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Segunda Parte
En este artículo nos centramos en aplicar las tesis anteriormente sostenidas para indicar una
estrategia, para que los gobiernos locales puedan afrontar con mayor éxito la situación de
crisis.
La crisis económica que esta aconteciendo en el mundo desde el año 2008 (aunque sus
indicadores iniciales arranquen en verano del 2007 en EEUU) se debe según un amplio
consenso: a la quiebra del sistema financiero internacional y al estallido de la burbuja
económica del sector inmobiliario, y esta produciendo aparte de una crisis bancaria y bursátil,
una recesión global y, en particular, del comercio mundial, una gran pérdida de puestos de
trabajo, un crecimiento de flujos de capitales hacía oriente, y un crecimiento de la deuda
pública mundial.
Es una crisis externa a la dinámica de no pocas ciudades, pero de la manera como se aborden
desde la ciudad los retos sobre el sistema productivo, social, tecnológico y energético,
dependerán no sólo los impactos económicos y sociales que producirá la crisis sino el tipo de
desarrollo urbano que emergerá con posterioridad a la misma.
En nuestra opinión la manera de afrontar la crisis debe integrar tres ejes de intervención:
2
Ahora bien este planteamiento centrado sobre el papel del gobierno local en la ciudad, es
desafortunadamente minoritario. La mayoría de las recomendaciones se centran en las políticas
que deben hacer los ayuntamientos para reducir sus gastos e incrementar los ingresos, así
como el aprovechamiento de la crisis para reducir estructuras administrativas e incrementar la
productividad de sus servicios y favorecer la cooperación pública y privada en la producción de
bienes y servicios financiados con fondos públicos. Sin menospreciar en absoluto esta
perspectiva, y haciendo nuestras en no pocos casos sus acertadas recomendaciones1, esta
perspectiva concibe aún a los ayuntamientos como proveedores y gestores de servicio, y el
impacto sobre la ciudad se entiende como consecuencia de la acción de estos servicios.
Si una cosa esta dejando muy claro esta crisis, es el hecho ya anticipado desde hace varios
años por AERYC2 entre otros, que no existen ni existirán recursos públicos suficientes para dar
respuestas a los crecientes retos y complejas necesidades que se plantean a la ciudadanía. Un
gobierno local que no se plantee quedar deslegitimado, por quedarse centrado en sus
competencias y recursos, que cada vez serán proporcionalmente inferiores a los desafíos
sociales, deberá asumir un papel promotor y dinamizador del conjunto social para que
colectivamente se puedan asumir estos retos.
En esta perspectiva, existe un cada vez más amplio consenso en reconocer la necesidad de
definir y liderar, desde los gobiernos locales, la respuesta de la ciudad frente a la crisis. Una
respuesta que debe sustentarse en la orientación de las políticas económicas, sociales y
tecnológicas necesarias para abordar las consecuencias de su impacto en el corto plazo, y al
mismo tiempo, garantizar el desarrollo en el escenario post crisis. Ahora bien estas estrategias
locales sólo se refieren a la actuación en el medio urbano, son estrategias de intervención en la
condiciones en las que se desarrolla la existencia de la ciudadanía, pero aún no se tiene en
cuenta el papel que juega la ciudadanía y su potencial para transformarlas. Es decir, se plantea
abordar la crisis desde la perspectiva protección y promoción pero no desde la percepción.
Así, por ejemplo, en un excelente trabajo la red mundial de Ciudades y Gobiernos Locales
Unidos (CGLU)3 expone el resultado de una encuesta a los gobiernos locales de todos los
continentes de las medidas sobre las iniciativas tomadas para hacer frente a la crisis. El
resultado es un amplio abanico de medidas de todo tipo sin duda condicionadas por la situación
económica y social de la ciudad y el nivel de competencias de los ayuntamientos. Las
principales medidas más comunes tomadas por los gobiernos locales a nivel mundial se agrupan
en cuatro ámbitos:
1
Ver por ejemplo Asociación de Municipios Vascos: Plan Municipal Contra la Crisis. (2010) o Salinas,R. (2009). Los
Ayuntamientos ante la crisis: guía de buenas prácticas. Federació Valenciana de Municipis i Províncies.
2
América Europa de Regiones y Ciudades (AERYC) es un movimiento internacional de profesionales de la gestión
pública local y regional que promueve la gobernanza democrática como modo de gobernar los territorios en la sociedad
red contemporánea. Ver www.aeryc.org
3 CGLU El impacto de la crisis mundial sobre los gobiernos locales. Barcelona, CGLU, 2009
3
Pero entre dichas medidas, la mayoría de protección, no se identifican y ni siquiera forma parte
de la encuesta, las iniciativas locales en relación a la mejor y mayor comprensión de la crisis
por parte de la ciudadanía ni sobre como alcanzar un mayor compromiso con ella en estas
situaciones.
El tema es de un gran interés para los gobiernos locales relacionales, puesto que es tan
importante conocer como afecta la crisis a la ciudadanía como la reacción de la misma ante las
nuevas situaciones, y de manera especial los principales actores económicos y sociales.
“No nos perturban las cosas sino la opinión que tenemos de ellas”
(Epicteto)
- Los que se sienten decepcionados hacía si mismos, hacía los otros o hacía la
sociedad en general como consecuencia de haber sufrido las consecuencias de la
crisis, asumen una posición de victima de las circunstancias y se lamentan o quejan
pero no se implican ni responsabilizan en la respuesta a dichas circunstancias. En
este caso al igual que el anterior es una ciudadanía que renuncia ante lo que se le
propone.
Estas son actitudes desactivadoras del papel de la ciudadanía en general y de los principales
actores económicos y sociales, sin duda agravan la situación de crisis y retardan la salida de
dicha situación.
Estas emociones y sentimientos ciudadanos señalados están en la base de las dos salidas
negativas a las crisis de las instituciones, identificadas por el gran economista keynesiano:
4 Clasificación de los SPRC ante la crisis inspirado del análisis operativo de Nardone, G, ver por ejemplo el libro
Coaching Estratégico. Barcelona, ed. Herder, 2008.
5 Estas actitudes ante la crisis pueden ser conducidas hacía las que ha señaladp A. de Geris y sentar las bases para un
desarrollo sostenido.
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Albert O. Hirschman6. La primera denominada “Salida” describe la situación de huída, evasión,
abandono en que se cierran las empresas, los comercios, la fuga de capitales, la evasión de
impuestos, etc. La “Salida” se basa en los sentimientos de decepción e impotencia. La otra
alternativa negativa señalada por Hirschman: “Voz” se refiere a la reivindicación pública y la
conflictividad social, es decir la protesta airada y la exigencia de responsabilidades a terceros.
La “Voz” se fundamenta en el sentimiento de rechazo y en alguna medida también en el de
impotencia7.
A menudo, evidentemente sin saberlo los gobiernos locales, actúan transmitiendo mensajes que
agravan la desconfianza y la desactivación ciudadana, y refuerzan las respuestas negativas
ante la crisis. Entre estas actitudes8 figuran como más frecuentes las siguientes:
Las respuestas comunicativas de los gobiernos locales más idóneas para ampliar el nivel
perceptivo y posibilitar el mayor compromiso posible con la ciudad, dependerán del tipo de
sistema perceptivo-reactivo predominante en la ciudad, configurado a partir de las interacciones
entre los Sistemas de Percepción y Reacción de la Ciudadanía (SPRC)9 de los distintos grupos
sociales en la ciudad. Adelantamos, no obstante una serie recomendaciones generales para que
los gobiernos locales puedan afrontar la crisis con la máxima involucración de la ciudadanía:
6
Ver A. O. Hirschman. Salida, voz y lealtad. (Mexico, ed. F.C.E., 1977). Se recomienda también la interpretación de
Enrique Gil Calvo en “La ciudad contra la crisis” en Ebrópolis nº 36 (2010)
7
A.O. Hirschman, señalo una tercera opción, en este caso positiva, y la llamó “Lealtad” que significa compromiso
colectivo, sacrificio, solidaridad, y colaboración. Esta opción es coincidente con la alternativa que aquí se presenta.
8 Dichas actitudes son compatibles entre sí.
9
El SPR indica cuales son las modalidades con las que las personas o grupos perciben la realidad social, y en particular
a los demás, los significados que atribuyen a estas percepciones7representaciones, y como reaccionan ante ellas.
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ciudadanía. Reconocer los problemas no es signo de debilidad, sino la
condición de poderlos resolver. El primer paso para poder convertir
nuestros límites en recursos es siendo conscientes de nuestras
vulnerabilidades. Debe de tenerse en cuenta que la ciudadanía se fortalece
cuando afronta sus miedos e inseguridades, y se debilita cuándo quiere
evitarlos porque antes o después se da cuenta de que es imposible de que
desaparezcan al persistir las condiciones externas que los generan. La
situación de inseguridad o miedo debe ser referido claramente a un objeto
o situación concreta y precisa, de lo contrario se convierte en angustia y es
de muy difícil gestión10.
Por lo que hemos señalado podemos comprobar, una vez más que la información más objetiva,
veraz y comprensiva para con la ciudadanía es la que mejores resultados da en términos de
desarrollo urbano y de compromiso ciudadano. La responsabilidad social de la ciudadanía
difícilmente es compatible sin una actitud de honestidad del gobierno o sin una comunicación
clara y veraz, pero a la vez motivadora del compromiso social.
“La realidad no es lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos sucede”
(Adolf Huxley)
El éxito del concepto y la nueva perspectiva que da a las investigaciones en diferentes ámbitos
ha hecho que el término se aplicara a la sostenibilidad ambiental, al mundo empresarial, a la
salud, y también en el ámbito de las ciudades. Pero como ocurre con tantos conceptos al
ponerse de moda y no estar precedidos de una definición conceptual precisa se han
malversado, y se ha confundido el término de resiliencia con resistencia, o bien, como
prevención ya sea en el ámbito de la salud, de la sostenibilidad ambiental o de la adversidad
10 Se entiende por miedo un sentimiento vital de amenaza. Tiene una cierta analogía con la angustia; pero, en el
miedo, el temor se refiere a un objeto preciso. Además guarda relación con la naturaleza y magnitud de la amenaza.
Ver Dorsch, F. Diccionario de Psicología. Barcelona, ed. Herder, 1985, pág. 492
11 Ver Grotberg, E.H. Nuevas Tendencias en Resilencia en VVAA Resilencia. Descubriendo las propias fortalezas.
Buenos Aires, ed. Paidos, 2006, pág. 21
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empresarial y urbana. Es decir, se ha malversado porque se han confundido los factores
resilientes con los preventivos o de protección, los cuáles son tanto o más importantes pero,
está claro que no son los mismos. Dada la importancia y la novedad de enfoque que aporta el
término resiliencia, no se puede sino redefinirlo y aplicarlo como es debido a la investigación en
ciencias naturales y sociales.
También pudimos comprobar que los factores resilientes que incidían en una representación de
la situación que favorecía su adaptación positiva eran los mismos en Cyrunlik y Groteberg pero
también en otros autores que habían estudiado el tema en profundidad: A. Melillo, E. N. Suarez
Ojeda14 entre otros.
12 Los elementos enunciados y las citas de Cyrulmyk, B. se encuentran en Los Patitos Feos. Barcelona, ed. Gedisa,
2006)págs 139-165.
13 El contenido del paréntesis es nuestro.
14 Ver Mellillo, A. Suarez Ojeda, E. N. Resiliencia y Subjetividad ( Buenos Aires, ed. Paidós, 2004
15
Ver los artículos de C. Galvis y E. Restrepo en la publicación de las ponencias de la conferencia de AERYC en Bogotá
recogidas en el libro publicado por la Junta de Andalucía (conserjería de gobernación) titulado: ….. (2008)
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gobierno no se presentan como muestra de su buen hacer y capacidad de
gestión sino como medio para que la ciudadanía haga ciudad.
Estos mensajes resilientes sólo actúan en la ciudadanía, si el gobierno que los emite, como
hemos comentado, tiene una clara legitimidad por parte de la ciudadanía y un claro
reconocimiento de su honestidad como ocurrió con los gobiernos de las ciudades señaladas. Por
otra parte se puede constatar la semejanza entre los factores de resiliencia y los elementos
culturales de la ciudadanía que permitieron a las ciudades dar un importante salto en su
desarrollo que señalamos en el artículo anterior.
Ahora bien para transformar la lucha contra la crisis en una estrategia para encaminar la
ciudad en la modernización social y productiva, y sentar las bases de un desarrollo sostenido y
sostenible, es preciso dotar a la ciudad de un proyecto estratégico viable para encaminar la
acción resiliente de la ciudadanía. Un proyecto estratégico que tenga las siguientes
características:
En la situación de crisis y contención del gasto público es mas necesario que nunca:
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3- Fortalecer el compromiso activo de la ciudadanía para que asuma plenamente sus
responsabilidades en el hacer ciudad.
Las finalidades del proyecto estratégico son las de conseguir una ciudad que avance en
términos comparativos con otras ciudades del entorno, en lo económico y tecnológico a partir
de la innovación y la cohesión social y territorial.
Cada ciudad deberá encontrar las características propias, que la singularicen en el sistema de
ciudades regional, nacional e internacional, de tal modo que su competencia como ciudad se
establezca por su capacidad de articularse a las distintas redes de flujos entre ciudades.
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La superación de la crisis (que es internacional y no mundial, al afectar sólo a Norteamérica y
Europa) en las ciudades dependerá en buena medida del escenario internacional que se acabe
imponiendo. Todo parece indicar que la crisis no será corta porque aunque se haya detenido en
buena medida el estallido de la burbuja financiera y la epidemia social de pánico crediticio que
conllevó. Queda el importante pago de la deuda pública generada por el flujo de dinero público
hacía el sistema financiero, lo la reducción del gasto público, el incremento impositivo, al que se
puede sumar un incremento de la inflación consecuencia del nada improbable incremento del
precio de la energía (petróleo, electricidad, gas, etc.) y de la inflación resultante de la actual
política de inyección de liquidez a los bancos (tipos nulos de interés y facilidades crediticias).
Todo ello, en ausencia de otros factores que en este momento no se tienen en cuenta, frenará
la recuperación del crecimiento económico y la generación de empleo.
¿Para que sirve entonces que las ciudades lleven a término una política como la política que
desde aquí se aconseja si hay tanta dependencia del escenario internacional? La utilidad es
fundamental por varias razones: La crisis no afecta igual a todas las ciudades, y en especial en
el bienestar social y cultural de la ciudadanía, y ello depende en gran medida de lo que estas
hacen. En segundo lugar la recuperación no se producirá con la misma intensidad en todas las
ciudades, dependerá en buena medida de las transformaciones y modernización del modelo
productivo y social. En tercer lugar dicha modernización dependerá el liderazgo de la ciudad en
los sistemas de ciudades en los que forma parte.
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