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Reflexiones sobre si la escuela tiene 

sentido

Para formar a niños y niñas, chicos y chicas, en los valores que sostienen la democracia,
es necesario trabajar con el colectivo enseñante. La cultura institucional, las prácticas
profesionales, el paradigma de los vínculos, los esquemas de comunicación, los modelos
de gestión directiva, la distribución del espacio y del tiempo, los rituales, los mandatos de
silencio... son mensajes valorativos provenientes de un potente emisor. Esta obra aborda
el análisis de este territorio educativo.
El autor vuelca su rica experiencia de intervención en instituciones educativas de los más
variados contextos sociales y en diferentes países. El eje temático se basa en la
incidencia del factor humano, la interacción entre las personas, los contextos sociales y
culturales, la dinámica y la producción de las instituciones educativas. 
El texto refleja una profunda reflexión enraizada en la práctica. Sólidos fundamentos
teóricos, originalidad de enfoque, lenguaje accesible y una batería cuantiosa de recursos
de aplicación la convierten en una obra de gran valor para la formación de todos los
actores involucrados en la tarea educativa.
¿Han perdido sentido la escuela en general y la escuela secundaria en particular en esta
fragmentación cultural, en el reinado del individuo? ¿Es necesario un recomienzo radical
pensando en alternativas muy diferentes, porque son muy diferentes los alumnos y
alumnas y las familias que llegan a nuestras escuelas? ¿Cómo lograr una buena calidad
en la enseñanza socializadora de la escuela?
Estas son algunas de las preguntas que el filósofo, teólogo y especialista en Gestión
Educativa, Fernando Onetto, utiliza en la introducción de su libro “La escuela tiene
sentido. Convivir con extraños: la socialización en una cultura del disenso” como
disparador de las temáticas que desarrolla a lo largo de siete capítulos.

El autor descree la teoría de que la escuela haya perdido sentido pero reconoce que
su formato tradicional está fuertemente cuestionado, sobre todo la escuela
secundaria, aunque estas críticas no son compartidas por todos los actores
educativos.

Si bien el pensamiento social cotidiano común, sumado a intelectuales y medios de


comunicación, afirman que la escuela secundaria está “cuesta abajo en su rodada”, los
estudiantes opinan que la educación sostiene una mayor igualdad de
oportunidades en la sociedad y los docentes mostraron su conformidad con la
educación actual, según encuestas transcriptas por el autor.
Onetto exhibe la valoración negativa que tenía el Estado hacia sus escuelas y como el
mismo Estado parece lavarse las manos respecto a los errores del pasado que llevaron a
emprender una segunda reforma general en menos de 15 años y la aprobación de una
nueva Ley Nacional de Educación, que en términos generales el autor aprecia pero no
cree que sea la solución definitiva a los problemas de la falta de inclusión social en el
ámbito educativo.
El libro está sustentado por varias fuentes, autores como Francois Dubet, Danilo
Martuccelli, Inés Dussel, Andrea Brito, Pedro Nuñez, entre otros, sumado a la experiencia
y conocimiento del escritor que ostenta actualmente el cargo de Director Nacional del
Programa de Convivencia Escolar del Ministerio de Educación de la Nación.
En varios capítulos, Onetto propone ejercicios para estimular la reflexión, sobre todo para
los lectores docentes, sobre problemáticas diarias que pueden suceder en cualquier
escuela del país.
Otro tema importante es el rol de la escuela como institución socializadora: ayuda a los
chicos a efectuar el traspaso de una vida familiar a una vida social, con extraños; es decir
que la escuela no tiene solo un rol educativo sino también integrador que ayuda a convivir
en armonía pese a las historias disímiles de cada alumno.
Dentro de estas diferencias, el autor resalta el grave problema de la discriminación ya sea
por religión, nacionalidad, color o situación económica, algo que sucede con demasiada
frecuencia en las aulas, aunque Onetto explica que esta problemática no es un patrimonio
exclusivo de los jóvenes, sino por el contrario, hay una tradición de discriminación
nacional que los chicos terminan copiando.
“La escuela tiene sentido” es una obra muy interesante, sobre todo para la formación de
todos los actores involucrados en la tarea educativa, que ayuda a reflexionar con sólidos
argumentos y numerosas fuentes, sumado a la opinión autorizada de Onetto, sobre el rol
de la escuela en la sociedad actual.

Prólogo
Introducción
Capítulo 1.
La escuela tiene sentido
Capítulo 2.
Los modelos híbridos
Capítulo 3.
La escuela problematizada
Capítulo 4.
La institución como proveedora de sentido
Capítulo 5.
El otro como proveedor de sentido
Capítulo 6.
La expectativa entrañable, ser reconocido
Capítulo 7.
Ampliar el nosotros, nuevo sentido socializador de la escuela

Interrogantes planteado:
 ¿Han perdido sentido la escuela en general y la escuela secundaria en particular
en esta fragmentación cultural, en el reinado del individuo?
 ¿Es necesario un recomienzo radical pensando en alternativas muy diferentes,
porque son muy diferentes los alumnos y alumnas y las familias que llegan a
nuestras escuelas?
 ¿Cómo lograr una buena calidad en la enseñanza socializadora de la escuela?
La tesis básica de esta obra es que la escuela tiene en su amenaza su promesa. Las
respuestas para la escuela están en la escuela, en su tradición, pero los que conocen el
camino para encontrarlas son los forasteros que la han invadido. Ante un nuevo problema,
tal vez sea más importante encontrar una nueva pregunta que intentar darles respuesta a
los problemas. La escuela afronta muchos problemas: la presencia de alumnos y familias
que no son los esperados, docentes que no tiene claridad sobre su rol, ni sobre su oficio y
una historia que ha dejado al pasado sin autoridad y ha derribado las paredes del
santuario escolar. Como adelantaba, lo importante es poder escuchar la pregunta que
nuestro tiempo nos hace. Yo la escucho en estos términos:
¿cómo aprenderemos a convivir con extraños?

Por otra parte, el habla sobre la necesidad de trabajar con el colectivo enseñante para
formar a niños y niñas, chicos y chicas, en los valores que sostienen la democracia.
Explicando cómo, la cultura institucional, las prácticas profesionales, el paradigma de los
vínculos, los esquemas de comunicación, los modelos de gestión directiva, la distribución
del espacio y del tiempo, los rituales, los mandatos de silencio, son mensajes valorativos
provenientes de un potente emisor.

Esta obra aborda el análisis de este territorio educativo y el autor vuelca su experiencia de
intervención en instituciones educativas de los más variados contextos sociales y en
diferentes países.

El eje temático se basa en la incidencia del factor humano, la interacción entre las
personas, los contextos sociales y culturales, la dinámica y la producción de las
instituciones educativas.

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