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Existen cuatro razones principales por las que los animales se emplean en la
investigación:
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Como modelos para el estudio de una enfermedad
Los seres humanos y los animales comparten cientos de enfermedades y, por lo tanto,
los animales pueden actuar como modelos para el estudio de las enfermedades
humanas. Por ejemplo, los conejos sufren arteriosclerosis (endurecimiento de las
arterias) y enfermedades como el enfisema, así como defectos congénitos como la
espina bífida. Los perros sufren cáncer, diabetes, cataratas, úlceras y trastornos
hemorrágicos, como la hemofilia, lo que los convierte en candidatos naturales para la
investigación de estos trastornos. Los gatos comparten algunos problemas de visión
con los humanos. Gracias a estos modelos aprendemos cómo la enfermedad afecta al
organismo, cómo responde el sistema inmunitario, quién se verá afectado, etc.
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Para desarrollar y testar potenciales formas de tratamiento
Una vez que los investigadores tienen más conocimientos acerca de una determinada
enfermedad, los animales se utilizan para desarrollar y testar estas potenciales terapias
como parte del proceso de investigación aplicado. Por ejemplo, se han desarrollado
medicamentos para la enfermedad de Parkinson utilizando modelos animales con
síntomas inducidos similares a los del Parkinson. Este tipo de modelos son una parte
esencial de la aplicación de la investigación biológica a problemas médicos reales,
permitiendo la identificación de nuevos objetivos para la intervención de la enfermedad.
Los datos de los estudios con animales son esenciales antes de poder testar nuevas
técnicas terapéuticas y procedimientos quirúrgicos en pacientes humanos.
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Para proteger la seguridad de las personas, de los animales y del medio
ambiente
Los nuevos medicamentos necesitan ser testados, porque los investigadores deben
medir tanto los efectos beneficiosos como los nocivos de un compuesto sobre un
organismo completo. Inicialmente un medicamento se testa in vitro, utilizando tejidos y
órganos aislados, pero desde un punto de vista jurídico y ético también debe testarse en
un modelo animal apropiado antes de poder realizar ensayos clínicos con seres
humanos.
“Es falso que existan métodos alternativos para todo. Los modelos
computacionales, cultivos celulares y otros procedimientos in
vitro aun siendo útiles, no pueden reemplazar a los animales. Un
organismo vivo presenta una enorme complejidad, la que
precisamente deseamos analizar, y aún no existe una manera de
sustituirlo por entero”, dice Juan Lerma, secretario general de la
Federación de Sociedades de Neurociencia Europeas. «Que los
científicos experimentemos con animales no quiere decir que los
amemos menos», expresa. Someterlos a padecimiento supone un
dilema moral, pero «cuando no hay alternativa solo queda
preguntarse qué es más importante la vida de mi hijo o de un
ratón», cuestiona.
yes i am agree with that a person can have a cruelty-free life but it is no a good life style
SECTOR ENERGÉTICO
Se estima que la producción de energía genera en torno al 60% de las emisiones
globales de CO2. Aunque estas emisiones están más limitadas en EEUU y la Unión
Europea, hay que recordar que la quema de combustibles fósiles como el carbón sigue
siendo el recurso más utilizado para la producción de energía. A todo esto, se suma el
uso de combustibles como el petróleo y el gas, cuya producción y refinamiento es
responsable de al menos un tercio de las emisiones de CO2 globales.
¿Cómo se soluciona? Los combustibles fósiles, que a su vez son los más
contaminantes, son un recurso finito y ya existen alternativas para la producción
energética a través de fuentes renovables: solar, eólica, geotérmica, mareomotriz… Se
debe regular y potenciar la inversión en energías limpias para que se conviertan en la
fuente principal del suministro eléctrico. Libres de emisiones de CO2, debe
democratizarse el acceso a este tipo de energía y destinar recursos a su investigación y
desarrollo para seguir potenciando y optimizando los sistemas que la hacen posible.
SECTOR DE LA MODA
Según la ONU, el sector de la moda es una de las industrias más contaminantes y con
mayor impacto ambiental. Esto se debe principalmente a la denominada ‘fast fashion’ o
producción masiva de ropa, sujeta a tendencias periódicas, que provoca una renovación
constante de las prendas antes incluso de que el consumidor las demande.
SECTOR DE LA ALIMENTACIÓN
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) por cada kilo de carne que
consumimos en un país desarrollado, son necesarios 15.000 litros de agua para su
producción y hacen falta entre 1.000 y 3.000 litros para obtener un kilo de arroz. Por
poner en perspectiva esta cifra, un inodoro consume una media de 10 litros de agua,
por lo que producir un kilo de carne equivale a tirar de la cadena 1.500 veces. Según
datos de la ONU, el sector de la alimentación consume el 70% de los recursos hídricos
del planeta y, provoca casi el 10% de las emisiones globales de CO2.
De nuevo, es necesario un cambio de hábitos por parte del consumidor para reducir el
impacto ambiental de este sector. Como mencionamos al hablar de circularidad,
actualmente hacen falta casi dos planetas para satisfacer la demanda global de
recursos. Afortunadamente, cada vez tiene más aceptación el consumo de alimentos
ecológicos y de proximidad, lo que limita mucho el impacto medioambiental de su
producción. Reducir el consumo de alimentos de origen animal y apostar por las
verduras, legumbres y hortalizas de temporada es otra solución para seguir reduciendo
la huella medioambiental de la industria alimentaria.
SECTOR DE LA CONSTRUCCIÓN
La mitad de la polución en las ciudades y el 40% de las emisiones globales de CO2 las
genera la construcción y el uso de los edificios en los que vivimos, trabajamos o
estudiamos. El 80% del parque inmobiliario español está obsoleto y es ineficiente, por lo
que todavía hay más edificios contaminantes que sostenibles. Las metodologías como
BREEAM buscan transformar el sector y orientarlo hacia un modelo sostenible, para
que los edificios generen menos emisiones, menos residuos y derrochen menos agua.