niños empiezan con lo suyo. Tratan de moverse pero
sus vergas en 5 minutos de contención no son nada. Dicen cosas. Se mueven pero nada.
- toma puta...toma...maraca de mierda - me dice Felipe que ahora se aloja en mi concha.
- Ahhh huachita...comete el pico en tu culo, mierda... eso toma...toma pico - me grita Alejandro
mientras se mueve con algo blando dentro de mi culito diestro y hábil.
Fingo un salto producto de un orgasmo. Ellos están listos. Masturbo a Felipe con el condón puesto. Con
mi mano voy sintiendo el momento exacto de su descarga. Sacó el condón y froto su verga contra mi
rostro. Una buena gota espesa y algo amarilla  cae en mis narices. Felipe se sigue masturbando
mientras hago lo propio con Alejandro.
Emito sonidos extraños. Cosas como - UBRRRRUUUUBBBRRR -
Es para que crean que disfruto del momento. Alejandro lanza su tibia y liquida esencia en mi cara.
Tomo sus dos vergas y las unto del semen que cae a gotas desde mi cara. Unto sus dos vergas y las
chupo. Al cabo de 30 segundos siento dos pequeñas cosas de color rojizo en mis manos.
He terminado.
Descansamos un poco. Me invitan un cigarrillo. Me dicen que podría invitar a una amiga del privado e
irnos a una disco. Como si las minas que trabajamos en estos lugares nos interesara mucho salir de
juerga: madres abnegadas, estudiantes universitarias bisexuales y quizá hasta una sicotica que juega
con muñecas y hojas de afeitar en su casa. Me despido entre risas y felicitaciones por su hombría.
Afuera la ciudad: paranoica, esquizofrenica, muerta de miedo por la delincuencia. En un dormitorio dos
policías de civil. Descansan desnudos luego de haber pagado 180 mil pesos a un proxeneta por  una
muñequita de 18 años... por cumplir.
Un bastardo integral en verano
Hasta el momento aparezco como una depredadora bisexual insaciable. Una ninfomana suelta y
desbocada. Una yegua invulnerable. En parte soy (o fui) así. Pero tengo un punto débil que me
transforma en una mansa gatita virgen. Los hombres que no tienen mayor convicción en la vida que
lanzar un par de frases cabronas repletas de cinismo. Y sobretodo... inteligentes. Mis lectoras sabrán lo
utópico del tema pero también reconocerán que en la vida de cualquier mujer (puta, monja, esposa,
virgen, etc.) este personaje antítesis del príncipe azul por suerte... existe.
Verano del 2008, Playa La Herradura.
Estaba trabajando en un team de verano. Por razones obvias no diré la marca de cerveza que
promocionaba pero el asunto era el mismo de siempre: mucha tanga, mucho culito apretado
moviéndome al ritmo del reggaeton mas chulo y estupideces por el estilo. Situaciones que me hacen
concluir que la entretención para adultos no es más que la expresión hipe realista de las fantasías
púberes. En fin.
Si bien en ese momento tenía stan bye mi actividad de escort, la posibilidad de la tranza comercial
sexual estaba latente.
Tendida en la arena y mostrando mi culito respingón, trabajado a punta de bicicleta y bien de solarium
realizaba mi trabajo. ¿Cuál?. Soportar frases obvias y piropos básicos de la gente que hace del verano
una mala copia de los programas de carrete primer mundista. Qué sé yo... hacer de las playas chilenas
una copia tercer mundista de Barcelona, Ibiza, Miami, Marsella, etc.
Yo debía reír como estúpida, entregar pases para discoteque y bailar lo mas calentona posible. En eso
consistía mi trabajo. En mi bolso – con la marca de la cerveza de marras – tenía un libro. Creo si mal
no me equivoco, Las partículas elementales de Michel Houellebecq, libro que irónicamente trata el
tema del turismo sexual. Por supuesto para no ser tan mata pasiones con la gente que nos miraba (99%
de niños entre 13 y 40 años), le puse la tapa de un libro de autoayuda. Regia, estupenda, puta e idiota.
El cuarteto de adjetivos perfectos de la mujer chilena ideal del veraneante.
Un tipo fumaba como si los pulmones se regeneraran igual que las uñas. Tenía el cabello corto y esa
barba al estilo Dr. House y me largaba fisgones con sus ojos tristes. Su rostro era pura amargura. Era
como si este mundo y todos sus elementos no le significaran mayor compromiso que el que mostramos
cada vez que activamos el excusado. Me indico su cajetilla de cigarrillos Popular cubanos. Y asentí. Me
acerqué hasta él y recogí su oferta cancerigena. (Ruido ambiente: silbidos y piropos básicos y chulos).
Le dije gracias y me ofreció fuego.
- Se ve que disfrutas de tu trabajo de una manera brutal – al tiempo que echaba una larga y aromática
bocanada de humo cubano.
- Bueno... la paga no es mala – dije.
- No te estaba hablando de la paga. Es obvio que andar con el culo al aire es para ser bien remunerado...
me refiero a tu trabajo en sí -
- Por eso... la paga no es mala – repetí.
- Es decir disfrutas del dinero – dijo sonriendo de manera cabrona y manteniendo su cigarro en la
comisura inclinada de sus labios. No tenía tatuajes. Ni un cuerpo trabajado en gimnasios. No hablaba
impostando falsos acentos sociales. Estaba algo bronceado pero de manera natural. Su barba tenía
zonas blancas. Algunas canas en la cabeza. Y unos profundos ojos pardos.
- Gracias – le dije y me fui a echar a mi puesto de culito hueco promotor. En la mano llevaba una
pequeña tarjeta de un café del centro de Coquimbo.
La tarde de sol y entretención continuo con su rutina afixiante. Luego dimos un paseo en una cosa que
parecía un falo gigantesco de pvc amarillo. Al bajarnos nos subimos a una plataforma de madera con
poleras blancas y bailamos. Lanzamos unos cuantos pases de disco y realizamos un concurso digno de
televisión tercer mundista: escoger al varón que mejor movía la colita. El premio un pack de cervezas
premiun. La gente estaba feliz. Yo bailaba con visera blanca y miraba de tanto en tanto al único varón
de la playa que no miraba. Así apoyado en la arena y mirando al horizonte. Sin mayor compromiso que
tratar de estar tranquilo en una de las playas más hermosas de Chile. Contaminada por el bullicio de
una empresa cervecera.
Casi las 20 horas. Las 8 guapas del team veraniego no teníamos descanso. Sin embargo, nos las
ingeniábamos para tomarnos nuestros tiempos de descanso en la playa y cierto código para darnos al
menos una noche libre... para dormir.
Camila mi compañera de dormitorio se había tomado la tarde libre. Había fingido un dolor de
estomago. Tenía mi chance. Más que mal era la única que aún no sé había tomado su noche libre. Hable
con ella y el resto de mis compañeras de trabajo. Acordamos que me tomará la noche libre siempre y
cuando les tapará algunas costumbres algo poco sanas que se tiraban en la pieza.
La moral nacional se basa en el chantaje y meter el codo al prójimo. Soy una chica que conoce las
reglas del juego en un sistema que se caracteriza por la ausencia de ética. No lo olviden. Se los
recomienda una ex puta.
Coquimbo es una ciudad de pequeños espacios bellos que evocan cierta nobleza de la era industrial.
¿Alguna duda?. Echen un vistazo al Barrio Inglés. Es como caminar por Withechapel – con faroles y
adoquines de piedra – la bruma marina lo envuelve todo. Solo falta Jack, el destripador y el cuadro
estaba completo. Por supuesto yo caminaba vestida como una mina perna. Con mi libro bajo el brazo y
fumando. Una vez más casi sin maquillaje y bien bronceadita. Entré hasta un café – con pretensiones
de ser un conventillo de intelectuales – y pedí un jugo de mango. A lo lejos el administrador se echaba
unas risas bastante sardónicas con un par de meseros. A lo lejos. Mi hombre que miraba al mundo sin
convicciones.
Me reconoció con facilidad. Acomodó sus gafas. Ahora si que estoy mojada. Caliente. Ardiendo. Y
vulnerable. Se acercó sin realizar mayores ademanes y tomó asiento en la mesita... para dos.
El mesero llego rápido con el vaso del dulce fruto y acomodo de manera automática un cenicero y dijo:
- ¿Necesitas algo Germán? -
- Nada... - y me guiño el ojo.
Allí hablamos. En realidad me escucho. Y solo mantenía sus ojos fijos en mi cara. No miraba mi culo.
Mis tetas. Mi concha húmeda. Mi lengua. Miraba mis ojos. Tratando de penetrar mi alma y humanidad
extraviada en la vía chilena a la modernidad. Siempre estuvo atento a encender un cigarro. Con
bastante estilo tomaba otro cenicero y cambiaba el que rebosaba de ceniza y colillas. De vez en cuando
me largaba cosas. Indirectas. Hasta que aprovecho un descuido mío y tomó mi libro.
- El Bukowski del neoliberalismo... ¿eres puta? - y me dejo de una. Levanto sus cejas acompañadas de
una sonrisa de pura ironía. De esa cruel. De esas que son pura humanidad. No me sentí humillada.
-¿Por qué? - dije haciéndome la desentendida con la crudeza de su frase.
- Las universitarias ya no necesitan leer... pero una zorrita que practica el arte de la sobrevivencia, si -
Uff. Tuve que irme al baño a sacarme los calzones y botarlos. Me refresqué el cuello. Y me reincorporé
a la mesa...para dos.
- Acabo de pedir una tabla parmesana para seguir conversando – dijo Germán.
- Dicen que los mariscos son afrodisiacos -
- También producen diarrea pero aquí ninguno de los dos necesita algo más para calentarse – y otra vez
me sentí como la niña más estúpida y linda del universo.
Los mariscos los fuimos devorando con nuestras manos. Era bien calentón eso de sacar el queso derrito
de las conchitas de ostión. Germán no tuvo ningún reparo en comentar que parecía un hilo de semen
espeso que llegaba hasta mi boca. Seguimos con una botella de chardonay. Germán solo fumaba, reía y
daba órdenes. Los meseros le tuteaban y más de algún cliente le dijo que era un viejo verde. Supe algo
de su vida. En realidad me gustaba conocerlo. Sinceramente quería girármelo lo más rápido posible.
Retornado del exilio. Divorciado. Un pasado de colaborador en grupos guerrilleros. Psicólogo de
profesión y reconvertido en dueño de un café durante el verano. 45 años. Dos hijos. Y soltero.
Me dijo que tenía una terraza para él. En el ato de su local. Subimos hasta el altillo. Yo sin nada que me
cubriera mi húmeda concha. Al llegar hasta el altillo solo había una hamaca, libros, ceniceros y una
buena colección de botellas. También una alfombra.
Me tomó entre sus brazos delgados y velludos. Apretó fuerte mis caderas y lanzó un tiente a mi vagina.
La masajeo suave hasta conseguir que mi lubricación humedeciera sus dedos. De manera bastante
guarra los olío para luego chuparlos con delicadeza. Luego sumergió su lengua en mi boca y allí yo me
extravié. Sentí que viajaba hacia una dimensión paralela donde los lobos de vergas erguidas tenían por
obligación diaria satifacer a una raza de amazonas frágiles. Pero eso era siutiquería.
Germán besaba mis tetas. Mis pezones estaban duros y yo lanzaba bramidos de hembra en celo.
Obligaba a que sus dedos jugaran dentro de mi concha. Quería que mi hombre me sintiera en toda la
amplitud. Deje caer fácilmente mi vestido. Estaba desnuda. Me arrodillé frente a él y saque su verga.
Estaba erecta. Rosada. Dura. Venosa y con un glande rojo infernal. Era una verga. Que va... era un pico
grueso y de unos 20 centímetros. Volqué mi vista hacia arriba y vi la sonrisa cabrona de Germán. Él
apoyaba su mano en un polín verde que sostenía su hamaca. Y con la mano libre tomó mi nuca y la
hizo hasta su trozo de humanidad erecta de un golpe en mi boca. Reconozco que me es molesto el
practicar gargantas profundas por el tema de las arcadas pero siempre hay una primera vez que opera
para demostrar lo contrario. Su pico golpeaba dentro de mi boca provocando arcadas y pequeñas
descargas de saliva que reingresaban a mi boca por la violencia de aquella violación oral. Luego me
tomo la cara y me besó con furia. Yo sujetaba su verga dura y la frotaba. El sonreía. Pesé a estar
excitado y en condiciones óptimas para producirme algún prolapso, Germán siempre manejaba la
situación de manera tal que nuestro juego de violación siempre fuese encausado por los caminos que
regulan el deseo amalgamado con algo más que simple calentura. Sacó un condón y se lo puso. Yo frote
su verga. La escupí, la chupe y comprobé que seguía tan erecta como siempre.
- Date vuelta – me dijo. Yo obedecí a mi hombre.
Me tomó por la cintura e hizo que me apoyara con mis manos en el polín de la hamaca. Me penetro de
manera salvaje. Fue un hierro caliente que rasgaba mis húmedas carnes y un chorro de mis jugos bajo
por mis piernas a medida que mi macho bruto me la metía dura y rica. Con la delicadeza de masajera
mi clítoris de vez en cuando.
- Más papito más – dije.
Germán giró mi cuello con firmeza y me dijo:
- No soy pedofilo – y siguió con su trabajo. Yo obedecí a mi hombre.
Germán tomó mi cuerpo y me puso sobre su verga de manera tal que nos podíamos besar y él sumergir
sus diestros dedos en mi ano lubricado de manera natural. Sentía su diestro dedo índice urgueteando mi
culo. Gozaba tanto con el roze de sus nudillos en las hendiduras rosadas de mi ano. Así él sujetaba de
mi cintura con una mano y nos balanceamos como locos en al posición paraguaya. Le sugerí que nos
diéramos a lo perro. Y él asintió sin pronunciar ninguna palabra. La erección de Germán se mantenía
invulnerable. Y el golpear de sus testículos contra mi vulva me hicieron descargar por segunda vez una
catarata de mis jugos que quedó estampada en la alfombra del altillo.
- Rompe mi culo – le ordené. Y él tomó su verga enfundada en un condón lustroso de mis jugos y la
froto con una poco de crema humectante. Acto seguidos e preocupó de humectar con el cremoso
ungüento mi ojete rosado. Me puso en posición de misionero y posando mis muslos tibios y mojados en
sus hombros. Germán estaba mojado en su sudor. Sus gotas caían en mi rostro y aquello me hacia
enloquecer. Nada mejor que ser atendida como toda mujer pide. Acomodo su glande en mi raja, cuando
sintió que se había acomodado empezó un vaivén suave pero permanente que al cabo de dos minutos le
permitían a su gran y mágico pico entrar y salir sin mayor resistencia. Sus cocos velludos golpeaban mi
vulva mojada. Había contado mis dos orgasmos.
Largos. Profundos. Permanentes. Y Germán me conducía al tercero por la vía anal. Es verdad chicas y
chicos, las mujeres podemos acabar si nos saben dar por el culo. Si nos saben romper el culo.
- Acaba en mis tetas – le dije. Y él no. Sacó el condón y largo un largo chorro de semen blanco como la
inocencia que dejé en el sofá de mi pololo a los 15 años. Simplemente dejó que su semen saliera en
dirección al universo de mi cara y se deslizará hacia mis tetas. Yo lo esparcí para bañarme en la leche
de mi macho perfecto.
Descansamos alrededor de media hora. Luego nos tomamos una ducha tierna y fresca en la regadera de
su altillo. Allí atracamos y Germán me lamió al concha de manera tal que me produjo un cuarto
orgasmo. Corto pero intenso.
Afuera el bullicio metropolitano que se apoderaba de Coquimbo. Mis colegas del team jalando cocaína
en los baños y mostrando el culo y los calzones en alguna disco. Mi hombre perfecto me condujo hasta
nuestra mesa para dos. Allí compartimos un reponedor ceviche preparado por él mismo. Me ofreció
llevarme hasta el hotel donde estábamos hospedadas. Le dije que no.
Al tomar el taxi no pregunto nada. Me entrego un paquete de sus cigarrillos cubanos y dos billetes de
20 mil pesos. Se los devolví y él insistió. Se despidió con una frase que hasta el día de hoy la recuerdo:
- Sé lo qué es tratar de sobrevivir -
En el trayecto largué un par de lágrimas. Con gusto me quedaba en el altillo para siempre. Pero mi vida
era otra. Sabía que era apenas un gran polvo... pero también que parte de mis sentimientos me decían...
no te enamores.
No pude hacerlo. Hasta hoy.
La casa que tenía un matrimonio y un árbol de caquis.
Antes de empezar con la crónica de hoy quisiera tocar dos temas acerca de mi persona. la primera es
agradecer los mensajes, visitas y comentarios a mi trabajo. por otra parte aclarar a mis amigos de
facebook que mi antigua cuenta fue cerrada. Ahora me pueden agregar como Gianina Pornoperiodista.
Solo eso.
El trabajo de escort implica muchos sacrificios y solo una recompensa: la renta. Al respecto quiero
tocar mi experiencia atendiendo parejas. Dicho sea de paso nunca me quedo claro si eran parejas,
amigos, amantes, pololos, si me estaba entendiendo con una colega o si efectivamente se trataba de un
matrimonio. A continuación relataré mi experiencia con un matrimonio del cual tengo toda la certeza
que si lo era. Para efectos narrativos y por respeto a la dama los llamaré Gonzalo y Maite.
Con Renatte llevábamos alrededor de 3 meses con nuestro departamento en el sector de Encomenderos.
Todos los días caía algo. En lineas generales  nos agenciabamos cada una 100 mil pesos. Lo que no
estaba para nada mal. Esa tarde mi amiga estaba haciendo un servicio a domicilio y yo quede en el
departamento. Aprovechaba el tiempo para adelantar un trabajo de la universidad teniendo en claro que
en cualquier momento sonaría el celular y empezaría el show de la voz calentona, frases calientes y
acordar el negocio.
- Hola - dice la voz en mi celular. Es una voz tímida. Casi con vergüenza. Sin mayores características
que esas. Casi con la intención sonora de un niño luego de haber realizado una travesura.
- Hola... soy Gianina, dime - dije sin mayor compromiso que el de siempre.
- Es qué no sé... es que tú ... pucha no sé como se dice - dijo la tímida voz.
- veamos mi niña - dije con el celular en la oreja, un cigarro en la boca y los dedos golpeando el teclado
del notebook - tú llamas para trabajar o para un servicio -
- ¿cómo servicio? -
- mira nosotras somos una agencia de escort... somos niñas que prestan servicios sexuales a otras
personas... dime quieres trabajar con nosotras o quieres un servicio de mujer  a mujer - segundo cigarro
en los dedos.
- ¿Y ustedes hacen eso con una pareja? -
- si mi amor... es una pareja de hombres, mujeres o un hombre y una mujer? - pregunté. Enciendo
segundo cigarrillo mientras hago ctrl+g.
- ¿Cuánto sale que estés con una pareja..?... o sea... con mi marido y conmigo - dijo.
- ¿Cuántas horas? - en el corazón de todo chileno y chilena habita un depredador económico insaciable.
- ¿No sé?... cuánto te demoras en estar con mi marido y conmigo -
- Mira la noche sale 200 mil pesos... las 3 horas 150 mil... la hora 100 mil ... dime tú - dije como quien
ofrece planes de celulares. Me  estaba vendiendo. es lo que hacia. Vender mi sexo.
- Pucha no sé... puedes estar acá a las cinco de la tarde... - y bueno negocio cerrado.
No me produje mucho. sospechaba que Maite se sentiría invadida con una mina muy producida y ella
con toda esa timidez de  niñita virgen. No para nada. Me bastó un jeans, un beatle negro y una chaqueta
de cuero negra. Botas a tono. Eran  fines de Mayo. Algo de frío y humedad. Sostenes color lila y cola
less al mismo tono. Un par de condones, lubricante y un strap de color carne de regular tamaño y
grosor en mi mochila. Celular y cigarrillos. También laminas de menta. Le envié un mensaje a Renatte
dando la dirección a la que me dirigía y que cuando estuviera desocupada se comunicara vía SMS
conmigo para chequearnos.
Ñuñoa. Brown Norte. Casona vieja. De amplio ante jardín. Regio 4x4 color blanco. Un par de naranjos
algo mal cuidados y un árbol de caquis. Me gustan los caquis. Se me pone la lengua aspera. Por el
audio del timbre se escucha la voz tímida de Maite.
-¿Si? -
- Soy Gianina - digo con confianza y plena seguridad.
- Ya... pasa - y se escucha un sonido espantoso que abre el portón. Al fondo una menuda figura de una
mujer de unos 30 y algo años. Trigueña y vestida de manera casual. Me hace señas para que caminé
hacia ella.
La beso en la mejilla y le preguntó cosas obvias del tipo cómo está? y hago falsas alabanzas de lo bello
de su jardín y los caquis. Ella sonríe y se pone colorada como una guinda abierta que muestra su carozo
repleto de filamentos. algo así como el clítoris hinchado de una actriz porno negra.
Pasamos hasta una salita amplia y cálida. Tiene una de esas estufas ecológicas, una alfombra étnica y
dos cómodos sofás de tres cuerpos cubiertos por chales artesanales. Hay también una mesa ratona que
tiene diferentes botellas de  licores comprados en algún supermercado. Y ceniceros de cristal azul. En
uno de los sofás se encuentra hablando por celular Gonzalo. Me hace una seña de bienvenida y me
larga una sonrisa de compromiso bastante floja. En fín.
Le preguntó a Maite si puede encender un cigarrillo. Ella asiente y me acerca un cenicero. Me pregunta
que quiero beber y le digo que me viene bien un café. Sin azúcar.
Maite se pone al regazo de Gonzalo. Se ven bien. Casi tiernos. Gonzalo viste un chaleco azul, jeans
azules y botines de notebook. Lleva el pelo algo largo y una barba de una semana. También lentes de
esos pequeños y con marco negro. Ellos beben algo transparente y con rodajas de limón. Afuera
empiezan a caer algunas gotas. Hay maní y demás frutos secos. Mientras fumó y bebo mi café.
Hablamos cosas obvias sazonadas con chistes estúpidos y cosas así. De pronto el tono de la
conversación varía bruscamente. Lo hace Maite.
- Mi marido quiere que nos acostemos con una puta -
- OK - digo y me dirigí al baño. Enjuago mi boca con algo del enjuague bucal que tienen. Me deshago
de mi ropa para quedar solo con mi ropa interior. Me echo dos laminas mentoladas. Llevo en la mano
los condones, el tubo de lubricante. Y el strap.
En la habitación Maite y Gonzalo están atracando. Maite le ha sacado la verga a Gonzalo y le frota con
suavidad. Él masajea los pechos y el culo de ella. Al incorporarme le preguntó a Maite si puede
compartir conmigo la verga de su marido.
- dale - me dice. Con un tono entre borracha y caliente. Masajeo la verga de Gonzalo con una mano
mientras que con la otra acaricio los blancos muslos de Maite. Lleva unas pantaletas blancas que se le
han corrido algo así que en la medida que la acaricio alcanzo a percibir su humedad y el poco vello
púbico que recubre su conchita. Gonzalo acaricia mi culo. Le da un par de palmadas. Maite rié.
Me pongo de rodillas y empiezo a chupar a Gonzalo. Maité nos observa mientras que se va
desnudando. Tiene algo de vello púbico. Y unos pechos menudos y de pezón café. Su culo esta duro
redondo. Mientras sigo chupando a Gonzalo ella besa a su marido y le susurra cosas tristes.
- ¿Te gusta como te la chupa la puta?... ¿te excita la puta? - y Gonzalo dice si. Maité baja rauda hasta
mi lado y me saca la verga de mi boca. Echa chispas por los ojos y empieza chupar a su marido. Yo
quedo en sus espaldas y Gonzalo me muestra su lengua y con una mano me indica que chupe a su
mujer. Me sacó el sostén y lo lan´o al rostro de él.
Mientras Maite chupa a Gonzalo. Yo abro las piernas de Maite y me coloco bajo ella a lamer su concha.
Esta mojada. Meto mis dedos y los lamo. Esta mojadisima. Con la otra mano me trabajo lo mío. Bajo el
calzón.
Gonzalo se pone de pie y termina por desnudarse. Maite de rodillas le chupa su verga: venosa, gruesa y
de normal tamaño. Yo empiezo a lamer el culo de Maite.
- mira a la perra... le gusta lamer mi culo -
Me pongo de pie y con las piernas abiertas quedo sobre Maite mientras me atraco a su marido. este me
soba el culo y trata de meterme un dedo lo detengo y le digo que eso es con lubricante.
- Ponte como una perra - ordena Gonzalo.
- ¿Yo? - digo con acento de maraca barata.
- No...ella - indicando a Maite. Ella se ubica en el sofá y Gonzalo la penetra con furia. Y me ordena que
me me siente y le muestre mi concha a su esposa. Descorro el cola less. Y me masturbo. A medida que
Maite recibe las embestidas brutales de Gonzalo. Saca la lengua, cierra los ojos y logra lamer algo mi
húmeda concha depilada.
- ¿Quieres culearte a la puta, mi amor? - grita Maite.
- No quiero que ella te lo meta -
Comprendo el mensaje. Me pongo el strap y lo sobo con mucho lubricante. Gonzalo toma a su esposa
por las manos. ella forcejea. Yo entiendo la situación. Abro fuerte sus piernas con mis brazos. Logro
chuparla. Y ella gime y emite arcadas. Gonzalo le esta metiendo el pico por la boca. Tomo el pomo de
lubricante y le sobo la conchita. Aparto sus labios y mordisqueo su pepita. Está durísima. Cierro los
ojos apoyo una mano en su teta derecha. Con la otra conduzco el strap hasta el humedal rosado de su
concha. Maite en su rostro es todo resentimiento. Intercambia las arcadas que le produce la verga de
Gonzalo en su garganta con gritos de placer y odio.
-Puta de mierda... me estás haciendo lesbiana -
- ¿Te gusta? - le digo. Puro cinismo y perversión safica.
- Si... me gusta ser lesbiana - responde con todo el resentimiento y la calentura del mundo. Afuera cae
una lluvia fuerte y fría. Los vidrios empañados.
- La madre de mi hija es una lesbiana... me das asco mierda... - dice Gonzalo.
Maite llora pero en ningún momento me pide que paré. Yo sigo penetrando a Maite. La tengo con sus
muslos húmedos en mis hombros. Las lágrimas y el sudor le han desfigurado el maquillaje. ¿Quien
parece más puta, ahora?.
Gonzalo me besa el cuelo y conduce mis embestidas. maite parece estar lista para el orgasmo y me
detengo. Me percato que Gonzalo mira el strap con algo más que morbosidad. Detengo mi acción y le
entrego el lubricante a Maite y la dirigí hasta el culo de su marido. Le ordeno que le de un beso negro.
La obligo a lamer el culo del padre de su hija. Maite se deja llevar por mis indicaciones mientras le
hago un garganta profunda a Gonzalo. Me metó sus huevos en la boca y lanzo una larga arcada. Del
peludo escroto de Gonzalo pende un hilo grueso y viscoso de babas. Maite a logrado lubricar a su
marido lo suficiente.
- Dale por el culo a tu mujer... maricón - le digo a Gonzalo. Maite le espera a lo perro. Gonzalo
sumerge su bien provisto trozo de macho en el anod e la madre de su hija. Yo vuelvo a lubricar el strap
y sin decir agua va logro encular al marido de Maite.
El vaivén depende mi presión. así que voy rápido. Gonzalo grita - no sé si de placer o dolor - y sigue
alojado en el culo de su esposa. Así estamos por algo de 10 minutos. Durante la acción le pregunto a
Maite.
- ¿Y a ti te gusta que al padre de tu hija le de una puta por el culo? -
- Quien dijo que él es el padre - me responde. Borracha. Caliente. Cruel. La amo por lo que dura mi
trabajo con ellos.
Maite mira el reloj y le recuerda a Gonzalo que ya estamos por cumplir una hora. Gonzalo saca su
verga del culo de su esposa. Saco oro. Toma su camisa y se la limpia. Luego le paso un condón y veo
como maite se masturba al unisono que se empina la botella de vodka. Ella me saca los calzones y se
queda con mi strap.
Gonzalo me empieza dar en misionero. Sobre mi esta Maite chupando mi strap y metiéndolo
violentamente en mi boca.  así se mantiene. hasta cuando dice que quiere venirse en mi boca. La dejo.
se sienta. Y me larga un suave chorro de liquido blanquecino. Tiene ese regusto ázimo. Como las ostias
que dan en la primera comunión.
Gonzalo saca su verga. Yo le quito el condón y lo masturbo. fuerte. violento. con mi puño diestro
golpeo su escroto hinchado mientras bajo de un fricción cada vez mas fuerte. Maite gime al lado mio.
Me lengüetea la cara. estoy roja. ardiendo. Estoy caliente.
- YA - grita Gonzalo y me lanza un chorro espeso de su leche a mi cara. Es una crema blanca que poco
a poco va perdiendo consistencia y me baña. Maite lame mi cara. Pasa su mano por el semen que queda
en mi cara y dice:
- esto es mío, puta...solo mío - y se introduce los dedos embadurnados en semen en su concha.
Enciendo un cigarrillo. Recogo mis pertenencias y cobro.
- ¿Puedo tomar una ducha? - preguntó.
Gonzalo asiente y me dice que el calefont es automático. Me ducho rápido. Me visto. Voy sin calzones.
Reviso el celular y le respondo inmediatamente a Renatte. También pido un taxi.
maite y gonzalo están bebiendo. Gonzalo activa el portón y me despido de besos. Maite me lo da en la
boca.
Al salir y bajo la lluvia un caqui. Llega el taxi. Cuando llegue al departamento tendré la lengua aspera.

Gang Bang a la chilena.


Es tanta la insistencia de mi editor, un cuarentón izquierdista, amargado y que se parece al Dr. House;
con el tema del sexo grupal, que me he visto obligada en recordar una de las experiencias más extrañas
que me tocó vivir como escort. Durante mis tres años de ejercicio de mis labores como acompañante
sexual (que chulo eso de dama de compañía o mujer de lujo), realicé 8 gang bang, orgías de muchos
hombres con una o dos chicas.
Una vez que abandoné el departamento de Hot Girls Santiago, junto a Renatte - actual Rayen del Café
Gazú en 10 de Julio - decidimos emprender como la mayoría de la gente bien en Chile. En más de una
razón las escort chilenas somos el verdadero espíritu emprendedor nacional: hacemos cualquier cosa
por ascender y por dinero. Si os gusta la crudeza de la moral patria: somos hienas en un mundo de
ositos de peluche.
Renatte es una yegua magnifica. Una walkiria de 1.75 y de cabello negro azabache. Ojos pardos claros
que alternaba con sus postizos verdes y celestes. Llevaba un buen tiempo en el mundo escort y había
invertido en ella: tetas de diosa porno y un depilado láser permanente.
Yo no estaba tan alejada del tema de producción visual. Pero mantenía mi look de universitaria cuica.
De perrita fácil del Costa Barúa. De modelito arribista que se deja chanear por el futbolista de moda.
En fin. Eramos una dupla de miedo: la morena con experiencia y la novata con cara ingenua. Nuestra
especialidad eran los cuadros plásticos.
Un día llegó hasta nuestro apartamento - se ubicaba en le verdadero barrio rojo de Santiago:
Encomenderos - un tipo - 30 años y con cara de hacer lo mismo de su jefe, de comer en sus mismos
lugares, vestirse igual que él y esa cosa que retrata tan bien al arribista chileno: la estupidez. Pidió
atenderse con renatte. Loq ue me pareció bien. entre una prueba de Semiótica II y tener que bancarme
el chulerío de los mijita rica y sus babas en mis tetitas D naturales. Fantástico.
A los 45 minutos de estar Renatte con su cliente, me llamó a la pieza.
- ¿Hay que darse tortillas, negra? - le dije.
- No, flaca... una propuesta comercial - respondió Renatte por la puerta entre abierta - pasa - me dijo.
El tipo, muy poco dotado y con una barriga algo prominente, nos largo el negocio: un grupo de
compañeros de trabajo se habián ganado un suculento premio por cumplimiento de ventas y habían
destinado un buen porcentaje a una fiestecilla privada.
- ¿cuántos minos? - preguntó Renatte mientras le acariciaba su inerte miembro.
- seis conmigo - dijo el hombrecillo. Nos miramos con nuestra amiga y ella me echo un fisgón
complicé. A la negra se le daban las relaciones públicas ( y si, púbicas también). Mientras que yo era la
encargada de  los números (ufff las que tuvimos que hacer para mantener  callados a conserjes y
aseadores). Tomé la palabra.
- Cariño pero dinos que quieres específicamente hacer? - lo dije mirando con cara de putita cara y
Renatte le acaricio su pecho lampiño.
- Mira queremos una hueá así como las películas porno donde todos los weones se meten con dos
minas - dijo el hombrecillo mientras se acomodaba sus Dockers, pasado a Diavolo y al terminar de 
abotonar su polo celeste (el uniforme oficial de El Cambio) nos preguntó:
-¿Qué dicen chiquillas? -
- Un millón y medio por 3 horas - dije.
- Vale - dijo el hombrecillo - ¿y como me veo? - dijo al salir del departamento. Renatte le dio un beso
calentón y se despidió con un: - super rico -.
El día de nuestro evento, desconectamos el teléfono.
Personalmente me tomé una mañana de sauna y masajes. También aproveché de realizarme una
depilación full y un retoque de visos en el cabello. El uniforme preparatorio consistió en un vaporoso
vestido blanco casi como una ninfa del bosque. Poco maquillaje y el el pelo bien liso. En lencería unos
sostenes blancos transparentes y un hilo dental que por delante llevan un pequeño triángulo
transparente que deja al descubierto mi depilada vulva. En la cartera ingreso un arsenal de pornografía:
calzones de cuero negro, un consolador rosado, lubricante Anal Eset y un lápiz labial rojo con forma de
glande. Renatte se ve tan regia y estupenda como yo. antes de vestirse me pide que otee su culo y
repase los pocos vellos que tiene. No fue necesario la cera fría. Una pequeña repasada con una
maquinita de afeitar y bastó. Viste jeans negros focalizados, peto negro, lentes oscuros y sus labios
carnosos color rojo. Siendo las 18 horas llegamos hasta el barrio Santa María de Huechuraba.
El gordito salió a recibirnos y se escuchó un estruendoso aplauso. Nos saludamos como si se tratara una
reunión de apoderados de colegio. Los tipos vestían igual: camias  Polo y poleras de piqué. O eran
camisas celestes o poleras blancas. Pantalones Dockers y mocasines 16 horas. Mucho potito de billetera
y blacberry o I Phone.
- se sirven algo chicas - dijo Juan Alberto, un cuarentón bien compuesto con un aliento a whisky.
Renatte acepta un vodka con pulpa de aranandanos. Yo un vaso de mineral con granadina. Junto al
gordito estaban otros dos tipos que reían de manera sardónica. Beben. Algunos fuman. Pero todos
ingresan a la cocina y salen eufóricos. Es obvio lo que hay allí.
- ¿les molesta si me fumó un pito? - digo con soltura. Moviendo mis caderas entre dos señores con cara
de estar en la cuota 12 de su 4X4.
- Haga lo que quiera mi niña - me dice un tipo. Con algo de calvicie tocando mi culo. Enciendo mi pito
y lo fumó tranquila mirando la piscina. hay juguetes de niñas. Se acerca hasta mi persona el gordito con
Renatte que sonríe calentona y le mueve el culo a los clientes.
- Cuándo usted diga mi reina comenzamos - dice el gordito. tiene lois ojos desencajados y bebe una
cerveza Tecate.
- Juguemos a las presentaciones - digo y tomo de la mano a Renatte.
- ¿así no más? - incrédulo pregunta el gordito. Renatte toma control de la situación y golpea su vaso y
sube el tono de voz.
- YA CHICOS... LES GUSTA LO QUE VEN O QUIEREN ALGO MÁS RICO -.
Los tipos miran asombrados y gritan cosas como si estuvieran en un estadio. Como si fuesen la fracción
guatona de la Garra Blanca.Renatte me besa y yo lo devuelvo calentona. Sobando su culo. Los tipos
aplauden y nos retiramos al baño. Entre aplausos.
En el baño discutimos si salir con nuestra lencería normal o la que llevamos en nuestras carteras
imitación Louis Vuitton. Decidimos llamar a nuestro anfitrión, Javier Adolfo dice llamarse (¿alguien se
ha percatado que hay una clase social donde los hombres tienen nombre de estlistas gay?).
Javier Adolfo nos recomienda que salgamos tal como estamos y que demos un show lesbico hardcore
en el living. Los señores nos esperan distribuidos en tres sofás de tres cuerpos, una mullida alfombra de
Casa Ideas y en el plasma una pelicula porno de Jenna Jameson. Braina ama Jenna.
Voy con mis calzones transparentes y Renatte con su conjunto rojo. Llevo en la mano el consolador
mientras Renatte me abraza y soba mi culo. Mientras chupo el consolador mi amiga me besa las tetas.
Nos tendemos en la alfombra y nos ponemos en 69. Al unisono descorrimos nuestros calzones y le
damos lengua. Juan Francisco, se  masturba y observa la acción intercalando la vista con la pantalla.
Empiezan los quejidos que se mezclan con los quejidos de la película y las esnifadas de nuestros
anfitriones.
Javier Adolfo, lanza un aplauso y empieza a gritar:- Qué se la meta, qué se la meta - y el resto asienta.
Me incitan a que le introduzca un falo de 23 centímetros a Renatte. el asunto está masque ensayado.
Renatte finge dolor mientras introduzco el consolador lamiendo su concha morena y lustrosa. Al
momento Javier Adolfo, Juan Francisco, Cristian Mauricio, Juan Alberto y Tomás Andrés se han
desprendido de sus camisas y poleras. Solo falta que Patricio se una al ritual de coca y lujuria.
Renatte mientras me introduce el consolador dice: - Quiero pico - y los caballeros aplauden.
Nos retiramos al baño. Renatte se pone unas ligas negras. yo mis calzones de cuero negro. Salgo con el
lápiz labial en la mano y me pongo de rodillas frente a patricio, aún sigue tendido en el sofá. No se ha
sacado nada. Frente a él me pinto los labios rojos. Maraca absoluta. Abro su bragueta y bajo el boxer
gris perla y tomó su verga. Está hinchada pero no erecta. Saco mi lengua y le miró. Me paso la lengua
por mis labios e introduzco su verga en mi boca. Cristain Mauricio me toca el culo con sus manos
calientes y lanza un tiente a mi concha, aún húmeda por la saliva de Renatte. Patricio aún no sé pone
duro. Hago mi trabajo como siempre. Es la coca y el trago.
Doy vuelta y dejo que Patricio me toqué las tetas mientras lamo los huevos de Cristain Mauricio. Él si
está mas erecto e intercalo la chupada de verga con lenguetazos sutiles en su velludo culo. A mi lado
Renatte se trabaja con la boca a Javier Adolfo y pajea, al unísono, a Juan Francisco y Tomás Andrés
mientras que Juan Alberto se pajea de frente a Renatte. Patricio toma su vaso de whisky y lo vierte en
mis tetas mientras que Cristian me saca salvaje, a tirones, mis calzones de de cuero. Lanzo un pequeño
grito y Patricio me tapa la boca y me susurra malévolo.
- Ya pues puta... si te pagamos para pasarlo bien - y mordisquea mis tetas. Por suerte el lubricante tiene
un efecto anestesico en mis pezones. Renatte esta siendo penetarda por Javier Adolfo que le da
nalgadas mientras se la chupa a Juan Francisco que se abraza a Tomás Andrés, que se masturba y
compara su verga con Juan Alberto.
Patricio da las ordenes. Lleva pelo corto y es el más moreno de todos. Parece milico no ejecutivo de
ventas.
- De a tres con cada maraca, hueones -
Patricio me toma por la boca. sé que jamás logrará erectarse. Su verga esta hinchada. Toma mi pelo y lo
jala hacia él. Sus pelotas golpean en mis labios. Me produce arcadas. Fantástico. El sonido del casi
vómito lo pone caliente. es una lucha permanente de su sangre por copar cada hueco de la esponja que
es el músculo peneal. Las arcadas me hacen botar algo de saliva espesa. El maquillaje se corre. Gotas
de sudor entremezcladas con saliva. su olor de macho es neutro. Sus ojos dencajados rebelan conflictos
oscuros en el mar de su inconsciente. Yo en cuatro recibo por la concha las estocadas blandas de
Cristian Mauricio mientras Javier Adolfo me lame el culo y trata de meterme el dedo. Retiro el pico de
Patricio y le ordeno que me eche lubricante. Vuelvo a chupar a Patricio.
Renatte salta y finge placer sobre la hinchada y blanda verga de Tomás Andrés mientras chupa
alternadamente las vergas erectas pero pequeñas de Juan Francisco y Juan alberto. Este último besa el
cuello de su colega y le grita a Renatte - chupa perra, chupa -.
Cristian Mauricio me pide que lo chupe mientras Patricio se paje a en mi cara. Javier Adolfo me calva
su verga gorda hinchada y algo dura por el culo. se resbala y desiste. prefiere un clásico perrito por la
concha. Renatte me besa y en su intento lame los huevos peludos de patricio que mantiene un ritmo
frenético de su paja. mantiene adentro de su concha a Tomás Andrés. Mientras que Juan Alberto y Juan
Francisco se masturban mutuamente y se dan besos calientes.
Renatte dice que quiere tener a dos adentro. se pone en cuatro y recibe en su concha a Patricio, que
logra mantener algo tiesa su verga y en su culo a Cristian Mauricio que con gran esfuerzo logra meter
su glande. Mientras que en su boca aloja a un cuasi exhasuto Javier Adofo.
Me dirigo hacia Juan Alberto y Juan Francisco que están atracando a todo dar. Sus bocas son un olla de
grillos en aceite hirviendo. Al unísono levantan sus piernas y me dejan su culos que empiezo a lamer
con bastante comodidad. Mientras que por el culo me da Tomás Andrés.
En el suelo junto a mis calzones, consolador y lápiz labial. yacen una cantidad indescriptible de
condones.
Juan Francisco propone una lluvia de leche en el rostro de ambas. Nos ponemos de espaldas. Culo con
culo. Renatte está feliz. sabe que esto se acaba luego. Yo también. Mientras ellos se masturban, con sus
ojos furiosos y sus vergas hinchadas, nos besamos con Renatte. Para calentar el ambiente nos damos
gatillo cruzado. Mi clítoris lo siento algo irritado. Renatte, en un recurso extremo para motivar la
eyaculación colectiva, escupe mi rostro y me lanza una bofetada. Yo sigo el juego y digo: - dame más,
puta -.
Javier Adolfo es el primero en acabar. Lanza su chorro en las narices de Renatte y unos gotas en mis
ojos. Le sigue Cristian Mauricio, el más erecto y dotado. Lanza su carga en mi cara y alcanza a disparar
un par de buenas gotas espesas en la mejilla de Renatte. Quedan cuatro.
Patricio junto Tomás Andrés, acaban en la cara de Renatte. Una buena descarga blanca que se le cuela
por las orejas a Renatte. A mi me quedan los gays.
Juan Francisco besa a Juan Alberto. Cada uno masturba al otro. Renatte finge quejidos y me embadurna
la cara con parte del semen que tiene en su cara. Yo tomo la verga de Juan Alberto mientras Juan
Francisco le besa y mete el dedo en su culo. Juan Francisco lanza un ahogado grito orgiástico. Sus
amigos le aplauden mientras vierte su leche en mi cara. De los ojos baja hasta la comisura de mis
labios. Es semen. Sabe bien. Huele bien. Renatte toma el pico de Juan Alberto, grueso y venoso y me
invita a chuparlo. Entre ambas lanzamos gritos de yeguas, lobas. De hembras calientes. De putas
calientes. Juan Alberto lanza un chorro corto pero espeso. Cae en mis narices. Empieza la última parte
del show.
Ellos beben. Ellos jalan. Ellos se besan. Ellos ríen. Renatte lame mi rostro con morbosidad. Hago lo
mismo. Mientras lo hacemos se acercan Juan Francisco y Juan Alberto. Y lamen nuestros rostros.
Compartimos el semen colectivo con ellos.
Nos retiramos al baño. No sin antes recoger nuestra escenografía porno. Renatte bebe. Tomás Andrés
esta durmiendo.
Abro mi cartera. Saco el gel de alcohol y lo froto en mi cara. Saco el enjuague bucal y hago gárgaras.
Saco la amoxicilina y me tomo dos grageas. Luego humedezco pañuelos desechables en el gel de
alcohol y lo paso por mi vagina. me veo en el espejo. El rostro destruido por el maquillaje diluido. La
mirada perdida en mi pasado inmediato. Río.
Renatte entra y me pasa un sobre con dinero. Viene corrigiendo su nariz. Debe haber jalado. Me da un
beso en la mejilla y me dice : - tranquila mi niña... tranquila -.
La abrazo. Nos besamos. Como pololas de 13 años. Como niñas.
Me tomo una ducha. Tibia. dejo que agua escurra por todas partes. La espuma blanca. Luego Renatte
hace lo propio.
Mientras pinto mis ojos, Renatte se calza su jeans. Y Javier Adolfo golpea la puerta.
- Falta mucho - dice.
Salimos juntas. regias y estupendas. Frescas y juveniles. Casi puras. Los señores están disfrutando de la
piscina.
Hacemos un movimiento de manos a modo de despedida y Javier adolfo nos deja en la portería del
condominio. Pasa un taxi y nos vamos.
Eso fue mi primer gang bang.
Servicios Extremos
Me largo con mi primera crónica a riesgo de pasar a llevar algunas sensibilidades. Hoy tocaré el tema
de las practicas extremas. Si. Hay que entrar pateando fuerte y dejar en claro que están buscando los
chilenos. Y las chilenas. Como ex - escort acreditada tengo toda la autoridad profesional como para
mencionar las cinco cosas más extremas que me han tocado realizar. Al cotejarlas con mi comunidad de
amistades y ex colegas llegamos al siguiente ranking.
5° Lugar: Cuadro Plástico con la pareja del cliente: Me pasó en varias ocasiones. Atender a una pareja.
No sé si eran esposas, novias, polas o amantes. Pero las tipas estaban bastante puestas (copas y algo
más por lo que se podía oler). ¿Qué incluía el cuadro plástico?. apunten: besos, 69 tradicional, 69
negro, tijeritas, fist fucking vaginal, penetración con strap (vaginal y anal), juegos de saliva, bndage,
squirt (es casi imposible asegurar dicha practica) y lluvia dorada. Y ojo: la mayoría de las mujeres
actuaban con bastante soltura y pasión. Más de algún varón se vio sorprendido por la capacidad y
desenvolvimiento de la madre de sus hijos. Digamos que se instalo la idea de que la práctica no era
muy novedosa para la hembra.
4° Lugar: Cuartetos: me pasó en una buena cantidad de despedidas de solteros. A veces llegué con
alguna amiga y debíamos despachar al novio y su mejor amigo. Pero en otras - la más frecuente - me
tocó atender a una pareja que invitaba a un amigo. Lo mismo. Una mala reproducción de las pelis
porno de siempre. Frases soltadas al hazar y fingir como siempre frente a las perfomances menos
logradas del mundo. Insisto: las mujeres si saben hacerlo. Y ojo en los cuartetos la bisexualidad es
integral. Los muchachos  también disfrutan entre ellos y es más frecuente de lo que se puede asumir.
Así que si hay alguna chica que la invitan a participar de un cuarteto o alguna esposa que está abriendo
a este tipo de experiencia... lo más probable que el amigo de su marido también sea su amante.
3° Lugar: Strap: tanto las mujeres ( esas señoras bien compuestas y de eterno traje sastre...ufff) como
hombres deliran con el tema. Algunas(os) no requieren lubricación pero igual uno debe poner unas
gotas de lubricante tanto en el dildo como en el culo de quien se beneficiará. ¿La más común de está
variable?. Esposa penetrada por marido y este penetrado por escort.
2° Lugar: Sado: algún día relataré el tipo de cosas que hay que hacer con algunas personas. Pero si,
efectivamente es el sado una de las practicas más requeridas. ¿Explicitamente qué?. veamos: spanking
(de nalgadas a madera), latigo, uso de amarras en senos y testículos, cera y humillación verbal. Es la
preferida y en más de una ocasión accedí a un "bono" por obtener llanto ya sea del cliente o de su(s)
acompañantes. Y si dentro de la humillación podemos ubicar golden rain. También.
¿Scat?. Por lo menos yo no, pero algunas chicas me han dicho que se lo pidieron en variantes de enema
y lavativa.
1° Lugar: Gang Bang: No lo voy a ocultar. Mis amigas tampoco. Por lo menos una vez al mes nos
vemos bendecidas por este tipo de servicios. El ambiente no es el mejor. No estoy hablando de malos
olores, mala pronunciación o mal ambiente material. Me refiero que es difícil y peligroso el servicio
más requerido a las escort en Chile. Por eso muy pocas accedemos a prestar el servicio. Sabemos los
riesgos que conlleva pero la recompensa económica vale la pena el riesgo. En esta practica (hablo a
titulo personal) incluye: anal, doble (triple) penetración, ass to mouth, facial y bukkake.
¿Lo peor?: el consumo de drogas de los chicos.
¿Lo mejor?. aparte del tema económico (en promedio un gang bang chileno dura 3 horas y estamos
hablando de entre 4 y cinco chicos). Paso... bueno quizás es la red  de contactos que logras hacer en
este tipo de trabajos. y que de seguro, las esposas y novias de los chicos también buscan algo parecido.

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