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PAVIMENTAR EL PLANETA:

EL COCHE Y LA COSECHA COMPITEN POR LA TIERRA


Lester R. Brown :: 14 febrero 2001

Al entrar en un siglo nuevo, la competencia entre el coche y la cosecha por el


terreno en cultivo se intensifica. Hasta la fecha, el terreno en cultivo se ha visto
cubierton con pavimentos sólo en los países industrializados, donde residen el 80
por ciento de los 520 millones de automóviles del mundo. Pero ahora, más y más
tierra agrícola se sacrifica en los países en desarrollo con poblaciones hambrientas,
poniendo en cuestión el papel futuro del automóvil.

Millones de hectáreas de tierra cultivada en los países industrializados se habría


pavimentado para crear carreteras y parkings. Cada coche estadounidense, por
ejemplo, necesita un promedio de 0,07 hectáreas (0,18 acres) de tierra
pavimentada para el tránsito y para el estacionamiento. Por cada cinco coches que
se añaden al flota de Estados Unidos, un área igual a una cancha de fútbol se cubre
con asfalto. Con más frecuencia que no, se pavimenta la tierra cultivada
simplemente porque los suelos llanos y bien desaguados que son ideales para el
cultivo también son ideales para la construcción de carreteras. Una vez
pavimentada, la tierra no se puede reclamar fácilmente. Como observó el
medioambientista Rupert Cutler, "El asfalto es la última cosecha."

Estados Unidos, con sus 214 millones de automóviles, ha pavimentado 6,3 millones
de kilómetros (3,9 millones de millas) de carretera, bastante como para dar 157
vueltas a la tierra, a la altura del ecuador. Además de las carreteras, los
automóviles exigen espacio para estacionarse. Imagina un estacionamiento para
214 millones de coches y camiones. Si resulta demasiado difícil, intenta visualizar
un estacionamiento para 1.000 coches, y entonces imagina 214.000 de éstos
juntos.

No importa cómo lo imaginamos, el área que Estados Unidos dedica a sus camino y
estacionamientos cubre aproximadamente 16 millones de hectáreas (61.000 millas
cuadradas), una extensión que alcanza los 21 millones de hectáreas que sembraron
con trigo los agricultores estadounidenses el año pasado. Pero este pavimentar del
terreno de los países industrializados se demora mientras se acercan a una
saturación del mercado para automóviles. En Estados Unidos, hay tres vehículos
para cada cuatro personas. En Europa occidental como en Japón, hay uno para
cada dos personas.

En los países todavía en desarrollo, donde la flota de automóviles es todavía


pequeña y donde la tierra en cultivo es escasa, el pavimentar de la tierra sólo está
a punto de comenzar. Más y más de los 11 millones de coches que se añaden cada
año al flota automóvil mundial de 520 millones se encuentran en los países en
desarrollo. Así que la guerra entre el coche y la cosecha se lucha por los campos de
trigo y los arrozales de los países donde el hambre es común. El resultado de este
conflicto en China y en India, dos países que juntos representan el 38 por ciento de
la población mundial, decidirá la seguridad alimentaria de todo el mundo.

Las sociedades industriales, densamente pobladas y organizadas alrededor del


coche, como Alemania, Reino Unido y Japón, han pavimentado un promedio de
0,02 hectáreas por vehículo. Y en el proceso, han perdido partes de su terreno
agrícola más productivo. De manera semejante, India y China también se enfrentan
con una presión aguda sobre su recurso de terreno agrícola, gracia a la
industrialización. Aunque China tiene más o menos la misma área de Estados
Unidos, su población de 1,3 mil millones se concentra en sólo la tercera parte del
país, una faja de tierra de mil millas en las costas orientales y sureñas donde se
ubica el terreno de cultivo.

Si China, algún día, alcanzara la tasa de posesión de automóviles de Japón-un


coche para cada dos personas-tendría una flota de 640 millones, comparado con
sólo 13 millones hoy. Mientras parezca rebuscada la idea de tal flota de
automóviles, sólo tenemos que recordar que China ya ha superado a Estados
Unidos en la producción de acero, el uso de abono del suelo, y en la producción de
carne de vaca. Es una economía inmensa y entre todas, desde 1980, también la
economía que crece con más rapidez.

Suponiendo que 0,02 hectáreas de terreno por vehículo se pavimentan en China,


como en Europa y en Japón, una flota de 640 millones de coches necesitaría que se
pavimenten 13 millones de hectáreas de terreno, la mayoría del cuál
probablemente será tierra agrícola. Este número es más que la mitad de los 23
millones de hectáreas de arrozal de China, una parte de las que se dedica a
sembrar el doble de lo normal, para poder producir 135 millones de toneladas de
arroz, clave alimentario principal. Cuando los agricultores del sur de China pierden
un hectárea de arrozal doble-sembrado al automóvil, su producción de arroz sufre
un golpe doble. Aún con un coche para cada cuatro personas, la mitad de la
proporción propietaria de Japón, se consumiría gran cantidad de tierra bajo cultivo.

La situación de la India es semejante. Mientras India sólo tiene una extensión


geográfica de la tercera parte de China, también cuenta con 1 billón de personas y
ahora tiene 8 millones de automóviles. Mientras se expanden rápidamente sus
aldeas y sus ciudades, reclaman tierra bajo cultivo. Añadiendo la tierra que se
pavimentará para los automóviles, India también se enfrentará con una pérdida
tremenda de tierra bajo cultivo. Ningún país con la expectativa de un aumento de
la población por unos 515 millones de personas para el 2050 puede arriesgar la
pérdida de tierra agrícola valiosa al asfalto de las carreteras y los estacionamientos.

No hay bastante tierra ni en China, ni en India, ni en los demás países de población


densa, como Indonesia, Bangladesh, Pakistán, Irán, Egipto y México, como para
sustentar un sistema de transporte basado en el automóvil, y alimentar a su
población a la vez. La competencia entre el coche y la cosecha por la tierra se hace
una competencia entre los ricos y los pobres, entre los que pueden comprar
automóviles y los que casi no pueden comprar ni los alimentos básicos.

Los gobiernos que subvencionan una infraestructura para automóviles con ingresos
coleccionados de la población entera, en efecto, coleccionan dinero de los pobres
para sustentar los coches de los ricos. Al subvencionar el desarrollo de un sistema
de transporte basado en el automóvil, estos gobiernos también subvencionan la
pérdida inevitable de tierras bajo cultivo al pavimento. Si, como ahora parece
probable, la posesión de automóviles no se extiende más allá de la minoría rica en
los países en desarrollo, tales subvenciones se convierten cada vez más en un
traslado constante y más o menos invisible de ingresos de los pobres a los ricos.

En un mundo hambriento por tierras escasas, ha llegado la hora de estudiar de


nuevo el futuro del automóvil, la hora de diseñar sistemas de transporte que
proporcionen movilidad para la población entera, no sólo para las minorías ricas, y
que lo hagan sin poner en peligro la seguridad alimentaria. Cuando se anunció en
Beijing, en 1994, que China quería hacer de la industria de automóviles un sector
de expansión económica durante las próximas décadas, un grupo de científicos
eminentes-entre ellos varios miembros de la Adademia Nacional de Ciencias-
produjo un informe poniendo a prueba la decisión. Señalaron varias razones por las
que China no debería desarrollar un sistema de transporte basado en el coche, la
primera siendo no tenía el terreno agrícola bastante para alimentar a la población y
para dedicar al automóvil.

El equipo de científicos sugirió que en vez de construír una infraestructura para


automóviles de carreteras y estacionamientos, China debería dedicarse a a
desarrollar un sistema avanzado de ferrocarriles ligeros, potenciado por autobuses
y bicicletas. No sólo ofrecería movilidad a mucho más gente que un sistema
congestionado basado en el automóvil, sino que también protegería las tierras
agrícolas.

Hay muchas razones por las que oponer la meta de construír sistemas de
transporte basados en el automóvil en todas partes, razones que incluyen el cambio
climático, la contaminación aérea, y la congestión del tránsito. Pero la pérdida de
tierra agrícola de por sí es suficiente. Casi todas de los 3 mil millones de personas
que se añadirán a la población mundial actual de 6 mil millones durante el próximo
medio siglo nacerán en países en desarrollo, donde no existe la tierra bastante para
alimentar a todos y para sustentar al automóvil. La seguridad alimentaria del futuro
ahora depende de la modificación de presupuestos para el transporte-para invertir
menos en la infraestructura de carreteras y más en una para trenes y bicicletas.

World Automobile Production and Fleet, 1950-2000 (36k, approx. 9 sec at 33.6
speed)

Land Area Consumed by the Car in Selected Countries (40k, approx. 10 sec at 33.6
speed)

Publicación inicial (inglés): 14 febrero 2001


(http://www.earth-policy.org/Alerts/Alert12.htm)
Reproducido en traducción con permiso del Earth Policy Institute
Copyright © 2001 Earth Policy Institute
Traducción al castellano: Joseph Robertson

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