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Del mismo modo, (Shi et al., 2018), buscando una alternativa al uso de fungicidas
químicos en los cultivos, aisló una cepa bacteriana llamada NKZ-259 de suelo, dicha Comentado [JLLP4]: OBJETIVO DEL ESTUDIO
cepa fue identificada como Streptomyces roseoflavus y fue enfrentada a 18 hongos
fitopatógenos mostrando una alta actividad antagónica In vitro sobre 6 de ellos Comentado [JLLP5]: METDOLOGÍA
(Botrytis cinerea, Fulvia fulva, Curvularia lunata, Ustilaginoidea oryzae,
Colletotrichum gloeosporioides y Rhizoctonia cereales) con ratios de inhibición de
51.27%, 48.72%, 60.48%, 63.11%, 40.00% y 63.11%, respectivamente; así mismo
el caldo de fermentación de NKZ-259, en invernadero, redujo la incidencia del moho
gris del tomate en un 66,67%, y promovió el crecimiento de las plántulas de tomate
y pimiento, con un significativo aumento en la altura de la planta, longitud de la raíz
y peso fresco en comparación a los tratamientos controles; el experimento en campo
también mostró un estímulo sobre el crecimiento de las plántulas de tomate y
pimiento mediante el uso del caldo de fermentación de NKZ-259. Detectándose
también, la producción de ácido indoleacético (IAA) en la cepa NKZ-259 utilizando
el método de reactivo de Salkowski, siendo por sus efectos estimulantes del
crecimiento de las plantas. Los resultados sugieren que la cepa NKZ32 Comentado [JLLP6]: RESULTADOS
(Streptomyces roseoflavus) tiene potencial para una aplicación comercial como un
biofertilizante o agente de biocontrol. Comentado [JLLP7]: CONCLUSION
Por otro lado, (Sinha et al., 2014) exploró cepas de actinomicetos nativos, evaluando
su potencial contra fitopatógenos fúngicos, logrando aislar una potencia cepa nativa
de Streptomyces plicatus de un suelo con compost enriquecido con estiércol de
caballo. La investigación demostró una actividad enzimática sobre quitina, celulosa,
proteínas y lípidos, asimismo, las pruebas realizadas arrojaron que el metabolito de
Streptomyces plicatus podría inhibía en un 80% a 100% a Phytophthora infestans y
Sclerotium rolfsii en concentraciones de de 2000 y 5000 ppm.
Por otra parte, Ara et al. (2012) mencionan que todas estas propiedades exhibidas,
como agentes de control biológico, aportan una mejor comprensión de sus
beneficios ambientales y ecológicos, convirtiéndolos en una alternativa atractiva
para su uso en la agricultura. Del mismo modo, Berdy (2005) nos menciona que los
Streptomyces son capaces de inhibir la incidencia de fitopatógenos, gracias a su
potencial enzimático. Cerca de 23 mil compuestos microbianos han sido reportados,
de los cuales el 45% (más de 10.000) han sido extraídos de Actinomycetos, de los
cuales del género Streptomyces spp se han extraído alrededor de 7.600
compuestos.