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TRABAJO N° 10

DATOS GENERALES

APELLIDOS Y NOMBRES: GÓMEZ GONZÁLEZ, ROSSANNY CECILIA


PROGRAMA: MAESTRÍA GLOBAL EN ADMINISTRACIÓN Y GESTIÓN DE LA EPIDEMIOLOGÍA Y SALUD PÚBLICA
TEMA DEL ARTÍCULO DE OPINIÓN: MANEJO INTEGRAL DE LA GESTANTE CON VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA
HUMANA.

I. BREVE INTRODUCCIÓN

La trasmisión vertical del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), es el proceso infeccioso que implica el
paso del virus de una mujer embarazada infectada a su hijo durante la gestación, trabajo de parto o lactancia.
Se estima que alrededor de 38,6 millones de personas están infectadas con VIH en todo el mundo y que 25
millones han fallecido a causa de la infección. El estado de gestación no parece altera la evolución o la historia
natural de la infección por VIH, ya que el descenso del recuento de células CD4 durante el embrazo, vuelven
a su línea basal después del parto.

II. OPINIÓN PERSONAL

El SIDA es una enfermedad ocasionada por el retrovirus VIH, de transmisión sexual y transfusión sanguínea,
presentándose en varias fases y que llevan a la muerte sin un tratamiento oportuno. Se estima que
aproximadamente el 38.6 millones de personas están infectadas con VIH en todo el mundo y que 25 millones
han fallecido a causa de la infección. Por otro lado, de un 25 a un 30% de las mujeres con VIH que reciben
tratamiento para la infección desean estar embarazadas.

El acceso de los medicamentos antirretrovirales han permitido la reducción del porcentaje de niños nacidos
de madre VIH positiva con transmisión del VIH madre-hijo; esta infección se redujo de una frecuencia del
25% al 2%, debido al uso de profilaxis perinatal, la práctica de la cesárea y el reemplazo de lactancia materna
por leche de formula segura para el recién nacido, entonces ¿será una oportunidad excelente para mejorar
la estrategias para la captación de mujeres embrazadas con infección de VIH para reducir la transmisión
materna?

III. ARGUMENTACIÓN

La trasmisión vertical del virus de la inmunodeficiencia humana es el proceso infeccioso que implica el paso
del virus de una mujer embarazada infectada a su hijo durante la gestación, el trabajo de parto o lactancia.
Hasta el día de hoy la infección por VIH es incurable. La mujer con VIH que desea embarazarse debe recibir
consejería y buscar alternativas que reduzcan el mínimo riesgo de infección de su neonato; para esto es
indispensable la atención integral de todo proceso de la gestación. El control prenatal de una mujer
embarazada e infectada con el VIH tiene como propósito la indicación del tratamiento antirretroviral
altamente efectivo, a partir de las 13-16 semanas de gestación para conseguir una carga viral suprimida o
indetectable. (Posadas, 2018)

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La gravedad y complejidad de la epidemia de VIH/Sida demanda una respuesta transdisciplinaria y
multisectorial; además de soluciones integrales y oportunas de prevención, tratamiento y apoyo a los
pacientes. Requiere una buena práctica profesional, pero también la mejor relación del personal de salud
con el paciente para mejorar la consejería y la adherencia al tratamiento. (Vance, 2013)

Los principales factores que incrementan el riesgo de infección por VIH sin: la carga viral en la sangre, las
secreciones cervicovaginales, el trabajo de parto prolongado, la ruptura de membranas amnióticas,
embarazos múltiples, el monitoreo invasivo y los partos instrumentados. La mujer con VIH no diagnosticada
y que da lactancia materna a su hijo incrementa el riesgo de trasmisión de la infección, la infección del recen
nacido tiene trascendencias biológicas y sociales importantes. (Rada, 2010)

La lactancia materna aumenta el riesgo de casos de infección establecida y casos de primo-infección. Sin
embargo la transmisión madre-hijo del virus, es responsable de los casos de niños infectados cada año en el
mundo y es más probable que ocurra durante el trabajo de parto, pues el recién nacido está expuesto a
transfusiones sanguíneas que suceden durante las contracciones uterinas, por el ascenso del virus a través
de la vagina-cérvix y en caso de ruptura de membranas a través del tracto digestivo del niño. (Rodríguez,
2020)

El periodo intraparto deber ser manejado con base en dos estrategias de intervención, una de ellas la terapia
farmacológica y en la otra la atención del parto mediante cesárea. En cuanto la primera estrategia, la
recomendación actual consiste en ofrecer zidovudina sola o combina con otros medicamentos
antiretrovirales a todas las gestantes infectadas. El esquema consiste en una carga inicial de zidovudina de
2mg/kg intravenosa administrados en 1 hora, seguido de infusión continua de 1 mg/kg cada hora hasta
finalizar el parto. Si se programa cesárea, el esquema debe iniciarse 3 horas antes del procedimiento
quirúrgico. (Rada, 2010)

Por otro lado, todo recién nacido expuesto al VIH debe recibir terapia con antirretrovirales, idealmente
iniciada entre 6 y 12 horas posparto, y que abarque 6 semanas de tratamiento con zidovudina. Se prefiere
zidovudina debido a la falta de evidencia de seguridad para el recién nacido con los otros agentes. La dosis
indicada para el recién nacido a término es 2mg/kg vía oral cada 6 horas o intravenoso 1,5 mg/kg cada 6
horas. Sin embargo, existe efectos negativos sobre la hamatopoyesis y sobre toxicidad mitocondrial con el
uso de terapia antirretroviral de alta efectividad, por lo cual se recomienda realizar en el recién nacido
pruebas de función renal, función hepática, glucemia, electrolitos y biometría hemática. (Vance, 2013)

Teniendo en cuenta que la atención obstétrica es realizada tanto por médicos generales como por
especialistas, con la participación del personal de enfermería, y que la infección por VIH debe ser prevenida
y reconocida en estadios iniciales, es necesario disponer de herramientas que nos permitan ofrecer la mejor
atención posibles gestantes con VIH, una vez se presenta a la primera consulta prenatal. (Chacón, 2009)

Finalmente, la indicación absoluta de cesárea es una medida que favorece la prevención del VIH perinatal y
se basa en la evidencia disponible y puede incluirse en el escenario del obstetra. Sin embargo, no es un
proceso que puede sustituir una adecuada atención obstétrica, un tratamiento antirretroviral rigurosa y una
carga viral indetectable. Se requiere juntar todos los factores a favor de la madre, su pareja y su hijo para
lograr prevenir la infección, que implica nacer en desventaja, con un gran costo social, biológico y familiar.
(Rada, 2010)

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IV. CONCLUSIONES

Según lo revisado (Rada, 2010)), en su artículo titulado “manejo integral de la gestante con virus de la
inmunodeficiencia humana”, podemos concluir que:
• El cuidado de la paciente gestante con VIH requiere un abordaje por parte del equipo de salud, donde la
atención debe comenzar desde la atención prenatal y luego continuar un manejo estricto que abarca la
atención del parto, la lactancia materna y los cuidado al recién nacido.
• El manejo y tratamiento de mujeres gestantes infectadas por VIH debe ser multidisciplinario para reducir
el riesgo de transmisión vertical, disminuir su carga viral; recibiendo tratamiento en un periodo menor de
cuatro semanas durante el embarazo como profilaxis para madre y para el recién nacido profilaxis hasta seis
meses post parto.
• La consejería para anticoncepción temporal o definitiva en el posparto es un procedimiento que jamás debe
faltar, debido a que la lactancia materna está contraindicada en la mujer con VIH.

V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Posadas, F. (2018). Embarazo y VIH ¿indicación absoluta de cesárea? Ginecología Obstétrica Mexicana, 86(6),
374-382.
Rada, C. (2010). Manejo integral de la gestante con virus de la inmunodeficiencia humana. Revista
Colombiana de Obstetricia y Ginecología, 61 (3), 239-246.
Rodríguez, V. (2020). Manejo y tratamiento de gestante joven con HIV positivo. Reporte de un caso. Revista
Científica, 6 (3), 693-705.
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