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ORIENTACIONES FAMILIA

Cómo ayudar frente a los cambios de humor de su hijo/a

Los cambios de humor pueden ser difíciles de manejar para toda la familia. Sin embargo,
hay cosas que puede hacer para ayudar a su hijo a controlar sus emociones.

No reaccione exageradamente. Si el cambio de humor empieza de manera explosiva,


trate de no reaccionar muy rápido o intensamente. Si usted es muy emocional, puede
dificultar aún más que su hijo se controle. Además, es probable que en ese momento no
lo escuche. Permítale que se desahogue, siempre y cuando su desahogo no sea demasiado
intenso.

Reflexione sobre lo que observó. Cuando el malhumor de los niños no desaparece


rápidamente, puede ayudar decirles que lucen intranquilos, frustrados o enfadados. Puede
que no se hayan dado cuenta de que su humor cambió bruscamente y que ni siquiera
puedan identificar lo que sienten. Señalárselos de manera tranquila y sin criticarlos puede
facilitar el inicio de una conversación constructiva.

Puede decirle algo como: “Parece que estás enojado o molesto por algo. Antes estabas de
muy buen humor”. Ser concreto ayuda a que la conversación no se vuelva demasiado
emocional.

Pregunte qué ocurre y muestre empatía. Es importante mostrar empatía y decirles a los
niños que está bien sentirse de la manera como se sienten. Al mismo tiempo, puede
mostrarles que hablar de lo que les molesta les permite desahogarse y pasar la página
antes de que sus sentimientos negativos aumenten.

Puede decirle algo como: “¿Ocurrió algo que te hizo sentir avergonzado?”, si él se lo
dice muestre empatía diciéndole: “Yo también me sentiría avergonzado”. Incluso puede
contarle experiencias similares que usted haya tenido.

Tenga en cuenta que puede que su hijo no esté listo para hablar de ello y es importante
respetarlo. Déjelo quieto durante un rato si él lo necesita.

Dígale cómo lo hace sentir su comportamiento. Puede que le preocupe hacerlo sentir
culpable o avergonzado. Sin embargo, es importante que su hijo sepa que sus cambios de
humor afectan a otras personas, incluyéndolo a usted.

Puede decir algo como: “Me irrita la manera como estás actuando. ¿Ocurrió algo que te
puso de mal humor?”. Puede que su hijo se lo diga. Intente mostrar empatía y luego
explíquele que aunque desea ayudarlo, no quiere ser tratado irrespetuosamente.

De igual modo, podemos resumir algunas pautas en las siguientes:

1. Los límites son parte del cariño. Tenga presente que el hecho de que su hijo se
sienta amado y cuidado con afecto sienta las bases para su aceptación de la
orientación que usted le dará a medida que vaya creciendo. Los niños que se
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sienten amados quieren agradar a sus padres la mayor parte del tiempo y
responderán a la orientación de éstos. El poner restricciones razonables al
comportamiento de su hijo es parte de amarlo, así como alimentarlo, consolarlo y
jugar con él respondiendo a sus deseos.

2. Trate de determinar lo que desencadenó el comportamiento agresivo de su


hijo. Pregúntese qué pudo haber pasado para eso: su comportamiento o el de otra
persona, o alguna otra cosa en la situación; tal vez él esté muy cansado o no se
sienta bien físicamente. El hecho de que lo hayan apurado, tratado de manera
abrupta, negado algo que quería o aun no poder hacer algo que ha tratado de hacer
con un juguete o actividad física con frecuencia produce sentimientos de
frustración y enojo que dan lugar a un comportamiento agresivo.

3. Use lo que usted sabe. Utilice lo que usted conoce sobre el temperamento de su
hijo, sus ritmos, preferencias y sensibilidades. Por ejemplo, si usted sabe que él
está irritable o malhumorado durante la primera hora del día o sin ánimo cuando
está cansado o con hambre, usted no va a escoger ese momento para pedirle mucho
en cuanto a control.

4. Sea claro. Dígale a su hijo lo que usted quiere haga o no haga en una situación
específica (pero trate de no darle un sermón largo). Su hijo sabrá de su desagrado
por el tono de voz y por la manera como le hable. Es importante que usted trate
de ser claro sobre su desaprobación. No obstante, los sermones largos y las
predicciones graves por lo general son contraproducentes. Decirle a una niña de
tres años que no puede mirar televisión por dos semanas si le golpea a su
hermanito pequeño puede alterarla, pero es poco probable que le ayude a entender
y desarrollar sus propios controles. Un mejor motivo es que usted no quiere que
le golpee porque eso duele. El que a usted no le gustó el comportamiento de ella
es su mensaje más eficaz. A cualquier niña pequeña que se ha ganado la
desaprobación de uno de los padres le ayuda si se le recuerda que ella es amada
aun cuando a usted no le gusta el comportamiento.

5. Use el reencauce. Cuando su hijo está siendo agresivo de maneras que a usted no
le gusta, frene el comportamiento y dele otra cosa que hacer. Usted puede sugerir
y ayudar a iniciar una nueva actividad o tal vez puede guiarle a un lugar donde
puede descargar los sentimientos agresivos sin hacerse daño ni hacerles daño a
otros, los juguetes o al animalito de la familia. Por ejemplo, se puede utilizar una
esquina donde haya algo donde se puede dar puños, golpear o arrojar. Usted puede
decir algo como: “Si tienes ganas de golpear, ve y golpea tu almohada (o saco de
boxeo), pero no le puedes golpear al perro (o golpear la mesa con un martillo).”
Una oportunidad así no solamente le ayuda al niño a descargar algunos
sentimientos agresivos sino también le ayuda entender que puede haber un
momento y un lugar para esas acciones.

6. Sea un entrenador. Cuando el tiempo lo permita, demuéstrele cómo manejar una


situación en la cual hay conflicto entre niños. Por ejemplo, si su hijo es lo
suficientemente mayor, le puede enseñar algunas palabras para usar a fin de evitar
un conflicto o solucionarlo. A un niño de dos años le puede ayudar sujetar un
juguete y decir “no” o “mío” en lugar de siempre empujar o llorar cuando otro
niño trata de quitarle un juguete. Los niños necesitan sugerencias y
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demostraciones específicas de los adultos a fin de aprender que maneras eficaces


de manejar los desacuerdos que son más aceptables que los ataques físicos y las
represalias.

7. Utilice el lenguaje. Si su hijo tiene aptitudes de lenguaje, ayúdele a explicar por


qué está enojado. Si usted lo puede adivinar y él no puede decirlo, hágalo por él,
como: “Creo que estás enojado porque no puedes ir a jugar con José . Sé cómo te
sientes, pero es muy tarde para ir hoy” (o cualquiera sea el motivo).

8. Evite dar azotes o golpes. Piense en las desventajas muy reales del castigo
corporal para su hijo. Con frecuencia, los niños provocan enojo en los adultos
cuando provocan, fastidian, son tercos o atacan a otros. Si usted acostumbra a
golpear o castigar físicamente a su hijo de alguna otra manera por dicho
comportamiento, es necesario que usted piense con mucho cuidado sobre lo que
el niño está aprendiendo de eso.

Cómo trabajar las formas de ocio y uso de tiempo libre

Actualmente, los videojuegos son una herramienta de diversión muy potente. En muchas
ocasiones, éstos pueden servir de vía de escape para dejar de lado todo aquello que no les
gusta del día a día. Por ello, debemos prestar atención a las siguientes circunstancias:

1. Pérdida de control: el individuo no consigue limitar el tiempo que dedica al


juego ni la frecuencia con la que juega. Puede ser que te diga que va a jugar
solo una hora, y después esté más de cuatro con la consola.

2. Prioridad por el juego y desinterés por otras actividades vitales: es posible


que se salte alguna comida por seguir jugando o deje de dormir por estar con
la consola unas horas más. También es común que descuiden algunos aspectos
del aseo personal.

3. Aumento creciente de la necesidad por el juego: quizá un niño o


adolescente que antes tenía suficiente con jugar dos veces al día, ahora eso le
sabe a demasiado poco.

Deberemos acudir al médico si observamos los siguientes indicadores:

• La vida del niño o niña se debe únicamente a los videojuegos.

• La necesidad de juego aumenta a medida que juega cada vez más. Nunca es
suficiente.

• Los sentimientos de ira o nerviosismo son comunes cuando no pueden jugar.

• Les cuesta dormir porque sufren el síndrome de abstinencia.


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• Sufren porque, aunque quieran, no pueden dejar de jugar.

Para poder gestionar de forma positiva el uso de las consolas y/o video juegos, es
recomendable seguir las siguientes indicaciones:

• Colocar la consola en un lugar común en casa: evita que se aisle en su


habitación.

• Establece un horario fijo: el tiempo de juego no puede exceder las cuatro horas
semanales.

• No recurras a los videojuegos para entretenerles cuando tengas cosas que hacer
y no puedas atenderle como es debido.

• No le compres juegos nuevos: si juega al mismo siempre, acabará


aburriéndose porque será siempre lo mismo.

• Busca otras actividades lúdicas para pasar su tiempo de ocio: llévatelo a la


montaña, a hacer su actividad favorita o lo que sea, pero comparte tiempo en
un ámbito fuera de los videojuegos.

Cómo desarrollar la autonomía e independencia en el hogar


Las oportunidades para desarrollar la autonomía son inmensamente importantes para
crear un sentido de identidad y autoestima, sin mencionar el desarrollo de la tolerancia a
la frustración y la perseverancia.
Es conveniente trabajar las siguientes pautas:
- Establezca rutinas predecibles

Establecer una rutina constante es importante para fomentar la independencia. Al igual


que los adultos, cuando los niños pueden anticipar su día, están mejor equipados para
asumir responsabilidades.

No debe confundirse con un horario (aunque ambos podrían superponerse), una rutina es
cualquier secuencia de eventos que ocurre durante el día. Incluso el acto de cepillarse los
dientes es una rutina, ya que tiene múltiples pasos que siempre van en el mismo orden:
abrir el agua, enjuagar el cepillo de dientes, ponerle pasta de dientes, cepillarse,
enjuagarse, secarse las manos y la boca.

Del mismo modo, salir de casa implica ponerse el suéter y los zapatos.

A medida que los niños experimentan estas rutinas una y otra vez, aprenden a anticipar
lo que viene después y comienzan a asumir más responsabilidad con menos ayuda. Si
deja que su hijo haga algunos de los trabajos de preparación, como poner la pasta de
dientes en el cepillo de dientes o encontrar su suéter y zapatos, cada vez tomará más pasos
por su cuenta.
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- Deje a su hijo elegir

Otra forma de apoyar la independencia de su hijo (¡y utilizar el tiempo en los


interminables días de COVID!) es dándole opciones. Inclúyalos para decidir qué ponerse,
qué jugar o a quién llamar. Esto no significa que tengan rienda suelta. ¡Proporcione dos
o tres opciones y luego elogie su gran habilidad para tomar una decisión!

Dar opciones es especialmente valioso cuando su niño en edad preescolar insiste en hacer
algo a su manera.

- Deje que su hijo ayude

¡A los niños les encanta ayudar! Además de desarrollar independencia, esta es una gran
herramienta para calmar los berrinches o redirigir el comportamiento al hacerlos sentir
que están en control. Cuando permite que su hijo ayude, fomenta su confianza y le da la
oportunidad de aprender algo nuevo. Mientras que esto puede implicar agregar un paso
adicional o dos, también es una excelente manera de involucrar a su hijo en las rutinas y
actividades diarias.

- Asigne tareas a su hijo

Incluso los niños en edad preescolar pueden comenzar a tener quehaceres. Estos, por
supuesto, serán diferentes a los de los niños mayores, pero son peldaños importantes para
construir tareas más grandes. Las tareas domésticas para los niños pueden desarrollar un
sentido de responsabilidad y autosuficiencia, desarrollar las funciones ejecutivas, enseñar
el trabajo en equipo y fomentar la empatía.

Tareas simples como recoger juguetes o poner la ropa en la canasta permiten a su hijo
tener una responsabilidad razonable y lo ayuda a mantener la estructura durante todo el
día. De hecho, estas tareas pueden integrarse en sus rutinas diarias. Por ejemplo, parte de
la rutina de comidas de su hijo puede incluir llevar su plato al fregadero o incluso ayudar
a poner el lavavajillas (¡deje los cuchillos para usted!).

- Deje que su hijo resuelva problemas

Asegúrese de dejar que su hijo intente cosas difíciles y que resuelva problemas (pequeños)
por su cuenta. Muchas veces proyectamos nuestro estrés o frustración en los niños
cuando, de hecho, a ellos los hace felices el resolver problemas.

Presentar a su hijo tareas que son un poco desafiantes, pero que aún están dentro del
ámbito de lo que pueden hacer con algo de apoyo, les ayuda a aprender a lidiar con la
frustración, resolver problemas y superar situaciones desafiantes. Puede reconocer que
algo es difícil y hacerle saber a su hijo que está orgulloso al elogiarlo por probar cosas
nuevas o difíciles.

- Fomente que se involucren en proyectos


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Los proyectos, que pueden incluir cualquier cosa, desde colorear hasta construir, desde
rompecabezas hasta manualidades, brindan oportunidades para que los niños pongan toda
su atención en una actividad específica durante un período de tiempo. Comentar y elogiar
el trabajo de su hijo les da una sensación de logro y autoestima, y celebrar el esfuerzo de
su hijo ayuda con el desarrollo de la determinación. Cuando estimula a su hijo a seguir
tratando de encadenar cuentas en un collar, le está comunicando que cree en su capacidad
para hacer algo, lo que se traduce en confianza y, después de que ha tenido éxito, en logro
y orgullo.

- Cultivar el juego libre

El juego independiente y no estructurado es muy importante para fomentar la creatividad,


la solución de problemas y la autonomía. Sin embargo, la mayoría de los niños en edad
preescolar todavía necesitarán (¡y querrán!) cierta participación de los padres durante el
tiempo de juego no estructurado.

Ofrezca a su niño una variedad de materiales de arte (colores, rotuladores, tizas, pinturas
para los dedos), materiales de construcción (bloques, Lego) o accesorios de juego
imaginarios y permítales construir su propia manualidad o juego. También puede incluir
materiales que no son juguetes.

Los materiales reutilizables y los reciclables, como los rollos de papel, las latas de café y
las cajas de cereales se pueden usar de maneras infinitas.

Observe a su hijo y fíjese qué le atrae. Un niño puede estar interesado en apilar y construir,
mientras que otro quiere jugar a pretender. Use estas observaciones para guiar y extender
su juego. Si parecen atascados o confundidos, puede modelar una solución o comentar
sus acciones, y luego alentarlos a que intenten nuevamente por su cuenta.

- Qué decir mientras trabajan y juegan

Además de crear oportunidades para que su hijo desarrolle independencia, es importante


que les haga saber que los ve: sus esfuerzos, su persistencia, su valentía, su crecimiento.
Al ofrecer comentarios verbales, presta atención positiva a las cualidades que desea
fomentar en su hijo y hace que sea más probable que estos comportamientos vuelvan a
ocurrir.

Podemos utilizar las siguientes estrategias:

• ELOGIAR: Elogie el comportamiento apropiado de su hijo. Esto ayuda a


aumentar el comportamiento específico que está abordando y contribuye a una
interacción cálida con su hijo. Por ejemplo, “¡Qué buen trabajo hiciste!” o “¡Estoy
orgulloso de ti por seguir con ese rompecabezas!”.
• RETROALIMENTAR: Sea un reflejo del discurso apropiado. La
retroalimentación ayuda al demostrar a su hijo que está escuchando y
comprendiendo. Por ejemplo, su hijo dice: “Hice una torre”. Y luego usted dice:
“¡Hiciste una torre!”.
• IMITAR: Es bueno que imite los comportamientos y juegos apropiados. Esto
brinda atención positiva (la recompensa más poderosa) al buen comportamiento
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y promueve la cooperación. Por ejemplo, cuando su hijo construye una torre, usted
también comienza a apilar bloques.
• DESCRIBIR: Debe describir el comportamiento apropiado de su hijo. Esto
refuerza el juego positivo de su hijo y atrae su atención hacia él. Podría decirle:
“¡Veo que dibujaste un arco iris!” o “Estamos construyendo una torre juntos”.
• ¡Sea ENTUSIASTA! Esto hace que sus interacciones se sientan más cálidas y
mantiene a su hijo interesado. Por ejemplo, puede usar una voz juguetona,
exagerar sus emociones cuando habla y sonreír a menudo.

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