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Albert Speer
Información personal
Nombre de nacimiento Berthold Konrad Hermann Albert Speer Ver y modificar los datos en
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Fallecimiento 1 de septiembre de 1981 Ver y modificar los datos en Wikidata (76 años)
Nacionalidad Alemana
Características físicas
Familia
Educación
Educado en
Información profesional
Cargos ocupados
Miembro del Reichstag de la Alemania nazi (1937-1945)
Ministerio de Armamento y Municiones del Reich (1942-1945) Ver y modificar los datos en
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Obras notables
Campo Zeppelín
Catedral de luz
Partido político Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán Ver y modificar los datos en
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Miembro de
Sturmabteilung
Distinciones
Información criminal
Cargos criminales crimen contra la humanidad Ver y modificar los datos en Wikidata
Índice
1 Primeros años
3 Ministro de Armamento
4 Posguerra
4.2 Encarcelamiento
4.3 Liberación y vida posterior
5 El mito de Speer
6 Legado arquitectónico
7 Referencias
8 Bibliografía
9 Enlaces externos
Primeros años
Albert Speer nació en Mannheim, en el seno de una familia adinerada de clase media–alta,
segundo de los tres hijos de Luise Máthilde Wilhelmine (Hommel) y Albert Friedrich Speer.4 En
1918 la familia arrendó su residencia en Mannheim y se trasladó a una casa que tenían en
Heidelberg.5 De acuerdo con Henry T. King, fiscal adjunto en los juicios de Núremberg que más
tarde escribió un libro sobre Speer, «el amor y la calidez escaseaban en el hogar de juventud
de Speer».6 Sus hermanos Ernst y Hermann lo acosaron durante la infancia.7 Speer fue un
activo deportista que practicó esquí y montañismo.8 Siguió los pasos de su padre y su abuelo y
estudió arquitectura.9
A mediados de 1922 Speer empezó a cortejar a Margarete (Margret) Weber (1905–1987), hija
de un próspero industrial que empleaba a 50 trabajadores. Esta relación no era aprobada por
la conciencia de clase de su madre, que sentía que los Weber eran de clase inferior, a pesar de
lo cual la pareja contrajo matrimonio en Berlín el 28 de agosto de 1928; pasaron siete años
hasta que Margarete Speer fue invitada a quedarse en casa de sus suegros.16 La pareja tuvo
seis hijos, pero Speer se distanció progresivamente de su familia a partir de 1933 y también
después de salir de prisión en 1966, a pesar de los esfuerzos de él por forjar vínculos más
estrechos.17
Los organizadores del congreso del partido Nazi en Núremberg en 1933 llamaron a Speer para
que presentara sus diseños y le pusieron en contacto con Hitler por primera vez. Ni los
organizadores ni Rudolf Hess estaban dispuestos a decidir qué plan era aprobado, por lo que
Hess envió a Speer al apartamento de Hitler en Múnich para buscar su aprobación.20 Este
trabajo le dio su primer puesto nacional como «Comisionado para la Presentación Artística y
Técnica de los Congresos y Demostraciones del Partido».21
Poco después de llegar al poder, Hitler comenzó a hacer planes para reconstruir la cancillería y
a finales de 1933 contrató a Paul Troost para renovar todo el edificio y a Speer, cuyo trabajo
para Goebbels lo había impresionado, para gestionar las obras.22 Como canciller, Hitler tenía
una residencia en el edificio e iba todos los días para ser informado por Speer sobre el
progreso de la construcción. Tras uno de estos encuentros, Hitler lo invitó a almorzar, para
gran excitación del arquitecto.23 Este se convirtió rápidamente en parte del círculo íntimo de
Hitler, y esperaba la llamada del canciller por la mañana para pasear o charlar, ofrecer
asesoramiento en materia arquitectónica y discutir sus ideas. La mayoría de los días lo
invitaban a cenar.2425
En sus memorias Speer afirma que el partido nazi le ofreció una «nueva misión» y en una
entrevista con William Hamsher dijo que se unió al partido para «salvar a Alemania del
comunismo». Después de la guerra, afirmó haber tenido poco interés en la política y que se
había unido casi por casualidad. Al igual que muchos de los que ostentaron poder en el Tercer
Reich, él no fue un ideólogo, sino un «un antisemita instintivo».18 El historiador Magnus
Brechtken dijo que Speer no pronunciaba discursos antisemitas, que su antisemitismo se
puede entender mejor a través de sus acciones antisemitas26 y que, a lo largo de su vida, sus
motivaciones fueron acumular poder, gobernar y adquirir riqueza.27
A la muerte de Troost el 21 de enero de 1934, Speer lo reemplazó como arquitecto jefe del
partido. Hitler lo nombró dirigente de la Oficina Principal de la Construcción, puesto con el que
entró nominalmente en el equipo de Rudolf Hess.28 Uno de sus primeros encargos tras la
muerte de Troost fue el Campo Zeppelín, el campo de desfiles militares que aparece en el
documental de Leni Riefenstahl El triunfo de la voluntad y que tenía capacidad para 340 000
personas.29 Speer insistió en que se celebraran de noche el mayor número de espectáculos
posibles tanto para resaltar los efectos de iluminación como para ocultar a los miembros del
Partido Nazi, muchos de los cuales tenían sobrepeso.30 Núremberg fue sede de muchos de los
edificios oficiales del Partido Nazi, pero algunos nunca se construyeron, como el Deutsches
Stadion, que podría haber acomodado a 400 000 espectadores.29 Modificó los planes de
Werner March para el Estadio Olímpico de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 añadiendo
un exterior de piedra que gustó a Hitler.31 También diseñó el pabellón alemán para la
Exposición Internacional de París de 1937.32 Mientras planeaba estas estructuras, inventó la
teoría del «valor de la ruina» –Die Ruinenwerttheorie–: el edificio no solo está construido para
ser utilizado por sus contemporáneos, sino también para suscitar la admiración de quienes lo
encontrarán en el estado de vestigio mil años después.33
En 1937 Hitler nombró a Speer Inspector General de los edificios de la capital del Reich con el
rango de subsecretario de estado en el gobierno del Reich. Este puesto suponía
extraordinarios poderes sobre el gobierno de la ciudad de Berlín y lo hizo responsable solo
ante Hitler.34 También hizo al arquitecto miembro del Reichstag, aunque este organismo tenía
entonces muy poco poder efectivo.35 El canciller le ordenó elaborar planos para reconstruir
Berlín como capital del mundo, Welthauptstadt Germania. Speer elaboró un trazado que se
basaba en una larga avenida de cinco kilómetros que corría de norte a sur y que el arquitecto
llamó Prachtstrasse, la Calle de la Magnificencia,36 o también el «Eje norte-sur».37 En el
extremo norte de esta avenida dispuso la Volkshalle, un enorme edificio de asamblea cerrado
por una gigantesca cúpula de más de 200 metros de altura y con espacio interior para 180 000
personas. En el extremo sur de la avenida habría un arco de triunfo, también de colosales
proporciones, de al menos 120 metros de altura y capaz de contener el Arco de Triunfo de
París. La principal estación de ferrocarril existente iba a ser demolida y en su lugar se
levantarían otras dos grandes estaciones.38 Contrató a Wolters para su equipo de diseño y le
dio una especial responsabilidad para diseñar la Prachtstrasse.39 El estallido de la Segunda
Guerra Mundial en septiembre de 1939 obligó a posponer y finalmente abandonar estos
planes.40
Fachada de la nueva Cancillería del Reich en marzo de 1939.
Desde 1934 se estaba planificando la construcción de una nueva Cancillería del Reich. El
terreno se adquirió a finales de 1934 y a comienzos de marzo de 1936 se derribaron algunos
edificios para ensanchar la calle Voßstraße.41 Speer estuvo implicado virtualmente en este
proyecto. Tras la Noche de los cuchillos largos se le había encargado renovar el Palacio Borsig
en la esquina de Voßstraße con Wilhelmstraße como sede de las SA.42 Los trabajos
preliminares para la nueva cancillería estuvieron completos en mayo de 1936. En junio de ese
año el arquitecto cobró unos honorarios personales de 30 000 Reichsmark y estimó que la
cancillería estaría terminada en un plazo de tres o cuatro años. Los planes detallados
estuvieron listos en julio de 1937 y la primera estructura se completó el 1 de enero de 1938.
Poco después, el 27 de enero, Speer recibió plenos poderes por parte de Hitler para que
finalizara la nueva cancillería en la fecha límite del 1 de enero de 1939. Con fines
propagandísticos, Hitler afirmó durante la ceremonia de finalización el 2 de agosto de 1938
que había ordenado a Speer que terminara la cancillería ese año.43 Debido a la escasez de
mano de obra, Speer obligó a los obreros a trabajar en dos turnos de diez y doce horas.44 Las
Schutzstaffel (SS) construyeron en 1938 dos campos de concentración y obligaron a los
internos a extraer piedras para su construcción. A instancias de Speer, se construyó una fábrica
de ladrillos cerca del campo de concentración de Oranienburg; cuando le comentaron las
pobres condiciones del lugar, el arquitecto dijo: «Los judíos se acostumbraron a hacer ladrillos
cuando eran esclavos de los egipcios».45 La cancillería estuvo terminada a comienzos de enero
de 1939 y el edificio fue aclamado por Hitler como «la gloria suprema del gran imperio político
alemán».44
Cuando Alemania hizo estallar la Segunda Guerra Mundial en Europa, Speer puso en marcha
escuadras de reacción rápida para construir carreteras o limpiar escombros.52 Recurrió a
trabajadores forzados para estos trabajos junto a obreros alemanes libres.53 Los trabajos de
construcción se detuvieron en Berlín y Núremberg con el estallido de la contienda. Aunque el
almacenamiento de materiales y otros trabajos continuaron, esto también se detuvo a medida
que se necesitaban más recursos para la industria armamentística.54 Las oficinas de Speer
emprendieron trabajos de construcción para cada rama del ejército y para las SS utilizando
mano de obra forzada.53 El negocio de la construcción lo convirtió en uno de los miembros
más ricos de la élite nazi.55
Ministro de Armamento
Speer (izq.) junto a Hitler y el escultor Arno Breker en el París ocupado el 23 de junio de 1940.
Speer era festejado en esa época, como también lo fue en la posguerra, por el «milagro del
armamento» que consistió en un espectacular aumento en la producción de guerra alemana.
Este milagro se detuvo en el verano de 1943 por, entre otras causas, los persistentes
bombardeos aliados sobre Alemania.61 A aquel aumento productivo probablemente
contribuyeron más otros factores que el propio Speer. La fabricación de armas en Alemania ya
había comenzado a aumentar antes, bajo dirección de su predecesor Todt. El armamento naval
no estuvo bajo control de Speer hasta octubre de 1943 y el de la fuerza aérea hasta junio del
año siguiente, a pesar de lo cual todos mostraron un aumento comparable al que controlaba el
ministro de armamento.62 Otro factor que contribuyó al auge de las municiones fue la política
de asignar más carbón a la industria del acero.63 La producción de cada tipo de arma alcanzó
su punto máximo en junio y julio de 1944, pero a partir de agosto de 1944 el crudo rumano
dejó de estar disponible y por tanto el combustible empezó a escasear. La producción de
petróleo decayó tanto que imposibilitó cualquier acción ofensiva y el armamento quedó
almacenado.64
Speer se dio cuenta de que, con seis millones de trabajadores alistados en las fuerzas armadas,
había una escasez importante de mano de obra en la economía de guerra e insuficientes
trabajadores para sus fábricas. La respuesta de Hitler fue designar a Fritz Sauckel como un
«dictador de mano de obra» para conseguir nuevos trabajadores,69 empeño en el que
colaboró con el ministro.70 Hitler dio a Sauckel total libertad para conseguir trabajadores, algo
que deleitó a Speer, quien había solicitado un millón de trabajadores «voluntarios» para
satisfacer las necesidades de la industria armamentista. Sauckel ordenó que se detuviera por la
fuerza a los habitantes de pueblos enteros de Francia, Holanda y Bélgica y se los enviara a las
fábricas.71 En otras ocasiones usó métodos todavía más brutales,72 como en zonas de la
Unión Soviética donde habían actuado grupos de partisanos y en las que hombres y mujeres
fueron detenidos en masa y enviados a trabajar por la fuerza en Alemania.73 Hacia abril de
1943, Sauckel había conseguido para Speer 1 568 801 trabajadores «voluntarios», que en
realidad eran trabajadores forzados, prisioneros de guerra e internos de campos de
concentración que el ministro usó en sus fábricas de armas. Fue principalmente por el maltrato
a esta gente por lo que a Speer lo condenaron en los juicios de Núremberg.74
Speer y el elegido como director de construcción se submarinos, Otto Merker, creían que la
industria naval estaba siendo frenada por métodos anticuados, y que los revolucionarios
nuevos enfoques que impusieran ellos mejorarían drásticamente la producción.77 Esta
creencia resultó incorrecta, y el intento de ambos de construir la nueva generación de
submarinos de la Kriegsmarine, los Tipo XXI y Tipo XXIII, a base de secciones prefabricadas en
diferentes instalaciones en lugar de en astilleros individuales contribuyó al fracaso de este
programa estratégicamente importante. Los diseños se mandaban demasiado rápido a
producción, por lo que los nuevos submarinos estaban plagados de fallos por culpa de las
nuevas técnicas de construcción. Aunque se construyeron decenas de submarinos, muy pocos
entraron en servicio.78
En diciembre de 1943, Speer visitó a los trabajadores de la Organización Todt en Laponia, pero
estando allí se dañó gravemente la rodilla y estuvo incapacitado durante varios meses.79 Se
puso bajo los dudosos cuidados del doctor Karl Gebhardt en una clínica médica llamada
Hohenlychen, donde los pacientes «misteriosamente no lograban sobrevivir».80 A mediados
de enero de 1944, sufrió una embolia pulmonar y cayó gravemente enfermo. Deseoso por
retener su poder, no designó a un delegado y continuó dirigiendo el trabajo del Ministerio de
Armamento desde su cama. Su enfermedad coincidió con la «Gran Semana» Aliada, una
oleada de bombardeos aéreos sobre las fábricas alemanas que fueron un golpe devastador
para la producción de aeronaves.81 Sus rivales políticos aprovecharon la oportunidad para
socavar su autoridad y dañar su reputación ante Hitler, cuyo apoyo incondicional perdió junto
con gran parte de su poder.79
En respuesta a los bombardeos de los aliados, Adolf Hitler autorizó la creación de un comité de
cazas de combate con el objetivo era garantizar la preservación y el aumento de la producción
de aviones de combate. El grupo de trabajo se creó por una orden de Speer del 1 de marzo de
1944 con apoyo de Erhard Milch, del Ministerio del Aire del Reich.82 El resultado fue que la
producción de aviones de combate se duplicó en Alemania entre 1943 y 1944,83 aunque este
crecimiento se debió en gran parte a la construcción de aeronaves ya obsoletas que
demostraron ser presa fácil para los cazas de los aliados.84 El 1 de agosto de 1944, el ministro
fusionó este organismo con el recién creado comité de armamento (Rüstungsstab).85
El mayor avance tecnológico bajo su mando se produjo en el programa de cohetes, que había
arrancado en 1932 pero no había suministrado ninguna arma reseñable. Speer lo apoyó con
entusiasmo y en marzo de 1942 hizo un pedido de cohetes A4, el predecesor del primer misil
balístico del mundo, el cohete V2. La investigación para su desarrollo, así como el de la bomba
voladora V1, se hizo en las instalaciones de Peenemünde. El primer objetivo del V2 fue París el
8 de septiembre de 1944. El programa, aunque ya avanzado, demostró ser un impedimento
para la economía de guerra porque requirió de una importante inversión de capital sin
efectividad militar.90 Los cohetes fueron construidos en una fábrica subterránea en
Mittelwerk, donde la mano de obra para construir los cohetes A4 provino del campo de
concentración Mittelbau-Dora. De los 60 000 internos en este campo, 20 000 murieron debido
a las pésimas condiciones.89
Albert Speer (izq.), Karl Dönitz y Alfred Jodl (derecha) tras ser arrestados por el ejército
británico en Flensburgo en mayo de 1945.
A mediados de marzo, Speer había aceptado que la economía de Alemania colapsaría en las
próximas ocho semanas. Si bien trató de frustrar las órdenes para destruir las instalaciones
industriales en áreas en riesgo de captura, para que pudieran usarse después de la guerra, aún
apoyaba continuar la guerra. Le entregó a Hitler un memorando el 15 de marzo, que detallaba
la grave situación económica de Alemania y buscaba su aprobación para cesar las demoliciones
de infraestructuras. Tres días después, también le propuso a Hitler que los recursos militares
restantes de Alemania se concentraran a lo largo de los ríos Rin y Vístula en un intento por
prolongar la lucha. Todo esto ignoraba la realidad militar, que era que las fuerzas armadas
alemanas no podían igualar la potencia de fuego de los Aliados y se enfrentaban a una derrota
total.99100 Hitler no solo rechazó su propuesta de cesar las demoliciones, sino que emitió la
«Orden Nerón» el 19 de marzo, que pedía la destrucción de todas las infraestructuras a
medida que el ejército se retiraba. El ministro se horrorizó por esta orden y convenció a varios
líderes militares y políticos para que la ignoraran.101 Durante una reunión con Speer entre el
28 y 29 de marzo, Hitler rescindió el decreto y le dio autoridad sobre las demoliciones.102 Este
las detuvo, aunque el ejército continuó volando puentes.103
En abril, quedaba poco de la industria armamentística alemana, y Speer tenía pocos deberes
oficiales.104 Visitó el Führerbunker el 22 de abril por última vez, se reunió con Hitler y recorrió
la cancillería dañada antes de abandonar Berlín para regresar a Hamburgo.105 El 29 de abril, el
día antes de suicidarse, Hitler dictó un testamento político final que dejaba a Speer fuera del
nuevo gobierno; su sustituto sería su subordinado, Karl Saur.106 A este le decepcionó que el
Führer no lo eligiera como su sucesor.107 Después de la muerte de Hitler, ofreció sus servicios
al llamado Gobierno de Flensburgo, encabezado por el sucesor de Hitler, Karl Dönitz. Asumió
un papel en ese régimen de corta duración como Ministro de Industria y Producción.108 A
partir del 10 de mayo, Speer proporcionó información a los Aliados sobre los efectos de la
guerra aérea y sobre otros muchos temas. El 23 de mayo, dos semanas después de la rendición
de las fuerzas alemanas, las tropas británicas arrestaron a los miembros del Gobierno de
Flensburgo y pusieron final formal a la Alemania nazi.109
Posguerra
Juicios de Núremberg
Speer fue llevado a varios centros de internamiento para funcionarios nazis e interrogado. En
septiembre de 1945, le dijeron que lo juzgarían por crímenes de guerra, y varios días después,
lo trasladaron a Núremberg y lo encarcelaron allí.110 Fue acusado de cuatro cargos: participar
en un plan común o conspiración para perpetrar un crimen contra la paz, planear, iniciar y
librar guerras de agresión y otros crímenes contra la paz, crímenes de guerra, y por último,
crímenes de lesa humanidad.111
Robert H. Jackson, juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos y fiscal jefe estadounidense
en Núremberg, alegó: «Speer se unió a la planificación y ejecución del programa para emplear
prisioneros de guerra y trabajadores extranjeros en la industria de guerra alemana, que creció
en producción mientras los trabajadores se morían de hambre».112 El abogado del antiguo
ministro, Hans Flächsner, presentó a su defendido como un artista empujado a la vida política,
que siempre había permanecido fuera de toda ideología.113
Speer fue declarado culpable de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, aunque
fue absuelto de los otros dos cargos. Había afirmado que no sabía nada de los planes de
exterminio nazis y eso probablemente lo salvó de morir en la horca. Se supo que su afirmación
era falsa tras el hallazgo de una carta privada escrita en 1971 y revelada públicamente en
2007.114 El 1 de octubre de 1946 fue sentenciado a veinte años de prisión.115 Aunque tres de
los ocho jueces (dos soviéticos y el estadounidense Francis Biddle) inicialmente abogaron por
condenarlo a muerte, el resto de jueces no lo hizo, y el acuerdo de sentencia se alcanzó tras
dos días de debates.116
Encarcelamiento
El 18 de julio de 1947, Speer fue transferido a la prisión de Spandau en Berlín para cumplir su
condena.117 Allí fue conocido como el Prisionero Número Cinco.118 Sus progenitores
murieron mientras estaba encarcelado: su padre, que murió en 1947, despreciaba a los nazis y
guardó silencio al encontrarse con Hitler, mientras que su madre, que murió en 1952, fue una
nazi que había disfrutado mucho de cenar con el Führer.7 Rudolf Wolters y su secretaria
durante años Annemarie Kempf, que no tenían permitida la comunicación directa con el
antiguo ministro, hicieron lo que pudieron para ayudar a su familia y llevar a cabo las
solicitudes que Speer le envió a su esposa, la única comunicación escrita que se le permitió
oficialmente. A partir de 1948, Speer contó con los servicios de Toni Proost, un simpatizante
neerlandés que pasó de contrabando su correo y sus escritos.119
En 1949 Wolters le abrió una cuenta bancaria a Speer y comenzó a recaudar fondos entre los
arquitectos e industriales que se habían beneficiado de las actividades del ministro durante la
guerra. Inicialmente, los fondos se usaron solo para mantener a la familia de Speer, pero con el
tiempo el dinero se usó para otros fines, como pagarle unas vacaciones a Toni Proost y
sobornar a quienes pudieran asegurar su liberación. Una vez que el recluso supo de la
existencia del fondo, Speer envió instrucciones detalladas sobre qué hacer con el dinero.119
Wolters recaudó un total de 158 000 marcos alemanes para Speer durante los últimos
diecisiete años de su sentencia.120
A los prisioneros se les prohibió escribir memorias. Sin embargo, Speer se las arregló para
enviar 20 000 páginas de escritos a Wolters.121 Había completado sus memorias en
noviembre de 1953, las cuales se convertirían en la base del libro Dentro del Tercer Reich.122
En Diarios de Spandau pretendía presentarse como un héroe trágico que había hecho un pacto
con el diablo por el cual soportó una dura sentencia de prisión.123
Gran parte de sus energías las dedicó a mantenerse en forma, tanto física como mentalmente,
durante su largo encierro.124 Spandau tenía un gran patio cerrado donde a los reclusos se les
asignaron terrenos para jardinería y Speer creó un elaborado jardín con césped, flores,
arbustos y árboles frutales.125 Para hacer sus paseos diarios por el jardín más atractivos, se
embarcó en un viaje imaginario alrededor del mundo. Midiendo cuidadosamente la distancia
de su recorrido, las trasladó a la geografía del mundo real y llegó a caminar más de 30 000 km
hasta que fue liberado, momento en el que estaba, imaginariamente, cerca de Guadalajara,
México.126 También leyó, estudió revistas de arquitectura y repasó los idiomas inglés y
francés. En sus escritos afirmó haber leído cinco mil libros mientras estuvo en prisión, una
exageración porque tuvo poco más de un día para acabar cada uno de ellos.127
Los defensores de Albert Speer no dejaron de pedir su liberación. Entre los que prometieron
apoyo para que se conmutara su sentencia estuvieron el presidente de la república francesa
Charles de Gaulle, el diplomático estadounidense George Wildman Ball128 y Willy Brandt,
canciller de Alemania Occidental,129 que puso fin a los procedimientos de desnazificación en
su contra que podrían haber acabado en la confiscación de sus bienes.130 Sus esfuerzos para
que le concedieran una liberación anticipada quedaron en nada. La Unión Soviética, que había
exigido una sentencia de muerte en el juicio, nunca lo consintió.131 Así, cumplió la totalidad
de su condena y fue puesto en libertad en la medianoche del 1 de octubre de 1966.132
Liberación y vida posterior
Después de ser puesto en libertad, Speer donó su diario personal al Archivo Federal de
Alemania. Había sido editado por Wolters y no contenía ninguna mención a los judíos.138 El
escritor inglés David Irving descubrió discrepancias entre el diario engañosamente editado y
documentos independientes. Speer le había pedido a Wolters que destruyera el material que
había omitido de su donación, pero Wolters se negó y conservó una copia original.139 La
amistad entre ambos se deterioró y un año antes de la muerte de Speer, Wolters le dio al
historiador alemán Matthias Schmidt acceso al diario sin alterar. Schmidt escribiría el libro
Albert Speer: El fin de un mito, el primero que fue muy crítico con el antiguo ministro nazi.140
Las memorias de Speer fueron un éxito fenomenal. Los lectores quedaron fascinados por una
visión interna del Tercer Reich y así un importante criminal de guerra se convirtió en una figura
popular casi de la noche a la mañana. Es importante destacar que proporcionó una coartada a
los ya ancianos alemanes que habían sido nazis, porque si el mismísimo Albert Speer, tan
cercano a Hitler y poderoso, no conocía el alcance total de los crímenes del régimen nazi y solo
estaba «siguiendo órdenes», ellos también podrían decirse a sí mismos y a los demás que
hicieron lo mismo.141 Speer proporcionó un lavado de cara a toda una generación de antiguos
nazis. Tan grande era para todos ellos la necesidad de creer este «mito de Speer», que Fest y
Siedler pudieron fortalecerlo, incluso frente a la creciente evidencia histórica de lo
contrario.142
El mito de Speer
El buen nazi
Después de su liberación de Spandau, Speer se construyó la imagen del «buen nazi».148 Era
un hombre bien educado, de clase media y burgués, en claro contraste con los psicópatas y
asesinos que, en el imaginario popular, tipificaban a los «malos nazis».149 En sus memorias y
entrevistas había distorsionado tanto la verdad y ocultado tantas cosas que sus mentiras se
conocieron como «mitos».150 Speer llevó su creación de mitos a los medios de comunicación
y sus «disculpas astutas» se reprodujeron innumerables veces en la Alemania de la
posguerra.150 Isabell Trommer escribe en su biografía de Speer que Joachim Fest y Wolf Jobst
Siedler fueron coautores de las memorias de Speer y cocreadores de sus mitos151 a cambio de
una parte de sus derechos de autor y otros incentivos financieros.152 Speer, Siedler y Fest
habían construido una obra maestra, la imagen del «buen nazi», que permaneció inalterable
durante décadas, a pesar de las evidencias históricas que indicaban que era falsa.153
Speer había construido cuidadosamente una imagen de sí mismo como un tecnócrata apolítico
que lamentaba profundamente no haber podido descubrir los monstruosos crímenes del
Tercer Reich.154 Después de la muerte de Speer, Matthias Schmidt publicó un libro que
demostró que había ordenado el desalojo de judíos de sus hogares en Berlín.155 Ya en 1999,
los historiadores habían demostrado con claridad que había mentido extensamente.156 A
pesar de ello, la reputación de Speer no cambió sustancialmente hasta que el director de cine
Heinrich Breloer rodó en 2004 una producción televisiva biográfica que sería el comienzo de
un proceso de desmitificación y revaluación crítica.141 El historiador británico Adam Tooze
afirma en su libro The Wages of Destruction que Speer se había movido entre las filas del
régimen de forma diestra y despiadada, y que la idea de que era un tecnócrata que cumplía
órdenes a ciegas era «absurda».2 Trommer dijo que no era un tecnócrata apolítico, sino uno
de los líderes más poderosos y con menos escrúpulos del régimen nazi.152 Martin Kitchen dijo
que había engañado al Tribunal de Núremberg y a la Alemania de la posguerra,156 mientras
que Magnus Brechtken opinó que si su profunda participación en el Holocausto se hubiera
conocido en el momento de su juicio, habría sido condenado a muerte.26
La imagen del buen nazi se sustentó sobre numerosos mitos de Speer.150 Además del mito de
que era un tecnócrata apolítico, afirmó que no tenía pleno conocimiento del Holocausto o de
la persecución de los judíos. Otro mito postula que Speer revolucionó la máquina de guerra
alemana después de su nombramiento como Ministro de Armamentos gracias a un aumento
espectacular en el envío de armas que se publicitó como el motivo de que Alemania se
mantuviera en la guerra.157 Otro mito era que ideó un plan falso para asesinar a Hitler con gas
venenoso, una falsedad que se le ocurrió al recordar el pánico que sentía cuando los gases del
automóvil entraban por el sistema de ventilación de aire, a lo cual añadió los detalles.158
Brechtken escribió que su mentira más descarada fue inventada durante una entrevista con un
periodista francés en 1952. El periodista describió una escena inventada en la que Speer
rechazaba las órdenes de Hitler y el Führer se iba con lágrimas en los ojos. A Speer le gustó
tanto que la añadió a sus memorias, con lo que el periodista había colaborado
involuntariamente en uno de sus mitos.26
Speer también buscó retratarse a sí mismo como un oponente al liderazgo de Hitler. A pesar
de su oposición al complot del 20 de julio, afirmó falsamente en sus memorias que simpatizaba
con los conspiradores. Sostuvo que Hitler fue amable con él por el resto de su vida después de
enterarse de que lo habían incluido en una lista de posibles ministros, otro elemento clave de
sus mitos.159 También afirmó falazmante que se había dado cuenta muy pronto de que la
guerra estaba perdida, y que por ello trabajó para preservar los recursos necesarios para la
supervivencia de la población civil.96 En realidad, había tratado de prolongar la guerra hasta
que fuera imposible resistir más, contribuyendo así a la gran cantidad de muertes y la enorme
destrucción que Alemania sufrió en los últimos meses del conflicto.96160
Negación de responsabilidad
Speer mantuvo en los juicios de Núremberg y en sus memorias que no tenía conocimiento
directo del Holocausto. Solo admitió sentirse incómodo con los judíos en la versión publicada
de los Diarios de Spandau.51 En términos más generales, Speer aceptó la responsabilidad de
las acciones del régimen nazi. El historiador Martin Kitchen afirma que Speer era «plenamente
consciente de lo que les había sucedido a los judíos» y que estuvo «íntimamente involucrado
en la 'Solución Final'».3 Magnus Brechtken dijo que Speer solo admitió una responsabilidad
general del Holocausto para ocultar su responsabilidad directa y real.150 Speer fue
fotografiado con trabajadores esclavos en el campo de concentración de Mauthausen en 1942
y Blaine Taylor sostiene que si la foto hubiera estado disponible en los juicios de Núremberg
habría sido ahorcado.161 En 2005, el periódico The Daily Telegraph publicó que habían
aparecido documentos que indicaban que Speer había aprobado la asignación de materiales
para la ampliación del campo de concentración de Auschwitz después de una inspección de las
instalaciones realizada por sus asistentes en un día en que casi mil judíos fueron
masacrados.162 Heinrich Breoler, al hablar sobre la construcción de Auschwitz, dijo que Speer
no era solo un engranaje en el trabajo, sino que era el «terror mismo».162
Imagen externa
Speer también negó estar presente en los discursos de Posen (Poznan) a los líderes nazis en
una conferencia el 6 de octubre de 1943, en la que Heinrich Himmler dijo: «Se tuvo que tomar
la grave decisión de hacer que esta gente desapareciera de la tierra»;163 y más tarde, «Los
judíos deben ser exterminados».164 Himmler menciona a Speer y se dirige a él en varias
ocasiones durante este discurso.164 En 2007, el diario The Guardian informó que se había
encontrado una carta de Speer con fecha del 23 de diciembre de 1971 en una colección de su
correspondencia con Hélène Jeanty, viuda de un combatiente de la resistencia belga, en la que
el antiguo ministro admite que «No hay duda: estuve presente cuando Himmler anunció el 6
de octubre de 1943 que todos los judíos serían asesinados».114
El milagro armamentístico
Legado arquitectónico
Tribuna del Campo Zeppelín de Núremberg, diseñada por Speer (Vista en 2012).
Poco queda, más allá de fotos y planos, de las obras arquitectónicas más personales de Albert
Speer. En Berlín no queda casi ningún edificio diseñado por el arquitecto en la era nazi, salvo el
Schwerbelastungskörper, un cuerpo de carga pesada construido hacia 1941 que tiene forma de
enorme cilindro de hormigón de 14 metros de altura que se utilizó para medir la subsidencia
del suelo como parte de los estudios de viabilidad para un gigantesco arco de triunfo y otras
grandes estructuras propuestas como parte de Welthauptstadt Germania, el proyecto de
renovación de posguerra de Berlín propuesto por Hitler. El cilindro ahora es un hito protegido
y está abierto al público.169 La tribuna del Campo Zeppelín en Núremberg, aunque
parcialmente demolida, se puede visitar.170
La Cancillería del Reich, en cuya construcción participó Speer, resultó muy dañada durante los
bombardeos aéreos de la Batalla de Berlín. Sobrevivieron sus muros exteriores, pero fueron
desmantelados por los soviéticos. Rumores sin fundamento sostenían que sus restos se usaron
para otras construcciones como la Universidad Humboldt de Berlín, la estación de metro de
Mohrenstraße o monumentos de guerra soviéticos en Berlín.171
Referencias
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Enlaces externos
Adolf Hitler y Albert Speer en las inmediaciones del Berghof (verano de 1939).
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