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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Facultad de Ciencias Físico Matemáticas

Alumno: Ignacio Méndez González

Materia: FHS

Maestra: María Soledad León Herrera

NRC: 25542
¿Qué es?
En un sentido amplio, el diálogo es una conversación, una charla o coloquio entre
dos o más personas en la que se intercambian opiniones o puntos de vista, a veces
irrenunciables, en la búsqueda de un entendimiento entre las partes. Supone y exige
la voluntad decidida en los participantes de aceptar la parte de verdad del otro, y la
consiguiente actitud de provisionalidad o precariedad de la propia verdad. En este
sentido, el diálogo parte del reconocimiento de la igual legitimidad de los
interlocutores y de la voluntad de comprender y respetar las razones que apoyan
las diferentes posiciones, concepciones, valores y conductas. El diálogo es
búsqueda, no tranquila posesión de la verdad. En el diálogo comunicamos, también
y, sobre todo, experiencias, interpretaciones, resultados de procesos de búsqueda
de la verdad nunca definitivamente poseída. En el diálogo comunicamos
experiencias, interpretaciones, resultados de procesos de búsqueda de la verdad
nunca definitivamente poseída

Fundamentos del dialogo ¿Qué es lo que entre los humanos hace posible el diálogo?
Para Puig (1993:12) el diálogo no asegura la resolución acertada de los problemas
morales, ni tampoco asegura que se vaya a llegar a un consenso racional que
permita la adopción por acuerdo de soluciones. Proponemos el diálogo como valor
en sí mismo, sin negar su carácter pragmático, como algo enraizado en la
naturaleza misma del hombre en tanto estructura abierta, no aislada, encerrada en
sí mismo. Así, dialogar es ejercer de persona, y la educación para el diálogo es
preparación para la autorrealización personal. El fundamento del diálogo se
encuentra en la naturaleza misma del hombre

Para Monier la experiencia primitiva de la persona es la experiencia de la segunda


persona (1972). Para Ortega y Gasset (1973) para que se dé la convivencia y el
diálogo no basta con la presencia del otro, la apertura al otro. Se hace necesaria la
reciprocidad
Para M. Buber (1979) afirma que el hombre sólo se entiende en su relación con los
demás. Para él sólo esta relación del "yo" con el "tú", la esfera del "entre" como
protocategoría de la realidad humana, es el punto de partida para una comprensión
de la persona. La verdadera realidad, el verdadero ser no es la subjetividad, sino el
encuentro entre las personas: lo intersubjetivo que se constituye entre el yo y el tú.
"El hecho fundamental de la existencia humana es el hombre con el hombre. Lo que
singulariza al mundo humano es, por encima de todo, que en él ocurre entre ser y
ser “algo” que no encuentra par en ningún otro rincón de la naturaleza, toda la obra
espiritual ha sido provocada por ese “algo”. Es lo que hace del hombre un hombre"

Para Smolin (1996: 272-273) todo en el hombre es dinámico, pero, además, es


relacional. La obra de Schütz (1993) y J. Habermas (1988) constituye, asimismo,
una potente construcción en defensa de la intersubjetividad. La explicación
solipsista de la vida humana que hacía imposible el encuentro con los otros y el
acceso a sus vivencias queda superado. La orientación Tú y la relación cara a cara,
en expresión de A Schütz, se convierten en el elemento básico de la explicación de
la realidad social al ser humano se nos muestra como un ser ambital, destinado a
desarrollarse mediante la función constante de relaciones de encuentro con los
demás, la consideración del hombre como sistema abierto fundamenta su carácter
dialógico-relacional. en él se dan procesos constantes que aseguran, por una parte,
su mantenimiento (morfostasis), y por otra el cambio del sistema (morfogénesis).
Este intercambio es un factor esencial en la viabilidad de todo sistema abierto.

La personalidad, para Nuttin, sólo existe funcionalmente en una red activa de


interacciones actuales y potenciales con un mundo que, igualmente, sólo existe a
nivel psicológico, gracias a esa actividad. La persona se nos manifiesta como una
estructura no encerrada en sí misma, sino abierta al mundo, con el que
operativamente se realiza; como algo unitario en el que lo fisiológico y mental, lo
consciente y lo inconsciente forman una estructura total.

Magnusson (1993) entiende que ésta se basa en la existencia de un organismo vivo,


activo y con propósitos; que funciona y se desarrolla como un ser totalmente
integral; en procesos de interacción dinámicos, continuos y recíprocos con su
ambiente. Frente a enfoques mecanicistas que abogan por un ser pasivo y reactivo,
el modelo interaccionista defiende una concepción dinámica, abierta de la persona.
(Royce y Powell, 1983) pone en el sujeto activo, capaz de seleccionar, elaborar y
transformar la información, se relaciona, de nuevo, más con la idea de que los
humanos tienen ciertas tendencias para pensar y categoriza, que con la caja negra
o tabula rasa. (López Soler, 1994), planteamiento imposible si no se parte de una
concepción de la individualidad como sistema abierto. Se ve, por tanto, que las
razones para el diálogo nos vienen de lejos.

Condiciones del dialogo


Dialogar no es simplemente hablar. La presencia del otro, como interlocutor,
establece unas condiciones que hay que respetar, y por tanto aprender. Para que
se produzca el diálogo, en tanto que comunicación interpersonal, se deben cumplir
determinados requisitos

Se deben aprender unas actitudes y adquirir unas habilidades. Respecto de las


actitudes:

El diálogo supone una decidida actitud de respeto a las diferentes opiniones,


creencias, valores y conductas del interlocutor, desde la convicción de que los otros
pueden tener una parte de verdad, o que yo no poseo toda la verdad.

Ánimo sincero en la búsqueda de la verdad, sosteniendo desde razones


convincentes las propias posiciones, y disposición para la comprensión de las
posiciones contrarias. Comprensión mutua

Voluntad decidida de no intentar imponer mi verdad, manifestar la disposición para


la búsqueda de una verdad compartida. Reconocimiento de la igual dignidad de
todos que evite toda tentación de prepotencia y la sobrevaloración de las razones
de una de las partes, facilitando el clima adecuado para el diálogo.

La verdad, en el diálogo, se ofrece desde la coherencia de la propia conducta, o, al


menos, desde la voluntad de la coherencia. No entendemos el diálogo, como valor
en educación, reducido a una confrontación dialéctica en la que los interlocutores
no se ven personalmente implicados. La discusión, por ella misma, quedaría
limitada a un puro ejercicio intelectual, sin capacidad para valorar y comprender las
diferentes posiciones personales del interlocutor, o movernos a modificar,
eventualmente, las nuestras. La acción hábil o competente requiere el
reconocimiento de las características de una tarea, de su objetivo y de los medios
apropiados para alcanzarlo, un medio para convertir esta información en la acción
adecuada, y un medio de realimentación que compare el objetivo que se persigue
con el estado alcanzado hasta el momento

Entre esas habilidades, la capacidad de empatía y de autocontrol se muestran como


elementos indispensables en una comunicación dialógica

Empatía: El desarrollo de la empatía en cuanto capacidad de entender y sentirse


concernido por los demás. Implica la capacidad de situarse en el punto de vista del
otro, de captar su situación e intereses personales. Supone capacidad de escucha
y de argumentación, de llegar a acuerdos a partir de lo intercambiado en el diálogo.

Autocontrol: La capacidad para enfrentarse a un problema o hacerse cargo de una


situación. Un interlocutor inseguro en su conducta, descontrolado e impulsivo
genera feeds-backs negativos impidiendo la creación de un clima de confianza
exigible para la comunicación dialógica. El autocontrol supone las siguientes
habilidades o capacidades: - Capacidad de hacerse cargo de situaciones concretas.
- Comprensión y aceptación de normas que regulan las relaciones interpersonales.
- Regulación de las emociones, de respuestas no adecuadas, etc.

El dialogo en la educación
el concepto de educación no se refiere a un proceso particular, más bien contiene
a referencias a los criterios a que deben ajustarse determinados procesos. Entre
esos criterios se establece que lo que se aprenda deba considerarse valioso, que
se sepa dar cuenta o explicación de lo aprendido y que la forma en que se aprenda
sea moralmente inobjetable. La educación implica que la manera que un hombre
tiene de ver y entender el mundo ha sido transformada por los conocimientos
adquiridos

Si hablamos de educación y queremos educar, inevitablemente nos referimos a


optimización humana, lo que implica una dimensión axiológica, ya que optimización
significa mejora en algún sentido. La educación, por tanto, parece ser inseparable
de los juicios de valor.

Se dice que se educa cuando se transmiten conocimientos sin atender a la forma o


método que se utiliza, o a los contenidos mismos que se transmiten. No
necesariamente educamos cuando enseñamos o transmitimos saberes. Educar,
implica comprometerse en la utilización de procedimientos legitimados por la moral.
Algunos autores entienden el acto educador, y la educación como oposición
enfrentamiento, contienda e incluso violencia entre educador.

No se educa contra la voluntad del educando; se hace necesaria la libre elección de


éste. La educación es siempre un ejercicio de la libertad; sin ella estaríamos ante
actuaciones de entrenamiento o, quizás manipulación, ante eficaces procesos de
socialización y conformación, pero, obviamente, no ante actuaciones educativas. La
educación exige el diálogo

la función fundamental de la inteligencia es comprender e inventar. "La inteligencia


es una asimilación de lo dado a estructuras de transformaciones, de estructuras de
acciones elementales operatorias, y estas estructuras consisten en organizar lo real
en acto o en pensamiento, y no simplemente en copiarlo.

El objetivo de la educación intelectual no es saber repetir o conservar unas verdades


acabadas. Educarse es aprender a conquistar por uno mismo la verdad; es formar
individuos capaces de autonomía intelectual y moral, y que respeten esta autonomía
en los demás

Exige partir de las necesidades reales de los educandos y de sus intereses


concretos para que su aprendizaje sea una respuesta a situaciones reales y
contribuya a la realización personal del mismo. Entender es inventar o reconstruir
por reinvención. Por nuestra parte, no nos imaginamos esta educación intelectual si
no está estructurada sobre el diálogo, sobre la comunicación interpersonal de
educador y educando, basada en el respeto y confianza mutuos; sobre estructuras
relacionales que permitan la participación efectiva de los educandos en el
autogobierno del aula y, en lo posible, en las decisiones que afecten a los procesos
de enseñanza aprendizaje.

Diálogo y relación de ayuda.


Carl Rogers (1994) describe la comunicación interpersonal como una relación
terapéutica de ayuda cuyas principales características son:

1. Una relación emocional, implica un vínculo caracterizado por una acogida


cálida, respetuosa y abierta, así como un compromiso emocional clara y
nítidamente delimitado persona a persona
2. Una relación permisiva en cuanto a la expresión de los sentimientos; significa
aceptación, comprensión y no evaluación de los sentimientos expresados por
la otra persona
3. Una relación estructurada y con límites claros; os objetos de estos límites,
necesarios en toda relación humana, son la no aprobación de conductas
destructivas, y proteger la independencia e intimidad de las personas
implicadas en la relación.
4. Una relación libre de todo tipo de presión o coacción; es decir, no se debe
interferir en los sentimientos y decisiones de la otra persona

La escucha es uno de los temas clave en todo proceso de relación de ayuda, y es


una de las actitudes clave para el voluntario. Es la puerta hacia la comunicación con
el otro, es la clave para definir el problema; es, en sí misma, una actitud terapéutica
para el otro que se siente escuchado, comprendido.

Las fases para tener en cuenta en todo proceso de escucha son:

a) Acogida: crear un clima agradable, espacio físico, orientación corporal,


fórmulas para comenzar, presentación mutua, etc.
b) Atención: proceso mental de apertura hacia el otro, decodificando su
mensaje, interpretando el sentido de las palabras, sin juzgar ni valorar a
priori, haciéndole ver que le escuchamos, que nos interesamos por lo que
nos cuenta.
c) Respuesta: reacciones internas y externas que produce en nosotros el
mensaje (verbal y no verbal) que el otro nos da. Siempre ha de responderse
favorablemente, sin hacer juicios de valor, reforzando los puntos fuertes del
mensaje que nos ha transmitido el otro, haciendo que salga de él la solución
antes de dar ideas

Comunicación e incomunicación.
Por comunicación se entiende normalmente (Ginel y cols. 1992):

• Hacer a otro participe de algo.


• Descubrir o manifestar una cosa a alguien.
• Conversar, tratar con alguno de palabra o por escrito.
• Consultar con otros un asunto.
• Expresar los propios pensamientos y sentimiento

El hombre es causa y resultado de la comunicación. No sólo la palabra y la imagen,


sino toda la conducta humana se convierte en signo de comunicación y tiene valor
de mensaje: la actividad y la inactividad, las palabras, los gestos y el mismo silencio.
Por tanto, es comunicación el modo de vestir, de comer, de sentarse, de hablar, el
modo de estructurar una reunión, un saludo o una despedida El hombre es causa y
resultado de la comunicación. No sólo la palabra y la imagen, sino toda la conducta
humana se convierte en signo de comunicación y tiene valor de mensaje: la
actividad y la inactividad, las palabras, los gestos y el mismo silencio. Por tanto, es
comunicación el modo de vestir, de comer, de sentarse, de hablar, el modo de
estructurar una reunión, un saludo o una despedida. La calidad y profundidad de la
comunicación no consiste en la abundancia de palabras, sino en la capacidad de
escucha y de relación. El saber comunicar es un arte que se aprende, tejiendo los
distintos hilos que componen la existencia. Pero eso requiere atención, esfuerzo,
constancia. Es preciso descubrir la importancia del silencio, como lugar fecundo y
creativo donde brotan las propias opciones y se posibilita la acogida y aceptación
del otro.

La comunicación en grupo
El grupo facilita de manera espontánea la relación con otras personas. En el grupo,
cada uno toma conciencia de la propia vida; en él se aprende a escuchar y a
escucharse, en el grupo se aprende a expresarse, a dar lo más personal, lo más
rico que cada uno encierra

Niveles de comunicación en un grupo.

Según se implique cada uno en la comunicación personal con los demás, se dará
uno de los siguientes niveles:

• Formal. Es algo superficial, pues se refiere sólo a las funciones que cada uno
desempeña.
• Exterior. La comunicación se queda en los aspectos del entorno personal;
por ejemplo, el tiempo, los deportes, la política.
• Perceptivo. Cada uno se comunica según percibe al otro.
• Empático. Se viven las experiencias del otro como propias, con una profunda
actitud de empatía, poniéndose en su lugar. La comunicación auténtica. Para
que la comunicación humana sea auténtica hace falta:
a) Silencio. La comunicación ha de nacer del silencio, Para que alguien
pueda decir algo a otro, es necesario que antes lo conciba dentro.
b) Tiempo. Todo encuentro interpersonal necesita tiempo de maduración
para superar la superficialidad.
c) Gratuidad. La comunicación hay que recibirla como un regalo.
d) Escucha. La actitud de escucha hace que la comunicación sea
recíproca.
Defensas ante la comunicación.
No se llega a una comunicación profunda hasta que uno no se libera de sus
propias defensas. Hay personas que se sienten bloqueadas y hasta
imposibilitadas de expresarse. y sin embargo en otras ocasiones se muestran
amables y locuaces. Para formarse una idea más exacta del otro, hace falta
escuchar personalmente lo que él dice de sí mismo

Causas que provocan bloqueos:

a) Tener una imagen no real de sí mismo, provocada por complejos,


autosuficiencias, etc.
b) Tener una imagen deformada de los demás, no aceptarlos, ponerse a la
defensiva, sentirse herido por sus juicios.
c) Utilizar un lenguaje inadecuado o no comprensible por el receptor

Factores que influyen en la comunicación.

Los factores que influyen y perturban la comunicación varían según las personas
son:

a) Enmascaramiento de la conducta.
b) Interpretación.
c) Falta de atención.

Condiciones de la comunicación en grupo


• Diversidad y originalidad.

Es preciso tener en cuenta y valorar la diversidad y originalidad de cada persona.


No hay dos personas iguales. Es necesario pensar en las condiciones personales
en las que se encuentra quien ha de recibir cultura, proyectos ideales, experiencias
educativas.

• Comunicación y maduración.
Optar y favorecer la comunicación es elegir la verdad y la libertad. Se trata de un
trabajo difícil, pero sólo de ese modo se logra saltar la barrera que aísla e impide la
comunicación. Porque la comunicación sólo es real cuando llega a ser recíproca.

• Aprendizaje y cambio.

La comunicación pide mantener vivo el deseo de aprender, de cambiar, cuando es


preciso, esquemas de pensamiento o modos de vivir. Con frecuencia se tiene miedo
al cambio y eso lleva a aferrarse a las propias ideas o modos de vivir, como si fueran
los únicos posibles. Sólo existe una verdadera comunicación cuando en todos los
miembros del grupo se produce alguna transformación, se abren nuevos horizontes.

¿Cómo mejorar nuestras habilidades dialógicas?

1. Para dialogar es necesario que los interlocutores mantengan en todo


momento una actitud positiva y constructiva. Habla, pues, con el ánimo
sincero de contribuir al entendimiento y a la solución de los problemas
tratados.
2. Para dialogar es necesario que los interlocutores quieran entenderse y hagan
todo lo posible por conseguirlo
3. Para dialogar es necesario que los interlocutores se respeten la verdad. Trata
pues, de que tus intervenciones sean verdaderas, no digas lo que no sabes,
lo que es falso, o no afirmes tajantemente cosas sin pruebas o razones
convincentes. No mientas.
4. Para dialogar es necesario que los interlocutores se respeten mutuamente,
es decir, que eviten la prepotencia, el autoritarismo y la coerción. Se trata,
por el contrario, de que todos contribuyan a crear una situación de igualdad,
en la que nadie acapare ni centralice la palabra y se deje hablar de todo a
todos. No sean agresivo ni dogmático.
5. Para dialogar es necesario que los interlocutores se impliquen
personalmente en el intercambio de opiniones y razones, es decir, se
comprometan constructivamente en el discurso dialógico considerando las
razones ajenas, expresando las propias y modificándolas si cabe

Referencias Bibliográficas:

Gil Ramón. Valores humanos y desarrollo personal. Tutorías de educación secundaria y


escuelas de padres. Ed. Escuela Española, Madrid, 1998, pp. 219-227

Tópicos para la reflexión Gil, Ramón. Valores Humanos y desarrollo personal. Tutorías de
educación secundaria y escuelas de padres. Ed. Escuela Española, Madrid, 1998, pp.234-246

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