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Estrategias Creativas en Psicoterapia Breve - Nodrm
Estrategias Creativas en Psicoterapia Breve - Nodrm
EN PSICOTERAPIA BREVE
MARCELO R. CEBERIO
FELIPE E. GARCÍA
[CO ORDS.]
Estrategias creativas en psicoterapia breve
Marcelo R. Ceberio
Felipe E. García
(coords.)
Estrategias creativas
en psicoterapia breve
616.89 Ceberio, Marcelo R.
C Estrategias creativas en Psicoterapia Breve /
Marcelo R. Ceberio, Felipe E García, coordina-
dores. – – Santiago : RIL editores, 2018.
426 p. ; 23 cm.
ISBN: 978-956-01-0523-3
Sede Santiago:
Los Leones 2258
cp 7511055 Providencia
Santiago de Chile
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ISBN 978-956-01-0523-3
Derechos reservados.
Índice
Autores y coautores.......................................................................421
Presentación
Felipe E. García
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Felipe E. García
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Presentación
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Prólogo
Reynaldo Perrone
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Reynaldo Perrone
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Prólogo
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Introducción:
Rompiendo mitos
del modelo sistémico
Marcelo R. Ceberio
Mitos y desmitificaciones 1
Una de las críticas más descalificativas, principalmente de los
círculos psicoanalíticos más acérrimos, consiste en reducir a la psico-
terapia sistémica a un manojo de técnicas comunicacionales, algunas
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Introducción
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Introducción
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Introducción
Mitos y desmitificaciones 2
Otra de las desmitificaciones que va más allá del modelo sistémico
es la suposición de que el único canal de comunicación e intervención
que se utiliza en la psicoterapia es el verbal propiamente dicho. No es
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Introducción
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Parece dificultoso hablar de estímulo (transferencia) y reacción (contratrans-
ferencia). Hablar de estas polarizaciones es sostener un punto de vista lineal,
aunque desde un metanivel la linealidad solamente queda reducida a un tramo o
secuencia parcial de un proceso sistémico. Más aún, podríamos quedar entram-
pados e inmóviles buscando descifrar la primacía. Con este sentido, E. Pichon
Riviere (1995) prefiere utilizar el término transferencia recíproca, dejando inútil
el de contratransferencia: «En cuanto a la transferencia recíproca, inadecua-
damente llamada contratransferencia o conjunto de reacciones inconscientes
del operador frente al grupo, la tarea y los procesos transferenciales que en él
se cumplen, constituyen un elemento de trabajo de inestimable valor, ya que
alimentará en el operador la capacidad de fantasía para establecer hipótesis
acerca del acontecer implícito del grupo».
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Introducción
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Con otros contextos me refiero tanto a ámbitos de grupos secundarios (de
amistades, escuela, clubes, etc.), como biológicos, neurológicos, etc.
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Una de las frases más estereotipadas de los sistémicos, es que el
modelo no busca encontrar el porqué del problema. Es decir, el ima-
ginario indica que ningún terapeuta que se diga a sí mismo sistémico,
empleará en su discurso terapéutico la explicación causal del por qué
le sucede lo que le sucede al paciente. Este fervor por la ortodoxia de la
aplicación del modelo no conduce a nada, sino que limita su accionar,
o sea, no resulta efectiva por la ortodoxia misma, ni tampoco por la
ultrarrigidez de la creencia de que está prohibido explicar el motivo
que ocasiona el malestar actual del consultante.
La implementación en algunas oportunidades de explicaciones clari-
ficadoras ayuda a bajar los niveles de ansiedad y pisar suelo firme, princi-
palmente después de navegar por la incertidumbre de no saber cuál es el
motivo o el origen del problema. Es útil, por ende, introducir explicaciones
causales que acomoden al paciente a un estado de mayor normalidad como
vía de entrada a suministrar nuevas informaciones que redefinan su pro-
blema. Pero el terapeuta no deberá creerse que las hipótesis que expresa
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central, avalan las conductas de las personas y que puede brillar más
o menos de acuerdo con quien se interaccione. Esta versión es la que
defiende el no uso del diagnóstico. La versión más flexible sostiene
que es necesario observar las características de la persona y ver cómo
incide su rango caracterial en las interacciones o cómo las interacciones
modifican el rango caracterial.
En este último planteo se incluyen algunos autores sistémicos, como
Linares (1996) y Nardone (1996), quienes han desarrollado los cuadros
relacionales de algunas entidades psicopatológicas específicas y sus corres-
pondientes abordajes. De la depresión mayor y distimias, de la mano del
primero, mientras que el segundo, de los trastornos fóbicos, de pánico y
obsesivos. Si bien estas investigaciones resultan innovadoras, no debemos
olvidar que la terapia sistémica germinó alentada por la psicosis —más
precisamente la esquizofrenia—, estudios que posibilitaron trazar una
planificación de trabajo familiar.
Uno de los elementos con que se acusa acerca del uso del diagnósti-
co, es la limitación y estrechez de mirada que se produce al etiquetar al
paciente. Una vez que se categoriza, resulta dificultoso salir del perímetro
que muestra el rótulo. En este sentido, es una trampa que encasilla tanto
al paciente como al profesional, dado que, si el diagnóstico puede ser
tomado como una hipótesis, una vez nomenclado el paciente, todas sus
actitudes y las de su sistema tratan de enmarcarse en la semántica de la
hipótesis diagnóstica y no a la inversa. Este ha sido uno de los máximos
errores en los trabajos terapéuticos, cuando, por ejemplo, dolores de
cabeza son tomados como síntomas psicosomáticos para determina-
das situaciones y no se realizan los correspondientes análisis clínicos
y neurológicos. O cuando más de un síntoma físico es construido como
un trastorno de ansiedad y es una enfermedad de neta etiología orgánica.
Aunque hay un uso correcto del diagnóstico: cuando se lo utiliza
como estrategia terapéutica. ¿Cuántos pacientes llegan a consulta no
solo con su problema, sino con la incertidumbre de saber qué es lo que
les sucede? Esta incertidumbre genera tal nivel de ansiedad que acelera el
proceso sintomático. Entonces, si el profesional expresa un rótulo que
condensa y enmarca el malestar de la persona, el diagnóstico opera
como un primer paso hacia la disminución de la ansiedad que acelera
la producción sintomatológica. Este uso debe ser entendido como
estratégico y merece el sumo cuidado en su introducción.
También es correcto el uso del diagnóstico cuando se implementa
como una guía para el profesional, con el objetivo de trazar la táctica de
tratamiento adecuada, para arribar a una efectiva solución del problema.
Una función práctica es la interconsulta entre profesionales, en donde se
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Introducción
Mitos y desmitificaciones 4
Otro de los bastiones que se enarbolan acerca de las bondades
del modelo sistémico es señalar sus capacidades para desarrollar una
conversación terapéutica —horizontal y simétrica— en contra de la
asimetría con que se identifican las sesiones de otros modelos.
El modelo sistémico concibe la relación terapeuta-paciente como
un diálogo, en el intento de suprimir el juego de poderes que hace del
profesional una posición por arriba frente a una posición por debajo
del paciente. Este interjuego, que raya con una concepción no solamente
teórica sino ideológica, permite establecer un compromiso más sólido
por ambas partes y un diálogo más distendido y afectivo. Pero de cara a
esta humildad ecológica del terapeuta sistémico, se debe reconocer que,
desde la práctica clínica, la relación entre el profesional y el consultante
siempre está teñida de una asimetría comunicacional por múltiples
razones. Esta diferenciación de niveles está sostenida por un juego de
dos, en donde existe un adjudicatario (el paciente) y un profesional que
acepta este lugar otorgado.
Entre las razones que justifican tal asimetría relacional se hallan,
por ejemplo, la figura del médico o del psicólogo como profesionales
universitarios, motivo que implica atribuirles mayor capacidad que el
común de la gente, actitud que se traduce en idealización del profesio-
nal. También, la urgencia de ser ayudado del que consulta lo posiciona
en el lugar del necesitado frente a otro ayudador de profesión. De
la misma manera que uno de los interlocutores es el que presenta el
problema y el otro las herramientas para solucionarlo.
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Las intervenciones del terapeuta se hallan pautadas por la interacción desarro-
llada con los pacientes. Pero a la vez, y de manera recursiva, las intervenciones
también pautan la interacción. Un terapeuta no es el mismo con cada paciente.
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Otro de los grandes mitos que tergiversan el real significado de
ciertos conceptos se observa en la absurda distinción entre psicoanálisis
y psicoterapia. Parece increíble que todavía en los inicios de este tercer
milenio se continúe repitiendo dogmáticamente esta diferenciación.
Diferencia que no tiene absolutamente ningún tipo de aval teórico que
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Reflexiones finales
Desmitificar, implica desestructurar las atribuciones erróneas
acerca de ciertas creencias que se han instaurado sólidamente tanto
en el imaginario popular como en algunos sectores correspondientes a
otros modelos. Pero nada más difícil que intentar romper con creencias
afianzadas en la sociocultura. Estas implican crear conceptualizaciones
rígidas que, como tales, se hallan sistematizadas en el tiempo y generan
resistencias a su modificación.
Muchas de las ortodoxias terapéuticas forman parte de numerosos
mitos que a la hora de cuestionarlos no poseen los suficientes avales
teóricos para sostenerlos. Apelar a un modelo ortodoxamente puede
considerarse un tronco rector y organizador del trabajo terapéutico,
pero la adherencia extrema conduce al camino de la anticreatividad. Es
allí cuando los terapeutas se clonan con sus maestros y supervisores o
siguen al pie de la letra los manuales de psicoterapia, en el intento de
socavar las inseguridades y hacer el trabajo correctamente.
Cercenar la creatividad es ceñir el modelo a pautas que no per-
miten armar una coreografía plástica y manejarse con una serie de
recursos fijos que no dan posibilidad de otros movimientos que los
previstos por el modelo. Creer en el estilo terapéutico del profesional
sugiere tomar de los modelos, o del modelo, lo que se considera potable
para sí y para la situación con cada caso en particular.
La ecuación entre formación teórica-práctica y creatividad parece
la fórmula adecuada de funcionamiento en el arte de la psicoterapia.
De la primera, surgen las premisas epistemológicas trasladadas a la
praxis clínica con el debido sustento teórico; mientras que la segunda
aporta la cuota de plasticidad, originalidad y amoldamiento vincular.
Ambas conjugan los dos aspectos que se mancomunan en la psicote-
rapia: la ciencia y el arte.
Entonces, el terapeuta —científico y artista— resume en estos dos
flancos, las posibilidades de ejercitar su profesión de manera idónea,
siempre dentro de los canales que le indican la ética y la responsabilidad,
que implica guiar la vida de un ser humano en situaciones de crisis.
Referencias
Andolfi, M. (1994). Terapia familiar. Buenos Aires: Paidós.
Bateson, G. (1976). Pasos hacia una ecología de la mente. Buenos Aires:
Carlos Lohlé.
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1º parte:
Disquisiciones prácticas
en terapia sistémica
Capítulo 1
Errores, dificultades,
problemas y síntomas
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Capítulo 1
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Capítulo 1
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Capítulo 1
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Comunicación personal (Palo Alto, 1994).
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Capítulo 1
Referencias
Bonet, José (2003). El estrés como factor de vulnerabilidad: de la molécula
al síndrome. Buenos Aires: Gador. Disponible en: www.Gador.com.
ar/iyd/ansi_est/estres.htm.
Ceberio, M.R. y Watzlawick, P. (2008). Ficciones de la realidad, realidades
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Ceberio, M.R. y Kerman, B. (2014). En busca de una ciencia de la mente.
Buenos Aires: UFLO.
Foerster, H. von (1994). Visión y conocimiento: disfunciones de 2º orden.
En D. Schnitman (Comp.), Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad
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Haley, J. (1980). Terapia para resolver problemas. Barcelona: Amorrortu.
McEwen, B.S. (2006). Protective and damaging effects of stress mediators:
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Piaget, J. (1937). La construction du rèel chez l’enfant. Neucâtel: Delachaux
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Sterling, P. y Eyer, J. (1988). Allostasis: A new paradigm to explain arousal
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Watzlawick, P., Beavin J. y Jackson, D. (1967). Pragmatics of human co-
munication. New York: Norton.
Wittgenstein, L. (1958). Philosophical investigations. Oxford, UK: Basil
Blackwell.
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Capítulo 2
Los recursos terapéuticos en la
psicoterapia breve estratégica de
Milton Erickson
Daniel Wilhelm
Terapia estratégica
La publicación del libro Terapia no convencional. Las técnicas
psiquiátricas de Milton H. Erickson de Jay Haley, en el año 1973,
trazó un hito fundamental en la historia de la psicoterapia breve. El
trabajo de Haley fue uno de los intentos pioneros en presentar, de un
modo sistematizado y ordenado, los ejes centrales de los recursos y las
metodologías terapéuticas implementadas por Milton Erickson durante
sus intervenciones clínicas.
Esta contribución de Haley para la descripción y explicación de la
dinámica de las experiencias clínicas de Milton Erickson resultó de un
valor inestimable para facilitar la comprensión de los principios inhe-
rentes a sus modos particulares de intervención. La principal dificultad
para esta comprensión, al igual que para la correcta interpretación de los
métodos y recursos terapéuticos implementados por Erickson, se debía,
según relata Haley, a que «[...] el doctor Erickson era una escuela única
en sí mismo, y las categorías psiquiátricas y psicológicas habituales no
servían para describirlo» (Haley, 1980, p. 3).
De algún modo podría decirse que de esta forma, por primera vez,
la «magia» de la clínica ericksoniana comenzaba a descifrarse y trans-
mitirse, de un modo inteligible, a la comunidad terapéutica general,
trascendiendo así las fronteras del entorno de su grupo de discípulos
más cercanos. Aun así, y no obstante este incipiente «ordenamiento» de
la complejidad que caracteriza al universo clínico ericksoniano, Haley
no evitó dejar traslucir un necesario matiz de «artificialidad» inherente
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Milton Erickson es considerado el fundador de la hipnosis clínica moderna.
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Así, según Haley, «la única manera en que el paciente puede resistir es
no tener una recaída y seguir mejorando» (1980, p. 22).
Otro ejemplo de la utilización de la resistencia del paciente para
promover un cambio terapéutico, lo constituye la técnica de la «frus-
tración de una respuesta para alentarla». A través de este recurso
clínico, es posible lograr que pacientes que solo ofrecen una respuesta
parcial a las propuestas terapéuticas, logren alcanzar una respuesta
total o completa (en relación con el cambio propuesto) a través de
una inhibición sucesiva y deliberada, por parte del terapeuta, de las
respuestas parciales ofrecidas por el paciente. El modo de llevar ade-
lante este recurso, por parte del terapeuta, consiste en «[...] indicar al
sujeto una cierta manera de comportarse, y cuando el sujeto comien-
ce a cumplir con la indicación, cortará la respuesta y pasará a otra
área» (Haley, 1980, p. 22). En función de ello, la actitud resistencial
del paciente tenderá ahora a confrontar los intentos de inhibición y
frustración llevados a cabo por el terapeuta, respondiendo de una
manera más firme e intensa (en relación con el cambio propuesto) a
las futuras directivas; y manifestándose ahora, la resistencia, como
una resistencia a los intentos de inhibición de sus respuestas. Como
resultado, y sobre la base del desarrollo de una modalidad de respuesta
más firme —sustentada por la resistencia—, el cambio terapéutico
resultará facilitado.
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Figura 1.
Evitación de la resistencia a través del uso clínico de la metáfora.
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Capítulo 2
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Referencias
Cade, B. y O’Hanlon, W.H. (1995). Guía breve de terapia breve. Barcelona:
Paidós.
Erickson, M. y Rossi, E. (1992). El hombre de febrero: apertura hacia
la conciencia de sí y la identidad en hipnoterapia. Buenos Aires:
Amorrortu.
Haley, J. (1980). Terapia no convencional. Las técnicas psiquiátricas de
Milton H. Erickson. Buenos Aires: Amorrortu.
Haley, J. y Richeport-Haley, M. (2006). El arte de la terapia estratégica.
Barcelona: Paidós.
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Capítulo 3
Cómo elaborar reencuadres
y tareas en terapia breve
Ruperto Charles
Pensamiento y lenguaje
El lenguaje es la manifestación más preponderante en el desa-
rrollo del pensamiento abstracto de la raza humana. Las diferencias
lingüísticas manifiestan la diversidad en la visión del mundo, con los
corolarios consecuentes en la pragmática de la convivencia humana,
pero al mismo tiempo esas diferencias cosmogónicas se manifiestan en
las palabras, estructuras fonéticas, sintácticas, semánticas y contextuales
en cada cultura y subcultura.
La palabra, como lo proponen los lingüistas, se refiere a lo que
existe fuera de la mente humana y a la vez a lo que está dentro de ella,
como imagen inmanente e intangible de ella. En este interjuego entre
lo que cada individuo construye como su realidad única y lo que la
colectividad crea, llega a construirse otra realidad a la que Von Föerster
llamara de segundo orden.
Para una aproximación filosófica realista-objetivista del pensa-
miento y del lenguaje, las palabras se refieren a objetos internalizados y
apelan a una verdad objetiva. Por otro lado, una explicación relativista-
subjetiva resalta el concepto de que cada cabeza es un mundo y, por lo
tanto, hay tantas realidades como cerebros que las perciben.
Desde una perspectiva constructivista y construccionista, podemos
definir a la psicoterapia como una microcultura que cocrea significados.
Por lo tanto, la diferencia entre los enfoques terapéuticos, fundamen-
talmente reside en el énfasis que hacen en cuanto contenido, forma y
contexto del lenguaje: de qué se habla, con quién se habla y cómo se
habla.
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Capítulo 3
Reencuadres
El reencuadre como técnica terapéutica consiste en elaborar pre-
guntas o comentarios que llevan al paciente a cambiar el significado, la
visión, la perspectiva o la connotación que tenía acerca de sus vivencias.
El Dr. Paul Watzlawick (1983) llamó a esta acción terapéutica «el de-
licado arte de reestructurar» y describió su esencia en reorganizar de
forma nueva los mismos hechos, las mismas vivencias que los pacientes
nos presentan, reacomodándolos en un grupo lógico diferente para
que adquieran un mejor sentido que ya no provoque sentimientos ni
interacciones negativas.
Debido a que también la terapia familiar estructural usa una técnica
de reestructuración, que se refiere a un reacomodo de los subsistemas
dentro de la familia, para evitar confusiones con esta también interesante
y útil estrategia terapéutica, aquí utilizamos mejor la palabra «reencua-
dre cognitivo» o «resignificación» para referirnos a la transformación
interna en la mente de los pacientes, más que en la estructura «externa»
del sistema familiar.
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a) Lealtad
b) Fase de la vida
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c) Decisión existencial
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d) Inversión de roles
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Micro y macrorreencuadres
Los microrreencuadres equivalen a pequeñas interrupciones corte-
ses que el terapeuta va haciendo durante la sesión para sondear hasta
qué grado el paciente va integrando una nueva forma de ver situación.
Una forma es haciendo comentarios que reetiquetan cambiando por
palabras menos negativas, algunos de los problemas que los pacientes
nombran. Cuando se refieren a palabras patologizantes, el terapeuta
puede reetiquetar esas palabras por otras menos drásticas, por ejemplo:
cambiando la palabra drogadicto por «usa drogas», deprimido por «se
pone triste», violento por «tiene ratos de exasperación», es pesimista
por «es cuidadoso», etc.
Si el paciente asiente a esos pequeños comentarios, eso nos da pie
para que al final de la sesión los integremos en los macrorreencuadres
finales, que son los que integran las propuestas vertidas durante la sesión
y que preparan la asignación de tareas.
Los comentarios macro-reencuadrantes que se ofrecen al final de la
sesión pueden ser de diversos tipos en cuanto a su contenido y al efecto
deseado (De Jong y Berg, 2003; Walter y Peller, 1992).
Elogios
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son útiles sobre todo al inicio del proceso terapéutico y generan con-
fianza del cliente hacia el terapeuta. Más adelante deben ser sustituidos
por reencuadres más elaborados que incrementen la autocomprensión
y no solo el entusiasmo.
Los elogios pueden presentarse en tres formas:
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Tareas
Cuando los terapeutas hemos trabajado eficientemente durante la
sesión y hemos hecho un buen reencuadre, con mucha frecuencia eso
es suficiente para que los pacientes entiendan mejor lo que sucede y
tomen decisiones acerca de lo que deben hacer; sin embargo, también es
importante cerrar cada sesión con conclusiones específicas de encargos
que va a hacer a sus clientes, para que mantengan «la bola de nieve»
en movimiento y que puedan seguir creciendo en aprendizaje de una
sesión para la siguiente.
Tomando en cuenta lo expuesto en cuanto al contenido de las
tareas, encontramos dos grandes grupos que nos pueden ayudar a
especificar lo que en cada caso es indicado: las tareas encaminadas a
modificar los intentos inefectivos de solución y tareas encaminadas a
incrementar los patrones saludables o excepciones al problema. Reor-
ganizando las enseñanzas de Steve de Shazer, son cuatro los grandes
tipos de tareas que podemos encargar al final de la sesión y que son
«transferibles» a cualquier caso.
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Otorgamiento de prescripciones
Con los elementos expuestos hasta aquí, podemos ahora analizar
algunos principios generales que propongo a continuación acerca del
otorgamiento de prescripciones.
Entendemos por prescripciones, emulando el lenguaje médico, todo
tipo de conclusiones, sugerencias, recomendaciones, comentarios elogia-
dores o reencuadrantes que el terapeuta ofrece ordinariamente al final de
la sesión, integrando aquellos otros comentarios o intervenciones menores
o micro elaboraciones hechas durante la sesión.
Integremos los conceptos expuestos previamente con los siguientes
esquemas:
Otorgamiento de prescripciones
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Capítulo 3
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Ruperto Charles
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Capítulo 3
Referencias
Charles, R. (2008). Soluciones para parejas y padres. Monterrey: Cree Ser.
De Jong, P. y Kim Berg, I. (2003). Interviewing for Solutions. Pacific Grove:
Pacific Grove Books.
De Shazer, S. (1995). Claves para solución en terapia breve. Barcelona:
Paidós.
Haley, J. (1986). Terapia para resolver problemas. Buenos Aires: Amorrortu.
Prochaska, J. (2002). Changing for Good. U.S.A.: Quill.
Walter, J. y Peller, J. (1992). Becoming Solution-Focused In Brief Therapy.
New York: Brunner/Mazel.
Watzlawick, P. (1983). El lenguaje del cambio. Barcelona: Herder.
White, M. y Epson, D. (1993). Medios narrativos para fines terapéuticos.
Barcelona: Paidós.
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2º parte:
Modelos creativos en
terapia sistémica
Capítulo 4
La terapia del absurdo:
humor y creatividad en terapia breve
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Felipe Gutiérrez
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Capítulo 4
había venido a ver, si usted hubiera llegado desde hace años, ya hasta
casa tendría yo».
2) Una consultante al ver salir llorando a otra de mi consultorio:
«¿Doctor, y dónde guardan tantos problemas que les traemos?». Le
contesté de inmediato: «Yo no soy experto en problemas, estoy entre-
nado para ayudarlos a buscar soluciones». Y la respuesta de la mujer
fue: «Está bien, eso me gusta, y por supuesto que me quedo».
3) «Doctor, tengo muchos problemas». Le contesto: «Antes de que
continúe diciéndome, quiero comentarle que sus problemas de la puerta
de mi consultorio para afuera son solo de usted, y de la puerta de mi
consultorio hacia adentro son solo míos, así que me va a dejar hacer
mi trabajo, pues para eso estudié y por eso me paga».
La magia de la terapia breve no descansa únicamente en una téc-
nica, es algo que se construye con la experiencia de miles de casos. Por
ejemplo, un elemento fundamental es la persuasión, el arte de conven-
cer a la gente a que haga cosas absurdas, cosas que les va a ayudar a
resolver sus problemas. Hay terapeutas que no tienen la paciencia o el
tacto de persuadir a sus consultantes de que hagan algo diferente. Si
leemos algunos de los casos de M.H. Erickson, nos damos cuenta de
que es un caballero en el arte de resolver problemas, y que su sable es la
persuasión, hace cortes finos a nivel cognitivo, emocional y conductual,
como se dijera en mexicano, «para qué tantos brincos si el suelo esta
parejo»; Guillermo de Ocam afirma que «en vano es hacer poco con
mucho, si podemos hacer mucho con poco».
Miren la magia de la terapia breve.
Hace no mucho tiempo llegó una familia a consultarme, en donde
uno de los hijos de veinticinco años de edad era darketo8 e ingeniero,
pero sin oficio ni beneficio, la mamá me comenta que van a terapia
porque ya no aguanta más que su hijo se esté lastimando su cuerpo.
El hijo me enseña sus piernas, se quita el suéter y se abre la camisa, y
muestra todas las cicatrices, incluso las más recientes y frescas que tenía
en todo su cuerpo. Cuando lo veo, lo primero que le digo:
—Yo creo que tú, en lugar de haber sido ingeniero, tenías que haber
sido cirujano. —Risas de toda la familia. Mira qué cortes tan finos haces
en tu cuerpo, que no te lastimas más de lo necesario. ¿Te gustaría que
te ayudara a resolver este problema, y que en lugar de que cortes tu
cuerpo, apoyes a algún cirujano en una que otra operación?
—Sí, doctor.
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Darketo es una tribu urbana parecida a los góticos, aunque su forma de vestir
es más minimalista, utilizando solo el color negro.
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Capítulo 4
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Felipe Gutiérrez
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Capítulo 4
Recuerdo otro caso de una ex alumna mía, me dijo que estaba muy
mal, deprimida, y producto de esto le había quedado mal a un niño que
atendía para el cual ella era su único soporte. Le pregunté:
—¿Cómo estás?
—Mal.
—¿Por qué?
—Hace seis meses que estoy deprimida.
—¿Qué paso hace seis meses?
—Estoy yendo con mi psicoanalista y desde que estoy con él, solo
saco la basura de mi vida, y me la paso todo el tiempo deprimida y no
pude ayudar a mi pacientito, que incluso ya no me quiere ver.
—Perfecto, lo primero que tienes que hacer es dejar de ir a consulta
con el psicoanalista, mientras te superviso el caso, si después quieres
regresar con él es tu problema.
Dejó a su terapeuta, le supervisé el caso y en menos de ocho sesiones
se resolvió el problema de su paciente satisfactoriamente.
Recuerdo al comentarles este caso, lo que le dije a un amigo que
es psicoanalista, al terminar su conferencia: «Me da gusto escucharte,
porque cada vez que lo hago, aclaro y confirmo mis diferencias contigo
y el psicoanálisis».
Hablando de discursos y más discursos, ¿en lugar de dar sesudas
explicaciones acerca de lo que les pasa a las personas desde el punto de
vista psicopatológico, por qué no mejor promovemos conversaciones
que sanan?, aquí hay que aclarar, que la magia de la terapia breve no
son solo interpretaciones = técnicas, también son el arte de preguntar
y conversar. La conversación es sanadora si la definimos por rumbos
más allá de la enfermedad y la patología.
Las personas a través de las preguntas encuentran respuestas dife-
rentes a sus problemas, que las hacen reflexionar y buscar más alterna-
tivas. Gregory Bateson hablaba de la diferencia que hace la diferencia,
con las preguntas van surgiendo los discursos y alternativas que no
tenían voz, lo nuevo, lo diferente, esa palabra silenciada, enmudecida,
atrapada en el mundo del silencio.
En una ocasión, una mujer era llevada al hospital psiquiátrico por
su hijo y un amigo mío, a este se lo ocurrió y sugirió: «Vamos a visitar
a Felipe, a ver qué nos recomienda».
Llegaron, la mujer tenía serios problemas: veía constantemente
cómo entraban hombres por las paredes de su casa, y la querían atacar a
ella y a sus hijos, además de correrlos de su casa. Por lo anterior, la mujer
ya estaba preparada siempre con un cuchillo. Una noche confundió a
113
Felipe Gutiérrez
los «hombres» y atacó a su hijo con el cuchillo, ante este evento el psi-
quiatra consideró que tenía que internarla, dije: «No, yo me encargo».
Conversé durante dos horas con la mujer, supe que había cambiado
de religión, no salía de su casa, era muy pobre y abandonada por su
esposo con seis hijos pequeños, que no tenía para mantenerlos. Descubrí
que en su babero o delantal llevaba un casete y decía que siempre car-
gaba con ella la palabra de Dios. Empecé a conversar con ella y sobre
todo le hacía muchas preguntas.
—Sra., ¿Cristo sufrió mucho antes de que lo crucificaran?
—Sí, doctor.
—¿Rumbo al calvario lo golpearon los romanos?
—Sí, doctor, lo castigaron mucho.
—¿Y él contestaba la violencia?
—Nunca, doctor, era un hombre muy bueno.
—¿A cada golpe que le daban él respondía con golpes?
—No, doctor, era muy noble y sabía a qué había venido a este mundo.
—¿Todo el camino fue muy maltratado?
—Sí, doctor, le pegaban despiadadamente.
—¿Y él qué hacía, respondía con violencia?
—Desde luego que no, era un hombre que aun así era bueno y noble.
—¿Entonces él no tuvo que quitarles el látigo y su lanza para cas-
tigarlos y golpearlos como una forma de defenderse?
—No, él sufría, pero nunca lastimó a nadie, ni respondió con violencia.
—Sra., ¿qué es más fuerte, la palabra de Dios o un cuchillo?
—La palabra de Dios, doctor.
—Muy bien, se va a ir a su casa, va a sacar el cuchillo que tiene
bajo su almohada, va a poner el casete que tiene en su bolsillo, que es
la palabra de Dios, y la cual tiene más fuerza y poder, y cuando entren
los hombres a atacarla les enseña el casete y les dice que es la palabra
de Dios, y que él la protegerá junto con sus hijos.
114
Capítulo 4
Otra de las cosas que hago con frecuencia es utilizar cosas absurdas
en mi terapia. Alguien me dijo alguna vez:
—Eso que dices y haces es una vacilada para los pacientes.
Le contesté:
—Esas vaciladas curan a la gente, mis pacientes me recomiendan
y me dan de comer.
Puede considerarse lo absurdo como algo sin sentido, una es-
tupidez, algo idiota o tonto, sin embargo, funciona. M.H. Erickson
enseñó que la improvisación y la sorpresa son elementos que sirven
para ayudar a la gente a romper esquemas, a cambiar aquellas cosas
que los mantienen preocupados, atorados y envueltos en problemas.
A veces las personas no esperan cierto tipo de intervenciones, que la
toman desprevenidas y, sin tomar conciencia, las ayundan a cambiar.
En cierta ocasión, una paciente llegó por la mañana a su consulta y
le pedí que me escuchara, ya que tenía algunos problemas, ella accedió y le
dije: —Te sientas en mi sillón de terapeuta y yo en tu sillón de paciente.
—¿Qué absurdo, no? Si ella va a terapia, ¿por qué la pongo a que me
dé terapia? Acto seguido, me escuchó una hora y al terminar la sesión,
saca su bolsa para pagarme, entonces le pregunto:
—¿Por qué me vas a pagar, si tú fuiste la terapeuta y yo fui tu
paciente?, entonces yo tengo que pagarte.
Ella contestó:
—No, doctor, tan solo con ver que mi terapeuta esta más jodido
que yo, me voy contenta.
Me pagó y me dije «bueno, si por contar mis jodideces me pagan
y me escuchan, seguiré haciendo cosas absurdas».
En otra ocasión, una señora obsesiva compulsiva no salía ade-
lante, en la octava sesión le pedí que comprara un mazo —martillo
grande— y que fuera a un lugar lejos de su casa caminando con el
mazo en el hombro, y al llegar al lugar donde la mandé, escribiera
en una roca: «Ya estoy harta de lavarme las manos». Una vez escrito
le empezara a pegar a la roca donde estaba el nombre, cansada de
pegarle tendría que regresar a su casa con el martillo en el hombro,
el tiempo que tenía que recorrer era aproximadamente de una hora.
Se fue y cumplió su tarea, era lunes. Para el domingo me habló su
esposo y me pidió de la manera más atenta que le quitara el «castigo»
a su esposa: «Doctor, empezó a disminuir la frecuencia de lavarse las
manos, incluso el sábado y lo que va del domingo no se las ha lavado».
115
Felipe Gutiérrez
Referencias
Haley, J. (1980). Terapia no convencional. Las técnicas psiquiátricas de
Milton H. Erickson. Buenos Aires: Amorrortu.
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Minuchin, S. (1974). Familias y terapia familiar. Barcelona: Gedisa.
116
Capítulo 5
La imagen fotográfica como técnica
de intervención psicoterapéutica
Introducción
Este proyecto comienza con un objetivo puramente artístico en el
contexto de trabajo de un equipo de salud mental. La idea inicial era
realizar «retratos psicológicos», inicialmente a pacientes y compañeros
de trabajo. En esa tarea pudimos comprobar cómo se construían his-
torias a través de la imagen y vislumbramos la posibilidad de utilizar
esta técnica con fines terapéuticos. A partir de ahí, compartiendo la
idea con compañeros, visionando fotos y conversando sobre ellas, sur-
gieron muchas reflexiones que se plasmaron en nuevas acciones y así
de manera recursiva. Algunas de estas reflexiones y prácticas vamos a
exponerlas en este capítulo.
Pensamos en el retrato como recurso de evaluación y de intervención,
sobre todo por la potencialidad para generar posibilidades de cambio.
Para centrar el tema planteamos una somera revisión de la utili-
zación de la fotografía en relación con la psiquiatría a lo largo de la
historia, desde su uso descriptivo, como sensibilización social, como
apoyo al diagnóstico y, finalmente, como instrumento o técnica activa
en la intervención psicoterapéutica.
Exponemos, seguidamente, nuestra perspectiva acerca de la apli-
cación práctica de la fotografía en el proceso terapéutico con pacientes
atendidos en consulta.
117
Marina Gómez, Belén González y Miguel Ángel Haza
118
Capítulo 5
119
Marina Gómez, Belén González y Miguel Ángel Haza
imágenes tomadas del sujeto; 4) las metáforas del self a través de las
imágenes tomadas o coleccionadas por el sujeto, y 5) la revisión de
álbumes familiares y colecciones fotográficas.
Otros usos particulares de las fotografías son el realizado con an-
cianos o personas con deterioro cognitivo para estimular la memoria
y favorecer la comunicación; también se ha usado en tratamiento con
niños y adolescentes, minusválidos físicos o psíquicos, elaboración de
duelos en familias, construcción de genogramas en terapia familiar (De
Bernart, 2013), además de integrar procesos de arteterapia, psicodra-
ma, etc. Estas y otras aplicaciones se expusieron en el congreso sobre
«Photo Therapy and Therapeutic Photography» celebrado en Turku,
Finlandia, en 2008.
Parafraseando a Avilés Gutiérrez (2004), fototerapeuta y terapeuta de
familia, el proceso fotográfico y el proceso terapéutico tienen mucho en
común y sus conceptos pueden ser utilizados metafóricamente en ambos
dominios, ya que en ambos casos se trata de captar una porción de realidad,
verla a través de los ojos o la lente de una cámara, acercarnos al objeto,
seleccionar, fijar la atención en la imagen, enfocar, encuadrar, disparar, cap-
turar la imagen y fijarla sobre una superficie sensible. En ambos procesos, la
realidad es vista «tomada» a través de filtros físicos, personales y culturales
que nos permiten hacer resaltar y/o distorsionar las cosas.
Podemos decir que el significado de la foto es parcialmente creado
por el observador durante el proceso de percibirla, pero revierte en el
fotografiado, de modo que nos permite, durante el proceso terapéutico,
revisualizar bidireccionalmente las fotografías, formando e ilustrando
nuevas narraciones.
120
Capítulo 5
121
Marina Gómez, Belén González y Miguel Ángel Haza
Fotografía y psicoterapia
122
Capítulo 5
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Marina Gómez, Belén González y Miguel Ángel Haza
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Capítulo 5
Casos clínicos
Trilogías evolutivas
Caso 1. EMG:
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Marina Gómez, Belén González y Miguel Ángel Haza
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Capítulo 5
Caso 2. R:
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Marina Gómez, Belén González y Miguel Ángel Haza
Caso 3. IC:
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Capítulo 5
Retratos familiares
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Marina Gómez, Belén González y Miguel Ángel Haza
Conclusiones
La utilización de la fotografía en el trabajo psicoterapéutico con
pacientes diagnosticados de problemáticas severas y en ocasiones
incapacitantes, se nos ha revelado como una técnica de intervención
muy potente cuando se acompaña de una posición de colaboración,
exploración y creación de nuevos contextos. El cambio de un contexto
tradicional al de «juego con la cámara», la representación de imágenes
y la construcción de un proceso dinámico mediante «trilogías evolu-
tivas» en las que se muestran diferentes momentos de la evolución de
130
Capítulo 5
los pacientes en una misma sesión (antes, ahora y futuro sin enferme-
dad), o mediante «retratos familiares», enriquecen las conversaciones
acerca de las diferencias o nuevas perspectivas que aparecen generando
«discontinuidades» y posibilitando «momentos poéticos» (Pakman,
2010). En ese sentido, la utilización del futuro sin el protagonismo del
problema o sin la enfermedad, en imágenes, y las conversaciones sobre
los detalles que aparecen en estas impactan con una gran potencia a
la hora de promover el cambio y desarrollar un nuevo proyecto vital.
Referencias
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gación. México: UAM-X.
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Weiser, J. (1999). Phototherapy Techniques. Exploring the secrets of
personal snapshots and family albums. Vancouver: Phototherapy
Center Press.
131
Capítulo 6
Análisis transaccional como
modelo cognitivo sistémico
en psicoterapia de grupo
Beatriz Labrit
133
Beatriz Labrit
Fundamentos filosóficos
El apoyo es dado en bases humanísticas, poniendo énfasis en la
autodeterminación y en la responsabilidad personal. Se afirma en una
filosofía positiva y de confianza en el potencial del ser humano, consi-
derándose un modelo psicoeducativo en contraposición con el modelo
médico de salud y enfermedad. Da trascendencia al contacto Yo-Tú
entre los seres humanos (Buber, 1998), teniendo en cuenta la influencia
del entorno, como moldeador de la conducta humana, especialmente
en la infancia.
Para el AT, los sistemas sociales determinan la conducta aquí y ahora
de las personas. La comunicación cobra, a partir de los signos de con-
ducta verbales y no verbales, un lugar privilegiado y a través de ellos los
mensajes que las personas reciban, así como su influencia en la conducta.
Fundamentos teóricos
Berne (1983) privilegió y recomendó la utilización de cuatro instru-
mentos para la psicoterapia: análisis estructural y funcional, análisis de las
transacciones, análisis de los juegos psicológicos y del argumento de vida.
Entre 1968 y 1971, Kertész y su equipo crean otro modelo, con-
formado por diez categorías, que integra elementos creados por Berne,
pero no suficientemente jerarquizados hasta ese momento (Kertész et
al., 1997).
Cada categoría consiste en un concepto básico o una serie de con-
ceptos en interrelación y sus técnicas de aplicación:
1. Esquema de la personalidad: análisis estructural y funcional
2. Análisis de las transacciones
3. Caricias
4. Posición existencial
5. Emociones
6. Estructuración del tiempo
7. Juegos psicológicos
8. Argumento de vida
9. Miniargumento
10. Dinámica grupal
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Capítulo 6
Modelo sistémico
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Beatriz Labrit
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Capítulo 6
Recursos cognitivo-sistémicos
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Beatriz Labrit
Recursos cognitivo-sistémicos
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Capítulo 6
Ejemplo: Cruzada.
Estímulo: «Nunca haces nada bien».
Respuesta: «¿Tuviste un mal día en el trabajo?».
Ejemplo: Así como invitar a estar bien
Estímulo: «Nunca haces nada bien».
Respuesta: «Te quiero».
Ejemplo: «Estoy podrida de repetir una y otra vez que la tarea debe
estar realizada en tiempo y forma, quedamos que hace una semana lo
entregarías, estoy harta».
El cambio I implica el cambio de comportamiento a otro, pero
dentro de un modo determinado de comportarse.
Ejemplo: «Si la persona está agresiva en las palabras y forma de
comunicación, aunque él pueda tener razón, pasa a no decir nada».
Cambio II. Aquí el cambio se produce en una meta nivel. Es el
cambio desde un modo de comportarse a otro.
Siguiendo el ejemplo: la confrontación está acompañada de signos
verbales y no verbales de la comunicación que puedan ser nutritivos en
la forma y adultos en el contenido.
Ejemplo: «No realizo la tarea ni en la forma ni en el tiempo como
acordamos. Le pido lo haga. El plazo estipulado es: confío en Ud.». Se
transmite el mensaje de manera tranquila, amable.
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Beatriz Labrit
3.Caricias
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Capítulo 6
Recursos cognitivo-sistémicos
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4.Posición existencial
Recursos cognitivo-sistémicos
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Capítulo 6
5. Emociones
Recursos cognitivo-sistémicos
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Beatriz Labrit
Recursos cognitivo-sistémicos
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Capítulo 6
7. Juegos psicológicos
8. Argumento de vida
Recursos cognitivo-sistémicos
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Beatriz Labrit
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Capítulo 6
9. Miniargumento
Recursos cognitivo-sistémicos
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Beatriz Labrit
Referencias
Berne, E. (1983). Introducción al tratamiento de grupo (12° edición).
Buenos Aires: Grijalbo.
Buber, M. (1998). Yo y tú. Madrid: Caparrós.
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familiares. Buenos Aires: Tres Haches.
Kerman, B., Lutz, F., Ugarte, M. y García, A. (1998). Nuevas ciencias de la
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Kertész R., Kertész, A. y Atalaya, C.I. (1997). Análisis transaccional inte-
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Pichón Riviere, E. (1985). El proceso grupal. Del psicoanálisis a la psicología
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Vinogradov, S. y Yalom, I.D. (1996). Guía breve de psicoterapia de grupo.
Barcelona: Paidós.
148
Capítulo 7
Psicoterapia integrativa desde
el paradigma PNIE, multidimensional
y sistémico
Margarita Dubourdieu
La psico-neuro-inmuno-endocrinología (PNIE),
la plasticidad y visión sistémica
Al analizar cualquier fenómeno, siempre se parte de un marco re-
ferencial que condiciona la comprensión del mismo. En la década del
60, Solomon y Moos (1964) estudiaron el impacto de las emociones
en la inflamación y el sistema inmune en general. Posteriormente, entre
otros investigadores, Robert Ader demostró en 1973 cómo las creencias
y las emociones impactaban en el sistema inmune y acuñó el término
«psico-neuro-inmunología» (PNIE).
La PNIE otorga un sustento científico, habiéndose demostrado la
existencia de receptores de un sistema para mensajes que provienen
de los otros sistemas: en las células del sistema inmunitario existen
receptores para mensajes del sistema nervioso y sistema endocrino. Lo
mismo ocurre a nivel del sistema endocrino y del sistema nervioso en
relación con los otros sistemas.
Los sistemas psicológico, nervioso (SN), endócrino (SE) e inmune
(SI) se intermodulan entre sí y funcionan bajo el influjo del entorno,
físico y socioambiental. Cualquier cambio en uno de los sistemas reper-
cutirá en toda la red PNIE. Es así que la PNIE basada en este sustento
científico y en paradigmas integrativos como el paradigma de la com-
plejidad, teoría general de los sistemas, teoría del caos y teoría del estrés
y de procesos de alostasis, aporta una nueva mirada holística no solo
del proceso salud enfermedad, sino del ser humano y la vida en general.
149
Margarita Dubardieu
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Capítulo 7
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Margarita Dubardieu
• cualidad
• intensidad
• duración
• cronicidad.
152
Capítulo 7
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Margarita Dubardieu
Integración en psicoterapia:
el modelo de la psicoterapia integrativa PNIE
En esta intermodulación dinámica biocognitiva, psicoemocional,
sociocultural, físico-ambiental y espiritual desde la psicoterapia Inte-
grativa PNIE desarrollada por el área de psicoterapia de la Federación
Latinoamericana PNIE, se distinguen cinco dimensiones (Dubourdieu,
2008):
154
Capítulo 7
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Margarita Dubardieu
156
Capítulo 7
157
Margarita Dubardieu
Referencias
Abraham, W.C. y Bear, M.F. (1996). Metaplasticity: the plasticity of synaptic
plasticity. Trends in neurosciences, 19(4), 126-130.
Damasio, A. (1999). El error de Descartes: la razón de las emociones.
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Dubourdieu, M. (2008, 3ra. ed. 2014). Psicoterapia Integrativa PNIE. In-
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McEwen, B.S. (1998). Stress, adaptation, and disease: Allostasis and allosta-
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Solomon, G.F., y Moos, R.H. (1964). Emotions, immunity, and disease: a
speculative theoretical integration. Archives of General Psychiatry,
11(6), 657-674.
158
Capítulo 7
159
3º parte
Adicción a las drogas
y problemáticas infanto-juveniles
Capítulo 8
El niño y el duelo.
Una intervención estratégica en
la ecología de las relaciones
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Rodrigo Mardones
164
Capítulo 8
Aspectos contextuales
El ocultamiento de la muerte
En los años 90, Juan Pablo II se refirió a la cultura actual como una
«cultura de la muerte». Advertía de los procedimientos médicos para el
aborto, la eutanasia, la falta de solidaridad y otros tantos aspectos que
explotan al hombre. Sin embargo, en su misma encíclica llamada Evan-
gelium Vitae (1995), advirtió un proceso de ocultamiento de la muerte
y el sufrimiento. Los países que hemos instalado más radicalmente la
economía de libre mercado, generando una cultura de consumo voraz,
hemos avanzado en este proceso de ocultar la muerte. Basta con mirar
nuestros cementerios, cada vez más similares a parques en los que se
podría pasear e incluso hacer picnic. Se refirió también Juan Pablo II a la
cultura actual como «analgésica», es decir, que busca permanentemente
el placer por el placer y huye del dolor como una experiencia sin sentido.
La otra cara de esta moneda es el culto a la eterna juventud, al
adulto joven, exitoso, tonificado, con muchos artefactos para exhibir,
que tiene poder de consumo y que está permanentemente alegre. Son las
imágenes que están puestas en las pantallas de televisión, redes socia-
les, etc. Por el contrario, envejecer, enfermar, el moribundo, se han ido
constituyendo en íconos que causan malestar. No queremos envejecer,
enfermar, morir. La muerte, la enfermedad y el dolor se experimentan
como un sin sentido y como algo ajeno a la vida.
Secularismo y desritualización
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Rodrigo Mardones
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Capítulo 8
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Rodrigo Mardones
El duelo infantil
Todos inevitablemente operamos a partir del «a priori», desde
que nos levantamos en la mañana y enfrentamos la calle, hasta cuando
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Capítulo 8
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Rodrigo Mardones
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Capítulo 8
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Rodrigo Mardones
Por otro lado, suele darse que en la reorganización del núcleo fami-
liar, ahora sin uno de sus miembros, el padre vivo puede verse obligado
a iniciar actividades en el mundo laboral, o bien, aumentar las horas
de trabajo para asegurar el sustento. En este caso, debe tenerse especial
cuidado con la parentalización de los hijos mayores, observar el grado
de soledad al que los niños se exponen y atender a los problemas de
adaptación que pueden experimentar con la nueva organización familiar.
En estos casos, el trabajo terapéutico lo he desarrollado derivando
a los adultos cuidadores que presentan duelo complicado para su tra-
tamiento clínico y tratando de generar sesiones en que la familia logre
una organización que ponga a salvo el bienestar del niño, ayudándoles
a organizarse, previendo en este punto espacios de encuentro familiar
al que todos se comprometan a asistir. Por ejemplo, que se acuerden
horarios de comida juntos, actividades de esparcimiento en días u
horas festivas, rituales familiares como rezar antes de dormir o bien
desayunar juntos.
En el caso de Alicia, la madre se vio en la obligación de iniciarse en
el mundo laboral. Ella hasta la fecha cumplía labores de dueña de casa
y con dedicación exclusiva a la crianza. La niña tenía edad suficiente
para comprender que la madre debía trabajar, sin embargo, la extra-
ñaba. Ambas acordaron horarios para hacer tareas, comer, ver alguna
película y asistir juntas a misa los domingos.
Recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo, como
última tarea señalada por Worden, era una tarea resuelta por Alicia.
Ella describía a su padre como un ángel que le cuidaba. El vínculo con
él no estuvo en riesgo, a pesar de su confusión y enojo por la infor-
mación distorsionada acerca de su muerte. Alicia señalaba que eso la
consolaba y le permitía sentirse acompañada y confiada. Relataba que
el papá estaba con Dios, que desde ahí la cuidaba y que en ocasiones
ella le hablaba y le pedía que las cuidara.
En todos los niños que he atendido por la problemática de duelo,
la recolocación emocional del difunto ha sido una tarea que se cumple
tempranamente. Sin embargo, no significa que el duelo se haya resuelto
satisfactoriamente. Es importante atender a los aspectos ya señalados.
En el trabajo con su profesora, valoré su preocupación por crear un
ambiente protector para Alicia, pero también le expuse las condiciones
necesarias para que la niña lograra resolver su duelo. Se le explicó que
la evitación como estrategia de abordaje suele complicar más el proceso
y, usando la metáfora de la herida que necesita limpiarse, le indiqué que
el llanto permitía lavar la herida de la pérdida.
172
Capítulo 8
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Rodrigo Mardones
Consideraciones finales
El proceso de terapia duró diez sesiones, desde la primera entrevista
con la madre hasta que se cerró con el ritual.
La madre simultáneamente inició tratamiento por duelo en una
institución de salud pública, lo que indirectamente colaboró con el
tratamiento de Alicia.
Indudablemente, mi condición de varón y de una edad similar a
la del padre colaboró en el proceso terapéutico. Es inevitable que este
campo de influencias interfiera en el proceso, por esta razón decidí
utilizar este factor en favor de la niña.
Finalmente, cabe señalar que el proceso terapéutico, en general,
presentó para mí una carga emotiva significativa. Sin embargo, la evi-
dencia de los avances resultó estimulante.
Referencias
Benedicto XVI (2012). Discurso en la audiencia concedida a la Asamblea
General de la Conferencia Episcopal Italiana. Vaticano.
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Capítulo 8
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Capítulo 9
El árbol de la vida de la terapia
narrativa como intervención con
jóvenes que se cortan la piel
Marta Campillo R.
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Marta Campillo
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Capítulo 9
La externalización
White y Epston (1990) plantean en su libro Medios narrativos para
fines terapéuticos que: «La externalización es un abordaje terapéutico
que insta a las personas a cosificar y a veces, a personificar, los proble-
mas que las oprimen. En este proceso, el problema se convierte en una
entidad separada, externa, por tanto a la persona o a la relación a la que
se atribuía» (p. 53). Además, los autores mencionan los beneficios de la
externalización al separar a la persona del problema, dándole libertad,
librándola de las limitaciones que le impone el mismo. Esa separación
se logra con una manera de preguntar en donde el problema se pone
fuera, como si se tratara de una entidad aparte, de manera externalizada;
separando a la identidad del consultante de la historia saturada, crean-
do un espacio metafórico, que evoca una manera diferente de pensar
acerca de la experiencia vivida. Se genera un pensamiento reflexivo
que pone frente a la persona su experiencia vivida y la conecta con
lo que valora en su vida y la sitúa, despegada de eso, para que pueda
identificar diferencias, apreciar cambios y explicar por qué esa nueva
información es importante para su vida.
Cuando la persona cuenta su experiencia con un problema, ese
relato tiene una lógica, un punto de vista, una manera de ser articu-
lado, y eso encapsula o hace que sea refractario a otras ideas que se
opongan a esa visión. Bateson (1973) plantea algunas ideas desde la
teoría cibernética que ofrecen elementos para lo que sucede, a esto le
llama una «explicación negativa». Así menciona que «las restricciones
de las que depende la explicación cibernética, pueden considerarse en
todos los casos factores que determinan desigualdad de probabilidad».
Llevado esto a las interacciones familiares o a la conducta, estas están
en relación con esas restricciones.
Las restricciones se conforman por las creencias, las expectativas,
los aprendizajes culturales, las posiciones de género o de clase, todas
aquellas premisas que conforman una manera de ver el mundo, y eso
crea un sistema de reglas con las cuales se valora la realidad de la ex-
periencia vivida. Cuando se presenta algo diferente, puede ser que las
179
Marta Campillo
reglas con las que hacemos distinciones nos limiten para no verlo o
aceptarlo. Así, los acontecimientos extraordinarios pueden pasar des-
apercibidos o no tener el peso necesario para cambiar lo que hacemos
en cuanto al problema.
Michael White (1994) menciona: «La red de supuestos nos da un
mapa, es decir, el contexto que permite recibir nueva información que
le da sentido a lo percibido» (p. 70). Retomando estas ideas, podemos
plantear que la historia saturada por el problema conforma una ex-
plicación negativa, y puesto que tenemos un autodiálogo con el que
organizamos la experiencia vivida y ese devenir del problema y sus
consecuencias, en el que operan las restricciones para valorar o consi-
derar otros elementos como son los acontecimientos extraordinarios.
La externalización permite romper con la explicación negativa,
puesto que al separar a la persona del problema, opera otra lógica que
no tiene las mismas restricciones. Las preguntas de la terapia narrativa
(White, 2007), organizadas en niveles del mapa 1 y 2, por ejemplo, al
hacer las preguntas y pedirle a la persona que considere y tome una
posición con respecto a lo que vive, al preguntarle ¿cómo es el miedo
un problema para ti?, o ¿es el miedo un problema que quieres conservar
o cambiar?, pedimos a la persona que tome una decisión y una postura
personal de lo que desea. Cuando se identifica un acontecimiento ex-
traordinario, le pedimos que evalúe las diferencias que hace lograr algo
y le pedimos que justifique la importancia que ese descubrimiento tiene
para ella o él. Así, la externalización comienza a crear un autodiálogo
en el que se incluyen otras reglas, en el que se consideran otras expe-
riencias vividas, que ahora serán incorporadas y que cambian el mapa
y las restricciones iniciales, y así a la historia saturada.
La conversación externalizante es la revisión de la posición de la
persona con respecto al problema y cómo en las interacciones se ha
generado una historia saturada por el problema. La externalización es
el modo de situar el problema fuera de la persona, volviéndolo como
una cosa, lo cual crea un espacio metafórico entre el problema y la
experiencia de la persona para que pueda examinar sus efectos y re-
nunciar a su influencia, al plantear cómo choca con lo que la persona
considera preciado.
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LO POSIBLE DE CONOCER
5. Preguntas acerca de planes futuros de acción
¿Cómo es que el amor por tu familia va a inspirarte para dar los si-
guientes pasos?
4. Preguntas para formar relaciones entre este valor/concepto y la
manera en como la persona vive su vida
¿Qué diferencia hace el reconocer que el amor por su familia le ins-
pira a seguir adelante?
3. Preguntas para historizar este valor/concepto de vida implícito
¿Me podría contar una historia en la que se exprese este amor por su
familia?
2. Preguntas acerca de los valores/conceptos de la vida
implícitos en estas acciones
¿Cómo le llamarías a esa parte de ti que te recordó acerca del
compromiso y la responsabilidad con tu familia?
1. Preguntas acerca de aquello que inspira la acción
¿Qué fue lo que te inspiró a continuar y a no
escuchar a la ansiedad?
LO CONOCIDO Y FAMILIAR
El árbol de la vida
Durante la intervención del árbol de la vida se despliegan los dife-
rentes componentes de la terapia narrativa utilizando la metáfora de tu
propio árbol; en cada parte del cual se representa la historia de vida y la
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Capítulo 9
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Preguntas para las raí- ¿Qué diría uno tus ancestros, si escuchara de ti, lo que apren-
ces (ancestros) diste de él?
¿Qué veían en ti tus ancestros cuando te veían con ojos amo-
rosos?
Compártenos una historia de cómo aprendiste esa habilidad o
valor de tus ancestros.
¿Cómo ha sido para ti el escucharte recordar tu historia y a
tus seres queridos y lo que aprendiste de ellos/as?
Compártenos una historia de cómo eso que aprendiste de tus
ancestros ha hecho una diferencia para tu vida.
Preguntas para la tierra Compártenos una historia de cómo vivir en ese lugar te ha
(lugar de origen/dónde hecho valorar el ser de ahí.
vives) ¿Qué dirías que aporta a tu manera de ver la vida el ser de un
lugar así?
¿Qué diferencia ha hecho el venir de un lugar con ese tipo de
relaciones con las personas?
¿Cómo crecer con esa visión del mundo ha hecho que guíes tu
vida de la manera como lo haces?
Si pudieras nombrar qué es lo más importante de venir o de
vivir en ese lugar, ¿qué dirías?
Preguntas del tronco En lo que te gusta hacer, ¿qué habilidades has demostrado?
(habilidades/conoci- Saber hacer eso, ¿qué dice de ti como persona?
mientos) Cuéntanos una historia acerca de eso que aprendiste. ¿Qué es
lo que más disfrutas de hacer eso?
De lo que haces y te agrada, ¿qué ven en ti las personas que te
ven hacerlo?
¿Qué te pareció divertido de aprender a hacer
eso________________?
¿Me podrías contar una historia de con quién aprendiste a
hacer eso que te gusta?
¿Qué veía en ti esa persona, que la inspiró a enseñarte a hacer
eso que aprendiste?
¿Qué has descubierto que te gusta de ti cuando disfrutas
hacer eso que aprendiste?
Preguntas de las ramas ¿Me podrías contar algunos de tus sueños, de lo que deseas
(sueños) para ti?
¿Cómo se relacionará eso que deseas/esperas con el venir a
este taller?
Cuando te imaginas el futuro, ¿qué te ves haciendo y cómo
esto es parte de tus sueños, deseos, esperanzas?
¿Cómo aprendiste a que ese sueño era algo importante para ti?
¿Qué diferencia hace y hará para tu vida alcanzar tus sueños,
metas, esperanzas?
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Capítulo 9
Preguntas para las hojas ¿Qué ven en ti las personas que son parte de tu vida, que les
(personas importantes) gusta y los inspira a que te demuestren su aprecio?
¿Cómo te imaginas que ha sido para ellas tenerte como (hijo,
amigo, etc.) y parte de su vida?
¿Qué has valorado de la relación con ellos que se han conver-
tido en personas importantes de tu vida?
¿Qué valoran ellos de ti para que seas importante en sus vidas?
Me pregunto, ¿qué les gusta de ti a las personas (familiares, ami-
gos, maestros, etc.) cuando actúas inspirado por tus sueños?
¿Qué crees que aprecian de la relación contigo cuando actúas
inspirado por aquello a lo que tú le das valor?
Preguntas para los De los regalos recibidos (amor, amistad, apoyo, compañía,
frutos risas) de las personas, ¿qué te ha enseñado de ti, el que tú
(regalos recibidos) puedas apreciar su amor amistad o compañía?
¿Qué crees que apreciaron/valoraron de ti esas personas, que
los movió a que fueras parte de su vida?
¿Qué es importante para ti de esas relaciones que has podido
dar amistad, amor, cuidado?
¿Qué diferencia hace para tu vida el saber que hay personas para
las que tú eres importante y pueden darte amor, cuidado o apoyo?
Ahora que te das cuenta de que tu árbol está lleno de frutos,
¿qué dice acerca de ti, de lo que eres, de lo que sabes de ti
mismo, que antes no conocías?
Preguntas para las ¿Qué habilidades han utilizado en tiempos difíciles?
tormentas de la vida ¿Qué diferencia ha hecho para su vida el tener esa habilidad?
(grupal) ¿Cómo el reconocer que han podido emplear esa habili-
dad______________ ha hecho una diferencia en lo que Uds.
saben que pueden lograr para ir más allá del problema?
¿Nos podrían compartir una historia de cómo han empleado
esa habilidad que les ha ayudado en tiempos difíciles?
Si hiciéramos una lista de todas las habilidades y conocimien-
tos que hemos puesto en práctica en tiempos difíciles, ¿cuáles
pondrían?
¿Qué cosas sabes de Uds. ahora que reconocen todas esas ha-
bilidades usadas en tiempos difíciles que antes no conocían?
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Capítulo 9
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Referencias
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Capítulo 9
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Capítulo 10
Terapia narrativa en un adolescente
con intento suicida
Introducción
La resiliencia inmersa en la narratividad del contar y recontar las
experiencias vividas, en función del bienestar relacional del consultan-
te, permite una expresión clara, franca y aceptable sin connotaciones
calificativas infames, promoviendo una apertura nítida al renacer de la
vida, con experiencias y transformaciones vislumbradas hacia un futuro
comprometedor triunfante.
Para Tarragona (2006), la terapia narrativa se describe como un
proceso de reescribir las historias que constituyen la propia identidad.
White (2004) llama a las conversaciones terapéuticas «conversaciones
de re-autoría», las que giran alrededor de dos tipos de preguntas, las pre-
guntas sobre la acción y las preguntas sobre el significado de la acción.
La terapia narrativa explora los propósitos, valores, sueños, anhe-
los, esperanzas y compromisos de los consultantes (White, 2004), de tal
forma que a partir de ese procedimiento se logra posteriormente identi-
ficar un acontecimiento excepcional, pudiendo hacer muchas preguntas
sobre qué hizo el consultante para hacer eso o dar ese paso, o cómo
se preparó para actuar de esa manera, siendo todas esas preguntas del
«panorama de la acción» (Russell y Carey, 2004; White y Epston, 1989).
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Sesión uno:
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sus protectores como si estuviera listo para pelear, porque siente que
constantemente lo están desafiando en la mayoría de los lugares donde
generalmente se encuentra, «es mucha mala onda de toda esa gente, lo
único que buscan es tratar de que no esté bien», respondiéndole seguro
que sí, entonces es estar preparado todo el tiempo en caso de que alguien
intente atacarle sin aviso.
«Y, dime, ¿cómo te gusta que te llamen? ¿Tienes algún apodo o te
llaman por tu nombre?», «me llamo Adrián, y es así como todos me
llaman». Elogiándolo se hace énfasis en reconocer ¡qué lindo nombre!,
me hace pensar que es un nombre muy imponente, que denota fuerza y
coraje, preguntándole ulteriormente si la opinión afirmada la considera
así o piensa que es de otra manera, respondiendo Adrián que «nunca
me había puesto a pensar en el significado de mi nombre, pero me haces
recordar a que mi abuelo le decía a mi mamá, porque yo tenía físico
y miraba de frente, que soy una persona fuerte, y que cuando no haya
nadie yo me encargaré de ella, la protegeré y el que yo esté hará que
se sienta muy segura y tranquila», afirmado su comentario al decirle
¡eres una bendición, Adrián, qué capo, así que tienes mucha historia
que vivir y además un mandato que cumplir!
Consultándole posteriormente con la finalidad de generar más
confianza si se le puede llamar Adri, respondiendo a ello afirmativamen-
te. Se prosiguió preguntándole cuáles son sus gustos, sus miedos, sus
preferencias personales y lo que menos le gusta hacer y tener, a lo cual
Adrián responde que entre las cosas que le gusta hacer se encuentra, en
primer lugar, el tae kwon do, luego la computación y posteriormente
la poesía, pero que si tuviera que elegir una de ellas se quedaría con el
tae kwon do, ya que es un arte y que el profundizarse implica existir
a partir de una filosofía de vida basada en el orden, en el respeto y la
disciplina, lo cual va formándolo como una persona equilibrada y disci-
plinada. Es entonces que se aprovecha lo del tae kwon do para generar
una sintonía con él, comentándole que coincidentemente su terapeuta
también practicó ese arte, ayudándole mucho en su formación personal,
aseverando que es un verdadero placer el poder compartir el gusto por
esa disciplina con alguien como él, que ama lo que hace.
Adrián asevera que entre los miedos que presenta se encuentra,
en primer lugar, el sufrir un rapto por alienígenas, luego que pue-
dan hacerles daño a su mamá y a su hermana, como golpearlas o
asaltarlas, por eso es que aunque muestre un comportamiento hostil
hacia ellas, todo el tiempo está pendiente y preocupado, ya que las
considera unos tesoros en su vida.
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Sesión dos:
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Sesión tres:
Conclusiones
En el tópico «yo tengo», Adrián reconoce que posee inicialmente
sus vínculos familiares fortalecidos, ya que al darse cuenta de que ellos
no quisieron en ningún momento lastimarlo es que se permite pensar de
otra manera, afirmando que a quienes se debe es a ellos y por sobre todo
a Dios y a sí mismo. Ulteriormente asevera que posee mucha fortaleza,
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Capítulo 10
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otra expectativa y poder conocer otros lugares dentro del país donde
es becado.
Asevera también que podrá optar posteriormente a una beca, por
pertenecer al equipo profesional de tae kwon do, en una universidad
reconocida en el estado de Michigan donde actualmente radica.
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White, M. y Epston, D. (1989). Literate means to therapeutic ends. Ade-
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Capítulo 11
Familia y estrés académico
en adolescentes
Felipe E. García
Introducción
Tras enfermar su perro, el hombre decidió llevarlo al veterinario.
El médico le señaló que la única forma de salvar su vida era obligarlo
a tomar una medicina todos los días y durante una semana, sin ex-
cepción. Al llegar a casa, el hombre afirmó la cabeza del animal bajo
su brazo y con la mano libre lo forzó a abrir la mandíbula, entonces
introdujo la cuchara con el jarabe. Al segundo día, nuevamente pilló
al perro desprevenido, afirmó la cabeza bajo el brazo y, a pesar de la
resistencia y los aullidos, nuevamente logró darle su medicina, y así el
tercer, el cuarto, el quinto y el sexto día; pero al séptimo día, en medio
del forcejeo, la medicina cayó al suelo y se desparramó. El hombre
soltó al perro y miró despavorido cómo se perdía la última dosis, pero
ante su asombro, el perro se acercó y comenzó a lamer el suelo hasta
consumir la última gota, ¡al perro le gustaba el jarabe!... al parecer, lo
que no le gustaba era la manera como pretendían dárselo.
Esta historia me recuerda un caso. El auxiliar del lugar donde tra-
bajaba se acercó a pedirme ayuda para su hijo, pues este, de solo diez
años, tenía un rendimiento muy insuficiente en el colegio. Trataban de
obligarlo a estudiar y a hacer sus tareas pero como no daba resultado,
habían restringido televisor, computador, móvil, jugar con los amigos, y
ya estaban pensando en limitar las actividades extraprogramáticas en el
mismo colegio si el niño no se comprometía con sus estudios. Sin embargo,
el niño seguía sin estudiar, lo que solo confirmaba a sus padres que no
estaban siendo lo suficientemente duros con él. Aquí surge la pregunta,
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Capítulo 11
podía dejarlo cuando quisiera. Pero un día su loro amaneció con una
tos ronca, seca y persistente. Preocupado, llevó a su mascota al vete-
rinario, quien, al terminar la evaluación, se acercó al viejo y le dio su
veredicto: «La verdad es que su loro no tiene nada; es cierto que tiene
una tos ronca, seca y persistente, pero eso se debe a que es un animal
muy inteligente: lo que está haciendo es imitarlo a usted».
Al relatar esta última historia, también recuerdo la cantidad de
veces que he recibido a niños y jóvenes en mi consulta, cuando lo que
hacían era reflejar de algún modo situaciones que se vivían en el hogar:
problemas de comunicación, dificultades conyugales, estilos de crianza
inapropiados, expectativas poco razonables puestas sobre ellos, etc.,
situaciones que suelen manifestarse en inseguridad, desmotivación o
ansiedad en los mismos jóvenes frente a los desafíos de la vida. Y uno de
los desafíos más importantes que enfrentan los jóvenes es la necesidad
de demostrar su capacidad intelectual ante sí mismos, su familia y su
comunidad, la que muchas veces es medida (injustamente, a mi parecer)
por el rendimiento que obtienen frente a las exigencias académicas. De
estas exigencias, la necesidad de superar los exámenes de admisión para
entrar a una universidad tradicional, resulta especialmente relevante
para la mayoría de ellos.
Pero esta influencia no es siempre negativa, y ni siquiera es negativa
en la mayoría de los casos. La familia también puede ser un soporte
frente a estas exigencias, dando apoyo frente a las dificultades, aten-
diendo las necesidades afectivas de sus miembros, moderando muchas
veces las expectativas de los hijos, entregando alternativas válidas frente
a las distintas exigencias que enfrentan.
El propósito de este capítulo es realizar una revisión de diversos es-
tudios que recogen la influencia de la familia en el origen, mantenimiento
o reducción del estrés académico en adolescentes, así como proponer
algunas ideas de intervención que puedan ser útiles para los profesio-
nales cuando aborden dificultades similares a las que he expuesto.
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Capítulo 11
Conclusión
Ayudar a los jóvenes y sus familias a enfrentar la ansiedad despro-
porcionada de los hijos frente a los exámenes es todo un desafío que
implica trabajar tanto a nivel individual, parental o familiar. Si bien las
personas y familias actúan en ocasiones de forma que el problema se
mantiene, también son la principal fuente de recursos para enfrentar
estas situaciones de una manera distinta.
El clínico, por lo tanto, no solo debe aliviar la ansiedad a través de
reconocidas técnicas individuales de naturaleza directiva, como el en-
trenamiento en relajación o la reestructuración cognitiva, sino también
involucrar al contexto familiar que muchas veces colabora en mantener,
amplificar o aliviar el problema.
Referencias
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adolescentes. Diversitas, 1 (2), 183-194.
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Grandes dilemas del primer
encuentro: construyendo la relación
terapéutica en una visita involuntaria
por consumo de drogas
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Insoo Kim Berg (1994) señala que una de las mejores formas de
conseguir la colaboración y evitar la «resistencia» es usar los éxitos
del pasado y los éxitos del presente, situaciones funcionales para la
persona que denoten su responsabilidad por más pequeñas que sean
las acciones o insignificantes que parezcan; incluso por más familiares
que resulten para la persona. Esto nos va a permitir generar, directa o
indirectamente, una serie de elogios que van a mostrar nuestra confianza
en sus recursos y habilidades para ocuparse de los problemas. Además,
el elogio es una expresión de la ética que informa y orienta la práctica
centrada en soluciones.
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6. Asumir competencia
Hay que asumir que todas las personas, por más difícil que parezca
la situación, tienen competencias para el cambio. Cuentan con recursos
y habilidades que vienen usando. Este movimiento es el que termina
generando lo que conocemos como agencia personal o empoderamiento.
El empoderamiento del cliente es una actitud basada en la visión de
que las personas cuentan con las competencias necesarias para elegir
lo que es bueno para ellas. Empoderar al cliente no es lo mismo que
darle información basada en una normatividad o en discursos culturales
dominantes sobre cómo hay que vivir la vida. El empoderamiento es
una práctica que comienza con la creencia básica de la que la relación
terapéutica es colaborativa. El cliente participa y colabora en las decisio-
nes de todo el proceso porque tiene competencias y sabe qué es lo mejor
para él y su familia. Porque el cliente determina y negocia los objetivos
de la terapia y porque el terapeuta es capaz de elogiar todo lo bueno
que hay en la persona. Porque ponemos énfasis en las excepciones4 en
el diseño de la conversación. Porque es el propio cliente quien decide
cuándo dar por terminada la relación. Y sobre todo, porque se trata de
4
Una descripción del trabajo con excepciones en terapia breve centrada en
soluciones, la pueden encontrar en el capítulo doce del libro de García (2013).
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Capítulo 12
Renato: «Bueno».
Jorge: «Eso que me estás diciendo ahora tiene mucho
sentido para mí, en relación con algo que estoy recordando:
esos veintiún días en que te mantienes sobrio, ¿qué consideras
tú que es lo que te permite durante estos veintiún días man-
tenerte sobrio? Hoy has venido sobrio y tienes tres semanas
de sobriedad. ¿Qué es lo que te ha permitido en estas tres
semanas tener la voluntad de estar limpio?».
Renato: «Creo que va por un tema de responsabilidad,
por la atención que tengo que dar a mi hijo, porque ya está
creciendo y necesita mucho más atención, entonces yo necesito
estar bien, lúcido, para poder cubrir las expectativas que él
tiene o poder atender en las cosas que él necesita. Eso hace que
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Conclusión
Esta es una de las tantas formas particulares de abordar una con-
versación en situaciones de visita involuntaria. Dejarse guiar por las
expectativas de los clientes es lo más importante. Y quizás también:
5
It’s a matter of choice es el título original del trabajo que Steve de Shazer y Luc
Isebaert muestran como resultado de una investigación desarrollando terapia
grupal con personas que consumen alcohol de manera problemática, en el
Hospital de Brujas, en Bélgica, en el libro de Peter de Jong e Insoo Kim Berg
(2002). Traducción personal.
238
Capítulo 12
Referencias
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239
Capítulo 13
Miradas contemporáneas
sobre la pauta adicta
Introducción
La experiencia que como terapeutas tenemos acerca del tratamiento
de las adicciones nos muestra que nuestra percepción acerca de estos
casos es claramente de mayor reto comparado con la mayoría de otros
síntomas con los que nos encontramos en nuestra práctica clínica.
Desde el enganche terapéutico hasta el cierre del proceso, la percepción
que tenemos es estar siempre al filo del abismo; en cualquier momento
podemos resbalar, el proceso puede echarse a perder en cualquier fase
del tratamiento con total facilidad, el vínculo que construimos con el
consultante es más frágil de lo que pensamos, más inestable; la conver-
sación transcurre en la arena movediza, nada es estable ni seguro. Tal
vez por estas percepciones, el tema de las adicciones ha sido, es y será
un reto para la psicología; tal vez por esto muchos terapeutas prefie-
ren no atender estos casos y optan por remitirlos, agregando a esto la
frustración que nos hacen experimentar, la cual hiere nuestra vanidad
intelectual y profesional. Es importante decir que estas frustraciones no
solamente hablan de los adictos, sino también de nuestras incompeten-
cias para un abordaje más efectivo, lo que lleva a preguntarnos: ¿qué
no hemos entendido aún, que hace que estos casos sean tan enigmáticos
y retadores?, ¿cómo nuestras propias comprensiones nos ponen en un
laberinto sin salida?, ¿por qué las actuaciones terapéuticas, aún en muchas
instituciones, permiten el maltrato físico y psicológico?, ¿por qué esta
es una época en donde la tríada agresión-depresión-adicción se afinca
con tanta fuerza? Estas son preguntas que, además de interrogarse
por el adicto, interrogan a la psicología y a la cultura, es decir, parto
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Capítulo 13
Al concedérsele este estatus implica que todo sujeto que presente esta
problemática es susceptible de tratamiento y, de igual forma, pueden
implementarse medidas conducentes a evitar que se presente.
Esta concepción de la persona con problemas de adicción se com-
plementa con la planteada desde la logoterapia, que la considera como
un ser humano con posibilidad de cambio (Acevedo, 1985, citado por
Carvajal y otros, s.f.). Esto coincide con lo planteado por Valverde
(1996), quien afirma que con frecuencia se ha estudiado a los adictos
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continua evolución de conceptos, más que excluirse unos con otros, de-
berían complementarse. Podríamos retomar, sin embargo, los siguientes
momentos históricos planteados por este autor:
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• El tratamiento familiar.
• La sistematización de la prevención de las recaídas.
• El tratamiento de trastornos cognitivos a través de instrumentos
psicoeducacionales.
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Conclusiones
Las adicciones han sido leídas a través del tiempo desde diferentes
miradas, las cuales han procurado reducir el sufrimiento de las personas
y acercarnos a comprensiones que nos permitan abordar este fenómeno
de manera eficaz, tarea en la cual, por los datos que tenemos, hemos
fracasado rotundamente. La complejidad de la pauta adicta y del mundo
en que vivimos ha superado nuestros desarrollos en psicología; pasa-
mos por diferentes modelos, los cuales han redundado en narrativas
dominantes del discurso del déficit, de la carencia y la psicopatología,
centrándonos en los sujetos enfermos, en una mirada individualista e
intrapsíquica. Una comprensión desde la ecología de la acción, y ade-
más existencial de las adicciones, amplía nuestro foco, nuestra mirada,
permitiéndonos ver al sujeto en un contexto interaccional en donde
emerge y se mantienen las adicciones. Nos permite también hacer una
lectura del sujeto mucho más allá de verlo como un enfermo (mirada
psicopatológica), como un pecador (mirada moralista) o como un cri-
minal, delincuente (mirada legalista); es un sujeto que busca, que algo
necesita aunque no sepa qué es, pero que tiene una intensa necesidad
de sentido, que desafortunadamente en las drogas tiene la ilusión de
encontrarlo y se convierten estas en una opción maladaptativa. Ampliar
la mirada del fenómeno implica la creatividad del clínico, el cual desde
su práctica investigativa haga una compresión que reivindique al sujeto
biopsicosocioespiritual (noético).
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Capítulo 13
255
4º parte
Duelo y trauma en adultos
Capítulo 14
Duelo y respuestas psicosomáticas,
un ejemplo de intervención hipnótica
y estratégica
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Capítulo 14
Sesión 2: la hipnosis
Camila asiste a la segunda sesión con un evidente cambio en su
expresión facial, que lucía más relajado y alegre. Consultada sobre
los cambios positivos mínimos observados, me contó que había sido
capaz, por ejemplo, de responderle a su mamá cuando no estaba de
acuerdo con ella, lo que nunca hacía. Además, en la semana fue capaz
de hablar de su abuelita con una amiga y no se había puesto a llorar;
si bien admitía que igual había sido triste, esto ya no le preocupaba
tanto. Cabe señalar que anteriormente no le era posible hablar sobre su
abuelita, pues no se sentía capaz de hacerlo. Ahora dice darle lo mismo
si se pone a llorar o no.
No obstante estos avances, me señaló que la sensación de angustia
no había desaparecido y que no había logrado descubrir el mensaje de
su «subconsciente». Al conversar sobre esta angustia, en un momento
la describió como una «opresión en el pecho». Cuando le pregunta qué
forma tenía esa opresión en el pecho, la describió inmediatamente como
si hubiera una piedra alojada ahí.
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Sesión 3: el reencuadre
Nuevamente se observa a Camila con un buen semblante cuando
se inicia la sesión. Se ve sonriente y parece segura de sí misma. Señala
estar mucho mejor con su angustia. Ahora ya no siente esa opresión en
el pecho, «ahora es como una piedra chiquitita», me señala, atendiendo
a la metáfora empleada en la sesión anterior. Había observado durante
la semana una disminución de la tristeza y de la angustia; tampoco
siente culpa respecto a la muerte de su abuelita ni tanta pena cuando
habla de su muerte y de la muerte en general.
Sin embargo, señaló tener otro problema que la afectaba mucho y
que quería solucionar. Si bien, en general no es recomendable terminar
una terapia y continuar inmediatamente con otro motivo de consulta
en el mismo cliente, debido a que genera cierta dependencia hacia el
terapeuta y la posibilidad de que no se sienta capaz de afrontar por sí
misma los problemas de la vida, en este caso, debido a la rapidez de
los cambios observados, preferí escuchar y abordar el nuevo problema,
pues a mi entender no se habían consolidado aún aprendizajes sólidos
respecto a sí misma que fortalecieran su agencia personal. En otras pala-
bras, a la vez que se entraba a una fase de mantenimiento respecto a los
cambios ya producidos, intentaría que estas fortalezas las aprovechara
para enfrentar el nuevo problema. Me dispuse, entonces, a escucharla.
Comentó que desde la muerte de su abuela tenía problemas con la
comida y que esto no lo había podido superar como los otros proble-
mas. Me explicó que no es que no «deseara» comer, sino más bien que
no podía tragar la comida («se me cierra aquí», explica tomándose la
garganta), pues le daban náuseas y deseos de vomitar. Igual terminaba
comiendo, obligándose a hacerlo, pues sabía que no podía dejar de
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Sesión 5: la autohipnosis
Camila cuenta que la tarea fue muy difícil en un principio, pues
tendía a sentir náuseas cuando lo hacía, pero que en el transcurso de los
días el pensar esas frases no le producía ningún efecto. Incluso señala
que el día anterior, contrariando las indicaciones, empezó a escribir estas
frases mientras comía y que igual había podido almorzar sin problemas.
Cabe señalar que la transgresión de las indicaciones dadas en la
sesión anterior, al surgir más bien de ella, la ayudó a aumentar su sen-
timiento de autoeficacia al percibirse a sí misma como una persona que
tomaba sus propias decisiones respecto a su problema.
La felicité por sus cambios y por su compromiso con la terapia y
le señalé que todo lo logrado era gracias a ella misma, por tener un
rol activo en su recuperación y por saber escuchar los mensajes de su
subconsciente.
Con el fin de reforzar su independencia con relación a la terapia,
realicé una intervención que consistió en enseñarle una técnica de au-
tohipnosis para que pudiera usar por sí misma en caso de requerirlo.
Para más información sobre técnicas de autohipnosis, se sugiere leer a
Anwandter (2009).
Le expliqué por primera vez que las actividades realizadas en la
segunda y tercera sesión eran una forma de hipnosis y le aclaré que esta
no era lo que uno ve en la televisión, pues no existía en ella una real
pérdida de conciencia, más bien se trataba de una forma de comunicar
a la conciencia con el subconsciente a través de una «línea abierta, di-
recta, sin intermediarios» y, de ese modo, promover un cambio positivo.
Le aclaré además que la capacidad de aprovechar este estado no
dependía de las habilidades del terapeuta sino de la disposición del
cliente, pues es él quien se debe transformar en su propio terapeuta
y que, por lo tanto, ella podría hipnotizarse a sí misma utilizando la
técnica apropiada para ello. De ese modo, se facilitaría la comunicación
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explico que una recaída era esperable por lo rápido que ha avanzado.
Le pregunto «¿qué auto tiene más probabilidad de salirse de la pista,
uno que anda a toda la velocidad o uno que marcha a menor velocidad
de la permitida?».
También se le señala que si bien parece haber retrocedido en un
aspecto, quizás no había retrocedido en todo, lo que ella acepta, por lo
que le pido que me describa qué cambios no han sufrido un retroceso.
Me menciona:
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Conclusión
En el trabajo terapéutico con Camila, en el que se empleó un modelo
sistémico breve, con preeminencia de técnicas de la terapia estratégica
breve u de la hipnoterapia ericksoniana, se logró una remisión total
de los diversos malestares presentados por ella al inicio del proceso,
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Capítulo 14
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281
Capítulo 15
Duelo anticipado en cuidadores
informales de pacientes con
enfermedad de Alzheimer
283
Cindy Aponte
Enfermedad de Alzheimer
El alzhéimer es una enfermedad neurológica progresiva e irrever-
sible que afecta al cerebro, produciendo la muerte de las neuronas. A
medida que avanza la enfermedad, se van deteriorando las capacidades
cognitivas, entre ellas la capacidad para tomar decisiones y llevar a cabo
las tareas cotidianas, y pueden surgir modificaciones de la personalidad.
Actualmente no existe tratamiento, pero se pueden paliar los síntomas
y mejorar el cuidado y la calidad de vida del enfermo y de la familia
(Gonzáles et al., 2008).
Las personas diagnosticadas con la enfermedad de Alzheimer pue-
den haber sentido por algún tiempo que «algo no está bien». Puede que
se hayan vuelto más olvidadizas, que fácilmente se desorientan, tienen
lapsos inesperados en el juicio, o experimentan cambios inusuales de
humor y emociones. Estos pueden ser signos tempranos de demencia,
pero también pueden ser signos de depresión u otras afecciones trata-
bles. Además, algunas demencias son causadas por la deshidratación,
reacciones farmacológicas, hipotiroidismo, infección u otros problemas
físicos y pueden revertirse (Esandi y Canga-Armayor, 2011).
La progresión general de la enfermedad no afecta a todos de la mis-
ma manera, por lo que estos síntomas varían en gravedad y cronología
(Sandoval, 2013). Habrá fluctuaciones, incluso a diario, y superposición
de los síntomas. Algunas personas experimentan muchos síntomas, otras
solo unos pocos, pero el progreso general de la enfermedad es bastante
predecible. En promedio, las personas con alzhéimer viven de ocho a
diez años después del diagnóstico, pero esta enfermedad terminal puede
durar hasta por veinte años (Fernández y Ramos, 2005).
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Capítulo 15
Allegri et al. (2011) señalan que las etapas por las que pasa una
persona con esta patología son:
Etapa 1 (leve): los primeros síntomas que se ven tienden a ser menos
enérgicos y espontáneos. Aparecen pequeñas pérdidas de memoria y
cambios de humor, y son lentos para aprender y reaccionar. Las tareas
diarias se convierten en obstáculos y si la persona sigue trabajando
comienza a tener dificultades en cosas sencillas, lo cual lo irrita y hace
que se aleje de las personas con las que trabaja para evitar ser juzgada.
Etapa 2 (moderada): la persona puede realizar tareas simples in-
dependientemente, pero para tareas más complicadas necesita ayuda.
Comienza a olvidar acontecimientos recientes, al igual que cosas que
pasaron en su vida, la desorientación al igual que el desconectarse con la
realidad es cada vez más frecuente y las memorias de un pasado lejano
pueden ser confusas con el presente, ellos pueden tener problemas para
reconocer personas conocidas.
Etapa 3 (grave): la gente puede perder la capacidad total de sus
facultades físicas y mentales, le es imposible alimentarse a sí misma,
hablar, reconocer personas y el control de las funciones corporales. Su
memoria se agrava y puede llegar a ser casi inexistente. La atención
constante es típicamente necesaria. En un estado físico debilitado, el
paciente puede llegar a ser vulnerable a otras enfermedades y problemas
respiratorios, sobre todo cuando tiene que estar confinado a la cama.
Estas tres etapas no tienen una secuencia determinada, por lo menos
la primera fase puede pasar desapercibida y recién ser diagnosticada
cuando la persona ya está en una etapa intermedia, y en el peor de los
casos en una etapa grave. Las personas de la tercera edad deberían
tener controles mensuales y semestrales para llevar una vida adecuada
y poder identificar los pequeños cambios que se producen en su salud.
Duelo anticipado
El concepto de duelo anticipado fue definido durante la Segunda
Guerra Mundial, cuando Lindemann (1944) llevó a cabo un estudio
en donde analizaba las reacciones de las mujeres que esperaban a sus
maridos que habían partido a la guerra. Ellas se sentían tan preocupadas
por la posible muerte de sus esposos, que comenzaban a experimentar
mucho dolor y pena. Las reacciones se manifestaban con depresión,
preocupación excesiva, imaginando la muerte del marido y los cambios
que iban a suceder en su vida si esto pasaba.
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Capítulo 15
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Cuidador informal
El cuidador informal es la persona, o el conjunto de personas, que
dedican una parte importante del día al cuidado de sujetos con depen-
dencias o discapacidades permanentes. El cuidado será más o menos
prolongado dependiendo de la persona y sus circunstancias (Achury,
Castaño, Gómez y Guevara, 2011). Lo que resulta evidente es que por
un tiempo habrá que reorganizar la vida familiar para adaptarse a la
nueva situación (Cerquera, Granados y Buitrago, 2012).
Los patrones culturales tradicionales llevan a que sean las mujeres
las que cumplen el papel de proveedora principal de atención y cuidado
a las personas dependientes (niños, ancianos y familiares impedidos).
Sumado a que las expectativas actuales de autosuficiencia de las familias
(alta hospitalaria precoz en muchos procesos, desinstitucionalización de
la enfermedad mental, conveniencia de mantener en su medio a ancianos,
enfermos terminales y personas discapacitadas) siguen reforzando esta
asignación desigual para hombres y mujeres (Castro y Reyes, 2012).
Además, las propias cuidadoras consideran su tarea como un deber
moral y en muchos casos lo realizan por iniciativa propia. Muchas per-
sonas que cuidan se sienten satisfechas con su labor y piensan que eso
las dignifica (García, 2010). No obstante, un gran número de mujeres
reconoce que no tiene otra alternativa y que esta actividad repercute
negativamente en su calidad de vida (Pérez y Llibre, 2010). Este cam-
bio de valores tiene que ver con la emergencia de nuevas demandas
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Capítulo 15
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Propuesta de intervención
La propuesta que se hace a los terapeutas para una intervención
hacia los cuidadores informales de personas con alzhéimer con duelo
anticipado ofrecerá una guía que les ayudará a mejorar la calidad de
vida y, sobre todo, herramientas necesarias para que puedan continuar
con sus vidas.
Experimentar un duelo anticipado puede ofrecer de cierta forma
aspectos «positivos» frente a la enfermedad terminal del familiar con
alzhéimer (Toscano, Cuadrado y Ruiz, 2010). De todos modos, la persona
que es cuidador informal podría acceder a un tratamiento psicológico
para que este duelo no se convierta en patológico y enfermizo.
Lo que proponemos es:
a) Consulte a los médicos. Lo mejor que se puede hacer para poder
llevar de la mejor manera la enfermedad de Alzheimer de un familiar
es pedirle al médico que responda todas las dudas que tenga sobre la
enfermedad, el proceso y sobre cómo controlar todas las molestias
derivadas de la misma, los cuidados que se debe tener con la persona,
qué atención se le debe dar para que su calidad de vida sea mejor. Es
importante que el cuidador informal se alimente bien, haga ejercicio,
descanse, no se automedique (Joffre, 2010; Toscano, 2010; Espinoza,
Jofré y Sanhueza, 2012; Martínez, Ramos, Robles, Martínez y Figue-
roa, 2013).
b) Vivir el presente. La persona con la enfermedad de Alzheimer
necesita una atención constate, por lo que los momentos de lucidez y
alegría que esta tenga deben ser valorados por aquellos que la rodean,
y cada momento será valioso al momento de enfrentar la partida de
cada una de sus facultades y en especial cuando haya fallecido (Gómez,
2007; Martínez, Gil, Serrano y Ramos, 2009; Pérez, 2015).
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• Perdóname-te perdono
• Gracias
• Te amo
• Adiós
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Conclusiones
La enfermedad de Alzheimer representa vivir un duelo anticipado
para quien la padece y para su cuidador principal; la persona va mu-
riendo antes de morir, enseñándonos con su implacable presencia lo que
es la pérdida, una pérdida lenta, agobiante y cruel que va deteriorando
al enfermo, llevándose poco a poco todas y cada una de sus habilida-
des físicas y mentales. Por otro lado, el cuidador informal ve cómo su
familiar se va perdiendo y deja de ser la persona que una vez fue.
293
Cindy Aponte
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297
Capítulo 16
La novela del trauma.
Abordaje estratégico breve de las
experiencias vitales críticas
Dora
Dora es una mujer de casi sesenta años; casada y con tres hijos, llega
a la consulta acompañada de uno de ellos. Antes de comentar el motivo
de su visita se puede intuir, por sus gestos y el tono de su voz, que es la
portadora de un profundo malestar y de una gran tristeza. Sobreviviente
de dos accidentes de carretera casi fatales y de un cáncer que requirió de
una complicada cirugía, va directo al grano en cuanto puede:
Hace casi tres décadas, Dora, su esposo y sus dos hijos mayores
(un bebé de meses y un niño de edad preescolar) realizaban un viaje
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Capítulo 16
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311
Capítulo 17
Los beneficios de la hipnoterapia
en pacientes con cáncer de mama
Arnoldo Téllez
Teresa Sánchez
Leticia Jaime
Introducción
La calidad de vida relacionada a la salud (CVRS) se refiere al grado
de bienestar de las personas que padecen alguna enfermedad determi-
nada, generalmente crónica, la cual se ve afectada por las consecuencias
debilitantes de la enfermedad misma o del tratamiento médico. Por lo
tanto, la CVRS se puede definir como un estado subjetivo y multidi-
mensional que abarca el funcionamiento físico, ocupacional, emocional,
social y cognitivo, además de la autopercepción de vitalidad, dolor,
sexualidad y espiritualidad (Osoba, 2011). Cuando la enfermedad o
el tratamiento médico para esa enfermedad afectan significativamente
alguna(s) de las anteriores áreas, es necesario implementar estrategias
terapéuticas para ayudar al paciente a aliviar los síntomas de su pade-
cimiento, recuperar la salud y mejorar su calidad de vida.
La CVRS se ve afectada especialmente en las personas que sufren
enfermedades crónicas, y el cáncer es una de ellas. La prevalencia de
cáncer se ha incrementado dramáticamente en los últimos años; según
la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2014), cada minuto se
diagnostican dos nuevos pacientes de cáncer de mama. El cáncer de
mama representa 521.000 muertes al año y se estima que para el año
2025, podría ser responsable de 1, 9 millones de muertes anuales en
todo el mundo.
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Arnoldo Téllez, Teresa Sánchez y Leticia Jaime
314
Capítulo 17
Biopsia de mama
Las intervenciones psicosociales se pueden aplicar desde el mo-
mento en que se inicia el proceso de diagnóstico de cáncer de mama.
En la actualidad, el diagnóstico de lesiones con sospecha de malig-
nidad son obtenidos usando métodos de invasión mínima, tales como la
biopsia esterotáxica y biopsia guiada con ultrasonido (Gutwein et al.,
2011), no obstante, la preocupación por los procedimientos persiste y
está relacionada al dolor, al malestar físico, al distrés emocional y a la
incertidumbre ante un posible diagnóstico de cáncer (Brett, Bankhead,
Henderson, Watson y Austoker, 2005; Miller et al., 2014).
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Arnoldo Téllez, Teresa Sánchez y Leticia Jaime
Fatiga
La fatiga relacionada al cáncer (CRF, por sus singlas en inglés) se
refiere a una debilidad intensa que con mucha frecuencia acompaña al
diagnóstico, tratamiento y en el 20% de las pacientes continúa mucho
tiempo después de terminar el tratamiento (Servaes, Van der Werf,
Princs, Verhagen y Bleijenberg, 2000). El CRF es una condición de
energía disminuida y una necesidad muy intensa de descansar, que no
se relaciona con la actividad realizada previamente y que no se revierte
con el descanso, además, se acompaña de una concentración disminuida
y somnolencia diurna. Todo lo anterior puede llevar a una disminución
en la calidad del sueño, en el funcionamiento social, físico y cognitivo,
afectando las actividades laborales y de la vida diaria (Mitchell, 2010).
316
Capítulo 17
Bochornos
El bochorno o sofoco es una sensación espontánea de calor en la
cara, cuello, parte superior del pecho y con frecuencia está asociada a
palpitaciones, sudoración y ansiedad, sensaciones que reducen la calidad
de vida de la paciente, ya que afecta su actividad diaria y su calidad de
sueño (Williams, Levine, Kalilani, Lewis y Clark, 2009). Las mujeres
con cáncer de mama tienen alto riesgo de presentar bochornos debido
a los efectos de los tratamientos sobre los niveles de estrógeno y a la
ansiedad que presentan durante el día (Guimond et al., 2015).
Elkins et al. (2008) encontraron que intervenciones con hipnosis
que incluyen sugestiones de frescura, donde se pide a las pacientes que
imaginen que están enfrente a un aparato de aire acondicionado o en
la nieve, reduce significativamente la frecuencia e intensidad de los
bochornos, además de mejorar la depresión, la ansiedad y el sueño.
Náuseas y vómito
La náusea y el vómito son síntomas comunes en los pacientes con
cáncer, afectando al 50% de ellos en alguna etapa de la enfermedad,
aun y cuando reciban tratamiento antiemético (Kumar, 2012). Cuando
la náusea y vómito se presentan después de la aplicación de la quimiote-
rapia, se conoce como náusea inducida por quimioterapia, sin embargo,
el 20% de los pacientes experimentan náusea antes del tratamiento,
la que se conoce como náusea anticipatoria y está asociada a factores
psicológicos (Kamen et al., 2014).
Los estudios que utilizan tratamientos no farmacológicos para el
tratamiento de los efectos secundarios de la quimioterapia, básicamente
se centran en dos técnicas principales, que son la desensibilización sis-
temática y la hipnosis (Marchioro et al., 2000). La hipnosis ha demos-
trado ser un componente de tratamiento eficaz para problemas como
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Arnoldo Téllez, Teresa Sánchez y Leticia Jaime
Calidad de sueño
Los problemas de sueño se presentan muy frecuentemente en las
mujeres con cáncer de mama, debido en parte a lo agresivo del trata-
miento médico y síntomas colaterales de la quimioterapia (Furlani y
Ceolim, 2006). En ocasiones, estos problemas comienzan desde antes
del inicio del tratamiento, debido al estrés y ansiedad del diagnóstico.
Los problemas de sueño más comunes son el despertar temprano, difi-
cultad para dormir, despertares frecuentes, dolor, bochornos, levantarse
al baño y despertar con la sensación de no haber tenido un sueño de
buena calidad o reparador (Thomas, Bower, Hoyt y Sepah, 2010).
Se ha encontrado que la hipnoterapia es una técnica eficaz para
mejorar la calidad de sueño, disminuyendo la latencia de sueño, in-
crementando la duración y mejorando la eficiencia y calidad de sueño
global de las pacientes (Jaime, Téllez, Juárez, García y García, 2015),
incluso desde las primeras sesiones (Peynovska, Fisher y Oliver, 2005;
Jensen et al., 2012).
Contribuir al beneficio de la calidad del sueño en las pacientes con
cáncer de mama es importante, ya que además de ser un proceso restau-
rativo, es donde tiene lugar la secreción de la melatonina, hormona que
se relaciona con el fortalecimiento del sistema inmune y la inhibición del
crecimiento de las células tumorales, siendo un anticancerígeno natural
(Blask, 2009). Dormir bien también favorece el buen funcionamiento
cognitivo y emocional, además de facilitar la recuperación de los efectos
del tratamiento (Barichello, Sawada, Megumi y Fontao, 2009).
318
Capítulo 17
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Arnoldo Téllez, Teresa Sánchez y Leticia Jaime
Optimismo y autoestima
El optimismo es definido como la expectativa de que en el futuro
ocurrirán cosas positivas (Carver y Scheier, 2014). En pacientes con
cáncer es una variable de ajuste psicológico para fomentar estilos de
afrontamiento efectivos, que promueven el espíritu de lucha en el mo-
mento del diagnóstico y el tratamiento, disminuyendo el estrés, además
se asocia con el incremento de la supervivencia (Hodges y Winstanley,
2012; Shaheen, Andleeb, Ahmad y Bano, 2014).
En un estudio de para evaluar el optimismo relacionado a la salud
y a la calidad de vida en pacientes con cáncer de mama, se reportó
que los más optimistas tenían menos síntomas depresivos y un mejor
funcionamiento mental y social (Colby y Shifren, 2013).
Por su parte, la autoestima se ha definido como un sentimiento ge-
neral de valía, aceptación, bondad y respeto a uno mismo (Lyubomirsky,
Tkach y Dimatteo, 2006). Rector y Roger (1997) han encontrado que
las personas con alta autoestima presentan menos respuestas de estrés
ante situaciones aversivas comparado con las personas con baja autoes-
tima, indicando que la autoestima alta amortigua los efectos del estrés.
La autoestima en las mujeres con cáncer de mama se ve afectada por
el diagnóstico, el tratamiento de quimioterapia y especialmente por la mas-
tectomía (Carpenter y Brockopp, 1994), ya que se considera que la mama
femenina representa feminidad, maternidad y satisfacción sexual (Alonso-
Fernández, 2008). Las personas con autoestima alta pueden amortiguar
estos efectos negativos disminuyendo las emociones negativas tales como
el distrés, la ansiedad y la depresión, a través de mecanismos protectores
tales como recordar experiencias exitosas previas, y/o descalificando la
retroalimentación negativa. Además, la alta autoestima es una carac-
terística de personalidad relativamente estable, y provee de recursos
cognitivos para ayudar a afrontar situaciones difíciles, y se asocia a
una mayor estabilidad emocional, funcionando como un mecanismo
de defensa o ancla emocional (Cast y Burke, 2002).
Por su parte, Schroevers, Ranchor y Sanderman (2003) encontraron
que los niveles altos de autoestima se relacionan negativamente con la
depresión en mujeres con cáncer de mama, incluso el nivel de autoestima
predice significativamente los niveles de depresión quince meses después
del diagnóstico, concluyendo que la autoestima juega un papel crucial
en el bienestar en estas pacientes. Los autores sugieren que es necesario
que se considere incluir el fortalecimiento de la autoestima en mujeres
con cáncer de mama que presenten depresión.
320
Capítulo 17
Conclusión
El tratamiento del cáncer de mama requiere de una aproximación
biopsicosocial. La atención psicosocial es muy importante para mejo-
rar la calidad de vida relacionada a la salud en estas pacientes durante
todas las fases del tratamiento. Una de las técnicas psicológicas que han
comprobado su utilidad clínica es la hipnoterapia, reduciendo la ansie-
dad, depresión y distrés, fomentando el optimismo durante la biopsia
de mama. Durante el tratamiento, la hipnosis ayuda a disminuir los
síntomas colaterales como la fatiga, los bochornos, náuseas, vómito y
el distrés, así como incrementa el optimismo, la autoestima, calidad de
sueño y de vida en general. Aunque el uso de la hipnosis para prolon-
gar la vida todavía es un tema polémico, algunos datos indican que al
menos en pacientes con cáncer de mama ER-negativas se incrementa
el tiempo de supervivencia.
Por lo tanto, recomendamos el empleo de la hipnoterapia como
una alternativa terapéutica efectiva en el campo de la psicooncología,
así como continuar la investigación en esta área.
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Capítulo 17
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Capítulo 18
Doble vínculo en mujeres con
diagnóstico de trastorno límite
de la personalidad. Experiencias desde
la terapia estratégica breve
Luis de la Barra
Primeras impresiones
Desde los primeros encuentros sentí una empatía especial por
estos usuarios, que casi sin excepción, me resultaron interesantes y me
agradaron de forma personal. También me parecieron vulnerables y
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Luis de la Barra
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Capítulo 18
Conceptualización mínima
y presentación de los casos
Bajo la idea de que mi trabajo es usar el conocimiento en favor de
mis clientes, me permití disponer de unos conceptos que hicieran justi-
cia a estas experiencias, desarrollando mis comprensiones a partir del
involucramiento conjunto con ellos en las dificultades y casualidades
que los traían a terapia.
Sentí la fuerte impresión de que en cada caso, lo problemático se
correspondía con unas situaciones atrapantes y confusas, ya fuese en las
relaciones directas con ciertas personas, respecto a las ideas que com-
ponen el problema, o frente a las soluciones sugeridas por el entorno
y la terapia misma. De manera intuitiva comencé a probar el concepto
de doble vínculo, desarrollado por Gregory Bateson (1956), con el cual
se describen unas situaciones comunicativas tales, donde el individuo
es sometido a dos imperativos que son contradictorios, habiendo un
desbalance de poder tal, que no permitiría escapar o señalar el carác-
ter confuso de la situación o de las demandas requeridas. Otra forma
de expresarlo es identificando la naturaleza paradójica de la fórmula
comportamental que reside al interior de estas comunicaciones.
Debido a mi formación en terapia estratégica, me he acostumbrado a
explorar cómo funcionan los problemas por sí mismos en el presente, más
allá del porqué de su origen temprano, mis observaciones se concentran
333
Luis de la Barra
Caso 1
—Tengo que dejar de ser una mala mujer, pero si dejo de serlo, es
que entonces lo soy… así que tengo que ser mala para poder aún ser
buena—.
La primera situación corresponde a una cliente mujer que habría
sido infiel a su esposo en el período inicial de su relación, y a pesar
de que él había perdonado este desliz, durante los años posteriores de
matrimonio, mi cliente experimentó de forma continua sutiles aunque
lapidarios reproches por su anterior comportamiento. Con el tiempo
desarrolló un problema de dependencia al alcohol y otras conductas
problemáticas, incluidos cortes en los brazos y piernas, intentos de sui-
cidio y escándalos frente a su esposo cuando bebía. La actitud de toda
la familia, y en especial la de su esposo, fue la de comunicarle que debía
dejar de ser una «mala mujer» y comenzar a ser «buena», abandonar el
alcohol y asistir regularmente a la iglesia, cosa que la cliente intentaba
hacer, pero ciertamente también resistía, virando disociativamente de
regreso a sus comportamientos problemáticos. Discutir con su marido
estando bebida le hacía sentir en contacto.
Con ciertas reservas de cómo había sido descrito por la cliente,
cuando finalmente conocí a su esposo, este resultó ser tal cual como
ella lo describió: muy compuesto, muy probo y poco expresivo, siendo
mi cliente en cambio muy sensible, apasionada, aficionada a la poesía
y tenía un gusto por el arte y la iconografía oscura. Para la cliente
resultaba muy confuso que su esposo afirmara que la quería y que
la había perdonado, y que al mismo tiempo entregara unos mensajes
sutiles de enjuiciamiento y rechazo en especial durante los momentos
de intimidad. Esta sensación de no entender la realidad sobre ella mis-
ma (tradicionalmente señalado como un sentido de identidad frágil)
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Capítulo 18
Caso 2
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Caso 3
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Capítulo 18
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Capítulo 18
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Luis de la Barra
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344
Capítulo 18
345
5º parte
Problemas de pareja
Capítulo 19
El deseo. Ese oscuro
objeto de estudio
Reynaldo Perrone
Consideraciones preliminares
El hombre accedió a la experiencia del deseo desde que la conciencia
adviene a él, desde que fue capaz de pensar, de reconocerse como una
entidad diferenciada. Desde entonces está habitado por el deseo. Es
eso lo que lo hace complejo e imprevisible. ¿Qué es lo que sucede entre
hombres, entre mujeres y entre hombres y mujeres cuando están sujetos
al deseo? ¿Qué danza se dedican a bailar? ¿Qué vibración sensual los
motiva para el encuentro? ¿Qué sustancia secreta se quieren brindar?
¿Qué néctar oculto están buscando? ¿Cómo hacen para extraerlo del
otro? ¿Qué rituales practican para dárselo? ¿Por qué se embriagan con
el cuerpo amado? ¿Qué se ha comprendido de esta ebriedad sublime
y trascendente?
Las confidencias libran algunas respuestas Y revelan la dimensión
turbia del ser. En el fondo, detrás de las máscaras de circunstancia se
encuentra el inevitable deseo. Esta es, ciertamente, la experiencia fun-
damental, la motivación por excelencia, lo esencial del ser. La fuente,
el origen, el génesis, la raíz, la explicación de la vida y de la muerte.
El deseo es el blanco de todos los controles religiosos, morales,
éticos y la razón de todas las tentaciones, y eso sucede desde el origen
de los tiempos. El mandamiento ordena: «No desearás la mujer de tu
prójimo, no codiciarás su casa, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva,
ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca» (Deuterón).
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Capítulo 19
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Capítulo 19
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Capítulo 19
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Capítulo 19
El sentido de la seducción
La seducción es un conjunto de comportamientos utilizados in-
tencionalmente para provocar deseo. El objetivo de esa conducta es
despertar apetitos, esperanzas, focalizar la atención en el sujeto que
seduce. Es una transacción subjetiva con una promesa implícita de
recompensa para la persona objeto de la seducción. Se trata de activar
el deseo, atraer, encantar, con intenciones de realizar un intercambio
igualitario o de obtener un beneficio ultrajante.
La seducción implica una puesta en escena donde, de una manera
velada, se deja entrever un abanico de cualidades destinadas a interesar
al que se quiere seducir para incitarlo a ofrecer, abandonar, a ceder, lo
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Reynaldo Perrone
Consideraciones finales
La clínica del deseo no es un ejercicio habitual en las consultas
psicoterapéuticas, sin embargo, los individuos, y particularmente las
parejas, evocan frecuentemente la pérdida del deseo como causa de
conflictos, inquietud o dolor. Él aparece como una instancia inefable,
fugaz, difícil de fijar. Los relatos de relaciones extraconyugales hacen
358
Capítulo 19
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359
Capítulo 20
Infidelidad y reconciliación.
Una intervención sistémica breve
Felipe E. García
Angélica Guzmán
Walter Jara
Introducción
Definir qué es una infidelidad en la pareja es un asunto complejo,
en primer lugar porque los significados respecto a qué comportamientos
son constitutivos de una infidelidad varían dependiendo del momento
histórico, la cultura, la historia familiar o de valores y creencias indi-
viduales. Así, por ejemplo, para algunos una infidelidad sexual es un
hecho imperdonable y ejemplo máximo de comportamiento infiel, en
cambio para otros, involucrarse en una relación sexual con un tercero,
cuando no hay afectos comprometidos, no supone ninguna amenaza a
la estabilidad de la relación. Así mismo, el pensar en otra persona como
objeto amoroso puede ser un acto de infidelidad imperdonable o, para
otros, constituye solo una transgresión insignificante, mientras esto no
se traduzca en actos concretos.
Al parecer, todo tiene que ver con la violación de un pacto implí-
cito o explícito respecto a los límites del comportamiento con terceras
personas y, por lo tanto, lo que constituye una infidelidad es una co-
construcción de la pareja válido para ellos en ese contexto y en ese
momento, sin que necesariamente sea compartido por otros o por ellos
mismos en un momento distinto de la relación. Aun así, persiste la
dificultad que en cuanto regla implícita, signifique cosas distintas para
ambos miembros de la pareja, generando malentendidos y conflictos
que pueden terminar siendo irreconciliables.
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Capítulo 20
momentos en los que se habían sentido mejor el uno con el otro, o áreas
de su vida familiar que no habían resultado dañadas, como los valores
que habían transmitido a sus hijos.
Un momento relevante de la sesión ocurrió cuando la coterapeuta,
ante la confusión manifestaba por Mariana entre el amor y la rabia que
sentía hacia su pareja, les señaló que a veces las emociones ensombrecen
los sentimientos. En ese instante ella guardó silencio, sus ojos se llenaron
de lágrimas y respondió que eso era exactamente lo que sentía. De ese
modo, lo manifestado por la coterapeuta sirvió para reencuadrar su
experiencia emocional, pues sintió validada la presencia simultánea de
dos emociones aparentemente contrapuestas hacia José. El reencuadre
es una forma de intervención característica de la terapia estratégica
breve y que permite reubicar la situación experimentada en otro marco
conceptual y/o emocional, el cual resulta igual o más adecuado que el
anterior, modificándose con ello todo su sentido (Schaefer, 2013).
Al finalizar la sesión se les pidió realizar la tarea denominada
por De Shazer y su equipo como la «tarea fórmula de la primera
sesión» (De Shazer, 1991; García, 2013). Esta consiste en pedirle a
cada uno que descubra entre esta sesión y la próxima qué aspectos de
la relación o de su pareja querían que siguieran ocurriendo, es decir,
qué cosas no cambiarían en el otro o en la relación. Esta tarea busca,
por un lado, promover el surgimiento de una emocionalidad más
positiva en la pareja, además de posibilitar la atención hacia aquellos
aspectos menos afectados por el conflicto. Solicitarlo como tarea y
no como pregunta en sesión buscaba la modificación también de las
interacciones, pues les permitía estar atentos en la semana sobre qué
les gustaba del otro, interrumpiendo las pautas relacionales que los
llevaban frecuentemente a discutir y distanciarse. Se les pidió además
que anotaran sus descubrimientos, sin compartirlos con su pareja sino
hasta la próxima sesión.
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Felipe E. García, Angélica Guzmán y Walter Jara
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Capítulo 20
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Felipe E. García, Angélica Guzmán y Walter Jara
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Capítulo 20
Su experiencia podía ser útil a otras personas que vivieran una crisis
semejante y que se podían preguntar si era posible seguir adelante luego
de una infidelidad. Por este motivo, se les pide a ambos escribir una
carta en el que dieran cuenta de su experiencia y de sus aprendizajes,
y que les permitiera a otros conocer y aprender de su historia. En esta
carta no importaba ni la ortografía ni la redacción, debía ser escrita con
sinceridad y entregada a los terapeutas en la última sesión.
Carta José:
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Felipe E. García, Angélica Guzmán y Walter Jara
Carta Mariana:
«No es fácil esta tarea, pero espero poder decir aquí las cosas más
importantes o más útiles para quienes puedan llegar a leerla.
Cuando la angustia se apodera de uno es difícil mirar a los lados y
encontrar una salida, así estaba hace unos meses atrás, triste, angustiada,
cansada… pero no lo suficientemente cansada como para quedarme de
brazos cruzados viendo cómo mi hija comenzaba a recibir todo lo nega-
tivo de la situación. Así fue que decidí que las cosas no daban para más,
eran años tratando de mantener un matrimonio que según yo, estaba
terminado. Tomé valor y le dije a mi esposo que no había nada más que
hacer, esta relación se terminaba porque era lo mejor para todos. Era mi
decisión, no había pensado siquiera en lo que pensaba él y me sorprendió
su reacción. Sentí que con mis palabras lo había golpeado y aun así dijo
que me amaba. Pasaron unos días, comencé a orar, mi fe es que Dios oye
al corazón triste y humillado y así un poco más tranquila, pensé que quizá
aún había tiempo para nosotros como familia y me animé a proponer
que buscáramos ayuda, mi esposo aceptó de inmediato.
Afortunadamente, siempre hay alguien presto a ayudar y co-
menzamos una terapia. Pusimos nuestra confianza, primero en Dios
y luego en nuestros terapeutas. Cuando comenzamos fue triste para
mí, tuvimos que retomar temas que yo quería olvidar, porque ahora
entiendo que me habían dolido tanto, que siempre quise rehuirlos y
es que en verdad duele sentirse traicionada, eso era lo que yo sentía
cuando comencé a sospechar de que mi marido me había sido infiel,
me sentía menospreciada, no lograba entender «por qué» y me lo
preguntaba muy seguido, empecé a buscar en qué había fallado para
provocar que él quisiera estar con otra mujer, lloré mil veces de rabia,
de pena, me dolía el pecho y sentía que no merecía esto. Sin embargo
seguí adelante, por los hijos, por no causarles dolor a los demás, etc.,
siempre hubo una excusa para seguir, el problema era que la herida
permanecía y en cada conflicto afloraba todo.
Pero lo bueno estaba por venir y alguien me dijo que “el proble-
ma es el problema, no la persona”, y alguien también me dijo que
las emociones son intensas y muchas veces opacan al sentimiento, y
me preguntaron si yo aún amaba a mi marido y creo que el llanto que
372
Capítulo 20
Seguimientos
Conclusión
Hacer terapia de pareja no es fácil. Colaborar con una pareja
que desea resolver el daño producido por una infidelidad es aún más
costoso. Nosotros, los terapeutas, nos vemos muchas veces afectados
y arrastrados por una versión de los hechos en desmedro de la otra.
En cierto modo, eso es legítimo, no somos neutros y es imposible serlo,
pues tenemos creencias, valores y experiencias que nos hacen atender o
preferir ciertos discursos por sobre otros. Y en el tema de las relaciones
de pareja, la infidelidad, la pérdida de confianza y la ruptura siempre
tenemos una historia personal que contar. De ese modo, el terapeuta
involucrado en este tipo de problemas tiene que ser consciente de estas
disposiciones y sincerarlas, no para bloquearlas o negarlas, sino para
impedir que dichas opiniones, sin duda válidas, interfieran en lo que la
pareja desea para sí misma.
373
Felipe E. García, Angélica Guzmán y Walter Jara
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White, M. y Epston, D. (1993). Medios narrativos para fines terapéuticos.
Barcelona: Gedisa.
374
Capítulo 21
Psicoterapia de pareja centrada en
soluciones y emancipación femenina
Introducción
Es evidente el cambio del sistema de valores en la mujer boliviana
a partir de la promulgación del decreto supremo 21060 en 1985, que
permitió la libre contratación, ocasionando el despido masivo de tra-
bajadores. Consecuente con ello fue la emergencia con que las mu-
jeres se vieron obligadas a trabajar fuera del hogar. A partir de esa
época, los hogares enfrentaron transformaciones fundamentales en
las funciones tradicionales de las mujeres. Emergió la doble jornada
femenina: las mujeres estaban obligadas a trabajar en casa y fuera de
ella (Farah y Salazar, 2009). Los esposos mantuvieron sus esquemas
patriarcales, siendo incapaces de realizar labores domésticas (Levant y
Williams, 2009), por lo que las esposas tuvieron que ejercer como ma-
dres, amas de casa y trabajadoras (Deere, Alvarado y Twyman, 2012).
Los cambios de las funciones sociales y familiares en las mujeres
derivaron en la modificación de la identidad femenina. En una investi-
gación brasileña, por ejemplo, las mujeres mayores de cincuenta años
no valoraron a Madonna por su belleza y fama, sino porque representa
a la mujer que controla su vida (Da Silva y Andrade, 2014).
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Capítulo 21
1
El «prende» es una manera de vinculación erótica sin genitalidad entre los
jóvenes paceños. Se establece un romance por una noche sin que ello involucre
establecer una relación formal de pareja. No se formaliza la relación ni se
tienen relaciones coitales. Al día siguiente, la pareja fortuita no tiene ningún
compromiso afectivo con la otra persona.
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Estudio de casos
A continuación, presento el resumen de tres casos de terapia de
pareja centrada en soluciones. He cambiado los nombres de los clientes
y algunos datos para proteger su identidad.
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Gustavo (38) tiene un noviazgo con Beatriz (45) hace ocho años.
Gustavo tiene un hijo, Diego (15), de un matrimonio que duró menos de
un año. Por su parte, Beatriz tiene una hija, Camila (21), con la que vive.
Buscan ayuda terapéutica como pareja debido a los celos motivados por
una amiga íntima de Gustavo. La relación oscila entre la pasión erótica
y la pasión violenta, pues en varias ocasiones Beatriz golpeó a su novio.
Suelen separarse por algunos días y al reconciliarse hacen planes para
casarse. Al año de comenzar su relación decidieron vivir juntos, fue muy
difícil la adaptación de Gustavo por la presencia de Camila, a la par que
Beatriz no soportó la intromisión de la familia de Gustavo: la madre y el
hermano menor. Dos meses fueron suficientes para que Gustavo retornara
a la casa materna.
Beatriz trabaja en una institución financiera donde se siente a
gusto, tiene un grupo de amigas con las que sale a boliches todos los
fines de semana, además practica deportes con ellas. Gustavo hace un
año fue nombrado gerente de la empresa donde trabaja, mejorando
notablemente sus ingresos económicos.
Al inicio de la terapia, ambos concordaron en que el objetivo sería
esclarecer si se separan o se casan. Les pregunté si se trataba de una situa-
ción de «esto o aquello». Reconocieron que su relación es apasionada y
buena mientras no debaten sobre qué hacer con ella. Ella manifestó que
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Capítulo 21
Conclusiones
Los cambios sociohistóricos han incidido en el derrumbe de las
estructuras machistas, impulsando la lucha de las mujeres por la eman-
cipación de sus roles tradicionales. El alcance de la autonomía femenina
ha impactado en la estructura familiar y en el vínculo amoroso. El ma-
trimonio ha dejado de ser el destino inevitable del amor, ahora es una
alternativa supeditada a la equidad entre los convivientes.
Dentro de las formas de emancipación femenina se encuentra la
migración, situación socioeconómica que afecta a la familia, los hijos que
quedan y el padre suelen afrontar emociones de pérdida y abandono, es
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Bismarck Pinto
Referencias
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En busca de una relación
estable en la adultez joven:
una propuesta narrativa
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Capítulo 22
Por otra parte, existe una línea de investigación que sugiere la im-
portancia del apego en el proceso de búsqueda de pareja (Hammond y
Fletcher, 1991) y basan la capacidad de establecer relaciones vinculares
exitosas en patrones estructurales que varían en un rango de inseguridad
a seguridad del sujeto (Kirkpatrick y Hazan, 1994). Asimismo, hay
quienes plantean que el apego se relaciona, además, con caracte-
rísticas de la personalidad y todo ello con el bienestar subjetivo en
la relación de pareja (Costa, Oishi, Pereira, Wirtz y Esteves, 2013).
Como se habrá podido comprender hasta ahora, la mayoría de
las perspectivas que existen para explicar los pasos necesarios para
la conformación de una relación de pareja se basan en características
estructurales ajenas al control personal. Ello no quiere decir que no
exista otro acercamiento, relacionado con las habilidades sociales que
son posibles de desarrollas para mejorar el desempeño en la obtención
de pareja. Un interesante ejemplo de este aspecto puede encontrarse en el
libro Mating Intelligence. Sex, relationships, and the mind reproductive
system (Geher y Miller, 2008), en el que se revisan desde los estilos de
búsqueda de pareja, hasta las tácticas implementadas para conseguir-
la. Otro ejemplo es el artículo de Buss (2013), en el cual se revisan las
estrategias de búsqueda de pareja en una perspectiva histórica
A nuestro parecer, este último acercamiento supone una interesante
forma de abordar el problema, ya que no basa el funcionamiento de la
relación de pareja en variables estructurales inmodificables, sino más
bien permite una mejora y un entrenamiento en puntos débiles del sujeto
respecto a la búsqueda de pareja.
Si bien consideramos que dicho acercamiento es un buen comple-
mento para un trabajo psicoterapéutico con personas que presenten
dificultades en el ámbito de las relaciones de pareja, creemos necesario
aportar una perspectiva un tanto menos positivista y más relacionada
con las variables personales que están en juego a la hora de obtener
pareja. En el presente capítulo, se presenta el análisis de un caso re-
lacionado con la búsqueda infructuosa de una relación de pareja, de
cómo aquello constituye un problema significativo para la autoestima
de la persona y de las estrategias terapéuticas utilizadas para abordar
la problemática.
Basándonos en dicha experiencia, es que ejemplificamos un mé-
todo de intervención terapéutica en la cual desaparece la mayoría de
los supuestos estructurales presentados con anterioridad y aparecen
variables de tipo eminentemente narrativo, relacionadas con aspectos
de la percepción y consiguiente relación de la persona con el problema.
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Felipe Rodríguez y Nataly Torres
Orientación narrativa
El enfoque central que dirige el avance del proceso terapéutico es
la perspectiva de terapia narrativa de Michael White. Como menciona
White (2007), son las narrativas de nuestras vidas las que permiten
darles un significado a nuestras experiencias, y esa capacidad de crear
significados nos permite entender, darles forma a nuestras acciones y a
las ideas de quiénes somos cuando interactuamos.
En consideración a lo anterior, cuando las personas enfrentan
dificultades, estas se encuentran viviendo «historias dominantes» que
las restringen, pero que a su vez excluyen partes importantes de la
experiencia de la persona, lo cual puede llevar a la persona a realizar
definiciones negativas acerca de sí mismas y organizarse alrededor de
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Capítulo 22
Búsqueda de excepciones
Otra de las técnicas centrales, a nuestro parecer, en el trabajo
terapéutico que se presenta como ejemplo es la de la búsqueda de ex-
cepciones. Para encontrar historias alternativas, es importante indagar
excepciones, donde el problema no se haya encontrado presente o se en-
cuentre atenuado. Estas excepciones son ideas, conductas, percepciones
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Análisis de caso
Rita, paciente de veintidós años, llega por baja autoestima y sen-
timientos de inseguridad. Al preguntársele en qué nota la existencia de
dichos problemas, aparece, con mucho recelo, la importancia que tiene
para ella el hecho de estar sola y no poder establecer una relación sig-
nificativa con otro que le atraiga sexualmente. Comenta que no puede
establecer relaciones duraderas con personas del sexo opuesto, y que
habitualmente estos se relacionan con ella de forma casual y sin mucho
compromiso. Señala con cierta ilusión que le gustaría tener una relación
de pareja, y con mucho pesar el cómo se ha ido quedando sola a medida
que sus amigas han tenido éxito en esta tarea, a diferencia de ella. Al
preguntarle cómo se relaciona este hecho con su autoestima, menciona
que toda esta situación la hace sentirse fea, poco interesante y como «un
bicho raro». Comenta que en ocasiones prefiere pensar que realmente
no necesita estar con otra persona, y que se siente tonta porque el tema
tenga tanta importancia para ella, pero admite que no puede evitar que
sea un tema significativo que la deprima de forma habitual.
Cuando se le pregunta cómo sería su vida sin el problema, comenta
que sería una persona normal, que podría tener relaciones con otros y
encontrar una pareja adecuada. Señala que no pretende encontrar mari-
do, pero sí quiere ser capaz de establecer una relación estable y duradera
coherente a sus necesidades. Comenta que no sabe cómo hacerlo, y
que habitualmente recibe muchos consejos de sus amigas que sí tienen
relaciones de pareja, pero que dichos consejos no le sirven realmente.
En su historia de vida aparecen relaciones poco significativas con
duración máxima de uno o dos meses, en las que comenta haberse in-
volucrado «más de la cuenta», cosa que sus parejas le hacen notar por
medio de comentarios o conductas más o menos explícitas. Comenta
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Capítulo 22
que piensa que conoce puros patanes, pero al mismo tiempo también
establece que el problema no son los otros, sino que ella no puede en-
contrar a personas adecuadas.
Considerando las características del caso y la forma en la que la
paciente fue narrando las características principales de su problema, se
tomó la decisión de intervenir considerando tres variables principales:
el yo frente al otro, es decir, una perspectiva narrativa que contempla la
forma en que la paciente se ve a sí misma de modo relacional; un análisis
de las pautas interaccionales y las estrategias que la paciente solía utilizar
a la hora de relacionarse con el otro atractivo; y la perspectiva del otro
desde un punto de vista narrativo, considerando aspectos de su propia
narrativa que a menudo contrastaban con los dictámenes sociales que
aparecían a menudo a modo de consejos de sus amigas u otras fuentes
externas como películas o programas de televisión.
Cuando Rita plantea que su autoestima se encontraba muy baja
y que todo el tema de buscar pareja le producía mucha inseguridad y
dudas respecto a sí misma y sus virtudes, el primer impulso fue traba-
jar dicha autoestima como una variable personal, pero rápidamente la
perspectiva clásica de la autoestima individual a un modo de exclusiva
autoevaluación y autoconcepto fue insuficiente. Era necesario enfocar
el trabajo de la autoestima de un modo eminentemente interaccional,
puesto que sus problemas derivaban de la dificultad que tenía para
interactuar del modo que quería con otros atractivos. El primer acer-
camiento se realizó a través de preguntas circulares, tomando en con-
sideración la imagen previamente creada de un otro ideal. Se expone a
continuación un ejemplo:
2
Chilenismo que significa «complicada», «compleja».
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3
Chilenismo que se refiere a una persona que se desenvuelve con seguridad y
desplante
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Capítulo 22
R: «Bien, o sea las veces que he agarrado4 con alguien ha sido como
en esas circunstancias… pero han sido puros pasteles5, después no me
llaman o si me llaman no quieren algo serio».
T: «¿Con qué crees que tenga que ver eso?».
R: «No sé, yo creo que quizás es la instancia, como el carrete6,
cuando tú conoces a alguien en un carrete es como algo del momento
no más, entonces no te involucras más allá, no sé…».
T: «¿Has podido ser canchera en otra instancia que no sea un
carrete?».
R: «Sí, en la U para algunas actividades como la semana de la
carrera, de repente igual he andado como más prendida, cuando ando
como desinhibida como que me da lo mismo lo que piense el resto. Ahí
soy canchera».
T: «¿Cómo crees que te han visto las personas que te gustan en
esa instancia?».
R: «Diferente, o sea es una versión distinta de mí, y yo creo que les
llama más la atención, no sé. Igual después cuando me conocen mejor
se dan cuenta de que no soy tan canchera, que es la pura careta no más,
ya me ha pasado…».
T: «¿Se dan cuenta de que en el fondo eres más reservada?».
R: «Sí poh, como que al final no soy tan canchera como ellos pien-
san y soy más mamona, entonces después yo creo que por eso no están
ni ahí conmigo. No sé, si yo creo que al final me busco puros pasteles».
T: «¿Ha habido alguna vez en la que alguna de estas personas con
las que has estado, se haya dado cuenta de que eras reservada y no se
haya alejado?».
R: «Sí… (Se queda un rato pensativa). Sí, pero para que vea que
tengo mala suerte, porque se fue cuando llevábamos como un mes. Uy
no, si yo tengo mucha mala suerte (ríe) (…)».
T: «¿Cómo era esta persona?»
R: «Él era tierno, era como de mi onda, yo creo que al final también
actuaba, como yo, como que se las daba de canchero pero en el fondo
era más tranqui, y por eso nos llevamos bien, como que nos entendía-
mos nuestras ondas».
4
Chilenismo referido a establecer un encuentro sexual temporal, generalmente
no coital.
5
Chilenismo usado para designar a una persona llena de defectos que dificultan
establecer una relación.
6
Chilenismo que hace alusión a un encuentro social como fiestas, reuniones de
amigos, etc.
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Capítulo 22
Una vez exploradas nuevas áreas del problema, fue posible introdu-
cir perspectivas diferentes respecto a la idea original de problema, por
medio de un trabajo narrativo referido a la perspectiva de lo que ella
buscaba en la persona. Como se podrá ver en el diálogo, se utilizó una
metáfora que correspondía con los ideales personales de la paciente. Este
cambio se introdujo en las primeras sesiones, pero fue reforzado a lo
largo de la terapia completa, que tuvo una duración de ocho sesiones, y
es por ello que el diálogo presentado como ejemplo pone de manifiesto
una mayor compenetración y un mayor conocimiento de los intereses
y características de la paciente.
7
Chilenismo que alude a las personas tranquilas.
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T: «Quizás el hecho de que las personas con las que salgas sean
piolas puede ser algo importante para que funcione la relación».
R: «Sí, igual lo he pensado, y de hecho yo como que le gusto a la
gente piola, pero son demasiado pavos, como que no se atreven a hacer
nada o no sé, a mí me gusta que me conquisten, como que se la jueguen
por mí, y si yo no hago nada, al final ellos tampoco».
T: «¿Las personas que te gustan suelen jugársela más?».
R: «Al principio sí, pero después ya no, después cuando ya pasa
un tiempo al final no están ni ahí».
T: «Ah, claro, como que hay ciertas diferencias, al final la gente que
se la juega más al principio se la juega menos al final, pero ¿y la gente
que se la juega menos al principio?».
R: «Pucha, yo creo que se la juegan más después o no sé en realidad,
no he estado con mucha gente piola».
T: «Oye, y si tú fueras hombre, ¿qué clase de hombre serías, can-
chero o más piola?».
R: «La verdad es que sería piola, como dije antes, no me sale ser
canchera, soy más quedada».
T: «¿Y en qué mujeres te fijarías si fueras un hombre piola?».
R: «Probablemente en mujeres como yo, no sé, más piola igual…».
T: «Quizás detrás de algunos hombres piolas hay historias pare-
cidas a la tuya».
R: «Sí…».
T: «¿Por qué te gustan los hombres cancheros?».
R: «No sé, son más coquetos, o no sé, más seductores quizás».
T: «¿Son esas las características que prefieres en una pareja?».
R: «No sé si en una pareja en realidad, sí prefiero eso en una persona
que me gusta cuando lo conozco, pero en una pareja me gustaría que
fuera decidido y que tuviera una postura firme frente a algunos temas.
Y pienso que si es más canchero en eso, puede que tenga más firmeza
en lo otro también, no sé».
T: «Es decir, si el hombre que conoces te parece más coqueto o
galán, eso significa que tendrá más firmeza en otros temas que para ti
son importantes».
R: «No sé, yo creo en realidad, no sé si tendrá que ver, pero una
piensa que cuando alguien es encachado o simpático o galán, después
en la pareja tiene que ser de una forma especial».
T: «Claro, como que si se muestra con esas cualidades en una instancia
quizás tenga otras en otra instancia. Es como en el supermercado, todos
compramos las vienesas más rojas o las verduras más verdes».
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Felipe Rodríguez y Nataly Torres
Comentarios finales
Tal como se ha planteado en un principio, la terapia narrativa es
una respuesta que a nuestro juicio parece adecuada al problema que
plantea la formación y mantenimiento del vínculo amoroso. A través
del caso clínico hemos querido transmitir la aplicación práctica de los
conceptos teóricos que sustentan nuestra propuesta, que parece útil y
además necesaria para un tema que desde el punto de vista científico
abre aún muchas interrogantes respecto a su intervención.
El presente artículo pretende, con mucho, ser un primer avance en
torno al tema de la terapia narrativa orientada a la intervención clínica de
la problemática tratada. Sin duda carece de un sustento estadístico sólido
que permita generalizar los aspectos señalados respecto a la terapia en
este tema, y asimismo, consideramos que el caso presentado es uno cuyas
características se adaptaban de forma sólida a la teoría planteada, cosa
que podría variar drásticamente en otras intervenciones.
Si bien en este artículo se presenta el análisis de solo un caso clí-
nico, consideramos necesario señalar que fue seleccionado entre otros
similares que bien podrían haber reemplazado al utilizado. Con esto,
no queremos establecer que todos los casos puedan tratarse a la luz
de los mismos supuestos y el mismo enfoque de forma exitosa, mas sí
queremos dejar en claro que en la práctica clínica, los acercamientos
aquí mencionados han tenido buenos resultados.
Siendo un tema de una alta relevancia para las personas y que
afecta a un porcentaje significativo de la población joven en nuestro
país, tal como se estableció en la introducción del presente artículo,
consideramos que es necesario continuar realizando investigaciones
que signifiquen un aporte a la práctica clínica de esta problemática.
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Capítulo 23
Amores peligrosos
8
Etnia boliviana, comprende alrededor de 35.000 personas, se ubican princi-
palmente en el departamento del Beni: provincias Cercado, Moxos, Marbán y
Ballivián.
9
Etnia boliviana, comprende alrededor de un millón y medio de habitantes.
En Bolivia se encuentran en las zonas altiplánicas, actualmente han migrado
principalmente hacia las ciudades de La Paz, Oruro y Potosí.
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Capítulo 23
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Capítulo 23
419
Bismarck Pinto
420
Autores y coautores
Angélica Guzmán
• Psicóloga, Universidad de Las Américas, Concepción, Chile.
• Especialista en psicoterapia acreditada.
• Postítulo en terapia estratégica breve e hipnosis ericksoniana.
Beatriz Labrit
• Licenciada en Psicología, Universidad J.F. Kennedy, Buenos Aires, Argentina.
• Decana, Facultad de Psicología y Ciencias Sociales, Universidad de Flores,
Buenos Aires, Argentina.
• Especialista en psicoterapia de grupo.
Daniel Wilhelm
• Doctor y licenciado en Psicología, Universidad J.F. Kennedy, Argentina.
• Profesor adjunto, Cátedra de Psicoterapias Breves, UMSA, Argentina.
• Diplomado en Psicoterapia Ericksoniana, Instituto Milton H. Erickson, Ar-
gentina.
421
Felipe E. García
• Doctor, magíster y licenciado en Psicología, Universidad de Concepción, Chile.
• Académico, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Santo Tomás, Chile.
• Codirector, Centro de Estudios Sistémicos CESIST, Concepción, Chile.
Felipe Gutiérrez
• Licenciado en Psicología, Universidad Autónoma de Puebla, México.
• Maestría en Terapia Familiar, Centro de Investigaciones Psicosociales CRISOL,
Cuernavaca, México.
• Director y fundador del Centro de Terapia Familiar y de Pareja CEFAP, Puebla,
México.
Felipe Rodríguez
• Psicólogo, Universidad de Concepción, Chile.
• Magíster (c) en Psicología de la Salud, Universidad de Concepción, Chile.
• Postítulo en terapia estratégica breve e hipnosis ericksoniana.
Luis de la Barra
• Psicólogo, Universidad San Sebastián, Concepción, Chile.
• Postítulo en terapia estratégica breve e hipnosis ericksoniana.
• Docente postítulo en terapia breve, Universidad Santo Tomás, Concepción,
Chile.
Marcelo R. Ceberio
• Doctor en Psicología, Universidad de Barcelona, España, y Universidad John
F. Kennedy de Buenos Aires, Argentina.
• Director académico e investigación, Escuela Sistémica Argentina, Buenos Aires.
• Director del Doctorado en Psicología, Universidad de Flores, Buenos Aires,
Argentina.
Marina Gómez
• Licenciada en Medicina, Universidad de Sevilla, España.
• Psiquiatra, Hospital Carlos Haya de Málaga, España.
• Supervisora docente, Escuela de Terapia Familiar C.E.T.Re.S. de Málaga,
España.
422
Marta Campillo R.
• Licenciada en Psicología, State Univeristy of New York at Stony Brook, Es-
tados Unidos.
• Maestrías en Psicología, Northeastern University, Estados Unidos, y UAM-
Xchimilco, D.F. México.
• Directora del Centro de Atención Psicológica a la Familia, Xalapa, Veracruz,
México.
Margarita Dubourdieu
• Doctora en Psicología, Universidad CEU San Pablo, Madrid, España.
• Académica, Universidad Católica del Uruguay, Montevideo.
• Miembro fundador y honorífico de la Asociación Latinoamericana de Psico-
terapias Integrativas (ALAPSI).
Nataly Torres
• Psicóloga, Universidad San Sebastián, Concepción, Chile.
• Postítulo en terapia estratégica breve e hipnosis ericksoniana.
• Diplomado en Apego e Intervención Temprana, Universidad del Desarrollo,
Concepción, Chile.
Reynaldo Perrone
• Psiquiatra, psicoterapeuta y terapeuta de parejas.
• Ex profesor de la Universidad Pierre Mendez-France, Grenoble, Francia.
• Director de estudios en el Institut de formation et d’application de thérapies
de la communication, Lyon, Francia.
Ruperto Charles
• Licenciado en Psicología, Universidad de Monterrey, México.
• Doctor en Consultoría de Sistemas Humanos, Centro de Crecimiento Personal
y Familiar, Monterrey, México.
423
• Fundador y director del Centro de Crecimiento Personal y Familiar, Monterrey,
México.
424
Este libro se terminó de imprimir
en los talleres digitales de
Reynaldo Perrone
ISBN 978-956-01-0523-3