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Reflexión 1

Utilitarismo
Este movimiento filosófico afirma que una acción debe ser considerada correcta
en función de las consecuencias que esta tiene, y el planteamiento es colectivo,
a partir del concepto llamado principio de utilidad. Lo que pretende esta teoría
es el bienestar general y la felicidad es un elemento fundamental, que para John
Stuart Mill reside en el elemento racional e intelectual.
El utilitarismo es una corriente filosófica que nace de la mano de Jeremy
Bentham con su tratado “Introducción a los principios morales y legislativos” y
que es desarrollada por John Stuart Mill en su obra “El utilitarismo”.
Bentham: Parte de la idea de que la utilidad es aquello que produce la felicidad
y que es bueno y correcto, por tanto, si esa felicidad es buena para la sociedad
se convierte en un principio moral. Asimismo, Bentham también establece que
esa utilidad, la felicidad, puede ser medida al establecer objetivamente el nivel
de felicidad que tienen nuestras acciones= Medir la intensidad y duración de
nuestra sensación positiva o negativa.
Mill: Siguiendo las tesis de Betham, establece que un individuo debe actuar con
el objetivo de obtener la mayor cantidad de felicidad para la colectividad (lo
moralmente correcto) y no para sí mismo. Por tanto, todos debemos perseguir
la consecución de dicha felicidad, que es lo que define como el principio de la
mayor felicidad: la que se construye a raíz de la felicidad de muchos individuos.

Una de las principales bases del utilitarismo de Stuart Mill es su definición de


felicidad, la cual, la plantea desde el principio de utilidad y desde una
perspectiva social, no individual como lo hicieron Aristóteles (una acción es
correcta si me hace feliz) o Epicuro (una acción que me proporciona placer).
Así, lo que nos propone Mill es que el mayor bien radica en comprometernos
con los demás y en proporcionar ese bien a un mayor número de personas. Bien
que se consigue a través de la felicidad= bienestar social.
De esta forma, la bondad o maldad de una acción no tiene una consecuencia
personal o individual sino colectiva y, por ello, si una acción puede dañar a la
colectividad debemos evitarla. Así, la persona que actúa de forma individual
obtendrá una felicidad pasajera y efímera, mientras que la persona que actúa
comprometiéndose con el resto obtendrá una felicidad duradera.
Reflexión 2
Deontologismo kantiano
El deontologismo de Inmanuel Kant, del griego deon (obligación)
y logos (ciencia), es una doctrina de la ética que señala que la moral es una
cuestión de deberes y obligaciones. De acuerdo con el deontologismo, los seres
humanos tienen el deber moral de actuar siguiendo una serie de principios que
establecen la diferencia entre el bien y el mal.

Para el deontologismo, no importan las consecuencias de las acciones sino las


acciones en sí mismas. Esto quiere decir que, si una acción moralmente
incorrecta concluye en un acto moralmente correcto, la acción no deja de ser
incorrecta.

En este sentido, el deontologismo se opone a otras corrientes filosóficas como


la doctrina del utilitarismo que si el resultado garantiza la felicidad, entonces la
acción generadora es buena.

A través del deontologismo, Kant intentó establecer la fuente de la moral,


concluyendo que el origen de la moral yace en la capacidad del ser humano para
razonar.
Immanuel Kant señaló que la moral no tiene relación con los deseos, ni con las
emociones. Por ende, las acciones que se efectúan con base en los deseos y la
obtención de placer no son moralmente correctas a pesar de que puedan generar
acciones buenas.

Así, Kant estableció la diferencia entre lo moralmente bueno y lo bueno en


general. Mientras que lo moralmente bueno depende de la buena voluntad de
las personas, lo bueno en general depende las necesidades y de los deseos.

Por ejemplo, un buen paraguas es aquel que te protege de la lluvia; esto no


quiere decir que el paraguas sea moral, puesto que sólo los seres racionales
pueden ser morales.

Asimismo, Kant establece que un acto no tiene valor moral si no se hace por el
bien de la moral.

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