CALIDAD DE VIDA Y MEDIO AMBIENTE
Mejor calidad de vida:
La perspectiva ciudadana del
desarrollo sustentable*
Guillermo Geisse G.**
L os Encuentros Científicos sobre el Medio
Ambiente convocados por el Centro de
Investigación y Planificación del Medio
Ambiente (Cipma) cada tres años desde
1983, han tenido en común el objetivo de contri-
buir a la discusión de políticas ambientales con el
mejor respaldo técnico científico que podemos
reunir, con la más amplia participación posible, y
con horizontes de tiempo que nos permitan antici-
parnos a los problemas y diseñar soluciones inte-
grales.
Este objetivo general es aterrizado en objetivos
específicos en cada Encuentro tomando en consi-
deración los cambios en el contexto económico-
político del país, el desarrollo del conocimiento
sobre el tema ambiental y los cambios en la
prioridad que los chilenos le damos al tema en
comparación a otros objetivos del desarrollo.
Históricamente, la prioridad del tema ambien-
tal ha sido baja y ello se refleja en la política
pública real. Sin embargo, en los últimos tres a
cuatro años el tema se ha elevado notablemente
en la escala de prioridades de los chilenos como
consecuencia del deterioro de la calidad de vida
en contraste con el crecimiento de los ingresos y
el consumo.
El objetivo del 6to Encuentro fue realizar —en
el marco del objetivo general— una discusión que
contribuyera a los cambios de política ambiental
necesarios para responder a esta demanda cre-
ciente. Esto, considerando que históricamente la
política ambiental chilena estuvo más influida por
los requerimientos ambientales internacionales que
por los internos, que su formalización en un cuer-
po legal e institucional integrado es muy reciente,
* Artículo editado por Ambiente y Desarrollo a partir de la intervención del autor durante el 6to Encuentro Científico sobre el Medio
Ambiente, organizado por Cipma, Santiago, 6-8 de enero de 1999. El autor agradece a Francisco Sabatini por sus aportes en la
preparación de este artículo.
**Presidente de Cipma y Secretario Ejecutivo del 6to Encuentro.
VO LX V-Nº 1 y 2, pp. 7 - 1 1 ( ISSN 0716- 1476)
y que una gran parte de los recursos destinados al
tema se han tenido que utilizar para resolver pro-
blemas acumulados por décadas y para enfrentar
emergencias.
Hasta ahora la gestión ambiental en Chile ha
ido "detrás" de los problemas y ha estado subordi-
nada a la política económica. No hemos logrado
pasar de la reacción a la prevención ambiental que
es lo que nos daría tiempo para medidas que
intervengan en las causas de los problemas, que
los aborden integralmente con una mirada puesta
en el mediano y largo plazo.
Sabemos lo ineficiente que puede ser "curar en
vez de prevenir", pero la mayoría de las veces no
lo hemos podido evitar. Esto es ineficiente por-
que:
• La solución reactiva no nos ayuda a reducir la
incertidumbre acerca de cuan sustentable es la
base de recursos naturales en que descansa nues-
tro crecimiento.
• Los instrumentos diseñados para situaciones de
emergencia sin tener a la vista simultáneamente
objetivos de prevención de largo plazo, pueden
agravar los problemas de sustentabilidad.
• Significa soslayar la discusión de políticas de
fondo, discusión que en cualquier momento es
levantada espontáneamente por la gente en los
escenarios más inadecuados, por ejemplo, en el
calor de los conflictos en torno a algún gran
proyecto de inversión.
El "sesgo reactivo" tiene una explicación
Desde el mismo momento en que se abrió la
economía nacional a los mercados externos, 20 a
Ambiente y Desarrollo- Marzo/Junio 1999 7
 Anales del 6º Encuentro Científico sobre el Medio Ambiente
25 años atrás, el sello de nuestra política ambien-
tal lo dio la reacción ante requerimientos ambien-
tales provenientes del exterior. La iniciativa, en-
tonces, ha estado en los mercados de destino de
nuestras exportaciones, las que pasaron a ser la
principal fuente alimentadora del crecimiento eco-
nómico chileno.
Estos requerimientos ambientales provienen de
sociedades que, por contar con niveles de creci-
miento económico y sistemas democráticos de
mayor desarrollo que los nuestros, han podido
imponerse a sí mismas los más altos estándares
ambientales, haciéndolos extensivos a sus impor-
taciones a través del comercio exterior. Ha sido su
propia demanda ambiental interna la que ha ido
poniendo la vara.
Por otra parte, esta vara que nos ponen los
países desarrollados no es fija: la van levantando
y diversificando; primero, gracias a innovaciones
tecnológicas y de gestión que les permiten ganar
tanto en lo ambiental como en eficiencia; y, se-
gundo, gracias a la globalización de valores que
comienzan a dar a la protección ambiental la
categoría de derecho universal.
Resumen
El 6º Encuentro Científico sobre el Medio Ambiente, organizado
por Cipma en conjunto con el Instituto de Estudios Urbanos de
la Pontificia Universidad Católica de Chile entre el 6 y el 8 de
enero de 1999 en Santiago, tuvo como objetivo conocerlas
primeras manifestaciones de la demanda ciudadana interna por
una mejor calidad de vida, y analizar cómo esta reacción ciu-
dadana puede dar lugar a la formación participativa de políti-
cas ambientales. Frente a las posibilidades tan dispares que
han sido abiertas por la acción autónoma de los ciudadanos en
su lucha por una mejor calidad de vida, se constatan importan-
tes vacíos en la política pública. Faltan las políticas ambienta-
les y sociales que hagan una clara diferencia entre tan distin-
tas derivaciones de la reacción autónoma de los ciudadanos;
incentivando y orientado unas, y reprimiendo o desalentando
otras. Quizás nunca antes han sido mejores las posibilidades
de cooperación estado-empresa-comunidad como respaldo de
políticas de desarrollo que conecten la reacción con la propo-
sición, con una visión integral y de futuro.
Abstract
The 6th Scientific Congress on the Environment, organized by
Cipma together with the Urban Studies Institute of the Catholic
University of Chile, was held in January 1999 in Santiago. It
had the objective of knowing the first manifestations of public
demand for a better quality of life, and analyzing how reactions
of the citizenry can give rise to the formation of participatory
environmental policies. In the face of such disparate possibilities
that have been opened for autonomous public actions in
struggling for a better quality of life, the gaps in public policies
are manifested. Lacking environmental and social policies that
would differentiate among distinct forms of autonomous public
reaction, some become motivated and oriented while others
remain repressed or discouraged. Perhaps the time has never
been more ripe for cooperation among government, business,
and the community in backing the development policies that
would connect reaction with proposition, providing an integrated
visión of the future.
8 Ambiente y Desarrollo - Marzo / Junio 1999
Ya en las discusiones del 5o Encuentro (Temuco,
1995) nos preguntábamos: ¿qué grado de cohe-
rencia interna puede tener una política ambiental
(implícita) basada en reacciones frente a estándares
exigibles a un pequeño número de grandes em-
presas exportadoras, estándares que son diferen-
tes según mercado de destino; según productos de
un mismo sector; y, además, en constante cambio;
los cuales somos los últimos en conocer?
Los años 90s: reacción de segunda
generación
El aumento en la prioridad ambiental interna es
muy reciente como para evaluar su influencia en
la formación de políticas ambientales. Sin embar-
go, dos hechos históricos previos sugieren que se
han dado los primeros pasos en este proceso.
Uno de ellos es el reconocimiento de la respon-
sabilidad del Estado en el tema y el inicio del
proceso de formación de una política ambiental
con un primer paso en la dictación de la "Ley de
Bases del Medio Ambiente" (1994) y sus regla-
mentos, y con ella, la creación oficial de la Comi-
sión Nacional del Medio Ambiente (Conama).
El segundo hecho es la recuperación democrá-
tica que, entre otras cosas, puso a Chile en posi-
ción de privilegio para ingresar a tratados comer-
ciales que nos obligan a comprometernos políti-
camente como país a, por lo menos, perfeccionar
y cumplir nuestras propias normas ambientales.
Ambos hechos —la ley y los tratados— son
indicativos del paso a una reacción que podría-
mos llamar de "segunda generación", que co-
mienza a romper la dualidad entre requerimientos
ambientales externos (dominantes) y necesidades
ambientales internas, abriendo el camino para in-
tegrar ambos en un sola política ambiental. Para
comenzar a recorrer el camino, sin embargo, se
requeriría que las necesidades ambientales se ex-
presaran con claridad en la forma de una «deman-
da interna».
El surgimiento de la demanda interna
Hoy día, al final de una década de crecimiento alto
y sostenido que ha más que duplicado los ingresos y
el consumo, los chilenos de todos los niveles de
ingreso y de todo el país comenzamos a sentir los
efectos de las externalidades negativas del creci-
miento en los bienes comunes, naturales y construi-
dos, que son determinantes en nuestra calidad de vida.
 CALIDAD DE VIDA Y MEDIO AMBIENTE

A diferencia de la demanda ambiental externa,

que se manifiesta en la imposición de estándares y
normas inapelables y cuya resolución es princi-
palmente un asunto técnico, la demanda interna
emergente se expresa con una diversidad de con-
tenidos culturales, sociales, económicos y étnicos,
entre los cuales los aspectos técnicos son sólo una
parte, y no siempre la más importante. Esta plura-
lidad de contenidos es lo que le da a la demanda
interna una perspectiva de calidad de vida. Es la
perspectiva con que la gente comienza a ver el
desarrollo sustentable.

Tres formas en que se expresa la

demanda por calidad de vida
Las primeras expresiones de las actuales de-
mandas por calidad de vida son típicamente
reactivas y adoptan tres formas.
La primera, reveladora de un nuevo tipo de
acción política, de nivel preferentemente local,
son las denuncias y protestas de comunidades que
perciben su calidad de vida amenazada por un
determinado proyecto de inversión u obra públi-
ca. Los conflictos ambientales locales son su ma-
nifestación más visible.
La segunda forma de reaccionar es económica,
y consiste en la búsqueda individual de alternati-
vas para mejorar la calidad de vida en el mercado
de bienes y servicios. Un ejemplo es la prolifera-
ción de parcelas de agrado alrededor de las ciuda-
des, en las cuales las familias buscan la tranquili-
dad, el aire limpio, el espacio y paisaje que las
ciudades les niegan. El aumento de los ingresos
familiares va masificando estas reacciones hacia
los grupos medios.
La tercera forma de reacción, que podríamos
llamar social, es la movilización de familias de
ingresos bajos que juntan esfuerzos y capacidades a
través de la acción solidaria —por ejemplo, para el
mejoramiento del barrio— por lo general apoyadas
por programas sociales públicos, o de fundaciones, La reacción ciudadana por la calidad de vida
en los que las ONGs juegan un papel importante. tiene la potencialidad de abrir a los chilenos opor-
Estas tres formas de reacción tienen en común tunidades de un desarrollo más pleno que el que
la importancia que la gente otorga a los espacios se logra sólo con aumentos en los ingresos y en el
locales en que se desarrolla su vida cotidiana, la consumo.
creciente valoración que hacen de los temas am- En los conflictos ambientales los mismos ciu-
bientales, y la capacidad de acción autónoma que dadanos que reaccionan frente a lo que les amena-
logran ejercer, ya sea frente al Estado y el sistema za directamente y en momentos determinados,
político formal (primera y tercera reacciones), o han demostrado capacidad para suscitar debates
frente a los patrones tradicionales de consumo de futuro, como los de «qué comuna», «qué ciu-
(segunda reacción). dad» o «qué región queremos». Y, según sea el
caso, levantar interrogantes respecto de las actua-

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 Anales del 6º Encuentro Científico sobre el Medio Ambiente

les políticas —o vacíos de políticas— sobre el
bosque nativo, protección indígena, conservación
de la biodiversidad, desarrollo de cuencas, desa-
rrollo regional y gestión comunal.
En los mercados, la búsqueda de una mejor
calidad de vida hace emerger nuevos patrones de
consumo y uso de los espacios de escala comunal,
urbana o regional que parecieran haber encontra-
do desprevenidos a los planificadores o responsa-
bles de las políticas.
En las comunidades pobres, urbanas y rurales,
cada vez hay más casos de familias que buscan
superar su condición de privación y marginalidad
con propuestas creativas propias sin recurrir tan
insistentemente, como en el pasado, a la reivindi-
cación de necesidades frente al Estado
No siempre estos distintos canales de expre-
sión de la demanda ciudadana apuntan o dan lugar
a soluciones en la dirección de su propio objetivo
de mejor calidad de vida, y no son pocos los casos
en que los resultados son en la dirección opuesta.
Esto es lo que ocurre cuando la resistencia ciuda-
dana frente a las externalidades negativas de nue-
vos proyectos de inversión u obras públicas (pri-
mera reacción) favorece la polarización hacia in-
tereses fundamentalistas, ya sean económicos o
ecológicos, que no contribuyen en nada al desa-
rrollo sustentable más allá de cuáles sean sus
declaraciones.
Pero también ocurre que los conflictos son la
oportunidad de las comunidades para demostrar
su interés vital y su pragmatismo cuando se trata
de hacer compatibles los objetivos de crecimiento
económico, conservación ambiental y equidad
social. Están quedando atrás los días en que el
"humo de las chimeneas industriales" era visto
por comunas, ciudades y regiones como signo de
progreso.
La soberanía que ejercen los consumidores (se-
gunda reacción) que pueden optar a formas indi-
viduales de mejorar su calidad de vida puede
agravar aún más el círculo pernicioso que existe
entre separación espacial, viajes más numerosos y
extensos, congestión y contaminación del aire. O
aquel otro círculo entre exclusión social, confor-
mación de extensas zonas de marginalidad, desin-
tegración social, inseguridad ciudadana a nivel de
toda la ciudad, por una parte, y el «enrejamiento»
de los grupos altos y medios en condominios, por
la otra.
Pero también ocurre que las nuevas preferen-
cias de localización parecen estar ayudando al
surgimiento de nuevas centralidades en estas re-
giones urbanas donde se integran espacialmente
actividades y grupos sociales diversos, preferen-
temente en torno a antiguos pueblos y ciudades
menores, o en torno a subcentros dentro de las
ciudades.
Por último, las iniciativas autónomas de los
barrios en comunas pobres (tercera reacción) pue-
den incluir el negocio de la droga y al mismo
tiempo estrategias vecinales para luchar contra
ella, o bien, estrategias de mejoramiento de ba-
rrios o de creación de micro-empresas para «en-
gancharse» en los circuitos de la economía for-
mal. Más allá de sus implicancias para la calidad
de vida, esas alternativas establecen una diferen-
cia entre el camino hacia una marginalidad más
dura y difícil de revertir, y progresos de esos
grupos hacia su integración social y espacial a la
sociedad: es decir, hacia un desarrollo más pleno.
Implicancias en la formación de políticas
ambientales
Frente a las posibilidades tan dispares que han
sido abiertas por la acción autónoma de los ciuda-
danos en su lucha por una mejor calidad de vida,
se constatan importantes vacíos en la política pú-
blica. Faltan las políticas ambientales y sociales
que hagan una clara diferencia entre tan distintas
derivaciones de la reacción autónoma de los ciu-
dadanos; incentivando y orientado unas, y repri-
miendo o desalentando otras.
En ocasiones el Estado aparece vacilante frente
al despliegue ciudadano. Esto ha ocurrido en los
conflictos ambientales, ante los cuales aún no está
suficientemente desarrollada nuestra capacidad
de aprovechar el espacio político que, de hecho,
crea el virtual empate de fuerzas entre los intere-
ses enfrentados en esos conflictos. Se deja esca-
par así la posibilidad de llevar adelante soluciones
que representen al conjunto de la comuna, ciudad
o región. Las aprobaciones condicionadas de Es-
tudios de Impacto Ambiental (EIAs) por la Comi-
sión Nacional del Medio Ambiente, son un avan-
ce en esa dirección que se debe celebrar en vez de
criticar como se ha hecho.
Otras veces el Estado pareciera no captar las
oportunidades que le ofrece la dinámica de los
mercados al igual que los cambios en tecnologías
y en estructuras de producción, para dar solucio-
nes de fondo al mejoramiento de la calidad vida y
la sustentabilidad ambiental.

10 Ambiente y Desarrollo - Marzo / Junio 1999

 CALIDAD DE VIDA Y MEDIO AMBIENTE

Como ejemplo de lo anterior, en las regiones, mientos de mejor calidad a los que en otras cir-
las grandes empresas se han alejado del modelo cunstancias podrían acceder los residentes de me-
tradicional de enclave industrial —o company nor nivel socioeconómico.
town— "de espaldas a la región". Desde comien- En cuanto a las comunas —más específicamente
zos de los 90s hay un cambio en el sentido las comunas de más bajos
contrario, de apertura a la región, ingresos— en ellas están au-
mucho más cercano a las aspira- Los conflictos mentando las iniciativas locales
ciones históricas de autode- ambientales, los de mejoramiento de la calidad de
terminación, diversidad e vida en base al desarrollo de
identidad de las comunidades mercados urbanos, y la capacidades propias para tomar
regionales, todas ellas determinantes búsqueda creativa y decisiones. La idea es superar la
en la calidad de vida local. Algunos dependencia de capacidades
aspectos de esta apertura son la prepositiva por parte de externas sin renunciar al
multiplicación de pequeñas y me- las organizaciones de financiamiento externo sino que,
dianas empresas que proveen de por el contrario, cumpliendo
bienes y servicios a las grandes vecinos pobres de mejor que otros la condición de
empresas exportadoras, la nuevos caminos para sostenibilidad en el tiempo de las
localización residencial de los iniciativas. También hay unos
trabajadores y sus familias en superar la marginación, cuantos municipios, aunque aún
ciudades, y la creciente son todas reacciones son una minoría, que han visto
participación de las grandes en la participación el capital
empresas (orientadas a recursos ciudadanas frente al social que una gestión
naturales) en inversiones de deterioro de la calidad respetuosa de los derechos
infraestructura (caminos, puertos, ciudadanos puede integrar a los
comunicaciones) y servicios de vida que requieren un planes y proyectos de desarrollo
(educación, salud, cultura, apoyo oportuno, comunal, con beneficios mutuos.
recreación), todo ello requerido Quizás nunca antes han
por su función productiva y, casi asertivo, y firme por sido mejores las posibilidades de
todo, susceptible a ser compartido parte del Estado. cooperación estado-empresa-
con el resto de la región. En comunidad como respaldo de
muchas de nuestras regiones se dan las condi- políticas de desarrollo que conecten la reacción
ciones para políticas públicas que demuestren en con la proposición, con una visión integral y de
Chile lo que dice la literatura internacional espe- futuro. Los conflictos ambientales, los mercados
cializada: que la competitividad en los mercados urbanos, y la búsqueda creativa y propositiva por
(externos) y la cooperación al interior de la región parte de las organizaciones de vecinos pobres de
productora se refuerzan mutuamente en beneficio nuevos caminos para superar la marginación,
de la calidad de vida de esta última. son todas reacciones ciudadanas frente al
En las ciudades, las parcelas de agrado están deterioro de la calidad de vida que requieren un
generando nuevas formas de vida urbana y, a apoyo oportuno, asertivo, y firme por parte del
veces, ayudando a fortalecer pueblos y ciudades Estado. La reafirmación de la función del Estado
de la periferia rural. Los mall están contribuyendo en el tema ambiental parece una condición "sine
a descentralizar el patrón de viajes urbanos y a qua non " para transitar desde la mera reacción
crear nuevas centralidades (en la medida que a los ciudadana hacia la consolidación de nuevas
comercios se suman oficinas, servicios y edificios formas de construir calidad de vida y
de departamentos). Por último, nuevos desarro- sustentabilidad para todos los chilenos.
llos inmobiliarios están llevando a familias de Tanto las ponencias como las discusiones del
ingresos altos y medios a vivir en zonas de menor 6to Encuentro Científico sobre el Medio Ambien-
nivel social, lo que contribuye a elevar la deman- te fueron seleccionadas y concebidas para con-
da agregada en esas zonas con el consiguiente tribuir con información e ideas sugerentes a este
surgimiento de comercio, subcentros y equipa- fin. AD

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